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Sep 25, 2020

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INJUSTICIA

Á L O S M I L I T A R E SP O R L O S E N E M I G O S

DE L A

MILICIA Y DE LA PATRIA,ó. EIEN SEA.

E L H O N O R M I L I T A R V I N D I C A D O

POR DON. MELCHOR A N D ^ R lÓ ,.

A T U D A N T K S E G U N D O D E L E S T A D O M A Y O I ^

P E L O S E X E R C I T O S . N A C I O N A L E S .

I S L A D E L E O N .

IMPRESA POR DON FRANCISCO DE PAULA, PER2V«

AÍÍO 1 8 1 3 .

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M ilita r e s E sp a ñ o l e s .

P Ermít'id que os hable el óltím o de vo so tro s , y o íd por un moincnio el idloina de la razón y de ía justici.'?.

E l honor de la proíesion á que tenemos la dicha de pertenecer, que es una propiedad común de todos sus individuos, y que debemos conservar y defender á toda costa reclaina ijn* periosamcntc el desagravio de los insultos con que se la in­fama. N o se diga que por una generosidad mal entendida, una tolerancia servU ó un silencio criminal hemos desmen-, tid o nuestro puadoiw r,nuestra lealtad , nuestro h ao ism o .

L os enemigos im placables de la Carrera M ilitar , que lo son al mismo tiem po encubiertos de la Patria para ven­derla y sacrificarla, y que desde el principio de nuestra gloriosa conticiida no han perdonado intriga , ni trabajo p or desconceptuarnos, y rom per el lazo moral que nos une á los demas Ciudadanos , á fin de que abatidos los M ili­tares, y destruida la fuerza física del Estado desaparecie­se el baluarte de su libercad é independencia , ahora mas que nunca nos asestan sus t ir o s , y convencidos á su pe­sar de que nada ha sido capaz de amilanar nuestra cons­tancia heroica, redoblan sus esfuer¿os y attificios iiWCUEartí do un lluevo ¿éneco de ataque.

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N o se trata y a com o hasta aquí de deprim ir y com ­prometer nuestra opinicu , y aun nutscra txísctr.cía ton ;os tiiccados in5u tai tes de ineptos y ccbardes , n i,d e denigrar nuestra Instilación iP la taz de los Pueblos af^ravechando- se de su sencIlAZ é ignorancia.

Incapaces esos hombres perversos de sacrificar una par­te de sus sentimientos para que desaparezcan del todo las señales de coníusion y ruina que nos am enazan, tienen la avilantez de llamarnos asesinos pagados , capaces de vio lar la libeitad civil , de atenta^ contra la Soberania N acional y de ensangrentar nui-stras manos igualmente contra nuestros hermanos , que contra nuestros enem igos i del mismo m o­do contra el inocente , que contra el crim inal. ¡ (<ue hor­ror ! ¡ Que injusticia !

Y a se nos compara con los defensores de nn d esp o ­t a , ó con los viles esclavos de un tirano: y a se nos cree dispuestos á ofrecer nuestros pechos a los opresores de lífc' Sociedades para ser los verdugos de la madre que nos djó el ser. N uestro ardiente patriotismo se confunde con U licencia m ilitar; y nuestro excm plar sufim iei.to con e l tOHo orgulloso y amenazador de pérfidos ir.vascres. L a se­rie de triunfos que hemos con-^eguido desde el memorable dia dos de M a y o se ap lica exclusivamei re al entusiasmo gperrero de los -Pueblos, 'mientras que para zaherirnos y abochornarnos se citan de intento los reveses y desgracias que hemos experim entado, sin tom ar en consideración la' apatía y debilidad de los Gobie'rnos , los apuros constan­tes de la H acienda p ú b lica , y so b re to d o la falta de un' sistema para el ramo de U guerra, que ahora mismo re­clama el v ic io radical de la organización de ruestros exér- c it o s , por cuya razón apenas los hemos tei;ido mas que en el nombre , «quando con preférei.cia á todas las aten­ciones del Estado debía desde el principio haber regido un reglamento provÍsio.ial fixo y constante, mientras se ace­leraba la obra de una sábia Constitución M ilita r, con cu­y o s bctiéticos iiifluxos soldados bien discipiinatios, bien man­tenidos y equipados y llenos de aqnel valor y energía

