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La maldición del caos PENTALOGÍA DEL CLÉRIGO, LIBRO 5 R. A. Salvatore TIMUN MAS
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Pentalogia Del Clerigo 5 - La Maldicion - R.a. Salvatore

Nov 11, 2015

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  • La maldicin

    del caos PENTALOGA DEL CLRIGO, LIBRO 5

    R. A. Salvatore

    TIMUN MAS

  • Diseo de cubierta: Valerio Viano Ilustracin de cubierta: Daren Bader

    Ttulo original: The Chaos Curse Traduccin: Miquel Alonso Huguet

    2002, Wizards of the Coast Inc. Licensing by Hasbro Consumer Products All rights reserved

    Derechos exclusivos de la edicin en lengua castellana: Grupo Editorial Ceac, S.A., 2003

    Diagonal, 662-664. 08034 Barcelona (Espaa) Timun Mas es marca registrada por Grupo Editorial Ceac, S.A.

    www.scyla.com

    ISBN: 84-480-3740-5 (Obra completa) ISBN: 84-480-3745-6 (Volumen 5)

    Depsito legal: B. 38.013-2003 Impreso en Espaa A&M Grfic, S.L.

  • NDICE

    Prlogo ................................................................................................ 6

    1 La promesa de salvacin .................................................................. 9

    2 Caminos diferentes ......................................................................... 14

    3 La perversin final ......................................................................... 21

    4 Decepciones ................................................................................... 29

    5 Una fe idnea ................................................................................. 36

    6 Un invitado inesperado ................................................................... 41

    7 La cada en desgracia ..................................................................... 46

    8 Fogatas ............................................................................................ 52

    9 Las palabras de Romus Scaladi ...................................................... 56

    10 La naturaleza del mal ................................................................... 63

    11 La cada de Danica ....................................................................... 70

    12 Sin escapatoria .............................................................................. 75

    13 Amar ............................................................................................. 80

    14 El crepsculo ................................................................................ 86

    15 Anochecer ..................................................................................... 94

    16 El golpe de Pikel ........................................................................ 100

    17 Libres una noche ........................................................................ 106

    18 Todas las armas .......................................................................... 111

    19 Un alma extraviada ..................................................................... 115

    20 Angustia ...................................................................................... 123

    21 En sacos ...................................................................................... 128

    22 La prueba ms dura .................................................................... 134

    Eplogo ............................................................................................ 140

  • A Ann y Bruce, por mostrarme una forma

    diferente de ver el mundo

  • Prlogo

    Los dedos del Decano Thobicus tamborileaban sobre el escritorio. Tena la silla girada, de modo que miraba hacia la ventana, no hacia la puerta; mantena la vista apartada a propsito, mientras un hombre enjuto y nervioso entraba en su despacho, en el segundo piso de la biblioteca.

    Me... me habis llamado... tartamude Vicero Belago, pero Thobicus levant una mano ajada para hacerlo callar. Un sudor fro empaaba la cara de Belago mientras miraba la nuca del viejo decano. Se volvi hacia donde estaba Bron Turman, uno de los maestres de ms alto rango de los clrigos Oghmanitas, pero el hombre enorme y musculoso se encogi de hombros, sin brindarle una respuesta.

    No te he llamado lo corrigi al fin el Decano Thobicus. Te he ordenado que vinieras. Thobicus se dio media vuelta en la silla, y el nervioso Belago, que pareca pequeo e insignificante, se encogi. Todava atiendes a mis rdenes, no, estimado Vicero?

    Por supuesto, Decano Thobicus respondi Belago. Se atrevi a dar un paso al frente, para salir de la sombra. Belago era el alquimista residente de la Biblioteca Edificante, un seguidor declarado de Oghma y Deneir, aunque formalmente no perteneca a ninguna de las dos religiones. Era leal al Decano Thobicus como un empleado a su patrn, como una oveja a su pastor. Vos sois el decano dijo con sinceridad. Yo slo soy vuestro servidor.

    Exacto! solt Thobicus, su voz sise como la advertencia de una serpiente airada, y Bron Turman mir al viejo decano con desconfianza. El anciano nunca haba estado tan inquieto.

    Soy el decano dijo Thobicus, subrayando la ltima palabra. Yo planeo los quehaceres de la biblioteca, no Ca... Thobicus se mordi la lengua, pero Belago y Turman captaron el desliz y comprendieron las implicaciones.

    El decano hablaba de Cadderly. Por supuesto, Decano Thobicus repiti Belago, ms sumiso. De pronto el alquimista se dio

    cuenta de que estaba en medio de una lucha de poder que lo sobrepasaba, una en la que tendra que pagar un precio. La amistad de Belago con Cadderly no era un secreto. Ni lo era el hecho de que el alquimista a menudo trabajaba en proyectos desautorizados y financiados por el joven clrigo, con frecuencia slo por el coste de los materiales.

    Tienes el inventario de tu tienda? pregunt Thobicus. Belago asinti, por supuesto que lo tena. Y Thobicus lo saba. Haca menos de un ao que la tienda

    de Belago haba explotado, cuando la biblioteca padeci los efectos de la maldicin del caos. Los cofres de la biblioteca financiaron las reparaciones y la reposicin de los ingredientes, y Belago, a toda prisa, hizo un inventario completo.

    Igual que yo remarc Thobicus. Bron Turman todava miraba al decano con curiosidad, sin comprender el ltimo comentario. S todo lo que hay en l agreg Thobicus con autoridad. Todo, lo comprendes?

    Me acusis de robo? exigi Belago, que por primera vez desde que haba entrado en la habitacin encontr fuerzas en el honor.

    La risa sofocada del decano convirti la postura orgullosa del enjuto alquimista en algo ridculo. An no respondi Thobicus con indolencia, ya que todava sigues aqu, y por eso, todo

    aquello que desees coger tambin lo est. Eso detuvo a Belago; tena el semblante ceudo.

  • Ya no necesitamos tus servicios explic Thobicus, an hablaba en un tono fro y despreocupado.

    Pero... decano tartamude Belago. Soy... Fuera! Bron Turman se enderez, reconoca las inflexiones y el peso de la magia en la voz de Thobicus. El

    fornido maestre Oghmanita no se sorprendi cuando Belago se puso rgido y sali de la habitacin. Con una mirada a Thobicus, Turman se aprest a cerrar la puerta.

    Es un excelente alquimista dijo Turman con tranquilidad, al tiempo que se volva hacia el enorme escritorio. Thobicus miraba por la ventana.

    Tengo razones para dudar de su lealtad explic el decano. Bron Turman era pragmtico y no se casaba con nadie. Dej el tema. Thobicus era el decano y,

    como tal, gozaba de la potestad de contratar o despedir a cualquiera de los ayudantes laicos que quisiera. Baccio lleva aqu ms de un da dijo Bron Turman para cambiar de tema. El hombre al que se

    refera, Baccio, era el oficial al mando de la guarnicin de Carradoon, venido para planear la defensa de la ciudad y de la biblioteca en caso de que el Castillo de la Trada atacara. Habis hablado con l?

    No necesitamos a Baccio ni a su pequeo ejrcito dijo Thobicus confiado. Pronto lo despachar.

    Tenis noticias de Cadderly? No respondi Thobicus. Por supuesto, el decano no saba nada desde que Cadderly y sus

    compaeros haban salido hacia las montaas al principio del invierno. Pero Thobicus crea que el ejrcito no sera necesario, que Cadderly haba derrotado al Castillo de la Trada. Ya que, mientras el poder del joven clrigo creca, Thobicus se senta apartado de la luz de Deneir. Haca tiempo, Thobicus lanzaba los conjuros ms poderosos, pero ahora incluso el conjuro ms simple, como el que haba usado para despachar a Belago, le costaba.

    Se volvi hacia la puerta y descubri que Bron Turman lo miraba con escepticismo. Muy bien concedi Thobicus. Dile a Baccio que me reunir con l al anochecer; pero

    sostengo que su ejrcito debera mantener una postura defensiva y no vagar por las montaas! Bron Turman se mostr satisfecho con eso. Pero creis que Cadderly y sus amigos ganaron dijo socarrn. Thobicus call. Creis que la amenaza a la biblioteca ya no existe afirm Bron Turman. El fornido maestre

    sonri con tristeza. Al menos, pensis que una de las amenazas ya no existe aadi. Thobicus endureci la mirada y frunci el entrecejo. Eso no te concierne advirti con tranquilidad. Bron Turman hizo una reverencia, respetando sus palabras. Eso no significa que sea tonto dijo. Vicero Belago era un excelente alquimista. Bron Turman... El maestre levant la mano en un gesto obediente. No soy amigo de Cadderly dijo. Ni soy joven. He visto las intrigas de las luchas de poder en

    ambas religiones. Thobicus frunci los labios, pareca a punto de estallar, y Bron Turman se lo tom como un signo

    de que deba irse. Hizo otra reverencia rpida y sali de la habitacin. El Decano Thobicus se balance en la silla y la hizo girar para mirar por la ventana. Racionalmente

    no poda acusar a Turman por sus traicioneras palabras, ya que el hombre tena toda la razn. Thobicus tena ms de setenta aos; Cadderly, poco ms de veinte, aunque, por alguna razn que el viejo burcrata no comprenda, Cadderly gozaba del favor de Deneir. Pero haba llegado a su posicin gracias a grandes

  • sacrificios personales y a muchos aos de estudio en reclusin. No estaba por la labor de ceder su posicin. Purgara la biblioteca de los aliados de Cadderly y reafirmara su control sobre la orden. El Maestre Avery Schell, el mentor de Cadderly y padre adoptivo, y Pertelope, que haba sido como la madre de Cadderly, estaban muertos, y Belago se ira pronto.

    No, Thobicus no cedera su posicin. Sin luchar, no.

  • 1 La promesa de salvacin

    Kierkan Rufo se limpi el tenaz barro de las botas y los pantalones, y mascull algunas maldiciones para s, como siempre haca. Era un paria, sealado por la fea marca, roja y azul, de un ojo cerrado sobre una vela apagada, en la frente.

    Bene tellemara susurr Druzil. El imp, una criatura escamosa, de apenas sesenta centmetros de altura, con cara de perro y alas de murcilago, concentraba ms maldad en su figura que el peor de los dspotas humanos.

    Qu has dicho? solt Rufo. Baj la mirada hacia su infernal compaero. Los dos estaban juntos desde mediado el invierno, y su animosidad era recproca. Su enemistad empez en el Bosque de Shilmista, al oeste de las Montaas Copo de Nieve, cuando Druzil amenaz y coaccion a Rufo para que sirviera a sus infames amos, los lderes del Castillo de la Trada; cuando Druzil precipit que Kierkan Rufo fuera expulsado de la religin de Deneir.

    Druzil lo mir interesado y entorn los ojos ante la luz trmula de la antorcha que sostena Rufo. Rondaba el metro ochenta, pero era esculido. Siempre estaba inclinado hacia un lado, y eso haca que, o aquello que lo rodeaba o l parecieran incongruentes. Druzil, que haba pasado los ltimos meses vagando por las Copo de Nieve, pensaba que Rufo pareca un rbol en una ladera pronunciada. El imp se ri con disimulo, arrancando otra mirada del siempre ceudo Rufo.

    Sigui observndolo, e intent ver al hombre desde otro punto de vista. Con los desgreados cabellos negros pegados a la cabeza, aquellos ojos penetrantes (manchas negras en una cara plida) y aquella postura inusual, Rufo era imponente. Ahora llevaba la raya del pelo en medio, no a un lado como siempre, ya que no poda, bajo pena de muerte, cubrir aquella odiosa marca, que lo obligaba a ser un ermitao, que haca que toda persona lo eludiera cuando lo vean por los caminos.

