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EDICIÓN 1.029 DOMINGO 29 DE JULIO DE 2012 MANIZALES - COLOMBIA creación y vida Cuerpos: entre natura y cultura Mauricio Vera Sánchez El sueño de Hipatia de Alejandría Alfonso Gómez Echeverri Simón Bolívar y Josefina Machado Alfredo Cardona Tobón IMPRE(CI)SIONES Concierto del 20 de julio Camilo Gómez Gaviria Afiche conmemorativo del centenario del nacimiento de Lucho Bermúdez EN LOS CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO Lucho Bermúdez, embajador del trópico Álvaro Gärtner PORTADA - FOTO|TOMADADE FERROCARRILENLABOTELLA.BLOGSPOT.COM|PAPEL SALMÓN
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Papel Salmón, 29 de julio de 2012

Mar 10, 2016

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Papel Salmón, 29 de julio de 2012
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Page 1: Papel Salmón, 29 de julio de 2012

EDICIÓN 1.029 domingo 29 DE julIo DE 2012 MaNIzalEs - ColoMbIa

creacióny vida

Cuerpos:entre natura

y culturaMauricio Vera Sánchez

El sueñode Hipatia

de AlejandríaAlfonso Gómez Echeverri

Simón Bolívary JosefinaMachado

Alfredo Cardona Tobón

Impre(cI)sIones

Conciertodel 20 de julio

Camilo Gómez Gaviria

Afiche conmemorativo del centenariodel nacimiento de Lucho Bermúdez

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LuchoBermúdez, embajador del trópico Álvaro Gärtner

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Page 2: Papel Salmón, 29 de julio de 2012

2 | |3PENSAMIENTO| domingo 29 DE julIo DE 2012 domingo 29 DE julIo DE 2012 |CONOCIMIENTO

La mirada establece un puente umbilical con los modos en que nos apropiamos, expresamos e interpretamos el mundo. Las neurociencias no solo se ocupan del ver sino también del mirar. Abordaje.

Mauricio Vera Sánchez* Papel Salmón

Si las ciencias naturales -plantea Fer-nando Vásquez en su corto y esclare-cedor ensayo Más Allá del ver está el mirar- nos han mejorado las limita-ciones de nuestro ver, son las cien-

cias de la cultura las que han conquistado y legitimado las diversas formas del mirar. Ver -afirma- es reconocer; mirar es admiramos. En-tender los acoplamientos entre el cuerpo como entidad biológica y el cuerpo como identidad (es) y construcción cultural; los ojos como dis-positivos biomecánicos que permiten el ver y los mismos ojos como posibilidades estéticas que permiten mirar, resultan ser escenarios de encuentro de los estudios de la neurociencias y las ciencias sociales sobre los cuales discernir conjuntamente en torno a los fenómenos cultu-rales, sociales y estéticos.

La mirada como puenteAtada inexorablemente al cuerpo, la mirada

establece una suerte de puente umbilical con los modos en que nos apropiamos, expresamos e interpretamos el mundo, y los modos en que éste entra -a través de los ojos y los sentidos- para habitar nuestro cuerpo. Es la lucha entre lo dado y lo creado, la tensión entre natura y cultura la que nos redefine permanentemente en el tiempo. Lo que la naturaleza no nos ha dado lo convertimos en mirada, refiere Vás-quez, por tanto, es en y desde ella donde se instaura el principio estético y de configura-ción de lo cultural.

El nuevo encuadre epistemológico entonces, esbozaría un descentramiento de las explica-ciones puramente positivistas o puramente hermenéuticas, auto referenciadas a una única manera de construir conocimiento disciplinar, para abrir paso al entrecruzamiento de verifi-caciones y nociones del comportamiento bioló-gico del cuerpo y de las cimentaciones que los estudios culturales y sociales dirigen hacia su entendimiento. En doble vía, las neurociencias no solo se ocupan del ver –en el sentido meta-fórico esencialmente con el que se ha referen-ciado hasta ahora este concepto- sino también del mirar; las ciencias sociales y de la cultura de forma similar, trascienden el mirar, para acer-carse a las comprensiones del ver.

eL estudio deL cuerpoEn el cuerpo, como bisagra adentro/afue-

ra, se efectúan los procesos de evaluación del mundo exterior, cuerpo como todo que se re-hace permanentemente y que contiene y extiende esta relación de exterioridad a través de los senti-dos y en la conciencia, categorías familiares tanto a los estudiosos del cerebro como de la mente.

El estudio del cuerpo, y en él los sentidos, las emociones, el cerebro, la mente, es entonces la metáfora en la que se conjuga con mayor cla-ridad hoy el nuevo e inquietante paradigma de las neurociencias, que junta las preguntas

“No sé lo que puedo parecer al mundo; pero para mí mismo, sólo he

sido como un niño jugando a la orilla del mar, y divirtiéndome al hallar de vez en cuando un guijarro más suave o una concha más hermosa que de costumbre,

mientras que el gran océano de la verdad permanecía sin descubrir ante mí”.

Isaac Newton. (1642-1727)

Alfonso Gómez Echeverri* Papel Salmón

Hipatia se apeó de su coche frente a la majestuosa bi-blioteca de Alejan-dría; su ingreso al

establecimiento, siempre esta-ba precedido por el despliegue inusitado de los transeúntes, situación que ella aceptaba in-dulgentemente como precio a su fama; era común para una ciudad cosmopolita como Ale-jandría, que se viera deambular por doquier, griegos, árabes, sirios, hebreos, persas, nubios, fenicios, italianos; galos e íberos intercambiando conocimientos y mercancías; marineros feni-cios, soldados romanos y merca-deres judíos.

