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CIRIEC-Espaa, Revista de EconomaPblica, Social y
CooperativaISSN: [email protected] International de
Recherches etd'Information sur l'Economie Publique, Socialeet
CooprativeOrganismo Internacional
Juli Igual, Juan Francisco; Mar Vidal, SergioAgricultura y
desarrollo rural. Contribuciones de las cooperativas agrarias
CIRIEC-Espaa, Revista de Economa Pblica, Social y Cooperativa,
nm. 41, agosto, 2002, pp. 25-52
Centre International de Recherches et d'Information sur
l'Economie Publique, Sociale et CooprativeValencia, Organismo
Internacional
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Agricultura y desarrollo rural.Contribuciones de lascooperativas
agrarias
Juan Francisco Juli IgualSergio Mar Vidal
Centro de Especializacin y Gestin de Empresas Agrarias (CEGEA)
de la Universidad Politcnica de Valencia
CIRIEC-Espaa, Revista de Economa Pblica, Social yCooperativa, n
41, agosto 2002, pp. 25-52
CIRIEC-Espaa, revista de economa pblica, social y
cooperativaISSN: 0213-8093. 2002 CIRIEC-Espaa
www.ciriec.es www.uv.es/reciriec
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Agricultura y desarrollo rural.Contribuciones de lascooperativas
agrarias
Juan Francisco Juli Igual ySergio Mar VidalCentro de
Especializacin y Gestin de Empresas Agrarias (CEGEA) de la
Universidad Politcnicade Valencia
RESUMEN
El actual escenario de la agricultura, con un entorno cada vez
ms globalizado y en el que las ayudas al pro-ductor vienen
reducindose de forma constante en los ltimos aos, marca nuevos
desafos para el sector agrario.En este punto, las cooperativas
agrarias se estn convirtiendo en elementos clave de desarrollo del
sector, comopone de manifiesto su importante realidad tanto social
como econmica.
Por otro lado, las nuevas tendencias de la Poltica Agraria
Comunitaria, que viene dando cada vez ms impor-tancia a conceptos
como la multifuncionalidad y el desarrollo rural, hace necesario
que las cooperativas se involu-cren en estos temas, pues las
oportunidades que se les presentan resultan de un enorme inters
para ellas, yaque pueden y deben convertirse en las organizaciones
que lideren estas nuevas preocupaciones.
PALABRAS CLAVE: cooperativas agrarias, Poltica Agraria
Comunitaria, multifuncionalidad, desa-rrollo rural.
CLAVES ECONLIT: P130, Q130.
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Agriculture et dveloppement rural.Contributions des coopratives
agricoles.
RSUM: La scne agricole actuelle, avec un environnement de plus
en plus globalis et surlaquelle les aides au producteur ont t
rgulirement rduites au cours de ces dernires annes, estle cadre de
nouveaux dfis pour le secteur agricole. Sur ce point, les
coopratives agricoles devien-nent des lments cls du dveloppement du
secteur, comme le met en vidence leur importante ra-lit, qu'elle
soit sociale ou conomique.
Par ailleurs, les nouvelles tendances de la Politique Agricole
Commune, qui accorde de plus enplus d'importance des concepts comme
la multifonctionnalit et le dveloppement rural, font qu'il
estncessaire que les coopratives se sentent concernes par ces deux
thmes parce que les opportu-nits qui leur sont offertes sont d'un
trs grand intrt pour elles, puisqu'elles peuvent et elles doi-vent
devenir les organisations qui seront la tte de ces nouvelles
proccupations.
MOTS CL: Coopratives agricoles, Politique Agricole Commune,
multifonctionnalit, dvelop-pement rural.
Agricultural and Rural Development. TheContribution of
Agricultural Co-operatives.
ABSTRACT: The current agricultural scenario, in an ever more
globalised context in which pro-ducer aid has seen continual
cutbacks over recent years, marks new challenges for the
agriculturesector. At the present point, agricultural co-operatives
are becoming key elements in the sectors deve-lopment, as evidenced
by their present substantial social and economic mass.
Meanwhile, the new tendencies of Common Agricultural Policy,
lending ever greater importanceto concepts such as
multifunctionality and rural development, make it necessary for
co-operatives tobecome involved in these matters, as the
opportunities presented are of enormous interest to them,as
co-operatives can and should become the organisations leading these
new concerns.
KEY WORDS: Agricultural co-operatives, Common Agricultural
Policy, multifunctionality, ruraldevelopment.
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Los retos a los que la agricultura y el cooperativismo se
enfrentan en el siglo XXI, no puedensino abordarse desde la
consideracin y el diagnstico del nuevo escenario econmico y marco
ins-titucional en que se encuentran. Por ello, la observacin de
algunos de los datos del escenario macro-econmico que supone dicha
actividad, tanto en Espaa como en la Unin Europea se
haceimprescindible.
Este escenario podemos representarlo mediante las siguientes
notas:
Nos encontramos con una agricultura que produce excedentes ya de
carcter estructural. Lareforma de la Poltica Agraria Comunitaria
(PAC) en el ao 1992 como consecuencia del informe McSharry, puso de
manifiesto la necesidad de virar todava ms hacia una poltica que en
lugar de pri-mar a los agricultores va precios, lo hiciera va
compensaciones directas, adems del mantenimientode las polticas
dirigidas directamente a la reduccin de produccin excedentaria
(abandono de tie-rras, sacrificio de la cabaa ganadera).
El incremento, por otro lado, de la oferta internacional de
muchas de sus producciones con pre-cios sensiblemente inferiores
han sido determinantes claros de una disminucin de los precios
delos productos agrcolas en trminos reales (cuadro 1), lo que a la
postre ha1 significado que en las lti-mas tres campaas se pueda
afirmar que la Renta Agraria, esto es los ingresos medios
percibidos porlos agricultores de la UE, ha venido cayendo en los
ltimos tres aos de la dcada de los noventa, sibien en el ao 2000
creci ligeramente (1,9%), debido en gran medida a un importante
descenso delempleo de mano de obra.
Cuadro 1. Evolucin de los precios a la produccin deproductos
agrcolas en la UE (deflactados)
Ao 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999ndice 100
97.2 89.3 84.9 85.0 85.4 83.2 80.1 76,6 73,1
Fuente: Comisin Europea, 2001.
1.- Escenario de la Agricultura Europea en elsiglo XXI
1.- Este articulo se basa en una ponencia de los autores
revisada y ampliada, que se presente con el mismo titulo en las
Jornadas sobreAsociacionismo y desarrollo rural que organiz el
Ministerio de Agricultura del 12 al 14 de Junio en Salamanca.
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Los acuerdos internacionales, desde la llamada Ronda Uruguay a
la Ronda de Singapur de laOrganizacin Mundial del Comercio y la
ltima Conferencia de la OMC en Doha (Qatar), han supuestoy supondrn
acuerdos claramente favorables a una creciente liberalizacin de los
mercados interna-cionales, que conlleve la disminucin de los
diferentes mecanismos de proteccin en las distintas reasde mercado,
pero que a la vez cuestionar tambin la poltica de subvenciones a la
produccin quelos diferentes pases establecen para sus agricultores
y que a la postre alteran la igualdad de con-currencia en los
mercados.
