7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
1/87
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
2/87
L EXISTENCI
HISTRIC E JESS
en las fuentes cristianas
y
su c ontexto judo
SI LO
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
3/87
SI LO
Espaa
xico
rgentina
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduccin
total o de esta obra por cualquier procedin~ iento ya
se grcfico, electr>nico, ptico, qum ico, mec nico, fotoc opia,
etc.) y el almacenamiento o transmisin d e sus contenidos cn
soportes magnticos, sonoro s, visuales o de cualquier otr o tipo
sin permiso expreso del editor.
Primera edicin, septiem bre de 2008
IGLO
XXl DE
ESf>A 4
EDITORES
S.
A.
Menndez Pidal, 3 bis. 28036 Madrid
uww.sigloxxieditores.com
Gonzalo Puente Ojea, 2008
Diseo de la cubierta: Outerstudio
Maquetacin: Jorge Bermejo Eva Gir n
DERECHOS
RESERVADOS
COUPORhlE
A LA LEY
Impreso
y
hecho en Espaa
Pnntcd and mude zn Spuin
n
memoria
de mi hQa ercedes
1SBN: 978-84-323 1362-2
Depsito legal: S. 1.339-2008
Impresin: Grficas Varona, S.
A.
Polgono
El
Montalvo
37008 Sala~nanc a
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
4/87
1
LA EVIDENCIA INTERNA COM O PRUEBA DE LA EXISTENCIA
DE
j ~ s s . . . .
1
2. EL JUDEOCRISTIANISMO Y EL PAULINISMO
17
3 EL EN F REN TA M IEN TO A BIERTO D E P A BLO CO N LO S
A P ~ S T O L E S
25
4.
LA RIVALIDAD RELIGIOSA SOCIAL
Y
POLTICA ENTRE
PAULINOS Y APOSTLICOS. . . .
37
5 LA IDEOLOGA DE LA GEN UINA MESIANIDAD FALLIDA
DEJESUS 45
6 LA MANIFIESTA T E R G I V E R S A C I ~ NHISTRICA DE LA
A U T O C O M P R E N S I ~ N
E JESS . . . . . 53
7. LA FIGURA
DE
JESS EN EL CO NTEXT O RELIGIOSO DE SU
TIEMPO
59
8 EL PERFIL DE LA HISTOKIA DE JESS HASTA SU MUERTE . 73
9. EL ERR N EO EN F O Q U E D E LO S N EG A D O RES D E LA
EXISTENCIA DE JESS . .
105
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
5/87
APROXIMACI~N RELIMINAR
La demostracin de la ex istencia real e histrica de Jess a la luz
del ncleo bsico del Nuevo Testa men to (Epstolas, Evangelios
cannicos
y
Apocalipsis)
es posible
y
necesaria
y
para ello es
indispensable
dar los pasos siguientes:
PRIMERO.
roceder a
una nueva lectura completa y contex-
tual de la totalidad de ese ncleo bsico, registrando meticulo-
samente sus interrelaciones sus ambigedades y sobre todo
sus contradicciones dentro de cada documento y de todos los
documentos entre s como literatu ra ideolgica polmica y anta -
gonista.
SEGUNDO.
dentificar los
dos modelos bsicos y su antagonis-
mo conceptual e histrico,
a saber: el
modelo de Pablo de Tarso
y el modelo subyacente de los evangelistas, trabajando sobre la
tradicin oral y escrita ms antigua.
TERCERO.
nvestigar los
soportes docum entales del Evan gelio
paulino y su carcter esenc ialmente metafi sico,sobrenaturalista
espiritualista de un Cristo como un ser de naturaleza divi-
na en su procedencia y en su destino final; as como investigar
tambin los
soportes do cumentales del Evangelio judeocristiano
y su carcter esencialmen te histrico,
biogrfico
y
naturalista en
su contexto escatolgico-mesinico
y
la especfica coloracin
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
6/87
AI KOXIMACI~N
RELIMINAR
apocalptica y simblica que le imprimi Juan, dentro del mar-
co eminentemente judo de la ideologa mesinica.
CUARTO.stablecer la radical contraposicin e incompatibili-
dad teolgica, soteriolgica antropolgica de ambos modelos en
los documentos,
y
las
implicaciones politicas
y
culturales
de los
respectivos dos modelos doctrinales.
QLTINTO.nalizar el intento de conciliacin de ambos m ode-
los cristolgicos, en particular a la luz del fallido inte nto de fun -
dir el personaje real delJe ss mesinico con el Cristo celeste,
que
se ofrece en el
Evangelio de Marcos
( y os paralelos sinpticos y
la fuente jonica mediante el llamado
ccsecreto mes inico .
SEXTO.
resentar los
puntos fundamentales de oposicin
y
polmica entre Pablo
y
su escuela cristolgica sobrenaturalista y
los
Evangelios Sinpticos,
as como la
cristologia jonica
con su
paradjico contraste entre su riqueza informativa acerca del Je-
ss de la historia y su teologa de Cristo como
Logos
o Palabra
de Dios.
SPT~MO.
xplicar el
carcter y sentido de la polmica ideo-
lgica entre Pablo y los Apstoles en Jerusaln
y
Antioqua, o
dems sinagogas de la dispersin.
O C ~ A V O .xponer los datos y referencias que permiten iden-
tif car la figura del Jess histrico en los text os conservados,
y en
particular la naturaleza, fundamentos
y
alcance de
su idea de
la ccmesianidad>>n el contexto del farisesmo y del zelotismo,
suprimiendo los , sus causas. Ninguna
ideologa de poder t iene lideres inventa dos.
DECIMOTERCERO.a Iglesia con su dogmtica condujo a mu-
chos ateos a negar la realidad hi.ctrica, y a muchos creyentes a
abandonar las filas cristianas, ante el radicalismo espiritualista
y
el sobrenatura lismo irracional practicados por la cultura cris-
tiana, perpetuando la falacia animista y el dualismo metafiic o
frente a los conocimientos y resultados de la Ciencia.
DECIMOCUARTO.atisfechos los requerimientos para dar todos
estos pasos, emerger de las adulteraciones, omisiones y adia o-
nes que gravitan en los documentos una figura nueva pero ge-
nuina de la personalidad de Jess, y se resolvern numerosas apo-
rasy contradiccionesnacidas de las falsificaciones deliberadas o
fortuitas al fin detectables en las doctrinas y textos pertinentes.
Este M esias nada tien e que ver con el Cristo paulino
y
eclesisti-
co. Las contradicciones>>,tc., son de orden ideolgico>>.
DEC~MOQUINTO.emostrar docume ntalm ente la realidad his-
trica de Jess equivale, por implicacin, a demostrar el error
de la negacin de esa realidad por los mitlogos, a causa de su
mon ume ntal equivocacin entre el Jess de los Evangelios el
Cristo de las Epistolas.
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
7/87
1
LA EVIDENCIA INTERNA COMO PRUEBA DE
LA
EXISTENCIA DE JESS
Cualquier estudioso que no est muy condicionado previa-
mente por el credo cristiano probablemente experimentar al
trmino del examen del
Nuevo Testamento
un cierto grado de
asombro o de malestar ante las graves contradicciones y antino-
mias relativas a
la naturaleza
y
personalidad de la figura central
que se supone que protagoniz los episodios y vicisitudes des-
critos en los cuatro bloques literarios del relato presentados
en el siguiente orden convencional:
Evangelios Hechos de los
Apstoles Epstolas
y
Apocalipsis.
Espero que muchos como
yo concluyan tras meditadas reflexiones y consultas que pare-
ce que es razonable colegir como
afirmacin general prelimi-
nar que ha exi ~tid o ealmente un personaje conocido histri-
camente por el nombre de
Jess de Nazaret
pero que
ams ha
existido realmente
un personaje con el apelativo de
Jesucristo
como supuesto Hijo consustancial de Dios encarnado huma-
namente para realizar tareas soteriolgicas en la tierra final-
mente resucitado y como tal an hoy adorado por las iglesias
cristianas. En este breve ensayo intentar exponer los
funda-
mentos de m i tesis.
1
Comenzar por exponer
una potente razn formal de
evidencia analtica interna
que ya expres en mi libro de snte-
sis publicado en 992:
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
8/87
A
mi juicio, la prueba mayor de que
existi histricamente
un hom-
bre conocido despus como
Jess de Nazarel o el Nazareno
radica en
las invencibles dificultades que los textos evanglicos afrontan para
armonizar o concordar las lradiciones sobre e ste personaje con el mito
de Cristo
elaborado teolgicamente en estos mismos textos.
Nadie se
esfuerza por superar aporas derivadas de dos concep tos divergentes
contrapuestos del mismo referente existencial, si dichas aporas no
surgieran de testimo nios histricamen te insoslayables. La imposibili-
dad conceptual de saltar de modo plausible del Jes s de la historia al
Cristo de la fe
constituye una
evidencia interna
-aunque aparente-
mente paradjica- de la altsima probabilidad de que haya existido
un mesianista llamado Jess que anunci la inminencia de la instaura-
cin en Israel del reino mesinico de la esperanza juda en las prome-
sas de su Dios. Ninguna otra prueba alcanza un valor de conviccin
comparable a los desesperados esfuerzos, a la postre
allidos
para una
mirada histrico-crtica, por cohonestar el Cristo mtico de la fe con
la memoria oralmente transmitida, de modo fragmentario, de un he-
breo que vivi, predic y fue ejecutado como sedicioso en el siglo
I
de
nuestra era (E l Evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe alJe ss de la
historia, 1992, p. 10 .
En el librito aparecido en el ao 2000 precisaba esquemtica-
mente mi argumento:
Nadie a sume arti fcialme nte datos o testimonios que daaen a sus pro-
pios intereses,
a no ser que exista
una tradicin oral o escrita que sea
impo sible desconocer>>,n cuyo caso slo resta el inseguro expedien-
te de reinterpretarla o remodelarla tergiversando>>u sentido genuino
[ l l deseo de apuntalar histricamente el nuevo mensaje soteriol-
gico -cuestin que an no le preocup a Pablo- oblig a los evan-
gelistas a usar reiteradamente -casi siempre de modo intermitente y
elusivo- tradiciones muy antiguas sobre actitudes palabras del Na-
zareno. De este precioso matevial, que podramos calificar defurtiuo,
puede inferirse con estimable seguridad que Jess fue un agente me-
sianzco que asumi sustancialmente los rasgos bszcos de la tradicin
davdica popular>>
e
la escatologa de origen proftico, aderezadas
con acentos apocalpticos.Su mensaje anunci la inminente llegada del
reino mesinico sobre la tierra de Israel transformada por una suerte
de palingenesia, un reino en el que
lo religioso
y
lo poltico
aparecan
fundidos -slo disociables con una mentalidad occidental- para
entrar en l, y en el cual el arrepentimiento y la reconversin espi-
ritual
(teshuvah, mctanoia)
resultaban inaplazables
y
eran requisitos
indispensables para la intervencin sobrenatural de Dios.