Al cruzar la espaciosa sala central, un gesto de aprobación complaciente proyectó su ima-gen de gran belleza otoñal en el estanque central, para luego fijar su mirada en dos espléndi-das pinturas: Alejandro Magno con tocado faraónico, sostenien-do en sus manos el gancho y mayal como signos de autori-dad, y Serapis el Dios sincréti-co griego-egipcio, sujetando su cetro, mientras Cerbero, el perro de tres cabezas del mundo sub-terráneo, vigila a sus pies. Balco-nes y corredores soportados por columnatas de mármol, armoni-zaban el conjunto imprimiéndo-le grandeza y colorido.

Luego de franquear un estre-

consIderada la prImera mujer cIentífIca de la hIstorIa

el sueño de hipatia de Alejandría

cho pasillo, se internó en una de las salas atiborradas de armarios con pequeñas celdas, en donde reposaban cientos de rollos de papiro debidamente clasifica-dos. Presa de una idea obsesiva, no dudó en dirigirse a la estan-tería de sus autores preferidos, aquellos que florecieron del año 600-200 a. C.: Tales, Anaximan-dro, Pitágoras, Anaxágoras, Em-pédocles, Hipócrates, Demócri-to, Platón, Aristóteles, Euclides, Aristarco, Arquímedes, Eratós-tenes e Hiparco.

Recordó el sueño de la no-che anterior: una luz etérea se tornaba en imágenes, cuando el verbo fluía de los labios de sus interlocutores; se sintió libre de ataduras, ahora había traspasa-do el umbral espacio-tiempo, y esos venerables sabios jónicos, de los cuales había asimilado tantos conocimientos, se ha-cían presentes, solo bastaba su voluntad para emprender la aventura del conocimiento. De-mócrito, emergiendo del núcleo de un átomo, reveló a Hipatia el método para desarrollar la matemática como una forma dinámica de pensamiento; un esbozo del cálculo infinitesimal, herramienta fundamental para comprender el mundo, le fue re-velado cuando imaginó el volu-men de una pirámide como una cantidad enorme de placas muy finas una encima de otra, y cuyo tamaño disminuía de la base hasta el vértice. Pitágoras ex-plicaría a Hipatia que las solas cifras que él predicara como el lenguaje de la naturaleza, tenían que incluir cifras para describir el tiempo y agregó: las leyes de la naturaleza deben convertir-se en leyes del movimiento; así la propia naturaleza dejaría de ser una serie de cuadros estáti-cos, para transformarse en un proceso móvil. Hiparco mos-

tró una imagen dinámica de la Galaxia Vía Láctea, indicando en uno de los brazos en espiral, la ubicación del Sistema Solar, sede del albergue transitorio de la especie humana. Hipatia rememoró en su sueño el proceso de intelección que se había dado en el tiempo, desde que Tales propusiera que la Tie-rra era una esfera, Eratóstenes midiera su circunferencia, Aris-tarco definiera que el centro del sistema planetario estaba en el sol y no en la Tierra, e Hiparco aseverara que las estrellas como el Sol tenían su propia génesis: nacen, se desplazan lentamente en el transcurso de los siglos y al final perecen. Hipatia sabía de las peripecias vividas por Anaxágoras, cuando su ma-nuscrito tuvo que circular clan-destinamente por considerar-se una doctrina peligrosa, allí establecía que la luna brillaba con luz reflejada, ideando en consecuencia una teoría de las fases de la Luna. Claudio Tolo-meo no se había hecho presente en la escena onírica; el sistema geocéntrico por él propuesto no admitía discusión, el ímpetu del misticismo lo mantuvo incólu-me durante 1.500 años, a pesar de que la disposición correcta de los planetas girando alrede-dor del sol se conocía 280 años a. C. Luego Hiparco en un emotivo gesto final, obsequió a Hipatia un brazalete de oro y plata como símbolo apoteósico de la muerte de una Supernova, y señalando una celda específica agregó; ¡he ahí el papiro del mayor secreto guardado por la naturaleza; la relación entre sí que guardan las cuatro fuerzas cósmicas! Hipar-co haciendo uso de una de ellas, abrazó a sus demás compañeros y reentrando en el espacio-tiem-po, desactivó las cargas eléctri-cas hundiéndose en forma de

polvo fino e invisible.Hipatia había tenido una jor-

nada agotadora; su cátedra pre-dilecta, “La aritmética de Dio-fanto”, congregaba cada vez más discípulos, y sus compromisos agotaban su precioso tiempo disponible; añoraba un buen descanso. A la salida de la Gran Biblioteca, y cuando se disponía a tomar el coche, fue arrebata-da de las manos de su esclavo, que intentaba protegerla de una turba fanática enfurecida, que manipulada por los titiriteros del orden institucional, le propi-ciaron una muerte cruel. Era el precio que pagaba una mujer li-bre tildada de pagana, que había mantenido su entereza intelec-tual al margen de las veleidades que le deparaba su cercanía con el poder.

Con la muerte de Hipatia (415 d.C.) y el lento proceso de de-gradación, que llevo a la Gran Biblioteca de Alejandría a su extinción, se inhumaba un pre-

cioso legado de información y conocimiento de cientos de años de memorias, ideas, investiga-ción y descubrimientos. El mun-do se sumergió en un profundo sopor de más de 1.000 años. Esa línea de pensamiento del libre examen, fue vulnerada y me-noscabada.

¿Acaso la realidad de los viajes interestelares no sería un hecho en nuestro tiempo, si el espíritu jonio no hubiese sido subyugado?

ADENDASolo hasta el siglo XVII Isa-

ac Newton y Gottfried Leibniz, trabajando por separado, conci-bieron el cálculo infinitesimal.

