1 JULIE KAGAWA FORO AD’
2 JULIE KAGAWA FORO AD’
Sinopsis
¿Una Pesadilla a mediados de Verano?
Robin Goodfellow. Puck. El bromista de la Corte de Verano, la mano derecha
del Rey Oberon, responsable de amargarle intensamente la existencia a una
reina faery y amigo en secreto del Príncipe Ash de la Corte de Invierno. Hasta
que la muerte de una chica se interpuso entre ellos, y otra chica robara sus
corazones.
Ahora Ash ha cedido demasiado un favor y alguien ha venido a cobrarlo,
forzando al príncipe a un lugar al que no puede llegar sin la ayuda de Puck - al
centro de la Corte de Verano. Y Puck se enfrenta a la elección final - traicionar
a Ash y posiblemente ganar a la chica que ambos aman, o ayudar a su antiguo
amigo convertido en un enemigo rencoroso a llevar a cabo un engaño al que
posiblemente ningún verdadero bromista faery se podría resistir.
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CAPÍTULO 1
Y como yo soy un honesto Puck...
Traducido por Dama0scura y Altia
Corregido por shuk hing
Nombres.
¿Qué es un nombre en realidad? Me refiero, además de un montón de sonidos y
letras que se juntan para formar una palabra. ¿Una rosa con cualquier otro
nombre olería igual de dulce verdad? ¿Sería la historia de amor más famosa del
mundo tan conmovedora si se llamara Romeo y Gertrudis? ¿Por qué es tan
importante cómo nos llamamos?
Hey, lo siento, generalmente no me pongo tan filosófico, tan solo he estado
pensando últimamente. Los nombres son, por supuesto, muy importantes para
mi clase. Yo, yo tengo muchos, ni siquiera puedo recordarlos todos. Ninguno de
ellos es mi verdadero nombre, por supuesto. Nadie ha dicho nunca mi verdadero
nombre en voz alta, ni una vez, a pesar de todos los títulos, apodos y mitos que
he adquirido en los últimos años. Nadie ha estado tan cerca para conseguirlo.
Curioso, ¿verdad? ¿Quieres conocer mi verdadero nombre? Bien, escucha,
nunca se lo he dicho a nadie antes. Mi verdadero nombre es….
Jajajaja, ¿de verdad pensaste que te lo iba a decir? ¿De verdad? Oh, me matas.
Pero, como dije, los nombres son importantes para nosotros. Por una cosa, ellos
nos atan a este mundo, nos conectan con algo real. Si tú conoces tu verdadero
nombre –no todos en nuestro mundo lo encuentran– eres más ‗real‘ que si no
sabes quién eres. Y para una raza que tiene la tendencia a desvanecerse si somos
olvidados, es un gran problema.
Mi nombre, uno de muchos, es Robin Goodfellow. Tú debes haber oído de mí.
Hubo una vez en el cual tenía dos amigos íntimos. Impactante, lo sé, dado mi
encanto natural. Pero hay quienes no aprecian mi brillantez. No se suponía que
los tres fuéramos amigos, o incluso amigables. Yo era parte de la Corte Seelie y
ellos…. No lo eran. Pero nunca he sido alguien que siguiese las reglas, ¿y quién
sabía que el hijo menor de la reina Mab podría ser tan rebelde también? Y
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Ariella…. Había conocido a Ash mucho antes de que Ariella entrase en escena,
pero nunca he envidiado su presencia. Ella era la mediadora entre nosotros: la
única que capaz de calmar a Ash cuando él volvía a su despiadada naturaleza
Unseelie , o aconsejaba precaución cuando uno de mis planes parecía un poco…
impulsivo. Hubo un tiempo en el que nosotros éramos inseparables.
En una ocasión, hice algo estúpido y los perdí a ambos en el proceso.
Lo cual nos lleva hasta…. Ahora. Hoy. Donde, una vez más, éramos yo y mi ex
mejor amigo preparados para afrontar otra aventura. Justo como en los viejos
tiempos.
Salvo que, él todavía no me había perdonado por lo que había sucedido hacía
tiempo. Y realmente tampoco me había invitado. En cierto modo…. Me auto
invité.
Pero si tuviera la costumbre de esperar por una invitación, yo nunca hubiera
llegado a ninguna parte.
—Entonces —dije alegremente, quedando un paso atrás del melancólico
príncipe—. Grimalkin. Lo encontraremos, ¿Verdad?
—Sí.
—¿Alguna idea de dónde está?
—No.
—¿Alguna idea de por dónde comenzar a buscarlo?
—No.
—¿Te das cuenta de que eso no constituye un verdadero plan, verdad chico
hielo?
Él se volvió para mirarme, lo cual consideraba un pequeño triunfo. Ash
generalmente ignoraba mis provocaciones. Cada vez que podía provocarlo a
través de su fría indiferencia era una victoria. Por supuesto, cuando se provoca
al príncipe de hielo, había que proceder con cuidado. Existe una línea muy fina
entre la irritación y tener carámbanos contra tu cara.
Me miró durante un largo momento, entonces suspiró, rastrillando una mano
por su pelo – una señal segura de que estaba frustrado.
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—¿Tienes alguna sugerencia Goodfellow? —murmuró, incluso sonando
renuente a preguntar.
Y por solo un momento vi cómo de perdido estaba, lo incierto de su futuro y de
lo que le esperaba. Cualquier otra persona no lo hubiera visto, pero conocía a
Ash. Siempre podía captar esos pequeños destellos de emoción, sin importaba
lo bien que los ocultase. Esto casi me hizo sentir lástima por él.
Casi.
Sonreí encantadoramente.
—¿Qué? ¿Realmente estás pidiendo mi opinión chico hielo? —me burlé, y esa
duda desapareció, transformándose en enfado—. Bien —proseguí, recostado
contra el tronco de un árbol—, ya que preguntas, puede que queramos
comprobar si alguien de por aquí le debe un favor.
—Eso reduce las cosas —dijo Ash con sarcasmo.
Puse los ojos en blanco, pero él tenía razón. Si nosotros empezamos a nombrar a
todo el que puede deberle un favor a nuestro amigo felino, la lista podría llenar
varios libros.
—Bien, entonces —Crucé mis brazos—. Si tú tienes una sugerencia mejor,
príncipe, me encantaría escucharla.
Antes de que él pudiese contestar, una onda de glamur estremeció el aire.
Brillos y serpentinas se arremolinaban a nuestro alrededor y un coro de
pequeñas voces cantando una sola nota. Me estremecí, sabiendo que solo había
una persona que piensa que una entrada normal, como caminar a través de una
puerta, no era lo suficientemente bueno para ella, ella tenía que anunciar su
presencia con destellos y brillos y el coro de San Pedro.
—¡Queridos!
A veces, apesta estar en lo cierto todo el tiempo.
—Leanansidhe —se quejó Ash, sonando casi tan emocionado como yo, cuando
la reina de los exiliados salió del brillo y la luz y nos sonreía. Ella parecía que
iba a una fiesta en donde el tema era El Vestido Más Brillante de la Noche. Se
detuvo un instante, logrando una dramática pose para su tristemente no
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impresionada audiencia, antes de agitar la mano y dispersar los fuegos
artificiales.
—Lea —repetí, sonriéndole—. Qué sorpresa. ¿A qué debemos el placer de tu
compañía, lejos del Between1?
—Puck, querido —Leanansidhe me dio una sonrisa tan acogedora como la de
una víbora mirando a un ratón—. ¿Por qué no me sorprende verte aquí? Parece
como si me acabara de librar de ti, mi mascota, y aquí estás otra vez.
—Ese soy yo —levante mi barbilla—. La moneda falsa que siempre aparece.
Pero no has contestado a mi pregunta. ¿Qué quieres Lea?
—¿De ti? Nada cariño —Leanansidhe se volvió para Ash y él se puso rígido. —
Ash, querido —ronroneó ella—. Tú eres un soldado, ¿no es así, consentido?
Estaba segura, después de hacer tu juramento de caballero, que tú y la chica
serían como Romeo y Julieta para mí. Pero tú sobreviviste a la batalla después
de todo. Bravo consentido, bravo.
Solté un bufido.
—Entonces yo qué soy, ¿hígado picado?
Leanansidhe me lanzó una mirada molesta.
—No, querido —suspiró—. Pero el príncipe de invierno y yo tenemos negocios
inconclusos, ¿no te lo dijo? —Ella sonrió y miró para Ash otra vez—. Él me
debe un favor –un gran favor– por ayudarlo, y he venido a cobrarlo.
¿Un trato con la reina de los exiliados? Por un segundo no estaba seguro de si
había escuchado bien.
—Chico hielo —Sacudí mi cabeza, exasperado—. ¿Es verdad? ¿Hiciste un trato
con ella? ¿Estás loco? Tú, de todas las personas, deberías saberlo mejor.
—Fue por Meghan —La voz de Ash fue baja, defensiva—. Yo necesitaba su
ayuda. —Él miró a Leanansidhe, rogando en silencio—. ¿Esto no puede esperar?
—preguntó en una voz calmada, y la pregunta me sorprendió.
Ash raramente hacía tratos, pero cuando los hacía, él era muy fiel sobre
mantenerlos. Era una cuestión de honor personal, supuse, para mantener sus
1 Reino de Leanansidhe, ubicado entre el mundo de los mortales y el reino de las hadas, donde se
encuentran los exiliados.
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tratos sin ninguna falta, sin quejarse, incluso si él hubiese conseguido el peor
final. Esta fue la primera vez que le había oído pedir más tiempo, la primera vez
que le había oído implorar por algo.
Pero él no iba a encontrar ninguna simpatía de la reina de los exiliados. Podría
haberle dicho aquello.
—No, querido —dijo Leanansidhe enérgicamente—. Me temo que no. Sé que tú
y Goodfellow están detrás de Grimalkin, y eso, me temo, puede llevar mucho
tiempo. Muchísimo tiempo, tiempo que no tengo. Estoy reclamando esta deuda
ahora y tú me ayudarás ahora. Además, mi amor. —Leanansidhe olfateó,
haciendo un gesto dramático con una mano enguantada—. Después de que tú
hayas hecho esto, yo podría ayudar. Buscar a Grimalkin si él no desea ser
encontrado es una tarea casi imposible. Al menos, podría ponerte en la dirección
correcta.
Ash suspiró, luciendo impaciente, pero no había nada que pudiera hacer. Incluso
yo no podría sacarlo del contrato, aunque si tuviera que llegar a un contrato,
siempre me dejaría una especie de vacío legal. De lo contrario podrían joderte
de muchas maneras. En las cortes, los nobles adoran este juego, cada uno
tratando de hacerle una mala pasada al otro, aunque la mayoría de ellos saben
que no deben hacer un trato conmigo. Especialmente después del fiasco entre
Titania y las orejas de burro. Ser una leyenda tiene sus ventajas a veces.
Ash también sabía la forma de proceder en las cortes fey, había crecido,
teniendo que cuidarse las espaldas. Me sorprendió que se hubiera permitido a sí
mismo cerrar un trato con Leanansidhe, debería haber sabido que esto le traería
problemas.
Como si intuyera lo que estaba pensando, Ash me miró, orgulloso y desafiante,
retándome a decir algo. Él lo sabía, me di cuenta. El señor frío, oscuro y
melancólico puede ser muchas cosas, pero no era tonto. Sabía que las hadas
siempre vienen a cobrar, conocía el riesgo de negociar con una peligrosa,
exiliada reina hada. Pero que lo había hecho de todos modos, por ella. Por la
chica por la que ambos estábamos locos, quien estaba lejos ahora, fuera de
nuestro alcance.
Meghan.
—Bien —Ash enfrentó a la reina de los exiliados de nuevo—. Terminemos con
esto. ¿Qué necesitas, Leanansidhe?
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Leanansidhe se pavoneaba.
—Sólo una pequeña petición, cariño —sonrió—. Un diminuto favor, no vale la
pena mencionarlo. Habrás acabado en poco tiempo.
Lo que en el País de las Hadas es "enorme, descomunal y peligroso." Fruncí el
ceño, pero Leanansidhe continuó sin mirar en mi dirección.
—Me temo que he perdido algo —continuó con un profundo suspiro—. Algo
que aprecio mucho. Algo que no puede ser reemplazado. Me gustaría que lo
recuperaras.
—¿Perdido? —interrumpí—. ¿Perdido cómo? ¿Perdido como que lo dejaste
caer en el fregadero, o perdido, como que salió por la puerta y corrió hacia el
bosque?
Leanansidhe frunció los labios y me disparó una mirada.
—Puck, cariño, no quiero ser grosera, pero ¿por qué sigues aquí? Hice un pacto
con el príncipe de invierno, y esto no te incumbe de ninguna manera. ¿No
deberías estar con el molesto Oberon o de su esposa basilisco?
—Ouch —Hice una mueca—. Bien, es agradable sentirse tan querido. —La
reina de los exiliados entrecerró sus ojos, luciendo un poco más peligrosa, y le
sonreí de vuelta—. Siento estallar tu burbuja, Lea, pero yo llegué primero. Si el
chico hielo quiere que me vaya, puede decirlo. De lo contrario, no me voy a
ninguna parte.
