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EDICIÓN 1.047 DOMINGO 2 DE DICIEMBRE DE 2012 MANIZALES - COLOMBIA creación y vida Luchando contra el olvido. Investigación sobre la dramaturgia del conflicto La memoria del horror Gloria Luz Ángel Echeverri El Cauca en el alma de Caldas III La creación de Caldas, un conflicto mayúsculo Álvaro Gärtner Dice William Vega, director de La Sirga “El futuro del cine está cada vez más en la periferia” John Harold Giraldo Herrera Impre(ci)siones Betty Garcés, soprano Camilo Gómez Gaviria FOTO|CORTESÍA MINISTERIO DE CULTURA|PAPEL SALMÓN Lacrimarios Óscar Muñoz Instalación
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Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012

Mar 31, 2016

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Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012
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Page 1: Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012

EDICIÓN 1.047 domingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012 MaNIzalEs - ColoMBIa

creacióny vida

Luchando contra el olvido. Investigación sobre la dramaturgia del conflicto

La memoria del horrorGloria Luz Ángel Echeverri

El Cauca en el almade Caldas IIILa creación de Caldas,un conflictomayúsculoÁlvaro Gärtner

Dice William Vega,director de La Sirga“El futuro del cine estácada vez másen la periferia”John Harold Giraldo Herrera

Impre(ci)sionesBetty Garcés,sopranoCamilo Gómez Gaviria

Foto|Cortesía Ministerio de

Cultura|PaPel salMón

Lacrimariosóscar Muñoz instalación

Page 2: Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012

2 | |3PAISAJE CULTUR AL CAFETERO| domingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012 domingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012 |PA ISAJE CULTUR AL CAFETERO

Manizales, Pereira y Riosucio querían ser la capital. La pugna creció con la creación del departamento y la designación de Manizales como capital. Reminiscencias caucanas en eventos, música y comida. Canto a las razas.

Álvaro Gärtner* Papel Salmón

En 1896, el parlamentario liberal antioqueño Rafael Uribe Uribe en debate con el conservador caucano Guillermo Valencia, afirmó: “Si para mejor im-

pulsar los intereses públicos es o llega a ser necesario crear una nueva entidad administrativa que abrace el territorio comprendido entre [los ríos] La Vieja y el Arma, Cañaveral y Arquía y las dos cordilleras Central y Occidental. O bien hasta las riberas del Magdalena por un lado y las playas del Pacífico por otro, con Pereira, Riosucio o Manizales por cen-tro, como antioqueño no tendré miedo a que se haga esta doble segregación de su territorio”. Tal afirmación desató una puja de intereses en las tres poblaciones mencionadas, porque todas se llamaron a mejor derecho a ser capitales. Y todas tenían mérito, lo cual exacerbó aún más la rivalidad caucano-antioqueña. Ésta sola desvirtúa la teoría de la unicidad del origen de Caldas, tan alabada con motivo

El CauCa En El alma DE CalDas III

La creación de Caldas, un conflicto mayúsculo

del Paisaje cultural cafetero.Las pugnas aumentaron con la crea-

ción del departamento en abril de 1905 y la asignación de la capital a Manizales. Dos años después, en Pereira y Riosucio se buscó ser regresados al Cauca. En el semanario La Opinión de ésta última po-blación, fueron publicados numerosos artículos contra el centralismo de los an-tioqueños de Manizales, manifestado en la pesada carga tributaria y la repartición inequitativa de los recursos. El mejor ejemplo de esto es la desaparición de la floreciente aldea de El Rosario en Rio-sucio, por falta de apoyo gubernamen-tal, con el pretexto de ser colonización caucana.

En esos tiempos se hablaba con in-sistencia de reconstruir el Gran Cauca y hasta se promovió la creación de otro departamento que se prolongara hasta el Pacífico. En un editorial de La Opinión, en marzo de 1910, se lee: “Éste es uno de los poderosos motivos que el departamento de Manizales haya caído en desprestigio ante la generalidad de los habitantes de la provincia y que estiman en algo su al-tivez republicana y no besan el becerro de oro”.

Toda esta situación la resumió el abo-gado supieño Carlos Gärtner Cataño, jefe liberal del norte del Cauca, primer oriun-do de esa comarca en ser elegido a la Cá-mara de Diputados en Popayán y primer liberal caucano elegido congresista por Caldas, en 1912. Escribía así el dirigente:

Yo tenía la convicción que nosotros los caucanos viejos, con el nuevo departamento habíamos ganado muy poco, quizá nada; qui-zá nos iba peor. Tal vez lo más malo fue dejar como capital Manizales, pues significó entre-gar el Gobierno del nuevo Departamento a la rosca goda antioqueña, que no tardó en poner su tacón sobre los pueblos caucanos y liberales, para menoscabarlos, a lo mejor porque la tal capital no pasaba de ser un cementerio amaña-dor. Allá hablaban como si ellos solitos fueran el Departamento y se le hacía a uno que que-rían volver en su favor hasta la desgracia más horrible que les cayera.

