La mujer abandonada. mono de lit latina
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La mujer abandonada
Análisis de las figuras de Medea, Ariadna y Dido
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Alumno: La Vita, Carolina Vanesa
D.N.I.: 33.996.390
Carrera: Licenciatura en Letras
E-mail: caro_ar22@hotmail.com
Asignatura: Literatura Latina
Profesor: Dr. Eduardo Sinnott
Cursada: 2º Cuatrimestre de 2010
Tema: Análisis del tema de la mujer abandona en “Medea” de Eurípides, en “Carmen LXIV” de Catulo y en “La Eneida” de Virgilio.
1
Introducción:
El presente trabajo tiene como objetivo examinar el desarrollo del tema
empleado en la poesía antigua, denominado “tema de la abandonada” o “tema del amor
culpable”. El cual, se examinará dentro de las siguientes obras: “Medea” de Eurípides,
“Carmen LXIV” de Catulo y “La Eneida” de Virgilio.
Se tendrá presente el contexto espacio-temporal de elaboración de cada obra,
puesto que la primera es una tragedia griega de Eurípides1, representada por vez primera
en el año 431 a.C.; la segunda pertenece a Cayo Valerio Catulo2, es un epílio redactado
en el siglo I a.C. y por último la famosa epopeya romana de Publio Virgilio Marón3,
escrita en el transcurso del mismo siglo. De las dos últimas se evaluarán las figuras de
Ariadna y Dido respectivamente.
Se seguirá una línea de trabajo ordenada bajo la descripción de los rasgos
propios del tema elegido, y se tratará de profundizar en ellos, mediante la comparación
de acciones, personajes y elementos presentes en los tres volúmenes. Además, se
intentará vincular los relatos con la visión de mujer que se tiene en cada uno de ellos.
Para el análisis se tendrá como punto de partida el capítulo XIV “La tentación”4
trabajado en la cursada.
Se dividirá el desarrollo para una mejor exposición en los rasgos fundamentales
del tema, citados del capítulo mencionado; para luego poder concluir el trabajo con un
pequeño repaso y con la debida resolución del planteamiento.
1(Salamina, 480 a. C. - Pella, 406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles.2 (Verona, 87 a. C. – Roma, 57 a. C), fue un poeta latino.3 (Andes, actual Pietole, cerca de Mantua, en la Región X, Venetia, hoy Lombardía italiana, 15 de octubre de 70 a. C. – Brundisium, actual Brindisi, 21 de septiembre de 19 a. C.), más conocido por su nomen, Virgilio, fue un poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas.4 S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010.
2
Al adentrarnos en el tema denominado “la mujer abandonada” o “el amor
culpable”, en las obras a analizar, podemos visualizarlas mediante diferentes puntos de
partida. La primera opción va a ser indagar los rasgos integrantes en dicho tema, para
luego poder razonar uno de los aspectos considerados más importantes para nuestro
trabajo, que son los diferentes discursos de las protagonistas, los cuales nos permitirán
evaluar el carácter de la mujer en la sociedad greco-romana. Accederemos de esta
manera, a integrar ambos puntos para arribar a una correcta conclusión, que nos permita
representar que el tema elegido es una constante en la literatura de la época, presentando
diferencias notables según cada autor y exigiendo una lectura atenta para localizar
semejanzas, las cuales serán más enriquecedoras a la finalidad de una lectura
comparada.
En el capítulo “La tentación”5, se postulan las peculiaridades del tema de la
abandonada, remarcando que dicho contenido fue empleado en la poesía antigua y
modificado según cada autor. Los pasos de dicho tema son:
1) Héroe en peligro
Los protagonistas masculinos de estas historias: Jasón, Teseo y Eneas, deben
cumplir una tarea difícil y peligrosa.
El primero, Jasón es el hijo de Esón, rey de Yolcos y Alcímede. Su padre confió
el reino a su hermano Pelias, hasta que Jasón fuera mayor de edad, cuando así lo fue el
héroe reclamó su mandato, pero su tío le encomendó una difícil misión, dirigir la
expedición de los Argonautas6, con la finalidad de encontrar el vellocino de oro7 . Otra
versión postula que el propio Jasón, inspirado por Hera, se habría impuesto la
realización de la prueba. Eurípides introduce, en el Prólogo de “Medea”, esta primera
opción relatada por la Nodriza: “[…] ¡Ojalá que la nave Argos no volase a la Cólquida
y a las cerúleas Simplégadas, y que nunca cayese en la tierra el pino cortado en las
selvas del Pelión, ni la hubiesen armado de remos los héroes muy ilustres que fueron a
5 S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010.6 Llamados así por Argos, la nave y artesano del navío. 7 Elemento entregado por Hermes, junto a un carnero, a Nefelea, reina de Tesalia, para proteger a sus hijos de las manos de su madrastra. Sus hijos fueron puestos sobre el lomo del carnero, pero en el viaje su hija, Helea cae al mar (Helesponto, ahora Dardanelos) mientras que su hijo Frixo llega a salvo a Cólquide, donde reinaba Etes. Frixo entrego el vellón al rey, quien lo guardo en un bosque sagrado, bajo el cuidado de un dragón que no dormía jamás. BULFINCH, Thomas. La edad del mito: Mitos greco-romanos , Buenos Aires, Esse Servicios Editoriales, 2006, p.121
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conquistar el vellocino de oro de Pelias. […]”8. Se tendría que aclarar, que el segundo
de los héroes, Teseo, también forma parte de esta expedición, de la cual sale victorioso
junto con su líder9.
