4 UNIVERSIDAD DE MEXICO
Par José Luis MARTINEZ
BRASIL, EL PEQUEÑO PLANETA
E L CASO de Brasil es aparte, porqueparticipa de una y otra condicióny aun allade, en proporciones bra
sileñas, otros elementos, En principio, elpaís se ha desarrollado sólo en fajas
CALLES PARA PASEAR
POR QUÉ los mexicanos y sobre todo., 1) las IneXIcanas, no pasean por aU calle, por gusto y costumbre deverse? En México caminamos lo indispensable del vehículo a nuestro destinoo viceversa, es decir, siempre vamos apresuradamente a alguna parte, o cuandomás, las mujeres caminan para ir de unatienda a otra. Entendemos el paseo sóloenlatados y protegidos por el automóvil, y en buena parte nuestra ciudad fUll
ciona principalmente para comodidad
Brasil.-aTodo el futuro puede ser suyo"
costeras y r¡ueda aún por articular, porpoblar, por conocer un territorio de varias veces la extensión de nuestra República, Todo el futuro puede ser suyo.Brasil puede continuar sobreviviendo,como hasta ahora lo ha hecho, a basede sucesivos monocultivos o puede aliInentar al mundo y convertirse en unade las potencias universales. Aun petróleo, carbón y hierro los tiene en abundancia. Pero comunicar e integrar unterritorio de ocho y medio millones dekilómetros cuadrados -mayor que el delos Estados Unidos y sólo superado porRusia, Canadá y China-, con las mayores selvas del mundo y los mayores ríos,mas también con llanuras y mesetas detodas las condiciones, parece una empresa ardua, en la que se progresa, sinembargo, día a día. Actualmente Brasiltiene alrededor de SO mil kilómetros decarreteras -el doble de las que poseeMéxico- y 37 mil kilómetros de ferrocarriles, mas para apreciar la tarea porhacer recordemos que los Estados Unidostienen cerca de cuatro millones de kilómetros de carreteras pavimentadas y 370mil kilómetros de líneas férreas. Brasilia, la proyectada nueva capital, es precisamente un intento, de osadía muybrasileí'ía, de centrar el crecimiento elelpaís.
En el aspecto humano, Brasil ha mIoformado por numerosos pueblos indígenas, por la colonización portuguesa,por negros, por alemanes -sobre todoen la región de Sao Paulo- y por gentede casi todos los países europeos. ¿Cu{¡]podría ser entonces el tipo racial brasileño representativo? ¿La mulata negroportuguesa, la negro-india o la mestizaindia-portuguesa? Cualesquiera de éstaslo mismo que otra diferente, siempre quehaya en ella ese tono de cadenciosa lejanía nostálgica -que tan bien expresa la"samba"- y que parece ser común atoda la amplia gama racial que está cociendo en el BrasilIa "raza cósmica".
T R OS FUTBOL y "FEIRAS"
R o S E'; UN ~ MI! OS? espectác.ulo ~eatl:al- en RIO se chce con fIna IronIa,
. como para balancear la cómicaS U r a m e r 1 e a n o S exageración a que son tan propensos lo,
brasileños: "Brasil, país del futuro, futbol del presente". Y hay mucho de verdad en ello. Además del trabajar, amar,bailar, hablar y tomar café, los brasileños juegan futbol o se apasionan por él.Por algo su estadio d~ Maracaná tieneCl! po para casi tres veces los espectadores de nuestros mayores estadios. Lasplayas de Río, desnudas de todo resguardo para el bañista, tienen en cambio, detrecho en trecho, cientos de metas defutbol que marcan teóricos campos donde se adiestran al atardecer los rapacescariocas. Y cuando alguna pareja nopudo asistir a un encuentro, caminanfrente a Copacabana, él con un brazopara el hombro de la compañera y otropara el pequeño radio portátil dondeescuchan la trasmisión del juego.
Menos el futbol, todo lo hacen losbrasileños con tina lánguida prosopopeya,sin el estrépito caribe, pero con elmismo sentido de la fiesta. La transfiguración y la orgía la reservan para el carnaval, pero mientras tanto procuran nopreocuparse demasiado. Nada pinta mejor este carácter lánguido y fiestero delos brasileños que su caprichosa denominación de los días de la semana. No dicenlunes, martes, miércoles, etc., sino "segunda feira", "ten;:a feira" y así hasta llegar a la "sexta feira" que es el viernes,tras del cual vienen fatalmente el sábadoy e! domingo, que vuelven a llamarsenormalmente, ya que por sí mismos sondías feriados, de descanso.
