1 TESIS La regulación del transporte público urbano de pasajeros. El caso de la ciudad de Santa Fe Silvia Regoli Roa Director:: Mg. Raúl O. Dichiara Maestría en Administración Pública Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional del Litoral Marzo 2007
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TESIS DE MAGÍSTER EN ADMINISTRACIÓN PUBLICA TESIS La regulación del transporte público urbano de pasajeros. El caso de la ciudad de Santa Fe Silvia Regoli Roa Director:: Mg. Raúl
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TESIS
La regulación del transporte público urbano de pasajeros.
El caso de la ciudad de Santa Fe
Silvia Regoli Roa
Director:: Mg. Raúl O. Dichiara
Maestría en Administración Pública
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional del Litoral
Marzo 2007
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Organización de la exposición
Introducción
I. Características de la oferta y la demanda de transporte
1. Oferta de transporte: la función de producción
2. Demanda de transporte
II. Fundamentos de la regulación del servicio de transporte
1. Regulación estructural o alternativas de organización del mercado
1.1) Monopolio regulado
1.2) Competencia regulada
1.3) Desregulación
2. Regulación de las conductas: alternativas de fijación y ajuste de
tarifas
2.1.) Tasa de retorno
2.2.) Mark-up
2.3.) Price-cap
III. Argumentos a favor de la regulación del transporte urbano de
pasajeros
1. Carácter de servicio público
2. Necesidad de coordinación
3. Información imperfecta
4. Externalidades
5. Aspectos distributivos
6. Monopolio natural
IV. Regulación del transporte público de pasajeros
1. Evolución histórica y estado actual
2. El transporte público de pasajeros en ciudades medianas
seleccionadas :
2.1 Caracterización del transporte en la ciudad de Córdoba ,
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2.2 Caracterización del transporte en la ciudad de Paraná
2.3 Caracterización del transporte en la ciudad de Bahía Blanca
V. Regulación del transporte público de pasajeros en la ciudad de Santa
Fe, Argentina.
1. Caracterización del transporte urbano de pasajeros en Santa Fe
1.1 Analisis de la demanda. .Crecimiento de la población y tasa de
desempleo
1.2 Analisis de la oferta
1.3 Costos
1.4 Subsidios
1.5 Subsistema taxis y remises
2. Marco regulatorio a nivel local
3. Desempeño del mercado. Situación actual
4. Aspectos económicos e institucionales de la regulación
4.1 Competencia por el mercado
4.2 Niveles de decisión
4.3 Niveles de informacion
VI.. Propuesta de un Ente de Regulación . Características
VII. Conclusiones
Anexo: Características de la Concesión de Servicios Públicos
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Existen múltiples regimenes regulatorios
que son consistentes con un buen desempeño.
Lo importante es que la política regulatoria
sea estable, coherente, consistente y predecible
y esto depende fundamentalmente
de las instituciones de regulación
Spiller,P. y Tomasi, M.(2004)
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INTRODUCCIÓN
La desregulación de los servicios públicos es un área que ha cobrado
extrema importancia desde la década del ´90, en nuestro país, en especial en
sectores tales como telecomunicaciones, saneamiento, energía, etc.
Otros servicios como el transporte, en particular el transporte urbano de
pasajeros, si bien no tienen la dimensión económica de los anteriores,
impactan de modo directo sobre la vida de los ciudadanos y presentan efectos
sobre el plano personal y sociológico, además del estrictamente económico.
La regulación del transporte presenta particularidades según se trate de
ciudades grandes o intermedias. Si bien las primeras han sido objeto de
estudio por los economistas, se puede observar un déficit en la atención
brindada en el segundo caso. La prestación del servicio y su regulación no
presentaban mayores complejidades, pero desde hace unas décadas el
transporte urbano en las ciudades medianas enfrenta una situación de crisis,
por diversos motivos, que afecta la continuidad y calidad del servicio. En este
sentido se pueden citar el aumento de los costos del servicio, la pauperización
de la población usuaria, la caída en la ocupación, la aparición de sustitutos
como taxis, remisses, uso de bicicletas, etc.
La regulación de estos servicios es necesaria desde el punto de vista de
los argumentos tradicionales para la intervención del Estado, dada la
existencia de externalidades, asimetrías en la información y su
categorización como servicio público esencial.
El sector se ha caracterizado en estos últimos 30 años por un modelo
híbrido en el cual el sector privado y público han tenido diferentes grados
de participación en la prestación del servicio y su regulación. En la
actualidad se observa un consenso creciente respecto del grado óptimo
de intervención pública en el sector.
Según estadísticas publicadas por la ONU (Estache y Gomez Lobo),
alrededor del 40% de los viajes al trabajo en los países de medianos y
bajos ingresos en 2001 se realizaron a través del servicio de transporte
urbano de colectivos. En algunas ciudades latinoamericanas este valor
puede alcanzar hasta el 60% (Estache y Gomez-Lobo, 2004) como es el
caso de Santa Fe (Informe de UNL y UTN para Municipio, 2005).
