UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN Escuela de Posgrado Unidad de Posgrado en Educación PERFIL DE LOS PROCESOS PSICOLÓGICOS EN LA LECTURA DE LOS NIÑOS DE CUARTO GRADO DE EDUCACION PRIMARIA, CON ALTO Y BAJO DESEMPEÑO ESCOLAR EN LENGUAJE EN EL MUNICIPIO DE MOSQUERA, COLOMBIA Tesis presentada para obtener el grado académico de Magister en Educación con mención en Psicología Educativa. Por Doris Judith Saavedra Capera Lima, Perú 2014
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UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN
Escuela de Posgrado
Unidad de Posgrado en Educación
PERFIL DE LOS PROCESOS PSICOLÓGICOS EN LA LECTURA DE
LOS NIÑOS DE CUARTO GRADO DE EDUCACION PRIMARIA,
CON ALTO Y BAJO DESEMPEÑO ESCOLAR EN LENGUAJE
EN EL MUNICIPIO DE MOSQUERA, COLOMBIA
Tesis presentada para obtener el grado académico de Magister en
Educación con mención en Psicología Educativa.
Por
Doris Judith Saavedra Capera
Lima, Perú
2014
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A mi hijo
Sebastián
"Los anhelos de nuestro corazón y las
aspiraciones de nuestra alma son algo más que
sueños vanos o quimeras de la fantasía puesto
que en realidad son heraldos de futuras
realidades" (Ganivet).
iv
AGRADECIMIENTOS
A Dios, por guiarme y poner en mi camino personas quienes me
apoyaron desde antes de iniciar este Proyecto.
A la Mg. Rebeca Gómez Cuadros de la Universidad Peruana Unión,
por su paciencia y tiempo dedicado en el desarrollo de la tesis.
A los Doctores y docentes Alejandro Dioses Chocano, de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Perú; Esther Velarde
Consoli, de la Universidad Peruana Unión; Aura Nidia Herrera, de la
Universidad Nacional de Colombia; Rocío Abello y Milton Bermúdez, de la
Pontificia Universidad Javeriana, por aceptar ser jueces en la revisión y
aprobación del instrumento usado en la investigación.
A la Ps. Claudia Guevara Cordero, Directora del Departamento de
Asesoría y Apoyo a Instituciones Educativas EOS en Perú, por el
acompañamiento que me brindó durante el Proyecto.
A la Secretaría de Educación de Mosquera, por permitirme llevar a
cabo la investigación, dando lugar a la evaluación y mejoramiento de los
procesos de enseñanza del lenguaje.
A los rectores, docentes y estudiantes de las I. E. Roberto Velandia,
Juan Luis Londoño de la Cuesta y La Merced, por su interés y colaboración.
A mi familia, por su apoyo incondicional, aceptando que dedicara
tiempo para llevar a cabo este proyecto y comprendiendo el significado e
importancia que tuvo para mí.
A los docentes, compañeros y personal administrativo le la Universidad
Peruana Unión, por acogerme y brindarme su amistad así como la compañía
y orientación oportuna; considerando mi condición de estudiante extranjera,
quien desconocía por completo el país.
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TÉRMINOS Y SÍMBOLOS USADOS
MEN: Ministerio de Educación Nacional del Colombia.
I.E. Institución Educativa.
PISA: (sigla en inglés) Programa Internacional de Evaluación de
Estudiantes.
OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
ICFES: Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación
Superior.
PIRLS:(sigla en inglés) Estudio Internacional del Progreso en
Competencia Lectora.
SABER: Pruebas nacionales aplicadas a estudiantes de los grados
tercero, quinto y noveno en Colombia. Su principal objetivo es
determinar qué tanto los estudiantes de educación básica se acercan
al logro de los resultados esperados, según los estándares básicos de
competencias definidos por el Ministerio de Educación Nacional.
PROLEC: Batería de Evaluación de los Procesos lectores.
PROLEC-R: Batería de Evaluación de los Procesos lectores,
Revisada.
BECOLE: Batería de Evaluación Cognitiva de la Lectura y Escritura.
LEÍTO: Programa para la Estimulación de las habilidades Pre-
lectoras.
WISC-R: Sub test de Comprensión de la Escala de Weschler para
niños.
vi
ENI: Evaluación Neuropsicológica Infantil.
CLOZE: Test para evaluar la comprensión lectora y establecer los
modos cómo el lector procesa la información.
PSEUDOPALABRA: Palabra inventada, no tiene significado, se
construye siguiendo la misma estructura silábica de una palabra con
significado. Por ejemplo, globo y gloro, liebre y liegra.
LECTURA LOGOGRÁFICA: Es el reconocimiento de las palabras
escritas, a través de los rasgos como el perfil, la longitud y el
contorno global sin necesidad de la mediación fonológica.
LECTURA FONOGRAFÉMICA: Es la lectura realizada mediante la
decodificación fonológica para acceder al significado de las palabras,
esta estrategia permite la lectura de pseudopalabras así como de
palabras irregulares y de uso poco frecuente.
IPARM: Colegio de la Universidad Nacional Sede Bogotá.
COEFICIENTE DE VALIDEZ V DE AIKEN: Es una de las técnicas
para cuantificar la validez de contenido o relevancia de cada uno de
los ítems en una prueba respecto a un dominio de contenido.
PRUEBA ALFA DE CRONBACH: Estadístico que corrobora el grado
de confiabilidad de una prueba psicológica.
U DE MANN-WHITNEY: Estadístico que procesa las comparaciones
de dos grupos.
PRUEBA DE KOLMOGOROV-SMIRNOV: La prueba de
Kolmogorov-Smirnov para una muestra la cual se puede utilizar para
comprobar si una variable se distribuye normalmente; es decir,
vii
permite medir el grado de concordancia existente entre la distribución
de un conjunto de datos y una distribución teórica específica.
MANOVA: Análisis estadísticos descriptivos e inferenciales como
regresión múltiple.
PRUEBA PILOTO: Es una prueba que se realiza para verificar la
consistencia y confiabilidad del instrumento con el que se recolectará
la información en una investigación.
T.H.P: Test de Habilidades Pre-lectoras.
THM: Test de Habilidades Metalingüísticas.
CEG: Test de Comprensión de Estructuras Gramaticales.
(GE) Grupo Experimental.
(GC) Grupo Control.
(DS) Desviación Stándar.
(N) Normal.
(D) Dificultad Leve.
(DD) Dificultad Severa.
(¿?) Dudas.
TA: Trastorno del Aprendizaje.
LAD: Mecanismo innato para La Adquisición Del lenguaje.
RCGF: Reglas de Conversión Grafema Fonema
DSM IV–Tr: (Sigla en inglés. Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders, DSM) Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales. Cuarta edición, revisada.
viii
CCVC: Estructura silábica; Consonante seguida por consonante
Vocal y Consonante.
CVVC: Estructura silábica; Consonante, Vocal, seguidas por vocal y
Consonante.
VC: Estructura silábica; Vocal Consonante.
CV: Estructura silábica; Consonante, Vocal.
CVV: Estructura silábica; Consonante, Vocal, seguidas por vocal.
ix
CONTENIDO
DEDICATORIA ................................................................................................... iii
AGRADECIMIENTOS ................................................................................ iv
TÉRMINOS Y SÍMBOLOS USADOS ......................................................... v
CONTENIDO ............................................................................................. ix
ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................... xii
ÍNDICE DE TABLAS ................................................................................. xii
ÍNDICE DE ANEXOS ............................................................................... xiv
RESUMEN ................................................................................................ xv
ABSTRACT ............................................................................................. xvii
Monserrat y Zayas, 2003). Para explicar que las primeras investigaciones
centradas fundamentalmente en el análisis de la conducta experta y en la
comparación entre expertos y no expertos dieron lugar a la formulación de
modelos del proceso lector y del proceso de composición escrita que
ponían de manifiesto la complejidad y la diversidad de las operaciones
que implican leer y escribir, los estilos del profesor o de la profesora, sus
concepciones, las modalidades de enseñanza, etc. (Camps et al. 2003).
45
Velarde, Canales, Meléndez, Lingán (2011, p. 11) citan a Jiménez y
Ortiz, para resaltar que “durante décadas se pensó que las variables
relacionadas con el aprendizaje lector estaban relacionadas con la
percepción visual, el esquema corporal y las habilidades psicomotoras”.
Agregan que debido a ello, “muchos de nuestros maestros, en un
momento determinado, optaron por el modelo "maduracionista” de la
lectura que partía de la premisa, que si un niño no conseguía aprender a
leer es porque no había alcanzado la suficiente “madurez” haciendo
referencia a las capacidades perceptivas y motrices (p. 11).
Sobre este tema, Matalinares y Díaz (1990) explican que el
aprendizaje lector ha sido investigado desde diferentes perspectivas a lo
largo del tiempo y tres son los enfoques más aceptados: a) El Modelo
Perceptivo Motor propuesto por Vidal y Majón (2000), según el cual, es
“un proceso de traducción de signos gráficos en sus correspondencias
sonoras, en relación a procesos lingüísticos y de pensamiento del
lenguaje oral” (Matalinares, 1990), b) El Modelo Madurativo considera que
para que una persona aprenda específicamente la lectura requiere de
madurez y del desarrollo de habilidades básicas para su aprendizaje
(visuales, motrices, lingüísticas, etc.), aunque aún no se ha establecido
con precisión cuáles son esos factores. Por último, como numeral c). El
modelo Psicolingüístico sostiene que la enseñanza de la educación
lectora debería abandonar los supuestos de los modelos madurativos,
para entender que los procesos lectores son aprendizajes que en sí
mismos posibilitan la “maduración” para el alumnado.
46
Según Velarde, Canales, Meléndez y Lingán (2010), desde la
década del 80, Liberman y Shankweiler le dieron una explicación
psicolingüística a las dificultades lectoras atribuyéndole a la falta de
conciencia fonológica, entendiéndola como la inhabilidad para segmentar
e integrar la secuencia auditiva-fonémica de la palabra como la causa
fundamental del fracaso lector.
Alegría (2005, p. 2) explica:
Leer una frase, es decir extraer su significado, implica la movilización de conocimientos léxico semánticos, sintácticos y pragmáticos. Sólo los primeros, los que permiten identificar las palabras escritas, son específicos de la lectura (sólo sirven para leer). Los otros sirven también para comprender la lengua.
Además “la diferencia fundamental que distingue al que sabe leer del
que no sabe, es la capacidad de atribuir un sentido preciso a cada una de
las palabras escritas que componen la frase” (Alegría, 2005, p. 2). Lo
demás, los conocimientos sintácticos y pragmáticos son indispensables
para leer, pero no son “saber leer” sino conocer la lengua en que se lee.
Bajo este planteamiento, aprender a leer es crear un mecanismo capaz
de identificar todas las palabras escritas que el lector conoce oralmente;
no más ni tampoco menos, en el buen lector dicho mecanismo funciona
bien y gracias a ello su comprensión de textos será tan buena como su
conocimiento de la lengua, su inteligencia y su cultura se lo permitan. En
el mal lector la identificación de palabras funciona mal y por esta causa se
reduce inevitablemente su comprensión de textos. Por su puesto, su
inteligencia y su cultura le permitirán, tal vez compensar parcialmente este
déficit (Alegría, 2005).
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Velarde, et al. (2010) explican que Domínguez y Cuetos (2008), en
investigaciones realizadas en Europa, EE.UU y Latinoamérica, han
demostrado que las habilidades que están directamente relacionadas con
la lectura tienen que ver con las funciones psicolingüísticas y
metalingüísticas (la conciencia fonológica, el lenguaje oral).
Conjuntamente, para Flórez, Torrado, Arévalo, Mesa, Mondragón y Pérez,
(2005, p. 16), “leer y escribir constituyen complejas actividades en las que
se hacen evidentes las capacidades lingüísticas y cognitivas humanas, a
la vez que constituyen un requisito indispensable para la inclusión social
en el mundo contemporáneo.
Matalinares y Díaz (1990, p. 61) mencionan al respecto: “Entre las
habilidades lingüísticas necesarias para el aprendizaje de la lectura, se
considera a las habilidades metalingüísticas, las que constituyen la
conciencia y dominio que posee el niño de la estructura y funciones de su
lengua, permitiéndole diferenciar la naturaleza de las palabras y frases en
los ámbitos fonológico, semántico, sintáctico y pragmático”.
En opinión de Van Kleeck, (citado por Flórez et al. 2005, p. 17), en el
día de hoy, recientes investigaciones continúan considerando el
conocimiento metalingüístico como “la capacidad que tiene un sujeto para
reflejar conscientemente la naturaleza y las propiedades del lenguaje. Tal
conocimiento aumenta su complejidad alrededor de los siete años y se
requiere para acceder a la lectura y la escritura”. Según Díaz Camacho
(2006), para aprender a leer, el niño debe ser consciente de que existe
una relación directa entre el sistema oral y el sistema escrito. Para
48
establecer esa relación directa entre los sistemas, el individuo recurre a la
conciencia metalingüística, definida como el conocimiento que se posee
acerca del lenguaje, en los niveles: pragmático, semántico, sintáctico y
fonológico, que le permite conocer, pensar y manipular cognitivamente el
lenguaje y la actividad lingüística de cualquier hablante y la propia.
Flórez et al. (2005) explican que según Van Kleeck (1994) las
habilidades metalingüísticas se refieren a dos tipos de conocimiento del
lenguaje en relación con el aprendizaje de la lectura y la escritura:
El primero se reseña a la conciencia del lenguaje, como un código
arbitrario y convencional, y el segundo a la conciencia de que el lenguaje
es un sistema constituido por diferentes elementos. La arbitrariedad del
lenguaje se refiere a que las palabras son separables de las cosas que
ellas representan. Los símbolos arbitrarios son efectivos para la
comunicación sólo porque sus significados son acordados por la
comunidad lingüística, esto es la convencionalidad. También agregan que
esta categoría, la arbitrariedad comprende cuatro aspectos:
a. Conciencia de palabra (diferenciación palabra-referente),
b. Ambigüedad (múltiples significados),
c. Sinonimia (palabras equivalentes)
d. Lenguaje figurativo (significados no literales)
Haciendo referencia a la segunda categoría, Flórez et al. (2005)
afirman que esta corresponde al lenguaje como sistema y tiene que ver
con el conocimiento de que el lenguaje es un sistema estructurado que
consta de elementos y reglas que ayudan a describir su naturaleza
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sistemática. Estas investigadoras explican que los componentes del
primer aspecto son, por ejemplo, los sonidos y las palabras; los sonidos
involucran el conocimiento fonológico y las palabras incluyen la
segmentación de oraciones en palabras y la solicitud del significado de las
palabras. El segundo aspecto del lenguaje como sistema las reglas está
constituido por el conocimiento de las reglas fonológicas, morfológicas,
semánticas, textuales y sintácticas y se evidencia a través de los juicios
gramaticales.
