Los Árboles Mueren de Pie Representación teatral por el grupo 451 Equipo A Reparto

Los Árboles Muerende Pie

Alejandro Casona

Guión adaptado por: Diana Marlene Martínez DelRío, José Antonio García Pacheco y Anna Daniela

Vélez Arroyo.

Representación teatral por el grupo 451Equipo A

Profesora Marisela Hawley

Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua Plantel #6

2014

Reparto:Personajes Actores

Martha/Isabel Stephanie Larissa JassoDirector/Mauricio José Antonio García PachecoFernando Balboa Francisco Vázquez

La abuela Diana Marlene Martínez del RíoGenoveva Paola VázquezMonja Valeria Reyes

El ilusionista-Ladrón Ben Isaac Arias NevaresCazadora Iveet NúñezHelena Brenda Lizeth Vargas

Mecanógrafa Delaney LujanEl Otro Miguel Ángel Cambrón

Equipo de escenografía: Dafne Godoy Erika Cortinas Karla Daniela Gómez Valeria Reyes Betsy Mendoza Itzel Legaspy Susana López Ana Laura López Janet Echeverría

Luces: David Cortés Erick Ramón del Mercado

Vestuario: Lizeth Chávez Raquel Ortiz Delaney Luján Azhael Olguín

Staff: Karla Gómez Brenda Rodríguez Francia Quintero Érika Cortinas Azhael Olguín

Acto primero

A primera vista estamos en una gran oficina moderna, del más asépticocapitalismo funcional. Archivos metálicos, ficheros giratorios, teléfonos, audífono ytoda la comodidad mecánica. A la derecha —del actor—, la puerta de secretaría; ala izquierda, primer término, la puerta de la dirección. Segundo término, salidaprivada. La mitad derecha del foro está ocupada por una librería. La izquierda, enmedio arco, cerrada por una espesa cortina, que al correrse descubre un vestuarioamontonado de trajes exóticos y una mesita con espejo alumbrado en los bordes,como en un camarín de teatro. En contraste con el aspecto burocrático hay acá y allá un rastro sospechoso defantasía: redes de pescadores, carátulas, un maniquí descabezado con manto, unglobo terráqueo, armas inútiles, mapas coloristas de países que no han existidonunca; toda esa abigarrada promiscuidad de las almonedas y las tiendas deanticuario.

Helena¡Pasen! Adelante por favor. (Isabel y Balboa pasan tímidos y tomanasiento), aguarden un momento iré a resolver un asunto.(Balboa e Isabel se miran dudosamente, mientras tanto la mecanógrafa tecleaen su máquina de escribir, se detiene y gira su cabeza hacia los recién llegados;suelta un bufido y regresa a lo suyo).(La Monja entra desde la entrada de lo que parece un vestuario).

Monja

¡YA NO PUEDO MÁS! ¡Qué trabajos tan minúsculos para micapacidad! No, no, no y no, (voltea extrañada hacia Isabel y Balboa)buenos días compañeros, ¿nuevos?

Ambos(Casi sin voz) Nuevos.

MonjaRetírense ahora que pueden, compañeros.(La Monja desaparece tras el vestuario).

BalboaSeñorita, ¿sabe usted a dónde nos hemos venido a meter?

IsabelNo señor, me han dado esta dirección pero no tengo ni idea dea lo que he venido.(Entra el Ilusionista haciendo trucos de circo y con globos en la mano; se inclinaquitándose el sombrero ante ellos, se acerca al perchero, deja el sombrero paraponerse el gorro de ladrón y su guante especial, coloca un poco de talco en susmanos y se ensucia el pantalón).(Mientras tanto Isabel y Balboa).

Balboa¡Qué persona más extraña! ¿Será esta un mafia? (Se para dándolela espalda al, ahora, Ladrón).

Isabel¡Más bien me parece un manicomio! (El ahora Ladrón se acercadisimuladamente al señor Balboa).

Balboa¡Deberíamos escapar ahora que podemos! (El Ladrón le saca la billeteray se aleja hacia el vestuario; se da vuelta hacia el público y la presume. Saledespués de ello).(Se oye un grito del interior del vestuario y aparece la Cazadora).