El
verda-
dero tour de force que signific remodelar este material y verterlo en
las categoras del misterio cristiano exigi una fe ciega
y
se desarroll
more rabbinico, es decir, acudiendo a los argumenta e scriptura y a los
uaticinia ex eventu, aislndolos de sus contextos e integrndolos en
una interpretacin tipolgica y alegrica extravagante e inverosmil
(E lmito de Cristo,
2000, pp. 18-20 .
El hecho de qu e prcticamente todas las Biblias de la familia
cristiana en primer plano de la Iglesia roman a siten los Evan-
gelios
y
los H echos en primer lugar
y
las Epistolas atribuidas a
Pablo de Tarso u o tros y el Apocalipsis, en segundo
y
en ltimo
lugar genera la malsana impresin , buen a nueva,
en el sentido tcnico del
trmino es decir el mensaje proclamado acerca de la muert e
y
resurreccin d e Cristo>>; que en todo el espacio de vigencia
de la misin paulina
y
de la literatura que es dependiente de
Pablo y sus cartas n o
hay ev idenc ia de que e l t rm ino evan-
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
9/87
gelio est de algn modo relacionado con escritos evanglicos
o con cualquier otra forma de m at er i~ le s scritos,
segn afir-
ma Helmut Koester, con su autoridad de biblista, remachando
que dos Evangelios Sinpticos pertenecen a este espacio y son
dependien tes de l>> An cien t Christian G ospels. Their H istory
and Deuelopment, 1990, pp. 9-10). Por otro lado, sabemos que
los cuatro Evangelios cannicos y Hechos son cronolgicamente
y
escriturariamente tardos.
Pero, sorprendentemente, resulta
que mientras que
en el legado paulino nada se informa sobre el
Jess histrico, pese a su proximidad existencial, las mencio-
nadas fuentes narrativas tardias estn saturadas de noticias
y
de
datos sobre ese me sianista galileo
y
su fallida carrera.
Estos
dos grupos de fuen tes
no slo son
teolgicamente con-
tradictorius en cuan to a sus mo delos cristolgicos, sino tambin
ideolgicamente antagnicos
-entendiendo por el trmino
ideologa
todo
sistema de ideas
y
conceptos en el co ntexto de
sus relaciones con situaciones
y
aspiraciones de - n el
mu ndo histrico real de la politica
y
de la vida econm ica.
Cabra
suponer, en circunstancias histricas normales, que los
testimo-
nios de testigos recientes de u n acontecimiento
seran ms ricos
y ms fidedignos, en cuanto a sus contenidos informativos, que
las noticias transmitidas por testimonios tardios en cuanto a su
recepcin esmita. Pero en el extrao cdenmeno cristiano que
estamos analizando ha sucedido lo contrario: el legado paulino
es de absoluta pobreza en noticias sobre
Jess
a pesar de la cer-
cana histrica del protagonista, del cual solamente encontra-
mos un estimable repertorio de datos personales de pretensin
histrica en los documentos de datacin ms alejada de ste
y
re-
cogidos en el Nuevo Testamento y otras uentes.
La
consecuencia indub itable men te catastrfica -en varios
sentidos-
de este extrao fenmeno se hace evidente, tanto
para el historiador como para el eventual creyente, tan pronto
como se haya realizado
un adecuado estudio comparativo de los
contenidos de los dos grupos testimoniales entre S(
y
tambin
dentro de s i mismos, en el con texto histrico concreto en el que
cada uno se haya producido. En efecto, se comprueba entonces
que la fe de la Iglesia representa un a aberra nte tergiversacin his-
trica de la tradicin cristiana sobre Jess en su gnesis en su
desarrollo.
Resulta oportuno evocar ahora las palabras con las que ex-
presaba en mi ensayo El mito de Cristo 2000, pp. VII-VIII la
evidencia de esta
alsedad:
Para comprender el perfil definitorio del mito neotestamentario de
Cristo,
y las argucias de su falsedad se necesita slo buen sentido
respeto de las reglas que impone el sano razonamiento y la atenta
lectura de los propios Evangelios cannicos en lo que se refiere a la
informacin sobre el contexto judo del protagonista una vez des-
pojada de los aditamentos de los exegetas creyentes
y
de las premisas
dogmticas que adulteran la esencia
histrica
de la predicacin y de la
accin de Jess. Una lectura de los datos exenta de los prejuicios de
la fe pone de manifiesto una contradiccin irredactible entre el anun-
cio mesinico
del cual era ~ortador rimero
y
luego ejecutor y el
inesperado
y
sangriento desenlace del que fue la vctima cruenta. Des-
de este trgico suceso la fe fantica de unos pocos de sus seguidores
comenz la tarea de transformar radicalmente a un artesano galileo
ofuscado por las promesas del Reino en elHzjo de Dios, consustancial
y coeterno con el Padre, encarnado
para
sufrir en la Cruz una muerte
expiatoria de los pecados de la humanidad.Esta absurda leyenda naci
en la mente de un outsider del crculo cristiano originario que parece
que lleg a creerse el privilegiado receptor de una revelacin particu-
lar a su persona para corregir el
error
de unos discpulos que habran
tergiversado el genuino mensaje de su Maestro. Me refiero obviamen-
te a Pablo d e Tarso
y
los crculos gentiles de la dispersin creando
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
10/87
as un
abismo insondable
entre cristianismo judasmo: el
mito del
Cristo divino.
2
El locus documental del Nuevo Testamento donde se pro-
dujo este
abismo
es exactamente, de un modo explcito, las pe-
rcopas del Evangelio cannico de Marcos 8.3 1-33 Comenz
a
ensearles [a los discpulos] cmo era necesario que el Hijo
del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los
ancianos y los prncipes de los sacerdotes y los escribas, y que
fuese muerto y resucitara despus de tres das. Claramente les
hablaba de esto. Pedro, tomndole aparte, se puso a reprender-
lo. Pero l, volvindose y mirando a sus discpulos, reprendi
a Pedro y le dijo Qutate all, Satn, pues tus pensamientos
no son los de Dios, sino los de los hombresn. Este pasaje es
luminoso e inequvoco, y demuestra dos puntos:
1 )
Que Pedro
conocia la naturaleza mesinica de la personalidad d e Jess en el
contexto judo y especficamente davdico de las promesas de
Yahv, conocimiento directamente derivado del magisterio del
Maestro en la convivencia cotidiana con ste y con los dems
discpulos, y que Jess le pide silencio y discrecin sobre ello.
2) Que, inesperada e inexplicablemente, el mismo Jess habra
hecho una declaracin antimesinica que echaria por tierra la
proclamacin de m esianidad qu e acababa de adm itir por la boca
de Pedro, al anunciar lo que implicitamente descartaba
a
radi-
ce la pretensin mesinica de cualquier pretendiente, es decir,
la derrota
y
la crucifixin. Pero, adems, esta profeca autodes-
tructiva deba mantenerse estrictamente en secreto (como di-
cen los exegetas, el secreto mes zdn ico~ ).
Puede afirmarse con slidos fundamentos que esta silente
profeca soteriolgica
no
figuraba, ni explcita ni implcitamen-
te,
en ningun a tradicin oral o escrita de procedencia prepascual,
o sea, procedente de Jess. La conclusin es clara: entre la tra-
dicin prepascual de la historia de Jess, anterior a su muerte
como sedicioso contra Roma, se interpuso, como un meteorito
procedente de otras esferas,
una nueva idea
originaria de otra
mentalidad y otra ideologa, cuya
fuente
era Pablo de Tarso o
las comunidades gentil-cristianas coetneas - e s t a disyuntiva
no es excluyente o adversativa, ni afecta al significado de la no-
vedad-. Como escribe el citado Koester, recogiendo una po-
sicin ya de amplio consenso,
el me nsaje proclamado acerca de
la muerte y resurreccin de Cristo -ncleo teolgico del g-
nero
evangelio-
es
depe ndiente de Pablo y sus Cartas op .
cit.,
p. 9 ) .Pues bien, en 1
Cor
15, Pablo declara,
porprimera vez
en el Nuevo Testamento , Pues yo trans mitt en primer lugar, lo
que yo m ismo recibi del Seor:
que Cristo muri por nuestros
pecados conforme a las Escrituras; y que fue enterrado; y que
ha sido resucitado al tercer da conforme a las Escrituras. El
autntico ombligo de la supuesta
revelacin recibida perso-
nalmente por Pablo es el sintagma Cristo muri por nuestros
pecados conform e a las Escrituras, como razn soteriolgica
fundacional
de la fe cristiana formulada dogmticamente por
la Iglesia.
Frente a los Apstoles que dirigan la Iglesia-madre de Je-
rusaln, escribe Pablo:
Quiero que sepdis, hermanos, que el
evangelio anunciado por m in o es una i n v e n d n de hombres, pues
no lo rc.cib6 n i lo aprendt de homb re alguno . lesum isto es quien
me lo ha revelado G l 1.14). en la salutacin a los glatas
reitera el origen de su legitimidad apostlica: Pablo, elegido
apstol no por disposicin humana, ni por intervencin de hom-
bre alguno, sino por designio de Jesucristo y de Dios Padre que
le resucit de entre los muertos, junto con todos los humanos
que estn conmigo, a las iglesias de Galacia (1.1-2). advierte
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
11/87
taxativamente que el evangelio que l predica es el
nico vlido:
no hay otro evangelio. Lo que sucede es que algunos estn des-
concertados al querer manipular el
evangelio de Cristo.
Pues
sea
maldito quienquiera -yo o incluso un ngel del cielo- que os
anuncie
un evangelio distinto del que yo os anunci>>
1.7-9).