Pugna entre los Pueblos y la caPitalTodavía en 1928 los caucanos viejos

seguían en su oposición a Manizales, no sólo como capital sino como símbolo de la dominación antioqueña. La nueva causa de rechazo era la apertura de la carrilera a Manizales, que demandó ingentes re-cursos y retrasó la unión del Pacífico con el Atlántico por tren. En el Carnaval de Riosucio de ese año salió la cuadrilla Los municipios con letras de Andrés Trejos Co-rrea y Gabriel Vallejo Palomino, que hacía un diálogo entre los pueblos y la capital, que retrata cómo se veía la provincia ante la sede administrativa.

Cantaba la capital:Yo soy la Perla del Ruizhermosa y lozanaque a tarde y mañanaluzco un traje de zafirsin mendigar vuestro auxilio vil.

Se quejaban los municipios: Cual sirena falazfuiste nuestra ilusióny hoy con tu fiera deslealtadnos cubres con tu abyección;con mentira procazel triunfo lograste alcanzar.

La capital, altiva:

Si saliros queréis,corderos, del redil,rico fiambre os enviarépor mi ferrocarrilid a ceñiros puessandalias a vuestros pies.

Desconsolados, los municipios:Así también el fiero chacalsu hijo arrojó del patrio hogarmas sin pensar que su propio honoriba también a manchar.

Hoy en verdad no tenéis honor,falsa ciudad, id a engañar;alimentad, crimen, el almacon cinismo y con pasión. Por último, los municipios dejaban sa-

lir el viejo anhelo, que no es otra cosa que la añoranza del caucano:

Nos vamos. Hoy ya no queremosver tu rostro de perfidias lleno.Prometes lo que tú no puedes obsequiarde tus entrañas muertas.Tu vida fue falsedadesde mentiras y de odios patrios;la traición fue tu emblema,ciudad triste y negra como la mentira.

Sigue pues tu vida llenade odio y de rencor, siguepues tu ruta fomentando la traición,Ciudad malvada, aquí nuestros pechoste gritan: ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós!

los festejos y la músicaRecordaciones históricas aparte, en la

actualidad lo caucano del occidente de Caldas sigue vigente en numerosas ma-nifestaciones. No es sino ver el parecido físico entre los caseríos de Pescador, Cau-ca, y Guamal, Supía. O asentamientos negros como el propio Guamal, Obispo, también en Supía, y Marmato; Quiebra-lomo, un poco menos, que de inmedia-to evocan Dominguillo, en Santander de Quilichao; Villarrica, Buenos Aires y

Suárez, situados en el norte del Cauca.¿Y qué decir de la vigencia del bam-

buco y de las chirimías en esa parte de Caldas que no olvida sus ancestros cau-canos? El violín rural sería otro punto de referencia.

Como lo es que el Carnaval de Rio-sucio y las Fiestas de Blancos y Negros del suroccidente, desde Miranda, Cauca, hasta Ipiales, Nariño, no sólo tengan el mismo origen en las celebraciones de Re-yes Magos, sino que sincreticen antiguos rituales indígenas y africanos, los mis-mos que niegan tener los antioqueños en su sangre. También está el hecho de que en Supía y Cali estuvo vigente hasta los años 50 la representación del auto sacra-mental de los Reyes Magos.

la comida y la cultura del maízPero si en algo sigue vivo el Cauca en

el occidente caldense es en la cultura del maíz, que exalta lo indígena. Lo paradóji-co es que en el siglo XIX los caucanos lla-maban ‘maiceros’ a los antioqueños, por el predominio del maíz en sus comidas, y estos, a su vez, llamaban ‘bicheros’ a los caucanos, por su gran afición al plátano biche. La primera expresión es más an-tigua, pues el metalurgista francés Juan Bautista Boussingault, que vivió en Rio-

sucio y Marmato, la registró en 1830, al hablar de Manuelita ‘La Maicera’, vecina de aquella población.

Vistas las cosas, es más maicero el Occidente de Caldas que Antioquia mis-ma. Mientras en el vecino departamento

comen arepas, como la denominada tela, posiblemente la más típicamente antio-queña, en Caldas tenemos la de mote, la de maíz sancochado y la de ‘chócolo’, también vigentes en Antioquia. En Rio-sucio y en Supía se consume viandas que mantienen vivo lo prehispánico, en lo cual la antioqueñidad nada tuvo que ver, pues ésta comenzó a sentirse en el Viejo Caldas casi 300 años después.

Hay que comenzar con los envueltos de choclo, que podrían ser el alimento más antiguo de América, y que en su preparación representan lo indígena caucano. En Antioquia los tienen, con elementos más recientes y elaboración industrial. Los de Caldas siguen siendo indígenas.

También están los chiquichoques o nalgas de ángel, de maíz curado, de maíz cocinado con mezcla de maíz crudo y de maíz cocinado y colado. Las estacas, de maíz en bruto y de maíz de mote curado. Las empanadas de cambrái, que mezclan maíz y yuca, lo mismo que el hogagato. También los tamalitos de la galería de Rio-sucio, cuyo ancestro inocultable es el tamal de pipián caucano. Y, por último, la chicha de maíz que se niega a desaparecer. Con Antioquia compartimos la mazamorra.

Muchas de estas recetas maiceras, tan típicas del Occidente de Caldas, se ha-llan, con variantes, en algunos pueblos del Valle del Cauca y del norte del Cauca. En cambio, son desconocidas en Antio-quia, a pesar de su tan cantada cultura del maíz.

