Alec, junto a Nico y Gwen salieron del departamento de Magnus, en donde habían intentado realizar un desbloqueo en su mente, esto sin ningún éxito, solo lograron atravesar por un terrible susto, al haberle provocado mucho dolor al chico. Los tres amigos estaban en el pasillo. -¿Qué pasa Gwen? –Dijo Alec cerrando la puerta detrás de él. -¿Qué pasa? ¿Te parece poco lo que está pasando? -Solo intentaba ser práctico, ¿De qué quieres que hablemos? -Parece que esto no salió como esperaban. –Dijo la chica. -Espero que no. –Dijo Nico. –O de lo contrario Alex podría enojarse mucho con ellos. -Oh, pero no podría. –Dijo Alec con sarcasmo. –Ya que si me enojo con alguien, ustedes podrían reprochármelo, ¿No es así? -Debes aceptar que fuiste un idiota con Magnus. -Yo no tengo que aceptar nada. -chicos, Basta. –Dijo Gwen. –Tenemos que solucionar esto de alguna forma. Alec suspiro. –Lo que sabemos es que en verdad alguien altero nuestros recuerdos. Es decir, que yo sea otra persona es… -Imposible. –Completo Gwen. –Aun así, al recobrar tus recuerdos tal vez recuperes tus poderes y con eso tu salud. Y en ese momento Alec entendió que lo que más le importaba a Gwen era exactamente eso.
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Alec, junto a Nico y Gwen salieron del departamento de Magnus, en
donde habían intentado realizar un desbloqueo en su mente, esto sin
ningún éxito, solo lograron atravesar por un terrible susto, al haberle
provocado mucho dolor al chico. Los tres amigos estaban en el pasillo.
-¿Qué pasa Gwen? –Dijo Alec cerrando la puerta detrás de él.
-¿Qué pasa? ¿Te parece poco lo que está pasando?
-Solo intentaba ser práctico, ¿De qué quieres que hablemos?
-Parece que esto no salió como esperaban. –Dijo la chica.
-Espero que no. –Dijo Nico. –O de lo contrario Alex podría enojarse
mucho con ellos.
-Oh, pero no podría. –Dijo Alec con sarcasmo. –Ya que si me enojo con
alguien, ustedes podrían reprochármelo, ¿No es así?
-Debes aceptar que fuiste un idiota con Magnus.
-Yo no tengo que aceptar nada.
-chicos, Basta. –Dijo Gwen. –Tenemos que solucionar esto de alguna
forma.
Alec suspiro. –Lo que sabemos es que en verdad alguien altero nuestros
recuerdos. Es decir, que yo sea otra persona es…
-Imposible. –Completo Gwen. –Aun así, al recobrar tus recuerdos tal vez
recuperes tus poderes y con eso tu salud.
Y en ese momento Alec entendió que lo que más le importaba a Gwen era
exactamente eso.
-Gwen, linda. –Dijo Alec tiernamente. –No podemos estar seguros de que
eso pase.
-Pero yo sí. –Dijo Nico. –Te aseguro que no estabas enfermo hasta hace
un año.
-Es por eso que debemos hacer lo posible, cualquier cosa que te cure,
estoy segura que vale la pena. Sea lo que sea. Ya saben. Sin importar que
sea.
Alec miro a su prima suspicaz. -¿Por qué pienso que ya tienes algo en
mente?
-Y que para nada nos gustara. –Agrego Nico.
-Si en verdad esto es por Alex. –Dijo la chica. –Eso podría significar que
su mente esta con ese bloqueo tan terrible, que…
-¿Qué a mí me dolió pero tal vez a ti no? Gwen, no lo harás, fue horrible
y… Solo no lo harás.
-Pero estas bien, mírate, no paso nada. Puedo soportar algo de dolor.
-No. –Dijo Alec contundentemente.
-Tú lo harías. –Dijo Gwen con voz desafiante. –Tu harías esto por mí,
pero entonces, yo te detendría tal y como lo haces ahora conmigo. Así
que… ¿De eso se tratara ahora? ¿No nos sacrificaremos el uno por el
otro?
Alec odio el impecable razonamiento de su prima. Ella tenía razón, si la
situación fuera al revés, Alec pasaría por el mismo dolor cien veces si eso
ayudara a Gwen.
