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Historia conceptual como filosofa poltica
Giuseppe Duso
Para Sandro Biral
1. EL PROBLEMA
El debate sobre los conceptos de la vida poltica y social, en
relacincon su determinacin y con el mbito histrico en que son
significativos yaplicables, ha conquistado hoy una relevancia
fcilmente perceptible. As, seha difundido una atencin crtica cuyo
sntoma es, por ejemplo, el uso cadavez ms raro del trmino Estado
para referirse a la polis griega o a la filosofapoltica de Platn o
Aristteles, o el del sociedad del medievo para referirse alas
presuntas relaciones exclusivamente sociales carentes de contenido
polti-co. Anlisis de historia de los conceptos acompaan tambin
muchos trabajoscientficos sobre temticas sociales y polticas. Sin
embargo, no es un asuntosencillo entender qu se quiere decir con
historia de los conceptos o historiaconceptual, y a qu se apunta o
cmo se organiza el trabajo que tales expre-siones pretenden
explicar. Puede tambin parecer que, refirindonos a
laBegriffsgeschichte especficamente alemana, delineada a partir de
los trabajosde Otto Brunner, Werner Conze y Reinhart Koselleck, los
autores que handado vida al Geschichtliche Grundbegriffe1, diversos
autores, que tienden aproducir historia de los conceptos, se
mueven, en realidad, en un planobastante diverso, si no enteramente
opuesto.
El significado de la Begriffsgeschichte se ha ido clarificando
en unaserie de trabajos y en un largo debate2. Respecto a tal
clarificacin parece til
1 Geschichtliche Grundbegriffe. Historisches Lexicon zur
politisch-sozialen Sprachein Deutschland, hrsg. von O. BRUNNER -W.
CONZE -R. KOSELLECK, Stuttgart, Klett Cotta, 1972-1992 (en adelante
GC o Lexicon. Para una presentacin de la obra, cf. mi nota
HistorischesLexicon e storia dei concetti, Filosofa poltica, 1994,
n. 1. pp. 109-120.
2 Para una informacin sobre este debate, reenvo al lector al
ensayo de S. CHIGNOLA,Storia concettuale e filosofia politica. Per
una prima approssimazione en Filosofia politica,1990, n. 1. pp.
5-36, y Storia dei concetti e storiografia del discorso politico,
Filosofia politica,1997, n. 1. pp. 99-124.
Res publica, 1, 1998, pp. 35-71
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la confrontacin con la corriente crtica de la historiografa del
discursopoltico especfica de la matriz anglosajona. Esta discusin
encuentra unmomento relevante en el dilogo entre Pocock y
Koselleck, publicado enFilosofia politica, y en los estmulos
procedentes de Melvin Richter en favorde una mediacin entre las dos
posiciones. La intencin de este artculo no esintervenir en este
debate3, sino ms bien ofrecer una respuesta que contempla,por una
parte, un modo de entender y de practicar la historia conceptual, y
deotra, la relacin que un trabajo histrico-conceptual tiene con la
filosofapoltica. Para este fin me refiero a la Begriffsgeschichte
alemana, segn se havenido configurando, no slo en el trabajo y en
la explcita metodologa deKoselleck, sino tambin, de un modo muy
relevante, en una serie de indica-ciones que proceden de las obras
de Otto Brunner. Esta doble referencia nopretende dar paso a un
trabajo analtico que exponga estas posiciones, sinoms bien desea
presentar un modo de entender la historia conceptual que,arrancando
de estos trabajos, se configura alrededor de una
dimensinespecficamente centrada, de modo determinante, en el
aspecto filosfico.
Es mi pretensin, por tanto, explorar una estrecha conexin entre
histo-ria conceptual y filosofa poltica, e incluso su identidad, si
el trabajo histri-co-conceptual se entiende en su dimensin crtica y
radical, y si la filosofapoltica no se entiende como una
construccin abstracta de nuestra mente,que se sintiera autorizada,
como dice Hegel, a no pensar en la realidad(Wirklichkeit) en la que
se dan las relaciones polticas4. Pero la identidadpropuesta quiere
tambin interrogar crticamente aquella filosofa polticaque pretende
desarrollar una reflexin terica sobre la poltica usando
losconceptos sin una determinacin propia, como si fuesen
universales, y portanto significantes de un modo unvoco. Se
intentar demostrar cmo, si selleva a cabo una reflexin, pongo por
caso, sobre el poder, o sobre la demo-cracia, sin que estos
conceptos sean determinados de modo especfico, quese clarificar
como histrico-conceptual no slo se cae en la indetermina-cin y la
confusin, sino, todava ms, en una falta de conciencia crtica delos
conceptos que usamos en nuestra reflexin: de dnde vienen, qu
presu-puestos tienen, cul es su lgica y qu aporas se revelan en
ellos? stas sonverdaderamente las preguntas que una reflexin terica
debe asumir para sertal, segn mi opinin.
3 La discusin entre Pocock y Koselleck, y por tanto el encuentro
de historia de laideas y de historia conceptual, ha sido favorecida
por los trabajos de M. RICHTER, cuyo fruto es elvolumen The History
of Political and Social Concepts. A Critical Introduction. New Tork
andOxford, Oxford University Press, 1995. Sobre la dificultad de
encontrar un plano homogneoentre las diversas estrategias de
investigacin abiertas por estas dos metodologas, cf.
Chignola,Storia dei concetti e storiografia, op. cit. p. 115.
4 G.W.F-HEGEL, Fundamentos de la filosofa del derecho, de.
espaola de CarlosDaz, Libertarias, Madrid 1995, Prefacio. p. 6.
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En todo caso, la relacin entre historia conceptual y filosofa
poltica nopuede hacerse al margen de investigaciones materiales
sobre el lxico polticoeuropeo. En el mbito de la propuesta que
pretendo presentar, tales materialesno deben ser el correlato
histrico til para una reflexin filosfica, sino queconstituyen un
todo unitario con esta ltima. Esto puede parecer extrao a laluz de
la distincin, acadmicamente consolidada y justificada por
fuentesautorizadas, entre disciplinas histricas y disciplinas
tericas, entre historiadel pensamiento poltico e historia de la
filosofa poltica de una parte, yfilosofa poltica por otra. Pero ms
all de su aparente obviedad, debe serproblematizada la posibilidad
de un conocimiento histrico autnomo y obje-tivo, tanto como una
reflexin terica que reflexiona sobre modelos y quepueda comparar en
un plano unitario todo aquello que le ofrece el conoci-miento
histrico. Cuando se tiende a determinar la filosofa poltica como
unplano terico, en el que se pueden confrontar y evaluar las
producciones delpensamiento poltico que se han dado en la historia
(p.e. la polis de Aristteles,la commowealth de Hobbes, el Estado de
Hegel), en realidad los conceptospolticos modernos cristalizan y su
validez se extiende a universal. De estemodo, en mi opinin, no se
tiene filosofa, en el sentido de una radicalproblematizacin propia
del trmino en sus orgenes griegos (pinsese en losDilogos de Platn),
sino ms bien teora, en el sentido de construccinterica, que, con
sus distinciones claras y distintas, tranquilizadoras del
pen-samiento, tiende a eliminar propiamente la pregunta filosfica y
el sentido delo admirable (del thaumazein) que suscita una pregunta
en el interior de loque parece obvio5. La aproximacin
histrico-conceptual al problema polti-co, en la propuesta que
avanzo, cuestiona bsicamente las dos vas de anli-sis, aquella
terica (que se basa en realidad sobre los conceptos
histricamen-
5 Pinse, por ejemplo, en la distincin, corriente en la filosofa
poltica como discipli-na, que se da entre el par de adjetivos
opuestos descriptivo y prescriptivo, que es tpica de losdiversos
modos de entender la filosofa poltica, y alude a un plano de la
realidad, histrica ocientficamente descriptible, y a uno de la
idea, filosfico por tanto, en el cual se avanzan normaso
indicaciones sobre qu hacer. Tal distincin pretende despus ser
vlida para clasificar lasobras y el pensamiento del pasado,
decidiendo el plano en el que se colocan. A este propsitomerece la
pena subrayar que tal distincin tiene en su base un modo moderno de
entender laescisin de idea y realidad, de hecho y valor, y no
aparece aplicable a los griegos (prubese aplantear la pregunta de
si el pensamiento poltico de Aristteles tiene un carcter
descriptivo oprescriptivo) ni a filsofos modernos como Hegel (la
Filosofa del derecho, es descriptiva oprescriptiva?). No slo, pero
lo que se pierde en esta distincin es propiamente lo filosfico,
unainterrogacin radical sobre la realidad y su sentido de la
relacin entre los hombres, que no esreducible ni a una realidad
emprica objetivamente determinable, ni a una serie de
normasconstruidas por el propio pensamiento en un pretendido
espacio de autonoma y de coherencia.La prctica de una reflexin
filosfica sobre la realidad humana se substituye por una
construc-cin terica que es, desde luego, resultado de un modo
moderno de entender la poltica.
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te determinados) y aquella slo histrica (que implica en realidad
conceptosde los que es necesario dar una razn).
La presente reflexin quiere entonces detenerse sobre el trabajo
yarealizado hasta ahora sobre los conceptos polticos y, a la vez,
avanzar unapropuesta de discusin sobre el significado y sobre la
estructura de la filoso-fa poltica y de su prctica hoy. La
dificultad, que conviene advertir, consisteen que esta reflexin es,
en buena medida, slo sobre el trabajo concretohistrico conceptual:
puede aparecer como slo metodolgica y comparte,por eso, la
dificultad terica propia de todo discurso sobre el mtodo, de
todaintroduccin. Si un trabajo histrico conceptual fuese riguroso,
como yopienso, se mostrara su rigor en el trabajo en acto, en su
fuerza demostrativa,en su dimensin crtica, y no tanto en un
discurso que afirma su importanciay su necesidad6. En suma, tal
reflexin no puede ser leda ms que en estrecharelacin con los
trabajos ya realizados sobre conceptos y sobre pensadorespolticos.
Esto vale tambin para la Begriffsgeschichte alemana y para
laindicaciones de Brunner y Koselleck: no tienen valor por s
mismas,desencarnadas del trabajo concreto (histrico?) de ambos
autores.
2. LOS CONCEPTOS TIENEN UNA HISTORIA?
Siguiendo algunos trabajos de Koselleck y de Brunner se puede
hacer elintento de precisar el sentido de la Begriffsgeschichte en
una direccin quemuestre hasta qu punto algunos modos hoy habituales
de impulsar la historiade los conceptos resultan extraos a aqulla.
Una primera aproximacin,aunque pueda parecer paradjica, si bien
resulta esencial para el planteamien-to del problema, es aqulla,
expresada varias veces por Koselleck, de que losconceptos no tienen
historia7. Esta afirmacin no se apoya slo sobre la ideafilosfica,
ya expresada por Nietzsche y reclamada tambn por Koselleck, deque
definible es aquello que no tiene historia8. Sino tambin sobre la
claraconciencia de que son justamente los conceptos los que
permiten recoger enun contexto la multiplicidad de una experiencia
histrica. Esta funcin delconcepto, junto a aquella que
posteriormente reconoceremos como su
6 Como se puede fcilmente entender, tambin tal caracterstica es
comn al trabajohistrico y a la estructura propia del pensar
filosfico.
