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Capìtulo primero - Eduardo Nicol

Apr 06, 2018

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  • 8/3/2019 Captulo primero - Eduardo Nicol

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    CAPiTULO PRIMERO

    LA CRISIS DE LA CIENCIA.F1SICA Y METAF1SICA

    1. LA CIENCIA se encuentra actualmente en una CriSIS de princi- ,pios. La radicalidad de la crisis determina su amplitud. No esun fenomeno local y episodico, que se presente en una 0 variasciencias con caracteres independientes. Cuando se trata de me-todos y de teorias, cada ciencia resuelve sus di ficultades conautonomia. Pero a veces las di ficultades son de tal indole, queobligan a plant ear una cuestion principal: lc6mo es posible estaciencia? 0 sea lCUlil es el fundamento de su legitimidad? Eneste caso, el problema desborda a la misma ciencia en cuyo mar-co se plantea. EI fundamento de legitimidad es comun a todas lasciencias: es 10 que hace posible la ciencia en general. Para tra-tar este problema, resultan inadecuados, los recursos de cual-quier ciencia particular, cuya misi6n se reduce a investigar unsector definido de la realidad. Tambien son inadecuadas las

    investigaciones puramente logicas. EI formalismo del pensa-miento y de la expresi6n cienti fica no roza siquiera la cuestiondel fundamento. Al contrario, es la propia logica la que requiere,como las demas ciencias, la fundamentaci6n de unos principiosque no se encuentran en su dominic especifico. La validez deuna forma de pensamiento esta supedi tada siempre a la formadel ser pensado. La historia de la ciencia confirmaria, si fuesenecesario, que las cuestiones formales no son nunca cuestionesMe principio. .

    Por debajo de sus naturales especializaciones, todas las di -versas ciencias constituyen una unidad. Es la unidad de la cien-cia en general la que determina ahora la amplitud total de lacri sis, aunque los sintomas se presenten en algun sector del co-nocimiento de manera mas aguda que en otros. Si llegasemosa averiguar, por ejemplo, que la realidad no tiene una estruc-tura racional en el sector de la naturaleza inorganica, este des-cubrimiento comprometeria igualmente la legitimidad de unaciencia tan distante de la fisica como es la filologia; pues elprincipio de racionalidad es universal, 0 no es principio. Y aun-que esas dudas sobre la racionalidad han surgido en efectodentro de la fisica, en un episodio de su desenvolvirri iento inter-no, la crisis resultante afecta por igual a la filologta y a lasdemas ciencias, a pesar de que en sus respectivos desenvolvi-mientos no se haya producido ningun incidente que ocasioneaquella duda fundamental. La crisi s no puede entonces resol-verla ninguna alteraci6n 0 innovaci6n que se introduzca en elcampo de una ciencia particular, por alta que sea la cminencia

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    1 0 LA CRISIS DE LA CIENCIA

    qu. lc otorguemos. En ese campo, el problema no puede si-quiera plantearse con la debida universalidad. La crisis de losprincipios corresponde a la competencia estricta de una cienciade principios.

    La universalidad es un caracter definitorio dei concepto deprincipio, No hay ciencias carentes de principios, ni cienciasque tengan unos principios distintos de los de otras. La unidadde la ciencia se estableee por la unidad del fundamento. POl'consiguiente, a la universalidad del fundamento ha de corres-ponder la universalidad del concepto mismo de ciencia. En eltexto de la presente obra, la palabra designara invariablementetoda forma posible de episteme, sin restricciones, 0 sea todo cono-cimiento que funde su legitimidad, por una parte, en la evi-dencia de una realidad determinada, y por la otra, en su organi-zacion objetiva, metodica y sistematica.

    Conviene desvanecer a toda costa la confusion que produceun vicio de terminologia cada vez mas difundido, el cual consis-te e? re.servar exclusivamente el nombre de ciencia para las in-vestigaciones puramente formales y para el conocimiento de larealidad natural. La falta de un concepto claro y bien definido

    de 10 que debe entenderse por ciencia es otro sintoma de lacrisis. A ello se debe que, para atribuir 0 rehusar rango cien-tifico a un conocimiento, se aplique el criterio de la exaetitud 'cuanti tativa. Las ciencias cuyos objetos no fuesen cuantifica-bles serian, por ello mismo, otra cosa di ferente, 0 serian cien-eias menores, "menos eientifieas", menos rigurosas y legitimas,mas expuestas a la subjetividad y a la arbi trariedad. Esta cuali -ficacion prescinde por completo de la contextura interior detales supuestas ciencias menores; no investiga el fundamentoen que puedan asentarse, ni e1 valor especifico de sus metodos,La confusion aumenta en densidad cuando se mezclan con ellas,bajo la vaga denorninacion de Humanidades, y sin ningun dis-cernimiento, ciertas formas de pensamiento que ni siquiera soncientificas; y cuando los propios cultivadores de las ciencias hu-manas aceptan la denorninacion, para reivindicar su autono-mia, como si la indebida oposicion entre Humanidades y Cien-cias representara adecuadamente la distincion entre cienciashumanas y ciencias naturales.'

    1 Las ciencias humanas no 5011 las Humanidades. Tradieionaimente sedi? el nombre de Humanidades al estudio del griego y del latin, que per-mite conocer en sus fucntes Ia cultura clasica, de la euai somos herede-,ros. Se juzgaba que estc conocirnicnto no era solo informative 0 erudite,sino vivo y formative. Por extension, entraban en las Hurnanidades aque-"' '- 'Jlos estudios que imprimian cl carricter de hombre culto 0 civilizado aquicn sc sometia a su discipiina: cl arte, la litcratura. Ia historia, etc. Delnivel de decadcncia a que han desccndido las Humanidades es un indiciocertero cl hecho de que va no puedan darsc por consabidas semejantesaclaraciones clcmentales. Las Hurnanidadcs no pueden contraponerse alas cicncias, naturales 0 humanas, III pucden confunclirse con estas ultimas,

    FisICA y ~ETAFfsICA 11

    Contribuye tambien a la confusion la terminologia de algunosfilosofos. Heidegger afirma con razon que ninguna de las rna-neras cientificas de tratar los divers os objetos supera a las de-mas. "El conocimiento matematico no es mas riguroso (stren-ger) que el histerico-fi lologico ; pos~e tan solo el. car~~!er deexactitude Exaktheit ) , que no es equivalente al de rigor. ~ Peroes incorrecto reservar la exactitud para las ciencias popularmen- r

    te llamadas exactas es decir, las loglco-matematicas Y las queemplean el metodo ~atematico de representacio? simbolica. Laexacti tud, como ideal del conocimiento, la perslguen por l~altodas las ciencias. Tambien todas son rigurosas, pues el rigorcualifica los procedimientos de la [nvestigacion : t :?-exactitud.en cambio cualifica los resultados de esa lDvestlgaclOn. EI errorhabitual, ~l que no escapa Heidegger, es e~ de equipar~r la exac-ti tud con la cuantificacion. Hay una exactitud cualitativa, apartede laexactitud cuantitativa, aunque no en nivel inferior a est~:cada una es especi fica. La identi ficacion de una obra esculto-rica de Fidias, 0 la etimologia de la palabra d~'Xij,son. resulta-dos cientificos en cuya perfecta exactitud no ha l?tervemdo paranada la cuantlficacion de los objetos correspondientcs- La faltade rigor consisti ria en aplicar el ~etodo .cuantitat!vo a unos ob-jetos 0 fenomenos que ni 10 requieren m 10 ad!mten.

    Ademas, si alguna distincion de gr~do. pudiera e~tablecerseentre la exactitud cualitativa y la cuantitativa, quedana realzadamas bien la seguridad y firmeza de la cualitativa. El p.rofa_nosiempre queda sorprendido ante la noticia de que las Clen~laScuantitativas son irremediablemente inexac!as. Pero los, ~ultlva-dores de estas ciencias que emplean el metodo I!latemat~co sa-ben muy bien que ellas son exactas por su fo:mahsmo, mientrasque las mediciones que representa ese, f?rmallsmo son mera~en-te aproximativas. De suerte que, en fisica sobre todo,. ~1ay stern-pre un hiato un margen de inexactitud, no en la relacIOn formalde unos sim'bolos con otros en las ecuaciones, sino entre esossimbolos y los valores reales. Aparte de otras razones q se

    expondran mas adelante, bastaria para confi rrnarlo el h~c~o ~eque de manera expresa, el fisico considera probada su hlpo~eslscua~do los resultados de la investigacion concuerdan aproxlma-damente con los terminos de un calculo previo que era formal-mente exacto.

    El hecho de que las disciplinas lIamada~. humanas, .sodales,historicas 0 del espiritu, no produzcan utIhda? apreciable deinmediato en terminos cuantitativos y pragmaticos, tal vez seala razon profunda de que muchos les rehusen hoy ~a ~atego~ade ciencias. Las aplicaciones practicas de u.n con~clmle~,to tie-nen que derivar necesariamente de una previa confirrnacion em-pirica, pero el valor teorico de est a prueba se confunde cada

    2 (Que es metafisica?, 1.

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    1 2 LA CRISIS DE LA CIENCIA

    vez mas con el provecho que sus aplicaciones puedan reportar.Tambien es inevitable que, al notarse en una ciencia que fallasu ?ase de principios -como en la fisica actual-, quienes lacultivan propendan a compensar esta deficiencia te6rica, queellos no pueden resolver,. poniendo mas enfasis del debido ensu eficacia practica, con la cual parece que pudiera asegurarse

    mejor la garantia de su legi timidad. Comprobaremos que estadesviaci6n del senti do, esta predileccion por 10 practico frentea 10 te6rico, compromete gravemente el concepto de la cienciaen general, 10 mismo en su constitucion, tecnicamente conside-rada, que en su ethos interno, en sus motivaciones y finalidadesvocacionales.

    Por esto no puede justificarse la f6rmula nueva "filosofia dela ciencia", con la cual s~ designan hoy habitualraente las especu-laciones que se yen obligados a hacer, por razon de la crisisquienes creen en su ciencia sin creer en la filosofia. Estas medi-taciones carecen invariablemente de universalidad, en tanto quelas su.scit, ;l.Dpro?lemas internos que se plantean en el campo deuna ciencia particular, y que se desenvue1ven sin el metodo quepermite correlacionar los datos de este campo con los de otrosdif~rentes. Una filosoffa de la ciencia ha de ser filosofia; quieredeci rse que su cultivo requiere un dominic de tecnicas especia-les y un conocimiento de la tradici6n fi los6fica. Esta filosofian.ose~a ci.entifica porque la improvisen los especialistas de algunaciencia, sino porque la elaboren cientificamente los fi16sofos.

