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INJUSTICIA
Á L O S M I L I T A R E SP O R L O S E N E M I G O S
DE L A
MILICIA Y DE LA PATRIA,ó. EIEN SEA.
E L H O N O R M I L I T A R V I N D I C A D O
POR DON. MELCHOR A N D ^ R lÓ ,.
A T U D A N T K S E G U N D O D E L E S T A D O M A Y O I ^
P E L O S E X E R C I T O S . N A C I O N A L E S .
I S L A D E L E O N .
IMPRESA POR DON FRANCISCO DE PAULA, PER2V«
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M ilita r e s E sp a ñ o l e s .
P Ermít'id que os hable el óltím o de vo so tro s , y o íd por un moincnio el idloina de la razón y de ía justici.'?.
E l honor de la proíesion á que tenemos la dicha de pertenecer, que es una propiedad común de todos sus individuos, y que debemos conservar y defender á toda costa reclaina ijn* periosamcntc el desagravio de los insultos con que se la infama. N o se diga que por una generosidad mal entendida, una tolerancia servU ó un silencio criminal hemos desmen-, tid o nuestro puadoiw r,nuestra lealtad , nuestro h ao ism o .
L os enemigos im placables de la Carrera M ilitar , que lo son al mismo tiem po encubiertos de la Patria para venderla y sacrificarla, y que desde el principio de nuestra gloriosa conticiida no han perdonado intriga , ni trabajo p or desconceptuarnos, y rom per el lazo moral que nos une á los demas Ciudadanos , á fin de que abatidos los M ilitares, y destruida la fuerza física del Estado desapareciese el baluarte de su libercad é independencia , ahora mas que nunca nos asestan sus t ir o s , y convencidos á su pesar de que nada ha sido capaz de amilanar nuestra constancia heroica, redoblan sus esfuer¿os y attificios iiWCUEartí do un lluevo ¿éneco de ataque.
N o se trata y a com o hasta aquí de deprim ir y com prometer nuestra opinicu , y aun nutscra txísctr.cía ton ;os tiiccados in5u tai tes de ineptos y ccbardes , n i,d e denigrar nuestra Instilación iP la taz de los Pueblos af^ravechando- se de su sencIlAZ é ignorancia.
Incapaces esos hombres perversos de sacrificar una parte de sus sentimientos para que desaparezcan del todo las señales de coníusion y ruina que nos am enazan, tienen la avilantez de llamarnos asesinos pagados , capaces de vio lar la libeitad civil , de atenta^ contra la Soberania N acional y de ensangrentar nui-stras manos igualmente contra nuestros hermanos , que contra nuestros enem igos i del mismo m odo contra el inocente , que contra el crim inal. ¡ (<ue horror ! ¡ Que injusticia !
Y a se nos compara con los defensores de nn d esp o t a , ó con los viles esclavos de un tirano: y a se nos cree dispuestos á ofrecer nuestros pechos a los opresores de lífc' Sociedades para ser los verdugos de la madre que nos djó el ser. N uestro ardiente patriotismo se confunde con U licencia m ilitar; y nuestro excm plar sufim iei.to con e l tOHo orgulloso y amenazador de pérfidos ir.vascres. L a serie de triunfos que hemos con-^eguido desde el memorable dia dos de M a y o se ap lica exclusivamei re al entusiasmo gperrero de los -Pueblos, 'mientras que para zaherirnos y abochornarnos se citan de intento los reveses y desgracias que hemos experim entado, sin tom ar en consideración la' apatía y debilidad de los Gobie'rnos , los apuros constantes de la H acienda p ú b lica , y so b re to d o la falta de un' sistema para el ramo de U guerra, que ahora mismo reclama el v ic io radical de la organización de ruestros exér- c it o s , por cuya razón apenas los hemos tei;ido mas que en el nombre , «quando con preférei.cia á todas las atenciones del Estado debía desde el principio haber regido un reglamento provÍsio.ial fixo y constante, mientras se aceleraba la obra de una sábia Constitución M ilita r, con cuy o s bctiéticos iiifluxos soldados bien discipiinatios, bien mantenidos y equipados y llenos de aqnel valor y energía
