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Page 1: Jacinta Palerm Viqueira. Interpretación de mapas

Sistemas hidráulicos y organización social: La polémica y los sistemas de riego delAcolhuacan septentrional

Jacinta Palerm Viqueira

Mexican Studies / Estudios Mexicanos, Vol. 11, No. 2. (Summer, 1995), pp. 163-178.

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http://www.jstor.orgFri Dec 28 01:27:49 2007

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Sistemas hidráulicos y organización social: La polémica y los sistemas de riego

del Acolhuacan septentrional

Jacinta Palerm Viqueira Colegio de Postgraduados

This article reviews the debates about the "hydraulic theory" of sociocultu- ral evolution, particularly with regard to the controversia1 irnplications of the causal connections between irrigation and the nature of social organi- zation. It also examines the role of current irrigation systems, such as those of northem Acolhuacan, in light of the questions raised by that debate.

La polémica

Las grandes teorías de los evolucionistas del siglo XE (Lewis H. Morgan, Johann Jakob Bachofen, John E McLennan, Karl Marxl) se basaron en el supuesto de lo inevitable de la evolución, y dejaron, en gran medida, fuera de su interpretación el problema de las sociedades que no habían evolucionado; estas sociedades las consideraron como "fósiles", muestras vivientes de las etapas socio-culturales por las que habían pasado las sociedades más avanzadas.

Otras grandes teorías del siglo XE, sin embargo, centraron su atención en explicar las diferencias evolutivas entre distintas socieda- des, por qué, en el presente, se encuentran sociedades "avanzadas" y sociedades "atrasadas". Las explicaciones que se ofrecieron fueron el racismo científico, es decir la distinta capacidad intelectual de las razas humanas que representaban a su vez culturas; el determinismo

1. k w i s H. Morgan, La sociedadprimitiva (México: Ediciones Pavlov, 194?); Joham J. Bachofen, "El derecho materno", en Mitologia arcaica y derecho materno, ed. Andres Ortiz-Osés (Barcelona, España: Editorial Anthropos, 1988); John E Mckman, Primitive mawiage, ed. Peter Riviere (Chicago: University of Chicago Press, 1970); Karl Marx, El capfrul (México: Editora Nacional, 1967) y, especialmente, Manipesto comunista (México: Editorial Nueva Sociedad, 1975).

Mexfcan Studles/Estudíos Mexfcanos 11(2), Summer 1995.O 1995 Regents of the University of California.

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geográfico, es decir la determinación absoluta del medio sobre la cultura, lo que significaba que las sociedades "atrasadas" estaban localizadas en medios geográficos poco idóneos a la inventiva y trabajo, y el difusionismo extremo, escuela que plantea un solo lugar (Egipto) de invención y por lo tanto de evolución dadas característi- cas geográficas muy peculiares que permitieron el invento de la agricultura y de la civilización, y que desde este único sitio la nueva cultura se difundió al resto del mundo en forma parcial y/o con posterior degeneración al no existir los elementos geográficos peculiares.*

Las interpretaciones del racismo científico, determinismo geo- gráfico y difusionismo extremo fueron eliminadas con bastante rapidez del campo teórico, y se eliminó simultáneamente la pregunta del por qué de la existencia simultánea de sociedades "avanzadas" y "atrasadas", es decir por qué unas sociedades habían evolucionado y otras no.

La crítica a las grandes teorías del evolucionismo unilineal se hizo inicialmente a través de la demostración sistemática de la falsedad de las secuencias de etapas socioculturales propuestas, y se propuso en su lugar la particularidad de la evolución de cada cultura. La des- trucción sistemática de la teoría evolucionista unilineal-así como de otras teorías interpretativas de la evolución socio-cultural-dejó a la antropología sin teoría.3

En este momento de crisis teórica de la antropología confluyeron en un grupo de antropólogos, principalmente mesoameri~anistas,~ dos novedades teóricas:

2. Por ejemplo racismo científico: Sir Francis Galton, Hereditary Gentus (New York: St. Martin's Press, 1978); determinismo geográf~co: Henry T. Buckle, Histoy of Civiliratton tn England (London: Oxford University Press, [1919- 19251; difusio nismo extremo: Sir G. Elliot Smith, Human Htstory (London: J . Cape, 1934) y Tbe Mtgrations of Early Culture (Manchester: University Press, 1929); William J. Perry, Children of the Sun, 2d ed. (London: Methuen and Co., 1927).

3. Sobre la demostración de la falsedad de las grandes teorías antropológicas del siglo XUS por la escuela boasiana vease J. Palerm Viqueira, "Boas y la escuela boasiana", en la revista Auriga 5 (1991) publicada por la Universidad Autónoma de Querétaro, y los ensayos de estudiantes (Carlos Barraza, José Luis de la Vega, Marco Antonio Wbio, Adrián Valdés) preparados en el seminario Historia de la teoría etnológica bajo

dirección de J. Palerm Viqueira, que se encuentran en este mismo número de Auriga.

