(Des)cortesía
Rosina Márquez Reiter – Universidad de Surrey,
Reino Unido.
1. Introducción: Hacia una definición de la (des)cortesía
El interés por la cortesía lingüística surge a partir del
ensayo de Brown y Levinson “Universals in language usage:
politeness phenomena” (1978) y su posterior revisión y
ampliación como libro, “Politeness. Some universals in
language usage” (1987). Desde entonces se han llevado a cabo
innumerables estudios teóricos y/o empíricos sobre la materia
basados en diversas lenguas y culturas. Esto ha llevado a que
la cortesía lingüística, ya en la década de los 90, fuera
cosiderada como una de las subdisciplinas de la pragmática con
más vitalidad (Thomas 1995). Dicha aseveración sigue estando
aún al corriente, máxime si se toma en cuenta el caudal de
estudios sobre la descortesía que el trabajo de Culpeper
“Towards an anatomy of impoliteness” (1996) ha suscitado
(veáse, por ejemplo, Orletti y Mariottini 2010 con respecto a
estudios realizados sobre el español y variedades de dicho
idioma).
Pese al volumen de estudios realizados sobre el tema, no
existe aún una definición unánime sobre este fénomeno, si bien
una de las conceptualizaciones más utilizadas hace referencia 1
a un conjunto de comportamientos interpersonales que obedecen
de forma explítica y/o implícita a normas sociales o a
convenciones establecidas por diferentes culturas y/o
comunidades de práctica (Wenger 1998), con respecto a las
(re)acciones que son consideradas adecuadas en contextos
comunicativos específicos (Eelen 2001, Escandell Vidal 1996,
Fraser 1990). Cuando dichas acciones son efectuadas de acuerdo
con las expectativas culturales y situacionales, las mismas
son interpretadas como corteses; de lo contrario, como
descorteses (cf. Watts 2003 distinción entre comportamiento
político y cortés).
La cortesía es un fénomeno de índole (inter)subjetiva, ya
que que consiste en la evaluación que uno o más miembros de
una determinada comunidad hace respecto al comportamiento de
otro(s), en base a normas sociales compartidas de forma
implícita y/o explícita por la comunidad de la cual los
interlocutores forman parte, o bien de acuerdo con la relación
interpersonal entre los mismos (véase Arundale 2013).
Compárese un enunciado como Cállate ya y deja hablar a tu hijo entre
familiares hablantes de español peninsular o rioplatense
(Márquez Reiter 2002) y entre un médico que se dirige a la
madre del paciente o bien en un entorno familiar británico.
Ahora bien, no existe todavía una teoría acerca de la cortesía
que pueda ser sistematizada de tal forma que estas
evaluaciones se puedan demostrar empíricamente (cf. la
ulitización de la técnica de incidentes críticos empleada por
Spencer-Oatey 2002 y herramientas del Análisis de la
Conversación etnometodológico por Arundale 2006, 2010; Haugh
2
2007, 2013 y Márquez Reiter 2009, 2010 entre otros). En cierta
medida, esto ha contribuido al creciente interés por los
estudios interaccionales parcialmente inspirados en el
Análisis de la Conversación que utilizan el principio de
“second proof evidence”, para dar cuenta de aquellas acciones
que son interpretadas como (des)corteses por los
participantes, en base a sus reacciones interaccionales y cómo
éstas a su vez afectan o no la trayectoria interaccional
(Márquez Reiter 2013b, Orthaber y Márquez Reiter en prensa).
La orientación a estudios de este tipo surge, en parte, como
resultado de las severas críticas que fueran elevadas respecto
a trabajos realizados en base a datos elicitados, incluyendo
aquellos que emplean instrumentos interactivos como
simulaciones donde los participantes pueden negociar sus roles
interaccionales (Fant 1989; García 1989, 2004; Márquez Reiter
2000).