Carrillo y Marín (1996) piensan que ha sido probablemente Tunmer
uno de los investigadores más interesados en la definición y el
establecimiento del estatus epistemológico de la conciencia
metalingüística, así como por la explicación de su desarrollo en los niños.
“Tunmer define la conciencia metalingüística como la capacidad para
reflexionar sobre los rasgos estructurales del lenguaje hablado y
manipularlos y para tratar el lenguaje como un objeto de conocimiento en
sí mismo” (Carrillo y Marín, 1996, p. 48). Igualmente, aclaran que esta
capacidad debe ser distinguida, por un lado, de los usos del sistema del
lenguaje para producir y comprender enunciados, y, por otro, de lo que se
conoce como metalenguaje; es decir, del conocimiento de los términos
que se usan para describir el lenguaje: fonema, palabra, frase, etc.,
quedando la conciencia metalingüística referida exclusivamente a la
conciencia de los aspectos a los que se refieren aquellos términos.
50
2.2.3. Desarrollo evolutivo de la adquisición de la lectura
Defior (1991, en Gelb, 1963) explica que la evolución de los
sistemas de escritura se realiza desde los sistemas orientados hacia la
representación gráfica de los sonidos. “Así, los sistemas logográficos se
desarrollaron en primer lugar hace 5000 años; luego evolucionaron hacia
los silábicos y el último en aparecer con la civilización fenicia, fue el
sistema alfabético.” (p.10). Según Defior, Gelb se sugiere que esta
evolución a nivel general se repite a nivel individual. “Los niños comienzan
la adquisición del lenguaje centrándose en su función comunicativa y,
más tarde, son capaces de reflexionar sobre sus estructuras y
comprender las unidades del habla” (Defior, 1991, en Gelb, 1963, p.10);
es decir, primero comprenden las palabras, luego las sílabas, siendo el
nivel de mayor dificultad el de la aprehensión de fonemas.
Defior (1991, en Gelb, 1963, p.10) explica que los sistemas
alfabéticos y silábicos permiten una más fácil transferencia desde el
lenguaje oral al escrito y por lo tanto su adquisición es más rápida “ante
una palabra escrita desconocida se puede buscar su pronunciación y
acceder así a su significado”. Así mismo resalta que la toma de
conciencia de la estructura fonológica del lenguaje y saber que nuestro
sistema de representación escrita de la lengua se basa precisamente en
la división de las palabras en sus segmentos fonológicos, resulta
indispensable para el dominio de la habilidad lectora. Sin embargo, según
Defior (1991, en Gelb, 1963, p.11) “llegar a comprender la naturaleza
fonológica del lenguaje, que los símbolos escritos representan fonemas,
51
es algo difícil y complejo”. Liberman (1967) explica que en parte se debe
al carácter abstracto del lenguaje, también porque muchos de ellos no
pueden ser pronunciados separadamente, sino que existe una relación de
superposición de coarticulación entre ellos. “El niño llega a captar estas
características de lenguaje oral y escrito a través de un lento amanecer de
la conciencia lingüística, que le llevará finalmente a la toma de conciencia
de la estructura fonológica del sistema oral y escrito y a la adquisición del
código alfabético” (Liberman, 1967, p. 11).
Aceña (1991) señala que Frith (1985) trata de explicar el cambio
radical que se produce en el niño normal, desde que no sabe nada sobre
la palabra escrita hasta conseguir su plena capacidad lectora y propone
tres fases en el aprendizaje de la lectura: la logográfica, la alfabética y la
ortográfica.
Fase logográfica. Esta fase es la primera por la que pasa el niño. En el
proceso de aprendizaje. Aceña (1991) explica que la información visual
procedente del entorno juega un papel fundamental. El propio nombre del
niño, el de sus amigos y compañeros, los rótulos de comercios, las
etiquetas de algunos hoteles, incluso los logotipos del metro y grandes
almacenes son ejemplos de logogramas con los que el niño puede entrar
en el mundo del lenguaje escrito.
Agrega que “una vez descubierto el significado de uno de estos
rótulos logográficos no hay razón alguna para que no lo recuerde una y
otra vez en situación motivadora y de interés para él mismo” (Aceña,
1991, p. 9).
52
Según Aceña (1991, p. 9), “la característica de la fase logográfica es
identificar las palabras escritas de una manera global y directa, y por eso
el niño se muestra insensible en esta fase a ligeras modificaciones
gráficas”.
Fase alfabética. Consiste en el desarrollo de la concepción
fonológica en el niño. Con la toma de conciencia de que las palabras
escritas están compuestas por fonemas, los que siguen una secuencia
determinada por el lenguaje oral.
A Domínguez y Cuetos (1992, p.194) mencionan los tres
mecanismos que intervienen en esta etapa, según Colheart (1987):
Análisis grafémico: se encarga de la segmentación de los grafemas
que componen la palabra
Asignación de fonemas: cada grafema es transformado en el
sonido que según las reglas de cada idioma le corresponden.
Unión de fonemas: ensambla los fonemas para producir una
pronunciación conjunta.
Arancibia, Bizama y Sáez (2011) explican que Treiman (1991)
propuso un modelo jerárquico y acotado, ampliamente aceptado, que
incluye tres componentes o niveles: la conciencia silábica, que
corresponde a la habilidad para segmentar, identificar o manipular
conscientemente las sílabas que componen una palabra; la conciencia
intrasilábica, que corresponde a la habilidad para segmentar las sílabas
en sus componentes intrasilábicos de onset y rima y la conciencia
fonémica, referida a la capacidad para darse cuenta de que las palabras
53
habladas están constituidas por unidades sonoras discretas o unidades
mínimas no significativas, los fonemas.
Según Arancibia, Bizama y Sáez (2011, p. 239) “en todos los
niveles, la habilidad de segmentación le permite al niño comprender las
relaciones existentes entre lenguaje escrito y lenguaje hablado, y le
facilita el proceso de descodificación y codificación cuando comienza a
leer.”
También cita a Francis y Anthony (2005) para agregar que desde el
punto de vista evolutivo, la conciencia fonológica se desarrolla
fuertemente durante el período comprendido entre los 4 y 8 años de edad
y tiende a seguir un curso que va desde la conciencia silábica, hasta
culminar con el manejo de habilidades fonémicas una vez que los niños
aprenden a leer y a escribir.
Es importante resaltar que según Aceña, para Frith (1985), el grupo
de estudiantes lentos mostrará cierto retraso general con respecto a esta
fase; sin embargo, vencerán el obstáculo con la enseñanza adecuada.
Sobre este tema, Velarde (2008, p. 222) elaboró y aplicó un
programa metafonológico en niños (as) de 8 a 10 años, de 3er y 4to grado
de primaria del Cercado del Callao, concluyendo que “Con respecto a la
edad se confirma la hipótesis que los niños(as) de mayor edad (9 a 10
años) presentan un mejor rendimiento en las habilidades psicolingüísticas
evaluadas (conciencia fonológica y decodificación lectora) comparados
con los niños de menor edad (8 años)”.
54
Villalón (2008, p. 92) sostiene que “los antecedentes recabados
indican que la conciencia fonológica se manifiesta en niveles de
complejidad creciente a través de la edad, en relación a dos dimensiones:
la complejidad lingüística y las operaciones cognitivas”. En términos de la
complejidad lingüística, el desarrollo implica una toma de conciencia de
unidades de sonido inicialmente más grandes y concretas hasta unidades
cada vez más pequeñas y abstractas. En relación con las operaciones
cognitivas, el desarrollo se caracteriza por el avance desde operaciones
simples: distinguir sonidos diferentes, omitir o agregar unidades
fonológicas y en grado creciente de complejidad.
En este sentido, Escoriza (1991) concluyó que la disponibilidad de
representaciones fonológicas conscientes es considerada, condición
necesaria para la lectura, además la conciencia de la rima, de la sílaba y
de las unidades intrasilábicas forman un conjunto de conocimientos, el
cual facilitará el análisis segmental del lenguaje. Finalmente explica que
algunas formas de conocimiento fonológico como la apreciación y la
manipulación de la rima y de la sílaba se desarrollan espontáneamente, y
otras como la manipulación de las unidades intrasilábicas exigen
experiencias concretas y específicas con las unidades de la ortografía
alfabética.
Para Mejía y Eslava (2008, p. 55), “la conciencia fonológica,
entendida como la habilidad para analizar y sintetizar de manera
consciente los segmentos sonoros de la lengua, ha sido reconocida en las
últimas décadas como el mejor predictor del aprendizaje lector”. También
55
agregan: “Se postula su trabajo en preescolar como medida preventiva, y
en escolares y adultos como remedial”. Según estos autores, es claro que
un determinado nivel de desarrollo de la conciencia fonológica hace
posible el ingreso a la escolaridad y un desempeño eficiente, también es
claro que el aprendizaje escolar genera crecimiento lexical, ampliación de
significados y redes de los mismos. Además afirman que el aprendizaje
refuerza la escritura y las reglas de relación sonido-grafema, las
separaciones silábicas posibles en el texto escrito, la correcta escritura de
sílabas con complejos de consonantes y combinaciones de sílabas en
palabras muy complejas. En su estudio, Mejía y Eslava mencionan que
según Paul y Cols. (1997) la permanencia de los problemas fonológicos
en niños con desarrollo tardío del lenguaje, está muy relacionada con el
nivel cultural al que pertenecen; los niños en condiciones culturales de
buen nivel superan los problemas sin secuelas significativas para el
aprendizaje de la lectura. Al respecto, Cuadro y Trías (2008, p. 2, citando
a Domínguez, 1996; Domínguez, Alonso y Rodríguez., 2003; Hatcher,
Hulme y Snowling, 2004) afirmar que “los niveles de conciencia fonológica
se desarrollan a medida que los aprendices van realizando actividades
que implican cierta reflexión sobre distintas unidades del lenguaje oral y
escrito”.
Haciendo énfasis en este aspecto, explican que Defior (1998) al
analizar una serie de programas de entrenamiento en conciencia
fonémica, tanto de carácter preventivo como de reeducación, extrae
algunas características que maximizan los beneficios de este tipo de
56
intervenciones: combinar las habilidades fonológicas con la presentación
explícita y sistemática del principio alfabético; utilizar materiales concretos
e imágenes, involucrando diversas modalidades sensoriales;
estructuración fuerte y secuenciada del programa, introduciendo de forma
paulatina los tipos de palabras, las unidades lingüísticas y los
sonidos/letras; proporcionar retroalimentación inmediata y específica;
ritmo lento y revisión sistemática de los aprendizajes; diversidad de
juegos, situaciones y tipos de tareas dirigidos a la misma meta; aplicación
individual o en pequeños grupos.
Cuadro y Trías (2008, p. 2) resaltan que “las investigaciones
asimismo han puesto de manifiesto que la conciencia fonológica resulta
una excelente proyección del nivel lector”. Según estos investigadores,
(quienes citando a Cuadro, 2005; Jiménez y R Torgensen, Wagner y
Rashotte, 1994), “actualmente se sostiene que el retraso que
experimentan los malos lectores en los procesos de decodificación está
asociado con, y podría ser explicado por, un déficit en el desarrollo de la
conciencia fonológica” (p. 2).
Arancibia, Bizma y Sáez (2011, p. 341, citando a Treman, 1991;
Rueda, 1995) afirman que “el desarrollo de habilidades que implican
conciencia intrasilábica y, especialmente, fonémica, es un poco más
tardío y requiere entrenamiento especial”.
Fase ortográfica. Refiriéndose a la tercera y última fase del
aprendizaje de la lectura descrita por Frith y Aceña (1991, p. 11), explica
que “la consecución de las habilidades alfabéticas no es suficiente para
57
completar el proceso. Si para la fase anterior hacía falta una “concepción
fonológica ‘que hace referencia a las relaciones individuales letra-fonema,
para ésta, sería necesaria una “concepción ortográfica’ que analizará la
estructura de las palabras letra por letra.”
Según Aceña (1991, p. 11), “esta estrategia capacita para el
reconocimiento instantáneo de palabras o partes de palabras como la
logográfica pero con una precisión absoluta; sin embargo, las
características visuales de la forma de la letra y otras similares no
desempeñan ningún papel relevante en esta fase.” Agrega que se trata de
un tipo de reconocimiento más avanzado, porque está basado en el
análisis pormenorizado (identificación y orden) de grupos de letras
agrupadas en unidades de sentido, como morfemas.
Hay un acceso instantáneo a las características del lenguaje, esto
es: semánticas y sintácticas. Cuetos (2008) afirma que esta última fase de
la lectura se consigue y perfecciona en la medida de que el lector lee las
palabras una y otra vez a través de la vía sublexica. Finalmente termina
formando una representación léxica de esas palabras. Cuetos cita a Frith,
para explicar que “las habilidades ortográficas aumentan
espectacularmente a partir de los siete u ocho años” (p. 176).
Según Cuetos (2008, p. 176), “aunque un niño no llegue a dominar
la etapa ortográfica, esto no le va a impedir que pueda leer, pero su
lectura será más lenta, y ello conllevara a una pérdida en la comprensión”;
esto sucede debido a que debe ocupar la memoria de corto plazo durante
58
más tiempo y por ello se dificulta la realización de los procesos
superiores.
Aceña (1991, p. 12) concluye que “la formulación teórica de Uta Frith
está elaborada en torno a un modelo en el que los sistemas logográfico y
alfabético, proporcionan las bases para la formación de un sistema
ortográfico”. Según este investigador, el modelo permite la identificación
del punto exacto donde empieza una alteración concreta de la capacidad
de leer y escribir. “Nos podemos preguntar entonces qué objeto o qué
proceso subyacente puede haber provocado la detención concreta en el
desarrollo de estas capacidades. Podemos observar también qué medios
compensativos son los más adecuados para que el niño pueda eludir un
problema concreto.” (Aceña, 1991, p. 12). Aceña considera que “este
modelo se convierte a la postre en el mejor diseño didáctico de la
enseñanza de la lectura y la escritura” (p.12).
