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A N D R E S L A G U N A , H H M A N I S T A PO R JULIO CALONGE RUI Z Catedrático de Lengua Grieg a del Instituto de Guadalajar a Conferencia dada en San Quirce eI 22 de noviem- bre de 1959 . Estos actos en que Segovia y España por medio de ell a rinden homenaje al ilustre médico y humanista Andrés 'Lagun a con motivo del cuarto centenario de su muerte, no tratan d e exaltar valores imaginarios sino poner de relieve y divulga r aquellos no suficientemente conocidos . Alguien pensará : quiz á que estos centenarios pueden influir poco en la gloria del auto r yen la incor p oración de sus Ir- : :ritos al saber común de . Ja s gentes. Yo creo, no obstante, que en orden al conocimiento-d e las personalidades de primer orden de nuestra historia todo e s bueno ; más aún en un pueblo como el nuestro con . tendenci a a la disociación histórica . Quizá nuestro problema sea la : abru- madora cantidad de: hombres extraordinarios que dió el paí s en menos de una centuria . Para los connacionales tanta exube- rancia excede el dintel de su comprensión y lo atribuyen a exaltación injustificada . Para los extranjeros a veces la perspec- tiva histórica aún no es suficiente, por estar-vinculada esa époc a a problemas que aún no han perdido vigencia . Hay . que reco- nocer, sin embargo, que las espesas telarañas del tiempo so n traspasadas más frecuentemente por rayos de luz que nos vie - nen de fuera . La realidad es que si celebráramos el centenari o de Ios españoles famosos nacidos o fallecidos exclusivament e entre 1500 y 1560, raro sería el mes que nos quedaría vacante . Sucede muchas veces que las aparentes paradojas no so n sino realidades incuestionables . Para todo el mundo es claro empíricamente . que tal tierra es fértil y tal no- lo es . Pero-l o mismo que- el espacio, el tiempo, que es la verdadera dimensió n 45
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Jul 11, 2022

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A N D R E S L A G U N A ,

H H M A N I S T APO R

JULIO CALONGE RUI Z

Catedrático de Lengua Grieg adel Instituto de Guadalajara

Conferencia dada en San Quirce eI 22 de noviem-bre de 1959 .

Estos actos en que Segovia y España por medio de ellarinden homenaje al ilustre médico y humanista Andrés 'Lagun acon motivo del cuarto centenario de su muerte, no tratan d eexaltar valores imaginarios sino poner de relieve y divulga raquellos no suficientemente conocidos . Alguien pensará : quizáque estos centenarios pueden influir poco en la gloria del auto ryen la incorporación de sus Ir-::ritos al saber común de . Jasgentes. Yo creo, no obstante, que en orden al conocimiento-d elas personalidades de primer orden de nuestra historia todo e sbueno; más aún en un pueblo como el nuestro con . tendenciaa la disociación histórica . Quizá nuestro problema sea la : abru-madora cantidad de: hombres extraordinarios que dió el paísen menos de una centuria . Para los connacionales tanta exube-rancia excede el dintel de su comprensión y lo atribuyen aexaltación injustificada . Para los extranjeros a veces la perspec-tiva histórica aún no es suficiente, por estar-vinculada esa époc aa problemas que aún no han perdido vigencia . Hay. que reco-nocer, sin embargo, que las espesas telarañas del tiempo so ntraspasadas más frecuentemente por rayos de luz que nos vie -nen de fuera . La realidad es que si celebráramos el centenari ode Ios españoles famosos nacidos o fallecidos exclusivament eentre 1500 y 1560, raro sería el mes que nos quedaría vacante .

Sucede muchas veces que las aparentes paradojas no so nsino realidades incuestionables. Para todo el mundo es claroempíricamente . que tal tierra es fértil y tal no- lo es. Pero-lomismo que- el espacio, el tiempo, que es la verdadera dimensió n

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humana, tiene sus mojones y sus linderos dentro de los cuale sse desarrollan valores humanos que no se dan fuera de ellos .La única diferencia está en que el espacio es una entidad dada ,mientras que esa dimensión que llamamos tiempo histórico e suna creación humana en la que el hombre mismo se desarroll aa su vez. De aquí que la tierra se analice en sus componente squímico-orgánicos y el tiempo histórico se explique en sus an -tecedentes y se resuelva en su propio acontecer . Esta es la razónde que haya épocas exuberantes y épocas baldías . Hay que te-ner en cuenta que el tiempo histórico sólo es válido para l acomunidad humana que lo crea y se desarrolla en él . Desdeella se irradia a otras comunidades que se conforman al tiemp ohistórico de la que lo ha creado . Estas ya no hacen más que vi -vir pasivamente en éI . Cuando la irradiación pierde fuerza yllega vagamente caracterizada o no llega, nos encontramos co nel campo estéril, esto es, el tiempo cronológico . Pueden coexistirignorándose o enfrentados dos tiempos históricos, pero la ten-dencia humana y la teleología de la civilización se dirigen a evi -tar la coexistencia de dos tiempos históricos y a producir l airradiación total .