7 Begriffe als solche haben keine Geschichte. Sie enthalten
Geschichte, haben aberkeine; esto es lo que dice R. KOSELLECK,
Begriffsgeschichtliche Probleme derVerfassungsgeschichtsschreibung,
in Theorie der Geschichtswissenschaft und Praxis
desGeschichtsunterrichts, hrgs. von W. CONZE, Stuttgart, Klett,
1972, p. 14.
8 Cf. Storia dei concetti e storia sociale, en Futuro passato,
Genova, Marietti, 1986,p. 102 (ed. or. Vergangene Zukunft. Zur
Semantik geschichtlicher Zeiten, Frankfurt a. Main,Suhrkamp,
1979).
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39Historia conceptual como filosofa poltica
historicidad, esto es, el hecho de que el concepto obtiene un
significadoconcreto en relacin con un determinado contexto, impide
que exista unahistoria del concepto. Los trabajos que se mueven en
el horizonte en el que lahistoria de los conceptos se reduce a una
descripcin de los cambios histri-cos experimentados por los
conceptos en el tiempo, implican, de una parte, eltiempo histrico,
con su cambio, y de otra, paradjicamente, una identidaddel concepto
que cambia. Histrico sera el cambio, pero la identidad delconcepto
es racional, esto es, configura aquel sustrato que permite el
cambiode las diversas declinaciones histricas. De otro modo, se
tendra un conceptouniversal, valido en s, y por tanto indeterminado
segn el contexto, plantea-miento que sera radicalmente diferente
del de la historia conceptual9.
Con frecuencia, cuando se atribuyen cambios histricos a los
concep-tos, nos encontramos en realidad frente al nacimiento de
nuevos conceptosque usan para comunicarse viejan palabras, ya
conocidas. Esto sucede, porejemplo, con palabras que son
significativas para el modo moderno de enten-der la polltica.
Palabras como sociedad, Estado, soberana, pueblo,economa el elenco
podra continuar se pueden encontrar en contextoslingsticos
anteriores a la ciencia poltica moderna, en los que
designanrealidades diversas. Por ejemplo, el trmino societas, que
para una largatradicin del pensamiento se ha referido a la
comunidad de los hombresfundada sobre la politicidad de la
naturaleza humana, viene a usarse en elmoderno jusnaturalismo para
indicar una realidad que se basa en el presu-puesto del individuo y
de su papel fundamental en la construccin del cuerpopoltico, el
cual, una vez constituido, hace posible la relacin entre los
hom-bres nicamente gracias a la constitucin del poder poltico y de
su ejercicio,y por tanto, nicamente en virtud de una concepcin que
entiende comoactuar poltico el actuar pblico de quien ejercita el
poder para todos10. Aquno asistimos tanto a la modificacin histrica
de un concepto eterno, comoaquel de sociedad, sino ms bien al
nacimiento de un concepto que obtienesu significado determinado en
relacin con la poca moderna y con un
9 No es la identidad del concepto lo que permite la unificacin
de pasado y presente, delo moderno y de lo que le precedi. El
problema de la comunicacin con las experienciaspasadas, sobre todo
con aquellas que se dan en un contexto diferente de lo moderno, es
unproblema que el propio Koselleck plantea, justo contra Brunner.
Acerca de este problema, vaselo que diremos despus.
10 Reenvo, para la clarificacin de este ejemplo, a mi ensayo
Sulla genesi del moder-no concetto di societ: la consociatio in
Althusius e la socialitas in Pufendorf, en Filosofiapolitica, 1996,
n. 1. pp. 5-31.
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40 Giuseppe Duso
contexto conceptual muy complejo11. Lo mismo se puede decir para
los otrostrminos anteriormente referidos: pueblo, economa,
soberana, Estado. Sonusados todava como palabras, pero los
conceptos que esas palabras comuni-can son nuevos: podemos
apropiarnos de ellos nicamente si desmontamosuna forma milenaria de
pensar el hombre y la poltica.
Podemos deducir entonces que historia de los conceptos es una
expre-sin equvoca, que nos puede extraviar, y slo por pereza
intelectual podemostranquilizarnos con este trmino continuamente
usado. Por eso mismo sehace necesario de nuevo su clarificacin12.
Una de las caractersticas de laBegriffsgeschichte, derivada de lo
dicho, consiste en que la historia concep-tual no es historia de
las palabras, historia de los trminos. A veces, palabrasdiversas se
refieren a un mismo contenido, mientras, como hemos visto, lamisma
palabra se refiere a realidades diversas, que no pueden formar
parte deun horizonte conceptual comn. Koselleck excluye adems una
posibilidad,que alguien podra adscribir a la historia conceptual, a
saber, que laBegriffsgeschichte sea historia del lenguaje. No lo
es, ni siquiera como partede una historia social global13. Ms bien,
ella se ocupa de la terminologapoltico-social, relevante para la
experiencia que est en la base de la historiasocial14. Se confirma
entonces que los trabajos que se reducen a una historiade las
palabras (a veces, tambin los ensayos contenidos en el GG
parecencorrer este riesgo) no son historia conceptual, segn el modo
de entender laBegriffsgeschichte que profesan sus propios
fundadores15.
11 De tipo diverso es el cambio que el trmino de sociedad civil
sufre entre el XVIII yel XIX, cuando, en contraposicin al trmino de
Estado, indica la realidad pre-poltica yapoltica de las relaciones
humanas. Mientras el concepto jusnaturalista de societas civilis
sepuede abrir camino en tanto priva de validez un modo anterior de
entender el hombre y lasociedad, esta nueva aceptacin de sociedad
civil contrapuesta al Estado tiene su base propia-mente en aquella
construccin de la societas civilis que nace con el
jusnaturalismo.
12 Cf. KOSELLECK, Begriffsgeschichtliche Probleme, cit. p. 14.13
Esto es, en mi opinin, importante para un debate sobre la historia
conceptual y su
relacin con la historia constitucional. Ms all del modo en que
tal relacin pueda ser determi-nada, es preciso afirmar que la
historia conceptual no es una parte que hay que sintetizar con
lasotras en una historia social global, que se extienda a la
totalidad. Si la estrecha relacin queintentar demostrar entre
historia conceptual y filosofa poltica es verdadera, entonces
estaltima no es una parte de las ciencias del espritu, que haya que
poner al lado de otras disciplinasy a los procesos econmicos y
sociales para una reconstruccin global de la historia, sino quesale
al encuentro de la historia social en el punto ms elevados de los
conceptos que la hacensignificante y que permiten su propia
formacin.
14 Cf. KOSELLECK, Storia dei concetti e storia sociale, cit. p.
92.15 Para el modo en que se piensa en este ensayo la historia
conceptual, las referencias
son muy limitadas y determinadas, considerando slo algunos
trabajos que estn en la base de losGG.
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41Historia conceptual como filosofa poltica
Esto incluso puede llevar consigo un cierto desinters por la
palabra: loque importa es entender el concepto que se expresa a
travs de aquellapalabra. Tal deseinters se puede rastrear en
Brunner, que ha sido acusado,incluso por el mismo Koselleck, de
querer permanecer rgidamente fiel allenguaje de las fuentes, como
lenguaje diferente del nuestro, hasta el punto dehacer imposible el
trabajo del historiador16. En muchos de sus ensayos sepuede ver que
a menudo estamos obligados a usar palabras en las que se
hansedimentado significados conceptuales modernos. Esto sucede para
muchaspalabras utilizables en el trabajo histrico. Importa entonces
tener concienciade la especficidad de los conceptos modernos
connotados por una palabra yde su falta de relacin con otros
contextos diferentes de los a ella pertinentes.El problema no es
terminolgico, sino conceptual: para entender estos con-textos
debemos tener conciencia de que a ellos resulta inaplicable la
estructu-ra conceptual moderna17. No es, por ejemplo, relevante
usar las expresionesestado estamental o sociedad estamental para la
situacin precedente alEstado moderno, con tal de que se entienda
que no pueden valer las nocionesde Estado y sociedad como
contrapuestas y relacionadas entre s, esto es,como el conjunto de
las instituciones polticas, por una parte, y de las relacio-nes no
polticas, por otra. Brunner recuerda oportunamente que la
realidadque se indica con Estado estamental se encuentra todava en
el interior de uncontexto conceptual en el que la societas civilis
o civitas o respublica quetraduce la koinonia politik y que, por
tanto, es poltica se contrapone noel Estado, sino la esfera del
oikos, o sociedad domstica; y las disciplinas quese refieren a esta
realidad, la poltica y la economa, son ambas dos discipli-nas ticas
y constituyen la ciencia prctica (a veces junto con la
monstica)18.Y es preciso aadir que todas estas esferas sobre las
que reflexiona la tica,aquella individual, la de la casa, y la de
la respublica, estn sealadas por unadoctrina de la seora
(Herrschaft), del rey en la respublica, del padre de
16 Koselleck ha vuelto continuamente sobre esta crtica: vase
como ejemploBegriffsgeschichtliche Probleme, cit. p. 13, y el
ensayo Una risposta ai commenti suiGeschichtliche Grundbegriffe, en
Filosofia politica, diciembre 1997, pp. 383-393. La crticade
Koselleck a Brunner est ligada al problema de la posibilidad y del
significado de nuestrarelacin con las fuentes; sobre ello
volveremos pronto.
17 Cf. por ejemplo O. BRUNNER, Land und Herrschaft, Wien, 1939,
tr.it. Terra e potere acura di G. Nobili Schiera C. Tommasi,
Giuffr, Milano, 1983, el captulo sobre Estado,derecho,
constitucin.
18 Cf. I diritti di libert dellantica societ per ceti, en Per
una nueva storiacostituzionale e sociale, trad. di P. Schera, Vita
e pensiero, Miln, 1968, p. 202. Este exto traducemuchos ensayos
aparecidos en Neue Wege der Verfassungs- und Sozialgeschichte,
Vandenhoeck& Ruprecht, Gttingen, 1968.
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42 Giuseppe Duso
familia en la casa y de la razn sobre los instintos19. En este
contexto nopuede entonces valer ni un concepto de sociedad en tanto
privada de imperium,ni un concepto de Estado caracterizado por el
poder moderno o la soberana,con la consiguiente nocin de monopolio
de la fuerza. Una vez que secomprende esto, que se tiene conciencia
de los contenidos que estn sedimen-tados en la palabra que se usa y
del mbito de su aplicabilidad, pierderelevancia el uso del trmino
sociedad para indicar la diversa realidad de lasociedad
premoderna.
Tenemos que referirnos a la conocida definicin que Koselleck
ofrecedel concepto y de su relacin con la palabra: una palabra se
convierte enconcepto cuando toda la riqueza de un contexto
poltico-social de significa-dos y de experiencia, en el que y por
el que se usa un trmino particular, entraen su totalidad en aquella
misma y nica palabra. Los conceptos son enton-ces concentrados de
plurales contenidos semnticos y, en ellos, se identifi-can tanto
los significados como lo que significan, en cuanto la
multiplicidadde la experiencia histrica viene expresada justo a
travs del significado delconcepto20. El concepto tiene entonces que
ver con la realidad histrica, conla realidad de las relaciones
humanas, con la historia social. La afirmacin deque los conceptos
no tienen historia, no lleva consigo que las palabras,
comoportadoras de conceptos, produzcan de forma autnoma, mediante
una simpleoperacin intelectual, nuevos significados. La historia
conceptual nace en elseno de la historia social o de la historia
constitucional, y est atenta a lasestructuras de los grupos
humanos, a su constitucin.