2.2.4. Habilidades metafonológicas
Las habilidades metafonológicas se constituyen en un eje central
para el aprendizaje de la lectura, dentro de las teorías psicolingüísticas.
Matalinares y Díaz (1990) resaltan lo importante que es señalar que
la conciencia fonológica es uno de los cuatro tipos generales de
conocimiento metalingüístico, más relacionado con el aprendizaje de la
lectura y la escritura. “La conciencia fonológica está referida al
conocimiento de las unidades de sonido (fonemas) usados en un
lenguaje, incluyendo la habilidad de oír fonemas separados” (Matalinares
y Díaz, 1990, p. 61). Así como la conciencia fonológica es la habilidad que
59
le permite a una persona manipular los segmentos o unidades lingüísticas
y está más relacionada con el aprendizaje de la lectura y la escritura,
hace referencia al conocimiento de las unidades de sonido usados en un
lenguaje. “Se reconoce que el desarrollo de la conciencia fonológica tiene
una alta correlación con el aprendizaje de la lectura” (Mejía y Eslava,
2008, p. 4). Para situar la conciencia fonológica, en el marco de las
habilidades metalingüísticas, Carrillo y Marín (1996) explicaron lo que
Tunmer denomina rasgos estructurales. Son los productos de los
mecanismos mentales implicados en la producción y comprensión de
enunciados y que se refieren concretamente a los fonemas, las palabras,
la estructura de las proposiciones y de los grupos de proposiciones
interrelacionadas. En función de estos productos o rasgos estructurales,
las distintas manifestaciones de la conciencia metalingüística pueden ser
clasificadas en cuatro amplias categorías: conciencia fonológica,
conciencia de la palabra, conciencia sintáctica y conciencia pragmática o
del discurso, referidas respectivamente a la capacidad para realizar
operaciones mentales sobre los productos (output) de los mecanismos de
percepción del habla y acceso léxico, así como los mecanismos
responsables de asignar representaciones estructurales intrasentenciales
a grupos de palabras o de la integración de proposiciones individuales en
grupos mayores a través de la aplicación tanto de reglas pragmáticas
como inferenciales (Tunmer y Rohl, citados por Carrillo, et al. 1996).
En este mismo orden, Carrillo y Marín (1996) afirman que el estudio
del desarrollo de la conciencia fonológica, tiene implicaciones prácticas,
60
estrictamente para la adquisición de la lectoescritura “por esta razón la
mayor parte de los estudios empíricos y de los planteamientos teóricos
relacionan fuertemente la adquisición de las habilidades metafonológicas
con el aprendizaje de la lectura y la escritura alfabéticas” (Carrillo y Marín
1996, p. 67). Explican que para adquirir la conciencia fonológica de cada
unidad lingüística (silábica o subsilábica), se requiere una base
representacional suficientemente organizada en dicho nivel, “es
importante señalar que algunos estudios, realizados sobre el desarrollo de
la organización fonológica en la percepción y producción del habla, han
observado que los cambios y progresos se extienden durante los años
preescolares, entre los tres y los siete años” (Carrillo y Marín 1996, p. 68).
Durante este periodo, según los investigadores citados, la estructura
silábica ofrece mayor influencia en los contrastes fonológicos que las
estructuras de nivel fonémico. Así pues, ya que inicialmente los niños
organizan sus gestos del habla en torno a unidades, al menos del tamaño
de la sílaba y sólo gradualmente diferencian la sílaba en estructuras de
gestos más segmentales, el desarrollo de la conciencia silábica debe ser
anterior al de la conciencia segmental, que necesariamente debe
retrasarse hasta que las propias características de la representación
perceptiva implícita del habla lo permitan.
Arnaiz, Castejón, Ruiz y Guirao (s. f.) resumen que la importancia de
las habilidades metalingüísticas y, en concreto, la capacidad de
representación fonológica o de segmentación lingüística se justifica por la
propia naturaleza alfabética de nuestro sistema de escritura, porque en
61
los sistemas logográficos los signos representan directamente el
significado, mientras en los sistemas alfabéticos las representaciones
gráficas u ortográficas transcriben los sonidos del lenguaje oral.
Defior (1991, p. 9), para definir el término conciencia fonológica, “se
refiere a la que tiene cada persona sobre los sonidos de su propia
lengua”. Según Defior (1991, p. 9), en un sentido más amplio, “se trataría
de la habilidad para segmentar y ser conscientes de las unidades
constituyentes del lenguaje oral (frases, palabras, sílabas o fonemas)”.
Además agrega:
El desarrollo de esta conciencia y de la habilidad en las tareas que la presuponen, tienen una gran importancia en el éxito de la adquisición de la lectura y viceversa. Su aparición y evolución se hace de un modo lento y gradual, en la medida en que se efectúa, por parte de los niños, un desplazamiento de la atención, desde una focalización en los aspectos significativos del lenguaje, hacia la conciencia de sus estructuras y de las unidades o de los segmentos que lo componen. En general, los niños en el momento de abordar la lectoescritura del aprendizaje, han adquirido ya de modo natural el lenguaje oral, sin necesidad de una enseñanza sistemática, pues se trata de una actividad lingüística primaria, y cada uno ha elaborado su propio léxico mental (Defior, 1991, p. 9).
Por otro lado, “la adquisición del lenguaje escrito no se produce de
modo espontáneo, es necesaria una enseñanza sistemática, ya que sin
ella esta habilidad no se consigue y, aun ocurriendo, plantea no poca
dificultad a muchos niños y adultos” (Defior, 1991, p. 10).
Carrillo y Marín (1996) concluyen, en cuanto al desarrollo de la
conciencia fonológica, que el punto de vista más aceptado ha sido
comprenderlo como un proceso continuo caracterizado por el progreso
desde las unidades de mayor tamaño (sílabas) hasta las de menor
tamaño (fonemas). Estos autores citan a los investigadores del grupo de
62
Bruselas (Morais, Cary, Alegría y Bertelson), quienes en 1979 propusieron
que la relación entre conciencia fonológica y lectura debía ser calificada
como recíproca, ya que la instrucción lectora en el sistema alfabético
provoca el desarrollo de la conciencia segmental y este desarrollo es a su
vez crítico para dominar las reglas de conversión grafema-fonema
necesarias para aprender a leer. Para presentar la idea defienden que la
lectoescritura y la conciencia segmental se desarrollan juntas, a través de
un proceso de múltiples influencias recíprocas en las que el nivel
alcanzado en conciencia segmental influye en el posterior desarrollo de la
lectura y lo mismo ocurre con los diferentes niveles en el proceso de
adquisición de la habilidad lectora.
Morais y otros (citados por Carrillo y Marín, 1996) explican la razón
de este hecho, aclarando que las habilidades de análisis segmental, a
diferencia del análisis silábico o de la sensibilidad a similaridades
fonológicas, no aparece sin ejercicio o práctica en actividades lingüísticas,
que requieran poner atención a los segmentos fonéticos. Ya que este tipo
de actividades generalmente se inician en relación con actividades de
lectura, tanto escolares como familiares, las habilidades de análisis
segmental se desarrollan concomitantemente con el aprendizaje de la
ortografía alfabética.
Sobre la relación recíproca entre la conciencia fonológica y el
aprendizaje de la lectura, Mejía y Eslava (2008, p. 5) afirman: “no extraña
que para niveles superiores del desarrollo de una habilidad, aquellos
elementos que en principio necesitaron de ella se conviertan en nutrientes
63
para alcanzar los más altos logros”. Igualmente consideran que la
influencia recíproca entre lenguaje y aprendizaje escolar es visible. “es
claro que un determinado nivel de desarrollo del primero hace posible el
ingreso a la escolaridad y un desempeño eficiente, pero también es claro
que el aprendizaje escolar genera crecimiento lexical, ampliación de
significados y redes de los mismos” (Mejía y Eslava (2008, p. 5). Los
autores aseveran que la exposición a un texto escrito es un vehículo
inmejorable para ese enriquecimiento, pues en general se usa un
lenguaje más formalizado, con gran riqueza de vocabulario,
construcciones oracionales más complejas y uso más creativo de la
lengua entre otras cosas para lograr efectos estéticos y emotivos en un
interlocutor o interlocutores con los cuales no se tendrá relación directa.
Además, el aprendizaje de la lectoescritura refuerza las reglas de relación
sonido-grafema, las separaciones silábicas posibles en el texto escrito, la
correcta escritura de sílabas con complejos de consonantes y
combinaciones de sílabas en palabras muy complejas.
Para Defior (1991), aprender a leer en un sistema alfabético como es
el caso de nuestra lengua, necesita un cambio en el conocimiento
metalingüístico de nuestros niños. La toma de conciencia de la estructura
fonológica del lenguaje y saber que nuestro sistema de representación
escrita de la lengua, se basa precisamente en la división de las palabras
en sus segmentos fonológicos (ya que cada letra representa una unidad
de sonido) y resulta indispensable para el dominio de la habilidad lectora.
Agrega que para Liberman (1967, p. 11), llegar a comprender la
64
naturaleza fonológica del lenguaje, teniendo en cuenta que los símbolos
escritos representan fonemas. “En parte por su carácter abstracto, pero
también porque muchos de ellos no pueden ser pronunciados
separadamente, sino que existe una relación de superposición de
coarticulación entre ellos”.
Haciendo referencia a la importancia de la conciencia fonológica
durante la lectura, Defior (1991, p. 19.) explica que “la automatización de
los procesos de bajo nivel (identificación de las palabras), permite que los
recursos cognitivos se focalicen en los procesos superiores dirigidos a la
comprensión”.
Defior (1991) expresa que el dominio de la actividad lecto-escritora,
pasa por la captación del principio alfabético, para lo que es
absolutamente necesaria la conciencia de los fonemas, ya que se
requiere de habilidad para reconocer las unidades en que se puede llegar
a segmentar el lenguaje oral de una manera explícita. De modo que lo
que los niños deben descubrir son las correspondencias sistemáticas
entre las letras y los sonidos, pues de lo contrario, quedarían limitados a
leer palabras para las que hubiesen establecido previamente las
asociaciones arbitrarias con su forma y no tendrían medios para leer
palabras totalmente nuevas (Defior, 1991).
Vernon (1998, citado por Arnaiz et al. s. f, p. 2) diferencia los niveles
de conciencia fonológica así: rima y aliteración, conciencia silábica,
conciencia intrasilábica y conciencia fonémica. “La conciencia de rima y
aliteración consiste en descubrir que dos palabras comparten un mismo
65
grupo de sonidos, siendo numerosas las investigaciones que establecen
una importante relación entre las habilidades ligadas a la rima y su
progreso posterior en la lecto-escritura” (Bryant y otros, 1990; Goswami y
Bryant, 1990; citados por Arnaiz et al. s. f, p. 2).
“Otro de los niveles de conciencia fonológica es la conciencia
silábica que puede ser definida como el conocimiento explícito de que las
palabras están formadas por una secuencia de unidades fonológicas cuya
característica es que éstas pueden ser articuladas por sí mismas”
(Jiménez; Carrillo y Sánchez; Carreiras y otros; Carrillo y Marín; Jiménez,
Guzmán y Artiles (Citados por Arnaiz et al. s. f, p. 2)
Sobre el tercer nivel de conciencia fonológica, referido a la
conciencia intrasilábica explican que la sílaba no se constituye como una
estructura lineal, sino que está compuesta por subunidades que pueden
ser más pequeñas que ella pero mayores que un fonema; a esta unidad
de análisis se le denomina intrasilábica (Arnaiz et al. s. f.) De esta
manera, el conocimiento intrasilábico se refiere a la habilidad para
segmentar las sílabas en sus componentes intrasilábicos de onset o
principio y rima o final (Treiman y Barón, 1983; Treiman 1985; Jiménez y
Ortiz, 1993; Carrillo, 1994 y Jiménez, 1996; citados por Arnaiz et al. s. f, p.
2). “El onset es la parte integrante de la sílaba constituida por la
consonante o bloque de consonantes iniciales, y la rima es la parte de la
sílaba formada por la vocal y consonantes siguientes” (Arnaiz et al. s. f, p.
2).
66
En cuanto al último nivel que se refiere a la conciencia fonémica,
puede considerarse como una habilidad que presta atención a los sonidos
de las palabras como unidades abstractas y manipulables, por
consiguiente, el sujeto que se enfrenta al aprendizaje formal de la lectura
debe tener información y conocimiento de las estructuras relevantes de la
palabra, siendo una de éstas el fonema. “Como consecuencia de ello, el
niño tiene que ser capaz de segmentar y reconocer el fonema visual
(grafema correspondiente) y auditivamente”. Byrne y Fielding-Barnsley;
Jiménez; Bowey y otros; Torgesen, Morgan y David; Jiménez; Rueda y
Sánchez; y González, citados por Arnaiz, et al, s. f, p. 3).
Según Arnaiz et al. (s.f), en todos los niveles de conciencia
fonológica se evidencia que la habilidad de segmentación juega un papel
fundamental en el acceso del aprendizaje de la lecto-escritura puesto que,
por un lado, permite al niño comprender las relaciones existentes entre
lenguaje escrito y lenguaje hablado; y, por otro, le facilita el proceso de
decodificación y codificación tan difícil en sus inicios.
Carrillo y Marín (1996) concluyeron que en el desarrollo de las
habilidades de análisis fonológico, además de requerir una capacidad
para atender a la fonología de las palabras, que es necesaria para la
adquisición o forma de conciencia fonológica requiere de una capacidad
analítica, cuyo grado depende de la profundidad con la cual las unidades
a segmentar estén ocultas en la representación perceptiva del habla,
siendo las más superficiales las unidades silábicas y las más profundas
los fonemas; de una adecuada representación perceptiva, específica del
67
habla, que determina a su vez la especificidad de las unidades analíticas
e Instrucción explícita en el análisis fonológico y en concreto la
experiencia con material alfabético (instrucción explícita en
correspondencia grafema-fonema) para la adquisición de la conciencia
fonémica.
El aprender a leer en un sistema alfabético, hace intervenir una dosis
considerable de metafonología. Alegría (2005, p. 4), explica “la razón es
que las letras hacen referencia a los fonemas. Esta operación de
relacionar unidades ortográficas y su correspondiente fonológico no
ocurre espontáneamente”. Agrega que una serie de trabajos realizados en
Bruselas por su equipo de trabajo, demuestra que un grupo de niños
escolarizados durante todo un año en clases que utilizan un método de
enseñanza de la lectura estrictamente global no desarrollan conciencia
fonémica. “Estos niños aprenden a identificar las palabras que les
enseñan, pero son incapaces de hacer transferencias para la lectura de
palabras nuevas sobre una base fonémica” (Alegría, 2005, p. 5).