4. Sin agotar la lista: Pedro Armilias, Pedro Carrasco, René Milion, Angel Palerm, Eric Woif, William T. Sanders en, por ejemplo, los siguientes trabajos: P. Armillas, A. Palerm, y E. Woif, "A Small Irrigation System in the Valley of Teotihuacán", American Antiquity 21, núm. 4 (1956):396-99; A. Palerm, Agrinrltura y sociedad en Mesoami rica (México: SEP Diana, 1980); A. Palerm y E. Wolf, Agricultura y ctviltractón en Mesoamérica (México: Secretería de Educación Pública, 1980); P. Carrasco, "The Civil- Religious Hierarchy in Mesoamerican Communities: Pre-Spanish Background and Colonial Development", American Anthropologist 63, núm. 3 (1961):483-97; P.

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(1) El análisis de dos marxistas no ortodoxos-V. Gordon Childe y Karl Wittfoge15-sobre las sociedades hidráulicas. Estos dos autores parten de las necesidades organizativas de una nueva forma de subsistencia-la agricultura de riego-para explicar el origen de la civilización y el origen de un tipo societario no basado en la propie- dad privada y en las clases sociales; frente a los evolucionistas unilineales-principalmente marxistas-plantearon una evolución distinta de ciertas sociedades, es decir que no se desechó inicial- mente la secuencia evolutiva planteada por los evolucionistas unilineales sino que se agregó otra línea evolutiva.

(2) La propuesta de un antropólogo-Julian stewardG-de hacer tipologías de sociedades con base en la organización social más directamente vinculada a la subsistencia y economía de la sociedad, es decir tomar la adaptación ecológica al medio como punto central para elaborar una tipología y para explicar el cambio socio-cultural.

Así los mesoamericanistas tuvieron entre sus manos una pro- puesta de tipología de sociedades-muy cercana a la propuesta marxista de explicar a las sociedades por su base material, pero con una metodología clara de cómo abordar el estudio de la base material-y una propuesta de un tipo de sociedades-las sociedades hidráulicas-que se había trabajado de hecho con el enfoque de ecología humana o cultural.

Los mesoamericanistas contaban con dos fuentes de información que sugerían que las sociedades mesoamericanas podían tipificarse como sociedades hidráulicas: las obras monumentales más evidentes (pirámides) y las descripciones de los cronistas españoles. Sin em- bargo, ninguna de las dos estaba libre de duda; las pirámides se habían interpretado como centros ceremoniales de sociedades salva- jes o bárbaras y los cronistas españoles eran "evidentemente" exagerados en sus descrip~iones.~

Camsco, "Repiy to Offner", Amerian Antiquity 46, núm. 1 (1981): 62-68; R. Millon, "Irrigation Systems in the Vaiiey of Teotihuacán", American Antiquity 23, núm. 2 (1957):160-66; W. Sanders y Barbara J. Price, Mesoamerica; tbe Evolution of a Civilization (New York: Random House, 1968).

5. V. Gordon Childe, Man Makes Hirnseif(Wi1tshire: Moonraker Press, 1981) y What Happened in Histoy, rev. ed. (Baltimore: Penguin Books, 1 W ) ; Karl Wittfogel, Despotismo oriental (Madrid: Ediciones Guadarrama, 1966).

6. Julian Steward, Tbeoy of Culture Cbange (1955; reprint, Urbana: University of Illinois Press, 1979).

7. Carmen Viqueira, "Laaplicación de la teoría del despotismo oriental a Mesoa- mérica" (Manuscrito presentado en la conferencia Regadío y Estructuras de Poder, Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Valencia, España, 10 al 14 de septiembre de 1990); y como un ejemplo de estudios que utiiizan la concepción de centros ceremoniales: Alfonso Caso, Elpueblo del sol (México: Fondo de Cultura Económica, 1953).

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La búsqueda de los datos necesarios para demostrar que en Mesoamérica hubo altas culturas se hizo a través del modelo teórico ya elaborado de un tipo de sociedad-la sociedad hidráulica-y bajo la propuesta de tipología de sociedades a partir de la adaptación ecológica al medio. Los resultados de investigación de los mesoameri- canistas, en una lectura secuencial, aparecen como una fascinante novela policia~a.~

Podemos decir, entonces, que la crítica al evolucionismo unili- neal y al particularismo histórico se hizo a través de la concepción de la ecología humana o cultural-que lleva a una tipología de sociedades-y a través del estudio de un tipo particular de sociedad: sociedad hidráulica, sociedad oriental, despotismo oriental o modo asiático de producción (como se le quiera denominar), donde se enfatizó el análisis de la causalidad del cambio socio-cultural. Este nuevo enfoque de la antropología fue conformado por lo que llama- mos la escuela neo-evolucionista y en particular por los mesoamericanistas.