3. HISTORIA CONCEPTUAL E HISTORIA SOCIAL
En la visin de la Begriffsgeschichte, al menos en una primera
aproxi-macin, los conceptos resultan ligados a una determinada poca
histrica,emergen en un contexto histrico y son al mismo tiempo
necesarios para lacomprensin del mismo. Son ndicadores de los
cambios y de las transforma-ciones sociales y vienen entendidos
correctamente en cuanto son introducidosen las estructuras sociales
en las que actuan21. Historia conceptual e historia
19 Como indicar en lo que sigue, este contexto est caracterizado
por una teora delgobierno, que no slo no puede ser identificado con
el poder, sino que impide justamente pensaren una relacin como la
especficamente moderna de poder.
20 Storia dei concetti e storia sociale, cit. p. 102. A causa de
este significado delconcepto y de la relativa homogeneidad de los
procesos sociales y de los modos de pensar que setienen en la
tradicin europea, se puede comprender cmo, a pesar de existir
intereses especfi-cos en el anlisis de los lenguajes sociales y
polticos de las diferentes reas lingsticas, existantambin historia
comunes y comuncables: por eso tiene para nosotros un gran
relevancia laempresa de los GG.
21 Idem, p. 95.
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43Historia conceptual como filosofa poltica
social aparecen as como complementarias. Pero en las
indicaciones sobre losaportes que la historia conceptual ha
ofrecido a la historia social y las venta-jas reunidas por la
primera, Koselleck ilumina el aspecto de la historia con-ceptual
que ya apareci con motivo del posicionamiento de Brunner enrelacin
con las fuentes. Una primera operatividad crtica de
laBegriffsgeschichte dice Koselleck ha sido la crtica a una
aplicacininadvertida al pasado de expresiones propias de la vida
constitucional22. Lareferencia directa es aqu un ensayo de 1961 de
Bckenfrde23, pero se deberecordar que, en la base de tal
conciencia, se halla el trabajo de Brunner, tal ycomo haba
aparecido en Land und Herrschaft y en el ensayo metodolgicoen el
que recoge sus resultados, El moderno concepto de constitucin y
lahistoria constitucional del medievo24. Aqu resulta evidente que
la compren-sin del medioevo consiste, de una parte, en la
interpretacin correcta ypenetrante de las fuentes, y de otra, en el
conocimiento de la situacincientfica contempornea: ms precisamente,
en la conciencia de hasta qupunto la problemtica cientfica que se
orienta al pasado se ha formado apartir de una serie de nexos y de
un modo de entender la constitucin que sontpicos de la edad
moderna. El aparato conceptual de los estudios de laconstitucin
medieval, preado de conceptos como soberana, poder esta-tal, lmites
del poder, pueblo del Estado, distincin entre lo pblico y
loprivado, ha originado pseudoproblemas y ha hecho imposible la
compren-sin del medioevo.
Si se reflexiona sobre este ensayo de Brunner, se puede decir no
sloque, por acercarnos a un contexto diferente del nuestro, es
necesario entenderbien las fuentes y conocer nuestro aparato
cientfico, sino tambin que lainteleccin de la fuentes es posible
slo si tenemos conciencia de la determi-nacin y de la epocalidad
que caracteriza a las palabras que usamos. Estaconciencia puede
llevarnos ms all de los significados sedimentados en eltrmino en
este caso especfico, el de constitucin, para poder entenderuna
realidad que se estructura de modo diverso a la moderna. Esto nos
lleva auna conclusin, que puede parecer paradjica, pero que a m me
parece elncleo ms esencial de la historia conceptual: no es posible
entender elpensamiento y la realidad medieval, como la griega, sin
llevar a trmino unanlisis crtico de los conceptos modernos, sin
haberlos estudiado. En casocontrario sucede que la ms diestra
filologa, teniendo que usar trminosmodernos, se comporta
acrticamente respecto a su propio aparato concep-tual, en modo
subrepticio, produciendo un maletendido radical de las fuentes
22 Idem, p. 98.23 E. W. BCKENFRDE, Die deutsche
verfassungsgeschichtliche Forschung im 19
Jahrhundert. Zeitgebundene Fragstgellungen und Leitbilder,
Berln, 1961.24 Tr. it. en Per una nuova storia constituzionale,
cit. pp. 1-20.
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44 Giuseppe Duso
aunque estn filolgicamente analizadas. Pinsese, por ejemplo, en
el usode trminos como Estado, soberana, poder, mando, ley, que son
usados enlas traducciones de las obras de Aristteles, o pinsese
hasta qu punto pesanlos significados modernos de pueblo o de
democracia en las aproximacionesal problema de la democracia en
Aritteles o en Grecia.
La relacin de los anlisis conceptuales con la historia social
global hasignificado, para Koselleck, una segunda ventaja: la
crtica a la historia delas ideas y su tendencia a presentarlas como
grandes constantes aptas paraarticularse en figuras histricas
diversas, sin modificar su ncleo. La historiade las ideas se
constituye segn el modo que algunos tienden a atribuir a lahistoria
de los conceptos, como si stos fueran universales, eternos,
idnticosa s mismos, declinndose luego en figuras histricas
diversas. Para dar unejemplo, podemos referirnos a un uso muy
amplio, que reconoce en el con-cepto de Estado, en cuanto dimensin
poltica universal de los hombres,diversas configuraciones
histricas, como la polis, el imperio medieval, laciudad-Estado, el
estado estamental y el Estado moderno. De esta forma, noslo el
concepto universal amenaza con ser totalmente indeterminado, y
porlo tanto, con ser una imagen confusa y no un concepto, sino que
an ms, talhistoria de la ideas, de forma consciente o no, entiende
el concepto segn lasdeterminaciones que tiene en la poca moderna, y
despus lo proyecta haciaatrs en otros contextos, falsificndolo
totalmente25.
Una crtica a una historia del espritu o de la cultura,
desencarnada deuna historia social global, se tiene muy
explcitamente en Brunner, quienindica cmo la autonoma de tal
historia slo puede ser entendida sobre labase de la separacin del
espritu y de la realidad, del ser y del deber ser, deidea y
sociedad, de factores ideales y de factores reales. Pero tales
separacio-nes son, una vez ms, el producto de conceptos
relativamente recientes ytienen en su base la distincin de idea y
realidad propia de algunas posicionesinaugurales de la filosofa
moderna. En este contexto se pueden declinar tesisidealistas, que
hacen de la realidad expresin de la idea, o tesis materialistas,que
hacen de la idea expresin de la realidad26, pero ambos tipos de
tesis soninaceptables si se tiene en cuenta su origen y el hecho de
que realidad yespritu son abstracciones. Debemos tener presente
todo esto cuando se dice
25 En el ejemplo del texto, que tiene en cuenta ya sea el uso
comn del lenguaje, ya seantrabajos cientficos o histricos, el
concepto universal de Estado lleva consigo el concepto depoder,
como relacin formal de mando y obediencia, tpico del modo moderno
de entender lapoltica, y con esto se pretende entender realidades
como aquella de la polis o del medioevo, enlas cuales, como he
recordado arriba, el contexto del pensamiento hace impensable este
conceptode poder.
26 Cf. BRUNNER, II problema di una storia sociale europea, en
Per una nuova storiacostituzionale, cit. p. 24.
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45Historia conceptual como filosofa poltica
que los conceptos tienen su significado dentro de la realidad
histrico-social.No se debe dar el primado a una realidad social, en
tanto que verdaderarealidad que las ideas y las ideologas
reflejaran: tal realidad social es, dehecho, una abstraccin
intelectual, y por lo tanto resultado de un objetorecortado de la
realidad global, de unas operaciones posibles slo medianteun
procedimiento ideolgico; la historia social a la que se refiere
Brunner esmucho ms compleja27.
Si es verdad que los conceptos tienen su significado en relacin
con larealidad histrico-social, y la historia conceptual no se
ocupa de los sistemaspolticos producidos por los intelectuales,
sino de los conceptos que tienen suterreno en la vida
poltico-social, es tambin verdad que entre concepto yrealidad
histrica puede no haber una inmediata pertinencia, sino ms
bientensin28, y que su cada o relevancia para la historia
conceptual debe consi-derarse desde la perspectiva de periodos
temporales amplios29. Pero, antes dereflexionar sobre la relacin
entre concepto e historia, debemos preguntarnosqu significa
historia de los conceptos, si los conceptos no tienen
historia.Necesitamos determinar el ncleo de la historia conceptual,
con la concienciade que, al hacerlo, ser todava ms evidente una
modalidad especfica deentender y de preguntar a estos autores
alemanes, ligada a un concreta prc-tica del trabajo
histrico-conceptual.
4. HISTORIA Y CRTICA DE LOS CONCEPTOS MODERNOS
Si el objeto de la Begriffsgeschichte no son los conceptos y su
historia,y si los contextos pasados, como se ha visto a partir de
las indicaciones deBrunner, se pueden entender slo teniendo
conciencia de las determinacionesy de la parcialidad de los
conceptos modernos (esto es, en este nivel deldiscurso de su
aplicabilidad no universal), se puede entonces decir,
quizsresueltamente, que el verdadero centro focal de la historia
conceptual son losconceptos poltico-sociales modernos. En suma, el
problema es ver cundonacen los conceptos polticos que nosotros
usamos, cmo han llegado anosotros, qu contexto epocal y qu
presupuestos encierran, qu funcinrecproca se desarrolla entre
ellos. Lo que caracteriza una aproximacin
27 Para el cruce entre expresiones del pensamiento y procesos
sociales es significativo eltrabajo de P. Schiera, que ha
introducido en Italia los trabajos de Brunner: para la formacin y
latransmisin de las disciplinas cientficas vistas como factores
constitucionales y para su crucecon la historia social y poltica,
cf. P. SCHEDA, Scienza e politica nella Germania dellOttocento,II
Mulino, Bologna, 1987.
28 Cf. KOSELLECK, Storia concettuale e storia sociale, cit. p.
103.29 Este es el caso, como se ver, del jusnaturalismo, que no
identifica un contexto
terico simple entre los otros, sino el ligar de la formacin de
los conceptos modernos.
-
46 Giuseppe Duso
histrico-conceptual a los problemas polticos es la conciencia,
expresadarepetidamente por Brunner, de que el verdadero obstculo
para la compren-sin de los contextos pasados, diversos del nuestro,
es el hecho de que elaparato conceptual que usamos no es universal,
sino condicionado por elnacimiento del mundo moderno: el lenguaje,
el mundo conceptual con elque hoy operamos, deriva de una precisa
situacin histrica, aqulla delnacimiento del mundo moderno y todava
hoy est sustancialmente condicio-nado por ella30. Aqu me parece que
reside el ncleo central de la historiaconceptual, su fuerza y su
propsito. Lo que sigue de esta reflexin puede serconsiderado como
una interpretacin y un desarrollo de esta afirmacin.