“Algunos defensores de métodos globales de enseñanza de lectura,
suponen que la simple exposición a material escrito, en un contexto en el
que este material, tiene sentido y es comprendido por el niño, es
suficiente para que este descubra el código alfabético” (Alegría, 2005, p.
5).
Alegría argumenta que aprender a leer en un sistema alfabético
exige la conciencia fonémica y al mismo tiempo la suscita; según él, la
característica definitoria de los métodos fónicos es la enseñanza de la
68
lectura a partir del principio alfabético en el que se basa nuestro sistema
de escritura. Este principio es expuesto al niño de manera explícita,
sistemática y temprana. Explícita quiere decir que la relación entre
grafemas y fonemas es explicada al niño sin esperar que la descubra
espontáneamente, porque los estudios sobre la evolución de la conciencia
fonémica muestran que es en vano esperar que esto ocurra. Por
sistemática, se entiende que el programa de representación del código
tiene que tomar en cuenta las dificultades que plantea aislar las diferentes
unidades fonológicas, las sílabas y las rimas son más fáciles de aislar
mentalmente que los fonemas, por lo que dichas unidades explotadas
convenientemente, pueden ser un primer paso en la aproximación al
código alfabético. La noción de temprano quiere decir que conviene
presentar el código lo antes posible. Alegría (2005) expresa que es difícil
encontrar razones para retardar este trabajo, porque a los cinco o seis
años, el niño tiene la capacidad cognitiva para realizar estas operaciones
metafonológicas.
“Sabemos que el niño que aprende con un método global, en un
lapso de tiempo razonable, no será capaz de extraer de sus
conocimientos léxicos reglas generales que le permitan leer palabras
nuevas” (Alegría, 2005, p. 7).
Citando el artículo de Rayner, Alegría (2005, p. 9) define que “estos
estudios muestran que la instrucción fónica aumenta el éxito en el
aprendizaje de la lectura si se compara con el resultado de los métodos
que no la incluyen o que incluyen pocas actividades fonológicas”.
69
Para Alegría (2005, p. 16), “leer un texto y comprender su contenido,
es un acto complejo que no puede ser reducido a la comprensión de las
palabras que lo componen”. Sin embargo, aclara que la identificación de
palabras es una competencia indispensable y que además tiene que ser
adquirida lo antes posible. “El carácter indispensable, supone que las
funciones superiores sólo podrán expresarse plenamente cuando las
funciones primitivas se hayan automatizado suficientemente, es decir
cuando funcionen sin cargar las capacidades cognitivas del lector”
(Alegría, 2005, p. 16). Alegría hace énfasis en el objetivo de los primeros
años de escolaridad, el cual tiene que ser conseguir la automatización del
procesamiento de palabras. Además, este autor, cita a Bertelson (1986)
para afirmar que “una vez que el problema de la identificación de las
palabras escritas ha sido resuelto no queda (casi) nada por hacer para ser
un buen lector”. Hace referencia al concepto de ”Literacy” o “textualidad”,
el cual “cubre habilidades que conciernen a la resolución de problemas,
que a la lectura propiamente dicha, ya que se trata, por ejemplo, de saber
dónde ir para encontrar una información (eventualmente gracias a la
lectura) más que extraer dicha información leyendo” (p. 16). Trae como
ejemplo el hecho de que un disléxico grave podría ser perfectamente
eficiente en tareas de “textualidad” y extremadamente pobre identificando
palabras escritas.
También en estudios desarrollados por Philip Gough, acerca de la
influencia de la descodificación y la comprensión del lenguaje en la
comprensión lectora, cuyos resultados muestran que durante los primeros
70
años de escolaridad las diferencias individuales en comprensión lectora
se deben a diferencias de eficacia en la identificación de palabras
(Alegria, 2005). Así mismo, se refiere a estudios realizados por Perfetti, en
el año 86, en los cuales se midió el efecto del contexto evaluado por la
diferencia en los tiempos de lectura de palabras aisladas y en contexto,
llegando a la conclusión de que “malos y buenos lectores no se distinguen
en el uso de recursos superiores para leer palabras, estos intervienen
siempre. Lo que los distingue, es la rapidez del procesamiento de las
palabras” lo cual explica así: “cuando este es lento, sea cual sea la razón,
deja tiempo para que el uso del contexto se manifieste” (Alegría, 2005, p.
17). Concluye que una consecuencia práctica de estos resultados, es que
para mejorar el nivel de lectura de malos lectores, es inútil trabajar la
explotación del contexto lingüístico para prever lo que sigue, ellos lo
hacen solos, y todo lo bien que les permita la información que puedan
obtener del texto precedente, lo que hay que mejorar es el procesamiento
de las palabras escritas para que aquella información sea lo más amplia y
precisa posibles.
Este investigador señala que la posesión del código alfabético
permite leer de manera autónoma y esto, mejora el funcionamiento del
sistema de procesamiento de las palabras (autoaprendizaje) y enriquece
los conocimientos lingüísticos y generales del lector. Los recursos de
orden superior, necesarios para leer textos de cierta complejidad, se
desarrollan leyendo, por lo que la enseñanza de la lectura debe llevar al
niño al nivel de lector autónomo lo antes posible (Alegría, 2005).
71
2.2.5. Enfoque lingüístico cognitivo del proceso lector
Desde el enfoque de la Psicología Cognitiva, la comprensión lectora
se entiende una tarea cognitiva de naturaleza compleja, en dicha tarea
tanto la información que se proporciona en el texto, así como la que
aporta el lector a raíz de sus vivencias culturales, se complementan para
dar lugar a la interpretación de lo leído. Para llegar a este punto, el lector
debe regular meta cognitivamente, la actuación coordinada de procesos
Para Ramos (2003-2004), esta actividad puede realizarse con un
alumno o en grupo reducido, pero adquiere un gran valor didáctico,
cuando se lleva a cabo con el grupo-clase, en el que el profesor se
convierte en animador y conductor de la discusión, con el objetivo de
llegar al consenso sobre la opción que se considere más adecuada. La
actividad puede realizarse con todos los tipos de textos: narrativos,
expositivos, periodísticos.
Este autor expone que en otras ocasiones, cuando los alumnos
tienen dificultades en integrar en su memoria lo que van leyendo, las
razones fundamentales son dos. Una depende del propio texto, que no
aporta mucha información sobre el contenido, y otra depende del sujeto,
porque no dispone de los conocimientos previos necesarios para una
buena comprensión.
Según Ramos, estos conocimientos del sujeto pueden ser
básicamente de dos tipos: un conocimiento general del mundo o del tema
que trate el texto y cómo está organizado el texto o, en otras palabras, de
su estructura esquemática. Cuando la información previa del alumno es
escasa, es necesario activar o aportar conocimientos que sirvan para
107
sustentar la nueva información. Ramos menciona que la intervención del
profesor debe cumplir un doble objetivo; por un lado, permite conocer la
situación del alumno en cuanto a la información que poseen sobre el
tema; por otro, contribuye a regular la aportación de información, mayor o
menor, que tiene que ofrecer en función de lo que los alumnos ya saben.
Algunas de las actividades propuestas por Ramos son:
Explicar globalmente de qué trata el texto para que puedan
relacionarlo con su experiencia previa.
Leer el título y comentar lo que los alumnos saben sobre él.
Explicar palabras o frases clave.
Observar los dibujos o gráficos y comentar lo que representan.
Buscar información previa en textos o libros más sencillos.
“En definitiva, se trata de partir de una situación en la que se
construyan esquemas de conocimientos básicos sobre los que se
asienten e inserten los conocimientos nuevos que se le pide al alumno
que adquiera” (Ramos, 2003-2004, p. 13).
También observa este autor que hay estudiantes con dificultades de
comprensión, que se enfrentan a la lectura como si se tratase de una
tarea en la que tienen que retener de una forma lineal la mayor cantidad
posible de datos, de tal forma que mientras leen buscan hechos y datos
frecuentemente triviales. “El resultado final es un conglomerado de
información sin coherencia lógica y donde abundan los detalles poco
108
relevantes, Los cuales ponen de manifiesto un recuerdo poco consistente,
inarticulado y con dificultades a la hora de resumir” (Ramos, s.f. p. 13).
Pedagógicamente podemos distinguir tres prototipos de textos:
narrativos, descriptivos y expositivos. Según él, en el caso de los textos
narrativos, algunas cuestiones que ayudan a identificar su estructura son:
¿Dónde ocurrió? ¿Cuándo? ¿Quién es el personaje o protagonista
principal? ¿Qué ocurrió primero? ¿Qué hizo el personaje principal?
¿Cómo se sintió? ¿Cómo termina la historia? Explica además que, la
interiorización de esta estructura facilitará tanto el recuerdo y la
comprensión lectora, como la composición escrita (Ramos, 2003-2004).
En el caso de los textos expositivos, la complejidad es bastante
mayor. Meyer (citado por Ramos, 2003-2004, p.13) clasifica los textos en
cinco tipos: problema/solución, causalidad, descripción, comparación y
colección.
Ramos agrega que el proceso más complejo que los alumnos tienen
que realizar para una completa comprensión del texto, es hacer
deducciones y comprender lo que está implícito en el mismo; según él,
muchos alumnos consiguen realizar estas inferencias puesto que van a
depender, básicamente, de los conocimientos previos que tienen sobre el
tema, otros, por el contrario, necesitan estrategias concretas que le
ayuden a obtener una información que, en principio, no aparece en el
texto, pero que, implícitamente, forma parte del mismo y facilita su
comprensión.
109
Cuetos (citado por Ramos 2003-2004) propone hacer consciente al
alumno de que el objetivo de la lectura es obtener información y de que es
necesario utilizar lo que ya sabe para comprenderlo. Formular preguntas
sobre el texto que no estén explícitas en el mismo y hacer que él exprese
también otras, localizar en el texto las acciones sobre las que es
necesario hacer inferencias, explicando que deben completar la
información que no está en el texto y que deben deducir. Para Cuetos, la
lectura de poesías es una buena actividad para realizar inferencias, según
él; se puede comenzar leyendo un párrafo en voz alta para que el alumno
escuche atento la información que falta; una vez leído, se le formulan
preguntas de inferencias y se le pide que diga, qué ha tenido que adivinar
o deducir para contestarlas. Menciona que para hacer predicciones sobre
el texto; es decir, para ser capaces de anticipar lo que va a suceder
mientras que están leyendo, se les pide que cuenten lo que piensan, que
va a suceder y el porqué de sus respuestas, hay que buscar preguntas
posibles, que no aparezcan en el texto y que pudieran formar parte de las
cuestiones de un examen.
2.2.8. Evaluación del proceso lector en educación básica y media en
Colombia
La Ley General de Educación en Colombia, ley 115 de 1994, en sus
artículos 16, 21 y 30, contempla como objetivo específico de la educación:
“El desarrollo de las habilidades comunicativas básicas para leer,
comprender, escribir, escuchar, hablar y expresarse correctamente en
lengua castellana y también en la lengua materna, en el caso de los
110
grupos étnicos con tradición lingüística propia, así como el fomento de la
afición por la lectura”. (Ministerio de Educación, 1994). Desde este
enfoque, el acto de leer es entendido como “un proceso significativo y
semiótico cultural” (Ministerio de Educación 1994). Para el Ministerio de
Educación Nacional MEN, “leer” resulta ser un proceso complejo, por
tanto considera que la pedagogía sobre la lectura no se puede reducir a
prácticas mecánicas o a técnicas instrumentales, por eso ha planteado el
aprendizaje por competencias, entendidas como potencialidades y/o
capacidades propias de cada persona.
Las competencias constituyen fundamentalmente referentes u
horizontes que permiten visualizar y anticipar énfasis en las propuestas
curriculares, sea alrededor de proyectos pedagógicos o de trabajos a nivel
de talleres dentro del área de lenguaje.
Según el MEN, teniendo como campo del trabajo curricular, el
énfasis en las competencias y los actos comunicativos, se definieron
cinco nodos o ejes, componentes del currículo e indicadores de logros,
orientados hacia la construcción de la significación y la comunicación:
Procesos de construcción de sistemas de significación
Procesos de interpretación y producción de textos
Procesos culturales y estéticos asociados al lenguaje: el
papel de la literatura
Principios de interacción y procesos culturales implicados en
la ética de la comunicación
Procesos de desarrollo del pensamiento
111
Buscando activar de forma integral los procesos a que aluden los
ejes curriculares se establecieron los estándares básicos de
competencias del lenguaje para la educación básica y media.
2.2.9. Estándares básicos de competencias de lenguaje
El MEN argumenta que estos estándares se orientan hacia el
desarrollo y el dominio de las capacidades expresivas y comprensivas de
los estudiantes, tanto en lo verbal como en lo no verbal, que les permita,
desde la acción lingüística sólida y argumentada, interactuar activamente
con la sociedad y participar en la transformación del mundo. También
agrega que dentro de las distintas manifestaciones de la actividad
lingüística, sean de naturaleza verbal o no verbal, se dan dos procesos: la
producción y la comprensión. La producción hace referencia al proceso
por medio del cual el individuo genera significado, con el fin de expresar
su mundo interior, transmitir información o interactuar con los otros. La
comprensión tiene que ver con la búsqueda y reconstrucción del
significado y sentido que implica cualquier manifestación lingüística.
Estos dos procesos suponen la presencia de actividades cognitivas
básicas: la abstracción, el análisis, la síntesis, la inferencia, la inducción,
la deducción, la comparación, la asociación. Así entonces, una formación
en lenguaje que presume el desarrollo de estos procesos mentales, en
interacción con el contexto socio-cultural, no sólo posibilita la inserción en
cualquier contexto social, sino que interviene de manera crucial en los
procesos de categorización del mundo, de organización de los
112
pensamientos y acciones, y de construcción de la identidad individual y
social.
Según el MEN, la investigación educativa y la práctica misma de
muchos docentes, han permitido establecer que en los primeros grados
es importante enfatizar en el uso del lenguaje, a través de
manifestaciones orales y escritas, acompañadas del enriquecimiento del
vocabulario, de unos primeros acercamientos a la literatura, a través del
proceso lector, así como de la aproximación creativa a diferentes códigos
no verbales, con miras a la comprensión y recreación de estos en
diversas circunstancias. Conviene incursionar en procesos que conducen
al conocimiento y manejo de algunas categorías gramaticales, tanto en la
producción como en la comprensión de textos, afianzando, en diferentes
contextos, la utilización del vocabulario que ha ido adquiriendo el
estudiante.