Este es hijo de Etra y Egeo, aunque según otra tradición su padre fue Poseidón,
el dios del mar, quien habría abusado sexualmente de Etra en el templo de Atenea. Su
patria, Atenas debía enviar un tributo al rey Minos de Creta, que consistía en el
sacrificio de siete doncellas y siete jóvenes, que serían devorados por el monstruo
Minotauro, concebido de la unión entre Pasífae y un toro10, y encerrado en un laberinto
construido por Dédalo, con motivo de una afrenta divina. Dicha condición es impuesta
tras la expedición militar de Minos contra Atenas para vengar la muerte de Androgeo11.
Teseo, frente a esto decide formar parte del envío, para enfrentarse al minotauro
y acabar con estos horribles sacrificios. Catulo lo menciona del siguiente modo:
“Pues cuentan que en otros tiempos, obligada por la cruel peste
a pagar los castigos de la muerte de Andrógeneo,
solía Cecropia entregar como banquete al Minotauro
selectos jóvenes y las mejores doncellas.
Y como los angostos muros fueran asediados por estos males,
el mismo Teseo prefirió exponer su cuerpo
por la querida Atenas, antes que llevaran a Creta
tales muertos no muertos de Cecropia” (vv: 76-83)12
Por último, el tercer héroe, es Eneas, hijo del príncipe Anquises y de la diosa
Venus. Su misión, tras la huída de Troya, es seguir el fatum impuesto por Júpiter,
relatado por Virgilio en el primer libro de la obra estudiada. La función de la cartaginesa
Dido, es diferente a las demás mujeres, porque ella tiene que aceptar la ida del héroe
para que éste cumpla su destino. El Fatum de Eneas es particular, dado que es un
destino colectivo, ya que su labor afectará a él, a Roma y a toda la humanidad, como
bien lo señala Júpiter dirigiéndose a Venus:
“[…] Tu Eneas sostendrá en Italia grandes guerras, y domará
pueblos feroces, y les dará leyes y murallas; tres veranos pasarán y
tres inviernos antes que reine en el Lacio y logre sojuzgar a los
8 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p.899 BULFINCH, Thomas. La edad del mito: Mitos greco-romanos , Buenos Aires, Esse Servicios Editoriales, 2006, p.12210 Primer ejemplo de ardor pasional femenino tomado por Ovidio en su libro El arte de amar.11 Hijo de Minos y de Pasífae. Llegó a Atenas para participar en los juegos y venció a todos sus competidores. Envidioso Egeo, le invitó a que fuera a matar al toro de Maratón. El joven aceptó pero fue muerto por la bestia. 12 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D
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rútulos; y el niño Ascanio, que ahora lleva el sobrenombre de Iulo,
llenará con su imperio treinta años largos, un mes tras otro, y
trasladará la capital de su reino de Lavino a Alba-Longa, que
guarnecerá con gran fuerza. Allí reinará por espacio de trescientos
años el linaje de Héctor, hasta que la reina sacerdotisa Ilia,
fecundada por el dios Marte, pariere de un parto a dos hijos.
Luego Rómulo, engalanado con la roja piel de la loba, su nodriza,
dominará a aquella gente y levantará murallas de la ciudad de Marte
y dará su nombre a los romanos […]”13
El aspecto a destacar, de este apartado, es que las misiones de los héroes son
dispares con respecto a su origen, dado que Jasón es encomendado a cumplirla ya sea
por orden humana o divina, Teseo tiene su propia iniciativa de llevarla a cabo, mientras
que Eneas está siguiendo su hado.
Esto podría explicarse dado que la figura del héroe griego requiere el
cumplimiento de una hazaña gloriosa para obtener fama entre los suyos y los hombres
venideros. Jasón junto con Teseo siguen esta línea de acción pero el tercer personaje
presenta un adelanto en esta nueva concepción del héroe romano. Debido a que Virgilio
estaba impregnado por la filosofía estoica, la cual postulaba que el mundo estaba
reducido a átomos regidos por el movimiento del fatum, por lo tanto, no existe el azar,
sino que es el simple desconocimiento causal de las cosas. El hombre debe aceptar su
destino y procurar comprender el papel que le ha sido asignado por el hado, e intentar
cumplirlo, aunque esta empresa implique sufrimientos. Por lo tanto, Eneas solamente
sigue el fatum impuesto, a diferencia de los otros dos protagonistas que, o bien, tienen
agentes que determinan su emprendimiento, o bien hacen uso de su propia voluntad con
el fin de alcanzar la ansiada timé.
2) Mujer enamorada
Siguiendo con el planteamiento anterior, un segundo punto del tema desarrollado
es el encuentro, en el lugar de la prueba, del héroe con una mujer, a la cual algún dios
protector inspira una irresistible pasión hacia él14.
Aquí las tres protagonistas tienen disímiles actitudes. Primero está Medea15, de
la que se dice que es Venus quien causa su enamoramiento y adoración por Jasón para
13 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 14. 14S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010. p 20315 Princesa de la región de la Cólquide, nieta del Sol y sobrina de la maga Circe. Su nombre tiene el significado de “la que medita o piensa”, como se pude ver a lo largo del relato, su figura es de una mujer decidida a una venganza pero que medita y cambia de planes según le dicte su razón.
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que luego sea su acompañante en su empresa. Es el mismo amante, quien le hace
advertir que su accionar fue obra de un Dios y no su propia voluntad, al decir: “[…]
Venus sola, no otro dios ni hombre, me salvó en mi navegación. Sutil es tu ingenio y te
será enojoso que yo cuente cómo te forzó el Amor con sus inevitables saetas a
libertarme. […]”16
La segunda figura femenina, Ariadna, hija de Minos, rey de Creta y Pasífae17,
no es cautivada por ningún dios en forma manifiesta, según Catulo, sino que
simplemente su enamoramiento es obra del “divino niño” (vv 95)18, apóstrofe que hace
alusión al dios Cupido, el cual agita pasiones en las personas. Por lo tanto, el autor
integra la primera descripción de la abandonada como aquella que “[…] contempla (…)
llevando en el corazón indómitas pasiones. […]”19.
