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Moshe, Lewin - El último combate de Lenin

Apr 04, 2018

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    M o s h e L e w i n

    EE LL LL TT II MM OO

    CC OO MM BB AA TT EE DD EE LL EENN IINN

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 2

    Mosh Lewin

    El ltimo combate de Lenin

    Editorial Lumen

    Ttulo original:Le dernier combat de LnineTraduccin:ESTEBAN BUSQUETS

    de la edicin original: Les Editions de Minuit, 1967 de la edicin en lengua espaola:Editorial Lumen, Barcelona, 1970

    Impresin: GRAFOS, S. A. ARTE SOBRE PAPELPaseo Carlos I, 157 - Barcelona-13Depsito Legal: B. 4142-1970Printed in SpainEDITORIAL LUMEN,AVENIDA DEL HOSPITAL MILITAR, 52BARCELONA-6

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    NDICE*

    Prefacio 11

    Captulo 1Una dictadura en el vaco 20

    Captulo IILaNep, esta desconocida 40

    Captulo IIIEl eclipse de Lenin 50

    Captulo IVStalin, Trotsky y los georgianos 64

    Captulo VEl enfermoy su guardin 88

    Captulo VI

    El Testamento de Lenin 100

    Captulo VIIEl asunto clandestino 115

    Captulo VIIIRusia entre Occidente y Oriente 130

    Captulo IX

    Para una reforma de las estructuras gubernamentales 144

    Captulo XSi Lenin hubiera vivido 158

    Anexos 175

    * La numeracin corresponde a la edicin original [Nota del escaneador].

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    Lo peor que le puede acontecer al jefe de un partido extremista es verse obligado a ocupar elpoder en un momento en que el movimiento todava no est maduro para establecer el dominio dela clase que representa y para la aplicacin de las medidas que este dominio requiere. [...] Seencuentra entonces, inevitablemente, ante un dilema insoluble: lo que puede hacer contradice todasu accin anterior, sus principios y los intereses inmediatos de su partido; lo que debe hacer esirrealizable. [...] Quienquiera que caiga en esta equvoca situacin, est irremediablemente perdido.

    F. Engels,La guerra de los campesinos en Alemania

    Habra que considerar irremisiblemente perdidos a aquellos comunistas que imaginaran que sepuede consumar una empresa de alcance histrico mundial, como la de establecer las bases de unaeconoma socialista (sobre todo en un pas de pequeos campesinos), sin errores, sin retrocesos, sinrecomenzar de nuevo mltiples veces tareas inacabadas o mal ejecutadas.

    No estn perdidos (y con mucha probabilidad no sucumbirn) los comunistas que no se dejenarrastrar por las ilusiones ni por el desnimo, y que conserven la fuerza y la flexibilidad necesaria

    para recomenzar desde cero y consagrarse a una tarea de las ms difciles.

    Lenin,Nota de un articulista, finales de febrero, 1922

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    PREFACIO

    Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, han aparecido en la escena polticainternacional gran nmero de regmenes progresistas dictatoriales, cuyo nico precedente loconstituye la Unin Sovitica, que celebra ahora el cincuentenario de su creacin. Estos cincuentaaos de experiencias socialistas podran ser, sin duda, muy provechosos para los nuevos Estados, sistos se preocuparan de adquirir un conocimiento profundo sobre los mismos y meditaran respectoa los avatares de la primera dictadura proletaria: as, el fracaso de los combinados agro-industriales, creados en la U.R.S.S. en 1929-1930, ha prefigurado el de las comunas populareschinas, y Nikita Kruschev fue vctima de la misma megalomana cuando en 1950 quiso implantar

    las agrociudades. En cuanto a las enseanzas econmicas y sociales, singularmente ricas, delperodo de la Nep, con excepcin de algunos soviticos, han sido sobre todo los especialistasanglosajones quienes las han tenido en cuenta, a pesar de que apenas podan sacar provecho de lasmismas. Muchos otros perodos y otros elementos de la historia sovitica permanecen sumergidosen una niebla ms o menos densa, apenas disipada aqu y all por los trabajos de algunosinvestigadores. Es poco probable que la lite gobernante de la Unin Sovitica conozca la verdaderahistoria de su pas descontando las experiencias vividas por cada personalidad individual yaque, a causa de un fenmeno singular, los pases marxistas tratan su historia como un secreto deEstado. Los dirigentes parecen creer que el conocimiento de un pasado con frecuencia trgico esdescorazonador para la construccin del futuro a los ojos de aquellos que deben construirlo; ahora

    bien, no cabe duda de que la ignorancia de la historia hipoteca toda prospectiva mucho ms

    gravemente que su divulgacin y su anlisis. Mientras la historia slo pueda alcanzar la divulgacina travs de una sancin oficial, seguir en la oscuridad, ya que es la disciplina cientfica que corremayor riesgo de ser viciada por la estatizacin,

    El estudio que aqu presentamos de Lenin y de su pensamiento al final de su vida no es, pordescontado, totalmente nuevo: se han podido conocer ya muchas cosas al respecto gracias a lasrevelaciones de Trotsky en los aos veinte y a travs de las consecuencias del asunto deltestamento de Lenin, provocadas por el XX congreso del P.C.U.S. Sin embargo, recientes

    publicaciones soviticas nos han permitido reanudar este tema e intentar una reconstruccin a la vezms fiel y ms detallada de las relaciones que se establecieron en las esferas supremas del poder enel momento de la enfermedad de Lenin. Confiarnos tambin en llevar algo ms lejos el anlisis deltestamento de Lenin, es decir de su pensamiento poltico en el ltimo perodo de su vida, y en

    proponer en algunas ocasiones una interpretacin nueva del mismo.Entre los documentos que constituyen nuestras fuentes, es preciso citar dos en primer lugar. Por

    una parte, la ltima edicin hasta la fecha de las Obras de Lenin (5.a edicin), ms completa que lasprecedentes y dotada de un importante aparato explicativo, y, por otra, el Diario de las secretariasde Lenin, notas de servicio tomadas entre el 21 de noviembre de 1922 y el 6 de marzo de 1923,

    publicadas por primera vez por una revista histrica sovitica en 1963 y traducidas al francs en losCahiers du monde russe et sovitique.1 Estas notas son tan importantes por su contenido comosingulares por su forma. Estn presentadas en forma de un cuaderno con cuatro columnas: fecha,nombre de la secretaria de servicio, encargos recibidos, notas sobre su ejecucin; en esta ltimacolumna tambin figuran observaciones relativas a los acontecimientos acaecidos en el transcurso

    1Voprosy Istorii, 1963, nm. 2. El Diario tambin se reproduce en Sotchinenija (Obras) de Lenin, tomo 45, pgs.455-486; la traduccin francesa en Cahiers du monde russe el sovitique, nm. VII-2, abril-junio de 1967. Nuestrasreferencias (Sotch.) corresponden siempre a la 5.edicin.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 6de la jornada de trabajo en la oficina del presidente del Sovnarkom, del Consejo de Comisarios delPueblo. Sus hechos y gestos, sus entrevistas, su correspondencia y sus palabras, son descritos aveces da a da, lo que nos ilustra sobre los mtodos de trabajo de Lenin, pero no aporta al principioninguna revelacin notable. Sin embargo, no tardamos en advertir que Lenin trabaja con lentitud,que no acude con regularidad a su despacho, sino que a menudo prefiere llamar a una secretaria ydictar sin salir de sus aposentos privados. Lenin est ya minado por la enfermedad, sus mdicos leobligan a cuidarse, a tomarse con frecuencia unos das de reposo en el campo, a faltar a algunasreuniones de trabajo, al Consejo de Comisarios o al Bur Poltico. El 13 de diciembre de 1922, elda siguiente a una importante entrevista con Dzerjinsky, Lenin sufre dos serios ataques y al findebe someterse a las prescripciones imperativas de los mdicos, aplazar sus tareasy guardar cama.A partir de este momento, el Diario se vuelve apasionante. Cuando Lenin llama a sus secretarias

    para hacerles un encargo o dictarles algo, stas le observan con una sostenida atencin, al acecho desus palabras y de sus menores movimientos, que transcriben en el Diario en forma de brevesanotaciones. Lenin est en cama, se encuentra en una pequea habitacin de su apartamento delKremlin, la mano y la pierna derechas paralizadas, aislado casi por completo del mundo exterior y,en apariencia, alejado de toda actividad gubernamental. Las prescripciones de los mdicos en este

    sentido son severas y estn reforzadas por las prohibiciones formales del Bur Poltico.Pero las notas del Diario, por lacnicas que sean, bastan para mostrarnos el combate intenso yapasionado que Lenin, paralizado y sin duda consciente de su cercano fin, libra, no slo contra ladecadencia fsica, sino tambin contra el aparato rector de su partido. Penosamente, traza un cuadrode conjunto de la situacin del pas, elabora un programa de accin y se esfuerza en imponerlo a suscolegas del Bur Poltico y del Comit Central. Este programa, que los miembros del Bur no lehan pedido, comprende cambios importantes que alteran los mtodos de gobierno, las personas y,en parte, los objetivos. La mayora del Bur se muestra reticente.

    Con la sola ayuda de algunas mujeres Krupskaya, su esposa, Marija Ilinitchna, su hermana, ytres o cuatro secretarias, en especial Fotieva y Voloditcheva, Lenin combatir obstinadamente

    para obtener los dossiers que necesita. Interroga a los responsables, les propone lneas de accin;

    busca aliados, si es preciso se informa por medios indirectos de las ideas de tal o cual dirigente;prepara un enorme informe para el prximo congreso del Partido y publica artculos, ya que halogrado obtener las autorizaciones necesarias, a veces de los mdicos y a veces del propio BurPoltico, para proseguir en parte sus actividades. Pero existen razones para que desarrolleclandestinamente otra parte de su actuacin. En efecto, con la ayuda de sus ntimos, este granenfermo, inquieto por la suerte de su obra, trama un verdadero complot. El corazn de laconspiracin la expresin es del propio Lenin est formado por una comisin privada que lha constituido secretamente para investigar los acontecimientos sobrevenidos en Georgia, en losque han sido implicados altos dignatarios del Partido. Las circunstancias de este asunto, que elDiario permite reconstruir con detalle, revelan o confirman cules eran las relaciones personales y

    polticas de los tres dirigentes: Lenin, Trotsky y Stalin. Las mismas notas nos permiten medir la

    amplitud del esfuerzo fsico e intelectual de un hombre gravemente enfermo, nos hacen sentir supresencia y la intensidad de sus emociones, la influencia de su personalidad, nos hacen ver elencanto de sus risas estrepitosas.

    Pero el estrecho marco de la pequea historia queda ampliamente rebasado. Los historiadoreshablan fcilmente de una crisis intelectual que Lenin habra vivido en el curso de estos das, de ungolpe de Estado que habra preparado, de una rebelda contra los resultados a que deba llevar su

    propia obra, de la tragedia, en fin, de un gran revolucionario que cree ver desvanecerse ante sus ojossu ideal de liberacin y de emancipacin de las masas, que tiene la impresin de perder todainfluencia sobre los acontecimientos a causa de la desgraciada coincidencia de un accidente en suvida fsica y de implacables realidades polticas. Al proseguir el estudio de los acontecimientos,tendremos que examinar estas afirmaciones.

