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19021115_LA REVISTA BLANCA

Mar 03, 2018

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    L R E V IS T B L N C

    S O C I O L O G A , C T E G JA T A R T E

    Ao

    V I

    Nim. 105

    illislriiciiii: Cristbal

    Boru. 1 Madrid 15 Noviembre 1902

    tSa evolucin e a t^iosofa en Cspaa.

    -Miguel de Unamuno.

    Las almas Cfliuplcjas: difiailtades q ue se les >resc??la para realizar

    obras imperecederas.

    La duda y la loiiiplejidad.Simplicidad y certeza.

    Los fanalis-

    mos en la obra del progreso.

    ,Si es difcil clasificar M iguel de U na ni un o cn nio jie nsa do r, es fcil enc on tra r en sus

    ideas porciones de tfidas las doctiinas

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    L REVIST BL NC

    la obra del autor que nps ocupa, y publicar lo que l mismo nos cuenta del gnesis de sus

    ideas y de la influencia que otros pensadores ha n ejercido en su intelecto, para que el lec-

    tor lo coloq ue, en ideas filosficas y sociales, donde estime justo .

    Es de muchsima im po rtad a el documento que ahora van leer nuestros lectores,,

    tanto por su contenido como por la sinceridad que rebosa.

    Miguel de Un am uno podr carecer de ideas slidas, claras, dete rminad as; pero e s

    una bella persona, un corazn de nio y un talento extraordina rio, merecedor y afano-

    so de amistades.

    Despacio, atencin y pensamiento:

    Sr. D. Federico Urales.

    Muy seor mi y estimado amigo: La verdad es que con sus dos preguntas me pon e

    usted en un aprieto, pues para contestarlas debidam ente me sera p reciso trazarle aq u

    una autobiografa, cosa siempre enojosa y nunca exenta de peligro. Tendra, adems, el

    inconveniente de tener que dar ciertos ro deos para explicarle algtmas cosas, pues co-

    nozco bastante bien las ideas de usted, que si me parecen muy justas en cuanto afirman^

    no as en cuanto niegan. Respecto al cristianismo, verbigracia, creo que est usted

    muy equivocado , juzgndo lo por el ascetismo medioeval por el catolicismo, que en el

    fondo rien con l. Pero n o se trata ahora de esto. Voy, pues, contestarle como mejor

    Dios me d entender.

    Fu mi niez la de Un nio en deble (aunque nunc a enfermo), taciturno y melanc-

    lico, con un enorme fondo romntico, y criado en el seno de una familia vascongada de

    austersimas costumbres, con cierto tinte cuquero. A mi padre no le he conocido; muri6

    teniendo yo seis aos. La influencia ha sido, pues, de mi madre. Fui de chico devoto en

    el ms alto grado, con devocin que picaba en lo que suelen llamar (mal llamado) misti-

    cismo. Pero la vez me daba p or leer libros de controversia y apologa religiosa y por

    querer raciocinar lili fe he redada impuesta. En el Pachico de mi novela

    Faz en la

    guerra

    he puesto no po co de mi propia vida. Cua nto digo en las pginas 59 y 60 de tal

    tiovela, es rigurosamente exacto y pinta mejor que n ada mi estado de espritu entonces .

    Cu ando llegu Madrid estudiar, el ao 80, teniendo yp diecisis, iba en ese estado de

    nimo y as m e conserv mis dos primeros aftos de carrera. Prosegu en m i empeo d e

    racionalizar mi fe, y es claro, el dogma se deshizo en mi conciencia; Quiero decirle con

    esto que mi conversin religiosa (tal es su nom bre) fu evolutiva y lenta, que ha bien do

    sido un catlico practicante y fervoroso, dej de serlo poco poco, en fuerza de intimar

    y racion alizar mi fe, en puro bu scar bajo la letra cat lica el espritu cristia no. Y un da,

    de carnaval (lo recuerdo bien), dej de pronto de oir misa. Entonces me lanc en una ca-

    rrera vertiginosa travs de la filosofa. Apren d alemn en H egel, en el estupendo^

    Hegel, que ha sido uno de los pensadores que ms honda huella han dejado en m. Hoy

    mismo creo que el fondo de mi pensam iento es hegeliano. Luego me enamo r d e

    Spencer; pero siempre interpretndole hegelianamente. Spencer, de vasta cultura, es.

    com o metafisico muy tosco. Y siempre volva mis preocup aciones y lecturas del pro -

    blem a religioso, que es el que m s me ha preoc upad o siempre. Bastan te ms tarde le

    Schopenha uer, que lleg encantarm e y que ha sido, con H egel, de los que ms hond a

    huella han dejado en m. En otro respecto, Carlyle, no por sus ideas, que me parecen de

    una estremada pobreza y nada originales, sino por su manera de exponerlas, por su es-

    tilo impetuoso. Carlyle ha sido acaso quien ms ha contribuido que encuentre yo mi

    propio esfilo.

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    Pero tanto ms que de filsofos pensadores he sufrido la impresin de poetas,

    del gran Leo pardi (me le s casi de memoria) ante todo, y de la lrica inglesa (Words-

    "worth, Coleridge, Burns, etc.), que es la qu prefiero.

    Difcil me sera puntualizarle los orgenes de mi pensam iento, porqu e en un perodo

    de diez doce aos, del 8o al 92, le enormemen te y de cuan to me caa en las manos,

    sobre todo de psicologa (de psicologa fisiolgica, W undt, Jame s, Bain, Ribot, etc.,

    que he hecho unas oposiciones) y de filosofa (he hecho otras metafsica), aparte de mis

    estudios filolgicos. Pero siempre he ledo de todo , fsica, qum ica, fisiologa, biologa,

    hasta matemticas. No hace mucho estudi geometra proyectre pura.

    H ar cosa de cuatro aos atrave una crisis ntima de que sera largusimo darle

    detallada cuenta. Fu un perodo de terribles angustias, que reflej en mi Nicodemo (en

    sayo que no revela mi actual estado de espritu, sino el de entonces). Bajo aqu el golpe

    interior volv quise volver mi antigua fe de nio. Imposible A lo que realm ente he

    vuelto es cierto cristianismo sentimental, algo vago, al cristianismo del llamado protes-

    tantismo liberal, al de los Baur, Harnck, Ritschl y la tan simptica escuela francesa de

    Ren n, Rville, los dos Sabatier, Stapfer, Menegoz, etc., la direccin que marc

    Scheliermacher.

    E n otro orden de cosas, mis lecturas d e econ oma (ms qu e de sociologa) me hi

    cieron socialista, pero pron to com prend que mi fondo era y es, ante todo, anarqu ista.

    Lo q ue hay es que detesto el sentido sectario y dogm tico en que se toma esta denomi-

    nacin. El dinamitismo me produce repugnancia, y la propaganda de violencia, retrica.

    Un Bakunine me parece un loco peligroso. El anarquismo de un Ibsen me es simptico,

    y ms an el de un Kierkeg aand, el poderoso pensador dans de quien ante todo se ha

    nutrido Ibsen. Y Tolstoi. Tolstoi ha.sido una de las almas que ms hondamente han sa

    cudido la ma; sus obras han dejado una profunda huella en m.

    Me creo, no s si con razn, un espritu bastante complejo; p ero podra sealar

    Hegel, Spencer, Schopenhauer, Carlyle, Leopardi, Tolstoi como mis mejores maestros,

    uniendo ellos los pensadores de direccin religiosa y los lricos ingleses. Pero le,repito

    que en el torrente de mis lecturas me es muy difcil sealar las influencias. De espaoles,

    desde luego le afirmo, n inguno . Apenas he recibido influencia de escritor espaol a lgun o.

    Mi alma es poco espaolar

    Lo que cada da se me arraiga ms es mi repugnancia al sectarismo, las opiniones

    exclusivistas, los afirmativos, los que trata n de igno rante , chiflado, db il al que

    como ellos no piensa. Apre nd de mi maestro Hegel buscar el fondo en que ios con

    trarios se armo nizan. Los que lo ven todo claro son espritus obscuros, me deca hace

    unas tardes el g'ran poeta portugu s Guerra Jun que iro. No leo los escritores agresivos,

    cortantes, afirmativos, de batalla. Creo que h acen su obra, pero que es obra muy pasaje

    ra. Y como no me siento un luchador de avanzada ni un propagandista, me quedo aqu,

    en este retiro. Doy toda mi labor de publicista socialista y en ciertps respectos ana r

    quista (cuando colabor en la iencia Social) por mi Paz en la guerra, donde puse m i

    espritu. La sequedad intelectual, sin fondo de sentimiento, me da miedo; el arte docente

    y al servicio de un ideal poltico econmico, me es sospechoso. Sin ser un esteta, antes

    bien detestando el esteticismo, detesto ms an el antiesteticismo. Amo sobre todo la

    vida interior (el Thsordeshumbles, de Maeterlinck, me encant). Adentro expresa este

    estado de nimo. \

    Estoy seguro de haberme dado comprender de usted, piles aunque diferimosex

    toto

    dimetro,no nos falta un fuerte fondo comn y buena fe los dos. De lo que protesto e s

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    de que me crean un dbil un neurastnico . Gozo hoy de una salud prueba de

    bom ba, y de un excelente vigor fsico. A correr y saltar, respirar y digerir me p ongo

    con los mejores. Esas explicaciones de ciertos estados de conciencia ])or desequilibrio

    fisiolgico debilidad, m e parecen de una superficialidad aplastan te. Es como si yo ex-

    plicase ciertos dogmatismos sectarismos (hay el dogm atismo del antidogmatismo) po r

    endurecimiento cerebral.

    Usted sabe que es su amigo. Miguel de Unam uno ^

    Es intil discutir el contenido de la coarta que acabam os de leer, po njue no se trata de

    eso;

    se trata de algo ms importante: de presentar nuestros lectores las fases del pensa-

    miento espaol. El documen to del catedrtico de Salamanca, que indudablemente ser

    objeto de muchos comentarios en los centros cientficos intelectuales, es de una since-

    ridad acreedora toda clase de respetos

    hasta gan a las simpatas de los que, como nos-

    otros, creemos q ue encima de todo ideal poltico y filosfico debe colocarse este fondo

    de vida y de bondad que une los hombres en el deseo de ser tiles los dems y en el

    de ser por todos apreciados y queridos.

    Del contenido de la carta de Miguel de Unafnuno, de mucho mayor mrito filosfico

    y moral que la mejor de sus o bras, un psiclogo podra d educ ir los siguientes fenme-

    nos intelectuales.

    Un a renovacin de fe religiosa q ue va del catolicismo intolerante al cristianismo

    sincero y bondadoso. FJS la evolucin que realizan todos los espritus sinceram ente er e.

    yentes en los pases dominados por el violento y agresivo dogm a ca tlico.

    Un misticismo que se manifiesta siempre y en cualquier perodo^ de la evolucin filo-

    sfica, socialista y religiosa de nuestro autor y en cualquier estado de sus crisis men-

    tales.