    Qu miras? exigi Rufo. Bene tellemara carraspe de nuevo Druzil en el lenguaje de los planos inferiores. Era un fuerte

    insulto a la inteligencia de Rufo. Para Druzil, instruido en el caos y el mal, todos los humanos parecan seres demasiado cegados por las emociones para ser efectivos en nada. Y ste, Rufo, era ms arrogante que la mayora. Sin embargo, Aballister, el antiguo amo de Druzil, estaba muerto, asesinado por Cadderly, su hijo, el mismo clrigo que marc a Rufo. Dorigen, la segunda de Aballister, o estaba presa, o se haba pasado al bando de Cadderly. Eso dej solo a Druzil, que vag por el plano material. Con sus poderes innatos, y sin magos que lo sometieran, el imp habra buscado la manera de volver a los planos inferiores, pero no quera eso; an no. Puesto que, en este plano, en las mazmorras de ese mismo edificio, descansaba el Tuanta Quiro Miancay, la maldicin del caos, uno de los brebajes ms poderosos jams destilados. Druzil quera recuperarlo, y pensaba conseguirlo con la ayuda de Rufo, su secuaz.

    Entiendo lo que dices minti Rufo, y se lo solt. Bene tellemara. Druzil sonri burln, demostrando que no le importaba si Rufo conoca el significado. Rufo volvi la mirada hacia el tnel fangoso que los haba conducido bajo la bodega de la

    Biblioteca Edificante. Bien dijo impaciente, hemos llegado hasta aqu. Dirige y scanos de este maldito lugar. Druzil lo mir con escepticismo. A pesar de todas las conversaciones que haban mantenido durante

    los ltimos das, Rufo an no lo entenda.

  • Salir de este lugar?, pens Druzil. Rufo no comprenda nada. Pronto tendran la maldicin del caos en sus manos; entonces por qu querran irse?

    Druzil asinti y se adelant, imaginando que poco podra hacer para iluminar al estpido humano. Rufo no comprenda el poder del Tuanta Quiro Miancay. Una vez sinti sus efectos (toda la biblioteca los sinti, y casi fue destruida) sin embargo, el muy ignorante segua sin comprender.

    As haba que comportarse con los humanos, decidi Druzil. Tendra que llevar a Rufo de la mano y conducirlo al poder, como lo llev por los campos al oeste de Carradoon de vuelta a las montaas. Druzil atrajo a Rufo a la biblioteca, adonde no quera ir, con la falsa promesa de que la pocin le borrara la marca.

    Cruzaron varias cmaras largas y hmedas, dejaron atrs barriles y cajas podridas de cuando la biblioteca era un lugar ms pequeo; la mayor parte era subterrnea, y esas zonas hacan de almacenes. Druzil no estaba all desde haca tiempo, desde antes de la batalla del Castillo de la Trada, antes de la batalla del Bosque de Shilmista. Cuando Barjin, el clrigo malvado muri... asesinado por Cadderly.

    Bene tellemara! carraspe el imp, contrariado por el hecho de pensar en el joven clrigo. Me estoy cansando de tus insultos empez a protestar Rufo. Cllate le replic el imp, demasiado agobiado por los pensamientos del joven clrigo como

    para preocuparse por Rufo. Cadderly, el joven y afortunado Cadderly; el castigo a las ambiciones de Druzil, el que siempre pareca estar en medio.

    Druzil sigui quejndose, mientras araaba y pisoteaba el suelo con las zarpas. Abri una puerta, continu por un largo pasillo y abri otra.

    Entonces se detuvo, y acabaron sus murmullos. Estaban en una pequea sala, el lugar donde muri Barjin.

    Rufo se tap la nariz y se apart, la habitacin apestaba a muerte y putrefaccin. Druzil respir profundamente. Se senta como en casa.

    No haba dudas de que all se haba producido una feroz lucha. Junto a la pared, a la derecha de los dos, descansaba un brasero volcado, restos de carbn e incienso esparcido entre las cenizas. All, tambin, estaban las envolturas quemadas de un no muerto, una momia. La mayor parte de la criatura haba sido consumida por las llamas, pero el crneo envuelto segua all, mostraba el hueso ennegrecido y los trozos de harapos que la envolvan.

    Ms all del brasero, cerca de la base de la pared, haba una mancha carmes, todo lo que quedaba como testimonio de la muerte de Barjin. Lo empujaron hacia aquel mismo lugar cuando Cadderly, por accidente, lo alcanz con un dardo explosivo, abrindole un agujero en el pecho.

    El resto de la habitacin mostraba la misma carnicera. Junto al charco de sangre de Barjin, un furioso enano abri la pared de ladrillos, y la cruceta que soportaba el techo colgaba perpendicular al suelo de un solo punto. En medio de la habitacin, bajo docenas de marcas de fuego, estaba la empuadura de un arma, todo lo que quedaba de la Dama Aulladora, la maza encantada de Barjin, y detrs de ella estaban los restos del altar impo de Barjin.

    Ms all de eso... Los bulbosos ojos negros de Druzil se abrieron cuando ms all del altar descubri el armario

    envuelto en ropa blanca con las runas y los smbolos de Deneir y Oghma, los dioses de la biblioteca. La mera presencia del pao le dijo a Druzil que su bsqueda haba terminado.

    Un aleteo lo llev sobre el altar, y oy cmo Rufo se apresuraba por alcanzarlo. Druzil no se atrevi a acercarse ms, saba que los clrigos haban protegido el armario con poderosos encantamientos.

    Glifos dijo Rufo, al reconocer el titubeo de Druzil. Si nos acercamos, acabaremos incinerados!

    No razon Druzil, hablando rpido, nervioso. El Tuanta Quiro Miancay estaba lo bastante cerca para que el desesperado imp lo oliera, y no iba a echarse atrs. T no continu. No eres de mi calaa. Eras un clrigo de su religin. Seguro que puedes acercarte...

  • Insensato! le solt Rufo. Era la respuesta ms furiosa que haba odo nunca de un hombre acabado. Llevo la marca de Deneir! Las protecciones de ese manto y el armario buscaran hambrientas mi carne.

    Druzil salt sobre el altar, intent hablar, pero su voz spera son como un crepitar indescifrable. Entonces el imp invoc su magia innata. Poda ver y evaluar la magia, fuera de mago o de clrigo. Si los glifos no fueran tan poderosos ira l mismo al armario. Cualquier herida que recibiera sanara; an ms rpido si sostena el precioso Tuanta Quiro Miancay con sus codiciosas manos. El nombre se traduca por el Horror Ms Sombro, un ttulo que sonaba delicioso a odos del asediado imp.

    El aura que emanaba del armario casi lo abrum, y al principio, se desesper. Pero mientras continuaba su examen, lleg a descubrir la verdad, y una fuerte carcajada escap de sus labios.

    Rufo, interesado, lo mir. Acrcate al armario orden Druzil. Rufo sigui mirndolo, y no hizo ademn de moverse. Ve repiti Druzil. Las pobres protecciones de los clrigos estpidos fueron doblegadas por

    la maldicin del caos! La magia ha decado! Era una verdad a medias. El Tuanta Quiro Miancay era algo ms que una simple pocin; era magia

    destinada a destruir. El Tuanta Quiro Miancay deseaba que lo encontraran, quera estar fuera de la prisin que los clrigos haban creado a su alrededor. Y con ese fin, la magia del brebaje atac los glifos, oper contra ellos durante muchos meses, debilitando su integridad.

    Rufo no confiaba en Druzil (y haca bien), pero fue incapaz de hacer caso omiso del impulso del corazn. Not vivamente la marca de la frente y sufri un fuerte dolor de cabeza por estar, sin proteccin, cerca de una estructura dedicada a Deneir. Se descubri a s mismo deseando creer las palabras de Druzil; se dirigi inevitablemente hacia el armario y extendi la mano hacia el pao.

    Surgi un destello elctrico, luego otro, y ms tarde una tremenda explosin gnea. Por fortuna para Rufo, la primera detonacin lo lanz al otro lado de la habitacin por encima del altar, y acab sobre una librera volcada, cerca de la puerta.

    Druzil chill cuando las llamas engulleron el armario, la madera llameaba; a todas luces estaba empapada en aceite o encantada por alguna magia incendiaria. Druzil no temi por el Tuanta Quiro Miancay, puesto que el brebaje era imperecedero, pero si el frasco que lo contena se funda, el lquido se perdera!

    Las llamas nunca preocuparon a Druzil, una criatura de los ardientes planos inferiores. Las alas de murcilago lo lanzaron hacia las llamas, y las manos vidas liberaron el contenido del armario. Aull debido a un repentino estallido de dolor, y casi lanz el cuenco al otro lado de la habitacin. Se refren, y lo dej sobre el altar con delicadeza, luego se apart y se frot las manos llenas de ampollas.

    La botella que contena la maldicin del caos estaba en un cuenco lleno del agua ms clara, consagrada por la plegaria de un druida muerto y el smbolo de Sylvanus, el dios de la naturaleza, del orden natural. Quiz ni un solo dios de los Reinos evocaba ms rabia en el imp que ste.

    Druzil estudi el cuenco y consider el problema. Respir tranquilo un momento despus, cuando descubri que el agua bendita no era tan pura como debiera, gracias a que la influencia del Tuanta Quiro Miancay actuaba sobre ella.

    Druzil se acerc al cuenco y murmur en voz baja, al tiempo que usaba una de sus uas para pincharse en el dedo anular de la mano izquierda. Al finalizar la maldicin, dej caer una gota de su sangre en el agua. Se oy un siseo, y el vapor cubri la parte superior de la botella. De repente desapareci, al igual que el agua pura, que fue reemplazada por un lgamo ftido e infecto.

    Druzil volvi a saltar sobre el altar y hundi las manos en el lquido. Un momento despus lloraba de alegra, acunaba la preciada botella decorada con runas, como si fuera su beb. Mir a Rufo, sin importarle si estaba vivo o muerto, y de nuevo solt una carcajada.

  • Rufo se apoyaba sobre los codos. Tena el pelo erizado; sus ojos giraban por iniciativa propia, se puso en pie con inseguridad y avanz con pasos tambaleantes hacia el imp, mientras pensaba en estrangularlo de una vez por todas.

    El que Druzil sacudiera la cola, mientras el aguijn supuraba veneno, hizo que Rufo recuperara la cordura, pero no sirvi para calmarlo.

    Habas dicho que... empez a aullar. Bene tellemara! exclam Druzil, la intensidad de su voz sobrepas a la de Rufo, que se asust

    lo suficiente para callarse. Sabes lo que tenemos? Con una sonrisa diablica, Druzil le tendi la botella a Rufo, y los ojos bulbosos se abrieron de par en par, cuando sinti cmo el poder pulsaba en su interior.

    Rufo apenas escuch a Druzil mientras el imp desvariaba sobre lo que conseguiran con la maldicin del caos. El hombre esquinado observaba el arremolinado lquido rojo de la botella y fantaseaba, no con el poder, como Druzil expona, sino con librarse de la marca. Se la gan, pero bajo su percepcin distorsionada, eso apenas contaba. Todo lo que saba y confesaba era que Cadderly lo haba marcado, lo haba obligado a convertirse en un paria.

    Ahora, todo el mundo era su enemigo. Druzil, enardecido, continu divagando. Hablaba de controlar a los clrigos una vez ms, de asestar

    un golpe a la zona, de destapar la botella y... Rufo oy aquella sugerencia entre las docenas de ideas que el imp vomit. La escuch y la crey a

    pies juntillas. Era como si el Tuanta Quiro Miancay lo llamara, y la maldicin del caos, la creacin de inteligencia diablica, de hecho lo haca. sa era la salvacin de Rufo, ms de lo que lo haba sido Deneir. Eso lo liberara del maldito Cadderly.

