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Discernimiento y obedienciaen Pedro Fabrodi HERMANN RODRGUEZ
OSORIO, S.J.
En muchos ambientes cristianos se ha considerado el
discernimiento espiritual comoalgo contrapuesto a la obediencia.
Vamos a intentar ampliar esta sospecha.
Por un lado, parecera como si la actitud de permanente atencin y
examen de losespritus que nos mueven fuera en detrimento de la
obediencia en la vida religiosa.Entre ms discierne una persona,
menos dispuesta parece a obedecer lo que los superio-res le mandan;
cuando el religioso hace un discernimiento, tiene ya una voluntad
deDios que est dispuesto a negociar con su superior, que -por lo
menos se espera-, tam-bin ha hecho su propio discernimiento, y ha
descubierto otra voluntad de Dios. Siambas voluntades de Dios
coinciden, normalmente, no hay problema; pero si son
con-trapuestas, como suele suceder, aparece el conflicto.
Por otro lado tambin se ha visto el discernimiento como un
ejercicio que est msorientado a la vida interior y a los procesos
personales de los cristianos; la obediencia, encambio, sera el
instrumento preciso para hacer eficaz la accin de un grupo. Si
todos losmiembros de una comunidad apostlica estn percibiendo las
seales de Dios e inter-pretndolas, muy seguramente se crear un
sndrome de Babel. Cada uno entiende unidioma distinto, y por tanto
no habra forma de llegar a una construccin coherente.
En otro sentido, pude verse la obediencia como una forma cmoda
de evitarse laangustiosa tarea de buscar lo que Dios le pide al
cristiano. Vivir en una constante incer-tidumbre y en una bsqueda
permanente no parece ser algo atractivo para muchos hoy.La
obediencia, pues, sera una forma nueva de liberacin; se habla
incluso del miedo ala libertad y por tanto del apego a la
esclavitud de una obediencia servil y torpe.
Teniendo como teln de fondo estas sencillas caricaturas sobre
las relaciones entrediscernimiento y obediencia, vamos a intentar
una lectura de esta relacin dinmica enlos escritos del Beato Pedro
Fabro.
Un estudio completo del discernimiento del Beato Pedro Fabro a
partir de su Me-morial y de sus cartas resulta practicamente
imposible porque la riqueza del Memo-rial, en lo que toca a la
discrecin de espritus, nos parece inagotable; casi todos losnmeros
en los que se ha dividido el texto, contienen elementos valiosos
que nos re-flejan una personalidad atenta permanentemente a los
movimientos de su corazn ydispuesta a discernir la accin de Dios en
l, separndola de la accin de otros espritusmuy variados que perciba
actuando tambin en su interioridad. Por esta razn, hemosquerido
acercarnos solamente a una serie de momentos en los que aparece
Fabro tra-tando de discernir lo que el Seor le pide en la misin;
estos ejemplos de discernimientoqueremos confrontarlos con lo que l
entenda y la manera como vivi la obediencia enla Compaa de Jess,
durante los siete aos de su ejercicio apostlico.
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Nos hemos ayudado de estudios muy valiosos, como la excelente
obra de Brian OLe-ary1 . Igualmente hay que destacar la obra de
Carlos Plaza2 , en la que se le presta unaatencin muy grande al
lenguaje que utiliza Fabro en el Memorial al referirse a
suconstante ejercicio de discrecin de espritus. Por otra parte,
tambin hemos consulta-do la detallada introduccin de Michel de
Certeau3 , quien tambin aborda la temticadel discernimiento en el
Memorial.
1. Discernimiento Espiritual en el Memorial
1.1. Un mundo habitado por espritus contrarios1.1. Un mundo
habitado por espritus contrarios1.1. Un mundo habitado por espritus
contrarios1.1. Un mundo habitado por espritus contrarios1.1. Un
mundo habitado por espritus contrarios
La existencia de un mundo invisible, habitado por espritus
buenos y malos, era algocomn para los hombres del siglo XVI. Era
una conviccin y era parte del ambientecultural heredado de la Edad
Media. Fabro, por supuesto no est exento de esta formade entender
el mundo; algo de ello se refleja tambin en la espiritualidad
ignaciana, peroen el Memorial estos espritus adquieren un papel
preponderante.
Sera imposible citar todas las referencias a los distintos
espritus que hace Fabro enel Memorial; sirva de ejemplo este nmero,
en el que se refiere fundamentalmente alos malos espritus:
El domingo cuarto despus de Pentecosts, yendo a misa, me fue
dado pedir gracia de quepueda mi alma y mi espritu defenderse de
los malos espritus de los demonios y aun de losmalos espritus de
los hombres. Y aqu advert que muchas veces hasta ahora me
hansobrevenido turbaciones y grandsimas desolaciones con la
consideracin de los malosespritus de los hombres; esto es, de la
contemplacin del mal nimo de los hombres, que seme pona delante con
varias sospechas, imaginando que los mismos hombres movidos
delespritu malo ponan asechanzas a mi alma y a mi espritu y con
nimo daado ponan lamira en mis pobrezas espirituales y humanas. Y
en verdad senta gran debilidad para lucharcontra estos malos nimos
que imaginaba; de tal suerte que me pareca ms leve que todoslos
hombres empleasen sus fuerzas corporales en perseguir mi cuerpo,
que si uno solo porsu espritu malo se empease en perseguir las
flaquezas de mi alma (Mem. 328)4 .
1 La publicacin que hemos consultado y que citamos es apenas una
versin abreviada de la tesisdoctoral, presentada en la Facultad de
Teologa de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en1973, y
dirigida por el padre Gervasius Dumeige, S.J. Cfr. BRIAN OLEARY,
S.I., The discernment of spiritsin the Memoriale of Blessed Peter
Favre: Way, Supplement 35 (1979), 6-7.
2 CARLOS G. PLAZA, S.I., Contemplando en todo a Dios. Estudio
asctico-psicolgico sobre el Memorialdel Beato Pedro Fabro, S.I.,
primer compaero de San Ignacio de Loyola, Madrid, Estudios Onienses
III 2,1944, 352p.
3 PIERRE FAVRE, Mmorial, Traduit et comment par Michel de
Certeau, S.I., Paris, Descle de Brou-wer, 1960, 457p. En adelante
la introduccin de De Certeau ser citada como: DE CERTEAU, seguida
dela pgina correspondiente.
4 Las citas del Memorial sern tomadas de: PEDRO FABRO, S.I.,
Memorial, Buenos Aires, EdicionesDiego de Torres, 1983, 365p.
(Traducido y anotado por J. Amadeo S.J. y M.A. Fiorito S.J.). Las
referen-cias irn en el mismo texto, como Mem. y seguidas por el
nmero correspondiente. Las citas de las cartas
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Los espritus que percibe Fabro, pues, son diversos; el trabajo
de Carlos Plaza, queya hemos citado ms arriba, clasifica los
distintos espritus en dos niveles; por un ladoestaran los espritus
en un sentido personal, que incluyen el Espritu de Dios, el delbuen
ngel5 , el del mal ngel y el propio6 .
Por otra parte, este espritu propio tiene a su vez una triple
subdivisin: el esprituvital, el espritu animal y el espritu
racional7 . Esta manera de entender el espritu pro-pio corresponde
a la manera como los escolsticos entendan el alma humana en
sutriple funcin: operaciones vitales, sensibles y racionales o
intelectuales8 .
En el nmero 103 del Memorial aparece una definicin clara de lo
que Fabroentiende por alma y por espritu:
Por alma entiendo la parte sensitiva juntamente con la porcin
inferior de la razn quenaturalmente raciocina y discurre acerca de
lo que por los sentidos se percibe; mas porespritu aquella porcin
superior que se ocupa de las cosas divinas, recibiendo por medio
elEspritu Santo, de los ngeles y asimismo de la fe, que es por la
predicacin, sus raciocinios,y sus deseos y afectos, etc..
No es raro, pues, que Fabro viva su experiencia espiritual como
una constantelucha ente los diversos espritus que lo habitan y que
habitan el mundo en el que vive;saber distinguirlos y dejarse
llevar slo por el Espritu de Dios, es una cuestin
decisiva;igualmente llegar a reconocer al Espritu Santo, que lucha
contra todos los espritus delmal en medio de su mundo de
relaciones, es la clave fundamental de su vida apostlica.
El poder de estos espritus es muy fuerte; sin embargo, nunca
llegan a dominarlototalmente y el hombre no pierde nunca su
libertad interior para hacer las opciones;OLeary lo explica de la
siguiente manera:
The created spirits cannot act directly on the soul, as God can.
One might say that theinfluence of created spirits works on a man
from the outside inwards, and never reaches hiscore; whereas Gods
action can start at the very core of a mans being and radiate
outwards.In so doing, the divine action can subordinate and
harmonize the vital and animal spirits,thus bringing unity to our
complex being9 .
Los espritus creados no pueden actuar directamente en el alma;
es Dios quien vadando coherencia, desde lo ms hondo de cada hombre,
a su accin y a su vida toda; elmundo interior, pues, y el mundo
exterior estn influenciados por distintos espritus yes fundamental
llegar a distinguir claramente hacia dnde nos mueven. Entendido
este
estarn tomadas de: Monumenta Fabri, (MHSI) Matriti, 1914. Las
referencias irn en el mismo texto,como MF y seguidas por la pgina o
pginas correspondientes.
