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La supervisión como un escenario clínico-formativo y como un proceso generativo y transformador en el cual las personas desarrollan sus competencias. Es a la vez una forma de enseñar un enfoque específico de terapia y una práctica reflexiva sobre la propia practica terapéutica. Como contexto de aprendizaje y de cambio es isomórfico a la psicoterapia. El objetivo de la supervisión es activar los recursos interaccionales de los terapeutas para que amplíen y complejicen sus posibilidades de relación y sean instrumentos más versátiles y efectivos. La supervisión opera a través de conversaciones reflexivas con el acompañamiento de un supervisor que es además soporte emocional, consultor, colega, docente y promotor de una sinergia que hace a la supervisión una fascinante experiencia vital para los consultantes, terapeuta y supervisor (Hernández, 2007) La contratransferencia y el deseo del analista, más allá del shibbolet Alberto C. Cabral Ante la múltiple acepción que se encuentra el concepto de la contratransferencia ya mencionada por autores como Winnicott
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Notas Sobre La Contratransferencia

Jan 30, 2016

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Se realiza un resumen de varios textos que hablan sobre la contratransferencia
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Page 1: Notas Sobre La Contratransferencia

La supervisión como un escenario clínico-formativo y como un proceso generativo

y transformador en el cual las personas desarrollan sus competencias. Es a la vez

una forma de enseñar un enfoque específico de terapia y una práctica reflexiva

sobre la propia practica terapéutica. Como contexto de aprendizaje y de cambio es

isomórfico a la psicoterapia. El objetivo de la supervisión es activar los recursos

interaccionales de los terapeutas para que amplíen y complejicen sus

posibilidades de relación y sean instrumentos más versátiles y efectivos. La

supervisión opera a través de conversaciones reflexivas con el acompañamiento

de un supervisor que es además soporte emocional, consultor, colega, docente y

promotor de una sinergia que hace a la supervisión una fascinante experiencia

vital para los consultantes, terapeuta y supervisor (Hernández, 2007)

La contratransferencia y el deseo del analista, más allá del shibbolet

Alberto C. Cabral

Ante la múltiple acepción que se encuentra el concepto de la contratransferencia

ya mencionada por autores como Winnicott (1960) “después de revisar la literatura

psicoanalítica, ésta palabra corre el riesgo de perder su identidad” o Bion (1978)

“se trata de uno de los términos técnicos de los que se hace uso y probablemente

abuso”.

Respetar la multivocidad de la noción de contratransferencia supone su condición

de shibbolet, que para unos define la pertenencia, y para otros la exclusión del

campo analítico.

Page 2: Notas Sobre La Contratransferencia

Sólo a posteriori de cada cura será posible dirimir si los márgenes de implicación

subjetiva de los que un analista da cuenta al emplearla, ha operado en ese caso

particular como obstáculo o instrumento.

Contra de la contratransferencia. El deslizamiento por el cual el material aportado

por la introspección del analista puede adquirir la primacía en la determinación de

sus intervenciones, en desmedro de las asociaciones del propio analizante. El

analista deja de escuchar en el momento de la introspección.

Winnicott (1960) fundamenta los riesgos sobre la contratransferencia como

obstáculo, en el mismo sentido que Freud: “(aquellos comportamientos) del

analista que estropean su actitud profesional y que desbaratan la marcha del

proceso analítico tal como lo determina el paciente”

En este sentido la marcha del proceso analítico ya no discurre tal como lo

determina el paciente a través de sus asociaciones…¡sino tal como lo determinan

las asociaciones del analista, fundadas en su introspección!”

Lacan (1961) constata que la contratransferencia “se ha convertido en un gran

cajón de sastre de experiencias”, para abarcar “casi todo lo que somos capaces

de experimentar en nuestra práctica”. Y agrega que eso ocurre “en los mejores

círculos analíticos: esto es, en el circulo kleniano”.

Page 3: Notas Sobre La Contratransferencia

Lacan definía la contratransferencia en 1951 como la “suma de los prejuicios y las

pasiones del analista”. “Esa apatía que hemos tenido que realizar en nosotros

mismos para estar en situación de comprender a nuestro sujeto”.

Posteriormente se corrige a sí mismo. En 1961 menciona que esta vía de la apatía

estoica exige que el sujeto permanezca inaccesible ante las seducciones o los

ataques del otro. Pero si el analista se aparta de esta vía ¿Sería imputable que

sólo una insuficiencia en su formación? Su tesis es que “no podemos sostener

que el reconocimiento del inconsciente suministrado por el propio análisis, deja al

analista fuera del alcance de las pasiones”. De ser así, habría que suponer “que

seria siempre del inconsciente (es decir, como retorno de los reprimido) que

proviene la edificación de un objeto sexual o de un objeto que suscita odio”.

Lacan sugiere que las respuestas suscitadas en el analista no son solo efectos de

sus clichés edípicos, esto es, de su neurosis residual. Es más: el deseo del

analista, desamarrado de la repetición edípica y abierto a novedad del encuentro,

permite un acceso al “ser verdadero” (Lacan, 1960) del analizante que, por los

efectos de su presencia real, expone al analista a la emergencia de las propias

pasiones. Y Lacan desprende la conclusión (paradójica desde la noción de la

neutralidad) que impone esta perspectiva: “cuanto más analizado esté el analista

más posible será que esté francamente enamorado, o en estado de repulsión ante

su partenaire”.

En esta perspectiva, el analista se constituye no tanto como una voluntad de rehuir

las pasiones, sino más bien desde una disposición de experimentarlas. De eso se

trata en las “vacilaciones calculadas” (Lacan, 1960) de su neutralidad, que en

ciertos impasses pueden resultar más eficaces que la interpretación clásica.

Page 4: Notas Sobre La Contratransferencia

Como vemos, no se trata para Lacan de que el analista no experimentar

sentimientos hacia sus analizados. Sus observaciones transmiten una confianza

que en el hecho de que, su ha estado bien analizado, habrá algo más fuerte (es lo

que llama el deseo del analista) que le permitirá modular –y llegado el caso

utilizar- estos registros al servicio de la conducción de la cura.

La angustia en la clínica del psicoanálisis

Rodrigo Echalecu

Lacan plantea “no está excluido, -a Dios gracias-, que el analista, por muy buenas

disposiciones para ser analista que posea, experimente cierta angustia” es decir,

plantea que no está excluido que el analista experimente angustia.

“Dentro de la lógica de las cosas, o sea de la relación que tienen ustedes con sus

pacientes, debería sofocarlos la angustia”, en el sentido de que sería esperable

que un analista se implique en el tema de la angustia. Un llamado a la reflexión

para resituar y delimitar la función que tiene la angustia en un análisis. Tanto en el

paciente como en el analista surge la angustia y cuando aparece en este último

desfallece la función analítica. La angustia que ciertas oportunidades sentimos,

nos invita a hacer algo, a tomar posición. Si interpretamos en función del afecto de

angustia, Lacan nos recuerda que no se sabe quien conduce el juego, si el yo del

analista o el del analizado: contratransferencia.

“sentir lo que de esa angustia el sujeto puede soportar, los pone a prueba –como

analistas- en todo instante”. Cuando habla Lacan de “sentir” se sabe que es el

Page 5: Notas Sobre La Contratransferencia

motor de las interpretaciones yoicas. Continua: esa angustia “que saben regular

tan bien en ustedes, hasta taponar el hecho de que ella los guía”. Está haciendo

referencia a una vertiente de la angustia como guía en la dirección del análisis. Da

un paso más: “la angustia media entre el deseo y el goce”. La angustia del

analizante se situa en la antesala del deseo.

1era premisa. No está excluido que el analista sienta angustia en los tratamientos

que conduce.

Un punto crucial que se observa dentro de esta perspectiva teórica es la

participación tanto del paciente como del analista en el establecimiento de la

contratransferencia. En este sentido Gabbard (2001), indica que la

contratransferencia está parcialmente determinada por el mundo interno

preexistente del terapeuta e influenciada por los sentimientos inducidos por el

paciente.

Se observa que la postura ante el concepto de contratransferencia ha ido

cambiando de un obstáculo, que debería de erradicarse, hasta un instrumento útil

al servicio del tratamiento, de la visión clásica a la visión totalista.

Para la presente investigación se tomará la definición propuesta por Schkolnik

(2001) sobre el concepto de contratransferencia, que se podría incluir dentro de la

visión totalista:

Page 6: Notas Sobre La Contratransferencia

“Conjunto de reacciones inconscientes a la transferencia del analizado. Todo

funcionamiento mental del analista durante la sesión, tomando en cuenta no sólo

los niveles inconscientes, sino también preconscientes y manifestaciones que el

analista percibe en él mismo y considera relevantes para comprender las

reacciones del paciente”.

Partiendo de este conjunto de reacciones que puede presentar el analista se

entiende la advertencia de Freud sobre el autoanálisis, análisis personal y la

supervisión para evitar que estas reacciones puedan convertirse en obstáculos

para el tratamiento. Es a partir de esta advertencia que en la presente

investigación se busca abordar la supervisión como un dispositivo en el cual se

puede trabajar la contratransferencia que el terapeuta pueda experimentar con su

paciente, en específico con la actuación de ésta.

La contratransferencia, en un sentido “global” incluye todas las reacciones del

analista ante el paciente, cualquiera que sea su origen, denominándose

contratransferencia todas las reacciones del analista hacia el analizado.

GELSO Y HAYES (1998) ESTO LES PARECE UNA EXAGERACIÓN, YA QUE SI

BIEN, TODAS LAS REACCIONES EMOCIONALES DEL TERAPEUTA SON

IMPORTANTES, NO SE PUEDE CONSIDERAR A TODAS ELLAS COMO

CONTRATRANSFERENCIA; CABRIA DIFERENCIAR AQUELLAS REACCIONES

BASADAS EN CONFLICTOS NO RESUELTOS Y AQUELLAS QUE SON

RESPUESTAS NATURALES Y REALISTAS ANTE EL PACIENTE.

Page 7: Notas Sobre La Contratransferencia

Racker da un uso amplio al término, entendiendo por contratransferencia la

totalidad de la respuesta del analista frente al analizado. Menciona que el analista

debe tomar en cuenta los elementos neuróticos de su personalidad que puedan

entrar en juego en el proceso, ya que es objeto y sujeto de trabajo.

Kemper (1972) hace alusión a las cuatro décadas que tuvieron que pasar para que

el termino, contratransferencia, saliera de la oscuridad y se transformara de un

obstáculo a un instrumento. González y Rodríguez (2002) resaltan esta

característica y denominan la contratransferencia como un nuevo órgano de

percepción que da al analista más fortaleza y más confianza al permitirle

transformar una pulsión en una sublimación y una debilidad en una fortaleza.

Cada perspectiva psicoanalítica tiene su propia visión de lo que es la

contratransferencia y su impacto en el tratamiento; pero todas convergen en que

es siempre una creación conjunta; que involucra contribuciones tanto del paciente

como del analista.

Teoría y técnica de la psicoterapia psicoanalítica.

Joan Coderch

Page 8: Notas Sobre La Contratransferencia

La contratransferencia es un fenómeno mental en todo tratamiento psicoanalítico o

psicoterapéutico y que su compresión y adecuada utilización son de primordial

importancia para todo el desarrollo del proceso.

Buscar la revisión de D. Orr 1954 sobre la transferencia y contratransferencia.