Cabe insistir que el énfasis está en la forma de abordar el estudio de la evolución socio-cultural y no en la mera aceptación de la existencia de varias secuencias evolutivas: dicho así-la aceptación de varias secuencias evolutivas-, parecería no haber demasiada diferencia con la propuesta de la escuela germana de círculos cultura- les que enfatiza varias líneas evolutivas; existen, sin embargo, diferencias muy importantes:

La escuela de círculos culturales, al igual que los evolucionistas unilineales del siglo XM, enfatiza la reconstrucción de las secuencias o etapas evolutivas a partir de los "fósiies" vivientes; y, a diferencia de los evolucionistas unilineales, supone la dificultad y singularidad de nuevos inventos y pone su atención en la búsqueda de los centros de origen y por lo tanto centros de difusión. Al igual que los evolucio- nistas unilineales y los boasianos (o particularistas históricos) no se plantean la causalidad de la evolución. Para los evolucionistas unili- neales la evolución o progreso es inevitable, para los boasianos depende de tal cantidad de factores que resulta preferible primero estudiar la evolución particular de cada sociedad antes de tratar de establecer regularidades. Para la escuela de círculos culturales, la evolución 00s grandes inventos de los que depende ésta) es resultado de la inventiva de individuos geniales localizados en los centros de origen y d i f~s ión .~

8. K. Wittfogel, en el ensayo "El papel de Angel Palerm en la difusión del evolucionismo en Mesoamérica y el mundo", en Hfstoria, antropologfa y polttfca. Homenaje a Angel Palerm, comp. Universidad Iberoamericana y Modesto Suárez (México: Alianza Editorial Mexicana, 1990), 113-61, hace este seguimiento para el caso de uno de los mesoamericanistas.

9. El acceso a la lectura de textos de esta escuela es dificil tanto en español

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Los estudios de Childe, Wittfogel y los mesoamericanistas fueron explosivos, y sobre todo la combinación de Wittfogel con los mesoa- mericanistas. Los planteamientos de este conjunto de estudiosos abrieron una caja de Pandora.

La cantidad de investigación y de polémica que generaron y siguen generando los planteamientos de la escuela neo-evolucionista-escuela en su sentido amplio, es decir incluyendo a Childe, Wittfogel, así como a otros autores no antropólogos-da idea de que el estudio del modo asiático de producción tuvo y tiene consecuencias mucho más allá que la propuesta de una secuencia evolutiva no considerada por los evolucionistas unilineales.

La batalla en contra y en favor de Wittfogel tuvo y tiene varios frentes:

O) Inicialmente, o por lo menos popularmente, el enfrentamiento se da entre la secuencia planteada por los evolucionistas unilineales- especialmente Marx: esclavismo- feudalismo-capitalismo-y la propuesta de Wittfogel de otra linea evolutiva. La polémica aquí parece concretarse a si Marx consideró o no este otro tipo de sociedades-una discusión que algunos han llamado talmúdica-y parte de la solución parece haber sido incluir en una sola etapa evolutiva-llamada tributaria-al feudalismo y al despotismo oriental.lo

(2) Más importante ha sido la investigación y polémica en torno al tipo societario que propone Wittfogel, una sociedad donde no hay clases sociales y donde la oposición fundamental se da entre Estado burocrático y sociedad. Esta vertiente de polémica-sin considerar el origen histórico de base hidráulico del despotismo-tiene un origen anterior a Wittfogel, concretamente en Max Weber (maestro de Witt- fogel) y también en las críticas de los anarquistas-Mikhail Bakunin por ejemplo-a la propuesta comunista-marxista. El aporte de Wittfo- gel a esta polémica fue el de vincular el poder de la burocracia al control de recursos económicos claves."

como en inglés, de ahí que A. Palerm en el contexto de la preparación de una serie de textos sobre historia de la teoría etnológica animase a Elizabeth Hentschel a emprender el estudio, análisis y traducción de textos de esta escuela, que por el momento sigue sin publicar: Antropofagia germdnica (comprende F a selección de textos) manuscrito sin fecha; también contamos con el texto de Wilhelm Schmidt, The Culture Historical Method of Ethnology; the Scienti'c Approach to the Racial Question, trans. S. A. Sieber (1939; reprint, New York: Fortuny's, 1987).

10. Como lo hace E. Wolf en Europa y la gente sin historia (México: Fondo de Cultura Económica, 1987).

11. La contribución de Max Weber se encuentra especialmente en Economtay sociedad (México: Fondo de Cultura Económica, 1969); sobre la crítica de Mikhail Bakunin al poder del estado puede verse The Political Philosopby of Bakunin: Scienti'c Anarchism, comp. y ed. G. P: Maximoff (Glencoe, 111.: Free Press, 1953). Otras contribuciones importantes sobre el poder de la burocracia son Friedrich A. von

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Cabe decir que este frente de batalla, desde el enfrentamiento Marx-Bakunin, se ha dado más en el campo de la política que en el campo de la ciencia.

(3) Otra polémica importante ha sido en torno al origen de la civilización (la llamada por Childe "Revolución Urbana"), es decir el origen del Estado. La divisoria entre sociedades con Estado y socieda- des sin Estado (basadas en el parentesco) ha sido una de la divisorias más importantes en la evolución sociocultural de la humanidad12 (la otra es el invento de la agricultura), y mientras se aceptó el supuesto de progreso inevitable-y el supuesto de mejoría de nivel de vida con el control de la subsistencia-la necesidad de explicar la causalidad socio-cultural no se presentó.

Childe propone que se necesitan varios elementos para que surja la ciudad: una agricultura capaz de producir excedentes y alguna forma de coerción para que efectivamente se produzcan y entreguen estos excedentes; la capacidad de coerción-según Childe-viene de la organización necesaria para la agricultura de riego.