Cuán bueno fuera que la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad para el paisaje cafetero contribuyera a dar con-ciencia de la riqueza cultural de Caldas y de su inmensa variedad. Hay tanto para mostrar de lo propio, que de in-mediato excluye el afán de exaltar las glorias ajenas

*[email protected]

la apertura de la carrilera a Manizales retrasó la unión del Pacífico con el atlántico por tren.

Foto|Álvaro Gärtner|PaPel

salMón

en la galería de riosucio está en toda su profusión la cultura indígena caucana del maíz: en primer plano, los tamalitos, descendientes de los de pipián popayanejos; a su izquierda, los ancestrales envueltos de choclo prehispánicos, flanqueados por arepas de choclo y hogagatos empacados en hoja de plátano; más allá los chiquichoques y la natilla de maíz que se come todo el año y no sólo en navidad.

vocero de cuadrilla del Carnaval de riosucio.

Fotos|arChivo la Patria|PaPel salMón

el Carnaval de riosucio y las fiestas de Blancos y negros tienen el mismo origen en las celebraciones de reyes Magos y sincretizan antiguos rituales indígenas y africanos.

Page 3: Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012

|54|VIOLENCIA Y DR AM ATURGIA| |V IOLENCIA Y DR AM ATURGIAdomingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012 domingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012

El conflicto armado ha permeado las manifestaciones culturales del país. “No se puede permitir que se olvide este horror para el cual ya no hay adjetivos ni vocablos para definirlo”, dice Manuel José Álvarez. Presencia.

Gloria Luz Ángel Echeverri* Papel Salmón

En el arte se refleja el estado de la sociedad y por ende, de to-dos sus miembros, es por eso que en Colombia el teatro, la música, la danza, las artes plás-

ticas y la literatura están permeadas por el conflicto que vive el país. El Ministe-rio de Cultura lanzó en días pasados un libro que recopila la investigación sobre 32 obras de la dramaturgia del conflicto armado, que busca: “… revelar cómo y por qué nuestro Teatro, más allá de rótulos genéricos como tragedia o drama, es una visión real y latente de la violencia atroz que las palabras casi no logran reseñar. Y que, en todo caso, es nuestra memoria”.

Manuel José Álvarez, asesor de Teatro y circo de la Dirección de Arte del Minis-terio de Cultura habló con Papel Salmón acerca de esta investigación que dio ori-gen al libro Luchando contra el olvido. Inves-tigación sobre la dramaturgia del conflicto.

¿Qué lo motivó a hacer esta investi-gación y el libro?

Se me ocurrió contratar esta investi-gación hace más de un año cuando vi la tendencia del teatro colombiano, donde las mejores obras tienen que ver con el conflicto armado. Claro que no es solo en el teatro, y es la parte que ahora más me interesa porque nuestra literatura está to-talmente permeada por el conflicto arma-do, al igual que las artes plásticas, el cine, la televisión, la música, la danza. Nuestra cultura es la cultura del conflicto armado.

luChanDo Contra El olVIDo. InVEstIgaCIón sobrE la DramaturgIa DEl ConflICto

la memoria del horror

Desearía que las demás áreas realizarán también investigaciones de este tipo por-que quiero, además, hacer escuelas itine-rantes leyendo obras de teatro con este tema, exposiciones de las mejores ma-nifestaciones de la plástica colombiana, enseñar ciclos de películas y hacer reco-rridos por los ríos colombianos, que están llenos de cadáveres, que han arrastrado muertos desde siempre. El Cauca es una fosa común, lo mismo que el Atrato y el Magdalena, por todos nuestros ríos ha cir-culado el horror de la violencia, el horror que se volvió el lugar común de nuestra vida y de nuestra cultura.

¿Por qué se abarcaron solo 35 años?Cuando comenzamos a hacer la inves-

tigación, nos encontramos con que salían y salían obras que tienen que ver con el conflicto armado. Quería comenzar en los años 50, la época de la violencia polí-tica, pero tuvimos que acotar porque no podíamos enfrentar una investigación tan amplia en un primer tomo.

Nos tocó reducirla a solo los últimos 35 años y analizar 32 obras, íconos de la dra-maturgia colombiana, realizadas por los grupos colombianos establecidos como El TEC, La Candelaria, el Teatro Nacional, La máscara, Varasanta, Teatro R101, que han tratado el tema de una manera u otra. Por ejemplo, está El deber de Fenster, un docu-mento duro, violento, sobre la tragedia de Trujillo y el testigo de excepción que fue quien hizo la denuncia y obviamente ter-minó en el río. También aparece Guadalupe años sin cuenta, cuyo tema es la violencia entre conservadores y liberales.

¿Se incluyeron las obras realizadas por las comunidades?

