-No. Magnus. Por favor, el dorado es para las bodas de Cazadores de Sombras, esto no es exactamente eso. A mí me parece que todo luciría mejor con tonos celestes y rosas ¿No lo crees? –Isabelle estaba corriendo a lado de Magnus y detrás de sus hermanos, Simon y Clary estaban detrás de ellos. Jace se detuvo e hizo una señal de ocultarse, por encima de su hombro. Todos obedecieron. –Alec quiere tonos dorados. –Dijo Magnus respondiendo a Isabelle pero poniendo atención a Jace y Alec que se encontraban liderando a todos a través del oscuro pasillo. -No tienes que complacerlo en todo ¿sabes? -No tengo. –Dijo Magnus. –Pero quiero. Jace fue el único que pudo notar la sutil sonrisa de Alec al escuchar el comentario. -Pues pienso que es su oportunidad de salir de lo ordinario, solo piénsalo –Isabelle insistió. -Grandes cortinas azules y manteles rosados… -Basta. –Llamo Alec sin mirar hacia atrás, no enojado solo precavido. – Deben poner atención. Todos guardaron silencio, pero esto fue tan solo por unos segundos antes de que Alec rodara los ojos al cielo sin poder creer en lo que estaba a punto de decir, volteo directamente hacia su hermana. –No veo que tenga algo de malo el dorado. Soy un Cazador de Sombras al fin de cuentas. -Es tu boda. –Dijo Jace uniéndose a la conversación. –Puedes hacer lo que quieras.
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
-No. Magnus. Por favor, el dorado es para las bodas de Cazadores de
Sombras, esto no es exactamente eso. A mí me parece que todo luciría
mejor con tonos celestes y rosas ¿No lo crees? –Isabelle estaba corriendo
a lado de Magnus y detrás de sus hermanos, Simon y Clary estaban
detrás de ellos.
Jace se detuvo e hizo una señal de ocultarse, por encima de su hombro.
Todos obedecieron. –Alec quiere tonos dorados. –Dijo Magnus
respondiendo a Isabelle pero poniendo atención a Jace y Alec que se
encontraban liderando a todos a través del oscuro pasillo.
-No tienes que complacerlo en todo ¿sabes?
-No tengo. –Dijo Magnus. –Pero quiero.
Jace fue el único que pudo notar la sutil sonrisa de Alec al escuchar el
comentario.
-Pues pienso que es su oportunidad de salir de lo ordinario, solo piénsalo
–Isabelle insistió. -Grandes cortinas azules y manteles rosados…
-Basta. –Llamo Alec sin mirar hacia atrás, no enojado solo precavido. –
Deben poner atención.
Todos guardaron silencio, pero esto fue tan solo por unos segundos
antes de que Alec rodara los ojos al cielo sin poder creer en lo que estaba
a punto de decir, volteo directamente hacia su hermana. –No veo que
tenga algo de malo el dorado. Soy un Cazador de Sombras al fin de
cuentas.
-Es tu boda. –Dijo Jace uniéndose a la conversación. –Puedes hacer lo
que quieras.
-Es increíble que estemos organizando la boda de Alec y Magnus. –Dijo
Clary con entusiasmo desde el final de su formación.
-Es más increíble que lo estemos haciendo mientras cazamos demonios.
–Dijo Simon con una sonrisa.
Todos asintieron entre si y decidieron que era tiempo de dedicarse a lo
que habían ido a ese lugar tan lúgubre.
-Ah, y esta ceremonia no tendrá nada de ordinario Izzy. –Dijo Alec con
tono divertido. -Recuerda que es la boda de Magnus Bane.
* * * * *
La batalla fue sencilla, o lo fue en lo que cavia, su extraordinario equipo
se había convertido en una excelente arma mortal, la mañana estaba por
llegar y era hora de volver a casa, Jace y Alec se miraban un poco mas
descompuestos que los demás, sucios y con mas moretones que ya
empezaban a sanar por las runas en sus cuerpos, Isabelle libero su
cabello del chongo que formaba con él cuando se enfrentaba a demonios.
-Nada mejor que una exterminación para iniciar bien la semana, ¿he
chicos?
-Pudiste haber ayudado un poco mas ¿No lo crees? –Dijo Jace mientras
Clary trazaba con cuidado una Iratze sobre su hombro.
-Y terminar tan sucia como ustedes dos. –Dijo Isabelle. –No gracias.