Por ello resulta imposible valorar absolutamente a un hom-bre. Es preciso conocer las características de la época en qu etranscurrió su vida. Tratar de juzgarle sin esta premisa, estáfuera de toda posibilidad . La Conjuración de Catitina, de Salus-tio, por ejemplo, es una obra totalmente distinta para los con -temporáneos de Salustio y para el muchacho de hoy que lleg aa traducir sin error todas sus frases . Para aquéllos era una obr allena de interés ; para éste, por buen estudiante que sea, no pasade ser un ejercicio gramatical sin ningún otro valor. Sin embar-go, la persona familiarizada con las instituciones romanas, saltala muralla del tiempo y se coloca en las mismas condiciones d ecomprensión, salvo en lo emotivo-histórico, que los contempo -ráneos de Salustio . En la oposición hombre-cosmos, a las gen -tes ingenuas se les presenta corno maravilloso el dominio de lcosmos, de la naturaleza; mientras que ni siquiera se les planteacomo problema el conocimiento del hombre, esto es, de su acti -vidad en el mundo . Como la dimensión del hombre es el tiem-po, sólo en él puede conocérsela, y este conocimiento será tanto

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más perfecto cuanto más cerca nos pongamos del ambiente his-tórico del hombre a quien juzgamos .

Andrés Laguna fué médico. He aquí una palabra que tieneen su época un sentido distinto al de hoy . La farmacopea entiempo de Laguna era inmensa, abarcaba la totalidad de los rei-nos de la naturaleza en todos sus representantes conocidos yposibles. Existían infinidad de remedios para un mismo sínto-ma. Varios médicos, a la cabecera de un enfermo, podían rece-tar medicinas distintas, siempre que :se apoyaran en autorida-des. No se planteaba discusión sobre el diagnóstico, sino sobreel remedio ; pues el síntoma, que era lo que interesaba, solía re-sultar evidente para todos . Lo único invariable en la palabramédico en cuatro siglos es su función y el ideal deontológico .

Nosotros decimos que Laguna fué humanista, pero previa -mente debemos ponernos de acuerdo para no aplicar esta pa-labra al siglo xvi, como con el mismo valor que a nuestra épo-ca. Hoy el humanismo es casi solamente una profesión ; peroaplicado a aquel siglo es una conformación social distintiva, u ndenominador cultural, hasta un modo de ser, más aún, el fer-mento de una de las mayores conmociones espirituales de l ahumanidad. ¿Es posible aplicar con igual valor esta palabra alas dos épocas?

Hemos visto que dos calificaciones tan precisas, las que hanhecho famoso al doctor Laguna, aquéllas bajo cuyo signo con -memoramos el cuarto centenario de su muerte, suenan con e lmismo sonido y entrañan distinto significado . Es que el lengua-je no es más que una estructura rígida y poco alterable a travé sde la cual sólo el precavido ve deslizarse el sutil flúido de la sformas de cultura, que son, por paradoja, lo único válido en e lpaso del hombre por la historia .

No es cuestión sin importancia conocer si Laguna nació e n1499, como supuso Colmenares, o en 1511, como propone Ba-taillon (1) (la interrogación que éste pone a la fecha sólo quier eindicar una fecha posterior a 1510, pero muy próxima) . En elcaso de que naciera en 1511, tenía seis años en vez de diecioch oa la llegada del Emperador, nueve en vez de veintinuo en la re -

(1) Marcel BataílIon, Le Docteur Laguna auteur du Voyage en Turquía,París, 1958, pág . 5 .

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volución comunera y dieciséis en vez de veintiocho cuando e l«saco» de Roma . Tomando la segunda fecha, al llegar a adultola Reforma estaría consumada . Desde luego que haber vividoen una edad o en otra, esos acontecimientos informaría un apersonalidad distinta . Sin embargo, Laguna no nos dice respec-to a estos hechos nada que nos pueda orientar. Ni una palabr ade los sucesos importantes acaecidos en su vida . ¿Desinterés?De ninguna manera . La carta a Francisco de Vargas, nos reve-la 'su preocupación por los problemas políticos de su época .Quizá por esa simpatía que uno toma por determinados perso-najes, nos gustaría más que hubiera nacido en 1499, pero nohay , por ahora, ninguna razón seria para descartar la fecha pro -puesta por Bataillon. Un dato de especial importancia y que nosda una visión nueva, es el d e que nuestro médico fuera hijo d econverso (1), casi con segurida d ad converso a partí aa del. decretoexpulsorio . Esta situación familiar y personal levo que tene rluna influencia decisiva en muchos actos de la vida de Laguna (2)e informar en muchos aspectos su actitud ante los problema smás vivos de su época . Si bien no voy a tratar de sida d eLaguna, estos puntos son de gran importancia porque ` ;u ma-nera de reaccionar ante determinados acontecimientos depen-dería de la edad en gua se hallaba y de su situación personal .

Laguna va a la Universidad. ele Salamanca, des pués de ha-ber estudiado en esta misma Seg )via Lenguas Clásicas con Jua nde Oteo y Sancho de Villaveses (no citaría estos nombres s iLaguna mismo no hubiera tenida) interés en sacarlos del olvid opara siempre). Esta Universidad, llena de tradición y prestigio ,.ha-sentido la competencia victoriosa de la reciente de Alcalá .Se calculan en cuatro mil los estudiantes de Salamanca v tre smil los de Alcalá, pero hay que observar que Alcalá no 3 teníaFacultad de Derecho por deseo del fundador . El hecho de sureciente creación no dice nacía -p€ara su gloria . En muy pocosaños había igualado y en algunos aspectos sobrepasado a la d eSalamanca. El esplendor cultural de España en la primera mi -

(•) Cf . Bulletín Hisp anigie LVIil, pzg 217, núm . 24.(2) Especialmente el temor a llevar a cabo su proyectado viaje a -Orent l

en 1554, que le hubírra hecho sospechoso ante la Inquisición. .