Existen cuatro fuerzas en el Universo: gravitacional, electro-magnética, nuclear fuerte y nu-clear débil. Hiparco en el relato, comprometió la fuerza electro-magnética

*[email protected]

FOTO|TOmADA De http://arteandhistoria.files.wordpress.com|papel sALmón

Hipatia cultivó varias disciplinas: filosofía, matemáticas, astronomía y música.

el estudIo del cuerpo y las neurocIencIas

sociales con las naturales para densificar el co-nocer del hombre y los hombres; del yo y nos-otros. Es el cuerpo la apertura, el umbral entre lo interior y lo exterior, el reflejo de los otros cuerpos, el que marca un territorio subjetivo, no para ensimismarse sino para sujetarse a los demás cuerpos y desde allí diferenciarse en su singularidad.

No son ajenos a este paradigma objetos de estudio de las neurociencias que transitan con energía investigativa inquietante como la per-cepción -individual/social-, las teorías de la mente, el entendimiento de las emociones aje-nas y la auto regulación, los procesos sicológi-

cos superiores que van desde el pensamiento, los lenguajes, la toma de decisiones, las actitu-des y la imitación, las representaciones socia-les. El abordaje trans e interdisciplinar de estas provocadoras cuestiones es el vehículo menos inseguro que las epistemologías contemporá-neas no pueden dejar de tomar para avanzar por caminos arriesgados, novedosos, creativos en la maneras de producir teorías y orientar praxis

*Decano de la Facultad de Diseño, Comunicación y Bellas Artes de la Fundación Universitaria del Área Andina, de Pereira.

Cuerpos:

entre n at u ra y c ult ura

FOTO|TOmADA

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BP.BLOgsPOT.

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el hombre de Vitruvio. Leonardo da Vinci.

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|54|ANIVERSARIO | | ANIVERSARIOdomingo 29 DE julIo DE 2012 domingo 29 DE julIo DE 2012

El músico y compositor costeño se nutrió de las músicas autóctonas de la Costa Atlántica, las adaptó a las orquestas de salón y las dio a conocer en todo Colombia y el continente americano. Semblanza.

Álvaro Gärtner* Papel Salmón

Podría parecer exa-gerado quien afirme que Lucho Bermúdez es uno de los grandes desconocidos de la

y de la Base Naval. En esa época escribió un danzonete elemental dedicado a dos tíos suyos, músi-cos y borrachones que siempre andaban juntos: Doble cero.

Ya en ese entonces destacaba como buen músico, tanto que el maestro José Pianeta Pitalúa, pionero del porro y de los sones costeños, lo puso a dirigir su orquesta A No 1. Así Lucho se vinculó con Radio Cartagena y colaboró para las primeras gra-baciones de discos en Colombia, hechas en Emisoras Fuentes, a fi-nales de los años 30. La primera fue un porro suyo en homenaje a un tradicional barrio cartagene-ro: Marbella.

Por esa época, durante un via-je a Barranquilla Bermúdez se hizo amigo del italiano Guido Perla, director de la Atlantic Jazz Band. Camino a casa de la novia de éste los dos músicos se toma-ron sus tragos y llegaron en tal estado que la muchacha les tiró la puerta en las narices. Este epi-sodio dio pie a otro porro famo-so: Borrachera.

Ya en ese entonces, Lucho Bermúdez estaba claramente dedicado a hacer orquestaciones académicas de las músicas au-tóctonas de la Costa Atlántica, con lo cual éstas entraron pri-mero a los salones de baile de la sociedad costeña y luego se dis-persarían por las geografías na-cional y continental. Es el caso de un mapalé que en 1938 el músico escribió, con letra del intelectual Ramón de Zubiría, inspirados en un baile popular al que habían asistido la víspera: Prende la vela.

El año siguiente, Bermúdez de 27 años de edad fundó su Orquesta del Caribe. Todavía permaneció unos años más en la costa, pero ansioso de ampliar sus horizontes musicales via-jó a Bogotá. Así, los bogotanos escucharon por primera vez la cumbia y el porro, y se entusias-

maron. Desde la capital fueron difundidos al resto del país a través de la incipiente industria radial.

En 1944 firmó contrato con el Club Metropolitano, que funcio-naba en un sótano en la Avenida Caracas. A los seis meses envió por Leda y el hijo de ambos. Sin embargo, ella no se adaptó al frío bogotano y regresó vivir a Car-tagena. Para ese entonces, Lucho había conocido a la cantante to-limense Matilde Díaz, vocalista de la orquesta de Emilio Sierra. Resuelto a llevársela, organizó un concurso que ganó Matilde con una composición del orga-nizador, titulado El veneno de los hombres.

Fue tal el entusiasmo de Lu-cho con su nueva vocalista, que luego afirmaría que la prime-ra cantante femenina de su or-questa había sido Matilde Díaz. Olvidó que primero estuvo la barranquillera Carmencita Per-nett, de quien Matilde reconoció haber aprendido a cantar porros. Y la admiración se transformó en amor. Con Leda en Cartage-

reja se casaría por lo civil en Bue-nos Aires cuatro años después.

Entretanto, la orquesta hacía las delicias en las fiestas del pres-tigioso Hotel Granada, donde resonaban cumbias, fandangos, porros, mapalés y gaitas. Allí se popularizó y fue grabado por primera vez el porro que más fama dio a Lucho Bermúdez, que luego grabó diez veces: Carmen de Bolívar.

eL finaL de La orquestaMatilde Díaz llegó a ser tan

admirada que se tiende a pensar que fue la única cantante de la Orquesta del Caribe. Sin embar-go, alternaba con Cosme Leal, cartagenero e hijo del profesor de armonía de Lucho, quien per-teneció al grupo desde su funda-ción y fue también conguero y maestro de ceremonias.

