LIGERO DE EQUIPAJE
Carlos G. Valls S.J
LIGERO DE EQUIPAJE
Tony de Mello, un profeta para nuestro tiempo
CONTENIDO2LONAULA
7BOMBAS
11CAMBIAR O NO CAMBIAR
16AMAR O NO AMAR
22LA FLOR DE LOTO Y EL LAGO
27EL CEREBRO PROGRAMADO
32SUFRIR PARA DEJAR DE SUFRIR
36INOCENTE E INTACHABLE
40BUENA SUERTE? MALA SUERTE?
44EL DIOS DE LA NEGACIN
48EL YO Y EL NO-YO
56GARABATOS
64EL ESPRITU DE "SADHANA"
70EL TERAPEUTA
77EL DIRECTOR ESPIRITUAL
83EL ESCRITOR
84La Semilla
85El Terreno Rocoso
86La Tierra Buena
87La flor
88El fruto
89EL LECTOR
93LA "PUESTA EN ESCENA"
103LIGEROS DE EQUIPAJE
LONAULADesde EspaaNo creo que Tony hubiera ledo a Antonio
Machado. Pero tas ltimas palabras que nos dio en la despedida del
cursillo del pasado abril, mes y medio antes de su muerte,
reflejaron, en ingls, un verso universal de Machado y dieron
sbitamente a este libro un sesgo castellano que s que al propio
Tony le habra gustado. El verso es:"y cuando llegue el da del ltimo
viaje, y est al partir la nave que nunca ha de tornar, me
encontraris a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo como los
hijos de la mar."Cuando le pregunt a Tony qu planes tena para este
ao, me dijo: "Tengo dos viajes a Amrica, uno en junio y uno en
noviembre; y a la vuelta del primero, en agosto, me parar en Espaa
y dar un cursillo en Madrid. De Amrica y otras partes me llaman
cada vez ms,- pero no dejar de tener cada ao al menos un curso en
Espaa. Lo paso muy bien en Espaa y quiero mantener ese contacto".Me
consuela pensar que, de algn modo, este libro prolongar el
contacto.Carlos G. Valls, S. J. Sto Xavier's College. Ahmedabad,
380 009. India
"Querido Carlos: He visto tu carta a mi secretaria, y la he
sacado del montn para contestarte personalmente. Estoy ENCANTADO de
que vengas a Lonaula para el cursillo de renovacin de 'Sdhana' en
abril. Mi plan es proponer y discutir con el grupo mis ltimas
ideas, y me alegra pensar que t estars all. De tu promocin de
'Sdhana' van a venir Lila y Joe Pul, y probablemente tambin Isabel
Martn. Quiz conozcas tambin a algunos de los dems, y en todo caso
tendris todos el sello comn de 'Sdhana', ya que todos habis pasado
por ah. Por vez primera vais a tener habitaciones decentes y un
edificio nuevo gracias a los trabajos de Mario. Ven dispuesto a
pasarlo bien. Un abrazo, Tony."
La carta me emocion. La tuve un rato en la mano con la mirada
clavada en la palabra "ENCANTADO" en maysculas, con los caracteres
familiares de su mquina de escribir porttil electrnica Canon. Yo
iba a Lonaula por necesidad propia, y l me haca sentirme a gusto
aun antes de llegar all, con ese don que tena de hacer que cada
persona a quien l conoca sintiese que era alguien especial en su
presencia. Muchos hombres y mujeres habr, por todos los continentes
del mundo, ntimamente convencidos de que tenan una relacin especial
con Tony, y todos ellos tienen toda la razn. Su memoria exacta, su
clida espontaneidad y, sobre todo, su capacidad bsica de vivir el
presente como si nada hubiera existido antes ni hubiera de existir
despus, daban a sus contactos con cualquier persona una intimidad y
un ardor que calaban a fondo y dejaban huella permanente en grata
memoria.
Tony y yo nos encontramos en Vinaylaya (Bombay) cuando yo llegu
a la India, y luego coincidimos en Poona durante nuestros estudios
para el sacerdocio. Aquel contacto fue suficiente para que el
nombre de Tony de Mello quedase asociado en mi mente con una alegra
juvenil y un respeto carioso que me haran siempre buscar ocasiones
de volver a encontrarnos. As fue como, algunos aos ms tarde, siendo
yo ya sacerdote y profesor en plena actividad en la ciudad de
Ahmedabad, le en las "Noticias de los jesuitas de Bombay" que el
Padre Anthony de Mello se propona dirigir unos "Ejercicios de mes
cerrados" para cualquier clase de jesuitas, jvenes o viejos, que
quisieran apuntarse. Nada ms leer aquello, supe dentro de m bien
claro que quera ir, y el mismo da le escrib pidiendo plaza. El me
llam por telfono desde Bombay para decirme que me aceptaba de mil
amores. De hecho, aquellos Ejercicios de mes iban a ser el comienzo
de la carrera pblica de Tony como director de almas, que es lo que,
de una manera o de otra, con un ttulo o con otro o con ninguno,
haba de ser ya toda la vida. El haba aprendido en Espaa el mtodo y
la fuerza original de los Ejercicios de san Ignacio bajo la
direccin de aquel gran maestro de espiritualidad ignaciana que fue
el Padre Calveras, y estaba ahora impaciente por comunicar a otros,
con el celo y entusiasmo que caracterizaban todo lo que haca, la
alegra de su descubrimiento y la eficacia probada de ese medio
excepcional de renovacin del espritu.
Para entonces ya tena detractores. Yo me detuve un da en Bombay
(de paso para Khandala, donde los Ejercicios iban a tener lugar) y
un jesuita ya maduro, Rector de una de nuestras casas de all,
cuando se enter de adnde iba yo y a qu, tuvo el mal gusto de
decirme con amarga irona: "S, s, desde luego, eso es lo nico que
har Tony toda su vida: hablar y hablar y hablar. Con tal de tener
delante un auditorio que lo escuche, es hombre feliz; y como aqu no
consigue que nadie le escuche, se ha organizado ahora esos
Ejercicios. Imagnese! Veinte jesuitas que le van a estar escuchando
absortos un mes entero... no es eso el paraso para l? Vaya usted,
vaya si quiere ir, pero va usted a perder el tiempo". Yo sent
tristeza y enfado ante aquel viejo cascarrabias que no poda
soportar los xitos iniciales de su hermano menor. La envidia
alcanza niveles altos entre jesuitas, y Tony estuvo expuesto a ella
toda su vida. Entre nosotros, los xitos se pagan caros.
Un resultado de la experiencia de Khandala fue que yo me encontr
metido de lleno en la campaa de Ejercicios de mes que lanz Tony, y
eso me acerc a l. El me pasaba a m las tandas a las que l no poda
llegar, y luego me convenca a m de que aceptase, y as me pas yo
varios aos aprovechando las vacaciones universitarias de mayo y las
del Ao Nuevo indio, en octubre, para dirigir Ejercicios de mes por
toda la geografa de la India. Trabajo de mucho fruto para m, y me
permito confiar que tambin para otros. Un da, aos ms tarde, durante
una Eucarista concelebrada en el cumpleaos de Tony en la que yo tom
parte, Tony me mir y dijo: "Una de las cosas que me alegra es haber
metido a Carlos en el movimiento de Ejercicios de mes". Ese
compromiso me llev, tambin de la mano de Tony, a la intensa y
vivificante experiencia del Movimiento Carismtico, donde pasamos
juntos verdaderas aventuras espirituales. Poco a poco, la
intensidad de esos dos magnficos pero tambin, por necesidad;
transitorios movimientos, se fue rebajando, y yo me encontr una vez
ms en busca de nuevos derroteros para el espritu. Para entonces,
Tony, siempre alerta y siempre dispuesto a ensayar nuevos programas
(gustaba de llamarse a s mismo "rolling stone": "canto rodado")
haba lanzado los cursos de "Sdhana" en De Nobili College, Poona.
"Sdhana" es palabra snscrita que puede traducirse libremente por
"espiritualidad". Esa fue la palabra que qued ya identificada con
Tony para toda su vida. Cuando un curioso que haba odo hablar sobre
esos cursos le pregunt a un amigo mo: "Puedes decirme de una vez,
qu es eso de Sdhana?", mi amigo le contest: "Sdhana es Tony, y Tony
es Sdhana".
