Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G. Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected] Sábado 28 de enero de 2012 PÁGINA 7-B Diario de un espectador El brillo del sol en la hoja del helecho denota la lati- tud del día. Pero antes: es muy temprano y la caja del agua comienza su rotación rumbo al plateado: por lo pronto re- fleja un muy cierto anaranjado sobre el cielo aún oscuro del poniente. Pájaros invisibles van diciendo el preámbu- lo de la mañana. Provenientes de las orillas, los pardos ca- miones primerizos cruzan por la calle recién barrida de- jando una estela de humo, haciendo vibrar las ventanas. Casi nadie camina por las calles, pero dos niños avanzan alegres sobre la banqueta desmolachada, dueños del in- vencible secreto que vuelve a los días nuevos. ** My architect, es una conmovedora película. Quien di- ce así, “mi arquitecto”, y quien dirige este proyecto, más aún que esta película, es Nathaniel, el hijo de quizás el ma- yor arquitecto norteamericano del siglo XX: Louis I. Kahn. Porque el proyecto de Nathaniel es, ni más ni menos, que la recuperación del padre: una de las empresas intempo- rales y señeras del hombre. Louis Kahn fue siempre un enigma. Chaparrito, la cara deformada por las cicatrices de sus quemaduras infantiles, hijo de inmigrantes que se llamaban de otro modo, falto de trabajos arquitectónicos relevantes hasta bien pasada la cincuentena, dueño de una complicada vida privada que incluía tres mujeres simultá- neas y sus descendientes, iluminado y depresivo por tur- nos, llegó a levantar algunas de las arquitecturas más po- derosas y significativas de la historia. Es frecuente que los visitantes de, por ejemplo, su Salk Institute de La Jolla, Ca- lifornia, terminen la visita entre discretas lágrimas de asombro y agradecimiento. My architect, sin embargo, trasciende el mero elogio al arquitecto. Es una “carta al padre” inevitablemente tar- día pero siempre oportuna. Es una indagación en la con- dición humana, en las relaciones padre-hijo, en los límites de la memoria y el cariño. Juntos los tres hijos de diferen- temujer,enunaescena,compartenperplejidadesyrecuer- dos: y una vieja película casera en blanco y negro muestra al padre jugando, sonriendo, siempre un poco ausente, co- mo alguien que se recuerda siempre yéndose. Como siem- pre se terminan por ir los padres. La película ilustra la pe- regrinación del hijo por los lugares en donde “su arquitecto” dejó sus obras, buscando trazas y pistas, ha- blando con quienes lo conocieron. Al final, quedan los es- pacios por únicos testigos del misterio de un hombre y sus visiones. Queda el hijo, reconstruyendo su propia vida. ** En la casa de José Guadalupe Zuno, por la vieja Ave- nida del Bosque, tuvo lugar la presentación de un libro pós- tumo de un personaje inolvidable: el poeta Miguel Ángel Hernández Rubio, el Mike (1956-2010). Sus amigos, a tra- vés de Ediciones Coyote, dan a la luz esta Declaración de principios del Mike, seguida por varios textos de homena- je. Varios de ellos se encontraron en la casa Zuno para pre- sentar el libro, para leer sus textos, tomar un tequila, pero sobre todo para volver a acordarse de un poeta original y vigoroso, dueño de atisbos y trayectorias que en esta afor- tunada edición vuelven a quedar patentes. Desde las vie- jas calles de Guadalajara al puerto de San Blas. El poema- rio abre, inolvidablemente: Por las enredaderas del azar/ trepé a tu corazón lleno de flores. Y de allí pa’l real, el Mi- ke se explaya, de cuerpo completo. Dice de él Javier Ramí- rez: “Miguel Ángel, el Mike, era un ser noctívago que en sus andanzas traía los sentidos dispuestos a enfrentar el repentino sinsentido de la vida que podía darle alguna sor- presa a la vuelta de cualquier esquina. Andaba, también, al acecho de un trago, de una charla, de un amor o de su antídoto; los ‘polvos del antiamor’. Lo demás era literatu- ra, esa novia escurridiza en la que fincaba su razón de ser en este mundo”. ** Leonard Cohen acaba de publicar en internet su anunciado nuevo disco: Old ideas. Diez canciones di- chas, casi más que cantadas, que van tomando pose- sión del ánimo como una misteriosa planta invisible. Cohen, como aconsejaba aquella buena viejita, va sa- biendo tomar su derecha ante el embate de los años, y resguarda su voz de compromisos que quizás ya se le compliquen. Pero, siempre y sobre todo, el estilo –y la