Freud introdujo el concepto de contratransferencia en 1910, refiriéndose a ella

como algo que surge en el terapeuta como resultado de la influencia del paciente

sobre sus sentimientos inconscientes, y advirtió acerca de la necesidad de que el

analista reconociera y superara estos sentimientos, hasta el punto que, según él,

quienes no son capaces de hacerlo no pueden tratar a sus pacientes con el

método analítico.

E. Glover (1927-1928) distingue entre contratransferencia negativa y positiva, y

considera a ambas como una respuesta del analista a la neurosis de transferencia

del analizado, con rasgos característicos propios de la personalidad del analista.

O. English y G. Pearson (1937) opinan que es imposible para el terapeuta no tener

alguna actitud emocional hacia el paciente, y que a tal actitud debemos llamarla

contratransferencia. Todo lo que el analista siente hacia su paciente es

contratransferencia.

E. y M. Bálint (1939) subrayan que el analista influye en el paciente de múltiples

maneras, desde el tipo de consultorio como la forma de trabajo, y la síntesis de

Page 9: Notas Sobre La Contratransferencia

todos estos rasgos que de una u otra forma inciden en la transferencia, es a lo que

ellos llaman contratransferencia.

P. Heimann (1950) usa el término para referirse a la totalidad de sentimientos que

el analista experimenta hacia su paciente, y juzga que esta respuesta emocional

del analista hacia su paciente constituye un inapreciable instrumento de trabajo, ya

que ella es de eficaz ayuda para la investigación del inconsciente del paciente. En

su opinión, lo que caracteriza la relaciona analítica no es la presencia de

sentimientos en uno de los componentes del proceso, el paciente, y la falta de

ellos en el otro, el analista, sino la cualidad de los sentimientos experimentados y

el uso que de ellos hace. El analista no formula interpretaciones sobre una base

puramente intelectual, sino que, gracias a su propio análisis, ha de ser capaz de

contener los sentimientos que el paciente suscita en él, en lugar de descargarlos

como hace el paciente, a fin de emplearlos en su tarea de comprender el

inconsciente de éste.

H. Racker (1957, 1960) considera que la contratransferencia puede ser el máximo

peligro –cuando se trata de contratransferencia neurótica, fundamentalmente

basada en los conflictos inconscientes del analista- y, a su vez, una herramienta

esencial para la comprensión del inconsciente del paciente.

De suma importancia me parece la distinción que Racker realiza entre las

identificaciones concordantes e identificaciones complementarias en la base de la

contratransferencia. Para comprender tal distinción, es menester tener en cuenta

que el terapeuta para entender tiene que identificarse con el paciente, o, dicho de

una forma más precisa, cada parte de su personalidad ha de identificarse con la

correspondiente de aquél: yo con yo, ello con ello, superyó con superyó,

Page 10: Notas Sobre La Contratransferencia

haciéndose consciente de las identificaciones. Estas son las identificaciones

concordantes u homólogas. Pero, además, este esfuerzo por comprender al

paciente da lugar a las identificaciones de su yo con los objetos internos del

analizado, a las Racker denomina identificaciones complementarias. PELIGRO DE

ALIENACIÓN.

M. Little (1951) manifiesta que el término contratransferencia es utilizado según los

siguientes significados:

a) Los sentimientos inconscientes del analista hacia su paciente.

b) Los elementos reprimidos e insuficientemente analizados del analista, los

cuales son proyectados “transferencialmente” en el paciente.

c) Algunas actitudes o mecanismos específicos con los cuales el analista hace

frente a la transferencia del paciente.

d) La totalidad de las actitudes del analista hacia su paciente. Este cuarto punto

incluye los tres precedentes, así como cualquier otra actitud y sentimiento

inconsciente.

Bion, W. (1978). Seminario de psicoanálisis. Ed. Paidos. Buenos Aires

Page 11: Notas Sobre La Contratransferencia

Termino que debe ser aplicado para referirse al sentimiento icc motivado que

experimenta el analista hacia el analizado en situación analítica.

De acuerdo con Bion, la contratransferencia no se debe sacar del espacio analítico

ya que pierde su contexto en el cual se fundamenta, esto incluye el espacio de

supervisión ya que la función no es analizar al supervisando: supervisar y analizar

no llevarían a ningún puerto.

Existe un peligro para el proceso analítico el basar todas las interpretaciones a

partir de la contratransferencia experimentada del analista ya que estas estarán en

relación al analista y nada relacionadas con el analizando.

Contratransferencia: Una perspectiva desde Latinoamérica. Beatriz de León de

Bernardi

W. y M. Baranger (1961) cuestionaron la noción del analista como “espejo”. El

analista no puede concebirse como un observador objetivo que puede ser

Page 12: Notas Sobre La Contratransferencia

equidistante y neutral frente a la conflictiva del paciente, sino que está

necesariamente involucrado en esta conflictiva. Del campo unipersonal al

bipersonal. Esto los llevó a considerar el papel de la contratransferencia como

instrumento técnico ya que el analista es depositario continuamente de distintos

aspectos y objetos del self del paciente, adquiriendo movidas y múltiples

funciones. Es necesario entender continuamente a la propia contratransferencia

para poder captar el despliegue de fantasías del analizado.

Sin embargo, el fenómeno contratransferencial tiene diferente significación e

intensidad en el proceso analítico. En unos casos el analista, explorando su

contratransferencia, puede tomar conciencia de que se ha identificado con

aspectos clivados del mundo interno del paciente, lo cual permite que se inicie el

proceso de la interpretación. En estos casos, los mecanismos de identificación

proyectiva son limitados, la regresión del analista es parcial, manteniéndose libre

el aspecto observador del yo.

En otras situaciones, en cambio, el analista responde con su propia conflictiva

neurótica inconsciente a la del paciente. El analista participa en estos casos

directamente en la conformación de la neurosis transferencial, siendo más

masivos los procesos de identificación mutua, esto es lo que desde la noción

clásica se nombra a la contratransferencia como una resistencia. En estos casos

el analista se siente invadido por la situación, la interpretación se vuelve

inoperante y características del campo y del proceso es la inmovilidad.

La salida frente a sentimientos de angustia provocados por la invasión de las

proyecciones del paciente y el compromiso neurótico del analista se encuentra en

las posibilidades del analista de recurrir a su yo observador que le permite no solo

la auto-observación, sino también observar el campo en su unidad. El proceso

Page 13: Notas Sobre La Contratransferencia

interpretativo buscara movilizar la microneurosis de transferencia-

contratransferencia, clarificando la actitud contrarresistencial del analista.

Contratransferencia Klein-Lacan

Varios autores han destacado otros aspectos del campo, donde no todo lo que

siente el analista es una respuesta contratransferencial. Autores como Bion

(1962), Winnicott (1947), Sandler (1993), diferencian las reacciones del analista

ante el paciente, así como las reacciones emocionales al material del paciente.

Por otra parte, Bion (1962) diferenció la identificación proyectiva realista de la

identificación proyectiva excesiva. La primera, es aquella mediante la cual el

paciente es capaz de manejar el ambiente para que su fantasía se corresponda

con la realidad. “La identificación proyectiva lo habilita para investigar sus propios

sentimientos en una personalidad lo suficientemente fuerte como para

contenerlos” (1967). Esta identificación está en la base de la comunicación

primitiva y puede involucrar sentimientos muy intensos, que sólo se pueden

manejar de esta manera pues no se le pueden poner palabras. Se diferencia de la

identificación proyectiva excesiva asociada a la evasión y a la evacuación

Page 14: Notas Sobre La Contratransferencia

Bion (1974) ha sostenido que la contratransferencia designa nuestro sentimientos

inconscientes hacia el paciente y por lo tanto nada podemos hacer al respecto,

salvo analizarla.

Ogden (1989) por su parte diferencia la identificación proyectiva de la empatía,

definido esta ultima

Como “un proceso psicológico que se da dentro del contexto de la dialéctica de

ser y no ser el otro”, mientras que la identificación proyectiva se daría fuera de

esta dialéctica.

Autores klenianos como Spillius (1994), Hanna Segal (1989), Ogden (1995), han

utilizado los desarrollos bionianos para enriquecer y ampliar el concepto de

contratransferencia. Entre estos aportes de Bion el más importante es la

capacidad del analista de recibir y contener las fantasías y emociones del

paciente, relacionado con el factor rêverie de la función alfa.

El riesgo está en la implicación del analista ya que nos enfrenta a una paradoja, el

de participar y ser afectado y mantenernos al margen. La contratransferencia “es

el mejor de los servidores pero el peor de los amos” dice Segal (1989), siempre

hay una poderosa presión a identificarnos con ella y a actuarla. No hay duda que

esto pone en juego el análisis del analista así como el autoanálisis, no solamente

en el sentido de puntos ciegos o enganches inconscientes que respondan a

contenidos reprimidos del mismos, constituyéndose en un obstáculo; sino en la

Page 15: Notas Sobre La Contratransferencia

posibilidad de contactar con vivencias primitivas y dolorosas, sufrientes de los

pacientes y de uno mismo. Según Bion esto sería de parte del vínculo K, de

conocimiento.

Spillius (1994) “los analistas nos encontramos preparados para utilizar nuestros

sentimientos como fuente de información sobre lo que el paciente hace, aunque

no sin tener conciencia de que podemos equivocarnos, de modo que el

comprender la forma en que reaccionamos nos impone la necesidad de un trabajo

psíquico”.

Contratransferencia, comunicación analítica y neutralidad.

Beatriz de León de Bernardi

El tema de la contratransferencia tuvo un desarrollo más específico a partir de los

aportes de P. Heimann y H. Racker durante la década del 50. Si bien hay

psicoanalistas que mantienen una concepción restringida de la

contratransferencia, usando el término en su sentido clásico, vemos que en la

actualidad se ha incrementado la tendencia a hacer un uso amplio del mismo.

Green (1975), coincidiendo con Neyraut (1974), señala que la contratransferencia

no sólo incluye sentimientos negativos o positivos provocados por la transferencia

del paciente sino todo el funcionamiento mental del analista incluyendo sus

lecturas y sus discusiones con colegas. Luisa de Urtubey (1994) postula la

necesidad de un trabajo de elaboración constante sobre la contratransferencia,

considerando los aspectos conscientes, preconscientes e inconscientes de la

misma. Para Bollas (1991) contratransferencia y actividad autoanalítica permiten la

creación de un espacio receptivo en el analista para el paciente, no sólo para los

Page 16: Notas Sobre La Contratransferencia

que no pueden verbalizar sino para aquello que no puede ser pensado. Joseph

(1985) muestra cómo la contratransferencia permite detectar las presiones

inconscientes que el paciente ejerce sobre el vínculo analítico.

Un uso global de la noción de contratransferencia facilita un reconocimiento y

atención más permanente hacia la respuesta latente del analista. El

reconocimiento de esta dimensión continua del fenómeno contratransferencial

constituye un polo presente en la comprensión de la dinámica transferencial. Esto

lleva a usar el término en un sentido amplio, pero es necesario distinguir

diferentes facetas del fenómeno contratransferencial.

Un aspecto que contribuye a caracterizar distintos momentos y funciones de la

contratransferencia, es que en ellos el analista dispone de manera diversa del

recurso del lenguaje y de sus posibilidades de asociación y de verbalización.