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tad del siglo xvi está cifrado en estos dos nombres y una buen aparte le corresponde a Alcalá .

En estos debates internos que cada español suele tener paraexplicarse nuestra historia, este medio siglo es el que, junto atanta gloria, presenta tantos matices que continuamente un otiene que reelaborar su concepción anterior para, al fin, n oquedar nunca plenamente satisfecho. ¿Cómo se explica que unpaís que pocos años antes presentaba todos los síntomas dedescomposición interna, en el que todo amenazaba «próximae inminente ruina» según frase de Menéndez y Pelayo, pued acolocarse casi de repente a la altura de los grandes aconteci-mientos de la época? No sólo eso, sino ser la cabeza de ellos.Si al doblar el medio siglo muchos ideales habían fracasado, n oes culpa de España, sino de las vacilaciones de la alta polític ay del empeño del César en concepciones que pertenecían a lpasado .

Hasta ahora pocos historiadores de esta época, por parcia-les que sean contra España, se han atrevido a afirmar que nues-tra contribución haya sido solamente militar, a saber, qu eCarlos se sirvió de España exclusivamente como fuente de po-tencia armada . Algunos españoles lo creen así de manera total-mente errónea. Nuestro país entra como campeón en el con -cierto, o desconcierto, europeo, porque los ideales que sustenta ,aceptados o combatidos, son los vigentes en Europa . En ordena la cultura de la época y ésto es lo importante, veamos sólo u naspecto. Con razón o sin ella, el símbolo cultural de entonces ,el humanista por excelencia, es Erasmo de Rotterdam ; puesbien, los más temibles objetores y los más firmes defensore sde Erasmo son españoles. Por mucha pasión y orgullo naciona lque pueda haber en las Annolaliones de Ziiñiga contra Erasmo,nadie puede negarle firme base teológica y gran conocimientodel latín, griego y hebreo, lengua la última en que Erasmo n oera experto . En cuanto a los defensores a ultranza, un Alfons oValdés o un Juan de Vergara son muestra, entre tantos otros,de la alta calidad del humanismo español en estos tiempos .

¿Cómo de aquella situación de ruina a que aludíamos s epudo llegar tan alto? Caprichos del genio español . En todo caso ,es más explicable esta ascensión que la caída total en menos de

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un siglo después. En esta elevación cuenta mucho la Universi-dad de Alcalá, pero su misma fundación requiere un ambient eprevio . El impulso renacentista, con aislados aunque magnífi-cos representantes en fecha anterior, cobró vigor en la Castill ade Isabel . La Reina misma estudiando latín inducía a ello a todala Corte . Mejor que nada nos lo explica la conocida frase de l aEpislola exhorlaloria a las lelras de Juan de Lucena : «Jugabael Rey, eran todos tahures ; estudia la Reina, somos agora estu-diantes». Así se explica que el Marqués de I)enia con casi se-senta años se pusiera a estudiar latín. ¿Cuál no sería el afán d ela juventud? Lo que hasta entonces había estado en el ambient euniversitario cobraba valor social . Se producía el siempre de-seado fenómeno de la incorporación social de la Universidad .Los excelentes maestros españoles, formados algunos en Italia ,y los extranjeros traídos a nuestras universidades tenían ante s íuna labor relativamente fácil .

Cualquiera que sea la fecha de nacimiento de Laguna, n ose encuentra una Salamanca estática, sino conmovida por l acompetencia de Alcalá, de cuya Políglota se hablaría a cad amomento, o bien por la agitación del humanismo europeo .Laguna va a seguir la carrera de su padre: se gradúa de bachi-ller en Artes. Con este bagaje va a salir de España en una pe-regrinación que va a durar casi tanto como su vida .

He aquí un punto que conviene aclarar . Hasta principio sdel reinado de Felipe 11 es costumbre completar los estudio sfuera de España. Esto venia favorecido por la fama de las uni-versidades y por los extensos dominios del Emperador . Es in-dudable que uno de los factores que in,luyeron en la decaden-cia cultural del país ft.é la orden de que regresaran los qu eestudiaban fuera y la prohibición de que otros salieran .

En París, Laguna es alumno de Danés, Toussaint y Masson ,del Colegio de Francia . Es ahí, o quizá en Salamanca con e ldoctor Enríquez, gran humanista, donde se va a decidir su vo-cación de helenista . Pero tenemos que preguntarnos : este hom-bre que tan poco deja traslucir sus sentimientos respecto a lo sproblemas de su época, ¿por qué puso tanto afán en el griego ?¿Vió ya desde el primer momento esta lengua como el vehícul opara su perfeccionamiento como médico? Hay que descartar la

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posibilidad de que pensara entonces en su obra cumbre, en latraducción de Dioscórides. Al menos por dos razones, porqu enunca pensaría en su juventud en traducciones a la lengua vul-gar (ésta es una inrluencia de su estancia en Italia) y porque l aidea de esta traducción sólo pudo presentársele a lo largo de s uvida de herborizador constante . Además, Mattiolo, el traducto ritaliano y latino de Dioscórides, cita a Laguna «secobiense mmedicum praestantissimum» como uno de los médicos que l ehan ayudado a la fijación del texto . Lo cual puede dar lugar asuponer que Laguna, o no pensaba durante esta colaboració nen su propia traducción, o bien que, científico puro, no vacila-ba en la perfección de la obra ajena, aún al precio de ser mo-tejado por la posteridad, como lo ha sido, de haberla aprove-chado. Nos parece muy dificil en todo caso que la vocació nhelenista de Laguna fuera a un fin preciso tan temprano . Pro-bablemente lo que diremos después apoye este punto de vista .

