1 VOCERRANTE (11) Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet): (Andante tranquilo) “Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del olvido.” Raúl Este es el undécimo programa de VOCERRANTE. Bienoídos y bienoídas. Al principio se reía sonora, crudamente, con un fuerte reluctar de las vocales. Se prodigaba la risa en eructos y en exultaciones. Sin embargo, no ofendía, ya que era un modo del sentirse junto, de ser con otros. Más tarde, los modales reservaron para las clases populares esa soberana demostración de contento; mientras que príncipes y caballeros, de puertas adentro en sus palacios, buscaron el
Undécima emisión del programa radial "Vocerrante", correspondiente al jueves 13 de agosto de 2015. Vocerrante se emite todos los jueves a las 23:00 (hora de Argentina), por "arinfoplay", radio gratuita en internet. Pueden buscarse los programas anteriores en ivoox
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Transcript
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VOCERRANTE (11)
Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet):
(Andante tranquilo)
“Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran
un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del
olvido.”
Raúl
Este es el undécimo programa de
VOCERRANTE.
Bienoídos y bienoídas.
Al principio se reía sonora, crudamente, con un fuerte reluctar de las
vocales. Se prodigaba la risa en eructos y en exultaciones. Sin embargo, no
ofendía, ya que era un modo del sentirse junto, de ser con otros. Más tarde, los
modales reservaron para las clases populares esa soberana demostración de
contento; mientras que príncipes y caballeros, de puertas adentro en sus palacios,
buscaron el estilo apropiado para herir sin ofender. Luego, la burocracia advino
con su fardo de traición e histeria. Desde entonces se reiría a ocultas,
disfrutándose de espaldas. Ya no habrían las bocas generosas, abiertas y
genuinas. Nada más que un tembloroso amaneramiento. La voz cerrada, en
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secreta y cuidadosa complicidad. Veladas risillas del hipócrita, socarrones de la
envidia; siempre la boca reservada, los labios replegados. Desde entonces se
reiría para adentro, incapaces de formar un signo. Máscara comida. Conformidad
que contamina las palabras y las obras. Lástima, desprecio y limosna, ocupando
los sitiales que una vez correspondieran a la gracia. Y no resulta común el
sacudimiento estentóreo, ni el frenesí grupal que conmovía en otros tiempos.
Cada quien, ríe para sí, egoísmo en la célula del darse. Del estar presente. Del ser
con alguien. Los humores, como espectros, atraviesan las ciudades con silencio
respetuoso. Desapercibidos.
Llueve, por ejemplo, pero poco importa que en cada gota se reproduzca tu
rostro, deformado, como en una botella. Arrojado al suelo que alimenta de verdes
pastizales. Festivales de intrascendencias.
Daniel
¿Cuándo, quién fue el primer hombre que ante un mamut, un triceratops, un
pterodáctilo, no lanzó un gemido lastimero, o un refucilo desafiante, sino la
ferviente y animosa carcajada?.
¿Cuándo, quién fue el primer hombre que lidiando con el fuego, afilando las
puntas de su pedernal, se lastimó, y en lugar de un sacudido postulado de
improperios, liberó en el estallido de una franca risotada, la espina de su
estupidez?.
3
Raúl
El Universo se mueve. Por eso su estructura no puede pensarse desde los
elementos, estáticos y permanentes, sino desde los principios, dinámicos e
impulsores.
Así, se puede pensar al Universo como empujado y guiado por el principio
épico, arriesgado y violento; por el principio romántico, apasionado y noble; por el
principio trágico, abrupto y lascerante; y por el principio cómico, fresco y
espontáneo.
Daniel
Fragmentos de la Épica:
Prestas, viriles, recias, combativas, las tropas se dirigen hacia el campo de
batalla. Se miden desde lejos. Se huelen, se anticipan. Cada uno elige a su
enemigo próximo.
Entonces, extraen de sus faltriqueras una caja de fósforos. Se va cerrando
la línea. Quedan frente a frente. Raspan las cabezas de los fósforos en sus cajas,
y las blanden contra los cabellos y las telas inflamables de sus enemigos. Soplan
a la vez, hacia uno y otro lado. Soplan con dureza.
Los rostros concentrados y la boca fruncida.
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Raúl
Aquí la vanidad de la estrategia, los juegos descorridos de la metódica
avaricia. La lucha abstracta, sin el peso de la tierra.