Así, en el curso del proceso analítico nos encontramos con situación en las que el

analista puede disponer, con una atención parejamente flotante tanto explicita

como latente o preconsciente, de su bagaje contratransferencial, esto es, de sus

vivencias en relación a su paciente, existiendo la posibilidad de conexión y de

expresión en el registro verbal, ya sea latente o manifiestamente, de aspectos de

la misma.

Encontramos, sin embargo, otra situación en los cuales el analista pierde

momentáneamente, sus posibilidades de asociación e interpretación. La expresión

verbal se vuelve inoperante frente al analizado y frente al mismo analista. En estos

momentos adquiere un primer plano manifestaciones no verbales ocurridas en

analista o paciente: pasaje al acto (enactments), procesos figurativos intensos,

Page 17: Notas Sobre La Contratransferencia

vivencias emocionales masivas. Si bien estos son momentos de obstáculo, están

indicando una movilización y la puesta en juego de mecanismos defensivos, ya

sea del paciente, del analista o de ambos. En análisis de la dinámica de estos

momentos que lleva en ocasiones al propio autoanálisis del analista permite

develar aspectos importantes de la realidad psíquica del paciente.

Diferentes funciones de la contratransferencia

Racker coincide con P. Heimann la contratransferencia puede “intervenir” o

“interferir” en el proceso analítico. En su visión, una de las funciones de la

contratransferencia es que contribuye al proceso interpretativo. Pero también

puede aparecer como obstáculo interfiriendo en el proceso de análisis. Allí se trata

de la verdadera “neurosis de contratransferencia”.

Esta distinción coincide con la diferenciación de Racker entre contratransferencia

concordante y complementaria.

CON LA CONTRATRASNFERENCIA CONCORDANTE EL ANALISTA

INTÉRPRETE PUEDE FUNGIR SU FUNCION GRACIAS A LA PERMEABILIDAD

DE LAS VIVENCIAS DEL PACIENTE CON LAS SUYAS PERO SIN RESPONDER

A LA DEMANDA TRANSFERENCIAL DEL PACIENTE. ESTAR AHÍ, SER

EMPATICO PERO MANTENIENDO LA ASIMETRIA Y LA NEUTRALIDAD.

PODER IDENTIFICARSE CON LOS OBJETOS INTERNOS NO TENDRIA QUE

RESULTAR COMO UNA INTERFERENCIA PUES SE APUNTA QUE SOLO SEA

Page 18: Notas Sobre La Contratransferencia

PARA LA COMPRENSION DE LA PROBLEMÁTICA DEL PACIENTE Y NO DE LA

INTERVENCION A PARTIR DE LAS VIVENCIAS EVOCADAS EN LA

EXPERIENCIA DEL ANALISTA.

Contras: el analista no podría conectarse empáticamente con situaciones y

vivencias diferentes de las propias.

Contratransferencia, comunicación y neutralidad

Recientemente Renik (1993) señaló cómo la contratransferencia puede

entenderse retrospectivamente, y esta comprensión está precedida por puestas en

acto (enactments) contratransferenciales. Pero esta reestructuraciones

retrospectiva pasa por la comprensión del sentido de un accionar no consciente

del analista.

SOLAMENTE SE PODRIA DAR CUENTA DE LA CONTRATRANSFERENCIA A

PARTIR DE ACTOS Y DE UN ANALISIS A POSTERIORI.

Renik se ha referido al aspecto restrictivo que ha tenido el ideal de neutralidad

para el desarrollo del pensamiento psicoanalítico en la medida de que ha impedido

estudiar los alcances teóricos y técnicos de la participación de la subjetividad del

analista en el proceso analítico. Es cierto que este ideal ha llevado a confundir

Page 19: Notas Sobre La Contratransferencia

neutralidad con distancia y frialdad y con la necesidad de poner al margen las

características personales del analista. Sin embargo, conserva sus aspectos

validos si se lo conjuga con una aceptación e investigación más realista de cómo

se va desarrollando el proceso. El ideal de neutralidad mantiene como importante

la tarea difícil para el analista de descentramiento frente a su propia participación y

de objetividad frente a su tarea.

Pero no sólo la incomodidad con el sentimiento del ideal de neutralidad no

cumplido dificulta el análisis de la contratransferencia. Es interesante señalar

como Racker adjudicó a ideales irreales infantiles, a motivaciones narcisistas y

masoquistas del analista, su rechazo a reconocer y trabajar la propia

contratransferencia. Sin embargo,

LO QUE SE BUSCARIA SERIA RESCATAR LOS MOMENTOS EN QUE EXISTE

UN INVOLUCRAMIENTO CON EL PACIENTE, EN LOS CUALES SE DA CIERTA

PERDIDA DE LA ASIMETRIA Y MOMENTOS DE DIFERENCIACION Y

CONCORDANCIA, EN LOS CUALES SE PUEDE ESTABLECER UN PROCESO

ASOCIATIVO FLUIDO, RECUPERANDOSE LA ASIMETRIA Y LA POSICION

NUETRAL DEL ANALISTA.

El aceptar estas reacciones contratransferenciales no implica prescindir del ideal

de neutralidad, sino que por el contrario significa considerarlo en forma más

realista. De alguna manera al trabajo de contratransferencia (Urtebey, 1994)

implica el trabajo sobre el ideal de neutralidad, y sobre la posición neutral del

analista. Esto lleva a ampliar la función de observador participante de manera de

considerar no sólo la participación de la subjetividad del analista, sino también las

modalidades conscientes e inconscientes del vínculo analítico que se va

generando en el proceso.

Page 20: Notas Sobre La Contratransferencia

Transferencia y contratransferencia

Definición

Definir el concepto de contratransferencia no es una tarea fácil; la dificultad en su

conceptualización parte de la traducción del término, Schroeder (2000) realiza un

esbozo respecto al origen de la palabra contratransferencia partiendo del término

alemán die Gegenübertragung (la contratransferencia), el cual se puede separar

en tres partes:

1) Gegen, cuya traducción literal es “contra”, pero también quiere decir “hacia,

alrededor”.

2) Über, que significa “sobre”, “encima de…”

3) Tragung, que proviene del verbo tragen “cargar”, “llevar”, “acarrear”.

Page 21: Notas Sobre La Contratransferencia

El contra separa, enfrenta, evoca lo que surge en reacción contra algo pero

también podría evocar aquello que “está enfrente, del otro lado”, en el sentido de

contraparte. Teniendo en cuenta estas características de la definición se puede

entender un tripe carácter del término:

1. De reacción a algo

2. De indisoluble unión

3. De algo que está enfrente.

De tal forma que se podría concluir que la contratransferencia se asumiría como la

reacción del psicoterapeuta hacia algo, la contraparte de la transferencia del

analizado o el complemente de ésta, y al igual que la transferencia; en el corazón

de la contratransferencia se encuentra el concepto de distorsión, dicha distorsión

es inconsciente y consiste en que se atribuye a la persona del paciente

sentimientos que en realidad fueron dirigidos hacia otras personas y ahora son

desplazados hacia él.

La concepción de distorsión dentro de la contratransferencia se encuentra desde

sus orígenes. Freud consideraba que la contratransferencia era efecto de las

comunicaciones verbales y no verbales del paciente sobre el inconsciente del

analista, pero no proporciona una definición clara de lo que es la

contratransferencia.

Fue hasta 1910 en “Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica” en donde

Freud menciona la contratransferencia en relación con las innovaciones técnicas

relacionadas con la persona del médico; afirmando que la contratransferencia se

Page 22: Notas Sobre La Contratransferencia

instala en el médico por el influjo del paciente, siendo un factor de perturbación

para el proceso terapéutico; “…nos hemos visto llevados a prestar atención a la

contratransferencia que se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce

sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos de exigirle que la discierna dentro

de sí y la domine…” (Freud, 1910, p. 136). Las definición proporcionada por Freud

enfatizan el hecho de que la contratransferencia es una reacción impropia del

analista hacia la transferencia del paciente, la cual constituye un obstáculo para el

proceso de cura y por lo tanto debe ser anulada, ya sea por medio del autoanálisis

o el análisis personal.

Para Devereux (1983) define la contratransferencia como “…la suma total de

aquellas distorsiones en la percepción que el analista tiene de su paciente, y la

reacción ante él que le hace responder como si fuera una imagen temprana y obra

en la situación analítica en función de sus necesidades inconscientes, deseos y

fantasías por lo general infantiles…” (p. 69-70).

González y Rodríguez (2002) coinciden con lo mencionado y la definen como una

distorsión inconsciente que se caracteriza por ser una relación de objeto

especifica, en la que se proyecta sobre el paciente sentimientos que no le

corresponden, que en realidad corresponden a otras personas del pasado y ahora

son transferidos hacia la persona del paciente, es un anacronismo, un error

cronológico; son reacciones del psicoterapeuta nacidas de su propia personalidad.

En esta definición destaca la importancia de un conjunto de reacciones

inconscientes del analista frente a la persona del analizado, especialmente, frente

a ala transferencia de éste.

Eskelinen (1981, citado en Talarn y Maestre, 1994) denomina contratransferencia

al conjunto de respuestas emocionales del psicoterapeuta ante las

Page 23: Notas Sobre La Contratransferencia

comunicaciones del paciente. Gabbard (2001) menciona que la

contratransferencia es un fenómeno creado por contribuciones tanto del paciente

como del analista. Brown y Miller (2002) comenta que muchas de las reflexiones

actuales se dirigen a las intrincadas y sutiles formas en que las experiencias

subjetivas del paciente y analista codeterminan las manifestaciones transferencia-

contratransferencia. Katz y Fetter (1999) sugieren que esta codeterminación

podría ser una idea básica del concepto; ya que un factor común a varias

definiciones de contratransferencia es el hecho de que el paciente evoca

estructuras latentes o reprimidas dentro del analista, que puede o no tener

resonancia con lo que es proyectado por el paciente.

Para Kemper (1972), lo que el analista percibe, experimenta o actúa frente a su

paciente suele ser una mezcla de tres elementos distintivos:

1. Su reacción a la transferencia del paciente, entremezclada con

2. Reacciones sobre la base de una relación adecuada con el paciente y con

3. Reacciones con base en su propia transferencia inconsciente, ya sea al

paciente como persona, a determinados rasgos de éste o a la situación

analítica como tal.

Guerra (2001) la define como un conjunto de elementos propios del terapeuta,

tanto afectivos (incluyendo los de la propia personalidad) como los del saber

(teóricos), que se conjugan y han de ser controlados flexiblemente y dentro de un

marco psicoterapéutico de forma natural; a decir de este autor, los conceptos

teóricos y técnicos que el terapeuta maneje conformaría una especie de

pseudocontratransferencia que implicaría menos elementos emocionales.

Page 24: Notas Sobre La Contratransferencia

Schkolnik (2001) sugiere que todas las concepciones de contratransferencia tiene

sus ventajas e inconvenientes y ninguna de ellas deja de tener un impacto en la

práctica clínica; dichas concepciones se podría ubicar en dos extremos; en uno se

ubican aquellas que consideran la contratransferencia como el resultado del

conjunto de reacciones inconscientes del analista a la transferencia del analizado,

mientras que en el otro se encuentra las que incluyen todo el funcionamiento

mental del analista durante la sesión, tomando en cuenta no sólo los niveles

inconscientes sino también aspectos preconscientes y manifestaciones que el

analista percibe en él mismo y considera relevante para comprender las

reacciones del paciente.

