24VOCERRANTE (5)
Apertura(Sobre White ManSleeps II, por KronosQuartet):(Andante
tranquilo)Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ah
hasta que encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en
cualquier cosa que las rescate del olvido.
(Ral) Este es el quinto programa de VOCERRANTE.Bienodos sean
todos.
Esta noche es el misterio. Es decir, lo que de acuerdo con la
tradicin, no puede decirse.La tradicin, o el modo de hacerte pensar
hacia atrs.Lo que no puede decirse o no puede nombrarse?Sin
embargo, el misterio puede vivirse. Es de aquellas cosas cuya
realidad no se aprecia en las medidas ni en los laboratorios, sino
que slo pueden vivirse.Y si puede vivirse, puede narrarse.Si puede
ser atravesado por la experiencia, puede ser narrado.
Pero hubo un tiempo en que narrar pas a ser disciplina de la
mentira, y decir, disciplina de la verdad, por una curiosa
usurpacin de la experiencia vital por la de los modelos de
laboratorio, y por una consecuente reduccin del tiempo de las
personas a la crnica diaria, de la crnica diaria a los datos
objetivos y de los datos objetivos al ms penoso y deficiente hecho
del lenguaje: La noticia.As que empezamos a apartarnos de la
posibilidad de decir. Y nos quedamos con la de clasificar, ordenar,
indicar, medir y designar. Una palabra para cada cosa y una cosa
para cada palabra.De modo tal que el misterio tambin desapareci de
nuestro pensamiento. El misterio como tal, no ya como mera ocupacin
o pasatiempo.Lo que no pueda decirse es el misterio, en el sentido
de aquello que no puede designarse. Como es un misterio el prximo
segundo que suceda, al cual an no podemos atribuir ningn
significado.De forma tal que la prdida del misterio se acompaa de
una despedida del futuro. Ya que el futuro no, no est ah, para
designarlo. El futuro es un misterio, mas, en su afn de control,
tambin intentamos demorarlo en dos o tres variables. Y lo obligamos
a seguir nuestras afanosas estadsticas.Hemos patrimonializado el
futuro. Aparece ahora tambin l en la cuenta de nuestras
pertenencias. Calculamos las ganancias que reporte o las prdidas
que irrogue. Hemos naturalizado la nocin de religin, y separado la
vida de la muerte, en distintos nichos de mercado.Y hemos
sustituido el silencio mstico de los templos, por el silencio
abastecido de las bvedas bancarias.Y a travs de todos estos
procederes creemos haber detenido el misterio.Un da, sin
embargo,descubrimos una desconocida y olvidada habitacin del
palacio. Ingresando por ella, se accede a toda otra ciudad dentro
del palacio. Con otro poder, otros sentidos, otra historia.Podrn
coexistir ambos reinos en el mismo palacio?Slo si se vuelve a
cerrar la puerta de la habitacin.
Con candados de nueve miedos, con cerrojos de siete conmociones,
con tumbas abiertas y cuerpos vacos, y sombras enclavadas. Y sin
embargoY sin embargoY sin embargo hay un reino del deseo, de la
voluntad, del sueo colectivo, que no es pulsin adolescente, ni vana
pretensin ni fantasa.Y que una vez que tocamos con los ojos, los
odos o la lengua, ya nunca ms desaparece. Pero en cuyo derredor, se
han colocado nubes y temores, terrores y miserias, para que nadie
se acerque.
Dedicamos este programa a todos los tenaces sin embargo, que
meten el pie adentro para que la puerta no cierre.
Primer tema. Cloudy Evening, de y por Aziza Mustafa Zadeh
(2:20)Sobre las campanas del final del tema:Escuchamos Cloudy
Evening, de y por Aziza Mustafa Zadeh.