Apuntes
EL VIAJE POSPUESTO
LAS DOS SURAMERICAS
OTROS
SI PUDIERA hacer un viaje -oímos_ decir-, preferiría, por supuesto,
ir a Europa.Los Estados Unidos quedan para ne
gocios y compras, Cuba rara la. fiesta,Centroamérica para neceSIdades Inaplazables, Africa y Asia para los cazadoresy los invitados de las embajadas soviéticas. ¿Y América del Sur? -Bueno, América del Sur para cuando haya una oportunidad-. Y, sin embargo, ver Américadel Sur es como reconocer las otras caras, las otras posibilidades, hacia arribay hacia abajo, de nosotros mismos. Europa puede enseñarnos nuestras fuentesy nuestros modelos originales; Américanos enseña a conocernos a nosotros misInos, a todos nosotros mismos.
Contingencias externas hicieron posible que, formando parte de una delegación, realizara durante el mes de mayopasado un rápido viaje por siete paÍsessuramericanos -Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia,más una corta estancia en Panam{l-, dejando lamentabIemente fuera del itinerario a Venezuela, Bolivia, Paraguay ylas Guayanas. Lo que vi y aprendí fuesin duda menos de 10 que dejé de ver oignoré, y ello me impide articular debidamente mis juicios. Algo sup,en estasdeficiencias las lecturas y las infmmaciones, mas no tanto que, fiado en ellas,intente otra cosa que proponer algunasimpresiones personales. Si para los tiempos de Verne eran buenos ochen.ta díaspara la vuelta al mundo, casi treinta-los de mi circuito surameriCalI()'- hubieran bastado para un buen viajero, siyo lo hubiera sido_
'ESTA .ES la primera evidencia. Lostrece países suramericanos no forman una unidad con caracteres
unidos y constantes. En principio hay dosSuraméricas, la de los grandes países delcentro y del sur: Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, y la de los restantes paísesele! centro y de la porción norte tropical.Aquéllos tienen una marca distintivapor haber recibido, adem{ls de las originales colonizaciones de españoles y portugueses, las de italianos y c!lemanes, ypor tener una escasa población indígenay mestiza. Los de la porción ;-estante, ala manera mexicana, recibieron casi exclusivamente la colonizaCl<>n cspañolay tienen una población indígena y mestiza considerable. Las del sur -llamémosles así- son tierras de vino y carne, declimas fríos y buenas y extensas tierras.Los del norte, con geografías muy contrastadas, son pueblos ele chichas, piscos,rones y aguardientes )' el ietas inciertas,próximas al uso mexica no.
U lVERSlDAD DE MEXICO
"Lima es la vida criolla que describiera Ricardo Palma"
"Las fl/ayas de Río, deslludas de todo resguardo flora el baíiista"
EL MU DO INCAICO; PASADOY PRESENTE
AparLe de las tres comidas habitualcs,hay una entrecomida ele la mañana, "lasmedias nueves", y un suculen to té delas cinco que caprichosamente se llama"las once" o "las onces", aparte de quela breve taza de café fuerte, el tinto, setoma de pie en las cafeterías, en la vi itao en el despacho oficial, a todas horas ysin ningu no o con todos los prctextos.
UN VIAJE a la América del Sur no tiene sentido -afirman los enterados- sin asomarse al más poderoso
testimonio indígena, a las ruinas incaicasdc Machu Picchu y de la región de CUL
ca. y aunque no se lo propon!:;a, quicnsiga este consejo acabará por contrastaraquel esplendor del pasado con el miserable presente de este pueblo, o loque es lo mismo, volar -cruzando otravez los Andes en un pequeño avión provisto de oxígeno para los pasaj eros- delas suaves gracias limeñas a la mesetaandina del viejo Cuzco, de donde partiráa los picachos que resguardaron el orgullo de los poderosos incas.