    Por otra parte, la situacin en que se encuentra el rgimen sovitico en el momento de laenfermedad de Lenin, los problemas a que ste debe enfrentarse en el transcurso de los ltimosmeses de su vida, siguen siendo de gran actualidad. Al abordarlos, descubriremos que nuestro

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 7estudio tiene un alcance muy distinto al de una contribucin biogrfica. Lenin quiere dar alrgimen, a cuyo advenimiento ha contribuido, un marco socioeconmico adecuado e inventar unosmtodos de gestin adecuados a la vez a este marco y a los objetivos finales de la revolucin: elresultado ser la Nep, la Nueva Poltica Econmica. Intenta imprimir a la mquina dictatorial unestilo determinado, darle un nuevo vigor y una nueva eficacia. Su comportamiento plantea el

    problema de los deberes y las responsabilidades que incumben a los dirigentes de una dictadura quese quiere socialista. Estas tres cuestiones clave se encuentran siempre en los primeros pasos de unrgimen afn al arquetipo sovitico, y cada vez que una dictadura se asigna la misin de desarrollarun pas atrasado.

    La primera cuestin, tal como se plantea a Lenin, es la del equilibrio difcil de establecer entrelas fuerzas econmicas espontneas, necesarias para el primer impulso, a saber el campesinado delas granjas privadas, los artesanos, los hombres de negocios, y, por otra parte, el sector estatalcentralizado y ms o menos planificado, que debe asegurar al conjunto de la economa unadireccin general determinada. Ya bajo laNep existe el dilema del mercado y del plan. A pesarde la desaparicin del campesinado privado y de las clases medias de tipo capitalista, todava hoyocupa un primer plano en las preocupaciones de los dirigentes soviticos, que descubren que ambas

    nociones no son en absoluto excluyentes una respecto a la otra, sino que se completan si se sabenponer en marcha simultneamente de forma armoniosa.La segunda cuestin, la del funcionamiento del Estado dictatorial, nos llevar ms tiempo. Al

    principio, la dictadura se organiza para llevar a cabo su misin de desarrollo del pas yestablecimiento de una mayor justicia social, principios en nombre de los cuales se ha realizado larevolucin. Pero el Estado dictatorial muestra tendencia a cristalizar en un organismo que tiene susleyes e intereses propios, corre el riesgo de sufrir sorprendentes distorsiones en relacin a losobjetivos iniciales, escapar de las manos de sus fundadores y contrariar, al menos durante largotiempo, las esperanzas de las masas. El instrumento se convierte entonces en un fin en s, Unsistema coercitivo instituido para promover la libertad, puede, en lugar de asegurar a las fuerzassociales exteriores al aparato estatal una creciente participacin en el poder, convertirse en una

    mquina de opresin. Todo Estado que intenta ejecutar eficazmente tareas difciles y a menudopenosas para la masa, pasa a constituir inevitablemente un estrato privilegiado de cuadros quegozan de un cierto prestigio y de ventajas materiales y polticas. Estos privilegios, si no se controlany se mantienen dentro de lmites estrictos, funcin de las realidades sociales y econmicas, se hacenrpidamente peligrosos y frenan el desarrollo.

    Ahora bien, se corre el peligro de que los privilegios y los poderes corrompan a los hombres. Losdirigentes y los administradores del Estado surgido de una revolucin, aun si pertenecen a la lite amenudo valerosa, idealista y austera que ha hecho esta revolucin, se sienten tentados a anteponerlos privilegios a la funcin que los justifica, especialmente si se encuentran perdidos en el seno deuna masa de funcionarios nuevos que no poseen el nivel ni el valor de los fundadores. Cules sonlos medios para preservar la integridad y evitar esta decadencia? La respuesta no es fcil. Todo lo

    que puede decirse es que el temple moral y la conciencia poltica de la lite, as como ciertasgarantas institucionales, constituyen factores decisivos. En estas condiciones, es tanto msfructuoso meditar sobre la advertencia de Lenin aconsejando a los comunistas conservar fuerza yflexibilidad, estar preparados para recomenzar desde cero; se trata de no perder el espritu crticoy de saber batirse para rehacer, llegado el caso, todo o mucho de lo que ha sido intentado.

    No nos extenderemos de nuevo sobre estas implicaciones actuales a lo largo de la obra. Despusde apuntarlas aqu, nos proponemos slo proporcionar lo ms objetivamente posible todas las piezasnecesarias para emprender una reflexin sobre el tema.

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    CAPTULO I

    UNA DICTADURA EN EL VACIO

    La Revolucin de Octubre no tena, a los ojos de sus promotores, sentido ni porvenir si sedesligaba de su funcin internacional como catalizador y detonador: esta primera chispa deba

    permitir el establecimiento de regmenes socialistas en pases que, contrariamente a Rusia,dispusieran de una infraestructura econmica y una base cultural adecuadas. Sin el cumplimiento deesta funcin, el rgimen sovitico no hubiera debido siquiera sobrevivir. Lenin lo haba afirmadocon frecuencia y persisti en esta idea incluso despus de transcurrir varios aos sin que aportaranuna confirmacin a su esperanza. En junio de 1921, declara: La Repblica Socialista puedesubsistir dentro de un cerco capitalista, pero, con seguridad, no por largo tiempo. En febrero de

    1922, es igualmente categrico: Siempre hemos proclamado y repetido esta verdad elemental delmarxismo, que la victoria del socialismo exige el conjunto de esfuerzos de algunos pasesavanzados.1

    Rusia, que haba iniciado sola el camino revolucionario, se encontraba desde el comienzobastante aislada, pero dos factores impedan concienciar esta situacin: por una parte, lasconcepciones internacionalistas de los dirigentes, y, por la otra, la persistencia durante cierto tiempode la agitacin social en Europa. Incluso durante la guerra civil, cuando Rusia, para sobrevivir, tuvoque hacer frente a una especie de internacional capitalista, los jefes soviticos no se haban

    percatado de la soledad del pas. Slo hacia el final de la guerra, las ilusiones de los menos tericosy de los menos internacionalistas empezaron a esfumarse. Al fin, todos tuvieron que rendirse a laevidencia. Lenin, en el ltimo discurso pblico de su carrera, declara:

    Estamos solos: esto es lo que nos hemos dicho a nosotros mismos.Estis solos: casi todos los Estados capitalistas nos lo han repetido a cuenta de no importa qu

    asunto tratado con ellos.Es ah donde reside la dificultad esencial, es preciso darse cuenta de ello.2

    Pero el hecho de esta soledad de consecuencias incalculables para un largo perodo de tiempo,deba llevar tambin a registrar algunas consecuencias imprevistas, derivadas de ella, y a revisardeterminados principios. La dictadura del proletariado, sistema de gobierno de la primerarevolucin victoriosa, deba, segn la interpretacin ms usual de la teora marxista, establecerse enunpas de poblacin en su mayora obrera, y en este caso la dictadura del proletariado se ejercaslo sobre una minora negligible. Nada de esto era realizable en Rusia, pero en realidad los

    bolcheviques se sentan menos incmodos al constatarlo que los mencheviques; los primerosaceptaban una interpretacin de Marx segn la cual se admita la posible consecucin de un triunfosocialista en la Alemania atrasada de los aos de 1850, gracias a una revolucin proletaria apoyada

    por una guerra campesina. Haba tanto menos motivo de inquietarse por la infraestructura rusa,dado que la revolucin, ms fcil de desencadenar en tales condiciones, se extendera de inmediatoa otros pases y cedera la direccin del movimiento a otros partidos hermanos ms dignos deasumirla.

    Pero si la segunda proposicin result ser falsa, la primera se revel asimismo en consecuenciabajo una nueva luz. Es incontestable que los obreros jugaron un papel de primer orden en la

    conquista del poder por parte de los bolcheviques. En el transcurso de la guerra civil, siguieron1Sotch., t. 44. pgs. 9 y 418.2 Discurso del 20 de noviembre de 1922 Sotch., t. 45, pg. 304.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 9proporcionando los cuadros ms abnegados y adictos, tanto al ejrcito como a la administracinsoviticos. Pero esta guerra, mortfera y devastadora, ocasion un paro en la produccin de nu-merosas fbricas, o incluso su destruccin; cobr un pesado tributo de hombres entre los obreros,combatientes de vanguardia en todos los frentes, y provoc asimismo su dispersin por los camposen busca de medios de subsistencia. Al mismo tiempo, los elementos ms entregados y mejordotados son movilizados por los servicios gubernamentales, locales y centrales. Las funcionesgubernamentales merman las filas de la clase obrera, especialmente en los sectores donde se habareclutado su vanguardia: metalrgicos, ferroviarios o mineros. La utilizacin de los obreros en elaparato administrativo fue quiz la carga ms pesada para el proletariado ruso, cuyo nmero noabarcaba ms de tres millones de obreros industriales. El propio Lenin lo constata: Las fuerzas del

    proletariado han sido sobre todo agotadas porla creacin del aparato administrativo,3 y aade queel proletariado ha perdido conciencia de clase, es decir se ha desviado del camino de la clase queconstituye. Ya fueran los obreros muertos en combate, integrados en el aparato administrativo odesmoralizados por la penuria y el trfico de mercado negro emprendido para no perecer,4 elresultado fue en cualquier caso trgico. La revolucin, presentada como la conquista del poder porla clase obrera, y que en efecto lo haba sido en gran medida, encontr un resultado diferente al

    trmino de la guerra civil, porque la misma revolucin haba matado a sus pioneros en la tarea. Dosaos despus de Octubre, los soviets haban perdido el ejercicio directo del poder. En marzo de1919, Lenin constatar con profundo enojo, pero con la mayor franqueza, que debido al niveldeplorable de la instruccin y de la educacin de las masas los soviets, que eran por naturalezaunos rganos de gobierno por los trabajadores, no son en realidad ms que rganos de gobierno

    para los trabajadores, gobierno ejercido por el estrato ms avanzado del proletariado, pero no porlas masas obreras.5

    Desde el momento en que se admiti el hecho de la debilitacin del proletariado, la dictaduraperdi fatalmente uno tras otro los caracteres que se le haban atribuido. Deja de considerarse que elpoder revolucionario se apoya sobre toda la clase obrera, ni siquiera sobre una gran mayora de ella.Pero, en realidad, la dictadura no debe contar slo con una delgada capa de obreros avanzados, o no

    se sostendra mucho tiempo; el Partido, en el que los obreros slo constituyen una importanteminora, sustituye al proletariado, es a la vez el brazo y la espada del poder revolucionario. Laburguesa dir Lenin comprende bien que en realidad las fuerzas de la clase obrera estnformadas en la actualidad por la potente vanguardia de esta clase: el partido comunista ruso,6 Porotra parte, escribir tambin que el Partido es la ms slida raz de la dictadura, lo que constituye unfenmeno aberrante con respecto a la teora marxista. Bien organizados, guiados y encuadrados, lasclulas ylos grupos locales proporcionaban a la vez jefes y ejecutores para la lucha que se librabaen todos los frentes, para todas las tareas administrativas y econmicas.

