Top Banner
Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Asuntos Sociales DIRECTOR Luis Martínez-Sicluna Sepúlveda SUBDIRECTOR Francisco Javier Andrés González COORDINADORAS DE LA SERIE Carmen Alemán Bracho Emma Rubí Azorín SECRETARÍA Subdirección General de Publicaciones del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Agustín de Bethencourt, 11 28003 Madrid Telf.: 91 363 23 45 Fax: 91 363 23 49 Correo electrónico: [email protected] Internet: http://www.mtas.es COMITÉ DE REDACCIÓN Gerardo Camps Devesa Juan Pedro Chozas Pedrero Concepción Dancausa Treviño Marino Díaz Guerra Alicia Domínguez Martín José Manuel González Huesa
236

Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Apr 23, 2020

Download

Documents

dariahiddleston
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Revista del Ministeriode Trabajo y Asuntos Sociales

Asuntos Sociales

DIRECTOR

Luis Martínez-Sicluna Sepúlveda

SUBDIRECTOR

Francisco Javier Andrés González

COORDINADORAS DE LA SERIE

Carmen Alemán BrachoEmma Rubí Azorín

SECRETARÍA

Subdirección General de Publicacionesdel Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales

Agustín de Bethencourt, 1128003 Madrid

Telf.: 91 363 23 45Fax: 91 363 23 49

Correo electrónico: [email protected]: http://www.mtas.es

COMITÉ DE REDACCIÓN

Gerardo Camps DevesaJuan Pedro Chozas Pedrero

Concepción Dancausa TreviñoMarino Díaz Guerra

Alicia Domínguez MartínJosé Manuel González Huesa

Page 2: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa-das por los autores en la redacción de sus artículos.

Se permite la reproducción de los textos siempreque se cite su procedencia.

RET: 02-2.034

Edita y distribuye:Ministerio de Trabajo y Asuntos SocialesSubdirección General de PublicacionesAgustín de Bethencourt, 11. 28003 Madrid

NIPO: 201-02-001-2ISSN: 1137-5868Depósito legal: M-12.168-1998Diseño cubierta: CSPDiseño interior: C & GImprime: Solana e Hijos, A.G., S.A. Telf. 91 610 90 06

Page 3: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

3REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Revista del Ministeriode Trabajo y Asuntos Sociales

Asuntos Sociales

EDITORIAL, Carmen Alemán Bracho, 7

I. ESTUDIOS

Política social e inclusión social. Luis Vila López, 13

Desigualdad y exclusión social en las sociedades tecnológicas. José Félix Tezanos,35

Procesos de exclusión social: redes que dan protección e inclusiones desiguales. Da-niel La Parra y José María Tortosa, 55

Marginación y pobreza. Margarita Campoy Lozar, 67

Cárcel y exclusión. Pedro José Cabrera Cabrera, 83

Aproximación teórica al fenómeno del desempleo: el caso del desempleo de larga du-ración. Félix M. Herrador Buendía, 121

II. INFORMES

«Las familias ya no podemos más». Riesgos de exclusión social de las familias que cui-dan de enfermos crónicos graves. Mª Asunción Martínez Román, 145

Trabajo social experimental aplicado al estudio descriptivo de la exclusión social. Ro-sario Conde Megías e Ignacio Pereda Pérez, 167

SUMARIO

Page 4: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Nuevos derechos en la Comunidad de Madrid para las personas socialmente exclui-das. José María Alonso Seco, 185

III. RECENSIONES Y BIBLIOGRAFÍA

RECENSIONES

La tolerancia en la vida cotidiana: el arte de saber respetar, Amalia Gómez Gómez,199Los orígenes de la intervención estatal en los problemas sociales, Manuel HerreraGómez, 201La sociedad dividida. Estructuras de clases y desigualdades en las sociedades tecno-lógicas, José Félix Tezanos, 204La sociedad multiétnica. Pluralismo, multipluralismo y extranjeros, Giovanni Sartori,206

Pobreza y perspectiva de género, José María Tortosa (Coord.), 210Las cárceles de la miseria, Loïc Wacquant, 213El nuevo régimen jurídico de la inmigración en España, Carlos Espluges Mota y Ma-nuel de Lorenzo Segrelles, 216Economía social y empleo en la Unión Europea, Varios autores, 219«Huéspedes del aire». Sociología de las personas sin hogar en Madrid, Pedro JoséCabrera Cabrera, 225

BIBLIOGRAFÍA

Exclusión social, 229

IV. BOLETÍN LEGISLATIVO SOBRE ACCIÓN SOCIAL, 243

4 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 5: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Editorial

Page 6: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Editorial

CARMEN ALEMÁN BRACHO *

El papel de las sociedades desarrolladas como lugar de destino de inmigrantes de tantospaíses en situaciones de verdadera necesidad, hacen ocultar muchas veces la presencia

de la pobreza, la exclusión y las necesidades en la sociedad de la abundancia, que es el temaque abordamos en este número.

Si la exclusión ha sido, lamentablemente, un fenómeno siempre presente en la historia, acomienzos del siglo XXI presenta sin embargo numerosos rasgos peculiares. Su primera pecu-liaridad tal vez sea la mencionada, que se produce en el contexto de la sociedad de la abundan-cia, que hace más visible y lacerante las situaciones de exclusión.

Pero las sociedades desarrolladas están sometidas a numerosas transformaciones que afec-tan al funcionamiento de sus mecanismos de previsión. Entre tantos otros cabría destacar:

a) Los desequilibrios demográficos. En todos los países de la vieja Europa, la reducción de latasa de natalidad ha comportado un aumento de las tasas de envejecimiento y, por tanto, de losíndices crecientes de dependencia, y ha provocado otros desequilibrios en los perfiles de lasestructuras y de los comportamientos familiares (sobre las que también inciden las separacio-nes y los divorcios). Todos estos fenómenos afectan al modelo de familia nuclear estable conhijos, y que durante tanto tiempo ha actuado como cámara de compensación y solidaridad entregeneraciones.

b) La desaceleración del desarrollo económico. El crecimiento de empleo se ha visto afectadopor la desaceleración del crecimiento económico. Y sus repercusiones se producen no sólo en elaumento del paro sino en otros parámetros con repercusión en la calidad de los empleos: des-cienden los contratos indefinidos.

c) La desindustrialización y las consiguientes modificaciones en la estratificación social. Enlos países avanzados se reduce el sector primario (agricultura) y el sector secundario (industria),mientras se desarrollan el sector terciario (servicios) y el sector cuaternario (actividades tecno-lógicas más avanzadas). Las consecuencias son muchas, destacando, la disminución cuantitati-va de la clase obrera tradicional y el menor peso de los sindicatos tradicionales.

7REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Catedrática E.U. de Ciencias Políticas de la Administración. Universidad Complutense de Madrid.

Page 7: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

d) Las nuevas patologías de la modernidad. En los países avanzados aumentan los estadosde malestar psico-físicos, las tóxicodependencias, las patologías relacionales y las nuevas epide-mias (como el SIDA); más en general, la sociedad se convierte en una sociedad siempre «másarriesgada» por factores no ligados al trabajo.

e) El individualismo y el privativismo. Los estilos de vida centrados en el consumo privadopueden producir una disminución del consenso de algunos estratos sociales respecto a políticasde solidaridad hacia los más débiles (transferencias de recursos de los ocupados a los desocupa-dos, de los sanos a los enfermos, de los ciudadanos a los emigrantes...).

f) Las nuevas migraciones. Crece el número de inmigrantes, que sin inserción laboral gene-ran bolsas de pobreza y exclusión agravada, en muchos casos, por las dificultades en vivienda,educación o incluso en el dominio del idioma con que se encuentran para afrontar con éxito suintegración social.

Estos fenómenos plantean en términos distintos la exclusión en las sociedades avanzadas,donde persisten regiones subdesarrolladas y bolsas de pobreza. De estos aspectos se ocupa elpresente número de la revista en el que, desde diferentes perspectivas y posiciones, se abordaesta importante dimensión de las sociedades complejas: la inclusión y la exclusión social.

El presente número se abre con un artículo del profesor Luis Vila López. En él se abordanbuena parte de los temas y desafíos anteriormente apuntados. Tras un interesante análisissobre el lugar que ocupa la inclusión dentro de la política social, el profesor Vila aboga por elmantenimiento de políticas de carácter paliativo o simplemente facilitadoras de acceso a losbienes y servicios. Ahora bien, es necesario avanzar hacia nuevas formulaciones que eviten elmantenimiento y la emergencia de diferentes niveles de ciudadanía. Las conclusiones de estaspáginas nos dibujan un estimulante e imaginativo futuro. Se propone la coexistencia de dostipos de sociedades: la «compasiva» y la «incluyente». El denominador común de ambas es la pre-sencia de estrategias de valoración de lo político, cultura de participación, nueva ciudadanía,diálogo de culturas, primacía de la educación y movilización de todos los actores políticos para elacuerdo sobre un nuevo pacto social.

El artículo del profesor Tezanos, «Desigualdad y exclusión social en las sociedades tecnológi-cas», se adentra en el nuevo tipo de sociedades que está surgiendo como consecuencia de la revo-lución tecnológica. El horizonte que vislumbra el profesor Tezanos está marcado por la emer-gencia de nuevos sistemas de estratificación en los que se agudizan los componentes desiguali-tarios y dualizadores. Para afrontar los riesgos que podrían derivarse del caminar hacia unassociedades divididas y fragmentadas, Tezanos defiende la necesidad de impulsar políticas deintegración y asistencia que estén respaldadas por un amplio consenso social.

Los profesores La Parra y Tortosa, tras un sugestivo análisis, nos presentan los diferentesniveles que se esconden tras los procesos de exclusión social (individual, hogar, grupal, social, sis-tema mundial, ecosistema). Estos niveles son el resultado, según los profesores La Parra y Tor-tosa, de la estructuración de las relaciones que definen el acceso a los recursos de los diferentesgrupos. Al hilo de esta argumentación, se concluye que la pobreza, fenómeno y realidad presenteen todas las sociedades de todas las épocas, no se resuelve mediante la implementación de nue-vas vías para el acceso a una serie de recursos materiales, sino mediante la configuración de uncontexto social sostenible, un contexto que permita y promocione la autonomía y la participación.

EDITORIAL

8 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 8: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

La profesora Margarita Campoy, por su parte, analiza dos conceptos clásicos en toda formu-lación atenta a los problemas sociales. Nos referimos a los conceptos de marginación y pobreza.Tras un detallado recorrido en el que se analizan minuciosamente las aportaciones de Park ySimmel, la profesora Campoy nos traslada a nuestras sociedades económicamente avanzadas ypolíticamente plurales. En ellas, ambos fenómenos, marginación social y pobreza, adquierennuevos matices, matices que deben tenerse presentes a la hora de llevar a cabo una políticasocial que permita la inclusión.

El apartado dedicado a Estudios termina con dos artículos en los que se analizan dos casosmuy concretos de exclusión social: por una parte, la exclusión ligada a la reclusión carcelaria y,por otra, la exclusión vinculada al fenómeno del desempleo.

En el primero de ellos, elaborado por el profesor Cabrera, una vez analizado el concepto deexclusión como proceso y los factores que contribuyen a generarlo, se nos presenta un creativoestudio sobre la cárcel en cuanto sistema sancionador y excluyente. En unas sugestivas páginas,el profesor Cabrera nos revela las dificultades de este sistema cuyo resultado, por lo general, haconsistido en una intensificación de la exclusión social.

Por su parte, el profesor Herrador, en su artículo titulado «Aproximación teórica al fenóme-no del desempleo: el caso del desempleo de larga duración», nos enmarca ante uno de los grandesdesafíos que tienen ante sí las sociedades del bienestar: garantizar el empleo y su protección.Afrontar este reto, según el profesor Herrador, implica activar una reforma del mercado de tra-bajo, reforma que tenga como rasgo distintivo la flexibilidad.

En la sección de Informes se incluyen tres trabajos. El primero de ellos, elaborado por laprofesora Martínez Román, se adentra en la realidad familiar y los cuidados que dicha reali-dad proporciona a sus miembros. Centrándose en el caso concreto de las familias que tienen asu cargo enfermos crónicos graves, la autora detecta e identifica alguna de las lagunas de laspolíticas sociales, revela como las familias que tienen que atender estas situaciones poten-cialmente se ubican en una situación de exclusión social, y plantea la necesidad de adecuar lasmedidas que se adopten a las específicas necesidades de las personas a las que van dirigidas.No resulta arriesgado decir que son unas páginas en las que se da voz a las familias, conclu-yendo que la sociedad no sólo debe promover la inclusión social de las personas con enferme-dades crónicas, sino que, además, arrastra actualmente a las familias a una situación de ries-go de exclusión.

El Informe de los profesores Conde y Pereda es una aportación que en una publicación deestas características no podía faltar. En el se demuestra la gran aportación del Trabajo Socialexperimental: por una parte, la utilidad de los razonamientos del individuo para realizar objeti-vos ambiciosos que permitan superar las situaciones de malestar social a partir de la auto-eva-luación de sus necesidades y posibilidades materiales; por otra, las actuaciones técnicas que pro-mocionen esta capacidad, como aportación concreta al bienestar individual y social.

Por último nos encontramos con el Informe elaborado por José María Alonso sobre la Ley deRenta Mínima de la Comunidad de Madrid, una de las mayores apuestas legislativas en mate-ria social hecha por esta Comunidad en la presente legislatura. Nos encontramos ante un aná-lisis serio y profundo sobre un instrumento jurídico que ha cerrado, para completarlo en laslagunas que presentaba, el sistema de protección social que tenemos en España ante la inacti-vidad laboral forzada por las circunstancias.

CARMEN ALEMÁN BRACHO

9REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 9: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

El número se cierra con varias recensiones en torno a las publicaciones más recientes sobreexclusión social, de gran utilidad para todos aquellos que se acerquen a este apasionante temadel mundo académico, científico, político o de las Administraciones públicas.

El presente volumen se acompaña de una detallada bibliografía que permitirá al lector inte-resado profundizar en las investigaciones sobre exclusión, y una relación sobre la legislación,por Comunidades Autónomas, sobre salario social, inserción y marginación social.

Valorados en su conjunto, los trabajos que se presentan en este número ofrecen una visiónamplia, variada y sustantiva de la exclusión social en las sociedades avanzadas. Una cuestiónque el tercer milenio tendrá que seguir abordando con profundidad para hacer frente a las for-mas, siempre cambiantes, de la necesidad y de la exclusión social.

EDITORIAL

10 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 10: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

I. Estudios

Page 11: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

INTRODUCCIÓN

El reciente Plan Nacional de Acciónpara la Inclusión Social del Reino deEspaña, Junio 2001-Junio 2003 es

la oportunidad de este artículo que, a la vez,se beneficia y/o perjudica por mi seguimientode estas cuestiones desde hace unos veinteaños. Trataré el contexto teórico que ofrecemi disciplina (Política Social) y los compro-misos políticos representados en el ámbito dela Unión Europea y de España en su calidadde Estado miembro.

Dejo de lado la consideración de la pobre-za en el mundo. Diría, con el Banco Mundial,que Nuestro sueño es un mundo libre de po-breza (Banco Mundial, 2001). Y sin embargoese escenario mundial está continuamentepresente, aunque no se cite 1. Tampoco quiero

sacar excesivo partido (oportunismo) de losrecientes atentados terroristas de septiem-bre de 2001 aunque, ciertamente, es la faltade inclusión para las naciones y para los in-dividuos un buen caldo de cultivo del terro-rismo 2. Luchar contra niveles de desigual-dad que traen consigo el desprecio, lamarginación y cualquier forma de ciudada-nía de «segunda clase» es ya una forma deasegurar nuestras sociedades. Resulta rea-lista aludir a esas convulsiones sociales en lamedida que introducen la preocupación porla inclusión en la agenda política.

13REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Departamento de Trabajo Social y Servicios Socia-les. Universidad Complutense de Madrid.

1 Las estrategias para el alivio de la pobreza experi-mentan una evolución que es válida no solamente paralos países en desarrollo, sino que resulta aplicable tam-bién a países en estadios más avanzados. El informe delBanco Mundial señala las sucesivas estrategias que hanmarcado la orientación de las políticas de desarrollo.Señala un primer momento de inversiones de gran en-vergadura en capital físico e infraestructuras, que fue elmodelo dominante en los cincuenta y sesenta; con pos-terioridad se asiste a una preocupación adicional porlas mejoras en salud y educación que caracterizó la es-

trategia de los años setenta; luego fue el momento de lamejora de la gestión económica, dando rienda suelta alas fuerzas del mercado y esa fue la moda predominan-te en los ochenta; por último, las teorías del «buen go-bierno» y la atención al sector institucional, así como lascuestiones relativas a la vulnerabilidad de la poblaciónson la nota que predominó en los noventa. La actual es-trategia recomendada por el Banco Mundial se apoyaen tres objetivos:1º facilitar las oportunidades, 2º elempoderamiento (empowerment) a través de la interac-ción de los procesos políticos, sociales e institucionales,3º la seguridad, o reducción de la vulnerabilidad. (BAN-CO MUNDIAL, 2001, 6).

2 Cuando estoy terminando este artículo leo titula-res de prensa del siguiente estilo: «El Reino Unido pro-pone un Plan Marshall contra la pobreza mundial�.Añade el texto: Según manifestó Tony Blair, de maneraquizás un poco mesiánica, son las diferencias de la ri-queza y el soportar regímenes corruptos lo que ha per-mitido la eclosión del terrorismo internacional, por aho-ra básicamente islámico pero que podría llegar decualquier parte. (Diario ABC, de 18-12-01, pág.24).

Política social e inclusiónsocial

LUIS VILA LÓPEZ *

Page 12: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

EL LUGAR QUE OCUPA LAINCLUSIÓN DENTRO DE LAPOLÍTICA SOCIAL

La inclusión social es una exigencia den-tro de una sociedad que quiera merecer esenombre: es la sociedad que ni excluye, nimargina, ni desfavorece, ni «des-privilegia»,ni empobrece. O sea, que el que es miembrode esa sociedad forma parte de ella y, porconsiguiente, ni es excluido, ni marginado, nidesfavorecido, ni carente de privilegios, nipobre, ni mísero. Hasta aquí todo normal. Pe-ro resulta que, desde siempre, en toda socie-dad humana aparece no ya la desigualdad,sino frecuentemente la «excesiva» desigual-dad. Nos hemos acostumbrado a que la orga-nización política de la sociedad haga algo alrespecto. Y llamamos Política Social a eseejercicio del gobierno de la polis que se preo-cupa de «hacer sociedad», es decir, garantizarque todos los que están en ella sean realmen-te miembros de la misma, con una condiciónde miembro dotada de las característicasconsideradas «normales». Hoy no entende-mos un gobierno que no tenga Política Social,que no se ocupe de «hacer» y re-hacer (volvera hacer) sociedad, cada vez que ésta se frag-menta o diluye en exceso. Toda Política So-cial está inevitablemente orientada hacia lainclusión y dispondrá de variados instrumen-tos para lograrla. Se llama al conjunto deesos instrumentos «políticas de inclusión so-cial». Pero, además, se tendrá que llegar a unacuerdo sobre «cuánta inclusión social sequiere», así como si ésta debe distribuirseigualitaria o equitativamente entre todos losactualmente excluidos que hay que incluir.Una distribución igualitaria es de corte uni-versalista, mientras que una distribuciónequitativa tiene en cuenta la dimensión deproporcionalidad: no son todos iguales.

Deseo aludir a la inclusión desde el terre-no de los principios inspiradores de la mismay hay que subrayar que esta consideraciónde la inclusión en términos de «principios» estan relevante como la atención a la eficacia

de los «instrumentos» elegidos para haceroperativos dichos principios. La razón es cla-ra: si aquí y ahora nos ocupamos de los ins-trumentos que producen inclusión (políticascoyunturales, planes de inclusión) no pode-mos dejar de lado la perspectiva del proyectoa largo plazo (consideración privilegiada delos principios) que tiene, como objetivo últi-mo, la creación de una sociedad incluyente.Esta realización de la sociedad incluyente se-ría el sentido más propio de la Política So-cial, mientras que la referencia a las «políti-cas sociales de inclusión» atañe directamentea los instrumentos y actuaciones pormenori-zados en un plan de inclusión (Askonas,2001:297).

Los que estaban peor situados en el aba-nico de la desigualdad social han sido centrode atención en los últimos cinco lustros yhan sido objeto de denominaciones diversas.El término clásico es el de «pobres», objetivotanto del Estado como de la Sociedad civil e,incluso, de los «mejor situados que ellos» enla escala de estratificación social para bus-car alivio a esas situaciones. Conviene tenerpresente el momento en que la percepciónsocial de la miseria fue objeto de sondeos 3 y

ESTUDIOS

14 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

3 Véase COMMISSION DES COMMUNAUTÉS EUROPEENNES

(1977). Entre otros factores éste fue un determinantedel primer programa europeo de lucha contra la pobre-za. En efecto, en 1981 la Comisión envía un Informe alConsejo sobre el «Primer programa de proyectos y estu-dios pilotos para combatir la pobreza» [COM (81) 769final]. Cada uno de los Estados miembros tenía realiza-do su estudio, bajo diferente metodología, para estimarel número de pobres. España se sumó a este compro-miso desde dos vías diferentes e inicialmente coordina-das: la que se realizaba en el Instituto de Estudios La-borales y de Seguridad Social del Ministerio de Trabajoy la que la D.G. de Acción Social de mismo Ministeriofinanciaba a Caritas y realizaba la empresa EDIS. Losdos equipos trabajamos sobre idéntico cuestionario pe-ro diferente metodología y muestra. En 1984 Caritaspublica su famoso informe y el del Ministerio (tengo lasatisfacción de considerarme entre sus promotores, au-tor de la redacción final y defensor de sus conclusiones)no ve la luz pública, por mucho que estuviese sobre lasmesas de muchos políticos y sindicalistas. El Instituto yahabía desaparecido y el protagonismo lo llevaba la D.G.

Page 13: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

produjo un resultado que fue a la vez crudo yestimulante, porque la distribución de re-cursos era de tal tipo que la pobreza apenasera visible, a excepción de aquellos que laexperimentaban en su propia existencia. Po-lítica y, a la vez, socialmente se descubrióque era mucha la población que estaba «fue-ra» y ése fue el detonante de una lucha con-tra la pobreza que se pretendió más organi-zada y científica. Volvió a revivir unaantigua tradición investigadora –no entroen si era movida por la compasión o por otrotipo de sentimientos morales sobre cuya teo-ría nos ilustró A. Smith- acerca de qué es po-breza, el número de pobres existente y lasmedidas para reducir la pobreza (lo que sepuede hacer para que sean menos pobresque, por supuesto, no es lo mismo que pre-tender que sean ricos). Hoy hemos llegado asaber mucho sobre la pobreza, pero sigue ha-biendo pobres. El conocimiento todavía noha llegado a la transformación de la socie-dad. Toda sociedad tiene, hoy como siempre,su porcentaje de pobres.

Si seguimos con la perspectiva históricahay que señalar cómo, en los mediados se-tenta despunta una denominación que hoynos resulta más familiar: al lado de la pobre-za –los que no tenían, los que estaban «priva-dos de»- aparecieron los excluidos, que eranuna forma de inventariar los colectivos degente que «estaba fuera» y que estaba mal,no necesariamente por penurias financieras.De tal forma que podría decirse que debemoslos pobres a los ingleses, los excluidos a losfranceses y los de la infra-clase a los nortea-mericanos 4.

Esta nueva terminología no impedía que«pobre», en España, fuera durante muchotiempo sinónimo de mendigo callejero y soli-citante de ayudas ajenas, incluso con locali-zaciones urbanas determinadas. Puede com-prenderse, cuando se revisa la historia de lainvestigación, que ningún gobierno en Espa-ña iba a permitir que se le contabilizaran co-mo pobres a aquellos que no eran «pobres deverdad». Quizá se recuerde la antigua y esté-ril polémica entre Gobierno y representantesde la sociedad civil en torno a los ocho millo-nes de pobres. Lo cierto es que finalmente losdenominados «pobres» desaparecieron del es-cenario político-administrativo para dar pa-so a los excluidos.

El último acto al que asistimos es la apari-ción continua, en todas las reivindicacionessociales y en muchas propuestas políticas, delos «includendos»: los que «hay que incluir»(¡perdón por el barbarismo!). Es una presen-cia continua que se formula como una preo-cupación por segmentos de población que de-berían ser incluidos, pero también como unaespecie de placebo moral ya que, a la postre ycomo consuelo para los intranquilos, siemprehabrá formas y niveles de inclusión para to-dos los gustos. La inclusión se presenta comoalgo graduable, dentro de una escala que nollegará a modificar excesivamente la des-igualdad generada por una sociedad que de-cide ser universalmente protectora (derechosy titularidades para todos los que vivan enella) pero con niveles diferenciados de segu-ridad y protección. En la historia de la acciónsocial es un tema recurrente el del mérito,los que «merecen» ser ayudados y los queprácticamente deben ser dejados a su suerteporque, simplemente, pagan des-inversionesde su vida pasada.

LUIS VILA LÓPEZ

15REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

sión y sus desarrollos conceptuales franceses y anglosa-jones, que emplean el concepto con contenidos dife-rentes. En los capítulos que esta obra dedica a los enfo-ques adoptados en los Estados miembros respecto a laexclusión social no aparece el caso español, como escostumbre.

de Acción Social, portadora entonces de otros proyec-tos políticos más que del debate y defensa intelectualdel trabajo que habíamos hecho con la suficiente aseso-ría internacional (universidad de Amberes). Por esta ra-zón no aparece en ninguna de las revisiones bibliográfi-cas sobre estudios de pobreza en España, la última la deCANTÓ et al. (2001:25-94).

4 La obra reciente, coordinada y dirigida por MAYES,BERCHMAN & SALAIS (2001) documenta y amplía en suscapítulos 2, 4 y 10 la aparición del concepto de exclu-

Page 14: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Los últimos balances de final de siglo yprincipio de milenio destacan la incapacidad,después de cien años de Estado protector ytutelar, para dar seguridad a todos. A medi-da que el pacto social de la posguerra enveje-cía, volvían a aparecer los gigantes o fantas-mas contra los que Beveridge quiso luchar.Por ejemplo, el paro, aunque ya no el hambreo la enfermedad (al menos en la Unión Euro-pea); también se hacían cada vez más visi-bles las muchedumbres excluidas del trendel bienestar, lo mismo que las desigualda-des crecientes entre nosotros (primer mun-do) y los demás mundos.

En resumen, por eso preocupa tanto la in-clusión, puesto que es la tarea no cumplidaque hoy, entre otras demandas pero tambiéncomo síntesis de la mismas, se presenta co-mo una exigencia ante los políticos y admi-nistradores sociales. Lo que en otro tiempofue tema residual se ha convertido en foco deatención de la política social 5.

Y sin embargo no es la primera vez que lainclusión se propone como operación política

de gran alcance. Un antecedente español dela moderna inclusión puede considerarse, aprincipios del siglo pasado, la voluntad deabrir el acceso de las nuevas masas a la vidapolítica y social 6, por una exigencia de justi-cia, gracias a la cual se puso en marcha lamoderna legislación de protección del obrero,embrión de la futura protección social y de loque más adelante se llamará Estado de bien-estar. Se comenzaba a originar lentamenteuna preocupación política que no pretendíacrear una fuente bien surtida de recursosfrente a todas las necesidades (suministro derecursos siempre agotables, característicodel «welfarismo»), sino que perseguía unplanteamiento reformista acerca de qué so-ciedad había que alumbrar para enfrentarsea ese reto de las nuevas masas sociales ytambién qué tipo de ciudadano era condiciónimprescindible para lograrlo 7.

Hoy, agotadas las provisiones (prestacio-nes, bienes o servicios) o en trance de estarlo(debido a la multiplicación de las titularida-des o «entitlements») la mirada se vuelve ha-cia los primeros planteamientos reformistas,sin abandonar las provisiones que deban se-guir suministrándose, dado que «la urgenciaapremia». Probablemente habrá que dejar elsueño universalista y concentrarse en la ne-cesidad probada (means test o prueba de re-

ESTUDIOS

16 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

5 Es muy indicativa la abundancia de literatura so-bre el tema de la pobreza y la exclusión en los últimosaños. Ya no tiene mérito hacer acopios bibliográficos, si-no la revisión de la agobiante literatura obtenida. Hayrevistas específicamente dedicadas al tema (Journal ofpoverty, por ejemplo), y equipos de trabajo en muchoscentros de investigación y gabinetes ministeriales (dosreferencias inglesas: el Centre for Analysis of Social Ex-clusion en la London School de Economía http://rlab.Isc.ac.uk/CASE.asp y el Social Exclusion Unit paraayudar la acción de gobierno contra la exclusiónhttp://www.cabinet-office.gov.uk/seu/index). Quiero ha-cer referencia al IV Programa Marco de investigación enla Unión europea; bajo el título «Exclusión social y pro-tección social: el futuro papel de la Unión Europea», elTSER (Targeted Socio-Economic Research) ha trabajadoen torno a qué ayuda a combatir la exclusión social ycómo incardinar las propuestas políticas para promoverla inclusión dentro de una visión de más alcance que lasugerida por el binomio bienestar y empleo. El proyec-to, financiado por la UE, se articula sobre tres ejes: con-ceptos y valores, procesos y políticas. Es de esperar quepor la línea 1 del recientemente aprobado programaquinquenal comunitario llegaremos a saber mucho mássobre la exclusión.

6 Este problema, esta gran crisis, es producida por elnacimiento de una clase a una nueva vida, por el adve-nimiento del cuarto estado a la vida social en todas susmanifestaciones. Así es la frase textual de GUMERSINDO

DE AZCÁRATE (1840-1917), destacado representante delreformismo español y alma del Instituto de ReformasSociales, precedente del Ministerio de Trabajo. (AZCÁRA-TE, 1933:36 y 201-282).

7 En la vida económica se manifiesta la decadenciamoral en el predominio casi exclusivo en ella del egoís-mo individual. Parte por la propagación de los principiosde cierta escuela, parte por la preocupación reinanteque en este orden impera, casi en absoluto, el interéspersonal, la verdad es que las consideraciones moralesno se toman en cuenta sino como un elemento de con-veniencia para el logro ulterior de las empresas econó-micas... El interés es un móvil en verdad legítimo, pero acondición de que se someta y subordine en todo caso ala razón y al deber (AZCÁRATE 1967:233-235).

Page 15: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

cursos), porque no se puede llegar a todos porigual, ni cuantitativa ni cualitativamente.Ciertamente es y será, mientras tanto, unasociedad «dura» y difícil, de lógicas revueltasde los que pierden su seguridad y necesitanprovisiones y que nadie va a negar en las de-mocracias industriales, pero cuya cuantía esde temer que sea inversamente proporcionalal incremento de beneficiarios. El ruido de lacalle y las lunas reventadas, que nos traenlos medios de comunicación hasta nuestrasala de estar, no requieren sofisticados razo-namientos teóricos.

Allegar suministros o facilitar recursosevidencia diariamente que la provisión re-sulta cara, pero tampoco la reforma –la otraalternativa- es inmediata o fácilmente previ-sible. Hay que buscarla en los rincones de laou-topía (el «no-lugar») porque lo que hoy notiene «topos» (lugar) habrá de traerse desdeel pasado... o desde donde sea, para hacerleun topos aquí y ahora. La tarea es muy ima-ginativa y se le denomina hoy de muchasmaneras: el nuevo contrato social, las condi-ciones de la ciudadanía en un contexto glo-bal, la reanimación de los valores políticos, laprioridad de los suministros de educación, labúsqueda de lucidez ante el acoso consumis-ta y las distorsiones del valor de uso. Bastenestos ejemplos como test de actualidad denuestro planteamiento.

En estas páginas introducimos los «planesnacionales de inclusión» y queremos respon-der de otra manera a las contestaciones, tan-tas veces suministradas, de que «mejor es esoque nada», porque ante ese fatalismo o resig-nación creemos que debe quedar en el aireotra pregunta que, ya al formularla, apuntala existencia de respuesta alternativa. Me re-fiero al deseo, que puede expresarse de mu-chas formas y en muchos contextos, y quesencillamente dice: «¿y no hay otra cosa?» 8.

LAS POSIBLES PROPUESTASPOLÍTICAS DE INCLUSIÓN

La gestión de lo político suele ir de la ma-no de los intereses económicos, asumiendocomo propios de la sociedad los intereses quederivan de los postulados económicos. La po-lítica, en este supuesto, apoyará medidasprotectoras que hagan compatibles los inte-reses mayoritarios de la población, que veamenazada su seguridad debido a su fragili-dad social y económica, con los intereses deotra parte de la población que quiere unacompetitividad para la que resulta conve-niente arrojar lastre. Aparece en el debatepolítico un tema de «proporciones»: no puedeeliminarse todo lo que limita, hay que pagarunos costes que, como siempre, se querránminimizar. En cierto sentido, esa liberaciónde carga y el aligeramiento producido se in-vocarán para justificar medidas crecientesde asistencialización como única vía paraasegurar el futuro.

Pero, a sensu contrario, la política puedetambién llevar de la mano a los representan-tes de los intereses económicos. Cuando am-bos poderes son globales es más sencillo, pe-ro si únicamente se globalizan los podereseconómicos mal lo tendrán los poderes políti-cos, vulnerables ante la opinión y sometidosa la perentoriedad de los plazos electorales.Y, sin embargo, «debe haber» políticas y polí-ticos con voluntad de autonomía respecto alpoder de la economía. Debe ser posible sinto-nizar con demandas crecientes de participa-

LUIS VILA LÓPEZ

17REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

actuales formas de inclusión limitada, en los últimosveinticinco años. En esa historia aparecerán nombres(políticos, partidos, instituciones de la vida social y ciu-dadana, asociaciones de perjudicados, grupos de pre-sión o de intereses púdicamente escondidos o vergon-zosamente exhibidos), fechas, datos, análisis, ensayosmicrosociales de laboratorio que servirán para entendermejor lo que tenemos e ilustrarnos sobre lo que se pue-de hacer y lo que ya no se puede esperar. No descartode esta historia que destaque e ilustre el permanenteacoso a tradición altruista y benéfica (caridad), nuncaentendida y más malévolamente vulgarizada.

8 Una interesante historia, creo que todavía por es-cribir, narrará algún día el crudo travestismo de la ima-gen social de la pobreza y sus antídotos hasta llegar a las

Page 16: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ción y articular ese apoyo, con un empeñoeducativo grande, para una mayor promo-ción del demos, para una intensificación dela democracia. La política es, en este últimocaso, la característica de aquellas redes su-pranacionales capaces de aglutinar todo tipode organizaciones con liderazgo, sin ningúntipo de complejos, sin hipotecas del pasado.El romanticismo revolucionario, lo mismoque la pretensión de pureza en materia deprejuicios históricos, no sirven frente a laclaridad de una cuenta de resultados.

Estas dos propuestas posibles (políticaque secunda a la economía y política que go-bierna a la economía) ayudan a ver el contex-to en que se toman las iniciativas para la in-clusión, dependiendo de la situación en quese encuentren la Unión Europea y España, ala hora de postularse como sociedades de in-clusión. Reviste igualmente un gran interésconocer la disposición del ciudadano españoly europeo a «pagar la cuenta» en favor de esaautonomía de la propuesta política. La soli-daridad presenta con mucha frecuencia unacostosa factura.

Tenemos muy cercano el ejemplo del másambicioso proyecto de inclusión: la amplia-ción de la Unión Europea hacia el Este.Cuando el Consejo de Niza (diciembre 2000)lanzó un debate sobre el futuro de la Unión 9

estaba invitando a definir el tipo de Uniónque se deseaba. Las recientes quejas de lapresidencia belga (noviembre 2001) sobre eldistanciamiento popular respecto al proyec-to europeo reflejan los debates inevitablesen cualquier sociedad que quiere poner énfa-sis en la inclusión: hasta dónde y a qué pre-cio.

A partir de un planteamiento basado enlos intereses económicos como motor de em-puje de las decisiones políticas el resultadoes la decepción de unos (falta de entusiasmo

en gran parte de los ciudadanos de los Esta-dos miembros) y la desilusión de otros (con-ciencia de los costes humanos y sociales de laintegración con los «ricos» materialistas occi-dentales).

Desde el planteamiento de los interesespolíticos, con plena conciencia de la cargaeconómica que se asume, la «inclusión» nue-va puede promocionarse como un enriqueci-miento que trae la diversidad étnica, cultu-ral y espiritual del continente, en lugar de lahomogeneidad a que daría lugar la imposi-ción de los estándares occidentales. Es unenriquecimiento «costoso», porque la cohe-sión social exige tomarse en serio la vida ensolidaridad, como instrumento para atenuarlas desigualdades y las diferencias excesivasde nivel de vida. Un modelo realmente inclu-sivo no encaja bien con políticas de «dos velo-cidades», ni con divisiones entre los triunfa-dores y los fracasados. La solidaridadcaracterística del modelo europeo tiene unprecio. Un objetivo simple, como sería la me-ra ampliación del mercado, puede ahorrarseese coste 10.

ESTUDIOS

18 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

9 El futuro de Europa- Debate, en http://europa.eu.int/futurum/index_es.htm.

10 En su momento JACQUES DELORS puso en marchaun modesto proyecto denominado «Un alma para Euro-pa», dentro de su Célula de Prospectiva. Determinadasalergias fueron reduciendo con posterioridad el proyec-to. Hoy hay que estar al tanto del Grupo de Asesores<http://europa.eu.int/comm/dgs/policy_advisers/in-dex_en.htm> del Presidente de la Comisión, concreta-mente en el área «Diálogo con las religiones y humanis-mos». He dicho intencionadamente «alergias», porquehay páginas poco consultadas sobre temas europeos yque sin embargo recogen una influencia nada desdeña-ble en millones de europeos. Aludo al sitio de la Confe-rencia de las Iglesias Europeas (<http://www.cec-kek.org>) y al del Consejo de Conferencias EpiscopalesEuropeas (episcopados de la Iglesia Católica <www.kath.ch/ccee/>). Hay más. Pero temas referentes a cues-tiones europeas y que están cargados de valores no pue-den ignorarse. Por ejemplo, para comprender mejor lasreacciones de muchos europeos ante la ampliación dela UE y la necesidad de cohesión social, pueden leerselas orientaciones del reciente documento de la Confe-rencia de Iglesias Europeas (CONFERENCE DES ECLISES EU-ROPEENNES 2001). O sobre la Inmigración, o sobre el diá-

Page 17: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Eso es precisamente lo que subrayan mu-chos analistas sociales contemporáneos(Touraine, A. 1994 y 1999; Castells, M. 1997-1999; Dahrendorf, R. 1962, 1991, Habermas,J. 1997, 1999) al reclamar un énfasis en lacentralidad de la política 11. La inclusión so-cial tendrá que ir mucho más lejos que dondela llevan las curas paliativas de una sociedadexcluyente que nada más busca que mejorarsus resultados. No deseo aludir a los tópicos -sin posibilidad de réplica debido a las coyun-turas emocionales que despiertan- lanzadosen tantas arengas populistas: el sistema eco-nómico sin sentimientos, el neoliberalismoque nos invade, la perfidia del mercado, elsatanismo del Imperio y otros desahogos ver-bales semejantes. Con mucha más sencillezpropongo el sencillo descubrimiento de quelas políticas sociales contra la exclusión estánenquistando en el cuerpo de la sociedad dife-rentes grados de pertenencia social de tal for-ma que podría decirse que la exclusión apare-ce más como un fatum que como un factum(Aganzo y Renes, 2001:35-36).

Algún día veremos cómo las tendenciaseconómicas mundializadas (globalización)terminarán por ser acreedoras del nuevo ha-cer de los políticos, pues están logrando si-tuar los problemas cotidianos de la gestiónpolítico administrativa a un nivel superior(el de los principios y valores que sostienenla inclusión). Será ése el nivel en que lascuestiones de inclusión no se solucionan sen-cillamente haciendo más accesible la cestade bienes y servicios; se requerirá el cultivode la identidad, la seguridad, la pertenencia.Un nivel político superior que significa «pres-tar atención a» y no sólo remediar problemas«derivados de». En consecuencia puede decir-se que estamos cada vez más ante una políti-ca real de inclusión que ya no es solamente

competencia del gobierno que corresponda,sino una tarea inexcusable de ciudadanía ac-tiva. La política de inclusión desborda así laetiqueta de «problema del gobierno».

LA PROPUESTA RECIENTE DE LAUNIÓN EUROPEA

Las conclusiones de la Presidencia, en elConsejo Europeo de Lisboa (23-24 de marzode 2000), no mencionan la «inclusión». Se di-ce que, ante la mundialización y para unaeconomía basada en el conocimiento, laUnión Europea debe determinar los cambiosen coherencia con los valores y conceptos dela sociedad. Determinar qué cambios es lomismo que buscar la modernización del bien-estar social y de los sistemas educativos... em-prender reformas sociales y económicas, com-binando competitividad y cohesión social.Atención al propósito: es necesario, para cre-cer económicamente con más y mejores em-pleos y con mayor cohesión social, moderni-zar el modelo social europeo mediante lainversión en capital humano y la lucha con-tra la exclusión social (Consejo Europeo deLisboa, Conclusiones de la Presidencia, nú-meros 1, 2, 4 y 5).

La Unión Europea entiende que la luchacontra la exclusión caracteriza el modelo so-cial modernizado. (La referencia al «modelosocial» 12 es repetitiva en los documentos co-munitarios, por más que a la hora de con-cretar en qué consista no se va más allá degeneralizaciones sobradamente conocidas).Modernizar el modelo europeo es una condi-ción para crecer y, además, una garantía parahacerlo de forma cohesionada. El modelo so-cial europeo –se dice- tiene como distintivo unsistema muy desarrollado de protección so-cial, gracias al cual se puede pensar ya en el

LUIS VILA LÓPEZ

19REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

12 Una documentación muy reciente la que se haproducido durante la presidencia belga dentro de susprioridades «Social Ambitions for Europe». Vid. VANDER-BROUCKE, F. (2001).

logo con el Islam en Europa y otros asuntos de responsa-bilidad común.

11 Será éste uno de los «pilares» que presentaremosen las conclusiones. (Vid. RODRÍGUEZ CASTEDO 2000:26-27).

Page 18: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

paso a una economía basada en el conocimien-to. (Hay que diferenciar si se está hablandodel modelo social que caracteriza a los Esta-dos miembros de la Unión –que es ciertamen-te un modelo europeo- o si se hace la referen-cia al modelo de la Unión Europea «en cuantotal», porque este último, en la medida en quepuede considerarse real, es mucho más tímidoen alcance y en sus perspectivas de desarro-llo).

Con los matices anteriores sí que se puedeafirmar que la modernización de la protec-ción social, se vincula a un Estado activo debienestar. Y un Estado «activo» no es un Es-tado pasivo o «subvencionador», sino aquelque recompensa el trabajo, garantiza su via-bilidad ante el envejecimiento, promueve laintegración social. Es decir, integra por eltrabajo y mira continuamente al empleo 13.

La promoción de la integración social re-sulta urgente, además, por el inaceptable nú-mero de personas que viven en la Unión pordebajo del umbral de pobreza y excluidas so-cialmente. Ese número inaceptable está encontradicción con el modelo social anunciado;por ello conduce a promover un acceso másamplio a los conocimientos y oportunidades yluchar contra el desempleo: la mejor salva-guardia contra la exclusión social es un tra-bajo (Conclusiones... números 31-34).

El Consejo de Ministros (Empleo y Políti-ca Social), en su reunión de 17 de octubre de2000, remitió al Consejo Europeo de Niza losobjetivos adecuados para luchar contra laexclusión social y eliminar la pobreza, a par-tir de las orientaciones de los Consejos Euro-peos de Lisboa y Feira, proponiendo cuatroobjetivos, sin perjuicio de que quedase bienclaro que la lucha contra la exclusión sociales ante todo responsabilidad de los Estados

miembros y de sus autoridades nacionales,regionales y locales, en conexión con el con-junto de agentes interesados, especialmentelos interlocutores sociales y las organizacio-nes no gubernamentales. Estos objetivos son:1) fomento de la participación en el empleo ydel acceso a los recursos, derechos, bienes yservicios por parte de todos; 2) prevención delos riesgos de exclusión; 3) actuación a favorde los más vulnerables; y 4) movilización detodos los agentes. Para instrumentar dichosobjetivos los Estados miembros son invita-dos, antes de junio de 2001, a presentar unplan de acción bianual donde queden refleja-das las prioridades de cada Estado miembroconforme a esos objetivos. La Comisión ela-borará un Informe Conjunto a partir de losplanes nacionales identificando las buenasprácticas y los enfoques innovadores.

El Informe de síntesis es la Comunicaciónde la Comisión al Consejo, al Parlamento Eu-ropeo, al Comité Económico y Social y al Co-mité de las Regiones. Proyecto de informeconjunto sobre la integración social14, que de-be ser completado con la lectura de los pla-nes nacionales y suministra claves paraajustar la importancia de dichos planes na-cionales y la que les confiere su utilizaciónpor la Unión, dentro de su estrategia de coo-peración. Algunas de estas claves serían lassiguientes:

1.º Los Planes nacionales de acción sobrela inclusión social (NAPincl) se presentan co-mo el nuevo hermano «gemelo» de los Planesnacionales de acción sobre el empleo (NA-Pempl) (Bruselas, comunicado de prensa de23 de febrero 2001).

2.º Dentro de la función de fomento de lacooperación, la articulación de los planes yde los actores será el «nuevo método abierto

ESTUDIOS

20 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

13 El empleo dista mucho de ser toda la solución,como señalan muchos analistas. La dinámica laboral seconvierte frecuentemente en factor de exclusión. La in-seguridad y precariedad reducen el desempleo, perono solucionan la exclusión. Véanse textos de la cita 23.

14 Llama la atención que mientras que la primerapágina del documento es Informe conjunto sobre Inclu-sión Social, COM(2001)565, en la segunda página deltexto resulta que el informe trata sobre la integraciónsocial.

Page 19: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de coordinación para promover la inclusiónsocial» o el «método abierto de coordinaciónen materia de integración social» (traducciónoficial en español).

3.º Se considera que se ha dado un «avan-ce significativo en la elaboración de indicado-res comunes para medir la pobreza y la ex-clusión en todos los Estados miembros»

4.º No se evalúa la eficacia de los sistemasya en funcionamiento, sino que se analizansimplemente los planteamientos de los Esta-dos miembros, prestando atención a la «cali-dad del análisis, la claridad de los fines y ob-jetivos y la existencia de un planteamientoestratégico e integrado».

5.º En el nuevo método abierto de coordi-nación se insta a trabajar juntos para la inte-gración social de las políticas aplicadas alempleo, la protección social, la salud, la vi-vienda, la educación.

6.º Gracias a los planes y a los indicado-res elaborados para conocer, medir y comba-tir la exclusión se promoverá el intercambiode buenas prácticas y el aprendizaje a nivelcomunitario.

7.º A partir de 2002 se pondrá en marchaun programa quinquenal de acción comuni-taria sobre integración social. (Vid. más ade-lante).

8.º Para que los Estados miembros consti-tuyan sociedades integradoras «debe mejorarconsiderablemente el reparto de recursos yoportunidades en la sociedad para garanti-zar la integración y participación social detodos los ciudadanos, así como el respeto desus derechos fundamentales».

9.º Con el reparto aludido se incluye otraaspiración. La mayoría de los planes nacio-nales «tienden a concentrarse en medidas yprogramas políticos existentes, en lugar deexponer nuevos planteamientos políticos»(itálicas mías).

10.º No debe perderse de vista que, decara a la elaboración de una futura estrate-gia de promoción de la integración, es fun-damental tener en cuenta las limitacionesfinancieras (el aumento de las inversionesdebe estudiarse en el contexto de los compro-misos presupuestarios nacionales, de lasOrientaciones generales de política económi-ca, del Pacto de estabilidad y crecimiento y,también, de las Directrices de empleo). Osea, unas limitaciones y condicionamientosque, no por esperadas, dejan de dificultar pa-ralelamente los enunciados (supra) como po-sibles nuevos planteamientos políticos.

Quienquiera que acostumbre a seguir es-tos temas desde hace tiempo seguramenteconcederá que poca cosa nueva hay en todo loanterior. Más aún, no logrará evitar un posi-ble disgusto ante la lectura de «su» plan na-cional y los comentarios que acompañaron suaparición 15. Pero, sobre todo, se persuadirá

LUIS VILA LÓPEZ

21REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

15 Imagino que habrá más manifestaciones de esteestilo, pero una propuesta explícita de principios éticoses inevitable si se formula una alternativa social más in-tegradora y niveladora de diversidades. Más que «facili-tar» las vías de acceso a los retrasados, la última inten-ción es que no sean necesarias esas vías o atajos...porque apenas hay quienes se retrasen en una sociedad«diferente». No es accidental que los promotores de esa«sociedad diferente» sean siempre los que apenascuentan en el modelo vigente. Por ello, la propuesta ex-plícita de principios éticos y, por consiguiente, el criti-cismo más radical ante los planteamientos conservado-res de los planes de inclusión de tipo insertista (facilitarel acceso) se encuentran en publicaciones marginales,en la periferia de los centros de poder y decisión. Enboletines y revistas de difusión muy minoritaria se en-cuentran estas voces. Por ejemplo, los comentarios dela revista de los jesuitas españoles, RAZÓN Y FE (editorial«El Plan nacional para la inclusión social», julio-agosto2001, 27-32). También un boletín mensual de una Ca-ritas diocesana («Plan de acción para la Inclusión so-cial», en CRÓNICA DE LA SOLIDARIDAD, Caritas de Valencia,nº 44, junio 2001, pág. 3). No me resisto a hacer acce-sibles dos citas sobre manifestaciones y causas de la ex-clusión.

� La pobreza y la exclusión son enfermedades delcuerpo social. Los pobres no son fruto natural dela digestión social que hay que segregar en lugareshigiénicos por razones de salud y estéticas. No son

Page 20: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

del papel absolutamente residual que jueganestas cuestiones de la inclusión social, la po-breza, la exclusión –o como se las quiera lla-mar– en la agenda política real, al margende las declaraciones más o menos solemnes.Como resumen, creo que no se avanza, laagenda política cambia en cada Consejo y, derelleno, aparecen los temas de siempre a losque ningún político responsable puede volverla espalda cara a su electorado. En este mo-mento está en marcha el «debate sobre el fu-turo de Europa», Niza fue el reparto de poderen la Unión ampliada y su «agenda social»deja poco espacio a la innovación.

El Consejo Europeo de finales del 2001, enLaeken, tenía que llevar una cartera de en-cargos muy abultada, al menos por los com-promisos que se le habían ido fijando en es-tas materias sociales. Las conclusiones de laPresidencia en el Consejo Europeo de Lae-ken (14 y 15 de diciembre de 2001) hacenuna referencia al modelo social europeo (nn.

25-30) diciendo que hay que concretarlo y su-giriendo dichos puntos necesitados de preci-sión: la legislación social, los servicios de in-terés general, el principio de igualdad, laerradicación programada de la pobreza, lacoordinación de regímenes de seguridad so-cial 16.

EL PLAN DE INCLUSIÓN DEL REINODE ESPAÑA

El texto del Plan va inserto, me dicen, enla Documentación de este número de la re-vista. Es lo que me deja las manos libres pa-ra no tener que hacer ningún resumen o pre-sentación detallada. Pero quiero de entradapreguntarme, a pesar de la desilusión de al-gunos y los cruces de críticas de otros, ¿quéhubiera sucedido sin la invitación comunita-ria a elaborar los planes nacionales de inclu-sión?

Afirmamos de antemano que España, co-mo todos los Estados de la Unión, dispone yade instrumentos para facilitar la inclusión yevitar la pobreza o la exclusión. El propiotexto del Plan, sin embargo, ya subraya elcarácter poco usual que reviste la propuestapolítica de inclusión que dio lugar al Plan,porque no hay precedentes de planes de esteestilo, bien porque las acciones referidas seconsideraban propias de los planes de em-pleo, bien por la atomización administrativade las competencias o, incluso, por la gestiónlocal o autonómica de muchas actuaciones.Se hace esta precisión porque yendo al conte-

ESTUDIOS

22 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

16 El Anexo I de las Conclusiones de la Presidenciaes una declaración sobre el futuro de la Unión. De caraa la preocupación por un modelo de sociedad más car-gado de algunos valores quiero destacar alguna de susafirmaciones: 1) «Europa debe asumir su responsabili-dad en la gestión de la globalización»; 2) Europa debeser «una potencia que quiere enmarcar éticamente lamundialización, es decir, ponerla en un entorno de so-lidaridad y desarrollo sostenible»; 3) el ciudadano euro-peo «pide resultados en el ámbito del empleo y la luchacontra la pobreza y la exclusión social, así como en elámbito de la cohesión económica y social».

órganos enfermos de los que se pueda prescindir... la pobreza y la exclusión son, como la fiebre, unsíntoma. Se pueden disminuir sus molestias sinerradicar la enfermedad del organismo, del siste-ma social. Medidas a concretar para facilitar la in-clusión por el trabajo, el acceso a la vivienda, a laeducación, a la asistencia sanitaria ...-líneas de ac-tuación previstas en el plan- pueden ser cubitos dehielo para evitar que el malestar de los excluidosnos moleste. (revista de Caritas-Valencia).

� Este plan es profundamente insertista y las prue-bas están en que el amplio diagnóstico que se rea-liza no pregunta por las causas de la exclusión, si-no que simplemente presenta a personas que «nopueden acceder». La palabra exclusión ha sido re-ducida a un nuevo asistencialismo desde la clavede la inserción: se trata de crear cuotas para laparticipación de los «excluidos« en el sistema, node revisar el sistema ni parar la producción de ex-cluidos. Este nuevo asistencialismo ya no buscasólo dar «ayudas» sino «dar posiciones» a los ex-cluidos dentro del sistema general. (revista RAZÓN

Y FE).� Todavía me atrevo, en la enésima corrección del

manuscrito, a citar la reciente viñeta del El Roto (EL

PAÍS, 22 de enero de 2002) que dibuja, en su irre-petible estilo, el desagüe de excluidos del sistema.

Page 21: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

nido, más que a la novedad de la presenta-ción «conjunta», una somera revisión de lalucha contra la pobreza y exclusión nos lleva-ría a mencionar para el caso de España laspensiones no contributivas (con la ambiciónde «cerrar» el Sistema de Seguridad Social),las iniciativas autonómicas para una garan-tía universalista de ingresos mínimos y deitinerarios de inserción, el Plan concertadode servicios sociales básicos, la red autonó-mica de servicios sociales tanto generales co-mo especializados 17. Por consiguiente, ¿quémás podía esperarse, respecto a los conteni-dos, en este nuevo Plan de inserción?

La referencia –no me atrevo a hablar de«debate», si delimito esa referencia a los co-mentarios en nuestro país– a la exclusión einclusión es muy copiosa, debido a la con-fluencia de los intereses de los políticos conlas demandas de tantos que, fuera de las es-tructuras políticas tradicionales, hacen de lalucha contra la pobreza su logotipo de marca.En la sociedad civil la protesta contra la po-breza ha constituido un elemento que agluti-na las organizaciones más heterogéneas. Enel período más reciente hemos presenciadoen el amplificador mediático sus manifesta-ciones visibles y algo –muy poco- de sus con-tenidos. Valdría recordar el dicho popular(«Mucho ruido y pocas nueces») porque, aun-que todo contribuye a hacer ruido, caen muypocas nueces: el dueño del nogal no lo permi-te y, además, tiene muchas formas de impe-dirlo. Por ejemplo, todo el apoyo político ypublicitario prestado a cuestiones de pobrezay exclusión, en la dirección marcada por losobjetivos comunitarios, resulta «rentable»: seairea una preocupación política por la pobla-ción excluida y se desvía la mirada de lascausas de esa exclusión, como es el modelo decrecimiento y la distribución del poder 18. El

apoyo mediático también puede servir paraesconder cómo el tradicional y soñado Estadode bienestar se transmuta en un humilde yno confeso Estado asistencial y discrimina-dor. Es igualmente útil para no tener queresponder a los retos que, en el futuro, pre-sentará la mundialización a lo que quede delEstado social 19.

Se ha hablado muy poco del Plan, ni porparte de sus promotores (el Gobierno) ni porsus críticos e ignoro a qué se debe esa estrate-gia, bien sea por sencillez, por conciencia deque sus planteamientos son evidentes, porurgencia de otras prioridades, por ausenciade una contestación preocupante de tipo polí-tico o civil. En definitiva, no lo sé y mis conje-turas no tienen excesivo valor, aunque haga acontinuación algunas precisiones, a partir delos enunciados que se contienen en el Plan.

El marco conceptual y político al que sededican las primeras páginas del Plan espa-ñol destaca algunos elementos que dicen mu-cho más que su tenor literal o contexto. Porejemplo, la exigencia de abordaje integralmás que tratamiento unidimensional de la

LUIS VILA LÓPEZ

23REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

17 Puede verse el informe del CES (2001:cap. 3).También, sobre el papel de los servicios sociales en lalucha contra la exclusión, ROLDÁN GARCÍA, E. (2001) yGUTIÉRREZ RESA, A. (2001).

18 Para potenciar la creación de más y mejores em-pleos es necesario apostar por un modelo de crecimien-

to que, en contraste con el actualmente vigente, puedagenerar más puestos de trabajo y redistribuir de maneramás armónica y equitativa la riqueza, potenciando nive-les adecuados de bienestar social. El problema del actualmodelo económico no es si funciona o no, el problemaes que puede funcionar «eficientemente» para algunos(a los que cada vez «les va mejor») y, al mismo tiempo,funcionar pésimamente para otros (a los que cada vez«les va peor»). Hay que entender, por lo tanto, que labondad de un modelo no descansa sólo en unos resulta-dos impersonalizados reflejados en las cuentas del ba-lance del capital, sino en la capacidad para generar con-diciones de vida más satisfactorias, en sociedades másestables y con mayor capacidad para mantener un de-sarrollo sostenible (TEZANOS 2000:30).

19 Coincido con la tesis de MARTÍNEZ DE PISÓN

(2001). Es un tema muy tratado el de la relación entreglobalización y Estado de bienestar puesto que afecta alos derechos de ciudadanía y, en general, a todos losequilibrios que son menester entre las exigencias eco-nómicas y los valores propios del modelo social euro-peo (SYKES et al. 2001; VANDERBERG, A. 2000; DELANTY,G. 2000; KLEINMAN, M. 2002).

Page 22: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

exclusión. Como contrapunto, la dificultadpara identificar y promocionar el potencialreformista de los excluidos: es difícil generarprocesos de movilización y emancipación por-que los colectivos marginados no son un suje-to homogéneo de cambio histórico (afirma-ción ésta que, por discutible, debería originarotro trabajo paralelo). La propia realidad dela población excluida lleva al fatalismo (in-evitabilidad para las sociedades avanzadasdel siglo XXI) y a la clásica estigmatización(la marginación como falta de adaptación delindividuo).

A partir de las expresiones del Plan espa-ñol, así como del ya referido Informe de sín-tesis de la Comisión se plantea la pregunta,ya insinuada hasta la saciedad: ¿cuál es lacausa por la que las visibles manifestacionesde «gran desigualdad» (expresión que utilizocomo equivalente a pobreza, exclusión, etc.)se manifiestan en los ejes o ámbitos citadospor el Plan español? Creo que aludir a losámbitos monetarios, laborales, educativos, dealojamiento, sanitarios, marginalizadores, deacceso a la justicia, y a las nuevas tecnologíasestá repitiendo lo que ya todos conocen sobra-damente. Pero estos ámbitos no son más queel reflejo de modelos de sociedad, con una de-terminada combinación de valores y objetivos(¡prioridades!) que son lo que marca la direc-ción, la velocidad, la ubicación, el consumoque se hará visible en los citados ejes. El ejeno es culpable de nada, solamente transmitela energía que recibe. Y es ahí donde hay queactuar para lograr una auténtica sociedad deinclusión. Este plan quiere encauzar una pre-ocupación social, responder al desafío que tie-ne nuestro vigente modelo social europeo paraindependizarse coherentemente de un modeloeconómico no discutido. Aquí se fundamentala crítica tanto al plan español como, en gene-ral, a la política comunitaria por la inclusión:¿hay otras respuestas y, si las hay, por qué seha elegido ésta que se nos presenta? 20.

En las condiciones de partida que se danno pueden esperarse grandes novedades na-cionales. Hay pocas cosas nuevas en los obje-tivos, en los actores, en las estrategias. (Contodo, no siempre hay que decir cosas nuevascada vez que se adopta una posición). Es yaun importante toque de atención que laUnión Europea y los Estados miembros tra-ten la prevención de la exclusión. Poco máspuede considerarse relevante. Quien se de-tiene ante un andamiaje como éste (enverga-dura física del Plan) puede pensar si tras élse está simplemente adecentando la fachada(o sea, retoques asistenciales), pero tambiénpuede sospechar que al mismo tiempo se estámodificando la estructura y la distribucióndel espacio (tocar lo que causa las exclusio-nes del empleo, la educación, la vivienda, lasrentas mínimas, etc.). A la postre, con actua-ciones de este estilo se esclarece qué se en-tiende en la práctica por modernización delmodelo social europeo: las actuaciones im-prescindibles para tranquilizar a la mayoríade los actores sociales sin alterar en demasíala organización social y económica en la quevivimos.

El Consejo Económico y Social (CES) deEspaña, órgano consultivo del Gobierno (enel que están representadas organizacionessociales directamente implicadas en las me-didas de los planes de inclusión) recibe enenero de 2001 el documento base del Minis-terio de Trabajo y Asuntos Sociales. El Infor-me del CES (Consejo Económico y Social,2001) remite a su anterior documento (Con-sejo Económico y Social, 1996) preguntándo-se qué ha sucedido desde este diagnóstico de1996. Reconociendo un avance en estos añosen la respuesta a la pobreza, el CES conside-

ESTUDIOS

24 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

una muy modesta política que se ocupa de los «efectos»que son inevitables. No es una Política Social sino polí-ticas sociales subordinadas. Viene a ser, se señala(AGANZO y RENES, 2001:37), una manifestación más dela inicial desconexión entre las políticas sociales y laspolíticas económicas: mientras las primeras intentan ta-ponar los flujos que llevan a la exclusión, las segundasabren nuevas vías de agua.

20 Tenemos un modelo económico asumido y nocuestionado y así la política de inclusión será siempre

Page 23: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ra de utilidad poner de manifiesto los puntosdébiles observados en las principales ver-tientes de la acción pública que repercutenen la pobreza y la exclusión social: educa-ción, empleo, sanidad, vivienda, servicios so-ciales y garantía de recursos, para terminarcon unas reflexiones sobre el papel de la ini-ciativa ciudadana en las políticas de integra-ción social (Consejo Económico y Social,2001:27). Con otras palabras, el CES recono-ce que determinados derechos y consumos,propios de nuestro modelo de sociedad, que-dan insuficiente e insatisfactoriamente ga-rantizados para toda la población española.

Cuando el CES compara nuestra situacióncon otros Estados de la Unión dice que hayque gastar más y destaca que en servicios so-ciales y rentas mínimas España está en el0,2% del PIB mientras la media comunitariaes del 0,4%. «La efectividad del futuro Planpara la inclusión social –cuya dotación pre-supuestaria, de momento, se desconoce– (itá-licas mías) obliga a un mayor esfuerzo en es-te campo». (Consejo Económico y Social,2001:73).

EL PROGRAMA QUINQUENAL DE ACCIÓN COMUNITARIA QUE SIGUEA LOS PLANES NACIONALES DEINCLUSIÓN

Corresponde ahora, dentro del guión his-tórico descriptivo que enhebra nuestros co-mentarios, pasar al último momento que eseste programa quinquenal. Es el apoyo pro-metido por la Unión, como fase posterior a laelaboración de los Planes nacionales de in-clusión y al Informe Conjunto de la Comisióny el Consejo. La Decisión establece 21 un pro-grama de acción a fin de fomentar la coopera-ción entre los Estados miembros para lucharcontra la exclusión social para que la Unión y

los Estados miembros consigan un impactodecisivo en la erradicación de la pobreza y laexclusión social.

El objetivo general del programa es fo-mentar la cooperación entre los Estadosmiembros para luchar contra la exclusión so-cial en el período comprendido entre el 1 deenero de 2002 y el 31 de diciembre de 2006(art. 1). Trátase de una iniciativa no aislada,sino que forma parte del nuevo método abier-to de coordinación, una estrategia que impul-sará decisivamente la eliminación de la ex-clusión social por la fijación de objetivoscomunitariamente adecuados, con un carác-ter aditivo a los planes de actuación naciona-les. Es una forma de comprender mejor la ex-clusión, de integrar la lucha contra elladentro de otras políticas comunitarias y na-cionales y, finalmente, la oportunidad paradar cabida a la experiencia acumulada: la decada Estado miembro, la de las personas ex-cluidas, la de los interlocutores sociales, lade las organizaciones no gubernamentales ydel voluntariado, la de todos los agentes queparticipan en la lucha contra la exclusión so-cial y la pobreza (art. 2).

El objetivo general de coordinación se des-dobla en tres objetivos, cada uno de los cua-les dará lugar a diferentes acciones. Esostres objetivos son mejorar la comprensión dela exclusión social, organizar intercambiossobre la ejecución de las políticas pertinen-tes y promover la innovación mediante lacreación de redes y el fomento del diálogoentre todos los implicados. Pueden ya dedu-cirse sin dificultad las acciones comunita-rias: 1) «Análisis e investigación« (identifica-ción de indicadores apropiados, cuantitativay cualitativamente); 2) «Cooperación políticae intercambio de información y de las mejo-res prácticas» (apoyo de reuniones con di-mensión europea para evaluación, supervi-sión, producción y distribución de un estudioanual de la Unión Europea sobre la exclu-sión social); y 3) «Promoción de un diálogo enel que participen los diferentes interesados yapoyo al establecimiento de redes» (artículos

LUIS VILA LÓPEZ

25REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

21 Decisión 50/2002/PE-CONS de 7 de diciembrede 2001 (DOLE 12 de enero de 2002).

Page 24: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

3 y 4). Lo ya dicho resume la especificaciónde medidas para ser apoyadas en un marcotransnacional y que se articulan en torno alos tres ejes aludidos (Su especificación apa-rece en el Anexo de la Decisión comunitaria).

Si se efectuara un análisis comparativocon otras actuaciones comunitarias anterio-res y de índole semejante se evidenciaríanmuchos parecidos. Es cierto que se evita cui-dadosamente cualquier burda repetición decontenidos y peculiaridades. Como ejerciciosugeriría analizar, por una parte, las expre-siones contenidas en la Decisión y, por otra,a modo de ejemplo, la interpretación que hanhecho algunos policy-makers acerca de la ne-cesidad y naturaleza de la iniciativa.

Respecto a lo primero (contenidos del Pro-grama de Acción) llamo la atención sobre al-gunos puntos, con su pequeño comentariocrítico.

• Se insiste en que las acciones no se so-laparán con otras actividades comuni-tarias (actuaciones de los Fondos Es-tructurales, programas de Igualdad deOportunidades) sino que, más bien, tra-tarán de incrementar el efecto inclusivode otros instrumentos comunitarios(itálicas mías). Se responde de esta ma-nera a la acusación frecuente de losenemigos de este tipo de programas,justificando su oposición por la existen-cia de otras líneas de acción comunita-rias que inciden sobre el mismo tema.

• El programa se centra completamenteen el apoyo a la cooperación entre losEstados miembros, dentro del nuevométodo abierto de coordinación en la in-clusión social. Este «método abierto»,tan nombrado y citado, se entiende co-mo la base para el desarrollo de las po-líticas sociales de inclusión 22.

• La decisión anuncia, además, que no sefinanciarán proyectos in situ para hacerfrente a la exclusión a nivel local, puestoque ésa es la responsabilidad de los Esta-dos miembros, ni apoyará cooperacionestransnacionales ya cubiertas por otrasacciones (por ejemplo, la lucha contra ladiscriminación en el lugar de trabajo).

• La lucha contra la exclusión social seintegrará en todas las políticas comuni-tarias generales, incluida la acción enel marco de los Fondos Estructurales.Es un punto bien conocido cuyo tenorreza más o menos así: «se incluirá una

ESTUDIOS

26 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

(convertirse en la economía basada en el conocimientomás competitiva y dinámica del mundo...) se lograrámejorando los procesos existentes, introduciendo unnuevo método abierto de coordinación a todos los ni-veles, que irá acompañado de una función de guía y co-ordinación más firme por parte del Consejo Europeo,para garantizar así una dirección estratégica más cohe-rente y un control efectivo de los trabajos...(nº 7).

El «método abierto», tal como se formula en estosmomentos, no dice gran cosa, aunque pueda prometermucho. En el terreno de las promesas es bueno soñarcon líneas maestras y objetivos específicos propuestos alos Estados miembros, informe conjunto (Comisión yConsejo) y recomendaciones a los Estados miembrosbasadas en la información sobre resultados nacionales ylos intercambios de buenas prácticas. Se utilizó para elempleo, se pretende para las pensiones (documentosde la presidencia belga, en VANDERBROUCKE, 2001) y sequiere extender a otros campos de la protección social(exclusión) e incluso enseñanza o sanidad.

Algo crítica es la lectura que hace CHASSARD

(2001:299) para quien se trata de un nuevo enfoqueque busca más la coordinación de las políticas que lamera armonización, más la identificación de estándaresbasados en buenas prácticas que el mero seguimientode medidas tomadas en el campo del empleo. Puedeser. De hecho hoy lo veo como una manifestación decoparticipación (partnership) para organizar una acciónconjunta de cooperación e introducir el «valor añadidocomunitario» en campos en que los gobiernos naciona-les son bien sensibles.

El «método abierto» puede llegar a constituirse enuna forma inédita de hacer política comunitaria. Aun-que también exista el riesgo de no pasar de una simplelegitimación de la Unión ante muchos ciudadanos ex-pectantes. Habrá que esperar para identificar el árbol yel fruto de tal semilla.

22 Este método aparece en las conclusiones de laPresidencia de la cumbre de Lisboa: Dicho objetivo

Page 25: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ficha sobre exclusión en cualquiera delas actuaciones...» y eso vale igualmen-te para la igualdad, la cohesión social ocualquier otra prioridad comunitaria.

• La enumeración de los sujetos con cuyaexperiencia quiere contarse sugiere siqueda alguien por convocar. Es decir,que dentro de los principios del parte-nariado que últimamente profesa laUnión queda en pie si se trata de respe-to por la subsidiariedad y el diálogo ci-vil o si, además, se pretende satisfacerintereses variados.

• No extraña excesivamente el énfasis enlos análisis y la mejora de los indicado-res, máxime cuando ése es uno de loscampos en los que el valor añadido co-munitario es más evidente y por el quemás se define usualmente la sensibili-dad social de cualquier gobierno de unEstado miembro.

• Creo que, además, hay algo mucho máshondo que subyace en el contenido de laacción propuesta y que exige cautela;me refiero a que, aparte la subsidiarie-dad (no invadir campos ajenos), lo so-cial no tiene marcha atrás, no es fácilretroceder y eso es lo mismo que decirque cualquier paso adelante que Comu-nitariamente se da no es sencillo revo-carlo.

• Los intercambios de información y deprácticas, la supervisión, la evaluación,el establecimiento de redes de ONG ac-tivas en la lucha contra la exclusión so-cial y diálogo entre actores forman par-te de los contenidos clásicos de estosprogramas.

La segunda reflexión anunciada gira entorno a algunos de los policy-makers europeosy se fundamenta en las explicaciones y argu-mentos sobre la conveniencia de un progra-ma, así como sobre su alcance y definición. Elpolítico, en sus declaraciones explícitas, re-

fleja su sensibilidad ante el problema, antelas demandas ciudadanas, ante la percepcióny estrategia que adopta respecto a las mis-mas. Es un ejemplo clásico en el análisis delas políticas públicas que, en la presente si-tuación, intento adivinar, como un botón demuestra, en algunas intervenciones del Par-lamento Europeo. Sucedieron estas interven-ciones en la sesión del 15 de noviembre de2001 al debatir la oportunidad del programacitado y las incorporo como nota final parano distorsionar el equilibrio de este escrito 23.

LUIS VILA LÓPEZ

27REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

23 Sr. GONZÁLEZ ALVAREZ: � Creo que en el documento figuran palabras precio-

sas ... se recuerda que el Consejo considera inacep-tables los niveles de pobreza que aún hay en la UE,pero corremos el riesgo de que aplicar este plan deacción ... sea como poner una tirita en una heridamientras, por otra lado, dejamos que ésta se desan-gre ... En el debate anterior se ha hablado de las vir-tudes de mercado para sostener las compañías aé-reas, pero se habla menos de los 12.000 empleosde Sabena. Podemos correr el riesgo de perder mu-cha sangre mientras tapamos con una tirita la heri-da. Pero de todos modos ... sea bienvenido esteplan.

Sr. LAMBERT:� El Parlamento ha insistido en la necesidad de que

la sociedad civil se comprometa en el programamismo y en su evaluación. Este compromiso es crí-tico. Está claro que no han funcionado las políticastop-down y la ilusión de que el crecimiento eco-nómico podrá de alguna manera, superar la po-breza y elevar a los pobres. Parte de la solución esel propio compromiso de la gente. Esperamos sinembargo que la investigación y los programas fi-nanciados con este modesto aumento de dinero... no se concentren en las políticas, sino tambiénen el proceso de formulación de las políticas y lasdecisiones de financiación, lo cual ya es en si mis-mo una dimensión innovadora ... Espero igual-mente que las actividades financiadas no se con-centren en el trabajo, como respuesta a laexclusión. No es la solución, si el trabajo es pobre-mente remunerado y es además explotador.

Sr. ROCARD:� (Dirigiéndose a la Comisaria de Asuntos Sociales

y Empleo, alaba el método de la cooperaciónabierta, el intercambio de prácticas y la responsa-bilidad y el deber de Europa de experimentar yejemplarizar las innovaciones y los proyectos pi-loto). Termina: Señora Comisaria, tanto usted co-

Page 26: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

DOS MODELOS SOCIALES

Al acabar la secuencia de las actuacionespolíticas que últimamente han perseguido elobjetivo de la inclusión, expondré la tesis queconstituye el poso de la experiencia evocadaen esas actuaciones o, con otras palabras, elfondo que sedimenta tras las continuas ave-nidas y caudales que han discurrido por elcauce de la Política Social.

Mi primera afirmación consiste en unasimple evidencia descriptiva: el buen accesode toda la ciudadanía a la satisfacción de losderechos que se consideran definitorios de lacondición de ciudadano pleno no está plena-mente logrado. Lo cual significa, por consi-guiente, que se dan dinamismos sociales quefuncionan de tal manera que no resultan in-cluyentes para todos, sino que resultan ex-cluyentes para algunos. Por eso hace falta in-clusión.

Dos desafíos derivan de la constataciónanterior y son: a) si se puede ayudar a supe-rar las barreras divisorias entre incluidos yexcluidos y, b) si se puede eliminar la mismaexistencia de estas barreras, quedando a sal-vo la heterogeneidad y la diferencia natura-les. Creo que ambos desafíos, el a) y el b), sonperfectamente asumibles y hasta con posibi-lidades de éxito.

Ante el primer desafío propongo una so-ciedad compasiva, mientras que para el se-gundo desafío me inclino por una sociedadincluyente. Como quiera que esta última esmás lenta y costosa abogaré, desde el princi-pio por la coexistencia de ambas, una másdesarrollada y la otra en forma embriona-ria. Podrían estas sociedades ser llamadasde otra manera –sociedad igualitaria y so-ciedad samaritana, sociedad paliativa y so-ciedad reparadora– pero me quedo con midenominación –compasiva e incluyente–que es mucho más agresiva axiológicamentey no neutral (Pemberton, A. 1990:284; Teza-nos, J.F. 2000:28) 24. Comienzo con algunasdefiniciones descriptivas, más que esencia-listas.

ESTUDIOS

28 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

24 Aunque la expresión «sociedad compasiva» esmía, hago referencia a un antiguo artículo aparecido enel Journal of Social Policy cuyo autor es ALEC PEMBERTON

(PEMBERTON , 1990) y que toca muy de cerca un temaque continúo trabajando. Forma ya un lugar común ha-blar de la acción social «caritativa» como algo superadoy además ofensivo para el que es ayudado. PEMBERTON

defiende el principio del buen samaritano, que es dife-rente del principio de justicia social, y que tiene un pa-pel en el Estado de bienestar moderno. Una considera-ción más amplia �aquí vale la cita de prestigio� nosconduce hasta TITMUSS: el don (gift) gratuito es el fun-damento del Estado de bienestar, siendo las políticas so-ciales «agentes de oportunidades altruistas». Mayoresreflexiones no caben en esta nota, y la polémica estáservida sobre las relaciones entre dones y derechos, o«caridad y justicia» en términos más clásicos.

Coincido con PEMBERTON: My purpose, however, isnot to negate arguments for a commitment to «justice»as such. Rather, it is my intention to carve out a role forSamaritanism alongside justice. My point is that while aconcern about deep-seated structural sources of povertyin indispensible, such a focus requires to be balancedwithin the advanced industrial societies by Good Sama-ritanism which, I hope to show, is neither reducible tonor antithetical to a commitment to justice (pg. 284).

De alguna manera está en la misma línea el esfuerzoactual por re-encontrar los fundamentos axiológicos delos sistemas modernos de protección social (si los cam-bios en los valores sociales se relacionan con los cam-bios en las políticas sociales y esa relación permite unacomprensión más adecuada del factor cultural en elcambio del bienestar) (CLASEN, J. & VAN OORSCHOT, W.2001).

mo nosotros somos políticos. ¿Cómo puede ima-ginar por un instante que nosotros vendamos anuestros electores la idea que, tratándose de unproblema tan duro y tan presente como la exclu-sión social, Europa no financiará más que estudiosy no hará nada concreto? Este tipo de cosas es sui-cida para la imagen de Europa y de ahí los enfo-ques y aproximaciones de innovación que final-mente usted aceptó. Usted dispone felizmente deotros instrumentos, pero con el título de combatirla exclusión era necesario incluir esta preocupa-ción ... Nosotros queremos la garantía de que ha-brá dinero para las experiencias innovadoras; de lamisma manera hace falta que las ONG puedantrabajar y no tengan que buscar improbables pa-trocinadores exteriores.

Page 27: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

1) Una sociedad compasiva va más allá dela justicia, no se conforma con lo justo, es detal manera generosa que siempre puede in-ventar formas nuevas, aspectos innovadoresen las clásicas políticas de bienestar (educa-ción, empleo, sanidad...) para que lleguen atodos los ciudadanos y en condiciones «acepta-bles». No es una sociedad atada por la respon-sabilidad de devolver a cada uno lo suyo.

2) Una sociedad compasiva es aquella enla que el derecho a ser ayudado de cada unoes un «derecho abierto» y que no condicionaen modo alguno el posible altruismo de otrosmiembros de esa sociedad, porque no trabajasobre mínimos, sino con la garantía de queesos mínimos están ya asegurados, aunquepueden incrementarse.

3) Una sociedad compasiva aleja todoriesgo de aleatoriedad, precisamente por elaseguramiento de esos mínimos. La benevo-lencia científica de Toynbee satisface la de-manda de Hobbes y responde a los temoresde Hegel 25.

4) Una sociedad compasiva es el simétri-co social, por ejemplo, de la Economía deldon de Perroux (1964), del gift relationshipde Titmuss (1970), de la Metaeconomía deSampedro (1985), del anti-utilitarismo deCaillé (1996), entre otros. Es el resultado desacar a la luz cómo, por la desigualdad en lasrecompensas sociales que es inevitable en

democracia, es valiosa y necesaria la existen-cia de contrapesos, como puede ser el de lacompasión.

5) Una sociedad compasiva subsiste, pesea su ostracismo oficial, tanto en las mazmo-rras de la sospecha como a la luz del sol, eneste último caso vestida de «organización nogubernamental», realidad social que se auto-reproduce en una constelación de asociacio-nes en que el ciudadano encuentra todos loscampos imaginables para el despliegue de susentido pro-social, mentalidad altruista oconciencia solidaria 26.

6) La sociedad compasiva entiende quesus miembros, aun en su más absoluta indi-viduación, no dejan de ser solidarios ya queforman un «solidum», puesto que aspiran a«padecer con» y no sólo «actuar con» (pa-sión/acción, la conocida dualidad filosófica).Vivir «compasivamente» es vivir apasionada-mente contigo, experimentar contigo, pade-cer (pathos) contigo: no es simplemente «ver-lo».

7) La sociedad compasiva, por último, esla que ha logrado la meta de que sus miem-bros sientan unos con otros, no que coexistano vivan «al lado de».

Y ahora, volviendo a la alegoría de la maz-morra de la sospecha que acabo de nombrar,¿qué puede hacerse para que el ciudadanopueda ser compasivo sin tener que buscar unescondrijo o un disfraz? Estimo que entra-mos en una amplia operación de recuperarcrédito a través de conceptos más exactos ymenos prejuiciados por los residuos y basu-ras de tantos aluviones pasados. Todo ciuda-dano compasivo es justo (ius suum cuique

LUIS VILA LÓPEZ

29REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

26 La denominación «organización no gubernamen-tal», así como la de «asociación sin fines de lucro» o laordinal de «tercer sector» pretenden separar lo que nies Administración ni es tampoco Empresa mercantil. Laseparación no es satisfactoria, pues lo que denominacon más propiedad nunca es lo referencial, sino loesencial.

25 Tratando la forma como el seguro obligatorio,gracias al poder fiscal del Estado, se aplica al campo delos riesgos sociales, ALONSO OLEA cita a los clásicos seña-lados:

Esta fue la opción para �organizar y hacer científica labenevolencia� (Toynbee) o la forma como el soberanocumplió con el deber que, a juicio de HOBBES, tenía res-pecto de los incapacitados de �no abandonarlos al azarde la caridad incierta de las personas privadas� o comola sociedad se ha impuesto el deber de �descubrir la ne-cesidad y sus remedios� y organizó la provisión de éstos,sin abandonar ni el descubrimiento ni su remedio �a ladoble contingencia de que exista un sentimiento genero-so y de que quien lo tiene conozca la necesidad�, comodijera Hegel. (ALONSO OLEA, M. 1982:108).

Page 28: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tribuire, de Ulpiano) pero... puede ser muchomás que justo (ius meum quoque tuum).Vuelvo a la idea ya expuesta. El derecho a laayuda ni está encerrado en formulaciones le-gales ni condiciona una voluntad compasiva(estamos pagando la factura de haber olvida-do el origen moral –y no sólo legal– de los de-beres). Para terminar, ni el trueque ni el mé-rito agotan la relación social, porquetambién existe –¡felizmente!– el don o regalo.

Una revitalización de la sociedad compa-siva es verdaderamente funcional: podríaproducir una sociedad de más calidad -y máscálida- que ya no depende del Gobierno ni delEstado para existir. Pero, ¿puede ambicio-narse algo más, a largo plazo? Ésa es la opor-tunidad de una sociedad incluyente, la quesin abandonar el mantenimiento perfeccio-nado de las políticas clásicas de protecciónsocial, intenta ir más allá de esas políticas dealivio, ya mejoradas con la sociedad compasi-va pero que buscan, en el derrotero de la anti-gua reforma social, olvidada tras medio siglode «welfarismo», la ruptura de las dependen-cias respecto al modelo económico.

La sociedad incluyente es la ambición deuna Política Social que no sé cómo calificarporque, al igual que las cosas más bellas,existen mejor en el ensueño; la bella dur-miente necesita su príncipe y su beso. De to-das maneras, mientras ella espera, la reivin-dicación de la sociedad compasiva y lapropuesta gradual de una sociedad incluyen-te merecen algo más que aguardar. Entro enmis «conclusiones», que son estrategias nomuy complicadas y que, además, van hacien-do camino porque son vías que, igualmente,podían inspirar esas «otras respuestas» a lasque me he referido en páginas anteriores.

CONCLUSIONES QUE SIRVEN PARAÉSTE Y PARA OTRO PLAN DEINCLUSIÓN

Un Plan de Inclusión Social, por consi-guiente, forma parte del diseño de una deter-

minada sociedad que no debe perder su di-mensión compasiva, independientemente delnivel de logro en que se sitúe dentro de suambición de sociedad incluyente. Todavía di-ré más: la exigencia de una sociedad inclu-yente, donde y cuando la haya, necesita lacompañía inseparable de una sociedad com-pasiva. Ésta es la que da sabor, la que rebosay desborda, la que «globaliza» cualquier pre-tensión de sociedad incluyente cuando éstase entiende a sí misma como «sólo para lossuyos». La sociedad compasiva es mundiali-zadora: por eso hace tanta falta.

Un Plan de Inclusión Social debe susten-tarse sobre cinco pilares, cuatro en las esqui-nas y uno central que soporta el peso funda-mental, como un palo de sombrilla, mientraslos otros cuatro mantienen la fachada, muchomás liviana. Dejo que el lector elija el quecree que debe ser el pilar central. Mi ordena-ción, pues, va a ser alfabética con el fin de ha-cer más interactiva la formulación de estasconclusiones: invito a jugar a arquitectos yespero que no se nos desplome el edificio.

Mis pilares son civilidad, densidad social,educación, interculturalidad y responsabilidad.

El pilar de la civilidad se refiere a la pro-moción de una ciudadanía basada en los de-rechos civiles, sociales, políticos y económicosmás que en los «derechos de propiedad» queacaban justificando el acaparamiento de con-sumos y la diferenciación en el acceso a lasprovisiones (Alonso Benito, E. 1999:71-95).La civilidad legitima una sociedad compasivay una sociedad incluyente, como objetivo fi-nal. Apoyar la civilidad como pilar equivale asustituir la hegemonía económica.

El pilar de la densidad social se relacionacon lo tupidas que deben ser las redes socia-les, lo que se ha llamado por muchos la «den-sificación del tejido social». Esto equivale alfomento de una cultura de la participación yde la asociación, tanto en el terreno de la so-lidaridad civil, religiosa o de cualquier tipo.Este pilar implica la multiplicación de tareas

ESTUDIOS

30 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 29: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

realmente incluyentes, innovadoras, flexi-bles, de cercanía. Con otras palabras, no haycivilidad mientras no hay explosión de redessociales y coordinación de las mismas.

El pilar de la educación es que absorbegran parte de la atención, porque es como unagujero descubierto en el subsuelo y cuyo ta-ponamiento y refuerzo puede tragarse todaslas inversiones y todos los esfuerzos de unaintensa tarea educativa. Escuelas, familias,asociaciones de todo tipo, iglesias y comuni-dades de convicción, etc. no pueden desen-tenderse del fomento de actitudes de búsque-da de valores comunes, algo cada vez másfrágil y menos estimado. De esa fragilidad yminusvaloración se aprovecha la constela-ción de intereses económicos que cada díaaparece más poderosa, precisamente por suconcentración. Dado que la sociedad civil y lasociedad política tienen su punto de apoyo enlas convicciones de la ciudadanía, sólo la in-versión en convicciones para la ciudadaníapresionará hacia un nuevo pacto o contratosocial.

El pilar de la interculturalidad es el reco-nocimiento del otro, muchas veces en su di-versidad ingrata (no agradecida), que es fru-to de la educación moral y cada vez más se vaa manifestar en diálogo de culturas que ne-cesita ser auténtico. Con este pilar nos he-mos topado y es el que afecta a las minoríasmayoritarias en los países occidentales.Quiero hacer referencia a ese marco y muchomás allá de las diferencias raciales visibles,porque hay que entrar en el basamento delos valores culturales que coexisten, a fin deasumir e integrar 27. No nos conformamoscon verificar la evidencia de que ciudadaníasde segunda clase, vergonzantes y ocultas, vi-van en sus ghettos o mezclados con los de-más, que tengan más o menos peso político

basado en su singularidad. Sin ese diálogoestaríamos introduciendo, cada vez más uncaballo en Troya, en lugar de atender a ele-mentos de la cultura y valores ajenos que en-riquecen en su heterogeneidad –y por tantoen su dificultad– «nuestra» (la de los que sela hayan podido apropiar) cultura de acogi-da.

Por último, el pilar de la responsabilidadque es el que toca a los que «tiene que res-ponder de», a los que «tienen que responderante»: es la re-fundamentación de la políticay de lo político, la renovación que sitúa ade-cuadamente los valores que guían el compor-tamiento en la polis, tanto de los profesiona-les de la política como de todos los actorespolíticos, que en una sociedad de la partici-pación somos todos. Volver a descubrir yprestigiar lo político quiere decir que no esposible que los valores de la polis se subordi-nen a las exigencias mercantiles no controla-das. Se necesita descubrir en todo ciudadano–mucho antes que en todo consumidor- al ho-mo politicus que llevamos dentro. «Políticosdel mundo, ¡uníos!» es muchísimo más queacuerdos post-electorales, porque requiereprocesos múltiples de negociación por partede todos los actores políticos. Se ha demos-trado hasta la saciedad que los actores políti-cos tradicionales y profesionalizados «son ne-cesarios pero no son suficientes».

¿Qué pilar ponemos en el centro?

REFERENCIAS

AGANZO, A. y RENES, V. (2001): Plan de inclusiónsocial. Propuestas de Caritas, Revista de Servi-cios Sociales y Política Social, 55(33-54).

ALONSO OLEA, M. (1982): Cien años de SeguridadSocial, Papeles de Economía Española, 12/13,107-116.

ASKONAS, P. & STEWART, A. (Ed) (2000): SocialInclusion: Possibilities and tensions, MacMi-llan, London.

AZCÁRATE, G. de (1933): Estudios sobre el problemasocial, el problema social y las leyes del trabajo,

LUIS VILA LÓPEZ

31REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

27 Sugestivo el artículo de JEREMY RIFKIN, presidentede la Fundación sobre Tendencias Económicas de Was-hington D.C. La gran conversación, EL PAÍS, 17 de no-viembre de 2001, pg. 23.

Page 30: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Estudios Sociales, Madrid, Sucesora de M.Minuesa (cito por la edición seleccionada y pro-logada por Luis Marichalar, Vizconde de Eza; laprimera edición es de 1876, con el título generalde Estudios económicos y sociales).

— (1967): Minuta de un testamento, Barcelona,Ediciones de cultura popular.

BANCO MUNDIAL (2001): Informe sobre el des-arrollo mundial 2000/2001. Lucha contra lapobreza. Mundi Prensa, Madrid, Barcelona,México.

CAILLÉ, A. (1996): Salir de la Economía, Cuadernosde Trabajo Social, 9, 143-152.

CANTÓ, O.; RÍO, C. DEL; GRADIN, C. (2001): La situa-ción de los estudios sobre desigualdad y pobrezaen España, Cuadernos de Gobierno y Adminis-tración, 2, 25-94.

CASTEL, R. (1997): La metamorfosis de la cuestiónsocial. Una crónica del salariado, Buenos Aires,Paidós.

CASTELLS, M. (1997-1999): La era de la información(3 vols.), Madrid, Alianza Editorial.

CHASSARD, Y. (2001): European integration andsocial protection. From the Spaak report to theopen method of coordination, en MAYES (2001).

CLASEN, J.;VAN OORSCHOT, W. (2001): Changingprinciples and designs in European Social Secu-rity, International Conference on EuropeanSocial Security and Global Politics, EISS, Ber-gen, Norway, September 2001.

COMMISSION DES COMMUNAUTÉS EUROPE-ENNES (1977): La perception de la misère enEurope, Eurobaromêtre, Bruxelles

CONFERENCE DES EGLISES EUROPEENNES(2001): Churches in the Process of EuropeanIntegration, Brussels, May 2001.

CONSEJO ECONOMICO Y SOCIAL (1996): Lapobreza y la exclusión en España, Informe 8/1996.

CONSEJO ECONOMICO Y SOCIAL (2001): Lapobreza y la exclusión en España: propuestas deactuación en el marco del plan nacional para lainclusión social, Informe 2/2001, Madrid, junio2001.

DAHRENDORF, R. (1962): Las clases sociales y su con-flicto en la sociedad industrial, Madrid, Rialp.

— (1991): El moderno conflicto social, Madrid,Mondadori.

DELANTY, G. (2000): Citizenship in a Global Age,Buckingham, Open University Press

ENRIQUE ALONSO, L. (1999): Trabajo y ciudadanía,Ed. Trotta, Madrid.

GARCÉS FERRER, J. (2000): El reto de la lucha contrala exclusión en el Estado de bienestar, Temaspara el debate, 63, 32-36.

GUTIÉRREZ RESA, A. (2001) El Plan concertado deprestaciones básicas de servicios sociales enEspaña (Once años de Plan Concertado), enRevista Española de Investigaciones Sociológi-cas, 93(89-130).

HABERMAS, J. (1997): Ciencia y Técnica como ideo-logía, Madrid, Tecnos.

— (1999): Problemas de legitimación en el capita-lismo tardío, Madrid, Cátedra.

KLEINMAN, M. (2002): A European Welfare State?,Palgrave, Houndmills, Basingstoke.

MARTÍNEZ DE PISÓN, J. (2001): El final del Estadosocial: ¿hacia qué alternativa?, en Siste-ma,160(75-92).

MAYES, D.; BERGHMAN, J.; SALAIS, R. (Ed.) (2001):Social Exclusion and European Social Policy,Edward Elgar Publishing Lim. Cheltenham(U. K.).

PEMBERTON, A. (1990): Rescuing The Good Samari-tan: An Exposition And A Defence Of TheSamaritan Principle In The Welfare State,Journal of Social Policy 19,3, 281-298.

PERROUX, F. (1964): La economía del siglo XX, Bar-celona, Ariel.

RODRÍGUEZ CASTEDO, A. (2000): La exclusión socialen las sociedades de nuestro tiempo, Temaspara el debate, 63, 24-27.

ROLDÁN GARCÍA, E. (2001) ¿Hacia un sistema mixtode bienestar social?, Editorial Complutense,Madrid.

SAMPEDRO, J.L. (1985): Transición y Metaecono-mía, Información Comercial Española, Enero-Febrero, 33-41.

SYKES, R.; PALIER, B.; PRIOR, P. (Ed.) (2001): Globa-lization and European Welfare States. Palgrave,Houndmills, Basingstoke.

TEZANOS, J.F. (1999): Tendencias en desigualdad yexclusión social, Madrid, Sistema.

ESTUDIOS

32 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 31: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

— (2000): Cambios sociales y exclusión social,Temas para el debate, 63, 28-31.

TITMUSS, R. M. (1970): The gift relationship: fromhuman blood to social policy, Harmondsworth,Penguin Books.

TOURAINE, A. (1994): ¿Qué es la democracia?Madrid, Temas de hoy.

— (1999): ¿Cómo salir del liberalismo? Barcelona,Paidós.

VANDERBERG, A. (2000): Citizenship and Demo-cracy in a Global Era. MacMillan Press, Lon-don.

VANDERBROUCKE, F. (2001): Open CoordinationOn Pensions And The Future Of Europe’sSocial Model, en Social Ambitions for Europe:Speeches and Papers, www.vanderbroucke.fgov.be.

LUIS VILA LÓPEZ

33REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 32: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ESTUDIOS

34 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

RESUMEN: Las democracias industriales europeas contemporáneas disponen de una Política Social queasegura y garantiza los valores (igualdad, justicia, democracia, libertad, imperio de la ley) desu modelo social. Por ello cae de su naturaleza su compromiso con la inclusión social.El envejecimiento de las estructuras protectoras del Estado presta creciente urgencia a lanecesidad de inclusión social. Por otra parte los imperativos económicos presionan hacia unaspolíticas de inclusión de carácter paliativo o simplemente facilitador de acceso a los bienes yservicios. El autor aboga por el mantenimiento de este tipo de políticas de inclusión pero sinperder de vista el paso hacia transformaciones políticas más radicales que eviten el enquista-miento de diferentes niveles de ciudadanía. Esta línea de aceptación pero también de mante-nimiento de objetivos más exigentes está en la base de las críticas a las políticas de la UE mani-festada en los planes nacionales de inclusión.En sus conclusiones propone la coexistencia de dos tipos de sociedades, la «compasiva» y la«incluyente». Ambas comparten estrategias de valoración de lo político, cultura de la partici-pación, nueva ciudadanía, diálogo de culturas, primacía de la educación y movilización detodos los actores políticos para el acuerdo sobre un nuevo pacto social *.

* El manuscrito ha sido leído y criticado con amable sinceridad por mis colegas Ana M. Guillén (Universidad deOviedo) y Carlos Pla (Universidad Complutense), así como por Juan A. Peredo (Ministerio de Asuntos Exteriores, Se-cretaría de Estado de Asuntos Europeos). Les doy las gracias por su interés pero, no obstante, la responsabilidad de es-te escrito no la comparto con ellos.