‘que les iu s p iu el eacusiasino p or U á n d e p e n d c u c ii, hubic-
sen encadenado siempre la victoria. L a causa dé las dispersiones y de la deserción, que el hombre iaiparcial y menos versado e» la historia encuentra siempre en U s tiernas pasiones de soldados vizoños que combaten dentro de sus propios h ogares, y en la naturaleza de exércitos formados con la rapidez que lo han sido Jos nuestros, se atrib u ye á la falta de zelo p or parte de los Generales y O fi-
.tia le s, y de disciplina en las tro p a s , sin atender á la insuficiencia de los medios que proporcionan nuestras O rdenan- tas para desterrar este crimen en una guerra com o Ja actual , y mas que todo al estado lamentable de desnudez y iniseria en que se han v isco , y se ven constituidos los guerreros. Hom bres que de. todo hablan, tod o lo critican , y la l vez nada entienden , y que encerrados en las Plazas fuerte s , ó guarecidos en grandes poblaciones, han descansado^ com o en plena paz , en mullidas cam as, mientras los M ilitares tendidos en el duro su e lo , sufriendo el rigor é intemperie de las escaciones, y revolcándose en la sangre de sus heridas g ío r rio sas, defendían su reposo , sus propiedades y sus vida^ icsos hom bres, d ig o , sin conocimientos topográficos del pals> sin calcular las ventajas ó desventajas locales que ofrece d terreno para la elección de posiciones adecuadas ú la tac*- tica de las distintas arm as, sin atender al número y c a lidad de las tropas , y careciendo de iodos los datos y porm enores necesarios para dirigir con acierto e l feliz é x it o de las empresas m ilitares, se atreven desde sus b u f^ tes á formar planes de cam paña, y á un n^meso conside? rabie de leguas del cam po de batalla , decidir de las accio* Yies de guerra de un m odo tan m agistral, com o podian ha- i)crlo hecho entre los antiguos , un Annibal u 'i Sertorio, un C é s a r , y entre los m odernos, «n Federico I I , un T u - rena^- un M ontecuculi, y de este m odo en los tribunales de la parcialidad y de la ignorancia se falla de la conducta de los G enw ales E sp añ o les, no habiendo uno que pueda creerse seguro con el testimonio puro é c su conciencia* S i se trata de corregir los abusos y males d e nuestra C arrera resintiéndose del tiem po de su Hindaclon, y que no-
'sotros som os ios pcimeros los reconocem os y £onf<^.a
dsam os, lejos de hacerlo con el decoro que previenen lasmismas leyes que conceden á todo Ciudadano el derecho de representar inseparable de la libertad c iv il, se emplean sa- tiras encarnizadas en que se hace un uso atroz de la libertad de escrib ir, no com batiendo los errores y las preoeu- paclones en general, shio extendiéndose á personalidades, y aun contrayéndose á las debilidades y flaquezas de la vida privada. D e la conducta reprehensible , y si se quiere detestable de algunos O ficia les, se deducen vanos argumentos contra la oplnloñ publica de una clase tán benemérita. Los defectos particulares se hacen extensivos á la masa general, y se pretende que ciertos v icios de la actual Ordenanza se transmitan p o r necesidad á todos sus in d iv id u o s, á pesar de que la experiencia ofrezca á cada paso testimonios sublimes del honor con que nos hemos conducido. Con el objeto de fasci;iar la parte sana de la N ación se citan los im perios formidables de los Babilonios , A sirlos, Medas y Persas; se recorren las diferentes épocas de R o m a , A te nas y L acedem on ia» y se examina la historia de la Eu- ,ropa moderna poniéndonos á la par de tropas mercenarias prontas á atacar con murallas de carne la mansión tranquila del pacífico y honrado ciudadano, y sentar sobre montones de cadáveres el trono del despotismo. P o r ú ltim o todo es artificio % todo lo q u a c id a d , to d a odio á los ■Militares