Pero los cuatro evangelistas cannicos ni cayeron bajo esa
maldicin, ni podan hacerlo, pues cuando escribieron los tex-
tos que hoy conocemos
los paulino s ya te nan bien ganada la par-
tida frente a quienes haban convivido con el Jess real, el cual
no quiso ser divino sino el Mesas de Israel. Los cuatro evangelis-
tas incorporan, como el verdadero fundamento del Evangelio,
el
Cristo paulino,
es decir, divino, sobrenatural y trascendente,
que nada tena que ver con el
Mesas de los hombres.
La Igle-
sia subsiguiente, al aceptar solamente el evangelio de Pablo,
se sita en la insuperable situacin de carecer de argumentos
y de datos fiables que permitan demostrar la existencia del ju-
do galileo Jess. En mi ensayo El m ito de Cristo (2000) explico
cmo se origin esta situacin sin salida. Pero no cabe duda de
que los evangelistas
y
su iglesia intuyeron de algn modo que
para que el misterio que ellos predicaban, siguiendo el mo-
delo antijudo de Pablo, triunfase sobre las dems religiones
de misterios>>ra necesario recuperar lo que stas no tenan, es
decir, el
Jess kat sarka>>,egn la carne, pero previa su inter-
pretacin en trminos rigurosamente espiritualirtas, trascenden-
talistas y universalzj-tas.Sin embargo, en el curso de esta opera-
cin de filtrado de la tradicin histrica, sobrevivi importante
material genuino, que yo califico de urtivo por haber escapado
a las censuras ideolgicas, que ha permitido reconstruir, des-
pojado de las interpolaciones, adiciones y manipulaciones, un
modelo mesinico de intencionalidad esencialmente histrica
contrapuesto radicalmente al modelo paulino, referidos respec-
tivamente a
Jess como pretendiente mesinico davdico
y
como
Cristo mistrico sobrenatural. La lnea de disyuncin esencial de
estos dos modelos antagnicos ha quedado de hecho estableci-
da en la ficcin del secreto mesinico ofrecida por el Evangelio
cannico de Marcos, cronolgicamente el ms antiguo
y
mode-
lo para Mateo, Lucas y, en diferente forma, para Juan. En los
cuatro textos, este saltus del Jess histrico
l
Cristo keyg m -
tico obliga a entender los relatos de delante hacia atrs, es de-
cir, desde la Pasin al nacimiento y concepcin de Jess, segn
he explicado en mi ensayo El Evangelio de Marcos, un relato
apocalptico (recogido en mi libro Viv ir en la realidad. Sobre
mitos, d ogmas e ideologas,2007, pp. 283 -347).
Todo lo que queda dicho hasta aqu exige que precisemos
cmo
debemos valorar el ncleo bsico del Nuevo Testamento,
y especialmente los cuatro Evangelios cannicos, en cuanto a su
fiabilidad y a su utilidad para reconstruir el modelo mesinico
del Jess histrico. Como la intencin de mi escrito no es slo
ofrecer mi percepcin del asunto, sino tambin ilustrarlo con
aportaciones importantes de otros estudiosos, es conveniente
traer a estas pginas algunas de Paul Winter O n the Trial of
lesus,
1974,2. ed. revisada y ampliada) sobre este tema:
Jess de Nazaret [escribe] fue juzgado
y
sentenciado a morir por cruci-
fixin. stos son hechos histricos, atestiguados por autores cristianos,
judos
y
romanos en documentos existentes. Como hechos, son un ob-
jeto de investigacin histrica respecto
l
cargo por el que fue juzga-
do,
los fundamentos de la prosecucin,
y
al curso del procedimiento.
Suficientes para sostener el hecho del juicio, nuestras fuentes nos es-
quivan en lo que concierne a estas cuestiones [...] Lo que subsiste de
archivos judos y paganos del juicio
y
subsiguiente ejecucin de Jess
es de fecha demasiado tarda, de carcter demasiado secundario, y
de
naturaleza demasiado fragmentaria,
y
demasiado tendencioso para ser
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
12/87
LA
EXISTENCIA I~IST~IUCAE
JESS
ms que de valor suplementario en un intento sistemtico de recons-
truir la historia del caso. Los relatos procedentes de fuentes cristianas
-principalmente los Evangelios- son a la vez ms antiguos en fecha y
ms completos en descripcin
[ ]
Sin embargo sin anlisis histrico
incluso los Evangelios no suministran los
datos
necesarios. Pues mien-
tras nos proveen de informacin de alguna especie los Evangelios no
fueron escritos con el propsito de guiar a los historiadores. El uso para
el cual los autores los escribieron era religioso no histrico. Cuando los
evangelistas redactaron el proceso de Jess no lo hicieron con vistas
a preservar un registro para la investigacin histrica sino en orden a
transmitir un mensaje religioso. En esto no carecieron de precursores.
La predicacin cristiana ms antigua giraba alrededor del tema de la
Pasin y Resurreccin de Jess. El evangelio deca que Jess no que-
daba aniquilado por la crucifixin sino que era elevado
al
cielo desde
donde regresara luego a la tierra para manifestarse como el Cristo en
Seoro e instaurara el Reino entre los suyos [Winter cita de Julius
Wellhausen
Das Evangelium lohannes
Berln
1908
p.
12
11.
Cuando nos referimos a los Evangelios como nuestras fuentes
primarias para una investigacin del proceso de Jess la palabra
primarias
requiere cualificacin. Son fuentes primarias en tan to en
cuanto que reflejan las situaciones en las que sus autores -miem-
bros de ciertas comunidades cristianas antiguas- se encontraban
ellos mismos y en tanto en cuanto expresaban las creencias corrien-
tes en aquellas comunidades. No son fuentes primarias en el sentido
de que provean de evidencia de primera mano de los acontecimientos
que ellos describieron. Pueden utilizarse como fuente de informacin
sobre ciertos sucesos en la vida de Jess con tal de que examinemos
cmo ocurri que se atribuyese este significado a los sucesos descri-
tos y cmo se haban originado los registros mismos.
Los precursores de los evangelistas si estaban transmit iendo
oralmente tipos de predicacin antigua o si haban intentado recoger
tal predicacin en forma escrita fueron movidos por sus propios ob-
jetivos -propsitos no siempre idnticos a los de los autores de los
Evangelios cannicos-. De aqu que se nos exija como si dijramos
entrar en los relatos evanglicos hasta llegar a las tradiciones que estn
detrs de ellos para cernir esas tradiciones con vistas a determinar sus
fuentes y su relativa antigedad a separar lo que es adicin editorial
y finalmente a inferir de la forma ms antigua de la tradicin el even-
to histrico que la ocasion
[ ]
Ni los transmisores de la predicacin
temprana ni los evangelistas que los sucedieron estaban interesados
en los acontecimientos a causa de su realidad histrica. Su inters ra-
dicaba en diferentes campos. Lo que nos dicen los Evangelios de la
vida y en particular del proceso de Jess no es una narracin hist-
rica de lo que realmente tuvo lugar sino que es una representacin
de la manera en la cual la Pasin del Seor fue interpretada en ciertos
crculos cristianos tempranos. No escritos con algn propsito his-
trico sino con uno religioso los Evangelios pueden afectar la forma
externa de una biografa pero son mucho ms tratados teolgicos ba-
sados en tradiciones colectivas e incorporando la predicacin comu-
nal acerca de Jess segn se haba desarrollado durante un perodo
de varias dcadas. Sin embargo
la tradicin tambin contiene in for-
maciones que se derivan del hecho histrico
[ ] Pero incluso Marcos
de ninguna manera es un registro biogrfico de la vida de Jess sino
una obra compuesta bajo la presin de las preocupaciones teolgicas
del autor; el escritor recoge y reinterpreta relatos factuales y pronun-
ciamientos kerygmticos concernientes a las actividades de Jess de
tal modo que se manifieste el significado de esas actividades segn l
las ve L ] El arreglo de las sucesivas secciones de los Evangelios est
gobernado por consideraciones pragmticas
y
no cronolgicas aun-
que la presentacin como un todo est superficialmente disfrazada
con la forma de una narrativa continua. Por consiguiente para llegar
a las tradiciones subyacentes tene mos que prescindir del marco dado a
los elementos del evangelio por los redactores de los Evangelios. Pero
incluso si logramos llegar a las unidades tradicionales ms primitivas
todavia no h emos separado la historia de la interpretacin
[como indi-
ca C Kingsley Barrettl hasta donde podem os regresar para rastrear
las unida des de la tradicin inocent e de interpretaciones stas llevan
las huellas de la interpretacin cristolgica. Aquel los que las han entve-
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
13/87
gado [lo hicieron] con la conviccin de que solamente la historia
..
que
estaban narrando daba sentido a la historia... la tradicin histrica fue
desde el comienzo .. utilizada en los intereses de la conviccicn de que
~ e s ss el Seorn
[citado de
Yeste rday , Today, and For Ever: The
New Testamen t Problem. Inaugural Lecture,
1959,
p.
71
3 Agrego por mi cuenta que
esa conviccin decisiva como
punto de arranque de todo el Nuevo Testamento
tuvo su ori-
gen y su arquitectura fundamental en los escritos de Pablo o
atribuidos a su pluma de tal manera que pertenece a l y a su
crculo
la nota radicalmente diferenciadora y definitoria de la
identidad de la fe cristiana
tal
y
como la ha asumido y difundido
la Catho lica Ecclesia; en consecuencia la investigacin de las
fuentes cristianas para descubrir elJ es s real de la historia como
el mod elo interpretativo fiel al perfil de lo realmente acontecido,
pasa
previamente
por la
identifcacin y subsiguiente aislamien-
to e impugnacin del m odelo cristolgico paulino.
Esta empresa es posible pues como escribe Winter aun
as los Evangelios pueden rendir informacin histrica conside-
rable, con tal de q ue el historiador sepa cmo hay qu e leerloss .