Tal conciencia de la necesidad de comprender los conceptos
modernosse encuentra en la Introduccin a la obra monumental
constituida por losGeschichtliche Grandbegriffe, en la que se
colocan en el centro de la investi-gacin los conceptos que, desde
el siglo XVII, llegan hasta nuestra contem-poraneidad. En estos
conceptos se dan transformaciones, cambios, diferen-cias, pero se
permanece sustancialmente en el interior del mismo
horizonteconceptual. El problema central del Lexikon est
constituido por la disolu-cin del mundo antiguo y el surgimiento
del mundo moderno31 y se pretendereconstruir el significado y la
lgica de los conceptos que llegan hasta hoy. Seve aqu la conciencia
de las transformaciones que se dan en ella, y tambin dela
particularidad de nuestra contemporaneidad, que requerira un
trabajo ulte-rior, respecto al cual la historia de los conceptos
modernos es slo un trabajopreliminar. El contexto que se delinea
aqu es, por lo dems, el de los concep-tos que llegan hasta nuestra
contemporaneidad y parten de la disolucin delmundo antiguo. Cuando
advierte Koselleck en el Lexikon se persiguenlas palabras a travs
del mundo antiguo y medieval, esta persecucin no selleva a cabo
segn la lgica de la reconstruccin de la larga historia delconcepto,
sino por el intento de seguir en el mundo pre-moderno32
aquellapalabra que sirve de vehculo al concepto moderno, y eso para
mostrar queella se refiere a un contexto de pensamiento y de
realidad distintos. Laverdadera determinacin del concepto tal y
como llega hasta nosotros se
30 Cf. O. BRUNNER, Cita e borghesia nella storia europea, en Per
una nueva sotiracostituzionale, cit. p. 117.
31 R. KOSELLECK, Einleitung, GG, cit. vol. I, p. XIV.32 Tngase
presente que la palabra pre-moderno, no se refiere a un modo de
considerar
el pasado propio de las ciencias histricas modernas, que, sobre
la base de la determinacinabstracta y moderna de un mbito
discoplinar, valoran la historia precedente como una prehisto-ria
(cf. sobre esto las pginas siguientes), y por eso no implica un
juicio de valor y un itinerarioprefigurado, sino que ms bien quiere
indicar la alteridad de aquel contexto que no es compren-sible
sobre la base hermenutica de los conceptos modernos.
-
47Historia conceptual como filosofa poltica
inicia con aquella edad moderna, en la cual cambia la relacin
del hombrecon la naturaleza, con la ciencia, con la historia33.
No hay por tanto conceptos polticos que atraviesan pocas
diversas yque se connotan en ellas de modo diverso, sino que hay ms
bien poca de losconceptos modernos, en la que los conceptos tienen
una especfica construc-cin y se unen entre s en un sistema de
relaciones. Fuera de esta poca, se daun modo diverso de pensar el
hombre y la sociedad. Es curioso que, para elhistoriador Brunner,
exista un modo de entender las relaciones humanas que,a pesar de
las evidentes transformaciones de la realidad, sin embargo,
estdeterminado por un cuadro de referencias homogneas, que se
mantienedurante dos mil aos34. Las cosas cambian radicalmente con
la explosin delmundo moderno35, en el que se instaura un modo
diverso de entender elhombre, el saber y, consiguientemente, la
poltica. Tambin para Brunner,ste es el contexto que es preciso
entender, en su especificidad y tambin ensu unilateralidad, no slo
para poder comprender correctamente realidadesdiversas, sino tambin
para comprender una realidad que contina en elmundo moderno sin
poder ser captada con los ojos reducidos de los concep-tos
modernos.
Si la historia conceptual es la comprensin histrico-epocal de
losconceptos modernos, y lleva a consciencia el hecho de que el
sentido espec-fico de los conceptos que usamos est ligado a las
condiciones y a lospresupuestos de la poca moderna, entonces se
puede comprender que elpunto central de la indagacin sea determinar
dnde se coloca la ruptura, laTrennung, con el modo de pensar de la
tradicin, cules y de qu tipo son lascondiciones en las que ha
quedado determinada la disolucin del mundoantiguo y el surgimiento
del mundo moderno. Pero, antes de intentar identifi-car tales
condiciones, es preciso referirse al momento de la ruptura.
Esteviene identificado por Koselleck (y esto se repite tambin en la
Introduc-cin al Lexikon) en la famosa Sattelzeit, en aquel momento
de transicin yde cambio, que con buenas razones hemos traducido en
otras ocasiones con laexpresin umbral epocal36. Esta poca se
presenta en la segunda mitad del
33 KOSELLECK, Einleitung, cit. p. XV.34 Cf. el ensayo
fundamental La casa come complesso e lantica economica euro-
pea, en Per una nuova storia costituzionale, cit. p. 146. Es
verdad que dentro de este escenariohay muchas diferencias que
requieren para ser entendidas, un estudio atento de las fuentes,
peroen todo caso, justo este estudio da sus frutos gracias
exclusivamente a la comprensin de laalteridad del cuadro global en
el que se sitan, frente a nuestro modo de pensar.
35 De esta misma irrupcin habla Brunner, que identifica la poca
moderna como lapoca de las ideologas, gracias a la fractura
establecida entre realidad e idea. (cf. Lepoca delleideologie.
Inizio e fine, en Per una nuova storia costituzionale, cit. pp.
217-240).
36 Koselleck recientemente ha propuesto hablar de Schwellenzeit
mejor que de Sattelzeit.cf. el ensayo citado en Filosofa poltica,
3, 1997.
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48 Giuseppe Duso
siglo XVIII, cuando se manifiesta y difunde un nuevo mundo
conceptual, y seasiste al nacimiento de palabras nuevas, mientras
las viejas adquieren unsignificado totalmente nuevo y son
portadores de nuevos conceptos37. Sertil, para el razonamiento que
iniciamos, no olvidar los ejemplos aportadospor Koselleck:
democracia, revolucin, repblica, y, adems de estos trmi-nos, el de
historia; y esto porque se tratar de comprender en qu se
puedereconocer los elementos fundamentales de los nuevos conceptos
que en estaspalabras se manifiestan, cules son sus presupuestos y
dnde encaramos suaparicin por primera vez. Respecto a este
propsito, se puede expresar unapropuesta en la misma direccin que
la alemana Begriffsgeschichte, queproblematiza el umbral epocal
identificado por Koselleck. Pero antes esnecesario plantearse la
cuestin de cmo se ha de entender la afirmacin deque el mundo
moderno constituye el mbito en el que nacen estos conceptos.La
primera respuesta que inmediatamente se presenta, y que ha sido
avanzadadesde los comienzos de la Begriffsgeschichte, es que se
trata de los procesosconstitutivos del Estado moderno, proceso
histrico del cual los conceptosseran un reflejo. Tal respuesta no
me parece en consonancia con el horizontede la historia conceptual,
al menos en la forma en que ha sido practicada porBrunner38.
5. EL CONCEPTO DE HISTORIA ES UN CONCEPTO MODERNO
Me parece significativo a este respecto ensayar un camino, quizs
par-cial y arriesgado, a travs de algunos trabajos brunnerianos,
para entendercmo se ha problematizado el concepto de historia y cmo
puede ser reductorauna solucin de la cuestin propuesta que haga
depender, de modo simple einmediato, los nuevos conceptos de la
nueva realidad econmica y social delmundo moderno. En el ensayo de
1958, admirable para entender en quconsiste el trabajo histrico
conceptual de Brunner Das ganze Haus unddie alteuropische konomik,
donde se muestra la inadecuacin de laciencia moderna econmica para
entender el mundo de la economa antigua,se indica como presupuesto
histrico del nacimiento de la ciencia moderna dela economa el
profundo cambio estructural que se verific en torno a lamitad del
siglo XVIII39; y aade: se trata de un proceso que se originamucho
antes y que conduce a la construccin del Estado moderno y de la
37 Cf. KOSELLECK, Einleitung, cit. p. XV.38 No se pretende aqu
ni dar una interpretacin del autor ms correcta que otras, ni
tematizar o juzgar su trabajo global o las intenciones
culturales que pueden haberlo acompaado,sino sobre todo subrayar
algunos elementos crticos de su punto de vista, que me
parecenfundamentales para una aproximacin a los conceptos
polticos.
39 BRUNNER, La casa come complesso e..., cit. p. 152.
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49Historia conceptual como filosofa poltica
sociedad industrial. Con anterioridad se haba sealado el
nacimiento de laeconoma en el Estado40 moderno como causa del
cambio de significado deltrmino economa, ocurrido en el curso del
siglo XVIII, igual que de la nuevaciencia econmica. No slo queda
aqu identificado aquel umbral epocal dela mitad del siglo XVIII,
anteriormente referido, ahora considerado comoproducto de un largo
proceso. A pesar de ello, puede parecer que el nuevoconcepto de
economa resulta considerado como producto de la realidadeconmica
moderna histricamente descriptible. Tal solucin, sin embargo,sera
propia de un punto de vista materialista que, como el idealista,
tiene suraces en aquella poca moderna de la ideologa que Brunner
critica.
Es preciso tener presente, de hecho, que Brunner, cuando habla
demodificaciones estructurales, no se refiere a una realidad
econmica o socialque se obtiene mediante una abstraccin de la
realidad, sino ms bien a unatransformacin global, en la que se
entrecuzan elementos econmicos, socia-les y espirituales; de tal
modo se excluye que el cambio del trmino econo-ma sea un simple
reflejo en el pensamiento econmico de una estructuraeconmica
transformada41. Los cambios estructurales son complejos e im-plican
horizontes de pensamiento comunes y difusos, que permiten a
lostrminos obtener su significado. Como es evidente en el ensayo, y
como se harecordado antes, la antigua economa es comprensible slo
si se entiende elhorizonte en el que se piensa la esfera del oikos
desde luego econmicay la de la polis como partes de un saber
prctico, de la tica, segn elpensamiento de Aristteles, que
permanece durante mucho tiempo comopunto de referencia para pensar
la esfera prctica, como testimonia el ejem-plo, muy querido por
Brunner, representado por la obra de Wolf Helmard vonHohberg,
Georgica curiosa oder Adeliges Land und Feldleben, de 1682.
Losprocesos econmicos y sociales, que caracterizan el tiempo en el
que estescrita esta obra, son muy diversos de aquellos de la polis
aristotlica, y sinembargo la economica est pensada todava en
referencia a la esfera deloikos, y comprende la totalidad de las
relaciones humanas y de la actividad dela casa. No se tiene aqu un
modo todava confuso, inespecfico y anticientfico,de entender la
economa, como recita la moderna historia de la economa,sino que
este trmino tiene una valencia diversa y no comprensible con
losmedios conceptuales de la economa moderna.
Esta aproximacin de Brunner al mundo moderno a travs del tema
dela economa, o para ser ms exactos, su aproximacin a la antigua
economicamediante la conciencia crtica y la problematizacin de los
presupuestos de laciencia econmica moderna, y por tanto, mediante
la liberacin de su hipote-
40 Idem, p. 138.41 Idem, p. 152.
-
50 Giuseppe Duso
ca a la hora de aprehender el significado del mundo antiguo,
comportaproblemas de un doble orden. El primero hace referencia al
concepto dehistoria y a su relacin con la ciencia. El segundo tiene
que ver con elhorizonte complejo de referencias que permite a los
trminos obtener signi-ficado.