Page 33: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

La revolución tecnológica en curso nosestá situando ante el tercer gran ci-clo de transformaciones sociales que

han tenido lugar en la historia de la humani-dad. El primer ciclo fue la «revolución neolí-tica» que a través de un conjunto de evolucio-nes paulatinas condujo al modelo desociedades agrarias. El segundo fue la «revo-lución industrial» que dio lugar a un curso decambios intensos y relativamente rápidosque se plasmaron en un nuevo tipo de socie-dades industriales, conllevando modificacio-nes en prácticamente todos los ámbitos de lavida social.

En la perspectiva general de esta evolu-ción de los sistemas productivos y de los mo-delos de sociedad, en nuestros días está te-niendo lugar un gran ciclo de cambios queprefiguran una revolución tecnológica de am-plio alcance que está dando lugar también aun nuevo paradigma de sociedad. Los princi-pales procesos de innovación que están te-niendo lugar son la microelectrónica y susdesarrollos informacionales (sociedad de lainformación), la microgenética, con enormesimpactos posibles en la vida de los seres hu-manos, y la física cuántica y los cambios re-lacionados con los nuevos materiales, las

nuevas fuentes de energía, los nuevos artilu-gios, etc.

LA ACELERACIÓN DE LOSCAMBIOS SOCIALES

El nuevo tipo de sociedad que está sur-giendo bajo el impulso de la revolución tecno-lógica conlleva un haz muy diverso de modi-ficaciones en las formas de trabajar, deestudiar, de enseñar, de comunicarnos, deinteractivar con los demás e, incluso de pen-sar. Es decir, están cambiando nuestras for-mas de estar y actuar en sociedad. Y lo im-portante es que estas transformaciones seestán produciendo de una manera extraordi-nariamente rápida e intensa, sin que a vecesexista una conciencia precisa del alcance yde la aceleración de los cambios.

Para tener una verdadera medida del rit-mo de las transformaciones sociales y de laamplitud de los planos en los que inciden ha-bría que ser capaces de establecer –aunquesólo sea mentalmente– un paréntesis tempo-ral de quince o veinte años y comparar losefectos producidos en una misma sociedad–aquella en la que nosotros vivimos– duran-te ese eventual «salto teórico» en el tiempo.Por ejemplo, una persona que hubiera per-manecido inconsciente o en shock duranteun período de tiempo similar, al «despertar»

35REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Catedrático de Sociología UNED. Director de laRevista Temas para el Debate.

Desigualdad y exclusión social enlas sociedades tecnológicas

JOSÉ FÉLIX TEZANOS *

Page 34: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

se encontraría con un tipo de sociedad muydiferente sin necesidad de moverse de sitio.¡Con cuántas cosas se toparía que le resulta-ría difícil interpretar o entender a primeravista!

Pero la cuestión que se suscita en el cursoactual de los cambios sociales no es única-mente la que concierne a la intensidad y laamplitud de las transformaciones que afec-tan nuestra vida cotidiana en el trabajo, elocio, el hogar, etc., sino el contexto generalen el que se producen, que también es uncontexto enormemente dinámico. En pocosaños, nuestro Planeta se está viendo someti-do a un ritmo de mutaciones extraordinario.Desde 1960 a finales del siglo XX la pobla-ción se ha multiplicado por dos, pasando detres mil millones de habitantes a seis mil mi-llones. Al mismo tiempo, la riqueza se hamultiplicado por nueve durante la segundamitad del siglo XX. La impresión general,efectivamente, es que la riqueza global estácreciendo considerablemente. Pero, sin em-bargo, no existe la misma impresión en loque respecta a la evolución del bienestar so-cial de la mayoría de la población. Los índi-ces de evolución del PIB en los países más ri-cos se presentan de manera exultante, perolos índices de desarrollo humano que elaborala ONU (PNUD), o los datos sobre pobreza ycarencias sociales que se recogen en los últi-mos informes del Banco Mundial no permi-ten llegar a las mismas conclusiones optimis-tas.

LA POBREZA EN LA CIVILIZACIÓNTECNOLÓGICA

Vivimos, por lo tanto, en una coyunturacompleja y paradójica en la que muchas ve-ces los diferentes datos de la situación no seponen en común, no se intentan casar paraelaborar un balance global de las circunstan-cias en las que nos encontramos y de lasperspectivas de evolución que se dibujan.Formamos parte de una civilización tecnoló-gica capaz de poner en el ciclo una estación

espacial tremendamente avanzada, una es-trella artificial que podemos contemplar connuestros ojos por la noche desde la placidezde nuestras casas. Hemos logrado terminarde desentrañar la secuencia del Genoma Hu-mano –el misterio de nuestra vida– antes delos plazos previstos. Estamos dando pasos deciencia-ficción en ingeniería genética y enotros campos científicos. Pero, sin embargo,al mismo tiempo, no somos capaces de evitarque todos los días una media de 30.000 niñosmueran a causa de insuficiencias alimenti-cias. La nuestra, por lo tanto, es una civili-zación que puede «lo más grande», pero nopuede –o no quiere– resolver cuestiones apa-rentemente «pequeñas» y de sentido comúnque están al alcance de nuestras manos, co-mo garantizar el derecho a la existencia detodos, o las posibilidades de vivir en condicio-nes de suficiente dignidad humana. ¿Cómose puede explicar esta contradicción tangrande? ¿Cómo podemos sostener en estascondiciones que nuestra civilización promue-ve el progreso científico, humano y social a lavez?

El último Informe sobre desarrollo huma-no de la ONU nos acaba de recordar que «11millones de niños menores de 5 años muerencada año (30.000 niños cada día) por causasevitables», que 350 millones de niños no asis-ten a la escuela, que 1.200 millones de perso-nas tienen que arreglárselas para vivir conmenos de un dólar al día, que «de los 4.600millones de habitantes» de los países menosdesarrollados «más de 850 millones son anal-fabetos», que la tasa de analfabetización deadultos en Asia Meridional es del 55% y en elÁfrica subsahariana del 60%; que en algunaszonas del planeta –en África y en la EuropaOriental– se están produciendo retrocesos enlos niveles de ingresos, en las tasas de matri-culación escolar e, incluso, en la esperanzamedia de vida 1.

ESTUDIOS

36 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

1 PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2001,Mundi Prensa, Madrid, 2001, p. 11 y ss.

Page 35: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

En su conjunto, el mapa de «privaciones»que nos presenta la ONU revela gran partede las contradicciones y carencias que se es-tán manifestando en nuestra avanzada ypróspera civilización (Vid cuadro 1).

Sin embargo, las desigualdades y las ca-rencias no afectan sólo al mundo subdesarro-llado, sino que también en las naciones másprósperas se están abriendo brechas dualiza-doras. En concreto, en los países de la OCDE,es decir, los más prósperos y ricos de esteplaneta, «más de 130 millones de personaspadecen pobreza de ingresos, 34 millones seencuentran desempleados y la tasa media deanalfabetismo funcional de adultos alcanzael 15%» 2.

Aunque la pobreza y las carencias estántambién presentes en el seno de las socieda-

des más desarrolladas, lo cierto es que laprincipal brecha desigualitaria es la quemarca las distancias entre un reducido grupode países ricos y el resto de los habitantes delPlaneta. Analistas rigurosos como Ernst VonWeizsäcker han ejemplificado estas diferen-cias de raíz, advirtiendo que si el nivel de vi-da medio de un norteamericano o de un ca-nadiense se extendiera al resto del planeta,la huella ecológica que requiere el manteni-miento de sus niveles de consumo haría pre-ciso el tamaño de seis planetas como el nues-tro. O cuatro planetas como la Tierra paragarantizar a todos el nivel de consumo de uneuropeo medio3.

Es decir, estamos ante problemas y dile-mas que sólo pueden ser entendidos de una

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

37REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

2 Ibid, p. 12. Vid, también, JOSÉ FÉLIX TEZANOS, La so-ciedad dividida, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001.

3 ERNST VON WEIZSÄCKER, «El siglo del medio ambien-te», Temas, nº 62, enero 2000, págs. 24-27. Vid, tam-bién, La política de la Tierra, Editorial Sistema, Madrid,1992.

CUADRO 1. PRIVACIÓN GRAVE EN MUCHOS ASPECTOS DE LA VIDA

Fuente: Smeeding 2001b; ONUSIDA 2000a; UNESCO 2000b; Banco Mundial 2000b, 2001b, 2001c, 2001f; OMS 1997; OC-DE y Statistics Canada 2000 (Vid., PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2001, Mundi-Prensa, Madrid, 2001, pág.11).

Page 36: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

manera correcta si «casamos» las diferentespiezas que forman parte del conjunto denuestra situación actual. Y lo cierto es que,cuando se empiezan a casar estas diferentespiezas se constata que el nivel desmesuradode prosperidad y de consumo de unos cuan-tos –tal como hoy en día están las cosas– sóloes posible que pueda sostenerse al precio demantener las carencias y las miserias deotros. De ahí la necesidad de comprender losproblemas de nuestra civilización actual ensu verdadero alcance global. Esta es la ver-dadera globalización a la que habría queprestar atención prioritaria: la de las posibi-lidades del planeta y la de las necesidades detodos los seres humanos que lo poblamos.

¿Qué ocurrirá dentro de medio siglo sicontinua el actual ritmo de crecimiento de lapoblación del planeta y si se mantienen lasactuales estructuras y parámetros de des-igualdad? ¿Podremos disponer sin límites debienes y recursos para todos, o estos tende-rán a ser «repartidos» de manera cada vezmás desigual en función de las posibilidadesde disposición general? ¿Serán habitables enun futuro no lejano las sociedades «dividi-das» que se están perfilando? ¿Qué tensionesse generarán en nuestro planeta debido a lasactuales estructuras desigualitarias?

El riesgo de avanzar hacia un tipo de «so-ciedades divididas» afecta, pues, a más com-ponentes de nuestro futuro de los que a pri-mera vista pudiera parecer. De momento losdatos fehacientes disponibles y las variablespolíticas de las que se tiene constancia reve-lan que estamos inmersos ante un proceso decambio que presenta dos caras: una de carác-ter sociológico y otra de carácter político:

— En términos sociológicos, los hechosconstatables revelan que estamos anteun cambio del modelo social y que estáperfilándose un nuevo tipo de socieda-des tecnológicas avanzadas que ya noresponden a los mismos parámetrosque las sociedades industriales clási-cas.

— A su vez, en término socio-políticos,hay que ser conscientes de que el nue-vo paradigma de sociedad emergentese está viendo afectado de manera im-portante por un cambio en el modelode bienestar social.

Esta conjunción de factores sociológicos ypolíticos están abriendo una deriva desigua-litaria que tiende a reactualizar la atención ala «cuestión social» en la Sociología, en estaocasión teñida por el influjo de múltiples ma-nifestaciones específicas de «malestar so-cial».

TENDENCIAS DE REGRESIÓNSOCIAL

Las principales tendencias que traducen yenmarcan esta situación son básicamentecuatro: dos de ellas se relacionan con el con-texto político y las otras dos hacen referenciaa parámetros más concretos de la evoluciónsocial, tanto desde el punto de vista de la ob-jetividad social, como desde las percepcionessubjetivas.

La primera tendencia que se está regis-trando en la mayor parte de los países des-arrollados es la regresión en las políticas deprotección social. De manera específica enlos países de la Unión Europea desde el año1993 se está reduciendo la proporción delPIB destinado a gastos de protección social,habiendo pasado del 29,1% del PIB en la me-dia de la UE en 1993 a un 28,4% en 1997(Vid gráfico 1). Las disminuciones han sidomayores no siempre en los países donde losniveles de gastos sociales más altos pudieranhacer factible un mayor grado de ajuste oeconomización de gastos, sino en algunos delos países donde eran menores, como Irlan-da, donde se ha pasado del 21% al 17,8% delPIB, o en España, donde se ha bajado del24% al 21,4% en 1997 4.

ESTUDIOS

38 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

4 Eurostat, Yearbook 2001, Bruselas, 2001, p. 234.

Page 37: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

En España, en concreto el gasto social sesitúa actualmente en un 20,2% del PIB, esdecir un 20% menos que en 1993. Esta cifraresulta aún más significativa, si tenemos encuenta que la media de gasto social en Euro-pa a finales del siglo XX era de un 28% delPIB (8 puntos más en promedio que en Espa-ña). Estas diferencias dan lugar a que en Es-paña la proporción de empleados en serviciosde bienestar sea sólo de un 5,6% de la pobla-ción activa, en comparación con un 10% de lamedia europea, al tiempo que los gastos enpensiones representan un 8,7% del PIB, res-pecto a un 11% en la media de la UE, y losgastos en sanidad sólo son un 5,8%, respectoa un 7,3% en la UE 5.

En términos comparativos internaciona-les las regresiones sociales experimentadasen España han dado lugar a que se haya des-cendido desde el puesto número 9 en el ran-king del índice de desarrollo humano de laONU en 1995, al puesto número 21 en el In-

forme del año 2001, y de una puntuación del0,939 en dicho índice a mediados de los 90 aun 0,908 a finales de siglo. Estos retrocesosse deben de manera especial a la menor in-versión en gastos de salud en dicho período(se ha bajado del 6,5% del PIB al 5,6%), asícomo a los retrocesos relativos experimenta-dos en gastos públicos en Educación (del5,6% al 5% del PIB) 6 (Vid gráfico 2).

Un aspecto significativo de las tendenciasde regresión social es el que tiene que ver conlas ayudas internacionales al desarrollo. Eneste sentido las ayudas aportadas por el Co-mité de Asistencia para el Desarrollo (CAD)de la OCDE han retrocedido desde unasmagnitudes que representaban en 1990 el0,34% del PNB de los países miembros a un0,24% a finales de siglo, se situaban bastantelejos del modesto objetivo del 0,7% (y aleján-dose).

Esta tendencia general, como puede en-tenderse, implica un riesgo de fragilización

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

39REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

5 Vid, VICENÇ NAVARRO, «El Estado de Bienestar enEspaña», Temas para el Debate, nº 81-82, agosto-sep-tiembre 2001, Dossier nº 1, pp. II y ss.

GRÁFICO 1. GASTO EUROPEO EN PROTECCIÓN SOCIAL EN PORCENTAJE DEL PIB

Fuente: Eurostat. ESSPROS (1996 Manual ESSPROS) y Yearbook 2001, Bruselas, 2001, pág. 234.

6 PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, variosaños, op.cit.

Page 38: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de las estructuras de Seguridad Social, espe-cialmente en los países en las políticas debienestar se encuentran menos desarrolla-das, junto a un debilitamiento de los flujos desolidaridad internacional con los países quemás lo necesitan.

La segunda tendencia-marco es la que serefiere a la presión política organizada que seestá ejerciendo en el mundo para promoveruna mayor regresión en las políticas sociales.Esta presión se hace notar básicamente desdetres perspectivas: en primer lugar a partir delpredominio de las concepciones neoliberales yde los planteamientos propios de la «nuevaeconomía», cuya influencia se ha extendidoincluso a sectores socialdemócratas, y que su-pone una afirmación de criterios extremos deindividualismo insolidario y de búsqueda dellucro y la codicia. La prevalencia de estos en-foques está conduciendo a una nueva expe-riencia de lo social que se traduce, como luegoveremos, en un aumento notable de los proce-sos de desigualdad y de exclusión social. Ensegundo lugar, opera también a favor de estatendencia regresiva la influencia que se ejercea través de determinados organismos interna-cionales, como el Banco Mundial, el Fondo

Monetario Internacional, la OCDE, etc., queactúan como una especie de «intelectuales or-gánicos» de la nueva situación, haciéndoseportavoces explícitos de los sectores políticosmás proclives a las políticas de recortes socia-les. La recomendación que hizo la OCDE aprincipios del verano de 2001 para evitar los«derroches de gastos de pensiones en España»es un buen ejemplo, quizás un poco pintorescopor lo extremo, pero muy expresivo, de esteproceder que generalmente causa una mezclade estupor y perplejidad en la opinión pública,sobre todo entre los ancianos que cobran pen-siones públicas raquíticas, como se pudo com-probar en las encuestas que con dicha ocasiónrealizaron algunos medios de comunicaciónsocial en España. En tercer lugar, también esun factor explicativo de estas inflexiones lapráctica inexistencia –hasta el presente– deuna resistencia política organizada suficiente-mente firme y fuerte y doctrinalmente funda-mentada que pueda oponer eficazmente a di-chas regresiones sociales.

Estas dos tendencias políticas formanparte de un contexto general que, lógicamen-te, presenta más matices que los que aquí po-demos indicar, y que en su conjunto respon-

ESTUDIOS

40 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

GRÁFICO 2. EVOLUCIÓN DE LA POSICIÓN DE ESPAÑA EN EL ÍNDICE DEDESARROLLO HUMANO DE LA ONU

Fuente: PNUD, Informes sobre Desarrollo Humano, ONU, varios años.

Page 39: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de a un orden general en el que cada vez seestá globalizando en mayor grado la econo-mía, y también la pobreza, pero en el que nose está globalizando la manera de resolverlos problemas sociales. Lo cual está haciendopatente una crisis importante de la Política ysu subordinación total, no tanto a la lógica dela Economía –lo cual no sería tampoco co-rrecto– como a la lógica del poder económico–lo cual está resultando claramente erosivopara el bien común.

Las regresiones sociales que han tenidolugar y las perspectivas que se pueden augu-rar de mayores regresiones a corto plazo, po-drían ser interpretadas, en principio y demanera descontextualizada, como un even-tual indicador de que ya se habría alcanzan-do una situación de bienestar social razona-ble para una amplia mayoría de la población,que, por lo tanto, ya no necesitaría con tantapremura de las políticas asistenciales públi-cas. Posiblemente, en un modelo de sociedadjusta, bien integrada y articulada de acuerdoa criterios de equidad y reciprocidad, las ne-cesidades de intervención compensatoria yde apoyo social de los poderes públicos po-

drían quedar reducidas a unos márgenes pe-queños. Es decir, una sociedad socialmentejusta –si ello es posible a priori– requeriríapocas políticas sociales y podría permitir re-ducir los gastos dedicados a este fin. Pero,¿es este el caso que nos ocupa? ¿Qué indicanlos hechos sociales concretos? Lo que indicanlos hechos resulta bastante explícito y se re-laciona con las otras dos tendencias básicas alas que hice referencia al principio.

LAS DEMANDAS Y LASNECESIDADES SOCIALES

La tercera tendencia en la que nos debe-mos fijar, por lo tanto, es la que se refiere ala propia sensibilidad social de la población.En este sentido los datos procedentes de lainvestigación sobre Tendencias Sociales deNuestro Tiempo que venimos realizando unamplio grupo de profesores desde 1995, de-muestran que existe una acusada sensibili-dad de la opinión pública por las cuestionessociales. En concreto, cuando a los ciudada-nos se les pregunta cuáles serán los principa-les problemas de una sociedad como la espa-

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

41REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Fuente: GETS, Encuestas Tendencias Sociales, varios años.

GRÁFICO 3. EVOLUCIÓN DE LA PERCEPCIÓN SOBRE LOS GRANDESPROBLEMAS DE ESPAÑA

Page 40: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ñola dentro de diez años, las cuestiones quese mencionan más destacadamente son eldesempleo, las desigualdades y las carenciasy otros asuntos que también tienen una in-dudable raíz social, como los problemas delas drogas y de la violencia y la delincuencia,refiriéndose a gran distancia los problemaseconómicos y políticos (Vid gráfico 3).

Igualmente cuando se pregunta por losproblemas del mundo en el escenario de unadécada, los problemas sociales, las desigual-dades, el hambre, etc. aparecen subrayadosaún de manera más destacada (Vid gráfico 4),revelando que la matriz de preocupacionessobre el futuro que la mayoría de la gentetiene en mente presenta un claro matiz so-cial.

La preocupación general de la poblaciónpor las cuestiones sociales y el carácter recu-rrente con que se hace mención prioritaria adeterminados problemas, como el paro, reve-lan que para muchas personas las cosas novan tan bien como machaconamente se repi-te y como se pretende que «parezca» median-te el manejo simplificado de algunos indica-

dores economicistas que no reflejan todos losmatices, ni la verdadera complejidad de laevolución social concreta.

Una vez llegados a este punto, y poniendoen relación las tres tendencias básicas a lasque hasta ahora nos hemos referido, la pri-mera conclusión a la que se puede llegar esque existe una contradicción importante en-tre el plano de las decisiones políticas y el dela subjetividad social. O si queremos plan-tearlo en otros términos, lo que habría quepreguntar, a partir de estos datos es: ¿estánsituadas en la agenda política las preocupa-ciones de la población en el mismo nivel deprioridad en que lo sitúan la mayoría de losciudadanos?, ¿evolucionan las tendenciaspolíticas en la misma dirección, y con la mis-ma intensidad, que las percepciones de lamayoría de la opinión pública? Para cual-quier analista objetivo, yo creo que las res-puestas a estas preguntas son evidentemen-te negativas. Lo cual nos lleva a formularuna pregunta aun más peliaguda: ¿por quéocurre esto así? Y, como corolario, ¿cuálespueden ser los efectos de esta contradicciónde base?

ESTUDIOS

42 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

GRÁFICO 4. PRINCIPALES PROBLEMAS DEL MUNDO DENTRO DE 10 AÑOS (%)

Fuente: GETS, Encuestas Tendencias Sociales, 2000.

Page 41: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Algunos analistas bienintencionados aúnpodrían responder a estas preguntas inten-tando explicar tales contradicciones en tér-minos de un eventual desfase existente entrelos planos de la objetividad y de la subjetivi-dad social. Es decir, podría argüirse que laspercepciones de la mayoría de los ciudadanosson erróneas y están desenfocadas y que loshechos objetivos contradicen sus apreciacio-nes debido a que las necesidades sociales noaumentan, sino que disminuyen. ¿Se podríasostener con algún fundamento esta inter-pretación? Un conjunto muy amplio de he-chos parecen indicar que tal interpretaciónno es plausible ni de lejos. Lo cual lleva di-rectamente a la última tendencia a la que mequería referir aquí.

EL AUMENTO DE LASDESIGUALDADES SOCIALES

La cuarta tendencia general muestra queestamos asistiendo a un aumento de las ne-cesidades sociales, como consecuencia deprocesos sociales que están afectando a lapropia evolución de nuestra organización so-cietaria. Los procesos sociales que enmarcanesta evolución y que explican el curso des-igualitario y precarizador en el que nos en-contramos inmersos han sido objeto de va-rios análisis concretos y se encuentranavalados por los datos de un buen número deinformes recientes de la ONU (PNUD,UNESCO, etc.), de la OIT, de la OCDE y has-ta del Banco Mundial. A todo ello me he refe-rido con cierto detalle, en un marco de expli-cación sociológico más amplio, en mi trilogíasobre la «desigualdad, el trabajo y la demo-cracia», sobre todo en los dos primeros libros(La sociedad dividida y El trabajo perdido,Biblioteca Nueva, Madrid, 2001).

Aunque aquí no es posible entrar en ma-yores detalles sobre estas cuestiones, encualquier caso hay que tener presente que laactual deriva desigualitaria, con todas susimplicaciones sociales y políticas, no obedece

a una inflexión coyuntural y más o menos ca-sual de la evolución social, sino que tiene suorigen en las propias caracterizaciones es-tructurales del modelo de sociedad que se es-tá prefigurando en el curso de la revolucióntecnológica y bajo el influjo de ciertos facto-res de contexto a los que luego me referiré.Pero lo que aquí me interesa subrayar, deentrada, es que estamos evolucionando, porcausas estructurales, hacia un tipo de socie-dades que presentan mayores componentesde dualización social, como he demostrado enLa sociedad dividida y en El trabajo perdido.

De cara al hilo del análisis que aquí esta-mos realizando los principales datos que evi-dencian que estamos inmersos en una diná-mica desigualitaria que amplía y acentúa lasnecesidades sociales son los siguientes:

En primer lugar estamos asistiendo a uncrecimiento de las desigualdades en el con-junto del planeta. Las diferencias entre lospaíses más ricos y más pobres tienden aacentuarse (Vid gráfico 5), al tiempo quetambién aumentan las diferencias de rentasentre los ciudadanos de los países desarrolla-dos.

En segundo lugar, en paralelo a lo ante-rior y como corolario de ello, el poder y la ri-queza está tendiendo a concentrarse en po-cas manos. En pocos años los datos de laONU han pasado de hablar de cerca de 400millonarios que concentraban tanta riquezaprácticamente como la mitad de la poblaciónmundial a una cifra de sólo 200, algunos deellos vinculados por relaciones familiares en-tre sí: con casos extremos como los de los tresgrandes multimillonarios cuya fortuna per-sonal es superior al Producto Interior Brutoconjunto de los 48 países menos desarrolla-dos de este planeta en los que viven 600 mi-llones de personas. Un caso singular es el deBill Gates, cuya fortuna se calcula en 12 ó 14billones de pesetas, es decir más que el PIBde un país como Irlanda. Si Bill Gates deci-diera no trabajar nunca más y retirar su di-nero de la Bolsa y no ingresar ni un dólar

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

43REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 42: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

adicional en lo que le queda de vida, y en elsupuesto de que tuviera una edad media devida de 85 años, para disponer de su fortunatendría que ser capaz de gastar mil millonesde pesetas diarias. ¿Somos capaces de imagi-nar la desmesura que esto significa, mien-tras millones de seres humanos carecen de lomás imprescindible para poder sobrevivir?

Pero la concentración de riqueza no seproduce sólo en términos dinerarios, sino quetiene una proyección institucional y económi-ca mucho mayor. Así, en la nueva economíaglobalizada están floreciendo grandes em-presas multinacionales que refuerzan lastendencias de concentración de poder y de ri-queza en pocas manos. No me refiero sólo algrado de control que las grandes empresasmultinacionales tienen sobre cuotas sustan-tivas del mercado mundial, a veces superio-res al 50%, sino al hecho, por ejemplo, de quelas 200 grandes empresas multinacionalesestán controladas por un grupo de apenas

150 personas que se concentran en cinco delos países más prósperos (Estados Unidos,Japón, Alemania, Canadá y Reino Unido).Estas empresas mueven unos recursos supe-riores al PIB conjunto de los 150 países queno forman parte de la OCDE. Es decir, setrata de mega-corporaciones controladas pormuy pocas personas que en ocasiones tienenmayor poder económico –y muchas vecestambién político– que los propios Estados na-cionales: que además se ven constreñidos porlimitaciones, desregulaciones y pérdidas decompetencia y de ámbitos efectivos de inci-dencia, como consecuencia de los procesos deglobalización 7.

En tercer lugar, estamos asistiendo tam-bién a un aumento de las situaciones de ca-

ESTUDIOS

44 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

7 Vid, en este sentido, el tercer libro de la ya indica-da trilogía sobre «la desigualdad, el trabajo y la demo-cracia»: JOSÉ FÉLIX TEZANOS, La democracia incompleta.El futuro de la democracia postliberal (en prensa).

GRÁFICO 5. EVOLUCIÓN DE LAS DIFERENCIAS MUNDIALES DE INGRESOSENTRE EL 20% DE LA POBLACIÓN QUE VIVE EN LOS PÁISES MÁS RICOS

Y EL 20% QUE VIVE EN LOS PAÍSES MÁS POBRES

Fuente: ONU, Informes sobre Desarrollo Humano, varios años (Vid., por ejemplo, Informe 1999, pág. 36-37)..

Page 43: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

rencia y de necesidad prácticamente en todoel mundo, como ya hemos subrayado (Vidcuadro 1). Uno de los datos más expresivosde esta evolución es la cifra de 1.200 millonesde seres humanos que tienen que vivir consólo un dólar al día, o 2.400 que deben hacer-lo con el equivalente de sólo dos dólares. Elfenómeno trágico de las hambrunas que sellevan por delante millones de vidas, mien-tras muchas personas viven obsesionadaspor el colesterol –por el exceso de alimenta-ción– en el mundo desarrollado marca uno delos límites extremos de una forma incom-prensible de organizar la vida en este plane-ta.

En cuarto lugar, hay que ser conscientesde que, aunque en términos generales el desa-rrollo económico está aliviando las situacio-nes de partida en algunos países, hay zonasmuy extensas en las que se están experimen-tando regresiones sociales, especialmente enÁfrica, y en algunas partes de Asia y del Es-te de Europa. En África por ejemplo está dis-minuyendo la tasa de escolarización de losniños, los niveles de nutrición y las esperan-zas media de vida. En concreto, según refie-ren los informes de la ONU, hay 18 paísesque se encuentran inmersos en un proceso deregresión social que se llega a traducir enuna disminución de las edades medias de vi-da.

Finalmente, un quinto aspecto de la invo-lución social al que quería referirme aquí esel aumento del paro y de la precarización la-boral. Según los datos de la OIT a finales delaño 2000 la cifra total de parados y subem-pleados en el mundo ascendía a más de milmillones de personas, es decir un tercio de lapoblación activa mundial. En concreto, la ci-fra de parados era de 160 millones de perso-nas, de ellos muchos son jóvenes (460 millo-nes entre parados y subempleados) y 50millones viven en los países desarrollados(incluida Europa del Este y Central). Ade-más 500 millones de trabajadores tienen quevivir con menos de un dólar diario y muchos

otros carecen de trabajo estable y de una mí-nima seguridad 8.

La situación que se vive en el trabajo enlos países más desarrollados, especialmentepor los jóvenes, las mujeres, las minorías ylos inmigrantes, es uno de los rasgos quemejor caracterizan la evolución que se estáproduciendo en los sistemas de organizaciónsocial y los efectos exclusógenos y precariza-dores a que da lugar.

La creciente robotización industrial y laautomatización de tareas en los servicios,junto al desarrollo de nuevas formas de orga-nización flexible y descentralizada del traba-jo en redes, está dando lugar a mutacionessustantivas del trabajo, con un aumento deprocesos de flexibilización, movilidad, preca-rización, vulnerabilidad, desregulación, etc.

Los nuevos sistemas de organización deltrabajo están dando lugar a un conjunto detendencias laborales de indudable alcancesocial y cultural, que he analizado con algúndetalle en El trabajo perdido y de las queaquí me gustaría destacar cuatro. En primerlugar, está produciéndose una segmentaciónocupacional que obedece a que los modelosde producción económica emergentes requie-ren para su funcionamiento de dos tipos detrabajos muy diferentes entre sí; por un lado,una minoría de ejecutivos, expertos y técni-cos de alto nivel que organizan, diseñan, pro-graman, etc., y que son muy necesarios parael sistema –lo que algunos analistas comoRobert Reich han calificado como los «analis-tas simbólicos» 9– y, por otra parte, una masade asalariados indiferenciados, intercambia-bles, «descualificados», «devaluados» y «pres-cindibles» que realizan tareas menos «impor-tantes» para la funcionalidad del sistemacomo tal –lo que otros analistas como Ma-

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

45REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

8 OIT, World Employment Report 2001. Life andwork in the Informational Economic, Ginebra, 2001.

9 ROBERT REICH, El trabajo de las naciones, Vergara,Madrid, 1993; edición en inglés de 1991.

Page 44: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

nuel Castells han calificado como la «manode obra genérica»– 10. Lo importante socioló-gicamente es que la polarización entre estosdos sectores ocupacionales está conduciendoa una notable dualización de ingresos, opor-tunidades vitales, estilos de vida, etc., hastael punto que la estratificación por el trabajo(también como «carencia») está convirtiéndo-se en uno de los principales factores de estra-tificación social.

En segundo lugar, está teniendo lugar unaumento muy significativo del paro estructu-ral que se conecta con lo anterior y que tienesu manifestación más extrema en la sustitu-ción del trabajo de hombres por robots indus-triales y por sistemas automáticos de traba-jo. En tercer lugar, las nuevas coordenadasde la producción en una economía creciente-mente mundializada están generando tam-bién un deterioro de las condiciones de traba-jo y un aumento de la precarización laboral,debido entre otras cosas a la pérdida de mo-nopolio de la fuerza de trabajo por parte de lapoblación asalariada (con ejemplos inclusode fábricas altamente robotizadas práctica-mente sin obreros), a la dinámica desregula-dora y a los fenómenos de deslocalizaciónempresarial, que han acabado mermando elpoder de presión y negociación de los sindica-tos y las mismas posibilidades prácticas deactuación compensadora de las organizacio-nes representativas de los trabajadores. Lasituación a la que se ha llegado como conse-cuencia de esta evolución sociolaboral ha da-do lugar a un aumento significativo de loscontratos laborales precarios, inestables y/ode baja calidad, especialmente entre los jóve-nes y las mujeres, de forma que en muchospaíses la proporción de personas que se en-cuentran en paro, que tienen empleos tempo-rales, a media jornada o en condiciones de«bajo salario» representan la mayoría delconjunto de la población activa (Vid tabla 1).

Es decir, lo «anómalo» está tendiendo a con-vertirse en lo habitual, en lo predominante,con todos los efectos sociales y humanos quede ello se derivan, sobre todo para las nuevasgeneraciones.

Finalmente, y en relación con todo lo ante-rior, esta dinámica implica un surgimientode nuevas facetas de asimetría y un reforza-miento de los componentes desigualitariosen las estructuras sociales, que se añaden alas propias potencialidades dualizadoras im-plícitas en algunos aspectos de la lógica de larevolución tecnológica. Lo cual ha permitidohablar de «tecnopobres», de «infra-desarro-llados tecnológicos», de «analfabetos tecnoló-gicos», e incluso ha dado lugar a que se for-mulen hipótesis sorprendentes, como las deSilver, sobre la posibilidad de que los secto-res más ricos de la sociedad utilicen los avan-ces de la ingeniería genética para enriquecerarticifialmente los componentes genéticos desus descendientes. Lo que, en opinión de Sil-ver, podría dar lugar a una «genocracia» o aunas «geno-clases», en las que las desigual-dades se pudieran acabar traduciendo en elsubstrato físico de las personas 11.

Las resistencias de algunos analistas a«entender» y «reconocer» estas tendencias deevolución socio-laboral está dando lugar a fe-nómenos sorprendentes de manipulación ydistorsión estadística, uno de cuyos ejemploses el cambio de los métodos muestrales y dela redacción de las preguntas de la Encuestade Población Activa en España, con la finali-dad de «lograr» una reducción significativadel número «oficial» de parados; como así hasido efectivamente. Lo que resultaba dudosoes que esta manera de fabricar «artificial-mente éxitos» estadísticos pueda producir amedio plazo una distorsión estable en la con-ciencia social de los ciudadanos. El hecho deque la gran mayoría de la población pienseque el paro continúa siendo el problema

ESTUDIOS

46 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

11 LEE M. SILVER, Vuelta al Edén, Taurus, Madrid,1998; edición en inglés de 1997.

10 MANUEL CASTELLS, La sociedad red. La era de la in-formación. Vol 1, Alianza Editorial, Madrid, 1997. Vid,por ejemplo, pp. 293 y ss.

Page 45: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

principal revela que los hechos concretos, in-mediatos y vividos por muchas personas enforma de desempleo, precarización o inesta-bilidad laboral, pesan más en la concienciacolectiva que las operaciones de maquillajeestadístico ideadas por algunos «analistas-avestruces».

El resultado general de todos los procesosque aquí estamos analizando es un aumento

de las situaciones de vulnerabilidad y de «ex-clusión social». Nuestras sociedades en mu-chos aspectos están recreando viejas condi-ciones de dualidad social y están dando lugara un modelo de doble ciudadanía, en el quese perfila diferenciadamente la posición, porun lado, de quienes están razonablementeintegrados en la sociedad y tienen vivienda,relaciones familiares y sociales estables ygratificantes y cuentan con ingresos regula-

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

47REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

(1) Cifras de 1997.(2) Los datos se refieren a trabajadores a tiempo completo, con salarios inferiores a dos tercios de las garantías medias del

grupo. Año de referencia 1994 (panel de hogares 1994).Fuentes: Ministerio de Trabajo, Anuarios de Estadísticas Laborales y Asuntos Sociales 1997 y 1998, op.cit.; OCDE, Perspec-tivas del Empleo 1998, Madrid, 1998, p. 135; y OIT, Anuarios de Estadísticas del Trabajo, varios años. Elaboración propia.

Page 46: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

res y/o trabajo estable y razonablemente re-munerado que permite mantener un nivel deexistencia digno y una perspectiva vital sa-tisfactoria. Y, por otra parte, están todosaquellos que son «prescindibles» o «intercam-biables», que no tienen un trabajo digno, se-guro, bien remunerado y con perspectivas defuturo y deben «aceptar» lo que encuentran,trabajando a salto de mata, aceptando lossueldos que les dan y las condiciones preca-rias e inestables que les ofrecen, pasandolargos períodos sin empleo, viviendo de suspadres, de la beneficencia, o de las prestacio-nes sociales. Y en el peor de los casos desli-zándose por la pendiente de la «vulnerabili-dad social», con riesgo de quiebra de los lazossociales y de las oportunidades de integra-ción en «su» sociedad, que les trata como sifueran «invitados advenedizos» y extraños o«realquilados forzosos», a los que no se consi-dera en igualdad de condiciones que a otrosciudadanos.

De alguna manera, lo que está ocurriendoobliga a considerar a nuestras sociedades nocomo conjuntos integrados, sino como un mo-

delo de círculos concéntricos, en el que el má-ximo nivel de integración y de pertenenciasólo es alcanzable por los ciudadanos plenosque se sitúan en el núcleo o esfera central dela sociedad, mientras que en las zonas perifé-ricas se conforman distintos grados de perte-nencia y de oportunidades sociales y vitaleshasta llegar, en una serie de círculos o estra-tos, a aquellos que quedan arrojados en lasfronteras exteriores del sistema, donde que-dan desdibujadas las condiciones de ciudada-nía y no se reconocen prácticamente muchasde las conquistas de la modernidad (Vid grá-fico 6).

El continuo inclusión-exclusión viene deli-mitado, de esta manera, por un conjunto devariables de carácter laboral, familiar, social,habitacional y, en su caso, asistencial o rein-tegrador, que dan lugar a que en nuestras so-ciedades, junto a las zonas negras de la exclu-sión social, se estén perfilando espacios grisesdonde se hace presente la vulnerabilidad so-cial, hacia la que se deslizan millones de per-sonas, con el riesgo consiguiente de que, si nose hace nada para remediarlo, mucha gente

ESTUDIOS

48 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

GRÁFICO 6. DIFERENTES ZONAS DE INTEGRACIÓN Y EXCLUSIÓN EN LASSOCIEDADES ACTUALES

Page 47: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

puede ir deslizándose progresivamente desdela vulnerabilidad hacia la exclusión social,con todos los riesgos de surgimiento de enco-namientos, y de fracturas sociales que de ellose pueden derivar (Vid gráfico 7).

Las investigaciones sobre exclusión socialque realizamos en 1998-99 en el marco del

estudio sobre Tendencias Sociales de NuestroTiempo reveló que la población española ylos expertos en estas materias están muypreocupados por las perspectivas de intensi-ficación de la exclusión social. La mayoríapiensan que la exclusión es un problema gra-ve y que tiende a aumentar y a empeorar(Vid gráfico 8).

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

49REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

GRÁFICO 7. LOS RIESGOS DE LA EXCLUSIÓN SOCIAL

GRÁFICO 8. PERCEPCIONES GENERALES SOBRE LA EXCLUSIÓN SOCIAL(Porcentajes)

Fuente: ONU, Comission of the European Communities. Observatory of national policies to combat social exclusion. ThirdAnnual Report, Bruselas, 1994, pág. 51. Versión adaptada incluyendo las dos últimas columnas (vivienda y relaciones so-ciales).

Fuente: GETS, Encuesta sobre Exclusión Social, 1998 y Estudio Delphi sobre exclusión social 1998.

Page 48: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Pero, posiblemente, lo más significativoque reveló nuestro investigación fue que laidentificación de los riesgos personales de ex-clusión nos sitúa ante una magnitud en tor-no a un 20% de la población que manifiestamiedo a verse afectado personalmente por laexclusión social (Vid gráfico 9). Lo cual, comovenimos subrayando, implica una alta con-ciencia de riesgos de verse arrojado hacia loslímites exteriores del sistema social, en unaforma que pone en cuestión muchos de lossupuestos y los valores en los que hasta aho-ra se habían venido asentando nuestras so-ciedades. Este es en el fondo el gran proble-ma de la exclusión social y de la crisis deltrabajo, con todos los efectos que lo acompa-ñan: la impugnación del modelo, y de la mis-ma idea, de una sociedad razonablementearmónica de seres humanos iguales en opor-tunidades, modos de existencia y trayecto-rias vitales.

La nueva lógica del poder, el deterioro delas condiciones de vida y de trabajo de mu-chas personas, el aumento de las desigualda-des y de los riesgos de exclusión, la pérdidade horizontes –y esperanzas– de futuro demuchos jóvenes, el deterioro de las formas deconvivencia, la crisis de los valores de la soli-daridad, de la reciprocidad y el altruismo yhasta la misma difuminación de la idea delbien común, están conduciendo a una derivasocial en la que se hecha en falta la presenciade elementos que tiendan a la búsqueda denuevos equilibrios, ajustes y compensacionessociales. El nuevo tipo de sociedades que seestán desarrollando, muestra que hay dema-siados engranajes que giran fuera de control,que hay muchas frustraciones, carencias ypesimismos que acabarán estallando por al-gún lado y, a su vez, que algunos de los ins-trumentos políticos heredados del pasado semuestran desfasados o incapaces de equili-brar los procesos sociales en curso.

ESTUDIOS

50 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

GRÁFICO 9. PERCEPCIÓN DE LOS RIESGOS DE QUEDAR EN UNA SITUACIÓNDE EXCLUSIÓN SOCIAL. AHORA Y DENTRO DE DIEZ AÑOS

Fuente: GETS, Encuesta sobre exclusión social, op. cit..

Page 49: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Y, por encima de todo, se hace palpable la«ausencia» de sistemas de valores y creen-cias suficientemente arraigados y creíbles,que puedan servir como acicate y como guíade orientación para emprender el camino dela recuperación de los equilibrios sociales yde la reconstrucción de unos componentesmínimos de equidad y armonía social. La me-táfora de Giddens sobre «un mundo desboca-do», en el que nadie sabe muy bien a dóndevamos, ni quién lleva las riendas de la evolu-ción social, responde a un estado de ánimo ya unas percepciones colectivas bastante di-fundidas, tal como evidencian muchas de lasinvestigaciones concretas realizadas en elmarco del Programa de estudio sobre Ten-dencias Sociales de Nuestro Tiempo, al queantes me he referido 12.

Probablemente no tardarán en producirsereacciones sociales contundentes contra elestado de cosas hacia el que evolucionamos.Algunas ya han empezado a producirse enuna forma que está dejando perplejos a mu-chos ciudadanos y notablemente desorienta-dos a determinados núcleos de poder. Pero esmuy posible que lo que hasta ahora hemosvisto sea sólo un pálido anticipo de lo que es-tá por venir.

La acentuación de los climas de protesta,de violencia, de delincuencia, de apatía y dis-tanciamiento político, vendrá a superponersea los procesos de deterioro interno del actual

sistema económico, debido a todos los proble-mas funcionales que están señalando losanalistas. No me refiero sólo a los riesgos deestallido de la burbuja financiera, de rece-sión, de congestión de la capacidad de consu-mo debido a las propias regresiones sociales,de esteoporosis cívica, o de entropía del siste-ma, sino también a la propia erosión de fon-do que implica la lógica de un modelo que só-lo es capaz de alentar un patrón de actuaciónen el que las unidades de actuación económi-ca (empresas) únicamente «miran por sí mis-mas». Como recordaba un conocido analista,operar y multiplicarse sólo para su propio fines la filosofía de la célula cancerígena 13.

En las comunidades primitivas de las quetenemos rastros arqueológicos se han encon-trado fósiles que demuestran que nuestrosantepasados tuvieron fracturas óseas gravesque requirieron cuidados permanentes delgrupo durante mucho tiempo, lo cual impli-caba riesgos y limitaciones de permanecermucho tiempo en el mismo lugar, o de trasla-darse con mayor lentitud o dificultad. Pero loimportante es que en aquellos grupos primi-tivos de cazadores-recolectores, en los que lahumanidad hunde sus raíces, no se dejabaabandonados a los congéneres cuando caíanheridos o necesitaban la solidaridad del gru-po. Y esto muchas veces no es lo que ocurreen las sociedades de nuestros días. Algunosquedan abandonados en la cuneta mientrasotros viven en la mayor opulencia que sepueda imaginar.

Pero no se trata sólo del ejemplo de algu-nos arqueológicos aislados, sino que las pro-pias prácticas de cuidado de los ancianos ylos niños, del respeto a los muertos, de losprimitivos enterramientos rituales, o el pro-pio sentido de la maternidad en nuestra es-pecie, como un caso paradigmático de gene-rosidad y altruismo consciente y querido, que

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

51REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

12 ANTHOY GIDDENS, Un mundo desbocado, Taurus,Madrid, 2000; edición inglesa de 1999. Sobre la inves-tigación de Tendencias Sociales, puede verse en espe-cial, JOSÉ FÉLIX TEZANOS, JOSÉ MANUEL MONTERO, JOSÉ AN-TONIO DÍAZ (eds.), Tendencias de futuro en la sociedadespañola. Primer foro sobre tendencias sociales, EditorialSistema, Madrid, 1997; JOSÉ FÉLIX TEZANOS, ROSARIO

SÁNCHEZ MORALES (eds.), Tecnología y sociedad en elnuevo siglo. Segundo foro sobre Tendencias sociales,Editorial Sistema, Madrid, 1998; JOSÉ FÉLIX TEZANOS

(ed.), Tendencias en desigualdad y exclusión social. Ter-cer foro sobre tendencias sociales, Editorial Sistema,Madrid, 1999; JOSÉ FÉLIX TEZANOS (ed.), Escenarios delnuevo siglo. Cuarto foro sobre tendencias sociales, Edi-torial Sistema, Madrid, 2000.

13 RICHARD M. COHEN, «The corporate take over ofnews», en Eric Barknouw et al, Conglomerates and theMedia, The New Press, New York, 1997, p. 59.

Page 50: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

implica dar algo de sí a otro ser y volcarse ensu cuidado durante mucho tiempo, todo esosignifica, en suma, una cultura de la solida-ridad y del apoyo mutuo que se encuentra enlas antípodas de algunas de las tendenciasque están teniendo lugar en las sociedadesde nuestro tiempo.

Por ello, no es aventurado afirmar que lastensiones en torno a la igualdad y el trabajovan a ser elementos centrales del debate so-cial y político de los próximos lustros. La in-solidaridad, la exclusión y la dualización so-cial extrema no es, sin duda, el mejor espejode la humanidad en el que a muchas perso-nas nos gustaría vernos reflejadas. Para mu-chos de nosotros una de las dimensiones fun-damentales del progreso de la civilización esla que tiene que ver con la capacidad para elaltruismo y la reciprocidad. Por eso el debatesobre estas cuestiones irá adquiriendo unadimensión cada vez más global, orientada abuscar las políticas efectivas de las necesida-des humanas y sociales objetivas. Esa es pre-cisamente la resultante que se desprende dela segunda gran contradicción implícita en

las cuatro tendencias generales que enunciéal principio de este texto: hacer las políticassociales que se derivan de las «demandas» ylas «percepciones» ciudadanas y de las pro-pias necesidades objetivas, en atención a lasdos últimas tendencias, y en contradiccióncon las dos primeras.

Avanzar en el reforzamiento de las políti-cas sociales supone no sólo una mayor con-gruencia con lo que indican los datos objeti-vos y las percepciones ciudadanas, sino queimplica situarse en una perspectiva de másamplio alcance, que tiene el significado deuna apuesta humana por avanzar en el mo-delo de civilización y de cultura en el quehundimos nuestras raíces más genuinas. Porello, no es exagerado concluir afirmando que,en la medida que «civilización es solidari-dad», la lucha contra la precarización laboraly contra la exclusión y la vulnerabilidad so-cial es un empeño civilizador que mereceríaun esfuerzo de «consenso social» por parte detodos los que están animados por sentimien-tos de «buen corazón» y de lógico sentido co-mún.

ESTUDIOS

52 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 51: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

JOSÉ FÉLIX TEZANOS

53REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

RESUMEN: La evolución de los modelos sociales está siguiendo un curso paradójico: el especta-cular desarrollo tecnológico contrasta con las dificultades, o la falta de voluntad,para hacer frente a las necesidades sociales y vitales de amplios sectores de pobla-ción. Por esta razón, el nuevo tipo de sociedad que está surgiendo al hilo de la revo-lución tecnológica se caracteriza por la emergencia de nuevos sistemas de estratifi-cación social, en los que se acentúan los componentes desigualitarios y dualizado-res. Las principales tendencias relacionadas con esta problemática revelan que lasasimetrías tienden a agudizarse y que las percepciones de la opinión pública cadavez se distancian más de los diagnósticos y los tratamientos que se realizan desdelas esferas del poder, con el resultado de un aumento progresivo de la exclusiónsocial, por un lado, y de los climas de apatía política y deterioro social, por otro. Deahí la necesidad de prevenir los riesgos de evolución hacia «sociedades divididas»mediante políticas de integración y de asistencia que estén basadas en un amplioconsenso social.

Page 52: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

La investigación social sobre la pobre-za se ha preocupado de forma priori-taria por cuantificar el número de po-

bres y señalar qué colectivos se ven másafectados por dicha situación. Se sabe que loshogares encabezados por mujeres, los quetienen más niños o los que están compuestospor personas mayores están con más fre-cuencia por debajo de la línea de la pobreza,definida como la mitad de la media o de lamediana de los ingresos (Smeeding, 1997).Mucho menos frecuente es encontrar explica-ciones sobre los mecanismos por los cualespertenecer a un determinado género o teneruna cierta edad se convierten en una desven-taja en términos económicos.

El concepto de exclusión social puede serútil para describir los motivos por los cualesunos colectivos sufren una situación de faltade satisfacción de las necesidades humanasbásicas, mientras que otros grupos socialescuentan con mayores niveles de protección.

El interés de concepto de exclusión social sederiva de que pone el énfasis no tanto encuantificar o identificar a quienes viven en lapobreza, sino en los procesos por los que sellega a carecer del acceso a los recursos másesenciales. Así, por exclusión social, se sueleentender el conjunto de procesos estructura-les, pautas ideológicas y culturales, tenden-cias sociales y mecanismos que producen elempobrecimiento personal o colectivo. Laprimera aportación del concepto de exclusiónsocial es, por tanto, el insistir sobre el funcio-namiento relacional de los factores que pro-ducen la pobreza (véase Sen, 2000). En se-gundo lugar, destaca que dentro de estaperspectiva la pobreza no se entiende comoun proceso que tiene su origen en el compor-tamiento del individuo, sino más bien en pro-cesos sociales más amplios: en la interaccióninterpersonal, en las oportunidades que ofre-ce el medio social (por ejemplo, el mercado detrabajo, los servicios públicos, las políticassociales o el propio ordenamiento de la eco-nomía mundial).

El cambio de perspectiva del individuo ha-cia los procesos sociales plantea, no obstante,el riesgo de que se acabe olvidando que la ex-clusión social afecta a los individuos, los cua-les pueden padecer, entre otros, mayor mor-talidad, carencia de bienes básicos (vivienda,alimento), menores oportunidades de desa-

55REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Agradecimientos: El contenido de este artículose enmarca dentro del proyecto de investigación«Indicadores dinámicos para el estudio del empo-brecimiento de las mujeres», IM-0003, financiadopor el Instituto de la Mujer a quienes agradecemossu apoyo.

** Universidad de Alicante.

Procesos de exclusión social:redes que dan proteccióne inclusiones desiguales *

DANIEL LA PARRA**

JOSÉ MARÍA TORTOSA**

Page 53: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

rrollo educativo, falta de participación en lasdistintas instituciones sociales, desempleo oempleo precario. En la medida que los indivi-duos ven disminuido su bienestar en virtudde los procesos de exclusión procede contes-tar a la pregunta sobre cuáles son los meca-nismos por los que los procesos de exclusiónsocial se convierten en factores personales deempobrecimiento.

DIMENSIONES DE LA POBREZA

Para contestar esta cuestión es precisoprecisar qué es vivir en situación de pobreza.En principio, por pobreza se entiende la insa-tisfacción de las necesidades humanas bási-cas (Doyal y Gough, 1994). Esta situación deinsatisfacción puede producirse por la caren-cia de medios económicos para adquirir bie-nes básicos. Pero, aunque esta afirmacióndescribe de forma clara una de las principa-les dimensiones de la pobreza, no podemos li-mitarnos a ella sin caer en una visión reduc-cionista de las necesidades humanas.

Se encuentra, en efecto, que las necesida-des humanas no son exclusivamente de tipomaterial. Doyal y Gough, señalan que la sa-tisfacción de las necesidades personales, pre-cisan que el individuo sea autónomo, esto es,que tenga capacidad de tomar opciones infor-madas sobre lo que hacer y cómo llevarlo acabo. Por supuesto, la disponibilidad de me-dios económicos será un mecanismo paraasegurar la autonomía personal, pero tam-bién poseer un determinado nivel de conoci-mientos y participar de un entorno social quepermita actuar libremente y expresar lasopiniones personales.

La reducción de la definición de la pobrezaa la falta de ingreso presenta además la difi-cultad añadida de no considerar la importan-cia en la adquisición de bienes y servicios, delas formas de intercambio no mercantiles yde las donaciones. El trabajo de Boulding(1976, 1978 y 1992) es esencial para com-prender el peso de las donaciones en la confi-

guración del sistema económico y la satisfac-ción de necesidades. Por donaciones entiendela transferencia unidireccional de bienes eco-nómicos. Donaciones son por tanto: la ayudaal desarrollo, las herencias, la educación, lanutrición y cuidados de salud que se da a losniños y personas dependientes, los impues-tos, las subvenciones, los regalos, los subsi-dios o el trabajo doméstico. Como se puedeobservar instituciones como la familia o elEstado serían inconcebibles sin este tipo derelación. La ausencia de recursos no mercan-tiles, por ejemplo, la falta de familiares quepuedan prestar cuidados de salud cuando sees una persona anciana puede suponer unareducción dramática de la calidad de vida.

De acuerdo con estas aportaciones la po-breza se relaciona con la carencia de liber-tad, de democracia y con estar excluido delas donaciones e intercambios no mercanti-les. A esta lista se podría añadir, la falta deposibilidades para el desarrollo personal quese derivan de habitar un medio social en elque se produce violencia, sea esta directa oindirecta, personal o estructural. Cuando sevive bajo la amenaza producida de forma di-recta o indirecta (por ejemplo, cuando uno sesitúa en la parte baja de una jerarquía) se li-mita al individuo el rango de opciones posi-bles para satisfacer sus necesidades.

Así, tal y como se propone, la pobreza sepuede conceptuar no únicamente en térmi-nos de carencia de ingreso, sino atendiendo ala diversidad de necesidades del ser humano.Al proceder de esto modo, la visión de la po-breza se aleja de una percepción centrada enel individuo y su organismo, para destacar ladimensión social de la existencia del ser hu-mano. La pobreza no es una circunstanciaque afecta al organismo (por falta de alimen-to o de protección frente al clima), sino queincide sobre la capacidad de relación de laspersonas. La posibilidad de relacionarse deforma autónoma, de intercambiar con losotros y el no estar sometido a amenazas niviolencia es la garantía para satisfacer lasnecesidades humanas. Este tipo de concepto

ESTUDIOS

56 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 54: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de pobreza permite observar con toda clari-dad que la satisfacción de las necesidadeshumanas depende del ingreso, pero tambiénde la posibilidad de contar con acceso a otrosrecursos: educación, derechos políticos, em-pleo e, incluso, apoyo de familiares o amigos.

La solución del problema de la pobrezapasa así de la esfera individual, a la esferasocial y es ahí donde gana relevancia el con-cepto de exclusión social. Se observa de for-ma inmediata que la pobreza no se resuelvemediante el acceso a una serie de recursosconcretos (una determinada cantidad de ai-re, agua, ingresos, alimentos sanos, vestidosy una buena casa), sino que depende de lapropia organización social. Para evitar la po-breza el medio social debe promover la ac-tuación de forma autónoma, sin presiones yque las personas tengan elementos que in-tercambiar de forma mercantil o que darsede forma altruista. La exclusión social seríael término para describir cualquier transfor-mación del medio social que tenga como efec-to limitar a cualquier grupo social el acceso alos recursos necesarios para satisfacer lasnecesidades básicas.

ACCESO RELACIONAL A LOSRECURSOS

El grado de acceso a los recursos dependedel modo en que se organizan las relacionessociales en un determinado contexto social,por ello el acceso a los recursos no se producea partir de compartimentos estancos. La po-sibilidad de acceso a un recurso concreto serelaciona con la posibilidad de acceso al restode recursos. Así, el mercado de trabajo noproporciona únicamente empleo, sino quetambién es la forma de acceso a todo tipo deventajas sociales incluidas la seguridad so-cial, un mayor prestigio, capacidad de in-fluencia sobre los miembros del hogar y mu-chos más. De igual modo, la educación puedeser la puerta para el empleo, establecer lazosduraderos de amistad, llevar un estilo de vi-

da saludable o para merecer más ayudas eco-nómicas para seguir estudiando. La posesiónde la ciudadanía da derecho a ejercer el voto,a ser protegido de forma más amplia por lalegislación laboral, a la asistencia sanitaria oa un mayor grado de protección por la justi-cia. La compra de una vivienda permite des-gravar en la declaración de la renta, formarparte de una comunidad de propietarios, pe-dir crédito o tener un espacio adecuado en elque desarrollar la vida familiar.

Si bien el acceso a un determinado recursose convierte en una forma de asegurar el ac-ceso a nuevos recursos, existe la contraparti-da de que la pérdida de un recurso se convier-te en una probable pérdida de bienestar enotras dimensiones. Ello se puede ilustrar apartir de la situación con la que se puede en-contrar una persona joven que llega a un paísremoto. En primer lugar, se observará que nopodrá seguir formándose debido a que, lejosde la red familiar, no podrá costear los costesdirectos e indirectos que supone dedicarse alestudio. Así las cosas habrá de volcar sus es-fuerzos en la búsqueda de empleo. No obstan-te, para encontrar empleo se encuentra con ladificultad de que desconoce el mercado detrabajo y de que sus familiares no le puedenemplear o ayudarle a través de la red fami-liar para ponerse en contacto con los emplea-dores. Aun en el caso de que encuentre unempleo con contrato se encontraría con difi-cultades para el acceso al crédito por carecerde bienes inmuebles y de avalistas (funciónque habitualmente cumplen los familiares).En caso de enfermedad su situación se veríadificultada por el hecho de no poder contarcon los cuidados de salud familiares, de estemodo, sólo le quedaría el apoyo de los servi-cios sociales, sanitarios, los amigos o el volun-tariado. Si la enfermedad afecta a su capaci-dad de trabajo, perderá la única fuente deingresos disponible. Si se imagina ademásque esta persona inmigrante es mujer, enton-ces habrá que añadir la posible dificultad quesupone el centrarse en un mercado de trabajocon menores niveles de remuneración (el tra-

DANIEL LA PARRA Y JOSÉ MARÍA TORTOSA

57REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 55: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

bajo doméstico), quizá incluso tenga quemantener a unos hijos en su país de origen oen el de destino y, si vive en pareja, probable-mente asumirá además una gran parte de lastareas domésticas.

El ejemplo sirve para destacar la impor-tancia del entorno (familiar, laboral, legisla-tivo, sanitario) en la configuración de lasoportunidades vitales de una persona. Se ob-serva que su bienestar va más allá de lo quealcanza individualmente (por su trabajo). Suseguridad ante acontecimientos adversos co-mo el desempleo o los problemas de salud de-penderán del grado en el que estén desarro-llados los sistemas de seguridad social y de sipuede beneficiarse de ellos siendo extranjero.Su nivel de ingreso estará en relación con launidad doméstica en la que se inserta. Se ob-serva incluso que la aportación al bienestarderivada de compartir vida con otros familia-res depende de la situación de resto de los fa-miliares. Esto se evidencia al comparar hoga-res con un solo perceptor de ingresos yhogares con dos perceptores de ingresos. Enlos segundos se cuenta con una mayor canti-dad de recursos económicos y mayor estabili-dad financiera (por ejemplo, si uno de los dosmiembros atraviesa una fase de desempleo),de manera que resultan más protegidos fren-te al empobrecimiento (Gornick, 1997 y 1998).

La ilustración también sirve para enten-der la importancia de un recurso informal co-mo el hogar. Los hogares pueden ser una ga-rantía económica, una fuente de apoyoemocional con efectos positivos en la autoesti-ma, la identidad y el fortalecimiento de lapersonalidad, garantía de atención y cuida-dos en caso de enfermedad y, según el género,lugar en el que se recibe o se realizan todo ti-po de trabajos domésticos (higiene, alimenta-ción, limpieza). Este recurso es esencial parapersonas sin ningún tipo de ingresos (porejemplos, los niños, los jóvenes) quienes pue-den disfrutar de un determinado nivel deconsumo siempre y cuando estén insertadosen un determinado hogar y, en general, paracualquiera. De hecho, uno de los efectos de vi-

vir sólo es el deterioro de la propia salud. Losdatos de mortalidad muestran que las perso-nas solteras, las separadas, las viudas y lasdivorciadas tienen mayores niveles de morta-lidad que las casadas (Burgoa et al, 1998).

La ilustración informa de igual modo sobreel carácter relacional de los diferentes recur-sos. Siguiendo con el ejemplo, entendemos fá-cilmente que la situación no sólo sería menosdramática, sino que contaría con más alterna-tivas si la persona extranjera posee nivel edu-cativo elevado o cuenta con una nacionalidadque no presenta trabas para ser regularizado.

Por otro lado, se descubre que ningún re-curso en concreto es esencial para la satisfac-ción de las necesidades. Personas sin muchoapoyo familiar pueden compensar perfecta-mente esta carencia por otros medios. Loshogares formados por una madre sola con hi-jos o hijas en países como Suecia, por ejem-plo, cuentan con niveles de bienestar equipa-rables a los de los hogares nucleares y muchomejores a los detectados para los hogares mo-noparentales en países como Italia o Inglate-rra. Ello es debido a que las mujeres suecasen dicha situación cuentan con mayores posi-bilidades de acceso a ayudas económicas, pe-ro sobre todo al empleo (Solera, 1998).

Lo que determina el grado de acceso a losrecursos no es únicamente la participaciónen redes sociales, sino cómo se produce dichaparticipación. La inclusión de las mujeresdentro de un hogar no supone el mismo tipode beneficios que para un varón. Dentro delos hogares se procede habitualmente a unadistribución de las actividades, las responsa-bilidades, los beneficios y las posiciones enfunción del género. En concreto se encuentracon frecuencia que la responsabilidad sobreel trabajo doméstico y los cuidados de los hi-jos es asumida de forma principal por lasmujeres, incluso cuando se ha producido unaimportante incorporación de la mujer al tra-bajo remunerado. Las mujeres que realizantrabajo remunerado amplían sus obligacio-nes (también sus opciones vitales), sin que se

ESTUDIOS

58 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 56: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

produzca un proceso paralelo de ampliaciónde las responsabilidades familiares de los va-rones dentro del hogar. Incluso en aquelloscasos en los que las mujeres se han converti-do en las principales proveedoras de ingresosen sus hogares, debido al paro masculino, nose asiste a una inversión de los roles como in-genuamente se podía haber esperado (Mo-rris, 1999; Chales y Kerr, 1999). Este tipo deinclusión poco beneficiosa tiene que ver conel tipo de relación que se establece entre losmiembros de la pareja (Kaufmann, 1994),pero también con factores como el valor sala-rial del trabajo femenino, la existencia deuna segmentación por género de las profesio-nes, la mayor o menor protección de las con-diciones laborales, el desarrollo de serviciosde guardería, centros de día, residencias,servicios de asistencia a domicilio o las políti-cas de apoyo a la maternidad. Roman y Vo-gler (1999), al comparar hogares suecos ybritánicos, describen cómo los hogares sue-cos cuentan con una mayor participación dela mujer en el mercado de trabajo, lo que secorresponde con un mayor grado de igualdaden la distribución del ingreso y en la toma dedecisiones y una cultura menos sexista. Losautores relacionan tal diferencia con la exis-tencia en el caso sueco de un mercado laboralfavorecedor del empleo femenino, además deotros factores de tipo ideológico y cultural.

Por supuesto se pueden encontrar situa-ciones mixtas en las que aumentar el accesoa un determinado recurso supone pérdidasde otros. Es lo que ocurre cuando una perso-na decide trabajar más horas para incremen-tar su ingreso a pesar de que ello le supongaperder relaciones de amistad, deteriorar susrelaciones afectivas o poner en riesgo su pro-pia salud. También se puede encontrar quela pérdida de un determinado recurso se ma-nifieste en ganancias de otro tipo de recursosvitales: la jubilación supone una pérdida enalgunos campos (ingresos, prestigio), peroganancias en otros (tiempo, descanso).

La descripción sobre el modo en que seconcatena el acceso a los recursos debido a

que este se produce a través de las interac-ciones entre actores sociales, hace oportunoun comentario sobre el significado de las va-riables utilizadas para la medición de la po-breza o la desigualdad. El uso de indicadorescomo los años de escolarización, ocupar undeterminado puesto de trabajo o el nivel deconsumo es útil para clasificar al individuoen una determinada posición socioeconómi-ca, sin embargo, a la hora de comprender có-mo se relaciona esa posición económica conla capacidad de acción del individuo o con sunivel de acceso a los recursos, lo esencial escomprender que éste no depende de las cate-gorías que ocupan los individuos, sino de lasrelaciones sociales que sustentan tales posi-ciones. El bienestar disfrutado por una per-sona con altos ingresos no depende de lacantidad de bienes que puede comprar lapersona con su dinero, sino también de lamayor capacidad que dicha persona tienepara afrontar cualquier otro tipo de necesi-dad, incluidas las no monetarias. Por ejem-plo, en el interior de los hogares se observaque a igual nivel de ingresos del hogar, lasmujeres que trabajan de forma remunerada(por tanto las que más dinero aportan a laeconomía doméstica) tienen mayor propen-sión a visitar un dentista privado (Guillén,1991). En este caso no es la posición (poseeruna determinada cantidad de ingreso), sinoel tipo de relación (trabajar de forma remu-nerada y estar contribuyendo en gran medi-da a la economía doméstica) la que explica elgrado de acceso a un recurso: visitar un den-tista privado.

REDES PROTECTORAS

Hasta el momento se ha insistido sobre elcomponente relacional de los procesos de ex-clusión, siempre utilizando el individuo comopunto de partida para el análisis. No obstan-te, la forma en la que se estructuran lasinteracciones concretas entre individuos nose pueden considerar de forma aislada delcontexto social en el que se generan. Así, el

DANIEL LA PARRA Y JOSÉ MARÍA TORTOSA

59REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 57: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tipo de hogar en el que se vive, está en rela-ción con la estructura de hogares propia delentorno social que se habita; el empleo, fac-tor de primer orden en la determinación delgrado de acceso a los recursos en el nivel in-dividual, depende de la configuración delmercado de trabajo y, más precisamente, dela estructura económica; el acceso a recursostales como la educación, la asistencia sanita-ria, las ayudas económicas o la vivienda sontotalmente dependientes de las iniciativasen materia de política educativa, sanitaria osocial del Estado.

La estructura de hogares, el mercado detrabajo, la administración pública (suprana-cional, estatal, regional, municipal) y, en ge-neral, el conjunto de instituciones sociales(asociaciones, sindicatos, voluntariado, igle-sias, los ejércitos, las redes de amistad, ve-cindad, empresas...) pueden actuar como re-des que protegen a los individuos frente a lasadversidades y organizan el modo en que seproduce el acceso a los recursos. El marco deexistencia y actuación de las redes socialesse puede llevar a niveles aún más «macro», sise considera el papel de las instituciones po-líticas y militares de alcance continental omundial y las relaciones económicas interna-cionales y transnacionales. Incluso, si seadopta una perspectiva más amplia del en-torno en el que vive la población humana, en-tonces habrá que incluir la propia red de vi-da que componen el conjunto de seres vivos,el ecosistema, como red de la que en últimainstancia depende el bienestar de los sereshumanos.

Se puede hablar de redes sociales en cual-quier nivel de la realidad social. Las actua-ciones políticas, económicas, militares o cul-turales que se produzcan en cualquiera deestos niveles (ecosistema, sistema mundial,social, grupal, hogar, individual) pueden sertanto promotoras como inhibidoras de losprocesos de exclusión. Así, la participaciónen la economía mundial es una forma de ga-rantizar el acceso a ciertos recursos (circuns-tancia que se evidencia cuando un país sufre

un bloqueo económico o un período autárqui-co), pero integrarse desde una posición de de-pendencia puede producir el efecto contrario:la progresiva pérdida de recursos de la eco-nomía nacional (Amin, 1988).

En los casos en los que se acumulan siste-mas de protección contra los procesos de ex-clusión social se podrá encontrar una mayorigualdad en el acceso a los recursos y unamenor proporción de la población excluidadel acceso a los bienes más básicos. Es inte-resante en este sentido comparar países tandispares como los Estados Unidos, Finlan-dia, Suecia y España. Estados Unidos es unode los países de la OCDE con mayores nive-les de pobreza y desigualdad. En este paísaproximadamente uno de cada seis habitan-tes vive con la mitad de la mediana de los in-gresos. Países como Finlandia y Suecia sonmuy igualitarios y en ellos menos de unapersona de cada quince se encuentra en di-cha situación. En una situación intermediase encontrarían países como España en elque aproximadamente uno de cada diez ciu-dadanos se encuentra baja la línea de pobre-za así definida. Para explicar los motivos queoriginan estas diferencias en la distribuciónde ingresos se habrán de considerar unamultitud de aspectos. Uno de los que se usacon mayor frecuencia es el nivel de desem-pleo. Para estos países se encuentra que elnivel de paro más alto afecta a España, losniveles medios y bajos a Suecia y Finlandia ylos niveles más bajos de desempleo afectan alos Estados Unidos.

Surge por tanto una paradoja, pese a queel mercado de trabajo es uno de los principa-les mecanismos de inclusión, allí donde haymenores niveles de desempleo no se encuen-tra un mayor nivel de igualdad. Para expli-carlo habría que hablar de otros sistemas deprotección. En concreto países como Suecia yFinlandia dedican una gran parte de su pro-ducto interno al gasto social. Así, sus mode-rados niveles de desempleo y su amplio gastoredistributivo explicarían sus bajos nivelesde desigualdad. Quedaría por explicar por

ESTUDIOS

60 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 58: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

qué España teniendo unos niveles tan eleva-dos de desempleo y un gasto social menos ge-neroso se encuentra mejor situado que losEstados Unidos en cuanto a porcentaje dehogares bajo la línea de pobreza. En este ca-so un aspecto esencial es el peso de la estruc-tura familiar. Si España contara con la dis-tribución de personas por hogar de losEstados Unidos su número absoluto de hoga-res pobres se vería incrementado en al me-nos un 16%, más de un 25% si contara con ladistribución de personas por hogar de Fin-landia (La Parra, 2000). A esto habría queañadir los efectos de otras políticas, porejemplo, la importancia del distinto trata-miento recibido por los distintos grupos ra-ciales en la política pública de los EstadosUnidos (Manza, 2000), en especial, ya que losgrupos raciales en dicho país son numerososy ello puede verse reflejado en los indicado-res medios. En el caso de España a pesar deque similares pautas de distribución puedanafectar a la población gitana o inmigrante,éstas no serían visibles en las estadísticasgenerales debido a que su peso en la pobla-ción total todavía es escaso.

La acumulación de sistemas de protecciónen los países nórdicos explicaría su mayor ni-vel de igualdad y el menor número de gruposexcluidos. Una muestra de que la ausencia deredes se traduce en desigualdad se puede ob-servar en los casos de Inglaterra y EstadosUnidos durante el período de Thatcher y Rea-gan. En Inglaterra el porcentaje de hogares ba-jo la línea de pobreza pasó de 9,2 en 1979 a14,6 en 1991. En los Estados Unidos de 15,8 a17,5 en los mismos años 1. El proceso coincideen el tiempo con los recortes y la reorientaciónde la política social de ambos gobiernos. Enotros países, sin embargo, durante ese períodofue posible reducir el número de personas bajola línea de pobreza. En España el porcentaje dehogares bajo la llamada línea de pobreza pasode 12,2 al 10,1 en la década de los ochenta.

Se observa que la existencia de redes deprotección es un primer requisito para evitarlos procesos de exclusión. Pero, aunque exis-tan redes de protección, éstas pueden no serigualmente protectoras para todos los secto-res de la población. Una fase económica ex-pansiva puede parecer beneficiosa para elconjunto de la población, entre otras razones,porque se reduce el nivel de desempleo. Noobstante, es igualmente relevante el tipo deintegración que se produce en el empleo. Siuna gran parte de la población que se incor-pora a los nuevos empleos lo hace en trabajosmarcados por la precariedad, la ausencia deposibilidades de formación o en condicionesque ponen en riesgo su salud, cuando se pro-duzca una etapa de recensión económica se-rán los primeros en padecer la crisis econó-mica. Esto ocurre habitualmente con lasmujeres, quienes con frecuencia cuentan conpeores relaciones contractuales, menores ni-veles de remuneración, menores tasas de ac-tividad y por ello son las más perjudicadasante una situación de crisis.

La importancia de los criterios de distri-bución de las redes existentes en la produc-ción de desigualdad se puede observar tam-bién en el caso de los sistemas de protecciónante la enfermedad. Además del seguro mé-dico, uno de los principales mecanismos deprotección en caso de padecer una enferme-dad crónica o discapacidad que dificulta oimposibilita el trabajo es la consecución deuna pensión de discapacidad. En España laSeguridad Social prevé dos modalidades deprotección: la contributiva y la no contributi-va. La primera es la propia de la poblaciónactiva y la segunda de la población inactiva.Solamente las personas que han cotizado1.800 días en los diez años anteriores tienenderecho a la protección por incapacidad de ti-po contributivo (Lorente, 1997). La cantidadpercibida dependerá del tipo de incapacidadreconocido y el nivel de salario. La modali-dad no contributiva está reservada paraaquellos que no tienen derecho a la protec-ción contributiva, desde el año 1990 (Ley

DANIEL LA PARRA Y JOSÉ MARÍA TORTOSA

61REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

1 Datos del Luxembourg Income Study. http://lis-web.ceps.lu/keyfigures/povertytable.htm.

Page 59: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

26/1990). La cantidad establecida para elaño 2000 por este concepto fue de 40.260ptas/mes (242 ?/mes).

Este sistema hace depender el grado deprotección recibido del tipo de situación en elmercado de trabajo. Ello implica que aque-llos grupos de población que tienen un menorgrado de participación en la población activao cuya integración en el mercado de trabajose produce en peores condiciones (en cuantoa niveles salariales y duración de los contra-tos) se encuentran con un menor grado deprotección en caso de enfermedad. En lapráctica el sistema de protección social acabadiscriminando a la población femenina y a laperteneciente a los estratos más desfavoreci-dos. Por ejemplo, en el año 1994, para el gru-po de personas que ha tenido un empleo an-teriormente, la cantidad media recibida poruna mujer con estudios universitarios enconcepto de prestación social por motivos desalud es de un 1.772.000 ptas/año, frente alas 2.114.000 ptas/año recibidas por un va-rón con estudios universitarios. La remune-ración desciende en los varones con estudiosprimarios a 869.520 ptas/año, y aún más enlas mujeres con estudios primarios quienescuentan con 652.000 ptas/año de media 2.

Se encuentra que la asignación de recursosno es neutra pese a ser un dispositivo previstoen principio para proteger a cualquier perso-na ante la contingencia de tener un problemade salud. Beneficia en mayor medida a losgrupos sociales que concentran más riqueza.

Si el sistema de protección ante la enfer-medad crónica y la discapacidad tiene estascaracterísticas, ello es debido a la acumula-

ción de una serie de decisiones guiadas porunos determinados criterios ideológicos. Enpaíses como España dichos sistemas se esta-blecieron a partir de las aportaciones reali-zadas por los trabajadores a través de sussalarios y ya, en los años noventa, se intro-dujeron algunas modificaciones para benefi-ciar a los grupos de población no activos. Sinembargo, en los países nórdicos europeos so-bre todo bajo los periodos de gobierno social-demócratas se desarrollaron fórmulas deprotección basadas en principios más univer-salistas (Navarro y Shi, 2001).

Por lo general cualquier sistema de pro-tección social puede tener sus efectos distri-butivos negativos para determinados gruposde la población, desde el sistema sanitario(Hart, 1970), hasta el sistema educativo (Bour-dieu, 1994). De manera que el grado de des-igualdad en una determinada sociedad de-pende tanto de la existencia de redes de pro-tección, como de que éstas no orienten losrecursos de forma preferente hacia los gru-pos sociales más poderosos.

CONCLUSIÓN: DE LA EXCLUSIÓNA LA PARTICIPACIÓN CONEQUIDAD

Llegados a este punto es interesante ha-cer una recapitulación sobre los aspectosesenciales descritos en el nivel individual ylos descritos en el nivel social. En el nivel in-dividual, la única forma de garantizar quetodas las personas puedan satisfacer sus ne-cesidades humanas, con independencia decuál sea su cultura y personalidad, es quecuenten con un suficiente grado de autono-mía para poder satisfacerlas. Dicha autono-mía depende de tener la capacidad de tomardecisiones informadas (y, por tanto, de laeducación), de tener capacidad física y emo-cional para realizar las acciones necesarias(del nivel de salud), de tener medios econó-micos para intercambiar (de forma mercantilo no) por los bienes que necesite y de no estar

ESTUDIOS

62 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

2 Elaboración propia a partir del fichero de micro-datos del Panel Europeo de Hogares para España en1994 proporcionado por el INSTITUTO NACIONAL DE ESTA-DÍSTICA. Se han utilizado pesos transversales para garan-tizar la representatividad estadística. Se han incluido aaquellas personas que reciben alguna cantidad en con-cepto de prestación social por motivos de salud y quehan tenido un empleo anteriormente.

Page 60: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

sometido a amenazas o violencia que condi-cionen sus decisiones.

Por otra parte, en el nivel social, factorescomo la evolución de la economía transnacio-nal, internacional o nacional, la transforma-ción de las estructuras de parentesco, las po-líticas sociales, las guerras o los sistemasjerárquicos pueden estructurar el acceso alos recursos de los distintos grupos sociales.

El reto para la consecución de un mayornivel de igualdad consiste en incrementar lacapacidad de los individuos y las sociedadespara reducir la vulnerabilidad ante la pobre-za y promover la autonomía de las personas.La consecución de ese objetivo significa va-rios retos en las actuaciones, en especial, enlas de tipo político. El primero de ellos la re-visión de todas aquellas decisiones institu-cionales que de forma explícita o implícitaobedecen a pautas discriminatorias en laasignación de recursos hacia grupos como lasmujeres, los estratos sociales más desfavore-cidos, migrantes o personas pertenecientes aminorías étnicas. El segundo, es dirigir lasactuaciones hacia la creación de redes de se-guridad y protección o fortalecer las ya exis-tentes. En este sentido se debe considerarque ello no siempre supone un incrementodel gasto público, sino aumentar la efectivi-dad del gasto realizado. Por ejemplo, puederesultar más económico prevenir el fracasoescolar que idear sistemas de integración ode control para las personas que han sido ex-pulsadas o han abandonado el sistema edu-cativo. En tercer lugar, uno de los mecanis-mos más eficaces para evitar una asignaciónsesgada de los recursos hacia los grupos conmás poder es garantizar que todos los gruposde la población toman parte en la toma dedecisiones. Puesto que, cómo se ha señalado,los mecanismos de exclusión se pueden pro-ducir en cualquier nivel de interacción, éstosmecanismos de participación deben introdu-cirse en cualquier tipo de relación. Desde laconsulta particular, hasta la organización dela seguridad social, pasando por la planifica-ción sanitaria, educativa o en política social,

incluso llegando a las relaciones económicastransnacionales. Este desarrollo democráticoimplica que todos los grupos de la poblacióncontribuyan no sólo en la toma de decisiones,sino también en la creación de opinión, en laevaluación de intervenciones, que sean in-cluidos entre los criterios de planificación o,al menos, en que sean preguntados para quepuedan dar a conocer sus situaciones y pro-blemas. Un último criterio, pero no por ellomenos importante, es que las actuacionesque se desarrollen no comprometan el futu-ro, erosionando la cantidad de recursos ac-tualmente disponible. Este principio de sos-tenibilidad, además de la evidente referenciaa la atención a los recursos limitados del pla-neta, se refiere a evitar el desgaste de otro ti-po de recursos como pueda ser el que se pro-duce en el capital humano cuando se sometea períodos largos de desempleo o cuando im-portantes grupos de población están someti-dos de forma crónica a la pobreza.

BIBLIOGRAFÍA

AMIN, S. (1988): La desconexión : hacia un sistemamundial policéntrico. Madrid: Iepala.

BOULDING, K. E. (1976): La economía del amor y eltemor. Madrid: Alianza.

— (1978): Ecodynamics. A New Theory of SocietalEvolution. London: Sage.

— (1992): Towards a New Economics. Critical Es-says on Ecology, Distribution and Other The-mes. Worcester: Edward Elgar.

BOURDIE, P. y PASSERON, J. C. (1970): La reproduc-tion. Élements pour une théorie du systèmed’enseignement. Paris: editions de Minuit.

BOURDIEU, P. (1994): Stratégies de reproduction etmodes de dominacion. Actes de la Recherche enSciences Sociales, 105: 3-12.

BURGOA, M.; REGIDOR, E.; RODRÍGUEZ, C. Y GUTIÉ-RREZ-FISAC, J. L. (1998): Mortality by cause ofdeath and marital status in Spain. EuropeanJournal of Public Health, 8: 37-42.

CHARLES, N. y KERR, M. (1999): Women’s work, enAllan, Graham (ed.): The sociology of the fa-mily. A Reader. Oxford: Blackwell.

DANIEL LA PARRA Y JOSÉ MARÍA TORTOSA

63REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 61: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

DOUGLAS, M. (1996): Cómo piensan las institucio-nes. Madrid: Alianza Universidad.

DOYAL, L. y GOUGH, I. (1994): Teoría de las necesi-dades humanas. Madrid: Fuhem.

GORNICK, J. C.; MEYERS, M. K. y ROSS, K. E.(1997): Supporting the employment of mo-thers: policy variation across fourteen welfarestates. Journal of European Social Policy, 7, 1:45-70.

— (1998): Public policies and the Employment ofMothers: A Cross-National Study. SocialScience Quaterly, 79, 1: 35-54.

GORNICK, J. C. y JACOBS J. A., (1998): Gender, theWelfare State, and Public Employment: AComparative Study of Seven IndustrializedCountries. American Sociological Review, 53:688-710.

GUILLEN, M. F. (1991): Salud, estructura familiar ypautas de desigualdad: el caso de las consultasprivadas de salud dental. REIS, Revista Espa-ñola de Investigaciones Sociológicas, 53: 53-74.

HART, J.T. (1971): The inverse care law. The Lan-cet, i:405-12.

HELMAN, C. G. (1994): Culture, Health and Illness.Oxford: Butterworth Heinemann, third edition.

KAUFMANN, J. C. (1994): Roles et identité: l’exem-ple de l’entrée en couple. Cahiers Internatio-naux de sociologie, 97: 301-328.

LA PARRA, D. (2001): Vida familiar y empobreci-miento, en Tortosa, J M (coord.) Pobreza y pers-pectiva de género. Barcelona: Icaria, p. 133-148.

LORENTE ARENAS, F. (1997): La incapacidad tem-poral. Legislación y normativa básica. Madrid:SmithKline Beecham.

MANZA, J. (2000): Race and the underdevelopmentof the American welfare state. Theory and So-ciety, 29: 819-832.

MORRIS, L. (1999): The household and the labourmarket, in Allan, G (ed.) The sociology of the fa-mily. A Reader. Oxford: Blackwell

NAVARRO, V. y SHI, L. (2001): The political contextof social inequalities and health. Social Scien-ces and Medicine, 52: 481-491.

ROMAN, C. y VOGLER, C. (1999): Managing moneyin British and Swedish Households. EuropeanSocieties, 1, 3: 419-456.

SEN, A. (2000): Social exclusion. Concept, appli-cation and scrutiny. Social Development Pa-pers, nº1, Office of Environment and SocialDevelopment. Manila: Asian DevelopmentBank.

SIMEEDING, T. M. (1997): Financial Poverty in De-veloped Countries: the Evidence From the Lu-xembourg Income Study. Poverty and HumanDevelopment, Human Development Report Of-fice, the United Nations Development Pro-gramme, New York.

SOLERA, C. (1998): Income transfers and supportfor mother’s employment: the link to family po-verty risks: a comparison between Italy, Swe-den and the U.K., Working Paper nº192, Lu-xembourg Income Study.

VOGLER, C. y PAHL, J. (1999): Money, power andinequality in marriage, en Allan, G (ed) The So-ciology of the family. A reader. Oxford: Black-well Publishers, p. 129-148.

WALLERSTEIN, I. (1988): The ideological tensions ofCapitalism: Universalism versus racism andsexism», en Smit J (ed.) Racism, Sexism andthe World System. New York: GreenwoodPress, p. 3-9.

WILKINSON, R. G. (1996): Unhealthy societies.The Afflictions of Inequality. London: Rou-tledge.

ESTUDIOS

64 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 62: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

DANIEL LA PARRA Y JOSÉ MARÍA TORTOSA

65REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

RESUMEN: Los procesos de exclusión social, esto es, las transformaciones sociales que tienencomo resultado limitar el grado de acceso de un determinado grupo social a losrecursos necesarios para satisfacer las necesidades humanas básicas, pueden origi-narse en los diferentes niveles de la realidad social (individual, hogar, grupal,social, sistema mundial, ecosistema). En cada uno de dichos niveles es el modo en elque se estructuran las relaciones sociales el que define el acceso a los recursos de losdiferentes grupos. La participación en redes sociales puede reducir la vulnerabili-dad frente a la pobreza, especialmente, cuando las actuaciones políticas, económi-cas, militares y culturales persiguen la protección de la ciudadanía. Sin embargo,tan determinante como la existencia de redes protectoras (por ejemplo, un mercadode trabajo amplio, diversificado y estable) son los criterios de distribución que defi-nen dichas instituciones. Se concluye que la pobreza no se resuelve mediante elacceso de la población pobre a una serie de recursos materiales concretos, sino en uncontexto social sostenible, sin violencia estructural ni directa, que garantice la auto-nomía y la participación y en el que las personas cuenten con bienes para intercam-biarlos o transmitirlos de forma unidireccional.

Page 63: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Cuando, en 1928, Robert Park publicasu artículo «La migración humana yel hombre marginal», aparecido en

el volumen XXXIII del American Journal ofSociology, entra en escena un concepto quehabrá de tener, posteriormente, una largatrayectoria en el análisis de ciertos fenóme-nos característicos de la sociedad moderna.Hay que advertir, sin embargo, desde el pri-mer momento, que sólo a través de un amplioproceso de extensión y dispersión semántica,llegará a tener las connotaciones con las queactualmente se emplea.

Las referencias usuales al artículo dePark que acabamos de citar, suelen aludir alhecho de que, a consecuencia de la emigra-ción, surgen híbridos culturales que son elfruto de la fusión de formas de vida y de tra-diciones de dos pueblos distintos. No obstan-te, el punto de partida de las tesis de Parkremite a un tema de gran calado: lo que a élle preocupa es la discusión de las principalesdoctrinas que intentan explicar, a partir deuna causa dominante, las diferencias cultu-rales que existen entre las razas y los pue-blos.

De Montesquieu se deriva la escuela quepretende explicar tales diferencias a partirde las peculiaridades del clima y del contor-no físico. De igual modo, será Gobineau (Ladesigualdad de las razas humanas), el punto

de partida de la escuela que atribuye las di-ferencias culturales a rasgos innatos de lasrazas, transmitidos por herencia biológica.

Pero a Park le resulta más atractiva, poratenerse mejor a la enorme diversidad de loshechos de experiencia y permitir la explica-ción de un número mucho mayor de situacio-nes, la que él llama «teoría catastrófica de lacivilización», que tendría su origen en Hume,en Inglaterra y en Turgot, en Francia. Segúntal teoría, más importante que las razas y laconservación de sus rasgos, será el contraste,la mezcla, incluso el antagonismo entre lasmismas. En este contexto da entrada Park altema de los movimientos migratorios, juntocon las guerras y las revoluciones.

Pero para él –pensador de una sociedadformada por poblaciones de aluvión-, la emi-gración tiene una importancia especial y nodebe ser estudiada únicamente en sus aspec-tos más gruesos y externos, que se refieren alos cambios en la moral y en las costumbres,sino que debe ser enfocada, también, en susaspectos subjetivos. Esto es, será necesarioprestar atención a los cambios que la emigra-ción introduce en los tipos de personalidad.

«Cuando la organización de la sociedadtradicional –dice Park– se rompe comoresultado del contacto y colisión con unanueva cultura invasora, el efecto es, porasí decirlo, la emancipación del individuo.Las energías que antes estaban controla-das por las costumbres y las tradiciones seliberan».

67REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Marginación y pobreza

MARGARITA CAMPOY LOZAR *

* Profesora de Sociología. Universidad Compluten-se.

Page 64: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

El resultado es la emancipación del indivi-duo que, de algún modo, se convierte en ex-tranjero y cosmopolita, ocupando la seculari-zación el lugar de la antigua mentalidadsagrada. Obvio es decir que, en este punto,aparece la referencia a Simmel –su antiguomaestro–, por lo que se refiere al estudio delextranjero y, junto a ella, el análisis, todavíaembrionario, del judío que abandona el gueto.En esta primera elaboración del concepto de«hombre marginal» destacan los siguientesrasgos: se trata de un hombre que, a conse-cuencia de la emigración, se encuentra entredos razas, pueblos y/o culturas, emancipadorespecto de la suya y libre frente a la nuevay, por tanto, en una peculiar situación de re-lativa independencia, que puede estimular laaparición de respuestas creadoras.

Tres años más tarde, en 1931, volverá Parksobre «el hombre marginal», en su artículo«Personalidad y conflicto cultural», afirman-do ahora que el hombre marginal típico es lapersona con herencia racial mezclada.

Pero mayor importancia tiene la apari-ción, en 1937, del libro de E. V. Stonequist,El hombre marginal 1, dedicado al desarrolloe ilustración del concepto acuñado por Park.Precisamente, en la «Introducción» a dicho li-bro, hace Park especial hincapié en los efec-tos desorganizadores de la marginalidad:

«El hombre marginal ..., dice, es aquel aquien el destino ha condenado a vivir endos sociedades y en dos culturas, no mera-mente distintas, sino antagónicas».

Stonequist, por su parte, caracterizará yejemplificará cuatro tipos de hombre margi-nal: el emigrante extranjero, el emigrante desegunda generación, el judío emancipado delghetto y el mestizo. También menciona otrostipos de marginalidad, como el parvenu, eldesclasado, el emigrante del campo a la ciu-dad y la mujer que asume papeles nuevos,pero apenas si dedica atención a estos casos.

La introducción del concepto de «hombremarginal» por Park y su desarrollo efectivopor Stonequist, permitirá, como analizaMartín López 2, a Barber y Merton, precisaruno de los significados de la ambivalencia so-ciológica, la que surge en quienes han vividoen dos o más sociedades, viniendo a orientar-se por valores diferentes; es decir, un caso tí-pico de doble socialización, cuyo ejemplo másilustrativo resultan ser los emigrantes.

La reconsideración, a la luz de la teoríadel hombre marginal, de los estudios queThomas y Znaniecki habían publicado, en1918, sobre El campesino polaco en Europa yen América 3, tuvo como consecuencia que, enlos años siguientes a la publicación del librode Stonequist, se centrara la atención de lossociólogos sobre la segunda generación de losemigrantes, como el grupo marginal más dis-tintivo. Favorecían esta caracterización da-tos como el índice de criminalidad, relativa-mente alto; la desorganización de lasfamilias y las perturbaciones emocionales delos individuos.

Las investigaciones posteriores tendierona poner de relieve que la marginalidad no es-tá conectada intrínsecamente con situacio-nes étnicas y raciales, que lleven aparejadala subordinación. Así, Golovensky, en un ar-tículo publicado en Social Forces en 19524

critica las connotaciones evaluativas de lamarginalidad y el hecho de que el término seaplique restrictivamente a los grupos étni-cos, cuando en una sociedad pluralista ycompleja existen otros muchos tipos de hom-bre marginal. En el mismo sentido, apuntanlas críticas de A. W. Green 5 , quien muestracómo el análisis interno descubre variablesanalíticas olvidadas por Stonequist. Así, el

ESTUDIOS

68 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

1 CHARLES SCRIBNER´S Sons, New York, 1937.

2 Cf. Diccionario de las Ciencias Sociales, Institutode Estudios Políticos, Madrid, 1975.

3 BAGDER, Boston, 1918.4 «The Marginal Man Concept, An Analysis and Cri-

tique», vol. 30, 1951-1952.5 «A Re-examination of the Marginal Man Con-

cept, Social Forces, vol. 26, 1947-1948.

Page 65: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

monto del conflicto cultural, los esfuerzos porsalirse del grupo étnico y los factores situa-cionales de rechazo.

Más recientemente el concepto de margi-nalidad se ha aplicado a miembros de losmás diversos grupos y estratos sociales, co-mo, por ejemplo, en los estudios de DavidRiesmann6.

Mas, como hemos adelantado al principiode esta exposición, ha sido necesario un no-table desplazamiento semántico para llegara las acepciones que actualmente reviste, enSociología, el término marginalidad. No dejade ser significativo que el Diccionario de laReal Academia de la Lengua Española, de lapalabra «marginación» sólo refiera como sig-nificado la “acción y el efecto de marginar”.Ahora bien, el verbo «marginar» incluye, co-mo una de sus acepciones, la de «preterir aalguien, dejarlo al margen de alguna activi-dad, prescindir o hacer caso omiso de al-guien», además de la de «poner o dejar a unapersona o grupo en condiciones sociales deinferioridad». A lo cual hay que añadir la lo-cución adverbial «al margen», que se empleapara «indicar que una persona o cosa no tie-ne intervención en el asunto de que se trata».Estas definiciones de uso coinciden en seña-lar la existencia de dos mundos, personales o

grupales, que en parte coinciden y en parteno, produciéndose la separación y el distan-ciamiento de los miembros de uno de ellos,por obra del otro, quienes, de ese modo, que-dan en situaciones de inferioridad social ocultural. Un uso figurado del término «mar-gen», como «ocasión, oportunidad, holgura,espacio para un acto o suceso», deja la puertaabierta para incluir cierto tipo de marginali-dad, producto del «derecho a la disidencia»,que aparece en las sociedades económica-mente desarrolladas e ideológicamente plu-rales.

En sentido próximo a las definiciones deuso se mueven los intentos de conceptualiza-ción de dos sociólogos: Gino Germani 7 y Val-verde Molina 8.

Con Gino Germani podemos definir lamarginalidad como «la falta de participaciónde individuos y grupos en aquellas esferas enlas que de acuerdo con determinados crite-rios les correspondería participar o deberíanparticipar».

Valverde Molina define como marginalaquel individuo que por algún motivo y en unárea más o menos concreta se encuentra almargen de la «normalidad» de un grupo. Coneste autor, el concepto de marginación socialcobra algunas precisiones. En primer lugar,se exige la referencia a un grupo concreto, yaque el individuo marginado revela una ca-rencia con respecto a las demandas de esegrupo. De otra parte, tal grupo de referenciaes normativo, ya que establece pautas deconducta que serán consideradas normales.Igualmente, el grupo habrá de disponer, porimprecisa que sea, de una estructura de po-der desde el cual conceptualizar al margina-do en función de la distancia que guarde conel grupo normativo. Por último, la margina-ción equivale a una situación en la que se en-

MARGARITA CAMPOY LOZAR

69REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

6 DAVID RIESMANN en Individualismo, marginalidad ycultura popular (Paidós, Buenos Aires, 1954), lamentaque la actitud sociológica predominante hacia la margi-nación, sea de desagrado y añoranza, como si en los sis-temas sociales del pasado cada cual estuviera arraigadoy que, por lo tanto, sólo tienda a considerar los aspectosnegativos de la misma. Se asemejarían así los problemasde la marginación con la alineación. Una profundiza-ción sobre esta atractiva cuestión puede verse en nues-tro trabajo «Alteraciones organizativas producidas porel cambio social: la marginación social», en: Cuadernosde Trabajo Social, 8 (1995), pp. 34-37 y en la que pro-bablemente resulte la obra más célebre de Riesmann,La muchedumbre solitaria (Paidós, Buenos Aires, 1964),donde queda de manifiesto que la generalización del«hombre dirigido por otros» podría expandir la aspira-ción a ser diferente, ausente en otras épocas en las quela conformidad era más rígida.

7 El concepto de marginalidad, Nueva Visión, Bue-nos Aires, 1973.

8 El proceso de inadaptación, Popular, Madrid,1988.

Page 66: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

cuentra el individuo de forma pasiva, sin queintervengan, por lo general, su propia deci-sión o sus intereses.