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Además, el costo de los viajes al trabajo en la ciudad de Santa Fe, medido
en aproximadamente 50 boletos mensuales, llega a significar una proporción
extremadamente elevada del ingreso de los primeros dos deciles de ingreso.
En consecuencia, la importancia del servicio para la ciudad de Santa Fe
justifican la elección del tema tanto como el interés de analizar la problemática
de la regulación del transporte urbano de pasajeros, desde un enfoque
económico principalmente pero integrando otras perspectivas como la jurídica
e institucional
El objetivo principal de este trabajo de tesis, para acceder al grado de
Magíster en Administración Publica, es describir las principales características
del sistema de transporte urbano público de pasajeros, en general, y del
servicio en la ciudad de Santa Fe, en particular, así como los elementos
centrales de su marco regulatorio, con el fin de contribuir al desarrollo de esta
literatura y al debate sobre la regulación del transporte urbano de pasajeros.
Son objetivos secundarios de la tesis los siguientes:
1) Analizar los fundamentos de la regulación del servicio
2) Analizar los argumentos a favor de la regulación así como las alternativas
de regulación.
3) Conocer los principales aspectos de la regulación del servicio en Santa Fe
desde una perspectiva económica y jurídico-institucional.
4) Analizar las características del servicio en ciudades intermedias
seleccionadas.
5) Describir aspectos relevantes a tener en cuenta en la regulación del
transporte público de pasajeros, de utilidad para el caso de Santa Fe.
6) Proponer la creación de un ente de regulación, separado del poder
concedente describiendo cuáles deberían ser sus principales
características.
El desarrollo de esta tesis se basa en la aplicación del método de análisis
de las características estructurales del servicio de transporte urbano de
pasajeros, las conductas de los agentes (empresas prestatarias, usuarios y
Estado) y los resultados obtenidos en términos del bienestar de los
consumidores.
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Asimismo, este enfoque es complementado con una discusión de las
posibles ventajas resultantes de la regulación pública, para lo cual se recurre a
la teoría económica de la regulación de los mercados y a los fundamentos
jurídicos provistos por la teoría del derecho administrativo.
En particular se aborda el estudio de una situación concreta tal como es el
caso del transporte público de pasajeros en la ciudad de Santa Fe desde el
año 1994 hasta el año 2006.
Los principales indicadores son la demanda, la oferta y la regulación de las
mismas.
Este estudio pretende realizar una caracterización del problema objeto de
estudio sin que ello implique derivar conclusiones generalizables a otros
casos.
Se ha omitido deliberadamente el uso de formalización matemática y de
gráficos complejos de modo de promover una lectura mas amigable a aquellos
no economistas y atendiendo al hecho de que la Tesis se presenta en el
marco de la Maestría en Administración Pública.
El presente trabajo está organizado en seis secciones y conclusiones,
según los contenidos que se indican a continuación
En la primera parte se describen algunos elementos o características
de la oferta y la demanda de transporte.
En la segunda sección se analizan las diferentes modalidades de
regulación aplicables y las alternativas de fijación de precios.
En la tercera parte se exponen los principales argumentos en pro de la
regulación en general y de la regulación del transporte público de
pasajeros en particular, a saber: su carácter de servicio público, la
necesidad de coordinación, la presencia de externalidades, etc. Esto
último se expone a modo de tipología, destacando los argumentos que
hacen aconsejable la regulación para analizar en qué casos se puede
encuadrar el transporte público de pasajeros
En la cuarta parte se analiza la regulación del transporte, la evolución
histórica de esta regulación y se describe brevemente algunos elementos
de los sistemas de transporte de ciudades similares a Santa Fe cual son
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Córdoba, Paraná y Bahía Blanca.
La sección quinta comienza con una caracterización del transporte
público de pasajeros en Santa Fe, así como un análisis de sus marcos
regulatorios. Posteriormente, se analizan los principales aspectos
económicos e institucionales a tener en cuenta en la regulación del sector.
La sección sexta recoge la propuesta de un ente regulador del servicio
y describe las principales funciones del mismo.
Por último se extraen las conclusiones del caso objeto de estudio.
Las características de la Concesión de Servicios Públicos se
consignan en un Anexo.
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Sección I
Características de la oferta y la demanda de transporte
1) Oferta de transporte: la función de producción
El sistema de transporte público de pasajeros, a nivel urbano, requiere
de vehículos, conductores, infraestructura urbana y un conjunto de reglas
de operación, lo que posibilita el movimiento de las personas entre un
lugar y otro de la ciudad.
La propiedad y administración de la infraestructura generalmente
difieren de la propiedad de las facilidades de transporte (unidades,
paradas, etc.), lo cual da lugar a una compleja red de relaciones entre
actores públicos y privados (ej. Municipalidad, empresas propietarias de
colectivos y gremio de conductores).
Cuando el marco regulatorio establece las características de la flota de
vehículos, las recorridos a cubrir, las frecuencias con que se realizan y la
infraestructura complementaria, la función oferta queda establecida
asimilándose a una curva de oferta “perfectamente inelástica” en la
cantidad de pasajeros a transportar implícita en la dotación y frecuencias
fijadas.