Daniel
Sibael será siempre recordado entre los mésuros. Cierta vez cuando el
partido se encontraba aún cero a cero (entonces se jugaba hasta el primer gol, lo
que podía llevar unos pocos minutos o también toda la tarde), detuvo la dura
pelota (entonces se hacían de piedra porosa) con el pecho, y llevándola a los pies,
la fue trasladando a lo largo de todo el campo de juego (que entonces se extendía
hasta donde se pudiera perseguir al adversario), escapándose uno a uno de los
jugadores del contrario, alejándose, entre el agotamiento, la sed y la esperanza.
Perdido para todos, ausente por exasperación, marcó un tanto en algún sitio, y
perdió la vida.
Raúl
Aquí la burla y trascendencia de la victoria, comunicada a los hados
inescrutables. Inhumanidad y sobrevida.
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Daniel
Combatían duramente en la guerra de las dos murallas. Unos y otros
arengados por los gritos de los generales y camaradas, y el olor penetrante del
metal y de la sangre. Sin embargo, cuando ya la angustia superó a la indignación
y el dolor a la bravura, hizo falta, que desde algún sitio de la lucha, alguien dijera:
¡Adelante!
Raúl
El lenguaje de la épica comienza con el cansancio.
Daniel
Fragmentos de lo Romántico:
Abmiel cambiaba de formas, así como Dogdena. Ambos eran la
representación, en la mitología ganchení, de los modos del amanecer y los de la
lluvia, del vuelo de las nubes y el de los océanos. Siempre distintos pero
indubitables. Una categoría que nuestra civilización occidental aún no ha podido
sintetizar en una sola palabra. Eran lo único y diverso, lo estático y cambiante. Se
amaban todos los días, bajo diferentes formas, variándose, escondiéndose,
entregándose. Así, los que a la mañana se amaban como un trozo de pan y un
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canario, a la tarde lo hacían como un guijarro deshaciéndose en arena, y a la
noche como una estela que se marcha por el lodo.
Raúl
Aquí, la gracia de lo paradójico, sirviendo de sustento a lo constante. La
danza invariable mueve a la fuente que prodiga.
Daniel
Hymnis comienza a acariciarla, la besa suavemente. La diosa, áspera y
nerviosa en un comienzo, más tarde cede, relajada. Hymnis la penetra, dulce, se
hamaca en forma circular por sobre ella, de tal modo que roza alternativamente
sus piernas y sus pechos.
Zamni queda adormecida, y en el sosegado transcurrir de su deseo,
alcanza finalmente un sueño profundo. Allí los nervios alertados, la lengua viva,
cada uno de los tendones insertos en el lento devaneo de Hymnis, humedece la
arena de los cuerpos. Despéjanse las nubes alejadas, confórmanse planetas
redondeados. Dispérsanse el sudor, las escamas, las estrellas, por la bóveda que
forman con sus arcos. Hasta que Zamni despierta, a través de sus cabellos
encarnados
Amanece: Así fueron la noche y el día.
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Raúl
Aquí, la confusión, por amor, de contenido y continente, cerca y lejos,
dentro y fuera.
Daniel
Está inclinado el Universo, cuentan los ueleiches. A través de inmensos
atajos, desniveles, fallas y pasadizos, los tiempos se comunican. No son reales las
cosas, sino lo ue las anuda o encuentra. No es verdad la mano ni el rostro, sino la
caricia. Así, las fiestas resultan atractores de acontecimientos. En la celebración
del Trueno, todos vociferan y desbordan. Hasta que de los destrozos resulten
unos hilos gestuales, desde los que reconstruirse.
Se hacen las casas y las riquezas hacia dentro, hacia el espacio en que se
escondan todas las miserias. Pero huyen los amantes donde se pueda estar
desnudo y hacia afuera.
Raúl
El lenguaje de lo romántico comienza con el silencio.
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Daniel
Fragmentos de lo Trágico :
Franz Brodes, era el único médico occidental que había llegado a la aldea
de los protnies. Y fue él quien causó la epidemia de influenza que cobró decenas
de vidas entre ellos. Un guerrero le lanzó una piedra, acusándolo de portador de
un misterioso mal. La mujer de este guerrero precisó más tarde de sus
antibióticos, pero nada pudo hacerse: Desde aquella herida de piedra, Brodes
había quedado inconsciente.
Raúl
Aquí la unión de cura y enfermedad, la trágica traición por concausa,
consciente e inevitable.
