Mesa de trabajo: Historia, arte y literatura novohispana Legado pictórico: Los retratos de monjas de la orden del Santo Salvador (Santa Brígida) en la Nueva España siglo XVIII. En esta ponencia tratara del Retrato alterado: discrepancias iconográficas y de el reverso de un cuadro de monjas Entre las obras estudiadas de la orden de Santa Brígida que se establecían en la Nueva España a mediados del siglo XVIII, encontré un retrato con discrepancias iconográficas: el de la monja sor María Ignacia del Espíritu Santo, localizado en el museo Nacional del Virreinato, en la exposición “Monjas coronadas: vida conventual femenina”, en la sala dedicada a las diferentes órdenes del México Virreinal, con el inventario número 10-168050 (imagen SB015). Resultó interesante llevar a cabo un análisis comparativo de los diferentes retratos limitados de monjas de la orden de Santa Brígida. Logré hallar un modelo común iconográfico en los retratos de las monjas de la regla de Santa Brígida: la corona de tela, el traje de gala (cogulla y capa plisada de color pardo abotonado con un botón de palo). La mirada del rostro se encuentra dirigida hacia abajo, y la manera de sostener el libro de la regla, con un dedo en su interior. Como resultado de la observación, señalo que en la obra analizada (imagen SB015) aparecen algunos elementos icnográficos que no concuerdan con los elementos del modelo común mencionados anteriormente: se aprecia una pintura de fondo liso y de color pardo oscuro. Allí se representa a una religiosa de frente y de medio cuerpo. Ella sostiene el libro de la regla sin introducir el dedo índice o el pulgar en el texto. Su mirada está dirigida hacia el espectador; viste un hábito blanco grisáceo, con una capa de color pardo; se asoma un rosario de cuencas pardo en el
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Mesa de trabajo: Historia, arte y literatura novohispana
Legado pictórico:
Los retratos de monjas de la orden del Santo Salvador
(Santa Brígida) en la Nueva España siglo XVIII.
En esta ponencia tratara del Retrato alterado: discrepancias iconográficas y de el
reverso de un cuadro de monjas
Entre las obras estudiadas de la orden de Santa Brígida que se establecían en la Nueva
España a mediados del siglo XVIII, encontré un retrato con discrepancias
iconográficas: el de la monja sor María Ignacia del Espíritu Santo, localizado en el
museo Nacional del Virreinato, en la exposición “Monjas coronadas: vida conventual
femenina”, en la sala dedicada a las diferentes órdenes del México Virreinal, con el
inventario número 10-168050 (imagen SB015). Resultó interesante llevar a cabo un
análisis comparativo de los diferentes retratos limitados de monjas de la orden de
Santa Brígida. Logré hallar un modelo común iconográfico en los retratos de las
monjas de la regla de Santa Brígida: la corona de tela, el traje de gala (cogulla y capa
plisada de color pardo abotonado con un botón de palo). La mirada del rostro se
encuentra dirigida hacia abajo, y la manera de sostener el libro de la regla, con un
dedo en su interior. Como resultado de la observación, señalo que en la obra analizada
(imagen SB015) aparecen algunos elementos icnográficos que no concuerdan con los
elementos del modelo común mencionados anteriormente: se aprecia una pintura de
fondo liso y de color pardo oscuro. Allí se representa a una religiosa de frente y de
medio cuerpo. Ella sostiene el libro de la regla sin introducir el dedo índice o el pulgar
en el texto. Su mirada está dirigida hacia el espectador; viste un hábito blanco
grisáceo, con una capa de color pardo; se asoma un rosario de cuencas pardo en el
área de la cintura y, finalmente, en la parte inferior de la obra, se aprecia una cartela
con la historia de la vida de la religiosa.
En la información de la cartela, aparecen diferencias respecto del texto
original, escrito en el Libro Primero de Ingresos, Tomas de Hábitos y Profesiones de
las Religiosas de Ntra. Madre santa Brígida.1 Dice a la letra la cartela del cuadro:
Ra de R. [reverenda] M. [madre] Sor María Ygnacia del Espita Santo.
religiosa de Choro y Velo Negro en el Convento de Nuestra Señora de la
Nieves y Santa Brígida de efta [esta] Ciudad de México en donde Profeftó
[profesó] so-[sol]emnemenfe [solemnemente ]el día 8 de octubre de 1768
a los 17 años de su edad. 2
Los datos en la cartela no concuerdan con la información de los libros de
ingreso (foja 7v) ni con el libro de libertada y profesión (foja 86). De acuerdo con los
libros, María Yganacia [Ignacia] del Espiritu Santo tomó los solemnes votos de
profesión el 26 de julio de 1769, a la edad de 18 años.3 En cambio, en la cartela se
afirma que profesó el 8 de octubre de 1768, a los 17 años.