Veamos un poco más de cerca la función en el humanism ode este griego al que tanto se apegó nuestro médico ; el griegoes la fuente directa de la conmoción espiritual del siglo xvz y l afuente remota, pero inconfundible, del racionalismo posterior .¿Quién hubiera sido Erasmo sin su ironía lucianesca? ¿Hubier apodido ver la luz, sin el griego, el Novun: inslrumenlum cau-sante de tantas polémicas, de tantas pasiones y, por qué no de-cirlo, de tantos males? Descartar la Vulgata de San Jerónim oe ir a la traducción directa del griego ¿no daba paso a la libr einterpretación? Pues por esta ilación tan sencilla nos metemo sde rondón en la Reforma. ¡Qué sabiduría política la de Cisne-ros, quien a riesgo de pasar por mal filósofo, y a pesar de lo sconsejos de Nebrija, prefiere, aún a costa de sacrificar el text ogriego, mantener la Vulgata! No podemos ni imaginarnos la sconsecuencias en el caso de que hubiera obrado al revés . Noolvidemos que los problemas del siglo son éstos y no otros, esa sson sus guerras, en ellos están las vidas humanas .

Quien posee el griego en la época de Laguna, posee la llav eque le da acceso a todos los problemas vivos de su tiempo .Como ya liemos dicho repetidas veces, Laguna no nos dice nad ade ésto, pero tenemos que suponer que un joven observado re inteligente, como él era, intuyó rápidamente esta realidad y

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que su vocación helenista surgió como una necesidad ineludibl edel hombre culto que él aspiraba a ser. En el mismo París em-pieza su labor de traductor del griego . Su primera versión al la-tín fué De phisiononiia de Aristóteles.

De regreso a España nos encontramos a Andrés Laguna e nAlcalá en 1538. En casa del prestigioso impresor Brocar publi-ca el Ocypus y la Tragopodagra de Luciano, junto con el De

mundo de Aristóteles . ¡Qué conjunción más curiosa la de esto sdos autores, cuántas suposiciones podemos hacer! ¿Acaso l epropuso Brocar que tradujera a Luciano y él añadió en el mis-mo tomo a Aristóteles? Haberse interesado por Luciano, auto rde moda en el movimiento erasmista podría parecer significati-vo y más el que lo hiciera en Alcalá . Mas no nos dejemos llevarlejos; no son diálogos sino parodias de comedia de 173 verso sgriegos el Ocypus y de 383 la Tragopodagra . Además, por s ucontenido era lógico que llamaran la atención de un humanist aque era médico. Una cosa es cierta, que en Alcalá tuvo que vivi rplenamente, a favor o en contra, el movimiento erasmista .

Sólo una temporada en Alcalá y poco después su espirituinquieto y la costumbre de viajar de los españoles de entonces ,le lleva primero a Inglaterra y luego a los Paises Bajos, fijand opor fin su residencia en Metz, como médico de la ciudad duran -te cinco años, excepto unos meses que pasa en Colonia . Estosaños son de una intensa actividad . Dejando de lacto el discurs osobre Europa, las obras médicas de creación personal y tam-bién las de asunto turco de que trataremos luego, continúa s upreferencia por los autores griegos traducidos invariablement eal latín: Aristóteles, Galeno y el pseudo Constantino Pogonatos .Esta última obra tiene el interés de ser una serie de rectifica-ciones a la traducción hecha por el médico protestante .lua nCornarius, y también eI de mostrarnos a Laguna no sólo ocu-pado con autores griegos del mundo antiguo, sino también co nlos bizantinos . Estos años de aparente tranquilidad los tendrí aque considerar más tarde como decisivos para su madurez . Es-tas nuevas versiones aumentan considerablemente su labor detraductor . Aunque Laguna no hubiera sido médico famoso ytraductor del Peri hyles ralrilcés (De materia médica), sólo co nlas traducciones citadas, merecería un puesto dentro del huma-

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nismo español . Desgraciadamente estas obras son poco asequi-bles. Bien valdría la pena que alguien se esforzara en estudia ra Laguna corno traductor y humanista con la amplitud digna d esus méritos. Tiene la ventaja, además, este autor, de que a par-tir de los últimos veinte años, se ha convertido en maduro yfácil para toda clase de investigaciones . Nunca estuvo en lassombras, pero hoy brilla con gran claridad .