Cazadora

¡Cuatro hombres felices y con el mínimo de gasto! ¡Éxito! Yyo sola, JÁ. ¡Necesito 3 docenas de conejos, 8 perros, no, 50perros! (Le da las correas a Balboa sin esperar respuesta) ¿Y elDirector? (Extrañada; Isabel y Balboa encogen los hombros) ¿Y Helena?(Vuelven a encoger los hombros).

Cazadora(Le arrebata la correa a Balboa y camina hacia la salida, se detiene y voltea)¿Nuevos? (Dirigiéndose a Isabel y Balboa).

AmbosNuevos.

Cazadora¡El principio es lo más difícil, después es maravilloso!(Sale).(Entran Helena y el Director).

HelenaComo puede ver señor aquí está el caballero recomendado porel Doctor Ariel y los ojos tristes que había estadoesperando.

BalboaPero, ¡¿qué es este lugar lleno de locos?! ¿Qué piensan hacercon nosotros?

DirectorHelena, lleve al caballero a otra sala mientras hablo con laseñorita, explíquele todo sin reparos.

BalboaSi cree que dejaré sola a esta pobre muchacha, ¡está más locoque sus compañeros!

IsabelEstá bien señor; he venido por respuestas, y es lo quetendré. (Decidida pero tímida).

Helena(Hacia Balboa) ¿Viene? (Salen Helena, Balboa y la mecanógrafa).(El Director e Isabel solos).

Director¿Tranquila ya?

IsabelTranquila.

DirectorSeñorita Quintana, cuénteme, ¿qué le ocurrió anoche?

Isabel (Cambia completamente su expresión de tímida a espantada. Después,destrozada) Me sentía sola y fracasada. Una mujer terminadaantes de empezar. Quería pensar en algo y no podía; solo unaidea estúpida me bailaba en la cabeza: “No vas a poderdormir.... no vas a poder dormir”. Fue entonces cuando se meocurrió comprar el veronal. (El Director asiente lentamente,comprendiendo lo que eso significaba, apoyado en el escritorio de lamecanógrafa).

IsabelLuego volteé hacia la mesa y las vi. Vi ese ramo... rosasrojas. Y junto a ellas una tarjeta azul que decía:

Ambos“No pierda su fe en la vida, la esperamos” (al unísono).

Isabel (Sorprendida) Era usted.

DirectorYo, pero ya habrá tiempo para explicaciones. Ahora, ¿no leinteresa saber lo que hacemos aquí? (Isabel asiente). Lo queestamos ensayando aquí es una beneficencia para el alma.

Isabel

¿Para el alma?

DirectorSí. Nosotros tratamos de curar el alma por medio del arte,haciendo trucos y usando disfraces; ¡mediante ilusionesintentamos recuperar la esencia humana en su máximoesplendor! Ahora piénselo, aquí tiene una casa, unos buenosamigos y un hermoso trabajo. ¿Quiere quedarse con nosotros?

Isabel¿Yo? La más torpe… la última.

DirectorA veces basta con una sonrisa para salvarle la vida aalguien, y usted, tiene una sonrisa encantadora. (Isabelsonríe).(Entran Helena y Balboa).

Helena¿Todo resuelto?

DirectorTodo, la señorita de queda con nosotros.

Helena¡Por fin! Felicitaciones, señorita por aquí por favor. (Isabelhace una reverencia con la cabeza a ambos y sonríe, el Director maravillado porsu sonrisa, levanta su mano para despedirse de ella y se queda congelada unasonrisa torpe en su rostro).

Balboa(Tose ostensiblemente para llamar su atención, el Director se vuelvebruscamente) Su secretaria me lo ha explicado todo, y tengo feen que ustedes pueden ayudarme.

DirectorHaremos lo que se pueda, hábleme con lujo detalle.

BalboaEs mi nieto, verá; quedó huérfano a muy temprana edad, por loque mi esposa y yo lo criamos con todas las comodidades.Nuestro error fue ser muy indulgentes con él. Al crecer sevolvió un rufián, mi esposa se hacía de la vista gorda ycuando quise imponerme ya era tarde. Hasta que un día él y yotuvimos una pelea fuerte y lo corrí de la casa.