Los lmites.RalLos presagios, un pequeo pueblo de la pennsula de
Enjundia, en el norte de Cachir, no protegan sus ciudades con
murallas, ejrcitos ni fronteras naturales. Les bastaba con slo
hacer circular historias terribles sobre lo que ocurra en
ellas.Estas historias daban cuenta de terribles suplicios padecidos
por sus pobladores y amenazaban con desesperados arrepentimientos a
todo aquel que se atreviera a cruzar sus demarcaciones.Por esta
razn, se conoce muy poco, o casi nada de los presagios, ya que son
escasos los pueblos o los hroes que se atrevieron a ingresar en su
poblado. Una estela de basalto, del imperio de Sargn II, reza
todava: No atravesars el reino de los presagios. No hay pueblo ms
triste, ni corazones ms agobiados. No hay cantos ms penosos que los
que all se entonan, ni caminos ms tortuosos u oprimentes.Entre las
pocas seas de los presagios, se tiene, por ejemplo, la brevsima
incursin de Marmedn, caballero gins, en oportunidad en que tuvo que
llegar a ellos con el nico e inevitable objeto de pedir su
auxilio.
DanielMarmedn, el gentil caballero gins, haba llegado a la
puerta de la ltima posada abierta, y mostr su herida, y la de su
caballo. All le ofrecieron alcohol, emplastos y unas vendas, pero
le aconsejaron que se fuera de inmediato.Marmedn jur retirarse en
cuanto pudiera hacerlo. Pero la herida y los aceites aplicados
sobre ella le infirieron tanto dolor que cay desmayado en el
suelo.Al otro da se encontr en una cama mohna, y lo despert una
muchacha, que delicada y suavemente le dioa beber una reconfortante
infusin.Ha estado mucho tiempo inconsciente le dijo ella. Ya lleva
tres das con nosotros. Antes que se cumpla el sptimo, tendr que
irse.Marmedn, admirado de la belleza de la joven, multiplicada para
l seguramente, por su estado de salud, le contest:Una vez que se ha
visto vuestro rostro, no habr fuerza, para al hombre que se precie
de tal,que pueda apartarlo de l.La muchacha call durante un buen
rato, bajando dulcemente su mirada, y luego insisti, nerviosa:Debe
irse. Al sptimo da ya no debe estar aqu. Es el lmite.Marmedn le
respondi con una sonrisa incrdula, casi burlona e inconscientemente
seductora, que la incomod, obligndola a retirarse, sin apenas
saludarlo o dirigirle ningn otro gesto o palabra.l se incorpor en
la cama y mir a su alrededor. Estaba en una suerte de hospital
cerrado. Otras tantas personas estaban acostadas all. Algunas
dorman, otras temblaban con los ojos desbordados hacia fuera, y
otras se abrazaban a s mismas, ateridas de fro.Marmedn pregunt al
que tena ms cerca, un hombre enjuto, seco y de huesos prominentes,
con la mirada vaca enfrentada a la pared:Cunto hace que est usted
aqu?Ya van con este siete das. No me he podido levantar en todo
este tiempo. Una gangrena espantosa y aguda me est pudriendo las
piernas le contest, sin mirarlo, ni mirarse.Le han dicho a usted
tambin lo de los siete das? qu deba irse?Ah S, s - le respondi el
hombre, tranquilamente. Yo soy de aqu. No es posible quedarse ms de
siete das.Pero Qu pasa luego? - quiso saber Marmedn Los incineran?
Los desaparecen? Qu pasa con los enfermos de ms tiempo?Siete das es
el lmite de la piedad. Explic con la misma resignada tranquilidad
con la que aguantaba sus dolores, dando cuenta de que se trataba de
una norma intransigible Transcurridos esos siete das, nos abandonan
a nuestra suerte. A pesar de eso, algunos sobreviven y hasta ha
habido quienes se curaron y pudieron regresar a su anterior
vida.Marmedn subi su tono indagatorio: - Pero cmo sobreviven si no
reciben ayuda?El hombre entonces respir un buen rato, mir hacia un
lado, y seal unas camas vacas con el dedo: Mientras usted dorma,
hubo aqu un feroz enfrentamiento. Un leproso, en su dcimo da quiso
robarle las ropas a una mujer que ya haba dejado de moverse.
