1. DISCERNIR ES UNA EXPERIENCIA MISTICA
Discernir supone una doble referencia: por una parte poner en
"crisis", someter a "prueba" nuestro decir y sentir sobre Jess para
no caer en una ensoacin y en una alucinacin meramente subjetiva y
por lo tanto irreconocible por la comunidad cristiana y por otra
someter a juicio nuestro modo de estar en la vida.La clave para
someter a prueba nuestro decir y sentir sobre Jess, la encontramos
en MTE, donde Monseor Builes formula esta pregunta: Para qu os
habis acercado ms a Dios? El mstico es aquel que vive los misterios
de Dios, el que vive la vida interior, los misterios de la
interioridad.
Monseor Builes responde esa pregunta diciendo que nos hemos
acercada ms a Dios, para vivir ms por dentro de nosotros mismos: de
fuera hacia dentro, no de dentro hacia fuera
Hoy se habla de las trampas que aparecen cuando en el discernir
estamos atentos a una sola zona de la persona, como por ejemplo "la
interioridad", y otras zonas de la realidad las consideramos
"normales" y "naturales", tan normales y naturales que "son as".
Son como un suelo inamovible, espeso y denso sobre el cual acontece
la "experiencia espiritual". Para Monseor Builes discernir lo
normal y natural es discernir nuestra vida cotidiana y estilos de
vida, por eso habla del doble movimiento desde lo externo, no desde
la interioridad de la persona. La interioridad es la meta, no el
punto de partida. Dicho de otro modo el discernimiento nos lleva al
verdadero interior del hombre, que es Cristo que reside en nosotros
por la gracia: Vivir por dentro, en la celdita de nuestra alma
La pregunta planteada pone en juego entonces nuestro sentir,
nuestro decir y nuestro vivir a Jess, supone un estar al tanto del
Cristo el mismo ayer y hoy
2. DISCERNIR EL ESPRITU DE JESS
2.1 OBRAR SIEMPRE COMO OBRARA CRISTO
El secreto de santidad para muchos hombres y mujeres que
lograron fue la pregunta antes de cada accin: Cmo hara esto
Jesucristo?Monseor Builes nos recomienda formularnos esa pregunta
en cada instante de nuestra vida como medio para alcanzar la
santidad.
Jess de Nazareth es confesado por las Iglesias cristianas como
Ungido de Dios, el Cristo de Dios. Esta confesin de fe supone para
lo creyentes cristianos que el vivir, morir y Vivir para siempre de
Jess es la referencia normativa del acceso a la Divinidad. Para los
creyentes cristianos lo de Dios tiene que ver con Jess y Jess tiene
que ver con lo de Dios. El que se dice cristiano, aunque no precise
su decir correctamente, est refirindose a Jess de Nazareth el
Ungido de Dios.
Monseor Builes al escribir el testamento a sus hijos e hijas, se
pregunta: Y por dnde empezar?, a la cual responde con las mismas
palabras del apstol San Pablo: Mi vivir es Cristo!, ante lo cual
lanza otra pregunta: Podemos tener otro vivir?En consecuencia, para
nosotros hoy la segunda pregunta clave del discernimiento, es la
misma afirmacin del fundador, en forma de cuestionamiento: Es
Cristo mi Vivir?: la respuesta ha de ser dada desde nuestro pensar,
nuestro sentir y nuestro actuar. Si miramos esta pregunta desde
Monseor Builes, el cuestionamiento es triplePienso a Cristo en mi
vida?
Siento a Cristo en mi vida?
Obro a Cristo en mi Vida?
Expresado de otra manera, el discernimiento del espritu de Jess
en nuestra vida, nos lleva a interrogarnos desde la espiritualidad
MAB
Cules son las fuentes de mis pensamientos?
Cules son las fuentes de mis sentimientos?
Cules son las fuentes de mis acciones?
Cristo es la fuente de mi vida?2.2. EN LA CRUZ JESS NOS ENTREGA
SU ESPIRITU
El Espritu de Jess nos da la posibilidad de cambiar la mirada,
de situarnos en la realidad de un modo distinto, desde la libertad
liberada. Como es Espritu de Vida nos da la posibilidad de vivir
libres y sin temor. Un temor que se funda ltimamente en el miedo a
la muerte en todas sus formas.
Nos cuesta aprender a los seguidores y seguidoras que el
seguimiento de Jess es un modo de estar y ver la vida.
El panten de dolos tiene su atractivo por la ilusin de prometer
"inmortalidad". La cruz no promete In-mortalidad. La cruz no engaa.
La cruz del Viviente invita a vivir la vida en manos de la
Misericordia. Cuando nuestra vida est anclada en la Vida surge la
libertad de los Hijos de Dios. La vida deja de ser una lucha
deshumanizante para aseguramos la inmortalidad.
Monseor Builes, al referirse a la doctrina de la Infancia
Espiritual, nuestra propia y autentica expresin, dice que ella es
un caminito de cruz hacia el Amor Misericordioso.El discernimiento
en Monseor Builes es por lo tanto don y tarea. Es don porque se nos
da con el Cristo entregado en la Cruz, por Misericordia. Es tarea
porque es posible de nuestra parte mantener una actitud vigilante,
despierta, en un camino de cruz.
La pregunta concreta aqu es Vivo el camino de Cruz?, ante un
mundo que exalta el goce, para el cristiano y la cristina de hoy el
camino es el mismo, el camino de la Cruz.
Aqu Monseor Builes al tratar la ofrenda como vctima, que hizo
Santa Teresita, se pregunta si ello fue slo un voto formal o un
deseo.
La pregunta se nos devuelve a nosotros, nuestra vida consagrada
es un voto formal, o un autentico deseo de asumir el camino de la
cruz?
3- DISCERNIR LA TRADICIN DE LA IGLESIADiscernir para percibir el
paso del Espritu por nuestra vida, no una vida en abstracto sino
siempre contextualizada en una cultura, supone aprender su
lenguaje. La experiencia ms personal del espritu del Seor Jess es
siempre una experiencia "mstica" y por lo tanto ltimamente
inefable. Inefable es lo que difcilmente se puede expresar con
palabras, lo que difcilmente se puede decir. Cuando esta
experiencia se intenta "decir" no hay modo de decirla sino es en
palabra y esta palabra ya no me pertenece. Se dice en lenguaje que
es lo ms nuestro y lo ms exterior a nosotros en cuanto que somos
lenguaje y vivimos en l.
La protesta de Monseor Builes, expresa esta filiacin a la
tradicin, como criterio de discernimiento:
Protesto delante de Nuestro Seor y de su santa Iglesia que de
antemano rechazo toda palabra y toda frase que pueda tener lo ms
mnimo contra la fe y la doctrina de la Iglesia o que no sea de
adhesin continua y firme a Ella y a nuestro amadsimo Pontfice
reinante.
+ Miguel ngel, obispo.Si lo que "dice" es Espritu del Seor Jess,
antes que l haya dicho algo se han dicho muchas palabras sobre
Jess. Su decir sobre Jess viene tambin mediado por lo anterior a l,
lo que la Iglesia ya ha dicho
En Monseor Builes la experiencia inefable es suya, pero ponerla
en palabra cristiana supone que la "expone" en un mbito configurado
por una tradicin, por la tradicin de la Iglesia.
Sann Echeverri, al recordar la acusacin que se le hizo a Monseor
Builes por sus escritos, consigna el veredicto de esa acusacin
consistente en que si esos escritos fueran censurados se condenara
toda la doctrina de la Iglesia en relacin con el liberalismo, pues
sus pastorales y circulares eran calcos de documentos
pontificios.
La Tradicin de la Iglesia, es criterio de discernimiento para un
Hijo o Hija espiritual de Monseor Builes. La pregunta en
consecuencia no es solamente si somos fieles a la Iglesia, es mucho
ms profunda en el pensar, sentir y vivirConozco la Doctrina Social
de la Iglesia?Predico la Doctrina Social de la Iglesia?
Vivo la Doctrina Social de la Iglesia?
4- LLAVES DEL DSICERNIMIENTO MAB4.1. SINCRONIA DE LA ACCIN Y LA
CONTEMPLACIN: ORACIN VITALYa se ha dicho que el discernimiento para
Monseor Builes tiene un doble movimiento del exterior al interior .
El vivir por dentro para Monseor Builes, no es un estado pasivo de
quietud, es una actitud que permite vivir la vida exterior desde
Jess.Cual es la vida ms grata a Dios y de mayor excelencia? La
activa? La contemplativa? No, la apostlica, es decir, la que junta
a la unin de contemplacin, de la oracin, del divino amor. Yo quiero
ser verdadero apstol uniendo ms ntimamente estas dos vidas, no
sucesivamente, sino de manera sincrnica. Para ello seguir
trabajando siempre con Dios, movido por Dios en oracin activa,
convirtiendo mi trabajo en oracin de todos los momentos y de todos
los lugares. Despus de haber orado fervorosamente, seguir en oracin
de labores por Cristo y por las almas. Volver a orar, recordar con
dulzura al Amado como Pablo y saturar de El toda mi vida, hasta los
descansos, hasta el comer y beber etc. etc. En una palabra, ser
apstol con el en unin ms an, en compenetracin del dulce Maestro y
del pobre de m pecador, pero rico con El, Redentor.
Para Monseor Builes lo de dentro y lo de fuera estn en
interaccin, nos advierte que no se trata de aislar el yo. Para l la
vida apostlica es fruto de la oracin contemplativa, y sta es el
inicio de la vida apostlica. Dos aspectos de la vida de un hijo
MAB, se pueden revisar aqu El primero de ellos es la Accin
Apostlica
Es mi Accin Apostlica fruto de la Oracin Contemplativa?El otro
aspecto es la Oracin diariaMe lleva Mi Oracin a La Vida
Apostlica?