Fue por entonces cuando mi Provincial (que no era otro que el
Padre Jos Javier Aizpn, que ms adelante se unira a Tony en el
Instituto de Sdhana en Lonaula y fue nombrado su Superior
religioso} me dijo: "Ya sabes que Tony ha organizado ahora estos
cursos de Sdhana en Poona, que son muy tiles para ayudarse uno a
uno mismo y aprender a ayudar a los dems. T tienes mucho contacto
con jesuitas jvenes, y estoy interesado en que tengan personas que
los dirijan y les aconsejen. T podras ayudar en esa tarea, y para
prepararte mejor he pensado en enviarte a esos cursos. Le he
hablado a Tony sobre eso, y me ha dicho que te reservar puesto en
cualquier curso que te interese. Tienes donde escoger. Ahora tienen
el curso de "mini Sdhana", que dura un mes, y el de "maxi-Sdhana",
que dura nueve meses enteros. S muy bien que la ctedra en la
universidad te lleva mucho tiempo, y por eso te dejo a ti que
decidas incluso si quieres asistir o no. Pero me gustara que
asistieras al menos al curso de un mes".
Aizpn y yo nos conocamos desde Espaa, y me permit contestarle
con una cita del Evangelio: "Jos Javier, llevamos tantos aos
juntos, y an no me conoces? Para m no hay 'minis'. No me gusta
hacer las cosas a medias. O lo hago hasta el fondo o lo dejo del
todo. Nada de 'mini-Sdhana'. Inscrbeme en la 'maxi', y este mismo
curso." Me tom un ao sabtico en la universidad y me fui a Poona con
una enorme avidez de espritu.
Tony not mi avidez y se dispuso a calmarla desde el principio.
En la primera reunin con el grupo anunci que las sesiones
comenzaran a las diez, "Bueno, digamos a las diez-y-lo-que-sea,
para que quede holgado"; no iba a haber programa fijo, y tiraramos
por donde saliera la cosa. Yo protest, con todo el peso que me daba
el ser el de ms edad de todo el grupo: "Tony, para m el tiempo
tiene mucho valor, he hecho un gran sacrificio para venir aqu (?) Y
quiero saber qu es lo que voy a hacer estos nueve meses. Quiero un
programa claro y un horario fijo para poder ponerme a trabajar con
toda el alma desde el principio". Tony me escuch con benevolencia y
elimin mi queja con un gesto deliberadamente paternalista: "Oh,
Carlos! no te preocupes: ya cambiars". Todo el grupo se ri, y yo
qued hecho una furia. La terapia haba comenzado. Desde luego que
cambi, y llegu a considerar aquel ao, al igual que muchos que han
pasado por l, como el ms importante de mi vida.
Un ao, por intenso que sea, no basta, y Tony comenz enseguida a
organizar los cursillos de renovacin. Quince das en abril y en
octubre, en los que cualquier ex alumno de Sdhana (en grupos de
unos veinticinco) podan volver a vivir la atmsfera que haba
provocado su primer cambio y explorar nuevos derroteros para su
alma. Para entonces el Instituto se haba trasladado a Lonaula,
entre la austeridad en ruinas de una antigua villa veraniega y las
temibles picaduras de los mosquitos gigantes que pueblan la regin.
Dice mucho a favor de Tony y sus compaeros que sufrieran alegres,
ao tras ao, las incomodidades constantes de aquel alojamiento
temporal; y, de hecho, esta circunstancia fue mencionada, con la
debida alabanza, en el informe oficial hecho a ruegos de las
autoridades para deliberar sobre un nuevo edificio. Yo asist a dos
de esos cursillos en Lonaula y, al despedirme de Tony despus del
segundo, le dije, medio en broma, que no volvera a ir hasta que
estuviera construido el nuevo edificio.
Eso ocurri en 1987. El cursillo de renovacin se anunci para la
quincena del 30 de marzo al 14 de abril. Las oficinas, habitaciones
para el profesorado, cuartos de huspedes, comedor, cocina y sala de
reuniones estaban ya listos. La verdad era que yo haba decidido ir
de todos modos, pues haba pasado por tiempos difciles y senta la
necesidad de recobrar la paz y el equilibrio que ya, en mi
experiencia, asociaba yo siempre con Sdhana. Escrib enseguida, y la
respuesta fue la carta que acabo de citar. El da 30 de marzo la
furgoneta de Sdhana, un elemento ms del progreso material del
Instituto, vino a recogerme a la estacin de Lonaula y me llev a los
nuevos terrenos. Nos saludamos efusivamente. Veinticinco hombres y
mujeres estbamos preparados para el curso intensivo.
Entonces sucedi algo extrao. Tan extrao y tan poco acorde con mi
carcter que he dudado mucho antes de mencionarlo aqu. Habr lectores
a quienes esto les caiga mal, y en el mejor de los casos no dejar
de parecer una proyeccin a posteriori o profeca fcil despus de los
hechos. Sin embargo, aquella sensacin fue en m tan clara y tan
fuerte, tan persistente durante todos aquellos das, y jug luego un
papel tan esencial en este libro que creo me debo a m mismo y a mis
lectores hacer mencin de ella aqu. El hecho es que, a poco de
llegar yo all (no recuerdo el momento exacto, pero fue apenas
llegar), se apoder de m un sentimiento extrao, un presentimiento
ineludible de que Tony iba a morir despus de aquel curso, y que sas
iban a ser sus ltimas enseanzas y su testamento espiritual. A m
mismo me pareci absurdo, y a nadie se lo dije, por miedo al
ridculo, pero el presentimiento no me dej, e incluso me llev a
hacer algo sin lo cual este libro no hubiera sido posible.
Yo no haba pensado tomar notas en ese cursillo. Me conoca de
sobra a Tony y a sus ideas, y haba calculado, que slo con
escucharle, dejarme impactar, reaccionar all mismo segn se
presentara la ocasin y respirar la atmsfera que saba yo muy bien se
creaba en esos cursos, me bastara para tranquilizar y robustecer mi
alma, que era lo que yo haba ido a buscar a Lonaula. Pero cuando
esta extraa conviccin de que ste iba a ser el testamento de Tony se
apoder de m, ped prestado papel (cosa rara: yo, que nunca voy a
ninguna parte sin llevar papel, no me haba trado esta vez ni una
cuartilla, pues no pensaba escribir nada) y comenc a tomar notas
detalladas en todas las sesiones. Esas notas forman ahora la base
de este libro.
Esas notas, claro est, estn tomadas por m, es decir, van
filtradas a travs de mi mente y estn influidas por mi manera de
entender a Tony. Tony sola decir que cuando daba una charla a cien
personas, daba cien charlas distintas, ya que cada oyente
interpretaba sus palabras segn su modo preconcebido de pensar. El
agua toma la forma de la vasija en que se derrama. Conozco
perfectamente este efecto condicionador, y un da en Lonaula hice un
pequeo experimento. Tony haba estado hablando y dialogando con
nosotros cosa de hora y media, cuando interrumpi la sesin para un
descanso. A mi lado estaba sentada una Hermana que haba estado
tomando notas con tanta entrega como yo. Le ped entonces, con esa
confianza inmediata que Sdhana engendra en todos sus alumnos:
"Hermana, me dejas tus notas y te dejo yo las mas? Tengo curiosidad
por ver cmo has resumido t la charla de Tony, como tambin por ver
qu es lo que t piensas de cmo la he resumido yo. Te parece?". Ella
sonri y me pas su cuaderno sin decir palabra. Por suerte para m, su
letra era la caligrafa clara y elegante de una mujer, y pude leer
sus pginas a toda prisa. Ella no tuvo tanta suerte con mi letra,
pues yo haba sacrificado la claridad a la velocidad (en eso sigo la
opinin de Beethoven, que deca que "la vida es demasiado breve para
gastarla en sacar buena letra"). La observ con expectante sonrisa
hasta que ella acab con mis pginas. Nos miramos entonces, y los dos
soltamos la carcajada al mismo tiempo, y sabamos muy bien por qu
nos reamos.
Nuestros apuntes eran tan distintos que si una tercera persona
los hubiera ledo, sin saber que estaban tomados de la misma charla,
hubiera pensado que se trataba de dos charlas enteramente
distintas. Ella haba anotado a su manera lo que a ella le haba
llamado la atencin, y yo haba anotado a mi manera lo que a m me
haba llamado la atencin; y como los dos ramos personas muy
distintas, nuestros apuntes tambin eran completamente distintos,
aunque los dos habamos estado escuchando la misma charla.