Lima tiene un tono muy diferente alde estos mundos remotos. Lima es lavida criolla que describiera Ricardo Palma, llena de resabios y aromas coloniales,con su barroco grácil y luminoso -quetanto con trasta con el grave, Iuacizo yhorizonta I barroco nuestro, de piedra ytezontle y que, comparado con aquél losentimos aún más ligado con Jos constructores de las pirámides- y sus balcones de madera labrada cubiertos con celosías. En la vida limería se siente algoasí como la supervivencia en h)s modossociales y eróticos de la reservada picardía de las "tapadas" de la época delvirrey Amat. Bolívar está presentc eninscripciones y en hermosas estatuasecuestres, pero quien parece seguir vivaes Manuelita Sáenz, que con haber nacido quiteña es en Lima donde se la entiende. Viven en Lima criollos, mestizos,inclios, negros y mulatos y muchos chinos,pero Lima es una ciudad relativamentcmoderna, orga nizada sobre las h ueUasde una ciudad colonial que fue feliz asu manera, y en todo caso, una ciudadque parece seguir viviendo la inminencia de un Tupac Amaru, de un Bolívaro de un San Martín. El mundo remotode los incas y la presencia viva de laconquista están en la meseta cuzqueña.
y mariscos. La comida criolla peruana,incluye guisos a base de maíz y mariscos y reserva su mayor orgullo para losviejos "anticuchos", trozos de corazón deres o de cerdo, ensartados en una largaespina de caña, asados a la parrilla ysazonados con una salsa suave.
En Río de J aneiro, entre tantas sorpresas para todos los sentidos, el viajeropueele reservar su predilección, en cuanto al gusto, por el reino ele las frutastropicales, de nombres dignos de unajitanjáfora: maracujá, abacaxí, bacurí yde sabores que recuerdan las descripciones de Las T1úl noches)' una noche. LaConfeitaria Colombo, al laelo de la Ruado Ouvidor, es como nuestra vieja Dulcería de Celaya en proporciones de unacatedral y cuyo ritual, al atardecer, esel ele los refrescos y los helados, las pastas y las empanadas, las bebidas calientesy los generosos aperitivos. Al lado delmisterio moreno de las muchachas brasileñas y del fatal paraguas de los cariocas, el viajero se empeñará en probarel sabor de cada una de esas frutas dearomas suaves de la que sólo una acasole es familiar, el abacaxí, que es nuestra piña.
Casi toda Suramérica -en contrastecon México donde la costumbre europeacasi ha desaparecido- se pasa buena parte del día ocupada en comer y beber.
BEBIDAS Y COMIDAS
de los automovilistas y no de los paseantes. Algo queda de esta vieja y buenacostumbre de caminar y verse, de pasear,en las provincias donde aún se estilanlas "vueltas" en los parques públicos obajo los portales. En cada ciudad suramericana, en cambio, hay una o variasavenidas arboladas o pequeñas callescerradas al tránsito de vehículos: la estrecha y colonial Rua do Ouvidor o lasluminosas avenidas Río Branco· y Copacabana en Río de Janeiro, las calles deFlorida, Santa Fe y Corrientes en Buenos Aires, la calle ele Ahumada en Santiago, el Jirón de la Unión en Lima, laCarrera 7;¡. y la 13;¡. en Bogotá, o la avenida 18 de Julio en Montevideo, donde,haya frío o calor, por las maí'íanas ypor las tareles la gente pasea, conversa,eliscute y ve los escaparates, y todos pueden disfrutar democráticamente la fiesta de las mujeres hermosas, incomparable sobre todo en las calles de BuenosAires.