Alguien cercano a ella, en su noveno da, lo impidi, alegando
motivos de pudor. Luego se supo que noche a noche le quitaba parte
de su anatoma para comerla, y no quera que nadie le disputara su
cena. Fue espantoso. Otro hombre, herido por una bala de can, quiso
robarse el cuerpo de la muerta. Forcejearon. Entre los tres se llev
a cabo una golpiza, en la que no hubo quien pudiera considerarse
victorioso. Si alguien lo hubiera sido, sera el sobreviviente. A
partir de maana, luego de que haya transcurrido este sptimo y ltimo
da de piedad, estar en la misma condicin que la de ellos, la deslo
velar por m mismo.Acabando de decir esto, el hombre call y volvi a
su postura rgida e inmutable.Al cuarto da, Marmedn ya se senta
mejor. Esperaba levantarse a la maana siguiente. Durante toda la
tarde haba odo historias terribles de quienes haban superado triste
y resignadamente la barrera de los siete das.En la noche del cuarto
al quinto da en ese hospital, Marmedn vio ingresar, empapada en
sudores, vctima de una altsima fiebre, a la mujer que lo hubiera
despertado. En homenaje a su belleza, se prometi aguardar los tres
das que le restaban, junto a ella. Para ver si acaso mejoraba.Pero
no haba mejora. La noche del sexto al sptimo da la pas Marmedn en
vela, imaginando ya el rescate de la muchacha. Evidentemente, ella
padeca una dolencia que no iba a curarse en una semana, as que
decidi llevrsela, antes que la libraran a su suerte, transcurrido
el plazo inexorable de piedad.Marmedn cumpla su sptimo da, pero la
muchacha se agravaba. A la fiebre se le haban agregado unas manchas
en el rostro y unos temblores espantosos que le recorran todo el
cuerpo.Marmedn estaba decidido a irse con ella. As que prepar su
caballo para dos personas. Apenas disminuidas las luces del
atardecer, se acerc a su cama y levant a la muchacha
cuidadosamente, colocndola como pudo en el lomo de su montura.Antes
de trasponer la frontera, se les apareci el hombre enjuto, seco y
de huesos prominentes, repuesto ya de su gangrena y bien afirmado
sobre sus pies, que el que con la misma mirada vaca que fijaba en
la pared de su camastro, le seal la muchacha a Marmedn.Esa mujer
nos pertenece. Todava puede curarse. le dijo.Ustedes la dejarn
morir respondi Marmedn, desafiante, espoleando a su caballo.Usted
no entiende nada alz ese hombre enjuto, seco y de huesos
prominentes su largo brazo y unos cinco jinetes se dispararon detrs
de los fugitivos.Haba comenzado a llover y la muchacha empeoraba
notablemente.Marmedn consigui refugiarse en una gruta. Ella, desde
el interior de unos ojos hundidos y oscuros, pareca querer
hablarle, advertirle de algo que l desconoca. Como no poda emitir
palabras, se limitaba a mover su cabeza en signo negativo en forma
resignadamente desesperada.Marmedn le dio de comer y beber. Ella
comenz a sentir el fro de la noche y la distancia. l cubri con todo
lo que pudo, viendo la necesidad de ir en bsqueda de medicinas, por
lo que la cubri con todo lo que pudo, en el lugar ms resguardado, y
asegurando un rescoldo tibio que la mantuviera caliente sin
quitarle el aire, y le asegur que volvera a la maana
siguiente.Buscan a una pareja a caballo. Echar un bulto en las
ancas y maana mismo estar aqu con ungentos y medicinas para
curarte. Aqu estars segura y en paz. No vendrn por t, te lo aseguro
le dijoElla respondi con una sonrisa apagada. Ese escape frentico y
los golpes que haba sufrido sobre los huesos del caballo la haban
desmejorado visiblemente, por lo que ni siquiera pudo alzar su mano
en seal de despedida.A la maana siguiente, Marmedn regres a la
gruta, con ungentos, medicinas y otra montura para llevarse a la
muchacha. Pero ella ya no estaba donde la haba dejado. En su lugar,
slo hall un rastro de sangre.Marmedn nunca supo si ella haba muerto
por culpa de su maniobra desesperada para sacarla de all, si tuvo
que sufrir de regreso a su espantosa ciudad la agona de los das que
hubieran seguido al sptimo, que l haba querido evitarle O si, como
tratara de explicarle vanamente la muchacha, y el hombre enjuto,
seco y de huesos prominentes, aquellas cosas que l haba odo decir a
todos en su pueblo, como ese asunto de los lmites de la piedad, no
eran ms que historias, slo historias para amedrentar a los extraos
y seguir viviendo solitaria y apartadamente, felices, y ajenos,
durante todos los das de sus vidas.