    Esa pocin era para l, para l solo. Druzil dej de hablar en el momento que descubri que Rufo destapaba la botella, en el momento

    que ola los humos rojos que salan de la pocin. El imp iba a preguntarle al hombre qu haca, pero las palabras se le atascaron en la garganta

    cuando de pronto, Rufo se la llev a sus delgados labios y se la bebi de un trago. Druzil farfull varias veces, intentando encontrar palabras de protesta. Rufo se volvi hacia l, con

    la cara retorcida de manera curiosa. Qu has hecho? pregunt Druzil. Rufo empez a responder, pero en vez de ello le vinieron nuseas y se agarr la garganta. Qu has hecho? repiti, esta vez en voz alta. Bene tellemara! Idiota! Rufo tuvo otra arcada, se agarr el cuello y el estmago, y vomit con violencia. Se alej

    tambaleante, tosiendo, jadeando, intentando llenar sus pulmones a pesar de la bilis que suba por su garganta.

    Qu has hecho? grit Druzil que lo segua, corriendo para mantener el paso. La cola del imp se agit amenazadora; si la miserable vida de Rufo acababa, Druzil pensaba picarle y desgarrarlo, castigarlo por robarle su preciada e irreemplazable pocin.

    Rufo, con equilibrio precario, se golpe contra la jamba de la puerta cuando intent salir de la habitacin. Atraves el corredor dando traspis, rebotando en una y otra pared. Vomit otra vez, y otra, tena un agnico ardor de estmago y nuseas. Consigui recorrer los pasillos y las habitaciones, y medio se arrastr fuera del tnel fangoso, de vuelta a la luz del sol, que se le clav en los ojos y la piel.

    Arda, y a pesar de ello senta fro, un helor mortal. Druzil, que se hizo invisible cuando salieron al exterior, lo sigui. Rufo se detuvo y vomit una vez

    ms, sobre los restos helados de una tarda capa de nieve, el revoltijo mostraba ms sangre que bilis. Entonces el hombre rode tambaleante una de las esquinas del edificio, resbal y cay muchas veces en el fango y la nieve medio derretida. Pens en alcanzar la puerta, llegar a los clrigos de sanadoras manos.

  • Dos aclitos jvenes, que llevaban sobrevestas negras y doradas que los distinguan como clrigos Oghmanitas, disfrutaban cerca de la puerta de la calidez de ese da de invierno, con las capas abiertas al sol. Al principio no advirtieron a Rufo, al menos hasta que el hombre cay pesadamente sobre el barro, a apenas un metro.

    Los dos aclitos se precipitaron hacia l y le dieron la vuelta, se quedaron boquiabiertos y se apartaron cuando vieron la marca. Ninguno de los dos llevaba el tiempo suficiente en la biblioteca para conocer personalmente a Kierkan Rufo, pero haban odo historias del clrigo marcado. Se miraron el uno al otro y se encogieron de hombros. Entonces, uno se precipit hacia el interior del edificio mientras el otro empezaba a reanimar al necesitado.

    Druzil observ desde la esquina de la biblioteca, mientras murmuraba Bene tellemara una y otra vez, lamentndose de que la maldicin del caos y Kierkan Rufo le hubieran jugado una mala pasada.

    En las altas ramas de un rbol cercano a la puerta, la ardilla blanca, Percival, mir con algo ms que inters pasajero. Percival acababa de salir de su hibernacin esa misma semana. Se sorprendi al descubrir que Cadderly, su principal proveedor de nueces de cacasa, no estaba por all, y se asombr an ms al ver a Kierkan Rufo, un humano que a Percival no le importaba un comino.

    La ardilla vio que Rufo lo pasaba mal, ola la maldad en la afeccin de Rufo, incluso desde aquella distancia.

    Se acerc a su nido de ramas, se aposent en l, y continu observando.

  • 2 Caminos diferentes

    Los tres miembros barbudos de la compaa, los enanos Ivn y Pikel Rebolludo y el pelirrojo firbolg, Vander, estaban sentados a un lado de la entrada de la cueva, jugaban a los dados, apostaban y rean. Ivn gan una mano, por quincuagsima vez, y Pikel aporre a Ivn en la cabeza con un sombrero azul de ala ancha, que llevaba una pluma anaranjada y el smbolo de Deneir del ojo sobre la vela.

    Cadderly, al ver el movimiento, fue a protestar. Despus de todo era su sombrero, slo se lo haba prestado a Pikel, y el casco de Ivn estaba decorado con las astas de un ciervo. El joven clrigo cambi de parecer y se call, al ver que no estaba daado y que Ivn se mereca el golpe.

    La amistad entre Ivn, Pikel, y Vander haba prosperado tras la cada del Castillo de la Trada. El gigantesco Vander, de ms de tres metros y medio de altura y ms de trescientos sesenta kilos, ayud a Pikel, que pretenda ser druida, a teirse el pelo y la barba de color verde y trenzar el tupido nudo en su espalda. El nico momento de tensin sobrevino cuando Vander puso algo del tinte de Pikel en el brillante pelo rubio de Ivn, algo que al Rebolludo de anchos hombros, y ms serio, no le gust del todo.

    Pero las conversaciones ltimamente eran bien humoradas; a pesar del psimo tiempo. Los siete compaeros, incluidos Cadderly, Danica, Dorigen y Shayleigh, la doncella elfa, haban planeado ir directamente desde el Castillo de la Trada a la Biblioteca Edificante. Apenas un da de camino por las montaas y el invierno se desat con toda su fuerza, bloqueando los caminos, de modo que ni Cadderly, con la magia, se atrevi a continuar. An peor, Cadderly se puso enfermo, aunque insisti en que slo estaba exhausto. Como clrigo, Cadderly serva como canal de los poderes de su dios, y durante la batalla en el Castillo de la Trada (y las anteriores semanas de lucha), buena parte de esa energa haba fluido a travs del joven clrigo.

    Danica, que conoca a Cadderly mejor que nadie, no dud que estuviera exhausto, pero saba, tambin, que el joven clrigo haba sufrido un golpe emocional. En el Castillo de la Trada, vio todo su pasado y su verdadera herencia. Se vio obligado a enfrentarse a lo que su padre, Aballister, se haba convertido.

    En el Castillo de la Trada, Cadderly lo mat. Danica tena fe en que Cadderly se sobrepondra al trauma, confiaba en su fuerte carcter. Estaba

    consagrado a su dios y a sus amigos, y todos estaban a su lado. Incomunicados y con Cadderly enfermo, la compaa se dirigi al oeste, fuera de las montaas y

    sus estribaciones, hacia los labrantos al norte de Carradoon. Incluso las tierras bajas mostraban un grosor de nieve como nunca se haba visto en dcadas en las Llanuras Brillantes. Los amigos encontraron una cueva con muchas cmaras en la que resguardarse, y convirtieron el lugar en un hogar aceptable a lo largo de los das, usando las habilidades de Danica, Vander, los enanos y la magia de Dorigen. Cadderly ayud cuanto pudo, pero su papel era descansar y recuperar fuerzas. Saba, y Danica tambin, que cuando llegaran a la Biblioteca Edificante, el joven clrigo se enfrentara a la prueba ms dura.

    Despus de varias semanas, las nieves empezaron a derretirse. A pesar de lo duro que fue el invierno, finaliz pronto, y los compaeros empezaron a pensar en el curso que seguir. Eso a Cadderly le provoc sentimientos encontrados, haba escalado muy rpido en la jerarqua de su orden. Estaba en la entrada de la cueva, mirando los campos nevados, cuyo resplandor, bajo la luz de la maana, le hera los ojos grises. Se sinti culpable por sus debilidades, ya que crey que debera haber vuelto a la biblioteca a pesar de las nieves, a pesar de las pruebas que haba afrontado, meses antes, incluso si eso significaba dejar atrs a sus amigos. El destino lo esperaba en la biblioteca, pero incluso ahora, que volva a sentirse

  • fuerte, que oa cmo la cancin de Deneir sonaba con fuerza en las profundidades de su mente, no estaba seguro de querer hacerlo.

    Estoy preparada para ti dijo una voz desde el interior de la cueva, que se elev por encima de las continuas reyertas entre Vander y los enanos. Cadderly se volvi y dej atrs al grupo.

    Je, je, je ri Pikel que saba qu iba a suceder. Lade el sombrero de ala ancha, como si saludara a un guerrero que iba a la batalla.

    Cadderly mir ceudo al enano y lo dej atrs, acercndose a una pequea piedra, con la que el apaado Ivn haba modelado un taburete. Danica estaba junto a ste, esperando a Cadderly, con sus bellas dagas en la mano, una con la empuadura de oro en forma de tigre, la otra un dragn de plata. Para cualquiera que no conociera a Danica, aquellas armas, o cualquiera, pareceran fuera de lugar en aquellas engaosas manos delicadas. Apenas meda metro y medio (si se pasara dos das sin comer, ni llegara a los cuarenta kilos), los rizos de pelo cobrizo le caan sobre los hombros y tena unos ojos almendrados de color castao claro. Un vistazo dira que era una candidata para un harn del sur, una bella y delicada flor.

    El joven clrigo pensaba lo contrario, como cualquiera que pasara un tiempo con Danica. Aquellas delicadas manos podan romper roca; esa bonita cara poda aplastar la nariz de un hombre. Danica era una luchadora, una guerrera disciplinada, y sus estudios no eran menos intensos que los de Cadderly, su adoracin por la sabidura de antiguos maestros no era menor que la de Cadderly por su dios. Era la guerrera ms perfecta que conoca Cadderly; usara cualquier arma, y vencera a la mayora de los espadachines con las manos desnudas. Y clavara cualquiera de las dos dagas en los ojos de un enemigo a seis pasos. Cadderly tom asiento, y dio la espalda a los bulliciosos jugadores, mientras Danica empezaba a cantar en voz baja.

    Cadderly supo que era vital que permaneciera absolutamente quieto. De pronto, Danica empez a moverse, sus brazos dibujaban intrincados patrones en el aire, sus pies se movan de un lado a otro, manteniendo el equilibrio. Las hojas afiladas hasta lo imposible empezaron a girar en sus dedos.

    La primera surgi como una centella, pero Cadderly, concentrado como estaba, ni resping. Apenas sinti la caricia cuando el filo del cuchillo le afeit la mejilla, apenas tuvo tiempo de oler el metal engrasado cuando el dragn plateado pas a toda velocidad bajo su nariz y descendi hacia el labio superior.

    Era un ritual que los dos celebraban cada da, que a l lo mantena afeitado y a los afilados msculos de Danica tonificados.

    Termin en menos de un minuto, la barba incipiente de Cadderly desapareci sin un corte en su piel morena.

    Tambin podra cortar esta mata brome Danica, mientras agarraba un puado del pelo castao rizado de Cadderly.

    Cadderly extendi el brazo y le agarr la mueca, y la oblig a acuclillarse, de manera que sus caras estuvieran juntas. Se amaban, estaban prometidos para el resto de sus vidas, y la nica razn por la que an no estaban casados era que Cadderly no consideraba a los clrigos de la Biblioteca Edificante dignos de realizar la ceremonia.

    Cadderly le dio un beso, y los dos se apartaron de un salto cuando una centella azul brill entre ellos y pinch sus labios. De inmediato, los dos se volvieron hacia la entrada de la sala en la pared izquierda, y les saludaron las carcajadas de Dorigen y Shayleigh.