    Un historiador norteamericano, que difcilmente puede suponerse simpatizante con elcomunismo, dice: Los Blancos tenan que enfrentarse a un enemigo que, ciertamente, tena queafrontar deserciones, casos de corrupcin y desobediencia, pero que en el partido comunista

    dispona todava a travs de todo el pas de una masa de hombres adiestrados y disciplinados.7 Noconstituye esto un homenaje al poderoso instrumento forjado por Lenin y que quizs ahora tornabaun sesgo que l no haba previsto? El Partido detentaba el poder real y soportaba su carga. Enefecto, se haba hecho evidente desde los primeros meses de la revolucin, e incluso antes de lasdestrucciones causadas por la guerra civil, que la sola clase obrera no era capaz de gobernar nisiquiera de dirigir las fbricas donde trabajaba. Los comits de empresa, los consejos obreros, elcontrol obrero, creaciones espontneas y autnticas realizadas con el mpetu revolucionario quesigui a la toma del poder y debidas a un impulso libertario de inspiracin anarco-sindicalista, seencontraban plenamente legitimadas porEl Estado y la Revolucin de Lenin, pero slo condujeron

    3lbd.,pg. 106.4Ibd.,pgs. 103 y 106.5Sotch., t. 38, pg. 170.6Sotch., t. 39, pg. 412 y t. 44, pg. 106.7 DONALD TREATGOLD, Twentieth Century Russia, Chicago, Rand McNally & Co., 1959, pg. 181.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 10a desrdenes y a una ineficacia susceptibles de paralizar el aparato de produccin del pas. Huboque cerrar el camino a esta orientacin y emprender uno nuevo; muchos han visto en ello unatraicin a los ideales socialistas, pero Lenin mantuvo sus exigencias con la mayor energa:exigencias de disciplina garantizadas por el reinado de los directores (edinonatchalia) y la

    preponderancia de las administraciones. Antes de la hecatombe de obreros causada por la guerracivil, existe ya una ancha brecha abierta entre la teora y la prctica de la dictadura del proletariado.Brecha a la que seguiran otras.

    Hemos visto en una de las citas que Lenin escriba entre comillas las palabras: las fuerzas de laclase obrera. La vanguardia partisana ya no tena tras ella el grueso de sus tropas; su base socialestuvo en lo sucesivo entre comillas. Los cerebros ms lcidos del Partido se daban cuenta de que lmismo estaba en cierto modo suspendido en el vaco, pero creer que esta situacin pudiera

    prolongarse por mucho tiempo era otra quimera de tericos. El vaco social en cuestin iba arellenarse muy pronto con fuerzas distintas de las que inicialmente se haban previsto.

    Las administraciones industriales empiezan a afirmarse aunque la industria sea todava dbil, pero al lado de ellas se encuentra en los servicios locales y centrales una enorme masa defuncionarios que son, segn Lenin, antiguos burcratas zaristas y que ocupan un lugar cada vez ms

    importante en la vida poltica. El rgimen no poda prescindir de una mquina gubernamental deeste tipo, pero, y siempre segn la opinin de Lenin, esta maquinaria no es sovitica, constituye unavergonzosa anomala. Estos funcionarios zaristas el trmino ruso tchinovniki indica muy bien sucarcter haban boicoteado el nuevo rgimen al principio, y despus se haban dejado convencer.Regresaron y sta fue nuestra desgracia,8 dijo Lenin. No sabemos qu hubiera sucedido si nohubieran vuelto, pero he ah lo que pas: Tenemos en la cspide del poder, no sabemosexactamente cuntos, pero como mnimo unos miles, y como mximo unas decenas de millares delos nuestros. Sin embargo, en la base de la jerarqua, centenares de miles de antiguos funcionariosque hemos heredado del zar y de la sociedad burguesa, trabajan, en parte a sabiendas, en parteinconscientemente, contra nosotros.9 Ante esta red apenas marcada por la influencia sovitica,Lenin queda perplejo y desarmado. Por otra parte, su anlisis no es totalmente exacto, ya que esta

    mquina se ha convertido, contra la voluntad de los funcionarios en cuestin, en un autntico sostnsocial del poder; ejecuta mal que bien las tareas que le son asignadas por ste y a pesar de todo estligada a l por el hecho de que, aunque parcialmente, est constituida por elementos adictos alnuevo rgimen en una proporcin ms importante que la que dice Lenin. Escuchemos a esterespecto otro valioso testimonio, el de Trotsky: La desmovilizacin de un Ejrcito Rojo de cincomillones de hombres iba a jugar un papel considerable en la formacin de la burocracia sovitica.Los graduados victoriosos ocuparon los puestos importantes en los soviets locales, en la

    produccin, en las escuelas, para llevar a todas partes, obstinadamente, el rgimen que les habahecho ganar la guerra civil. Las masas fueron eliminadas paulatinamente por todas partes de la

    participacin efectiva en el poder.10 El lugar ocupado por estos combatientes responsables ha sidomucho ms considerable de lo que hara creer la cifra propuesta por Lenin de algunas decenas de

    millares de comunistas en la cumbre de la jerarqua administrativa, puesto que stos se mezclaronen todos los niveles a la masa de los tchinovniki.

    En realidad, Lenin se siente profundamente inquieto y descontento ante la forma en que ejerce elpoder y cumple las tareas cotidianas el conjunto de las administraciones, sea cual fuere sucomposicin. No cesa de criticar a los hroes de la guerra civil que se muestran incapaces decumplir las tareas del tiempo de paz; es el nico que puede hacerlo impunemente. En el propioMosc, donde se han reunido algunos millares de los mejores cuadros comunistas, Lenin descubre yfustiga la rutina y la incuria.11 Los comunistas se dejan asfixiar por una masa extraa y no son ellosquienes deciden efectivamente la marcha de los asuntos:

    8Sotch., t. 45, pg. 290.9Ibd.10 TROTSKY.La Rvolution trahie, enDe la Rvolution, Pars, Ed. de Minuit, 1963, pg. 501.11 Vase Oprodnaloge, Sotch., t. 43, pg. 234.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 11Qu es lo que falta entonces? Est muy claro, lo que falta a los dirigentes comunistas es la

    cultura. Consideremos el caso de Mosc: cuatro mil setecientos comunistas responsables y unamasa enorme de burcratas. Quin dirige y quin es dirigido? Dudo mucho que pueda decirse quelos comunistas dirigen, creo que puede decirse que son dirigidos. 12

    Todos los fenmenos que acabamos de revisar ejercen una profunda influencia en losmecanismos del poder: prcticamente, el Partido lo ejerce solo en lo sucesivo, y escapa a un control

    preponderante de cualquier fuerza social. Mientras la clase obrera se debilita, el Partido acrecientasu poder. Figuran obreros entre sus nuevos miembros, por descontado, pero tambin un nmeroconsiderable de campesinos, y sobre todo de intelectuales y de funcionarios procedentes a veces deotros horizontes polticos. Se aflojan los lazos con la ideologa de los fundadores; incluso puedenfaltar totalmente cuando son vulgares arribistas atrados por los privilegios de un partido en el poderlos que se afilian a l. En el transcurso de unos aos, el nivel poltico y cultural del Partido en suconjunto debi bajar considerablemente: La inmensa mayora de los miembros del Partido no estnlo bastante educados polticamente para que se tenga una direccin efectivamente proletaria en unmomento tan difcil, sobre todo si se tiene en cuenta el enorme predominio numrico del

    campesinado en el pas, que despierta con rapidez a una poltica de clase independiente.

    13

    A decir verdad, aun en el caso de que hubiera una mayora de obreros en el Partido, esto nocambiara nada, seran a pesar de todo incapaces de poner freno a su propensin a degenerar en

    pequeos burgueses. Lenin lo sabe,14 y el motivo de sus peores temores es la posible asfixia bajo elocano de la pequea burguesa, tan poderosa en Rusia. Por el contrario, se muestra mucho menosconsciente de otro peligro que aparece en el horizonte en una direccin totalmente distinta.

    El Partido, al tener que imperar sobre los obreros que han permanecido fuera de su organizacin,tiende a adoptar la misma actitud hacia los obreros que se han unido a sus filas; y esta dominacinse ejercer con mayor razn sobre los miembros de otras clases sociales que han podido seradmitidos. La mayora de obreros, incluso aquellos que trabajan en la gran industria y que en teoradeberan ser por tanto los ms slidos pilares del poder, son demasiado incultos para poder

    participar de forma efectiva en la elaboracin de la poltica y en el ejercicio de la funcin guberna-mental. Al decir esto, queremos referirnos a los obreros en cuanto a grupo, ya que, individualmente,llegaban a los puestos ms altos del Partido, que haba permanecido fiel a la doctrina en este terrenoy extraa sus cuadros de las filas de la clase obrera, a veces hasta agotar la fuente. Era la misma liteinterna la nica que poda asumir a la vez con xito la direccin de los asuntos y la educacin de losmiembros del Partido, ya fueran obreros o procedieran de otras clases sociales.

    La dictadura del proletariado, que la presin de las circunstancias haba transformado endictadura de una minora socialmente diversa, se convirti pronto en una dictadura del Partido.Pero, en este sentido, la contraccin del ncleo dirigente todava no ha terminado. En el mes demarzo de 1922, Lenin, en una carta a los miembros del Comit Central, debe rendirse ante unanueva evidencia: Hay que reconocer que la poltica proletaria del Partido no es determinada en la

    actualidad por sus efectivos, sino por la autoridad inmensa y no compartida de esta capa delgad-sima que puede denominarse la vieja guardia del Partido.15 Sin embargo, el proceso todava no haterminado. Sigue actuando la singular dinmica que lleva a una concentracin cada vez mayor del

    poder en un nmero de manos cada vez ms restringido. Se dira que sobre el rgimen soviticopesa una fatalidad, pero es ms justo ver en un conjunto de circunstancias particularmente duras elorigen de esta evolucin. .La guerra civil ha tenido sobre este rgimen una influencia ms decisiva yduradera de lo que se cree generalmente. Apenas instaurado y todava muy poco firme en suorganizacin y sus mtodos, se vio sometido a un terrible esfuerzo y tuvo que volcar todas susfuerzas hacia un solo objetivo: vencer para sobrevivir. Quisiramos insistir sobre el punto de que enla poca que comentarnos el rgimen sala de la guerra civil y haba sido tan moldeado por ella

    12 Sotch., t. 45, pg. 95.13 Ibd.,pg. 19.14Ibd.,pgs. 18, 19.15lbd.,pg. 20.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 12como por las doctrinas del Partido, o por la doctrina sobre el Partido, en la que muchoshistoriadores ven el pecado original de Lenin.