Es evidente que después del análisis realizado del retrato de la hermana María
Ignacia del Espíritu Santo, me permito suponer que este retrato posiblemente
perteneció o fue utilizado para representar a una monja de la orden de las dominicas
(SB019). Sustento esta idea porque las hermanas de la regla dominica utilizan un
hábito con escapulario de color blanco. Desde su cuello, cuelga un rosario de cuentas
color pardo, que llega por debajo de la cintura y remata con una cruz. La mirada se
dirige al espectador. Es posible que las alteraciones en la pintura fueran sencillas; al
parecer, se pintó el ornato de la cabeza (la corona); se modificó el color de la capa a
pardo, ya que originalmente era negra, y se le agregó un botón de palo para abrocharla
(SB020). Demuestro mi hipótesis al observar un retrato de monja dominica, pues éste
1 Libro Primero de Ingresos, Tomas de Hábitos y Profesiones de las Religiosas de Nuestra Madre
Santa Brígida, México, 1743, p. Foja 7 v y foja 86. Anexo I de esta tesis 2 Texto localizado en la pintura de la hermana Sor María Ygnacia del Espita Santo imagen SB015.
3 Documento que se localiza en el anexo I Libro de ingresos, toma de hábitos y profesiones de las
religiosas de nuestra madre Santa Brígida.
permite contemplar las divergencias. Pueden así realizarse comparaciones entre
ambas imágenes (SB019).
Sin estar segura de mi hipótesis de que esta obra probablemente fue retocada
para responder a una monja de la orden brigidiana, rompiendo con las normas no
escritas de la iconografía de la orden de Santa Brígida, me planteé la idea de acudir a
la Universidad Nacional Autónoma de México a solicitar la colaboración del
laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas.
La ciencia me podría aclarar mis dudas al respecto: ¿fue intervenida la obra? Era
necesario identificar la existencia de correcciones, adiciones y modificaciones. La
petición fue aprobada por parte del laboratorio de Diagnostico de Obras de Arte. Las
maestras Elsa Arroyo y Eumelia Hernández realizaron una inspección de trabajo in
situ de la pintura en el Museo Nacional del Virreinato.
La metodología utilizada por las investigadoras fue “Observación y registro
fotográfico con luz visible, utilizando lámpara de tungsteno 2700 K y lupa de
aumento. Se hizo fotografía de detalles, luz rasante y trasmitida”.4 Las técnicas, en
efecto, permitieron apreciar las diferentes intervenciones del retrato y los
comportamientos de los materiales empleados. En primera instancia, se observó una
tela reutilizada, ya que en el canto del lado izquierdo se notan restos de la imagen de
un tintero sobre una mesa con metal. La maestra Arroyo comenta que este tipo de
reutilización de lienzos era muy común en la Nueva España, pues respondía a una
necesidad económica de ahorro (imagen SB048) (NE139VIS026).5
La investigación del cuadro arrojó también un dato no menos relevante: el
soporte de la pintura es de lino de trama cerrado, tejido de tafetán de hilos
4 Esla Arroyo, et al., Informe de la inspección de la obra: Sor Ignacia del Espíritu Santo, México,
Laboratorio de Diagnósticos de Obras de Arte, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, s.l. ,
s.e., 2009. Pág. 6. 5 Ibíd., pp. 3-4.