    Qu pasin coment Dorigen con sarcasmo. Era la que acababa de producir la chispa; claro que era la maga. Dorigen haba sido su enemiga, fue uno de los lderes del ejrcito que invadi Shilmista, y por lo que pareca, haba cambiado su manera de ver la vida y ahora volva con los dems para ser juzgada en la biblioteca.

    Nunca vi semejante chispa de amor aadi Shayleigh, que sacudi la cabeza de modo que la melena de cabello dorado se apart de su cara. Incluso a la luz mortecina que entraba en la entrada este de la cueva, los ojos violeta de la elfa relampaguearon como diamantes.

    Debera aadir esto a tu lista de crmenes? le pregunt Cadderly a Dorigen.

  • Si ste es el mayor de mis crmenes, no me preocupara volver a la biblioteca contigo, joven clrigo respondi la maga tranquilamente.

    Danica mir a uno y otro, reconociendo el lazo que se haba formado entre ellos. Para la luchadora no era difcil reconocer la fuente de esa atraccin. Con el cabello negro, que mostraba canas, y sus ojos, Dorigen se pareca a Pertelope, la maestre de la biblioteca que para Cadderly fue como su madre hasta su reciente muerte. Slo Pertelope pareci comprender la transformacin que le sobrevino a Cadderly, la cancin divina que sonaba en su mente y le daba acceso a poderes sacerdotales que rivalizaban con los de los clrigos de mayor rango de todos los reinos.

    Danica vea algunas de estas mismas caractersticas en Dorigen. La maga era una erudita, una persona que calibraba la situacin con cuidado antes de actuar, y que no tema seguir su corazn. Se revolvi contra Aballister en el Castillo de la Trada, se pas al lado de Cadderly a pesar de ser consciente de que sus crmenes no quedaran en el olvido. Lo hizo porque as se lo dict su conciencia.

    Danica no la apreciaba, ni le gustaba, a pesar de las semanas de obligada convivencia, pero la respetaba, y de algn modo, confiaba en ella.

    Bueno, lo has sugerido durante muchos das le dijo Dorigen a Cadderly. Es el momento de que nos pongamos en marcha?

    Cadderly mir por instinto hacia la entrada y asinti. Los caminos del sur hacia Carradoon deberan estar lo bastante despejados para viajar

    respondi. Y la nieve cada en muchos de los caminos que van a las montaas tambin. Cadderly hizo una pausa, y los otros, sin comprender por qu tendran que importarles los caminos de las montaas, lo observaron con atencin, buscando alguna pista.

    Aunque me temo que el deshielo podra provocar avalanchas concluy el joven clrigo. No temo las avalanchas dijo la voz atronadora del firbolg desde la entrada. He vivido en las

    montaas toda mi vida, y s ver cundo un camino es seguro. No volvers a la biblioteca aadi Ivn, mirando con desconfianza a su gigantesco amigo. Oh! aadi Pikel, que al parecer no estaba muy contento por ello. Tengo mi propio hogar, mi familia dijo Vander. l, Ivn y Pikel haban discutido ese tema

    muchas veces durante las ltimas semanas, pero hasta ese momento Vander no haba tomado una decisin.

    Ivn, por supuesto, no estaba emocionado. l y Vander eran amigos, y despedirse nunca fue una cosa fcil. Pero el recio enano estaba de acuerdo con la decisin del firbolg, y le prometi, anteriormente y ahora, que un da viajara al norte, a las Montaas de la Columna del Mundo y buscara el clan de firbolgs de Vander.

    Pero por qu hablas de las montaas? pregunt Shayleigh sin ambages. Excepto Vander, no tenemos que ir hacia las montaas hasta que dejemos Carradoon, y eso nos llevar como poco una semana de camino.

    Iremos ms pronto respondi Danica por Cadderly, pensando que saba lo que tena en mente. Descubri que era verdad a medias.

    No tenemos que ir todos neg Cadderly. No hay necesidad. El tesoro del dragn! rugi Ivn de pronto, al referirse a la cueva que haban dejado atrs,

    donde vivi el viejo Fyrentennimar. Los amigos acabaron con el viejo rojo en las montaas, dejando el tesoro sin proteccin. Piensas en el tesoro del dragn! El enano dio una palmada a su fornido hermano en la espalda.

    Un tesoro sin vigilancia acord Shayleigh. Pero necesitaramos ir los siete, y muchos ms, para sacar esa gran fortuna.

    No sabemos ni si encontraremos el tesoro les record Cadderly. La tormenta que Aballister lanz sobre la Montaa Lucero Nocturno posiblemente sell varias cmaras.

    Por lo que quieres volver para descubrir si puedes recuperar el tesoro razon Danica.

  • Recuperarlo cuando el tiempo sea ms agradable dijo Cadderly. Por eso no necesitar que todos viajemos a las montaas.

    Qu propones? pregunt Danica, aunque ya conoca las lneas generales de lo que dira Cadderly.

    Volver a las montaas respondi el joven clrigo, con Ivn y Pikel, si estn de acuerdo. Esperaba que t tambin vinieras.

    Parte del camino prometi el firbolg. Pero estoy ansioso... Cadderly lo interrumpi levantando la mano. Comprenda sus sentimientos y no hara preguntas,

    haba pasado mucho tiempo fuera de casa, atormentado por el asesino, Espectro, para demorarse mucho ms. El trecho que nos acompaes ser agradecido insisti Cadderly, y Vander asinti.

    Cadderly se volvi hacia las tres mujeres. S que debes volver a Shilmista le dijo a Shayleigh. El Rey Elbereth necesitar un informe

    completo de lo que sucedi en el Castillo de la Trada, de modo que pueda reducir la vigilancia. El camino ms rpido para ti sera hacia el sur, ms all de Carradoon, y luego volver por los caminos ms transitados, al oeste de la biblioteca.

    Shayleigh asinti. Y yo acompaar a Dorigen razon Danica. No eres de ninguna de las dos rdenes explic despus de asentir, de este modo, Dorigen

    ser tu prisionera y no estar bajo la jurisdiccin de los maestres. En los que no confas aadi Dorigen con astucia. Cadderly ni se esforz en contestar. Si todo va bien en el Lucero Nocturno, los enanos y yo deberamos estar en la biblioteca unos

    das despus que vosotras. Pero mientras vaya sola, Dorigen ser mi prisionera razon Danica, y sonri a pesar del hecho

    que no quera perderse la aventura en el Lucero Nocturno, y tampoco apartarse de Cadderly. Tu juicio ser ms imparcial, estoy seguro dijo Cadderly mientras le guiaba un ojo. Y me

    ser ms fcil convencer a los maestres de que acepten esa sentencia que conseguir que apliquen un castigo justo por ellos mismos.

    Danica saba que era un plan slido, uno que le ahorrara la horca. La sonrisa de Dorigen demostr que tambin comprenda las virtudes del plan. De nuevo tienes mi gratitud dijo. Slo deseo ser merecedora de ella. Cadderly y Danica intercambiaron una mirada de complicidad, a pesar de que estaban preocupados

    por dividir el grupo con un prisionero a remolque. Dorigen era una maga poderosa, y si quisiera escapar, a buen seguro ya lo habra hecho. Durante las semanas que haba pasado con ellos, no haba estado atada, y slo durante las primeras la vigilaron. Nunca hubo un prisionero tan voluntarioso, y Cadderly confiaba en que Dorigen no intentara escapar. Ms que eso, estaba convencido de que Dorigen usara sus poderes para ayudar a Shayleigh y Danica si se metan en problemas de camino a la biblioteca.

    En ese momento lo convinieron, sin desavenencias. Ivn y Pikel se frotaban las manos a menudo y se daban tantos golpes en la espalda que sonaban como los tambores de una galera. Nada contentaba tanto a un enano como la promesa del tesoro abandonado de un dragn.

    Danica encontr a Cadderly ms entrada la maana, mientras los otros se preparaban para el viaje. El joven clrigo apenas la oy acercarse, estaba sobre una zona rocosa, fuera de la cueva, observando las Montaas Copo de Nieve.

    Danica se acerc y enlaz el brazo con el de l, ofrecindole el apoyo que crea que necesitaba. Para ella, Cadderly no estaba preparado para volver a la biblioteca. Sin duda, segua confundido por el ltimo incidente con el Decano Thobicus, cuando dobleg la mente de ste a su voluntad. Adems de eso, con todo lo que haba pasado (las muertes de Avery y Pertelope y la revelacin de que el mago malvado

  • Aballister era, en realidad, su propio padre), su mundo se haba vuelto del revs. Se cuestion su fe y su hogar durante algn tiempo, y aunque lleg a aceptar su lealtad a Deneir, Danica se pregunt si pasaba por momentos difciles al pensar que la Biblioteca Edificante era su hogar.

    Permanecieron callados durante varios minutos, Cadderly con la mirada puesta en las montaas y Danica en l.

    Temes el cargo de hereja? pregunt la joven al fin. Cadderly se volvi hacia ella, con expresin curiosa. Por tus actos contra el Decano Thobicus aclar. Si recuerda el incidente y se da cuenta de lo

    que le hiciste, a buen seguro que no te dar la bienvenida. Thobicus no se opondr a m abiertamente dijo Cadderly. Danica no omiti el hecho de que llamara al hombre sin su ttulo, una cuestin importante en las

    reglas de la religin y la biblioteca. Aunque presumiblemente recordar mucho de lo que sucedi cuando hablamos por ltima vez

    agreg el joven clrigo. Espero que refuerce sus alianzas... y degrade o expulse a aquellos que sospecha que me son leales.

    Danica not que a pesar del serio comentario, haba poca inquietud en el tono de Cadderly, y la expresin de la chica delat su sorpresa.

    Qu aliados puede hacer? pregunt Cadderly, como si eso lo explicara todo. Es el lder de la orden respondi Danica, y tambin tiene muchos amigos en la orden de

    Oghma. Cadderly ri entre dientes y se burl de esa idea. Ya te he dicho que Thobicus es el lder de una jerarqua falsa. Y t simplemente entrars y lo afirmars? S respondi Cadderly con calma. Tengo un aliado que el Decano Thobicus no resistir, que

    pondr de mi lado a los clrigos de la biblioteca. Danica no tuvo que preguntar qu aliado era. Cadderly crea que el mismo Deneir estaba con l, que

    la deidad le haba asignado una tarea. Dados los poderes del clrigo, no dud del razonamiento. A pesar de ello, estaba un poco preocupada de que fuera tan osado, incluso arrogante.

    Los clrigos de Oghma no se vern envueltos continu Cadderly, esto no les concierne. La nica oposicin a la que me enfrentar, y con todo el derecho, ver la luz despus de que derroque a Thobicus como mandatario de la orden. Bron Turman se opondr a m por el ttulo de decano.

    Turman es un lder de la biblioteca desde hace tiempo dijo Danica. Cadderly asinti y no se mostr demasiado preocupado. Ser una dura prueba razon Danica. No importa cul de los dos ascienda a la posicin de decano respondi Cadderly. Mi deber

    es con la orden de Deneir. Cuando todo est arreglado, me preocupar por el futuro de la Biblioteca Edificante.

    Danica lo acept, y de nuevo permanecieron callados durante unos largos minutos, Cadderly miraba una vez ms las majestuosas Copo de Nieve. Danica crea en l, y en su razonamiento, pero no encajaba su aparente calma con el hecho de que estuviera all, reflexionando, en vez de en la biblioteca. La demora de Cadderly revelaba el verdadero tumulto que haba tras su fra expresin.

