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Mackinnon Petrone- Populismo y Neopopulismo_1

Jul 16, 2015

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Maria Moira Mackinnon Mario Alberto Petrone compiladoresEudeba Carrera de Sociologa - Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires

roTeLlsmo yla edicin.: mano de 1998

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ISBN 9.50-2307, 12-7

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Introduccin

Los complejos de la CenicientaMara Moira Mackinnon y Mario Alberto Petrone .

Es

casi un lugar comn en la literatura

bierno, una actitud) es de dificil determinacin y no entra en ninguna categora convencional. En el lenguaje periodstico actual, los gobiernos que siguen polticas econmicas neoliberale.s afirman con frecuencia que no estn dispuestos a aplicar y/o volver a polticas "populistas". En este caso, utilizan el trmino como sinnimo de un Estado interventor y asistencialista que controla los servicios pblicos, es dueo de empresas, alienta el proceso de industrializacin a travs de regulaciones, subsidios y proteccin aduanera, y usa el gasto pblico con fines polticos. Es decir, todo lo contrario cle lo que el neoliberalismo propone.:Otras veces, en el uso cotidiano, el populismo aparece corno la negacin de los valores elementales de la democracia representativa al poner el nfasis en la cuestin del liderazgo "demaggico", las relaciones clientelistas y la "manipulacin de las masas".

acerca del populismo comenzar sealando la vaguedad e imprecisin del trmino y la multitud heterognea de fenmenos que abarca. "A la oscuridad del concepto empleado se une la indeterminacin del fenmeno a que se alude" (Laclau, 1986:165) sintetiza la opinin de muchos. Es, parece, la inexactitud terminolgica crnica lo que aqueja al trminopopulismo pues sirve para referirse a una variedad de fenmenos: movilizaciones de masas (de races urbanas o rurales) elitistas y/o anti-elite, a partidos polticos, movimientos, ideologas, actitudes discursivas, regmenes y formas de gobierno, mecanismos de democracia directa (referendums, participacin), dictaduras, polticas y programas de gobierno, reformismos, etc. Acadmicos, polticos de diversas orientaciones, religiosos y periodistas echan mano al timino para salvar el vaco cuando el objeto referido (una poltica, un rgimen, un go-

" Querernos agradecer a Patrbia Funes y a Waldo Ansaldi (Profesora Adjunta y Profesor Titular de Social Latinoamericana. materia de la cual somos docentes). y a Juan Carlos Torre (Director del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Di Tella) por sus comentarlos sobre las primeras vCrS[Ont717, trabajo. y tambin liberarlos de la responsabilidad de nuestras obstinaciones, Tambin agradecemos a

Carlos viles y a nuestros compaeros del curso que dict ("El Populismo Latinoamericano en Perspect,1 Comparada"). con quienes debatimos este controversia) concepto durante el segundo cuatrimestre de1997. Damos las gracias tambin a Steve Levitsky y a Mark Healey por los comentarios y el alerto, Marcela Dabas, por mecanografiar varios de los artculos. y a Orlando Barrionuevo, por su valioso apoyo en la gestacin de esta introduccin.

Mario Alberto Prtront Mara M.na Markinnon y

el populismo porque una de las cuestionesTambin en el plano poltico genera fuertes adhesiones y rechazos. El populismo corno fenmeno poltico ha sido temido, criticado y condenado unto por las izquierdas como por las derechas. Drake (1982: 240) afirma que 'entre 1920 y 1970, en forma repetida los conservadores hostigaron a los populistas acusndolos de ser agitadores demaggicos que impulsaban expectativas excesivas en las masas, fomentaban la inflacin, ahuyentaban los capitales nacionales y extranjeros y ponan en peligro la estabilidad poltica. Al mismo tiemrx), los sectores de izquierda los han vituperado calificndolos de charlatanes que embaucaban a las masas, llevndolas a apoyar reformas paliativas que sutilmente preservaban las jerarquas existentes del poder y el privilegio". Estas crticas de derecha y de izquierda se han acompaado, con frecuencia, por un lamento sobre la capacidad moviliwdora de los polticos populistas. Por oto) lado, existen cientficos sociales que le niegan status cientfico al trmino yaSea porque alegan que no existe un mnimo

puntos de vista de los acadmicos sobre su propia situacin poltica y las relaciones entre la elite y las masas. Se sigue, entonces, que cuando la perspectiva poltica predominante en crculos acadmicos varia (por ejemplo, desde la desconfianza de las masas al entusiasmo sesentista por la democracia participativa) las interpretaciones del populismo tambin varen, creando un estado de perplejidad. La tensin entre el populismo y sus analistas en el mundo intelectual debe mucho tambin a que apareci como fenmeno poltico en el contexto de la profunda crisis de la democracia liberal despus de la primera guerra, bajo la expansin del fascismo y la victoriosa revolucin rusa con sus efectos disruptivos aunque en direcciones muy diferentessobre el orden institucional formado en las fuentes liberales.= En un escenario semejante, en que el populismo oscil entre la demagogia y la protesta, la concepcin liberal fue radicalmente antipopulista y su reaccin expres el temor y la repulsin de las elites tradicionales ante la nueva alianza entre el 'poder irracional de las masas' y el estilo groseramente personalista de ciertos lderes de tendencia demaggica (Taguieff, 1996: 47-8). Por otro lado, el populismo corno fenmeno histrico, afirma Weffort, tuvo siempre un impacto considerable sobre las ideologas modernas en cualquiera de sus tendencias. Una de las razones de ese potencial pertubador "fue su especial capacidad de conciliar aspectos esencialmente contradictorios en la perspectiva de las leyes que rigen una sociedad capitalista y un

los elementos componentes del mismo, la jerarqua, los vnculos. Denostado por cientficos sociales, condenado por polticos de izquierda y de derecha, portador de una fuerte carga peyorativa, no reivindicado por ningn movimiento o partido poltico de Amrica Latina para autodefinirse, el populismo esa Cenicienta de las ciencias sociales es, en resumidas cuentas, un problema.A pesar de todo, el concepto muestra una

recurrentes en este tema es la problemtica relacin entre la masa y la elite, incluyendo dentro de ella a la elite intelectual a la que pertenecen los acadmicos. Las dificultades aumentan cuando estos movimientos manifiestan hostilidad hacia los intelectuales como lo han hecho muchos movimientos populistas; cuando la gente comn expresa sus opiniones, con frecuencia stas resultan opuestas a los sesgos liberales y progresistas de los intelectuales. "En este sentido", sostiene Canovan (1981:11), "las interpretaciones del populismo han estado fuertemente influenciadas por los resquemores de algunos intelectuales hacia lo popular y toda su progenie repulsiva, y por el idealismo de otros que han exaltado al hombre comn y sus simples virtudes". A raz de la relevancia personal que tienen para los intelectuales los temas populistas, las interpretaciones acadmicas de este fenmeno han sido polmicas al punto de que muchas veces resultan irreconocibles los mismos movimientos en las distintas descripciones. Por ejemplo, "algunos acadmicos han considerado a los populistas de Estados Unidos como neurticos retrgrados de tendencias peligrosamente fascistas mientras otros los han retratado como heroicos combatientes por la democracia, luchando en desventaja contra fuerzas imbatibles" (Canovan, 1981:11). Estas interpretaciones contrapuestas (que pueden hacerse fcilmente extensivas a los estudios sobre el fenmeno en Amrica Latina), opina Canovan, revelan en cierta medida los

gran resistencia a ser pasado a retiro; ms bien se obstina en perdurar, ronda el lenguaje cotidiano, asoma con frecuencia en los trabajos acadmicos, sealando quizs, la existencia de una zona de experiencia poltica y social particularmente importante y a la vez muy ambigua,' cuyo nombre, hasta puede no ser-

populismo". Este rasgo de ambigedad encuentra sus

razones en varias fuentes. Por un lado, en la relacin entre el concepto y aquellos que lo construyen. Se ha dicho que, en realidad, los estudios sobre el pasado revelan ms sobre los autores y su presente que sobre ese pasado investigado. Esto parece particularmente cierto en el caso del populismo. Como todos sabemos, no existen "populismos" (ni "naciones", ni "clases", ni siquiera 'sociedad") deambulando al azar, a la espera de que algn cientfico social se interese por estudiarlos. Los conceptos deben ser construidos y este punto es particularmente relevante para

comn que fundamente la existencia de una categora analtica como 'populismo", ya sea porque sostienen que la definicin no se adecua a la realidad econmica, social y poltica que el concepto pretende ordenar y explicar. Aquellos que usan el trmino saben intuitivamente lo que significa pero parece haber cierta dificultad para construir el concepto, explicar su con:cilicio, eslablecer las relaciones entre

tod - r: ion rey meres politices de Amrica Latina han edo catalogados coso populistas desde Bate 1 Fujimori en Per, Menem en Uruguay. 't iicniyen rJr, Argenlina y Alessandn en Chile a principios de siglo hasta Mello en Brasil y Cuauhtmoc Cardenas en Mexico en los ochenta y noventa, pasando por Argentina, Cape ce CJcenas. Velasco Aivarado, Bolivia con Paz Estenssoro durante la revolucin de 1952, GuatemaPern. Va , la durante les penceos de Arvalo y de Arbenz. Chile durante el Frente Popular y los gobiernos de Ibez. Per en las prin.eias ataras del APRA y el gobierno de Belaunde Terry, la figura de Galn y tambin el gobierno de Rojas ['milla en Colombia, el breve periodo de Bosch en Repblica Dominicana, Ceda entre 1934 y 1958, etc., etc , etc

en

2. Weflort (1968: 68-9). Segn este aulor, ios temas ms caros a la sociologa y a la ciencia poltica inspirados en los valoresliberales fueron: la preocupacin por la crisis del 'pblico' democrtica y racional, la tendencia a su sustitucin por las 'situaciones de masa', cargadas de emotividad, la crisis del equilibrio de los poderes y la desmoralizacin de los parlamentos y !a tendencia a la hipertrofia de los ejecutivos, la emergencia de formasmasivas de autoritarismo poltico. Otro articulo que se puede consultar sobre la relacin entre intelectuales y Pueblo es el de de Ipola y Portantiero (1994).