    Un pesimismo refinado, producto psicolgico de las almas complejas y aristocrticas.

    La p rincipal base de este escepticismo es duda r de las buenas condiciones del homb re,

    de todo hombre. Hay que suponer que el temperamento de Unamuno deba estar predis-

    puesto para sentir y juzgar en sentido pesimista el mu ndo, los hombres y las cosas; pero

    es induda ble que He gel y Schop enhauer, dos metafsicos pesimistas, le influenciaron en

    aquel sentido.

    Un constante cambio de ideas en todos los rdenes, que puede constituir cierto fen-

    meno de anormalidad permanente: el de vivir en una contradiccin perpetua en cuanto

    las ideas de aplicacin social, en las que, sin embargo, queda siempre inalterable el fondo

    de amor, propio de los msticos as religiosos como ateos.

    Un sentido tico con caracteres decadentistas, tales como suavidad, debilidad y forma

    n oposicin las lneas fuertes, enrgicas y hondas.

    Creemos que estas manifestaciones se deducen del escrito de Miguel de U nam uno,

    interp retan fielmente su estado psquico. Este estado psquico constituye una de las in-

    teligencias espaolas ms complejas y uno de los fenmenos ms raros que se han pre-

    sentado en el mundo de la psicologa.

    La m entalidad del Rector de la Universidad de Salamanca flota en todas las atms-

    feras, en todas las ideas, en todos los sistemas y de todos se escapa.

    Para anarquista, le sobra espritu religioso y le falta ver claro Para socialista, le sobra

    independencia. P ara catlico, amor y pensamiento. Para ateo, le sobra la esencia de su

    ser. Dond e estara mejor, au nqu e no con absoluta propieda d, es en el anarqu ismo msti-

    co,

    lo Tolstoi; en el anarquismo cristiano,

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    Muchas de las excelentes condiciones que rene Miguel de Unamuno son una dificul

    tad para ser algo, si por algo entendem os un rango superior sabio oficial en un pas

    donde todos los cargos, hasta los cientficos, se obtienen por medio de la poltica y del

    favoritismo.

    Los que lo ven todo claro, son espritus obscuros, me deca hace unas tarde el gran

    poeta portugus Guerra Junqueiro. Y lo que le dijo Unam uno el poeta portugus, de

    bi parecer un axioma psicolgico al atedrtico de Salamanca, porqtie el alma del cate

    drtico de Salamanca lo ve todo obscuro, indefinido; el color que sobre la luz meridiana

    esparcen las almas complejas. Por eso precisamente las almas compleja.s no tienen obra

    en la historia humana. Maos en una de transformacin social, ven la silueta del hombre

    ignoran te y m alo y desisten dfe emprenderla. M anos en una em presa de purificacin reli

    giosa, ven la crueldad del fantico y desisten de llevarla trm ino. M anos en una ob ra

    de regeneracin poltica, ven al parsito del Estado y rasgan sus cuartillas enmudecen su

    lengua. Y por ca da empresa se les presentan cien obstculos; por cada obra, mil dificulta

    des;

    por cada proyecto, dos mil dudas.

    i Eso les ocu rre todas las almas complejas; ven dem asiados aspec tos de un mismo

    asunto y no se deciden por ninguno. Despus llaman su falta de voluntad y de energa

    libertad de conciencia.

    Las grandes obras humanas se deben las almas simples, los que lo ven todo de

    un color: claro; de una sola direccin: recto; de un solo aspecto: llano y fcil. Xo dudan

    y obra n; no dudan porqu e la clara luz de su lnea recta envuelve en la obscuridad Ibs

    escollos del camino, con los que, sin emba rgoj tropiezan aijuellos que ven el cam po, el

    el mar y la mo ntaa, pero los ven de un color negruzco que oculta la hermosura y enti

    bia los nimos.

    El mundo es obra de los hombres de accin, de los solitarios, de los de voluntad po

    derosa que luchan y ren fija la mirada en un fin, en un ideal, en un propsito, y la psi

    cologa de todos los luchadores es simple, no compleja.

    El qu e de un problem a moral social ve varios aspectos, escribir muc hos libros,

    pero no har una obra imperecedera.

    Grandes caracteres se llaman aciuellos que, dolados de una energa superior y de un

    alma simple, han acumulado todas sus fuerzas en una obra.

    Las lneas rectas llegan siempre, antes que las curvas, un punto dad ovla s curvas al

    gun as veces no llegan, po rque se pierden en el cam ino ideaban las fuerzas antes de lle

    gar al fin. ^- .

    ^ .

    ',.-'^'' ;-'-

    \ r \ . '

    ;; Los defensores acrrimos, declarados, inmutables de una causa justa y difcil, son los

    caracte res enteros, de una pieza. '

    La coihplqidad va acompaada de la duda, la indecisin y la incertidumbre.

    ; El carcter simple no puede obrar ms que en uno en dos sentidos, pero en estos

    Sentidos realiza algo artstico, cientfico filosfico que es inm ortal po r su gran deza.

    El carcter complejo, dotad o de condiciones para obrar en diferentes sentidos, se

    pasa la vida pensando qu direccin debe seguir. ^

    De las almas simples nacen los fanticos, es cierto, pero al jprogreso hum ano le sirve

    mejor la accin violenta del fantico, en uno en otrp sentido, que la indolencia, la pa

    sividad que producen las dudas y las obscuri

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    LA REVISTA BLANCA

    L I B E R T A D

    Original de la joven holandesa sefiorita Dtil

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    L A I S L A I G N O R A D A

    Faleres, al entrar en despacho del contralmirante, salud, y despus de una mud a

    bienvenida sentse cerca de la mesa ministrode resplandecientes molduras. Desde las al

    tas ventanas, por encim a de la cabeza de su jefe, vea toda la rada, los gran des acoraza

    dos flotando en el agua, las puntas de las blancas velas y la dilatacin del horizonte hasta

    lo infinito. Sus ojos de soador vagaron en la claridad dilucidad a del cielo m arino; la

    izquierd a, los aparejos de un bu qu e de treg palos le produjeron una sensacin d el pasa

    d o , de las navegaciones ^antiguas, largas y peligrosas, go'bernadas por el viento.

    La voz del almirante que le hablaba suspendi su pensamiento. Djole aqul:

    Querido nio, le he llamado para despejarle la cabeza.

    ~De verdad, seor almirante?

    S;soy amigo de su pad re, conozco usted desde nio, y ine intereso por usted.

    Claro que esto no ser una razn ni mu cho menos pa ra que yo pue da ser severo, pero

    antes de ir ms lejos, deseo me d cuenta del motivo que pueda haber de las quejas que

    se han formulado contra usted.

    Coloc sobre sus labios la punta de un cortapapeles y mirando fijamente al marino

    dijo:

    El comandante Raimundo de Morales, con quien ha hecho usted la travesa del Pa-

    -cfico sobre la

    Juno

    est descontento de usted. No es que no le estime como muy cum

    plido y buen oficial; no es que no reconozca las cualidades de energa moral y fsica que

    adornan usted, pero se queja de las singularidades de su carcter y, lo que es ms gra

    ve ,

    de una casi negativa de obediencia de la que

    sfe

    ha hecho usted cu lpable.

    Faleres contest tranquilamente: V -

    Ya s; es el asunto de las Marquesas...

    Al ver su tranquilidad, el almirante se enoj.

    Precisamente; y yo no tomo la cosa con tanta tranquilidad , como parece la toma

    usted. Veamos; el 25 de Septiembre fu usted enviado con una misin con un bote y seis

    homb res para reconocer un grupo de islotes dependientes del archipilago de las Mar-

    quesas que hasta ahora no haban sido visitados ni, por consecuencia, descritos; usted ha

    dado cuenta perfectamente de su misin, usted ha presentado notas topogrficas excelen

    tes, usted escribi un a informacin q ue ha sido insertad a en la

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    cer las corrientes del archipilago y marcar las notas indispensable para guiarse en ese.

    laberinto; pero pretexta usted una enfermedad y luego solicita una licencia. El coman

    dante Ra imu ndo no me ha ocultado que iba dirigir con este motivo una informacin

    al m inistro de Marina; mientras tanto, conociendo el inters que tengo por usted, me han

    rogado le hable y que exija de usted una justificacin de su con ducta; esta justificacin

    la es}>ero; sepa usted que estoy dispuesto escucharle favorablemente, pero juzga rle

    con severidad si sus eJcpIicaciones no me satisfacen.

    Faleres levanta sus ojos soadores que miran en la inmensidad de la bveda griscea

    del cielo, y dice, como escuchando una voz interior:

    Almirante, voy exponerle la verdad, toda la verdad: usted m juzgar bien mal.

    Part, en efecto, el 25 de Septiembre con un bote aparejadoen barca, peroque por razn

    de las corrientes que reinan en las islas march casi siempre remo. Vi algunas tierra s

    en don de l nocin de los europeos haba p enetrad o. lx>s salvajes que las habitan estn

    en un estado de barbarie espantosa: la borrachera , el juego, el rob o, las pasiones m

    odiosas y ms viles les dominan despticamente. Esas horda s salvajes, dom inadas bajo

    el yugo de jefes armados de viejos mostiuetes debidos nuestra largueza, no tienen otro

    consuelo y otro recurso que el alcohol horriblemente ad ulterado que les ha sido vendido

    por los negociantes ingleses. En algunas conversaciones que pud e tener con los indgenas,

    un nomb re rae enterneci y que pronu nciaban aquellos seres con pesar, como el de una

    patria perdida de u n bien renunc iado. Algunos me m ostraron el Oeste con gesto vago y

    desolado repitiendo Hawaiki, Hawaki. En maoresta palabra significa: El pas de la

    abund ancia. La informacin que yo persegua se haca bastante difcil; medida que mis.

    investigaciones resu ltaban ms precisas, la luz se haca m s confusa, se ocultaba. En fin,

    gracias algunos litros de ron, por un viejo jefe conoc la existencia al Oeste de una tie

    rra que ellos consideraban como su lugar de origen. Una noche, con gran misteriopor

    que l estaba bautizado^ y era cristianom e mostr el prom ontorio sagrado d e do nde

    Ios-

    dioses h b n descendido

    los dioses venan del Oeste con las hordas salvajes, de la tierra

    bendita de la abundancia: Hawaiki, Hawaki.

    Resuelto enco ntrar la isla perdida en la leyenda, me puse la vela con una brisa

    larga que nos condujo rpidamente alta mar. Np habam os a n corrido cuatro ho ras

    cuand o las olas iban ya romperse sobre una arenosa playa. A medida que avanzb am os

    los perfumes n os acogan, frescos y ligeros com o caricia s, la verdura de las selvas se ex

    tenda sobre la superficie de las olas, ruidos armoniosos encan taban nuestros odos, y

    cua ndo an clamos, mucha gente sali de entre los rboles recibirnos cantando y bai lan do .

    Pas all los ocho das ms dulces y ms nobles de mi vida.

