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piscicultura del pejerrey o aterinicultura

Jan 09, 2017

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PPISCICULTURA DEL PEJERREY

O ATERINICULTURA

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Es un libro de divulgación técnica dela Colección Agro de la EditorialSuelo Argentino, editada bajo ladirección de los IngenierosAgrónomos Horacio D. Rosso yJoaquín L. Alfonso.

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C O L E C C I O N A G R O

RAUL A. RINGUELET

PISCICULTURADEL PEJERREY

O ATERINICULTURA

VOLU6MEN

EDITORIAL SUELO ARGENTINOBUENOS AIRES

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EDITORIAL SUELO ARGENTINODOBLAS 955 - BUENOS AIRES

PRECIO DEL EJEMPLAR $ 1,50

IMPRESO EN LA ARGENTINAQueda hecho el depósito que previe-ne la ley 11.723 Copyright by Edi-torial Suelo Argentino, Calle Doblas955 - Buenos Aires.

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Capítulo I

INTRODUCCIÓN

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A pesar del interés que existe en estos tra-bajos de pejerrey, no poseemos manual o pe-queño tratado que enseñe al principiante y aúna los piscicultores los elementos más rudimen-tarios de la aterinicultura. Las obras extranje-ras se dedican especialmente a los salmónidosy sus nociones se pueden aplicar sólo en unsentido muy general. En 1936 apareció en las«Memorias del Jardín Zoológico de La Plata»un trabajo titulado «El pejerrey fluvial lacustrede Buenos Aires», que dedica varias páginas ala reproducción artificial del pejerrey. Comoquiera que sea, es ésto lo único publicado hastael presente, además de cortas nociones dadaspor el mismo autor en dos ocasiones ante-riores a esa fecha. Estimo que es necesario

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ampliar y poner al día el tema que aquí trato,mediante un pequeño manual que sirva tanto alpiscicultor experimentado o al que ya cree serlo,como al principiante y a toda persona que se in-terese. El caudal de experiencia que he adquiri-do durante dos años de permanencia en el Vive-ro de Pejerrey de Chascomús, más otros dos añosen la Estación de Piscicultura Embalse (Córdo-ba), sumados a varios viajes de estudio de lagu-nas y ríos, me permite hablar del tema con di-recto conocimiento de causa. Las nociones queaquí doy se han desarrollado y perfeccionado ennuestro pejerrey común, el de las lagunas bo-naerenses y del río Paraná, científicamente de-nominado Austromenidia bonaerenses (C. V.).

Cabe hacer notar que no empleo el nombregenérico Odonthestes Everman y Kendall, muydifundido y que ha seguido publicaciones ante-riores, pero sobre cuya validez o acierto para apli-carlo a ese pejerrey es mejor no pronunciarse,hasta que aparezca de una vez por todas el tra-bajo sistemático o publicación que lo aclare yfundamente explicando las razones de su exten-sión para todos los pejerreyes argentinos. Es unaregla de buena conducta no cambiar nombresgenéricos o específicos hasta que no se fun-damenten por escrito. Creo que hace cosa

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de diez años comenzó el empleo de Odonthestespara el pejerrey bonaerense, y desgraciadamen-te he seguido pasivamente su empleo por espe-ciales razones extra científicas. Tampoco es elcaso de seguir usando Atherinichthy Günther(Nosmen nudum) a pesar de la indignación deun señor que no es zoólogo y que parece creeringenuamente que la aplicación de tantos nom-bres genéricos distintos para el pejerrey bonae-rense significa que los autores que los crearon yusaron suponen la existencia de otras tantas es-pecies distintas (l. c.).

En la Argentina también se practica piscicul-tura con otra especie de pejerrey, Patagoninahatcheri (Eig.), de los lagos patagónicos, aun-que en reducida escala y sin mayores alcancesprácticos. Para esta especie los procedimientosson exactamente iguales aunque el periodoincubatorio sea mucho más dilatado. Siendo elpejerrey nuestro único pez indígena cultivadoartificialmente y produciendo su pesca comer-cial buenos recursos económicos, no hay nece-sidad de insistir sobre la relativa importancia deesta publicación. Y esos beneficios económicosque se extraen de su aprovechamiento podrían serfácilmente quintuplicados, manteniendo en buenascondiciones a numerosas lagunas de la provin-

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cia de Buenos Aires, que por, ahora no rindenbeneficios.En esta ciencia aplicada corresponde denominarpiscifactura a los procedimientos que conducena la obtención de alevinos – o sea peces reciénnacidos– y piscicultura cuando se llega a la crian-za completa de los peces hasta su edad adulta, ypor lo tanto se cierra el ciclo completo:

Reproductores - Huevos - AlevinosPeces Jóvenes - Reproductores

(tal cual se logra con muchos salmónidos).Hasta hace pocos años no se había adelantado

más allá de una piscifactura. Ahora se ha llega-do a una aterinicultura, si no completa–meta que será muy difícil de alcanzar–, por lomenos algo adelantada. Ha habido un determi-nado progreso a pesar de que haya sido puestoen duda por parte de quien debiera estar bieninformado (l. c.). Así y todo en varios aspectosestamos en 1943 frente a muchas condiciones igua-les a las de años atrás, condiciones que motivarondel Dr. Fernando Lahille las palabras de «piscicul-tura providencial», o con más aguda ironía «pisci-cultura de los patos». Si bien ahora se envíanpejerreyes vivos, éstos viajan en envases com-pletamente inadecuados, que no garantizan la se-guridad de las siembras. No sabemos por qué los

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establecimientos nacionales de piscicultura notienen envases especiales, por lo menos seme-jantes a los usados corrientemente en el trans-porte de peces de cualquier país importante. So-bre todo necesarios en la Argentina, país de gran-des distancias. De igual manera no sabemos lacausa por qué un vivero, como es el Embalse(Córdoba), posea tanques australianos de pocaprofundidad para la cría de pejerreyes, mientrasla experiencia aconseja desechar tales estanques.Esta falta de un plan técnico adecuado es incon-cebible en estos tiempos, y habla de apresura-mientos, si no de falta de conocimientos. Comolo es el caso de que los servicios nacionales depiscicultura cuente con un único vivero produc-tor de huevos de pejerrey (desde 1939) situadoen el centro del país y en una localidad que noestá servida por líneas de ferrocarril. El área enque el pejerrey puede difundirse naturalmenteen mayor abundancia no es precisamente el cen-tro del pais, sino la zona de las provincias litora-les. Por eso es inobjetable la necesidad de unvivero en esa zona, pero donde haya líneas deferrocarril, tan bien situado como lo estaba el deChascomús. Hay muchos casos curiosos enlos servicios de piscicultura de la Nación.Como lo es el de la Estación Hidrobiológica

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de Rosario, en cuyo programa básico figura lapropagación de los peces paranenses, enten-diendo con esto propagación artificial, que otracosa no es piscicultura. Pero esta dependen-cia se ha construido en Rosario, a ,pesar deque se sabe perfectamente (o se debiera sa-ber) de que ningún pez del río Paraná de im-portancia comercial o económica se reprodu-ce en el Paraná medio. Si se desea estudiar lapropagación de las especies paranenses, paraluego ponerla en práctica, debió buscarse unlugar en el alto Paraná, no más al sur de laciudad de Corrientes. O como un recurso, se-guir las huellas de los autores brasileños y es-tudiar la hipofisación experimental. Pero noes el caso de insistir sobre estos puntos, puesesta crítica –aunque bien intencionada y porello, constructiva–, no es el objeto de estaspáginas.

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Capítulo II

NECESIDAD DEL ESTUDIO PREVIODE LOS AMBIENTES A POBLARSE

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En la República Argentina la limnología escosa poco menos que desconocida. Los estu-dios de lagunas, lagos, ríos y arroyos desde elpunto de vista físico, químico y biológico, nohan sido hechos, con poquísimas excepcionesparciales (debidas al interés personal de algu-nos pocos estudiosos), a pesar de los resulta-dos prácticos que se desprenden de tales in-vestigaciones: Mal precedente el que ha esta-blecido en el país el servicio responsable, elde efectuar siembras de peces a troche y mocheen lugares de factores propicios o no, perosiempre desconocidos. Por si esto fuera poco,al corto tiempo de sembrado un ambiente conpejerrey, el gobierno lo entrega a concesio-

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narios en explotación comercial para la pesca deese pez, sin saber si tal ambiente es o no bueno,y contando solamente con unos cuantos lancesprevios de prueba. Cuanto más, se hacen unastornas de plancton (y sin tomar la relación cuan-titativa), un análisis químico del agua, y nadamás. Luego sucede que el ambiente explotadose agota o que disminuye enormemente la pes-ca. Se piensa entonces en las causas de fenóme-no tan molesto, atribuyéndolo las más de las ve-ces a factores inverosímiles, sin ver que la únicay verdadera causa es el no haber investigadodesde un principio y an-tes de las siembras, la«productividad» del ambiente en cuestión, si-quiera sea en forma sumaria. No es ésta una cues-tión teórica y sin alcances prácticos.

Así como el agrónomo puede saber el rendi-miento probable de un campo por hectárea, deanáloga manera el limnólogo puede establecerla capacidad posible de un lago o laguna parasustentar una o más especies de peces a int-roducirse con posterioridad. Estudios semejan-tes no se hacen en un día ni en un mes, pero susresultados son necesarios, pues de no hacerse seenfrentan fracasos como los que han sucedidopor ejemplo en la explotación comercial de al-gunos lagos del país.

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Por mi parte no creo, como he leído en algúnlado, que sea necesario contratar los serviciosde técnicos extranjeros para efectuar estudioslimnológicos, pues lo único que falta es el que-rer ponerlos en práctica y buscar las personasque conocen el asunto, que si no las hay se for-man.

Seguimos teniendo, como lo dijera el Dr. Fer-nando Lahille en 1929, una «piscicultura provi-dencial». No hay que creer, repito, que estos tra-bajos se puedan hacer ni en un día ni en un mes,ni tampoco esperar que el personal aplicado alas labores de piscicultura en un vivero puedanllevarlos a cabo. Pueden ayudar, y mucho, en larecolección de materiales y en la toma de obser-vaciones, pero en muchas de éstas su garantíahabrá de ser una persona que conozca lo que tie-ne entre manos. El práctico o el técnico dedica-do a las cuestiones de propagación artificial, alas siembras, y especialmente cuando se encuen-tra al frente de un vivero, no puede dedicarse, ycasi siémpre no sabe de cuestiones limnológicas.Estos servicios y aquellos de piscicultura debe-rán estar separados, aunque relacionados yconexos. El «hombre orquesta» que hace unacosa y la otra, no es más que un engaño, y nohace ni medianamente bien ni la una ni la otra.

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Porque hacer limnología no es tomar 1 ó 10temperaturas, mandar una muestra de agua ypasar algunas veces la red de plancton. Hacerlimnología significa efectuar observaciones yrecoger materiales en la forma más continuaposible, de acuerdo a un plan minucioso y pre-vio, con los instrumentos y la técnica debidos,sumadas a un cuidadoso trabajo posterior o sin-crónico de laboratorio que requiere, instrumen-tal determinado, una bibliografía, también de-terminada; y sobre todo eso, algo más. Con esecúmulo de trabajo se llega, a tener una idea con-creta del origen, de los factores físicos, quími-cos y biológicos, y como uno de los corolarios,de la «productividad» de un cuerpo de agua. Des-graciadamente no lo entienden así los organis-mos técnicos nacionales responsables de losasuntos pesqueros, y que en la ausencia de ser-vicios especiales, son los indicados para efec-tuar esas investigaciones. Muy promisorio es elpoder sembrar en un nuevo dique miles y milesde alevinos de pejerrey, pero los resultados po-sibles de esas siembras tienen que poder cono-cerse mediante los estudios previos sobre los quetanto insisto. No es correcto pronosticar la futu-ra explotación comercial de un lago cualquiera,y hablar de miles y cientos de miles de kilogra-

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mos anuales y asentarlo por escrito, para luegocomprobar qué las cifras dadas son completa-mente ilusorias. Y si en tales pronósticos se ba-san proyectos de creación y se crean nuevos ser-vicios cuyo mantenimiento depende del rendi-miento así establecido, la imprevisión y la res-ponsabilidad son aún mayores.