Daniel
Los soberanos de los tridles debían, por ostentación del cargo y por
definición de investidura, conocer toda la trama de sucesos hasta el fin de su
mandato. Por ello eran tan firmes en hacer cumplir pequeñas decisiones: No jugar
con palos largos, no beber agua turbia, no casarse entre parientes de hasta el
quinto grado, lavar la comida, llevar las uñas limpias, acomodar los juguetes. Y
había pena de descuartizamiento para los desobedientes, único modo de
neutralizar el encadenamiento de causas que podían llevar a la catástrofe.
9
Raúl
Aquí, lo trágico pequeño. Lo trágico por proyección o peligro. El arrastre de
una consciencia por los pantanos de la culpa inconcebible. La mínima
responsabilidad, y todo el remordimiento.
Daniel
Los zabulares contaban que, antiguamente, sus ancestros se comunicaban
por medio de señales mínimas y exactas. Con gestos simples, leves movimientos,
rasgos claros, de acuerdo al horizonte y el paisaje, podían transmitirse las
nociones más complejas. Sin embargo, un rayo descargado desde un cielo
vengativo, apartó de golpe las miradas y atenciones, y desvió las impresiones de
los gestos. Confundió los gritos y arrumbó rostro contra piedra. Abierta una grieta
vertical entre los hombres, los ritmos y las sincronías de su comunicación
acabaron por romperse. Cada cual comenzó a buscar a los suyos y sus cosas.
Nadie ni nada contestaba, ni parecía darse cuenta de los otros. Como vieran que
era inútil entenderse francamente con los ojos y las manos, debieron intentar con
la palabra: “¡Ayuda!”.
Raúl
Así, el lenguaje de lo trágico, proviene de la indiferencia.
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Daniel
Fragmentos de lo cómico
Los fajineros, de uniforme rojo, amarillo y verde, llevaban un abultado y
extenso conflicto con los desovos, de uniforme verde, amarillo y rojo. Los
enfrentamientos armados se remontaban a veinte o treinta siglos. Sus banderas,
sus emblemas, escudos y estandartes, se habían enfrentado en las estepas, en el
mar y en la campiña.
Al fin, el último de los comandantes de los fajineros fue cercado por los
desovos, al término de una descomunal y sangrienta batalla.
Droblam era su nombre.
Y bien sabía Droblam que todo estaba perdido, cuando le fue requerida su
presencia a fin de presentar su formal rendición, por el comandante desovo.
Con mucha parsimonia Droblam se encaminó a la puerta de su tienda y al
asomarse sólo se dirigió hacia su par de las filas enemigas. A su alrededor, los
signos de la derrota eran inapelables, minuciosos y horribles.
Una vez lo suficientemente cerca de él, para que pudiera escucharlo sin
alzar demasiado su potente voz, le dijo:
“Sólo un uniforme separa la victoria de la derrota”.
Inmediatamente, arrancó de su chaqueta un botón con la insignia de su
ejército y se lo ofreció al líder vencedor, diciendo:
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“Por favor, colóquese este botón en su chaqueta. Aquí tiene hilo y aguja”.
Su par accedió, recibiéndolo con gesto adusto, colocándose el botón sobre
el bolsillo superior izquierdo.
“Al menos ese botón habrá triunfado”.
Raúl
Aquí, la reducción de un penoso triunfo a un mero dato de etiqueta. Lo
cómico por exposición, la denostación por evidencia.
Daniel
Fue una de las más grandes explosiones que hubiéramos jamás
escuchado. Una enorme confusión provocaron los gritos, las alarmas y las voces
de apremio, sorpresa y alerta que recorrieron entonces la ciudad, desde el centro
hasta el sitio más alejado de sus periferias.
Acababa de hacer erupción, una erupción brutal, violenta, rutilante el Volcán
de la Comunicación.
Entonces ocurrió una enorme, generosa y triunfal distribución de palabras.
Cada uno hizo un paquete con las que pudo ir recogiendo, y no se cansaba de
mirarlas, pronunciarlas y repetirlas para sí y para todos.
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Esas palabras graves, encerradas durante tanto tiempo en el magma del
centro de la tierra; esas palabras con Mayúsculas, porque nadie las había visto
fuera de sus dominios particulares, aparecían detrás de una manzana, o dándole
pequeñas vueltas a un hilo.
Así, en la sopa de letras de Rosagrís, podías encontrarte a la Verdad,
formada por cuatro fideos dedalitos. Y compartíamos el mate con algunas migas
de Justicia en el pan.
Raúl
Aquí lo cómico por detalle y exactitud. Cuando el milagro encaja con lo
necesario, por pura casualidad o coincidencia.
Daniel
La final tenía que jugarse.