YA HE APUNTADO que hay afortunadastierras de vinos y dramáticas tie
. nas de aguardientes y chichas. Elpisco -un aguardiente fuerte de uvaque en Chile, Perú y Ecuador prefierentomarlo suavizado con limón, es unpuente de transición como para atemperar el violento imperio del ron de cailaen los países tropicales y el pesado mareo incaico de la chicha. En cuanto acomidas, hay algunas peculiaridades quesorprenden al viajero. Así como Méxicose distingue arbitrariamente por ser elpaís del chile y la tortilla -con toelo yque a veces comamos otras cosas-, Argentina y Uruguay se caracterizarían porsu impresionante carnivorismo -mediokilo de carne diaria por persona- yaque sus excelentes pescados y mariscosno logran entrar del todo a la dietanacional a pesar de los esfuerzos oficiales. En el mercado municipal ele Montevideo comió junto a mí un tonelero delpuerto quien gravemente engulló unaración de matambres, asados de tira ybifes, adornados con tres o cuatro vasosde vino, pan y queso, ración que doblócon mucho cuanto, pese a mi entusiasmo, pudo resistir mi estómago mexicano.Chile, faja marina, prefiere los pescados
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cuzco
cuzco FUE la capital del enorme y. ! poderoso imperio incaico y, cuando
-- los conquistadores al mando dePizarra entraron triunfantes en la ciudad magnífica, tras de haber capturadoy asesinado a Atahualpa, aprovecharonlos sólidos sillares de cantera de los palacios indígenas para edificar sobre ellossus casas y sus iglesias a la usanza española. Así Cuzco es una ciudad indiay colonial por partes iguales, semejanteen sus aleros y en sus balcones, en susespléndidas iglesias barrocas y en la amplitud de sus plazas a Pátzcuaro o a SanCristóbal las Casas. Cambia el ingrediente indio, pero no, cuando menos en laapariencia, el resultado. El pintoresquismo nativo es paralelo, el mercado abig-arrado y coloriclo recuerda también alos de Michoadin, Oaxaca o Chiapas;la miseria parece más irredimible; masen el campo hay un esbelto personajenuevo, la llama, y en las bocas de losindios un consuelo trágico para el hambre y la al tura -3,400 metros-, la coca.
En el mismo Cuzco, bajo los hermososbalcones de madera labrada, los hierrosy los frontispicios coloniales, se adivinala aniquilada magni ficencia de lo quefue el Templo del Solo Coricwcha, sobre cuyos muros edificaron su conventolos dominicos; la Casa de las Vírgenesdel Solo Ajllahuasi, y los palacios de losreyes incas Huayna Capac y Tupac IncaYupanqui; siempre enormes piedras pulidas, engastadas LI nas en otras y conpoquísimos motivos ornamentales. Enlas cercanías de la ciudad hay otros monUlnentos importantes: la imponente fortaleza de Sacsahuamán y una placenteraresidencia campestre, célebre por susjardines y termas, Tampumachay: piedras sobre piedras, movidas y pulidasquién sabe con qué a!'tiricias y a costade cu,íntas vidas, testimonios de culturas mucho m{IS arcaicas que las nuestras:acaso de mil, dos mil años antes de Cristo. Pero aquella presencia inerte, inexpresiva y remotísima renace de pronto:una niñita indígena, a lo lejos, cantasuavemen te en el atardecer u na aguday lenta melodía que va y viene con eldelgado viento andino y que se quisiera~letener,. repetir, conservar, y en los vieJ,?s cam1l10S, entre suaves verdes y amanllos opacos, pasa una recua de llamasguiada.s por una mujer tímida y tristeque lula su lana en un pequeño husomien tras se desliza por la vereda.
MACHU PICCHU
SALVANLJO PRIMERO las. m<:JI1tañas querodean a Cuzco y sIgUiendo luego
. el curso del río Urubamba, quedesClende a la selva amazónica en uncailón cada vez más profundo y escarpado, van encontrándose numerosas ruinasincaicas: admirables terrazas para cultivos, o andenes, en las laderas del río ypequeilas y grandes fortificaciones quedefendían al imperio inca de las incur- .siones de las tribus selváticas. Una deestas ci udades-fortalezas, ;acaso la m<isimportante, sin duda la m{IS espectacular, es la de los picachos llamados MachuPicchu y Wayna Picchu.
La belleza de Machu Picchu no residesólo ~n sus extensas y complicadas construcClones escalonadas, ni en su selvapétrea desnuda de toda ornamentaciónsino, pri nci palmente, en el majestuoso
escenario en que se encuentra situado:en la cumbre de altos picachos que dominan un extenso recodo del río. Lasterrazas para cultivos, acaso tambiénpara jardinería ornamental, rodean lasruinas de los que fueron el palacio principal, el de la Ñusta y el de las tresven tanas, el gran templo, los observatorios, las casas, las tumbas' y las numerosas rampas y escalinatas que comunicanen tre sí los edil"icios, pero todas estas amplias construcciones -y las del solitariopicacho frontero, el Wayna ·Picchu, donde está el templo de la luna- se encuentran suspendidas sobre un abismo de500 metros, labradas en las estrechas laderas de los picachos que la niebla ciñeal atardecer. Machu Picchu debió ser unafortaleza y una atalaya, pero tambiénun 1ugar sagrado donde la belleza y labeatitud, el hondo silencio interior tenían UI1 sentido m;'¡s inmediato.
