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ArtculodereflexinderivadodeunainvestigacindetesisparaoptarporlaMaestraenEstudiosyGestindelaCiudadenlaUniversidadIberoamericanaPuebla
conelttuloEstrategias de planeacin, reas verdes y propiedad
privada: propuesta de gestin e instrumentacin para la dotacin de
reas verdes en la ciudad de Puebla a partir del estudio de caso
Exrancho
Rementera.Lainvestigacinsellevacabodel2004al2007demaneraindividual.Laautorahacontinuadolainvestigacin,perosehaenfocadoenlareservaterritorialAtlixcyotl,conelapoyodepersonaldetiempocompletodelaUniversidadIberoamericanaPuebla.
1
LaautoraesArquitectadelaUDLAPyMaestraenEstudiosyGestindelaCiudaddelaUniversidadIberoamericanaPuebla.Suexperienciaprofesionalestrelacio-nadaconprogramasdedesarrollourbano,gestin,rehabilitacinarquitectnicaydocencia.EsmiembrodelConsejoCiudadanodelCentroHistricoyPatrimonioEdificadodePueblay,actualmente,dirigeelDepartamentodeArte,DiseoyArquitecturadelaUniversidadIberoamericanaPuebla.Sulneadeinvestigacinesespaciopblicoygestindelaciudad.
La dotacin de reas verdes en ciudades como Puebla -en Mxico- es
muy limitada debido a la incapacidad del municipio para incidir en
la planeacin y ordenamiento de su propio territorio. La metodologa
de investigacin comprende el anlisis de un caso vinculado a tres
aspectos: concepto de propiedad, reas verdes y planeacin urbana
municipal. Se eligi el caso exrancho Rementera para esta
investigacin por la complejidad social, legal, poltica y
medioambiental que representa una propiedad privada considerada rea
verde por el municipio sin un proyecto de intervencin. El resultado
de este anlisis no resulta un modelo en s, sino un cmulo de
experiencias que buscan ayudar a las autoridades en el proceso de
instrumentacin de acciones ciudadanas, ya que la transformacin de
la ciudad y la dotacin de espacios pblicos y reas verdes solamente
puede lograrse mediante la unin de las voluntades inmersas: sector
pblico, iniciativa privada y poblacin civil. Areas verdes, espacio
pblico, establecimientos humanos y uso de la tierra,planificacin
urbana, polticas pblicas, Puebla de los ngeles.
Urbanismo, Puebla de Zaragoza, Mxico; zonas verdes,
asentamientos humanos, espacio pblico.
Fecha de recepc in : 13 de febrero de 2009. Fecha de aceptac in
: 2 de mayo de 2009
Resumen
Palabras claveautor
Palabras clavedescriptor
Planeacin urbana municipal, reas verdes y propiedad privada en
Puebla, Mxico. Caso Exrancho Rementera*
Emma Regina Morales-Garca de Alba1
Maestra en Estudios y Gestin de la Ciudad Directora del
Departamento de Arte, Diseo y ArquitecturaUniversidad
Iberoamericana Puebla [email protected]
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Municipal Urban Planning, Green Areas and Private Property in
Puebla, Mexico. Case Study: Exrancho Rementera
Providing green areas in cities like Puebla in Mexico is limited
due to the incapacity of the Mu-nicipality to coordinate its own
territorial planning and land use. The investigation methodology
includes the analysis of case linked to three aspects: property,
green areas and municipal urban planning. The case ExRancho
Rementera was chosen for this investigation because of its social,
legal, political and environmental complexity where a private
property is considered as green area by the municipality without an
intervention project. The result of this analysis is not a model
but a compilation of experiences useful for municipal authorities
to instrument policies with citizen actions to transform the city
and provide green areas and public space binding common purposes
from public sector, private sector and civil population.
Green Areas, Human Settlements and Land Use, Public Space,
Public Policies, Puebla de los Angeles, Urban Planning.
Urbanism, Puebla de Zaragoza, Mxico; Greenbelts, Human
Settlements, Public Space
Planejamento urbano municipal, reas verdes e propriedade privada
em Puebla, Mxico. Caso Exrancho Rementera.
A dotao de reas verdes em cidades como Puebla Mxico- muito
limitada devido incapa-cidade do Municpio para incidir no
planejamento e ordenamento de seu prprio territrio. A metodologia
de investigao compreende a anlise de um caso vinculado a trs
aspectos: conceito de propriedade, reas verdes e planejamento
urbano municipal. Escolheu-se o caso ex-rancho Rementera para esta
pesquisa pela complexidade social, legal, poltica e mdio-ambiental
que representa uma propriedade privada considerada rea verde pelo
municpio sem que houvesse um projeto de interveno. O resultado
desta anlise no um modelo em si, seno um cmulo de experincias que
tentam ajudar s autoridades no processo de instrumentao de aes
ci-dads, j que a transformao da cidade e a dotao de espaos pblicos
e reas verdes somente pode se conseguir mediante a unio das
vontades imersas: sector pblico, iniciativa privada e da povoao
civil.
reas verdes, espao pblico, estabelecimentos humanos e uso da
terra,planejamento urbano, polticas pblicas, Puebla de Los
Angeles.
Urbanismo, Puebla de Zaragoza, Mxico, reas verdes, assentamentos
humanos,espao pblico.
Abstract
Resuno
Key wordsauthor
Key wordsplus
Palavras-chave
Palavras-chave descritor
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La ciudad de Puebla de los ngeles o de Zaragoza en Mxico es
conocida por su patrimonio arqui-tectnico, su elaborada gastronoma
y el trazo reticular en una estructura urbana ordenada que desde su
fundacin en 1531 ha contribuido en la separacin de grupos sociales
por barrios, colonias y ahora fraccionamientos. Puebla fue
reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987 por la
UNESCO. Sin embargo, la ciudad moderna no hace honor a su
organizada confor-macin urbana inicial y ahora sufre de grandes
deficiencias sobre todo a nivel de equipamiento, infraestructura y
espacio pblico. Una constante en esta ciudad ha sido la preferencia
hacia la satis-faccin de las necesidades particulares de grupos
privilegiados sobre los beneficios comunitarios. De esta manera, la
dotacin de reas verdes se ha visto afectada principalmente por
polticas en ma-teria de vivienda que buscan fines lucrativos a
tra-vs de la ocupacin total del suelo disponible.
La poblacin de Puebla ha crecido alrededor de trece veces desde
1930 hasta la fecha. En el ltimo censo del 2005 (INEGI, 2008), se
contabilizaron casi un milln y medio de habitantes en el
mu-nicipio, sin contar otro medio milln que habita en la zona
conurbada. La mancha urbana se ha extendido desde entonces en todas
las direcciones sin mayor orden debido a la incapacidad de esta
entidad gubernamental de incidir en las decisio-nes relacionadas
con su propio territorio. En este artculo, se busca reflexionar en
torno al papel del municipio mexicano en materia de planeacin y sus
limitaciones econmicas, jurdicas, polticas y el impacto que esto ha
representado para la do-tacin de reas verdes pblicas.
El caso que se utiliza en este artculo para ejempli-ficar la
complejidad de la problemtica de planea-cin municipal relacionado
con la dotacin dereas verdes en Puebla es el conocido como
ex-rancho Rementera, un predio de propiedad pri-vada ubicado en la
zona nororiente de la ciudad que es identificada como rea verde en
el primerPlan Director Urbano en 1980 sin definir ningu-na
estrategia de expropiacin, adquisicin o pro-yecto para definir su
uso y destino. Etiquetar la propiedad sin orientar su
aprovechamiento ha desembocado en todo tipo de problemas con
implicaciones sociales, jurdicas, polticas y eco-nmicas.
La eleccin del caso del exrancho Rementera se debe a que no slo
contempla aspectos de planea-cin, sino que epitomiza la realidad
ambiental, jurdica, cultural, social, poltica y econmica de esta
comunidad. El entendimiento de este caso y de los aspectos que lo
conforman puede ser un til punto de referencia y una valiosa ayu-da
para precisar estrategias futuras para la defi-nicin de reas verdes
dentro de los programas y planes municipales y su instrumentacin de
manera ms responsable y exitosa. Esta investi-gacin no busca sealar
simplemente los eventos, ni tampoco sealar a individuos de una o
varias administraciones pblicas en especfico, sino ejemplificar de
una manera puntual y a travs del estudio de un caso complejo, los
errores de juicio o de ejecucin endmicos de la toma de decisiones
en materia de planeacin que entorpecen el desarrollo urbano
saludable de la ciudad.
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no en poseerlas. A continuacin, una definicin que ayuda a
comprender el concepto jurdico de propiedad:
El derecho de propiedad ha sido bsico en el orden so-cial de
todos los tiempos, pues existiendo en el universo hombres y cosas,
no puede concebirse al hombre sin ellas y por esa razn, la
legislacin lleva por finalidad, inmediata la mayora de los casos y
mediata en muchos otros, regular las relaciones de los hombres en
razn de las cosas que les pertenecen en propiedad. (Fernndez del
Castillo, 1987: 19)
En efecto, como Fernndez del Castillo (1987) detalla en su libro
La propiedad y la expropiacin en el derecho mexicano actual, el
derecho no slo se ocupa de la propiedad en cuanto a su con-tenido,
sino tambin a su ejercicio, al modo y capacidad de adquirirla y
transmitirla. El autor considera que no puede concebirse la
propiedad si no se toman en cuenta dos aspectos: el conte-nido del
derecho de propiedad y los lmites de ese derecho. El primero es una
facultad amplia de disposicin del propietario sobre la cosa y el
segundo se refiere a la serie de actos que el pro-pietario no puede
ejecutar, ya sea porque la ley se lo prohba, o porque marque dichos
lmites de un modo especial para disponer de la propiedad, lo que
implica la correspondiente prohibicin de disponer de ella de otro
modo. En otras pala-bras: el propietario tiene un derecho positivo
de disponer de su propiedad dentro de ciertos lmites y una
obligacin negativa que consis-te en la imposibilidad de hacer
determinadas cosas. Aunque este libro se public por primera vez en
1939 y la realidad de la legislacin urba-na en Mxico ha cambiado
considerablemente a partir de la publicacin de la Ley General de
Asentamientos Humanos en 1976, persisten las mismas complicaciones
en relacin a las polticas de planeacin urbana vinculadas a la
propiedad privada: dnde inician y terminan los derechos de los
propietarios y dnde inicia y termina el papel del municipio.