Director¿Tuvo noticias de él en algún momento?

Balboa¡Ojalá no las hubiera tenido! Se volvió un canalla de clasemundial. Mi esposa nunca me recriminó nada pero yo sabía queestaba destrozada. Al fin un día llegó a sus manos un cartadel Canadá, en esa carta mi nieto pedía perdón, (el Directortoma nota) y a esa carta le siguieron otras, describiendo suexitosa vida como arquitecto y de su encantadora esposa....pero todo era falso, era yo quien escribía esas cartas, hastaque un día mi esposa recibió un telegrama de nuestro nietoanunciando su regreso, sin embargo esta vez era él en verdad.

Director¡Rayos! Esto empieza a ponerse interesante (anota) “El regresodel hijo pródigo”.

BalboaNo. El barco en el que zarpó se ha hundido. Ahora no haypeligro de que regrese.

DirectorMe he precipitado. Lo siento.

Balboa Sin cuidado. Lo que he venido a pedirle señor es que salve alnieto de las cartas...

Director(Se queda pensativo) ¿No pretenderá... que yo sea su nieto?

Balboa¿Y por qué no? Cosas más difíciles ha hecho por lo que susecretaria me contó, no se preocupe por su apariencia, unhombre cambia mucho en 20 años y afortunadamente nunca enviófotografías.

Director (Meditabundo) Sí, sí ¡Sí! ¡Es un trato, señor! (Le da la mano aBalboa y éste la estrecha entusiastamente).

TELÓN

Acto segundoEn casa de la Abuela, salón con terraza al foro sobre el jardín. Primera derecha,puerta a la cocina. Primera izquierda, a las habitaciones. Al foro derecha, unpequeño vestíbulo, en que se supone el acceso al exterior. A la izquierda, segundotérmino, una amplia escalera con barandal. Todo aquí tiene el encanto esfumadode los viejos álbumes y la cómoda cordialidad de las casas largamente vividas.Genoveva —más que criada, amiga y confidente de la señora— dispone en la granmesa los platos y cubiertos de una cena para dos.

Es de noche. El jardín en sombra.

AbuelaGenoveva, ¿cambió las cortinas?

GenovevaSí, señora.

Abuela¿Y las sábanas? ¿Dejó las de algodón o las de hilo?

GenovevaLas de hilo señora, como usted me dijo.

Abuela¿Oyó eso Genoveva? ¿Son ellos? (emocionada).

GenovevaEs sólo un poco de viento en el jardín (La Abuela respira hondo conla mano en el pecho). Cuidado con esos nervios, señora (La Abuela asiente).

(La luz de unos faros ilumina un momento el jardín).

Genoveva¡Señora, señora, ahora sí! ¡Ya están aquí! (Entran Mauricio, Isabel y Balboa).

Abuela¡Mauricio!

Mauricio(Mauricio permanece callado, pero se ve la emoción en su rostro. Después de una mirada, se abrazan).

Abuela¡Qué cambiado estás, mi muchachote!

Mauricio

Son veinte años abuela, una vida. (Deshacen el abrazo. La Abuela escudriña a Mauricio).

AbuelaEsa chispita de oro es lo que yo esperaba, la misma.

MauricioMenos mal que algo queda… (Mauricio da unos pasos hacia atrás, alejándose de Isabel) Quiero presentarte a alguien, ella es Isabel.

IsabelSeñora (Hace reverencia).

Abuela¡Pero qué linda eres!

IsabelGracias señora (Sonrojada).

MauricioEsta vieja casa siempre tan llena de tantos recuerdos…Isabel siempre ha soñado con una casa así.

Abuela¡Y la tendrá! ¡No faltaba más! ¿O para qué es arquitecto su marido?

MauricioLas casas viejas no las hacemos los arquitectos. Las hace el tiempo.

AbuelaPon tú lo de fuera y basta. Lo de dentro ya lo pondrá ella. ¿Prometido?

MauricioPrometido.

AbueloY bien… si mal no recuerdo apenas llevan 3 años de casados.

MauricioPor ahí.