No, el siguiente paso va a ser la inves-tigación en las comunidades. Hay mucho teatro comunitario que ni siquiera tiene escritas las obras, son tradición oral de los años recientes o simplemente situaciones que se van generando y se dan en su mo-

mento. Los estoy comprometiendo para que nos den información y poder sacar dentro de poco tiempo una investigación de la dramaturgia del conflicto realizada por el teatro comunitario, y de otras mani-festaciones de la cultura viva comunitaria.

todos los agentes de la violencia¿El tema del narcotráfico está invo-

lucrado en esta dramaturgia?Por supuesto, es muy difícil excluir

alguno de los agentes de la violencia en Colombia. Los tenemos todos, desde las instituciones armadas irregulares, a las regulares, el narcotráfico, la delincuencia común, el paramilitarismo y las distintas guerrillas, es el terrorismo en general. También la corrupción, que es el peor cán-

cer que padecemos en este momento en el país y en el mundo porque no es solo en Colombia. Hay que ser honestos y claros con eso, es el mundo entero el que está sufriendo un cáncer terrible que es la co-rrupción y las consecuencias las vemos aquí en nuestra querida ciudad (Bogotá).

un título comPrometedor¿Por qué luchando contra el olvido?El libro se llama Luchando contra el ol-

vido, porque no podemos permitir que se olvide este horror para el cual ya no hay adjetivos ni vocablos para definirlo.

Este es un documento importante para los grupos de teatro, pero no quiero que se quede simplemente en un libro, quiero tomar estas obras y hacer un recorrido por

el país haciendo su lectura en las plazas de los pueblos, a la orilla del río, en las casas de cultura, en las bibliotecas, involucran-do a las comunidades en foros diciéndoles -¿ustedes cómo se sienten reflejados aquí, se sienten identificados como víctimas o como victimarios? Porque descubrí que es más fácil para los victimarios aceptar su condición como tal, que para las mismas víctimas. En Colombia todos hemos sido tocados por el conflicto armado directa o indirectamente, a través de la familia o los amigos, todos tenemos alguien que ha sido víctima directa y eso no lo podemos volver a permitir. Quiero hacer una circu-lación de la dramaturgia y ojalá la pudiera acompañar de la plástica, el cine y la lite-ratura del conflicto.

¿Cómo será esa circulación?Hay un plan para no dejar esta investi-

gación, que adquirió su vida propia, en el anaquel de una librería acumulando pol-vo, sino llevarla a los centros y las casas de cultura; a las organizaciones cultura-les de las ciudades capitales, los pueblos grandes y pequeños; a las universidades y colegios; a los batallones y estaciones de policía. Quiero llevar este proyecto a todas las instancias del país, reunirlas y leerles la obra más cercana a la realidad de cada comunidad, como El deber de Fenster en Trujillo y los pueblos aledaños en el Va-lle del Cauca, u otras obras en el Salado en Bolívar, o en Mapiripám en el Meta.

Hacer encuentros en las casas de la cultu-ra, iglesias, bibliotecas, teatros, auditorios de colegios o escuelas, para analizar las obras, realizar un foro y abrir nuestros corazones y deponer las armas, no solo las físicas sino las armas de la palabra con las que se puede hacer mucho daño, y entrar a la cultura de paz. La paz es muy costosa, pero es mucho menos costosa que la guerra, porque final-mente en la guerra todos perdemos. Con la

Los adioses de José de Víctor Viviescas.La agonía del difunto de Esteban Navajas.El ausente de Felipe Botero.Las burguesas de la calle Menor de José Manuel Freidel.Cada vez que ladran los perros de Fabio Rubiano Orjuela.Los campanarios del silencio (de la trilogía: El silencio de los moradores del viento) de Henry Díaz.Como la lluvia en el lago de Erik Leyton Arias.El deber de Fenster de Humberto Dorado y Matías Maldonado.Los desplazados. Travesía y delirio de la familia Buendía (inspirada en Cien años de soledad) de Misael Torres.Los desterrados de José Alberto Ferreira Munévar.Donde se descomponen las colas de los burros de Carolina Vivas Ferreira.Gallina y el otro de Carolina Vivas Ferreira.Huesos de Jhon Lotero.Kilele. Una epopeya artesanal de Felipe Vergara.Un miércoles de ceniza de José Domingo Garzón.Las muertes de Martín Baldío de Andrés Felipe Holguín.Mujeres en la guerra (basada en la novela del mismo nombre de Patricia Lara) de Carlota Llano y Fernando Montes.Pasajeras de Ana María Vallejo.El paso. Creación colectiva del Teatro La Candelaria.Pies hinchados de Ana María Vallejo.Quién dijo miedo de José Domingo Garzón.La sangre más transparente de Henry Díaz.La siempreviva de Miguel Torres.Vocinglería (Volcanes de sueño ligero) de Caroli-na Vivas Ferreira.Guadalupe años sin cuenta. Creación colectiva del Teatro La Candelaria.El silencio de los moradores del viento (de la trilogía del mismo nombre) de Henry Díaz.Huecos en los ojos de Erik Leyton Arias.Casas sin ventanas de Erik Leyton Arias.Magnolia perdida en sueños de Ana María Vallejo.Coragyps sapiens de Felipe Vergara.La técnica del hombre blanco de Víctor Viviescas.Otra de leche de Carlos Enrique Lozano Guerrero.

paz, muchos o todos vamos a ganar.Felizmente, la investigación coincidió

con el comienzo de los diálogos de paz, por eso tengo toda la esperanza y la ex-pectativa puesta en este proyecto, y estoy seguro de que es el momento para que den las cosas.

divulgación de una realidad¿Cómo van a ser los foros?Los foros se harán con tres o cuatro ac-

tores de los grupos de teatro que tienen montadas las obras e involucrar a los de las comunidades. Leer las obras y anali-zarlas puede ser más impactante que ver-las puestas en escena. En Colombia hay una tradición de la lectura dramática y eso funciona. Es un experimento, vamos a ver qué sucede, pero estoy seguro que es una buena manera de circular... El arte es la expresión de la realidad de una so-ciedad y la nuestra es un conflicto terrible que no es tragedia, no es drama, es el ho-rror absoluto.