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Contenido
Para el anlisis de este caso, se tomaron en cuenta los
siguientes aspectos:
El primero es la propiedad, concepto nece-sario para entender la
problemtica social, cultural y legal relacionada con este caso y,
particularmente la dificultad existente para reconocer los derechos
y las obligaciones de los propietarios de predios que son
considerados dentro de los planes o programas municipales de
desarrollo urbano.
En segundo lugar, se habla de reas verdes, en particular de
algunos aspectos ambientales de trascendencia primordial y de la
dificul-tad para asignar espacios de esta naturaleza ocasionada por
los problemas inherentes a la propiedad y a la legislacin dentro de
los municipios.
Por ltimo, se habla de los aspectos ms im- portantes de la
planeacin urbana, en especial en el marco municipal en Puebla y
Mxico, para comprender la dificultad histrica que ha existido en
relacin con la dotacin de reas verdes en la ciudad.
Las preguntas que emergen son: de qu ma-nera interpreta o puede
interpretar el Estado la complejidad de la propiedad, las reas
verdes y la planeacin? y qu tipo de estrategias deberan ser
aplicadas para atender nuestras caractersticas sociales,
culturales, econmicas y jurdicas?
La propiedad
La necesidad del ser humano de sentirse propie-tario es algo
inherente a su naturaleza, aunque depende en gran medida del mundo
que lo ro-dea: mientras mayor sea reconocido el valor de las
pertenencias, mayor inters tendr el huma-
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Para entender la complejidad de la propiedad privada en Mxico,
es importante hacer un breve recorrido por la historia de este pas,
la Secretara de la Reforma Agraria (SRA, 2006) considera los
aspectos que se mencionan a continuacin como elementos
fundamentales para comprender la complejidad de la propiedad desde
la poca pre-hispnica hasta la actualidad. Debe entenderse que las
diferencias sociales en torno a la propiedad existe desde pocas
prehispnicas, ya que existan organizaciones socioespaciales como el
calpulli, considerado por algunos como el antecedente del ejido
debido a que se reparta para el usufructo de la tierra ms que en
propiedad. Este modelo organizativo se vuelve en un esquema ms
injus-to e inequitativo despus de la conquista, ya que la corona
espaola, a travs de las encomiendas pretenda organizar el
territorio administrativa-mente y, al mismo tiempo, llevar el
evangelio a los grupos indios que a su vez daran la mano de obra
que se requera. Sin embargo, este sistema se vera afectado por un
creciente despoblamiento pro-ducto de abusos, epidemias y
enfermedades. Esto provoc que el Consejo de Indias recomendara al
Rey Felipe II que permitiera el establecimiento de pueblos en donde
los grupos de indios, criollos y mestizos pudieran contar con
nuevas formas de posesin como el fundo, el ejido y la dehe-sa y,
por ltimo, las poblaciones contaran con tierras destinadas para
servicios pblicos. Esta definicin de pueblos permiti la
reorganizacin e identificacin de grupos indios. Sin embargo, sus
derechos de propiedad no seran respetados a travs de los
siglos.
Desafortunadamente, estos pueblos han sido vctimas de despojo y
manipulacin desde su fundacin. Conforme la Nueva Espaa se fue
consolidando, la organizacin social dara lugar a la creacin de
latifundios que ms adelante se convertiran en las grandes haciendas
que predominaron durante el siglo xix. La falta de justicia y
equidad relacionada con la tierra ha sido
ingrediente bsico en los enfrentamientos arma-dos e ideolgicos
ms importantes de nuestro pas, primero el descontento por el abuso
de los grandes terratenientes beneficiados por la corona que acompa
la lucha independentista, despus el acaparamiento de tierras de la
iglesia que llev a la secularizacin de sus bienes con las leyes de
Reforma y, finalmente, los abusos durante la pre-sidencia de
Porfirio Daz que, con la publicacin del Decreto sobre Colonizacin y
Compaas Deslindadoras en 1883 y la Ley sobre Ocupacin y Enajenacin
de Terrenos Baldos, hizo posible que grandes extensiones de tierra
fueran reparti-das entre individuos cercanos al gobierno federal y
esto fue uno de los detonadores que llevaron a la revolucin
mexicana y al establecimiento de los criterios para la delimitacin
de bienes de la nacin y susceptibles a ser propiedad privada en el
artculo 27 de la Constitucin de 1917. El re-conocimiento de las
tierras de grupos indgenas se ha visto afectado, entonces, por los
intereses parti-culares de grupos de poder, independientemente de
la faccin poltica a la que pertenecen.
Debe reconocerse el esfuerzo de algunos en el poder que han
intentado respetar esta propiedad, como es el caso de Maximiliano
de Habsburgo y su plan de dotacin de documentos que avalaran la
propiedad, as como la publicacin de la Ley de Expropiaciones de
Lzaro Crdenas, que bus-caba el aprovechamiento de los recursos a
travs del ejido. Desafortunadamente, estos esfuerzos no tuvieron
los resultados esperados, por lo que, durante los aos noventa, se
modific la Consti-tucin para permitir la venta y escrituracin de
estas grandes extensiones de tierra debido al poco control que se
tena sobre las mismas. De hecho, hasta la fecha, sigue habiendo
incertidumbre ju-rdica relacionada con los derechos ejidales contra
la propiedad privada.
Como se puede ver, Mxico histricamente ha lidiado con dos
grandes problemas, el prime-
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ro siendo consecuencia del segundo: por un lado, tenemos la
desigualdad y, por otro, la indefinicin jurdica en materia de
propiedad. Es importante entender los antecedentes de nues-tro
territorio a partir del concepto de propiedad ya que hoy en da
existen distintas modalidades de propiedad y la legislacin al
respecto ha su-frido notables modificaciones en aos recientes,
sobre todo a partir de la apertura comercial de Mxico con otros
pases y, en especial, desde la firma del Tratado del Libre Comercio
de Nor-teamrica. Los distintos regmenes de propiedad incluyen
maneras distintas de convivencia y de pertenencia.
El artculo 27 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos
Mexicanos (Gobierno Federal, 2006) ser el marco para el manejo de
la tierra tanto para la nacin como la propiedad privada. A partir
de esta, se desprenden leyes, reglamentos y decretos que ayudan a
comprender los criterios para la toma de decisiones en materia de
dominio, posesin, propiedad y planeacin del suelo. A pe-sar de
contar con legislacin detallada en relacin a la propiedad, existen
todava imprecisiones y problemas que desembocan en conflictos en
to-dos los niveles socioeconmicos. La indefinicin de los lmites,
colindancias, superficies y, en gran parte, la falta de
rectificacin de los notarios que han escriturado indebidamente
grandes porciones del territorio mexicano, son de los problemas ms
comunes. Otra de las indefiniciones en relacin con el suelo se debe
a la sistematizada invasin de territorio federal por parte de
grupos sociales organizados apoyados por grupos polticos, as como
el desconocimiento de lmites y su des-cuido por parte de
particulares y autoridades. La sistematizacin de la informacin, la
mejora en los sistemas de catastro y la legislacin adecuada son
algunas de las tareas pendientes en materia de propiedad y es
indispensable que se socialice la informacin de manera clara para
que tanto los propietarios privados como el Estado compren-dan los
derechos y obligaciones de ambos.
reas verdes
Los problemas jurdicos y econmicos relacio-nados con los
municipios y su incapacidad por adquirir predios impactan
directamente en la posibilidad de dotar de reas verdes a la
comu-nidad. Sin embargo, tambin hay que visualizar que en lugares
como Puebla no ha habido un es-fuerzo por resolverlo debido a la
visin limitada de los habitantes en relacin con estas, ya que en
nuestro contexto muchos visualizan solamente el valor decorativo a
manera de parque o desde elpunto de vista ecologista que considera
las reas verdes como pulmones de la ciudad. El problema de esta
simplificacin es que vuelve al ciudadano observador y no lo
involucra. El resul-tado es que, si bien se asume que para cuidar
el medio ambiente basta, desde este punto de vista simplista, con
cuidar las reas verdes, este para-digma es difcil de instrumentar,
ya que nadie quiere asumir la responsabilidad ni el costo. La
asignacin de espacio para reas verdes requiere de los instrumentos
legales y la autoridad para llevarlo a cabo, pero para esto hay que
entender el juego de los intereses de los propietarios y el
derecho:
Parece innecesario decir que este problema no ha pre-ocupado ni
preocupa slo al ciudadano promedio; ha preocupado tambin, como es
lgico, al propio Estado, en su funcin de concretar y tutelar el
inters pblico, y ha preocupado al propietario de los terrenos
urbanos como titular del inters particular en presencia. En efecto,
desde la perspectiva del propietario, su inters se concreta en que
sea aprovechable toda la superficie y que ste aprovechamiento sea
el mximo; en definitiva, desea que sea edificable todo su terreno y
que en el mis-mo se pueda construir el mximo volumen. Este inters
del propietario responde, por lo dems, a un mvil tan claro, y a la
vez tan elemental, como el espritu de lu-cro, y se apoya en una
concepcin individualista de la propiedad como derecho absoluto. En
consecuencia, el propietario particular siempre ser opuesto a que
se limite el volumen edificable o a que se dedique a es-pacios
libres unas superficies superiores a aquellas que sean
indispensables para facilitar una explotacin ms acabada y completa
del suelo del que es titular. Esta
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concepcin, perfectamente explicable, prescinde de la
conveniencia de una ordenacin racional de la ciudad y de su
crecimiento, que ha de ser adecuado a las necesi-dades humanas y al
desarrollo de la personalidad de los habitantes de la urbe.
(Gmez-Ferrer, 1971: 2)
En este sentido, el inters pblico poco coincide con el privado y
la propiedad es un tema inmerso dentro del capitalismo de las
ciudades, donde los intereses son individuales. La bsqueda del
mxi-mo aprovechamiento del suelo se presenta, sobre todo, en los
centros urbanos, donde la demanda de vivienda ha llevado a valores
exagerados del suelo y donde la plusvala beneficia al propietario
sin que este se sienta obligado a regresar nada a cambio. Esta
actitud valorativa de la propiedad y del mximo aprovechamiento de
la superficie convierte en una tarea casi imposible el conservar o
plantear espacios libres para parques y jardines, puesto que
representan una prdida econmica.
En la ciudad de Puebla todava es peor ya que, aunque su
discrecional ley de fraccionamientos de los aos setenta demandaba
la existencia de reas de donacin, la falta de transparencia en el
manejo municipal llev a que estos espacios fueran comercializados y
a que, en la actualidad, alberguen residencias y comercios que
atienden intereses particulares contraviniendo su destino original.