Esta propuesta de Childe, aunada a la propuesta de Wittfogel del tipo societario que crea la agricultura hidráulica levantó la polémica más creativa y virulenta:

Uno o varios orígenes del Estado. Antes de Childe se habían dado diversas explicaciones del origen del Estado, por ejemplo conquista de pueblos agrícolas por pueblos nómadas;13 sin embargo, por la arqueología se sabe a estas fechas que la agricultura de riego se encuentra estrechamente vinculada al origen de la civilización, al parecer todas la civilizaciones primarias (es decir que surgen en un contexto de sociedades simples) son sociedades con agricultura de riego.

Childe de hecho propone (en un trabajo al parecer poco cono- cido: The Dawn of European Civilization) que otras sociedades con Estado sin el carácter de despóticas, sociedades pluricéntricas, sólo pueden surgir y surgen en Europa occidental en relación con socieda- des complejas hidráulicas.14

Hayek, The Road to Serfdom (1944; reprint, Chicago: University of Chicago Press, 1976), y James Burnham, The Managertal Reuolution; Wbat 1s Happenlng in the World (1941; reprint, Westpon, COM.: Greenwood Press, 1972); también puede verse para una discusión al respecto J. Palerm Viqueira, "Campesinos, proletarios y Estado", Auriga 4 (1991):46-59.

12. Por ejemplo Henry S. Maine, Ancient Law (New York: Dorset Press, 1986).

13. Vease Lawrence Krader, Formation of the State (Englewood Clifs, NJ.: Prentice-Hall, 1965).

14. La propuesta de Childe en The Dawn of European Clvlllzation, 6' rev. ed. (New York: Knopf, 1958) parece haber sido poco investigada, más bien la polémica se ha concentrado en si el riego tiene el papel motor en el origen el Estado, o si es consecuencia de otros factores. No obstante estudios como el de Karl Polanyi,

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Riego y origen del Estado. No obstante, la discusión más apasio- nante parece haberse dado en torno a civilizaciones donde hay agricultura de riego, en si el riego tiene el papel motor en el origen del Estado, o si el origen del Estado es consecuencia de otros factores.

La discrepancia fundamental en esta polémica está con el enfo- que de la ecologia humana o cultural, así para Robert McCormick Adarns (The Evolution of Urban Society) primero son los cambios en organización social y después el riego (lo que Pedro Carrasco llamó en su polémica con Jerome A. Offner la discusión de qué fue primero el huevo o la gallina)."

Ahora bien la vinculación entre adaptación ecológica y cambio cultural con la que discrepa Adarns está bastante bien defendida y son especialmente interesantes en este contexto las contribuciones de Edmund R. Leach y de Marshall D. Sahlins:

En Los sistemas políticos de la alta Birmania Leach demuestra cómo los kachin, conjunto de sociedades simples basadas en la agricultura trashumante, fluctuán entre dos tipos de organización social, una igualitaria y otra jerárquica; esta última parece ser un modelo copiado de sus vecinos los shan (sociedad jerárquica con agricultura de riego). Leach hace notar cómo sin la base material necesaria la organización social jerárquica de los kachin no tiene estabilidad: los "súbditos" simplemente abandonan a su jefe.16

Sahlins, por su parte, en Economía de la edad de piedra pro- pone un modelo basado en la oposición entre unidad doméstica y sociedad, modelo que permite abordar el estudio de mecanismos para evitar la producción de excedentes.''

Dabomey and tbe Sfave Trade; an Anaiysts of an Arcbaic Economy (Seattle: Uni- versity of Washington Press, [1966]) donde se muestra como el surgimiento de este estado africano se vincula con la trata de negros, es decir en el contexto de otra sociedad compleja, viene a confirmar la propuesta de Childe; en este mismo sentido el trabajo de E. Wolf, "The Social Organization of Mecca and the Origins of Islam", The Soutbwestem Joumal of Antbmpology 7, núm. 4 (1951):329-56.

15. Roben McCormick Adams, The Evolution of Urban Society: Early Mesopo- tamta and Pre-Hispanic Mexico (1966; reprint, Chicago: Aldine, 1971).

16. Edmund R. Leach, Los sistemaspol/ttcos de la alta Birmania (Barcelona, España: Editorial Anagrama, 1976). La vinculación entre base material y organización social se encuentra explícita en otro texto de Leach, Pul Eliya (Cambridge: Cambridge University Press, 196 1).

17. Marshall D. Sahlins, Economía de la edad deptedra (Madrid: Akal Editor, 1983). Este modelo de Sahlins tiene su precedente en el syrnposium Man tbe Hunter (editado por Richard B. Lee y Irven Devore con la ayuda de Jiil Nash en un Libro del mismo nombre [Chicago: University of Chicago Press, 1966]), donde se cuestionó la justificación del invento de la agricultura en base a la suposición de que las sociedades de cazadores-recolectores vivían y viven al borde de la hambruna; Sahlins propone que estas sociedades eran y son sociedades prósperas (trabajaban pocas horas y comían bien). A estas fechas no hay una teoría aceptada sobre las causas del invento de la agricultura.

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Así encontramos que la propuesta de Childe y Wittfogel viene a explicar la causalidad del cambio sociocultural: el paso evolutivo de sociedades simples a complejas, mientras que Leach y Sahlins vienen a explicar los mecanismos mediante los cuales no hay cambio socio- cultural. En los dos enfoques la coerción (o carencia de coerción) desempeña un papel fundamental.