‘que les iu s p iu el eacusiasino p or U á n d e p e n d c u c ii, hubic-

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sen encadenado siempre la victoria. L a causa dé las dis­persiones y de la deserción, que el hombre iaiparcial y menos versado e» la historia encuentra siempre en U s tiernas pasiones de soldados vizoños que combaten dentro de sus propios h ogares, y en la naturaleza de exércitos forma­dos con la rapidez que lo han sido Jos nuestros, se atri­b u ye á la falta de zelo p or parte de los Generales y O fi-

.tia le s, y de disciplina en las tro p a s , sin atender á la in­suficiencia de los medios que proporcionan nuestras O rdenan- tas para desterrar este crimen en una guerra com o Ja ac­tual , y mas que todo al estado lamentable de desnudez y iniseria en que se han v isco , y se ven constituidos los guer­reros. Hom bres que de. todo hablan, tod o lo critican , y la l vez nada entienden , y que encerrados en las Plazas fuer­te s , ó guarecidos en grandes poblaciones, han descansado^ com o en plena paz , en mullidas cam as, mientras los M ilitares tendidos en el duro su e lo , sufriendo el rigor é intemperie de las escaciones, y revolcándose en la sangre de sus heridas g ío r rio sas, defendían su reposo , sus propiedades y sus vida^ icsos hom bres, d ig o , sin conocimientos topográficos del pals> sin calcular las ventajas ó desventajas locales que ofrece d terreno para la elección de posiciones adecuadas ú la tac*- tica de las distintas arm as, sin atender al número y c a ­lidad de las tropas , y careciendo de iodos los datos y porm enores necesarios para dirigir con acierto e l feliz é x i­t o de las empresas m ilitares, se atreven desde sus b u f^ tes á formar planes de cam paña, y á un n^meso conside? rabie de leguas del cam po de batalla , decidir de las accio* Yies de guerra de un m odo tan m agistral, com o podian ha- i)crlo hecho entre los antiguos , un Annibal u 'i Sertorio, un C é s a r , y entre los m odernos, «n Federico I I , un T u - rena^- un M ontecuculi, y de este m odo en los tribunales de la parcialidad y de la ignorancia se falla de la conducta de los G enw ales E sp añ o les, no habiendo uno que pueda creerse seguro con el testimonio puro é c su conciencia* S i se trata de corregir los abusos y males d e nuestra C ar­rera resintiéndose del tiem po de su Hindaclon, y que no-

'sotros som os ios pcimeros los reconocem os y £onf<^.a

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dsam os, lejos de hacerlo con el decoro que previenen lasmismas leyes que conceden á todo Ciudadano el derecho de representar inseparable de la libertad c iv il, se emplean sa- tiras encarnizadas en que se hace un uso atroz de la liber­tad de escrib ir, no com batiendo los errores y las preoeu- paclones en general, shio extendiéndose á personalidades, y aun contrayéndose á las debilidades y flaquezas de la vida privada. D e la conducta reprehensible , y si se quiere de­testable de algunos O ficia les, se deducen vanos argumentos contra la oplnloñ publica de una clase tán benemérita. Los defectos particulares se hacen extensivos á la masa general, y se pretende que ciertos v icios de la actual Ordenanza se transmitan p o r necesidad á todos sus in d iv id u o s, á pesar de que la experiencia ofrezca á cada paso testimonios su­blimes del honor con que nos hemos conducido. Con el objeto de fasci;iar la parte sana de la N ación se citan los im perios formidables de los Babilonios , A sirlos, Medas y Persas; se recorren las diferentes épocas de R o m a , A te ­nas y L acedem on ia» y se examina la historia de la Eu- ,ropa moderna poniéndonos á la par de tropas mercena­rias prontas á atacar con murallas de carne la mansión tran­quila del pacífico y honrado ciudadano, y sentar sobre montones de cadáveres el trono del despotismo. P o r ú lti­m o todo es artificio % todo lo q u a c id a d , to d a odio á los ■Militares por cierta gavilla de hombres abominables que ^l paso que desconfían abiertamente de nosotros, nada re- -zelan , ó por decir mejor todo lo esperan de una fuerza extraña. En nuestras manos está expuesta la defensa de la P a tria ; y no lo está su libertad é independencia p o líti­ca teniendoi en su seno masas enormes de tropas extrange- ra s , dueñas en cierto m odo de nuestras P lazas marítimas, y constituidas baxo el inmortal é im p olítico sistema contra el que tanto declaman. Rezelan de soldados nuevos en c ia r ­te de la guerra , ignorantes é inútiles com o ellos nos lla-