La concientización de la necesidad de trabajar con datos
naturales no ha ido acompañada de acercamientos teóricos que
logren dar cuenta de la (des)cortesía como un fenómeno social
que se manifiesta en el día a día de las personas (Goffman
1967), a través del contacto interpersonal. Dicha
reorientación ha resultado en un reencuentro con Goffman
(Bargiela-Chiappini, 2003; O’Driscoll, 2007, 2010; Marquez
Reiter, 2013a, 2013b; Locher et al en prensa) y, por lo tanto,
de un regreso a sus comienzos (recuérdese que Brown y Levinson
basaron su teoría en el concepto de face – véase Spencer-Oatey y
Ruhi 2007 para una diferenciación entre imagen e identidad y
su relación con la (des)cortesía) donde se cuestiona, sobre
3
todo, las aplicaciones teóricas y empíricas (principalmente en
cuanto a tipo de datos empleados-naturales vs. elicitados) y
se examinan nuevos contextos comunicativos, destacándose los
mediatizados como resultado del avenimiento de la banda ancha
(por ejemplo, teléfonos inteligentes con acceso instántaneo a
una gama de canales comunicación- veáse Locher et al en
prensa).
2. (Des)cortesía en español
El estudio de la cortesía en español nace quizás a razón del
trabajo de Haverkate “La cortesía verbal. Estudio
pragmalingüístico” (1994), unos de los primeros estudios de
actos de habla pormenorizado, anclado en la teoría de Brown y
Levinson (1987) y escrito en español. En esta obra, Haverkate
ofrece uno de los primeros análisis pragmalingüísticos de los
ruegos, entre otros actos de habla, y añade una laminación
interpretativa al análisis que denomina ‘acto interpretativo’
y que, a diferencia de su investigación pragmalingüística, no
ha tenido mayor impacto. Si bien el trabajo de Haverkate no
tiene como objetivo hacer un aporte teórico explícito,
contribuye al conocimiento de las manifestaciones de la
cortesía lingüística en español peninsular ya que delinea
muchas de sus convenciones pragmalingüísticas y, como tal, ha
sido de utilidad como punto analítico comparativo (veáse, por
ejemplo, Dumitrescu 1993). Los estudios realizados por
Haverkate sobre el español peninsular coinciden en demostrar
una orientación clara hacia la cortesía positiva en la cultura
4
española, orientación que no es necesariamente compartida en
otras culturas de habla hispana (véase, por ejemplo, Márquez
Reiter y Placencia 2005 y Placencia y García 2007 donde se
ofrecen panorámicas de los estudios empíricos realizados en
distintas variedades de español hasta esta fecha).
La mayoría de los estudios sobre la cortesía se enmarcan
dentro de los denominados conversacionales - si bien muy pocos
de los mismos utilizan conversaciones (espontáneas) para su
estudio- en tanto que se basan en el Principio Cooperación de
Grice (1975) y en (revisiones) de los modelos propuestos por
Lakoff (1973) y Leech (1983) y, en la teoría de face o imagen
postulada por Brown y Levinson (1987), siendo este último el
que más impacto ha tenido en los estudios de la cortesía en
español, así como también en la mayoría de lenguas y culturas
que han sido investigadas.
La noción de face, inspirada en Goffman (1967, 1974) es
clave en el modelo de Brown y Levinson. Goffman define face como
el valor social positivo que una persona reivindica efectivamente a través de la línea de acción que los otros
suponen que ella ha adoptado en el curso de un contacto
particular. En otros términos, se trata de una imagen de sí mismo, esbozada de acuerdo a ciertos atributos sociales
aprobados que el individuo cuida y protege en el ámbito interaccional, y a la que está emocionalmente ligado. Se trata
de un préstamo que la sociedad le concede, ya que si el individuo no se muestra digno de ella le será retirada por los
5
demás, que le conferirán, en cambio, atributos distintos de aquellos por los que pretende ser reconocido. Basándose en
esta noción y en el Principio de Cooperación (Grice 1975) como
principio de racionalidad en la comunicación, por el que los
interlocutores tienden a lograr máxima eficacia comunicativa,
Brown y Levinson plantean que hay motivos por los que un
interlocutor, concretamente un hablante, no contribuye a la
eficacia comunicativa, dado que la misma podría poner en
peligro la relación interpersonal con su oyente. Los autores
sostienen que todos los individuos tienen una imagen pública
que desean presevar y que la mejor forma de hacerlo es
respetando la de los demás. Dado que la imagen es vulnerable y
que hay actos de habla que son amenazantes para la misma, hay
que mitigarlos o suavizarlos con el fin de no poner en peligro
la imagen y las relaciones con otros. La imagen pública tiene
dos caras: la imagen positiva y la imagen negativa. La primera
se refiere al deseo de ejercer la libertad individual de
acción, mientras que la segunda consiste en ser apreciado y
socialmente aceptado por otros. Conforme a la
conceptualización de Goffman, Brown y Levinson entienden que
estas necesidades son constantemente atendidas en la
interacción y que es beneficioso para ambos interlocutores
salvaguardar su imagen y no amenzar la del otro, sobre todo
cuando gran parte del comportamiento interaccional es visto
como potencialmente amenanzante (Kasper 1990). Con este fin
los participantes seleccionan una de las siguientes
estrategias:
6
1. Realizar el acto de habla de forma abierta y sin acción
reparadora ej. Apaga la calefacción
2. Realizar el acto de habla de forma abierta con acción
reparadora y cortesía positiva ej. Se buena y apaga la
calefacción
3. Realizar el acto de habla de forma abierta con acción
reparadora y cortesía negative1 ej. ¿Te importaría apagar la
calefacción?