inteligencia- es lo suyo. Una instrumentación sofistica- da y discreta, coros atinados, contrastes elocuentes: y algunas de estas composiciones serán, sin duda, otros clásicos de la desesperanza, el humor desencantado, la insólita y al final consoladora reflexión sobre la vida, el amor, la muerte. Viejas ideas, pues: tan nuevas como siempre. Va un ensayo de traducción de una de estas canciones, Loco para quererte: Tuve que enloquecer para quererte Tuve que irme al mero pozo Tuve que pasar tiempo en la torre Rogando como loco por salir Tuve que enloquecer para quererte A ti que jamás fuiste la elegida A la que busqué por el dolorido recuerdo del cora- zón Sus lazos y su blusa desatados A veces tomaba la carretera Soy viejo y los espejos no mienten Pero la locura tiene lugares para esconderse más profundos que cualquier adiós Tuve que enloquecer para quererte Tuve que dejar todo caer Tuve que ser gente que detestaba Tuve que ser ya nomás nadie Estoy cansado de escoger al deseo Me ha salvado la bendita fatiga Las puertas del compromiso liberadas Y nadie ensayando la fuga A veces tomaba la carretera Soy viejo y los espejos no mienten Pero la locura tiene lugares para esconderse Más profundos que cualquier adiós Tuve que enloquecer para quererte A ti que jamás fuiste la elegida A la que busqué por el dolorido recuerdo del cora- zón Sus lazos y su blusa desatados POR JUAN PALOMAR ([email protected]) Óscar Sánchez tiene a la gente esperando, les cuenta chistes mientras relaja las piernas dando pataditas en el aire. Como en los reality shows te- levisivos, Óscar está creando un punto de tensión para luego salir aplaudido y con algunas mone- das en el bolsillo. Detrás de él hay una hilera de ocho hombres doblados al más puro estilo del “burro castigado”, y encima de ellos otro, el más delgado de los nueve. Óscar sonríe, pero sabe que lo que le da de comer, a diferencia de la gente de la televisión, no es su sonrisa, sino sus músculos. Él va a volar. Na- ció para eso. Tiene 11 años haciendo lo mismo to- dos los sábados y domingos a un costado del Tea- tro Degollado. Es un acróbata con una mariposa azul tatuada en el cuello, lleva en las venas el ins- tinto de surcar los aires con sus brincos. “Nomás no se olviden que con su coopera- ción ayudan a salvar el show del pelón y sus ami- gos”, bromea Óscar, quien no es calvo pero se pa- sa el rastrillo por la cabeza una vez cada 15 días. Y ahí lo tienen, con 80 kilos repartidos en no más de 175 centímetros. En sus pies unos tenis Nike, la playera escurriendo de sudor y una voz que apenas se escucha: “Si quieren quedarse, de ver- dad, ayuden con poquito, un pesito, dos”. Y los nueve hombres detrás de él se levantan esperan- do a que termine su speech. “Aver,ustedes,güeritos…what are you from?”, cuestiona a una pareja entre el nutrido público que ha detenido su paso por el Centro Histórico de Gua- dalajara. “Canada, we´re from Canada”, le contes- tan los extranjeros “Ok, take it easy, y cáiganle con el dinero, no se hagan”, vuelve a bromear. Óscar voltea hacia los ocho hombres dobla- dos y los alinea (otra vez). Tienen que estar per- fectamente acomodados sobre las líneas que di- viden el pavimento: un paso más y los golpearía, un paso menos y estallaría su cráneo en el con- creto. No tiene opción, más que la perfección. Y lo va a lograr… o eso espera. Toma un respiro, da algunos pasos hacia atrás para agarrar vuelo. Se frota la cara con las manos para secarse el sudor. Se agacha para secarse aho- ra el sudor de las manos con las suelas de sus tenis Nike y ahí va… corriendo, a toda velocidad. *** Con la música de fondo de Cartel de Santa, Guillermo Vázquez come papas fritas con limón y chile. Sus dedos manchados de rojo y su alien- to a esa deliciosa combinación le impiden aplau- dir y vitorear el salto con el que Óscar ha impre- sionado a los presentes: brincó por lo menos sie- te metros por encima de nueve hombres sin com- plicaciones. Guillermo sólo alcanza a decir “estuvo chidísimo”. Él llegó a las 5:40 de la tarde al lugar de la magia; bueno, no llegó… iba pasan- do y se quedó, como sucede con la mayoría de los transeúntes del Centro Histórico tapatío. Ver a los seis jóvenes brincar hasta dos metros de altura para trepar las paredes del Teatro Degollado, o ver la fuerza con la que Óscar se desenvuelve so- bre el concreto, lo tienen maravillado. Y es que aquí, cada semana, se puede ver có- mo estos