Una cuestión a dilucidar es si el transporte público de pasajeros se
caracteriza por economías de alcance o no. La literatura en este sentido
es ambigua, en tanto que algunos autores apuntan a su existencia, otros
la niegan. Existen estimaciones que dan cuenta de una incidencia de
entre el 60 y el 80% de los costos fijos en el costo total de la prestación
del servicio, por lo que por razones estrictamente económicas podría
mantenerse un monopolio introduciendo factores competitivos a través de
métodos diferentes a la competencia dentro del mercado.
En cambio, estimaciones de la Secretaría de Transporte de la Nación,
consideran que alrededor del 80% de los costos varían en forma lineal con
el número de coches en circulación. Esto implicaría que no existen
economías de alcance sustanciales.
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Esta discrepancia se debe principalmente a la forma en que se
consideran los gastos de personal, dado que en el caso del transporte
existe una función de producción tipo Leontieff que implica una relación
bastante fija entre el número de coches en circulación y la cantidad de
personal (conductores), existiendo escasas posibilidades de sustitución
entre capital y trabajo. Se debe tener en cuenta que el costo de la mano de
obra oscila entre el 40 y el 65 % del total de costos
Las estimaciones que hemos realizado para el transporte urbano en
varias ciudades argentinas de tamaño mediano, indican que los costos
fijos representan más del 70%, si se incluye el rubro salarios de los
conductores.
Ello estaría indicando la presencia de economía de alcance. El
concepto de economías de escala no parece apropiado para caracterizar
la función de producción del transporte. Esto se debe a que este concepto
es aplicable al caso de un solo producto o servicio mientras que en el caso
del transporte es más apropiado utilizar el concepto de economías de
alcance o “scope economies” que se aplica al caso de varios productos o
servicios.
Se puede afirmar que existen economías de alcance y densidad,
cuando el costo de producir dos o más bienes (o servicios) en forma
conjunta es menor al costo de producirlos por separado. ( Panzar, J.C. y
Willig, R.D., 1975 y 1981).
En el caso del transporte, cada par origen - destino puede ser
considerado como un servicio específico y por lo tanto cada línea (y
empresa) ofrece una serie de servicios diferenciados (sirve diferentes
pares origen - destino a lo largo de su recorrido). De esta forma, sus
costos son menores que el que tendrían si se especializaran y ofrecieran
sólo un par origen - destino en particular.
Este servicio tiene la característica de no ser almacenable, debe ser
utilizado donde y cuando es producido, lo que implica la inexistencia de
inventarios.
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2 ) Demanda de transporte
La demanda de transporte urbano es una demanda derivada. El uso
del servicio no es un fin en sí mismo, porque el consumidor del mismo se
desplaza desde un lugar para satisfacer diversas necesidades (trabajar,
hacer compras, estudiar, ir al médico, visitar amigos, etc.) una vez que
arriba a destino. Esto implica que la demanda está asociada a un par
origen – destino específico.
Además, la demanda de un par origen – destino específico será diferente
según la hora del día, el día de la semana y el período del año. Por esto
se suele decir que la demanda de transporte es altamente cualitativa y
diferenciada, no habiendo muchas posibilidades de sustitución entre
diferentes pares origen – destino y registrándose cambios importantes en
la intensidad de la demanda entre horas pico y fuera de pico (o valles) así
como también según las estaciones.
Otro elemento importante de la demanda es su carácter territorial. La
distribución del servicio en el espacio o territorio de la ciudad es crucial
para alcanzar mayor equilibrio entre la oferta y la demanda. La falta de
coordinación de los servicios en el territorio puede generar exceso de
demanda en algunas áreas y de oferta en otras.
Un elemento importante de distorsión lo constituyen algunas
externalidades como los accidentes, la contaminación y la congestión, los
cuales rara vez se internalizan en la función de costos de las empresas,
pero que implican importantes costos sociales. Se generan también
externalidades positivas derivadas del aumento del tiempo de ocio y
descanso que ganan las personas al trasladarse más rápidamente o de la
mayor certidumbre en cuanto al cumplimiento del horario de ingreso al y
desde el trabajo ( el estudio, etc.) que afectan no sólo a la persona que
viaja sino a su familia, a sus empleadores y otras personas relacionadas
con el usuario.
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Sección II.
Fundamentos de la regulación del servicio de transporte
El análisis de la regulación del transporte encuentra sus fundamentos
teóricos en la economía u organización industrial , que estudia teórica y
empíricamente la relación causal entre las condiciones básicas de un
mercado, la estructura de los mercados, el comportamiento de las
empresas y el desempeño económico. Asimismo, contribuye a la
elaboración de la política pública al formular juicios de valor respecto de
los instrumentos más aptos para alcanzar un buen desempeño en las
distintas industrias y a nivel de toda la economía.(Dichiara,2005)
El concepto de buen desempeño trasciende el análisis de la eficiencia
asignativa y productiva e incluye entre sus objetivos :
- Eficiencia en la asignación de recursos y eficiencia interna (eficiencia-
X)
- Progreso técnico y organizativo
- Distribución equitativa del ingreso y razonable estabilidad de precios
- Estabilidad del empleo
El análisis de la regulación de una industria se nutre de conceptos de
la economía industrial para juzgar la posibilidad y deseabilidad de la
intervención del Estado para mejorar el desempeño de las distintas
industrias y de la economía y para la elección de los instrumentos a
utilizar. La regulación, como acción de política pública, altera la asignación
de recursos y la distribución del ingreso entre los actores involucrados.