    La autentica filosofia de la ciencia no es un producto residualde las ciencias positivas. Todos los gran des sistemas que hanaparecido en la historia han sido, en efecto, filosofias de la cien-CIa; todos han procurado proporcionar al conjunto de lasciencias positivas el fundamento universal que ninguna de elIaspodia encontrar en su dominic particular. Si cupiese alguna dudarespecto de que la filosofia es la ciencia por antonomasia, habriaque admitir de todos modos la necesidad de una disciplina cien-

    ti fica que tuviese por objeto dar razon de la ciencia en general.Pero esta disciplina no es otra cosa que filosofia, pura y sim-plemente. La universalidad que Ie es esencial no se alcanza, pordefinicion, desde el campo restringido de una ciencia particu-lar, 0 de un grupo particular de ciencias, sean naturales 0 deotro tipo.

    Estas ac1araciones preliminares no son las unicas que habraque hacer en los capitulos introductorios de la presente obra.Las confusiones inherentes a un periodo de cri sis impidcn queel discurso de filosofia siga un camino recto de analisis y deexposicion teorica, sin desviaciones laterales. Esta exposiciontiene que detenerse una y otra vez, no solo por el requerimientomet6dico de definir los terminos, que ha sido usual en todotiempo; no solo porque la crisis misma impide plant ear los

    FfsICA y ~ETAFfsICA 13

    problemas en terminos puramente teoricos, y acentua la nece-sidad de combinar de manera sistematica el examen de los he-chos con el examen critico e historico de las doctrinas pasadas;es que, ademas, no puede darse un paso en firme, con unarelativa certidumbre de eficacia en ,el trabajo, sin antes eliminarlos principales equivocos que prosperan en torno a los proble-'

    mas, y afiaden a sus dificultades propias las dificultades innece-sarias del clesorden, el prejuicio, la incomprension y la i rnpro-visaci6n de soluciones parciales y evasivas. Ninguna solucionviable puede intentarse para un problema, si el problema mismono logra presentarse nitidamente.. desbrozado de toda esa ma-rana de confusiones que en realidad es la crisis, mas que unsintoma de ella. Es el metoda mismo, por consiguiente, y nouna inclinaci6n subjetiva a extremar la claridad, el que obligaen la situacion presente a denunciar esas confusiones y a pre-parar la teoria con una investigacion historico-critica, y no s6lopositiva 0 Ienomenologica.

    Decimos, pues, que la ciencia se encuentra ahora en una si-tuacion critica, y que la crisis, en tanto que es principal, atafiea todas las ciencias. Sin embargo, presenta caracteres mas Ila-mativos en la fisica y en la metafisica. La crisi s de la metaffsicatiene un aspecto negativo, y consiste en la incapacidad que ellaha mostrado en el siglo xx de revelar la unidad 'fundamental dela ciencia y de precisar, en los terminos que correspondan alnivel que las ciencias positivas han alcanzado, cuales son lascondiciones universales y necesarias del conocimiento en general.

    La ausencia de un cuerpo de doctrina bien organizado so-bre esta cuestion principal se ha combinado, en la fisica, con lascircunstancias internas que en esta ciencia promovieron su cri-sis particular. Siendo la metafisica la ciencia de los principios,puede decirse que es la crisis de la metafisica la causante 0 res-ponsable de la crisis de la fisica, 0 por 10 me~o~ la caus~I_ltede que la crisis perdure. Pues, en efecto, esta cnSIS de l~ ffsica

    tiene mas bien caracteres positivos: no presenta como smtomauna paralizacion, sino mas bien un crecimiento desbordante,excesivamente acelerado. Los descubrimientos se adelantan de-masiado a los "esquemas te6ricos" en que hubo de fundarse lainvestigacion que permitio lograrlos. Cada nuevo hecho impor-tante, en vez de consolidar el esquema, parece que 10 invalide,pues adquiere la condici6n de un problema epistemologico, porfalta de un marco de categorias en el que pueda encuadrarse au-tomaticamente. Y asi, no s6lo resulta desconcertante la frecuen-cia con que es necesario ir cambiando aquellos esquemas; ade-mas, la misma facilidad con que se arbitran y se desechandevalua su importancia epistemo16gica. Y como dichos esque-mas eran considerados tradicionalmente en fisica como princi-pios, su actual devaluacion produce el resultado parad6jico de

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    14 F1sICA y ~ETAFfsICA 15LA CRISIS DE LA CIENCIA

    una c~encia que prospera y es legitima y que, sin embargo, seorgamza sobre un fundamento convencional y transitorio, sobreunos principios que tienen tan solo un valor instrumental. Lap~radoja no podra resolverse, y la crisis habra de persistir,mientras no se descubra cuales son los principios inalterablesque proporcionan efectivamente a esta ciencia (y a todas las de-

    mas) el fundamento de su legitimidad. Dicho de otra manera:subsistira la crisis de la [isica mientras fa metajisica 1W superela suya,

    La eminencia que ha alcanzado la fisica contribuye desdeluego a la notoriedad de su crisis teorica. Tambien contribuyenla frecuencia y la elocuencia con que se ocupan de ella los ffsi-cos mas eminentes. Pero esta insistencia, en vez de llevar a unaclara definicion del problema, es mas bien expx;.esivade una bus-queda siempre defraudada, es resultado de una incapacidad dec~)llceptuar rigurosamente el hecho mismo que promovio la cri-SlS. El hecho, tal como se present a en fisica, es esa mutacionfrecuente, forzosa, turbadora, de los esquemas teoricos en quese fundan la investigacion y eI sistema de las hipotesis de tra-bajo. Pero esta no es sino la forma especifica que toma actual-mente en fi sica el hecho de la historicidad del conocimientocientifico en general. Es necesario entonces dilucidar que nuevosentido haya que dar a la verdad, en vista de que la verdad eshistorica, La historicidad de la fisica oompromete el fundamen-to en que habia creido constituirse esta ciencia tradicional-mente/' Pero ninguna investigacion ,Podra conducir a resulta-dos certeros si el problema se plantea' en los terminos especificosde una cienci.a particular. Todas las ciencias son historicas, y elproblema umversal de la verdad no puede resolverse desde laffsica, con una formula que fuese valida para ella solamente.

    Es legitimo que los fisicos, y todos los demas hombres deciencia, procedan como si las condiciones que garantizan la po-sibilidad de una verdad cientifica no hubieran sufrido trastornoalguno. Para hablar mas propiamente, el fundamento mismono ha sufrido ni puede sufrir trastorno alguno jamas, porqueun principio que no [uese inalterable no podrla ser fundamental,no seria un autentico principio. Lo trastornado han sido las vie-jas opiniones de los filosofos y demas cientificos sobre ese fun-

    3 ~ grave no es que la relativ~dad y la mecanica cuantica obligarana cambiar por otro el esquema te6nco de Newton. Lo grave ha sido com-probar que unos. esq.uema~como estos pueden y deben cambiarse; puesel valor de la ciencia ffsica se fundaba, al parecer, precisamente en els~~uesto ge que tales esqu~mas eran inalterables. La confusi6n entre prin-ClPlOS y esquemas de teona ha producido ahora entre los fisicos el con-vencimiento opuesto, de que la ciencia no tiene, principios. Por consiguien- .te, puesto que Ia ciencia sigue prosperando sin tenerlos, una investigaci6nde los principios pareceria tan superflua que no tendria siquiera caractercientifico: seria una mera "especulaci6n metaffsica". Sobre Ia" palabra"especulacion", vease mas adelante.

    damento. De cualquier manera, no seria injustificado que lasciencias particulares prosJguieran sus investigaci0r;tes sir;t pr~ocuparse de la cuestion de principio, porque estas mvestigacionesson fecundas siempre, y 10 que esta en duda no es el hecho de laciencia sino su fundamento de derecho. La cuestion del funda-mento' no les concierne especificamente, ni tiene por que dete-ner la marcha del trabajo positivo. En suma: el factum de laciencia es prueba suficiente de que exist~ .un fundamento .. 1 ;0que hace falta es determinarlo, pues la crisis de su formulaciontradicional dejo a la ciencia literalmente desfondada.

    Por otras circunstancias especiales (que habremos de exa-minar en el curso de esta obra mas detenidamente que en estaexploracion preliminar), la fisica ocupa una posi.ci~n excepcio-nal en el cuadro de la crisis, pues .en ella el hundimiento de lo.sprincipios se ha .revelado en los episodios. ~smos de l~ investi-gacion positiva. Con esto se pus~ de manitiesto drama~lca~ente10que ya debia ser consabido: la mterdep~nd~ncla efectiva, mme-diata, entre el nivel fundamental de la ciencia y el myel de lasobservaciones, las experiencias y las teortas : en sum~, er;t tre elnivel filosofico universal y el nivel particular de cada ciencia.

    Esa interdependencia adquiere ahora caracter~s ~e.prob.lema.Habituados por largo uso a consi~erar: como ~rmclpIOs clert .asleyes importantes (como la ley de mercia, por ejemplo, o.e~ prm-cipio de causalidad, entendido a la manera del dete.rm~n~smo).advierten ahora los fisicos que estos supuestos pnnClplOs notienea vigencia universal, uniforme y definitiva, y han de .serenrnendados 0 sustituidos por otros. Pero lPuede ser t:a~sl.to-rio un autentico principio? Y si aquellas le~es. n.o son pnnc~~lOsautenticosv cuales son en :ealidad los ~nnc~~lOs de Ia ffsica,los que han permanecido vigentes, pero implfcitos 0 velados, a10 largo de la evolucion teoretica?, ' .