    VA

    isla venturosa, Ha

    waki, la tierra alimenticia, aquella cuyo recuerdo est fijo en la memoria de los raarque-

    sanos,

    es un paraso de delicias. Los frutos de los rboles y de la tierra, nacidos sin cul

    tura; los peces que llegan la misma ribera; algunos animales quienes, matan, la ver

    dad raram ente, bastan la alimentacin de los habitantes, sin que jams pueda n ni siquiera

    conce bir la idea de un trabajo obligado, la necesidad de una fatiga. No necesitan hac er

    partes entre ellos, porqife viven en la abundancia y, por tanto, todo es de todos. Pero si

    este hecho de absoluta comunidad existe, ninguna ley lo impone; ningn princijjio for

    mulado les aprieta ni les extrava, ninguna idea de justicia ni de injusticia les envilece.

    Almirante, he encontrado

    el pueblo

    de la felicidad. Y se quiere que yo me haga el ase

    sino de ese goce Que yo revele la posicin exacta de la isla que la casualidad me ha

    hecho descubrir Ma ana se enviara un comisario de marina con un recau dado r de con

    tribuciones... despus de maana... En lugar de tener que levantar los brazos negligente-

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    mente para coger el fruto que sacia y que refrigera la vez, sern sumergidos en las pro-

    fundidades de la tierra para arra ncar el oro,los ancianos m e han d icho que la mo ntaa

    lo encierra para gana r un pedazo de galleta; en lugar de vivir en la pereza, en la igno ran.

    cia y en la comunidad, conocern el trabajo, el estudio y el afrentoso sentimiento de la

    propied ad... Yo .sera el demonio que destruira aquel Edn , yo renovara el atentado mito,

    lgico... No , almiran te; aun cuan do mi carrera y mi porvenir dependa n de eso, no

    lo har

    El almirante levant las espaldas y dijo:

    Es usted irrazonable, mi pobre amigo;pero yo hago un llamamiento los senti-

    mientos religiosos en los cuales usted ha sido educado; estos desgraciados estn todava

    n las tinieblas del error, sumergidos, sin duda , en el fetichismo ms grosero; para ga-

    rantir al individuo los males imaginarios, contribuir usted perder irrevocablemente sus

    almas.

    Faleres murmur:

    Adoran un dolo de piedra, ms ancho que alto, ornado en la base de misteriosas y

    galanas esculturas; otro representa una pizarra sobre la cual se sacrifican flores. Su reli-

    gin es simple, admirable, encantadora; el sol, la luna, divinos esposos cuyo lecho es la

    mar; sus hijos, el conjunto de estrellas. Se muere, se duerme; la muerte es el fin de la

    vida, como la noche es el fin del da. El despertar es el alba. Hay algunos que piensan^

    los otros no piensan nada.

    A lfrez, he sido dem asiado com placiente escuch ando sus infantiles palabras. S

    no , (|uiere usted obedecer las rdenes de sus superiores y revelar el sitio exacto de la isla?

    Almirante, tengo el honor de presentarle mi dimisin.

    FRANCISCO DE NION.

    (Tradu eid. por Soledad Gustavo.)

    ' El escrito inserto continuacin ba sido presentado con desgracia al Certamen convocado

    por la Universidad de Valencia en celebracin del centenario de su fundacin, optando al

    tema 7., igual al ttulo. Unos compaeros anarquistas valencianos me sugirieron la idea, que

    lie realizado por complacerles, por servir al ideal y por si acaso el Jurado no tomaba la pala-

    bra n rqu en su sentido recto.

    Jfunbmnmto

    g

    principalea tenbmciaa

    bel ^narquiamo Cittemporneo.

    Qulu ha destruido el antiguo Ideal?

    La clase media.

    Quin trata de sacar los autlguos es-

    combros y ocha r lo cimientos de l nuev o

    odlflclo?

    Hl cuarto estad o, su legit imo suces oi.

    HALUKBN

    El anarquismo ha existido en otras pocas, pero sin pasar de pensamiento aislado

    de agrupacin sectaria tran sitoria, sin arraigo en la opinin pblica, sin influencia pro-

    gresiva.

    A"

    no hay para qu consignar, aqu ms extensa ni exacta filiacin histrica, ya

    ^ue el tema no lo exige, ahorrndome as echar mano de aquella

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    2 g 8 LA RKVISTA BLAN CA

    Cart Ha eterna, universal registro

    Que aprende al gobernar todo ministro,

    de que habla Espronceda, refirindose al

    pavoroso cuadro

    Pintado tanta- veces y porfa

    Al sonar el horrsono ba'adro

    Del monftruo que han llamado la anarqua.

    En la actualidad el anarquism o,es un pensam iento definido y una aspiracin ideal

    concreta, (jue cuenta con personal decidido para trabajar por l, tanto en punto su des

    arrollo, cada vez ms racional y cientfico, como su prop agan da y su im plantaci n.

    La prueba, entre otras much as, ning una m s pertin ente al caso que el hecho de ha

    llarse incluido el tema que tengo el honor de estudiar en el actual Certamen, asunto ge

    neralm ente desde ado por los intelectuales espaoles de la clase privilegiada, y tratado

    con amenazadora, por no decir brutal, suficiencia por nuestros g o r m a n t e s y sus

    agentes. , , , ,., ,

    Falto de competencia para dilucidar asunto tan impo rtante, y lo declaro as libre de

    fingida modestia, porq ue concei)cin tan elevada del hom bre y de la sociedad es supe

    rior mis facultades, lo acepto, me lo impon go, im pelido por u na fuerza que me lo pre

    senta como imperioso deber, y tomo la luma confiado en la rectitud del Jurado.

    El enunciado del tema exige su examen y r el siguiente orden:

    Fundamento del anarquismo contemporneo.

    Sus principales tendencias.

    Fun dado s los primeros esbozos sociales ms sobre a base del abuso del fuerte que

    sobre la mutualidad de los servicios; negada, mejor, descono cida la justicia en el pri

    mer cambio de productos y en todos los sucesivos hasta el da, llegando la consecuencia

    de tanta injusticia tratar de utpica cual

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    LA REVISTA BLANCA 9 9

    (pensa mien tos complejos y variados que, ms menos definidos, fermentaban en aqu e.

    los conjuntos que carecan de rganos que los expresara.

    Taumaturgos, caudillos, reformadores, santones de todas clases y de todas las i)ocas

    que escribieron libros santos, dirigieron xodos famosos, promovieron herejas antidog-

    mticas 6 fundaron sectas, escuelas y partidos, unos como extrayendo de masas anterio-

    res la levadura que haba de dar substancialidad las posteriores; otros encantados la

    vista de seductores espejismos, todos tomaban el principio de sus energas se encam i.

    naban un fin, inspirndose de modo ms menos consciente en un ideal comn , que,

    latente manifiesto, es el impu lsor ms podero so qu e empuja la huma nidad por la va

    del progreso: la igualdad.

    Pero esa igualdad tan suspirada, condicin ineludible de toda justicia en la Socie-

    dad , ha dado hasta el da frutos negativos; peor an, puesto que ha cubierto grand es

    desigualdades con una etiqueta tan hipcrita como inicua, y las ha denom inado la

    igualdcul La Historia lo patentiza con toda evidencia.

    r Qu e reconocida com o una iniquidad que seres esencialmente iguales por el na-

    cim iento , por el ser, por la mu erte, hubiesen llegado distanciarse tan to com o lo esta-

    ban el paria y el brahmn, hubo de proclam arse que todos somos hijos de Dios y here-

    deros de su gloria, y por tanto, hermanos iguales, y qued como p renda igua litaria el

    Sermn de la Montaa.

    2. Qu e visto que la diferencia de condiciones y de fortuna era la iniquidad anti-

    gua, que, tras diez y ocho siglos de cristianismo, se mantena fresca y lozana, pesar de

    la terrible parbola del elefante y el ojo de la aguja y de la amenaza ms terrible an de

    la prue ba del fuego y del rechina r de dientes, fu nece saria una conm ocin filosfica,

    poltica y social que en una poca denom inada del Terr or escribi la declaracin de

    los derechos del hombre y del ciudadano, proclamando q\ie todos somos iguales ante la

    ley y desvinculando los poderes pblicos hasta convertirlos, de delegacin divina, en

    eleccin democrtica.

    Pero ni los diez y nueve siglos de igualdad religiosa con su temor de Dios, ni el lti-

    mo de ellos con su igualdad po ltica y sus mltiples constitucion es dem ocrtica s dicta-

    das por las naciones entre el fragor de las revoluciones triunfantes, han dado la igualdad

    las clases eternam ente oprim idas, y entram os en el siglo xx en son de gue rra: las na-

    ciones armadas consumiendo sus inmensos recursos en armas, municiones y sostenimien-

    to de guerreros; los individuos viviendo sometidos un rgimen en que cada uno vive

    de lo que tiene de lo que usurpa, formando enfre todos una escala que v a desd e, el

    extenua do por la miseria negra hasta el milmillonario, y en que la vctima sanciona su

    propia desgracia pensando que hara lo mismo pieor que el privilegiado si se volvieran

    las tornas.

    Y como garanta de que ese humilde juicio mo tiene autorizado fundamento, aqu

    po ngo dos citas qu e cuentan ya crdito histrico: es la primera un pensamiento de Sal-

    me rn, tom ado de su famoso disc;urso en defensa de I.a Intern acion al en las Co rtes

    en 1871; la segunda es un prrafo del rescripto del emperador de Rusia convocand o la

    conferencia de la paz en La Haya en 1899.

    r. Por virtud de una evolucin que ha venido rigiendo sealadamente los Estados

    cristianos, aquel principio transcendental que establece que slo es ley lo que agrada al

    Dios de la Iglesia, al Dios impuesto y credo, no al Dios indaga do y reconoc ido libre-

    me nte por la razn humana, ha perdido su fuerza, y la ha perdido, no solamente en el

    foro interno , sino tambin en el externo y pblico. *

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    3 LA REVISTA BLANCA

    2. ^

    Las cargas tributarias, siguiendo una marcha ascendente, hieren la prosperi

    d ad pb lica en su origen . Las fuerzas intelectuales y fsicas de los pueb los, el trabajo y

    el capital estn en parte des\ia dos de su aplicacin natural y se consumen improdu ctiva

    men te. Em planse cientos de millones en adqu irir espantosos instrumentos de destruc

    ci n, que, considerado s hoy como la ltima palab ra de la ciencia, estn destinado s

    perd er ma ana todo valor, consecuen cia de algn nuevo descub rimiento. La cultura

    nacional, el progreso econm ico y la produ ccin de las riquezas se encue ntran paraliza

    dos y falseados en su desarrollo...

    Fracasaro n, pues, los intentos revolucionarios; la igualdad, como avergonzada ante

    la expresin sarcstica de los escpticos, se repleg lo ntimo de la inteligencia de los

    optimistas, y desde all, regenerad a con sangre pura, vigorizada con nobles y poten tes

    energas, firme con inalterable firmeza en el fin de su reconocim iento eficaz y positivo,

    declar por la pluma de P y Margall: Kl Estado es el (jue por sus4:digos mantiene la

    monstruosa desigualdad de condiciones que hoy existe, mvil incentivo de la guerra,

    y aun, ahondando ms, lleg lanzar por la pluma del mismo pensador, esta tremenda y

    atrevid a imprecacin: Quin eres t para impedir el uso de mis derechos de hombre?