4.2. LA DIRECCIN ESPIRITUAL
La forma ms directa de discernimiento en Monseor Builes es la
direccin espiritual. Todas sus obras nacen de la consulta a su
director espiritual, es la forma ms comn de discernimiento, el 31
de enero de 1946, escriba con motivo de la ereccin cannica de las
Teresitas Contemplativas
Alma del P. Miguel ngel, mi director espiritual, que me diste la
ltima palabra para pedir este inmenso regalo de la SS. Mira desde
el cielo el resultado, intercede por las Teresitas Contemplativas,
intercede por tu dirigido y lluevan por intercesin las gracias de
Dio sobre nosotros, sobre la comunidad de granito de mirra que se
van a consumir por Cristo, por la Iglesia, por el Clero, por las
almasMonseor Builes advierte que cuando el alma llegue al grado de
Oracin Pasiva, como cima de la Oracin, no es suficiente el
discernimiento de la escucha en ese estado de contemplacin mstica,
entonces recomienda que se deba acudir al discernimiento con el
director espiritual. No podemos confiarnos en nuestros estados
interiores, ni siquiera en el logro de esta cima.Entonces vale la
pena preguntarnosQu valor le doy al discernimiento con mi Director
Espiritual?
4.3. EXPERIENCIA DE PROVISORIEDADSi nos vivimos como criaturas
en este mundo nos des-centramos y se puede entonces empezar a vivir
con una actitud "reverente" ante Dios, las criaturas y la
naturaleza. Actitud reverente en vivirse en alteridad. Lo otro no
es mi yo ni una extensin de l. Si esta "chispa" de la creacin que
es el yo se apagara en la Luz de Dios, "lo otro" sigue teniendo
consistencia. Configurar nuestra vida desde la accin de gracias por
ella es aligerar el peso de nuestro caminar y dejar las cargas
pesadas que nos imponemos e imponemos a los que nos rodean cuando
se nos hace insoportable el mero pensar en desaparecer de este
mundo y de los pequeos mundos en los que vivimos.Monseor Builes
viva esa actitud reverente a Dios, en la confianza absoluta. Prueba
de ello es lo que todos conocemos con respecto a la forma como
inici sus obras, sin dinero, y en actitud de plena confianza en la
providencia. Uno de tantos ejemplos, podemos encontrarlo en la
forma como compra el lote del colegio de las Teresitas en
MedellnResuelvo hoy avisar por la prensa que ese lote de terreno
adquirido en Medelln no es para m, que nada necesito ni quiero,
sino para las Teresitas, como reza en la escritura, para su
colegio, su centro de pedagoga catequstica y su taller para nias
pobres etc. Debajo del copn qued una hojita pidiendo a Jess los
18.000,00 que tengo que pagar a la Royal Bank of Canad por cuentas
a D. Eusebio Salazar por el lote. Ahora le voy a poner una
tarjetica pidindole para prontico los 14.000,00 de las hipotecas
que me ganan el 1%.
Esta actitud de provisoriedad, es el resultado de otra actitud
ms profunda todava: la previsoriedad; es decir la conciencia
absoluta que su vida estaba regida por la voluntad de Dios, su
historia, sus obras, en su conciencia eran designios de DiosTu que
trajiste del cielo la gracia perfeccinala de tal modo en M que
pueda cumplir tus designios, alcanzar la santidad que me pides y
salvarte el mundo
Para nosotros desde el fundador la provisoriedad, debe ser otro
aspecto de revisin en el discernimiento.Vivo la provisoriedad, es
decir, la confianza absoluta en la providencia?4.4. GRACIAS POR EL
TECHO, EL PAN Y LA PALABRA
El dar gracias por la vida es dar gracias por el techo, el pan y
la palabra. En nuestro vivir cotidiano tenemos un techo que nos
acoge, un hogar en donde nos identificamos como hijos de un pueblo
con sus races e identidad, somos de un lugar y de una gente. Si no
damos gracias por el techo, cuando nos falte no sabremos vivir a la
intemperie y entonces lo exigiremos. La accin de gracias es
reconocer un don y no agradecer una posesin.
Cmo dar gracias por el techo cuando muchas, demasiadas,
criaturas del Padre viven sin techo? Si no damos gracias nos
hacemos especialistas en defender el derecho del otro a tener techo
pero el nuestro que no nos falte. Nos podemos convertir en
especialistas para defender los derechos del otro pero desde
nuestras posesiones inamovibles. Esta es una de las contradicciones
del primer mundo: deseamos los derechos de todos pero lo nuestro:
bienes, posesiones, estilos de vida que sigan y que no se
toquen.
Dar gracias por el pan y la palabra supone el dar gracias por el
sustento cotidiano, por el pan material y el pan de la cultura.
Cuando perdemos esta dimensin de gratuidad en nuestros "panes" y
"palabras" de cada da nos pasa como con el techo: lo exigimos. Al
perder esta dimensin podemos caer en dinmicas de engreimiento y
orgullo sutil. Cuando olvidamos que los propios bienes culturales
como el saber, la capacidad de orientamos en la realidad, la
capacidad de analizar lo que acontece, etc., son dones, los podemos
convertir en una arma arrojadiza contra los no capaces, los no
"cultos", los faltos de destrezas sociales.
En los mbitos de marginacin en los que la realidad no se vive ni
se procesa desde nuestros cdigos culturales cuantos desprecios
sutiles se pueden dar abochornando con nuestras "sabiduras". No
estara mal recordar que lo ms importante que nos ha pasado en la
adquisicin de saberes es aprender a leer y a escribir. Hay que
andarse con cuidado cuando se deja de vivir lo que se tiene y se
sabe como don.
Este dar gracias por el "man" de cada da nos impide acumular
para el dia siguiente. A los que acumularon en el desierto se les
agusan. Vivir lo cotidiano como nuevo es clave para discernir. No
podemos determinar por donde nos guiar el Espritu.
4.5. DAR GRACIAS POR EL ENCUENTRO CON JESS
Dar gracias por los beneficios de la redencin supone dar gracias
cada da por habemos encontrado con Jess de Nazaret y su Buena
Noticia. Quien vive el encuentro con Jess como un proceso de
encuentros y situaciones que te han sido dadas, siempre hay motivos
para la accin de gracias, para recordar personas, lugares,
situaciones que han hecho posible el encuentro con la Buena Noticia
sobre nuestra vida.
Se cae entonces en la cuenta que el encuentro con Jess viene
preparado desde muy lejos, desde mucho tiempo atrs, nos encontramos
con l porque otros se han encontrado mucho antes. Incluso en los
momentos que se cree que el encuentro con el Seor ha sido "directo"
con Jess. Si se puede pronunciar su nombre al calificar la
experiencia de encuentro como encuentro con Jess es porque muchos
otros han pronunciado su nombre.
Dar gracias por los beneficios de "redencin". Este encuentro con
Jess es "redentor" porque hemos experimentando y seguimos
experimentando que es Buena Noticia. Nos "redime" de las falsas
imgenes de Dios y nos "redime" de las falsas imgenes de qu es ser
hombre y mujer.
4.5.1. Jess nos redime de dioses falsos y de dolos
Nos libera de un dios castrador y amenazante para descubrir una
experiencia de la divinidad que es fuente de vida. Jess vive
arraigado en la Misericordia y entonces descubrimos que vivir
arraigados en ella nos abre a la vida sin violencias ni bsquedas
compulsivas de sentido al vivir. Nos libera y nos redime, por lo
tanto, de la carga pesada que supone estar toda la vida luchando
para "hacer mritos" delante de Dios, delante de los dems y delante
de nosotros mismos.
Esta liberacin lleva consigo el descubrimiento de los otros como
posibilidad de encuentros creativos, al mismo tiempo que no se
espera de los otros lo que como criaturas nunca podrn dar porque
hemos aceptado cariosamente que las criaturas damos de s lo que
damos de s.
Desde la Misericordia se descubre que las criaturas del Padre
estn en situaciones que amenazan su dignidad y su vivir, entonces
descubrimos el servicio no como utilizacin interesada del otro para
acumular mritos, sino como un compromiso por la fraternidad y
justicia. Para llegar a este descubrimiento nos tenemos que
descentrar, cambiar la mirada, no miramos a un dios arriba como
dominio, sino que Jess nos hace mirar abajo como servicio.
4.5.2. Jess nos redime de nosotros mismos
Nuestra cultura es muy mentirosa y nos vende muchos productos
que terminamos por consumir. La Buena Noticia nos libera de otra
carga pesada: el tener que cargar con la imagen de ser hombre y
mujer con xito, triunfador, en armona consigo mismo y con los dems,
con un cuerpo perfecto y cuidado, bien adaptado al mercado y que no
se plantee cuestiones de mal gusto "cultural". Llevados estos
productos a la "vida espiritual" se nos vende como un "cristiano" y
"cristiana" integrado, antes llambamos perfecto, a ser posible sin
fisuras ni agujeros psicolgicos, bien formado y con capacidad de
interioridad, que cuida su cuerpo y su comunidad de un modo
ecolgicamente correcto. Medio verdades que habr que discernir.
La Buena Noticia del Nazareno ejecutado por hacer sitio a los
cansados y agobiados, por curar a leprosos y tullidos, aliviar a
mujeres manchadas y viudas indefensas, por liberar a gerasenos
infrahumanos y anulados por ocupaciones imperiales, nos habla de
asumir la condicin humana desde los lmites personales, de mirar
donde no hay parecer ni belleza que agrade, nos lleva a modificar
la sensibilidad.
Se trata de percibir que la vida de seguimiento no es la
imitacin de un modelo tico, ni de conseguir una imagen ideal,
mentirosa, de hombre y mujer que nunca ha existido, sino que es una
vida que con Jess nos lleva a sentirnos aliviados al experimentar
nuestra vida perdonada y abrazada con ternura por la Misericordia
del Padre. Con Jess descubrimos que nuestra vida no es esfuerzo
"inhumano" para conseguir un ideal siempre sospechoso sino
posibilidad de generar alivio y reconciliacin.