"uu csi,cllo 1Jersouaje Huevo, la llallla"
Mas todo este noble esplendor incaico,toda la refinada gracia de las vasijas ylas telas preincaicas e incaicas que pueden admirarse en los museos de Lima,toda la cerrada y perfecta organizaciónsocial y económica que aún existía a lallegada de los espafioles, todo el magnífico y milenario mundo inca se ha aniquilado para siempre, y el indio quechua y el aymara sólo son ahora pueblosvagabu ndos consumidos por la miseria;pintorescos y coloridos aún en los díasde fiesta, en las ferias y en las peregrinaciones, pero cuyo desamparo, cuya pobreza y cuya tristeza brotan a veces incon tenibles, como en la célebre procesión del Señor de los Temblores, en que"veinte, treinta mil personas, al atarelecer de un día de marzo o abril, plañendesesperadamente acusando a sus opresores. Creen que el Señor, su padrecito,les had justicia y fulminará con su iraa los malvados. Un llanto de mujeres,niños, ancianos y hombres incluso, sefunde en un rumor oceánico, mientraslas andas del Cristo indio (tiene el bronceado cada vez más oscu ro a ca usa delhumo de las ceras que siempre están asu alrededor) se balancea lentamente.U n alarido sále de aquella masa humanacuando el Taytacha voltea las espaldas,
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penetra al templo y las puertas se, ci~rran tras él, pesadamente, Todo Slgl1lfica un 'alÍo más de sufrimientos contenidos, a nadie expuestos quizá, que esperan para brotar, como rotas arterias,este día y esta noche de pública audiencia en que el Supremo Juez escucharála voz de los pobres". ji
¿QUE ES MEXICOPARA EL SUR?
DE UNA MANERA general, México espara casi toda la América del Surel lugar de donde vienen películas
de ambiente charro y briosas o quejumbrosas canciones que suelen gustar aúnmás que las locales, Lamentos por perjuras, abyectas meditaciones sentimentales y bravatas rancheras, divulgadas inicialmente por las películas, se escuchanen todas partes y las muchachas estánsiempre dispuestas a cantarlas con admirable mimetismo de las cadencias y estilosde nuestras estrellas de la canción. Loscinematógrafos que exhiben películasmexicanas son negocios. seguros y las"colas" frente a sus taquillas son cosa común. Además de cultivar adecuadamenteotras relaciones culturales, económicas ypolíticas, parece indispensable poner unaatención vigilante en el sentido, en elcontenido y en la calidad de esta espontánea penetración cultural, que tan bienpudiera servirnos para hacernos conocermejor y para difundir nuestras propiastesis y convicciones, y no sólo la fatal ycomercial sensiblería o el deformado pintoresq uismo.
En las librerías de muchas capitalessuramericanas hay libros mexicanos delFondo de Cultura, bien apreciados porlos medios universitarios y de culturasuperior, y lo que esos pueblos saben elenuestra cultura lo saben por este solocamino. Raramente suelen verse librosde otras editoriales. Ninguno de nuestros periódicos y revistas comerciales seve en los expendios, que sí tienen cientos de publicaciones norteamericanas yalgunas cubanas, argentinas y brasileñas.
Pero aparte de esta difusión populary de esta limitada difusión culta, Méxicoexiste para Suramérica, en los mediospolíticos y aun en ciertos ambientes sociales, como un ejemplo de "política viril" internacional. Esta expresión la oíde un diputado uruguayo y de un chofer ele taxi en Panamá. Se admira a México por su firme, celosa defensa de susoberanía, en contraste con otras actitudes gubernamentales. Y para los hombres preocupados por el destino de suspueblos, México es un alto ejemplo pordos de los actos decisivos de nuestra Revolución: la reforma agraria y la expropiación del petróleo, hechos sobre loscuales se solici tan insistentemente precisiones, leyes, procedimientos y experiencias. En contraste, causa sorpresa queno se advierta o no se hable en Suramérica de la lección que México ofrececon la reforma social juarista, que tantosmales y problemas nos ha evitado y queha hecho posible nuestro progreso, ycuya carencia representa un atraso social muy grave para casi todo el continente del sur.