por cierta gavilla de hombres abominables que ^l paso que desconfían abiertamente de nosotros, nada re- -zelan , ó por decir mejor todo lo esperan de una fuerza extraña. En nuestras manos está expuesta la defensa de la P a tria ; y no lo está su libertad é independencia p o lítica teniendoi en su seno masas enormes de tropas extrange- ra s , dueñas en cierto m odo de nuestras P lazas marítimas, y constituidas baxo el inmortal é im p olítico sistema contra el que tanto declaman. Rezelan de soldados nuevos en c ia r te de la guerra , ignorantes é inútiles com o ellos nos lla-
, man ; y nada sospechan de soldados veteranos , aguerridos é invencibles en su concepto. En suma , no les. arredra, que ja N ación se,J ia llí:.b ^ p , la tutela extrangera , á pesar desque ia e;tperíencií .poc?^ veces q w
ISs relaciones y alianza entre dos Pueblos los mas amigos' ño tienen i m garantía tal que sean indisolubles , y que so c uaVq!.tíer pretexto de conveniencia o aparente justicia no se vio le la relig,Íosidad de los tratados, y en este caso la l*^acion que ha v iv id o demasiado confiida sea victim a de su amiga y aliada i * pero temen sí que los M ilitares E spañoles porque reciben de mano del Poder Executivo sus em pleos , grados y condecoraciones se presten á ser los instrumentos de los cAprichos y tramas de Gobiernos injustosj que sin mas objeto que el de satisfacer su orgullo su am bición , su inm oralíjad > sus zelos , en una palabra todas sus pasiones juegan con la vida del hombre y compran sus usurpaciones con la s,angre de sus p ropios subditos, manteniendo para tán funestos designios una iucrza permaT. n cn te , excesiva , ontrosa y tal vez superfina, destinada con exclusión á )a carrera de las armas. [Q ue trastorno de ideas! \ Q ae ceguedad! ;O u e m ayor injuria se puede hacer á nuestra carrera , que comparar á los actuales M ilitares Españoles que se apresuraron á ofrecer su sangre en las aras de la Patria para libertarla del y u g o extrangero , con soldados que han sido arrastrados íi las filas , o á la muerte para satisfacer los proyectos de un tirano, com o sucede en los G obiernos despóticos en que la primera Autoridad-es la suprema ley del E sta d o ! Y esta trísis espan to^ q u ; experimentan los Pueblos condenados á la esclavitud < no se halla siempre anunciada muy de antemano por la corrupción de costumbres que alcanza á todas las clases del Es*< tad o ? Y en este concepto lino e s 'u n a injusticia conocida atiibuirla solo á la venalidad de los M ilitares, desentendién- doí»e de la desmoralización general, del abatim iento p ú b lic o , de la suspicacia de los M inistros, y sobre todo del p o der absoluto del M onarca ? P or desgracia dcl género humano así lo justifica la historia de todas las N a cio n es, y coiicrayéndonos á la de nuestra Patria , no hay mas
* Fntién^ase que hablamos de aqueUas medidas de precaución y defensa , que dictan la sana política , y adop^ fadas por todas tas naciones en el profundo -sem de ¡a •
vo lver los o)os a los R eyn ad o s cíe lo ? R e y e s Católicos^ em pezando por él de Fernando de este nombre , en que arrojados los M oros de España , se puso el primer eslaboa á la cadena con que se había de, sujetar a\ P u eb lo á U arbitrariedad y caprichos del trono ; cu ya obra consolidó Garlos V , extinguiendo del codo, el esp íritu nacional» y cuya pesada cadena hemos arrastrado casi todos las Españoles en él de C arlos I V » siendo m uy pocos los que puedan gloriarse de haber hecho frente al favor del infame Privado , pues enderredor de ios M ilitares, hemos vis.- to G rand es, O b is p o s , Em pleados de todas clases y gerar- c ju ías, y C orporaciones de toda especie correr á porfía á doblar la rodilla ante el íd o lo de prostitución de la piedra de escándalo, del R e y n o .