González (1989) propone una definición que parece contemplar los aspectos

mencionados, enfatizando que la contratransferencia es una reaccion emocional

del terapeuta, es lo que siente hacia sus pacientes dentro de la psicoterapia

psicoanalítica, producto de su historia, cultura, complejos, aparato psíquico, etc. y

también de lo que el paciente le hace sentir objetivamente con su personalidad y

su transferencia.

Antecedentes

La perspectiva freudiana sobre la contratransferencia fue contemplada como una

distorsión inconsciente por parte del analista que debía ser evitada y eliminada,

siendo un obstáculo para el proceso analítico. Esta concepción es denominada

como la corriente clásica de la contratransferencia.

Page 25: Notas Sobre La Contratransferencia

Etchegoyen, R. (). Fundamentos de la técnica psicoanalítica. Amorrortu editores.

El termino contratransferencia se introduce en Las perspectivas futuras de la

terapia psicoanalítica en 1910. En donde Freud sostiene que el porvenir de la

teoría psicoanalítica se apoya en tres grandes factores: el progreso interno, el

implemento de autoridad y la repercusión general de la labor de los analistas. Es

en este primer punto, en el progreso interno, donde se encuentra los aspectos

teóricos el simbolismo y a nivel técnico la contratransferencia.

Se ha llegado a comprender que en estos años, dice, que también es un obstáculo

para el progreso del psicoanálisis la contratransferencia; y la describe como la

respuesta emocional del analista a los estímulos que provienen del paciente, como

el resultado de la influencia del analizado sobre los sentimientos inconscientes del

médico. Es decir que la define en función del analizado.

Se ha dicho que Freud consideró la contratransferencia sólo como un obstáculo;

pero si la introdujo pensando en el porvenir era porque suponía que el

conocimiento de la contratransferencia se ligaba al futuro del psicoanálisis. Se

puede suponer, por lo tanto, que Freud presumía que la comprensión de la

contratransferencia significaría un gran progreso para la técnica psicoanalítica.

No cabe negar, sin embargo, que Freud menciona la contratransferencia como un

obstáculo que debe ser removido. La experiencia prueba claramente que nadie

puede ir más allá de sus puntos ciegos; y agrega, nos hallamos inclinados a

exigirle al analista, como norma general, el conocimiento de su contratransferencia

y su vencimiento como un requisito indispensable para ser analista. Es interesante

Page 26: Notas Sobre La Contratransferencia

subrayar que la solución de Freud en 1910 para superar los puntos ciegos de la

contratransferencia es el autoanálisis

COMUNICACIÓN INCONSCIENTE A INCONSCIENTE QUE REIK RETOMA DE

FREUD.

Se puede decir que las aportaciones de Reik o de Reich son realizadas sobre

intuiciones y se tendría que prolongar los conceptos por ellos aportados para

poder dar cuenta de una teoría de la contratransferencia. Fue Racker en 1953

quien al estudiar estos aportes de estos dos autores, las consideró producto de la

contratransferencia.

La teoría de la contratransferencia, tal como la formula Racker, Paula Heimann y

otros, en cambio, dirá que el oficio del analista consiste en escuchar y escrutar su

contratransferencia, que eso es su intuición. Al establecer un vínculo entre la

intuición y la contratransferencia, no se afirma que toda interpretación se origine

de este modo, ya que no es posible descartar que, mientras el analista conserve

plenamente su capacidad de comprender, no intervenga su contratransferencia.

Es posible sostener, al menos fenomenológicamente, que la intuición surge

cuando no estamos decodificando bien, porque si no, no la llamamos intuición:

llamamos intuición a un momento de ruptura en que de repente se impone algo

inesperado a nuestra comprensión.

Page 27: Notas Sobre La Contratransferencia

Como analistas no vamos a dejar de lado los factores inconscientes que gravitaron

en ese retardo. A nadie le va a resultar grato ver y reconocer su esencial identidad

con el paciente que trata, abandonando la cómoda, la ilusoria superioridad que ha

creído tener. Para los pioneros, esto no sólo resultaba inevitable sino hasta

conveniente porque la complejidad de los hechos los habría abrumado. El factor

inconsciente no era el único. Era necesario esperar que la técnica progresara lo

suficiente como para que descubriera sus falencias, para que aquella definición

consoladora de que el quehacer psicoanalítico transcurre entre un neurótico y un

sano pudiera ser revisada.

La contratransferencia como instrumento

El concepto de contratransferencia

Joseph Sandler et al. (1973) mencionan que el prefijo de la palabra puede

entenderse con dos significados distintos. En el primer significado “contra” es lo

que se opone; en la otra aceptación el prefijo se emplea como lo que hace balance

en busca de equilibrio.

Cuando se habla de la primera se puede entender que la contratransferencia

habla de una dirección de la transferencia. La otra acepción establece un balance,

Page 28: Notas Sobre La Contratransferencia

un contrapunto, que surge del comprender que la relación de uno no es

independiente de lo que viene del otro.

Con estas dos formas de concebir el proceso empieza una gran controversia para

definir la contratransferencia y delimitarla de la transferencia. Algunos coinciden

con Freud al indicar que la contratransferencia surge en el inconsciente del

analista como resultado de la transferencia del analizado. Otros, como Lacan,

afirman lo contrario. Para resolver este dilema se tiene que mediar mediante el

encuadre. El encuadre y dentro de él la reserva analítica justifica que la llamemos

por definición transferencia a lo que proviene del paciente y contratransferencia a

la respuesta del analista y no al revés.

No es simplemente un juego de palabras o una petición de principio poner al

encuadre como elemento ordenador. Porque el encuadre se instituye para que

existan realmente estos fenómenos, para que el paciente desarrolle su

transferencia y el analista lo acompañe en el sentido del contrapunto músical,

resonando a partir de lo que inicialmente es del paciente: si esta condición no se

da, tampoco se da el tratamiento analítico. El encuadre opera como una referencia

contextual que permite que se dé este juego de transferencia y

contratransferencia; es la estructura sintáctica donde los significados de

transferencia y contratransferencia va adquirir su significación.

El encuadre ordena una relación distinta y particular entre el analista y el paciente,

una relación no convencional y asimétrica. De esta forma y sólo de esta forma

queda definido el tipo de relación con sus papeles de analizado y analista.

Page 29: Notas Sobre La Contratransferencia

Si bien los roles quedan así definidos contractualmente no debe perderse de vista

que este acuerdo previo a la tarea se sustenta, también, y grandemente, en que el

encuadre ayuda al analista a cumplir su papel, a mantener un equilibrio mayor que

el del paciente, más allá de su análisis didáctico y su formación lo ponga en

ventaja. De esta forma, el concepto de asimetría viene a depender ante todo del

encuadre y sólo secundariamente de la salud mental del analista.

La evidencia empírica muestra que el analista responde con fenómenos

irracionales en que se movilizan conflictos infantiles. En este sentido, se trata

claramente de un fenómeno transferencial del analista; pero este fenómeno, si

hemos de preservar la situación analítica, tiene que ser una respuesta del

paciente, si no tendríamos que decir que no estamos dentro de un proceso

analítico, sino reproduciendo lo que pasa en la vida corriente entre dos personas

en conflicto.

LA IDENTIFICACION DEL ANALISTA CON EL SUPERYÓ DEL ANALIZADO ES

CONCORDANTE CUANDO HAY CONCIENCIA EN LA APRECIACIÓN DE LA

CULPA Y COMPLEMENTARIA CUANDO EL ANALISTA CUMPLE LA FUNCIÓN

DE CENSOR.

OTRO PUNTO CUESTIONABLE DE LA CLASIFICACION DE RACKER ES QUE

LA CONTRATRANSFERENCIA CONCORDANTE ES LA QUE MÁS SE PRESTA

A UN VINCULO DE TIPO NARCISISTA. ESTA PUEDE ANULAR EN CIERTO

SENTIDO LA RELACION DE OBJETO, LO QUE NO SUCEDE EN LA

COMPLEMENTARIA. LAS IDENTIFICACIONES CONCORDANTES

Page 30: Notas Sobre La Contratransferencia

(NARCISISTICAS) SON LAS QUE IMPLICAN EL MAYOR MONTO DE

PARTICIPACION CONTRATRANSFERENCIAL.

Contratransferencia y relación de objeto

La contraidentificación proyectiva

Grinberg establece una gradación que va de la contratransferencia concordante a

la complementaria para llegar a la contraidentificación proyectiva. Lo que postula

específicamente Grinberg es que hay diferencia sustancial entre la

contratransferencia complementaria, en la cual frente a determinada configuración

transferencial el analista responde identificándose con los objetos del paciente, y

el fenómeno que él mismo describe en el cual el analista se ve forzado a

desempeñar un papel que le sobreviene: es la violencia de la identificación

proyectiva del analizado lo que directamente lo lleva, más allá de sus conflictos

inconscientes, a asumir ese papel. Grinberg llega a ser tan categórico que dice

que aquí no está para nada en juego la contratransferencia del analista, y hasta

señala pacientes que con diversos analistas configuraron la misma situación.

El aporte de Grinberg destaca una forma especial de respuesta del analista, donde

el efecto de la identificación proyectiva es máximo, de calidad distinta. Aunque se

lo pueda ubicar en una escala creciente de perturbaciones, se ubica más allá del

punto en que un cambio cuantitativo se hace de cualidad.

La discriminación entre la contratransferencia complementaria y la

contraidentificación proyectiva no resulta difícil desde el punto de vista clínico si se

Page 31: Notas Sobre La Contratransferencia

las separa cuantitativamente. Si el método no nos da instrumentos para

discriminar clínicamente, también desde la teoría se puede argumentar que, por

fuerte que se la proyección del paciente, el analista no tiene que sucumbir

necesariamente a ella; si sucumbe es porque hay algo en él que no le permite

recibir el proceso y devolverlo.

El desarrollo de la investigación de Grinberg

La contraidentificación proyectiva se produce específicamente como resultado de

una excesiva identificación proyectiva del analizado que no es percibido

conscientemente por el analista, y que, como consecuencia se ve “llevado”

pasivamente a desempeñar el rol que, en forma activa –aunque inconsciente. El

analizado “forzó dentro suyo”. Grinberg comenta que el proceso parte del

analizado y origina en el analista una reacción específica, por la que se ve llevado

inconscientemente y pasivamente a cumplir los papeles que el paciente le asignó.

Se tratar pues de un caso muy especial de la contratransferencia. Mientras que lo

característico de la respuesta contratransferencial es que el analista tome

conciencia del tipo de su respuesta y la utilice como instrumento técnico, en el

fenómeno de la contraidentificación proyectiva el analista reacciona como si fuera

real y concretamente hubiera asimilado los aspectos que se le proyectan.

Entonces es como si el analista “dejara de ser él para transformarse, sin poder

evitarlo, en lo que el paciente inconscientemente quiso que se convirtiera (ello, yo

u otros objetos internos)”.

La diferencia que existe entre la contratransferencia complementaria es que en

ésta el analista reacciona pasivamente a la proyección del analizado pero a partir

de sus propias ansiedades y conflictos. En la contraidentificación proyectiva “la

Page 32: Notas Sobre La Contratransferencia

reacción del analista resulta en gran parte independiente de sus propios conflictos

y responde en forma predominante o exclusiva a la intensidad y calidad de la

identificación proyectiva del analizado” (Grinberg 1963, p. 117).