En tercer lugar, esta la cartaginesa Dido, quien es descrita por la diosa Venus en
un diálogo con su hijo Eneas20 . Es ella quien con ayuda de su hijo Cupido infunden
amor a Dido, es decir, se integran las dos divinidades involucradas en los anteriores
relatos. Venus trama su accionar, el cual tiene una finalidad, proteger a su hijo Eneas, de
su adversaria Juno, quien defendía la ciudad de Cartago y, en consecuencia, a su reina.
Es por eso que la diosa quiere que el héroe fracase, debido a que desea la supremacía de
Cartago y no de Roma, ciudad todavía sin fundar.
Citerea21 relata su propio plan, al trasmitírselo a Cupido:
“[…] Tú disfrázate, por una noche no más, con la figura de Ascanio
y, niño, toma la conocida semejanza de un niño, a fin de que cuando
Dido Golosísima te reciba en su regazo y en medio de los regios
festines y de los licores de Lieo te estreche en sus brazos y te dé
dulces besos, le infundas un oculto fuego y la enloquezcas con tu
veneno […]” 22
El plan correspondiente es llevado a cabo con éxito y “[…] la infeliz Dido, presa
del fuego que la ha de perder, no se sacia de contemplarle, y arde mirándole, movida
igualmente por el influjo del niño y de los presentes que ha recibido […]”23
16EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007) p. 104 17 En la mitología griega, Pasífae (‘la que brilla para todos’) era la hija de Helios y la ninfa Creta. Era hermana de Circe. Fue criada como una princesa en Colquis, y dada entonces en matrimonio al rey Minos de Creta.18 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D19 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D. vv 5220 Ver VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 16.21 Nombre empleado para designar a Venus22 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 24.23 Ídem, p 25.
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El autor agrega, que la reina “[…] abriga en su venas herida de amor y se
consume en oculto fuego […]”24 .Hay que percibir, que en ambas citas se toma el fuego
como simbolismo de pasión amorosa. Y este mismo fuego ya había sido encendido en el
corazón de Dido, ya que había tenido un primer esposo, Siqueo, el cual había sido
asesinado por su hermano Pigmalión, por desear los tesoros de su cuñado. Dido
engañando a su hermano huye con los tesoros, su hermana Ana y un sequito de
doncellas hasta llegar a las costas de África, donde fue construida la ciudad de Cartago.
Cuando Dido se enamora de Eneas, reconoce esto por comparación con ese antiguo
amor al que todavía le rendía fidelidad, anunciando: “[…] reconozco los vestigios de un
antiguo fuego, pero quiero que se abran para mi los abismos de la tierra o que el padre
omnipotente me lance con su rayo a la mansión de los sombras, de las pálidas sombras
de Erebo y a la profunda noche, ¡Oh pudor!, antes de que yo te viole o de que inflija tus
leyes! […]”25.
3) Ayuda de la mujer. Pedido de recompensa.
De esta manera, las tres mujeres se enamoran de los héroes y “[…] ponen a su
servicio todos los dones, todas las fuerzas de las que ella dispone, lo protege, le
asegura el éxito y en recompensa reclama su amor, le suplica que la lleve consigo y
haga de ella su esposa […]” 26
Esta propiedad se haya reflejada con mayor ahínco en Medea, por los múltiples
reproches que le hace a su esposo tras abandonarla, remarcándole que ella es su
salvadora y que gracias a su accionar pudo salir airoso de su hazaña, al decir:
“[…] Te salvé, como saben todos los griegos que se embarcaron
contigo en la nave Argos, cuando guiaste los toros uncidos al yugo,
que aspiraban llamas, para sembrar el mortífero campo; y después
que maté al vigilante dragón que guardaba el vellocino de oro
envuelto en sus monstruosos pliegues, viste por mí la luz saludable.
[…]”27
Siguiendo este planteo, la responsable de la gloria de Jasón es Medea, quien
poseía conocimientos en hechicería y le rendía culto a Hécate, deidad infernal llamada
así porque retenía cien años en las orillas de la Estigia a las almas de los insepultos. La
heroína conoce las artes de la magia, por eso anuncia, tramando el asesinato de su infiel
24 Ídem, p 69.25 Ídem, p70 26 S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010. p.23027 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007) p. 103
7
esposo y de su amante: “[…] Lo mejor es matarlos con veneno, en cuya arte soy
maestra […]”28. Dicha resolución la toma luego de repasar diferentes venganzas para
tomar revancha por la falta de Jasón a las promesas o juramentos que le había realizado
para conseguir la victoria. Medea se lo señala mediante estas palabras: “[…] No has
hecho caso de tus juramentos (…) no me has sido lo fiel que debieras […]”29
A diferencia de la tragedia Medea, en la que se remarca, una y otra vez su
auxilio al héroe, Catulo no relata la asistencia de Ariadna a Teseo, sino por una simple
alusión al tenue hilo que dirigió sus pasos errantes30. Según la tradición, Ariadna
proveyó al héroe de una espada, para enfrentar al Minotauro y de un ovillo de hilo31 con
el cual podía encontrar la salida del laberinto. El simbolismo de este último objeto, se
refleja en la unión que ocurre entre los personajes, ya que Teseo decide llevar a Ariadna
en su viaje, cumpliendo su promesa para luego abandonarla. Por esto, la protagonista
apunta
“[…] Pero no fueron estas las promesas que en otro tiempo me
hicieras
con amable voz, ni esto ordenabas esperar a la mísera,
sino las felices bodas, sino los deseados himeneos,
cosas que, juntas, los etéreos vientos se llevan como vanas. […]”32
Además, en su soliloquio Ariadna manifiesta: “[…] Yo ciertamente te rescaté,
cuando girabas en medio/ del torbellino de la muerte, y preferí perder a mi
hermano/antes que faltarte a ti, traidor, en el supremo momento […]”.33
El caso de Dido es particular, dado que la protagonista lo único que hace por
Eneas es tomarlo como huésped en su reino. Pero dicha acción acarrea consecuencias
para la reina, que las describe notificando: “[…] Por ti me aborrecen las naciones de la
Libia y los tiranos de los nómadas; por ti me he hecho odiosa a los tirios; por ti, he
sacrificado mi pudor y perdido mi primera fama, único bien que me remontaba hasta
los astros […]” 34 . También Dido dispone todas sus fuerzas para que el héroe esté en
sus tierras lo mismo que un rey, es por eso que “[…] Ya no se levantan las empezadas
torres; la juventud no se ejercita en las armas ni trabaja en los puertos ni en las
fortificaciones. Interrumpidas penden las obras y gran ruina amenaza los muros y las
28 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007) p. 10129 Ídem p 103-10430 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv10331 Símbolo del lazo que une las cosas. 32 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv139-14333 ídem, vv 149-15134 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 79.