, man ; y nada sospechan de soldados veteranos , aguerridos é invencibles en su concepto. En suma , no les. arredra, que ja N ación se,J ia llí:.b ^ p , la tutela extrangera , á pesar desque ia e;tperíencií .poc?^ veces q w

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ISs relaciones y alianza entre dos Pueblos los mas amigos' ño tienen i m garantía tal que sean indisolubles , y que so c uaVq!.tíer pretexto de conveniencia o aparente justicia no se vio le la relig,Íosidad de los tratados, y en este caso la l*^acion que ha v iv id o demasiado confiida sea victim a de su amiga y aliada i * pero temen sí que los M ilitares E spa­ñoles porque reciben de mano del Poder Executivo sus em ­pleos , grados y condecoraciones se presten á ser los ins­trumentos de los cAprichos y tramas de Gobiernos injustosj que sin mas objeto que el de satisfacer su orgullo su am ­bición , su inm oralíjad > sus zelos , en una palabra todas sus pasiones juegan con la vida del hombre y compran sus usurpaciones con la s,angre de sus p ropios subditos, manteniendo para tán funestos designios una iucrza permaT. n cn te , excesiva , ontrosa y tal vez superfina, destinada con exclusión á )a carrera de las armas. [Q ue trastorno de ideas! \ Q ae ceguedad! ;O u e m ayor injuria se puede hacer á nues­tra carrera , que comparar á los actuales M ilitares Españoles que se apresuraron á ofrecer su sangre en las aras de la Patria para libertarla del y u g o extrangero , con soldados que han sido arrastrados íi las filas , o á la muerte para satisfacer los proyectos de un tirano, com o sucede en los G obiernos despóticos en que la primera Autoridad-es la su­prema ley del E sta d o ! Y esta trísis espan to^ q u ; ex­perimentan los Pueblos condenados á la esclavitud < no se halla siempre anunciada muy de antemano por la corrup­ción de costumbres que alcanza á todas las clases del Es*< tad o ? Y en este concepto lino e s 'u n a injusticia conocida atiibuirla solo á la venalidad de los M ilitares, desentendién- doí»e de la desmoralización general, del abatim iento p ú b li­c o , de la suspicacia de los M inistros, y sobre todo del p o ­der absoluto del M onarca ? P or desgracia dcl género hu­mano así lo justifica la historia de todas las N a cio n es, y coiicrayéndonos á la de nuestra Patria , no hay mas

* Fntién^ase que hablamos de aqueUas medidas de precaución y defensa , que dictan la sana política , y adop^ fadas por todas tas naciones en el profundo -sem de ¡a •

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vo lver los o)os a los R eyn ad o s cíe lo ? R e y e s Católicos^ em pezando por él de Fernando de este nombre , en que arrojados los M oros de España , se puso el primer eslaboa á la cadena con que se había de, sujetar a\ P u eb lo á U arbitrariedad y caprichos del trono ; cu ya obra consolidó Garlos V , extinguiendo del codo, el esp íritu nacional» y cuya pesada cadena hemos arrastrado casi todos las Es­pañoles en él de C arlos I V » siendo m uy pocos los que puedan gloriarse de haber hecho frente al favor del infame Privado , pues enderredor de ios M ilitares, hemos vis.- to G rand es, O b is p o s , Em pleados de todas clases y gerar- c ju ías, y C orporaciones de toda especie correr á porfía á doblar la rodilla ante el íd o lo de prostitución de la piedra de escándalo, del R e y n o .