irregulares.6 En otros momentos, el manejo de estas telas se consideraba barato. Nos
comenta la maestra Arroyo: “Los pintores procedían a parcharlas con trozos de lino y
pastas de resane. En este caso la tela está resanada por el frente con parches de papel
impreso, adheridos con cola”.7
Es posible visualizar la existencia de un soporte en la intervención de la tela,
que fue clavada a un bastidor nuevo. Los bordes fueron recortados con navajas para
ajustar la tela al tamaño del bastidor. Los clavos fueron clavados parcialmente y
rompieron la capa pictórica.8
El estudio permitió observar la base de preparación del cuadro. El escrito
arroja el siguiente dato: “es de color rojizo, típico en la conformación de los cuadros
novohispanos a partir del siglo XVII”.9
La investigación también nos informa que las zonas del rostro, de las manos y
del gorro constituyen zonas de envejecimiento; en otras palabras, son la primera capa
pictórica de la obra, con craqueladuras. En el informe de la inspección, podemos leer
una descripción detallada:
Justamente, el rostro, las manos, el velo y el gorro son las zonas que presentan el
comportamiento característico de una pintura al óleo envejecida, observando cómo un
patrón de craqueladuras en retícula de bordes rectos, lo que indica que se fueron
formando simultáneamente al proceso de envejecimiento.10
Este testimonio nos permite concluir que la madre María Ygnacia del Espíritu
Santo sí fue una monja brígida en la primera vida de la obra. Durante el estudio, la
maestra Arroyo hipotéticamente nos comentó sobre la naturaleza de los pigmentos del
6 Esla Arroyo, et al., op. cit., p. 8. 7 Ibíd., p. 9. 8 Ibíd., p. 8. 9 Ibíd., p. 5.
10Ibíd., p. 11.
pintor que realizó esta obra en la primera etapa, en el siglo XVIII:11
blanco de plomo
en la toca donde se rodea la frente; rojo óxido de hierro en las gotas de la corona que
se encuentra en medio de la cabeza; bermellón en los labios, y una base primera de
color rojizo en la preparación del cuadro.
En otro momento de la vida de la obra, se repintó el hábito de color blanco
grisáceo, y la obra de arte retomó otra historia. El personaje se convirtió —
probablemente por sus características iconográficas— en una religiosa dominica. El
estudio del informe de la inspección nos revela: “Las craqueladuras no se ven en el
hábito, ni en las zonas de la capa ni mucho menos, en la cartela”. Este estudio nos
permite observar que hay una segunda capa pictórica posterior a la del rostro, manos y
corona. Por lo tanto, el hábito se repintó de color blanco grisáceo, a pesar de que no se
aprecian restantes de pintura color pardo (color original del hábito de las monjas
brígidas). En cambio, en la corona se observan restos de pintura de color negro, lo que
quiere decir que se ocultó la toca y se repintó de negro. Afirma la maestra Arroyo:
En la fotografía de detalle, los restos de pintura negra se aprecian como pequeños puntos que
invaden las bandas y círculos del gorro. Es posible que todo el velo haya sido recubierto por la
pintura negra, en las imágenes infrarrojas vemos una zona de repinte plasmada con pinceladas
muy gruesas y descuidadas en el velo del lado izquierdo del rostro. Este repinte se extendió
por el hombro izquierdo.12
Lo anterior puede observarse en la imagen donde se valoran los restantes del
color negro en la corona, en las bollas rojas (SB049) (NE130VIS039). Del mismo
modo, se contemplan residuos de color negro en la capa de la religiosa, lo que
podemos apreciar en la imagen fotográfica de la religiosa (SB050) (NE130VIS033).
Es algo poco visto en la iconografía de los hábitos de monjas de la orden de Santa
Brígida, pues se asoman las mangas del vestido de color blanco y dos botones.
11 Sin tomar muestras físicas de la pintura las cuales son procesadas en el Laboratorio de Diagnósticos de Obras de Arte (LDOA). 12Esla Arroyo, et al., op. cit., p. 13.
En el caso de la pintura de Sor Ignacia, a simple vista se aprecian dos botones,
pero ya con la intervención de la lámpara ultravioleta se deslumbran cuatro.
Asimismo, “tiene una empuñadura de cuatro perlas y no sólo de dos perlas, como se
ve a simple vista”13
(imagen SB051) (NE139 UVL 007). Si se colocan juntas las
imágenes de luz normal con la de UV, nos daremos cuenta de que hay cuatro perlas.
Ahora bien, no debe descartarse la posibilidad de que se trate de un pentimenti, donde
la manga originalmente era más ancha.
La cartela de la obra es sin duda una adición del siglo XX. Está compuesta de
un fondo amarillo y se ven trazadas unas líneas de márgenes con lápiz sobre ella. Se
dibujaron las letras con el mismo lápiz y se rellenaron con pintura negra, imitando el
trazo colonial.14
Nos comenta Arroyo: “de la cartela vemos un comportamiento
distinto al resto del cuadro. Se trata de una película lisa y homogénea; está
sobrepuesta sobre el original con una consistencia diferente”.15
Las alteraciones mencionadas me llevan a pensar que efectivamente esta obra
de arte sufrió alteraciones. Todo indica que originalmente fue pintada una monja
brígida y posteriormente se alteró su originalidad para darle otra historia,
convirtiéndola en monja dominica. Yo, en primera instancia, pensé que la obra de arte
fue alterada intencionalmente, es decir, retocada y pintada para convertir al personaje
en monja brígida y así completar una colección de las diferentes órdenes de monjas
que se establecieron en la Nueva España (ver imagen SB021, que ilustra a las
diferentes órdenes religiosas en la Nueva España).