    Sociedad prfida y tirnica, te he creado para qu e los defiendas y no para que los coar

    tes;

    ve y vuelve los abismos de tu origen, los-abismos de la nada*.

    Fu siempre norm a de vida, tarea constante de una fraccin hum ana, caminar de.

    lante sirviendo de gua, allanando dificultades y sealando principalmente el ideal que

    Ja hum anidad entera haba de dirigirse; ltitriamente desempe este menester aquella

    burguesa que, reconocindose por boca de un convencional como tenida en menospre

    cio, en nada, deb a de serlo todo , y todo fu: guillotin un rey, despoj la aristocracia

    de sus riquezas,.desamortiz los bienes usurpados por la Iglesia, cre la industria mo

    der na, foment el camb io por la facilidad de los transpo rtes y medios de com unicacin ,

    destron y entroniz dinastas, proclam repblicas, formul constituciones polticas, et

    ctera, etc.; pero poco ms de medio siglo despus de habe r alcanzado tan inmenso

    pod ero, Carlos Marx en el famoso jTianifiesto anu ncian do al mu ndo la creacin de La

    Internac ional pud o escribir estas m emorables palabras, infligiendo con ellas trem endo

    y merecido castigo esa misma burguesa: Es una verdad demostrada, patente pa ra

    todo el que se halla en posesin de sus facultades mentales, aunque negada por los con-

    serk'adores de

    st

    paraso d e locos, que ni el desarrollo de la maquinaria, ni los descu

    brim ientos qumicos, ni la aplicacin de la ciencia la produ ccin, ni el aum ento y

    mejora de los medios detco m n icac in , ni la emigracin nuevas colonias, ni la aper-

    ttira de mercados, ni el libre camliio, ni todas estas cosas juntas pueden librar de la mi

    seria los trabajadores, antes al contrario, en la organizacin social presente cada nuevo

    desarro llo de fuerzas productivas del trabajo tiende fatalmente aum entar la diferencia

    de clases, la desigualdad.

    Es claro que por que una entidad falte su m isin, como ha hecho la burguesa

    despus de efectuada en su provecho la revolucin poltica, por traicin, por hal)er satis

    fecho su egosmo metiendo cucharada en el privilegio, y aun acaparndolo, la misin no

    ha de dejar de realizarse, y el puesto del trnsfuga ha sido ocupado por ese proletariado

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    LA REVISTA BLANCA 3 1

    para rechazar los reprobos, desheredados del cielo, y premiar los fieles, injustamente

    sealados como justos, ser grand e, magnnim o y generoso en grado superior la divi

    nidad misma, hasta llamar todos y todas la particii acin del patrim onio universal.

    Si las consideraciones expuestas no bastaran para justificar la existencia del anar

    quismo contem porn eo y la ndole de este trabajo lo permitiera, p odra an presentar

    resmen es histricos en demo stracin de que su antagn ico el autoritarismo n o ha lle

    nado jam s una sola de sus condiciones de existencia, no ha dejado nunca de ser un a

    remora perniciossima para la marcha progresiva de la humanidad, y no dio en su vida,

    no ya solucin justa ninguna de las dificultades presentadas, sino ni sijuiera til me

    dianamente conveniente.

    Par a un a vez qu e p or virtud particular y personalsima el man darn resultaba un

    buen hombre que cumpla sus deberes sin abusar de su posicin, miles y miles de veces

    el mando fu, no un pretexto, sino una justificacin de infamias sin nombre, de vctimas

    sin nmero y de incalculable retraso, cuando no de retroceso.

    Si de las dos acepcion es cjue de la anarcjua da el lxico espa ol, dejamos la buena

    la que dio Schwab ante el abominable jurado de Chicago, asesino de anarquistas, con

    estas palabra s: la Ana rqua es el orden sin Gobierno, y tomam os la mala,la q ue

    define esa palabra como sinnimo de. desorden, l nica, segn los que expensas de la

    injusticia social viven y engord an, y la sometiramos u na imaginacin po dero sa,

    capaz de llevar sus ltimos extremos las consecuencias del mal, y un juicio imparcial

    y perfectamente ilustrado para dar un veredicto justo, es seguro que los d aos de la

    autoridad superaran en mucho los del desgobierno.

    Por algo deslizara en son de protesta Len XIII, que e s el hombre menos anarquista

    del mundo, este pensamiento anarquista que se halla como perdido en el arlequinesco

    escrito llamado encclica

    erum

    omfttw: El hombrfc es anterior al Estad o, ya qu e

    antes de que se formar la sociedad civil tena por la naturaleza el dere cho d e prove er

    sus necesidades. Pensamiento qu e se com pleta con esta sentenc ia nob le y amp liamen te

    anarijuista de Renn; ll hombre es anterior y superior al ciudadano.

    Definir la Anarqua es definir el hombre y la sociedad.

    El hombre es lo que es, por s mismo, como resumen de las causas naturales que in

    tegran su ser fisiolgico, y por la sociedad, como resumen tambin de las facilidades y

    satisfacciones con que sta colma su deficiencia individual.

    Si el hom bre fuera una individualidad que brotara espontneamente formado en la

    plenitud de su ser, sin padre ni madre que lo engend raran, sin esos mismos pad res otros

    valedores que protegieran su infancia, sin tantos auxiliares que desde lo pasado y lo pre

    sente contribuyen ala satisfaccin de las necesidades de su animalidad, de su inteligen

    cia y de su sentimiento; libre de to da d eu d a de solidaridad, vivira, si en tan absurda su

    posicin puede suponerse la vida, absolutamente aislado; nO necesitando gratitud filial-

    par a sus progenitores, n i amor pa ra su com paera , ni sacrificio para los frutos de su am or,

    ni reciprocidad fraternal para sus semejantes, ni siquiera odio para sus rivales, sts ene

    migos sus tiranos, carecera de sentimiento, y la inteligencia no existira por falta de

    razn de ser, quedan do sin intrpretes ni adm iradores ese grand e y bellsimo poema un i

    versal que el conocimiento va formando con detalles tomados de la naturaleza, que la

    ciencia condensa en metdico conjunto y que el a te sublimiza al presentarle Con su pro

    pia intrnseca belleza. Quin hablara entonces de derecho? Qu podra ser en tal casa,

    la justicia?

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    3 2 LA REVISTA BLANCA

    Dejo esa consideracin los que, pesar de ella, queriendo para s lo suyo y lo aje-

    nousurpacin que el cdigo legitima denominndola supropiedad se llaman indivi-

    dualistas, por ignorar que su individuo es un agregado de condiciones de existencia,

    cada una de las cuales, en su variedad infinita, deben la vida; que la falta de una sola de

    ellas es causa de muerte, y que si las estadsticas demogrficas sealan tan enorm e des-

    proporcin entre lo que se vive y lo que se debera de vivir, proviene de qu e hay tantos

    egostas, no ya individualistas, que detentan elementos de vida de los otros y les ocasio-

    nan una muerte ms menos lenta, cometiendo de ese modo verdaderos asesinatos le-

    gales.

    Contra esa suposicin y contra esa doctrina, que doctrina la llaman por justificar

    excusar dg algn modo la perpetracin de un gran crimen social, estn los hechos, de-

    mostrados por la ciencia, que Castelar, aunque proclamndose individualista, resume en

    un elocuente perodo contestando un ministro perseguidor de La Internacional: Pero

    el seor ministro de la Gobernacin nos deca: no veis el peligro que encierra una so-

    ciedad cuyos jefes residen en el extranjero? Seores diputados, que tengan,una idea ms

    alta de la solidaridad humana los pobres trabajadores de La Internacional que un minis-

    tro de la Goberna cin Si yo poseyera el ingenio de un ilustre orad or ingls, le dira al

    seor ministro de la Gobernacin: rechace todo cuanto constituye su ser, rechace la len-

    gua, esta sonora lengua espaola, mezcla del latn y de rabe; rechace su religin, poi-

    que el Padre es judo, el Verbo alejandrino, el Espritu Santo platnico; rechace sus ins-

    tituciones, porque una parte de ellas,est copiada de los Estados U nidos, otra parte de

    Inglaterra, otra de Blgica y Francia; rechace el mismo traje que iste, porque quizs se

    haya tejido en una fbrica inglesa; rechace el mismo pontfice quien presta acatamien-

    to ,

    porque ha nacido en Italia; rechace su rey y su dinasta, porque en Italia han nacido;

    rechace los tomos que forman su cuerpo, porque, como la qumica del Universo no re-

    conoce fronteras, no sabemos cuntos tomos trtaros y sajones tendr, ni sabemos dn-

    de irn maana los tomos de hoy, merced la circulacin continua de la materia: que

    no hay nacionalidades para la vida y la fecundidad de la tierra.

    Pues qu, no es individualista el seor ministro de la Gobernacin? Y si lo es, ;no

    comprende el gran poema de la libejctad de comercio? La terra tiene aptitudes diversas'

    los climas dan diversos produ ctos; pero merced al gran Hrcules moderno, merced al co-

    mercio, en esas naves que ora parecen grandes pjaros marinos, ora dejan la blanca es-

    tela en las aguas y la espesa n ube de hu mo en los a ir ^ , ren e todos los produc tos: la piel

    que el ruso arranc a los animales perdidos en sus desiertos de jjelo, y la hoja de tabaco

    que crece al sol ardiente de

    os

    trpicos; el hierro forjado en Siberia, y los polvos de oro

    que el negro de frica recoge en las arenas de sus ros; las manufacturas fabricadas en

    Inglaterra, y los produtos trados del seno de la India, empap ados t n los colores del iris

    por aquellas sociedades, primeros testigos de la historia; el dtil de que se alimentaba el

    patriarca bblico bajo las palmas de la vieja Asia, y los brillantes y las piedras preciosag

    que entraa el virgen seno de la joven Am rica; el zumo gra to d e las viflas que festonan

    las ril)eras del Rhin y el ardiente vino d Jerez, que lleva disuelto en sus tomos de oro

    partculas del sol de Andaluca para calentar las venas de los aterida hijos del Norte. Y

    con todas estas grandezas, el comercio, el gran Hrcules moderno', apropia la tierra al

    espritu, reparte la copa de la vida entre todas las razas, jun ta Asia con frica, con Am-

    rica y consigue

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    LA REVISTA BLANCA 3 3

    egostas, que necesitan del oropel de la religin y de los prestigios de la ciencia para dis

    frazar sus indignos propsitos, resulta exactsima esta definicin salmeroniana del dere

    cho:

    El derecho, ingnito en la conciencia racional y fundado en la naturaleza humana,

    es absoluto; cuya definicin, absoluta y perfectamente anarquista, la vez que destruye

    la preocupacin y el sofisma corriente (ya era hora de consignarlol) que sostiene que el

    derecho de uno se limita por el derecho de otro, se completa y confirma por este pensa

    miento de P y Margall: Las personalidades humanas, se nos dice, son muchas, y desde

    el momento en que dos se encuentran, se limitan.-Esto no es exacto: lo que hacen al en

    contrarse dos personalidades es reconocerse, respetarse y completarse.