Podemos afirmar que el análisis de la causalidad del cambio socio-cultural tuvo un impacto dramático sobre el estudio de la evolución socio-cultural: ya no se trata de perfeccionar la secuencia o secuencias de estadíos o etapas evolutivas, ya no se trata de ex- plicar el retardo de ciertas culturas, se trata ahora de explicar la evolución misma, es decir lo extraño, lo que debe explicarse es el progreso mismo, es la causalidad de la evolución socio-cultural.

El énfasis en el análisis de la causalidad del cambio sociocultural lleva a tratar de explicar con una misma teoría la existencia simultá- nea de sociedades "atrasadas" y sociedades "avanzadas", con lo que de hecho se vino a retomar un problema planteado por los teóricos más desprestigiados del siglo XM.

(4) Una última polémica importante a la que queremos referirnos ha sido la emprendida por un grupo de autores-encabezados por Arthur Maass-que argumentan que la construcción y operación de sistemas hidráulicos no van correlacionados con estados despóticos.18

En el trabajo de Maass y Raymond Anderson (...and tbe Desert Shall Rejoice. Conflict, Growth, and Justice in Arid Environments) se analizan y comparan siete sistemas hidráulicos, actualmente en funcionamiento, situados en España y en Estados Unidos. Hay dos puntos que señalan los autores que queremos enfatizar:

(a) Para el funcionamiento del sistema hidráulico, la necesidad de una organización social cohesiva donde el individuo queda sujeto a la colectividad, de ahí la importancia de procedimientos para resolver conflictos y mantener el orden. Según los autores, es quizá en el caso de las ordenanzas del canal nuevo Almoradí donde se señalan más explícitamente los peligros de permitir al granjero individual perse- guir sus intereses individuales sin control de la comunidad.

The foiiowing examples of justifications for various operating regulations are taken from the ordinances of the New Almoradí canal: "because human fraility incites men to vengeance, and interest to transgression (the more so

18. Arthur Maass y Raymond L. Anderson, ...and the Desert Shall Rejoice. Conflict, Growth, and Justice tn Arid Environments (Cambridge, Mass.: MIT Press, 1978); Thomas E GLick, Zrrigation and Soctety in Medieval Valencia (Cambridge, Mass.: Belknap Press of Harvard University, 1970) y "The Old World Background of the Irrigation System of San Antonio, Texas", Southwestern Studies, University of Texas at El Paso, monograph no. 35 (El Paso: Texas Western Press, 1972).

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if the occasion provides the oportunity to do this with indulgence), and because it generally happens that for one or another of these two motives, there are many unnecessary complaints about the stealing of irrigation water" (Ord. XV) because "some landowners [are] carried away by interest or by pride, against the principies of equity and of justice" (Ord. 111) because "individual interest and caviiiation have occasioned almost always doubt and litigation" (Ord. XXVIII).19

El punto que hacen los autores es que los regantes han sido capaces de reglamentar el uso del agua de riego y de resolver los conflictos, y que esto se ha hecho por una organización democrática de los regantes; es decir no se ha dependido del Estado-de una organización agrogerencial-para el reglamento y solución de conflictos.

No obstante, en todos los casos descritos por Maass y Anderson el Estado ha desempeñado un papel importante como arbitro, y el arbitraje del Estado ha sido especialmente importante en los nuevos sistemas hidráulicos-es decir, sistemas hidráulicos en formación.

During the formative years of irrigation in Colorado, conflicts arose between the established irrigation companies and developing companies. The Union Colony - Fort Collins Colony confíict was typical of disputes on most streams. In some of these the parties resorted to armed contiict and destruction of irrigation works, but most disputes were carried to the courts.. ..Removal of the water struggle from the hands of the irrigators to the courts and the state engineer had a salutary effect on conflict resolution. Farmers have been willing to make their cases before the district court and its referee and to abide by the court's decrees20

También mencionan que la incapacidad de los regantes de solu- cionar los conflictos lleva al arbitraje de autoridades superiores (el Estado) y por lo tanto a la posible pérdida de la autonomía e intereses comunitarios. La capacidad estaría relacionada con la existencia de una comunidad de regantes fuerte y coherente que limita la libertad de sus miembros y que pueda solucionar los conflictos entre sus miembros.

Such control [of the farmers over their own destinies as farmers] requires a strong and coherent community of irrigators that limits the freedom of its members to pursue personal and partial interests that are inconsistent with the community interest and that has the capacity to solve confíicts among its members. A community that is strong in these ways limits the dangers to community autonomy and interest that are inherent in appeals to higher authorities to settle contiicts and in disorders that result from failing to settle them.21

19. Maass y Anderson, ...And tbe Desert Sball Rejolce., 84-85. 20. Ibid., 320. 21. Ibid., 134-36.

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Pero, subrayan los autores, la intervención del Estado como árbitro no ha creado un "despotismo oriental" y los regantes frente al Estado han defendido sus propios intereses.

(b) Para la construcción de obras hidráulicas, la necesidad de capital, mano de obra y especialistas; en los casos que analizan Maass y Anderson, así como Thomas Glick-y en todos cuentan con infor- mación histórica-, los regantes han realizado obras por su cuenta, aunque con bastante dificultad, y las obras han sido más bien peque- ñas; la dificultad ha radicado en que para la construcción d e obras hidráulicas se necesita aún mayor cohesión social.