4.5.3. Los dones recibidos nos "enfocan" la vida cotidiana
Cuando se dan gracias por los beneficios recibidos entonces es
cuando comienza el discernimiento, caemos en la cuenta ("demandamos
cuentas al nima" [EE 431) de los pecados que son nuestro
desenfoques, de nuestras exigencias e intransigencias, de nuestros
engreimientos y orgullos. Este
caer en la cuenta de cundo y en qu situaciones nuestra vida
cotidiana se va a adaptando a lo "normal y natural" es discernir.
Entonces descubrimos que lo "normal y natural" es una coartada para
dejar fuera de la Buena Noticia aspectos fundamentales de nuestro
vivir, valorar, actuar, decir, sentir...
Sin esta actitud de examen no puede haber discernimiento. Este
examen que hay que hacer de "tiempo en tiempo; para lo cual
aprovechan tres cosas. La 1 mirar el lugar y la casa adonde he
habitado. La 2", la conversacin que he tenido con otros. La 3, el
oficio en que he vivido" [EE56]. Por lo tanto discernir, examinar,
ponemos a prueba, pleitear con la realidad para vivir desde la
Gratuidad supone vida cotidiana: vivimos en el tiempo, en espacios
concretos, en lenguaje (conversacin) y en un
modo de relacionamos con la sociedad y con la naturaleza
(oficio).
Desde esta actitud y prctica podemos entender las reglas
(criterios)de discernimiento que nos propone Ignacio de Loyola. Si
no se vive en un talante de examen la prctica del discernimiento
ser un puro alambicado sin sentido o un falso ejercicio
"espiritual" de ociosos.
5. REGLAS O CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO
No se trata de un comentario de las reglas de discernimiento ni
tampoco se trata de considerar la aplicacin de las reglas en su
contexto ms genuino que son lo Ejercicios Espirituales. De lo qu se
trata es de retomar el talante que debe generar dichas reglas en la
persona que ha hecho Ejercicios, y en continuidad con lo anterior
proponer este talante para que otras espiritualidades y modos d
estar en la vida desde la Buena Noticia se puedan aprovechar.
5.1. PRIMERA SEMANA O POCA: SEGUIR AL SEOR EN ESTE MUNDO Y NO EN
OTRO "ESPIRITUAL"
Sin entrar en matices, la primera semana es el momento en que un
persona de alguna manera empieza a tomarse en serio lo de Jess y el
seguimiento. Un tomarse en serio que supone dejar una cierta atona
cristiana y se interesa en dar un poco ms de calidad a su modo de
estar en la vida como seguidor y seguidora de Jess. Lo tpico de
esta poca cuando se da el paso a un mayor inters por Jess y su
Buena Noticia es que la Consolacin y la Desolacin se presentan con
bastante claridad.
La consolacin anima al seguimiento con alegra, se experimenta
que esto de Jess funciona, que vale la pena, pero resulta que
seguimos al Seor Jess en muchas realidades que se perciben como
desoladas. A poco que uno no se encierre ante lo que acontece en
una comunidad
blindada nota que lo que Ignacio llama desolacin no necesita
ninguna glosa:
"llamo desolacin todo el contrario de la tercera regla (sobre la
consolacin); as como oscuridad del nima, turbacin en ella, mocin a
las cosas baxas y terrenas, inquietud a varias agitaciones y
tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor,
hallndose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su
Criador y seor." [EE 317)
Nuestro tiempo es percibido en muchos ambientes cristianos como
oscuro, turbado, con tendencia a la satisfaccin inmediata de
deseos, inquieto, con vaco de fidelidades, sin esperanza, sin amor,
perezoso, tibio y triste, "como separado de su Criador y Seor".
Esta percepcin de la realidad desolada provoca la tendencia al
abandono y al bloqueo y entonces o se abandona o lo que es peor: se
entra en dinmicas de lamento persistente y mortecino. No hay cosa
ms deprimente que percibir en personas que dicen que siguen al Jess
de la Buena Noticia fustigar continuamente al mundo desolado.
Este tema conviene tomarlo con seriedad. En la dinmica de
Ejercicios las reglas de primera semana se dan para tener destrezas
en discernir que la consolacin es un don que hay que recibir porque
el don siempre es algo recibido sino no es don, y la desolacin es
para "lanzar" [EE 313]. La desolacin no se puede equiparar a la
consolacin, si equiparamos al "buen espritu" con el "mal espritu" y
les damos la misma consistencia teolgica, ms all de la constatacin
fenomenolgica que hace Ignacio del movimiento de espritus, caemos
en un maniquesmo de consecuencias dramticas en la vida
cotidiana.
Muchos de los que comienzan a andar este camino posiblemente
abandonen en la prueba de seguir a Jess en "este mundo", pero los
que siguen no pueden olvidar que es posible el "intenso mudarse
contra la misma desolacin" [EE 319]. Lo que no se puede es estar en
el seguimiento sin poner de nuestra parte para discernir en la
realidad desolada ("Por el contrario, piense el que est en
desolacin, que puede mucho, con la gracia suficiente, para resistir
a todos sus enemigos") [EE 324].
5.1.1. No quedar atrapados en lamentos y gesticulaciones
intiles
Para no caer en el lamento y en la gesticulacin inoperante, (nos
podemos pasar media vida aorando lo pasado y esperando lo que nunca
llega), Ignacio nos propone para discernir en tiempo desolado la
siguiente regla o criterio:
"6.' re.. La sexta, dado que en la desolacin no debemos mudar lo
primeros propsitos, mucha aprovecha el intenso mudarse contra 1a
misma desolacin, as como es en instar ms en la oracin, meditacin,
en mucho examinar, y en alargarnos en algn modo conveniente de
hacer penitencia." [EE 319]
"El intenso mudarse contra la misma desolacin" no es un asunto
de voluntarismo, no es un esfuerzo tenso que no va a ninguna parte
sin al rompimiento personal, se trata de poner de nuestra parte
para percibir que el tiempo desolado es un tiempo que no est dejado
de la mano de Dios. Veamos las tres propuestas de Ignacio:
5.1.1.1. Mucho examinar:
Precisamente porque el tiempo desolado se percibe como un tiempo
sin gracia, desgraciado, es bueno recordar todo lo dicho antes
sobre el examen como llave del discernimiento. No se trata de
dedicar ms tiempo a mirarnos "por dentro" sino de percibir que
cuando perdemos la dimensin de gratuidad somos nosotros los que
cambiamos la mirada sobre la realidad y la cerramos. Al perder la
dimensin de arraigo en la Misericordia qu sustenta nuestro vivir
distorsionamos, desenfocamos nuestro estar en 1a vida.
La realidad es compleja y el examinar como discernimiento nos
debe llevar a analizar como conocimiento qu es lo que pasa. En la
vida cotidiana no podemos separar discernir mociones y analizar
acontecimientos y realidades. En cuantos ambientes cristianos se
dan lamentos no de afliccin sino de tedio, crticas y rechazos de la
realidad pero eso s "bien comidos' "bajo buenos techos" y con no
mejores "palabras, palabras, palabras". El analizar es una
disposicin y un saber. Todos no podemos saber de todos los saberes
pero si podemos disponernos a enterarnos, a estar "avisados", a
preguntamos por nuestras fuentes de informacin, a sospechar de
nuestras convicciones inamovibles. Lo que es evidente es que el
lamento y el derrotismo alimentan la desolacin.
5.1.1.2. Instar ms en la oracin:
Cuando mucho se examina ms situaciones y gentes caben en nuestra
oracin. Este instar ms en la oracin, en la vida ordinaria no supon
ms tiempo "cronolgico" (otra cosa es en ejercicios), nos lleva a
referir nuestro tiempo desolado a la Buena Noticia en su totalidad:
vida-muerte -resurreccin del Seor. La oracin cristiana est
amenazada en su raz cuando slo se prctica cuando todo nos va bien,
o cuando todo es "normal y natural" o debera de serlo. El reto es
saber orar con Jess desde el Getseman personal e histrico. Cuando
se examina y se analiza el tiempo desolado nuestra oracin se llena
de personas y situaciones, se dinamiza (cuidado con decir se
enriquece) porque deja de ser una oracin centrada en el yo.
Pasar por toda la Buena Noticia el tiempo desolado supone caer
en la cuenta de lo que antes se sealaba de dar gracias por el don
de la "redencin". En tiempos desolados se nos revela ms
dramticamente qu esto de ser hombre y mujer, se nos revela un poco
ms que es la condicin humana. El orar en tiempo de desolacin es
caer en la cuenta que nuestra oracin no puede olvidar la mirada "a
Cristo nuestro Seor delante y puesto en cruz... como un amigo habla
a otro... con un coloquio de misericordia" [EE 53.61).
Desde la espiritualidad ignaciana es cada vez ms difcil entender
cmo se puede fustigar y machacar la realidad desolada alimentando
los malos ambientes de tristeza y frustracin: qu se hace en primera
semana de ejercicios sino es el arrancar de raz todo farisesmo que
mira el mundo pecador desde fuera?
Cuando todo nos va bien es posible que orar sea dedicar tiempo a
la tranquilidad y al sosiego, situarnos delante del Dios de la vida
y disfrutar de ser criatura. Cuando se barrunta la desolacin
personal o se vive situaciones desoladas entonces parece que el
buen Jess desaparece, entonces o se deja de orar para caer en la
frustracin, o bien se invoca a una divinidad potente a la que se le
pide que nos cortocircuite el vivir en conflicto y desolacin y esta
invocacin entonces provoca ms frustracin. En la vida no hay
atajos.
La oracin que se hace desde la totalidad de la Buena Noticia es
una oracin que pasa por Getseman y permanece en l. En tiempos
desolados vivir la oracin en Getseman y ante el Cristo puesto en
Cruz, supone el abrirnos al misterio ltimo del Dios Trinidad que es
un Dios dolorido porque entiende del sufrimiento de sus
criaturas.