    Es natural, y es cormm en nuestros dias, que los .flSICOS-losmas' encumbrados 0 mejor dotados para el pensamH~nto .lscursivo- formulen sus descubrimientos, sus leyes e hipotesi s, encompafiia de consideraciones muy am~lias y meti~ulosas' de or-den metodologice (en el sent~d? del metodo, cartesla~o, 0 ~ea deorden epistemologico Y ontologl~o). Est~ serra, ademas de impro-cedente, innecesario, si no estuviera motivado por a9~ellas m~d~.lidades especiales, autoctonas, que ha .tomado en. fISl~~ la. crtsisgeneral del fundamento. Pero el motive no da justificacion, yresulta desconcertante esta invasion de los fisicos en el dominiode la 'epistemologia Y la ontologia, ~ sea de la desacreditadametafisica, que es justamente 1 3 1clencl

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    16 FISICA y ~ETAFisICA 17ACRISISDELACIENCIA

    1a cuestion del funda~ento afectan desde luego las direccionesgenerales de su trabajo, alteran el sentido que ellos conceden a~u propio esq~ema. simbolico, y la interpretacion que ofrecenmcluso de ~as investigaciones empiricas, como en el caso notoriode la exp~r:lmentaclO~ nuclear. De hecho, no hay unanimidad enestas posicrones, y asi la discordancia acaba de realzar la crisis'pues, de una parte, esta se produce en el seno de una cienciaque se h~bfa considerado a si misma como la mas segura y exac-t~, la mas ulllformey concordante; y, de otra parte, es, mani-fiesto que puede haber discrepancias en cualquier nivel perono. ~n ~l nivel ?e los principios: estes han de ser evid~nciasorigmarias y umversales.

    D~?e reconocerse que es. dificil confiar a manos ajenas la re-solucion de un problema que nos afecta -de manera directa,aguda y urgente; sobre todo si existe un prejuicio adverso res-~ecto ?e 1a competencia de esas manos ajenas (en este caso lafilosoffa), y SI la co~petencia de las propias manos ha sidoprobada con ~xcelencIa en el organismo que sufre la crisi s' (eneste caso el sistema de la fisica). Pero la fisica no descubre nipuede descubrir, cuales son los principios onto16gicos y epis-

    temologic~s de la ciencia en general. Entonces, para que puedatene~ se~tldo ~ pueda organizarse racionalmente el trabajo, ens1:1CIenCIaparticular, propenden los fisicos a .improvisar su pro-p~a ontologia y su propia teoria del conocimiento. Ellos ad-vierten r= fenornenos decisivos: primero, que las proposicio-ne~ "universales y necesarias", que antes ocupaban el rango deprmcipios, no son de hecho inmutables; segundo, que ningunotro sIstema. d~ proposiciones :6undamentales ha venido hastaa~oraa ~Us~It~llrlas; terce.ro, que a pesar de la aparente caren-CIa de prm~IplOs,. el trabajo positivo no se interrumpe, y puedeser CO;ndUCIdoeficazmente por unos "esquernas' que tienen unvalor. mstrumental confirm ado, a pesar de que pueden y debenc~bIarse a menudo, y de que, por ello mismo, no se les ha deasignar el ~ango de la universalidad y la necesidad.

    Predomina ent~nce~ un. cierto iI?-strumentalismo 0 pragmatis-mo m!~rno. a la CIenCIa (mdependwnte del pragmatismo exter-no, utilitario, 0 por 10 menos previo a el ), al cual no se Uega~omo a una conc1usi~n. de. ~o~t,rina, porque separte ya deel, c?mo ?~ :una C~n?lCIOn inicial. Esta condicion es una' evi-de~cIa ~mpmca Una?Ime, 10 cual presta mayor fuerza aun a laaC!I~~d mstrumentah.sta. Es laoe,:idencia de. que los "esquemas"teor~cos que han venido a susti tuir a los pnncipios no necesitanser mn:utables para ser utites. A partir de ahi, cada ffsico dis-c:urr~ .mdepfmdIentemente, y lIega a', sus propias conclusionesfilosoficas . .,Las cuales, es. d.iI1ode notarse, reproducen, opaca-d~s. y al azar d~ cada opimon personal, las mismas posiciones 'basicas ique la filosofta ha ido presentando en el proceso orga-

    nico de su historia (realismo, idealismo, nominalismo, empiris-mo, positivismo, hasta fideismo, etc.). El adelanto de Ia propiaciencia natural pare cia haberlas relegado al pasado; del cualson los propios cientificos quienes ahora las exhuman, tal .vezsin percatarse de que pertenecen .a ese pasado filosofico, y deque no son, en manera alguna, innovaciones cientificas. '

    2. LAAVERSI6Ne los ffsicos par la metafisica( 0 por 10 que ellosentienden por metafisica) es casi unanime. En unos deriva deuna disposicion subjetiva; en otros deriva de un convencimien-to implicito en la superioridadde los metodos de las cienciasnaturales; en otros deriva de una lectura de aquellas doctrinasque, desde la propia filosofia, han criticado a la metaffsica y'han negado el fundamentode su legitimidad; en otros, final-mente, proviene de un desconocimiento completo ide 10 que seay deba ser lavmetaffsica, Pero la animadversion es declarada,en unos y en otros. Sin embargo, la necesidad de una cienciaque trate de los principios, y que examine rigurosamente esosproblemas epistemologicos y ontologicos que reaparecen rsiem-

    pre en las zonas mas altas del trabajo cientffico, es una 'necesi-dad que resultaconfi rmada par las disquisiciones que sobre, ta-les asuntos se creen obligados a hater los mismos fisicos (y nosolamente los contemporaneos, como veremos).

    Los problemas metafisicos (ontologicos y .epistemologicos)no hay manera de eliminarlos. Y como falta- demostrar quesean apropiados para su estudio los instrumentos conceptualesempleados en ciencia fisica, y que sea adecuada, pOl' 10 tanto,la formacion teorica del fisico, en tanto que fisico,. de ellodebiera inferirse la urgencia de constituir ahora, si no -existieseya, una ciencia de los principios, definida como ciencia del sery el conocer. Esta ciencia habrfa de establecer, de manera uni-taria y comun para todas las ciencias partieulares, las consIieio,.nes efectivas 'de su posibilidad y legitimidad. Serfa par tanto laciencia prirnera, respecto de la eual todas las demas son cien-cias segundas, Esta disciplina principal debiera proporcionar,como Kant decia, "los fundamentos metafisicos de 1a ciencia engeneral".Pero resulta que esta ciencia nueva que buscamoses Ia misma queha existido milenariamente, y a la que se co-noce por el nombre de metaffsica. Si ella esta en crisis, es me ..nester reforrnarla, como intento hacer el propio Kant, y comohay que reformar la ffsica, por la misma raz6n; .pero no es enmodo alguno necesario inventarla, ni es posible suprimirla.

    Ya es sabido que Kant eliminaba de su campo a la ontologia:la metafi sica kantiana ha podido considerarse, casi con unani -midad, como pura epistemologia. Pero es posible, diremos in-cIuso que es inevitable, reconstituirla ahora como ciencia del set

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    18 19A CRISIS DE LA CIENCIA FfsICA y ~TAFfsICA

    y el conocer, y no solo del conocer. En todo caso, y aunque nohubiera para ello razones filosoficas, independientes de la situa-cion especial que se ha creado en la fi sica, es esta misma ciencianatural la que esta poniendo de relieve en nuestros dias la con-veniencia de atender conjuntamente a 10 ontologico y a 10 epis-ternologico. Es en fisica, mas aun que en filosofia, donde haadquirido actualidad preferentc el problema del ser fisico. GQuees ser [isico, en que consiste ser, en. la modalidad fisica? Cual-quier respuesta que se de a esta pregunta ha de entrafiar com-promisos metafisicos ineludibles. La modalidad ontologica pe-culiar y distintiva de 10 fisico no puede establecerse sino porcontraste con otras modalidades ontologicas no ffsicas, para lascuales la ciencia fisica no puede dar definicion; y si se niegala existencia de estas otras rnodalidades, el, .monismo fisico re-sultante no dejaria de ser una tesis metafisica por el hecho deexpresar una doxa personal del ffsico,

    Las soluciones filosoficas que proponen los ffsicos, cuandomeditan sobre el fundamento y el valor episternologico de lasleyes naturales, son funcion de la realidad que ellos decidenatribuir a los objetos comprendidos en estas Ieyes, sobre todo

    en la teoria cuantica.s Mas 0 rnenos oscuramente, todos se per-catan de que los conceptos cardinales de la fisica clasica con-servaban un significado ontologico. Si algunos aspiran actual-mente a eliminar este significado, y a consti tui r la teor ia comoun puro sistema simb6lico de representaciones funcionales, dichaeliminacion pretendida no deja de ofrecer caracteres criticos;los cuales se denuncian en esa especie de nostalgia del ser queinvade al fisico cuando comprueba que el mismo abrio una bre-cha, que le parece despues infranqueable, entre el sistema desus leyes y la realidad que elIas aspiran a representar. Y "re-presentar" es la palabra justa: la fisica seria "quimerica", y nola metafisica tradicional, si sus .leyes no entrafiasen la certi-dumbre ontol6gica de un objeto fisico real. GComo puede ga-rantizarse el valor epistemologico de una ciencia, si no estagarantizada -univoca, objetiva y apodicticamente evidenciada-la existencia de su objeto propio?

    Pero la certidumbre de esta exist e ncia es invulnerable: lafi sica no podria ser ciencia experimental, ni podria fundarse enella una compleja tecnologia, si no fuese una ciencia de realida-des. Entonces Gcomo pueden aprovecharse para la teoria losresultados obtenidos experimentalmente, y a la vez atribuir aesa teoria un valor "puramente simbolico?" Es dificil justificar

    la burda contradiccion que consiste, por ejemplo, en efect~ar laexplosion de un artefacto nuclear, y. al ~ismo tiemp? afirmarque tienen un caracter puramente simbolico l~~ partlcu~as ~u-c1eares que producen la explosion, 0 Ia ecu~clOn de Einstein,que permitio preverla antes de que se produjera. . ..

    Ciencia es conocimiento; pero G que es 10 conocido en ciencia

    fisica? Las puras funciones y relaciones cuantificab.les SO?.s~em-pre funciones y relaciones de objetos r~al~s. L~ l~P?Slblhdadde resolver en fisica este problema ontologico (J?-l siquiera nega-tivamente) es 10 que mejor confirma la actualidad del. proble-ma, y a la vez la urgencia de plantearlo en el t~rnt?r:o d~ lametafisica. Repitamos: por exigencia de la propia .fIslca tle~ela metafisica que ser ontologia, y no solamente eplst~n:ologm.