    En qu piensas? pregunt, y acarici la mejilla del joven clrigo, atrapando su mirada. Cadderly sonri afectuosamente, conmovido por su preocupacin. All arriba est el tesoro abandonado ms grande de toda la regin dijo Cadderly. No saba que te preocuparas por lo material remarc Danica. Cadderly volvi a sonrer.

  • Estaba pensando en Innominado dijo, al referirse a un pobre leproso que se encontr una vez en un camino en las cercanas de Carradoon. Pensaba en todos los dems Innominados de Carradoon y del Lago Impresk. El tesoro del dragn hara un gran bien a la regin. Mir a Danica. Dar un nombre a todas aquellas gentes.

    Ser ms complicado que eso razon Danica, ya que los dos conocan la ecuacin de riqueza y poder. Si Cadderly tena la intencin de compartir el dinero con los pobres, encontrara resistencia entre los acaudalados de Carradoon, que equiparaban riqueza con nobleza y categora, y usaban su dinero para sentirse superiores.

    Deneir est conmigo dijo Cadderly tranquilo, y en ese momento Danica comprendi que su amado estaba dispuesto para esa lucha, preparado para Thobicus y todos los dems.

    Varios clrigos trabajaron con denuedo atendiendo a Kierkan Rufo, sobre el suelo fro y mojado, ante la puerta de la Biblioteca Edificante. Lo envolvieron en sus capas, sin prestar atencin al viento helado de principios de primavera, pero no obviaron la marca de la frente, la vela apagada sobre el ojo cerrado, e incluso los clrigos de Oghma entendieron su significado: no podan llevar al hombre al interior de la biblioteca.

    Rufo sigui con las nuseas y los vmitos. El pecho se le alzaba y contraa, y el estmago se le convulsionaba, entre estertores agnicos. Unos cardenales brotaron bajo la piel sudada del hombre.

    Los Oghmanitas, algunos de ellos poderosos, lanzaron conjuros de curacin, aunque los Deneiritas no se atrevieron a invocar los poderes de su dios debido a la marca.

    Ni uno de ellos funcion. El Decano Thobicus y Bron Turman llegaron juntos a la puerta, abrindose paso a travs del

    creciente gento de mirones. Los marchitos ojos del decano mostraron sorpresa cuando vio que era Rufo el que estaba en el suelo.

    Debemos llevarlo al interior! le grit uno de los clrigos que lo atenda. No puede entrar en la biblioteca insisti Bron Turman, con esa marca no. Kierkan Rufo fue

    proscrito por sus actos, y el destierro persiste! Entradlo dijo Thobicus inesperadamente, y Turman a punto estuvo de desmayarse cuando oy

    las palabras. Aunque no protest abiertamente. Rufo era de la orden de Thobicus, y ste, como decano, tena dentro de sus atribuciones dejar que el hombre entrara.

    Un momento ms tarde, despus de que Rufo fuera conducido entre el gento y Thobicus desapareciera con los clrigos, Bron Turman lleg a una conclusin turbadora, una deduccin de las palabras del decano que no le encajaba. Kierkan Rufo no era amigo de Cadderly; de hecho, fue l quien lo marc. Eso haba hecho que el decano tomara la decisin de dejarlo entrar?

    Bron Turman esperaba que no fuera el caso. En una habitacin lateral vaca, que sola usarse para las oraciones ntimas, los clrigos entraron un

    banco para usarlo como catre y continuaron con sus heroicos esfuerzos para sanar a Rufo. Nada de lo que hicieron pareci surtir efecto; incluso Thobicus intent invocar sus potentes conjuros de curacin, salmodiando sobre Rufo mientras los otros lo sostenan. Pero, o el conjuro no fue concedido o la dolencia de Rufo lo rechaz, y las palabras del decano cayeron en saco roto.

    Sangre y bilis manaron de la boca y la nariz de Rufo, y su pecho suba con movimientos espasmdicos, intentando coger aire a travs de su obstruida garganta. Un fornido clrigo de Oghma agarr a Rufo y se lo puso sobre el abdomen, mientras le golpeaba la espalda para obligarlo a sacarlo todo.

    De pronto, sin previo aviso, Rufo se sacudi y se volvi con tanta violencia que el clrigo de Oghma sali volando hasta el otro lado de la habitacin. Luego Rufo se aposent sobre el banco y se calm de modo extrao, mientras levantaba la mirada en direccin al Decano Thobicus. Con una dbil mano le hizo seas al decano para que se acercara, y Thobicus, despus de mirar a su alrededor con nerviosismo, se inclin y puso la oreja junto a la boca del hombre.

  • Me... habis invitado... farfull Rufo, mientras la sangre y la bilis acompaaban cada palabra. Thobicus se enderez, observando al hombre, sin comprender. Me habis invitado a entrar dijo Rufo claramente con la ltima brizna de fuerza. Luego

    empez a rerse, de modo extrao, y las carcajadas se convirtieron en un gran espasmo, y luego en un grito final.

    Ninguno de los que lo atendieron haba visto morir a un hombre de manera tan horrible.

  • 3 La perversin final

    No existe la maldita caverna! rugi Ivn, y el rumor en las alturas, de la nieve amontonada, le record que un poco ms de cuidado sera lo ms prudente.

    Si entonces no capt la idea, lo consigui un instante ms tarde, cuando un frentico Pikel subi corriendo y le dio un golpe en la nuca que le baj el casco hasta taparle los ojos. El enano barbirrubio agarr una de las astas de ciervo, se ajust el casco y luego se volvi ceudo hacia su hermano; pero Pikel no se acobard, se qued all, al tiempo que agitaba un dedo ante la cara de Ivn.

    Estaos quietos, los dos! los rega Cadderly. Oh respondi Pikel, que pareca herido. Cadderly, muy nervioso, no capt la mirada. Continu observando la destrozada montaa,

    sorprendido de que la abertura (lo bastante grande como para que un dragn extendiera las alas) no existiera.

    Ests seguro de que no es slo nieve? pregunt Cadderly, a lo cual Ivn respondi estampando la bota en el suelo, lo que desgaj un trozo de nieve que cay sobre l y Pikel.

    Pikel surgi primero, la nieve le resbalaba por los bordes del sombrero de ala ancha que haba tomado prestado de Cadderly, y cuando apareci Ivn ya estaba preparado para otro golpe.

    Si no me crees, entra t mismo! aull Ivn, al tiempo que sealaba la masa de nieve. Hay roca ah. Te he dicho que es piedra slida! El mago la sell bien con su tormenta.

    Cadderly puso los brazos en jarras y respir hondo. Recordaba la tormenta que Aballister envi al Lucero Nocturno, el mago pensaba que Cadderly y sus amigos estaban all. No tena manera de saber que cont con la ayuda de un dragn y que estaba a menos distancia del Castillo de la Trada.

    Al mirar la desolacin, la ladera de la montaa hecha pedazos por la magia, Cadderly se alegr de que el objetivo de Aballister hubiese sido errneo. Aunque ahora eso era poco reconfortante. Dentro de la montaa lo esperaba el tesoro abandonado de un dragn, que necesitara para ver realizados sus planes respecto de la Biblioteca Edificante, y toda la regin. Aunque sa era la nica puerta grande, la abertura por la que podran pasar las carretas para extraer el tesoro antes del prximo invierno.

    La abertura entera? le pregunt Cadderly a Ivn. El enano barbirrubio iba a responder con su tpico vozarrn, pero se call y mir a su hermano (que

    se preparaba para darle otro golpe), y solt un gruido. Ivn se abri paso a travs de la pared de nieve durante ms de una hora, empujando a ciegas en varios puntos hasta que el muro de roca detrs de la nieve le hizo dar media vuelta.

    Daremos un rodeo dijo Cadderly, hacia el agujero en la ladera sur de la montaa que nos condujo a la guarida.

    Hay un trecho largo entre el tesoro y ese lugar le record Ivn. A travs de largos tneles, e incluso una larga cada. No tengo ni idea de cmo sacars el tesoro por ese camino!

    Ni yo admiti Cadderly. Lo nico que s es que necesito el tesoro, y descubrir la manera de conseguirlo! Despus de eso, el joven clrigo se alej por el camino, en busca de un sendero que le permitiera rodear la ancha base del Lucero Nocturno.

    Habla como un enano le susurr Ivn a Pikel.

  • Je, je, je ri Pikel, antes de que cayera la siguiente avalancha sobre ellos, y sa fue la seal para otro golpe de Ivn.

    El tro lleg a la ladera sur a la maana siguiente, a primera hora. La escalada fue ardua por la nieve derretida y resbaladiza. Ivn estuvo a punto de llegar hasta la entrada (y fue capaz de confirmar que all haba un agujero) despus de resbalar y convertirse en una bola de nieve y arrastrar consigo a Cadderly y Pikel montaa abajo.

    Estpido clrigo! le rugi Ivn a Cadderly cuando los tres se desenredaron bastante ms abajo de la ladera. No tienes algo de magia para subir esta estpida montaa?

    Cadderly asinti de mala gana. Intentaba conservar las energas desde que haban abandonado el Castillo de la Trada. Cada da tuvo que lanzar conjuros sobre s mismo y sus compaeros para protegerse del fro, pero tena la esperanza de no agotarse antes de llegar a la Biblioteca Edificante. Estaba ms cansado que nunca. Las pruebas, en especial contra Aballister y Fyrentennimar, lo vaciaron a fondo, lo obligaron a ahondar en esferas mgicas que no comprenda y, gracias a su voluntad, atraer conjuros que debieran estar ms all de su capacidad. Ahora pagaba el precio por aquellos esfuerzos. Incluso las semanas de relativa calma, refugiados en la cueva, no lo haban revitalizado. An oa la cancin de Deneir en su cabeza, pero siempre que intentaba acceder a una magia poderosa, le latan las sienes, y senta que su corazn iba a explotar.

    Pertelope, la querida Pertelope, slo ella comprendi los obstculos que encaraba Cadderly como clrigo favorito del dios de las artes, lo avis de los posibles efectos secundarios; pero Pertelope admiti que pareca como si Cadderly tuviera pocas opciones en la materia, pues el joven clrigo se enfrentaba a enemigos ms poderosos de lo que nunca haba imaginado.

    Cadderly cerr los ojos y escuch las notas de la cancin de Deneir, msica que aprendi en el Tomo de la Armona Universal, su libro ms sagrado. Al principio not una profunda serenidad, como si volviera a casa tras un largo y dificultoso viaje. Las armonas de la cancin de Deneir sonaron con dulzura en su cabeza, conducindolo por pasillos de verdad y comprensin. Luego abri una puerta, pas una pgina en sus recuerdos del libro sagrado y busc un conjuro que los llevara a todos montaa arriba.

    Entonces las sienes empezaron a dolerle. Cadderly oy que Ivn lo llamaba, en la distancia, y abri los ojos durante el tiempo necesario para

    agarrarse a la mano de Pikel y de la barba de Ivn cuando el confundido y desconfiado enano apart la mano de Cadderly.

    Las protestas de Ivn aumentaron hasta la extenuacin cuando los tres empezaron a disolverse, tornndose simples sombras insustanciales. El viento pareci atraparlos, y los transport inexorablemente montaa arriba.

    Pikel lo vitore a voz en grito cuando sali del trance. Ivn se qued quieto durante un largo rato, y luego empez a hacer una inspeccin tctil, como si comprobara que tena todo el cuerpo.