8
máquinas se levantan hasta el firmamento […]”35 . Por lo tanto, Eneas posterga su
viaje, impuesto por el hado, para vivir un año junto a la reina Cartaginesa, al igual que
Odiseo lo hace en la isla de Circe. Ambos personajes, son puestos en aviso para seguir
su camino y abandonar a las mujeres.
Al comparar los relatos que tienen como protagonistas a Eneas y Jasón,
advertimos que lo que sobresale en este episodio de La Eneida, es el hecho de que
Eneas reconoce los favores realizados por la reina, al pronunciar: “[…] jamás negaré
¡Oh reina!, los grandes favores que me recuerdas; nunca me pesará acordarme de
Elisa36 mientras conserve memoria de mi mismo, mientras anime mi cuerpo el soplo de
la vida […]” 37; en cambio, Jasón no niega que Medea lo haya ayudado, pero le
recuerda que ella ha ganado más que él en esta empresa, por las siguientes cuestiones:
“[…] En primer lugar, vives en la Grecia y no en país bárbaro,
y has conocido en ella lo que vale el derecho y las leyes, no la
arbitrariedad y la violencia; todos los griegos alaban tu
ingenio; y has alcanzado gloria, y si habitases en los últimos
confines del orbe, nadie hablaría de ti […]”38
Recordemos que estas dos mujeres tienen oportunidad de enfrentarse a sus
esposos; una antes que la abandonara, y la otra luego de ser cambiada por otra mujer
más “conveniente” para su marido. En cambio, Ariadna, no tiene esta circunstancia
según el autor, puesto que Teseo la abandona mientras ella duerme en la isla de Naxos o
Día, es por lo mismo que el héroe no puede defenderse de las acusaciones que la
enamorada realiza en su contra.
En este apartado hay una característica repetida en los tres relatos: las promesas
vanas. Ovidio, sobre el tema aconseja: “[…] Y no te quedes corto al prometer: las
promesas atraen a las mujeres; por añadidura pon como testigos de tu promesa a los
dioses que quieras (…) Júpiter solía jurar en falso a Juno la Estige: con su propio
ejemplo nos apoya él ahora […]” 39
Los tres héroes no se quedan cortos en sus promesas: casamiento, cuidado y
salvación pero faltan a todas ellas. Una vez más Eneas y Jasón tienen la posibilidad de
justificar sus faltas; el primero, al dirigir las siguientes palabras a Dido: “[…] nunca me
35 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 71.36 Nombre dado a Dido 37 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 79.38 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 105.39OVIDIO, El arte de amar, Buenos Aires, Del nuevo extremo, 2008, p 191
9
propuse, créelo, huir secretamente, pero tampoco pensé nunca encender aquí las teas
de himeneo ni te di palabra de esposo […]”40; y el segundo, justificando su nuevo
matrimonio, dictamina que lo realiza: “[…] por vivir vida pacífica y no sufrir la
miseria, sabiendo que los amigos huyen del pobre, y para educar a mis hijos como a su
cuna corresponde[…]” 41
Por último, podemos descubrir como Teseo olvida las promesas que le hace a su
amada, bajo el adjetivo desmemoriado42 que lo caracteriza luego de su huída. Catulo
propone que el héroe, en un primer momento, es de corazón memorioso43y alma
constante44 con respectos a las promesas hechas a Ariadna pero una vez que se olvida
de ellas, como castigo de su falta, Júpiter decide que olvide los mandatos paternos
pronunciados antes de partir de Atenas45.
4) Despojo de lo más preciado
En cuarto lugar, la mujer para ayudar al héroe “[…] abandona su patria, la
familia y los padres y, si es necesario, no retrocede ante el crimen […]”46
Bajo este apartado podríamos dividir en dos nuestro análisis. Por un lado, se
presentan las abandonadas Medea y Ariadna, las cuales cumplen todas estas condiciones
antes de partir a otras tierras junto con su hombre. Se nos cuenta bajo las palabras de
Medea: “[…] Yo misma, abandonando traidoramente a mi padre y a mi familia, te
acompañe a Yolcos el del Pelión con más ligereza que prudencia, y maté a Pelias,
cuando la muerte es el peor de los males, valiéndome de sus mismas hijas, y te liberté
de todo temor […]”47. Y en boca del narrador del Carmen LXIV, se relata “[…] cómo la
doncella, abandonando el rostro de su padre, / el abrazo de la hermana y el de la
madre finalmente/ que, desolada, se lamentaba por la mísera hija, / a todo esto prefirió
el dulce amor de Teseo […]”48
40VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 79.41 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 105.42 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv 58, vv 13543 ídem, vv 23144 ídem, vv238, vv 209.45 El mandato fue que cambie las velas negras que llevaban sus naves por las de color blanco, para anunciar su éxito en la empresa a la cual se dirigía. El olvido de esta promesa fue fatal para su padre, que al ver las velas del mismo color al de su partida decide suicidarse por haber perdido a su único hijo. Ver CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv 58, vv 21-,24546 S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010. p.230
47 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 103.48CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv 116-120
10
Por esta razón, ambas mujeres luego de ser abandonadas reflexionan que han
perdido todo por accionar de esta manera, sin reparar en un posible abandono. El coro
en Medea apunta: “[…] Tú, desventurada, no tienes palacio paterno al cual recurras en
tus miserias, y en el tuyo y en tu esposo domina otra reina más poderosa que tú.