< Y que m otivos hemos, dado los. M ilitares Españoles para que se nos. degrade y envilezca hasta este punco? ¿Será, acaso, porque en los importantes sucesos de Axan- juez del 13 de M arzo de 1808 no. corrió la sangre de Españoles.vertida por Españoles,, porque los M ilitares lé.- jos de defender las, miras, in iqüís del gran Sultán, obrand o com o asesinos pagados,, conociendo por lo contrario el peligro de la P a tria , y que por la prevaricación d e l Gobierno, la Nación, se hallaba en e l caso de usar de los derechos que le. conceden el natural y de gentes , p rotegieron, decididamente, el justo, levantamiento • obrando co mo soldados, ciudadanos y patriotas ? i Distinguidos, y beneméritos Cuerpos de Reales Guardias de C o rp s , y de R e a les Guardias Españolas y IValonas. que tanto os. señalasteis en aquel dia venturoso ,, hé aquí el fruto de vuestra resolución heroica, que excitará, la admiración de todos los, siglos! ¿Será acaso porque dos m.ilitares, fueron las. prl-
•meras víctimas, generosas, inmoladas, á las, falanges feroces del tirano,, los primeros. má,rtires, de la libertad espano-* k y los prinieros, que encendieron la. antorcha sagrada del patriotism o, que. abrazó el alma, d e los, Españoles en. todos los, confines, del! Reyno,?' S Í : muerte ó. independencia gritaroiv por prim era vez los inmortales. D aoiz y V e - larde: muetce ó independencia, fué. su; postrer suspiro. ¿S^-i
■9vá acaso p o rq iií ín Am érica no fue un M lllrar e! quecnar- b o l6 el negro estandarte de la insurrección , y sí los iMilicares los que siguen defendiendo con tanto tesón la causa co mún de la Europa en aquellas remotas y vastas regiones contra Pueblos, facciosos, y reb e ld e s , y contra gentes muchas, de. ellas, bárbaras y salvages ? <Sera: acaso p o rr que fieles í la. voz de la Patria volam os desde luego al campO: del honor para hacer frente á los p royectos sangrientos de la tiranía ? r¿.Será, acaso porque los pechos libres, de so!dad.'>s. españoles acaudillados por el inm ortal y malhadado- D uque de Alburquerque contuvieron, la in vasión enem iga, que derramándose com o un torrente desde Sierra. M orena por las cam piñas de A n d alu cía , venia á desaguar y causar s a ma.yoc eitrago^ en la. Ciudad, de A lcides,, y haber defendido este asilo de la libertad poc el espacio- de treinta meses arronjando- luego las huestes iivvencibles. desde las. costas de. la, antigua B ;tis hasta las orillas del Bidasoa,, tremolando ya. en Francia, ceñidos de laureles, los. estandartes de, la libertad, é independencia N a r dona! ? ¿Será, acaso.- porque superiores. 1 la. desnudez y miseria en que yacem os desde el p rin cip io , y á. las p rivaciones- y penalidades que son consiguientes á una lucha de que hay pocos exemplos en la historia,, hayam os vuelto constantes á buscar íiucstras banderas? ¿Será- acaso p o rque pereciendo- en la soledad de lúgubres é indecentes; habitaciones las esposas é; hijos de los Cam peones que derramaron su sangre en los c o m b a t e s h a y a m o s enxuga- do sus. lagrimas , y en medio de. nue.stra indigencia, p artido. con ellas, nuestra miseria para salvar su honor p r o vocado. por la suprema ley de la; necesidad ? ¿Será, acaso por el silencio qué hemos, guardado- al ver que. ni la piedad,, ni el patriotisvoo han tomado, parte, en mejorar la suerte de- los. liijos queridos de la. Patfia., que m utilados unos,, y apoyando otros sobre unas m uletas, ó ar- castrando p o r el suelo,, cubiertos de heridas, que, comO' otros, tantos timbres, gloriosos, deben ornar el, blasón dc; sus. armas,, tienen, que mendigar por las calles su; subsis-
J;5iicia,?. líScrá. acasa porque al cabo- de. ciacp> anosi d e ,.Ía .