    Cadderly se desplom sobre la nieve junto a la pequea abertura de la montaa, recuper el aliento, y se masaje las sienes para intentar aliviar el dolor. No haba ido tan mal como la ltima vez que prob un conjuro importante. En la cueva quiso establecer contacto mental con el Decano Thobicus para asegurarse de que ninguna fuerza invasora marchaba hacia el Castillo de la Trada, y fall. Esta vez no fue tan mal, y se alegraba por ello. Si conseguan acabar deprisa lo que se traan entre manos, y si el tiempo acompaaba, estaran de vuelta en la Biblioteca Edificante en dos semanas. Sin embargo sospech que all lo aguardaba la mayor prueba, que necesitara la cancin de Deneir para combatir.

    Al menos no hay un estpido dragn aguardndonos resopl Ivn, y se encamin hacia la entrada.

    La ltima vez que Cadderly y los dems haban estado en ese lugar, la niebla cubra el rea y toda la nieve cercana al agujero se haba derretido. En el interior el aire todava era clido, pero no tan opresivo, e inquietante, como cuando Fyrentennimar estaba vivo.

    Pikel intent apartar a Ivn, pero el enano barbirrubio sigui en su sitio, demostrando que lo atraa ms la idea del tesoro de un dragn que descubrirlo.

  • Voy delante insisti Ivn. Me sigues a veinte pasos le indic a Pikel. De manera que pueda advertirte, y t a Cadderly.

    Pikel asinti con la cabeza, e Ivn empez a adentrarse en la gruta. Se qued pensativo un instante, luego se quit el casco y se lo pas a Cadderly.

    Ivn dijo el joven clrigo, y cuando ste se dio media vuelta, le tendi un tubo metlico. Ivn conoca el objeto, una de las muchas invenciones de Cadderly, y saba cmo usarlo. Abri la

    tapa de uno de los extremos, permitiendo que la luz saliera. Haba un disco en el interior del tubo, encantado con un conjuro lumnico, y en realidad el tubo lo formaban dos piezas de metal. La externa, cerca del extremo, se desenroscaba, acortando o alargando el tubo, lo que produca que el rayo de luz se ensanchara o estrechara.

    Ahora Ivn mantena el foco estrecho, dado que el tnel era demasiado angosto y el fornido enano tena que avanzar de lado para pasar, tanto que Pikel le entreg de mala gana el sombrero antes de entrar.

    Cadderly esper con paciencia durante muchos minutos, su mente divag sobre la previsible confrontacin con el Decano Thobicus. Se alegr cuando Pikel reapareci en busca de cuerda, y supo que Ivn haba conseguido abrirse paso por el tnel ms angosto y llegado a la cada vertical que lo llevara a la misma altura que el tesoro del dragn.

    Veinte minutos despus, los dos enanos salieron de la gruta, Ivn sacuda la cabeza. Est bloqueado anunci. Puedo llegar a la gran sala que hay bajo el agujero, pero no hay

    lugar al que ir despus. Pienso que sera mejor intentar acortar por la puerta principal. Cadderly solt un suspiro. Llamar a los mos continu Ivn. Por supuesto, les costar la mayor parte de las dos

    estaciones siguientes bajar desde Vaasa, y luego deberemos esperar al prximo invierno para abrir... Cadderly desconect mientras el enano segua divagando. Con medios convencionales, le costara

    aos sacar el tesoro del dragn, y la tardanza producira algunos obstculos inesperados. Las noticias de que Fyrentennimar haba pasado a mejor vida se extenderan por la zona, y la mayora de las gentes de la regin, buenas o malas, saban que el dragn resida en el Lucero Nocturno. La muerte de un dragn, y en especial uno que haba descansado durante siglos sobre un legendario tesoro, siempre atraa carroeros.

    Como yo, pens, y solt una carcajada ante la idea. Cay en la cuenta de que Ivn haba dejado de hablar, y cuando levant la mirada, descubri que los dos enanos lo miraban fijamente.

    No temas, Ivn dijo Cadderly, no necesitars convocar a tu gente. Se quedaran una parte del tesoro admiti Ivn. Por los dioses, seguro que levantaran una

    fortaleza dentro de la montaa, y luego nos las veramos para conseguir que sacaran una msera moneda de cobre de la montaa!

    Pikel empez a rer, pero se contuvo y dirigi una mirada severa hacia Ivn, al darse cuenta de que su hermano estaba serio, y tena razn.

    Conseguir entrar en la montaa, y tendr abundante ayuda de Carradoon cuando llegue el momento de sacar el tesoro les asegur Cadderly a los dos. Pero ahora no.

    Entonces el joven clrigo se call, pensando que los enanos no necesitaban saber ms. La siguiente tarea era llegar hasta la biblioteca, poner las cosas espiritualmente bien. Luego se centrara en el tesoro, descansado y preparado para despejar el camino a fin de que lo sacaran.

    Este lugar es importante para ti coment Ivn. Cadderly mir al enano con inters, ms por su tono que por las palabras.

    Ms importante de lo que debera agreg. Siempre has tenido dinero, en particular desde que escribiste ese libro de conjuros para el mago desesperado, pero nunca pareci que el dinero te importara mucho.

    Eso no ha cambiado respondi Cadderly.

  • Eh? profiri Pikel, hacindose eco de los pensamientos de Ivn. Si a Cadderly no le importaba el dinero, entonces por qu estaban all en medio de las peligrosas montaas, helndose los pies?

    Me importa lo que este tesoro supondr para todos nosotros prosigui Cadderly. Riqueza interrumpi Ivn, mientras se frotaba las manos con afn. Cadderly le lanz una mirada agria. Recuerdas la maqueta que tena en la habitacin? pregunt el joven clrigo, ms a Pikel que a

    Ivn, ya que ste se qued particularmente encantado con el objeto. El del muro alto con vidrieras con el arbotante de refuerzo?

    Oo oi! Pikel aull de contento como respuesta. Piensas reconstruir la biblioteca razon Ivn, y el enano escupi al aire cuando Cadderly

    asinti. Aunque la maldita cosa no se rompa, t pretendes arreglarla? exigi Ivn. Pienso mejorarla corrigi Cadderly. T mismo eres testigo de la resistencia de la maqueta, y

    eso con ventanas elevadas. Ventanas, Ivn, que harn de la biblioteca un lugar de luz, donde verdaderamente se leern y escribirn libros.

    Bah! Nunca has construido un edificio protest Ivn. Por lo que s. No tienes ni idea del alcance de la estructura que planeas. Los humanos no viven lo suficiente para ver tu nueva... Cmo la llamaste una vez?

    Una catedral respondi Cadderly. Los humanos no vivirn lo suficiente para ver tu catedral ni medio terminada continu Ivn.

    A un clan de enanos les costara un centenar de aos... Eso no importa respondi Cadderly, impidiendo que Ivn continuara con su bravata. Lo que

    importa es empezar la construccin, no si la termino. se es el precio y la alegra de la fe, Ivn, y t deberas comprenderlo.

    Ivn recuper la compostura. Nunca haba odo semejante discurso de un humano, y hasta ahora haba conocido a muchos. Los enanos y los elfos eran los que pensaban en el futuro, los que tenan la previsin y el buen sentido de abrir camino para generaciones venideras. Los humanos eran un pueblo impaciente, que necesitaba ver las ganancias casi de inmediato para mantener el impulso o el deseo por el trabajo rutinario.

    Hace poco oste hablar de Bruenor Battlehammer aadi Cadderly, que reclam Mithril Hall en nombre de su padre. Por lo que se dice, empez el trabajo para ampliar las salas, y ahora, aquellos salones son muchsimo ms grandes de lo que los fundadores de ese baluarte enano imaginaron cuando empezaron a esculpir los primeros peldaos de lo que sera la famosa Ciudad Bajo la Montaa. No se hace as con las fortalezas de los enanos? Empiezan por un agujero en el suelo, y terminan entre las mayores excavaciones de todos los reinos, aunque pasen muchas generaciones de enanos!

    Oo oi! salt Pikel, la manera del enano de decir: As se habla!. Y as ser mi catedral explic Cadderly. Si slo pongo la primera piedra, entonces habr

    empezado algo grande, dado que es la visin lo que sirve al propsito. Ivn mir resignado a Pikel, que se encogi de hombros. Era difcil para cualquiera de los dos

    enanos encontrar un fallo en el planteamiento de Cadderly. De hecho, cuando Ivn digiri todo cuanto el joven clrigo dijo, descubri que an respetaba ms a Cadderly, pues se elevaba por encima de las limitaciones normales de su herencia y, de hecho, planeaba construir a la manera enana.

    Ivn coment eso, y Cadderly fue lo bastante corts para aceptar el implcito cumplido sin hacer comentarios.

    Dos clrigos de Oghma se dirigan al mausoleo excavado en la colina que haba tras la Biblioteca Edificante.

  • Yo digo que dejemos que se ocupen de los suyos murmur el individuo musculoso llamado Berdole el Brutal debido a sus proezas en la lucha y su comportamiento hurao. El otro, Curt, asinti. Ninguno de los dos se senta cmodo. Kierkan Rufo fue clrigo de Deneir, no de Oghma, y a pesar de ello, debido a la marca, el Decano Thobicus decidi que los clrigos de Oghma deban preparar el cuerpo y enterrarlo. Como era habitual, el cuerpo de Rufo descans en la capilla ardiente durante tres das, y ahora era el momento de los preparativos finales.

    Berdole manose el gran llavero, y al fin encontr la larga llave que encajaba en la pesada puerta. Con algn esfuerzo, abri la cerradura y despus la puerta de un empujn. Un hedor hmedo y rancio, teido del aroma de la descomposicin, sali a darles la bienvenida. A excepcin de ese momento, el edificio no se haba abierto desde la muerte de Pertelope, bien entrado el otoo.

    Curt encendi y alz la linterna, pero hizo un gesto a Berdole para que encabezara la marcha. El musculoso clrigo, estamp las botas en el suelo de piedra.

    La cmara era amplia, quiz nueve metros cuadrados, sustentada a intervalos de tres metros por anchas columnas a ambos lados. Una sola ventana, a la derecha de la puerta, permita que se colara algo de la luz del sol; pero el cristal estaba rooso y bastante hundido en la gruesa pared, y la iluminacin era exigua. Una serie de fretros de piedra cubran el centro de la habitacin, todos vacos menos uno.

    En se, entre las dos columnas ms alejadas de la puerta descansaba el cuerpo de Kierkan Rufo bajo un sudario.

    Hagmoslo rpido dijo Berdole, que tir del paquete que llevaba a la espalda. Su evidente nerviosismo no le sent bien a su compaero ms bajo, que mir a Berdole el Brutal en busca de proteccin.

    Los dos no se preocuparon de cerrar la puerta cuando entraron, y tampoco notaron la suave rfaga de viento cuando una criatura invisible se desliz a sus espaldas.

    Quiz vomit la suficiente sangre y esto no nos llevar demasiado dijo Berdole con una sonrisa poco entusiasta.

    Curt ri con disimulo ante la muestra de humor negro, saba que las bromas seran su nica defensa contra aquella odiosa tarea.

    Subido en la esquina de la pared opuesta a la derecha de la puerta, Druzil se rasc la cabeza perruna, mientras mascullaba maldiciones por lo bajo. El imp haba intentado entrar en la cmara desde que depositaron el cuerpo de Rufo, pues pensaba que podra recuperar al menos una parte de la maldicin del caos del cuerpo. Entonces haba demasiados clrigos, entre ellos uno de los miembros dirigentes de la religin de Oghma, y por eso Druzil esper, al pensar que entrara a la fuerza cuando los dems se hubieran ido. Aunque descubri que la puerta estaba cerrada, y la ventana bendecida, por lo que no se atrevi.