Es caracterstico de las tradiciones evanglicas -contina- el hecho
de que sean la ocasin para presentar en forma narrativa
proposicio-
nes teolgicas
y
argumentaciones apobgticas,
y
de que asuman as
la apariencia de declaraciones de hechos. Por ello nuestra tarea es
hacer una investigacin histrica sobre la base de documentos que
no son ni escritos para propsitos histricos ni por personas habi-
tuadas a pensar en trminos histricos [...] Es en tal modo oblicuo
que pueden transmitirse datos histricos en parbolas que parecen
sin artificio y en narraciones que parece que los Evangelios conectan
con Jess [ ] Raramente en el Nuevo Testamento encontramos tan
En todas
las citas
las cursivas son mas. [N
delA 1
12
amplia variedad descriptiva de un mismo evento como la desplega-
da en los Relatos de la Pasin de los cuatro Evangelios. Esto indi-
ca que mviles cambiantes gobernaron la formacin de la tradicin
[...] Si hubiera algo como un axioma en la investigacin acadmica
del Nuevo Testamento sera que entre los ms viejos recuerdos que
fueron conservados por sus adherentes habra algn relato acerca de
las circunstancias que condujeron a la muerte de Jess. El Evange-
lio -entendiendo por esta expresin una narracin de la vida y en-
seanzas de Jess de su muerte y resurreccin- creci hacia atrs.
La predicacin cristiana las tradiciones ms antiguas se centraron
en torno al tema del sufrimiento y la gloria del Mesas. Slo ms tar-
de cuando el Evangelio haba crecido se prefaci la narracin de
la Pasin de Jess como si dijramos con reminiscencias de sucesos
de su vida. El punto en el cual comienza el Evangelio fue rastreado
retrogresivamente
desde el tiempo de su muerte hacia el tiempo del
bautismo; ms tarde hacia su nacimiento; y finalmente para empezar
con el Comienzo Mismo hasta la Palabra que Era con Dios (op. cit.,
pp. 1-61
El hecho de que el motivo inicial
y
el motor bsico fuesen explicar
y narrar por qu y cm o Jess se revel como el C risto muerto
resucitado ya en cu anto Hijo d ivino de Dios
demuestra que fue el
mod elo paulino de carcter mistrico y sobrenaturalista,
asumido
sin reservas por los redactores evanglicos el un dame nto de la fe
cristiana
definido por la gran Iglesia y para el que trabajaron dis-
ciplinada e incansablemente los biblistas a su servicio luchando
por borrar sin escrpulos toda huella del Jess judo mesianista
slo humano resistente armado antirromano y adems con las
armas de la
fe en un milagro de su Dios
para liberar a su pueblo y
erigir en Israel el reino prometido. El milagro ams ocurri,pero
sus discpulos no se resignaron ante elfrac aso y acabaron por en-
tregarse al
nuevo mito
diseado bajo el seuelo del
evangelion
paulino, finalmente no slo formulado con categoras soteriol-
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
14/87
L EVIDENCI INTEm COMO PRVEB
gicas paganas sino alimentado tambin po r modelos teolgicos
desarrollados en el seno del m o n o t e ~ m o f i l o s f i c o la vez orien-
talista
y
grecorromano. La alianza oficial de la Iglesia con el Im -
perio
representa la
entron iacin romana de u n udo crucif icado
por u n delito de sedicin contra e l Csar.
Wint er todava reclama nuestra atencin para otras impor-
tantes observaciones:
Si alguna relacin de los sucesos que precedieron inmediatamente a la
muerte de Jess hubiese sido redactada antes de que algo se formulase
concerniente a su magisterio y sus actividades asumiramos que una tal
relacin fue entregada sin cambios a las subsiguientes generaciones y
que su forma tan pronto fijada fue retenida esquemticamente duran-
te el proceso de transmisin oral
y
literaria.
Una mirada alNuev o Testa-
mento muestra que no es ste el caso.
Raras veces hay en los Evangelios
tanta
variedad
de relatos divergentes y repetidamente conflictuales de
los mismos acontecimientos como en
las narraciones que describen e l
arresto, proceso, crucifixin y resurreccin de Jess.
Esto puede parecer
paradjico -?es sin embargo realmente sorprendente?-. La Pasihz,
como un preludio a la Resurreccin, fue el tema de importancia en la
proclamacin cristiana. Todo lo conectado de la ms remota manera
con este evento fue objeto de reflexin en las mentes de los creyentes
fue dicho y redicho muchas veces. Emergieron
nuev os signzj ados del
acontecimiento
segn iba siendo reactuado mentalmente y
u
nuevo
entendimiento exiga progresiva reformulacin del relato primitivo ori-
ginal. No se dispuso de ning n testigo ocular presente, o en un examen
preliminar de Jess o en la sesin del tribunal en el que se aprob la
sentencia de muerte. La carencia de evidencia directa de primera mano
condujo por s misma a
una expansin de los informes
tal como haban
venido circulando.
La
gente que transmiti estos informes primero
de boca en boca ms tarde de pluma en pluma no eran historiadores
L ] Cualesquiera que fueran los recuerdos del arresto y crucifixin
que haban sido preservados por coetneos la informacin pronto
gan velocidad creci en volumen y se extendi no en una direccin
sino en muchas
[...] Cuan do se penetra a travs de los relatos evangli-
cos existentes hasta las tradiciones subyacentes, discernimos diferentes
etapas de una tradicin ya desarrollada que n o obstan te an retiene los
elementos ms antiguos de un inform e redactado por hombres que ue-
ron coetneos de Jess . solamente esta informacin, combinada si se
puede con una interpre tacin de los sucesos registrados, probablem ente
ha de producir informacin histricamente valio.sa. La sucesiva sepa-
racicn de lo editorial, de 10 tradicional, de los elementos secundarios,
de los primarios, obviar la nrwsidad de extender los eventos descritos
en los cuatro Evangelios sobre u n periodo de varios dias. En lugar de
siete escenarios de una sesin judiczal, nos quedamos con un o. En lugar
de cinco descripciones de la rid iculizacin de Jess, emerge u na qu e co-
rresponde al escenario ms antiguo (op . cit.,
pp.
6-7 ) .
El
caso de los relatos d e la Pasin pu ede servir en diversa medi-
da para numeros os e important es pasajes del acervo evanglico.
La
situacin fragmentaria
y
desordenada de las fuent es existen-
tes acerca de la persona de Jess,
junto con el hecho evidente de
la
suplantacin paulina de la tradicin histrica genuina sobre
I
deben conducir lgicamente a la tarea urgente de consolidar y
sistematizar el material furtivo conservado, a fin de recuperar la
verdadera
personalidad de l Jes s real.
Se trata de la
reconstruc-
cin del modelo mesinico
que fluye de esos datos mediante el
anlisis exhaustivo de sus conexiones su significado autntico,
y
de emplear
u n m t od o
heurstica
de aproximacin activa
-no
meramente pasivo, como el de la exges is eclesistica
o
acadmica,
qu e avanza
dogmt icamente
percopa tras percopa com o si se
tratase de la sagrada palabra de Dios- que anticipe propuestas
m u y probables para la reconstitucin m esianista d e la vida pblica
del Nazareno.
Segn adelant en la
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
15/87
1
Prejuzgar
de modo voluntarista que cada uno de los
cuatro
Evangelios cannicos
es el resultado de la
percepcin ccper-
sonal de su autor en la presencia inmediata de la tradicin
bistricu prepascual,
y no mediatizada decisivamente por el
mod elo cr istolgico paulino,
como realmente es el caso.
2 E x c l u i ~adicalmente de la conciencia de Jess en el curso
evolutivo de su experiencia externa e interna la presencia de
vivenciasy de propsitos de ord en poltico y polz'tico-religioso.
El conjunto de estas consideraciones lleva a esta conclusin
general: Una vez cribados todos los textos disponibles por
las tcnicas de la
Formsgescbicbte,
la
Redaktionsgescbicbte,
la
Religionsgescbicbtlicbe Schule, y
otras los
datos
extrados
-palabras dichos hechos intenciones consignadas- deben
tomarse
inicialmente,
y
aisladamente,
como
elementos
y
unid ades de la tradicin hbiles para a gruparse o combina r-
se en hipottico s modelos de signzj acin y de interpretacin en
trminos beurz'sticos.
Es decir el repertorio de
datos obtenibles
formar el contenido de
un reservorio o repositorio de m ateria-
les al servicio de la construccin de modelos. Pero pasando de
lo abstracto a lo concreto nuestro avanzado conocimiento de
los datos qu e ofrecen las fuentes
exige la
directa reconstruccin
del modelo mesihnico 3u dh -con los matices que procedan-
que habitaba en la mente de Jess desalojando as el dogmtico
modelo paulino
con el que se ha construido fraudulentamente
la fe cristiana -el modelo de un Cristo celeste que desciende
predica muere
y
resucita-. Se ver entonces que la mayora
de las
contradicciones
-que son
realmente ideolgicas-
se disuelven como un azucarillo en el agua.
2.
EL JUDEOCRISTIANISMO
Y L
PAULINISMO
El artfice de la fe cristiana eclesistica en su formulacin nu-
clear inicial como plataforma doctrinal de los Evangelios no
fue otro que Pablo de Tarso como lo acreditan inequvoca-
mente sus epz'stolas, no obstante sus interpolaciones o adulte-
raciones textuales as como las adiciones producidas por su
escuela. Un gran biblista y exegeta independiente Hyam Mac-
coby ha formulado las preguntas y las respuestas pertinentes:
Puede la doctrina de la .salvacin de Pablo ser derivada de fuentes ju-
das o es algo enteramente nuevo
y
sin precedentes en relacin con el
judasmo? Si lo segundo tendremos que considerar si la doctrina de
Pablo fue enteramente creacin suya o si otras influencias no-judas
operaron a este efecto. En uno otro caso consideraremos qu efectos
tuvo
la doctrina de la salvacin de Pablo combinada con influencias
gnsticas [ ] en el desarrollo sobre el antisemitismo cristiano. [La ha-
zaa paulina] puede expresarse sumariamente como sigue: la humani-
dad est en las garras del pecado y de Satn. Esta servidumbre no puede
romperse por esfuerzo alguno por parte del hombre pues su naturaleza
moral es demasiado dbil. En consecuencia la humanidad est conde-
nada al castigo sin fin. Sin embargo Dios en su misericordia ha provis-
to de un modo de liberacin enviando a su
H i o divino
al mundo p r
sufrir una m uerte cruel que expa el pecado de la humanidad.Aceptan-
do con fe y gratitud esta muerte la humanidad puede participar msti-
camente en ella,
y
tambin compartir la resurreccin
y
la inmortalidad
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
16/87
del Hijo de Dios. Aquellos que no tienen fe, y persisten en pensar que
escapan a la condenacin por sus propios esfuerzos morales guiados
por la Torah), estn destinados a la condenacin eterna [...l.El mito
contiene los siguientes elementos: 1 la desesperada condicin moral
de la humanidad;
2 )
el descenso del Salvador divino en un cuerpo hu-
mano; 3) a muerte violenta del Salvador divino;
4)
la resurreccin,
inmortalidad y divinidad del Salvador crucificado;
( 5 )
a expiacin
vicaria efectuada por la muerte divina en favor de los que tienen fe en
S U eficacia;
6)
la promesa de resurreccin e inmortalidad a los devo-
tos del Salvador (Pauland Hellenism, 1991, pp. 54-55).