En ese tiempo entró en escena el costeño Plinio Guzmán, estu-diante de medicina que vivía en la misma pensión de Bermúdez. Allí atendía a los músicos de la orquesta de éste y se hizo conse-jero y amigo del director, tanto que años más tarde fue padrino de Gloria María Bermúdez, la hija de Lucho y Matilde. Fue tan grande la amistad entre artista y galeno, que una gaita lleva el nombre de éste.

Guzmán también era músico. Con su hermano Hernando con-formó dueto bambuquero y fue autor de las letras de los porros Nochebuena y Caracolí. También de la de un bolero de Lucho, que fue famoso en la voz del argenti-no Leo Marini: Añoranza.

Contra todo lo esperado, la Or-

questa del Caribe pasó de moda en Bogotá. Los contratos comen-zaron a escasear y los músicos a retirarse. La Orquesta Ritmos de Rafael Bolívar tomó su sitio en el Hotel Granada, pero la dirigía Lucho Bermúdez y cantaba Ma-tilde Díaz.

Por esa época, ésta aprovechó la presencia en Bogotá del trío Los Norteños, conformado por Víctor Romero, Luis Uribe Bueno y Luis Lizcano, para estrenar dos pasillos de Bermúdez, titulados Pasión y Dos almas unidas.

Hacia Buenos airesA comienzos de la segunda

mitad de los años 40, Lucho Ber-múdez era el músico colombia-no más reconocido. En 1946, di-rectivos de la firma J.Glottmann, representante en Colombia de la RCA Víctor, lo enviaron con Ma-tilde para Argentina a grabar sus composiciones. Ya allí vivía el compositor y director de orques-ta caucano Efraín Orozco.

En Buenos Aires consiguieron músicos de las orquestas de Eu-genio Nóbile y Eduardo Armani, las cuales ya habían grabado te-mas colombianos. La del segun-do grabó unos 60 y aunque Lu-cho dirigió la orquesta no figuró porque se lo impedía el sindicato argentino de la música. Por esa razón el porro Santa Marta apa-rece como de Nóbile, pero es de Crescencio Salcedo.

Bermúdez enseñó a directo-res argentinos de orquesta como Eduardo Armani, Eugenio Nó-bile, Américo Belloto (padre de Miguel Varoni) y Feliciano Brunelli, cómo se toca y baila la

cumbia, pues ellos le daban rit-mo de marcha. Luego les dedicó el porro Buenos Aires. Y tan bue-nos discípulos resultaron, que después el compositor Domingo Fabiano Monferrato, más conoci-do como Don Fabián, escribió un tema inmortal: Cumbia que te vas de ronda.

Desde Buenos Aires, la obra de Lucho Bermúdez empezó a ser difundida en América La-tina. Y gracias a ella surgió la cumbia argentina, que hoy está muy arraigada.

En julio de 1947 la pareja re-gresó a Bogotá, donde el músico se decepcionó al notar que sus éxitos en el extranjero no fueron apreciados en el país. Aunque recibió oferta de hacerse cargo de la Orquesta Ritmos del Ho-tel Granada, prefirió formar una nueva con músicos de la talla de Luis Uribe Bueno, Gabriel Uribe y Álex Tovar, quien había sido solista de la Sinfónica de Berlín. Se llamó Orquesta de Lucho Ber-múdez. En esa época éste hizo amistad con Jorge Eliécer Gaitán, a quien le compuso el porro A la carga, que fue el himno de su ma-lograda campaña presidencial.

Los años dorados de medeLLín

En marzo de 1948 directivos del Club Unión se llevaron a Lucho Bermúdez, Matilde y sus músicos para Medellín. Menos Álex Tovar, quien se quedó en Bogotá dirigiendo la orquesta del Hotel Granada y fue cuando compuso Pachito Eché, dedicado

historia de la música colombia-na, pero no lo es. La imagen que se tiene de este gran compositor e intérprete es insuficiente ante la magnitud de su obra artísti-ca y, en especial, de sus alcances como divulgador del folclor de la Costa Atlántica. Ni siquiera el que este 2012 haya sido señala-do como Año de Lucho Bermúdez, para conmemorar el centenario de su nacimiento, ha servido para tener una imagen suya más o menos completa.

Hay que remontarse, enton-ces, cien años atrás: Luis Eduar-do Bermúdez, hijo de español, fue poeta, historiador y rector

Lucho Bermúdez, embajador del trópico

En LoS CiEn AñoS dE Su nACiMiEnto

blo. Éste compró al niño de seis años un flautín, y tres meses des-pués el muchachito tocaba en él. Cuando tenía nueve lo enviaron a Aracataca donde aprendió a tocar trombón, trompeta y saxo-fón, y se vinculó con la banda municipal. Para despedirse de su mamá, le compuso el vals Lágri-mas de una madre, que nunca fue grabado.

Desde Aracataca el joven Ber-múdez siguió para Santa Marta a estudiar en el Liceo Celedón. Apenas cumplió los 14, entró a la banda del Batallón Córdoba. Aprendió a tocar casi todos los instrumentos, pero le encantó el clarinete, pues un compañero lo había estudiado en Francia y le dio clases de armonía durante cinco años. Entretanto, el adoles-cente se enamoró de una niña, María Luisa Gómez, a quien compuso el famoso pasillo Tus recuerdos.

Al mismo tiempo, parte de la banda del batallón conformó un conjunto que amenizaba las fiestas de los pueblos. En ellas Bermúdez conoció la caña de mi-llo que tocaban los campesinos, cuyo sonido comenzó a imitar con el clarinete.