Finalmente, como las reas verdes y espacios de esparcimiento son
particular respon-sabilidad del municipio y como, con frecuencia,
este no cuenta con recursos para protegerlos, acaba permitiendo que
la ciudad crezca sin dotar a la poblacin de nuevos espacios, ni
conservar siquiera los existentes.
Con la aparicin de distintos planes y programas estatales y/o
municipales, comenz a enfatizar-se la importancia de que existan
reas verdes y la necesidad de determinar usos y destinos del suelo.
Esta tarea fue, por mucho tiempo, mera-mente limitativa y no
ejecutoria, pues jurdica y econmicamente el Municipio no contaba
con los recursos para dar uso, mantenimiento
y cuidado a las reas que defina como verdes. En muchos casos, la
adquisicin de zonas para reserva ecolgica y reas verdes para el
Estado mexicano se ha hecho a travs de la figura de la expropiacin.
Durante mucho tiempo, se pa-gaban por las propiedades cantidades de
dinero apenas simblicas, basadas en un valor catastral muy alejado
del comercial y dejando al propieta-rio sin proteccin ni
compensacin real por los daos a lo que legtimamente le perteneca.
En aos recientes, la expropiacin ha significado un pago ms justo y
no tan arbitrario. No obstante, las limitaciones presupuestales de
los municipios y el temor a enfrentamientos debido a la
incapaci-dad de negociar con grupos de choque como, por ejemplo, el
de San Salvador Atenco y el proyecto fallido del aeropuerto en
Texcoco, han frenado los alcances de innumerables proyectos de obra
pblica de alto impacto. En el caso de Puebla, cualquier proyecto
que contemple afectacin o expropiacin de algn predio es desechado
de inmediato, por el riesgo de repercusiones pol-ticas y econmicas.
A pesar de que los diferentes planes y programas plantean reservas
territoriales y ecolgicas, as como ampliacin de vialidades, en la
mayora de los casos, estos se han quedado en la fase de proyecto y
no se han llevado a cabo por falta de autoridad o de
presupuesto.
La difcil tarea de formular estrategias para ad-quirir predios
lo suficientemente grandes o con caractersticas idneas para
dedicarlos a parques o jardines requiere tomar en cuenta dos
aspectos: por un lado, la falta de dinero del municipio para
adquirir inmuebles y, por el otro, el temor de las autoridades a
provocar a conflictos sociales que pudieran afectar sus intereses
electorales para la siguiente etapa en bsqueda del poder. Entonces,
el municipio busca acciones de imagen inmediata o de conveniencia
propia sin considerar las reper-cusiones. En el caso del predio
analizado en este documento, denominado Rementera, una vez valorado
el reconocimiento de que no haba los recursos para adquirirlo o
expropiarlo se lleg a
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una decisin aparentemente ms simple: permi-tir que el
propietario conservara la propiedad privada, pero sin derecho a
utilizarla. El propie-tario particular, en casos como este, debe
subor-dinarse al inters pblico y, al final, es el nico que queda
con responsabilidades como el pago de impuesto predial, pero sin
beneficios reales ni indemnizacin alguna. El resultado ha sido que
cada vez menos ciudadanos estn interesados en plantar rboles en sus
propiedades por el miedo a perder derechos sobre lo que le
pertenece.
Es innegable que sin conocer el territorio, sin entender la
negociacin con los grupos sociales y sin la legislacin adecuada, no
ser posible dotar al municipio de reas verdes. En general, se
tiende a proponer la creacin de reas verdes y espacio pblico en los
espacios disponibles que, en su mayora, son simplemente reas
residuales que van quedando dentro del rea urbana. Para dotar a una
ciudad de reas verdes, no necesariamente se debe contar slo con los
espacios disponibles, sino que estos mismos espacios se pueden
generar de manera planeada. Uno de los ejemplos ms conocidos en
este sentido es el de Central Park en Nueva York, en donde la
utilidad pblica, la visin higienista de salud y ocio, la capacidad
de gestin y un gobierno con autoridad lograron la creacin de un
espacio de grandes dimensiones para una poblacin que realmente la
necesitaba. Desafortunadamente, en nuestro contexto, la
or-ganizacin de la fuerza de trabajo, la negociacin de los grupos
involucrados, la visin de planea-cin a largo plazo y el manejo de
los recursos pa-recen todava una utopa. Esto se vuelve an ms
complicado cuando los funcionarios no asumen compromisos de largo
plazo debido a la poltica de no reeleccin en Mxico que limita sus
fun-ciones a tiempos cortos.
La planeacin urbana municipal
Se puede decir que la planeacin en Mxico tiene dos orgenes: el
tradicional indgena y el espaol.
Prueba de ello es que en algunas ocasiones se utili-z la traza,
las calzadas, caminos y organizacin de las ciudades prehispnicas en
la conformacin de nuevas ciudades y, en segundo lugar, encon-tramos
las ciudades de origen espaol estratgica-mente ubicadas por motivos
religiosos, comercia-les y militares. Durante el virreinato, el
esquema de planeacin sera centralizado y seguira pri-mordialmente
los intereses de la corona espaola. De modo que, todava durante los
primeros aos del Mxico independiente, se seguiran manejan-do los
mismos esquemas de poder y de toma de decisiones.
Debe considerarse que las primeras experiencias en materia de
planeacin en Mxico se tratan de instrumentos de carcter
administrativo y financiero en donde todas las decisiones
relacio-nadas con los municipios eran de carcter estatal o federal.
No es sino hasta mediados de los aos cincuenta del siglo xx cuando
se intenta territo-rializar la planeacin, pero la prioridad estaba
enfocada hacia la obra pblica. As, el ordena-miento urbano
municipal realmente no se dio sino hasta la promulgacin de la Ley
General de Asentamientos Humanos en 1976, que finalmen-te
transfiere funciones hacia los municipios que permiten el que
puedan incidir en el desarrollo de su territorio. De esta manera,
se puede concluir que el municipio tiene poco ms de treinta aos de
tomar decisiones y no tiene la experiencia ni los instrumentos para
impactar de manera posi-tiva en su territorio.
El municipio mexicano siempre tuvo facultades limitadas desde la
poca del virreinato y se cons-truy heredando formas organizativas
de tradi-cin hispana con la indgena. Los ayuntamientos siempre
estuvieron subordinados al poder de la corona y de la iglesia y su
funcin era bsicamente el cuidado y atencin de los servicios bsicos
y la vigilancia del orden pblico. En relacin con el territorio, sus
facultades estaban limitadas a la decisin sobre linderos y
reparticin de parcelas.
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La figura del municipio libre nace con la Cons-titucin de 1857 y
esto posibilita a que la pobla-cin eligiera a sus representantes,
pero no le dio mayor control sobre su territorio ni ampli sus
competencias. Hubo que esperar ms de cien aos para que los
municipios pudieran participar en el ordenamiento de su territorio
con las reformas del artculo 115 constitucional en los aos ochenta.
A partir de estas, se encuentran nuevas atribuciones del municipio
mexicano como cambios de uso de suelo, la creacin de reservas
territoriales, as co-mo la regularizacin de la tenencia de la
tierra.La organizacin poltica territorial tambin ha evolucionado.
Durante el virreinato fue ms im-portante en algn momento la
existencia de in-tendencias que municipios o ayuntamientos. En 1812
(Villar Calvo, 1998: 87), se intent crear la estructura de los
ayuntamientos compuestos por alcaldes, regidores, procuradores y
sndicos para dar mayor fuerza a los ayuntamientos, sin
obtenermayores logros. En 1857, se intent dotar de autonoma,
haciendo nfasis en los derechos del hombre y la propiedad, pero no
se pudieron superar las deficiencias del rgimen municipal, puesto
que no se estableci un marco normativo eficiente. Durante el
porfiriato, se volvi a debi-litar la figura municipal con la
creacin de juntas auxiliares que hasta la fecha le restan
eficiencia a los municipios. Durante todo este proceso, el
municipio tuvo un papel dbil y poco protag-nico. En 1917, se les
intent dar ms facultades para tambin obtener ms recursos, pero
hasta la fecha no son suficientes.
Villar Calvo, en su libro La impotencia municipal en el
ordenamiento urbano (1998), destaca las dis-posiciones incorporadas
en 1983 en materia de planeacin uUrbana:
Se reconoci jerarqua constitucional a los ayuntamientos para el
manejo de su patri-monio.
Se les asign fuentes diversas de recursos pro- pios, conformados
a partir de: rendimientos
generados por sus bienes; contribuciones reci-bidas por la
propiedad inmobiliaria, derivadas de su fraccionamiento, divisin,
consolida-cin, traslacin, mejora, o las provenientes del cambio de
valor de los inmuebles, ingresos derivados de la prestacin de
servicios.
Se facult a los municipios, en materia de or- denamiento urbano,
para formular, aprobar y administrar la zonificacin y planes de
desarrollo urbano municipales, as como para intervenir en la
creacin y adminis-tracin de sus reservas territoriales, en el
control y vigilancia de los usos del suelo, en la regularizacin de
la tenencia de la tierra, en la expedicin de licencias y permisos
de construccin y en la creacin y administracin de zonas de reservas
ecolgicas.
A pesar de los logros eminentemente administra-tivos de 1983, la
participacin de la sociedad civil contina reducida apenas a cierta
actuacin como agente en el campo de las elecciones mu-nicipales sin
reconocer an su debida relevancia para el desarrollo tanto poltico
como econmico del municipio. Pese a las nuevas aportaciones en el
campo de ordenamiento urbano, las atribucio-nes del municipio se
mantienen restringidas a la funcin normativa-administrativa
tradicional que segua considerando, como base de la actuacin
municipal en la materia, la simple elaboracin de planes de
desarrollo y la expedicin de licencias de construccin.
Una vez analizados los factores ambientales, mu-nicipales, de
propiedad privada y planeacin urbana, se puede inferir la
dificultad de generar estrategias exitosas en materia de dotacin de
reas verdes a los municipios. Por un lado, est la definicin de la
propiedad privada. En este documento, se pone en manifiesto la
dificultad para la interpretacin del papel del Estado en relacin
con el pequeo propietario y la historia ha mostrado la
incertidumbre jurdica que ha existido. En segundo lugar, est el
entendimiento
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del concepto de rea verde, que en la percepcin popular sigue
relacionando con espacios vacos con vegetacin con limitaciones
jurdicas para su creacin y proteccin. En tercer lugar, se
encuen-tran los antecedentes de planeacin urbana en Mxico, que
pasan de una planeacin superficial vinculada al manejo
administrativo del Estado, ms que a la visin integral del
territorio. Por ltimo, el nfasis en el municipio se debe a que es
en la pequea poblacin en donde realmente se pueden medir las
bondades o errores de la pla-neacin y es, precisamente, el
municipio el que se integr en esta dinmica hasta el ltimo. El
mu-nicipio mexicano se dedic por siglos a procurar el cuidado de
las calles, la seguridad y la salud, dejando de lado la definicin
del territorio y los usos y destinos del mismo. Para poder analizar
la complejidad de estos tres aspectos se tomar el caso exrancho
Rementera en la ciudad de Puebla para su anlisis y a partir de este
plantear crti-cas para obtener alternativas al modelo actual.