Con todo, reconoce el autor que es un con-cepto indeterminado por cuanto puede englo-bar a sujetos muy diferentes, dependiendode los criterios que se utilicen para definir lasituación de marginación: bien la edad –noestá integrado ni el individuo que aún no haalcanzado la madurez (independencia econó-mica y afectiva) ni quien haya pasado a serun elemento pasivo, por haber dejado de te-ner una vida productiva en el cuerpo social–,bien la economía –las épocas de crisis, cual elmomento actual, tendrían como consecuenciaun incremento de marginación o, a la inversa,una reducción del período en que el individuoestá plenamente integrado–, el sexo, la perte-nencia a una minoría étnica, la pobreza o lasdeficiencias mentales y físicas.

Se desprende, por lo tanto, que con el con-cepto de marginación puede aludirse a reali-dades muy diferentes que tienen como deno-minador común una cierta o al menos parcialexclusión de la consideración de normalidadde un determinado sistema social, generán-dose así un distanciamiento con respecto alas normas comportamentales predominan-tes. Y lo que quizás resulte más interesantees que el autor distingue nítidamente dichoconcepto de otros, como inadaptación y delin-cuencia, en demasiadas ocasiones usados demanera confusa.

La inadaptación equivaldría al fracaso antelos estímulos que el medio ofrece. Consecuen-temente resulta más apropiado para calificar aaquellos sujetos que no sólo se encuentran almargen, sino que además manifiestan un com-portamiento discrepante respecto a lo conside-rado normal en un contexto dado, de modo quela tolerancia del sistema hacia el inadaptadoestará en función de las siguientes variables:la distancia y/o proximidad al grupo normativoprevaleciente, características personales y re-conocimiento social de la valía aportada, y delmodo como la sociedad aborde su control, se-

gún la mayor o menor intensidad de la amena-za que suponga para el sistema.

Mientras tanto, la delincuencia pone antetodo de relieve el carácter jurídico del delito.Así, denota aquellos actos relacionados conunos parámetros legales que, a su vez, pue-den considerarse como una modalidad de in-adaptación social. Desde esta perspectiva, ladelincuencia incorpora al concepto de in-adaptación los efectos de la institucionaliza-ción represiva.

Las relaciones entre marginación y delin-cuencia resultan complejas. Puede llegarse ala marginación tras la comisión de un delito.Entonces, éste actúa como causa. Pero tam-bién pueden engrosarse las filas de la margi-nación como derivación de las privaciones so-cioeconómicas sufridas y equivaldría, por lotanto, a una consecuencia. Sea como fuere, laley y sus efectos integradores preside el fenó-meno. Con todo, la marginalidad penal no esabsoluta por cuanto no todo delincuente esmarginal. Es decir, marginación y delito noguardan una relación de causa-efecto; por elcontrario, requieren el concurso de otros fac-tores, de los que no son de menor importan-cia los motivos que inspiren la transgresión ylos fines perseguidos. De aquí, que se impon-ga, de una parte, diferenciar la delincuenciaapoyada en un sustrato de conformismo –ob-tener un resultado al precio de un delito–, dela de aquellos que consciente y deliberada-mente rechazan la sociedad y de la de quie-nes por pasividad o pobreza no están identi-ficados con el orden social. Pero, por otraparte, se impone también contemplar el pro-blema de la delincuencia a la luz del contextogeneral de anomía y desintegración, por elcual se produce una suplantación de los valo-res espirituales por los materiales. Modali-dades todas que no pueden por menos que re-cordar la tipología de conducta adaptativaelaborada por Robert K. Merton9, según la

ESTUDIOS

70 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

9 Cf. Teoría y estructura sociales, Fondo de CulturaEconómica, México, 1974.

Page 67: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

disposición con la que los sujetos se sitúenfrente a las metas y los medios instituciona-lizados10.

En lo que sí inciden convergentemente,una y otra vez, la literatura y la investiga-ción sociológicas es en observar la profundainfluencia de los procesos de modernización–industrialización, urbanización, seculari-zación, etc–, en el fenómeno de la margina-ción social. Porque sin que haya la menorsombra de duda sobre el hecho de que encualquier sociedad de cualquier tiempo y lu-gar haya existido un volumen de poblaciónmarginada –del mismo modo que en todoslos órdenes sociales ha habido que contarcon un volumen de conducta desviada–, enlas sociedades industriales parecen actuarunos dispositivos y mecanismos que trans-forman su presencia en realidad peculiar ysui generis.

Así lo pone de manifiesto, en primer lu-gar, el argumento que desarrolla Ruesch 11

en los siguientes términos: cuando la energíamuscular y las habilidades individualesconstituían el fundamento de la producción,quien no podía participar en las actividadesproductivas –ciegos, mutilados, retrasados,etc.–, quedaba también privado de los benefi-cios. Actualmente, la automatización hacambiado la concepción y ética tradicionalesdel trabajo y, con ellas, los criterios valorati-vos: más que la aportación activa, se valoralo que se consume.

Desde tal óptica, el comportamiento mar-ginal resulta menos evidente, puesto que lasactividades se han dispersado y asistimos a

una pérdida de eficacia en lo que al control yenjuiciamiento de la conducta se refiere. Enotros términos, estamos inmersos en un mo-mento de transformación de la severidad entolerancia y de la responsabilidad personalen estatal: enfermos, incapacitados y margi-nados, otrora protegidos por el grupo de pa-rientes o por las instituciones caritativas re-ligiosas, han pasado a ser competencia de lasorganizaciones asistenciales del Estado. Ycomoquiera que la población de las socieda-des más desarrolladas está organizada entorno a un grupo central –donde se ubican elgobierno, la industria, las finanzas, las acti-vidades científicas y técnicas, el ejército y laeducación– a cuyo alrededor proliferan losconsumidores de bienes y servicios, quedanpara la periferia todos cuantos no dispongande una función significativa que desempe-ñar: los marginados. Unos porque se oponena la organización oficial de la vida –caso delos hippis–, otros porque exigen mayor parti-cipación, incluso recurriendo a comporta-mientos destructivos –cual sería el caso delos activistas–, los más porque son realmenteinhábiles y, en esa misma medida, margina-dos. Pero, ¿quiénes son los que verdadera-mente engrosan sus filas? La respuesta esobvia: los incapacitados, los enfermos, losanalfabetos y cuantos por la persistencia dela crisis económica sufren la escasez de em-pleo, los parados. En líneas generales, todosaquellos que bien por una circunstancia per-sonal –disfuncionalidades físicas, psicológi-cas y sociales–, bien por la naturaleza de susituación –carencia de los requisitos exigi-dos–, son conducidos a la exclusión de losámbitos del trabajo, la vida familiar o la di-versión, por la presencia de alguno o algunosde los siguientes factores:

– Alteración de las convenciones en el usodel tiempo (por ejemplo, con el absentis-mo laboral),

– infracción del uso del espacio y la pro-piedad,

– irregularidad en la distribución de losrecursos económicos disponibles,

MARGARITA CAMPOY LOZAR

71REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

10 Un intento de clarificación terminológica y con-ceptual del fenómeno de la desviación social desde laperspectiva sociológica está contenido en: CAMPOY LO-ZAR, Mª M., «La conducta desviada: aspectos sociológi-cos», en: Anuario Jurídico Escurialense, XXIV (1992), pp.493-515.

11 «La incapacidad social: el problema de la inadap-tación a la sociedad», en: BASAGLIA, F., La mayoría margi-nada, Laía, Barcelona, 1973.

Page 68: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

– ineptitud para aplicar la propia energíaa las diferentes actividades,

– incapacidad para establecer y manejaradecuadamente los mecanismos e ins-trumentos de la comunicación,

– ineficacia del propio comportamiento envistas a alcanzar las metas propuestas,y

– éxito por parte del entorno en la califi-cación de la perturbación.

De cualquier modo, el proceso que culmi-na en tal exclusión puede producirse por unadoble vía: porque se han establecido requisi-tos previos a la admisión y el marginado nolos reúne o a causa de la valoración negativa,al menos no lo suficientemente atractiva, delas prestaciones aportadas tras haber forma-do parte del conjunto.

Así pues, el grupo de los marginados so-ciales se nutre de individuos que han sufridotraumas o enfermedades, presentan defi-ciencias sensoriales o motrices, o están aque-jados por alguna forma de neurosis o psico-sis. A este grueso se agregan todos aquellosque por razones culturales, educativas y eco-nómicas se han visto y se ven entregados aprivaciones sociales sin estar, a mayor abun-damiento, en condiciones de usar los servi-cios técnicos y simbólicos de que disponenuestra sociedad.

Y lo que pudiera resultar aún más grave.La descripción comporta la advertencia deun riesgo: en la misma medida en que conti-núen desarrollándose las potencialidades delconocimiento, será cada vez mayor el númerode los que no puedan acomodarse a las cir-cunstancias sociales vertiginosamente cam-biantes.

Las Jornadas Internacionales sobre laReinserción Social del Transeúnte, celebra-das en Granada en 1986, vuelven a insistirde modo reiterado en que las crisis económi-cas que amordazan a los países occidentaleshan llevado y continúan llevando a muchos

ciudadanos a situaciones de pobreza y mar-ginación, y aunque sus principales puntos demira son los indigentes, mendigos y transe-úntes, consiguen establecer tanto una carac-terización subcultural como una tipología dealcance general para el fenómeno global dela marginación social.

Por lo que a la delimitación del fenómenoconcierne, cabe enumerar el siguiente abani-co de rasgos:

— Buena parte de esta población, alrede-dor del 50 %, presenta algún problemapsicológico originado por una escisióninterior entre el «yo ideal», estructura-do sobre el deber ser y sustentado en lainteriorización de los valores del pri-mer proceso de socialización, y el «yoexterno», arrojado a una situación dehecho absolutamente divergente deaquél.

— El alcoholismo resulta ser un compo-nente inseparable del proceso de mar-ginación: debilita las capacidades, tan-to físicas como intelectuales, sin quepueda dilucidarse si la conducta alco-hólica es causa o consecuencia de dichamarginación.

— Tres cuartas partes de la población ala que aquí nos venimos refiriendo, es-tá compuesta por varones, puesto queen nuestra sociedad sigue siendo elhombre el principal responsable deldestino del grupo familiar.

— Procede de la emigración rural que noha conseguido integrarse en la vida ur-bana ni, por lo tanto, plasmar los obje-tivos que motivaron la salida de su en-torno de origen. En el mejor de loscasos, se emplearon como peones de laindustria y la construcción de modo in-estable y sin pertenecer a la SeguridadSocial.

— Por todo ello, se ven envueltos en si-tuaciones variables, inseguras, de es-

ESTUDIOS

72 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 69: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

casa remuneración. Condiciones todasque, huelga añadir, obstaculizan elproceso de arraigo social, en tanto encuanto se torna imposible la materiali-zación de sus expectativas.

— Por último, un sector bastante signifi-cativo está constituido por personas jó-venes en período laboral.

En cuanto a las características subcultu-rales del mundo de la marginación, según lostrabajos de Pascual i Esteve presentados enlas Jornadas mencionadas, vienen a ser deri-vaciones del paulatino relegamiento de la va-loración del trabajo y la autodisciplina, la fa-milia, la corrección, el orden y la limpieza, lainteligencia y la vida intelectual, la posposi-ción de las gratificaciones o deseos de aspira-ción cada vez más elevados. Por el contrario,la resocialización en la inadaptación generaacusado sentido de la impotencia –la reali-dad queda definida como algo inalterable–,primacía del presente –la pérdida del con-trol sobre sus actos y su vida deviene tam-bién en pérdida de las perspectivas futuras–,búsqueda de gratificaciones inmediatas, ca-rencia de pautas de comportamiento regula-das –lo cual se traduce con harta frecuenciaen resistencia a la responsabilidad indivi-dual–, ausencia de participación, pasividad eincluso servilismo en el trato con la «autori-dad» y marcada tendencia al aislamiento–no conceden crédito a las creencias y convic-ciones de los demás, sino solamente a las desu propio mundo–.

Por todo lo anterior, se advierte de nuevoel equívoco anteriormente mencionado, quesupondría no deslindar nítidamente margi-nación y delincuencia. A nuestro juicio, elmundo del delito, especialmente el de la de-lincuencia juvenil, dispone de un ambientede referencia en el que aprender las técnicase ideología de su actitud y comportamiento.El ámbito de la marginación y del desarraigose sufre en soledad, a lo sumo y en el mejorde los casos, con la familia.

En los trabajos recogidos por las Jornadasa que aquí nos referimos y adoptando comocriterio el grado de ruptura con la realidadque el sujeto muestre, se deslindan tres cate-gorías de marginados: puntuales, precróni-cos o carenciales y crónicos o instaurados.

El perfil de los primeros nos retrata a uncolectivo que se encuentra, laboralmente, ensituación de paro, aunque, eso sí, no dema-siado prolongada –han trabajado reciente-mente–, inmigrados a la ciudad, con proble-mática familiar –puede tratarse de jóvenesfugados de casa o de mujeres que huyen delmarido o los padres–. El deterioro de su per-sonalidad aún no reviste gravedad, por cuan-to que la problemática resulta estar localiza-da y es conocida por el propio individuo.Suelen conservar todavía bastantes amista-des que contrarrestan así el vacío producidopor la ruptura, en la mayoría de los casos re-cientes, con la familia.

Los marginados precrónicos o carencia-les, como su propio nombre indica, muestrancarencias significativas en sus relaciones so-ciales y en algún aspecto de su personalidad:emotivas, de aprendizaje, etc. Con posibili-dades de encontrar algún trabajo eventual o«marginal» (venta ambulante, carga y des-carga, etc.), destaca su actitud de vivir aldía, disfrutar lo que se pueda y gastar lo quese tenga. Los vínculos familiares, ya rotos,todavía cobijan sentimientos de afecto paraalguno de sus miembros, pero rechazan laposibilidad de reintegrarse en tal grupo. Es-porádicamente recurren a las institucionesde beneficencia y acogida, mostrando tam-bién como rasgo sobresaliente pocas amista-des.

Los marginales crónicos o instaurados haninteriorizado plenamente este modo de vida.Son los propiamente denominados mendigoso indigentes, puesto que la mendicidad y labeneficencia son su medio de vida. Puedendefinir su marginalidad de forma trágica yproceden de las capas más bajas de la clasetrabajadora. Rechazan intensamente la vida

MARGARITA CAMPOY LOZAR

73REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 70: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

en las instituciones, aunque acuden a ellasen busca de recursos y protección. Su acusadodeterioro físico y psíquico se complementacon un comportamiento cínico y ridículo, pro-pio de los catalogados como «hombres desgra-ciados». Disponen de antecedentes en hospi-tales psiquiátricos, han roto absolutamentecon su núcleo familiar y su muy prolongadasituación de desempleo les impedirá insertar-se en el mundo productivo, ni siquiera de ma-nera eventual.

El proceso de extensión y dispersión se-mántica que quedó señalado al comienzo deesta exposición, culmina en la oferta de unnuevo término y concepto: la exclusión. Lostrabajos más recientes de Tezanos12 alber-gan en ellos las realidades y fenómenos quehasta ahora han quedado referidos.

«... podemos considerar –afirma Teza-nos–, que una de las virtudes del conceptomoderno de exclusión social es que, de al-guna manera, recoge en una nueva sínte-sis elementos de los tres bloques de con-ceptos a los que aquí nos hemos referido.Es decir, tiene una dimensión cultural (co-mo las nociones de segregación, margina-ción, etc.), una dimensión o unos efectoseconómicos (como la pobreza) y, a su vez,permite situar el análisis actual de lacuestión social en la perspectiva de proce-sos sociales concretos relacionados con laproblemática del trabajo como mecanismofundamental de inserción social (al igualque en la teoría de la alineación, pero en

un sentido distinto). De hecho, esta concu-rrencia de perspectivas analíticas confiereal concepto de exclusión social una densi-dad teórica y una riqueza analítica mayorde la que pudiéramos imaginar a primeravista, haciéndolo más útil y pertinente pa-ra focalizar una problemática cada vezmás acuciante en las sociedades de nues-tro tiempo».

Convertido en un término de moda, hacereferencia al debilitamiento de las fuerzascohesivas e integradoras que las sociedadesoccidentales desarrolladas extendieron enlos últimos lustros del siglo XX y, consecuen-temente, se aplica para la identificación detodos cuantos se encuentran fuera de lasoportunidades vitales que definen a una ciu-dadanía plena y propia del Estado del Bien-estar. Su definición, marcadamente negati-va, por alusión a aquello de lo que se carece,implica una imagen dual de la sociedad, unmodelo de doble condición ciudadana, queubica a los excluidos en la base de la configu-ración de unas nuevas infraclases y revelauna concepción de la sociedad en perspectivade «deber ser». Es decir, se trata de un con-cepto dinámico que denota un fenómeno es-tructural en expansión, de naturaleza multi-dimensional, en íntima relación con procesossociales, que denota carencias no atendiblespor la lógica del mercado y difunde senti-mientos de vulnerabilidad, apartamiento ypérdida de sentido. Situaciones, en suma,que postergan en los planos económico y so-cial, cuestionan la capacidad integradora deltrabajo y nutren la descalificación de los in-dividuos de los ámbitos cívico y político.

De lo expuesto en el intento de acotar con-ceptualmente el fenómeno de la margina-ción, se desprende que el volumen de pobla-ción marginal parece guardar una íntimavinculación con la distribución de las oportu-nidades vitales. Por ello, nada ha de sorpren-dernos que, por una parte, la marginaciónsea tratada como consecuencia de la pobreza,e incluso identificada con ella y, por otra, quesean las ciencias sociales de los países subde-

ESTUDIOS

74 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

12 Cf., Tendencias en exclusión social en las socieda-des tecnológicas. El caso español, Fundación Sistema,Madrid, 1999; TEZANOS, J. F. (ed.), Tendencias en des-igualdad y exclusión social, Sistema, Madrid, 1999, es-pecialmente pp. 11-54; TEZANOS, J. F., La sociedad divi-dida. Estructura de clases y desigualdades en lassociedades tecnológicas, Biblioteca Nueva, Madrid,2001, pp. 137-200.

También se sirven del término exclusión GAVIRIA, M.;AGUILAR, M. Y LAPARRA, M., «Sociología de la exclusión»,en: ALMARAZ, J.; GAVIRIA, M.; MAESTRE, J., Sociología parael trabajo social, Universitas, Madrid, 1996, pp. 449-479.

Page 71: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

sarrollados, especialmente del ámbito hispa-noamericano, las que vengan prestándoleuna atención más decisiva y sostenida.

Pero procedamos ordenadamente. Anti-cipándose 20 años a Park, Simmel13, quienconsidera la sociedad como una reciprocidadde seres dotados de derechos morales, jurídi-cos y convencionales, advierte el dualismoexistente entre las categorías sociológicas ylas éticas. Dualidad que, entre otras cuestio-nes, examina a través de las diversas concep-ciones que inspiran la asistencia a los po-bres.

Parte Simmel de la convicción del mendi-go a tener derecho a la limosma. Entonces, lapertenencia del necesitado al grupo constitu-ye el fundamento del derecho al socorro, aúncuando no esté clarificado a quién haya dedirigirse la demanda del pobre. Cuando elpobre sienta su situación como el resultadode un orden injusto, pedirá remedio y haráresponsable a cualquier individuo que se en-cuentre en mejor situación.

Otro matiz adopta la cuestión cuando seanaliza desde la perspectiva del deber dequien da, en virtud del significado que éste leatribuya. Así, la limosna cristiana está moti-vada en la «buena obra» que contribuye a de-terminar el destino eterno del donante, perola deja inmersa en un rotundo talante de ar-bitrariedad. Limitación que se esfuma cuan-do es la entidad colectiva la que aconseja laasistencia al pobre. Ejercida voluntariamen-te o impuesta por la ley, su propósito seríaevitar que el pobre se convierta en un enemi-go activo que, a la postre, supusiera algunasuerte de amenaza para el mantenimientodel statu quo social. En tanto que instituciónpública, se dirige a la totalidad de los indivi-duos y se desentiende de las obligaciones mo-rales entre el rico y el pobre. Por ello, afirma

Simmel, el pobre socorrido se encuentra ensimilar situación a la del extraño, aunquecon la peculiaridad de pertenecer a la totali-dad, al igual que las clases propietarias. Y,precisamente, en su situación paradójica –esobjeto de exclusión por parte de la comuni-dad que le socorre–, estriba lo más caracte-rístico del papel que desempeña dentro de lasociedad. El socorro al que está obligada lacomunidad, pero que el pobre no tiene dere-cho a reclamar, le convierte en objeto de laactividad del grupo, sin dejar de situarle acierta distancia de la totalidad.

Una peculiaridad más procede de la inter-vención de la conciencia moral, cuando la co-lectividad y las personas acomodadas sientenque al pobre le corresponde un mínumum deexistencia. Es el caso de la beneficencia mo-derna que, en la correlación deber del donan-te-derecho del receptor, subraya el primerode los elementos. Sobre esta dimensión delasunto, agrega Simmel algo en las páginasque dedica a una digresión. A su juicio, el so-corro al pobre, limitado al mínumum, disponede un carácter objetivo, puesto que es posibledeterminar objetivamente lo que se necesitapara salvar a alguien de la miseria física,aunque intervenga algún grado de arbitriosubjetivo en la oscilación entre no dar dema-siado ni demasiado poco.

Por todo ello, la relación que mantieneuna colectividad con sus pobres, resulta tansocializante como la que guarda con sus con-tribuyentes o sus funcionarios, ya que pormuy integrado que esté un sujeto en la vidadel grupo y por más que su vida personal sedesarrolle en los ciclos establecidos por la vi-da colectiva, también está, simultáneamen-te, frente a la totalidad.

En cualquier caso, lo que acaba de referir-se no es aplicado por Simmel a los pobres engeneral, sino sólo a aquellos que reciben al-gún grado de socorro. Y puesto que resultaevidente que todos los pobres no son socorri-dos, deriva de aquí nuestro autor el carácterrelativo del concepto de pobreza. En primer

MARGARITA CAMPOY LOZAR

75REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

13 «El pobre», en: Sociología. Estudios sobre las for-mas de socialización, Alianza, Madrid, 1886, pp. 479-520.

Page 72: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

lugar, porque resultan objetivos y claros losfines que la naturaleza impone en el ordende las necesidades de alimentación, vestido yvivienda, pero nunca cabe determinar conexactitud la medida de dichas necesidades. Ytambién porque, subjetivamente hablando,puede ocurrir que alguien, absolutamentepobre, no perciba la discrepancia entre susrecursos y sus necesidades; e inversamente,que el más rico se proponga empeños supe-riores a los de su clase y sus recursos, hastael punto de sentirse psicológicamente pobre.

Desde esta perspectiva, auspiciada por elformalismo sociológico de Simmel, quedan enevidencia los siguientes aspectos de la pobre-za: existen pobres en todas las capas de la so-ciedad, en muchas ocasiones la pobreza no essocorrida y, por consiguiente, la pobreza nopuede definirse como un estado o situacióncuantitativa, sino más bien en función de lareacción social que produce.

Trataré en las siguientes páginas de ocu-parme de las complejas relaciones entremarginación y pobreza14 . En cuanto tal, ysegún puede concluirse del análisis de Sim-mel, la significación social del pobre y de lapobreza se define por las convenciones de lasociedad y presupone desvalimiento, baja po-sición en la jerarquía social e inferioridadpersonal15 .

David Matza en su trabajo «Los pobresdespreciables», tras definirlos como un colec-tivo sin empleo o empleados sólo casualmen-te, que viven en el desprecio y no se puedenreformar ni rehabilitar, puesto que son resis-tentes y recalcitrantes, recoge media docenade términos y/o expresiones que designan elfenómeno de la pobreza, por lo demás hecho

harto habitual en las ciencias sociales. Elconcepto corriente considera y define a «lospobres despreciables» –despreciables en sen-tido distintivo, más que descriptivo, porqueel autor no ignora el estigma asociado a lapobreza y porque únicamente son desprecia-bles una proporción de los que se puedenconsiderar pobres–, desde una perspectivade ventaja administrativa, como materialhumano que se puede moldear y ayudar conla esperanza de que se transforme. Como co-lectivo, se nos presentan desunidos, existenen los márgenes de la sociedad y simbolizanuna notable discriminación. En segundo lu-gar y en atención a una carencia absoluta deprestigio, los pobres equivalen a la clase bajamás baja. Igualmente sugerente resultaríala expresión «familia problemática». Esteconcepto contiene, a su vez, dos dimensiones:que los pobres son costosos, fastidiosos, y su-giere que coleccionan problemas. Obviamen-te, no podría faltar el término lumpenprole-tariat que, sin aclarar ni desarrollar, serefiere a la suciedad o basura que habita losórdenes bajos. No es una clase trabajadoraindustrial; por el contrario, es una masa he-terogénea de trabajadores irregulares y ca-suales, que no se adapta a la organización deprotesta política o económica. Hasta la ex-presión de T. Veblen «clase ociosa», entrega-da a sentimientos y comportamientos vora-ces, por el hecho de vivir en la sociedadindustrial sin pertenecer funcionalmente aella, resulta por ello parásita, inútil, bárba-ra, amargada y resentida. Finalmente, elconcepto de pauper se caracteriza por su apa-tía respecto a su propia condición, nos salenal paso como gentes menos miserables e infe-lices que los pobres, porque se han adaptadoa su pobreza.

En cualquier caso, mientras que en las so-ciedades preindustriales, las relaciones deparentesco y vecindad, propias de las comu-nidades primarias, sentían el deber de proveera aquellos miembros incapaces de mantener-se a sí mismos, dejando un cierto espacio pa-ra las ideologías que ensalzan la pobreza co-

ESTUDIOS

76 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

14 En nuestro trabajo, ya citado, «Alteraciones orga-nizativas ...», se encuentran considerados otros factoresfundamentales que guardan concomitancia con el fe-nómeno de la marginación: enfermedad, edad, género,minusvalías...

15 BENDIX, R.; LIPSET, S. M., Clase, status y poder, II,Euramérica, Madrid, 1972, pp. 239-273.

Page 73: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

mo ideal, la revolución industrial abre en és-te, como en tantos otros asuntos, una nuevaera.

Alejandro Lasser 16 nos ofrece las siguien-tes perspectivas de explicación:

En primer lugar, la tesis ecológica, asimi-la la marginación con barriadas periféricas ymiserables de las grandes ciudades, habita-das por migrantes de las áreas rurales.Equivaldría a lo que en la obra de Adler deLomnitz 17 se analiza como perspectiva urba-nística, según la cual bastaría con reempla-zar las barriadas por hábitat modernos paraque se solucionara el problema de la margi-nalidad. Pero es evidente que la residenciaen barriadas no basta para definir la margi-nalidad. Y, relacionada con este posiciona-miento, está la argumentación que sostieneque las barriadas y la marginación instaladaen ellas son solamente una etapa transitoriaacarreada por el movimiento migratorio: elmarginado sería un campesino todavía no in-tegrado en la clase obrera urbana que, anteso después, terminará absorbiéndolo. Es de-cir, la marginación sería, según esto, un as-pecto puntual y transitorio de la migración.Sin embargo, la existencia de marginadosnacidos en la ciudad desmienten tal razona-miento.

En segundo término, la tesis desarrollistasostiene que este hecho social se origina enlas contradicciones del crecimiento económi-co: las insuficiencias del desarrollo agrícola,industrial y tecnológico, junto a la escasez demano de obra cualificada y las desventajas delcomercio exterior, terminan por traducirse endesempleo prolongado, estructural. Presen-ta, a nuestro juicio, la dificultad de identifi-car la marginación social con los desemplea-dos de larga duración. En relación con los

efectos del desarrollo económico presentanmayor interés las tesis, ya clásicas, de CostaPinto sobre la marginalidad estructural, co-mo propia de una sociedad de transición enla que lo residual arcaico, aunque todavíapermanezca, ya no domina, en tanto que loemergente, aunque sólo esté presente, toda-vía no predomina. Tal marginalidad es lamanifestación dinámica de las sociedades entransición, de sus dualidades, asimetrías ydiscontinuidades: entre las zonas rurales ylas zonas urbanas; entre el artesanado y lagran industria; entre la vida parroquial delas aldeas atrasadas y las regiones metropo-litanas modernizadas; entre las clases máspobres y menos educadas y las élites cosmo-politas de esas sociedades, etc. Sin embargo,los planteamientos macrosociológicos y es-tructurales de Costa Pinto desbordan nues-tros intereses actuales 18.

Una tercera concepción, denominada his-tórico-cultural, contempla la cuestión de lapoblación marginal como un problema deexcedente demográfico. Aquella, consecuen-temente, se genera por la imposibilidad deinsertarse en el sistema de producción, espe-cialmente si se trata de sistemas capitalis-tas dependientes. Además, adquiere perfi-les más graves por cuanto que en talessistemas hay que contar con una acusadísi-ma concentración de la riqueza. Cabe obje-tar aquí no sólo que la marginación tambiénexiste en las sociedades de capitalismo autó-nomo, sino igualmente que el factor econó-mico no agota su causalidad, pudiendo inter-venir otros como el político, el religioso o elétnico.

Resulta posible acudir, en cuarto lugar, ala teoría anglosajona del etiquetaje. La mar-ginación es contemplada desde la atención a«lo diferente» para, simultáneamente, negar-le el derecho a la diferencia. Así, la primeraconsecuencia de tal proceso es la estigmati-

MARGARITA CAMPOY LOZAR

77REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

16 Marginalidad social, justicia social y otros ensa-yos, Lisbona, Madrid, 1982.

17 Cómo sobreviven los marginados, Siglo XXI, Mé-xico, 1987.

18 Cf. Desarrollo económico y transición social, Re-vista de Occidente, Madrid, 1969.

Page 74: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

zación social, una especie de penalización,que deviene en marginación de hecho; la se-gunda, una penalización jurídica, frente a lacual cabe únicamente proponer la tolerancia.En cualquier caso, ni existe una exclusivamodalidad de marginación, ni un singularfactor que la produzca. Es más, observada suexistencia en todas las épocas y sociedades,el denominador común resulta ser la diferen-ciación, explicitada sociológicamente en es-tratificación y económicamente en desigualdistribución de la riqueza. De este modo con-cebida, la marginación se asemeja, sin llegara identificarse, con la discriminación. Recor-demos a este respecto el estudio sobre el es-tigma y la estigmatización de Goffman 19.

Las formulaciones de R. Vekemans, másconocidas por las del Instituto Desal, resul-tan especialmente adecuadas para compren-der la marginalidad del mundo hispano,pues remite hasta la época de la conquistaespañola el problema de la marginación. Losconquistadores habrían impuesto externa-mente su cultura y tal imposición se tornósubjetiva tras la emancipación, dando lugara la yuxtaposición de dos sociedades separa-das al tiempo que paralelas: la participanteen el poder y la marginal y dominada, entrecuyos rasgos sobresalen un sentimiento dedesarraigo, que se suele transformar en apa-tía, desintegración interna, envolver todaslas dimensiones de la existencia, incapacidadpara superar la situación y revestir gravedado urgencia extremas.

Resulta imprescindible agregar a los ante-riores discursos, el análisis de Oscar Lewis 20.Según el investigador norteamericano, la po-breza, dada por supuesta como parte natu-ral de las sociedades más primitivas, adquie-re en las modernas sociedades industrialesconnotaciones propias: crea, por su mismadinámica, una subcultura que supera los lí-

mites nacionales. La disparidad de ingresos,los desequilibrios regionales, la escasez depuestos de trabajo, la dependencia económicadel exterior, el hacinamiento, el equipamien-to insuficiente de las viviendas y la desorga-nización familiar de la que nos ocuparemosposteriormente, y que se concreta en la abru-madora presencia de uniones libres, el pre-dominio de la figura masculina y los lazosemocionales de los hijos más estrechos con lafigura materna. Todo esto conduce a Lewis aidentificar la marginación con la «cultura dela pobreza». Sin embargo, siendo cierto quela pobreza económica, el origen rural y la re-sidencia en barriadas denotan marginalidad,habrá que admitir con Adler de Lomnitz, quealgunos marginados ganan más que un obre-ro industrial y que hay marginados que noviven en barriadas y no son emigrantes. Portodo ello, erigir en «cultura de la pobreza» alconjunto de racionalizaciones y mecanismosde defensa diversos a los ideales de la cultu-ra dominante, equivale a culpar a los pobresde su pobreza. No hay que olvidar, por otraparte, que desde no hace muchos años y co-mo consecuencia del comienzo de la crisis delEstado de Bienestar, se ha empezado a ha-blar en Europa de la «nueva pobreza», alu-diendo Franz Kaufmann a un grupo margi-nal que padece de «inseguridad social» y que,en 1977, la Comisión de las ComunidadesEuropeas publicó un informe titulado La per-cepción de la miseria en Europa.

Si continuamos en esta misma línea pro-puesta por Lomnitz, la marginación, en susdimensiones contemporáneas, no sólo vienea ser un fenómeno socioeconómico reciente,sino hasta un estrato nuevo de las socieda-des en vías de industrialización. Y no faltanrazones a la Doctora Adler por cuanto que ensus análisis dedica una minuciosa atención alos mecanismos de subsistencia / superviven-cia de la población marginada. Aquéllos sebasan en un intercambio precario de manode obra por dinero, en torno a actividades in-tersticiales como servicio doméstico o recicla-je de desechos. Estos generan un peculiar

ESTUDIOS

78 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

19 Cf. Estigma, Amorrortu, Buenos Aires, 1970.20 Antropología de la pobreza, Fondo de Cultura

Económica, México, 1961.

Page 75: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

sistema de relaciones sociales cimentado tan-to en la transcendencia que encierra la segu-ridad económica –asunto de vida o muerte–,como en las redes de asistencia mutua quellegan a funcionar como un sistema económi-co informal, caracterizado siempre por elaprovechamiento de los recursos sociales yque actúa sobre el intercambio entre iguales.La marginalidad asegura su supervivenciamediante la reciprocidad –intercambio defavores como parte integrante de una rela-ción social– entre parientes y vecinos, quesuplen la carencia de seguridad económica ysocial. Pero no sólo desempeñan una funcióneconómica. Del mismo modo, configuran unaideología de ayuda mutua reforzada por elrecurso a «instituciones tradicionales» comoparentesco, vecindad o compadrazgo y apo-yada en dos aspectos decisivos: la cercanía fí-sica y la confianza. La una, porque las mis-mas condiciones de vida dan lugar a unasucesión inagotable de emergencias impre-vistas y la ayuda requiere de dicha cercaníapara resultar eficaz. La otra, porque, al supo-ner capacidad y deseo para entablar la rela-ción, voluntad de cumplir con las obligacio-nes implícitas y familiaridad suficiente comopara no ser rechazado, está conectada conuna imperceptible distancia social y, de estemodo, se tornan más fluidas las relacionessobre la condición previa de la igualdad.

La comprensión de las funciones que cum-plen dichos mecanismos informales de sub-sistencia –alojar y alimentar a los nuevosemigrantes durante el período inicial de suadaptación, mantener a los iguales en lasépocas de desempleo o incapacitación y otor-gar apoyo emocional y moral–, requiere noperder de vista que, al tratarse de una pobla-ción emigrante, contar con la presencia pre-via de un pariente resulta decisivo. E igual-mente no soslayar que los frecuentescambios de residencia van atados al propiosistema de parentesco que, a mayor abunda-miento, refleja que los individuos compartenocupaciones similares, si no es que idénticas:trabajos manuales no cualificados cuyo deno-

minador común ya ha sido contemplado co-mo falta de seguridad económica y social.Trabajan a tanto por jornada, no están ads-critos a organizaciones públicas o privadas,tienen bajo nivel de ingresos y limitadas po-sibilidades de consumo. Es decir, ausencia deun rol económico articulado con el sistema deproducción industrial, lo cual muestra unadoble dimensión: el marginado puede resul-tar una carga social y entonces, por eso mis-mo, sería susceptible de transformarse enuna cuestión sociopolítica, sin dejar de ser,por ello, un símbolo de atraso. En cualquierade los casos, nunca equiparable de maneraexclusiva con la pobreza y mucho menosidentificada ésta con una situación de ingre-sos escasos.

En suma, el proceso de industrializaciónabre un abismo tan infranqueable entre losparticipantes en el proceso de producción ylos excluidos, que confiere al fenómeno de lamarginación un carácter estructural. Una di-námica imparable que encadena al desarro-llo tecnológico, la complejidad de las organi-zaciones, la especialización, la concentracióndel poder y del control económico-político,culmina en la tendencia a relegar grupos so-ciales cada vez mayores, cuantitativa y cuali-tativamente hablando. A su vez, tal tenden-cia resulta tanto más arraigada cuanto másacelerado sea el ritmo hacia el desarrollo.Por ello, mientras en las sociedades másavanzadas se intenta paliar el problema contecnologías que procuran incorporar la «po-blación sobrante», en las más atrasadas mar-ginalidad y pobreza pueden llegar a confun-dirse. En otros términos, la producciónindustrial moderna requiere cualificación yconocimientos actualizados que sólo estándisponibles para sectores privilegiados. Paralos marginados, emigrantes rurales que sa-lieron de sus lugares de origen por un sinfínde razones –explosión demográfica, agota-miento de las tierras, baja productividadagrícola, rudimentaria tecnología rural, ca-rencia de inversiones en el campo, crecienteatractivo por los servicios sanitarios, educa-

MARGARITA CAMPOY LOZAR

79REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 76: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tivos, etc., de la ciudad y mejora de las víasde comunicación, por mencionar las másdestacadas–, sólo quedan las ocupacionesmanuales sin cualificar en la construcción,limpieza, vigilancia, reparación o servicio do-méstico. He aquí por qué la marginación noes un fenómeno transitorio de corta dura-ción.

Los efectos de las situaciones así acotadasse dejan sentir, como anteriormente anun-ciábamos, en una peculiar estructura fami-liar. No poder incorporarse a la ciudad niquerer el regreso a los lugares de origen su-pone experimentar un choque cultural en elque se engendra una nueva mentalidad queno se reduce a poseer un lenguaje, valores,costumbres y visiones del mundo propias. Co-mo señalan las investigaciones de Garza,Mendiola y Rábago 21 se debilitan la autori-dad y el prestigio paternos, irrumpen conflic-tos generacionales, se produce una alteraciónde las pautas reguladoras de las relacionessexuales y la función de la mujer se tornamás activa.

Las condiciones y salubridad de las vi-viendas, hechas de materiales perecederos yvulnerables a los fenómenos metereológicos,indeterminación del espacio para las diver-sas funciones, carencia de privacidad, paupé-rrimo equipamiento, inadecuada ventilación,hacinamiento, etc., además de guardar obviarelación con altos índices de mortalidad in-fantil, suelen traer aparejada la promiscui-dad y la exposición de todos los miembros dela familia a los acontecimientos de la más di-versa naturaleza: relaciones sexuales, naci-miento, muerte o conflictos paternos.

El elevado índice de natalidad, –pues lamaternidad es un valor fuertemente arraiga-do–, implica una delegación de funciones enla hija mayor, cuya autoridad es aceptadapor sus hermanos, pero que priva a la mayo-

ría de una escolaridad regular. Y aunqueexiste un relativo avance en la escolaridadrecibida en la ciudad en comparación con laque recibieron los padres en el campo, elanalfabetismo persiste de modo harto gene-ralizado. Además, las posibilidades de edu-carse requieren una mínima infraestructura–comida, ropa, zapatos y, cuanto menos, lá-piz y cuaderno– que demasiadas familias nopueden sostener y, mucho menos, sistemáti-camente, por no mencionar sino de paso quela insuficiente, al mismo tiempo que inade-cuada alimentación, los padecimientos físi-cos ocasionados por una pésima atención alparto y la deficiente calidad de la enseñanza,neutralizan las esperanzas educativas que setransforman en deserción escolar.

En tales circunstancias, la manifestacióndel afecto tiene también un significado pecu-liar. Un padre es bueno si es capaz de apor-tar el sustento básico para satisfacer las ne-cesidades elementales. Por ello, la forma demostrar cariño es luchar contra las condicio-nes adversas. El rol masculino no incluye serafectuoso con la esposa y los hijos; su actitudes, por el contrario, distante y, al menos apa-rentemente, de indiferencia. Tampoco sonextraños los malos tratos físicos y psíquicosque resultan, en cualquier caso, preferiblesal abandono.

El tránsito de la niñez a la edad adulta seproduce de modo casi imperceptible. El he-cho de que el padre se dedique a trabajos in-ciertos y de alto riesgo provoca la ocupaciónde los hijos varones en el cuidado y limpiezade coches, como limpiabotas o en actividadescercanas a la delincuencia. Para las hijas,que desde muy pronto asumieron responsa-bilidades en las tareas domésticas, quedaemplearse en el servicio doméstico. A cual-quiera de ellos se le recriminará violenta-mente la actitud de pereza o se le hará sentirque es una carga. Si en este punto agrega-mos que la legislación prohibe el trabajo a losmenores, ¿qué proyecto de vida queda parala adolescencia marginada?

ESTUDIOS

80 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

21 Adolescencia marginal e inhalantes, Trillas, Méxi-co, 1983.

Page 77: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

En suma, los efectos de la emigración y lapobreza en la peculiar vida familiar de losmarginados y la marginación en generalpueden sintetizarse tal como lo hace DavidMatza en su ensayo sobre «los pobres despre-ciables» 22. Dice así:

«La gente frecuentemente acude a la vio-lencia en la educación de los niños y en lasdiscusiones de asentamientos; el pegar ala esposa, la prematura iniciación del sexoy las uniones libres o matrimonios consen-suales son frecuentes y las incidencias demadres y niños abandonados altas ... Lasrelaciones entre los padres frecuentemen-te se caracterizan por constantes disensio-nes y la ausencia de afecto y confianzamutua. Como resultado, la disolución dela familia es frecuente y hay una presiónclara hacia una familia centrada en la ma-dre: una versión desorganizada de lo quelos antropólogos llaman monogamia serialcon un gobierno de base feminista. La dis-posición al autoritarismo paternal es fuer-te, pero, puesto que con frecuencia se vedesafiada la autoridad paterna, su cum-plimiento requiere una demostración depoder y fuerza ... Además, la familia es ex-tremadamente compleja. Puede contenerhijos de diversos padres... De modo quelas manifestaciones normales de rivalidadde los hijos están quizá aumentadas».

Y tras este recorrido sobre la reflexión so-ciológica a propósito de las relaciones entre

marginación y pobreza, alcanzamos a con-cluir en lo siguiente:

— Desde las primeras formulaciones dePark y las referencias a ellas más usua-les, hasta las de Stonequist, pasandopor la reconsideración de Thomas yZnaniecki y las críticas de Golovensky oGreen, teniendo igualmente en conside-ración los desarrollos más recientes delconocimiento y la investigación socioló-gicas, cabe identificar como hombremarginal a quien haya vivido o viva, su-cesiva o simultáneamente, en dos o mássociedades, orientándose por valores di-ferentes, o que acepte valores de gruposde los cuales no es miembro, pero aspi-ra a pertenecer a ellos.

— En estrecha conexión con lo anterior,se impone, a la hora de analizar socio-lógicamente la marginación social, te-ner presente un amplio espectro defactores: raciales y étnicos, ecológicos,ideológicos, culturales, económicos ypolíticos, educativos y profesionales,de género y edad ..., que, de convergerfatalmente con una situación de pobre-za, conducen a que la posición ocupadaen el sistema de estratificación, en losordenamientos espaciales o en los uni-versos simbólicos contribuyan a unaexclusión sistemática de los cauces departicipación de personas o grupos enla vida social.

MARGARITA CAMPOY LOZAR

81REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

22 Recogido por BENDIX; LIPSET, Clase, status y poder..., cit. nota 15.

Page 78: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ESTUDIOS

82 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

RESUMEN: Los orígenes y desarrollos sociológicos de la expresión marginación social, son considerados ala luz de uno de los factores más relevantes que conducen a ella: la pobreza. El análisis de ambos conceptos se aborda desde las más originarias exposiciones que la teoríasociológica elaborara sobre ellos – R. Park en el caso de la marginación y G. Simmel, en elasunto de la pobreza–, así como desde las diferencias y relaciones que guardan con otros, ta-les como delincuencia, desviación e inadaptación.Por otra parte, y desde el supuesto de que ambos fenómenos han existido siempre, este tra-bajo incide en aquellos aspectos y peculiaridades que, en las sociedades económicamente des-arrolladas y políticamente plurales, les imprimen una naturaleza peculiar y una dinámicapropia.

Page 79: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

1. DE QUÉ HABLAMOS CUANDOHABLAMOS DE EXCLUSIÓN

El uso creciente del término exclusiónen detrimento del más tradicional depobreza, no ha conseguido aún eli-

minar las ambigüedades e inconsistenciascon las que a menudo es empleado. Probable-mente el empeño por clarificar hasta el ex-tremo el alcance de ambos conceptos sea detodo punto imposible e innecesario en estosmomentos, sin embargo, conviene estableceralgunos límites mínimos a su utilización. Engeneral, se acepta que podemos reservar lapalabra «pobreza» para referirnos preferen-temente a las situaciones de carencia econó-mica y material, mientras que al optar por eluso de la expresión «exclusión social», esta-mos designando más bien un proceso de ca-rácter estructural, que en el seno de las so-ciedades de abundancia termina por limitarsensiblemente el acceso de un considerablenúmero de personas a una serie de bienes yoportunidades vitales fundamentales, hastael punto de poner seriamente en entredichosu condición misma de ciudadanos.

De la misma forma en que pobreza remite,por oposición, a riqueza, y, en la medida enque ambas se generan a partir de la desigualdistribución de la renta y el patrimonio, con-

llevan implícitamente la referencia contrariaa la igualdad económica como aspiración yconsecuencia lógica, así tenemos tambiénque, en cambio, la exclusión social, encuen-tra su negación en el privilegio, y puesto queambos se originan en una desigual asigna-ción de derechos y prerrogativas, resulta in-evitable que la fractura social que conllevan,encuentre su superación en la afirmación dela ciudadanía, en tanto que expansión uni-versalista de los derechos civiles, políticos ysociales entre todos y cada uno de los inte-grantes de una misma sociedad.

Tras un largo período de crecimiento eco-nómico y avances sociales, las últimas dosdécadas han visto emerger en muchos paíseseuropeos una «doble condición ciudadana»(Tezanos, 2001) que sin estar sancionada porlas leyes, sin embargo, separa de forma muyefectiva y real, a quienes tienen un trabajoestable, a tiempo completo, bien remuneradoy prestigioso, que les permite mantener unmundo de vínculos y relaciones sociales sóli-das, significativas y gratificantes («los inte-grados»), de aquellos otros ciudadanos de se-gunda clase que carecen de empleo, o biendeben conformarse con subempleos, subre-munerados y precarios, lo que, con frecuen-cia, se acompaña de un debilitamiento e in-cluso de una pérdida completa de su entornorelacional y afectivo («los excluidos»).

La crisis general del empleo ha puesto derelieve los débiles fundamentos en los que seasentaba la garantía del acceso a bienes yservicios básicos como la vivienda, la sani-

83REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Cárcel y exclusión

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA *

* Departamento de Sociología y Trabajo Social. Fa-cultad de Ciencias Humanas y Sociales. UniversidadPontificia Comillas de Madrid.

Page 80: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

dad, o la educación. En una sociedad masiva-mente salarizada y de consumo, cuando sepierde la condición de asalariado-consumidoral carecer de ingresos regulares y suficien-tes, vía salario, nos encontramos con que lacondición misma de ciudadano se ve grave-mente puesta en entredicho (Castel, 1997).

1.1. Origen del concepto

De hecho, cuando se empieza a hablar deexclusión social, en Francia allá por los años70 (Lenoir, 1974), está en sus comienzos lallamada crisis del petróleo, cuyos efectos so-bre el mercado de trabajo, acabarán arrojan-do un saldo millonario de personas que, des-de un punto de vista económico, social ypolítico, resultan perfectamente prescindi-bles. Los excluidos pasan a ser no sólo losque están «debajo» en la escala económica,sino sobre todo, cuantos se quedan «fuera»del bienestar general. A la crisis del mercadode trabajo, se le vienen a sumar los recortesen políticas sociales que hacen más difícil po-der compensar a lo largo de la vida los des-equilibrios ya existentes en el origen biográ-fico.

Por doquier se instala una cierta concien-cia de escasez, que al grito de «no hay paratodos» acabará por rediseñar los espacios deintegración-exclusión de nuestras sociedadesoccidentales, y andando el tiempo permitiráque vuelvan a tomar nuevos bríos los viejosmecanismos que habían sido severamentecriticados durante los años sesenta. Meca-nismos e instituciones que a lo largo de lahistoria habían permitido gestionar política-mente el «exceso inútil» de población, la«gente que sobra» de la que ya habló Malthushace siglos, la gente que podía ser puestaaparte y afuera, mediante la pura elimina-ción física (pena de muerte), su transporte atierras lejanas (colonias) 1 o su simple reclu-

sión: dentro del manicomio, el hospicio, y/o lacárcel. La desinstitucionalización psiquiátri-ca, el trabajo social comunitario, las medidasalternativas a la prisión, que habían sido elfruto más palpable de la crítica sociológica alas instituciones totales inaugurada porGoffman (1970) son puestos en solfa una yotra vez desde mediados de los setenta porlos críticos más conservadores, y sus even-tuales excesos y defectos se magnifican hastael abuso en los medios de comunicación paraintentar desacreditarlas ante la opinión pú-blica.

1.2. Factores de exclusión

En cuanto a los factores que influyen másdirectamente en la aparición, crecimiento ytambién, eventualmente, en el descenso delos niveles de exclusión social en las socieda-des más ricas, hay que señalar en primer lu-gar las modificaciones experimentadas por elmercado de trabajo. Hablar de exclusión so-cial en los países desarrollados es hablar delproceso creciente de degradación de la «ciu-dadanía social» al que asistimos a partir dela crisis de empleo que se abre con la crisiseconómica de mediados de los setenta. En lasociedad de la información, en la sociedadred, la mano de obra genérica pierde impor-tancia al ser fácilmente sustituible por lamáquina, lo que trae como consecuencia «laexclusión social de un segmento significativode la sociedad compuesto por individuos des-echados, cuyo valor como productores/consu-midores se ha agotado y de cuya importanciacomo personas se prescinde» (Castells,1998:380).

La llamada crisis del empleo ha significa-do para muchas personas encontrarse en pa-ro durante largos períodos de su vida activa;

ESTUDIOS

84 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

abogaba por una solución final al problema de los gita-nos y nómadas que vivían sin trabajar ni ocuparse ennada útil: su idea consistía en enviarlos al Orinoco aocuparse en factorías piscícolas.

1 En España contamos con el ejemplo curioso deBernardo Ward que en su Proyecto económico (1782)

Page 81: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

para otras, en especial para las más jóvenes,ha supuesto tener que acceder a empleosprecarios, a tiempo parcial o estacionales, enrégimen de contratación temporal; empleosmal remunerados, con escasas posibilidadesde promoción, e incapaces de sustentar unrecorrido laboral y profesional de largo al-cance sobre el que edificar un proyecto de vi-da autónomo; subempleos que, si bien pue-den proteger de la exclusión extrema, acabanpor generar una biografía «estabilizada en laprecariedad» 2.

En una sociedad que había edificado sobrela condición de trabajador asalariado la ma-yor parte de las credenciales de acceso al res-to de bienes, servicios y titularidades de losque es posible disfrutar hoy en día, la crisisdel salariado ha venido acompañada de seve-ros ataques al sistema de bienestar que sevenía construyendo en Europa al menos des-de finales de la segunda guerra mundial. Lareducción de los niveles de protección so-cial allí donde éstos habían alcanzado suscotas más elevadas, y la ralentización de suimplantación en países como España en losque el welfare seguía siendo a principios delos años ochenta un sueño más que una rea-lidad, se convirtió también en un factor gene-rador directo de exclusión. La supresión delos subsidios por desempleo, una vez agotadoel período de recepción de los mismos, lapráctica desaparición de las ayudas a la vi-vienda social, la privatización de ciertasprestaciones sanitarias, la parquedad en losincrementos de las pensiones, etc, se vieronacompañadas por la implantación de unosingresos mínimos encaminados a hacer posi-ble la pura y simple subsistencia de ampliascapas de población, que se hallaban exclui-das tanto del empleo tradicional, como de la

buena y amplia protección social que habíavenido siendo habitual hasta entonces.

La reducción de ingresos, cuando no lacarencia absoluta de ellos, así como su ines-tabilidad e inseguridad, o en otros casos, lascondiciones sociales, culturales y simbólicasque entraña su recepción, según se trate deun salario en sentido estricto o de un ingresosocial «para excluidos» con toda la carga deestigma que éste último conlleva, se convier-te así en un tercer factor excluyente de inusi-tada fuerza en una sociedad en la que la in-clusión social plena pasa por la posibilidadde poder hacer un uso efectivo y cotidiano delstatus de consumidor solvente.

Naturalmente, las dificultades relativasal empleo, los agujeros en la protección so-cial, y la insuficiencia de los ingresos, no sedistribuyen aleatoriamente entre toda la po-blación sino que tienen una incidencia muydiferente en razón de variables como la clase,el género, el grupo étnico de pertenencia, o laedad. En general, se puede afirmar que losmiembros de la clase trabajadora, las muje-res, las minorías étnicas y los jóvenes consti-tuyen grupos negativamente privilegiadosentre los que crecen los casos de exclusiónsocial. Finalmente, para acabar de cerrar elciclo que permite seleccionar a los candida-tos a la exclusión, nos encontramos con que,a los aspectos estructurales, se añaden lasbiografías de los propios excluidos, que confrecuencia han quedado marcadas por ele-mentos marginalizadores que incremen-tan y amplifican la exclusión social que yapadecían. Así, por ejemplo, es mayor la inci-dencia y el destrozo que causan en sus vidaslas minusvalías y enfermedades incapacitan-tes, la presencia de abusos y malos tratos, elalcoholismo y las toxicomanías, el decai-miento psicológico y las actitudes negativasde apatía, resignación, pesimismo, e inclusoviolencia, que proveen de un equipaje psico-lógico menos apropiado para competir en lasociedad actual. Finalmente, el encuentrocon el sistema penal viene a añadir una defi-nitiva nota identitaria para la construcción

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

85REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

2 Resulta muy ilustrativo el reciente cuaderno deCristianisme i Justicia titulado Trabajo Basura (2001:nº107), en él se recogen abundantes testimonios perso-nales en los que se cuenta en primera persona las con-diciones de explotación y precariedad en las que hande trabajar muchas personas en la actualidad.

Page 82: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

social de los colectivos excluidos, al marcar-los para el resto de sus días con el estigmaque representan los «antecedentes penales».

1.3. Los espacios de la exclusión

Es bien sabido que en todas las socieda-des, los que difieren de la condición modal ymayoritaria están a un paso de convertirseen excluidos, eso sí, siempre que carezcan delos recursos o del poder necesario para evi-tarlo, ya que en tal caso, ese mismo poder lespermitirá mantener su hecho diferencial yconvertirlo incluso en un signo de distincióny exclusividad frente a la mayoría. Sin em-bargo, en muchos otros supuestos, la inevita-ble organización social de las diferencias seconcreta a menudo en la rechazable segrega-ción espacial y simbólica de los excluidos.

Los espacios de la exclusión se concretanpor ejemplo, en los llamados barrios desfavo-recidos, que en la trama urbana son el lugarespecífico en el que han de habitar y confinar-se los grupos marginados. Del mismo modo,existen multitud de espacios institucionalesdiseñados específicamente para segregar yexcluir. César Manzanos (1991:88) ha trata-do de sistematizar lógicamente lo que llamala «red de espacios segregativos», teniendoen cuenta que «cada ámbito de la vida socialdesarrolla sus propios espacios segregativosencargados de retirar de la circulación y deaparcar a los sujetos que, por diversas cir-cunstancias, han de ser apartados temporal odefinitivamente: aquellos que necesitan un re-fuerzo reeducativo de tipo disciplinar; los quehan de ser aislados por razones de salud públi-ca y peligrosidad social; o quienes simplemen-te estorban debido a que no cumplen funciónsocial alguna y su conducta es anormal e incó-moda». Así, se pueden identificar diferenteslugares de segregación (exclusión) en todos ycada uno de los principales campos de la admi-nistración social, y todos ellos en conjuntoconstituirían lo que denomina el «subsistemainstitucional de control formalizado»:

De entre todos los espacios segregados(manicomio, hospicio, hospital, etc), la cárceles sin duda el lugar privilegiado en el que laexclusión social se quintaesencia y condensahasta sus últimas consecuencias. Por su mis-ma naturaleza, el encarcelamiento consisteen una exclusión. Como señala Rostaing(1996:355): «la prisión es un lugar de exclu-sión temporal que imprime sobre los deteni-dos la marca de un estigma». La persona en-carcelada es puesta aparte, segregada delcontacto social, y confinada en los estrechoslímites de una celda, al interior de una insti-tución que, a partir de entonces, tasará cadaminuto, cada objeto, cada intercambio queestablezca con el mundo exterior. Recorde-mos que el concepto de exclusión no se puedeentender sin una referencia a «aquello de loque se es excluido, es decir, del nivel de viday del modo de inserción laboral y social pro-pio de un sistema de vida civilizado y avan-zado» (Tezanos, 2001:146).

La persona encarcelada, queda pues ex-cluida de la relación y la vida social que haconocido hasta entonces, y pasa a convertirseen el habitante de un mundo aparte en el quesu vida y su tiempo le han sido arrebatados.La paradoja se completa con el hecho empíri-co de que la exclusión, como tratamiento yprofilaxis, se aplica esencialmente a los inte-grantes de las categorías más excluidas de lapoblación. En una muestra salvaje y brutaldel llamado «efecto Mateo», según el cual, alque más tiene se le da todavía más, y al que

ESTUDIOS

86 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

(Manzanos Bilbao, 1991:85)

Page 83: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

menos posee se le arrebata incluso lo pocoque aún conserva, nos encontramos con que,a los ya excluidos socialmente, se les excluyeaún más, encerrándoles en prisión.

El complejo proceso por el cual un procedi-miento aparentemente objetivo e imparcial,como es el que pretende llevar a cabo el siste-ma judicial, termina por reclutar a los clien-tes de nuestras cárceles entre los grupos másmarginados de la sociedad, y algunas de lasconsecuencias que todo esto acarrea, ha sidoconstatado una y otra vez por los diferentesautores que se han ocupado de estos temas(Valverde Molina, 1993; Álvarez Uría, 1992;Torrente, 2001). Nuestro objetivo en este ar-tículo consistirá únicamente en proporcionaralgunos datos que abunden aún más si cabeen el sinsentido que supone pretender admi-nistrar y combatir la exclusión social me-diante el fomento y la expansión de institu-ciones y dispositivos excluyentes, como sonlas cárceles.

2. LA CÁRCEL COMO DISPOSITIVOSANCIONADOR EXCLUYENTE

Obviamente, «la prisión es la forma máscategórica de exclusión que permite la ley»(Smith y Stewart, 1996:106), y aunque elartículo 25.2 de la Constitución dice clara-mente que «las penas privativas de libertady las medidas de seguridad estarán orienta-das hacia la reeducación y reinserción so-cial», sin embargo, el hecho cierto es que enla cárcel coexisten y entran en contradic-ción dos principios difícilmente concilia-bles: el punitivo, con su énfasis en la segu-ridad y el control, y el rehabilitativo, queaboga por la reeducación social del preso.En función de este último han de progra-marse actividades formativas y laboralesque, siquiera formalmente, permitan darlegitimidad moral e ideológica al encierroinstitucional, puesto que por lo general, elingreso en las instituciones totales tal y co-mo fueron descritas por Goffman, se justifi-

ca siempre apelando al posterior retorno ala sociedad; supuestamente en mejores con-diciones que cuando se entró. Se ingresa enellas para poder ser reajustado, reparado,reeducado, etc. Todo sugiere la vuelta denuevo al ámbito social de donde se fue ex-tirpado; sin embargo, lo cierto es que el in-greso en estas instituciones segregativasconlleva un proceso inevitable de desidenti-ficación y desocialización, que acaba ha-ciendo mucho más difícil el retorno a unavida socialmente integrada.

Podemos comprender las implicacionesexclusógenas de la estancia en prisión desdeel modelo que presenta César Manzanos, enel que se resumen y sistematizan las aporta-ciones de otros muchos autores (Valverde,Clemente, Munne) que han hablado de losgrandes momentos del proceso de reeduca-ción desocializadora que se pone en marchacon el ingreso en la cárcel. Según Manzanos(1991:106-124), se podrían distinguir hastacinco etapas:

a) Ruptura con el mundo exterior: que con-lleva la separación física, con la consiguienteprivación de estímulos físicos, visuales, audi-tivos, olfativos. El preso se interna en unmundo pequeño, de colores planos y unifor-mes, olores omnipresentes, en donde no es po-sible lanzar lejos la mirada por la interposi-ción constante de un muro o una pared. Y nosólo el mundo exterior se aleja físicamente,también se distancian las referencias perso-nales, los medios de comunicación, los mensa-jes y valores presentes en el exterior, todo locual genera un fuerte sentimiento de debili-dad y desamparo.

b) Desadaptación social y desidentifica-ción personal: mediante una compleja y va-riada sucesión de momentos y situaciones ri-tuales de despojo y expoliación, la personapresa experimenta una verdadera «mutila-ción del yo», que le hace perder su identidadde partida y experimentar un proceso de des-personalización y desindividualización quele conduce a integrarse como un elemento

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

87REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 84: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

más (un número) dentro de un colectivo ma-sificado, amorfo y sin perfiles particulares.

Entre las técnicas más frecuentes de mor-tificación y despersonalización se encuen-tran: el aislamiento, que hace de la soledadfísica la condición de partida para lograr lasumisión más absoluta; o la contaminaciónfísica que implica la vida en condiciones dehacinamiento: la pérdida de intimidad, elcontacto inevitable y forzado como paso pre-vio y obligado para la contaminación moral,etc. Las ceremonias degradantes, como loscacheos totalmente desnudos, las formacio-nes para pasar lista, los registros nocturnos;la reglamentación de las más nimias activi-dades cotidianas, la comida, el sueño, el ocio.Se trata de técnicas programadas que tienencomo consecuencia la infantilización de lapersona presa y una sensible merma de laresponsabilidad personal del preso, por loque no es raro que aparezcan alteraciones dela personalidad junto a cuadros depresivos,apatía, ansiedad, stress, trastornos digesti-vos, etc.

c) Adaptación al medio carcelario: comomecanismo de defensa para intentar salvarlos restos del naufragio personal se produceuna readaptación al nuevo contexto físico yrelacional, que algunos han llamado procesode prisionización. Se redefinen actitudes yvalores, se produce una incorporación a lasubcultura carcelaria, que, no lo olvidemos,está atravesada completamente por las rela-ciones de dominación, opresión y autoritaris-mo, tanto en relación al personal funciona-rio, como entre los propios internos, en losque la violencia física y la coacción de unospocos sobre el resto reproducen y amplificanlas condiciones brutales de su encierro. Enestas condiciones, la desconfianza, el recelo,la sospecha, no son tanto patologías psicoló-gicas, como meros requisitos básicos e indis-pensables para la supervivencia.

d) Desvinculación familiar: a la dificultadpara el contacto y el encuentro interpersonalque supone estar encarcelado suele añadirse

la lejanía del lugar de internamiento, lostraslados frecuentes, el aislamiento geográfi-co de las cárceles, que suelen construirse enlugares apartados y con malas comunicacio-nes, etc. Todo ello, sumado a los aspectos psi-cológicos y sociales, acarrea una serie de re-percusiones sobre la malla de relacionesfamiliares que van desde las más leves y co-yunturales (como puedan ser la preocupa-ción, la falta de apoyo, la intranquilidad), aotras mucho más graves (rechazo social, pro-blemas económicos, tensiones, riñas) o inclu-so irreparables (abandono o pérdida de loshijos, divorcio, ruptura de relaciones con lospadres, problemas psiquiátricos, etc).

e) Desarraigo social: la salida de la cárcelse ve envuelta en una pérdida de posibilida-des de cara al empleo por efecto del estigmaque implica la condición de ex presidiario, ytambién como consecuencia de la descualifi-cación que acarrea el período de interna-miento. Junto a ello suelen aparecer trastor-nos psicológicos de insomnio, sentimientosde ser perseguido, o una fuerte inseguridad.También es cierto que el mayor acoso policiala quienes ya tienen antecedentes, la presióndel ambiente y el contacto con antiguos com-pañeros de cárcel hacen que con frecuencia eldesarraigo social y posteriormente el encap-sulamiento dentro de un submundo delin-cuencial sean casi efectos obligatorios tras laestancia en prisión. De la cárcel no se salesiendo un hombre libre, sino convertido enun ex presidiario, con todo lo que esto impli-ca.

2.1. La selección de la clientela:el proceso de criminalización

Por lo general, las cárceles seleccionan suclientela entre personas que han cometidoalgún delito, o que al menos se sospecha quelo han cometido. Por supuesto, la comisión deun delito no le convierte a uno sin más en de-lincuente, y mucho menos se puede sostenerel presupuesto de que todos cuantos se en-

ESTUDIOS

88 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 85: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

cuentran encarcelados son delincuentes.También está claro, para quien conozca si-quiera levemente el funcionamiento real delsistema judicial y penal, que no todos los quecometen delitos van a la cárcel. Tal y comodice D. Torrente (2001:74 y 75), «la delin-cuencia como fenómeno y el delito como ma-nifestación, son el resultado de una construc-ción social» en la que intervienen múltiplesactores. De manera que un suceso llega apercibirse o no como desviado (o como delito),en función «de variables tan dispares como elcontexto de la situación, la clase social deldesviado, su relación con la víctima (si lahay), los valores de la persona que juzga, labiografía del sujeto», etc.

Si repasamos brevemente las estadísti-cas sobre delitos cometidos en nuestro pa-ís, conviene recordar, que cuando se mane-jan datos oficiales hay que tener en cuentaque «las estadísticas son informaciones ofi-ciales elaboradas a través de canales buro-cráticos y orientadas por objetivos políti-cos.» ... «responden a las necesidades yestructura de la institución y no necesaria-mente a criterios de investigación científi-ca»... y únicamente...«reflejan el comporta-miento desviado reconocido oficialmente porlas agencias de control social» (Torrente,

2001:171). A pesar de todo, y con todas estasreservas, resulta ilustrativo echar un vistazoa la clasificación de los delitos que llegan aser conocidos por los cuerpos de seguridaddel Estado.

Las estadísticas de la policía y la guardiacivil (ver gráfico sig.), nos muestran que du-rante 1999 (último año para el que se dispo-ne de datos) de un total de 918.053 delitos, el85% fueron delitos contra el patrimonio(779.740), mientras que los delitos contra laspersonas (18.200) representaron el 1,98%, ylos delitos contra la libertad sexual (7.198)supusieron únicamente el 0,8% del total. Esdecir, que, como no deja de ser lógico en unasociedad marcada por la desigualdad econó-mica, los delitos contra el patrimonio consti-tuyen la inmensa mayoría de los delitos quese cometen, o al menos de los que llegan a co-nocimiento de la policía. Esto no es obstáculopara que, entretanto, las páginas de los dia-rios y las imágenes de la televisión proveande abundante información relativa a asesi-natos y violaciones, con la que se alimentaun sentimiento de inseguridad entre los ciu-dadanos que posteriormente podrá canali-zarse hacia una demanda de mayores medi-das de control y rigor por parte de jueces ypolicías.

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

89REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

CLASIFICACIÓN DE LOS DELITOS(C.N. Policía y Guardia Civil. Año 1999)

Fuente: Ministerio del Interior.

Patrimonio

Seguridad colectiva

Libertad

Personas

Orden público

Falsedades

Relaciones familiares

Libertad sexual

Administración jurídica

Resto

Page 86: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Pero es más, si analizamos los delitos con-tra el patrimonio (ver gráfico sig.), podremoscomprobar lo que supone el complejo procesode invisibilización de los llamados delitos deguante blanco. Así, nos encontramos con quese tuvo noticia de 405.772 robos con fuerzaen las cosas, 129.317 sustracciones de vehí-culos, 98.689 robos con violencia o intimida-ción, y 86.124 hurtos. En total 719.902 deli-tos entre estas cuatro categorías, que por logeneral engloban la totalidad de la actividadde los pequeños delincuentes. Frente a estascifras abultadas, la policía nacional y laguardia civil dan cuenta únicamente de 73delitos de blanqueo de capitales, 61 delitossocietarios, y 50 insolvencias punibles du-rante el mismo período de tiempo.

Es evidente por tanto que, para empezar,no todos los delitos llegan a conocerse, (espe-cialmente los delitos cometidos por los miem-bros de las capas más altas de la sociedad), yque muchos actos delictivos permanecenocultos incluso para las propias víctimas. Es

el caso de los llamados delitos sin víctima, enlos que se ponen claramente de relieve las co-nexiones entre la ley y la moral, la realidadpenal y la política. Pensemos por ejemplo enlos delitos contra la salud pública por mani-pulación fraudulenta de alimentos, que sonconsumidos por todas las víctimas sin con-ciencia alguna de que se trata de alimentosadulterados; en los juegos de apuestas no le-galizados, en ciertos comportamientos se-xuales, o en las infracciones de tráfico.

Otros delitos, a pesar de ser conocidos, nollegan a denunciarse, ni se comunican a la po-licía. Con frecuencia, es el caso de la violenciadoméstica, o de muchos delitos económicos,cuya simple denuncia podría acarrear que-brantos aún mayores a las propias víctimas.

En el caso de ser denunciados ante la poli-cía, ésta no siempre se moviliza con la mismaceleridad y diligencia, sino que, con muchafrecuencia, la actuación policial no pasa deser una tramitación burocrática y rutinaria.

ESTUDIOS

90 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO (1999)

Page 87: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Si la policía llega a actuar e investiga, só-lo una ínfima proporción de los delitos de-nunciados son finalmente esclarecidos. Y enuna proporción aún menor es posible llegar aconocer la identidad del delincuente y se con-sigue detenerlo.

A partir del momento en que el autor deun delito es puesto a disposición judicial, elingreso en prisión con carácter preventivo nosólo depende de la naturaleza del delito, sinoque la prisión preventiva se aplicará con mu-cha mayor frecuencia en los casos en los queno se disponga de un buen abogado defensor,y, además, en la decisión del juez de enviarlea prisión preventivamente, intervendrán va-riables como la categoría social del detenido,sus relaciones sociales y económicas, su con-dición o no de reincidente, etc.

Finalmente, en el caso de llegar a ser juz-gado, la probabilidad de recibir una condenaserá mucho más habitual en el caso de que elabogado sea de oficio, no haya llegado a estu-diar detenidamente el sumario, o no conozcani de lejos a su defendido como ocurre conmuchos presos comunes. En este punto, elmomento dramático del juicio juega un papelcrucial, para Garfinkel los juicios son «cere-monias de degradación» merced a las cualesse transforma a una persona en un condena-do. Esa persona suele ser alguien socialmen-te ya excluido.

Por último, estas mismas variables inter-vendrán para marcar nuevas diferencias en-tre unas personas y otras, de manera que in-cluso en el supuesto de delitos idénticos, lapena de prisión será mayoritariamente utili-zada con ciertas personas, mientras queotras obtendrán con más facilidad una con-dena no carcelaria, en forma de arrestos defin de semana, multas, indemnizaciones, etc.

Así pues, este complejo y laborioso procesode criminalización se encuentra condiciona-do en cada una de sus etapas, por variablessociales, culturales y económicas, que seránlas responsables del enorme sesgo final. Un

largo proceso cuyo resultado último será quela inmensa mayoría de las personas que seencuentran actualmente en prisión se aca-ban reclutando entre unos cuantos miles defamilias que arrastran una larga historia depobreza y exclusión social.

Esto no quiere decir que el delito sea unanota característica y exclusiva de las clasesbajas. Es más, tal y como se ha demostrado apartir del desarrollo de las encuestas de vic-timización, lo que se puede concluir es queson precisamente las clases menos pudien-tes, pobres y desempleadas, las que sufren,como víctimas, la mayoría de los delitos quese cometen (A. Platt cit. por Torrente,2001:66). Por otro lado, los estudios en losque se indaga por la autoinculpación, mues-tran que son precisamente los más ricosquienes cometen sus delitos más impune-mente. Es decir, aunque hay delitos caracte-rísticos de las distintas clases sociales, el de-lito se encuentra presente y repartido entretodas ellas, siendo precisamente el sistemapenal el que, tal y como ha explicado JeffreyReiman, se encarga de discriminar entreunos y otros impidiendo que los delitos de lasdiferentes clases se mezclen al interior delsistema penal, y en última instancia es elresponsable último de que la mayoría de lagente comparta el prejuicio según el cual laspersonas que cometen delitos son negros (gi-tanos en nuestro país), jóvenes, varones y po-bres.

2.1.1. La cárcel como etapa final del proceso de construcción social deldelito y del delincuente

La cárcel es el dispositivo último en el quefragua definitivamente el proceso de cons-trucción social de la identidad delincuente.Pasar por la cárcel significa ser, para siem-pre y de forma definitiva, un «delincuente».Una sociedad que encarcela a muchos de susmiembros será también, por tanto, una socie-dad capaz de estigmatizar y apartar de la re-

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

91REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 88: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

lación social «normal» a un gran número depersonas, encerrándolas en el estrecho e in-cómodo calificativo de ex presidiario. Por logeneral, esta masa sobrante e incómoda es-tará masivamente integrada por los miem-bros más empobrecidos de la sociedad.

a) El auge de la cárcel enNorteamérica

El proceso de criminalización de la mise-ria y la pobreza que según Wacquant está ex-pandiéndose internacionalmente desde susorígenes en EE.UU acaba por deglutir el tra-bajo asalariado precario al interior de un ar-chipiélago penitenciario en continuo creci-miento desde mediados de los años setenta.En este gran proyecto de carácter conserva-dor confluyen a un tiempo tres propuestas:«difuminación del Estado económico, debili-tamiento del Estado social, fortalecimiento yglorificación del Estado penal» (2000:12), demanera que son los mismos representantesdel pensamiento ultraliberal que clamancontra el exceso de intervención estatal en elterreno del welfare y la política social, losque paradójicamente demandan un creci-miento cada vez mayor de las institucionesde control social y penitenciarias.

De acuerdo con esta visión penalizadora,la actuación de la policía pasa a ser guiadapor la que se ha dado en llamar «política detolerancia cero» frente a los pequeños delitose infracciones, política que se traduce en unamultiplicación de los arrestos y detencionesde pequeños traficantes, prostitutas y delin-cuentes menores, es decir, aquella parte dela delincuencia que se muestra más visible-mente, en plena calle, y resulta por lo tantoespecialmente incómoda a los ojos de la clasemedia. En EE. UU. el resultado ha sido unincremento constante de la población pobreencarcelada, que, a la vez que ha visto cómose recortaban las ayudas sociales, ha pasadoa verse entre rejas en una altísima propor-ción. La población norteamericana encarce-

lada se redujo al mínimo en 1975, cuandotriunfaban las ideas sobre las alternativas ala prisión, las penas sustitutorias, etc, hastael punto de que incluso se llegó a hablar dealcanzar el objetivo de una «nación sin pri-siones», ya que por aquella época los deteni-dos eran «sólo» 380.000. Diez años más tar-de, en cambio, eran ya 740.000; superaron elmillón y medio en 1995, y llegaron a rozar losdos millones en 1998. El caso de Californiaes especialmente significativo de esta moder-na tendencia a encarcelar en Norteamérica.En las prisiones estatales californianas, laevolución fue la siguiente: 1975: 17.300 dete-nidos; 1985: 48.300; 1998: más de 160.000; sise le suman los internos en centros de deten-ción de las ciudades y condados california-nos, se alcanzan las 200.000 personas dete-nidas sobre una población total de 33millones de habitantes. Cuatro veces máspresos que en España, para una poblacióncon siete millones de habitantes menos. Estose explica únicamente por el encierro de lospequeños delincuentes, y muy particular-mente de los toxicómanos.

Según esta perspectiva conservadora quealienta la penalización de la miseria, el cri-men y la pobreza no son fruto de las condicio-nes sociales y económicas, sino del comporta-miento irresponsable, poco inteligente,inmoral o vicioso de los propios pobres. Poreso mismo, el trabajo social, lejos de perse-guir reformas estructurales que están fuerade su alcance y que probablemente sean irre-levantes como estrategia para reducir el cri-men, debe empeñarse en corregir las conduc-tas mal adaptadas. En lógica consecuencia,las explicaciones estructurales de la pobrezapierden credibilidad, y se las tacha de mero«sociologismo». Si la pobreza está generadapor el comportamiento poco eficiente de lospropios pobres, claro está, que es ése compor-tamiento lo que hay que cambiar, y no la so-ciedad. Para los conservadores norteameri-canos, igual que para sus epígonos europeos,los empeños en explorar las raíces socialesdel delito, no son otra cosa que «excusas so-

ESTUDIOS

92 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 89: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ciológicas» que se esgrimen para debilitar lallamada a la responsabilidad individual deldelincuente. Así lo formulaba el presidenteBush (padre) cuando en una alocución a es-tudiantes argumentaba diciendo: «tenemosque alzar la voz y corregir una tendencia in-sidiosa, consistente en atribuir el delito a lasociedad más que al individuo [...] En lo queme toca, creo, como la mayoría de los nortea-mericanos, que podremos empezar a cons-truir una sociedad más segura si nos pone-mos ante todo de acuerdo en cuanto a que lasociedad en sí misma no es responsable delcrimen: los criminales son responsables delcrimen» (cit por Wacquant, 2000:61). Por lotanto, lo que corresponde es encerrar y en-carcelar a cuantos más «delincuentes» mejor.

Los argumentos sociales y económicos losintentan rebatir los conservadores, argu-yendo que la comisión de un delito implicasiempre una decisión individual que es laque permite atribuir la responsabilidad mo-ral y penal a los individuos, mientras que,por el contrario, los contextos, las estructu-ras, no son susceptibles de ser inculpadas,ni, por supuesto, castigadas. Las asociacio-nes evidentes entre pobreza, aparición deconflictos familiares serios, penetración delconsumo de drogas ilegales, residencia enespacios segregados, importancia de los en-cuentros con la policía y los agentes de con-trol social, etc, no parecen hacer mella entrelos partidarios de la responsabilidad indivi-dual del delito.

Entre otras ventajas adicionales de estapolítica de tolerancia cero, que multiplica lasdetenciones e ingresos en prisión, nos encon-tramos con que, de paso, esta inflexión repre-siva ha permitido hacer crecer la industriapenitenciaria hasta convertirla en uno de losnegocios más florecientes en estos momentosen Norteamérica. Tras el nacimiento de lascárceles privadas en 1983, la industria peni-tenciaria se había hecho en 1997 con el 7%de toda la población encarcelada, disponien-do de 137.000 plazas repartidas en unosciento cuarenta establecimientos que gestio-

naban o eran propiedad de 17 empresas pri-vadas. En última instancia nos encontramoscon que, tal y como afirma Wacquant, actual-mente en Estados Unidos la desregulacióneconómica camina a la par que la sobrerre-gulación penal, con lo cual, al mismo tiempoque se deja de invertir en acción social, sehan de multiplicar las inversiones en cárce-les y centros de internamiento.

En España, el proceso de privatización dela prisión está en sus comienzos, pero curio-samente las grandes empresas multinacio-nales de seguridad van haciendo su entradaen el sector siguiendo un camino bastantesimilar al recorrido en EE. UU, y posterior-mente, en Inglaterra. Se comienza con laprivatización de algunos servicios de mante-nimiento (comedor, limpieza de oficinas, la-vandería, talleres, etc), se continúa subcon-tratando la gestión de algunos centros dedetención de menores con empresas priva-das. Más recientemente se ha fallado el con-curso 3 que ha puesto en marcha el controlremoto mediante pulseras telemáticas, paralo cual se pedía a la empresa que ganara elconcurso que tuviera capacidad para im-plantarlo en 80 cárceles diferentes y que susistema hubiera sido implantado con éxitoen tres países, uno de los cuales debía serde la Unión Europea. Finalmente, ya co-mienza a hablarse de entregar ciertos servi-cios de vigilancia en las cárceles a empresasprivadas, sustituyendo a la guardia civil porlos guardias de seguridad privados. El pasosiguiente dentro de esta lógica será implan-

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

93REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

3 En el BOE de 4 de julio de 2001 se publicó la re-solución de la DGIP por la que se anunciaba la apertu-ra de un concurso público abierto para la adjudicaciónde un «servicio de monitorización (vigilancia remota) deinternos ingresados en centros penitenciarios depen-dientes de la Dirección General de Instituciones Peni-tenciarias». En el BOE de 11 de julio de 2001 se abre elconcurso para adjudicar el «servicio de alimentación delos internos del centro penitenciario de Valencia cum-plimiento» sobre un presupuesto base de licitación de700 pts por interno/día, etc.

Page 90: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tar en nuestro país la cárcel totalmente pri-vada 4.

Según Wacquant (2000:96 y ss.), la lógicaprofunda que subyace en este vuelco que vade lo social a lo penal, se puede resumir entres componentes principales:

1. En primer lugar, el sistema penal cola-bora de manera directa en la regula-ción de los segmentos inferiores delmercado de trabajo: hace bajar la tasade paro y además genera empleo en elsubsector de bienes y servicios carcela-rios. Además, contribuye al crecimien-to de los empleos más precarios y des-protegidos, al hacer crecer la mano deobra integrada por ex detenidos que nopueden sino aspirar a trabajos degra-dados y mal pagados.

2. Contribuye al mantenimiento del or-den racial, sustituyendo al gueto comoinstrumento de encierro y exclusión deuna población considerada peligrosa ysupérflua tanto en términos económi-cos como políticos, puesto que apenasvotan.

3. Por último, hay una íntima relaciónentre prisión y asistencia social. Por unlado, la visión panóptica y punitiva quecaracteriza a la cárcel tiende a impreg-nar los objetivos e instituciones encar-gadas de la asistencia social. Por otrolado, «las cárceles, quiéranlo o no, de-

ben hacer frente, urgentemente y conlos medios disponibles, a las dificulta-des sociales y médicas que su ‘clientela’no pudo resolver en otra parte: actual-mente, en las metrópolis norteamerica-nas, la principal vivienda social y lainstitución en que se brindan cuidadosy atención sanitaria accesibles a losmás indigentes es la prisión del conda-do». Considerándolo desde un punto devista cínico, todas estas circunstanciasvuelven «rentables» a los presos, tantoen términos económicos como ideológi-cos, lo que lleva a Wacquant a hablarde un «complejo comercial carcelario-asistencial», cuya «misión consiste envigilar y sojuzgar, y en caso de necesi-dad castigar y neutralizar, a las pobla-ciones insumisas al nuevo orden econó-mico según una división sexuada deltrabajo, en que su componente carcela-ria se ocupa principalmente de loshombres, en tanto que la componenteasistencial ejerce su tutela sobre (sus)mujeres e hijos»

b) Las cárceles europeas yespañolas

El caso de España presenta bastantes pa-ralelismos, aunque desde luego cuenta conelementos específicos que convierten en pe-culiar la evolución seguida por nuestro «ar-chipiélago carcelario» en los últimos 25 años.De entrada, conviene tener presente que eneste momento, somos el tercer país de laUnión Europea con más personas encarcela-das por habitante, siendo superados tan sólopor Portugal e Inglaterra, país que se ha con-vertido en el impulsor europeo de las corrien-tes norteamericanas que abogan por el aban-dono del Estado providencia en aras delEstado penitencia 5.

ESTUDIOS

94 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

4 Resulta muy ilustrativa la visita a la página web deCorrections Corporation of America, una de las grandesempresas privadas del sector en Norteamérica(http://www.correctionscorp.com/), por la calidad de lamisma y por los contenidos que se presentan en ella,destinados a un público heterogéneo para el que se handispuesto hasta cinco secciones: visitantes, profesiona-les del sector, medios de comunicación, solicitantes deempleo (a comienzos de septiembre se anunciaban 470ofertas de trabajo) y posibles inversores. Para estos últi-mos, se ofrecen las memorias y la evolución bursátil dela compañía, con resultados francamente espectacula-res.

5 Esta es la fórmula con la que se refiere Wacquantal reemplazo del Estado social y benefactor por un Esta-do punitivo y encarcelador.

Page 91: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

En todo caso, aunque estamos a bastantedistancia de los 648 presos por cada 100.000habitantes que existen en EE.UU., tambiénentre nosotros se está produciendo desde ha-ce años una expansión de la cárcel. Este in-cremento de la población encarcelada, se ali-menta cada vez en mayor medida contrabajadores precarios y desempleados, ex-tranjeros inmigrantes, y personas con adic-ción a drogas. Pensemos que a comienzos delos años ochenta no llegaban a diecinuevemil las personas presas en España (ver gráf.sig.), y que una vez salvado el descenso pro-vocado en 1983 con ocasión de la reforma dela Ley de Enjuiciamiento Criminal (siendoministro Ledesma) 6, el número de presos no

cesó de crecer hasta rozar los cincuenta milen 1994, y en este momento, tras un leve des-censo, fruto de las últimas reformas penales,volvemos a estar en torno a las cuarenta yocho mil personas presas.

También a nivel europeo, los trabajos dePierre Tournier para el Consejo de Europapermiten hablar de una importante inflacióny superpoblación carcelaria en la mayor par-te de los países europeos, que en mayor o me-nor grado viven parecidas situaciones de ha-cinamiento en sus cárceles. El alargamientode las penas y el crecimiento del número deinmigrantes que se encuentran en prisión,están en el origen de este crecimiento de lapoblación reclusa, ante el cual sólo caben dosalternativas: aumentar el número de plazasen las cárceles, o bien desarrollar las alter-nativas a la prisión (Béthoux, 2000). De he-cho, si consideramos la evolución seguida porlos países de la Unión Europea durante los

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

95REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

6 Esta reforma consistía en limitar los períodos má-ximos de estancia en prisión preventiva, lo que se tra-dujo en un importante descenso del número de presospreventivos.

EVOLUCIÓN MEDIA DE LA POBLACIÓN RECLUSA

Fuente: DGIP. Datos a 31-8-2001

Page 92: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

años 90 (ver tabla sig.), es claro que salvo entres países (Luxemburgo, Noruega y Suecia)en los que la tasa de encarcelamiento perma-nece estable, y otros tres en los que descien-de ligeramente (Austria, Dinamarca y Fran-cia, este último tan sólo desde los dos últimosaños), en los nueve países restantes la tasaha crecido entre 12 y 38 puntos desde 1992hasta ahora.

Como ya hemos dicho, España es el tercerpaís de la UE que más gente tiene entre re-

jas, en proporción a su población, y uno de loscinco en los que la tendencia a encarcelar haexperimentado un mayor crecimiento duran-te los años noventa. Sin que hasta el momen-to la tendencia parezca haber tocado techoen nuestro país, como en cambio sí parece es-tar ocurriendo ya en Reino Unido y en Portu-gal. Este último país, a pesar de continuarostentando el liderazgo en porcentaje de po-blación encarcelada, ha visto reducir su tasamuy sensiblemente en los últimos tres años.

ESTUDIOS

96 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 93: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Este crecimiento de la población encarce-lada en Europa no se ha acompañado siem-pre de un incremento del número de plazas,lo que se acaba traduciendo en un importan-te grado de hacinamiento (ver Tabla sig.). Sinos atenemos exclusivamente a las cifras ofi-ciales respecto del total de personas presas ydel número de plazas oficiales con que cuen-ta el sistema penitenciario, España es elquinto país de la UE en cuanto al grado dehacinamiento oficialmente reconocido. Estono quiere decir que el hacinamiento no seamayor en la realidad, puesto que, como es sa-

bido, al menos en nuestro país, el número deplazas oficiales aumenta de facto por el expe-ditivo método de incluir una nueva cama enuna celda que ha sido construida para alber-gar a un solo individuo, lo que constituye unincumplimiento flagrante de lo establecidopor la legislación penitenciaria, pero inclusoasí, estamos en los puestos de cabeza en loque a hacinamiento se refiere. En este puntolos países mediterráneos (Grecia, Italia, Por-tugal y España, junto con el caso excepcionalde Bélgica) muestran una pauta claramenteregresiva.

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

97REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 94: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Por otro lado, en lo que respecta al núme-ro total de plazas que se necesitarían, estoes, considerando los datos anteriores en ci-fras absolutas, ocupamos la tercera posición,con un déficit oficialmente reconocido de–3.238 plazas, tras Italia (-10.863) y Alema-nia (-3.262). Y no sólo eso, sino que ocupamosel primer puesto en el ránking del tamañomedio de las cárceles, nuestras prisiones sonlas más grandes de Europa: mientras que lamedia de plazas por prisión en el conjunto dela Unión Europea es de 275, el promedio depresos por cárcel en España, alcanza la cifrade 537 (ver anexo).

Llegados a este punto caben sólo dos po-sibilidades, o bien seguir construyendo ma-crocárceles en descampado y lejos de los nú-cleos de población, tal y como se ha venidohaciendo desde la puesta en marcha delPlan de Amortización y Creación de CentrosPenitenciarios, o por el contrario, utilizarmenos la pena de prisión. Esto último puedelograrse con un mayor desarrollo de las pe-nas alternativas, paro lo cual podría sermuy pedagógico, adoptar un numerus clau-sus que forzara a los jueces a ser más imagi-nativos a la hora de dictar sentencia. Estapropuesta, aunque pueda sonar algo desca-bellada, no lo es tanto si pensamos en las te-rribles consecuencias, tanto sociales como entérminos de sufrimiento humano, que aca-rrea la actual superpoblación carcelaria. Porlo demás, tampoco es novedosa; esta políticade intolerancia absoluta a la sobresatura-ción ya se practica en Holanda y Finlandia,y, entre otras ventajas, fuerza a una mayorcolaboración entre los jueces y la adminis-tración penitenciaria (Observatoire Interna-tionale des Prisons, 2000:13). En cuanto alas ventajas presupuestarias de tal políticareduccionista son evidentes: encarcelarcuesta caro (según nuestras estimaciones,actualmente en España el coste por personay año ronda los 3,2 millones de pesetas) y ala larga no es un buen negocio, salvo paralas compañías constructoras que edifican lasnuevas cárceles, pero que, en cualquier caso,

podrían construir centros sociales, escuelas,hospitales...

2.2. ¿Quiénes están presos?

Es de sobra conocida la relación existenteentre pobreza y delincuencia. Utilizando da-tos franceses de mediados de los años 90, po-demos afirmar que la probabilidad de llegara ser encarcelado en el país vecino es muchomayor si se trata de un varón (90% de lospresos), joven (80% menos de 40 años) y queapenas cuenta con un nivel estudios prima-rios (60%), todo lo cual, en la mayoría de loscasos, significa estar desempleado, lo que leslleva a la comisión de pequeños delitos con-tra la propiedad, que en gran parte estánvinculados al consumo de drogas ilegales.Hay que tener en cuenta que, en la práctica,«la cárcel no tiene por función principal de-tener a los criminales, sino más bien gestio-nar los delincuentes: sanciona esencialmen-te las infracciones contra la propiedad (40%de los detenidos condenados), y las infraccio-nes de la legislación sobre estupefacientes(20% de los penados), mientras que las ofen-sas a las personas (asesinatos, disparos o he-ridas voluntarias) no afectan sino al 15% delos condenados. Administra sobre todo pe-nas cortas: el 40% de los condenados debepurgar una pena inferior a un año» (Ros-taing, 1996:355). En general, se puede cons-tatar en todos los países occidentales la rela-ción existente entre desempleo y delito. Peroademás, resulta que, a igualdad de compor-tamiento delictivo, el peculiar funciona-miento del sistema (policía, jueces, funciona-rios de prisiones) hace que una mismaconducta se traduzca en la práctica en unasobrecondena mayor para aquellos indivi-duos que se encuentran marginados delmercado laboral convencional. Esto afectaparticularmente a ciertas categorías de po-blación como por ejemplo: la población jovensin oficio ni beneficio, los inmigrantes po-bres, y ciertas minorías étnicas.

ESTUDIOS

98 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 95: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Si nos atenemos a los datos que se presen-tan en el gráfico anterior, hemos de recono-cer que en una abrumadora proporción, elsistema penal encarcela a los jóvenes: casila mitad de las personas que se encuentranencarceladas en España (el 47%) tienentreinta años o menos. Sin embargo, tal y co-mo sabemos a través de los resultados quearrojan las encuestas de autoinculpación yvictimización, es sabido que, en comparacióncon los adultos, los jóvenes: a) cometen deli-tos menos serios; b) hieren menos gravemen-te; c) actúan más en grupo; d) sus delitos es-tán menos planeados; e) conjugan más laemoción; f) dejan menos beneficio económico,y g) eligen sobre todo víctimas de su edad(Torrente, 2001:121).

No obstante, tal y como vemos por losdatos anteriores, el sistema acaba casti-gando con la cárcel, fundamentalmente alos más jóvenes. Entre otras cosas, esto es-tá originado por la estrecha correlaciónexistente entre cárcel y drogadicción, quese muestra especialmente importante en elcaso de los más jóvenes. Baste con el datoofrecido por Instituciones Penitenciariasen informes recientes según el cual, algo

más del 50% de las personas que ingresanen prisión admite ser drogodependiente: el60% a la heroína y la cocaína, un 25% sóloa la heroína y un 6% únicamente a la coca(La Verdad, 15-05-2000). En nuestro estu-dio (Ríos y Cabrera, 1998: 85 y ss.) encon-tramos que el 56% de los presos encuesta-dos eran drogodependientes, existiendoademás una relación estrechísima entredroga y reincidencia.

En segundo lugar, cada vez se encarcelamás a los extranjeros e inmigrantes po-bres. En toda Europa, los extranjeros y laspersonas de color se encuentran sobrerrepre-sentadas entre la población encarcelada. Enel conjunto de la Unión Europea, los extran-jeros suponen el 22,45% de toda la poblaciónencarcelada. En Inglaterra, los negros proce-dentes de las colonias caribeñas van siete ve-ces más a prisión que los blancos. En Alema-nia ocurre algo parecido con los gitanosrumanos (20 veces más), los marroquíes (8veces) y los turcos (3-4 veces). Ante una mis-ma infracción, se recurre más a la condenade cárcel cuando se trata de extranjeros, yademás el ingreso en prisión se hace efectivoen mayor medida.

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

99REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

POBLACIÓN RECLUSA EN LAS CÁRCELES ESPAÑOLASPOR GRUPOS DE EDAD Y SEXO

Fuente: DGIP. Datos actualizados a 30-06-2001

Page 96: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Dejando a un lado el caso atípico de Lu-xemburgo por la peculiar configuración de-mográfica y espacial de este pequeñísimopaís, es evidente el importante peso que re-presentan los extranjeros dentro de los paí-ses de la UE, donde en promedio, vienen arepresentar un 22% de la población encarce-lada, siendo así que su peso entre la pobla-ción se puede estimar en torno a un 2,6%(ver Lora-Tamayo, 2001) . España, ocupa de

momento una posición intermedia, aunquela tendencia al alza está creciendo muy rápi-damente.

Muchos ingresan en prisión simplementepor infringir las leyes de permanencia en elpaís. Hay una especie de decisión delibera-da que busca reprimir la inmigración ilegalmediante la cárcel, o en todo caso, mediantela reclusión forzada. En todos los países de

ESTUDIOS

100 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 97: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

la Unión Europea se multiplican, las «zonasde espera», los lugares de internamiento yde retención, que tal y como se recoge en losinformes de Amnistía Internacional, al noser cárceles, no cuentan ni siquiera con elmarco jurídico regulador que proporciona laLey Orgánica General Penitenciaria. Los in-formes de Amnistía Internacional han de-nunciado los «frecuentes informes de brutali-dad policial y el aumento de denuncias demalos tratos a inmigrantes» en nuestro país.En Francia funcionan alrededor de treintacentros, que «son otras tantas prisiones queno se atreven a pronunciar su nombre»(Wacquant, 2000:112), en España, los letra-dos Ignacio Alarcón Mohedano y Luis Vidalde Martín Sanz realizaron un trabajo quefue premiado por el Colegio de Abogados deMadrid y publicado como separata de la re-vista Otrosí en febrero de 1999, en el que seponían de relieve los fallos y excesos que seproducían en los Centros de Internamientode Extranjeros (CIE), de manera que el ni-vel de garantía de derechos en que se en-contraban los allí internados era inclusoinferior al establecido por el régimen peni-tenciario en cuanto a «instalaciones, servi-cio médico y de asistencia social, visitas ycomunicaciones, asistencia letrada, régi-men disciplinario y derecho de alegaciones,discrecionalidad, y ausencia de control ju-risdiccional» (pág 38) Todo ello permite ha-blar de una verdadera «criminalización delos inmigrantes» mediante la cual, el ex-tranjero se convierte en el enemigo incómo-do, que resume, simboliza y se convierte enblanco de todos los miedos y ansiedades dela sociedad.