Yo soy el primero en reconocer esa limitacin, y la hago constar
aqu claramente desde el principio. Pero tambin, con la misma
sinceridad y libertad, quiero hacer valer claramente mi derecho a
pensar que mi interpretacin de Tony es una aproximacin razonable a
su pensamiento. Lo har citando unas palabras que l me dijo
personalmente y cuya trascendencia para m no las ha permitido
borrarse de mi memoria. En uno de los cursillos de renovacin que
hice con l, despus de una larga charla personal entre los dos, en
la que yo repas todo mi itinerario espiritual desde mi primer curso
de Sdhana para que l luego me lo comentase a su manera, me dijo
exactamente estas palabras: "Mucha gente ha pasado por mis manos,
Carlos, pero t eres la nica persona de todas ellas que me ha
entendido plenamente a m y mis principios hasta sus ltimas
consecuencias". Yo saba lo que quera decir, y recog el cumplido en
agradecida memoria. Eso no quiere decir en manera alguna que yo sea
un perfecto alumno de Sdhana o que tenga. preferencia de ninguna
clase sobre nadie. Sera ingenuo y estpido que yo pensara as. Tambin
le he odo a Tony alabar en pblico, con nombres concretos, a algunos
hombres y mujeres que se haban destacado en Sdhana, sin mencionar
mi nombre entre ellos.
Que quede todo claro. Para m, la conclusin de todo esto es que,
sin rangos ni preferencias, y dentro de la limitacin inherente al
intento de querer un hombre reproducir el pensamiento de otro, me
puedo permitir la esperanza de que mi interpretacin de Tony no sea
indigna de l.
El mismo me dijo en Lonaula un da en que yo le estaba animando a
que escribiera de una vez sistemticamente, en un libro serio y
seguido, todo su pensamiento y su experiencia: "Yo no soy escritor.
Yo soy un narrador de cuentos, y as es como me presentan a m en
Amrica: el Padre Anthony de Mello, narrador de cuentos. Yo escribo
cuentos y meditaciones, pero ni ensayos ni tratados. Mi escribir es
de tipo abierto... y que el lector saque sus consecuencias".
Incluso brome conmigo en espaol, que dominaba a la perfeccin, y me
dijo que en Espaa habra que presentarlo como "cuentista"... en todo
el sentido de la palabra. Esto crea una dificultad ms para mi
empresa. Me dispongo a encuadrar en un cierto esquema sistemtico el
pensamiento de un hombre que rehus hacer semejante cosa l mismo.
Quienes lo conocieron podrn volver a traducir de la teora al cuento
y sacar sus conclusiones personales, como Tony hubiera deseado que
hicieran.
Tony deca abiertamente que cada uno de sus cursos, seminarios,
conferencias, era tanto para l como para los participantes. Le
servan para desarrollarse l mismo, aclarar sus ideas, profundizar
sus sentimientos, templar su mente... y al mismo tiempo divertirse
con toda su alma. Se entregaba de lleno a cada intervencin y
perfeccionaba sus cualidades al usarlas. Sola decir que, si otros
haban hecho cursos de Sdhana por un mes, seis meses, nueve meses...
l los estaba haciendo toda la vida. Aprenda ayudando a aprender. Y
se es el espritu con que yo, en su nombre y en su memoria, me
acerco a la tarea de escribir este libro. Con escribir sobre las
ideas de Tony quiero llegar a asimilarlas ms yo mismo. Al
despedirme de l en abril, me dijo: "No dejes de venir el ao que
viene para el cursillo de renovacin, si te apetece. No quiero que
pase un ao entero sin que nos veamos. Acurdate". Le asegur que
estaba decidido a volver el prximo ao, y l saba que iba de
veras.
Ahora ya no habr ms cursos con Tony. Todo lo que me queda
(aparte de lo que ya se me ha metido en el organismo, que es lo ms
importante) son mi recuerdos y mis notas. Quiero usar stas lo mejor
que pueda; y as me he propuesto releerlas, estudiarlas;
acariciarlas, asimilarlas, ordenarlas de alguna manera y exponerlas
finalmente en este libro. As es como este libro es tanto para m
como para cualquier otro. La tarea de escribirlo es para m mismo
medicina y consejo refinados que sigo necesitando en la brega
diaria. No s qu es lo que estas pginas supondrn para los dems, pero
s s que a m me servirn para volver a recoger el fruto que fui a
buscar a Lonaula y que yo mismo le resum a Tony as el ltimo da de
nuestro cursillo: "Lo que he encontrado esta vez en Sdhana es una
alegre confirmacin de mi manera de entender y vivir la vida; mayor
claridad y mayor firmeza, ms all, con mucho, de lo que yo haba
esperado". Si escribir es terapia, este libro es mi cursillo
personal- de Sdhana. Me llevo a Lonaula conmigo.
BOMBAS
Ni siquiera nos dio la oportunidad. Yo esperaba, y otros
conmigo, que Tony comenzara la primera sesin con la pregunta de
siempre: "Qu queris que hagamos en estos quince das?". Todos los
hombres y mujeres que componan el grupo conocan bien los mtodos de
Sdhana y estaban preparados para reaccionar inmediatamente con
sugerencias concretas y problemas personales, pensados ya de
antemano, de los cuales Tony sacara lneas convergentes para enfocar
el curso y plantear las sesiones. Pero esta vez no hizo nada de
eso. Es decir, s, hizo la pregunta como siempre, pero slo por
hacerla, como un mero "ejercicio" de los que sola dar para que los
hiciramos entre nosotros, pero esta vez sin intervenir l para nada.
Nos dijo: "Que cada uno de vosotros se busque un compaero de su
gusto, agrupaos de dos en dos y contaos el uno al otro qu es lo que
esperis de estos quince das. Tenis cinco minutos para ello". As lo
hicimos; pero luego no nos pidi que presentramos nuestras
conclusiones al grupo o a l en pblico o en privado. Sencillamente,
dej a un lado el ejercicio y pas a darnos otro... no sin un toque
de humor.
Lleg la orden: "Dividios en grupos de cinco de tal manera que
los cinco de cada grupo se conozcan y se arreglen bien entre ellos.
Pronto!". Empez el revuelo que segua siempre a semejantes rdenes, a
las que ya estbamos bien acostumbrados. La ansiedad de no quedarse
solo; la bsqueda rpida; el riesgo de pedir compaa a alguien que
poda decir que no con toda libertad; la divertida perplejidad al
sentir tirones opuestos por manos distintas, cada una en su
direccin; los ltimos ajustes al encontrarse un grupo con seis
miembros y otro con cuatro; y, por fin, el resultado final de los
cinco grupos de cinco en pie y por separado a lo largo del saln.
Todos a la expectativa de ver qu clase de juego nos iba a proponer
y qu consecuencias iba a sacar de l para enfocar la primera sesin
como gustaba hacerlo. "Que cada grupo se d ahora un nombre para
poderlo llamar". Mi grupo me hizo el honor de ponerse a s mismo mi
nombre: Carlos. Poco me dur el honor. Tony prosigui con solemnidad
afectada: "Estos grupos se encargarn, por turno, de lavar los
platos despus de cada comida y de pelar las patatas y las cebollas
en la cocina por las maanas". Se acab el juego. Remos alegremente
la broma y nos volvimos a sentar. Entonces Tony empez en serio.
"S muy bien qu es lo que quiero hacer esta vez con vosotros. He
llegado a un momento importante de mi vida en que muchas de mis
ideas han cambiado, y siento la necesidad de aclarrmelas a m mismo,
probarlas y expresarlas. Para eso necesito al grupo. Cada maana
propondr un tema, luego vosotros reaccionis, preguntis todo lo que
queris, guarde relacin con el tema o no, y ya veremos luego por
dnde tiramos. Ah, y preparaos, porque va a haber bombas. Os tengo
varias preparadas."
Yo me alegr profundamente al or hablar as a Tony. Que l cambiaba
de ideas con frecuencia no era ningn secreto para los que le
conocamos. Aos antes, ya nos haba dicho bien claramente: "Si
aceptis lo que yo digo, lo hacis enteramente a vuestro riesgo,
porque yo me reservo el derecho de cambiar de opinin sin previo
aviso." Haba quienes le atacaban por eso, y l mismo citaba casos.
En aos anteriores, durante su etapa de director de Ejercicios de
mes, haba insistido en la pobreza total, no slo espiritual, sino de
hecho y en la prctica ms absoluta. Inspirados por su celo, hubo
muchos que abandonaron toda clase de comodidades y gustos y se
entregaron a una vida de gran austeridad exterior; y cuando Tony,
ms adelante, cambi de rumbo "Ca en la cuenta de que mi 'pobreza' se
haba convertido en mi 'riqueza', es decir, que estaba orgulloso de
la imagen que haba conseguido de religioso pobre, y apegado a ella,
de modo que la pobreza se haba destruido a s misma"), algunos de
aquellos que lo haban seguido en su pobreza creyeron que les haba
hecho una faena y se volvieron contra l. Esas crticas no le
importaban. Siempre defendi la vida sencilla y el desprendimiento
interno; y si alguien, debido a su anterior influencia, haba cado
en extremos, all l.