Estudio de caso: ex-rancho Rementera
Antes de adentrarnos al caso especfico del exran-cho Rementera,
es necesario conocer la situacin general, relacionada con la
planeacin urbana del Municipio de Puebla, as como las polticas para
conservacin y dotacin de reas verdes para la poblacin. Puebla es
una ciudad que se fund en 1531 para espaoles y criollos con fines
pri-mordialmente comerciales por su conveniente ubicacin entre
Ciudad de Mxico y el puerto de Veracruz. Desde su inicio, ha atrado
a grupos deinmigrantes en busca de oportunidades (er figu-ra
1).
A la ciudad de Puebla se le otorgaron extensos privile-gios lo
que, junto con la ideal ubicacin del valle para la temprana
explotacin de tierras labrantas y de pas-toreo, y las oportunidades
de transporte y comercio, hara de Puebla una de las regiones ms
atractivas para inmigrantes llegados de otras partes de la Nueva
Espa-a, as como de peninsulares. Pocos lugares importantes
de la Amrica Espaola fueron tan libres como Puebla durante el
primer siglo de su fundacin: exenciones de la alcabala y del
almojarifazgo durante 100 aos, de to-dos los dems impuestos durante
otros 30 aos, virtual autogobierno por un cabildo elegido entre los
vecinos, sin privilegios especiales para los encomenderos,
dis-pensa de los entrometimientos del alcalde mayor y del
corregidor y una saludable distancia desde la autoritaria
administracin del Virrey [] contribuyeron a hacer de Puebla la
principal ciudad manufacturera de la Amrica Espaola y en la Nueva
Espaa un centro comercial y administrativo slo inferior a la
capital [] La funda-cin de Puebla podra considerarse [] una
expresin sutil del absolutismo real, la concesin de extensos
privilegios a una ciudad de plebeyos, casi equivalente a un
autogobierno republicano que menoscabara la auto-noma potencial de
los encomenderos y de las rdenes religiosas, y que sirviera de
contrapeso al podero de la capital virreinal [] (Thompson, 2002:
39)
Figura 1. Plano de la ciudad de Puebla de los ngeles en la Nueva
Espaa de 1698.
Fuente: Archivo Histrico Municipal (cartografa versin digital),
2001. Sin escala.
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La ciudad de Puebla ha sido testigo de momentos de prosperidad
en lo comercial e industrial, pero tambin de estancamiento, crisis
econmica y problemas de salud sobre todo durante el siglo xix y ha
sufrido modificaciones en su extensin municipal por razones
diversas, como la incor-poracin de pueblos a su extensin
territorial. La historia de sus polticas de planeacin siem-pre haba
sido limitada y los primeros intentos al respecto, que se llevaron
a cabo apenas hasta los aos cuarenta del siglo xx, mantenan una
legislacin de carcter estatal, cuyas polticas bsicas se
relacionaban slo con catastro y recau-dacin, creacin de nuevas
colonias, dotacin de infraestructura vial, creacin de parques
indus-triales, creacin de fraccionamientos urbanos y reglamentos
para la construccin. Vale la pena observar el siguiente documento
informativo de la autoridad municipal en el que se puede
visuali-zar lo limitado de su visin en los aos sesenta en materia
de planeacin urbana.
El crecimiento de las ciudades acarrea multitud de problemas de
diversa ndole, tales como: alineamiento inadecuado de calles,
anchos incorrectos de las mismas; uso incorrecto de la tierra, con
esto se entiende que no existen zonas adecuadas para industrias,
para centros recreativos, para centros comerciales, para parques
pblicos, para centros de habitacin, etc..; problemas de trnsito,
debidos al incremento de vehculos, uso incorrecto de las calles y
falta de capacidad de las mis-mas; problemas que ocasionan las vas
de ferrocarril por el establecimiento de las terminales dentro de
la ciudad, la facilidad de acceso a la va atraes en sus
in-mediaciones a las industrias, el bajo valor de la tierra en
patios y derechos de va, fomenta la construccin de barracas y
viviendas pauprrimas; problemas espaciales por la construccin de
torres para la introduccin de la energa elctrica, etc. Todo lo
anterior es el resultado de una imprevisin en el orden urbanstico,
no existien-do una ciudad en el mundo, salvo muy raras excepciones,
que no hayan sufrido sus consecuencias, por tal motivo las
autoridades municipales crean un Plan Maestro o Regulador en donde
se plantean, prevn y solucionan todos los problemas urbanos.
(Ayuntamiento de Puebla de Zaragoza, 1963: 11)
El gobernador Alfredo Toxqui Fernndez Lara es el primero en
promover, en 1977, planes y programas de desarrollo urbano tanto
estatales como municipales, estableciendo que los asenta-mientos
humanos deben realizarse de conformi-dad con el Plan Estatal de
Desarrollo Urbano, con los planes municipales y con los planes de
ordenamiento y regulacin de las zonas conur-badas. La primera accin
fue la elaboracin de planes directores urbanos, regionales y
sectoriales, publicando el Plan de Desarrollo Urbano del Estado de
Puebla en 1979 y el Plan Director Urbano de la Ciudad de Puebla, en
1980, direc-tamente para el municipio, con el apoyo del Lic. Miguel
Quiroz Prez como presidente municipal. Este documento no slo es el
primer intento real de planeacin a nivel municipal en la ciudad de
Puebla, sino que est directamente vinculado con la tesis de
investigacin que da lugar a esta reflexin, derivada del estudio de
caso exrancho Rementera y su problemtica legal, mismos que parten
de ese instrumento que, entre sus faculta-des, define los criterios
para determinar las reas verdes en el municipio.
El punto de partida del Plan Director Urbano era el siguiente:
Los procesos de urbanizacin y de metropolizacin han generado un
rpido crecimiento territorial y una demanda conside-rable de redes
de infraestructura, equipamiento urbano y futuras reas de
desarrollo que requie-ren un plan integral para la regin, el
municipio y la ciudad (Ayuntamiento de Puebla, 1980). Como se puede
ver, este plan est ms enfocado a resolver los problemas surgidos
por la carencia de planeacin durante siglos que a elaborar un
proyecto a futuro.
Para formular el plan integral de la zona, el go-bierno del
Estado delimit la zona conurbada de Puebla y, a su vez, el
ayuntamiento de la ciu-dad prepar el Plan de Desarrollo Urbano
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Municipio de Puebla, como parte del Plan de Zona Conurbada y del
Plan Director Urbano de la Ciudad de Puebla. Dicho plan establece:
a) usos y destinos en el territorio municipal, b)reservas
territoriales para el desarrollo urbano, c) usos y destinos urbanos
por predio y d) sistema vial primario, implementando a nivel
instrumen-tal el decreto del plan y las declaratorias de usos y
destinos y reservas territoriales. Para la prepa-racin del plan, el
ayuntamiento conform una Direccin de Planificacin Urbana Municipal,
que tuvo que organizar las tareas propias para administrar el
ordenamiento territorial para operar el plan aprobado.
Los trabajos del plan fueron iniciados por el ayuntamiento en
julio de 1978, concluyndose en junio de 1980 con el apoyo del
gobierno del Estado, de varias dependencias federales y de tcnicos
y miembros de la comunidad. El diagns-tico que manifiesta este
documento es de gran valorporque, por primera vez, queda integrada
en un solo documento la informacin sobre los aspectosque influyen
en el ordenamiento del territorio y que son indispensables para las
estrategias de planeacin. Para poner en funcionamiento ac-ciones de
planeacin, se requera del sustento jurdico propuesto por el
gobierno del presidente Luis Echeverra lvarez, quien el 29 de enero
de 1976 logr que se reformara el art. 27 y que en su prrafo tercero
estableciera la obligacin de que se dictaran las medidas necesarias
para ordenar los asentamientos humanos y establecer ade-cuadamente
provisiones, recursos, reservas y destinos de tierras, aguas y
bosques, a efecto de ejecutar obras pblicas y de planear y regular
la fundacin, conservacin, mejoramiento y crecimiento de los centros
de poblacin (Go-bierno Federal, 2006); modificando incluso el
artculo 115 para permitir una participacin ms comprometida y
eficiente.
Con base en la Ley General de Asentamientos Humanos, el estado
de Puebla promulg el 1 de
febrero de 1977 su Ley de Desarrollo Urbano, la cual reconoce al
gobernador del Estado como la autoridad competente para planear,
ordenar y coordinar el desarrollo de los asen-tamientos humanos y
centros de poblacin y lo faculta a expedir declaratorias sobre
provi-siones, reservas, destinos y usos mencionados (Ayuntamiento
de Puebla, 1980). Cabe resaltar que an con estos avances parece no
haber mucha evolucin desde el virreinato, pues la planeacin contina
siendo centralizada. Debe resaltarse la diferencia en incorporacin
de criterios de planea-cin con relacin a otras ciudades del
mundo.
Se puede decir que la mancha urbana en la ciudad de Puebla le
gan a la planeacin, por lo tanto, perdi su oportunidad para incidir
en materia de equipamiento, infraestructura y, en especial, en la
dotacin de reas verdes. En Puebla, los espacios sealados como reas
verdes son fabricados por el ser humano, entrando en esa definicin
par-ques, jardines, plazas y camellones. El Programa de Desarrollo
Sustentable del Municipio de Pue-bla, actualizacin de 2006, informa
que los paseos y parques se localizan principalmente en la zona del
centro histrico del municipio de Puebla.