[…]”49o la Nodriza describe que Medea “[…] llora a su padre amado, a su patria y sus
palacios, abandonados por acompañar a su esposo, que ahora la desprecia […]”50,
igualmente la propia doncella de Creta se pregunta: “[…] ¿Esperaré el auxilio de mi
padre, a quien yo misma abandoné/ para seguir al joven manchado con la sangre
fraterna? […]”51
Sin embargo, las dos heroínas presentan un contraste, la primera recurre a las
palabras con el fin de persuadir a su interlocutor, Egeo para que la hospede en sus
tierras a cambio de otorgarle los hijos que él tanto deseaba, por su avanzada edad y por
no tener descendencia alguna. Hecho que se cumple, ya que es Teseo el hijo tan ansiado
de Egeo, como puede notarse en Catulo (Carmen LXIV, vv 117)52. La segunda, no ve
solución alguna y permanece en la isla en la que fue abandonada hasta que Baco la
encuentra, la consola y la hace su mujer, como bien relata el narrador al final de la
descripción de la manta dispuesta sobre el tálamo de Tetis: “[…] Acongojada ella,
contemplando la quilla se alejaba entonces, / herida, numerosas penas arremolinaba su
alma./ Y desde otra parte revoloteaba, floreciente, Iaco, / con un cortejo de sátiros y
nisígenas silenos, /buscándote a ti, Ariadna, encendido por tu amor. […]” 53
En otro lado se encuentra Dido, quien no comete crimen alguno para ayudar a
Eneas en su empresa de cumplir su destino, sin embargo en su pasado huye de su tierra,
Tiro, tras engañar a su hermano Pigmalión, como ya se comentó anteriormente, para
ayudar a su primer marido, Siqueo. Esto, curiosamente, es contado por la propia Dido
luego de enterarse del plan de fuga de su amado Eneas, cuando se pregunta “[…] ¿Qué
aguardo? ¿Acaso a que mi hermano Pigmalión venga a destruir mis murallas o a que el
gétulo Jarbas me lleve cautiva? […]”54
49 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 112.50 Ídem, p 9051 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv 180-181 52 Para más información recurrir a BULFINCH, Thomas. La edad del mito: Mitos greco-romanos, Buenos Aires, Esse Servicios Editoriales, 2006, p 141. 53 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv 249-25354 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 79. Hay dos versiones acerca de la muerte de Dido. En la versión clásica, Jarbas se quiere casar con ella, pero Dido es todavía fiel al recuerdo de Siqueo. Cree que si rechaza a Jarbas éste tomará represalias contra ella y su gente. Así, el día de la boda, antes de celebrarla, Dido se hunde un puñal en el pecho. Esta versión es, obviamente rechazada por Virgilio.
11
Todas estas citas serán explicadas más profundamente cuando analicemos el
papel que representa la figura masculina en la configuración de la concepción de mujer,
en la época evaluada.
5) Partida.
Finalmente, después de todos los pasos anteriores, el héroe decide llevar consigo
a su benefactora, pero aprovecha la primera ocasión para abandonarla. Este accionar
puede deberse a cinco motivos diferentes “[…] un peligro corrido por el héroe, un
amor milagroso contra el cual ninguna fuerza humana tiene poder, una ayuda
acordada por la amante al héroe, una falta cometida por la heroína, la ingratitud del
héroe […]”55
De estos motivos, en la tragedia Medea se eligen dos explicaciones, según sea
visto el abandono por la protagonista o por el héroe. La primera, remarca el abandono
como una muestra de ingratitud del héroe; mientras que su marido, como ya
examinamos, alega que corre peligro su “buena posición” y la de sus hijos dentro de la
sociedad y es necesario un segundo matrimonio para tener una vida pacífica, sin
importarle la desdichada esposa.
En la obra de Catulo la situación es distinta, el autor no nos dice cuales son los
motivos del abandono, pero podemos arribar a una posible solución si nos preguntamos
los objetivos que el héroe acarreaba al llevar a cabo la gran misión, los cuales eran, o
bien, la muerte, o bien los premios de la gloria. Aquí advertimos el motivo de la
ingratitud, debido a que el héroe ya había logrado su objetivo principal y Ariadna ya no
era necesaria para ninguna tarea. Sin embargo, hay otras versiones que manifiestan que
fue Atenea quien se le apareció en sueños a Teseo y le ordenó el abandono de la
doncella56.
En el tercer relato, Eneas se muestra ingrato a los ojos de Dido, pero esta
actitud, como ya marcamos, es causa del destino que tiene que seguir el héroe y que la
heroína tiene que aceptar en contra de su voluntad. Por eso Eneas dice: “[…] no por mi
voluntad voy a Italia […]”57 y se marcha acongojado, a diferencia de Jasón, por
ejemplo, quien no demuestra signos de arrepentimiento. Así mismo al encontrar a la
heroína en el Averno le dirige las siguientes palabras:
55 S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010, p 231.56BULFINCH, Thomas. La edad del mito: Mitos greco-romanos, Buenos Aires, Esse Servicios Editoriales, 2006, p 142. 57 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 80
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“[…] Juro por los astros y por los sémenes celestiales y por los
del Averno, si alguna fe merecen también, que muy a pesar mío
dejé ¡Oh reina!, tus riveras. La voluntad de los dioses (…) me
forzó a abandonarte y nunca pude imaginar que mi partida te
causase tan gran dolor […]” 58
Aquí nos encontramos con una particularidad, Dido acepta la partida del héroe
pero luego se mata59, en contraposición con la actitud de Medea quien decide vengarse
de su marido matando a su nueva esposa, su suegro y a sus propios hijos. El coro de
dicha tragedia destaca el carácter exclusivo del parricidio al indicar que sólo conocen a
una mujer, Ino, quien mató a sus hijos pero que muere junto con ellos, a diferencia de la
protagonista.