RalEl terror, el verdadero terror, no consiste en el miedo al
mal que pueda sucedernos. El terror, el verdadero terror, es el de
provocar un dao habiendo hecho lo correcto.El terror, el verdadero
terror, es el de poder daar a otro simplemente por haber querido
ayudarlo.El pavor, el verdadero pavor, no es que las cosas no
continen como hasta ahora, sino que nunca puedan cambiarse.Y el
mal, el verdadero mal, es la naturalizacin de la impotencia.
Segundo tema. In darkness let me dwell de John Dowland, por John
Potter, tenor (04:20)Acabamos de escuchar In darkness let me dwell,
de John Dowland, en la versin de John Potter, tenor, Stephen
Stubbs, en lad, John Surman en clarinete bajo, Maya Homburger, en
violn barroco y Barry Guy en Doble Bajo.
DanielCualquiera te puede acabar. El hombre que envasa un
producto en condiciones antihiginicas. El conductor del vehculo que
no te ve. El que descuida las mediciones de una central elctrica.
El que tira sus desperdicios al ro. El que viene a robarte, armado
e inseguro. El buen polica que yerra el disparo, que te da en la
frente. El comerciante honesto que vende contaminantes. El ingenuo
campesino que abona con fertilizantes de dudosa salubridad. El que
te incluye en una lista de deudores. El que te equivoca con otro al
que odia. El que te odia. El que puede lanzar una bomba sobre tu
barrio. El que pone una estacin de servicio en tu esquina. El
guardabarrera que no ha dormido bien. El taxista que quiere llegar
temprano a su casa. El dueo de tu empresa, que te despide para
preservar la fuente de trabajo. El patrn exigente, que te ordena
trabajar a costa de los pulmones. Tus compaeros de oficina, que en
los das de invierno y con las ventanas cerradas, fuman
ansiosamente. El ingeniero que examina los costos razonables para
hacer tu casa, que se inunda. El amigo farmacutico que te vende un
remedio a punto de cruzar su vencimiento. El vecino previsor que
echa veneno en la calle, donde te cas. El abogado incorruptible que
te desaloja. La familia acogedora, que te ayuda en el desprecio. El
amigo piola que te obliga a divertirte. El primo diligente que, con
buenos modos, te da una mala noticia. El que te da la direccin de
la calle, donde te desplomars.Todos ellos, que slo nos generan
desconfianza, debieran inducirnos ternura. Y una profunda e
insondable solidaridad.Unidos, nosotros, los mortales, en el riesgo
mutuo de acabarnos.
RalNadie te reconoce cuando ests solo. Nadie te reconoce cuando
tu nombre no existe. Nadie sabe quin o cmo eres en el silencio. En
el interior de tus ojos. En el prpado de tus sueos. Nadie te
reconoce cuando slo ests contigo. Eres una suerte de monstruo en la
intimidad. Un misterioso animal, replegado y temible. Nadie te
reconoce cuando no te exhibes. Nadie sabe cmo eres cuando no saben
dnde ests. Nadie te ha visto en el secreto de tu llanto. Nadie te
reconoce cuando no ests en tu lugar. Nadie te reconoce cuando slo
ests en ti. Nadie te reconoce cuando eres francamente un cuerpo, y
tu alma no lo esconde todava en laberintos de palabras. Nadie te
reconoce cuando ests rotundamente suelto, una raz en el aire, un
deseo en el lugar de la herida.