< Y que m otivos hemos, dado los. M ilitares Españoles para que se nos. degrade y envilezca hasta este punco? ¿Será, acaso, porque en los importantes sucesos de Axan- juez del 13 de M arzo de 1808 no. corrió la sangre de Españoles.vertida por Españoles,, porque los M ilitares lé.- jos de defender las, miras, in iqüís del gran Sultán, obran­d o com o asesinos pagados,, conociendo por lo contrario el peligro de la P a tria , y que por la prevaricación d e l Gobierno, la Nación, se hallaba en e l caso de usar de los derechos que le. conceden el natural y de gentes , p rote­gieron, decididamente, el justo, levantamiento • obrando co ­mo soldados, ciudadanos y patriotas ? i Distinguidos, y be­neméritos Cuerpos de Reales Guardias de C o rp s , y de R e a ­les Guardias Españolas y IValonas. que tanto os. señalas­teis en aquel dia venturoso ,, hé aquí el fruto de vuestra re­solución heroica, que excitará, la admiración de todos los, siglos! ¿Será acaso porque dos m.ilitares, fueron las. prl-

•meras víctimas, generosas, inmoladas, á las, falanges feroces del tirano,, los primeros. má,rtires, de la libertad espano-* k y los prinieros, que encendieron la. antorcha sagrada del patriotism o, que. abrazó el alma, d e los, Españoles en. todos los, confines, del! Reyno,?' S Í : muerte ó. indepen­dencia gritaroiv por prim era vez los inmortales. D aoiz y V e - larde: muetce ó independencia, fué. su; postrer suspiro. ¿S^-i

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■9vá acaso p o rq iií ín Am érica no fue un M lllrar e! quecnar- b o l6 el negro estandarte de la insurrección , y sí los iMilicares los que siguen defendiendo con tanto tesón la causa co ­mún de la Europa en aquellas remotas y vastas regiones contra Pueblos, facciosos, y reb e ld e s , y contra gentes muchas, de. ellas, bárbaras y salvages ? <Sera: acaso p o rr que fieles í la. voz de la Patria volam os desde luego al campO: del honor para hacer frente á los p royectos sangrientos de la tiranía ? r¿.Será, acaso porque los pechos libres, de so!dad.'>s. españoles acaudillados por el inm ortal y malhadado- D uque de Alburquerque contuvieron, la in ­vasión enem iga, que derramándose com o un torrente des­de Sierra. M orena por las cam piñas de A n d alu cía , venia á desaguar y causar s a ma.yoc eitrago^ en la. Ciudad, de A lcides,, y haber defendido este asilo de la libertad poc el espacio- de treinta meses arronjando- luego las huestes iivvencibles. desde las. costas de. la, antigua B ;tis hasta las orillas del Bidasoa,, tremolando ya. en Francia, ceñidos de laureles, los. estandartes de, la libertad, é independencia N a r dona! ? ¿Será, acaso.- porque superiores. 1 la. desnudez y miseria en que yacem os desde el p rin cip io , y á. las p ri­vaciones- y penalidades que son consiguientes á una lucha de que hay pocos exemplos en la historia,, hayam os vuel­to constantes á buscar íiucstras banderas? ¿Será- acaso p o r­que pereciendo- en la soledad de lúgubres é indecentes; habitaciones las esposas é; hijos de los Cam peones que derramaron su sangre en los c o m b a t e s h a y a m o s enxuga- do sus. lagrimas , y en medio de. nue.stra indigencia, p ar­tido. con ellas, nuestra miseria para salvar su honor p r o ­vocado. por la suprema ley de la; necesidad ? ¿Será, aca­so por el silencio qué hemos, guardado- al ver que. ni la piedad,, ni el patriotisvoo han tomado, parte, en mejorar la suerte de- los. liijos queridos de la. Patfia., que m uti­lados unos,, y apoyando otros sobre unas m uletas, ó ar- castrando p o r el suelo,, cubiertos de heridas, que, comO' otros, tantos timbres, gloriosos, deben ornar el, blasón dc; sus. armas,, tienen, que mendigar por las calles su; subsis-

J;5iicia,?. líScrá. acasa porque al cabo- de. ciacp> anosi d e ,.Ía .