5 Fabro utiliza indistintamente las expresiones ngeles buenos o
espritus buenos, para hablar delos seres que servan como ministros
de la bondad de Dios y que lo acompaaban en todos sus recorri-dos y
lo protegan del mal: Cfr. DE CERTEAU, 53.
6 Cfr. PLAZA, o.c., 313.7 Ibd., 314.8 Cfr. OLEARY, o.c., 76-77.9
Ibd., 79.
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elemento bsico, es ms fcil pasar al siguiente punto, en el que
desarrollaremos estaconstante necesidad que vive Fabro de discernir
los espritus que lo mueven.
1.2. Necesidad de discernir los espritus que nos mueven1.2.
Necesidad de discernir los espritus que nos mueven1.2. Necesidad de
discernir los espritus que nos mueven1.2. Necesidad de discernir
los espritus que nos mueven1.2. Necesidad de discernir los espritus
que nos mueven
La diversidad de espritus que Fabro percibe en su interior y
trabajando en toda larealidad, le plantean un gran reto; no se
trata slo de un intento por buscar la santidadpersonal defendindose
de las tentaciones individuales;
There was the much wider aspect of discovering how to insert
himself into the cosmicconflicts between the opposing forces of
good and evil. What was at stake was the salvationof mens souls,
and Favre felt his resposabilities deeply. The good angels were
already enlistedunder Christs banner; the devils served their own
master. Discernment, therefore, had amarked apostolic dimension, as
Favre tied to range himself on the side of the angels,
Godsministers, who were protecting, supporting, strengthening and
guiding men in their journeythrough life, in their battles with the
evil powers10 .
Se trata, pues de una necesidad apostlica; si no se est atento a
los espritus que vanmoviendo al apstol, o a los espritus que mueven
a las personas con quienes trabaja-mos, es muy fcil confundir la
misin. Aadido a este elemento, Fabro va descubriendoque la mejor
manera para reconocer los espritus que nos mueven, no son slo los
pen-samientos que tenemos, sino, y sobre todo, los movimientos
afectivos. Esto le quedmuy claro a Fabro despus de haber hablado un
da con Pedro Canisio, cuando steestaba haciendo sus Ejercicios
Espirituales:
Otro da, visitando a Maestro Pedro, el de Gueldres, que se
estaba ejercitando conforme almodo de nuestros Ejercicios, tuve
algunos argumentos de grande evidencia, con los cualesms claramente
que nunca entend cuantsimo importa para discernir los espritus, o
atendera los pensamientos y hablas interiores o al mismo espritu
que por los deseos y afectos, porla fortaleza del nimo o la
debilidad, por la tranquilidad o inquietud, por la alegra o
tristezay semejantes afecciones espirituales se suele manifestar.
Porque por estas cosas en verdadque se puede juzgar ms fcilmente
del alma y de sus huspedes que por los mismospensamientos (Mem.
300).
No es algo que Fabro haya descubierto tarde; se trata
sencillamente de una constata-cin nueva que le dio ms claridad
sobre este aspecto tan fundamental en la espirituali-dad ignaciana;
los espritus que nos mueve, se les conoce, ms que por los
pensamientosque nos acompaan, por los sentimientos y los
afectos.
No basta, pues, conocer la definicin de los espritus en un
sentido ms racional; eldiscernimiento se hace ms complejo cuando
adems es fundamental aprender a reco-nocer los efectos o la manera
de proceder de cada uno de estos espritus en los movi-mientos del
alma.
10 Ibd., 75.
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Dios, pues, acta en su interioridad y all debe ser descubierta
su voluntad; pero noslo se trata de una interioridad aislada, sino
que es la interioridad de Fabro en relaciny reaccionando frente a
otros factores externos a l mismo: las circunstancias de
suapostolado, las rdenes que recibe, los signos de los tiempos; as
lo entiende De Certe-au en su introduccin al Memorial:
Une seule conception commande les formes diverse de ce
discernement: la volont deDieu se rvle dans ses interventions; la
grce procure ainsi la lumire et la force de rpondrefidlement aux
injonctions divines. Loin dtre une simple promesse encore distincte
dudon lui-mme, la rvlation ne fait quun avec ce don, comme lindique
le terme qui dsignelune et lautre: un signe11 .
Una vez reconocida la diversidad de los espritus que mueven a
Fabro y la necesidadvital que siente de discernirlos, vamos a
tratar de desentraar algunas reglas que apare-cen en su
Memorial.
1.3. Reglas de Discernimiento en el Memorial1.3. Reglas de
Discernimiento en el Memorial1.3. Reglas de Discernimiento en el
Memorial1.3. Reglas de Discernimiento en el Memorial1.3. Reglas de
Discernimiento en el Memorial
Dado el tipo de escrito, no pretendemos presentar una teora
completa, o una seriede reglas como las que propone San Ignacio de
Loyola al final de sus Ejercicios Espiri-tuales (EE. 313-336); sin
embargo es posible encontrar de vez en cuando, algunas pistassobre
lo que se podran llamar reglas de discernimiento que anota Fabro a
propsitode sus propias reflexiones o de la ayuda que prestaba a
otros.
Un primer elemento que hay que tener en cuenta es que no siempre
utiliza unlenguaje tcnico; en ese sentido no habla slo de
consolaciones y desolaciones;utiliza una variedad inmensa de
trminos que enriquecen mucho el lenguaje; OLearyhace un estudio
detallado de este vocabulario, dividiendo las palabras que tienen
unacento ms intelectual, de las que tienen un acento ms afectivo,
que son las que msinteresan a Fabro12 .
11 DE CERTEAU, o.c., 77.12 Cfr. OLEARY, o.c., 84-85. Sobre la
consolacin:a) in intellectual faculty: cognitio, documentum,
intelligentia, mens, aperitur, notitia, responsum,
habere, videre, etc. (knowledge, a lesson, understanding, the
mind is opened, communication, to receivea reply, to see, etc.)
b) in the affective faculty: abundantia, alacris, coonfortatio,
dilatatio, gaudium, gustus, laetitia, pax,quies, teneritudo,
unctio, etc. (plenty, eager, strengthening, expansion, joy, taste,
happiness, paece, quiet,tenderness, unction, etc.)
Sobre la desolacin:a) in the intellectual faculty: confusiones,
distractio, ignoratio, perplexitas, etc. (confusion, distrac-
tion, ignorance, perplexity, etc.)b) in the affective faculty:
afflictus, amaritudo, angustia, dolor, durities, fastidium,
frigidus, fravamen,
inordinationes, moeror, penuria, perturbatio, poenae, tomentum,
torpor, tistitia, etc. (afflictions, bitter-ness, constiction,
sorrow, hardness, distaste, cold, trouble, disorders, grief, want,
disturbance, hardshi-ps, torment, sluggishness, sadness, etc.).
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La consolacin, pues, es algo bueno, normal, deseable; tambin es
cierto que no esalgo absolutamente necesario; dentro de la
diversidad de formas que adquiere la conso-lacin, vale la pena
sealar las lgrimas13 ; un ejemplo de ello podra ser el
siguiente:
En la entrada del reyno de Valencia sent alguna lachrymosa
consolacin; aduersitatemautem corporalem hucusque nullam experti
sumus. No s si lo hace en parte el coraon quese defiende de la Cruz
(MF. 424).
Por su parte, su desolacin, es una experiencia totalmente
opuesta a la consolacin;ms que una definicin afirmativa, se puede
saber qu es, por negacin de la primera.Es todo lo que lleva al
hombre al pecado y lo aparta de Dios. El nmero 254 del Me-morial
nos ofrece unas reflexiones que nos parece interesante traer aqu
para ayudar adistinguir estos dos estados del alma:
Quien conociere el espritu de abundancia y sus palabras, y el
que tienta y turba y las suyas,ese podr de ambas partes sacar
enseanzas. Porque debe tomarse y retenerse, y cuando sehubiere
perdido, buscarse el espritu de abundancia; y se ha de conservar
aquella alegra yconsuelo y aliento y tranquilidad, y todas las
otras disposiciones que acompaan al afectobueno, y a ellas hay
siempre que volver para que ms firmemente se arraiguen. Mas no
ashay que tomar todas las palabras que se ofrecieren; pues podra
mezclarse algunas falsas,porque hasta el mal espritu puede vestirse
con la apariencia de ngel de luz (Mem. 254).
Aparecen aqu los dos espritus enfrentados; por un lado el
espritu que llama aqude abundancia y por otro el que tienta y
turba; ambos nos pueden ensear cosas; sinembargo, el primero se
debe buscar y se han de conservar sus efectos, pero no se
debentomar de l todas las palabras; una cosa son los sentimientos
que produce y otra cosaslos razonamientos que puede suscitar; estos
ltimos no son fiables porque pueden seraprovechados por el mal
espritu para vestirse de ngel de luz.
Ms adelante, Fabro se refiere a lo que debemos aprovechar o lo
que podemos apren-der del mal espritu:
Con el contrario espritu y sus palabras de un modo contrario hay
que proceder. El espritumismo malo cuanto a todos sus sentimientos
hay que lanzarlo y huir de l; no as todas suspalabras, porque
muchas podras tomar para guardarte de muchas cosas y por ellas
hacerteen los negocios humanos ms prudente, pues muchas sern
verdaderas y tiles si luego soninformadas del otro espritu (Mem.