En este sentido, conviene apuntar por un lado que la Unin
Europea, en la segunda gran reformade su Poltica Agraria (PAC), a
partir del ao 1.992, ya inici un proceso de desmantelamiento o
reduc-cin tanto de sus sistemas de proteccin como de subvencin va
precios a sus agricultores. Y porotro lado, en la tercera reforma
de la PAC aprobada en el Consejo Europeo de Berln de marzo de1.999,
se observa que se continuar claramente en esta direccin, con el
desarrollo de susOrganizaciones Comunes de Mercado.
Pero no pensemos ni por un momento que slo la Unin Europea
protege su produccin agrcolade otros competidores, ya que es bien
sabido que existen diferentes mecanismos de proteccin (aran-celes,
prelevements, subvenciones a la exportacin va restituciones o va
ayuda alimentaria a travsde crditos blandos, controles
fitosanitarios) que todos los pases utilizan y que lo que
diferencia aunos de otros es la opcin elegida. Por ello, son muchos
los que reivindican que todas ellas seansometidas a debate en la
Ronda del Milenio.
En cuanto a la ayuda a sus agriculturas, todos los pases
desarrollados tienen subvencionadosa sus agricultores, y hoy la
Unin Europea no tiene un subsidio mucho mayor que el que
disfrutanotras agriculturas de los pases de la OCDE (cuadro 2).
Cuadro 2. Equivalente de subvenciones a la produccin(ESP),
1997
ESP por ATP(dlares)
Australia 4.400Canad 8.000UE 18.000Islandia 29.000Japn
24.000Nueva Zelanda 1.000Noruega 34.000Suiza 35.000USA 13.000OCDE
24 (*) 17.000*Media ponderada.Fuente: Tamames R., 1999
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Adems, debe sealarse que mientras en los foros internacionales
se ha venido solicitando la dis-minucin de las ayudas que la Unin
Europea concede a sus agricultores, otros pases como EstadosUnidos
han incrementado de forma importante en los ltimos aos las ayudas
agrarias, como sea-laba el Comisario Europeo Fischler en unas
recientes declaraciones, cifrndose el crecimiento delas mismas
desde 1996 al ao 2000 en un 700%, lo que ha hecho que tambin algn
sindicato agra-rio espaol calificara de doble moral la actitud de
este pas en los foros internacionales, que pareceva a continuar en
los prximos aos.
As, la nueva "Farm Bill" que el Gobierno Bush va a llevar
adelante supondr un nivel de ayudassuperior para los agricultores
estadounidenses frente a los europeos (cuadro 3).
Cuadro 3. Ayudas agrarias en la nueva "Farm bill" y laUnin
Europea
Concepto EE.UU. UE
N explotaciones en 1996 2.058.000 7.370.000Tamao medio explot.
207 Ha. 18 Ha.Ayuda total estimada en 2000 92.300 millones $
103.500 millones $Ayuda total estimada per cpita 338 $ 276 $Ayuda
al productor estimada (APE) en 2000 49.000 millones $ 90.200
millones $APE en 2000 por agricultor a tiempo completo 20.000 $
14.000 $
Fuente: OCDE y Eurostat
Parece pues el momento de que, tal y como afirmaba el Presidente
de ASAJA, la Administracineuropea "abra los ojos y comprenda la
necesidad de mantener un sector clave, no slo para la eco-noma,
sino tambin para la conservacin del entorno natural y la fijacin
del empleo en el medio rural",mxime cuando nos encontramos con una
actitud por parte de los Estados Unidos claramente pro-teccionista,
y respaldada por su propio Presidente al considerar que el xito de
los agricultores y gana-deros resulta esencial para el xito de la
economa norteamericana en su conjunto.
En cualquier caso, tambin creemos necesario diferenciar entre lo
que constituyen ayudas direc-tas a la produccin, de las que se
destinan a retribuir otras funciones que se reconocen hoy a la
acti-vidad agraria desde el enfoque multifuncional, esto es su
relacin con la poltica medioambiental,territorios y de desarrollo
rural que no debe tener el mismo tratamiento.
El modelo productivo de la agricultura europea es heterogneo,
coexistiendo pases con una nota-ble eficacia productiva en trminos
de Valor Aadido Neto a precios de mercado por explotacin (Van/
explotacin), como de VAN por Unidades de Trabajo Anuales (VAN /
UTAs), como es el caso deHolanda, Dinamarca, Reino Unido y Blgica,
frente a pases con tasas sensiblemente inferiores a la
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CIRIEC-ESPAA N 41/2002
media comunitaria, como ocurre en los pases mediterrneos (cuadro
4), que hacen que una polticaagraria totalmente uniforme desde un
punto de vista territorial no sea todo lo eficiente que debiera,
yque de nuevo haga reivindicar un mayor peso de la poltica de
estructuras dentro de la PAC.
Adems, la PAC ha marcado en cuanto al nivel de apoyo a los
distintos sectores, una manifiestaprevalencia hacia los productos
continentales frente a los productos tpicos de la agricultura
medite-rrnea. As, el equivalente de subsidio al productor (ESP)
como porcentaje del VAB a precios de mer-cado en productos como la
leche se sita en el 90%, en cereal y oleaginosas en un 60 y
70%respectivamente, en algunas carnes como la de bovino por encima
del 100%, frente a productos comolas frutas con un 10%, hortalizas
20%, aceite de oliva 33%, y vino 13%, que sitan en un escenarioms
desfavorable an a la agricultura propia de los pases mediterrneos,
ya que la mayor parte delpresupuesto agrario se destina a tres
subsectores: herbceos, vacuno y lcteos (cuadro 5).
Cuadro 4. Valor aadido neto por Unidad de TrabajoAnual y por
explotacin en la Unin Europea
VAN / UTA (1998)1 VAN / N de explotaciones (1.997)2
Blgica 25.01 27,7Dinamarca 29.86 37,7Alemania 17.91 21,2Grecia
13.14 9,3Espaa 16.02 13,9Francia 25.06 36,1Irlanda 13.92 18,8Italia
12.72 9,0Luxemburgo 22.44 33,7Holanda 27.04 56,9Austria 11.83
7,4Portugal 3.91 5,2Finlandia 14.53 19,6Suecia 11.20 10,0Reino
Unido 17.39 28,6
VAN: Valor aadido neto al coste de los factores a precios
corrientes.UTA: Volumen de la mano de obra agrcola en Unidades de
trabajo anual (UTA)1 Miles de ecus /UTA2 Miles de ecus
/explotacin
Fuente: Juli J.F. y Meli E., 2001.
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Cuadro 5. Equivalentes del subsidio al productor (ESP) enla Unin
Europea
Apoyo al precio como ESP como % del% del ESP total V.A.B. a
p.m.1
Productos continentalesTrigo 16,0 72,7Maz 52,3 61,4Otros
cereales 30,2 113,0Oleaginosas 0,0 70,1Azcar 100,0 76,0Leche 88,0
90,4Carne de ovino 32,8 62,7Carne de bovino 79,7 133,4Carne porcina
79,9 36,4Carne de ave + huevos 76,3 53,7
Productos mediterrneosFrutas 55,6 10,7Hortalizas 63,7 20,4Aceite
de oliva 31,4 33,2Vino 43,3 13,8Arroz 94,1 106,0Tabaco 0,0
168,9
1Valor aadido bruto a precios de mercado.
Fuente: Garca J.M., Comps R., 1998.