Instar ms en la oracin supone asumir el dolor del amor por las
criaturas. En tiempos desolados descubrimos la "redencin" de falsas
imgenes de la divinidad.
5.1.1.3. Alargarnos en algn modo conveniente de hacer
penitencia:
Cuando en tiempo oscuro, y sin gracia examinamos y oramos
descubrimos la necesidad de hacer algo, de servir, de aliviar, de
implicarse en algo que subsane la desolacin ambiental... esto es
penitencia.
Palabras como penitencia, mortificacin, abnegacin, son palabras
que en nuestra cultura son feas y de un autntico mal gusto pero es
necesario volver sobre ellas. Esta vuelta slo la podemos hacer
acompaados de Jess de Nazaret el des-vivido por las criaturas ms
amenazadas. El intrprete de estas palabras slo puede ser l porque
si las interpretamos nosotros convertimos el evangelio en un
disangelio, en una mala noticia. Este mundo no necesita ms malas
noticias necesita alivio.
La interpretacin es la misma vida de Jess, toda ella puesta al
servicio de las criaturas de Padre que viven en la afliccin y en la
sin salida, apartadas de su "Criador y Seor" por la ley y templo.
Desde lo acontecido en Jess abnegarse es des-centrase para que las
criaturas tengan vida. La mortificacin de Jess fue un morir a un
mesianismo centrado en l (tentaciones) para vivir para los perdidos
de la casa de Israel.
Cuando en tiempos desolados se examina y se ora, se descubre que
en este mundo desolado hay mucha tarea por hacer y la desolacin se
va "lanzando". En la vida cotidiana es ms fcil alimentar la
desolacin en el mundo educativo con la queja continua y
victimizante de cmo estn los alumnos que la "penitencia" de pararse
a pensar y plantearse la inadecuacin de recurso educativos que se
les ofrecen, es ms fcil el lamento y la queja de cmo estn las
familias que plantearse abnegadamente la necesidad de salir de un
modelo pastoral o de acceder a ellas, es ms fcil cruzar una acera
para no ver segn que rostros que cruzarla para gastarse ante ese
rostro cuarenta duros, slo cuarenta duros, para comprarle "La
Farola", es ms fcil lamentarse ante una televisin que asociarse en
un movimiento solidario o voluntario, y as tantas otras
situaciones.
Es bastante evidente que cuando se tiene en cuenta este criterio
de discernimiento la "realidad" no cambia pero empieza a vencerse
la desolacin porque nos colocamos en la realidad de otra manera y
entonces vemos otras cosas y al verlas actuamos de otra manera y al
actuar de otra manera la realidad si que cambia.
5.1.2. Tiempo de depuracin y de gratuidad
La desolacin es un tiempo de prueba, es un tiempo que pone en
crisis nuestras motivaciones en el seguimiento de Jess, es un
tiempo de depuracin personal y comunitaria. Ignacio nos sigue
orientando en el discernir:
"9 re. La nona, tres causas principales son porque nos hallamos
desolados. La primera es, por ser tibios, perezosos o negligentes
en nuestros ejercicios espirituales, y as por nuestra faltas se
aleja la consolacin espiritual de nosotros. La 2", por probarnos
para cunto somos, y en cunto nos alargamos en su servicio y
alabanza, sin tanto estipendio de consolaciones y crecidas gracias.
La 3, por darnos vera noticia y conocimiento, para que internamente
sintamos, que no es de nosotros traer o tener devocin crecida, amor
intenso, lgrimas, ni otra alguna consolacin espiritual, mas que
todo es don y gracia de Dios nuestro Seor; y porque en cosa ajena
no pongamos nido, alzando nuestro entendimiento en alguna soberbia
o "gloria vana", atribuyendo a nosotros la devocin, o las otras
partes de la espiritual consolacin."
Tres criterios se nos proponen para seguir en actitud de
discernimiento:
5.1.2.1. Por ser tibios, perezosos o negligentes:
En el origen de muchos derrotismos, abandonos, crticas amargas,
ironas y sarcasmos ante lo que acontece se encuentra algo
relativamente sencillo de diagnosticar porque se trata de algo muy
"normal", es ese momento en que uno dice: "ya he llegado donde
iba". Cuando creemos que controlamos las situaciones, que ya estoy
preparado, que ya se lo que pasa, se desencadena una dinmica muy
peligrosa. Es como por ejemplo cuando un profesor sigue con su
mismo esquema de trabajo, inamovible, pero no percibe que delante
de l las cosas han cambiado, que los alumnos son de "otra cultura"
se producir una dinmica desolada de conflictos, faltas de fluidez
en la comunicacin, victimizaciones, etc., y en el origen de todo lo
que se ha dado es una pereza y una negligencia original. Este
ejemplo se puede transportar a otros mbitos de la realidad.
No se trata de hacer una lectura moralizante de la pereza pero s
que se trata de caer en la cuenta que para configurar un talante de
discemimiento en el vivir cotidiano no podemos confiarnos, caer en
autocontentamientos sino que se trata de "estar vigilantes".
5.1.2.2. Para probarnos para cunto somos y en cunto nos
alargamos
en su servicio:
El permanecer y el durar en el seguimiento del Seor cuando la
realidad se nos presenta desolada no puede estar en funcin del
gusto o disgusto, no puede estar en funcin de la continua necesidad
de gratificaciones. No podemos pedir que a cada momento nos digan
lo bien que lo hacemos en nuestro compromiso, comunidad... En
nuestra cultura esto es una autntica dificultad pero no podemos
pedir ni al Espritu ni a los otros que estn todo el da pendientes
de nosotros. La inmensa mayora de la gente lleva a delante su
trabajo sin esperar que cada da se le diga que bien lo hace, al
contrario cuando lo hace mal es cuando se le dice.
En muchos ambientes cristianos se puede caer en una autntica
trampa cuando se olvida que el seguimiento del Seor no est al
margen del vivir cotidiano, no podemos ir al evangelio como
refugio, como lugar de paz y sosiego, aunque tambin lo sea, no
podemos confundir la experiencia cristiana como puro blsamo que
suaviza la adversidad de la realidad. Es en la trama de lo espeso,
de lo ambiguo de las mediaciones, donde tambin seguimos al
Seor.
5.1.2.3. No es de nosotros traer o tener devocin... ms que todo
es don y gracia:
No est en nuestras manos la consolacin. Si algo nos manifiesta
el tiempo desolado es precisamente la Gratuidad. El Evangelio se
hace ms verdad en el tiempo desolado porque nos impide manipularlo,
nos impide escapamos de la realidad con falsas evasiones. Cuando
"todo va bien" tenemos el riesgo mortal de atribuirnos a nosotros
los xitos, de convertimos en personas engredas que se olvidan del
punto de partida del discernimiento: el examen. Cuando nos
olvidamos del examen volvemos por lo tanto a alimentar la
desolacin.
5.1.3. Se trata de permanecer con nimo y lucidez
Desde esta dinmica de examen, y desde los criterios que nos da
Ignacio para orientamos en la desolacin y no caer en fomentarla
morbosamente, debemos tener presentes tres ltimos criterios que nos
orientan en permanecer el seguimiento.
"...por el contrario, si la persona que se ejercita comienza a
tener temor y perder nimo, en sufrir las tentaciones, no hay bestia
tan fiera sobre la haz de la tierra..." [EE 325)
5.1.3.1. Tener temor y perder nimo:
Se trata de hacer frente a los temores que nos surgen, hacer
frente a los miedos y fantasmas que nos construimos. Se trata de
perder miedo a decirnos: "yo siento esto y esto, me da miedo esto y
esto". No podemos construir la realidad desde lo irreal, desde lo
fantasmagrico, porque todo proceso queda trucado cuando se acepta
slo desde la cabeza y no desde el corazn.
El problema entonces es que "ideologizamos" en el sentido que
encubrimos la realidad y nos defendemos nosotros. Ante una realidad
que se nos presenta adversa y dura tiendo a defenderme de ella
mentirosamente. Esta bestia feroz es vivir en la mentira. Cuando
sentimos temor y no lo abordamos damos una falsa respuesta,
trucamos. No solo eso sino que limitamos, castramos, matamos lo que
acontece.
Si nos da miedo el mundo de la pobreza y la exclusin, lo menos
que podemos hacer es decirnos que nos da miedo, porque si no nos lo
decimos e ideologizamos, matamos a los pequeos y a los ltimos. Este
temor es legtimo, no todos valemos para todo, pero si lo asumo
honestamente dejo hueco para aquellos que no sienten miedo, pero si
lo desautorizo diciendo no vale la pena, no hay nada que hacer, es
perder el tiempo, Dios quiere a todos igual, los que estn con los
pobres se buscan a s mismos (unos s otros no, evidente y como en
todos los lugares) entonces tacho la realidad.
No vale la pena esto, no vale la pena lo otro... Esto se da en
todos los mbitos de la realidad porque el temor al fracaso y a la
muerte en sus mil caras todos lo tenemos, pero configurar la vida
desde la gratuidad supone por lo menos un asunto de lucidez.
Maltratamos demasiado a los otros y a la realidad a costa de
nuestros temores no confesados.
"Cuando el enemigo de natura humana trae sus astucias y
suasiones a la nima justa, quiere y desea que sean recibidas y
tenidas en secreto; ms cuando las descubre a su buen confesor, o a
otra persona espiritual que conozca sus engaos y malicias, mucho le
pesa; porque colige que no podr salir con su malicia comenzada, al
ser descubiertos sus engaos manifiestos." [EE 326]
5.1.3.2. Desea que sean recibidas y tenidas en secreto ms cuando
las descubre:
Se trata de comunicar. El seguimiento no se hace en solitario,
es imposible. Los temores se nos apoderan y la realidad la
distorsionamos cuando no cuidamos una buena red de comunicacin. El
discernir en la vida cotidiana desde este criterio supone la
dimensin de comunicacin personal, contrastar de t a t, y
comunitaria. En muchos ambientes conviene discernir si est
"comunicacin" se da en exceso porque entonces deja de ser
comunicacin y se convierte en otra cosa. Como antes sealbamos se
tiene el riesgo de que ante la falta de vida se recurra a la
interioridad personal o comunitaria.