254).
Fabro propone que ante al espritu del mal se proceda de modo
contrario, esto es,que se rechacen todos los sentimientos que
produce, pero se aprovechen sus palabras;puede resultar til
escucharlas para aprender su manera de obrar; incluso sus
estrate-gias pueden resultar tiles a la hora de funcionar en el
mundo, mientras se las informecon el espritu del bien.
Avanzando, encontramos ms adelante una regla tambin muy
interesante; el plan-teamiento que se hace Fabro el 28 de abril de
1543 es que algunos, an haciendo mu-chos ejercicios y oraciones,
parece que no se ven movidos sino por un solo espritu; hay
13 Cfr. Ibd., 89-91.
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una relacin entre este punto y lo que San Ignacio dice en la
anotacin sexta de losEjercicios Espirituales14 ; la forma que
propone Fabro para resolver esta falta de mocio-nes o de agitacin
de varios espritus es la siguiente:
Pues bien, para provocar esta distincin es eficacsimo medio la
proposicin de la eleccinde vida y estado, y luego en cada estado
los varios grados de caminar a la perfeccin; y engeneral, cuanto le
propusieras cosas ms altas, o para obrar, o esperar, o creer, o
amar, paraaplicarse a ellas afectiva y efectivamente, tanto con
mayor facilidad le dars materia en laque se provoque la diferencia
del espritu bueno y del malo (Mem. 301).
Proponer a la persona la eleccin de vida y estado o la forma de
caminar hacia laperfeccin en el estado elegido, parece ser un mtodo
eficaz para suscitar los movimien-tos de los distintos espritus en
el interior de las personas, de manera que se puedaentonces
reconocerlos para acoger los que sean del buen espritu y rechazar
los que seandel malo.
En la misma lnea, aade Fabro otra regla:
Asimismo hay algunos, especialmente gente piadosa y por mucho
tiempo ejercitada endevocin y dejada de pecados, en quienes se
reconoce el mal espritu porque no tienen nipensamientos que excedan
los lmites de la verdad y bondad, ni afectos
manifiestamentedesordenados. A stos, sin embargo, por santos que
sean, si los indujeres a examinarse enalgn grado de vida y conducta
ms perfecta, dentro de su estado, si es inmutable, o en otroestado
ms perfecto, fcilmente se echarn de ver el uno y el otro espritu,
es a saber: el queda fortaleza y el que debilita, el que ilumina y
el que ofusca, el que justifica y el que mancha,es decir el bueno y
el contrario del bueno (Mem. 302).
Este criterio, parecido al anterior, es muy til para tratar con
personas piadosas, queeran la mayora de los que l trataba. Ms
adelante, a propsito de un momento dedesolacin ante los males
generales que constataba a su alrededor y en l mismo, descu-bri
otro criterio fundamental que lo consol muchsimo:
Y aqu se me dio a ver que no se debe menos huir de las
consolaciones que se fundan enacontecimientos puramente
accidentales, o tambin en prosperidades posibles de las
cosasespirituales, que de las desolaciones contrarias. Digo cuanto
al extremo, que suele muchasveces ser excesivo, y teniendo cuenta
con la verdadera estabilidad del corazn que de ambosmodos se
impide, es decir, por la tristeza vana y por la alegra vana, y
algunas veces ms porla alegra; si bien ms ayude para obrar la
alegra (aun aquella a que se aade algo de vanidadespiritual) que la
tristeza mezclada con algo de turbacin que frustra (Mem. 304).
Es necesario, pues, estar atentos a las tristezas vanas, lo
mismo que a las alegrasvanas, que no estn exentas de una cierta
vanidad espiritual; ambos estados pueden seraprovechados por el mal
espritu para destruir una labor que se va desarrollando
pa-cientemente. La tristeza y turbacin pueden nacer del mal
espritu, pero suelen termi-
14 El que da los exercicios, cuando siente que al que se
exercita no le vienen algunas mocionesspirituales en su nima, ass
como consolaciones o dessolaciones, ni es agitado de varios
spiritus, muchole debe interrogar cerca los exercicios, si los
hace, a sus tiempos destinados, y cmo (...) (EE. 6).
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nar en el bueno; por su parte, las alegras vanas generalmente
tienen su origen en elbuen espritu, pero ser aprovechadas por el
malo:
Porque as como el espritu bueno suele de las tristezas tomar
argumentos para atraernosa lo que es slido y bueno, con que
verdaderamente nos consuele, aniquilada la falsa o vanaalegra; as
tambin suele el enemigo tomar ocasin de las alegras para arrastrar
a un gozovano, al que se siga despus tristeza (Mem. 304).
Debemos estar atentos, pues, a las alegras y a las tristezas y
reconocer no slo lo queproducen en nosotros en un momento
determinado, sino vigilar hacia dnde nos llevan;esta regla tiene
una relacin muy estrecha con la que menciona San Ignacio en la
quintaregla, ms propia para la segunda semana:
Debemos mucho advertir el discurso de los pensamientos; y si el
principio, medio y fin estodo bueno, inclinado a todo bien, seal es
de buen ngel; mas si en el discurso de lospensamientos que trae
acaba en alguna cosa mala o distractiva, o menos buena que la que
elnima antes tena propuesta hacer, o la enflaquece o inquieta o
conturba a la nima, quitndolasu paz, tranquilidad, y quietud que
antes tena, clara seal es proceder de mal spritu, enemigode nuestro
provecho y salud eterna (EE. 333).
Como una regla ms, podemos destacar el hecho, que ya hemos
mencionado, de quepara Fabro son muchsimo ms importantes los datos
afectivos que las ideas o las razo-nes; para OLeary aqu est una de
las claves propias de Fabro:
The priority to be given in our experience to the affective
element over the intellectualelement is one of the corner-stones of
Favres theory of discernment. The spirits make theirpresence felt
through affective movements over which the person has no control:
this is thebasic experience, and it is essentially passive. Ideas
and reflections, whether accompanyingof following, are less
important, even when there is no guarantee that they have come
fromthe same spirit at all. It is the basic experience alone which
is self-authenticating; theintellectual component requires further
discernment15 .
Estando en Valladolid, el 20 de marzo de 1545, Fabro registra
otra regla de sudiscernimiento:
Sucede a veces que pensemos en bienes y favores que conforme a
nuestra posibilidad nostocan o nos pueden sobrevenir; otras veces,
al contrario, que pensemos en males que nospueden amenazar. En la
primera disposicin, hemos de cuidar de no engreirnos demasiado;y en
la segunda, de no abatirnos ms de lo que conviene. Sabe nuestro
buen espritu aplicarcada uno de estos tiempos al remedio del otro,
esto es; remedia la abundancia con la escasezy sta con aqulla. Pero
el mal espritu de las dos cosas pretende sacar dao, es a saber, de
laabundancia hinchazn y presuncin y de la escasez pusilanimidad y
decaimiento del buennimo (Mem. 409).
La clave de este criterio estara en no dejarse abatir demasiado
fcil, ni tampocodejarse llevar por el espritu de la soberbia;
frente a lo bueno o lo malo que nos puedesobrevenir, hay que
confiar en que nuestro buen espritu sabr sacar provecho; pero
15 OLEARY, o.c., 112.
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tambin hay que tener cuidado porque es fcil que el espritu del
mal pretenda hacerdao con la excesiva presuncin o el decaimiento
exagerado.
Una ltima regla que podramos deducir de la prctica del
discernimiento en Fabroes la constancia que supone y el hecho de
que no se trata slo de un ejercicio paramomentos especiales o
decisiones trascendentales; Fabro analiza cada acontecimientode su
vida interior y de lo que va viviendo en su prctica apostlica. Esta
prctica per-manente es lo que va haciendo posible que se conozcan
cada vez mejor los espritus quenos mueven y las estrategias que
utilizan; si no se hace del discernimiento una prcticacotidiana y
frecuente, nunca se podra llegar a afinar la sensibilidad que exige
un discer-nimiento espiritual.
A discernir se aprende discerniendo, podramos decir. Esto quedar
ms claro enalgunos de los ejemplos que vamos a presentar en el
siguiente apartado.
1.4. Ejemplos de Discernimiento en el Memorial1.4. Ejemplos de
Discernimiento en el Memorial1.4. Ejemplos de Discernimiento en el
Memorial1.4. Ejemplos de Discernimiento en el Memorial1.4. Ejemplos
de Discernimiento en el Memorial
Hemos dicho ya que casi todas las pginas del Memorial estn en
clave de discer-nimiento y que un estudio completo de esta prctica
sera prcticamente imposible; sinembargo, nos parece conveniente
presentar algunos ejemplos concretos, sobre todo conel fin de
iluminar la investigacin que estamos haciendo sobre la relacin
entre discerni-miento y obediencia en Fabro. Es por esto por lo que
los ejemplos que hemos escogidostienen que ver casi todos con las
obediencias que Fabro recibi a lo largo de los sieteaos de trabajo
en varios pases europeos.
