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El campo popular, los movimientos sociales y los partidos de
izquierda a nivel planetario experimentan una etapa de importantes
discusiones y desafos. En un contexto de intensificacin de las
luchas sociales alrededor del planeta y de alto dinamismo en el
campo de la poltica, es necesaria una mayor teorizacin y
sistematizacin para comprender la crisis y orientar el sentido de
la poltica. Luego de ms de dos dcadas de contrarreformas
neoliberales, el retorno a la teora es un consejo prudente. Existe
en la actualidad una profundizacin de disputas entre diferentes
actores sociales y polticos sobre el significado de conceptos como
democracia, desarrollo y poltica, que estn indicando
confrontaciones sobre el futuro de nuestras sociedades. Al lado del
incremento de la conflictividad social tiene que desencadenarse la
batalla de las ideas. Hemos terminado el sopor de aquellos lemas
sobre el supuesto fin de la historia.
En un contexto internacional de agotamiento contradictorio del
neoliberalismo, de dificultades del imperialismo y vulnerabilidad
de las clases dominantes, el espacio poltico latinoamericano se ha
convertido en un escenario importante de la lucha social y de la
reconfiguracin del campo poltico y las perspectivas de la izquierda
a
Comprender la crisis para reorientar la poltica de
izquierdas
Sergio de Zubira Samper Profesor Asociado Departamento de
Filosofa Universidad de los Andes.
La poltica ya no es lo que fue. En consecuencia,la imagen
habitual que nos hacamos de la poltica
ya no es adecuada a las condiciones existentes.A la inversa, nos
falta una nueva concepcin de lapoltica, capaz de enfocar los
cambios en marcha.
Norbert LechNer
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nivel mundial. El escenario regional se ha modificado de forma
significativa en los inicios del siglo XXI y una multiplicidad de
experiencias sociales ha sustituido la uniformidad neoconservadora
de los noventa, del cierre del siglo XX. Se puede calificar la
regin como una de las ms dinmicas de la poltica mundial. Nos
encontramos en un escenario complejo, definido por mltiples crisis
y por intentos reiterados de recomposicin del proyecto neoliberal
de dominacin. La dimensin poltica est cargada de alta complejidad
por tendencias, tales como subestimar la intensidad de su crisis;
el rechazo a su condicin terica; confundir la poltica con otros
mbitos, como los partidos, lo electoral o las tcnicas de gobierno;
una cierta propensin a su control institucional o estatal; su
utilizacin ideolgica por el neoliberalismo, entre otras.
En este escrito pretendemos abordar tres aspectos del campo de
la poltica que tienen importantes consecuencias para el destino de
las izquierdas y el campo popular colombiano. El primero, insistir
en la profundidad de la crisis de la poltica y la necesidad de que
la izquierda comprenda su gravedad. El segundo, subrayar la
importancia del examen autocrtico en la etapa actual para asumir
los retos de los escenarios que se estn abriendo en nuestro
contexto. El tercero, esbozar algunas tendencias emergentes de la
poltica en el contexto latinoamericano, que puedan orientar nuestra
accin colectiva emancipatoria.
Crisis prolongada y profundaPostular una crisis del campo de la
poltica remite a sntomas de agotamiento de una
de sus formas histricas determinadas, entre lo viejo que no
acaba de morir y lo nuevo que no acaba de nacer (A. Gramsci). La
crisis aparece como un momento de transicin y de disputa que no
puede confundirse con el fin o adis de la poltica, o, an menos,
concebirse como despolitizacin o antipoltica. La poltica como
manifestacin del conflicto social y de las luchas por la
transformacin de las relaciones de poder en las distintas
dimensiones de la vida social no puede acabarse, pero s
transformarse. Las tensiones entre la forma poltica que se extingue
y la que est emergiendo se conceptualizan en algunas
investigaciones latinoamericanas como la distincin entre la poltica
(institucionalizada; formal; exclusivamente estatal) y lo poltico
(emergente; cuestiona el conjunto de las relaciones; otro tipo de
poltica). Las contrarreformas neoliberales han dirigido parte de su
proyecto de dominacin a despolitizar, contra-politizar (Marcuse) y
desideologizar la vida en su totalidad (crisis degenerativa del
pensamiento: De Souza Santos); han sido bastante eficaces en la
construccin de sociedades con excesos de regulacin social y
profundas deficiencias en emancipacin y libertad.
