Las máscaras eran un elemento mágico que usaban los sacerdotes o que protegían a los
reyes y sacerdotes muertos, quienes
eran embalsamados. Esta representa al dios Quetzalcóatl.
Los aztecas ocuparon el centro y sur del actual México. Según sus leyendas, provenían de un lugar
del norte llamado Aztlán, de donde deriva su nombre. Uno
de sus dioses les había ordenado fundar una ciudad en una isla pantanosa, justo allí donde un
águila se posara sobre un cactus, mientras devoraba una
serpiente. Durante un largo viaje que duró casi doscientos
años, los aztecas ocuparon otros pueblos y también fueron
conquistados.
Por fin, en el año 1325, pareció cumplirse la profecía. Los aztecas se asentaron en una isla en medio de un lago, donde fundaron la ciudad de
Tenochtitlán.
Estaban muy bien entrenados para la guerra. Sus ejércitos fueron muy numerosos y los jefes
guerreros se identificaban por sus lujosos trajes. Para asegurar su dominio, esta cultura no solo usó armas, también estableció pactos con los
gobernantes de ciudades vecinas. Por eso se dice que formaron una confederación.
Cuando la confederación conquistaba otras ciudades,
capturaba algunos prisioneros y los convertían en esclavos. También exigían tributos al resto de la población y a sus
jefes. Aunque trataron de que ninguna de las ciudades de la
confederación fuera más poderosa, pronto sobresalió Tenochtitlán. Con el paso del
tiempo, los aztecas consiguieron dominar a casi
todos los pueblos de sus alrededores.
La sociedad azteca estaba integrada en su mayor parte por agricultores y artesanos; también hubo comerciantes, sirvientes y esclavos. Todos ellos abastecieron a los nobles, grupo formado por
funcionarios del gobierno, guerreros y sacerdotes.
El templo mayor fue erigido como el centro del mundo azteca. Los arqueólogos excavando en la actual ciudad de
México, descubrieron la plataforma de ese
templo.
Y en el Museo Nacional de Antropología de esta
ciudad, se muestra la maqueta donde, hacia el fondo, se observa como habría sido ese templo.
En la Cordillera de los Andes en la zona del Perú, se establecieron los incas. Después de
un tiempo de convivencia pacífica
con los pueblos vecinos, comenzaron
las luchas. Así, expandieron su
territorio hasta llegar a dominar casi toda la
región de la cordillera.
Los incas llegaron a gobernar a millones de personas. Bajo el dominio de este imperio, la
sociedad se organizó en tres niveles: la nobleza, los artesanos, los campesinos y los siervos.
Como los aztecas y los mayas, los incas fueron politeístas. Una de las divinidades se denominaba Viracocha, pero también adoraron y ofrecieron
sacrificios al sol (Inti), a la luna (Mamaquilla), a la tierra (Pachamama), y a muchos dioses de cada
región del incario.
Los campesinos talaban los árboles con hachas de piedra, desmalezaban la
tierra y luego la cultivaban. Pero también
habitaron en la zona montañosa, donde extrajeron grandes
bloques de piedra. Los mayas construyeron
algunas de las ciudades más importantes.
Ninguna predominaba sobre la otra, eran independientes.