No me iría de todos modos, y ambos lo sabían, pero Leanansidhe miró a Ash.
Cuando él no dijo nada, ella resopló.
—Los dos son imposibles —afirmó, levantando las manos—. Oh, muy bien.
Quédate o vete, cariño, no hace ninguna diferencia para mí. De hecho... —Ella
se detuvo, a medio gesto, mirándome con una ligera sonrisa que me puso
nervioso—. Ahora que lo pienso, esto podría ser para mejor. Sí, por supuesto.
Esto saldrá bien.
Ash y yo intercambiamos una mirada.
—¿Por qué tengo la sensación de que no me va a gustar lo que viene después?
—Murmuré.
Él sacudió la cabeza, y yo suspiré.
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—Bueno, dejémonos de rodeos. Y la pregunta de los diez millones de dólares es:
¿qué es exactamente lo que perdiste, Lea?
—Un violín —Leanansidhe exclamó, como si fuera obvio—. Es muy molesto, y
estoy destrozada por de ello. —Ella sorbió sus narices, aferrándose a su
corazón—. Mi violín favorito, robado justo delante de mis narices.
—¿Un violín? —Repetí, haciendo una mueca—. ¿En serio? ¿Estás cobrando un
favor para eso? ¿No quieres esperar hasta que hayas perdido un órgano o algo
así?
Ash la miró solemnemente.
—Quieres encontrar al ladrón —dijo, y en realidad no era una pregunta.
—Bueno, no realmente, cariño. —Leanansidhe rascó un lado de su cara—.
Tengo la idea de quién es el ladrón, y a dónde se llevaron a mi violín precioso.
Simplemente necesito que vayas allí y lo traigas de vuelta.
—Si sabes quién es el ladrón, y a dónde llevó el violín, ¿por qué nos necesitas?
Leanansidhe me sonrió. Era una sonrisa muy mal, pensé.
—Porque, mi querido Puck —canturreó—. Mi precioso violín fue robado por
Titania, la Reina de Verano. Te necesito a ti y al príncipe de invierno para ir a la
Corte Seelie y robarlo de nuevo.
Oh, fabuloso.
—Bueno —dije alegremente—. ¿Eso es todo? ¿Robarle algo a la Reina de la
Corte Seelie? Estaba pensando que teníamos que ir a una misión suicida,
¿verdad chico hielo?
Ash me ignoró, típico de él.
—¿La Reina Titania tiene el violín? —preguntó, incrédulo—. ¿Estás segura de
que fue ella?
—Muy segura, cariño. —Leanansidhe sacó un cigarrillo del aire, soplando con
indignación—. De hecho, eso fue justo después de que ustedes regresaron a
Nunca Jamás. La celosa arpía se aseguró de que supiese quién era el
responsable. Ella todavía cree que le robé su miserable espejo de oro, hace
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tantos años, y nunca me ha perdonado. —Lea se detuvo entonces, y miró hacia
mí—. No sé cómo ha llegado a pensar eso, mascota, ¿y tú?
Parpadeé inocentemente.
—¿Por qué me miras, Lea? —Le pregunté, parpadeando—. ¿Es esta la cara de
un ruin villano?
Leanansidhe suspiró.
—De todos modos —continuó, volviéndose hacia Ash—. Esta es la situación. Y
como no puedo entrar a la corte nunca más, necesito a alguien sí pueda. Ahí es
donde vosotros dos entráis.
—No puedo entrar en Arcadia —dijo Ash—. Yo estaré entrando sin derecho, y
por ley, el Rey de verano puede ejecutarme si somos descubiertos. Tú lo sabes
muy bien.
—Lo sé, querido —apaciguó Lea—. Pero sospecho que serás capaz de
encontrar la manera. Especialmente si tienes al Maestro Goodfellow contigo. —
Sonrió y sopló un conejo de humo en mí—. A menos que, por supuesto, él no
esté a la altura del desafío. A no ser que tenga miedo de su terrible Reina de
Verano.
—Oh, por favor. No pienses que no sé lo que estás haciendo —le dije,
levantando una ceja—. No soy tan tonto como para caer en eso, Lea. ¿Con
quién crees que estás hablando, de todos modos?
—Sabía que dirías exactamente eso, querido —contestó la Reina del exilio—.
¿Meter a hurtadillas al príncipe de invierno en Arcadia, justo bajo las narices de
Titania? ¿Robar algo del puto cuarto de la reina, sólo para entregárselo a su rival?
Esto tiene ―Robin Goodfellow‖ escrito por todas partes.
Sí, lo sería, ¿no? Esto sonaba exactamente igual que una de mis travesuras, y la
verdad, en otras circunstancias, estaría más que dispuesto. A Titania no le
agradaba, y el sentimiento era mutuo. Una oportunidad que tenía para molestar,
irritar o cabrear a la Reina de Verano. No es que la odiase, después de todo, ella
era mi reina, pero ella realmente necesitaba aligerarse. Además, he oído lo que
le hizo a Meghan la primera vez que se conocieron, y había que devolvérsela.
Nadie convierte a mi Princesa de Verano en un ciervo y se sale con la suya,
incluso si es la Reina Seelie. Incluso si Meghan nunca sabe que la he defendido.
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Ahora, sin embargo, entendía la impaciencia de Ash. El voto que le hizo a
Meghan, su promesa de volver a ella, realmente no tiene fecha de expiración,
pero pensé que sería una aventura larga y ardua, sin todas estas molestas
misiones adicionales. Teníamos que estar buscando cierta bola de pelo odiosa,
no haciendo travesuras a la Reina Seelie, sin importar lo entretenidas que
sonaban.
Excepto, que Lea realmente no nos estaba dando una opción.
—Por lo tanto, si pudiesen conseguir esto —sonrió, agitando la boquilla de su
cigarrillo hacia nosotros—. Estaría muy agradecida. Cuando recuperen el violín,
solo encuéntrenme de nuevo aquí, cariños. Tendré a mis espías supervisando su
progreso. Pero ahora, tendrán que excusarme. Me temo que he dejado a Razor
Dan a cargo de la seguridad mientras estaba fuera, y tengo que volver
rápidamente antes de que él o su grupo se coman a alguien. ¡Buena suerte
mascotas! ¡No se conviertan en un rosal!
Otro remolino de brillo y luces, y la reina de los exiliados se había ido.
Ash suspiró.
—No digas nada, Goodfellow.
—¿Qué? ¿Yo? —Le sonreí—. ¿Decir algo? No soy de los que señala que, por
una vez, esta absurda situación no es mi culpa. Por supuesto, sé llegar a mejores
acuerdos con la loca reina del exilio con complejos de diosa. Y si lo hiciera,
esperaría que cobrase el favor en el peor momento posible. Pero desde luego no
soy nadie para restregártelo en la cara. Eso estaría mal.
Ash se pellizcó el puente de la nariz.
—Estoy empezando a lamentar haberte invitado.
—Me hieres profundamente, Príncipe. —Puse mis manos detrás de mi cabeza,
disfrutando de mí mismo—. Sobre todo porque vas a necesitar mi ayuda para
entrar en Verano. No creas que Oberon y Titania, no notarán al príncipe de
invierno paseando por el corazón de Arcadia. Destacas como un ogro en una
tienda china.
Frunció el ceño, ya sea que parecía imposible colarse en Arcadia, o porque
simplemente lo comparé con un ogro, no lo supe.
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—¿Supongo que tienes un plan? —murmuró, cruzando los brazos.
Le disparé una sonrisa maligna y fui recompensado por su breve mirada de
temor.
—Por favor. ¿Has olvidado de con quién estás hablando, chico hielo? Deja todo
en mis manos.
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CAPÍTULO 2
Entre la espada y la pared
Traducido por rihano
Corregido por shuk hing
Caía la noche cuando cruzamos la barrera desde el reino de los mortales hacia el
wyldwood. Por otra parte, siempre era un crepúsculo bajo el dosel del enorme
wyldwood. La luz del sol no podía penetrar el espeso follaje que se elevaba a
cientos de metros hacia el cielo. A diferencia del brillo intenso de Verano y el
rigurosamente gélido de Invierno, el wyldwood era eternamente oscuro,
enmarañado y peligroso. Estaba constantemente cambiante, por lo que nunca
sabías hacia qué era lo siguiente que correrías.
Me encantó. A pesar de que era de Verano, se sintió más como en casa que en
otro lugar.
—Aquí estamos —dije, dando un paso por debajo de un par de cipreses
retorcidos formando un arco entre los troncos. A nuestro alrededor, la oscuridad
del wyldwood se cerraba, aunque unos solitarios fuegos-fatuos se balanceaban
entre las hojas, en busca de los viajeros perdidos. Las espesas zarzas negras se
arrastraban entre los troncos, deslizándose por el suelo, mientras estrangulaban
la vida de todo tipo de plantas—. Arcadia no está lejos. Habría usado el sendero
que nos lleva a través de las cavernas de cuarzo, pero me temo que una
lindworm2 tiene fijada su residencia desde la última vez que estuve allí.
Ash miró a su alrededor, siempre alerta, y levantó una ceja.
—Te das cuenta de que nos has traído directo al medio del territorio del lobo
erizo.
Interiormente di un respingo. Tenía la esperanza de que no hubiera notado ese
pequeño detalle.
—Bueno, solo vamos a tener que atravesar furtivamente de forma tranquila y
silenciosa.
2 Una especie de dragon.
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—Los lobos erizo no tienen oídos —añadió Ash—. Cazan mediante la
detección de las vibraciones en el suelo. Y en el aire. Probablemente están
escuchándonos ahora mismo.
—¿Quieres llegar a la Corte de verano o no, principito? —Le reto, cruzando los
brazos—. Esta es la forma más rápida.
Un susurro en un matorral nos llamó la atención, y cogimos un destello de un
funesto ojo verde mientras algo enorme y erizado se alejaba hacia las sombras.
—Y... ahí va a alertar al resto de la manada. —Ash me miró—. ¿Por qué estas
cosas siempre ocurren cuando estoy cerca de ti?
—Es la fortuna, supongo —dije alegremente, mientras nos alejábamos a toda
prisa antes de que el resto de la manada pudiera llegar.
No iba tan bien como lo había planeado. Los lobos erizo eran depredadores al
acecho, aunque ciertamente no el más repugnante monstruo que alguna vez
hubiéramos enfrentado. Pero eran engañosos hijos de puta, y tenían la mala
costumbre de verse exactamente como un matorral inocente hasta que estabas
justo sobre ellos y luego bum, tenías a este gran arbusto en forma de lobo
embistiendo tu cara. Esquivamos, agachamos y cortamos nuestro camino más
allá de la primera docena o algo así, evitando los arbustos espinosos mortales,
que saltaran hacia nosotros sin previo aviso, o se lanzaran fuera de las zarzas.
Desafortunadamente los lobos erizo también tenían la audacia de aprender de
los errores del pasado, y comenzaron a utilizar estrategias y tácticas de grupo en
contra de nosotros.
Entramos en un claro del bosque mientras una de las criaturas erizadas se
deslizaba entre las zarzas por delante de nosotros. A medida que íbamos hacia
adelante, tensos y cautelosos, cuatro arbustos nos rodearon, saltando a la vida y
cargando contra nosotros. Ash y yo retrocedimos, volviendo hacia atrás
instintivamente, mientras las espinosas criaturas se abalanzaron desde todos los
lados. La espada de Ash rasgó, cortando a uno desde el aire mientras apuñalaba
uno hacia arriba con mi daga, cogí a un lobo erizo bajo la mandíbula y lo lancé
hacia su amigo. El último lobo encontró un final repentino en la hoja de Ash,
pero entonces sin previo aviso, otro par de zarzas se desplegaron y abalanzaron,
atrapándonos por sorpresa esta vez. Sentí el cuerpo espinoso de un enorme lobo
golpear hacia mí, noqueándome de lleno, mientras el segundo mordía el brazo el
cual sostenía Ash su espada.
15 JULIE KAGAWA FORO AD’
Sentí un destello de frío detrás de mí e hice una mueca. El temperamento del
chico hielo se había roto finalmente. Desde la esquina de mi ojo, vi al príncipe
caminar hacia adelante, empujando su brazo más en las fauces del lobo. Hubo
otro destello, y el lobo erizo se puso rígido cuando los carámbanos estallaron
fuera de su boca, perforando a través de sus mandíbulas como agujas gigantes.
Ash tomó el hocico del lobo con la otra mano y tiró hacia abajo con un fuerte
crujido, rompiendo su mandíbula como una ramita congelada. El lobo aulló,
enroscado sobre sí mismo y dejó de moverse.
Fruncí el ceño al lobo por encima de mí, manteniendo esos dientes
desagradables lejos de mi cara.
—Uf, mi amigo, realmente necesitas una pastilla de menta —le dije, enviando
un pulso de glamur hacia el zarzoso monstruo encima mío—. Vamos a ver qué
podemos hacer al respecto con ese aliento de perro.
Las viñas crecieron desde la cabeza espinosa del lobo, deslizándose sobre su
cara. Se envolvieron alrededor de su boca como un bozal, sujetándolas, y los
ojos del lobo se volvieron enormes y redondos. Gimoteando patéticamente, se
apartó, arañando su cara, y salió corriendo, desapareciendo en el bosque.