Pero en 1928 estalló el Con-flicto de las bananeras y la pobla-ción civil rechazó a los militares, quienes suspendieron las retre-tas y liquidaron las bandas en 1931. Lucho regresó a Aracataca, donde conformó la Banda Santa Cecilia. Luego volvió a El Car-men, donde se ennovió con su prima Leda Montes, con la cual contrajo matrimonio en 1935. El novio tenía 23 años.

pudo más La músicaCon el dilema de escoger en-

tre los negocios de la familia de su esposa y la música, Lucho Bermúdez fue a Cartagena, don-de fue contratado como arreglis-ta de las bandas Departamental

de la Universidad de Cartage-na. Casó con Isabel Acosta de 13 años de edad, con quien se radicó en el Carmen de Bolívar, situado a dos horas de Cartagena. Allí, cuando ésta tenía 15, tuvo su se-gundo hijo el 25 de enero de 1912, al que bautizaron Luis Eduardo. Pero el padre murió dos años después, dejando una viuda de 17, que pasado un tiempo casó de nuevo y dejó el niño al cuidado de la abuela.

El chico, a quien todos llama-ban Lucho, tuvo su primer con-tacto con la música a través de su tío abuelo José María Montes, quien dirigía la banda del pue-

na, nada impidió la relación en-tre Bermúdez y Matilde, quien se había separado de su esposo el locutor Alberto Figueroa. La pa-

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La formación musical de Luis eduardo ‘Lucho’ Bermúdez empezó a los seis años tocando el flautín.

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Lucho Bermudez compuso porros, cumbias, mapalés, gaitas, porros, merengues, joropos, pasillos y experimentó con géneros de otros países.

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Lucho Bermúdez fundo la Orquesta del caribe a los 27 años de edad.

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|76 | |HISTORIAdomingo 29 DE julIo DE 2012 domingo 29 DE julIo DE 2012ANIVERSARIO |

Se conocieron en Caracas. Pepita ejerce una influencia singular sobre Bolívar. La tropa la llamaba Doña Pepa y la respetaba. Siempre estaba al lado de los combatientes como intendente y como enfermera.

Alfredo Cardona Tobón* Papel Salmón

El 4 de agosto de 1813 Bolívar entró a Caracas en medio de la aclamación de los notables mantuanos, y de 12 bellas jovencitas vesti-das de ninfas que lo coronaron y le hicieron guardia hasta el templo de San Francisco,

donde se ofició un solemne Te Deum.En el sagrado recinto las miradas del guerrero se

encontraron con los hermosos ojos de una ninfa de tez morena clara, hermosas facciones y cuerpo escultural, y de inmediato el amor y el deseo nacieron en sus co-razones. Esa noche Josefina Machado, o Pepita como la conocían en Caracas, asistió a un sarao en la casa del Libertador y en medio del baile y las copas surgió un romance que no aprobó doña Antonia que quería una mantuana distinguida para su hermano Simón y no la hija natural de un canario cultivador de cacao.

destinos cruzadosEn 1814 negros nubarrones se cernían sobre Cara-

cas; los realistas amenazaban en todas las direcciones y Bolívar, temeroso de un levantamiento, en febre-ro ordenó ejecutar a los españoles que estaban en la cárcel de la Guaira: la información oficial señala la decapitación de 518 prisioneros, pero fueron casi mil los asesinados, incluyendo a 21 enfermos que se en-contraban en el hospital.

Los españoles atizan una guerra de clases; hordas llaneras seguidoras del rey triunfan en La Puerta, en San Mateo y La Victoria, y a paso arrollador se acercan a Caracas cometiendo todo tipo de villanías. Como no es posible frenar el avance realista, las tropas de Bolívar abandonan la capital venezolana seguidos por más de 20 mil personas aterradas ante la llegada de la gente de Boves y de los bandidos de Francisco Rossete.

El 6 de julio de 1814 empieza el éxodo hacia el Oriente en una caravana compuesta en gran parte por mujeres ancianos y niños, muchos de quienes morirán de ham-bre, de cansancio o víctimas de las alimañas y de los torrentes desbordados. Al lado de Bolívar va Pepita, la mujer que no compartirá las victorias del Libertador y sufrirá a su lado los trágicos días de derrota.

A los 23 días, la caravana llega al puerto de Barcelona (Venezuela) bajo la andanada de plomo de los barcos es-pañoles surtos en la bahía; los más afortunados se em-barcan y encuentran la salvación en las islas antillanas; el resto se dispersará en la selva. Bolívar, sus oficiales y algunos soldados se dirigen a Jamaica, y Pepita y su madre encuentran refugio en la casa de un amigo del Libertador en la isla danesa de Saint Thomas.

Fueron dos larguísimos años de ausencia, durante los cuales Pepita esperó con ansia el reencuentro con su amado. El 31 de marzo de 1816 Bolívar sale de Hai-tí con la primera Expedición de los Cayos rumbo a la costa venezolana y llama a Pepita perdiendo un tiempo precioso, que según sus oficiales, malogró el factor de sorpresa.

la mujer que no compartIó las vIctorIas del lIbertador

simón Bolívar y Josefina machado

más sinsaBoresCerca a la isla Margarita el buque donde viajaba Bo-

lívar aborda un navío español y Simón, sable en mano, combate como cualquier pirata. Entre tanto, Pepita res-guardada en su camarote, llena de angustia y temor, oye los tiros, el choque de las armas blancas y las mal-diciones de los heridos. Al fin cesa la lucha y Bolívar descamisado y sudoroso se acerca a Pepita que con un grito de júbilo lo abraza y lo colma de besos.

La Expedición a la costa venezolana fracasa, los ofi-ciales se insubordinan y culpan a Bolívar por la derrota; los sobrevivientes se internan en los llanos y el Liberta-dor con Pepita y varios refugiados recorren los islotes a bordo del “Indio Libre” huyendo de la persecución española. El buque encalla en la isla de Viques y sin agua ni provisiones los fugitivos desembarcan en bus-ca de armas y comida. Luego, mediante una ingeniosa estratagema, apresan un velero español, desencallan al “Indio Libre” y obligan que su capitán lleve a Pepita, a su madre y demás refugiados a la isla de Saint Thomas a cambio de respetar su vida y la de los tripulantes del velero español.