La mayora de estos espacios, fueron trazados a partir de la
fundacin de la ciudad, como el zcalo o desarro-llados conforme a su
crecimiento: el paseo de San Fran-cisco en (1775-1780), el paseo
Bravo construido en el ao de [1838] y los pequeos jardines que
identifican emplazamientos referidos a alguna situacin
conmemo-rativa o algn barrio, como San Antonio, el Carmen,
Santiago, Santa Ins, etc. Todos guardaban anteceden-tes de algn
hecho o hito histrico y testimoniaban el proceso de crecimiento del
municipio de Puebla. Ejemplos preclaros seran el jardn de Santa
Ins, que actualmente no se valora ni menciona como escenario del
sitio de 1863, y cuyas casas alrededor fueron testigos decombates
entre republicanos e invasores franceses, o el jardn del Seor de
los Trabajos inaugurado en 1869, con presencia de Don Benito Jurez
y que casi nadie identifica [] La zona del centro histrico cuenta
con 27 jardines, 2 paseos y el Zcalo del Centro Histrico, en un rea
de 241841.091 M2 (24.184 Ha) y con superficie precisa de rea verde
de 104564.708 M2 (10.456 Ha). (Ayuntamiento de Puebla, 2006)
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El caso del exrancho Rementera es un interesanteejemplo para
entender la problemtica de muchas otras reas verdes en situacin
similar, que fueron resultado de modificaciones en la configuracin
urbana de la ciudad de Puebla, a partir de cambios en la tenencia
de la tierra. Su anlisis, como estu-dio de caso2, ayudar a
comprender el fenmeno urbano y, asimismo, observar su historia
dejar ver los pormenores de la zona nororiente, en el afn de que su
observacin cuidadosa invite a ge-nerar nuevas estrategias -con
mayor xito-, para la definicin de reas verdes (ver figura 2).
Para fines de este artculo, el caso ex-rancho Re-mentera se
manejar de manera descriptiva con el fin de hacer una reflexin
final que integre los
tres puntos mencionados al inicio de este artcu-lo: propiedad
privada, reas verdes y planeacin urbana municipal. Para
introducirnos en el caso del exrancho Rementera, hay que partir de
una escala macro, comenzando por la comprensin de la zona en la que
se encuentra y siguiendo con el paulatino desarrollo de la misma
para entender el contexto inmediato, incluyendo las acciones
ge-neradas y las sufridas, las diversas percepcionesen torno al
predio y llegar, por ltimo, a su pro-blemtica directa y precisa, en
funcin a gestiones para la compatibilizacin de usos de suelo.
El predio denominado exrancho Rementera se encuentra en la zona
nororiente de la ciudad de Puebla, zona que originalmente contena
tierras
Figura 2. reas verdes en la ciudad de Puebla. Elaborado para
proyecto Puebla Sistema Verde (PSV).
Fuente: Colectivo Metropolitano (2008). Sin escala.
2
Uncasoesladescripcindeunasituacinreal,quecomnmenteinvolucraunadecisin,unreto,unaoportunidad,unproblemaounacuestincentralqueafrontaunapersona(opersonas)dentrodeunaorganizacin.Unestudiodecasolepermiteallectorubicarsefigurativamenteenlaposicindeuntomadordedecisiones[]Loscasossonunaexcelenteherramientaparacomprobarelbuenentendimientodelateora,pararelacionarlateoraconlaprcticayparadesarrollarcapacidadconceptual(Mauffette-Leenders,2005:2-4).
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de labor, ranchos, haciendas y fuertes militares y en la que
ahora predominan conjuntos de habitacin popular y parques
industriales. Esta zona nororiente se ha convertido en una ciudad
dormitorio para personas que ofrecen sus bienes y servicios al
centro de Puebla, pero se encuen-tra segregada del resto de la
ciudad, debido a las carencias en equipamiento y servicios pblicos,
quedando marcada por un lmite fsico y social que es el antiguo ro
de San Francisco -ahora Boulevard 5 de Mayo- a partir del cual se
definie-ron toda la serie de huertas, ranchos y haciendas que
durante el perodo virreinal estuvieron con-trolados principalmente
por grupos religiosos y por unas cuantas familias notables en la
Nueva Espaa. La actual Zona Monumental de la Ciu-dad de Puebla o
centro histrico conformaba la ciudad urbana pero, una vez cruzando
el ro San Francisco, aparecan los barrios populares y la vi-da
rural, situacin que hasta finales del siglo xix
mostraba pocas propiedades citadinas y cientos de hectreas en
manos de un puado de individuos que las controlaban. La actividad
original fue la agricultura, que tuvo que ir cambiando segn la
demanda lo solicitaba. Tampoco debe olvidarse lo esencial que en el
siglo xix fue sus papeles en la defensa de la ciudad, por la
presencia de forti-ficaciones entonces eficaces, entre ellas, los
fuertes de Loreto y Guadalupe, famosos en la batalla del 5 de mayo
(ver figura 3). El general Joaqun Colombres (Grajales-Illades,
1999), actor fundamental en el desarrollo de este caso, fue un
militar que hered de su protector, el marqus de Monserrate una
enorme cantidad de tierras, incluyendo el Bosque de Manzanilla al
norte de la ciudad, caudal que, por mritos pro-pios, acrecent
durante el porfiriato. De cualquier modo, para principios de siglo
xx, la zona noro-riente estaba conformada por inmensos ranchos
Figura 3.Fotografa area de zona nororiente de la ciudad de
Puebla. Ubicacin del predio Rementera.
Fuente: Catastro Municipal (2001).
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y haciendas como: Rancho La Rosa, Amalucan, San Jos el Grande o
Maravillas, San Jos Re-mentera, Amalucan, San Sebastin, Monserrate,
Manzanilla y Guadalupe, admitiendo entre ellos a varios pueblos
cercanos como San Aparicio, La Resurreccin, Santa Mara Xonacatepec
y San Salvador Chachapa.
Los conflictos sociales comenzaron a presentar-se en la zona,
desde inicios del siglo xx, cuando pretendiendo cumplir con las
leyes de expropia-cin que planteaban la reparticin de tierras para
ejidos, el gobierno federal dispuso que cincuenta hectreas
pertenecientes a la Hacienda de Man-zanilla fueran cedidas a la
ciudad de Puebla para construir en ellas un parque de recreo para
los ha-bitantes (que ahora est convertido en conjunto
habitacional). Las propiedades de Joaqun Co-lombres se repartieron
entre sus descendientes y una de sus hijas se cas con un alemn de
apellido Petersen; muestra fiel del importante nmero de inmigrantes
con los que Puebla cuenta, especial-mente franceses, libaneses,
espaoles y alemanes, cuya gran mayora lleg a finales del siglo xix
y principios del xx, pero sus descendientes -a pe-sar de haber
nacido en la ciudad- todava siguen siendo visualizados como
extranjeros. Precisa-mente a Petersen le toc ceder un fuerte
porcenta-je de su propiedad conyugal, bajo la ley que obli-gaba a
la creacin de ejidos, los cuales, de acuerdo a lo que estipulaban
las polticas de la reforma agraria, favoreceran a grupos
campesinos.
A principios del siglo xx, la zona nororiente inicia su
transformacin radical, fraccionando haciendas y ranchos para dar
lugar a nuevas co-lonias, acciones que sirvieron de modelo a los
ejidos, que intentando imitarlas, dieron lugar a la promocin de
asentamientos irregulares. En los aos setentas y ochentas, la zona
dio cabida a varios conjuntos de vivienda promovidos por el
gobierno federal a travs el Instituto del Fondo Nacional de
Vivienda para los Trabajadores -IN-FONAVIT- y, ms recientemente, se
eligi para
ser sede de parques industriales como el Parque Puebla 2000,
inaugurado en 1980, cuando se public el Plan Director Urbano.
Resulta con-tradictorio constatar que, pese al crecimiento de la
zona, la dotacin de agua potable y drenaje municipal es todava
insuficiente y que, al no existir control municipal, los desechos
de fbri-cas textiles son vertidos sobre los terrenos baldos
cercanos.
En lo que se refiere a las reas verdes naturales, es alarmante
ver la forma en que los espacios arbola-dos de la zona estn en
proceso de extincin, de modo que el Bosque de Manzanilla
virtualmente desapareci (talado o invadido) y slo sobreviven breves
macizos arbolados en el vivero de Xona-catepec; en el Cerro de
Amalucan; en el predio denominado Capulines, a lo largo de los
cauces en laderas de barrancas y en el camino a la Resu-rreccin. De
las reas realmente naturales, ape-nas quedan algunas en el Volcn de
la Malinche, extendindose desde la cima hasta la parte media baja
de sus laderas, donde ya colindan con predios urbanizados o por lo
menos poblados.
Como se mencion, un gran porcentaje de la zona nororiente
comprenda varias propiedades de las familias Colombres y Petersen,
vinculadas mediante lazos matrimoniales, que repartieron algunas
haciendas y ranchos entre sus hijos y des-cendientes, pero la
verdadera accin fraccionado-ra comenz cuando grandes extensiones de
tierra fueron destinadas a servir como ejidos y culmin con
afectaciones directas sobre las propiedades so-brevivientes, al
ceder terreno para abrir avenidas de conveniencia urbana como el
Boulevard Xo-naca y la Prolongacin Diagonal Defensores de la
Repblica. Al trmino de este proceso, el cambio en dimensiones y
forma de las propiedades, as como en sus lmites y colindancias
respectivas, fue ms que evidente.
El papel de Pablo Petersen en relacin a la con-figuracin de la
zona es importante, ya que fue
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l quien cedi una parte del cerro de Xonaca, le toc la
configuracin de las primeras colonias y la apertura de las
vialidades. Los Petersen, de origen, tenan una cultura muy allegada
a la naturaleza y a su respeto, debido a su conocimiento sobre el
campo por venir de la regin de Slevig-Holstein en Alemania. Pablo
Petersen, continuando esta cultura del respeto por la naturaleza,
comenz a sembrar rboles en la dcada de 1930, decidien-do sembrar
eucaliptos para la zona -conocida como Los Tepetates debido al tipo
de suelo- que no garantizaba mucho xito en la siembra de cualquier
otro tipo de rbol. Todo el Carril de la Rosa, hasta llegar a la
fraccin del rancho Remen-tera fue testigo de la siembra de
eucaliptos con la sana intencin de cuidar los caminos y evitar
laerosin en un rea conocida por ser poco conve-niente para la
agricultura, dada la mala calidad de su tierra y la falta de
agua.