En el caso español, estas nuevas poblacio-nes que contribuyen a «colorear» la poblacióncarcelaria vienen a añadirse a la que tradi-cionalmente ha sido nuestra minoría étnicamarginada por excelencia: el pueblo gitano.Aunque no existen cifras que permitan darporcentajes sobre su presencia dentro de lascárceles, por tratarse de datos inexistentesdesde el punto de vista oficial, es amplia-

mente conocido por todos cuantos frecuentanel universo penitenciario su presencia masi-va en las cárceles españolas. Lo que confirmala tendencia general que habla de un procesode selección penal que tiende a castigar conla cárcel de forma desproporcionada a losmiembros de ciertos grupos étnicos minorita-rios.

A pesar de que en los datos oficiales no serecoge el grupo étnico de pertenencia de laspersonas presas en España, algunos estu-dios nos permiten ofrecer algunos datos em-píricos. Así por ejemplo, en el informe Bara-ñí sobre «criminalización y reclusión demujeres gitanas», se estima que «la repre-sentación de este colectivo tras los muros dela cárcel llega a ser 20 veces mayor a su re-presentación entre la población general», demanera que aproximadamente la cuartaparte de las reclusas en España son gitanas.En general, la pauta de conducta que subya-ce a su ingreso en prisión habla de una fuer-te marginalidad social que se expresa enuna importante interrelación entre la droga-dicción (la mitad de las mujeres gitanas en-trevistadas son o han sido consumidoras dedrogas y el 60% están presas por delitos con-tra la salud pública), y los delitos contra lapropiedad (hasta un 40% de la muestra), loque se traduce en una importante reinciden-cia que hace de la estancia en prisión algohabitual en sus vidas: el 61% de las mujeresencuestadas en el proyecto Barañí eranreincidentes.

En cuanto a los varones, un estudio reali-zado por el Secretariado General Gitano amediados de los años 90, estimaba en un10% su presencia en las cárceles madrileñas,siendo así que «el numero de españoles y es-pañolas gitanos/as puede estar entre 500.000y 650.000 personas, según datos recientesdel Secretariado General Gitano, lo que re-presenta el 1,4% del total de la población es-pañola» (cit. en Barañí), esto significa que seles encarcela en una proporción que es másde 7 veces la que les correspondería según supeso demográfico.

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

101REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 98: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

2.2.1. Origen social y familiar

Pueden multiplicarse los datos proceden-tes de diferentes países que muestran cómolas personas que llegan a ser identificadaspor las agencias de control como autores dealgún delito, y acaban etiquetadas por tantocomo «delincuentes», tienden a ser personasque previamente se encuentran ya viviendoen situación de exclusión, entendida ésta nosólo en términos económicos o de desempleo,sino también culturales, educativos y rela-cionales. Así por ejemplo, Smith y Stewart(1997) con datos del Reino Unido proceden-tes de quienes se encuentran en libertad vi-gilada (probation service), ponen de relieveque por lo común se trata de personas cuyafuente de ingresos es especialmente irregu-lar y atípica (trabajos esporádicos, desem-pleo, garantías sociales, etc). Con lo cual, sunivel de ingresos es muy bajo, lo que permitehablar estrictamente de pobreza (económica)en una altísima proporción. Además el empo-brecimiento ha ido en aumento desde losaños 60 para acá, entre otras causas, comoconsecuencia del aumento de la tasa de des-empleo (el 64% de los usuarios del probationservice en 1993 estaban en paro). Lo mismocabe decir de la desproporcionada presenciade fracaso escolar. El nivel de estudios alcan-zado es muy bajo: el 80% dejaron el sistemaeducativo sin conseguir obtener ningún títu-lo, y el 16% dejó la escuela antes de la edadmínima legalmente establecida. En el casode Francia, Anne-Marie Marchetti, profesorade sociología en la universidad de Amiens,autora entre otros libros de la obra tituladaPauvreté en prison, durante el transcurso deuna encuesta realizada por el Senado afirmócon rotundidad que «la prisión es la pena delpobre. La mayor parte de la población encar-celada es de origen socialmente desfavoreci-do»... «En Francia, la prisión está previstasobre todo para la delincuencia del pobre», yterminó su testimonio diciendo: «cada vezque realizo una encuesta en una prisión deFrancia, personalmente, siento vergüenza deser francesa».

Con frecuencia son personas que han vivi-do situaciones familiares problemáticas: con-flictos de pareja, malos tratos, abandonos; loque en una buena parte de los casos ha su-puesto haber tenido que pasar a depender delos servicios sociales: el 26% de los usuariosdel servicio británico de probation han teni-do la experiencia de vivir en algún momentode su infancia bajo la tutela de los serviciossociales (local authority care), frente a sola-mente un 2% entre la población general. Amenudo, todo esto suele haber estado ligadoa problemas de alojamiento y vivienda. Porúltimo, también es desproporcionadamentealto entre ellos el porcentaje de discapacida-des, enfermedades o adicciones, con todos losefectos exclusógenos que conllevan.

En nuestro país, es difícil encontrar estu-dios que analicen el origen social de las per-sonas presas y dispongan de datos empíricosfiables sobre el mismo. El estudio de C. Man-zanos (1991), aunque es de hace unos años yse centra en las personas internas en cárce-les del País Vasco y sus familias, tiene laventaja de proporcionar una visión global eintegrada de la sociodemografía carcelariaen conexión con una sociología de la margi-nación. Según los datos obtenidos en una en-cuesta que llevó a cabo entre 435 familias depersonas que estaban o habían estado presasentre 1982 y 1989, el 46,7% de las personaspresas referenciadas en la muestra no ha-bían llegado a superar los estudios prima-rios, y sólo el 1.8% llegaron a la Universidad.El 61% carecía de experiencia laboral algu-na. Y más de la mitad de los presos (51,2%)unía a esta falta de experiencia laboral, unadesescolarización temprana que les impidiócompletar los estudios primarios. Es decir,las personas presas se reclutan masivamen-te entre la población joven desempleada y sinestudios.

Otro dato adicional que da idea de las difi-cultades de integración social padecidas porlas personas encarceladas es el que se refierea la institucionalización infantil. Si bien úni-camente el 0,4% de los menores de 14 años se

ESTUDIOS

102 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 99: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

encuentran en instituciones de acogida, encambio, hasta un 25,4% de los presos de lamuestra habían vivido durante su infancia laexperiencia de haber sido institucionaliza-dos.

En cuanto a la condición socioeconómicade las familias afectadas por la cárcel en laComunidad Autónoma Vasca, Manzanos en-contró que:

— El 63% eran familias emigrantes -defuera de la CAV-, cuando para el totalde la población residente en el PaísVasco, sólo el 15,6% es emigrante. Elloquiere decir que se encuentran sobre-rrepresentados hasta cuatro veces supeso real.

— Se trataba de familias de gran tamaño:el 64% eran familias de seis miembroso más.

— Con muy bajo nivel educativo: el 60%de las personas principales de la fami-lia carecían de estudios.

Por lo que se refiere al nivel de ingresosdel hogar, Manzanos encontró que un 49,5%vivían en situación de pobreza (el 29,5% desus hogares contaban con unos ingresos

mensuales comprendidos entre 40 y 79.000pts) o miseria (menos de 40.000 pts). Aunquecuando se utilizaban las líneas de pobrezaque se habían empleado en los estudios gene-rales sobre pobreza económica realizados enel País Vasco más o menos por aquellas fe-chas por el Dpto. de Trabajo del GobiernoVasco, entonces la práctica totalidad de lasfamilias afectadas por la pena de prisión (el98,6%) caían por debajo del umbral de pobre-za, entendida ésta como «los ingresos míni-mos necesarios para llegar a fin de mes». Deellas, el 64% estaban en situación de estrictamiseria económica, cuando esta situaciónafectaba únicamente al 5% de los hogares dela CAV.

Según estos datos (ver tabla ant.), los ho-gares de las familias de los presos represen-taban el 36,4% de todos los hogares del PaísVasco en situación de miseria económica, y el3,5% de los hogares en situación de pobrezaeconómica. Mientras que la proporción dehogares no pobres (es decir, los que se sitúanpor encima del umbral o línea de pobreza)entre las familias de presos es prácticamenteirrelevante, ya que suponen únicamente el0,06% del total de hogares no pobres del PaísVasco. La cárcel se nutre esencialmente delos miembros de las familias más pobres. La

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

103REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 100: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

penalización de la miseria adquiere así todosu significado. Más aún si tenemos en cuentaque una de cada cuatro de estas familias depresos (25%) tenía más de un familiar presoo arrastrando problemas penales.

Naturalmente esto no significa afirmarque la criminalidad sea un patrimonio de lasclases desfavorecidas, sino reconocer el filtroque las instituciones de control, persecucióny sanción carcelaria del delito ejercen. Hastael punto de que, sencillamente, para la poli-cía y los jueces, pasan desapercibidas (no se«ven»), otras formas de delincuencia que sonmás frecuentes entre las clases sociales másaltas (los llamados delitos de cuello blanco), obien no las persiguen con el mismo ardor, o,finalmente, no las llegan a castigar con pe-nas de prisión. El resultado de todo ello esque la cárcel acaba siendo un destino queabre sus puertas casi en exclusiva para atra-par a los miembros de los hogares pobres yexcluidos.

a) Laboral

La condición de excluidos de gran parte delos presos se refleja fielmente en su posiciónsubordinada dentro del mercado laboral. Losdatos que arrojaba la encuesta Mil voces pre-sas del 98, reflejaban que, al menos un 14%

de los presos carecían por completo de cual-quier experiencia laboral previa, circunstan-cia que afectaba al menos al 30% de los pre-sos menores de treinta años. Por lo demásaquellos que sí habían desempeñado algúntrabajo antes de entrar en prisión, lo habíanhecho mayoritariamente en empleos manua-les y poco cualificados (55%). Traducidos es-tos antecedentes laborales a una estratifica-ción en clases ocupacionales, tenemos quelas 4/5 partes de los presos proceden de laclase trabajadora manual con baja o nulacualificación. Esto significa, que si compara-mos la estructura de clases de procedenciade las personas presas, con la estructura declases española, se puede decir que en nues-tro país la posibilidad de ir a la cárcel es 10veces mayor entre la clase trabajadora queentre la clase media 7.

Abundando en la baja cualificación labo-ral de las personas presas, tenemos que en-tre las mujeres gitanas encuestadas dentrodel proyecto Barañí, únicamente el 13% sepodía considerar que tenían un oficio regla-do dentro de los estándares generales de lasociedad actual, el resto se dedicaba a la ven-ta ambulante (38%), o a tareas tradicionalesde muy baja condición, como cestería, ferian-tes, etc. (10%), se declaraban amas de casa(21%) o bien dijeron no tener oficio alguno(14%).

ESTUDIOS

104 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

7 Ver el Cap 2.3 del V Informe Foessa pp. 231-271.

Page 101: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

No obstante, podría pensarse que, dadaesta situación de partida, el tiempo que pa-san en la cárcel podría estar siendo aprove-chado para adquirir una experiencia laboralde la que muchos han carecido hasta ese ins-tante. De hecho, el Gobierno aprobó el pasa-do 6 de julio un Real Decreto que reconoce alos reclusos que trabajen, el derecho a la pro-tección de la Seguridad Social, lo que les per-mitirá gozar de sus prestaciones en caso dematernidad, de accidentes de trabajo o de ju-bilación, así como acceder a los subsidios deparo a su salida de la cárcel. Hasta el mo-mento esto no ha sido así y hay serias dudasde que pueda convertirse en algo general. Enprisión, los salarios suelen ser muy bajos, en-tre 26.000 y 50.000 ptas, en el caso de los ta-lleres que gestiona la propia cárcel, y deunas 70.000 ptas cuando se trata de talleresque trabajan para empresas de fuera 8. Portodo ello, el trabajo remunerado dentro de lacárcel, dado el escaso número de plazas dis-ponibles y la situación de indigencia que pa-decen muchos presos, puede ser utilizado co-mo un medio para recompensar la docilidadfrente a la dirección; y esto cuando no se usacomo un puro elemento de chantaje, paraconseguir la sumisión de los presos. Así que-daba reflejado de forma pavorosamente cán-dida en la información de prensa que publicóel diario Ideal (19-08-2001) el mismo día enque se hizo eco de la noticia anterior. Traslas declaraciones de la subdirectora de la pri-sión madrileña de Soto del Real, que explica-ba que en su centro había colas para accedera una plaza, por lo que se habían visto obli-gados a «motivar a los reclusos para que rea-licen actividades de carácter no laboral antela imposibilidad de colocar a todos», se conti-nuaba diciendo que: «para convertirse en unode los afortunados asalariados, los internosdeben primero promocionarse y demostrarsu voluntad de colaborar con las labores del

centro. Así, sólo quienes comienzan desdeabajo, con tareas de limpieza en los módulos,sirviendo la comida a sus compañeros o enlabores de mantenimiento, consiguen que ladirección de la cárcel se fije en su comporta-miento y les asigne una plaza en talleres» 9.

De hecho, con el Real Decreto de julio seincorporaron al régimen general de la Segu-ridad Social 8.200 presos, que sobre un totalde 46.883 a finales de junio, representan es-casamente un 17,5%. Esencialmente se tratade actividades de manipulado, muy básicas yelementales que no cualifican laboralmente.Es muy difícil, por no decir imposible accedera las nuevas herramientas y tecnologías. Se-gún los datos de nuestra encuesta (Ríos y Ca-brera 1998), el 81% de las personas presasdicen no tener posibilidad de realizar activi-dades. El tiempo de la cárcel es un tiempoclausurado e inútil presidido por el aburri-miento y la inactividad. Solamente una mi-noría puede acceder a actividades de forma-ción profesional y laboral.

b) Económico

Claro que, aun siendo malas y faltas detransparencia las condiciones de trabajo enprisión, esto no quita para que sea peor aúnla inactividad forzada a la que se ven conde-nados la mayor parte de los detenidos. EnFrancia, A.M. Marchetti habla de que un

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

105REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

9 Por el contrario, unos meses antes, el periódicoelectrónico La corriente alterna (29-01-2001) publicabalo siguiente:�Las irregularidades en el trabajo de los pe-nados son «el pan de cada día», asegura rotundamenteSor Carmen, coordinadora de la asociación de ayuda alos presos Marillac. Sólo el 20 por ciento de las 44.000personas que componen la población reclusa realizauna actividad laboral, tanto remunerada como formati-va. Y la falta de transparencia sobre la gestión de lospuestos de trabajo, salarios y compensaciones a las em-presas privadas que colaboran con los centros peniten-ciarios es la norma�, y continuaba más adelante que-jándose de los bajos salarios, la imposibilidad dereclamar o denunciar abusos por parte del empleador,etc.

8 En estos casos se trata de empresas que, ademásde pagar sueldos por debajo del salario mínimo, se en-cuentran con las instalaciones y la electricidad gratis.

Page 102: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

60% de la población carcelaria está desocu-pada por completo, lo que teniendo en cuentaque no pueden acceder al RMI (Ingreso míni-mo de inserción) hace que se multipliquenlas situaciones de indigencia y pobreza extre-ma dentro de las cárceles, con la consiguien-te secuela de violencia y delincuencia intra-carcelaria que esto genera. Más aún, sitenemos en cuenta que el régimen arcaico yobsoleto del economato hace que todo pueday deba ser comprado, desde productos ali-menticios, hasta tabaco, y a unos precios quemuchas veces están fijados de forma artifi-cial, cuando no claramente abusiva. En lacárcel todo cuesta dinero, por ejemplo, en uninforme elaborado por el Senado francés elpasado año con el expresivo título de «Pri-sons: une humiliation pour la République»,se denunciaba que el alquiler de una televi-sión en la cárcel de La Santé costaba 65 fran-cos por semana, esto es, 270 francos al mes(más de cinco mil pesetas), siendo así que laempresa proveedora cobraba únicamente 70francos por mes. En nuestro país, la Audien-cia Provincial de Madrid condenó en marzodel año 2000 al gerente, al tesorero y a un di-rectivo de Trabajos Penitenciarios por urdir«un plan para enriquecerse con las transac-ciones comerciales que efectuó este organis-mo en los primeros años de la década de los90» (El País, 29-03-2000) mediante la consti-tución de empresas ficticias para canalizarlas compras y las ventas que se realizarondurante aquellos años.

La cárcel no sólo atrapa sobre todo a losmás pobres, sino que además les supone unempobrecimiento económico adicional, al ha-cerles perder ingresos y obligarles a incurriren gastos adicionales. En el estudio de Man-zanos (1991), que ya hemos citado anterior-mente, se analizaban los gastos que suponíapara las familias tener a alguien en prisión.A comienzos de los años noventa, siendo losingresos medios mensuales de las familias delos presos en la CAV, de unas 50-55.000 pts.,el gasto ordinario que les suponía por térmi-no medio tener que atender al familiar preso

venía a ser de unas 12.000 pts mensuales. Esdecir, que la rémora económica que implica-ba tener un familiar en prisión se llevaba al-rededor del 22% de los ingresos de estas fa-milias, que siendo por lo general familias pordebajo del umbral de pobreza, se veían asídoblemente empobrecidas. A esto habría queañadir los gastos extraordinarios que repre-sentaban los viajes para realizar las visitas apresos en cárceles situadas fuera de la Co-munidad Autónoma, circunstancia que veníaa afectar a la tercera parte de las familias depresos durante un período de tiempo mediode unos nueve meses. Estos gastos extraordi-narios para viajes y desplazamientos veníana ser de unas 28.000 pts al mes, lo que signi-ficaba una verdadera ruina para unas econo-mías domésticas ya muy precarias. Y sólohay que pensar que, de acuerdo con los datosobtenidos en la encuesta a presos que reali-zamos hace un par de años (Ríos y Cabrera,1998), alrededor del 50 % de las personas enprisión encuestadas declaraban estar en cár-celes situadas en otra provincia diferente ala de su domicilio familiar.

c) Educativo

Desde el punto de vista educativo, la ex-clusión originaria se refleja en el bajísimo ni-vel de estudios completados por las personaspresas. Según datos de Instituciones Peni-tenciarias, aproximadamente el 10% de laspersonas presas son analfabetos totales, y el19% analfabetos funcionales, siendo así queentre la población española con edades com-prendidas entre 16 y 65 años el analfabetis-mo ha sido prácticamente erradicado. En elinforme Mil voces presas (1998), incluso tra-tándose de una muestra sesgada al alza des-de el punto de vista educativo, ya que habíaque cumplimentar un cuestionario por escri-to - lo que dejaba fuera a quienes no supieranescribir salvo que algún compañero les ayu-dara a responder-, nos encontramos con quemás de la mitad (51%) apenas si contabancon estudios primarios o de FP de primer

ESTUDIOS

106 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 103: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

grado (14%), y un 8% carecía por completo deestudios.

Entre las mujeres gitanas de la encuestaBarañí, la situación es especialmente dra-mática: el 32% no sabían leer ni escribir, el28% sabían leer aunque no escribir, y el 25%tenían incompletos los estudios primarios; loque hace un total de un 85% sin ningún cer-tificado escolar mínimo.

Sobre esta base de partida, el tiempo deestancia en la cárcel no supone ninguna me-jora sustantiva. Bien es verdad que resultadifícil valorar lo que representa la oferta for-mativa disponible en las prisiones españolascomo vía para elevar el déficit educativo delque parten las personas presas al ingresar,ya que no resulta fácil disponer de datos ofi-ciales, puesto que los que se publican sonmuy escasos e incompletos. Sin embargo, to-do sugiere un tremendo fracaso de los pro-gramas educativos que se imparten al inte-rior de las cárceles. Por ejemplo, las cifrasque proporciona la Dirección General de Ins-tituciones Penitenciarias en su última me-moria recogen la cifra del número total dealumnos que o bien asisten a clase o simple-mente están matriculados, pero no se ofreceninguna información sobre el porcentaje deellos que logra terminar sus estudios. En to-do caso, las cifras de matriculados tampocorepresentan gran cosa. En general, se tratade personas matriculadas en los niveles deenseñanza más básica: aproximadamentela mitad de todos los 14.324 presos «estu-diantes» a lo largo del curso 98/99, cursa-ban estudios por debajo del nivel de certifi-cado escolar (alfabetización, neolectores,etc); únicamente 526 presos cursaban el ba-chillerato o el COU; y en estudios universita-rios se hallaban matriculadas 694 personas,de las cuales más de 300 estudiaban en laUniversidad del País Vasco, correspondiendopor tanto casi en su totalidad a presos deETA, que claramente disponen de un perfilmuy diferente al del resto de los presos co-munes. Por lo tanto, el preso estudiante, queaprovecha el tiempo en prisión para estudiar

una carrera, es sencillamente un mito queapenas si recoge la situación de menos del1% de los presos españoles. En cuanto a losdatos relativos a la Formación Profesional -que podría pensarse que se trata de un tipode estudios más accesibles e interesantes decara a la reinserción social, dado el penosorecorrido escolar seguido por las personaspresas-, nos encontramos con una realidadaún más dramática: tan sólo 169 personas seencontraban matriculadas en algún módulode Formación Profesional en las cárceles es-pañoles, sobre un promedio anual de casi40.000 personas encarceladas 10.

d) Salud

Instituciones penitenciarias admite queun 19% de los presos son portadores del virusdel sida. Porcentaje que probablemente esmayor, ya que un 10% del total de internosno se ha podido realizar las pruebas.

En general, las condiciones higiénicas delas cárceles no siempre son las adecuadas.Además de las quejas contínuas de los pro-pios presos, tenemos el testimonio de los pro-pios funcionarios que, de tarde en tarde, pa-ra dar más fuerza a sus reclamaciones en losmomentos de conflicto, acompañan sus que-jas laborales con las denuncias sobre las defi-cientes condiciones sanitarias de las prisio-nes. Así por ejemplo, a finales de febrero de

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

107REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

10 La cifra total de personas que estuvieron ingresa-das en algún momento del año no está publicada, peroincluso así, si referimos las cifras de matriculación alpromedio anual, nos encontramos con que apenas untercio se matriculó de alguna cosa. A pesar de todo, eldato más interesante sería el que nos indicara el fracasoescolar, es decir, el porcentaje de presos que no consi-guen superar el curso, pero ésta es una cifra que tam-poco se hace pública. Del mismo modo, en la memoriacitada, se ofrece la cifra de alumnos que inician los cur-sos de preparación para la inserción laboral en el año1999 (en total, 12.502, repartidos en 724 cursos), perono se ofrece el dato de cuántos de ellos consiguieronterminarlos.

Page 104: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

este mismo año, el personal de la cárcel deVillabona (El Comercio 27-2-2001), para for-zar a una mesa de diálogo con la direccióndel centro, denunciaba la existencia de unaplaga de ratas y mosquitos que atribuían a lainsalubridad de la cárcel, y se extendía enargumentos alarmistas acerca de los peligrosque esto entrañaba al tratarse de un lugaren el que abundaban las enfermedades con-tagiosas «como el sida o la tuberculosis».

Por lo que se refiere a la salud mental, nosencontramos con que, por ejemplo, el Defen-sor del Pueblo Andaluz ha denunciado laexistencia de unos 400 enfermos mentales enlas cárceles andaluzas –lo que representa al-rededor de un 4% del total de la poblaciónencarcelada–, que prácticamente carecen deatención especializada: mientras en Jaén yAlmería, 80 enfermos recibían la visita de unpsiquiatra cada quince días, en Almería, 50enfermos recibían una visita al mes, y losotros 240 enfermos mentales, repartidos porlas demás cárceles andaluzas, sencillamenteno contaban con ningún psiquiatra.

Particularmente doloroso es el caso de losdisminuidos psíquicos, que en una gran ma-yoría ni siquiera han sido detectados comotales, debido a la situación de marginación ypobreza que normalmente acompaña sus vi-das, lo que les ha impedido contar con unadefensa legal apropiada que hubiera permiti-do su diagnóstico y una exploración reposa-da. De hecho, en el informe elaborado por elDefensor del Pueblo Andaluz (2000:65), deun total de 82 disminuidos psíquicos, sólo 17(el 21%) habían sido evaluados como tales.

3. LA VIDA EN LA CÁRCEL Y SUSCONSECUENCIAS

Vivir en prisión no implica únicamente lafalta de libertad, también conlleva la pérdidade relaciones y contactos sociales, la absti-nencia total, o casi, de relaciones heterose-xuales, la falta de seguridad personal, la im-posibilidad de acceder a muchos servicios y

recursos de todo tipo (culturales, educativos,de ocio y tiempo libre), la exposición a riesgosimportantes para la salud física y mental,etc. Ahora bien, «tal como señala la Constitu-ción, al preso no se le debe privar de aquellosotros derechos que no vengan ya limitadosen la propia condena, el sentido de la pena yla ley penitenciaria. Por tanto, el derecho ala vida, a la integridad física, y a la dignidadsupone un derecho que en modo alguno debeser mermado por su estancia en un estableci-miento penitenciario» (Casas, 1991:258-259).Sin embargo, en la práctica, las personaspresas han de cumplir su condena en talescondiciones, que el ejercicio efectivo de estosotros derechos se ve considerablemente mer-mado.

Para empezar, la persona que ingresa enprisión es sometida a una serie de rituales dedesposesión que tienden a poner de relieve lasuspensión de su identidad por un tiempo in-definido. A este abandono de la identidad an-terior colabora muy eficazmente la inseguraperspectiva que se abre ante ella. Cuando seentra en la cárcel no puede saberse cuándollegará el momento de salir de ella; en mu-chos casos aún se está pendiente de juicio -por ejemplo, en estos momentos, el 27% delas personas encarceladas en España, lo es-tán como preventivos-, e incluso después dehaber sido juzgado y condenado, la penaefectiva puede depender de imponderablesque escapan por completo al preso; circuns-tancias como la eventualidad de una sanción,la refundición o no de penas, etc, puedenalargar hasta el infinito el período de encar-celamiento. En la práctica carcelaria real, eltratamiento disciplinario de las personaspresas termina por «convertir una condenadeterminada, establecida por el poder judi-cial, en condena indeterminada» cuyo finalprevisible es imposible conocer de antemanode forma precisa (Manzanos, 1991:70).

En prisión la exclusión y separación físicacontinúa hasta traducirse en un verdaderodespojo de sí mismo que se consuma día adía. El detenido no puede preservar su inti-

ESTUDIOS

108 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 105: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

midad, ya que continuamente es observado,mirado, vigilado (expuesto a una permanen-te «contaminación física» en expresión deGoffman), y obligado a compartir espacioscon otros, en un régimen de promiscuidadpermanente, en el trabajo, el patio, la celda(«contaminación moral»), de manera que to-do es conocido por todos. No hay un lugar alque poder retirarse solo para cambiar la«máscara» y gestionar la propia identidad.Las consecuencias terribles de la vida carce-laria han sido expuestas en muchas ocasio-nes (Valverde, 1993), fijémonos ahora breve-mente en algunos aspectos que tienden atraducirse en un agravamiento de la exclu-sión inicial.

3.1. Consecuencias para la salud

Es conocida la alta incidencia de enferme-dades contagiosas entre la población encar-celada (hepatitis, tuberculosis, VIH), y ennada puede beneficiar el hacinamiento, lamasificación y las deficientes condiciones hi-giénicas, alimentarias y sanitarias de lascárceles para lograr contener su propaga-ción. En la cárcel, hay muchos enfermos yexiste una alta probabilidad de enfermar. Enese sentido conviene recordar que en nuestrasociedad «el sistema sanitario es el entrama-do institucional responsable de satisfacer lasnecesidades sociales básicas relacionadascon la salud en todos sus aspectos. Por ello,las personas enfermas física o psíquicamentea las que se les imputa la responsabilidad dehaber cometido un hecho delictivo no sonuna excepción a la regla. Tienen un proble-ma de salud y por tanto han de ser atendidaspor las instituciones sanitarias correspon-dientes, ya que en el origen de su comporta-miento existen problemas de enfermedad,problemas que motivan, en ocasiones, la pro-pia comisión de delitos» (Casas, 1991: 267),como es el caso de muchas adicciones o dedeterminadas patologías mentales. Sin em-bargo, actualmente la atención sanitariaque se presta a los presos se encuentra se-

gregada del régimen general y depende di-rectamente del Ministerio de Interior. Poreso mismo se multiplican las demandas delpersonal sanitario, –375 médicos, 384 diplo-mados en enfermería y 331 auxiliares–, quetrabaja en las cárceles dependientes del Mi-nisterio de Interior (todas salvo las catala-nas) pidiendo ser incorporados al SistemaNacional de Salud.

La falta de medios e instalaciones de quedispone esta especie de sanidad paralela a ladel resto de los ciudadanos se traduce en unempeoramiento de la atención sanitaria quereciben los reclusos. En un reciente informede la Subdirección General de Sanidad Peni-tenciaria se admiten las deficiencias «de esteservicio asistencial, tanto en eficiencia comoen equidad» a pesar de los 13.000 millones decoste anual que le supone a Interior de los queprácticamente la mitad corresponden a gastosde personal (Diario médico, 29-6-2001 11).Claro que las demandas de los médicos deprisiones en las que se ponen de relieve lasdeficientes condiciones sanitarias de la po-blación encarcelada no están motivadas sólopor la preocupación que les suscita la saludde los presos, sino que sus quejas tambiénexpresan su aislamiento respecto del restode profesionales del Sistema Nacional de Sa-lud, «lo que crea dificultades de coordinacióncon otros servicios asistenciales, así comouna limitación de la carrera profesional». Encierta forma, la cárcel no sólo excluye a losque apresa, sino también a quienes trabajanen ella.

En definitiva, acogiendo a una poblaciónen gran medida enferma, las cárceles son asu vez «generadoras de enfermedades tantofísicas como psíquicas que no debieran recaersobre una población ya castigada a la priva-ción de libertad y doblemente castigada a so-portar las condiciones en que se encuentranlos centros penitenciarios» (Casas, 1991:269).

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

109REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

11 http://www.diariomedico.com/sanidad/informe-penitenciaria290601.pdf.

Page 106: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

3.2. Consecuencias para la relaciónsocial

Estar en prisión supone antes que nadaestar excluido de la comunicación. Los inter-cambios con el exterior, con la familia, losamigos, la pareja, se vuelven difíciles y esca-sos, cuando no imposibles, debido a la distan-cia, al coste económico que acarrean, a lafrustración que les acompaña, etc. La comu-nicación con el exterior, si bien se acepta enla legislación penitenciaria como algo nece-sario y conveniente de cara a la posteriorvuelta a la sociedad, sin embargo, en la prác-tica, ha de realizarse en tales condiciones yenvuelta en tal cúmulo de restricciones, quese pervierte hasta el extremo: horarios limi-tados, periodicidad escasísima, ruido am-biental que obliga a hablar a gritos, ambien-te frío e inhóspito en el caso de lascomunicaciones íntimas, urgencia y limita-ción de tiempo asignado... El pasado mes dejulio, el Colegio de Abogados de Zaragoza de-nunciaba que en la ultramoderna macrocár-cel recién inaugurada y destinada a albergarhasta unos 1.500 presos, únicamente dispo-nían de tres locutorios para comunicar consus clientes (El periódico, 03-07-2001).

En la práctica cotidiana, las posibilidadesde la administración penitenciaria para san-cionar mediante una reducción o supresióntemporal de las comunicaciones, someterlasa controles adicionales, o a censura, son tanamplias, que el derecho a comunicar setransforma en un privilegio graciable y suje-to a mil posibles arbitrariedades con el quejuega la Administración para recompensar,castigar, regular, modular y, en definitiva,someter el comportamiento de las personaspresas.

Naturalmente, las consecuencias de estasposibilidades limitadas de contacto y comu-nicación las padece en primer lugar el preso,pero también su familia ya que, por ejemplo,tan insuficiente y escaso resulta para el pre-so como para su pareja tener que limitar elcontacto sexual a una visita al mes, sometida

a un tiempo tasado y desarrollada en un me-dio artificial, extraño y completamente des-personalizado.

Aunque en el artículo 12.1 de la LOGP seseñala que «se procurará» que «cada áreaterritorial» cuente con el número suficientede prisiones como para «satisfacer las necesi-dades penitenciarias y evitar el desarraigosocial de los penados», lo cierto es que sólouna pequeña parte de las personas presas seencuentran cumpliendo condena cerca de sudomicilio, con las negativas consecuenciasque esto entraña, al debilitar el arraigo so-cial, entorpecer la comunicación con el exte-rior y la vinculación familiar, y por tanto di-ficultar la reinserción posterior. Cumplircondena lejos del domicilio familiar suponegastos considerables para la familia (viaje,alojamiento, alimentación) que se añaden ala pérdida de ingresos que normalmente haexperimentado el grupo familiar con el ingre-so en la cárcel de uno de sus miembros. Estose traduce en una reducción del número devisitas y contactos.

Igualmente, la labor de mediación y enla-ce con la red relacional que se debería hacerdesde el servicio de trabajo social peniten-ciario se hace mucho más difícil por no decirimposible. Los permisos a los que se tienederecho, muchas veces no pueden disfrutar-se por no tener medios para desplazarse olugar en donde alojarse. Lo mismo cabe de-cir de la posibilidad de conseguir un empleocuando se está en tercer grado. Naturalmen-te, todos estos inconvenientes inciden parti-cularmente entre aquellos reclusos que pro-vienen de medios sociales con menosrecursos. Con lo que se añade exclusión a losmás excluidos.

Así pues, la cárcel no sólo reduce el capitaleconómico, la cualificación laboral y la saludfísica, sino que corta y debilita las relacionessociales, de parentesco y amistad del preso.Con frecuencia este capital relacional consti-tuye el recurso más importante, cuando no elúnico, de que dispone la persona encarcela-

ESTUDIOS

110 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 107: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

da, y su desaparición dificulta al máximo laintegración social a la salida de la cárcel:

«La prisión constituye una vida artificial,una ‘vida fuera de la vida social’. El hechode someter a un individuo a una segrega-ción prolongada tiene necesariamente so-bre él un efecto despersonalizador y de-socializante. No habría que olvidar que es-ta exclusión es temporal. Pero sea cualsea su duración, el encarcelamiento creaun agujero en la historia social. Es fre-cuente que las personas liberadas no reen-cuentren intactas sus familias, sus pare-jas, su medio ambiente, su trabajo. Losantecedentes penales representan siem-pre un obstáculo para encontrar un em-pleo o un alojamiento, incluso aunque lapena haya sido purgada. La prisión estig-matiza, tanto más cuanto que las pobla-ciones afectadas son excluidas socialmen-te o vivían ya en la marginalidad antes desu encarcelamiento» (Rostaing, 1996:361)

4. LA SALIDA DE LA CÁRCEL: LAEXCLUSIÓN INTENSIFICADA

Según Manzanos, a la salida de la cárcelson tres las necesidades más básicas y ur-gentes a cubrir: a) tener alguien que te espe-re; b) disponer de una vivienda o lugar en elque residir, y c) contar con un trabajo que tepermita ganarte la vida.

Frente a estas tres demandas esenciales ysegún los datos que él maneja, el resultadoobtenido al final del encarcelamiento es el si-guiente:

— el 80% de los presos salen desemplea-dos, es decir, no han podido obtener oconservar un trabajo durante su estan-cia en prisión;

— aunque la mayoría tiene a alguien queaguarda su salida, hay casi un 12%que no tiene a nadie esperándoles;

— finalmente, un 10% de las personas ex-carceladas se encontrará literalmentesin domicilio.

El núcleo más abandonado y vulnerable loconstituirá el 3% de personas presas que seencuentran en estado de total abandono, yaque al salir de la cárcel no tienen ni trabajo, nirelaciones afectivas, ni domicilio al que diri-girse. Por lo demás, tampoco esto es original yprivativo de nuestro país; en Francia, el 60%de las personas que salen de la cárcel carecende empleo, el 12% no cuenta con una vivienday a casi una tercera parte no los espera nadie(Wacquant, 2000:150). La cárcel, lejos de re-ducir la exclusión, normalmente la habrá in-tensificado; no sólo no se habrán cubierto losagujeros que había en sus vidas sino que, porlo general, se habrán profundizado.

Por eso, no es raro que, cuando se les pre-gunta a los familiares de los presos, qué creenque necesitaría la persona en prisión para con-seguir una reinserción social efectiva (ver ta-bla sig.), aparezca en primer lugar el empleo,seguido del apoyo de la familia, y del abando-no de la droga. Igualmente, cambiar de ami-gos, y contar con ayuda profesional parecenimportantes, a bastante distancia del hecho

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

111REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 108: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

simple de disponer de dinero. Evidentemente,en la óptica de quien vive el problema de cerca,la prevención del delito pasa por mejorar lascondiciones sociales, económicas y laboralesde las personas que delinquen y no tanto poraumentar las medidas de control policial.

En el mismo sentido, los datos de la encues-ta Barañí a mujeres gitanas muestran que elprincipal deseo que expresaban para cuandollegara el momento de salir de la cárcel era«trabajar y volver con la familia» (63%), y encuanto a las demandas prioritarias, se concre-taban en trabajo (32%), formación (14%) y vi-vienda (10%); tres aspectos que remiten al de-seo de superar la situación de marginalidad yexclusión laboral, educativa y residencial.

5. CONCLUSIÓN

Desde nuestra perspectiva, la exclusión yla desigualdad están en el origen de la crimi-nalidad, al ser la expresión más inequívocade la quiebra de los vínculos de solidaridad,intercambio y reciprocidad. Los recortes enpolítica social hacen aún más difíciles lascondiciones de vida de los grupos más empo-brecidos. Por ello, las clases populares aca-ban siendo las más afectadas por el delito (yasea como víctimas o como autores detectadosy penados) con lo que añaden una desventajamás a las que ya de por sí padecen.

La cárcel, como destino de los miserables yfábrica de miseria ella misma, corre el riesgode convertirse a comienzos del tercer milenioen una escoba destinada a barrer y hacer des-aparecer –invisibilizándola–, la precariedady la pobreza de los más excluidos:

«la institución penitenciaria no se confor-ma con recoger y amontonar a los (sub)proletarios tenidos por inútiles, indesea-bles o peligrosos, y ocultar así la miseria yneutralizar sus efectos más desestabiliza-dores; con demasiada frecuencia se olvidaque ella misma contribuye activamente aextender y perennizar la inseguridad y el

desamparo sociales que la alimentan y lesirven de aval. Institución total concebidapara los pobres, medio criminógeno y des-culturante modelado por el imperativo (yel fantasma) de la seguridad, la cárcel nopuede sino empobrecer a quienes le sonconfiados y a sus allegados al despojarlosun poco más de los magros recursos conque cuentan cuando ingresan en ella, su-primir bajo la etiqueta infamante de ‘pre-so’ todos los estatus susceptibles de otor-garles una identidad social reconocida(como hijos, maridos, padres, asalariados odesocupados, enfermos, marselleses o ma-drileños, etc.) y sumergirlos en la espiralirresistible de la pauperización penal, caraoculta de la ‘política social’ del Estado ha-cia los más desfavorecidos, naturalizada acontinuación por el discurso inagotable so-bre la ’reincidencia’ y la necesidad de en-durecer los regímenes de detención (con eltema obsesivo de las ‘cárceles de tres es-trellas’) hasta que por fin se demuestrendisuasivos» (Wacquant, 2000:148-149).

Ante este panorama, se vuelve más urgen-te que nunca diseñar alternativas a la cárcelque sirvan para reducir el impacto de la ten-dencia creciente a custodiar, encerrar y ais-lar que implican las sentencias de cárcel, yabran el abanico de posibilidades sanciona-doras más allá de las penas de prisión queactualmente tienden a monopolizar el casti-go. Bien es verdad, que la implantación deestas alternativas no siempre se ha traduci-do en una verdadera alternativa, sino quepor la carga de estigma y la limitación de de-rechos que encierran, en ocasiones han pasa-do a ser un mero complemento, cuando nouna ampliación modificada del mismo archi-piélago carcelario, al que se suponía que de-bían sustituir.

En todo caso, aunque no sean la panacea,pueden reclamarse sobre todo aquellas alter-nativas a la prisión que favorezcan más ladescarcelación y reduzcan el uso excesivo dela prisión preventiva, estén más lejos de losaspectos punitivos y más centradas en la re-

ESTUDIOS

112 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 109: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

solución de conflictos, como ocurre, por ejem-plo, con la mediación. Esto significa abogarpor una justicia más reparadora o restaura-dora, expresada en prácticas de mediación,trabajo comunitario, apoyo familiar, progra-mas de trabajo social con jóvenes, de ayuda alas víctimas, desarrollo de actividades educa-tivas encaminadas a aumentar la empleabi-lidad, y programas de salud comunitaria quereduzcan la marginación y mejoren la accesi-bilidad a los servicios, de toxicómanos enfer-mos y otros colectivos específicos. Todo estoademás es lógico, si tenemos en cuenta que,como defiende Torrente (2001:185), «en reali-dad los tribunales están mal preparados pa-ra procesar disputas» y conflictos; más bien«los tribunales (y en particular los penales)hay que entenderlos en términos de reafir-mación del orden social y legal, como defini-dores de doctrina legal, y como administrado-res de los recursos punitivos» de la sociedad.Entregar a los tribunales el monopolio de lagestión del conflicto social que se expresa enel delito y todo lo que éste entraña y desenca-dena es un error y una irresponsabilidad in-aceptable a comienzos del siglo XXI.

Igualmente es plausible pedir el estableci-miento de un límite, de un número máximode personas que nuestra sociedad está dis-puesta a encarcelar, bien sea mediante el es-tablecimiento de un numerus clausus, o a tra-vés de una moratoria en la construcción decárceles (Larrauri, 1991:214). Sería deseablepoder hacer la justicia más accesible a laspropias víctimas, aumentando su participa-ción en todo el proceso. Conseguir implicar aun número mayor de profesionales de diver-sas especialidades, educadores, monitores detiempo libre, trabajadores sociales, que, ac-tuando en red con el conjunto de los serviciossociales y no encapsulados al interior del sis-tema carcelario, puedan implicarse muchomás en los objetivos de la reinserción. Todoello con vistas a lograr una mayor diversifi-cación de la respuesta penal (Manzanos,1991: 242), un reducción de la capacidad deestigmatización del sistema penal (Torrente,

2001:217), y una mayor implicación del restode la sociedad en la resolución de los conflic-tos que subyacen al delito, evitando que crez-can el miedo y las reacciones defensivas yautoritarias entre la ciudadanía (Smith yStewart, 1996).

Con una política semejante quizás se con-siguiera que, tal y como sugiere C. Manza-nos, (1991: 242 y ss) más que hablar de lareinserción del preso, pudiéramos empezar ahablar de la necesidad de reinsertar en la so-ciedad a la misma estructura penitenciaria,que actualmente está toda ella encapsuladaen sí misma y segregada del resto de la socie-dad, para lo cual sería necesario alterar radi-calmente su diseño y funcionamiento.

El hecho es que, hoy por hoy, el discursooficial en torno a la reinserción opera sobrela base de ensalzar las virtudes del trata-miento penitenciario (valoración criminológi-ca a cargo de equipos multiprofesionales, cla-sificación, plan de actividades, progresión y/oregresión de grado), y busca, mediante técni-cas más o menos sofisticadas de modificaciónde conducta, corregir o reorganizar aquellosaspectos de la personalidad del recluso quese supone están en la base de su comporta-miento desviado o criminógeno. A pesar detodo, la causa que origina la mayor parte delos delitos que acaban purgándose en la cár-cel no se encuentra en ninguna alteración dela personalidad que deba ser reformada, sinoen la marginación social de origen que pade-cen los propios presos y sus familias, y másbien serían estas condiciones sociales de par-tida las que habría que modificar y transfor-mar de raíz. Pero, claro está, en este nivel,nada puede pretender hacer la Administra-ción penitenciaria actual. Esto explica que,en la práctica, el tratamiento penitenciario yla reinserción social, que deberían ser el ob-jetivo principal a perseguir, se conviertan dehecho en simples medios, y terminen por serusados como instrumentos al servicio delúnico objetivo al que se puede aspirar de for-ma «realista»: el mantenimiento del orden, laseguridad y la disciplina dentro de la cárcel.

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

113REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 110: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Un dato que muestra el carácter secunda-rio de los objetivos sociales frente a los de se-guridad es el que se refiere a la evidente des-proporción entre el personal con funciones devigilancia y el que se ocupa de la resocializa-ción. Para el País Vasco, las cifras que apor-ta César Manzanos (1991:425) son las si-guientes: vigilancia (69,8%), asistencia(11,6%), administrativo (14,9%) y manteni-miento (3,6%). Si descontamos el personalsanitario que se incluye en ese 11,6% tene-mos que únicamente un 7,9% del personal sededica específicamente a tareas de trata-miento y resocialización. Y con datos globa-les, extraídos del Informe General 1998 ela-borado por la DGIP y publicado el añopasado, nos encontramos con que el personalque se ocupa de labores de retención y custo-dia representa el 79%, mientras que los des-tinados a reeducación y reinserción apenasson el 9%. Con el agravante de que la situa-ción de este personal es cada vez más preca-ria, encontrándose una buena parte de loseducadores, trabajadores sociales y psicólo-

gos, trabajando como contratados, mientrasque la posición más estable de funcionario sereserva para las labores de vigilancia.

Este énfasis en la seguridad convierte lareinserción en una pura cuestión de marke-ting, una especie de «ideal» que es sistemáti-camente negado por la propia práctica de lainstitución penitenciaria: no se cuenta conmedios, ni con personal, a los funcionarioscasi no se les ofrece formación, y práctica-mente no mantienen ninguna relación de in-tercambio con los que, viniendo «desde fue-ra», entran en las cárceles como miembrosy/o profesionales pertenecientes a asociacio-nes y ONGs, para actuar en programas dereinserción social en favor de las personaspresas. Desde tales planteamientos, la cár-cel, mecanismo excluyente por excelencia, ala que afluyen los grupos más excluidos ymarginales de nuestra sociedad, lejos de re-ducir la exclusión social, no hace sino colabo-rar activamente a consolidarla, intensificar-la y reproducirla día tras día.

ESTUDIOS

114 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS HUMANOS DE LASCÁRCELES CLASIFICADOS POR OBJETIVOS

Page 111: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ANEXO

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

115REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

POBLACIÓN RECLUSA TOTALPOR GRUPOS DE EDAD(Penados y preventivos)

Page 112: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ESTUDIOS

116 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 113: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

117REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

.

Page 114: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ URÍA, Fernando, «De la policía de la pobre-za a las cárceles del alma», El Basilisco, julio,1979.

BÉTHOUX, Élodie, «La prison: recherches actuellesen sociologie (note critique)», Terrains & tra-vaux (1): 71-89, 2000.

CASAS, Mikel. (1991). Condiciones materiales ysanitarias en las prisiones vascas: cuestionesprioritarias y urgentes para la intervención. EnControl social del delito: críticas y alternativas.Salhaketa, Bilbao.

CASTEL, Robert (1997) Las metamorfosis de la cues-tión social: una crónica del salariado. Paidós,Buenos Aires.

CASTELLS, Manuel (1998) La era de la información:economía, sociedad y cultura. Vol. 2. El poder dela identidad . Alianza, Madrid.

DEFENSOR del Pueblo Andaluz (2000) Deficientesmentales internados en centros penitenciariosandaluces. Defensor del pueblo andaluz, Sevilla.

DIRECCIÓN GENERAL DE INSTITUCIONES PENITENCIA-

RIAS (2000). Informe General 1998. Madrid:DGIP, Ministerio del Interior.

EQUIPO BARAÑÍ (2000) Proyecto Barañí: Criminali-zación y reclusión de mujeres gitanas (seencuentra accesible a través de Internet en:http://web.jet.es/gea21).

FINER, Catherine Jones and Mike NELLIS (1998).Crime & Social Exclusion. Blackwell PublishersLtd, Oxford.

FRANCE, Alan and Paul WILES (1998). Dangerousfutures: social exclusion and youth work in latemodernity. En Crime & Social Exclusion. Edita-do por Catherine Jones Finer and Mike Nellis.Blackwell Publishers Ltd, Oxford.

GOFFMAN, Erving (1970) Internados: Ensayos sobrela situación social de los enfermos mentales.Amorrortu D.A., Buenos Aires.

GUILLONEAUD, Maud, Annie KENSEY, and PhilippeMAZUET, «Les ressources des sortant des pri-sons», Cahiers de démographie pénitentiaire 5febrero, 1998.

HYEST, Jean-Jacques, Président ; CABANEL, Guy-Pierre, Rapporteur (2000) Prisons: une humilia-tion pour la République. RAPPORT de la com-

mission d’enquête (1) sur les conditions dedétention dans les établissements pénitentiai-res en France, créé en vertu d’une résolutionadoptée par le Sénat le 10 février 2000. Accesi-ble a trabvés de internet en: http://www.senat.fr/rap/l99-449/l99-4490.html

LARRAURI, Elena (1991). La herencia de la crimino-logía crítica. Siglo XXI, Madrid.

LENOIR, René (1974) Les Exclus, un Français surdix. Le Seuil, Paris.

LORA-TAMAYO D’OCÓN, Gloria (2001) Extranjeros enMadrid Capital y en la Comunidad. Informe2000. Delegación Diocesana de Migraciones –A.S.T.I., Madrid.

MANZANOS BILBAO, César (1991). Cárcel y margina-ción social. Tercera Prensa S.A., San Sebastián.

— (1991). Contribución del sistema carcelario a lamarginación socio-económica familiar. Univer-sidad de Deusto. Departamento de Publicacio-nes, Bilbao.

MANZANOS BILBAO, César et al. (2000). Cárcel, dro-gas y Sida, trabajo social frente al sistemapenal. Asociación Salhaketa, Vitoria.

MARCHETTI, Anne-Marie (1997) Pauvretés en pri-son. ERES, Toulouse.

— (1997). Pauvreté et trajectoire carcérale. EnApproches de la prison. Editado por Claude et al.FAUGERON. De Boeck Université, Bruselas.

OBSERVATOIRE International des prisons, sectionfrançaise. (2000) Prisons: un état des lieux.L’Esprit frappeur, Paris.

PIRES, A. P., P. LANDREVILLE, and V. BLANKEVOORT,«Systéme pénal et trajectoire sociale», Dévianceet Société 5 (4): 319-345 (1981).

PLATT, Anthony, «Street crime: a view from theleft.», Crime and Social Justice 9 (1978).

RECHEA, Cristina et al. (1995). La delincuenciajuvenil en España. Ministerios de Justicia eInterior y Universidad de Castilla-La Mancha,Madrid.

REIMAN, Jeffrey (1990). The rich get richer and thepoor get prison: Ideology, class and criminal jus-tice. Wiley, Nueva York.

RÍOS MARTÍN, Julián; CABRERA CABRERA, Pedro José(1998) Mil voces presas. Universidad PontificiaComillas, Madrid.

ESTUDIOS

118 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 115: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ROSTAING, Corinne. (1996). Les détenus:de lastigmatisation à la négotiation d’autres iden-tités. En L’exclusion, l’etat des savoirs. Edita-do por Serge Paugam. Éditions la Découverte,Paris.

RUTHERFORD, Andrew. (1998). «Criminal policy andthe eliminative ideal» en Crime & Social Exclu-sion. Editado por Catherine Jones Finer andMike Nellis. Blackwell Publishers Ltd., Oxford.

SMITH, David and John STEWART, «Probation andsocial exclusion», Social policy & Administra-tion 31 (5): 96-115 (1997).

— (1998). Probation and social exclusion. En Cri-me & Social Exclusion. Editado por CatherineJones Finer and Mike Nellis. Blackwell Publis-hers Ltd., Oxford.

TEZANOS, José Félix ( 2001) La sociedad dividida:estructuras de clases y desigualdades en lassociedades tecnológicas. Biblioteca Nueva,Madrid.

TORRENTE, Diego (2001). Desviación y delito. Alian-za Editorial, Madrid.

TRINIDAD FERNÁNDEZ, Pedro (1991). La defensa dela sociedad: Cárcel y delincuencia en España(siglos XVIII-XX). Alianza Editorial, Madrid.

VALVERDE MOLINA, Jesús (1993). El proceso deinadaptación social. Editorial Popular, Madrid.

WACQUANT, Loïc, «Désordre dans la ville», Actes dela recherche en sciences sociales 99, septiembre,1993: 7-26.

— «L’ascension de l’État pénal en Amérique»,Actes de la recherche en sciences sociales 124,septiembre, 1998: 7-26.

— (2000). Las cárceles de la miseria. Alianza Edi-torial, Madrid.

WACQUANT, Loïc and William Julius WILSON, «Thecost of racial and class exclusion in the inner city»,The Annals of the American Academy of Politicaland Social Science 501, enero, 1989: 8-25.

WESTERN, Bruce and Katherine BECKETT, «Howunregulated is the U.S. labour market? Thepenal system as a labour market institution.»,American Journal of Sociology 104, enero, 1999:1135-1172.

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERA

119REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 116: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ESTUDIOS

120 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

RESUMEN: El artículo, tras repasar brevemente el concepto de exclusión en tanto que proceso y los facto-res que contribuyen a generarlo, pasa a estudiar el caso de la cárcel como espacio exclusógenopor excelencia. Como sistema sancionador y excluyente, la cárcel es el resumen de todo un lar-go periplo que atraviesa el conjunto de las instituciones de control social y acaba por seleccio-nar la clientela carcelaria, fundamentalmente, entre los grupos, colectivos y clases más des-poseídas. En este momento, la cárcel, como etapa final del proceso de construcción social deldelito y el delincuente, está experimentando un considerable auge tanto en EE. UU, como enEuropa. Esta expansión de las prisiones corre en paralelo con los movimientos de privatizaciónde los servicios públicos y la reducción de los sistemas de protección social. Sin embargo, elhecho es que la cárcel ha fracasado completamente como dispositivo para intentar conseguirla reinserción social de los excluidos, y el resultado obtenido a la salida de la cárcel consiste,por lo general en una intensificación de la exclusión (laboral, económica, educativa, sanitariay relacional) que ya se padecía en el momento del ingreso.

Page 117: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

INTRODUCCIÓN

El fenómeno del desempleo de largaduración (o, lo que también se cono-ce como paro de larga duración, aun-

que con connotaciones distintas en los térmi-nos de desempleo y paro –como se verá másadelante–), se plantea, actualmente, en elcontexto de la industrialización, no solamen-te, como uno de los mayores problemas sinotambién como uno de los grandes desafíosque –en el contexto de la desocupación pro-ductiva y laboral del factor trabajo (recursoshumanos)–, deben afrontar los países des-arrollados 1 para poder seguir manteniendolo que se conoce como Welfare State 2 (Estado

de Bienestar) o «estructuras del bienestar» 3,a través del mantenimiento e incremento delos niveles generales de crecimiento econó-mico en términos de productividad, de gene-ración de riqueza y de empleo.

Específicamente, el fenómeno del desem-pleo de larga duración, en el conjunto globaldel desempleo y/o paro, afecta a las categoríasde activos que poseen especiales dificultadesde acceso o reinserción en el mercado de tra-bajo debido a sus características particularesque hacen que estos colectivos se circunscri-ban 4, generalmente, a los colectivos de muje-

121REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Profesor de Política Social del Departamento deCiencia Política y de la Administración II, en la Facultadde Ciencias Políticas y Sociología (Universidad Complu-tense de Madrid).

1 Cuando se utiliza el término de países desarrolla-dos o industrializados se hace referencia a los Estados oc-cidentales pertenecientes al ámbito de la Organizaciónpara la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

2 El profesor GARCÍA COTARELO lo define como:«aquel Estado que detrae una proporción importantedel excedente social para financiar actividades que so-lucionen situaciones colectivas (pero no necesariamen-te generales) que son objetables desde el punto de vistade las convicciones compartidas por la mayoría cuyofundamento último es el sentido de igualdad» (GARCÍA

COTARELO, 1983; 20-21).

3 No se puede olvidar que el calificativo de «bienes-tar» que se le coloca al concepto de Estado (Estado deBienestar) deriva del hecho de un mayor o menor gradode potenciación por parte de los poderes públicos de loque se conoce como «estructuras del bienestar» (sobretodo, la mejora del sistema de relaciones laborales y delmercado de trabajo �en sus niveles de empleo y deprotección social�).

Este fortalecimiento de las estructuras del bienestar(empleo y protección social, sanidad, acceso a la vivien-da...), va a depender, en última instancia, de las políti-cas económicas gubernamentales de los Estados indus-trializados y de sus esfuerzos presupuestarios socialesreflejados en el gasto público (% PIB) en función de susniveles de crecimiento y de renta nacional (OC-DE,1993).

4 En el caso español, las políticas activas de empleocombaten, específicamente, el desempleo juvenil en elconjunto del desempleo de larga duración, ya que:

Aproximación teórica al fenómenodel desempleo: el caso del desempleode larga duración

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA *

Page 118: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

res (que acceden por primera vez al mercadolaboral o que intentan reincorporarse tras unperiodo fuera del mismo, por diferentes moti-vos, entre los que destacan, las circunstan-cias familiares), de jóvenes (menores de 25años, que acceden por primera vez al mundolaboral, y mayores de 25 años, que se reinte-gran al mismo), de adultos mayores de 45años (que han perdido su empleo y que tie-nen que competir fuertemente con el colecti-vo de los jóvenes menores y mayores de 25años), y de minusválidos (físicos y psíquicos)(OCDE,1991).

La importancia que tiene esta categoríade desempleo para el conjunto de los Estadosdesarrollados, en un marco de creciente in-dustrialización, es, no solamente, de natura-leza económica sino también social (que, tra-dicionalmente, ha venido siendo el aspectoque la ciencia económica no ha diferenciado yanalizado suficientemente).

Ello supone por un lado, la infrautiliza-ción y desperdicio de recursos humanos (fac-tor trabajo) que ello implica para el conjuntopotencial de creación de riqueza de un país; ypor otro lado, el perjuicio social que se deri-va, a largo plazo, sobre la persona ya que eldesempleado o parado de larga duración co-rre el riesgo de entrar en una situación de«exclusión laboral» (situación de desempleoestructural «crónico», que hace muy difícil laempleabilidad de la persona, y que puede ha-cerle caer fuera de la vida activa (mercadolaboral) como consecuencia del desfase for-mativo del mismo y, consecuentemente, de lafalta de motivación y atractivo que para elempresario pudiera tener la hipotética con-tratación del mismo, que entre otras cosas, lesupondría un coste laboral poco rentable aefectos de la inversión fija que tendría querealizar en recualificación y readaptaciónproductiva del individuo.

En el caso de que la situación de desem-pleo de larga duración se mantuviera para lapersona (en unas circunstancias en las quela unidad familiar no pudiera mantener y cu-brir, al menos, la satisfacción de sus necesi-dades más primarias o básicas), este podríacaer también fuera del sistema, no solo labo-ral sino también social, quedando en una si-tuación de pobreza, de marginalidad social,de «exclusión social», que en términos econó-micos supondría certificar la pérdida o des-aprovechamiento irrecuperable, por partedel conjunto de un sistema económico nacio-nal, de la potencialidad de crecimiento quepudiera aportar un recurso productivo (fac-tor trabajo).

Si bien es cierto, que desde hace años estaposibilidad se combate, eficazmente, en el ni-vel de los países industrializados mediante loque se denomina la potenciación y puesta enpráctica de políticas activas de mercado detrabajo o de mano de obra que fomentan,promocionan, generan y crean posibilidadesde empleo, ante todo, en los colectivos conmayores dificultades de encontrar un puestode trabajo (señalados anteriormente), y queson los más susceptibles de desembocar enestas situaciones, sino se toman las medidasadecuadas.

Los Estados desarrollados (caso español)y, muy especialmente, respecto a estos gru-pos, diseñan y reelaboran todas aquellas ac-ciones adecuadas que faciliten la incorpora-ción y reinserción de los mismos en elmercado de trabajo, consiguiendo así elaprovechamiento del mayor número posiblede personas, de tal forma que beneficie, enprimer lugar, al propio individuo y, por en-de, al sistema social y económico, en su con-junto.

Consecuentemente, es imprescindible me-jorar la capacidad de inserción profesional ypara ello, los poderes públicos de los paísesdesarrollados industrializados trabajan en lacaptación de la confianza empresarial (enmuy diversos sectores productivos) y en la

ESTUDIOS

122 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

«(�), casi un tercio de los parados tienen menos de 25años y más de la mitad llevan al menos 1 año parados»(ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN, 1999:21).

Page 119: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

búsqueda de nuevos yacimientos de empleo 5

(donde sea factible la creación de nuevospuestos de trabajo, y donde sea posible laempleabilidad de los trabajadores), a travésde lo que se conoce como fomento de la con-tratación con incentivos económicos.

Porque quien crea riqueza y empleo «adhoc», no son los gobiernos de los países des-arrollados sino sus empresarios; y que sonlos propios gobiernos quienes establecen lascondiciones adecuadas de confianza y estabi-lidad política, económica y social, ofreciendolos incentivos económicos y laborales necesa-rios para que los empresarios inviertan suscapitales.

Sin embargo: «Para reducir el paro de lar-ga duración, la mejor política es la preventi-va. Por eso, las actuaciones que se proponense centran en los parados que se acercan aun determinado umbral en su singladura porel tormentoso camino del paro» (Alba, Álva-rez, Pagán,1999:21).

No obstante, y a diferencia de la OCDE, laUnión Europea fija la prioridad: «(...), en losparados jóvenes (de menos de 25 años) que seacerquen al sexto mes de paro, y en los para-dos adultos (de 25 o más años) que se aproxi-men a su décimosegundo mes en el paro» 6.

EL DESEMPLEO, DEFINICIÓN YTIPOS: EL DESEMPLEO DELARGA DURACIÓN

Para aproximarse a la naturaleza del fe-nómeno del desempleo de larga duración esindispensable establecer una serie de aclara-ciones conceptuales que permitan garantizaruna imagen clara y nítida acerca de las cau-sas y repercusiones que este fenómeno tienesobre las personas que se encuentran en di-cha situación, y que, de entrada, se sobreen-tiende que son particularmente dependien-tes económicamente de terceros (unidadfamiliar, parentesco, asistencialidad estatal,menesterosidad, ...).

Quizás, conceptos como desempleo o paro 7

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

123REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

5 En este sentido, y dentro del colectivo de los des-empleados de larga duración: «(�) habría que señalarla existencia de colectivos (fundamentalmente jóvenes,pero no sólo jóvenes: inmigrantes, ex-drogadictos, mu-jeres solas con cargas familiares, ex-presidiarios, etc.)que tienen notables problemas de inserción laboral ysocial y la toma de consciencia por parte de capas cre-cientes de la población, de organizaciones sin ánimo delucro y de algunas administraciones en lo inaceptableque es que nuestra sociedad genere estos núcleos demarginación y exclusión social» (CACHÓN y FundaciónTomillo,1999;117).

6 Los autores ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN, en su informetécnico titulado «Parados de Larga Duración» de 1999,remiten el establecimiento de esta prioridad en políticade fomento de empleo, a la resolución del Consejo Eu-ropeo de la Unión Europea «sobre las directrices para elempleo en 1998» �Documento 13200/97. Bruse-las,1997� (ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN, 1999).

7 Se entiende por «desempleo», el ocio involuntariode una persona que desea trabajo a los tipos de salariosreales y que no puede encontrarlo y también se puedeentender por «desempleo» la prestación que otorga elsistema público de protección social (en el caso espa-ñol, la Seguridad Social garantiza a todos los ciudada-nos, mediante la Constitución española de 1978, satis-facer sus necesidades básicas en el supuesto de pérdidade puesto de trabajo).

Por otro lado, se entiende por «paro», la situaciónen la que se encuentran los individuos que desearíanencontrar un empleo: la inactividad forzosa de la manode obra (MCCONELL y BRUE,1996). Las dos definicionescoinciden en que la situación obliga al individuo a la in-actividad, sin embargo el concepto de desempleo reco-ge, además, la cara o perspectiva de la compensacióneconómica de dicha realidad que es la protección de lamisma a través del abono estatal de una prestación eco-nómica en función de las circunstancias individuales delos desocupados. No obstante, en este trabajo se optapor el término de desempleo, más ajustado a la protec-ción económica y social que realmente necesita la per-sona en una situación de grave necesidad, como es laque supone estar más de un año inactiva.

En cuanto al concepto de «paro», la teoría clásica loconcibe como un desequilibrio entre la oferta y la de-manda de trabajo habida cuenta de los precios delmercado (salarios). La vuelta al equilibrio exigiría la va-riación de los salarios reales, pero las rigideces del mer-cado se oponen a ello y el desequilibrio persiste. Sinembargo, para la teoría keynesiana, el paro resulta dela insuficiencia de las salidas ofrecidas a las empresas y�a diferencia del paro clásico� por la existencia de un

Page 120: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

y empleo o trabajo 8 sean iguales y no necesi-ten aclaración alguna. Pero, no es así. Cuan-do se trata del trabajador o factor trabajo(ocupado o desocupado, este aún con más in-cidencia) existe la tentación de aproximarseal mismo desde una visión sesgada y parcial,estrictamente economicista, de manera quese ha tendido, tradicionalmente, a asemejaruniformemente todos los recursos producti-vos (tierra, trabajo y capital) y todos los mer-

cados denominados tradicionales (de bienes yservicios, productos y mercancías, y trabajo).

Ha sido en periodos de recesión económicacuando se ha constatado el hecho de que lainfrautilización del factor trabajo (mano deobra-trabajador) y su desempleo, como recur-so ocioso en un mercado de trabajo reguladorígidamente (bajo el funcionamiento estrictodel mecanismo de la oferta y la demanda), hahecho necesario que se diferenciaran los re-cursos productivos tradicionales (tierra y ca-pital) y los mercados tradicionales (bienes yservicios, productos y mercancías) respectodel recurso productivo (trabajo) y del merca-do tradicional (mercado de trabajo), ya que eltrabajador por su especificidad como ser hu-mano junto con su ámbito físico de obtenciónde un puesto de trabajo (mercado de trabajoo mercado físico de puestos de trabajo) (Kerr,1985), poseen una doble perspectiva econó-mica y social.

Es decir, el trabajador como ser humanono puede ser agrupado simplemente al mis-mo nivel de consideración que el conjunto delos demás factores productivos tradicionales,puesto que su idiosincrasia, evidentemente,no tiene que ver nada con los demás: entreotras cuestiones, siente y padece las condi-ciones inadecuadas de un puesto de trabajoque no se acomode ni a sus características fí-sicas ni formativas.

El trabajador tiene la obligación y el dere-cho de progresar profesionalmente y, ade-más, su marco de promoción y mejora (mer-cado de trabajo) se comporta de maneradiferente a los de otros mercados tradiciona-les porque en función del nivel de oferta y de-manda que exista en una coyuntura determi-nada podrá, incluso, pactar el precio delarrendamiento de su fuerza de trabajo a con-traprestación de un salario (en un contextoen el que el mecanismo de asignación del tra-bajo, que en una economía de libre mercado yde visión neoclásica de la realidad económi-ca, – como es la que impera en el global de lospaíses de la OCDE–, es el precio).

ESTUDIOS

124 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

desequilibrio del mercado de bienes: exceso de laoferta. Solo el aumento de la demanda global nacionale interior permite resolver el paro keynesiano (MCCO-NELL y BRUE, 1996).

8 El término «empleo» hace referencia a una con-cepción, que desde el punto de vista de los organismosinternacionales y, concretamente, desde la óptica de laOrganización Internacional del Trabajo (OIT), abarcatres dimensiones: a) supone hablar del ejercicio de unaactividad productiva; b) a través de esta noción se im-plican unos ingresos para el hombre que realiza esa ac-tividad; y c) mediante el empleo, el hombre adquieresocialmente un determinado status que deriva del ejer-cicio de esa tarea en un ámbito social específico.

La noción de empleo posee cierta carga de ambi-güedad y relatividad porque parece que invita a unautilización del mismo con carácter individualista ya quehablamos de un individuo empleado o desempleadocomo aquel que entra o sale de la vida laboral. Sin em-bargo, la realidad debe ser contemplada desde la pers-pectiva de la unidad económica y no sólo desde una vi-sión individualista. Con lo que la tasa de actividad secalcula como el resultado del cociente entre poblaciónactiva y la población total.

En cuanto al término «trabajo», este se utiliza comoconcepción más amplia que lo que significa el término«empleo» o «puesto de trabajo». El «trabajo» incluye laidea de empleo asalariado, independiente y a domici-lio. También incluye la gama de actividad de la econo-mía informal. Se trata, por lo tanto, de una noción degran amplitud que corresponde a la imagen que se tie-ne de que el «trabajo decente» es una aspiración uni-versal de toda persona (OIT, 2000).

Con lo que se observa que el «trabajo» se constitu-ye en: «(�), existencia humana: es un medio para sus-tentar la vida y satisfacer las necesidades básicas peroes también la actividad mediante la cual las personasafirman su propia identidad, tanto ante sí mismas co-mo ante quienes les rodean. El trabajo es crucial parael ejercicio de opciones personales, para el bienestarde la familia y para la estabilidad de la sociedad» (OIT,2000: ).

Page 121: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Paralelamente, se aprecia que los fenóme-nos del desempleo/paro 9 y empleo/trabajo seconstituyen como dos caras distintas perocomplementarias de una misma «moneda»que es el valor del empleo (la posibilidad deobtener y conservar un puesto de trabajo).

Es decir, el desempleo 10 y, concretamente,el de larga duración se puede considerar teó-

ricamente como una consecuencia negativa ycomo un fracaso (en mayor o menor medida)de las políticas económicas y de empleo de lospaíses industrializados, que tiene su reflejoen el funcionamiento del mercado de trabajo–produciendo a su vez un desajuste o disfun-ción entre la oferta y demanda de mano deobra por motivos de desaceleración o estanca-miento de la actividad económica internacio-nal–, en el insuficiente crecimiento económi-co nacional, y en una escasa actuación de laconfianza e inversión empresarial del capital,

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

125REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

9 En los países comunitarios, el desempleo se midea través de una encuesta relevante con definición y mé-todo científico consensuado por los expertos, que sedenomina Encuesta de Población Activa (EPA), que ca-da país tiene, y que en España es realizada por el Insti-tuto Nacional de Estadística (INE) perteneciente al Mi-nisterio de Economía. Se considera desempleada oparada a una persona de 16 años o más que durante lasemana de referencia haya estado: sin trabajo (que nohaya tenido un trabajo por cuenta ajena o propia); enbusca de trabajo (que haya tomado medidas concretaspara buscar un trabajo por cuenta ajena o haya hechogestiones para establecerse por su cuenta durante elmes precedente); o disponible para trabajar (en condi-ciones de comenzar a hacerlo en un plazo de dos se-manas a partir de la fecha de la entrevista); y se consi-dera una persona desempleada de larga duracióncuando lleva un año o más tiempo en paro �las con-cepciones coinciden con las recogidas por los paísesdesarrollados� (Véanse, los Informes Técnicos de OC-DE, 1991 y MTAS, 2000).

En España existen dos instrumentos estadísticos quecuantifican el paro; por una parte, lo que se conoce co-mo «paro registrado» �dependiente de las autoridadeslaborales de la Administración Central Estatal�, quecontabiliza el número de demandantes de empleo queestán inscritos y registrados en las oficinas del InstitutoNacional de Empleo (INEM) y que, por lo tanto, se en-cuentran en situación legal de desempleo; y por otro la-do, la EPA (vista anteriormente) dependiente de las au-toridades económicas, también, de la administracióncentral estatal.

10 En política económica existen dos grandes expli-caciones sobre las causas del desempleo que puedenderivar y acentuar el desempleo de larga duración. Deun lado, están los argumentos de las corrientes de pen-samiento económico ortodoxo (clásicos o monetaristas)que hacen hincapié en el hecho de que las causas delparo hay que buscarlas en el funcionamiento del mer-cado laboral y en el deseo de los trabajadores de recibirunos salarios excesivamente elevados. Esta actitud delos trabajadores se ve motivada por la legislación queintroduce normativas como los salarios mínimos y porlas presiones de los sindicatos para conseguir unas retri-

buciones más elevadas. Desde esta perspectiva clásicao monetarista, se mantiene que si el nivel de desem-pleo se sitúa por encima del nivel de desempleo friccio-nal es «desempleo voluntario», y se debe a una políticade salarios inadecuada. Cuando los salarios son altos,las empresas demandarán una cantidad menor de ma-no de obra que en el caso de que dichos salarios fuesenmás bajos. Si el salario es excesivamente elevado (si essuperior al salario de equilibrio, aparecerá un cierto nú-mero de trabajadores que no encontrarán un puesto detrabajo). También mantiene esta corriente de pensa-miento que el desempleo puede deberse al propiocomportamiento de los trabajadores, cuando en deter-minadas circunstancias rehusan trabajar, debido a queel seguro de desempleo es alto y les compensa más queel estar activamente buscando empleo. Concluyen, lospensadores neoclásicos, que el funcionamiento delmercado de trabajo no es diferente al de cualquier otromercado tradicional.

De otro lado, y dentro de las corrientes críticas depensamiento económico, (los keynesianos, en general)postulan que el fenómeno del desempleo está origina-do, básicamente, por el escaso nivel de la demandaagregada de bienes y servicios (de forma sucinta, sepuede decir que es el gasto total de la economía en suconjunto). Es decir, el empleo solo aumentará si se in-crementa el gasto total de la economía y para ello sedebería estimular el consumo de las economías domés-ticas, los gastos de inversión de las empresas, el gastopúblico o las exportaciones. Desde esta postura keyne-siana se defiende la tesis de que el fenómeno del des-empleo, por encima del desempleo friccional, es «des-empleo involuntario», y se debe a que el nivel de lademanda agregada es insuficiente. Se reconoce queaunque se aumente el gasto público no necesariamentese generará mucha más cantidad de empleo ya que di-cho gasto podría canalizarse hacia bienes importadosdel extranjero o se podría trasladar a los precios, al tra-tar las empresas de aumentar sus beneficios (Véase, LA-YARD, NICKELL y JACKMAN, 1994).

Page 122: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

que afecta directa e irreversiblemente albienestar del individuo y del colectivo social.

Con ello, los poderes públicos de los paísesdesarrollados han de esforzarse por salva-guardar y mejorar el pilar fundamental decualquier estructura del bienestar, que es elde la protección del empleo (el fomento, la ge-neración, y la promoción del empleo, y la ga-rantía de la cobertura económica y social delmismo), si estos desean seguir manteniendoun modelo de Estado de Bienestar (WelfareState) caracterizado por la posibilidad de queel individuo pueda aspirar a satisfacer susnecesidades, no solamente primarias sinotambién las relacionadas con su promoción yprogreso económico, social y cultural; y ellosolo será posible si se defiende y garantiza elderecho que tienen las personas a tener unempleo digno 11.

Sin embargo, el término «empleo» presen-ta una pluralidad de aspectos (económicos,políticos, sociales y culturales) que reclamanun tratamiento pluridisciplinar puesto quedel mismo se podrán extraer consecuenciasque expliquen, en determinados momentos,su ausencia y, en muchos casos, prolongada(el fenómeno del desempleo de larga dura-ción); y la estrecha interrelación, conexión ycoordinación entre las medidas generales depolítica económica y política social (con accio-nes propias de la política de fomento y pro-tección empleo).

Como se ha señalado anteriormente, estoconstituye una exigencia para que se hagaposible la mayor cobertura del derecho legí-timo de todas las personas al empleo y almantenimiento estable del mismo. Con ello,el objetivo de cualquier política pública esta-tal económica y social es la consecución amedio plazo del «pleno empleo» u «ocupaciónplena» 12.

Si bien es cierto, resulta difícil registrarestadísticamente una definición o noción de«pleno empleo» 13 en razón de la existencia de

ESTUDIOS

126 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

11 En esta línea, ya en 1948, el artículo nº 3 de laDeclaración Universal de los Derechos Humanos esta-blece una definición de principios donde toda personatiene derecho al trabajo, a la libre elección de su traba-jo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo ya la protección contra el desempleo (OIT, 2001). Ade-más, también en el ámbito de la doctrina social interna-cional es indispensable mencionar el artículo nº 6 del«Pacto Internacional de los Derechos económicos, so-ciales y culturales» de 1966 en el que los Estados partesen el presente pacto reconocen el derecho a trabajar,que comprende el derecho de toda persona de tener laoportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo li-bremente escogido o aceptado y tomar las medidasadecuadas para garantizar este derecho (OIT, 2001).

12 La existencia de «pleno empleo» u «ocupaciónplena» no significa que no se dé, en un tiempo determi-nado, niveles de desocupación en la población activa.Se habla de «ocupación plena» cuando la oferta globalde empleo iguala o se acerca al volumen de mano deobra disponible, o se mantengan las expectativas de re-empleo de los parados a corto plazo. En este caso se al-canzarían niveles óptimos de empleo, aún con la reser-va existente de trabajadores desocupados que roten ensituaciones de ocupación y paro. Se considera como«nivel de paro normal o técnico» el límite del 3% (queimplica la existencia de lo que se conoce como «tasa dedesempleo del pleno empleo») y que, técnicamente,supone una situación de «pleno empleo» del conjuntode la población activa y, aunque esto es relativo, resultaindicativo y depende de las circunstancias de las econo-mías de los Estados (SAMUELSON y NORDHAUS, 1993).

13 La doctrina social internacional refleja la impor-tancia del fenómeno del «pleno empleo» u «ocupaciónplena» en el artículo nº 1.1.2 del Convenio nº122 de laOIT de 1964, cuando prescribe la formulación y aplica-ción del mismo como un objetivo de la mayor impor-tancia para una política activa destinada a fomentar elpleno empleo y que la misma debería tender a garanti-zar que habrá trabajo para todas las personas disponi-bles y que busquen trabajo (OIT, 2001).

Por otro lado, la doctrina social europea comunita-ria también se pronuncia acerca de este fin deseable delos Estados desarrollados a través del artículo nº 1 de la«Carta Social Europea» de 1961, cuando destaca que el«pleno empleo» es un derecho capital de los individuosque se consigue mediante el derecho al trabajo de losmismos, comprometiendo a las Partes Contratantes, enorden a asegurar el ejercicio efectivo de este derecho,al reconocimiento (como uno de sus principales objeti-vos y responsabilidades) de la realización y manteni-miento del nivel más elevado y más estable posible delempleo, para poder realizar el pleno empleo y a prote-ger de manera eficaz el derecho del trabajador de ga-

Page 123: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ciertos colectivos cuya situación bascula en-tre la inactividad y la actividad que se confi-gura, en definitiva, como una inactividad re-lativa 14.

Como se puede constatar, el fenómeno deldesempleo y/o paro no es unívoco en su con-cepción puesto que la «disfuncionalidad»(desde el punto de vista técnico) que suponela falta de empleo o de puestos de trabajoafecta de forma diferente a los individuos yal conjunto de activos porque para unas cate-gorías de trabajadores el tiempo de estanciaen una situación de inactividad será másprolongada que para otros, en función de suscaracterísticas.

Para ello, es necesario diferenciar los dis-tintos tipos de desempleo que se pueden ge-nerar, en el conjunto de las economías des-arrolladas, y que pueden derivar en elfenómeno del desempleo y/o paro de largaduración 15.

El caso del desempleo de larga duración seasocia a lo que se conoce como «desempleo es-tructural» 16, de esta manera su origen hayque buscarlo en las continuas redistribucio-nes de recursos resultantes de los cambiosque se producen en la demanda de produc-tos, mercancías, bienes y servicios que tienenlugar en todo proceso de crecimiento econó-mico.

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

127REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

narse su vida mediante un trabajo libremente empren-dido (OIT, 2001).

Finalmente, destacar lo que la Constitución españo-la de 1978 dispone acerca del fenómeno del «plenoempleo». Para ello es necesario acudir, sobre todo, alartículo 40.1 que expresa que: «Los poderes públicospromoverán las condiciones favorables para el progresosocial y económico y para una distribución de la rentaregional y personal más equitativa en el marco de unapolítica de estabilidad económica. De manera especialrealizarán una política orientada al pleno empleo».

14 Se hace conveniente establecer una relación in-equívoca entre los conceptos de trabajo y población. Sepuede definir el trabajo como el factor productivo quese configura como aquella parte de la población quedesarrolla las tareas productivas y la población como elconjunto de seres humanos que viven en un área deter-minada.

Dicha población se divide entre activos e inactivos.Los activos (son los que intervienen en el proceso pro-ductivo. Se diferencian entre «ocupados en sentido es-tricto», que tienen un trabajo remunerado aunque sehallen de baja por enfermedad; «activos marginales»,que realizan un trabajo remunerado pero durante untiempo inferior a lo normal, los que tienen un empleoestacional; y «parados», que son los que reúnen lascondiciones de edad y capacidad física y mental pararealizar un trabajo remunerado y no lo encuentran). Losinactivos (son los que realizan solo las funciones de con-sumo. Entre los mismos se encuentran los colectivos de«jubilados retirados», «escolares y estudiantes», «amasde casa», «personas que no trabajan y aunque puedanhacerlo no buscan empleo», e «incapacitados para tra-bajar») (Véase, MOCHÓN, 1993).

15 Además del desempleo estructural (y del desem-pleo de larga duración), los tipos de desempleo puedenser: desempleo friccional (originado porque algunos tra-bajadores dejan sus puestos de trabajo antiguos parabuscar uno mejor, porque algunas empresas puedan es-tar atravesando una crisis o porque los nuevos miem-bros de la fuerza laboral emplean un cierto tiempo bus-cando empleo. Se puede decir, que la existencia de uncierto nivel de «desempleo friccional» es normal pues lamovilidad de la mano de obra de unos puestos de tra-bajo a otros requiere un cierto tiempo; y lo mismo ocu-rre con las personas que se incorporan por primera vezal mercado de trabajo. Lo lógico es que la mayor partede estos desempleados no tarden mucho tiempo envolver a ser empleados. Es decir, este tipo de desem-pleo resulta de una movilidad insuficiente de los traba-jadores. Entre dos empleos, una persona puede encon-trarse algunas semanas sin empleo, sin que estasituación suponga necesariamente que no haya trabajoen el mercado; desempleo técnico (es de naturalezatemporal y se debe a una interrupción técnica de laproducción, como sucede a causa de la insuficiencia decuadros, averías y huelgas); desempleo estacional (es elque surge sistemáticamente en determinadas épocasdel año y es causado por los cambios en la demanda detrabajo en momentos diferentes del año: ejemplo sec-tor servicios y turismo); y, por último, el desempleo cí-clico (es el que está ligado a las alteraciones del ritmode la actividad económica durante las fluctuaciones dela economía. En fases de recesión económica, la tasa dedesempleo aumenta y en fases de recuperación y ex-pansión, disminuye) (STIGLITZ, 1992).

16 Y es así, puesto que los desempleados o paradosen una situación estructural son aquellos trabajadoresque, por razones de cualificación, no se correspondencon las necesidades reveladas por la demanda.

Page 124: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Realmente, el fenómeno del «desempleoestructural» se debe a desajustes producidosentre la cualificación o la localización de lafuerza de trabajo y la cualificación o localiza-ción requerida por el empleador.

Además, los factores de renovación tecno-lógica y automatización hacen que, dadas lasnuevas condiciones de producción, la capaci-tación y la experiencia de ciertos trabajado-res, no sean estas ya las deseadas (es en estascircunstancias –en este «caldo de cultivo»–donde encuentra su máximo exponente yplasmación el fenómeno del desempleo de lar-ga duración, sobre todo, en aquellos colecti-vos que después de un año de paro no poseenel grado de cualificación o recualificación ne-cesario para reinsertarse en la vida activa yque pueden caer en una situación, cuandomenos, de exclusión laboral).

Consecuentemente, la estrecha relaciónentre el desempleo estructural y el desem-pleo de larga duración reside en el hecho deque, a diferencia del «desempleo friccional»,no se considera que un trabajador se encuen-tre en situación transitoria entre dos empleosporque éste solo va a disponer de dos opcionesde elección: o se enfrenta a un periodo dedesempleo de un año o más duración, ó cam-bia, drásticamente, de ocupación. Con lo que,el fenómeno del desempleo de larga duraciónse convierte así en el tipo de paro que identi-fica, caracteriza y sobrestima, el «desempleoestructural».

Además, el «desempleo estructural» (des-empleo de larga duración) y el «desempleofriccional» configuran lo que, genéricamente,se conoce como «desempleo o paro involunta-rio» 17. Lo que es evidente es que el desem-pleo de larga duración se constituye en unasituación que penaliza los efectos perniciosos

que conlleva el paro en los individuos y suscircunstancias y entornos, y varía entre losdistintos Estados industrializados, en cuantoal nivel, volatilidad y composición del mismo:

Dentro de la composición del desempleo seesconde un mal aún más preocupante quepuede llegar a convertirse en crónico y dedifícil solución en muchos países desarro-llados: es el desempleo de larga duración«el que se prolonga más de 12 meses» (Al-ba, Álvarez y Pagán, 1999; 27).

De esta manera, se observa que la defini-ción sobre el fenómeno del desempleo de lar-ga duración, en el conjunto de los países occi-dentales industrializados y desarrollados, seencuentra sistematizada y consensuada, yes: «La situación de las personas que no tie-nen trabajo y llevan un año o más buscandoempleo» (OCDE, 1988; 169).

Por otro lado, el problema del desempleoes un fenómeno que viene persistiendo en elconjunto de estos países y, especialmente, enlos de la Unión Europea (UE) desde la déca-da de los años 80 y 90 del siglo pasado, y encapas sociales muy definidas:

(...), parece que el desempleo está bastan-te concentrado en una minoría de la po-blación activa, incluidos los países en losque los periodos prolongados de desem-pleo tienen una escasa incidencia (...), eldesempleo de larga duración continuasiendo un grave problema en muchos paí-ses miembros, especialmente en Europa.Aunque ha afectado a todos los grupos de-mográficos, la probabilidad de que unapersona en paro entre en las filas de losparados de larga duración es mayor en elcaso de los varones de edad avanzada y losadultos (OCDE, 1988; 197).

En este sentido, se asegura que dado quela probabilidad media de encontrar trabajodiminuye con la duración del periodo de des-empleo, es básico saber si esa relación se de-be a las características personales de los tra-

ESTUDIOS

128 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

17 En cuanto representan un conjunto de trabajado-res que desean emplearse al salario real vigente y que,no obstante, no encuentran un empleo o puesto de tra-bajo.

Page 125: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

bajadores o a la experiencia misma del des-empleo. Si se demuestra que son importan-tes las características personales, parece quesería viable identificar a los individuos másamenazados en una fase temprana de su pe-riodo de paro.

Lo que ocurre, es que es difícil detectar alos grupos con mayor riesgo de paro, sobretodo, cuando la tasa global de paro es eleva-da, con lo que en esta situación es factibleque la duración del desempleo sea una varia-ble clave de las diferencias existentes entrelas personas (OCDE, 1988).

Con lo que, el conjunto de los desemplea-dos de un año o más, tienen muchas menosposibilidades que otros «parados no estructu-rales» de conseguir un puesto de trabajo.

Aún así, resulta indispensable para diag-nosticar y actuar en consecuencia, conocer:la cantidad de tiempo que estas personas pa-san en inactividad; el grado de concentracióno de dispersión del paro; y el tipo de puestode trabajo que pueda encontrar (-aunque enla mayor parte de los casos suele ser de natu-raleza temporal precaria o a tiempo par-cial–), pudiéndose producir en un momentoconcreto que este tipo de empleo se conviertaen una vía para acceder a un trabajo máspermanente, por parte de los colectivos quese encuentren en mejor situación dentro dela precariedad que caracteriza a los desem-pleados de larga duración.

Paralelamente, el volumen de los flujos deentrada y salida de la población activa, en elcaso de los parados de un año o más tiempoen paro, agrava el problema de las accionesque debieran implementarse.

También, se comprueba que este fenóme-no del desempleo de larga duración está muyconcentrado en una minoría de activos des-ocupados que sufren periodos repetidos deinactividad y varía en la manera en que semanifiesta de un país a otro con lo que conpautas tan diferentes en la manifestación de

este fenómeno, exigen la adopción de medi-das heterogéneas (OCDE, 1988).

Concretando, es en este contexto del des-empleo estructural de larga duración dondeel binomio conceptual «exclusión laboral-ex-clusión social» se convierte en un serio pro-blema para el conjunto de los países desarro-llados ya que estos necesitan de todos losrecursos productivos para generar más ri-queza y, por ende, fortalecer así las estructu-ras del bienestar por la vía del «pleno em-pleo».

CAUSAS Y EFECTOS DELDESEMPLEO DE LARGADURACIÓN

En cuanto a la relación con las causas yefectos, no resulta fácil elaborar un ordensistematizado de cuáles pueden ser, a la horade generar a medio y largo plazo en los Esta-dos industrializados occidentales 18, lo que seconoce como desempleo y/o paro de larga du-ración.

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

129REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

18 En una primera aproximación general a las cau-sas del fenómeno del desempleo de larga duración, seobserva que las mismas tienen que ver en un primermomento con cuestiones, por ejemplo, como: las leyesde protección del empleo; el sistema de prestacioneseconómicas por desempleo prolongado estructural; y lapérdida de motivación y estigmatización de los desem-pleados de larga duración. Es decir: «Las soluciones queden al problema del paro de larga duración han de re-flejar la naturaleza de este problema y sus causas (�),las diferencias entre los países (�), tal vez se deban enparte a algunos factores que afectan tanto a las ofertasde trabajo a que tienen acceso los parados de larga du-ración como a su disposición y capacidad para aceptarestos puestos. Las ofertas de trabajo a que pueden ac-ceder (�), pueden verse reducidas por la legislación re-ferente a la seguridad de empleo y por una baja de-manda agregada. Por otra parte, los parados de largaduración pueden no encontrarse en condiciones paracompetir eficazmente por los puestos de trabajo, debi-do en parte a su bajo nivel de cualificación y a sus po-cos incentivos para buscar trabajo a causa de ciertos as-pectos del sistema de prestaciones por desempleo quegenera dependencia» (OCDE, 1993; 280).

Page 126: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Sin embargo, se aprecia que existen de en-trada cuatro causas o factores básicos, níti-damente diferenciados que influyen sobre-manera en la aparición de dicho fenómeno, yque son: la tradicional existencia, en mayor omenor medida 19, del predominio de los mer-

cados de trabajo rígidos o poco flexibles; laaparición e implantación de las nuevas tec-nologías y sus influencias sobre los sistemasproductivos; el factor demográfico; y, por úl-timo, el factor migratorio 20.

La primera causa o factor, de la existenciade mercados de trabajo nacionales rígidos opoco flexibles en los niveles macro y microe-conómico, ha generado el diseño de unosmercados de mano de obra crecientementeregulados.

De esta forma, en el plano macroeconómi-co, se ha venido produciendo rigidez e inflexi-bilidad en los aspectos normativos contrac-tuales relacionados con los requisitos de lasentradas y salidas de los trabajadores delmercado laboral y, dentro de este, con los mo-vimientos físicos y/o de circulación de los mis-mos de un puesto de trabajo a otro (dentro delos segmentos internos y externos, y entre losmismos); y en el plano microeconómico –deempresa–, no se ha favorecido la empleabili-dad de los desempleados (sobre todo, de losque mayores dificultades pueden tener «des-empleados estructurales de larga duración»,a la hora de una posible inserción o reinser-ción en el mercado de trabajo), debido –en uncontexto de rigidez normativa laboral–, alelevado coste empresarial del despido y de lacontratación del factor trabajo y, consecuen-temente, a la inexistencia de incentivo econó-mico alguno hacia nuevas contrataciones, porparte de los poderes públicos de los paísesdesarrollados (aunque los grados de mayor omenor existencia de rigidez y de incentivacio-nes a la contratación en los mercados labora-les, varían de un país a otro) (OCDE,1991).

Es decir, la existencia de mercados de tra-bajo rígidos o poco flexibles (que han venido

ESTUDIOS

130 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

19 La necesidad de flexibilizar y/o adaptabilizar losmercados de trabajo se encamina a romper con la rigi-dez en la estructuración y funcionamiento de los mis-mos, en el sentido de que el concepto de flexibilidad-adaptabilidad reclama (en el nivel macroeconómico),una capacidad de adaptación de las economías des-arrolladas y de sus mercados de trabajo, en general, yde los sistemas productivos de las empresas, en particu-lar (en el nivel microeconómico), a las nuevas exigen-cias productivas marcadas con la incorporación de lasnuevas tecnologías. Ello, lógicamente, alterará la pro-ducción (en relación a qué producir, cómo y cuánto:así, se aumentará y se diversificará el consumo, se in-crementará la producción y el empleo �obligándose ala ampliación y modificación del campo de la contrata-ción hacia nuevos contratos indefinidos incentivados ytemporales de fomento del empleo-), siempre y cuandose dé un contexto de estabilidad y crecimiento. Estu-dios efectuados sobre la flexibilidad del mercado detrabajo venían privilegiando las modalidades externasde flexibilidad relacionadas con la evolución del propiomercado y las relaciones entre las unidades de produc-ción y el mercado de trabajo (OCDE, 1990).

Sin embargo, actualmente, se incide, especialmente,en lo que se conoce como formas internas de flexibili-dad: «(�), aquellas a través de las cuales las empresas,enfrentadas a los cambios económicos, tecnológicos ysociológicos de los años ochenta, se esfuerzan por flexi-bilizar la utilización de la fuerza de trabajo» (OCDE,1991; 261).

Actualmente: «La flexibilidad se transforma (�), enun concepto cosificado que se mueve entre los salarios,los sistemas de producción, la competencia del merca-do y una �transformación general de todas las formasde organización �y no sólo las relaciones salariales/labo-rales�» (BOYER, 1988; 265).

En definitiva, la búsqueda de la flexibilidad respon-de entre otras preocupaciones a la consecución de unamayor competitividad de las unidades económicas deproducción en el mercado, a una reducción de los cos-tes laborales (salariales), y a un aumento del beneficiocon la incorporación de las nuevas tecnologías. De ma-nera que: «(�), los gerentes de empresa ven en la flexi-bilidad una respuesta indispensable a la incertidumbre,al encarecimiento del capital, al acortamiento del ciclode negocios y a la internacionalización de los merca-dos» (OCDE, 1991; 265).

20 Aún siendo importantes, los factores demográficoy migratorio en el devenir del fenómeno del desempleo(desempleo de larga duración), este trabajo se va a cen-trar, específicamente, en las dos primeras causas y fac-tores que de forma más directa influyen en este fenó-meno.

Page 127: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

caracterizando, más o menos, a los países in-dustrializados desde los años sesenta del si-glo pasado), conlleva una necesaria modifica-ción de las reglas y regulaciones a través demecanismos de fijación de salarios; legisla-ción sobre el empleo y despidos; y ordenacióndel tiempo de trabajo.

Por otro lado, es en el ámbito de los Esta-dos industrializados donde, particularmente,resulta importante la influencia que va a te-ner sobre el fenómeno del desempleo de largaduración todo lo que se relaciona con la evo-lución de los mecanismos de fijación de lossalarios (ya que, este campo se encuentra re-lacionado directamente con la política de sa-larios y rentas, e indirectamente con la polí-tica de ajuste de la mano de obra; y ello esclave para la recuperación y la promoción delparado de larga duración).

En cuanto a las modificaciones que se pro-ducen en este campo, estas se encaminan enla dirección de mejorar la evolución de los sa-larios relativos de manera que se pueda cre-ar un mecanismo de fijación de los salarios.

Igualmente, se necesitaba modificar la cen-tralización de las negociaciones salariales ha-cia una descentralización junto con la relaciónentre salarios y aumentos de productividad.

Respecto a la legislación en materia deempleo y despido, la legislación relativa aempleo ha influido notablemente de formanegativa limitando, directa o indirectamente,la libertad de los empresarios para contratarmano de obra, y no ha incentivando la recu-peración de los recursos ociosos más despro-tegidos, con lo que se ha perjudicado clara-mente a los desempleados de larga duración.

De manera que 21 sus efectos sólo han sidoindirectos:

(...), la legislación sobre la jornada laboral,que estipula que las horas trabajadas porencima de determinados límites deben serremuneradas a tasas superiores a lo nor-mal, limitándose el número anual de ho-ras extraordinarias (...), también la legis-lación sobre las vacaciones remuneradas,el permiso remunerado para formación yla edad a la que se permite el acceso altrabajo remunerado (OCDE, 1988; 42-43).

Es decir, también, la legislación en mate-ria de despidos colectivos ha limitado la li-bertad de los empresarios en el contexto delos países desarrollados para poder despedira los trabajadores a su antojo. Sin embargo,"España y Portugal se cuentan entre los paí-ses que más han hecho para aumentar lasposibilidades de contratación por un plazodeterminado ya que (...), esto constituye unmedio rentable de reaccionar ante las fluc-tuaciones de la demanda de productos» (OC-DE, 1988; 47).

Finalmente, en el aspecto de la ordena-ción de trabajo se ha necesitado, igualmente,un cambio o modificación que, en última ins-tancia, permitiera recuperar la mano de obrapotencialmente desaprovechada.