jóvenes saltan al vacío haciendo suertes parecidas a las piruetas de los clavadistas pan- americanos. En un tramo que no rebasa los 15 metros de largo ellos corren, saltan, retuercen sus cuerpos y caen parados. Y así sucede por 40 minutos, hasta que Óscar empieza a pedir que los hom- bres del público participen. Hoy fueron ocho do- blados, como si estuvieran listos para escuchar un eufórico “¡cero por chapucero!”, y encima –sí, literalmente– un cuerpo más. Pero Óscar, este joven de 29 años con el bra- zo izquierdo tatuado del hombro hasta la muñe- ca, dice que ha llegado a saltar una fila hasta de 11 personas: “El show depende mucho de que la gente participe, hoy estuvieron muy apagados”. Y se nota. Enseñan las ganancias, algunas monedas de dos pesos, una de cinco, varias de 50 centavos. “Nunca hemos hecho esto por dinero, casi siempre es por diversión”. Y Óscar y sus “her- manos,” como les llama a sus compañeros de Lu- natic Crew, toman sus cosas y van a cambiarse de lugar a la Plaza Liberación: sólo quieren un espa- cio donde puedan hacer algo para lo que creen que nacieron: volar a brincos. El circo de la calle El arte circense y en especial las acrobacias, tuvieron un auge en México en los últimos años del régimen porfirista. De acuerdo a la investiga- ción hecha por el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, Ricardo Pérez Monf- tor, hacia finales de la primera década de 1900 se pudo describir la fuerza con la que estos actos al aire libre eran claves para la convivencia social. “La experiencia circense constituye una rea- lidad social significativa por cuánto se presenta como icono del acervo cultural de nuestro país… ya hemos notado cómo desde la antigüedad la ra- za progenitora dio preferencia a los espectáculos de agilidad y fuerza, como el volador y el juego de pelota. Por razón de esa idiosincrasia, México ha sido terreno fértil para los empresarios del circo”, afirma el documento fechado en 2003 en la revis- ta académica Alteridades. Hoy los circos han tenido que migrar de las carpas a la calle. Aunque hay universidades que ofertan la carrera en artes escénicas y circenses contemporáneas, como es el caso de la Universi- dad Mesoamericana de Puebla; en Guadalajara hay que pelearse un espacio de banqueta para po- der seguir con la tradición. Lunatic Crew es la empresa de un show acro- bático que Óscar Sánchez y otros jóvenes, que no rebasan los 30 años de edad, han decidido em- prender buscando hacer algo diferente, que “nos aleje de los vicios mientras hacemos lo que nos gusta”, dice Axel Salas, un joven de 16 años que también disfruta dando saltos pro la vida. “Y mire, gente bonita, si usted quiere contra- tarnos para alguna ocasión especial le damos una tarjetita para que nos lleve a sus fiestas, a sus bau- tizos, eventos, 15 años, lo que ustedes quieran; te- nemos show para toda la familia”, canta ante los asistentes uno de los seis jóvenes que conforman esa empresa. Luego, reparte tarjetas donde dice que lo busques sus videos en Youtube y si quieres contratarlos tienes que pactar con el “Wero”. “Yo soy uno de los guapayasos, pero los sá- bados y domingos me vengo para acá”, dice este joven con que ha pasado algún tiempo en estéti- cas tiñéndose el cabello. En su página de Face- book, el Wero afirma que estudió en la “Universi- dad de la calle” y se autodefine con la siguiente filosofía: “Soy un chavo sincero, trato de serlo cla- ro, jeje, y pues me gusta ver lo bueno de lo malo para no ser como la sociedad que se deprime con cualkier (sic) cosa o problema, he aprendido que ser fuerte, se aprende y se logra sólo cuando te das la oportunidad de serlo, cuando te compro- metes contigo mismo a recomenzar, a olvidar, a intentar o dejar de hacerlo”. La batalla con la vida ha empezado, dice el Wero, “ahora es tiempo de luchar con los obstá- culos de mi presente; es tiempo de luchar por mis objetivos, para poder brindar lo mejor de mí, pues mis sueños son grandes, tanto como la vida que deseo tener, libre de criticas y opresión”. Con 11 años de acrobacia en la ciudad, seis chicos se ganan la vida en un salto “Lunáticos” y callejeros • Con una serie de acrobacias y “escaladas” en las paredes del Teatro Degollado, los integrantes de Lunatic Crew atraen la atención de los transeúntes en el Centro Histórico tapatío para después sorprenderlos con un asombroso salto. EL INFORMADOR • J. URRUTIA Nacidos para volar