El primer ejemplo al que nos vamos a referir, lo registra Fabro
el 1 de septiembre de1542; la situacin que describe Fabro es su
estado de nimo despus de haber hechouna pltica a varias personas;
siente un gran deseo de predicar, cosa frecuente en l;senta la gran
responsabilidad de ayudar a que Alemania saliera de la situacin de
crisisreligiosa que estaba viviendo; en este momento anota lo
siguiente:
Sent tambin entonces que convena en adelante atender mejor a
obedecer al espritu queme excita a fervor en las obras de la
palabra del Seor, cuales son las plticas particulares ysermones
pblicos, etc., no slo en la Iglesia delante de mucha gente, sino
tambin en otrasreuniones de hombres o en las casas, o fuera de
ellas, aunque sean pocos los que me puedanor, y asimismo en las
mesas en presencia de los prncipes y magnates (Mem. 112).
Siente pues una llamada particular a predicar ms, tanto en las
iglesias, delante demucha gente, como en reuniones con pocas
personas y en presencia de los prncipes ymagnates. Los sentimientos
le van indicando el camino que debe seguir y cules son
losministerios en los que debe insistir; es una mocin de obediencia
al Espritu que leexita a fervor en las obras de la palabra del
Seor. Es importante destacar aqu el hechode que siente una llamada
a predicar no slo delante de mucha gente, sino an en am-bientes
reducidos.
Un tiempo despus, estando en Valladolid, el 3 de abril de 1545,
aparecen unasmociones suscitadas precisamente por estar haciendo
una labor en un ambiente relati-vamente sencillo; escuchemos al
mismo Fabro que nos presenta sus mociones:
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El Viernes Santo, oyendo las confesiones de algunos jvenes y
nios pequeos, quepertenecan a la casa de un seor, mi penitente, me
vinieron algunos pensamientos de orgullo,y un espritu me deca
interiormente: acaso viniste aqu para ocuparte de estos nios?
Nosera mejor estar en un lugar donde pudieses oir (sic) las
confesiones de algunas personasserias? Pero, cuando tom la
determinacin (se le agradace a Dios) de trabajar toda mi vidaen
estos ministerios que este espritu consideraba como particularmente
viles y pequeos,me vino una gran firmeza en espritu de humildad, y
descubr mejor que nunca el valor deaquellas obras que se hacen con
una intencin recta por los ms pequeos, por losdespreciados y los
abyectos segn el mundo (Mem. 421).
Lo que le preocupa aqu no es el tipo de trabajo, ni la cantidad
de gente que recibesu accin; le inquieta la calidad de estas
personas a quienes est confesando; ante estotiene pensamientos de
orgullo y siente un espritu que lo cuestiona. Ante este esprituy
estos pensamientos, aparece una gran firmeza en espritu de
humildad, que le ayuda adescubrir el valor de las obras que se
hacen por los pequeos y desgraciados de estemundo. En el nmero
siguiente desarrolla de una manera admirable esta opcin deDios por
los pequeos y lo dbiles:
Por eso dese por mi parte y tuve por cosa muy preciosa poder
solamente instruir a losrudos, a los nios, a los pobres y
principalmente a los ms abandonados. Porque aunquenos parezca que
alcanzamos mayor fruto cultivando las personas grandes del siglo,
sinembargo suele Dios conceder mayor fruto a los trabajos que se
hacen con los pequeos,puesto que El dice: lo que hicisteis a uno de
estos hermanos mos ms pequeos, a mi me lohicisteis. Y es cierto que
El aprecia ms lo que se hace por alguno que est
completamenteabandonado, que si emplease el mismo trabajo en
provecho del Emperador. As que, hermanocarsimo, como el pobre est
confiado al cuidado de Dios, haz cuenta que est dejado a tucuidado
para que le ayudes, no habiendo otro que lo haga (Mem. 423).
El discernimiento que hace Fabro frente a estas mociones que
siente ante su trabajosencillo y escondido, incluye, en este caso
una referencia al Evangelio (Mateo 25, 40),que se convierte en el
criterio fundamental para juzgar los pensamientos y los espritusque
lo mueven.
El otro ejemplo que queremos presentar se refiere a la decisin
de cumplir la ordenque recibe del Arzobispo de Maguncia que lo haba
mandado a ir al Concilio de Trento;esta anotacin la hace estando en
Maguncia:
Un Domingo del mes de Octubre, que fu (sic) el 22 del mismo mes
de este ao 1542, y enel da precedente, que haba sido de Santa
Ursula y sus compaeras, hall en la presencia delSeor este consejo,
y me determin a cumplirlo; que fue, obedecer a la voluntad del
Arzobispode Maguncia, que me haba significado querer que en nombre
suyo fuese con otros telogossuyos al Concilio , que en Trento se
haba de celebrar, empezando el 1 de Noviembre. Sobreeste negocio yo
haba tenido varios espritus y varias tristezas antes de que me
resolviese;pero de todas me liber el seor por virtud de la santa y
ciega obediencia a la que no tocamirar ni a la propia
insuficiencia, ni a la grandeza y peso de los negocios que se
mandan.(...) (Mem. 145).
Llama la atencin, primero que todo, que Fabro halla en la
presencia de Dios elconsejo de obedecer la orden que haba recibido.
Cuenta luego cmo haba tenido
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varios espritus y varias tristezas antes de resolverse frente a
este negocio; Fabro sienteque ms all de cualquier variedad de
espritus que puedan moverlo ante esta misinque se le encomienda,
est la santa y ciega obediencia, que le garantiza, de algunamanera
la bondad de esta decisin.
Aparentemente el discernimiento que vena haciendo Fabro parta de
un plantea-miento equivocado; no se trataba de una decisin que deba
discernir; los varios espri-tus y las tristezas que sinti en esos
das provenan del mal espritu; lo que le indicaba elbuen espritu era
sencillamente obedecer, sin fijarse en la propia insuficiencia, ni
en lagrandeza y peso de los negocios que se mandan.
El 14 de febrero de 1543, estando todava en Maguncia, se refiere
Fabro a otromomento en el que le es dado distinguir los distintos
espritus que lo mueven; una partede este mismo nmero ya fue
analizada a propsito de las reglas; dice Fabro:
Este da despus de la misa, habiendo considerado la diversidad de
espritus que muchasveces me han agitado y me hicieron cambiar de
opinin cuanto a la posibilidad de hacerfruto en Alemania, advert
que no hay que hacer caso en manera alguna a las palabras deaquel
espritu que todo lo hace imposible y siempre trae inconvenientes,
sino ms bien a laspalabras y sentimientos de aquel que muestra
posibilidad y da nimo; aunque tambin hemosde tener cuidado de no
correr demasiado a la derecha. En una palabra, hay que
tenerdiscrecin, para mantenernos en medio entre la derecha y la
izquierda, de suerte que ni ennuestra buena esperanza se mezcle en
exceso vano, ni en nuestro miedo una aflictiva cortedad.Pero si no
nos es posible no inclinarlos ms a esta parte que a la otra, ms
seguro es y menospeligroso caminar y esperar como en los tiempos de
grande nimo, que no dejarnos encerraren el cerco de la tristeza,
donde suele haber errores mil, y mil engaos, y mil laberintos deuna
amargura que brota hacia afuera (Mem. 254).
Aparecen aqu una diversidad de espritus que le hacen dudar sobre
la posibilidadde hacer fruto en Alemania. La tarea era demasiado
grande y pesada para llevar; sinembargo haba otros momentos en los
que se senta optimista en su labor; senta espri-tus que le ofrecan
posibilidades y le daban nimos; no se trata slo de dejarse llevar
porunos y rechazar los otros; Fabro descubre que de lo que se trata
es de no ir a los extre-mos, aunque de no ser posible este trmino
medio, es mejor inclinarse ms hacia elespritu de grande nimo que
impide que nos encerremos en el cerco de la tristeza, enel que es
mucho ms fcil equivocarse.
Sin embargo este descubrimiento no resuelve esta variabilidad de
los espritus que lomueven; de nuevo, cuatro meses ms tarde dir:
Aqu, asimismo, not y ponder el tormento que tan de continuo
siento desde que conoca Alemania, por las apostasas de esta nacin.
Plega a Dios impedir que no suceda en realidadlo que tantas veces
en mi espritu se me ha representado, no en verdad con buen
espritu,sino ms bien por espritu de desconfianza, que de tantos
modos hasta ahora me ha vejado,tirando principalmente a que
desesperase enteramente de hacer fruto y echase a huir primeroen mi
nimo, y despus desease salir de esta regin del Rin que me ha sido
encomendada.
Ojal que la tibieza de los hombres malos, verdaderos o
imaginados, la frialdad, malicia, ydeficiencias dejen de invadir mi
alma y espritu, que por otra parte son en s mismos bastan-
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te pobres, tibios, fros y deficientes. Ojal cese ya esta
mutabilidad ma, que tantas veces hahecho que ahora me parezca todo
excesivamente prspero o que va a prosperar, y luego alcontrario
todo perdido o que se va a perder. (Mem. 329).
Aparece en su horizonte la tentacin de huir; tentacin, porque
reconoce que no esdel buen espritu, sino por espritu de
desconfianza; siente que la tibieza de los hom-bres malos invaden
su alma y su espritu, ya bastante dbiles. Pide que cese esa
mutabi-lidad de su propio nimo. Este momento es muy importante,
porque coincide, ms omenos, como veremos ms adelante, con la orden
de ir a Portugal y las dificultades quetiene para cumplir esta
orden. No es extrao que le costara tanto dejar Alemania, cuan-do
vea que dejarla era ceder ante la tentacin del desnimo que lo
atormentaba tanto.
