Hoja Sobre Roca # 163

EVANGELIO DE SAN LUCAS CAPITULOS 3 y 4

EL SALON DE LOS AMBIENTESEDITORIAL

El Salón de los Ambientes, es el nombre que lleva esta sala en la que aparecen cinco obras que San Lucas de una manera genial nos entrega en los capítulos 3 y 4 de su evangelio.

Estas cinco “pinturas” hacen tomar conciencia de la forma en la que Jesús reaccionó ante los ambientes negativos que le tocó vivir en el rio Jordán, en el desierto de Judea, en la sinagoga de Nazaret, en la de Cafarnaúm y en la casa de Pedro.

Por ambiente el diccionario entiende las condiciones o circunstancias que rodean a las personas o a los acontecimientos. Será por lo tanto un ambiente algo intangible pero real, que tiene un influjo importante en nuestra manera de actuar.

Un ejemplo de la influencia del ambiente, lo tenemos en la hostilidad que se sentía en la sinagoga de Nazaret. Este ambiente hostil impidió la realización allí de milagros por parte de jesús.

La fuerte influencia que el ambiente tiene sobre nuestros comportamientos fue demostrada a principios del siglo XIX por Jeremy Bentham el inventor del panóptico, un sistema carcelario que lograba crear un ambiente de continua vigilancia.

En esta cárcel en forma de anillo, todas las celdas son construidas alrededor de la caseta de los vigilantes. Este tipo de edificio permite a los carceleros conocer, sin ser notados, lo que hacen los reclusos. Este sentirse siempre vigilados evita todo intento de fuga.

¿El ambiente de corrupción y violencia que hoy nos rodea no estará pidiendo a gritos la presencia de Jesús?

¿Qué ambiente se respira actualmente en mi hogar?

No. 163

“Le entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y encontró el texto que dice: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él

me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los

ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, paraproclamar el año de gracia del Señor.”

Lucas 4,17-18-19

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UN AMBIENTE DE IMPUREZA Y PECADO

UN AMBIENTE DE TENTACION Y PRUEBA

“Juan recorría toda la región del rio Jordán predicando un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados …..A

la multitud que había salido a que la bautizara le decía:….Muestren frutos de un sincero arrepentimiento…..Yo los

bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo….El los bautizará con Espíritu Santo y fuego….Todo el pueblo se

bautizaba y también Jesús se bautizó.”Lucas 3-3-7-8-16-21

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto, donde permaneció

cuarenta días, siendo tentado por el Diablo. En este tiempo no comió nada y al final sintió hambre”

Lucas 4, 1-2

Bien difícil fue para las primeras comunidades cristianas, aceptar que el “limpio Jesús” hubiese sido bautizado en las aguas del rio Jordán como si fuese un vulgar pecador.

Al no tener ningún pecado, Jesús era el único hombre que no tenía necesidad de ser bautizado. Sin embargo buscando cambiar ese ambiente maloliente de impureza y pecado que se respiraba dentro de la multitud de pecadores que temerosos del castigo divino, esperaban ser bautizados por Juan, el Señor Jesús aceptó ser también bautizado. Nos enseña San Pablo que todo hombre es habitado tanto por el Espíritu Santo como por el pecado. Cuando el pecado es el que nos domina nuestra vida se encuentra a punto de naufragar. Cuando esta tragedia acontece, nos pasa lo mismo que a un buque que se hunde. Los tesoros que lleva, se van al fondo del mar, pero la basura de que está lleno es lo único que empieza a flotar. En Roma en tiempos de elecciones los políticos que buscaban ser elegidos, acudían al Foro de la ciudad vistiendo túnicas totalmente blancas. Estas vestiduras “cándidas”, de la que se deriva el nombre de candidato las llevaban puestas por 17 días intentando de esta manera demostrarles a todos que eran personas limpias que merecían ser elegidas.

¿En qué forma intento tapar “la basura “que flota en mi vida.?

Es normal que existan problemas y dificultades. Sin embargo ocasionalmente nos toca experimentar “ambientes de desierto “ causados por todo tipo de pruebas y tentaciones.

En esas cruciales situaciones necesitamos recordar la forma en la que Jesús superó las tentaciones y las pruebas que le tocó vivir durante su experiencia de desierto. De estas pruebas salió triunfador por la fuerza del Espíritu Santo. Esta fuerza le permitió superar las tentaciones de la abundancia, del poder y del prestigio.

El hombre del Siglo XXI buscando ser feliz sucumbe con frecuencia a las tentaciones del Saber, del Placer, del Poder y del Tener. Este diabólico ambiente lo tiene condenado a sufrir el “tormento de Tántalo”.

Tántalo era un personaje mitológico a quien los dioses lo castigaron por haberles ofrecido la carne de su propio hijo. El tormento consistía en pasar eterna hambre y sed estando rodeado de agua y comida. Cuando muerto de sed quería beber del agua en la que se encontraba sumergido, ésta retrocedía. Cuando buscando satisfacer su hambre extendía su mano hacia una rama llena de apetitosas frutas estas se retiraban.

¿A qué tentaciones me encuentro actualmente sometido?. ¿Cómo pienso superarlas?