Por lo tanto es habitual juzgar la bondad de diferentes acciones de
regulación en función del incremento en los excedentes del productor y
consumidor que éstas provocan.
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1) Regulación estructural o alternativas de organización del mercado
La regulación tiene por objeto reproducir los resultados que se
obtendrían en materia de eficiencia productiva y de eficiencia asignativa
en un sistema de mercado competitivo.
El logro de la eficiencia productiva implica que la empresa opere al
mínimo costo posible y alcanzar la eficiencia asignativa implica disminuir la
brecha entre precios y costos.
Los incentivos en pos de lograr dicha eficiencia dependen
fundamentalmente del marco regulador utilizado.
Se pueden distinguir dos tipos de regulación: la estructural, que se
refiere a las alternativas de organización del mercado, y la regulación de
las conductas asociada al comportamiento de las empresas en el
mercado. La primera tiene que ver con las restricciones a la entrada en
tanto la segunda se refiere más bien a la regulación de precios, a la
calidad del servicio y a las inversiones (Jouravlev, 2001). La diferencia
esencial entre uno y otro tipo de regulación es que la estructural tiene por
finalidad reducir o eliminar la posibilidad de conductas indeseables en tanto la
regulación de las conductas aborda y combate directamente las conductas no
deseadas.
El grado en que las autoridades deban recurrir a cada tipo de regulación es
una cuestión empírica que depende principalmente del servicio de que se trate
y de los actores potencial o directamente involucrados, en una palabra de las
características de la actividad, de las condiciones tecnológicas y de mercado
que subyacen a la entrada y la competencia de nuevas empresas, al ritmo con
que cambian estas condiciones y al nivel de asimetría en la información entre
los reguladores y las empresas reguladas.
A continuación se explican y analizan diferentes formas de
organización del mercado que implican distintos grados de intervención
por parte del sector público, procurando consignar las ventajas o
desventajas de cada una.
La regulación del transporte se asimila a la regulación de un servicio.
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Algunos autores asimilan la regulación del Transporte Público de
Pasajeros a la de otros monopolios naturales. Sin embargo presenta
algunas diferencias importantes derivadas principalmente de la menor vida
útil de los activos y de la inexistencia de costos hundidos debido a que
existe un mercado secundario para el material rodante. Esto tiene
implicancias importantes a la hora de elegir las alternativas de regulación.
1.1.) Monopolio regulado
En este caso, una sola empresa atiende el total de la demanda de
transporte de una localidad en condiciones de exclusividad. Puede
tratarse de un agente privado o público.
La autoridad de regulación establece parámetros básicos: tarifa,
condiciones mínimas de calidad de servicio, zonas a cubrir, etc. La
empresa puede proponer los recorridos o éstos pueden ser ya definidos
con anterioridad. La concesión, en el caso de una empresa privada,
puede incluir o no el riesgo empresario, es decir, en un caso se le asegura
una determinada rentabilidad, en el otro caso no.
Ante la eliminación de mecanismos de ajuste de mercado, la autoridad
debe disponer de información en cantidad y calidad suficientes para
diseñar la red óptima, o bien, lo que es más realista, la actualización o los
cambios a la red que ya está en funcionamiento, debiendo controlar
periódicamente el cumplimiento de las condiciones del contrato. Debe
estimar el costo global de la red y el de cada línea en particular, de modo
de asegurar la rentabilidad, por un lado, o no reconocer excesivos
beneficios, por otro.
Existen algunos riesgos derivados del mantenimiento del monopolio ya
sea público o privado. Por ejemplo, la existencia de una sola empresa
privada puede derivar en intentos sucesivos de renegociación de las
condiciones del contrato de concesión, generando situaciones de captura
del ente regulador o en conductas de asimilación por parte de éste. En el
caso de una empresa pública, el Estado puede canalizar a través de ésta
objetivos diversos, forzándola a operar por debajo de los costos,
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descuidando la eficiencia del servicio de transporte y causando un
deterioro paulatino de la calidad del servicio.
1.2.) Competencia regulada o competencia por el mercado
Se caracteriza por la existencia de restricciones a la entrada y salida
del mercado. Las empresas interesadas en brindar el servicio deben
competir por los derechos a operar en ese mercado. En la literatura esta
clase de regulación se denomina competencia a la Demsetz e implica
rivalizar por las condiciones bajo las cuales se realizará la prestación del
servicio concesionado, es decir, las empresas “compiten” por entrar al
mercado.