En la Educación Media se recomienda profundizar en la
consolidación de una actitud crítica del estudiante a través de la
producción discursiva (oral y escrita), y un mayor conocimiento de la
lengua castellana, de manera que le permita adecuarla a las necesidades
que demandan el interlocutor y el contexto comunicativo. Esta actitud
crítica se puede fortalecer, también en el abordaje de la obra literaria.
Según estos referentes, los estándares han sido definidos por
grupos de grados (1 a 3, 4 a 5, 6 a 7, 8 a 9, y 10 a 11) a partir de cinco
factores de organización recogiendo de manera holística los ejes
propuestos en los lineamientos. Los factores contemplados por los
113
estándares de lenguaje son: a) Producción textual, b) Comprensión e
interpretación textual, c) Literatura, d) Medios de comunicación y otros
sistemas simbólicos y e) Ética de la comunicación.
El factor “Comprensión e interpretación textual” está estrechamente
relacionado con los procesos de aprendizaje de la lectura, para este
factor, el MEN plantea las siguientes competencias en los diferentes
grupos de grados:
1. Primero a tercero: “Comprendo textos que tienen diferentes
formatos y finalidades”.
2. Cuarto a quinto: “Comprendo diversos tipos de texto, utilizando
algunas estrategias de búsqueda, organización y almacenamiento
de la información”
3. Sexto a séptimo: “Comprendo e interpreto diversos tipos de texto,
para establecer sus relaciones internas y su clasificación en una
tipología textual”.
4. Octavo a noveno: “Comprendo e interpreto textos, teniendo en
cuenta el funcionamiento de la lengua en situaciones de
comunicación, el uso de estrategias de lectura y el papel del
interlocutor y del contexto”.
5. Décimo a undécimo: “Comprendo e interpreto textos con actitud
crítica y capacidad argumentativa”.
Según la política de mejoramiento de la calidad de la educación, en
el país se realiza evaluación periódica del desempeño de los estudiantes
de educación básica y se recoge información para identificar los factores
114
que inciden en sus resultados, con el fin de orientar la toma de decisiones
en acciones tendientes a fortalecer los aprendizajes. Las pruebas SABER
5° y 9°, que interesan a este proyecto, vienen aplicándose desde
comienzos la década del 90. En la Ley 715, expedida en 2001, se
determinó que esta evaluación tendría un carácter censal y periódico,
para que cada institución contara con reportes que dieran cuenta de los
logros en las pruebas.
A partir del año 2012, las evaluaciones se llevan a cabo anualmente
y abarcan a los estudiantes de tercero, quinto y noveno grado, de todos
los colegios del país. El principal objetivo de las Pruebas SABER, es
determinar qué tanto los estudiantes de educación básica se acercan al
logro de los resultados esperados, según los estándares básicos de
competencias definidos por el Ministerio de Educación Nacional.
Las Pruebas SABER para el área de lenguaje, evalúan la
competencia comunicativa, según los estándares establecidos por el
MEN, abarcando los componentes semántico, sintáctico y pragmático:
Componente semántico: hace referencia al sentido del texto en
términos de su significado. Este componente indaga por el qué
se dice en el texto.
Componente sintáctico: se relaciona con la organización del
texto en términos de su coherencia y cohesión. Este
componente indaga por el cómo se dice.
Componente pragmático: tiene que ver con el para qué se dice,
en función de la situación de comunicación.
115
Se infiere entonces que la enseñanza y la evaluación del lenguaje se
hacen desde la teoría lingüística cognitiva, la cual nos plantea un
aprendizaje basado en procesos o rutas léxicas, semánticas y sintácticas
que se dan de manera jerárquica, estableciendo patrones de evolución
soportadas unas en otras.
Los resultados arrojados en estas pruebas muestran lo que los
estudiantes saben y saben hacer en cada área y grado. Asimismo,
describen las exigencias conceptuales y cognitivas que se requieren para
responder preguntas con diferentes grados de complejidad, estableciendo
cuatro niveles de desempeño: avanzado, satisfactorio, mínimo e
insuficiente.
Según el ICFES, el nivel satisfactorio, considerado como óptimo,
dentro del cual debería clasificarse el mayor porcentaje de estudiantes,
comprende una serie de habilidades en lenguaje para cada uno de los
grados. En lectura, para el grado tercero, las habilidades son, identificar
elementos para-textuales (títulos, imágenes, notas a pie, epígrafes, etc.),
marcas textuales (desde signos de puntuación hasta el uso de
marcadores como corchetes, paréntesis, comillas, guiones etc.),
secuencias de eventos, el portador textual y características de los
personajes. Interpretar el lenguaje verbal y no verbal, para lograr la
comprensión global; inferir el propósito del texto a partir de su contenido y
del contexto social. Estos textos cortos son de estructura simple y con
contenidos muy cercanos a la cotidianidad del estudiante (ICFES. Saber
3º, 5º y 9º. Lenguaje tercer grado).
116
Se puede inferir que los estudiantes de las tres instituciones
educativas oficiales del municipio de Mosquera, con edades entre 8 y 13
años, ya deberían haber adquirido en cuarto grado las habilidades en
lectura que se mencionaron anteriormente en el nivel satisfactorio de
tercer grado, habilidades que estipula el Ministerio de Educación Nacional
de Colombia para evaluar cada año las competencias lectoras en los
estudiantes de tercero de primaria.
Las habilidades para el grado quinto, en el nivel satisfactorio, en
lectura sobre textos cotidianos cortos y sencillos son: ubicar información
relevante en el desarrollo, discriminando entre datos muy similares;
equiparar secuencias enumerativas, descriptivas o explicativas sencillas;
identificar el orden secuencial de los hechos, acciones o ideas tratadas;
identificar la función que cumple un párrafo dentro del desarrollo del
contenido para establecer relaciones de contraste, causa, efecto,
temporalidad, adición, comparación, igualdad, etc. por referencia a
conectores explícitos. Diferenciar entre ideas principales y secundarias, e
identificar el tema o el planteamiento central y la intención del autor, aun
cuando no aparezca explícita; reconocer el alcance y profundidad con que
se trata un tema; deducir información implícita de partes o del texto global,
relacionando la información del mismo con la que proviene de otras
fuentes; hacer afirmaciones sobre el contenido principal; identificar la
función que cumplen palabras clave en la elaboración del sentido del
texto; identificar la función que cumplen algunos marcadores textuales:
117
signos de admiración, comillas, paréntesis, guiones, etc. (ICFES. Saber
3º, 5º y 9º. Lenguaje quinto grado).
En la estructura informativa del texto, caracterizar al narrador
atendiendo a la distancia que tiene con los hechos narrados; determinar
los personajes haciendo uso de información proveniente de diferentes
partes del mismo; identificar el medio de publicación adecuado
atendiendo al contenido y a las características de los posibles lectores.
Para el grado noveno, en lectura se evalúa que ante textos
narrativos, informativos, argumentativos y líricos de complejidad media el
estudiante logre Identificar el propósito, reconocer los argumentos y
contra argumentos expuestos; relacionar información proveniente de
diferentes partes del contenido del texto, para identificar las ideas que
permiten sustentar una afirmación; identificar los recursos utilizados en el
texto para sustentar una idea; reflexionar y hacer valoraciones sobre el
contenido del texto, relacionándolo con conocimientos procedentes de
otras fuentes; determinar la pertinencia de información para la
consecución de un propósito; deducir información no explícita.
Igualmente, aplicar categorías o conceptos para describir la
estructura del texto y caracterizar personajes, inferir contenidos
ideológicos o culturales en los textos que lee; identificar contenidos y
estilos en un texto y los relaciona con información externa especializada,
para situar el texto dentro de una tendencia literaria, época o periodo
histórico; relacionar códigos no verbales y verbales, para inferir el sentido
o propósito no explícito de una expresión; clasificar información,
118
atendiendo a la función que cumple en el desarrollo del contenido;
identificar la funcionalidad del contenido de citas o referencias; identificar
los recursos retóricos utilizados en textos literarios (ICFES. Saber 3º, 5º y
9º. Lenguaje noveno grado).
Lo anteriormente descrito lleva a pensar que para alcanzar las
competencias básicas en lectura, se hace necesario potencializar los
procesos perceptivos, léxicos, sintácticos y semánticos dando especial
énfasis en los primeros años de escolaridad, de tal forma que los
estudiantes logren desarrollarlos y puedan demostrar dominio de las
habilidades expresivas y comprensivas, necesarias para dar significado al
lenguaje, promoviendo el desarrollo del pensamiento.
2.3. Marco conceptual
2.3.1. Procesos de descifrado o decodificación
El receptor descifra el mensaje, lo decodifica e interpreta, logrando
así crear, o más bien reconstruir una idea del mensaje, si esta idea
generada es equivalente en su totalidad a lo que el emisor inicialmente
transmitió, se puede lograr la comprensión del mensaje, que “Se refieren
a la transformación de las palabras escritas en sonidos (lectura en voz
alta) o significados (lectura silenciosa)” (Cuetos F. R., 2010, pág. 16)
2.3.2. Procesos de comprensión
Los procesos de comprensión se han definido de acuerdo con la
orientación metodológica de cada uno de los autores estudiosos del tema.
Partiendo desde un enfoque cognitivo, la comprensión lectora se ha
considerado un proceso complejo, del que puede sacarse una definición
119
partiendo del intercambio dinámico, donde el mensaje que transmite el
texto es interpretado por el lector, a su vez, el mensaje afecta al sujeto, al
enriquecer o reformular sus conocimientos. “Es el producto de un proceso
regulado por el lector, en el que se produce una interacción entre la
información almacenada en su memoria y a la que le proporciona el texto”
(Defior S. , 1998), igualmente, “Se refieren a la extracción del mensaje del
texto escrito” (Cuetos F. R., 2010, pág. 16)
2.3.3. Vía léxica
De acuerdo con el modelo dual o modelo de doble ruta, definido
principalmente por Coltheart (1981,1985), la vía léxica es una de las dos
vías para llegar desde la palabra escrita hasta el significado y /o
pronunciación, nos permite leer las palabras accediendo directamente a
las representaciones que tenemos almacenadas en nuestra memoria o
léxico visual.
Cuando se utiliza la vía léxica, es necesario comenzar por identificar
las letras que forman la palabra, tratar de reconocer la palabra
contrastando su forma ortográfica con las representaciones existentes en
el léxico visual o léxico ortográfico y finalmente accediendo al significado
correspondiente a esa palabra en el sistema semántico. Si además de
comprender la palabra, tenemos que leerla en voz alta, entonces desde la
representación semántica se activa la correspondiente representación
fonológica, disponible en el almacén léxico fonológico. A partir de ese
nivel, ya se produce la recuperación de los fonemas que componen la
palabra y se ponen en marcha los programas articulatorios encargados de
120
su pronunciación. Un requisito para poder utilizar la vía léxica es disponer
de la representación ortográfica de las palabras que se quieren leer en el
léxico visual, si se trata de una palabra desconocida o de muy baja
frecuencia de uso, que no forma parte del vocabulario visual del lector,
este no las podrá leer (Cuetos, 2008).
2.3.4. Vía sub léxica
Es otro de los procesos usados para reconocer y leer palabras, la
vía subléxica nos permite leer las palabras a través de la transformación
de las letras en sus correspondientes sonidos, o dicho de otra forma más
precisa, de los grafemas (letras o grupos de letras) en sus
correspondientes fonemas (sonidos abstractos correspondientes a cada
letra). Para los casos en que no se dispone de representación en el
léxico, se puede utilizar la vía subléxica. Así podremos leer la
pseudopalabra “plejoma”, aunque no tengamos una representación de
ella en nuestro léxico visual porque sabemos cómo se pronuncia cada
una de las letras que la componen.
Esta vía es muy útil para la lectura en voz alta, solo requiere la
transformación de los grafemas en sus correspondientes fonemas.
También permite el acceso al significado, en este caso a partir de los
mecanismos utilizados en la comprensión del lenguaje oral. Obviamente,
para reconocer la palabra auditivamente es necesario disponer de
representación oral de esa palabra en el léxico auditivo o memoria de las
palabras (Cuetos, 2008).
121
CAPÍTULO III
MÉTODO DE LA INVESTIGACIÓN
1. Tipo de investigación
Se realizó un estudio de tipo no experimental cuantitativo, no hubo
manipulación deliberada de la variable “procesos psicológicos de la
lectura”; en esta investigación se observó una situación ya existente y no
provocada intencionalmente, el fenómeno se observó tal y como ocurre
en el contexto escolar para posteriormente analizarlo sobre la base en la
recolección de datos, la medición numérica y el análisis estadístico.
2. Diseño de investigación
El diseño usado en esta investigación fue el transeccional,
descriptivo, comparativo, se requería tomar datos en solo momento y se
ajustaba al propósito del estudio, en describir la variable “Procesos
psicológicos de la lectura” y a la indagación de la incidencia de los
diferentes niveles de la misma (procesos perceptivos, procesos léxicos,
procesos sintácticos, procesos semánticos) en la población que fue
dividida en dos subgrupos (estudiantes con alto desempeño escolar en
lenguaje y estudiantes con bajo desempeño escolar en lenguaje) de los
cuales se compararon y se analizaron sus resultados.
122
3. Población y muestra
La población estuvo conformada por 350 estudiantes de ambos
sexos (189 de sexo masculino y 161 de sexo femenino), pertenecientes al
grado cuarto, con edades entre 8 y 13 años (4 estudiantes de ocho años,
114 de nueve años, 152 de diez años, 60 de once años, 18 de doce años
y 2 de trece años); pertenecientes a tres instituciones oficiales del
municipio de Mosquera Cundinamarca (90 estudiantes de la I.E Juan Luis
Londoño, 126 de la I.E La Merced y 134 de la I.E Roberto Velandia).
Criterios de inclusión. Participaron los estudiantes de cuarto grado,
sin condición de edad, ni estrato socioeconómico, con calificaciones en el
área de lenguaje que reflejaran un desempeño alto (en escala de 1 a 100,
entre 85% y 100%) y un desempeño bajo (en escala de 1 a 100, entre 1%
y 69%).