En las ordenaciones de trabajo se muestranciertas contradicciones puesto que los Estadosnecesitan la desregulación para que el trabajopueda realizarse según imperativos del mer-cado (ello aumentará la flexibilidad potencialde mano de obra y reforzará los medios discre-cionales de que disponen los empresarios paraadaptar su plantilla a la evolución de las con-diciones del mercado, a la vez que esta tenden-cia puede mejorar con frecuencia la igualdadde acceso al empleo o producir cambios estruc-turales que dejen su validez a las restriccionesanteriormente vigentes).

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

131REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

21 «Hay ejemplos de efectos directos en la legisla-ción todavía vigente en ciertos países que excluyen deciertos empleos categorías de trabajadores como los jó-venes o las mujeres. Otro tipo de legislación general

prohibe cualquier práctica discriminatoria en contrata-ción o en el empleo por motivo de raza, sexo, color oreligión (algunos países prohiben asimismo la discrimi-nación basada en las convicciones políticas o en el ori-gen social)» (OCDE, 1988; 43).

Page 128: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

De igual manera, los trabajadores y susrepresentantes aspiran siempre a una reduc-ción del tiempo de trabajo individual, sin quela remuneración disminuya proporcional-mente): se piensa que así podrán ofrecer sali-das a los desempleados, sobre todo de largaduración.

Se puede concluir, con que la ordenacióndel trabajo ha venido adoptándose en el mar-co de las legislaciones nacionales aunque lasprincipales iniciativas se han adoptado en elmarco de las negociaciones colectivas (OC-DE, 1988).

En cuanto a la segunda causa o factor dedesempleo (desempleo de larga duración),que viene dada con la irrupción e implanta-ción de las nuevas tecnologías (tecnologíasde la información) en el mercado de trabajo,es lógico que desplacen a ciertas categoríasde trabajadores de sus puestos hacia una si-tuación de desempleo o inactividad, ahorran-do al empresario coste laboral (sobre todo,vía salarial) y aumentando su beneficio me-diante unos sistemas productivos computeri-zados que van a producir con más velocidad ycalidad mayores cantidades de productos ymercancías.

Consecuentemente, las nuevas tecnologíasexigirán de aquellos trabajadores que llevanun año o más de inactividad, o de aquellasotras personas que no han accedido todavíapor primera vez al mercado de trabajo, unoscrecientes niveles de cualificación profesio-nal y una adaptación y puesta al día para suincorporación o reinserción al mundo labo-ral, que no poseen.

Por ejemplo, en este proceso actual decambio tecnológico (cambio técnico iniciadoen los años sesenta), se observa como el mis-mo ha influido e influye de manera especial-mente negativa en los trabajadores con untramo de edad de más de 45 años que sondespedidos, ya que tienen muy difícil volvera ser contratados porque han de competircon activos jóvenes crecientemente cualifica-

dos y apetecibles para los empresarios que,desde el punto de vista de la formación deprimera mano, les pueden ofrecer una forma-ción adecuada a los códigos de funcionamien-to de sus empresas.

Con lo que estos trabajadores se convier-ten en un colectivo susceptible, sino se to-man las medidas necesarias por parte de lospoderes públicos, de caer en situación de des-empleo de larga duración.

A pesar de todo:

(...), el análisis de los principales mecanis-mos de transmisión induce a pensar quela oleada actual de tecnologías, como mu-chas de las que han precedido, elevará elpotencial productivo de las economías ysentará así las bases para un crecimientoduradero de la producción, el empleo y lasganancias reales (OCDE, 1988; 439).

De todas formas, el grado en que este po-tencial se plasma en un crecimiento real dela producción en su conjunto, del empleo ydel beneficio no está en función sólo del cam-bio tecnológico, ya que este pone en marchaun conjunto de reacciones contradictorias:

(...), por lo que el resultado neto, especial-mente para el empleo, depende funda-mentalmente de una serie de parámetrosy de su poder relativo (...), parece que noexiste una relación única y predetermina-da entre cambio tecnológico y el comporta-miento del empleo (OCDE, 1988; 442).

Aunque es cierto, que el cambio técnico otecnológico 22 influye, apreciablemente, en la

ESTUDIOS

132 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

22 La heterogeneidad del cambio técnico o tecnoló-gico deriva del carácter de la nueva tecnología (microe-lectrónica) a medida que se desarrolla y difunde, semodifica continuamente y se adapta a un número cre-ciente de aplicaciones en productos y procesos afectan-do a diversidad de campos profesionales respecto al fe-nómeno del cambio técnico o tecnológico (posturadeterminista). No obstante, la adquisición de conoci-mientos tecnológicos como base es incoherente porque

Page 129: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

asignación del empleo entre los individuos,las ocupaciones y los sectores productivos.

Concretamente, las tecnologías de la in-formación tienen algunas consecuencias de-terminantes para la distribución sectorialdel empleo ya que algunos de los sectores dealta tecnología son los que están obteniendomejores resultados en cuanto a la empleabi-lidad de trabajadores en paro (aunque no enrelación a los desempleados de larga dura-ción) (OCDE, 1988).

Es obvio, que la introducción de las nue-vas tecnologías en los procesos productivosgeneran un proceso de reasignación de lospuestos de trabajo en cada sector de la econo-mía (en función, de que se trate de intensi-dad tecnológica media o alta), y una altera-ción de las necesidades formativas de losempleados de las unidades de producción(OCDE, 1990).

Concretando: ante un cambio técnico otecnológico, quienes sufren sus consecuen-cias perniciosas (tanto para entrar como pa-ra salir del mercado de trabajo), son las per-sonas que se sitúan fuera del mercadolaboral en una situación de prolongada inac-tividad (12 meses o más) que necesitan unpuesto de trabajo pero que no lo encuentransino se regeneran formativamente pero enunas circunstancias de precariedad económi-ca o física y psicológica, y aquellos activosempleados mayores de 45 años que son des-pedidos por razones tecnológicas (paro tecno-lógico), y que para regresar a un puesto de

trabajo tienen que competir duramente (co-mo se apuntó anteriormente).

Con la aparición e implantación de lasnuevas tecnologías en los sistemas producti-vos, y su influencia determinante en el man-tenimiento o generación del fenómeno deldesempleo de larga duración, lo que, real-mente, se está estableciendo es una relacióndirecta y clara entre empleo y tecnología.

Dicha relación es uno de los aspectos bási-cos dentro del debate actual que se produceacerca de los niveles de desempleo (que afec-ta, sobremanera, a los colectivos ubicados enlo que se conoce como el «desempleo estruc-tural»), y de las capacidades de los países in-dustrializados para generar empleo.

Con lo que, la variable tecnológica es laclave para el proceso continuado de creci-miento y de creación de empleo; es decir, seconvierte así, en la «piedra angular» que per-mite que aumenten la productividad, las ren-tas reales y las posibilidades de empleabili-dad de los desempleados de larga duración.

Pero, a pesar de ello, hoy en día, en que seconsidera que el cambio tecnológico es parti-cularmente rápido y global, y que el creci-miento es lento, se apunta con frecuencia ha-cia la tecnología como la causa de lageneración de altas tasas de desempleo yaque, en cierto sentido, ha existido y existe untemor evidente a que las nuevas tecnologíaspuedan provocar pérdidas potenciales depuestos de trabajo en todos los sectores pro-ductivos de las economías de los países des-arrollados 23.

Aunque, se ha demostrado, en aconteci-mientos posteriores, que la aparición de un

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

133REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

la nueva tecnología influye en determinados camposprofesionales (postura no determinista). Para los demás,la tecnología se incorpora en complejos sistemas pluri-tecnológicos donde el problema reside en dominarlos.A pesar de ello, se contempla que el factor técnico otecnológico (nuevas tecnologías) supone un cambio decarácter técnico unido a la idea de innovación de pro-ductos y de procesos, e implica la ampliación y exten-sión de los mercados (la sociedad de la información; esdecir, la nueva economía, transportes e infraestructu-ras), que, por ende, conlleva (competitividad, empleo ydemanda-consumo) (OCDE,1996).

23 Según SCHUMPETER, el «cambio técnico» es unproceso de «destrucción creativa» que consiste en unproceso de destrucción neta de puestos de trabajo enalgunas antiguas ocupaciones, empresas y sectores; yen un proceso paralelo de «creación neta» de puestosde trabajo en los nuevos sectores y ocupaciones (STI-GLITZ, 1992).

Page 130: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

elevado nivel de «paro tecnológico» no ha sidotal y; además, ha sido cierto que la aplicaciónde una nueva tecnología siempre ha idoacompañada de un apreciable nivel de paro,a pesar de que los puestos de trabajo adicio-nales creados, directa o indirectamente, hanresultado ser insuficientes, no sólo para sus-tituir a los que se han perdido sino, igual-mente, para elevar la empleabilidad de for-ma sustancial.

De hecho, la preocupación internacionalactual por la influencia de las nuevas tecno-logías reside en salvaguardar las posibilida-des potenciales del empleo (y su afectaciónen los colectivos activos más desprotegidos),puede atribuirse al carácter de las mismas.

La incertidumbre o el malestar, sobre to-do, entre los activos respecto al factor tecnoló-gico radica en la «creencia científico-técnicadivulgativa» de que dado que las tecnologíaspueden ahorrar trabajo y coste empresarial,y tienen numerosas aplicaciones, su rápidautilización podría generar –a diferencia de loocurrido hasta ahora–, nada más que unoscuantos nuevos empleos y provocar, sin em-bargo, elevados niveles de «desempleo es-tructural» (dentro del cual se perjudicaríanotoriamente, entre otros, a los desemplea-dos de un año o más tiempo).

Lo evidente, es que tanto la naturaleza dela competencia internacional como su ritmose invocan como argumentos en el debate so-bre el nivel y estructura del paro en su rela-ción con la variable tecnológica.

La actual situación de «globalización in-dustrial» pone de relieve, cada vez de formamás nítida, la dimensión tecnológica del co-mercio internacional y la necesidad que tie-nen las empresas de adoptar los mejores mé-todos internacionales. Con lo que dada laimportancia de la formación y de la cualifica-ción en general, las diferencias internaciona-les existentes en la pauta de empleo y des-empleo van a depender en gran medida de lacapacidad de las economías nacionales para

innovar y asimilar la nueva tecnología pormedio de cambios estructurales.

Por otro parte, la literatura teórica sobretecnología y empleo sugiere que el aconteci-miento del cambio técnico o tecnológico (alreducir cantidad necesaria de recursos porunidad de producción o al crear nuevos pro-ductos) permite producir más con una canti-dad menor de recursos o elevar la demanda,lo que aumentaría a la vez, las ganancias y elempleo, de una forma duradera.

De esta manera se desemboca en el plan-teamiento apuntado: cabe preguntarse si,hoy en día, el potencial de creación de em-pleo que tienen las nuevas tecnologías se tra-ducirá realmente en puestos de trabajo queayude a los desempleados de larga duracióna volver al mercado laboral; en qué medidaeste proceso se autorregula; y si va a aumen-tar la demanda en la misma medida que lacapacidad productiva.

La contestación no es sencilla ya que ha-bría que observar el efecto de las nuevas tec-nologías en un periodo de transición, a cortoy medio plazo, y a largo plazo, cuando se ha-ya producido el ajuste a un determinadocambio tecnológico 24.

ESTUDIOS

134 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

24 Por ejemplo, las nuevas tecnologías del transpor-te y de las comunicaciones han redefinido constante-mente las fronteras efectivas de los mercados de trabajolocales, nacionales e internacionales. La tecnología dela información y de la comunicación hacen del teletra-bajo una alternativa cada vez más viable a las modali-dades más tradicionales del trabajo, alterando la pautade oferta local y global del trabajo ya que es factibleque entren en el mercado de trabajo nuevas categoríasde trabajadores; pero aún así, con ello no se hará másque seguir perjudicando al «desempleo estructural»(desempleados de larga duración), que por sus especia-les circunstancias carecen de medios económicos paraadecuarse a todo este contexto, ya que en este marcode producción, las nuevas tecnologías exigirán la cuali-ficación a todos los recursos por igual, sin entrar a ana-lizar las circunstancias de los mismos.

Signifíquense colectivos como: los jóvenes que to-davía no han accedido por primera vez al trabajo, lasmujeres que quieren acceder al empleo que nunca han

Page 131: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Las relaciones tecnología-empleo y las in-fluencias tecnológicas vía desempleo de largaduración son complejas y heterogéneas, yuno de los efectos más espectaculares de latecnología en el empleo de los países indus-trializados puede ser indirecto y tener sucausa en las consecuencias del proceso deglobalización y de apertura de mercados, quea la vez, puede significar para las empresasun crecimiento altísimo de la oferta de traba-jo y de la mano de obra barata, pero no nece-sariamente carente de cualificación alguna(OCDE, 1996).

De esta manera se puede deducir que lascausas o factores que sobreestiman el fenó-meno del desempleo de larga duración, son:

En primer lugar, la composición de lafuerza laboral (a raíz del cambio drástico delperfil del desempleo desde 1960 en adelan-te), con una proporción de jóvenes y mujeres,muy superior a la de hace 20 años, que con-forman lo que se denomina «desempleo es-tructural» (también, de larga duración) yaque presentan mayores dificultades de acce-so a la actividad y siempre representan unamayor tasa de paro (se les unen parados ma-yores de 45 años y parados de larga duraciónsin cualificación).

En segundo lugar, el hecho de que para fi-gurar como desempleado basta manifestar,solamente, que una persona se encuentrabuscando activamente empleo (aunque, real-mente, no lo esté buscando).

En tercer lugar, el hecho de que el interéspor buscar empleo puede haberse reducido

por la generalización del seguro de desem-pleo en los últimos veinte años.

Y, por último, el dato de que en la mayo-ría de las economías buena parte del produc-to nacional –Producto Interior Bruto (PIB)–y de la actividad económica real general enlos países desarrollados escapa a las cifrasoficiales porque la aparición de una econo-mía oculta o sumergida supone la existenciade unos empleos cuya importancia es difícilde cuantificar, pero que debe ser, aproxima-damente el 20% PIB en el conjunto de lospaíses industrializados occidentales (OCDE,1997).

En cuanto a la primera causa de desem-pleo de larga duración, y que tiene que vercon los efectos negativos para el empleo quehan tenido y tienen los mercados de trabajorígidos o poco flexibles –en el contexto depaíses industrializados, desde la década delos años noventa del siglo pasado–, los Esta-dos han venido combatiendo el mismo condiversas acciones de fomento de empleo quetienen como misión general la de intentarfrenar o atenuar los efectos perniciosos eco-nómicos y sociales que conlleva, sobre todo,este fenómeno del paro de naturaleza es-tructural.

La consecuencia negativa que tiene dichasituación para la economía de estos países esque se pierden para siempre estos recursosociosos y, ello supone, el desaprovechamientodel potencial productivo. Aquí se observa elprimer coste económico para la sociedad: re-cursos (incomes) no utilizados y bienes y pro-ductos (outcomes) no producidos u obtenidospor tener mano de obra sin ocupar y en si-tuación de inactividad prolongada.

Además, desde la perspectiva social, esevidente que el mayor coste, el más grave re-cae en los individuos que se encuentran endicha situación de desprotección. Los segu-ros de desempleo no son suficientes ni encantidad económica (su cuantía suele ser in-ferior al salario normal en el conjunto de es-

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

135REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

tenido, las personas sin ningún tipo de cualificación dehecho, personas con minusvalías físicas y psíquicas,...En este sentido, tampoco, los trabajadores de más de45 años desplazados por la innovación tecnológica lotienen más asequible para volver a la vida activa, comose ha señalado anteriormente, como tampoco lo tienenfácil los jóvenes y mujeres que un día estuvieron en ac-tivo y que salieron del mercado laboral por diferentescausas y que ahora desean reincorporarse al mismo(OCDE, 1990).

Page 132: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tos países) ni en cobertura (y no toda la po-blación laboral está acogida a dicho segurode desempleo, y menos algunos colectivos delarga duración que no han trabajado ante-riormente), es decir, no sirven como sustitu-ción de renta, no les evita todos los perjuiciosocasionados por su inactividad.

Se considera que el desempleo (específica-mente, el de un año o más) se configura comoel primer elemento determinante del gradode pobreza o de falta de bienestar de una so-ciedad, donde la exclusión laboral puede en-caminar a un individuo a la marginalidadempujado por circunstancias de desesperan-za y de acuciante necesidad.

Estos problemas suelen localizarse en co-lectivos de «desempleo estructural» y, conmayor frecuencia, en parados (de un año omás en esta situación) como consecuencia deperiodos de recesión de las economías occi-dentales industrializadas donde el porcenta-je de personas en esta situación aumenta sig-nificativamente 25.

Como contrapartida, en el conjunto de laseconomías desarrolladas, los efectos de estefenómeno recaen sobre los activos ocupadosque tienen que pagar un alto precio por lafalta de trabajo o por su defectuosa gestión yse ven obligados a abonar parte de los costesdel desempleo, en general, a través de cotiza-ciones sociales o impuestos más elevados.Con lo que el seguro de desempleo quedaconfigurado con las cotizaciones al sistemade la seguridad social de trabajadores y em-presas y, en parte, de las contribuciones delsector público.

Consecuentemente, cuando el nivel dedesocupación prolongada aumenta, los tra-

bajadores empleados tendrán que contribuira financiar los mayores costes derivados delabono del seguro de desempleo vía cotizacio-nes o impuestos.

Ni que decir tiene que los costes socialesdel desempleo prolongado sobre los activosocupados son muy elevados, de manera queresulta imprescindible destacar la desigualdistribución que tiene entre la población ac-tiva, constatando que determinados colecti-vos sociales padecen con mayor intensidadeste fenómeno del paro de carácter estructu-ral 26.

En relación con la segunda causa del des-empleo de larga duración, hay que destacarque los efectos de las nuevas tecnologías so-bre el empleo han producido cambios consi-derables en las relaciones industriales tradi-cionales.

También es una realidad, el hecho de quela aparición y difusión de las nuevas tecnolo-gías (electrónica, telemática, cibernética) es-tán logrando conseguir que el tipo de cualifi-caciones requeridas sea de un nivel deinstrucción de base cada vez más amplio, po-livalente y elevado (de cultura técnica gene-ralizada) que va a hacer cada vez más difícilla recuperación para el mercado de trabajo deaquellos recursos activos desocupados yabandonados en el tiempo (sobre todo, losdesempleados de larga duración sin cualifica-ción y con un desfase formativo evidente res-pecto a dichos conocimientos que se requiereny que les hacen no encontrar un empleo) 27.

ESTUDIOS

136 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

25 En los países con menor grado de flexibilidad ensu mercado de trabajo y con mayor rigidez en las plan-tillas de sus empresas, el porcentaje de desempleo delarga duración es mayor que en los países con mayorflexibilidad y menor rigidez en su mercado laboral (Vé-ase, LAYARD, NICKELL y JACKMAN, 1994).

26 La razón reside en que son ciertas característicaspersonales y ocupacionales las que determinan que laprobabilidad de algunos grupos de encontrarse en parosea muy superior a la media de la población activa. Losmás afectados por el desempleo prolongado son los co-lectivos que se vienen señalando (OCDE, 1996).

27 Hoy en día, con la incorporación de las nuevastecnologías se evoluciona hacia un sistema de organiza-ción del trabajo en el que el modelo de organizar laproducción requiere una mayor cooperación técnicade todos los recursos humanos que van a utilizar el sis-tema técnico (propio del contexto tecnológico influyen-

Page 133: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ACTUACIONES: LAS POLÍTICASACTIVAS DE FOMENTO DELEMPLEO

A lo largo de la década de los años noven-ta del siglo pasado, los Estados industrializa-dos y desarrollados occidentales han venidoadoptando un conjunto de políticas de merca-do de trabajo basadas en una serie de medi-das de carácter estructural para lograr redu-cir las altas tasas de desempleo en losmismos, sobre todo, el de larga duración quedemandaba de profundas reformas de losmercados de trabajo, ya que: «Una política demercado de trabajo bien diseñada tiene confrecuencia la ventaja de responder simultá-neamente a los objetivos de eficiencia y deequidad» (OCDE, 1991; 18).

Sin embargo, las políticas activas de mer-cado de trabajo 28 han venido diseñando yaplicando medidas de choque contra tres delos fenómenos, que ya se han apuntado ante-riormente, que vienen alterando negativa-mente los mercados laborales, y que son: laevolución demográfica; las nuevas tecnologí-

as; y las presiones crecientes, originadas porel cambio estructural, sobre los puestos detrabajo y su diversificación según las condi-ciones del trabajo y la cualificación exigida.

Actualmente, en el ámbito de los Estadosdesarrollados occidentales, las acciones detoda política de mercado que esté bien dise-ñada destacan por su ventaja y facilidad dedar respuesta, simultánea, a los objetivos deeficiencia y de equidad.

Si se desea que la acción gubernamental deestos países incida realmente en el conjuntode la oferta de la mano de obra, las medidasespeciales a favor de las demandas dirigidas alos desempleados de larga duración deberánactuar de acuerdo con los objetivos sociales detoda política social y, concretamente, de la po-lítica del mercado laboral que conduzca a laposibilidad de obtener un tipo de empleo esta-ble para los mismos (OCDE, 1991).

Las políticas activas de fomento del em-pleo y/o de la contratación se basan en accio-nes o actuaciones dirigidas a la recuperación,ante todo, de ese «desempleo estructural» (deactivos desocupados de larga duración) paradevolverlo al grupo de población de los acti-vos ocupados.

Además, para que dichas políticas seanefectivas se siguen una serie de tareas, entrelas que destacan, sobre todo: la movilizaciónde los recursos humanos, ya que la «sociedadactiva» se distingue por el favorecimiento deldesarrollo de los mercados y la actividad detodos los colectivos sociales para evitar, en lamedida de los posible, la aparición de fenó-menos como la pobreza, la dependencia eco-nómica de los individuos y la exclusión labo-ral y social.

Para ello:

Debe concederse prioridad a medidas acti-vas como la formación, los programas decolocación y de reinserción destinados alos desempleados, los inactivos y los bene-ficiarios de la ayuda social, de forma que

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

137REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

te) y que exige una creciente y puesta al día de cualifi-cación profesional que los desempleados estructuralesno poseen, incluso en el caso de los trabajadores mayo-res de 45 años (OCDE, 1993).

28 Respecto a las «políticas activas de fomento deempleo» y/o «de la contratación» o denominadas, tam-bién, «políticas activas de mercado de trabajo», y/o «demano de obra» cabe decir que se trata de actuacionespúblicas en el ámbito de la política social (como una delas dos políticas públicas básicas, junto con la políticaeconómica, que diseñan la acción de gobierno en cual-quier Estado). Este concepto, aunque con diferentes vo-ces, es unívoco, y es utilizado por las políticas guberna-mentales de estos países desarrollados para el fomentode la contratación entre los empresarios, ante todo deaquellos colectivos en una situación de inactividad pro-longada (desempleados de larga duración). Es un con-cepto: «(�), utilizado en otro tiempo por la OCDE, tie-ne un carácter híbrido. La palabra �activa� proviene delconcepto sueco de �política activa de mercado de tra-bajo�, que se forjó en los primeros años de la década delos cincuenta a causa de la insatisfacción motivada por lapolítica de moderación salarial (OCDE, 1991; 29).

Page 134: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

se rompa el círculo de dependencia, se re-duzcan las desigualdades en el acceso alempleo y, en general, se introduzca a lostrabajadores en la gran corriente de lasactividades productivas. Esas prioridadesdebieran reflejarse en la asignación de losrecursos (OCDE, 1991; 19).

Por otro lado, estas políticas activas de fo-mento del empleo y/o de la contratación des-arrollan unas formaciones profesionales máselevadas y adaptables para que los indivi-duos con mayores dificultades para volver almercado de trabajo puedan acceder al nuevotipo de empleo:

Para evitar la aparición o el agravamientodel «déficit de personal cualificado», quetendría graves repercusiones en los resul-tados económicos, hay que desarrollar la-zos nuevos con el sistema de enseñanza yreforzar el papel primordial desempeñadopor el sector privado en la formación de lostrabajadores y en la mejora de las cualifi-caciones de los mismos (OCDE, 1991; 20).

Con lo cual, se necesita que la política ac-tiva de mercado de trabajo se encuentre co-rrectamente coordinada con las políticas deenseñanza y de formación, y: «(...), que parafomentar la formación se cree una estructuraadaptada y estimulante en la que participenlos empleadores, los asalariados y los gruposdesfavorecidos» (OCDE, 1991; 21).

Finalmente, hay que subrayar la tarea dela promoción de un espíritu de búsqueda ac-tiva de empleo, especialmente, entre los des-empleados de larga duración favoreciendo di-cha tarea a través de la potenciación de losServicios Públicos de Empleo (SPEs) en susfunciones de orientación y asesoramiento in-dividual y colectivo, y de formación profesio-nal ocupacional 29.

En este sentido:

Será conveniente aumentar la eficienciadel mercado de trabajo prestando una am-plia gama de servicios a los diversos parti-cipantes en el mercado de trabajo, tanto sise trata de demandantes de empleo como sise trata de empresas que buscan personalcon determinadas cualificaciones; esos ser-vicios no debieran responder solamente aobjetivos inmediatos, a corto plazo, sinocontribuir a largo plazo al desarrollo profe-sional de los trabajadores y a la gestión convistas al futuro de los recursos humanos delas empresas (OCDE, 1991; 22).

Las soluciones que ofrecen los poderes pú-blicos de los Estados desarrollados para com-batir el desempleo de larga duración debentener en cuenta dos aspectos distintos de es-te tipo de paro: por un lado, el aspecto flujoque tiene que ver con las variaciones margi-nales a lo largo del tiempo y, por otro lado, elaspecto stock 30.

Es precisamente, en esta tarea de cambiode la tradicional y excesiva dependencia delindividuo respecto del Estado-paternal haciael fortalecimiento de la cultura laboral debúsqueda activa de empleo, donde estos paí-ses han venido aunando sus esfuerzos paraconseguir reducir las elevadas tasas de «des-empleo estructural» 31.

ESTUDIOS

138 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

29 Ya que: «Para evitar que las personas desemplea-das que desean acceder nuevamente a un puesto detrabajo se deslicen paulatinamente hacia una situaciónde desempleo de larga duración, conviene conceder

prioridad a los servicios orientados al mercado y rápida-mente eficaces, como la orientación profesional, y a losservicios apropiados para aumentar la motivación parael trabajo, estimular los esfuerzos de búsqueda de em-pleo y mejorar la aptitud para el trabajo. Si esos servi-cios fracasan, habrá que pensar en formas de interven-ción más intensivas por parte de los poderes públicos,como las subvenciones a la formación y al empleo»(OCDE, 1991; 23).

30 Es decir: «Cuando empeoran las condiciones eco-nómicas, es de esperar que algunos parados de corta du-ración se sumen a las filas de los parados de larga dura-ción (el aspecto flujo). El problema del stock surge cuandoel flujo de salida de este grupo es pequeño, incluso aun-que mejore la situación económica» (OCDE, 1993; 280).

31 «Los desempleados de larga duración constituyenactualmente el principal objetivo de medidas intensivas.

Page 135: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Y, es imprescindible hacer mención al ac-tual diseño, en el caso español, de las políti-cas activas de fomento del empleo 32, que seconstituyen en :

(...), un eje director de las medidas empren-didas, de las que se derivan objetivos ope-rativos entre los que se pueden destacar lossiguientes: a) Potenciación de la transpa-rencia del mercado de trabajo, b) Desa-rrollo de la Estabilidad en el Empleo, c)Optimización de los Recursos Humanos,d) Adaptabilidad y Flexibilidad para lacreación del empleo y e) Atención a los Co-lectivos Desfavorecidos (MTAS, 2001; 99).

En cuanto a la atención de los colectivosdesfavorecidos, entre los que se recoge a los

desempleados de larga duración 33, se diceque:

La cohesión social a través del empleo exi-ge, a su vez, la atención prioritaria sobrelos colectivos más vulnerables del merca-do de trabajo, como son los inmigrantes,los discapacitados, los amenazados de ex-clusión, los parados de larga duración yaquellos otros colectivos con dificultadesen el proceso de inserción en el mercadode trabajo (MTAS, 2001; 100-101).

A MODO DE CONCLUSIÓN

Para terminar, y en relación con un fenó-meno tan complejo como es el del desem-pleo de larga duración, cabe decir que esnecesario establecer cuáles pueden ser lasgrandes orientaciones de las políticas acti-vas de mercado de trabajo en su objetivo defomentar, sobre todo, el empleo y/o la con-tratación para la categoría del desempleoestructural.

En este sentido, se aboga por profundizare insistir en las siguientes pautas de conduc-ta para progresar:

En primer lugar, ahondar en la posibili-dad de promoción de unos recursos humanoscrecientemente cualificados que consigan au-

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

139REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

En numerosos países el SPE ha establecido procedimien-tos especiales para asegurar que todos (�), sean convo-cados a una entrevista y se les estimule vivamente a ha-cer frente a sus propios problemas. Esos procedimientosreciben asimismo nombres diversos (�), �entrevista deldecimotercer mes� (Francia). En la mayoría de los casos,estas entrevistas son obligatorias al término de determi-nado periodo de desempleo» (OCDE, 1991; 65-66).

También, al hilo de lo argumentado, estos SPEs pro-mocionan la idea de movilidad geográfica para encon-trar un puesto de trabajo entre las personas inmersas eneste tipo de desempleo prolongado. Además, la forma-ción profesional no es una solución, a corto plazo, delos problemas que tiene el desempleado de larga dura-ción, sino que se considera más bien como una inver-sión en capital humano para el futuro, cuando menos amedio plazo (OCDE, 1991).

32 «La orientación general de las medidas de la polí-tica de empleo en España se fundamenta en el desarro-llo de la Constitución; la Concertación Social entreAgentes y de estos y el Gobierno; el proceso de Con-vergencia con la Unión Europea, los Tratados Interna-cionales en materia laboral y, finalmente, el desarrollode las Políticas Activas para una optimización de los re-cursos humanos y un proceso de adaptación y moder-nización del sistema productivo» (MTAS, 2001; 97).

En este caso véanse que: «Los artículos 40, 41, y 42contemplan los Principios Rectores de la Política Socialy Económica, la orientación de las políticas hacia el Ple-no Empleo, los sistemas de Protección Social, el Dere-cho a la Formación Profesional o a la Seguridad e Higie-ne en el Trabajo, la limitación de la jornada laboral y losderechos de los trabajadores españoles en el extranje-ro». (MTAS, 2001; 97).

33 Las medidas activas de fomento del empleo parael colectivo de los desempleados de larga duración, quese utilizan en el caso español, se resumen, sucintamen-te, de la siguiente manera: para Formación, acciones através del Nuevo Programa de Formación Profesional,de programas de formación ocupacional, y de forma-ción mediante el acercamiento entre sistema formativoy la práctica en la empresa; y para Empleo, acciones deincentivación de los contratos de duración indefinidapara desempleados de larga duración, y de contrata-ción de desempleados para sustituir temporalmente atrabajadores en excedencia por cuidado de familiares(Véase, el Informe Técnico del MTAS, titulado: «La Polí-tica de Empleo en España. Informe de base sobre insti-tuciones, procedimientos y medidas de política de em-pleo», 2001).

Page 136: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

mentar el crecimiento económico, –ya que,tradicionalmente, el paro de larga duraciónha ido unido, indefectiblemente, a un bajocrecimiento de la producción en los últimostreinta años-; crear riqueza; y generar el em-pleo más estable posible.

En segundo lugar, equilibrar, consecuen-temente, la inflación y el desempleo de talmanera que se estabilice el empleo en perio-dos de coyunturas económicas menos favora-bles para el crecimiento y evitando los «cue-llos de botella» que se producen en losmercados laborales cuando existen periodosde expansión de la actividad.

En tercer lugar, que, sobre todo, los Servi-cios Públicos de Empleo (SPEs) o, lo que es lomismo, la intermediación laboral pública deestos países desarrollados mejoren, en mayoro menor medida, la gestión de estos serviciossociales prestando más atención y dedicacióna los desempleados de carácter estructural, através del ofrecimiento de ayuda para la bús-queda activa de empleo con el fortalecimien-to de la orientación y el asesoramiento indi-vidual de los demandantes de empleo, y,siempre, en función de sus capacidades y po-sibilidades profesionales, para permitir co-nocer la casuística de cada uno de ellos.

Y, en cuarto lugar, conjugar eficiencia yflexibilidad de los mercados de trabajo (con-juntamente, con la mayor protección y ga-rantía del especial derecho, que por su situa-ción tienen, los colectivos de desempleadosde larga duración, ante todo, los menos cuali-ficados y los que aún no han podido accederpor primera vez al empleo: jóvenes, mujeresy minusválidos), y con la potenciación de lainversión en capital humano para responderadecuadamente a la evolución demográfica ytecnológica.

BIBLIOGRAFÍA

ALBA, ÁLVAREZ y PAGÁN (1999): Parados de LargaDuración. MTAS, Madrid.

BOYER, R. (1988): The Search for Labour MarketFlexibility: The European Economies in Transi-tion. Clarendon Press, Oxford.

– (1986): La Flexibilidad del Trabajo en Europa.MTSS, Madrid.

CACHÓN, L. y FUNDACIÓN TOMILLO (1999): NuevosYacimientos de Empleo en España. Potencial decrecimiento y desarrollo futuro. MTAS, Madrid.

FISCHER, S.; DORNBUSCH, R. y SCHMALENSEE, R.(1990): Economía. McGraw Hill.

GARCÍA COTARELO, R. (1983): Origen y Desarrollodel Estado de Bienestar. Proceso histórico delBienestar Social: La consolidación del «Estadode Bienestar». Revista Sistema, Madrid.

KERR, C. (1985): Mercado de Trabajo y Determina-ción de los Salarios. La «Balacanización de losmercados de trabajo y otros ensayos». MTSS,Madrid.

LAYARD, R.; NICKELL, S. y JACKMAN, R. (1994): ElParo. Los resultados macroeconómicos y el mer-cado de trabajo. MTSS, Madrid.

McCONELL, C. y BRUE, S. (1996): Economía Labo-ral. McGraw Hill.

MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES

(MTAS) (1999): Parados de Larga Duración.MTAS, Madrid.

– (2001): La Política de Empleo en España. Infor-me de base sobre instituciones, procedimientos ymedidas de política de empleo. MTAS, Madrid.

MOCHÓN, F. (1993): Economía. Teoría y Política.McGraw Hill.

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT)(2001): Reducir el déficit del trabajo decente.OIT, Ginebra.

ESTUDIOS

140 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 137: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y DESARROLLO

ECONÓMICO (OCDE) (1988): Perspectivas delEmpleo. MTSS, Madrid.

– (1990): Las Nuevas Tecnologías en la década delos Noventa. Una estrategia socioeconómica.MTSS, Madrid.

– (1991): Políticas de Mercado de Trabajo en losNoventa. MTSS, Madrid.

– (1993): Perspectivas del Empleo. MTSS, Madrid.

– (1996): Estudio de la OCDE sobre el Empleo.

Evidencia y explicaciones. PARTE I. Tenden-

cias del mercado de trabajo y fuerzas subyacen-

tes de cambio. MTAS, Madrid.

– (1997): Estudio de la OCDE sobre el Empleo.

PARTE II. El potencial de ajuste del mercado

de trabajo. MTAS, Madrid.

SAMUELSON, P.A. y NORDHAUS, W.D. (1993): Econo-

mía. McGraw Hill.

STIGLITZ, J.E. (1992): Economía. McGraw Hill.

FÉLIX M. HERRADOR BUENDÍA

141REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 138: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ESTUDIOS

142 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

RESUMEN: En un contexto económico de globalización –de apertura de mercados y de crecientecompetitividad– se hace indispensable seguir manteniendo y potenciando lasestructuras de bienestar en los países industrializados y desarrollados para poderdar respuesta a las necesidades y bienestar de los individuos y del conjunto delcolectivo social.Es evidente, que el primer planteamiento para salvaguardar las estructuras delbienestar en estos Estados tiene que ver con el hecho de garantizar el empleo y suprotección, pero no como hasta ahora –dentro de unos mercados de trabajo rígidos,escasamente flexibles y poco adaptados a las nuevas necesidades productivas–, si-no en un entorno de necesaria reforma flexibilizadora de los mismos que combata,sobre todo, el desempleo de tipo estructural, y que tiene que ver directamente con elfenómeno del desempleo de larga duración.

Page 139: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

II. Informes

Page 140: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Las enfermedades crónicas suponen elproblema que requiere mayor aten-ción en los países desarrollados, tan-

to por parte del sistema de salud como deotros sistemas relacionados con el bienestarsocial. Podemos congratularnos por el logrodel aumento de la esperanza de vida y la su-pervivencia de gran número de personas conenfermedades hasta hace poco tiempo morta-les, sin embargo, la mayor posibilidad de su-pervivencia puede suponer enfrentarse a nu-merosas dificultades durante el resto de suvida y pagar un alto coste tanto la personadirectamente afectada como su familia. Ha-blaremos de enfermedades crónicas gravesque tienen como consecuencia importantesdiscapacidades que obligan a las personasafectadas a depender en gran manera deotras personas para la realización de las acti-vidades cotidianas.

Las directrices de las políticas de salud delos países desarrollados, además de intentaraumentar la supervivencia, persiguen el ob-jetivo marcado por la ONU de «dar más vidaa los años que se han agregado a la vida» y

no sólo lograr una mayor longevidad. Esteobjetivo es igualmente aplicable en el caso demenores, jóvenes o adultos que se ven afecta-dos por una enfermedad crónica grave y quesi bien se benefician de los avances de la me-dicina, en España, se sienten olvidados porlas políticas públicas que tienden a ignorarsus necesidades, escudándose en la solidari-dad familiar. La realidad es que la mayoríade estas familias asume la responsabilidadde cuidar a sus miembros enfermos con esca-so apoyo público, llegando a hipotecar suspropios proyectos vitales e incluso con mer-ma de su salud, lo que resulta socialmenteinjusto y les coloca en situación de riesgo o defranca exclusión social (Martínez Román, MªA., 2001). Estamos ante un tema de actuali-dad, el tema de la dependencia que parecepreocupar más en el caso de las personasmayores pero que afecta también a todas lasedades.

«Dar más vida a los años que se han agre-gado a la vida» implica proporcionar oportu-nidades para un desarrollo humano, poderrealizar un proyecto vital de desarrollo per-sonal y significa tanto la calidad de vida dela persona con la enfermedad crónica como lacalidad de vida de las personas de su entornovital que se ocupan de su cuidado. Las des-

145REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Departamento de Trabajo Social y Servicios Socia-les. Universidad de Alicante.

«Las familias ya no podemos más».Riesgos de exclusión social de lasfamilias que cuidan de enfermoscrónicos graves

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN *

Page 141: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

igualdades sociales en este ámbito son espe-cialmente injustas y como una injusticia so-cial lo viven las familias entrevistadas, por-que son muy conscientes de que una parteimportante de sus dificultades cotidianas sepodría evitar o aliviar si se tuvieran en cuen-ta las condiciones de vida específicas de cadapersona enferma y si estuviera disponiblesuna adecuada oferta de servicios y apoyospúblicos para hacer más llevaderas sus con-diciones de vida (Martínez Román, Mª A.,Mira-Perceval, Mª T. y Redero, H., 1992).

LAS ENFERMEDADESRESPIRATORIAS CRÓNICAS QUEORIGINAN DISCAPACIDADESSUPONEN UN RIESGO DEEXCLUSIÓN SOCIAL

Nos referiremos a enfermedades respira-torias crónicas graves, por ejemplo, enferme-dad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)con oxigenoterapia domiciliaria, cifoescolio-sis, enfermedades neuromusculares (miopatí-as, ELA, esclerosis múltiple). Mortalidad ymorbilidad están asociadas con desarrolloeconómico y social, también las desigual-da-des sanitarias reflejan las desigualdades so-ciales existentes. El máximo de desigualdadsocial viene asociado a dependencia, calidadde vida mínima, adicción, pobreza, vejez, dis-capacidad y, sobre todo, morbilidad crónica ydeteriorante. En las clases altas muchos delos problemas de salud no llegan a convertirseen crónicos o no originan discapacidades, porel contrario, una persona de un nivel socioeco-nómico bajo tiene muchas probabilidades nosólo de enfermar más, sino también de que de-rive a una enfermedad crónica y, consecuente-mente, de que suponga una disminución de suya menor calidad de vida. (De Miguel, J.,1994). Hay una relación de interdependenciaentre enfermedad crónica y situación socioe-conómica pudiendo ser causa o consecuenciade empeoramiento de la enfermedad y la dis-capacidad de las personas en peor situaciónsocioeconómica (Burström, B. et al.).

Los organismos internacionales vienendestacando la existencia de estrechos víncu-los entre las dificultades de salud y la exclu-sión social, en cuanto pueden suponer obstá-culos que impiden la integración social.Cuando Naciones Unidas habla de desarrollohumano destaca como una de las opcionesfundamentales el «vivir una vida larga, sanay creativa», es decir, no sólo sobrevivir sinotener calidad de vida que incluye la partici-pación o integración en la vida social (Nacio-nes Unidas, 2000). Sin embargo, los obstácu-los al desarrollo humano debido a problemasde salud son también uno de los riesgos deexclusión social en Europa 1. Las enfermeda-des crónicas graves originan discapacidades(OMS, 1983) que afectan a las actividades dela vida diaria derivando hacia la dependen-cia de terceras personas, por lo que hay quetener en cuenta las consecuencias familiaresy sociales de la enfermedad. Este nuevo enfo-que amplía la intervención al entorno social,que es el que determina la situación de mi-nusvalía, para promover la igualdad de opor-tunidades y el máximo de autonomía (Comi-sión Europea, 1996). Lo opuesto a exclusiónsocial es integración social, que es un dere-cho de todo ciudadano, y no hay calidad devida, por mucha autonomía que se consiga,sin integración social.

El derecho a la calidad de vida de las per-sonas con enfermedades crónicas se enmarcaen el contexto más amplio del reconocimientode los derechos humanos (políticos, sociales,económicos y culturales). No tiene sentidodedicar importantes recursos humanos y fi-nancieros a evitar la mortalidad de la pobla-ción si esa mayor supervivencia no se ve

INFORMES

146 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

1 Junto al desempleo de larga duración o el empleode baja calidad, ingresos bajos, falta de vivienda o vi-vienda precaria, problemas de salud, falta de cualifica-ción o fracaso escolar, otras discriminaciones (raza,edad, género) ,crecer en familia vulnerable, adicciones,habitar en zona con múltiples carencias. Con frecuen-cia se establece un círculo, siendo confuso efectuar ladistinción entre causas y consecuencias.

Page 142: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

acompañada de unas políticas sociales quepermitan su integración social, sin que losrestantes miembros de las familias tenganque hipotecar sus proyectos de vida (Martí-nez Román, M. A. y Guillén, E., 1996). Comoya hemos indicado, las familias no se niegana cuidar, se trata de lograr «un equilibrio en-tre los derechos individuales y las obligacio-nes sociales de la atención..., asegurando laoferta de servicios y encontrando el modo dedistribuir socialmente el costo de la carga delas tareas de cuidado equitativamente entrehombres y mujeres, entre Estado, familia,comunidad y sector privado» (Programa deNaciones Unidas para el Desarrollo, 1999),no se puede mantener la noción tradicionalde que la familia debe encargarse del cuida-do integral de todos sus miembros así comosu capacidad para hacerlo (Naciones Unidas,2001). La falta de tiempo debida a la respon-sabilidad de cuidar de alguien excluye a lagente de opciones fundamentales de un des-arrollo humano como, por ejemplo, la oportu-nidad de realizar un trabajo remunerado quegenere derechos a la protección social (Martí-nez Román, M. A., 2001) y participar en lasactividades sociales necesarias para la inte-gración social (Gordon, D., Townsend, P. etal., 2000).

El creciente número de personas que so-breviven pero no tienen curación y que preci-san cuidados de salud continuos e integrales,preferentemente en el domicilio, plantea eldesafío de nuevas políticas que integren loscuidados formales e informales en función delas necesidades de las personas con enferme-dades crónicas y también de las necesidadesde sus familias (Iglesias de Ussel, J., 2001;Philipsen, H. y Stevens, F.,1997; Smith, C. etal., 1991; Campbell, M., Stockdale-Woolley,R. y Nair, S., 1991; Van der Boom, G. et al,1998) Sin embargo, es más frecuente presu-poner la disponibilidad del cuidado informal,dando por supuesto que tienen que asumir laresponsabilidad principal y como si tuvieranlos medios, conocimientos, habilidades y des-trezas que se precisan. Se han realizado es-

tudios sobre las enfermedades crónicas queafectan a las personas mayores y muy mayo-res, sin embargo, también hay muchos meno-res, jóvenes y adultos jóvenes que se encuen-tran en estas situaciones y sus familiarescuidadores suelen ser también jóvenes. Enambos casos, la edad influye en las dificulta-des para el desarrollo personal y social, asícomo en las relaciones familiares y, por lotanto, plantea diferentes demandas a las quehay que buscar respuesta desde las políticaspúblicas.

Desde la medicina, las tendencias actua-les internacionales en el tratamiento de lasenfermedades crónicas marcan como metasno sólo la reducción de los síntomas sino tam-bién el incremento de la capacidad funcional,y la mejora de la calidad de vida (Curtis et al.,1994). La calidad de vida está directamenterelacionada con la capacidad funcional, por loque parece útil la propuesta de reconceptua-lización de la noción de enfermedad crónicarealizada por Hamonet que incluye, por unaparte, cambiar el concepto de enfermedadcrónica por el de «personas con discapacida-des» y, por otra parte, introducir la noción decalidad de vida que supone la percepciónsubjetiva del estado de salud como bienestarfísico, psíquico y social (Hamonet, 1993).

Las enfermedades crónicas pueden ser demuy diferente etiología presentando una se-rie de características comunes que atañen ala duración temporal de la enfermedad; lacausación de discapacidades funcionales; lainfluencia en la calidad de vida; y el carácterevolutivo del proceso de la enfermedad. Unaenfermedad crónica puede generar cambiosfuncionales importantes ya sea en la esfera,física, psíquica o social y, en la mayoría delos casos, se plantean dificultades en todasellas dada la interdependencia entre las tres,con diferencias significativas dependiendodel tipo y grado de discapacidad (Dimond,1984).

Retomando la propuesta de Hamonet, siconsideramos las discapacidades tendremos

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

147REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 143: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

como marco de referencia no sólo las actuacio-nes de asistencia sino también las de preven-ción, rehabilitación e igualdad de oportunida-des, accesibilidad (Naciones Unidas, 1983).En cuanto a la calidad de vida, consideramosla existencia de una interdependencia entrela calidad de las condiciones de vida de la per-sona afectada y la calidad de vida de las per-sonas de su familia que le prestan cuidados(Hooyman, N.R. y Gonyea, J.G., 1999; Bazo,Mª T., 1998; Pérez-Díaz, V., 1998; IMSERSO-CIS, 1996). En España se ha comenzado a va-lorar el desarrollo de instrumentos de medi-ción de la calidad de vida de las personasafectadas por enfermedades respiratorias cró-nicas, incluyendo algunos aspectos socioam-bientales y familiares, pero no se suele valo-rar la calidad de vida de la familia cuidadora.

Por ello, partimos de la hipótesis de quelas familias españolas prestan cuidados pa-gando un alto precio por insuficiencia de apo-yos públicos, hasta el punto de que se puedenconsiderar uno de los grupos sociales en ries-go de exclusión social y en la mayoría de loscasos los cuidados se asignan a una mujer.Mediante entrevistas en profundidad y apli-cación de cuestionarios por correo y teléfonose ha tratado de conocer la opinión de fami-lias cuidadoras de personas con enfermeda-des respiratorias graves, en la ComunidadValenciana, con el fin de conocer la calidadde vida percibida, es decir, la valoración sub-jetiva de la idoneidad de las propias condicio-nes de vida y sus propuestas de mejora. Estopermite identificar tanto las lagunas de laspolíticas sociales como adoptar nuevas medi-das más adecuadas a las necesidades especí-ficas de las personas a las que van dirigidas,incluyendo a las personas cuidadoras.

FACTORES QUE CONDICIONANLA CALIDAD DE VIDA DE LASFAMILIAS CUIDADORAS

Ante una enfermedad crónica grave, elsistema de salud responde con una serie de

actuaciones desde el nivel primario, secun-dario y terciario siempre tratando de man-tener a la persona enferma en su propio do-micilio, para lo que se da por sentado laimplicación directa de la familia en el sis-tema de cuidados. Los enfermos que pue-den contar con un ambiente familiar positi-vo, con estabilidad afectiva y modosadecuados de enfrentarse a los problemascotidianos, pueden adaptarse de modo máspositivo a las crisis que supone el procesode su enfermedad, con la ayuda del restode la familia.

No nos referimos únicamente a la familianuclear tradicional, sino a todas las modali-dades a las que han dado lugar las transfor-maciones sociales y culturales recientes de lainstitución familiar. Sin embargo, aunqueestas transformaciones incluyen la incorpo-ración de la mujer a la vida laboral, lo ciertoes que la atención de las familias a susmiembros enfermos todavía significa, con pe-queñas excepciones, hablar de las mujeres dela familia. Los países escandinavos tienenmayor tradición en cuanto a promoción de laigualdad de oportunidades entre hombres ymujeres, sin embargo, no es el caso de otrosmuchos países, entre ellos España, en dondepersiste una desigualdad por razón de géne-ro, ya que las mujeres asumen la responsabi-lidad principal de los cuidados de los miem-bros enfermos de la familia, hipotecando conello su propio desarrollo humano cuando, co-mo podremos corroborar en las entrevistas,el hombre puede ejercer esas mismas tareasde forma igualmente satisfactoria. NacionesUnidas ( PNUD, 1999) ha destacado recien-temente la falta de valoración en el desarro-llo humano del trabajo de atención y cuidadocon las personas dependientes, cuando es unfactor esencial del bienestar humano y queson las mujeres las que soportan la principalresponsabilidad al identificarse las activida-des de cuidado con el trabajo no remuneradode la mujer en el hogar o con actividades ex-tradomésticas de carácter voluntario ( por lotanto, tampoco remuneradas) de tal modo

INFORMES

148 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 144: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

que la familia actual constituye un pequeñoEstado benefactor 2.

En consecuencia, las mujeres que asumenla responsabilidad principal de prestar loscuidados que demandan los miembros de-pendientes de sus familia tienen muchasprobabilidades de encontrarse en situaciónde pobreza «humana» tal como se define porNaciones Unidas 3, debido a las desigualesoportunidades sociales entre los géneros a lolargo de toda la vida que se manifiestan enmayor medida en la vejez (Naciones Unidas,2001). Cuando se reconoce esta discrimina-ción de las mujeres, el estudio de la pobrezay la exclusión ha de analizar, además del mo-do de distribución de los recursos de la fami-lia entre sus miembros o el modo de toma dedecisiones, la asignación de las funciones decuidado de los miembros dependientes (conlas horas invertidas en dichos cuidados) y lasoportunidades de acceso al mercado laboral,sin olvidar la distribución del tiempo perso-nal en tanto determinante de las oportunida-des para participar activamente en la vidasocial y política (Martínez Román, Mª A.,2001).

Esta perspectiva pone de manifiesto elprecio (emocional, físico, económico y social)que la mujer cuidadora ha de pagar por rea-lizar largas jornadas de atención a la perso-na enferma, en muchos casos, incluyendo lanoche y el fin de semana y sin recibir remu-neración por ello de modo que, además, estas

mujeres se encuentran en situación de de-pendencia de su grupo familiar. Estos obstá-culos tienen mayores repercusiones cuantomás joven es la mujer, por ejemplo, es el casode aquellas mujeres que se ven obligadas adedicarse al cuidado de las personas depen-dientes de la familia y que, seguramente sinsaberlo, están labrando su propia dependen-cia futura ya que dedican su vida a un traba-jo que no es reconocido como tal y, en conse-cuencia, les priva del derecho a la protecciónsocial ante cualquiera de las contingenciasreconocidas por la Seguridad Social, inclu-yendo la posibilidad de una pensión al llegara la vejez. Esto es altamente injusto cuandotradicionalmente la mujer española ha teni-do que asumir por imperativo socioculturalel cuidado de los miembros del hogar, lo queha supuesto un importante ahorro al gastopúblico (Marí-Klose, M. et al., 1998; Martí-nez Román, Mª A., 2001). El derecho a undesarrollo humano implica tener la oportuni-dad de elegir libremente si quiere ejercer eserol de cuidadora, contando con apoyos públi-cos y teniendo acceso a los beneficios del sis-tema de protección social tanto en compen-sación y reconocimiento social a su trabajocomo para prevenir posibles situaciones depobreza o exclusión social en el futuro.

Hay una gran diversidad en cuanto al mo-do como afecta la enfermedad crónica a la ca-lidad de vida de los enfermos y sus familias;cada situación es única pero siempre es unproblema familiar porque repercute en la vi-da individual de cada uno de los miembros ytambién en todos ellos como conjunto o gru-po, con la particularidad de que la enferme-dad crónica es para siempre. Las investiga-ciones muestran las diferencias existentesentre familias que cuidan de sus miembrosdependiendo de factores como el modo deirrumpir la enfermedad en la familia (súbitoo gradual), el curso de la enfermedad (pro-gresivo, constante, episódico), el pronósticode supervivencia y el tipo y grado de discapa-cidades (Roland, J.S., 1994). También influ-yen las experiencias anteriores y el aprendi-

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

149REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

2 El Informe sobre Desarrollo Humano-1995 deNaciones Unidas ya estimaba que las mujeres dedica-ban dos tercios de sus horas de trabajo a actividades noremuneradas (los hombre sólo un cuarto), siendo la ma-yoría de esas horas un trabajo de cuidadora: «la familiapatriarcal tradicional y los prejuicios de género en la so-ciedad que limitan las oportunidades de las mujeresfuera del papel de cónyuges y madres han constituidola forma tradicional de resolver este problema. Pero es-to no constituye la solución».

3 «Pobreza humana» es la privación de opcionesbásicas en años de vida, salud, vivienda, conocimien-tos, participación social y medio ambiente.

Page 145: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

zaje de actitudes en el seno de la familia deorigen, ya que cada familia transmite su pe-culiar modo de vivir y reaccionar ante situa-ciones relacionadas con la enfermedad y lapérdida de salud. No se puede medir la cargade los cuidados sin tener en cuenta sus vi-vencias emocionales (Lázarus, R.S y Folk-man, S., 1984).

La familia, sin haberlo previsto, tiene queaceptar (sin otra opción posible) la responsa-bilidad del cuidado del miembro enfermo yadaptarse a un nuevo modo de vida impues-to por las exigencias de la prestación de cui-dados a medio, largo o muy largo plazo. Sonenfermedades que plantean diferentes pro-blemas según las características de la enfer-medad, según cada una de las etapas de sucurso, según los obstáculos o apoyos del entor-no lo que a su vez depende de las condicionesprevias de las relaciones familiares, sociales,económicas, culturales, etc... Entonces la fa-milia se encuentra con muchas dificultadesque exigen la reorganización y la introducciónde cambios en la vida diaria en función de lasnuevas demandas del familiar enfermo. Sepuede producir tensión y angustia en losmiembros sanos de la familia y esto influye ycondiciona el modo de respuesta en los cuida-dos originando strés, sufrimiento, pena, insegu-ridad, miedo... (Hymovich, D. y Hagopian, G.,1992). A menudo se desconoce y se infravalorael sufrimiento de las familias que se encuen-tran en estas situaciones sin apoyo cuando seles obliga a cuidar las 24 horas del día, duran-te todos los días del año y sin el necesario apo-yo. (Martínez Román, Mª A., 1992; Castaño, R.Martinez Román, Mª A. et al., 1995; Hughes,S. et al., 1999; Karp, D. y Tanarugsachock, V.,2000; Gutierrez Resa, A., 2001).

La política sanitaria actual se basa en ladenominada «atención comunitaria», evitan-do o disminuyendo al mínimo las estanciashospitalarias por su alto coste económico yporque la calidad de vida de los enfermos au-menta en sus domicilios, presuponiendo queeso es lo que considera mejor la persona en-ferma y que hay una familia que asume la

responsabilidad principal de los cuidados.Esta filosofía se ha adoptado de modo incom-pleto ya que evitar la hospitalización o la ins-titucionalización supone contar con una seriede equipamientos alternativos, una ofertasuficiente y adecuada de equipamientos so-ciosanitarios y sociales que faciliten la inte-gración social de las personas afectadas y desus familias. La realidad es que la familiaacaba supliendo la carencia de estos disposi-tivos intermedios y haciendo las veces dehospital de día, de hospital de media estan-cia, de centro de día, etc, y, por supuesto,hospital de larga estancia... teniendo queprestar cuidados que requieren formaciónprevia sin que, generalmente, se les formeadecuadamente ni se les supervise..., tam-bién tienen que sustituir a una grúa o las la-bores de profesionales como auxiliares deayuda a domicilio o asistentes personales...Las familias insisten en que no quieren des-entenderse de sus miembros enfermos y de-pendientes, pero es socialmente injusto adju-dicarles la responsabilidad del cuidado sinelección posible y sin apoyos públicos.

Los cuidados de larga duración agotan alos cuidadores y es que puede resultar muydifícil la vida diaria; las personas con enfer-medades crónicas graves pueden llegar a sermuy dependientes, en la convivencia la per-sona enferma puede reaccionar ante la enfer-medad con ansiedad, tristeza, depresión,sentimiento de ser una carga, irritabilidad,retraimiento, problemas en las relaciones se-xuales, aislamiento social, sentimiento de so-ledad, etc. y, con frecuencia, ambivalencia desentimientos porque las dificultades se acu-mulan y encadenan. La pérdida de capacida-des funcionales es muy difícil de asumir porla persona afectada, originando tristeza y,con frecuencia, aparece un sentimiento dedesesperanza y de incertidumbre ante lasensación de falta de control de la situación.La pérdida de la condición de activo laborales uno de los factores más traumáticos por-que suele implicar no sólo un descenso de losingresos sino también una pérdida de rol so-

INFORMES

150 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 146: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

cial. (Wingate, et al. 1997; Kaufmann, A.1990; Partidgre, M.R., 1982). Hay una ten-dencia al aislamiento social que tiene el ries-go, más tarde, de ser vivido como abandonopor parte de los demás, lo que puede desa-rrollar un sentimiento de soledad. Estas po-sibles reacciones originan la reacción de losmiembros de la familia, especialmente lapersona sobre la que recae la responsabili-dad principal. Sin embargo, no hay dos casosiguales, cada persona y cada familia son úni-cas y reaccionan en función de sus propiosvalores por lo que hay que conocer sus valo-raciones ante las dificultades originadas porla enfermedad (Drummond, N., 2000).

Generalmente, ante estas situaciones vita-les tan difíciles, la familia suele ser el mayorapoyo de la persona afectada, mucho más quecualquier otro apoyo externo, hasta el puntode que la calidad de las relaciones que se es-tablecen entre la familia que cuida y la perso-na que recibe los cuidados tiene importantesrepercusiones en el propio proceso de la enfer-medad y, en definitiva, en la vida de toda lafamilia (Hatchett, L., 1997; Gutierrez León, A.et al, 1999) . La homeostasis actúa para queel sistema familiar trate de encontrar el me-jor ajuste entre las necesidades del miembroenfermo y el resto del sistema familiar, bus-cando el equilibrio entre prestar los mejorescuidados al enfermo y, si es posible, salva-guardar la vida personal, familiar, social y la-boral del resto de la unidad de convivencia.La búsqueda y acceso a los servicios y recur-sos que se precisan ante la nueva situa-ciónpuede suponer un gran esfuerzo para el siste-ma familiar y la cronici-dad puede hacer quelos recursos de la familia, tanto económicoscomo físicos y emocionales, se agoten (Hatch,S. y Hinton, T., 1986).

LA OPINIÓN DE LAS FAMILIASCUIDADORAS: SUS DESEOS YSENTIMIENTOS

En primer lugar, cabe destacar el interéscon que han colaborado en el presente estu-

dio, mostrando extrañeza y agrado por el he-cho de que alguien se preocupara por conocersus condiciones de vida y expresando su es-peranza de que dando a conocer las dificulta-des con las que se encuentran pueda contri-buir a que las políticas públicas no lesignoren. Las personas entrevistadas han ex-presado mayoritariamente un sentimientode abandono social junto al convencimientode que la responsabilidad principal no es delas familias sino social y la necesidad de quese adopten medidas políticas para hacer másllevaderas sus dificultades que, en muchoscasos, les llegan a ocasionar impotencia, de-sesperación, frustración y angustia. Hay querecordar que hablamos del cuidado familiarde personas dependientes, en su mayor partetotalmente dependientes para toda activi-dad. Sienten mayoritariamente que su cari-ño no es suficiente para atender las numero-sas necesidades que surgen a lo largo deldía considerando que las políticas públicasno pueden olvidarles y demandan igualdadde oportunidades como ciudadanos (Ale-mán, C. y Pérez, M., 2000). Unas veces des-conocen si es posible recibir algún tipo deayuda y, otras, conocen la existencia de me-dios para ayudarles a sobrevivir como fami-lia pero no están a su alcance y demandanla oportunidad de tener accesibles esos apo-yos. Sienten que tienen derecho a recibirapoyo público 4.

«Las familias ya no podemos más porquenunca se nos ha ayudado y estos procesoslargos te agotan. Si te apoyaran desde elprincipio seguramente se evitaría este agota-miento».

«Si no luchas por conseguir alguna ayudate ignoran, si te quejas puedes conseguir al-go, poco, pero algo»

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

151REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

4 AZNAR señala la falta de delimitación de los dere-chos de los usuarios en el campo de los servicios socia-les, en los que destaca la insuficiencia de los dispositi-vos prestacionales y la falta de precisión del contenidode las prestaciones.

Page 147: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Mujer de 42 años, vive con esposo, dos hi-jos y sus padres (madre ELA, muy depen-diente) Ha tenido que dejar su trabajo pa-ra poder cuidar a la madre: «La situacióneconómica ha empeorado mucho, es muydifícil llegar a fin de mes. La vivienda noestá adaptada para la silla de ruedas yhay barreras también en el edificio y enlas calles. Hay demasiada burocracia, de-masiados papeles que rellenar, ningunaayuda por parte de la Administración. Lasasociaciones no pueden ayudarte lo sufi-ciente y las respuestas tardan mucho...me siento muy, muy desamparada por to-das partes menos por mi familia... Desea-ría que todo fuera más rápido y que laayuda, si la hubiere, llegara a tiempo, amí y a todos los afectados...».

Mujer de 68 años, vive con su esposo de 75y dos hijos de 40 (distrofia muscular, muydependiente) y 30 años. Se muestra ago-biada por la situación económica, la faltade ayuda pública, la falta de adaptaciónde la vivienda y la imposibilidad de tiem-po libre o de ocio, además de falta de salud«Hay una gran dificultad a la hora de pe-dir ayudas a la Administración, por losbaremos que establecen en cuanto a ingre-sos máximos de la familia, sobre todo enlas ayudas domiciliarias. Se necesita estaren la indigencia para tener derecho».

Varón de 45 años, convive con esposa de56 , un hijo de 22 y otro de 16 años (distro-fia muscular- Duchenne), dependiente pa-ra la vida cotidiana: «Gracias a la empre-sa en la que trabajo y por el convenio quetenemos tengo ayuda económica, pero ne-cesito más... Tenemos el grandísimo pro-blema de que la Administración no ponelas medidas oportunas para solucionar losproblemas que tenemos con nuestro hijo».

Mujer de 52 años, convive con esposo de60, un hermanastro de 52 (distrofia mus-cular) y dos hijos de 26 y 23 años (diabe-tes). Necesitan silla de ruedas, ayudaseconómicas, SAD, adaptación de la vivien-

da, calefacción, transporte público adap-tado a la silla de ruedas. Ella dice quequiere trabajar pero no puede salir de ca-sa para cuidar del hermano. Se queja defalta de atención por los servicios sociales:«Pienso que todas las familias no llegamosa fin de mes sobradas pues tenemos prés-tamos y enfermos en casa con la libertadcortada y que a tu pareja no le guste salira pasear o colaborar poco en casa ... y te-ner que llevar la carga de la casa una so-la... y la edad que cada día se siente más ylos hijos, que con la edad se alejan al mon-tar su vida... sería muy largo todo lo queafecta a la calidad de vida...Espero que es-te cuestionario les sirva y hagan más es-tudios porque a estos enfermos hay mu-chas cosas que les hacen falta, comomedios de transporte y las ayudas para si-llas con batería u otras ayudas físicas que,se diga lo que se diga en noticias y prensa,es muy difícil de conseguir. Deben contarmás con las opiniones del propio enfermoque sabe su necesidad mejor que nadie,como bordillos que se siguen haciendo de-jando un pequeño borde, conductores queno respetan los pasos y que la policía mul-te a todo el que ve en una rampa ocupada,bueno, como es muy largo el tema seguire-mos haciendo fuerza..».

Mujer de 40 años, vive con esposo de 42años, dos hijos de 12 y 7 y una hermana ala que cuida (miopatía mitocondrial): «Es-tas enfermedades musculares son poco co-nocidas, hay pocos tratamientos efectivospara ellas. Estos enfermos necesitan mu-cha ayuda en todos los sentidos, ya que es-ta enfermedad es progresiva, es importan-te sentirse queridos y no un estorbo, comoocurre con mi hermana, debido a que mirelación con mi marido no es muy buenale afecta y tiene que estar en casa a dis-gusto porque no tiene medios económicospara vivir en otra parte. La Administra-ción debería dar ayudas a estas personasque se encuentran desprotegidas porquedependen de los demás. Yo no quiero ni

INFORMES

152 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 148: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

pensar el día de mañana, que pasará conmi hermana cuando se sienta peor y nece-site una silla de ruedas y prefiero no pen-sar...».

Varón de 45 años, convive con esposa de40 años, un hijo de 20 y otro de16 años en-fermo (distrofia muscular- Duchenne), ensilla de ruedas, con inmovilidad casi total:«Nuestra vida está condicionada por la en-fermedad, a cada paso que doy tengo quecontar con el enfermo. Considero escasaslas ayudas económicas y materiales de laAdministración o Seguridad Social, porejemplo, en el caso del vehículo adaptadodan alguna ventaja fiscal en coches hasta1.900 cc. Tuve que comprar un MercedesBenz V 230 turbodiesel de segunda manopues no pude hacerlo con uno nuevo y en-tonces no tuve ayuda porque tiene 2.300cc., siendo el único que se adapta a mis ne-cesidades. Construí una rampa de accesoa la vivienda y diversas adaptaciones, notuve ayudas ni las pedí ante el papeleo ylos dudosos resultados. No hay ayudas enla Seguridad Social para aparatos para fa-cilitar el manejo del enfermo: grúa, ca-mas, baño... la silla de ruedas eléctricatardaron 3 años en dármela. Con todo,agradecido por las ayudas recibidas.

Las familias entrevistadas transmiten,salvo raras excepciones, desorientación, des-información, dificultades de acceso a recur-sos que resultan insuficientes. Aunque lasquejas por la escasez de recursos respondena la realidad, también es cierto que hay algu-nos recursos de apoyo que muchas familiasno conocen, siendo determinante el acceso ala información sobre las posibilidades deayudas técnicas o de apoyo personal y cómohay que hacer para conseguirlo y resulta evi-dente que no existe suficiente información niclara delimitación sobre las prestaciones queson competencia de salud o de servicios so-ciales. De todos modos, la información puedeno ser suficiente si no se dispone de medioseconómicos para realizar el pago inicial.Cuando hay información y el nivel de ingre-

sos permite recurrir a apoyos externos, la fa-milia puede adaptarse mejor a la enferme-dad sin renunciar totalmente a sus proyectosvitales:

Mujer de 22 años, madre enferma ELA,conviven con otro hermano y dos herma-nos más, casados que apoyan.:«Es mi ma-dre la que ha elegido qué ayuda quería ycómo, es su vida...».

Habla la madre: «Cuando necesitas algo,casi siempre tienes que ir por delante, pa-garlo y luego solicitas el reembolso. La si-lla de ruedas eléctrica (renovable cadatres años), si te la deniegan, con la dene-gación lo pides a la ONCE y te lo concedencasi siempre si no el total, un 90%, eso sí,mucho papeleo. Las adaptaciones de vi-vienda, el elevador en la vivienda, se pue-de financiar, si no todo, mucho... desde elAyuntamiento con un proyecto de adapta-ción de aseo te dan una parte.... dependede cada Ayuntamiento y la trabajadorasocial, a veces no hacen caso, pero muchopapeleo... La pensión no contributiva contercera persona, depende mucho de cadaAyuntamiento... Una persona ha tenido laposibilidad de que el Ayuntamiento lecambie de vivienda porque vivía en cuesta... y hasta le han puesto una rampa en laacera en la puerta de la casa...en cambiosen otros municipios... nada. La pensión degran invalidez a veces se deniega pero hayque recurrir... la persona que me levantaes del Servicio de Ayuda a Domicilio delAyuntamiento, viene una hora diaria, pe-ro otros enfermos me han dicho que enotros municipios no hay ese servicio porbaremos más estrictos... yo tengo suerte yen mi Ayuntamiento están muy sensibili-zados con las personas con discapacida-des. Hemos adaptado la vivienda, hay unarampa, se ha cambiado de lugar el dormi-torio, hay elevador en el aseo... todos he-mos ido relajándonos y empezando a vivircon algo que NO SE VA A IR. Cuando al-guien tiene una enfermedad que es deunos meses pues te vas apañando «no»,

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

153REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 149: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

pero cuando es algo que no se va a ir enunos meses pues ya vas poniendo aquellascosas que necesitas... Mis hijos todos estu-dian, trabajan... cuando llegó (la enferme-dad) estudiaban la mayoría y pensamosque teníamos que darle solución... pues,una persona por la mañana y ya cada unohace su camino... esta persona viene, tienela llave y es la que viene a levantarme, du-charme y prepararme el desayuno... y esteaño hemos añadido otra persona para quehaga la comida porque era un caos... yahora, estamos bien... mis hijos están encasa a la hora de acostarme y entonces yano viene nadie... los fines de semana mishijos se han organizado, está cada unopendiente un fin de semana porque el finde semana no vienen ninguna de las dospersonas contratadas, así es que cada cua-tro semanas le toca a uno y nos vamos apasear o quedamos... y así lo llevamos...».

Se aconseja que sea la propia personaafectada la que realice la valoración de susnecesidades y elija la forma de resolverlas,permitiendo así que no pierda el control desu propia vida, teniendo en cuenta las nece-sidades del conjunto de miembros de la fami-lia:

Hija que cuida a madre con ELA: «La per-sona enferma es quien lleva realmente lacarga, es quien tiene las necesidades yquien se busca cómo resolverlas. Mi ma-dre es la que ha buscado a las personasque la ayudan... si ella necesita una perso-na nosotros no la hemos buscado, la buscaella... que si para las mañanas... para le-vantarla... nosotras no hemos buscadoningún tipo de ayuda, es ella la que lo lle-va todo para adelante... porque es ella, nimás ni menos, nosotros estamos aquí y leechamos una mano para el aseo o para loque sea, pero realmente quien lleva su vi-da y sus necesidades es ella y, claro, enotros casos yo creo que el enfermo hace deenfermo, la familia intenta ayudar perocomo realmente quien tiene las necesida-des es el enfermo... el que tiene que ir por

delante es el enfermo, yo creo que es fun-damental, que es el caso de mi madre, «yoestoy enferma pero quiero seguir teniendomi vida independiente». Tiene esta sillaeléctrica porque antes era independientetotal, entraba y salía, y quería seguir te-niendo esa vida, así es que la silla se labuscó también ella... y eso a nosotros nosbeneficia porque ella está así más tran-quila porque es su vida y lleva su vida y anosotros nos quita un montón de peso por-que, claro, yo estoy estudiando, mis her-manas están casadas, mi hermano estátrabajando y entonces hay cosas que nopodemos hacer, la que lleva la batuta esella... «Por qué tener un trato de compa-sión», porque no es bueno ni para ella nipara la familia, es algo más que hay queaceptar y ya está, en lugar de ir andandova en silla de ruedas... y tiene otras nece-sidades, por supuesto... pero siempre tie-ne que ser el enfermo el que exprese loque necesita porque tú no puedes entraren su mente y lo que necesite lo tiene queexpresar, no puedes estar preguntandoconstantemente si necesita ésto o lo otro...es la persona enferma la que tiene que de-cir necesito ésto y como no puedo hacerlotengo que buscar una alternativa...».

Las enfermedades crónicas afectan a me-nores, adultos, mayores y muy mayores. Laedad de las personas cuidadoras guarda rela-ción con el parentesco y edad de los familia-res a quienes cuidan. Hemos encontrado quelas madres ejercen como cuidadoras princi-pales de los hijos, con ayuda de los padres yde los demás hijos. También suelen ser muje-res las principales cuidadoras de sus espo-sos, de sus padres o de sus hermanos. Y tam-bién hay varones que ejercen comoprincipales cuidadores cuando se trata desus esposas y comparten la responsabilidadde los cuidados con su madre para cuidar asu padre. Las relaciones familiares previastienen una gran influencia en el modo de re-accionar ante la enfermedad. Una pareja conbuenas relaciones puede verse reforzada

INFORMES

154 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 150: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

mientras que, en el caso de otra inestable, laenfermedad puede ser causa de problemasen las relaciones o el detonante de una sepa-ración. Hermanos que sienten que se lesabandona o no se les presta toda la atenciónnecesaria; parejas que ven interferida su re-lación por la necesidad de cuidar a padres ohermanos... En todos lo casos, se trata depersonas que se han visto obligadas a reade-cuar su modo de vida en torno a la exigenciasque plantea la enfermedad, con muchas difi-cultades personales:

Varón de 45 años, cuida a su esposa: «Mivida cambió por completo desde que a ellase le diagnosticó la enfermedad. Como hasido una enfermedad progresiva (ELA), yohe ido asumiendo todas sus necesidadesque al principio eran muy pocas pero, aho-ra, son todas».

Mujer de 42 años, vive con esposo de 48 ydos hijos de 20 y 17 años (distrofia muscu-lar): «Él nos necesita para todo.. Mi mari-do y yo vivimos para y por él... creo que lomás importante es vivir en una casa adap-tada para el minusválido y la mayoría delas personas no la tenemos. Nosotros paraducharle nos tenemos que salir de casa eir a una cochera en la que tenemos uncuarto de aseo para poderle duchar y lue-go, en el pueblo hay bastantes barreras,no puede ir a todos los sitios...», pero siem-pre con mucho cariño:

«He contado muchos problemas y cosasnegativas, porque es muy difícil vivir así,pero también quiero decir que me lo pasomuy bien con ella hablando de muchísi-mas cosas, porque la quiero muchísimo yme da miedo el día que nos deje y nos dejea todos, que pienso que no tardará muchoporque la enfermedad la va consumiendopoco a poco...».

«Me haría falta más tiempo para estar conmi marido... entre semana aprovechamos,cuando su turno de trabajo lo permite,mientras está nuestro hijo en el Centro

Ocupacional, salimos a hacer un recado otomar un café en un bar... esos momentosme llenan... La verdad es que dejas de salirmás de lo que debería el matrimonio... co-mo rutina, porque tienes que movilizar atoda la familia y lo dejas... pero digo, es quehace falta, porque piensas... pero, como sa-bes que está bien, pues ya está ... es difícil,él es el primero que dice «¿a qué tenéis queir?» y no le hace gracia, pero también seacostumbra y luego, tan contento...».

«La hermana se queja de que le mimamosmucho... ella era pequeña y también teníanecesidades y yo tenía que dedicarme a suhermano enfermo... pero es muy buenachica... a veces bromeamos de las situacio-nes... a veces pienso qué pensarán ellos,mi hija ha tenido momentos de depresión,es normal... pues yo le decía, ya pasará...».

«Si uno se está lamentando todo el día...hay gente que no lo acepta y entonces sepasa muy mal... no tiene culpa él, ni tengoculpa yo ni tiene culpa nadie... está ahí yya está... ».

Las posibilidades de las familias de asu-mir los cuidados son muy variables y el me-nor tamaño actual es un elemento que difi-culta aún más las ya difíciles situaciones, enespecial, hay que destacar las difíciles cir-cunstancias de las familias monoparentalesque cuidan de una persona dependiente, in-cluso, teniendo limitaciones por discapacida-des las propias personas cuidadoras.

Mujer de 40 años, con 61% de minusvalíapor secuelas de poliomelitis, camina conmuletas, separada, cuida sola de un hijocon distrofia muscular con un 77% de mi-nusvalía que tiene necesidad de cuidadosde otra persona para todas las actividadesde la vida diaria: «mi familia reside fuera,no me puede ayudar salvo situaciones gra-ves».

Mujer de 68 años, vive sola con un hijo de42 (ELA): «Por motivos de su enfermedad

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

155REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 151: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

y falta de movilidad mi situación es ago-biante, necesito ayuda para acostarlo, le-vantarlo y tener que hacérselo todo... miedad y estado de ánimo influyen mucho enno poder atenderlo... Mi situación persistedesde hace veinte años. A raíz de tanto es-fuerzo mis huesos están bastante afecta-dos con muchos dolores y malestares, es-toy muy deprimida... lo veo todonegativo...».

Mujer de 24 años, convive con madre de57 años, enferma (ELA) y abuela de 90años: «Estoy muy deprimida por tantosproblemas, económicos, de vivienda, debarreras en el barrio, de falta de tiempopara mí misma y para estar con mis amis-tades....» Su madre, la enferma, se preocu-pa por su hija y también por su futuro in-cierto: «Mi hija que actualmente cuida demi se casará dentro de un año... tengo 57años y no puedo realizar las tareas del díaa día.. en el momento en que mi hija se ca-se el problema se agravará porque estarésola para cuidarme yo y cuidar de mi ma-dre de 90 años... las ayudas que me ofre-cen son buenas pero no son suficientes...»

Hay familias con más de un miembro de-pendiente y también cuidadores que a su vezestán enfermos.

Varón de 33 años, convive con padres de65 años y 3 hermanos de 30,29 y 23 años,dos de ellos enfermos (distrofia muscularprogresiva) muy dependientes. Destaca lanecesidad de ayuda técnica sobre adapta-ción de vivienda, biomecánica». Se quejade los servicios sociales municipales delpueblo: «falta de información por los servi-cios sociales del municipio y falta de se-guimiento».

Mujer de 38 años, viuda, convive con com-pañero de 38 y cinco hijos de 22, 19, 17, 15y 5 años. Dos de los hijos enfermos con hi-potonía muscular, retraso psicomotor, me-dianamente dependientes: «Con dos per-sonas minusválidas en casa todo está

condicionado a ella», muchas dificultadespara llegar a fin de mes».

Padres de 50 años con dos hijos enfermosde 29 años (Ataxia de Friedrich, en silla deruedas) y 26 años (discapacidad psíquica).La madre: «He tenido que dejar de trabajarpara cuidar a mis hijos, tenemos menos in-gresos y más necesidades, problemas deadaptación de la vivienda y muchas barre-ras físicas por el barrio que impiden pase-ar. Nuestra vida está determinada, no po-demos tener planes ni del futuro».

Mujer enferma 40 años, cuida de su espo-so enfermo (ELA): «Estoy esperando hacemás de un año... vino la trabajadora sociala ver la casa porque no reúne condiciones... hemos tenido que cortar tres puertas...yo me he operado hace poco del corazón yle tengo que sacar del dormitorio y dejarla silla dentro y sacarle .. el aseo tampocoestá adaptado, han venido varios a hacerpresupuesto... pero no lo arreglan.... nonos queda mas remedio que aguantar... enel aseo la silla no entra, hay que dejar lasilla en la cocina y echármelo a cuestas...Ni aseo, ni rampa, ni puertas... no hay na-da..... Ahora hemos visto en casa de otroenfermo que hay una clase de silla que es-tás sentado, la pones en la ducha y no tie-nes que levantarlo ni acostarlo, que parael aseo lo sientas ahí, lo metes dentro y notienes ni que levantarlo porque está abier-to por abajo.... y una cama que tiene unmando para incorporarse y lleva un hierroque puede agarrarse y aunque sea poquitafuerza pues ... pero nosotros todavía nohemos llegado a eso... No es porque no lonecesite, porque verdaderamente lo nece-sita porque él no se puede mover en la ca-ma, entonces si yo estoy durmiendo y lodejo de un lado, si él quiere volverse... co-mo no puede, entonces me llama a mí y yotengo que ayudarle para darle la vuelta...entonces si yo tuviera otra clase de camaque fuese más fácil, entonces me costaríamenos... vamos a ver si podemos hablarcon el médico y él a ver si nos lo puede dar

INFORMES

156 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 152: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

o no... a mí me ha dicho que eso no es porel médico, que eso lo ha comprado él peronosotros no tenemos medios porque de-pendemos de la paga de él.... yo no trabajoporque no tengo fuerza en los brazos, es-toy operada tres veces por una fractura, nila cadera ni el tobillo... me pongo a pelarpatatas y se me duermen las manos, tengoque dejarlo porque no puedo... cojo la agu-ja para coser y me pasa igual... como soncosas obligadas hacerlas las voy haciendoa ratos, pero no puedo ir a trabajar nitampoco puedo dejarle a él porque tendríaque pagar a una persona para que se que-de con él y eso no tendría lógica... entoncestengo que estar aquí con él... pero con60.000 pts que cobra al mes..

Los cuidados continuos que exige la enfer-medad crónica generan problemas de saluden los miembros de la familia, tanto de índolefísica como de tipo emocional sin que, gene-ralmente, el sistema sanitario se ocupe deadoptar medidas de prevención, lo que redun-da negativamente también en la calidad delos cuidados que se prestan. Las quejas de lasfamilias se manifiestan más en los aspectosemocionales que en los físicos, por difícilesque estos segundos resulten, manifestandoque la prolongación temporal de las situacio-nes junto al agravamiento de la salud de lapersona a quien se cuida genera una grantristeza y un sentimiento de impotencia, alver que el final del proceso se acerca.

Mujer de 42 años, vive con esposo y dos hi-jos, uno de ellos enfermo (distrofia muscu-lar-Duchenne): «No estoy enferma porqueno puedo permitírmelo. Por las noches nosturnamos (con el padre) , hace años que nosé lo que es dormir de un tirón toda la no-che, gracias a que soy una persona queduermo fácil y no me desvelo... pero cues-ta... se despierta muchísimas veces, igualse despierta diez veces en una noche... pa-ra darle la vuelta, para aspirarle... a vecesle digo, ya está bien y luego pienso que éltambién se sentirá mal por llamarme...nos turnamos pero, al final, soy yo la que

me levanto más. Desde que tenemos lamáquina (ventilación mecánica) se des-pierta más... al principio él nos decía ««y sise para la máquina y no me oís» ... dormi-mos pendientes todos...

Varón, 46 años, cuida a su esposa conELA: «El problema que tengo ahora es quemi esposa no permite que le ayude nadiepara nada, a no ser que yo no esté, que esraro porque mi profesión me permite dedi-carle mucho tiempo. Lo hago con muchogusto y me apetece, pero hay momentosen que estoy muy cansado porque quizásllevo sin dormir dos o tres noches y medesespero... se me pone mal humor y ellase deprime... Cuando llegan esos momen-tos, para mí son muy difíciles porque notengo a nadie que tenga confianza paradecirle que cuide de mi mujer esa noche yyo poder descansar. Cuidar de ella unanoche supone levantarte cada hora o doshoras para darle la vuelta, aproximada-mente 10 ó 15 minutos cada vez que lotengo que hacer. Además, cada día antesde ir al trabajo tengo que madrugar máspara levantarla, darle la medicación y de-jarla sentada. Muchos días se deprime yme marcho al trabajo hecho polvo... Al me-diodía vuelvo para asearla y darle la comi-da (come muy despacio y no puede hacerlosola) y al mismo tiempo como yo. No per-mite que le de la comida otro familiar...Vuelvo al trabajo y al finalizar la jornadalaboral tengo que volver corriendo porqueme está esperando para llevarla alaseo...El problema fundamental es quetiene problemas de comunicación verbal, aveces no entiendo lo que me quiere decir yella se enfada conmigo... y a mi me dueleporque yo lo he dejado todo por ella... ».

Mujer de 45 años, cuida a su esposo de 60años (ELA), muy dependiente: «Me sientomal a nivel emocional y psicológico, en tra-tamiento por depresión. La situación eco-nómica ha empeorado mucho llegando a finde mes con mucha dificultad, no hay posi-bilidades de hacer proyectos, no me siento

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

157REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 153: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

capaz de salir de casa más de unas horas...Existe una necesidad imperiosa de apoyopsicológico oficial para las familias en lasque hay algún afectado de ELA, en especialpara la persona enferma. Tengo la impre-sión de que, dado que se trata de una en-fermedad que afecta a un número relativa-mente reducido de personas, no existenprofesionales de psicología que estén lo su-ficientemente formados como para poderaportar el apoyo necesario que es muchísi-mo y muy importante, a mi entender, parauna evolución positiva así como para poderdisfrutar de una calidad de vida aceptable.Pues se trata de una enfermedad que loúnico que deja disponible en la personaafectada es precisamente aquello que másinfluye en su estado anímico y emocional:sus facultades intelectuales y su capacidadsexual, lo cual hace mucho mayor su sufri-miento y el de sus seres queridos más cer-canos. En nuestro caso, el núcleo familiarse reduce a nosotros dos. Pueden pues, talvez, imaginarse cómo la situación afecta,además de a nivel físico, a nivel psíquico.Así mismo quiero hacerles partícipes (porsi puede servir para algo) de la idea quetengo de que, en el caso de enfermedadesdel sistema nervioso tales como Parkinson,Alzheimer, esclerosis múltiple, ELA, estámuy bien que se investigue a nivel biológi-co, genético y farmacológico, pero tambiénhay que investigar a otros niveles comoemocional o psicológico para dar con el re-medio esas tan crueles enfermedades».

Madre, 40 años, cuidadora principal: «Seha acostumbrado a que le haga yo las co-sas, cuando se las hacen los demás diceque se las hacen mal. El domingo que supadre no trabaja yo le digo, olvídate de mí,como si no estuviera y su padre se enfadatambién a veces, le está haciendo su padrelas cosas y él diciendo «mamá, mamá»,siempre mamá.. se ha acostumbrado amamá y tiene que ser siempre mamá.Aunque luego se queda con su hermana yprotesta la mitad que conmigo, pero cuan-

do estoy yo... ya hay que decirle «para! y éllo reconoce también y se enfada él tam-bién y yo me enfado, pero bueno... hay queenfadarse y decirle: ya está bien, es queme tienes todo el día. A veces le digo, déja-me sólo cinco minutos para sentarme en elsofá, sólo cinco minutos sin llamarme...,justico llega a los cinco minutos, dependedemasiado, los médicos nos dicen a los pa-dres siempre lo mismo, que los protege-mos demasiado, pero yo digo que me ense-ñen a hacerlo de otra manera..».

Sin embargo, hay lógicas diferencias de-pendiendo de las características de la enfer-medad y su evolución. El tipo y grado de de-pendencia son factores determinantes quemarcan los modos de. La disponibilidad devida de estas familias en función de sus posi-bilidades de encontrar respuestas a las difi-cultades los medios necesarios se relacionadirectamente con el nivel de renta de la fami-lia. Contratar a una persona para que ayudea cuidar es muy caro y difícil encontrar a al-guien cualificado:

«Es caro y difícil porque la persona quevenga ha de ser una persona que sepa ma-nejar sus aparatos, es delicado... si son vo-luntarios no siempre viene la misma per-sona... en el Centro Ocupacional hemosenseñado a los profesores a manejar el as-pirador... no puedes dejarle con cualquierpersona...».

En cuanto a la atención sanitaria que reci-ben las familias, éstas destacan que se tratade enfermedades de difícil diagnóstico y quelos tratamientos especializados suponen des-plazamientos a Valencia y Barcelona. En ge-neral, se muestran satisfechos con la aten-ción recibida aunque también manifiestanque quieren tener mayor participación en laelección de las actuaciones terapéuticas puesno siempre se les consulta y consideran quesi están ocupándose día a día del enfermo de-berían tenerse en cuenta sus sugerencias opreguntas. También señalan la dificultad pa-ra establecer el diagnóstico inicialmente, la

INFORMES

158 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 154: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

falta de coordinación entre especialidades yentre éstas y la atención primaria, así comola tardía incorporación de la neumología, quelas familias de enfermos neuromuscularesvaloran como muy positiva 5.

«Para algunos médicos los enfermos soncomo máquinas, aplican al enfermo lo quehan estudiado y con todos hay que hacerlo mismo de una misma manera... les faltaimplicarse más en cómo es cada enfermo...pero, claro, como no tienen tiempo.... Porejemplo, cuando hay que cambiarle la cá-nula, eso corresponde al otorrino... vienecorriendo... no me da tiempo ni a decirle loque pensaba a la enfermera... no me pue-do quejar, pero... a veces, enseguida loquieren ingresar y eso es lo que no quere-mos... por eso procuramos ir lo mínimo...yo comprendo que ellos tienen muchos pa-cientes y tú eres uno más, pero tú necesi-tas que te traten como único...».

«Si claro, en el hospital muy bien, perosales del hospital, sí, te explican..., pero...llegas a casa y no sabes... y un poco sí quese te cae el mundo encima, entonces... pa-recía que se iba a ahogar en cualquier mo-mento... y entonces.. ¡ay!... cuando empe-zaba a llamar y decía "aspírame", yo decía¿qué hago?... sí que costó... Luego, te acos-tumbras y no hay problema, bueno,... tam-bién pasas tus ratos... no es todo tan fá-cil... un catarro "que me ahogo, que meahogo"...lo pasa él mal... lo pasamos mal...»

Se quejan de la falta de atención para re-habilitación cuando la fisioterapia mejora lacalidad de vida de los enfermos. Las familiasmejor informadas valoran este servicio y locostean privadamente porque lo consideranun gasto prioritario pero se quejan del altocoste, lo que suele limitar su uso. Muchas fa-milias ni siquiera conocen las posibilidadesde la fisioterapia.

«En el Centro de Salud denegaron la reha-bilitación porque decían que no estabajustificada una mejora... tengo que pagaryo y es caro pero muy necesario...».

Manifiestan desorientación y desconoci-miento de medios y ayudas técnicas que po-drían aliviar las dificultades de movilidad delas personas enfermas. Hay carencias de in-formación, de medios económicos para adqui-rirlas y de adaptación a la situación personalde cada caso particular:

«Esto de las adaptaciones... tienes quebuscarte la vida... el médico dice "esto eslo que hay" y a él no le va bien, porque selo he puesto y no le va bien... y al final,terminas tu cogiéndole por aquí y por allíy apañándolo a tu manera, la mayoría delas veces... sobre todo ahora... la últimavez que le hicieron un respaldo... se que-daba así y yo le iba poniendo apaños y alfinal en la ortopedia, decía mira poraquí... es difícil adaptarle, también lo de-cía el mismo de la ortopedia...».

Mujer sola cuidando a su hijo: «Mi hijodispone de silla de ruedas eléctrica, grúa,vehículo adaptado... pero económicamentees muy difícil llegar a fin de mes porque lafalta de ayudas económicas hay que su-plirlas con préstamos y la nómina no damas de sí».

Y si uno de los indicadores de exclusiónsocial es el desempleo o el trabajo precario nopodemos obviar que la enfermedad puede su-poner el fin de la vida laboral de la personaafectada pero también puede afectar de rebo-te a quien le cuide. En nuestras entrevistasnos dicen que, para poder cuidar, tienen querenunciar a trabajar, reducir su jornada,cambiar de trabajo, cambiar turnos... todoello significa consecuencias tanto económi-cas, (disminución o pérdida de ingresos) co-mo de realización laboral y personal (renun-cia a promoción o mejora laboral y pérdida deredes sociales). Estas renuncias en la vida la-boral se viven como pérdidas vitales impor-

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

159REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

5 Las experiencias pioneras de los neumólogos E. SER-VERA (Valencia) y J. ESCARABILL (Barcelona)

Page 155: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tantes y, como ya se ha dicho, las mas perju-dicadas suelen ser las mujeres de la familiaque sacrifican su bienestar presente y futu-ro. Quienes pueden compaginar el cuidadocon alguna actividad laboral, por pequeñaque sea, valoran su beneficio no sólo comomodo de mejorar los ingresos sino, además,como modo de «darse un respiro» para poderseguir cuidando:

«Trabajo dos días por semana limpiandoen una casa y me viene muy bien porque,aunque haga lo mismo que en casa, ya esun trabajo, para no estar las 24 horas conlo mismo... porque, si no, cuando se acu-mula mucho, les doy cuatro gritos... medesahogo... mi marido, en cambio, es delos que se callan... hay que buscar ratos dedescanso porque es bueno para todos...»

«Conforme avanza la enfermedad másgastos, más necesidades. La prestaciónpor hijo a cargo minusválido no cubre enabsoluto los gastos extras que conlleva laatención a un discapacitado ¿se puede ele-var al Congreso una moción con firmaspara que la prestación por hijo a cargo seade la misma cuantía que para los 18 añoscuando la minusvalía crónica es degenera-tiva y se necesita ayuda de tercera perso-na? Debería equipararse en cuantía sintener en cuenta la edad a partir de los 6años para todos lo menores discapacitadoscon un grado de minusvalía superior al65%, cuando necesitan ayuda de tercerapersona ya que hay que afrontar una seriede gastos como, por ejemplo, psicólogo, fi-sioterapia, ayudas técnicas, personas deapoyo y gastos extraordinarios no cubier-tos por el sistema público».

En otros casos asumen que su vida estácondicionada incluso en el aspecto económicoy parecen aceptarlo con resignación, como sino hubiera otra posibilidad:

«¿Problemas económicos?... mi marido tie-ne un sueldo normal y nosotros no aspira-mos a nada especial... te ajustas a lo que

tienes... hay otras personas que quierentener más cosas... pero es difícil. Intenta-mos poco a poco poner lo mejor, por ejem-plo, la cama ya va graduable, el baño, sepuede poner una bañera en la cama, máso menos...»

Las relaciones sociales se tornan difíciles oimposibles. Las vacaciones fuera de casa soloestán al alcance de una minoría que cuentacon familiares que les acojan o pueden dispo-ner de una segunda vivienda adaptada a susnecesidades. La mayoría dice carecer de me-dios económicos para poder salir de vacacio-nes una semana y los que podrían afrontar elgasto dicen que no encuentran lugares acce-sibles:

«Cuando queremos planificar algunas va-caciones no podemos elegir a dónde que-remos ir, tenemos que conformarnos yadaptarnos a lugares accesibles, es unaodisea..., todo son obstáculos...».

«Me restringe el tiempo de ocio y las rela-ciones sociales. Afecta psicológicamenteya que las enfermedades degenerativas enla pubertad suponen una crisis muy fuer-te en el afectado y en los padres»

«Es verdad que pierdes los amigos, los deantes de novios se casan y se dispersan.Porque con un problema así ¿a qué casapuedes ir? (hijo en silla de ruedas total-mente dependiente) Bueno, a casa de unhermano sí, pero de un amigo... bueno, esque a la mayoría de los sitios no puedes irporque o hay trabas en la escalera o nohay ascensor... no podemos hacer muchascosas que puede hacer un matrimonio so-lo, sí, te quita muchas cosas..., sí...».

Las viviendas no suelen ser accesibles pa-ra una persona que se desplaza en silla deruedas y además suele haber problemas deaccesibilidad para entrar en el edificio. Antela falta de posibilidades de cambiar de vi-vienda y la insuficiencia de medios económi-cos para realizar las adaptaciones, las fami-

INFORMES

160 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 156: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

lias buscan estrategias con ingenio pero des-criben muchas dificultades que condicionanel bienestar de toda la familia, por ejemplo,quitar las puertas, ponerle ruedecitas a unasilla corriente para poder trasladar a la per-sona enferma, adaptaciones "caseras" delcuarto de baño realizadas personalmente porla familia, subir y bajar a la persona sentadaen una silla por falta de ascensor...:

«Antes vivíamos en un 5º piso sin ascen-sor, había que subirlo en brazos, a los 14-15 años cuando ya no podíamos más, diji-mos, hay que salir de aquí como sea... yentonces con ayuda de la familia y ayudade la empresa de mi marido, cambiamosde casa en la misma barriada, los hijos noquerían separarse del entorno, tenían losamigos...».

No siempre los vecinos colaboran paraadaptar el acceso del edificio, sin tener encuenta que a medio o largo plazo pueden ne-cesitarlo también.

«Hay vecinos que causan problemas, nodejan poner rampa... aún pagando nos-otros... es que estos problemas no los vivela gente de fuera... la gente de fuera solove "qué pena, qué familia más desgracia-da" y no es así ni muchos menos, no es así.Yo me considero muy normal igual quecualquiera, es decir, tenemos un problemade estos, pues lo tenemos y ya está...».