Izquierda y accin poltica en ColombiaN 24, Julio de 2012 Bogot,
Colombia
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Experimentamos la tendencia al debilitamiento o contraccin de la
poltica en sus funciones de articulacin y organizacin del sentido
social, colectivo y pblico. Manifestaciones relevantes de esta
tendencia son: a. una profunda desideologizacin en la relacin con
la poltica y los partidos; b. predominio del individuo, caudillo o
marketing sobre los programas ideolgicos; c. poltica comprimida en
segundos o imgenes, que impide su naturaleza terica, hacia una
simplificacin demaggica y populista que empobrece la accin social;
d. se presenta un desdibujamiento de los mrgenes de accin de las
instituciones estatales y los partidos polticos; e. la
despolitizacin promulgada por el neoliberalismo promueve la
informalizacin de la poltica y el vaciamiento de las instituciones
polticas; f. la divulgacin de un concepto de la poltica como
administracin o simple tcnica de gobierno, con claros visos de
pragmatismo; g. el incremento abismal entre las instancias de
gobierno y representacin con las posibilidades de decisin en los
asuntos fundamentales de los sectores sociales mayoritarios; h. se
entroniza la exclusiva dimensin de la gestin y administracin,
intentando desactivar el conflicto poltico e ideolgico.
Los partidos polticos, en general, enfrentan una crisis de
representatividad y le-gitimidad. Una crisis multiforme que toca
sin excepcin a todos los partidos polti-cos en Colombia. Los
sntomas notorios incluyen la prdida de credibilidad en las
instituciones partidistas y vinculacin por intereses exclusivamente
individuales e inmediatos. El incremento de la desconfianza en las
virtudes pblicas del ejercicio prctico de los partidos y la gestin
de intereses en el corto plazo convierten a los partidos en
microempresas de intereses individuales o familiares. Otra
consecuencia es la prdida de la autonoma de los partidos frente a
otros poderes exgenos, el achatamiento de los procesos de
participacin democrtica y la reduccin de las demandas al momento
electoral. Asimismo, hay una limitacin de la oposicin al campo
exclusivamente parlamentario, en perjuicio de las tareas de
movilizacin y lucha social.
No es conveniente tericamente en la etapa actual limitar la
interpretacin de la crisis del campo poltico a aspectos
coyunturales, contextuales o de cultura po-ltica. Aquellos factores
agudizan la crisis, pero no comprenden sus dimensiones
estructurales. Insistir que es la manifestacin exclusiva de la
persistencia del con-flicto interno, la condicin de pas de
regiones, la constatacin de un Estado d-bil, la precariedad de la
sociedad civil, la patologa del clientelismo, la falta de
industrializacin (H. Gmez Buenda) o la excesiva estabilidad del
bipartidismo (L. Medina), limita la comprensin a un listado
bastante arbitrario de causas. La izquierda necesita pensar a fondo
la crisis del campo de la poltica para reorientar su destino.
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Examen autocrticoCultivar e incorporar la autocrtica para
comprender la cri-
sis es una condicin ineludible. Adems de la crisis general de la
poltica y los partidos, existen factores internos de la concepcin y
las prcticas de la izquierda que obstaculizan la poltica
emancipatoria. Es conveniente iniciar con aquellos factores,
aparentemente invisibles, que tienen consecuen-cias ticas y
polticas devastadoras. Dentro de las izquierdas han tenido fuerte
presencia el elitismo, el racismo, el ma-chismo, el autoritarismo y
el personalismo. No ha existido un trabajo pedaggico permanente
para combatir estas ac-titudes y prcticas. Su persistencia patgena
afecta sensi-blemente la profundizacin de la autodeterminacin
poltica y la creacin de una democracia plena. Todo proyecto de
emancipacin incluye necesariamente un momento demo-crtico. El lugar
que ste ocupe dentro de l depender del carcter, extensin y
profundidad de la emancipacin a que se aspira (Snchez Vzquez).
La concepcin de la poltica como toma del poder
institucionalizado, desvirta el sentido transformador del conjunto
de las relaciones del poder y el poder mismo. Restringe la
necesidad de cambios radicales e impide construir nuevas
instituciones, impidiendo una comprensin anticapitalista de la
relaciones entre reforma y revolucin; limita la imaginacin creadora
y termina haciendo demasiadas concesiones al capitalismo. Para
tomar distancias del dogmatismo o fundamentalismo es necesario
destacar la existencia actual de izquierdas, en plural.