Criterios de exclusión. Niños con déficits cognitivos y/o sensoriales,
niños con un nivel de desempeño escolar medio en el área de lenguaje
(en escala de 1 a 100, calificaciones entre 70% y 84%).
La población fue dividida en dos subgrupos teniendo en cuenta el
desempeño escolar en el área de lenguaje, dicho desempeño es medido
por los docentes en porcentaje del 1% al 100%, así el primer subgrupo
correspondió a los estudiantes con desempeño escolar alto (80
estudiantes); es decir, sus calificaciones en lenguaje se clasificaron entre
el 85% y 100%; el segundo subgrupo fue conformado por los estudiantes
cuyo rendimiento en el área fue calificado con desempeño bajo (270
estudiantes) y sus resultados se clasificaron entre el 1% y el 69%. Para el
123
estudio no se tomó muestra, en lugar de ello se trabajó con la totalidad de
la población.
4. Recolección de datos y procesamiento
Para medir los procesos psicológicos de la lectura, se aplicó la
batería de evaluación de los Procesos Lectores, Revisada por Prolec-R,
tercera edición, de Cuetos, Rodríguez, Ruano y Arribas.
El contenido de la Batería fue adaptado al contexto escolar del
municipio de Mosquera teniendo en cuenta que la batería original fue
diseñada por españoles para ser aplicada en poblaciones de dicho país.
Para conformar los subgrupos según el desempeño escolar en lenguaje,
se tomaron las calificaciones dadas por los docentes del área en los
grados cuarto para los dos primeros periodos escolares del año 2012; es
decir, se observaron las calificaciones en lenguaje de los estudiantes de
cuarto durante el primer semestre de dicho año.
Los datos fueron procesados para realizar el análisis psicométrico, el
análisis descriptivo y comprobación de hipótesis. El análisis psicométrico
analizó la confiabilidad de la Batería por medio del Alfa de Cronbach,
estadístico responsable de procesar la consistencia de los reactivos. El
análisis descriptivo muestra la distribución de los atributos de la población
examinada.
Para el análisis de comprobación de hipótesis se determinó aplicar
estadísticos no paramétricos, ya que los resultados de la prueba de
kolmogorov-smirnov arrojaron una distribución no normal de la variable en
sus diferentes componentes.
124
5. Instrumentos utilizados
El instrumento de recolección de datos que se usó en esta
investigación es la Batería de Evaluación de los Procesos Lectores,
revisada (PROLEC-R).
5.1. Fundamentación teórica
La Batería de Evaluación de los Procesos Lectores, revisada
(PROLEC-R) está basada en un modelo cognitivo. La ciencia cognitiva
considera que el procesamiento de información está formado por una
serie de etapas o subprocesos en las operaciones mentales que pueden
actuar de manera más o menos autónoma y específica. Por ello la
psicología cognitiva no limita su interés a las respuestas, sino a las
operaciones mentales que las determinan, buscando descubrir la
secuencia de procesos que sigue la información desde el momento en
que es recibida por el sujeto hasta que se manifiesta en una respuesta
explícita. Prolec-R, evalúa el proceso lector, lo cual implica conocer las
transformaciones que sufre el texto escrito desde que es recibido por el
sistema sensorial hasta que activa una representación mental como
esquema abstracto de comprensión, centrándose en los procesos que
intervienen en la comprensión del material textual, siendo estos la
identificación de letras, el reconocimiento de palabras, los procesos
sintácticos y semánticos. Además realiza un análisis cualitativo de los
errores que permite hacer inferencias acerca del subproceso afectado y
de las variables que pueden modificarlo.
125
En un primer acercamiento, los autores de esta batería distinguen
dos grandes tipos de procesos en la lectura comprensiva: los procesos de
descifrado o descodificación y los procesos de comprensión. Los primeros
se refieren a la transformación de las palabras escritas en sonidos (lectura
en voz alta) o significados (lectura silenciosa); los segundos se refieren a
la extracción del mensaje del texto escrito. Según estos autores, la lectura
implica más que transformar signos gráficos en sonidos, requiere
interpretar los signos de puntuación equivalentes a la prosodia en el
lenguaje oral), asignar correctamente los papeles sintácticos a cada una
de las palabras de la oración (las estructuras del lenguaje escrito, son
más complejas sintácticamente que las del lenguaje oral), realizar las
correspondientes inferencias, extraer el significado del texto, integrarlo en
la memoria, etc.
Teniendo en cuenta esta separación entre procesos de
descodificación y procesos de comprensión, es posible distinguir
dificultades a nivel de lectura de palabras y dificultades a nivel de
comprensión. Los autores del Prolec-R dan como ejemplo que hay niños
cuyo trastorno se localiza en la descodificación, su lectura tanto de
palabras aisladas y de textos es muy lenta y trabajosa, cometiendo
muchos errores; sin embargo, si esos mismos textos se los lee otra
persona, los entienden perfectamente. Los casos más extremos son los
denominados disléxicos, debido a su incapacidad especifica con la
lectura, a pesar de tener una buena inteligencia y unas características
sociales y familiares favorables. Por el contrario, hay otros niños cuyo
126
trastorno se localiza a nivel de comprensión, ya que leen correctamente, a
un buen ritmo y sin errores las listas de palabras y los textos, pero
comprenden muy poco lo que leen, tampoco mejora mucho su
comprensión cuando otra persona les lee los textos. También se
presentan los casos extremos, en los cuales se manifiestan dificultades
para leer en voz alta y para entender lo que se lee.
Estos autores apuntan otro déficit por los trastornos de lectura, el
cual hace referencia a la lenta velocidad de procesamiento manifestada
no solo por la lentitud al leer palabras sino también en nombrar dibujos,
números, colores o cualquier otro estimulo visual.
En cuanto a los problemas de comprensión, se aluden diferentes
causas; por ejemplo, los problemas para integrar el significado en los
conocimientos previos, debido a la falta de conocimientos previos, a la
ausencia de estrategias de integración o a una escasa capacidad de
memoria operativa.
Siendo conocedores de que las alteraciones en lectura son tan
heterogéneas, los autores del Prolec-R consideran que la evaluación
debe ser exhaustiva con el objetivo de localizar el origen del déficit y
comprobando el funcionamiento de cada uno de los componentes del
sistema lector.
El modelo general del funcionamiento del sistema lector que estos
investigadores exponen, contempla cuatro principales procesos que
intervienen en la lectura:
Identificación de letras
127
En este aspecto, Cuetos, et al. (2010) reafirman que un primer paso
absolutamente necesario para poder leer un texto escrito es identificar las
letras que componen las palabras. Según ellos, durante el aprendizaje de
la lectura, los niños tienen que formar representaciones en su memoria de
todas las letras, tanto mayúsculas como minúsculas e incluso de los
distintos tipos de escritura (cursiva, script, etc.). Generalmente, las
vocales son las más fáciles de recordar, seguidas de las consonantes
más familiares (m, t, p…). También indican que las mayores dificultades
se suelen producir con las letras menos frecuentes (w, k, x) y también con
las que comparten muchos rasgos visuales (p, b, d, q…).
Los autores de esta Batería aclaran que antes de pasar a evaluar
otros procesos de lectura más complejos como puede ser el
reconocimiento de palabras o la comprensión de textos, es fundamental;
asegurarse de que el niño conoce todas las letras del alfabeto y además
las reconoce de una manera rápida sin titubeos, tanto cuando se
presentan aisladas como formando parte de las palabras.
Procesos léxicos o de reconocimiento de palabras.
La identificación de las letras es un proceso necesario para poder
leer pero no suficiente, según los autores del Prolec-R, en la actualidad, la
mayor parte de autores está de acuerdo en que existen dos
procedimientos distintos para reconocer y leer palabras: uno es mediante
la vía léxica, conectando la forma ortográfica de la palabra con la
representación interna de esa palabra y con su significado. Agregan que
128
si además de comprender la palabra se quiere leer en voz alta hay que
activar la pronunciación de la palabra y articular los fonemas que la
componen. El otro procedimiento es por medio de la vía subléxica,
transformando cada letra en su correspondiente sonido o fonema y
articulando esos fonemas. A partir de los fonemas se llega al significado
mediante el lenguaje oral, identificando los fonemas y reconociendo la
palabra, tal como sucede cuando escuchamos esa palabra.
Los investigadores del Prolec-R ponen como ejemplo que los niños
pequeños que solo han desarrollado la vía subléxica, tienen que
pronunciar los fonemas en voz alta para poder entender las palabras.
Posteriormente van interiorizando la pronunciación y ya no necesitan
escucharla externamente: les sirve la pronunciación interior o “habla
interna”. Según estos investigadores, esta evolución del habla externa a
interna se observa bien en las clases de lectura de los pequeños, ya que
en principio se les oye pronunciar las palabras, después se va reduciendo
a un zumbido que va disminuyendo hasta que desaparece totalmente. A
veces se pueden observar los movimientos de labios de algunos lectores
cuando leen silenciosamente, señal inequívoca de que están
transformando las letras en sonidos (Cuetos, et al. 2010).
Cuetos, et al. (2010) afirman que ambas vías son complementarias y
usadas en distinta medida durante la lectura. Así ante palabras
desconocidas, como el nombre de un pueblo (por ejemplo “Linariegas”) la
única manera de leerla es transformar cada grafema en su
correspondiente fonema. Por el contrario, ante palabras extranjeras de
129
uso común en español (por ejemplo, “Hollywood”) solo se pueden leer
correctamente por la vía léxica recuperando su pronunciación global.
Igualmente cuando se leen palabras homófonas (hola y ola) solo se
pueden distinguir por su forma ortográfica; es decir, por la vía léxica. Así
mismo exponen que el único requisito para leer una palabra por la vía
subléxica, es conocer las reglas de transformación de grafemas en
fonemas. En cuanto a la vía léxica, el requisito para poder leer una
palabra es haberla visto las suficientes veces como para tener formada
una representación interna de esa palabra (Cuetos, et al. 2010).
Estos investigadores observan que además del tipo de palabra, hay
otros factores que determinan el uso de una u otra vía y las
características del lector es otra de ellas. Según ellos, puesto que
generalmente, el aprendizaje de la lectura empieza con el aprendizaje de
las reglas grafema-fonema (la vía subléxica requiere una enseñanza
sistemática mientras la vía léxica se desarrolla de manera espontánea),
los niños de los primeros cursos de escolaridad utilizan principalmente la
vía subléxica. Posteriormente, en la medida de que van formando
representaciones ortográficas de las palabras como consecuencia de
verlas escritas una y otra vez, van utilizando cada vez más la vía léxica
Domínguez y cuetos (citados por Cuetos, et al. 2010).
También aclaran que por la misma razón de que hay diferencias en
el uso de las vías léxica y subléxica en función de la edad, también
existen diferencias en función de la destreza lectora, pues los buenos
lectores tienen un mayor número de representaciones ortográficas de las
130
palabras (sencillamente porque leen más) y pueden hacer un mayor uso
de la vía léxica, mientras los malos lectores, por esa carencia de
representaciones, tienden a utilizar más la vía subléxica. Posteriormente
explican que un tercer factor que incide en el uso de una u otra vía es el
tipo de palabras que el sujeto tienen que leer. Cuando se trata de
palabras de alta frecuencia de uso se hace un mayor uso de la vía léxica,
las representaciones de esas palabras están muy accesibles. En cambio,
si se trata de palabras de baja frecuencia, es más operativa la vía
sublexica. Agregan que un cuarto factor es el tipo de lectura, así en la
lectura en voz alta, la vía subléxica tiene un mayor peso, especialmente
con las palabras cortas y con estructuras silábicas sencillas, pues se
obtiene la pronunciación de una manera rápida y directa. En cambio, en la
lectura comprensiva y silenciosa, es más rápida la vía léxica, solo es
preciso llegar al significado sin necesidad de recuperar la pronunciación
(Cuetos, et al. 2010).
Cuetos, et al. (2010) consideran que en general la tarea más
informativa para conocer qué vía se está utilizando es la lectura en voz
alta de palabras aisladas, recogiendo las latencias de respuesta y los
tipos de errores. Según ellos, mediante los tiempos se puede deducir qué
procedimiento está utilizando el lector, pues una lectura rápida indica que
está funcionando la vía léxica, mientras que una lectura lenta que
aumenta de forma notable, cuando se trata de palabras largas, indica un
uso de la vía subléxica. Los errores son una valiosísima fuente de
información, las lexicalizaciones (conversión de pseudopalabras en
131
palabras) indican un uso de la vía léxica y las regularizaciones (aplicación
de las reglas grafema-fonema con las palabras irregulares) indican un uso
de la vía subléxica. Para estos investigadores, lo importante es hacer una
buena selección de los estímulos que se le presentan al lector. Así para
evaluar la vía léxica conviene utilizar palabras de distinta frecuencia, a
mayor frecuencia, mayor probabilidad de que tenga una representación
interna y más fácil y rápidamente será leída. En cambio, para la
evaluación de la vía subléxica la tarea más informativa es la de la tarea de
pseudopalabras; esto es, de palabras inventadas que se ajustan a las
reglas del castellano, al no tener representaciones ortográficas solo
pueden ser leídas mediante la aplicación de las reglas de transformación
de grafemas a fonemas; en este caso son variables influyentes la longitud
del estímulo (cuantas más letras tenga mayor número de conversiones
hay que hacer y mayor es la probabilidad de equivocarse) y la
complejidad silábica (cuanto más complejas sean las sílabas, más difíciles
son de aplicar las reglas grafema-fonema). “Pero obviamente, lo más
interesante es contrastar la ejecución del lector en la lista de palabras y
en la de pseudopalabras” (Cuetos, et al. 2010, p. 20).
Procesos sintácticos
Los autores e investigadores de esta batería explican que las
palabras aisladas permiten activar los significados almacenados en la
memoria, pero no transmiten mensajes. Para proporcionar alguna
información nueva es necesario que esas palabras se agrupen en una
132
estructura superior: la oración. “Por eso el acto de leer no se reduce a
reconocer las palabras escritas sino que requiere además averiguar cómo
se organizan las palabras dentro de la oración y que papel gramatical
juegan” (Cuetos, et al. 2010, p. 20).