No olvidemos que hasta esta época no había salido de s upluma nada en lengua vulgar, todo está escrito en latín . Hacerun juicio sobre el latín (le un humanista del xvi, es materia ar-dua para un moderno. Desde las primeras escaramuzas lutera-nas, es la lengua de batalla el vehículo de pasiones desatadas .A la claridad y posarlez del razonamiento, sustituye la violen-cia, el insulto e incluso la inmundicia . ¿Quién se va a parar enpulir sus frases para que sean más ciceronianas? Los italianoshablan entonces del mal latín de toda Europa sin excluir al sa-pientís:mo Erasmo, y los demás europeos que van a Italia sien -ten respeto y declaran que allí se hila muy delgado . No tien enada de extraño. En Italia el humanismo no es evangélico ydesde el norte de Europa se acusa a los humanistas italianos d eser más paganos que los mismos autores paganos a quiene sleen. Lo cierto es que el latín de la época, coa excepción de Ita-lia, no trata de ser más que un medio de expresión claro, pre-ciso y universal. En cada autor está predeterminado por suslecturas preferidas o por moldes conceptuales acuñados .

Vanos a ver unas frases de Laguna del discurso Europ aeau(enÍiroloilrnéne, pronunciado en Colonia el 22 de ener ode 1543: «Potest ne mihi vita iucunda esse, dum ruinas mea-rum urbíum conspicuo? desolationes agrorum? phana combus-ta? erutas aras? vitiatas virgenes? raptos suos adolescentes ?effussum sanguinem? stupra? rapinas? caedes? disciplina sextinctas? cultura divinum negiectum?» . Se ve aquí claramenteal futuro traductor de las Catilinarias, tanto que, a poco qu euno se distraiga, piensa en Catilina más que en las discordia sde Europa . Pero Cicerón en las dos frases que siguen a «cons-picio» hubiera colocado verbo en forma personal, hubiera dad omás rapidez a la frase reduciendo progresivamente la duraciónde los miembros, como muy bien hace Laguna, pero en escalo-

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namiento continuo, sin tanta demora. Tampoco hubiera escrito«saos» en «raptos suos adolescentes» . Este es caso típico de in-fluencia estilística .

Veamos otro . «Ubi nunc lJadrianopolis mea? Ubi Phílio-polis? Ubi Constantinopolis, Thesalonica, Dy rrachium?» . Aquíprevalece un molde conceptual que al terminar la Edad Medi aculmina en las coplas de Jorge Manrique ; pero esta frase tuvoque hacer un efecto extraordinario en los oyentes, porque uni-do ya este tipo de construcción a las cosas que la muerte se hallevado definitivamente, no había mejor manera de expresar l airreparable pérdida para la cristiandad de las ciudades citadas .

Dubler (1) que sigue la biografía de Laguna p or las referen-cias que éste ha dejado en las anotaciones a Dioscórides, supo-ne que, desde Metz, Laguna se dirigió a Prusia Oriental . Esteviaje no se ha realizado jamás . Bataillon (2) nos ha demostradoconvincentemente que Laguna para animar los relatos y dar vi-vacidad a los hechos, se coloca como testigo de narraciones queestán casi del mismo modo en autores anteriores . Así pues, hayque descartar (3) su viaje a Prusia a pesar de esta frase literaI :«Mas lo que yo he podido alcanzar, y lo que puedo afirmarcomo testigo de vista acerca de este negocio, es que en la cost adel Océano Germánico, en la Región de Prusia o Borussia, etc .» .Pero de esta característica de Laguna, corno escritor, volvere-mos a hablar más adelante . El mismo Dubler se encuentra co ndificultades para la cronología de este supuesto viaje .

En consecuencia, tenemos que poner su viaje a Italia a par-tir del verano de 1545, en que terminaba su compromiso enMetz. Esta época de Italia es la de su gran cursas honoram:doctor en Bolonia, médico del Cardenal Mendoza, Caballero d eSan Pedro, Conde Palatino, médico del Papa . Sobre todo sonlos años de elaboración de su obra cumbre : La Materia médi-ca, de Dioscórides .

La Roma del siglo xvI es la ciudad cosmopolita por exce-

(1) César E . Dubler. La «Materia Médica» de Dioscórides, Vol . IV, DonAndrés de Laguna y su época, Barcelona, 1955 .

(?) Bulietin I-lispanique, LVIII, págs . 231-205 y Le Dacteur Lagunaauteur du Voyage en Turquía, págs . 129-152 .

(3) Ver Bataíllon . Balletin Flispaníque, LVIII, pág . 245.

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lencia, rebosante de cultura y vitalidad y, cómo no, también d evicios. Una cosa otra la reconocen todos los contemporáneos .Los ataques luteranos, las ironías eras,listas y las lamentacio-nes de los católicos, son en esto unánimes. La lozana andaluza,de Francisco Delicado, es un cuadro de costumbres de la ciu-dad, pero todo esto revela a la vez su inmensa actividad. Lagu-na Ilega a Roma dieciocho añes después del terrible saqueo ,pero ésta se ha rehecho totalmente . En una época en que laspestes y epidemias y hasta las enfermedades más comunes so -lían asolar una población de cuando en cuando, las calamida-des de las guerras dejaban menor recuerdo en la gentes .