El campeonato había durado todo el año, y finalmente, los hinchas, los
periodistas, los dirigentes, los jugadores, los aficionados, los curiosos, y el público
en general, estaban muy ansiosos por saber el resultado final, la definición de
tantas mañanas, tardes y noches de azares, hazañas, esfuerzo y compromiso.
¿Por qué el hecho de haber estallado la guerra civil, por motivos ajenos, espúreos
y egoístas, iba a impedir que el partido se llevara a cabo?. ¿Y por qué iba a ser un
nuevo impedimento la entrada en guerra con la República de Gloston?.
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Así, ya fuera por la inercia, ya por el entusiasmo, se jugó la gran final entre
Deportivo Gardifusa y el Ornitorrinco Sports. Y el partido, que debió ser
suspendido por bombardeos a poco de empezado el primer tiempo, por
reclutamiento, apenas se puso el Sol, por ocupación, por fusilamientos, por uso
del estadio como hospital de campaña y como sede de tres cuarteles generales,
duró algo así como 297 días, batiendo todos los records de memoria, registro o
paciencia.
El partido, denominado también “El partido de las dos guerras” tuvo
importantes consecuencias para el Derecho Internacional. Así por ejemplo,
cláusulas como “El rebote de pelota en tanque enemigo sólo es gol si el arquero
contrario o la defensa correspondiente la tocan con cualquier parte de su cuerpo,
excepto con las manos”; o “el fusilamiento del arquero por crímenes de guerra no
permite su renovación, excepto por un héroe nacional”; o “sustituida la pelota por
una bomba gana el partido el equipo que menos la toque”; o “bombardeo en línea
defensiva vale penal”, se originan en estos hechos. Así también la libertad e
inmunidad del aguatero, el carácter de territorio no beligerante de la zona media
de la cancha, el salvoconducto presunto de los delanteros y el permiso a portar
armas de fuego para los defensores.
Aquí lo cómico por contraste entre lo calmo y lo violento, entre la parodia y
el documento, en la perceptible continuidad de las urgencias.
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Daniel
El humor se yergue sobre lo inevitable, sobre lo indiscutido, sobre lo necesario.
No aceptar lo dado como dado. Aún el muerto puede dar que hablar.
No aceptar lo natural como natural. Aún las luces mienten.
Ni la verdad como verdad. Aún los dioses se equivocan.
Raúl
El lenguaje de lo cómico comienza con la rebeldía.
Primer Tema: Monkeys´s paw, de y por Laurie Anderson (04:35)
Acabamos de escuchar “Monkey´s paw de y por Laurie Anderson.
Daniel
Imagínese un cambio radical de nuestro entorno:
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1. Suponga nada más que no hay debajo. Nos encontraríamos
permanentemente en caída libre. Unos y otros, incluso las cosas. Encontrarse
sería cuestión de décimas de segundo. Procurarse algo sería caérsele encima. El
tiempo sería vertical y la sucesión, de los débiles a los pesados. Todo contacto
sería fugaz, casi furtivo. Regalar una rosa sería arrojarla con fuerza.
2. O imagine no haber detrás. Todo el tiempo, todos, mirándonos de frente.
Intimidación inevitable. Como apoyados en paredes paralelas. Todo a la vista.
Anulación de todas las presentaciones. Imposibilidad del abrazo. Se andaría como
quien transporta consigo su silla, puerta, manzana, lecho, cobija, aparador. 3. O
piense nomás las atroces consecuencias de un no haber arriba. Debería uno
acostarse para que los brazos pudieran dirigirse a la cabeza.
Aplique el sistema lógico de cualquiera de estos desarrollos a su
circunstancia real, y hará humor inevitable. De allí, el carácter metafísico de la
gracia cómica.
Raúl
Recoger la risa, como el vestido desgastado de una mujer. Levantar del
suelo la delicadeza. Armar con sus retazos una muñeca de trapo. Fijar las partes
de su cuerpo de un modo insostenible. Que dance destartalada. Como los
duendes preparados con arena y piel de goma, abriéndose las panzas reventando
de alegría. Recoger la risa como perlas de un collar infinito. El vino derramado y
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todos los sudores. Recoger la risa con el vaso vacío y la piel efervescente. Como
se levantan las flaquezas.
Gotas de la noche derramadas por el día.
Daniel
Hay algo en la risa que te desparrama, desordena, descuartiza. Una garra
magnífica que te toma desde cada parte. Saltos pequeños, sueltas contorsiones.
Entrega y egoísmo. Rompimiento que sea asimismo una amalgama. Nervadura
desnuda e imposible que retiene, en sus extremos, a la hoja verde. Una grieta en
la columna vertebral del hombre, que se abre rascando la planta del pié.