¿En qué regiones del país están ha-ciendo presencia con otras acciones?

Estamos haciendo talleres con perma-nencia, en doce municipios de Montes de María (Sucre y Bolívar), en el sur del Valle del Cauca, en el norte del Cauca. También en el Chocó, en Acandí; en Tumaco, Nari-ño, y en cuatro municipios del Bajo Cauca: Caucasia, Tarazá, El Bagre y Valdivia.

¿En los departamentos de Putuma-yo, Vichada, Arauca…, también?

En los municipios priorizados del Plan nacional de consolidación territorial, des-de hace un año hacemos acciones, no sim-plemente de circulación e itinerancia de una obra, sino que estamos llegando allí con talleres de tres o cuatro meses. Invo-lucramos a las comunidades desde la pri-mera infancia hasta los adultos mayores,

en un proceso de resilencia (capacidad de los sujetos para sobreponerse a periodos de dolor emocional y traumas), de regre-so, de aceptación de una situación, por-que muchos son desplazados que están regresando. Es un ejercicio teatral, audio-visual, musical y de danza dependiendo de los intereses de cada comunidad. Hay unas donde lo que más les interesa son las artesanías, o la danza, o más la mú-sica que el teatro. No importa, tomamos esos elementos y la comunidad construye, bajo una guía, un ejercicio que es llevado luego a los otros municipios de la zona y socializamos esa experiencia. Las gen-tes de esos municipios nos piden que no los abandonemos, que sigamos regando esas semillas para que ellos se conviertan eventualmente en replicadores de los sa-beres y herramientas que les damos.

Es una acción articulada y ahora la arti-cularemos con esta investigación. Cuando lleguemos allí, si las personas prefieren contarnos sus experiencias en lugar de leer una obra, y las podemos recoger en un documento, magnífico. Necesitamos que las comunidades participen, se be-neficien y se involucren con un proceso de crecimiento artístico. Creo que ese es el trabajo articulador que debemos ha-cer desde el Ministerio de Cultura en el campo.

***Para finalizar, nada mejor que esta re-

flexión del Ministerio de Cultura: “Luego de haber sido creada esta dramaturgia [la del conflicto], podemos hablar de un Tea-tro que reconstruye. Cada vez que un ciu-dadano colombiano tenga la oportunidad de verla, de alguna manera estará ejer-ciendo su derecho (o quizás obligación) de hacerse testigo de una historia que nos pertenece a todos”

*Periodista. Editora Papel Salmón

obras estudiadas

Foto|toMada de httP://www.

CulturareCreaCionydePorte.

Gov.Co|PaPel salMón

Guadalupe años sin cuenta. Creación colectiva del teatro la Candelaria.

Foto|toMada de httP://www.

eltieMPo.CoM|PaPel salMón

Manuel José Álvarez, asesor de teatro y circo de la dirección de arte del Ministerio de Cultura.

el artista óscar Muñoz prestó para la portada del libro Luchando contra el olvido, su obra Lacrimarios, una instalación compuesta de contenedores de vidrio, agua, polvo de carbón y lámparas alógenas.

Foto|toMada de httP://www.elesPeCtador.CoM|PaPel salMón

El deber de Fenster de humberto dorado y Matías Maldonado.

Page 4: Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012

|76 | | CINEdomingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012 domingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012CINE|

El auge de películas nacionales es alentador. Si antes era difícil hacer la producción de películas, ahora lo es distribuirlas. Lo importante es que La Sirga le llegara a mucha gente a través de la tecnología. Violencia sin balas.

John Harold Giraldo Herrera* Papel Salmón

La Sirga es una película colom-biana con muchos méritos. Ha puesto el ojo en internet como medio de difusión. En muchos festivales de cine ha

salido aplaudida y con laureles. Como producción le apuntó a lo regional, una tendencia en el cine colombiano que ha venido surgiendo de modo espontáneo. La laguna de La Cocha en Nariño quedó como paisaje en la pantalla grande, pero la geografía humana y sus conflictos son los latentes.

En esta entrevista, el director de La Sirga, conversa sobre el cine colombia-no, del hecho de producir más películas pero contar con poco respaldo del públi-co, de su película y de otros aspectos del séptimo arte.

En Cali se producen la mayor par-te de películas del cine nacional ¿Qué pasa allá, porque mientras en otras partes, como Medellín, se estimula su producción, en Cali no, siendo que cuenta con tantas películas del pro-medio nacional?