Durante la ltima requisa, ya que todos iban a ser trasladados a
otro penal, alguno de los presos se descarg del celular que
utilizaba para mantenerse comunicado con la parte de afuera de su
continuidad. El celular fue arrojado a una canaleta.Un angel, de
espaldas,confiado seguramente en el secreto de sus palabras,
protegido en el secreto de esos pesados muros y esas puertas
imposibles, las dej salir de s, demorndose en lo que apenas fuera
para l un solo suspiro.Su voz, qued registrada en ese aparato
celular, cado entre las canaletas. Dijo:
DanielNo hay ms que Eternidad,Inmensidad,Omnipotencia? Esto es
todo?Todo es todo?No hay otros hechos que los reales,Otra realidad
que la verdadera,Otra verdad que la inefable?No hay otras
voluntades que las necesarias,Otros Universos que la Infinitud,Otro
momento que la perpetuidad,Otra necesidad que la absoluta?esto es
todo?Todo es todo?.
RalUna expedicin de gelogos y agrnomos que haba partido en busca
de una fuente de agua, a fin de sealar el lugar para realizar las
actividades de poceado, hall en el interior de un ranchero
desarmado, una caja conteniendo catorce o veinticinco cassettes,
que por curiosidad juntaron y llevaron a su campamento.Los espritus
o nimas, son muy voltiles. Alcanzan grandes distancias en muy poco
tiempo, ya que no rigen para ellos las mismas leyes de
desplazamiento y gravedad que para los slidos. De all que se hayan
discutido largamente las experiencias medimnicas, en cuanto suponen
que una misma entidad permanece en un mismo lugar (para ms datos,
por lo general oscuro, ttrico y desagradable) durante largas
horas.As que, o de lo que se trata en esas extensas sesiones es de
la sucesiva sustitucin de diferentes entidades, o ni siquiera
existe con veracidad la convocatoria de ninguna de ellas. En
cambio, si se pudiera disponer de diferentes grabaciones, esperando
a distancias ms o menos equidistantes unas de otras, para calcular
posteriormente los movimientos de las entidades cuyos sonidos se
quieren registrar, analizando las grabaciones y estableciendo el
orden adecuado, quizs se pueda recoger un discurso ms o menos
homogneo de una sola y misma entidad.Los cassettes recuperados por
estos investigadores, estaban ordenados. Indicaban minuto a minuto,
segundo a segundo sus cortes y continuidades. Ensamblndolos de
acuerdo a esas instrucciones, y sometidos a un proceso de
digitalizacin y disminucin de ruidos, pudo tomarse debida nota del
contenido de ese discurso, cuya traslacin leemos a continuacin:
DanielNada aqu que all no.Nada. Abrazo imposible. Intensa
soledad.Nada. Ni antes ni despus, slo Ahora. Y el ahora es
inmensamente mezquino.Como el resto de una sobremesa.Mera duracin,
como un canal de televisinDetenido en una extensa
propaganda.Suspendido e inmenso.Sin fuera ni adentro.Todo ajeno,
como el ruidoDe la lluvia detrs de una ventanaQue no se moja.Sin la
tibio proteccinDe melancola.
RalJaime tena muchos enemigos. En el gobierno, en el Estado, en
el poder, en los negocios y en la prensa. Jaime y Elena se queran.
Desde haca mucho tiempo. Los padres de Elena sospechaban de esa
relacin, y merced a un razonable ofrecimiento de los servicios de
seguridad,y con la intencin de separarlos, indagaron y delataron un
posible lugar de encuentro.Elena lleg primero y la atraparon.