Por lo general existe una tarifa única, aunque la autoridad puede licitar
líneas especiales con un tratamiento tarifario distinto, e incluso puede
haber una tarifa básica y tarifas diferenciales según grupos de población o
según los recorridos. El concesionario o la agencia reguladora establece
de antemano las condiciones de operación. En el caso del transporte
público: recorridos, frecuencias y calidad del servicio. No siempre esto es
así ya que en algunos casos los recorridos pueden ser flexibles
asegurándose un mínimo de cobertura en cada zona. Además la autoridad
dispone y asigna las líneas o conjuntos de líneas que servirá cada
empresa.
Al igual que en el primer caso, la concesión puede garantizar o no la
rentabilidad empresaria. En algunas ciudades se observa el
mantenimiento de tramos no rentables por parte de algunas empresas a
modo de reserva de futuros tramos en el mediano plazo a medida que se
habilitan barrios o centros comerciales. Esta conducta posiciona a las
empresas frente a futuras licitaciones.
Este modelo no evita el riesgo de pedidos de renegociación pero lo
disminuye respecto al caso de una sola empresa.
Una alternativa es que el Municipio se reserve un conjunto de
recorridos formando una empresa municipal que permita la comparación
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de costos y desempeño. Esto disminuiría el riesgo del cese total del
servicio en caso de lock out empresario. La literatura se refiere a esta
opción como yardstick competition o competencia por comparación.
1.3.) Desregulación
Esta alternativa implica permitir a las empresas la libre entrada y salida
del mercado. Los recorridos son definidos generalmente por los
operadores del servicio, aunque el organismo de regulación puede fijar
algunos recorridos mínimos para no desatender zonas de baja
rentabilidad. Podría incluso no existir ente regulador.
La tarifa es fijada libremente, en competencia entre los distintos
operadores, aunque dependiendo del tamaño y cantidad de empresas
podrán observarse tendencias colusivas que establezcan tarifas similares.
La autoridad se abstiene de cualquier tipo de supervisión, limitándose
a registrar a los diferentes operadores y a proveer información a los
usuarios.
Debido a las características de la demanda de transporte, en la que
cada par origen- destino es un servicio específico, la existencia de un gran
número de empresas u operadores difícilmente enfrente al usuario con
más de una alternativa de medio. Esta circunstancia permite caracterizar
al mercado como uno de productos diferenciados horizontalmente en el
que la diferenciación se basa en los recorridos, las frecuencias, la
confiabilidad y el confort (Estache y Gomez-Lobo, 2004). Esto traerá
aparejado un aumento del grado de rivalidad, acompañado de una gran
inestabilidad en tarifas, recorridos y frecuencias, lo que implica un costo,
por lo menos en términos de necesidad de información para los usuarios.
Asimismo, es posible esperar en el mediano plazo una tendencia a la
concentración económica, fenómeno que se verifica empíricamente en
Argentina y en otros países en ciudades grandes y medianas. Aunque
formalmente se mantengan como empresas separadas, existe una
tendencia de las empresas grandes a absorber a las más chicas, desde el
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punto de vista de la decisión empresarial y el manejo de los paquetes
accionarios derivando en una creciente cartelización.
2 ) Regulación de las conductas: Alternativas de fijación y ajuste de tarifas
La regulación de las conductas implica la regulación de los precios o
tarifas, la calidad del servicio y las inversiones. La regulación de precios
implica analizar las alternativas para la fijación y el ajuste de las tarifas y
de las demás condiciones del contrato. Es necesario resaltar que el
sistema será sostenible en el largo plazo si se permite que los
operadores privados obtengan una ganancia que les permita no sólo
cubrir sus costos medios de corto plazo sino realizar las inversiones y el
mantenimiento para atender a una demanda creciente así como la
extensión de los recorridos hacia las áreas de crecimiento urbano
territorial.
Se debe procurar incentivar la reducción de costos por parte de las
empresas evitando atar el ajuste tarifario a costos en forma permanente.
Esto implica que es preferible un ajuste en función del incremento
esperado en la productividad. Esto promoverá la reducción de costos
(eficiencia productiva) y una menor brecha entre precios y costos
(eficiencia asignativa)
Los mecanismos usualmente empleados son:
2.1.) Tasa de retorno
La empresa se asegura una tasa de rentabilidad sobre los costos de
capital. Esto requiere tener información precisa sobre tales costos. El
ajuste se realiza una vez por año y es retrospectivo, es decir, se realiza en
función de los costos del período anterior, independientemente de
cualquier potencial de reducción de costos.
Por lo general, la empresa informa los costos a la agencia reguladora lo
que la induce a inflar costos para obtener una mayor rentabilidad,
estrategia conocida en la literatura económica como “cost padding”
(Westfield, 1972).
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El “rellenado” de costos constituye una opción que la empresa puede
considerar para satisfacer la restricción reguladora. Presenta dos
modalidades: a) constancia de precio y nivel de producción; b) disminución del
precio e incremento del nivel de producción.
La opción a) implica mantener precio y producto en los niveles de equilibrio
monopólico, incrementando innecesariamente ( “rellenado” ) los costos, de
modo que los ingresos recibidos por el monopolista no excedan los costos en
más que la proporción permitida..