"...de la misma manera el enemigo de natura humana, rodeando
mira entorno todas nuestras virtudes teologales, cardinales y
morales, y por donde nos halla ms flacos y ms necesitados para
nuestra salud eterna, por all nos bate y procura tomarnos." [EE
327)
5.1.3.3. Y por donde nos halla ms flacos y necesitados...
Todas las personas y comunidades tenemos nuestra debilidad,
nuestros agujeros por donde se nos escapan las energas evanglicas,
y por tanto debilitndonos en el seguimiento. Se trata de ser
conscientes. La trampa en la que podemos caer al ser conscientes es
pasamos toda la vida ensimismados preocupados por querer tapar las
fisuras y agujeros. Este aspecto hoy puede ser preocupante por
cantidad de energas y dineros que podemos gastar en luchar contra
lo que es nuestra misma condicin humana.
Es urgente que nos preguntemos por qu antropologa o teologa
tenemos y manejamos. Hay debilidades que son constitutivas.
Nuestro Dios no es un escultor sino que es un alfarero. Nos
model del barro y cuando se modela el barro, adems que es una
materia frgil, la figura nunca es perfecta cuando se modela a mano,
es ms perfecta cuando se hace con molde. Nuestro Dios nos model a
mano, no nos hizo a molde, por lo tanto no hay dos piezas
exactamente iguales, y a todas se le puede encontrar algn "defecto"
respecto al modelo.
Nos empeamos en que nuestro Dios o bien nos model con molde,
haciendo algo as como humanos clnicos y por lo tanto inhumanos, o
que es un escultor que nos esculpi perfectamente a partir de un
bloque de piedra, y de los hombres y mujeres con corazn de piedra
mejor no hablar a estas horas,. Mientras no aceptemos lcidamente
las debilidades y flaquezas estamos abocados a la frustracin.
Nuestro Dios "se acuerda que somos barro y conoce nuestra masa"
discernir es no olvidar lo que l no olvida ni quiere olvidar.
No se trata de pactar con la flaqueza y debilidad , se trata de
conocerla, de compartirla y comunicarla, de aceptarla y slo as se
cura. La herida cierra muy bien cuando est abierta, limpia y bien
oreada, no se trata de cerrarla en falso y menos se trata de luchar
desesperadamente por no tenerlas porque entonces en el seguimiento
nunca seremos sanadores heridos, sino hombres y mujeres que luchan
patticamente contra su propia condicin humana. Es urgente discernir
muchos modos de estar en el seguimiento que llevan a que la vida
cotidiana se nos escape con toda su densidad porque siempre nos
estamos "preparando" para vivir la vida.
Nos podemos evitar mucho sufrimiento intil si aceptramos con
calma que lo de la "perfeccin" nos ha hecho mucho dao, pero que
culturalmente se nos cuela otra vez de un modo solapado por aquello
que ya hemos visto antes de la redencin de la imgenes de ser hombre
y mujer.
Desde la llave que es el examen, Ignacio nos ha ido orientando
en los tiempos desolados a poder seguir al Seor, pero es un hombre
de sospecha y sabe que el que adquiere destrezas para orientarse en
esta "primera semana" no lo tiene todo resuelto porque se puede
seguir engaando en esta vida tan querida por Dios pero
"endiabladamente" compleja y tramposa.
5.2. SEGUNDA SEMANA 0 POCA: VIVIR LA LIBERTAD DEL EVANGELIO
Esta segunda poca supone que ya nos encontramos "avanzados" en
el seguimiento, este avance supone que nos hemos adiestrado en lo
anterior, esto no quiere decir superar, porque lanzar la desolacin
no implica que la realidad siga desolada, volvemos a insistir que
el discernimiento no es pura interioridad. Se trata de caer en la
cuenta de posibilidad de engaos. Podemos confundir nuestras propias
valoraciones, modos de estar en la vida, proyectos, con los del
Evangelio o como que nos lo pide el Espritu.
Lo propio de esta poca es que se pueden dar consolaciones
falsas. En la etapa anterior Ignacio nos daba criterios para
"mudarnos contra la desolacin" en este momento nos da criterios
para orientarnos en la consolacin. Consolacin falsa quiere decir
que podemos sentir alegra e ilusin por un tipo de proyecto
personal, comunitario o institucional y ser del "mal espritu", es
decir que nos lleven a la confusin sealada antes.
Este momento es el de la autntica libertad del Espritu. Si todo
lo anterior ha estado configurado por la Gratuidad ahora se trata
desde ella llegar a la Libertad del Evangelio, de no convertir la
Buena Noticia en ley, aparato ideolgico, en carga pesada o yugo
opresor. Nos vamos a encontrar con una dificultad, y es que ahora
se trata de discernir sobre aspectos "santos y buenos", sobre
valores y reacciones en s mismas evanglicas pero que pueden ser
engaosas. A Jess, el tentador le present unas tentaciones teniendo
presente el objeto de la misin que era el Reino.
Ignacio parte de algo incuestionable y es que el don del Espritu
es la alegra y el gozo, no es la tristeza, ni la rigidez, ni la
tensin, ni el masoquismo, sino que este don es Vida. Vamos a ver
como esa alegra y gozo, ese vivir el evangelio como un mbito de
vida, de respiro y de fraternidad solidaria se puede perder y por
donde se pierde.
"1. re. La primera, propio es de Dios y de sus ngeles, en sus
mociones dar verdadera alegra y gozo espiritual, quitando toda
tristeza y turbacin, que el enemigo induce; del cual es propio
militar contra la tal alegra y consolacin espiritual, trayendo
razones aparentes, sotilezas y asidua falacias."
5.2.1. Razones aparentes, sutilezas y falacias
Jess en el sermn del monte nos dice "que vuestro s sea un s y
que vuestro no sea un no, todo lo que pasa de ah es asunto del
Malo". La trasparencia, la limpieza, la sinceridad sanea los
ambientes y los hace evanglicos. La media verdad, la doble
intencin, el jugar con la capacidad enmascaradora del lenguaje
enrarece los ambientes.
Muchas veces la gente sencilla no nos entiende a muchos
cristianos y cristianas porque nuestros decires estn cargados de
moralina y sutileza: no escandalizar a los pequeos, "precisar"
exactamente lo que queremos decir, distinguir bien. Normalmente nos
cuesta expresar lo que sentimos porque siempre se teme infringir el
"ideal del modelo" que la comunidad, del tipo que sea, pide de
nosotros.
Detrs de todo este enrarecimiento nos tenemos que preguntar con
crudeza qu escondemos o de qu o quines nos defendemos. En la tarea
educativa es ms fcil decirle a un alumno o alumna "marginal" o a su
madre que no vale para nada, que decrselo a un alumno o alumna de
otra clase social, entonces el decir que "tu hijo no vale para
nada" hay que "adomarlo" con muchos rodeos, informes, y sobre todo
no ofender, porque las ofensas a unos u a otros no nos traen las
mismas consecuencias. Este ejemplo es evidente que se puede llevar
a otros campos del vivir cotidiano en sus diversos mbitos.
Quin pierde la capacidad de hacer frente a sus temores, de
comunicarse y de ser consciente de su punto flaco, se instalar cada
vez ms en la falacia.
"3. re. La tercera, con causa puede consolar al nima as el buen
ngel para provecho del nima, para cresca y suba de bien en mejor; y
el mal ngel, para el contrario, y en adelante para traerla a su
daada intencin y malicia."
Se trata de sospechar de entrada de todo proyecto, de toda
"mocin" que se presenta como "evanglica", en todos los niveles,
tanto decisiones en que me producen alegra y gozo, como en
valoraciones precipitadas de personas como que son "el evangelio
andando", sospechar de todo. Ignacio fue un "maestro de la
sospecha", cualquier realidad que se me presenta como evanglica
puede ser tramposa y mentirosa.
Volviendo a la pregunta sobre qu antropologa teolgica manejamos,
no podemos olvidar que la realidad del pecado esta ah, y eso supone
la capacidad de engao que tenemos los humanos.
Esta sospecha sistemtica puede parecer bloqueante y paralizante
pero no es as, Ignacio nos ayuda a elaborar la sospecha.
"4.re. La cuarta, propio es del ngel malo, que se forma sub
angelo lucis, entrar con la nima devota, y salir consigo, es a
saber, traer pensamientos buenos y sanctos conforme a la tal nima
justa, y despus poco a poco procura de salirse , trayendo a la nima
a sus engaos encubiertos y perversas intenciones."
5.2.2. Entrar con lo bueno y salir con lo perverso
Las intenciones y proyectos "buenos y santos" a la larga pueden
llevar a efectos perversos, pueden llevar a situaciones y
resultados distintos de los que se pretenda. De esto todos sabemos
y mucho, cuntas cosas buenas a la larga se nos han convertido en
dainas.
Aqu nos encontramos con una fuerte llamada a la libertad, es
cuando percibimos que el discernimiento es poner y ponernos en
crisis, es someter a criba, es pleitear, es estar vigilantes y con
la lmpara encendida.
En el siguiente criterio percibimos un momento clave de esta
llamada a la libertad: se trata de estar muy al tanto de lo que
pasa entre la "entrada de lo bueno y santo" y la "salida hacia lo
perverso":
"5 re La quinta, debemos mucho advertir el "discurso" de los
pensamientos; y si el principio, medio y fin es todo bueno,
inclinado a todo bien, seal es del buen ngel; ms si en el discurso
de los pensamientos que trae, acaba en alguna cosa mala, o
distrativa, o menos buena que la que el nima tena propuesta de
hacer, o la enflaquece, o inquieta o conturba a la nima, quitndola
su paz, tranquilidad y quietud que antes tena, clara seal es
proceder de mal espritu, enemigo de nuestro provecho y salud
eterna."