Una de las estrategias de procesamiento sintáctico más utilizadas
para asignar los papeles correspondientes a cada palabra, consiste en
aplicar de manera sucesiva las funciones de sujeto-acción-objeto a las
secuencias sustantivo-verbo-sustantivo. De esta manera, ante la oración
“el lobo atacó al perro”, se asigna al primer sustantivo el papel de sujeto y
al segundo el de objeto de la acción expresada por el verbo, según los
autores del PROLEC; cuando se cambian los papeles de esta secuencia,
dejando la oración en forma pasiva (“el perro fue atacado por el lobo”) o
introduciendo algunas palabras funcionales que invierten el orden de la
oración (“al perro lo atacó el lobo”), aumentan enormemente las
dificultades de procesamiento. “Con estas oraciones que no siguen el
orden canónico los niños” cometen muchos más errores de interpretación.
En cuanto a los signos de puntuación, los autores consideran que
son otra ayuda importante en la determinación de los papeles sintácticos.
“En el lenguaje oral, el procesamiento sintáctico se vale en gran medida
de los rasgos prosódicos que produce el hablante: entonación, pausa, etc.
En el lenguaje escrito, la manera de representar los rasgos prosódicos,
son los signos de puntuación” (Cuetos, et al. 2010, p. 21).
Procesos semánticos
133
Sobre este proceso, los autores del PROLEC-R explican que una vez asignados los papeles sintácticos comienzan los últimos procesos de extracción del mensaje del texto e integración de ese mensaje junto con el resto de conocimientos almacenados en la memoria para su posterior uso. “Sólo cuando la información se ha integrado en la memoria y pasa a formar p arte de los conocimientos del lector, se puede decir que ha terminado el proceso de comprensión” (Cuetos, et al. 2010, p. 21).
Son tres subprocesos, los que consideran los autores del Prolec-R
como parte integrante de esta última etapa: “los responsables de extraer
el significado del texto, los encargados de integrar el significado en la
memoria y finalmente los responsables del aspecto constructivo e
inferencial” (Cuetos, et al. 2010, p. 21).
Para explicar cada uno de estos subprocesos, los autores citan a
García Madruga (2006, p. 21) sobre la extracción del significado: “La
extracción del significado se realiza a partir de las estructuras sintácticas y
básicamente consiste en asignar los papeles de agente de la acción,
objeto de la acción, lugar donde ocurre, la acción, tiempo, etc.” Se trata de
responder a las preguntas básicas de “quién hizo qué, a quién y cuándo”.
La integración en la memoria. Los conocimientos activados permiten
entender el mensaje que transmite la oración. Las frases aisladas duran
poco en la memoria, porque no se integran en los conocimientos y porque
no activan informaciones previas. A veces los niños tienen que entender
pequeños textos que realmente no integran en la información almacenada
en su memoria, porque no activan o no disponen de conocimientos
relacionados y como consecuencia se olvidan de esta información muy
pronto. Cuando además de extraer el significado de un texto, se integra
en la memoria el recuerdo de esa significado dura mucho más.
134
Procesos inferenciales. Un buen lector no limita su actividad a la
mera recepción pasiva de información sino hace deducciones sobre esa
información e incluso añade información que no está explícitamente
mencionada en el texto. Los procesos inferenciales son necesarios en el
proceso de extracción del significado, muchas veces las partes del texto
están inconexas y solo se puede extraer el significado después de llevar a
cabo las inferencias necesarias para su conexión. Son necesarios los
procesos inferenciales en el proceso de integración de la información de
la memoria, puesto que hace falta inferir con que información previa se
debe conectar (Cuetos, et al. 2010).
5.2. Características del instrumento.
a. Ficha técnica.
Nombre: PROLEC-R. Evaluación de los Procesos Lectores, Revisada.
Autores: F. Cuetos, B. Rodríguez, E. Ruano y D. Arribas (2007).
Aplicación: Individual.
Ámbito de aplicación: De los 6 a 12 años de edad (1º a 6º de
Educación Primaria).
Duración: Variable, entre 20 minutos (5º y 6º) y 40 minutos (1º a 4º).
Finalidad: Evaluación de los procesos lectores mediante 9 índices
principales, 10 índices secundarios y 5 índices de habilidad normal.
135
Baremación: Puntos de corte para diagnosticar la presencia de
dificultad leve o severa en los procesos representados por los índices
principales y los de precisión secundarios, para determinar la
velocidad lectora (de muy lenta a muy rápida) en los índices de
velocidad secundarios y el nivel lector (bajo, medio o alto) en los
sujetos con una habilidad de lectura normal.
b. Área general de la variable que pretende medir el test.
Procesos de lectura.
c. Número de ítems.
13 de ensayo y 187 de prueba, para un total de 200 ítems,
distribuidos en nueve subpruebas como se muestra en la Tabla 2.
136
Tabla 2.
Distribución de ítems del Prolec-R
Subprueba Nº ítems
Nombre o sonido de letras 20 ítems
Igual-Diferente 20 ítems
Lectura de palabras 40 ítems
Lectura de Pseudo-palabras 40 items
Estructuras gramaticales 16 items
Signos de Puntuación 11 items
Comprensión de oraciones 16 items
Comprensión de textos 16 items
Comprensión oral 8 items
Fuente: Manual de la Batería de los Procesos Psicológicos de la Lectura PROLEC-R (2010)
d. Procedimiento de corrección.
Manual, mediante plantilla.
e. Tiempo estimado para la aplicación del test.
La batería PROLEC-R se administra única y exclusivamente de
forma individual a través de un examinador. El tiempo aproximado de
aplicación es de 40 minutos para niños de 1º a 4º de Primaria y 20
minutos para niños de 5º y 6º de Primaria. En algunas evaluaciones se ha
observado que el tiempo de aplicación ha llegado hasta los 60 minutos,
siendo conveniente pasar el test en dos sesiones.
f. Estructura.
137
La batería está compuesta por nueve tareas que tratan de explorar
los principales procesos lectores, desde los más básicos a los más
complejos.
Procesos de identificación de letras
Procesos léxicos.
Procesos sintácticos.
Procesos semánticos
g. Descripción de las pruebas
Basada en la descripción realizada en el documento de la
Universidad Nacional de la Plata facultad de psicología, titulado “Cátedra
fundamentos técnicas e instrumentos de exploración psicológica.
Evaluación de los procesos lectores. Prolec, Prolec R, Prolec Se Lee Y
Tlc”.
El Prolec-R comprende cuatro procesos subdivididos en un total de 9
tareas destinadas a explorar los principales procesos lectores, hay dos
pruebas o tareas para cada uno de los procesos que intervienen en la
lectura, excepto los procesos semánticos que cuentan con tres tareas a
saber:
Identificación de letras.
(i) Nombre o sonido que representan las letras.
(ii) Igual-diferente: discriminar si dos palabras o pseudopalabras
son iguales o diferentes. Esto permite distinguir entre una
138
lectura logográfica y fonografémica o bien detectar dificultades
atencionales.
Procesos léxicos.
(iii) Lectura de palabras. 40 palabras de diferente frecuencia y
composición silábica. Permiten evaluar el efecto de frecuencia,
longitud, complejidad, precisión y rapidez.
(iv) Lectura de pseudopalabras: lectura de 40 pseudopalabras,
similares a las de la lista de palabras. Permite evaluar el efecto
de lexicalidad y longitud, complejidad, precisión y rapidez.
Procesos sintácticos
(v) Estructuras gramaticales. Evalúa el procesamiento sintáctico
en la lectura de 16 oraciones con diferentes estructuras
sintácticas, partir de juzgar su correspondencia con imágenes,
una correcta y tres distractores.
(Vi) Signos de puntuación: Evalúa el conocimiento y uso de los
signos de puntuación.
Procesos semánticos
(vii) Comprensión de oraciones. Evalúa la capacidad de extraer
el significado de diferentes oraciones, 16 en total, a las que el
niño debe leer y responder a las demandas expresadas en
cada una de ellas.
(viii) Comprensión de textos. Evalúa la capacidad de extraer el
significado de los textos e integrarlo a sus conocimientos
139
previos. Consta de 4 textos, 2 narrativos y 2 expositivos, de
diferente longitud. Una vez leídos deben responderse a 4
preguntas inferenciales para cada uno de ellos.
(ix) Comprensión oral. Evalúa la capacidad de comprensión de
2 textos expositivos que son leídos por el examinador, quien
formula preguntas sobre los mismos.
h. Tipificación
La prueba se tipificó sobre una muestra de 920 sujetos de ambos
sexos, cursaban de 1º a 6º año de Educación Primaria, de colegios
públicos, concertados y privados en distinta proporción, con residencia
urbana y rural, provenientes de 9 autonomías españolas.
i. Unidad de medida.
Según el documento generado por la Universidad Nacional de la
Plata facultad de psicología, titulado “Cátedra fundamentos técnicas e
instrumentos de exploración psicológica. Evaluación de los procesos
lectores. Prolec, Prolec R, Prolec Se Lee Y Tlc”.
A partir de los puntajes directos (1 punto por acierto) se procede a la
siguiente puntuación e interpretación, de mayor a menor importancia.
Índices principales:
(i) Corresponden a los puntajes directos (número de aciertos)
para las pruebas en las que no se evalúa el tiempo de
realización: Estructuras gramaticales, comprensión de
oraciones, comprensión de textos y comprensión oral.
140
(ii) Corresponden a los puntajes obtenidos a través del cálculo
resultante de la división entre el puntaje por precisión y el de
velocidad multiplicado por 100.
Se calculan para las siguientes pruebas: nombre de letras,
Igual-diferente, lectura de palabras, lectura de
Pseudopalabras y signos de puntuación. Estos índices
pueden ser categorizados en tres niveles, de acuerdo con
criterios estadísticos. Normal (N): -1 DS y mayor; Dificultad
Leve (D): - 1 DS a -2 DS; Dificultad Severa (DD) Mayor a
2DS.
(iii) Índices de habilidad normal: para los dos procesos de
identificación de letras, los dos procesos léxicos y para los
signos de puntuación de los procesos sintácticos, cuando la
puntuación obtenida corresponda a normalidad (N), se
categoriza la habilidad lectora como Normalidad baja, media
y alta, según la distancia de los puntajes respecto de la
media.
(a) Índices secundarios: se trata de 5 índices de precisión y 5
índices de velocidad
(b) La precisión, está dada por el número de aciertos. Admite
niveles de normalidad (N), Dudas (¿?), Dificultad Leve (D)
y Dificultad Severa (DD) y la Velocidad, está dado por el
tiempo en segundos utilizados para responder a cada
aprueba. Admite las categorías
141
(c) Clasificación de los procesos. La combinatoria velocidad y
precisión permite una clasificación combinada del nivel
lector
(d) Finalmente puede hacerse una comparación entre los
puntajes obtenidos en las pruebas de comprensión oral y
escrita. Se calcula comparando la suma de las respuestas
a los dos textos expositivos de Comprensión de textos
con la puntuación de la prueba de Comprensión Oral.
Para ello hay que calcular los puntajes z obtenidos por el
sujeto examinado. Dicho cálculo se realiza de la siguiente
manera:
Comprensión de textos (narrativos) CT:
Puntaje del sujeto – Puntuación media del curso =
Desviación estándar del curso
Ejemplo si la puntación total en los dos textos expositivos
es de 4 y el sujeto cursa
3º grado (se busca en la tabla correspondiente que
aparece en el Manual) el cálculo sería el siguiente:
4 – 4,83/1,75= -0,47
Comprensión oral (CR), se sigue el mismo
procedimiento.
Ejemplo: si el puntaje del niño en comprensión oral fuera
de 4 puntos 4 - 4,14/ 2,07 = -0,06
142
Luego se resta la menor puntuación del puntaje z
obtenido a la mayor, tomando las puntuaciones
absolutas, en este caso, 0,47 – 0, 06 = 0,41
Se consideran significativas las diferencias cuando el
último valor obtenido sea superior a 1,46, punto de corte
establecido en la prueba.
j. Validez del contenido.
La Batería de Evaluación de los procesos lectores, revisada; se
fundamenta en un modelo cognitivo de la lectura. De acuerdo con ello los
autores hacen una buena fundamentación teórica del test en cuanto a la
evaluación de los subprocesos implicados en la lectura, ajustando el
contenido de cada subescala a la evaluación de dicho proceso.
k. Validez del constructo.
Según el manual, el modelo teórico que subyace a la lectura indica
que son cuatro los procesos implicados: identificación de las letras,
procesos léxicos, procesos sintácticos y procesos semánticos.
Se evaluó la validez del constructo mediante el estudio de su
estructura interna con el análisis de las correlaciones entre las escalas y
las técnicas factoriales. Se hizo uso del análisis factorial confirmatoria
para conocer la relación entre la teoría y la realidad. En este caso, se
configuraron cuatro variables latentes interrelacionadas entre sí
equivalentes a los cuatro procesos cognitivos del modelo. Este modelo
obtuvo como resultado un ajuste medio-alto. (GFI= 0.969; AGFI=0.933;
RMSEA=0.075). El modelo teórico que subyace al PROLEC-R se ve
143
reflejado en los datos de la tipificación, por lo que resulta útil para explicar
la conducta lectora de los sujetos.
l. Validez del criterio.
Se usaron dos medidas para determinar la validez de criterio: uno
con una muestra grande, de 408 alumnos (49,3% niños y 50,7% niñas) y
otra con muestra pequeña con 47 sujetos (26 niños y 21 niñas). En el
primer caso se determinó como criterio la clasificación que hacen los
profesores de 408 niños en 8 niveles de rendimiento, desde el más bajo o
nivel 1 en el que los sujetos no comprenden palabras y su lenguaje se
limita a la producción de sílabas hasta el nivel 8 en el que los niños
comprenden y leen todo tipo de textos. Las puntuaciones en estos niveles
dadas por los profesores son correlacionadas con los índices principales y
secundarios del test obteniéndose valores moderados de correlación (en
torno a 0,30-.0, 35).
Además la batería PROLEC-R fue correlacionada con el Test de
Vocabulario en Imágenes PEABODY (PPVT-III) en una muestra de 47
sujetos a los que se les aplican ambas pruebas. La correlación entre
ambos test es buena.
m. Confiabilidad.
Según el manual, la fiabilidad obtenida con el coeficiente Alpha de
Cron Bach (consistencia interna), es de 0,79 para el PROLEC-R.
n. Materiales.
Manual, cuaderno de estímulos y cuaderno de anotación (Anexo 8)
144
5.3. Adaptación del instrumento
Se hizo necesario realizar ajustes a la batería, teniendo en cuenta el
contexto escolar colombiano, específicamente del municipio de Mosquera.
Dichos ajustes se realizaron después de solicitar autorización a TEA
ediciones para la adaptación del instrumento (anexo 1), además de
analizar el juicio de los expertos y los resultados de la prueba piloto.