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Los completos de la CenicientaMaria Moino Matkinnon y Mario Alberto Persone

estado moderno"; por ejemplo, afirma, ciertos gobiernos populistas son antiliberales y antisocialistas al mismo tiempo y sin embargo, son capaces de 'usurpar' los objetivos que 'normalmente' podran atribuirse unos a los liberales y otros a los socialistas tales como la lucha contra la oligarqua, la formacin de una burguesa urbana y la intensificacin del desarrollo industrial, la expansin del sindicalismo y el liderazgo del comportamiento obrero, etc. Podramos concluir, como Canovan, que al estudiar al populismo es necesario ser conscientes de la relacin entre el fenmeno y sus intrpretes, revisar las categoras y los cambios en el clima acadmico que influyeron e influyen sobre los estudios y las evaluaciones del populismo (los contenidos ideolgicos subyacentes" en palabras de Weffort), examinar las relaciones que puede haber entre las supuestas "actitudes reaccionarias desde abajo" y "visiones progresistas" de los crculos acadmicos y tambin las idealizaciones intelectuales de la participacin de los sectores populares en poltica. Hecha esta advertencia sobre la relacin entre el populismo y los intelectuales, nos interesa llamar la atencin sobre otra peculiaridad del concepto en la accin poltica que tambin refuerza su contenido de ambigedad. Si bien el trmino fue utilizado por los populistas norteamericanos para designarse a s mismos, en Amrica Latina, aquellos que los observadores llaman populistas, no se consideran a s mismos populistas. Worsley afirma que el vocablo ruso narodnichestto se tradujo como 'populista', pero que esta traduccin consiste en s misma en una imputacin de significado, y no una equivalencia simple y 'neutral', cosa que nunca puede ser una traduccin, dado que debe recurrir a las categoras disponibles en la lengua (Worsley, 1970: 265). Uno podra preguntar-

se si tiene algn peso el hecho de que los protagonistas se refieran a s mismos como populistas, como en Estados Unidos, o que no lo hayan hecho nunca, como en Amrica Latina, donde, adems, el trmino tiene una fuerte carga peyorativa y es ms bien rechazada por aquellos que la reciben. La designacin "comunista" o "socialista" es subjetiva y propia de los mismos participantes, como tambin de sus opositores y no una mera atribucin analtica. A diferencia de socialistas y comunistas, el populismo no es parte de una tradicin compartida ms amplia a lo cual se relaciona el uso del trmino, su status tipolgico es slo analtico (Worsley, 1970: 265). Uno de los problemas o las consecuencias de una situacin como sta es que al no haber nadie que autodefina el trmino, lo definen los de afuera (Canovan, 1981: 5). Una tercera fuente de ambigedad del trmino populismo es la heterognea realidad histrica a la que se refiere. Pero antes de recorrer algunos de los diversos fenmenos que han sido denominados populistas y las distintas maneras en que ha sido abordado el tema en Amrica Latina, sealemos rpidamente que sta es una compilacin para estudiantes y que razones de espacio y de intencin nos llevan a una eleccin de.rioridades (se desarrollan los criterios de seleccin de los trabajos en la seccin IV): no nos referiremos a algunos temas que suelen ser tratados en relacin al populismo como: pueblo, nacin, bonapartismo, fascismo, cesarismo. Tampoco nos detendremos en caracterizaciones de la estructura econmica aunque este tema est desarrollado en algunos de los artculos compilados. Mils bien, nos interesa en primer lugar, recorrer los populismos originados (el ruso y el estadounidense) y la emergencia del trmino; en segundo lugar, presentar un panorama de los enfoques de la literatura sobre el populismo latinoamericano y,

por ltimo, examinar algunas cuestiones epis-

ternolgicas y plantear, lo ms claramente posible, al menos los permetros y los ejes del problema. En este sentido, nos interesa centrar la atencin en los problemas relacionados con la construccin del concepto de populismo. La pregunta que orienta esta introduccin es la siguiente: el as llamado "populismo". es un fenmeno histrico singular que se manifest en un tiempo y espacio determinado, que representa una etapa particular del desarrollo de una sociedad?; o es una categora analtica que puede aplicarse a un fenmeno "populista" ms amplio que se manifiesta en diferentes sociedades y pocas?; o es un fenmeno histrico y una categora analtica a la vez? Para abordar esta pregunta detengmonos previamente en una sinttica reconstruccin de las experiencias histricas que han sido englobadas bajo el trmino populismo.

II. El populismo en la historiaa. Los primeros populismos

J. B. Allock (1971: 372) afirma que los referentes histricos del trmino'populismo" hasta mediados de la dcada de 1950 objeto de atencin de historiadores y luego tambin de socilogos

en un primer momento fueron, por un lado, los movimientos rurales radicales del

Mecho Oeste americano de fines del siglo pasado y, por otro, el "temprano movimiento socialista utpico de intelectuales rusos' del mismo perodo, los llamados narodnik, que viene del vocablo ruso narod ('pueblo', 'folk' o 'nacin'). El uso correcto del trmino narochtichesao y el terna de quines deben o no deben ser considerados populistas son cuestiones alrededor de las cuales ha girado bastante debate acadmico. Dicho en forma sinttica, existe un uso ms restringido y otro mas amplio. En el primer caso, la intelligentsia rusa utilizaba el trmino narochiki o 'populista' para sealar una actitud en particular dentro del movimiento radical, una nueva actitud de humildad hacia el pueblo, que llev a los narodniki a sostener que los intelectuales no deberan conducir al pueblo en nombre de ideas abstractas, extranjeras y sacadas de los libros sino adaptarse ellos al pueblo tal cual es, fomentando la resistencia al gobierno en nombre de las necesidades cotidianas reales. En el segundo caso, el trmino populismo se utiliza para referirse a todo el movimiento revolucionario ruso no marxista desde los escritores pioneros hasta fa dcada de 1890 y aun ms all; en n otras palabras narodnichestvo denota un socialismo agrario de la segunda mitad del siglo diecinueve, que postula que Rusia poda evitarse la etapa capitalista ole desarrollo y proceder a travs del arel (cooperativa de obreros o artesanos) y la comuna campesina directamente al socialismo.'

3. Desde la polmica entre marxis:as y populistas a fines del siglo pasado, ha sido usual que los marxistas desechen al populismo corno la lrica ideologa reaccionaria y autoengaosa de los campesinos en contrasle con la visin Cientilrga y progresista del proletariado Quiz la objecin ms fuerte que se puede hacer a la visin leninista del populismo corro ideologa del pequeo productor es que ignora el rasgo mas conspi ceo del populiso ruso: 'Esto es. el pathos de la distancia entre los populis:as y el pueblo, el abismo entre

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veamos ahora quines fueron los popullk-

para unos pocos privilegiados se haba logrado gradas al trabajo y al sufrimiento de la masa del pueblo y que, por lo tanto, las 'clases cultas' deban reconocer que tenan una enorme deuda moral con el pueblo. Luego de literalmente "ir al pueblo"

respuestas entre las cuales se dividi el movimiento: a) una elitista y conspirativa que sos- tena que la nica posibilidad de construir un amplio movimiento popular resida en la organizacin de un partido estrechamente cohesionado que golpeara al gobierno de la nica manera posible para un grupo pequeo con actos de terrorismo individual cuyo objetivo final era tomar el poder y construir una sociedad socialista; b) la otra respuesta fue populista en el sentido estricto del trmino: la nueva poltica de narodnichestvo o 'populismo' significaba abandonar el aire enrarecido de la elite intelectual y sus teoras abstractas y adaptarse a las necesidades, las perspectivas y los intereses del pueblo. En 1879 el partido finalmente se dividi en moderados y radicales. Un sector llamado Cberrzy Peredel (Reparticin Negra) para significar su demanda primordial de redistribucin igualitaria de la tierra entre los "negros" o "clase servil" se qued a trabajar con el pueblo, dirigidos por Plekhanov (quien posteriormente se convirti al marxismo). La fraccin ms fuerte, Narodnaya Vo/Ja (la Voluntad del Pueblo), decidi concentrarse en la lucha terrorista contra el estado autocrtico. Luego de muchos fracasos, asesinaron al zar Alejandro II en marzo de 1881. Resumiendo, entonces, el populismo ruso, en su uso convencional amplio, abarca aproximadamente desde 1870 hasta 1917 e incluye una amplia variedad de pensadores y activistas; por lo tanto, es difcil establecer un conjunto de proposiciones que todos los populistas hubieran aceptado. Pero en el caso de los narodniki de la dcada de 1870 el significado es ms claro: el nfasis est

puesto en "ir al pueblo" acatando sus deseos y luchando por defender sus intereses, en particular la tierra campesina y la libertad respecto de los terratenientes y el estado. Canovan afirma que, mientras que en su sentido ms amplio, el populismo tuso mantena un ncleo de compromiso con el socialismo agrario basado en la comuna campesina, el trmino tambin incluye otros elementos relacionados histrica aunque no lgicamen , tecons,mlrioevucnario y el desdn hacia la reforma poltica gradual y las medias tintas liberales, la oposicin al determinismo histrico y un nfasis en la posibilidad de caminos histricos alternativos y en el rol de las ideas y las acciones individuales en su produccin; y, lasa but not least, un tremendo compromiso y conciencia moral. Aunque estos elementos no constituyen una ideologa totalmente coherente, s constituyen un estilo de pensamiento caracterstico que va a ser muy distinto al populismo de Estados Unidos. Por la misma poca pero en forma independiente, aparentemente sin siquiera saber que muy lejos haba otros grupos a los que se denominara populistas, en Estados Unidos 6

tasrusos. 4 En la Rusia de fines del siglo XIX,la nwsta poblacin rural trabajaba penosamente eneondiciones de miseria y sujecin sin paruido en Europa, bajo un estado autocrtico y rertesivo. Entre el estado y los campesinos se encontraba una tercera fuerza, una elite instuida, pequea pero de vital importancia, cada vez ms orientada hacia las formas occidentales de pensamiento. Segn Margaret Qu'ovan, esta minora privilegiada, consternacb por la injusticia de su sociedad e inacapaz de soportar el sentimiento de culpa al verse beneficiada por este estado de cosas, alent y sobaj para la revolucin. Sin embargo, no se proponan seguir ciegamente las formas e insitudones occidentales, sino que construyeror una visin especficamente rusa del futuro Haciendo una sntesis entre las ideas de los egannfifilos conservadores que valoraban las tra elicones de las comunas campesinas y las ideas frzernales del socialismo europeo, postularon :;)osibilidad de construir una nueva sociedad slkaalista sin pasar- por las mismas etapas europeas de capitalismo y expropiacin. Hacia principios de 1870, el impulso de liaer sacrificios por el pueblo se volva precio=ante en crculos intelectuales. Se 'enten.lia que el desarrollo de la civilizacin

(khozbdenie i narod)

en 1874, los que participaron de la aventura volvieron con una nueva conciencia de las dificultades que implicaba hacer la revolucin y, sobre todo, de las diferencias entre la perspectiva de los intelectuales y la de los campesinos. Sin embargo, su compromiso con un futuro socialista segua en pie y en 1876 emergi un partido llamado