Quitándome el polvo, me puse en pie.
—Bueno, eso fue... interesante —me aventuré a decir, ignorando
deliberadamente la mirada de Ash. Su manga estaba hecha jirones, y manchada
de sangre desde su antebrazo hasta el codo—. No recuerdo que los lobos erizos
hicieran eso antes.
—Si no te necesitara para entrar en Verano...
—Oh, pero lo haces —le recordó con una sonrisa—. ¿No olvidemos eso, eh,
chico hielo? —Su expresión se oscureció aún más, pero él se apartó.
—Vamos —dijo Ash, su voz aún más fría de lo normal—. No tenemos tiempo
para más tonterías.
—Eso es lo que me gusta de ti, fey de invierno... eres todo ingenio tan brillante,
tan inteligente proveedor de las palabras, como sabio y juguetón…
Me agaché mientras una piña cruzaba por mi cabeza con la fuerza suficiente
para haber hecho algo más que desordenar mi pelo. Una sonrisa se me escapó.
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—Siempre es bueno saber que te preocupas, chico hielo —Con una rápida risa
corrió por delante, con la esperanza de salir fuera del alcance de algunos misiles
más fríos, y más cortantes, que podrían estar viniendo en mi camino.
Después del fiasco con los lobos, nos separamos un poco, con el príncipe de
hielo desapareciendo en los bosques de los alrededores para limpiar y vendar su
brazo mientras yo hacía el campamento. No podíamos esperar más. Nunca era
una buena idea caminar pesadamente a través del sangrante wyldwood; atraería
a todo, y me refiero a todo, en la zona. Además, la noche se acercaba, y si nos
aventuramos más lejos, cruzaríamos el Fen Marches. Barghests(2) y espectros
de pantano recorrían esos pantanos en la noche, en busca de víctimas, y aunque
no me importaría el desafío de cruzar los pantanos sin ser comido o ahogado,
teníamos una misión que cumplir.
Así que, he encontrado una gruta rodeada de brillantes hongos azules y naranjas
y alfombrada de musgo, despejé un espacio e hice una hoguera. Pinchando un
par de setas salvajes que había encontrado antes, mantuve el palo por encima de
las llamas, inclinándome hacia atrás con satisfacción. Ash no había regresado,
pero conociendo al chico hielo probablemente estaría cazando, una vez que
hubo curado su brazo. No estaba preocupado, él iba a encontrar este lugar,
cuando ya estuviera listo.
Solté un bufido, volteando los ojos. A menos que el idiota testarudo decidiera
actuar por su cuenta otra vez. Esperaba que hubiera aprendido su lección de la
última vez que había intentado algo así.
Un peso se estableció en mi estómago. No había querido pensar en esa noche,
pero ahora que lo había hecho, no servía de nada tratar de olvidar. Miré al fuego,
dejando que mis ojos se desenfocaran, y los recuerdos se deslizaron de nuevo.
Fue una noche muy parecida a ésta, en un lugar rodeado de flores brillantes,
excepto que era territorio de Invierno y no el wyldwood. Ellos no me habían
visto, no se habían enterado de que aún estaba despierto, pero había visto a Ash
y a Meghan esa noche, escuché como él le dijo que se iba, solo, para recuperar
el Cetro de las Estaciones. Había escuchado cómo él le decía que regresara a
casa, de vuelta al mundo mortal, para olvidarse de él. Había visto el rostro de
ambos, el de Meghan surcado de lágrimas mientras ella trataba de ser valiente,
el tormento de Ash cuidadosamente sellado. No había dicho nada, no hice nada,
mientras él había roto su corazón, dado media vuelta y salido de su vida.
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Y... yo había estado contento.
Restregué una mano por mi cara, disgustado conmigo mismo. Había estado
contento, porque Ash había aplastado el corazón de mi princesa, porque él se
había ido, y tal vez finalmente podría conseguir que me mirara. Había sido
demasiado paciente, esperando mi momento, esperando el día en que la princesa
abriera los ojos y viera a su fiel Puck como algo más que un amigo tonto. Yo
sería más que su guardián y defensor, y el bufón que la hacía reír. Yo sería su
todo, si pudiera.
Con un suspiro, retiré las setas del fuego y las mordí en forma agresiva.
Después de que Ash se había ido, había tratado de reparar el corazón destrozado
de mi princesa, el que la piedra-fría del príncipe-de-hielo había roto de manera
tan eficiente. Y por un momento feliz, había pensado que tenía una oportunidad.
El recuerdo del beso de Meghan estaba grabado a fuego en mi cerebro, y nunca
olvidaría ese día, uno de los momentos más felices de mi vida. Pero, contra todo
pronóstico, Meghan y Ash habían encontrado su camino de regreso el uno al
otro, desafiando a cada corte del País de las Hadas para estar juntos, y yo fui
dejado atrás. Al final, la había perdido.
¿Entonces por qué diablos estoy todavía aquí?
— Goodfellow.
Salté. La voz profunda no era la de Ash, era demasiado baja y potente para
pertenecer al escarchado príncipe de hielo. Lo supe al instante, era una voz que
podría ordenar florestas enteros y bosques, una voz que yo había obedecido
mucho antes incluso que conociera al veleidoso príncipe de Invierno.
Oberon me miró por encima del fuego, sus ojos brillando color ámbar en las
sombras, la expresión de su rostro estrecho ocasionando que el mismo suelo
temblara de miedo.
—Hola, Robin —murmuró Oberon, sin sonreír—. Me temo que debemos tener
una pequeña charla.
Oh, mierda.
Me levanté con cautela, la sonrisa descuidada firmemente en su lugar,
enlazando las manos detrás de mi cabeza. Cualquier otra persona se hubiera
inclinado o arrodillado o hecho una reverencia o por lo menos asentir con
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respeto, pero conocía al Rey Seelie desde hace mucho tiempo, estas
formalidades entre nosotros no eran necesarias. Si hiciese alguna muestra de
respeto, Oberon sabría que algo estaba pasando. Tan bien como yo lo conocía,
el Rey del Verano me conocía tan bien.
—Por qué, Oberon —Asentí, sin dejar de sonreír—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Miré su armadura y el gran arco cruzando su espalda—. ¿Fuera por una
pequeña caza? ¿Todo por ti mismo? ¿Y no me invitaste? Estoy herido.
—Basta de tonterías, Robin. —El Rey Seelie saludó con una mano, y los
truenos retumbaron a lo lejos. Entre nosotros, la hoguera flameó como si
quisiera saltar fuera del hoyo, y las plantas que nos rodeaban se volvieron locas,
retorciéndose y girando y bailando como si estuvieran enfervorizadas al verlo.
Tal era el inmenso poder del Rey de Verano.
—Los dos sabemos por qué estoy aquí, creo. ¿Dónde está el príncipe Unseelie?
—¿Príncipe? —Fruncí el ceño, aunque mi corazón empezó a correr debajo de
mi camisa. ¿Cómo Oberon había averiguado acerca de Ash tan rápidamente? Ni
siquiera estábamos en Arcadia todavía—. ¿Por qué creerías que sé algo sobre el
príncipe Unseelie? —Pregunté, adoptando mi mejor expresión inocente—. Se
supone que somos enemigos. En caso de que no lo hayas oído, él hizo un
pequeño juramento de matarme algún día.
Nada de eso era una mentira. Vive tanto tiempo como yo, y te conviertes en un
experto en ―bailar alrededor de la verdad,‖ como dicen algunos.
Desafortunadamente Oberon no era un polluelo, tampoco.
—Robin. —Me dio una mirada paciente—. Lo sé. Sé lo que estás planeando
hacer. ¿Crees que no tengo la menor idea de lo que sucede en mi propia corte?
Titania está completamente enamorada de su nuevo juguete. Sé que ella se lo
robó a Leanansidhe, no es ningún secreto de donde ella lo consiguió. Me estaba
preguntando cómo Leanansidhe reaccionaría. Entonces escucho un rumor de ti y
el príncipe de Invierno entrando al wyldwood, en dirección a Arcadia. No me
creas un tonto, Goodfellow. Sé que planeas regresar el juguete de Leanansidhe a
ella.
—Sin embargo —continuó, antes de que pudiera pensar en un nuevo plan, uno
que me sacaría de esta sin ser convertido en un pájaro o una rata por quién sabe
cuánto tiempo—. Puedes relajarte, Robin. No estoy aquí para detenerte.
19 JULIE KAGAWA FORO AD’
No me relajé. De hecho, esto solo me hizo más cauteloso. Me crucé de brazos,
levantando una ceja.
—¿Ah, sí?
—Mi señora esposa se ha vuelto muy distraída en los últimos tiempos —
continuó lord Seelie—. Ella adora a su nuevo juguete y no presta atención a su
corte, sus súbditos, o su rey. Eso me disgusta.
Ajá. Y la verdad salió. Oberon había sido siempre del tipo celoso. Cualquier
cosa que alejara el interés de Titania de él era motivo de grandes discusiones
entre los dos gobernantes Seelie. La última vez que algo como esto había
pasado, Titania se había negado a renunciar al intercambio del pequeño indio, y
Oberón me había ordenado poner una poción de amor en sus ojos así ella
olvidaría todo acerca de eso.
Todos sabemos cómo terminó eso.
Suspiré, sabiendo a donde iba esto.
—Déjame adivinar —le dije—. Tú vas a estar ―convenientemente ausente‖ de la
Corte de Verano por un tiempo. Tiempo durante el cual, el más nuevo juguete
de Titania desaparecerá misteriosamente, y no tendrás conocimiento de adónde
podría haber ido.
—Voy a cazar con mis caballeros y los perros —respondió el Erlking con gran
dignidad—. No me importa lo que Titania hace mientras estoy fuera. Sin
embargo... —Se acercó, llenando la pequeña gruta con su presencia. Su alta
sombra se cernía sobre mí mientras encontraba mi mirada—. Yo quiero que
pienses sobre esto muy bien, Robin. Recuerda estas palabras, cuando entres en
Arcadia con tu plan, cual sea.
Oberon se inclinó, con voz baja y oscura, me susurró sobre el fuego.
—Si tu compañero de repente estuviera... desaparecido —murmuró, y una mano
fría me agarró el estómago—. Si el príncipe de Invierno ya no estuviera aquí,
¿cuánto tiempo crees que pasaría antes de que Meghan Chase, viniera a ti?
Sentí la respiración saliendo de mí en un silbido. Me quedé mirando a Oberon,
horrorizado. Me regresó la mirada con calma, inmóvil como un roble.
—¿Qué... estás...? —Ni siquiera pude terminar la frase—. ¿Por qué creerías...?-
20 JULIE KAGAWA FORO AD’
—Sé que tú la amas —siguió Oberon, sin inmutarse—. Mi hija. Conozco tus
sentimientos por Meghan Chase, Robin. Y estoy aquí para decirte que lo
apruebo. Preferiría verlos a ustedes dos juntos, que a ella con el hijo de mi
antiguo enemigo.
—No me pide mucho, ¿verdad? —Mi voz salió dura y áspera, y me alejé de él.
Simulando completamente no saber que Ash había huido, junto con la mayoría
de mi compostura. La mirada de Oberon me siguió mientras daba unos pasos
hacia adelante, agarrando las ramas de un pino pequeño mientras miraba hacia
la noche. El fuego crepitaba y saltaba detrás de mí, y el calor de la mirada de
Oberón quemaba entre mis hombros como la llama más caliente.
—¿Qué quieres que haga? —Murmuré, mirando hacia la noche—. ¿Clavarle un
cuchillo en la espalda cuando él no esté mirando? ¿Es eso lo que me estás
ordenando que haga ahora? —Mi instinto resistiéndose a la idea—. ¿No crees
que Meghan tendrá algo que decir al respecto? Nunca sería capaz de ocultarle
algo así.
—Tú no necesitas hacer nada —continuó Oberon calmadamente—. Sólo
exponer al príncipe cuando estés en la Corte de Verano. Titania hará el resto. Su
sangre no estará en tus manos, sólo estarías haciendo lo que un verdadero siervo
de la Corte de Verano haría. Cuando el príncipe esté muerto, Meghan Chase,
vendrá a ti por consuelo. Y todo será como debería ser.
No podía responder. Casi podía sentir a Meghan contra mí, temblando con los
sollozos mientras lloraba a su príncipe de Invierno. Podía sentir mis brazos
alrededor de ella mientras le susurraba que estaría bien, que todavía me tenía, y
que nunca la abandonaría. Y entonces quise patearme en la cabeza por pensarlo.
Oberon observó en silencio.
—Robin Goodfellow —murmuró—. A pesar de nuestras diferencias del pasado,
te considero mi siervo de mayor confianza. Somos viejos, más viejos que el
príncipe de Invierno. Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Pero a veces,
me pregunto si te das cuenta que aún eres parte de la Corte de Verano. Es tu
casa. No necesitas nada más.
Apreté los dedos, sintiendo la rama astillarse bajo mi tacto. Si Oberon lo vio, no
estaba preocupado.