En la huerta valenciana:

Both geographical and political factors underlay failure of the large water projects. To administer water even greater cooperation is needed than for other economic and poiitical plans; what happens in one place of the river system necessarily affects other places, often at great distantes away. The physical discontinuity of the cultivated areas of the kingdom made regional coordination dBcult-coordination which in any case was also thwarted by the typicaliy medieval fragrnentation of jurisdictions and interests. Neverthe- less, the failure of grandiose projects should not lead to the underestirnation of the extensive development achieved in the medieval huertas under the auspices of urban and autonomous corporate b o d i e ~ . ~ ~

En California:

The development of irrigation agriculture by land speculators, using the colony method of settlement, has been more successful in terms of agricui- tural production and of farmers' living conditions than development by homesteaders, who have formed cooperative organizations for the purpose. Once the farms are weil estabiished, however, continual operation of irriga- tion distribution systems has been more successful when performed by farmers' cooperatives, either irrigation districts or mutual companies, than by commercial enterprises. This latter conclusion resuits from three related factors. First,. ..the principal profit is in selling the developed land and not in operating the water distribution system ....Second, operating irrigation systems involves, as we have seen in each huerta we have examined, com- plex relations among neighbors that can lead to controversy and conflict. To control this conflict farmers need organizations in which they have confi- dence, and they are likely to have confidence in democratic organizations that they control. This is not to say that commercial companies can under no circumstances operate systems successfully, but the efforts required are frequently considered to be not worth the costs.. ..Finaliy, the state gov- ernrnent has provided irrigation districts (but not mutual companies) with authority to assess lands not on water semice so that districts have a source of income for system operations not available to commercial companies.

Thus it appears from the California experience that popular control is more

22. Glick, Irrigation and Socieq, 117.

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essential to operating a system than to developing it in the íirst instance, or perhaps that the advantages of private development under certain conditions are so substantial for farmers and prospective farmers that they overcome the disadvantages of the absence of popular control.

There remains the question of why private speculative development has been more successful in the íirst place than development by farmers' coop- eratives. This has resulted from a combination of certain beneficia1 effects of speculative development and certain consequences of cooperative development.. .. The only alternative to using the institutions of land speculation and corpe rate capital to develop agricuiture in the region was to rely on mutual effort by farm homesteaders. As for building a water supply, the likelihood of success by this means seemed to fa11 rapidly with distance of the land from the streambed and delta of the Kings River. As for other factors, we can refer to the experience of the mutual companies in the Mussel slough area. They came to be more concerned with the immediate, short-term interest of their shareholders than with any longer term development of the region. The report quoted previously to describe the farmer-shareholders' gmeling work of building a mutual company canal is informative in this regard. Citing the same company a few years after water had been brought to the land the report states, "There was a woeful lack of public spirit or any appreciation of public responsibility for handling the canal system to help the farming popuiation generaily.. ..The stockholders looked at aii questions of suppiying water to the country entirely from their own personal interest~".~3

Así las compañías privadas y/o el Estado han tenido mayor éxito en la construcción de obras hidráulicas y han podido efectuar obras de mayor envergadura que los regantesZ4

El punto que enfatizan los autores es que los regantes han sido capaces de negociar exitosamente con compañías privadas y con el Estado.

Nuevamente: la intervención del Estado como constructor de obras hidráulicas no ha creado un "despotismo oriental" y los re- gantes frente al Estado han defendido sus propios intereses.

En gran medida esta es una falsa disputa, ya que Wittfogel hace la distinción entre sistemas hidráulicos en sociedades complejas unicén- tricas y en sociedades complejas pluricéntricas, y su investigación se centró en las primeras como tipo societario, tratando el origen histó- rico de estas sociedades y-junto con Childe-la causalidad de su origen-donde el riego desempeña un papel fundamental. En ningún

23. Maass y Anderson, . . .And tbe Desert Sball Rejoice., 208-09, 212-13. 24. Sobre el fracaso de la construcción privada de obras de irrigación de mayor

envergadura en Estados Unidos vease Marc Reisner, Cadillac Desert: The American West and Its Dfsappearing Water; reseñado por J . Palerm Viqueira y Manuel Basaldúa en la revista Auriga 5 (1991): 107-09.

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momento Wittfogel argumentó que por la sola construcción y opera- ción de un sistema hidráulico en una sociedad compleja pluricéntrica ésta se orientalizase.

Por otra parte Maass y los otros autores no están considerando que la capacidad de los regantes de hacer frente al Estado, cuando es el Estado quien tiene la capacidad técnica de control del agua, se debe principalmente a que están inmersos en una sociedad pluricéntrica.

