PODER, GENERO Y PSICOLOGÍA SOCIAL.
Desde la prehistoria, las mujeres, como los varones, han
asumido un papel cultural particular. En sociedades de caza y
recolección, las mujeres casi siempre eran las que recogían los
productos vegetales, mientras que los varones suministraban la
carne mediante la caza. A causa de su conocimiento profundo
de la flora, la mayor parte de los antropólogos creen que fueron
las mujeres quienes condujeron las sociedades antiguas hacia el
Neolítico y se convirtieron en las primeras agricultoras.
Con el surgimiento de las clases sociales aparece
también la discriminación de la mujer y su
conversión, por parte del hombre, en un objeto de
placer y procreación. A lo largo del desarrollo de la
sociedad los individuos fueron aprendiendo, a través
del proceso de socialización, el comportamiento que
cada uno debe asumir según fuera hombre o mujer
Esta diferenciación, que abarca normas de
comportamiento, actitudes, valores, tareas, etc., y
donde lo femenino se debe diferenciar de lo
masculino, trasciende a todas las esferas de la vida y
provoca una relación de poder donde el hombre es el
dominante mientras que la mujer, su papel y tareas,
son devaluadas socialmente.
esta diferenciación de normas y valores no afecta
solo a la mujer, ya que el hombre también es víctima
de las expectativas sociales que se tienen sobre su
comportamiento y desempeño, del cual se espera
siempre fortaleza, valentía, control emocional e
independencia, entre otras cosas.
La incursión de las mujeres, madres de familia, a la vida laboral
ha incrementado, paulatinamente, en últimos años de manera
positiva, contribuyendo al desarrollo social, económico, cultural.
Hoy, las mujeres se desempeñan como madres trabajadoras,
empresarias, jefas de familia, amas de casa, el tema de que los
hombres mantienen el hogar ha quedado atrás y la situación
económica del mundo ha provocado que se necesite de dos
sueldos para mantener un buen nivel de vida.
Tras haber luchado por sus derechos las mujeres en la
mayoría de los países occidentales y orientales no
musulmanes la mujer llegó a tener una igualdad muy fuerte
tanto en el ámbito laboral como familiar logrando ser jefas
de familia, tener cargos altos tanto en política como en
grandes empresas y en muchas carreras. Así que se podría
decir que las condiciones de las mujeres han mejorado.
Actualmente, gracias a los cambios económicos, el
apoyo del poder económico y los esfuerzos de
movimientos por parte de los derechos humanos, en
la mayor parte de las sociedades las mujeres tienen
acceso a carreras y trabajos, más allá de la atención
de los quehaceres domésticos o de ama de casa.
Las mujeres han logrado acceder al sistema
educativo, su escolaridad ha aumentado y se han
preparado más para enfrentar los retos de una
sociedad globalizada que exige, cada vez más,
personas capacitadas para puestos competitivos.
Sin embargo, existen retos laborales que se deben
superar para asegurar mayor igualdad entre
hombres y mujeres, mejores prestaciones, apertura
de puestos directivos, flexibilidad y respeto a los
derechos que protegen la maternidad en el trabajo.