El sentido de la historicidad de la existencia humana se afirma,
como hareconocido Theodor Litt, siempre a partir de finales del
siglo XVIII, eltiempo de umbral epocal42. A partir de entonces el
elemento de la historicidadse convierte en un dogma, un absoluto, y
penetra no slo la ciencia histricaen sentido estricto, sino tambin
las ciencias del espritu, la ciencia de lalengua, de la literatura,
del arte, de la msica, de la religin y de la filosofa:toda ellas se
convierten en buena medida en ciencia histricas, y buscan en
lahistoria su legitimacin. Se asiste a una verdadera y propia fe en
la historia, ya su absolutizacin, como se manifiesta en el
cortocircuito entre un conceptoabsoluto de historia, la historia en
singular (Geschichte), sin determinaciones,y la filosofa de la
historia43, con su idea del progreso, de desarrollo necesa-rio, o
tambin de decadencia. A este horizonte se vincula la proliferacin
delas ciencias histricas especiales: todo este proceso (y por tanto
la historia enel sentido moderno) est condicionado conceptualmente
y ligado a las trans-formaciones del mundo moderno del que es su
producto.
El carcter condicionante de la historia moderna aparece evidente
apropsito de las historias especiales, que se desarrollan a partir
del sigloXVIII. stas parten de la determinacin de una nueva
ciencia, y de su objeto,mediante un proceso de abstraccin de la
realidad global. A partir de tal actode abstraccin, reconstruyen
una historia del propio objeto. Por ejemplo, lahistoria econmica es
fruto de los economistas, y la historia del derechoconstitucional
de los juristas. Tales historias especiales, productos tpicos
delmoderno concepto de ciencia, no son simplemente negadas o
refutadas porBrunner, pero, al enfrentarse a ellas, l realiza una
doble consideracin. Laprimera consiste en la conciencia de que la
historia, producida por las cien-cias modernas del espritu, viene
condicionada por conceptos que ellas hanelaborado y que llevan a
considerar las complejas situaciones del pasadoen las que tales
conceptos no han emergido todava, siendo muy diversastanto la
realidad de las relaciones humanas como el lenguaje en que
seexpresan como mera prehistoria, como una fase an incompleta y
no
42 Cf. BRUNNER, Il pensiero storico occidentale, en Per una
nuova storia costituzionale,cit. pp. 51 y ss.
43 Esta relacin es para Brunner mucho ms compleja e importante
de lo que se haentendido. Sobre este tema merecera una reflexin el
ensayo sobre Il pensiero storicooccidentale, en Per una nuova
storia costituzionale, cit. pp. 51ss.
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51Historia conceptual como filosofa poltica
cientfica de un desarrollo que posteriormente se ha ido
concretando. Comose ha visto para la historia de la economa, de
este modo no se llega aentender la realidad del pasado. La moderna
ciencia histrica, como lasciencias sociales, nacidas en estrecha
conexin con la formacin del mundomoderno, hablan la lengua de este
ltimo, que no puede ser aplicada demodo indiferenciado a la Europa
ms antigua44.
La segunda consideracin consiste en entender estas historias
especia-les como historias no suficientes y, por tanto, insertarlas
en un tiempo queresulta caracterizado como el propio del
historicismo45. De esta manera,historia moderna, historias
especilizadas, e historicismo como su cauce, vie-nen a perder
aquella realidad que, para Brunner, debe aspirar a tener
unahistoria global. Aunque no se abra camino una actitud de total
rechazo detales historias, ya que sus resultados son utilizados no
sin adicciones, y poreso pueden tener utilidad46, resulta claro en
todo caso que la historia social ala que Brunner aspira no es
ciertamente la suma de todas las historia especia-les: la suma de
varias historias insuficientes, de varios procesos de abstrac-cin,
no lleva a un resultado suficiente, a la aprehensin de lo concreto.
Latentativa de reunir tales historias especilizadas en una historia
de la culturaglobal, puede dar noticias culturales de carcter
anticuario, en s tiles, perociertamente no la historia social que
Brunner intenta practicar47. sta deseams bien constituirse como
crtica de la historia moderna, en cuantoproblematiza la ciencia
moderna, y por tanto el modo de entender el hombre,la naturaleza y
la sociedad que sustituye a la antigua ciencia prctica48.
Estas consideraciones adquieren una mayor relevancia cuando
concier-nen a la historia de la instituciones y a la historia
poltica. Ellas tambinsufren los lmites de abstraccin y parcialidad
ya indicados49. Siguiendo elOrigen del Historicismo de F. Meinecke,
Brunner se da cuenta de que en labase del fenmeno del historicismo,
y del modo moderno de hacer historia
44 BRUNNER, Il problema di una storia sociale europea, cit. p.
29.45 Idem, p. 25.46 Idem, p. 26.47 Idem, p. 25.48 Que
problematizar la historia significa problematizar la ciencia
moderna, y en parti-
cular la ciencia inaugurada por Hobbes, que sustituye el
problema tico del actuar bien y de lavirtud con una ciencia de las
relaciones sociales por tanto, externas es una tesis sostenidapor
Biral, que entiende el trabajo de Brunner como tpico de una
historia conceptual. Talproblematizacin no se tendra en Koselleck,
que, contraponiendo la antigua historia y la historiamoderna, corre
el riesgo, justo sobre la base del moderno concepto de historia, de
colocar las dosen un continuum, que se desprende de las categoras
formalizadas del tiempo histrico, comopasado y futuro, experiencia
y expectativa (cf. la recensin a Futuro passato, en
Filosofiapolitica, 1987, n. 2. pp. 431-436).
49 Cf. Il pensiero storico occidentales, cit. pp. 54-55.
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52 Giuseppe Duso
poltica, existe un nuevo concepto de poltica, entendida como
tcnica de lalucha por el poder, como se ha desarrollado a partir de
Maquiavelo, esto es,como idea de la razn de Estado50. Esto debe ser
integrado en el conceptode Estado soberano propio de la edad
moderna. Que el nuevo concepto depoltica se site entre Maquiavelo y
el Estado moderno, puede ser tema dediscusin51, pero ahora importa
indicar que la historia poltica nace del nuevoconcepto moderno de
poltica y, por ello, se manifiesta parcial e incapazde entender la
realidad compleja de las relaciones humanas en el tiempo
pre-moderno.
Pero este punto, en el que nos hemos detenido hasta aqu, a
saber, laincapacidad de los conceptos modernos de entender el
pasado, es slo unaspecto de la Begriffsgeschichte. Si nos quedamos
en l corremos el riesgo deno entender todo el alcance crtico y, al
mismo tiempo, productivo, de estemodo de operar sobre los conceptos
polticos. Koselleck reconoce el mritode la Begriffsgeschichte, tal
y como es practicada por Brunner, respecto a unacorrecta comprensin
de las fuentes, en cuanto que las libera de los pre-juicios
modernos. Esta posicin se resolvera en un historicismo
consecuente,en el que las fuentes se mantienen vinculadas a la
realidad y al lenguaje de sutiempo52. Pero este resultado, si se
absolutiza, es peligroso, y debe ser supera-do, segn Koselleck. En
efecto, puede parecer que, de una parte, Brunnerinserta simple y
aproblemticamente los conceptos en su poca y, por otra,que as nos
privamos del elemento que permite una relacin entre nuestropresente
y el pasado que se reconstruye. Dejando aparte este problema, por
elmomento, que posteriormente afrontaremos, podemos detenernos en
el pri-mer punto, esto es, en el momento de la insercin
aproblemtica de losconceptos en su poca. Esto sera como decir: la
filosofa prctica y ladisciplina tica son propias y adecuadas a la
realidad antigua, medieval,feudal, o estamental, y los conceptos
modernos son adecuados a la realidaddel mundo moderno.
Koselleck pretende salir de este historicismo intentado
individuar unplano unitario entre los diferentes contextos y, con
miras a unaVerfassungsgeschichte que capte la complejidad de la
realidad presente, indi-ca la necesidad de superar el hiato entre
la historia premoderna del derecho yla moderna historia
constitucional53. Pero con mayor razn todava se coloca
50 Idem.51 Se puede quizs sostener que Maquiavelo no abre un
mundo conceptual nuevo y un
modo totalmente distinto del antecedente de entender la poltica.
Como se ver ms adelantetambin sobre la base de trabajos de
investigacin ya realizados puede resultar msconvincente identificar
este umbral del nacimiento de la ciencia poltica moderna en
Hobbes,ms que en Maquiavelo.
52 Cf. Begriffsgeschichtliche Probleme, cit. pp. 12-13.53 Idem,
p. 11.
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53Historia conceptual como filosofa poltica
Brunner ms all de tal historicismo, por un camino que me parece
bastantediverso: de hecho, la historia social a la que l tiende va
ms all de unaposible autosuficiencia de los conceptos modernos en
relacin con la com-prensin de la realidad del mundo moderno.
Ciertamente, si el conceptomoderno de historia (y la prctica
relativa), las historias especiales y lahistoria poltica parecen
insuficientes para entender la historia social delpasado, esto vale
tambin para el mundo moderno y para nuestro presente. Lahistoria
social que Brunner practica, y que no queda limitada al medioevo
oal Estado de estamentos, es posible slo mediante la conciencia del
carcterreductor del modo anteriormente referido de hacer historia,
y en particular dela historia poltica. La historia social est
interesada en la construccininterna, en la estructura de las
asociaciones humanas, mientras que la historiapoltica tiene por
objeto el actuar poltico, la autoconservacin54. La historiasocial
es historia estructrural; no niega la historia poltica, sino que la
inte-gra55.
Sin embargo, no se da aqu una yuxtaposicin o una integracion
simple:la posicin que Brunner sugiere al hacer historia es de ms
relevancia crticay productiva. Significativo es el comentario que
sigue a su afirmacin prece-dente: en ambos casos, el objeto de
observacin es siempre el hombre y setrata siempre de la poltica, si
se me concede por una vez usar el trmino noslo en el significado
propio de la edad moderna, de lucha por el poder, sinoen el sentido
ms amplio, vagamente aristotlico (cursiva G.D.). Por lotanto, un
trabajo de historia social implica un modo de entender la
polticadiverso y ms amplio que aquel especficamente moderno,
concentrado en elpoder. Esto hace referencia no slo a la historia
del pasado, sino tambin a lahistoria de la realidad moderna. Esto
significa que aquel modo diverso deentender la poltica complica y
supera el carcter reductor de la polticamoderna, concentrada sobre
el poder, y la historia unilateral que se construyea partir de
ella.
Aqu se plantea el problema de cmo se establece nuestra relacin,
yasea con los conceptos polticos modernos, ya sea con el modo en
que latradicin precedente ha pensado las relaciones entre los
hombres, si es verdadque las dos modalidades son radicalmente
distintas. Antes, sin embargo, espreciso aclarar cul sea el
horizonte complejo de referencia en el que losconceptos modernos se
forman y son significativos.
54 Cf. Il problema di una storia sociale europea, cit. p. 23.55
No se puede ignorar la relevancia que tiene en Brunner el concepto
schmittiano de
constitucin (Verfassung), como conjunto concreto de elementos
sociales y polticos. Brunner sevincula, por lo dems explcitamente,
al concepto schmittiano, que permite superar la separacinabstracta
y unilateral de lo social y lo poltico. (Cf. Il problema di una
storia sociale europea,cit. pp. 5-7).