A modo de resumen, volvamos a los comienzos del Memorial, donde
Fabro haceun reconocimiento del don recibido de Dios para saber
distinguir los diferentes espri-tus que lo movan:
(...) Podra decir que nunca me vino angustia ni ansiedad,
escrpulo, duda, temor ni otromal espritu, que yo pudiese sentir
notablemente, sin que juntamente, o a lo menos despusde algunos
das, yo no hallase el verdadero remedio en Dios nuestro Seor, dando
El graciapara pedir y buscar y clamar por ella. En esto se encierra
innumerables gracias deconocimientos y sentimientos de varios
espritus, que yo conoca mejor de da en da. PuesDios nuestro Seor me
daba tales aguijones que ya no me dejaron ser tibio. En otras
palabras-como dije- nunca permiti el Seor que me engaara en el
juzgar y discernir los malosespritus y en el sentir las cosas
propias o las divinas o las del prjimo, sino que siempre y enel
momento oportuno me libraba con las inspiraciones de los santos
ngeles y del EsprituSanto (Mem. 12).
Aunque habra muchos otros casos que podramos presentar aqu para
ilustrar lacapacidad de discernimiento de Fabro, vamos a dejar
estos ejemplos para pasar a revisarla manera como entenda y viva la
obediencia y su relacin con este discernimiento.
2. Teora y Prctica de la Obediencia
2.1. Cmo entendi Fabro la Obediencia?2.1. Cmo entendi Fabro la
Obediencia?2.1. Cmo entendi Fabro la Obediencia?2.1. Cmo entendi
Fabro la Obediencia?2.1. Cmo entendi Fabro la Obediencia?
Para responder a esta pregunta, contamos con algunos rasgos
tericos que Fabrodej registrados en su Memorial, o en algunas de
sus cartas y, sobre todo, contamoscon unos avisos que escribi muy
probablemente para los jesuitas de Coimbra en 1544.
En primer trmino, en el Memorial nos encontramos con varias
referencias a laobediencia, a los pocos das de haber comenzado a
escribir su diario, el 2 de julio de1543, da de la Visitacin de
Nuestra Seora. Pide Fabro en su oracin, a propsito dela actitud de
Mara ante su prima Isabel, que todos los que estn en obediencia
se ejercitasen hasta alcanzar perfecta humildad y paciencia y
caridad para soportar y honrarsus mayores buenos y malos, teniendo
el ojo y el afecto solamente a lo bueno y no mirandolo que es malo;
y cuanto ms el inferior se hiciese perfecto en el suyo, que es ser
siervo
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diligente, obediente y fiel por temor y amor de Dios nuestro
Seor. As mereceran los quede tal manera se iran haciendo servidores
gratos a Dios, tener finalmente buenos Seores;y no despus que
tambin ellos son salidos de su estado de servidores; pues ni el mal
superiormerece que el Seor le d mejores sbditos, ni el sbdito
rebelde merece buenos superiores(Mem. 39).
El que est bajo obediencia le corresponde tener humildad,
paciencia y caridad parasoportar a sus superiores, sean estos
buenos o malos; puesto que, para l, en la medida enque el sbdito se
mantenga en esta actitud, se ir haciendo merecedor de un buen
supe-rior; habra como una correspondencia mutua entre el superior y
el sbdito, que puedeser animada desde cualquiera de los extremos de
la balanza; sin embargo, insiste Fabroms adelante, en el valor que
tiene el buen sbdito para merecer un buen superior:
De aqu se ha de esperar que cuando los sbditos, o a lo menos los
mejores, hubierenalcanzado tal humildad, paciencia y caridad que
les baste para homrar (sic), servir, acatar,tolerar cualquier
superior suyo, por malo que sea, sin perder la buena voluntad, sino
antescreciendo siempre en ella con determinacin de perseverar as
hasta la muerte, entonces sepodr tener ms esperanza que Nuestro
Seor se haya de mover a dar otros mejores y nopor el contrario; es
a saber, por ver los malos ir adelante de mal en peor acerca de
talobediencia (Mem. 41).
La buena obediencia, pues, es anterior al buen superior; de
manera que no se tratade una obediencia condicionada o dependiente
del tipo de superior que se tenga, sinoque es una obediencia que
tiene un fundamento ms all; lo menciona de pasada en elnmero 39, ya
citado: por temor y amor de Dios nuestro Seor.
En el nmero 40, Fabro encomienda su obediencia a la Trinidad:
Pide al Padre quelo haga un hijo obediente; pide al Hijo que lo
haga su siervo; y pide al Espritu Santo quesea su maestro y que le
ensee a ser su discpulo. Unos das ms tarde, al recordar
elaniversario de su profesin en la Compaa, encomienda Fabro el
cuidado de sus tresvotos a la Trinidad: A Dios Padre encomienda su
castidad; al Hijo, que se hizo obedien-te hasta la muerte (Cfr.
Filipenses 2,8) encomendaba el cuidado de su obediencia; y
alEspritu Santo, encomendaba su voto de pobreza (Cfr. Mem. 45).
Un ao y medio ms tarde, a propsito de la octava de la Epifana,
Fabro, ya enCoimbra, se refiere a la obediencia de Jess a su Madre
que dur hasta los treinta aos(Cfr. Mem. 381), y la compara con el
amor con el que tiene sujeto la esposa a su esposo:que le hace no
poder estar ausente de su presencia mucho tiempo (Ibd.).
Y ms adelante se refiere al hecho de que Jess, al salir de la
sujecin de sus padres,no busca una obediencia ms honrosa, sino que
se hace obediente a un siervo suyo:
Jess, saliendo de la sujecin de sus padres para ser bautizado
por Juan, ensea que esmenester que los que dejan un gnero de
oficio, no lo hagan movidos del deseo de buscar lalibertad de la
carne, como suelen los que mudan una obediencia ms estrecha por
otra mslaxa, sino ms bien de subir a cosas ms duras. Pues Cristo
dej la servidumbre de suspadres para pasar en cierto modo a la
escuela de Juan, siervo suyo. No busca seores mshonrados que sus
padres, ni verse libre de toda servidumbre el que desea ser siervo
detodos (Mem. 382).
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Este comentario lleva una enseanza para aquellos que buscan
cambiar de supe-rior, o sencillamente cambiar de estado de vida,
buscando una libertad mayor.
Pasando a las cartas que Fabro enva a su amigo y superior,
Ignacio de Loyola, nosencontramos con este prrafo escrito en
Espira, el 27 de abril de 1542:
Esta semana prsime passada escriu quasi lo mismo que en esta
presente carta allaris,aunque yo entonces no expliqu tanto el gran
deseo que es necessario que yo tenga devuestras cartas, y la causa
[es] por entender qu es lo que yo deuo hazer; que bien sabis
ladifferencia que ay entre seer mouido per sy mesmo, y ser mouido
por va de la sanctaobedientia, la qual, en vna palabrita, es
consumado consejo, uerdadera prudencia, enteradiscrecin, fortaleza
y charidad pera quien con perfecta humildad, paciencia, alegra,
larecibe (MF. 162-163).
Este texto nos revela esa necesidad que tena Fabro de recibir la
misin lo ms inme-diatamente posible; necesita de las cartas, no slo
por el afecto que le traen, sino tam-bin como confirmaciones sobre
lo que tiene que hacer; y la razn que da nos ampla loque era para l
la verdadera obediencia: consumado consejo, verdadera prudencia,
en-tera discrecin, fortaleza, caridad. La obediencia, pues, no la
entiende como un impe-dimento, sino como una parte fundamental de
su misin.
Antes de pasar a analizar algunos ejemplos concretos de la
manera como vivi Fabrola obediencia, vamos a detenernos un momento
en los avisos sobre le obediencia queescribe Fabro muy seguramente
en 1544; la frase con la que comienza el texto nos
poneinmediatamente en contexto:
La obedientia ha de ser ciega, es saber que el uerdadero
obediente no a de sperar lacaridad ni la razn ni el sentimiento del
fruto que ay en la obra que le es mandada (MF.284-285).
Ciega aqu no significa sencillamente que se debe cumplir sin
mirar lo que se hace osin preguntar o sin protestar; ciega, como
bien lo explica Fabro en seguida, es no espe-rar una compensacin ni
afectiva, ni racional, en lo que toca al fruto que se hace en
laobra que se manda; no esperar una satisfaccin personal por lo que
se hace.
Esta ceguera puede desaparecer en un momento determinado, es
decir, la personapuede llegar a contemplar tanto afectiva, como
racionalmente el fruto que hace con suaccin; sin embargo, Fabro
recomienda que aunque esto pase, no se deje de mantener elespritu
por el que se obedeci primero, de manera que si descubre los
beneficios de suobrar, prescinda de ellos y se mantenga en la
obediencia ciega; esto permite que si lamisin es revocada, no estar
la persona apegada a su misin; dice ms adelante:
(...) de suerte que ser menester para quien est en obedientia,
nunca asentarse para resposaren ninguna parte, ni en obras
particulares subjectas la obedientia, aunque para ello sehallase
muy santo y claro spritu; digo resposar de tal manera, que se
quitase la promptitudde quanto inporta la obedientia (MF. 285).