Esta Roma y esta Italia es centro de un humanismo má scuajado y más clásico que el del resto de Europa . En estas ca-racterísticas del humanismo italiano influyen muchas corrien-tes, pero sobre todo, la riqueza de los manuscritos, y por otr aparte la labor de divulgación que había hecho la imprenta ve-neciana de Manucio. Italia y preferentemente Roma, había sid oel punto de atracción de los sabios de origen griego . Allí volvian otra vez, cuando habían salido atraídos icor una llamad abeneficiosa. Demetrio tucas, por ejemplo, después de su estan-cia en Alcalá vuelve a Coma . Es el país de promisión de quientenga verdadera fe humanista . En Italia precisamente se van afundir en una las dos actividades de Laguna . Humanista y mé-dico van a florecer conjuntamente en una sola obra, y por aña-didura Laguna va a ser por esa obra un excelente prosista enlengua castellana . Por eso creemos que su estancia en Italia esdefinitiva para su gloria en la posteridad .- Antes de este viaje era evidentemente un excelente conoce-dor del griego. Pero ¿qué pensar de la critica textual? En l aepoca del humanismo era uno de los puntos fuertes de la Refor-ma, era una cuestión viva de la que todos los días era precisooir hablar. Ahora bien, cosa completamente distinta es hace rpor propia cuenta crítica textual. Tanto más que los humanis-tas del xvi no disponían de los medios lingüísticos y de tradi-ción de que disponemos hoy . Era prácticamente una cuestiónde cultura y de buen gusto más que de técnica . Considerar por -que sí un manuscrito mejor, o más antiguo, podía conducir agraves errores en el establecimiento del texto . Desgraciadamen-.

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te nunca tendremos el aparato critico del Dioscórides de Lagu-na, porque no publicó el texto griego junto al castellano . JJaydos vías posibles : una, restaurar aproximadamente a través d ela traducción las variantes aparentes . Esta labor no se llegará ahacer nunca, porque quizá después de hecha resultaría estéril ,al comprobar influencias en Laguna de otros traductores que in-validarían parcialmente los resultados adquiridos . La otra vía ,de valor muy escaso, es la que el mismo Laguna nos dá en lasnotas marginales en griego referidas generalmente al codice an-tiguo, que en tanto aprecio debía tener, pero que con buen gus-to no siempre acepta .

En este último punto, Dubler, perfecto conocedor del Dios-córides de Laguna, no nos dice tampoco nada, porque no h asido ese su propósito, sino el de colacionar las diferentes edi-ciones en castellano y darnos la mejor con sus variantes . Haelegido la edición de Salamanca de 1570 . De ella nos da en fac-símil reducido la versión y las anotaciones, pero sin índices .A pesar de la reducción se lee con facilidad y todo el que quie-ra gustar esta obra del ilustre segoviano, puede hacerlo en est aedición (1) .

Esta actividad de buscador de manuscritos que ya habí ainiciado en Metz para Galeno, debió ser en Italia intensísim apara Dioscórides. No puedo por menos de preguntar inciden-talmente: ¿Dónde están esos manuscritos? Una cosa tengo po rsegura; por convicción ya que no por documentación. Lo últi-mo que Laguna, como cualquier filólogo, hubiera abandonadoserían sus manuscritos . Que los trajo a Segovia consigo es loque hay que suponer . ¿Se destruyeron? ¿Están lejos de Segovi aen alguna biblioteca? ¿Son quizá conocidos pero no vinculado sal nombre de Laguna? (2) . Lo cierto es que su afán era busca rmanuscritos. Sabemos que Páez de Castro le facilitó uno y queno dejó de acudir a su ascendiente con los cardenales para pro -curarse otros . Tenemos que suponer que algunos viajes a Ve -

(1) César E . Dubler. La «Materia Médica», de Díoscórides. Vol. 111, tra-ducida y comentada por D. Andrés de Laguna . Barcelona, 1955 .

(2) Respecto al códice de Díoscórides utilizado para las «700 correccío-nes» prestado por Páez de Castro, parece que desapare .i5 en el incendio de1671 en el Escorial . Batailloa, Bulletin Hispanique, LVIII, pág . 233.

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necia no tuvieron otro fin que éste y adquirir «simples» pro-cedentes de Oriente . Cuando en la epístola nuncupatoria aFelipe II dice: «Cuán sin duelo gaste la mayor parte de m icaudal y sustancia», aunque él no lo exprese, una parte sería nlos manuscritos .

Pero Laguna no es hombre que se conforme con tene rplantas y códices para su delectación personal . Todas sus fati-gas como herborizador y como filólogo van a quedar plasma-das en esta obra monumental .

No hay más remedio que salir al paso de la opinión quehace de la traducción de Laguna dependiente de la de Matthio -lo. Inicié estas palabras con un aviso precautorio sobre la inu-tilidad de los juicios acerca de un hombre sin colocarse plena-mente en su época . Si con nuestros conceptos actuales y nues-tros puntos de vista de una civilización de lo mensurable, corn odice Bergson, nos ponemos a juzgar a Platón en sus dislatescronológicos, al punto diremos que había perdido el juicioo que era un falsario . ¿Cómo se puede permitir que coloque e nun mismo diálogo a personajes que nunca pudieron reunirse ?Sin embargo, Platón ha sido atacado por otras razones, peronadie le achacó este punto . La razón es que en su época éstaera una transgresión común perfectamente admitida por tod oel inundo. En el caso de nuestro médico nos sucede lo mismo .Si hubiera cometido algo censurable se le habría atacado ense-guida. Su obra no podría pasar inadvertida puesto que las per-sonas más caracterizadas tendrían noticia previa de la publica-ción. Laguna tenia gran prestigio y el español era lengua mu ycomún en Italia. Pero además Laguna habla colaborado co nMatthiolo en la fijación del texto y, por otra parte, él declar aen la dedicatoria, como una cosa normal y admitida, que hatenido presente la traducción de Matthiolo .