    Ante los ejrcitos blancos, numerosos, bien equipados y apoyados por varios pasesoccidentales, se impona en forma imperiosa un centralismo y un absolutismo estrictos. Noobstante, en el curso de este perodo, la discusin en el seno del Partido no se detuvo; estuvo slolimitada por la solidaridad contra el enemigo. La interdiccin de fracciones y la ilegalidad de tododebate que tocara demasiado a fondo los problemas, no hicieron su aparicin hasta finalizada laguerra. El carcter constantemente alarmante de la situacin, la persistencia del estado deemergencia, exigan una movilizacin constante de los cuadros y su transferencia de un frente aotro, o de una tarea militar a otra econmica y viceversa. Ningn procedimiento democrticohubiera permitido estas soluciones. Slo las hacan posibles los procedimientos autoritarios:rdenes, nombramientos, desplazamientos de oficio. Estos mtodos, absolutamente imprevistos porla teora o por los estatutos, pero practicados durante tres aos, se convirtieron en una realidad de lavida del. Partido. Nombrar desde arriba un secretario de una organizacin del Partido pas a sercosa natural; las organizaciones locales que necesitaban personal se dirigan a veces ellas mismas ala jerarqua y pedan que se les enviaran jefes; por otra parte, ya se designaban mediante

    nombramiento todos los puestos importantes de la vida nacional ajenos al Partido. Con el retorno dela paz, estas costumbres no se perdieron, y sigui funcionando una oficina especial (utchraspred)afecta al Comit Central, que distribua los cuadros segn las necesidades. El procedimiento eraeficaz pero iba a provocar numerosas protestas, ya que resultaba facilsimo para el secretariado delComit Central cambiar de un puesto a otro, menos importante o ms alejado, a cualquier persona

    polticamente molesta, opuesta a una determinada lnea o a uno de los jefes. Las protestas quesurgieron con la implantacin de la Nep contra este procedimiento, juzgado antidemocrtico ycontrario al principio electivo consagrado por los estatutos del Partido, fueron poco eficaces. Para

    poner fin a esta poltica que, en el interior del Partido, otorgaba un enorme poder al Orgbjuro, elBur de Organizacin, era necesario proceder a una reorganizacin de arriba abajo del sistema dedireccin, a una modificacin casi revolucionaria.16 Ahora bien, la implantacin de laNep, en plena

    hambre, con la rebelin de Kronstradt y el espectro de un levantamiento campesino generalizado,no era todava el momento adecuado para el aflojamiento de los controles. Hacia marzo-abril de1921, la situacin pareca todava ms grave que antes y Lenin, deseoso de evitar la parlisis delPartido, nica fuerza de que dispona, prohibi las fracciones y reserv al Comit Central el derechode excluir del Partido a los miembros acusados de fraccionarismo. Movimiento impaciente ante laurgencia, decisin temporal,17 o bien fruto de un error de clculo y de falta de clarividencia, en cual-quier caso esta medida iba a gravitar pesadamente sobre el futuro del Partido y del pas. Iba areforzar todava ms el Bur Poltico, su secretariado y su Orgbjuro. La propia posicin del ComitCentral se debilit. Creca la tendencia de pasar todos los asuntos por el Bur Poltico; los altosfuncionarios, incluidos tambin los comisarios del pueblo, llevaban ante la instancia suprema todoslos asuntos que se sentan demasiado timoratos para resolver por s mismos, y Lenin se lamenta

    amargamente de ello en el XI congreso del Partido.Esta situacin se disimula, al menos en parte, con la presencia de Lenin en el Sovnarkom., en

    tanto ste puede mantenerse en su puesto, y el Bur Poltico se dedica ante todo a la elaboracin delas grandes lneas de la poltica nacional y a la resolucin de problemas de principio. No obstante, el

    propio Lenin discuta en el Bur Poltico problemas corrientes que habran debido depender de laactividad del Sovnarkom y, cuando cae gravemente enfermo, el Bur Poltico se convierte en lainstitucin clave del pas. El secretariado que dirige el trabajo administrativo y de ejecucin porcuenta del Bur y del Comit Central sigue siendo en apariencia un engranaje secundario pero, conlas nuevas prcticas aparecidas en el Partido, no es difcil ver qu formidable poder puede adquirir

    16 Vase CARR, Socialism in One Country, 1924-1926, t. 2, Londres, Macmillan, 1959, cap. 19, especialmente pgs.

    201-204 sobre el sistema de nombramientos.17 Vase CARR, The Interregnum, 1923-1924, Londres, MacmiIlan, 1954, anexo. TROTSKY, op. cit., pg. 506: Lainterdiccin de las fracciones estaba concebida, repetimos, como una medida excepcional destinada a caer en desuso encuanto mejorara la situacin.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 13su jefe.

    En abril de 1922, Stalin es nombrado secretario general, gensek, en el lenguaje del Partido. Eneste momento, sigue siendo comisario para las nacionalidades y, durante algn tiempo, comisario

    para la Inspeccin Obrera y Campesina, cmulo impresionante de poderes y competencias que, enaquel entonces, slo el prudente Preobrajensky denunci con energa. A partir de este momento, yano est muy lejos la materializacin de la situacin que Trotsky, al criticar el punto de vista deLenin sobre la organizacin del Partido, haba previsto en 1903-1904: La organizacin del Partidoocupar el puesto del propio Partido; el Comit Central ocupar el puesto de la organizacin; y,finalmente, el dictador ocupar la del Comit Central... 18 El nico error de Trotsky fue considerarel centralismo de Lenin como un egocentralismo: las concepciones de Lenin no ocultabanninguna sed de poder personal y, en definitiva, la mquina poltica que Lenin y Trotskycontribuyeron a construir se revolvi contra ellos.

    A fin de comprender mejor el pensamiento poltico de Lenin durante los ltimos meses de suvida, no es intil insistir en otro aspecto del fenmeno de concentracin del poder. Los

    bolcheviques crean sinceramente en la doctrina de la dictadura del proletariado. La sustitucin delproletariado por el Partido, puro estado de hecho al principio, tuvo que ser introducida, no sin

    ambigedad, en la doctrina; se consider como un fenmeno transitorio, en espera delreagrupamiento de los obreros de las grandes fbricas y del incremento de las industrias por mediode las futuras realizaciones. En realidad, empez en las fbricas el reinado de las administraciones,y la instalacin de la burocracia en todo el pas. Lenin explicaba esta situacin por la carencia de

    bases econmicas adecuadas. Este estado de hecho no era muy molesto en tanto subsistieranperspectivas revolucionarias en Europa; pero, ala larga, este hndicap iba a resultar trgico. Lenindeca que, aunque Rusia posea el rgimen poltico ms avanzado del mundo, no haba logradoconstruir todava ni siquiera las bases de una economa nacional; la ausencia de las bases delsocialismo, tal como se constataba, significaba casi que nada haba sido logrado definitivamente:Las fuerzas enemigas del capitalismo moribundo todava pueden recuperar el poder.19 As, lostrminos de la frmula bsica del materialismo histrico se encuentran invertidos por sus ms fieles

    adeptos. Fallan trgicamente las bases socioeconmicas indispensables para la realizacin de losobjetivos oficiales del poder. EI nuevo poder se encuentra suspendido en una especie de doblevaco : la primera carencia es la del proletariado; la segunda, la de la infraestructura econmica. El

    profesor Carr dijo que la dictadura del proletariado estaba in posse ms bien que in esse.20Se estmuy lejos de las concepciones optimistas, utpicas y simplistas expuestas en El Estado y la

    Revolucin en 1917, donde todos los problemas parecan resueltos por anticipado con el ejemplo dela Comuna de Pars. Los militantes acostumbrados a deducir lo poltico de lo econmico y lo social,descubren una situacin desconcertante en la que una lite gobernante desprovista de base socialencama una especie de poder poltico puro e impone su voluntad a una sociedad, cuya enteradinmica espontnea, bajo laNep, tiende a fines opuestos a los del Partido.

    Lenin y la doctrina leninista tuvieron que acomodarse a esta nueva situacin. Dos elementos les

    prestaron su ayuda: la importancia del papel atribuido a la toma de conciencia, que no esespontnea, y una cierta concepcin del Partido que le atribuye la tarea de despertar esta conciencia.El puesto central otorgado al Partido en la estrategia leninista y la interpretacin ms bienvoluntarista que el leninismo da del marxismo no deben, sin embargo, llevar a imputarle, como lohacen algunos, toda la responsabilidad de ciertos fenmenos, como la contraccin progresiva del

    poder poltico descrita anteriormente, que, a fin de cuentas, deba culminar en una autocracia. Elleninismo, por descontado, no es monoltico; la dictadura del Partido sobre el proletariado noentraba en los esquemas de Lenin, y constituy el resultado final totalmente imprevisto de una seriede circunstancias igualmente imprevistas. A pesar de la aguda intuicin de Trotsky, seraequivocado creer que la concentracin de poder que lleg a su paroxismo con el rgimen estaliniano

    18Loc. cit. BERTRAM D. VOLFE,Lnine et Trotsky, Pars, Calmann-Levy, 1951, pg. 142.19Sotch., t. 44,pg. 148 y t. 45, pg. 109.20 CARR, op. cit., t. 1, pgs. 103-104.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 14sea el resultado de las ideas y escisiones de 1903-1904. Su origen est en la historia de otro perodo,en los acontecimientos postrevolucionarios y en la forma en que stos desviaron la doctrina. Ni elcomunismo de guerra, ni las nociones diametralmente opuestas que dieron lugar a laNep,puedenremontarse a las preocupaciones y a las teoras prerrevolucionarias. Una vez conquistada la paz conla victoria interior, Lenin procur dotar de bases seguras al poder poltico en todos los frentes: laadquisicin de una infraestructura econmica, la elevacin del nivel cultural de los cuadros y del

    pueblo, que tena que empezar por la alfabetizacin. Lenin saba que, en la situacin en que seencontraba su rgimen, lo poltico se antepona a lo econmico, pero la idea de que tal prepon-derancia pudiera prolongarse en forma durable le intranquilizaba. No se resignaba a servirse durantelargo tiempo de la palanca poltica que muchos en nuestra poca consideran como la ms potente yla ms decisiva.21

    Sobre este punto, otra decepcin esperaba a los militantes al salir de las ilusiones del comunismode guerra. La construccin de las bases que faltaban al edificio no iba a permitir un acceso directo alsocialismo y, con ms razn, al comunismo. Lenin calma a los impacientes repitiendo que es sloun perodo de transicin el que empieza, perodo para el cual l admite la prolongacin de la

    poltica de la Nep. Y, sin embargo, Lenin ve perfectamente las terribles amenazas que a causa de

    ella se ciernen sobre el rgimen: amenazas exteriores, inestabilidad interior (la del campesinado),pero asimismo el peligro que representa la tendencia a la degeneracin de los propios comunistasbajo la presin de un medio corruptor. Ante el XI congreso del Partido, Lenin, prosiguiendo su ideade que los comunistas ya no dirigen el juego sino que, por el contrario, son dirigidos, declara:

    Ha sucedido algo parecido a lo que se nos enseaba en las lecciones de historia de nuestrainfancia: sucede que un pueblo subyuga a otro. El que ha subyugado es entonces un puebloconquistador y el que ha sido subyugado es un pueblo vencido. Efectivamente, pero, qu sucedecon la cultura de estos dos pueblos? La respuesta no es tan sencilla. Si el pueblo conquistador esms culto que el pueblo vencido, le impone su cultura. Pero, en el caso contrario, el pueblo vencido

    puede imponer su cultura al conquistador. No es esto lo que ha sucedido en la capital de laR.S.F.S.R., y cuatro mil setecientos comunistas (casi una divisin) de los mejores no han sido

    sometidos a una cultura extranjera? Es verdad que pudiera tenerse la impresin de que la cultura delos vencidos es de alto nivel. Error: es miserable e insignificante. Pero aun as es superior a lanuestra.22

    Este texto muestra que Lenin tena un sentido agudo de los peligros que acechaban a su rgimen.Aun cuando los acontecimientos ulteriores de la historia hayan sido bastante diferentes a lo que lsupona, debe reconocerse que Lenin era un hombre que analizaba primero la situacin y decaseguidamente sin ambages, al Partido y al pas entero, la verdad de la situacin tal como l la vea.