21 JULIE KAGAWA FORO AD’
—Mi hija es verdaderamente una de nosotros ahora —añadió—. Inmortal. Una
reina de las hadas. Tienes todo el tiempo del mundo para hacerla enamorarse de
ti. No sería difícil, los dos ya son muy cercanos. Sé que encontrarías una manera
de estar con ella, incluso en el Reino de Hierro. Una vez que pones tu mente en
algo, Robin, no hay forma de detenerte. Pero debes deshacerte del príncipe de
Invierno antes de que ella puede verte.
No le respondí. Sentí al Rey Seelie retroceder, preparándose para irse.
—La elección es tuya, por supuesto —dijo mientras el fuego se extinguía y las
plantas que nos rodeaban detenían su loco retorcimiento—. Mi cacería me
llevará lejos de Arcadia, lejos de los rumores del mal que azota a la Corte de
Verano. Haz lo que quieras, Robin, pero recuerda, si amas a mi hija, esta podría
ser tu única oportunidad de estar con ella al final. De lo contrario, perderás a
Meghan Chase por el mismo que ha jurado matarte.
Un viento caliente silbó a través de la gruta, revolviendo el fuego y las hojas.
Cuando se desvaneció, el espacio estaba vacío, salvo por mí. El Erlking se había
ido.
22 JULIE KAGAWA FORO AD’
Capítulo 3
Mi Señora está enamorada de un monstruo
Traducido por roblelector
Corregido por shuk hing
Ash volvió unos minutos después, entrando a la cueva sin preámbulos, cargando
un par de conejos, lo que demostró que sí había estado cazando. Arrojó uno a
mis pies, y sin decir una palabra empezamos a limpiarlos, trabajando en silencio
mientras la noche se cerraba a nuestro alrededor.
¿Asesinar a Ash? ¿Traicionarlo con la Corte Seelie? ¿Qué estaba pensando
Oberon? Como si pudiera hacer algo así, incluso si técnicamente fuera Titania la
que diera el golpe mortal. Y ella lo haría. Ash podría ser un príncipe, pero
Titania era una reina. No molestas a las reinas de Faery; al menos, no lo haces
cara a cara, especialmente en su propia corte. Incluso yo sabía eso. Y con
Oberon convenientemente ausente, Titania no desperdiciaría al príncipe de
Invierno. Lo destruiría por completo.
No podía hacerle eso al chico hielo. Incluso luego de todos esos años de rencor
y lucha entre nosotros, aunque él probablemente intentaría matarme algún día, y
que realmente lo hiciera, no podía dejarlo a merced de Titania.
Pero… si no lo hacía, Meghan nunca me amaría. Mi princesa, la chica por la
que haría cualquier cosa, nunca me miraría, nunca me vería de la misma manera
que a Ash.
¿Qué era lo que lo hacía tan especial? ¿Qué tenía él que yo no?
– Estás demasiado callado.
Pestañé y levanté la vista del conejo desollado. Ash se arrodilló a pocos pies del
fuego, se inclinó sobre su tarea, su cuchillo de caza trabajando con fluida
eficiencia.
–¿Q-qué? –balbuceé, un poco rápido además. Ay, eso fue brillante Goodfellow.
Arréglalo, ahora–. ¿Yo? –continué, fingiendo sorpresa–. ¿Por qué, chico hielo,
lo que sea que quieres decir? ¿Puede ser que de verdad estés preocupado?
23 JULIE KAGAWA FORO AD’
No me miró mientras seguía diciendo.
–Estás ocultando algo –dijo Ash tranquilamente–. Si puedo escuchar mis
pensamientos a pesar de tu cháchara, significa que algo está pasando. O a punto
de suceder algo muy, muy malo. ¿Alguna cosa que quieras decirme Goodfellow?
Mierda, ¿desde cuándo el chico hielo era capaz de leerme? Eso era algo en lo
que tenía que trabajar.
–Sí –contesté, forzando una sonrisa–. Creo que transformarte en una ardilla es la
forma más fácil de escabullirte dentro de Arcadia. ¿Qué te parece? O, si
prefieres, probablemente te pueda transformar en un ratón. O un pájaro. ¡O un
conejo! –Miré a la carcasa despellejada en mis manos–. Aunque las cosas
podrían ir mal si Titania tiene sus perros de casa en algún lugar cercano…
– No importa –Ash suspiró, sacudiendo su cabeza–. Siento haber dicho algo.
–¡Ooh, ya sé! –Chasqueé mis dedos–. ¡Un camaleón! De ese modo te puedo
poner en mi cuello y te camuflarás enseguida. ¡Es brillante! Y serías un
camaleón muy apuesto, ¿no crees, chico hielo?
Ash rodó sus ojos y se agachó más sobre su tarea, dejando de escucharme.
Seguí hablándole, con inútiles, ociosas palabras que ninguno de los dos tomó en
serio. Era un escudo, una barrera para mis pensamientos reales, los cuales no
podía ignorar sin importar cuanto lo intentara.
¿Por qué estás aquí?
Por Meghan. Esa era la respuesta obvia. Estaba aquí por Meghan. Porque yo
amaba a mi princesa y quería que ella fuera feliz. Incluso si su felicidad
significaba que ella estuviera con alguien más. Incluso si ese alguien era mi
archirrival. Quería que fuera feliz.
¿No crees que tú podrías hacerla feliz?
Yo podría. Si ella me hubiera elegido, lo hubiera dado todo. Era quien podía
hacerla reír, quien le mostró las maravillas de la magia de Verano, quien había
recibido una bala por ella sin titubear (lo que, a propósito, dolió como la
mierda). Era el que la protegía de sus crueles compañeros de clase humanos,
quien la acompañaba caminando hasta y desde el autobús todos los días, quien
recordaba su cumpleaños cuando todos los demás, incluso su propia familia, lo
olvidaba. Princesa, ¿por qué no pudiste elegirme? ¿No era lo suficientemente
24 JULIE KAGAWA FORO AD’
bueno? ¿O es esto mi culpa por haber esperado? ¿Por no haber hecho mi
movida antes?
Mierda. Pensé que había superado esto. Pensé que estaba bien en la zona de
amigos, pero no podía sacarme las palabras de Oberon de la cabeza. El Erlking,
aunque a veces podía ser un bastardo manipulador sin corazón, tenía razón.
Mientras Ash siguiera alrededor, Meghan nunca me vería como nada más que
un amigo.
Así que tienes que preguntarte a ti mismo Goodfellow, ¿quién es más
importante? ¿La mujer a la que amas y por la que harías cualquier cosa, o el
rival que juró matarte algún día?
Miré a Ash, contemplando el fuego, dándome la espalda mientras atizaba el
fuego. Mí una vez amigo transformado en enemigo. ¿Qué haría el despiadado
príncipe Unseelie si estuviera en mi posición?
De repente me paré, haciendo que Ash mirara hacia atrás con cautela.
–¿Vas a algún lado Goodfellow?
–Solo a caminar, principito. Pero me conmueve que te importe. –Le sonreí
burlonamente y se dio la vuelta hacia el fuego de nuevo. Hice una mueca a sus
omóplatos–. Sabes, me estoy cansando un poco de hablarle a una pared de
piedra –continué, caminando hacia el borde de la cueva–. Creo que conversar
con un pez muerto sería más satisfactorio que molestarte.
–Eso nunca te detuvo antes.
–¿Ves? Eso es a lo que me refiero. –Rodé mis ojos–. Pero tendrás que
disculparme por necesitar algo de tiempo a solas, Príncipe. Tengo que buscar la
manera de infiltrar tu carcasa helada dentro de la Corte de Verano.
Él levantó la cabeza bruscamente.
–Pensé que ya habías planeado eso.
–Oh, ahora estamos interesados en una conversación, ¿no? –Me reí entre dientes
y entrelacé mis manos por detrás de mi cabeza–. No te preocupes chico hielo,
encontraré alguna solución. Siempre lo hago.
25 JULIE KAGAWA FORO AD’
Él me miró silenciosamente. Lo miré fijamente también, todavía sonriendo
satisfecho, desafiándolo a decir algo, a discutir. Finalmente suspiró y volvió a
darse la vuelta hacia el fuego.
–Es tu corte –lo escuché murmurar– la conoces mejor que yo.
Sí, lo es, pensé mientras retrocedía y lo dejaba, caminando dentro del bosque.
Es mi corte; soy parte de Verano, y se supone que tú eres mi enemigo Ash.
¿Alguna vez piensas en ello? ¿Cómo estás caminando dentro del territorio
enemigo con alguien que se supone que es leal a la Corte Seelie?
No había sido totalmente honesto sobre eso. Ya sabía cómo iba a colar a su real
frialdad en Arcadia, justo bajo las narices de Titania y de la Guardia de Verano,
sin que nadie supiera que él estaba allí. Sería todo un reto: Ash era totalmente
un príncipe de Invierno. No podías tan solo pegarle un bigote falso y esperar lo
mejor, no con esa aura de glamur. Afortunadamente hacía tiempo que venía
haciendo esto. Si había alguien que pudiera meter a un noble de Invierno dentro
de la Corte de Verano sin ser visto, este es su servidor.
No, tan solo necesitaba un tiempo a solas. Tiempo para pensar. Tiempo para
planear.
Tiempo para decidir lo que realmente quería hacer.
~~~
– No.
Rodé mis ojos.
–Vamos chico hielo. Por lo menos no te estoy convirtiendo en un lémur. Este es
el único modo de entrar dentro de la Corte de Verano sin que todos sepan que tú
eres… tú.
–Tiene que haber otra manera.
–No la hay –Crucé mis brazos y lo fulminé con la mirada. Habíamos alcanzado
la frontera de Arcadia, y estábamos parados en el límite del wyldwood,
contemplando a través del río las tierras del Erlking. Un puente de madera,
floreciente de flores salvajes, atravesaba el golfo, y dos caballeros de Verano
26 JULIE KAGAWA FORO AD’
hacían guardia en el lado lejano. Ash y yo estábamos entre unos pinos,
mirándolos a través del río, con los agitados rápidos ocultando nuestra
conversación en siseos.
–Es un disfraz Ash –dije de nuevo–. Una ilusión. Tenemos que camuflar tu
glamur de Invierno con mi glamur de Verano, y hay que cambiar tu apariencia
para que las personas no enloquezcan al segundo que camines dentro de la corte.
En serio, es la única manera. ¿Cómo pensabas que iba a ser esto?
Ash suspiró, inclinando su cabeza hacia atrás.
–Estás disfrutando esto demasiado.
–Bueno –Me encogí de hombros, mordiéndome para evitar una sonrisa–. No
puedo decir nada al respecto –Él me fulminó con una mirada como puñales de
hielo y yo levanté las manos–. ¿Quieres entrar en Arcadia o no?
–Está bien –Él hizo un frustrado e impotente gesto–. Hazlo. Vamos a terminar
con esto.
–Pensé que nunca lo dirías –Tiré de él hacia los árboles, mientras llamaba a mi
magia.
–Quédate quieto –le dije mientras él se cruzaba de brazos e intentaba parecer
aburrido y enojado–. Esto no tardará mucho, pero tendré que tejer la ilusión con
glamur de Verano para que sea lo suficientemente fuerte como para esconder tu
aura de Invierno. Si fueras un gorrorojo o un gnomo de hielo no tomaría mucho
tiempo, pero tú eres tú, así que va a ser considerablemente más difícil –Sentí a
mi magia de Verano asentarse sobre él, sentí como retrocedía ante su glamur de
Invierno, frío como el hielo que lo rodeaba como una armadura, y fruncí el
ceño–. Chico hielo, deja de luchar contra mí. Si quieres acabar con este favor,
esta es la única manera. Tienes que dejar que te ayude. –Él resopló y la capa
protectora de glamur de Invierno desapareció.
Atraje más magia de Verano hacia mí y la envié hacia el príncipe, tejiendo la
ilusión sobre él y a su alrededor. Su magia se me resistió, digan lo que quieran
sobre el príncipe de Invierno, pero en su interior Ash era increíblemente fuerte.
Él sabía quién era, y alguien de menor habilidad no podría haberlo transformado
en algo que no era, incluso si se trataba tan solo de una ilusión.
Pero tampoco soy un tramposo promedio.
27 JULIE KAGAWA FORO AD’
El contorno de Ash brilló y empezó a cambiar. No creció ni se achicó, pero su
cabello se alargó, cayendo sobre su espalda, y pasó del negro azabache al color
del trigo. Su piel pálida se volvió de un marrón dorado, como si hubiera pasado
toda su vida expuesto al sol, y sus fríos ojos plateados brillaron antes de
volverse de un brillante y reluciente azul.
Su ropa también cambió, su largo abrigo negro se desvaneció en la niebla,
remplazado por una armadura de color oro y verde, con la orgullosa cabeza de
un gran ciervo adornando el peto. Una lujosa capa se arregló a su alrededor,
con los bordes adornados con hojas, algo con lo que uno nunca vería a Ash ni
muerto. Cuando estuvo listo, no quedaba rastro del príncipe de Invierno en el
lugar detrás de los pinos. Un hada de Verano esperaba entre las sombras, solo
conservando el menor de los parecidos con el hijo más joven de la Reina Mab
en su ceño fruncido.
Puse mi mano sobre mi boca, burlándome con placer.
–¡Oh, chico hielo, esto es… es… tan tú!