La obediencia ciega debe llevar, pues, a una actitud como la que
describe aqu Fa-bro; una actitud de desarraigo total, que capacite
al sbdito a mantenerse siempre di-sponible para asumir una nueva
misin, si esto fuera necesario; no quiere decir esto que
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no se halle alegra y gozo en una obra; lo importante es que
aunque, de hecho, se hallemuy santo y claro espritu, no se llegue,
por ello, a perder la disponibilidad necesariapara una nueva
misin.
Continuando con su exposicin Fabro distingue entre el voto de
obediencia y elhacer fruto en la labor apostlica; en el caso de que
el sbdito quiera hacer algo que contoda certeza traer mucho fruto y
la obediencia le mande una cosa contraria en la queno se ve tambin
claramente ningn fruto, Fabro afirma:
Item puesto que acaesiese que la uoluntad del obediente,
informada de charidad, quisiesehazer alguna cosa, conforme [] algn
gran zelo de mucho fruto que se uiese claramente, yla obedientia
mandase otra cosa, en la qual no se uiese fruto ninguno, all ser
bueno pensarde cmo no se ha hecho uoto de hazer el tal fruto de
charidad, sino de obedientia, y consi-derar que el hombre no hae
uoto de saluar nimas conforme su pareser, sin aun conformeal deseo
que nuestro Seor le diese, sino de hazer lo que le fuere mandado
por sus maiores(MF. 285).
Aparece, pues, una concepcin de la obediencia que no permite
ninguna discusin odebate sobre las rdenes que se reciben; no se
trata ni siquiera del hecho, evidente, de ladiversidad de
percepciones: lo que para mi es de ms fruto, no es, en realidad, lo
que esde ms fruto; el superior tiene una visin ms amplia y puede
juzgar mejor sobre lasnecesidades del conjunto; este no es el caso;
aqu es claro que hay mayor fruto en unaobra que en otra; sin
embargo, para Fabro una cosa es el hacer fruto, y otra cosa
esobedecer; el voto se refiere a lo segundo, aunque es evidente que
se puede esperar queel voto ayude en este hacer fruto, aunque sea
en la forma misteriosa como la misma cruzde Cristo, asumida por
obediencia, es causa de salvacin para todo el mundo (Cfr.Hebreos
5,9).
Avanzando en su exposicin Fabro cita ms adelante las palabras de
Jess en elEvangelio: Si alguno quiere venir en pos de m, niguese a
s mismo, tome su cruz ysgame (Mateo 16,24). All est la razn ltima
de la obediencia; se trata de una nega-cin total de s mismo para
responder a la llamada de Jess; la obediencia, pues, estreferida al
seguimiento del Seor, y no tanto a un eficacia determinada; el
premio sloviene del Seor Jess y no de las obras que se
realizan:
estando aparejados para sufrir todo lo que de la mano de nuestro
Seor uiniere, siguiendoas mismo con la crus de los tales trabajos
Jesu Christo, de cuia mano speramos el premiodellos (MF. 286).
Terminamos as el estudio sobre la manera como Fabro entendi la
obediencia; va-mos a estudiar ms detenidamente algunos casos en los
que lo vemos vivindola encarne propia.
2.2. Algunos ejemplos de cmo vivi Fabro la Obediencia2.2.
Algunos ejemplos de cmo vivi Fabro la Obediencia2.2. Algunos
ejemplos de cmo vivi Fabro la Obediencia2.2. Algunos ejemplos de
cmo vivi Fabro la Obediencia2.2. Algunos ejemplos de cmo vivi Fabro
la Obediencia
El primer caso que vamos a tratar de analizar se refiere a la
orden que recibe Fabroen enero de 1542, estando en Espaa con el
doctor Ortz, de volver a Alemania (Cfr.Mem. 32), caso al que nos
referimos ms arriba. Fabro obedece inmediatamente, aun-
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que la reaccin del doctor Ortz es contraria a esta obediencia
(Cfr. MF. 442). Despusde llegar a Alemania, el 27 de abril de 1542,
escribe Fabro a Ignacio dicindole:
Vnde etiam yo, siendo quien soy in rebus agibilibus y quien fuy
siempre, creo verdaderamenteque se me escriuieran, los que me
mandaron venir Alemania, que pera tal da so fuera deobediencia me
debiese hallar en Espira, donde estara monsior de Mdena, yo lo
pudieray supiera (que el querer no ha faltado) hazer ad literam;
mas dizindome que yo hiziese loque yo poda pera uenir, me dexaron
tan baxo en mis fueras y en la fee, que otra cosa no hesabido
poder, ni podido saber, sino lo que yo he hecho, scilicet, llegar
tan tarde, y despusque ya estaua partido monsior de Mdena de Spira,
que fu el sbado despus del da depascua de resurreccin, que fueron
nueuas pera my, ms de passin que no de resurreccin.Todaua la carta
escrita de la mano de Mtro. Bobadilla algo me remedi, dizindome lo
queueris en la copia della. Verdad es que me dexa mucha libertad
(MF. 163).
El querer no le ha faltado; sin embargo, parece que la orden no
era terminante; ledicen que haga lo que pueda para llegar a Espira
y esto lo dej bajo de fuerzas y de fe;hizo lo que pudo y supo y no
lleg a tiempo; parece como si Fabro tuviera que justificarante
Ignacio su tardanza; para l mismo fue un momento muy malo, pues al
enterarseque el obispo de Mdena ya haba partido de Espira, dice que
fueron para l nuevas depasin.
Contrasta con esto el alivio que sinti con la carta de
Bobadilla, en la que siente quese le deja mayor libertad. No
conocemos esta carta, pero lo que s podemos concluir deesta cita,
es que Fabro, igual que era muy escrupuloso en su vida interior y
en el cuidadoque tena con los distintos espritus que lo movan de un
lado para otro, tambin eramuy escrupuloso en lo que toca a la
obediencia. Necesita rdenes claras y concretas. Yavimos ms arriba
una carta en la que pide que le den instrucciones claras sobre lo
quedebe hacer en Espira (Cfr. MF. 162-163); de lo contrario va a
aparecer como si hubieradesobedecido y esto no lo puede soportar
Fabro de s mismo.
El segundo ejemplo que queremos revisar ahora es el que se
refiere a la orden dedejar Alemania e ir a Portugal; como decamos
ms arriba, es una orden que recibealrededor del mes de julio de
1543:
Por este tiempo recib precepto de obediencia en virtud del cual
me fue preciso ir deColonia a Portugal. Preparme (sic) a la partida
en el mes de Septiembre. Llegu a Amberesy como no pudiese navegar
volv a Lovaina y ca enfermo de tercianas que me detuvieroncerca de
dos meses (Cfr. Mem. 363).
Prepar su viaje en el mes de septiembre; lo cual quiere decir
que recibi la orden unpoco antes; despus viaj hasta Amberes y no
encontr forma de navegar hasta Portu-gal, de modo que se volvi a
Lovaina, donde cay enfermo durante cerca de dos meses.Despus viene
un tiempo vaco en su diario espiritual y lo que sabemos, lo
podemosdeducir de los pocos rasgos que registr en el ao y medio
siguiente, o en las cartas quese conservan.
En diciembre escribe a Ignacio desde Lovaina explicando la razn
de su tardanza;dice que escribi desde Amberes una carta el 13 de
octubre en la que contaba cmo alos siete das de haber recibido la
obediencia, haba dejado Colonia (MF 227); adems
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aade un elemento, ya mencionado: el Nuncio en Renania, monseor
Poggio, ha inter-cedido ante el Papa para que Fabro no deje
Alemania (MF. 228).
El 8 de enero de 1544, escribe Fabro a Simn Rodrigues explicando
su tardanza;llama la atencin que enva su carta con un grupo de
jvenes que van a comenzar susestudios en la Compaa en Portugal; al
parecer ellos s podan viajar...
Los hermanos que la presente lleuan podan uiua uoce excusar
muchas palabras mas, assen dar la cuenta por all, que yo deuo,
sobre mi tanta tardana, como en lo dems. Hastaaqu nuestro Seor
immediate ha prohibido nuestra nauegacin, parte por ua de
miindisposicin y de mossn Juan, parte por ua del tiempo contrario,
pareciendo ser quenuestro Seor ms uiento haze para uenir de Hespaa
para Alemaa, que no de Alemaapara Hespaa; que es seal que nuestro
Seor quiere antes fauorescer Germania porintrumentos formados en
Hespaa, que no al contrario. Yo todaua estoi muy desseoso decomplir
presto la uoluntad del serensimo rey de Portugal, nuestro, en Jesv,
seor. Digodesseoso de mi parte y conforme la primera obediencia,
aunque su diuina magestad sabequnto me llega al nima la grandssima
necessidad de por ac; y desto nae en my un iertosentimiento que me
paree no ser possible que yo crea que tengo de partirme destas
partes,hasta que all actualmente me uea. Y desto no ms (MF.
330-331).
Esta carta explica las razones de su tardanza; adems explica cmo
para l todos losinconvenientes que ha tenido para viajar a Portugal
son seales de que Dios quiere msfavorecer a Alemania con
instrumentos formados en Espaa y no al contrario. Siguedeseoso de
cumplir presto la primera orden que recibi, aunque es consciente de
lomucho que le cuesta, dada la grandissima necessidad que ve en
Alemania; tanto as queconfiesa que no le deja creer que tenga que
partir de all.