AbuelaPor ahí no. Tres exactamente el 6 de octubre.

IsabelJusto; el seis de octubre.AbuelaY… ¿por qué los noto tan distantes uno del otro, entonces?

Mauricio¿Distantes?

Balboa (Interrumpe bruscamente para evitar que Mauricio conteste) Y… ¿los reciénllegados tienen hambre?

MauricioMás bien lo que quisiéramos es ir a descansar.

AbuelaDe acuerdo. Pero, hay una cosa que no puedes rechazarme…

Mauricio¿Y qué podrá ser?

Abuela¡Genoveva! Traiga la torta de nuez con miel de abeja.

Mauricio¡Oh! ¡Abuela!

GenovevaEn seguida.

AbuelaTomen asiento (Hace ademán con la mano y éstos la obedecen).(Silencio incómodo, la Abuela se queda absorta y después de un momento voltea hacia Balboa).

Abuela¿Le has hablado ya?

Balboa¿De qué?

AbuelaYa me imaginaba que no ibas a tener valor. Pero es necesario... (Voltea a ver a Mauricio) Lo único que no me atreví arecordarte nunca en las cartas. Aquella última noche... cuando te fuiste... ¿comprendes? El Abuelo no supo lo que hacía; estaba fuera de sí (Balboa agacha la cabeza).

MauricioAl contrario; hizo lo que debía… gracias abuelo. (Emotivo, entra Genoveva con la torta. La expresión de Mauricio cambia completamente) ¡Isabel! ¡Esto es de lo que tanto te había hablado!

Isabel¡Con lo que me habías hablado y las ganas que tenía yo de probarlas! (La Abuela le tiende un pedazo e Isabel lo prueba).

Abuela¿Qué tal?

IsabelUna simple delicia. Tiene que darme la receta ¿o es un secreto de familia?

AbuelaPara ti ya no puede haber secretos en esta casa.

Balboa(Dirigiéndose a Genoveva) Retírese a descansar. Gracias.

GenovevaHasta mañana. Gracias. (Se retira)

Abuela¿Y cómo va el trabajo, muchacho? "La cúpula esférica, suspendida entre cuatro triángulos curvos, debe tener el diámetro igual a la diagonal del cuadrado del plano." Aún recuerdo algunas fórmulas… ¿sabes? Estudié un poco de arquitectura, era la única forma de acompañarte desde lejos.

Mauricio(Se ríe nerviosamente) Ah… ¡sí! Las cúpulas esféricas…

Balboa¡Muy bien! Ha sido una tarde llena de emociones, es mejor quevayamos a dormir todos.

IsabelOh… sí, estoy rendida. Vamos, querido.

BalboaY no se preocupe, Isabel. Mandé a Genoveva preparar dos habitaciones sin que la señora se diera cuenta.(Salen Isabel y la Abuela, ésta última tomada del brazo de la primera. Una vez que se han ido, Mauricio mira a Balboa fijamente unos segundos y pregunta).

Mauricio¿Qué tal?

Balboa¡Asombroso! Gracias con toda el alma, muchísimas gracias. (Lo toma de los hombros, eufórico).

MauricioYa agradecerá después. Tranquilícese.

BalboaBien, iré con la señora de la casa.

MauricioAdelante. Está en su casa (Balboa sale).

Isabel(Entra) La señora ya está en su alcoba (Seria).

MauricioMuy bien. Realmente la señora es peligrosa. ¡Tiene una memoria inexorable!

IsabelOjalá terminara todo aquí. Yo no he sentido una angustia más grande en mi vida (Nerviosa).

MauricioSolamente unos días más. Después, una falsa llamada urgente, y ahí queda el recuerdo para siempre.

Isabel¿Por qué me encargó a mí esto? ¡No puedo, Mauricio, no puedo!(Desesperada).

MauricioLo que yo me temía: el corazón metiéndose en la comedia. Así no iremos a ninguna parte.

IsabelHe hecho todo lo que pude, ¡pero ya no puedo más! (Desconsolada) Yo también sé lo que es vivir sola, y esperando (Se sienta lentamente).

(Mauricio se le acerca lentamente y le pone la mano en el hombro, Isabel voltea hacia él y éste le besa la frente tiernamente).