Zemlya i Volya

(Tierra y Libertad). 5 El ideal de los populistas rusos era una Rusia socialista, despojada del estado autocrtico y sus iniquidades sociales y econmicas, en la cual reinaran la hermandad y la armona. Crean que esa armona y hermandad estaban profundamente enraizadas en las tradiciones de la aldea rusa, en particular en la prctica de la tenencia comunal de la tierra en virtud de la cual no exista la propiedad absoluta y exclusiva de la tierra dentro de la aldea y los lotes se reasignaban equitativamente en forma peridica a travs de la reparticin. La cuestin era cmo trabajar hacia este objetivo. Segn Canovan, la pregunta tuvo dos

Middle West unieron sus losagricutedvoces para protestar contra los polticos y los banqueros de la Costa Este. El apoyo del movimiento populista provino de los estados occidentales y de los sureos y en su enorme mayora estaba integrado porfarm els (granjeros) que demandaban intervenciones socializantes ms amplias por parte del gobierno. Los problemas de los farmers estadounidenses de fines del siglo pasado eran los siguientes: a) las corporaciones ferroviarias

znqueo productor y sus supuestos representantes y los electos que este abismo tuvo sobre los

pirrpstas el ser: miento de culpa de parte de los privilegiados; el sacrificio heroico de tantos jvenes que ofrznicaron su vida, su libertad y sus futuras expectativas en aras de lo que ellos creyeron que era la causa de 7,,nblo. la atmsfera de un idealismo exacerbado y la ausencia absoluta de intereses personales quecz:r2c:erizawn aun sus campaas terroristas y que vuelve al populismo ruso, en perspectiva. tan atractivo

cc insoirte" (Cr- r- ovan. 1981 93). Para leer con mayor profundidad sobre estos temas, se puede consultar zr.drej 1970 87-8, Worsley, 1970: 292 y Canovan. 1970, capitulo II.4 lis paf UVI SCr ,:` populismo ruso estn armados sobre la base de Margaret Canovan (1981) capitulo II, Peter

wrrisi.ey (19 79) y Ardrzei Walicki (1970). Tambin puede consultarse Carlos Vilas (1994: 25-34). 5 Las demandas formulaban fueron las siguientes: la divisin igualitaria de la tierra entre los campesinos smuque este; organicen sus cultivos a travs de las comunas rurales, libertad para los pueblos subordinadosde" frnper io ruso y gobierno locol autnomo para las cbshchinas (comunas campesinas).

6. Estos prrafos sobre el populismo en Estados Unidos estn armados sobre la base del texto de Canovan (capitulo I) y de Peter Wersley, citados. Tambin puede consultarse Carlos Viles (1994: 15-25).

Margaret

1 F,

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Maria Moka Mackinnosy Mario Alberto Persone

Los completos de la Ceno erra

cobraban precios monoplicos pues los

farmers eran clientes cautivos: dependan deellos para obtener equipos y provisiones y para enviar sus granos al mercado. El poder de las compaas se vea aumentado porque dominaban la poltica estadual del Oeste: tornaban cuidadosos recaudos para mantener controladas las legislaturas y asegurarse, a travs de sobomosy corruptelas, de que sus in-

tereses seran protegidos; b) la sujecin a los acreedores era una pesadilla permanente. Los farmers necesitaban capital para comprar maquinaria y alambrar, pero cuando la cosecha era abundante, el mercado se saturaba y los precios caan, a laque se sumaban las prdidas de cosechas en los perodos de sequa. Por otro lado, estaban en manos de los comerciantes locales, quienes les vendan a crdito obligando a bs familias a hipotecar la cosecha del ao venidero sin siquiera haberla sembrado. El endeudamiento y la experiencia de sometimiento y humillacin que implicaba el endeudamiento constitua un vivencia frecuente para los farmers, quienes formaron la espina dorsal del movimiento populista; c) otro problema era la reduccin del circulante que forz una baja en los precios de sus productosa la vez que un incremento en el valor del dlar, aumentando de esta manera el endeudamiento de los farmers. Hacia 'principios de 1880, con la consigna de que la unin hace la fuerza y la ilusin de volver a ser libres e independientes, los farmers intentaron crear cooperativas de compra y venta para defenderse frente a7. Se nomin el pr.i7er .

los acreedores. Sin embargo, la mayora de las cooperativas fracas gracias a la oposicin enconada de comerciantes y banqueros locales y tambin porque su base financiera era demasiado endeble, sus patrocinadores, demasiado pobres. El intento de obligar al gobierno a hacer por ellos lo que no podan hacer por s mismos, los forz a entrar en la poltica a la vez que convirti a su movimiento en populista. Pero entrar en poltica no era una cuestin simple. Aunque fueron creciendo alianzas en varios estados,.los disensos variaban entre lneas moderadas y otras radicales, y divisiones en torno a la cuestin racial debido a la actitud ambigua de la Alianza hacia losfarmers negros; por otro lado, no pudo llevarse a cabo la idea de una gran coalicin entre el Sur y el Norte, una unin de farmers y trabajadores, de productores contra monopolistas y financistas del Este plutocrtico. Entrar en poltica tambin significaba que el control del movimiento pasara inevitablemente de los farmers a los polticos profesionales hacia quienes losfarmers manifestaron una permanente hostilidad y, por otro lado, que se tensionaba el problema de Lis lealtades partidarias. Construir un tercer partido era una tarea harto difcil. Se siguieron distintas estrategias segn las circunstancias y tradiciones polticas de cada estado. Aunque finalmente emergi un partido de carcter nacional en 1592," el camino fue difcil y muchos abandonaron sobre la marcha. El fracaso de las cooperativas cobraba sus bajas, pero las tensiones

que implic romper Con viejas lealtades partidarias alej a muchos ms. De todas mane-

ras, hasta el sur form un Partido del Pueblo(Peoplek Party) y dio, adems, el dramticopaso de incluir a miembros negros en sus filas. Finalmente, en 1896 se produjo una fusin a nivel nacional entre el Partido del Pueblo y el Partido Demcrata, que nombr un candidato de estilo y posiCiones populistas e incluy varias demandas de este grupo en su plataforma, pero perdi las elecciones y los populistas descubrieron que haban destruido su partido intilmente. Con posterioridad a 1896, cuando lo que quedaba del Partido del Pueblo se perda en el olvido, se produjo un auge de prosperidad econmica causado por aquello mismo que los populistas haban estado reclamando: un aumento en el volumen de la base monetaria al descubrirse nuevos campos mineros y procesos extractivos. Ambos populismos se enfrentaron al desafo "del industrialismo, el urbanismo, la grandiosidad, la centralizacin, la jerarqua; ambos trataron de resistir estas tendencias y de descentralizar lo social..." (\Vorsley, 1970: 271) y se opusieron al avance del capitalismo y a uno de sus resultados principales: la destruccin o el severo agotamiento de la pequea propiedad y la produccin en pequea escala (Vilas, 1994: 34). Aunque los dos son populismos agrarios", los populistas rusos,-

con su desprecio hacia la reforma constirucional liberal y "la adopcin del terrorismo como opcin tica", ofrecen un fuerte contraste con el compromiso de los populistas estadounidenses con los procesos polticos y la bsqueda de leyes e instituciones para proteger sus intereses. Ambos idealizaron al pueblo y aspiraron a un control de la sociedad desde abajo pero resulta obvia la diferencia entre un impulso corno ste que proviene del pueblo mismo y aquel que proviene de una intelh-

sus remordimientos de conciencia (Canovan, 1981: 96). Por otro lado, mientras el populismo de Estados Unidos contaba con una base rural de masas, los rusos no contaban con nada por el estilo; mientras los idelogos del populismo de Estados unidos provenan del "pueblo" (eran editores de periclicas destinadas a las agricultores, predicadores o hijos de predicadores de tendencia fundamentalista), los populistas rusos provenan de las ciudades y de sectores sociales distintos de los campesinos. El populismo ruso propona como elemento central de su diseo reformista el fortalecimiento de la propiedad comunitaria y el apoyo a federaciones y cooperativas; muchos de los naruchiiki fueron socialistas y la ideologa fue un ingrediente importante. El populismo estadounidense, en cambio, fue siempre un firme defensor de la propiedad individual o familiar y su socialismo ms bien una cuestin de interpretacin externa y ciposrerion y la ideologa y las teorizaciones jugaron un papel menor (Vilas, 1994: 35). Mientras en el populismo ruso aparece la tensin entre "pueblo" e intelectuales, en el estadounidense se manifiesta la tensin entre - pueblo" y polticas profesionales; ambos rasgos de los populismos latinoamericanos de este siglo. El trmino "populismo", en fin, entr a la literatura desde Rusia y los Estadas Unichs para hacer referencia a movimientos de base rural y con un fuerte contenido anti-elite. Pero hay ocro populismo en el mundo tan famoso como los primeros: el latinoamericano.gentsiasacuclida por

candidato y se estableci el primer programa populista. Luego de una descripcin de [as condiciones mizerables a que haba sido reducida la gente comn debido al poder de los Plutcratas. el prembulo declaraba que se buscaba "restituir el gobierno de la repblica a la gente comn, clase de la cual ese gobierno haba surgido". Los populistas declaraban que 'para remediar el slitrimient0 de 'la clase prcductora', los poderes del gobierno deban ser ampliados. que la riqueza pertenecia a quien la creaba. que tos 'intereses del trabajo rural y civico eran los mismos y sus enemigos idnticos". .90

b. La literatura sobre populismo en Amrica Latina

El populismo ha constituido uno de los fenmenos histricos principales en la experiencia poltica de Amrica Latina en este

Mor,: MoirwMac-kinnon 7 Mario Alberto l'aro ne

siglo. Drake (1982: 237-9) sugiere que podra ser til considerar las nociones de populis~ -knipra no", -clsico" y "tardo". Sin caer en una mirada rgida, afirma que se podria argurrrntar que el timing, de las condiciones apropiadas para estos tipos de populismo variaron de pas en pas. En las primeras dcadas del siglo XX, Amrica Latina era predominantemente agraria, tena sistemas poIticos ariszocrticos y excluyentes, no se haban desarrollado grupos de inters, sindicatos fuertes ni partidos de masas. A medida que el crecimiento capitalista y urbano erosion la hegemona tradicional de las clases altas, emergieron los precursores del populismo en las ciudades ms grandes y los pases ms prsperos, los que podran denominarse los populistas temprz2nas o liberales. Aunque atraan algunas simpatas del sector obrero, se apoyaban en las elites no comprometidas con el ejeitici-.> del poder y la emergencia de las cbases metlias. Generalmente limitaron sus promesas reformistas a la democratizaeion lega:ista destinada a las minoras alfabetizadas (Yrigoyen en Argentina, Alessandri en Chile). t)urante los anos treinta y cuarenta, afirma Drake, aparecieron los populistas cksicos. Las tipras Z:rosaiientes incluyen a Haya de la Torre. eirove, Crdenas, Betancourt, Gaitn y Pern. Mucho ms que los primeros, estos lderes movilizaron amplias franjas de las masas urbanas ras programas animados por ciertos sknans e ideas socialistas. El tempranora,lie.xlistrm de algumn.: injeri -mis del APRA en el Per, del movimiento de Crdenas en