Todava el 10 de mazo de 1544, desde Colonia, escribe a Ignacio y
le confa susinquietudes:
Nuestro Seor lo ordene todo para ms seruicio suyo, que yo,
aunque ninguna cosa msdeseo en esta vida, que poner alguna raz para
nuestra Compaa en Alemaa, todava estoysuspenso, no sabiendo, si
maana resciuir cartas vuestras, que me mandarn yr Espaa, no, y
avindome de yr, estoy perplexo sobre el dexar algunos ac, no. El
zelo, que tengosobre esta natin, y el amor que nuestro Seor me da
para ella, no permitte que todos ayade lleuar. Por otra parte
viendo el peligro, que ay, de que no aprouechar tanto ellos ac
enletras ni spritu como en Portugal, as batalla en m la humana
consideratin, segn la qualninguno avra de estar por estas partes,
sino por obedientia, y la diuina consideratin fundadaen esperanza,
segn la qual querra que la mitad de la Compaa estubiese por ac,
dandovozes, rezando y llorando, y muriendo cada da por esta gente
de ac, etc. (MF. 256-257).
No sabe todava si en cualquier momento va a recibir cartas en
las que le digan quepermanezca en Alemania; y por otro lado expresa
el inmenso deseo de que la Compaaeche races en esas tierras; es
evidente aqu el amor que tena por este pas que tanto leha hecho
sufrir, pero del que espera tanto. Siente en su interior una
batalla de ver quetiene que partir, y por otro lado el deseo que
tiene de que incluso la mitad de la Com-paa estuviese en Alemania,
dando vozes, rezando y llorando, y muriendo cada dapor esta gente
de ac.
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Dejar Alemania, como veamos al analizar su discernimiento, sera
para l huir deuna responsabilidad que Dios le ha querido dar; por
otra parte no sabe si dejar algunosde los que se han ido uniendo a
la Compaa o llevarlos con l; todava no parece quetuvieran
suficiente raz y le da miedo dejarlos en un momento tan
trascendental; Polan-co resume una carta de Fabro del 10 de mayo,
todava desde Colonia:
Dize, que no sabe, si llebar consigo Lamberto, mosn Alvaro,
Pedro Canisio, porque,aunque en otras vniuersidades podran mejor
aprobecharse, nyo (dize) no puedo no obedezer vnos sentimientos,
con los quales y por los quales me pareze siempre, y vezes siento
ennuestro Seor, de que con su presentia destos mejor se conseruar
alguna cosa aqu; y quenuestro Seor dispondr mejor alguna manera,
por donde la Compaa tome raiz enAlemania (MF. 259).
No puede no obedecer los sentimientos que tiene en el Seor,
aunque ve que laorden de partir se mantiene. Una situacin delicada
y difcil para un espritu escrupulo-so y tan seriamente arraigado en
la obediencia que hemos presentado en el apartadoanterior. El
dilema al que se enfrenta es precisamente entre obedecer y correr
el riesgode perder un gran fruto, que es evidente para l.
El mismo da, 10 de mayo,escribe otra carta a Ignacio, en la que
dice claramente queacabndose la dieta en la que est participando,
me pienso partir mi camino derecho aPortugal (MF. 261). Por lo que
dice en el Memorial, sali de Colonia el doce de juliode 1544,
despus de recibir una nueva orden en la que se le mandaba de nuevo
ir aPortugal, de acuerdo a la voluntad del Rey; lleg a Lisboa el 24
de agosto de ese ao(Mem. 368).
No conocemos las reacciones de Ignacio frente a esta tardanza de
Fabro; sin embar-go, por lo que el mismo Fabro dice el 14 de abril
de 1545, en una carta que enva aRoma, parece ser que Ignacio
hubiera dejado de escribirle, por lo menos directamente,durante
largo tiempo:
Muy Rdo. en Jesux. Padre. La gracia y paz de nuestro redemptor
sea sienpre en nuestrofabor y ayuda. Mucho desseo tenemos de auer
cartas de V.R., porque m me parezce ya cosaestraa no hauer visto de
V.R. palabra ninguna para m, desde Julio passado, seyendo assque
cada da hara menester algunos auisos y documentos, allende de saber
en todo la voluntady parezcer de V.R., y mxime estando en estas
partes de Espaa, de donde han salido todoslos vientos de quantas
contraditiones ha passado la Compaa hasta agora (MF. 323).
Aparece aqu, por un lado la necesidad que tena Fabro de una
direccin ms inme-diata y de estar al tanto de lo que Ignacio quera
de su trabajo en Portugal y Espaa,como tambin una queja sentida por
no haber visto, en algo ms de nueve meses, pala-bra ninguna para mi
de Vuestra Reverencia.
Otro elemento que debi resentir Fabro en la comunicacin con
Ignacio es unacarta que escribe Jacobo Guid (MF. 333-334), por
encargo del mismo Ignacio. Al pare-cer Fabro deba hacer una serie
de diligencias ante el Prncipe Felipe, para urgir lareforma de los
monasterios de monjas de Barcelona; Ignacio tena mucho inters en
queel Prncipe escribiera a Roma, como cosa suya, pidiendo que se
agilizara esta reforma.As las cosas, Jacobo Guid le dice a Fabro el
21 de noviembre de 1545:
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Pero seyendo la cosa tan fcile com por vuestras le esriuistes, y
que todo fcilmente sehaura; y desde entonces ac non hauiendo
recibido auiso sobre dicho negotio, con ser lacosa tanto importante
y necessaria, hablando el ms lcitamente possbille, non puede
dexarS.R. de expantarse de tanta negligentia (aunque diffcilmente
se lo persuade, y non le parescasu costumbre de caer en obliuin de
semejantes negotios en quien su divina magestad muchopuede seer
servido)16 .
La expresin es muy fuerte y debi sonar an ms dura cuando le
llega por interme-dio de un secretario, que escribe en nombre del
Padre Ignacio: no puede dexar S.R. deexpantarse de tanta
negligentia; ms adelante habla de que una tal demora debe
consi-derarse como una falta grave; presento el final de la carta
que es pattica:
Y por tanto, por ser la cosa non menos a que fruttuosa muchas
almas, y de quien tantopuede ser ms perfectamente seruido y amado
synceramente nuestro Seor, y aquellas almasnecessitadas
aconsoladas, qunto ms el mundo y el enemigo confundido major gloria
yalabana suya, por cujo seruicio y amor qualquiera mnima
negligentia y perditin de tiempo,que en el mesmo non se gasta, segn
la grande deuda y bligo y scopo particular de nuestraprofesin se
debera tener por grande falta y inconueniente; por esta os rogamos
de su partemuy intensamente y encarecidamente que, en recibiendo
sta, compensando el dispendiodel tiempo con muy compendiosa
celeridad, nos dys auiso de todo; y que, poniendo todadiligentia en
el Seor nuestro, procuris de hauer la[s] dichas cartas del prncipe,
haziendoque particularmente escriua estas personas sennalladas en
la hijuela; y que con la msbreuidad [que] sea possible, tengamos
respuesta con lo dems.Y porque poco tiempo haur os escribimos y
dellas non tenemos respuesta, en esta no nosallargaremos hasta que
tengamos respuesta desta.De Roma a los 21 de Nouembre 1545Par
commissin de Mtro. Ignatio.Sieruo en el Seor nuestro,
Jacobo GuidPost scriptum. Y auiso S.R.,si presto non le prouede
por esto camino, Mtro. Ignatio hadeterminado, segn su intenso
deseo, de proueer por otra parte para el prncipe17 .
Como se ve, es una situacin muy tensa, que debi angustiar
muchsimo a Fabro.Poco tiempo despus, el 6 de marzo de 1546, Fabro
consigue la ansiada carta del Prn-cipe18 ; la carta va dirigida a
Juan de Vega, su Embajador en Roma; Fabro escribe aIgnacio
presentndole una copia de esta carta, y pidindole que no de
muestras deconocerla:
16 Monumenta Ignatiana (MHSI), Ser. 1, t.I, Matriti, 1903,
333.17 Ibd, 333-334.18 Epistolae Mixtae (MHSI), t.I (1537-1548),
Matriti, 1898, 260-261:
+El prncipe.
Deuoto y amado nuestro. A Juan de Vega, del Consejo de Su
Magestad y su Embaxador, scriui-mos particularmente lo que
desseamos la reformacion de los monesterios de monjas del
princi-pado de catalua, y las causas porque se ha dexado de
effectuar hasta agora, y lo que paree quese deue supplicar de nueuo
Su Sanctidad de nuestra parte. Y porque yo querra mucho queall se
mirasse algun buen medio para ello, porque se pusiesse en effecto,
por el gran bien quedello se seguiria, y por el seruicio que Dios
nuestro Seor se haria, os encargo mucho, que
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Este envoltorio que aqu va de parte del Prncipe para el Sr. Juan
de Vega, Embajador desu Majestad, es de las cartas que V.R. tanto
tiempo ha me ha mandado procurase para lareformacin de los
monasterios. A todos se escribe en creencia del Sr. Embajador, el
cualdar las cartas cada uno, y tambin la que va para V.R. La coppia
de la carta del Sr. Juan deVega aqu va, para que V.R. vea todo lo
que se le escribe; pero el Secretario me ha rogadoque escribiese
V.R. que no sepa el Sr. Juan de Vega que su carta va copiada manos
de V.R.ni de otros19 .