El chico solo miro al suelo, eso le basto a Gwen para darse cuenta de que
había ganado.
-Bien, entonces…
-No tienes que hacerlo tú. –Dijo Nico. –Déjame hacerlo, es mejor…
-Pero Nico, hasta donde entendemos tus recuerdos no fueron
completamente removidos, soy la mejor opción.
Nico y Alec se miraron resignados, ellos sabían que no había poder
humano que lograra cambiar la idea de Gwen.
* * * * *
-¿Estás segura? –Pregunto Catarina a la chica.
-Ya lo discutimos. –Dijo Gwen con todas las miradas sobre ella. –Y
estamos de acuerdo.
-¿Disculpa? –Dijo Alec.
Gwen giro de inmediato a su primo. –Solo cierra la boca, ¿De acuerdo?
Alec movió su cabeza negativamente, dejando muy en claro su
desacuerdo en esta idea. Nico estaba inmóvil, parecía que sufría a cada
segundo.
-Entonces. –Dijo la chica con cierta emoción. -¿Comenzamos ya?
Catarina, que la miraba como un ser que debía ser estudiado a
profundidad, asintió lentamente hacia ella.
-Catarina. –Dijo Magnus. –Usaste mucha energía intentando quitar el
bloqueo y después curando a Alexander. Debes descansar.
-Y Alex debe comer. –Todos guiaron sus miradas hacia Nico, incluso Alec.
El vampiro miro a su amigo. –No puedes tomar tu medicamento, sin
haber comido antes. –Explico.
-Dudo que el rebasar el horario de la medicina, me haga daño ahora.
-Nadie aquí quiere averiguar eso Alexander. –La voz de Magnus sonó
tranquila y reconfortante.
Magnus se preocupa tanto por ti. Recordó Alec y la sensación de
mariposas recorriendo su estomago lo sorprendió de nuevo. Alec aparto
rápidamente su mirada de la de Magnus.
Isabelle rompió con la atmosfera pesada. –Entonces. –Dijo sonriendo. -
¿Takis?
-Wow, no hemos ido ahí en mucho tiempo. –Dijo Clary.
Isabelle tomo el brazo de su hermano fuertemente. –Pues me parece un
momento perfecto. –Ella brillaba a lado de Alec.
-¿Qué es eso? –Pregunto el chico sonriendo a Isabelle.
-Es un restaurante en Manhattan. Vamos Alec, debes recordarlo.
-No, pero iré a donde quieras.
-Esa es la actitud hermano. –Isabelle miro al resto en la habitación. -
¿Qué dicen chicos?
-Me quedare a hacer los preparativos. –Dijo Catarina.
-Nos quedaremos contigo. –Dijo la amable Tessa refiriéndose a ella y
Jem.
-Bien, entonces, el resto de nosotros iremos. –Dijo Jace. –Nos hará bien
salir un rato.
Alec se tallaba el rostro en repetidas ocasiones, parecía que estaba
cansado, nadie podía culparlo después de su reciente experiencia de
dolor. Bajaban las escaleras cuando Alec nuevamente se inclino para
tomar a Presidente que descansaba en medio de los escalones. Magnus
sonrió a la escena.
Una vez afuera. Alec subió de inmediato al lugar del copiloto de su auto,
le había entregado las llaves a su prima cuando se detuvo en la entrada
para dejar al felino. Gwen las había tomado sin cuestionamientos, Alec
en verdad no se miraba muy bien.
Magnus miro a través del cristal a Alec inclinado en el tablero del auto,
con su cabeza recostada sobre sus brazos.
-Tomaremos un taxi. –Dijo Clary. –Los encontraremos allá.
-Magnus y yo iremos con Alec. –Dijo Isabelle y miro a Gwen. –Si no te
molesta, claro.
Gwen se sorprendió, -Por supuesto que no. Me gustaría poder llevarlos a
todos…
-Está bien. –Dijo Magnus. –Como dijo Clary, los veremos allá.
Alec levanto su cabeza cuando escucho las puertas del auto siendo
abiertas, se sorprendió de ver a Magnus subiendo.
Magnus lo noto. -¿Te molesta si voy con ustedes? –Dijo.
-No seas ridículo, ¿Por qué me molestaría? –Dijo Alec mientras se
recargaba sobre su asiento, su cabeza echada hacia atrás. –Bienvenido a
bordo.