Los patriotas venezolanos no claudican en su lucha por la libertad; tras intensa campaña se apoderan de la Guyana y establecen en Angostura un gobierno repu-blicano bajo el mando de Bolívar, quien en una segunda expedición, ha logrado el control de la costa. El recuer-do de Pepita no se borra de la mente del Libertador pese a sus conquistas y continuos amoríos y de nuevo la lla-ma a su lado. En 1818 la caraqueña llega a Angostura y el tórrido idilio renace en los esteros llaneros.

Pepita ejerce una influencia singular sobre Bolívar

no solamente en la cama sino en los asuntos públicos; corre el rumor de que numerosos nombramientos y as-censos se deben a Pepita, quien conquista el aprecio de la tropa que la llama Doña Pepa y respeta a la mujer de su jefe que no le teme a los indios flecheros ni a los ríos desmadrados y siempre está al lado de los combatientes como intendente y como enfermera.

de nuevo La ausenciaBolívar remonta el Orinoco y con tropas llaneras

cruza la cordillera y derrota al enemigo en el Pantano de Vargas y en la Batalla de Boyacá. Santa Fe de Bo-gotá lo aclama jubilosa y bellas señoritas comparten con el Libertador las mieles de la victoria. Mientras las Ibañez calman la sed de Bolívar, en la lejana Guyana venezolana lo espera Pepita Machado, con 27 años de edad marchitos por el exilio, las fatigas y los primeros síntomas de la terrible enfermedad que acabó con la vida de los padres de Simón Bolívar y años después tronchó la existencia del Libertador.

La fiebre y la tos consumen a Pepita; los médicos aconsejan un clima más benigno y ante una nueva lla-mada de su amado la valiente muchacha emprende via-je por el Orinoco hacia las frías montañas de Santa Fe de Bogotá. Infortunadamente la tuberculosis es fulmi-nante, la consume la tos y la fiebre. Se detiene en la po-blación de Echaguas y no puede más: en la navidad de 1820 sus acompañantes cavan su tumba en una lomita y el cuerpo de Pepita Machado se confunde para siempre con el suelo llanero

*http://www.historiayregion.blogspot.com

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simón Bolívar y Josefina machado

al gerente Francisco Echeverri. Un mes más tarde fue asesina-do Gaitán y las turbas quema-ron el hotel.

Bermúdez permaneció en Medellín durante 15 años, du-rante los cuales tuvo la orques-ta de planta del Hotel Nutibara, fue director artístico de la Voz de Antioquia y firmó con el Club Campestre un contrato por dos años que se prolongó a 13. Era tal el entusiasmo, que los socios ha-cían vaca para pagar horas extras de orquesta. Con ésta acompañó a cantantes extranjeros como Mi-guelito Valdés, Toña la Negra y Libertad Lamarque.

Fue una época fructífera para el maestro, pues Medellín era la sede discográfica más impor-tante del país, lo cual le permitió grabar temas que se volvieron le-gendarios. También allí nació su hija Gloria María, en 1955. Suce-so que significó otra cumbia que luego grabó la madre acompaña-da con la orquesta del padre, con el nombre de la hija.

Un día, el escultor y pintor Jorge Marín Vieco pidió a Lu-cho ayudarle a encontrar un nombre para su finca, pero no salía. Durante la fiesta de inau-guración se desató un aguacero que impidió el regreso a la ciu-dad y como el día siguiente era festivo, muchos siguieron la pa-rranda. Así Bermúdez encontró el nombre para el lugar y, por supuesto, el porro conmemora-tivo: Salsipuedes.

En 1957 la antioqueña Doris Gil Santamaría fue elegida Se-ñorita Antioquia al reinado de Cartagena, de donde se trajo el título. La Orquesta de Lucho Bermúdez la acompañó y luego del triunfo el director le compu-so el porro Doris. Sin embargo renunció para casarse y en su reemplazo fue Luz Marina Zu-luaga a Miss Universo.

destino cuBa y méxicoEn 1952 el gran compositor

cubano Ernesto Lecuona invitó a Lucho Bermúdez a participar en el Festival de Música Lati-noamericana, en La Habana. En ese momento Cuba era consi-derada como el centro musical más importante de América Latina. El colombiano viajó con Matilde Díaz y organizó una orquesta con músicos cubanos, con la cual se presentó en CMQ Radio Televisión y en el cabaret Tropicana, donde una compañía de danza montó bellas coreo-grafías de sus temas Danza ne-gra y Prende la vela.

En la Radio Cadena Azul, Bermúdez se presentó durante 30 días dirigiendo la orquesta de Bebo Valdés, padre de Chu-cho Valdés. También trabajó y grabó con la Sonora Matance-ra, la Billo’s Caracas Boys y Los Melódicos, entre otras. Y, lo más importante, el propio maestro Lecuona lo invitó a dirigir su famosa orquesta.

En La Habana, Lucho com-puso el danzón Cuba, cuya par-titura fue publicada en la revis-ta Carteles. Por esa época, una joven llamada Celia Cruz quiso

conocerlo y fue al hotel donde se alojaba. Así comenzó una gran amistad: Celia fue madri-na de bautismo de Gloria María Bermúdez y 30 años después grabaría con la Sonora Matan-cera su porro Nochebuena.