Este procedimiento conduce a ineficiencia-X, puesto que el nivel de
producción de equilibrio monopólico, se produce a un costo unitario mayor.
Si la tasa de retorno permitida por la agencia reguladora se calcula
sólo sobre el costo de capital, esta estrategia de inflado de costos produce
un sobredimensionamiento de la inversión en capital fijo, resultado éste
conocido como “efecto Averch-Johnson” (Averch, H. Y Johnson, L.L.,
1962). No tiene incentivos a bajar costos sino todo lo contrario, generando
una ineficiencia productiva en el tiempo e ineficiencia –x (Leibenstein,
1954).
2.2.) Mark-up
Se asegura a la empresa una rentabilidad sobre el total de sus costos,
no diferenciando entre costos de capital y otros costos , para calcular la
base tarifaria. Requiere de una gran cantidad de información y al igual que
la regulación por tasa de retorno no promueve la eficiencia productiva ni a
través del esfuerzo gerencial ni a través de la incorporación de progreso
tecnológico.
2.3.) Price-cap o precio máximo
Se procura desvincular la evolución de la tarifa de los costos. Dado
que estos últimos evolucionan en forma independiente de los precios, el
rezago en ajustar la tarifa, induce a la empresa a bajar costos, de modo de
aumentar los beneficios en el lapso en que la tarifa permanece inalterada.
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Adquiere la forma T = (IPC - X), donde IPC es el Índice de precios al
consumidor y X es el coeficiente de ajuste que calcula el regulador.
La tarifa se calcula en base a los beneficios esperados o a los
incrementos de productividad potencial, razón por la cual se dice que se
trata de una tarifa prospectiva (FIEL, 2000). Generalmente el coeficiente
es ajustado cada cinco años aunque esto depende del ritmo de progreso
técnico de cada sector.
Existen distintas opciones y consideraciones técnicas así como
también políticas que influyen a la hora de fijar el valor del coeficiente de
ajuste X. En la práctica, el regulador se basará para ajustar la tarifa en la
rentabilidad obtenida en el período anterior y, por lo tanto, en forma
indirecta en los costos. Se habla de una convergencia entre el método de
“price cap” y de tasa de retorno. Sin embargo, las diferencias en los
incentivos son importantes, ya que los incentivos a reducir costos se
mantienen durante la vigencia del rezago regulatorio. Sin embargo, no
puede descartarse que la empresa procure ocultar los verdaderos costos
ante el riesgo de expropiación por parte del ente regulador (efecto
Ratchet).
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Sección III
Argumentos a favor de la regulación del transporte urbano de
pasajeros
La regulación es un acto político, cuya consecuencia es la redistribución de
ingresos entre ganadores y perdedores, grupos de interés y coaliciones. La
respuesta a la pregunta por qué intervenir proviene tanto de la investigación
positiva como normativa y para ello es necesario una medida precisa de los
beneficios económicos para consumidores y productores (Willig, R.
“Consumer’s Surplus without Apology”, AER, vol. 66, pp. 589-597, citado en
Dichiara, 2005)).
Se analizan a continuación los argumentos en pro de la regulación de
un servicio público en general y del transporte urbano en particular.
1) Carácter de servicio público
Este concepto puede ser definido desde la perspectiva de las ciencias
jurídicas y económicas, no siempre coincidentes.
Tradicionalmente, el servicio público es una actividad realizada directa o
indirectamente por la Administración Pública, lo que dio origen al derecho
administrativo.
A principios del siglo XX se designa como tal a la actividad monopólica
realizada por el Estado o delegada en un particular pero con control
estatal de diferentes aspectos como las tarifas, la calidad, etc. La primera
noción proviene del derecho europeo en tanto esta última tiene como
antecedente el concepto norteamericano de public utilities. (Gordillo, 2003)
Marienhoff en su tratado de Derecho Administrativo señala que el
servicio público es toda actividad de la Administración Pública o de
particulares que tienda a satisfacer necesidades o intereses de carácter
general, cuya índole o gravitación en el supuesto de la prestación por
particulares, requiera control estatal.
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Todo servicio público tiene por objeto satisfacer necesidades
individuales de importancia colectiva, cuya prestación se concreta
mediante la realización de un servicio, que debe ser ofrecido en forma
contínua y como tal debe ser exigida por los habitantes. Este servicio
puede ser prestado directamente por el sector público o indirectamente a
través de un concesionario. Su regulación adquiere jerarquía
constitucional en Argentina desde 1994, a través del derecho público e
incluye normas de protección a los usuarios.
Los servicios públicos no deben ser interrumpidos y a tal fin la ley ha
previsto casos como el lock-out patronal o el derecho a huelga (leyes
17.183 y 17.192), así como en caso de quiebra (leyes 16.936 y 20.638),
preservando la prestación de servicios indispensables entre los que se
encuentra el transporte público de pasajeros. En todo servicio público se
establece la relación jurídica prestador-usuario, por la cual quién lo toma a
su cargo tiene la obligación de prestarlo.