La visin de respeto a la naturaleza fue compar-tida por el resto
de su familia, de modo que al quedar el rancho Rementera y el
rancho La Rosa a nombre de su hija Raquel, esta deja la arboleda de
Rementera tal y como la recibi. Fue precisa-mente a su muerte en
1984, que hubo el mayor crecimiento en la zona, principalmente por
la creacin de los grandes conjuntos habitacionales populares y
fbricas. Los herederos de Raquel decidiran mantener intacta la
arboleda, mientras la rebasaba la mancha urbana y se converta en el
nico testimonio verde de toda la zona, con pocas excepciones como
el interior del semina-rio Palafoxiano, una mnima parte del Bosque
de Manzanilla y el Cerro de Amalucan. El Bosque deManzanilla, que
tambin haba pertenecido a la familia Colombres, fue donado al
municipio pa-ra funcionar como parque pblico ya que era un lugar
muy popular para la poblacin a principios de siglo. Sin embargo,
ahora es un conjunto habi-tacional de ndole popular y los paseos
familiares poblanos han quedado en el pasado:
[...] una hermosa y placentera costumbre de antes era la de los
das de campo o excursiones que casi siempre se hacan en das
festivos o en fechas especiales. Lo pri-mero era decidir a qu sitio
o lugar pintoresco se quera ir, Surgan los nombres, las
sugestiones, y toda clase de nombres se barajaban. Se escoga, desde
luego, un lu-gar cercano al que casi siempre se iba a pie, pues
parte del encanto de ir de da de campo era la caminata, el sol y el
aire puro [] los nombres que hace cincuenta aos siempre salan a
relucir eran: Rancho Colorado, el hermoso rancho y balneario de la
familia Colombres; el Molino de Enmedio, por donde ahora se
encuentra elbalneario de Agua Azul; Santa Brbara, sobre el ro
Alseseca, donde ahora est la Colonia Zaragoza; el Bosque de
Manzanilla, que an estaba sin talar, y sin tanta basura y era un
lugar de gran belleza; el Jardn de los dolos que fue absorbido por
la parte nortea de la Colonia Santa Mara [] (Viya, 1981: 109)
El rea arbolada del ex-rancho Rementera lamen-tablemente es
ejemplo de todas las desventajas de los parques urbanos con
eucaliptos, ya que el eucalipto es una especie extranjera
originaria de Australia y Tasmania que se populariz en Mxico por
las caractersticas estticas de la es-pecie, su rpido crecimiento y
lograr una altura conveniente para dar sombra agradable. La
es-pecie en s cuenta con bondades para su uso en aceites, cremas,
muebles, adornos y hasta como rompevientos, pero a ltimas fechas se
estn des-cubriendo tambin sus efectos desecantes, aci-dificantes,
esterilizadores y desmineralizadores (SEMARNAT, 2003), agravados
por el hecho de que el eucalipto padece una de las peores plagas
urbanas, que lo vuelven propenso a caer y causar accidentes
fatales. La plaga amenaza a millones de eucaliptos a nivel
nacional, pero el miedo al cambio y las visiones limitadas en
relacin al ma-nejo y conservacin de reas verdes, convierten el
siquiera tocarlos en tab, a pesar del riesgo latente e inesperado,
puesto que la plaga comienza por dar muerte a las ramas y contina
hasta destruir y dar muerte al rbol. A partir de la deteccin de
esta plaga que se extendi a nivel nacional en 2002, se buscaron
alternativas para el combate
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de la misma: 1) derribar y remover los rboles para sustituirlos
por otras especies y 2) generar tecnologas para combatirla. La
misma Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales recono-ce
que las segundas son efectivas pero su costo es muy elevado. Al
mismo tiempo, considera que de no controlar la plaga se puede y se
debe derribar los rboles de alto riesgo.
Los eucaliptos dentro de la arboleda Remente-ra estn severamente
plagados y en estado de abandono, adems de que algunos vecinos los
han debilitado an ms, prendiendo fuego al terreno completo en un
par de ocasiones. Si bien es importante conservar las reas verdes,
es ms importante tener conciencia de la realidad y na-turaleza de
las especies, reflexionando en lo ms conveniente para la comunidad
y no dejndose llevar por la esttica de los rboles o por la lectura
simplista de los valores ambientales que estos r-boles
supuestamente aportan. Este predio ha sido testigo mudo de
modificaciones en la estructura urbana a su alrededor: cambios en
la tenencia de la tierra, cambios en las vialidades, desaparicin de
la va del tren, ampliacin de la Diagonal De-fensores de la
Repblica, cambios de uso y des-tino en las propiedades que lo
rodean, cambios en actividades productivas por creaciones como el
Parque Puebla 2000 y hasta cambios en los grupos sociales debido a
la proliferacin de con-juntos habitacionales populares de FOVISSSTE
e INFONAVIT.
La arboleda Rementera quedara, entonces, con 64,000 m2 de
terreno con ms de 640 eucaliptos, -en copropiedad de cinco
herederos de la familia Petersen Colombres- y, aunque el Plan
Director de 1980 lo etiqueta como rea verde, durante los siguientes
quince aos no hace nada al respec-to, no hace ninguna propuesta
para adquisicin, mantenimiento, aprovechamiento, ni tampoco de
expropiacin, sino que lo mantiene simple-mente como una pequea
marca verde, inserta dentro de la mancha urbana.
Observando este abandono por parte del mu-nicipio y la falta de
continuidad de sus propias polticas de planeacin, uno de los
copropieta-rios, el Arq. Peter Theiss Petersen decidi iniciar una
gestin para impulsar el aprovechamiento y cuidado del predio,
siendo el testimonio de esta odisea, la base de esta investigacin.
Esa decisin tomada en un escritorio en 1980 sigue teniendo algn
impacto, pese a no existir criterios claros de intervencin, ni
polticas de conservacin y menos an acciones para cura o
mantenimiento a los rboles, para poda o de invitacin a los vecinos
por mejorar la imagen de su parque.
Entrando de lleno al proyecto de gestin, debe-mos regresar a la
participacin del quinto copro-pietario, el Arq. Theiss Petersen,
quien intenta recuperar algunas posibilidades de aprovecha-miento
de la propiedad. Theiss (2006) contempla la importancia de lo que l
denomina Clula Ciudadana de Planeacin, mbito en donde los
ciudadanos en la bsqueda del bien comn pueden participar en
procesos de planeacin, de acuerdo a su experiencia y conocimiento
profe-sional. La meta en este proyecto de gestin era encontrar la
manera de que: a) el ayuntamiento realmente se apropiara del
terreno y retribuyera a los propietarios, b) se recuperara el
terreno para ser aprovechado por los dueos originales o c) se
lograra un acuerdo de beneficio mutuo. Final-mente, se eligi el
ltimo.
Segn Theiss, en 1980, con el primer Programa de Desarrollo
Urbano de la Ciudad de Puebla y su respectiva Carta Urbana, se tom
la decisin de pintar de verde el terreno sin haber definido la ms
mnima estrategia de conservacin, ad-quisicin, beneficio comunitario
o accin que se le pareciera y, por ello, se presentaron varios
intentos de invasin, a lo largo de los 17 aos que la propiedad
estuvo sin movimiento. De manera similar, la propiedad fue
reiteradamente utilizada como instrumento de campaa poltica, por
par-te de candidatos que prometan a los vecinos de
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la zona, de manera indebida, la construccin de mercados, parques
y canchas de ftbol, sobran-do mencionar que ninguna de esas
promesas de campaa se poda cumplir.
La gestin ciudadana se inicia, a nivel explorato-rio, en la
administracin del alcalde Rafael Cae-do (1993-1996) y, a travs de
los recin instituidosconsejos consultivos, se analiza la
posibilidad de encontrar una dinmica de aprovechamiento dela zona
sin afectar a las partes involucradas y cumpliendo con la funcin
ambiental que se leimpuso. Lamentablemente, los tres aos de ges-tin
de Caedo fueron insuficientes para dar el seguimiento necesario a
una estrategia de largo plazo y no logr concretarse nada. Al entrar
Ga-briel Hinojosa (1996-1999), quien provena de un partido de
oposicin -PAN-, hubo necesi-dad de reiniciar la gestin y hacer
nuevamente la exposicin integral del problema. El tema de Rementera
fue analizado detalladamente por la Comisin de Desarrollo Urbano de
Cabildo y por sus respectivos regidores, llegndose a definir una
propuesta concreta que abra la posibilidad de atender las
conveniencias de la ciudad, tanto como de los propietarios,
mediante un Conve-nio de dacin en pago en el que los propietarios
entregaban 25,090 m2 de rea verde a favor del municipio y reciban a
cambio la compatibiliza-cin de uso de suelo para el resto de la
propiedad. El ayuntamiento apoy en un principio el plan para
adquisicin del predio, pero tuvo que hacer modificaciones por no
contar con los recursos suficientes, por lo que el convenio sera la
mejor opcin.
Con la mejor voluntad, los propietarios acep-taron que la parte
donada al municipio fuera la mejor, la de mayor cantidad de rboles
(650 aproximadamente) y ubicada frente a la vialidad principal
-Prolongacin Defensores de la Rep-blica-, apoyando que se llevara a
cabo un estudio exhaustivo con nuevo levantamiento topogrfico y una
laboriosa investigacin de estrategias jur-
dicas para la justificacin del convenio, hasta que finalmente el
ayuntamiento aprob que la dona-cin cubriera los adeudos generados
en materia de impuesto predial, cuyo pago se haba detenido desde el
inicio de la gestin. La comisin mencio-nada, al percibir que el
valor del terreno donado era sustancialmente mayor al adeudo,
decidi ir integrando una serie de pagos de licencias con la
intencin de resarcir a los propietarios originales y que podran ser
utilizadas en un futuro, pero la Comisin de Regidores de Ecologa
tard varios meses para estructurar la redaccin del convenio y sus
anexos y slo entonces comenz a integrar los expedientes tcnicos,
incluyendo los valores de adeudos catastrales y derechos
municipales. El convenio se firm tres meses antes del cam-bio de
administracin, dejando acta firmada y registrada para su
seguimiento en la siguiente administracin.
Este convenio, aunque indudablemente signado por autoridad
competente y avalado con las fir-mas del presidente municipal, del
secretario gene-ral, del tesorero municipal y de los propietarios
no logr su aplicacin, pues no slo hubo cambio de administracin
municipal, sino que regresara al poder el Partido Revolucionario
Institucional, re-presentado por el Lic. Mario Marn (1999-2002),
quien decidi hacer una revisin exhaustiva de las autorizaciones y
acciones del gobierno anterior, invalidando o revirtiendo las ms
posibles. La administracin de Hinojosa, tanto como el Arq. Theiss,
reiteraron al nuevo ayuntamiento la firma puntual del convenio
mencionado y la obligato-riedad de cumplirlo, pero este nunca
respondi oficialmente la solicitud y en las distintas depen-dencias
se inform que aquel convenio no tena ningn valor, razones que
iniciaron un proceso legal que incluy la demanda directa al
presidente municipal y toda una serie de acciones jurdicas, hasta
que un juez federal resolvi a favor de los propietarios y en contra
del presidente municipal, obligndole a cumplir con lo estipulado en
di-cho convenio acreedor de total e innegable valor
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jurdico, por haber sido firmado ante autoridad competente.