TELÓN

Acto tercero.

En el mismo lugar unos días después. Tarde. La escena sola. Llama el teléfono, y a poco acude la doncella. Mauricio acude desde el lado contrario.

Genoveva¡Hola! ¿Cómo? Pero no, señorita, ha marcado mal otra vez. De nada.

Mauricio¿Quién era?

GenovevaNúmero equivocado. Ya van tres veces que llama la misma voz ypreguntando por la misma dirección. Avenida de los Aromos, dos, cuatro, cuatro, ocho. ¡Imagínese, al otro extremo! (Sale).

Mauricio(Mauricio espera a que salga y luego acude al teléfono, rápidamente marca un número) Hola. ¿Helena? Ha llegado la hora de echar este telón. Prepáreme un telegrama de Canadá con el siguiente texto: "Aprobado oficialmente proyecto casas baratas, barriada obrera, urge presencia inmediata". Firma... Hamilton. Repita. De acuerdo. Hágamelo llegar mañana temprano. Y para la tarde dos falsos pasajes de avión. Nada más. Gracias, Helena. Hasta mañana. (Cuelga y sale hacia la derecha silbando su canción. Por izquierda entra la Abuela, nerviosa, seguida por Isabel.)

Abuela¿Qué me andas ocultando todos estos días?

Isabel¿Yo?...

AbuelaLos dos.

Isabel¡Abuela!...

AbuelaDe sobra me entiendes, ¿qué pasa entre Mauricio y tú?

IsabelNo entiendo, ¿qué está sospechando?AbuelaNo son sospechas, hija, es la realidad. Esta mañana, cuando Genoveva subió el desayuno, la acompañé y vi algo terrible, tú estabas dormida en una habitación, sola, y Mauricio dormíaen otra. ¿Puedes explicarme qué significa eso?

Isabel¿Lo de las habitaciones?... ¿Y eso era todo? (Ríe, nerviosa.) Simplemente lo que pasa es que por la ventana del jardín entran mosquitos. Mauricio no puede resistirlos.

Abuela¿Te parece poco? Por lo pronto, un matrimonio que duerme separado es una inmoralidad. Pero puede significar algo peor:un amor terminado.

Isabel¡Pero no, abuela! ¿Cómo puede ni pensarlo siquiera?

AbuelaCuando se llega a mi edad ya no hay más felicidad posible quepresenciar la de los otros; y sería muy triste que por verme feliz a mí estuvieran fingiendo algo que no sienten. Te notoacobardada delante de él, como si él fuera el que manda. Y enel verdadero amor no manda nadie; obedecen los dos.

IsabelEs que usted no puede imaginar todo lo que es Mauricio para mí. Es más que el amor, es la vida entera. El día que le conocí estaba tan desesperada que me habría dejado morir en un rincón como un perro con frío. Él pasó junto a mí con un ramo de rosas y una palabra; y aquella palabra sola me devolvió de golpe todo lo que creía perdido. En aquel momentocomprendí desde dentro que iba a ser suya para siempre, aunque fuera de lejos, aunque él no volviera a mirarme nunca más.

AbuelaBasta, criatura, basta. Hace un momento tenía la preocupaciónde que no le querías bastante y ahora casi me da miedo verte quererle tanto...

Balboa(Entra a escena, interrumpiendo la conversación) Eugenia, Genoveva te necesita en la cocina. Es algo sobre... estofado quemado. No le puse mucha atención.

Abuela(Alarmada) ¡Mi cena! ¡El estofado! (Salen ella y Balboa rápidamente dejando a Isabel sola)(Entra Mauricio)

MauricioQué bueno que te encuentro, tengo excelentes noticias, Isabel. Nos vamos mañana. Recibiremos un telegrama de Canadá,y por la tarde, dos pasajes de avión.

Isabel¿Y ésa era la gran noticia?

Mauricio¡Así es! Ya no más sobresaltos, ¿no estás contenta?

IsabelMucho... muy contenta (Apagada).

MauricioNo pensarías que íbamos a quedarnos toda la vida.

IsabelNo podrías esperar un poco más, ¿un día siquiera?