Uno de los argumentos fue que el historiador de arte Gonzalo Obregón logró
reunir cuarenta y tres ejemplares de retratos de monjas de diferentes órdenes, todos
pertenecientes al periodo novohispano. En la colección, se encuentra el cuadro aquí
13 Esla Arroyo, et al., op. cit., p, 11. 14Ibíd., p. 21. 15 Ibíd., p. 21.
analizado. Afortunadamente, dicha colección llegó a las manos de doña Carmen
Romano de López Portillo, quien adquirió la compilación por medio de la Secretaría
Particular de la Presidencia y la donó al Museo Nacional del Virreinato.16
Obregón,
durante su búsqueda para reunir retratos de monjas, localizo esta pintura y
probablemente —como buen historiador— al analizar la imagen encontró en la
cabeza de la religiosa restos de pigmentos de rojo óxido de hierro, y a sabiendas de
que las monjas brígidas portan una corona con gotas rojas, ciertamente decidió
restaurar la obra devolviendo su originalidad. Por ello, recupera los atributos de la
iconografía de la vestimenta de la orden de Santa Brígida al incorporar la pintura a la
colección. En el bastidor del cuadro, por la parte trasera, en la cabeza superior se lee,
con letras manuscritas: Gonzalo Obregón.17
Esto confirma que efectivamente fue
parte de la colección de Obregón. El la imagen SB052 (NE139VIS054) se observa el
manuscrito.
Agregaría que el retrato de sor María Ignacia del Espíritu Santo ha sido
utilizado por especialistas de monjas en diversos textos para representar la orden de
Santa Brígida en la época virreinal.18
Podría sugerir que se incorporen al inventario
del Museo Nacional del Virreinato dos obras resguardadas en las bodegas del
MUNAL y del Museo de Historia (SB022 y SB024), lo que permitiría ampliar la
colección sobre monjas Brígidas de la Nueva España. Lo anterior traería como
resultado que los futuros estudiosos del tema de monjas pudieran encontrar la
16
Alma, Montero Alarcón, op. cit., p. 21. 17
Esla Arroyo, et al., op. cit., p, 7. 18
Localicé algunos textos que utilizan la imagen de Sor María Ignacia del Espíritu Santo para
representar a la orden del Santo Salvador (Santa Brígida), como Amerlinck de Corsi, María
Concepción y Manuel, Ramos Medina, Conventos de Monjas Fundaciones en el México virreinal,
México, Grupo Condumex, 1995, p. 130; Castello Yturbide, Teresa y María Josefa Martínez del Río
de Redo, Delicias de Antaño, Historia y recetas de los conventos Mexicanos, México, OCEANO,
Grupo Financiero BBVA, Americo Arts Editors, 2000, p. 126; Muriel, Josefina y Anne Sofie,
Crónicas del convento de Nuestra Señora de las Nieves, México, UNAM, 2001, p. 231; Pintura
novohispana. Museo Nacional del Virreinato. Tepozotlán. Tomo III, México, CONACULTA / INAH,
1994, p. 163.
colección completa de esta orden durante la época novohispana, con tres obras
fidedignas correspondientes a la orden del Santo Salvador.
El reverso de un cuadro de monjas
Entre las obras artísticas localizadas de la orden de Santa Brígida, encontramos la
pintura de la hermana María Tomasa de San Gabriel (imagen SB022). Se trata de una
pintura de fondo liso, de color pardo oscuro. Este retrato representa a una religiosa de
velo negro de cuerpo completo. Ella medita en su lectura. En la parte inferior, aparece
una cartela con los datos de la monja. Me parece sorprendente encontrar en la parte
trasera del lienzo la imagen de un ángel. Es común hallar en las pinturas del siglo
XVIII bosquejos en el reverso de los cuadros. Se dice que este tipo de imágenes
tienen la función de proteger la pintura. En otras palabras, este tipo de cuadros
pintados al reverso poseen una intencionalidad y se compenetran en el propio ser de la
retratada. Al reverso de la imagen SB052, se aprecia un ángel bosquejado que flota
sobre las nubes vestido con una túnica de color verde con un listón atravesado sobre
su talla. Sus manos señalan el cielo y la tierra. Me detengo en este hecho porque es
probable que el artista haya establecido una relación entre el nombre de la religiosa
(María Tomasa de San Gabriel) con el arcángel San Gabriel, símbolo del amor puro y
de la virginidad.