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54 Giuseppe Duso
6. FILOSOFA POLTICA MODERNA Y CONCEPTOS POLTICOS
En el mbito de las transformaciones estructurales, Brunner
considerarelevante aqulla que se centra en el modo de considerar la
realidad y lasrelaciones entre los hombres: tal modo de pensar se
traduce en doctrina, enformaciones culturales, y no slo est ligado
a la constitucin global de lasociedad, sino que l mismo es factor
constitucional. La transformacin delpensamiento, que expresa la
realidad social y poltica, se entrecuza con latransformacin de
algunos procesos materiales, pero no coincide con ella deun modo
simple e inmediato, no es su reflejo. La economica antigua,
porejemplo, ha determinado la consideracin de la realidad durante
dos milenios,aunque no faltaba una economa de mercado ampliamente
desarrollada; y delmismo modo, la nueva ciencia econmica nace
cuando una serie de procesoscapitalistas apenas se inician56. Para
entender las transformaciones de losconceptos no es entonces
suficiente observar algunas transformaciones eco-nmicas y sociales,
sino que es preciso entender el horizonte terico general,el
principio organizativo en el interior del cual los conceptos tienen
un signi-ficado preciso y concreto. Cuando cambia este horizonte
complejo, se asisteal nacimiento de nuevos conceptos, aunque
persistan las viejas palabras.Entonces se entiende qu sea la
determinacin histrica de los conceptos.Reconducir los conceptos a
la poca significa insertarlos en el proceso hist-rico que los haya
generado (lo que no puede entenderse reductoramente comomundo de
los hechos y de la realidad emprica) y, sobre todo, en su
horizonteconceptual global, y en su principio organizativo: sin
ello, los conceptos sondesfigurados inevitablemente en su
significado.
Como se dijo antes, en el mundo que va desde la polis al umbral
de lamodernidad, se tiene una concepcin del mbito prctico que
recibe su im-pronta de la tica aristotlica, donde la esfera del
oikos y la de las polis sondistintas, pero ambas situadas en el
interior de una tica global, en cuyocentro est la virtud que, por
lo que respecta al gobierno de la ciudad, seidentifica con la
phronesis. El principio organizador es aqu una doctrina dela seora
o del gobierno que se extiende a toda realidad prctica: desde
lavida del hombre singular hasta la de la ciudad. Este principio
organizadorest ligado al concepto aristotlico de organismo, muy
diverso del moderno,y tiene como transfondo la ontologa griega y la
idea de un cosmos, con surealidad y su orden57.
Todo esto se quiebra con el nacimiento del mundo moderno. Un
ejem-plo, que resulta particularmente iluminador para mostrar tal
cambio radicaldel cuadro global, consiste en lo que sucede con la
distincin clsica de las
56 Cf. BRUNNER, La casa come complesso e..., cit. p. 146.57
Idem, pp. 146-149.
-
55Historia conceptual como filosofa poltica
formas de gobierno. Monarqua y aristocracia a nuestros ojos no
nos dicennada, y la democracia tiene un significado completamente
diverso del quetena en el pensamiento antiguo. En este, desde
luego, el trmino indica laseora del demos, una parte de la polis
que, por esto, puede gobernar a lasotras: estamos pues en el seno
de una doctrina compleja del gobierno. Cuan-do el pueblo toma el
sentido del concepto moderno, significando la totalidadde los
individuos, la forma de gobierno democrtico deviene un
absurdolgico: todos ciertamente no pueden gobernar a todos. En este
caso no tene-mos ya como principio organizador el de la seora, dice
Brunner (o mejor,se proda decir el del gobierno), sino algo
radicalmente nuevo, el principio dela igualdad entre los hombres58,
que rompe aquel conjunto de diferencias, lascuales, junto a la
existencia de un cosmos global real, estn en la base delprincipio
de gobierno. Se puede decir que el nuevo horizonte est
caracteriza-do por entender la dominacin Herrschaft no ya en el
sentido de seorao de gobierno, sino en el sentido de poder, en el
sentido moderno del trmino,del monopolio de la fuerza legtima, como
dir Weber. Se trata de aquelconcepto de poder que condiciona toda
la teora poltica moderna, confirien-do al trmino de poltica un
significado radicalmente otro de aqul que habatenido durnte un
largo periodo, durante milenios59. Este nuevo concepto de
58 Cf. idem, p. 145. Brunner se refiere a Rousseau, pero, como
se ver despus, tal modonuevo de entender el hombre y la poltica
comienza mucho antes de Rousseau, con Hobbes y elas llamado
justanturalismo moderno.
59 Cf. para la transformacin de la Herrschaft el ensayo de
BRUNNER, Bemerkungen zuden Begriffen Herrschaft und Legitimitat, de
1962, despus en Neue Wege, cit. pp. 64-74; trd.it. al cuidado de M.
Piccinini e G. Rametta, Filosofia politica, 1987, n.1. pp. 101-120.
Propongoentender el cambio que se da en la palabra alemana
Herrschaft dndole el significado degobierno, para el largo periodo
de la tradicin de la filosfa prctica, y el de poder, en el
sentidoque se explicitar en la definicin weberiana, para el
contexto que se inicia con la modernaciencia poltica (es preciso
recordar que el mismo Brunner, en Neue Wege, cit. p. 113, habla
deherraschaftliche Prinzip e inmediatamente despus entiende como
afn a este pricipio la tradicio-nal distincin de las formas de
gobierno que l llama Herrschaftsformen o Regiereungsformen).Tal
cambio no puede ser entendido como una mutacin del concepto de
Herrschaft, que porejemplo podra decir que el poder est fundado en
los individuos, mediante una construccinartificial, segn la
filosofa moderna del contrato social, mientras que estara fundado
pornaturaleza en los griegos (si en realidad es pensable que el
principio de gobierno sea natural, esimpensable que lo pueda ser el
poder, como relacin forma de mando y obediencia); se trata msbien
de horizontes de pensamiento radicalmente diversos que atraviesan
la misma palabra (mepregunto si no resbala en la direccin de un
cambio de concepto la forma de tratar el conceptoHerrschaft en GG,
vol. 3, pp. 1-102). Por lo que respecta a una profundizacin de la
propuestaque concierne a la radical diversidad entre el principio
del gobierno, con el modo de pensar lapoltica ligado a l, y el
nuevo concepto de poder poltico, que slo puede pensarse en tanto
seelimina la validez de aquel antiguo principio de gobierno, reenvo
a mi ensayo Fine delgobierno e nascita del potere, Filosofia
politica, 1992, n. 3. pp. 429-462. Sobre la diferenciaentre el
significado de la poltica moderna y el modo de entender la poltica
del mundo preceden-
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56 Giuseppe Duso
poltica est determinado, ante todo, por la constitucin y el
ejercicio delpoder, entendido como fuerza legtima de todo el cuerpo
poltico, y sucesiva-mente se extiende a la lucha por el poder.
Si ahora nos preguntamos por cundo se inici el nuevo modo
deentender el hombre y la poltica que viene reconocido como moderno
porBrunner y Koselleck60, se puede quizs avanzar como ya lo he
hecho enotro ocasin, aunque brevemente61 una oferta de integracin
de las pro-puestas de estos dos autores, ligada a un modo especfico
de practicar lahistoria conceptual y los resultados a los que ha
llevado. Koselleck tienerazn al proponer la Sattelzeit para la poca
moderna en la segunda mitad delXVIII (periodo que hemos visto
tambin indicado por Brunner), si se refierea los conceptos en
relacin con su difusin en la vida social, cultural ypoltica. No
obstante, si concentramos la atencin sobre la gnesis de
estosconceptos, teniendo en cuanta la relativa autonoma propia de
la historiaconceptual, junto con el hecho de que se puede dar un
desfase entre elnacimiento de los conceptos y la inmediata realidad
histrica, hay que con-cluir que la Trennung en relacin con un modo
milenario de entender elmundo, el hombre y la poltica, nace antes
de la segunda mitad del sigloXVIII. Todos los conceptos que se
difunden al final de este siglo, y llegan aser comunes en l, estn
ya elaborados y determinados en la nueva cienciapoltica que tenemos
con Hobbes a partir de la mitad del XVII. En estecontexto, el mbito
temtico de la antigua poltica (el buen vivir, el buengobierno, la
virtud necesaria para ello), una vez perdido el mundo objetivo
te, vase tambin Pensare la politica, en Filosofia politica,
1989, n.1. pp. 59-73. Particualmenteincisivo a la hora de mostrar
la diferencia entre un mundo en el que se propone el problema
delbuen gobierno, y aquel moderno basado sobre poder, es el nuevo
trabajo de H. HOFMANNdedicado a la iconografa, Bilder des Friedens
oder Die vergessene Gerechtigkeit. Dreianschauliche Kapitel der
Staatsphilosophie, Siemens Stifftung, Mnchen, 1997, en el cual
seanaliza la famosa alegora del buen gobierno y del mal gobierno,
de Ambrogio Lorenzetti, deSiena, y, por el contrario, la conocida
imagen del frontispicio del Leviatn de Hobbes, donde esevidente cmo
la imagen del poder (Herrschaft), comporta ya la desaparicin del
mundo basadosobre la justicia y sobre el problema de la virtud, en
el cual se planteaba el problema del buengobierno. (cf.
especialmente el II. Captulo).
60 Aclaro de una vez por todas que, en el contexto de nuestra
discusion, el problema noes aqul de la siempre debatida cuestin de
cuando se inici la edad moderna, y de qu sea loverdaderamente
moderno. Aqu la cuestin es completamente distinta, y mucho ms
concreta, yes una cuestin que se impone, que no puede no ser
abordada. Se trata de comprender cuando ycon qu presupuestos
tericos nacen aquellos conceptos fundamentales que condicionan
nuestromodo de entender la poltica, que se encarnan en nuestras
constituciones modernas y llegan,aunque sea con muchas
modificaciones, hasta nuestra contemporaneidad: cul sea en el
fondo, elorigen y la lgica de nuestros conceptos.
61 Cf. Historisches Lexikon e storia dei concetti, cit. donde se
anticipan algunas delas observaciones aqu desarrolladas.
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57Historia conceptual como filosofa poltica
que sirve de orientacin, viene sustituido por la problemtica del
orden, deun orden que hay que constituir, porque no existe en la
realidad y de lanueva ciencia que puede rigurosamente llevar a
ello: el derecho natural. Laenseanza de la poltica, a menudo sobre
la base de la doctrina aristotlica,continuar en el periodo
sucesivo, tambin en la universidad62, pero el nuevomodo de entender
el problema de la convivencia entre los hombres, unaconvivencia que
es posible slo mediante un poder creado y querido portodos, es
asunto de la nueva ciencia del derecho natural. Para el arco de
lapoca moderna, lo poltico se comprender en el sentido de la forma
poltica,y por tanto jurdicamente. A partir de la doctrina moderna
del derecho naturalse inicia aquel proceso que llevar a la
identificacin de lo poltico y loestatal, sobre el que ha
reflexionado, en unos aos crticos y de superacinepocal del siglo
XX, Carl Schmitt63.