La ampliacin en un futuro inmediato de la Unin Europea con la
adhesin de los llamados Pasesde la Europa Central y Oriental
(PECOs), supone una mayor competencia para algunas produccionesde
los actuales integrantes de la UE ya que la competitividad de los
llamados PECOs no debe menos-preciarse en un contexto nada
desfavorable de preadhesin que ir acompaado sin duda de ayudastal y
como se recoge en la Agenda 2000, y que se estn materializando ya a
travs de diversos pro-gramas, entre ellos el Programa SAPARD, con
una dotacin presupuestaria de 500 millones de eurosanuales.
La estructura productiva, especialmente en cuanto a dimensin de
sus explotaciones, hace queen la medida en que estos pases vayan
incorporando nueva tecnologa, en parte gracias a las ayu-
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das que reciban, el aumento de rentas, que en muchos casos se
est ya produciendo, y el incentivode unos precios de mercado altos
al concurrir en un mercado como el de la UE de mayor poder
adqui-sitivo har muy competitiva sus importantes producciones de
cereales, lcteos, remolacha y carne devacuno, que harn olvidar las
ineficiencias pasadas de sus sistemas de produccin bajo frmulas
colec-tivas propias del socialismo europeo (Lamo de Espinosa,
1999).
La demanda agroalimentaria ha registrado importantes cambios en
la UE, si bien, si nos referi-mos en trminos cuantitativos al
consumo de alimentos frescos, el crecimiento experimentado ha
sidomnimo, inferior al de la oferta agraria. Sin embargo, otra
cuestin bien distinta es el crecimiento del con-sumo de
transformados que ya a finales de los ochenta se cifraba en ms del
70% del consumo ali-mentario (Mioni, 1987). Sin duda, los hbitos de
vida y la incorporacin de la mujer al mundo del trabajohan sido
factores determinantes que han favorecido, al igual que en otras
zonas desarrolladas, que estefenmeno se haya producido. Un buen
ejemplo podra ser el mercado europeo de ctricos donde frentea un
crecimiento del 3,2% del consumo de transformados, el consumo en
fresco slo creci el 0,2%,situndose el consumo de transformados en
el 60% del consumo total de ctricos en los pases desa-rrollados,
mientras que en el resto de pases apenas alcanza el 40% (FAO,
1998).
Con todo, el cambio ms importante experimentado en cuanto a la
demanda agroalimentaria es elfuerte grado de concentracin de la
distribucin alimentaria, ya que en la mayora de los pases de laUE,
slo los cinco primeros grupos de distribucin controlan ms del 60%
de la demanda, lo que noes de extraar si pensamos en la importancia
de los grupos de alimentacin europeos, que son cuatrode los nueve
primeros que figuran en el top mundial.
La consecuencia de los fuertes procesos de concentracin,
especialmente en lo que se refiere ala demanda agroalimentaria ha
supuesto una contribucin a los procesos de internacionalizacin y
glo-balizacin de la distribucin, y por ende de las transacciones
internacionales de productos agrcolas. Almismo tiempo se han hecho
mucho ms exigentes en las condiciones de entrega de producto, y
hanencontrado tambin una correspondencia con la concentracin en
grandes organizaciones de produc-tores, que configuran un mercado
europeo muy vertebrado en el que los pequeos operadores tantodel
lado de la demanda como de la oferta tienen poco que hacer.
De hecho, parte de la mercanca que entra de pases terceros a la
Unin Europea, en algunos casosviene de la mano de operadores
europeos2, que en ocasiones representan a los propios
productores,lo que contribuye a una cierta ordenacin de la
competencia acomodando los calendarios de entraday buscando incluso
sinergias que contribuyan al aumento del consumo total de estos
productos queen definitiva beneficien al conjunto de esta
produccin.
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2.- Holandesa Velleman and Tas, italiana Bocchi, alemana Atlanta
Scipio, francesa Pomona, britnicas Geest, Fyffes y Albert
Fisher.
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La creciente preocupacin por los temas medioambientales, y de
calidad y seguridad alimenta-ria, unido a una atencin preferente a
los mismos en la referida Agenda 2000, permite aventurar unaserie
de oportunidades para el mercado de productos orgnicos o biolgicos.
De hecho se viene obser-vando un crecimiento si bien todava no en
trminos absolutos, s relativos, de las superficies y pro-ducciones
de estos productos (figura 1), registrndose al menos de momento
unos precios algosuperiores, lo que es un indicador de la
preferencia de algunos consumidores por este tipo de
pro-ductos.
Figura 1. Evolucin de la superficie de cultivo orgnicoen la Unin
Europea (Ha.)
Fuente: Willer H., Yussefi M., 2001.
Por otro lado, el posible desarrollo de sistemas de modulacin de
carcter medioambiental delas ayudas, por aplicacin de clusulas de
ecocondicionalidad, es otro factor a tener en cuenta, puessin duda
animar a los productores hacia estas formas de produccin cada da ms
respetuosas conel medio ambiente, produccin integrada y produccin
orgnica.
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COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
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1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
1998 1999
3.500.000
3.000.000
2.500.000
2.000.000
1.500.000
1.000.000
500.000
0
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La produccin ecolgica, al igual que la produccin integrada, estn
despertando el inters de losproductores agrarios en la Unin
Europea, ya que se observa por parte de los consumidores un
claroaprecio por una alimentacin ms sana, que adems es fruto de
unas prcticas de cultivo ms res-petuosas con el medio ambiente.
Por otro lado, estas formas de agricultura tienen una mayor
coincidencia con los nuevos objetivosde la PAC, que como ya hemos
sealado, van a favorecer los temas medioambientales.
Estamos por tanto, ante un mercado que puede representar
oportunidades de futuro para la agri-cultura, tanto desde el punto
de vista de un previsible mayor apoyo institucional frente a la
agriculturaconvencional, como tambin desde un punto de vista
meramente comercial, ya que todo parece apun-tar a un crecimiento
de la demanda de este tipo de productos.
Algunos informes sealan como una estrategia de marketing para
potenciar la imagen de calidad,la utilizacin de la produccin
ecolgica o integrada, buscando adems el llamado efecto locomo-tora
sobre las ventas de productos convencionales (Brugarolas M. et al,
1999).
Esta situacin parece que es propia de los pases desarrollados
como se desprende de los resul-tados obtenidos por Hartman &
New Hope, 1.997 para el mercado USA en 1.996, que hablan de cua-tro
segmentos de compradores (cuadro 6).
Cuadro 6. Segmentacin del mercado norteamericano
Segmento Compradores Atrados Bordeadores No interesadosecolgicos
o fronterizos
% poblacin 10 22 28 40
Fuente: Brugarolas M., et al, 1.999.
En el mismo informe se establece un umbral de precios superior
para la produccin ecolgica; dehecho se seala que el 55% de los
consumidores habituales estaran dispuestos a pagar un 20% mspor
estos productos.
34JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
2.- La agricultura orgnica. Una referenciaobligada en el futuro
del sector
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Cuadro 7. Exceso de precio para los productores de
cultivoorgnico como porcentaje sobre los precios de losproductores
de cultivo convencional en la Unin Europea
Estado miembro Vegetales Cereales Lcteos Patatas Frutas
Austria nd 100 20-30 100-120 ndBlgica 35 65 20 80 ndAlemania 50
100 15 200 50Dinamarca 25-50 60-70 20-25 25-50 >100Espaa 0-30
0-50 10-30 nd 15-30Finlandia 50 50 10 50 300Francia nd 60-100 20-30
nd ndReino Unido 20-100 nd 40 40-200 5-40Grecia 30-50 10-20 nd nd
20-50Irlanda 25 nd nd nd ndItalia 15-20 25-30 15 15-20
15-20Luxemburgo 60 100 10 50 60Holanda nd 100 10 33 ndPortugal
10-100 nd nd 100 10-100Suecia 0-30 50-100 15-20 0-30 40
nd: No disponibleFuente: Michelsen J., et al 1.999
Con todo, el mercado de los productos ecolgicos todava presenta
una enorme incertidumbrepues las cifras de consumo son reducidas y
poco representativas, pudiendo nicamente hablar de indi-cios de un
potencial de mercado que frente a una oferta todava escasa, ha
supuesto precios cierta-mente elevados, situacin que creemos
cambiar con el tiempo, ya que cabe esperar una mayorconvergencia en
los precios, con un diferencial que en todo caso no ser mayor de un
5-10%.
En la Unin Europea, si hablamos de agricultura ecolgica,
alrededor de un 1,8% de la superfi-cie agraria total se dedica a la
misma, siendo Alemania, Italia, Austria y Suecia los que
representan lamayor parte de esta superficie de cultivo, que en
1.999 se situ en algo ms de 3,3 millones de hec-treas.
Es de destacar, que atendiendo a esta situacin, algunos pases
del norte de Europa, como Sueciao Dinamarca, se estn planteando
incrementar la superficie de cultivo ecolgico para situarla en el
pre-sente ao 2.000 entre el 10 y el 20% de la superficie total
(Brugarolas M., et al 1.999).
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COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
CIRIEC-ESPAA N41/2002
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36JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
En el caso espaol, las superficies de cultivo son todava
reducidas, aunque no obstante, seobserva un crecimiento. Es el caso
de la produccin citrcola, donde segn los expertos consulta-dos, es
previsible que de un 2-3% de superficie de cultivo en la campaa
1.998-1.999, se pasa a un5% en la 2.000-2.001.
Un reciente estudio (Juli J.F., Server R.J., 2000) analiza la
viabilidad del cultivo orgnico frenteal convencional de ctricos.
Los resultados (cuadros 8 y 9) indican que slo en un contexto de
pre-ferencia alta y muy alta, esto es con diferencias superiores en
precio del 30% y 40%, presenta elcultivo orgnico una mayor
rentabilidad, mientras que con la hiptesis de tan slo preferencia,
que secorresponde con la situacin actual, las tasas de rentabilidad
son, como sealamos, favorables al cul-tivo convencional, si bien
las diferencias son reducidas.
Cuadro 8. Tasas de rentabilidad del cultivo de naranjasegn
hiptesis de preferencia
TIR orgnico TIR convencional
Hiptesis 1: Muy alta preferencia 15,29 12,40Hiptesis 2: Alta
preferencia 12,87 12,40Hiptesis 3: Preferencia 10,14 12,40Hiptesis
4: Baja preferencia 6,70 12,40Hiptesis 5: Sin preferencia Negativo
12,40
Fuente: Juli J.F., Server R.J., 2000.
Cuadro 9. Tasas de rentabilidad del cultivo de mandarinasegn
hiptesis de preferencia
TIR orgnico TIR convencional
Hiptesis 1: Muy alta preferencia 25,17 20,94Hiptesis 2: Alta
preferencia 22,62 20,94Hiptesis 3: Preferencia 19,76 20,94Hiptesis
4: Baja preferencia 16,52 20,94Hiptesis 5: Sin preferencia 12,79
20,94
Fuente: Juli J.F., Server R.J., 2000.
No obstante, debe sealarse que el mercado de productos orgnicos
presenta la paradoja de quesi bien los precios de los productos
comercializados como orgnicos son sensiblemente superiores al
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37AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS
COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
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de los productos convencionales, en ocasiones se comercializa
como productos de agricultura con-vencional un porcentaje
significativo, que en el caso de las frutas en general, cifran en
torno al 10%,que en la medida en que la produccin orgnica crezca,
podra incrementarse de no encontrar loscanales comerciales
adecuados.
Por ltimo hay que sealar dos cuestiones que son las que mayor
preocupacin despiertan sobreeste tipo de productos, lo que podramos
denominar sus sombras. Por un lado las notables deficien-cias en la
distribucin de estos productos, ya que todava los grandes
operadores no han fijado suatencin en los mismos dado su escaso
volumen y el nulo grado de asociacin del sector (Seifer,1.997), y
por otro, las garantas sobre dichos productos, lo que se denomina
la certificacin de los mis-mos, que puede enmascarar mecanismos
protectores basados en protecciones a la salud que pue-den tener
base cientfica rigurosa, o que pueden ser simples aagazas para
alejar a los competidoresextranjeros. (Velarde J., 2.000).
El cooperativismo cuenta en Espaa, al igual que en la mayora de
los pases de la Unin Europea,con una larga tradicin en el sector
agrario, si bien su desarrollo empresarial se ha producido con
algnretraso en relacin con los pases de la Unin Europea que cuentan
con agriculturas ms avanzadas.De hecho, son las dos ltimas dcadas,
en las que el cooperativismo agrario espaol experimenta unmayor
avance.
Dos hechos pueden ser calificados como determinantes de la
actual situacin del cooperativismoagrario espaol en esta etapa.
Por un lado el desarrollo de su marco normativo, cuya situacin
plurilegislativa, con 12 leyes vigen-tes en estos momentos (cuadro
10), la convierte desde el punto de vista de su regulacin en un
hechosingular, no slo en el contexto europeo, sino mundial. Eso s,
cierto es que todas estas normas hansupuesto el fortalecimiento de
la consideracin empresarial de la sociedad cooperativa, apostando
porun rgimen econmico, que sin desvirtuar su identidad como
cooperativa, le dota de una mayor com-petitividad como empresa.
3.- El Cooperativismo Agrario Espaol. Susignificacin social y
econmica en cifras.
-
Cuadro 10. Desarrollo legislativo cooperativo en Espaa
mbito territorial Ley Observaciones
Estatal Ley 27/1999, de 16 de julio, de cooperativas Deroga la
Ley 3/1987, de 2 deLey 20/1990, de 19 de diciembre, abril, General
de cooperativas.de Rgimen Fiscal de Cooperativas.
Pas Vasco Ley 4/1993, de 24 de junio, de Cooperativas de Deroga
la Ley 1/1982, Euskadi, modificada por Ley 1/2000 de 29 de junio.
de 11 de febrero.
Catalua Ley 18/2002, de 5 de julio, de cooperativas. Deroga
Decreto Legislativo 1/1992,de 10 de febrero, por el que se aprueba
el Texto Refundido de la ley de Cooperativas de Catalua.
Andaluca Ley de Sociedades Cooperativas Andaluzas, Deroga la ley
2/1985,aprobada por el Parlamento Andaluz el de 2 de mayo.10 de
marzo de 1999.
Comunidad Decreto legislativo 1/1998, de 23 de junio, A partir
de la ley 11/1985, de 25 Valenciana por el que se aprueba el Texto
Refundido de la de octubre, modificada por leyes
ley de Cooperativas de la Comunidad Valenciana. 3/1995, de 2 de
marzo, y 14/1997, de 26 de diciembre.
Navarra Ley Foral 12/1996, de 2 de julio, Deroga la Ley Foral
12/1989.de Cooperativas de Navarra.