Mt'xico. Arcr- n Democrtica en Venezuela del creme popular en Chile no debera perdrnc en la it-p nia de la mirada retrospectiva. Aderrois, estos movimientos se autoperciban (-rimo coliesi,onados por el fin de la reforma

social a favor de los trabajadores, la democracia electoral y el nacionalismo continental (indoamericano) contra el imperialismo y el fascismo (estas posiciones fueron expresadas en el primer Congreso Latino Americano de Partidos de Izquierda organizado en Chile en 1940 por los socialistas chilenos; los principales participantes incluyeron al APRA, la AD, y el oficialista Partido Revolucionario de Mxico). Segn Drake, el populismo constituy una respuesta coherente a los procesos de aceleracin de la industrializacin, la diferenciacin social y la urbanizacin. Los populistas prometieron medidas de bienestar y crecimiento industrial protegido. Aunque el establishttzent sin duda prefera los arreglos ordenados del pasado sin la intrusin de estos movimientos de masa, a los ojos de muchos lderes reformistas y aun de algunas elites del establishment, continuar excluyendo a las clases medias y a los trabajadores urbanos pronto pareci representar un precio ms alto que permitir su incorporacin gradual. Hacia los cincuenta y sesenta las perspectivas del populismo policlasista declinaron. Importantes populistas continuaron apareciendo en escena, incluyendo a Paz Estenssoro en Bolivia, Vargas, Quadros, Brizola y Goulart en Brasil, Ibez y algunos demcratas cristianos en Chile y Velasco Ibarra en Ecuador. Sin embargo, se enfrentaron a graves problemas econmicos: el proceso de industrializacin por sustitucin de importaciones (151) comenz a encontrar obstculos, se produjo un relativo estancamiento industrial y una inflacin aguda. Adems, afirma Drake adoptando una perspectiva germaniana, la proliferacin de actores polticamente relevantes que haban motivado la aparicin del populismo y las demandas de trabajadores, campesinos, migrantes urbano-rurales y mujeres comenz a desfasnrse del proceso de in..q.irucionalizacin.

Ante las condiciones cambiantes, algunos populistas como Haya y Betancourt se volcaron a la derecha y de esta manera se volvieron ms aceptables para las elites nativas y extranjeras. Otros, sobre todo en Per y Venezuela, se volcaron hacia la izquierda del partido matriz y hasta formaron fracciones guerrilleras. Los populistas tardos de los setenta incluyen, para Drake, a Echeverra en Mxico y Pern en Argentina. Fue muy difcil para ellos revitalizar las alianzas y los programas populistas de pocas anteriores que aparecan como inadecuados para lidiar con el pluralismo social y los conflictos que aos de modernizacin y polticas populistas haban alimentado. A medida que la red de intereses se multiplic y solidific, el espacio de maniobra en la arena poltica se redujo. Las elites perciban que el precio que se deba pagar por la inclusin de las masas aumentos de sueldos, inflacin, transferencias de recursos y aun el desplazamiento social, el fantasma de Cuba y Chile ahora pareca ser mayor que los riesgos de una exclusin forzada. En consecuencia, hacia mediados de 1970, bajo severas presiones econmicas y sociales, las fuerzas armadas proscribieron al populismo en la mayora de los pases de Amrica Latina. Cientficos sociales, tanto nativos como extranjeros, han intentado descifrar los enigmas de estos populismos latinoamericanos desde distintas perspectivas. Aunque algunos sostienen que el trmino alude a una variedad tan grande de fenmenos que es imposible encontrar rasgos en comn que justifiquen el uso cientfico del concepto - - la tesis negativa", corno la llama Mouzelis (1985:329), la mayora de los autores ha intentado pensar el fenmeno desde las ciencias sociales, si bien generalmente hacen de la carencia su rasgo

fundamental. Existen, por lo tanto, distintas. formas de clasificar los enfoques con los que se ha abordado al populismo; en realidad, casi tantas como artculos sobre el tema. Desde un punto de vista metodolgico podemos decir que existen proposiciones sobre su naturaleza, proposiciones sobre su entigencia y proposiciones sobre sus efectos. A-Continuacin presentamos una sntesis de alivinos enfoques que han ejercido influenci sobre los estudios del populismo en Amrica Latina, ordenada en torno a las siguientes preguntas: cundo, cmo y por qu aparece? Qu hace el populismo? Dejaremos la discusin sobre su naturaleza (qu es?; cules son sus rasgos fundamentales?) para el final.i. Interpretaciones sobre la emergencia y la

dinmica del populismo clsico

Con fines exclusivamente de descripcin y ordenamiento, a lo sumo heursticos, si revisamos las formas en que distintos autores han abordado el estudio del populismo clsicocon referencia a las causas o condiciones de su emergncia, podramos dividir a losautores, a grandes rasgos, en cuatro grupos: 1:/una lneade inteipretacin en clave del proceso de modernizacin, tributaria del funcionalismo, piensa al populismo como fenmeno que aparece en los pases "subdesarrollados" en la transicin desde la sociedad tradicional a la moderna (G. Germani, T. Di Tella, S. Stein); 2. otra lnea mucho ms amplia y heterognea que

llamaremos lnea de interpretacin "histrico-estructural" vincula al populismo con el estadio de desarrollo del capitalismo latinoamericano que surge con la crisis del modelo agroexportador y del estado oligrquico. Los autores destacan el rol interventor del estado que, ante la debilidad de la burguesa, debe23

~ra ~1l debutan" Mario Albrto Parone

Los compiejos de la Cenicienta

asumir Un rolde direccin de los procesos de cambio. Dentro de esta lnea interpretativa existen distintos nfasis: mientras Cardoso y Faletto, desde un perspectiva depenclentista, ponen a atenta en la reconstruccin del proceso histrico-estructural de las sociedades para entender cmo se relacionan las clases y cul es el movimiento que en cada perodo las impele a fa transformacin, lanni, desde una ptica marxista, considera que el "Estado populista", si bien no es un nuevo modelo de Estado, es intervencionista y nacionalista en lo econmico dentro del marco del capitalismo, y culmina con la metamorfosis de la poltica de masas en lucha de clases. Murmis, Portantiero, Weffort y Torre (aunque con preguntas distintas segn la poca) analizan al populismo corno un femimen que resulta de la crisis de hegemona: populinno sera la expresin de una alianza la que ninguna clase tiene la fuerza sufiC-iente como para romper con la oligarqua y llevar adelante un proyecto hegemnico propiio. Touraine sostiene que el populismo es la identificacin del movimiento con el Estado y por eso se define mejor como una poltica de integracin nacional. 3. El tercer grupo, tambin amplio y heterogneo, es el de los coyzinturalistas(Adelman, 1992): James, French, Doyon, Adelman, E-Ioroxvitz.lvIntsushita, Tamarin, Fausto Boris, Murilo De C_analho. Estos autores realizan estudios monopficos que hacen hincapi en las oportunidades y las restricciones que rodean a lasclistintas clases o sectores sociales, en particular a los trabajadores, en determinadas co' yunturas histricasy cuestionan las explicaciones que remiten los orgenes del populismo al pasado pre-populista de Amrica Latina. Existen distintas inclinaciones y corrientes en este grupo, entre ellos James, que destaca la cultura social y poltica de la clase, la constitucin de los sujews y los sentidos que tienen para

los actores sociales las experiencias vividas y French que se centra en el estudio de la compleja red de alianzas, relacionada a su vez con procesos socio-econmicos que crearon distintas dinmicas y posibilidades de alianzas entre las clases. 4. Podramos proponer una cuarta lnea interpretativa, definida ms bien desde su mtodo de anlisis, que ubica la especificidad del populismo en el plano del discurso ideolgico (Laclau, de Ipola, Taguieff, Worsley). Mientras Laclau sostiene que lo que transforma a un discurso ideolgico en populista es la articulacin de las interpelaciones popular-democrticas como conjunto sinttico-antagnico respecto a la ideologa dominante y que existe una relacin de continuidad entre populismo y socialismo, De Ipola y Portantiero argumentan, desde la nocin gramsciana de construccin de una voluntad nacional y popular, que la relacin entre socialismo y populismo es, sobre todo, una de ruptura. i. El marco terico de Gino Germani quien escribi los primeros trabajos sistematizados sobre el tema en la dcada de 1950 fue la predominante teora de la modernizacin y el estructural-funcionalismo. Utilizando un modelo dicotmico, Germani analiz el perodo en trminos del trnsito de una sociedad tradicional a una sociedad desarrollada, producto del desarrollo econmico. Aunque el cambio es un aspecto normal de las sociedades, Germani sostiene que al ser emergente y rpido, coexisten en una misma etapa elementos que pertenecen a la sociedad tradicional y la industrial. Ante la superposicin de distintos principios bsicos de funcionamiento de la estructura social (accin social tradicional o moderna, la actitud de rechazo o de institucionalizacin del cambio) se producen distintos tipos de asincrona de los procesos de transformacin, elemento

fundamental que lo preocupa: a) geogrfica (el desarrollo no se produce al mismo tiempo, creando pases o regiones centrales y perifricos, y "sociedades duales'); b) asincrona institucional (normas contradictorias de distintas etapas pueden regir la misma institucin); c) asincrona de grupos sociales (las caractersticas 'objetivas' y 'subjetivas' de ciertos grupos corresponden a etapas 'avanzadas" mientras las de otros a una etapa 'retrasada"); d) asincrona motivacional (coexisten actitudes, ideas, motivaciones correspondientes a sucesivas pocas diversas lo que puede originar ideologas peculiares) (Germani, 1977: 12-13). Caracterizan la asincrona dos fenmenos: el "efecto de demostracin" y el "efecto de fusin'. El primero resulta de la difusin en

pases menos desarrollados del nivel de vida alcanzado en los ms desarrollados, es decir, que el conocimiento de la existencia de determinado nivel de consumo produce aspiraciones similares y determina la conducta poltica tanto de las clases populares como de los grupos medios y superiores. El conflicto se produce en torno a la forma de alcanzarlas. El segundo es un fenmeno que consiste en la fusin de expresiones ideolgicas o actitudes de un contexto avanzado con las actitudes o creencias y otros contenidos psquicos de grupos - atrasados"; esto refuerza los rasgos tradicionales que parecen adquirir nueva vigencia o bien los contenidos tradicionales influyen sobre su significado originario, moderno. Otros dos conceptos claves son los de morilizaciri y de integracin. El primero consiste en el proceso por el cual grupos anteriormente pasivos comienzan a intervenir en la vida nacional, ya sea en forma inorgnica o en forma canalizada a travs de los partidos polticos; por el segundo se entiende aquel tipo de