    Por consiguiente, es indispensable mantener un mtmmo derigor cientifico en el planteamiento de este p~oblema: una cosaes la discrepancia filosofica que pueda .mamfestarse ante unateoria referente al fundamento, al contemdo y a los ~lcances ~euna ciencia primera 0 de los principios (como la .dlscrepanclade esta obra con las doctrinas de Kant y de Cassirer ), y ?tracosa distinta es la previa delimitacion de~ campo. en .que dl~hateoria debe establecerse legitimamente. Nmgu~~ ciencia par~lc~-lar puede resolver, plantear siquiera, la cuestion de los prmci-pios, porque estes han de ser umversales, y por ~lIo son ~om~-nes a todas las ciencias. Por la misma raz6n, mnguna clen.cl~particular dispone de recursos suficientes para negar ~a P?slbl-lidad y legitimidad de otra ciencia, y ~en?s. de una cleIl:c~adeprincipios (y menos aun cuando los prmcipios hacen C~lSlSenel interior de esa ciencia particular, y ella se muestra mcapazde resolver la crisis). .

    Si no hubiese creado un prejuicio adverso tan arraigado; yeste prejuicio no contribuyera efectivamente a mantener el pro-blema en estado de confusion, seria trivial mencionar e~ ?echode que, en muchos casos, la prevencion contra la, metaffsica sefunda en la ambigliedad de la palabra. La metaffsica suele en-tenderse como especulaci6n sobre unas supu~stas reahda~es

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    2 0 LA CRISIS DE LA CIENCIA

    mentos y consecuencias no pueden establecerse rigurosamentecon los instrumentos de trabajo de la ciencia ffsica.s

    El accidente bibliografico debido al cual los libros de Aris-toteles que tratan de la ciencia primera se designaron comoaqu~llos que vienen "despues de los fi sicos" (fLE La L a q J'U O"L xci)hubiera dado a esta ciencia un titulo apropiado, si se considera

    que ella trata de cuestiones que rebasan el alcance de una cien-cia particular como es la fisica; pero no si se considera que ellatrata de cuestiones que no sean derivadas de la experiencia, 0que no pueden ser traidas a ella. El descredi to de la metaffsicase centra en la conviccion de que ella es una ciencia "quime-rica", como llamaba Kant a la tradicional, cuyos supuestos ob-jetos rebasarian el ambi to de una experiencia posible. Por estolos fisicos llaman hoy metafi sicas a sus .propias reflexiones,cuando no las creen susceptibles de comprobacion empirica. Conla misma intencion suelen llamarse especulativas las meditacio-nes de la autentica metafisica, aplicando en sentido peyorativoeste termino "especulacion" que, infortunadamente, ha perdidopor ella su verdadero significado.

    Po.rque especulacion significa en latin 10 mismo que teoriaen gnego. La speculatio es la contemplacion, y ella caracterizala modalidad =-etica y metodologica a la vez- de la actitud queadopta el cientifico ante 10 real, par oposicion a la acti tud prag-matica, subjetiva, utili taria. No es la invencion arbitraria, 0 lafantasia quimerica, 0 la expresion de un parecer personal irre-ductible, sino la observacion y exploracion de algo presente ypatente, de algo que esta a la vista, 0 sea el ser; y por esto eladjetivo speculabilis se aplica a 10 visible, a 10 que puede divi-sarse '! examinarse. Lo mismo que la eEWQLCl , la speculatio no esIa actitud del que se pone de espaldas a la realidad, sino la delque busca una posicion elevada que le permi ta divisarla bien.(La specula es una cima 0 atalaya, 10 mismo que la oxomd, dedonde O"'KO:rtEW,que quiere decir avizorar, contemplar, examinar).

    Por esto el espectador, el observador 0 especulador, se llamabaen Grecia eE {l)(l6 ~ 0 e EW (l'Y ]L LX 6~ ,es decir, el teorico, E1 hombreque vive confundido entre las cosas, tratando de aprovecharlaspara fines practices, es el que no las divisa, no las contempla 0

    n La necesidad de una ciencia metaffsica, y no s610 su posibilidad,pueden revelarse ante cada cual como se le revel6 al personaje de Moliereel hecho de que habIaba en prosa. Todos hablamos siempre metaf isica-mente. Basta decir "el uranio es un mineral radioactive", 0 "esta mesaes de madera", para comprobar que nuestros asertos mas ordinarios tienenun contenido ontol6gico. Siernpre hablamos del ser: 10 que podemos co-nocer es siempre el ser. No 'hay, pues, ninguna ciencia que pueda contra-ponerse a Ia metaffsica, 0 pretender suplantar la. Pero, como cieneia delser y e1 conocer, ella no debe identi ficarse con ninguna doctrina 0 co-rriente doctrinal que haya surgido durante su evoluci6n hist6rica. 'No hayen el la uniformidad de teoria. ni siquiera uniformidad de metodo (comono las hay tampoco en la hi stori a de Ia ffsica ).

    FisICA y ~TAFfSICA 21

    especula; es el que no logra interponer una distaneia entre ella~y su personal interes ; es el que no puede nunca yerlas en S1mismas, sino en tanto que a el 10 afectan. En cambio, todos loshombres de ciencia son especuladores 0 especulativos, 0 seavidentes desinteresados. Pero si este equivoco verbal, como elque desacredi ta a la pa1abra metafi sica, quedo tan cuajado que

    ya no puede disolverse, en cambio debemos procurar que nosean precisamente las deformaciones semanticas las que resuel-van de manera perentoria los problemas mismos.

    Es sintornatico que Kant siguiera llamando m~tafi sica a s~filosofia critica de la metafisica tradicional. Nadie pretenderaque con esta filosofia se alejase Kant de la experiencia, porqueprecisamente establecia las condiciones formales de toda expe-riencia posible (0 sea los principios de la ciencia e.n g~neral,como el los entendio ). Con esto se revela que Kant [amas con-sidero indebida la constitucion de una ciencia primera que lle-vase el nombre de metajisica. Juzgaba solo infundada la meta-fisica anterior, cuyas fallas le imponian -a el, personalmento-ela tarea de "una completa reform a de la metafi sica, 0 mas bienun renacimiento, de acuerdo con un plan hasta ahora descono-cido","

    Pero no es menos sintomatico el cuidado con que los comen-taristas posteriores, adversarios de la metafisica, omit~n lamencion de esta palabra autenticamente kant~an~,. cuando m~er-pretan a Kant; 0 cuando se ocupan deIos prmcipios de la cien-cia' 0 cuando examinan cualquier teoria ajena que, dada lasimilitud de la situacion asuma en nuestros dias la necesariatarea de "una completa 'reforma de Ia metafi sica, 0 mas bienun renacimiento".

    La palabra ontologia no suele producir t~n.tos recelos, a pe~sar de que en ella esta la clave de la metafisica, y de que fueprecisamente Ia ontologia la que parecia mas suspect a a :r

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    2 2 LA CRISIS DE LA CIENCIA

    experiencia los 9-~e deben ser de nuevo sometidos a examen~!:i ,?ITnc~as positivas, l~ fisica en particular, los emplean si~

    1; n~~~~~~d~~ :~a s~U:~~~fi~~~~sO 10 que determina ahora

    La microffsica ya no . biciencia empirica establec7:~aJa len en la concepcion de una

    por Kant El "obi t d po~ B~con, por Newton, y luego.' je 0 e experiencia" no p dequipararse a un mero objeto d 1 u~, e ya, ~ampoco,los inicios de la mecanic e a p~rCep~I?n sensible. Ende observacion inmedIata m~de~a, el objeto fiSICO si era objetoplear el investigador eran' co~~ mstrumentos 9-t;e pudiera em-nos sensoriales, y remediaban suusnd

    af~r?lon.gaCldonde sus orga-

    pr .., e IClenCIaS e a1cance y de

    deClbslOn; pero no alteraban la situacion "exterior" 'del . t

    e 0 servacion en tanto u . suje 0sin alterar par~ nada el curqso

    edsuJeto qude

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    24 "LACRISIS DE LA CmNCIA

    unalg~uperado, pues ella representaria un cierto "punto de . t "amme en sus.' cultivad' VISa ,

    fico. De otra art or_es,.y tan inalterable como anticienti-en el hecho ae ~:' ~~ 1t~e~esdbas~n su decreto de ilegitimidada esta discordancia de r~ste~a e1sl;~,,:mas ~etafisicos.9. Frenteuna ciencia concordante V uni:~~' ls~a sen.a el paradigma de

    terio anula el anterior, en cambio qe~ed:r~i SI.este segundo cri-el hecho no menos ate . e mismo anulado portituye la historia d! la ~i~~c~e~ f!urah~ad de teorias que cons-midad en metafisica. Sin e 'b s a pro ado qu.e, no hay unifor-que no hay uniformidad m f~ro, co;mo.ta;mblen esta probadoe . en ISlca, nl slqmera en .C~~~~le~i~~:~~~ed~edaria ilgualmen!~ invalidada, sf~: l~l!~~

    L . , que a a metaffsica,

    de s: ~~~~~to~e L~~ap;~~~cia no ponedeJ l peli~ro. la firmezaun determin d' emas no que an suprimidos cuando

    mismo en fis~c~ ;~~t~r::~~~a:fsy~:tr~ai~Tazl de res(olverlOS,10todas las ciencias) obedecen e . f . ,y a otra ~~ verdad,mismas leyes historicas.w n su ormacion y evolucion a unas

    La legitimidad de una cienci d dabsolute y definitivo de las t la, no epen e, pues, del aciertosu ca S., .eonas que se formulen dentro de

    :~f.r::;~*~ll~e~~~j';5:1~1~~~i:i;f:.~~:iti q~J aer;:llten resolver categ6ricamente la cuestion de la le~

    ~eImntolde

    un ste .ets~n hecho que ha de ser tomado como funda-err erro segura Si al .met6dico de Ja r d d' pensamiento, en su examen

    te ti . b rea 1 a , se Ie presentan unos problemas au-n ICOS,no ca e duda de q Iezf . .