    Definido el derecho, queda definida la libertad, cuyas definiciones son exacta expre

    sin de la Anarqua despojada ya de aquella negacih que ha venido siendo necesaria

    para com batir los restos autoritarios que recurrieron los liberales para apuntalar y ha

    cer viable la instabilidad de sus desmirriadas y canijas democracias, que perfectamente

    lgicos, rechazamos los libertarios.

    *

    El anarquismo no tiene una tendencia particular que le aisle de la especie humana;

    quiere lo que quiere todo el mundo: la justicia, la verdad, el bien.

    Si se consultasen todos los programas que sintetizan las aspiraciones de los grupos

    reunidos con el propsito de influir en el modo de ser de las relaciones de los hombres

    en tre s, el re sultado sera concluy eme en favor de mi afirmacin, y con ella que dara

    perfectamente contestado el tema, aunque no satisfecho su autor ni quienes del desarro

    llo de aqul esperen ms amplias explicaciones.

    Diferencias esenciales en los principios, exageraciones de la pasin, defensa de inte

    reses; exacerb ado todo ello po r las preocup aciones y la intolerancia, y ms an por la

    intervencin del pod er pblico , que, en vez de obrar cortio moderador, se ha juzgado

    siempre definidor infalible, y, depositario de la fuerza pblica, puso siempre la espada en

    la balanza, llevaron los hombres la lucha, donde divididos por todos los horrores y las

    abominaciones ms tremendas, an hubieran podido trocar sus banderas los ejrcitos be

    ligerantes; y si u na justicia infinita hubiese de escoger los suyos entre los muertos sin dis

    tincin, como quera cierto famoso legado del papa, quiz hubiera vacilado si deba con

    denarlos por malos perdonarlos por tontos. Quirese una prueba palpable y decisiva

    de esta verdad? En la historia de Mjico se lee que; durante la guerra de su independen

    cia, en qu e ambos ejrcitos eran catlicos remachados contra la dud a y el raciocinio,

    haba dos imgenes muy veneradas, la virgen del Remedio, espaola y metropolitana, y

    la de Guadalupe, mejicana independiente, ks dos existan por milagro asoHibroso,epan

    representacin deh mismo ser, y sin embargo, en la creencia de aquellos soldados ra

    biosos y harto s de sangre, cada una abusaba de su po der en defensa de sus devotos y

    n contra de sus enemigos de un modo traidor y reprqbdo por Jas ms elementales no

    ciones del derech o de guerra.

    Puestos los anarquistas diferenciar para aislar un criterio y dentro de l recoger in

    teligencias y aunar voluntades, han debido tambin rechazar lo que les era esencialmen

    te contra rio, y para ello han roto con cu anto, partien do de lo presente, era absolutamen

    te refractario todo progreso, y nicam ente adm ite el mo \im ento , indispensable con

    dici n de vida, en el retroceso.

    Podran ir unido s los anarq uistas con los grup os de tendencias progresivas, portjue

    s indudable que no pocos puntos de contacto habran de hallar con los partidos que

    hablan de progreso y libertad; pero es imposible esa unin, porque los unes no (uitren

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    3 0 4 LA REVISTA BLANX

    avanzar hasta la justificacin social i)ue aspiran los otros, y stos no quieren retroce

    der al cenagoso infecto quietismo en que se pudren ajulos.

    Mucho podra aducir acju justificando esa actitud; ilustres escritores y oradores lo

    han sostenido en todos los idiomas de la civilizacin moderna; en su exposicin y defen"

    sa han brillado insignes obreros, gloria y honra del proletariado militante, en esa prensa

    obrera desdeada por la gente graduada en la Uni\ersidad y favorecida por la explota

    cin. Ja usura y la herencia; algo decisivo dira ]jor cuenta propia , pero hallo preferible

    servirme del recuerdo de un gran orador, Castelar, autoritario enrag

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    LA REVISTA BLANCA 3 5

    Los desheredados, anunciando su vez que con su libertad quieren tambin su he

    rencia, porque por algo se dijo en la Declaracin de los Derechos del Hombre que la li

    bertad tiene como garanta la propiedad, y el trabajador nada posee, ni en monarqua

    ni en repblica.

    Unos demostrando que se hallan al final de una serie evolutiva, en la que se topa con

    el vaco, con lanada.

    Otros haciendo patente que comienzan otra, cuyo final se desvincular la propie

    dad injustamente v inculada; en que nadie ser prop ietario abusivo injusto del produ c

    to del trabajo de otro , ni hab r ley q ue legitime abusos ni injusticias de ningu na clase,

    ni autoridad que obligue al cumplimiento de un derecho escrito contra el derecho in

    manente, inalienable, eterno...

    Quirese expresin ms clara de la tendencia del anar

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    3 o 6 LA REVISTA BLANCA

    dicin tan dura como la de los infelices obreros que bajo el dominio de los faraones le

    vantaron las pirmides de Egipto.

    Sin ideal adonde dirigirse no hay vida posible en la humanidad, y hoy el nico que

    existe, el nico que atrae los hombres de razn y de sentimientos generosos, es la rein

    tegracin de todos los seres humanos en la vida positiva del derecho; la reforma de la so

    ciedad en el sentido de despojarla de todo lo irracional y arbitrario que, como producto

    de la ignorancia y de las circunstancias, contiene, para transformarla en aplicacin de la

    verdad sociolgica.

    A eso va el anarquismo con una negacin salvadora: a-cracia no gobierno; es decir

    no hacer parada perdurable con leyes, autoridades intereses que impidan continuar la

    marcha en lo que no es ms q u e mo rada de un d a; desvanecer el sofisma que consiste

    en p oner ciegos como guas de ciegos, sea autorizar ho mbres para que sirvan de ga

    rantas contra los excesos pasionales de los hombres.

    Tales son los fundamentos y principales tendencias del anarquismo contemporneo.

    ANSELMO LORENZO.

    C R N I C C I E N T F I C

    Elproblemade lossexos.Observacionesdel Dr Vhtdevogel.Bevlacwnesde la Natura-

    leza

    Los milagros

    magnticos

    del Dr lttlechild: remrrecdn de animales

    Impor

    tanda de

    esos

    experimentos

    Los

    comprimidos

    de

    oxigeno.

    Riego especial

    de las plan-

    tas Un nuevometal

    El carbn y el

    eucaiiptiis

    La muerte reciente del Dr. Schenk, un o de los ms infatigables investigadores del

    problema de los sexos, ha renovado la actualidad de u n asunto algo descuidado en estos

    ltimos tiempos.

    Bajo el ttulo

    [/ Mystiredela Nature

    dwM el Df. Vindevog el ha pub licado en la

    revista cientfica belga

    Le Miden

    un trabajo interesantsimo acerca del mencionado

    problem a, en el que despus de rechazar con desprecio la vieja teora de la casualidad ,

    hipocresa de la ignorancia, y afirmar que teniendo la naturaleza sus leyes y sus proce

    dim ientos , nada en ella puede ser efecto de la casualida d, enu me ra los resultados relati

    vos al problem a obtenid os hasta el da por la fisiologla. F^ta ciencia, que es la de la

    vida en la organizacin , nos ensefla qu e la sangre del hom bre co ntiene por centm etro

    cbico cinco mil millones de corpsculos rojos llamados glbulos de la sangre hem a

    ties, que condensan c inco veces su volumen de oxgeno atmica) que nos irradia el sol

    y constituye el gene rador de la electricidad. Esta se transforma en magn etismo vital en.

    nos otro s, en luz y calor en el espacio en cuan to un choq ue modifica las v ibraciones del

    tom o de oxgeno, que vibra sobre su centro virtua l ialgunos millones de veces du ran te

    un minuto. Segn Vindevogel, ese oxgeno radiado el fautor de vida y de toda ener

    ga: la fuerza m ecnica, la electricidad , el calor, la luz, y por nuestra part e nos perm ti-

    mcs aadir: el pensamiento.

    La fisiologfa ensea tambin que la sangre del hom bre, en cuanto ia riqueza en

    glbulcs rojos es, relativamente la de la mujer, como lo es 9; es decir, qu l cent

    metro cbico de sangre femenina, en estado normal del lquido, da slo cuatro mil millo-

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    LA REY li 1 A Bl ANCA 3 0 7

    nes y medio de hemates, lo que es an una cantidad respetable, para cin co mil millo

    nes que tiene la del hombre.

    Co nocida la cantidad de hemates, y por tanto la fuerza vital en los dos sexos, la

    ded ucci n se impon e lgicamente: aproximad la compo sicin de la sangre de la mtijer

    la del hom bre, es decir, elevad la cantidad de glbulos rojos cinco mil millones, por

    medio de com puestos ferruginosos, y tendris 99 prob abilidad es por 100 de obten er ni

    os y no nias.

    E^ste proced imiento slo resuelve la mitad del prob lema; porq ue para obten er hem

    bra s sera preciso feminizar, si as puede decirse, la sangre del h om bre, qu itarle esos qui

    nientos millones de glbulos rojos que tiene ms que su pareja en cada centmetro cbi

    co de sangre, y no vemos cmo se alcanzar ese resultado sin comp rometer seriamente

    la salud del pap futuro.

    Pero he aqu Una relacin de a Nature que resuelve completamente el problema:

    un rico labrador de Texas se desesperaba viendo que sus vacas le daban casi en su tota

    lidad terneras. Consult un veterinario, y ste le pregunt qu das destinaba cubrir

    las, lo que contest que el primer da de la erupcin de los men struos; el veterinario

    le aconsej que separase doce vacas y no las presentase al toro hasta el sexto da, y el

    resultado fu 9 machos y 3 heibras. Vari el sistema y obtuvo siempre los mismos re

    sultados: cubrir precozmente, ternera; cubrir con retraso, becerro.

    Esta leccin de la naturaleza quiz sea provechosa d quien desee aprovecharla.

    No insistimos...

    M. Littlechild, de Anderson, ha encontrado , segn asegura, un procedimiento mag

    ntico para volver la vida la mayor parte de los mamferos que se consideran muertos,

    siempre que no se halle destruido un rgan o esencial. Sus experimentos, efectuados ante

    gran nmero de testigos, han causado impresin profunda.

    . Volver la vida un insecto a^jarentemente m uerto es fcil: tmese una mosca, por

    ejemplo, ahogesela, rodesela, tres cuatro horas despus de su muerte en ceniza de

    tabac o, y algun os segundos despus se la ver volar. Lo prob able es que en ese caso ,

    com o en el de los experimentos del Dr. Littlechild, se trate de mu erte aparente ; pero no

    por eso pierden importancia, con tanto ms motivo, cuanto que el doctor anuncia que

    se propone continuar sus experimentos con personas cuya muerte haya sido dedu-ada se

    gn , las prcticas corrientes y punto de ser inhum adas.