Jaime, a dos cuadras, lo frenan sus propios compaeros. Si se
verificaba el amoro, ni l ni ella tendran buen final.Ella estuvo
prisionera en su propia casa durante una semana. Esperaban seales
de l. No las hubo.Evidentemente para quienes tenan el manejo de la
ley, de las armas y del dinero (tales son a veces, la misma cosa),
Jaime era ms importante que Elena. De modo tal que la prisin de
ella pas a ser una celda en un cuartel, cosa que se ocuparon de que
Jaime supiera.Lo esperaban a l. Pero todo estaba roto y
traicionado. Ella conoca de su tremenda bastarda. Bastaba que l
llegara para matarlos a los dos. Ella slo era un medio para dar con
l.Jaime no poda acercarse a ella, pero tampoco poda quedarse
quieto. Le aconsejaron esperar, pero no hay verbo ms perverso,
daino y tortuoso.Soltaron la voz de que ella haba muerto. Y
entonces Jaime apareci, en mitad del supuesto entierro. Elena pudo
ver desde una ventana, cmo lo fusilaron con una salva de balazos a
traicin.
Daniel No hay terror ms grande que el de la lgica.No hay palabra
ms cruel que la que no se grita.El mal, el verdadero mal, es la
naturalidad de la impotencia.
Tercer tema.Andante et Allegretto, de Gyorgy Ligeti, por el
Cuarteto de Cuerdas Arditti. (06:35)Acabamos de escuchar Andante et
Allegretto, de Gyorgy Ligeti, por el Cuarteto de Cuerdas
Arditti.
Daniel (Con la misma voz que la del fantasma)Dnde ests ahora?.Si
los gritos no desaparecen, entonces en algn sitio siguen
resonando.Dnde ests ahora?Busco mi propia voz, ahora que ya no
tengo, a fin de recogerme en esta asiduidad confusa, este enjambre
de sonidos.Dnde ests?, pregunto, como si no fuera todava. Como si
ya hubiese sido.Desgranado, como una suerte de llovizna o temblor o
esparcimientoEncuentro mi voz adherida a una memoria que no es la
ma.
RalEn la Iglesia Burchardi, de Halberstadt, construida en el ao
1050, tiene lugar un concierto que comenz el 5 de septiembre de
2001 y continuar hasta el 5 de septiembre de 2640. Se trata de una
composicin de ocho pginas escrita en 1985 por John Cage,
originalmente para piano, y posteriormente transcripta para rgano,
y cuyo ttulo en ingls es As low as possible, tan lento como sea
posible.Consiste sencillamente en estirar cada acorde, cada
silencio, cada nota suelta, cada inflexin de sonidos, para que la
obra entera (que ha podido ejecutarse en el lapso de 75 minutos)
ocupe el total de los 639 aos, el lapso mximo de sobrevivencia
hasta hoy, de un rgano de iglesia.Los primeros compases son un par
de silencios. Por tal motivo, hasta el 2003 no se oy sonido alguno.
Luego, el 5 de febrero de 2003 tuvo lugar el primer acorde, que se
sostuvo hasta el 5 de julio de 2004, el cual fue sustituido en su
duracin por el acorde siguiente, el 5 de enero de 2006 que se
mantuvo hasta el 5 de mayo de 2006, para dar lugar al siguiente, el
5 de julio de 2008, que dur hasta el 5 de noviembre del 2008, que
son constante hasta el 5 de febrero de 2009, que vibr hasta el 5 de
julio de 2010, que permaneci hasta el 5 de febrero de 2011, cuando
fue sustituido por el nuevo acorde que inund las naves de la
iglesia hasta el 5 de agosto de 2001, cuando son el siguiente, que
se expandi hasta el 5 de julio de 2012, sucedido por el siguiente
que se sostuvo hasta el 5 de octubre de 2013, en el que comenz a
sonar el acorde que en este momento est sonando, y continuar
sonando hasta el 5 de septiembre de 2020, cuando dar lugar al
prximo. En la pgina web del proyecto (www.aslsp.org) puede
escucharse el acorde actual (Aktueller klang, en alemn), que es
exactamente el fondo que percibimos en este momento.