4. Realizar el acto de habla de forma encubierta ej. ¡Qué
calor que hace aquí!
5. Evitar la realización del acto de habla
Dichas estrategias están postuladas de acuerdo con su nivel de
cortesía ya que el riesgo de pérdida de imagen aumenta de
menor a mayor. Este riesgo es calculado por el hablante de
acuerdo con el poder relativo entre el hablante y el oyente,
la distancia social entre los mismos y el costo relativo de la
actividad en cuestión. Cuanto mayor sea el poder del oyente
sobre el hablante, así como la distancia social entre los
mismos y el costo de la actividad sea socialmente considerado
alto, Brown y Levinson predicen que el hablante seleccionará
la estrategia número 5.De la misma manera, cuando no hayan
grandes diferencias de poder entre los hablantes, y éstos
gocen de una relación donde exista la familiaridad y el costo
de la actividad sea culturalmente bajo, el hablante
seleccionará la estrategia número 1.
1
7
La teoría de Brown y Levinson ha recibido innumberables
críticas como aplicaciones, tan así que una mera pincelada
pudiera ocupar una lista bibliográfica más extensa que el
propio capítulo. Cabe entonces mencionar las más influyentes y
remitir al lector a Márquez Reiter y Placencia (2005) y a
Placencia y García (2007) para una panorámica de estudios
específicos sobre la cortesía en español, así como también a
la gama de publicaciones que ofrece el programa de ‘Estudios
sobre el Discurso de la Cortesía en Español’(www.edice.org).
Las críticas más severas realizadas con respecto a la
teoría de Brown y Levinson (1987) se centran en su visión
etnocentrista de la cortesía como resultado del enfásis que
estos autores ponen en las necesidades individuales vis á vis las
grupales (véase, por ejemplo, Gu 1990, Mao 1994, Matsumoto
1988), así como también la preeminencia de la imagen negativa
junto con las estrategias correspondientes a dicha imagen
sobre aquellas que son positivas (véase, por ejemplo, Kerbrat-
Orechioni 1997).