Concluyo que las pinturas al reverso no son simples casualidades, ya que
poseen un "poder" simbólico muy personal. Estos tipos de cuadros se mandaban
pintar a propósito desde el principio para proteger a la retratada.
Bibliografía
Arroyo Esla et al., Informe de la inspección de la obra: Sor Ignacia
del Espíritu Santo, México, Laboratorio de Diagnósticos de Obras de Arte,
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, s.l. , s.e., 2009.
Libro Primero de Ingresos, Tomas de Hábitos y Profesiones de las Religiosas de
Nuestra Madre Santa Brígida, México, s.l. , s.e.1743.
Montero Alarcón, Alma, Monjas coronadas Profesión y muerte en Hispanoamérica
virreinal, México, Museo Nacional del Virreinato, CONACULTA, INAH,
Asociación de Amigos del Museo Nacional del Virreinato, Plaza y Valdés,
2008.
Ilustración
SB015 Hermana María Ignacia del Espíritu Santo, monja Brígida de velo
negro Anónimo, 95 X 76 cm, Óleo sobre tela, Museo Nacional de
Virreinato. Fuente : Pintura novohispana. Museo Nacional del
Virreinato. Tepozotlán. Tomo III, México: CONACULTA / INAH,
1994, p. 163, fig, No. de inv.: 10-168050.
SB016 Seis retratos de Monjas de velo negro del convento de santa Brígida en
la Nueva España.
SB019 Hermana sor María Lugarda, Anónima, Siglo XIX, 73.5 x 54 cm,
Óleo sobre tela. Fuente: Pintura novohispana, Museo Nacional del
Virreinato. Tepozotlán. Tomo II, México: CONACULTA / INAH,
1994, p. 153, fig, No. de inv. : 10-54073.
SB020 Detalles del retrato de la hermana María Ignacia del Espíritu Santo,
monja Brígida de velo negro Anónimo, 95 X 76 cm, Óleo sobre tela,
Museo Nacional de Virreinato.
SB021 Indumentaria de las monjas Novohispanas, Anónimo, Siglo XVIII,
Óleo sobre tela, 134.5 x 104 cm, Museo Nacional del Virreinato.
Fuente: Pintura novohispana, Museo Nacional del Virreinato.
Tepozotlán. Tomo III, México: CONACULTA / INAH, 1994, p. 165,
fig. No.de inv. : 10-168051
SB022 Hermana madre María Tomasa de San Gabriel (1744-1821), Anónimo,
1.73 x 100, Óleo sobre tela, Siglo XVIII. Fuente: Procedencia
inmediata Pinacoteca Virreinal, Museo Nacional de Arte Número de
inventario: 3035. Fotografía tomada por Marlene Chaput.
SB024 Hermana de la orden de Santa Brígida, monja de velo negro,
Anónimo, 65 x 50 cm, Óleo sobre tela. Fuente: Museo de Historia.
Fotografía tomada por Marlene Chaput.
SB047 Hermana María Ignacia del Espíritu Santo, monja Brígida de velo
negro Anónimo, 95 X 76 cm, Óleo sobre tela, Museo Nacional de
Virreinato. Fuente: Fuente : Pintura novohispana. Museo Nacional del
Virreinato. Tepozotlán. Tomo III, México: CONACULTA / INAH,
1994, p. 163, fig, No. de inv.: 10-168050 y NE139 UVL 011, Eumelia
Hernández, LDOA-IIE, 2009.
SB048 Hermana María Ignacia del Espíritu Santo, monja Brígida de velo
negro Anónimo, 95 X 76 cm, Óleo sobre tela, Museo Nacional de
Virreinato. Fuente: NE139VIS026 y NE139 VIS 028, Eumelia
Hernández, LDOA-IIE, 2009.
SB049 Hermana María Ignacia del Espíritu Santo, monja Brígida de velo
negro Anónimo, 95 X 76 cm, Óleo sobre tela, Museo Nacional de