Esta soteriologz esotrica
y
dualista, en ltimo trmino recondu-
cible a categoras gnsticas, vino a constituir la esencia del
mis-
terio cristiano como plataforma teolgica del Nue vo Testamento,
es decir, de la nueva alianza del Verus Israel>>, ue irrumpe ca-
tastrficamen te e n la tradicin davz dica -an muy viva y vigoro-
sa en los Sinpticos- mediante el secreto mesinico anunciado
por Marcos, como si fuese un meteorito asumido y desarrollado
de modo eminente en el seno de la Catholica Ecclesia. El mismo
Maccoby, en otra obra excelente, completa el alcance de esta no-
vedad, que entraaba la invencin de una nova religios:
En la mente juda, la idea de resurreccin no ue asociada con la cZivini-
dad
[ ]
Los fariseos crean que todos los hroes de la historia juda
seran eventualmente resucitados, juntamente con los justos de cada
generacin, incluyendo a justos no-judos. As, la asociacin entre re-
surreccin
y
divinidad, que pareci tan inevitable a los cristianos geil-
tiles, era comp letamen te extraa para los udios (Rev olutio n in ludaea .
Je.sus and the Jewish Resistance, inicialmente en hebreo; trad. inglesa
en 1973; cito por la ed . de 1980,p. 124).
Sin abordar ahora la cuestin de cm o y cundo seforjo en lu
men te d e Pablo su concepcin mistirica del Christs Jess,
hay
datos suficientes para afirmar que fue antes de los aos5 d. C.,
cuando empezaba ya a arreciar la crisis poltica
y
econmica.
En esos momentos predicaban en Siria, Asia Menor, Macedo-
nia y Grecia proselitzstas de un nuevo culto
de
misterios, entre
los que destaca el Tarsiota, ciudadano romano por herencia,
constructor de tiendas de acampada, de mentalidad pequeo-
burguesa y refractario a actitudes revolucionarias, como indi-
ca Archibald Robertson con fundamento:
Un hombre tal como Pablo, mientras que tal vez deseaba trabajar por
una regeneracin moral de la sociedad, no tena ningn inters en la
revolucin. Lleg a alarmarse por la propaganda del Rein o de Dios*
sobre la tierra conducida por sus compaeros udos de la d ispersin.
En
Hechos
y
en tres
Epstolas
leemos que
Pablo em pez persiguiendo
propagandistas mesinicos. Pero an un muchacho, no poda haber
sido el archiperseguidor descrito en Hechos 8-9; ni el escenario de su
actividad persecutoria puede haber sido Jerusaln. Si eso no fue as,
su rostro no habra sido desconocido en las iglesias de Judea (Gl
1.22)
pocos aos ms tarde. Es notable que las Epistolas no se refie-
ran ni una sola vez a Esteban, contra quien Saulo o Pablo) dirige la
lapidacin, segn Hechos. Es indudablemente un hecho: la temprana
actitud antimesianista de Pablo. Pero en Hechos ha sido dramatizada
y adornada,
y
falsamente localizada en Jerusaln. En los Hechos y las
Epstolas se coincide en poner en Damasco el escenario de la con versin
de Pablo. Pero las Epistolas en ningn lugar mencionan la visin mila-
grosa relatada tres veces (con variaciones) en Hech os. La referencia en
Glatas sugiere una iluminacin interior, no necesariamente sbita.
Fue el buen placer de Dios revelarme su Hijo en mi 1.15-16)L..]
Pablo lleg a la conclusin d e que no deba combatir el mesianismo
con el arma de la Ley. Porque encontraba entre los mesianistas a los
que persegua un espritu de soliddridad y camaraderz d del que el mun-
do necesitaba,
y
que en su opinin era divino. Ya no podia perseguir-
los. Pero tena que salvarlos
a
toda costa, as como a las masas a las que
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
17/87
estaban captando,
de los alsos lderes
y
de choques frontales con Roma
que l, como ciudadano rom ano, saba que slo podan terminar en
desastre.
l
predicaria, como
ya
otros estaban predicando, un m esianis-
mo espiritualizado
para las masas, que de otro m odo poda ser barrido
en una insurreccin desesperada
y
peligrosa.
As
Pablo se dirigi
a
las
masas y habl su lenguaje. Predi& una religin mistrica fmystery-reli-
gion] en la que el Cristo-Jessde la propaganda revobcionaria se trans-
form en un espiritu divino por el cual los hombres mortales podan
revestir la inmortalidad.
Traslad el Reino de ios de este mu ndo al
siguiente. Esto tena que e nfrentarle con los mesianistas revoluciona-
rios
(T he Origins of Chr istianity,
1962, pp. 104-104 .
Lo asom broso es que, como veremos, en
Hechos, no hay dzye-
rencia entre la enseanza de Pedro y la de Pablo. Ambos pro-
claman el mismo Jeszis histrico como Cristo resucitado de entre
los muertos y salvador del m undo .
Sin embargo, el Pablo de
Glatas aos 49-50) y e l Pab lo d e Hechos son dos hombres
diferentes* (ibdem,
p. 105).
Se referia al de Jerusa ln.
Pablo, perfectamente consciente de qu e
su eva ngelio es dis-
tinto de la tradicin mesinica davdica
que habitaba la mente
d e
los apstoles que encabezaban la Iglesia-madre de Jerusaln,
no disimul nunca su vocacin y sus ttulos:
Quiero que se-
pis, herman os, que el evangelio anunciado por m i no es una in-
vencin de hombres, pues n i lo recibi n i lo aprend de hombre
alguno. Jesucristo es quien me lo ha revelado.
Habis odo, sin
duda , hablar de mi antigua conducta en el judasmo: con qu
furia persegua yo a la iglesia de Dios intentando destrozarla.
Incluso aventajaba
dentro del judaisrno
a muchos compatr io-
tas de mi edad
como partidario fantico de las tradiciones de
mis antepasados
1.11- 14). No debe hab er equvoco para los
lectores d e hoy: los antagonistas
principales
a los que
ahora
se
opone Pablo son
los judeocristianos de la comunidad origina-
via postpascual asentada en la capital de Jude a.
Efectivamente,
despus de su
iluminacin divina particular
en Damasco, tuvo
que escapar con ocasin de una orden de arresto, all entre los
aos 34 a 37,
y
por una ventana fui descolgado mur o abajo en
una espuerta
2
or
11.32-33) para evitar caer e n mano s d e la
polica cfr.Robertson,
op. cit.,
p. 103).
Despuks de permanecer
tres aos en Ar abia, subi a Jerusaln G l
1.18-19). Nada
dice Pablo d e lo hablado, pero agrega, para mayor perplejidad,
que Dios es testigo de que no m iento. Seguidamente informa
d e q u e
pasados catorce aos, sub iotra vez a Jerzdsaln
junto con
Bernab y llevando tambin conmigo a Tito.
Subidebido a una
revelacin y, en conversacin privada con los principales dirt-
gentes, les di cuenta del evangelio que anuncio los gentiles,
n o
fuera que ahora y entonces me estuviera afanand o intilmente.
Pues b ien ,
ni siquiera T ito, m i acompaante, que era gentil, fue
obligado a circuncidarse.
El problema lo crearon esos intrusos,
esos falsos herma nos infiltrados solapada mente para
coartar la
libertad que Cristo nos ha conseguido
y convertirnos e n esclavos.
Mas ni po r un instante ceda su pretensin esclauimnte,
pues era
necesario que
la verdad del evangelio
permaneciera ntegra en-
tre vosotros
( G i l
2.1-5), es dec ir, entre los glatas. Se infiere
que
la revelacin recibida de Dios
afectaba a la
evangeliza-
cin
de los gentiles, lo mismo que a P edr o la d e los judos, ya
que el mismo Dios que constituy a Pedro
apstol de los udzs,
me constituy a mi
apstol de los gentiles.
Reconociendo, pues,
la misin que se me haba confiado,
Santiago, Pedro
y
Juan,
tenidos por colu mnas de la Iglesia, nos dieron la man o a m i y
Bernab en seal de comunin:
nosotros evangelizaramos a
los gentiles, y ellos a los judos. Tan slo nos pidiero n q ue nos
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
18/87
EL UDEOCRISTI NISMO Y EL P ULINISMO
acordsemos de sus pobres, cosa que yo he procurado cumplir
con gran solicitud
(G12.6-10 .
Si se lee atentamente la sutil redaccin de esta sustancial no-
ticia teolgica, en el contexto informativo del resto de la Epsto-
la, destacan
dos puntos:
el
primero,
la ingenua pretensin paulina
de hacer creer a sus destinatarios en general que los principa-
les dirigentes y columnas de la Iglesia se fiaron sin mas de
la supuesta revelacin a un
outsider
al que durante catorce
aos no le haban visto el pelo, y que andaba misionando por
tierras paganas o de la dispora con la oposicin de hermanos
infiltrados que coartaban la libertad que Cristo nos ha conse-
guido y que buscaban convertirnos en esclavos; el segundo,
la solapada intenc in paulina de hacer pasar como una cu esti n de
mera pureza ritual
y
de jurisdiccin territorial apostlica aquello
que comportaba graves consecuencias teolgicas, soteriolgicas y
politicas,
tal como lo era la
cuestin de la circuncisin.
Hay
que concluir,
o bien
que las columnas>>ran unos incautos e in-
competentes en el ejercicio de su tarea,
o bien
que la noticia que
ha dejado Pablo para la posteridad es
una sagaz argucia pastoral
para legitimar de mala fe la sustitucG n de la empresa nzesinica
de lju di Jess por la predicacin universa lista de u n ccsoti?r>>ele-
nistico inserto en una religiosidad mistrica de alcance cosmopo-
lita.
La opcin no puede ser dudosa, pues como se conoce por
la misma pluma de Pablo -y a pesar de las tergiversaciones del
Evangelio y los Hechos de Lucas un siglo despus-, la polmica
a muerte acerca de la circuncisin sell el destino hzj-tricode la fe
cristzdna.