En lo que respecta al español, y específicamente a la
variedad peninsular, Hernández Flores (2004) sostiene que las
actividades de imagen deben también incluir la valorización y
no sólo la mitigación y la reparación, dado que la cortesía
comprende la protección tanto de la imagen del oyente como del
hablante. Dicha valorización tiene como fin resaltar las
interacciones sociales positivas en aquellos casos en los que
no existe ni amenza ni riesgo alguno a la imagen de los
interlocutores, como es el caso de las interacciones en el
entorno familiar estudiado por la autora. Desde una 8
perspectiva similar, Briz Gómez (2004) sostiene que debe
diferenciarse entre la ‘cortesía codificada’ y la ‘cortesía
interpretativa’. La primera abarca los mecanismos lingüísticos
convencionalizados para su expresión en cualquier contexto, es
decir las formas pragmalingüísticas delineadas por Haverkate
(1984). La segunda se refiere a la evaluación de los
enunciados como (des)corteses en el contexto específico donde
se realiza el evento de habla. En este caso, diferentes
parámetros comunicativos como, por ejemplo, la relación
interpersonal entre los interlocutores y el objetivo de la
interacción actuarán como filtros para evaluar el enunciado
como cortés o descortés. De esta manera un enunciado como, por
ejemplo, ¿Te importaría salirte de adelante de la televisión? por parte de un
marido a su esposa durante un importante partido de fútbol, si
bien es cortesmente codificado, no será necesariamente
interpretado como cortés o descortés dada la relación entre
los mismos y el contexto comunicativo donde fue realizado. En
este caso, tal como señala Hernández Flores (1999), existen
premisas culturales como la confianza (véase también Márquez
Reiter et al 2005) que ayudan a que dicho enunciado no sea
interpretado como (des)cortés.
Bravo (1999, 2001, 2004, 2010) va un paso más allá
respecto a las críticas realizadas al modelo de Brown y
Levinson (1987). La autora propone una perspectiva
sociocultural en la cual los comportamientos (des)corteses
están ligados a la imagen social básica del individuo. Esta
imagen social básica, sostiene la autora, está basada en
valores sociales compartidos por miembros de una comunidad y
9
sostiene que nuestra tarea como analistas es encontrar estas
premisas culturales, como lo es el caso de la confianza que
señala Hernández Flores (1999). Bravo, mantiene que las
actividades de imagen son parte de las relaciones
interpersonales y que, por lo tanto, se debería hablar de
necesidades de afiliación y autonomía y no de cortesía
positiva y negativa. La autora sostiene que la generosidad y la
originalidad son componentes básicos de esta imagen social y que
actos como las ofertas y las invitaciones, entre otros, forman
parte de la imagen de afiliación. Las necesidades de
afiliación y autonomía también están presentes en el trabajo
de Fant (1989), si bien el mismo basa dicha distinción en la
conceptualización de la cortesía propuesta por Spencer-Oatey
(2000): ‘rapport management’, así como también en una
orientación dialógica a la interacción (Linell 1998).
El modelo de ‘rapport management’ propuesto por Spencer-
Oatey (2000) tiene como objetivo elucidar la(s) forma(s) a
través de la cual(es) el lenguaje es usado para construir,
mantener y/o amenzar las relaciones sociales. Por este motivo,
la autora sostiene que las investigaciones acerca del ‘rapport
management’ no sólo deben tener en cuenta la intencionalidad
del acto de habla sino también: el ámbito discursivo (por
ejemplo, selección de tópico), el participativo (por ejemplo,
la toma de turno), el estilístico (por ejemplo, fórmulas de
tratamiento) y el no-verbal (por ejemplo, el contacto visual).
Tomando como base la noción de face de Goffman (1974), Spencer-
Oatey (2000) plantea una diferenciación entre las necesidades
de face y los ‘derechos de socialización’ de los que goza el
10
individuo para el gestionamiento de sus relaciones
interpersonales. La autora divide entonces la noción de face en
‘calidad de imagen’ (quality face) e imagen social identitaria
(social quality face). Estas son entendidas como el deseo de ser visto
positivamente en cuanto a nuestras cualidades personales como
lo es, por ejemplo, la autoestima (cf. la noción de cortesía
positiva de Brown y Levinson 1987) y el deseo que, como
individuos, tenemos de ser reconocidos y respetados en
nuestros roles o identidades sociales (por ejemplo, como líder
de un grupo, amigo íntimo, etc.), es decir, que nuestro valor
público sea reconocido. Los ‘derechos de socialización’
constan de dos aspectos interrelacionados: ‘derechos de
equidad’ y ‘derechos de asociación’. Los primeros tienen dos
componentes: ‘autonomía-imposición’ y ‘costo-beneficio’,
refiriéndose éstos a nuestro deseo de ser tratados de una
manera justa, sin imposiciones y de recibir aquellos
beneficios a los que tenemos derechos. De esta forma entonces,
el modelo de Spencer-Oatey incorpora el concepto de imagen
negativa propuesta por Brown y Levinson (1987) y la visión
económica de Leech (1983) (i.e. costo-beneficio) dentro de los
derechos de equidad.