La épica, tornada hacia lo cómico, es la victoria absoluta del débil contra el
indudable poderoso. Un ciempiés que derriba a un elefante. Un automóvil que
choca contra una oruga. Un insecto contra un avión. Un gotero de agua contra el
fuego.
Raúl
Un circo interpreta las cuatro representaciones de lo cómico:
Lo cómico equívoco. Incomodidad que se refiere a una confusión entre dos o
más líneas de acciones. Alguien cree que está con quien no está. Alguien
emprende la consecución de un resultado cuya causa ha puesto otro. Alguien
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inserta su devenir con el de otro, ignorante de éste.
Lo cómico yuxtapuesto: Los violentos contrastes entre una realidad y su
forma, o entre dos realidades anulables entre sí, expresivos del ridículo de su
alternativa.
Lo cómico por dislate: Una misma categoría que se subdivide en forma
anárquica. La lógica de lo ilógico y la razón de la ruptura. La afirmación imposible.
Lo cómico por asunción. Allí donde el absurdo es inserto en el rostro, mueca
adherida, sana deformación. El ser ridículo riendo de su pacífica monstruosidad.
Finalmente, nadie se conmueve. Sólo quedan señalando con espanto el
terrible hueco que abre la boca del festejante. Apenas dos o tres mueven sus
labios, insinuando un pliegue parecido al asco.
Daniel
Extremófilos I.
¿Oyeron hablar de los extremófilos?. Son bichos que viven precisamente en
condiciones extremas. En temperaturas por debajo de los cero grados
centígrados, o por encima del punto de ebullición. En medio de las corrientes más
violentas, o en el vacío más intenso e inmóvil. Sería bueno juntarlos para una serie
de dibujos animados. Cada bichito con su medio a cuestas. Pequeñas tragedias
caminantes. Pequeñas exageraciones. Y la exploración de las posibilidades de la
convivencia.
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Raúl
Adaptaciones.
Alguien contará la historia del “bicho moneda de dos guita”, un insecto que
habitando en los ámbitos domésticos del “homo sapiens” desarrolló el fenotipo de
una moneda de dos pesos para sobrevivir, mediante un proceso de “selección
natural”. Y de cómo otras imitaciones con otras monedas o instituciones
financieras o bancarias no tuvieron el mismo resultado.
Daniel
Rescate.
La terrible situación del “bicho pelotita”, al borde de la extinción, convoca a generar
un programa de protección y rescate. Los principales peligros que enfrenta dicha
especie son la patada y el lanzamiento. Por ello se realiza un llamamiento a los
más grandes deportistas del mundo a fin de darle seguro cobijo, buena dirección y
aterrizaje blando en cada una de las situaciones en que resultan víctimas de la
agresión lúdica de los seres humanos.
Raúl
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Búsqueda.
El hijo del rey colecciona hormigas. Y una hormiga se le escapó. El ejército real se
moviliza para encontrarla, en helicópteros, teniendo especial cuidado la población
en no pisar ninguna.
Daniel
Extremófilos II.
¿Qué tal un bicho que viva en la punta del cotonete cuando nos rascamos la
oreja? ¿Y el que viva al borde de los desagotes, sólo el tiempo en que dura el
breve remolino del agua? ¿Y el que se asiente en la pelusa de nuestro ombligo?.
¿Y el que sólo vive de la nostalgia?.
Raúl
Sátira e ironía
Existe en el humor distancia o cercanía, rechazo o encuentro, comodidad o
esfuerzo.
El humor puede expulsar o reunir, asentir o romper, conservar o sacudir.
El humor, como todo gesto, se hace de uno a otro, de unos a otros, de un lugar a
otro.
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Y hay lugares de superioridad y lugares de horizontalidad. Desde un nivel
superior, autocomplaciente, se despacha la ironía. Que no levanta, ni despierta, ni
abre bocas a la risa, sino que apenas supone la exhibición de la sonrisa, como
toda expresión de complicidad.
Desde un nivel horizontal, problemático, se esgrime la sátira.
En lugar de la sonrisita burlona de la desgracia ajena de la ironía, la sátira
es la conciencia de la tragedia propia.
En lugar de la sonrisita satisfecha de la complicidad acomodada, la sátira es
la conciencia de una lucha colectiva.
Cuando la sonrisita busca complacer, la sátira busca incomodar.
La ironía, administrada desde el poder, se arrastra allí donde la sátira se
incorpora. Y se esconde allí donde la sátira se enseñorea.