Desde luego que las oficinas encargadas deestos servicios no pueden abocarse al estudiodetallado y completo de todas las cuestiones yproblemas relacionados de cerca o de más lejoscon la piscicultura, y en general con las cuestio-nes pesqueras. La Dirección de Geología, Geo-física e Hidrología puede proporcionar muchosde los datos, los museos de historia natural yespecialistas, la identidad de especies animalesasí como aclarar todo lo relacionado con la bo-tánica (Darwinion, Instituto Lillo de Tucumán,Museos de Buenos Aires y La Plata, etc.). Sepuede interesar a los alumnos de los doctoradosen ciencias naturales para que elijan como temade tesis, el estudio de peces de importanciaeconómica, de familias de plantas acuáticas,del plancton de una o más lagunas, etc., y loque es más importante, darles facilidades parala recolección de materiales. En el Instituto delMuseo, en La Plata, hay más de un egresado

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haciendo su tesis sobre peces, y otros termi-nando su curso final para investigar sobre te-mas semejantes; Y eso es porque el profesorque los dirige tiene una visión clara y ajustadadejo que debe ser la investigación científica,pero sin perder contacto con las necesidadesnacionales.

Hace falta comenzar por él primer peldaño,pero modelos no faltan, como la acción desa-rrollada desde hace varios años en el Brasil,para mencionar lo más cercano.

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Capítulo III

DIFICULTADES DE UNAATERINICULTURA COMPLETA

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Es sabido que hay especies de peces con lascuales no se ha logrado hacer piscicultura, a pe-sar del interés que había en ello y de repetidostrabajos y experiencias. Hay peces que no sepueden mantener en cautividad, o en muy pre-carias condiciones, porque soportan mal las con-diciones artificiales. En varios aspectos el peje-rrey está en el caso anterior, pues no se puedemantener machos y hembras adultos en ambien-tes reducidos y luego obtener su freza; casi se-guramente nunca se podrá lograr. Pero ha sidoposible no sólo criar corrientemente pejerreyeshasta 6 meses de edad en pequeños tanques ypiletas (de donde se transportan para atendersiembras), sino mantener vivos en acuarios de

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2.000 litros de capacidad ejemplares de cualquieredad hasta 1 año y medio. Claro es que para queesos pejerreyes se adapten al acuario (con aguacorriente) habrán crecido en estanques peque-ños desde su nacimiento. Actualmente se esta-ban haciendo experiencias para lograr trabajaren el alevinaje del pejerrey, es decir, criar lospececillos recién nacidos en bateas de reducidacapacidad. Sobre este punto hablaremos pági-nas más adelante.

Las primeras experiencias de reproducción ar-tificial comenzaron en el año 1904, las que tu-vieron por escenario el local del hotel America-no, del pueblo de Chascomús. A este ensayo quedió los primeros éxitos, efectuados personalmen-te por don Eugenio A. Tulián, piscicultor norte-americano contratado por el Ministerio de Agri-cultura de la Nación, siguieron otros que condu-jeron luego a la práctica corriente de la piscifactu-ra del pejerrey. Una vez que se llegó a este pun-to, la piscicultura del pejerrey quedó tal cual era,lográndose solamente perfeccionamientos des-de hace pocos años. Son algunos pequeños pa-sos hacia adelante, pero en realidad obtenidosen forma ocasional y no siguiendo un plan cui-dadoso predeterminado.

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Capítulo IV

CICLO SEXUAL

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El pejerrey (Austromenidia bonariensis)tiene dos períodos de desove en la naturaleza:uno y principal en primavera, que puede co-menzar ya en julio y terminar en diciembre,con su climax en los meses de septiembre uoctubre; y un segundo período más corto enotoño: marzo y abril. La amplitud de tales pe-riodos de freza es variable y elástica, de acuer-do a los distintos ambientes y al estado de lapoblación de pejerreyes: La temperatura delagua (no sabemos todavía si la absoluta o lamínima media) afecta en cierto grado la rapi-dez de la maduración de las gonadas; espe-cialmente notable es la influencia que provocanlas malas condiciones alimenticias, lo mismo queel retardo o la aceleración por obra de muchos

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otros factores que nunca se han estudiado cien-tíficamente. No es raro que desde diciembre.hasta abril y aun mayo se encuentren hembrasmaduras ininterrumpidamente, aunque en es-casa cantidad. Es de observar que un mismoejemplar de pejerrey se reproduce una sola vezal año, de modo que los que lo han hecho enla primavera no son los mismos que lo haránen el otoño siguiente o que se han reproduci-do en la temporada anterior. La determinacióndel comienzo del período de freza es cosa quese sabe por el reconocimiento contiuuado delestado de los órganos sexuales; el examen heb-domadario de varias hembras y machos dellago o laguna irá indicando la fecha para co-menzar los trabajos. Naturalmente que el pe-ríodo más importante es el primaveral, puesla gran masa de la población de pejerreyes sereproduce en ese tiempo.

Al año de edad los machos y hembras al-canzan su adultez y se reproducen por vez pri-mera, aun cuando en ambientes poco propi-cios pueden hacerlo recién más tarde. La can-tidad de óvulos de una hembra de un año pue-de establecerse en 2.000 a 3.000 (ambientesóptimos), número que aumenta en los añossucesivos hasta el quinto de edad, a partir del

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cual parece no variar. Si los pejerreyes de mu-cha edad, digamos de 6 años hasta el máximode vida (que se supone 10 años) no se repro-ducen más, o si lo siguen haciendo, es cosaque no se sabe. Se ha medido como cantidadmáxima unos 45.000 óvulos en la gonada deuna hembra de 4 años. El número de óvulospara individuos de distintas edades es cosaimposible de establecer para la especie, pues-to que tal número varía, y mucho, en ambien-tes diferentes. Para pejerreyes de una lagunadeterminada es posible establecer una escalabastante exacta. El diagrama publicado por elDr. Fernando Lahille on la edición de una con-ferencia suya muy amena: «Una hora entre lospejerreyes», es sólo aproximado. Pongamos unbuen ejemplo para aclarar el punto. Una hem-bra de un año de la laguna Comedero (Yala,provincia de Jujuy) sólo tenia en su ovariosbien maduros la cantidad de 300 óvulos, mien-tras que hembras, de la misma edad, pero demayor tamaño, tienen frecuentemente, en lalaguna Chascomús, unos 3.000.

Los huevos son demersos, esto es, no f lotanen el agua, y cada uno tiene una corona de fi-lamentos pegajosos, por lo cual al salir delovario están aglutinados formando un racimo.

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Es de pensar que si estos huevos son adhe-rentes, en la naturaleza quedarán pegados a lasplantas acuáticas, como pasa con los de losciprínidos. Aunque esto sea cierto(1) , se com-prueba también que en la laguna . Chascomús(provincia de Buenos Aires) los pejerreyesdesovan en gran cantidad en aguas poco pro-fundas y con fondo de tosca áspera, donde nohay plantas acuáticas, y por lo tanto en luga-res que de antemano se considerarían inade-cuados. La experiencia continuada, de la pes-ca y la observación, durante dos años en la ci-tada laguna, me autoriza a afirmarlo.

El diámetro de un óvulo maduro es de un 1milímetro y 6 décimas, como término medio,comprobándose escasísimas variaciones. Elcolor es verdoso pálido o verde amarillento, otambién, pero menos frecuentemente, amari-llo claro.

(1) El Dr. Emiliano J. Mac Donagh me ha comunicado haberlo com-probado muchas veces en varias lagunas de la provincia de BuenosAires, donde había racimos de huevo pegados a los juncos.

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Capítulo V

VITALIDAD DEL ESPERMA DEI.PEJERREY

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Aunque quizás este tema no corresponde-ría ser tratado en las presentes páginas, consi-dero interesante dar un breve resumen de lasexperiencias que he efectuado, más que todocon el objeto de demostrar que los datos pre-sentados por el Sr. Don Luciano H. Valette enla publicación que he citado al comienzo pue-den inducir a error.

(*) En el Brasil también han comenzado con dos trabajosde aterinicultura, en el estado de Sao Paulo, no sé con cual es-pecie de pejerrey, pero que seguramente no es la nuestra. Yahan pasado los éxitos iniciales, según tengo noticias por la car-ta que recibí de un técnico de la Divisao de Caça e Pesca, y quetranscribo a continuación:

«Pórto-Alegre, Brazil, 30 de maio de 1943. - Presado Dr.Ringuelet

«Sinto nao ter podido acusar o recebimento de sua carta

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La vitalidad de los espermatozoides – lógi-camente– decrece en forma paulatina cuandoel flúido es extraído de machos muertos, opasado corto tiempo de estar fuera del cuerpodel pez. Pero esa vitalidad es mayor de lo quese pensaría «a priori» y de lo aseverado por elautor antes citado. Atribuye una vitalidad de 3

e de suas valiosas publicações, ha mais tempo. Fiz várias viajens emeus estudos no interior do pais nao me permitiram manter em diaminha correspondencia.

«Agradeço suas publicações e o manuscrito sobre a Pisciculturadel Pejerrey. Este último muito me serviú. Atualmente tenho naLagoa dos Quadros, Municipio de Osório, uma instalaçao pro-visória para a incubaçao e a criaçao de alevinos. Desde 13 de maioentram diariamente muitos milhares de ovos fecundados nas incu-badoras. A incubaçao é feita com água filtrada da Lagoa, para oque uso um filtro de areia, tipo americano. Os resultados sao exce-lentes e já estamos iniciando a distribuiçao dos ovos embrionados.Tenho atualmente uns 50 mil alevinos nos pequenos tanques,nascidos desde o dio 23.

«Como limnologista, muito me interessaram as publicações queo sr. me mandou. Ha muito enviei ao Dr. Marini várias cópias depublicações limnológicas minhas, para distribuiçao entre souscolaboradores. O sr. recebeu-as tam-bém? De con trário terei gran-de prazer em enviar-lhe minhas separatas: Dentro em breve apare-cerá um pequeno livro de minha autoria: «Introduiçao ao Estudoda Limnologia», que the enviarei com prazer.

«Esperando que o intercambio de nossas publicações semantenha, sou, com atenciosas saudações». – Firmado HermanKleerekoper. Limnologista da Divisão de Caça e Pesca. Ministérioda Agricultura,

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horas con 20 minutos para los espermatozoidesextraídos de un macho vivo y conservados ensu propio medio a 19° C. Las experiencias quehe hecho .en 1937 en el Vivero de Pejerrey deChascomús me han dado otros resultados com-pletamente diferentes. Los exámenes de flúi-do espermático fueron hechos con un micros-copio Leitz-Wetzlar y con lente de inmersión.

Conservando esperma extraído de machosvivos, en un tubo cerrado y sumergido en elseno del agua a 17° C de temperatura media,durante treinta y tres horas (desde las 8.45horas del día 5-XI-1937 hasta las 18 horas del6-XI-1937), se comprobó que aproximada-mente el 1 % de los espermatozoides estabánvivos y en movimiento débil.

Utilizando esperma conservado durantequince horas en las condiciones antedichas,para fecundar óvalos extraídos de una hembraviva y vigorosa, obtuve un 60 % de fecunda-ciones y la evolución total de un 40 % de loshuevos sobre el total anterior.

El autor citado nos dice que a los 25 minu-tos de extraídos de un macho muerto, losespermatozoides estaban «todos inactivos opoco menos». La siguiente experiencia, selec-cionada entre otras, nos demuestra otra cosa.

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Primera etapa: Esperma de machos muer-tos 30 minutos antes y guardado a las 19 ho-ras del día 6-X-1937, en un tubo cerrado bajoagua a 17° C.