Algunos aspectos del modelo de Spencer-Oatey (2000), en
especial su diferenciación en cuanto a los ámbitos a tener en
cuenta para su estudio (veáse Placencia 2004 y García 2004) y
la noción de la gestión interpersonal vis à vis la cortesía
lingüística (Fant 2007), han tenido cierta resonancia en los
estudios sobre la cortesía en español.
3. Ultimos desarrollos11
Los últimos circa cinco años han sido testigo de un creciente
número de estudios sobre la cortesía, aunque no necesariamente
en lo que al español específicamente concierne. Estos trabajos
se enmarcan dentro de lo que es conocido como ‘la segunda ola’
de estudios sobre la materia, también denominados como de
‘giro discursivo’. Dichos estudios parten, en su gran mayoría,
de la distinción efectuada por Eelen (2001) entre estudios de
cortesía de primer y de segundo orden. A través de esta
diferenciación, el autor oportunamente abogababa a la
diferenciación que debe ser establecida entre concepciones
teóricas acerca de la cortesía y aquellas novatas o
vernaculares que corresponden a las ideologías que, como
individuos y muchas veces como partícipes de estudios de
investigación sobre el tema, tenemos y que, con frecuencia,
son utilizadas para realizar acercamientos teóricos que, como
tal, son epistemológica y ontológicamente insostentibles. Esto
se debe a que los enunciados efectuados por participantes en
estudios de investigación, respecto a lo que los mismos
consideran que es un comportamiento (des)cortés en un contexto
determinado, son usados como base para teorizar sobre la
cortesía sin sumarse dicho análisis a un acercamiento teórico
sobre el fenómeno. Esto, sumado a la necesidad de examinar
contextos comunicativos que vayan más allá del acto de habla y
de las simulaciones, para dar cuenta del fenómeno social y su
negociación interpersonal, ha contribuido al desarrollo de los
estudios acerca de la (des) cortesía correspondientes al giro
discursivo, caracterizados, entre otras cosas, por la
investigación de contextos comunicativos naturales (véase, por
12
ejemplo, Culpeper, 2011; Tracy 2011, Locher y Bousfield 2008,
Mills 2003, Orthaber y Marquez Reiter en prensa).
Este giro discursivo ha llevado a un cuestionamiento, por
lo general de forma implícita (cf. Haugh 2014), de las
herramientas analíticas necesarias para el estudio de la
(des)cortesía en situaciones comunicativas naturales que
permitan ahondar en la manera en que los participantes
negocian sus imágenes, identidades sociales y la forma en la
cual sus comportamientos se orientan a acciones corteses o
descorteses. No es de sorprender entonces que los estudiosos
del tema hayan recurrido a elementos del Análisis de la
Conversación (Sacks et al 1974), así como a conceptos claves
dentro de la metapragmática (Lucy 1993), para dar cuenta de
las interpretaciones que hacen los participantes en
situaciones comunicativas sin tener entonces que acudir
necesariamente ni a su propia ideología sobre el tema ni a la
de los mismos participantes.
De la misma manera que las evaluaciones de los
interlocutores ocupan hoy día un papel indiscutible en los
trabajos acerca de la cortesía, y más aún en aquellos que se
ocupan específicamente sobre la descortesía, recientes debates
de índole teórico (Arundale 2013) y empírico (Haugh 2013,
Kádár y Haugh 2013, Kádár y Márquez Reiter en prensa) ponen
sobre la mesa el rol que ocupa la moralidad en dichas
evaluaciones. Esto se debe a que aquello que es considerado
como descortés está basado en nociones de lo que se entiende
como moral o inmoral. Haugh (2013) argumenta que, así como la
descortesía debe ser entendida como una práctica social (cf. 13
Conejos Biltvich 2013 quien sostiene que la (des)cortesía
surge en la práctica social), la moralidad a la que los
participantes interaccionales aluden, en tanto que orientan su
comportamiento interaccional a lo que debe o no ser
sancionado, depende de las prácticas sociales mismas. Por otro
lado, Kádár y Márquez Reiter et al (en prensa) señalan que en
ciertos contextos comunicativos, como es el caso de las
intervenciones sociales en espacios públicos, la moralidad a
la que apela el interviniente no surge de la práctica social
en sí, sino de una evaluación reflexiva como consecuencia de
lo que se entiende como una violación de los derechos
personales de los individuos. Los autores observan que en este
tipo de situaciones el interviniente así como aquellos
participantes que optan por no intervenir, apelan a principios
de moralidad sobre aquellos de cortesía, como lo es el derecho
a la privacidad (cf. Brown y Levinson 1987).