La sátira, derramada desde el borde de las víctimas, se dispara victoriosa
donde mugen las risillas. Y se enciende desafiante donde los silencios aprisionan.
La ironía se dicta desde el desengaño. La sátira se lanza desde la reivindicación.
La ironía en el lugar de la resignación, desestima cualquier deseo. La sátira, en el
centro de la voluntad, levanta los senderos de la esperanza.
Cuando ante la vista de cualquier miseria alguien se ríe, el Comando del
Humor se moviliza, para dejarlo solo. A fin de que la risa se ahueque y caiga sobre
sí. A fin de que se doble y suplique por las migas de un gesto. Una risa que se
alarme y que sea casi un grito. Un grito que rebuzne y se transmute en sátira.
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Cuando no hay exclusión ni elite ni grupo de poder, la ironía es sólo un eco
en la montaña.
Cuando no hay exclusión ni elite ni grupo de poder, la sátira danza por los
bosques.
Segundo Tema: Beierblakk. Tradicional germano. Por Bären Gässlin (01:26).
Acabamos de escuchar “Beierblakk”. Tradicional germano. Por Bären Gässlin.
Daniel
Tres demostraciones
I Causa y Efecto.-
Habían logrado finalmente la paz en todos los aspectos. Habían agotado todas las
pulsiones y ansiedades. Cada quien vivía con lo suyo y en lo suyo. El sistema
cuadraba por todos sus costados. Sin posibilidades para errar, no había lamentos
posteriores.
Poco a poco no hubo ya intereses, luego dejó de haber intenciones. Más tarde
acabaron sin palabras y posteriormente, sin gestos. Sumidos en una profunda
inacción, generando solamente el calor residual de la entropía, surgió el caos.
Hasta que alguien improvisó una risa.
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II Omnicomprensión.-
Svolni había robado en nuestras calles. Una, dos, tres, millones de veces. Se
aproximaba en silencio y lentamente te quitaba el tiempo de las manos. Con
cualquier excusa, molestia, petición, te retenía y quedabas a expensas de su
charla. Muchos se molestaban con él, y algunos hasta lo enfrentaban con un
insidioso silencio.
Svolni no conocía de apuros. Ni de arrebatos.
Cierta vez detuvo al hombre que iba a desactivar una bomba en el Monumento
Principal. O al que iba a aplicar un suero antiveneno al intendente. Las normas y
previsiones teológicas lo condenaban indefectiblemente. Sin embargo, a pesar de
todo ello, o precisamente a causa de ello, a causa de la acumulación del tiempo
tan larga y pausadamente malhabido, la noche del tremendo maremoto recorrió
casa por casa, cuadra por cuadra, habitación por habitación, rescatando a todos
los que pudo. Por suerte, en Kuraskan, de donde era originario, teníamos un Dios
ambiguo. Y una hermosa excepción, completamente ad-hoc, lo recogió en sus
cielos.
III Situaciones de Equilibrio.-
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Salaria llevaba los baldes hasta la orilla del río. Salaria vivía de llevar los baldes
hasta la orilla del río. Salaria vivía llevando los baldes hasta la orilla del río. Llevar
los baldes hasta la orilla del río era la habitación de Salaria.
Remune introducía los baldes en el agua. Remune vivía de introducir los baldes en
el agua. Remune vivía introduciendo los baldes en el agua. Introducir los baldes
en el agua era la habitación de Remune.
Sueldo y Peculio llevaban los baldes con agua hasta el sitio indicado en la colina.
Sueldo y Peculio vivían de llevar los baldes con agua hasta el sitio indicado en la
colina. Sueldo y Peculio vivían llevando los baldes con agua hasta el sitio indicado
en la colina. Llevar los baldes con agua hasta el sitio indicado en la colina era la
habitación de Sueldo y Peculio.
Estipendio colocaba en fila los baldes con agua. Estipendio vivía de colocar en fila
los baldes con agua. Estipendio vivía colocando en fila los baldes con agua.
Colocar en fila los baldes con agua era la habitación de Estipendio.
Beco y Viatico descargaban el agua de los baldes en la canaleta. Beco y Viatico
vivían de descargar el agua de los baldes en la canaleta. Beco y Viatico vivían
descargando el agua de los baldes en la canaleta. Descargar el agua de los
baldes en la canaleta era la habitación de Beco y Viatico.
Plusval tenía su habitación. Cuando se levantaba iba al baño, y haciendo girar las
manivelas, el agua acumulada en las canaletas se deslizaba hasta su grifo, y
podía ducharse: La organización vence al tiempo.