Segunda etapa: Óvulos extraídos de unahembra muerta 30 minutos antes, a las 9.40horas del día 7-X-1937.

Tercera etapa: Unión de ambos productos alas 9.45 horas del día 7-X-1937.

Resultados: Colocados estos huevos en unrecipiente con agua corriente, pero sin movi-miento –es decir, contrariamente al procesonormal de incubación– y examinados al díasiguiente con binocular, uno por uno, se com-probó que sobre un total de 659, 146 estabanfecundados (es decir; el 17%), puesto que es-taban en un estado-evolutivo caracterizado poruna calota de muchas células.

Los datos anteriores nos demuestran que lavitalidad del esperma del pejerrey, y aún la vi-talidad del óvulo, no decrece tan rápidamen-te. Especialmente el esperma, que conserva.sus propiedades fecundantes muchas horasdespués de sacado del cuerpo del macho, siem-pre que se conserve «in vitro» y evitando enabsoluto el contacto con el agua y en lo posi-ble con el aire. De cualquier modo –como lo

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diré más adelante– el desove artificial se harácon reproductores vivas. Sólo en un caso es-pecial, de suma necesidad podría permitirsela utilización del esperma de machos muertosal momento o conservado muy corto tiempo.

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Capítulo VI

PESCA Y ELECCION DEREPRODUCTORES

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Evidentemente, para poder hacerpiscicultura con el pejerrey, es necesario tra-bajar a la vera de un lago o laguna donde seaposible extraer machos y hembras. Hasta 1939este trabajo se hizo en la laguna Chascomús(pcia. de Buenos Aires), cuyo vivero, depen-diente del Ministerio de Agricultura de la Na-ción, funcionó hasta ese año. Años atrás, yantes de crearse la dependencia en Chascomús,hubo otras instalaciones en la provincia. Des-de 1937, estos mismos trabajos comenzaronen la Estación de Piscicultura Embalse (pcia.de Córdoba,), dependiente del mismo Minis-terio, y contando con los pejerreyes del granembalse artificial de esa localidad (Lago Em-balse del Río Tercero), que fuera sembrado en

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años anteriores. Desde el cierre del vivero deChascomús es la única dependencia nacionalque provee de huevos embrionados de pejerrey.La aterinicultura se practica en la EstaciónHidrobiológica de Rosario y parece que se haráo se ha empezado en los nuevos viveros depiscicultura nacionales de curiosa localización(Coronel Suárez y Plottier, Buenos Aires yNeuquén, respectivamente), pero los huevos,hasta ahora, son recibidos de Embalse. En elVivero de Salmónidos de San Carlos de Bari-loche se incuban huevos de Patagoninahatcheri (Eig.) Eig., en reducida escala y sinpretender trabajos de envergadura, en razón deser esta especie inadecuada para el centro ynorte del país, y porque tiene un tamaño rela-tivamente reducido. También es evidente quepara continuar eficazmente con la difusión delpejerrey se necesita contar con un centro pro-ductor de huevos en la provincia de BuenosAires, tan bien situado como lo estaba el vi-vero de Chascomús. El establecimiento deEmbalse no puede de manera alguna llenaresos fines y más bien debería reducirse a unapequeña instalación cuya única función fuesela continua repoblación del Lago Embalse delRío Tercero.

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La pesca de reproductores se hace con lasredes de las llamadas impropiamente «tras-mallo», pero mejor llamadas «red de calar»,que se utilizan corrientemente en la explota-ción comercial del pejerrey. Las mallas de lasredes han de tener una medida tal que no seextraigan pejerreyes demasiado pequeños, di-gamos 30 milímetros de lado. Cuando esa pes-ca se logra dejando las artes tendidas por lanoche, los trabajos comienzan al recogerlas porla mañana bien temprano. Si la laguna o lagose presta para «rodeos», o sean las tendidas ensemicírculo y extracción subsiguiente, se tra-baja en dicho momento. Ambos procedimien-tos pueden ser sincrónicos o sucesivos, comose hacía muchas veces en la laguna Chasco-mús, de modo que si con las tendidas (otrasmallo fijo) se obtenían pocos machos, elrodeo podía procurarlos en seguida. En cual-quier caso, el desove artificial debe hacerseen la misma embarcación y siempre conpejerreyes vivos. Demás está decir que estostrabajos deben hacerse contando con embar-cación y redes propias, con el concurso de unpescador profesional que sepa remendar ycomponer las artes de pesca. No siempre seha seguido esta norma –practicada en el Vive-

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ro de Chascomús con acierto–, sino que se apro-vecha la pesca comercial del pejerrey en el lu-gar. En esta forma inadecuada, como se hace aho-ra en el Lago Embalse del Rio Tercero, el pisci-cultor no tiene el tiempo necesario para una se-lección cuidadosa, ni las comodidades indispen-sables. El autor ha visto personalmente cómo seinutilizaban desoves o cómo se consiguen conapresuramiento y sin los requisitos necesarios porseguir esta práctica equivocada.

La distinción de machos y hembras no ofrecemayor dificultad cuando están en plena madu-rez, pues las segundas tienen las paredes ven-trales del cuerpo hinchadas, la apertura genitalmás amplia y saliente y dejan salir los óvulos ala menor presión. Los ejemplares de ambossexos, a medida que se van desprendiendo de lared, se colocan en sendos recipientes de buenacapacidad (cincuenta litros cada uno, si es posi-ble), siempre que estén vivos y seleccionandolos más vigorosos de 2 y 3 años.

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Capítulo VII

DESOVE ARTIFICIAL

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Los elementos que se deben utilizar son:l) Dos tachos de 50 litros de capacidad cada

uno.2) Cápsulas de Petri de las mayores, o pe

queños platillos hondos enlozados.3) Dos frascos de dos o tres litros de capa-

cidad cada uno.4) Una cucharilla y varias plumas de ave.5) Un balde.

Si el piscicultor cuenta con los recursos deun vivero debidamente provisto, irá calzadocon botas de goma y protegido por un delantalimpermeable. En los días muy fríos el mani-puleo del desove artificial puede verse difi-cultado por el endurecimiento de las manosdel operador, en cuyo caso se pueden usar

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guantes tejidos de lana o algodón. Antes de indi-car los procedimientos a seguir, se debe recor-dar una precaución de carácter general: evitar laluz solar directa, trabajándose en lo posible enun sitio de la embarcación bien reparado y conpoca luz.

Se toma una hembra firmemente por el pe-dúnculo caudal, con la mano izquierda, y man-teniendo el cuerpo del pez con la cabeza haciaarriba, se hacen correr los dedos índice y mayorpor los flancos, desde casi el nacimiento de lasaletas pectorales hasta poco antes de la aberturasexual. Este masaje se efectúa sobre la cápsulade Petri o platillo enlozado, bien limpio y enjua-gado en agua por lo tanto húmedo pero sin agua(método seco). Como las hembras elegidas sonlas bien maduras, los óvulos salen en seguida yvan cayendo unidos en racimo en el recipiente.Este masaje se hará con suavidad y sin lastimarlos órganos internos, haciendo sin embargo lapresión suficiente para expulsar el contenidoovarial. Puede repetirse una o dos veces sobre elmismo animal, pero al punto de ver óvulos man-chados con sangre (lo cual no debe suceder) oalgunos pequeños y blancos (óvulos no desarro-llados o atrésicos), deben desecharse y conside-rar extraído en su totalidad el contenido del

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Fig. 1Manera incorrecta de sujetar el pez para el desove artificial.

Fig. 2Procedimiento correcto de sujetar el pez para hacer el desove.

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ovario. Teniendo abundancia de reproductoresno es peligroso desovar dos hembras consecuti-vamente, y también hasta tres o cuatro, antes deutilizar los machos, siempre que el piscicultorsea lo suficientemente diestro y rápido. Se tomaentonces un macho y sujetándolo como se dijoantes, efectúase idéntico masaje, de modo queel esperma caiga en el recipiente de desove. Sien-do que el macho carezca de líquido espermáticosuficiente se toma otro o más si fuera necesario.En todo momento se tendrá el mayor cuidadopara evitar la caída de escamas, mucosidades omaterias fecales dentro de la cápsula, para cuyaextracción se usan indistintamente la cucharillao una pluma de ave. Considerado el espermasuficiente para los óvulos del recipiente, una vezque los mismos estén blanquecinos al estar ro-deados por el líquido lechoso, se revuelve el todocuidadosamente con la propia cola del pez o conla pluma, mezclando perfectamente ambos pro-ductos. Puede decirse, en términos genera les,que los óvulos de dos hembras precisan el es-perma de cuatro o cinco machos, ya que el flúi-do no suele ser abundante por individuo.

Durante un minuto se deja en reposo el con-tenido de la cápsula, y luego se agrega un pocode agua, dejándola en lugar seguro cuatro o

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cinco minutos. Llevando consigo varios plati-llos de desove, mientras se termina con uno sesigue con otro. Pasados esos minutos se vuelcael contenido de cada recipiente, y con delicade-za, en uno de los frascos de 2 ó 3 litros de capa-cidad, llenados previamente con agua fresca, sinperjuicio de renovarles el líquido una o más ve-ces durante el viaje de regreso.

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Capítulo VIII

LA PREPARACIÓN ULTERIOR ENEL ESTABLECIMIENTO DE

PISCICULTURA

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1. Hidratación.Cuando los óvulos son evacuados tienen una

envoltura elástica pero blanda; al contacto conel agua la absorben, aumentando apenas de vo-lumen y adquiriendo una consistencia coriáceay más dura. Este proceso de endurecimiento dela envoltura o cáscara del huevo, que correspon-de llamar hidratación, se prosigue en el local detrabajo, donde esos huevos son colocados en unafuente enlozada, suministrándoles un lento co-rrimiento de agua durante dos o tres horas.

2. Separación de los huevos.Se ha dicho ya que los huevos están ligados

entre sí en un racimo. La evolución posterior

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del germen se vería dificultada enormemente poresa aglutinación, y de hacerse la incubación enesa forma daría por resultado una pérdida eleva-da, como ocurría antes de aplicar un procedi-miento efectivo de separación. Esta se hace me-diante el corte con tijeras (figura 3 ). Colocandoel racimo en una fuente enlozada y con agua, seprocede a cortar con sucesivos movimientosacompasados, haciendo resbalar la hoja más finade las tijeras contra el fondo del recipiente. Cuan-do el racimo es muy grande puede dividirse endos o tres pedazos y cortar cada uno separada-mente. A medida que los cortes se multiplicanvan quedando montoncitos de filamentos sepa-rados que se eliminan por decantación, llevandolos cortes a un grado tal que no queden monto-nes de huevos arracimados. La decantación sehará repetidas veces, teniendo el cuidado de de-jar reposar los huevos en el fondo antes de ver-ter el agua cada vez, y utilizando abundante lí-quido. Para eliminar escamas y residuos grue-sos se pueden pasar los huevos por un coladorenlozado con agujeros tales que permitan el paso,evitando siempre que los huevos queden en seco,así sea un momento. Finalizado el proceso dedisyunción y lavado se hace el recuento volu-métrico.

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3. Recuento de los huevos.Después de muchos recuentos del número de

huevos contenidos en un centímetro cúbico, seha extraído un término medio de 200, por lo quese deduce fácilmente el número para cualquiervolumen. Para ello se colocan los huevos en unaprobeta graduada, preferentemente de las de for-ma levemente cónica, con una cantidad aproxi-mada de agua equivalente a 1/5 del volumen delos huevos; se deja reposar y se anotan los centí-metros cúbicos alcanzados por el limite supe-rior de los huevos. Por ejemplo; si los huevosocupan 500 c. c., se multiplica 500 por 200 (can-tidad en 1 c. c.), lo que arroja un total de 100.000.