En California:

When the dam was finished and [repayment] contracts remained unsigned, the bureau proposed that the reservoir be operated for flood control only, passing on to the irrigation units their daily preproject entitlements to stream flow but denying them any benefits of conservation storage until they had agreed to repayment contracts. Obviously the water users objected and the bureau backed down in signing the interim contracts. In a technical sense, it wouid have been simple for the bureau to carry out its preferred policy by opening and closing the dam outlets, aliowing the conservation storage water to flow into waste channels and nilare lake unused; but it is doubful that any bureau in the federai government in similar circurnstances couid have en- forced such an inefficient and, to their constituents, dictatorial course of action as was proposed in this instance by the Bureau of ~ec lamat ion .~~

Las investigaciones realizadas por el grupo de autores encabeza- dos por Maass de hecho contribuyen a reforzar la propuesta del riego como factor de origen del Estado, ya que demuestran la necesidad de gran cohesión social; la necesidad para las grandes obras hidráulicas de capital, mano de obra y expertos, y el recurso al artibraje del Estado; es decir que de no existir el Estado lo tendrían que inventar.

Sin embargo, la contribución de Maass a la polémica es sobre todo importante al abrir la puerta de la investigación de sistemas hidráulicos modernos como una problemática en sí interesante- dejando a un lado la polémica en torno al origen del Estado y al tipo societario oriental y dejando a un lado la polémica sobre la aplicación del modelo de sociedad oriental a Mesoamérica.

Hay varios aspectos a los que Maass da importancia central en el estudio de sistemas hidráulicos modernos: la relación entre organiza- ción social cohesiva y sistemas hidráulicos, la organización de los regantes para resolver conflictos y evitar la pérdida de autonomía frente al Estado-árbitro, las formas de gestión por los regantes para la construcción de obras hidráulicas, las implicaciones de gran cohesión social de las obras hidráulicas realizadas por los propios regantes.

25. Maass y Anderson, . . . And tbe Desert Shall Rejoice., 274.

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Los sistemas de riego del Acolhuacan septentrional

Desde esta puerta que abre Maass queremos empezar a abordar el estudio de sistemas hidráulicos actualmente en uso que datan del período prehispánico. Estos sistemas se localizan en el Acolhuacan septentrional, regando áreas discontinuas de una región que va desde la sierra de Tlaloc, situado por arriba de los 3,000 msnm, hasta la orilla del ex-lago de Texcoco.

Hasta ahora el énfasis se había hecho en los sistemas prehispáni- cos, utilizando a los sistemas actuales puramente como una información etnográfica de apoyo a la arqueología y a la etnohistoria. Además, se había formado un consenso de opinión de que los siste- mas estaban en deterioro, por un lado corrían más abajo que los sistemas prehispánicos; por otro, en los últimos años-la fecha de referencia es 1954-10s sistemas habían dejado de regar las comuni- dades en los extremos terminales de los sistemas.26

Los sistemas de riego inician con la captación del agua de ma- nantiales permanentes situados en la sierra alta y en la sierra. El agua se lleva por canales a cielo abierto; con frecuencia esta agua va a caer a los arroyos y ríos torrenciales, y desde éstos hay nuevas canalizacio- nes. Además, a los sistemas-a la altura de la sierra y somontano-se van añadiendo otros manantiales y escurrirnientos. No está claro si los arroyos y ríos torrenciales fueron permanentes en el pasado; se ha dicho mucho que ha disminuido el agua en la región. Por otro lado, el agua canalizada de los manantiales con frecuencia se deja caer en los ríos, lo que podría formar una corriente permanente.

Los manantiales y escurrimientos, con excepción de los más grandes en el origen de los sistemas,*' tienen la característica de aparecer y desaparecer, así hay registro de manantiales que reciente- mente empezaron a manar y de otros que se han secado. Así, tenemos un sistema complejo en lo que respecta a las fuentes de agua.

Durante el período prehispánico, suponemos que se privilegió el riego del somontano, ya que se encuentran cuatro grandes acue- ductos que conducen agua a las partes altas del somontano; estos acueductos ya no funcionan-y al parecer sólo uno de los acue-

26. A. Palerm y E. Wolf, Agricultura y ciuilizacidn, naturalmente que no quiero culparlos del no-estudio de los sistemas actuales. La descripción que sigue del sistema de riego está basada en Palerm y Wolf, en la propia observación de los sistemas y en intercambio de Información con otros colegas que han trabajado en el área: José González Rodrigo, Gerardo Aldana, Marcie Lane, Laura Helguera, Lucila Gómez Sahagún, etcétera.

27. Por ejemplo"Yelochotitla" aparece mencionado en Byron McAfee y Robert Barlow, eds., "Títulos del Tetzcutzlngo", Tlalocan 2 (1946): 110-27 y un manantial de este nombre es el que actualmente da origen a uno de los sistemas.

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ductos tuvo uso colonial-las partes altas del somontano ya no se riegan.

Durante la colonia se hicieron modificaciones a los sistemas de riego, y se utilizó el agua también para mover molinos y batanes; es posible que se enfatizase el riego de la llanura a las orillas del lago salitroso de Texcoco, que fue progresivamente desecado.

En este siglo, en los años veinte, con el reparto agrario parece que el agua pasa de manos de ranchos y haciendas a manos princi- palmente de las comunidades campesinas. De esta época datan los reglamentos vigentes de los sistemas de riego, reglamentos que indi- can a cuánta agua tienen derecho los usuarios, dónde se sitúa su toma, si el agua es continua o por tanda, y si es de aguas perma- nentes o de aguas torrenciales. También se reglamenta que el conjunto de usuarios formará una junta que será la encargada de resolver conflictos y de organizar el mantenimiento del sistema.