movilizacin que se lleva a cabo a travs de los canales poltico-institucionales vigentes y en el que el marco de legitimidad del rgimen es aceptado implcita o explcitamente por los grupos movilizados, que aceptan as las reglas de juego de la legalidad vigente (Laclau, 1986: 172). Con estos conceptos, German elabora el marco terico del proceso de transicin en los pases que comienzan su desarrollo en forma tarda y lo compara con la experiencia histrica de la transicin europea. En palabras de Germani: - La diferencia que existe entre el caso de Inglaterra o de otros pases occidentales y el caso de Amrica Latina depende pues, de un grado distinto de correspondencia entre la movilizacin gradual de una proporcin creciente de la poblacin (hasta alcanzar su totalidad) y la aparicin de mltiples mecanismos de integracin: sindicatos, escuelas, legislacin social, partidos polticos, sufragio, consumo de masa, que son capaces de absorber estos grupos sucesivos y de proporcionarles medios de expresin adecuados al nivel econmico y poltico, como en otros terrenos fundamentales de la cultura moderna" (Germani, 1977: 25). As, a diferencia de Europa, donde se produce una consolidacin de la democracia representativa en dos etapas (deMocracia con participacin limitada y luego con participacin total) en la que las masas son incorporadas sin traumas al aparato poltico a travs de rc firmas y participacin en partidos liberales u obreros, en Amrica Latina la rpida industrializacin, la urbanizacin y la masiva migracin interna que se acelera desde la dcada del '30 en adelante, lleva a la temprana intervencin de las masas en la poltica, excediendo los canales institucionales existentes, donde los trabiaadore.s pueden expresar sus demandas crecientes, sin valorar el sistema democrtico.

Marfa Morse liferekinnan MarisAlbrrro l'erran(

As, para Germani, "los movimientos nacionales-populares" son "la forma de intervencin en la vida poltica nacional de las capas sociales tradicionales, en el transcurso de su movilizacin acelerada" (1977: 29), es decir, cuando el grado de movilizacin rebasa la capacidad de los mecanismos de interacir'in. Califica a estos movimientos corno autoritarios (no fascistas)" sobre todo porque el peronismo "se vio obligado a tolerar' cierta participacin efectiva."' Corno los partidos existentes no pueden ofrecer posibilidades adecuadas de expresin a estas masas, se origina una verdadera situacion de :momia para estos grupos cuya "disponibilidad" puede dar oh. gen a movimientos nuevos (Germani, 1977: 32-4). Latransicin desde una mentalicbd tradicional forjada en una matriz autoritaria y paternalista a una moderna basada en individuos autnomos y libres produce un estado de anornia ante la falta de canales institucionales adecuados. Salidos de la pasividad de la mentalidad tradicional pero an incapaces de llevara cribo ninuna accin colectiva aut-

noma, estas masas son vistas como potencialmente explosivas. La rigidez del sistema poltico y la incapacidad de los actores polticos de dirigir la crisis favorece la emergencia de una figura carismtica, que junto con distintas elites los recluta y manipula. Este lder populista logra crear vnculos poderosos y directos con esas masas disponibles-como apoyo electoral- pero tambin logra atraer a los nuevos sectores modemizantes como el ejrcito y los industriales (Walton, 1993). Estas masas son consideradas "en disponibilidad" y su comportamiento se interpreta en trminos de irracionalidad y de heteronoma. l>

Aunque admite que el populismo surge y se desarrolla en el trnsito de la sociedad tradicional a la moderna, Di Tella pone el nfasis en la necesidad, para una movilizacin populista de masas, de la existencia de una elite comprometida con dicho proceso de movilizacin y en la decadencia del liberalismo como motor de cambio que, al fracasar, posibilitar la experiencia populista. Cree, de todas maneras, que con todas sus limitaciones, el populismo es el nico vehculo disponible de

reforma -o de revolucin- en Amrica Latina. Aqu el esquema de reforma social liberal como en Europa no es posible por la debilidad del liberalismo como alternativa -ya no es una ideologa anti - stcau quo- y porque la clase obrera no pudo plantear su propia alternativa (Moscoso, 1990: 83). Di Tella pone el acento en la "revolucin de las expectativas": "el deseo de tenerlo todo de una vez sin esperar que se consoliden los mecanismos que lo proporcionan ... les] lo que luir difcil el funcionamiento de la democracia ya que se pedir ms de lo que ella puede dar". Estos grupos crecientes formarn una masa disponible numricamente importante que no ha visto en la alternativa liberal-democrtica la forma de satisfacer sus expectativas. Se disponen, entonces, a seguir su propia gua, gua que le ser ofrecida por una elite dispuesta a aceptar el proceso de movilizacin. En consecuencia, la aparicin de un lder, que a su vez encabeza la elite, es imprescindible para que se origine la experiencia populista. El enlace `masa clisponibleVelite dirigente se explica por: a) la proliferacin de grupos incongruentes que producirn sus propias elites para que los representen; b) por cuestiones de status entre sus aspiraciones y la satisfaccin de empleo; c) la aceptacin por parte de las masas de esas elites de clase (Moscoso, 1990: 86-7).

diferencia es que en el caso del peronismo se le dio participacin efectiva, aunque populares para obtener su apoyo. En Europa. en cambio, la participacin se fundaba lir nitada. a leis Oreslig , 0 social y delorarquia, de superioridad nacional y racial, ademas, en contraste, en un el fascismo euresco nunca logro realmente el apoyo activo de las masas entre la mayoria de los trabajadores urbanos y aiin 'os rurales Hubo ms bien aceptacin pasiva (1962: 339-40). Adems, los movimientos nacional popu'ares nunca alcanzaron la pedeccin tecnica del totalitarismo (1977: 35).

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movilizada formada como resultado de la 'revolucin de las aspiraciones', y, c) una ideologa o un estado emocional difundido que favorezca la comunicacin entre lderes y seguidores y cree un entusiasmo colectivo" (Di Tella, 1977: 47-8). Germani y Di Tella comparten usi enfoque similar: las transiciones para aritibs son momentos de tensin estructural que llevan a la emergencia de fenmenos &lino el populismo. Estas tensiones del cambio acelerado generan dos actores importantes: las masas, de las que se ocupa en mayor medida Germani, y las elites con las que completa el cuadro Di Tella. Tambin podramos ubicar dentro de esta lnea de interpretacin a Steve Stein (1980), quien considera que el populismo constituye la principal forma poltica de control social en la Amrica Latina moderna, producto de una cultura poltica patrimonialista heredada del pasado iberoamericano. Segn este autor, la alta concentracin del poder en manos de elites reducidas contribuy a crear un sistema patrimonial de'valores e instituciones que sostena la desigualdad y desactivaba la protesta de las masas. Como ideologa producida originalmente por los sistemas coloniales semi-feudalede Espaa y Portugal y reforzada por el-eutolicismo oficial y popular, el patrimnialismo enfatiza la jerarqua y el organicism De estaforma, para Stein, la dinmica central de los movimientos populistas han sido los vnculos particularistas y personalistas entre lderes poderosos y seguidores dependientes. Contribuyendo directamente a socavar los partidos obreros autnomos, los populistas construyeron coaliciones multidasistas que integran a las masas sin cambiar demasiado el sistema existente. A travs de la distribucin de concesiones materiales y simblicas por parte de lderes altamente carismticos y personalistas, 27

9. Para German', a originalidad de los regimenes nacional-populares reside en la naturaleza de esta participacion, rsc ce produce a ;rayes de los mecanismos de la democracia representativa sino que -entraa el eieri:rao de c. ,_:2 grado de libertad efectiva, completamente desconocida e imposible en la situacin anterior - . entrara re sPlo un elemento de espontaneidad sino un grado inmediato de experiencia personal, con concretas en la vida personal de los individuos, son 'formas inmediatas de participacin" (1977 33) ro in Iroria de5''7

genes sociales del populismo de Germani ha sido rebatida por varios autores, entre ellosSati;d ,cs sobre los enyeses col peionsrw, Buenos Aires. Siglo XXI, 1971; Tulio Halpenn

Donqft, 'Alqu - ds cl:servaciones sobre Germani. el surcimienio del peronismo y los migrantes internos", en N' SG. Vol 14. erieio-marzo 1975: y Juan Carlos Torre en la Vieja Guardia Sindical, Sobre Oxi:iarria`;o10:; 7 C'Cr.::TrO,

Buenos Aires. Sudamericana.

Segn Di Tella, "El populismo, por consiguiente, es un movimiento poltico con fuerte apoyo popular, con la participacin de sectores de clases no obreras con importante influencia en el partido, y sustentador de una ideologa anti-statu quo. Sus fuentes de fuerza o 'nexos de organizacin' son: a) una elite ubicada en los niveles medios o altos de la estratificacin y provista de motivaciones anti-statir quo-, b) una masa

1990.