Desde el punto de vista práctico la teoría de Grinberg nos ayuda en los casos,

frecuentes, en que el analista se siente más invadido que comprometido en la

situación analítica. En cuanto a la teoría del proceso Grinberg nos ofrece una

hipótesis estimable para comprender los sutiles medios de comunicación que se

establecen entre el analizado y su analista.

La contratransferencia normal

Money-Kyrle escribió un solo trabajo sobre contratransferencia, en 1956, donde

introduce el concepto de contratransferencia normal, esto es, algo que se presenta

regularmente y que interviene por derecho propio en el proceso psicoanalítico.

Llama contratransferencia normal a la del analista que asume un papel parental,

complementario al del paciente: como la transferencia consiste en reactivar los

conflictos infantiles, la condición que más conviene a la contratransferencia es la

parental. Se entiende que normal quiere decir aquí la norma y no que el proceso

sea totalmente sublimado y libre de conflicto. El analista asume esa actitud

contratransferencial a partir de una vivencia inconsciente en la que se siente padre

o madre del paciente.

Page 33: Notas Sobre La Contratransferencia

A partir de ese modelo claro y simple, Money-Kyrle avanza un paso más y afirma

que la contratransferencia puede ser adecuadamente instrumentada a partir de

una doble identificación, con el sujeto y su objeto, porque el analista, en realidad,

para cumplir bien su tarea, se tiene que colocar en dos lugares. Este doble

mecanismo se realiza por la identificación proyectiva del yo infantil del analista en

el paciente y por la identificación proyectiva de la figura parental.

Money-Kyrle señala resueltamente en su trabajo que el conflicto

contratransferencial del analista no sólo proviene de su propio inconsciente sino

también de lo que el paciente le hace (o le proyecta), a la manera de las series

complementarias. La única solución que tiene el analista es analizar primero su

conflicto, ver después de qué manera el paciente contribuyó a crearlo y por último

advertir los efectos de su conflicto en el paciente. Sólo cuando este proceso de

autoanálisis se haya cumplido, estará el analista en condiciones de interpretar; y

entonces no tendrá ya necesidad de hablar de su contratransferencias sino

básicamente de lo que le pasa al analizado.

Gitelson y las dos posiciones del analista

Gitelson (1952) distingue dos posiciones del analista en la situación analítica y

sólo a una de ellas le llama contratransferencia.

Page 34: Notas Sobre La Contratransferencia

De acuerdo con este autor, el analista reacciona frente al paciente como totalidad

y esto implica un compromiso muy grande que lo descalifica para ese caso,

mientras que otras veces la reacción del analista es sobre aspectos parciales del

paciente.

Reacciones al paciente como totalidad

En algunos casos, la actitud de neutralidad y de empatía que debe tener el

analista se pierde y, si el analista no lo puede superar, significa que el paciente le

ha reactivado un potencial transferencial neurótico que no lo hace adecuado para

ese caso particular.

Gitelson sostiene que este tipo de reacción no se puede llamar

contratransferencia, ya que el paciente se ha convertido por completo, en su

totalidad, en un objeto transferencial para el analista y, además, el paciente se da

cuenta de que es así.

Gitelson concluye que estas reacciones totales frente a un paciente deben

considerarse transferencias del analista y atribuirlas a la reactivación de una

antigua transferencia potencial.

Revisar las páginas faltantes 262-263

Page 35: Notas Sobre La Contratransferencia

Kernberg atribuye esta dificultad a la fuerza de la agresión pregenital que moviliza

en ambos, paciente y analista, el mecanismo de identificación proyectiva, con

límites cada vez más borrosos entre sujeto y objeto.

Más allá de la contraidentificación proyectiva

La contraidentificación proyectiva le ofrece al analista “la posibilidad de vivenciar

un espectro de emociones que, bien comprendidas y sublimadas, pueden

convertirse en instrumentos técnicos utilísimos para entrar en contacto con los

niveles más profundos del material de los analizados, de un modo análogo al

descripto por Racker y Heimann para la contratransferencia.

Las ideas de Winnicott sobre la contratransferencia

Winnicott clasifica los fenómenos contratransferenciales en tres tipos:

1) Los sentimientos contratransferenciales anormales que deben considerarse

como una prueba de que el analista necesita más análisis;

2) Los sentimientos contratransferenciales que tiene que ver con la

experiencia y el desarrollo personal del analista y de los que depende el

trabajo de cada analista, y

Page 36: Notas Sobre La Contratransferencia

3) La contratransferencia verdaderamente objetiva del analista, es decir el

amor y el odio del analista como respuesta a la personalidad real y al

comportamiento del paciente, y que se basan en una observación objetiva.

La forma en que Winnicott plantea el problema de la contratransferencia es muy

original, y saltan a la vista las diferencias con los otros autores. Al incluir en la

contratransferencia el sentimiento objetivo y justificado que puede tener el

analista, modificamos la definición corriente de transferencia y contratransferencia;

los sentimientos objetivos no se incluyen en ellas como no sea por extensión. SE

CUESTIONA SOBRE LA OBJETIVIDAD.

LA ENFERMEDAD DEL TERAPEUTA

Variaciones sobre la contratransferencia por Nicolás Caparrós

Las primeras menciones de esta noción aparecen en la correspondencia de Freud.

En la carta a Jung del 7 de junio de 1909 escribe, a propósito del caso S.

Spielrein:

Creo que únicamente las penosas necesidades bajo las que se desarrollaba mi

trabajo y el decenio de retraso con respecto a usted con el que llegué al

psicoanálisis me han protegido contra experiencias análogas. Pero no perjudican.

Así se endurece la piel, cosa necesaria, se domina la contratransferencia en la

que no queda cada vez más implicado y se aprende a desplazar las propias

emociones y a situarlas convenientemente.

Page 37: Notas Sobre La Contratransferencia

También en la carta a Ferenczi del 6 de octubre de 1910:

No soy el superhombre psicoanalítico que se ha forjado, ni he superado mi

contratransferencia.

En este periodo del psicoanálisis, Freud se cuestionaba sobre la expansión de la

teoría analítica y es a partir de esta pregunta que elabora el texto Perspectivas

futuras de la terapia psicoanalítica. Dos conceptos nuevos, apropiados para el

momento, brillan con luz propia en este trabajo: la contratransferencia y el análisis

didáctico, todavía se podría hallar un tercero que aludiría a la cura tipo.

En esta atmosfera surge el concepto. No es extraño, por lo tanto, que la

contratransferencia, en medio de esta búsqueda donde se busca al psicoanalista

eficiente y reconocido, sea identificada al principio como un molesto ruido: la

reacción inconsciente del psicoanalista a la transferencia del paciente. Superarla

es la consigna y para ello es preciso el análisis didáctico que pretende resolver,

eliminándolos, los puntos ciegos de su quehacer, consecuencia de sus conflictos

neuróticos.

Esta primera aproximación se nutre de varias fuentes que proceden del talante

cultural de los tiempos. En primer lugar, imperaba la corriente propia de las

ciencias naturales donde el observador no debe influir en lo observado. En

segundo lugar, el psicoanálisis de ese tiempo se desenvuelve en la primera tópica,

donde lo inconsciente es una instancia y no una cualidad del aparato psíquico. En

esta atmosfera, la entraña fundamental de la cura será volver consciente lo

inconsciente. Por todo ello contratransferencia envía a lo indeseable. Se puede

Page 38: Notas Sobre La Contratransferencia

entender que la contratransferencia se origina en los conflictos neuróticos del

analista reactivados por la transferencia del paciente. Conflictos que requieren

más análisis.

Aunque no se diga de esta forma en los escritos de la época, se puede aventurar

que si el destino de la contratransferencia es su superación, un análisis didáctico

“bien hecho” la haría, a fin de cuentas, evitable.

La contratransferencia, en su expresión más radical, es entonces un obstáculo que

se opone a la atención flotante, la asociación libre y a la interpretación pertinente.

Pronto se verá, a través de la propia práctica, que este sueño es de todo punto

utópico.

Heimann, Racker, Fliess, Sandler, Segal concuerdan con la idea en la cual la

contratransferencia es un instrumento que sirve para conocer el mundo interno

del paciente.

Segal (1977) menciona que lo único que conocemos de la contratransferencia son

sus derivados inconscientes.

Existe un peligro para el proceso analítico el basar todas las interpretaciones a

partir de la contratransferencia experimentada del analista ya que estas estarán en

relacion al analista y nada relacionadas con el analizando. Bion (1978) Segal

(1977).

Page 39: Notas Sobre La Contratransferencia

La contratransferencia concordante contribuye a la tarea del analista intérprete.

Supone procesos de resonancia y de equiparación de lo propio y lo ajeno.

Mecanismos de introyección y proyección permiten al analista identificarse en

forma concordante y aproximada con el yo y el ello del analizado en sus diferentes

facetas, experiencias, impulsos y defensas. La identificación concordante se

origina en la contratransferencia positiva sublimada y está en la base del

movimiento empático y de los procesos de comprensión del analista (Racker,

1977: 235).

La contratransferencia complementaria, en cambio, muestra para Racker el

aspecto neurótico de la contratransferencia e interfiere en el proceso analítico. El

término se usa aquí en su acepción corriente. En la misma se ponen en juego

identificaciones complementarias en las que el analista pasa a ocupar un lugar

como objeto del mundo interno del analizado, sintiéndose así\ tratado (Racker,

1977: 235).

En la medida en que el analista –como en la viñeta de Reich– puede comprender

su propia respuesta contratransferencial, modifica su carácter repetitivo,

ofreciendo una posibilidad de cambio al analizado.

La importancia adjudicada a la contratransferencia, y las dificultades del analista

en admitirla, así como la codeterminación mutua de los fenómenos

transferenciales y contratransferenciales, llevaron a Racker a postular la

necesidad de una doble posición en el analista que le permita tomar como objeto

de observación su propia participación. El analista debe oscilar entre ser

instrumento pasivo sensible y a la vez oyente crítico racional, esto le permite

alcanzar una relativa objetividad frente al analizado (Racker, 1977: 231-2).

Page 40: Notas Sobre La Contratransferencia

W. y M. Baranger (1961) cuestionaron la noción del analista como “espejo”. El

analista no puede concebirse como un observador objetivo que puede ser

equidistante y neutral frente a la conflictiva del paciente, sino que está

necesariamente involucrado en esta conflictiva. Del campo unipersonal al

bipersonal. Esto los llevó a considerar el papel de la contratransferencia como

instrumento técnico ya que el analista es depositario continuamente de distintos

aspectos y objetos del self del paciente, adquiriendo movidas y múltiples

funciones. Es necesario entender continuamente a la propia contratransferencia

para poder captar el despliegue de fantasías del analizado.

La salida frente a sentimientos de angustia provocados por la invasión de las

proyecciones del paciente y el compromiso neurótico del analista se encuentra en

las posibilidades del analista de recurrir a su yo observador que le permite no sólo

la auto-observación, sino también observar el campo en su unidad.

En primer lugar, su rechazo a reducir el análisis a una relación intersubjetiva dual.