4. Incubacion.Desde ya descartamos cualquier procedimien-

to de incubación utilizando canastillas coloca-das en bateas, pues no permite la incubación demuchos huevos y produce mayor cantidad depérdidas. Se ha de suponer, y naturalmente exi-gir, que un establecimiento de piscicultura, pormás modesto que sea, tenega una provisión abun-dante de agua, permitiendo el funcionamientode una incubadora de frascos.

El agua deberá ser neutra (pH:7) y sin exce-so de sales, esto es, lo que en términos gene-

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rales se llama un agua potable. Sin embargo, laincubación no se ve obstaculizada con agua con-teniendo cierta proporción de sales y de pH de 8y más. Bien aereada, para lo cual, si es de napasubterránea, se idearán los dispositivos necesa-rios para que incorpore el oxigeno necesario. Nosiendo posible obtener un agua. limpia y sin de-tritos, el inconveniente se salva con la coloca-ción de un filtro.

La incubadora a utilizarse se compone de uncaño proveedor con pequeños robinetes de pasopara dar agua a los frascos, para lo cual se aplicaa cada grifo (generalmente se emplean de 1/8 depulgada) un tubito de goma terminado en otrode vidrio que se coloca dentro del envase. Unartefacto como el de la fotografía número 1, po-see dos tarimas para poner los frascos, aprove-chándose el agua que sale de las vasijas de lafila superior para las del estante inferior. Natu-ralmente que el aparato puede construirse de lasdimensiones que se deseen, y ser mucho máspequeño, pero si se hacen desoves importantesy continuados, son necesarios numerosos fras-cos. La instalación mostrada en la fotografíanúmero 1 permite incubar simultáneamente unmáximo de 1.500.000 huevos y con ella se pue-de producir una cantidad anual de más de

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Fig. 4Frascos de incubación en pleno funcionamiento. La varilla de

madera que se ve en cada frasco sirve para centrar eltubo de vidrio.

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10.000.000 de huevos si la pesca es fructífera.El elemento básico y primordial del proceso

es la vasija de vidrio (fotografía 4 ), qué con le-ves modificaciones en el desagüe es igual al fras-co de Chase, ideado en Norte América para laincubación de huevos de corégono (Coregonuscupleaformis). Este frasco tiene unos 44 centí-metros de altura, contorno redondo y fondo re-gularmente cóncavo, con un ancho máximo de16 centímetros. Es levemente cónico, de modoque el diámetro de la abertura es de 12 centíme-tros. La base es de vidrio, igual que el pico dedesagüe colocado sobre el borde superior. En laantigua piscicultura de Chascomús se utilizabantodavía frascos muy diferentes, completamenteredondos, y que deben desecharse. Cada envasepuede contener 40.000 y hasta 45.000 huevossin peligro de mal desarrollo, y el extremo deltubo de vidrio que trae la corriente de agua debequedar a unos 3 centímetros de distancia de lamasa de huevos. Se ha supuesto que 20.000 esla cantidad máxima que se podia colocar cadavasija, pero las repetidas experiencias han de-mostrado que se puede incubar perfectamenteel doble de ese número en cada vasija con igualrendimiento. La cantidad de líquido que entraen cada envase ha de ser tal que mueva suave-

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mente todos los huevos, aun desde el comien-zo del proceso. Si se permite una corriente re-ducida, los huevos que no se mueven –qué sonlos colocados arriba y en contacto con las pa-redes– indefectiblemente perecen. Puede cal-cularse en 95 litros por hora la cantidad de aguanecesaria para un frasco con 40.000 huevosdurante el principio y primeros días de la incu-bación. A medida que se acerca la eclosiónse debe aumentar la cantidad de líquido querecibe cada envase, llegando al final a 110 li-tros por hora. Si el envase contiene menor can-tidad de huevos, digamos unos 15.000, se re-ducirá la corriente, de cualquier modo nuncamenos de 45 litros por hora. Si el tubo de vi-drio no estuviese bien centrado, parte de loshuevos quedarían inmóviles; con el objeto demantenerlo en la posición correcta se lo sos-tiene con una varilla gruesa de madera quereposa sobre el borde del envase.

La temperatura óptima del agua de incuba-ción es la de 16º ó 17º C, sin perjuicio de que a15º ó 18º C se logren muy buenos desarrollo.Por debajo de los 14º la incubación se resientey las pérdidas son elevadas, lo mismo que si-sobrepasa los 21º. Las incubaciones con aguaa 10º ó 11º sufren pérdidas enormes y muchas

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veces se ven por completo detenidas no llegan-do a producirse ninguna eclosión. La experien-cia ha dejado demostrado que los lotes manteni-dos a 20° y 21° dan un porcentaje elevado denacimientos, y a mi juicio esa temperatura esmejor que la de 15° C. Si en el otro extremo seincuba con agua a 24°, 25° ó 26° C, las pérdidasson enormes y se producen casi todos abortos,resultando en conclusión escasos nacimientos.

Muy importante es que no haya oscilacionestérmicas pronunciadas, pues esos cambios pro-vocan una elevada mortalidad. La temperaturadel agua debe ser apreciada en tal forma quepermita extraer un término medio lo más exactoposible. Para ello lo mejor es contar con un buentermómetro de máxima y mínima, en cuyo de-fecto se harán anotaciones cada dos horas (porejemplo: 7 horas, 9, 11, 13, 15, 17, 19 horas),calculándose otra más con el término medio dela última de la noche (19 horas) y la primera dela mañana siguiente (7 horas), y luego sacar elpromedio diario.

Como es sabido, el desarrollo del embrión deun pez (ovíparos) dura tantos días cuantos seannecesarios hasta acumular un número de gra-dos de temperatura determinado. En el pejerreyla incubación se prolonga unos catorce días a

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17° C, produciéndose el nacimiento de losalevinos alrededor de los 250 grados de tempe-ratura acumulados. Para la contabilidad correc-ta se sumará para cada lote, y desde el primerdía de incubación, la temperatura media del aguay dicha suma constituye lo que se llama las «uni-dades térmicas acumuladas» o «temperatura acu-mulada» o simplemente «U. T.». Ahora bien, decumplirse la incubación de acuerdo a la teoríaexpuesta, cuando el agua baja a 10° C como tér-mino medio diario, el nacimiento se produciríacuando las unidades térmicas alcancen a 250 ypor lo tanto a los 25 días de obtenido el desove.Pero no ocurre tal cosa, puesto que las unidadestérmicas necesarias para el nacimiento varíancon la temperatura media de incubación, aun-que ésta sea casi constante. Así ocurre que a 22°de temperatura media diaria el nacimiento (teó-ricamente a los 10 días y 250 U. T.) se produceen algo más de 8 días y a 180 U. T. o poco más.En el otro extremo, a 12° de temperatura mediadiaria, el nacimiento requiere 28 días de incuba-ción y las U. T. suman unas 330°. Como la tem-peratura del agua no es constante, a menos deposeer un aparato regulador (practicable sólo enincubadoras pequeñas), esas variantes son ma-yores aún, pues un descenso de algunos grados

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poco antes del nacimiento lo retrasa en mayor omenor grado. De igual modo, un aumento bruscode la temperatura del agua en esos momentos pro-duce numerosos abortos y eclosiones prematuras.Así, pues, en la práctica no es posible dar un cua-dro exacto de U. T. necesarias para el nacimientode acuerdo a las diversas temperaturas deincubación. Por eso consigno en el cuadro núme-ro 1 los detalles de la incubación de varios lotes adiferentes temperaturas (variables como sucedeen la práctica), viéndose cuan inestables son lasU. T. necesarias para la incubación total.

Hay que explicar un detalle en la asignación dela temperatura correspondiente al primer día deincubación. Si la temperatura media del agua deldía en que se ha obtenido un desove es, por ejem-plo, de 18º, no es esa la cifra que le corresponde allote, porque no se ha obtenido a las 0 horas deese día. Habrá que asignarle la temperatura co-rrespondiente a las horas de incu-bación quehaya tenido. Valga un ejemplo:

El desove se ha hecho a las 7 de la mañana, yla temperatura media del agua de incubaciónha sido de 18º; divídese 18 por 2b y tenemospara cada hora la fracción 0.75, que se multi-plica por 17 (que son las horas que se incubó ellote) y obtenemos la cifra 12.75, que se asignará

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para ese día. A este número se sumará luego latemperatura media del agua de incubación día pordía hasta el nacimiento.

La práctica de estos trabajos permite conocercon exactitud, a pesar de las variaciones expues-tas, cuando un lote se encuentra próximo al tér-mino de su evolución. En efecto, si al comienzoel huevo era casi transparente y no se veía en él,ni a simple vista ni con aumento moderado, nin-guna estructura organizada, aparecen más tardedos esferitas grises y luego negras, que son losglobos oculares. Mirando con aumento un huevocon estos dos puntos negros, se verá que ya existeun embrión enrollado dentro de la esfera y pro-visto de una gran cabeza, cuyos ojos son esos dospuntos negros tan visibles. Cuando faltan unosdos días para el nacimiento, los ojos adquierenun brillo iridiscente con reflejos color cobre, sien-do esta observación (hecha a través de las pare-des del frasco de incubación, a simple vista y conlos huevos en movimiento) la más sencilla paradarse cuenta de la inminencia de la eclosión.Desde ya que el conocimiento de las unidadestérmicas y sus variaciones es el dato seguro parael piscicultor experimentado.

Para que se tenga una idea precisa del aspec-to que tiene el huevo de pejerrey durante el

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Fig. 6Huevo de pejerrey a las 2 horas de fecundado. Obsérvese la

cáscara que lo rodea. La masa más clara y principal delhuevo es el vitelo -inerte- que utilizan para nutrirse las célulasque formarán el embrión. La media esfera oscura es el disco

germinativo, que está hinchado y saliente, poco antes decomenzar la división o segmentación. Las esferitas dispersas

son gotitas de sustancia oleosa.

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Fig. 7Huevo durante el primer día de incubación, con 2.87 U.T. al

momento de la fotografía. El disco germinativo se ha dividido en2 células (o blastómeros) que tienen forma de media esfera.

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Fig. 8Huevo durante el primer dia de incubación, con 4 U.T. al

momento de la fotografía. Cada uno de los blastómeros se hadividido en 2: estado de 4 células. Obsérvese las gotas aceitosas.

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Fig. 9Huevo durante el primer día de incubación, eon 6.8 U.T. almomento de la fotografía. Por sucesivas divisiones el disco

germinativo está formado por una calota deuna treintena de células.

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Fig. 10Huevo durante el segundo día de incubación, con 17.5 U.T. al

momento de la fotografía. El disco germinativo se ha achatado,al tiempo que ha aumentado en extensión por proliferación activa

de sus células. En este momento ya se han formado las 2 capasblastodérmicas (endodermo y endodermo) y dentro de la calota,contra el vitelo, existe una. cavidad llamada de segmentación oblatocelo. Esos filamentos que arrancan de la cáscara son restos

de la corona de filamentos externos.

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Fig, 11Huevo durante el segundo día de incubación, con 22.75 U.T. al

momento de la fotografía. Calota más extendida que en 9; dentrode poco se alargará más al tiempo que se angosta.

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Fig. 12Huevo al cuarto día de incubación, con 50 U.T. al momento de la

fotografía. Ya está esbozado el embrión o futuro pejerrey. Eldisco germinativo, siempre en la superficie del vitelo, se ha

alargado mucho. Se ve la región cefática con 2 globos oculares(esbozos de los ojos) y detrás de ellos un hinchazón, previo a la

formación del encéfalo.

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Fig. 13Huevo al cuarto día de incubación, con unas 50 U.T. A todo lo

largo del embrión se ha cavado un canal, llamado surco neural, yque formará la médula. Nótese que hay menos esferas de

sustancia oleosa que al comienzo, pero son mayores, porque sefunden unas con otras.

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Fig. 14Huevo en el mismo momento que en la figura anterior. Embriónenfocado por la región caudal. Se ve el anillo de proliferacióncaudal mediante el cual el embrión crece en longitud, el surco

neural, y a sus lados, los primeros somitos primitivos. Embriónde una longitud equivalente a 1/4 de la esfera.