DanielQu es una voz?. Una voz es un compuesto. Es la historia de
millones de aos de evolucin que dieron forma a nuestro aparato
fonador. Es la historia de miles de aos de cultura que adoptaron
ciertas y determinadas articulaciones de la lengua. Es la historia
de tus aos de vida que le dieron carcter, color e intensidad. Una
voz tambin es el sentido de la escucha. Los odos que la fueron
conformando. Una voz es un acorde, multiplicado en los acordes que
resuenan por simple vibracin y simpata.La meloda no canta, el ritmo
no baila, el timbre no suena, si no hay garganta, cuerpo, viento, y
odo que lo hagan.El cosmos tiene movimiento porque hay piernas y
pies y versos y palabras para abrirle paso.RalEsos acordes que
permanecen sonando a lo largo de hasta 71 largos aos, no slo estn
componiendo una meloda estirada, inaudible en su tiempo real por
ninguna persona viva; no slo son parte, como nuestra vida es parte,
de una historia mayor y ms extensa. Esos acordes resuenan, siguen
sonando, como sigue abrigndote el abrazo que te dieron esa vez;
como sigue vibrando ese beso en el que coincidiste con ella o con
l; como sigue pulsando esa mirada en tu pecho. Esos acordes nos
envuelven y acompaan. Son al mismo tiempo el todo y la parte de la
obra musical, que puede escucharse completa en poco ms que apenas
una hora. Imagen del recuerdo, precepto de la memoria. Cada acorde
tiene el signo del que ya se ha ido y del que est por venir. Cada
acorde clama por el pasado y el futuro. Y logra que las piedras de
una olvidada catedral se conmuevan en cualquier parte del
planeta.
RalA finales del siglo XX y principios del XXI, nos interesa la
clonacin. Nos interesa la prolongacin de nuestra persona en
nosotros mismos. Nos interesa la multiplicacin de lo mismo. Egosmo
mezquino e ignorante, que no busca vibrar sino slo producir
sonido.Quines somos? Se preguntan perplejos las miradas del espejo.
Este hombre que entr a la crcel por un delito de hace veinte aos,
es el mismo que lo cometi?. Esta mujer que hablaba contigo hace
quince aos, es la misma que hoy te cruzas por las calle?. Hasta
dnde la continuidad de nuestros cuerpos nos obliga a permanecer en
ellos, en su lgica de macho y hembra, homnido, con tales y tales
aos encima, con tales y tales preferencias?.Hay quienes toman
decisiones basados en las estadsticas. Si siempre dije que ira a
ver a tal o cual banda de msica, luego, estoy obligado por mis
dichos a ir a verla. Pero eso es mero anlisis, simple forma de
coherencia o simetra. Somos lo que hacemos. Por lo tanto este
sonido. Por lo tanto la cuerda que suena y cada lugar que esa misma
cuerda ocupa mientras est vibrando. Encima, por debajo, afuera o
adentro, detrs o delante de nosotros.
DanielSiglo XXIX, planeta Tiresias.Cientficos de la
Pluriversidad de Sontec descubren el modo de cambiar de cuerpo. Y
con el cuerpo, de sexo, especie y horizontes. Se producen fuertes
controversias respecto de las aplicaciones de tal
descubrimiento.Mientras tanto, se levanta una ola de reclamos y
apetencias. Exigen la distribucin de esa nueva tecnologa. Nios con
ventosas en los pies piden poder convertirse en peces, madres con
problemas de sociabilidad exigen poder ser habitantes del desierto,
muchos reclaman volar, otros solamente ser ms bellos.La tecnologa
de Sontec se expande, y empiezan a comercializarse algunos modelos
estandarizados. A algunas franjas de la poblacin se les restringe
la posibilidad de elegir entre un nmero limitado de categoras. A
algunas profesiones se les obliga a tomar determinadas estructuras
o anatomas durante el ltimo ao de sus carreras. Se crean registros
y postulan seguimientos. Y slo se indican como perseguibles
aquellos que ocupan la piel que no les est permitida o asignada.Slo
se consideran monstruosos a los modelos fuera de comercio.RalCuando
podamos despojarnos de estos yo indivisos, estirados, lerdos,
dependientes, y encontrarnos en cada una de las notas de nuestro
acorde. Cuando dejemos de pulsar esa nica cuerda, para pasar a
vibrar en ella y con ella en cada sitio donde sea recibida.Cuando
seamos no un sexo, ni un gnero, ni una nacionalidad, ni una
profesin, ni una gastronoma, ni un santo y sea, sino la imprecisa
oscilacin de todos los verbos en todos los cuerpos, en todas las
formas.Cuando podamos reconocernos en la inflexin de la voz, en
cierto ritmo o meloda de la accin de la palabra. De la palabra en
accin, lanzada en el viento como otro viento.Entonces el espejo no
har falta. Cuando slo podamos encontrarnos en el abrazo.