Por otro lado, advertimos que en los dos primeros relatos, las mujeres reconocen
haber cometido una falta, al abandonar sus tierras y cometer fratricidio. Recordemos
que Medea mata a su hermano Absirto para retardar la persecución de su padre, quien se
detiene a recoger los restos de su desdichado hijo; mientras que Ariadna prefirió perder
a su medio hermano con el fin de corresponder en amor a su esposo. En la última
historia, Dido no comete falta alguna, en este sentido, no mata ni engaña a nadie para
hospedar a su amado, pero Virgilio hace surgir una falta que pueda reprocharse, es la de
un segundo matrimonio. La heroína al principio manifiesta:
“[…] Si no llevase en mi ánimo la firme e inmutable resolución
de no unirme a hombre alguno con el lazo conyugal desde que
la muerte dejó cruelmente burlado mi primer amor y si no me
inspirasen un invencible hastío el tálamo y las teas nupciales,
acaso sucumbiría a esta sola flaqueza […]”60
Y al final de su vida se recrimina su falta, “[…] ¡Ojalá hubiese guardado la fe
prometida a las cenizas de Siqueo! […]”61 . Siguiendo con el tema, este relato presenta
otra distintivo, el encuentro de los amantes luego de la muerte femenina62, pero, para
sorpresa del lector, Dido no dirige ninguna palabra al héroe troyano, sino que lo único
que apunta el narrador es que ella se encuentra junto a Siqueo y esto causa profunda
58 Ídem, p 123-12459 Antes de morir dictamina: “¡Y he de morir sin venganza!”. VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 8860 Ídem, p 7061 Ídem, p 85.62 Recordemos que según Loraux, Nicole en Maneras trágicas de matar a una mujer, la muerte de Dido es propia de un hombre, debido a que se atraviesa con una espada, rasgo que puede vincularse con el aspecto varonil de la reina, puesto que ella dirigía la región como cualquier rey.
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pena al protagonista de la trama. Aquí podemos observar, que la falta parece haber sido
reparada con la muerte y Dido es aceptada, otra vez, en los brazos de su primer esposo.
Una mirada diferente
Proseguiremos examinando las obras mediante el segundo punto de partida, los
discursos de las protagonistas, los cuales nos permitirán visualizar la concepción de
mujer en la sociedad griega y romana.
La primera alocución proviene da la propia Medea, que puntea lo siguiente:
“[…] Mi esposo el peor de los hombres me ha abandonado, cuando él
tenía cifrada mi mayor dicha; de todos los seres que sienten y
conocen, nosotras las mujeres somos las más desventuradas, porque
necesitamos comprar primero un esposo a costa de grandes riquezas
y darle el señorío de nuestro cuerpo; y este mal es más grave que el
otro, porque corremos el mayor riesgo, exponiéndonos a que sea
bueno o malo. No es honesto el divorcio en las mujeres, ni posible
repudiar al marido. (…) La mujer es siempre tímida, cobarde en la
lucha, y sin ánimo para mirar tranquilamente el acero; pero cuando
la injuria que recibe afecta a su tálamo conyugal, no hay nadie más
cruel. […]”63
Se refleja que la mujer griega no poseía ni derechos jurídicos ni políticos. Toda
su vida, debía permanecer bajo la autoridad de un tutor: primero su padre, luego su
marido, su hijo si era viuda o su más próximo pariente
Aquí, Medea hace referencia primeramente, al intercambio comercial que se
realizaba acompañando a la unión matrimonial, dado que los dueños del oikos64
entregaban a sus hijas a otro oikos acompañada de riquezas, es decir, que la mujer
funcionaba como una especie de intercambio con el fin de agrandar los dotes del reino.
La dote no era propiedad del marido, cuando su mujer moría sin hijos o en caso de
divorcio por consentimiento mutuo, la dote debía ser devuelta.
Luego, transmite que el divorcio a iniciativa de la esposa no estaba permitido,
porque sólo el tutor podía pedir la disolución del contrato.
Y en tercer lugar, nos otorga una rápida mención a la estricta fidelidad
requerida por parte de la esposa. Su rol en el matrimonio era dar nacimiento a hijos
legítimos que pudieran heredar los bienes paternos. El marido que sorprendía a su mujer
en flagrante delito de adulterio, tenía el derecho de matar al seductor en el acto y la
63 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 96-97.64 Núcleo familiar
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mujer adúltera, podía ser devuelta. En cambio, el esposo no estaba sometido a este tipo
de restricción: podía recurrir a los servicios de una hetera o introducir en el hogar
conyugal una concubina, a menudo una esclava.
Todos estos puntos nos permiten, legitimar la actitud de Jasón que sólo responde
a la sociedad patriarcal en la cual habitaba y, por otro lado, no percibir como una falta
su actitud de abandono. Aunque bajo los ojos de Medea esto no sea así, debido al
desconocimiento de las leyes del matrimonio por parte de la heroína, la cual declara:
“[…] Habiendo de observar nuevas costumbres y nuevas leyes, como son las del
matrimonio, es preciso ser adivino, no habiéndolas aprendido antes, como sucede, en
efecto, para saber cómo nos hemos de conducir con nuestros esposos […]”65.