Tony conoca perfectamente sus propios poderes de persuasin, y
nos pona en guarda contra ellos. "No os dejis hipnotizar por m",
nos repeta. A m me recordaba a aquellos dialcticos de la escolstica
medieval que, a falta de otros entretenimientos pblicos, erigan un
plpito en mitad de la plaza del pueblo, defendan, contra todo aquel
que quisiera objetar, una tesis durante todo el tiempo que
quisieran, y luego cambiaban y defendan la tesis contraria con el
mismo xito. Tony haca algo muy semejante en las sesiones de "puesta
en escena" ("role-playing") que describir ms adelante, en las que,
haciendo primero de cliente que vena a proponer un problema, lo
consegua presentar como totalmente insoluble, y luego, cambiando de
papel y haciendo de terapeuta, lo haca aparecer como fcil y
sencillo y de solucin inmediata.
Lo que s tena Tony en todo caso era una mentalidad muy abierta y
una gran libertad interior que le permitan aceptar un nuevo punto
de vista en cuanto se convenca de su validez.
El mismo haba comenzado a usar la terminologa de "Sdhana I" para
sus ideas de haca diez o doce aos, y "Sdhana II" para sus puntos de
vista actuales. Claro que siempre haba ido cambiando: no haba sido
un cambio brusco; pero ahora haba llegado a ver una clara lnea
divisoria, y el mismo contraste le ayudaba a pensar mejor. Y la
promesa que ahora nos acababa de hacer era nada ms ni nada menos
que la aventura de seguirle a l hasta la cumbre de "Sdhana II"
desde la base de "Sdhana I " que todos tenamos bien conocida.
Recorrer con l su ntima trayectoria de experiencia y pensamiento
espiritual con todo el respeto y el inters que su persona
despertaba en nosotros. No se trataba de descubrir "la ltima moda
de Tony" por mera curiosidad, y menos "la ltima locura de Tony",
como no faltaba quien dijera con desprecio a cada vuelta de la
carrera de Tony. Para nosotros, al contrario, en aquella primera
maana de la convivencia de Lonaula (y desde luego para m, que haba
seguido paso a paso los andares espirituales de Tony con admiracin
cariosa y con provecho propio), aquella era una oportunidad valiosa
para aprender en la misma fuente nuevos enfoques y experiencias
recientes que, sin duda, seran serios y prcticos y aun, con gran
probabilidad, tendran gran alcance en sus consecuencias. Mis
sentimientos personales en aquel momento eran como los que tiene el
espectador despus de or la obertura a toda orquesta de una pera
clsica: expectacin alegre y cosquilleo impaciente por el buen rato
que se avecina.
Cuando Tony haba tomado una iniciativa tan clara y decidida, yo
estaba seguro de que respondera a ella. Me dije a m mismo: "Tengo
suerte de estar aqu."
Que Tony necesitaba al grupo para aclararse a s mismo sus
propias ideas era cosa que tambin sabamos todos. Necesitaba el
laboratorio, el eco, las reacciones espontneas, la crtica
instantnea. Cuando mejor funcionaba era cuando escuchaba con
atencin concentrada una objecin, miraba al techo unos instantes que
delataban la intensidad de su pensar, despus se enfrentaba a la
persona en cuestin (a veces incluso fsicamente, es decir,
levantndose de su sitio, arrastrando su silla y sentndose en frente
mismo de la vctima, entre el apuro de sta y la diversin de los
dems) y comenzaba un dilogo en "staccato" que siempre acababa por
aclarar el asunto a todos los presentes, incluido l mismo. El saba
que donde mejor actuaba era en el grupo, y por eso, aunque siempre
estaba dispuesto a recibimos en privado y era generoso sin lmites
en darle tiempo a cualquiera que lo necesitara, nos deca claramente
desde el principio que prefera le propusiramos aun nuestros
problemas personales en presencia del grupo, ya que confiaba en
tratarlos mucho mejor all. Llamaba a eso "el efecto del partido de
ftbol". En un partido amistoso sin pblico no es probable que un
jugador se emplee a fondo, mientras que en un partido de
campeonato, en un gran estadio lleno de seguidores apasionados, se
entrega al juego con toda su alma aun ms all de sus fuerzas. Eso le
pasaba claramente a Tony, y ahora que se propona revisar todo su
aparato conceptual, quera hacerlo dentro del grupo y con su ayuda,
y de hecho haba estado esperando a esta oportunidad para hacerlo.
Al final de la experiencia nos dijo pblicamente que le haba gustado
mucho el grupo y le haba ayudado enormemente. No cabe duda de que
esa interaccin entre Tony y todos nosotros fue el secreto del
inters y la profundidad que aquel intercambio de ideas, visiones e
ideales tuvo para todos. El constante trfico de ida y vuelta era el
que mantena viva la circulacin.
Todava hubo otra circunstancia que contribuy a hacer de aquel
cursillo algo muy especial, distinto de todos los dems. El
profesorado de Sdhana lo integraban Tony de Mello, Jos Javier Aizpn
y Dick McHugh (junto con el hbil y eficiente Mario Correa, que se
encargaba de todo lo dems). Sin embargo, en aquella ocasin Dick
estaba todava convaleciente de una penosa enfermedad, y Aizpn se
hallaba recorriendo conventos de Jess y Mara por toda la India, en
una gira de renovacin espiritual. El resultado fue que nos quedamos
slo con Tony aquellos quince das. Por un lado, sentimos la prdida,
porque Aizpn y Dick, con sus personalidades tan distintas y
complementarias, siempre contribuan grandemente a enriquecer la
experiencia de Sdhana. Pero, por otro lado, la situacin en
exclusiva tena tambin su aspecto positivo, que compensaba por la
prdida. Estando a solas con Tony todo aquel tiempo, en aquella
coyuntura tan importante, nos podramos concentrar con intensidad
total en lo que l quera comunicarnos, sin distraccin alguna aun
dentro de Sdhana, y esa concentracin ayudara a crear una entrega y
consagracin en todos nosotros que, sin duda alguna, nos hara
entender ms rpidamente y asimilar mejor todo lo que bamos a
recibir. As sucedi, en efecto. El contacto exclusivo con Tony
veinticuatro horas al da durante quince das seguidos cre una
atmsfera en la que cada palabra reflejaba el mismo tema y cada
incidente recordaba el mismo propsito, y las sesiones del grupo se
prolongaban insensiblemente en cada conversacin y en cada silencio.
Al despedirme le dije a Tony: "He sacado ms fruto de estos quince
das que de los nueve meses de antes." Una exageracin, desde luego,
pero tambin una expresin genuina de lo que yo senta en aquel
momento. Todo, en efecto, contribuy a convertir aquella experiencia
en una ocasin memorable.
El horario no present problemas. Por la maana, sesiones de 9 a
12,30, con pequeas pausas; por la tarde, despus de la siesta, Tony
tena entrevistas privadas o sala de paseo con alguno del grupo,
siempre tratando asuntos personales; y antes de cenar, la Eucarista
concelebrada, en la que l mismo ocup todos los das el puesto de
concelebrante principal. Para colmo, por la noche, despus de cenar,
veamos los "vdeos" de sus charlas en Amrica, sobre todo los de los
"Ejercicios por satlite" que dio all hablando desde Nueva York y
contestando preguntas en directo de todas partes de los Estados
Unidos y Canad a travs de satlite; eran sus mejores cintas, y las
vimos varias veces a peticin popular. El mismo vena a ver sus
propios "vdeos" y los animaba con sus comentarios. "Fijaos qu cara
de tonto pongo para despistar en esa pregunta que es bien
comprometida." "Pero qu diablos hago yo con ese vaso de agua en la
mano sin dejarlo ni beberlo?" "Esa palabra... se me escap. Es una
de las ocho palabras que tiene prohibida la televisin americana.
Los tcnicos se miraron horrorizados cuando la dije, pero iba en
directo, as es que ya no haba nada que hacer. Luego me explicaron
que no haban credo necesario advertirme a m de la lista de palabras
prohibidas. Si supieran el lenguaje que uso! Desde entonces tuve ms
cuidado." y as iba todo el da. Y en las comidas tambin, y en todo
momento, su ruidosa y alegre presencia, que haca imposible que nos
olvidramos ni por un instante que l estaba all. Lo tuvimos de lleno
entre nosotros. Y al escribir esto me viene un pensamiento triste.