En este cuadro, el evangelista Lucas busca resaltar el ambiente de incoherencia y falta de autoridad que reinaba en la sinagoga de Cafarnaúm.

Unos muros cansados de escuchar discursos vacíos que a nadie convencían se sintieron maravillados de escuchar la forma en la que Jesús hablaba.

Es indicativo que el primer milagro que encontramos en el evangelio de San Lucas sea el exorcismo de una persona poseída de un espíritu inmundo, realizado por alguien realmente coherente como jesús.

En cierta ocasión una madre preocupada por la forma en la que su hijo consumía azúcar lo llevó a donde el Mahatma Gandhi para implorarle le dijese que no consumiese tanto azúcar. Mahatma Gandhi le pidió lo trajese de nuevo en dos semanas. Cuando la madre retornó Gandhi le pidió encarecidamente al joven que no comiese azúcar. Antes de retirarse la madre le dio las gracias pero le preguntó por qué le había dado esa cita a las dos semanas y Gandhi sonriendo le contestó: ”Mire señora yo quiero ser coherente con mis palabras. Hace 2 semanas yo también consumía azúcar.”

¿No será mi incoherencia la causa del poco efecto de mis palabras? ¿Por qué mis hijos no me obedecen?

“Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura…….Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él…… Y decían: Pero, ¿no es

éste el hijo de José?.....Al oírlo, todos en la sinagoga se indignaron .Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un

barranco….con intención de despeñarlo.”Lucas 4,16-20-22-28-29

UN AMBIENTE DE INCOHERENCIA Y FALTA DE AUTORIDAD

UN AMBIENTE DE ENVIDIA Y CELOS

La relación de Jesús con sus conciudadanos de Nazaret nunca fue realmente buena.

Desde muy pequeño esa forma tan “rara“ y “distinta” de actuar de Jesús que los superaba en todo, le creo un ambiente de celos y envidia.

Cuando sus vecinos de Nazaret conocieron que Jesús había realizado en otras aldeas innumerables milagros, lo invitaron a repetirlos en su propia tierra. Al llegar el Señor detectó un ambiente negativo que era indicativo de su total ausencia de fe y por eso se negó a darles gusto expresándoles además que “Nunca un profeta es bien acogido en su tierra “. Al oír estas palabras decidieron despeñarlo.

Cuando nos dejamos llevar por los celos y la envidia recogemos lo contrario a lo esperado, tal como le ocurrió a los habitantes de Nazaret.

Una antigua fábula nos enseña que una zorra que perjudicaba un cultivo de trigo fue atrapada por su dueño. Deseando castigarla de una manera ejemplar, el hombre amarró a la cola del animal una tea ardiendo. La zorra desesperada buscando apagar la llama se dedicó a correr de una forma incontrolada a través de todo el cultivo de trigo logrando de esta manera incendiarlo totalmente.

¿Qué resultados he obtenido cuando me he dejado dominar por la envidia y los celos?

“Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Estaban asombrados de su

enseñanza por que hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio impuro…..Jesús le increpó diciendo: calla

y sal de él. El demonio lo arrojó al medio y salió de él sin hacerle daño.……Y comentaban entre si: ¿Qué significa esto ?. Manda con autoridad y poder a los

espíritus inmundos y salen . Su fama se difundió por toda la región.”

Lucas 4, 31-32-33-35-36-37

Aunque no nos guste reconocerlo la vida del hombre se encuentra signada por la enfermedad y la muerte.

Después de salir de la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús comprendió que tocando directamente la miseria humana lograría cambiar el ambiente de enfermedad y muerte que se sentía tanto en la casa de Pedro como en el resto de la aldea. Tanto la suegra de Pedro a la que curó de una altísima fiebre, como la multitud de enfermos de distintas dolencias que le trajeron al final del día para que los curase, recibieron del contacto físico de Jesús su sanación.

A todos nos sirve de ejemplo la forma en que actuó la suegra de Pedro, una mujer realmente mayor. Después de ser curada y aunque todavía se sentía débil no permaneció descansando en su cama, sino que se levantó a servir.

Cuando la enfermedad y la muerte nos acechen, recordemos que dejándonos tocar por la mano poderosa de Dios lograremos superar su maléfico influjo.

En la escena de la creación que Miguel Ángel plasmó en los muros de la Capilla Sixtina del Vaticano claramente se ve que Adán recibió el soplo de vida cuando Dios lo tocó con su poderoso dedo.

¿Acostumbro dejarme tocar por Dios cuando me siento enfermo? ¿Realmente creo en el poder sanador de Jesús?

UN AMBIENTE DE ENFERMEDAD Y MUERTE

“Salió de la sinagoga y entró en casa de Simón.

La suegra de Pedro estaba con fiebre muy

alta y le suplicaban que hiciera algo por ella.

Él se inclinó sobre ella, increpó a la fiebre y se

le fue. Inmediatamente se levantó y se puso a servirles. Al ponerse el

sol, todos los que tenían enfermos con diversas

dolencias se los llevaban. Él ponía las manos sobre cada uno y los sanaba.”

Luca 4,38-39-40