Ese proceso fue utilizado polticamente, de for-ma que los
propietarios, al igual que la autoridad municipal, estuvieron
presentes en peridicos, noticieros y juzgados. Aunque por
instrucciones federales el convenio ya era vlido, el tiempo
transcurrido haca que los datos no estuvieran actualizados y, por
lo tanto, haba que reformular el convenio con los datos corregidos.
Este nuevo proceso para actualizar la informacin -por parte de las
dependencias- tom tanto tiempo que otra vez rebas el periodo de
gobierno municipal y el asunto volvi a quedar como tarea pendiente
para la siguiente administracin. Resulta pertinente comentar que
los propietarios siguieron pagan-do absolutamente todos los gastos
de trmites, ajustes, abogados, levantamientos topogrficos, etc.
Recibi la administracin el arq. Luis Paredes Moctezuma (2002-2005),
otra vez del partido opositor -PAN- y, al recaer en l la
responsabi-lidad judicial de cumplir con lo que la adminis-tracin
anterior no pudo concretar, decide reabrir el caso para
actualizacin y revisin de todos los documentos generados en ms de
diez aos de gestin, trmite que por fin logra el visto bueno de la
sindicatura y se lleva a cabo una nueva firma de convenio.
El 8 de noviembre de 2002, se firm el nuevo Convenio de dacin en
pago, que recuper informacin del convenio inicial y actualiz los
montos de derechos y adeudos prediales, pero fuetanto el desgaste y
lo largo del proceso que algu-nos datos dentro del convenio
quedaron con errores o imprecisiones que, como era de espe-rarse,
volvieron a generar especulaciones polticas y problemas
administrativos poco despus. Fir-mado el convenio, tuvo que
ratificarse el acuerdo de cabildo para la Compatibilizacin de Uso
de Suelo del Predio de propiedad Privada de-nominado Rementera y se
llev a cabo hasta el 26 de noviembre de 2003, despus de
analizar
el dictamen realizado por la Comisin de Desa-rrollo Urbano,
Obras y Servicios del H. Ayunta-miento y determinar:
[] es necesario que el Municipio, para dar cabal cum-plimiento a
los compromisos adoptados en el Convenio de Dacin en Pago respecto
al predio Rementera esta-blezca la infraestructura jurdica y
administrativa para permitir que los particulares propietarios del
terreno, en la fraccin restante a la que se excluye de la donacin
para la creacin de un Parque Urbano Ecolgico Muni-cipal, puedan
desarrollar usos mixtos mediante lotifica-cin, relotificacin y
construccin, cuyos derechos se han considerado cubiertos en el
convenio multicitado a cambio de la transmisin de la propiedad a
favor de la Municipalidad [...] De esta manera se comprueba que
jurdicamente no se est atentando contra la naturale-za, ya que []
al encontrarse ya garantizado el destino como Parque Pblico
Ecolgico Municipal mediante el otorgamiento de una escritura a
favor del Ayunta-miento, e ingresar al Dominio Pblico Municipal una
fraccin del predio denominado Rementera, se satis-facen los
objetivos de la planificacin urbanstica y ambiental de esta
Administracin, ya que al tratarse de un predio de propiedad
privada, no obstante que el Programa de Desarrollo Urbano de la
Ciudad de Puebla lo ha zonificado con un destino de rea verde, el
cumplimiento de dicha normativa de zonificacin requera de la
transmisin de la propiedad privada hacia un fin pblico, lo que con
la donacin efectua-da por los dueos [] materializa las aspiraciones
de la ciudad de contar con espacios pblicos de vocacin ambiental,
cumpliendo con el destino asignado por la carta Urbana para el
predio en cuestin [] (Oficio No. 4.5.S.G/D.J./1164/2003)
El susodicho dictamen tambin resalta el hecho de que esta accin
no representa ningn desembolso para la ciudad como habra sido en el
caso de ex-propiacin y que la compatibilizacin se llevara a cabo
analizando la influencia del entorno que permite observar cmo la
zona se ha desarrollado aceleradamente en usos del suelo
habitacionales, de servicios y comerciales. Destaca, asimismo, que
la compatibilidad se traduce en permitir la coexistencia de un uso
de suelo comercial, ha-bitacional y de servicios en cualquiera de
sus modalidades, con los usos asignados en la zona: habitacional y
rea verde, principalmente.
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y acopio de documentos que tom varios me-ses y detuvo hasta el 6
de noviembre de 2003 la firma de una escritura a favor del
ayuntamiento -pagada por los propietarios- y en donde se
menciona:
[] ambas partes estn conformes en que el predio que se otorga en
dacin se le asigne un destino como REA VERDE DE CONSERVACIN
ECOLGICA, y por ende afecto a un fin pblico como parque urbano o
rea verde municipal de uso comn, como lo consignan los artculos 2
fraccin IX de la Ley General de Asenta-mientos Humanos y la 3 de la
Ley de Desarrollo Urba-no Sustentable del Estado, adquiriendo el
carcter de inalienable, por tratarse de un bien categorizado como
del dominio pblico municipal, de uso comn, como lo establecen los
artculos 349 fraccin I del Cdigo Fiscal y Presupuestario para el
Municipio de Puebla, y 362 del Cdigo Fiscal y Presupuestario del
Municipio de Puebla [] (Escritura Vol.218, instrumento 13902)
La siguiente etapa deba haber sido el cumpli-miento del
convenio, ya que jurdicamente las obligaciones y los derechos de
los promoventes eran muy claros y, una vez que el municipio
reci-biera en propiedad la fraccin de 25.090 m2 para rea verde,
inmediatamente entraran en vigor los derechos de los propietarios
con la compatibiliza-cin del uso en habitacional, comercial y de
ser-vicios en cualquiera de sus modalidades. Una vez ms, no sera
as, pues en cuanto se intent hacer algn trmite en la Secretara de
Adminis-tracin Urbana, sus funcionarios se remitieron a la ltima
impresin de la Carta Urbana, en donde el predio apareca como rea
verde y, por tanto, no autorizaran nada. Se inici otro proceso de
gestin a nivel dependencias, que hizo eviden-te, entre otras cosas,
la fragmentacin entre las dependencias y la total falta de
comunicacin, y por ende de conocimiento, sobre las acciones de
gobierno y los acuerdos de cabildo. Hubo que ir personalmente a
entregar copias simples en to-dos los departamentos del municipio:
catastro, uso de suelo, fraccionamientos, ecologa, etc., sin que en
ellos se lograra entender la naturaleza del convenio ni los
derechos y obligaciones del mismo (ver figura 4).
Si bien jurdicamente se haba logrado dotar de un rea verde
legalmente al municipio y al mis-mo tiempo permitir a los
propietarios hacer uso del predio restante, polticamente no sera
igual, ya que un regidor que pertenece a un partido contrario a los
dos que haban estado en el poder durante esta gestin -Partido de la
Revolucin Democrtica o PRD- se encargara de aadir un nuevo
impedimento. Este regidor aseguraba que la compatibilizacin se haba
hecho de manera irregular, aduca que representaba un dao terri-ble
contra la ecologa y sugera que seguramente el presidente municipal
en turno haba recibido algn dinero para apoyarlo. La inconformidad
fue rechazada por sindicatura pero, el regidor opt por llevarla a
nivel federal reclamando que sus garantas individuales haban sido
violadas. Como todo proceso legal, este seguimiento volvi a dilatar
ms de un ao, siendo resuelto a favor del ayuntamiento y de los
terceros perjudicados (los propietarios de Rementera) al
determinarse que el regidor no tena personalidad jurdica para
ha-cer ninguna demanda por ser propiedad privada. El asunto fue
sobresedo por lo siguiente:
[] resulta falso, injustificado, impreciso y obscuro el
argumento del recurrente consistente en que el acuerdo de Cabildo
del 26 de noviembre del 2003 que establece la compatibilidad del
suelo del predio denominado Rementera ha causado un grave dao al
ambiente, toda vez que en primera instancia resulta una simple
afirmacin sin fundamento, sin justificacin y ante todo no ha sido
probada en el presente asunto esa supuesta afectacin al medio
ambiente con la emisin del dicta-men de Cabildo. (Sindicatura,
2004)
Qued confirmado que no solamente no se da-aba al ambiente sino
que, por el contrario, se daba seguridad jurdica a los planes de
proteccin ecolgica al escriturar a favor del municipio un parque
urbano ambiental, sin costo para el erario pblico municipal. Pero
no se puede omitir un conflicto paralelo que colabor a retrasar la
apli-cacin del convenio en la postura de considerarlo invlido
mientras no se escriturara el rea verde a favor del municipio y
obligando a la revisin
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Aqu salen a la luz dos asuntos de gran impor-tancia: 1) que el
ciudadano comn tiene que lidiar con trmites burocrticos que le
indican constantemente sus responsabilidades y obliga-ciones, pero
que no le reconocen sus derechos a menos de que alguien en un nivel
superior se los confirme y 2) aquello que para los promoventes del
convenio resultaba un ejercicio de gestin en beneficio de las
partes, reiteradamente sera inter-pretado por los observadores como
un ejercicio de corrupcin y especulacin en donde seguramente
alguien haba obtenido una muy buena mor-dida. En cada intento de
trmite, la constante
fueron propuestas para solucionar el bloqueo de manera
convencional: bajo la mesa, convirtien-do el proceso ms difcil de
llevar de manera legal y tomando ms tiempo en su ejecucin.
Despus de un ao, hubo necesidad de solicitar al departamento
jurdico de la Secretara de Ad-ministracin Urbana que interviniera,
porque no haba manera de avanzar ni para la obtencin de
alineamiento y nmero oficial. Una vez que la Direccin de Asuntos
Jurdicos apoy el se-guimiento y se solicit una constancia de uso de
suelo, fue cuando se detect que haba errores
Figura 4. Fotografas de los alrededores del predio denominado
Rementera.
Fuente: elaboracin propia (2004).