La relación analítica tiende a reproducir la relación descrita por Lacan en el estadio

del espejo o la relación dialéctica amo y esclavo. En analista aparece como otro

que, como la madre o el amo, reviste características de omnipotencia, y del cual

reclama agresivamente un reconocimiento. El centrar el trabajo analítico sobre la

interpretación transferencia-contratransferencia podría contribuir a reforzar en el

análisis los vínculos duales con el paciente, con su connotación de amor y odio, y

a su ilusión narcisista de completud. El jerarquizar la contratransferencia puede

llevar a sobredimensionar los aspectos regresivos y la afectividad del analista en

sus manifestaciones de odio y amor, facilitando la inducción de sentimientos al

paciente y su “reeducación emocional” (Lacan, 1958 p. 217). Y sobre todo, a

favorecer identificaciones narcisistas entre paciente y analista. Lacan rechaza la

postura de autores como Balint, para quienes la identificación con el analista es la

finalidad del análisis.

Page 41: Notas Sobre La Contratransferencia

Una segunda razón para el rechazo del uso de la noción de contratransferencia es

que poner el fenómeno de la contratransferencia en primer plano puede conducir a

que analista y paciente queden ubicados en una relación simétrica.

Corresponde permanentemente al analista marcar una posición estructural

diferente frente al paciente. El paciente en la transferencia hace depositario al

analista de un “supuesto saber” ilimitado acerca de sí mismo y de sus deseos de

completud narcisista. En este sentido es que el analista es “el sujeto supuesto

saber” (Lacan, 1964) para el paciente. El analista debe evitar el responder a estas

expectativas evitando la sugestión y el querer satisfacer de alguna manera los

reclamos del paciente. Debe poder renunciar a ejercer el poder que el paciente le

otorga. Ubicándose entonces en una transferencia simbólica.

Para Lacan la actitud de neutralidad del analista tiene un papel central en el

análisis. El ejercicio de la neutralidad afirma al analista en una posición simbólica

asimétrica que marca el límite, o la falta (castración simbólica) para sí mismo y

para el paciente. El analista no debe responder a las demandas del paciente, de

ahí la importancia adjudicada al silencio del analista como instrumento técnico.

Estas razones llevaron necesariamente a Lacan a considerar “la impropiedad

conceptual del término contratransferencia” (Lacan, 1958, p. 217), en la medida en

que ésta facilita el enlace con la transferencia imaginaria del paciente,

favoreciendo sus aspectos defensivos. Desde su punto de vista es suficiente con

hablar de las diferentes maneras –imaginarias o simbólicas- en que analista y

paciente están implicados en la transferencia.

Page 42: Notas Sobre La Contratransferencia

La perspectiva kleniana concibe el campo analítico como un interjuego de

proyecciones e introyecciones. Varios autores han destacado otros aspectos del

campo, donde no todo lo que siente el analista es una respuesta

contratransferencial. Autores como Bion (1962), Winnicott (1947), Sandler (1993),

diferencian las reacciones del analista ante el paciente, así como las reacciones

emocionales al material del paciente. Ogden (1989) por su parte diferencia la

identificación proyectiva de la empatía, definido esta ultima

Como “un proceso psicológico que se da dentro del contexto de la dialéctica de

ser y no ser el otro”, mientras que la identificación proyectiva se daría fuera de

esta dialéctica.

Klein (1946) definió la identificación proyectiva como un proceso intrapsíquico que

tiene lugar en la fantasía inconsciente, mediante la cual se expulsa un aspecto

rechazado o en peligro de sí y se deposita dentro de otra persona para controlarlo.

Por otra parte, Bion (1962) diferenció la identificación proyectiva realista de la

identificación proyectiva excesiva. La primera, es aquella mediante la cual el

paciente es capaz de manejar el ambiente para que su fantasía se corresponda

con la realidad. “La identificación proyectiva lo habilita para investigar sus propios

sentimientos en una personalidad lo suficientemente fuerte como para

contenerlos” (1967). Esta identificación está en la base de la comunicación

primitiva y puede involucrar sentimientos muy intensos, que sólo se pueden

manejar de esta manera pues no se le pueden poner palabras. Se diferencia de la

identificación proyectiva excesiva asociada a la evasión y a la evacuación.

Bion (1974) ha sostenido que la contratransferencia designa nuestro sentimientos

inconscientes hacia el paciente y por lo tanto nada podemos hacer al respecto,

salvo analizarla.

Page 43: Notas Sobre La Contratransferencia

Autores klenianos como Spillius (1994), Hanna Segal (1989), Ogden (1995), han

utilizado los desarrollos bionianos para enriquecer y ampliar el concepto de

contratransferencia. Entre estos aportes de Bion el más importante es la

capacidad del analista de recibir y contener las fantasías y emociones del

paciente, relacionado con el factor rêverie de la función alfa.

El riesgo está en la implicación del analista ya que nos enfrenta a una paradoja, el

de participar y ser afectado y mantenernos al margen. La contratransferencia “es

el mejor de los servidores pero el peor de los amos” dice Segal (1989), siempre

hay una poderosa presión a identificarnos con ella y a actuarla. No hay duda que

esto pone en juego el análisis del analista así como el autoanálisis, no solamente

en el sentido de puntos ciegos o enganches inconscientes que respondan a

contenidos reprimidos del mismos, constituyéndose en un obstáculo; sino en la

posibilidad de contactar con vivencias primitivas y dolorosas, sufrientes de los

pacientes y de uno mismo. Según Bion esto sería de parte del vínculo K, de

conocimiento.

Spillius (1994) “los analistas nos encontramos preparados para utilizar nuestros

sentimientos como fuente de información sobre lo que el paciente hace, aunque

no sin tener conciencia de que podemos equivocarnos, de modo que el

comprender la forma en que reaccionamos nos impone la necesidad de un trabajo

psíquico”.

Green (1975), coincidiendo con Neyraut (1974), señala que la contratransferencia

no sólo incluye sentimientos negativos o positivos provocados por la transferencia

del paciente sino todo el funcionamiento mental del analista incluyendo sus

lecturas y sus discusiones con colegas.

Page 44: Notas Sobre La Contratransferencia

Luisa de Urtubey (1994) postula la necesidad de un trabajo de elaboración

constante sobre la contratransferencia, considerando los aspectos conscientes,

preconscientes e inconscientes de la misma. Para Bollas (1991)

contratransferencia y actividad autoanalítica permiten la creación de un espacio

receptivo en el analista para el paciente, no sólo para los que no pueden verbalizar

sino para aquello que no puede ser pensado. Joseph (1985) muestra cómo la

contratransferencia permite detectar las presiones inconscientes que el paciente

ejerce sobre el vínculo analítico.

Un aspecto que contribuye a caracterizar distintos momentos y funciones de la

contratransferencia, es que en ellos el analista dispone de manera diversa del

recurso del lenguaje y de sus posibilidades de asociación y de verbalización.

Así, en el curso del proceso analítico nos encontramos con situación en las que el

analista puede disponer, con una atención parejamente flotante tanto explicita

como latente o preconsciente, de su bagaje contratransferencial, esto es, de sus

vivencias en relación a su paciente, existiendo la posibilidad de conexión y de

expresión en el registro verbal, ya sea latente o manifiestamente, de aspectos de

la misma.

Encontramos, sin embargo, otra situación en los cuales el analista pierde

momentáneamente, sus posibilidades de asociación e interpretación. La expresión

verbal se vuelve inoperante frente al analizado y frente al mismo analista. En estos

momentos adquiere un primer plano manifestaciones no verbales ocurridas en

analista o paciente: pasaje al acto (enactments), procesos figurativos intensos,

vivencias emocionales masivas. Si bien estos son momentos de obstáculo, están

indicando una movilización y la puesta en juego de mecanismos defensivos, ya

sea del paciente, del analista o de ambos. En análisis de la dinámica de estos

Page 45: Notas Sobre La Contratransferencia

momentos que lleva en ocasiones al propio autoanálisis del analista permite

develar aspectos importantes de la realidad psíquica del paciente.

Diferentes funciones de la contratransferencia

Racker coincide con P. Heimann la contratransferencia puede “intervenir” o

“interferir” en el proceso analítico. En su visión, una de las funciones de la

contratransferencia es que contribuye al proceso interpretativo. Pero también

puede aparecer como obstáculo interfiriendo en el proceso de análisis. Allí se trata

de la verdadera “neurosis de contratransferencia”.

La contratransferencia concordante. El analista interprete.

La contratransferencia concordante supone para Racker la capacidad del analista

de identificarse con diferente objetos del mundo interno del analizado en forma

refleja, ya sea, por ejemplo, con el ello, el yo o el superyó del paciente. Esto

posibilita al analista equiparar la experiencia propia con la ajena, de manera de

poder ponerse en el lugar del analizado. Este tipo de identificación, una “identidad

aproximada”, diría Racker, que tiene una función operativa y resulta móvil, estaría

en la base de los fenómenos de resonancia con el paciente y de comprensión

empática. En la misma se subliman los sentimientos positivos del analista frente a

su paciente.

La función del analista intérprete se mantiene cuando se puede establecer un

proceso asociativo fluido sobre sus propias reacciones latentes provocadas por la

transferencia del paciente. Si bien, aspectos inconscientes no verbales son

Page 46: Notas Sobre La Contratransferencia

puestos en juego en los procesos de identificación empática, y en los procesos de

comunicación en general, la función de la interpretación permite establecer

conexiones ente el registro verbal y las vivencias que surgen en paciente y

analista en diferentes registros sensoriales. Esta actividad supondría una mayor

permeabilidad intersistémica, a la vez que una mayor disposición de escucha.

En la propuesta de Racker el recuerdo de las propias vivencias infantiles del

analista, surgidas desde la identificación concordante con el paciente, cumplen un

papel en el proceso de comprensión e interpretación. En este caso la reviviscencia

de una experiencia común ofrece el primer eslabón en el proceso interpretativo.

Pero la disposición contratransferencial del analista, que permite su capacidad de

transformación y respuesta, incluye no solo la reactivación de vivencias de su

historia infantil convocadas por la conflictiva del paciente, sino también

representaciones latentes de ese vinculo analítico y de la historia de ese análisis,

así como sus propias experiencias de análisis junto a aspectos de su formación y

experiencia como analista. Este bagaje preconsciente queda a disposición de la

atención flotante y de la expresión verbal. La expresión verbal, aun es sus

conexiones con la teoría analítica, aparece en estos casos cargada

vivencialmente. El proceso interpretativo permite poner a prueba con el paciente

formulaciones más o menos precisas que van surgiendo en el analista. El analista

conserva la impresión de que puede ponerse empáticamente en forma

concordante en el lugar del analizado, aunque esto implique un trabajo de

reconocimiento de vivencias muy distintas a las propias. Se mantiene la

diferenciación entre ambos, conservando la asimetría y la posición neutral del

analista.

CON LA CONTRATRASNFERENCIA CONCORDANTE EL ANALISTA

INTÉRPRETE PUEDE FUNGIR SU FUNCION GRACIAS A LA PERMEABILIDAD

DE LAS VIVENCIAS DEL PACIENTE CON LAS SUYAS PERO SIN RESPONDER

Page 47: Notas Sobre La Contratransferencia

A LA DEMANDA TRANSFERENCIAL DEL PACIENTE. ESTAR AHÍ, SER

EMPATICO PERO MANTENIENDO LA ASIMETRIA Y LA NEUTRALIDAD.