–Voy a matarte por esto –gruñó Ash, haciendo una mueca luego por como
sonaba su voz, alta y clara. Me mordí la mejilla para evitar aullar de la risa. Si
desenfundaba su espada, destruiría la ilusión, y entonces tendríamos que hacerla
toda de nuevo.
–Sí, bueno, hazlo luego chico hielo. Recuerda que no puedes usar nada de
glamur de Invierno allí adentro, o el hechizo será revelado. Eso incluye
desenvainar tu espada o arrojarme carámbanos de hielo, así que no empecemos
ninguna lucha con la gente de Verano mientras estemos aquí, ¿sí? Solo
queremos entrar, tomar el violín y salir de nuevo.
Ash asintió. Di un paso hacia atrás y arrojé la misma ilusión sobre mí, creando a
un par de caballeros de Verano casi idénticos. Mirando a mi guardia compañero,
sonreí.
–¿Listo?
Él suspiró de nuevo, rastrillando su ahora extraño pelo.
–Guíanos.
28 JULIE KAGAWA FORO AD’
~~~
Los dos caballeros que hacían guardia en el puente asintieron educadamente
mientras cruzábamos, pero además de eso ni siquiera nos miraron. Atrapé a uno
de ellos ocultando una sonrisa mientras pasábamos, pero eso era comprensible,
dadas las circunstancias. No pensé que el chico hielo lo hubiese visto, pero
estaba equivocado.
–¿Quién se supone que somos? –Preguntó Ash mientras continuábamos
adentrándonos en las tierras del Erlking. Cuando pasamos el puente, el calor del
sol de verano ardió sobre nosotros, calentando mi piel y haciéndome suspirar
con placer. De todas las cosas de la Corte Seelie, el sol era la que más extrañaba.
El wyldwood era demasiado oscuro y Tir Na Nog era demasiado frío; solo en
Arcadia el sol resplandecía brillante y por completo, y las manzanas más dulces
crecían en los árboles sobre la cerca de espinas, siempre maduras como para
recogerlas. Si podías pasar a los dos irritables gigantes que eran los dueños del
huerto.
–Oh –dije sonriendo–. Cierto. Nombres. Bueno, tú eres Sir Torin y yo soy Sir
Fagan, y somos dos caballeros encubierto que viajamos por todo Nunca Jamás
en misiones por la gloria y por nuestro rey y la corte. Sabes, nosotros
corregimos errores y matamos dragones y buscamos tesoros mitológicos, cosas
como esas.
– Así que son respetados.
– Bueno… –me rasqué la nuca–. No exactamente.
Ash me miró fijamente.
–¿Qué quieres decir con no exactamente?
–¿Alguna vez leíste Don Quijote? –Pregunté. Y Ash cerró los ojos, indicando
que sí, lo había leído. Solté una risita–. Son muy entusiastas –continué, tratando
de no reírme de la mirada en su rostro–, y tienen intenciones muy nobles, les
concedo eso. Peros esos dos no podrían encontrar el camino de salida de un
armario de escobas sin un mapa. Es por pura suerte que no se hayan matado o
que no hayan sido comidos aún. Continuamente le piden a Oberon que los envíe
29 JULIE KAGAWA FORO AD’
en nobles e importantes misiones para probar su valía, y Oberon termina
dándoles alguna ridícula misión solo para sacárselos de encima.
– Y, por supuesto, esas son las identidades que robaste para nosotros.
–Es perfecto, ¿no crees? –Estiré mis brazos abiertamente–. Sir Torin y Sir
Fagan casi nunca están en la corte, los demás caballeros usualmente los evitan y
tenemos una razón para ir a ver a la Reina Titania, para anunciar que
completamos nuestra última misión.
–¿Y si los Torin y Fagan reales aparecen allí?
–Bueno –me encogí de hombros, molesto por su lógica—. Entonces
improvisaremos.
Sabía que a Ash no le gustaba; él siempre era del tipo planéalo-para-cualquier-
situación, y usualmente encontraba mis tácticas de planéalo-mientras-lo-haces
molestas y perturbadoras. Pero no dijo nada más, y no pasó mucho tiempo hasta
que llegáramos al gran montículo de tierra con pasto que marcaba la entrada
hacia la corte de Oberon. Gruesas zarzas rodeaban la elevación, aunque se
apartaban fácilmente ante nosotros, dejándonos pasar, y caminamos hacia el
lado de la colina sin detener la marcha.
—¿Alguna cosa más sobre la que debería saber? –Murmuró Ash mientras
traspasábamos el montículo de lado a lado–. ¿Algún pequeño detalle que hallas
convenientemente olvidado que pueda surgir mientras estamos aquí?
–Um… –le di una mirada de reojo–. Solo una cosita más. – Él levantó una ceja
y yo me mordí el labio. Oh, no le iba a gustar esto–. Se rumorea que Torin y la
reina están... um… involucrados.
–¿Qué?
Pero entonces ya habíamos traspasado la ladera de la colina y entrado dentro del
patio de la corte que rebosaba de hadas de Verano, el corazón de Arcadia.
Sonaba música, una de mis canciones favoritas sobre el sol y las sombras y las
cosas que crecían, y sobre yacer en el fondo de un fresco arroyo mientras los
peces te susurraban. Los árboles alineados en los límites del patio real
suspiraban suavemente, moviendo sus ramas con la canción, y miles de flores
florecían y se balanceaban suavemente al ritmo de la música. Dríades, sátiros,
gnomos y otras hadas de Verano se arremolinaban en el abierto espacio,
30 JULIE KAGAWA FORO AD’
sentados en ramas, hablando, o bailando juntos en el pasto. Sí, definitivamente
estaba en casa.
Podía sentir la mirada de Ash en mi nuca, y sabía que él estaba listo para
matarme, pero el hada que se encontraba más al borde del patio nos vio y saltó
sobre sus pies.
–Sé bueno, chico hielo –dije con los dientes apretados, colocando una sonrisa en
mi rostro mientras la muchedumbre se nos acercaba–. Ya están viniendo, así
que sonríe y no apuñales a tu compañero. Es hora del show.
–¡Sir Fagan! –una sátira exclamó, saltando hasta nosotros. Sus cascos sonaban
delicadamente sobre los adoquines–. ¡Sir Torin! Han regresado, y están vivos.
¡Bienvenidos de nuevo!
–¿Cómo fueron sus viajes sir Fagan? –preguntó una ninfa, dándome una
socarrona sonrisa–. ¿Pudieron llegar al Tesoro de la Bestia Lunar esta vez?
¿Pudieron matar al temible Gusano del Páramo? Cuéntenos sus aventuras.
–Sí, sí –hizo eco un brownie–. ¿Qué pasó?
–Sí, cuéntenos.
–¡Cuéntenos su historia!
Levanté una mano.
–¡Suficiente, buenas personas, suficiente! Ya habrá tiempo suficiente para
historias y canciones y cuentos de atrevidas hazañas, pero ese tiempo no es
ahora –Ellos se tranquilizaron, pareciendo decepcionados, y yo di un cansado
suspiro–. Sir Torin y yo hemos viajado mucho y estamos cansados. Tenemos
muchas historias que contar, sí, pero primero necesitamos hablar con nuestro
rey.
–El Rey Oberon se ha ido de la corte por algún tiempo –explicó la sátira,
mirándome con grandes ojos color avellana. Su mirada abruptamente pasó a
―Torin‖, que se encontraba a mi lado, y sonrió–. Pero la Reina Titania se
encuentra aquí, y estoy segura de que ella estará encantada de recibirlos.
¿Quieren que envíe a un mensajero a anunciar su regreso?
–Eso sería muy apreciado, mi buena dama –dijo Ash sobre mi hombro,
asustándome. La sátira sonrió y se fue dando saltos, y nosotros caminamos
31 JULIE KAGAWA FORO AD’
hacia la puerta que separaba el patio de la corte del santuario interior de Oberon.
Las hadas de Verano nos sonreían y asentían o escondían sonrisas y susurraban
tras sus manos. Nosotros los ignoramos. Hasta ahora todo iba bien. El paso uno,
entrar dentro de la Corte de Verano, había marchado a la perfección. Ahora todo
lo que teníamos que hacer era encontrar el violín de Leanansidhe y salir de
Arcadia sin arruinar nuestro disfraz. Y, conociendo a la Reina de Verano y sus
obsesivas tendencias, el violín estaría en algún lugar de sus aposentos. Eso haría
que esto fuera… todo un reto.
Miré a Ash. Podía pensar en un modo de entrar en el dormitorio de la reina,
pero probablemente enloquecería si se lo sugería, así que mantuve la boca
cerrada.
– ¿Qué? –suspiró Ash. Yo pestañé.
– ¿Huh?
–Me estás mirando con esa mirada –continuó mientras parábamos a varias
yardas de las puertas, que estaban custodiadas por dos grandes trolls con
uniformes de color rojo y bronce–. Esa mirada que dice que tienes un plan que a
mí no me va a gustar. Para nada.
–Bueno… sí, sí tengo una idea…
–¿Y?
–Y… no te va a gustar. Para nada.
Él suspiró nuevamente, frotándose los ojos.
–Creo que ya tengo una ligera idea de lo que vas a decir –murmuró, pareciendo
dolido.
Me encogí de hombros.
–Sería la manera más sencilla de saber si tiene el violín en sus aposentos.
Incluso podrías dedicarle una serenata.
–Si Titania me descubre, estaré muerto antes de poder desenfundar mi espada.
¿Y no sería eso una tragedia?
32 JULIE KAGAWA FORO AD’
–Chico hielo –dije sonriendo–. Por favor. Como si yo fuera a dejar que eso
pasara. Tu disfraz es a prueba de tontos. Tan solo no utilices glamur de Invierno
y estarás bien.
Ash se pasó los dedos por el pelo y se inclinó más cerca.
–Puck –dijo con una voz áspera–. No… no puedo hacerlo. Esto ya no es un
juego. Me estás pidiendo que seduzca a la reina de la Corte de Verano. Eso es
alta traición y además… –él miró hacia otro lado, con su rostro tensándose—,
todavía soy el caballero de Meghan. Mi voto…
–¿Quieres recuperar el violín o no? –Él parecía realmente golpeado, y sentí un
poco de lástima por el chico–. Mira chico hielo –le susurré–. No espero que la
lleves a la cama, ni siquiera que la beses. El solo pensar en eso… ¡ugh! –Me
estremecí y aparté el pensamiento, desenfundando mi daga en un fluido y
furtivo movimiento–. Oh, genial, ahora esa imagen está atorada en mi cabeza
para siempre. Tan solo… coquetea un poco. Sé encantador. Cuéntale acerca de
tus ―aventuras‖. Luego si se vuelve muy sensiblera, excúsate y sal. Yo me
encargaré del resto.
–No me gusta.
–No pensé que fuera a hacerlo. Mantente quieto –Lentamente levanté la daga,
cortando un mechón de su largo pelo antes de que pudiera reaccionar. Lo dejé
caer en mi palma y apreté mi puño a su alrededor–. Perfecto. Muchas gracias
chico hielo.
Ash se echó hacia atrás, con sus ojos brillando y sus dedos yendo hacia su
espada. Le di una mirada de advertencia y él se lo recordó a sí mismo, dejando
caer su mano de la empuñadura.
–¿Qué estás haciendo Goodfellow? –gruñó.
–Tranquilo Príncipe –Miré el mechón entre mis dedos, viéndolo cambiar de un
rubio pálido a un negro azabache, y sonreí satisfecho–. Es todo parte del plan,
no te preocupes.
Con un fuerte crujido, las puertas se abrieron y un sátiro con uniforme de
heraldo salió haciéndonos gestos apremiantes.
–Bueno, aquí vamos chico hielo. Trata de no perder la cabeza frente a la reina.
33 JULIE KAGAWA FORO AD’
Capítulo 4
El Mal Encontrado a la Luz de la Luna, Orgullosa Titania
Traducido por roblelector
Corregido por shuk hing
Caminamos por la puerta dentro del floreciente túnel de espinas en el otro lado.
Respiré profundamente y suspiré, amando los potentes, fragantes olores del
bosque. A mi lado, Ash no parecía tan enamorado. Su postura era rígida, tensa.
Supongo que no puedo culpar al chico, caminando dentro del corazón del
territorio enemigo, rodeado por hadas de Verano, incapaz de usar su magia o su
arma. Podría haberme sentido mal por él, si toda la cosa no hubiera sido tan
malditamente divertida.
El túnel terminaba en una cortina de enredaderas. Oscuras sombras y una
inquietante y oscura melodía llenaban el aire del otro lado. La melodía me
retorcía el estómago, un triste y dulce sonido, antes de que me los sacara de
encima. Mirando a Ash y la pálida determinación en su rostro, le dediqué una
salvaje sonrisa.
–Ahora no hay vuelta atrás chico hielo –murmuré, y pasé a través de la cortina
hacia el cuarto detrás.
El salón del trono de Oberon y Titania era un gran claro con árboles del tamaño
de catedrales que creaban un techo abovedado sobre nuestras cabezas. Grueso
musgo tapizaba el suelo y zarzas cercaban los bordes del claro. Una catarata
caía en una piscina cristalina, donde el fuego fatuo y las luces de las pixies
danzaban, moviéndose por el claro como estrellas borrachas. Los nobles de
Verano, en sus ridículos y lujosos trajes, se sentaban o estaban de pie alrededor
de un par de tronos que se encontraban en el medio del claro, uno vacío, pero el
otro bastante ocupado.