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M'aria il6rrto Pararle

Les complejos de la Come:cota

tuvieron xito en integrar estos caracterizar la estructura de las distintas "sieilmeroscada vez ms amplios de elementuaciones de desarrollo". aos de clase baja en la poltica, impidindoles Para Cardoso Faleno las formas que adopta -sobrverir'el proceso de torna de decisiones a el "populismo desarrollista" (que se extendenivel nadaran] y, al mismo tiempo, funcionando ra aproximadamente entre 1930 y 1960) van como vrvula de seguridad para disipar prea depender de las alianzas de poder realizadas siones potencialmente revolucionarias, durante la "fase de transicin", que se extienprovenientes de la clase obrera sin compro. de a lo largo de las primeras tres dcadas del ineterseeon cambios estructurales o con la exsiglo XX. Segn los autores, la presencia y parpulsin& las elites establecidas (Stein, 1987). ticipacin creciente de las clases medias urbaEn la dcada de los '60, la creciente nas y de las burguesas industriales y comerinfluencia de los estudios sobre la dependenciales en el sistema de dominacin se exprecia y el marxismo sell la suerte de la teora san en las polticas de consolidacin del merde la modernizacin y la explicacin del cado interno y de industralizacin, que consispopulismo corno resultado de la capacidad ten, sobre todo, en una poltica de acuerdos de convJcitoria demaggica y emocional de entre sectores muy diversos (clases medias asara lfdercarismtico y/o de la ceguera de las cendentes, burguesa urbana, sectores del anmasas Elconjunto de los trabajos surgidos de tiguo sistema exportador-importador, incluso esta corfluencia, que hemos llamado histrisectores de baja productividad) que deban co-estrumurd, ya no puso el nfasis en las tradicompatibilizar la creacin de una base econcior joie-modernas sino que vir su atencin mica para sustentar a los grupos nuevos con hacia lascoricliciones histricas que hacan pooportunidades de insercin econmico-social sible el surgimiento de la coalicin populista. para los grupos populares cuya presencia en El pauto de partida de Cardoso y Faletto las ciudades podra alterar el sistema de domina(1959) para pensar las distintas trayectorias cin. Eso supone la constitucin de una "alianza histric..s de los pases latinoamericanos es la desarrollista" entre fuerzas contradictorias, reklenzifimcieri de dos tipos de economas de servndose el papel de grupo dominante el expertadn que se formaron durante una prisector empresarial. El Estado es visto en conmera fase que denominan "crecimiento hacia juncin como agente econmico de desarrollo afuera" y que se extendi aproximadamente interno y de la dependencia externa. Como el duranteel ltimo cuarto del siglo XIX: econopopulismo desarrollista variar segn los paMa5 Cal control nacional de la produccin ses, los autores sealan la existencia de tres ikArgentem, Brasil) y economas de enclave formas de populismo (aunque tambin clasifi?adineras o de plantacin) (Mxico, Chile, can a la alianza desarrollista en dos: una verlerd). En esta construccin de tipos ideales, sin nacional populista, varguismo, peronismo, r dependencia --concepto socio-poltico que y otra estatal desarrollista, Mxico): el popuse erai=de como un modo particular de relismo y economa de libre empresa (Argentilacin entre lo externo y lo interno, entre gru. na); populismo y desarrollo nacional (Brasil) y pos ases sociales "perifricas" y "centrael Estado desarrollista (Chile). les" y cite implica una situacin de dominio lanni plantea que uno de los problemas tre cotilev estructuralmente la vinculacin de la poltica latinoamericana es la forma en con el enerior es un concepto central para que las masas desaparecen del escenario po-

ltico de cada pas o pasan a ocupar un segundo plano. Sostiene que ya se ha estudiado satisfactoriamente de qu manera surgieron estas masas: los procesos de urbanizacin e industrializacin, las transformaciones tecnolgicas y sociales en el mundo agrario, la revolucin de las expectativas y la explosin demogrfica son los principales factores sealados (1977: 83). No tiene dudas de que las experiencias nacionales son diferentes unas de otras pues en cada caso las masas revelaron madurez poltica especial, conquistando posiciones polticas en diferentes grados. Sin embargo, afirma que las experiencias populistas tienen elementos en comn. Uno de ellos es que ocurren durante la poca en que se conforman definitivamente las sociedades de clase cuando quedan superadas las relaciones estamentales o de castas de la poca colonial. Otro es que las manifestaciones del populismo aparecen en la fase crtica de la lucha poltica de las clasessociales surgidas de los centros urbanos y centros industriales contra las oligarquas y las formas arcaicas del imperialismo. As, afirma que "en varios aspectos. el populismo latinoamericano corresponde a una etapa determinada en la evolucin de las contradicciones entre la sociedad nacional y la economa dependiente" (1977: 85). El gobierno populista es entonces el reflejo de una nueva combinacin entre las tendencias del sistema social y las imposiciones de la dependencia econmica. Ah es donde las masas asalariadas aparecen como un elemento poltico dinmico y creador que posibilita una reelaboracin de la estructura del Estado que revela una novedosa combinacin de grupos y clases sociales, tanto interna como externamente. Otra caracterstica importante, segn este autor, es que el populismo corresponde a la

etapa final del proceso cle disociacin entre los trabajadores y los medios de produccin; corresponde a la poca en que se constituye el mercado de fuerza de trabajo a causa de la formalizacin de las relaciones de

produccin de tipo capitalista avanzado. En esta etapa las masas trabajadoras abandonan los esquemas sociales y culturales creados durante el estado oligrquico y adoptan paulatinamente valores creados en el ambiente urbano industrial. Pero el carcter de clase del populismo no aparece inmediatamente en los anlisis. Para comprender dicho carcter es preciso distinguir dos niveles: a) el populismo de las elites burguesas y de la clase media, que usan tcticamente a las masas trabajadoras, al mismo tiempo que manipulan las manifestaciones y posibilidades de su conciencia; y, b) el populismo de las propias masas (trabajadores, emigrantes de origen rural, baja clase media, estudiantes universitarios, intelectuales de izquierda). En situaciones normales parece existir una armona total entre los dos populismos. embargo, en los momentos crticos, cuando las contradicciones polticas y econmicas se agudizan, el populismo de las masas tiende a asumir formas propiamente revolucionarias. En estas situaciones ocurre la ineramorfosis (le los movimientos de masas en lucha de clases" (1977: 88). Otros autores, que comparten algunos rasgos generales cle los autores :interiores, centran su anlisis del populismo en la crisis de hegemona. Aqu ubicarnos a Nlurinis y Portantiero, Wefton y Torre. Dentro de un contexto de revalorizacin del peronismo desde la izquierda, Murrnis y Ponantiero recuperaron la racionalidad del comportamiento de los obreros, fenmeno que estaba opacado por las interpretaciones que hacan

Los complejos de la CenicientaMari MoinsMrckasnaaJ Mario Aihrno Perro ne

hinimpi en la anemia y el caudillismo. Segn Adelman, se propusieron explicar la permanencia del peronismo como fenmeno d masas centrndose en dos procesos subfacentes. la industrializacin urda y una cromo de hegemona burguesa que permaneel:lig-resuelta dide el quiebre institucional de 197. Como tambin lo afirmaban los estudies sobrebdepend=cia, la crisis del orden comercial internacional en 1930 dispar la industrializacin por sustitucin de importacienes. El crecimiento del sector manufactutino no fue el resultado de un triunfo de intereses urbanos industriales por sobre intereses rimles propietarios; no se produjo una revoindustrLal sobre la base de la reconsolidxion de un nuevo bloque hegemnico. luensificrlcise lucia mediados de la dcada del ',30, esta'- industrializacin sin revolucin n-dustrial" fragment la clase dominante en 14ir de reciansaalidirlia sobre fundamentos nuevas, mas 1-urg,ueses. As, los pases de la regrin se edrentaion a una crisis de hegernora que debitia los patrones establecidos de representac.-in institucional. Las clases dorciantes no lideraron un proyecto de 7iidustrialuner5n racional, en su lugar lo hicieran distintos grupos ,que detentaban el poder Estad:a. Rec_ltuando el nuirco dicotnlico de la leoiii de 33 nxxlennzacin y poniendo el nfasis rn la racionaliidad de las masas, en el inters ..e clase de los trabajadores, NIurrnis y loirantiero voZviiirort su mirada hacia una base ristruc-tural al:le-ruin:a de las relaciones socia itS: la conszni:4,7(:}1 , 11 ileconstruccin de alan_a_s en la saciedad ca-vil. As, en Argentina y en ;en Arnrica latina, capitalistas ridtisiria?ies dbiles y clases trabajadoras narg'.[1:1 n 11, t'Oertlfle:111:11i .f.:Icios en movimiental ruicienal, --pc-pubres Inas que en moca-nientios -C`t'1:7;i3 ,..e clasista . El problema rad ion-

tu en la peculiar disposicin de la clase capitalista industrial y en un movimiento sindical cercado por gobiernos ilegtimos, despreocupados por el potencial electoral de una clase obrera descontenta. A medida que estas clases flotantes convergieron en 'una nueva alianza vertical constituyendo un nuevo bloque histrico, desafiaron la decadente hegemona de la vieja elite terrateniente (Adelman, 1992: 246-8). Centrndose en el papel que jug la vieja guardia sindical en el acercamiento de las rnasas a Pern, Torre (1990) se propone recuperar la problemtica de la doble realidad de la accin de masas, ampliando el concepto de racionalidad en el comportamiento obrero ya avanzado por Murrnis y Porantiero en el campo social, para incluir tambin en el anlisis el campo de la poltica. Por un lado, desde la perspectiva del inters de clase, el criterio de racionalidad est basado en la maximizacin de los beneficios en el plano material; por otro, para comprender la identificacin poltica con Pern es necesario, afirma, introducir otro criterio de racionalidad: el del reforzamiento de la cohesin y la solidan- ' dad de las masas obreras. De esta manera, la accin poltica deviene no un medio para aumenta las ventajas materiales, sino un fin en si mismo: la consolidacin de la identidad poltica colectiva de los sujetos implicados. Para Weffort (1968b), que aborda el fenmeno desde el proceso de crisis poltica y desarrollo econmico que se abre con la revolucin de 1930 en Brasil, el populismo fue la expresin del periodo de crisis de la ligarqu ia y el liberalismo, del proceso de democratizacin del estado, y una de las nunife.sucones de las debilidades polticas de los grupos dominantes urbanos al intentar sustituir a la oligarqua en las funciones de dominio poltico. Pero, sobre todo, el populismo

fue la expresin de la irrupcin de las clases populares en el proceso de desarrollo urbano e industrial de esos decenios, nica fuente social posible de poder personal autnomo para el gobernante y, en cierto sentido, la nica fuente de legitimidad posible para el propio Estado. Postulando la nocin de "Estado de compromiso", Weffort sostiene que la derrota de las oligarquas no afect de manera decisiva el control que ellas mantenan sobre los sectores bsicos de la economa. Esto llev a que el nuevo gobierno, luego de la rebelin de 1930,

segn artculos recientes- entre estado, sistema poltico y actores sociales en virtud delcual: 1) los actores sociales no pueden ser definidos por su funcin socioeconmica; 2) el sistema poltico no constituye un sistema de reglas de juego como la democracfa, sino un espacio de fusin entre estado y,Tdores sociales; y, 3) el estado no es un 04ncipe soberano con esfera propia sino uri -a ctor complejo y mltiple permanentemhte incorporado. a fuerzas polticas y dividido

tuviera que moverse dentro de una complicada red de compromisos y conciliaciones entre intereses diferentes y a veces contradictorios. Ninguno de los. grupos participantes -las clases medias, los grupos menos vinculados a la exportacin, los sectores vinculados a la agricultura del caf- ejerca con exclusividad el poder ni tena aseguradas las funciones de hegemona. poltica. El autor aduce que este equilibrio inestable entre los grupos dominantes y, bsicamente, esta incapacidad de cualquiera de ellos de asumir, como expresin del conjunto de la clase dominante, el control de las funciones polticas, constituye uno de los rasgos notorios de la poltica brasilea del perodo. As, este "Estado de compromiso", que es al mismo tiempo un Estado de masas, es expresin de la prolongada crisis agraria, de la dependencia social de los grupos de clase media, de la dependencia social y econmica de la burguesa industrial y de la creciente presin popular. Para terminar este segundo grupo, nos referiremos a Touraine (1987). En su anlisis, este autor parte del supuesto de que en Amrica Latina existe una "confusin" -que se habra corregido con los regmenes actuales,

por conflictos polticos. Esta conceptualizacin lleva a dos consecuencias: 'a) la sobredeterminacin de las categoras polticas sobre las sociales, y, b) la ausencia de diferenciacin entre el sistema poltico y el estado. Mientras en Europa las fuerzas sociales son importantes en cuanto representan adecuadamente a actores y movimientos sociales, en Amrica Latina, sostiene este autor, las clases sociales no son elementos bsicos de la organizacin social, no se definen sino corno respuesta a una intervencin del estado. Los grupos o movimientos sociales son dependientes y se encuentran permanentemente amenazados por una ruptura interna entre la incorporacin corporativa del Estacloy la formacin de partidos y sindicatos irIdependientes, con funcin de representatividad. La poltica nacional popular no es representativa y, por lo tanto, no es democrtica, afirma Touraine. Sobre esta base, propone que el elemento clave del populismo es, justamente, la fusin de los tres elementos en un conjunto que es a la vez social, poltico y estatal. La forma de intervencin social del estado ms caracterstica del modelo latinoamericano es la poltica nacional poptilar que combina tres temas: independencia nacional, modernizacin poltica e iniciativa popular. El populismo es la identificacin del movimiento con el estado y 31