PODER IDENTIFICARSE CON LOS OBJETOS INTERNOS NO TENDRIA QUE

RESULTAR COMO UNA INTERFERENCIA PUES SE APUNTA QUE SOLO SEA

PARA LA COMPRENSION DE LA PROBLEMÁTICA DEL PACIENTE Y NO DE LA

INTERVENCION A PARTIR DE LAS VIVENCIAS EVOCADAS EN LA

EXPERIENCIA DEL ANALISTA.

Contras: el analista no podría conectarse empáticamente con situación y vivencias

diferentes de las propias.

La contratransferencia complementaria: la palabra ausente.

La parte neurótica de la contratransferencia es la que interfiere en el proceso

analítico, en ésta se ponen en juego enlaces inconscientes entre paciente y

analista que paralizan momentáneamente el proceso. En estos casos existiría una

identificación proyectiva reciproca. El analista pasa a ocupar un lugar como objeto

del mundo interno del analizado –sintiéndose así tratado- y el analizado

represente objetos internos del analista. La captación de estos mecanismos a

través del analista de la contratransferencia latente del analista resulta esencial

para el develamiento del conflicto del paciente.

Contratransferencia, comunicación y neutralidad

Page 48: Notas Sobre La Contratransferencia

Recientemente Renik (1993) señaló cómo la contratransferencia puede

entenderse retrospectivamente, y esta comprensión está precedida por puestas en

acto (enactments) contratransferenciales. Pero esta reestructuraciones

retrospectiva pasa por la comprensión del sentido de un accionar no consciente

del analista.

SOLAMENTE SE PODRIA DAR CUENTA DE LA CONTRATRANSFERENCIA A

PARTIR DE ACTOS Y DE UN ANALISIS A POSTERIORI.

Renik se ha referido al aspecto restrictivo que ha tenido el ideal de neutralidad

para el desarrollo del pensamiento psicoanalítico en la medida de que ha impedido

estudiar los alcances teóricos y técnicos de la participación de la subjetividad del

analista en el proceso analítico. Es cierto que este ideal ha llevado a confundir

neutralidad con distancia y frialdad y con la necesidad de poner al margen las

características personales del analista. Sin embargo, conserva sus aspectos

validos si se lo conjuga con una aceptación e investigación más realista de cómo

se va desarrollando el proceso. El ideal de neutralidad mantiene como importante

la tarea difícil para el analista de descentramiento frente a su propia participación y

de objetividad frente a su tarea.

“la contratransferencia concurre en las expresiones de su ser (del analista) y en su

conducta, las cuales influyen a su vez sobre la imagen que de él se forma el

analizado. Este percibe a través de las interpretaciones su forma, la voz, la actitud

del analista en todos los aspectos de su contacto con el analizado fuera de su

labor meramente interpretativa, etc. uno u otro estrado psicológico del analista; a

esto se agrega tal vez las –aún discutidas- percepciones telepáticas del

analizado.” (Racker, 1948, p. 183)

Page 49: Notas Sobre La Contratransferencia

Los avances en la teórica clínica han permitido entender que la disposición

contratransferencial del analista se constituye no sólo como resultado del análisis

de su conflictiva infantil, sino como un complejo integrado además por sus teorías,

su historia y características personales y de estilo, etc. algunos de estos aspectos

pueden fácilmente volverse ciegos defensivamente frente al paciente. Ya sea

como defensas narcisistas, o cuando se dan posiciones contratransferenciales

ideologizadas fijas que predisponen en determinada dirección el encuentro con el

paciente.

LO QUE SE BUSCARIA SERIA RESCATAR LOS MOMENTOS EN QUE EXISTE

UN INVOLUCRAMIENTO CON EL PACIENTE, EN LOS CUALES SE DA CIERTA

PERDIDA DE LA ASIMETRIA Y MOMENTOS DE DIFERENCIACION Y

CONCORDANCIA, EN LOS CUALES SE PUEDE ESTABLECER UN PROCESO

ASOCIATIVO FLUIDO, RECUPERANDOSE LA ASIMETRIA Y LA POSICION

NUETRAL DEL ANALISTA.

De alguna manera al trabajo de contratransferencia (Urtebey, 1994) implica el

trabajo sobre el ideal de neutralidad, y sobre la posición neutral del analista. Esto

lleva a ampliar la función de observador participante de manera de considerar no

sólo la participación de la subjetividad del analista, sino también las modalidades

conscientes e inconscientes del vínculo analítico que se va generando en el

proceso.

Lacan plantea “no está excluido, -a Dios gracias-, que el analista, por muy buenas

disposiciones para ser analista que posea, experimente cierta angustia”

“Dentro de la lógica de las cosas, o sea de la relación que tienen ustedes con sus

pacientes, debería sofocarlos la angustia”

Page 50: Notas Sobre La Contratransferencia

Tanto en el paciente como en el analista surge la angustia y cuando aparece en

este último desfallece la función analítica. La angustia que ciertas oportunidades

sentimos, nos invita a hacer algo, a tomar posición. Si interpretamos en función del

afecto de angustia, Lacan nos recuerda que no se sabe quien conduce el juego, si

el yo del analista o el del analizado: contratransferencia.

“sentir lo que de esa angustia el sujeto puede soportar, los pone a prueba –como

analistas- en todo instante”. Cuando habla Lacan de “sentir” se sabe que es el

motor de las interpretaciones yoicas. Continua: esa angustia “que saben regular

tan bien en ustedes, hasta taponar el hecho de que ella los guía”.

Para Kemper (1972), lo que el analista percibe, experimenta o actúa frente a su

paciente suele ser una mezcla de tres elementos distintivos:

4. Su reacción a la transferencia del paciente, entremezclada con

5. Reacciones sobre la base de una relación adecuada con el paciente y con

6. Reacciones con base en su propia transferencia inconsciente, ya sea al

paciente como persona, a determinados rasgos de éste o a la situación

analítica como tal.

Guerra (2001) la define como un conjunto de elementos propios del terapeuta,

tanto afectivos (incluyendo los de la propia personalidad) como los del saber

(teóricos), que se conjugan y han de ser controlados flexiblemente y dentro de un

marco psicoterapéutico de forma natural; a decir de este autor, los conceptos

teóricos y técnicos que el terapeuta maneje conformaría una especie de

pseudocontratransferencia que implicaría menos elementos emocionales.

Page 51: Notas Sobre La Contratransferencia

Schkolnik (2001) sugiere que todas las concepciones de contratransferencia tiene

sus ventajas e inconvenientes y ninguna de ellas deja de tener un impacto en la

práctica clínica; dichas concepciones se podría ubicar en dos extremos; en uno se

ubican aquellas que consideran la contratransferencia como el resultado del

conjunto de reacciones inconscientes del analista a la transferencia del analizado,

mientras que en el otro se encuentra las que incluyen todo el funcionamiento

mental del analista durante la sesión, tomando en cuenta no sólo los niveles

inconscientes sino también aspectos preconscientes y manifestaciones que el

analista percibe en él mismo y considera relevante para comprender las

reacciones del paciente.

González (1989) propone una definición que parece contemplar los aspectos

mencionados, enfatizando que la contratransferencia es una reaccion emocional

del terapeuta, es lo que siente hacia sus pacientes dentro de la psicoterapia

psicoanalítica, producto de su historia, cultura, complejos, aparato psíquico, etc. y

también de lo que el paciente le hace sentir objetivamente con su personalidad y

su transferencia.

Ferenczi aborda este tema en su ensayo titulado “La técnica psicoanalítica”, en

donde menciona que el terapeuta es un ser humano con típicas cualidades, lo cual

lo obliga a realizar una doble función, por un lado tiene que tomar el mando de su

comportamiento con el paciente, controlar su contratransferencia y, por el otro

lado, la observación y examen de la actividad del paciente, para el análisis de su

estructura inconsciente desde la intuición contratransferencial (Guerra, 2001).

Reich (1987, citado en González y Rodríguez, 2002) postuló que la mejor forma de

captar el material del analizado es a través de la intuición ofrecida por el

Page 52: Notas Sobre La Contratransferencia

inconsciente, considerando que el analista debe atender a los conocimientos

promovidos por su propio inconsciente.

GELSO Y HAYES (1998) ESTO LES PARECE UNA EXAGERACIÓN, YA QUE SI

BIEN, TODAS LAS REACCIONES EMOCIONALES DEL TERAPEUTA SON

IMPORTANTES, NO SE PUEDE CONSIDERAR A TODAS ELLAS COMO

CONTRATRANSFERENCIA; CABRIA DIFERENCIAR AQUELLAS REACCIONES

BASADAS EN CONFLICTOS NO RESUELTOS Y AQUELLAS QUE SON

RESPUESTAS NATURALES Y REALISTAS ANTE EL PACIENTE.

Racker

Para él la contratransferencia opera de tres modos: como obstáculo, al constituirse

los puntos ciegos, como instrumento para detectar qué es lo que pasa en el

paciente y como campo en que él analizado puede, en realidad adquirir una

experiencia viva y distinta de la que tuvo originariamente

Menciona que el analista debe tomar en cuenta los elementos neuróticos de su

personalidad que puedan entrar en juego en el proceso, ya que es objeto y sujeto

de trabajo.

Cada perspectiva psicoanalítica tiene su propia visión de lo que es la

contratransferencia y su impacto en el tratamiento; pero todas convergen en que

es siempre una creación conjunta; que involucra contribuciones tanto del paciente

como del analista.

En donde Freud sostiene que el porvenir de la teoría psicoanalítica se apoya en

tres grandes factores: el progreso interno, el implemento de autoridad y la

Page 53: Notas Sobre La Contratransferencia

repercusión general de la labor de los analistas. Es en este primer punto, en el

progreso interno, donde se encuentra los aspectos teóricos el simbolismo y a nivel

técnico la contratransferencia.

Se ha dicho que Freud consideró la contratransferencia sólo como un obstáculo;

pero si la introdujo pensando en el porvenir era porque suponía que el

conocimiento de la contratransferencia se ligaba al futuro del psicoanálisis. Se

puede suponer, por lo tanto, que Freud presumía que la comprensión de la

contratransferencia significaría un gran progreso para la técnica psicoanalítica.

Si se comprenden los tres factores estudiados por Racker, se puede formular la

teoría de la contratransferencia, como correlato de la transferencia, diciendo que el

analista es, no sólo el intérprete, sino también el objeto de la transferencia.

El encuadre y dentro de él la reserva analítica justifica que la llamemos por

definición transferencia a lo que proviene del paciente y contratransferencia a la

respuesta del analista y no al revés.

El encuadre opera como una referencia contextual que permite que se dé este

juego de transferencia y contratransferencia; es la estructura sintáctica donde los

significados de transferencia y contratransferencia va adquirir su significación.

El encuadre ordena una relación distinta y particular entre el analista y el paciente,

una relación no convencional y asimétrica. De esta forma y sólo de esta forma

queda definido el tipo de relación con sus papeles de analizado y analista.

En primer lugar distinguió dos clases de contratransferencia según la forma de

identificación (Racker, 1953). En la contratransferencia concordante el analista

Page 54: Notas Sobre La Contratransferencia

identifica su yo con el yo del analizado, y lo mismo para las otras partes de la

personalidad, ello y superyó. En otros casos, el yo del analista se identifica con los

objetos internos del analizado, y a este tipo de fenómeno le llama

contratransferencia complementaria.

Racker piensa que las identificaciones concordantes son por lo general empáticas

y expresan la comprensión del analista, su contratransferencia positiva sublimada.