Este momento es clave en los procesos de discernimiento porque
aqu es donde solemos perder la libertad. Lo que nos dice Ignacio es
atencin a los procesos. No se trata cuando sospechamos de quedarnos
paralizados, esto es bloqueante. Precisamente porque no se si es
del buen espritu o del mal espritu nos podemos quedar quietos . No,
no se trata de parlisis, se trata de seguir la mocin, porque la
mocin es sobre cosas santas y buenas, de lo que se trata es de
atender como hemos dicho al proceso.
5.2.3. Discurso: si principio, medio y fin
En la vida cotidiana nos encontramos con muchas situaciones en
las que con honestidad y de una manera consolada tomamos una opcin,
como por ejemplo, una vida de mayor austeridad, y esta opcin se
toma con alegra porque experimentamos que el Espritu nos la pide,
es ms, la austeridad se impone en esta realidad que vivimos como un
valor profundamente solidario, pasa el tiempo y se empiezan a
generar dinmicas de rigidez, de tensin, de crtica amarga, de
comenzar a mirar de reojo y a despreciar a los no austeros, se
generan dinmicas de "colar mosquito y tragar camellos", porque de
modos neurticos se cuelan pequeos detalles, pero aparecen zonas en
las que no entra el discernimiento (en 1a vida cotidiana caemos en
muchas trampas de este tipo, discusiones sobre la pobreza que
consisten en ver donde compramos un duro ms barat aunque para ello
haya que ir a comprarlas en coche, porque esto ltimo es "normal y
natural").
Pasa el tiempo, (principio, medio y fin), y esa austeridad nos
hace ms evanglicos, ms acogedores y solidarios, se empieza a
experimentar la cantidad de necesidades de las que nos liberamos,
tenemos una mirada ms limpia sobre el mundo de la exclusin y de la
pobreza, nos sentimos ms libres por lo tanto, ms ligeros de
equipaje, entonces es el Espritu el que nos peda ms austeridad y en
el caso anterior de la rigidez 1a austeridad es un trampa del yo,
que se presenta como prepotente bajo especie de bien porque
entonces es un yo que se muestra como "el pobre y austero",
entonces la libertad consiste en discernir con lucidez que el
espritu quiz me pide otra cosa, por ejemplo no ms austeridad y en
cambio ms acogida aunque se "gastando ms", este terreno es difcil
Porque lo ms evanglico puede ser tramposo.
Hace falta ser adultos (tener sujeto dice S.Ignacio) y coraje
par discernir, lo ms cmodo es dejarse llevar por los tpicos al uso,
temer al qu dirn los de mi mismo grupo o temer prdidas de imagen,
porque todo grupo por muy cristiano que sea establece sus propias
pautas de funcionamiento que siempre estn amenazadas de convertirse
en "ley".
Se pueden experimentar llamadas a ms oracin, por ejemplo,
percibidas con gozo y como necesidad de dar ms calidad al
seguimiento, pasa el tiempo y se repite el proceso anterior, puedo
ganar en fluidez evanglica, en alegra, en capacidad de solidaridad
y de acogida, esta oracin es del Espritu de Jess. Puede pasar "de
contrario modo", caer en la rigidez, en la inflexibilidad, en la
dureza, en la crtica a los no orantes... Entonces en un buen
discernimiento se cae en la cuenta que el espritu pide algo ms
"conforme a la tal nima" como podra ser la austeridad.
Ignacio nos da otro criterio que aclara el anterior:
"6. re. La sexta, cuando el enemigo de natura humana fuere
sentido y conocido por su cola serpentina y mal fin, a que induce,
aprovecha a la persona que fue dl tentada, mirar luego en el
discurso de los buenos pensamientos que le trujo, y el principio
dellos, y cmo poco a poco procur hacerla descendir de la suavidad y
gozo espiritual en que estaba, hasta traerla a su intencin
depravada; para que con la tal experiencia conocida y notada, se
guardase para adelante de sus acostumbrados engaos."
Este criterio es clave: Se trata de no perder memoria, de "tomar
nota", de entrar en una dinmica fluida de libetad. Es el criterio
que de alguna manera recoge todo el camino andado hasta ahora desde
la llave del examen, el mudarse contra la desolacin, el hacer
frente a los temores, comunicar y la lucidez sobre los puntos
flacos desemboca en la capacidad de vivir la libertad del Evangelio
en los procesos de la vida cotidiana.
Discernir es un talante, no es un automatismo, no es slo una
tcnica es un proceso que dura toda la vida, es desentraar la
mentira en la que vivimos desde la Buena Noticia. Cuando no se da
el discernimiento se da el sometimiento al propio yo, a la
comunidad, a la Iglesia o a cualquiera otra institucin. ("No hemos
recibido un Espritu de esclavos para recaer en el temor").
Se puede vivir en rgimen de ley o en rgimen de gracia y de
libertad, no se da nunca un rgimen u otro, estamos en ambos, pero
es claro que el discernimiento nos lleva hacia el rgimen de gracia.
No podemos olvidar que el sometimiento no es slo un asunto que atae
a la superestructura eclesial, sino que atae a nuestro propio yo
sometido al yo, atae a nuestras comunidades.
Ignacio nos da un ltimo criterio que nos deja el discernimiento
abierto a la capacidad de la personas y comunidades para percibir
el paso del Espritu:
"7. re. La sptima, en los que proceden de bien en mejor, el buen
ngel toca a la tal nima dulce, leve y suavemente, como gota de
agua, que entra en una esponja, y el malo toca agudamente y con
sonido y inquietud, como cuando la gota de agua cae sobre la
piedra; y a los que proceden de mal en peor, tocan los sobredichos
espritus contrario modo..."
5.2.4. La paz y la estridencia
Despus de todo el proceso anterior de discernimiento hace falta
finura y sensibilidad para caer en la cuenta de cundo la paz en la
vida cotidiana, tanto personal como comunitaria, es una paz de
"cementerio" o una paz que hace crecer.
Cuando se va creciendo en el seguimiento y se percibe una
consolacin que nos dinamiza, que lleva a vivir la vida con alegra,
se supone todo lo anterior, sobre todo la destreza en desenmascarar
engaos, cuando los compromisos adquiridos no se ponen en cada
momento en cuestin sino que se asumen en toda su complejidad,
cuando no se pide a la realidad ni a los otros lo que no pueden
dar, esta alegra y paz es del Espritu. Es entonces cuando el
"profeta" de tumo que inquieta y fuerza procesos que genera tensin
y estridencia, que proyecta su rigidez sobre todos y todo tiene que
discernir si es la "gota sobre roca" del "ngel malo".
Al contrario, cuando una persona o comunidad empieza a
instalarse a saber de todo, a rutinizarse, cuando todo es tan
normal y natural, tan como tiene que ser por siempre ha sido as. Es
entonces cuando el "profeta" de tumo que inquieta, cuestiona,
critica, pleitea acta desde "el buen ngel". No hay ley, se trata de
estimativa, de olfato, de sensibilidad.
6. CONCLUSIN
Hemos hecho un recorrido desde unos apuntes cristolgicos hasta
referencias muy concretas de la vida cotidiana. Se trataba de notar
la potencialidad que tienen los criterios de Ignacio para
configurar un talante que desde el Espritu de Jess, y no otro,
permita vivir en un tiempo desolado la libertad del Evangelio.
Discernir es poner en crisis y pleitear con nosotros mismos y
con lo "normal y natural", en la medida que se configura un
talante, la realidad se abre y en estos tiempos de tanta injusticia
y falta de misericordia se percibe que es posible vivir la Buena
Noticia. Es una trampa mortal creer que el seguimiento es para
momentos en que todo "va bien". Discernir es seguir al Seor en una
cultura que ni es "nacional-catlica" ni se debe aorar. Esta aoranza
est muy presente aunque no se formule: una cultura y una sociedad
que nos ayudara a ser cristianos, que hiciera que nuestra pastoral
funcione, que ser creyente fuera relevante...
Discernir es caer en la cuenta que "no haba ms Dios" en otras
pocas, eso es casi blasfemo. El Espritu est presente y es posible
escucharlo.
Est de ms recordar que el discernimiento es don del Espritu a
las Iglesias no es patrimonio de una espiritualidad concreta.
Ignacio fue un hombre de discernimiento y un buen sistematizador
que ofreci y expuso su experiencia a todos.
En estos tiempos entre todos y todas nos tenemos que ayudar a
vivir un seguimiento, esponjado, libre, que trasparente que lo de
Jess es una buena noticia.
Las conclusiones en coherencia con este cuaderno no pueden salir
de l: tienen que salir en la vida cotidiana.
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...Discernimiento y mediaciones socio-polticas
El problema del discernimiento es fundamental para el cristiano.
Se trata de procurar conocer la voluntad de Dios sobre nuestra vida
y nuestra sociedad. El discernimiento se hace necesario porque
normalmente Dios no se nos revela de manera directa. Tenemos que
recurrir a criterios para descubrirlo presente en realidades
humanas. Y se vuelve ms urgente su necesidad en la coyuntura
actual. Tal vez una de las caractersticas ms marcantes de nuestra
actualidad sea el pluralismo en todos los campos. Aun en el campo
religioso surgen propuestas muy diversas... Y muchos, en vez de
buscar realmente la voluntad de Dios, proyectan sus propios deseos
como si fuesen ellos voluntad divina.
La urgencia de la situacin social hace que se imponga al
cristiano preguntar lo que Dios espera de l en esta tan grave
coyuntura.
Diversos contextos culturales
El discernimiento depende mucho de la comprensin cultural que se
tenga de Dios.