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Pero entonces ocurrió que el río se secaba. Y el camino hacia el río era más largo.
Cada vez entraban mayores proporciones de limo y arena en los baldes. Los
baldes cada vez pesaban más. Cada vez más las canaletas se taponaban y
corroían. Y Plusval salía cada vez más sucio del baño. Y cada vez Plusval se
enojaba más con todos. Hasta que Salaria levantó a Plusval en sus manos y lo tiró
en el río, para que pudiera lavarse:
La improvisación vence al caos.
Raúl
Del "Cuaderno de Estratagemas" del General Trapisondae.
El General Trapisondae no tuvo a su cargo, que se conozca, ninguna misión
militar. Sin embargo, dejó una serie de anotaciones sobre posibles formas de
vencer al enemigo, que llegaron a ser muy famosas en el siglo XVI, reunidas bajo
el rótulo común de “Cuaderno de Estratagemas”, serie de consejos, ideas y
apuntes para obtener la “pérdida o consternación de los ejércitos", algunos de
cuyos apuntes se reproducen aquí: 30 Estratagemas del General Trapisondae.
Daniel
•Cambiar de lugar los brazos de los soldados para desorientar al enemigo
respecto de la izquierda y la derecha, y hasta respecto de su propia ubicación en
el campo de batalla.
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Raúl
• Arrojar decolorantes sobre los blasones y banderas enemigas, echarles tintes
blancos y salir a negociar la así declarada rendición.
Daniel
•Construir una réplica en ruinas de la ciudad principal a la entrada de la ciudad, a
fin de disuadir respecto de la utilidad de cualquier saqueo, despojo o dominación.
Raul
• Disfrazar a nuestros soldados de piezas blancas de ajedrez y dejarlos
inmovilizados en perfecto orden de juego. El enemigo no podrá avanzar si no
damos el primer paso cada vez.
Daniel
•Dibujar en el campo de batalla una reproducción de la aldea del enemigo, para
que no puedan pisotearla ni despreciarla ni hacer derramar la sangre sobre él.
Raul
•Poner a nuestros soldados a desayunar a toda hora, a fin de que el enemigo
pierda de vista el momento del día en que se encuentra y no pueda proyectar
estrategias en su transcurso.
Daniel
•Hacer circular anuncios, leyendas e historias acerca de quienes atravesaron
cierta llanura, se atrevieron a cierto valle, atacaron por cierta colina, todos los
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cuales pertenecen o llevan a la ciudad que se pretende defender, a fin de inhibir el
paso por dicha llanura, dicho valle o dicha colina, quedándoles sólo la alternativa
de atacar por un desfiladero.
Raul
• Obligar al enemigo a la realización de tareas inacabables, como contar los
granos de arena de una vasija, o establecer la cantidad de nudos de un tejido,
como claves secretas de sus instalaciones y disposiciones.
Daniel
•Pintar los árboles, las piedras y montañas de negro a fin de que durante las
noches choquen contra ellos y no puedan avanzar.
Raul
•Utilizar espadas que posean un repicador, a fin de que por cada golpe se
escuchen dos.
Daniel
• Afinar las campanas en el mismo tono en que estén afinados los cascos de los
enemigos, a fin de hacerles vibrar sus cabezas cada vez con mayor violencia a
medida que se acerquen a la fortaleza.
Raul
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• Multiplicar los pretendientes al trono enemigo mediante falsas genealogías,
oráculos y predestinaciones, a fin de que no puedan saber de quién deben recibir
órdenes.
Daniel
•Colocar un enorme espejo en las murallas, de forma tal de que a larga distancia
puedan ver que la defensa se prepara al menos con una cantidad igual de
efectivos. Colocar en los extremos otros espejos que redoblen los reflejos, a fin de
hacer ver aún mayor cantidad de efectivos.
Raul
•Ubicar un soldado de uniforme amarillo cada diez de uniforme rojo, a fin de hacer
perder la cuenta a los adversarios, simplemente cambiando de lugar a los
amarillos.
Daniel
•Colocar arcos de triunfo en las salidas de la ciudad, a fin de que las tropas
enemigas se lancen a través de ellos y se vayan.
Raul
•Utilizar uniformes extraños y fingir que se está atacando la misma ciudad al
mismo tiempo en que se espera que el enemigo la acometa, a fin de confundirlo y
hacerlo desistir de avanzar sobre una ciudad parcial o totalmente saqueada.
Daniel
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•Aguardar el ataque con un comité de recepción y fiestas de despedida,
consternando los ímpetus bélicos, y obligándolos moralmente a retirarse.