Tenemos que renunciar a hablar del castellano de Lagunaporque no es nuestro campo y hemos de tocar rápidamente u ntema importante . Creemos sinceramente que si Laguna hubieraemprendido esta traducción antes de ir a Italia y no se le hu-bieran adelantado, no hubiera entrado entre los autores famo-sos de las letras españolas . Si no se hubieran dado estas cir-cunstancias su traducción hubiera sido latina .

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Tampoco tendríamos su traducción castellana de las Cati-linarias . El prestigio de la lengua vulgar italiana fué ejempl oy estímulo en esos años para que los humanistas españoles cul-tivaran la suya . Pero asombra ver qué maravilla de precisió ny elegancia consiguieron .

Los españoles de los siglos siguientes no se preocuparon .salvo raras excepciones, de sus gloriosos humanistas, pero . . .¿cómo se iban a ocupar si aquí el griego desapareció como po rarte de magia y hubo que amortizar Cátedras en las Universi-dades por falta de matriculados? Cuando esto sucedía en Espa-ña, las Universidades europeas seguían considerando las len-guas clásicas como base cultural insustituible .

La realidad es que Laguna, como tantos otros, vivió siglo sarrimado al olvido, y digo sólo «arrimado», porque al meno ssu Dioscórides fué reimpreso. Pero en este siglo le ha tocad oresurgir y se ha convertido en un autor que excita el interés e ntodas partes .

Precisamente hemos dejado para el final el tema por elque el nombre del ilust r e segoviano ha sido escrito miles d eveces por eruditos en todas partes : la atribución del Viraje deTurquía .

Esta obra, conservada en dos manuscritos de la BibliotecaNacional, fué publicada por primera vez en la Nueva Bibliotecade Autores Españoles, en 1905 . Su editor, Serrano y Sanz, se laatribuyó a Cristóbal de Villalón . En 1919 era publicada de nue-vo en la Colección Universal por Solalinde, quien pone seria-mente en duda que la obra sea de Villalón, pero se limit aa decir que «tendría interés saber a ciencia cierta quién es e lautor» .

La novedad se presenta en 1937 al ver la luz en lengu afrancesa la obra de Marcel Bataillon Erasme el 1'Espagne (1) .No es éste lugar de hacer juicios críticos sobre obras, pero com oconcepción científica y como documentación, es un libro insus-tituible. Pues bien (cito la edición española), en ella dedica elautor nada menos que veinticinco páginas a nuestro Lagun a

(1) Traducción española de Antonio Alatorre. Fondo de Cultura Eco-nómica . México, 1950.

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y le atribuye el Viaje de Turquía . Corno es costumbre en él ,acopia documentación y la razona adecuadamente .

Veamos rápidamente el contenido del Viaje de Turquía :es un diálogo entre tres personajes: Juan de Voto a Dios, espe-cie del «huidero» del Lazarillo, Matalascallando, pícaro típic o ,y Pedro de Urdemalas, mal estudiante en Alcalá, cautivo de lo sturcos y médico autodidacto . Se encuentran en el camino deSantiago, por donde Juan y Matalascallando van pidiendo li-mosna «para los hospitales que hago» ; pero suele la gente da rtan poco que ni para su sustento sacan, con lo que los hospita-les no avanzan . Al reconocer a Pedro, con quien habían estu-diado, que va a Santiago a dejar ante el Apóstol los hábitos co nque ha huido del cautiverio, le piden que les cuente sus aven-turas, a lo que Pedro accede . Poco a poco se van caracterizand olos personajes : Juan, que suele traer reliquias de Jerusalén que -da al descubierto cuando afirma que esta ciudad es un puert ode mar.

La obra no tiene nada de herético, aunque está más allá delo erasmista por la crudeza de muchas censuras . Pero hay qu etener en cuenta que con la misma crudeza se tocan otros pun-tos que son propiamente nacionales y que no tienen nada qu ever con el erasmismo .

El diálogo, sin perder nunca la gracia, es duro, de contras -te, con bruscos enfrentamientos de ideas . Es, evidentemente ,una gran obra de nuestra literatura, que, probablemente, n osaldrá de los eruditos y los buenos aficionados . Presenta temascasi inéditos en la literatura de la época que nos ha llegado y es,al mismo tiempo, por contraposición, un cuadro de costumbres .

Pero bien ¿por qué se ha atribuído esta obra al doctor La -guna? Pues, porque es indudable que el autor era médico, quesabía griego, latín, italiano y otras lenguas, tantas como Laguna ,aunque no se identifiquen ; porque el autor ha recorrido Euro -pa, si bien en la narración no se dice . (¿Cómo, si no fuera así ,se iba a atrever a hacer una afirmación tan tajante como la quehace sobre la Gramática de Nebrija un hombre que venía d eTurquía?). Porque Pedro de Urdemalas recibe un doctorado enBolonia, igual que el doctor Laguna, y porque éste a principio sde 1543 publicó en Colonia la «Narración de los hechos que

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acontecieron en Constantinopla en el año 1542» y juntament eotro «Sobre el origen de los turcos)) .