El director de orquesta deci-dió seguir hacia México, donde estaría durante ocho meses y trabajó con Benny Moré y Dá-maso Pérez Prado, y grabó cer-ca de 80 temas con la famosa or-questa de Rafael de Paz. De esa manera, sentó las bases de la que sería la cumbia mexicana.

en coLomBia, por siempreEn 1953 Lucho Bermúdez y

Matilde Díaz regresaron a Me-dellín, donde aquel reorganizó la orquesta y vivió allí durante diez años más. Pero iba a Cali durante casi todos los finales de año para tocar con su orquesta en el Club San Fernando. Fue cuando por insistencia de uno de sus directivos compuso el porro que daría renombre a la entidad social.

En 1963 Lucho y Matilde re-gresaron a Bogotá. La orquesta se presentaba en el Hotel Te-quendama y el Grill Candilejas, del cual Bermúdez era socio, hasta cuando se degradó el ba-rrio Chapinero. Además era la orquesta de planta del progra-ma radial diario La hora Philips.

Pero la relación con Matilde Díaz se deterioraba. La fama ha-bía cambiado el temperamento del maestro. Aunque pensaba que ella nunca lo dejaría, el 15 de septiembre de 1964 la can-tante casó con Alberto Lleras Puga, hijo del expresidente Lle-ras Camargo, lo cual significó un golpe emocional para Lucho. Y como el nuevo esposo era afi-nadito, Postobón patrocinó un disco en que la nueva pareja canta a dúo, lo cual fue muy cri-

ticado dada la condición social del ocasional cantante.

Lo grave es que el público identificaba la orquesta por la voz de Matilde. Después de ella pasaron muchos cantantes, nin-guno de los cuales pudo llenar el vacío. El más destacado fue Bobby Ruiz.

En 1970, Bermúdez contra-jo matrimonio con Elba Gallo Pardo, oriunda de Anserma, Caldas, quien se convirtió en su tercera esposa y permanecería a su lado hasta muerte de aquel. Tuvieron dos hijos, a quienes bautizaron Elba Patricia y Luis Enrique.

En 1981, cuando tenía 74 años de edad, Lucho Bermúdez su-frió un infarto y luego una pará-lisis. El 19 abril de 1994 fue hos-pitalizado por orden de su viejo amigo el doctor Plinio Guzmán, quien lo operó. Cuatro días des-pués, el gran maestro falleció, a los 82 años de edad.

Esa noche su orquesta se presentaba en Pereira y casi no pueden terminar los músicos cuando les fue dada la noticia. Por tierra regresaron a Bogotá al otro día para asistir al entie-rro multitudinario, durante el cual tocaron el porro Carmen de Bolívar, por antiguo pedido de Lucho. Matilde Díaz murió el 8 de marzo de 2002.

qué gran compositorLuis Eduardo Bermúdez es

considerado como uno de los más importantes intérpretes y compositores de música popu-lar colombiana del siglo XX. Fue uno de los primeros en adaptar los ritmos autóctonos del Cari-be a orquesta y siempre se nu-trió de los porros, las cumbias y los fandangos que tocaban las bandas de pueblos cercanos a Barranquilla y Cartagena.

En su clarinete siempre trató

de imitar el sonido de la autóc-tona caña de millo, en especial en la gaita, ritmo derivado de la cumbia. En sus gaitas siempre hay un solo de clarinete mez-clado con una orquestación con profunda influencia del jazz. Además, fue el principal res-ponsable de que la cumbia y el porro se convirtieran en estan-dartes de la música colombiana en el ámbito internacional des-de los años 40.

De las composiciones hechas por él a lo largo de 70 años, han sido grabadas unas 300 y hay otras tantas inéditas. Además de cumbia, gaita y porro, com-puso fandango, mapalé, paseo, cumbión y merengue. Escribió música del interior, como torbe-llino, pasillo y joropo. También experimentó con géneros de otros países como bossa-nova, tango, mambo, chirivico, cha-chachá, jazz, pasodoble, dan-zonete, bolero, son montuno, ranchera, pasodoble, guajira, balada, guaracha, jalaíto, ran-chera y sonsonete.

Además, inventó nuevos ritmos como el tumbasón y el patacumbia. El segundo es un híbrido entre el pata-pata afri-cano y la cumbia colombiana. Ambos son juego experimenta-les de percusión.

Por eso, cualquier homenaje que se le haga para conmemo-rar los cien años de su naci-miento se queda corto. Incluso esta semblanza

*Escritor.

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Lucho Bermúdez con Los Romanceros.

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Lucho Bermúdez y su orquesta en el Hotel nutibara, en medellín, a comienzos de los años 50.

FOTO|TOmADA De HTTP://2.BP.BLOgsPOT.

cOm|PAPeL sALmón

Lucho Bermudez aprendió a tocar casi todos los instrumentos, pero le encantó el clarinete, pues un compañero lo había estudiado en Francia y le dio clases de armonía durante cinco años.

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Page 5: Papel Salmón, 29 de julio de 2012

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|director NIColás REstREpo EsCobaR | EDItoRa GloRIa luz áNGEl EChEvERRI|DIsEño vIRGIlIo lÓpEz aRCE|ciRcuLA cOn LA PATRiA TODOs LOs DOmingOs |cRA 20 nO.46-35. TeL 878 1700 |imPResión: eDiTORiAL LA PATRiA s.A |e-mAiL: [email protected]

domingo 29 DE julIo DE 2012PUBLICACIONES|

convocatorIaImpre(Ci)sIones

en estantería

un finaL de peLícuLaEl destino de la protago-

nista, Paige Carson, parecía fijado, se convertiría, tarde o temprano, en una típica actriz de Hollywood. En el rodaje de su última pe-lícula, Paige no establece ninguna química con su compañero de reparto y sospecha que su agente le consigue mejores papeles a otras de sus representa-das. A punto de cumplir 30 años, ella considera que su vida debe dar un cam-bio fundamental. Por eso, cuando recibe la oferta de ir a Londres para actuar en

una obra de Shakespeare, lo ve como la oportunidad que estaba esperando. Pero Londres no es como ella se lo ha soñado.