Es verdad que el mundo noble del que habla Brunner se rompe con
elnacimiento del mundo moderno. La prueba de ello la tenemos en el
origen delas nuevas ciencias y en el completo cambio del lenguaje
conceptual cientfi-co, que se verifica en la segunda mitad del
XVIII. Pero es preciso aadir queen este periodo se concluye y se
difunde un proceso que tiene su puntodeterminado de inicio con la
ciencia poltica moderna, segn aparece conHobbes. En resumen, la
nueva ciencia poltica, y la estructura conceptual queest en la base
del Estado y de la sociedad moderna, encuentra en el derechonatural
y en la doctrina del contrato el nuevo principio organizador y
elhorizonte que determina su significado64. Y esto se expresa
entrecruzndosecon los procesos de formacin del Estado moderno, pero
ciertamente antes deque la realidad del Estado adquiriese aquella
dimensin y estructura queluego se concentr en el concepto de Estado
emergente de la Revolucinfrancesa, y que permitir indicar la
diferencia respecto a la forma poltica delas relaciones polticas de
los hombres en el periodo precedente, reconocidocon trminos tales
como Antiguo rgimen o Estado de estamentos.
62 Cf. sobre esto el trabajo clsico de H. MAIER, Die Lehre der
Politik an den lterendeutschen Universitten, ahora en Politische
Wissenschaft in Deutschland, Mnchen-Zrich,1985, pp. 31-67, y del
mismo autor Die ltere deutsche Staats und Vewaltungslehre,
Beck,Mnchen, 1980, pp. 164ss.; vase por lo dems el trabajo analtico
y ponderado de M. Scattolasobre sistemas polticos del siglo XVII en
Alemania, de prxima aparicin en la coleccin Perla storia della
filosofia politica de F. Angeli, (Milano).
63 Respecto a lo imprescindible y tambin a lo limitado de la
reflexin schmittianasobre los conceptos modernos, reenvo a mi Carl
Schmitt: teologia poltica e logica dei concettipolitici moderni, en
Damon, pero sobre todo al trabajo completo de C. GALLI, Genealogia
dellapolitica. Carl Schmitt e la crisis del pensiero politico
moderno, Il Mulino, Bologna, 1996.
64 Todo lo dicho hasta ahora se basa sobre los resultados del
trabajo colectivo, que hatenido una de sus primeras expresiones en
Il contrato sociale nella filosofia politica moderna, acura di G.
DUSO, Bologna, Il Mulino, Angeli, 1993.
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58 Giuseppe Duso
Con Hobbes tenemos explcitamente el ensayo de derrumbar el
modode pensar la poltica propio de la antigua ciencia prctica: sta
es consideradaprivada de todo rigor cientfico y, justo por eso,
insuficiente para lograr el finpropio de la vida en comn de los
hombres, esto es, aquella autoconservacinde los individuos que es
posible slo mediante la paz. El hundimiento delpensamiento de la
filosofa prctica viene acompaado por la negacin delpapel que la
experiencia mantena en el modo antiguo de pensar la poltica.La
realidad de la asociaciones humanas no es ulteriormente
significativa ystas son consideradas como irregulares e injustas.
El estado de naturaleza,entendido no ciertamente como estado
originario del hombre, sino comosituacin en la que el hombre se
encontrara fuera de la sociedad, constituyela estratagema terica
til para esta operacin, con la cual se viene a crear unespacio
libre, una tabula rasa, sobre la que una nueva ciencia, que se
inspiraen el rigor geomtrico, puede trazar sus lneas para
garantizar finalmente pazy orden entre los seres humanos65.
De esta forma, se niega un cosmos objetivo necesario para pensar
elprincipio del gobierno66. De hecho, Hobbes se mueve explcitamente
contrael principio de gobierno. Pensar, como lo hace Aristteles en
su Poltica, queexiste una diferencia entre los hombres, sobre cuya
base alguno es capaz degobernar y otros de ser gobernados, es signo
de soberbia y va contra todarazn y experiencia. Contra esta
soberbia se mueve la novena ley de lanaturaleza, que retoma un
elemento fundamental de la antropologa hobbesianaconvertida en
piedra angular de la ciencia poltica: cada uno debe reconoceral
otro como igual a s por naturaleza67. El principio de la igualdad
de loshombres, que implica considerarlos no en relacin con su
diverso status, sinoms bien a todos como individuos, est en la base
de esta construccin, ydetermina el nuevo principio organizador
sobre el que se debe entender lavida en comn de los hombres y, por
tanto, de la sociedad. Sobre el funda-mento de la igualdad de los
individuos, y slo sobre l, es posible unaconstruccin terica que
implique el concepto moderno de soberana, con el
65 Cf. para la interpretacin de Hobbes, sobre todo A. BIRAL,
Hobbes: la societ senzagoverno, en Il contrato sociale, cit. pp.
51-108.
66 Como es evidente en la metfora antigua de la gobernatio navem
rei publicae, laaccin del gobierno es posible en relacin con el ser
de un mundo por el que orientarse (cielo,estrellas, vientos,
corrientes...) y con las cualidades subjetivas del que debe
gobernar (experien-cia, capacidad de gua, virtud, capacidad de
capturar el momento oportuno): recurdese elconcepto aristotlico,
escolstico de organismo, como por lo dems la ontologa griega, de la
quehabla Brunner (La casa come complesso e..., cit. pp. 146-148),
pero tambin, pensando en elperiodo en que el mundo griego llega al
umbral de la moderna ciencia poltica, en el buenderecho antiguo, en
las costumbres, hbitos, en la verdad contenida en los textos
sagrados. (cf.sobre esto DUSO, Fine del governo, cit. p. 434).
67 Cf. HOBBES, Leviatn, cap. XV.
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59Historia conceptual como filosofa poltica
carcter absoluto que comporta. Esto no slo se conquista con
Rousseau, sinoya antes con el pensamiento poltico de Hobbes.
Para delinear esquemticamente los elementos que caracterizan
estenuevo modo de entender la poltica, y el nuevo principio que
podramosllamar de la Herrschaft en su significado nuevo, moderno,
de poder poltico osoberana del pueblo, debemos aadir algunos
elementos esenciales. Si en elestado de naturaleza se piensa en una
situacin no social del hombre, y portanto en un mundo de individuos
iguales, entonces se piensa tambin unconcepto nuevo, el de la
libertad. Esta libertad no tiene nada que ver con elmodo antiguo de
pensar las diversas libertades, sino que, sobre la base de lanocin
de individuo igual y de la concepcin mecanicista del hombre68,
conla nueva libertad se piensa una falta de obstculos en relacin
con la manifes-tacin externa por parte de cada uno de la propia
fuerza y del propio ingeniopor tanto, del propio poder y,
consiguientemente, como dependenciaexclusiva de cada uno de la
propia voluntad69. Igualdad y libertad comoindependencia estn en la
base de la construccin de aquella sociedad civilque debe impedir la
guerra recproca y garantizar el orden y la paz: stasmetas
substituyen a la antigua idea de justicia, que desde Platn estaba
en elcentro de la reflexin poltica70.
Justamente sobre la base de la igualdad y de la libertad, as
concebidas,se debe pensar un poder inmanente al cuerpo poltico que
no tolere ningunaoposicin: slo l puede mantener la igualdad de
todos, evitando que algunopuede utilizar su fuerza y su poder
contra los otros, para someterlos. Espreciso pensar en tal poder
sobre la base del nuevo concepto de libertad,entendido como
ausencia de obstculos y como independencia. Este conceptode
libertad no puede pensarse si nos referimos a un estado de
naturaleza en elque la fuerza de cada uno se extiende en todas las
direcciones: la multiplici-dad de los individuos comporta que, en
todos sitios, cada uno encuentreobstculos que le impidan manifestar
libremente su fuerza e iniciativa. Parapensar hasta el fondo la
libertad de todos los individuos, es preciso creardiques, frenos,
que permitan a cada uno manifestar libremente toda la
propiapotencia, sin interferir con los dems. Y estos diques no
pueden trazarse sinopor la ley, que desde luego es un vnculo, pero
uno que permite la realizacinde la libertad civil, aqulla en la que
la libertad de cada uno es compatible conla de todos los dems.
Estos vnculos son coactivos y resolutivos, en cuanto
68 Por lo dems es singular que tambin se encuentre un concepto
de libertadsustancialmente hobbesiano en autores en los cuales no
se da una concepcin mecanicista delhombre, lo que se revela
entonces fundamental para el desarrollo de los conceptos
polticosmodernos.
69 Cf. Leviatan, cit. cap. XXI.70 Cf. tambin sobre esto HOFMANN,
Bilder des Friedens, cit. p. 49.
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60 Giuseppe Duso
provienen del mandato que el cuerpo poltico expresa a travs de
aqul oaqullos que lo encarnan, que lo representan. Finalmente,
todos son libresgracias a la sumisin ante el poder del cuerpo
poltico71. No hay contradic-cin si la construccin que parte de la
negacin del principio aristotlico delgobierno, conduce, mediante el
contrato, esto es, mediante la expresin de lavoluntad de todos, a
una forma poltica en la que todos son sbditos enrelacin con un
soberano, que slo es representante de todo el cuerpo
polti-co72.
71 Vase sobre esto el ensayo de A. BIRAL, Per una storia della
sovranit, en Filosofiapolitica, 1991, n.1. pp. 5-50, fundamental
para entender en el pensamiento hobbesiano estecambio global del
principio organizador que confiere sentido a los conceptos.
72 Afirmar que no existe contradiccin en este nivel no es lo
mismo que aceptar laconstruccin hobbesiana: en ella se manifiesta
una apora fundamental, pero sta puede sercaptada slo si se entiende
el especfico significado de los conceptos y de la construccin, y
portanto, si no nos equivocamos entre la naturaleza del gobierno,
principio que Hobbes niega, y ladel poder poltico que l inaugura.
Se puede aqu recordar el proceso que Brunner indica en suensayo
sobre el cruce entre poder moderno y legitimidad: l identifica en
el siglo XVIII latransformacin social que se conjuga con el nuevo
modo de entender la Herrschaft, que ya no esun dominio global y
personal, sino que se convierte en impersonal y objetiva, capaz de
reducir almnimo el elemento de dominio. As la conexin
vetero-europea puede entenderse comofeudalismo a superar. As pudo
parecer que la desaparicin del dominio al viejo estilo
pudieseconducir al fin del dominio en general (en esta traduccin el
trmino dominio traduce elalemn de Herrschaft). Detrs de los
procesos del siglo XIX l ve la doctrina de Saint Simon,segn la cual
la asociacin surge de la asociacin voluntaria de los individuos
(cf. Osservazionisui concetti di domino e di legittimit, cit. pp-
108-109). Sobre la lnea de la contribucin ala que se hace
referencia en el presente ensayo, se podra decir que tal idea del
fin del dominiotiene su coherencia si se lleva a efecto la
distincin propuesta entre gobierno y poder,distincin que me parece
consonante con la perspectiva lgica de Brunner y con el cambio
designificado del trmino Herrschaft indicado por l. Por lo dems,
hay que observar que laconcepcin que ve nacer la asociacin de la
libre voluntad de los individuos es muy anterior a ladifusin que
tiene en el siglo XIX y tambin a la doctrina de Saint Simon, pues
tiene su raz enlas teoras modernas del contrato social. Brunner,
por lo dems, deja abierta, tambin en esteensayo, la posibilidad de
esa consideracin: en su ensayo de mostrar cmo el concepto
delegitimidad, que caracteriza el poder poltico o Herrschaft, segn
lo define Weber, con sus trestipos de poder, legal, tradicional y
carismtico est ligado a la situacin post-revolucionariadel siglo
XIX, aade que esto es un resultado provisional que exige una
profundizacin sobrelos presupuestos que hacen posible la superacin
del mundo moderno, regresando a lo que Webermismo seala como
proceso de racionalizacin, y otros como procesos de
secularizacin(idem, p. 120). Me parece que en la irrupcin de la
teora hobbesiana emerge aquel principioorganizador cientfico que
permite entender el cambio radical del trmino Herrschaft al
queBrunner se refiere, y que en l se puede identificar uno de los
presupuestos del nacimiento delmundo moderno: un presupuesto por lo
dems fundamental para entender el significado mismode los nuevos
conceptos. Tal conclusin constituye, a mi parecer, uno de los
notables resultadosde la lectura del pensamiento hobbesiano por
parte de los ensayos arriba citados de Biral sobreHobbes y sobre la
historia de la soberana.