MaraMoent Mackinnon 7 Mario Alberto Perectne

Los completos Ce la Cenicienta

por eso se define mejor como una poltica. Sobre la base de la presencia de tres dimensiones-participacin poltica, poder de estado nacional, presin popular- Touraine propone distinguir entre partidos populistas, estados populistas y movimientos populistas. Ahora bien, ms all de los aspectos nuevos.originales y enriquecedores que tuvieron estos enfoques en su momento, tanto las interpretaciones funcionalistas como las histrico-estructurales, con sus distintos nfasis, computen por lo menos dos formas de caracterizar al populismo: en primer lugar, ambos lo vinculan ms o menos directamente a determinado estadio de desarrollo del capitalismo latinoamericano (para unos el populismo es el resultado de acelerados procesos de migraciones a las ciudades, urbanizacin e industrializacin; para otros, se vincula al momento de la industrializacin por sustitucin de importaciones). Asimismo, ambos enfoques, desde distintos lugares, piensan desde un paIrn normativo de desarrollo del cual Amrica Latina se desvi, ya no porque el perodo esparlo' y post-independentista forj estructuras y tradiciones de las que los latinoamericanos no podan escapar, sino porque la fuerza del boom de exportaciones anterior a 1930 retras h industrializacin y la reconsolidacin de uniloque hegemnico. Una vez ms, las ca usasdel populismo descansan en un patrn estructural distorsionado del desarrollo. No se ha trascendido el paradigma de la modernizacin, ste ha sido invertido: la heteronoma ya no se localiza en la clase trabajadora, sino en las burguesas (Adelman, 1992: 243). En segundo lugar, comparten una perspectiva negativa sobre el populismo: la manipulacin por parte de un lder personalista y autoritario, la movilizacin fuera de los cauces institucionales apropiados y masas sin concie-ncia en disponibilidad son conceptos

claves del primer grupo; la falta de "clasidad" y por lo tanto de autonoma, la falsa conciencia, la subOrdinacin al estado y la heteronoma, la burocratizacin de los sindicatos, cierta polarizacin entre el Estado y la sociedad civil, lo son para los segundos. (aunque habra que relativizar esta afirmacin en el caso de Murmis, Portantiero, Torre y Weffort). iii. En la dcada de los ochenta aparecen estudios monogrficos cuyos autores desarrollan textos con miradas crticas -que tambin profundizan y expanden cuestionamientos colocados por autores revisionistas- hacia trabajos anteriores cuestionando la versin clsica de la supuesta pasividad y anoria de los trabajadores y presentando un cuadro de situacin bastante alejado de las interpretaciones que caracterizaban a los sindicatos como estructuras burocrticas subordinadas al estado a travs de la manipulacin y la cooptacin. Tambin haba cambiado el ambiente poltico e ideolgico en que se debatan estos temas: ya haba aparecido la crisis de los paradigmas y tambin la teora del discurso. Seguimos a Adelman (1992) para presentar al tercer grupo denominado los coyunturalistas (Adelman, 1992; Doyon, 1978; Horowitz, 1990; James, 1988; Matsushita, 1987; Tamarin, 1985; French, 1989; Fausto Boris, 1988; Murilo De Carvalho, 1982). Este afirma que en los ltimos aos se ha publicado un conjunto de trabajos que cuestionan los enfoques "desarroHist:1s" ya sea pertenecientes a la corriente de la teora de la modernizacin o a la de los revisionistas radicales y las explicaciones estructurales profundas de los orgenes del populismo. Conscientes de las falacias ideolgicas de los primeros autores, Doyon, James y otros sealan las oportunidades y las restricciones para la accin de los trabajadores en coyunturas particulares: a cada momento los trabajadores se enfrentan a un conjunto de

opciones y slo al moverse de decisin colectiva en decisin colectiva pueden los historiadores reconstruir los pasos de las victorias populistas. Cualquiera sea la forma en que se reconstruya la secuencia, estos autores afirman que las condiciones del populismo y las formas de las verticales alianzas policlasistas no pueden ser anticipadas antes de su emergencia; en otras palabras, no pueden ser encontradas en el pasado pre-populista, como si Amrica Latina se inclinara naturalmente hacia este tipo de fenmeno (Adelma n,1992: 248). Rechazando la tendencia a estudiar el populismo como un fenmeno patolgico y disfuncional que explica y/o ilustra el desvo del camino normal de la modernizacin, Daniel James (1990) analiza las experiencias populistas desde una perspectiva que desmenuza las condiciones subjetivas del movimiento social, la constitucin de los sujetos, los sentidos que tienen para los actores sociales las experiencias vividas. James subraya la necesidad de entender los movimientos populistas desde la ptica de los actores involucrados como un momento crucial para la participacin y actuacin social en el sistema poltico, un momento en que los actores deciden construir sus propias alternativas. El autor sostiene que esto no significa restringirse a los aspectos psico-sociales, tambin se deben vincular estas experiencias subjetivas con aspectos estructurales que caractericen al estado, la cultura y la historia. Siguiendo a Laclau, James afirma que en cualquier prctica poltica existe un momento populista que se convierte en una estrategia de interpelacin a los actores sociales y polticos (y que puede desembocar en experiencias que apunten en diferentes direcciones). En otras palabras, existe un momento necesario donde se recurre al populismo como interpelacin para rearticular el sistema poltico y equilibrarlo, integrando a las masas. Cualquier proyecto andhegemnico

de transformacin total, si no tiene su momento populista, est condenado a ser una expenencia ineficaz sin ninguna influencia en las masas. John French (1992) afirma que si bien Weffort sostuvo que el concepto ms adecuado para entender las relaciones entre las masas urbanas y los populistas es el de una alianza tcita entre las distintas clases sociales, los trabajos subsiguientes se han revelado incapaces de moverse ms all de imgenes de dominacin corporativa, manipulacin de elite o cooptacin insidiosa en sus esfuerzos por explicar el acertijo populista. El autor postula que un modelo interactivo de clase social provee la clave para vincular realidades econmicas objetivas con fenmenos polticos tales como el populismo y que, en ltima instancia, la explicacin del resultado poltico en el ABC brasileo de la posguerra slo puede encontrarse estudiando la transformacin radical de la naturaleza de texlas las clases sociales generada por el proceso de desarrollo econmico desde comienzos de siglo. Segn French, el fenmeno populista en Brasil fue modelado por los imperativos que se derivaron de la alteracin de las reglas y normas bsicas de la participacin y competencia electoral. Una vez eslableciesus formas electorales clemocnticas proveyeron el medio ambiente ideal para una amplia gama de interacciones entre todas las clases y estratos sociales. As, la relacin entre trabajadores y populistas debe ser conceptualiza da en trminos ele "alianza'', concepto dinmico que reconoce que cada parte tiene un rol que jugar, por ms desigual que sea, en la definicin de los trminos del acuerdo. French sostiene que si se juzga al populismo a la luz de una interpretacin unilateral o exclusiva del conflicto de clase, no se comprender la poltica en tiempos electorales ni que las luchas entre las clases sociales slo pueden desplegarse a travs de una compleja red de alianzas

Mora Aleins Mackinnon y llfa n.o Alberro Perrone

Los complejos de la Cenicienta

vinculacb, a su vez, con los procesos socio-ecoHekn;eue que cambiaron no slo a la clase obrera sino tambin a las clases medias y a los industriales y gerentes de fbricas, creando nuevas posibilidades de alianza para los trabajadores. iv. Otros autores, como Ernesto Laclau y Emilio de Ipola, descartan las interpretaciones del populismo que lo vinculan a una determinada etapa del desarrollo como la industrializo cino a una base social especfica como la clase trabajadora y lo analizan desde una perspectiva diferente. Sitan la especificidad del populismo en el plano del

nes del mundo en forma tal que el antagonismo potencial de las mismas resulte neutralizado De forma similar, las ideologas de las clases dominadas consisten en proyectos articulatorios que intentan desarrollar los antagonismos potenciales constitutivos de una formacin social determinada. Las tradiciones populares constituyen el conjunto de interpelaciones que expresan la contradiccin pueblo/bloque de poder corno distinta de una contradiccin de clase; pueblo entonces constituye un polo de una contradiccin especfica. Pero lo que transforma a un discurso ideolgico en populista es una peculiar forma de articulacin de las interpelaciones populardemocrticas al mismo. La tesis de Laclau es que el populismo consiste en la articulacin de las interpelaciones popular-democrticas como conjunto sinttico-antagnico respecto de la ideologa dominante. El populismo comienza cuando los elementos popular-democrticos se presentan como opcin antagnica frente a la ideologa del bloque dominante. Basta que una clase o fraccin de clase requiera, para asegurar su hegemona, una transformacin sustancial del bloque de poder para que el populismo sea posible. En este sentido, puede existir un populismo de las clases dominanies(por ejemplo si el bloque dominante est en crisis, un sector de ella puede hacer un llamamiento directo a las masas para desarrollar su antagonismo frente al estado como en el nazismo) y un popa/.smo

posible de fusin entre ideologa popular-democrtica e ideologa socialista; por ejemplo, los movimientos de Mao, Tito, el PC italiano, etc.). Lulau se pregunta: ;por qu a partir de 1930 en Amrica Latina los discursos ideolgicos de movimientos polticos de orientacin y base social muy distintas debieron recurrir crecientemente al populismo, es decir, a desarrollar el antagonismo potencial de las interpelaciones popular-democrticas? Responde primero que en la Argentina anterior a la crisis de 1930 la clase hegemnica dentro del bloque de poder era la oligarqua terrateniente, y el principio articulatorio fundamental de su discurso ideolgico era el liberalismo. A diferencia de Europa, poder parlamentario y hegemona terrateniente se transformaron en sinnimos en Amrica Latina. Este proceso histrico, sostiene, explica el campo al que la ideologa liberal estuvo articulada: a) el liberalismo en sus comienzos tuvo poca capacidad de absorber la ideologa democrtica de las masas: democracia y liberalismo estu- . vieronftads;b)uepriod, el liberalismo estaba connotativamente articulado al desarrollo econmico y al progreso material como valores positivos; c) la ideologa liberal estuvo articulada al "europesrno", es decir a una defensa de las formas de vida y los valores ideolgicos europeos como representativos de la "civilizacin". Frente a ello hubo un rechazo radical de las tradiciones populares nacionales que fueron consideradas sinnimo de atraso, oscurantismo y estancamiento; d) fue una ideologa consecuentemente antipersonalista recelosa de los caudillos que establecieron contacto directo con las masas prescindiendo de las maquinarias polticas locales de base clientelstica. El positivismo fue la influencia filosfica que sistematiz en un todo homogneo estos distintos elementos.