Mauricio¿Para qué?

Isabel(Suspira mientras lo observa, maravillada) Te admiro. Es asombrosa esamanera que tienen ustedes los soñadores de no ver claro más que lo que está lejos. Dime Mauricio, ¿de qué color son los ojos de las sirenas?

MauricioVerde mar.

Isabel¿De qué color son los míos?

Mauricio¿Los tuyos?... (Duda. Se acerca a mirar. Ella entorna los párpados. Sonríe desconcertado). No lo tomes a mal. Parecerá una desatención pero te juro que en este momento tampoco sabría decirte cómo son los míos.

IsabelPardos, tirando a avellana. Con una chispita de oro cuando teríes. Con una niebla gris cuando hablas y estás pensando en otra cosa.

Mauricio

Perdona.

IsabelDe nada (Sale lentamente).

Mauricio(Se queda pasmado. Entra Balboa).

BalboaTodo está bien en la cocina... (Se percata de la expresión en su rostro) ¿Qué sucedió?

MauricioAcabo de descubrir que soy un perfecto imbécil... ¡Isabel! (Sale por donde salió Isabel)

Balboa(Suena el timbre y se apresura a abrir) ¿Quién será a esta hora? No espero a nadie ni estoy para nadie (El Otro aparece en el umbral).

OtroPara mí, sí. He hecho un viaje demasiado largo para que se mecierre esta puerta.

Balboa¿Con qué derecho entra así en mi casa?

Otro¿Tanto he cambiado en estos veinte años?

Balboa(Inmóvil, sin voz.) ¡Mauricio!... No es posible... Tu barco se hundió en alta mar. OtroCuando se lleva una vida como la mía nunca se viaja en el barco que se anuncia.

Balboa(Se pasma unos segundos) De una vez, por favor ¿qué es lo quevienes a buscar?

OtroEn una palabra, abuelo, necesito dinero.

BalboaNo podía ser otra cosa. ¿Cuánto?Otro¿Te parecería mucho doscientos mil?

Balboa¿Estás loco? ¿De dónde piensas que puedo sacar yo esa cantidad? ¡Tendría que vender esta casa!

OtroEs justo lo que quiero que hagas, Abuelo.

Balboa¿Serías capaz de dejarnos en la calle?

Otro¡¿No me dejaste tú a mí hace veinte años?!

BalboaEso es lo que te trajo, ¿verdad? No es sólo el dinero; es toda esa resaca turbia de la venganza y el resentimiento.

OtroSería cosa de discutirlo, pero no tengo tiempo. Necesito esa cantidad mañana mismo. ¿Hecho?

Balboa¡Ni mañana ni nunca!

Otro

De ti no me extraña; siempre has sido un avaro. Pero hay alguien que no me dejará morir estúpidamente pudiendo salvarme. ¿Dónde está la abuela?

BalboaMauricio, por piedad. La abuela no sabe nada de tu verdadera vida. Para ella aquel muchacho loco de hace veinte años es ahora un hombre feliz que vuelve lleno de recuerdos a casa delos suyos.

OtroNo tengo tiempo que perder. ¡Aparta! (Entra Mauricio a la habitación).

MauricioSin voces. Cuando un hombre está dispuesto a todo no grita.

Otro¿Puedo saber quién es usted?BalboaÉl es el hombre feliz... que habrías sido.

Otro(Asiente comprensivo maliciosamente) Ahora lo comprendo todo. ¡Estánengañando a la abuela! (Entra Isabel y se queda pasmada al ver al Otro y las expresiones de Balboa y Mauricio) ¿Y quién es ésta? ¿Mi maravillosa esposa?...

MauricioPrecisamente (Serio).

OtroPues si quieren seguir con todo este teatro, ya saben el precio.

Isabel¡Canalla! (Entra la Abuela).

Abuela¿Pero qué es todo este escándalo?

Isabel¡Abuela...!

MauricioAbuela, no pasa nada, acompaña a Isabel al jardín.

OtroNo he venido de tan lejos para irme sin hablar con ella.

AbuelaYa ven, ¿qué clase de modales son esos? Déjenme sola con el caballero.