Es posible que el exceso de trabajo que le supuso llevar todo el
curso l solo influyera de alguna manera en su salud y acelerara el
triste desenlace. Sea de eso lo que fuere, quiero dejar aqu
constancia de la generosidad sin lmites con que se entreg a
nosotros en aquellos das de excepcin. .
El era el nico que hablaba durante la Eucarista diaria, y
cuando, al cabo de unos das, nos pregunt si queramos cambiar, le
contestamos unnimemente que no, que preferamos seguir del mismo
modo. No era pereza nuestra o negativa a participar, sino expresin
de la satisfaccin que experimentbamos al verlo acabar cada da en
oracin y Eucarista los temas que haba tratado durante la jornada.
En rbrica sencilla y reverente, lea dos meditaciones breves de un
libro que estaba preparando y que resuman los pensamientos ms
salientes del da; y a cada lectura segua un largo silencio,
subrayado por melodas de la "flauta del dios Pan", instrumento
favorito de Tony y que, con un fondo de rgano, acompaaba nuestras
meditaciones eucarsticas desde "cassettes" cuidadosamente
escogidas. Not que una aplicada Hermana no cesaba de tomar notas
solapadamente mientras Tony hablaba en la Misa, decidida a no
perderse ni una palabra de Tony para su archivo personal.
Despus de la bendicin me acerqu a ella, mientras an estaba
sentada con el cuaderno en las rodillas y la pluma en la mano, y le
pregunt con fingido asombro: "T anotas todo lo que Tony dice en la
Misa?" "S", me contest recatadamente, "me ayuda tanto!" Yo segu: "y
cuando dice: 'Bendito seas, Seor, Dios del universo...', tambin
escribes eso?" Sonri al verse cogida... pero sigui escribiendo.
Cada cual quera sacar el mayor partido a su manera. Y o no tom nota
de esas meditaciones, y por ello no las incluir aqu.
En la introduccin, aquella primera maana, Tony volvi a repetir
la palabra "bombas", levantando la voz y moviendo la cabeza para
mayor efecto. "S, s..., bombas...; preparaos... que vienen!" Estaba
claro que lo que Tony pensaba decimos esos das, fuese lo que fuese,
era algo muy importante para l.
CAMBIAR O NO CAMBIAR
"Antes os deca yo siempre: 'Cambiad! Cambiad aunque slo sea por
el gusto de cambiar. Mientras no tengis una razn fuerte y positiva
para no cambiar, cambiad! Cambiar es desarrollarse y cambiar es
vivir; por eso, si queris seguir viviendo, seguid cambiando'. Eso
os deca yo antes, y lo sabis muy bien. Pues bien, ahora os digo lo
contrario: No cambiis. Cambiar no es ni posible ni deseable.
Dejadlo estar. Quedaos como estis. Amaos a vosotros mismos tal como
sois. Y el cambio, si es que a fin de cuentas es posible, ya tendr
lugar por s mismo, cuando lo quiera y si lo quiere. Dejaos en
paz."
Esto s que era un buen cambio en Tony, y valga la paradoja. Toda
su vida haba sido el apstol ms ardiente del cambio, y lo pona como
base de todo avance y todo progreso, tanto en la vida espiritual
como en el desarrollo psicolgico de la persona. Y ahora, de
repente, deca que no. Media vuelta. Es decir, cambiaba para decimos
que no cambiramos. Y encima, deca que as era como el cambio vendra
por s mismo, que es la nica. manera sana de que venga. Un poco de
lo. Y Tony disfrutaba armando los. La cosa es ms sencilla de lo que
parece y, desde luego, es importante.
Si Tony objetaba ahora al cambio, era por una razn fundamental:
lo que nos mueve a querer cambiarnos a nosotros mismos o a otros es
la falta de tolerancia, y eso es inaceptable. Queremos cambiar,
sencillamente porque no nos aguantamos, y lo que hay que atacar ah
no es la necesidad del cambio, sino la falta de aguante. No
toleramos en nosotros mismos un defecto, un fallo, una debilidad
moral o psicolgica, y nos empeamos en corregirla con verdadero
autodesprecio y velada violencia. Nos da vergenza de nosotros
mismos, o rabia, o asco, o sencillamente impaciencia, y nos
imponemos el deber de cambiar para volver a ser personas
respetables ante nosotros mismos y ante la sociedad. Cambiamos para
ser aceptados, para responder a las expectativas que se tienen
respecto de nosotros, para ajustarnos a la imagen ideal que de
nosotros mismos hemos concebido y llevamos siempre dentro. Nos
falta paciencia con nosotros mismos y nos forzamos a cambiar. Y eso
nunca resulta. La violencia nunca ayuda al crecimiento.
El nico cambio aceptable es el que viene del aceptarse a s
mismo. El cambio nunca puede forzarse: el cambio sucede. La gran
paradoja del cambio es que slo conseguimos alcanzarlo cuando nos
olvidamos de l. La resistencia que oponemos a nosotros mismos, o a
cualquier tendencia dentro de nosotros, sirve slo para reforzar esa
tendencia, y con eso hace imposible el cambio.
Me voy a servir de mi propio caso para ilustrar este principio.
Yo haba ido a Lonaula porque estaba demasiado tenso y quera
relajarme y descansar. Varios factores en la ltima temporada haban
contribuido a sobrecargar mis nervios, ya de por s bien anudados de
ordinario, y estaba nervioso, impaciente, inquieto, a disgusto con
todo el mundo y falto de sueo. Yo tena pensado contarle todo esto a
Tony en detalle, en presencia del grupo, y luego me imaginaba que l
se pondra a trabajarme con terapia, ejercicios, dilogos o
cualquiera de los mil recursos que tena a su disposicin para irme
tranquilizando y curando. Yo estaba muy tenso, y confiaba en que
Tony me iba a ayudar a dejar de estarlo. Por eso me sorprendi
cuando, despus de que yo le cont mi situacin ante todo el grupo, me
dijo tranquilamente: "De modo que ests tenso, Carlos? Vale. Sigue
tenso. Acepta el hecho de que ests tenso, y djalo estar. Es posible
que tu tensin desaparezca durante estos das, y es posible que no.
Si se va, se va; y si se queda, se queda. T sigues siendo el mismo
y estando bien en ambos casos. La felicidad es algo ms que el no
sentir tensiones, as como la vida es algo ms que no estar enfermo.
Es decir, son cosas distintas. Puedes ser feliz mientras ests
tenso, y puedes estar perfectamente relajado y ser desgraciado. Ni
siquiera sabes si te conviene o no para tu bien el estar tenso. De
modo que djalo en paz. Mtete de lleno en la vida, mtete en las
sesiones, en todo lo que hagas estos das y siempre, y deja que tus
nervios hagan lo que les d la gana. La naturaleza es sabia y puede
cuidarse de s misma, si es que la dejas. Cuanto menos te
entrometas, mejor."
No pude menos de ver la sabidura del consejo. Yo estaba tenso y
quera forzarme a relajarme. Y eso, desde luego, no haca ms que
aumentar la tensin. Cmo conseguir relajarme? Cunto tiempo me
llevar? Qu me pasar si no lo consigo? Por dnde empiezo? Qu mtodo
sigo? Para volverse loco. Paradjicamente, pero evidentemente, la
nica manera de relajarme era el dejarme ser tenso. S, estoy tenso,
y me va muy bien, gracias. Me he dado permiso a m mismo para estar
todo lo tenso qu me d la gana. Y qu pasa? Quin se queja ahora? Por
qu no he de estar tenso? Qu tiene de malo estar nervioso? Nervioso
he sido toda la vida, y no lo he pasado tan mal que digamos. Puedo
seguir as toda la vida con toda tranquilidad. Nerviosos del mundo
entero, unios! Luchemos por nuestros derechos y defendamos nuestro
modo de ser! Tenemos derecho a un sitio en el mundo, y queremos
ocupado con dignidad. Vivan los nervios!
Tony lleg a decir de s mismo, con una humildad que le
caracterizaba y que en l era simple expresin de la realidad tal y
como la perciba: "Antes, al hacer de terapeuta, yo comunicaba a las
personas mi propia falta de tolerancia y las llevaba a rechazarse a
s mismas." El urgente deseo de cambiar, de hacerlo mejor, de imitar
a aquellos en el grupo que "lo haban conseguido" y se alzaban
secretamente como modelos a imitar por los dems, la necesidad de
llegar a poder decir "ihe cambiado!" Y hacrselo reconocer al
grupo... todo eso pesaba mucho sobre la mente y poda hacer ms mal
que bien. Hacia el final de nuestro primer curso de nueve meses de
Sdhana, escribimos todos evaluaciones de unos y otros y nos las
intercambiamos mutuamente. La mayor alabanza a que uno poda aspirar
en aquellas evaluaciones era que le dijeran a uno: "Has cambiado
muchsimo". Ese era el espaldarazo, final, la calificacin mxima, la
meta suprema. Cambiar y que se me note. Y eso poda ser
contraproducente, como el mismo Tony lo vio ms tarde. La presin
para cambiar, mientras que ningn cambio fundamental se asomaba al
horizonte, poda crear problemas e incluso, a veces, llevar a la
frustracin y al autorrechazo.