Oberon no estaba aquí, por supuesto, pero la Reina Titania se sentaba en su
trono con la presumida y perezosa gracia de un gato observando a un grupo de
ratones.
Todo el mundo dice que la Reina de Verano es impresionante, bella,
absolutamente cautivadora. Sí, supongo que lo es, pero también lo es una
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erupción volcánica, y probablemente esta es menos volátil. Trabajar en la Corte
Seelie es verdaderamente interesante algunas veces, por decir lo mínimo. Los
gobernadores de Verano han causado inundaciones e incendios salvajes en el
mundo mortal con sus peleas, y Titania una vez amenazó con hundir a una aldea
entera en el barro a causa de un malentendido sobre una horquilla.
Afortunadamente Oberon usualmente puede calmar sus rabietas y berrinches…
cuando decide involucrarse claro. Muchas veces él le hace la vista gorda a las
actividades de su esposa, hasta que lo afectan a él, claro.
Ninguno de los nobles en el claro parecían notarnos mientras entrábamos, su
atención estaba clavada en Titania, o en algo al pie de su trono. Ash le dio a la
habitación una suave y practicada mirada, y sus ojos se abrieron repentinamente.
Seguí su mirada y mi corazón se hundió.
La música que habíamos oído en el túnel, la lenta y cadenciosa melodía que era
obsesiva y oscura y hermosa, no era tocada por ninguna de las arpistas o
sirvientes o músicos feary de Titania. La melodía había sido extraña al principio,
porque era de un tipo que normalmente no se escuchaba en las cortes feary. No
era un arpa, o una flauta o ninguno de los extraños instrumentos mágicos de
nuestro mundo.
Era un violín. Tocado por una niña mortal de no más de ocho años, su cuerpo se
apretaba mientras frotaba y rasgaba las cuerdas. Llevaba puesto un simple
vestido negro, y su largo pelo caoba era del mismo color que el del instrumento
en sus brazos. Sus ojos estaban cerrados mientras tocaba para su inhumana
audiencia y su delgado cuerpo se balanceaba atrás y adelante, ignorante de la
delicada blanca mano de la reina que descansaba sobre su cráneo.
Y lo supe. La preciada posesión del Leanansidhe y el nuevo juguete de Titania
no era el instrumento entre los pequeños y habilosos dedos de la niña.
Era la niña misma. Este era nuestro ―violín‖.
~~~
Bueno, las cosas solo se pusieron mucho más complicadas.
35 JULIE KAGAWA FORO AD’
La canción terminó y los ojos de la niña se abrieron, oscuros y serios y un poco
desconcertados, como si no estuviera segura de si esto era un sueño o no. Los
nobles se rieron entre dientes, aplaudiendo con sus manos y expirando pequeños
suspiros de admiración, mientras Titania daba una pequeña y complacida
sonrisa.
–Eso fue hermoso Vi –ronroneó, peinando el pelo de la niña con sus dedos. La
pequeña humana pestañó y miró a la reina feary con ojos solemnes.
– El final fue plano –ella dijo arrepentida. Su voz era chillona y sin aliento,
como si el violín hubiera tomado todo el volumen de ella–. Y fue apresurado en
el inicio –Ella sorbió su nariz y mordió su labio inferior–. Lo siento, quería
tocarlo mejor.
–Oh, querida, fue perfecto –Titania retiró el pelo del rostro de la niña–. ¿No? –
agregó, luciendo feroz hacia los nobles, quienes rieron entre dientes y asintieron
e hicieron apropiados sonidos de acuerdo.
A mi lado Ash murmuró algo inaudible y me dio una mirada de reojo.
–Una niña –murmuró–. El ―juguete‖ de Leanansidhe es una niña. ¿Cómo la
vamos a sacar de aquí, Goodfellow?
–Estoy pensando.
–Piensa más rápido.
–Ahora –la reina continuó, tirando del vestido de la niña, enderezándolo –
¿Querrías comer algo querida? Luego, si quieres, puedes tocar para nosotros de
nuevo luego de que hayas comido.
Vi sollozó.
–¿Puedo comer torta?
–Por supuesto querida –La reina sonrió indulgentemente–. ¿Eso te gustaría?
La niña asintió entusiasmada. Titania se inclinó y le dio un beso en la mejilla.
–Entonces haremos que Cook te traiga las tortas más dulces que ella pueda
encontrar.
La niña sonrió. Titania chasqueó sus dedos y un brownie apareció en su brazo.
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–Ya la oíste –le dijo–. Dile a Cook que queremos sus mejores y más dulces
tortas tan rápido como sea posible.
–Las pequeñas de frutilla –agregó Vi, sonriendo a la reina.
Titania asintió al brownie, quién hizo una reverencia y se escabulló, huyendo
hacia los setos. La reina se rió y palmeó la cabeza de la niña como lo haría con
su perrito favorito.
–¿No es encantadora? –ella musitó, y los nobles fueron rápidos en estar de
acuerdo–. Tanto talento, y a tan corta edad. No sé cómo Leanansidhe pudo
soportar el renunciar a ella.
Ella se rió, y los nobles se rieron con ella. La niña se sentó allí con sus manos en
su regazo. Mientras las rizas disminuían, la reina finalmente nos vio en el límite
del claro, y sus ojos azules se iluminaron con placer.
–Oh, pero queridos, estamos siendo muy maleducados –La reina se sentó,
levantando una esbelta mano hacia nosotros–. Tenemos estimados visitantes,
regresando de otra misión imposible. Sir Fagan, Sir Torin, por favor acérquense.
Vi a Ash tomar una respiración tranquila, preparándose y disminuí mis
expectativas.
–Aquí vamos –susurré, sacando mi pecho–. Solo sigue mi ejemplo.
Con la barbilla en alto y el pecho inflado levanté la cabeza y me pavoneé hacia
la reina que esperaba.
Titania entrelazó los dedos y nos vio aproximarnos, con una pequeña sonrisa
dibujada en sus perfectos labios. Pero su mirada no estaba fijada en mí, sino en
el ―caballero de Verano‖ a mi lado. Ash, muy a su favor, estaba interpretando su
papel manteniendo su cabeza en alto y una orgullosa sonrisa de desmallo en su
cara, con su mirada solo para la reina. Bien, pensé mientras alcanzábamos el
pie del trono y hacíamos dábamos una reverencia. Mantente mirando al chico
hielo. No prestes atención al bufón a su lado. No prestes atención al hombre tras
la cortina.
– Sir Fagan –Titania me dedicó una mirada superficial–. Sir Torin –Ella le dio
una gran sonrisa a Ash–. Bienvenidos de nuevo. Me disculpo por mi marido, él
se encuentra lejos de la corte en este momento y no estoy segura de cuándo
volverá.
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–Lamentamos no habernos encontrado con Lord Oberon –dijo Ash, con una voz
confiada y clara, y un poquito pomposa. Él tomó la mano tendida de la reina y
se la llevó a los labios–. Pero el estar en su presencia, mi señora, eso vale como
todas las bendiciones de nuestro buen rey.
Resistí el impulso de quedarme mirándolo, mordiéndome una sonrisa. Bueno,
mírate chico hielo. Interpretando tu papel después de todo. Me había olvidado
de que sabías como hacer esto si te presionaban lo suficiente.
–Oh Sir Torin –Titania se sonrojó, logrando parecer de alguna manera cohibida
incluso mientras se pavoneaba–. Es tan halagador. Y estamos tan felices de que
hayan regresado. Deben de tener historias que contar mis queridos Sirs. La corte
está muy ansiosa por escuchar sus más recientes aventuras. –Ella apretó juntó
sus manos–. Simplemente insisto en que se nos unan en el Gran Comedor esta
noche. Brindemos por sus nobles misiones, reconociendo sus grandes hazañas,
y pueden escuchar a mi más nueva adquisición tocar para ustedes. –Ella acarició
el pelo de la niña de nuevo, pero Ash ni siquiera miró a la humana.
– Eso nos encantaría su majestad.
–Está decidido entonces –Titania asintió majestuosamente, despidiéndonos–.
Nos encontraremos de nuevo esta noche. Estoy muy ansiosa de escuchar qué
han estado haciendo en el tiempo en que se fueron.
Hicimos una reverencia, y Ash se inclinó una vez más y atrajo el dorso de la
mano de la reina a sus labios.
–Hasta esta noche mi señora –murmuró, y abandonamos la corte de la reina,
sintiendo sus ojos en nosotros hasta que nos agachamos dentro del túnel
nuevamente.
Me abstuve de reírme hasta que estuvimos bien lejos del cuarto del trono, hasta
que me volví hacia Ash con una alegre carcajada.
–¿Qué fue eso chico hielo? ¿Desde cuándo eres tan encantador? No pensé que
lo fueras.
Su rostro flameó.
–Hice lo que tenía que hacer –dijo, cruzando sus brazos y mirando hacia otro
lado–. Nos acercamos a la reina y vimos lo que Leanansidhe nos mandó a
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buscar. Ahora la pregunta es, ¿cómo la alejamos de Titania? ¿Cómo la sacamos
de la Corte de Verano?
–No te preocupes chico hielo. Ya tengo un plan. –Le dediqué mi mejor sonrisa
traviesa, frotándome las manos–. Una brillante broma Goodfellow, sale al
instante.
~~~
El Gran Comedor no era una verdadera sala, más bien una patio de mármol bajo
las estrellas, rodeado por todos lados por una gigante laberinto de setos. En el
centro mismo, rodeada por unicornios y leones de seto, la Reina de Verano daba
sus más extravagantes fiestas en una larga mesa blanca y dorada, muy
reminiscente de la fiesta de té de un cierto Sombrerero Loco. Para ser invitado a
una de estas atenciones, tenías que ser un favorito personal de la reina, o el
siguiente en su guillotina figurada. No hay necesidad de decir que Oberon nunca
atendía.
El laberinto era fácil de navegar para ―Sir Torin‖ y para mí, a pesar de un par de
estatuas que intentaron indicarnos la dirección equivocada, muy pronto
alcanzamos la mesa del centro del laberinto. Estaba rodeada de nobles Seelie,
vestidos con sus más lujosas ropas, trajes de plumas y pétalos de rosa, capas de
aliento de bebé y telaraña. Y en la cabecera de la mesa, con su pelo dorado
estaba trenzado con flores y brillantes piedras lunares, la Reina de Verano
sonreía y nos saludaba con la mano.
Vi, la niña mortal, se sentaba en una silla a la derecha de la reina, haciéndose
camino solemnemente a través de una impresionante fuente de torta rozada y
azul. Su violín descansaba en un almohadón, que era sostenido por un sátiro que
esperaba tras la silla de la niña. Ella no levantó la mirada mientras nos
acercábamos, pero la reina nos dio una sonrisa de bienvenida.
–Ahora –ronroneó Titania luego de que las introducciones fueran hechas y de
que el resto de los nobles se acomodaran–. Déjenos escuchar sus últimas
aventuras caballeros. Sir Torin, ¿le gustaría agasajar a la corte con sus
misteriosas misiones y hazañas?
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A mi lado, Torin agachó la cabeza.
–Ah, mi señora, nada me haría más feliz –Él asintió frunciendo un poco el
ceño–. No obstante, creo que Sir Fagan se ha ganado el derecho de cantar
nuestras aventuras en esta velada. Hicimos una apuesta sobre quién tendría el
honor y perdí. Si le agrada, dejaré que él cuente la historia.
Titania puso mala cara un poco y después se iluminó.
–Muy bien entonces Sir Torin. Insisto en que me acompañe durante la velada.
Es lo menos que puede hacer –Ella hizo señas hacia el asiento libre a su
izquierda–. Siéntese Sir Torin. Relájese un poco. Deje que mis sirvientes lo
atiendan para variar.
–Mi señora, no es adecuado…
–Yo decidiré que es adecuado o no en mi corte Sir –la voz de Titania fue como
terciopelo recubriendo el acero–. Como puede ver, mi marido no está aquí, así
que tengo la necesidad de ser protegida de la chusma en la corte. ¿Qué mejor
protección que tener a un famoso caballero andante a mi lado? –Ella señaló
hacia el asiento, esta vez con firmeza–. Siéntese Sir Torin. Esa es una orden de
su reina.
Sir Torin se sentó. Vi lo miró fijamente sobre la mesa, con glaseado cubriendo
su boca, pero Titania ni siquiera miró a la niña. Su atención parecía estar
completamente dirigida al caballero sentado a su lado. Torin encontró la mirada
de la reina y dio una vacilante y furtiva sonrisa.
–Bueno sir Fagan –dijo Titania sin mirarme–. Parece que lo escucharemos a
usted cantar esta noche. Espero que sea entretenido.
Oh, no tienes idea.
–Ciertamente mi reina –Sonreí. Separándome de la feliz pareja, marché hacia el
centro del patio, sacando un laúd mientras lo hacía. Sir Fagan, el Sir Fagan real
por supuesto, podía hacer el justo trabajo de tocar una canción, pero esta noche
se esforzaría como nunca antes.