Balboa¡Pero, Eugenia!

AbuelaHe dicho. (Salen todos, rindiéndose. Preocupados.) Tome asiento. (Toma asiento pero él rechaza el ofrecimiento). ¿De modo que ha hecho unlargo viaje para hablar conmigo? ¿De dónde?

OtroDe Canadá.

AbuelaUn hermoso país. Mi nieto llegó también de allá hace unos días. ¿Conoce a mi nieto?

OtroMejor que usted, por lo que veo.

Abuela

Ah...

OtroConozco el cuento; lo que no me explico es cómo ha podido tragárselo a sus años.

AbuelaNo comprendo.

Otro¿No le cruzó por la mente la idea de que todo pudiese ser falso?

Abuela¿Falso?

Otro¡Todo! ¡Esa historia ridícula, y hasta su nieto en persona! ¿Es que se ha vuelto ciega o es que está jugando a cerrar losojos?

Abuela(Se levanta) ¿Pero qué es lo que pretende insinuar? ¿Que ese muchacho alegre y feliz que está viviendo bajo mi techo no esmi nieto? ¿Qué el mío verdadero, la última gota de mi sangre... es este pobre canalla que está delante de mí? ¿Era eso lo que venías a decirme, Mauricio?

Otro¡Abuela...! (Sorprendido).

Abuela¿Y para dar este golpe a una pobre mujer has atravesado el mar? Puedes estar orgulloso. ¡Es una hazaña de hombre!

Otro¿De manera que también tú estabas metida en la farsa?

AbuelaNo. Yo no lo supe hasta esta noche. Aquel segundo que te vi aquí me abrió los ojos de repente; ¡era algo tan atroz que mis entrañas se negaban a creerlo! Sólo una esperanza me quedaba ya: "por lo menos, delante de mí no se atreverá". Y he esperado hasta el último momento una palabra buena, un gesto de piedad, una vacilación siquiera... ¡algo a que poderaferrarme para perdonarte aún! Pero no.

OtroNo podía hacer otra cosa, abuela. ¡Necesito ese dinero para salvar la piel!

AbuelaPor una sola lágrima te la hubiera dado entera. Pero ya es tarde para llorar. ¿Qué esperas ahora? ¡Ni un centavo para esa piel que no tiene dentro nada mío! Otro¿Vas a dejarme morir en la calle como un perro? Abuela¿No es tu ley? Ten por lo menos la dignidad de caer en ella. Ahora, ¡fuera!

Otro¡Tuya será la culpa!

Abuela¡Fuera...! (El Otro se aleja hacia la puerta a regañadientes y se va).

Balboa(Entra Balboa a escena) Mi pobre Eugenia...

AbuelaLos muchachos no habrán oído nada ¿verdad?

Balboa¿No piensas decírselo?

AbuelaNunca. Les debo los días mejores de mi vida. Y ahora soy yo la que puede hacer algo por ellos. (Se levanta. Llama en voz alta.) ¡Mauricio! ¡Isabel...! Es el último día, Fernando. Que no me vean caída. Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol. (Entran Isabel y Mauricio.)

Isabel¿Se fue ese hombre?

AbuelaHace un momento. ¡Qué tipo extraño! Dice que ha hecho un viaje largo para hablarme, se queda mirándome en silencio, y al final se va como había venido.

Mauricio¿Sin hablar?

AbuelaParecía que iba a decir algo importante, pero de pronto se lequebró la voz y no pudo seguir.

Isabel¿Y no dijo nada? ¿Ni una palabra siquiera?

AbuelaUna sola: perdón. ¿Tú lo entiendes? Algún loco suelto. Y a propósito, Genoveva me dijo que se van hoy, supongo que teníaque llegar el día, no podía retenerlos toda la vida, y como despedida quiero darte la receta de un licor casero que te mencioné la otra tarde. Iré por ella, ¿me acompañas, querido?(Salen la Abuela y Balboa.)

Mauricio¿Tranquila ya? (Toma y besa la mano de Isabel)

Isabel(Sonríe) Tranquila... (Mauricio la toma en sus brazos y se besan).

TELÓN

Fin de Los Árboles Mueren De Pie.