En el mundo pagano la divinidad se presentaba distante del ser
humano y poco interesada en su aventura humana. El hombre estaba
entregado a un destino inflexible. No haba ningn espacio para
discernir lo que los dioses queran. Ya estaba trazada la historia
por las fuerzas del destino a las que nadie poda escapar.
La otra experiencia pagana de lo divino es opuesta. Los dioses
pertenecan a lo cotidiano. Se hacan prximos a los seres humanos,
interfiriendo en todo. Se viva en un mundo inmerso en la
supersticin, en el miedo de los dioses y sus castigos. Esos dioses
atemorizantes generaban un sentimiento de fatalismo. No exista
espacio para la libertad humana, ya que ella estaba tropezando a
cada paso con las ms diferentes divinidades. Por eso, tambin, no
haba campo para el discernimiento, en este caso por exceso de
presencia de los dioses en la vida humana. Faltaba el mbito de la
libertad.
Cuanto ms una forma religiosa hoy asuma una de estas dos
expresiones paganas, tanto ms se cierra el espacio para el
discernimiento, por el simple hecho de que los dos polos del
discernimiento Dios y la libertad humana no se encuentran en una
relacin de dilogo provocador.
Israel crea con su concepcin de Dios el espacio existencial del
discernimiento. Se piensa que el ser humano es libre, pero Dios
tambin lo es en sus decisiones. Los profetas disciernen cundo es
Dios quien acta, escoge, llama, y cundo las personas se arrogan ser
portadores de una palabra de Dios que no pasa de sus intereses
mezquinos.
Con el cristianismo, el discernimiento se impone como algo
fundamental. En Jesucristo, Dios se hace historia. De ahora en
adelante, ninguna realidad humana podr ser entendida sin referencia
a Dios, y Dios no podr ser entendido sin referencia a la historia
humana. Hay que discernir esa presencia y accin de Dios en las
realidades humanas, histricas, socio-polticas...
En la Edad Media el discernimiento se restringe a distinguir o
separar las cosas religiosas de las profanas, atribuyendo a las
primeras mayor valor y preferencia. El ncleo del discernimiento se
concentra, por tanto, en la percepcin de la sacralidad y
religiosidad de las realidades, para asumirlas, en contraposicin a
las realidades seculares, profanas.
La modernidad en sus expresiones radicales llev el proceso de
secularizacin a tal extremo que torn imposible la estructura del
discernimiento. Retiene, en todo su esplendor, el lado humano,
histrico de las realidades, pero niega rotundamente toda
transcendencia. Slo tiene sentido discernir valores ticos, humanos,
pero esto no tiene nada que ver con la accin y voluntad de Dios. La
poltica, el Estado, adquieren autonoma absoluta delante de
cualquier estancia religiosa y, tambin, delante de cualquier
recurso a Dios, reducido a la proyeccin de la subjetividad (L.
Feuerbach), a opio (K. Marx), a la flaqueza humana (F. Nietzsche),
a infantilismo (S. Freud), a la reduccin de nuestra libertad (J. P.
Sartre), etc... El universo religioso lo reducen a la esfera de lo
privado.
La teologa actual busca una comprensin de la presencia de Dios
que, por un lado, no contine el dualismo medieval y, por otro, no
caiga en la trampa del secularismo. En el nivel terico postula las
autonomas del mundo poltico y del mundo religioso de la fe. En el
mundo de la prctica, se da una mutua implicacin no reductiva entre
la dimensin poltica y la de la fe. Tanto la prctica de la fe incide
sobre la prctica poltica del cristiano, como la prctica poltica del
cristiano nace de su fe y la interpela. Una no se reduce a la otra,
sino que se influyen mutuamente. La fe cristiana, para ser vivida,
postula mediaciones socio-polticas para concretizarse y, a su vez,
tales mediaciones son siempre ledas por el cristiano a la luz de su
fe.
Presupuestos
El discernimiento de la voluntad de Dios se sita necesariamente
en el horizonte de la fe. Y la fe se entiende nicamente como dilogo
entre la libertad humana y Dios. Sin la fe en la posibilidad y
realidad de que Dios puede y quiere entrar en relacin personal con
cada uno de nosotros a travs de las mediaciones humanas, no se
comprende el discernimiento. No es posible la prctica espiritual
del discernimiento si, al mismo tiempo, no se trabaja la relacin
con Dios. A medida que nuestra conciencia y libertad se abren a esa
comunicacin, se establece el contacto entre Dios y nosotros.
La Escritura nos ofrece el criterio de identificacin de la
presencia de Dios. As sabemos que l est en la oracin, en la caridad
fraterna, en el hermano necesitado que se acerca a nosotros, en la
naturaleza, en el misterio de la Eucarista, en la lectura personal
y comunitaria de la Sagrada Escritura...
El opuesto de la experiencia de Dios son la idolatra y la
magia.
La idolatra significa asumir como Dios a una criatura que, en su
pretensin absoluta, niega al propio Dios. El documento de Puebla
alert a los cristianos de Amrica Latina contra la idolatra del
mercado, del dinero, del placer, del poder, en sus reivindicaciones
ilimitadas y, sobre todo, devoradoras de los pobres. Sin duda, el
mayor dolo hoy es el mercado, que lleva a las personas y al sistema
a excluir a los pobres.
La magia pretende traer a Dios hacia nuestros intereses, en vez
de escuchar su interpelacin. Manipula a Dios para sus propios
fines, contrariamente al propio ser de Dios.
Actitudes fundamentales
Para entrar en espritu de discernimiento, Ignacio de Loyola pone
algunas condiciones previas, sin las cuales cualquier
discernimiento estara predestinado a ilusiones y
manipulaciones.
Lo que impide al ser humano escoger con pureza la voluntad de
Dios son sus afecciones desordenadas. El desorden viene de la
sensibilidad y de la razn.
Vivimos hoy momentos de transicin. Predomina un sentimiento de
desnimo, de escepticismo, de incapacidad de maravillarse y de
entusiasmarse por causas mayores.
Los medios de comunicacin embotan la percepcin de la historia,
fijando a las personas en el presente. Estimulan la fruicin del
momento, del inmediato. Delante del sufrimiento exterior se siente
cierto alejamiento, impotencia, fatalismo y hasta cinismo. Pues son
tantas las tragedias que cada da las noticias televisivas muestran
en todo el mundo que nuestra sensibilidad no consigue digerirlas.
Nos acostumbramos con ellas, ya no nos "tocamos" ni nos conmovemos
delante de ellas.
Esta sensibilidad dificulta el discernimiento: reacciona
negativamente a todo proyecto de comprometerse. En un mundo en el
que "el gozo es el alfa y omega", discernir una voluntad de Dios
que puede pedir, precisamente, una renuncia en vista del hermano,
se vuelve muy difcil.
Tambin hay que emprender la tarea de educar a una razn que no
sigue a la fe. Delante de la razn desconfiada y marcada por el
descrdito, el proceso de discernimiento pretende resucitar la
autoconfianza, basndose en la doble condicin del ser humano: en
tanto que partcipe de la inteligencia divina por el hecho de la
creacin y por la vocacin a la comunin con los hermanos y con la
Trinidad.
En ese contexto, Ignacio muestra cmo liberarse de las afecciones
desordenadas a travs de la indiferencia y del uso sensato de las
cosas (tantum quantum). La indiferencia no es simplemente un
elemento racional de una lgica evidente. Y mucho menos se puede
reducir a una fra apata. Implica una percepcin teolgica de la
contingencia de todas las cosas y de la profunda transcendencia de
Dios. Es un agudo sentido espiritual de la caducidad de todo,
excepto de Dios, nico absoluto.
Las generaciones nuevas de pocos hijos y padres ausentes han
sido educadas, en las primeras fases de la vida, sin que los padres
les impongan lmites. Con un terrible sentido de culpa por las
ausencias y por el poco tiempo que le dedican a los hijos, suplen
tal carencia cubrindoles con regalos y haciendo lo que ellos desean
en todo. Por eso, los nios que no han conocido lmites, disciplina,
responsabilidad, sino satisfaccin de todos sus deseos y caprichos,
terminan por ser extremadamente narcisistas, casi incapaces de
encontrar exigencias objetivas de la realidad como expresin de las
llamadas de Dios. Desconociendo la renuncia, muchos viven el lado
suelto de la libertad sin la contrapartida de la
responsabilidad.
En el nivel social, hay factores que nos impiden un
discernimiento lcido. La carencia de una comprensin dialctica de la
realidad nos lleva a concebir cualquier decisin en lnea
exclusivamente del cambio de las conciencias y no tanto de las
estructuras. Tal visin acorta el campo del discernimiento,
impidiendo ver la importancia de las decisiones ms relacionadas con
la transformacin de las estructuras y no directamente dirigidas al
trabajo directo sobre las conciencias.
Otro impedimento es el lugar social-ideolgico. ste es
determinante tanto en la percepcin de ciertos valores como en la
ceguedad con respecto a otros. Nuestro lugar social-ideolgico est
caracterizado, sobre todo, por nuestra prctica social. sta, a su
vez, se define por los intereses que defendemos. Es importante que
las decisiones sean tomadas en presencia de personas que traigan
otras perspectivas, valores de otros lugares socio-ideolgicos y en
esa confrontacin sincera e indiferente se podr crear una situacin
de purificacin, previa a un buen discernimiento. En otros trminos,
la ideologa marca profundamente nuestro actuar. Donde estn los pies
(lugar social-ideolgico), ah est a cabeza (valores e
intereses).
San Ignacio coloca en el inicio de los Ejercicios Espirituales
la clsica Anotacin 5, donde observa la importancia de entrar en
ellos con generosidad, con "grande nimo y liberalidad". E insistir
a lo largo de los Ejercicios en el "magis", incitando al
ejercitante a una generosidad constante. No se trata simplemente de
una generosidad de actitud e intencin personal subjetiva. Se trata
de constatar objetivamente dnde, de hecho, empleamos lo mejor de
nuestras fuerzas.