Una cosa s que haba notado yo ya en el primer curso de Sdhana, y
la haba comentado en el grupo cuando la advert. Al comienzo de los
nueve meses, cada uno de nosotros iba presentando sus problemas
personales en busca de solucin. Por poner un ejemplo bien inocente,
alguien poda decir que se ruborizaba siempre que le presentaban a
otra persona, y quera acabar con los rubores. Tony se pona a
trabajar con l usando todo el arsenal de sus recursos psicolgicos.
Dilogo, terapia, ejercicios, escenificacin. No dejaba tecla por
tocar. Mientras tanto, el tiempo pasaba... y el sujeto segua
ruborizndose cada vez que le presentaban a otra persona. (No
recuerdo un solo "problema" que fuera "resuelto" en todo el ao).
Luego, cuando los nueve meses tocaban a su fin, nuestro sujeto
volva a presentar su caso en un ltimo esfuerzo de acabar con sus
rubores. Entonces Tony cambiaba radicalmente de tctica y le deca
sin ambages: "Ests dispuesto a vivir con "tu problema?" Asunto
concluido. Si no puedes cambiarlo, acptalo. Y la aceptacin misma es
la que preparar el camino al cambio, si es que ha de
producirse.
Lo que haba cambiado en Tony era que ahora comenzaba por donde
entonces terminaba. En vez de trabajar primero por hacer cambiar al
sujeto y luego decirle que se aceptase tal y como era, ahora
comenzaba por decirle que se aceptase, y que de ah se seguira el
cambio, si es que se segua. Acepta los hechos, amldate a la
situacin, reconcliate contigo mismo... y el cambio se cuidar de s
mismo. Esa era la nueva tctica.
El ejemplo que sigue no procede directamente de Tony, pero lo le
yo en un libro de psicologa aquellos mismos das en Lonaula y
esclarece el hecho psicolgico de que, al resistir a un rasgo
negativo de nuestro carcter, no hacemos ms que agravarlo; por eso
lo cuento brevemente. Un psiquiatra refiere el caso de un cliente
suyo que tartamudeaba y quera dejar de hacerlo. No poda abrir la
boca sin tartamudear como un descosido, y eso le haba sucedido toda
la vida, desde que era capaz de recordar. El psiquiatra le pregunt:
"Podra usted recordar al menos una ocasin en su vida en la que
usted haya hablado sin tartamudear?" S, haba habido una ocasin. El
tartamudo cont cmo una vez, cuando era joven, se haba montado en un
autobs a toda prisa, sin tiempo para sacar billete, y estaba
preocupado pensando qu pasara cuando viniera el revisor y le
pidiera el billete. Pero se le ocurri lo siguiente: cuando venga y
me pida el billete, me pondr a explicar de lo que ha pasado, y,
como tartamudeo tanto, le entrar compasin y me dejar en paz. De
hecho, pensaba exagerar el tartamudeo para que su peticin de
misericordia resultara ms eficaz. Se acerc el revisor, se prepar el
tartamudo, abri la boca... y salieron las palabras con una claridad
ntida y una pronunciacin exacta, sin titubeo ni defecto alguno. El
revisor sonri irnicamente ante el "falso" tartamudo y le impuso la
multa de rigor. Nuestro hombre no pudo quedar ms chafado. Para una
vez en la vida en que su tartamudeo le poda haber servido de
algo... le haba fallado! y ah estaba precisamente el "quid" de la
cuestin. Mientras l se opona al tartamudeo, segua tartamudeando.
Por qu me ha de pasar esto a m? Cmo puedo vivir as? Cmo puedo
conseguir trabajo mientras hable as? Hasta cundo va a durar esto?
Cmo podr aguantar toda la vida? Protestaba con todo su ser contra
la injusta y dolorosa situacin. Y eso slo serva para acrecentar el
mal. Tartamudeaba cada vez ms... y sufra por ello cada vez ms.
Crculo vicioso que no era fcil romper. Slo una vez en su vida se
alegr de ser tartamudo, se felicit por serlo, crey que su
tartamudeo le iba a sacar del lo en que se haba metido al viajar
sin billete, y aun quiso exagerar su defecto para hacerlo ms
evidente. Y se desvaneci el tartamudeo. En la nica ocasin de su
vida en que acept el ser tartamudo, dej de serlo. Ese es un ejemplo
evidente de cmo funciona la naturaleza humana. Se resiste con toda
su alma cuando alguien intenta cambiarla directamente, mientras que
cambia por s misma cuando la dejan en paz o la empujan en direccin
contraria. Los burros hacen exactamente lo mismo.
Cuando el prurito de cambiar nos entra no para cambiamos a
nosotros mismos, sino para cambiar a los dems, resulta mucho ms
daoso, y Tony nos previno seriamente contra l. Queremos hacer
cambiar al otro... por su propio bien, por supuesto! Sera una
persona tan completa y feliz si lo hiciera! Ahora no hace ms que
fastidiar a todo el mundo, estropear su propio trabajo, no dejar
que sus buenas cualidades entren en juego... y todo por esos
defectillos que todo el mundo le ve y que slo l parece no haber
notado. Tengo que decrselo, tengo que urgirlo, tengo que hacer que
se enfrente con los hechos para que se corrija de una vez'; o, si
no puedo hacer eso, al menos tengo que rogarle a Dios que, en su
bondad y misericordia, le haga cambiar para su propio bien y para
bien de todos.
Por favor, no le hagas a Dios esa peticin. Esa oracin es
nicamente tu manera velada, pero evidente, de rechazar a tu
hermano. Reza por l, desde luego, y alaba al Seor por l y date
gracias por l, pero no le pidas que lo cambie segn la imagen que t
has decretado para l. No te toca a ti juzgar, condenar, ordenar el
cambio. Deja a tu hermano en paz, no slo en tus acciones, sino aun
en tus pensamientos, y acptalo y malo tal como es. El deseo de
cambiar a otros, tanto como el deseo de cambiarse a s mismo, viene
fundamentalmente de la intolerancia, y por eso viene torcido de
raz. Si el factor de intolerancia est totalmente ausente, el cambio
es sano y positivo; pero, de ordinario, hay siempre una dosis de
intolerancia en el deseo de cambiar, y eso lo hace peligroso.
Contra eso hay que guardarse.
Tony nos dijo: "Os imaginis qu felices seran nuestras
comunidades, nuestras familias, nuestra sociedad, si cada uno de
sus miembros dejara de tratar de cambiar a los dems, incluso de
desear que cambiasen? Sera el cielo en la tierra. Pero la triste
realidad es que nos estamos quejando constantemente por dentro, y
con excesiva frecuencia tambin por fuera, de la conducta de todos
los dems, y esa intolerancia destruye la armona del grupo." Entre
mis compaeros de Lonaula aquellos quince das, haba un Provincial
jesuita que me dijo: "Cuando mis sbditos vienen a hablar conmigo,
se pasan casi todo el rato dicindome qu es lo que tengo que hacer
con otros sbditos, cmo los he de reprender, corregir, prohibirles
que hagan esto o mandarles que hagan aquello. Cada uno parece
conocer a la perfeccin lo que todos los dems han de hacer; y cada
uno quiere que se aplique la ley con toda su fuerza... a los dems,
no precisamente a l, que es una excepcin justificada." El deseo de
perfeccin espiritual que se nos ha inculcado desde el principio de
nuestra formacin religiosa ha aguzado peligrosamente nuestro
sentido de crtica, autocrtica primero y crtica universal despus, y
ese mismo sentido crtico es el que ahora nos impide avanzar y que
les dejemos avanzar a otros. Es hora de que ensanchemos nuestras
miras y hagamos de la aceptacin, no de la crtica, la base de
nuestra conducta con los dems. .. y con nosotros mismos.