Mis dedos volaron sobre las cuerdas del laúd, y canté sobre dos caballeros,
enviados por su rey para recuperar el tesoro de la Bestia Lunar, aunque ninguno
de ellos sabía qué era. Luego de semanas buscando y sin conseguir respuestas,
se decidió que el Tesoro de la Bestia Lunar debía ser la luna en misma, y
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necesitaban la gran perla del fondo del océano de las Sirenas de la Reina, que se
decía que era capaz de hacer caer la luna del cielo si era sacada del agua. Ambos
caballeros casi se ahogaron, peleando contra olas de sirenas y tritones mientras
huían nuevamente hacia tierra firme, pero consiguieron robar la perla. De todos
modos, cuando la alzaron para ver si realmente capturaría la luna como la
leyenda decía, la perla se resbaló de sus dedos, rodó por una cuesta y calló de
nuevo dentro del océano del que vino.
Los nobles de Verano rugieron con el cuento, riéndose y aplaudiendo, pidiendo
más. Miré hacia la cabecera de la mesa y vi a Torin y a la reina, enfrascados en
su conversación, prestándome poca atención. Titania estaba recostándose cerca
del caballero, hablando en susurros, y Torin asentía solemnemente. Perfecto.
–La siguiente canción –anuncié mientras mi audiencia hacía silencio– es un
cuento acerca del amor perdido, y de cómo nunca debemos dar por sentado lo
que tenemos en el momento.
Esta vez, la canción fue suave y lenta, llena de anhelo, sobre un caballero que
amaba a una noble dama, pero temía expresar su amor por su diferencia de
rango. Era una melodía triste, y la hice tan desgarradora como pude, tejiendo un
poco de glamur en las notas para un mayor impacto. Noté a dos nobles que
escuchaban embelesados y que luego se levantaron y se alejaron juntos dentro
del laberinto.
Mantuve mi mirada en Torin y la reina mientras cantaba. Ellos no levantaron la
mirada, pero la cabeza de Titania se movió cada vez más cerca del caballero,
hasta que solo unas pocas pulgadas los separaban. Sir Torin no se retractó ni
una vez, capturó su mano mientras se estiraba hacia su rostro, presionándola
contra sus labios.
De repente, la reina se paró. Haciéndole señas a un sirviente, ella le susurró algo,
señalando a Vi mientras lo hacía. El sátiro hizo una reverencia con su cabeza y
volvió junto a la niña, sacando la torta y haciéndole señas de que lo siguiera.
Mientras la humana y el sátiro abandonaban la fiesta, yo sonreí para mí.
Paso uno, completo. Supongo que Vi no nos va a entretener en esta velada
después de todo. Ahora, mi Reina de Verano. Has enviado lejos a tu pequeña
mascota; ¿vas a morder la carnada?
Titania se estiró con lujo y luego dio unos pasos y tocó suavemente el hombro
de Torin, agachándose para susurrarle al oído. Si, ella lo iba a hacer. Pasando
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sus dedos por su brazo, la reina se alejó, le dedicó una sensual mirada y se alejó
dentro del laberinto de setos.
Torin esperó durante unos pocos latidos de corazón y luego levantó la mirada
hacia mí. Yo asentí.
El caballero se levantó casualmente, mirando alrededor con cautela. Nadie le
prestaba atención, su atención estaba clavada en mí, o entre sí. Varios nobles
ahora danzaban, en grupos de dos y tres, con expresiones soñadoras y aturdidas.
Nadie vio al caballero de Verano alejarse de la mesa y vagar dentro del
laberinto tras la reina. Continué con la canción durante varias estrofas luego de
que desapareció y finalmente la llevé a su fin.
Y ese es el paso dos. Contemplé mi obra maestra. Sí, todavía lo tienes en ti
Goodfellow. Es asombroso lo que una canción de amor adolescente puede
hacerle a mentes más débiles. Que mal no tener más tiempo; ya ha pasado
bastante desde que hice bailar a alguien durante tres días seguidos.
Ahora, al último paso.
Hice una reverencia a mi audiencia.
–¡Todo el mundo! –llamé mientras los nobles de Verano miraban a su alrededor
con una aturdida confusión–. ¡Han sido una fabulosa audiencia! ¡Pero me temo
que no tengo más remedio que partir! Cuando los gritos comiencen, traten de no
salir en estampida todos a la vez. ¡Que todos la pasen espectacular durante el
resto de la velada!
Ellos pestañaron hacia mí, sin realmente escuchar una palabra, yo diría que
todavía atrapados en sus arremolinadas emociones. Hice una reverencia de
nuevo y me apresuré, sin desafíos, dentro del laberinto.
Sabía dónde estarían Torin y la reina estarían. Había atravesado este laberinto
incontables veces, usualmente para arruinar la fiesta de la reina o para espiar a
los invitados de la reina. Algunas veces era por pedido de Oberon, otras era para
mí propio entretenimiento. Pero sabía dónde encontraría a la caprichosa pareja:
el manantial escondido en la esquina noreste del laberinto, a donde Titania
llevaba a todos sus ―pretendientes‖.
Escuché sus voces mientras me acercaba, pasando desapercibido entre los
incontables leones, perros de caza y unicornios ornamentales del seto que
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recubrían el camino. Asomándome alrededor de una fuente de sirena, encontré a
la reina y al caballero de Verano cerca del borde de la piscina. Titania estaba
muy cerca de Torin y tenía una esbelta mano sobre el pecho del caballero,
recostándose cerca.
–Mi señora – decía el caballero–. No… no puedo hacer esto… más. ¿Qué hay
de su marido? Lord Oberon…
–Lord Oberon –murmuró Titania, poniendo un dedo contra su boca–. No está
aquí. Y lo que Oberon no sabe –ella se recostó más cerca, con sus labios a poca
distancia–, no lo lastimará.
Tomé una respiración profunda. Bueno, aquí vamos.
–¡Tienes tanta razón, Reina Titania! –Deshaciéndome del disfraz, salí de detrás
de la fuente–. Lo que Oberon no sabe no lo lastimará. Por qué, me digo a mí
mismo todos los días. Es tan bueno saber que tenemos tanto en común.
Titania saltó, alejándose de Torin, con sus ojos agrandándose mientras me veía.
–¡Robin Goodfellow! –ella escupió, retorciendo sus labios en un gesto de odio.
Por tan solo un segundo, ella vaciló, y luego se irguió por completo, mirándome
sobre su nariz–. ¡Cómo te atreves! ¡Cómo te atreves a venir aquí sin ser invitado,
especialmente cuando mi marido está lejos de la corte! O… ¿fue él quien te
puso a tramar esto? – Ella me dio una negra mirada de despreció–. Tú siempre
has sido su pequeño espía, su pequeño y buen perro guardián, siempre a las
órdenes para las tareas que él encuentra demasiado desagradables como para
hacer por sí mismo. Patético. ¡Los dos son patéticos! –Relámpagos parpadeaban
sobre nuestras cabezas, cayendo para golpear un arbusto, incendiándolo.
Resistí el impulso de dar una mueca de dolor. Entre las temblorosas sombras,
los ojos de la Reina de Verano ardieron de un blanco azulado.
–Tal vez el gran Robin Goodfellow sufra un desafortunado accidente –musitó la
reina, con el viento agitando su cabello mientras levantaba una pálida mano–.
Algo que lo silencie por completo durante algunos siglos.
–No, no –Agité un dedo, dedicándole una temible sonrisa–. Yo pensé que
querrías recompensarme mi buena reina. Después de todo, acabo de evitar que
cometiera un error muy deshonroso. Ha sido engañada, mi señora. Se han
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aprovechado de usted. Tiene un enemigo justo bajo su nariz y ni siquiera se ha
dado cuenta de ello.
Torin me dio una mirada fría. Lo ignoré y me enfrenté a Titania, que me miraba
con gran, pero curiosa, desconfianza.
–¿A qué juego estás jugando, Goodfellow? –preguntó.
–Cree lo que quieras –continué, mirándola fijamente–. Llámame como quieras,
ódiame si así lo deseas, pero todavía soy un fiel servidor de la Corte de Verano.
Este es mi hogar y haría cualquier cosa para protegerlo. Y cuando me doy
cuenta de que hemos sido invadidos por un enemigo, no puedo sentarme y no
hacer nada, incluso si eso significa avisarte a ti.
–¿Qué estás…? –La reina se enderezó abruptamente–. Leanansidhe –ella siseó,
estrechando sus ojos–. Ella envió a alguien. Alguien para robar a mi mascota
humana. ¿Dónde…?
–Justo bajo su nariz, mi reina. Justo como le decía. –Y antes de que ninguno de
nosotros pudiera reaccionar, me giré hacia Torin y retiré el glamur, destrozando
su disfraz de Verano y revelando la forma del Príncipe de Invierno a la Reina de
Verano–. Allí está tu enemigo, Reina Titania. Haz lo que quieras con él.
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Capítulo 5
Si nuestras almas han ofendido
Traducido por Altia
Corregido por shuk hing
Traición.
Esa fue la primera mirada que Ash me dio, sus amplios ojos plateados con sorpresa e
incredulidad. Le sonreí, cruzando los brazos, mientras el grito indignado de Titania se
elevó por encima del viento. Antes de que Ash pudiera hacer nada, ella bajó su brazo,
y un rayo impactó en el pecho del príncipe, lanzándolo lejos. Se estrelló contra la
estatua de la sirena y se desplomó en la base, aturdido.
—Ouch —Me estremecí—. Eso pareció doloroso. Golpéalo de nuevo, sólo para
asegurarse de que está fuera de combate.
Titania se giró hacía mi.
—¡Tú! —Enfurecida, sus ojos daban miedo ahora. Parpadeé inocentemente y di un
paso atrás—. ¡No sé cómo lo hiciste, o porqué, pero esta es una de tus bromas, lo sé!
¿Qué horrible travesura tienes bajo la manga esta vez?
—¿Yo? —Sonreí y entrelacé las manos detrás de la cabeza—. Me da mucho crédito,
reina Titania.
—No soy tonta, Robin Goodfellow. —Titania se cernía sobre mí, relámpagos
amenazantes sobrevolando—. El príncipe de Invierno es astuto y fuerte, pero no pudo
haber actuado solo. Tú colaste al príncipe en Arcadia, tú eres el único cuyo glamur es
lo suficientemente fuerte como para esconderle de mí. Antes de hacer al hijo de Mab
suplicar misericordia, ¡quiero saber por qué hiciste esto! Ustedes fueron amigos una
vez, hace tiempo. ¿Por qué este repentino cambio de actitud?
Metí las manos en los bolsillos, mirando a la Reina Seelie directamente a los ojos y
murmuré:
—Porque. Él se enamoró de mi princesa.
Silencio por unos pocos latidos de corazón. En la base de la fuente, Ash se revolvió,
pero la atención de la Reina estaba únicamente en mí.
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—Ah —Titania sonrió, la mirada de miedo en sus ojos desapareciendo ligeramente—.
Ahora esto tiene sentido. Robin Goodfellow, tienes un poco de vena malvada, después
de todo. El perrito de Oberon puede morder—La reina rió entre dientes, dándome una
mirada apreciativa—. Estoy casi orgullosa de ti.
—No hice esto por ti —le contesté—. Lo hice por Meghan. Y lo hice por mí. Y si
quieres hacer a chico hielo pagar por tu humillación, será mejor que hagas algo con él
pronto. Él ya está recuperado.
Titania se giró. Ash se puso junto a la fuente, mirándome mientras retrocedía, su
espada desenvainada. La reina del verano le envió otro rayo, pero Ash se agachó
detrás de la fuente y el rayo hizo pedazos a varios peces de mármol. La reina siseó con
furia, y le di a Ash una sonrisa perezosa.
—¡Mejor corre, chico hielo!
El príncipe de invierno ya estaba en marcha. Saltó atrás, rodando detrás de un arbusto
de león mientras otro rayo llegaba rápidamente, apenas eludiéndolo. Poniéndose de
pie, salió disparado hacía el laberinto.
—¡Deténganlo! —La reina de verano levantó los brazos, el glamur girando y
rompiendo a su alrededor—. ¡Deténganlo! —gritó de nuevo, mientras los setos de
leones, perros, unicornios y otros setos podados se agitaban, entonces saltaron de sus
bases con gritos y rugidos—. ¡Vamos! —gritó la reina—. ¡Encuentren al príncipe de
invierno! ¡Cácenlo y háganle pedazos!
Los arbustos rugieron y se dispersaron en el laberinto. Oí aullidos y gritos que
provenían del centro del patio donde la fiesta de los nobles fue bruscamente
interrumpida. Titania esperó un momento y luego se volvió contra mí.
—¡Lo encontraré! —Gruñó ella, ojos brillantes color azul eléctrico en la oscuridad—.
¡Él va a pagar por esta humillación! Goodfellow, llama a los guardias, los caballeros,
los siervos. Alerta al resto de Arcadia. ¡El príncipe de invierno no saldrá de aquí con
vida!
Me incliné.
—Ciertamente, mi reina —dije lentamente—. ¿Y puedo sugerir escuadrones de por lo
menos cuatro o seis caballeros si va en busca de chico hielo? A menos que desee
encontrar kebabs congelados ensuciando los pasillos por todo el camino hasta llegar al
wyldwood. Ash es muy hábil con la espada.