    21 La primaca de la poltica sobre la economa en un sentido que seguramente difiere de la concepcin marxista clsicafue expresada claramente por Lenin, en especial en O nachej revoltsii, Sotch., t. 45, pgs. 378-382, y en el texto quehemos reproducido en exergo. Vase tambin, CARR, op. cit.,pgs. 130-131.22Sotch., t. 45, pgs. 95-96.

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    CAPTULO II

    LA NEP, EST DESCONOCIDA

    En las condiciones que hemos expuesto, los dirigentes del rgimen sovitico, deban, al final dela guerra civil, resolver una serie de problemas. Cmo evitar un enfrentamiento con Occidente, a laespera de nuevas revoluciones en Europa o en Asia? Cmo impedir la degeneracin del poder, omejor, como preservar la pureza ideolgica y moral del Partido convertido en gobernante? Cmoacabar con la plaga burocrtica? No haba respuesta a estos problemas, que comprendan mltiplesincgnitas, pero las cosas se complicaron ms todava con la implantacin de un sistema econmicooriginal e inesperado conocido bajo la denominacin de Nueva Poltica Econmica. Esta polticase adopt ante la imperiosa necesidad de poner remedio al marasmo en el que estaba sumergido el

    pas y principalmente la agricultura. Al cabo de dos aos de funcionamiento, demostr ser til,pero, para los bolcheviques, era un autntico pacto con el diablo.Lenin explic que se trataba, con el fin de salvar al pas del desastre, de hacer las concesiones

    necesarias al campesinado para que ste reemprendiera la produccin y alimentara al pas. Y estasconcesiones podan resumirse en la inyeccin de una dosis de capitalismo, capitalismo quedebernos y podemos admitir, y al que podernos y debemos asignar ciertos lmites, ya que esnecesario a la gran masa del campesinado y al comercio que permite satisfacer las necesidades delos campesinos. Hay que procurar que sea factible el curso regular de la economa y del circuito deintercambio capitalistas. Hay que hacerlo por el pueblo. Sin esto no podramos vivir [...] Para ellos,

    para la faccin campesina, slo esto es absolutamente necesario; en lo dems, ellos pueden tomarpartido.1 Lenin efecta, por lo tanto, una operacin que raramente se ha visto en la historia.

    Concede a los campesinos una fuerte dosis de capitalismo a cambio de lo dems, a saber, el poderpoltico en manos de los bolcheviques, operacin ventajosa, cierto, pero tambin peligrosa.Numerosos militantes teman que este remedio, aunque saludable para el paciente, resultara mortalpara el mdico. En el mundo entero menudearon los comentarios; los enemigos del rgimen abriga-ron la esperanza de que la Nep, que introduca de nuevo el capitalismo, anunciaba el fin del

    bolchevismo. Los componentes de todas las tendencias que existan en el interior del Partido habanaceptado al principio esta solucin como la nica posible, pero muchos no tardaron en ver en ellauna verdadera traicin, una alianza contra natura. El Partido estaba en todo caso inquieto, y no sinrazn, ya que ahora se venan abajo las ilusiones suscitadas por el comunismo de guerra: era precisorestablecer el mercado campesino y el comercio privado, que no dejaran de penetrar en todos lossectores de la vida sovitica y de ser un elemento de corrupcin y de disolucin, incluso para el

    Estado y para el Partido. En aquel entonces se pudo haber pensado en dar la razn a RosaLuxembourg: La reforma agraria de Lenin ha creado en el campo una nueva y poderosa clase deenemigos para el socialismo, enemigos cuya resistencia puede ser mucho ms peligrosa y obstinadade lo que fuera la de los grandes terratenientes aristcratas.2

    Se ver que Lenin, sin poner en discusin la reforma, dijo ms o menos lo mismo de loscampesinos. El campesinado ruso, poco interesado en las experiencias socialistas, iletrado en sumayora, y, por aadidura, muy mal productor, constitua una masa de cien millones de personas encuyo seno se incubaba constantemente cierto espritu de rebelin, el de la pugatchevchtchina osublevacin popular, que a menudo haba turbado la tranquilidad de los zares. La Nep tena laventaja de conceder la libertad de comercio, pero pareca aumentar an los inconvenientes polticosde la divisin que haba provocado la reforma; no haca otra cosa que ligar un poco ms los

    1Sotch.,pgs. 35-86.2 ROSA LUXEMBOURG,La Rvolution russe, Pars, Cahiers Spartacus, mayo de 1948, pg. 22

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 16campesinos a la economa capitalista y separarlos de los principios colectivistas del Partido.

    Pero haba algo todava peor. LaNep se encaminaba a reinstaurar la clase capitalista, hombres denegocios, comerciantes, industriales, nuevos o antiguos. As, la revolucin no slo seguadecepcionando a los proletarios,3 sino que iba a proporcionar al campesinado un focoantibolchevique y los jefes necesarios a la rebelin en el caso de que cualquier conflicto con elEstado disgustara a los campesinos. Nadie dejaba de considerar el peligro que supona ver alcampesinado inclinarse del lado de los neprnany, o nueva burguesa, y de los cuadros burguesestradicionales todava hostiles al rgimen, eventualmente ayudados por los pases capitalistasextranjeros, que seguan gozando de una superioridad econmica y militar aplastante. LaNep haca

    pensar en una autntica mina situada bajo el edificio todava mal consolidado del nuevo rgimen.4Ya las haya admitido o refutado en pblico, Lenin no estaba menos abrumado que otros militantes

    por la perspectiva de estas amenazas. LaNep era una apuesta que no estaba ganada de antemano.Todos seguan preguntndose con Lenin: Kto kovo?, Quin la ganar?, y esta vez en el frenteinterior.

    Durante este tiempo, con la esperanza de llegar al fin a una fase de construccin pacfica, losbolcheviques hacen un esfuerzo considerable. El perodo que va desde marzo de 1921, implantacin

    de laNep, hasta la aparicin de las primeras luces esperanzadoras con la buena cosecha de 1922 yun cierto apaciguamiento del campesinado, fue aquel en que se busc con mayor intensidad unosmtodos de gestin y unos remedios a los fracasos registrados, pero fue igualmente un tiempo degran confusin terica entre los militantes. Muchos de los dogmas y conceptos anteriormenteadmitidos saltaron bajo la presin de los hechos. Era preciso replantearse la cuestin capital del

    propio carcter de la revolucin de Octubre. Lenin no escapa a la confusin; la reconoce al mismotiempo que es vctima de ella. En agosto de 1921 escribe que la revolucin haba sido democrtico-

    burguesa entre noviembre de 1917 y el 5 de enero de 1918, y que entonces haba comenzado laetapa socialista con la instauracin de la democracia proletaria. Pero en el mismo texto se trasluceotra divisin en perodos, que se acerca a la adoptada en otoo de 1918. La etapa socialista habrasido alcanzada cuando el movimiento del comit de los indigentes o kombedy haba llevado la lucha

    de clases al campo, contra los kulaks. Ahora bien, es til recordar que los kombedy fueronsuprimidos a fines del ao 1918.5 Dos meses despus del artculo citado, en octubre de 1921,aparece todava una nueva divisin en perodos. La etapa democrtico-burguesa de la revolucin nohabra terminado hasta 1921. Y algo ms adelante, se encuentra una versin ligeramente distinta: laRevolucin de Octubre haba sido plenamente una revolucin proletaria, pero habra cumplido de

    paso las tareas de una revolucin democrtico-burguesa.6 En realidad, estas incertidumbres no sontan sorprendentes como parecen; slo los resultados a largo trmino de los acontecimientos deOctubre iban a permitir revelar su verdadero carcter. Otro punto: cmo justificar tericamente la

    Nep, qu definicin estratgica poda darse? Se trataba de una retirada en relacin al perodoprecedente y, en tal caso, no se renunciaba a los objetivos ni a los mtodos del comunismo deguerra, que se consideraban como muy prematuros, o se haba reemprendido, por el contrario, la

    lnea ms justa adoptada en la primavera de 1918? Y, desde este ltimo punto de vista, elcomunismo de guerra no era ms que una poltica de circunstancias ampliamente errnea.7 Lenin noopta claramente por una u otra de estas dos ideas pero, en su ltimo discurso, volver a la de unaretirada, de un retroceso para saltar mejor.8

    Todo esto no proporcionaba una explicacin suficiente de laNep. Largo perodo de transicin, la

    3 Lenin confirmar pblicamente en 1921 que hasta entonces haban sido los campesinos, y no los obreros a quieneshaba correspondido la carga ms pesada los que se haban aprovechado ms de la revolucin. Vase Sotch., t. 44,

    pg. 46. Esto iba a ser todava ms cierto un ao despus.4 Vase captulo 1, nota 20.5 El texto de agosto de 1921 est reproducido en Sotch., 1 44,pgs. 101-102. Lenin declar el 6 de noviembre de 1918en el congreso de los Soviets: La Revolucin de Octubre de las ciudades no se ha convertido en una autntica

    Revolucin de Octubre para el campo hasta otoo de 1918. Sotch., t. 37, pg. 144.6Sotch., t. 44, pgs. 102, 145, 147.7 Vase CARIZ, The Bolshevik Revolution, t. 2, pgs. 273-278.8Sotch., t. 45,pg. 310 y ms adelante.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 17Nep deba ser necesariamente primero una retirada estratgica, despus una reanudacin de lamarcha hacia delante. Lenin intent poner un poco de orden en toda esta confusin enunciando lateora del capitalismo de Estado, formulada en su folleto Sobre el impuesto en especies, enocasin del lanzamiento de laNep. Este concepto, utilizado ya despus de la revolucin de Febreroy asimismo a principios de 1918, se inspiraba en la experiencia de la economa alemana de guerra,fuertemente estatificada y estrictamente controlada. En el marco de la economa sovitica exista,sin embargo, una diferencia sustancial: el Estado no era capitalista sino proletario, y ocupabadirectamente importantes posiciones econmicas.

