Es extraño pensar en estos dos mandamientos como algo relacionado con la pureza del corazón…
Generalmente los asociamos más con las cosas relacionadas con lo sexual y con la envidia y la codicia.
Imaginemos a Jesús predicando el Sermón de la Montaña, anunciando las Bienaventuranzas…
“Bienaventurados los limpios de corazón
porque ellos verán a Dios.” Mt 5,8
…una especie de autorretrato de Cristo decía San Juan Pablo II. Son una invitación a imitarlo, a sentirnos interpelados, cuestionados por Jesús.
La Bienaventuranzas son una síntesis del mensaje de Jesús…
Que estos dos mandamientos completen el Decálogo y que hablen directamente del corazón del ser humano.
Son como un broche de oro que Dios nos pone para que sellemos la alianza con Él.
¿Qué nos dicen estos dos mandamientos?
NOVENO:
“No consentirás pensamientos y
deseos impuros.”
DÉCIMO:
“No codiciarás los bienes ajenos.”