La diligencia fue suficientemente cumplida y, aunque con alguna
tardanza, hay queadmirar la capacidad de Fabro para asimilar un
golpe tan duro como debi ser la cartaque mencionbamos antes; el
mismo 6 de mazo, escribi Fabro otra carta en la que pidea Ignacio
que lo tenga presente en sus oraciones y as los dems lo tendrn
tambinpresente; por otro lado insiste en su deseo de que Alemania
sea bien atendida:
Yo no puedo dexar de encomendar V.R. Alemaa, en especial
Colonia, de dondenunca querra que se partiessen algunos de la
Compaa, sino antes que se diesse orden decmo se pudiessen ynbiar
otros para hazer fruto y para padezcer algo por Dios nuestroSeor
(MF. 397).
Adems aade que el ao que le mandaron estar en la Corte del
Prncipe Felipe se vaacabando; espera, por tanto, que le haga saber
su voluntad sobre su futuro; aunqueparece que echa de menos un
sitio dnde estar un poco ms tranquilo y con ms sosie-go, se
mantiene muy disponible para la misin que le quieran
encomendar:
El ao que nos escribi V.R. era bien nos detuuissemos en esta
corte, poco poco se vaacabando. V.R. vea si algo manda, para
ordenar de otra manera nuestra vida, para buscaralgn assiento en
alguna parte. No digo esto por huyr del desasosiego de la corte que
tenemos,principalmente en aposentos que se nos dan por mandado del
prncipe; antes holgara demi parte nunca parar en lugar, sino seer
peregrino toda mi vida por vnas partes y otras delmundo. Ass
plugiese nuestro Seor que la Compaa ya fuesse sembrada por todas
lasprincipales y menos principales partes del mundo, yo huuiesse de
seer visitador general, sin esto, que nuestro Seor y V.R. me
ordenasse en que huuiese de yr in omnem civitatem etlocum, quo
Societas parte della aliquando est peruentura, como quien va
apparejar assientos dessearlos por va de estar en cada parte sin
asiento y sin reposo (MF. 397-398).
Fabro lleva muchos aos de un lado para otro, sin tener un sitio
ms estable dndetrabajar; adems es claro que sigue aorando sus
labores en Alemania, donde esperaque la Compaa siga produciendo
mucho fruto.
particularmente tomeys este negoio pechos para sollicitallo con
toda diligenia y cuydado,informando al Embaxador de lo que en ello
os paresciere, y hablando las personas que l osdixere, haziendo lo
que soleis en las cosas de tanto seruiio de nuestro Seor como sta,
y lo quede uuestro buen zelo y religin se deue sperar; que en ello
me hareis mucho plazer. De Madrid, XXII de Hebrero de M.D.XLVI.
Yo El principe.Por mandato de Su Alteza, Gonalo Perez
19 Epistolae Mixtae (MHSI), t. I (1537-1548), Matriti, 1898,
260-261 (Nota 1).
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El 7 de abril escribe una carta a Simn Rodrigues, en la que le
cuenta su ltimodestino; el Papa, ha pedido que vaya al Concilio de
Trento; all expresa cmo sus mu-chas peregrinaciones se deben a su
deseo de vivir enteramente en obediencia:
Ya sabr[i]s esta otra mi uocacin y reuocacin d[e] Espaa, que es
pera el concilio. NuestroSeor se sirua y se contente de todo y sea
alabado por la misericordia que su diuina magestadnos ha echo,
ponindonos en obediencia, aprouada por la santa sede, de sus
tenentes. Deotra manera yo no podra ni ser ni pareceer constante en
mis cosas, uindose tantasperegrinaciones y tantos destierros mos.
Tanpoco me podra yo consolar de my parte dondeno uuisse la tal
obediencia, mxime considerando lo que me acaesse en todas las
partes demis breues asientos, que es auerme siempre de partir en el
tiempo que ms rezn tiengo dequerer hazer assiento (MF 419-420).
La obediencia lo ha ido llevando de un lado para otro sin poder
ser constante en unalabor comenzada; cada vez que ha recibido la
orden de cambiar de sitio, ha sido precisa-mente en el momento en
el que senta con ms fuerza el deseo de permanecer en undeterminado
lugar.
Sabemos que tres meses ms tarde, despus de haber tenido que
permanecer variosdas enfermo de tercianas en Barcelona (Cfr. MF.
432-433), llega a Roma, para morir el1 de agosto de 1546.
Terminamos as este recorrido por algunos momentos ms destaca-dos de
la vivencia conflictiva que tuvo Fabro de la obediencia. Vamos a
terminar, reco-giendo nuestra reflexin y tratando de establecer una
relacin entre su experiencia deobediencia y el discernimiento que
constantemente iba guiando su accin.
3. ConclusinDespus de haber hecho este recorrido de la mano de
Pedro Fabro, nos interesa
presentar, a modo de conclusin, algunas reflexiones sobre la
relacin que podemosestablecer entre discernimiento y obediencia en
la vida de este hombre.
Una primera conclusin que salta a la vista al estudiar esta
variedad de textos, es queesta relacin entre el discernimiento y la
obediencia fue vivida de una manera conflicti-va; ciertamente
parece que Fabro tiene muy claros los conceptos de uno y otro
ejerci-cio de su vida espiritual; pero esto no significa que al
vivir concretamente esta relacin,no haya tenido que sufrir grandes
angustias y molestias.
Por la personalidad de Fabro, muy escrupulosa, insegura y
delicada, podramos pensarque se trataba de un hombre que hubiera
preferido una relacin ms estrecha con sussuperiores. Tener las
rdenes muy claras y concretas, hubiera sido para l mucho
msllevadero. Sin embargo, la misin que recibi lo lanz a un mundo en
el que l mismotena que estar permanentemente inventando su trabajo
diario; deba conformarse conrecibir una orientacin bastante general
y los destinos ms especficos en los que se letraslada de un pas a
otro.
Cuando tiene que afrontar slo sus trabajos, es fcil que llegue a
situaciones desespe-radas por querer hacer ms de lo que puede; as
lo anota desde Ratisbona, el 20 de abrilde 1542:
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Acerca de m y de lo spiritual de ac, no puedo dezir otro, sino
que por m queda que no sehaga ms de lo que se vee; y tamen con esto
est que yo algunas vezes excedo mi debidopoder, peccando sienpre en
este mi viejo defecto, que es abraar demaisiado, no sabiendoapretar
niguna cosa conforme lo que sara razn y debido (MF 88-89).
Esta dificultad que l mismo reconoce, tiene a la base una
constante actitud de di-scernimiento que no siempre llegaba a una
resolucin tranquila; las llamadas que per-manentemente reciba de
Dios a travs de tantas mediaciones (personas, lugares,
cir-cunstancias, etc.), le iban llevando de un lado para otro.
Por otra parte, la obediencia tambin contribuy a reforzar este
sentimiento de pocaconstancia en sus trabajos; cada vez que se iba
sintiendo un poco ms ubicado en unsitio, reciba una orden que lo
mandaba a cambiar y a comenzar una obra nueva.
Discernimiento y obediencia, pues, aparecen en la vida de Fabro,
como refuerzos deuna personalidad ya de por s inestable. Sin
embargo, Fabro nos revela en sus escritos ycon su vida, una
coherencia muy grande. Cree en la obediencia, no como un
elementoexterno a su discernimiento, sino como un instrumento ms
eficaz para acertar en esaconstante bsqueda de la voluntad de Dios,
que tanto lo apasionaba; la llama enteradiscrecin (MF.
162-163).
Fabro no vive la obediencia como un escape y una seguridad
frente a la dura tarea dediscernir los espritus; hace del
discernimiento una prctica habitual y cotidiana; perotampoco deja
que este discernimiento, a travs del cual iba escudriando la
voluntad deDios, opaque el sentido de su obediencia. Discernimiento
y obediencia se conjugan enuna dinmica permanente, sin que ninguna
de las dos se imponga sobre la otra; para l,vivir coherentemente
estas dos dinmicas, significa asumir el riesgo de terminar
partidopor medio, como de hecho creemos que sucedi.
No se esconde del discernimiento en la obediencia, ni se esconde
de la obediencia enel discernimiento; no deja nunca de escuchar la
voz de Dios que le habla en sus mocio-nes interiores y en toda la
realidad, ni deja de escuchar y obedecer a la voluntad de Diosque
se le revela en la voz de sus superiores.
Nos parece que esta capacidad de vivir las dos dinmicas
coherentemente, aceptan-do incluso que las dos, en determinados
momentos aparezcan como realidades contra-dictorias, encuentra su
raz y su fuente en una experiencia espiritual muy honda: la vidade
Jess y la manera como l mismo vivi esta ntima contradiccin en su
interior. ElJess que, por obediencia, va a la cruz, e invita a
todos los hombres a caminar en suseguimiento, asumiendo su destino,
para la salvacin del mundo, es el que da sentido ala obediencia y
al discernimiento en el Beato Pedro Fabro.
Los aos finales de la vida de Fabro, estuvieron, pues, marcados
por esta permanen-te lucha (agona), entre su discernimiento y la
obediencia. No fue una lucha estril; fueuna agona capaz de
movilizar su existencia en la dinmica de Dios. Una agona reden-tora
para l mismo y para el mundo que acogi su entrega. Una agona que
estuvodispuesta a unirse definitivamente a la pasin de Dios en
Jess, hasta hacerse una solaen su muerte y en su resurreccin.
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