Intencionadamente he hecho con los que me escuchan u npoco (le lo que hace este problema con todos los que lo toque nsin prejuicios . Tengo que confesar que mis situaciones de segu-ridad plena, unas veces a favor de la atribución, otras en con-tra, han sido más frecuentes que las de duda. Hay una cosa real ,y es que Bataillon ha encontrado base suficiente para hace resta atribución, que podría no ser afortunada, y que sus obje-tores, aunque tuvieran razón, no dan argumentos tan válido scomo los de aquél .

Veamos la historia de estos hechos . En la reseña que hizoSchevill del Erasme e( l`Espagne en .1939, en Ilispanic IReviety ,

negaba la atribución fundamental por razones de estilo . Batai-llon responde que todo autor puede modificar su estilo acomo-dándolo al tipo de obra que escribe, que el caso no es infre-cuente y que en esta ocasión hay más motivo, puesto que e lautor no quería que la obra se reconociera como suya inmedia-tamente . En 1951, el P. Ricardo G. Villoslada (1), rechaza l aatribución, pero, entre unos argumentos buenos y otros frági-les, comete el error de aferrarse a la teoría autobiográfica qu edesde luego no es necesaria y que se sustenta con menos firme-za después de la segunda o tercera lectura atenta de la obra (2) .Llama al Viaje (le Turquía, «creación genial», en caso de no se rautobiográfica . Entre tanto Bataillon trabaja sin cansancio ; en1951-52, dedica en el Colegio de Francia el Curso de los vierne sa documentación y elaboración literaria del Viaje de Turquía .

Tal es el interés suscitado que en Berkeley (California), u ndoctorando, William L. Markrich, prepara y presenta una tesi stitulada «Viaje de Turquía» . En ella rechaza también la atribu-ción. Bataillon celebra que las concienzudas investigaciones de lnuevo doctor le hayan suministrado tantos datos para susten -

(1) En Historia General de las Literaturas Hispánicas, II, págs . 373 8 3y 385-87 .

(2) El P. Villoslada escribe antes de la publicación de la Matrícula de lo sjudíos de Segovia, a que se hace referencia a continuación . Por cierto, en l apág. 379, por evidente errata, llama a Laguna «Zamorano», sí bien en la 38 5dice «humanista de Segovia» .

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tar su propia atribución a Laguna. Finalmente, por no hace resta relacion más larga, en el tomo 4 .° de la obra de. Dubler, ElDoctor Laguna y su época, se rechaza también la atribución po rrazones de carácter e inclinaciones político-sociales del ilustr esegoviano (1) . En 1958, Bataillon publica Le Docleur Lagunaauleur du Voyage en Turguie, libro en que, reedita algunos ar-tículos ya publicados en revistas . Interesa especialmente el es-tudio: Laguna coulcur a la prenuere peronne, en que explicalos textos con cata particularidad anteriormente publicados e nel Bulle/in Ilispanirlue . Ha llegado a conclusiones evidentes ,como la característica del doctor Laguna de citar como hecho spresenciados por él, narraciones tradicionales o relatos recogi-dos de oído . Por esta razón no admitirnos antes el viaje a Pru-sia, a pesar de la expresa afirmación que hace Laguna en e lDioscórides de babel' visto el Océano Germánico .

Hechos de esta índole, el cotejo de la dedicatoria del Viajey otras muchas razones convincentes, nos llevan a creer que l ainiciativa está en manos de Bataillon . No quiere decir esto qu evaya a prevalecer su opinión forzosamente, pero sí que los pa-sos seguros los da él, a pesar de las enormes dificultades que s eoponen a su tesis .

Con todo esto quien ha ganado, ha sido la gloria del doc-tor Laguna, que desde Segovia y España, nuevo peregrino com olo fué en vida, ha pasado las fronteras de la fama para ser. ad -mirado en todo el mundo . Tardía pero remuneradora compen-sación del inmerecido silencio de tantos años, en que los can -tos a sus méritos no se oían más que al calor de esta Segovi acuyo nombre llevó él orgulloso por toda Europa .

Estoy seguro de que dentro de cien años, quizá en esta mis-ma nave de San Quirce, se reunirán los representantes de otrageneración para celebrar el centenario de un Andrés Lagun aaún más preciso, más igual a sí mismo que el que hoy nos e sdado a conocer . Pero sus primeras palabras serán de recuerd opara este centenario que tanto estimulará la investigación sobr e

(1) Dubler, que también escribe antes de ser pub'ícada la Matrícula d elos judíos de Segovia en 1510 del manuscrito Egerton, 'ignora que Laguna e shijo de converso y le supone de la nobleza casstellana . Para la mat,ículs ,cf. Bataíllón, Bull. Hísp . LVIII y Larlos, Nobiliario de Segovia, 529-554 .

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el ilustre segoviano. Dacio el empeño intemporal de las labore shumanas, creo que estos actos de ahora son celebración de lcuarto y preparación del quinto centenario de un español ilus-tre, que nació en Segovia, que no pudo, cuanto quiso, colma rsu sed de viajar y que «sibi morituro» preparó el hogar de pa zpara sus restos, en la iglesia de San Miguel de esta ciudad .