La importancia exclusiva de la lucha de clases en ciertos
discursos de la izquierda histrica cultiva el aislamiento, fo-menta
la incomprensin de las reivindicaciones especficas de los sectores
populares e impide comprender las distintas facetas de la dominacin
y explotacin capitalista. Las con-cepciones polticas se cargan de
codificaciones binarias o maniqueas que empobrecen la accin social
y poltica, tales como, civilizado/primitivo, moderno/tradicional,
urbano/rural, progreso/atraso, clase/raza, estatal/no
La posibilidad de una unidad amplia de las izquierdas en
Colombia implica pensar a fondo la crisis de la poltica y cultivar
con esmero el examen autocrtico. Todas aquellas actitudes que
devengan en vanguardismo partidista, el miedo al otro como supuesto
potencial enemigo, la supresin de las diferencias o el desprecio a
las utopas emancipatorias tan slo van minando las potencialidades
crticas en la construccin de alternativas de izquierdas en Nuestra
Amrica y Colombia.
Izquierda y accin poltica en ColombiaN 24, Julio de 2012 Bogot,
Colombia
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estatal, tomar el poder/ms all del poder, etc. Lo anterior
impide la conforma-cin de otras subjetividades anticapitalistas y
limita la politizacin de las diferencias.
La crisis de hegemona de la izquierda tambin se manifiesta con
fuerza en el mbito terico e ideolgico. Los modos de hacer poltica
derivan de los modos de pensar la poltica (N. Lechner). En tres
dimensiones es notoria y exige correcciones a fondo la crisis de
hegemona terica. La primera, la falta en Amrica Latina y el Caribe
de teorizacin y sistematizacin de las experiencias de los gobiernos
de izquierda, los movimientos sociales contrahegemnicos y los
debates en el campo de la reconstruccin de la poltica. Los escasos
textos producidos no se apropian, discuten y resignifican en un
debate amplio y profundo. La segunda, una cierta orfandad (E.
Sader) en la actualizacin de pensamiento estratgico y construccin
de alternativas postneoliberales. No es pertinente limitar la
discusin a los aspectos tcticos y coyunturales de la izquierda
latinoamericana; es urgente actualizar la discusin estratgica.
Tercero, las relaciones bastante tensas y distantes que mantienen
las organizaciones de izquierda con la intelectualidad crtica,
tratando, en general, de instrumentalizar a los intelectuales,
artistas, acadmicos e investigadores, o limitando la imprescindible
libertad de crtica.
Cultivar la dimensin autocrtica en la izquierda tambin est
mediado por la reflexin sobre el carcter y profundidad de nuestra
crisis contempornea. Una actitud evasiva, inmediatista o
superficial frente a la crisis, no slo impide su comprensin, sino
cierra el horizonte de posibilidades de redimensionar las
posibilidades emancipatorias de la izquierda.
El Polo Democrtico Alternativo enfrenta una crisis profunda, que
no es ajena a las tendencias generales del campo de la poltica. Es
necesario investigar con rigor el momento histrico de su inicio y
sus causas estructurales. La emergencia en Colombia de movimientos
sociopolticos como la Marcha Patritica y el Congreso de los Pueblos
es tanto manifestacin de esta crisis como la necesidad de estar
atentos para no reincidir en ciertos problemas estructurales del
campo de las izquierdas polticas. No estn exentos de repetir las
matrices, vacos y paradojas de las izquierdas histricas. Los
sntomas de esta crisis han sido bastante diagnosticados en algunas
reflexiones acadmicas, pero no han existido cambios en la prctica
poltica real, y la izquierda no ha tenido la capacidad de
promoverlos.
La crisis del PDA no es simplemente electoral: abarca aspectos
organizativos, polticos, ideolgicos y de la cultura poltica
cotidiana. En el campo organizativo ha predominado el copamiento
burocrtico del aparato, un deficiente funcionamiento de las
direcciones y la inexistencia de comits populares de base. La
democracia real desde abajo en mbitos centrales como los modos de
pensar la poltica, la
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construccin de espacios democrticos alternativos y las
decisiones ticas, es muy precaria. En la dimensin poltica prima el
parlamentarismo, la poltica por las alturas y la desconexin con las
luchas sociales. Es fundamentalmente una crisis de direccin
poltica, que tiene expresiones en el aislamiento de la direccin de
las bases polistas, en la desconexin con los intereses de las masas
populares, en el predominio de lo electoral y en la escasa
produccin de un proyecto hegemnico de sociedad. La preocupacin por
la formacin ideolgica y educativa ha estado ausente de la proyeccin
estratgica. En la vida cotidiana se fomenta el inmediatismo, el
oportunismo, el personalismo y el desconocimiento de la democracia
real. El liderazgo colectivo y democrtico no se fomenta, por el
peso desmedido de los parlamentarios en la vida del PDA. Pocos
espacios se han incentivado para la construccin social de las
memorias e identidades colectivas. La actitud general ante fenmenos
de descomposicin, burocratizacin y corrupcin ha sido errtica.