El Estado debe mantener siempre la potestad exclusiva y
excluyente de controlar el funcionamiento del servicio, siendo en
última instancia quien posee la titularidad del mismo y por lo tanto la
responsabilidad de asegurar su prestación.
La ley 23.696 y el decreto reglamentario 1105/89 (art. 15) establece lo
relativo a permisos, concesión y privatización, y contempla los aspectos
referidos al régimen tarifario, el que debe ser aprobado u homologado por
la autoridad estatal.
Según la noción de public utilities, las características distintivas de toda
actividad regulada son la igualdad y universalidad. Por ésta se entiende
que cada habitante tiene derecho a exigirlo en igualdad de condiciones,
por lo que debería tratarse a los usuarios como derecho-habientes y de
manera uniforme. Esto se complementa con la obligatoriedad, que
significa que no se puede negar el servicio a ningún habitante.
Estas características contrastan con la noción desde la perspectiva
económica que considera como servicios públicos sólo a los monopolios
naturales. Más aún, en el caso de que esta actividad sea prestada por un
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particular, éste sólo está obligado a brindar el servicio a cambio de una
tarifa razonable. La ausencia de pago del servicio, por otra parte,
habilitaría a la empresa a la interrupción del mismo, es decir, a privar del
servicio a aquellos habitantes que no abonen la tarifa requerida.
Más allá de la definición, lo sustantivo es decidir, según Gordillo,
acerca de la necesidad de regulación, para qué tipo de actividades y el
grado y la forma específica de la regulación en cada caso y sólo entonces
decidir a qué actividades se denominará servicio público o actividad
regulada, estableciendo posteriormente el régimen jurídico general o
particular según sea el caso. (Gordillo, 2003).
Es reconocido que la presencia de un monopolio natural no es una
condición suficiente para regular. Sin embargo existen otras causas
diferentes de ésta que aconsejan algún tipo de regulación por parte del
Estado.
2 ) La necesidad de coordinación
Se requiere que el Estado ordene el comportamiento de ciertos
agentes, dado que caso contrario, la acción individual no permitiría
satisfacer efectivamente las necesidades de la comunidad. Esta
necesidad de organizar y coordinar se plasma en normas o restricciones
respecto del accionar de ciertos grupos. En el caso de los prestadores de
un servicio público corresponde al Estado asegurar la accesibilidad de la
mayor cantidad posible de personas o derechohabientes, en condiciones
similares de precio y calidad.
En el caso del transporte público de pasajeros, el Estado podría
coordinar los recorridos, las frecuencias, la estructura tarifaria, etc. para
evitar que los prestadores impongan aquellas que les resulten más
convenientes desde el punto de vista privado, que no siempre serán
aquellas que maximicen el bienestar de la comunidad. Por ejemplo, la
búsqueda de mayor rentabilidad puede implicar desatender zonas de baja
densidad poblacional o de bajos ingresos o brindar un nivel de seguridad o
de calidad subóptimo.
3) Información imperfecta
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La información es un bien público, en la medida que no existe rivalidad
en el consumo, ya que el suministrar información a una persona más no
reduce la cantidad de información que tienen otras. (Stiglitz,1988)
La eficiencia requiere que se suministre gratuitamente o bien que solo
se cobre el costo real de transmitirla.
El mercado a menudo suministra una cantidad subóptima de
información.
El Estado debe intervenir procurando llevar información más completa
a los usuarios tratando de minimizar las asimetrías en la información
entre los usuarios y entre usuarios y prestadores de un servicio público,
imponiendo normas que garanticen condiciones aceptables desde el punto
de vista de la salud, la seguridad y el ambiente.
En el caso del transporte público de pasajeros, el Estado debe
establecer y controlar las condiciones de seguridad, la antigüedad, el
estado y la capacidad máxima de los vehículos, los requisitos legales que
las prestadores deben cumplir como los seguros y normas laborales, etc.,
dado que los usuarios no pueden constatar estas condiciones cada vez
que usan el servicio (vg. los usuarios no pueden distinguir entre una
empresa que realiza un buen mantenimiento de las unidades o posee
seguro contra terceros de aquella que no cumple con estas condiciones).
Además, los usuarios no tienen el poder de coerción que sí posee el
Estado para sancionar los incumplimientos o conductas poco deseables
socialmente. La única opción para el usuario sería no utilizar el servicio.
La corriente de pensamiento ligada a la teoría de la elección pública o
Public Choice que hace hincapié en las fallas del Estado y sugiere como
medida normativa la disminución de las funciones del mismo ( también el
new management), ha influido en las políticas de desregulación del
sector, abogando porque el Estado se limite a proveer información. En lo
que atañe al transporte esto implicaría simplemente tener un registro de
los prestatarios y proveer información no estableciendo recorridos, ni
frecuencias, ni cuántas empresas servirán el mercado, ni con qué tipo de
vehículos, etc. Se supone que los agentes económicos se organizarán de
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modo de atender a la demanda, quedando el número de empresas que
resulte eficiente.