    El imp conoca lo suficiente de los rituales humanos para comprender lo que la pareja pensaba hacer. Desangraran el cuerpo y lo llenaran con un apestoso lquido conservante. Acert a or que a Rufo no le podan ofrecer el conveniente entierro de Deneir o de Oghma, y tuvo la esperanza de que los clrigos no perdieran el tiempo con un embalsamamiento sin sentido. Pens en descender en picado y clavarles la cola a los dos, o atacarlos con magia, quemarles las posaderas con pequeas explosiones de energa para cazarlos de lejos. Pero era demasiado arriesgado, por lo que todo lo que hizo el imp fue sentarse y observar mientras mascullaba maldiciones.

    Cada gota de sangre que los clrigos le sacaran a Kierkan Rufo sera algo menos del Tuanta Quiro Miancay que recuperara.

    Berdole mir a su compaero y respir profundamente, mientras levantaba la larga aguja para que su amigo observara.

    No puedo ver esto admiti Curt, y se dio media vuelta y camin ms all de un par de fretros, cerca del otro conjunto de columnas.

  • Berdole solt una carcajada, al ganar confianza ante la debilidad de su amigo, y se acerc al fretro. Apart lo suficiente la mortaja para sacar el brazo izquierdo de Rufo, retir las ropas negras con las que se visti a Rufo y gir el brazo de manera que la mueca expuesta estuviera hacia arriba.

    Podras sentir un pinchazo brome el musculoso clrigo, arrancando un gemido de disgusto de Curt.

    Lejos de las vigas, Druzil, frustrado, se mordi el labio mientras observaba cmo la gran aguja se hunda en mueca expuesta de Rufo. Tendra que robar la sangre, decidi, cada una de las gotas!

    Berdole aline la punta de la aguja con la vena de la delgada mueca de Rufo e inclin el instrumento para pinchar bien. Respir hondo, mir a Curt que estaba de espaldas en busca de apoyo, y luego comenz a presionar.

    La mano fra y plida sali disparada en un movimiento circular, y aferr la aguja y la mano de Berdole.

    Qu? tartamude el musculoso clrigo. Curt se volvi y descubri que Berdole estaba inclinado sobre el fretro, con ambas manos sujetas

    por Rufo, y con los dedos como garras asidos a la mandbula. se era Berdole el Brutal, el ms fuerte de los fuertes clrigos de Oghma. se era Berdole el Brutal, de ms de ciento diez kilos de fuerza, un hombre que poda enfrentarse a un oso negro y seguir en pie!

    A pesar de ello, el huesudo brazo de Kierkan Rufo su cuerpo sin vida! tir hacia s como si la estructura muscular del otro no fuera ms que una toalla mojada. Entonces, ante la mirada incrdula de Curt, la mano de Rufo empuj hacia arriba. Los msculos de los fornidos brazos de Berdole se tensaron hasta el lmite, pero no impidieron el impulso. La barbilla de Berdole subi, gir (a Curt le son como el crujido de un rbol antes de caer al suelo) y de pronto, el sorprendido Berdole miraba al mundo cabeza abajo y del revs.

    Las fuertes manos del Oghmanita soltaron el brazo plido y huesudo, y se crisparon descontroladas en el aire. Los dedos de Rufo aflojaron, y Berdole cay de espaldas sobre el suelo, muerto.

    Curt apenas se acord de respirar. Pas la mirada de Berdole al cuerpo amortajado, y se le nubl la vista por el horror cuando Druzil se sent con calma.

    La mortaja cay, y el flaco y plido humano volvi la mirada hacia Curt, con unos ojos rojos que ardan en fuegos internos.

    Druzil aplaudi y chill de alegra, y luego vol hacia la puerta. Curt grit y huy a toda velocidad, cinco zancadas lo llevaron cerca de la luz del sol, cerca de la

    salvacin. Rufo agit la mano, y la pesada puerta de piedra se cerr de golpe, con un ruido que son como el

    tambor de la perdicin. El Oghmanita lanz todo su peso contra la puerta, pero fue como si tratara de mover una montaa.

    Ara la puerta hasta que le sangraron los dedos. Mir a su espalda y vio que Rufo estaba en pie, y que andaba con rigidez hacia l.

    Curt pidi socorro repetidas veces y pens en la ventana, pero se dio cuenta de que no tena tiempo. Se desplom bajo ella, apartndose y observando aquel cuerpo, implorando piedad y que Oghma estuviera con l.

    La pared lateral estaba a su espalda; no haba adnde huir. Curt recuper finalmente el aliento, y record quin era. Levant el smbolo sagrado, un pergamino de plata que llevaba colgado de una cadena en el cuello, y rez a Oghma.

    Fuera! le grit Curt a Rufo. En nombre de Oghma, muerto inmundo, retrate! Rufo ni se inmut. Estaba a diez pasos. A nueve. De repente vacil cuando cruz frente a la

    ventana, como si se hubiera quemado el costado. Pero la luz era exigua, y el monstruo sigui su camino.

  • Curt, desesperado, empez a lanzar un conjuro. Se sinti extraamente desconectado de su dios, como si la mera presencia de Rufo mancillara el lugar. A pesar de ello salmodiaba, invocando sus poderes.

    Sinti un aguijn en la parte baja de la espalda y se estremeci, el conjuro se perdi. Se volvi y descubri a un imp de alas de murcilago, que rea entre dientes mientras se alejaba volando.

    Qu horror es ste? grit Curt. Rufo lleg en ese momento, y el hombre aterrorizado atac con la linterna.

    Rufo lo agarr por la mueca y mantuvo alejada el arma improvisada sin esfuerzo. Curt golpe con la mano libre, que alcanz con fuerza la barbilla de Rufo, y le volvi la cabeza.

    Rufo la enderez con calma. Curt hizo ademn de repetir el golpe, pero Rufo enganch su brazo con el del hombre, col el brazo bajo el hombro del otro y le agarr el pelo de la nuca. Con una fuerza terrible, Rufo tir de la cabeza de Curt a un lado, y presion la mejilla de Curt contra su propio hombro, dejando el cuello al descubierto.

    Curt pens que Rufo le iba partir el cuello, como haba hecho con Berdole, pero el clrigo descubri la verdad cuando Rufo abri la boca, y revel un par de caninos, un dedo ms largos que el resto de sus dientes.

    Con una mirada de apetito primigenio, Rufo se inclin y mordi el cuello de Curt, abrindole la yugular. Curt chillaba, aunque Rufo, que se estaba dando un festn con la clida sangre, no oa nada.

    Para el monstruo fue el xtasis, el hartazgo de un hambre ms poderosa que nada de lo que hubiera sentido en vida. Era increblemente dulce. Era... a Rufo la boca empez a quemarle. La dulce sangre se torn cida.

    Con un rugido de frustracin, Rufo se apart y levant al hombre con el brazo todava tras el hombro de Curt. El pobre hombre sali despedido y su espalda golpe contra la columna ms cercana. Se desliz hasta el suelo y se qued quieto. No senta nada en la parte inferior del cuerpo, pero el pecho le arda, repleto de veneno.

    Qu has hecho? exigi Rufo, mirando hacia las vigas donde se pos el imp. Druzil, una criatura de los planos inferiores, la mayora de las veces no se asustara con lo que este

    mundo le mostraba. Ahora lo estaba, tema al ser en que se haba convertido Kierkan Rufo. Quise ayudarte explic Druzil. No podemos permitir que escape. Has mancillado su sangre! rugi Rufo. Su sangre dijo el monstruo en tono ms quedo,

    anhelante. Necesito... Rufo volvi la mirada hacia Curt, pero la luz de la vida haba desaparecido de sus ojos. Rufo solt otro rugido, un sonido horrible y sobrenatural. Hay ms prometi Druzil. Hay muchos ms, no muy lejos! Rufo mir de modo extrao. Observ sus brazos desnudos, los levant y los mir, como si por

    primera vez cayera en la cuenta de que le acababa de suceder algo muy raro. Sangre? pregunt ms que constat, y dirigi una mirada lastimosa en direccin a Druzil. Los ojos bulbosos de Druzil parecieron salir de sus rbitas cuando descubri la sincera sorpresa en

    la cara de Rufo. Comprendes lo que te ha sucedido? grit Druzil excitado. Rufo fue a coger aire, pero se dio cuenta de que no lo necesitaba. De nuevo la mirada lastimosa e

    interrogativa se pos sobre Druzil, que pareca tener las respuestas. Bebiste del Tuanta Quiro Miancay! chill el imp. El Horror Ms Sombro, el caos final, y

    por eso te has transformado en el colmo de la perversin para la humanidad! Rufo segua sin comprender. La perversin final! repiti Druzil, como si eso lo explicara todo. La mismsima anttesis

    de la vida!

  • De que ests hablando? pregunt Rufo horrorizado, mientras la sangre de Curt le resbalaba por los labios.

    Druzil solt una carcajada malfica. Eres inmortal dijo, y Rufo, abrumado y confundido, al final empez a captarlo. Eres un

    vampiro.

  • 4 Decepciones

    Vampiro. La palabra qued grabada en la mente de Rufo, un peso muerto sobre sus hombros de cadver. Se arrastr hacia la losa de piedra, se tendi de espaldas y se cubri los ojos con sus plidas y huesudas manos.

    Bene tellemara murmur Druzil muchas veces mientras pasaban los minutos sin que nada sucediera. Quieres que vengan y te descubran?

    Rufo no levant la mirada. Los clrigos estn muertos dijo Druzil con voz spera. Destrozados. Cogers tan

    desprevenidos a aquellos que vengan en su busca? Rufo apart el brazo de la cara y mir al imp, pero no pareci importarle. Crees que los vencers razon Druzil, malinterpretando la calma de Rufo. Tonto! Crees

    que puedes vencerlos a todos! La respuesta de Rufo cogi a Druzil a contrapi, hizo que comprendiera que era la desesperacin,

    no la confianza, la fuente de la apata del no muerto. No me atrevo a intentarlo dijo Rufo con sinceridad. Puedes vencerlos respondi el imp, cambiando el nfasis de manera que la afirmacin de

    pronto no le son tan ridcula. Los vencers a todos! Ya estoy muerto dijo Rufo. Ya me han vencido. Por supuesto, por supuesto! chirri Druzil, mientras daba palmadas y aleteaba para situarse al

    extremo del fretro de Rufo. Muerto, s, pero sa es tu fuerza, no tu debilidad. Los derrotars a todos, y la biblioteca ser tuya.

    Las ltimas palabras acicatearon el inters de Rufo. Irgui la cabeza en un ngulo con el que observar mejor al imp.

    Eres inmortal dijo el imp con solemnidad. Rufo se qued mirndolo durante un largo e incmodo rato. A qu precio? pregunt. Precio? repiti Druzil. No estoy vivo! rugi Rufo, y Druzil extendi las alas, preparado para salir disparado si el

    vampiro haca un movimiento repentino. Ests ms vivo de lo que nunca estuviste! replic Druzil. Ahora tienes poder. Ahora se

    cumplir tu voluntad! Hasta que punto? Rufo quera, necesitaba saber. Estoy muerto. Mi carne tambin. Qu

    placeres conocer? Qu sueos valdrn la pena? Placeres? pregunt el imp. No fue dulce la sangre de clrigo? Y no sentiste el poder

    cuando te acercaste a ese desgraciado? Saboreaste su miedo, vampiro, y el sabor era tan dulce como la sangre de la que te alimentars.

    Rufo sigui mirndolo, aunque ya sin ms quejas. Le pareci que Druzil deca la verdad. Palade el miedo del clrigo, y esa sensacin de poder, de inspirar terror, era maravillosamente dulce para un hombre que en vida se haba sentido tan impotente.