En segundo lugar, Ariadna al referirse a las promesas, que en otro tiempo le
había hecho Teseo, sostiene que éstas eran “[…] las de las felices bodas (y) los
deseados himeneos, / cosas que, juntas, los etéreos vientos se llevan como vanas
[…]”66. Pasemos a analizar los dos conceptos remarcados. Por un lado, hubo dos formas
de matrimonio en la sociedad romana: el matrimonio cum manu, donde la mujer pasaba
a formar parte de la familia de su marido y estaba sujeta a su poder marital (manus).
Podía realizarse esta unión de tres maneras:
“[…] *confarreatio: rito llamado así por la pieza de pan (far) que los
esposos compartían durante el sacrificio nupcial. Era la forma de
casamiento propia de los patricios.
*coemptio: una venta, primero real, después simbólica, de la esposa.
Era el matrimonio plebeyo.
*usus: se contraía mediante la convivencia de los futuros esposos
durante un año, pero era preciso que la cohabitación fuese continua:
tres noches consecutivas de ausencia llevaban consigo la nulidad.
[…]”67
Y por otro lado, el matrimonio sine manu o libre: donde la esposa continuaba
perteneciendo a la familia paterna y conservando los derechos sucesorios de su familia
de origen.
La ceremonia de la boda, era todo un rito que consistía en entregar los juguetes
de la niña- futura esposa, a una divinidad y acostarse con un traje nupcial y una cofia68
65 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 96.66 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D, vv 141-142
67 http://es.wikipedia.org/wiki/Costumbres_de_la_Antigua_Roma#La_mujer68 Catulo hace referencia a ella cuando menciona la mitra de Ariadna (vv 68): especie de sombrero alto y puntiagudo que simboliza la dignidad de su dueño.
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“[…] En todos los actos del rito la esposa era asistida por la
pronuba, una matrona casada una sola vez. El rito empezaba
consultando los auspicios: si el resultado no era malo, quería
decir que los dioses eran favorables a esta unión. Terminada
esta parte, tenía lugar la firma de las tabulae nuptiales
(contrato matrimonial) delante de diez testigos; después la
pronuba ponía las manos derechas de los esposos una encima
de la otra y con esto los esposos se comprometían a vivir juntos.
Acabadas las formalidades, tenía lugar el banquete nupcial.
[…]”69
Es en La Eneida donde se puede apreciar la ceremonia del deseado himeneo,
planeada por la diosa Juno, patrona de los lazos conyugales: “[…] Dido y el caudillo
trayano irán a refugiarse en la misma cueva; yo estaré allí y, si puedo contar con tu
voluntad, los uniré con indisoluble lazo y Dido será de Eneas. Allí acudirá Himeneo
[…]”70. La alusión a la cueva (gruta) se refiere al primer matrimonio celebrado entre
Júpiter y Juno. Y la función de Juno, aquí, como la pronuba es igual a la desempeñada
en la unión entre Jasón y Medea o entre Tetis y Peleo71.
Como ya apuntamos en el caso de las mujeres griegas, también se esperaba que
las esposas romanas dieran a luz hijos para la descendencia. Como ya sabemos Medea
en un primer momento conciente a su marido dándole dos hijos, pero luego de su
traición y abandono, decide matarlos como venganza. En el epílio de Catulo no se
remarca el deseo de la doncella cretense de ser madre y desde ya tampoco ha tenido hijo
alguno. En cambio, la desdichada Dido reclama esta falta de maternidad al héroe
troyano al manifestar: “[…] ¡Si a lo menos antes de tu fuga me quedase alguna prenda
de tu amor, si viese juguetear en mi corte un pequeño Eneas, cuyo rostro infantil me
recordase el tuyo, no me creería enteramente vendida y abandonada! […]”72, desea que
contrasta con la actitud de Medea, quien “[…] Odia a sus hijos y no se alegra de verlos
[…]”73
69 http://es.wikipedia.org/wiki/Costumbres_de_la_Antigua_Roma#La_mujer70VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 73. 71S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010. p 235
72 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 79. 73 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 90
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Cabe recordar, en este apartado que las mujeres una vez abandonadas solamente
hacen alusión a las figuras masculinas. Medea y Ariadna piensan en el auxilio de sus
padres que será vedado por las faltas cometidas a sus respectivas familias; mientras que
Dido recuerda a su hermano enemigo, a su perseguidor Jarbas y por supuesto al difunto
primer esposo. Esto refleja, bajo nuestro análisis, la dependencia del género femenino
dentro de esta sociedad greco-romana patriarcal. Es por lo mismo, que el tema de la
mujer abandonada es recurrente en la literatura de la época como ilustraciones de
modelos de conducta femenina tras el abandono.
Por último, y uno de los aspectos primordiales dentro del estudio, es la
caracterización que se otorga a los personajes masculinos en palabras de las mujeres.
Ellas en tanto mujeres desdichadas74 , desventuradas75, desgraciadas76, son
caracterizadas como leonas, en el caso de Medea, y Ariadna, curiosamente, recurre a
este mismo animal para preguntarse quién era la que engendró a su fugitivo marido;
mientras que Dido es definida como una cierva herida por el cazador Eneas.
En contraste, los héroes son señalados como traidores77y pérfidos78, al no
cumplir sus promesas. Cabe notar que estos adjetivos se repiten una y otra vez, con el
fin de generar el consenso a la idea de los dichos de Medea: “[…] ¡Que grave mal es el
amor en los hombres! […]”79, pero agregando también que no hay forma de advertirlo,
debido a que Júpiter no ha distinguido a los hombre bueno de los que no lo son80.
Para terminar con la exposición, falta exponer las maldiciones que cada una de
las mujeres lanza a sus esposos. Medea, como ya dijimos es la única que toma revancha
de la traición de su marido, al matar a sus hijos principalmente.