    Lenin emple el trmino de capitalismo de Estado porque requera la colaboracin delcapitalismo ruso y sobre todo del gran capital extranjero; crea que Rusia tena necesidad de unlargo perodo de desarrollo capitalista para asimilar los mtodos de organizacin, los conocimientostcnicos, y para adquirir los capitales y los medios intelectuales que el Estado obrero todava no

    posea. Este, evidentemente, deba mantenerse constantemente alerta e inventar los mtodos defiscalizacin y de control necesarios. Lenin esperaba, pues, construir el socialismo con manos ex-tranjeras, creyendo que stas no dejaran de apreciar el inters del tributo que podran obtener enesta ocasin. Otra singularidad de esta teora contribuy a que otros responsables, y entre ellos

    Preobrajensky, Bukharin y Trotsky, la acogieran con crticas o reservas. Segn Lenin, el principalenemigo del Estado ya no era en este momento el gran capital, sino el sector pequeo-burgus,anrquico, dividido, que desafiaba toda planificacin y toda disciplina estatal. En s mismo, el grancapital presentaba cualidades tiles al progreso, a saber, su capacidad de organizar en gran escala,su tendencia a planificar y su sentido de la disciplina. Esta era la razn de que el Estado obrero tu-viera que pactar con l para combatir la influencia perniciosa de la pequea burguesa vacilante.Lenin dijo: El Estado proletario debe formar un bloque o alianza con el capitalismo de Estadocontra la anarqua pequeo-burguesa. Y, en un texto anterior del mismo ao, cita una opininexpresada ya en 1918: la anarqua pequeo-burguesa es entre nosotros el principal enemigo delsocialismo.9

    Ahora bien, es preciso comprender que la pequea burguesa en cuestin no es otra cosa que el

    campesinado. En qu paraba, pues, el imperativo estratgico, considerado tambin fundamental, deuna alianza con el campesinado, tal como la expresaban los slogans? En el curso de la historia,Stalin iba a resolver esta profunda contradiccin con los mtodos que le eran familiares. Lenin

    propona otros, pero no los pudo aplicar por s mismo.En lo inmediato, la teora ambigua del capitalismo de Estado iba a conocer una suerte curiosa.

    Fue concebida para llenar simultneamente varias funciones: primero, disipar toda ilusin sobre elpretendido carcter socialista de la sociedad sovitica, y, a continuacin, formular en trminosmarxistas la naturaleza del perodo de transicin por que pasaba Rusia y definir en qu forma eldesarrollo de este perodo llevara a Rusia al socialismo, cuyas condiciones previas no se habanreunido por el momento. La nocin de capitalismo de Estado, considerada como la forma poltica ysocial ms perfecta del capitalismo, y, por lo mismo, la que preceda directamente al socialismo,

    podra cumplir estas funciones de clarificacin y de explicacin, siempre que la teora se verificaraen las condiciones especficas de Rusia. Pero tuvo que abandonarse dos aos despus, rebatida porlos hechos. Lenin, al no obtener la colaboracin del gran capital, busc la del campesinado.Volveremos sobre esta cuestin; baste constatar que, por el momento, la Nep se revelaba

    beneficiosa para la vida econmica del pas; pareca abrirse un perodo de edificacin pacfica,aunque nadie supiera con exactitud cunto tiempo podra durar. Lenin, sin pronunciarsefirmemente, pareca admitir que, en las condiciones de un cerco capitalista, no sera evidentemente

    por largo tiempo.10Para tener xito en esta empresa, era preciso reorganizar, sobre todo en el plano concreto. En una

    situacin as, totalmente nueva, faltaban las estructuras de referencia, la experiencia y toda basecientfica para la elaboracin de los programas de accin. Primer mal a curar, el que se denunciaba

    9Sotch., t. 44, pg. 108 y t. 43, pg. 206.10lbd.,pg. 4. Vase pg. 21. Sin embargo, se muestra ms optimista en otros pasajes.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 18con ms frecuencia, el de la burocracia. Lenin confiesa: No sabemos cmo actuar.11 Durantecierto tiempo crey que la iniciativa partira de provincias. Le pareca ms fcil experimentar yaprender los procedimientos de una buena gestin en unidades administrativas limitadas, ya que elmal de la democracia se concentra naturalmente en el corazn. Pero, ante los hechos, Lenincambi pronto de parecer y, sin dejar de denunciar a Mosc como la capital de las nefastas rutinas

    burocrticas, arremeti tambin contra las influencias locales, oscurantistas y corruptoras, y losejemplos de liquidacin de cuentas que facilitaban.12 Era preciso por tanto acudir de nuevo a losobreros ms avanzados, a la lite proletaria, o mejor, al Partido. Gracias al apoyo de que stegozaba por parte de una fraccin de los obreros y campesinos pobres, podra empezarse de nuevosobre nuevas bases, aprovechando la neutralidad del conjunto del campesinado satisfecho con la

    Nep. Deba dotarse a la lite de nociones tericas claras y de amplia jurisdiccin gubernamental. Encaso necesario, deba sobre todo poder emplear el terror a fin de organizar la coaccin en inters delos trabajadores,13 segn una antigua frmula de 1917.

    Por el momento, la primera arma de la lite, es decir un programa claro de accin, no exista. Ensu ltimo discurso, Lenin se pregunta: Cmo reorganizar?, y responde: Todava no losabemos. La otra arma, a la que se poda recurrir siempre, tambin deba ser adaptada a un perodo

    de reconstruccin pacfica y de economa de mercado. Lenin empieza a reorganizar la Checa y adisminuir sus prerrogativas. Quedaba entonces por resolver el problema ms amplio: Cmopreservar la pureza de la lite detentora de un poder absoluto? Dnde buscar las garantas contra sueventual corruptibilidad?

    11Sotch., t. 43, pg. 234.12Sotch., t. 45,pgs. 197-201.13 Frmula empleada el 21 de noviembre de 1917. Sotch., t. 35, pg. 110.

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    CAPTULO III

    EL ECLIPSE DE LENIN

    La formidable mquina administrativa creada en el curso de la guerra civil fue un factor decisivode la victoria bolchevique. Lenin, a pesar de dedicarle las crticas ms amargas, no dejaba deconstatar este xito. Declara que la victoria en el curso de los aos 1917-1921 slo haba sidoalcanzada gracias a la creacin del aparato blico y estatal. Aade incluso que constituy una obragrande y excitante.1 Pero, en Rusia, la historia avanza aprisa y se pasa de una crisis a otra; unfactor favorable se convierte rpidamente en una maldicin y produce amargos frutos. Lasconsecuencias de la guerra se hicieron sentir tambin en el personal directivo del Partido. Prontoaparece un tipo especfico de dirigentes, que ocupa en exclusiva los peldaos de la jerarqua. Tenan

    que saber ser rudos, tenan que ser buenos organizadores, tenan que mostrarse capaces de utilizarsin excesivos escrpulos los enormes poderes que les confera la dictadura en tiempo de guerra, yaque lo que se les exiga era vencer a toda costa, y no se les exiga razonar o dudar.

    El fin de la guerra no se sinti de inmediato como un aflojamiento de la tensin. La concienciade que acababa de empezar una poca nueva slo aparecera en el curso de los dos aos siguientes.La implantacin de la Nep se present como una medida de urgencia para evitar la catstrofe. Elfuncionamiento de la mquina gubernamental iba a proseguir, pues, en forma natural durante algntiempo tras la estela del pasado. El hecho de que la prohibicin de las fracciones sobreviniera slodespus de la guerra civil, demuestra que la psicologa segua siendo la de una lucha por laexistencia. Cierto nmero de hombres abandonan entonces el Secretariado del Comit Central.Entre ellos se encuentran los tres secretarios Krestinsky, Preobrajensky y Serebriakov, todos futuros

    oposicionistas de izquierda y futuras vctimas de las purgas estalinianas. Y, en forma significativa,Kaganovitch, Uglanov, Jaroslavsky y Molotov llegan a los peldaos ms altos. Todos ellos sonfuturos estalinistas; casi todos son de la raza de hombres de accin realistas y prcticos.2

    La conmocin de la guerra civil no ha dejado al pas, aparte del Partido, ms que una solaestructura resistente y bien articulada: el aparato administrativo del Estado. En cualquier otro punto,es preciso reconstruir y reconsiderar. Pero la mquina administrativa y, ahora ms que antes, lamquina del Partido prosiguen su camino hacia el endurecimiento dictatorial. Al principio, el

    proceso se desarrolla sin duda de acuerdo con los deseos de Lenin pero, cada vez ms, aparecentendencias, ora a sus espaldas, ora a su pesar, contra las que est mal pertrechado, ya que despus detres dolorosos aos de guerra, de luchas, de trabajoy de inquietud, Lenin cae enfermo.

    A finales del ao 1921 se encuentra ya muy afectado por la enfermedad y se ve obligado a

    tomarse un descanso de varias semanas. En el curso del primer semestre del ao siguiente, se reduceconstantemente su capacidad de trabajo. Luego, de repente, el 25 de mayo de 1922, sobreviene unacrisis catastrfica: parlisis de la mano y de la pierna derechas, y perturbacin o incluso

    prdida de la capacidad de hablar. La convalecencia es larga y penosa. Comprendes, dir mstarde Lenin a Trotsky, no poda hablar ni escribir, era preciso que aprendiera de nuevo.3 Su robustaconstitucin le salva una vez ms, pero no reanuda el trabajo hasta el 2 de octubre, y su salud noest del todo restablecida. Los sntomas de fatiga y de malestar que mostraba, sus frecuentesausencias de las sesiones de trabajo y su ltima crisis no pasaron inadvertidos a los miembros delSovnarkom y del Bur Poltico. En el crculo restringido de los dirigentes se haba planteado ya sinduda el problema de la sucesin. La reaparicin pblica de Lenin constituy para l una prueba.