    ~:st;;~~r ~na. cienc!aque se ~~u~~ J;l~fo~: l~~l~~sen~:~~~~iciencia esta asegurada desde luego, cualquiera ue sean

    los, errores (fon;J.ales 0 materiales) que podamos descuf,rir des-pues en las teorias que forman la tradici6n de tal ciencia.v'

    9 Kant veia en Ia historia de I . ff .de doctrinas incompatibles ste ea meta isica una. confusion inextricableinsi stir, por el contrario ~n el ca:' un punt,o. de vIsta. comun. Hay queco~~ 10 tiene el de la f{sica. acter orgamco que tiene su evolucion,

    , Jus~amente, una de estas leyes di f - 'de. investigacion positiva que se organii

    Ubra 7IFlUlarse asi : el proceso

    minado esquema teorico culmin . a so re e undament? de un deter-hechos que ya no puede~ ser int si empre .en la p:esentaclon de ci ertosdescubrirlos. cr E NI'col " Th eRgr atdOS en la propia teoria que nermitio.. , e e urn to Met 1 . "Ph' -Phenomeno.log!cal, Research, Vol. XXII, N~ 1 196f P tYS1CS , i losoph y and

    11 Prescindir de la autenticidad d I ' ..en los errores 0 las incorrecciones ~ os problemas, Y.basa.rse tan soloi~eg. it imidadintegral de la ciencia quee ,~n ~1;l tor,para mfenr. d~ ahi laffstico, del cual ofrece Carna u . e cu, ~va, e s ~ procedimiento so-bajos suyos La superacion d~ In eJeml?l?tiPICO. (V:ase, entre otros tra-de~ lenguq.j~, Universidad Nacio:atJ!a~:~f por m ~dw del . a. ndli sis l6g icobajo publicado en Erkenntnis 1931-'2) "El

    co, I t9af61;. raduafcC!One un tra-, .J. me IS1CO Irma Carnap=-

    FfsICA Y METAFfslCA25

    Lo que debe reclamarse de la metafi sica es que tome cuentade la nueva forma como sus mismos problemas se van presen-tando en el quehacer ordinario de las ciencias particulares, envez de evadirlos llmitandose a una pura ontoJogia de 10humano.La rec1amaci6n, si los fisicos la hicieran en estos terrninos, serfajustificada; mas justificada que el indebido traslado de esosrproblemas epistemol6gicos Y ontol6gicos al dominio de una cien-cia particular como la ffsica, a la que no conciernen por princi -pio. Es cierto que la metafisica suele pasar por alto Ia situaci6nde cri si s de la ciencia natural, y que ha reducido sus meditacio-nes sobre el hecho crucial de la historicidad justamente al sec-tor de las ciencias hist6ricas 0 humanas. Que sean hist6ricastambien las ciencias naturales, e inc1uso la 16gicay la matematica,es algo de 10que, a pesar de su signi ficaci6n radical, no ha deri -vado la metafisica contemponinea todas las consecuencias (lascuales sun, sin evasiva posible, revolucionarias para .ella, 10 mis-mo que para aquellas ciencias). Pero esta es una situaci6n defacto, indicia de la crisis, que en modo alguno afecta al funda-mento de jure de la metafisica como ciencia primera 0 de losprincipios, como ciencia fenomenol6gica 12 del ser y el conocer.

    Aunque el heche de la historicidad no sea conceptuado porlas ciencias particulares, no deja por ello de sentirse su presen-cia en las meditaciones de los ffsicos. Nunca, como en nuestrosdias, fue necesario volver a cada paso la mirada hacia atras, ycotejar cada nuevo descubrimiento Y cada ley can el esquemate6rico empleado por la fisica en la epoca anterior. Ningun ffsi-

    nos dice que no pueden especificarse condiciones ernpiricas de verdad."sta es una falsa imputacion. a la que no pueden eximir de culpa ni sutr ivial idad, ni la ignorancia que denota de la histor ia de Ia f ilosofia. Porotro lado, "Ia carencia de sent ido de la metaf isica" consisti ria en que el laemplea "proposiciones sin sent ido", como llama Carnap a las que no sonsuscept ibles de verificacion (empirica) . Aparte de que esto tarnpoco escierto en todos los casos, resultari a de estc cri teri o que la fi sica cs unaciencia sin sentido, pues erriplea con frecuencia proposiciones y con eptosde al to range a los que no corresponde ningun objeto de experiencia. Porejernplo, al f.ormular el pr inciple de inercia, Newton no tenia dato em-pirico de un movimiento rectiJineo Y uniforrne. 0 de un cuerpo en estadode reposo. 0 mejor dicho, esos estados eran falaces: eran simples aparien-cias empiricas que el principio de inercia tomaba literalmente. Mas ilus-trativo aun es el concepto de eter, que la ffsica introdujo despues. Y alcual no corresponde dato empirico alguno, falaz 0 verdadero. Carnap estaobligaclo a explicar, mediante un. and lis is log ico del tenguaie, c6mo es po-sible que la mecanica pudiera progresar sobre Ia base de tales proposi-ciones y conceptos "sin sentido".

    12 El cualificativo de fenomenol6gica, aplicado a Ia ciencia primera, noimplica en modo alguno la adopcion del metodo y la doctrina especialesde la f ilosofia t rascendental de Husser l. Indica tan solo que esta cienciase ocupa de fen6menos reales, y procede de la experiencia. Esta cuestionrequiere, desde luego, mas amplios desarrollos. Vease Metaiisica de laexpresi6n, passim, especialmente caps. n-VII, y el capi tulo qui nto de Ia pre-

    sente obra.

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    2 6 LA CRISIS DE LA CIENCIA

    co de importancia deja de advertir hde su. ciencia no tienen solamente un oy que las, ~ropo~icionestraen Implicaciones te6ricas de d l~porte tl~lCO, smo queco, como se suele decir Es 1 o~ ten epistemologico 0 heuristi-10 que permanece inse . r e S!Sema que sostiene a la fisicados aquellos cotejos c6n ~i v ~llentras dura esta situaci6n, to-seguro, son manifestacion de

    S1Sema super~do,. qU,eparecia tan

    manece vaga pero que no una lclonclencla historica que per-

    E. : . es por e 0 menos act'

    n los rmcios de 1 ff Iva.disputa que la n u o v :s~~~c:modern~, P!lrecia algo evidente sinreprese?-taba una ruptura c~~ le:~r:d~c~:va~enlte :r;~eva, s , queNo se juzgaba necesario . ,lclOn e a ffsica anttgua.quema te6rico con su ',por consiguiente, cotejar el nuevo es-el definitivo. Aquel s~p~~!~~e~enltes, porque el ?-uevo iba a serahora al descubierto Pre' e a novedad radical ha quedadoha producido otra vez u cisamente en nuestros dias, cuando setes, podemos advertir ~:.~~arente ~pt~ra con los anteceden-linea de tradici6n desde d ff ~a cont!nUldad que mantiene latica, pasando por la mecani ISIf,a. antlgua. hasta la fisica cuan-luta, de ruptura con el pa~I~~oCasica. lLa I_dea?e novedad abso-

    sente cancela el asad ' 0 .se~ a creencia de que el pre-que la ciencia noPes n?' ~~e?a eh~m~da en cuanto se percibeverda des definitivas' e i r i ~ab~er jamas, un sistema cerrado detema hist6rico 0 sea mu ~ es. Es, por el contrario, un sis-

    . . ' un sistema abierto 'tienen siempre el caracter d hinc : cuyas conclusioneses el punto critico de don~ Ipote~ l~. La hipotesis te6rica actualteorico siguiente. La doctrin: ~:r~ lral en ca~~ caso el esquemala hora de la verdad" 1 . ~n a cual ha llegado por finpuede di idi ,y a historia de la filosofia y de la ci .

    VI irse sumariamente en d len ciacorresponde al pasado y la d 1 osde~pas: la del error, queuna doctrina que re resenta e ~ ver a , qu~ es la actual,13 esr~volucionaria, un ve~dadero 'a~:s ~uf un SignO.de actualidadpiensan de este modo en la . so, e .cual mantiene a quienesrante los siglos XVII Y XVIII ml~ma actitud ~n que estaban, du-su propio esquema teorico ~o~~~esf c:r;cebIal!- ogmaticamente

    Lo que ya es definitivo es e IDltl~O .e inalterable.esquema te6rico puede ser de~~~t~nVenclmlento de que ningunto, que a primera vista parece !Dlll~o, Pero este convencirnien-gua de la dignidad tradicional Imp ICc: r ul!a renu~cia, una men-una ventaja. No solo porque Ia ~,:Ja ~1~n,':Ja;,contiene realmenteno puede nunca empobrecer a la .qUl~lclon de un hecho nuevotrastorno que su absorcic ~IenCla (por grande que sea elporque, ademas, este es ef~e~~~slO~e moment~neame~te), sinocer la verdadera estructura intern

    qe dno S Pf~r:IDlteal fm. recono-a e a isica, y plantear con

    13 Vease, como ejcmplo de est 'Reichenbach, The Rise of Scient' ,a Sl;Imana negacion del pasado Hanstosoiia cientiiica, Fondo de C l;f1C PEhllOS?p~y, 1951,(trad. espafiola; La [i-u ura conormca, Mexico, 1953), .

    FtSICA Y ~ETAFtSICA27

    claridad el problema de los principios de la ciencia en general;pues nos obliga a distinguir entre estos, que han de ser penna-nentes y comunes a todas las ciencias, y los esquemas te6ricos,que son transitorios, aunque contienen ~eyes a las que algunavez hemos dado impropiamente el nombre de principios,

    Para que ese planteamiento alcance el debido rigor met6dicor

    sera preciso analizar filos6ficamente la hlstoria de Ia ciencia.De esta manera se supera el nivel de la tritica kantiana. Elfactum de la ciencia es un factum hist6rico. Dicho de otra m!l-nera : la historia de la ciencia es parte integrante del propioquehacer cientifico, Y no pueden ya mantenerse separados elpunto de vista hist6rico y el punto de vista sistematico. La fuer-za de los hechos mismos exige una "visi6n binocular", sin lacual se perderian la perspectiva y el enfoque. El pensamientocientifico ha adquirido conciencia de una nueva dimensi6n (ala que solo se llama nueva porque su descubrimiento_ es reciente,no porque antes no existiera). No basta ya como antano mirarlas cosas; es necesario ademas, para ver meier estas cosas, quela ciencia no se pierda de vista a si misma. Y esta reversi6nhacia el interior ha de recaer, no s610 sobre su estructura for-

    mal, sino, especialmente, sobre la estructura de su propio des-arrollo hist6rico. Pero esta es una tarea filos6fica: no es una

    tarea de analisis l6gico.