lucha mas noble <jiie han sostenido fos hombres p or amor' á la lib ertad , no se haya abierto todavía un lugar de refugio para los bravos é ilustres defensores de los derechos del P u eb lo , que hau perdido la salud , ó han quedado iniátiics en las lides , y en c u y o asilo , que la N a ción debia haberles p ro p o rcio n ad o , pues ella les llam ó al co m b ate , se mitigasen sus p en a s, se socorriesen sus necesidades , y se les diese el prem io correspondiente á sus virtudes? ¿S erá acaso por el ní>b!e desprendimiento con que dexnmos una parte de nuestros haberes a tá- vor de los apuros de la P a tr ia , ó por lo mucho que se nos deben , en particular á la M arina N acio n al, a este Cuerpo respetable digno de mejor suerte, mientras tantas sanguijuelas del Estado cosumeii la sub-^cancia de los P ueblos coi sueldos exhorbjtantes^ <bera acaso porque ni el desaliento, ni la desesperación hayan podido dominar núes* tros magnánimos corazones, ni amortiguar el fuego de la libertad que nos devora al ver que nuestros com pañeros heridos^ en acción de guerra , é im pedidos de continuar el servicio , claman sin cesar que se les coloque en qual- quier puesto de los ramos de la Adm inistración p ú b áca, <o I arreglo á la igualdad de derechos que gozan tod os los Ciudadanos para obtenerlos, y sobre codo estos d ig- i'iishnos M ilitares sin disputa los mas acreedores á la confia za N acion al, no solo por haber hecho a su Patria el servicio de m ayor p r e c io , sino p o q u e adornados muchos de cilos del taleiHo y conocimientos nece^sarios para el desenípeño de los primeros em p leo s, no se les puede tachar por otra parte de partidarios de N a p o leó n , ni apos* toles del despotismo , á cuya sombra hayan gozado sin rrierito, ni compensación alguna de rentas quantiosísimas, n i, que teniendo una parce en la arbitrariedad, impudenc i a , vejacion es, latrocinios y artes súriles y mañosas del antiguo sistema hayan contribuido á la aniquilacioü dcl Estado , o la degradante esclavitud de los Est)añolcs, com o tal vez muchos de los actuales e m p lea d o s, que no han dado una prueba siquiera de su sensibilidad á la ¿loria,
‘ J e su interés por la prosperidad d e la N a d o o ,y sobtt
to¿o de un pnro y v iv o am or á las nueva?, y santas refonnis ? ?Será acaso por las ragrímas de júb¡io''con que los M ilitares proclamamos la Conscicucioii P o lítica de la M onarquía tributando á sus autores las mas ciernas alabanzas , y que impresa con caracteres indelebles en nuestras a liias juramos entonces, y juratnos de nuevo ahora de* fender con el grato y costoso sacrificio de nuestras vidas contra enemigos extraños , ó dojnésticos que inceneii des,- truir la linea de dem arcación, que debe ííxar para siemi- pre los derechos de la N a c ió n , y los del M onarca? ? S e rá acaso por nuestra profunda y respetuosa sumisión á las leyes y Autoridades legítimamente constituid as, felicitando al Congreso Soberano por la sabiduría de sus decretos, que veneram os com o otras tantas ílientes de p ro speridad, y beneficencia públ i c a ? <Sera acaso porque e l servicio militar ha sido considerado en todos los pueblos cu ltos, y por los legisladores mas celebres d tl M un do, com o el primer deber del h o m b re a d prim er derecho deí C iudadano, y*la primera dignidad del Estado. ? ¿Será aca-- so en ftn p or los dias de gloria que ahora m ism o estáa dando los guerreros á su P a tr ia , por la sangre, que v e correr aun por las faldas del Pirineo derramada en los óltiinos encuentros , en lo s qne léjos de portarse c o m o soldados fo rzad o s, ó asesinos pagados, lian dado al m ua- o o entero una lección sublime de lo q,ue pueden hom-' bres lib res, y que incapaces de doblegar" su cabeza al y u g o ex tran jero , ni soportar la esc l av i t ud, no'ceden v e n taja á las tropas mas aguerridas, y que son los m ism os Españoles que desde las montañas de A ragón y Asturias acabaron con la dominación Sarrazena sin soltar las armas de la mano p or el espacio de ocho siglos?
i O xalá me fíiese dado concluir el quadro que acabo de bosquejar presentando baxo un solo punto de v is- u las v irtu d es, é 'im p o rtan tes servicios que los M ilitares han heclio á su Patria» á la par de los v ic io s , y ego-' jsm o de sus detractores; pero ellos ofrecen materia á un largo discurso, y dejiemos que la historia los traslade co^ ,D t) euos soa a 1% pbsceridadj á fin de que csa itq s .c y ií
letras de oro tos nombres de los ilnstres MI[?care^ Espanio-' ics del siglo X I X , las generaciones por venir los citen c o m o un m o d e lo , los adviiiren y los ceicbren.