    1Sotch., t. 44, pg. 106.2 Despus de haber ayudado eficazmente a Stalin a combatir la oposicin de izquierda, Uglanov se har, sin embargo,bukhariniano en 1928.3 TROTSKY, Ma vie, Pars, Livre de poche, 1966, pg. 547.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 20Alfred Rosmer, que le vio aparecer en la tribuna del IV Congreso de la Internacional, el 13 denoviembre de 1922, aporta su testimonio: Aquellos que le vieron por primera vez dijeron: Es elLenin de siempre)). Los otros no podan hacerse esta ilusin; en lugar del Lenin vigilante quehaban conocido, el hombre que tenan ante sus ojos haba quedado duramente marcado por la

    parlisis, sus rasgos estaban como congelados, su aspecto era el de un autmata; su habla habitual,sencilla, rpida, segura de si, se haba convertido en un hablar vacilante, a trompicones. Elcamarada que le haba sido asignado le ayudaba mal, Radek lo aparty le sustituy.4

    El regreso a la vidapblica no tuvo larga duracin. El 13 de diciembre, un nuevo ataque obliga aLenin a retirarse, esta vez definitivamente. Es, por lo tanto, evidente que su participacin en losasuntos del ao 1922 es muy limitada. Esto constituye un hecho importante para comprender todoeste perodo, que ha jugado un papel capital en los destinos de la Rusia sovitica. La mquinagubernamental creada bajo Lenin, mucho ms a causa de las circunstancias que por una voluntad

    premeditada, sigue funcionando sin que l casi participe. Sus camaradas del Bur Poltico seacostumbran a gobernar solosy se aficionan a esta independencia adquirida gracias a la ausencia delviejo. Pero su forma, su estilo de accin, seguan inspirndose principalmente en la experiencia yen la rutina anteriores.

    A principios de 1922, Lenin acept y quizs incluso sugiri el nombramiento de Stalin para elcargo de secretario general. Este puesto no tena todava una importancia de primersimo orden,pero la adquiri considerablemente en el curso del ao, ante la sorpresa quiz del propio Lenin,cuya ausencia contribuy mucho a ello. Mientras Lenin perda capacidad de trabajo y la direccinde los asuntos se le escapaba cada vez ms de las manos, Stalin se afirmaba, adquira soltura,seguridad, muy a menudo en pugna con Lenin. Se rode de hombres de su conveniencia; durante laguerra civil ya se haba constituido una camarilla muy adicta a l. Algunos de los miembros delBur Poltico ni siquiera se daban cuenta. Este fenmeno se hizo patente con el examen del asuntollamado del comercio exterior, y ms todava a travs de los meandros del conflicto georgiano,dos ocasiones en las que Lenin tuvo que luchar contra sus compaeros de equipo, y que reflejantodos los problemas del rgimen en el momento del eclipse de su jefe supremo.

    El problema del monopolio del comercio exterior se plante con cierta gravedad hacia finales de1921, cuando Milutin, delegado sovitico en las negociaciones de Riga, prometi la abolicin deeste monopolio.5 No se sabe quin le dio instrucciones en este sentido, pero es probable que lamayora de los jefes del Partido intentaran arreglar este asunto dentro del espritu general de laNep.Bukharin, Sokolnikov, Frumkin y otros, poniendo en duda la capacidad del comisariado para elcomercio exterior de llevar a buen trmino los intercambios econmicos internacionales y deseososde desarrollarlos con la mayor velocidad, preconizaban ya la atenuacin del rigor del monopolio, yasu abolicin pura y simple. El propio Stalin era partidario de una de estas tesis. Pero Lenin vea enello un error capital, un golpe inadmisible a los intereses del pas. Segn l, era no slo imprudente,sino indudablemente nefasto permitir que los exportadores extranjeros entraran en contacto directo

    con los hombres de negocios privados del interior, los nepmany, puesto que entonces losextranjeros van a llevarse todo lo que posea algn valor. Pero el argumento ms importante serelacionaba con la realidad social bsica de Rusia, el campesinado. Sin duda, los contrabandistasinfringan de todas formas el monopolio del comercio los partidarios de su debilitacin insistansobre este punto, pero, siempre segn Lenin, slo se trataba de un puado de especialistas, y seraalgo completamente distinto tener que habrselas con todo el campesinado, que se defender comoun solo hombre y se batir contra el poder que intente privarlo de su propio inters.6

    Lenin acumulaba pruebas para intentar convencer al Comit Central de sus puntos de vista.nicamente el mantenimiento rgido del principio del monopolio permitira conjurar la debilidadeconmica del pas. Era necesario considerar la capacidad del extranjero en ofrecer precios de

    4 ALFRED ROSMER,Moscou sous Lnine, Pars, Pierre Horay, 1953, pg. 231.5Sotch., t. 44, pgs. 562-563.6 Carta secreta a Kamenev, del 3 de mamo de 1922, publicada por primenua vez en 1959 (Sotch., t. 44, pg. 247). Vaseigualmente la carta dirigida a Stalin, el 13 de octubre de 1922, publicada en 1950 (Sotch., t. 45,pg. 221).

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 21sostn, sin hablar de las condiciones del mercado internacional, muy ventajosas en s mismas parael productor agrcola ruso. La menor brecha abierta en la defensa acabara por destruir la dbilindustria nacional y ayudara a establecer una alianza entre las fuerzas del capitalismo internacionaly los hombres de negocios, por una parte, y el conjunto del campesinado ruso, por la otra, en contradel poder de los soviets.

    En el mes de marzo, los argumentos de Lenin parecan triunfar, y el monopolio fue confirmadopor medio de una serie de decretos, pero no era ms que una tregua. Lenin comprueba con inquietudque los medios gubernamentales y del Comit Central no cesan de poner esta cuestin sobre eltapete y de impugnar la solucin adoptada formulando constantemente nuevos proyectos demodificaciones legislativas. Estas incesantes tergiversaciones perjudicaban en forma considerablelas conversaciones de los delegados comerciales soviticos con los medios comerciales extranjeros.Krestinsky, por entonces delegado en Berln, lo seala as a Lenin. Los extranjeros, al creer que ibaa ser abolido el monopolio del comercio exterior, preferan probablemente esperar la posibilidad deentrar en contacto con los comerciantes privados antes que tratar con la incgnita que era entoncesen este campo el gobierno sovitico. Lenin, irritado, acaba por exigir, en una carta a Stalin, que el

    principio del monopolio sea reafirmado y que sean prohibidos todos los proyectos en sentido

    contrario.

    7

    Quizs es en esta ocasin cuando Lenin descubre que el gensekno est totalmente deacuerdo con l y que le hace frente con una firmeza creciente. A la carta de Lenin, Stalin respondelo siguiente: En esta etapa, no me opongo a la prohibicin formal de las medidas que tiendan adebilitar el monopolio del comercio exterior. Creo, sin embargo, que la debilitacin se haceinevitable.8 Las proposiciones de Lenin fueron adoptadas por el Bur Poltico el 22 de mayo, pero,durante su prolongada ausencia a causa de su primera parlisis, los adversarios del monopoliologran, por fin, una victoria. Algunos das despus del regreso de Lenin a sus tareas, en la sesin delComit Central del 6 de octubre, son ratificadas por el pleno las propuestas de Sokolnikov,tendentes a introducir notables derogaciones en el monopolio estatal. Lenin, indispuesto, estabaausente de la sesin, y consider esta decisin un golpe por la espalda. Segn su costumbre, selanz a la batalla para exigir que el Comit Central revisara la decisin, y empez a preparar el

    terreno para tornar el desquite en la prxima sesin plenaria.Era necesario primero lograr el acuerdo del Comit Central para que la cuestin figurara denuevo en su prxima orden del da. Para lograr sus fines, Lenin enva carta tras carta a los miembrosdel Bur Poltico, a los cekistas, los miembros del Comit Central, y a los altos funcionarios, serene con Stalin y otras personalidades, busca apoyos activamente, y a menudo en forma discreta,entre los miembros ms importantes del gobierno. Desde su retorno al trabajo, esta accin le ocupala mayor parte de su tiempo. Hecho significativo: el 11 de octubre invita a Trotsky a conferenciarcon l, especialmente de este problema. Dos das ms tarde enva una carta urgente al Bur Polticoen la que exige en trminos categricos la revisin de la decisin. El Bur se ve obligado a cederalgo de terreno: decide poner a votacin del Comit Central la demanda de Lenin. Una vez ms,Stalin aade una nota a la carta de Lenin: La carta del camarada Lenin no me ha hecho cambiar de

    opinin en cuanto a lo acertado de la decisin del pleno [...] en lo que respecta al comercioexterior.9 Sin embargo, al fin cede y, como la mayora de los cekistas, da su conformidad para unnuevo examen de la cuestin, vista la insistencia del camarada Lenin. La mayora del ComitCentral se pliega, pues, al ruego apremiante de Lenin, quien, en espera de la sesin, maniobra paramovilizar a los adictos y para trabajar a los miembros del Comit. Central, pero su estado desalud se agrava y l sabe que no podr asistir a este pleno. Consciente de que Trotsky es tambin undefensor del monopolio, el 12 de diciembre le propone hacer causa comn con l. Trotskyrespondi en el acto, pero aprovech esta ocasin para plantear su antigua idea de reforzar el papeldel Gosplan, especialmente en la regulacin del comercio exterior. Lenin prefiri aplazar estasegunda cuestin y se content con dar a entender que estaba dispuesto a hacer concesiones.

    7 Carta a Stalin del 15 de mayo de 1922, desconocida hasta 1959 (Sotch., t. 45, pg. 188).8lbd.,pg. 548.9 Citado por FOTIEVA, lz vospominanij o Lenine, Mosc, 1964, pgs. 28-29. La carta se reproduce en el anexo IV.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 22Logrado un acuerdo de principio sobre lo esencial, Lenin insisti, en trminos cada vez mscordiales, para que Trotsky se encargara de la defensa de su tesis comn, cualesquiera que fueransus divergencias con respecto al Gosplan: En cualquier caso, te ruego que en el prximo plenotornes a tu cargo la defensa de nuestro comn punto de vista.10 Del 12 al 15 de diciembre, los doshombres intercambian una abundante correspondencia entre ellos, as como con algunos altos fun-cionarios adictos a la tesis de Lenin, el cual, no hay que olvidarlo, se dispone a dejar susocupaciones. En caso de fracaso, queda acordada una tctica: se volver a la carga ante la fraccincomunista del prximo congreso de los Soviets y, ms tarde, ante el congreso del Partido.

    El 15 de diciembre, Lenin expone sus conclusiones: Camarada Trotsky, creo que hemos llegadoa un acuerdo en todo; te ruego anuncies al pleno nuestra solidaridad. En una posdata aade querechaza con firmeza toda tentativa de tergiversar y de aplazar el debate con el pretexto de suenfermedad y en espera de que l mismo participe en la discusin. El aplazamiento, que hacetotalmente inestable nuestra poltica en uno de los campos vitales, me preocupa diez mil vecesms.11 El mismo da, en una carta dirigida a Stalin y a los otros miembros del Comit Central,anuncia que ha tomado las disposiciones necesarias para retirarse, pero y esto debi causarsensacin entre los cekistas tambin declara: He concluido un acuerdo con Trotsky sobre la

    defensa de mis opiniones respecto al monopolio del comercio exterior.