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Fig. 15Huevo al quinto día de incubación, con 73.16 U.T. al momento

de la fotografía. Embrión más adelantado, ocupando en longitudla mitad de la esfera. Arriba, la cabeza, de frente, con los 2

globos oculares y el encéfalo más marcado, y abajo el extremocaudal. Obsérvese el vitelio ya reducido, y las gotas de sustancia

oleosa que se han fundido en una sola (en el centro). En esteestado ya ha comenzado a pulsar el tubo cardíaco y

la circulación embrionaria.

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Fig. 16Huevo al séptimo día de incubación, con 105.50 U.T. al

momento de la fotografía. El embrión se ve de frente, notándosesu cabeza enorme y los dos ojos ya pigmentados de negro.

Su longitud es 3/4 de la esfera.

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Fig. 17Huevo en el mismo estado que en la fig. 15, pero visto de perfil.

Todo el cuerpo está dividido en segmentos.

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Fig. 18Huevo al noveno día de incubación, con 120 U.T. al momento dela fotografía. Al crecer en longitud el embrión se ha enrollado; el

vitelo ha quedado reducido a una bolsa sujeta a la superficieventral del embrión, masa que está recorrida por varias corrientessanguíneas que arrastran su sustancia y el oxígeno al cuerpo del

pequeño pejerrey para nutrirlo. Los ojos se hancoloreado de negro intenso.

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Fig. 19Huevo al décimo día de incubación, con 150 U.T. al momento dela fotografía. Se encuentra próximo a la eclosión. En el dorso de

la cabeza se ven los melanóforos, que son célulasde pigmento negro.

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Fig. 20Un aborto. El alevino, debido a una elevación brusca de

temperatura, ha roto la cáscara del huevo. Se nota la cabezadeformada que ha quedado aprisionada en la

envoltura del huevo.

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Fig. 21Vista parcial de un pejerrey recién nacido (alevino). Detrás de la

cabeza se ve la vesícula formada por el resto del vitelo y queterminará de consumirse poco a poco. En el dorso dos filas de

manchas negras (melanóforos).

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curso de la incubación, he insertado varias mícro-fotografías que aumentan unas cuarenta y cua-tro veces el tamaño real del huevo; permitenapreciar las principales fases del desarrollo y for-mación del embrión. Además. de este motivodidáctico, lo hago también con el objeto de dar-les la paternidad que les corresponde, pues hanfigurado en varias exposiciones de pesca y seexhiben en dependencias de la Dirección de Pes-ca y Piscicultura de la Nación, por ejemplo, enla de Rosario y en Embalse. Las obtuve en 1937en el Vivero de Pejerrey de Chascomús, utili-zando una «Leika» acoplada a un microscopio«Leitz-Wetzlar» con «Ultro-Pack». En las leyen-das de cada una hay bastantes detalles como parano insistir en más explicaciones.

Valiéndose de un microscopio sencillo, con unaumento moderado de 50 diámetros, se puedecontar el número de latidos del tubo cardíaco delembrión. Cuando el huevo se desarrolla en elseno de un agua demasiado fría esas pulsacio-nes (taquicardia) disminuyen notablemente ennúmero, y por el contrario aumentan con la ele-vación de temperatura (140 pulsaciones por mi-nuto a 24° C). Un número de 70 por minuto esmás o menos lo normal cuando comienza la cir-culación sanguínea. Este es un dato útil, pues

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permite darse cuenta si los embriones están de-bilita dos, desechando así el lote cuando haynecesidad de envíos. Quizás no esté demás indi-car cómo se sacan unos pocos huevos del lotepara hacer este examen: con un tubo de vidrioabierto en ambos extremos, introducido en elfrasco de incubación mientras se tapa el otro ex-tremo con el dedo.

CUADRO I Días de Agua de incubación deFecha desove Cantidad incubación Tº Máx. Min. U. T.

media media media al nacer 5- III-37 20.000 8 22.28 23.65 21.30 171.0025- II-37 6.000 8 22.93 25.15 20.05 175.3511- II-37 10.000 8 21.85 22.70 20.70 176.6022- II-37 10.000 8 23.07 25.15 21.45 177.4522- II-37 16.000 8 23.07 25.15 21.45 177.4523- II-37 8.000 8 23.35 25.15 21.80 179.2527- II-37 6.000 9 22.03 23.65 20.05 181.3013- II-37 10.000 9 21.23 22.70 19.45 184.4514- II-37 23.000 9 21.31 22.70 19.45 184.70 7- III-37 20.000 9 21.46 23.65 17.95 186.0528- II-37 6.000 9 21.95 23.65 20.05 189.3024- XI-37 32.000 10 20.26 21.90 18.65 190.45 1- III-37 6.000 9 22.01 23.65 20.05 190.55 8- III-37 20.000 9 22.17 23.65 17.85 191.8013- III-37 8.000 11 18.72 21.90 17.85 192.1010- III-37 12.000 10 20.00 23.65 17.85 192.25 8- III-37 6.000 10 20.75 23.65 17.85 192.4519- II-37 5.000 9 22.19 25.15 19.45 193.3011- III-37 67.000 10 21.45 19.95 18.50 195.6610- III-37 28.000 11 21.45 20.09 18.50 196.2126- XI-37 24.000 10 20.32 21.50 19.25 196.45 8- III-37 85.000 10 21.45 20.32 18.80 198.1811- III-37 16.000 11 19.33 23.65 17.85 199.5025- XI-37 52.000 11 20.25 21.90 19.25 200.0212- III-37 15.000 11 19.14 23.65 17.85 202.6510- III-37 16.000 11 19.95 23.65 17.85 204.05

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Días de Agua de incubación deFecha desove Cantidad incubación Tº Máx. Min. U. T.

media media media al nacer

11- III-37 16.000 11 19.33 23.65 17.85 207.1017- III-37 15.000 12 18.31 19.80 16.50 207.8010- IX-37 88.000 15 15.80 18.30 14.25 247.15 6- IX-37 40.000 21 14.20 17.35 12.10 291.8023- VIII-37 28.000 22 13.44 14.80 10.95 292.1524- VIII-27 35.000 22 13.63 15.10 11.95 296.0025- VIII-37 120.000 22 13.84 16.65 12.50 300.3526- VIII-37 145.000 22 13.96 16.65 12.50' 302.7527- VIII-37 85.000 22 13.97 16.65 12.50 302.8922- VIII-37 20.000 23 13.29 14.80 10.00 301.3021- VIII-37 55.000 24 13.16 14.80 10.00 310.8014- VIII-37 7.000 26 12.93 14.80 10.00 329.6515- VIII-37 22.000 26 12.99 14.80 10.00 333.5018- VIII-37 13.000 26 13.04 14.80 10.00 334.8517- VIII-37 16.000 26 13.07 14.80 10.00 335.1013- VIII-37 25.000 27 12.86 14.80 10.00 343.0011- VIII-37 16.000 28 12.61 14.80 9.50 348.6512- VIII-37 64.000 28 12.75 14.80 9.85 353.90 5- VIII-37 8.000 30 12.07 14.80 9.10 358.10 6- VIII-37 10.000 30 12.19 14.80 9.10 362.80

Destapando el extremo se aspiran más o me-nos huevos junto con el agua que se vierten enuna cápsula de vidrio (cápsula de Petri) ; el aguadebe tapar los huevos, pues de lo contrario lavisibilidad es casi nula. Colocada la cápsula enla platina del microscopio se verá con toda cla-ridad el embrión por transparencia y no se preci-san más conocimientos para apreciar los latidosdel tubo cardiaco, que se encuentra al lado y de-bajo de la cabeza.

Los huevos obtenidos durante la mañana de

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un desove, se colocarán en un mismo frasco sino pasan de 40.000, o en dos o más si excedenesa cantidad, poniéndoles a todos los envases elmismo número. Cada desove simultáneo cons-tituye un lote y por lo tanto llevará un númerodeterminado y único, que comienza con el nú-mero 1, perteneciente al primer lote obtenido enla temporada. En cada nueva temporada de des-ove anual se comienza otra vez con el número 1.

Contando con agua de temperatura adecuaday no variable, con buenos reproductores y hue-vos bien fecundados, las pérdidas diarias sonescasas y casi nulas, por lo cual el lavado de loshuevos puede hacerse cada dos o tres días. Peroen las condiciones que generalmente se itenen,as pérdidas exigen practicar el lavado diario. Esde todo punto necesario eliminar los huevosmuertos, pues estos se cubren de una coronaalgodonosa (véase la fotografía) formada por unhongo patógeno; de dejárselos, en poco tiempose pierde todo el lote. A simple vista y sin nin-gún trabajo, se puede apreciar si un lote tienemuchos huevos muertos para juzgar si es nece-sario el lavado. Los huevos en buen estado sontransparentes y de color verde claro o amarillen-to, mientras que los muertos se ponen de colorblanco opaco o son más visibles aún al ser ata-

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cados por el hongo parásito. Los óvulos que nohan sido fecundados también se distinguen, puesquedan como una esfera transparente con unpunto blanco concentrado. En la fotografía re-cién aludida se ven claramente los tres: huevosmuertos, muertos cubiertos por hongos, e infe-cundos. Ocurre también, como caso curioso, en-contrar huevos muertos de color azul violáceo,rojizos y también de color verde intenso y opaco.

El lavado se hará para cada lote por separado,ya que cada uno tiene diferentes U. T. y por lotanto se hallan en distinto grado de desarrollo,practicándolo en una fuente enlozada y por de-cantación. Al pasar el lote del frasco a la fuentees necesario no dejarlo en seco, precaución in-dispensable en cualquier manipuleo. Se agregaagua cuantas veces fuera necesario; las ovasmuertas, por su menor peso especifico, se elimi-nan gradualmente. A pesar de esto, no siemprees posible eliminar todos los huevos muertos,pues justamente algunos son pesados y quedancon los buenos. Aprovechando que el frasco deincubación ha quedado momentáneamente va-cío, se lo desinfectará (con solución acuosa depermanganato de potasio o cualquier otro desin-fectante barato y eficaz) y lavará con cuidado.Hay que tener la máxima delicadeza en el ma-

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nejo de los huevos evitando los choques, y notirándoles nuevamente al frasco, sino deslizán-dolos suavemente por la pared siempre que lavasija tenga ya una cantidad de agua. De igualmanera, cada vez que se llena la fuente de lava-do con agua se tratará que el chorro de líquidocaiga en un ángulo libre de huevos. Durante losprimeros días no es raro que los huevos seaglutinen parcialmente, porque quedan algunosfilamentos, lo cual requiere, además del lavado,un nuevo proceso de corte de igual manera a loexplicado en el comienzo.

Una buena incubación requiere, además de unatemperatura óptima o cercana a ella y de la au-sencia de grandes oscilaciones térmicas, las si-guientes condiciones accesorias:

1) Local cerrado (condición no siempre posibleen trabajos de campaña), para atenuar la in-fluencia de las variacio nes térmicas ambien-tes y los ruidos violentos (tormentas, etc.).

2) Luz difusa y poco intensa, eliminando la luzsolar directa.

3) Ausencia de golpes, sacudones, etc., de losfrascos durante su manipuleo.

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Capítulo IX

ECLOSION Y RECEPCION DEALEVINOS

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Llegado el momento de la eclosión o naci-miento (reconocible por la experiencia de lasvariaciones de las U. T., cuyos datos se anotandía por día; por el brillo particular iridiscente delos ojos del embrión), se debe efectuar un re-cuento de los huevos del lote de acuerdo al mé-todo volumétrico señalado; así se tendrá la cifrade la cantidad de huevos, por nacer, cuya dife-rencia con el número originario dará la pérdidatotal durante toda la incubación. Según el esta-do del lote, habrá un residuo de huevos que noterminan su desarrollo y que también se cuentanterminados los nacimientos, sabiendo así con lamayor exactitud posible el número de alevinosque se obtienen. Eclosiones hasta el 90 % yaún el 95 % de los huevos se logran si la

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incubación no ha sufrido peripecias dañosas y sise ha contado con todos los requisitos. Si laspérdidas llegan al 50 % se considera o denomi-na al lote como regular, mientras que si son ma-yores, el lote será malo.