Jams hubo esa
biparticin misional
ni poda haberla
en las circunstancias de aquella actividad proselitista.
As, escribe Pablo, cuando lleg a Antioqua, tuve que
en-
frentarme abiertamente
con l [Pedro] a causa de
su inadecuado
proceder.
En efecto, antes de que vinieran algunos de
los de San-
tiago,
no tena reparo en comer con los de origen gentil; pero
cuando vinieron, comenz a retraersey apartarse por mied o a los
partidarios de la circuncisin . Los dem s judios lo imitaron en
esta actitud,
y
hasta el mism o Bernab se dej arrastrar por ello s.
Viendo, pues, que su proceder no se ajustaba a la verdad del
evangelio, dije a Pedro en presencia de todos: Si t, que eres
judo, vives como gentil y no como judo, por qu obligas a los
de origen gentil a comportarse como judos?
(G12.11-14).
Puede verse difanamente en esta noticia, aunque vertida
en un
lenguaje oblicuo
tpicamente paulino, que
lo que Pablo
exiga a Pedro era impli citamente su apostash de la Torah
y
la
revelacin mosaica, y que abrazase una revelacin nueva e in-
comp atible con el judaismo del Nazaren o.
Pablo haba adopta-
do, desde el inicio mismo de la predicacin de
su verdad,
un
estilo pastoral ab stracto, ambigu o y mistico, con reiteradas in-
vocaciones retricas al Cristo, a Jesucristo, a Dios, pero emi-
nentemente formal y vaco de sustancia teolgica especfica en
el marco de la tradicin hebrea. En este sentido, que rehyen
sistemticamente los exegetas creyentes, la prosa paulina es es-
capista
y
siempre aborda
lateralmente
los temas esenciales de
la fe cristiana, como lo muestra lo que sigue: Nosotros somos
judos de nacimiento y no pecadores de la gentilidad. Sabemos,
sin embargo, que
Dios salva al hombre no por el cumplimiento
de la Ley, sino a travs de la fe en Jesucristo.
Est
arbitraria-
mente implicito
en esta declaracin que
la fe en Jesucristo no
incluye el cumplimiento de la Ley
o
sea, toda la peculiari-
dad
deljudaz smo
como especfica religin del pueblo del que
Jess pretenda ser su ms plena expresin-, como lo prue-
ba l an ms inequvocamente
l
insistir en que nosotros hemo s
creido en Cristo Jes spara alcanzar
l
saludn on por med io de esa fe
en Cristo,
y
no por el cumplim iento de la
Ley.
En efecto, por el cum -
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
19/87
plimiento de
la Ley,
ningn hombre alcanzar la salvacz6n (Gl
2.15-16 .En este entimema se hace muy manifiesta lasofirtiqueria
paulina: de una premisa fa lsa, a saber, que la salvacin por medio
de la fe en C risto exclzqe conce ptualmen te el cumplim iento de la
Ley,
deduce Pablo falsamente que el cumplimiento de la Ley no
asegura que se alcance la salvacin. Esta radical disociacin de la
Ley mosaica y
la
enseianza de Jess no se encuentra ni en la letra
ni en el sentido propio del
k ygvza
anunciado por el Nazareno,
sino que est escondida inicialmente y despus clarnorosamenre
voceada por la Iglesia romana, cuando la comunidad primitiva de
los judeom istianos de Jerusaln ue borrada del mapa de los vivos.
En su estilo grandilocuente pero hueco, el Tarsiota exclama: la
misma Ley me ha llevado a romper con la Ley, a fin de vivir para
Dios. Estoy muczfcadocon Cristo,
y
ya no vivo yo, sino que es Cri.~to
quien vive en m i L ] No quiero hacer estril la gracia de Dios;pero
si la salvano n se alcanza por la Ley, entonces Cristo habra muerto
en vano
(2.19-21).Esta
theologia crucis
furiosamente antijuda re-
cuerda, aunque para otros usos poltico-religiosos, el
desprecio de
los coitos d e mmirterios>>or los cultos antiguos de la ciudad>>.ablo
saba, frente al oportunismo de apstoles ansiosos de proslitos y
de limosnas, que su rechazo de la circuncisin,presentada como una
minu ritual, acaba haciendo saltar por los aires el gran edzfcio
del mesianismo udo del que Jess ue el ms eximio representante
fallido). En definitiva, a travs de la fe en Cristo, la imaginanon
teolbgica de Pablo haba forjadodos evangelios de ideologia contra-
distinta, el evangelio de la circwncisin y el evangelio de
u
incircun-
asin,
el primero de
vocacin mesinzh
y
el segundo de
vocacin
universa l y espiritualista, y ambos de gran alcance teolgico.
3
EL ENFRENTAMIENTO ABIERTO
DE
PABLO CON
LOS P ~ STOLES
El astuto juego de Pablo consista en usar sin definicin precisa
el trmino mu ltismico de ungido (christs) para designar al
protagonista del misterio que iba predicando por lugares y
sinagogas de la dispersin. Con gran perspicacia, seala Ro-
bertson que la mayora de nosotros lee las Epistolas paulinas
a la luz de los Evangelios, y asume que eso se refiere a la cruci-
fixin deJes s el Nazareno por Pilato ( op. cit., p. 1 o ,pues no
en vano el magisterio eclesistico coloca,
et pour cause,
las
Epstolas en segundo lugar, como si se tratara de un desarrollo
personal de la narracin principal de
Evangelios
y
Hechos;
y no
a la inversa, como sucedi en la historia real -primeramente,
la revelacin comunicada al Tarsiota por Dios en persona-.
Como indic Koester, el kcvygma paulino m ode l para siem-
pre el referen te soteviolgico y m stico del dios que padece, mu e-
re resucita para infu nd ir la inmo rtalidad>> los fieles, cuya
epopeya se relat en dichas narraciones cannicas de inten-
cin histrica. Robertson escribe, evocando correctamente
-pese a las interpolaciones- el trasfondo gnstico de Pablo:
Hemos visto que
Filn
llama Lagos al
icprimognito
Hijo
de Dios,
la
imagen de Dz os ~
el
mediador>>
ntre Dios
y
el mundo, e inclu-
so llama logoi a los hombres sagrados -encarnaciones
del
Logos-.
Pablo puede no haber ledo a Filn; pero estas ideas estaban en el
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
20/87
aire. El Cristo predicado por Pablo, aunque de n ombre idntico
al Mesas popular del judasmo, es en el pasaje citado [ 1 Cor 1-21
idntico al Logos y
a
la gnosis. La epstola 1 Corintios est llena de
abrupta s transiciones. Un ataq ue al sectarismo 1.10-17) es seguido
por una rapsodia potica sob re el misterio paulino. Al arranque
de esto encontramos la chocante frase el Logos de la cruz, que
conduce a un pasaje que ha sido ritmado para ser memorizado por
pobres
y
esclavos analfabetos que atestaban el gran centro co mer-
cial y administrativo romano de Corinto, pero que representa sin
embargo la lnea de Pablo: Predicamos a Cristo cruczj$cado, un
es-
collo p r losjudlosy una insensatez
para
los gentiles; pero a quienes
son llamados, ambos judos
y
griegos, a Cristo, el poder de Dios
y
la
sabidura de Dios. Porqu e
la
insensatez de Dios es ms sabia que los
hombres No muchos
sabios segn la carne,
no muchos
poderosos
Que pueda l convertir en nada las cosas que son:
que ninguna carne
se glorifique en presencia
e
Dios. Los Apstoles estaban >
(op. cit.)
Pero la revolucin>> ue predica Pablo ar-
chontes) es gnstica y para denotar que los demonios gobiernan
el mundo material
y
hacen infeliz a la hum anidad .
Efectivamen-
te, as como el C risto paulino es presentado como a funcin po-
ltico-religiosa del M esas judz y la tradicin davdica de Israel,
porque la salvacin no dependa del mundo de la carne sino
del Espritu, ante el cual no haba griego y hebreo, romano y
judo, sino slo seres humanos, todos creados igualmente por
Dios para salvarse o condenarse. El particularismojudo queda-
ba eliminado.
Por consiguiente, el trabajo de demolicin ideolgica del me-
sianism o judz, iniciado por Pablo en Glatas fren te a los jefes
judeocristianos d e la Iglesia-madre de Jerusaln, se prosigue
in crescendo
en las dos
Epstolas los Corintios,
como ya he-
mos visto anteriormente:
1
Cor
data probablemente de la pri-
mera m itad del a o 56, y abord a los grandes temas teolgicos
del mito cristiano, como lo har tambin ese conglomerado
de varios escritos refundidos en la Epstola a los Romanos. En
Cor
se contiene una singular
apologa de s mism o
por un Pa-
blo q ue se muestra despecha do po r no ser reconocido como el
campen del verdadero evangelio. Es imposible decidir con la
deseable seguridad hasta dn de todos esos documentos tienen
al Tarsiota c omo autor au tntico o n ico, o si hay en ellos sig-
nificativas aportaciones de su escuela, aunque parece ms bien
lo primero. P ero ese pun to es irrelevante para nuestro anlisis
ideolgico.
Pablo comienza
1
Cor afirmando que su palabra y su pre-
dicacin no consistieron en sabios y persuasivos discursos,
cuando rea lmente es d e e l lo de lo que adolecen, s ino una
demostracin d el poder de l Espritu , para que vuestra fe se
fundara no en la sabidurta humana, sino en el poder de Dios
( 2 . 4 - 5) ; nsistiendo en que
su sabidurh no es de este mundo,
n i de los poderes qu e gobiernan este mund o
y
estn abocados a la
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
21/87
des tr~cc in>~ues de lo que hablam os es de una sabidura divi-
na, misteriosa, escondida L..], y que ningun o de los poderosos d e
este mundo ha conocido,
pues de haberla conocido no habran
crucificado al Seor de la gloria
7-8).