Alec sonrió sin mirar a su hermana, este se encontraba concentrado en
trazar una runa de curación en su antebrazo cuando Magnus se acerco a
él. Alec rápidamente confirmo el estado de su novio, él lucia impecable
como siempre, una ventaja que le daba la magia, sin duda el luchar a
distancia era más limpio que hacerlo cuerpo a cuerpo. Alec se apresuro a
sonreírle para demostrarle que se encontraba en perfectas condiciones,
pero aun así había ese brillo de preocupación en sus ojos de gato. Algo
que Alec odiaba por hacerlo sentir angustia. Magnus miro no muy
contento pero con resignación hacia Alec y sus raspones, paso su mano
enjoyada por la frente de su novio para apartar su desordenado cabello y
descubrir la herida que ahí se encontraba, Alec estaba a punto de trazar
una Iratze en esa zona, pero guardo su estela y decidió ponerse al
cuidado de su amado, algo que le gustaba cien veces más. La mano de
Magnus brillo de Azul por un momento y la herida se cerró casi de
inmediato.
-Deja de hacer eso. –Dijo Alec haciendo que Magnus apartara la atención
de la herida y la posara sobre sus ojos azules.
-¿De qué hablas? –Pregunto Magnus.
-Esa mirada de angustia. –Dijo Alec. –La detesto –Dijo sincero. –Son solo
unos rasguños, no es para tanto.
Magnus sonrió travieso. –Tienes algo ahí. –Dijo.
Alec se desconcertó. -¿Donde?
-Ahí. –Dijo Magnus.
La respiración de Alec se cortó cuando se percato del claro movimiento
de Magnus inclinándose hacia él, cerró sus ojos y abrió un poco sus
labios para esperar los de Magnus. Un beso lento, melodioso, Alec se
perdió en él, lo suficiente como para preocuparse de no dejar ver a sus
amigos lo que los labios de Magnus le estaban haciendo sentir, se aferro
a la manga del saco de su novio con fuerza para mantener el control. El
beso se prolongo un poco, pero no tanto como él hubiera querido, se
separaron lentamente pero no mucho, sus frentes aun pegadas la una
con la otra, Alec intentaba recuperar su aliento de manera sutil. Su
corazón salía de su pecho.
-Vas a volverme loco. –Le dijo Magnus en un susurro, lo que le dijo a Alec
que no había sido el único que había experimentado tan maravillosa
sensación a causa de su beso.
-¿Se besaran así en su boda? –Dijo Clary e incluso Jace la miro con
desdeño por él un tanto obvio atrevimiento. –Porque sería perfecto.
Cuando digan sus votos y dejemos volar la palomas blancas…
-A tus asuntos biscocho. –Dijo Magnus. –De los besos nos encargamos
nosotros.
Todos rieron, -Hay que ir a Takis. –Dijo Isabelle. –Muero de hambre.
-No tengo fuerzas para eso. –Dijo Jace y se tumbo en el piso del callejón,
los primeros rayos del sol se levantaban sobre ellos.
-Yo tampoco. –Dijo Alec. –Vamos a mi casa. –Sugirió el chico. –Podemos
ordenar ahí.
Todos asintieron, la casa de Alec y Magnus era mucho más acogedora
que el instituto y lo suficientemente libre de padres de lo que sería la de
Clary con Luke y Jocelyn ahí, prestando demasiada atención a lo que
fuera que hicieran. Caminaron hacia Brooklyn mientras Magnus
pensaba en lo mucho que le gustaba como Alec decía Mi casa,
refiriéndose al lugar donde vivían juntos.
* * * * *
Alec abrió la puerta principal del edificio y Magnus subió de dos en dos
las escaleras.
-Me adelantare. –Dijo Casual. –Tal vez tenga que ordenar un poco.
Alec sonrió mientras Magnus le brindaba un resplandeciente guiño y
esperaba a los demás con la puerta abierta.
-¿Has sabido de Aline? –Pregunto Jace, ambos subían por las
descuidadas escaleras.
-Me ha escrito. –Dijo Alec. –Ella está bien, es Helen la que en realidad la
está pasando mal.
-Es comprensible. –Dijo Clary detrás de ellos. –Debe estar siempre
pensando en sus hermanos, en Mark.
Jace sacudió su cabeza, recordando a ese chico maltratado que
encontraron en su camino hacia la dimensión demoniaca.
-A veces acatar órdenes es una verdadera estupidez. –Dijo Jace
claramente afectado, ambos habían llegado al descanso de las escaleras,
justo a medio camino.
-Alec, -llamo Isabelle, ella y Simon los seguían de cerca, varios escalones
detrás de Clary. –Ellas vendrán a tu boda, ¿No? Es decir, son familia.
Alec se detuvo y bajo la mirada. –Hable con papá de ello. Helen no está
exactamente enjuiciada, es decir, ella no está considerada una criminal…
-¿Qué hubiera pasado si fuera así? –Dijo Simon con ironía.