Ante la crisis mundial y la depresin econmica, y la crisis del transformismo, la oligarqua no puede tolerar ms las generosas polticas redistributivas de los gobiernos radicales y debe cerrar a las clases medias el acceso al poder poltico; la escisin entre liberalismo y democracia llega a ser completa. Ante la crisis del discurso ideolgico dominante, parte de una crisis social ms general, resultado de una fractura en el bloque de poder o de una crisis del transformismo (es decir, una crisis en la capacidad del sistema para neutralizar a los sectores dominados), el populisrrio consistir en reunir al conjunto de interpelaciones que expresaban la oposicin al bloque de poder oligrquico democracia, industrialismo, nacionalismo, antiimperialismo, condensarlas en un nuevo sujeto y desarrollar su potencial antagonismo enfrentndolo con el punto mismo en el que el discurso oligrquico encontraba su principio de articulacin: el liberalismo. Basndose en Gramsci, de Ipola y Portantiero (1994) parten de la nocin de lo nacional-popular como la construccin de una voluntad colectiva nacional y popular, ligada con una reforma intelectual y moral. Gaptado en su totalidad, este proceso es el de la construccin de hegemona, definida corno una actividad de transformacin. El terreno donde lo nacional-popular se produce es un campo de lucha contra otra opcin hegemnica, el mbito heterogneo y contradictorio de la cultura, del "sentido comn" como efectiva manifestacin de un proceso de constitucin de cada pueblo-nacin. Respecto de la relacin entre populismo y socialismo, a diferencia de Laclau, postulan que ideolgica y polticamente no hay continuidad entre ellos sino ruptura: la hay en su estructura interpelativa, en la forma en que sus respectivas tradiciones se acercan al

discurso ideolgico.

Para Laclau (1978), la

nica forma de concebir la presencia de las clases es de una ideologa est dado por su forma y no por su contenido. La forma de una ideologia consiste en el principio articulatorio de sus interpelaciones constitutivas, y el carcter de clase de un discurso ideolgico se revela en lo que llama su principio articulatorio especfico (el nacionalismo, por ejemplo, puede estar aniculado a distintos discursos ideolgicos de clase, feudal, burgus o comunista). Laciau afirma que los discursos polticos de las diversas clases consisten en es fii,c/os .tiocilaionos antagnicos en los que cad., una de e;:zt, Ne presenta como el auti.lntwo representante del "pueblo", del "inters nacional", etc. Una clase es hegemnica no tanto en cuanto logra imponer una concepcin uniforme del inundo al resto de la sociedad, si nr ) en Limo iogra articular diferentes visioafirmando que el carcter de clase

de las clases dominadas(en

la contienda

ideolgica, la lucha de la clase obrera por su hegemona consiste en lograr el mximo

por ejemplo. pasa 1z:rabien por la aceptacin. de !a ;ornada de ocho t 1 El discu!s( ;:c.sco de la burgues a, horas curro ce-anda 'fusta - y por una legis!acin social avanzada. Esto derriestra que no es en la presencia de celeininados contenidos en un discurso. sino en el principio articu!atar:o que los unifica. ideologia . Cuneese date n ,...itcar el carcter de clase de una pOlit Ca y una

35`2 a

Mara Moine Macirinnotty Marro Alberto Petra ne

principio general del fortalecimiento del estado y en 12 forma en que ambas conciben la democracia. Mientras el populismo constituye al pueblo cmo sujeto sobre la base de premisas organicisas que lo reifican en el estado y le niegan su despliegue pluralista, enalteciendo la semejanza y la unanimidad sobre la diferencia y el disenso, el socialismo tiene una concepcin pluralista de la hege" monia _l'Aunque reconocen el papel histricamente progresista de algunos populismos y que todo discurso de los dirigentes es recibido creativamente por el saber popular que funciona como un universo de descifre condicionado por las circunstancias y las prcticas econmicas de los actores, los autores sostienen que el componente nacional-estatal jug siempre un papel dominante, es decir que no se puso realmente en tela de juicio la forma del poder y con ella la relacin de dominacin/subordinacin propia del peronismo. La crtica que le hacen a Laclau es que al definir el concepto de populismo como un elemento ideolgico cuya caracterstica constitutiva sera articular los smbolos y los valores popular-democrticos en trminos antagnicos respecto a la forma general de dominacin, ste pierde de visa la mencionada dimensin proestaral frasita histricamente en toda experiencia populista conocida.. interpretaciones sobre la emergencia y dinarnicade los pcoulismos contemporneos

pulismo" que ha recuperado este trmino para aplicarlo a fenmenos contemporneos. Uno de ellos es Zermeo (1989), quien, analizando el caso mexicano, relaciona la reaparicin de lo "popular-nacional" con los efectos de la salida de un orden tradicional y el crecimiento acelerado, y el encuentro posterior con el estancamiento; con su consecuente impacto modernizador en la urbanizacin, en la industrializacin en una matriz social muy diferente a la europea que fue cuna del . industralmo,epi ntoyel choque contra el muro del estancamiento sin ninguna previsin, en el segundo. El problema que est en la base de estos procesos, para Zermeo, es el debilitamiento de los precarios rdenes intermedios de estas sociedades en trnsito acelerado hacia el estancamiento. Las dificultades para denotar identidades consistentes en el tiempo, la descomposicin de las endebles identidades previas, desnaturalizadas por la propagacin irrefrenable de la pobreza que genera la individuacin anmica en el mundo de la exclusin en lugar de tender a la confrontacin y a la formacin de actores globalizadores en lucha por apropiarse de la orientacin del todo social acta en favor de la relacin lder-masas, culmina en el regreso del lder. Cuando una sociedad est atomizada, sin grupos secundarios, asociaciones intermediarias o corporaciones, sostiene el autor, en los hechos delega su unidad a la institucin estatal y est inerme frente a ella. En esas condiciones el Estado es libre para manipular a la poblacin sin que nada amenace a su independencia.

Alberti (1995), tambin con una mirada pesimista, sostiene que es la lgica antiinstitucional del movimientismo, caracterstica del proceso poltico de los pases de Amrica Latina, la que an gravita sobre la naturaleza de sus democracias actuales. Destacando la importancia del rol explicativo de la cultura poltica (definido como la forma predominante en que hacen poltica los distintos actores polticos), el autor sostiene que la forma predominante de expresin de las identidades e intereses en la mayor parte de Amrica Latina desde el comienzo del intenso desarrollo capitalista a principios de este siglo ha sido la movilizacin de fuerzas sociales emergentes a travs de movimientos colectivos anti-instirucionales. Estos movimientos proveyeron la base para la formacin de nuevas identidades polticas, siguieron una lgica de articulacin poltica amigo-enemigo que choc con un orden institucional en descomposicin pero elstico. Elmovimientismo, entonces, es una cultura poltica, una forma particular de hacer poltica en la cual todos los principales intereses de la sociedad estn expresados en movimientos poco organizados, dirigidos por lderes carismticos que dicen representar los "verdaderos" intereses de la nacin, que no reconocen la legitimidad de sus contrincantes; al existir un solo movimiento y no partes, el movimientismo se vuelve antittico al pluralismo clemck.-ratico. El autor sostiene que esta lgica, que se despleg como el modo predominante de articulacin entre Estado y sociedad civil en la larga duracin, explica mejor que nuevas denominaciones como neopopulismo o democracia delegativa, los rasgos de !as nuevas democracias latinoamericanas. Su hiptesis central es que en la mayora de los pases latinoamericanos la lgica movimientista de la articulacin poltica ha impedido la diferenciacin estructural entre

Recorramos ahora un segundo grupo de autores& la literatura reciente sobre "neopo-

12. El.' caso histrico que tratan es el del peronismo que constituy a las masas populares en sujeto (el puebic.). en el misro movimiento por el carisrnatico (1994: 533).

cual

-en virtud de la estructura interpelatoria que le era inherente-

sorre:::a a ese mistt-o sujeto al Estado, corporizado y letichizado al mismo tiempo en la persona del jefe

el estado, el sistema poltico y la sociedad civil y tambin ha determinado, en gran parte, su naturaleza peculiar. El Estado se ha identificado con la conduccin del movimiento en el poder o con las fuerzas amimovimiento que lo derrotaron, y el sistema poltico nunca ha avanzado ms all de una etapa embrinica a raz de la lgica hegemnica del modo movimientista de hacer poltica. Como consecuencia, la sociedad civil ha permanecido horizontalmente dbil y ha sido incorporada verticalmente en forma segmentada. El autor afirma que la lgica movimientista poltica de expresin, agregacin, articulacin y lucha de identidades e intereses ha llevado ya sea a la fusin (Carretn, 1983; Touraine, 1993) entre Estado, sistema poltico y segmentos de la sociedad civil en una tendencia algo totalitaria (lo que Germani llam 'regmenes naciona lpopulares') desnaturalizando al Estado, sistema poltico y sociedad civil, ya sea a la represin del sistema poltico y a la desarticulacin de estado y sociedad civil. stas son las condiciones estructurales que no slo bloquearon la institucionalizacin de todo rgimen desde la crisis oligrquica sino que tambin dificultaron cada intento nuevo de institucionalizacin debido a la progresiva expansin de la arena poltica y la proliferacin de rivales por el poder, c