Es patente que los des-
tinatarios eminentes de estos ataques son los Apstoles como
transmisores humanos del magisterio directo de Jess. Enton-
ces Pablo muestra escuetamente el ncleo de su informacin
en
1 Cor
15 el famoso captulo de la Resurreccin contradi-
cindose en cierta medida a causa de una interpelacin:
Os doy a conocer, hermanos, el Evangelio que he predziado, en el que
os mantenis,firmes, y por e l cual sois salvados si lo retenis tal como yo
os lo anunci, a no ser que hayis creido en vano . Pues en verdad os he
transmitido, en primer lugar, lo que yo m ismo recibi:
Que Crzito muri por nuestros pecados conforme a las Escrituras;
que ue enterrado;
Y que ha sido resucitado al tercer dia co nfi rm e a las Escrituras;
que ue visto por Cefa s [Pedro], luego por los Doce;
Luego ha sido visto por mas de quiniento s herman os de una vez;
De los que la mayor parte quedan hasta ahora, pero algunos se han
dormido;
Luego ha sido visto por Santiago;
Luegopor tod os los apstoles;
el ltimo de todos, como por u no nacido fuera de cuenta, fue visto
por mitambin;
Porque
yo soy el men or de todo s los apstoles;
Que
no alcanzo a ser llamado u n apstol, porque persegui a la Iglesia
de Dios.
Pero por la gracia de Dios yo soy lo qu e soy:
Y por su gracia que me fue otorgada no fui haliado vano;
Pero labor mas abundantemente que tod os ellos:
Sin embargo, no yo, slno la gracia de D ios que estaba conm igo.
Si,
entonces, sea yo o ellos,
asiprrdicamos,
y as creis vosotros
15.1-1
1 .
Robertson con su ilustrado talento habitual seala que
este pasaje se ha convertido en el balance bsico de quienes
afirman la histrica resurreccin de Jess . Para los que recha-
zan la resurreccin, pero todavia mantienen la autoria paulina
del pasaje, es la prueba de vision es extticas clasifcables e ntre las
variedadesde la experiencia religiosa .
Pero antes de decidir lo
que prueba el pasaje est bien
conocer quin lo escribi.
Tiene
muchas
peculiaridades. Primeramente [ ]
todo el
capitulo 15
es tan fuertemente rtmico como cualquiera en el Nuevo Tes-
tamento. Tal como lo tenemos no es una carta o parte de una
carta sino
una rapsodid sobre la resurreccin,
memorizada para
recitar en las reuniones cristianas. El captulo puede contener
materia ~aulina ero
tal como est hoy no es de Pablo.
En se-
gundo lugar en los
versiculos 3-4
la
creencia en la resurreccin
est
basada en las Escrituras ,
pero
en
los
versiculos 5-11 lo est
en la evidencia ocular. Escrituras significa aqu no los Evan-
gelios que an no estaban escritos sino el
Antiguo Testamen-
to.
Mediante la interpretacin forzada los cristianos desde el
principio encontraron en el Antiguo Testamento
profecias de la
muerte y la resurreccin del M e s h .
Poemas incluidos en el libro
de Isaias,
y
realmente referentes al sufriente pueblo de Israel,
fueron aplicados a la mu erte del Mesias; y fueron aplicadas a su
resurreccin frases significativas en los Profetas
y
en los Salmos
sobre el
reizacimiento nacional.
Pero
tal exgesis no convenczd a
nadie que no quisiera ser convencido. Una onza de hechos vala
por una tonelada de Escritura.
Es d$cil en consecuencia, ver
por q u el autor de los versculos 3-4 habra apelado a las Escri-
turas'),sipod ia apelar a testigos oculares .
Surge la sospecha de
que l apel a la Escritura porque no habia n ing n testig o ocular,
y de que
los versiculos 5-1 son de una m ano posteriom (op . cit.,
pp. 116-1
17).
Se trata de
interpolaciones
en
unapseudocarta.
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
22/87
Como indica Robertson, el resto del captulo confirma la su-
perfluidad, para la teologia de Pablo, del te stimonio recibido, pues
en su revelacin e Dios el misterio inc luh ya en
una sola entrega todos los momen tos del mito de Cristo inventa-
do por Pablo, es decir, el sufrimiento, la crucifixin, la expiacin,
la muerte, la resurreccin, la redencin y la promesa escatolgica
(parousz) para celebrar el juicio e instaurar en la gloria el Reino
de Dios. En consecuencia, el Cristo paulino es el
H i o de Dios,
no el Hijo del hombre.
l
Reino de Dios paulino es un reino no
de carney sangre , no de este mundo, sino de espiritus liberados de
l
materia por un milagro.
El
misticismo
de Pablo, como todo mis-
ticismo, refleja la insolubilidad del dilema creado por la sociedad
de clase de sus das (ibidem,p. 119).Pues bien, as como 1 Cor
15.1-1 nada nos dice del carcter histrico
y
personal de Jess de
Nazaret, tampoco los versculos 12-13 y 17-19 aportan informa-
cin alguna al respecto, pues
all
el]esLs histrico es ignorado,
dejando solamente el
Cristo mistico
p. 118),como puede leerse:
Ahora, si Cni to es proclamado por haber sido resucitado de entre los
muertos,
> or la que vinc ula
la res~rreccin e Cristo a la resurreccin de los muertos, y vi-
ceversa. Como advierte Robertson, a menos que ellos [los
cristianos] resuciten de entre los muertos, Cristo no ha resu-
citado. No es asi como se habla de un hecho histrico (ibi-
dem). Pero entonces aparece claramente que el autor de los
versiculos 12-19 no pudo haber escrito los versiculos 5-1
1 .
Para
l, Cristo no es un individuo cuya resurreccin es atestiguada
por testigos oculares, sino el Logos encarnado de la com uni-
dad cristiana, a travs de la cual ellos derrotaran a la muerte y
se harn inmortales
(ibdem).
l resto del captulo lo dedica Pablo a explicarnos la in-
mo~ta lidad el alma con argumentos forjados a partir de la ms
obscena ,ue alimenta la cadena de sofis-
mas
que suscita la polmica sobre la
resurreccin
de los seres
humanos, y que es exactamente la misma consagrada dogm ati-
camente por la Iglesia catlica (cfr.1Cor 153 5 57,y las pginas
correspondientes de mi mencionado libro ). Robertson pone
una excelente coda a tanto desvaro:
Claramente, el autor de esta rapsodia jams pudo haber credo en un
cuerpo material surgiendo de una tumba, caminando, conversando,
probando su identidad por la huella de los clavos, comiendo pescado
asado y ascendiendo a los cielos, segn se describe en los Evangelios.
Igualmente claro, el Reino de Dios en la tierra, el eslogan de las ma-
sas judas en la lucha contra la explotacin romana, desaparece del
cuadro. El mundo material es descartado como irredimible (op . cit.,
p.
119) .
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
23/87
EL
EXFRENTAMIEKTO ABIERTO
Los creyentes, telogos o no, suelen acu dir a la institucin
eucarstica
relatada en
1
Cor
11 23-3 , como la gran baza de
la
fe en el Cristo paulino en tr minos de un conocim iento histri-
co y concreto del llamad o Jesucristo. N o es menester transcribir
aqu este texto d e privilegiada mem oria en tre los cristianos, por
e l cual Pablo pre tende haber recibido su relato de la Cena
del Seor . Escribe Robertson incisivamente q ue es del todo
improb able que [Pablo] apelase a una revelacin personal si pu-
diera haber invocado testigos oculares. Pero es bastante proba-
ble que un interpolador hubiera inven tado una revelacin a
Pablo para acreditar su propia narracin, cuando estuviesen
muerto s todo s los testigos oculares (si existiese alguno) (op.
cit., p. 14) .Teolgicamente, el asunto no camb ia.
Ya en 1926, el gran exegeta Ha ns Lietzmann, d e encomia-
ble vocacin de independencia cr t ica, sealaba en su l ibro
Messe 2nd Herrenmahl que la institucin e ucar stica~ o perte-
nece a las palabras de Jess en la ltim a Cena, y que podemos
afirmar qu e a Pab lo le es familiar la misma tradicin d e la lti-
ma Cena que sigui Marcos C...] y probablemente n o nos equi-
vocamos si presuponemos que esta concepcin fue general en
las iglesias paulinas de los cristianos gentiles (M ass and Lor d's
Supper,
trad. ingl. 1979, p. 185 .Esto implicara que
no era una
tradicin originada en el testimonio de los apstoles asistentes a
esa comida, que sin duda fue concebida despus en crculos de
vocacin exttica y tradicin mistrica difundida en medios hele-
nisticos. Como indiqu en El m ito de Cristo (2000), cualquiera
poda ver, an antes de Lietzmann, que la comunidad original
[judeocrist iana, de Ped ro, Santiago y Juan] no celebraba el me-
morial sacramental de la mue rte d e Jess, sino slo la piadosa
costum bre uda de la frdccindelpan que el N azareno practi-
c con sus discpulos ( M c6.41, 14.22; Lc 24.30); lo qu e corro-
bora la Didach~, .3 y 14.1. El relato d e Hechos sobre la praxis
piadosa judeocristiana dice
escuetamente
que perseveraban en
or la enseanza d e los apstoles
y
en la unin, en la fraccin del
pan,
y en la oracin (2.4 2). Estas precisas noticias nos mues-
tran qu e en el
agape
fraterno de las primeras comunidades
no
hub o institucin [sacram ental] de la eucharistia (p . 76 ) .
Hyam Maccoby ofreci en 1991 una indagacin que parece
definitiva, sob re la frase de 1
Cor
11.23:
Os doy a conocer, her-
manos, e l evange lio que os he predicado, que hab is recibido, en e l
que os manten is firmes, por e l cual sois salvos si lo retenis tal
como yo os lo anunci, a no ser que hayis credo en vano. Pues a
la verdad os he transmitido, en primer lugar, lo que yo mism o he
recibido: que el Seor Jess.
M
Partiendo de la base ms que pro-
bable de que
no e xiit G t al revelacin personal,
y de que su con-
tenido, puesto en boca del Nazareno, fue inventado por Pablo o
por u n interpolador, puede afirmarse que
las palabras de la inst i-
tucin de la eucaristi en sentido sacramental no tien en su asien to
ni en la mente ni en la fe del Jess h i s t a . Maccoby demostr
que la frase recibi de>>parlabon apo) no pue de tergiversarse
con la interesada traduccin eclesistica, segn la cual slo para,
y no apo, expresa inmediatez>>; que la versin correcta es
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
24/87
hzrtoria original, slo se conten e l tema apocalijtico [M c 14.25:
En verdad os digo que ya no beb er del fruto d e la vid hasta el
da en que lo beba de nuevo en el Reino de Dios , tema repeti-
do en M t 26.29
y
en Lc 22.18, pero sintomticamente ignorado
por I ablo].