La posibilidad de una unidad amplia de las izquierdas en
Colombia implica pensar a fondo la crisis de la poltica y cultivar
con esmero el examen autocrtico. Todas aquellas actitudes que
devengan en vanguardismo partidista, el miedo al otro como supuesto
potencial enemigo, la supresin de las diferencias o el desprecio a
las utopas emancipatorias tan slo van minando las potencialidades
crticas en la construccin de alternativas de izquierdas en Nuestra
Amrica y Colombia.
Tendencias emergentes Reorientar la poltica conlleva la atencin
de nuestra mirada a esas seales emer-
gentes que indican transformaciones en la poltica misma. No slo
ha cambiado el contexto histrico, tambin tiene lugar una
transformacin de la propia poltica. Aunque bastante indeterminado,
es lo nuevo que no acaba de nacer (Gramsci). Su condicin emergente
implica incertidumbres, incomprensiones, mudez, parado-jas y
grandes desafos. Reitera que nos encontramos los iberoamericanos en
un escenario complejo, definido por mltiples crisis y con
permanentes intentos de recomposicin neoliberal.
La intensidad y multidimensionalidad de las crisis actuales estn
teniendo consecuencias en la concepcin poltica. En el contexto de
nuestra regin los impactos son peculiares. El primero, finalmente
se ha abierto en Latinoamrica un debate civilizatorio. No se trata
de una crisis cclica o temporal, sino se estn cuestionando las
bases consumistas, productivistas y antiecolgicas del modelo
civilizatorio de dominacin. Se trata de un modelo de colonizacin y
destruccin de todos los campos de la vida biolgica y humana. El
segundo, la activa participacin de subjetividades indgenas,
campesinas, afrodescendientes y jvenes, est
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promoviendo una interculturalidad igualitaria y un nuevo
imaginario anti-capitalista (A. Quijano). El tercero, en un
contexto tan complejo como creativo, estn emergiendo diversas y
ricas soluciones polticas, que estn replanteado la naturaleza de la
transicin y la refundacin del Estado (De Sousa). Para responder a
la crisis se necesitan cambios radicales en el mundo que
transformen el conjunto de las relaciones de poder. Por tanto, el
mayor desafo de la concepcin poltica emergente, es establecer la
relacin adecuada entre la poltica de lo posible en lo inmediato
(cambios a corto plazo) y la poltica de la transformacin real (los
cambios civilizatorios a mediano plazo).
La fuerza y penetracin de las relaciones de dominacin exigen
re-inventar caminos alternativos de emancipacin para enfrentar la
poderosa presencia cotidiana del imaginario y las prcticas
neoliberales. Las alternativas a la realidad social actual deben
surgir desde abajo y dependen de otras nociones y prcticas de
democracia, soberana, autonoma, cuerpo, naturaleza y territorio; no
slo exclusivamente de ciudadana. Hay que des-ciudadanizar la
poltica. En esta lucha contrahegemnica por los imaginarios sociales
es crucial que se construyan formas alternativas de economa,
procesos autogestionarios de educacin, medios de comunicacin
alternativos y mecanismos rigurosos de sistematizacin y teorizacin
de la lucha social y poltica. Pero, tambin, es urgente la invencin
y construccin de nuevas instituciones y referentes polticos
emancipatorios (democracias interculturales; formas atenuadas de
representacin y delegacin; nuevas territorialidades; derecho
alternativo; Estados plurinacionales; derechos de la Madre-tierra;
economas no mercantiles; alterglobalizacin; desmercantilizacin;
descolonizacin; reservas campesinas y ecolgicas; etc.) que permitan
consolidar las propuestas que surgen como autogestin desde los
movimientos sociales y populares.