Salvo alguna excepción, todas las familiasse quejan de las barreras arquitectónicas ennuestras ciudades:

«Hay muchas barreras físicas en las callesy mi hijo (12 años) debe circular con la si-lla de ruedas entre los coches y la calzadapor falta de rampas, con el consiguientepeligro».

Cuando la persona enferma está en edadescolar, las familias manifiestan que haycentros escolares no adaptados, dificultadespor falta de apoyo para comida, para llevar-les al aseo, par acompañarles a actividades

extraescolares... en definitiva, suelen estarlejos de tener las mismas oportunidades queotro niño de su edad:

«En el colegio también tenía que tenerapoyo y los colegios no estaban prepara-dos, ponían todo de su parte pero no esta-ban preparados. Era día a día, siemprehabía dificultades... como le veían el másdébil los niños también le hiperprotegían ,tampoco eso es bueno... después dependesiempre de los demás... y luego cuando sa-le del colegio a los 14-15 años había quetomar una decisión, no había ningún cole-gio preparado para él, llevaba ya la sillade ruedas eléctrica... entonces se decidióun colegio especial y allí la adaptación fuemuy buena, aunque la mayoría eran muyprofundos y pocos con distrofia... llegas aun sitio de esos con chicos con esos proble-mas... te choca todo, sobre todo la cara deesos chicos, pero bueno, como ya ibas pen-sando... vas siempre diciendo, bueno, ten-go que hacerlo porque es lo mejor y ya es-tá ¿no? Y allí hasta los 18 años y otra vezel problema ¿a dónde? Entonces pasó alCentro Ocupacional, lo recogen en la mis-ma puerta...».

Los servicios sociales generan muchasquejas: inadecuada información; falta de fle-xibilidad para individualizar las situaciones;insuficiencia de la oferta y dificultades de ac-ceso de la ayuda a domicilio; piden que se en-tienda la prioridad de las ayudas de depen-dencia ante procesos de evolución rápida enenfermedades graves, (llegan tarde); consi-deran que falta conocimiento de las necesi-dades de las personas con enfermedades cró-nicas y sus familias. No saben qué demandadeben plantear ante los servicios sociales oante los servicios de salud. Consideran injus-to que, en algunos municipios, los serviciossociales sean sólo para rentas muy, muy ba-jas cuando en otros se oferta a más poblaciónaunque coparticipando en el costo del servi-cio. Se quejan del tiempo de espera para va-lorar sus demandas ...

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

161REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 157: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

«No dispongo de Servicio de Ayuda a do-micilio por superar el baremo económicoestablecido, por eso he tenido que recurrira ofrecer compartir la vivienda a cambiode ayudarme con mi hijo».

«Porque le subieron 5000 pts. los ingresosdejamos de recibir el servicio del SAD»

Muchas de las familias manifiestan supreocupación por la falta de alojamientos al-ternativos como pisos compartidos o minire-sidencias, que se utilizarían como alojamien-to temporal o permanente, según los casos.Valoran muy negativamente su inexistenciaque obliga a algunas personas jóvenes a es-tar residiendo en instituciones para perso-nas dependientes muy mayores.

El Asociacionismo se valora como unagran ayuda en cuanto a información y, espe-cialmente, cuando inicialmente no se sabequé hacer ni a dónde acudir. Poder hablarcon otras personas que pasan por situacionessimilares les produce alivio, pero también sepuede vivir mal la asistencia y hay etapasdel proceso de la enfermedad en que sólo acu-den los familiares. Las personas que colabo-ran más directamente en la asociaciones sequejan de que, a veces, sólo se acude a ellasbuscando ayuda y solución para los proble-mas personales y pocos están dispuestos atrabajar como colectivo en actividades desensibilización social, búsqueda de recursos,etc.

«Los padres íbamos como desesperadosbuscando alguna información... despuésnos organizamos, han creado grupos de jó-venes, de deporte, el que llaman de ayudamutua de los padres... organizan encuen-tros de deporte adaptado, están muybien... hasta algún viaje fuera...».

«A veces es duro ir porque conoces a otraspersonas igual... y que se mueren... hemosvisto bastantes que han desaparecido... sepasa mal... muy mal... cuando ves a otrospeor que tú sabes lo que te va a pasar...».

LAS CONDICIONES DE VIDA DELAS FAMILIAS ESPAÑOLASCUIDADORAS SONINSOSTENIBLES

En conclusión, las familias entrevistadasque cuidan de personas con enfermedadescrónicas graves no tienen las mismas oportu-nidades para su desarrollo humano que elresto de la población. La sociedad no sólo nopromueve la inclusión social de las personascon enfermedades crónicas graves sino que,además, arrastra a las familias a una situa-ción igualmente de riesgo de exclusión. Estoes así porque establece la obligación social delos cuidados sin corresponder a las familiascon la oferta de los necesarios apoyos que ga-ranticen los derechos individuales de todoslos miembros, incluyendo la persona afecta-da. Han hablado de problemas relacionadoscon salud, empleo, vivienda, servicios socia-les, educación, seguridad social... derechosreconocidos en nuestra Constitución. Son en-fermedades para toda la vida, algo que "no seva a ir", y la larga duración temporal produ-ce agotamiento. Las familias no se niegan acuidar con mucho cariño pero manifiestanhaber llegado al límite de su fuerzas porabandono político y social.

Las familias han dibujado un panoramamuy duro destacando los factores que deter-minan las dificultades de inclusión social delas familias cuidadoras y, por tanto, el riesgode iniciar procesos de exclusión social, espe-cialmente, en el caso de las personas queasumen la responsabilidad principal, aun-que con repercusiones en el conjunto:

• Tienen muchas dificultades para acce-der o mantener un empleo, y en la ma-yoría de los casos, se dedican las 24 ho-ras, los 365 días del año, al cuidado desu familiar.

• Realizan un duro trabajo que no es re-munerado ni está protegido ante situa-ciones como enfermedad, invalidez, ve-jez, etc., ni reconocido socialmente.

INFORMES

162 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 158: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

• El cuidado prolongado y la falta de apo-yos merma la salud física y psíquica delas personas cuidadoras, sin que se in-tente evitarlo con medidas preventivassociosanitarias.

• Las demandas de cuidado de la personadependiente; la falta de apoyo para sus-tituirles, aunque sea parcialmente y lafalta de accesibilidad del medio físicoles impide mantener relaciones socia-les, disfrutar de un tiempo de ocio y li-mita (incluso impide) su derecho a par-ticipación social.

• Hay manifiestas desigualdades entrelas condiciones de vida de las familiascuidadoras dependiendo del nivel cultu-ral y socioeconómico.

• Los servicios de salud y los servicios so-ciales no tienen en cuenta las condicio-nes de vida de las personas afectadaspor enfermedades crónicas graves ni lasde sus familias. Asignan a las familiasmayor responsabilidad de la exigiblerazonadamente, pero no les suelenprestar un trato acorde a esa designa-ción de responsabilidad y las personasno quieren perder el control sobre susvidas. Pocas veces se tiene en cuenta laopinión de los enfermos y las familiaspara valorar sus necesidades y encon-trar el mejor modo de atenderlas, enesa familia. Faltan políticas integralessociosanitarias y, cuando las hay, sue-len estar diseñadas olvidando que el co-lectivo afectado no es sólo el de perso-nas muy mayores. Falta información.

• Hay importantes necesidades sin cubriren relación a accesibilidad en el mediofísico, tanto en la vivienda como en elacceso al edificio, calles, servicios, etc.así como en materia de transporte. Noes suficiente con tener una viviendaadaptada si no se puede salir de ella porbarreras externas, pero es que son ra-ras las viviendas que reúnen condicio-

nes de habitabilidad cuando hay unapersona muy dependiente. Una mínimacalidad de vida exige una vivienda dig-na.

• Hay situaciones doblemente excluyen-tes como es el caso de familias que cui-dan de varios de sus miembros o las fa-milias monoparentales o las familias enque la persona que ejerce los cuidadosestá afectada a su vez por una enferme-dad crónica.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ALEMÁN, C. y PÉREZ, M. (2000): «Nuevas estrate-gias para el avance de los Servicios Sociales:Nueva gestión, análisis y evaluación», en Díaz,J.A. y Salvador, Mª J. (Coordinadores) Nuevasperspectivas de los Servicios Sociales. Madrid,UNED, págs. 47-70.

AZNAR, M. (2000): «Los Derechos Sociales en Es-paña y en la Unión Europea: Marco actual y lí-neas prospectivas», en Díaz, J.A. y Salvador,Mª J. (Coordinadores) Nuevas perspectivas delos Servicios Sociales. Madrid, UNED, págs.12-43.

BAZO, Mª T. (1998): «Vejez dependiente, políticas ycalidad de vida». Papers. Revista de Sociología,nº 56, págs. 143-161.

BÜRSTROM, B. et al.: «Inequality in the social conse-quences of illness: how well do people withlong-term illness fare in the British and Swe-dish labor markets». International Journal ofHealth Services, Vol. 30, nº 3, págs. 435-451.

CAMPBELL, M.; STOCKDALE-WOOLLEY, R. y NAIR, S.(1991): «Respi-Care. An innovative Home CareProgram for the Patient with Chronic Obstruc-tive Pulmonary Disease». Chest, Vol. 100, nº 3,págs. 607-612.

CASTAÑO, R.; MARTÍNEZ ROMÁN, Mª A.; SERVERA, E.;ALAMINOS, A. y MARÍN, J. (1995): Estudio de lacalidad de vida de los Insuficientes RespiratoriosCrónicos Graves de los Poblados Marítimos deValencia. Valencia, Generalitat Valenciana,Consellleria de Sanitat y Consum.

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

163REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 159: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

COMISIÓN EUROPEA (1996): «Segundo Informe dela Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, alComité Económico y Social y al Comité de las Re-giones sobre la integración de las exigencias enmateria de protección de la salud en las políticascomunitarias» COM (96) 407 final, págs. 6-7.

CURTIS, J.R.; DEYO, R.A. y HUDSON, L.D. (1994):«Health-related quality of life among patientswith chronic obstructive pulmonary disease».Thorax, vol. 49, pág. 162.

DE MIGUEL, J. (1994): «Estructuras de morbilidad ymortalidad», en Juarez, M. (Director) V Infor-me sociológico sobre la situación social de Espa-ña. Sociedad para todos en el año 2000. Ma-drid, FOESSA.

DIMOND, M. (1984): «Identifying the needs of thechronically ill», en Milligan, S. (Ed.) Commu-nity health care for chronic physical illness: is-sues and models. Cleveland, Case Western Re-serve University.

DRUMMOND, N. (2000): «Quality of life with asthma:the existential and the aesthetic». Sociology ofHealth & Illness. Vol. 22, nº 2, págs. 235-253.

GORDON, D.; TOWNSEND, P. et al. (2000): Povertyand social exclusion in Britain. York, JosephRowntree Foundation.

GUTIÉRREZ LEÓN, A. et al. (1999): «La intervenciónpsicosocial con enfermos crónicos». Trabajo So-cial y Salud, nº 34, págs. 269-281.

GUTIÉRREZ RESA, A. (2001): «El Plan Concertado dePrestaciones Básicas de Servicios Sociales enEspaña (Once años del Plan Concertado)».REIS. Revista de Investigaciones Sociológicas,nº 23, págs. 89-130.

HATCHETT, L. et al. (1997): «Interpersonal expecta-tions, social support and adjustment to chronicillness». Journal of Personality and Socialpsychology, vol. 73, nº 3, págs. 560-573.

HAMONET, C. (1993): «Analyse critique de la notionde handicap». Gérontologie et Société, nº 65,págs. 58-66.

HOOYMAN, N.R. y GONYEA, J.G. (1999): «A FeministModel of Family Care: Practice and Police Di-rections». Journal of Women & Aging, Vol 11,nº 2-3, págs. 149-169.

HYMOVICH, D. y HAGOPIAN, G. (1992): Chronic Ill-ness in children and adults: A psychosocial ap-proach. Philadelphia, W.B. Saunders, pág. 3.

HATCH, S. y HINTON, T. (1986): Self-Help in Practi-ce: A Study of Contact a Family, CommunityWork and Family Support. Sheffield, Univer-sity of Sheffield, Joint Unit for Social ServicesResearch.

HUGHES, S. et al. (1999): «Relationship between ca-regiver burden and health-related quality of li-fe». The Gerontologist, Vol. 39, nº 5, págs. 534-545.

IGLESIAS DE USSEL, J. (2001): La política familiaren España. Barcelona, Ariel.

IMSERSO-CIS (1996): Las personas mayores enEspaña. Perfiles, reciprocidad familiar. Ma-drid, Inserso.

KARP, D. y TANARUGSACHOCK, V. (2000): «MentalIllness, Caregiving and Emotion Manage-ment». Qualitative Health Research, Vol. 10,nº1, págs. 6-25.

KAUFMANN, A. (1990): «Los enfermos frente a sucáncer», en Kaufmann, A.; Aiach, P. y Waiss-man, R. La enfermedad grave. Aspectos médicosy psicosociales. Madrid, Interamericana/McGraw-Hill.

LÁZARUS, R.S. y FOLKMAN, S. (1984): Estrés y proce-sos cognitivos. Barcelona, Martínez Roca.

MARÍ-KLOSE, M. et al., (1998): «Costilla o columna,la mujer como proveedora de servicios socia-les». Gestión y Administración de Políticas Pú-blicas, nº 13-14, págs. 163-171.

MARTÍNEZ ROMÁN, Mª A. (1992): «Participación dela familia en el proceso de rehabilitación de losenfermos crónicos. Los Insuficientes Respirato-rios Crónicos Graves y el Bienestar Social». Al-ternativas. Cuadernos de Trabajo Social, nº 1,págs. 85-101.

— (1997): «Política social, pobreza y exclusión so-cial», en Alemán, C. y Garcés, J., Política so-cial. Madrid, MC Graw Hill, págs. 479-504.

— (2001): «Género, Pobreza y Exclusión sScial:Diferentes conceptualizaciones y políticas pú-blicas» en Tortosa, J.Mª (Coordinador) Pobrezay Perspectiva de Género. Barcelona, Icaria,págs. 65-83.

— (2001): «Calidad de vida de las personas con insu-ficiencia respiratoria crónica», Jiménez, M.; Ser-vera, E. y Vergara, P., Prevención y rehabilitaciónen Patología Respiratoria Crónica. Madrid, Edi-torial Médica Panamericana, págs. 287-304.

INFORMES

164 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 160: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

MARTÍNEZ ROMÁN, Mª A.; MIRA-PERCEVAL, Mª T. yREDERO, H. (1992): «Función específica de la fa-milia en la atención social comunitaria: su valorcomo recurso para la sociedad». Alternativas.Cuadernos de Trabajo Social, nº 1, págs. 33-53.

MARTÍNEZ ROMÁN, Mª A. y GUILLÉN, E. (1996): «Es-tado de Bienestar y Servicios Sociales: Proble-mas, reacciones y medidas necesarias», en Ca-silda, R. y Tortosa, J.M., Pros y Contras delEstado del Bienestar. Madrid, Tecnos, págs.313-336.

NACIONES UNIDAS (1983): World Programme of Ac-tion Concerning Disabled Persons, Nueva York.(Versión española: Programa de Acción Mun-dial para las Personas con Discapacidad (1988):Madrid, Ministerio de Asuntos Sociales-RealPatronato de Prevención y de Atención a Perso-nas con Minusvalía).

— (2000): Cumbre Mundial sobre Desarrollo So-cial y el futuro: en pos del desarrollo social paratodos en el actual proceso de mundialización.Ginebra, 26 junio-1 julio.

— (2001): Informe del Secretario General. Prepara-tivos de la Segunda Asamblea Mundial sobre elEnvejecimiento. Nueva York, 26 febrero a 2 demarzo de 2001 (E/CN.5/2001/PC/2).

PÉREZ-DÍAZ, V.; CHULIÁ, E. y ÁLVAREZ-MIRANDA, B.(1998): Familia y sistema de Bienestar. La expe-riencia española con el paro, las pensiones, lasanidad y la educación. Madrid, Fundación Ar-gentaria-Visor.

PROGRAMA DE NACIONES UNIDAS PARA EL DESARRO-LLO (PNUD) (1999):. «El corazón invisible: laatención y la economía mundial», en Informesobre Desarrollo Humano. 1999, Madrid, Mun-di Prensa, págs. 77-83.

PARTRIDGE, M. R. (1982): Chronic Bronchitis &Chronic Airflow Limitation (2ª ed.). Londres,Update Books.

PHILLIPSEN, H. y STEVENS, F. (1997): «Moderniza-tion, Rationality and Continuity of Care: Theo-retical Concepts and Empirical Findings». So-ciological Focus, Vol. 30, nº 2, págs. 189-203.

ROLLAND, J.S. (1994): Families, Illness and Disabi-lity. An integrative treatment model. New York,Harper Collins Publishers.

SMITH, C. et al. (1991): «Adaptation in familieswith a member requiring mechanical ventila-tion at home». Heart & Lung, Vol. 20, nº4, págs.349-356.

TWIGG, J. (1989) : «Models of Cares: How Do SocialCare Agencies Conceptualise Their Relations-hip With Informal Care». Journal of Social Po-licy, Vol. 18, nº 1, págs. 53-66.

VAN DER BOOM, G. et al (1998): «Association betwe-en health-related quality of life and consulta-tion for respiratory symptoms: results from theDIMCA programme». European RespiratoryJournal, págs. 67-72.

WINGATE, B. y HANSEN-FLASCHEN, J. (1997): «An-xiety and depression in advanced lung disease».Clinics in Chest Medicine, Vol. 18, nº 3, pág. 495.

Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN

165REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 161: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ASPECTOS CONCEPTUALESGENERALES

El término «Trabajo Social» «es utili-zado para denominar la disciplina yla actividad profesional dedicadas al

desarrollo del bienestar humano en los pro-cesos de cambio social individuales y secto-riales» (Conde Megías, 1998, pág. 23). ElTrabajo Social precientífico o tradicional, ennuestro País, «nunca se ocupó de produciruna teoría social propia, o al menos de formasistemática, ni, en consecuencia, de desarro-llar una acción social fundamentada en unconocimiento científico específico de la reali-dad. Sólo cuando se apropió del método cien-tífico, al igual que otras disciplinas sociales,se convirtió en una disciplina científica autó-noma y moderna».

«En la Escuela Universitaria de TrabajoSocial de Granada, surgió entonces su ramacientífica básica: el «Trabajo Social Experi-mental». «que comenzó a estructurarse y adesarrollarse acumulando sistemáticarnenteun conjunto de fenómenos objetivables, repe-

tibles, comunicables y, por ello, racionalmen-te transmisibles, acerca de: a) la naturalezade la realidad social, y b) la naturaleza de losprocesos de transformación de la misma,desde la especialidad profesional» (CondeMegías, 1999, pág. 29).

El objeto de conocimiento científico especí-fico del Trabajo Experimental es «la realiza-ción del ser humano como sujeto activo delbienestar social en su área porticular de acti-vidad y entorno habitual», considerandosiempre la doble naturaleza social del indivi-duo: consumidora y productora de condicio-nes estables, o relativamente estables, debienestar.

En este sentido, según lo expresado ennuestro manual de Trabajo Social Experi-mental, «el ser humano, además de consumi-dor de recursos sociales como beneficiario delas políticas y servicios institucionales exis-tentes en su medio social habitual, es, antetodo, productor racional de bienes sociales,condiciones humanas y materiales de vida:salud, manutención, cultura, recreación, etc.,en su área particular de actividad: familia,trabajo, grupos de amistad, organizacionesasociativas, vecindad... y, por consiguiente,generador de realidad social (para sí y paralos demás)». En consecuencia, para la Disci-plina, la realización social del ser humano, se

167REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Profesora Titular de «Trabajo Social» de la EscuelaUniversitaria de Trabajo Social de Granada.

** Diplomado universitario en Trabajo Social, Licen-ciado en Derecho, Presidente de la Fundación «Escuelade Solidaridad».

Trabajo social experimentalaplicado al estudio descriptivode la excluisón social

ROSARIO CONDE MEGÍAS *

IGNACIO PEREDA PÉREZ **

Page 162: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

produce como consecuencia del desarrolloadecuado de sus dos roles individuales fun-damentales: el rol de consumidor y el rol deproductor del bienestar.

En líneas generales, establecidas las fron-teras epistemológicas con otras ciencias so-ciales (Ver en Conde Megías, 1998, Cap.I.3.1) puede afirmarse que los dominios ocampos de investigación específica del Traba-jo Social Experimental son:

1) Las diversas problemáticas o «situacio-nes de malestar social reales o potenciales»que motivan la formulación de las demandasde ayuda profesional especializada en nues-tras instituciones sociales.

2) Los «cambios situacionales» que, indu-cidos y orientados por el profesional, es nece-sario producir para superarlas (1998, pág.23).

Tras una larga trayectoria de estudio em-pírico de la realidad social marginal y de lasposibilidades transformadoras de la misma,trabajando sistemáticamente con el ser hu-mano como sujeto activo del bienestar social,hemos podido crear un sistema metodológicode investigación científica específica, así, co-mo identificar, definir y sistematizar el ma-terial obtenido, para formular las teoríascientíficas básicas del Trabajo Social Experi-mental:

A) Teoría Descriptiva de la Naturalezade la Realidad Social que estudia las varia-bles contextualizadoras de cualquier reali-dad social, individual o sectorial, que puedaconsiderarse objeto de evaluación e interven-ción profesional específica: a) históricas, b)físico-geográficas, c) económicas, d) infraes-tructurales, e) culturales, f) convivenciales,g) político-administrativas, y h) perceptivo-conductuales.

B) Teoría Diagnóstica de las Situacionesde Malestar Social, que se ocupa de determi-nar la problemática situacional a tratar, amodo de síntesis interpretativa, para poder

comprenderla de forma global e integrada,valiéndose de la definición de tres tipos denúcleos diagnósticos: de necesidad, de depen-dencia y de riesgo social.

C) Teoría Prospectiva de los Procesos deCambio Social, que expone la contribuciónrealizada por la especialidad profesional, ala realización del ser humano como sujetoactivo (productor y consumidor) del bienes-tar social, a través de dos tipos de interven-ción específica: autonomista-promocional yasistencialista-prestacional.

Ambas intervenciones tienen un solo obje-tivo central, que según lo indicado en nues-tro «Manual para las Prácticas Universita-rias de Trabajo Social en las InstitucionesSociales» (2001), es: «la promoción, manteni-miento o restauración de la operatividad delser humano, como sujeto activo del bienestarsocial, para renovar las condiciones de su en-torno ambiental, potenciando, movilizando yutilizando, de forma consciente y deliberada,todos los recursos a su alcance» (Conde Megí-as, 2001, pág. 4).

* De acuerdo a lo señalado en el Dicciona-rio de Sociología (1980), la expresión «exclu-sión social» es sinónima de «marginación so-cial» o «marginalidad»: «Posición marginal ofuera de lugar de una persona dentro de ungrupo o la posición marginal de un grupodentro de un colectivo mayor» (1980, pág.151).

En este sentido, en el Diccionario de Tra-bajo Social (1994), la exclusión, marginación,o marginalidad social, significa, en esencia,estar «separado de», «cortado de», «a la orillade», «aparte de», y, más concretamente, «si-tuación en la que un individuo o un grupoquedan excluidos de un determinado sectorde la convivencia social».

En América Latina, el término fue usadopara designar «la falta de participación en lavida política, económica y social del país» y«la separación de la sociedad global pertene-

INFORMES

168 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 163: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ciendo a ella, como característica específicadel subdesarrollo». En España, «con un al-cance un tanto diferente, la expresión es uti-lizada para caracterizar la situación de de-terminados colectivos o sectores sociales,como los gitanos, los homosexuales, los an-cianos, etc., que viven una situación de no in-tegración con el resto de la sociedad» (1994,págs. 189 y 190).

En coherencia lógica con todo lo dicho has-ta ahora, la exclusión social como objeto deconocimiento científico específico del TrabajoSocial Experimental, puede definirse como:«una situación que, de forma puntual, obsta-culiza el proceso natural de evolución socialdel individuo, y que éste desea superar deforma activa, consciente y deliberada, deacuerdo con sus recursos, aspiraciones y ex-pectativas de bienestar».

* En este sentido, de acuerdo a lo indica-do en nuestro citado Manual para las Prácti-cas Universitarias de Trabajo Social en lasInstituciones Sociales, los núcleos de proble-mática social que originan situaciones de ex-clusión social, son, básicamente:

a) Problemática social asociada a la an-cianidad: situaciones de malestar real o po-tencial, de las personas de avanzada edadque, afectadas por su deterioro físico y/omental, no pueden valerse por sí mismos (deforma parcial o total) para desenvolverse connormalidad en su entorno ambiental habi-tual.

b) Problemática social asociada a la disca-pacidad física: situaciones de malestar real opotencial, de las personas con minusvalías fí-sicas (genéticas o adquiridas por accidente oenfermedad) que dificultan u obstaculizan suinteracción con otros individuos, y con el en-torno ambiental en general.

c) Problemática social asociada a la disca-pacidad psíquica: situaciones de malestar re-al o potencial, de las personas con minusvalí-as psíquicas (retraso mental, trastornos del

desarrollo psicológico, trastornos del compor-tamiento, de las emociones y del conocimien-to habitual) que dificultan u obstaculizan suinteracción con otros individuos, y con el en-torno ambiental en general.

d) Problemática social asociada a la dro-godependencia: situaciones de malestar realo potencial, de las personas con adiccionestóxicas de diversa etiología (alcohol, canna-bis, cocaína, drogas de diseño, heroína, psico-fármacos, y tabaco, fundamentalmente), de-tectadas y atendidas en las institucionesespecializadas.

e) Problemática social asociada a la in-fancia y a la adolescencia: situaciones de ma-lestar real o potencial, de las personas meno-res de edad (de acuerdo al código civil, lasque no han cumplido los 18 años) con proble-mas de desamparo y especial vulnerabilidada las dependencias y exposición a los riesgossociales en general.

f) Problemática social asociada a la insol-vencia básica: situaciones de malestar real opotencial, de las personas que carecen de me-dios económicos para solventar las necesida-des materiales de su vida, y se encuentranexpuestos por ello a una mayor incidencia deproblemas carenciales, de dependencia y deriesgo social en general.

g) Problemática social asociada a la reclu-sión penitenciaria: situaciones de malestarreal o potencial, de las personas privadas delibertad (internos de los centros penitencia-rios, liberados condicionales adscritos a losmismos, condenados a arrestos de fin de se-mana, penados con medidas de seguridad,penados a trabajo en beneficio de la comuni-dad), y de las familias afectadas.

h) Problemática social asociada al rechazoconvivencial: situaciones de malestar real opotencial, de las personas marginadas delgrupo de relación habitual, de forma genera-lizada (colectivos de etnia gitana, de gays, delesbianas, de refugiados, de asilados y de in-

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

169REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 164: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

migrantes extranjeros, básicamente) o de for-ma particular (parejas, hijos, familiares dis-minuidos, y otras personas dependientes demaltratadores habituales) (2001, págs. 3 y 4).

* En relación con estos núcleos problemá-ticos, los factores implicados en la transfor-mación de la realidad que contextualiza y ex-plica cualquier situación de exclusión social,son, básicamente:

A) «La capacidad de respuesta racionalpara enfrentar el malestar social creado entomo a las presiones, problemáticas o limita-ciones surgidas en su área particular de acti-vidad», en términos de dificultades para eldesarrollo de las «facultades» inherentes adicha capacidad, y, en definitiva, de dificul-tades para el desarrollo del «rol generador decondiciones de bienestar» (que procuramosoptimizar desde una intervención autono-mista-promocional, de alta especializaciónprofesional).

B) «La accesibilidad a la burocracia admi-nistrativa del bienestar social para satisfa-cer necesidades generadas por las deficien-cias de calidad de vida percibidas en el medioo entorno social habitual», en términos de di-ficultades de acceso a las «posibilidades»existentes a nivel de las áreas administrati-vas generales, de los servicios sectoriales yde los servicios comunitarios o vecinales, y,en definitiva, en términos de dificultades pa-ra el desarrollo del «rol consumidor de bien-es, recursos o servicios sociales» (que procu-ramos optimizar desde una intervenciónasistencialista-prestacional, de alta especia-lización profesional) (1998, págs. 68 y 69).

* Como acabamos de mencionar, existendos tipos de intervención profesional en lassituaciones de exclusión social, que tambiénson objeto de conocimiento, en este caso decarácter operativo, del Trabajo Social Expe-rimental:

A) La intervención autonomista-promo-cional, se concreta en lo siguiente:

a) Valores fundamentadores: dignidadhumana, autodeterminación y libre ac-tuación en base a las capacidades per-sonales.

b) Objetivo: autodeterminación de las per-sonas marginadas, como forma especí-fica de contribución profesional a laevolución del hombre como ser social ya su participación activa en los procesossociales de cambio situacional.

c) Rol profesional: asesor/educador socialen el desarrollo de capacidades y habi-lidades sociales.

B) La intervención asistencialista-presta-cional, se concreta en lo siguiente:

a) Valores fundamentadores: justicia so-cial, no discriminación y reparto equi-tativo de los bienes sociales.

b) Objetivo: facilitar el acceso a los bienessociales básicos (salud, alimentación,vivienda, recreación, salario, educa-ción, trabajo) que no pueden conseguir-se por los cauces normales, como formaespecífica de contribución profesional ala participación de la población en losresultados prácticos del desarrollo so-cial.

c) Rol profesional: diseñador e implemen-tador de políticas sociales (1998, pág.231).

PRINCIPIOS ESTABLECIDOSPOR EL TRABAJO SOCIALEXPERIMENTAL PARA ELESTUDIO CIENTÍFICO DE LAREALIDAD SOCIAL

Como hemos apuntado ya, el Trabajo So-cial Experimental, como disciplina científicaautónoma, nace y se desarrolla para investi-gar, sistematizar y comunicar el objeto y laactividad de los trabajadores sociales de alto

INFORMES

170 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 165: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

nivel de especialidad, es decir, de alto nivelde exclusividad competencial en el ejercicioprofesional. En este sentido, trata de rompery de superar la visión obsoleta y simplista dela realidad, característica de un Trabajo So-cial precientífico o tradicional. Para ello, co-mo cualquier otra ciencia empírica, establecedos tipos de criterios para el control científicode la práctica profesional en general para po-der comprobar, verificar, reforzar, reformu-lar, y, en definitiva, desarrollar, su cuerpo deconocimientos en general:

A) Fundamentos y criterios de control te-órico, referidos a las condiciones del estudioevaluativo de la realidad social, en lo que serefiere a fuentes y formas de obtención de losdatos, categorías de análisis, y claves inter-pretativas de los mismos.

B) Fundamentos y criterios de control me-todológico, referidos a la reproducibilidad delproceso de transformación situacional, me-diante el que se realizan las principales de-mostraciones de base.

Estos son los aspectos más significativosque diferencian la observación científica expe-rimental del Trabajo Social de alto grado deespecialidad, de la observación intuitiva ordi-naria del Trabajo Social precientífico o tradi-cional. En este sentido, en nuestro primermanual de Trabajo Social Experimental, afir-mamos que, desde la perspectiva científica deesta Disciplina, «cualquier estudio empíricoespecífico es un acto de análisis sistemático dela realidad social en condiciones preestableci-das y cuidadosamente controladas que, repeti-das por cualquier otro investigador, le permi-ten rehacer el proceso metodológico y obtenerlos mismos resultados» (1998, pág. 110).

Según lo expresado en nuestro texto deTrabajo Social Experimental, los principiospara el estudio científico de la realidad socialson, fundamentalmente: a) el principio defuncionalidad analítica de la realidad social,b) el principio de constancia de categoríasdescriptivas de la realidad social, c) el princi-

pio de globalidad, y d) el principio de autoe-valuación situacional.

a) El principio de funcionalidad analíti-ca de la realidad social, puede formularsedel modo siguiente: todo trabajo de investi-gación especializada es funcional, es decir,está en función de las posibilidades de in-tervención en la transformación situacionalposterior.

En este sentido, «como fase previa del pro-ceso metodológico general, el estudio de lassituaciones de malestar social se justificaconsiderando que, metodológicamente, es ne-cesario delimitar dónde y con quiénes se va atrabajar, no sólo por establecer el ámbito delestudio, sino también la competencia profe-sional. Los mismos resultados del estudioprevio son los que delimitan el ámbito de tra-bajo al dejar patente dónde se producen losproblemas o existen las necesidades concre-tas que requieren la intervención del profe-sional del Trabajo Social».

b) El principio de constancia de categorí-as descriptivas de la realidad social, en eltexto citado, queda formulado en los puntossiguientes:

«La realidad social constituye un conjuntode variables situacionales que aparecen conregularidad. En consecuencia, las casuísticassociales se configuran como campos de aten-ción limitada de estas variables, en distintosepisodios de la trayectoria de vida social delos seres humanos (a nivel individual o secto-rial), Esta consideración epistemológica sin-gular, nos permite acotar y enfocar, con basecientífica específica, el estudio de las más di-versas situaciones de malestar social con fi-nes evaluativos y, en definitiva, de interven-ción profesional para superarlas».

«..., consideramos, como argumento cen-tral de nuestra tesis, el principio de constan-cia de categorías descriptivas, capaces de de-finir, como unidades de atención específica,las diversas situaciones o casuísticas atendi-

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

171REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 166: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

das por los trabajadores sociales en su ejerci-cio profesional habitual y de contextualizar-las adecuadamente en el marco global de larealidad social».

«El principio de constancia de categoríasdescriptivas dice que, en el contexto amplio dela realidad social, diferentes problemáticas osituaciones de malestar social, que afectan apersonas con características funcionales y destatus social (en relación comparativa con sumedio habitual) también diferentes, contie-nen siempre los mismos aspectos o elementoscombinados, aunque en distintas proporcio-nes. Estos configuran un campo de fuerzas po-sitivas y negativas, favorecedoras y obstaculi-zadoras de los cambios necesarios para laconsecución del bienestar social».

«La propia experiencia nos dice que, defi-niendo estas variables en el contexto generalde la realidad social, podemos describir la es-tructura básica de todas las situaciones so-ciales específicas que puedan presentarse.Esto es así porque se reflejan regularmentede forma global e integrada, aunque cadauna mantenga su peculiaridad. (Algo pareci-do a como nos devolverían la misma imagentotal las partes separadas de un gran espejoroto, independientemente del tamaño y de lalimpieza ocasional de cada una)».

c) El principio de globalidad, en el mismolibro de texto, se describe del modo siguiente:

... sea cual fuere el nivel de atención a laspersonas que requieren nuestro servicio pro-fesional –individual o sectorial–, el estudiode las situaciones de malestar social ha decontemplar la generalidad de la realidad so-cial, por lo que habrá de integrar todos susaspectos.

... consideramos que una de las caracterís-ticas de nuestra profesión es el estudio y laatención de las situaciones de malestar so-cial de forma global e integrada, es decir,contemplando o atendiendo todas sus facetaso aspectos concurrentes».

«En este sentido, en la propia investiga-ción experimental hemos podido comprobarque la totalidad de los datos respecto a lasvariables configuradoras de la realidad so-cial que contextualizan de forma puntual lasdiferentes casuísticas sociales, deben proce-sarse, analizarse y sistematizarse, clasifi-cándolos en los diversos marcos o aspectosbásicos siguientes:

— El marco histórico, tiene correspon-dencia directa con la génesis de la situaciónde malestar social, es decir, con las condicio-nes de origen y con las de evolución de losacontecimientos que han influido en el proce-so hasta llegar a su estado actual.

— Al marco físico-geográfico, pertenecentodos los aspectos que podemos captar en laexperiencia sensorial, es decir, por los senti-dos físicos.

— Al marco económico corresponden lasvariables de producción de los aspectos ma-teriales. Abarca las fuentes y cuantías de in-gresos, así como las actividades que se des-arrollan para su obtención.

— El marco infraestructural se corres-ponde con los recursos sociales, básicamentecon las políticas y las instituciones de dere-cho público existentes para dar respuesta alas necesidades.

— El marco cultural contiene una facetainformativa, de niveles de instrucción en re-lación con la educación formal o enseñanzareglada, y una faceta formativa, en relacióncon el aprendizaje del individuo a través desu experiencia de vida, que también implicatodo el marco normativo de valores, leyes,usos, costumbres y tradiciones socialmenteaprendidas.

— Al marco convivencial corresponderíanlas dinámicas relacionales vinculadas al des-arrollo de los roles básicos en el área particu-lar de actividad social: familiares, vecinales,etc.

INFORMES

172 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 167: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

— El marco político-administrativo se re-fiere a todos los aspectos relacionados con la to-ma de decisiones: posibilidades y limitaciones,personas que las toman y formas de hacerlo.

— Al marco perceptivo-conductual co-rresponde la totalidad de manifestaciones yexpresiones de la subjetividad, es decir, lasrespuestas emocionales, intelectuales y físi-cas, en términos de posiciones, actitudes yconductas adoptadas (Ver en Conde Megías,1998, págs. 245-252).

d) EI principio de autoevaluación situacio-nal, se encuentra estrechamente vinculado ala tesis evolucionista del Trabajo Social Expe-rimental, según la cual, el ser humano poseela «capacidad de evolucionar obteniendo unaprendizaje experimental y acumulativo, detodos los procesos de cambio situacional (ha-cia el bienestar), que haya de protagonizar ensu trayectoria de vida social», a la par queuna capacidad intrínseca para modificar larealidad renovando las condiciones de su en-torno ambiental.

En este sentido, el Trabajo Social Experi-mental estudia «la utilidad del propio racio-cinio del individuo para realizar objetivos su-peradores de situaciones de malestar social,a partir de la autoevaluación de necesidadesy posibilidades materiales, así como de losprocedimientos técnicos que incrementan es-ta capacidad natural» (1998, 64 y 65).

EXPERIENCIA PRÁCTICA: ELESTUDIO DESCRIPTIVO DE LAEXCLUSIÓN SOCIAL EN LAFUNDACIÓN «ESCUELA DESOLIDARIDAD»

* La Fundación «Escuela de Solidaridad»,con domicilio en la Zubia (Granada), Caminode Enmedio, nº 7, y N.I.F. G. 18459685, estáinscrita en el Registro de Entidades, Servi-cios y Centros de Servicios Sociales de la Con-sejería de Asuntos Sociales de la Junta deAndalucía, con el número AS.ATNI/E/3.028,

y clasificada como de Asistencia Social segúnResolución de 1 de junio de 1998, del Institu-to Andaluz de Servicios Sociales.

Es un Centro colaborador con la Universi-dad de Granada, donde desarrollan las prác-ticas profesionales sus alumnos, entre los quese encuentran los de la Escuela Universitariade Trabajo Social. Gracias a la oportunidadde investigar empíricamente la realidad so-cial y las posibilidades transformadoras de lamisma, que, entre otros, nos viene brindandoeste Centro, hemos podido desarrollar granparte de los sistemas teóricos y metodológicosdel Trabajo Social Experimental.

En la actualidad acoge a sesenta personasdistribuidos en tres casas situadas en La Zu-bia (Granada), Brácana (Granada) y Valver-de del Camino (Huelva).

En su primer Boletín Informativo (Julio-Septiembre 2000), se destacan, como carac-terísticas principales de «una familia llama-da solidaridad», las siguientes:

– Un proyecto integrador.

– Acogida de personas necesitadas delsentido familiar, autoestima y habilida-des sociales.

– Aprendizaje de tareas. Talleres ocupa-cionales, campos de trabajo nacionalese internacionales.

– Club deportivo, actividades lúdicas y re-creativas, intercambios culturales conotras comunidades.

En el mismo documento se señala que tie-nen su puerta abierta en la Fundación:

– Abuelos y abuelas que necesitan lacompañía, el afecto y la ternura de losdemás. Se encuentran solos y necesitancompartir su existencia con alguien.

– Mujeres jóvenes que quedan embaraza-das y no tienen espacio ni medios parahacer familia.

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

173REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 168: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

– Madres con hijos que viven en situacio-nes de emergencia y necesitan apoyopara evitar que sus hijos acaben en cen-tros de menores.

– Jóvenes que cumplen 18 años en otroscentros de menores y deben abandonar-lo. Aquí pueden sentir el grupo familiarque los acoge e integra.

– Jóvenes adultos que se encuentran des-amparados, sin familia, desorientados ysin medios económicos suficientes parala independencia.

– Jóvenes que sufren alguna minusvalíafísica o psíquica, además del abandonode su propia familia. Es urgente quesientan la pertenencia a un grupo fami-liar que los quiera, los defienda y los in-tegre.

– Adolescentes de 14 a 18 años que sonrechazados por su problemática conduc-ta. Las familias necesitan ayuda paratrabajar con ellos y acuden a la Funda-ción en busca de acogida.

– Todo menor que necesite protección,cuidado y atención.

– De igual forma, todas aquellas personasque quieran ser parte activa de esteproyecto esencialmente solidario.

En la actualidad, en correspondencia conlos fines estatutarios, los objetivos de la Fun-dación se concretan en once programas:

– «Mejor con mamá».

– «Intervención socio-educativa con me-nores de edad».

– «Intervención integral con jóvenes ma-yores de edad».

– «Formación y aprendizaje laboral (Eje-cución y desarrollo de oficios)».

– «Atención primaria».

– «Obras de adaptación de inmuebles».

– «Promoción del voluntariado».

– «Centro de actividades».

– «Cursos de formación permanente».

– «Obrador de confitería».

– «Operaciones financieras».

* Cuando decidimos estudiar el fenómenode la exclusión social en la Fundación «Es-cuela de Solidaridad» desde la perspectivacientífica específica del Trabajo Social Expe-rimental, pudimos realizar nuestro estudiocon facilidad, gracias a que la informacióndel perfil social de todas las personas acogi-das se encontraba actualizada y organizadaen un fichero diseñado desde la misma pers-pectiva (al final del trabajo incluimos la fichabásica).

Nos bastó seleccionar veinte fichas de lassesenta existentes en la Fundación, en la ac-tualidad, y analizar el material empírico yaestandarizado, para poder realizar, con elcontrol científico necesario, el estudio quepresentamos, ofreciendo las suficientes ga-rantías de representatividad, rigor y objetivi-dad, y, en consecuencia, validez científica engeneral. En todo momento procuramos ser lomás fieles posibles a la propia expresión delos pensamientos, recuerdos y proyectos delas personas entrevistadas.

Siguiendo las pautas de investigación ex-perimental que venimos señalando, sistema-tizamos la información de las veinte situacio-nes de exclusión social, organizándola en lossiguientes apartados:

1) Datos de identificación general.

2) Variables autodescriptivas del controlsituacional inicial.

3) Variables autodescriptivas del males-tar social de origen material: físico-geo-gráficos, económico, e infraestructural.

4) Variables autodescriptivas del malestarsocial de origen intelectual: cultural,convivencial y político-administrativo.

5) Variables autodescriptivas del males-tar social de origen perceptivo-conduc-tual: afectivo y racional.

INFORMES

174 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 169: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Exponemos el caso nº 10 a modo de ejem-plo ilustrativo.

Acogido nº10

A) Datos de identificación general

– Nacido en Jaén, en 1978.

– Reside en un hogar funcional de la Fun-dación «Escuela de Solidaridad» desde1981.

– El presidente de la Fundación lo encon-tró con tres años abandonado en unagranja de caballos y lo acogió en los«Hogares de Nazaret».

– Padece oligofrenia, con una minusvalíadel 67%.

– Dice que no tiene a donde ir porque sumadre murió de un infarto cuando el te-nía tres años.

B) Variables autodescriptivas de controlsituacional inicial

– Aspira a trabajar en una imprenta deencuadernador para vivir, «pero no sa-lir de la Fundación». De forma que loque haría es «colaborar más» con esta.

– Su principal obstáculo cree que es la ig-norancia: desconoce los recursos exis-tentes y afirma que «todo lo que conocele llega a través de la Fundación».

– Cree que puede demostrar «lo que es ca-paz» dentro de la Fundación.

– Está dispuesto a seguir formándose ycolaborando con la Fundación.

C) Variables autodescriptivas del males-tar social de origen material: físico-geo-gráfico, económico e infraestructural

– No tiene domicilio, estaba abandonadoen el campo.

– Sus únicos recursos económicos consis-ten en una pensión de 45.000 pesetasmensuales que cobra por discapacidadpsíquica.

– De esta cantidad dona voluntariamente10.000 pesetas mensuales a la Funda-ción.

D) Variables autodescriptivas del malestarsocial de origen intelectual: cultural,convivencial y político-administrativo

– Su nivel cultural es bajo, aunque tienealgunos estudios de jardinería, encua-dernación, y albañilería.

– Aunque sus amigos y compañeros lo en-cuentran muy sociable, el dice que selleva mal con «Ios de afuera» como «Je-sús el Gitano».

E) Variables autodescriptivas del males-tar social de origen perceptivo-conduc-tual: afectivo y racional

– Se muestra inseguro y temeroso de lasociedad.

– Se confiesa ignorante de los recursos yposibilidades del entorno ambiental.

A) Datos de identificación general

En primer lugar hemos analizado los datosreferentes al lugar y fecha de nacimiento delgrupo de acogidos (en estudio) en la Funda-ción «Escuela de Solidaridad» y los hemos di-vidido en dos grandes categorías: A) los naci-dos en España y B) los nacidos en otros países.

a) En España han nacido catorce, y, con-cretamente en Granada: 1) en 1981, 6) en1975, 13) en 1976 y 17) en 1978; En Baza,provincia de Granada: 7) en 1976, 11) en1950, 12) en 1960 y 15) en 1966; En otrasprovincias andaluzas: 8) Almería, en 1949;10) Jaén, en 1978; 20) Cádiz, en 1964; Enotras provincias españolas: 4) Albacete, en1978; 18) Barcelona, en 1981; 19) Palma deMallorca, en 1978.

b) En otros países han nacido seis: 2) Ma-labo, (Guinea Ecuatorial), en 1975; 3) El Sá-hara, en 1967; 5) Pavía (Italia), en 1970; 9)

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

175REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 170: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Toulouse (Francia), en 1980; 14) Casablanca(Marruecos), en 1978; 16) Beni Mellal (Ma-rruecos), en 1973.

La media de edad de las catorce personasnacidas en España es de treinta años, y la delas seis personas nacidas en otros países esde veintiocho, aproximadamente.

En relación con las fechas de acogida en laFundación, el grupo de personas en estudiopuede ordenarse, en base a la antigüedad, dela forma siguiente: 10) desde 1981; 4) desde1990; 1) desde 1991; 19) desde 1995; 17) y 2)desde 1997; 3), 5), 6) y 14) desde 1999; 7), 8),9), 11), 12), 13) y 16) desde 2000; y 2), 15) y18) desde el 2001.

Respecto a los motivos de la acogida, porlo que hemos podido comprobar, las personasque viven en los hogares funcionales de laFundación «Escuela de Solidaridad» pade-cen, o han padecido con anterioridad situa-ciones extremas de rechazo y abandono fami-liar, así como de rechazo y marginaciónsocial en general. En consecuencia, necesitandel acogimiento que les brinda la Fundación,para poder cubrir las graves carencias, tantofísicas como convivenciales, que les impidenexperimentar, aún a sus niveles más básicos,la sensación de seguridad y bienestar.

Para matizar y concretar esta motivacióninicial, como variables destacadas podemoscitar:

a) Problemática social asociada a la insol-vencia básica: falta de recursos económicospara la subsistencia, inmigrantes, transeún-tes y personas sin hogar, en diez casos: 2), 3),5), 7),13), 14), 15),16), 17) y 20).

b) Problemática social asociada al recha-zo convivencial, malos tratos a menores, amujeres, y relaciones familiares deficientesen general, en ocho casos: 1), 4), 6), 9), 11),12), 18) y 19).

c) Problemática social asociada a la disca-pacidad física y psíquica, a la drogodepen-

dencia y a la enfermedad en general, en seiscasos: 2), 3), 5), 7), 8) y 10).

Por último, nos parece interesante desta-car aquí que, además de las razones señala-das, la necesidad de ocupación personal, enun voluntariado social, en la formación, y/oen la práctica profesional, constituye una delas motivaciones básicas para la permanen-cia en la Fundación «Escuela de Solidari-dad», al menos en nueve casos declarados: 9),13), 14), 15), 16), 17), 18), 19) y 20).

B) Variables autodescriptivas delcontrol situacional inicial

Por lo que hemos podido comprobar, losveinte acogidos en la Fundación «Escuela deSolidaridad», cuya casuística de exclusiónsocial hemos estudiado, han demostrado co-nocer sus aspiraciones, objetivos e interesespersonales, definiéndolos con claridad. Ci-tándolos por orden de aparición, podemosresumirlos en los siguientes apartados:

a) Lo que quieren ser: feliz, activo, inde-pendiente, responsable, buen profesional.

b) Lo que quieren hacer: estudiar, des-arrollar una actividad profesional, ayudar alos necesitados, colaborar en la Fundación«Escuela de Solidaridad».

c) Lo que quieren tener: carnet de condu-cir, coche, vivienda propia, formación perso-nal y profesional, trabajo estable, tranquili-dad, seguridad económica, familia biológica,empresa o negocio propio.

Los principales obstáculos que tendríanque salvar para satisfacer las aspiraciones ylos intereses personales que acabamos de ci-tar, en orden de aparición, podemos resumir-los del modo siguiente:

Obstáculos ambientales: acceso a una vi-vienda en propiedad o alquilada, conseguirun trabajo estable, ser admitido en un centrode discapacitados, adquirir la nacionalidadespañola (los inmigrantes).

INFORMES

176 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 171: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Obstáculos personales: adquirir la forma-ción personal y profesional adecuada, supe-rar las pruebas de admisión en institucionesrecreativas, aprobar exámenes, conocer losrecursos existentes, aprender el idioma espa-ñol (los inmigrantes), adquirir experienciade vida en general, superar la adicción a lasdrogas, solucionar conflictos internos parapoder tomar decisiones, afrontar separacio-nes familiares necesarias, elevar la autoesti-ma, superar sentimientos depresivos, supe-rar hábitos de incidencia negativa, superarla adicción a los juegos de azar.

Además de los de la Fundación «Escuelade Solidaridad», como recursos que podríanmovilizar y utilizar para alcanzar sus objeti-vos, los acogidos reconocen los siguientes:

Recursos ambientales: becas, programa deacceso a la universidad para mayores deveinticinco años, pensiones no contributivas,otras ayudas económicas para la manuten-ción básica, «Salario Social», asociaciones deminusválidos, Centro Municipal de Drogode-pendencias, clubes deportivos, trabajo en elobrador del hogar funcional que tiene laFundación en Valverde del Camino, todaslas oportunidades de formación y promociónpersonal que la Fundación brinda, especial-mente los Programas de taller (de velas, deforja, de cobre), «Programa de VoluntariadoEuropeo», trabajadores sociales profesiona-les, amigos, personas que tengan los mismosintereses.

Recursos personales: la propia capacidadde trabajo.

Por último, en relación con las actividadesy esfuerzos que estarían dispuestos a realizarpara el desarrollo de sus proyectos, todas laspersonas componentes del grupo estudiadotienen claro su cometido y están dispuestas aasumir su autoridad y su responsabilidad alrespecto.

Las expresiones verbales más utilizadaspara expresar esta disposición personal con-

cretada a cada caso en particular, por ordende aparición, son: trabajar, estudiar, solici-tar ayudas económicas, ahorrar, cambiar el«estilo de vida» y adquirir hábitos más salu-dables, desplazarse a donde haga falta, lu-char, «poner todo su empeñó», «hacer lo quehaga falta», ser más constante.

C) Variables autodescriptivas delmalestar social de origenmaterial

Por lo que respecta a las variables físico-geográficas intervinientes en la casuísticasocial estudiada en la Fundación «Escuelade Solidaridad», catorce personas manifies-tan tener problemas de vivienda, diez pormalas condiciones de habitabilidad: 1), 3),6), 7), 8), 14), 15), 16), 19) y 20); y cuatro vi-vían en la calle por carecer de ella: 2), 10),11) y 13).

En lo que se refiere a las variables econó-micas, los veinte acogidos reconocen carecerde recursos económicos para independizarsede la Fundación. Sólo trece tienen o han teni-do algún tipo de ingresos, entre los cuales,provienen de la mendicidad: 1), 2), 13) y 20),del trabajo como empleados de hogar: 12),15) y 16), del trabajo de jornalero: 14), deltrabajo de monitor en campamentos de vera-no: 3), de una pensión (34.700 pts.): 8), deprestaciones sociales por discapacidad(45.000 y 50.000 pts.): 7) y 10).

Dos personas reconocen tener gastos adi-cionales ocasionados por las drogadicciones:1) y 20).

Ninguno de los acogidos reconoce la exis-tencia de variables infraestructurales asocia-das a su problemática social. Lo cual puedeexplicarse si tenemos en cuenta que la mayo-ría piensa que los recursos institucionales,instalaciones, equipamientos y servicios másnecesarios, se los ofrece ya la Fundación «Es-cuela de Solidaridad».

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

177REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 172: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

D) Variables autodescriptivas delmalestar social de origenintelectual

Del grupo de acogidos estudiado en laFundación «Escuela de Solidaridad», sólocuatro personas no reconocen la influenciade variables culturales problemáticas en sussituaciones de problemática social: 3), 7), 9) y16). Los dieciséis restantes, en general, afir-man tener un nivel educativo muy bajo.

Hay un analfabeto, el 12); Doce personasno llegaron a terminar la E.G.B.: 1), 4), 5), 6),8), 10), 11), 13), 14), 15), 19) y 20); Dos hancursado el graduado escolar: 2) y 17) y otroha terminado la E.G.B., el 18).

Nueve personas poseen otros conocimien-tos: 1) jardín de infancia e informática, 2) ha-bilidades sociales y decoración de escayola,6) fontanería y electricidad, 10) jardinería,encuadernación, y albañilería, 11) albañile-ría, 13) albañilería y forja, 14) cobre, forja yalbañilería, 17) formación en mecánica, y 18)reparación de electrodomésticos.

En sólo seis casos no existen variables con-vivenciales reconocidas que concurran en lasdiversas situaciones de problemática social:4), 5), 6), 7) , 9) y 16), el resto afirman tenerexperiencias muy negativas, sobre todo debi-do a la incidencia de ciertos factores agravan-tes: adicción a la heroína, abandono de meno-res, pérdida de contacto con los padres pordiversos motivos, desde muy temprana edad,separación matrimonial, deserción del hogar,falta de sociabilidad con «los de afuera», faltade comunicación y de vínculos familiares es-tables en general, malos tratos físicos y psico-lógicos, falta de familia biológica, núcleo fa-miliar desestructurado, irresponsabilidad ala hora de asumir roles familiares básicos, ypérdida de la custodia de los hijos.

No se reconocen variables político-admi-nistrativas intervinientes en la problemáticasocial objeto de estudio. Los acogidos se sien-ten con libertad para evaluar su realidad,

para tomar decisiones y para elaborar inicia-tivas de cambio situacional.

E) Variables autodescriptivas delmalestar social de origenperceptivo-conductual

Seis personas del grupo de acogidos en laFundación «Escuela de Solidaridad» reconocenla existencia de variables afectivas y racionalesque dificultan el proceso de cambio situacio-nal: el 2) duda de su capacidad para definir yrealizar sus aspiraciones sociales, el 5) duda desu capacidad para terminar con éxito el pro-grama de drogodependencia que sigue, y tieneconflictos internos, para definir sus proyectosde vida, con los que le resulta difícil luchar, el9) confiesa ser una persona «muy agresiva», el10) se muestra inseguro y temeroso de la socie-dad, y se confiesa ignorante de los recursos yposibilidades del entorno ambiental, el 12)presenta depresión y baja autoestima, y el 15)reconoce tener bajo el nivel de autoestima y elde seguridad en sí mismo.

Como se puede comprobar, las variablesautodescriptivas del malestar social de ori-gen perceptivo-conductual aparecen con unnivel de frecuencia muy inferior al de las va-riables materiales e intelectuales que acaba-mos de analizar. En sólo seis casos de losveinte analizados, se aprecian indicadores dealguna dificultad personal, afectiva o racio-nal, para la participación activa, consciente ydeliberada, en la renovación de las condicio-nes del entorno ambiental.

COMENTARIOS YCONSIDERACIONES FINALES

Como hemos mencionado ya, el objeto deconocimiento científico específico del TrabajoSocial Experimental es: «La realización delser humano como sujeto activo (consumidor yproductor) del bienestar social en su áreaparticular de actividad y medio habitual».

INFORMES

178 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 173: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

En nuestro estudio del fenómeno de la ex-clusión social en la Fundación «Escuela deSolidaridad», hemos asumido este objeto deconocimiento en la medida en que hemos in-vestigado a fondo el funcionamiento socialautónomo de las personas acogidas, es decir,su autocracia intelectual natural para obser-var, interpretar y transformar su realidadsocial a nivel de base, o a nivel microsocial.

En el primer apartado del presente traba-jo definimos el fenómeno de la exclusión so-cial, desde la perspectiva científica específicadel Trabajo Social Experimental, en los tér-minos siguientes: «una situación que, de for-ma puntual, obstaculiza el proceso naturalde evolución social del individuo, y que éstedesea superar de forma activa, consciente ydeliberada, de acuerdo con sus recursos, as-piraciones y expectativas de bienestar».

Pues bien, tras el análisis de los datos obte-nidos en nuestro estudio de la realidad socialen la Fundación «Escuela de Solidaridad», encontraste con estas bases conceptuales gene-rales, la conclusión más general que cabe for-mular, es la siguiente: todas las personasacogidas padecen una clara situación de ex-clusión social en la actualidad, debido a que,un gran número de obstáculos, materiales, in-telectuales y/o perceptivo-conductuales, se in-terponen en su evolución social natural, demanera totalmente ajena a su voluntad, y apesar de que poseen los elementos suficientespara intervenir, de forma activa y controlada,en sus propios procesos de cambio situacional.

Según expresamos también en el primerapartado, el Trabajo Social Experimental es-tablece, como principales núcleos de exclu-sión social, los siguientes: 1) problemáticasocial asociada a la ancianidad, 2) problemá-tica social asociada a la discapacidad física,3) problemática social asociada a la discapa-cidad psíquica, 4) problemática social asocia-da a la drogodependencia, 5) problemáticasocial asociada a la infancia y a la adolescen-cia, 6) problemática social asociada a la in-solvencia básica, 7) problemática social aso-

ciada a la reclusión penitenciaria, y 8) pro-blemática social asociada al rechazo convi-vencial.

Pues bien, en base a esta tipología esta-blecida por el Trabajo Social Experimental,podemos caracterizar la situación de exclu-sión social que afecta a los acogidos en laFundación «Escuela de Solidaridad», catalo-gándola en dos núcleos: el núcleo nº 6 y el nú-cleo nº 8:

Núcleo nº 6, de problemática social asocia-da a la insolvencia básica, que hemos defini-do en los siguientes términos: «situacionesde malestar real o potencial, de las personasque carecen de medios económicos para sol-ventar las necesidades materiales de su vida,y se encuentran expuestas por ello a una ma-yor incidencia de problemas carenciales, dedependencia y de riesgo social en general».

En efecto, a la vista de los datos expuestoscon anterioridad, se observa claramente queel grupo de acogidos carece de los recursoseconómicos suficientes para hacer frente asus necesidades básicas de subsistencia. Pre-dominan además las situaciones de desem-pleo y de subempleo o desarrollo de trabajosmarginales mal remunerados, lo cual condi-ciona y explica también la existencia de otrasvariables descriptivas del malestar social denaturaleza material: entornos urbanísticosmarginales de procedencia, con deficientesinstalaciones y equipamientos en general, vi-viendas insalubres y en deficientes condicio-nes de habitabilidad: escasa superficie, esta-dos ruinosos, humedad, falta de luz y deagua potable, etc.

Núcleo nº 8, de problemática social asocia-da al rechazo convivencial, que hemos defini-do en los siguientes términos: «situacionesde malestar real o potencial, de las personasmarginadas del grupo de relación habitual,de forma generalizada (colectivos de etnia gi-tana, de gays, de lesbianas, de refugiados, deasilados y de inmigrantes extranjeros, bási-camente) o de forma particular (parejas, hi-

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

179REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 174: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

jos, familiares disminuidos, y otras personasdependientes de maltratadores habituales)».

Como hemos podido comprobar en los da-tos recabados, las personas acogidas en laFundación «Escuela de Solidaridad», en sugran mayoría, son víctimas de la falta de pa-trones de conducta adaptados a las necesida-des de convivencia humana, de la falta dedesarrollo de los roles familiares básicos, dela deserción del hogar, del abandono, de ladesestructuracion familiar, del maltrato físi-co y psicológico, del separatismo y del aisla-miento social en general.

En nuestro estudio descriptivo del fenó-meno de la exclusión social en la Fundación«Escuela de Solidaridad», hemos asumidoplenamente los principios metodológicos es-tablecidos por el Trabajo Social Experimen-tal para la investigación científica específicade la realidad social, en los términos siguien-tes:

A–Hemos asumido el «principio de funcio-nalidad analítica de la realidad social», en lamedida en que hemos recopilado y estudiadolos datos descriptivos de cada situación so-cial personal en función de las necesidadesbásicas de conocimiento, para poder cumplircon eficacia el objetivo básico del trabajo pro-fesional: «la promoción, mantenimiento orestauración de la operatividad del ser hu-mano, como sujeto activo del bienestar so-cial, para renovar las condiciones de su en-torno ambiental, potenciando, movilizando yutilizando, de forma consciente y deliberada,todos los recursos a su alcance». Lo cual su-pone asumir los objetivos implícitos en losdos tipos de intervención profesional especia-lizada: autonomista-promocional y asisten-cialista-prestacional:

a) En la intervención autonomista-pro-mocional: la promoción, mantenimiento orestauración de la capacidad de respuesta,de las personas acogidas en la Fundación,para enfrentar las situaciones de malestarsocial con la suficiente autonomía personal,

en términos de: a) superación de problemas ynecesidades, b) realización de aspiraciones yfinalidades, c) movilización de recursos y po-sibilidades, y d) reducción de limitaciones ydificultades.

b) En la intervención asistencialista-prestacional: la promoción, mantenimiento orestauración de las posibilidades de acceso,de las personas acogidas en la Fundación, ala burocracia administrativa del bienestarsocial, para satisfacer sus necesidades y cu-brir las deficiencias en su calidad de vida, entérminos de: a) acceso a la prestación estatal,b) acceso a la prestación comunitaria, c) ac-ceso a la prestación provincial, y d) acceso ala prestación municipal (Conde Megías,2001, pág. 24).

B–Hemos asumido el «principio de cons-tancia de categorías descriptivas de la reali-dad social», en la medida en que hemos in-vestigado, cualitativa y cuantitativamentehablando, los mismos aspectos descriptivosde la realidad en todos los casos individua-les.

C–Hemos asumido el «principio de globa-lidad», estrechamente relacionado con el an-terior, en la medida en que hemos investiga-do el fenómeno de la exclusión social desdeuna perspectiva integraI, es decir, contem-plando la totalidad de los aspectos implica-dos: materiales, intelectuales, y perceptivo-conductuales, según al sistema de variablesestablecido por el Trabajo Social Experimen-tal en su «Teoría Descriptiva de la Naturale-za de la Realidad Social».

D–Hemos asumido el «principio de autoe-valuación situacional», en la medida en quehemos aplicado también los principios conte-nidos en la tesis evolucionista del TrabajoSocial Experimental, que son en gran parteinnovadores de la metodología de investiga-ción tradicional:

Principio de autonomía descriptiva de larealidad social: hemos cambiado el punto de

INFORMES

180 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 175: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

referencia descriptiva de la realidad socialutilizado en la metodología tradicional, en lamedida en que hemos centrado nuestra aten-ción en primer lugar en «la conciencia situa-cional del ser humano como sujeto activo delbienestar social» (persona acogida), pasandoa un segundo lugar «la adversidad manifies-ta en su entorno social actual» (situaciónmarginal observable en la actualidad), admi-tiendo en todo momento el propio discursodescriptivo de cada sujeto experimental.

Principio de autonomía interpretativa dela realidad social: hemos cambiado el puntode referencia interpretativa de la realidadsocial utilizado en la metodología tradicionalen relación con la causalidad o esencia primi-genia de las diversas situaciones de exclu-sión social, en la medida en que hemos asu-mido la perspectiva personal, individual eintransferible, de cada una de los afectados.Para lo cual, como se puede comprobar, he-mos comenzado atendiendo a los cuatro «pla-nos de conciencia situacional» que definen sucontrol operativo inicial: a) aspiraciones, ob-jetivos, e intereses personales, b) limitacio-nes y obstáculos que tendría que salvar parasatisfacerlos, c) expectativas respecto a losrecursos que podría movilizar y utilizar, y d)actividades y esfuerzos que estaría dispuestoa realizar.

A modo de recapitulación de lo expuestohasta ahora, creemos poder afirmar que, engeneral, las principales aportaciones del Tra-bajo Social Experimental al estudio científicode la exclusión social, son básicamente:

• Una tesis de partida sólidamente argu-mentada, que trabaja con el ser humano co-mo verdadero sujeto activo del bienestar,desarrollando sus facultades naturales paraevaluar y transformar la realidad social. Locual aporta un nuevo prisma desde el que po-

der estudiar el fenómeno de la exclusión so-cial: el de la participación personal en la cau-salidad, en la misma medida que en el con-trol operativo del cambio situacional.También aporta una nueva perspectiva paraestudiar los sistemas técnicos adecuados pa-ra enfrentar el mismo fenómeno con la sufi-ciente eficacia profesional.

• Un sistema teórico válido y original, deproducción (y verificación) científica propia,a utilizar como marco de referencia paraanalizar con la suficiente objetividad la reali-dad que contextualiza y explica las situacio-nes particulares de exclusión social.

• Un sistema metodológico eficaz pararecorrer el proceso investigador de esta mis-ma realidad en la forma más rigurosa, orga-nizada, y, en definitiva «avanzada», que co-nocemos y que somos capaces de aplicar enla actualidad, desde nuestra especialidadcientífica y profesional.

Por último, a modo de resumen, nos pare-ce interesante reafirmar una vez más nues-tro ya expresado convencimiento de que:

« ... en el marco de las Ciencias Sociales, elgran descubrimiento del Trabajo Social Ex-perimental es, en el fondo:

La utilidad del propio raciocinio del indi-viduo (observador, calculador, creativo ypráctico) para realizar objetivos superadoresde las situaciones de malestar social, a partirde la autoevaluación de sus necesidades yposibilidades materiales.

Los procedimientos técnicos que incre-mentan esta capacidad natural, como contri-bución específica al progreso humano y bien-estar social en general» (Conde Megías,1998, pág. 65).

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

181REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 176: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

INFORMES

182 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 177: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ROSARIO CONDE MEGÍAS E IGNACIO PEREDA PÉREZ

183REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 178: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

BIBLIOGRAFÍA

ANDER-EGG, E. (1994): Diccionario del Trabajo So-cial. Edit. Humanitas. Buenos Aires. Argenti-na.

BOLETÍN INFORMATIVO DE LA FUNDACIÓN ESCUELA DE

SOLIDARIDAD (2000): Año 1, nº 1. Julio-Septiem-bre 2000. Editado por la Fundación Escuela deSolidaridad. Granada.

CONDE MEGÍAS, R. (1998): Trabajo Social Experi-mental. Kental. Colección «Políticas de BienestarSocial», nº 4. Edit. Tirant lo Blanch. Valencia.

– (1999): Gerontología y Trabajo Social, en MA-

NUEL MARTÍN GARCÍA Y RAMONA RUBIO HERRERA

(comp.): «Alzheimer, un Nuevo Reto Social en el

silgo XXI». Colección «Biblioteca para el Bien-

estar Social». Edit. Ayuntamiento de Granada,

Área del Bienestar Social. Granada.

– (2001): Manual para las Prácticas Universita-

rias de Trabajo Social en las Instituciones So-

ciales. Edit. Método Ediciones. Granada.

STROBL, W. (1980): Sociología, «Diccionario Rio-

duero». Ediciones Rioduero. Madrid.

INFORMES

184 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 179: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

La Asamblea de Madrid ha aprobadorecientemente la Ley 15/2001, de 27de diciembre, de Renta Mínima de

Inserción de la Comunidad de Madrid 1. Unaley que ha sido el resultado convergente deuna decisión política tomada al comienzo dela legislatura, con ocasión de la evaluaciónde los diez años de aplicación del ingreso ma-drileño de integración (anterior programaderenta mínima), de la muy reciente legisla-ción europea sobre protección de las perso-nas socialmente excluidas, de la mejora delbienestar en la sociedad madrileña, de la vo-luntad manifestada por representantes sin-dicales y organizaciones empresariales y, es-pecialmente, del deseo de extender, con lasnecesarias garantías jurídicas, los sistemaspúblicos de protección social hacia personasque no estaban incluidas en el ámbito protec-tor de la Seguridad Social, en su modalidadcontributiva o no contributiva. Estas líneassólo pretenden ser un glosa escueta –dejo pa-ra más adelante el comentario, cuando esté

publicado el reglamento de desarrollo de laley– sobre dicha disposición, y sobre el alcan-ce que tiene en el contexto de la protecciónsocial pública 2.

Que la Comunidad de Madrid promulgueuna ley sobre renta mínima no significa, enprincipio, una especial novedad en relacióncon otros ordenamientos autonómicos. Conanterioridad otras comunidades autónomashabían legislado también sobre la materia 3.Pero quizá sea esta reciente ley de la Comu-

185REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Viceconsejero de Servicios Sociales. Comunidadde Madrid.

1 La ley ha sido publicada en el B.0.C.M. núm.310, de 31 de diciembre de 2001.

Nuevos derechos en la Comunidadde Madrid para las personassocialmente excluidas.Breve apunte sobre la Ley de RentaMínima de la Comunidad de Madrid

JOSÉ MARÍA ALONSO SECO *

2 Estas líneas han de entenderse como complemen-to al análisis de rentas mínimas de inserción autonómi-cas que ya hice en el libro La asistencia social y los ser-vicios sociales en España, Madrid, 2000, BOE, 2ª ed.,págs. 431-487. Me remito a él para un análisis conjun-to de la normativa autonómica al respecto.

3 Así, por ejemplo, Aragón, Ley 1/1993, de 19 defebrero, de medidas básicas de inserción y normalíza-ción social; Asturias, Ley 6/1991, de 5 de abril, del In-greso Mínimo de Inserción; Castilla-La Mancha, Ley5/1995, de 23 de mayo, de Solidaridad en Castilla-LaMancha; Cataluña, Ley 10/1997, de 3 de julio, de laRenta Mínima de Inserción; Galicia, Ley 9/1991, de 9de octubre, Gallega de Medidas Básicas de InserciónSocial, modificada por la Ley 1/1999, de 5 de febrero;Navarra, Ley Foral 9/1999, de 6 de abril, para un Cartade Derechos Sociales; País Vasco, Ley 10/2000, de 27de diciembre, de Carta de Derechos Sociales.

Page 180: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

nidad de Madrid la que, además de elevar derango normativo su anterior reglamentación,refleje de manera más visible la existenciade un derecho personal, inserto en la catego-ría de los llamados derechos subjetivos per-fectos, a una prestación económica periódica,así como el derecho a apoyos personalizadospara la inserción de quienes, queriendo y nopudiendo trabajar por la situación de exclu-sión social en que se encuentran, están situa-dos en la marginalidad y en la pobreza. LaSeguridad Social se había ocupado, medianteel establecimiento de las pensiones no contri-butivas de invalidez y de jubilación, así comodel subsidio de desempleo, de la asistencia alas personas inactivas laboralmente por cau-sa de la discapacidad, de la edad, o de la pér-dida del puesto de trabajo. Quedaba un sectorde población, heterogéneo y de composicióncompleja, que, aun estando en edad laboral,no accedía al mercado laboral a causa de losimpedimentos de una exclusión educativa,social, laboral, económica en general. Paraellos las comunidades autónomas habían es-tablecido prestaciones temporales de rentamínima (llamadas al comienzo en lenguajecomún, con bastante impropiedad, «salariossociales»), concebidas por lo general como au-xilios económicos para necesidades básicasmientras pudieran encontrar empleo remu-nerado. Madrid fue una de las primeras co-munidades autónomas en establecer dichasprestaciones, en 1990, por Decreto, que fueobjeto de modificación parcial en 1992 4. Loque acaba de hacer ahora no ha sido una mo-dificación, sino una reforma sustancial deaquella norma, con dimensión de futuro, es-tableciendo una nueva prestación de derechosubjetivo. Tiene la intención explícita de ircerrando el sistema público de protección so-

cial para los pobres y excluidos que queda-ban fuera de él, y también para quienes notenían cabida en los sistemas públicos esta-tales por no reunir todos los requisitos exigi-dos, hasta tanto cumplan estos últimos.

La promulgación de la ley que se comentaviene precedida de una amplia experiencia dediez años en la aplicación del ingreso madrile-ño de integración, y de una notable expansiónsocial y económica en la Comunidad de Ma-drid, cuyo factor más visible ha sido la progre-siva creación de empleo 5. Por una parte haexistido una intención pretendida y manifies-ta, impulsada también por las organizacionessociales presentes en el Consejo de Madridpara el Desarrollo, el Empleo y la Formación,para que el cambio social alcance al sector delas personas socialmente excluidas, al igualque al de las personas mayores, con discapa-cidad, infancia y al de otros ámbitos de losservicios sociales. Por otro lado, el significati-vo crecimiento del empleo en la Comunidadde Madrid, generado por constantes políticasactivas de empleo, ha hecho posible estoscambios. El empleo ha producido mayor ri-queza, ésta ha aumentado el bienestar social,pero a la vez se ha hecho patente la necesidadde establecer, desde la Administración, medi-

INFORMES

186 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

4 La importancia que tuvo la Comunidad de Madriden el inicio de la implantación de prestaciones de rentamínima para la inserción sociolaboral ha sido puesta derelieve por varios autores. Entre ellos véase MARTÍNEZ

ROMÁN, M.A., «Política social, pobreza y exclusión so-cial», en ALEMÁN BRACHO, C., GARCÉS FERRER, J. (Coord.)Política Social, McGraw-Hill, Madrid, 1997, pág. 498.

5 La evaluación de los diez años de aplicación delingreso madrileño de integración se contiene en unapublicación de carácter interno, Memoria de gestión1999 del Programa Ingreso Madrileño de Integración(IMI), Consejería de Servicios Sociales, Madrid, 2000.Publicación indispensable para conocer el desarrollohistórico de esta prestación en la Comunidad de Ma-drid. Sin duda su mejor conclusión fue la decisión de lapropia Consejería de encargar un nuevo estudio sobrela exclusión social en la Comunidad de Madrid, que hadado como resultado, además de un importante estu-dio sociológico elaborado por expertos, la aprobaciónde la Ley que ahora se comenta y del Plan contra la Ex-clusión Social de la Comunidad de Madrid, de próximapublicación. Véase dicho estudio en AGUILAR, M., LAPA-

RRA, M., PÉREZ, B., Investigaciones de base para la elabo-ración del Plan de Lucha contra la Exclusión Social en laComunidad de Madrid, Universidad Pública de Navarray Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad deMadrid, septiembre de 2001.

Page 181: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

das que eliminen el desarraigo, la exclusiónsocial, pues elemento indispensable del bien-estar es la existencia de cohesión social, lavertebración de una sociedad sin diferenciasdemasiado ostensibles, y porque, en definiti-va, una sociedad que tiende al pleno empleopone más en evidencia sus carencias cuandoen su seno subsisten personas cuya pobrezalas sitúa en una vulnerabilidad indefensa 6,cuando el Estado de Bienestar se encuentracon nuevos «Estados del malestar», utilizan-do la expresión de Alemán Bracho y GarcíaSerrano 7.

Ha influido, asimismo, la reciente evolu-ción normativa europea sobre la materia, ala que la Comunidad de Madrid ha venidoprestando singular atención en su desarrollopara adaptar su legislación al entorno jurídi-co europeo del que nunca puede prescindir.Cabe recordar, al respecto, el impulso que se

dio a la lucha contra la exclusión social en elConsejo Europeo de Lisboa, en marzo de2000, y especialmente las modificaciones in-troducidas en el Tratado constitutivo de laComunidad Europea por el Tratado de Nizade 26 febrero de 2001 8. Mención especial de-

JOSÉ MARÍA ALONSO SECO

187REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

6 Como acertadamente se dice en el Segundo Infor-me sobre la cohesión económica y social en la Unión Eu-ropea, «la cuestión de la cohesión social ha sido un mo-tivo de creciente preocupación en los últimos años. Lasdiferencias entre los grupos sociales y la dispersión glo-bal de la renta parece que aumentaron en los años 80 yprincipios de los 90, lo cual suele atribuirse a las ten-dencias económicas, en particular, a la globalización, alaumento de la competencia en los mercados mundia-les, a la revolución de la información y a la consiguien-te reestructuración de la economía, así como a las ten-dencias demográficas y a los cambios de la sociedad.Parece que esta tendencia se ha desacelerado o inclusose ha invertido desde mediados de los años 90, pero lasdisparidades entre los grupos sociales continúan siendoinaceptablemente altas». Añade asimismo que, en laUnión Europea, existen seis grupos de personas que co-rren especiales riesgos de tener un nivel de renta infe-rior al umbral de la pobreza: los parados, las familiasmonoparentales, las personas que tienen un bajo ni-vel de estudios, los jubilados, las familias numerosas ylas personas en edad activa que tienen empleo. véaseCOMISIÓN EUROPEA, Unidad de Europa, Solidaridad delos pueblos, Diversidad de los territorios. Segundo infor-me sobre la Cohesión económica y social, vol. 1, Ofici-na de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Eu-ropeas, Bélgica, 2001, págs. 23 a 27.

7 ALEMÁN BRACHO, C., GARCIA SERRANO, M., Funda-mentos de bienestar social, Tirant lo Blanch, Valencia,1999, pág. 26.

8 Tras convertir la lucha contra la exclusión social enuno de los objetivos de la política social de la Unión Eu-ropeo, el Consejo Europeo de Lisboa admitió la necesi-dad de adoptar medidas contundentes para erradicar lapobreza en el primer decenio del siglo XXI. Admitiótambién que las políticas de los Estados miembros paracombatir la exclusión social deberían fundamentarse enun método abierto de coordinación que combine obje-tivos comunes, planes nacionales de acción, y un pro-grama presentado por la Comisión Europea para pro-mover la cooperación en este ámbito. El Tratado deNiza, siguiendo la línea ya iniciada con anterioridad porel Tratado de Anisterdam de 2 de octubre de 1997, mo-difica el artículo 137 del Tratado Constitutivo de la Co-munidad Europea, que pasa a tener la siguiente redac-ción: «Para la consecución de los objetivos del artículo136, la Comunidad apoyará y completará la acción delos Estados miembros en los siguientes ámbitos: ... h) laintegración de las personas excluidas del mercado labo-ral, sin perjuicio del artículo 150.... j) la lucha contra laexclusión social ... ». Esta disposición ha motivado quecada Estado miembro haya elaborado su Plan nacionalde acción contra la pobreza y la exclusión social, en elque se recogen sus prioridades en la lucha contra la po-breza en un período de dos años; incluyen, asimismo,una descripción detallada de las medidas políticas apli-cadas o previstas para cumplir los objetivos comunes dela Unión Europea. En Niza todos los Estados miembrosse comprometieron a desarrollar sus prioridades políti-cas en la lucha contra la pobreza y la exclusión social enel marco de cuatro objetivos acordados: 1) permitir quetodo el mundo tenga acceso al empleo y se beneficiede los recursos, los derechos, los bienes y los servicios;2) prevenir los riesgos de exclusión; 3) ayudar a los másvulnerables; y 4) movilizar a todas las fuerzas del sector.Una descripción sobre el estado de cumplimiento delos objetivos acordados puede verse en el Informe con-junto sobre la integración social, del CONSEJO DE LA

UNIÓN EUROPEA, Bruselas 12 de diciembre de 2001. Se-gún se dice en el preámbulo del mismo, se trata del pri-mer documento político sobre la pobreza y la exclusiónsocial que respalda la Unión Europea. Ha de apuntarse,en cualquier caso, que este nuevo enfoque de la políti-ca social europea, que persigue la conquista de unamayor cohesión social dentro de la Unión, no puededeslindarse de su interacción con la estrategia por elempleo; de hecho, la mayoría de los Estados miembros

Page 182: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

be hacerse también a lo dispuesto en el artí-culo 34 de la Carta de los Derechos Funda-mentales de la Unión Europea, según el cualel ciudadano de la Unión Europea tiene elderecho a un apoyo social para combatir laexclusión social y la pobreza, con el fin de ga-rantizarle una existencia digna 9.

Lo primero que cabe manifestar sobre laLey que se comenta es la oportunidad de supromulgación. La Comunidad de Madrid seencuentra inmersa en un proceso evidente detransformación de sus servicios sociales. Nosólo se ha creado una Consejería específicapara el sector, o se han aumentado de mane-ra muy notable los créditos, sino que, por lavía de los hechos más que de la promulgaciónde normas legales, y sobre la base de un ge-nuino concepto de lo que significa la nociónde cambio social adaptado a cada circunstan-cia y a cada momento, se están revisando lasdistintas actuaciones que se llevan a cabo enlos distintos ámbitos que constituyen las ma-terias específicas de los servicios sociales:personas mayores, personas con discapaci-dad, infancia y familia, inmigración, perso-nas en situación o con riesgo de exclusión, ysimilares. En la Comunidad de Madrid se es-tá produciendo un cambio sustancial en laconcepción, dinámica y desarrollo de los ser-vicios sociales. Sigue vigente la Ley de Servi-cios Sociales de 1984, modelo en su día paraotras leyes autonómicas del ramo, pero la re-alidad social desborda ya los planteamientospresentes en ella; el dinamismo que se estádando a dicha transformación ha hecho que

se haya dado primacía a la normación porvía reglamentaria. Las políticas de serviciossociales en sus ámbitos más característicostienen su soporte en Planes administrativosplurianuales, aprobados buena parte de ellosen la Asamblea de Madrid, los cuales no sonmeras declaraciones de principios, sino quecontienen objetivos específicos, medidas con-cretas, evaluables, cuantificadas anualmen-te. Basta, para comprobarlo, con dirigir unamirada al Plan de Mayores de la Comunidadde Madrid (1998-2006), al Plan de Acción pa-ra Personas con Discapacidad (1999-2003),al Plan Regional para la Inmigración (2001-2003), al Plan contra la Exclusión Social(2002-2005), al Plan Estratégico de ServiciosSociales (2001-2003), al Plan de la Infancia,el III Plan de Igualdad Hombre Mujer, alpróximo Plan de Cooperación al Desarrollo.Por todo ello es de gran oportunidad que unainnovación tan profunda, como supone lanueva atención social que se va a dar a laspersonas excluidas socialmente, se rija poruna Ley, por ser el instrumento más idóneopara regular derechos, sin perjuicio de queexista también un Plan de Lucha contra laExclusión Social. Innecesario es decir que,junto a esa acción decidida por cambiar mo-dos de actuación para que los servicios socia-les respondan a las necesidades del momento,se encuentra también, y muy especialmente,la promulgación de leyes y reglamentos dedesarrollo que sirvan de soporte jurídico a lasacciones emprendidas, y que otorguen a losservicios sociales de la Comunidad de Madriduna configuración consistente y sólida comosistema jurídico público 10.

INFORMES

188 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

reconocen, en sus planes contra la pobreza y la exclu-sión social, el papel fundamental de las directrices deempleo en la lucha contra la exclusión.

9 La Carta de los Derechos Fundamentales de laUnión Europea es un documento proclamado conjunta-mente por el Parlamento Europeo, el Consejo y la Co-misión, en Niza, el 7 de diciembre de 2000. No ha sidoobjeto todavía de ratificación por los países miembros,pero marca, sin embargo, una tendencia cierta en elámbito del Derecho comunitario. De ahí su oportuni-dad de su referencia, al igual que el Tratado de Niza, enla exposición de motivos de la Ley.

10 Ha de reiterarse, a fin de deshacer cualquier po-sible equívoco, que esta necesidad de conferir un so-porte legal adaptado a nuestros tiempos constituye unade las tareas prioritarias de la Consejería de ServiciosSociales, pues trata de conseguir lo que siempre debeacometer una Administración pública, la consecuciónde un sistema jurídico público de servicios sociales, re-sidenciado en el ámbito competencial de la comunidadautónoma de conformidad con las competencias cons-titucional y estatutariamente atribuidas. Se actúa, cier-tamente, a través de una gestión incesante que persigue

Page 183: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Entrando ya en el análisis de fondo de laley aprobada, hay que decir, antes de seguircon cualquier otra consideración, que no setrata sólo de una norma legal que concedauna prestación económica reglada. Reconoce,aunque con distinta intensidad jurídica, dosderechos diferenciados, aunque lógicamenteuno y otro pueden, y en la generalidad de lasocasiones también deben, conexionarse entresí. El primero es el derecho a una prestacióneconómica periódica a la que, por seguir elnombre más común en la actual doctrina ju-rídico-social, se la llama renta mínima de in-serción. El segundo es el derecho a apoyospersonalizados para la inserción laboral y so-cial. Los dos títulos principales de la Ley serefieren, precisamente, a regular cada unode dichos derechos11.

La renta mínima de inserción es una pres-tación económica periódica, subsidiaria ycomplementaria de las prestaciones del Siste-

ma de la Seguridad Social u otro régimen pú-blico de protección social sustitutivo o equi-valente (clases pasivas del Estado, mutualis-mo administrativo de los funcionarios de laAdministración del Estado, pensiones espe-ciales de guerra, pensiones extraordinariasmotivadas por actos de terrorismo, sistemasde protección de grupos específicos) 12.

Se la llama renta mínima porque su fina-lidad es atender las necesidades básicas desubsistencia de la persona que la recibe, y hade cumplir, según se señala explícitamenteen la Ley, la misma finalidad de la obligaciónde alimentos entre parientes establecida enel artículo 142 y concordantes del Código Ci-vil, pero sin que sustituya, extinga o modifi-que en modo alguno a ésta (art. 3). Se la ape-llida «de inserción» porque su finalidad es

JOSÉ MARÍA ALONSO SECO

189REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

resultados, pero sin olvidar en absoluto que deben exis-tir normas de rango suficiente que sustenten y den per-manencia a esa gestión. A tal efecto se están elaboran-do, para su aprobación en el año 2002, una nueva Leyde Servicios Sociales, una nueva Ley de Control y Cali-dad en Centros de Servicios Sociales, y una Ley de Pro-tección a la Familia, a las que seguirán de inmediato suscorrespondientes reglamentos de desarrollo.

11 El establecimiento de rentas mínimas autonómi-cas comenzó en sus inicios dando una gran preponde-rancia a una prestación económica de carácter tempo-ral, que estaba asociada, en todos los sistemas, a laejecución por el perceptor de aquélla de las medidasde inserción social, dirigidas fundamentalmente a laformación y búsqueda de empleo. La evolución en suaplicación hizo que un importante sector de la doctrinasocial abogara por la conveniencia de separar la presta-ción económica de las medidas de inserción social, encuanto derechos de distinta naturaleza y distinta aplica-ción. Así lo recomendaba también el CONSEJO ECONÓMI-CO Y SOCIAL, en su informe sobre La pobreza y la exclu-sión social en España, de 2 7 de noviembre de 1996,cuando afirmaba: «El CES entiende que el derecho aunos recursos mínimos debe constituir un derecho ple-no, exigible cuando se cumplan los requisitos para suconcesión, y configurarse en la doble acepción de dere-cho a unos ingresos mínimos y derecho a la inserciónsocial» (pág. 92).

12 No ignoro la tendencia de un sector doctrinal aconsiderar las prestaciones autonómicas de renta míni-ma como materia de Seguridad Social. Lo he analizadocon cierto detenimiento en La asistencia social y los ser-vicios sociales en España, págs. 112 a 122. A los autoresallí mencionados he de añadir ahora, aunque utilice lasmismas fuentes de referencia, el criterio de GARCÍA RO-

MERO, M.B., Rentas mínimas garantizadas en la UniónEuropea, CES, Colección Estudios, Madrid, 1999, págs.260 a 277. Sigo sosteniendo, no obstante, que el hechode que la Seguridad Social deba tener, entre otras, unaexplícita connotación asistencial según lo establecidoen el artículo 41 de la Constitución, no justifica por sísolo que las rentas mínimas autonómicas deban formarparte del sistema de Seguridad Social. La asistencia so-cial es una noción jurídica válida en sí misma, cuya di-ferencia con la de Seguridad Social se encuentra clara-mente establecida por el Tribunal Constitucional. Nadaobsta para que Estado y comunidades autónomas con-fluyan sobre realidades diferentes de una misma mate-ria, sobre todo cuando la asistencia social es competen-cia propia y exclusiva de las comunidades autónomas.Que las prestaciones de Seguridad Social constituyanderechos subjetivo y que las de asistencia social debanser residuales me parece minorar la función de la nuevaasistencia social alumbrada por la Constitución. Por to-do ello, me parece muy acertado que la Comunidad deMadrid, bajo el título competencial de asistencia socialque le corresponde por derecho propio, haya estableci-do unas prestaciones exigibles en Derecho, subsidiariasy complementarías �no residuales� de las de SeguridadSocial.

Page 184: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

conseguir la integración social y laboral de lapersona perceptora. Es decir, no se trata deuna prestación más de asistencia social, sinode una prestación económica que se encuen-tra condicionada a la inexistencia de perso-nas obligadas civilmente a prestar alimentos(noción jurídica en la que se incluyen el sus-tento, la habitación, el vestido, la asistenciamédica, así como la educación del alimentista mientras sea menor de edad y aun después,cuando no haya terminado su formación porcausa que no le sea imputable), y a la inexis-tencia de derecho a prestaciones de la Seguri-dad Social o de otro régimen público sustituti-vo o equivalente (art. 4). En este último sentidoha de decirse, con verdadera propiedad, que es-ta prestación viene a cerrar los sistemas públi-cos estatales de protección social, en la medidaque situaciones de vulnerabilidad no cubiertaspor éstos conforman los supuestos de hecho deaplicación de la Ley aprobada: personas en si-tuación de desvalimiento que no tienen dere-cho a prestaciones no contributivas de la Segu-ridad Social, personas en edad laboral que nopueden trabajar y que son víctimas de la exclu-sión social. En definitiva, aquellas personasque se encuentran en situación de pobreza se-vera y extrema 13.

Pero la ley ha dado un paso más adelante,al incluir, junto al principio de subsidiarie-dad respecto de prestaciones económicas pú-blicas, el de complementariedad respecto delos recursos económicos de que se disponga(art. 4.3). De este modo la subsidiariedad conrelación a unas prestaciones no equivale a in-compatibilidad con la percepción de ellas, he-cho que ocasionaría problemas concretos dedificil y posiblemente injusta solución. Porotra parte, se confiere a la prestación su sen-tido genuino de renta mínima, pues mientrasla subsidiariedad supone que no puede perci-birse la renta mínima de inserción mientrasse tenga derecho a otra prestación pública, lacomplementariedad opera sobre todo tipo derecursos económicos, y limita la concesión dela prestación sólo hasta el importe al que al-cance la diferencia entre los recursos econó-micos disponibles y la cuantía que correspon-da de la prestación de renta mínima. Asípues, las prestaciones de asistencia socialque otorgan las comunidades autónomas, ad-quieren una dimensión impensable hace tansólo unos años, porque tiene carácter comple-mentario de las prestaciones estatales. Estasúltimas llevan camino de quedar configura-das como prestaciones básicas, mientras quela asistencia social de las comunidades autó-nomas no se reduce sólo a proteger situacio-nes paliativas, generalmente de emergenciasocial, sino que también puede complemen-tar, en la medida que así lo decidan sus res-pectivos legisladores, la cuantía de las pres-taciones estatales. Esto puede suceder,especialmente, en relación con las pensionesno contributivas de la Seguridad Social y conel subsidio de desempleo en sus diversas for-mas, si su importe es inferior al que las comu-nidades autónomas puedan establecer como

INFORMES

190 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

13 AYALA CAÑÓN analiza las tres principales opcionespara el establecimiento de un nuevo modelo de rentasmínimas: la profundización en los modelos contributi-vos tradicionales mediante la introducción de una ma-yor selectividad en las prestaciones, la transformaciónradical de los programas de mantenimiento de rentas através de la incondicionalidad, o, como vía intermedia,la apuesta por un modelo de rentas mínimas que enfa-tice las medidas activas de inserción, combinado conciertos cambios en el sistema de Seguridad Social (AYA-

LA CAÑÓN, L., Las rentas mínimas en la reestructuraciónde los Estados de Bienestar. Un análisis económico des-de una perspectiva comparada, CES, Colección Estu-dios, Madrid, 2000, págs. 75 a 85). Siguiendo ese es-quema, ha de decirse que la ley promulgada por laComunidad de Madrid no ha optado por un modelocontributivo, ya que la prestación de renta mínima deinserción que establece no es de base previsional o ase-guradora; tampoco se ha decidido por la incondiciona-lidad, pues la renta mínima no se concede a todo ciu-

dadano por el hecho de serlo, sino que exige como re-quisito ineludible la comprobación de recursos o prue-ba de la necesidad. Ha elegido la vía de una renta míni-ma de inserción porque, utilizando palabras del citadoautor, «vincula la cobertura del riesgo de pobreza a laprovisión de medios para mantener los vínculos con elmercado de trabajo» (pág. 85).

Page 185: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

renta mínima. ¿Significa, de algún modo, laquiebra del principio de igualdad de todos losespañoles en el ejercicio de los derechos quereclamaría la aplicación del artículo 149. 1. 1ªde la Constitución?. Esta pregunta no tiene fá-cil respuesta, y sólo queda aquí apuntada,pues analizarla desbordaría el alcance limita-do de estas páginas.

La prestación económica de renta mínimase configura como un derecho personal (art.9.1), pero se otorga en beneficio de todos losmiembros de la unidad de convivencia queha constituido el usuario (art. 5). Aun siendoun derecho personal no pierde, sin embargo,ese carácter familiar que ha presidido desdesus inicios la regulación de las rentas míni-mas en los distintos ordenamientos autonómi-cos 14. El hecho que mejor denota ese carácteres la diferente cuantía de la prestación enfunción del número de miembros de la uni-dad de convivencia (art. 10.1). Nótese que es-te aspecto no aparece tan explícito en laspensiones no contributivas de la SeguridadSocial, en las que la unidad de convivencia–unidad económica es su nombre exacto endichas prestaciones– se toma como referen-cia para el cómputo de ingresos que determi-nen si existe o no necesidad, pero no para de-terminar cuantía de la prestación. En larenta mínima de inserción de la Comunidadde Madrid, el reconocimiento del derecho, ysus correlativas obligaciones, recae en quienostenta la titularidad de la unidad de convi-vencia, pero es esta última en definitiva ladestinataria de la renta mínima.

Al tratarse de un derecho personal, los re-quisitos exigidos son fundamentalmente deíndole personal. El primero de ellos es el deresidencia legal. Se ha abandonado el requi-sito de nacionalidad, presente en la anterior

regulación del ingreso madrileño de integra-ción, para exigir únicamente el de residencialegal en la Comunidad de Madrid, aspectoque marca una importante inflexión y quepermitirá mitigar situaciones de exclusiónsocial de personas no nacionales, y sus res-pectivas unidades de convivencia, que se en-cuentran en la Comunidad de Madrid en si-tuación administrativa regular; en estesentido, la nueva regulación puede, y debe,servir de estímulo eficaz para solventar lasnecesidades básicas mientras dichas perso-nas encuentran empleo. En este punto se haseguido el criterio de las pensiones no contri-butivas de la Seguridad Social, para las queno se exige el requisito de nacionalidad, sinoel de residencia legal en territorio nacional,requisito que se acredita mediante la resi-dencia efectiva en el domicilio legal 15. Aun-que la residencia legal suele predicarse, porlo común, respecto de los extranjeros, dadoque los españoles, en virtud de lo establecidoen los artículos 19 y 139.2 de la Constitucióntienen derecho a elegir libremente su resi-dencia y a circular por el territorio nacional,no obstante, la noción de residencia legal,por la conexión que en algunos casos puedatener con la de domicilio legal, puede seraplicable también en determinadas ocasio-

JOSÉ MARÍA ALONSO SECO

191REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

14 La existencia del citado carácter familiar en losdistintos sistemas autonómicos puede verse en ALONSO

SECO, J.M.; GONZALO GONZÁLEZ, B., La asistencia social ylos servicios sociales en España, 2ª ed., B.O.E., Madrid,2000, pág. 448 y sigs.