    3. HAY DOS maneras basicas de concebir la historia de la cien-cia. Pero no se trata de modalidades historiograficas equivalen-tes, 0 acaso complementarias. En rigor, Ia una es incompatiblecon la otra. pues cada una de ellas presupone un distinto con-cepto de la ciencia en general. La primera es historia externa,es una simple cr6nica de los descubrimientos que han ido acumu-lando e integrando con el tiempo las ciencias particulares. Enesta modalidad, el concepto de la ciencia suele permanec~ im-plicito, como supuesto cuya evidencia se da por descontada. Se -

    gun este concepto, la ciencia es intemporal, porque ella es laverdad; y como la verdad no es susceptible de evoluci6n, elcurso hist6rico de la ciencia consiste solamente en una elimina-cion del error Yen una progresiva ampliacion del campo. Cadaciencia particular tiene, pues, su propia cronica, independiente

    de las otras.La segunda modalidad puede llamarse historia interna, por-que se funda en el hecho de que la ciencia misma es una reali-dad hist6rica; es decir, en ella se produce una transformaci6nque no esta determinada por la sola denuncia de los errores. Aquiel concepto de Ia ciencia no puede pennanecer implicito, por 10menos en nuestros dias : pues Ia revelacion de la historicidadno solo ha invalidado ahora el concepto tradicional de Ia ciencia,

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    28LA CRISIS DE LA CIENCIA

    como organa ~e conocimientos independiente del tiempo, sinoque por ello mismo ha sltuado. en ~on';l problematica el conceptode verdad. Por supuesto, la ciencia sigue siendo un sistema deverdad~s, 0 se~ ~~, representaciones racionales de la realidad.Pero, si la adquisicion de estas verdades no tiene una forma uni-vocamente progresiva, sino la forma de un proceso evolutivoentonces ~arece que los resultados de la tarea cientifica no de~penden ~olo de l~ relacion cognoscitiva entre el sujeto y elo~Jeto, smo ademas, de una relacion historica entre el pensa-rmento d~ es!e sujeto y sus antecedentes. El problema se centraen ese ademas: hay que m?strar que la ciencia sigue siendo ver-dad era a pesar de su constitutiva historicidad.

    Lo cual obliga, de mom ento, a examinar tambien cientffica-me~te el hecho historico que es la evolucion de la ciencia, cone! fm de descubnr la ley que regula dicha evolucion, La histori-CIda.d de la ciencia se convierte as! en un problema cientifico.0. ,dlCho de otro modo: la historia de la ciencia adquiere tam-bien ella, el caracter cientifico que no posee la mera resefia desl!s a~ances, dISpl!esta en orden cronologico. En fin, la preten-dida md~pendencIa de las divers as cronicas queda superada ;

    ~orque, si todas las ciencias son historicas, la ley de su evolucio~tiene que ser comun. ~si ~omo l~ cronica de los progresos quese alcanzan en cada ciencia particular tiene solarnente la utili-d~d d~ ~n registro de datos, de un instrumento de consulta, lahlstona mterna: q~e es la au~entica, ha de ser un proyecto quese plantee ~n terminos teoreticos, y no solo historiograficos.

    (Por que no ha de bastar la simple cronica externa de losavance~ cientificos? .Bastaria, si la evolucion presentase esa for-ma univoca y ex.clusIvamente progresiva que se Ie atribuye: unaforma acumulativa. Bastaria tambien si la actividad cientificase redujese, a ~n acopio de datos empiricos, y a un mejoramien-to de ~as tecnicas de observacion; pero esta no es, como vere-mos, smo la tarea elemental, aunque necesaria de la ciencia. Lasola .a~;un~laci?~ de datos no formaria tradicion : pero hay una

    trad~clOn cientifica, la cual esta formada por la secuencia de lasteorfas, ,que son la parte sustantiva y superior de la ciencia. Sonl~s ~eonas las que poseen caracter historico, Solo tienen histo-n~ mterna l~s realidades his t oricas. Hay, 0 tiene que consti-trur~e, una historia de la ciencia, porque ella es una de talesreabdades: de las que poseen la historiciclad como un caracterontologico, constitutivo.

    La naturaleza no tiene historia. Aunque sea dinamica, y aun-que se comprobara que este dinamismo puede ser evolutivo entodas sus Iormas, 0 sea susceptible de producir novedades elente natural no es sujeto de accion.w Pero todo prcducto d~ la

    14 I:a ~s~ructura del cambio en las realidades historicas es una estruc-tura dlalectica. Aparte de otros, son conceptos articulares de una' concep-

    FfsICA y ~ETAFfsICA 2 9

    accion humana es historico, Cuando examinamos cient~fi~am.e?te la realidad natural, hemos de conformarnos con la limitacionque representa el hecho de que es historico el instrumento. queempleamos para conocer 10que no es historico. Y si la reahd~dque consideramos es historica, el instrumen~o con el .cual la 111-,vestigamos forma parte integrante de esa ml?ma. realidad. Este

    genero de limitaciones, entre otras, es el qu~ lm!Hde q~e la cons-truccion te6rica de la ciencia pueda tener jamas caracter abso-luto (y el que debe curarnos, a todos los cien~ific?s, de nuestrapresunci6n). No puede.aspirar el ?ombre de clencla. a que nazc~un absoluto de su propio ser contmgente, ? - que s~rJa de Ia acti-vi dad temporal de su pensamiento un SIstema mteml?oral deverdades. Por esto, la ley de evoluci6n de su pensamiento .nose puede centrar en la categoria de progreso, que reconoce im-plicitamente la imperfecci6n del presente, pero proyecta. a .unfuturo asegurado la perfeccion, Hay progreso en. el conocmnen-to de los f' enomenos : la ley historica del pensamiento tiene unaestructura mas compleja. , .

    En to do caso, ya se percibe que/ por ello mismo, l?s lI~dlcescronologicos no son historia, sino materiales para. la ~llstona a~-

    tentica, Pretender que la cronica externa de la c~encla s~a sufi-ciente, y que sustituya a su historia inter~a, ~qruv~:llea rgnorarun dato esencial en la constitucion de la ciencia rmsma,

    En verdad, esta inadvertencia se del~ta J:1oyen las o?r~s demuchos historiadores y teoricos de la ciencia. El CO??Clmlentotecnico que eUos poseen de los u1tim.o~,adel~n~os POSltIVOS.e ~ainvestigacion puede pres tar a su posicion teonca una apan.enclade rigor y de modernidad; pero esto n~ basta para encubnr lossupuestos de su posicion, q~e son ~os rp.~smos en que s~ apoyabatradicionalmente el dcgmatismo cientifico. En efecto. hasta eladvenimiento de la conciencia historica, filosofo~ y .,ho~bre~ .deciencia natural procedian con la misma .Co_nVlccIOnimplicitade que, para establecer la validez del conoclml":nto,, Ie;>que ebiatornarse en cuenta -aparte de la concordancia logica, .qu.e hade darse por descontada- era la relacion de ese conocimientocan la realidad. El conocimiento era verdadero 0 n? 10 era. Perola ciencia era capaz de establecer con firmeza un. SIstema de ver-dades que la ponian a salvo de todas las muta~lOnes de la evo-lucien historica, Esta podia afectar a. !os demas p~~ductos cul-turales; pero la ciencia, siendo tambien una creacion humana,

    cion dialectica los de necesidad, libertad y aza~. Sob_re.es.to, de 10 cualnos hemos ocupado ampliamente en obras anteno~es,. mststtrnos J?as ad~-lante, en los capitulos III Yv. De memento, puede indicarse que, 51 10 ~~CI-sivo en un proceso de evoluci6n es la produccion de novedad~s, 10decisivoen el proceso historico-dialect ico es el hecho de que e~ sUJeto sufre

    . ente las mutaciones sino que las produce el rmsmo : el es autorpaslvam ! -, , ,. d lib d 1 .de su propia evolucion. La categoria ontologica e I erta es a que sirvepara conceptuar este hecho.

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    32 LA CRISIS DE LA CIENCIA

    manera de entenderlas predominante en su tiempo. Las teorfaseran historicas como 10 es el arte, 0 la politica, y ya no poclianser consideradas cada una aisladamente, sino todas en conjunto,como unidad de un proceso. Pero esta misma ventaja que traiala idea de una interdependencia historica entre las diversasfilosofias parecia, a la vez, anular el valor verdad de cada una.

    Cada sistema dependeria de la situacion, y no de los objetos rea-les que ella pretendiera representar. La autonomia de aquelsi stema evolutivo seria la prueba defini tiva de que la fiIosofiano es ciencia: en filosofia, Ia verdad serfa siempre tan solo rniverdad, en funcion del aqui y el ahora.w

    Resultaria de este modo que las tradicionales pretensionesde verdad que tuvo la filosofia se desvanecerian con la verdadnueva que traia el hecho de la historicidad ; no eran pretensio-nes inherentes a la filosofia misma, no las exhibia esta supuestaciencia como tal ciencia, por su propia constitucion. Eran tansolo presunciones del fi losofo, con las euales el expresaba indi-rectamente en eada caso un cierto temple de animo subjetivo, 0el mas earacteristico en Ia si tuacion historica a la eual pertene-cia su sistema. En suma: la filosofia no era ciencia, porque no

    podia ser verdadera y, a la vez, historica y expresiva.l"< .Que ocurriria, sin embargo, el dia en que la ciencia natural

    descubriese que no es una excepcion, que tambien ella es his-torica, aunque no sea historico su objeto? La perplejidad de estedescubrimiento, al que ha llegado por fin la ciencia natural, conmas de un siglo de retraso, es 10 caracteristico de la situacionpresente. Si pudiera hablarse de culpa, en cuestiones de historiadel pensamiento, la culpa de ese retraso seria de la fi losoffa, node la fisica. Porque, si esta ciencia natural tarde mucho en per-catarse de que ella era historica, en cambio la filosofia ha tar-dado mas aun en mostrar que la historicidad no anula la verdad,Pues ha sido la corriente filosofica del historicismo la que hadesembocado en esas nuevas formas de escepticismo, de relati-vismo y subjetivismo que representan, para la ciencia filosofica,

    15 Era inevi table que, siguiendo Ia l inea del historicismo, se llegase aeste extremo de relativismo. Tiene una importancia tactica examinarlo,y 10 haremos tambien mas adelante, porque es ahi donde se presentan,acentuados hasta la paradoja, los problemas que dejaron sin resolver otrasfi losofias que no l legaron a ese extremo. El historicismo de Dilthey, porejemplo, es una fundamentaci6n de las ciencias historicas, complementariade la teoria kant iana de las ciencias naturales; pero no es una teo ria his-toricista de la ciencia en general. Por su parte, Heidegger se enfrent6 alproblema del fundamento ontologico de la historicidad, y can ello com-pleta la tarea diltheyana; pero subsiste Ia restricci6n del campo. No bastamostrar que el ser del hombre posee const itut ivamente la nota de histori -cidad. Es necesari o mostrar que, por ella mismo, toda ciencia es histo-rica, y no 5610la Hamada ciencia del espiritu; y averiguar despues comoes posible que una ciencia pueda ser verdadera, siendo como es historica.