    12

    Tanto en el Comit Central como en el Bur Poltico, el problema de la sucesin preocupabasecretamente a los dirigentes. Trotsky, que acababa de ganar puntos gracias a Lenin, no logr msque suscitar una mayor hostilidad entre los antiguos compaeros de ste en la emigracin o losantiguos militantes clandestinos del interior. Los viejos, a los ojos de los cuales Trotsky slo eraun intruso arrogante e insoportable, cerraron sus filas despus de la carta de Lenin. En el curso deestas jornadas empezaron a aparecer los perfiles del futuro triunvirato Stalin, Kamenev, Zinoviev,fundado slo en la aversin que sentan hacia Trotsky y en el deseo de cerrarle el camino hacia el

    poder.13 Lenin, en realidad, haba ido todava ms lejos en otra posdata de su carta, dondereafirmaba su oposicin a todo aplazamiento, seguro como estaba, deca, de que Trotskydefendera sus opiniones tan bien como lo hubiera hecho l mismo.14 Tales palabras no podan

    menos que aumentar la tensin y hacer crecer la desconfianza y las envidias en el seno del BurPoltico.El 18 de diciembre, el Comit Central reunido en sesin plenaria anulaba su acuerdo precedente,

    que tantos trabajos e inquietudes haba costado a Lenin. Stalin haba cedido en toda la lnea. Yaentonces, ste era su procedimiento preferido cuando se senta en posicin de inferioridad. Lenin,ya guardando cama, satisfecho del xito logrado, felicit calurosamente a Trotsky: Se dira que lafortaleza ha sido tomada a mansalva, por medio de una simple maniobra; propongo no detenerse ahy seguir la ofensiva.15 Ms adelante podrn verse las consecuencias de esta carta, que hizo perderlos estribos a Stalin. Por el momento, limitmonos a extraer algunas conclusiones de esta batalladel monopolio.

    Puede advertirse en primer lugar que, si bien Lenin prevea una larga duracin de la Nep, no era

    por ello menos consciente de los peligros que haca gravitar sobre el rgimen. La alianza con elcampesinado no poda obtenerse sin hacerle concesiones, pero, por otra parte, no se podan hacerconcesiones sin mantener ciertos cerrojos de seguridad. Por lo tanto, nada de libertad del comercio

    10 La primera carta de Lenin a Trotsky a propsito del monopolio fue escrita el 12 de diciembre. Trotsky contest elmismo da. El da siguiente, Lenin le escribe de nuevo haciendo constar su acuerdo en cuanto al monopolio, perodemostrando sus dudas en lo que respecta al problema del Gosplan. Estas cartas fueron publicadas por Trotsky en La

    Rvolution dfigure (De la Rvolution, Pars, Les Editions de Minut, 1963), pgs. 155-158. Esta correspondencia estpublicada en la actualidad en Sotchinenija, tomos 45 y 54, excepto una carta que figura en el texto de Trotsky.11Sotch., t. 54, pgs. 325-326.12Sotch., t. 45, pg. 338.13 No podemos estudiar aqu las relaciones entre Trotsky y los otros miembros del Bur Poltico durante la enfermedad

    de Lenin. Pueden leerse los captulos que hacen referencia a ello en DEUTSCHER, Le Prophte dsarm; CARR, TheInterregnum, 1923-1924, y DANIELS, The Conscience of the Revolution. Harvard University Press, 1960.14 Sotch., t. 45, pg. 339.15Sotch., t. 54,pgs. 327-328.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 23exterior. Esta libertad privara al poder de todo medio de controlar los precios y al productorcampesino. Tampoco haba necesidad de dar libertad poltica al campesinado: Sin capitalismo, elcampesinado no puede vivir ni producir, mientras que s puede hacerlo, nosotros lo afirmarnos, sinescuchar la propaganda de los socialistas revolucionarios y de los mencheviques. Lenin en estecampo no quiere embaucar a nadie ni practicar la demagogia. No prometernos libertad ni

    prometemos democracia, Advirtamos que esta denegacin es provisional: En efecto, no sernconcedidas libertades mientras no estemos afianzados definitivamente contra los ataques de la

    burguesa.16Segundo punto que el estudio del asunto del comercio exterior nos ha permitido esclarecer: cul

    era la naturaleza de la direccin leninista? Se ve claramente que las opiniones y los proyectos deLenin no son adoptados automticamente; a menudo se ve obligado a luchar contra otros miembrosde la Direccin, que en esta poca sigue siendo autnticamente colectiva, a pesar de la posicin

    preeminente que Lenin ocupa en ella: los otros miembros del Bur Poltico en primer lugar, peroasimismo otros cekistas, pueden hacer prevalecer sus opiniones y luchar para obtener la mayora.Lenin, al igual que los otros, debe, en caso de litigio, buscar apoyos, maniobrar y persuadir, paraque sus proposiciones sean aceptadas, sin que tenga asegurado por anticipado el xito final. Gracias

    a su inmenso prestigio, a su capacidad tctica y a su poder persuasivo, triunfaba, es verdad, en lamayora de los casos en que estaban en juego problemas de principio.Cuando es necesario, Lenin llega incluso a organizar a los partidarios de sus tesis en una forma

    que hubiera podido tacharse de fraccionaria, si alguien hubiera osado blandir contra l unaacusacin semejante. Sin embargo, los mtodos utilizados habran parecido enteramente corrientesen un contexto distinto a aquel donde estaban prohibidas las fracciones. Se dice a menudo queLenin era el amo de Rusia. Es indispensable puntualizar que no era un dictador dentro de suPartido, sino ms bien un jefe. Su direccin era incontestable e incontestada, pero exiga de l unconstante esfuerzo de pensamiento y de organizacin; deba actuar como si tuviera que reafirmarlay reconquistarla cada da.

    Un ao de enfermedad no le hace, ciertamente, perder su prestigio, pero debilita su dominio real

    sobre los asuntos. Oponerse a Lenin se convierte en un medio de afirmarse, medio del que Stalin nose priva en el curso del ao en cuestin. En realidad, lo utiliza con mucha ms frecuencia de lo quecreamos antes de algunas recientes revelaciones soviticas. Si llega el caso en que Lenin esminoritario en alguna cuestin que juzga primordial, busca la ayuda de Trotsky contra Stalin y otros

    jefes; y es a l a quien se dirige cuando se encuentra en algn apuro. El segundo conflicto quevamos a examinar ilustra todava mejor estos fenmenos.

    1616Sotch., t. 45, pg. 120 y t. 44, pg. 54.

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    CAPTULO IV

    STALIN, TROTSKY Y LOS GEORGIANOS

    En los aos 1920-1921, las relaciones entre las seis repblicas nacionales (Ucrania, Bielorrusia,Georgia, Azerbaidjn, Armenia y Federacin Rusa-R.S.F.S.R.), aun sin estar definidas con claridad,estaban reguladas por una serie de tratados bilaterales entre la Federacin Rusa y cada una de lasotras cinco repblicas. En virtud de estos tratados, se haba establecido una colaboracin en loscampos de la economa, la defensa y la poltica extranjera. Todos los gobiernos de las repblicas

    posean una estructura paralela a la del gobierno de Rusia. La direccin central del Estado se ejercaprcticamente por medio de los Comits Centrales de los Partidos de cada repblica, que diriganlos gobiernos locales, pero que estaban sometidos a la autoridad del Comit Central y del BurPoltico con sede en Mosc a travs de los lazos de disciplina interna del Partido. Segundo factor de

    cohesin que reforzaba la seguridad del rgimen: la centralizacin del ejrcito, aunque las rep-blicas estuvieran implcitamente autorizadas a disponer de unidades militares propias.Las tres repblicas caucasianas, que nos interesan aqu particularmente, no haban pasado a ser

    soviticas hasta el transcurso del ao 1920, y slo en 1921 por lo que respecta a Georgia, despusde su conquista por el Ejrcito Rojo con la complicidad ms o menos amplia de los comunistaslocales y de la poblacin obrera rusa, preponderante en los centros industriales del pas.Ordjonikidze haba sido a la vez el responsable poltico y el jefe militar del frente caucasianodurante la guerra civil. Fue l quien conquist militarmente las repblicas caucasianas para elrgimen sovitico. Despus de la guerra, permaneci all y represent a Mosc en la regin, como

    jefe del bur caucasiano del Partido,Kavbjuro. En 1921, Lenin, por razones de eficacia, apremia alKavbjuropara que proceda a la unificacin econmica de las tres repblicas, sobre todo en lo que

    respecta a las comunicaciones, los correos y el comercio exterior, dentro del marco de unaFederacin Transcaucasiana, en que la direccin regional del Partido ser rebautizada con elnombre deZakkrajkom. Ordjonikidze se consagra con celo a esta tarea, en la que despliega toda laexperiencia adquirida y algunos de los mtodos aprendidos en el curso de la guerra civil y lasconquistas. Ahora bien, aunque l mismo es georgiano, choca con la oposicin del Comit Centralde los comunistas de Georgia que, aun aprobando la consolidacin de los lazos con Rusia y elsistema sovitico, velaba por la salvaguardia de los atributos de la independencia nacional.

    Deseosos de obtener apoyo popular en este Cucaso donde los sentimientos nacionales ynacionalistas eran tenaces y haban sido reavivados recientemente por la experiencia de laindependencia bajo un gobierno menchevique que acababa de ser derrocado por la fuerza, loscomunistas georgianos, con un equipo dirigente valioso, afirmaban con ms fuerza que cualquier

    otro grupo nacional del Partido el principio de la independencia dentro del marco del sistemasovitico. Por otra parte, la oposicin de los georgianos a Ordjonikidze se exacerb particularmentea causa de sus maneras de procnsul, que haca poco caso de las opiniones de los responsableslocales. Opiniones tan resueltas y firmes, que Lenin tuvo que admitir a finales del ao 1921 que el

    proyecto era prematuro y que era preciso preparar primero el terreno por medio de una campaa depropaganda entre la poblacin.1 Se intensificaba el enfrentamiento entre el representante del ComitCentral de Mosc, vigorosamente apoyado por Stalin, cuyo peso poltico aument gracias a sus nue-vas funciones degensek, y los cekistas georgianas, ya que stos tambin gozaban de un apoyo, eldel prestigioso Makharadze, hasta entonces partidario del Zakkrajkom. Makharadze era conocido

    por su internacionalismo, que en un tiempo le haba llevado a combatir el principio de

    1 El problema nacional y las relaciones entre la Rusia Sovitica y las Repblicas del Cucaso son tratados en detalle porRICHARD PIPES, The Formation of the Soviet Union, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 1964,captulos 5 y 6.

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    Moshe Lewin E l l t i m o c o m b a t e d e L e n i n 25autodeterminacin de las naciones tan caro a Lenin; no poda ser acusado fcilmente de desviacinnacionalista, pecado que entonces era reprochado de continuo a los georgianos por Stalin yOrdjorkidze.

    Los georgianos saboteaban cuanto podan las medidas adoptadas por Ordjonikidze para realizarla integracin econmica de las tres repblicas. Situaron guardias militares en las fronteras de laRepblica de Georgia, exigieron permisos de residencia, etc.2 Mientras Ordjonikidze se preparaba

    para volver a la carga, los georgianos hicieron aprobar por su comit militar revolucionario ydespus por el congreso de los soviets de su repblica, unas resoluciones solemnes sobre lainviolabilidad d