Hasta 1937 en el Vivero de Pejerrey de Chas-comús, se iban depositando los lotes a punto denacer en una pequeña batea con provisión deagua corriente. Este procedimiento no es del todoefectivo. Los nacimientos son mejores y másnumerosos si los huevos están en continua agi-tación hasta el último momento. Se conecta unagoma gruesa al desagüe de cada vasija, que vier-ta el agua de salida a una batea, la cual estaráprovista de una rejilla de paso fino para impedirel escape de los alevinos. A medida que lospejerreyes nacen por rotura del envoltorio delhuevo, son llevados poco a poco por la corrientede agua al caño de goma de salida y por fin a labatea. Conviene utilizar por lo menos dos ba-teas: una pequeña, para la recepción de alevinosque se han de sacar en seguida (para siembras opoblar los tanques del establecimiento), y unagrande, para mantener durante varios días a losalevinos si fuera necesario, así como para lasexperiencias de alevinaje. La batea mayor ha deser de buena capacidad, y es un ejemplo la que

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se ve en la fotografia número 1. Todos los datosrelativos al desarrollo y nacimiento de los lotesse llevan en planillas quincenales o mensuales,denominadas de «desove, incubación y existen-cia», igual a las utilizadas en la piscicultura delos salmónidos.

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Capítulo X

ALEVINAJE

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En páginas anteriores me referí de paso a estepunto. Por práctica del alevinaje se entiende lacría de los pejerreyes desde el nacimiento enbateas o recipientes relativamente reducidos (talcual se hace con los salmónidos). No ha sidoposible obtener hasta ahora buenos resultados.El poblar con pececillos recién nacidos un es-tanque y alimentarlos hasta varios meses de edadpara luego expedirlos a cualquier punto, es cosamuy diferente al alevinaj e, tema que trataré másadelante bajo el titulo de «Cría en estanques».Todos los ensayos han fracasado, pero no poreso hay que deducir que sea imposible alcanzaralgún éxito. Las experiencias que he hecho pormi parte, me han permitido mantener cantida-des reducidas hasta de 200 pejerreyes desde

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el nacimiento hasta los cuatro o cinco meses,criándolos en la batea que mencioné en la foto-grafía número 1. Todos los intentos de conser-var un número mayor no me dieron ningún re-sultado. En todos los casos se partía de una can-tidad crecida de alevinos recién nacidos, desdevarios miles hasta diez mil; vivían bien durantedías, pero a. partir de la reabsorción de la vesí-cula vitelina, y a veces poco antes, producíansemortandades enormes. Como insistiré luego, secomprueba que el momento crítico es el cercanoal primer mes de edad, cuando el alevino hareabsorbido su vesícula y necesita alimentarsepara subsitir. El asunto no se resuelve con la adi-ción de sangre o jugo. de hígado (como se haceen el alevinaje de los salmónidos) pues una mí-nima parte es aprovechado. El escollo principaldébese a la falta de una alimentación correcta.Seria lo mejor, poder proporcionales alimentovivo, especialmente infusorios, pero los cultivosno pueden alcanzar a producir tanta cantidadcomo para un número crecido de pececillos. Seha pensado en solucionar el problema medianteel cultivo de vermes diminutos (nematodes), peroel tamaño de los mismos es igual al de losmicrocrustáceos que son de todo punto superio-res. Si se quiere obtener algún resultado concre-

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to en el alevinaje del pejerrey, opino que es ne-cesario efectuar ensayos metódicos. En primerlugar, es verosímil que las bateas de unos 2 me-tros de largo por 0.50 metros de ancho, resultanmuy reducidas para varios miles de alevinos. Untérmino medio entre éstas y los tanques de críapodría quizás solucionar parcialmente el proble-ma, y de ser así, no habría ya necesidad del em-pleo de tanques para cría que resultan sumamentecostosos. Piletas de unos 8 metros de largo por 1de ancho y 70 u 80 centímetros de profundidadquizás resultarían apropiadas, cavadas en la tie-rra y con paredes de ladrillo. En segundo lugarla alimentación a base de organismos vivos. Laproducción intensiva de microcrustáceos («pul-gas de agua») puede hacerse mediante cualquie-ra de los métodos probados y que figuran en losmanuales más comunes de piscicultura. Duran-te el primer tiempo es cuestión de suministrar alos alevinos los microcrustáceos filtrados, ya queno pueden ingerir los ma-yores. La dificultadconsiste en la gran cantidad que se necesita,pero ello puede resolverse multiplicando laszanjas, que como se cavan en tierra y no pre-cisan ningún revestimiento ni trabajo de ma-terial, no elevan demasido el costo. No se pue-den hacer cálculos sobre la producción de «pul-

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gas de agua» en zanjas de dimensiones deter-minadas y con el substrato fertilizante adecua-do, pero es seguro que cualquier intento dealguna proporción requeriría no menos de unadecena. Entiendo que los esfuerzos de los téc-nicos deben dirigirse en ese sentido: intentarel alevinaje del, pejerrey en pequeñas piletasy solucionar el problema de la alimentación,sin lo cual no es posible ningún adelanto.

El cultivo de nematodes (del género Angui-lulla) sobre una pasta compuesta especialmen-te de «quaquer» con leche y a temperaturaaproximada de 26° rinde unas 3.000 unidadespor centímetro cuadrado en 24 horas. Estosvermes miden más o menos un milímetro delargo por pocas décimas de diámetro.

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Capítulo XI

CRIA DE PEJERREYES EN ESTANQUESPARA SIEMBRAS POSTERIORES

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Sembrando alevinos recién nacidos en tan-que o represas del establecimiento de pisciculturase logra un plantel de pececillos de varios mesescon los que se atienden siembras; hasta ahora hasido la única forma de poder transportar peje-rreyes vivos. Como decíamos antes, de podersolucionarse el problema del alevinaje, seriaposible omitir la cría en estanques, que elevamucho el costo de las instalaciones. La manten-ción de los pejerreyes más allá de los 6 ó 7 me-ses de edad no tiene objeto, pues el problemadel transporte se aumenta; además, los pejerreyesno pueden llegar a proporcionar desoves. Uni-camente en estanques de gran capacidad o re-presas el pejerrey puede alcanzar su madurezsexual, pero la cantidad de huevos que se obten-drían es tan reducida en relación a un ambiente

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natural, que no hay razones para intentarlo.La experiencia ha aconsejado que los mejores

tanques para la cría de pejerreyes destinados asiembras futuras, son los rectangulares, de pare-des verticales y una profundidad no menor de 2metros. Una medida aconsejable sería: 16 me-tros de largo por 4 ó 5 de ancho por 2.20 de pro-fundidad media. El fondo inclinado con un des-nivel total de unos 40 centímetros. Desagües atres niveles diferentes, el tercero a ras del fondoen la parte más profunda. Esta forma regularpermite pasar la red de tul y pescar cómodamen-te los pececillos.

Se ha discutido sobre la necesidad de renovarel agua de estos estanques. Hay quien recomien-da una renovación muy exigua o casi nula, paraque los pejerreyes se acostumbren y puedan so-portar los transportes. Creo acertada una reno-vación moderada y más bien débil, cosa de nopasar de unos pocos cientos de litros por hora.El desagüe estará provisto de un armazón cúbi-co o rectangular de 40 centímetros de lado porlo menos, cuyas caras se tapan con tejido metá-lico muy fino para evitar el escape de los peje-rreyes. Una de las caras del cajón de desagüe esde madera con un agujero en el centro donde seenchufa el caño de salida. Los artefactos de ma-

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dera en contacto con el agua se pintan con asfal-to líquido (disuelto en frío en aguarrás mineral)que impide una putrefacción acelerada.

Es verdad que la cría intensiva de pejerreyesen estanques tampoco es satisfactoria. Todos losantecedentes internos de los establecimientos depiscicultura rebelan que se hace la siembra enun estanque con miles y miles de alevinos, mu-chas veces 100.000 o más, pero que se cosechansolamente unos pocos miles a los pocos meses.

Hasta ahora, poder obtener unos 20.000pejerreyes de 4 meses, de un tanque de 150.000litros de agua y habiendo partido de una siembraoriginal de 140.000 a 160.000 alevinos, se con-sidera la perfección.

Partir de 100.000 alevinos y cosechar algu-nosmeses después 10.000 pececillos, esto es el 10%,considérase un buen resultado. Pero muchísimasveces se logran planteles de apenas 4.000 ó5.000, a pesar de partir de grandes cantidades dealevinos, hasta de 200.000. Los primeros resul-tados anotados vienen a ser más bien excepcio-nes. Todo esto está revelando que hay muchopor hacer todavía. Si bien hay un límite parapoder mantener varios miles de pejerreyes pe-queños en relación al volumen de agua dispo-nible, entiendo que esos fracasos se deben en

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gran parte a la carencia de una alimentación co-rrecta, y que por lo tanto el método de alimenta-ción debe ser estudiado minuciosamente. Se haobservado que existe un momento crítico en lavida de los pececillos criados en estanques, quecae en las cercanías del primer mes de edad, ydurante el cual se produce enorme mortalidad.Este momento crítico, casi inmediato a la reab-sorción de la vesícula vitelina, corresponde enla naturaleza a la etapa en que el pejerrey empie-za a depender exclusivamente de los organismosacuáticos para su sustento, que está constituidopor una gran proporción de algas microscópicasjunto con organismos animales (protozoos, ro-tíferos, algunos crustáceos muy pequeños). Estaobservación empírica concuerda bien con lo quesé puede deducir teóricamente. Justamente enestos momentos es cuando los pequeños peje-rreyes pueden aprovechar malamente el alimen-to que les da el criador, mientras que los orga-nismos vivos que pueda tener el agua del tanqueno alcanza para nada. Si ésta es la verdadera cau-sa de las pérdidas cercanas al primer mes de vida,como todo parece asegurarlo, al final el escollosigue siendo la alimentación. Entiendo, repitien-do lo dicho en el capítulo anterior, que los es-fuerzos deben dirigirse hacia la obtención de ali-

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mento vivo (cría intensiva de crustáceos o «pul-gas de agua», cultivo intensivo de gusanos (ne-matodes, etc.). En los establecimientos de pisci-cultura se emplea el hígado y el bazo muy des-menuzados y repartidos a voleo una o dos vecesal día; al principio casi líquido, y poco a pocopasándolos por tamices de paso mayor. Este ali-mento es necesario, y sobre todo insustituible alos varios meses, pero es de aconsejar la utiliza-ción de un sistema continuo de distribución delalimento que impida su pérdida. Por un lado ca-nastillas flotantes o sumergidas entre dos aguasque difundan el alimento poco a poco, o lo quesería mejor, aún un dispositivo que vertiera gotaa gota el alimento y que se moviera con la co-rriente lenta de entrada de agua al estanque.

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Capítulo XII

INCUBACION FUERA DE LOSESTABLECIMIENTOS DE

PISCICULTURA

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Hasta hace pocos años las siembras en lospuntos distantes de los establecimientos depiscicultura se atendían únicamente con huevosembrionados. Luego se solucionó en parte eseproblema con el envío de pejerreyes vivos, ge-neralmente recién nacidos: Pero no siempre esfactible o productivo el transporte de pejerreyesde meses ni aun alevinos recién nacidos. Se ideóentonces y comenzó la aplicación subsiguientede la incubadora portátil. Con ella se han hechoincubaciones en varias provincias del norte y deloeste del país, con huevos embrionados recibi-dos de Chascomús (provincia de Buenos Aires)y de Embalse (provincia de Córdoba), lográndosesiembras efectivas y eficaces con pejerreyes vi-vos en donde se habían intentado infructuo-

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samente. En una publicación: «Siembras depejerrey y estudios limnológicos realizados enla provincia de Jujuy» se podrá leer en detalle lacampaña de siembras efectuadas por el autor conla incubadora portátil. Digamos de paso que lassiembras con huevos embrionados pocas vecesdan buen resultado, porque son devorados rápi-damente por otros peces, y porque es escaso elnúmero que termina su evolución en el ambien-te recién sembrado.