Los chicos rieron.
* * * * *
Encontraron lugar de estacionamiento gracias a la ayuda mágica de
Magnus.
-¿No te alquilas? –Pregunto Alec en broma al notar la increíble
practicidad. –Eres una verdadera maravilla.
-Magnus es caro. –Dijo Isabelle. –No por nada es el Gran Brujo de
Brooklyn.
-Ni con nuestros fondos universitarios te llegaríamos al precio, ¿cierto?
-Podría considerar hacerte un descuento. –Dijo Magnus. –Solo por ser tú.
Alec miro hacia el lugar donde Magnus estaba sentado, este le brindo un
resplandeciente guillo, sus labios estaban levemente curvados de una
horilla, sus hermosos ojos de gato lo miraban traviesos. Y las manos de
Alec apretaron sus propias rodillas mientras apartaba la mirada con una
explosión de excitación en su estomago.
-¿Estas coqueteándome? –Le pregunto sin mirarlo. –Esta coqueteándome
–Le dijo finalmente a su prima que estaba claramente ahogando una
sonrisa, junto a sus otros acompañantes.
-Tus mejillas parecen dos enormes tomates. –Dijo Gwen entre una
carcajada. Isabelle y Nico comenzaron a reír.
-Solo hay que ir a comer. –Dijo Alec muy avergonzado, comenzando a
bajar de su auto.
-¿Antes de que aceptes la propuesta de Magnus? –Dijo Gwen aun
burlándose. Algo que Alec solo ignoro.
Los chicos caminaron hacia la entrada del llamado restaurante. Cuando
Gwen se detuvo.
-¿Seguros que es aquí? –Dijo la chica haciendo una mueca. –Parece que
se derrumbara en cualquier momento.
-Adentro no está nada mal. –Dijo Isabelle empujando a la chica por los
hombros hasta la puerta. –Vamos niña rica, dale una oportunidad.
Nico rio y siguió a ambas chicas al interior.
Alec que revisaba su celular por si había noticias de sus padres. Se
quedo un poco detrás junto a Magnus que lo seguía de cerca. Guardo su
celular sin novedades y se detuvo para ver la fachada de ladrillo y al
letrero de neón destartalado.
Y una escena apareció en su mente, mirándola tan real como si estuviera
ocurriendo en ese momento; Miro a Magnus y a él mismo saliendo por
esa puerta, observo como Magnus lo empujaba a él, o al chico que
parecía ser él, con un suéter horrible, hacia la pared de ladrillo y
comenzaba a besarlo, observo la manera en la que correspondía a su
beso con el mismo entusiasmo, como sus brazos, sus propios brazos
pero con runas sobre ellos se deslizaban por la espalda de Magnus,
después de un rato, se separaron con respiración agitada y el chico, él.
Pregunto a Magnus con ojos brillando…
-¿Qué fue eso? –Dijo Alec en un murmullo, él sabía que era lo que en ese
momento había preguntado.
-¿Qué? –Pregunto consternado Magnus, de alguna manera sabia que
algo había pasado. -Alexander ¿Estás bien? ¿Qué ocurre?
Alec comenzó a mirar a su alrededor desconcertado, como si acabara de
haber despertado de un sueño, o una visión, era el mismo lugar, el
mismo letrero centellante, pero en la pared donde ellos se estaban
besando ya no había nadie. Una terrible punzada en su cabeza hizo que
Alec se llevara su mano a la frente. Magnus se alarmo aun más.
-¿Alexander?
-Estoy bien. –Dijo el chico.
-No pareces bien. Parece que aun te duele la cabeza.
-Solo un poco. –Dijo y Magnus noto que deliberadamente él no quería
mirarlo, para Magnus siempre fue muy fácil leer a Alec, ahora, pese a
todo lo ocurrido, parecía que eso estaba volviendo.
-El desbloqueo pudo no haber resultado. –Explico Magnus. –Pero muy
seguramente desplegó algo en tu cerebro, los recuerdos podrían abrirse
paso aun sin que tú lo intentes.
Alec miraba a Magnus con horror. ¿Eso fue un recuerdo? Se pregunto a
sí mismo.
-Sobre todo aquellos recuerdos memorables. –Continúo Magnus. Y
sonrió. –Y por lo menos yo recuerdo perfectamente lo que paso justo
debajo de ese letrero.