    Dejemos al lector las consideracion es qu e se prestan esos trabajos, teaieiido en

    cuenta lo que se sabe acerca del peligro de ser enterrado en vida.

    Un inventor francs, M. Jaiibert, ha utilizado las prop iedades qu m icas de los per-

    xidos de sodio y de potasio para fundar un nuevo mtodo de fabricacin industrial de

    oxgeno : con esos cuerpos ha formado comprimidos de dbil volumen que permiten

    cad a uno llevar en su bolsillo verdade ros a paratos prod uctores de oxgeno . En efecto

    las substan cias que comj)oiien esos com primid os se descomjjonen por el agu a: los per

    xidos de sodio de )Otasio abandonan una parte de su oxgeno y se transforman en xi

    do s ordinarios (protxidos), de sodio de p otasio, respectivamente.

    facilsimo, pues, por un calentam iento al aire, .suroxidar de nuevo estos protxi

    dos;

    de man era (jue esos com primido s de oxgeno tienen la doble ventaja de prepa rarse

    sin dificultad y de renovarse indefinidamente.

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    3 8 LA REVISTA BLANCA

    Antes del importan te descubrim iento de M. Jaub ert se haban puesto contribucir

    las notab les propieda des de los perxidos de sodio para constru ir aparatos d e revivifica

    cin de aire para uso de los constructores de escafandras y submarinos.

    Hace ya tiempo que se usa en Amrica un procedimiento de riego de las plantas, con

    el que e obtienen excelentes resultados: el riego interno.

    En vez de derramar el agua por el suelo, se le hace llegar las plantas por una cana

    lizacin subterrnea una profundidad que vara segn la clase de los cultivos.

    Por medio de una espita se regula la cantidad de agua que corre por canales cubier

    tos distribuidos convenientemente.

    De experimentos verificados recientemente cultivando cuadrados d e rbanos regados

    respectivame nte segn el mtodo h uevo y el clsico, resulta que el peso de los rba nos

    la moderna era de un 15 por 100 superior los otros.

    Experim entos posteriores han dem ostrado que el riego interno impide en gran parte

    el enmohecimiento

    qne

    ataca las plantas jvenes. Las otras ventajas son: economa de

    agua y de trabajo , y sequed ad d e la superficie, que impide las limaza.s ejercer sus de

    predaciones.

    El corresponsal berlins del Standard anuncia que el profesor Markland, de la Uni

    versidad de Berln, ha descubierto un nuevo metal radio-activo, dotado de una energa

    extraordinaria, que extrae del pollonium, en el cual se encuentra en la proporcin de i

    1.000 representndose las otras 999 partes por bismuto ordinario.

    El pollonium es, pues, una aleacin de dos metales, el nuevamente descubierto y el

    bismuto, el cual es ms bien un metaloide.

    La separacin del me taloide y del nuevo metal la ha obte nido el profesor M arklan d

    por la electrlisis.

    Los rayos emitidos por este ltimo se parecen bastante los del radio, pero se dife

    rencian de ellos por el hecho de ser casi enteramente absorbidos por el papel como por

    el cristal.

    Markland ha demostrado que un tubo de porcelana muy cargado de electricidad por

    el frote, pierde de su carga cuando se le aproxima un pedazo de ese metal que pese ape

    nas un miligramo.

    El estudio de las propiedades de ese cuerpo es muy difcil catisa de su escasez, lo

    que har de l el metal ms caro del mundo. Sabido es, en efecfo, que las materias mine

    rales que contienen el uraniura, ya harto escasas, slo dan una nfima parte de pollonium,

    y que en aqulla es donde nicamente se encuentra ste; luego si en cada parte del esca

    ssimo pollonium no se halla ms que una milsima de su peso del nuevo metal... El col

    mo de la escasez Ni que furamos b uscar con un cand il un tom o de justicia en el or

    den mstico-jurdico-poltico-econmico-burgus existente

    A propsito de las huelgas de mineros, que toman actualmente caracteres alarmantes

    (para los burgueses, por supuesto), un sabio ingls, Mr. Hutchin, propone el eucaliptus

    como sucedneo del carbn . En los pases clidos, esos rboles suministran unas veinte

    toneladas anuales de madera combustible por acre de terreno (40

    2

    reas). Bastara c on

    organizar grandes compaas para no haber ya de temer las/melgas negras El lefiador

    reemplazara al minero.

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    LA REVISTA BLANCA

    309

    Pobres sabios

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    I O LA REVISTA BLANCA

    Pecan los dramas antiguos, consagrados y por consagrar como joyas literarias, d e

    mo ntonos en el desarrollo de la accin, d e simples en la composicin psicolgica de

    los caracteres y de inverosmiles en la presentacin de los hechos.

    Para los ms renom brados autores clsicos slo haba lneas rectas, voluntades de

    una pieza, colores blanco neg ro, hom bres crueles generosos, ridculos sublimes,

    vulgares heroicos. En las cualidades humanas no vean otra cosa que el honor y el va

    lor y como figura decorativa echaban mano del amor.

    Adems, aquellos autores, as en Espaa como en el extranjero, excepcin de Sha

    kespeare, que si llega vigoroso hasta nosotro s, no es p or la forma, sino por la accin,

    ponan la retrica encima de otra cualidad artstica, y la retrica la forma su

    peditab an la realidad del hecho , la verosimilitud y la rapidez de la accin y hasta la ex

    tensin de la jorn ada . Pa ra los antiguos no existan los matices, los claroscu ro, las me

    dias tintas; esa diversidad de almas, de temp eram entos y de gustos tan indefinidos, des

    iguales infinitos que nos dan idea de lo eterno y vario. Por eso sus obras se componen

    de una sola idea repetida en tres ms jornadas y de un solo propsito repetido tam

    bin. '

    Yo no s tiuin se debe

    supongo

    que se debe al refundidor), pero la obra que nos

    representaron Mara Guerrero y Fe m and o Daz de Mendoza, refundida por Francisco

    F. Villegas, no result tan montona ni tan simple como otras obras clsicas. As y todo,

    una dea nica domina los personajes de

    Reituirdespusde morir

    dura nte tres actos, y

    aun c uan do existen diferencias de sentimien to entre el -ey Alfonso IV de Portu gal y su

    hijo el prncipe D . Pedro y entre Ins de Castro y la Infanta de N avarra, el autor acaba

    por fundir en un mismo molde al padre que ordena la muerte de su nuera por razones

    de Estado y al hijo que manda sacar los corazones de los

    noblesqueejecutan la sentencia;

    doa Ins de Castro, mrtir que ama y perdona, y la Infanta de Navarra t|ue corre

    largas leguas ua de caballo por salvar la vida, si an es tiempo, de su rival en amo

    ros:

    he aqu el color nico y la nota nica.

    Ktms tn Reinardespusde morir noQ. \& muy bien presentada el alma hum ana.

    Alvargonzlez y Coello justifican poc o el odio que sienten por la infortunad a do a Ins

    de Castro, y de caballeros la antigua usanza no puede admitirse sin reparo el (jue acon

    sejen su Rey la mu erte de una hermosa dam a, slo para evitarse las' molestias de una

    gue rra. La idea contra ria se ajustara ms al mo do de ser del alma caballeresca de los

    nobles de la Edad Media. Podra admitirse, psicolgicamente hablando, que por salvar

    la vida do a Ins fuesen la guerra dos nobles; no que po r evitaria matasen una

    dbil y hermosa mujer.

    Lejos de mi intento querer decir ([ue entonces no haba nobles capaces de matar mu .

    jeres; quiero decir solamente jue, dado su estado psquico ,no las podan m atar para aho

    rrarse las molestias de u na lucha contra un pueblo enemigo. Ix)s odios de familia, los ce

    los,

    el afn de m ando y de poder, el despec ho, el orgullo , podan hacer (jUe nobles ocupa

    sen plazas de verdugo; pero no el temor una c ontienda con otra nacin, y m enos si es

    tos nobles son portugueses del siglo iv y vasallos de Alfonso el

    Bravo.

    Por lo tanto, y en

    atencin al modo de ser de aquellos tiempos, tengo por cierto que si Alvargonzlez y

    Coello mataron do a Ins de Castro, (jue lo dudo , influyeron pa ra qu e el Rey lac bn-

    denase muerte, debi ser por razones que no se traslucen en

    einar

    despus de

    morir.

    La figura del Rey no es verosmil en el dram a que m e ocupa. U n rey de la Ed ad M e.

    da era capaz de ma tar la mujer de un hijo suyo por amor, por odio, por envidia, por

    fanatismo religioso..,, por cuaUjuier cosa menos por una raz n de Es tad o.

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    LA REVISTA BLANCA 3 I

    La humanidad no cree que Felipe II matase su hijo Carlos por hacer fracasar un le-

    vantamiento insurreccional en Ho landa. Lo que cree todo el mun do es que Felipe II hizo

    matar ma t indirectam ente su hijo por fanatismo religioso. Aqu el desgrac iado Prn-

    cipe haba manifestado simpatas por la Reforma y la apoyaba secretamente. He aqu su

    delito y esto es lo hum ano.

    Yo dudo que en la historia exista una pgina que diga que un Rey sacrific su hijo

    su hija la paz de su reino.

    Luis Vlez de Guevara y Due as no es justo, ni veraz, ni se ac redita de psiclogo

    atribuy endo al pueblo manifestaciones de odio contra la hermosa do a Ins de Castro ,

    s biendo

    q ue aquellainfeliz era

    espos legtim de

    su

    Prncipe.

    Los pueblos son, sern y han

    sido siempre m ucho m s nobles. Los pueblos se sublevan por salvar la vida de un a mu-

    jer de la fama, bondad y hermosura de la infeliz Ins de Castr, no para pedir que la ma-

    ten,si

    est

    mujer

    no pertenece

    d una

    religin contr ri

    d la d el pueblo y no

    se

    la

    cus

    de he-

    reje. Aun as es muy di/cil queespontdne mente el pueblorecl me su vida A lo que se

    dedican los pueblos es forjar leyendas tierna s y heroicas alrededo r de las desgrac iadas

    hermosas.

    Y el Re^ dijo dofia Ins: el pueb lo pide que te con dene muerte. Hu biera po-

    dido suceder lo contrario, hubiera podido suceder que el pueblo se sublevara al conocer

    las amarguras de la de Castro, y que elR ey, por celos, envidia, despecho, orgullo rabia

    la hiciera ma tar. De esta .suerte se explicaran mu chas de las desgracias que apenaron

    Ins de Castro . . .