Bibliografía
Arundale, R. (2006) ‘Face as relational and interactional: a
communication framework for research on face, facework, and
politeness’, Journal of Politeness Research, vol. 2, pp. 193-216.
Arundale, R. (2010) ‘Constituting face in conversation: face,
facework, and interactional achievement’, Journal of Pragmatics,
vol. 42, pp. 2078-2105.
Arundale, R. (2013) ‘Face as a research focus in interpersonal
pragmatics: Relational and emic perspectives’, Journal of
Pragmatics, vol. 58, pp. 108-120.
14
Bargiela-Chiappini, F. (2003) ‘Face and politeness: new
(insights) for (old) concept’, Journal of Pragmatics, vol. 35, pp.
1453-1469.
Bousfield, D. y Locher, M. (eds) (2008) Impoliteness in Language: Studies on Its Interplay with Power in Theory and Practice, Berlin: Mouton de Gruyter.
Bravo. D. (1999) ‘Imagen “positiva” vs. imagen “negativa”?
Pragmática sociocultural y componentes de face’, Oralia, vol. 2,
pp.122-184.
Bravo. D. (2001) ‘Sobre la cortesía lingüística, estratégica y
conversacional en español’, Oralia, vol. 4, pp. 299-314.
Bravo. D. (2004) ‘Tensión entre universidalidad y relatividad
en las teorías de la cortesía’, en Bravo, D. y Briz Gómez, A.
(eds.) Pragmática sociocultural: Estudios sobre el discurso de cortesía en
español, Barcelona: Ariel, pp. 15-37.
Bravo. D. (2010) ‘Pragmática sociocultural: La configuración
de la imagen social como premisa socio-cultual para la
interpretación de las actividades verbales y no verbales de
imagen’, en Orletti, F. and Mariottini, L. (eds.) (Des)cortesía en
español. Espacios teóricos y metodológicos para su estudio, Roma-Estocolomo:
Università degli Studi Roma Tre y el Programa Edice, pp. 19-
47.
Briz Gómez, A. (2004) ‘Cortesía verbal codificada y cortesía
verbal interpretada en la conversación’, en Bravo, D. y Briz
Gómez, A. (eds.) Pragmática sociocultural: Estudios sobre el discurso de
cortesía en español, Barcelona: Ariel, pp. 67-93.
15
Brown, P. y Levinson, S. (1987) ‘Universals in language usage:
politeness phenomena’, en Goody, E. (ed.), Questions and Politeness:
Strategies in Social Interaction, Cambridge: Cambridge University Press,
pp. 56-310.
Brown, P. y Levinson, S. (1987) Politeness: Some Universals in Language
Use, Cambridge: Cambridge University Press.
Culpeper, J. (1986) ‘Towards an anatomy of impoliteness’,
Journal of Pragmatics, vol. 25, pp. 349-67.
Culpeper, J. (2011) Impoliteness. Using language to cause offence,
Cambridge: Cambridge University Press.
Eelen, G. (2001) A Critique of Politeness Theories, Manchester: St.
Jerome.
Escandell Vidal, V. (1996) ‘Towards a cognitive approach to
politeness’, in Jaszczolt, K. y Turner, K. (eds.) Contrastive
Semantics and Pragmatics II. Discourse Strategies, Oxford: Pergamon, pp.
629-50.
Fant, L. (1989) ‘Cultural mismatch in conversation: Spanish
and Scandinavian communicative behaviour in negotiation
meetings’, Hermes, vol. 2, pp. 247-265.