La incubadora portátil es un sencillo disposi-tivo formado por un caño de 1 metro de largo,provisto de 2 robinetes de paso a cada lado y de1 en el extremo. La punta del caño tiene una ros-ca que le permite aplicarse a cualquier caño ogrifo. No son obstáculos las diferencias de diá-metro, pues una serie de reducciones variadaspermite atornillarlo a cualquier rosca externa ointerna. Generalmente se llevan 4 frascos (elaparato permite abastecer a 5, y si se quiere seconstruye un caño con más robinetes) permitien-do incubar hasta unos 180.000 huevos, en uncajón apropiado, junto al caño proveedor, ade-más de tijeras, palangana enlozada, caños de vi-drio y goma, etc. El equipo se completa con doslatas de 40 litros cada una, destinadas a la recep-ción de los alevinos, las cuales tienen sus co-

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rrespondientes rejillas de cobre de paso estre-cho tapando un amplio desagüe rectangular. Losprocedimientos para incubar son los mismos quese hacen en un vivero, salvo un mayor cuidado,si cabe, por cuanto muchas veces puede tenerque trabajarse al aire libre. La excelencia del usode este sencillo aparatito está comprobada, alsembrarse directamente, por ejemplo en el Em-balse Anzulón (provincia de La Rioja) y en elDique La Ciénaga (provincia de Jujuy) más de100.000 pejerreyes vivos en cada caso. En Tucu-mán tuve que incubar con este aparato (en 1938)en el local de la agencia Panagra, situada a me-nos de una cuadra de la plaza central de la ciu-dad, y utilizando para provisión de agua un gri-fo del baño y por desagüe el central del piso delmismo. En La Ciénaga (Jujuy) aplicando el cañoa otro externo de un tanque al aire libre.

Con estos métodos, desde 1937 se han sem-brado pejerreyes vivos en lugares muy aleja-dos de la región más céntrica y poblada delpaís, como es el caso extremo de haber lleva-do el autor 40.000 alevinos vivos a la lagunaPozuelos, situada en el remoto noroeste argen-tino a 3550 metros de altura, durante el cursode una campaña de siembras y estudios limno-lógicos.

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Capítulo XIII

TRANSPORTE DE HUEVOSEMBRIONADOS

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Es factible un transporte de huevos que des-de hace muchos años se efectúa corrientemente.Cabe indicar en primer término que los huevosde pejerrey que se envían. deben tener un núme-ro de unidades térmicas acumuladas de maneraque falten pocos días para la eclosión, esto es,cuando el embrión tiene los ojos bien pigmen-tados. En este estado las pérdidas son muchomenores.

Las condiciones indispensables para un trans-porte adecuado, son:

1) Envase de paredes aisladoras, atérmico.2) Conservación de una temperatura constante y

de un ambiente húmedo dentro del envase.

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3) Disposición de los huevos en capas extendi-das y separadas entre sí, de manera de contarcon un volumen suficiente de aire.

El procedimiento es en sus lineas generales elmismo que se sigue para el transporte de los hue-vos de salmónidos. En el antiguo Vivero deChascomús, los envases que se utilizaban per-mitían el envío de 35.000 huevos como máximoen cada uno. Estos cajones eran algo más altosque anchos, con paredes dobles de madera,aislación de viruta o carbonilla, y permitían lacolocación de 7 artesas con sus respectivos col-chones. Las artesas (de estos cajones) consistenen un armazón cuadrangular de madera forman-do un rectángulo de 145 por 122 milímetros dedistancia interna y con varillas de 17 milímetrosde espesor y 15 milímetros de altura. A manerade fondo se le clava a este bastidor, con finastachuelas, un género que retenga una buena can-tidad de humedad y permitiendo en lo posible elpaso del aire. El colchón es también un bastidorde madera de iguales dimensiones, con fondo ytapa de género similar al anterior entre los cua-les se ha colocado musgo bien apretado. Exten-didos los huevos en una capa dentro de la artesa,se coloca encima un colchón, luego otra artesa

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cargada, nuevamente un segundo colchón, y asísucesivamente. El total de artesas y colchonesformando una pila se ata fuertemente y se colo-ca dentro del cajón, encima de una capa de mus-go y tapada por otra capa de musgo. Mediante latapa atornillada sé cierra el envase y queda listopara remitirse a cualquier punto. De los mani-puleos necesarios para la colocación de los hue-vos, con todos los detalles, etcétera, hablaré másadelante.

Ahora bien, las artesas descriptas permitencolocar unos 5.000 huevos en cada una, que en7 artesas hacen un total de 35.000 huevos. Conel fin de poder enviar mayor cantidad de em-briones en el menor espacio posible, se idearoncajones más grandes con artesas cuadradas de158 milímetros de lado y una altura de 9 milí-metros, en las que se colocaron 7.000 huevos yaun más. Esta modificación no implantada comocosa general, sino por un práctico en pisciculturaque carecía de suficientes conocimientos nos dióbuenos resultados. En efecto, las artesas «clá-sicas», para 5.000 huevos disponen de unacapa de aire de 263.35 milímetros cúbicos (15X 122 X 145 milímetros), mientras que en las,artesas modificadas esa capa de aire para 7.000o más huevos era de sólo 224.67 milímetros

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cúbicos (9 X 158 X 158 milímetros). Ahora seutilizan, por ejemplo en la Estación de Pisci-cul-tura Embalse, tres tipos de artesas, de diferentesdimensiones, y naturalmente, para diferentesenvases.1) Artesas para envases de 35.000 huevos, cu-

yas dimensiones ya se dieron.2) Artesas de 18 X 160 X 160 milímetros, para

8.000 huevos como máximo, disponiendo deuna capa de aire de 460.80 milímetros cúbi-cos.

3) Artesas menores para pequeños cajones, uti-lizados en envíos reducidos (hasta 5.000 hue-vos en total).Los cajones o envases actualmente en uso en

el establecimiento mencionado, son:1) Cajones «clásicos» para 35.000 huevos como

máximo: 7 artesas con 5.000 huevos cada una.2) Cajones tipo A, para 70.000 ó 75.000 huevos

como máximo: 9 artesas con 8.000 cada una.3) Cajones dobles, para 150.000 huevos como

máximo: 2 hileras de 9 artesas cada una.4) Cajones mínimos, para 5.000 huevos como

máximo, destinados a transportes menores yreducidos.

5) Cajones para el transporte por vía aérea, para150.000 huevos como máximo, con 2 filas

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de 9 artesas cada una.Aparte los antiguos envases, los cajones ac-

tuales, tipo A y dobles, son de paredes interioresde madera y exteriores de latón, con materialaislador de corcho, fondo de madera y latón con5 agujeros para la evacuación del agua sobrante,y tapa de madera atornillada. En cambio cons-truidos enteramente de madera terciada los en-vases para el transporte aéreo son construidosenteramente de madera terciada y asilación decorcho; éstos tienen las artesas y colchones do-bles, con lo que se ahorra una varilla de maderapara cada par, reduciéndose el peso total, que esde 20 kilos, listo para enviarse.

Para poder cumplir en forma regular con losservicios de abastecimiento de huevos, era ne-cesario esta reforma permitiendo remitir muchosmiles de huevos en menor espacio y sobre todo,peso; ya que la Estación de Piscicultura de Em-balse es el único proveedor de embriones, y losdespacha a la Estación Hidrobiológica de Rosa-rio, al laboratorio en Buenos Aires, y a los técni-

cos que efectúan comisiones de siembras endistintas provincias. El caso es patente cuan-do en 1937 se mandaron 500.000 huevos em-brionados, de Chascomús (provincia de Bue-nos Aires) a Embalse (provincia de Córdoba)

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para poblar el Lago Embalse de Río Tercero,fueron necesarios nada menos que 17 cajonesde los únicos que se utilizaban desde el comien-zo de la atericultura. Hoy día una cantidad se-mejante se puede remitir con menos gasto, porejemplo 4 cajones dobles o con 7 del tipo A, delos que mencioné.

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Capítulo XIV

PROCEDIMIENTOS PREPARATORIOSPARA EL TRANSPORTE DE HUEVOS

EMBRIONADOS

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Los lotes que se han de enviar se lavan cui-dadosamente, tal cual se ha descripto en el capi-tulo correspondiente. Nunca está demás, si esque se tienen varios y se puede elegir, seleccio-nar aquellos lotes cuyos embriones tienen el nú-mero normal de pulsaciones y que son segura-mente los que han tenido pocas pérdidas. Desdevarias horas antes, tanto los colchones como lasartesas y cierta cantidad de musgo, se dejan su-mergidos en un recipiente con agua. También elcajón estará empapado.

Una vez contados los huevos, se depositan enuna fuente enlozada con poca agua, de la que seirán extrayéndolos con una cuchara en las canti-dades que caben en cada artesa. A medida queha de ser ocupada, se saca una artesa del tacho

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con agua, se deposita en una palangana llenadonde queda flotando, y se vuelca dentro el con-tenido de la cuchara desparramando los huevoscon una pluma de ave. Se tratará de que esoshuevos formen una capa sin amontonamien-tosy ocupando todo el espacio disponible de la ar-tesa. Una vez lista la artesa con su capa de em-briones, se coloca encima de un colchón, sobreuna mesa o cualquier superficie despejada, sepone encima otro colchón, nuevamente otra ar-tesa con huevos y así sucesivamente hasta com-pletar la pila. Artesas y colchones se atan fuerte-mente, añadiéndoles un papel donde con lápiznegro se anotan los datos siguientes: Número dellote, fecha del desove, cantidad de huevos, uni-dades térmicas y cualquier otro dato que puedainteresar, cual la temperatura interna del envaseal momento del cierre. Seguramente que cadalote diferente (si es el caso enviar más de uno)irá en una pila atada por separado. Usando unacuchara sopera colmada para sacar los huevosembrionados de la fuente, cada extracción re-presenta unos 5.000 huevos. Por eso convienehaber calculado previamente la cantidad de hue-vos que caben en cucharas de diferente tamaño,con objeto de trabajar sin dilaciones. Sobre elfondo del cajón se deposita una capa de musgo

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empapado, colocando encima la pila de artesasy colchones interpuestos y atados, se completacon otra capa de musgo mojado y se cierra elenvase. Una remesa en estas condiciones puedeviajar más de 24 horas con la seguridad de pér-didas moderadas. Razonablemente y de acuerdoa la experiencia adquirida, calculamos en día ymedio la duración de un envío con pérdidas re-ducidas. Naturalmente que las remesas debenestar condicionadas a la duración del viaje, en elsentido de que las artesas se cargarán con menorcantidad de huevos cuando el transporte es másdilatado. Cuando sea necesario hacer despachosdurante meses calurosos, se enfría con hielo elagua en la que se dejan el cajón, las artesas, col-chones y el musgo. En estos casos, los lotes seenfriarán paulatinamente, tomando todas las pre-cauciones para evitar cambios bruscos hasta lle-gar a una temperatura de 14 ó 15 grados centí-grados, que puede aconsejarse. Para ello y unavez depositados los huevos en la fuente y conbastante agua, se coloca poco a poco pedacitosde hielo pequeños hasta llegar a la temperatu-ra deseada.