15 Véanse los artículos 144. 1.b), para la pensión nocontributiva de invalidez, y el artículo 167.2, -Para lapensión no contributiva de jubilación, ambos de la LeyGeneral de la Seguridad Social. También el artículo 10del Real Decreto 357/1991, de 15 de marzo. Es notacomún, por otra parte, en los ordenamientos autonómi-cos que tienen regulada la renta mínima por Ley. Tam-bién lo es en aquellos cuya regulación se rige por De-creto, pero el problema de estos últimos es que la Leyde Servicios Sociales correspondiente suele exigir la na-cionalidad junto con la residencia. En cualquier caso,en la Comunidad de Madrid se ha seguido la tónica do-minante y más reciente de exigir sólo la residencia legal.No tendría, por lo demás, mucho sentido el requisito dela nacionalidad, pues a los extranjeros que tienen resi-dencia legal en España se les reconocen, en materia deservicios sociales, los mismos derechos que a los españo-les, conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica 4/2000,de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los ex-tranjeros en España y su integración social, art. 14.2.

Page 186: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

nes a los nacionales 16. Al requisito de resi-dencia legal se le añade también el de empa-dronamiento en un municipio de la Comuni-dad de Madrid y la residencia efectiva por eltiempo que se determine reglamentariamen-te, nunca inferior al año inmediatamente an-terior a la formulación de la solicitud.

Los restantes requisitos se refieren, enprimer lugar, a la edad, que se establece en-tre el rango de veinticinco años y sesenta ycinco años, aunque se regulan importantesexcepciones, relativas a personas por debajoo por encima de dicho rango que carecen derecursos económicos y necesitan, por su vul-nerabilidad, la prestación económica de ren-ta mínima al no tener derecho a otra de laSeguridad Social. La constitución de unaunidad de convivencia es otro de los requisitosexigidos, aunque relativo porque también unapersona que vive sola puede formar unidad deconvivencia. ¿sta se define en la ley como laformada por la persona solicitante y quienesviven con ella en una misma vivienda o aloja-miento, ya sea por unión matrimonial o uniónde hecho, por parentesco de consanguinidad oafinidad hasta el cuarto y segundo grado res-pectivamente, por adopción, tutela o acogi-miento familiar 17. No tienen la considera-

ción de alojamiento, a efectos de constituirunidad de convivencia, los establecimientoscolectivos de titularidad pública de estanciapermanente. Se contempla, asimismo, la po-sibilidad de que, dentro de una unidad deconvivencia, puedan existir, excepcional-mente, otras unidades de convivencia inde-pendientes; esta previsión de la norma se hapensado para aquellas familias monoparen-tales, y situaciones análogas, que mantienenindependencia de la unidad de convivenciaacogedora. Se trata también de una medidainnovadora, con claro afán protector del nú-cleo familiar.

La carencia de recursos económicos es re-quisito imprescindible para el acceso a laprestación económica. El baremo que se esta-blece en la ley toma como referencia la cuan-tía de las pensiones no contributivas de laSeguridad Social, y tiene en cuenta tambiénotras variables, en especial el número de in-tegrantes de la unidad de convivencia; conce-de distinto tratamiento a los miembros quesean titulares de pensiones públicas. Si elvalor del patrimonio de la unidad de convi-vencia fuera superior al que se establezca enel reglamento de desarrollo de la ley, se con-sidera que existen suficientes recursos eco-nómicos. La carencia de recursos, en suma, oque la prestación se encuentre sometida aprueba de necesidad, sigue siendo caracterís-tica esencial de la renta mínima de inserciónregulada en la Comunidad de Madrid, lo cualla aleja del modelo de renta mínima garanti-

INFORMES

192 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

16 Los funcionarios públicos, por ejemplo, deben re-sidir en el término municipal donde radique la oficina,dependencia o lugar donde presten sus servicios (Ley deFuncionarios Civiles del Estado, 1964, art. 77.1).

17 En la evolución de los ordenamientos autonómi-cos, primero se puso el énfasis en la unidad familiar,más tarde en la unidad de convivencia; existían tambiénotras nociones como la de hogar. Por lo general, la uni-dad de convivencia era considerada como la constituidapor dos o más personas unidas por matrimonio u otrarelación estable análoga a la conyugal. En la ley que secomenta se mencionan a las uniones matrimoniales y alas uniones de hecho, con independencia de otras per-sonas vinculadas con los solicitantes por razón de pa-rentesco, afinidad, adopción, tutela o acogimiento.Téngase en cuenta, al respecto, que la Comunidad deMadrid ha aprobado la Ley 11/2001, de 19 de diciem-bre, de Uniones de Hecho de la Comunidad de Ma-drid, la cual reconoce jurídicamente como tales «a laspersonas que convivan en pareja, de forma libre, públi-

ca y notoria, vinculadas de forma estable, al menos du-rante un tiempo ininterrumpido de doce meses, exis-tiendo una relación de afectividad, siempre que volun-tariamente decidan someterse a la misma mediante lainscripción en el Registro de Uniones de Hecho de laComunidad de Madrid» (art. 1.1). La Ley de Renta Mí-nima de Inserción, sin embargo, no establece expresa-mente que las uniones de hecho citadas deban referirsenecesariamente a las que regula la Ley 11/2001, de 19de diciembre, aunque probablemente ésa fuera su in-tención, ya que la expresión «unión de hecho» fue ob-jeto de enmienda parlamentaria mientras se tramitabanen la Asamblea de Madrid ambas leyes.

Page 187: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

zada universal, o incondicionada según laterminología utilizada por otros autores.

El importe de la prestación de renta míni-ma de inserción se establece por la Ley dePresupuestos Generales de la Comunidad deMadrid (art. 10.2), y varía en función de losmiembros de la unidad de convivencia, comoya se dijo antes. Para el ejercicio 2002 se fijaen 293,86 euros el importe de la prestaciónmensual básica de la renta mínima, en 73,47euros la cuantía por el primer miembro adi-cional de la unidad de convivencia, y 44,08euros por cada uno de los miembros restan-tes. Al importe de la prestación se le des-cuentan los ingresos que tenga el beneficia-rio (art. 10.3). Se sigue, en ambos aspectos, elmismo criterio que el existente para las pen-siones no contributivas de la Seguridad So-cial. En ningún caso puede ser superior al sa-lario mínimo interprofesional, en cómputomensual, vigente en cada momento (art.10.4), criterio equivalente con el establecidopara los subsidios de desempleo. Se hace hin-capié en estas comparaciones porque ha sidointención del legislador no crear distorsionesentre prestaciones asistenciales, las de la Se-guridad Social y la de renta mínima, quecumplen finalidades similares. La renta mí-nima deja de tener carácter temporal; la ley,al respecto, tiene una dicción inversa a laexistente hasta ahora: la prestación no seagota transcurrido cierto tiempo, sino que seprolonga su percepción mientras el titularreúna los requisitos establecidos para suconcesión. Innecesario es decir que se trata,también, de una modificación verdadera-mente sustantiva de la prestación.

Tomando como modelo el sistema de pres-taciones asistenciales por desempleo, la sus-pensión y extinción de la renta mínima de in-serción proceden cuando concurren lascausas tipificadas legalmente, o bien cuandose incumplen las obligaciones establecidaspor la ley. Ahora bien, la responsabilidad enel incumplimiento de las obligaciones tieneque ser determinada, según lo dispuesto enla ley, mediante la apertura de expediente

sancionador. La ley se preocupa, al efecto, detipificar las infracciones y sus correspondien-tes sanciones. Se trata de una importantemodificación con respecto al sistema ante-rior; ya no puede decirse que la extinción enla percepción de la prestación constituya unacto discrecional de la Administración, sinoperfectamente reglado, al igual que lo es –yalo era anteriormente– el procedimiento deconcesión.

Pasando, en este breve repaso por la leypromulgada, al segundo de los derechos quereconoce, el de apoyos personalizados para lainserción laboral y social, prestación de ca-rácter técnico, servicio social en el sentidomás propio de esta noción, ha de decirse, enprimer lugar, que se exige como requisitoúnico el de residencia habitual en la Comuni-dad de Madrid. Ello comporta que los extran-jeros, aunque no tengan aún residencia le-gal, pueden recibir estas prestaciones, locual no se opone a lo establecido en la LeyOrgánica 4/2000, de 11 de enero, de derechosy libertades de los extranjeros en España ysu integración social 18. EI derecho a esosapoyos personalizados para la inserción hade quedar plasmado en un documento, el

JOSÉ MARÍA ALONSO SECO

193REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

18 Conviene recordar que el artículo 14. 3 de dichaLey establece que los extranjeros, cualquiera que sea susituación administrativa en España, tienen derecho a losservicios y prestaciones sociales básicas. En el conceptode servicios sociales básicos, de base, generales, comu-nitarios o de atención primaria, términos sinónimos enla legislación autonómica sobre acción social y serviciossociales (en la Ley de Servicios Sociales de la Comuni-dad de Madrid reciben el nombre de servicios socialesgenerales) tienen cabida los apoyos personalizados parala inserción a que se refiere la Ley de Renta Mínima deInserción, aunque no se quedan reducidos a él, puescuando los apoyos para la inserción se refieren a medi-das de salud, educativas y de inserción laboral, son deaplicación también otros artículos de la mencionadaLey. En cualquier caso, una de las tareas de la nueva Leyde Servicios Sociales ha de consistir, sin duda, en articu-lar la oportuna correspondencia entre los derechos so-ciales que reconoce la Ley de Renta Mínima de Inser-ción, la de Servicios Sociales, con la específica paraextranjeros.

Page 188: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

programa individual de inserción. A diferen-cia de lo que ha sido pauta bastante generalen la normativa autonómica, por influenciadirecta del revenu minimum d’insertion fran-cés de 1988, que establecía un contrato de in-serción, la regulación madrileña ahora apro-bada abandona la noción de contrato, dadoque este instituto jurídico no es de aplicacióna lo que se quería significar con el antes lla-mado contrato de inserción o de integración 19.En su lugar se habla de programa de inser-ción, elaborado por el centro municipal deservicios sociales, salvo supuestos excepcio-nales, y que ha de contar con la participacióny consentimiento del usuario.

Al contrario de lo que sucedía en la ante-rior regulación del ingreso madrileño de in-tegración, y de la normativa general presen-te en los ordenamientos autonómicos, setrata de un derecho que no necesariamenteva unido a la percepción de la prestación eco-nómica de renta mínima. Sin embargo, aquienes son titulares de ésta se les obliga arealizar un pograma individual de inserción(art. 31.3), a no ser que por las especiales cir-cunstancias personales o de la unidad deconvivencia concurrentes al efecto se consi-dere que no tiene viabilidad su realización(art. 33.2), en cuyo caso se concede única-mente la prestación económica sin quedarvinculada a la realización de medidas de in-serción social. La propia ley crea una Comi-sión de Valoración cuya finalidad es determi-nar los beneficiarios de la prestación derenta mínima de inserción que, a causa desus especiales circunstancias personales y

sociales, deban quedar exentos de la obliga-ción de realizar el programa de inserción(art. 42).

El contenido del programa individual deinserción consiste en reuniones periódicaspara el seguimiento de la situación social dela persona, participación en programas delos servicios sociales dirigidos a la promociónpersonal o social y en programas de forma-ción, reconversión profesional y empleo, ac-ceso a servicios de salud, educación, búsque-da de empleo adecuado, escolarización de loshijos en los niveles educativos obligatorios y,en general, cuantas acciones vayan dirigidasa prevenir la exclusión social. En este puntola ley sólo traza grandes rasgos. El Regla-mento de desarrollo, cuyo proyecto ya ha sidoobjeto de elaboración, contiene una descrip-ción mucho más minuciosa de estas acciones,hasta el punto de que va a constituir el ejevertebral normativo de la actuación de losservicios sociales municipales en lo que se re-fiere a servicios sociales de apoyo a la inte-gración social.

La ley se refiere también a medidas com-plementarias, tales como los proyectos de in-tegración, consistentes en actividades orga-nizadas, promovidas por Corporacioneslocales o entidades sociales sin ánimo de lu-cro, dirigidas a la promoción personal de ungrupo de personas, Planes contra la Exclu-sión, el primero de los cuales, a nivel autonó-mico, ya ha sido aprobado por el Consejo deGobierno el mismo día de promulgación de laley; contiene medidas de carácter transver-sal en materia de sanidad, educación, em-pleo, vivienda y servicios sociales. Distribuyelas competencias que, sobre la materia, tie-nen la comunidad autónoma y los ayunta-mientos, y crea, además de la ya citada Co-misión de Valoración otras de Seguimiento yde Coordinación. Prevé también la firma deconvenios de reciprocidad con otras comuni-dades autónomas.

En suma, la Comunidad de Madrid, en lí-nea con la política de mejora de su sistema

INFORMES

194 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

19 «En nuestro país es claro que el denominadocontrato de inserción no es un contrato en sentido es-tricto. En efecto, no existe vínculo causal entre las dife-rentes prestaciones, ni verdadera reciprocidad, ni inter-dependencia de las obligaciones ( ... ) el beneficiario dela prestación no asume de ningún modo la posición deobligado a una contraprestación, es decir, la realizaciónpor éste de las acciones orientadas a su inserción no sonla contrapartida de la percepción del ingreso mínimo,por lo que no nos encontramos ante una relación sina-lagmática» (GARCÍA ROMERO, M.B., op. cit., pág. 338).

Page 189: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de servicios sociales, y con el ánimo de esta-blecer progresivamente derechos en lo queantaño eran concesiones económicas o, comomucho, subvenciones de carácter graciableque no podían sustraerse a la discrecionali-dad administrativa, ha dado un paso decisi-vo para incorporar al sistema público de pro-tección social a las personas económicamentedébiles, a los excluidos socialmente, a laspersonas sin hogar, a las mujeres víctimasde la violencia de género que no pueden libe-rarse por falta o insuficiencia de recursoseconómicos, a las familias monoparentalescon carencia de medios, a los desempleadosde larga duración, a las personas mayoresdesprovistas de sistema jurídico de protec-ción. Lo ha hecho a través de un proceso par-ticipativo, modélico por su carácter construc-tivo, con las organizaciones de sindicatos yempresarios más representativas. Con lapromulgación de esta ley el Gobierno Regio-nal se ha hecho una apuesta consigo mismo,pero sobre todo con la sociedad. Ello no va asignificar que decaiga en el afán prioritariode estos últimos años por crear empleo cadavez más cualificado, para madrileños, perso-nas procedentes de otras regiones de Españae inmigrantes extranjeros; pero tiene muyclaro que el notable progreso alcanzado enestos años sólo será real y verdadero cuandodeje de existir ese fuerte contrapeso de la po-breza y de la exclusión. Quiere situarse a lacabeza en la política europea contra la exclu-

sión social, en línea también con actuacionessimilares emprendidas recientemente por al-gunas comunidades autónomas. Y lo ha he-cho del mejor modo posible, mediante el esta-blecimiento de una prestación de derechosubjetivo, subsidiaria y complementaria delas de Seguridad Social, y estableciendo losmecanismos para que toda la población quelo necesite reciba apoyos personalizados pa-ra la inserción social y laboral desde los ser-vicios sociales, de los educativos, de los deempleo. Cree firmemente en la apuesta queha hecho, pero también sabe que la experien-cia de aplicación de la ley será la que en ver-dad marcará el camino a seguir. La colabora-ción de la comunidad autónoma con losayuntamientos para conseguir la finalidadde la ley es del todo necesaria, y así lo ha en-tendido en la ley promulgada.

Por lo mismo, estas líneas deberán ser es-critas de nuevo cuando, publicado el Regla-mento de desarrollo y pasados unos meses desu aplicación, deba hacerse una primera eva-luación de la ley. Pero, de momento, ahí te-nemos un instrumento jurídico que ha cerra-do, para completarlo en las lagunas quepresentaba, el sistema de protección socialque tenemos en España ante la inactividadlaboral forzada por las circunstancias. Hamerecido la pena el esfuerzo por tener unaley como ésta. Lo merecerán aún más los pa-sos que se den para su aplicación efectiva.

JOSÉ MARÍA ALONSO SECO

195REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 190: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

III. Recensiones y bibliografía

Page 191: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

«LA TOLERANCIA EN LA VIDACOTIDIANA: EL ARTE DE SABERRESPETAR»

AMALIA GÓMEZ GÓMEZEdiciones Martínez Roca2001

De cuando en cuando es necesario que nosrecuerden la importancia y valor de cada mi-nuto de nuestras vidas. En muchas ocasioneses conveniente que nos hagan sentir con in-tensidad nuestra condición de seres huma-nos. Siempre debemos recibir con satisfac-ción las reflexiones de quienes, como laautora del libro, desean dar un sentido pro-fundo, desde el respeto mutuo, a las cotidia-nas relaciones con nuestros semejantes.

En numerosas ocasiones, especialmenteligadas a grandes catástrofes o a aconteci-mientos trágicos –inundaciones, huracanes,agresiones motivadas por racismo o xenofo-bia, etc.–, conceptos tan grandilocuentes co-mo solidaridad y tolerancia cobran especialsignificado. Sin embargo, con demasiada fre-cuencia olvidamos que las diversas manifes-taciones que se esconden tras dicha expre-sión podemos llevarlas a cabo en nuestravida cotidiana.

El libro «La tolerancia en la vida cotidia-na: el arte de saber respetar», nos pone antenuestros ojos que es posible practicar la tole-rancia en nuestro quehacer diario, ya sea enel entorno familiar, ya sea en nuestras rela-ciones de vecindad o de trabajo, ya sea ennuestros numerosos contactos sociales conpersonas que precisan un especial respeto(mayores, discapacitados, inmigrantes, etc.).

Amalia Gómez desarrolla el tema centraldel ejercicio de la tolerancia a lo largo de losdiversos apartados en que se divide el libro.Tras unas consideraciones de carácter gene-ral, que le permiten reflexionar sobre la tole-rancia como valor fundamental que debemosaprender desde niños, para luego convivircon él a lo largo de toda nuestra vida, la au-tora dedica capítulos específicos al ejerciciode esa tolerancia en la familia, en las relacio-nes intergeneracionales y de género, en rela-ción con el fenómeno de la inmigración, en elrespeto a las personas discapacitadas, etc.

Desde su experiencia como Secretaria Ge-neral de Asuntos Sociales, Amalia Gómez vasalpicando de recuerdos y anécdotas ilustra-tivas, vividas en el ejercicio de dicha respon-sabilidad política, sus pensamientos y refle-xiones.

El libro finaliza con unas «breves sugeren-cias para ser tolerante», por tratarse en pala-bras de la autora, de «orientaciones elemen-tales, a modo de recetas, que poseen laventaja de no tener fecha de caducidad»: lapaciencia como camino hacia la tolerancia;poner el apasionamiento al servicio de lascausas y no contra las personas; la rutina delasentimiento conduce a la indiferencia; lapalabra como puente y no como arma arroja-diza; la prepotencia como enemiga de la tole-rancia y, finalmente, la tolerancia en el ho-gar, pues somos muchos los que nosesforzamos en ser o en parecer tolerantes enla vida civil, y en casa no intentamos ni louno ni lo otro.

A mi juicio, dos ideas básicas conforman elnúcleo central sobre el que giran los diversoscapítulos del libro: la primera, que la tole-rancia es algo más que urbanidad, no es sólo

199REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Recensiones

Page 192: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

permisividad o cesión de posiciones para evi-tar discrepancias; la segunda, la posibilidady, por añadidura, necesidad de practicar latolerancia en el día a día, es decir, vivir la to-lerancia con una actitud permanente e in-trínseca a nuestra condición humana. Am-bas ideas quedarían englobadas en unareflexión general que da sentido a dichasideas principales: la tolerancia como valor ycomo instrumento para facilitar la conviven-cia y la comunicación en todos los niveles dela vida.

Como dice Pilar Cernuda en el prólogo dellibro, «sobre la tolerancia hay mucha dema-gogia. Se confunde permanentemente con laaceptación de los hechos diferenciales, inclu-so se confunde con la aceptación de los defec-tos ajenos». Es precisamente esa idea que po-demos llamar pasiva de la tolerancia, la quese rechaza expresamente en el libro. En efec-to, como pone de manifiesto Amalia Gómez,«en ocasiones se empieza a detectar un fenó-meno social preocupante y es el rechazo de ladiscrepancia en sí. Es como si se rehuyera laposibilidad de contrastar opiniones, zanjan-do las cuestiones desde posiciones irreducti-bles, sin darle oportunidad a los razonamien-tos».

¿En qué consistiría una idea «activa» de latolerancia? En palabras de la propia autora,«discrepar desde la tolerancia es discutir ymantener posiciones, pero sin el rechazo delas opiniones contrarias. Hay que evitar queuna divergencia se convierta en un enfrenta-miento que puede deteriorar la convivenciaentre personas, ya sean familiares o compa-ñeros de escuela o trabajo».

No tendría sentido hablar de tolerancia orespeto si ello no fuera referido a circunstan-cias o relaciones de confrontación o conflicto.Se tolera o respeta aquello que no se compar-te o de lo que se discrepa, y siempre desde eleje de la propia visión del hecho o cuestión.En todos los casos hay que salvar siempre loque nos hace humanos: no tirar las palabraspor la borda de la intransigencia, no romper

la discrepancia con una raya en el tiempo yno buscar en la descalificación el sustituto delas razones o argumentos.

Como he indicado anteriormente, estasideas se ven reforzadas a lo largo del librocon ejemplos de los múltiples ámbitos, priva-dos y sociales, en los que podemos poner enpráctica la tolerancia activa: en el seno de lafamilia; en la escuela; en la comunidad de ve-cinos; en el lugar de trabajo; en el trato dia-rio.

«El aprendizaje de la tolerancia es un ejer-cicio continuado de asumir la posibilidad dediscrepar. Pero, sobre todo, hay que hacerlotratando de comprender las razones que lle-van a nuestro interlocutor a posiciones dis-tintas y distantes de las propias… La tole-rancia tiene precisamente su razón de ser enrelación con la discrepancia y como ejerciciode libertad», apostilla Amalia Gómez.

La segunda idea que está presente a lolargo de los diversos capítulos del libro es lanecesidad de aprender a ser tolerantes y deejercitar permanentemente esa tolerancia.Ello requiere, sin lugar a dudas, que la tole-rancia sea asumida y vivida desde nuestrainfancia como un valor irrenunciable y unprincipio rector de toda nuestra existencia.Se trata de una tolerancia mucho más coti-diana, sin grandilocuencias, una toleranciade letras minúsculas, pero tan profundamen-te arraigada que brotará por sí misma en to-do momento y no sólo en circunstancias ex-cepcionales.

Cada persona, sea cual sea su edad y si-tuación, tiene que aportar a la causa de la to-lerancia la cuota diaria de su disponibili-dad… Con demasiada frecuencia se observaque el ejercicio de la tolerancia es más unacuestión de opiniones y gestos que de actitu-des. Es más, se percibe una excesiva preocu-pación por la formalidad de la tolerancia enrelación con lo opinable. Tal vez estemos an-te una sociedad de grandes gestos y no de va-lores íntimamente asumidos.

RECENSIONES

200 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 193: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

En España hemos conocido cómo, cuandose producen catástrofes naturales o hechosde especial gravedad, todo el mundo se vuel-ca en prestar su ayuda y colaboración; ahorabien, tras pasar ese efecto de inmediatez,terminamos olvidándonos del problema quegeneró esa eclosión tan unánime de solidari-dad. Este es un rasgo muy propio del cárac-ter español, que vive la solidaridad de unaforma muy profunda ante tales aconteci-mientos, pero por cortos períodos de tiempo.Por ello es tan importante la educación envalores de tolerancia y solidaridad, enseña-dos ya desde la escuela e interiorizados comocompromiso personal y social que podemos ydebemos ejercitar constantemente.

Educar para la tolerancia. Esta es la clavepara afrontar con optimismo el futuro. La es-cuela - a través de su contexto como comuni-dad abierta y tolerante- y particularmente através de sus maestros y profesores, debe serun espacio relevante y trascendental para laformación de esas actitudes de tolerancia yde esos valores de igualdad y solidaridad,fundamentos en última instancia de toda so-ciedad democrática, y de máxima importan-cia en el mundo del futuro, cada vez más in-terdependiente, pluricultural y sin fronteras.

Es muy importante que la solidaridad seauna actividad habitual en la vida diaria, por-que esto será un indicio claro de que el mun-do empieza a cambiar para mejor, no vol-viendo la espalda a los que la propia sociedadse la vuelve. Un campo con enorme futuro ennuestro país para desarrollar esa solidaridades el voluntariado, pues, como señala AmaliaGómez, «no se nace voluntario pero, menoslos que se autoexcluyen, todo el mundo puedellegar a serlo… Cada ser humano aporta lomejor de sí mismo, incluso hace aflorar cuali-dades que no sospechaba tener y que, a partirde detectarlas, aplica a su propia vida».

Por su permanente y desgraciada actuali-dad y gravedad, especial mención merecenlos capítulos dedicados a la violencia contralas mujeres y a la inmigración, máxime vi-

niendo de una persona que dedicó una buenaparte de su actividad política al desarrollo demedidas y actuaciones encaminadas a erra-dicar de nuestra sociedad actitudes tan con-trarias a los derechos fundamentales como laviolencia de género o las agresiones por moti-vos de racismo o xenofobia.

Muy duras, y necesarias a mi entender,son las reflexiones que la autora dedica a laviolencia sobre las mujeres, destacando que«la violencia, como expresión de la peor formade intolerancia, se ha instalado en la culturade muchos hombres que siguen considerandoa la mujer como objeto de su propiedad… Laintolerancia más atroz subyace en estos tra-tos vejatorios que algunos hombres infligen alas mujeres, y ante estas situaciones la socie-dad no puede mirar para otro lado».

Por lo que se refiere a la inmigración, trasrecordar que en los últimos veinte años Euro-pa se ha convertido en el destino preferentede muchas personas, atraídas por la estabili-dad económica, las posibilidades de empleofácil, el acceso a prestaciones sociales inexis-tentes en sus países de origen y la garantíade los derechos humanos que supone el Esta-do de Derecho de los países de la Unión Euro-pea, Amalia Gómez nos recuerda que los in-migrantes son personas que merecen todonuestro respeto, porque los derechos huma-nos se derivan de la propia condición humanay no de la nacionalidad de los individuos.

PEDRO EXTREMO CASADO

«LOS ORÍGENES DE LAINTERVENCIÓN ESTATAL EN LOSPROBLEMAS SOCIALES»

MANUEL HERRERA GÓMEZEscuela Libre EditorialMadrid, 1999681 páginas

El objetivo de esta extensa obra es reali-zar un recorrido por una historia que cubre

RECENSIONES

201REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 194: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

más de cien años, donde el Estado al finaltermina controlando una serie de parcelas debienestar social, como son la pobreza, la edu-cación y la salud pública. A través de sus mu-chas páginas nos muestra el profesor Herre-ra los cambios producidos en el pensamiento,la legislación, los sentimientos y las viven-cias de los hombres ilustrados de nuestro si-glo XVIII, que es lo mismo que hablar de susherederos los liberales gaditanos, padres dela Constitución de 1812. Funciones que has-ta el siglo XVIII eran marginales en los inte-reses del Estado se transforman en funcio-nes que atañen a la base de su estructura,quitando así el protagonismo que hasta la fe-cha había tenido la Iglesia en materias rela-cionadas con la vieja tradición de la caridad.Poco a poco crecen las responsabilidades delEstado en el sector de los servicios públicos,convirtiendo la caridad pública en beneficen-cia y ésta, a su vez, en bienestar social.

Pobreza, educación y sanidad son los tresgrandes capítulos del libro. Cada tema estratado de formá monográfica. De esta formase consigue un mayor rigor y precisión histó-rica, ofreciendo al lector la oportunidad dever con más profundidad los posibles cam-bios y mutaciones que sufrieron estas cues-tiones a lo largo del período estudiado.

Los tres capítulos aparecen con una es-tructura similar. Al comienzo de cada uno deellos se dibuja una panorámica de cada temaen el siglo XVIII. El objetivo de esta panorá-mica en el tema de la pobreza, educación ysalud es facilitarnos una mejor comprensiónde las reformas que empiezan a producirsedurante el período liberal. Seguidamente seestudian las diferentes soluciones ofrecidas alos problemas planteados, examinando condetenimiento las principales medidas legalesde política benéfico-asistencial, educativa ysanitaria que tuvieron lugar durante el sigloXVIII.

La segunda parte de cada capítulo tomacomo eje vertebrador el Diario de Sesionesde las Cortes de Cádiz. De esta forma se

ofrece una mejor comprensión de la legisla-ción emanada del período constituyente ga-ditano. El autor intenta desvelar cómo lo su-cedido en las Cortes de Cádiz no es flor deun día. Estamos ante la culminación de unaetapa que se desarrolla a lo largo del sigloXVIII y del inicio de otra que traerá consigoel desarrollo de España en tiempos posterio-res. Los instrumentos utilizados para el es-tudio de este proceso son los textos legales,las monografías existentes durante ese perí-odo y otra serie de textos específicos que per-miten al autor reconstruir el contexto histó-rico investigado.

Quizás uno de los temas más interesantesanalizados sea el tema de la pobreza. Sobretodo por las oscilaciones históricas que hasufrido. Una de ellas fueron las medidas de-samortizadoras de Carlos IV que, aunqueduraron muy poco tiempo, fue lo suficientepara que influyera de manera decisiva en lahistoria política y social de la España del si-glo XIX. Sin embargo, el cambio más impor-tante que se produce en este período es la vi-sión política que se tiene de la pobreza. A lolargo del primer capítulo va mostrando el au-tor cómo poco a poco el mundo de la necesi-dad material es visto como un obstáculo parael desarrollo económico y un riesgo potencialpara los posibles desarrollos sociales. Sepierde la anterior visión caritativa de la po-breza que veía detrás de cada pobre la ima-gen de Cristo. Como resultado de esta pers-pectiva, el Estado intervendrá en el mundode la pobreza. Desde ahora será un mundoque intentará ordenar, insistiendo en el em-pleo, en el trabajo de esas personas y no en lacaridad, como medida para salir de esa situa-ción de marginación y contribuir de esta for-ma al desarrollo del país.

El tema de la educación es otra de lascuestiones fundamentales en el proceso detransformación que se produce en España enel siglo XIX. Pasará de ser una cuestión quepreocupaba solamente a la persona y que eraimpartida por instituciones casi siempre decarácter confesional, a ser un problema que

RECENSIONES

202 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 195: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

preocupe e interese al Estado. La educaciónserá contemplada como un foco de transfor-mación social y progreso.

Durante todo el siglo XVIII el mundo edu-cativo capta la atención de los poderes públi-cos. Emanan una serie de disposiciones lega-les que intentan poner orden y reformar cadauno de los niveles educativos. Ahora bien, to-do queda en pequeñas medidas puntualesque sientan las bases del Dictamen y Proyec-to de Decreto sobre la Instrucción Pública de1814. Como consecuencia se produce el Pri-mer Plan Nacional de la historia de la educa-ción española.

Los objetivos de este Plan eran la homoge-neización y planificación de la enseñanza, laincorporación de nuevas materias y enseñan-zas, y la ordenación y mejora del magisterio.Otro de los aspectos llamativos del plan seráel descubrimiento de la mujer como sujeto deatención pedagógica ¿Por qué es tan impor-tante la educación? Para los liberales el pro-greso de la humanidad aparece ligado al pro-greso de la instrucción. La igualdad a la quese aspira es la igualdad ante las luces. Ladesigualdad atenta contra la libertad, puesno es libre el que por su ignorancia coloca sudestino en manos de otro. Lo que se escondedetrás de todo este pensamiento es una nue-va visión del hombre, concretado en la figuradel ciudadano libre y responsable. Por tanto,la educación para los hombres de Cádiz nosólo era un instrumento de reforma social yprosperidad de la nación, sino sobre todo erael elemento esencial de una pedagogía de lademocracia.

A lo largo de todo el capítulo segundo po-demos ver cómo la educación va adquiriendounos nuevos matices. Se sustentará en cua-tro pilares fundamentales nacidos en el perío-do liberal y en el período revolucionario fran-cés. Nos referimos al carácter universal, launiformidad y la configuración pública y gra-tuita de la enseñanza. Estos principios se-rán, las bases sobre los que se asiente el PlanGeneral de Enseñanza.

El tercer y último capítulo del libro versasobre la salud pública. Pero previamente, pa-ra entender cómo estos ilustrados tratan eltema de la sanidad, hay que partir de su nue-va concepción racional del hombre: la enfer-medad no es un castigo divino sino un fenó-meno observable, explicable y a erradicar.

La enfermedad atenta contra el orden so-cial y contra la propia población, base de lariqueza del Estado. En virtud de esto se rea-lizan transformaciones en tres campos: en elterreno administrativo, las reformas sanita-rias tendrán rasgos centralistas y unificado-res; en el campo legislativo se desarrollaránuna serie de medidas higiénicas preventivasy por último la enseñanza médica se enfoca-rá de una forma más práctica. Sin embargoestas reformas, como era de esperar, se en-contraron con la fuerte oposición de gremiosy colegios profesionales. Además tuvo queenfrentarse a dos obstáculos muy importan-tes, los escasos recursos económicos y la opo-sición de la Iglesia.

Debido a la nueva visión que tienen los li-berales de la enfermedad, poco a poco vangerminando las bases del Proyecto de Códi-go Sanitario de 1822 que, a su vez, asenta-rán los principios de la Ley de Sanidad de1855. Estas reformas constituirán un nuevosistema basado en la intervención adminis-trativa cuando la enfermedad afecte a la co-munidad (enfermedades trasmisibles); pres-tándose especial hincapié en el carácterpreventivo.

La obra del profesor Herrera muestra elpaso a la modernidad en España en el temade los servicios sociales. La nueva visión decada una de las parcelas tratadas, tiene encomún el ser concebidas como cuestiones querepercuten en la prosperidad individual y co-lectiva. Esto unido a los propios fines atribui-dos al Estado, dieron la justificación a la in-tervención y apropiación estatal de tareasubicadas con anterioridad al margen de susintereses. Parece que la identificación entrelo social, lo público y lo estatal encuentra

RECENSIONES

203REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 196: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

aquí sus orígenes. Lo que preside su funciónno sería el beneficio sino el servicio. Es decir,en el siglo XVIII en España asistimos a lasprimeras manifestaciones de lo que seríanlos servicios públicos, entendidos como acti-vidades que deben ser controladas, supervi-sadas, enmarcadas normativamente, incen-tivadas y gestionadas directamente por elEstado. La centuria ilustrada es la puertadel acrecentamiento progresivo del papel yde la responsabilidad estatal en los campospolítico, económico y social. Intervención ca-da vez mayor del Estado ilustrado porquecon ella se pretendía fomentar la felicidadindividual y social de los ciudadanos y, deesta forma, se justificaba también la omni-potencia interventora de la autoridad y lacada vez mayor extensión de la burocraciaestatal.

RAFAEL MARTÍNEZ MARTÍN

«LA SOCIEDAD DIVIDIDA.ESTRUCTURAS DE CLASES YDESIGUALDADES EN LASSOCIEDADES TECNOLÓGICAS»

JOSÉ LUIS TEZANOSBiblioteca NuevaMadrid, 2001

Resultado de una investigación sobre lastendencias sociales actuales del último quin-quenio del siglo XX, el libro ha sido realizadocon el fin de analizar y elaborar un marco te-órico sobre los elementos de desagregaciónsocial de las sociedades tecnológicamenteavanzadas en sus primeras fases de desarro-llo. El autor se centra en la realidad tecnoló-gica y en lo que está sucediendo en las socie-dades desarrolladas, que no se puede explicarexclusivamente haciendo referencia al creci-miento del sector servicios o a la emergenciade determinados grupos ocupacionales, sinoque conviene profundizar en las alteracionesprofundas, en procesos concretos que atañena numerosas personas, a sus trayectorias vi-

tales, a sus oportunidades o falta de oportu-nidades y a sus perspectivas futuras y, por lotanto, afectan a la lógica general de los siste-mas productivos.

El libro forma parte de una trilogía queanaliza la democracia, el trabajo y la des-igualdad desde la perspectiva crítica del im-pacto de la revolución tecnológica en la es-tructura social. El autor analiza las nuevasmanifestaciones de desigualdad social, la in-quietud generalizada acerca del devenir so-cial, así como las transformaciones durantela etapa de transición tecnológica y percibecon cierto pesimismo su reflejo en términosde empleo, de disposición de tiempo libre, denivel de consumo, de formas de vida, etc. Eneste sentido indica la tendencia hacia la pre-cariedad laboral creciente y la polarizaciónsocial.

Tezanos manifiesta la inquietud de la ciu-dadanía ante el futuro incierto respecto a lasoportunidades laborales a causa del desarro-llo de los nuevos sistemas productivos, asícomo las tendencias sociales de nuestro tiem-po, desde una perspectiva empírica y un aná-lisis pormenorizado de diversos fenómenossociales, y pretende proporcionar un marcode interpretación teórica sobre los elementosde desagregación social.

Los modelos emergentes perfilan unoscontornos de fronteras sociales con catego-rías, no sólo exclusivas de clase, sino étnico-culturales, de género o generacionales, quese agregan y determinan las mayores o me-nores posibilidades de traspasar el umbralde la exclusión social, para dar origen a nue-vas formas de pobreza, exclusión y precarie-dad social que competirán con las viejas si-tuaciones de marginación.

La categoría de extrema pobreza, pobrezainútil en términos de clase la denomina «in-fraclase» y está actualmente muy vinculadaa las nuevas formas de desarrollo tecnológi-co y a las nuevas formas de estructurarse elpoder. Es por lo tanto un término más am-

RECENSIONES

204 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 197: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

plio que el que pretende reducirlo al másabstracto de «marginación social», porquecomprende no sólo a los usuarios de Servi-cios Sociales personales, sino también a lassituaciones de desigualdad en función delgénero, etnia, generación y discapacidad.Esta categoría considera además que el re-curso a los Servicios de bienestar a la largaalimentan la pasividad de los usuarios ycontribuyen a perpetuar su situación «asis-tencial» y la precaridad en el empleo se ali-menta de mano de obra femenina o proce-dente de las minorías étnicas, lo quefavorece la perpetuidad de una situación in-cluso para que se involucren las organizacio-nes sindicales.

De ahí que el autor considere que hay queprofundizar en las causas que producen laexclusión y no limitarse a interpretaciones li-mitativas, que carecen del suficiente rigor yno hay una evidencia probatoria entre laexistencia de una relación automática entrelas desigualdades de nivel de vida, las dife-renciaciones sociales y las segregaciones queimpliquen posiciones sociales diferenciadasen unos u otros sectores de la economía. Lafrontera que señala fundamentalmente lasdiferencias es el sistema que limita el accesoa la igualdad de oportunidades a ampliossectores sociales, de quienes se puede pres-cindir sin grandes riesgos, más allá del con-texto social de procedencia.

Mientras el avance tecnológico afecta casiexclusivamente al bloque de países más ricosy desarrollados, en esta primera fase detransición, su influencia se está dejando sen-tir ya también en el resto del mundo con unafuerza disgregadora cada vez mayor.

Lo específico de los sistemas de desigual-dad emergentes, es la existencia de una líneade demarcación de posiciones sociales y opor-tunidades bastante diferenciadas para todoslos que se sitúan fuera del mercado del tra-bajo entendido éste como trabajo normal oregularizado. No significa, sin embargo, quelos sistemas sociales emergentes se estén

simplificando, más bien lo contrario, pues seprocede hacia nuevas formas más complejasde estructuración social en las que los ele-mentos duales presentan manifestacionesvariadas y heterogéneas: desde los conflictosclásicos de raíz económica, hasta las contra-posiciones de carácter laboral, pasando porlos nuevos focos de contradicción de raíz ge-neracional, por las diferencias de género, deetnia y cultura, teniendo presente la particu-laridad del ámbito rural en contraste con elespacio urbano y metropolitano.

El pensamiento occidental trató de poneren práctica el humanismo y la democracia;luego ha buscado superar las desigualdadesbásicas de condición y de poder, avanzandopaulatinamente desde la noción de dignidadpersonal y de igualdad ante la ley hacia lademocracia política parlamentaria, evolucio-nó posteriormente hacia la democracia so-cial. Actualmente nos hallamos en el puntode asentamiento de las conquistas alcanza-das y vamos progresando en términos deequidad social, participación y corresponsa-bilidad democrática.

Este es el sentido del progreso históricoque, desde que se extendió la educación aamplios sectores de la población, ha llevadoal desarrollo tecnológico y científico y ha per-mitido que se pueda empezar a hablar, por lomenos en algunos países, de avance prácticode los ideales de solidaridad y democracia, apartir de los ideales que movieron en el pasa-do a algunos grupos en favor del progreso,anhelo de desarrollo social y del avance de-mocrático. La crisis teórica actual revela nosólo la crisis interna del paradigma socialis-ta, sino la falta de oportunidades porque nose ha prestado la suficiente atención a las re-ferencias y posibilidades subyacentes de di-namismo social; porque subraya de formaconvincente mucho más los fracasos que loslogros alcanzados y por tanto el paradigmaneoliberal ha podido argumentarse con cier-ta fuerza el paradigma neoliberal del valorde la seguridad y la estabilidad que propor-ciona el «orden conocido», frente a cualquier

RECENSIONES

205REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 198: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

otra posible experiencia novedosa o revolu-cionaria, que engendra violencia y desgarrohumano.

Sin embargo las posibilidades de conti-nuar el avance del pensamiento social deri-van de potenciar las políticas de libertad,igualdad y equilibrio medioambiental, facili-tando respuestas plausibles a demandas ynecesidades específicas y a problemas reales.Es necesaria una redefinición no sólo del pro-greso sino del modo como se ha de volver aplantear. Se trata de hacer operativos valo-res y criterios que no generen desigualdades,dominaciones, dependencias, alienaciones,exclusiones o carencias que chocan con el ni-vel de exigencias personales y con la propiamoral alcanzada.

El triunfo de un sistema social y econó-mico complejo no se mide por la mayor ha-bilidad de neutralizar a los competidores,sino por la capacidad de hallar solucionespara los problemas reales de convivencia ydignidad humana. Los retos que hay queafrontar son la creación de un orden socialestable con una cierto grado de armonía so-cial; resolver las necesidades de seguridadde la existencia humana digna, así como lacreación de empleo que sea capaz de gene-rar recursos; teniendo presente la necesi-dad de salvaguardar el medioambiente. Sise consigue una redistribución de los recur-sos de todo tipo, se reducirá la pobreza y laexclusión social, además de que se propi-ciará la participación y la integración ciu-dadana.

El autor contribuye a impulsar la refle-xión sobre el progreso futuro facilitando su-gerencias alentadoras de manera didáctica yde lectura estimulante, a las que acompañanunas tablas y cuadros sinópticos que facili-tan su comprensión y facilita una bibliogra-fia exhaustiva y de referencias relativamen-te recientes.

TERESA GARCÍA GIRÁLDEZ

«LA SOCIEDAD MULTIÉTNICA.PLURALISMO,MULTICULTURALISMO YEXTRANJEROS»

GIOVANNI SARTORIEditorial TaurusMadrid, 2001

De la Sociedad multiétnica de GiovanniSartori se pueden tener distintas e inclusoopuestas opiniones, pero antes que nada ha-brá que convenir que es una obra originalque traspasa la convencionalidad. Eso la ha-ce que no pase desapercibida a la vez que semuestra muy oportuna; aparece en un mo-mento crucial de la presencia masiva de in-migrantes en los países del Sur de Europa,justo cuando se enciende la fragua del debatesocial sobre la convivencia multicultural.Sartori, con el olfato del que está atento y co-noce la realidad, se aventura a tomar parteen la polémica cuando está en pleno fragor, ydesde su contundente discurso contribuye aenriquecerlo aun cuando no deja por ello deinflamarlo. Por eso decimos que su trabajono puede pasar desapercibido, porque apues-ta, desde su personal percepción política ymoral, suscita y compromete la reflexión deaquellos que lo leen, aportando argumentosobtenidos en hechos de la realidad actual. Yese es su principal valor: su apuesta por tesisclaras y sin ambages. Se puede –y yo diría sedebe, en sus excesos– discrepar con él; peropara ello hay que conocer la densidad de losargumentos y su textura para poder entablarlas condiciones de la discusión.

En los foros que tratan de cuestiones deinmigración, de multiculturalidad y simila-res, se vierten opiniones en ocasiones sobrela obra de Sartori que suelen mostrar unaoposición visceral a sus tesis. Es frecuentetambién que en dichas intervenciones se ha-ga una lectura precipitada de sus contenidos.Bien es cierto que no es fácil comprender al-gunas de las afirmaciones que se exponen enel libro, sobre todo cuando se afirman incom-

RECENSIONES

206 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 199: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

patibilidades muy cerradas entre culturas;pero al contextualizar y ver cuales son lasposturas contrarias en el debate, al saberquiénes son sus interlocutores, se comprendeenseguida que la postura de Sartori se hagabeligerante sobre todo con cierto comunita-rismo «neo- romántico» que muestra en susentrañas un ingenuo, por excesivo, relativis-mo que resulta insostenible. Por tal razón, lacrítica del presente texto es deudora del con-texto más de lo que es habitual en otras oca-siones. Además, por la naturaleza del tema -las obras sociales de actualidad-, el diálogocontextual es especialmente relevante debi-do a que los modelos de análisis que veníanrigiendo están en revisión desde una dobleperspectiva: desde la hermenéutica, el yaprolongado debate sobre «texto-contexto» dela relación normativa de la acción; y desde eltipo de alcance que se manifiesta en el conti-nuo «particularismo-universalismo».

Bajo estas determinaciones conviene, ensuma, que las obras de pensamiento con in-tención propositiva se sitúen y se entiendandesde su intrahistoria, desde la búsqueda delsentido que encierra la tradición de la que to-do texto compromete su significado. En nues-tro caso, la obra trata en su intención de có-mo mantener los logros históricos que haalcanzado la civilización occidental, de lascondiciones de reproducción –de socializa-ción– de nuestro marco sociocultural. Ennuestra tradición, como todos sabemos, losplanteamientos sobre socialización tienden atomar sentido en el mito del «reino pacífico»,al llevar todo sistema social en su intenciónuna ciudad de Utopia como finalidad nosiempre confesada. Los sabios clásicos aspi-raban a alcanzar la ataraxia social, así comolos romanos prefiguraron la civitas imperialbajo un criterio legal; los cristianos por su la-do creyeron (en los tiempos actuales menos)en la fraternidad universal mientras que losmarxistas in genere idearon la sociedad co-munista (hoy en crisis de identidad tam-bién); los demócratas de distintas filiaciones,por lo demás, aspiran a alcanzar una socie-

dad afincada en el reino universal de los De-rechos Humanos. Sin duda, una misma in-tención, la armonía social, buscada por dis-tintos medios pero sustentada en distintascreencias. Esta sería la intrahistoria del pen-samiento y de las ilusiones que han tomadoasiento en Occidente y que de manera acriso-lada han dado lugar a lo que Harold Bloomllama el «Canon occidental». En torno a él semanifiestan distintas filiaciones de pensa-miento entre las que se sitúa la obra de Sar-tori.

Es razonable pensar que la confrontaciónde posiciones se da por que el «reino pacífico»de Occidente no se ha conseguido, ni será fá-cil de alcanzar en la medida que forma partede un mito. El conflicto y la polaridad social,consustanciales al modelo de organizaciónsocial y cultural que hasta ahora ha produci-do el hombre, son debidas precisamente a lasdistintas formas de concebir la «manera pa-cífica» de estar y de convivir. George Simmelencuentra la causa de este antagonismo enla misma naturaleza de lo social. Entiendeque en las teorías de las relaciones entre per-sonas se dan dos fuerzas: las que constituyenuna unidad, o sea, las sociales en sentido es-tricto, y aquellas otras que actúan en contrade la unidad. «Ambas son necesarias porqueninguna unidad social (sociedad) es conocidaen que las direcciones convergentes de loselementos presentes no estén inseparable-mente mezcladas con otras divergentes» 1

Son diferencias asentadas en las distintasformas de proceder y de conducirse los pue-blos –la cultura identitaria, u objetiva quellama Simmel– que en su ensimismamientogeneran entre ellas falta de entendimiento.Paradójicamente, la cultura, que emerge des-de la propia acción humana justamente parahacer más fácil las rutinas y el entendimien-to entre los convivientes de una realidad so-ciohistórica concreta, resulta ahora que, bajouna interpretación de cortas miras, se con-

RECENSIONES

207REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

1 GEORGE SIMMEL, Sociología. Las formas de la sociali-zación, 2 vols., 1977, (Vol I: 266).

Page 200: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

vierte en un obstáculo para progresar haciala arcadia pretendida.

Dicha cohesión social, que daría a enten-der un paso adelante en el consenso normati-vo, vista desde la dinámica global de Occi-dente, se muestra sin embargo como unaparadoja; sería la paradoja que se desprendedel hecho del multiculturalismo. Como seña-la Pierpaolo Donati, cuanto más se difundeel proceso de mundialización más se debilitael universalismo que lleva implícito el mitode la modernidad, dado que se afirman viejasy nuevas diferencias culturales ligadas aculturas autóctonas y locales, incluso triba-lismos y fundamentalismos.2 En efecto, encierto modo así es como surge la actual dico-tomía entre posiciones relativistas que de-fienden el reconocimiento institucional delas minorías culturales, sin tener en cuenta«el grado de desarrollo humano general» ysin atender al grado de implicación solidariaque demandaría la mayor pluralidad; en laconfrontación aparecen los que apuestan po-líticamente por reforzar los valores occiden-tales que, entendidos como productos históri-cos obtenidos, no sin desgarros, alcanzanmayores cuotas de sofisticación humana.Bloom argumenta en apoyo de esta posturaque «si pudiésemos concebir un canon uni-versal, multicultural y polivalente, su libroesencial no sería una escritura, ya fuera laBiblia, el Corán, ni un texto oriental, sinoShakespeare, que es representado y leído entodas partes, en todos los idiomas y circuns-tancias.» 3

En similares términos, la obra de Sartoritoma postura decidida a favor del «Canon».Lo afirma ya desde las primeras líneas deltexto: «Este es un libro de teoría de la buenasociedad. Buena sociedad que es para mí (...)

la sociedad pluralista», asociada sin dudas aOccidente. La declaración más elocuente desu sentimiento de pertenencia y de las clavesculturales a las que se adhiere se expresanavanzado ya el libro, cuando dice en el epílo-go: «Siento mi tiempo como un tiempo de di-vergencia creciente entre la buena sociedadque buscamos y los modos y medios para con-seguirla (...) es así porque hemos creado unmundo cada vez más complicado que cadadía logramos menos comprender (p. 131). Yen efecto, el desatino con que se trata el fenó-meno del multiculturalismo muestra esa di-vergencia. El postmodernismo, como movi-miento filosófico que aglutina el pensamientoescéptico y «desilusionado», en respuesta a lacrisis de los grandes sistemas de pensamien-to dogmático, han favorecido un clima mayorde incertidumbre. El postmodernismo, en su«descreencia», aísla al individuo en su con-texto inmediato al tiempo que contribuye ala negación de los valores universalistas másque a su actualización. Tal deriva hacia loparticular no implica más al individuo en loíntimo y lo diferente que supone el abstractouniversal; más bien al contrario. Los teóricospostmodenistas proclaman (con Foucault yDerrida) la «muerte del sujeto» en tanto queagencia autónoma y pensante. Sus claves te-óricas tratan de la decodificación textual delos discursos racionales desde la ironía, ladescreencia y desde la desarticulación decualquier compromiso social asumido. Y eneste contexto, la teoría del multiculturalismoen boga que se pretende crítico, adopta estosargumentos (contra-argumentos), dando laimpresión de que lo común ha dejado de te-ner sentido por lo que hay que buscarlo encada particularidad cultural.

Ante este pensamiento es frente al que re-acciona, de modo beligerante, el texto de laSociedad multiétnica de Sartori, por lo queen ocasiones aparecen también aquí excesosopuestos con ribetes etnocéntricos.

Es la posición que defiende cierto libera-lismo democrático que se alinea con las tesisde Rawls. El trabajo de Sartori se puede si-

RECENSIONES

208 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

2 PIERPAOLO DONATI, «El desafío del universalismo enuna sociedad multicultural», Revista Internacional deSociología, nº 17, Tercera Época, 1997.

3 HAROLD BLOOM, El canon occidental, Barcelona,Anagrama, 2001 (e.o. 1994).

Page 201: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

tuar en la órbita de un movimiento que in-tenta restituir la «razón comprensiva» en elanálisis de la realidad social. Representa unnuevo discurso modernizador que recogeaportaciones de pensadores diversos, algu-nos procedentes de la sociología crítica aun-que la mayoría pertenece a generacionesnuevas que aspiran a consensuar un hori-zonte axiomático innovador, al menos comométodo para establecer discursos parango-nables. La modernización se toma aquí deejemplo pero en versión renovada, porque,como dice Eisenstadt, «(...) a causa de que lamodernización casi siempre combinó aspec-tos y fuerzas económicas e ideología, su im-pacto fue, con mucho, el de más envergadu-ra». Diríamos con este autor que lamodernización se presenta como un modeloversátil susceptible de alumbrar nuevas ví-as, nuevas formas 4. Ahora bien, la nuevaversión moderna de la sociedad se caracteri-za menos por atender lo que tiene en común,o por la estructuración unívoca de las exigen-cias universales, que por el hecho de su im-plicación en la preocupación de la ‘universa-lización’ como tal, que diría F. Borricaud.

En este nuevo sentido es como la sociedadmultiétnica resulta ejemplar en la implica-ción que adopta, porque está armado sin re-nunciar a ningún argumento significativo: nide carácter teórico-conceptual (véase la parteprimera del texto, que trata de la idea delpluralismo con toda profundidad, cerrando elconcepto como un instrumento analítico pri-mordial para el desarrollo subsiguiente de latesis que defiende, todo un alarde del conoci-miento de teoría política que domina el au-tor), ni a un planteamiento ideológico-nor-mativo, pues cree en el pluralismo pero detono «anti-multicultural» al entender que elpluralismo es de por sí asimilacionista y nohomogeneizador (p. 62). Y tampoco renunciaa valorar las evidencias que se dan en la so-

ciedad actual, en las que constata contradic-ciones existenciales fundamentales debido aun mal enfoque de la multiculturalidad: fre-cuentes disputas sobre los derechos de losinmigrantes, de las minorías culturales au-tóctonas, así como otras disputas que cues-tionan muchos de los supuestos que han go-bernado la vida política hasta ahora.

Por ello, los retos multiculturales que re-fiere, los resuelve Sartori con la pasión de un«ilustrado» occidental que en su radicalidadllega a negar el propio principio liberal de launiversalidad. Compruébese esto cuando seenfrenta al quién, al cómo y el por qué de laintegración del inmigrante en las sociedadesoccidentales, desde donde inicia un peculiarrecorrido de los tipos y naturaleza de las mi-norías étnicas que acceden a los países re-ceptores, para desde ellos concluir unas re-flexiones discriminatorias que no están lejosde algunos de los argumentos que sirven debase a Huntington para pronosticar el Con-flicto entre civilizaciones. Así, cuando distin-gue entre inmigrantes próximos o asimila-bles, que son los que se diferencian de lapoblación receptora sólo en el idioma y enlas tradiciones, de los inmigrantes no asimi-lables, que se distinguen por las creenciasreligiosas y por ciertos rasgos étnicos (espe-cialmente los afroárabes), afirma sin con-templaciones que de estos segundos no esposible pensar siquiera en la integración. Eljuicio rotundo de Sartori no carece sin em-bargo de razones objetivas, que dan pie acierta desazón, si miramos las dificultadesque se aprecian para alcanzar un contextointercultural. Así, cuando aduce que «la im-posibilidad aumenta (...) cuando el inmigra-do pertenece a una cultura fideísta o teocrá-tica que no separa el Estado civil del Estadoreligioso y que identifica al ciudadano con elcreyente, esto se entiende mejor. En los or-danamientos occidentales se es ciudadanopor descendencia, por ius sanguinis, o porius soli (...) En cambio, el musulmán recono-ce la ciudadanía optimo iure, a pleno título,sólo a los fieles: y a esa ciudadanía está con-

RECENSIONES

209REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

4 E.N. EISENSTADT (1989) citado por J. ALEXANDER, So-ciología cultural. Formas de clasificación en las socieda-des complejas, Barcelona, Anthropos, 2000, p. 105.

Page 202: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

textualmente conectada la sujeción a la leycoránica» (p.113).

Sartori, una vez más, sin despegar los piesde la realidad, toma postura por la confron-tación frente aquellos que pretenden reins-taurar una versión comunitarista del multi-culturalismo como Ch.Taylor o Mcyntaire, eincluso, en cietos aspectos el propio Kylimc-ka. En concreto, ante la «política del recono-cimiento» de Taylor, Sartori descubre que labase argumental de sus propuestas soncuando menos discutibles, al menos en lasreferencias que toma de la Ilustración, espe-cialmente en relación a Rousseau. Claro queRousseau es en ocasiones tan versátil comoocurrente ante la contingencia que aborda,pero lo cierto es que el autor ilustrado tienepocos principios tan arraigados como el res-peto universal a la ley y a la propiedad priva-da. De ahí que Sartori muestre la imposibili-dad del respeto a la ley si se legitimara unapolítica de acción afirmativa que pusiera enpie de igualdad los distintos criterios norma-tivos de toda cultura y subcultura, porqueasí sólo conseguiría generalizar la excepcio-nalidad y con ello anularía la eficacia de todaLey. Por eso, por el tono que alcanza el deba-te, el texto de Sartori es contundente, y con-sistente en la mayoría de sus argumentos.Pero no por ello, y saliéndonos ahora del con-texto de confrontación que da sentido a suobra, el texto que comentamos puede ser leí-do y asumido como una verdad canónica. En-tre otras razones porque, vista como obraque trata en su conjunto de la realidad socialactual, aborda un análisis lleno de interpre-taciones ideológicamente condicionadas queen nada benefician, a la postre, al rigor inte-lectual del autor. La realidad multiculturalque se le presente a los países industrializa-dos de Occidente no plantea la cuestión de sies conveniente la inmigración o no, sino porel contrario qué hacer con la creciente plura-lidad de culturas diversas que acompaña elimparable proceso de concentración de po-blaciones procedentes de territorios dispa-res. Y a este imparable reto Sartori hace caso

omiso desde una postura excluyente. Quizála manifestación más negativa de sus posi-ciones intelectuales e ideológicas la muestrecuando ataca in genere a los defensores delmulticulturalismo como herederos del mar-xismo y de Foucault (pp. 64-659), entre quie-nes se dan quienes piensen así, pero en otrosmuchos no; esto impide, además, la discusiónamplia que reconozcan otras propuestas deinterés susceptibles de alcanzar.

En definitiva, ante la sobrevenida socie-dad multicultural, se preveen grosso mododos salidas razonables: o armar políticas con-vergentes desde el interior de la propia socie-dad de recepción, para efectuar procesos deintegración aceptables por todos lo colectivos,o buscar soluciones para que los procesos mi-gratorios se frenen en el origen (solución utó-pica a corto plazo). Habría una tercera: seríala confrontación entre culturas, pero esa noes objeto de una reflexión social que se pre-cie. Sartori no es ajeno a este dilema: a la ne-cesidad de buscar cauces de entendimiento;de hecho muestra como una de las vías de laasimilación la interculturalidad en los térmi-nos de Karnoouh. Pero su interpretación eneste aspecto es roma, no se extiende favore-ciendo el riesgo de una mala interpretaciónde su pensamiento restrictiva y excluyente,lo que sería antitético con el propio conceptode la libertad que en el fondo defiende en es-ta obra y en su pensamiento en general.

FELIPE MORENTE MEGÍA

«POBREZA Y PERSPECTIVA DEGÉNERO»

JOSÉ MARÍA TORTOSA (Coord.)Editorial Icaria. Sociedad y opiniónBarcelona, 2001293 páginas

La presente obra que publica la editorialIcaria aborda el tema de la pobreza desde la

RECENSIONES

210 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 203: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

perspectiva de género. Se trata de un trabajoconjunto elaborado por un equipo de profeso-ras y profesores de la Universidad de Alican-te, al que suman los aportes de autores latino-americanos provenientes de la UniversidadAutónoma de México, de la Escuela Andinade Postgrado, y del Centro Bartolomé de LasCasas de Cuzco, Perú y del Centro de Estu-dios Sociológicos, el Colegio de México. La co-ordinación del libro ha estado a cargo del ca-tedrático de Sociología de la Universidad deAlicante José María Tortosa, autor del prólo-go y de uno los capítulos.

Hoy en día y a pesar de los avances tecno-lógicos, la pobreza sigue estando en la agendade la política-social con más fuerza si cabe,por el impacto que su existencia y permanen-cia tiene para todos los ámbitos de la vida hu-mana.

Pero la pobreza ha sido motivo de debateen casi todos los tiempos. Desde los aportesinnovadores de Juan Luis Vives en De sub-ventione pauperum y los debates entre FrayDomingo de Soto y Juan de Medina sobre laconveniencia o no de controlar a los pobres,siguiendo con los planteamientos surgidossobre la pobreza en los albores del capitalis-mo, han ido surgiendo diversos estudios, en-cuestas, publicaciones y propuestas que pocoa poco han permitido perfilar como respuestalas opciones que oscilan entre revolución oreforma. Resultará indispensable entoncesrecordar, tal y como se recoge en el comienzode la obra que aquellas formulaciones y de-bates se arrastran a lo largo de los siglos de-mostrando que el conocimiento de la historiapasada nos hace entender el presente.

El aporte del libro que aquí reseñamos, in-troduce el corte transversal en el estudio dela pobreza desde la perspectiva de género.Esta obra surge como primer fruto de la in-vestigación «Indicadores dinámicos para elestudio del empobrecimiento de las mujeres»financiado por el Instituto de la Mujer y de lacual se nos prometen más resultados para elfuturo.

En tal sentido consideramos la condiciónde «mapa conceptual» atribuible a la obra, nosayuda a adentrarnos en el análisis de la po-breza analizada y explicada desde la perspec-tiva de género. Al valor del trabajo de investi-gación ha de sumarse el interés didáctico quela obra representa al recoger antecedenteshistóricos, desarrollo conceptual y datos com-parativos.

Desde el prólogo se destaca la importanciadel aporte que, desde el feminismo, se ha he-cho para entender la diferencia entre una vi-sión androcéntrica de las problemáticas so-ciales y otra nacida desde una visión degénero que entienda y comprenda las parti-culares circunstancias que la condición de lamujer implica para el desarrollo personal ysocial. La posibilidad de analizar desde la vi-sión de las mujeres la realidad de la pobrezaaporta nuevas dimensiones del fenómeno. Ala vez, la obra incluye un matiz que favoreceel análisis comparativo de la mano de losaportes que nos dan tres capítulos elabora-dos por autores iberoamericanos.

El libro se encuentra dividido en tres blo-ques, titulados Pobreza y exclusión, Pobrezay género y Referentes.

Dentro del bloque Pobreza y exclusión, enel primer capítulo, José María Tortosa seocupa de los temas referidos a las Medidasde la pobreza. Seguimos así el proceso vividodesde los orígenes de la utilización del PIB(Producto Interior Bruto) como índice de me-dida de la pobreza (representante del criterioeconomicista del desarrollo) a sus actualesaplicaciones. A su vez, en el capítulo se reali-za una distinción —útil una vez más por sualto valor didáctico— entre la pobreza y susrespectivos indicadores, abordando el difíciltema de su elaboración y de los contenidosideológicos que motivan las diferencias decriterios con que se explican y utilizan.

La concepción del desarrollo humano seperfila desde el epígrafe «Opciones» donde sealerta de que la pobreza no es un indicador y

RECENSIONES

211REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 204: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

se distingue entre las necesidades y los dife-rentes satisfactores. De interés para el temade marras resulta la propuesta de diferen-ciar entre la feminización de la pobreza y laperspectiva de género sobre la pobreza. Enesta línea destaca el señalamiento sobre lanecesidad de partir desde los (y las) protago-nistas para proceder a la construcción de in-dicadores que reflejen la multidimensionali-dad y el dinamismo del fenómeno de lapobreza como forma de favorecer el «empo-werment» (apoderamiento).

El segundo capítulo Desigualdad, Pobrezay Exclusión: Conceptos, medidas y Alternati-vas metodológicas elaborado por Miguel An-gel Mateo incluye un análisis comparativo delos estudios realizados sobre la pobreza des-de diversas disciplinas del campo social in-cluyendo una taxonomía de los mismos confi-gurada a partir de dos ejes: 1) niveles deagregación de las variables y unidades y 2)diversas dimensiones de la pobreza

En el tercer capítulo Género, pobreza y Ex-clusión Social: Diferentes Conceptualizacio-nes y Políticas Públicas, Mª Asunción Martí-nez Román nos propone un análisis de lasdistintas definiciones de la pobreza concebi-das cada una desde una fundamentación ide-ológica que configura y determina su formade luchar contra la pobreza. Aquí se destacael papel de las mujeres como grupo omnipre-sente, aunque no siempre visualizado ni mu-cho menos considerado, tanto en las defini-ciones tradicionales de la pobreza como en loque ha dado en llamarse la «nueva pobreza».Es a partir de estas definiciones que puedenentenderse las distintas formas de interven-ción social a que cada una da lugar.

Entendidas la pobreza y la exclusión so-cial (término cuyo origen, desarrollo y para-digmas son descritos por la autora, resul-tando de interés para contextualizar yoperativizarlo) dentro de la perspectiva delDesarrollo Humano, se las define como for-mas de violencia estructural en las cuales larazón de género constituye una de las fuen-

tes que incrementan la vulnerabilidad so-cial.

El segundo bloque entra de lleno en el te-ma que centra la obra «Pobreza y género».Este bloque dividido también en tres capítu-los se inicia con las aportaciones de Mª JoséGonzález Río en el capítulo Algunas reflexio-nes en torno a las diferencias de género y lapobreza. El capítulo incluye un breve resu-men de las actividades a favor de las muje-res, formuladas por diversos organismos in-ternacionales que resulta de utilidad parasituarnos en el desarrollo histórico de la rela-ción entre los estudios de la pobreza y los degénero. Pero no se trata de un mero análisisdescriptivo, sino que se fundamentan lasvinculaciones de la feminización de la pobre-za con el aumento de la vulnerabilidad socialasociado a la condición de género. Se anali-zan también perspectivas para la elabora-ción de instrumentos de análisis como el en-foque Hombre-Mujer y Desarrollo (H-M y D)

Mª José Frau se ocupa a lo largo del capí-tulo Trabajo Femenino y Procesos de empo-brecimiento de las mujeres de la relación en-tre las mujeres y el trabajo como uno de lascausas de la pobreza femenina.

La participación de las mujeres en las es-tructuras productivas y sus roles tradiciona-les dentro de la reproducción biológica (y so-cial) así como los aspectos relativos a ladivisión sexual del trabajo como factores fa-vorecedores de la desigualdad son analizadosutilizando ejemplos de las políticas socialesen el ámbito nacional e internacional.

Cerrando este segundo bloque Daniel LaParra trata en el capítulo Vida Familiar yempobrecimiento sobre los factores que lle-van a consolidar el papel de la familia comoun factor de protección frente a la pobreza.En el mismo se analizan las relaciones entremercado, Estado y familia anticipándonoscomo hipótesis para la continuidad de estetrabajo la vinculación entre los niveles de ga-rantía del bienestar asignados a la familia y

RECENSIONES

212 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 205: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

el mayor o menor grado de desigualdad degénero en términos de pobreza. Este capítuloincluye también tablas comparativas queilustran los planteamientos teóricos.

El tercer bloque nos sitúa en el contextode los referentes latinoamericanos desarro-llados a través de tres capítulos que descri-ben la situación mexicana en «Pobreza y gé-nero» en el contexto mexicano realizado porNatalia Ixchel Vázquez y José GuadalupeFigueroa, el texto permite un acercamientoa la cuestión de la pobreza y sus distintosmatices, causas y modalidades en el devenirhistórico del país americano. Tras esta in-mersión pormenorizada, se analizan las re-laciones entre género y pobreza dentro deaquel contexto deteniéndose en una descrip-ción de las distintas variables, indicadores yconstrucciones teórico-metodológicas desdelas que se trata el tema.

El capítulo Globalización y exclusión. Lamujer en el Perú de los noventa presentadopor Oscar Ugarteche nos sitúa en el ámbitode la globalización partiendo del análisis desiete elementos que han producido una modi-ficación en las posibilidades de integracióneconómica a escala mundial de África y Amé-rica Latina, desde donde describe la situa-ción de la pobreza y en particular retrata laimagen de la pobreza en el Perú en la mujercampesina de los Andes.

El último aporte iberoamericano lo haceJulio Boltvinik con un capítulo dedicado a laEvolución heterogénea de la pobreza en Méxi-co 1970-1995. En este punto se explican lasfuentes del bienestar para hogares y perso-nas realizando una vinculación entre los as-pectos económicos y sociológicos que las mis-mas representan según su condición desustituibilidad y de especificidad. A partir deaquí nos conduce a la elaboración de un Índi-ce de Progreso Social (A. Sen). La pormenori-zada descripción de la metodología nos sitúade lleno en la situación del país americano ypermite entender dentro de ese marco la si-tuación de la mujer.

Como colofón de una obra cuya recensióndetallamos capítulo a capítulo para poderdar cuenta del nutrido y variado contenidoque justifica, a nuestro modo de ver, su utili-dad tanto para el conocimiento conceptualdel tema como para su aplicación en la do-cencia universitaria por lo descriptivo y di-dáctico, encontramos el capítulo IV Pobreza yGénero: Selección y comentario de Bibliogra-fía, en el cual Eva Espinar Ruiz de la Uni-versidad de Alicante ha realizado una clasifi-cación de la bibliografía disponible sobre eltema de la pobreza, que otorga un valor agre-gado a las cualidades ya descritas del conte-nido de la obra.

CLARISA RAMOS FEIJÓO

«LAS CÁRCELES DE LA MISERIA»

LOÏC WACQUANTAlianza EditorialMadrid, 2000

Loïc Wacquant, profesor de Sociología enla Universidad de California-Berkeley y dis-cípulo de Pierre Bourdieu, es miembro funda-dor de la asociación intelectual –y asimismoeditorial «comprometida»– Raisons d´agir[Razones para actuar]. Es también colabora-dor habitual de Le Monde Diplomatique yejerce notable influencia en la nueva izquier-da latinoamericana, especialmente, en Ar-gentina y Brasil, donde ha impartido cursosy mantenido presencia en los medios de co-municación. Especializado en la exclusiónsocial, sus causas y manifestaciones, acabade publicar «Parias urbanos» (2001), aún noeditado en España, en el que amplia y pro-fundiza en el tratamiento del tema objeto dellibro que nos ocupa y que tendrá continua-ción en «Castigar a los pobres», de inminentepublicación.

El núcleo de la obra de Wacquant es la de-nuncia de la progresiva implantación de una«gestión policial de la miseria», de una «pe-

RECENSIONES

213REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 206: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

nalización de la pobreza», en la que los ex-cluidos sociales –subocupados, trabajadoresprecarios, parados, inmigrantes– son crimi-nalizados por el poder político a la vez queresultan desamparados por un Estado deBienestar en regresión. Esta situación supo-ne la imparable transferencia de recursos delas políticas asistenciales a las represivas yda lugar a una espiral viciosa, excluyente ycriminógena que el autor sintetiza en elenunciado: «Difuminación del Estado econó-mico, debilitamiento del Estado social, forta-lecimiento y glorificación del Estado penal».En paralelo a ello, denuncia el salto cualita-tivo en la acción represiva del poder en lasúltimas décadas y el riesgo que ello suponepara los derechos fundamentales de las mi-norías, en deterioro de los fundamentos mis-mos del Estado de Derecho.

La primera parte del libro se dedica alanálisis del principio de «tolerancia cero» conla delincuencia, avalado intelectualmente porCharles Murray en su obra. Losing Ground:American Social Policy 1950/1980 (1984), ca-si coetánea de la celebérrima Wealth and Po-verty, de George Gilder (1981) con cuya con-cepción social se vincula argumentalmente yprecedente directo de Beyond Entitlement:The Social Obligations of Citizenship (1986),obra ésta del politólogo de la Universidad deNueva York , Lawrence Mead, que propugnael tránsito del welfare al workfare, y la vincu-lación entre el trabajo social y el trabajo poli-cial. Tales planteamientos, amplificados poruna red de think tanks conservadores (tertu-lias, entrevistas televisivas, etc.), utilizados yconvertidos en bandera electoral (RudolphGiuliani, entonces Fiscal de New York y suJefe de Policía William Bratton, que tras sercesado pasó a ser incansable propagandista)se centran en combatir la pequeña delincuen-cia con rigor e introducir técnicas de manage-ment y gestión por objetivos en las comisaríasy la actividad policial.

Sostiene Wacquant que entre 1975 y 1985se realizó la zapa intelectual de las nocionesy políticas keynesianas en el frente económi-

co y social, dando ocasión a una política dedescompromiso social que tuvo como primerexponente la «teoría de la ventana rota», deJames Wilson y George Kelling (1982), segúnla cual los pequeños desórdenes cotidianosdan paso a las grandes patologías crimina-les, adaptación ésta –ironiza Wacquant– deldicho francés de «quien roba un huevo, robauna vaca». La mundialización de estos plan-teamientos fue fulminante. Desde la adver-tencia del Ministro del Interior escocés HenryMeLeish –«la gente debe reconquistar la calle( ... ) el vandalismo insensato, los grafitti y losdesperdicios desfiguran nuestras ciudades (... ) El mensaje es que, de aquí en adelante,este comportamiento ya no será tolerado»hasta la denominada «Cruzada nacional con-tra el crimen» del Presidente de México, pa-sando por la «tercera vía» neolaborista deTony Blair y el ministro Straw, y alcanzandoal socialismo francés, cuyo dirigente y Presi-dente de Gobierno, Jospin, recordó cómo «ca-da uno sigue siendo responsable de sus actos.Mientras se admitan excusas sociológicas(...) estas cuestiones no se resolverán» altiempo que la ministra de Justicia, Guigou,denunció la «cultura de la indulgencia quedesrresponsabiliza a los individuos» se haconstatado la rápida difusión del plantea-miento originario.

El autor parte de la premisa de que «Latolerancia cero es más cara que un plan so-cial» carece de otra justificación que la prefa-bricada a base de exageraciones mediáticas yno es sino una intolerancia selectiva (con losmás desfavorecidos), constituyendo de factouna nueva formulación de la añeja «manodura» con el pequeño delincuente. Con ellano se ha conseguido sino abrir «un abismo dedesconfianza (y, en el caso de los más jóve-nes, de desafío) entre la comunidad afroame-ricana y las fuerzas del orden, lo que no dejade recordar las relaciones que mantenían enla época de la segregación», siendo ademáspatentes los abusos policiales, con elementosracistas incorporados, como los maltratos aun detenido gravados por un videoaficiona-

RECENSIONES

214 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 207: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

do, abusos sexuales en centros de detención yfrecuentes escándalos de corrupción internaen la policía neoyorkina. Wacquant reconoce,no obstante, el «efecto escaparate» del referi-do principio y su atractivo mimético, por másque, científicamente carezca de fundamentoy parta de meras «impresiones y temores»sin que pueda soportar un análisis estadísti-co serio. Amén de ellos, ni siquiera existeconsenso en EEUU, sino que se ha constata-do cómo grandes ciudades obtienen mejoresresultados combinando medidas sociales y dereinserción con la represivas.

La segunda parte de la obra, de abruma-dor soporte estadístico, se refiere al colapsojudicial y a la «hipertorfia» o «hiperinflacióncarcelaria» consecuencia de la política repre-siva, situación que Wacquant, expresiva-mente, denomina «bulimia carcelaria», su-brayando el hecho de que, en EEUU, se hayatriplicado en los últimos 15 años la poblaciónpenitenciaria, poniendo de manifiesto los da-tos el altísimo porcentaje relativo de losafroamericanos entre los reclusos, «despro-porcionalidad racial» ésta que es aún másmarcada entre los delincuentes jóvenes. Contodo, los presupuestos aumentan mientrasse estancan los de políticas sociales, situa-ción a la que no resultan ajenos los interesesempresariales y de empleo y de la que resul-tan tributarios los planteamientos mercanti-lizadores implantados en la gestión carcela-ria. La situación penitenciaria actual deEEUU resulta extrema, con casi 6 millonesde penados, de los cuales más de la mitad sehallan en situación de suspensión de pena,casi 2 millones de internos y cerca de 700 milen libertad condicional. El 75% de ellos sondrogodependientes y pequeños delincuentes.Por su parte, los contratistas de las prisionesprivadas como un sector económico relevan-te, que ha llegado a cotizar en bolsa; trabajan700 mil empleados.

De la dinámica señalada estima Wac-quant que existe correlato en Europa, dondees patente el endurecimiento penitenciario yun peso cada vez más notorio de los inmi-

grantes en la población reclusa. Para el au-tor, la «política de lucha contra la droga sir-ve de pantalla a una guerra contra los inte-grantes de la población percibidos como losmenos útiles y potencialmente los más peli-grosos, desocupados, sin techo, indocumen-tados, mendigos y otros marginales». Trasanalizar la situación en los diferentes paísesde la Unión Europea concluye con el fenóme-no de la asunción de la represión penal comonuevo valor «de izquierda», tal como ha enun-ciado con entusiasmo Régis Debray, otroraideólogo del 68 y como imperativo de «respon-sabilidad» en la administración demócrataClinton, mostrando a Inglaterra como «caba-llo de Troya de la norteamericanización de lopenal».

El libro se cierra con una entrevista al au-tor, que sintetiza sus planteamientos, queconstituye un epítome en sí mismo de las lí-neas argumentales expuestas.

Wacquant, que sigue la línea de su maes-tro Bourdieu en lo que a la denuncia de modossubyacentes de dominación se refiere y, enparticular, desenmascara la genealogía de losnuevos tópicos sobre el orden y la seguridadpúblicos, emplea en su obra un singular tonoirónico y polémico (se refiere a sus oponentescomo «intelectuales mercenarios», «predicado-res», «amateurs», etc. y a las afirmaciones deéstos como «patrañas», «consignas», «estribi-llos», etc.) en el límite de lo académico y den-tro de la mejor tradición del pamphlet. Indu-dablemente continuador de la criminologíacontracultural de los años 70 (Foucault, Ba-ratta), desarrolla una argumentación riguro-sa impugnando tesis dominantes y desvelan-do las contradicciones implícitas en lasmismas. Con todo, un enfoque politológico queintegrará en el análisis las implicaciones de lapresente crisis de legitimidad del Estado po-dría explicar fenómenos planteados por Wac-quant por más que le privara de parte de suinnegable fuerza polémica.

CARLOS PLÁ BARNIOL

RECENSIONES

215REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 208: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

«EL NUEVO RÉGIMEN JURÍDICODE LA INMIGRACIÓN ENESPAÑA. Análisis de la LO 8/2000,de 22 de diciembre, de reforma de laLO 4/2000, de 11 de enero, sobrederechos y libertades de losextranjeros en Españay su integración social»

CARLOS ESPLUGES MOTAMANUEL DE LORENZO SEGRELLESTirant lo BlanchValencia, 2001

La LO 4/2000, de 11 de enero, y su poste-rior modificación por la LO 8/2000, de 22 dediciembre, sobre derechos y libertades de losextranjeros en España y su integración so-cial, están produciendo un amplio debate nosólo social, sino jurídico, sobre su oportuni-dad y corrección constitucional en ámbientesprofesionales. De ello se ha derivado la publi-cación inmediata de un buen número de co-mentarios a la Ley Orgánica, tanto la origi-naria, como su reforma, producto de laactualidad e importancia del tema de la ex-tranjería en España. A ello se ha unido lacontroversia surgida por la desafortunadarapidez de su reforma, ya anunciada en elmomento en que el originario Proyecto deLey fue rechazado por el Grupo Popular delSenado.

A pesar de lo dicho, nos encontramos conun libro que guarda algunas singularidadesrespecto a otros. En primer lugar en cuanto asu metodología, ya que no se trata de un sim-ple comentario de los diversos artículos de laLey sino que los autores, a partir de los Títu-los y Capítulos de la Ley, agrupan temática-mente los puntos a tratar intentando daruna cierta exhaustividad y sistematicidad alestudio del regímen de extranjeria en nues-tro país. Destaca como se extiende su conte-nido al estudio de la regulación especial delos nacionales de los Estados miembros de laUnión Europea, o el planteamiento de los

Derechos y Libertades de los extranjerosmás allá de los tratados en la Ley, la inciden-cia que tiene la normativa particular paralos refugiados o desplazados o la importanciadel Acuerdo de Schengen en la situación delos extranjeros en España. Siguiendo en estepunto, conviene decir que el libro sigue untratamiento muy didactico, siendo aconseja-ble en este punto a los fines de servir de guíapara aquellos estudiantes o profesionalesque desean aproximarse al Derecho de Ex-tranjería en nuestro país. Y ello dado que nose detiene a la realidad actual normativa si-no que parte, en cada uno de los puntos, de larealidad normativa anterior –especialmenteen el tratamiento surgido a partir de laConstitución Española, la primera LO7/1985, de 1 de julio, el Reglamento de 2 defebrero de 1996–, de las concordancias exis-tentes en la Convenios y Tratados Interna-cionales– que, con independencia de su fun-ción normativa, ayudan a interpretar eltenor de nuestras Leyes, como declara el art.10.2 de la C.E. y 3.2 de la Ley de Extranjeria-y de una amplia exposición de las decisionesde los Tribunales, tanto ordinarios –no dete-niéndose en la jurisprudencia del TribunalSupremo– sino también la Constitucional odel Tribunal Europeo de Derechos Humanos.Conviene decir que la jurisprudencia constaseparadamente y en letra reducida al finalde cada sección o punto tratado a modo deilustración de la exposición temática, reco-giendo no sólo la doctrina, sino el caso; cues-tión muy acertada desde el punto de vistatécnico, ya que permite ilustrarse más ade-cuadamente sobre su valor. También deci-mos que su tratamiento es sin duda educati-vo cuando evita las notas a pie de página ydar una amplia doctrina, contentándose conuna bibliografia sumaria al final del libro ycon aludir a los autores de determinadas opi-niones, sin otra menciones.

En segundo lugar, dentro de los estrictostérminos del tratamiento técnico jurídico, ellibro es crítico con la nueva regulación de lainmigración en España. Lo es lógicamente,

RECENSIONES

216 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 209: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

por cuanto los autores ponen de manifiestoque el legislador no se ha preocupado en co-rregir algunas normas oscuras o defectuosastécnicamente que aparecían en la redacciónoriginaria, como es el caso de la definición dealgunos actos de discriminación [art. 23.2.c)de la Ley], los familiares que pueden ser rea-grupados [art. 17.1.a) de la Ley]; la alusión ala medida ya derogada de alejamiento defrontera o núcleo de población [art. 53 d) dela Ley]. Pero también por cuanto los autoresno están conformes con la reforma operada ala Ley 4/2000, de 11 de enero, que «buscabaalcanzar los máximos niveles de equipara-ción entre los españoles y extranjeros», yaque la modificación altera profundamentelos objetivos y soluciones del texto original ,sin pretender actualmente tal igualación. Seha vuelto, por otra parte a distinguir entreinmigración legal e ilegal a los efectos de latitularidad y ejercicio de los derechos y liber-tades. Desde ese punto de vista aparece, a mientender injustamente, algunas críticas a laExposición de Motivos, sobre todo cuando losautores no consideran real el efecto llamadaque se produjo por el anuncio y comproba-ción del texto originaril de la Ley y la crisisque se produjo en nuestro Gobierno queapartaron de la vida política, curiosamente,a aquellos que estaban a favor del texto ori-ginario de la Ley, Sr. Pimentel y Sra. Gomez,Ministro de Trabajo y Secretaria de Estadode Asuntos Sociales, respectivamente. Tam-poco entienden la reforma a partir de loscompromisos suscritos por nuestro país conrelación a la Unión Europea, tratando de ha-cernos ver como los textos compromisariosno desdecían en absoluto el contenido de lanueva Ley Orgánica 4/2000. Pero una cosa esla crítica al tratamiento técnico júridico deltexto y otro el estudio de la realidad política,contingente, llena de meandros que cual-quier jurista dificilmente ve.

No obstante, se está de acuerdo en una delas conclusiones: «la invalidez de esta Ley,tal como está hoy redactada, para hacer fren-te a la grave, creciente poliforme realidad de

la emigración en España». Más que invali-dez, me gustaría decir insuficiencia e inade-cuación de la Ley. Insuficiencia como mediode control del flujo migratorio que se ve ope-rativamente todos los días en las aguas delEstrecho o de nuestras Islas Canarias, y quedeja sin solución algunos problemas gravescomo es la situación de los inmigrantes conorden de expulsión, retorno o devolucióncuando no es posible su ejecución, y transcu-rre el límite de los cuarenta días de interna-miento; sobre todo a raiz de la derogación delart. 107.3 del Reglamento de 1996 –proble-ma en que los autores se detienen–. Soluciónque, sólo, específicamente se plantea a tra-vés del recurso de los Convenios bilateralesrelativos a la Regulación y Ordenación de losflujos migratorios: como el suscrito con Ecua-dor el 29 de mayo del 2001 (BOE 10-7-2001);Colombia el 21 de mayo del 2001 (BOE 4-7-2001) y los que se pretenden con Marruecos,Polonia o Rumania. Inadecuación ya que laintegración social del inmigrante no operaefectivamente cuando frente a un grupo deinmigración residente legal, sin problemaspara ser titulares de derechos, aparece unainmigración residente ilegal que, por las con-diciones de marginalidad a los que les conde-na el difícil proceso de legalización de su resi-dencia y su acceso a las redes de economíasumergida, difícilmente son vistos como ciu-dadanos de pleno derecho por el resto de lapoblación sino en ocasiones con no poco te-mor u hostilidad. Fenómenos que se extien-den no sólo a la masa de irregulares sino aaquellos que viven aparentemente integra-dos en nuestro entorno.

En este punto, destacan los comentariosde los autores del libro a determinados as-pectos de nuestra regulación legal: la críticaa la desconexión que hay entre estancia y re-sidencia, de forma que agotado el primer pe-riodo se tendrán que iniciar ex novo los trá-mites para obtener la residencia –problemaactualmente falto de solución–; el estudio ala justificación de los medios de vida; el estu-dio de la residencia temporal concedida ex-

RECENSIONES

217REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 210: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

cepcionalmente a aquellos que hubieran ago-tado sin renovación tal permiso y los que per-manezcan en nuestro territorio ilegalmentedurante un periodo de tiempo simplemente opor razones humanitarias o arraigo (art. 31.3y 4 de la LO); el tratamiento que se da a losproblemas o situación de los apátridas o in-documentados subsaharianos –que resultapremonitoria de la regulación actual conteni-da en el art. 56.4 del Reglamento–; la evolu-ción histórica del sistema de contingentes,desde su configuración implicita como siste-ma de regularización hasta convertirse en unmedio de control del flujo migratorio previala entrada en nuestro territorio; las altera-ciones sufridas en el Derecho Sancionador enmatería de Extranjería, especialmente eldesarrollo de los principios del Derecho Ad-ministrativo Sancionador que recogía origi-nariamente la Ley 30/92, de 26 de noviem-bre; la situación de estancia irregular a losefectos de aplicación del Derecho Sanciona-dor; la distinción entre entrada ilegal consu-mada o no, a los efectos de la aplicación delprocedimiento de expulsión o de devolución.No obstante, a partir del Reglamento nuevode la Ley, RD 864/2001, de 20 de julio, apare-cen ciertos comentarios que resultan actual-mente superados: así cuando considera quela prórroga de estancia podrá concederseposteriormente a la expiración de la autori-zación (no tiene sentido a partir de la diccióndel art. 36.1); o considera que la pendenciade un procedimiento sancionador no es bas-tante para la denegación del permiso de resi-dencia (art. 51.2); o critica la falta de previ-sión de la adquisición automática de laresidencia por menor nacido en España (art.41.6), la aparente distinción entre permiso yautorización para trabajar, según se realicetrabajos por cuenta propia o ajena (art. 66.1),la legitimación del trabajador para la solici-tar la concesión inicial del permiso de traba-jo (art. 80).

Como se ha dicho el libro que comenta-mos, esperamos por su calidad, que vaya aser objeto de una nueva edición para ade-

cuarlo a la entrada en vigor del Reglamentoa la Ley vista, RD 864/2001, de 20 de julio,así como el Reglamento de Reconocimientodel Estatuto de Apatridas, RD 865/2001, de20 de julio. No sólo para modificar las refe-rencias al Reglamento de 2 de febrero de1996, sino para dar un tratamiento doctrinala las amplias novedades del Reglamento, asíentre otros: la regulación del Numero de En-lace de Visado (art. 9), la nueva tipología delos permisos de residencia (arts 40 a 42) y ladiferenciación de los documentos a requerirsegún clases de permisos o renovaciones(arts. 43 a 48), la autorización de trabajo aaquellos estudiantes extranjeros que seancompatibles con el régimen lectivo (art.79.1.a), la complementación de las normasprocedimentales de garantía en la expedi-ción de visado ( notificaciones y requerimien-tos del art. 15; motivación de la resolución ymedios de impugnación del art 19), las prohi-biciones de salida (art.34.2), prorroga de es-tancia (art. 37.3), concesión de los permisosde residencia y su renovación (art. 51.3 y 8),la derogación del sistema anterior de prefe-rencias por uno basado en el establecimientode supuestos en donde no se considera la si-tuación nacional de empleo para la concesióndel permiso de trabajo (art. 71), la posibilidadde complementar autorizaciones para traba-jar por cuenta ajena y por cuenta propia,siempre que sean compatibles las actividades(art. 88), la amplia extensión de la regulaciónde permisos de trabajo de temporada (art. 78)o el nuevo permiso de trabajo en el marco deprestaciones transnacionales de servicios(art. 77), el certificado individual o colectivode inexistencia de demandantes de empleo(art. 65 y 70), la necesidad de conocer cual esel procedimiento que debe aplicarse para laexpulsión de los extranjeros inculpados o pro-cesados en procedimientos por delitos casti-gados con penas privativas en libertad infe-riores a seis años (art. 100.2.c), la incidenciaen el procedimiento de devolución y retornode los derechos de asistencia jurídica gratui-ta, asistencia de interprete, efectos y causasde las medidas (arts. 137.2 y 138.2).

RECENSIONES

218 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 211: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Recientemente, en una entrevista al Filó-sofo Paul Ricoeur sobre los nuevos desafioséticos y a raiz de una pregunta sobre la nue-va identificación de la persona, nos dice queel otro es constitutivo de la personalización,recalcando: «A Europa llegan extranjerosprovenientes de toda Africa, sobre todo sep-tentrional, de Oriente y de la Europa balcá-nica. Si queremos de verdad acogerlos, másallá de las justas, necesarias y prioritariasreglas a establecer. No debemos buscar sólocomprenderlos o penetrar en su mentalidad,su psicología, su civilización, sino poner enacto una autentica inversión de la perspecti-va comunicativa, es decir, ponerse en condi-ciones de hacernos comprender, en suma , dehacernos reconocer. Entonces, aceptar a losotros significa reconstruir también en nos-otros el sentido de una pertenencia huma-na.... Naturalmente no estoy sugiriendo lafusión, la limitación de la identidad, sino laconciencia de que la corresponsabilidad com-porta el mutuo reconocimiento. Si nos pone-mos en la condición de hacernos comprender,los otros estarán automáticamente investi-dos de la responsabilidad de comprendernos.Esto vale naturalmente para todos los ámbi-tos de la convivencia humana, social y políti-ca».

Hace ahora dos siglos, operó en la cons-trucción de la Teoría General del Derecho yel Derecho Civil Continental Europeo, unalucha filosófica y, por que no decirlo, ideoló-gica, sobre el concepto de persona como suje-to de derecho, sin necesidad de aditamentoso características mayores que no se agotabaen la relación jurídica privada sino que teníaun profundo significado político. Actualmen-te, desde la perspectiva del Derecho de Ex-tranjería en el ámbito supranacional en elque nos encontramos también se pretende elreconocimiento de derechos del extranjeropor la propia calidad del sujeto, como simplepersona, como una exigencia de nuestra cul-tura política y jurídica. No se entiende, salvodesde una cierta hipocresía, que Europa seentienda paladin de los derechos y libertades

de sus ciudadanos y, frente a la inmigracióndescontrolada, fije una serie de normativasde control del flujo que lleve a la margina-ción a una parte de una población que es im-posible de expulsar. Marginación que, si bienes aprovechado por una serie de mafias, tam-bién implica en el extranjero ilegal una totaldesvinculación con el Estado «receptor», susintituciones y personas. De ahí que se debarecalcar que los procedimientos y cauces delegalización del inmigrante ilegal no debentener la excepcionalidad y discrecionalidadque se predica en la nueva Ley, sino estar ba-sados en un procedimiento regular de reco-nocimiento del esfuerzo de integración ennuestro país de sujetos que, sin haber obteni-do permisos ni autorizaciones, desarrollen ohayan desarrollado un trabajo por cuentaajena o propia en nuestro país que les permi-ta su estancia. De ahí las sabias palabras deRicoeur en el sentido de que sólo quien se ha-ce comprender logra del otro una correspon-sabilidad en la comunidad en la que vive.

JOAQUÍN MARÍA RIVERA ÁLVAREZ

«ECONOMÍA SOCIAL Y EMPLEO EN LA UNIÓNEUROPEA»

VV.AA.CIRIEC. Valencia, 2000820 páginas

Presentamos una obra que refleja el resul-tado de un amplio estudio, originado desde lapreocupación por el empleo en los quince paí-ses de la Unión Europea, y se desarrolla den-tro del marco de la Acción Piloto «Tercer Sis-tema y empleo». Su realización se debe a unode los dos equipos de investigación integradopor seis directores y veintisiete investigado-res al que han dedicado casi tres años (1997 -98-99). El reconocimiento de la importanciade esta obra lo expresa el patrocinio con elque ha contado para su publicación por partede la propia Dirección General de Fomento

RECENSIONES

219REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 212: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de la Economía Social y por el Fondo SocialEuropeo del Ministerio de Trabajo y AsuntosSociales de España. El resultado es un traba-jo centrado en el papel de la Economía So-cial; caracterizada ésta por una finalidad deservicio a los miembros o a la colectividad,por la primacía de las personas sobre el capi-tal, por el funcionamiento democrático y porla autonomía en la gestión respecto a los po-deres públicos.

La relación de la economía social con elempleo no es un fenómeno reciente. La eco-nomía social tiene sus antecedentes en losgremios, las comunidades y las cofradías.Sus orígenes desde finales del siglo XIXarrancan de aportaciones teóricas y prácti-cas. Entre las primeras cabe recordar a pen-sadores como Owe (1771-1857), Saint Simon(1760-1825) o Le Play (1806-1862), por citarsolo algunos y que se plantean el control dela economía a favor del hombre a través dealgunas reglas como la democracia interna,la búsqueda del precio justo, la implantaciónde circuitos cortos. En esos mismos años en-contramos experiencias y realizaciones con-cretas: la cooperativa de consumo multifun-cional de Rochedale fundada en 1844 con lainstauración del principio «un hombre un vo-to» y la creación de fondos de formación.También en estos años Raffeisen en 1864 lle-ga a crear una caja de crédito basada en elconcepto de solidaridad ilimitada para evitarla usura. Schuelxe Delitzch crea en 1850 unacaja de seguros de enfermedad y un organis-mo de crédito popular. Paralelamente a estasiniciativas encontramos a los mutualistascreadores de numerosas sociedades de soco-rro, mutuas de agricultores fundadores deseguros agrícolas, cajas de crédito, de coope-rativas, asociaciones.

A través de las primeras experiencias deEconomía Social, desde motivos y formas di-versas, se constata que nace vinculada a lolocal y desde principios similares, plurales yflexibles relacionados con la solidaridad, lademocracia y la responsabilidad. Se concretaen el marco organizativo de asociaciones,

mutualismo, cooperativismo, comunitarismoy sindicalismo. De hecho, en el mundo obreroy en agrícola no es infrecuente encontrar lacorrelación entre sindicalistas, cooperativis-tas y mutualistas, apoyados frecuentementepor entes territoriales que se han mostradoaliados naturales de la Economía Social.

Con el avance de la división del trabajo, seexperimenta un marcado refuerzo desde dis-tintas formas de cooperación de usuarios(ahorro, crédito, consumo...) y de productores(empresarios individuales y trabajadoresasociados). Actualmente se originan formasde Economía Social a través de modalidadesde cooperación multisectorial y transversal.Las modalidades concretas varían, bien setrate de Economía Social a través del trabajoindependiente (pp. 51-56), en el sector servi-cios, con una amplia variedad y relevanciaen casi todos los Estado miembros (pp. 56-75), o a través de las cooperativas de trabajoasociado, con una trayectoria diferente en ca-da uno de los Estados miembros, influido elproceso muchas veces por el respaldo de laspolíticas públicas.