Después de esto se determinó realizar la adecuación de la terminología
usada en el contenido del instrumento, reducir en el número de reactivos,
cambiar totalmente uno de los textos de comprensión oral así como las
preguntas sobre dicho texto. La batería original está conformada por 200
estímulos, de los cuales 13 son de ensayo y 187 de prueba; la batería
modificada quedó conformada por un total de 192 estímulos, 13 de
ensayo y 179 de prueba. También fue necesario ajustar los baremos
relacionados con los índices de precisión, se hizo en forma proporcional
teniendo en cuenta el número total de estímulos establecidos para la
batería modificada (Anexo 4).
5.4. Validez y confiabilidad del instrumento adaptado
Inicialmente se planteó ante los expertos el ajuste de la terminología
usada en el Prolec-R (Anexo 6) sin considerar reducción o cambios
radicales en los estímulos contenidos por la prueba inicial; dichos ajustes
fueron revisados para validar el instrumento por cinco jueces doctores,
investigadores y docentes en educación pertenecientes a reconocidas
145
universidades, dos de ellos en Perú y tres en Colombia, los expertos
evaluaron la claridad, concisión y relevancia de los enunciados (Anexo 2).
Para analizar estadísticamente el juicio dado por los expertos se
aplicó el coeficiente V de Aiken. Este coeficiente es una de las técnicas
para cuantificar la validez de contenido o relevancia del ítem respecto a
un dominio de contenido en N jueces (Anexo 3).
La Tabla 3 muestra un resumen de las puntuaciones dadas a nivel
general por cada uno de los jueces.
Tabla 3
Coeficiente de V de Aiken para los jueces
JUEZ N Media Desviación típica
Mínimo Máximo
JUEZ 1 A. Dioses
200 0.965 0.184 0 1
JUEZ 2 E. Velarde
200 0.95 0.218 0 1
JUEZ 3 M. Bermúdez
200 0.88 0.325 0 1
JUEZ 4 R. Abello
200 0.91 0.286 0 1
JUEZ 5 A. Herrera
200 0.96 0.196 0 1
Fuente: Elaboración propia. A partir del procesamiento de las puntuaciones de los jueces.
*Las magnitudes van desde 0.00 hasta 1.00; el valor 1.00 es la mayor magnitud posible que
indica un perfecto acuerdo entre los jueces respecto a la mayor puntuación de validez de los
contenidos evaluados.
La Tabla 4 muestra la prueba binomial, arroja la información con
respecto a la significación de cada uno de los resultados dados por los
jueces, donde se encuentra que efectivamente los datos que estos
muestran son significativos
146
Tabla 4.
Prueba binomial de la significación de los resultados dados por los
jueces
Juez Grupo Categoría N Proporción observada Significación.
JUEZ 1 A. Dioses
Grupo 1 SI 193 ,97 ,000a
Grupo 2 NO 7 ,04
Total 200 1,00
JUEZ 2 E. Velarde
Grupo 1 SI 190 ,95 ,000a
Grupo 2 NO 10 ,05
Total 200 1,00
JUEZ 3 M.
Bermúdez
Grupo 1 SI 176 ,88 ,000a
Grupo 2 NO 24 ,12
Total 200 1,00
JUEZ 4 R. Abello
Grupo 1 SI 182 ,91 ,000a
Grupo 2 NO 18 ,09
Total 200 1,00
JUEZ 5 A. Herrera
Grupo 1 SI 192 ,96 ,000a
Grupo 2 NO 8 ,04
Total 200 1,00
Fuente: Elaboración propia. A partir del procesamiento de las puntuaciones de los jueces.
* valores altamente significativos: < .001
De los resultados obtenidos, al hallar el coeficiente de V de Aiken
para los jueces, se pudo concluir que los ítems 133,135, 138, 139, 166,
172, 182 debían ser eliminados por no superar el mínimo de 0,60
recomendable para que los ítems se queden.
Por otro lado, los ítems 137, 177, 179, 193, 194, 195 y 196 deberían
ser reformulados debido a que se encuentran en el límite permitido para
que se conserven, pudiendo ser mejorados en cuanto a su redacción en
algunos aspectos.
147
Finalmente, todos los demás ítems son adecuados y pertinentes,
obteniendo la puntuación máxima de validez por jueces (puntaje igual a
Con respecto a la pregunta de investigación “Existe diferencia en los
procesos léxicos de la lectura entre niños con alto y bajo desempeño
escolar en lenguaje”, se encontró que sí existen diferencias significativas
en los procesos léxicos entre estos dos grupos, (p < .05).Tal como se
observa en la tabla 20. Obteniendo los niños con desempeño alto en
lenguaje mayor rendimiento para los procesos léxicos, según se aprecia
en la Tabla 19.
Tabla 19.
Estadísticos para “procesos léxicos”
Desempeño en
lenguaje N Rango promedio
Procesos léxicos Desempeño alto 80 227,89
Desempeño bajo 270 159,98
Total 350
Fuente: Elaboración propia. A partir del procesamiento de la base de datos obtenida al aplicar la Batería de los Procesos Psicológicos de la lectura PROLEC-R (adaptada) *Rango promedio mayor para el grupo alto.
Tabla 20:
Estadísticos de contraste para procesos “léxicos”
Procesos léxicos
U de Mann-Whitney 6609,000
W de Wilcoxon 43194,000
Z -5,605
Sig. asintót. (bilateral) ,000
Fuente: Elaboración propia. A partir del procesamiento de la base de datos obtenida al aplicar la
Batería de los Procesos Psicológicos de la lectura PROLEC-R (adaptada)
triunfal); CV (pulga, peldaño, gente, tintero) y un desempeño normal al
leer pseudopalabras, permitiendo inferir que aunque hacen uso de las dos
rutas durante la lectura (léxica y subléxica), utilizan predominantemente la
vía subléxica, ya que aún no tienen representación de aquellas palabras
172
que son de uso frecuente esto explica su lentitud en esa tarea. Cabe
aclarar que aunque el rendimiento en lectura de pseudopalabras, para
este grupo, fue mejor que el obtenido en lectura de palabras, se nota que
la destreza lectora de estos estudiantes al segmentar las palabras en
pequeñas unidades, es baja, reflejando falta de automatización de las
reglas de CGF, tal como se ya se había evidenciado en la tarea Igual-
diferente.
Dentro de los procesos sintácticos, la comprensión de estructuras
gramaticales obtuvo un nivel normal, es decir que la mayoría de
estudiantes de este grupo están en capacidad de asignar adecuadamente
los papeles sintácticos a las palabras que componen oraciones con
diferentes estructuras gramaticales. (Oraciones activas, pasivas, de
complemento focalizado y subordinadas del relativo.) La tarea que hace
referencia al uso de los signos de puntuación, fue la más afectada de las
nueve tareas, poniendo de manifiesto deficiencias en este grupo de
estudiantes al hacer las entonaciones indicadas por los signos de
puntuación. Posiblemente, este resultado es una derivación de los
encontrados en los procesos más básicos que han mostrado ralentización
o falta de automaticidad, con lo cual la lectura se torna monótona al ser
tan lenta y dificulta comprender los rasgos prosódicos al mostrar falencias
en el uso de los signos de puntuación para entonar y darle sentido a lo
leído.
En cuanto a los procesos semánticos, la mayoría de estudiantes del
grupo con desempeño bajo en lenguaje, mostro dificultad en la tarea de
173
comprender oraciones, principalmente aquellas que indicaban alguna
instrucción, la falencia para extraer el significado de estas oraciones y
responder a las demandas que cada una expreso no fue debido a fallas
en la asignación de los papeles sintácticos ya que como se indicó
anteriormente, esta tarea no se constituye en dificultad para la mayoría de
estudiantes, se asume entonces, que posiblemente sean los procesos de
integración en la memoria (porque la información obtenida no activa o no
dispone de conocimientos relacionados), así como los procesos
inferenciales los que estén influyendo en el resultado de esta actividad.
Otra posible causa que dificultó la extracción del significado de las
oraciones fue la lectura con errores de precisión de algunas palabras,
confirmando nuevamente una tendencia a la lectura logográfica, tal hecho
interfirió en la identificación de la idea principal y ejecución de las órdenes
dadas mediante este tipo de oraciones; sin embargo, la tarea de
comprensión textual reflejo un nivel normal para este grupo, mostrándose
así que las dificultades encontradas en los procesos anteriores no son
tan severas como para impedir la comprensión global de los textos leídos,
pero podría llegar a un mejor nivel si se mejoran los procesos de
extracción de significados e integración de estos en la memoria, así como
los procesos inferenciales. La última tarea evaluada corresponde a
comprensión oral, en la que se obtuvo un índice de normalidad, de lo cual
se infiere que para la gran mayoría de los estudiantes del grupo de bajo
desempeño en lenguaje, los problemas encontrados en el desarrollo de la
prueba son específicos de la lectura y no son de comprensión en general.
174
CONCLUSIONES
El análisis y la discusión de los resultados obtenidos en el proceso
de investigación correspondiente a la tesis titulada “Perfil de los procesos
psicológicos en la lectura de los niños de cuarto grado de educación
primaria con alto y bajo desempeño escolar en lenguaje en el municipio
de Mosquera Colombia”, han permitido llegar a las siguientes
conclusiones, en concordancia con los objetivos planteados al inicio de la
investigación:
1. Existe diferencias estadísticamente significativas en los procesos
psicológicos de la lectura entre los grupos con alto desempeño
escolar en lenguaje y bajo desempeño escolar en lenguaje.
2. Existe diferencias estadísticamente significativas en los procesos
perceptivos de la lectura entre los grupos con alto y bajo
desempeño escolar en lenguaje.
3. Existen diferencias estadísticamente significativas en los procesos
léxicos de la lectura entre los grupos con alto y bajo desempeño
escolar en lenguaje.
4. Existe diferencias estadísticamente significativas en los procesos
sintácticos de la lectura entre los grupos con alto y bajo
desempeño escolar en lenguaje.
175
5. Existe diferencias estadísticamente significativas en los procesos
semánticos de la lectura entre los grupos con alto y bajo
desempeño escolar en lenguaje
6. La adaptación realizada al instrumento, “Batería de los procesos
psicológicos de la lectura revisada (PROLEC-R)”, fue adecuada
para recoger y medir los datos en el contexto escolar de los
estudiantes de cuarto grado de Básica primaria del municipio de
Mosquera en Colombia, ya que reunió los rasgos básicos de
validez y confiabilidad necesarios en este tipo de pruebas.
176
RECOMENDACIONES
1. En el ámbito pedagógico se recomienda, enfatizar en el desarrollo
de habilidades metafonológicas durante el aprendizaje de la lectura
principalmente en los grados de preescolar y de primero a tercero,
lo cual permitirá consolidar los procesos inferiores (procesos
perceptivos y léxicos). logrando un mejor desempeño de los
estudiantes en los procesos superiores (procesos sintácticos y
semánticos)
2. Tener en cuenta los resultados obtenidos en esta investigación
para diseñar un programa de refuerzo, que articulado al área de
lenguaje, permita mejorar los procesos psicológicos de la lectura
en los estudiantes de primaria con bajo desempeño escolar en el
área y consolidar tales procesos en los estudiantes con alto
desempeño
3. Dar continuidad a investigaciones relacionadas con los procesos
psicológicos de la lectura, teniendo en cuenta que el presente
trabajo dejo un instrumento adaptado al contexto del Municipio de
Mosquera (Cundinamarca), en Colombia, el cual está sujeto a
seguirse mejorando, principalmente en aquellos ítems que
conformaron el proceso perceptivo, con el fin de obtener una mayor
confiabilidad al medir este aspecto.
4. En el ámbito escolar y familiar se sugiere fomentar el interés por la
lectura y brindar más espacios para ello, teniendo en cuenta que es
177
la única forma de incrementar la destreza lectora y consolidar el
uso de la vía léxica, alcanzando un mayor número de
representaciones ortográficas de las palabras, a la vez que se logra
automatizar el proceso permitiendo una mejor comprensión de los
textos leídos.
5. Se sugiere divulgar los resultados de esta investigación a todas las
instituciones oficiales del municipio de Mosquera, con el fin de que
éstas los conozcan y realicen ajustes en la planeación curricular
del área de lenguaje enriqueciendo las prácticas pedagógicas y las
estrategias usadas para atender las necesidades educativas de los
estudiantes, potenciando el talento humano requerido y más
apropiado a la cultura del entorno municipal.
178
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Zeledón Ruíz, M. (1999). Lenguaje y Estudios sociales de la Educación Infantil. EUNED.
185
ANEXOS
186
ANEXO 1
Autorización de TEA ediciones para adaptar el instrumento
Señores
TEA EDICIONES
Respetados Señores
Soy estudiante de maestría en psicología educativa en La Universidad Peruana
Unión, actualmente me desempeño como docente de básica Primaria en Colombia.
Interesada en contribuir con el mejoramiento del Desempeño escolar en mi
comunidad educativa deseo realizar mi trabajo de investigación enfocándolo hacia
los procesos de lectura de los niños de grado cuarto. A la fecha ya he planteado esta
propuesta de anteproyecto en la Universidad, siendo aceptada por los docentes; sin
embargo, son ellos quienes me han indicado que es necesario contar con la
autorización de los autores del test. Por tal motivo me dirijo a ustedes
para solicitarles de manera formal su autorización para usar la Batería de evaluación
de los Procesos Lectores Revisada, PROLEC-R EN DICHO TRABAJO DE
INVESTIGACIÓN.
Agradezco su gentil atención y quedo atenta de su respuesta
Cordialmente,
DORIS JUDITH SAAVEDRA
Para: D J C S
Imagen de "M. ª Ángeles Pérez"
Estimado Sr.:
Si su trabajo es meramente de investigación y no va a existir ninguna comercialización
con dichos estudios no hay problema, recuerde que existe un copyright de cada uno de
los elementos de la prueba. Lo que sí podría ser interesante es disponer de los datos de
la muestra recogida, conocer características de la muestra y una vez que nuestros
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técnicos la revisasen podría llegar a formar parte de la próxima edición del instrumento
con los agradecimientos pertinentes.
Atentamente
TEA Ediciones, S.A.
Logo TEA Ediciones, S.A.
Mª Ángeles Pérez Gómez
Psicóloga TEA Ediciones Psychologist
Responsable comercio internacional TEA Ediciones
Sales & Marketing international Manager Madrid 28036. Fray Bernardino Sahagún, 24