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lucha mas noble <jiie han sostenido fos hombres p or amor' á la lib ertad , no se haya abierto todavía un lugar de re­fugio para los bravos é ilustres defensores de los dere­chos del P u eb lo , que hau perdido la salud , ó han que­dado iniátiics en las lides , y en c u y o asilo , que la N a ­ción debia haberles p ro p o rcio n ad o , pues ella les llam ó al co m b ate , se mitigasen sus p en a s, se socorriesen sus necesidades , y se les diese el prem io correspondiente á sus virtudes? ¿S erá acaso por el ní>b!e desprendimiento con que dexnmos una parte de nuestros haberes a tá- vor de los apuros de la P a tr ia , ó por lo mucho que se nos deben , en particular á la M arina N acio n al, a este Cuerpo respetable digno de mejor suerte, mientras tantas sanguijuelas del Estado cosumeii la sub-^cancia de los P ue­blos coi sueldos exhorbjtantes^ <bera acaso porque ni el desaliento, ni la desesperación hayan podido dominar núes* tros magnánimos corazones, ni amortiguar el fuego de la libertad que nos devora al ver que nuestros com pañeros heridos^ en acción de guerra , é im pedidos de continuar el servicio , claman sin cesar que se les coloque en qual- quier puesto de los ramos de la Adm inistración p ú b áca, <o I arreglo á la igualdad de derechos que gozan tod os los Ciudadanos para obtenerlos, y sobre codo estos d ig- i'iishnos M ilitares sin disputa los mas acreedores á la con­fia za N acion al, no solo por haber hecho a su Patria el servicio de m ayor p r e c io , sino p o q u e adornados muchos de cilos del taleiHo y conocimientos nece^sarios para el desenípeño de los primeros em p leo s, no se les puede ta­char por otra parte de partidarios de N a p o leó n , ni apos* toles del despotismo , á cuya sombra hayan gozado sin rrierito, ni compensación alguna de rentas quantiosísimas, n i, que teniendo una parce en la arbitrariedad, impuden­c i a , vejacion es, latrocinios y artes súriles y mañosas del antiguo sistema hayan contribuido á la aniquilacioü dcl Es­tado , o la degradante esclavitud de los Est)añolcs, com o tal vez muchos de los actuales e m p lea d o s, que no han dado una prueba siquiera de su sensibilidad á la ¿loria,

‘ J e su interés por la prosperidad d e la N a d o o ,y sobtt

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to¿o de un pnro y v iv o am or á las nueva?, y santas refonnis ? ?Será acaso por las ragrímas de júb¡io''con que los M ilitares proclamamos la Conscicucioii P o lítica de la M onarquía tributando á sus autores las mas ciernas ala­banzas , y que impresa con caracteres indelebles en nues­tras a liias juramos entonces, y juratnos de nuevo ahora de* fender con el grato y costoso sacrificio de nuestras vidas contra enemigos extraños , ó dojnésticos que inceneii des,- truir la linea de dem arcación, que debe ííxar para siemi- pre los derechos de la N a c ió n , y los del M onarca? ? S e ­rá acaso por nuestra profunda y respetuosa sumisión á las leyes y Autoridades legítimamente constituid as, felici­tando al Congreso Soberano por la sabiduría de sus de­cretos, que veneram os com o otras tantas ílientes de p ro s­peridad, y beneficencia públ i c a ? <Sera acaso porque e l servicio militar ha sido considerado en todos los pueblos cu ltos, y por los legisladores mas celebres d tl M un do, com o el primer deber del h o m b re a d prim er derecho deí C iudadano, y*la primera dignidad del Estado. ? ¿Será aca-- so en ftn p or los dias de gloria que ahora m ism o estáa dando los guerreros á su P a tr ia , por la sangre, que v e correr aun por las faldas del Pirineo derramada en los óltiinos encuentros , en lo s qne léjos de portarse c o ­m o soldados fo rzad o s, ó asesinos pagados, lian dado al m ua- o o entero una lección sublime de lo q,ue pueden hom-' bres lib res, y que incapaces de doblegar" su cabeza al y u ­g o ex tran jero , ni soportar la esc l av i t ud, no'ceden v e n ­taja á las tropas mas aguerridas, y que son los m ism os Españoles que desde las montañas de A ragón y Asturias aca­baron con la dominación Sarrazena sin soltar las armas de la mano p or el espacio de ocho siglos?

i O xalá me fíiese dado concluir el quadro que aca­bo de bosquejar presentando baxo un solo punto de v is- u las v irtu d es, é 'im p o rtan tes servicios que los M ilitares han heclio á su Patria» á la par de los v ic io s , y ego-' jsm o de sus detractores; pero ellos ofrecen materia á un largo discurso, y dejiemos que la historia los traslade co^ ,D t) euos soa a 1% pbsceridadj á fin de que csa itq s .c y ií

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letras de oro tos nombres de los ilnstres MI[?care^ Espanio-' ics del siglo X I X , las generaciones por venir los citen c o ­m o un m o d e lo , los adviiiren y los ceicbren.