Alec suspiro. –Me prometió que haría lo posible, y por ello quisiera que
los pequeños estuvieran ahí, así podrían verse, por lo menos por unas
horas.
-Tenemos que hacer que eso pase. –Dijo Jace.
Pero fue todo lo que dijo, Alec de inmediato noto como todos los
músculos de su parabatai se ponían en alerta. –¿Huelen eso? –Dijo Jace.
Y Alec supo de inmediato a lo que se refería, habían sido años de
familiaridad, de asociar ese peculiar aroma de ceniza y azufre con sus
batallas diarias. Demonio pensó Alec y su mirada subió de inmediato y
con desesperación hacia Magnus que estaba por entrar al departamento.
-¡Magnus espera! –Grito Alec pero era tarde. Una fuerza poderosa
arranco la puerta de sus bisagras, golpeando al brujo y haciendo que
iniciara su caída por encima del barandal y directamente hacia el primer
piso. Alec se abalanzo hacia la orilla de la escalera, sin importarle que
esta pudiera colapsar, estiro su mano con rapidez y logro sujetar la de
Magnus que quedo colgado de ella. –Te tengo. –Dijo Alec a su novio que
quedo balanceándose como un péndulo de su fuerte agarre.
Magnus miro hacia arriba, hacia los ojos azules oscurecidos de Alec. –No
podía ser de otra manera, ¿Cierto?
-No. –Dijo Alec. –Nunca.
Una vez que Alec logro subir a Magnus hacia la aparente seguridad de la
escalera, este comenzó a examinar cada parte de su cuerpo en busca de
daños graves. –Estoy bien. –Dijo Magnus. –Ve con tus amigos.
Alec lo pensó sin moverse. –¡Ve Alexander! –Y este finalmente subió las
escaleras para encontrarse ya con una batalla ferviente.
Jace, Clary, Isabelle y Simon se encontraban luchando con una figura
que se planto justo en medio de la sala de estar, una imagen
irreconocible, ya que estaba envuelto en humo, cenizas e incluso brazas
ardientes, las espadas seráficas brillaban y se movían sin titubear
alrededor de este.
Alec levanto su arco con flechas y runas poderosas para soltar la primera
y que volara a través de la habitación, la flecha término incrustada en la
pared al otro extremo, Alec no estaba seguro si la criatura la había
esquivado o esta simplemente lo había atravesado sin hacer daño
alguno. Jace logro llegar a la figura con su espada, esta choco contra
algo que poco tiempo después descubrieron era el brazo del demonio
ahora un poco más nítido, se quedaron ahí en una espeluznante lucha
de poder, hasta que Isabelle decidió que era tiempo de intervenir, su
látigo apreso el brazo libre del demonio y Clary y Simon corrieron hacia
él con la firme intención de atravesarlo con sus espadas, las espadas
llegaron a su pecho y espalda pero no hubo daño, estas parecieron haber
chocado con roca. Alec dejo caer su arco y tomo una daga de su cinturón
de armas, corrió hacia sus amigos para aprovechar la distracción del
demonio, este salto por sobre Clary para alcanzar el cuello de la criatura
pero fue como pasar a través de una cortina de humo.
-Estúpidos. –La voz resonó en las cabezas de los chicos. –No pueden
dañarme, no como ustedes lo intentan.
-Aceptamos sugerencias. –Dijo Jace intentando adquirir más información
del demonio, todos ellos ya se habían desplegado a nuevas posiciones
para medir sus ataques.
-No obtendrás más que dolor de mi parte. –Dijo el demonio y dos
sombras que parecían ser sus brazos se cruzaron por sobre su cabeza,
una vez que este los bajo, los chicos se prepararon para recibir el
inevitable ataque.
Pero esto no ocurrió, la fuerza invisible que se expandió por toda la
habitación choco con otra poderosa, una red de energía azul y brillante
se cernía frente a todos ellos, protegiéndolos. El demonio aparto el humo
y dejo ver su imagen, un hombre joven, de tez blanca, sin cabello, ojos
negros sin fondo o restos de vida en ellos, vestía con traje negro. Isabelle
se estremeció al ver como este subía una de sus manos hacia su propio
mentón en una posición pensativa, sus manos con cinco dedos largos y
afilados en las puntas, nada naturales. Miraba con diversión hacia la
entrada del departamento donde se encontraba Magnus con sus manos
envueltas en magia, listo para no solo defender, sino también atacar.
-Hijo del demonio. –dijo el intruso. –Eres poderos, no esperaba menos,
siendo hijo de quien eres.
Alec se tenso, Jace lo miro y movió la cabeza en forma negativa, para que
tuviera paciencia, algo extraño, por lo general era Alec quien pedía por la