    Y cjue Vlez de Guev ara anduvo equivo cado al expon er las causas d e las pen as

    qu e afligan do a Ins, lo dem uestran los autores que en libros dram as han tratado

    aquel episodio de la historia de Portugal. Todos, absolutamente todos se contradicen en

    el asunto princip al de la muerte d e la de C astro. La historia en este extremo es muy con>

    fusa y anda aparejada con la leyenda, pero si la historia diera la razn al autor de Reinar

    despus de

    morir,yo no vacilara en dec larar falsa la historia. Co ntra ciertas leyes, profun-

    da y eternamente hum anas, q\ie constituyen la esencia misma del alma humana, na da pue-

    den el arte ni el falseamiento de los hechos, por mucho ingenio ijue tenga el poeta.

    1 a obra de ste es excelente en Reinardespusde m orir\su poesa es delicada y de

    inspiracin sublime. Del primer acto encantan la suavidad y la ternura; la trama es fina,

    el sentimiento delicado. La escena aquella en qye Ins se duerme entre el ramaje de la

    fuente (as reza el verso) can tand o sus amores, es poco real, jiero es un a m aravilla poti-

    ca y artstica.

    De la verosimilitud de los hechos hay algo que decir. Don Pedro ap arece dos veces

    en escena, que representa el palacio de su amada, habiendo sido encerrado en un cas-

    tillo.

    E d e supon er un a evasin un servicio de buen guardin, p ero el autor no explica

    la presencia del Prnc ipe en casa de su que rida, y no es de eftraar qu e el pb lico no te

    cierta falta de ilacin en los hechos.

    Claro que estos defectos y,otros que dejo de citar debieron pasar inadvertidos del p-

    blico que presenci la obra en su original, porcjue hi kb a sumamente gordo, pero en ar-

    te escnico no cabe la disculpa de que es preciso mirar las cosas con los ojos

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    3 1 2 LA REVISTA BLANCA

    pesar de las bellezas literarias y poticas de las obras clsicas, no sean del agrad o de

    nuestro p blico, de men talidad muy compleja y de tem peramento muy activo.

    Estoy por creer (ue jams en Espaa se haba jircsentado una obra con la propiedad

    de

    Iteinar espus de morir,

    l.a ejecucin fu buena-, perfecta si se juzg a nicam ente la

    parte externa, plstica de la olVra. En cuanto diccin, superior en Mara Ciuerrero, y en

    cuan to al gesto, superior en Fern and o

    )az de Mendoza. Son dos artistas.

    Algo y aun m ucho po dra decirse de algunos actores q ue no dieron ni con el gesto,

    ni con la diccin, ni con la esculturadel j)ersonaje q ue representab an, pero la indulgen

    cia se impon e cuan do, como en el caso presente, se estrena una obra y se inaugu ra una

    temporada.

    *

    Y para concluir, un ruego la seora (i) Guerrero y al seor Daz de Mendoza.

    Parodiando un adagio muy conocido, yo digo: al arte lo

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    LA REVISTA BLANCA 3 1 3

    va contra la familia, contra la religin, contra la justicia histrica, y que propaga el amor

    libre con poca justificacin en los caracteres y en los problemas, q\ie en el hermoso d ram a

    yan Jos donde la pasin todo lo justifica y el arte todo lo embellece.

    En fin; si esta nueva nota dada por la crtica dramtica madrilea propsito de

    Aurora no significa ausencia de sinceridad y falta de valor moral p ara decir lo que

    siente, yo rae felicito y felicito la crtica.

    Uesde qu e tengo aficiones literarias adm iro Joaq un Dicen ta por su valor, por su

    sinceridad , por su valenta, por el desprecio que le inspiran todas las frmulas y por la

    guerra que ha dado todas las hipocresas.

    Mi criterio es que, ser posible, forma y fondo han de estar igual altura en toda

    obra de arte ; pero obligados elegir entre la forma y el fondo, creo que deb e preferirse

    el fondo, entre otras razones de orden ms complejo y menos adecua do pa ra ser expuesto

    aqu, porq ue representa lo ma cho, lo varonil de la oljra, que es lo ms simptico las

    humanidades fuertes.

    Los conceptos que la prensa burguesa ha expuesto al hacer la crtica de Aurora de-

    muestran que est harta de ver oeras en el teatro y que desea aplaudir cosas nuevas

    esas que se debaten en psicologa, en sociologa y en arte, y que tan cerradas hallan las

    puertas del Teatro espaol, por desgracia del pblico y de los artistas.

    *

    Una linda muchachita, abandonada de sus padres, rueda por el arroyo, y, rodando

    , rodand o, los catorce aos logra trabajar en una fbrica, En ella el burgus deshonra

    Aurora abusando de la ignorancia de la joven i)

    y

    de la superioridad qu e sobre el ham-

    briento tiene el que puede asegurar el pan los dems. Al poco tiempo Aurora enferma

    ingresa en un hospital, donde inspira amor un practicante, y quien se entrega co n

    pasi n esta vez. El practica nte va al extranjero comp letar su carrera, y, natura lme nte,

    las relaciones con Aurora se rompen. En ausen cia de M anuel, Aurora la protegen unas

    monjas poseedoras de cierta fortuna que un general del ejrcito espaol deposit en el

    convento con la con dicin de que fuese entregad a Manuel si se casaba con su prima M a-

    tilde.

    Conv iniendo, por consiguiente, las monjas que este casamiento no se realizara, dos

    das antes de que M anuel regresase de Alemania, introdujeron Aurora en la casa de la

    familia de aqul en calidad de modista. De lo dicho nos enteran los personajes deAurora

    durante el primer acto. Regresa Manuel, ve Matilde, la encuentra hermosa y decide

    casarse con ella; pero M atilde, joven burguesa con la perversin moral y ma terial de Jas

    jvenes de la clase mediaqu estn pervertidas tiene un novio, quien ama y quien no

    quiere abando nar. Al enterarse el novio del caso, lejos de Oponerse al matrim onio de

    M atilde con Manuel, la induce ello par a pode r gozar de los beneficios de la do te,

    que retienen las monjas con la tenacidad y la astucia propia de ellas y de sus consejeros.

    Matilde accede sin oposicin, excusa ni pretexto, tener por marido Manuel y por

    amante Enrique. Mas enterada A urora de la indignidad que se intenta cometer contra

    )

    e ha llamado

    la atencin que Dictnta ote el tm iaoigm raitcia,en menoicabo de

    U

    igniSeaciiin y propiedad de

    la palabrahu>c ncia,trtndo>e, como trata, d* una nia de catorce aos. Ette impropio cambio de palabras, (tmpiQpio

    en atencin i laedadde la joven de

    tente

    llamar

    looceate i

    una

    doncella de catorce aos, habituada i la vida y costumb^s de los

    barrios

    bajos de la capitil de

    EspaSa.

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    3 4 LA REVISTA BLANCA

    adorado, todo lo desbarata, contndoselo al que SUJK inspirarle su primero y nico

    . amor, al que le ense ser buena y saber lo poco que saba. Descubierto por Aurora

    el juego que se traan M atilde y Enrique, las monjas se quedan con el dinero, que es el

    fin que persiguen, Aurora y Ma nue l con su amor, y es de suponer que Matilde se que

    dara sin Enrique, porq ue ste no persegua mfe, y bien claro lo dijo, demasiado claro

    para que fuese hum ano, que el usufructo de la dote aquella, pesar de la valenta con

    que defendi su querida de los arrebatos del engaado mdico. Manuel, al despedirse

    de su familia, la increpa con justa indigna cin, la desprecia con valor y la dice que se

    va con Aurora formar una humanidad nueva. Y concluye la funcin.

    Como obra literaria, Aurora es brava, ruda, vibrante, naturalista. Como obra revolu

    cionaria, es de lo ms valiente y atrevido que se ha escrito para el Teatro espaol. Como

    obra dramtica, su construccin es anticuada, segn demuestran las siguientes seas par

    ticulares: monlogos, discursos, intervencin de cartas, visitas de amigos, medios arts-

    ticO|S y dram ticos en desuso entre los dram aturgo s extranjeros qu e buscan la realidad y

    la imitan lo ms que pueden- Los caracteres estn bastante mal definidos; la obra parece

    escrita deprisa, como para cumplir la pala bra prom etida, y con un propsito deliberad o,

    al que el autor lo somete todo, particularm ente la presencia de tos personajes en la es

    cena, don de los lleva Dicenta para que concu rran al fin qu e persigue. Con ms tiem po,

    con m s arte, con ms justificacin d e ciertas frases d uras, de ciertas ideas revoluciona

    rias y de ciertos odios,Aurora podra ser digna del autor de Juan Jos

    En la vida no se da el caso de una joven que acepta por amante un hombre que,

    pensando en el inters particular, la induce casarse con otro. Y si este caso se diera en

    la vida, no serta sin protestas por parte de la joven, aunque las protestas fuesen fingidas.

    A ellas obligaran el bien parecer, el temor de que al otro le ofenda la facilidad con que,

    se acepta una misin villana. *

    Por pervertida que, moralmente, est una persona, elige por objeto de sus amores un

    ser extraord inario en algo que no sea vileza; y repito que aun que una joven acep tara la

    vileza y la degradacin moral, no sera sin una oposicin ms menos tenaz y verda

    dera, porque la oposicin, en este caso, representa aquel grado de dignidad personal que

    es indispensab le para que un individu o no sea aborre cible del todo y se haga favor s

    mismo.

    Quien, como Aurora, los catorce aos no e s inoante;quien, como Aurora, los ca

    torces aos fu deshonrada por su amo; que ms tarde, rodando por el fango, ingres en

    un hospital para entregarse un practicante, humanam ente no puede estar tan apenad a

    por su primera desgracia.

    Es n atural que, d e tarde en tarde, se acue rde de ella; pero no lo es que la tenga cons

    tantemente en la memoria, que llore recordndola y que la recuerde siempre. Am bos

    estados de nimo no se corresponden.

    Adem s, aunque Aurora hubiese respirado en su niez amb iente moral m s sano

    del que respir, no hubiese habido motivo natural para que los ocho afios, cua ndo

    menos, de haber com etido una falta de la qu e poda considerarse irresponsable, la re

    cordara como una gran desgracia.

    Un hom bre de las condiciones morales de Enrique, que por e l inters aconseja su

    aman te que se case con otro, sin que deje de ser su querida, tamp oco puede defender

    una mujer con tanto tesn y valenta como Enriqu e defiende Matilde de la justa in

    dignacin de Manuel.

    El hombre inmoral, bajo, perverso, ruin, puede ser astuto, puede ser traidor, pero no

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    LA REVISTA BLANCA > 3 5

    puede ser valiente, porque el valor, con la bondad, constituye una especie de resumen de

    todas las grandezas hum anas. ,

    Por otra pa rte, en psicologa no se presen tar un caso en que la ruind ad, la traicin,

    la bajeza, hagan crecer el valor personal de los individuos ni de las colectividades.

    Lo qu e hac e crecer y multiplicar este valor, es la defensa de una causa justa, la con

    cepcin de un propsito generoso. Es una ley moral inquebrantable, absoluta completa

    men te. A la inm oralidad y la bajeza, la cob arda; la serena y elevada n obleza y

    bondad, el valor. Y Dicenta exhibe en su Aurora un hom bre valiente, que es al mismo

    tiempo uno de los caracteres ms dep ravados que pueden surgir de la hum anidad. El

    tipo no es real, no se produce en la naturaleza humana.