En cambio, la contratransferencia complementaria implica un monto mayor de

conflicto. En la medida en que el analista fracasa en la identificación concordante

se intensifica la complementaria, en ambos casos están en juego los procesos

inconscientes del analista y su pasado.

LA IDENTIFICACION DEL ANALISTA CON EL SUPERYÓ DEL ANALIZADO ES

CONCORDANTE CUANDO HAY CONCIENCIA EN LA APRECIACIÓN DE LA

CULPA Y COMPLEMENTARIA CUANDO EL ANALISTA CUMPLE LA FUNCIÓN

DE CENSOR.

OTRO PUNTO CUESTIONABLE DE LA CLASIFICACION DE RACKER ES QUE

LA CONTRATRANSFERENCIA CONCORDANTE ES LA QUE MÁS SE PRESTA

A UN VINCULO DE TIPO NARCISISTA. ESTA PUEDE ANULAR EN CIERTO

SENTIDO LA RELACION DE OBJETO, LO QUE NO SUCEDE EN LA

COMPLEMENTARIA. LAS IDENTIFICACIONES CONCORDANTES

(NARCISISTICAS) SON LAS QUE IMPLICACN EL MAYOR MONTO DE

PARTICIPACION CONTRATRANSFERENCIAL.

Grinberg establece una gradación que va de la contratransferencia concordante a

la complementaria para llegar a la contraidentificación proyectiva. Lo que postula

Page 55: Notas Sobre La Contratransferencia

específicamente Grinberg es que hay diferencia sustancial entre la

contratransferencia complementaria, en la cual frente a determinada configuración

transferencial el analista responde identificándose con los objetos del paciente, y

el fenómeno que él mismo describe en el cual el analista se ve forzado a

desempeñar un papel que le sobreviene: es la violencia de la identificación

proyectiva del analizado lo que directamente lo lleva, más allá de sus conflictos

inconscientes, a asumir ese papel.

La discriminación entre la contratransferencia complementaria y la

contraidentificación proyectiva no resulta difícil desde el punto de vista clínico si se

las separa cuantitativamente. Si el método no nos da instrumentos para

discriminar clínicamente, también desde la teoría se puede argumentar que, por

fuerte que se la proyección del paciente, el analista no tiene que sucumbir

necesariamente a ella; si sucumbe es porque hay algo en él que no le permite

recibir el proceso y devolverlo.

La contraidentificación proyectiva se produce específicamente como resultado de

una excesiva identificación proyectiva del analizado que no es percibido

conscientemente por el analista, y que, como consecuencia se ve “llevado”

pasivamente a desempeñar el rol que, en forma activa –aunque inconsciente. El

analizado “forzó dentro suyo”. Grinberg comenta que el proceso parte del

analizado y origina en el analista una reacción específica, por la que se ve llevado

inconscientemente y pasivamente a cumplir los papeles que el paciente le asignó.

Se tratar pues de un caso muy especial de la contratransferencia. Mientras que lo

característico de la respuesta contratransferencial es que el analista tome

conciencia del tipo de su respuesta y la utilice como instrumento técnico, en el

fenómeno de la contraidentificación proyectiva el analista reacciona como si fuera

real y concretamente hubiera asimilado los aspectos que se le proyectan.

Entonces es como si el analista “dejara de ser él para transformarse, sin poder

Page 56: Notas Sobre La Contratransferencia

evitarlo, en lo que el paciente inconscientemente quiso que se convirtiera (ello, yo

u otros objetos internos)”.

La diferencia que existe entre la contratransferencia complementaria es que en

ésta el analista reacciona pasivamente a la proyección del analizado pero a partir

de sus propias ansiedades y conflictos. En la contraidentificación proyectiva “la

reacción del analista resulta en gran parte independiente de sus propios conflictos

y responde en forma predominante o exclusiva a la intensidad y calidad de la

identificación proyectiva del analizado” (Grinberg 1963, p. 117).

Desde el punto de vista práctico la teoría de Grinberg nos ayuda en los casos,

frecuentes, en que el analista se siente más invadido que comprometido en la

situación analítica. En cuanto a la teoría del proceso Grinberg nos ofrece una

hipótesis estimable para comprender los sutiles medios de comunicación que se

establecen entre el analizado y su analista.

LA FORMA DE HABLAR DE NUESTROS PACIENTES, INCLSUO LAS BROMAS

O LA MANERA DE SER NOMBRADOS CON CALIFICATIVOS QUE ALUDEN A

SU PROBLEMÁTICA O MOTIVO DE CONSULTA, SON, DESDE MI

PERSPECTIVA MANIFESTACIONES CONTRATRANSFERENCIALES.

Money-Kyrle

. Llama contratransferencia normal a la del analista que asume un papel parental,

complementario al del paciente: como la transferencia consiste en reactivar los

conflictos infantiles, la condición que más conviene a la contratransferencia es la

parental. Se entiende que normal quiere decir aquí la norma y no que el proceso

sea totalmente sublimado y libre de conflicto. El analista asume esa actitud

Page 57: Notas Sobre La Contratransferencia

contratransferencial a partir de una vivencia inconsciente en la que se siente padre

o madre del paciente.

Money-Kyrle señala resueltamente en su trabajo que el conflicto

contratransferencial del analista no sólo proviene de su propio inconsciente sino

también de lo que el paciente le hace (o le proyecta), a la manera de las series

complementarias. La única solución que tiene el analista es analizar primero su

conflicto, ver después de qué manera el paciente contribuyó a crearlo y por último

advertir los efectos de su conflicto en el paciente. Sólo cuando este proceso de

autoanálisis se haya cumplido, estará el analista en condiciones de interpretar; y

entonces no tendrá ya necesidad de hablar de su contratransferencias sino

básicamente de lo que le pasa al analizado.

Contratransferencia directa o indirecta

Cuando el objeto que moviliza la contratransferencia del analista no es el

analizado mismo sino otro, se habla de contratransferencia indirecta. La que

proviene, en cambio, del paciente es la contratransferencia directa.

TODOS SABEMOS HASTA QUÉ PUNTO GRAVITA SOBRE NUESTRA

CONTRATRANSFERENCIA EL PACIENTE QUE, POR ALGUN MOTIVO,

DESPIERTA EL INTERES DE AMIGOS, COLEGAS O DE LA SOCIEDAD EN

GENERAL. EN ESTA CIRCUNSTANCIA TAN EVIDENTE QUE MUCHAS VECES

CREA UNA INCOMPATIBILIDAD PARA EL ANALISIS DEL ENCUADRE.

Page 58: Notas Sobre La Contratransferencia

Vamos a definir la contra-acting out, es decir, el acting out del analista, como un

tipo especial de contratransferencia vinculado a una perturbación de la tarea. En

este sentido cabe mantener la definición de contratransferencia que si esta no es

la respuesta a la transferencia del analizado, configura un acting out del analista.

Gitelson (1952) distingue dos posiciones del analista en la situación analítica y

sólo a una de ellas le llama contratransferencia.

Reacciones al paciente como totalidad

En algunos casos, la actitud de neutralidad y de empatía que debe tener el

analista se pierde y, si el analista no lo puede superar, significa que el paciente le

ha reactivado un potencial transferencial neurótico que no lo hace adecuado para

ese caso particular.

Gitelson concluye que estas reacciones totales frente a un paciente deben

considerarse transferencias del analista y atribuirlas a la reactivación de una

antigua transferencia potencial.

EL CONTENIDO Y SOBRE TODO LA FORMA DE LA INTERPRETACION

EXPRESAN A VECES LA CONTRATRANSFERENCIA, PORQUE LA MAYORIA

DE NUESTRAS REACCIONES CONTRATRANSFERENCIALES, CUANDO NO

SABEMOS TRANSFORMARLAS EN INSTRUMENTOS TECNICOS, LA

CANALIZAMOS A TRAVÉS DE UNA MALA INTERPRETACION O DE UNA

INTERPRETACION MAL FORMULADA.

En el tercer tipo aparecer cuando el conflicto contratransferencial del analista es

fluido y versátil, suele aparecer como ocurrencia contratransferencial. El analista

Page 59: Notas Sobre La Contratransferencia

se encuentra de pronto pensando en algo que no se justifica racionalmente en el

contexto en que aparece o que no suena como algo que tenga que ver con el

analizado. Las asociaciones del analizado, un sueño o un acto fallido, sin

embargo, muestran la relación.

Por otra parte, la posición contratransferencial indica casi siempre mayor conflicto.

Aquí los sentimientos y las fantasías son más hondos y duraderos y pueden pasar

inadvertidos. En el caso del analista que reacciona con enojo, angustia o

preocupación frente a determinado paciente.

A veces este aspecto de la neurosis de contratransferencia es muy sintónico y

pasa por completo inadvertido.

Otto F. Kernberg (1965), coincidiendo en general con las ideas de Racker,

describe un caso especial de posiciones contratransferenciales donde la

participación del analista es mayor y tiene que ver con la grave patología del

paciente. Lo llama fijación contratransferencial crónica y considera que se

configura cuando la patología del paciente, siempre muy regresivo, reactiva

patrones neuróticos arcaicos en el analista, de modo que analizado y analista se

complementan de tal forma que parecen recíprocamente ensamblados.

Winnicott

La contratransferencia verdaderamente objetiva del analista,

A. Stern (1924) quien distingue la contratransferencia que proviene de la

activación de los conflictos neuróticos del analista, de aquella otra que es

respuesta a la transferencia del paciente. Para Stern, la contratransferencia es la

Page 60: Notas Sobre La Contratransferencia

transferencia del analista sobre el paciente y tiene en ambos el mismo origen: el

material infantil reprimido.

La muerte de Freud da licencia para pensar con más libertad en este tema. Hasta

entonces la contratransferencia había sido de tipo paterno y está llegando el

tiempo de la contratransferencia materna. Esta se abrirá paso en la medida en que

el complejo de Edipo ceda parte de su importancia.

A ese tiempo pertenece el trabajo de Alice y Michael Balint (1939) con la crítica de

la metáfora del analista como espejo, objeto inanimado desprovisto de

sentimientos. En sus análisis, la contratransferencia deja de ser un signo

patológico, incluso llegan a afirmar que la idea de controlarla puede no ser

apropiada; ante todo es necesario comprenderla para poder utilizarla. El analista

debe comportarse, si, como un espejo, pero no en el sentido pasivo, sino para

reflejar la totalidad del paciente.

EL ANALISIS DE LA CONTRATRANSFERENCIA, INTROSPECTIVO, MEDIANTE

EL PROPIO ANALISIS O LA PERTINENTE SUPERVISION, PERMITE INCIDIR

EN ESPACIOS DEL PACIENTE QUE LOS ASPECTOS PRECONSCIENTES O

INCONSCIENTES DE LA CONTRATRANSFERENCIAS IMPEDIAN. EN UNA

SITAUCION ANALITICA NOS LA HEMOS DE HABER CON LAS RESISTENCIAS

QUE EMANAN DEL PACIENTE Y TAMBIEN CON LAS QUE PROCEDAN DEL

ANALISTA. UNA CONTRATRANSFERENCIA MAL MANEJADA, QUE EQUIVALE

A DECIR INSUFICIENTEMENTE ANALIZADA, PROHIBE AL ANALIZADO A

PROSEGUIR EL ANALISIS EN DETERMINADAS DIRECCIONES.