Extremadura Ley 2/1998, de 26 de marzo, de sociedades
cooperativas de Extremadura.
Galicia Ley 5/1998, 18 de diciembre, de cooperativas de
Galicia.
Aragn Ley 9/1998, de 22 de diciembre, de cooperativas de
Aragn.
Madrid Ley 4/1999, de 30 de marzo, de cooperativas de la
Comunidad de Madrid.
La Rioja Ley 4/2001, de 2 de julio, de Cooperativas de La
Rioja.
Castilla y Len Ley 4/2002, de 11 de abril, de Cooperativas de la
Comunidad de Castilla y Len.
Fuente: Elaboracin propia.
38JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
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Por otro lado, el ingreso de Espaa en la Unin Europea y la
adopcin de ReglamentosComunitarios, especialmente en relacin con
las Organizaciones de Productores, tambin han favo-recido el
desarrollo del sector cooperativo en Espaa.
As pues, el cooperativismo agrario espaol constituye hoy una
importante realidad, no slo social,sino tambin econmica, ya que
como hemos adelantado ha experimentado un importante
desarrolloempresarial. Baste sealar que en el ejercicio 2000,
983.210 agricultores son socios de alguna de las3.902 cooperativas
existentes, lo que significa que la mayor parte de los titulares de
explotacionesagrarias en Espaa son socios de cooperativas, y que en
torno al 42% de la Produccin Final Agrariase comercializa a travs
de estas organizaciones, cuya cifra de facturacin alcanza, tambin
en elejercicio 2000, los 1,8 billones de pesetas (Confederacin de
Cooperativas Agrarias de Espaa, 2002).
Las ltimas cifras del sector (cuadro 11), ponen de manifiesto su
consolidacin en los trminosreferenciados y su grado de implantacin
en las distintas comunidades autnomas, que se corres-ponde
obviamente con la caracterizacin agronmica de cada una de ellas.
As, en las comunidadescon mayor implantacin cooperativa, los
sectores con una presencia cooperativa importante son losque tienen
mayor peso en la Produccin Final Agraria.
39AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS
COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
CIRIEC-ESPAA N41/2002
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Cuadro 11. Nmero de cooperativas, socios y facturacinde las
cooperativas en 1999 y 2000 en Espaa
N de cooperativas N de Socios Facturacin1
1.999 2.000 % 1.999 2.000 % 1.999 2.000 %
Andaluca 792 783 20,07 235.346 238.750 24,28 413.885 405.630
22,47Aragn 225 205 5,25 105.346 52.797 5,37 77.638 93.215
5,16Asturias 72 75 1,92 20.479 20.246 2,06 103.767 67.312
3,73Baleares 32 39 1,00 6.172 5.849 0,59 9.548 7.043 0,39Canarias
55 38 0,97 12.289 8.150 0,83 19.404 15.700 0,87Cantabria 20 26 0,67
7.740 7.735 0,79 7.448 9.500 0,53Castilla-La Mancha 423 449 11,51
131.678 125.273 12,74 98.519 152.390 8,44Castilla-Len 363 348 8,92
132.453 72.500 7,37 122.024 202.179 11,20Catalua 441 435 11,15
80.214 55.620 5,66 274.758 189.620 10,50Extremadura 362 324 8,30
49.180 49.180 5,00 67.007 75.100 4,16Galicia 195 198 5,07 41.253
48.500 4,93 70.497 128.400 7,11La Rioja 65 42 1,08 8.190 12.080
1,23 6.988 23.551 1,30Madrid 39 35 0,90 14.630 8.650 0,88 11.514
11.200 0,62Murcia 88 85 2,18 22.790 22.640 2,30 59.629 78.520
4,35Navarra 137 179 4,59 24.362 24.720 2,51 87.769 89.254 4,94Pas
Vasco 70 79 2,02 14.425 13.190 1,34 28.221 31.125 1,72C. Valenciana
536 562 14,40 191.542 217.330 22,10 241.623 225.710 12,50
TOTAL 3.915 3.902 100 1.098.089 983.210 100 1.700.238 1.805.449
100
1en millones de pesetas.Fuente: Confederacin de Cooperativas
Agrarias de Espaa, varios aos.
A modo de ejemplo, los sectores hortofrutcola y citrcola en la
Comunidad Valenciana, donde elcooperativismo goza ya de un grado de
implantacin nada despreciable, o Andaluca y Catalua conla ganadera,
frutas y hortalizas y otros productos.
En este sentido, un primer anlisis sectorial nos lleva a sealar
que es el sector hortofrutcola elque cuenta con mayor desarrollo,
si atendemos al volumen de negocio y a su propia estructura
comer-cial, de clara orientacin exportadora (cuadro 12).
40JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
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Cuadro 12. Principales sectores cooperativos en Espaa
Sector Facturacin1
Frutas y hortalizas 601.934Ganadera 385.500Aceite de oliva
206.106Vitivincola 178.050Suministros 166.559Cultivos herbceos
128.300Otros sectores 139.000
1 En millones de pesetas.Fuente: Confederacin de Cooperativas
Agrarias de Espaa, 2002.
Por otra parte, si hablamos de cuota de mercado, adems del
tabaco y arroz, destacan el sectordel aceite y del vino con cuotas
superiores a las frutas y hortalizas, pero con un volumen de
factura-cin y desarrollo empresarial como decamos bastante inferior
a stas, adems de que sus cuotas demercado se reduciran bastante si
hablramos de aceite y vinos de calidad.
Asimismo, debe sealarse el importante aumento en la cuota de
mercado en algunas produccio-nes en los ltimos 15 aos, llegando
incluso a ms que triplicarla en casos como los cereales o la
leche(cuadro 13).
Cuadro 13. Produccin vendida en Espaa por medio decooperativas
(%)
Frutas Hortalizas Cereales Leche
1.986 26 12 10 101.992 32 15 17 161.996 45 15 20 271.999 45
(ctricos) 15 35 45
35 (otras frutas) (25 transf.)
Fuente: Juli J.F., Meli E., 2001.
En cuanto a su organizacin de actividades, las sociedades
cooperativas agrarias espaolas, pre-sentan en muchos casos diversas
secciones para la gestin de las diferentes actividades
comercia-les, transformadoras o de suministros, ya que a diferencia
de otros pases de la UE, como el caso
41AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS
COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
CIRIEC-ESPAA N41/2002
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holands, est muy extendido el modelo de cooperativa
plurisectorial, donde se realizan a veces variasactividades de
comercializacin, incluso alguna de transformacin, y en la mayor
parte cuentan ade-ms con una seccin de suministros y servicios
relacionados con la actividad agrcola a los socios.En algunas
Comunidades Autnomas, incluso se cuenta con una seccin de crdito
dedicada fun-damentalmente a facilitar financiacin a los socios y a
la propia cooperativa, partiendo de los aho-rros que depositan los
socios en dichas secciones, que si bien no han conseguido la
consideracinpor el Banco de Espaa de entidades financieras, en
algunas Comunidades Autnomas, como es elcaso de la Comunidad
Valenciana, Catalua, Extremadura y Andaluca, cuentan con legislacin
espe-cfica que regula su funcin financiera (figura 2).
Figura 2. Organizacin ms frecuente de lascooperativas agrarias
valencianas
Fuente: Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentacin.
1987.