La secuencia
vino-pan
es la natural en una comida
festiva juda, en la cual el quiddush se dice primeramente so bre
una copa de vino, qu e es luego distribuida; despus tiene lugar
la fraccin del pan , que marca el comienzo de la comida. El
quiddush no form a parte realmente de la comida, sino que es una
ceremonia introductoria y separada santificando el propio da
festivo, no la com ida
L ]
Esta secuencia judia an pue de verse en
el relato d e Lucas, pues muestra a Jess em pezando con el
vino
(22.17)
y
luego siguiendo con el pan (22.19).Puesto que, sin em-
bargo,
la secuencia vin o-pa n es inapropiada para el tem a eucaristi-
co, qu e requiere una secuencia pan-vino , tie ne que transformar la
secuencia natural,
y
esperada, de una palabra apocal@tica sobre el
pan en una palabra eucaristica, que luego ha de ser completada por
la introduccin de una segunda copa de v ino (Pa uland Hellenisvt,
p. 104), para acom paar la accin de gracias, que era de mu cha
menor importancia que la bendicin con el quiddush. Pero pre-
cisamente la secuencia pa n-v ino es caracterktica de l ccagap>> e la
comun in ( koin onia) en las religiones de misterios. La conclusin
es que
Pablo crea una nueva liturgzir de carcter wacramental>>,n
la que el tema escatolgico-mesinico o,omo
prefiere decir Maccoby) ha quedado recubierto
y
prcticamente
suprimido por el tema eucaristico. As, la secuencia pan-v ino,
siendo natural en el rito mirtico de incorporacin siiizblica de la
carne
la
sangre de un dios inmolad o, da una indicacin estruc-
tural del
origen helenzStico de la eucaristz
[ ]S
(op. cit.,
p. 107).
En suma,
n i
la declaracin d e fe de Pablo en la pasin
y
muerte d e Cristo Jess, de
1
Cor 15.1-1 ;
nila
declaracin de fe
en su resurreccin, d e 12-13; n i a declaracin d e fe en la trans-
formacin del pan
y
el vino en su cuerpo y sangre para que los
fieles participasen simb licamente, al ingerirlos, en el cuerp o
mstico d e l , de 20-22, 35-38 y 42-44; ninguna aumenta n i un
pice nuestro conocimiento de la existencia
y
la personalidad d e
Jess, porq ue la frase Messaiah Joshua solamente cobraba senti-
do si estaba incorporada a un individuo hum ano de carne
y
hue-
so (k at sarka), pero se converta en una entelequia fantasmal si,
como en las epstolas paulinas, se disociaba ontolgicamente
de aqul y se transmutaba e n un Espiritu fantasmagrico Lo-
gosi} div ino .
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
25/87
4
LA RIVALIDAD RELIGIOSA, SOCIAL
Y POLITIC
ENTRE PAULINOS Y APOSTLICOS
La
composicin social de las comunid ades paulinas,
en marcado
contraste con las judeocristianas, estaba radicada en
zonas ur-
banas
y tena un nivel econmico autosuficiente, caracterstico
de los devotos de las
religiones de misterios.
Pablo describe as
su
individualismo
e
insolidarid ad social:
El caso es que, cuan-
do os reuns en asamblea, ya no es para comer la
cena del Seor?
pues cada cual empieza comiendo su propia cena, y as resul-
ta que, mientras uno pasa hambre, otro se emborracha. Pero
?es que no tenis vuestras casas para comer y beber? En tan
poco tenis la asamblea cristiana, que no os importa avergon-
zar a los que no tienen nada?
L ]>> 1Cor
11.20-22 . Advirtase
que la
eucharistia judia
consista en
una comida comn,
que in-
clua
una oracin por la llegada del Rein o de Dios,
concluyen-
do con el ruego,
ven Seor>>maranatha),
en un ambiente de
camaradera caracterstico de gentes de campo. Las
comuni-
dades judias de conversos cristianos
que continuaban fieles a la
disciplina del Templo, comenzando por la Iglesia de Jerusaln,
eran de origen rural y escandalosamente indigentes. En esta
circunstancia se apoy sobre todo el reto paulino a la jerarqua
apostlica, como lo atestigua el alarde que
indirectamente
hace
el propio Pablo ante ella en ese
mon umen to de vanidad
que es
2
Corintios,
pieza quiz apcrifa pero significativa y fidedig-
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
26/87
na. La ayuda econmica a la comu nidad jerusalem ita ocupa un
primer plano en la
rivalidad apostlica doctrina l de Pablo con
el evangelio primitivo genuino: Porque no nos anunciamos a
nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Seor, no somos ms que
servidores vuestros por am or a ]ess
4.5).
Se lamenta el Tar-
siota una vez ms de que a l nadie le ha ayudado en su ac-
tividad misionera pero lo pone en su cuenta pues si somos
atribulados es para que ta mbin vosotro s recibis consuelo
y so-
portis los mismos sufrimientos que nosotros padecemos. Y lo
que esperamos para vosotros tiene un firme funda mento , pues
sabemos que si comparts nuestros sufrimientos, compartiris
tambin nuestro consuelo 1.6-7);ya que si de algo estamos
orgullosos
es de que nuestra conciencia da testimonio de que
nos hemos comportado en todo lugar y particularmente entre
vosotros con la sencillez y la sinceridad que Dios nos ha dado;
es decir que
ha sido fruto de la gracia de Dios y no de la sabidu-
ra humana
1.12).Pero al mismo tiempo que Pablo canta la
heroicidad de sus glorias estampa esta declaracin a la vez de
reproche encub ierto y de explicita divisin d el trabajo proseli-
tista : Por vuestra parte, nos ayudaris con vues tra oracin para
que la gracia que Dios nos conceda por intercesin de muchos,
sirva para qu e muchos den gracias a Dios) por nuestra causa
1.11).
aade que
no es que pretendamos
[los paulinosl
con-
trolar como dspotas vues tra fe
-ya que por lo dems en la fe
os mantenis firmes- sino que queremos ms bien contribuir
a vuestro gozo 1.24).Pero con una esperanza as actuamos
con plena libertad, y no como Moiss,
que se cubra el rostro
con un velo para que los israelitas no vieran el fin de lo que
era pasajero 3.12-13);
y
por ello
no in tentamos justifcarnos
de nuevo ante vosotros, sino daros ocasin de que estis orgullo-
sos de nosotros,
para que as podis responder a los que presu-
men de simples apariencias y no de realidades [...] As que
en
adelante ya no consideraremos a nadie con criterios hum anos.
si en algn mo mento consideramos as a Cristo, ahora ya no .
De modo que si alguien vive en Cristo, es una nueva criatura; el
hom bre v iejo pas
y
ha aparecido el nuevo
2
Cor
5.12,16-
17).
La lucha segua viva entre los de Jerusaln y los de la dis-
persin paulina
y
an era as a finales de los aos cincuenta
lo que hace que Pablo vuelva a reiterar que pornuestra parte,
no queremos presumir ms que lo usto y nos atenemos al campo
que Dios nos ha asignado y que os incluye tambin a vosotros. NO
estamos, pues, traspasando los limites,
como si vosotros no per-
tenecieseis
a
nuestro campo
siendo asque de hecho hemos sido
los primeros e n llevaros el evangelio de Cristo
2
Cor
10.13-
4) .
En este texto subyace
un posible equvoco,
porque
Pablo reivin-
dica para si la evangelizac in en C on nto , territorio gentil,
pero
la misin de losjudios cristianos no renunciaba a evangelizar a
sus hermanos judos
y,
eventualmente tambin a los paganos.
La continuacin del pasaje
despeja elsen tido que Pablo atribuye
a u n
7/25/2019 La Existencia Historica de Jesus - Gonzalo Puente Ojea
27/87
soportis tan a gusto. ;Pues creo que no soy en nada inferior a
esos superapstoles L ]
Porque esos tales son falsos apstoles,
obreros embaucadores que se digrazan de apstoles de Cristo.
no es de maravillarse, ya que si el mismo
Satans
se disfra-
za de ngel de luz, parece natural que sus ministros se disfracen
de agentes de salvacin 2 Cor 11.4-5 13-14).
Pero no se trata ah slo de gnsticos, judaizantes, o jerusa-
lemitas, sino de cualquiera que no suscriba en exclusivid ad la
revelacin personal paulina: Me refiero a eso que unos y otros
andis diciendo: " Y o oy de Pablo, yode Apolo, yode Pedro, yode
Cristo"
.
Pero es que est dividido Cr isto? [ ID 1 Cor 1.12- 3
Probablemente, ese mosaico temtico bautizado como
Epistola a los Romanos, donde la doctrina de Pablo interpreta
con los ms conmovedores arpegios su acendrado espiritualir-
mo, comienza con el talante de antagonismo militante que lo
caracteriza: la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra
la impiedad y la injusticia de aquellos hombres que obstaculizan
injustamente la verdad E...], que estn llenos de injusticia, ma-
licia, codicia y perversidad r...]>> 1.18 y 29). Pero nahora, con
independencia de la Ley, .se ha mdnifestado la fuerza salvadora
de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas
[.
1 por medio de
la fe en jesucnho L..] no hay distincin: todos pecaron y to-
dos es tn priYadus d e la gloria de Dios; pero ahora Dios los salva
gratuitamente por su bondad en virtud de la redencin de Cristo
jess (3.21-24).Pues nj de qu podemos presumir si toda jac-
tancia ha sido excluida?
3.27).
Eljudaismo y la Ley quedaban
abolidos.
Esta
Epstola a los Romanos
ofrece una sutil
contmposicin
de la Ley la fe cuya inten cin armonizadora ta nto en la doctviwa
como en la realidad resultfracasada.
Entonces -se interroga
Pablo-, jestaremos anulando la Ley al dar tanto valor a lafe?
De ninguna manera Confirmamos, por el contrario, la Ley
( R o m3.3 1). ess deberia ser el mediad or de la reconciliacin
de todos los hombres con Dios: As, pues, por u n hombre entr
el pecado en el mu ndo y con el pecado la mue rte.
como todos
los hombres pecaron, a todos alcanz la muerte
C ] Y
como
por la desobediencia de u no solo tod os fueron hechos pecadores,
asi tambi n por la obediencia de uno solo to dos alcanzarn la sal-