< Pero sera p osib le , amados C o m p añ ero s, que sobre •vivamos por mas tiem po á la infam ia, y baxtm os al scr -pulcro cubiertos de opr b io ? i Petm itiíerros que la m ale­dicencia, la negra intriga , y la suspicaz p outica triun­fen de la v e rd a d , del m érito y de la virtud? D e ningún m odo, i N o ois los gem id o s, y el llanto con que nos reconvienen severamente las esposas , viudas é -hijos de Jos Cam peones que no viven y a sino en la memoria dc los buenos, ó arrastrando las pesadas cadenas <itl cau ti­verio en los depósitos dc Francia; y los aycs lastimeros de tantos soldados h e.idos, que superioirs por su amor p a ­trio á !a muerte m ism a, percccn gustosos , tal vez en es­te m om ento, en el lecho dcl abandono, y de la m ise­ria? ¿ N o veis abrirse los cam pos dc M adrid , Zaragoza, V a le iic ia , G eron a, Sevilla y P a m p lo n a , los de H aylcn, T alavera , T a m am es, C h iclan a, L .ib Ísbal, A lb u cra , en una palabra, los cam pos tod os de Iberia que han si­do el teatro dc la guerra, y levantarse de las entrañas de h tierra muitlrad de cadáveres que claman venganza, vci\’«

■ganza? ¿ N o tcmercinos con razou que las vertas y frias cenizas de los M acedas, M in a d lo s, A lv arez , Carreras, M au - p o e v s , y de oíros infinitos l«rocs recobren nueva vida pa­ta recordarnos con afrei.ta el mas sagrado de nuestros de­beres? S í: á nosotros corresponde zelar que no se m e­noscabe, ni olvide jim ás el mérito de ta-itos saalficios; que dó quiera que sea se honréis las preciosas heridas de los gtier¡eros españolas; que se les tributen en todos tiem ­p os los encom ios debidos á su muerte g lo r io sa , y que el lenguaje mali^.no y seductor dc los contumaces no tur­b e la trar.qu'lidad de su sepulcro, mientras nosotros im i­tando <íu exemp;o nos hacemo!, dignos de la Inmortalidad,

Alerta , pues, amados Com pañeros. Se rom pieron y a las hostllidaíies. El nublado de la iniquidad se dirige á - cía^ nosotros. Y nuestios contrarios fundados en la m odc- Mck)i> respetuosa que liem os guardado hasta aquí crccíi

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sí'gnras las victim as. Alerta pues. N o ro s contentemos con d honoi y ^lioria de los bacrificioí. pasíido», y dem os sin cts2r a la Patria pruebas rj3da tq iu vccas .tk que i ues- tras bayonetas serán sitm prc l a n u j a l l a lutclsr que siisten- tílfa el u'otio de la M ajestad d e ios Espionóles rcprescnta-u da' por dignos Representantes.