Hay tambin una generosidad comunitaria. El grupo, como tal, se
dispone a emplear lo mejor de sus fuerzas en vista al ideal
propuesto. Un grupo puede estar compuesto por personas generosas,
pero, en el momento de la accin grupal, puede invadirle una inercia
que lo hace mediocre. En el discernimiento es importante mantener
el nimo generoso del grupo como grupo.
Para percibir lo que Dios quiere de nosotros, necesitamos adems
de un clima de oracin, que debe de existir dentro del espacio de
tiempo y lugar en que quisiramos hacer el discernimiento. La oracin
supera la rutina de la existencia por el descubrimiento de la
novedad, de algo ms profundo, del sentido radical y siempre nuevo
de la vida. La oracin pertenece ms al mundo de la fiesta que del
negocio, de la amistad que del trabajo, del amor que de la
produccin, de don que del comercio.
La oracin nos vuelve ms clara la auto-inteleccin de nosotros
mismos, del mundo, de nuestro relacionamiento con Dios, con los
otros, con las cosas. Nos lanza a la bsqueda del sentido radical,
profundo, ms all del sentido superficial e inmediato.
Adems, despierta nuestra esperanza. En un mundo amenazado por el
vaco, por la rigidez de estructuras, por la complejidad y gravedad
de los problemas, fcilmente nos sentimos desanimados y nos volvemos
escpticos. La oracin viene a encender la luz de la esperanza,
hacindonos ver en qu debemos confiar. Si esperar es creer en el
amor, la oracin hace que nuestra fe en el amor de Dios se
fortifique y, por consiguiente, que esperemos ms.
Mediaciones
La estructura del discernimiento encierra una tensin dialctica.
Es la bsqueda de una sntesis entre, por un lado, la llamada de Dios
a lo mayor, lo mejor, y, por otro, las pequeas realidades que tejen
nuestra existencia, donde pretendemos realizar tal llamada.
La voluntad de Dios se encuentra en lo pequeo y concreto de la
mediacin. La intencin general ilumina la mediacin y sta, a su vez,
concretiza y explicita la intencin general. De ah la necesidad de
un continuo proceso de discernimiento para ir siempre sabiendo cul
es la mediacin que, de hecho, encarna la intencin general, la
voluntad de Dios para nosotros en el momento actual. Como toda
decisin es limitada, frgil, se corre siempre el riesgo de errores,
de ingenuidades, de falsas percepciones, sobre todo en las
realidades complejas. Por eso, todo lo que nos ayude a conocer el
alcance y la importancia de las mediaciones, como los anlisis
psicolgicos y sociolgicos, entran como elementos en los procesos de
discernimiento. En ese sentido tienen importancia las asesoras y el
recurso a los instrumentos de anlisis...
El contexto socio-poltico, que permite el surgimiento de tal
discernimiento, es la conciencia crtica delante de la ideologa y el
sistema dominante. Como en el Tercer Mundo se vive, en un grado ms
agudo, la opresin del sistema, en l se desarrollan las condiciones
de percepcin de ese juego de fuerzas de dominacin del sistema
capitalista salvaje, que genera masas marginadas y, tambin, la
aparicin repentina de movimientos populares organizados. El
cristiano se siente, entonces, en el corazn de esa tensin y se
pregunta cmo descubrir ah la voluntad de Dios.
Aspectos personales
En el proceso de decisin de la mediacin concreta podemos
encontrarnos con lo que Ignacio llama Eleccin en 1 tiempo: una
situacin en que se nos aparezca de modo claro que una determinada
mediacin es expresin de la voluntad de Dios para con nosotros.
Lo ms normal para Ignacio es la Eleccin en 2 tiempo, esto es, la
decisin que se hace dentro del juego de las mociones de consolacin
y desolacin. Este juego nos lleva al final a percibir lo que Dios
quiere de nosotros, ya que su lenguaje es la paz, la alegra, la
consolacin.
En un 3 tiempo, en que las mociones no se hacen sentir, Ignacio
nos presenta un discernimiento a travs de las razones. Se trata de
la razn iluminada por la fe. No son razones de mayor eficacia
tcnica, sino que, a travs de la razn, se trata de concretar la
intencin general evanglica, de manera que refleje 1a vivencia de
alguien que asimil ntimamente los misterios de la vida de Jess.
Caben algunas consideraciones ms con respecto a estos criterios
subjetivos:
- 1. La mediacin debe corresponder a la posibilidad existencial
de cada persona o comunidad. Debemos tener en consideracin nuestro
histrico-existencial o de la comunidad para percibir si la mediacin
pertenece o no a lo posible.
- 2. Para tal conocimiento importa mucho la ayuda fraterna, ya
sea de algn consejero o de los compaeros de vida, de comunidad o de
trabajo.
- 3. Se debe buscar la existencia de estructuras de apoyo para
la nueva situacin escogida. No basta una actitud interior. El ser
humano necesita de estructuras psico-sociales que le apoyen la
decisin; de lo contrario acaba retrocediendo. Cuanto ms ardua y
difcil sea la decisin, tanto ms necesarias son las estructuras de
apoyo.
- 4. Finalmente, la gran seal de que una decisin es voluntad de
Dios para una persona o comunidad es la paz y alegra que sienten
las personas al pensar, rezar y realizar la decisin tomada.
Ignacio nos hace meditar durante mucho tiempo los misterios de
la vida de Jess. La asimilacin de tales misterios es lo que
constituir el cuadro objetivo para decisiones verdaderas.
Esta lectura teolgica de Jess es hecha en la Iglesia. Somos
miembros de la Iglesia Universal, encarnada en un continente, en un
pas, en una Iglesia local. Es dentro de la Iglesia local donde
vivimos la universal, lo catlico. A medida que una Iglesia local
opta por los pobres y oprimidos, tenemos un cuadro objetivo
eclesial ms transparente para el discernimiento. La nueva
autoconciencia eclesial se manifiesta a travs del esfuerzo de ser
presencia eclesial en la actual transformacin de nuestro continente
y pas, volvindonos hacia el hombre pobre, oprimido, deseoso de
liberacin. Fuera de eso, nuestra decisin no es "catlica".
La teologa y espiritualidad insisten en la centralidad del pobre
en el discernimiento. La mediacin socio-poltica que ms sirva a los
intereses objetivos de los pobres ms se aproximar a la voluntad de
Dios. Para que podamos descubrir este "ms", se requiere de nosotros
un mnimo de contacto y convivencia con los pobres
top
.
.
a) Preguntas para iniciar la bsqueda:
- En quin puedo confiar para ser escuchado y pedir consejos?
- Con quienes puedo discernir mi vocacin?
- Estoy decidido a ordenar mi tiempo para trabajar mis
inquietudes vocacionales?
- Har silencio y oracin para dejar que el Espritu de Jess me
inspire y oriente?.
- Estoy dispuesto a escuchar y hacer lo que Dios quiera de
m?
b) Preguntas para argumentar mis convicciones:
- De dnde vengo, quin soy y qu quiero hacer?
- Por qu hay pobreza y sufrimiento en el mundo de hoy?
- Qu puedo aportar para colaborar en una sociedad ms justa y
solidaria?
- Qu significa ser creado por Dios para vivir en su Amor?.
- Me siento amado por Dios?
- Logro reconocer en mi historia y en mis talentos lo que Dios
quiere de m?
- Qu dicen los dems quin soy yo?
- Qu hara Cristo hoy en mi lugar?
c) Preguntas para la conversacin:
- Soy capaz de interesarme y escuchar a los dems?
- Estoy dispuesto a rezar y pedir con los dems que Dios nos
oriente?
- Cul es la realidad que percibimos hoy en el mundo?
- Quines son las personas o grupos que nos ensean a servir a los
dems?
- Qu iniciativas nos interpretan mejor?
- Cmo podemos colaborar en la construccin de un mundo mejor?
- Qu compromisos concretos podemos hacer para descubrir nuestros
talentos?
d) Preguntas para la oracin de discernimiento:
- Qu quieres Tu, Seor, que yo sea?
- Qu servicio quieres que haga?
- Con quines quiere que trabaje?
- Medito la Palabra de Dios?
- Participo en los sacramentos?
- Me entrego en las manos de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo,
para escuchar mejor a Dios?
- Amo a Dios y al prjimo como a m mismo?
- Quiero ser santo?.
e) Preguntas de Jess:
- Qu buscan? (Jn 1, 38)
- Quieres sanar? (Jn 5, 6)
- Les desconcierta lo que les he dicho? (Jn 6, 61)
- Por qu quieren matarme? (Jn 7, 19)
- Dnde estn los que te condenan? (Jn 8, 10)
- Crees esto? (Jn 11, 26)
- No te he dicho que si crees vers la gloria de Dios? (Jn 11,
40)
- Comprenden lo que he hecho por ustedes? (Jn 13, 12)
- Y todava no me conoces, Felipe? (Jn 14, 9)
- No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre est en m? (Jn
14, 10)
- Por qu lloras? (Jn 20, 15)
- Tienen algo que comer? (Jn 21 5)
- Me amas ms que estos? (Jn 21, 15)
- Me amas? (Jn 21 16)
Derechos Reservado Uninet - Asuncin, ParaguayDISCERNIMIENTO
Y
VIDA COTIDIANA
Toni Catal
Mi Testamento Espiritual No 2.
idem
idem
MTE No 6.
Carta a los Hebreos 13,8
MTE No 33
MTE No 1.
MTE No 62.
MTE No 13.
Idem.
Ver DIARIO MAB, 9 Septiembre 1945 y al inicio de cada tomo del
diario.
SANIN ECHEVERI, Jaime. EL OBISPO BUILES, 1988, Pgs. 13-14
MTE 2.
DIARIO MAB. 11 de enero de 1949.
MTE No 69 Y 70
MTE No 70
Ver DIARIO, Septiembre de 1948.
Ver DIARIO, Noviembre 18 de 1934.