No obstante, y pese al crecimiento importante de su cifra de
facturacin y la disminucin del nmerode cooperativas (en 1986, 4.323
cooperativas conseguan un nivel de facturacin que apenas supe-raba
el medio billn de pesetas, y en el ejercicio 2000, 3.902
cooperativas superan ligeramente los1,8 billones de pesetas), son
las propias organizaciones cooperativas las que estn tomando
concien-cia de que un primer factor de debilidad es su escasa
dimensin empresarial, sobre todo en compa-racin con muchas de sus
homlogas europeas de pases como Dinamarca, Holanda o Francia,
dondecuentan con una mayor presencia o arraigo.
De este modo, y tratando de corregir este factor de debilidad,
se han ido utilizando diversas fr-mulas de concentracin
empresarial.
Durante la dcada de los 80 y 90, se produjo una importante
proliferacin de estructuras desegundo grado (cooperativas de
segundo grado), que en el ao 2000, llegan a 175, con un volumen
42JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
COOPERATIVAAGRARIA
Contabilidad comn Contabilidad independiente
SECCIN DE SUMINISTROS Y
SERVICIOS
SECCIN DECOMERCIALIZACIN
Y/O INDUSTRIALIZACIN
SECCIN DECRDITO
-
de facturacin de 628.085 millones de pesetas que representa ms
del 40% de la facturacin de todoel sector agrario espaol, estando
integradas la mayor parte de cooperativas a alguna organizacinde
este tipo, por lo que pueden ser consideradas como un elemento
clave de representacin social yeconmica del cooperativismo agrario
espaol (Montero A., 1999).
De la mano de algunas de estas organizaciones de segundo grado,
se han iniciado a finales delos aos 90 procesos de fusiones e
integracin en diversos sectores, as como la creacin de
gruposempresariales cooperativos, que liderados por una de estas
cooperativas, y con la participacin tam-bin de sociedades
cooperativas de base y otros partenaires, incluso, en algunos casos
la propia admi-nistracin, han constituido diversas sociedades de
carcter mercantil permitindoles aumentar supresencia en los
mercados, y con ello situarse entre los lderes del sector para
algunos productos. Estesera el caso de ANECOOP en frutas y
vegetales, COREN en carnes y piensos, AGROPECUARIA DENAVARRA, con
cereales y otros productos, ACOR con azcar, y COPAGA en carne y
piensos, todosellos con cifras de facturacin que en el ltimo
ejercicio se sitan entre 200 y 500 millones de euros.
Los procesos de fusiones (cuadro XIV) en estas empresas plantean
sin duda ms dificultades queen las sociedades mercantiles dada la
ausencia de un mercado de valores que pueda servir de referen-cia
tal y como sucede en las sociedades mercantiles a travs de la
bolsa, que les permite establecerun valor de canje de acciones. En
las sociedades cooperativas el proceso es ms complejo y difciltanto
por su propia normativa sustantiva, que en general no ha
desarrollado en la medida de lo nece-sario en su articulado este
punto, como por las caractersticas de su propia base social, poco
cono-cedora y habituada a estos procesos.
43AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS
COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
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44JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
Cuadro 14. Integraciones y fusiones de las cooperativasagrarias
en el ao 2000
Comunidad Autnoma N de integraciones Frmula de integracin
Andaluca 3 2 cooperativas de segundo grado1 S.A. formada por
cooperativas
Aragn 3 3 fusionesAsturias 0Baleares 0Canarias 1 1
fusinCastilla-La Mancha 3 3 fusionesCastilla y Len 1 1 cooperativa
de segundo gradoCatalua 7 7 fusionesEuskadi 0Extremadura 2 2
cooperativas de ulterior grado.Galicia 1 1 fusinLa Rioja 2 1
cooperativa de segundo grado
1 fusinMurcia 3 3 fusionesNavarra 1 1 cooperativa de segundo
gradoValencia 8 8 fusiones
Fuente: Revista Cooperacin agraria. Mayo de 2.001. Confederacin
de Cooperativas Agrarias de Espaa.
Pese a ello, debe reconocerse que en este sector, que cuenta con
una larga tradicin represen-tativa, al estar ampliamente vertebrado
a travs de sus Uniones, Federacin y Confederacin, y conun alto
ndice de asociacin en estructuras de segundo grado, estas
organizaciones han jugado unpapel clave para conscientes de la
necesidad de desarrollar estos procesos, los han animado desdesu
seno, y si bien, todava se est lejos de la situacin de algunos
pases europeos, justo es recono-cer que en los ltimos aos se ha
puesto de manifiesto que la labor desarrollada en este sentido,
haconcluido en un buen nmero de fusiones en la geografa
espaola.
La necesidad de desarrollar un modelo de agricultura deseable,
como indicaba el profesorTamames en el primer Congreso de Economa
Agraria en 1.992, que incorporara al sector agroali-mentario en su
conjunto con el fin de capturar valores aadidos, utilizando el
asociacionismo para inte-grar los procesos de comercializacin,
transformacin e intermediacin, deja clara la necesidad
deldesarrollo agroindustrial del sector cooperativo.
-
Por ello, han sido los grupos cooperativos ms importantes los
dinamizadores durante esta ltimadcada de un proceso de creacin de
sociedades agroindustriales en diferentes sectores,
conservashortofrutcolas, zumos, productos crnicos y cocinados, que
han supuesto una importante presenciade los agricultores a travs de
la participacin de sus cooperativas en estas sociedades, en el
entra-mado agrolimentario espaol. As, pueden citarse los casos de
AGRICONSA, INDULLEIDA, COREN-GRILL S.A., CEVENASA, INTERMALTA,
IVEXSA O COPROLIVA, vinculados en su mayor parte a losgrupos
cooperativos anteriormente sealados (Juli J.F., Server R.J., en
prensa).
Podemos afirmar por tanto, que el cooperativismo agrario es en
cierta medida representativo delsector agroalimentario en Espaa, y
que presenta por tanto los mismos atributos y deficiencias que
elconjunto de empresas que lo conforman. As, las empresas
cooperativas agrarias espaolas, aten-diendo a su tamao medio (nmero
de socios y volumen de facturacin medio), puede decirse queson
empresas por lo general pequeas y medianas, si bien muy extendidas
en el sector agrario espa-ol, estando constituidas generalmente por
pequeos y medianos agricultores. Presentan necesida-des de
desarrollo tecnolgico importantes en algunos subsectores, si bien
han consolidado un merecidoreconocimiento, y en algunos casos
liderazgo, por la calidad de sus productos y capacidad de
res-puesta a las demandas de los grandes operadores de la
distribucin alimentaria, como es el caso delos ctricos y tambin,
aunque en menor medida en vinos y aceites.
Por ltimo, en el orden social, debe apuntarse que las empresas
cooperativas han ido identifi-cndose cada vez ms con el nuevo marco
conceptual que para ellas ha supuesto la economa social,pasando de
una nueva aproximacin al conocimiento del trmino y de su
significado, a una identifi-cacin plena y activa con el mismo,
conscientes de que constituyen la frmula empresarial que mejorse
identifica con los postulados que definen a este tambin llamado
tercer sector de la economa.
De esta forma, las cooperativas entroncan mejor an si cabe, con
el modelo europeo de agricul-tura, cuya identificacin como a veces
se ha sealado, frente a otros modelos de otras reas del mundo,se
basa en su ntima ligazn con la defensa de un modelo social de
economa del bienestar o eco-noma social de mercado, que requiere ms
de una forma de agricultura multifuncional, que exclusi-vamente
productivista.
45AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS
COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
CIRIEC-ESPAA N41/2002
-
Los riesgos de una agricultura societaria, expansiva, de grandes
producciones, con un alto niveltecnolgico (mecanizacin), aplicacin
intensiva de inputs, incorporacin de avances de la biotecno-loga,
como los organismos genticamente modificados (OGM), son mayores en
el marco de una pol-tica agraria de corte productivista, donde la
capacidad de producir marca casi exclusivamente el nivelde ayudas a
recibir. Frente a ellas, las empresas familiares agrarias (EFAs),
que responden mejor aun modelo social de agricultura que evita el
desarraigo de la produccin agraria del territorio, ms iden-tificado
con los enfoques de una agricultura multifuncional, comprometida no
slo con la produccinde productos sanos, sino tambin con el respeto
al medioambiente y el desarrollo rural, pueden sen-tirse
amenazadas, dado que ni el mercado ni las ayudas de las polticas
agrarias actuales, retribu-yen y valoran adecuadamente las
funciones no productivas que esta forma de agricultura
puededesarrollar.
Por tanto, no cabe duda que las empresas que mejor responden al
modelo de agricultura plan-teado en las ltimas reformas de la
Poltica Agraria Comunitaria son las Empresas Familiares
Agrarias,pues al mismo tiempo que evitan el desarraigo de la
produccin agraria del territorio, tambin seencuentran ms
comprometidas con la produccin de productos sanos, con el respeto
al medioam-biente y el desarrollo rural, ya que su propia
naturaleza les obliga a ello. La conservacin de su mediode vida
resulta un objetivo prioritario para las mismas, lo que les lleva a
identificarse de una forma muyclara con los enfoques de la
agricultura multifuncional (Juli J.F., Meli E., Mar S., 2001).
Sin embargo, la supervivencia de este tipo de empresas puede
verse amenazada por diversosmotivos:
Por un lado, ni las ayudas de las polticas agrarias actuales ni
en muchos casos todava el mer-cado, retribuyen y valoran
adecuadamente estas funciones no productivas de esta forma
deagricultura,.
Por otro lado, estas empresas no pueden declararse ausentes del
contexto de globalizacin yapertura de mercados en el que se
encuentran.
Estas consideraciones obligan necesariamente a estas empresas a
cumplir con los criterios deeficiencia de la actividad productiva,
para lo que entre otras cosas no pueden renunciar a los proce-sos
de Investigacin y Desarrollo, y a participar en la comercializacin
y desarrollo agroindustrial desus producciones.
46JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
4.- Las explotaciones familiares, la agriculturamultifuncional y
el cooperativismo
-
Frente a estos ltimos requerimientos parece que el
asociacionismo agrario es sin duda un esla-bn imprescindible para
poder acometer los procesos necesarios que los atiendan, haciendo
viableun modelo de agricultura basado en las explotaciones
familiares agrarias, tal y como el ejemplo euro-peo pone de
manifiesto, donde las cooperativas agrarias han sido el instrumento
bsico para el desa-rrollo de las agriculturas ms eficientes.
Afortunadamente, como vemos, este es el camino que tambin
mayoritariamente estn adoptandonuestros pequeos y medianos
agricultores, pues como ya hemos sealado, el cooperativismo
agra-rio espaol ha experimentado en las dos ltimas dcadas un
importante crecimiento en trminos eco-nmicos, lo que le hace
imprescindible para el desarrollo de cualquier poltica en el sector
agrario.
Las cooperativas agrarias tradicionalmente han mostrado una
clara sintona con la Poltica AgrariaComunitaria de la UE desde sus
inicios, que aumenta en el marco del nuevo escenario del siglo
XXI,mxime si atendemos al deseo de configurar una nueva poltica
europea agrcola y rural, que pretendael modelo de una agricultura
multifuncional, no slo comprometida con producir mejor, con calidad
yseguridad alimentaria, con el medio ambiente, con el territorio, y
con el desarrollo rural.
Pero lo expresado, en el caso de las cooperativas no se queda
simplemente como una declara-cin de intenciones de lo que deberan
hacer, sino que resulta de obligado cumplimiento para stasen tanto
que en los propios principios cooperativos, que son las pautas
mediante las que las coope-rativas ponen en prctica sus valores,
queda recogido el inters que las mismas deben otorgar a
estostemas.
El ltimo de los principios cooperativos tras la redeclaracin de
stos en la articulacin de la iden-tidad cooperativa en 1995, el
principio del inters por la Comunidad, suscita la importancia de lo
apun-tado anteriormente como uno de los valores que deben perseguir
las cooperativas, pues de suinterpretacin se deriva la
responsabilidad de las cooperativas de trabajar a un ritmo
constante parala proteccin medioambiental de las comunidades donde
se encuentran ubicadas (Alianza CooperativaInternacional, 1995). Y
es esto precisamente lo que la nueva Poltica Agraria Comn est
preconi-zando como modelo de desarrollo de una agricultura que debe
estar cada vez ms comprometida conel medio en el que desarrolla su
actividad.
Creemos que la posicin de las cooperativas en este punto es del
todo ventajosa, pues sin dudael poder de influencia sobre sus
socios, que son en definitiva los que tienen que empezar a
aplicaresas tcnicas de cultivo respetuosas con el medio ambiente y
colaborar en el desarrollo de las pobla-ciones rurales, es
enorme.
Ms an, las cooperativas deben orientar a sus socios agricultores
en estas nuevas formas deagricultura, tanto desde la formacin
necesaria en la aplicacin de las nuevas tcnicas, como de
laconcienciacin social que estos sistemas requieren.
47AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS
COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
CIRIEC-ESPAA N41/2002
-
El xito que las cooperativas han cosechado en el establecimiento
de calendarios de produccincon la consiguiente ordenacin temporal
de los cultivos que facilitase un acceso escalonado de la
pro-duccin a los mercados, puede servir como ejemplo de la
influencia que las mismas tienen sobre suspropios asociados.
Pero la tarea de las cooperativas en este campo no slo debe
limitarse al desarrollo de lo hastaaqu expuesto.
Como ya se ha sealado, una de las dificultades que se encuentran
actualmente para el adecuadodesarrollo de las formas de produccin
que cumplen con los requerimientos medioambientales quese vienen
exigiendo, es la inexistencia en muchos casos de canales de
comercializacin adecuadosque sean capaces de retribuir al productor
por el esfuerzo realizado y la labor de conservacin delos espacios
naturales. En este sentido, las cooperativas tienen en su mano el
poder desarrollar estoscanales de modo que el mayor valor de este
tipo de producciones sea devuelto al productor y no quedeen manos
de otras empresas de distribucin cada vez con mayor poder de
mercado.
Es ms, creemos que dado que las cooperativas gozan de una muy
buena imagen entre los con-sumidores como proveedoras de productos
sanos y de calidad, la comercializacin de estas nuevasproducciones,
integrada u orgnica, facilitara este reconocimiento y la aceptacin
por parte del con-sumidor sera con toda probabilidad ms fcil y
eficiente con la consiguiente ventaja que ello supon-dra para el
productor.
En este sentido ya son varias las experiencias que desde el
sector cooperativo se estn desa-rrollando y con unos resultados
interesantes como se pone de manifiesto por el continuo
crecimientode las producciones implicadas en el proceso.
48JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
CIRIEC-ESPAA N 41/2002
-
En los ltimos aos, el desarrollo rural se ha venido configurando
como un elemento clave de lanueva PAC constituyendo uno de los
pilares de la misma, el llamado segundo pilar, que junto al
tra-dicional basado en la regulacin de los mercados y de
sostenimiento de la competitividad agraria, hahecho que una
denominacin ms apropiada y por ello, ya ms utilizada por muchos
autores, sea lade Poltica Agraria y de Desarrollo Rural.
Sin duda, la apuesta por un modelo de agricultura europea
multifuncional, sostenible, unido a lanecesidad de legitimar, como
apuntbamos en el contexto internacional, las ayudas a la
agriculturaeuropea, despiertan un creciente inters por el
desarrollo rural.
Por otro lado, es importante destacar una firme voluntad por
parte de la organizacin coopera-tiva de apoyo a todos los programas
de desarrollo rural, como queda puesto de manifiesto al repasarlos
objetivos fijados para estas organizaciones en el Libro Blanco del
Cooperativismo Agrario querecientemente ha elaborado, en nuestra
opinin con gran acierto, la Confederacin de CooperativasAgrarias de
Espaa.
En este punto pues, conviene plantearse las contribuciones que
al desarrollo rural pueden apor-tar las empresas cooperativas
agrarias.
En primer lugar, conviene recordar que la cooperativa agraria
constituye probablemente la prin-cipal estructura organizada
profesional y estable implantada en el medio rural, ya que estas
empresasestn ligadas incondicionalmente y de forma estable al medio
rural, por lo que juegan un papel fun-damental en la economa local
en las zonas rurales (Baamonde E., 2002).
Por otra parte, en los ltimos aos, las cooperativas agrarias
espaolas han venido tomando unmayor compromiso con la actividad
productiva, asumiendo ms funciones de apoyo a esta actividaden las
explotaciones agrarias con el fin de incrementar su eficiencia,
conscientes de las dificultadesque el modelo productivo que
representan las pequeas y medianas explotaciones familiares
agrariasen orden a su competitividad.
Tambin han comenzado a apoyar el desarrollo de nuevas formas de
produccin ms respetuo-sas con el medio ambiente, lo que por otro
lado resulta lgico si pensamos que estas formas de pro-ducir pueden
significar el desarrollo para ellos de una verdadera ventaja
competitiva dado que ellosmejor que ninguna otra organizacin se
encuentran posicionadas para cumplir las exigencias de la
tra-zabilidad, ya que su actividad comienza desde el inicio del
cultivo en las explotaciones de sus sociospara su posterior
comercializacin o transformacin en los almacenes de las mismas.
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COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)
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5.- Contribuciones al desarrollo rural delcooperativismo
agrario
-
Estas actividades, sin duda suponen una contribucin clara al
desarrollo rural pues no slo llevanparejo una posible mejora de la
eficiencia productiva y del futuro econmico de estas
explotaciones,sino que tambin contribuyen a aportar una mayor
calidad de vida a sus socios agricultores al incor-porar una serie
de servicios que claramente facilitan el desempeo de sus labores, y
pensemos queuno de los problemas del mantenimiento de la poblacin
rural no slo es el menor nivel de renta, sinoa veces las
condiciones e imagen social que supone el trabajo agrario.
Otro problema del mundo rural al que el cooperativismo puede
aportar soluciones es el relevogeneracional, ya que en muchas zonas
donde se hubiera producido un abandono de cultivo, y conl de la
actividad econmica, la gestin de las explotaciones por parte de la
sociedad cooperativa, hasignificado el mantenimiento de la misma y
con ello del empleo rural.
El desarrollo agroindustrial que en muchos casos vienen
realizando algunas cooperativas no sloha servido para capturar
valor aadido a favor de los productores, sino tambin para la
fijacin depoblacin en zonas rurales que de otra forma hubieran
asistido a un despoblamiento mayor.
Tambin el cooperativismo agrario, especialmente en las zonas
desfavorecidas, ha ido liderandoactividades de carcter
complementario que supusieran una fuente adicional de ingresos y de
empleo.As por ejemplo, el desarrollo del turismo rural, y de
productos de nuestra cocina y repostera tradi-cional, que de no
contar con el soporte de una organizacin o de una red empresarial
tendran unadifcil viabilidad econmica a nivel de iniciativas
aisladas o individuales.
Por ltimo, indicar que la participacin del sector cooperativo en
la programacin del desarrollorural, puede solucionar uno de los
problemas que actualmente representa el hecho de que la mayorparte
de las iniciativas partan y sean tuteladas por las Administraciones
Locales que no siempre sonlos gestores ms apropiados, y que pueden
suponer un dficit de iniciativa privada, cuando en la mayorparte de
pases europeos se defiende que este tipo de iniciativas para que
tengan xito y futuro, debenpartir de la propia sociedad, eso s, con
frmulas que garanticen la participacin y el compromiso conel
territorio, esto es, frmulas de economa social, de las que como es
sabido, las cooperativas sonlas ms claras representantes en el
sector agrario (Juli J.F., Server R.J., en prensa).
Ante el escenario descrito cabe plantear como conclusiones
algunas acciones que deberan serabordadas por el cooperativismo
agrario espaol con mayor premura (Juli J.F., Server R.J.,
1999).
En primer lugar y en relacin con la actividad productiva, parece
claro que deben ser las propiasorganizaciones cooperativas las que
fomenten entre sus socios un compromiso con una nueva formade
producir ms eficiente, que persiga la calidad y el respeto al
medioambiente, a la vez que intenteatender a las nuevas demandas de
los consumidores. En el caso del cooperativismo agrario espaol,con
un problema claro de estructura en su modelo productivo, se debe
tratar de transferir tecnologay ms an, animar procesos que supongan
reduccin de costes, esto es, continuar facilitando el
aba-ratamiento en la adquisicin de inputs, pero racionalizando su
empleo, con un asistencia tcnica ade-cuada y favoreciendo el uso en
comn de algunos inputs (equipos de riego, maquinaria, etc.)
50JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO
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Las nuevas formas de agricultura, con canales comerciales todava
no muy desarrollados, y tam-bin porque no decirlo, con una prctica
productiva escasa, hacen necesario que las
organizacionescooperativas vayan adquiriendo un mayor compromiso,
ayudando al agricultor desde un punto devista tcnico, pero adems
intentando establecer canales de distribucin que faciliten la
salida deestos productos.
El aumento del consumo de transformados ha puesto de manifiesto
la necesidad de un desarro-llo industrial en la agricultura. Una
muy buena parte de la produccin agraria se ofertar, cada da ms,como
un producto agroalimentario transformado, y de ah la necesidad de
que las cooperativas agra-rias estn presentes en el sector
agroindustrial, garantizando as la participacin de los
productoresen esta fase de la cadena agroalimentaria, que cada da
va adquiriendo un mayor relieve.
La asuncin de estos nuevos retos con los que se enfrenta la
agricultura y el cooperativismo euro-peo, requieren inevitablemente
unas organizaciones cooperativas eficientes, lo que significa la
norenuncia al logro de aquellos elementos que constituyen las
variables competitivas en un mercado glo-balizado y abierto como el
actual, destacando entre stas claramente la dimensin empresarial,
quedeben alcanzar mediante los diversos procesos de agrupamiento
que ya han iniciado.
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