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61Historia conceptual como filosofa poltica
En este cuadro global se pueden pensar aquellas distinciones de
dere-cho privado y derecho pblico, poder del Estado y soberana de
losindividuos privados, que estn en la base del concepto moderno de
constitu-cin. Estas contraposiciones son a menudo usadas para
confrontarse a larealidad medieval de aquellos constitucionalistas
que no son conscientes delcambio radical del principio de
organizacin que, en el mundo moderno, venacer conceptos nuevos,
confiriendo un significado diverso a las palabrasantiguas. Sobre la
base del cuadro aqu trazado, se puede entender que notenga sentido
ya la antigua distincin de las formas de gobierno, y que
lademocracia (trmino usado como revelador de la Sattelzeit de
Brunner o deKoselleck) tenga ahora un significado nuevo, que reposa
sobre la igualdad yla libertad de los individuos y el poder del
pueblo, esto es, cuya soberana esexpresin de su voluntad absoluta,
y no una presunta posibilidad de gobernar.El pueblo as entendido no
puede ser ya un sujeto real de gobierno73.
Esto vale tambin para los otros ejemplo aducidos por Koselleck
comosntomas de la Sattelzeit. El trmino de revolucin emerge en el
periodo dela Revolucin francesa con un significado nuevo, que no es
ya asociable alque se refera antes la palabra por su propia base
etimolgica esto es, comomovimiento circular, que retorna a s mismo,
sino que es comprensible enrelacin con la instauracin de un orden
nuevo y, por tanto, en relacin conuna filosofa de la historia con
su idea de evolucin y de emancipacin74. Talcambio es, sin embargo,
fruto de un largo proceso, impensable a su vez sinlos conceptos
elaborados por la nueva ciencia poltica moderna. Recurdese
73 Tambin Koselleck, aclarando los significados del trmino
democracia, seala lanovedad que, segn l, se obtendra en el siglo
XVIII, debida a la apelacin a la soberana de lasleyes, o al
principio de la igualdad (Historia de los conceptos e historia
social, p. 100). Deeste modo, viejos significados vendran retomados
y modificados. Pero justo el ejemplo de lademocracia muestra la
diversa prctica de la historia conceptual entre Brunner y
Koselleck:mientras que el primero captura el cambio del principio
organizativo y del horizonte global,dejando, en mi opinin, espacio
para la contribucin sobre la nueva ciencia poltica de que se
hahablado aqu, el segundo tiende a insertar los cambios en un
continuum, en el cual es posiblereferirse an al sentido griego de
democracia, que, en su diversidad, indica una de las formasde
constitucin de la polis (dada de una vez por siempre, se dice,
usando an las categorasformales que sirven para entender la
historia antigua y la moderna Geschichte). Por eso Koselleckse fija
en determinaciones, mtodo o regularidad que se pueden encontrar
tambin en lasdemocracias actuales. El riesgo es que se abandone as
la idea inicial de la historia conceptualcomo captacin de la
determinacin de los conceptos modernos y se postule un
ncleosustancialmente idntico del concepto que se declina de modos
diversos en las mudables situa-ciones histricas.
74 Cf. Criteri storici del moderno concetto di revoluzione, en
Futuro passato, trad. it.esp. p. 63. Sobre todo se puede ver tambin
la voz Revolution en el GG y K. GRIEWANK, Derneuzeitliche
Revolutionsbegriff. Entstehung und Entwicklung, Weimar, 1955,
Frankfurt a. M.1969 (2 de.), trad. itl. al cuidado de C. Cesa. La
Nuova Italia, Firenze, 1979.
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62 Giuseppe Duso
el papel que tienen en la Revolucin los dos conceptos de
igualdad y delibertad, que estn en la base de la forma poltica
moderna y del modo en quese piensa la societas civilis, o pinsese
tambin en el concepto de pueblo y ensu dimensin constituyente, en
el de soberana, en aquel nuevo de represen-tacin como representacin
de toda la nacin, esto es, no de estamentos,rdenes, partes, sino de
la unidad poltica. Pinsese en cmo se ha difundidoen la opinin comn,
y en el debate poltico, la idea de que, en la base de laconstitucin
del cuerpo poltico, estn los derechos de los individuos iguales:que
los hombres tenemos derechos en cuanto tales, y que la forma
polticaslo se puede construir sobre la base de estos derechos, se
ha convertido ensentido comn, en conceptualidad difusa. Incluso el
nuevo significado derevolucin slo puede pensarse sobre la base de
la ciencia, creada muchoantes de finales del siglo XVIII.
Lo mismo se puede decir del concepto nuevo de repblica. Aqu
tam-bin nos podemos referir al final del siglo XVIII, al modo
kantiano deentender el trmino, en el que reencontramos un
distanciamiento respecto deun pensamiento ms antiguo de la res
publica, como aquello que une asocia-ciones, grupos, estamentos
diversos, que los pone en comn y que constituyeel mbito de sus
relaciones. En este caso se tiene unificacin de partesdiversas,
como muestra la antigua iconografa, en la cual el cuerpo de
larepblica se forma con las partes que, en su colaboracin y bajo la
gua de lacabeza, se reencuentran en el todo. El principio
organizador es an el delgobierno, que, ya en la antigedad, con
Cicern, se expresa unificando rep-blica y gobierno en la metfora
del gubernare navem rei publicae. El concep-to kantiano es
pensable, a su vez, slo gracias a la eliminacin de las partes enel
cuerpo comn, a la igualdad de los individuos y al
entrecruzamientofundamental de la soberana y la representacin: y
desde luego el principiorepresentativo en sentido moderno, como
representacin de la unidad polti-ca, constituye el centro y
determina el significado de la forma de gobiernorepublicana, la
cual no es comprensible sino sobre la base del conceptomoderno de
soberana75.
Si lo dicho hasta ahora est fundado, o mejor, si lo es el
trabajo quelleva a estas conclusiones, entonces se puede decir que,
as como en lafilosofa aristotlica (en sentido ms amplio, y para
algunos aspectos, sepuede decir en la griega) se puede descubrir el
principio organizativo quereconduce a la unidad, y por un largo
tiempo, las diversas doctrinas y queconfiere un significado a los
trminos usados relativos a la esfera prctica;as, en el
jusnaturalismo moderno, y ante todo en la construccin poltica
de
75 Reenvo para la explicacin de esto al 5 de Fine del governo e
nascita del potere.cit.
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63Historia conceptual como filosofa poltica
Hobbes, se puede descubrir el principio organizador y el
horizonte global enrelacin con el cual, solamente, los nuevos
conceptos polticos vienen aasumir un determinado significado. De
este modo se nos presenta en unaprimera aproximacin la relacin
entre historia conceptual y filosofa polti-ca, no de una forma a
priori, sino como resultado de un trabajo de investiga-cin
histrico-conceptual. Los conceptos modernos resultan y nacen en
lafilosofa poltica moderna, aqulla que se presenta como la nueva
cienciapoltica.
Esto no significa volver a la dimensin de una historia de las
ideas; bienal contrario, desde luego, por cuanto nos referimos a un
conjunto conceptualespecfico, y a su vnculo con las estructuras
sociales de las relaciones huma-nas (historia social y
constitucional, tambin). Nuestro punto de referencia noes todo
aquello que se ha producido en el mundo moderno como
pensamientopoltico y como filosofa, sino ms bien aquellos conceptos
de jusnaturalismoque se han entrecruzado con los procesos
constitucionales y se han converti-do en presupuestos de la
conceptualidad del Estado moderno y del modo depensar la poltica y
las relaciones entre los hombres76. No slo se trata delmodo de
pensar, o de un proceso histrico de legitimacin, sino tambin delas
organizaciones de estas mismas relaciones. Pinsese, ante todo, en
lasconstituciones modernas, en al aspecto legitimador de los
conceptos conteni-
76 Vase, tambin para este propsito, cmo Brunner indica los lazos
entre el cambiolingstico al que se asiste a propsito del trmino
Herrschaft y el cambio de estructura social,que comporta, a partir
del final del siglo XVIII, la demolicin de las viejas formas de
dominio:con ello se refiere a la modificacin de la esfera de la
altes Haus, al nacimiento de la msestrecha familia moderna, a la
emancipacin de la mujer, al final de la esclavitud, a la
estructurasde la nueva economa, al cambio de los servicios, que
toman carcter objetivo perdiendo unsignificado ligado a la persona,
al final de la autonoma de las corporaciones, que pasan
delautogobierno a la autoadminsitracin bajo la ley del Estado (cf.
Osservazioni cit. p. 108). Sise identifica por lo dems el
nacimiento del concepto de Herrschaft como poder, en la
nuevaciencia poltica, esto no aparece como una simple recada de las
transformaciones sociales: larelacin es ms compleja y en muchos
casos tenemos una anticipacin de la teora en relacincon las
modificaciones sociales y constitucionales. La unidad y
homogeneidad que caracterizanlos conceptos de la forma poltica
moderna difcilmente pueden ser afines a la complejidad ypluralidad
que caracterizan la situacin del segundo XVII y de la primera mitad
del siglo XVIII.No es un azar que en los GG, para definir la esfera
conceptual del Estado que es naturalmenteEstado moderno se debe
referir al periodo de la revolucin francesa: aqu la palabra
parecetransmitir un Grundbegriff (cf. la voz Staat- Souveranitt en
el vol. VI y en particular la parteque escribe Koselleck. Cf. sobre
esto mis anotaciones en Historisches Lexikon e storia deiconcetti,
cit. pp. 116-118). Pinsese tambin en el concepto moderno de
representacin poltica,como representacin de la unidad del cuerpo
poltico y del pueblo, concepto inventado en elLeviatn de Hobbes,
pero que tiene su aparicin desde el punto de vista de los
procesosconstitucionales, incluso en relacin con la carta
constitucional, slo con el paso que va desdeel 1789 a la
constitucin francesa de 1791, donde la representacin de los
diputados del pueblosubstituye aquel mundo diverso que se
organizaba segn la representacin por estamentos.
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64 Giuseppe Duso
dos en ellas, pero tambin en los proceos reales por ellas
alimentados, comoel sistema legislativo, la unidad del ejrcito, la
formacin del rgano repre-sentativo de la soberana popular, etctera.
Se podran sealar de formaresumida como los dos elementos
fundamentales del pensamiento jusnaturalistaque se encarnan en las
constituciones modernas: el concepto rousseaunianodel pueblo
soberano, entendido como potencia constituyente, y aquel
quedetermina la forma poltica, con el que se entrecuza
paradjicamente elprimero77, el principio representativo de origen
hobbesiano, sin el cual no seda el actuar poltico.
7. UN PLANO MS RADICAL PARA LA