< Pero sera p osib le , amados C o m p añ ero s, que sobre •vivamos por mas tiem po á la infam ia, y baxtm os al scr -pulcro cubiertos de opr b io ? i Petm itiíerros que la m aledicencia, la negra intriga , y la suspicaz p outica triunfen de la v e rd a d , del m érito y de la virtud? D e ningún m odo, i N o ois los gem id o s, y el llanto con que nos reconvienen severamente las esposas , viudas é -hijos de Jos Cam peones que no viven y a sino en la memoria dc los buenos, ó arrastrando las pesadas cadenas <itl cau tiverio en los depósitos dc Francia; y los aycs lastimeros de tantos soldados h e.idos, que superioirs por su amor p a trio á !a muerte m ism a, percccn gustosos , tal vez en este m om ento, en el lecho dcl abandono, y de la m iseria? ¿ N o veis abrirse los cam pos dc M adrid , Zaragoza, V a le iic ia , G eron a, Sevilla y P a m p lo n a , los de H aylcn, T alavera , T a m am es, C h iclan a, L .ib Ísbal, A lb u cra , en una palabra, los cam pos tod os de Iberia que han sido el teatro dc la guerra, y levantarse de las entrañas de h tierra muitlrad de cadáveres que claman venganza, vci\’«
■ganza? ¿ N o tcmercinos con razou que las vertas y frias cenizas de los M acedas, M in a d lo s, A lv arez , Carreras, M au - p o e v s , y de oíros infinitos l«rocs recobren nueva vida pata recordarnos con afrei.ta el mas sagrado de nuestros deberes? S í: á nosotros corresponde zelar que no se m enoscabe, ni olvide jim ás el mérito de ta-itos saalficios; que dó quiera que sea se honréis las preciosas heridas de los gtier¡eros españolas; que se les tributen en todos tiem p os los encom ios debidos á su muerte g lo r io sa , y que el lenguaje mali^.no y seductor dc los contumaces no turb e la trar.qu'lidad de su sepulcro, mientras nosotros im itando <íu exemp;o nos hacemo!, dignos de la Inmortalidad,
Alerta , pues, amados Com pañeros. Se rom pieron y a las hostllidaíies. El nublado de la iniquidad se dirige á - cía^ nosotros. Y nuestios contrarios fundados en la m odc- Mck)i> respetuosa que liem os guardado hasta aquí crccíi
sí'gnras las victim as. Alerta pues. N o ro s contentemos con d honoi y ^lioria de los bacrificioí. pasíido», y dem os sin cts2r a la Patria pruebas rj3da tq iu vccas .tk que i ues- tras bayonetas serán sitm prc l a n u j a l l a lutclsr que siisten- tílfa el u'otio de la M ajestad d e ios Espionóles rcprescnta-u da' por dignos Representantes.