Qnalquicra que íutse el que se atreva á abrir sus* Itíbios iiuTJUiidos para vilipendiariios experimer.tc un excm - plar castigo; y c a y g a la cabcza dcl criminal que p or me-*’ d'ios rastreros y viles, ó con aparente capa -de liberalidad y- patriotismo conspire contra sus Conciudadanos. Si hasta a q u í hemos s-ido mesurados y generosos, llegó ) a el dia en que es preciso que nuestros calumniadores sientan t o d o . el ri-* gor de nuestra fiimeza y justificación, y que ral vez de-, masiado afectos á la D em ocracia, y al Repubücatiism o se con­venzan de una vez para siem pre de que- los Miiicaces es­pañoles jam as, jamas besaremos otra mar o que la de Fer^- iiand ) V I I . , ó la de sus dignos y legúin ios sucesores*' E llos han p rovocad o nuestra constancia, y nos han pues*'- ti5 en tan doloroso com prom iso. Ellos son los que des-»-' merecen ia gratitud y confianza p ú b lic a , por mas que Sff empeñen en atraer así á nosotros la odiosidad Nacional^ Ellos en fin los<jue han puesto al Pueblo mas -magnaniino. y vittuoso del mundo en una crisis terrible anunciada desdá» la época infausta en que divid ida la opinion pública entr& dos partidos que se odian de mu e r t e , y se despedazan^ entre s i , á saber liberales y serviles, en unas circunstan^ c u s en que solo debíam os gloriarnos del honroso títu lo de' E spafyiles, amenaza al Estado una desunión sangrienta, un cisma p olítico que terminando cu una horrorosa guer­ra c i v i l , haría renacer entre nosotros el Feudalism o, asc-^ guraria la esclavitud de ia desolada P atria, y nos privaria- para siempre -de los opim os y saludables frutos del fro m doso ai bol de la libertad^

Antes pnes que llegue ese dia aciago declarem os guerra sin fin á esos ¡hc^mbres desnaturalizados, cuyas len-,

^^ 1 niortal "veneno solo se empican en injuriar■* los M ilita re s ,’ á los- hijos predilectos de da P a tr ia > y á

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los Ciudadanos mas dignos dé la gratitud y aprecio de ía N icion. Resuenen sin cesar nuestras quexas en las bóvedas súblimes del Sancuarío de las leyes. Pen«anez:am os pos-' trados i los pies del trono hasta que se nos haga justi­cia ; y tíeniblen los enemigos de la M ilicia Española y de la Patria al oir la augusta verdad pronunciada por bor* ca de los Generales ante la Soberanía del Pueblo*

El actual Gobieriió sobre manera virtuoso, y suficienrc* mente ilustrado, no dexará de atender á tan justas recia- macíones. En sus manos están quancos recursos pueda* necesitarse para desterrar de la Sociedad el infíuxo funes­tísim o de todo Ciudadano que tence á mancillar la conduc­ta de los dem as, complaciéndose en su exterminio. N in­guno mas interesado que el G obierno en poner fin a una contienda amarga , que solo servirla para exaltar las p a ­siones , y sumergir a los pueblos en la antigua servidum­bre, y ninguno mas interesado en sostener el crédito y la dignidad de nuestra Carrera. L a vindicta pública es la ocupacion mas santa de G obiernos justos y bienhechores, que nunca se resisten á la fuerza de la razón y de la verdad ; al paso que una conducta contraria á estos principios hace sospechosos á los G obernantes, que cerraa-* do del todo los oiJos á las representaciones de sus súb* ditos los em peñin á que tomen por si la satisfacción que ellos debían haberles dispensado com o protectores de U inocencia , y responsables del orden so d a ',

P >r ú ltim o el actual G obierno estara plenamente con­vencido de que sin M i.itares virtuosos no puede haber P a cria , |)ues pe-igrando de cortlnuo su libertad interior y exterior sin un cuerpo de milicia bien consticulda, tal fué ca su origen el jusc > y noble objeto de la l’uerza arma­da*. de que siendi> la divisa de los actuales M ilitares E sp a­ñoles e! honor y la vircud, sobr." cuyas bases solo puede cim ea* tarse el tron') de :as luces, e im posible se sometan nun­ca al imperio Uc uu déspota , cu que ellos serían los primtrros esclavos i y que por lo mismo desean con el m ayor ahinco se les dé qiianto a.;tes una Constitución M i­litar sabiamente ordenada, que abra la puerta á las v ir i

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tücíes so cia le s, las ¿nicas que pueden hacer !a dicha de los P u e b lo s , y la cierre para siempre á los v ic io s , que los preparan para la tiranía. U na Constitución en fin com patible con el cxercicio de todos los derechos qae gozan los bomhres libres, fundada en la rígida obedien-» cía que es el alma de la disciplina m ilitar, pero de nir- gun m odo en la sumisión afrentosa de esclavos, de que re­sulta que la Cíase mas honorífica , y una de las mas útiles del Estado venga á ser el patrim onio de U igno? ran cia , y el resultado del envilecimiento.

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