Sí, no sé realmente qué es y si hay algo que sea un motor para que se esté dan-do con fuerza una cinematografía desde Cali en estos últimos años. Creo que se puede relacionar directamente con la historia. En Cali y no me refiero sola-mente al ‘Caliwood’ como una etiqueta, si no que en general el Valle del Cauca ha tenido cierta relación con el cine desde hace muchos años, si no me equivoco la primera película colombiana se hace en ese lugar, como la primera a color. Ahí se dio una relación estrecha con ese lienzo que es el cine. Diría, sin entenderlo del todo, que sí puede ser producto de ese relevo generacional. Y lo digo particu-larmente porque también hago parte de la escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle que al mismo

DICE WIllIam VEga, DIrECtor DE La Sirga

“El futuro del cine está cada vez más en la periferia”tras nuestro cine gana más por fuera, por dentro pierde un público signifi-cativo. ¿Al respecto qué piensa?

Estoy de acuerdo con eso. Producto-res y diversas compañías de producción han optado por esa estrategia. Ellos di-cen: ¿cómo voy a estrenar una película, sin actores famosos?, es decir ¿quién me la va a respaldar? Entonces más bien la llevan primero al mundo para que la califique y luego la traen a Colombia. A veces sale un poco al revés, pasa un poco lo que usted dice, con ese sello de Cannes, Toulouse o Toronto, la gente ve las palmitas y dice: “esa vaina no se le ve nadie”.

Suceden dos cosas: primero tenemos que pensarnos como país, como ciuda-danía, en que no tengan que calificar-nos en el exterior y eso es un proceso al que se llega a través de la formación de público, que éste sea el encargado y no se necesite de un sello internacional. Se-gundo, imagino que la gente a veces esta predispuesta a estos eventos, me parece que es como si criticaran a un deportista por ganar una medalla olím-pica. De hecho hay personas que dicen, es que es una pelí-cula para festivales, como si eso fuera menos. Pienso que el público tiene que enten-der que los festivales no son un oráculo, no son el Olim-po. Los festivales son para la gente, justamente para equi-librar la oferta cinematográ-fica que no existe a diario en un centro comercial, están para crear público y para que esos públicos se enamoren de otras temáticas. El asunto es seguir insistiendo en estos proyectos. Si en algún mo-mento fue complicado hacer la producción de películas, ahora lo es hacer la redistri-bución, y para mí ésta hoy significa educar. Educar al futuro espectador.

desde las distintas regiones

Una tendencia en nues-tro cine, es lo regional. La Sirga es una película de Nariño, y los de allí se sienten muy orgullosos. También hay otras de Cho-

có, la Costa Pacífica y la Atlántica. Creo que en parte es darle una inclu-sión a ciertas geografías que estaban ocultas y en buena hora el cine las viene mostrando.

Sí, creo que en ese sentido hay que pensar lo de la inclusión, pero justamen-te porque hay centralización, es decir no inclusión desde Bogotá. No es que la capital quiera tener en cuenta al Chocó o Nariño, sino que afortunadamente el cine se está dando desde las regiones. Por eso es que no estoy tan de acuerdo con eso de la nueva ola en el cine.

¿Del nuevo cine colombiano?Sí, es decir que haya diversidad, que

no todo tenga que ser un mismo estilo sino que existan muchos puntos de vista. De hecho eso es algo que le hace daño al séptimo arte, hablar de la nueva ola del cine colombiano. Presumo que cuando la gente vio Chocó cree que ya vio La Sir-ga, entonces ya no la ven y viceversa. El futuro del cine está cada vez más en la periferia.

en la redUsted apostó por algo que es nove-

doso en términos del cine colombiano y es estrenar una película a través de internet ¿Qué legado le deja al cine colombiano, a usted y a la película como tal?

Primero entender el cine y todos sus momentos, desde la creación hasta la socialización como oportunidad de ex-perimentar. Cuando nos pusimos a ver ¿quién ha hecho un estreno online? na-die, entonces hacer algo por primera vez tiene sus riesgos. Es verlo como un experimento y ver qué sale bien y qué sale mal. Lo que me interesaba a mí y al equipo era que el proyecto pudiera lle-garle a mucha gente a través de la tecno-logía. Las personas hablan de la internet, la masificación, el acceso, pero nadie lo había hecho y la película, por la cantidad de copias que tenía y la poca infraestruc-tura de salas de cine en el país, no iba a llegar a ciertas zonas. También había un interés de generar un voz a voz, porque tampoco había mucho presupuesto para la publicidad y ponerla en internet era una manera de que la gente la viera y la recomendara, y que dijera: “Bueno esta película le puede gustar a mi primo y entonces luego mi primo nos acompaña”. El resultado fue muy interesante, por las condiciones en que se dio el estreno on-line, pudimos tener una contabilidad de unos 54 mil computadores pegados al mismo tiempo viendo una película, que duró hora y media.

violencia sin violenciaCuando vi Los colores de la monta-

ña pensé que era la película más esca-brosa sobre el conflicto por la tensión que maneja, pero La Sirga es la que ahora ocupa ese lugar. Sin estar la violencia directa, ella todo el tiempo está ahí flagelándonos, desde la me-táfora hasta una serie de símbolos y es más meritorio que mostrarla con balas y sangre ¿lo tenía pensado?