Qnalquicra que íutse el que se atreva á abrir sus* Itíbios iiuTJUiidos para vilipendiariios experimer.tc un excm - plar castigo; y c a y g a la cabcza dcl criminal que p or me-*’ d'ios rastreros y viles, ó con aparente capa -de liberalidad y- patriotismo conspire contra sus Conciudadanos. Si hasta a q u í hemos s-ido mesurados y generosos, llegó ) a el dia en que es preciso que nuestros calumniadores sientan t o d o . el ri-* gor de nuestra fiimeza y justificación, y que ral vez de-, masiado afectos á la D em ocracia, y al Repubücatiism o se convenzan de una vez para siem pre de que- los Miiicaces españoles jam as, jamas besaremos otra mar o que la de Fer^- iiand ) V I I . , ó la de sus dignos y legúin ios sucesores*' E llos han p rovocad o nuestra constancia, y nos han pues*'- ti5 en tan doloroso com prom iso. Ellos son los que des-»-' merecen ia gratitud y confianza p ú b lic a , por mas que Sff empeñen en atraer así á nosotros la odiosidad Nacional^ Ellos en fin los<jue han puesto al Pueblo mas -magnaniino. y vittuoso del mundo en una crisis terrible anunciada desdá» la época infausta en que divid ida la opinion pública entr& dos partidos que se odian de mu e r t e , y se despedazan^ entre s i , á saber liberales y serviles, en unas circunstan^ c u s en que solo debíam os gloriarnos del honroso títu lo de' E spafyiles, amenaza al Estado una desunión sangrienta, un cisma p olítico que terminando cu una horrorosa guerra c i v i l , haría renacer entre nosotros el Feudalism o, asc-^ guraria la esclavitud de ia desolada P atria, y nos privaria- para siempre -de los opim os y saludables frutos del fro m doso ai bol de la libertad^
Antes pnes que llegue ese dia aciago declarem os guerra sin fin á esos ¡hc^mbres desnaturalizados, cuyas len-,
^^ 1 niortal "veneno solo se empican en injuriar■* los M ilita re s ,’ á los- hijos predilectos de da P a tr ia > y á
los Ciudadanos mas dignos dé la gratitud y aprecio de ía N icion. Resuenen sin cesar nuestras quexas en las bóvedas súblimes del Sancuarío de las leyes. Pen«anez:am os pos-' trados i los pies del trono hasta que se nos haga justicia ; y tíeniblen los enemigos de la M ilicia Española y de la Patria al oir la augusta verdad pronunciada por bor* ca de los Generales ante la Soberanía del Pueblo*
El actual Gobieriió sobre manera virtuoso, y suficienrc* mente ilustrado, no dexará de atender á tan justas recia- macíones. En sus manos están quancos recursos pueda* necesitarse para desterrar de la Sociedad el infíuxo funestísim o de todo Ciudadano que tence á mancillar la conducta de los dem as, complaciéndose en su exterminio. N inguno mas interesado que el G obierno en poner fin a una contienda amarga , que solo servirla para exaltar las p a siones , y sumergir a los pueblos en la antigua servidumbre, y ninguno mas interesado en sostener el crédito y la dignidad de nuestra Carrera. L a vindicta pública es la ocupacion mas santa de G obiernos justos y bienhechores, que nunca se resisten á la fuerza de la razón y de la verdad ; al paso que una conducta contraria á estos principios hace sospechosos á los G obernantes, que cerraa-* do del todo los oiJos á las representaciones de sus súb* ditos los em peñin á que tomen por si la satisfacción que ellos debían haberles dispensado com o protectores de U inocencia , y responsables del orden so d a ',
P >r ú ltim o el actual G obierno estara plenamente convencido de que sin M i.itares virtuosos no puede haber P a cria , |)ues pe-igrando de cortlnuo su libertad interior y exterior sin un cuerpo de milicia bien consticulda, tal fué ca su origen el jusc > y noble objeto de la l’uerza armada*. de que siendi> la divisa de los actuales M ilitares E sp añoles e! honor y la vircud, sobr." cuyas bases solo puede cim ea* tarse el tron') de :as luces, e im posible se sometan nunca al imperio Uc uu déspota , cu que ellos serían los primtrros esclavos i y que por lo mismo desean con el m ayor ahinco se les dé qiianto a.;tes una Constitución M ilitar sabiamente ordenada, que abra la puerta á las v ir i
tücíes so cia le s, las ¿nicas que pueden hacer !a dicha de los P u e b lo s , y la cierre para siempre á los v ic io s , que los preparan para la tiranía. U na Constitución en fin com patible con el cxercicio de todos los derechos qae gozan los bomhres libres, fundada en la rígida obedien-» cía que es el alma de la disciplina m ilitar, pero de nir- gun m odo en la sumisión afrentosa de esclavos, de que resulta que la Cíase mas honorífica , y una de las mas útiles del Estado venga á ser el patrim onio de U igno? ran cia , y el resultado del envilecimiento.
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