En el fondo de esta actitud prctica hay una profunda verdad
religiosa. Dios es quien me ha hecho, a m, a los dems y al mundo
entero; y, por consiguiente, aceptar la realidad que aparece en m y
en lo que me rodea es aceptar la voluntad de Dios y adorar a su
Divina Majestad. A travs de todo el dolor y el sufrimiento de la
humanidad, a pesar del pecado del hombre y las catstrofes de la
naturaleza, es un hecho de fe que todo este universo, conmigo en l,
es la obra de Dios; y en consecuencia, la mejor y nica manera como
yo puedo entrar en ese universo y llevar a cabo mi salvacin en l y
a travs de l es aceptarlo como don de Dios, verlo a l en todos los
hombres y en todas las cosas, y dejar que obren en m su poder y su
gracia, con mi gratitud y mi cooperacin. La opinin que Dios mismo
tena del mundo cuando lo hizo fue que "era bueno de veras", y la
presencia en l, ms adelante, de su Pueblo, su Hijo y su Iglesia lo
hace an ms bello y adorable. "Mirabiliter creasti et mirabilius
reformasti": una creacin admirable y una redencin an ms admirable.
En cambio, nosotros nos hemos olvidado de la maravilla y nos hemos
quedado con la miseria. Tenemos que recobrar la visin completa del
mundo en fe, que incluye, s, la Cruz, pero tambin la Resurreccin.
Somos miembros de Cristo Resucitado y hemos de aprender a alegramos
con nuestra Cabeza. Mirar la vida con los ojos de Dios es
aceptarla, y se es el primer paso de salvacin espiritual y de salud
mental. Pisamos tierra firme.
Aceptar la realidad no quiere decir, en manera alguna, tolerar
cualquier tipo de conformismo, pasividad o apata. Para cualquiera
que conociera a Tony sera imposible asociar con su recuerdo ninguna
de estas palabras. Aceptamos la realidad como el pjaro acepta sus
alas: para volar. Lo importante es no empezar a quejarse del tipo
de alas que a uno le ha tocado, a compararlas con las de los
dems... para quedarse al fin en el suelo. Aceptar no es frenarse, y
el sentido de la realidad no es la inercia; al contrario, es un
abrazar gozosamente a todo lo que existe para sacar el mayor
partido a las cosas tal como son y a la vida tal como es. Una tal
actitud lleva a la iniciativa ya la accin para provocar decisiones
y cambiar circunstancias. Reconocer a una semilla como semilla
quiere decir prepararme a regarla; reconocer una enfermedad como
enfermedad quiere decir prepararme a ir al mdico para que me cure;
reconocer la injusticia como injusticia quiere decir prepararme y
lanzarme a luchar contra la opresin y hacer triunfar la justicia.
Reconocer la realidad, aceptar los hechos y caer en la cuenta de
toda situacin no es invitar a la pereza y a la inaccin, sino lanzar
el reto del desarrollo personal y el cambio social. La psicologa no
se opone, sino que ayuda a la sociologa.
El libro de Thomas Harris, "YO SOY UN AS; TU ERES UN AS", ejerci
bastante influencia en las primeras etapas de Sdhana, y su
terminologa pas al lenguaje diario de Sdhana. Nuestra meta final
era llegar a "ser un as" en el terreno psicolgico, es decir,
encontrarse bien, tener equilibrio, estar de buen humor, controlar
la situacin, dominarse a s mismo y mantener contacto satisfactorio
con todos los dems. Parte de "ser yo un as" era reconocer que "t
tambin eres un as", es decir, no despreciar a nadie ni compararse
con nadie, sino aprender a ver lo bueno en todos, empezando por uno
mismo. Y, paralelamente, la mayor desgracia era "no ser un as", es
decir, andar alicado, desganado, desequilibrado, confuso y con
complejos de inferioridad. Por eso haba que esforzarse
valientemente por "ser un as", y quedbamos hechos polvo cuando, a
pesar de todos nuestros heroicos esfuerzos, no conseguamos el
ttulo. Admitir que "no soy un as" era como la confesin contrita de
un pecador pblico ante la asamblea de los justos. Una llamada a la
compasin y a la penitencia. La tirana de tener que "ser un as" fue,
vista ahora de lejos, una de las cargas desafortunadas de nuestro
primer Sdhana.
Por eso fue un gran descanso orle a Tony decir ahora: "La teora
del 'YO SOY UN AS; TU ERES UN AS' es un error fatal. Te impone la
obligacin de "ser un as", de sentirte bien, de estar siempre en
forma, de pasarlo en grande... y, si no lo logras, andas mal y se
te condena. A eso no hay derecho. Yo soy lo que sea y siento lo que
siento y me encuentro como me encuentro... y vale. No tengo que
'ser un as' para ser un as, si es que me explico; no me encuentro
bien... y eso me va perfectamente. Hay que liberarse de la trampa
del as. De hecho, yo pienso escribir algn da un libro que se
titular 'YO SOY UN ASNO; TU ERES UN ASNO', y que ser el antdoto
perfecto a la doctrina de los ases. Hay alguien que me ha propuesto
ya un subttulo para ese libro: 'El libro de las coces'. Veris cosa
buena cuando salga!"
Humor lleno de sabidura. Una vez que acepto alegremente el hecho
de que soy un burro, ya no me sorprenden ni me apenan los errores y
estupideces que sigo cometiendo a pesar de tantos aos de formacin y
tantos y tan nobles esfuerzos. A fin de cuentas, soy un burro; y si
hago burradas, eso es precisamente lo que me corresponde. Que no se
asombre nadie, y menos yo mismo. Y de la mismsima manera, todas las
personas que tienen el honor de rodearme y vivir conmigo son tambin
burros, y, en consecuencia, todos se comportan como los burros que
son y seguirn siendo, y tienen perfecto derecho a hacerlo as. Esa
es la actitud perfecta para conseguir la paz del alma consigo mismo
y con los dems. La aceptacin plena de m mismo y de todos los dems
acaba con todas las tensiones y siembra la paz y la felicidad. Es
una pena que Tony ya nunca escribir ese libro.
AMAR O NO AMAR
Otro eje esencial de Sdhana eran las relaciones personales. El
lado afectivo de nuestra personalidad no haba recibido mucha
atencin en nuestra primera formacin religiosa; ms bien haba quedado
reprimido bajo sospechas y peligros, reales sin duda, pero que, al
evitarlos, nos llevaban con frecuencia al otro extremo de frialdad
e indiferencia. Lo que importaba entre nosotros era la
inteligencia, las ideas, la razn, mientras los sentimientos
quedaban relegados a muy segundo plano. Con eso perdamos una buena
parte de la personalidad humana, del calor, la emocin, la
intimidad, que son parte esencial del ser humano y objeto tambin de
la gracia y la redencin para dar gloria a Dios con el afecto como
se la damos con la inteligencia. Tony saba que haba que despertar
en nosotros los sentimientos dormidos, animarlos y encauzarlos para
formar a la persona completa, y a eso se dedicaba con toda su
fuerza desde el principio de Sdhana. Esa fue una de las razones que
le llevaron a admitir en su cursos a religiosos de ambos sexos, a
pesar de la oposicin que ese gesto levant en un principio. Era una
innovacin y era un peligro, pero era tambin una invitacin a
cultivar ese aspecto latente de la afectividad en nuestras vidas
bajo el control cuidadoso de un grupo responsable y una direccin
vigilante. En esa atmsfera protegida aprendamos a enfrentarnos con
nuestros sentimientos, expresarlos, dominarlos, hacerla s salir a
flote sin dejarnos arrastrar por ellos, y aprender en todo ese
proceso cmo se crece y se vive al aceptar todo lo que llevamos
dentro con dominio y con cario. El sentir no slo se refera a
personas, sino a cosas y a sucesos; es decir que se revalorizaban
los sentimientos frente a la razn, el sentir frente al pensar.
Decir "yo pienso que..." era palabra proscrita en aquel ambiente,
mientras que decir "yo siento que..." era la manera legal de
comenzar una frase..., aunque a veces eso era slo una sustitucin
verbal, y la actividad cerebral continuaba intacta bajo la cubierta
de los sentimientos.
Tony estableca as la necesidad de los sentimientos, el cario y
el amor: lo que todos necesitamos y deseamos, en ltimo trmino, es
libertad en nuestra conducta y en nuestra vida; no nos podemos
aventurar por los caminos de la libertad si no poseemos un buen
grado de seguridad dentro de nosotros mismos; para alcanzar
seguridad tenemos que llegar a sentir nuestra propia vala; y la
nica manera de sentir honda y eficazmente nuestra propia vala es
vernos y sentirnos aceptados y amados como personas. Argumento
largo de premisas encadenadas que merece la pena repasar y pensar,
y que se desarrollaba en Sdhana, da a da y sesin a sesin, en las
mil peripecias de un grupo alegre y consagrado al desarrollo total
para bien de todos. Como resultado de ese argumento se buscaba el
sentirse aceptado y querido por los dems. La contrasea era: "Djate
querer." Y la prctica, entre la timidez y el ridculo, aliviaba los
rigores del intenso curso.