Sí. Cuando hago una película hay como cierta responsabilidad en las cosas que uno hace y no quería hacer una don-de obviara lo que me ha tocado o le que a muchos colombianos les ha tocado de la peor manera. No creo en el cine como una herramienta de entretenimiento sino de reflexión, de diálogo, como un li-bro, como una canción y así lo quise ha-cer. No me considero ni un gran historia-

dor ni un investigador profundo sobre el tema del conflicto armado colombiano -que es tan amplio y complejo de abor-darlo en una hora y media-, la respues-ta más neta era hablar desde mí, desde cómo yo lo había visto, vivido o senti-do. Lo cuento más desde la sensación y tiene que ver con cierta reacción a que muchos realizadores hacen una crítica a la violencia con violencia. Entonces a veces se les devuelve y terminan hacien-do una apología o el filme acaba siendo otra cosa ¿no? Era sentir cómo se lee La Sirga y muy chévere que por ejemplo us-ted sienta eso, una película de violencia pero sin un solo balazo, o de amor pero sin un solo beso, no hay que mostrarlos para entenderlos.

Me parece La Sirga la más escabro-sa sobre la violencia, porque la pelí-cula parte de un escape, de una mu-jer que le huye a la violencia, pero no puede. Pedro Adrián Zuluaga habla del vaciamiento político en ciertas pe-lículas colombianas, pero esta quizás es contraria a lo que dice José Obdulio Gaviria que estamos en una época del post conflicto, porque la película nos muestra que el conflicto está latente.

Creo en lo que está diciendo. Lo que a veces no me gusta de ciertas películas es que justamente son descontextualiza-das, que no tienen historia y creo que el propósito de esta película era contar la historia como seguramente mucha gente vive o la ha vivido o la seguirá viviendo. Es un poco esa desazón también y creo que la película por eso termina de esa manera, es algo que lamentablemente muchos colombianos van a tener que se-guir haciendo: huir

*Docente y periodista universitario. [email protected]: Ganadora de la Fipresci

Foto|toMada de httP://soMethinGaBoutsilenCe.Files.

wordPress.CoM|PaPel salMón

Joghis arias en el papel de alicia, la protagonista de La Sirga.

tiempo fue muy influenciada, por no de-cir casi que instituida, por estos perso-najes que se acercaron a la investigación de su ciudad a través del audiovisual no solo desde la ficción sino también con el documental. Puede ser eso, aunque no sé si realmente sea esa la razón, puede ser la luz de Cali. O El agua. O el aire.

más Películas que Público¿Qué opinión tiene frente a que en

Colombia se haya pasado de produ-cir cuatro películas a estrenar 18, y quizás este año 20 ó 21, pero que el número de producción es despropor-cional al de asistentes a las salas de cine en el país?

Con respecto a ese auge de la produc-ción, es alentador. Más gente se está ex-presando y es la oportunidad para decir que el cine no es para unos privilegiados o para que pocos se puedan expresar. Cualquier persona está en capacidad de narrar, hablar u opinar algo a través de ese lienzo, y eso está muy bien que pase. Digamos que se está fortaleciendo con un proceso que tiene que ver con iniciativas del Estado como es el Fondo para el desarrollo cinematográfico. Pero también, como decía, me parece que los procesos académicos en comunicación y algunas escuelas de cine empiezan a dar ciertos frutos. Nuestras escuelas de cine son relativamente nuevas, y en ellas se ha tenido al cine como una forma expre-siva. El tema de ese aumento de produc-ción versus la cantidad de gente, no sólo es en Colombia, es algo que pasa en todo el mundo. El cine se está convirtiendo cada vez más en lo que fue y que lo ori-ginó y es el espectáculo, es decir, como algo de circo, como de ir a reírse; perso-nalmente lo veo como eso. Creo que los que están llenando las salas son los ni-ños y padres que los llevan a que se en-tretengan dos horas. Otro tipo de narra-ciones, de resultados cinematográficos, están perdiendo ese espacio y se están llevando más al consumo doméstico, al internet, que también son áreas que hay que alimentar.

La otra paradoja en el cine colom-biano es que la gente dice que cuan-do una película gana en un festival, tipo Cannes, Toulouse, San Sebastián, Alemania, entre otros, es una prenda de garantía para decir que la película es aburrida. Es una paradoja: mien-

Foto| John harold Giraldo|PaPel salMón

william vega, director de La Sirga.

Foto|toMada de httP://www.lanaCion.CoM.Co|PaPel salMón

afiche de la película colombiana La Sirga.

Page 5: Papel Salmón, 2 de diciembre de 2012

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domingo 2 DE DICIEMBRE DE 2012PUBLICACIONES|

ConVoCatorIaImPrE(CI)sIonEs

rEComEnDaDo Camilo Gómez Gaviria* Papel Salmón

La primera vez que vi a Betty Garcés fue en el concierto Tributo a la cultura negra, afro, raizal y palenquera en el Palacio de los Deportes en Bogotá. Era el 20 de ju-lio de 2011 y entre una enorme variedad

de cantantes de música folklórica y urbana des-lumbró esta soprano nacida en Buenaventura. Al piano, la acompañaba ese día la pianista clásica Teresita Gómez y la intervención de ambas fue como un respiro, o una pausa de ensoñación, en medio de esa fiesta musical de la independencia.