    16 Sabre este punta, vcase E. Nicol, "Verdad y expresion", Revue Inter-nationale de Philosoph ie, N~ 59, Bruselas, 1962. '

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    una crisis mas honda que todas las prevenciones de los cienti-ficos. Este decairniento pudo evitarse reparando en el hechode que la historicidad no la afectaba a ella sola: tambien afec-tuba a otras ciencias, que los fil6sofos consideraban implicita-mente como Iegltimas. ,

    Cuando por fin hemos comprobado que todas las ciencias sonhistoricas, sin excepcion, 0 sea par su comun condicion constitu-tiva, el nuevo hallazgo parece que haya de traer una reivindica-cion de la filosofia. Ahora es la fisica misma la que prueba, consu sola existencia, que la historicidad no anula la verdad, Peroasi como la teoria ffsica no saco en el siglo XIX ningun provechodel hallazgo 'de la historicidad que habia hecho la filosoffa, ahoraesta no acaba de aprovechar tampoco la sensacional confirmacionde ese mismo descubrimiento que Ie depara la fisica. La ten-dencia que predomina es la que podemos Hamar antropologica;es la que parece mas natural, y la que marca la linea de menorresistencia. De Ia naturaleza se ocupan las ciencias naturales;la filosofia se ocupa de 10 humano. Pero 10 human a incIuye laactividad cientifica en todas sus Iormas. La metafisica no se hade ocupar de los fenomenos fisicos, pero si debe ocuparse. de ~as

    ciencias que estudian estos fenomenos. Como todas las cienciasson historicas, independientemente de sus objetos, ha de se;- co-mun a todas el fundamento de la verdad. Y como ademas lametafisica no se ha apresurado a revelar esta fundamentaci6n,se esta produciendo en el campo de la fi sica una infiltracion deese mismo escepticismo que produjo en la filosoffa la revel a -cion de la historicidad. En vez de reivindicar la verdad de lafilosofia, apoyandose en la verdad de una ciencia que tambie?es historica, como la fisica, ahora no faltan algunos que consi-deran comprometida esta verdad de la fisica, insistiendo en laaparente mutacion de sus principios. Lo que es necesario, portanto, es explicar de que manera puede efectivamente el pell:s,a-miento, en cualquier campo, ser a la vez una representalOnadecuada de 1 0 real y una expresion hist6rica: Esta ~s la tareade una critic a de la razon que sup ere la crttic a kantiana de larazon pura, y la critic a diltheyana de la razon historica.

    Para comprender bien la situacion, y sentirse. estimulado p~rsu aprernio, precisa tener en cuenta que, en el siglo XX, las masgrandes filosofias no han acometido esa tarea, ni han planteadosiquieI"a la cuestion en sus terminos radicales e integrales, esdecir, empezando por analizar los efectos, dramaticos en ver-dad, que la revelacion de la historicidad esta 'producien~lo el!, elrecinto cle la fisica matematica.!" La paradoja de la situacion,

    17 Tal vcz Cassirer sea el unico que se ha enfrentado al problema demanera can6nica, y con un conocimiento de la situacion actual de Ia fisicaque no poseen los otros grandes mae~tra~ aleI?~nes de .su tiempo. Perodiriase que t iene, para proceder con eficacia teorica, el pie forzado por sukantisrno originario. Kantismo e historicismo son inconciliables. Whitehead

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    la cual d~bie:a h;a?er incitado a los filosofos, es que la marchade esta crencia ffsica no se detenia 0 frenaba : al contrario susinvestigaciones positivas se iban acelerando d~ manera tan' ver-tiginosa, que a los propios especialistas les resulta hoy diffcilmantenerse al corriente de lasnovedades. Cada descubrimientorepresenta ent?nc~s una demostracion pragmatica de la legiti-

    mIdad.?e la clencI~ natural, de su valor como autentica repre-s~mtaclOn de la re,ahdad. Estas demostraciones irrefutables, porVIa ~e hecho, estan e?-.pugn~ manifiesta con aquellas ideas deteona que, desde la ffsica rmsma 0 desde la filosofia, pondrianen suspenso el fundamento de derecho : el convencionalismo elinstrumentalismo, el nominalismo, etc. Poner los hechos en ~on-cordancia con el principio que los hace posibles, es 10 que nohan logrado basta ahora ni la ffsica, a la -que no incumbe la ta-rea, ni la. metafisica, que de momenta no parece reclamarlacomo propia.

    Asi las cosas, la perplejidad ha originado entre los cientifi-cos algux;'as actitudes de compensacion. Las principales sondos.1 8 Primero, la prueba pragmatica de la eficacia de la ciencia(que es prueba Iegitima, porque se basa en los hechos) se hainvocado con enfasis excesivo, y luego ha degenerado en un prag-matismo utilitario. La ciencia se justificaria por sus resultadospractices. La cuestion de la verdad puede quedar en suspenso,como objeto de una mera "especulacion metafisica". Lo positivo,10 que no ofrece dudas, es el hecbo de que la ciencia es util, queobtiene beneficios tangibles y cambia las formas de vida. Ya notiene sentido poner la vida al servicio de la ciencia. Es la cien-cia la que debe estar siempre al servicio de la vida.

    Se confirm a asi , una vez mas, 10 que tantas veces hemos sefia-lado: que una crisis de la ciencia no afecta solamente a la teor ia,no es un fenomeno puramente intelectual, sino que promueveactitudes vitales caracteristicas.Por otro lado, la buena manerad 7 corregir esa mezcla de vitalismo y pragmatismo (y denun-ciar esa falacia de lila ciencia al servicio de la vida") consisteen embestir el problema precisamente en sus terminos te6ricos.Aclarar las ideas es reafirmar el ethos, porque en el pensamientocientifico nunca estan muy separados el ethos y el metodo,

    .La actitud desinteresada que adopta frente al ser el hombrellega ~l problema bien pertrechado por ~u formaci6n cientffica; pero llegadem!lslado t~ de para ab~ orbe~ y manejar como un buen profesional lastecnicas especiales de la filosofia. En su obra se admira su genio pero enella no se resuelve el problema historicidad-verdad. '

    18 Hay todavi a otra, pero est~ ya ;ebasa el limi te de la ciencia, porquepre~dc: f'tm:darla en 1;lIla~ase irracional. Nos referimos, conjuntamente,al rrrac:_Ionalismode Emstem y de Planck, al fundamento irracional de Ia~ etafi slc~ en. Hei deggervy a la tesis sofistica de que las doctrinas ( pore}emplo, Idealismo y realismo) se eligen por motivos de propensi6n subje-tiva, 0 sea que no representan una busqueda met6di ca de la verdad si noel caracter personal de quien las propugna. '

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    de ciencia no represent a en mod.o alguno ~n~ deshumanizaciono una negacion vital. Poner la vida al servicio de la ciencia esuna manera de potenciar la vida misma: no es otra cosa queponer la vida al servicio de la verdad. Esto solo pued~ nega:-loquien equipare la vida con la utilidad. Por el contrano, ,qUlen,reconozca que hay niveles vitales superiores al de la, utilidad,

    advertira ensezuida el empobrecimicnto, incluso el matiz de bar-barie que rep;esenta la renuncia a ,~sa t:-adhi,c~onde ascetica es-piritual, que es propia de la vocacion cien LlflCa,.y a la qt;e yanos habiamos acostumbrado a dar por consablda: despues ~etantos siglos. Lo pragmatico es vital; p~r? la ClenCIU rebajasu propia vitalidad cuando se hace pragmatlca. .

    De la fuente pragrnatica surgen aquello: :productos ,re~ldualesque reciben, desde Platen. el n?mbre genenco de soffstica. Nohay ninguna diferencia de estilo entre el argumento del quedice: "el fundamento de la justicia es el poder", y 10 demuestrascfialando el hecho de que el mas poderoso es el que vencesiempre; y el otro argumento del que dice:. "~l fundamento ~e. laciencia es la utiIidad", y 10 demuestra exhibiendo los beneficiospractices que reporta el conocimiento cientifico. L~s hech?s

    que se toman como base para los dos argumentos nadie lo.s me-ga. Pero los dos cometen el mismtiI?o,de sofis.ma.. EI pnm.erollama justo al que vence : pero la JustlCla se define ~ndependlen-temente del poder de que dispongan ]0 mismo el Justo que elinjusto. EI segundo llama verdadero a 10util : pero .la verdad esindependiente de la utili dad que obtenga de ~~la quien la posea,si es que puede obtenerse de ella alguna utlhdad, c?sa que x;'0ocurre sicmpre. Ambos confunden 0 involucran dos ordene~ ~lS-tintos: en un caso, el hecho y el derecho, en el otro, la practica

    y la teoria. .Hay otro error elemental de metodo que debe denunclarse

    en el utilitarismo cientifico. Pues ningun conocimiento puedeser util si no es verdadero. La utilidad presupone la verdad.Del simple error no deriva ninguna aplicacion practica. De estesimple heche se infiere que la uti lic1a~ n? puede ser fundaII_Ientode la ciencia: es resultado, no es prtnctpio, GC6mo debe inter-pretarse la tecnologia? Ella ofrece a cada paso confirmaci6n s~-gum de la eficacia de la ciencia c~mo instrumento de ~onocl-micnto. Cac1anuevo aparato que se inventa es como la reiteradademosrracion practica de una ley, Aunque no hubiesen empafia-do 1 :1 actividad cientifica las conveniencias utilitarias, industria-les, los cientificos no dejarian de acoger y de exhibir c~~ ~ere-cida complacencia esas muestras tan rotundas de la legitimidadde su trabajo. Pero es funesto olvidar q~e e.s~ t rabajo ?-o reque-ria tales justificaciones: la verdad se justifica por SI sola, lavida teoretica es valiosa en sf. Pero, si el fundamento de la ver-dad esta en crisis, y el problema no puede resolverlo el espe-

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    ci~li.sta de ninguna ciencia particular, entonces Ia utilidad prag-mat:ca va suplantando en su mente paulatinamente a la purateona, y con ello la .ciencia abandona su ethos propio: deja de~er una f~r~~ de Vl,d~ contemplativa, li teral y autenticamente

    espec?~atIva 0 teoretica, para degenerar en un mero instrumen-to auxiliar de Ie: praxis. Entre tanto, queda en suspenso el pro-blema de los prmcipios.