Esta trayectoria explica los enfoques plu-rales de la Economía Social, que es un térmi-no más preciso que la atribuido al TercerSector y más amplio que el correspondientetanto a la llamadas «economía solidaria» o«economía alternativa». La convergencia delos diferentes enfoques de la Economía So-cial se encuentra en torno a los principiospresentes en cooperativas, mutuas, asocia-ciones y organizaciones y que cabe resumiren las siguientes: relaciones y agrupaciones,lo que hoy conocemos como redes, libre adhe-sión, democracia, ausencia de beneficio indi-vidual, desarrollo integral de la persona e in-dependencia ante otros organismos

En algunos países se circunscribe la Eco-nomía Social al ámbito del Tercer Sector, si-tuado, por tanto, entre el espacio de la econo-mía mercantil y el Estado. Los autores delinforme final han preferido utilizar el térmi-no «Tercer Sistema», como ámbito o campo

RECENSIONES

220 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 213: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

de trabajo, aún reconociendo que las fronte-ras aparecen borrosas (pp.15-21). El TercerSistema, se considera aquí integrado princi-palmente por cooperativas, mutualidades,organismos de voluntariado, asociaciones,fundaciones. Se trata, por tanto, de organiza-ciones e instituciones que no pertenecen alsector público, y que no persiguen exclusiva-mente el fin de lucro. Presentan algunas di-námicas que caracterizan el talante y la ten-dencia del Tercer Sistema: a) flexibilidad delas organizaciones, interna , como la diversi-dad de horarios, por ejemplo, y externa, ma-nifestada en pluralidad de actividades; b) laemergencia de nuevos empleos apoyados poruna mezcla de voluntariado y apoyo públicopara velar por la dinámica de los empleoscreados; y c) la consolidación que se reflejaen el desarrollo de la normativa que regulalas actividades de este Sistema (pp. 183-188).

En la obra se reconoce la dificultad de sa-ber si existe una conciencia o reconocimientode un sector alternativo en relación al SectorPúblico y al Sector de la empresas mercanti-les y privadas (p. 20 y pp. 37-46).

En cualquier caso, se trata de un campocuyo interés, en términos de empleo, se ponede manifiesto en el volumen que representael 8% de empleo a tiempo completo equiva-lente –TCE– (tal como nos especifica la tabla1 de las páginas 25-26).

Pero la importancia del dato no es sólocuantitativa. Se trata de resaltar el interésque tienen algunas de estas iniciativas al in-cluir, en el proceso productivo, personas quedifícilmente encontrarían ocupación en elmercado. Como es sabido, en la sociedad ac-tual, marcada por un proceso de cambio ace-lerado, no es infrecuente que personas enedad laboral y capacitadas para el trabajo nologren encontrar ocupación. La no participa-ción en el mundo del trabajo, representa unevidente riesgo de exclusión social, y se pue-de concretar en colectivos específicos –muje-res, jóvenes–, o también en contextos o ámbi-

tos territoriales. Cuando unos y otros quedan«desclasificados» de la dura competición porel acceso a los puestos de trabajo escasos, laEconomía Social puede representar una me-dida u oportunidad de respuesta laboral, co-mo se nos muestra en esta obra a través delos múltiples ejemplos en los sucesivos paí-ses de la Unión Europea.

La obra en su conjunto se divide en dospartes. En la primera de ellas se incluye elinforme final y en la segunda los informesnacionales de los quince Estados miembrosde la Unión Europea. Ofrece además, al finaldel libro, un apartado en el que se recoge elcompendio relativo al reconocimiento en elmarco de la Unión Europea sobre la Econo-mía Social a partir de la década de los añossetenta.

Iniciar la lectura del texto desde el infor-me final, nos proporciona las claves que nosorientan en la diversidad de situaciones so-bre la Economía Social en cada uno de los Es-tados miembros. De hecho, en esta primeraparte, se nos describe el campo de estudio ysu importancia en términos de empleo realcreado, así como el reconocimiento por partede la sociedad de la que se trate; cómo estáevolucionando la Economía Social en el Ter-cer Sistema; con qué estructuras de apoyocuenta en Europa o en los diversos Estadosde la Unión, así como las recomendacionesque se derivan de la situación general.

No obstante las imprecisiones conceptua-les, lo que dificulta el rigor metodológico enel proceso de investigación, particularmentecuando se pretende comparar unos paísescon otros, la evolución del empleo generadoen el Tercer Sistema aparece como una delas claves que indica, en términos cuantitati-vos y cualitativos, su interés y relevancia enla dinámica de empleo. De hecho, el informeen su conjunto, nos muestra una serie de ta-blas en las que resulta evidente el peso y ten-dencia que está teniendo la Economía Social.A la luz de la evolución y resultados de la si-tuación actual, se dan algunas claves para el

RECENSIONES

221REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 214: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

proceso de consolidación a través de la orien-tación legislativa y reglamentadora, a travésdel reconocimiento de la función del emplea-dor, y también a través de la importancia dela profesionalización, y no sólo a través de laformación o del tipo de apoyo mas eficaz yoportuno en este campo (pp. 79, 174 y 183-188).

En el tercer apartado del informe final sepresta una atención especial a los organis-mos de apoyo y a las funciones que desempe-ñan, poniendo de manifiesto las experienciasmás exitosas e innovadoras, en las que ade-más de la descripción de datos, se resaltanlos puntos fuertes y débiles y se señalan cla-ves de funcionamiento de los organismos deapoyo (p. 127) para el avance de modelos quefavorezcan las buenas prácticas.

Como cabe esperar, la tradición, el dina-mismo económico y la capacidad de dialogosocial influyen en la realidad de la EconomíaSocial. En cualquier caso, las políticas públi-cas sobre la Economía Social y Empleo, re-presentan un impacto positivo bien se tratede incidencia directa, sobre el empleo en elsector, o de políticas que afectan a las estruc-turas del sector, con efectos indirectos sobreel empleo. A través del apartado 4 del infor-me final se resalta que en aquellos países conmayor trayectoria en Economía Social secuenta con una riqueza de dispositivos y polí-ticas públicas directas e indirectas en esteámbito . En otros países con experiencia máscorta, las medidas específicas dirigidas alsector de empleo son aún escasas y con fre-cuencia inducidas por dispositivos suprana-cionales.

Tal como se recoge en el último apartadodel informe final, desde la flexibilidad inter-na y externa de las experiencias, el aumentodel empleo desde la Economía Social tienelugar en unidades pequeñas centradas en losservicios, en la experimentación y en los ni-chos de producción. Otra dinámica destaca-ble tiene que ver con la emergencia de losnuevos empleos relacionados con el surgir de

nuevas necesidades y nuevo público, casisiempre desde la importancia de lo local, esdecir a través de experiencias centradas enel territorio. La tercera clave a resaltar estárelacionada con la consolidación necesariaque favorezca la solvencia económica de lasactividades y la profesionalización del perso-nal para el enriquecimiento de los recursoshumanos.

En la segunda parte de esta obra se reco-gen los quince informes nacionales co-rrespondientes a los respectivos Estadosmiembros de la Unión Europea. Tanto laconcepción como las principios en la Econo-mía Social se encuentran permeados por unenfoque dinámico de la sociedad y las carac-terísticas específicas de contextos. Así, porejemplo, cabe deducir, de la lectura de los su-cesivos informes que, en el contexto anglosa-jón, prevalece la traducción de una dinámicavinculada a la práctica, mientras que en lasociedad latina se refleja más la incidenciade los principios.

Pero además, tenemos, en primer lugar,que la especificidad de cada nación, con susprecedentes históricos, políticos y culturalesse refleja también en la Economía Social delconjunto de la Unión. En el marco de esta di-versidad, se constata la abundancia de ini-ciativas que muestran un intento común devincular la solidaridad en el proceso econó-mico, en un ambiente marcado por la compe-titividad y el esfuerzo necesario para llegar ala meta tal como parece sugerirnos la foto dela portada de esta obra.

Como cabría esperar, en los diversos paí-ses, existe una tendencia congruente entrereconocimiento interno entre los miembrosde los integrantes de las respectivas organi-zaciones, el reconocimiento mediático y/oconceptual y el reconocimiento de los poderespúblicos. De aquí podemos deducir que laEconomía Social está mas establecida enFrancia, Bélgica y España; experimenta unrealidad menos sólida en Dinamarca, Fin-landia, Grecia, Italia, Suecia, Irlanda, Portu-

RECENSIONES

222 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 215: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

gal y Reino Unido. En otros países, permane-ce vinculada al Tercer Sector representadopor el sector no lucrativo y el sector volunta-rio como ocurre en Alemania, Austria, Lu-xemburgo y Holanda.

En varios de los informes, de Austria, Fin-landia, Grecia..., se constata que no se puedehablar con propiedad de una Economía Socialpuesto que falta el sentimiento de unidad en-tre cooperativas, asociaciones, mutuas, etc,aunque exista este tipo de empresas y repre-senten una realidad económica considerable,si bien en algunos casos, su funcionamiento,no se distancia mucho de la economía tradi-cional (p. 246).

El empleo que se estructura en torno alTercer Sistema, en la mayoría de los paísesde la UE está claramente diferenciado, desdeun área central de trabajos con seguridad so-cial y cualificados a otros trabajos sin seguri-dad social, a menudo de duración limitada.Se nos muestra un detallado análisis sobrelas particularidades y formas en las que seexpresa en cada uno de los países miembrosde la U.E. Con diferencias. Eso sí, entre di-versos países que van del 16,64% en Holan-da, el 15,89% en Irlanda y el 13,85% en Di-namarca, al 3,50% en Portugal, el 4,60% enLuxemburgo y el 5,83% en Suecia. En Espa-ña encontramos un valor ligeramente supe-rior a la media con el 9,97%. (referencia ta-bla 1 pp. 25-26 y pp. 183-184).

Las diferencias son patentes entre los di-versos países. La tendencia común de la Eco-nomía Social parece destacar en el sector sa-nitario y social, por ser éste, tal como se nosindica en el informe nacional alemán, uncampo de expansión de los derechos sociales,y por la atención a las consecuencias deriva-das de la sociedad dual que exige respuesta anecesidades básicas de aquellos que carecende seguros y cobertura social. De este modopuede afirmarse que, una parte importantede las organizaciones del Tercer Sector queemplea mano de obra, funciona como una ra-ma del Estado del Bienestar. También en-

contramos otra parte integrada en las econo-mías de mercado en el servicio al consumi-dor.

Se constata en éste ámbito la importanciadel trabajo independiente desarrollado poragricultores o comerciantes, el sector servi-cios, las cooperativas de trabajo o de servi-cios o asociaciones o fundaciones que centransu actividad en servicios directos a personas,en la gestión, formación o asesoramiento,programas o servicios de inclusión social decolectivos diversos. Con menor incidencia,pero en evolución progresiva, aparecen tam-bién los servicios de proximidad a través deservicios de ayuda a domicilio, movimientosde auto-ayuda, servicios de guardería... Enalgunos países, como Bélgica, por ejemplo, seincluye también la presencia en el medio am-biente.

Parece relevante para el concepto, conte-nido y desarrollo de la Economía Social, elcómo se organizan las diversas iniciativasexistentes: en Dinamarca, por ejemplo, en di-versas ciudades aparecen los «proyectos deorganización en red»; en España (pp. 373-415), las empresas del sector de mercado dela Economía Social se encuentran bien es-tructuradas, tanto en el ámbito autonómicocomo estatal, a través de Federaciones, ytambién algunas asociaciones con ampliatrayectoria histórica, otras asociaciones quehan surgido en los últimos años, vinculadasgeneralmente a la lucha contra la exclusiónsocial o desarrollando actividades de inser-ción para el trabajo no han alcanzado un ni-vel organizativo deseable (pp. 410-411).

Las asociaciones tienen una mayor rele-vancia como nos indican los informes referen-tes a Dinamarca, Bélgica, Francia...; si bien,también las cooperativas de trabajo asociado,u otras modalidades, cuentan con una pre-sencia muy marcada en países como Italia yEspaña. También en Suecia están adquirien-do importancia las nuevas empresas coopera-tivas y las agencias de desarrollo cooperativo(pp. 803-804). Sin embargo, tal como se des-

RECENSIONES

223REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 216: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

taca en el informe belga, las cooperativas co-mo tales, en particular las de ahorro, créditoo de seguros para mantener el nivel exigidopor la economía competitiva, muestran unclaro debilitamiento de sus principios funda-dores (p. 308). Pero si las diversas iniciativasde Economía Social no son competitivas, ypara ello necesitan «hacer cuentas con elmercado» no tienen fácil su pervivencia a noser que dispongan de otros fondos. Casi todoslos informes de los respectivos países plante-an la necesidad de reforzar las relaciones en-tre las iniciativas de Economía Social y lasAdministraciones Públicas. Ello puede influiren su independencia como se nos indica en elinforme danés (p. 369), si bien otros opinanque no tiene porqué ir mas allá de una conve-niente y sana colaboración pero sin que lle-gue a considerarse como extensión de la polí-tica social gubernamental. Tampoco faltancasos, como en Finlandia en el que se indicanlas dificultades con las que se pueden encon-trar los gobiernos en la práctica de apoyo alas empresas del Tercer Sector por parte delas organizaciones de los trabajadores o conlos reglamentos que regulan el sistema fiscalo las prestaciones por desempleo (p. 439).

Estos y otros obstáculos que se describenen la obra no restan interés y actualidad a laEconomía Social. Las mismas directrices co-munitarias del empleo para 2001, a través dela Comisión Europea, instan a los Estadosmiembros de la UE a desarrollar estrategiasque potencien la creación de empleo en el ám-bito local. Para ello se sugiere el esfuerzo deadministraciones públicas, regionales y loca-les y la alianza con diversos agentes presen-tes en el territorio. Se persigue, en definitiva,potenciar enfoques integrados por agentespúblicos, sociales, locales o regionales en lapromoción del empleo. Y se pretende esta di-námica desde una perspectiva europea en laque encontramos múltiples y diversas expe-riencias canalizables a través de la EconomíaSocial. En todas ellas se detecta, como carac-terística, la importancia de los recursos hu-manos en la producción de pequeñas iniciati-

vas y realidades emprendedoras, sin perderde vista el marco económico más amplio y ge-neral.

La lectura de esta obra nos evoca la posi-bilidad de potenciar, también desde la econo-mía, la relación Yo-Tu frente a la relaciónYo-Cosas. Y esto cuando se admite la dimen-sión social y no sólo la mercantil. Es así comonos situamos en el principio de Martin Bu-ber, para asegurar que el fundamento de la«buena sociedad» reside en el principio deque las personas son fines y no medios, y quetambién desde este enfoque, es posible en-contrar en la globalización del «capitalismodesorganizado» nuevos yacimientos de em-pleo desde estilos, no únicamente mercanti-listas, que nos acerquen a globalizacionessolidarias. Tales referencias están en conso-nancia con la Tercera Vía, aunque tal vez notanto como vocación socio- política (A. Gi-dens) y más cercana al enfoque que abogapor el acercamiento entre agentes implicadosen la buena sociedad de la que habla recien-temente A. Etzioni.

Concluyendo, la lectura de esta obra nosaporta amplias informaciones y muchas suge-rencias. Para que éstas puedan ser provecho-sas, se necesita continuar con investigacionescapaces de producir resultados que contribu-yan, a su vez, a una mayor concreción concep-tual y operativa de la Economía Social en todala Unión Europea. Del conjunto de reflexionesprovocadas nos parece poder destacar dos. Poruna parte, en esta obra se muestra que existen«huecos de empleo» y posibilidades económi-cas que, adecuadamente organizadas desde laEconomía Social, pueden facilitar el trabajo apersonas que tienen dificultades de integra-ción en el mundo laboral. Por otra parte, se in-dica que, en la época de la globalización econó-mica, caben y son necesarias dinámicas que,desde el potenciamiento de lo comunitario (co-operación, mutualismo, asociacionismo), equi-libren el protagonismo del Estado y del merca-do enriqueciendo así la realidad social.

NATIVIDAD DE LA RED VEGA

RECENSIONES

224 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 217: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

«HUÉSPEDES DEL AIRE»SOCIOLOGÍA DE LAS PERSONASSIN HOGAR EN MADRID

PEDRO JOSÉ CABRERA CABRERADepartamento de Publicaciones de laUniversidad Pontificia de ComillasColección Políticas, Trabajo y ServiciosSociales, nº 7Madrid, 1998

Resulta muy meritorio hacer un trabajosociológico sobre cualquier colectivo social in-visible y oculto. Esta es la compleja y exce-lente tarea que ha realizado D. Pedro Cabre-ra Cabrera en este libro.

El colectivo de Personas Sin Hogar (P.S.H.,a partir de ahora), conforma uno de los grupossociales que presenta uno de los mayores gra-dos de dificultad en su estudio. La ocultaciónsocial que sufren, el rechazo a acudir a losCentros de Atención, la movilidad «residen-cial» para alcanzar la subsistencia, su invisibi-lidad en los datos y estadísticas oficiales, etc.son factores que favorecen la dificultad real yobjetiva para delimitar cuantitativa y cualíta-tivamente el fenómeno del «Sin Hogarismo».

Este libro constituye un esfuerzo rigurosopor acercarse al grupo social de P.S.H. quedeambulan por las calles de una ciudad comoMadrid, la cual, por su tamaño y por otrasrazones que no son objeto de explicar en estetrabajo, se constituye hoy en el núcleo urba-no de nuestro país que cuenta en sus callescon el mayor número de P.S.H. El autor se-ñala, para 1995, una estimación de unas3.161 personas que deambulan por la ciudadde Madrid. Otras fuentes estadísticas sitúanlas cifras en unos 5.000 ciudadanos que con-forman este grupo social. En todo caso, existeun consenso generalizado en reconocer quelos datos generales de P.S.H. se sitúan en 1%de la población.

El libro cuenta con dos partes claramentediferenciadas. En primer lugar, realiza una

presentación conceptual, histórica y socioló-gica sobre las P.S.H, y las respuestas asis-tenciales proporcionadas hasta ahora. Plan-tea claramente una relación directa entre lasteorías de la exclusión social y el fenómenodel «Sin Hogarismo». Por tanto, rompe conun tópico extendido entre la población en ge-neral. Las P.S.H. son algo más que pobres.Se trata de personas que sufren procesos deexclusión multi-causal y que presentan pro-blemáticas añadidas diversas.

En esta primera parte, se realiza igual-mente un recorrido históríco sobre la concep-tualización del fenómeno social de las P.S.H.y de los diversos modelos de respuesta social.Cabe señalar, en este caso, que muchas afir-maciones y consideraciones que se hacíananteriormente aún están vigentes. Por ejem-plo, existe todavía la tendencia a personali-zar y a culpabilizar los procesos de exclu-sión. En el ámbito asistencial, aún muchosrecursos mantienen su lógica de respuestatemporal y de atención sólo a las necesida-des básicas, careciendo en muchos casos deprogramas de intervención integral y de es-trategias coordinadas para la inserción.

La segunda parte del libro se refiere al es-tudio propiamente sociológico del colectivode P.S.H. en Madrid. Comienza presentandola metodología de trabajo utilizada. En estesentido, la primera dificultad que se encuen-tra es la de definir y acotar la muestra del es-tudio, teniendo en cuenta su difícil cuantifi-cación, su heterogeneidad y dispersión. Eneste caso la muestra es de 170 personas, loque significa un tamaño muestral adecuado.Sin embargo, como déficít de la misma, hayque señalar que quedan fuera un grupo muyimportante desde su trascendencia en lo quese refiere a las características de orden psico-social y de desarraigo. Me refiero al colectivode crónicos de la calle, es decir, aquellos querechazan en muchos casos la atención. Hayque indicar que la muestra está seleccionadasobre personas qué de alguna forma tienencontacto con las redes de atención social. Portanto, son usuarios de comedores, Centros de

RECENSIONES

225REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 218: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

Acogida, perceptores del Ingreso Madrileñode Integración, y de otros recursos. En defi-nitiva, se trata de personas que acceden deuna u otra forma a los recursos asistenciales,presentando éstos unos perfiles distintos alcolectivo social que conforma el sub-colectivosocial que se viene denominando como «cró-nicos de la calle».

En relación con el trabajo sociológico, hayque señalar que se va realizando un recorri-do detallado y preciso de las diversas carac-terísticas sociodemográficas del colectivo deP.S.H. (edad, sexo, estado civil, educación,etc...). Como principales elementos y/o con-clusiones que se presentan, podemos señalarlos siguientes aspectos que pueden ser muyútiles conocerlos para identificar con clari-dad la situación actual de este complejo co-lectivo social. Los varones siguen siendo ma-yoritarios. Sin embargo, resulta cada vezmás importante la presencia de mujeres, lascuales, en número y en situaciones persona-les de desarraigo conviene estudiar. Con res-pecto a la edad, el numero mayor de P. S. H.se sitúa entre el tramo comprendido entrelos 31-50 años, son datos muy similares a losestudios realizados en otros países. En esteapartado, hay que llamar la atención sobreun dato muy significativo, consiste en el bajoporcentaje de personas mayores de 65 añosque conforman el colectivo de P.S.H. Se rom-pe así una tendencia clásica, ya que tradicio-nalmente las «personas mayores» constituí-an un grupo muy numeroso dentro de estegrupo social altamente excluido. No cabe du-da, que las políticas de protección social des-arrolladas en los últimos veinte años con es-te segmento de población, han tenido unaclara incidencia en la progresiva reducciónde ancianos en las calles o en los Albergues.

La soledad, tal y como se refleja en el estu-dio, es la principal característica de lasP.S.H. La mayoría son solteros (55%) o bien,se encuentran divorciados o separados (30%).Solo un 9% de estas personas cuentan auncon algún tipo de relación de pareja (casadoso en pareja). Sin lugar a dudas, la carencia

de vínculos y redes familiares constituyen unfactor clave que favorece su vulnerabilidad ysobre todos dificulta aun más que estas per-sonas puedan salir de su situación de margi-nación.

En la misma línea, hay que señalar que elbajo nivel educativo y, la falta de capacita-ción laboral son factores que favorecen losprocesos de exclusión que generan como re-sultado el desarraigo y la pérdida de vínculosfamiliares y sociales.

El estudio, en uno de sus apartados, pre-senta claramente el proceso de exclusión delas P.S.H. entendiendo éste como el resulta-do de diversos factores que van actuando enel itinerario personal del sujeto, donde ade-más, operan y están presentes diversos fac-tores estructurales, tales como; déficit en eldesarrollo de políticas sociales de vivienda,mercado laboral precario, etc... Por tanto, sepuede afirmar que las P.S.H. son el resulta-do de la actuación de factores personales ex-clusógenos que actúan en colectivos social-mente vulnerables. Ello supone, tal y comose refleja en el estudio, que existen diversastipologías de este colectivo social según el es-tado y/o proceso de exclusión en que se en-cuentre el sujeto (leve, moderado y crónico).

Las problemáticas añadidas, es decir, elalcoholismo, los trastornos mentales y lasdependencias a otras drogas, constituyenelementos presentes en los itinerarios perso-nales de las P.S.H. En unos casos, constitu-yen la causa precipitante de los referidosprocesos. En otros, se convierten en la conse-cuencia directa de encontrarse en una situa-ción de destrucción y abandono personal.

Desde el punto de vista asistencial, resul-ta interesante la información y valoraciónque hacen los propios usuarios de los recur-sos que utilizan. Sin duda, se realizan mu-chas afirmaciones que son muy interesantetener presente de cara al diseño y definiciónde algunos dispositivos especializados deatención en particular y, de la red asistencial

RECENSIONES

226 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 219: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

en general. Hay que reconocer que la mismaes muy deficitaria y heterogénea, respon-diendo aún, en muchos casos, a criterios deintervención de épocas anteriores. Constitu-ye hoy una asignatura pendiente de los dife-rentes responsables políticos, afrontar deforma global las políticas generales contra laexclusión y en particular, la respuesta a losgrupos mas excluidos, entre los que encon-tramos a las P.S.H.

Para finalizar, resultan muy interesantelos apartados del estudio donde se viene ademostrar, como afirma el autor que «algu-nas obviedades, a pesar de reconocerlas, sonolvidadas». En primer lugar, las P.S.H. vivenen nuestro mundo, no son de «otro mundo»,es decir, no son ajenos a las distintas cir-cunstancias cotidianas que se producen ennuestra sociedad. Son personas que tienenideología política, deseos y expectativas comoel resto de la población. Por tanto, no es cier-to, como algunos afirman, que «en el fondoles gusta vivir así». No se trata de una opciónpersonal elegida. Por el contrario, constituyeuna situación impuesta que al final, por di-versas razones, en algunos casos, se asumeny se integra como algo cotidiano. Son perso-

nas que viven en el mundo, en sus márgenes,pero están presentes en nuestra realidad so-cial, lo que nos obliga a desarrollar las estra-tegias activas de intervención e inclusión.Del mismo modo, son personas, por tanto su-jetos de derecho, en nuestro caso podríamosafirmar de derechos sociales.

En definitiva, el libro nos presenta unacompleja realidad social, que está conforma-da por un grupo de personas que suman unimportante número de «catástrofes persona-les silenciosas». En nuestra mano está rom-per con este fatalismo individual y a su vez,con el olvido y/o negación social, comenzandoa dar pasos para el reconocimiento social delas P.S.H. y por tanto, garantizar sus dere-chos sociales y el desarrollo de las políticasde inclusión que requieren.

Se puede afirmar, que estamos ante un in-teresante y comprometido estudio, que habuscado, a mi juicio, hacer visible en lo hu-mano y en lo sociológico, a un colectivo socialgravemente excluido y en muchos casos,oculto y de difícil definición.

DARÍO PÉREZ MADERA

RECENSIONES

227REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 220: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ACCIONES contra la exclusión social: I Foro deTrabajo Social; del 25 al 27 de marzo de 1998;organizado por la Escuela Universitaria de Tra-bajo Social de la Universidad Pontificia de Co-millas. Madrid: Universidad Pontificia de Co-millas, 1999. 310 p.

ACTIONS de réinsertion: mettre en place de nouve-aux services: culture et lutte contre l’exclusion /UNIOPSS (Union nationale interfédérale desoeuvres et organismes privés sanitaires et so-ciaux). Issy-les-Molineaux: ESF, 2000. 168 p.

ADOLESCENCIA y juventud en América Latina yel Caribe: problemas, oportunidades y desafíosen el comienzo de un nuevo siglo. Santiago deChile: CEPAL, 2000. 29 p.

AMIGÓ BORRÁS, Salvador. Pleno empleo y servi-cios sociales: la revolución pendiente. Valencia:Promolibro, 2000. 196 p.

ANUARIO CIP 2000: globalización y sistema inter-nacional / Mariano Aguirre, Teresa Filesi, Ma-bel González (eds.); Centro de Investigación pa-ra la Paz. Barcelona: Icaria, 2000. 221 p.

ASOCIACIÓN PROYECTO HOMBRE. Memoria1999. Madrid: Asociación Proyecto Hombre,2000. 88 p.

BAKER, Judy L. Evaluating the impact of develop-ment projects on poverty: a handbook for practi-tioners / Judy L. Baker. Washington: TheWorld Bank, 2000. VIII, 217 p.

BARTOLI, Henri. Repenser le développement: en finiravec la pauvreté. Paris: UNESCO, 1999. 205 p.

BAUMAN, Zygmunt. Le coût humain de la mon-dialisation. Paris: Hachette, 2000. 204 p.

— Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelo-na: Gedisa, 2000. 155 p.

BHALLA, A. S. Poverty and exclusion in a globalworld. New York: St. Martin’s Press, 1999.XVI, 237 p.

BIHR, Alain. Déchiffrer les inégalités. 2ème ed. re-actualisée. Paris: Syros, 1999. 417 p.

BRAITHWAITE, Jeanine; GROOTAERT, Christian;MILANOVIC, Branko. Poverty and social assis-tance in transition countries. London: MacMillan,2000. XI, 188 p.

BYRNE, David. Social exclusion. Buckingham:Open University Press, 1999. 158 p.

CABRERA FORNEIRO, José. La exclusión social: lu-ces y sombras en la sociedad del bienestar. Madrid:Universidad Pontificia de Comillas, 1999. 48 p.

CAN anyone hear us?: voices of the poor / DeepaNarayan...[et al.]. New York: Oxford UniversityPress, 2000. 343 p.

CANTÓ SÁNCHEZ, Olga; MERCADER PRATS,Magda. La pobreza infantil en España: alcance,evolución y duración. Madrid: Ministerio deTrabajo y Asuntos Sociales, Subdirección Gene-ral de Publicaciones, 2000. 31 p.

CASOS de empresas que apoyan el empleo de per-sonas desfavorecidas. Madrid: Fundación Em-presa y Sociedad, 1999. 148 p.

CENTROS de acogida para marginados sin hogar/ [Juan Carlos Afán Padilla...et al.]. Sevilla:Junta de Andalucía, Dirección General de Ac-ción e Inserción Social, 1999. 29 p.

CHILDREN’S rights: equal rights?: diversity, dif-ference and the issue of discrimination / EditorSarah Muscroft. London: International Savethe Children Alliance, 2000. VI, 226 p.

CIUDADANÍA: justicia social, identidad y partici-pación / por Soledad García y Steven Lukes(comps.). Madrid: Siglo XXI de España, 1999.X, 290 p.

COMBATTRE la pauvreté dans le monde: straté-gies et études de cas / sous la direction de Raun-di Halvorson-Quevedo et Hartmut Schneider.Paris: OCDE, 2000. 257 p.

Las CONDICIONES de vida de la población pobredesde la perspectiva territorial: pobreza y terri-torio / Equipo de Investigación Sociológica.EDIS y Julio Alguacil Gómez...[et al.]; coordina-ción: Víctor Renes Ayala. Madrid: Cáritas Es-pañola, 2000. 378 p.

229REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Bibliografía: Exclusión social

Page 221: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

CONGRESO ESTATAL DE INTERVENCIÓN SO-CIAL (5º. 1998. MADRID) Calidad y responsabi-lidad compartida: retos del bienestar en el cam-bio de siglo: V Congreso Estatal de IntervenciónSocial: Madrid 25, 26 y 27 de noviembre de1998 / organizado por el Colegio Oficial de Psi-cólogos de Madrid; edición coordinada por Mi-guel Angel López. Madrid: Imserso, 1999. 4 v.

CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL (ESPAÑA)La pobreza y la exclusión social en España: pro-puesta de actuación en el marco del plan nacio-nal para la inclusión social: sesión extraordina-ria del Pleno de 30 de mayo de 2001 / informeelaborado a iniciativa propia por el ConsejoEconómico y Social. Madrid: Consejo Económi-co y Social, 2001. 74 p.

CORTES ALCALA, Luis; LÓPEZ ALCALÁ, Oscar.España y el desarrollo social: balance y pro-puestas ante los compromisos de la Cumbre deCopenhague 95. Madrid: Cáritas Española: In-termón, 1999. 294 p.

COUSINS, Christine. Society, work and welfare inEurope. Houndmills: Macmillan, 1999. VIII, 210 p.

CREDIT unions and the poverty challenge: exten-ding outreach, enhancing sustainability / editedby Bernd Balkenhol. Geneva: International La-bour Office, 1999. 136 p.

CRYING out for change: voices of the poor / DeepaNarayan... [et al.]. ew York: Oxford UniversityPress, 2000. 314 p.

DERECHOS culturales y derechos humanos de losinmigrantes / editores María Eugenia Rodrí-guez Palop, Andrés Tornos. Madrid: Universi-dad Pontificia de Comillas, 2000. 196 p.

El DESAFÍO de la equidad de género y de los dere-chos humanos en los albores del siglo XXI / pre-parado por la Unidad Mujer y Desarrollo de laCEPAL. Santiago de Chile: Cepal, 2000. 74 p.

El DESARROLLO excluyente de la economía neoli-beral / directores: José María Martínez Sán-chez, Manuel Plaza de la Cuesta. Burgos: Uni-versidad, Servicio de Publicaciones, 1999. 165 p.

DESARROLLO y derechos humanos / Firoze Man-ji...[et al.]. Madrid: Intermon-Oxfam, 2000. 208 p.

La DESIGUALDAD urbana en España / redactadopor Félix Arias Goytre; Ministerio de Fomento,Dirección General de Programación Económicay Presupuestaria. Madrid: Ministerio de Fo-mento, 2000. 194 p.

Les DESIGUALTATS socials a Catalunya / VicençNavarro...[et al.]. Barcelona: Mediterrània,1999. 533 p.

DIMENSIONS of poverty in Austria in the late1990s / Michael F. Förster...[et al.]. Vienna:European Centre for Social Welfare Policy andResearch, 2001. 83 p.

ECONOMIC conditions and welfare reform / edtorSheldon H. Danziger. Kalamazoo: The UpjohnInstitute, 1999. 321 p.

EDGAR, Bill; HOHERTY, Hoe; MINA-COULL,Amy. Services for homeless people: innovationand change in the European Union. Bristol:The Policy Press, 1999. 232 p.

EDUCACIÓN ahora / edición a cargo de MartaArias Robles. Barcelona: Intermón, 1999. 133 p.

ENTRENA JIMÉNEZ, Mª Socorro. La gran tragediade millones de seres humanos: la pobreza. Grana-da: Grupo Editorial Universitario, 2000. 152 p.

El ESTADO de bienestar en el cambio de siglo: unaperspectiva comparada / Rafael Muñoz de Busti-llo Llorente (ed.). Madrid: Alianza, 2000. 401 p.

ESTUDIO económico y social mundial 2000: ten-dencias y política de la economía mundial.Nueva York: Naciones Unidas, 2000. 332 p.

FIELD, Frank. Making welfare work: reconstruc-ting welfare for the millennium. New Bruns-wick; London: Transaction, 2000. XVI, 211 p.

FILOSOFAR en situación de indigencia / Juan Car-los Scannone, Gerardo Remolina (eds.). Madrid:Universidad Pontificia de Comillas, 1999. 402 p.

FISZBEIN, Ariel; LOWDEN, Pamela. Trabajandounidos para un cambio: las alianzas público-privadas para la reducción de la pobreza enAmérica Latina y el Caribe. Washington: BancoMundial, 1999. V, 151 p.

FORO SOBRE TENDENCIAS SOCIALES (3ª.1998. MADRID). Tendencias en desigualdad yexclusión social: tercer foro sobre tendencias so-ciales / José Félix Tezanos (ed.). Madrid: Siste-ma, 1999. 717 p.

FRÉTIGNÉ, Cédric. Sociologie de l’exclusion. Paris:L’Harmattan, 1999. 207 p.

FROM modernization to globalization: perspecti-ves on development and social change / editedby J. Timmons Roberts and Amy Hite. Malden(Massachusetts): Blackwell, 2000. 388 p.

BIBLIOGRAFÍA

230 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 222: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

GALLEGO REYES, Manuel; DEMARCO ARAM-BURU, Fabián. Empleo y empleabilidad en co-lectivos socialmente desfavorecidos: metodolo-gía y recursos aplicados a exdrogodependientesen fase de inserción social. Sevilla: Scriptorium,1999. 94 p.

GARCÉS FERRER, Jorge. Nueva sostenibilidadsocial: bases teóricas del modelo sociosanitario.Barcelona: Ariel, 2000. 139 p.

GARCÍA HERRERA, Miguel Ángel; MAESTROBUELGA, Gonzalo. Marginalidad, Estado So-cial y prestaciones autonómicas. Barcelona: Ce-decs, 1999. 273 p.

GARCÍA SERRANO, Carlos; MALO, Miguel An-gel; TOHARIA, Luis. La pobreza en España: unanálisis crítico basado en el panel de hogares dela Unión Europea (PHOGUE). Madrid: Minis-terio de Trabajo y Asuntos Sociales, Subdirec-ción General de Publicaciones, 2001. 206 p.

GARCÍA-MAURIÑO, José María. El reparto de losbienes: un reto para el nuevo milenio. Madrid:San Pablo, 1999. 163 p.

GARNIER-MULLER, Annie. Les inutiles: survivreau quotidien en banlieu et dans la rue. Paris:L’Atelier, 2000. 234 p.

GENDERED poverty and well-being / edited byShahra Razavi. Oxford: Blackwell, 2000. 291p.

GEOPOLÍTICA del hambre: cuando el hambre esun arma...: informe 2000 / Acción contra elHambre; prólogo de Jorge Semprún y OlivierLongué. Barcelona: Icaria, 1999. 355 p.

GIGINTA, Miguel de. Tratado de remedio de po-bres. Barcelona: Ariel: Universitat de Barcelo-na, 2000.207 p.

GIMÉNEZ GLUCK, David. Una manifestación polé-mica del principio de igualdad: acciones positivasmoderadas y medidas de discriminación inversa.Valencia: Tirant lo Blanch, 1999. 223 p.

GLAESER, Edward L; KAHN, Matte E.; RAPPA-PORT, Jordan. Why do the poor live in cities?.Cambridge: National Bureau of Economic Re-search, 2000. 35 h., [23] h.

La GLOBALIZACIÓN y sus excluidos / conferen-cias organizadas por el Foro «Ignacio Ellacuría»Solidaridad y Cristianismo. Estella (Navarra):Verbo Divino, 1999. 230 p.

GLOBALIZATION and its discontents / edited byStephen Mc Bride and John Wiseman. Hound-mills: Macmillan Press, 2000. 237 p.

GRANZOW, Sandra. Our dream: a world free ofpoverty. Washington: The World Bank, [ca.2000] 206 p.

GUILLOU, Jacques; MOREAU DE BELLAING,Louis. Misère et pauvreté: sans domicile fixe etsous-prolétaires. Paris: L’Harmattan, 1999.277 p.

GULLI, Hege. Microfinanzas y pobreza: ¿son váli-das las ideas preconcebidas?. Washington: BancoInteramericano de Desarrollo, 1999. XIII, 111 p.

HARDING, Jeremy. The uninvited: refugees at therich man’s gate. London: Profile Books :LondonReview of Books, 2000. 128 p.

HOMELESSNESS in the United States, Europeand Russia: a comparative perspective / editedby Carl O. Helvie and Wilfried Kunstmann; fo-reword by Michel Stoops. Westport, Connecti-cut: Bergin and Garvey, 1999. VI, 265 p.

INFORME sobre desarrollo humano 2000 / publi-cado por el Programa de Naciones Unidas parael Desarrollo. Madrid: Mundi-Prensa, 2000.XIV, 290 p.

INFORME sobre desarrollo humano 2001: poner eladelanto tecnológico al servicio del desarrollohumano / publicado para el Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo. Madrid:Mundi-Prensa, 2001. 268 p.

INFORME sobre el desarrollo mundial: 2000-2001: lucha contra la pobreza. Madrid: Mundi-Prensa, 2000. XIV, 335 p.

INFORME sobre las memorias de evaluación delos proyectos de intervención social para aten-ción, prevención de la marginación e insercióndel pueblo gitano cofinanciados con las Comu-nidades Autónomas en el ejercicio 1997. Ma-drid: Dirección General de Acción Social, delMenor y de la Familia, [ca. 1999] 199 p.

INFORME social Andalucía (1978-1998): dos dé-cadas de cambio social / coordinado por Eduar-do Moyano Estarada, Manuel Pérez Yruela.Córdoba: Instituto de Estudios Sociales Avan-zados de Andalucía, 1999. 500 p.

INTERVENCIÓN educativa en inadaptación so-cial / editores Pere Amorós, Pello Ayerbe.- Ma-drid: Síntesis, 2000. 335 p

BIBLIOGRAFÍA

231REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 223: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

IZQUIERDO, Gabino. Entre el fragor y el descon-cierto: economía, ética y empresa en la era de laglobalización. Madrid: Minerva, 2000. 260 p.

JORNADAS SOBRE EXCLUSIÓN SOCIAL DES-DE EL ÁMBITO DE LOS SERVICIOS SOCIA-LES (3ª. 1999. SANTURCE) III Jornadas sobrela Exclusión Social: desde el Ámbito de los Ser-vicios Sociales: Santurtzi, 6, 7, 8 mayo 1999 /organizadas por el Área de Bienestar Social yEmpleo del Ayuntamiento de Santurtzi. San-turtzi: Ayuntamiento, Area de Bienestar Socialy Empleo, [ca. 1999] 150 p.

JÓVENES más allá del empleo: estructuras deapoyo a las transiciones / compiladores AndreuLópez Blasco, Jesús Hernádez Aristu. Valencia:Nau Llibres, 2001. 235 p.

LANDES, David S. La riqueza y la pobreza de lasnaciones: por qué unas son tan ricas y otras sontan pobres. Barcelona: Crítica, 1999. 604 p.

LEGISLACIÓN contra las discriminaciones de laspersonas con diacapacidad / informe elaborado porel grupo de trabajo para la legislación antidiscrimi-natoria de las personas con discapacidad del Con-sejo de Europa; con la colaboración de Heinz-Die-trich Steinmeyer. Madrid: Escuela Libre Editorial:Fundación ONCE, 2001. 169 p + 1 disquete.

LEISERING, Lutz. LEIBFRIED, Stephan. Timeand poverty in Western welfare states: UnitedGermany in perspective. Cambridge: Cambrid-ge University Press, 1999. 379 p.

L`EUROPE face à la pauvreté: les expériences na-tionales de revenu minimun / sous la directionde Serge Paugam. Paris: La Documentationfrançaise, 1999, 294 p.

LÓPEZ HERNÁNDEZ, Gerardo Miguel. Condi-ción marginal y conflicto social. Madrid: Tala-sa, 1999. 157 p.

LUTTWAK, Edward. Turbocapitalismo: quiénesganan y quiénes pierden en la globalización.Barcelona: Crítica, 2000. 359 p.

MADRUGA TORREMOCHA, Isabel; MOTA LÓ-PEZ,Rosalía. Las condiciones de vida de los ho-gares pobres encabezados por una mujer: pobre-za y género. Madrid: Cáritas Española, 1999.200 p.

MAKING the transition work for women in Europeand Central Asia / edited by Marnia Lazreg.Washington: The World Bank, 2000. 113 p.

MAKING transition work for everyone: povertyand inequality in Europe and Central Asia /The World Bank. Washington: The WorldBank, 2000. X, 524 p.

MALGESINI, Graciela; GIMÉNEZ, Carlos. Guíade conceptos sobre migraciones, racismo e inter-culturalidad. Madrid: Los Libros de la Catara-ta, 2000. 406 p.

MANUAL de creación y gestión de empresas de in-serción social / directores Jorge Coque Martí-nez, Edmundo Pérez Fernández. Oviedo: Uni-versidad de Oviedo, Servicio de Publicaciones,2000. 396 p.

MARGINACIÓN y exclusión social en el País Vas-co / César González Mínguez, Iñaki Bazán Dí-az e Iñaki Reguera (Eds.). Bilbao: Servicio Edi-torial de la Universidad del País Vasco, 1999.276 p.

MARTÍN MEDEM, José Manuel. La guerra contralos niños: la impunidad de la violencia en lamiseria. Barcelona: El Viejo Topo, 1999. 278 p.

MARTÍNEZ VEIGA, Ubaldo. Pobreza, segregación yexclusión espacial: la vivienda de los inmigrantesextranjeros en España. Barcelona: Icaria, 1999.175 p

MASLLORENS, Alex. El quart món. Barcelona:Deriva, 1999. 150 p.

MAZA, Elena. Pobreza y beneficencia en la Españacontemporánea: (1808-1936). Barcelona: Ariel,1999. 251 p.

MEMORIA de los servicios sociales municipales2000 / dirección: Beatriz Elorriaga Pisarik; re-dacción: Mª Isabel Abad López...[et al.]. Ma-drid: Ayuntamiento, Área de Servicios Sociales,2001. 262 p.

MENDOZA, Plinio Apuleyo; MONTANER, Alber-to; VARGAS LLOSA, Mario. Fabricantes de mi-seria. Barcelona: Plaza & Janés, 1999. 316 p.

MINIMA sociaux, revenus d’activité, précarité /Commissariat Général du Plan; rapporteusegénérale Annie Fouquet. Paris: La Documenta-tion française, 2000. 458 p.

MINORITIES in European cities: the dynamics ofsocial integration and social exclusion at theneighbourhood level / edited by Sophie Body-Gendrot and Marco Martiniello. Houndmills:Macmillan, 2000. XVIII, 262 p.

BIBLIOGRAFÍA

232 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 224: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

La MISERIA del mundo / dirección de PierreBourdieu. Madrid: Akal, 1999. 564 p.

MOLINA, María Lorena; MORERA, Nidia Esther.La gerencia de servicios sociales. Buenos Aires:Lumen/Humanitas, 1999. 127 p.

MONEREO PÉREZ, José Luis; MOLINA NAVA-RRETE, Cristobal. El derecho a la renta de in-serción: estudio de su régimen jurídico. Albolote(Granada): Comares, 1999. XII, 457 p.

MONTAGUT, Teresa. Política social: una intro-ducción. Barcelona: Ariel, 2000. 220 p.

MORENO, Luis. Ciudadanos precarios: la «últimared» de protección social. Barcelona: Ariel,2000. 240 p.

MORO, Javier. La mundialización de la pobreza.Barcelona: Galaxia Gutenberg: Círculo de Lec-tores, 1999. 116 p.

MORQUECHO IBÁNEZ, Jorge. Intervención co-munitaria en Euskadi: acercamiento a la acciónsocial sobre la exclusión. Vitoria-Gasteiz: Arar-teko, 1999. 319 p.

NACIONES UNIDAS. SECRETARÍA. Los paísesmenos adelantados: informe de 2000 / prepara-do por la secretaría de la UNCTAD. NuevaYork: Naciones Unidas, 2000. XXXV, 271 p.

NARAYAN-PARKER, Deepa. ¿Hay alguien quenos escuche?: la voz de los pobres . Madrid:Mundi-Prensa, 2000 XI, 300 p.

NAVARRA. DEPARTAMENTO DE BIENES-TAR SOCIAL, DEPORTE Y JUVENTUD.Plan de lucha contra la exclusión social enNavarra 1998-2005. Pamplona: Departamen-to de Bienestar Social, Deporte y Juventud,1999. 387 p.

NECESITAR, desear, vivir: sobre necesidades, des-arrollo humano, crecimiento económico y sus-tentabilidad / Jorge Riechmann (coord.). 2º ed.Madrid: Fundación 1º de Mayo: Los Libros de laCátara, 1999. 351 p.

NUEVAS perspectivas de los servicios sociales / co-ordinadores José Antonio Díaz Martínez, MaríaJosé Salvador Pedraza. Madrid: UNED, 2000.344 p.

OECD employment outlook: June 2001 / Organisa-tion for Economic Co-operation and Develop-ment. Paris: OCDE, 2001. 241 p.

OTRAS culturas, otras formas de vida / Juan deDios Ramírez-Heredia...[et al.]. Bilbao: Univer-sidad de Deusto, 2000. 253 p.

PANORAMA social de América Latina / NacionesUnidas, Comisión Económica para América La-tina y el Caribe, División de Estadística y Pro-yecciones Económicas; División de DesarrolloSocial. Santiago de Chile: CEPAL, 1999. 305 p.

PARTICIPATORY approaches to poverty allevia-tion in rural community development / Depar-tament of Economic and Social Affairs, Divisionfor Social Policy and Development. New York:United Nations, 1999. 29 p.

PAUGAM, Serge. Le salarié de la precarité: lesnouvelles formes de l’integration professionne-lle. Paris: PUF, 2000. 437 p.

PERSONAS transeúntes/sin techo en la provinciade Ciudad Real / realizado por EDIS (Equipo deInvestigación Sociológica) y dirigido por JavierAngulo, con la colaboración de José María Alon-so Torréns y Enrique Gómez. Ciudad Real: Cá-ritas Diocesana, 1999. 101 p.

PERSPECTIVAS de la economía mundial Mayo2000: los precios de los activos y el ciclo econó-mico / estudio elaborado por el personal delFondo Monetario Internacional. Washington:FMI, 2000. 310 p. + gráficos

PERSPECTIVAS sociales y jurídicas de la mujer /editoras Mª José Porro Herrera, Mª DoloresAdam Muñoz. Cordoba: Universidad, Serviciode Publicaciones, 2000. 211 p.

PLAN nacional de acción para la inclusión socialdel Reino de España: junio-2001-junio-2003.Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Socia-les, Subdirección General de Publicaciones,2001. 51 p.

POBREZA y desigualdad en América Latina: te-mas y nuevos desafíos / Víctor E. Tokman,Guillermo O’Donnell (compiladores); OscarAltimir...[et al.]. Buenos Aires: Paidós, 1999.282 p.

POLITICA social y economía del trabajo: alternati-vas a la política neoliberal para la ciudad / JoséLuis Coraggio. Buenos Aires: Miño y Dávila,1999. 222 p.

POLITICAS sociales y Estado de Bienestar en Es-paña: informe 1999 / Edición a cargo de JuanAntonio Garde. Madrid: Trotta, 1999. 864 p.

BIBLIOGRAFÍA

233REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 225: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

POVERTY and development into the 21st century /edited by Tim Allen and Alan Thomas. Oxford:The Open University in association with Ox-ford University Press, 2000. XI, 572 p.

POVERTY reduction and the World Bank: pro-gress in fiscal 1998 / Preparado por GiovannaPrennushi; bajo la dirección de Michael Waltonand Masood Ahmed. Washington: The WorldBank, 1999. X, 117 p.

POVERTY reduction and the World Bank: pro-gress in fiscal 1999 / Preparado por GiovannaPrennushi; bajo la dirección de Michael Wal-ton. Washington: The World Bank, 1999. VIII,167 p.

El PRINCIPIO de igualdad / editor Luis GarcíaSan Miguel. Madrid: Dykinson, 2000. 223 p.

El PROGRESO de las naciones: 1999 / UNICEF.Nueva York: UNICEF, [ca. 1999] 38 p.

La PROTECCIÓN de las personas y grupos vulne-rables en el derecho europeo / Universidad Car-los III de Madrid; dirección y coordinación, Fer-nando M. Mariño Menéndez y CarlosFernández Liesa. Madrid: Ministerio de Traba-jo y Asuntos Sociales, Subdirección General dePublicaciones, 2001 633 p.

The QUALITY of growth / Vinod Thomas...[et al.].Washington: World Bank; Oxford: Oxford Uni-versity Press, 2000. XXXIV, 262 p.

«QUIEN a vosotros acoge». Primeros pasos segúnel modelo de intervención social con transeún-tes «Volver a ser» / Realiza: Comisión de Tra-bajo de la Plataforma Regional de Transeún-tes. Zaragoza: Cáritas Aragón-La Rioja, 2001,418 p.

RAVENTÓS, Daniel. El derecho a la existencia: laporpuesta del Subsidio Universal Garantizado.Barcelona: Ariel, 1999. 160 p.

La REINSERCIÓN en drogodependencias: unarespuesta a la exclusión social: encuentro inter-nacional: Toledo, 5, 6, y 7 de mayo de 1999: pu-blicación de actas. Toledo: Consejería de Sani-dad, Plan Regional de Drogas, [ca. 1999]

ROBB, Caroline M. Can the poor influence policy?:Participatory Poverty Assessments in the Deve-loping World. Washington, D.C.: The WorldBank, cop. 1999. XVIII, 128 p.

ROGER, Pierre. Vers l’état charitable. Paris: L’A-telier, 2000. 220 p.

ROULET, André. Réconcilier l’économique et le so-cial: a l’aube du XXIe siècle. Paris: Technologie;Brissac: Editions du Petit Pavé, 1999. 383 p.

SANAHUJA PERALES, José Antonio. Altruismo,mercado y poder: el Banco Mundial y la luchacontra la pobreza. Barcelona: Intermon Oxfam,2001. 412 p.

SÁNCHEZ DELGADO, Félix Miguel. Guía para lainserción sociolaboral de drogodependientes.Valladolid: Consejería de Sanidad y BienestarSocial, 1999. 146 p.

SÁNCHEZ TORRES, Fabio; NÚÑEZ MENÉN-DEZ, Jairo. Descentralización, pobreza y accesoa los servicios sociales: ¿quién se benefició delgasto público social en los noventa?. Santiagode Chile: CEPAL, 2000. 50 p.

SEMINARIO SOBRE PROGRAMAS SOCIALES,POBREZA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA(1998. COLOMBIA) Programas sociales, pobre-za y participación ciudadana: seminario / Ed-mundo Jarquín y Andrés Caldera Pietri, edito-res. Washington: Banco Interamericano deDesarrollo, 2000. XVIII, 602 p.

SEN, Amartya. Desarrollo y libertad. Barcelona:Planeta, 2000. 440 p.

SIMPOSIO SOBRE IGUALDAD Y DISTRIBU-CIÓN DE LA RENTA Y LA RIQUEZA (3º.1997. MADRID) Dimensiones de la desigual-dad / IIISimposio sobre Igualdad y Distribuciónde la Renta y la Riqueza; José María MaravallHerrero (ed.). Madrid: Fundación Argentaria:Visor, 1999. 464 p.

SUPERAR la pobreza humana: informe del PNUDsobre la pobreza 2000 / Programa de las Nacio-nes Unidas para el Desarrollo. New York: Na-ciones Unidas, 2000. 142 p.

SUR y comunicación: una nueva cultura de la in-formación. Barcelona: Icaria, 1999. 180 p.

SURMONTER l’exclusion grâce à l’apprentissagedes adultes / Centre pour la Recherche et l´In-novation dans l´Emseignement. paris: OCDE,1999. 196 p.

SUSÍN BETRÁN, Raúl. La regulación de la pobre-za: el tratamiento jurídico-político de la pobre-za: los ingresos mínimos de inserción. Logroño:Universidad de La Rioja, Servicio de Publica-ciones, 2000. 418 p.

BIBLIOGRAFÍA

234 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 226: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

TAMAYO ACOSTA, Juan José, Tecnología, pobre-za y marginación: una reflexión desde Europa.Madrid: PPC, 1999. 117 p.

TEZANOS, José Félix. La sociedad dividida: estruc-turas de clases y desigualdades en las sociedadestecnológicas. Madrid: Biblioteca Nueva, 2001.379 p.

TRABAJO, derechos sociales y globalización: algu-nos retos para el siglo XXI / Antonio Antón (co-ord.); Carlos Vaquero...[et al.]. Madrid: Talasa,2000. 294 p.

TRABAJO, individuo y sociedad: perspectivas psi-cosociológicas sobre el futuro del trabajo / coor-dinadores Esteban Agulló Tomás y AnastasioOvejero Bernal. Madrid: Pirámide, 2001. 201 p.

TRIANES TORRES, Mª Victoria; MORENA FER-NÁNDEZ, Mª Luisa de la; MUÑOZ SÁNCHEZ,Ángela Mª. Relaciones sociales y prevención dela inadaptación social. Archidona (Málaga): Al-jibe, 1999. 227 p.

TROYANO PÉREZ, José Fernando. A propósito deinmigración. Archidona: Aljibe, 2001. 195 p.

La UNIÓN Europea y el mundo / Comisión Euro-pea, Dirección general de Prensa y Comunica-ción. Luxemburgo: Oficina de PublicacionesOficiales de las Comunidades Europeas, 2001.35 p.

VAQUERO DEL POZO, Pedro. Mejorar las pensio-nes: más allá del Pacto de Toledo. Barcelona: ElViejo Topo, 2000. 335 p.

VIVIR como iguales: apología de la justicia social /compilador Paul Barker. Barcelona: Paidós,2000. 191 p.

WAGING the global war on poverty: strategies andcase studies / edited by Raundi Halvorson-Queve-do and Harmut Schneider. Paris: OECD, 2000.235 p.

WELFARE and culture in Europe: towards a newparadigm in social policy / edited by PrueChamberlayne ...[et al.]. London; Philadelphia:Jessica Kingsley, 1999. 296 p.

WORLD economic and social survey 2000: trends andpolicies in the world economy / United Nations.New York: United Nations, 2000. XIV, 280 p.

ARTÍCULOS

ABDELAZIZ, Malika. Experiencias y retos de inte-gración. En: REVISTA DE ESTUDIOS DE JU-VENTUD. N. 49 (2000), p. 99-102

AGANZO, Andrés. 50 medidas para erradicar lapobreza. En: CÁRITAS. Vol. XLVIII, n. 395(1999), p. 17-28

ALBAREDA ALBAREDA, Maria; TIANA CASA-BLANCA, Xavier. Actuació comunitària en ma-tèria d’exclusió social. En: QUADERNS DESERVEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 9-13 [

ALEGRE, Miquel A.; HERRERA, Diego. Les sego-nes generacions i la seva adaptació. En: QUA-DERNS DE SERVEIS SOCIALS. N. 17 (2000),p. 37-42

ALFAGEME CHAO, Alfredo. Envejecimiento ydesigualdad social. En: REVISTA INTERNA-CIONAL DE SOCIOLOGÍA. N. 24 (1999), p.121-135

ALONSO TORRENS, Francisco Javier. Infancia yjuventud empobrecida en España. En: CÁRI-TAS.- Suplemento 249 del n. 394 (1999), p. 17-28

ALQUÉZAR PUÉRTOLAS, Vicente. Consideracio-nes sobre los planes integrales en zonas de mar-ginación. En: REVISTA DE SERVICIOS SO-CIALES Y POLÍTICA SOCIAL.- N.47 (1999),p. 75-95

ALTI, Tiziana. Italie: l’expérience du revenu mini-mum d’insertion. En: LES POLITIQUES SO-CIALES. N. 3-4 (2000), p. 78-87

ANDALUCIA acoge / Federación de AsociacionesPro-Inmigrantes. Andalucía Acoge. En: BOLE-TÍN DE INMIGRACIÓN Y REFUGIO. N. 18(2000), p. 49-57

APARICIO JIMÉNEZ, Carlos. Una reflexión sobrelos problemas del pueblo gitano. En: REVISTADE ESTUDIOS DE JUVENTUD. N. 49 (2000),p. 103-108

ARIZA MARTÍN, Juan. Inmigración y pobreza: laespiral de la miseria. En: MUGAK. N. 12(2000), p. 29-31

AYALA CAÑON, Luis. La descentralización terri-torial de la lucha contra la pobreza. En: DOCU-MENTACIÓN SOCIAL. N. 114 (en.-marzo1999); p. 183-199

BIBLIOGRAFÍA

235REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 227: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

AZA BLANCO, Gonzalo. Familias multiproblemá-ticas (FM). En: PROYECTO. N. 36 (2000), p.66-68

AZNAR LÓPEZ, Manuel. Dos retos (y algunos ra-tos, ritos y rotos) de los servicios sociales. En:LA CRISTALERA. N. 8 (abr. 1999); p. 26-30

AZNAR LÓPEZ, Manuel. Formación y empleo pa-ra las personas con discapacidad. En: SIGLOCERO. Vol. 32, n. 197 (2001), p. 5-13

AZURMENDI, Mikel. Inmigración y conflicto enEl Ejido. En: CLAVES DE RAZÓN PRACTI-CA. N. 116 (2001), p. 8-17

BALAGUER, Marc. Les mesures de la pobresa aBarcelona. En: BARCELONA SOCIETAT. N.10 (1999); p. 22-30

BEHRENDT, Christina. Do means-tested benefitsalleviate poverty?: evidence on Germany, Swe-den, and the United Kingdom from the Luxem-bourg Income Study. En: JOURNAL OF EU-ROPEAN SOCIAL POLICY. Vol. 10, n. 1(2000), p. 23-41

BENGOA BERIAIN, Juana. La larga marcha delos pobres hacia el paraíso comercial. En: IN-FORMACIÓN COMERCIAL ESPAÑOLA. N.785 (2000), p. 91-102

BIGGAR, Heather. Homeless children and educa-tion: an evaluation of the Stewart B. McKinneyHomeless Assistance Act. En: CHILDREN ANDYOUTH SERVICES REVIEW. Vol. 23, n. 12(2001), p. 941-967

BRODKIN, Evelyn Z. Policy Experiments and po-verty politics. En: SOCIAL SERVICE REVIEW.Vol. 74, n. 4 (2000), p. 507-532

BUENO ABAD, José Ramón. Concepto de repre-sentaciones sociales y exclusión. En: ACCIO-NES E INVESTIGACIONES SOCIALES. N.11(2000), p. 25-47

BUSQUETS, Salvador. Sense sostre a Ciutat Ve-lla: Arrels Fundació. En: QUADERNS DESERVEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 102-106

CABEZÓN I SAURA, Jordi. Propostes de mètodeper a una acció local contra l’exclusió social. En:QUADERNS DE SERVEIS SOCIALS. N.16(2000), p. 46-50

CABRÉ, Carles; FRANCO, José. Pobresa, pobresaextrema i exclusió social. En: QUADERNS DESERVEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 25-28

CABRERA CABRERA, Pedro José. La acción so-cial con personas sin hogar. E.: CÁRITAS. N.400 (1999), p. 17-28

CAÏS FONTANELLA, Jordi. Cambio social y des-igualdades en los países del mediterráneo. En:REIS. N. 94 (2001), p. 37-78

CALVO, Isabel. El P.I.S.A: una experiencia de pre-vención con adolescentes en Fuenlabrada. En:CUADERNOS DE TRABAJO SOCIAL. N. 13(2000), p. 269-288

CARVAJAL GÓMEZ, María Isabel. Integración so-cial del inmigrante En: BOLETÍN DE INMI-GRACIÓN Y REFUGIO. N. 18 (2000), p. 99-108

CASASNOVAS NADAL, Carme. Descripció i anà-lisi de la gestió i de la inserció dels perceptors-familiars de la renda mínima d’inserció En:ALIMARA. N.45 (2000), p. 43-57

CASTRO RODRÍGUEZ, María Teresa. Factoresque determinan la entrada de inmigrantes en elIngreso Madrileño de Integración. En: TRABA-JO SOCIAL HOY. N.26 (1999), p. 40-49

CATALÀ, Bartomeu. Projecte home i l’exclusió so-cial. En: ALIMARA. N.46 (2000), p. 97-107

Los CENTROS de acogida a refugiados y la inte-gración social: un modelo de empleo / COMIS-MAR-ESPIGOL. En: BOLETÍN DE INMIGRA-CIÓN Y REFUGIO. N. 19 (2000), p. 10-23

CERDÀ I CAMPOMAR, Sebastià. La marginaciósocial, desviació social per motius econòmics: larealitat de l’Estat espanyol i una breu referènciaa les Illes Baleares i Pitiüses. En: ALIMARA. N.43 (1999), p. 104-122

CIUDADES habitables y solidarias / colabora en lacoordinación Julio Alguacil Gómez. En: DOCU-MENTACIÓN SOCIAL. N. 119 (2000), p. 1-352

CLAVERO I ARANDA, Glòria. Vilafranca delPenedès: programa interdepartamental de re-habilitació d’habitatges amb finalitat social:una experiència de treball amb col.lectius depersones en risc d’exclusió. En: QUADERNSDE SERVEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 80-87

COHEN-EMERIQUE, Margalit. La négociation:médiation interculturelle, phase essentielledans l’intégration des migrants et dans la mo-dification des attitudes des acteurs sociauxchargés de leur intégration. En: VIE SOCIALE.N. 2 (1999), p. 3-19

BIBLIOGRAFÍA

236 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 228: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

COLOQUE européen: en difficulté d’apprentissa-ge? M’informer pour m’orienter. En: READAP-TATION. N. 482 (2001), p. 7-52.

CONCIALDI, Pierri. Sortir du chômage de londu-rée: III États Unis: Welfare au Workfare: EnPROBLÈMES ECONOMIQUES. N. 2.264 (juil1999); p. 13-16.

CORRALIZA RODRÍGUEZ, José Antonio. Vidaurbana y exclusión social. En: INTERVEN-CIÓN PSICOSOCIAL. Vol. 9, n. 1(2000), p.169-181.

CORTÉS ALCALÁ, Luis. El papel de la familia enlos procesos de exclusión social. En: PROYEC-TO. N. 36 (2000), p. 88-90.

DARNELL, Mercé. Al-AQantara, noves respostes anous reptes: el Programa sense sostre de Càritasde Barcelona. En: QUADERNS DE SERVEISSOCIALS. N. 16 (2000), p. 97-101

DÉLÉGATION par abandon / A. Manço... [et al.]En: LES POLITIQUES SOCIALES. N. 3-4(1999), p. 1-110

El DESAFÍO de las migraciones / Catherine Whi-tol...[et al.] En: DOCUMENTACIÓN SOCIAL. N.121 (2000), p. 3-343

El DESAFÍO social de la inmigración / EstebanIbarra...[et al.] En: TEMAS PARA EL DEBA-TE. N. 75 (2001), p. 19-46

DIAZ MENDEZ, Cecilia. Estrategias familiarespara el tránsito a la vida activa de la juventudrural: modelos de inserción sociolaboral. En:REIS. N. 85 (en.-marzo 1999); p. 47-65

DÍAZ-AGUADO, Mª José. Violencia, drogas, géne-ro y exclusión social. En: PROYECTO. N. 36(2000), p. 73-76

La DISTRIBUCIÓN de la renta en España / Fran-cisco Cabrillo...[et al.] En: PAPELES DE ECO-NOMÍA ESPAÑOLA. N. 88 (2001), p. XIV, 1-259

DUMASY, Anne. ¿Qué integración para los inmi-grantes en Alemania?. En: BOLETÍN DE INMI-GRACIÓN Y REFUGIO. N. 19 (2000), p. 88-100

ELVIRA TARANCÓN, José María. L’Arca del Ma-resme, un projecte d’inserció. En: QUADERNSDE SERVEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 92-96

EMPRESAS de inserción / Jordi Estivill... [et al.]En: POLÍTICAS SOCIALES EN EUROPA. N. 6(1999), p. 1-153

Las EMPRESAS de inserción a debate: economíasocial e inserción por lo económico / FranciscoSalinas Ramos... [et al.] En: DOCUMENTA-CIÓN SOCIAL. N. 117-118 (1999), p. 1-418

ENGUITA, Mariano F. Explotación y discrimina-ción en el análisis de la desigualdad. En: RE-VISTA INTERNACIONAL DE SOCIOLOGÍA.N. 24 (1999), p. 27-53

ESCOBAR RUBIO, Mª del Socorro. Sobre la «LeyOrgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre dere-chos y libertades de los extranjeros en España ysu integración social. En: TRABAJO SOCIALHOY. N. 28 (2000), p. 6-25

ESMENESTER, un proyecto para la reinserción.En: INFORMATIVO. N. 46 (2001), p. 13-22

ESPELETA, Nuria. Familias pobres en Zaragoza.En: ACCIONES E INVESTIGACIONES SO-CIALES.- N.11 (2000), p. 49-77

ESTEFANÍA, Joaquín. Quienes tienen tendránmás / Joaquín Estefanía. En: CLAVES DE RA-ZÓN PRACTICA. N. 105 (2000), p. 14-19

ESTIVILL, Jordi. Las políticas sociales de laUnión Europea en los albores del nuevo mile-nio. En: REVISTA DEL MINISTERIO DETRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES. N. 32(2001), p. 63-98

EXCLUSION sociale et cohésion sociale / Jowell,Roger...[et al.] En: SIGMA. N. 2 (2001), p. 22-25

FABRE, Miguel Marco. Consideraciones en tornoal concepto de exclusión social. En: ACCIONESE INVESTIGACIONES SOCIALES. N. 11(2000), p. 9-21

FALCÓN, Enrique. El voluntariado en contextosde exclusión social. En: DOCUMENTACIÓNSOCIAL. N. 122 (2001), p. 287-303

FELIPE TÍO, Mª Jesús. La movilidad social des-cendente hoy: los nuevos procesos de exclusiónsocial. En: RTS. N. 159 (2000), p. 8-44

FLEURBAEY, Marc. Quelques réflexions sur lamesure des inégalités et du bien-être social. En:PROBLÈMES ECONOMIQUES. N. 2732(2001), p. 6-11

FRAGILE families and welfare reform: part II / Ir-win Garfinkel...[et al.] En: CHILDREN ANDYOUTH SERVICES REVIEW. Vol. 23., n. 6-7(2001), p. 453-456

BIBLIOGRAFÍA

237REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 229: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

THE FRAGILE families study: social policies andlabor markets en seven cities / Kristen Hark-nett...[el al.]. En: CHILDREN AND YOUTHSERVICES REVIEW. Vol. 23, n. 6-7 (2001), p.537-555

GALLEGO MOLINERO, Aranzazu. El programadel «Salario Social» en Andalucía y las implica-ciones para el trabajo social: un debate abierto.En: CUADERNOS ANDALUCES DE BIENES-TAR SOCIAL. N. 6-7 (2000), p. 122-139

GAMELLA, Juan. Ciclos en el consumo de drogasy procesos de exclusión social: algunas hipótesispara el debate. En: PROYECTO. N. 36 (2000),p. 14-18

GARCÍA ÁLVAREZ, Remedios. Ante todo son per-sonas: no tengo techo pero sí derechos. En: DO-CUMENTOS DE TRABAJO SOCIAL. N. 17(1999), p. 73-83

GARCIA FACHAL, Víctor M. Hacer de la necesi-dad virtud: la acción local frente al desempleo.En: REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVEN-TUD. N. 44 (marzo 1999); p. 35-42

GARCÍA ROCA, Joaquín. Tercer sector e inserciónsocial. En: ALTERNATIVAS: CUADERNOSDE TRABAJO SOCIAL. N. 7 (1999), p. 47-62

GAVIRA ÁLVAREZ, Lina. La participación de los«jóvenes con especiales dificultades» en la apli-cación de políticas activas para el empleo: limi-taciones y potencialidades. En: REVISTA DEESTUDIOS DE JUVENTUD. N. 45 (1999), p.125-141

GIRAUD, Pierre-Noël. Mondialisation, inégalitéset efficacité des politiques économiques. En:PROBLÈMES ECONOMIQUES. N. 2598(janv. 1999); p. 12-20

El GOBIERNO crea una línea de urgencia social.En: ACTUALIDAD INTERNACIONAL SO-CIOLABORAL. N. 41 (2001), p. 160-162

El GOBIERNO presenta su primer informe sobrepobreza y riqueza. En: BOLETÍN DE INFOR-MACIÓN SOCIOLABORAL INTERNACIO-NAL. N. 74 (2001), p. 99-105

GODINOT, Xavier. Exclusion: de l’aveuglement àla clairvoyance. En: PROBLÈMES ECONOMI-QUES. N. 242 (mai 1999); p. 5-18

GÓMEZ GIL, Carlos. Alicante Acoge. En: BOLE-TÍN DE INMIGRACIÓN Y REFUGIO. N. 18(2000), p. 58-64

GONZÁLEZ ARENAS, Carmen. Una experienciapionera: casa de refugiados e inmigrantes me-nores y jóvenes no acompañados. En: DOCU-MENTACIÓN SOCIAL. N. 120 (2000), p. 351-374

GONZÁLEZ, Eugenio. Factores de riesgo de des-amparo social. Sujetos en conflicto social: IVCongreso Latinoamericano de Pedagogía Ree-ducativa: Actualidad y Perspectivas de Pedago-gía Social. En: SURGAM. N. 465 (2000), p. 41-63

GRAELLS, Rosa. Sabadell: una experiència de tre-ball per a la integració sociolaboral de col.lec-tius amb especials dificultats. En: QUADERNSDE SERVEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 74-79

GRASLAND, Claude. Une nouvelle vision des in-égalités mondiales. En: PROBLÈMES ECONO-MIQUES. N. 2727 (2001), p. 21-25

GREGORIO GIL, Carmen. Intervención social conpoblación inmigrante: esos «otros» culturales.En: INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL: REVIS-TA SOBRE IGUALDAD Y CALIDAD DE VI-DA. Vol. 8, n. 2 (1999), p. 163-175

GRÉMION, Catherine. Quelle politiique contre lesinégalités? En: ESPRIT. N. 2 (2000), p. 55-65

GUIJARRO, Susana. Senderos: proyecto para mu-jeres gitanas. En: CÁRITAS. N. 419 (2001), p.22-25

GUILLÉN, Ana M. Testing the «social dumping»hypothesis in Southern Europe: welfare policies inGreece and Spain during the last 20 years. En:JOURNAL OF EUROPEAN SOCIAL POLICY.Vol. 10, n. 2 (2000), p. 120-145

HEITZ, Marc. L’évaluation du bien-ètre: la pers-pective d’Amartya Sen / Marc Heitz. En: ES-PRIT. N. 2 (1999)

HERNÁNDEZ MONTES, Nicolás. Una experien-cia de desarrollo integral en una comarca ruraldeprimida. En: INTERVENCIÓN PSICOSO-CIAL: REVISTA SOBRE IGUALDAD Y CALI-DAD DE VIDA. Vol. 8, n. 2 (1999), p. 265-270

HERRERA GÓMEZ, Manuel. Política social y ciu-dadanía. En: REVISTA DEL MINISTERIO DETRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES. N. 30(2001), p. 35-54

HORIZON, por el empleo de los discapacitados /José Santiago Fernández del Valle...[et al.] En:MINUSVAL. N. 127 (2001), p. 10-36

BIBLIOGRAFÍA

238 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 230: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

HOUT, Salima. L’identité culturelle des gens de vo-yage à l’epreuve des politiques sociales: vers unecitoyenneté négociée. En: SAUVEGARDE DEL’ENFANCE. Vol. 56, n. 2 (2001), p. 56-87

IGUALDAD e Inserción de los Gitanos: la situa-ción en Portugal. En: INTERFACE. N. 38(2001), p. 11-13

ILYAS, Fadel. El fenomen migratori i l’experènciade l’associació d’Ajuda Mútua a l’Immigrant aCatalunya. En: QUADERNS DE SERVEIS SO-CIALS. N. 17 (2000), p. 106-110

INCLUSIÓN social: un derecho constitucional.En: CÁRITAS. N. 421 (2001), p. 1-32

INSERCION de jóvenes inmigrantes / A. Manço ...[et al.] En: POLÍTICAS SOCIALES EN EURO-PA. N. 9 (2001), p. 139

La INTERVENCIÓN social ante los procesos deexclusión. En: REVISTA DE SERVICIOS SO-CIALES Y POLÍTICA SOCIAL. N. 55 (2001), p.3B-109

IZQUIERDO ESCRIBANO, Antonio. El proyectomigratorio y la integración de los extranjeros.En: REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVEN-TUD. N. 49 (2000), p. 43-52.

JAGER, Marcel. Du handicap à l´exlcusion: desfrontières brouillés. En: ESPRIT. N. 12 (1999),p. 46-64.

JARRE, Stéphane. 1995-2002 Bilan: Par petitestouches, vers une intégration dans le monde or-dinaire. En: ESPACE SOCIAL EUROPÉEN.N. 575 (2001), p. 10-11.

JOVER TORREGROS, Daniel. La inserción socio-laboral en la encrucijada: (retos y realidades).En: INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL: REVIS-TA SOBRE IGUALDAD Y CALIDAD DE VI-DA. Vol. 8, n. 3 (1999), p. 283-297

KIM, Hwanjoon. Les leviers de la fiscalité et destransferts de revenus pour lutter contre la pau-vreté dans les Etats sociaux. En: REVUE IN-TERNATIONALE DE SÉCURITÉ SOCIALE.Vol. 53, n. 4 (2000), p. 129-161

LABRADOR FERNÁNDEZ, Jesús. Minorías étni-cas, migración e integración. En: REVISTA DEESTUDIOS DE JUVENTUD. N. 49 (2000), p.9-12

LAGARENNE, Christine. Les travailleurs pauvresen France. En: PROBLÈMES ECONOMI-QUES. N. 2694 (2001), p. 17-23

LEFRESNE, FLORENCE. Pauvreté durable et in-téressement au travail: l’ambiguïté des politi-ques publiques. En: PROBLÈMES ECONOMI-QUES. N. 2715 (2001), p. 11-13

LEGUINA, Joaquín. Demografía y pobreza. En:LEVIATAN. N. 80 (2000), p. 31-46

LÓPEZ MADERUELO, Oscar. España y el desarro-llo social. En: CÁRITAS. Vol. XLVIII, 2ª época n.397 (1999), p. 17-31

LÓPEZ-ARANGUREN, Luis María. Las empresasde inserción, un nuevo y eficaz recurso en la lu-cha contra la exclusión. En: INTERVENCIÓNPSICOSOCIAL: REVISTA SOBRE IGUAL-DAD Y CALIDAD DE VIDA. Vol. 8, n. 3 (1999),p. 299-306

LÓPEZ-CASERO, Francisco. Sobre la desigual-dad social en las agrociudades mediterráneas:una aproximación metodológica. En: REVISTAINTERNACIONAL DE SOCIOLOGÍA. N. 25(2000), p. 179-206,

LUCAS, Javier de. Inmigración e integración. En:MUGAK. N. 12 (2000), p. 13-16

LUCHA contra las exclusiones: la inserción por laactividad económica. En: ACTUALIDAD IN-TERNACIONAL SOCIOLABORAL. N. 39(2001), p. 131-142

MAJO I CRUZATE, Joan. Societat de la informa-ció i noves formes d’exclusió social / Joan Majó iCruzate. En: BARCELONA SOCIETAT. N. 10(1999); p. 82-90

MÄKINEN, Tiina. Contraintes structurelles, poli-tique social et pauvreté. En: REVUE INTER-NATIONALE DE SÉCURITÉ SOCIALE. Vol.52, n. 4 (1999), p. 3-27

MARCH CERDÀ, Martí X. Dualización, ocio y ex-clusión social. En: PROYECTO. N. 32 (1999), p.32-34

MARINAS, Marina. La imagen de los excluidos,desviados, y otros herejes, en la prensa. En:CUADERNOS DE TRABAJO SOCIAL. N. 12(1999), p. 33-45.

MARTÍN ARANGA, Idoia. Las políticas de inser-ción en la Unión Europea: una comparaciónFrancia-Reino Unido-España. En: ALTERNA-TIVAS: CUADERNOS DE TRABAJO SOCIAL.N. 7 (1999), p. 21-46.

BIBLIOGRAFÍA

239REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 231: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

MARTÍN DÍAZ, Emma. Fronteras culturales:construcción de la desigualdad y negación delos derechos en las políticas institucionales enmateria de inmigración. En: MUGAK. N. 15(2001), p. 7-12.

MARTÍN GONZÁLEZ, Emiliano. El desafío de laexclusión social y las drogas desde la estrategianacional sobre drogas. En: PROYECTO. N. 36(2000), p. 36-39

MARTÍN TEJEDOR, Florencio. Vivienda e inte-gración social: una experiencia de trabajo confamilias chabolistas en la Comunidad de Ma-drid: IIª parte. En: TRABAJO SOCIAL HOY.N. 26 (1999), p. 24-39

MARTÍNEZ, Francisco José. Hacia un nuevo pactosocial: la renta básica como derecho ciudadano.En: SISTEMA. N. 154 (2000), p. 93-105

MARTÍNEZ GARCÍA, Manuel F. Una tipologíaanalítica de las redes de apoyo social en inmi-grantes africanos en Andalucía. En: REIS. N.95 (2001), p. 99-125

MARTÍNEZ, Manuel F. El rol del apoyo social ylas actitudes hacia el empleo en el emplaza-miento laboral de inmigrantes. En: ANUARIODE PSICOLOGÍA. N. 32 (2001), p. 51-65

MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Gabriel. Desarrollo deitinerarios personalizados de inserción. Un mo-delo centrado en las necesidades del usuario.En: TRABAJO SOCIAL HOY. N. 26 (1999), p.85-106

MARTINEZ, Rosa. El mínimo vital en la reformadel IRPF. En: CÁRITAS. Vol. XLVIII, 2ª épocan. 396 (1999), p. 19-30

MATEO PÉREZ, Miguel A. Pobreza infantil enveinticinco países industrializados: datos y evi-dencias desde el Luxembourg income study. En:ALTERNATIVAS: CUADERNOS DE TRABA-JO SOCIAL. N. 8 (2000), p. 95-120

MEDINA, Luis. Una experiencia de intervencióncon chavales en situación de riesgo. En: DOCU-MENTACIÓN SOCIAL. N. 120 (2000), p. 329-349

MEJER, Lene. L’exclusion sociale dans les Étatsmembres de l’ UE. En: STATISTIQUES ENBREF: POPULATION ET CONDITIONS SO-CIALES. N. 1 (2000), p. 1-11

MEJER, Lene. La pauvreté monétaire dans l’Unioneuropéenne: la situation des enfants, les différen-ces entre les sexes et l’écart de pauvreté. En: STA-TISTIQUES EN BREF: POPULATION ETCONDITIONS SOCIALES. N. 12 (2000), p. 1-7

MEJER, Lene. Pauvreté monétaire persistante etexclusion sociale dans l’Union européenne. En:STATISTIQUES EN BREF: POPULATION ETCONDITIONS SOCIALES. N. 13 (2000), p. 1-7

MELÉNDEZ GAYOSO, Antonio. La formación so-ciolaboral para la inserción de los exdrogode-pendientes. En: PROYECTO. N. 34 (2000), p.22-26

MENORES inmigrantes no acompañados. En:MUGAK. N. 16 (2001), p. 7-24.

MILNE, ALISOUN. Meeting the mental health ne-eds of older women: taking social inequality in-to account. En: AGEING AND SOCIETY. Vol.20, n. 6 (2000), p. 699-723

MINCY, Ronal B. Welfare, child support and fa-mily formation. En: CHILDREN AND YOUTHSERVICES REVIEW. Vol. 23, n. 6-7 (2001), p.577-601

MINIMUM income in Switzerland / Herbert Obin-ger. En: JOURNAL OF EUROPEAN SOCIALPOLICY. Vol. 9, n. 1 (1999), p. 29-47.

MODELOS para la inclusión social y económica delas familias monoparentales / elaborado por laRed Europea de las Familias Monoparentales.En: FAMILIAS: CUADERNOS DE LAS FAMI-LIAS DEMOCRÁTICAS. N. 31 (2001), p. 96 101.

MONTAGUT, Teresa. Exclusió social i rendes mí-nimes: un estudi comparatiu de sis ciutats euro-pees. En: BARCELONA SOCIETAT. N. 10(1999); p. 31-37.

NADAL CASASNOVAS, Carme. Situació de neces-sitats i inseribilitat dels perceptors de la rendamínima d’inserció(RMI): juliol-97 a desembre-98. En: ALIMARA. N. 43 (1999), p. 94-104.

NADAL, Carme. Anàlisi del procés d’insercio d’ungrup de perceptors de la renda mínima d’inserció(RMI). En: ALIMARA. N. 44 (1999), p. 39-49.

NAVARRETE LORENZO, Montserrat. Las asocia-ciones de personas con deficiencia física: percep-ciones y estrategias para el diseño de trayecto-rias en el mercado de trabajo. En: ACCIONES EINVESTIGACIONES SOCIALES. N. 10 (2000),p. 113-152.

BIBLIOGRAFÍA

240 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 232: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

NAVARRO, Vicenç. La economía política del Esta-do del Bienestar. En: SISTEMA. N. 148 (en.1999); p. 3-55.

NOGUERA, José Antonio. ¿Renta básica o «traba-jo básico»?: Algunos argumentos desde la teoríasocial. En: SISTEMA. N. 166 (2002), p. 61-885.

NOGUÉS SÁEZ, Luis. Minorías étnicas: cultura yexclusión. En: TRABAJO SOCIAL HOY. N. 31(2001), p. 49-61.

OLIVEIRA, Walter de. Working with children onthe streets of Brazil: politics and practice. En:CHILD AND YOUTH SERVICES. Vol. 21, n. 1-2 (2000), p. 1-223.

PAUGAM, Serge. L’Europe face à la pauvreté:trois modes de régulation. En: PROBLÈMESECONOMIQUES. N. 2.627 (1999); p. 5-11.

La PAUVRETÉ: où en est-on aujourd’hui? / Obser-vatoire national de la pauvreté et de l’exclusionsociale. En: PROBLÈMES ECONOMIQUES.N. 2695 (2001), p. 1-8.

PÉREZ MADERA, Darío. La prestación de aloja-miento como instrumento de intervención y co-mo recurso para la integración. En: TRABAJOSOCIAL HOY. N. 26 (1999), p. 50-59.

PIKETTY, Thomas. La France: le RMI, une désin-citation au Travail? En: PROBLÈMES ECO-NOMIQUES. N. 2.624 (juil 1999); p. 1-6.

El PLAN Nacional de acción para la inclusión social.En: EUROGES. INFORM. N. 46 (2001), p. 1-2.

PAUVRETÉ: la course contre la montre. En: L’OB-SERVATEUR DE L’OCDE. N. 220 (2000), p.49-51.

POBREZA permanente y participación en el traba-jo. En: BOLETÍN DE INFORMACIÓN SOCIO-LABORAL INTERNACIONAL. N. 75 (2001), p.49-53.

PONS, Antonio. Las empresas de inserción: la nece-sidad de un marco jurídico y sus problemas. En:LA CRISTALERA. N. 8 (abr. 1999); p. 45-48.

El PROJECTE Integra-Rainbow d’inserció socio-laboral per a immigrants (1998-2000). En:QUADERNS DE SERVEIS SOCIALS. N. 17(2000), p. 62-69.

PROPOSITION de programme d’action pour lalutte contre l’exclusion sociale / Commission eu-ropéenne. En: LETTRE SOCIALE EUROPÉ-ENNE. N. 111 (2000), p. 1-23.

PURCALLA BONILLA, Miguel Angel. La regula-ción de los derechos y libertades de los extranjerosen España y su integración social: la reforma dela Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, a travésde la Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre.En: TRIBUNA SOCIAL. N. 122 (2001), p. 42-59.

¿QUE hacer frente a la exclusión social? / AngelRodríguez castedo...[et al.] En: TEMAS PARAEL DEBATE. N. 63 (2000), p. 1-30.

RAMÍREZ PÉREZ, Antonia. Pobreza y exclusiónen Andalucía: acercamiento empírico mediantetipologías. En: DOCUMENTOS DE TRABAJOSOCIAL: REVISTA DE TRABAJO SOCIAL YACCIÓN SOCIAL. N.18 (1999).

RAMIS MATAS, Santiago. La inserció laboral dela població immigrant. En: ALIMARA. N. 45(2000), p. 69-73.

RAMOS GALLARÍN, Juan A. El estudio de la pobre-za y sus implicaciones para la acción pública en elcaso español. En: INTERVENCIÓN PSICOSO-CIAL: REVISTA SOBRE IGUALDAD Y CALI-DAD DE VIDA. Vol. 9, n. 2 (2000), p. 145-153.

RE-INVENTING the trojan horse: non-profit busi-nesses attack labour market exclusion / KathrynChurch... [et al.] En: CANADIAN SOCIALWORK REVIEW. Vol. 17, n. 1 (2000), p. 131-143.

RENES, Víctor. Pobreza y exclusión social como fe-nómeno estructural. En: PROYECTO. N. 36(2000), p. 10-13.

RIVERO RECUENCO, Ángel. En torno a la «exclu-sión social»: sujetos, predicados e ideología. En:CLAVES DE RAZÓN PRACTICA. N. 108 (2000),p. 39-43.

RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, Andrés. Exclusiónsocial y personas sin techo en el umbral del si-glo XXI. En: REVISTA DEL MINISTERIO DETRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES. N. 15(1999), p. 67-85.

ROJO TORRECILLA, Eduardo. Derecho al traba-jo, precariedad laboral y exclusión social. En:DOCUMENTACIÓN SOCIAL. N. 114 (en.-marzo 1999); p. 167-181.

ROZAS OSSANDON, Germán. Estrategias de su-peración de la pobreza y gestión territorial. En:INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL. Vol. 8, n. 1(1999); p. 63-72.

RUEDA ESTRADA, José Daniel. Marco operativode la intervención integral de base territorial enel medio rural. En: INTERVENCIÓN PSICO-SOCIAL. Vol. 9, n. 1 (2000), p. 77-97.

BIBLIOGRAFÍA

241REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

Page 233: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

— Sobre los itinerarios de inserción. En: TRABA-JO SOCIAL HOY. N. 27 (2000), p. 66-73.

SALINAS RAMOS, Francisco. Derechos sociales, po-breza y exclusión social. En: DOCUMENTACIÓNSOCIAL. N. 114 (en.-marzo 1999); p. 97-124.

SALUT i marginació social / Josep de Andrés... [et al.]En: QUADERNS DE SERVEIS SOCIALS. N. 16(2000), p. 29-37.

SANTOS, Ángel. El barrio: condiciones de vida anivel de malestar-bienestar entre adolescentesen exclusión y pobreza. En: PROYECTO. N. 36(2000), p. 91-93.

SANTOS GONZÁLEZ, Miguel. La medición de laexclusión social: dos aplicaciones: las rentas mí-nimas de inserción y las empresas de inserción.En: INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL. Vol. 10,n. 1 (2001), p. 83-103.

SANZO, Luis. La experiencia vasca en la luchacontra la pobreza. En: QUADERNS DE SER-VEIS SOCIALS. N. 16 (2000), p. 14-20

SEGOVIA PÉREZ, José. Educación y escuela comoelementos de integración social. En: DOCU-MENTACIÓN SOCIAL. N. 120 (2000), p. 39-67

SERRA, Francesc. Estratègies d’intervenció en mo-ments crítics del procés d’integració sociolabo-ral en programes de treball amb suport. En:ALIMARA. N. 43 (1999), p. 77-84

— Estrategias de intervención en momentos críti-cos del proceso de integración sociolaboral, enprogramas de empleo con apoyo. En: SIGLOCERO. Vol. 31, n. 188 (2000), p. 5-11.

SIMANCAS, Rafael. Mundialización, desarrollohumano y desigualdad. En: TEMAS PARA ELDEBATE. N. 60 (1999), p. 68-70.

SIPI, Remei. Las asociaciones de mujeres ¿agentesde integración social? En: PAPERS. N. 60(2000), p. 355-364.

SITUACIÓN actual de la pobreza. En: BOLETÍNDE INFORMACIÓN SOCIOLABORAL IN-TERNACIONAL. N. 70 (2001), p. 35-46.

SOLIDARITÉ et santé / Muriel Pucci...[et al.]. En:DOSSIERS SOLIDARITÉ ET SANTÉ. N. 3(2001), p. 5-71.

STIKER, Henri-Jacques. Quand les personneshandicapées bousculent les politiques sociales.En: ESPRIT. N. 12 (1999), p. 75-106.

TEZANOS, José Félix. Tendencias en la evoluciónde los índices de desarrollo humano en España.En: TEMAS PARA EL DEBATE. N. 69-70(2000), p. 72-74.

TORRÉNS, Javier Alonso. Pobreza, menores y riesgode drogodependencia. En: PROYECTO. N. 36(2000), p. 49-60.

TRABAJAR en la inserción social de jóvenes en di-ficultad / Equipo de Opción 3 (Madrid) En: DO-CUMENTACIÓN SOCIAL. N. 120 (2000), p.303-328.

El TREBALL amb suport a Mallorca: Una expe-riència innovadora d’inclusió en la comunitat /Equip de «Treball amb Suport». En: ALIMARA.N. 43 (1999), p. 66-76.

TRUJILLO DIAZ, Oscar. ¿Es posible la reinserciónde los drogodependientes?: algunos interrogan-tes. En: TRABAJO SOCIAL HOY. 4ª época n.25 (1999), p. 91-98.

VARELA, Fernando. Papel de las redes de ONG enla lucha contra la pobreza y la exclusión social.En: QUADERNS DE SERVEIS SOCIALS. N.16 (2000), p. 38-45.

VERDE DIEGO, Carmen. Trabajo social. inmigra-ción y exclusión social: un análisis crítico del mar-co legislativo vigente y su incidencia en la inter-vención social / Carmen Verde Diego. En:CUADERNOS ANDALUCES DE BIENESTARSOCIAL. N. 9 (2001), p. 35-59.

VERES FERRER, Ernesto Jesús. Ordenación desecciones censales según un indicador de pobre-za. En: ESTADÍSTICA ESPAÑOLA. N. 144(1999), p. 169-201.

VIPREY, Mouna. Les discriminations raciales surle marché du travail. En: PROBLÈMES ECO-NOMIQUES. N. 2694 (2001), p. 3-6.

ZAMANILLO, Teresa. La integración social de laspersonas sin hogar: análisis de una experienciaen grupo. En: TRABAJO SOCIAL HOY. N. 28(2000), p. 32-59.

BIBLIOGRAFÍA

242 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

La presente bibliografía ha sido elaborada por el Centro Estatal de Documentacióne Información de Servicios Sociales (CEDISS), Subdirección General

de Estudios e Informes Socioeconómicos.

Page 234: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

IV. Boletín Legislativosobre Acción Social

Page 235: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

ANDALUCIA

* Decreto 2/1999, 12 de enero (se regula elPrograma de solidaridad de los andalucespara la Erradicación de la Marginación yla Desigualdad en Andalucía).BOJA, 6-2-99

* Orden 8 octubre 1999 (regula el pago delingreso mínimo de solidaridad).BOJA, 26-10-99

ASTURIAS

* Resolución 18 octubre 2001 (se aprueba elPlan General de Inserción para 2002).BOPA, 9-11-2001

BALEARES

* Decreto 117/2001, 28 de septiembre (rentamínima de inserción).BOIB, 6-10-2001

CANARIAS

* Decreto 13/1998, 5 de febrero (ayudas eco-nómicas básicas).BOCA, 2-3-98

CASTILLA Y LEÓN

* Decreto 24/2001, 25 de enero (aprueba elPlan Regional Sectorial de acciones frentea la exclusión social).BOCL, 31-1-2001

CASTILLA-LA MANCHA

* Orden 11 diciembre 1998 (desarrollo delingreso mínimo de solidaridad y de lasayudas de emergencia social).DOCM, 19-12-98

* Decreto 12/2002, 15 de enero (modifica elDecreto 143/1996, 17 de diciembre, de des-arrollo del ingreso mínimo de solidaridad yde las ayudas de emergencia social).DOCM, 18-1-2002

CATALUÑA

* Decreto 306/1998, 1 de diciembre (des-arrolla la Ley 10/1997, 3 de julio de la ren-ta mínima de inserción).DOGC, 11-12-98

* Decreto 118/2001, 2 de mayo (modifica elDecreto 306/1998, 1 de diciembre).DOGC, 17-5-2001

* Decreto 316/2001, 20 de noviembre (modi-fica el Decreto 306/1998, 1 de diciembre).DOGC, 11-12-2001

EXTREMADURA

* Decreto 28/1999, 23 de febrero (se regulanlas ayudas para la integración en situacio-nes de emergencia social.(A I.S.E.S.)) DOE, 2-3-99

GALICIA

* Ley 1/1999, 5 de febrero (modifica l Ley9/1991, 2 de octubre de medidas básicaspara la inserción social).DOG, 22-2-99

245REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 34

Inserción social - Marginación -Salario social

Page 236: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales...La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-ciales no se responsabiliza de las opiniones expresa - das por los autores

MADRID

* Decreto 72/2000, 27 de abril (modifica elDecreto 73/1990, 19 de julio del ingresomadrileño de integración).BOCM, 10-5-2000

* Ley 15/2001, 27 de diciembre (de RentaMínima de Inserción).BOCM, 31-12-2001

MURCIA

* Decreto 65/1998, 5 de noviembre (ayudas,prestaciones y medidas en materia de in-serción y protección social).BORM, 7-11-98

NAVARRA

* Decreto Foral 120/1999, 19 de abril (regulala renta básica).BON, 3-5-99

* Orden Foral 58/1999, 17 de agosto (des-arrolla el Decreto 120/1999, 19 de abril).BON, 10-9-99

* Decreto Foral 130/1999, 26 de abril (se regu-lan las ayudas económicas para el desarro-llo de los programas de incorporación socio-laboral destinados a personas en situaciónde exclusión social.BON, 7-6-99

PAÍS VASCO

* Ley 12/1998, 22 de mayo (medidas contrala exclusión social).BOPV, 8-6-98

* Decreto 198/1999, 20 de abril (regula el in-greso mínimo de inserción).BOPV, 20-5-99

* Decreto 199/1999, 20 de abril (se regulanlas ayudas de emergencia social).BOPV, 20-5-99

* Decreto 1/2000, 11 de enero (se regulan losconvenios de inserción).BOPV, 31-1-2000

* Decreto 182/2000, 19 de septiembre (searticula el programa AUZOLAN, para lainserción laboral de las personas en si-tuación o riesgo de exclusión).BOPV, 29-9-2000

* Ley 8/2000, 10 de noviembre (modifica laLey contra la exclusión social).BOPV, 2-1-2001

* Ley 9/2000, 10 de noviembre (modifica laLey contra la exclusión social).BOPV, 2-1-2001

LA RIOJA

* Decreto 24/2001, 20 de abril (se regulan lasprestaciones de inserción social).BOR, 26-4-2001

VALENCIA

* Decreto 171/1999, 5 de octubre (modifica elDecreto 132/1990, 23 de julio, del plan demedidas de inserción social).DOGV, 21-20-99

BOLETÍN LEGISLATIVO SOBRE ACCIÓN SOCIAL

246 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 34

La presente selección de normativa ha sido elaborada por el Centro Estatal deDocumentación e Información de Servicios Sociales (CEDISS), Subdirección General

de Estudios e Informes Socioeconómicos