Sobre Spheres, Primer Movimiento (07:40), de y por Keith
Jarret.
DanielRoberto deambula concentrado en escenas fragmentadas,
repeticiones de s mismo a cada paso. Alguien le pregunta por la
calle Resiliencia. No sabe que en ese barrio ya no existe. Alguien
recoge del suelo una medalla. No sabe que qued enterrada en el
asfalto. Alguien busca una casa demolida. Alguien roba las flores
de un jardn que fue tapiado. Alguien apuntala un rbol seco y mitad
podrido. Alguien mira desde balcones que ya fueron derrumbados.
Alguien sonre ante saludos que se abandonaron. Alguien limpia una
vereda con el agua de la lluvia de hace aos. Alguien reparte
correspondencia a personas que ya se han ido. Cualquiera de
nosotros contempla una estrella que ya no est. Roberto cierra los
ojos, como si fuera a dormirse caminando. Piensa: Me duele este
lugar en el que alguna vez encontrarn mi cuerpo. Hay vestigios,
rasgos, huellas, vestes,Desbordados ecos de las cosas idas,En el
aire leve, en la gota nimia, En cada fina y gruesa arruga de la
frente.
Hay dudares extraviados por los muros,Estampada en las aceras la
agona de un desgarro.Hay retazos de llorar vertidos en los
arbustos,Y en los tiznes de una hoja los de un nombre
pronunciado.
Hay una palabra estancada en el viento,Pincelada una ronda en el
patio de una casa.Ruegos de cenizas atraviesan la enramadaY de un
risco se distiende el manto de un consuelo.
Hay un rastro de sangre por la va,Una huella de dolor aferrada a
los portales.Hay un grito sordo atrapado en las esquinas.Y andan,
laten, ruedan verbos desgranados por las calles.
RalTodo tiene tu nombre ahora. Desde el granizo que cae sobre
las calles, hasta la escoba que barre las esquinas. Desde el
silencio hasta el grito. Desde el diluvio hasta el desierto. Y todo
tiene tu nombre porque todo te est llamando. Todo te nombra desde
el instante que das cuenta de tu absoluta pluralidad.
Sigue Shpheres, Primer Movimiento, hasta el final.
De vez en cuando, Daniel:
Acorde de palabrasAcorde de miradasProgresin de manos, modulacin
de manos.Cruce de sombras.Huellas superpuestas.
Escuchamos Shperes, Primer Movimiento, improvisacin en rgano
barroco de Keith Jarret.
Cierre(Sobre Linverno Segundo Movimiento Antonio Vivaldi, por
IlGiardinoArmonico):(Lento - Grave)Siguen vagando las palabras,
criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando por las cuerdas, y
los labios y la boca, para vibrar de nuevo.
En el prximo programa de Vocerrante, el jueves prximo, de 23:00
a 00:00, nos ocuparemos de los vaticinios y las profecas. Criaturas
del tiempo, vagas y mviles, imprecisas y temerosas, audaces y
sapientes. Cunto de lo porvenir ya est muerto? Cunto de lo muerto
ha de por venir?.En qu medida el vaticinio condiciona el
silencio?Cmo se deshace un orculo? Cules son sus tcnicas y sus
artefactos?Hay profecas rotas desde su origen?Pueda una adivinacin
prever su propio incumplimiento?Cmo se internan las mancias en las
piedras, las entraas, las palabras o el vuelo de las aves?Cmo se
alojan los abigarrados futuros en un mazo inverosmil de 78 arcanos,
o en los hexmetros lineales de un antiguo verso?Cmo se articula en
el desierto una promesa?