    La ~egunda a

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    Con el primero se representa la integracion de la ciencia enla un!dad de senti do formada por ella y por todas las demascreaciones human as en una misma epoca. El hecho real de esaconcordancia intern a en cada situaci6n historica se presenta, demomento, como algo independiente del valor verdad realizadopor una cien~ia particular en esa situacion, Por su parte, la es-tructura honzontal es el concepto con el cual se representa elhecho de la vinculacion entre una fase cualquiera de la evolu-cion cientifica y sus antecedentes y consiguientes. Esta otra co-nexi~n 0 secuencia es de orden dialectico, y por tanto puedeestablecerse tam bien, de momento, en tanto que puro factorestructural, con entera independencia respecto de esa mismaverdad que pueda contener cada ciencia en cada momento his-torico.

    Estas dos estructuras complementarias son una constante del~ ley h:isto;~ca, 0 sea de la ley que debe proponer quien inves-tigue Clentl~lca~ente ese conjunto de hechos historicos queforman las ciencias, No puede ya aspirar a legitimidad una filoso-fia de la ciencia que se conciba como pura teoria del conoci-mien to. Dicho de otro modo: la teoria del conocimiento en

    general, y de la ciencia en particular, no puede ya establecersesobre la pura relacion del sujeto con el objeto, prescindiendo detodo ~act.or situacional: s~a dialectico 0 de otro tipo. La relacionCo~stltUtIva del conocimiento (como veremos en el capitulo si-guiente ) abarca aim otras dimensiones, y algunas de estas sonlas que quedan de manifiesto en las estructuras vertical y ho-rizontal. .

    A pesar de la evidencia de dichas estructuras, pudiera caberla s?specha de que la historicidad de la ciencia se afirma dog-maticamente, como doctrina personal. Seria dificil que esta dudapersistiera en la filosofia, porque esta fue la que descubrio lahistoricidad hace mas de un siglo; pero es posible que el con-cepto extrafiase a los cientificos, inclinados como estan casisiempre, a dar por sentado el valor absoluto de sus conocirnien-

    tos positivos. l Como pueden ser historicas las verdades de he-cho? lComo puede una ley cientifica depender del pasado, yconectar con otros productos culturales del presente? Sin em-bargo, los efectos de crisis que la historicidad ha producido enla ciencia contemporanea, y particularmente en la fisicamate-matica, bastarian para desvanecer la duda. Aunque los fisicosmi~mos no identifiquen el trastorno con este concepto, no handejado por ella de ser conscientes de la mutacion historica quese ha producido con la crisis de los esquemas teoricos tradi-cionales, concebidos sobre el supuesto implfcito de la no his-toricidad.

    En el capitulo tercero examinaremos con detalle este tras-torno. Pero surge, desde ahora mismo, un problema fundamen-

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    tal, cuyo planteamiento es suficiente para confi~ar que la .h~s-toria de la ciencia compromete a tomar determmadas POSICID-ne s teoricas de principio, y que estas posiciones no corresp.onden

    1 dominio de ninguna ciencia particular. El problema, formu-Indo en los terminos de unas alternativas radicales, serfa este :

    la ciencia no es posible, en general, 0 ella consiste en un sisst rna de verda des comprobables, de representaciones adecuadas dela realidad. Pero, a su vez, si estas representaciones son efec-tivamente verdaderas entonces el cuerpo sistematico que elIasxmstituyen, y al que'l lamamos ciencia, no puede ser hist?ri~~.

    Aparentemente, el conocimiento no podria ser. a la vez hlst.on-o y verdadero. Si depende de la realidad conocld~, no es posible[ue al mismo tiempo dependa de otros fac~ore~ ajenos a la rela-.ion epistemologica. La efectividad de la Cle~CIa! 0 sea el h:ec: ho

    de que existen verdades comprobadas, implicaria qu.e ~a umcaforma legitima de hacer su historia habria de consistir mera-mente en una resefia de sus descubrimientos. La estructura de

    u historia estaria bien representada por el concepto de progre-so, y solo por este. .

    Sin embargo, Ia historicidad tambien es ~ hecho. Pero, SIla ciencia es historica lcual es entonces el sentido de la verdad?Estamos, pues, frente a una aporia, cerrada por ~os hecho.s cu-yas respectivas implicaciones teoricas res~ltan incompatibles.Como siempre que aparecen en la evolucion del pensamientoaporias de este genero, la salida 0 solucion no puede encontrarserealzando uno de los dos hechos en pugna, en detrimento delotro. Por el contrario, la vigencia de cada uno tiene que sermas bien acentuada, y la eventual solucion pue~~ encontr~rs~tan solo mediante un replanteamiento de la cuestion del prmci-pio que permita concordar en la teoria los hechos que han decst~r forzosamente concordes en la realidad misma.

    En efecto: la historicidad no significa una mutacion integralen el cuerpo de la ciencia. Algo tiene que haber en ella de peF-manente : algo que mantenga la continuidad de tradicion y que

    permit a seguir aplicando el cualificativo de cientificas a ciertasverda des -como las de la mecanica clasica-> que hoy no se con-ideran enteramente verdaderas. Apunta ya, desde ahora, la sos-

    pecha de que aquello que permite cualificar de cir;nti fica a unr:proposiciOn no es el ]zech_ode que sea verdadera, integra y d,efl-nitivamente verdadera, smo acaso la manera como se llego aella, 0 sea el metodo, que es camino 0 proceso. Sin entra~ porahora en esta cuestion.s" anticiparemos que la verdad constrtuyenecesariamente una forma de perman encia. Y es evidente a priorique los principios de la ciencia en general t ienen q~e s~r perma-nentes, por 10 menos ellos, y .comunes a todas las ciencias, como

    2{) Veanse, en Ia Metaiisica de la expresion, los capitulos v y VII, Y ekcapitulo siguiente de la presente obra.

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    fundamento inalterable de su posibilidad y legitimidad. Suponerque tales principios no existen, 0 que tienen, ellos mismos, elcaracter de unos supuestos que fuesen tambien historicos -comocreaciones del propio trabajo cientifico, y no como base deevidencias previas en que se funda este trabajo-> equivaldrfa anegar la ciencia, 0 sea el hecho de que ella existe y opera con

    plena legitimidad. Aqui no caben posiciones intermedias: carecede rigor cientifico la actitud de quien afirrna la legitimidad deIa ciencia, y a la vez niega la existencia de su fundamento estable.

    Por esto habremos de investigar en la presente obra la cues-tion, de maxima. actualidad, que es el problema de los princi-pios. Pero es necesario de antemano, y con el fin de eliminarciertas reservas preliminares, dejar constancia de estas ac1ara-cianes complementarias: primera, el concepto de verdad 110 esun concepto univoco, Por consiguiente, sera preciso analizar lasdistintas formas y niveles de la verdad, para evitar la confusionmetodologica que resultaria de atribuir indistintamente a unconcepto neutro de la verdad ciertas propiedades que no con-es-ponden a todas sus formas posibles. Y segunda: tampoco esuniiorrne u homogeneo el cuerpo de la ciencia. La ciencia estaconstituida, en efecto, como un organismo. Esto significa quecada ciencia es unitaria, pero compleja, y a sus distintos nive-les corresponden funcioncs diferentes. De momento, bastara in-dicar el nivel de los hechos y el nivel de fa teoria. El descubri-miento y la observacion analitica de los hechos es una tareabasica de la ciencia. En esta tarea cabe el error; pero las ver-dades de hecho solo pueden ser adecuadas 0 no adecuadas, ypar tanto no son materia historica,

    Sin embargo, la ciencia no termina con el trabajo de las com-probaciones facticas, Solo empieza ahi. La ciencia es pensa-miento. Los hechos comprobados tienen que serJnterpretados,puestos en relacion sistematica unos con otros, e integrados enuna teoria. La teoria culmina la tarea cientifica. En sentido ri-guroso, ciencia es teoria. Pero la teorfa, manifiestamente, esuna hipotesis : ya no es una mera representacion del hecho par-ticular, sino una- creacion invent iva, que envuelve una repre-sentacion factica y asp i ra a ser una representacion integral, co-herente 0 sistematica. La ciencia es historica precisamenteporque contiene esc elernento de creacion. La creacion no es ar-bitraria. Esta sometida siempre a los fenomenos que sirvieronde base para su formulacion. (La hipotesis, como diria Newton,no sirve para evadir el argumento de induccion j.o Y esta so-metida adem as a un orden dialectico que rige Ia evolucion delpensamiento teoretico, limitando en cada situacion historica elambito de las posibles innovaciones. Pero en tanto que es, enefecto, una creacion, la teorta cientifica es historica, sin dejar

    21 Princil;ia, III, Regla IV.

    FISlCA Y METAFISlCA

    \ or ello de s~r ave~~a~::;~;\e~ci~~~~e:~nt::rr~::~~~~~c~~:SIII .par~e segE:

    ITla adecuacion de las reprcseJ?-taciones de he~ho

    uiccua as. n h 1 istoria En la evoluclon del pensamlen-I roareco no ay 11 . . . 1I Iy ~ . t o 1 ,1 . , dialectica misma de la ciencia. .0t () teorico. que es a ev 0 uC10 tnproceso es 10 que se entiende por 'II(; hayes un procesa, Y es e . 1)q . ( 1 entido de 1a estructura horizonta .hlstona en e .s

    /

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