Raul
•Desarmar todos los accesos, puentes, puertas, rutas y caminos hacia la ciudad,
en piezas de difíciles rompecabezas, a fin de retardar el avance de las filas
enemigas.
Daniel
•En el campo de batalla poner un estadio. Y llenarlos de público al momento de la
acometida, a fin de convertir a la guerra en una justa, y someter al enemigo al
pánico escénico.
Raul
• Llevar bolsas con sangre de vaca en lugares expuestos de las armaduras, con el
fin de hacer creer que el golpe de espada ha sido certero, y dar la posibilidad al
golpeado de contraatacar con mayor dureza.
Daniel
•Llevar la pelea al cementerio, de forma tal de confundir los cadáveres
preexistentes con las víctimas de propios y extraños, agudizando la necesidad de
terminar con el ataque por evidencia de desmesura.
Raul
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•Esparcir por el campo de batalla hierbas, frutos y granos tan deliciosos, frescos y
delicados que inhiban a los soldados enemigos a violentarlas, midiendo por ello
cada uno de sus movimientos, haciéndolos pesados y previsibles.
Daniel
•Colocar exactamente el mismo diseño de cúpula en varios edificios de la ciudad,
a lo largo de todo su perímetro, de forma tal de hacer creer al que se guía por
ellas, que se encuentra caminando en círculos, obligándolo a cambiar la marcha.
Raul
•En todas las entradas de la ciudad, colocar números de baile y músicos
depresivos, a fin de minar la moral de quienes tengan intenciones contra ella.
Daniel
•Llevar la batalla a la sala de baile, obligando a los soldados a mantener el ritmo y
seguir el paso de acuerdo a lo que toque la orquesta, formada por los mejores
estrategas del reino.
Raul
•Llevar monedas en lugar de botones en las chaquetas militares, de modo que se
tenga más interés en su preservación que en la muerte de quien los porta, y ante
la eventual caída de una de ellas en un choque frontal, obligar a los enemigos a
recorgerlas, perdiendo en ello un tiempo valioso y bajando la guardia durante el
tiempo necesario para ser contraatacados.
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Daniel
•Antes que nada, instruir a los soldados para que corten la lengua, no los brazos
de sus enemigos, a fin de que cese su bravura al no poder contársela a nadie.
•Montar un ejércitos de zapadores / enterradores, armados sólo con sus palas, a
fin de infundir terror en las filas enemigas.
Daniel
•Dejar grandes claros vacíos en el campo de batalla, con el terreno marcado
suficientemente bien, y sobre los que luego arrojar una pelota.
•Llegar al campo de batalla una vez terminada la pelea, para saber quién ganó.
“Lo cómico no es efecto, reacción o respuesta. Hay también lo cómico en la
causa. Por lo que ciertas contorsiones de una rama nos provocan la sonrisa, o el
sonido de las voces ahuecadas o disformes nos resultan hilarantes. Como ciertas
hojas, piedras, hebras, nubes, nos despejan. Formas puras que en su mismidad
guardan el gesto de lo cómico. Sin consulta a los pasajes de la asociación o el
recuerdo.
Lo cómico no es sólo compuesto por construcción, sino también dado por
evidencia. No es mero artificio que prepara su desborde. Hay también lo cómico
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en bruto, desnudo, vital, inmanente. ¿De qué se ríen, sino, los bebés?. De allí que
ciertas plantas, urticantes, provoquen compulsivamente a la risa. De allí que la
naturaleza, en su principio cómico, ha modelado los hocicos y los rabos, más
aquellas líneas inasibles en que se disipa una letancia. O el vuelo de una mosca,
dibujando un perfecto disparate. De allí las cosquillas, en nuestras partes veladas.
O la deformidad de las sombras. Y el mismo gesto propio, inscripto en nuestros
labios, del rictus. Acompañado con la libre contorsión, involuntaria, que lo incordia.
El Universo, eminentemente cambiante y sorprendente, como decíamos, no está
conformado por elementos, sino por principios, que le dan su impulsión, su cuerpo
y su carácter. Esa gota de lluvia sobre tu espalda tiene su raíz en el principio
cómico. Como esa vaquita de San Antonio caminando en las narices del muerto.”
Cierre
(Sobre “L´inverno” Segundo Movimiento – Antonio Vivaldi, por
IlGiardinoArmonico):
(Lento - Grave)
“Siguen vagando las palabras, criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando por
las cuerdas, y los labios y la boca, para vibrar de nuevo.”