Fant, L. (2007) ‘Rapport and identity management: A model and
its application to Spanish dialogue’, in Placencia, M.E. y
García, C. (eds) Research on Politeness in the Spanish-Speaking World, New
Jersey: Lawrence Erlbaum, pp. 335-365.
Fraser, B. (1990) ‘Perspectives on Politeness’, Journal of
Pragmatics, vol. 14, pp. 219-36.
16
Garcés-Conejos Blitvich, P. (2013) ‘Introduction: face,
identity and politeness. Looking backward, moving forward:
from Goffman to practice theory’, Journal of Politeness Research, vol.
9, pp.1-33.
García, C. (1989) ‘Apologizing in English: Politeness
strategies used by native and nonnative speakers’, Multilingua,
vol. 8, pp. 3-20.
García, C. (2004) ‘Reprendiendo y respondiendo a una
reprimenda: Similitudes y diferencias entre peruanos y
venezolanos’, Spanish in Context, vol. 1, pp. 113-147.
Goffman, E. (1967) Interaction ritual: Essays in face-to-face behaviour,NewYork: Doubleday Anchor.
Goffman, E. (1974) Frame analysis: An essay on the organization ofexperience, Harvard: Harvard University Press.
Grice, P. (1975) ‘Logic in Conversation’, en Cole and J,Morgan (eds), Syntax and Semantics: Speech Acts 3, New York: AcademicPress, pp. 41-59.
Gu, Y. (1990) ‘Politeness in modern Chinese’, Journal of Pragmatics,vol. 14, pp. 237-257.
Haugh, M. (2007) ‘Emic conceptualisations of (im)politeness and face in Japanese: Implications for the discursive
negotiation of second language learner identities’, Journal of
Pragmatics, vol. 39, pp. 657-680.
Haugh, M. (2013) ‘Im/politeness, social practice and the
participation order’, Journal of Pragmatics, vol. 58, pp. 52-72.
17
Haverkate, H. (1994) La cortesía verbal: Estudio pragmalingüístico.Madrid:
Gredos.
Hernández-Flores, N. (1999) ‘Politeness ideology in Spanish
colloquial conversations: the case of advice’, Pragmatics, vol.
9, pp. 37-49.
Hernández-Flores, N. (2004) ‘Politeness as face enhancement.
An analysis of Spanish conversations between friends and
family’, en Márquez Reiter y Placencia, M.E. (eds.) Current
Trends in the Pragmatics of Spanish, Amsterdam: John Benjamins, pp. 265-
284.
Kádár, D. y Haugh, M. (2013) Understanding Politeness, Cambridge:
Cambridge University Press.
Kádar, D. y Márquez Reiter, R. (en prensa) ‘Im/politeness and
morality: insights from intervention’, Journal of Politeness Research
Kerbrat-Orecchioni, C. (1997) ‘A multilevel approach in the
study of talk-in-interaction’, Pragmatics, vol. 7, pp.1-20.
Lakoff, R. (1973) ‘The logic of politeness; or minding your
p's and q's, Papers from the 9th Regional Meeting of the Chicago Linguistic
Society, Chicago: Chicago Linguistic Society, pp. 292-305.
Leech, G. (1983) Principles of Pragmatics, London: Longman.
Linell, P. (1998) Approaching dialogue. Talk, interaction, and contexts in
dialogical perspectives, Amsterdam: John Benjamins.
Locher, M. et al. (en prensa) monográfico, Pragmatics
18
Lucy, J. (ed.) (1993) Reflexive language: reported speech andmetapragmatics, Cambridge, Cambridge University Press.
Mao, L. (1994) ‘Beyond politeness theory: 'Face' revisited andrenewed’, Journal of Pragmatics, vol. 21, pp. 451-486.
Márquez Reiter, R. (2000) Linguistic Politeness in Britain and Uruguay,
Amsterdam: John Benjamins.
Márquez Reiter, R. (2002) ‘A contrastive study of conventional
indirectness in Spanish: Evidence from Peninsular and
Uruguayan Spanish’, Pragmatics, vol. 12, pp. 135-51.
Marquez Reiter, R. (2009) 'How to get rid of a telemarking
agent? Facework strategies in an intercultural service call',
in Bargiela-Chiappini, F. y Haugh, M. (eds.) Face, Communication
and Social Interaction, London: Equinox.