Magnus continúo su camino hacia el interior del restaurante dejando a
Alec de pie mirando el suelo, muy avergonzado y deseando que la tierra
se abriera para que lo tragara y le diera una muerte rápida y sin dolor.
Al entrar al restaurante Alec se dio cuenta de que Jace, Clary y Simon ya
se encontraban ahí, sentados en una de las mesas mas grandes pegadas
a la pared, era una mesa del tipo media luna, Simon quedo encerrado en
medio al llegar Isabelle la cual invito a Gwen para que la siguiera, al
igual que Nico, después Magnus tomo asiento y dejo un espacio para
Alec que se acercaba detrás de él. Alec miro al espacio junto a Magnus y
sin pensar a detenerse se movió al otro extremo del reservado en donde
estaba Jace. Alec (Este Alec) era un muchacho seguro de sí mismo,
consciente de su atractivo y de la influencia que tenía en las demás
personas. Se sentó junto a Jace sin espacio ahí y sin miedo a represarías
por hacer que todos en el reservado se recorrieran hacia el otro extremo.
Alec no miro a Magnus, pero Nico se miraba claramente molesto con él.
Que idiota. Decía su mirada. Alec solo quería comer rápido para volver y
hacer lo que tuviera que hacer para terminar con todo esto. No quería
soportar indirectas, coqueteos y horribles miradas, y no tuvo que
hacerlo, Alec tomo de nuevo su celular y se concentro en él, haciendo
caso omiso a todos a su alrededor.
Se creó un momento muy incomodo, Alec sabía que lo había provocado
pero claramente no le importaba.
Gwen suspiro. –Hará eso por un buen rato. –Advirtió.
-Puede hacer eso por un buen rato. –Agrego Nico.
Magnus se quedo con su mirada fija en el chico que lo ignoraba usando
su celular. Cuando la mirada de Alec salió de la pantalla y lo miro, o por
lo menos eso parecía, de inmediato descubrió que miraba más allá de él.
Alec abrió mucho los ojos. –Nico. –Llamo y luego hizo una seña hacia la
entrada, hacia donde aparecía un joven vampiro, el vampiro no los miro
de inmediato, él parecía muy popular, ya que entro y saludo a varios
peris que se encontraban en las mesas cerca de la entrada.
-¿Lo conocen? –Pregunto Magnus.
-Algo así. –Dijo Nico. –Consigue mi alimento.
-¿En verdad? –Pregunto Gwen y se sintió culpable por un momento, ella
nunca le había preguntado a Nico como se alimentaba. Es decir, ¿Cómo
conseguía la sangre?
-Sí. –Dijo aun mirando al vampiro cerca de la entrada. Lo vemos una vez
a la semana.
-¿Lo vemos? –Repitió Gwen y miro a su primo. -¿Tu sabias?
-Lo acompaño. –Dijo casual, como si esa acción fuera la más común del
mundo y no un acto de inconsciencia, tratándose él de un humano
normal.
El chico vampiro se dirigió hacia ellos, por su reacción se pudieron
percatar de que en realidad no esperaba ver a Nico ahí.
-Hey tu. –Le dijo para saludarlo. –Supongo que no necesitaras más mis
servicios. –El chico abrió los brazos para señalar hacia el restaurante en
su totalidad. –No lo tomes a mal. –Dijo. –Se que debí hablarte antes de
este lugar pero, supuse que un niño rico como tú, no tenía problemas
para pagar por su sangre. Míralo así, te ahorre muchas visitas a este
lugar.
Nico se quedo perplejo al escuchar que había sido estafado por mucho
tiempo. Pero como podría imaginarse que la sangre podía ser vendida y
pedida a domicilio con la misma regularidad que la comida china.
-Que imbécil. –Dijo Alec.
-Los compensare chicos. –Dijo el vampiro. –Lo prometo, ¿Sin
resentimientos? –El vampiro se tomo unos segundos para revisar la mesa
y a sus ocupantes. Se detuvo al ver a Magnus. En verdad parecía feliz
por ver al brujo.
–Hola Magnus. –Dijo con un tono diferente de voz. –Que bueno es verte
por aquí, hacia mucho que no venias ¿Cierto? –El vampiro dijo con voz
dulce y coloco una mano sobre el hombro del brujo.