Los ojos de Titania brillaron cuando ella levantó la mano. Con un rayo de luz, el olor
de la tierra quemada y el humo, se levantó desde el suelo, y la reina del verano se
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había ido.
Tomé una respiración profunda y apreté los puños para detener el temblor. Etapa final,
completa. Fue más fácil de lo que pensaba. Ahora... si tan sólo la otra parte salió sin
inconvenientes…
—Buena actuación Goodfellow —dijo una voz a mi espalada.
Me volví con cansancio mientras Ash salía de las sombras del laberinto, aún con su
disfraz de caballero de verano. Llevaba a una niña dormida, abrazado con fuerza
contra su pecho. Vi roncaba suavemente, manchas de glaseado color azul alrededor de
su boca. Con la cantidad de somnífero que se había tomado esta noche, probablemente
estaría fuera de combate por varias horas. Todo el coqueteo con el enorme cocinero
Troll en la cocina, sólo para poner a hurtadillas el polvo en el glaseado, no se había
echado a perder después de todo.
—Oh, bien, la encontraste. —Traté de sonreírle, pero me sentía extrañamente cansado
en este momento—. Sí, fue una gran actuación, ¿no? Lo bastante bueno como para
engañar a una reina hada, y a toda la corte de verano. Esto probablemente pasará a la
historia. —Ash no sonrió, y suspiré—. Así que, ¿cuánto has oído?
— Suficiente.
—¿En serio? —Le di una mirada medio cansada, medio desafiante—. Y ¿tienes algo
que decir al respecto, chico hielo?
—No —Sacudió la cabeza con solemnidad—. Has dicho lo que tenías que decir.
Hiciste lo que se requería para el trabajo.
—¿Ah, sí? Eso es muy generoso de tu parte, Príncipe.
—Nada de eso era mentira, Goodfellow. —Ash me dio una dura mirada—. Nada de lo
que dijiste o hiciste fue en contra de tu naturaleza. Es por eso que Titania te creyó tan
rápidamente. Yo también me lo hubiera creído.
Suspiré.
—Es bueno saber cuál es mi posición —dije, y froté la mano sobre los ojos—. Bueno,
vamos entonces, chico hielo. Salgamos de aquí antes de que Titania atrape a tu doble
y no encuentre nada sujetándolo salvo ramas, cuerdas y un poco de tu cabello. Con
toda la conmoción, no será fácil escabullirse bien y tranquilamente.
No del todo. Gracias a mi clon de Ash, la Corte de verano era un caos, peleando uno
contra otro en busca de él, pero la huida no fue del todo sin dificultades. Nos
encontramos con un león-seto que necesitaba que lo cortasen, y el disfraz de chico
hielo finalmente desapareció cuando él sacó su espada para luchar contra la criatura.
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Por supuesto, justo después de eso, nos encontramos con una escuadra de caballeros
de verano y jugamos al emocionante juego de atrápame si puedes antes de que
finalmente escapamos dentro del seto. Con los caballeros pisándonos los talones,
seguimos caminando a través de un túnel de zarzas que se hizo más y más pequeño
hasta que repentinamente llegó a su fin.
Ash masculló una maldición y miró a su alrededor mientras el sonido de las botas
chocaron contra nosotros a través de las ramas.
—¿Tomaste un giro equivocado, Goodfellow? —Gruñó.
—Tranquilo, chico hielo. Sé lo que estoy haciendo. —Hurgando en un tronco viejo,
saqué un paño color verde, rasgado por el uso. Agitándolo, lo colgué en un par de
espinas, después lo rasgué para revelar un agujero estrecho en las zarzas. Ash se metió
a través de él llevando a Vi, y yo le seguí, arrancando la tela lejos mientras lo hacía.
La pared de espinas desapareció, y los sonidos de la búsqueda pararon tan de repente
como si apagara la televisión. Mientras la oscuridad se cerraba, suspiré de alivio.
—¿Dónde estamos? —susurró Ash.
Chasqueé mis dedos, y un alegre fuego saltó en una chimenea de piedra, que ilumina
una pequeña cabaña de troncos con suelos de madera y pilares hechos de árboles vivos.
Un techo de paja cubría el techo, y pequeños animales se asomaban desde las esquinas,
con más curiosidad que miedo.
—Bienvenido —dije, sonriendo a Ash—, a mi humilde morada.
Ash miró alrededor de la pequeña cabina con cautela.
—¿Esta es tu casa, Goodfellow?
—Una de muchas —Ahuyenté a un zorro de un sillón y me dejé caer en el con un
suspiro—. Me gusta tener un pequeño lugar al que pueda retirarme, para escapar de la
locura de la corte, para descansar sin que nadie sepa dónde estoy.
—Para esconderte cuando Oberon está listo para matarte.
—¡Ay, chico hielo! Sé amable en mi casa, ¿vale? No hagas que me arrepienta de
traerte aquí. —Me eché hacia atrás en la silla y apoyé los pies sobre un taburete cerca,
cruzando las piernas—. No te preocupes, este lugar está en el mundo mortal, ya nadie
de la corte puede sentir donde estamos.
Ash pareció aliviado.
—Entonces, estamos a salvo —murmuró, mirando hacia atrás en la pared, donde, hace
unos segundos, nosotros supuestamente habíamos llegado directamente a través de la
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madera—. Encontramos el "violín" y salimos de la Corte de verano. —Miró a la niña
dormida en sus brazos y suspiró—. Por lo tanto, creo que la única pregunta es: ¿qué
hacemos ahora?
Señalé una cama en la esquina. Se acercó y puso al mortal encima de las cubiertas,
sorprendentemente suave para un príncipe de invierno. No le recordaba siendo tan
cuidadoso antes de conocer a Meghan. Vi se movió un poco y murmuró "Mamá" en su
sueño, pero no se despertó.
—Leanansidhe estará esperándonos —dije mientras el zorro saltó a mi regazo y se
acurrucó de nuevo, envolviendo su cola peluda alrededor de su nariz. Acaricié
distraídamente su pelo corto rojo—. Ella está probablemente en camino ahora mismo.
—Sí —Suspiró Ash, cruzándose de brazos mientras miraba a la niña—. ¿Cómo
quieres hacer esto, Goodfellow?
Pensé unos instantes, luego giré los pies del taburete y me levanté, arrojando al zorro
al suelo de nuevo. Dio un ladrido molesto y trotó hacia la puerta.
—No te preocupes, chico hielo —dije alegremente, y subí las escaleras para tomar
algo—. Tengo un último truco bajo la manga.
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Capítulo 6
Y Robin Debería Restaurar la Enmienda
Traducido por maka.mayi
Corregido por shuk hing
—¡Queridos!
De pie en la hierba delante de la cabaña, Leanansidhe sonrió mientras nosotros
salíamos, la chica profundamente dormida en los brazos del príncipe.
—¡La encontraron, queridos! Sabía que lo harían. Yo tenía una fe absoluta en
sus capacidades. Oh —suspiró ella, se llevo una mano a su pecho—. Me
gustaría ver la cara de Titania cuando descubra que su pequeño juguete no está.
Ash dio un paso adelante.
—Nuestro acuerdo terminó —dijo con firmeza—. Hemos encontrado lo que fue
robado y te lo trajimos de regreso contigo. He mantenido mi parte del trato. No
te debo ninguna otra cosa.
—Por supuesto, querido. —Leanansidhe sonrió hacía él—. Han hecho un
trabajo maravilloso. Por lo tanto, si la dejan allí, mis siervos se la llevarán.
Ash no soltó a la chica. Lo sentía vacilar y luego tomar una respiración furtiva.
—Ahora —continuó con una voz calmada—. ¿Qué quieres para dejarla ir?
—¿Qué? —Leanansidhe parpadeó, mirando al príncipe de invierno, que la
enfrentó con calma—. ¿Qué dijiste, mascota? No estoy muy segura de que haya
oído bien.
Rápidamente salí en su defensa.
—Ella es una niña, Lea. —La Reina Exiliada giró hacia mí, erizada como un
enfurecido puma—. No puedes mantenerla de esta manera. Ella tiene una
familia, en algún lugar. Ella tiene que ir a casa.
—Yo soy su casa, mascota. —Leanansidhe se hinchó con indignación, su
cabello de oro y cobre se batía locamente a su alrededor—. ¡Y la chica me
pertenece a mí! Ash, cariño. —Echó una ojeada al príncipe de invierno—. No
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puedo creer esto. Tu propia reina no es mucho peor con los seres humanos en su
corte. Y tú, ¡sé lo que le has hecho a mortales a lo largo de los años, ambos
tanto tú como Goodfellow! ¿Cómo te atreves a juzgarme? ¿Se han vuelto
blandos, queridos? ¿Has olvidado que somos fey?
Por Dios, agobiar a dos reinas hadas volátiles en un día. Debemos mantener
algún tipo de record. Me acerqué a Lea antes de que pudiera convertir a Ash en
un clavecín.
—No, en absoluto —le dije rápidamente, sonriendo ante la enfurecida Reina
Exiliada—. Cálmate, Lea. No es como si fuéramos a tomar a la chica y correr.
Estamos preparados para ofrecer un trueque.
Leanansidhe se calmó un poco.
—¿Un trueque, querido? —pensó, fingiendo desinterés, aunque ya sabía que
estaba curiosa. No podía evitarlo, era parte de nuestra naturaleza—. ¿Y qué, si
puedo preguntar, podrían posiblemente ofrecerme por la libertad de la chica? El
precio será alto, mi mascota, para que lo sepas. La chica es una de mis favoritas,
después de todo. Me temo que tu oferta tendrá que ser bastante…
Metí la mano en mi camisa y saqué un espejo, dejando que él destellara en el sol.
Un pequeño espejo de mano dorado, con flores de joyas y vides de plata
alrededor del borde curvado del mango. Cantó cuando lo saqué, una dulce, nota
penetrante que hizo que todas las aves cerca comenzaran a cantar y dibujó a una
curiosa pareja de ciervos fuera de los bosques.
Los ojos de Leanansidhe se agrandaron.
—Eso... eso es... —Ella parpadeó ante mí, sorprendida, y luego echó hacia atrás
la cabeza y se echó a reír—. Oh, Robin, que juguetón y brillante chico. Lo
tomaste, después de todo. ¿Cómo en el mundo te las arreglaste?
—Esa —dije—, es una historia muy larga. Que debe ser contada en otra ocasión.
—Arrojé el espejo en el aire y lo capturé de nuevo, sujetándolo hacia
Leanansidhe—. Por lo tanto, Lea, tenemos un trato, ¿o no?
—Lleva a la chica de vuelta a su familia, mascota. —Leanansidhe arrancó el
espejo de mi mano con gusto evidente—. La encontré en un diminuto pueblo en
las montañas Ozark. Ella probablemente les puede decir donde vive... no la he
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tenido por mucho tiempo. En cualquier caso, creo que nuestro trato aquí se
concluye.
—Una cosa más, si quieres. —Ash dio un paso hacia adelante antes de que la
Reina Exiliada pudiera irse—. Grimalkin. Tenemos que encontrarlo. Dijiste que
sabías donde estaba.
—No, mascotas. —Leanansidhe se admiró en la superficie del espejo, satisfecha
como un gato lleno—. Dije que podía apuntarles en la dirección correcta.
—¿Y qué dirección sería esa?
Leanansidhe arrancó su mirada del espejo, nos sonrió.
—Bueno, queridos —dijo, agitando un mano aireada—. Hay un trío de brujas
que viven en algún lugar de Wraithwood. Yo empezaría por ahí. Es un lugar tan
bueno como cualquier otro. Ahora, mis mascotas, tengo que correr. Tengo un
violín que reemplazar. Buena suerte encontrando a Grimalkin. Si se las arreglan
para ponerse al día con la desviada criatura, sé bueno y dile que dije hola. ¡Ciao,
queridos!
Un remolino de brillo y luz, y nos quedamos solos.
Ash suspiró.
—El Wraithwood —dijo, él cambió a la niña a una posición más cómoda. Ella
murmuró y roncó en sus brazos—. Eso es... lamentable. Tenía la esperanza de
que nunca tuviéramos que volver.
Le sonreí.
—¿Qué, te refieres a la tribu de ogros que cabreamos, o al gigante dios muerto
que accidentalmente despertamos?
—Que accidentalmente despertaste.
—Detalles —Agitó la mano—. Así que, ¿vamos a hacer que esta aventura
comience, o qué?
Ash negó con la cabeza, pero vi la sombra de una sonrisa en su rostro.
—Tú sabes que probablemente voy a matarte pronto, ¿verdad? —murmuró
mientras nos dirigimos a los árboles.
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—Noticias viejas, chico hielo —Me reí, ajustándome a su paso—. Ya sabes que
no me lo perdería por nada en el mundo.
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AGRADECIMIENTOS
TRADUCCION FORO AD’
http://alisheadreams.foroactivo.com
http://alisheadreams.com
LIBRO EXTRA DE LA SAGA
“The Iron Fey”
TRADUCCION
DamaOscura, ALtia, rihano, roblelector, maka mayi
RECOPILACION Y CORRECCION DE TEXTO
Shuk Hing