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aritmticos dentro del convenio firmado y que este dejaba 2.000
m2 en el aire, adems de que la Comisin de Desarrollo Urbano y Obra
Pblica haba olvidado solicitar que se definiera densidad y destino
de la parte compatibilizada. As, el 30 de septiembre de 2004, se
tuvo que aprobar un complemento al acuerdo del dictamen del 26 de
noviembre de 2003, en donde se contempla lo siguiente:
[] que en este contexto, se propone a este honorable cabildo,
como complemento al mencionado acuerdo de fecha 26 de noviembre de
2003, que el destino que se le asigna al predio denominado
Rementera, segregado del predio original de 64.013,96 m2 con una
superficie de 38.923,96 m2 resultante de la rectificacin de
su-perficie sealada en levantamiento topogrfico ubicado entre la
calle 20 Oriente o Paseo de las Villas; parque municipal; Calzada
Rementera y Calzada Villa Verde Norte, es el de habitacional, con
densidad H4P (70 VIV/ HA). (Oficio 4.5.S.G./D.J./ 1045/2004)
Este nuevo acuerdo con la instruccin de com-plementario,
nuevamente, causara problemas de interpretacin, porque en l se
olvid mencionar que en el convenio anterior los usos autorizados
eran habitacional, comercial o de servicios en cualquiera de sus
modalidades. No obstante, despus del largo va crucis, se obtuvo
esta cons-tancia de uso de suelo y se lleg por primera vez a la
conformacin actual del terreno. Una vez que laSecretara de
Administracin Urbana reconoci como vlida la compatibilizacin de uso
de sue-lo y emiti su constancia, dio inicio el proceso de
aprovechamiento de los derechos que se incluan dentro del convenio.
El primero y ms importante sera cancelar el adeudo por impues-to
predial acumulado que se cubrira al aplicar el acuerdo y, como era
de esperarse, la Tesorera Mu-nicipal no contaba con informacin al
respecto, por lo que hubo que ratificar el 3 de septiembre de 2004
el acuerdo de condonacin de impuesto predial firmado con el
presidente municipal como autoridad fiscal municipal. Para tomar
conciencia de los tiempos, vale la pena apreciar que llega a
este primer resultado tangible casi dos aos des-pus de firmado
el convenio.
El desencantamiento despus de tanto tiempo y esfuerzo llev a que
los propietarios decidieran vender la parte restante del predio y
no hacer uso de los derechos que haban obtenido a travs del
convenio. Aqu es donde aparece el siguiente ingrediente bsico en
las problemticas urbanas: el conflicto social. En el momento en el
que se puso a la venta la fraccin restante, se presentaron dos
fenmenos: protestas y manifestaciones por el dao a la ecologa y la
prdida de lo que le perte-nece al pueblo promovida con fines
polticos y, en segundo lugar, la actitud de rapia por parte de
empresas de bienes races interesados en atender las solicitudes de
grandes grupos inmobiliarios. Surge, entonces, una campaa de
desprestigio contra los propietarios, as como de la propiedad en s
para de esta manera bajar su valor y poder obtener mayor utilidad.
Durante meses, hubo ofertas de compra del terreno siempre y cuando
los propietarios derribaran todos los rboles en una noche y
solamente pagaran la multa corres-pondiente, a lo que de ninguna
manera iban a ceder por considerar que deban seguirse al pie de la
letra las indicaciones de la Direccin de Ecologa en relacin al
control de la plaga y a la restitucin de rboles.
De esta manera, una decisin tomada en 1980 con una falta de
visin y claridad en materia de planeacin urbana, se transforma en
una gestin ciudadana que inicia en 1996 y que jurdicamente no tiene
respaldo sino hasta 2002. Finalmente, es hasta el 26 agosto de 2005
que la Sindicatura Municipal en sesin extraordinaria de cabildo
reconoce la validez de las gestiones llevadas a cabo. A partir de
este momento, aun cuando la fraccin dedicada para rea verde queda
debida-mente escriturada a favor del ayuntamiento y el resto cuenta
con todos los documentos que vali-dan su aprovechamiento. Sin
embargo, el predio
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denominado Rementera queda en abandono total hasta el 2008. Se
especula sobre una inter-vencin en 2009 para parque urbano
(derribando los rboles que la conforman en la actualidad). Su
imagen en 2008 es la siguiente: rboles plagados, una invasin con un
pozo de agua en funcio-namiento, invasin con puestos de lmina y, en
algunas ocasiones, baos pblicos provistos por las mismas
autoridades, rboles plagados y descuidados, suelo deteriorado,
cierre y aca-paramiento de calles aledaas con vendedores o clientes
de compra/venta irregular de autos usados, franeleros que cobran
derecho de uso de va pblica y montoneras de basura en las calles.
Aunque en teora exista certidumbre jur-dica, la desconfianza
predomina.
Finalmente, el modelo de gestin ciudadana en relacin al predio
Rementera tiene varios acier-tos y varios errores que son
importantes para la generacin de nuevas estrategias ciudadanas de
participacin en acciones de planeacin. Desafor-tunadamente, el
hecho de que estas acciones no son hechas pblicas limita los
logros, pues existe un desconocimiento generalizado por parte de la
ciudadana y an dentro de las dependencias gu-bernamentales no
existe comunicacin eficiente que apoye dinmicas de este tipo. Si se
dejara a un lado la problemtica poltica; el alto costo en materia
de juicios, escrituraciones, trmites ante las autoridades, los
conflictos con grupos de cho-que, demandas por parte de las partes
supuesta-mente afectadas y el desgaste fsico y emocional que gener
esta gestin, existe un logro indiscu-tible, que es la posibilidad
de que un ciudada-no pueda incidir en las polticas de gobierno.
Debido a este convenio, el municipio cuenta con propiedad de un rea
destinada como rea verde, independientemente de que no la aproveche
y se respeta la propiedad privada, a pesar de que en este momento
est detenido su aprovechamiento por temor y desconocimiento.
Conclusiones
Este trabajo es una reflexin sobre las complica-ciones que tiene
el municipio para poder dotar adecuadamente de reas verdes a su
comunidad. El predio denominado Rementera se convierte en un
laboratorio urbano que, en pequea esca-la, nos permite observar a
los diferentes actores representados, as como los intereses
polticos, econmicos, ambientales y sociales que pueden intervenir
en la problemtica urbana. Y, adems, nos hace reflexionar sobre el
valor de la certi-dumbre jurdica y de las acciones de planeacin que
deben ir acompaadas de programas claros de intervencin e
instrumentacin. Esto no fue lo que sucedi en Rementera, pero este
caso est documentado de manera que pueda ser aprove-chado en el
futuro.
El largo viaje recorrido en esta investigacin bus-caba entender
la realidad de la propiedad priva-da, las reas verdes y la
planeacin urbana. Para completar ese viaje, era necesario
comprender el papel del municipio en relacin con estos tres. La
ciudad de Puebla nos muestra una constante en estos cuatro
factores: la incertidumbre. La incer-tidumbre en relacin a la
tenencia de la tierra: las luchas de los grupos sociales y la
imposibilidad de la defensa y aprovechamiento de la propiedad an en
nuestros tiempos. La incertidumbre en rela-cin a lo que hoy
conocemos como reas verdes y que fuera de los parques pblicos y los
camellones estn en riesgo de desaparecer y ser transformados por
las necesidades territoriales de la ciudad y la falta de polticas
de adquisicin, mantenimiento y proteccin por parte de las
autoridades. La incer-tidumbre en relacin con la planeacin urbana,
pues los lineamientos en los planes y programas no siempre se
llevan a cabo por falta de recursos y seguimiento y, en otras
ocasiones, se llevan a cabo intervenciones decididas sobre el
escritorio y que acarrean ms problemas que soluciones.
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El estudio de caso Rementera ejemplifica la dificultad del
aprovechamiento de una propie-dad privada por ser declarada rea
verde, esto resultado de la imposibilidad del municipio por
conservar reas de esta naturaleza dentro de la mancha urbana por no
contar con los instru-mentos y los recursos adecuados para cumplir
con los lineamientos definidos en los procesos de planeacin. Sin
embargo, como se describi en este documento, la iniciativa
ciudadana puede tener un impacto en los ejercicios de planeacin. El
caso concreto de Rementera, ms all de un anecdotario eterno,
constituye un instrumento de consulta para hacer una crtica puntual
en los derechos y obligaciones de propietarios, admi-nistracin
pblica y ciudadana. La posibilidad de incidir y de generar
alternativas ms all de las decisiones impuestas abre la puerta a
futuras tomas de decisiones concertadas y en el enten-dimiento de
la corresponsabilidad.
As, al querer responder a las cuestiones: de qu manera
interpreta o puede interpretar el Estado la complejidad de la
propiedad, las reas verdes y la planeacin?, el aporte ms importante
de este anlisis en ese sentido es que la ciudad no puede ser vista
como responsabilidad de las autoridades, sino el lugar donde las
voluntades de todos los niveles, ciudadanos y gobierno buscan la
mejora del lugar en el que viven. La realidad jurdica y poltica de
nuestro medio nos indica que hoy en da no son los gobiernos los que
definen el territorio sino los desarrolladores de vivienda y
comercio. As, la nica manera en la que los modelos de planeacin
urbana puedan funcionar es en colaboracin con estos. El Estado debe
asumir un papel de liderazgo en los procesos
de planeacin y debe contar con una estructura jurdica y econmica
que lo soporte. Sin embar-go, al mismo tiempo, debe tener una
estructura que permita la integracin de acciones y polticas
ciudadanas.
Asimismo, en relacin a qu tipo de estrategias deberan ser
aplicadas para atender nuestras ca-ractersticas sociales,
culturales, econmicas y jurdicas?, la importancia del anlisis del
caso Rementera nos indica que, para poder contar con estrategias de
gestin exitosas, se requie-re de instrumentos jurdicos que puedan
dar certidumbre a los grupos interesados. De esa manera, ser
posible elaborar proyectos que se vuelvan viables financieramente y
que integren a los diferentes grupos sociales de manera ac-tiva
para disminuir la posibilidad de conflicto entre las partes.
Para concluir, debe resaltarse que, a pesar de las dificultades
y conflictos presentes durante el de-sarrollo del caso, se est
construyendo un camino hacia la gestin ciudadana en materia de
pla-neacin urbana. Recordemos que la planeacin urbana en Mxico, en
especial a nivel municipal, es joven y est apenas viendo los
primeros frutos de sus planteamientos, no puede verse como una
causa perdida, sino, al contrario, como una opor-tunidad en
gestacin. Cada da existe ms con-ciencia sobre la importancia del
espacio pblico, reas verdes, agua, equipamiento e infraestructura
adecuada y solamente con la participacin de to-dos los involucrados
puede mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades. As, el caso
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