Ahora bien, durante cinco siglos-contando sólo a partir de la conquista-los sistemas han estado funcionando y, por lo que sabe- mos, el curso de los canales ha sufrido modificaciones, las áreas regadas han cambiado, y los momentos de uso de agua de riego y la cantidad de agua se han modificado con los cambios de cultivos. Durante este período de tiempo la organización social necesaria para los sistemas de riego también debe haber existido y debe haber ido sufriendo modificaciones.

Uno de los momentos de reconfiguración de los sistemas de riego y de la organización social para su funcionamiento debió darse en los años veinte de este siglo, e insistimos, según los plantea- mientos de Maass, para mantener un sistema hidráulico funcionando es indispensable una organización social cohesiva.

Ahora bien, en investigación de campo no se ha encontrado-o no se ha buscado-una organización social cohesiva en el nivel de sistema, lo que contrasta con la investigación realizada en comunida- des campesinas de la región con acceso a riego que enfatizan una organización social muy cohesiva en el nivel de c o m ~ n i d a d . ~ ~

Sólo en el caso de uno de los sistemas tenemos información de lo que parece una manifestación de organización social cohesiva: algu- nas comunidades usuarias de aguas abajo cooperan con la fiesta de la comunidad donde se encuentran los manantiales que dan origen al sistema.29

Es posible que la organización social en el nivel de sistema sea

28. Por ejemplo los estudios de L. Gomez Sahagún, J. González Rodrigo, J. Palerm Viqueira y otros publicados en la Colección Tepetlaoztoc de la Universidad Iberoamericana.

29. Nos referimos a la cooperación de Santa Inés a San Jerónimo Amanalco; comunicación personal con Laura Helguera, septiembre de 1 9 9 1 in Toluca, México.

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más importante de lo que se haya visto en investigación de campo, el tema del agua es poco abordable en estas comunidades.

En general, el problema de la disminución de usuarios se había asumido como la incapacidad de las comunidades en los extremos terminales del sistema de defender sus derechos frente a una dis- minución del agua, es decir que también se había venido asumiendo una desecación de las fuentes del agua de rieg0.3~

Pero hay otra hipótesis que me gustaría presentar, según datos de investigación de campo y según la documentación existente de con- flictos por el agua entre comunidades de la sierra y somontano donde se ha recurrido al Estado como árbitro y que más bien reúne informa- ción de los años cincuenta a la fecha, es muy notorio cómo las comunidades de la sierra se han venido "apropiando" de pequeños manantiales y escurrimientos que quedan en las inmediaciones de sus poblados. Estos manantiales y escurrimientos antes iban agregando agua a los sistemas regionales, y no están considerados en los re- glamentos elaborados en los años veinte, donde se refieren casi exclusivamente a los manantiales que dan origen a los sistemas.31

Desde los años veintes encontramos que las comunidades de la sierra y el somontano han venido aumentando el agua de riego a su disposición, esta agua la han ocupado en nuevas tierras abiertas al cultivo y más recientemente en el cultivo de flor en invernadero.

La habilidad de los usuarios de aguas arriba de irse apropiando de agua probablemente ha estado vinculada a la falta de una organiza- ción social cohesiva en el nivel de sistema y al desconocimiento por parte de los usuarios de la importancia para la totalidad del sistema de los pequeños manantiales y escurrimientos. Esta reconfiguración del sistema hidráulico que lleva a privilegiar el riego en la sierra de ninguna manera implica un sistema moribundo; no obstante, si pa- rece implicar un uso del sistema más fracturado, con intervención de menos comunidades-aunque quizá no de menor cantidad de agua y área total regada-donde cada comunidad controla su fuente de agua.

Cabe añadir que entre los años veinte-década en que se hacen los reglamentos-y los cincuenta-década en que a los usuarios de la llanura ya no les llega agua-estos comunidades y ranchos tienen la alternativa de agua de pozo por bombeo, y de hecho no se quedan sin agua. Actualmente los usuarios del somontano no tienen la alter- nativa del riego a partir de pozos, ya que hay veda a la perforación de

30. Para demostrar la existencia de esta desecación es necesaria información confiable de aforos de manantiales y también considerar la importancia de todos los pequeños manantiales y escurrimientos.

31. Comunicación personal con M. Lane y G. Aldana, junio y julio de 1991, en la ciudad de México. México.

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nuevos pozos. Además todos los usuarios tienen el alto riesgo de quedarse sin agua ante la demanda creciente de la mancha urbana tanto de la ciudad de México como de la ciudad de Texcoco, a estas fechas casi conurbadas.

Los sistemas hidráulicos de la región del Acolhuacan septen- trional, al abarcar más de quinientos años de historia donde se han presentado cambios importantes en el tipo de usuarios (comunidades campesinas, haciendas, molinos, batanes, ciudades), en las zonas preferentemente regadas (somontano, llanura, sierra), en los usos del agua (maíz, trigo, fuerza motriz, flor, invernaderos, ciudades) ofrecen un campo de investigación muy interesante para poner a prueba y desarrollar los planteamientos de Maass, es decir planteamientos que contribuyen a un mejor entendimiento de la dinámica de un opera- ción de un sistema y construcción de nuevas obras hidráulicas en relación con la organización social de los regantes y con el papel del Estado.


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