  • Druzil esper un poco ms, hasta que Rufo se convenci de que al menos deba explorar su existencia vamprica.

    Debes largarte de este lugar explic el imp, mientras posaba la mirada en los cuerpos. Rufo mir la puerta cerrada, luego hizo un gesto afirmativo, y se irgui. Las piernas le quedaron

    colgando de la losa. Las catacumbas remarc. No puedes pasar dijo Druzil mientras el vampiro caminaba con rigidez hacia la puerta. Rufo se

    volvi hacia l con desconfianza, como si pensara que las palabras del imp eran una amenaza. El sol brilla explic Druzil. Arders como una tea. La expresin de Rufo pas de la curiosidad al puro terror. Ahora eres una criatura de la noche continu Druzil con firmeza. La luz del da no es tu

    aliada. Para Rufo era una cosa difcil de asimilar, pero a tenor de todo lo que haba sucedido, la acept con

    estoicismo y se oblig a enderezarse una vez ms. Cmo conseguir salir de aqu? pregunt, con rabia y sarcasmo. Druzil dirigi la mirada de Rufo hacia las piedras de la pared del fondo del mausoleo. Aqullos eran

    los nichos de los antiguos maestres de la biblioteca, incluidos los de Avery Schell y Pertelope, y no todas las piedras estaban marcadas.

    Al principio la idea de entrar en una cripta lo repugn, pero cuando dej atrs los prejuicios que le quedaban de cuando fue un hombre vivo, que respiraba, cuando se permiti ver el mundo como un no muerto, una criatura de la noche, descubri que la opcin de la piedra oscura y fra lo atraa.

    Rufo se acerc a Druzil, que estaba cerca del muro, frente a un fretro que le llegaba a la altura de la cintura. Sin saber qu esperaba el imp, el vampiro extendi los rgidos brazos y agarr los extremos de la piedra.

    As no! le reprendi Druzil, y Rufo se enderez, mirando amenazadoramente al imp, cansado de sus humos de superioridad.

    Si la destrozas, los clrigos te encontrarn explic el imp, y por lo bajo aadi el esperado: Bene tellemara.

    Rufo no respondi, pero pase la mirada del imp a la pared. Cmo conseguira entrar en el nicho si no quitaba la piedra? Aqullas no eran puertas que se abrieran y cerraran; eran bloques sellados y marcados, sacados de las tumbas, y luego colocados con argamasa.

    Hay una grieta abajo coment Druzil, y cuando se inclin, vio una lnea que recorra la parte baja de la losa.

    El vampiro se encogi de hombros, pero antes de que le preguntara a Druzil de qu le serva la grieta, una sensacin extraa, una ingravidez, lo invadi, como si fuera menos que sustancial. Rufo mir a Druzil, que sonrea abiertamente, y luego la grieta, que de pronto se hizo ms grande. El vampiro, incluidas sus ropas negras, se fundi en una nube de vapor verde y se desliz por la grieta de la losa.

    Reapareci en forma corprea dentro de los estrechos confines del nicho, limitado por paredes macizas. Por un instante, una oleada de pnico, una sensacin de que estaba atrapado, lo invadi. Cunto le durara el aire?, se pregunt. Cerr la boca, temeroso de tragar demasiado de la preciada sustancia.

    Un momento despus, con la boca abierta solt una carcajada. Aire? se pregunt Rufo en voz alta. No necesitaba aire, y por supuesto no estaba atrapado. Se

    escabullira por esa grieta con la misma facilidad con la que haba entrado, o le dara una patada a la losa y la arrancara de su posicin. Era lo bastante fuerte para hacerlo, saba que lo era.

    De pronto, las limitaciones de un dbil cuerpo vivo le parecieron claras. Pens en todas las veces que lo persiguieron (injustamente, en su opinin) y en los dos clrigos de Oghma que haba despachado con tanta facilidad.

  • Clrigos de Oghma! Luchadores, guerreros, y a pesar de ello los haba levantado sin ningn esfuerzo!

    Se sinti como si lo hubieran liberado de esas limitaciones de la vida, libre de volar y tomar el poder que era suyo de pleno derecho. Les dara una leccin a sus acusadores, les...

    El vampiro dej de fantasear y se llev la mano a la frente para sentir la marca. En su mente surgi una imagen clara de Cadderly, su gran opresor.

    S, Rufo les enseara. Pero ahora descansara, en los fros confines de su lecho. El sol, aliado de los vivos (de los dbiles)

    brillaba con fuerza en el exterior. Rufo esperara a la oscuridad.

    Los clrigos de rango ms alto de la biblioteca se reunieron al atardecer por deseo del Decano Thobicus. Se congregaron en una habitacin del cuarto piso que no se usaba, el ms alto, un lugar poco conocido que les garantizara intimidad.

    Los dems pensaron que la reclusin era importante para el envejecido decano, una idea que se evidenci cuando Thobicus cerr la nica puerta de la habitacin y cerr los postigos de los dos ventanucos.

    Thobicus se volvi con solemnidad y sonde a los reunidos. La sala no estaba preparada para una audiencia. Algunos de los clrigos se sentaron en sillas de varias medidas; otros se apoyaron contra la pared, o en la alfombra desgastada que cubra el suelo. Thobicus se dirigi al centro del grupo, y se volvi despacio, observando a cada uno de los treinta clrigos all presentes para dejar que apreciaran por completo la seriedad del encuentro. Varias conversaciones terminaron bajo el peso de su mirada, y fueron reemplazadas por el desconcierto y la conmocin.

    El Castillo de la Trada ya no existe dijo Thobicus despus de ms de un minuto de silencio. Los clrigos se miraron unos a otros, visiblemente aturdidos por lo repentino del anuncio. Luego se

    produjo una ovacin, calmada al principio, pero gan impulso hasta que todos los clrigos, excepto el decano, se felicitaban con palmadas en la espalda y tambin sacudan los puos en seal de victoria.

    Ms de uno grit el nombre de Cadderly, y Thobicus se estremeci cada vez que lo oy, y supo que debera proceder con cautela.

    Cuando la ovacin perdi fuerza, Thobicus levant la mano, llamando al silencio. De nuevo la mirada escrutadora del decano cay sobre los clrigos, los silenci, los llen de curiosidad.

    Las noticias son buenas coment Fester Rumpol, el segundo en la jerarqua de Deneir. Sin embargo no veo alegra en vuestras facciones, mi decano.

    Sabes cmo supe de la derrota de nuestro enemigo? le pregunt Thobicus. Cadderly? pregunt una voz. Hablasteis con un ser divino, un agente de Deneir ofreci otro. El Decano Thobicus sacudi la cabeza ante las dos suposiciones, su mirada nunca se apart de

    Rumpol. Soy incapaz de recabar informacin les explic a todos. Mis intentos de comunicacin con

    Deneir fueron bloqueados. Me vi obligado a dirigirme a Bron Turman de Oghma para encontrar respuestas. Ante mi ruego, inquiri a los agentes de su dios y descubri la derrota de nuestro enemigo.

    Esa informacin era tan asombrosa como el informe de la derrota del Castillo de la Trada. Thobicus era el decano de la Biblioteca Edificante, el padre de la orden. Cmo se le poda bloquear la comunicacin con agentes de Deneir? Todos aquellos clrigos haban sobrevivido a la Cada de los Dioses, aquel perodo tan abominable para las personas de fe, y todos ellos temieron que el decano hablara del segundo advenimiento de aquellos tiempos terribles.

    La expresin de Rumpol pas del miedo a la sospecha.

  • Esta maana he rezado dijo, captando la atencin de los reunidos. Ped orientacin en mi bsqueda de un antiguo pergamino... y mi rezo recibi respuesta.

    La habitacin se llen de murmullos. Eso se debe a... dijo Thobicus en voz alta, spera, recuperando la atencin de la audiencia.

    Hizo una pausa para asegurarse que todos lo escuchaban. Eso es porque an no era el blanco de Cadderly!

    Cadderly? dijeron Rumpol y varios ms al unsono. En toda la Biblioteca Edificante, en particular en la orden de Deneir, los sentimientos hacia el joven clrigo eran fuertes, muchos positivos y otros negativos. Muchos de los ancianos clrigos pensaban que Cadderly era impetuoso e irreverente, indiferente a los rutinarios deberes a los que le obligaba el rango. Y muchos de los jvenes lo vean como un rival contra el que no podan competir. De los treinta de la habitacin, todos tenan como mnimo cinco aos ms que Cadderly; sin embargo superaba en rango a ms de la mitad gracias a la jerarqua establecida en la biblioteca. Y los rumores persistentes sealaban que ya estaba entre los ms poderosos de la orden, a ojos de Deneir.

    Por lo visto, el decano Thobicus confirmaba esa teora. Si Cadderly poda bloquear la comunicacin de Thobicus con agentes de Deneir, y desde la otra punta de las Montaas Copo de Nieve...!

    Las conversaciones surgieron por todas partes, los clrigos estaban confundidos por lo que eso podra significar. Fester Rumpol y el Decano Thobicus cruzaron miradas, Rumpol no tena respuestas para la increble afirmacin del decano.

    Cadderly se ha extralimitado explic Thobicus. Considera inadecuada la jerarqua de la Biblioteca Edificante, y por ello, desea cambiarla.

    Absurdo! grit un clrigo. Eso pienso respondi el Decano Thobicus en tono tranquilo. Se haba preparado para esa

    reunin, con respuestas para cualquier pregunta o pretensin. Pero ahora he descubierto la verdad. Con Avery Schell y Pertelope, muertos, nuestro joven Cadderly parece que se ha descontrolado. Me embauc para ir al Castillo de la Trada. Esa afirmacin no era del todo verdad, pero Thobicus no quera admitir que Cadderly lo domin, dobleg su mente como si fuera una espiga en un huracn. Y ahora bloquea mis intentos de comunicarme con nuestro dios.

    En lo que concerna a Thobicus, la segunda declaracin era cierta. Para l pensar lo contrario significara que haba perdido el favor de Deneir, y el viejo decano no estaba dispuesto a creerlo.

    Qu queris que hagamos? pregunt Fester Rumpol, con un tono que mostraba ms sospecha que lealtad.

    Nada respondi Thobicus al instante, al reconocer las dudas de su segundo. Slo quiero advertiros a todos, para que nuestro joven amigo no nos coja por sorpresa cuando regrese.

    Esa respuesta pareci satisfacer a Rumpol y a muchos otros. Luego Thobicus aplaz la reunin de repente y se retir a sus aposentos. Acababa de plantar las semillas de la duda. Su honestidad se vera favorablemente cuando Cadderly volviera y los dos se enfrentaran.

    se era el peor defecto de Thobicus. An no aceptaba que la autoridad de Cadderly provena de Deneir, por los verdaderos dogmas de su fe. Thobicus llevaba atado por la burocracia de la Biblioteca Edificante tanto tiempo que olvid el objetivo de sta y de la orden. Demasiados procedimientos deslucan los xitos. El decano vea su prevista batalla con Cadderly como una lucha poltica, un combate que se decidira por alianzas de saln y promesas gratuitas.

    En el fondo de su corazn, por supuesto, Thobicus conoca la verdad, saba que su lucha contra Cadderly se decidira por los dogmas de Deneir. Pero esa verdad, as como la de la orden, estaba tan enterrada por la falsa informacin que Thobicus se atreva a creer lo contrario, y se engaaba a s mismo al pensar que los otros seguiran su liderazgo.

    Los sueos de Kierkan Rufo ya no eran los de una vctima.

  • Vio a Cadderly, pero esta vez era el joven clrigo, no el marcado Rufo, el que se acobardaba. Esta vez, en su sue