En cambio, Ariadna maldice a Teseo evocando a las Euménides, diosas de la
venganza de esta manera:
“[…] aquí, venid aquí, escuchad las quejas que yo,
ay de mí, mísera, soy obligada a proferir
desde las ondas entrañas, ciega de pasión demente, débil, en llamas,
Y, puesto que nacen sinceras del fondo de mi pecho,
no permitáis vosotras que nuestro dolor sea en vano,
74 Medea: 90-91-93-10275 La Eneida : 71-12376 La Eneida: 81-8277 Catulo: vv 151. Medea: p.95. La Eneida: 80 78 Catulo: vv174, 132, 133. La Eneida: 78-8179 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 9080 EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007), p 104
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sino que Teseo, con el ánimo con que me ha dejado sola,
con eso mismo ánimo, diosas, sea funesto para sí y para los suyos.
[…]”81
Por lo que la heroína pide la destrucción total de Teseo, pero este ruego es
escuchado por Júpiter, quien decide aplicar un justo castigo para la falta cometida: que
el héroe olvide los mandatos paternos, lo cual es fatal para su padre e instala una
tristeza, igual a la que atravesaba Ariadna, en el corazón del héroe.
Dido, por su parte, realiza sus súplicas evocando a Hécate y también a las
Furias vengadoras82, a las cuales pide que Eneas sea acosado por “[…] la guerra y las
armas de un pueblo audaz, desterrado de las fronteras, arrancando de los brazos de
Iulo, implore auxilio y vea la indigna matanza de sus compañeros; y cuando se someta
a las condiciones de una paz vergonzosa, no goce del reino ni de la deseada luz del
día, antes sucumba a temprana muerte y yazga insepulto en mitad de la playa […]”83
Claro que estas súplicas no se cumplen dentro del relato de Virgilio, que solo
enaltece la figura de Eneas como el fundador de la magnífica sociedad romana.
Es considerable que las tres mujeres, luego de su fracaso amoroso y de sus
maldiciones, reflexionen que no hay que creerle a ningún hombre más, ejemplo de lo
mismo son las palabras de Ariadna, en la costa de Día “[…] Ninguna mujer crea ahora
al varón que jura, / ninguna espere que sean fieles las palabras del varón […]”84.Sin
embargo, luego sabemos que tanto Ariadna como Medea son rescatadas y amadas por
Dionisio y Egeo respectivamente85 ; mientras que Dido muere y permanece al lado de su
antiguo amor. Es decir, otra vez vuelven a creer en los hombres y en sus promesas.
Conclusión
Luego del análisis efectuado se puede afirmar que el tema de la mujer
abandonada o tema del amor culpable, es respetado en los tres relatos analizados,
presentando mayores similitudes que diferencias, a pesar de los años que los separan.
Analizando sólo una de las posibilidades, podemos asumir que los textos sin
importar su género (tragedia, epílio o epopeya) respetan los pasos asumidos en el tema
81 CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D ,vv 195-121 82 Son las Euménides. 83 VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 87. 84CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D ,vv 143-144 85 BULFINCH, Thomas. La edad del mito: Mitos greco-romanos, Buenos Aires, Esse Servicios Editoriales, 2006, p 153 y 141
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elegido, los cuales presentan variaciones según cada autor, pero todos tienen en común
el papel de la mujer como víctima del abandono del héroe.
A través de una descripción de las partes constituyentes de dichos relatos, se
pudo observar la implementación del tema, abordándolo en su profundidad para luego
pasar a una segunda visión que nos permitió comprender su vinculación con la
concepción de mujer y su papel en la sociedad greco-romana. Pensando, en un primer
momento que la sociedad griega y latina eran disímiles, pudimos comprobar que no lo
son bajo estos aspectos patriarcales compartidos por ambas culturas.
Proseguimos con la descripción de los discursos de las protagonistas para llegar
a la conclusión que, aunque en un primer momento, rechazan a los hombres que las
abandonan y advierten a todas las mujeres que no hay que confiar en el género
masculino, luego parecen no escuchar sus propios sermones y caen en las “redes” de
nuevos amores.
De esta manera podemos concluir, que el tema examinado nos ofrece una
interpretación tanto de la literatura y de la sociedad de la época en que fueron
redactados los textos. Recordándonos, una vez más, el carácter opresivo de dicha
sociedad y la escasa participación de la mujer en las historias, que sólo parecía servir
para ayudar a su esposo y luego, ser abandonada; como en la vida literaria misma,
debido a la escasa producción femenina de la época, pero eso será objeto de una
investigación.
Bibliografía:
Citada:
BULFINCH, Thomas. La edad del mito: Mitos greco-romanos, Buenos Aires, Esse Servicios Editoriales, 2006
CATULO, Cayo Valerio, Carmen LXIV, S/D
EURÍPIDES, Tragedias, Buenos Aires, Edad, 1983 (2º Edición 2007)
S/D, La tentación, Ficha de la cátedra Literatura Latina, Carrera de Letras, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 2º cuatrimestre de 2010.
19
VIRGILIO, La Eneida, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2007, p 14.
Consultada:
OVIDIO, El arte de amar, Buenos Aires, Del nuevo extremo, 2008
LORAUX, Nicole en Maneras trágicas de matar a una mujer, S/D, 1989.
http://es.wikipedia.org/wiki/Costumbres_de_la_Antigua_Roma#La_mujer
http://es.wikipedia.org/wiki/Teseo
http://es.wikipedia.org/wiki/Ariadna
Índice:
Introducción…………………………………………...2
Héroe en peligro……………………………………….3
Mujer enamorada ……………………………………..5
Ayuda de la mujer. Pedido de recompensa……………7
Despojo de lo más preciado…………………………..10
Partida……………………………………………...... 12
Una mirada diferente…………………………………14
20
Conclusión……….…………………………………..19
Bibliografía……..………………………………...….20
21
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