SISMAN, Robyn. Un final de película. Umbriel Editores. Barcelona. 2012. Pp. 348. $39.000.

eL Bandido juBiLadoEl bandido jubilado no es

un relato trágico, de una trágica historia. Es casi una novela picaresca, donde el protagonista cuenta, con algo de descaro, cómo hacía

sus “tumbes”, para después mostrarse como un Robin Hood moderno. Además, el lector se encuentra con personajes reales, que se mueven en el mismo cír-culo del protagonista, des-de los obvios como Pablo Escobar, hasta inesperados expresidentes y diplomáti-cos. A través de la crónica, aparece una historia oscura de la segunda mitad del si-glo XX: contrabando, narco-tráfico, estafa, robo, grupos insurgentes, entre otros, se pasean por estas páginas.

TÉLLEZ, Pedro Claver. El bandido jubilado. Intermedio Editores. Bogotá. 2012. PP. 356. $40.900.

Los ojos amariLLos de Los cocodriLos

Esta novela sucede en París, pero nos encontra-mos con cocodrilos, habla de hombres y de mujeres. Las mujeres que somos, las que querríamos ser, las que nunca seremos y aquellas que quizás seamos algún día. Es la historia de una

mentira, pero también es una historia de amor, de amistad, de traición, de di-nero, de sueños. Esta novela está llena de risas y de lá-grimas. Josephine es la pro-tagonista, que tiene cuaren-ta años, está casada y tiene dos hijas, Hortense y Zoe, y es consciente de que su ma-trimonio ha fracasado, pero sus inseguridades le impi-den tomar una decisión.

PANCOL, Katherine. Los ojos amarillos de los cocodrilos. Grupo Planeta. Pp. 551. $49.000.

Uranito, el sello infantil de Ediciones Urano, invita a los escritores colombianos a enviar sus trabajos literarios a la con-vocatoria de su nuevo plan editorial para el 2013, la cual esta-rá abierta hasta el 10 de Septiembre de 2012. Los textos deben ir destinados a niños de tres años en adelante en distintos gé-

neros como el cuento y cuento de terror; poesía; novela y no-vela gráfica; leyendas latinoamericanas y universales; mitos latinoamericanos, europeos, orientales y romanos, y cuentos de terror. Informes en www.uranitolibros.com.ar/

Enviar el material a [email protected]

autoresConcierto del 20 de julioCamilo Gómez Gaviria* Papel Salmón

Grata sorpresa la del concierto Notas de Independencia, homenaje al maestro Lucho Bermúdez que se llevó a cabo el pasado 20 de julio en Popayán y que tuve la oportunidad de ver transmiti-

do a través del Canal Institucional. Este concierto que hacía parte de las celebraciones de nuestra fiesta nacional, estuvo compuesto esencialmen-te por dos grandes partes: la primera constó de agrupaciones de niños y jóvenes de diversas re-giones del país, y la segunda fue el homenaje a Lucho Bermúdez propiamente dicho.

¿Por qué se decidió homenajear a este maes-tro costeño de la música popular colombiana? El Ministerio de Cultura declaró el 2012 como Año Lucho Bermúdez por el centenario del natalicio de este músico, compositor y director de orquesta. De ahí que se escogiera rendirle un tributo espe-cial. Esto se hizo en un contexto que no podía ser mejor para honrar la memoria de un músico: el de un concierto.

Oriundo de El Carmen de Bolívar, con su cla-rinete y su Big Band, Lucho Bermúdez llenó el imaginario popular de los colombianos de cum-bias, gaitas y porros. De hecho, se trató de una persona que tuvo una gran influencia en cuanto respecta a la popularización de la música de la Costa Caribe colombiana a lo largo y ancho del país. De esta manera, contribuyó a crear una identidad nacional a través de la música (¿quien no conoce o ha escuchado alguna vez la cumbia Colombia tierra querida?). De ahí que resultara emocionante el día del concierto, entre otras co-sas, la participación de la Orquesta de Lucho Ber-múdez. Esta estuvo presente en la segunda parte del concierto, junto con su Directora Artística, Patricia Bermúdez, hija menor del maestro e in-térprete del clarinete como su padre.

En la primera parte del concierto, las agrupa-ciones de niños y adolescentes de distintas regio-nes del país interpretaron música contrastante y variada. De esta manera, dibujaron un panorama sonoro de diversos parajes de la geografía nacio-nal. Así, estuvo presente una muestra del folclor del Pacífico, los Llanos Orientales y la Costa Cari-be, con instrumentos tan variados como violines, flautas, tambores, harpa y acordeones. También, diversos ensambles orquestales e instrumentales tuvieron la oportunidad de lucirse en el escena-rio. Y como donde hay música suele haber baile, no pudieron faltar expresiones de la danza tan diversas como el zapateo llanero y la salsa. En resumen, una buena ocasión para apreciar el ta-lento de niños y jóvenes del país, así como una demostración de lo mucho que vale la pena se-guir cultivándolo

*[email protected]

La historia de este libro comienza en febrero de 1940, cuando los nazis abrie-ron el gueto judío en la ciudad de Lodz, Polonia. El líder elegido para el gueto fue Mordechai Chaim Rumkowski, un misterioso hombre de negocios judío motivado por la ambición de convertir aquel lugar en un complejo industrial productivo, obligando a trabajar a adultos y niños en los talleres para proveer a los militares alemanes. Sem-Sandberg utiliza las auténticas crónicas de este gueto para hacer un retrato de lo que significó la superviviencia y opresión durante el Holocausto.

SEM-SANDBERG, Steve. El imperio de las mentiras. Mondadori. Barcelona. 2012. Pp. 672. $52.000.

el imperio de las mentiras