Un año y medio después, tuve la oportunidad de volver a oír a la cantante gracias a su gira por cuatro ciudades de Colombia promovida por el Ministerio de Cultura. Ésta, denominada “Sí es posible” consistió en un repertorio de Lieder (can-ciones) de compositores como Strauss, Wagner, y Debussy, y arias de óperas de Mozart, Verdi, Puccini, Cilea y Massenet. El 24 de noviembre se presentó en Bogotá, en el Auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. El viernes pasado estuvo en Popayán, hoy se presentará en Medellín, y su gira culminará el próximo miér-coles en Cali, ciudad donde la artista realizó sus estudios de pregrado. La taquilla en todos los casos está destinada a fundaciones sin ánimo de lucro.

Betty se especializó en Alemania, país donde aún reside, y está en el comienzo de una prome-tedora carrera musical. Adolescente, se mudó de su Buenaventura natal a Cali, donde terminó el colegio y estudió el pregrado en el Conservato-rio Antonio María Valencia. Ahí conoció a José Alejandro Roca, quien la acompaña al piano en esta gira.

Curiosamente, cuando pensó en estudiar mú-sica, Betty se inclinaba por la guitarra, instru-mento que de pequeña le habían regalado y que había comenzado a aprender en Cali. Sin embar-go, la profesora con la que se estaba preparando para el examen de admisión al conservatorio, le sugirió además, cantar algo acompañada con este instrumento. Para el examen, Betty cantó a capella la balada de Mecano Hijo de la luna, pues no tuvo tiempo de sacar la canción a oído en la guitarra. Gracias a esto, al final fue admitida en el conservatorio para estudiar canto, aunque no guitarra.

Hoy, comparte con el público colombiano, por medio de su potente y rica voz, obras canónicas de los grandes compositores europeos, y de co-lombianos como el maestro Jaime León. Oír a un cantante lírico en vivo es deslumbrante. Así lo demuestra Betty sobre el escenario, con su pode-roso y a la vez conmovedor canto

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El Ministerio de Cultura invita a los maestros de música a participar en el proceso de formación en Tecnólogo en Coordinación de Escuelas Municipales de Música, el cual se desarrolla en convenio con el SENA y el ICETEX. Las inscripciones estarán abiertas hasta el próximo 9 de no-

viembre en las Secretarías Departamentales de Cultura. La convocatoria está dirigida a músicos bachilleres, mayores de 25 años, con experiencia musical y pedagógica certifi-cada. Mayor información, en la página web www.mincul-tura.gov.co

música

luCho bErmúDEz y JaIro VarEla

El tumbao de BeethovenAlonso Aristizábal* Papel Salmón

Esta es una novela en torno a la banda sonora no solo de Cali sino del país entero de los setenta con la salsa, los boleros y músicos como Lucho Bermúdez y Jairo Varela con su grupo

Niche. Publicada hace varios meses viene a constituirse en un gran homenaje a estos maestros, en particular al último por su reciente des-aparición.

Y esto sucede igual que en los libros anteriores de Fabio Martínez en los cuales se ocupa de Balboa e Isaacs, que en esencia se constitu-yen más que en dos grandes aventuras, en realidades con incidencias sociales im-portantes como el pasado del que procedemos. Con ambos habla de los hijos de Balboa y del Paraíso pen-sando en la forma como se proyectan en el tiempo. Pero hay que reconocer que la fiesta sí fue en Cali y en ello la salsa tuvo un papel significativo. Y por lo mismo el autor se refie-re a esta obra como una novela caleña porque di-cha ciudad se convierte en el lugar de la celebra-ción. Ella tiene un com-promiso fundamental con el lenguaje popular que registra su historia y le da vida. Su principal preocupación, ser fiel a la voz regional como aparejándola con la música y el alma de la gente. En este sentido se unen imaginación y hechos como la forma de adentrarse en las verdades esenciales de nuestra identidad. Desde el título, pone sobre el tapete algo, que es posible ser

moderno y hasta posmoderno y auténtico a la vez. A través de varias décadas se ha hablado de Cali musical como un tema que no paramos de considerar a manera de ideal, y que se ha vuelto inagotable en el sentido que esta nove-la pretende cerrar. Y en tal aspecto, se construye a partir de una tradición para decir qué ha ocurrido después, y

en ello sus grandes alcances como visión real de un fenó-meno.

El autor hace del relato una pasión y estremecimien-to de una generación y una época, dados por alguien que ha mirado su urbe como re-ferencia constante. Su deseo, apenas aludir a una realidad en la cual la gente está de por medio. Por eso creo que mues-tra cómo la grandeza de Cali y del país construida con sus me-lodías, ha salido airosa y enri-quecida de su propia experien-cia. Quiere decir que la música sí fue una coraza para defen-derse. Y por eso hay un capítulo con un título significativo: “Dia-blo, tú no puedes conmigo”. Y así ha sido escrita a través de un hilo delgado que se propone so-brepasar sus propios anteceden-tes. Están allí las memorias del escritor que se convierten en las de su urbe y de una época. Y esto llama la atención porque en tales casos se trata de la visión del yo en su contexto sociocultural. Con eso quiere decir que se constru-ye con el destino de cada uno de los personajes como miembros de una región. Por eso Carlos Fuentes afirma que imaginar es recordar. Y creo que también pensar como

lo expresaron Camus y Sartre de la manera que lo hace esta historia.

*Escritor.

Betty Garcés, soprano