Sin embargo, es poco probable que los usuarios puedan optar por no
utilizar el servicio si conocen que es deficiente en seguridad debido a la
falta de sustitutos cercanos. Gran parte de la población usuaria de los
servicios públicos de este tipo se asemeja a una población cautiva, dado
que los ancianos, los niños así como aquellos que viven lejos de su
ámbito laboral o de estudio no tienen otra alternativa, como podría ser el
caso de la bicicleta, para trasladarse. En el caso de poblaciones con bajo
poder adquisitivo, el taxi tampoco se presenta como sustituto próximo
utilizable a menos que se coordine el viaje con otras personas.
Esta asimetría en la información está estrechamente ligada al concepto
de costos de transacción debido a North, entendida como una serie de
factores que dificultan arribar a un acuerdo entre varios agentes o grupos
de agentes respecto de cuestiones de interés colectivo.
4) Externalidades
Cuando los beneficios sociales de una acción son mayores que los
beneficios privados se puede decir que existe una externalidad o efecto
externo positivo.
Inversamente, cuando los costos sociales superan los costos privados
de una acción estaremos en presencia de externalidades negativas o
efectos externos negativos.
Siempre que existen actividades que generan externalidades, sean
éstas positivas o negativas, la asignación de recursos que genera el
mercado no es eficiente.(Stiglitz, 1988)
Cuando el costo de una acción no recae enteramente sobre un
productor habrá un exceso de oferta de ese bien. Contrariamente como los
beneficios no recaen por entero en alguna persona que realiza una
actividad ésta tenderá a realizar una cantidad menor a la óptima.
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El Estado puede controlar las actividades que producen
externalidades de diferentes maneras. Una de ellas es regulando la
actividad en cuestión La otra es a través del sistema de precios,
imponiendo un costo adicional mediante una multa, por ejemplo, a
aquellas actividades con externalidades negativas y provocando una
disminución de los costos a través de subsidios por ejemplo, en el caso de
externalidades positivas..
La prestación del servicio público de transporte de pasajeros genera
tanto externalidades positivas como negativas. Entre las primeras se
puede mencionar el hecho que la optimización del tiempo no sólo beneficia
a quien viaja sino también al resto de su familia, a los empleadores, etc. La
utilización de un medio de transporte masivo beneficia a la comunidad
debido a una menor congestión, contaminación y accidentes si se lo
compara con el uso generalizado de automotores particulares o
ciclomotores y bicicletas.
El mal diseño de los corredores, la falta de mantenimiento de las
unidades, la falta de control de las emanaciones polutantes son
externalidades negativas, ya que no sólo perjudican al usuario sino a la
localidad donde se presta el servicio. Igualmente ocurre con un posible
congestionamiento de tránsito, a través del incremento en el número de
accidentes o del incremento en el costo generalizado del viaje, que incluye
la espera en el lugar debido a un embotellamiento de tráfico.
La existencia de externalidades positivas asociadas al uso del
transporte masivo, implica la necesidad de implementar políticas de
fomento a la demanda, y desalentar el uso de los medios unipersonales y
automóviles particulares.
5) Políticas redistributivas
La redistribución de recursos a través de la regulación es un tema
debatido en la actualidad. Desde un enfoque más amplio a la regulación
económica, de precios o de aspectos de eficiencia, como las condiciones
de entrada, la literatura sobre regulación destaca el rol del Estado para
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promover la equidad social y el acceso de todos los ciudadanos a los
bienes y servicios públicos.
Sin embargo, gran parte de la literatura económica considera que la
política redistributiva debe ser llevada a cabo a través de instrumentos
diferentes de la prestación de un servicio público (estructura impositiva,
principalmente). Tal recomendación valdría tanto para prestadores
privados o para las empresas públicas. Las políticas de recorte
generalizado de tarifas afectan a la rentabilidad de la empresa y los
incentivos para la realización de inversiones.
Cabe destacar que la mera enunciación de la universalidad del
servicio, no garantiza su prestación, a menos que se realicen las
ampliaciones necesarias para abastecer a un número creciente de
usuarios.
Los llamados precios políticos que no cubren los costos medios
implicarán que la empresa pública racione la oferta a través del
mecanismo de la cola. En este contexto, los más perjudicados pueden ser
los grupos de ingresos bajos o usuarios de zonas marginales, quiénes
ante la imposibilidad de acceder al servicio deberán optar por sustitutos, a
veces más caros, reduciendo su consumo o renunciando al mismo.
Las acciones orientadas a beneficiar a los usuarios con bajas tarifas, si
no están adecuadamente diseñadas, perjudican por lo general a aquellos
grupos que se deseaba beneficiar y benefician a los que podrían pagar
tarifas mayores sin restringir su consumo. Esto ocurre en muchos
servicios públicos como gas y agua, ya que en un contexto de precios
bajos para todos los usuarios, la empresa puede no realizar las
inversiones que le permitan incrementar la cobertura a barrios marginales
alejados o de población de bajo poder adquisitivo, obligando a estos
grupos a sustituir el servicio por otros más caros como las garrafas y tubos
de gas o el agua mineral para el consumo. Mientras tanto, aquellos grupos
de mayores ingresos que sí están cubiertos por el servicio, pagan una