Desde otro ángulo, la significación deMéxico para la América del Sur tiene
* Luis E. Valcárcel, Rula wltural del Perú..Fondo de Cullura Económica, México, 1945,p. 177.
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también dos grados claramente diferenciados. Para los grandes países del extremo sur y para Brasil, México es sólo elnombre de un país lejano, del que sesabe poco o nada y al que, en todo caso,'no se considera con importancia vitalinmediata. Para la Suramérica mestiza,esto es, para los países del norte, Méxicoexiste, en cambio, como una lección vivay aun como una intensa atracción turística. Algunos han venido a la ciudadele México, a Acapulco y a Cuernavacay todo les ha parecido· encantador; muchos m{lS desean venir.
EL MAS Y EL MEN OSDE MEXICO FRE TE AL SUR
A PARTE DE LO~ aspectos técnicos de1'"1. desarrollo económico, situación so-
cial y significación cultural, queson tratados frecuentemente por expertos, sólo me atrevo a sefíalar unos cuantos puntos de carácter general, de másy menos en la cu'enta de México en relación con Suramérica.
U na de las superioridades eviden tes deMéxico radica, en mi opinión, en el hecho de haber planteado y resuelto -oportuna y precursoramente- problemas sociales fundamentales en la vida hispanoamericana: separación de la Iglesia y elEstado, liquidación del militarismo como fuerza política, reforma agraria, derechos laborales, nacionalización de losrecursos básicos y los servicios públicos,defensa constante de la soberanía, lo quees decir, Reforma y Revolución o Juárez, lVIadera, Carranza, Zapata, Cárdenasy los gobiernos inmediatos. Tenemos sinduda aún muchos problemas sociales,una gran parte de nuestro pueblo vivecon pobreza ? con miseria, no es aúnperfecta nuestra justicia social, sí, perotambién es cierto que estamos orientadospor nuestras leyes y por el impulso activo de los mejores mexicanos hacia elcamino seguro que nos salvará a todosjuntos, sin discriminaciones ni proscripciones sociales. El mestizo es la base denuestra sociedad y el indio y su justicianuestra convicción y nuestra preocupación permanentes. Nos sentimos, racional o sentimentalmente solidarios y ligados con el indio, defensor orgullosode su estirpe, y Cortés, civilizador perotambién conquistador y destructor, notendrá en México monumentos que sítiene en el sur Pizarra. Todo este legado, este impulso y estas conviccionesnuestras, que no existen por lo generalen Suramérica, agobiada todavía en algunos países por el militarism() y el clericalismo, desJeñosa por lo general desus indios, dominada por oligarquías ypoco escrupulosa de sus relaciones internacionales con los poderosos, constituyennuestras excelencias y nuestro orgullo.Pero, al mismo tiempo, sería injusticiano mencionar que en todos los paísessuramericanos existen viejos y jóvenesluchadores limpios que se esfuerzan díaa día por vencer estas injusticias y porlibrar a sus pueblos del imperio de estasfuerzas oscuras.
En el reverso de la medalla hay quefijar hechos diversos. La vida cívica, enalgunos países de Suramérica, tiene undesarrollo y una actividad orgánica queaún no hemos alcanzado, lo mismo enla actuación de los partidos políticos queen su representación proporcional en elgobierno. Es posible que en ocasiones sellegue a una atomización del poder oque la composición democrática del go-
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lIuenos Aires. Capital de Argentina
Vellllcdor de P;'jdl'OS. en las ralles de HuellOS ¡\ires
Santiago. Capital de Chile
Vendedor de cacahuates, en Buenos Aires
En su discuTSo, Payssé Reyes, compara al Benemérito de las Américascon los personajes más destacados dela libertad continental: Jefferson, BoUva,', Sarmiento, Mm'U, etcétera. Ypasa a concretar sus simpatías POT elpueblo mexicano en la figura de Be?lito .Iuárez. Con emotlVOs palabras 1'("
cue¡'da los rasgos más destacados dela vida y la obra del héroe de laReforma. En vaTios párrafos hace .,'efeTencia a los ataques de un conOCIdoescTito¡' mexicano, "efutando sus objeciones, y elogia la actitud de .lllárez.que combatió la mala influencia delclero, de los conservadores, y de losIJotencias extranjeras con ambiciollf>simpe1"Íalistas en nuestro continellt~.