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Capítulo XV

TRANSPORTE DE PEJERREYES VIVOS

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Los servicios nacionales de piscicultura efec-túan corrientemente el transporte de alevinos yde pejerreyes de meses. Pero en esos envíos nohay ninguna garantía de seguridad pues sobre-vienen frecuentemente mortandades elevadas ototales, no siempre en estricta relación con laduración del viaje. Evidentemente hubo un ade-lanto al poder efectuar esos transportes dejandocomprobado que sólo era posible el envío depejerreyes de varios meses cuando éstos habíansido criados desde el nacimiento en estanquesreducidos, pues al extraérseles directamente desu medio natural mueren en poco tiempo.

Ahora bien, esos transportes se hacen en en-vases para leche, y desde hace pocos años tam-bién en envases de latón que son peores. Así

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no es raro la falta de seguridad, pues el agua de losrecipientes está sujeta a los cambios de temperatu-ra y carece de aereación renovada. Es necesariocontar con envases especiales, con aislación, en-friamiento y aereación artificial, para poder esta-blecer con certeza hasta qué punto es factible eltransporte de pejerreyes vivos. Podría tomarse comomodelo los envases empleados en otros países yverificar fácilmente el número de crías, de acuerdoa su tamaño, que es posible remitir en condicionesdeterminadas de temperatura, oxigenación y dura-ción del viaje. Como nunca se han utilizado losartefactos indispensables, no queda más que reco-mendar su incorporación y uso experimental.

Empleando alevinos recién nacidos se logranbuenos embarques, pero siempre inseguros.

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Capítulo XVI

ENFERMEDADES Y ENEMIGOSDEI. PEJERREY

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Sin la pretensión de dar un cuadro completo,demos una rápida revista, pues el piscicultor debeconocer unas y otros.

I. HONGOS. – Durante la incubación ocurre quevarios o todos los huevos que se mueren se cubrende una corona blanca de aspecto algodonoso. Estacorona (véase la figura . . ) es producida por elmicelio de un hongo. de simple estructura, del gé-nero Saprolegnia, y cuyos zoósporos llegan con elagua. Prácticamente es imposible evitar el ataquede estos hongos, puesto que todas las aguas contie-nen esporos de este y otros géneros. Kanouse haestudiado los hongos acuáticos de varios ambien-tes cercanos a Ann Arbor (Michigan, Estados Uni-dos de Norte, América) y encontró en todas las

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aguas zoósporos de Saprolegnia, Achlya yPhytiomorpha.

Este hongo está formado por un talo compuestode hifas sin tabique. Algunos filamentos hincha-dos, que se llaman zoosporangios, producen loszoósporos con dos cilias, mediante las cuales nadaen el agua. Este zoósporo se fija, rodeándose deuna membrana de protección, produce una esfe-rita de la cual saldrá un segundo zoósporo. Estees el que, encontrando un substrato bueno paradesarrollarse como es el huevo de un pez, unalastimadura del cuerpo o el lugar descubierto poruna escama que se cae, forma el talo ramificado,visible, a simple vista. También la Saprolegniase reproduce sexualmente, y el huevo produce,según los casos, un zoosporangio o un talo quea su vez dará zoosporangios y huevos.

El papel patógeno de este hongo es muy te-mible, propagándose con rapidez, por lo cualel piscicultor debe mantener los lotes limpiosno permitiendo la extensión de la plaga. Es deaconsejar la desinfección periódica de los fras-cos y demás artefactos de incubación.

Puede suceder que los pejerreyes de meses,mantenidos en los estanques o represas de es-tablecimiento, sean atacados por la Sapro-legnia, que se formará en los lugares del cuer-

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Fig. 22Huevos de pejerrey seleccionados de un lote malo. Los rodeadosde una corona están muertos y atacados por hongos. Los opacossin corona también muertos, y los transparentes con un núcleo

blanco no están fecundados. Aumento aprox.: 5 veces.

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Fig. 23Aves enemigas del pejerrye: "Biguá"; Phalacrocorax

olivaceus olivaceus.

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Fig. 24Aves enemigas del pejerrey: «Martín pescador mayor».

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Fig. 24Aves enemigas del pejerrey: «Martín pescador menor».

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Fig. 26Aves enemigas del pejerrey: «Benteveo»: Pitangus bolivianus.

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po que han sufrido cualquier choque o trauma-tismo. Cuando tal cosa sucede, los pejerreyesenfermos no deben colocarse en otros tanquescon peces sanos ni utilizarse el agua en la queviven para otros estanques; en estos casos losestanques deben someterse a una desinfecciónrigurosa y a una limpieza extremada, mediantecualquier desinfectante potente y barato. Comoel pejerrey es sumamente delicado, su extraccióncon redes grandes de mano y la desinfección paraevitar la continuación de la plaga, no siemprehan de dar buen resultado. Con el máximo decuidado y delicadeza se les puede aplicar un bañode pocos segundos en una solución acuosa, demalaquita verde en proporción de 1 en 15.000,cuya aplicación en otros peces ha dado bue-nosresultados.

II. VERMES. – Los pejerreyes pueden estaratacados en sus ambientes naturales por unplatelminto del orden de los Cestodes, vulgar-mente tenia o lombriz: Ichthyotaenia sp., que selocaliza en las paredes internas del canal intesti-nal. La longitud máxima del parásito alcanza aunos 10 ó 12 milímetiros, según lo que he podi-do comprobar. Los pejerreyes de la laguna Chas-comús estaban atacados en 1937 y 1938 prácti-

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camente en un 100% por estos cestodes, desdelas crías de 10 centímetros de largo. Cada indi-viduo tenía numerosas tenias, pero los daños quepudieran causar no eran aparentes. Este parásitofué señalado por vez primera en una publicacióndel Dr. Emilio J. Mac Donagh que figura en lalista bibliográfica final.

También se han encontrado en el pejerrey va-rios nematodes, cuya identidad científica se des-conoce, igual que las lesiones que producen.

III. CRUSTÁCEOS PARÁSITOS. – Se pue-de mencionar uno solo –hasta lo que yo conoz-co– que ataca a los pejerreyes, llamado Argulusviolaceus Thomsen. Pertenece a la familiaArgulidae del grupo Branchiura, y su descrip-ción y aspecto puede verse en la publicación delautor que revisiona los argúlidos argentinos. Sutamaño máximo raramente pasa de los 7 milí-metros. Si bien no es un peligro para el pejerreyen la naturaleza, puede constituir una plaga pe-ligrosa para los pececillos de los tanques de cría,como ha ocurrido en el vivero de Pejerrey deChascomús. Causan al pez un gran enflaqueci-miento y debilidad.

Las paredes de los estanques y el fondo debenrestregarse fuertemente para destruir los huevos

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del parásito, en caso de notar su aparición.

IV. PECES. – En realidad casi todo pez queconviva con el pejerrey es un enemigo, pues des-de que aquellos que lo devoran a él mismo; asus crías o los huevos, llegamos a los que tienenuna ecología alimenticia semejante y son enton-ces competidores. Entre los verdaderos enemi-gos le corresponde el primer puesto a la «tarari-ra» o «taralila» (Hoplias malabaricus), terriblepez de presa de gran voracidad que elimina grancantidad de crías, y sobre cuya extirpación nun-ca se insistirá demasiado. El «dentudo» o «pezdientudo» (Acestrorhamphus jenynsi en la pro-vincia de Buenos Aires y Río de la Plata,Acestrorhamphus hepsetus desde Córdoba alnorte) también devora muchísimos alevinos ypejerreyes pequeños. Luego las diversas «mo-jarras» y «mojarrones» de los géneros Astyanax,Hemigrammus, etc., si no comen alevinos co-men los huevos. Desoves enteros son tragadospor el «bagre sapo» (Rhamdia sapo especialmen-te, la especie más común de este género), segúnhe visto por el examen de los contenidos intesti-nales.

Hermosas lagunas que pueden dar una rentaanual por la pesca comercial del pejerrey, están

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invadidas por el «junco» (Scirpus californicus)y llenas de tarariras y otros peces molestos. Lasolución es simple: cortar el junco con la má-quina apropiada y pescar continuamente con re-des de arrastre para extirpar los peces dañinos.

V. AVES. – De las aves ictiófagas le corres-ponde el primer puesto al «biguá» o «viguá», lla-mado «chamuco» en las provincias del noroeste(Phalacrocorax olivacens olivacens); es notablela cantidad de peces que puede comer en un sólodía y la rapidez con que lo hace. El «benteveo»(Pitangus sulphuratus bolivianus) y los martinespescadores (el mayor: Megaceryle torquata y elmenor: Chloroceryle amazona) eliminan muchosalevinos y crías pequeñas, lo mismo que algu-nas otras aves cuyo papel no está debidamentecomprobado. Las fotografías números 23-24-25 y 26, son buenas ilustraciones de las prin-cipales aves enemigas del pejerrey, y fueron ob-tenidas por el jefe del Departamento de Zoolo-gía (Vertebrados) del Instituto del Museo de LaPlata, Dr. Emiliano J. Mac Donagh, a cuya gen-tileza debo el publicarlas. Junto con las de otrasaves más, obtenidas por el mismo autor, estasfotografías están expuestas en los viveros regio-nales de la Dirección de Pesca y Piscicultura de

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la Nación.

VI. SUPUESTOS ENEMIGOS. – Existe unaarraigada creencia, y bien equivocada por cier-to, sobre el régimen alimenticio del «quiyá», malllamado «nutria» (Myopotamus coypus). Toda-vía son muchas las personas que creen que el«quiyá» come peces, y como lo aseguraban has-ta hace pocos años algunos piscicultores, no estádemás insistir sobre este punto. El «quiyá» esfitófago, como buen roedor que es, y si la nutriaverdadera, que es de Europa, come peces, es cosaque no nos importa. Uno es roedor, la otra es uncarnívoro, a pesar de lo cual su vaga semejanzaexterna (color) ha hecho posible tal confusión.He leído un informe de un piscicultor, sobre unalaguna de la provincia de Buenos Aires, en elque decía que para tener pejerreyes había queeliminar la crianza de nutrias. Lo que hay, es el«lobito de río», verdadero carnívoro que comepeces, pero siendo bastante raro no constituyeningún peligro.

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161

INDICEPág.CAPÍTULO I. – Introducción ...................................... 11CAPÍTULO II. – Necesidad del estudio previo

de los ambientes a poblarse ..................................17CAPÍTULO III. – Dificultades de una

aterinicultura completa ..........................................27CAPÍTULO IV. – Ciclo sexual .................................... 31CAPITULO V. – Vitalidad del esperma del pejerrey ..............................................................37CAPÍTULO VI. – Pesca y elección de reproductores ........................................................ 45CAPITULO VII. – Desove artificial ...........................51CAPÍTULO VIII. – La preparación ulterior en el establecimiento de piscicultura ..........................59 I. Hidratación .......................................................59 2. Separación de los huevos ...............................59 3. Recuento de los huevos ..................................63 4. Incubación .......................................................63CAPITULO IX. – Eclosión y recepción de alevinos ...............................................................99

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Pág.CAPÍTULO X. – Alevinaje ....................................... 105CAPÍTULO XI. – Cría de pejerreyes en estanques para siembras posteriores ................... 111CAPÍTULO XII. – Incubación fuera de los establecimientos de piscicultura ......................... 119CAPÍTULO XIII. – Transporte de huevos embríonados ......................................................... 125CAPÍTULO XIV. – Procedimientos preparatorios para el transporte de huevos embrionados ........ 133CAPÍTULO XV. – Transporte de pejerreyes vivos .. 139CAPÍTULO XVI. – Enfermedades y enemigos del pejerrey ........................................................... 143 I. Hongos ........................................................... 143 II. Vermes .......................................................... 151 III. Crustáceos parásitos .................................. 152 IV. Peces ............................................................ 153 V. Aves ............................................................... 154 VI. Supuestos enemigos .................................. 155Bibliografía ............................................................. 157

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ESTE LIBRO TERMINOSE DEIMPRIMIR EN LOS TALLERESG R A F IC O S ARGENTINOS

L. T. ROSSO, C A L L E DOBLAS 955. BUENOS

AIRES, EL DIA 29 DEOCTUBRE DE 1943