Márquez Reiter, R. (2010) ‘A ella no le gusta que le digan María y a mí que
me traten de tú. A window into Latin American diversity’, en
Márquez Reiter, R. y Martín Rojo, L. (eds) ‘Service encounters
in multilingual and multicultural contexts: Sociolinguistic
and pragmatic aspects of institutional discourse’, Sociolinguistic
Studies, vol. 4, pp. 413-442.
Márquez Reiter, R. (2013a) 'The dynamics of complaining in a
Latin American for-profit commercial setting’, Journal of
Pragmatics, vol. 57, pp. 231-247.
Márquez Reiter, R. (2013b) ‘Fabricated ignorance: The search
for good value for money’, Pragmatics, vol. 23, pp. 661-684.
Márquez Reiter, R. y Placencia, M.E. (2005) Spanish Pragmatics,
Basingstoke: Palgrave/Macmillan.19
Márquez-Reiter, R. y Placencia M.E. (2004) Current trends in the
pragmatics of Spanish, Amsterdam: John Benjamins.
Márquez Reiter, R.; Rainey, I. y Fulcher, G. (2005) ‘A
comparative study of certainty and conventional indirectness:
Evidence from British English and Peninsular Spanish’, Applied
Linguistics, vol. 26, pp.1-31.
Matsumoto, Y.(1988) ‘Reexamination of the universality offace: politeness phenomena in Japanese’, Journal of Pragmatics, vol12, pp. 403-426.
Mills, S. (2003) Gender and politeness, Cambridge: Cambridge
University Press.
O'Driscoll, J. (2007) Brown and Levinson's face: How it can—
and can't—help us to understand interaction across cultures’,
Intercultural Pragmatics , vol. 4,pp. 463-492.
O'Driscoll, J (2010) ‘Some Issues with the Concept of Face:
When, What, How and How Much?’, in Bargiela-Chiappini, F. y
Kádár, D. (eds.) Politeness Across Cultures, London: Palgrave
Macmillan. pp. 17-41.
Orletti, F. and Mariottini, L. (eds.) (2010) (Des)cortesía en
español. Espacios teóricos y metodológicos para su estudio, Roma-Estocolomo:
Università degli Studi Roma Tre y el Programa Edice.
Orthaber, S. y Márquez Reiter, R. (en prensa) ‘When mundane
calls for information become interpersonally sensitive’,
Pragmatics in Society
20
Sacks, H., Schegloff, E.A., y Jefferson, G. (1974) A Simplest
Systematics for the Organization of Turn-Taking for
Conversation, Language, vol. 50, pp. 696–735.
Spencer-Oatey, J. (ed.) (2000) Culturally Speaking, London:
Continuum.
Spencer-Oatey, H. (2002) 'Managing rapport in talk: using rapport sensitive incidents to explore the motivational concerns underlying the management of relations', Journal of Pragmatics, vol. 34, pp.529 – 545.Spencer-Oatey, H. and Ruhi, S. (2007) 'Identity, face and (im)politeness', Journal of Pragmatics, vol. 39, pp. 635 – 638.Thomas, J. (1995) Meaning in Interaction: An Introduction to Pragmatics,
London: Longman.
Tracy, K. (2011) ‘“Reasonable Hostility”: Its Usefulness and
Limitation as a Norm for Public Hearings’, Informal Logic, vol.
31, pp. 171-190.
Watts, R. (2003) Politeness, Cambridge: Cambridge University
Press.
Wenger, E. (1998) Communities of Practice, Cambridge: Cambridge
University Press.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Davies, Bethan L., Haugh, M. y Merrison, A. (eds.)(2011)
Situated Politeness, London: Continuum.
21
Holmes, J. (1995) Women Men and Politeness, London: Longman
Holmes, J. y Stubbe, M. 2003. Power and politeness in the workplace,
London: Pearson.
Linguistic Politeness Research Group (eds.) (2011) Discursive
Approaches to Politeness, Berlin: Mouton DeGruyter.
(en preparación) Monográfico Journal of Politeness Research
22