Repensar la poltica en nuestro continente, implica superar la
tradicional separacin terica y prctica entre lo social y
Dentro de las izquierdas han tenido fuerte presencia el
elitismo, el racismo, el machismo, el autoritarismo y el
personalismo. No ha existido un trabajo pedaggico permanente para
combatir estas actitudes y prcticas. Su persistencia patgena afecta
sensiblemente la profundizacin de la autodeterminacin poltica y la
creacin de una democracia plena. Todo proyecto de emancipacin
incluye necesariamente un momento democrtico. El lugar que ste
ocupe dentro de l depender del carcter, extensin y profundidad de
la emancipacin a que se aspira (Snchez Vzquez).
Izquierda y accin poltica en ColombiaN 24, Julio de 2012 Bogot,
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lo poltico. Esta ruptura entre lo social y lo poltico se ha dado
por varias vas, que en general terminan empobreciendo la dimensin
poltica y perpetuando la dominacin, como lo analiza Marx con gran
profundidad, en La Cuestin Juda y La crtica de la filosofa del
Estado de Hegel. La primera, es limitar la poltica a lo estatal,
produciendo una hiperpolitizacin de lo estatal y una despolitizacin
de la vida cotidiana. La segunda, es declarar diferencias no
polticas, la clase, el trabajo, la sexualidad y la cultura para
perpetuar la distancia entre lo privado y lo pblico, dejando el
inters privado por fuera del campo de la poltica. La tercera,
caracterstica de la crisis contempornea, considerar la poltica un
asunto meramente de estrategias electorales. Ante semejante
complejidad, necesitamos pensar a fondo el pasaje de lo social a lo
poltico (E. Adamovsky).
Aquella visin simplista de cierta izquierda que considera que la
existencia del partido y lderes iluminados resuelve los problemas
sociales, es plenamente anacrnica. La importante experiencia
histrica de la Comuna de Pars, los Soviets en la revolucin rusa o
la actual emergencia de movimientos sociopolticos en Amrica Latina
y el Caribe evidencian su superficialidad. Hay que empezar por
reconocer cmo las diversas luchas sociales se realizan en mltiples
espacios de la vida social y no slo en la disputa por el poder
estatal; continuar afirmando la necesidad emancipatoria de
politizar la vida cotidiana y ampliar la comprensin de lo poltico,
subrayando que est presente en todos los espacios de la vida. No se
trata de una separacin entre lo social y lo poltico, sino de un
pasaje dialctico. Ciertas perspectivas tericas y prcticas la
convierten en una ruptura o disyuntiva. La multiplicidad de lo
social requiere instancias polticas de negociacin, trmite de las
diferencias y construccin de otros mundos posibles.
Los nexos dialcticos entre lo social y lo poltico estn cargados
de dificultades y vacos. El ms destacado por la tradicin de
izquierda es la tensin entre partidos y movimientos sociales: se
impone, por tanto, evitar la conversin de los movimientos en meras
correas de transmisin de los intereses partidarios. Actualmente,
los interrogantes son fuertes y las respuestas dbiles (De Sousa):
Cmo trasladar los valores y formas de vida colectivistas,
horizontales, solidarias, no mercantiles, autnomas, al todo de la
gestin de lo social y lo poltico? Existen dispositivos
organizativos que, en lugar de contener, parasitar o reprimir al
movimiento social, se ocupen de protegerlo y dotarlo de
herramientas para la lucha? En el trnsito de lo social a lo poltico
es inevitable que los dirigentes adquieran los vicios de las clases
dominantes? Se pueden crear formas atenuadas de representacin y
delegacin que impidan que unos pocos delegados decidan por los
dems? Ciertos grados de institucionalizacin y centralizacin parecen
necesarios, pero qu hacer
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para que no debiliten la lucha? Preguntas que hoy inquietan a
los movimientos populares de izquierdas de nuestra regin y sobre
las cuales existen trabajos de investigacin y reflexin
importantes.
Tal vez uno de los fenmenos ms interesantes es que todos los
debates anteriores se trasladan al mundo interno de la izquierda
latinoamericana y no a supuestos enemigos externos. Es parte
relevante de la mayora de edad de nuestro continente. Somos un
laboratorio viviente de emergencia o consolidacin de prcticas y
relaciones (parcialmente) no capitalistas. Esta posibilidad est
condicionada a profundizar las iniciativas de dilogo entre
diferentes luchas, iniciativas y organizaciones polticas. Slo
politizando las diferencias entre el Polo Democrtico, el Congreso
de los Pueblos y la Marcha Patritica estaremos a la altura de
nuestra responsabilidad histrica. Estamos obligados a superar las
discriminaciones, marginalizaciones y vanguardismos en la izquierda
colombiana para ser un ejemplo haca una poltica emancipatoria.
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