    El carcter de M anuel, como smbolo p uede pasar; pero es menester que justifique

    ms sus ideales, que los explique mejor, con menos palabra s y con un proced imien to

    ms simptico. Repito que Dicenta tena deseos de llegar al fin y se preocu p poco de

    puli r su ob ra psicolgica y teatralmen te; literariame nte la considero inmejorab le. De

    Aurora, solamente la criada nos recuerda la vida y el arte.

    Qu e me dispense Dicenta, quien no conozco personalmente, pero quien adm iro

    por el amo r qu e le inspiran los cados y por la valenta con que defiende, en el Teatr o,

    ideas tan contra rias los que al Te atro dan vida y los que, por eso mismo, son los

    amos y tiranos del empresario, del actor y del autor... /mse les entrega.

    EN EL TEA TR O DE LA COMEDIA: Lv

    DICH\ AJENA,

    comedia enfresactosyunfr logo>

    original

    de

    los

    hermanos

    Quintero.

    La dicha ajena es la primera obra de los hermanos Quintero q ue he vist een escena,

    y me apresuro declara rme incomp etente para juzgar el gnero qu e cultivan aque

    llos autoreg. Como no he nacid o para crtico de sanetes, sobre la parte sainetera de

    La

    dicha

    ajena expondr u na impresin p articular, no un juicio. La abun dancia d e chis

    tes y de discreteos que hay en La dicha ajena, embot mi inteligencia inspirndome

    esta proposicin , qu e celebrara fuese injusta: Los herman os Q uintero supeditan al

    chiste la naturalidad y la lgica del dilogo.

    Tngase presente que esto lo doy como impresin, no como juicio; porque considero

    qu e personas ms aman tes del chiste y del chisme les pued e parecer maravillas la ob ra

    de los autores que me ocupan.

    Artstica y teatralmente, el primer acto de La dicha ajena sera superior si de l se

    quitasen aquellas dos salidas de los jugad ores de billar, muy forzadas y bastan te chab a

    canas.

    Como La dichaajena no tiene asunto ni argumento, es imposible explicarlo. Todo se

    reduce un joven m dico que quiere fundar un Asilo para nios pobres y que en cuentra

    la op osicin del vecind ario. Esta o posicin en la o bra n o se explica ni se justifica. La en

    vidia que el md ico insp ira su excond iscpulo Jos R am n pued e estar justificada en la

    mala calidad del individuo, pero no se explica cmo Jos Ramn, solo, forastero en la

    localidad , vence al mdico q ue tiene fama d e sabio y buen o, y adem s est de su

    parte la familia ms rica influyente. En Un

    enemigo del pueblo

    ocurre un aso pM ecido;

    pe ro en el dram a de Ibsen la oposicin del pueb lo los prop sitos del do ctor se com

    prende y se explica fcilmente; hay all lesin de intereses colectivos, lo contrario preci

    samente de lo q ue o curre en la obra de los hermanos Quintero-.Es muy difcil que cuatro

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    envidiosos logren convencer los habitantes de un pueblo jue deten oponerse la fun-

    dacin de un Asilo para nios pobres, cuando el dinero para construirlo no ha de salir

    de un imp uesto forzoso que el Mun icipio imponga a vecindario. Desde el m omento q ue

    lo dramtico en

    La dicha ajena

    surge de la oposicin irracional del pueblo la construc-

    cin del Asilo, lo dram tico en aqu ella obra es falso, y falso ha de ser el personaje (jue

    lo encarna. I ^ ah que la nota triste sea una nota discordante.

    Por otra parte, y este es quiz el defecto mayor de

    Ladicha ajena

    los hermanos Q uin-

    tero nos presentan un joven doctor que, merced su estudio, su constancia, su labo-

    riosidad, su en erga, ha adqu irido tal fama, que siendo un mdico de provincias, los no-

    bles de Madrid lo llaman consulta. Esto supone un carcter, un caudal de fuerza fsi-

    ca, y quien rene tan bellas cualidades, ta nta fuerza de voluntad, hum anam ente, psico-

    lgicamente no puede desesperarse, ni llorar, ni gemir, ni suspirar en los trminos en que

    lo hace el protagonista de La dicha ajena por la oposicin que encuentra un proyecta

    suyo en el vecindario de Guadalema.

    Otros hombres, los de carne y hueso, aunque no reunieran las condiciones del doctor

    de los Quintero, puestps en su lugar, sentiran el percance, pero no lo lloraran como

    mujer desgraciada en amores. De ah que este personaje resulte ingrato inarmnico en

    el conjunto de la obra, y ponga en grave peligro la reputacin artstica de actor tan dis-

    creto como es el Sr. Morano.

    Una frase puesta en boca d el personaje que representaba la seora Pino, vale un tesoro.

    Sin emb argo, el pb lico, que aplaudi ch istes de discutible opo rtunidad , no aplaudi lo

    mejor, lo ms bello de La

    dicha

    ajena. I^ seorita neurtica, extravagante, como la lla-

    man los cursis de la capital, dice: Los hombres ms grandes son los que ms tienen de

    nio. La proposicin es bellsima y real. El gejiio se produce en caracteres sencillos,

    francos, alegres, juguetones. El artista que ponga la luz del genio en un carcter severo

    y orgulloso, deijiostrar no conocer el alma humana.

    La ejecucin de

    La dicha ajena

    inmejorable; es una gran comp aa la fu e trabaja

    bajo la direccin de Tirso G. Escudero. A quien ms reparo podra ponrsele es uno de

    los mejores, quiz el mejor de los cmicos que trabajan en la Com edia. Pero no es suya

    la culpa, la culpa es de los autores, que han creado un personaje que ningn actor puede

    sentir, porque no

    es deestemundo.

    Y otra vez pido perdn si, por decir la verdad por creer que la digo, ofendo.

    NGEL CUNILLERA.

    C U R I O S I D D E S

    orreo

    elctrico. I^ Adm inistracin de Correos de Rom a se preo cupa en este mo-

    mento de la manera de apresurar la transmisin de la correspondencia, y para ello ha

    pensado en la electricidad. Su proyecto es original:

    Se establecera una pequea va frrea elctrica con ayuda de hilos tendidos 15 me-

    tros del suelo, sobre los cuales, accionados por la corriente, circularan vs^onetas conte-

    niendo1*correspondencia.

    Habra tma estacin central y una docena de estaciones secundaras hechas tandas

    de 25 metros, con una caja para las cartas al alcance de la mano.

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    LA REVISTA BLANCA 3 7

    Las cartas seran francjueadas y selladas automticamente, despus enviadas al final

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    darse conocer las poblaciones. Buen tiempo, lluvia, viento, tempestad, etc., todas las

    indicaciones del barmetro son llevadas con las primeras cartas, sobre sus sellos.

    Loque producen lostrusts.Un peridico americano se entretiene en extractar las su

    ma s de los beneficios realizados por M r. Pierpon-Morgan , el rey de os trusts.

    El

    trust

    del acero h producido 20.300.000 dollars; la Compaa de Seguros del Nor

    te , 4.500.000; el trust de la navegacin, 2.500.000; los ferrocarriles de Louisville y Nash-

    ville, 6.000.000; la Realty Company, 3.000.000

    Un total de 41.800.000 dollars, sea 209 millones de francos, y aprieta un poco ms

    si quefemos reducirlo pesetas.

    jQu hay que aadir la elocuencia de estos nmeros?

    Que la enormidad de esos beneficios es irritante cuando se piensa en las ruinas sobre

    las cuales se edifican esas fortunas.

    La ms

    hermosa mariposa del mundo Pertenece la ciuda d d e Nueva York.

    Ese insecto procede de la colonia de Sierra Leona, donde el doctor Strecker, el do

    nador, fu buscarla la cabeza de una expedicin que deb i registrar durante dos aos

    las llanuras y las selvas de la colonia antes de encon trarla. El doctor Strecker posee dos

    cientas cincuenta mil mariposas de distintos colores.

    Un tsport animal.

    Muchas veces se ha intentado atravesar las formidables cadas

    del Nigara, sin verse el intento coronado por el xito. Hace poco un cocodrilo ha sido

    ms afortunado, logrando aquello en que tantos seres humanos haban fracasado.

    El saurio pertenece Mr. Bostock; es un animal admirable que nada con un vigor

    extremo. Estas cualidades dieron Mr. Bostock la idea original de hacer atravesar l co

    codrilo las terribles cadas.

    En Many Island se coloc al animal sobre un largo tronco que lo diriga en la co

    rriente de manera que llegase forzosamente salvar la cada. El tronco comenz des

    cender con rapidez, luego vuelto atrs por la violencia creciente de la corriente, y el co

    codrilo fu echado al agua. Se le vio descender perezosamente, ora sumergindose, ora

    nadan do en la superficie. Pero de pronto los remolinos lo cubrieron y fu arrastrado ha

    cia las cadas del lado de los Estados Unidos. Doce minutos despus de la partida, era

    precipitado por encima de la catarata. Durante una hora y media no se le vio ms.

    Mientras tanto, una docen a de hom bres se situaron los lados del ro, por la pa rte

    do nd e el agua viene clara, fin de percib ir al anim al por encim a de la superficie del

    elemento lquido.

    Al cabo de hora y media, uno de los hombres vio alguna cosa animad a hacia abajo,

    sobre el ro. Cinco minutos ms tarde se reconoci al cocodrilo que, coleando, se diri

    ga hacia la orilla, de don de, sano y salvo, se le sac con ayud a de una c uerda .

    La moneda falsa en la antigedad. La falsificacin de la mo neda no es un inven to

    de nuestra poca, puesto que se remonta una poca muy lejana de la antigedad.

    Mo nedas falsas que presentan to das las aparien cias de la auten ticidad se han enco n

    trado un buen nm ero en los alrededores de Alejandra. Tienen buena marca, pero son

    muy inferiores como peso y como lo que se llama ley.

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    Segn apreciacin de coleccionistas, debieron ser puestas en circulacin por algunos

    Ptolomeos conocidos por el desorden de su administracin y lo disoluto de sus cos

    tumbres.

    Sin d uda por temor Rom a, imitaron cinco seis tipos de m onedas extranjeras muy

    conocidas en Eg ipto.

    Virtudes del veneno El veneno de las serpientes, en contra de lo que general

    mente se cree, tiene propiedades maravillosas. Esta es, al menos, la opinin de un m

    dico de Long Island City. H a recetado su aplicacin como remedio eficaz en casos de

    parlisis y de ataxia, y al instante los paralticos h an curado y los atxicos han cam inado

    como todo el mundo. A quien se deben esos milagros es la vescula del crtalo (ser

    piente de cascabel).

    Por circunstancias especiales que concurren en el animal, se recomienda el empleo

    del veneno de unos lagartos monstruos que se cran en la Amrica central, cuya natura

    leza es muy benfica y cuyas virtudes curativas son atendibles.