Te"mina Payssé Reyes propolHendo que la Organización de Estadn,lA JI1e'l'icanos se ocupe en una vasta. labor editorial que dé a conocer el pensamiento libeml latinoamericano entodos los paises del mundo.
Junio de 1959
demos. Pregunté a una señora en Santiago de Chile qué productos importadosechaba de menos. -Sólo los pañuelos depapel, cuando me acuerdo de que existen - me contestó.
DISCURSO
Examinando el trigo en la pampa
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El LA C..\MARA de Representantesdel Uruguay, el docto,' HéctorPayssé Reyes, PTesidente de la
Comisión de Asuntos 1nteTnacionales,pTOnunció un discurso el J)ia de lasAméricas (14 de abúl de 1959) para,'endir homenaje a la fig'/lm de Benito.lllá,'ez.
El doctor Pa.yssé Reyes es un destacado poUtico uruguayo. Internacionalista, periodista)' legislad01', ha ocupado en diversos pedodos bancas enla CámaTa de Representantes y en lade Senadores. Ha deselnpeíiado importantes misiones en el extHmjero.Visitr! México en el aíio de ]955, pre·sidiendo la delegacir!n del Uruguayen los Segundos .Juegos DeportivosP(mamerica11os. Desde entonces se ha11inculado C011 varios ('hc'/llos nacionales. Fllf> ,'ecibido ('n audiencia esjJecialjJor f>l Presidente don Adolfo RuizCO'l'tines.
supuesto que en un hecho como ésteintervienen radicalmente las distanciasy las restricciones aduaneras y fiscales,pero recordemos que, aun existiendo para nosotros estas últimas, nos obstinamosobcecadamente en vencerlas cuando po-
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bierno implique ineEicacias administrativas y constantes tropiezos en el cursode los negocios públicos, pero es evidente que, así funcione imperfectamente elsistema, expresa las convicciones políticas ele mayorías y minorías.
Ciudades como Montevideo y BuenosAires -ya que no puedo hablar de lospaíses- parecen tener un nivel mediode vida y de educación su perior al de laciudad de México, donde se aprecian tanacusados contrastes, con trastes que sí seadvierten en Río de Janeiro y en SanLiag-o, y en menor escala, en Bogotá. Enel orden educativo y cultural, Argentina,Urllg-uay, Chile y Colombia tienen proporcionalmente índices superiores a losde México, en alfabetismo, número deescllelas y maestros, población universitaria, consumo ele papel periódico, publ icación y venta de libros, etc., lo quese hace desde luego notorio en la conversación con obreros y servidumbre, EnColombia, donde el problema de analEa betismo popular es semejante al nuestro, es notable el acceso más numerosoa la educación superior y universitaria.Todo ello tiene, por supuesto, una explicación histórica y geográfica. La tareacivilizadora se hace más lenta, más caray más difícil cuando la obstruye la geografía y la distrae el clima. Además, circunstan'cialmente recordemos que mientras el magnífico Sarmiento formabamaestros y sembraba escuelas en el sur,en México luchábamos contra dos invasiones extranjeras y dirimíamos el COIl
nicto social fundamental que nos llevóa la guerra de Reforma.
En otro orden de cosas, países comoBrasil, Uruguay, Argentina y Chile sonespontáneos y orgullosos consumidoresde SLlS propios productos y sólo requieren del extranjero la indispensable maquinaria o combustibles. Al mexicano,tan rodeado y vestido de artículos importados, le admira y aun contagia esteentusiasmo suramericano por su propiaproducción y quisiera verlo vivo en México donde no sólo la vecindad norteamericana sino una educación desviadanos lleva a preferir muy a menudo, paraperjuicio de nuestra economía, lo importado, En Río de ]aneiro, en Montevideo, en Buenos Aires y en Santiago,toda la ropa que usan hombres y mujeres son nacionales; es nacional tambiénel buen vino que beben con patrióticoímpetu y, en suma, no tienen otro toque extranjero que alguno de los aparatos caseros o el viejo automóvil. Por
Monasterio espaliol en Quito