Eran muy claras las intenciones del vampiro, a Alec como a los demás le
sorprendió, pero lo que le pareció aun más extraño, fue la ráfaga
inexplicable de rabia que sintió.
-Si mucho tiempo. –Dijo Magnus indiferente.
Parecía que el vampiro miraba la situación como una increíble
oportunidad. –Escuche que por ahora estas soltero –Dijo. –deberías
llamarme. –La mano del vampiro se movió del hombro a la espalda de
Magnus.
Alec se pregunto qué tan difícil seria cercenar a un vampiro. Sabía que
Nico por lo menos podía hacerlo, si se lo pedía.
-Magnus no está soltero. –Dijo Clary, ella se miro molesta.
-Lo estoy. –Dijo Magnus en un tono de advertencia para la pelirroja. Alec
ya de por si se notaba claramente incomodo por el hecho de haber
descubierto su relación con Magnus. Magnus no quería que Alec pensara
que lo consideraban su novio, a pesar de serlo.
-Genial. –Dijo el chico vampiro. –Te llamare entonces. –El chico se alejo
sin más que decir.
Hubo miradas cruzadas por un incomodo momento hasta que Simon
hablo. -¿Puedo preguntar cuánto te cobraba por la sangre?
Nico despertó –Bueno me cobraba…
-¿desde cuándo se encuentran con él? –Pregunto Magnus
interrumpiendo a Nico. –Ambos.
-Alex me acompaña desde que logro verme de nuevo. Siempre lo hacía
antes así que…
-Claro. –Dijo Magnus y se levanto. –Disculpen.
Alec escucho como Gwen comenzó a reprocharle el no haber estado
incluida en eso. Él siguió con la mirada a Magnus que alcanzo al vampiro
cerca de la entrada de la cocina, estaban un poco cubiertos por uno de
los pilares del lugar. Jace pudo notar el cambio en la actitud de Alec,
ninguno de los dos ponía mucha atención a la discusión que se dio
origen en la mesa, sobre lo arriesgado que es encontrarse con un
vampiro que no conoces siendo un humano.
Alec intentaba con todas sus fuerzas no mirar hacia donde estaban
teniendo una muy entretenida conversación Magnus y el vampiro. Giraba
hacia ellos, pasaban cinco segundos y volvía a mirar.
-Está bien. –Dijo Jace a Alec casi murmurando. –Magnus seguramente
necesita preguntarle algo.
-¿Por qué no se lo pregunto aquí? –Dijo Alec con brusquedad y luego se
arrepintió. –Es decir…
-Solo hay una persona en la mente y corazón del brujo. –Dijo Jace
mordiendo un pan que habían traído con sus bebidas. –Créeme, no
tienes de que preocuparte.
-¿Por qué piensas que podría preocuparme?
-Te conozco. –Dijo Jace, -Pero créeme, a Magnus no le interesa nadie
más.
Alec voltio de nueva cuenta hacia Magnus, el pilar los cubría a ambos,
ellos estaban muy cerca el uno del otro.
-A mi no me lo parece. –Dijo Alec tan bajo que nadie logro escucharlo.
* * * * *
-Mike –Llamo Magnus. El vampiro giro y su alegría por ver a Magnus no
quedo oculta.
-¿Quieres invitarme a salir? O es verdad, no tengo tu numero ¿Vienes a
dármelo? –Dijo el pretencioso vampiro tomando con su mano el cuello de
la camisa de Magnus.
Magnus la aparto. –En lo absoluto. –Dijo Magnus molesto. -¿Qué
pretendías?
-Me disculpe con el chico, no entiendo cuál es tu problema.
-No me refiero a eso y tú lo sabes. –La voz de Magnus era severa. –Habías
mirado a Alexander por aquí, Quién sabe desde cuándo y tu solo…
El vampiro rodo los ojos al cielo. -¿Cómo iba a saber yo quien era ese
mocoso?
-¿Y ahora si lo sabes? –Cuestiono Magnus acusándolo. –Todos en el
submundo sabían lo de Alexander, ¿Pretendes que crea que actuaste por
ignorancia? Sera mejor que hables o…
-¿O qué? –Pregunto Mike. Él coloco su rostro muy cerca del de Magnus. -
¿Serias capaz de dañar a uno de los tuyos por un Nephilim?