Segua Tony: la esencia del cristianismo es poder decir de todo
corazn: "Dios me ama." Pablo resumi as su vida: "(Jess) me am"; y
Juan se defini a s mismo como "el discpulo a quien amaba Jess". Un
cristiano es quien puede decir en verdad: "Jess me ama". Y luego,
acomodando ligeramente y no sin verdad profunda las palabras de
Juan: "Si no siento el amor de mi hermano a quien veo, cmo podr
sentir el amor de Dios a quien no veo?"
Los xitos y logros en la vida no dan seguridad interior; al
contrario, la debilitan y engendran ansiedad. Cuanto ms xito tengo,
ms necesidad siento de seguir teniendo xito para responder a la
expectacin que los anteriores xitos han despertado; as es como la
ansiedad se fragua, se endurece y llega a hacerse insoportable.
xito en el trabajo sin base afectiva que lo equilibre es peligro
inminente de depresin para el trabajador incansable. Cunto sufri
Beethoven, porque apreciaban su msica, pero no su persona! El xito
me dice que mi trabajo es valioso, mientras que el amor me dice que
yo soy valioso, y eso es lo que me da satisfaccin y sosiego. Quiero
que me quieran por m mismo, no por mi msica ni por mis libros ni
por mis obras ni por mis organizaciones. Quiero recibir cario,
sentir afecto, merecer amor. El verdadero amor es sin condiciones;
y cuando me veo amado as por un amigo verdadero, siento la
seguridad, la garanta, la satisfaccin de ser amado por m mismo, y
entonces no dependo ya de mis xitos ni de mis trabajos para ser
feliz. De ah vena el consejo: ama de todo corazn, recibe en
respuesta el amor de los dems y... "djate querer! ". Esa
experiencia traer alegra, equilibrio y paz a tu vida.
Todo eso era doctrina profunda y bella, sin duda. Sin embargo,
aun all introduca Tony ahora modificaciones importantes. Ante todo,
rebaj la importancia del ser amado y aument la del amar
efectivamente a los dems. Lo importante no es que yo me sienta
aceptado y amado por otros, sino que yo los acepte y los ame.
Esperar a que otros me quieran me hace depender de ellos, lo cual
pone en peligro mi seguridad afectiva; mientras que el amarlos yo
por mi cuenta est siempre en mi mano, y as quedo siempre libre e
independiente. Claro que el amar y el ser amado van de ordinario
juntos, pero tiene importancia dnde se pone el primer acento.
Un miembro del grupo de Lonaula sac a relucir su problema: "A m
no me acepta mi comunidad." Tony le cort: "Y para qu necesitas que
te acepten? Si te aceptan, est bien; y si no, tambin. Aprecia el
hecho de que te acepten, si es que lo hacen; pero no se lo ruegues
de rodillas si no lo hacen. Que te acepten o no, t eres el mismo, y
eres una gran persona. Y la paradoja es, una vez ms, que sta es la
nica manera de que al fin te acepten, si es que llegan a hacerlo."
Doctrina tan clara como prctica en un punto de importancia diaria.
Ama y acepta a los dems, y no dependas de lo que los dems te hagan
a ti.
Luego vino una reflexin ms profunda: en realidad, nunca amamos a
la persona, sino a la imagen de la persona que nosotros mismos nos
hemos formado en la mente. Tan verdadero como desazonante. Yo tengo
una gran amistad con un compaero mo jesuita, y muchas veces me
pregunto a m mismo con autntica sorpresa: cmo es que mis dems
compaeros no aprecian y quieren a este hombre como yo lo quiero,
siendo como es una persona tan magnfica? La respuesta es que s que
es una persona magnfica, sin duda, pero otros no lo perciben as;
mientras que yo no puedo menos de asombrarme e impresionarme ante
sus evidentes cualidades, que no son tan evidentes para los dems.
Yo lo he idealizado en mi mente, y ahora amo y venero esa imagen
adorable... que a los dems no les parece tan adorable despus de
todo. Si yo amase a ese hombre tal como es en realidad y como todos
los dems lo ven, todos lo amaran de la misma manera; es decir, que
si yo amase a la persona como tal, todos la amaran igualmente,
porque la persona es la misma. Pero no es se el caso; los dems no
lo quieren como yo lo quiero, lo cual prueba que lo que yo en
realidad estoy amando es la imagen, no la persona.
Entonces llega la crisis. Cuando esa persona a la que yo haba
idealizado en mi mente pierde, por la edad, la rutina o el contacto
diario, las cualidades que me haban atrado a ella, me quedo
trastornado y confuso. La quiero todava? No la quiero? Desde luego,
considero mi deber seguir querindola, porque un amigo ha de ser
leal y, el amor es eterno, y trato de revivir la antigua imagen
atesorada en mi mente mientras cierro a la fuerza los ojos a la
realidad rebajada de ahora y sigo repitindome a m mismo, en ftil
ejercicio, que claro que lo quiero como siempre lo he querido, y lo
seguir queriendo por toda la eternidad.
Tony coment la situacin con lograda irona que, por una vez, se
avecin al cinismo, en el que no le dej llegar a caer su infalible
sentido del humor: "La gente casada averigua esto mucho antes que
nosotros los religiosos. Un hombre y una mujer se enamoran (de sus
respectivas imgenes, como queda dicho), se casan y, como pasan a
vivir juntos todo el da, pronto descubren la realidad que haba tras
el hechizo y se preguntan qu es lo que han hecho. Estn ya unidos
por el vnculo, y la familia y la sociedad les ayudan a permanecer
juntos (al menos en algunas culturas), pero ambos saben muy bien
que su mutuo amor no es, ni con mucho, lo que haba parecido ser al
principio y prometa ser para siempre. Nosotros los religiosos,
sobre todo cuando se trata de una amistad entre hombre y mujer, nos
vemos, por necesidad, con mucha menor frecuencia, y por eso la
ilusin dura ms tiempo. Pero, a la larga, tambin nosotros
averiguamos la realidad, y lo que haba comenzado por ser una dicha
acaba por ser una carga. El folklore universal del amor, el romance
y la fidelidad, que tambin nosotros nos hemos tragado, nos impide
ver esto y admitrnoslo a nosotros mismos, pero se es el hecho. La
emocin se ha hecho aburrimiento. Eso no quiere decir que la amistad
sea imposible, pero s que hay que purificarla de raz."
Cit casos. De joven, l se haba sentido muy atrado por una
persona. Incluso nos dijo su nombre, lo que nos hizo an ms gracia,
porque varios de nosotros la conocamos. Volvieron a encontrarse slo
muchos aos ms tarde, y Tony se dijo a s mismo con verdadera
sorpresa: Cmo puedo yo haber sentido nada especial por una persona
tan rara, gruona y poco atractiva? El contraste entre la imagen
ideal que l se haba formado y preservado en su memoria y la
marchita realidad con que hoy se encontraba cara a cara le hizo
reflexionar, como siempre lo haca despus de cada experiencia, sobre
las realidades de la vida y la verdadera naturaleza del amor
humano. En otra ocasin haba iniciado una amistad especial con un
compaero jesuita, cuando se enter de que no era sacerdote, sino
hermano coadjutor (con los mismos derechos y privilegios que
cualquier miembro de la orden, pero sin estudios teolgicos ni
ordenacin sacerdotal). Saber eso y sentir que desapareca su inters
por l fue todo uno, y Tony se reproch a s mismo y se enfad consigo
mismo por ello. Tena un gran aprecio por los hermanos coadjutores,
y algunos de ellos eran amigos personales suyos; y, sin embargo,
esa diferencia de puro rango exterior haba estropeado una amistad
incipiente. Cmo poda ser eso? A m, ese caso me record el de otro
jesuita que me cont cmo haba progresado en una amistad ntima con un
compaero jesuita... hasta el da en que se enter de que perteneca a
una casta inferior. A quin amamos: a la persona o a la imagen?
Algo ms duro an: "El amor es egocentrismo refinado." Tony dijo
eso no una, sino muchas veces. Al amarte a ti, no es que te ame a
ti, sino a las ventajas de compaerismo, afecto, placer, ayuda y
apoyo que mi amistad contigo me trae. El amor desinteresado no
existe; al contrario, todo amor humano lleva en s un elemento de
inters propio. No es que Tony pretendiera con eso rerse de la
amistad o invalidar el amor, pero s aclarar conceptos y llamar a
las cosas por su nombre. "Podis hacer todo lo que queris, con tal
de que sepis lo que hacis y lo llamis por su nombre." Tampoco quera
decir eso que haya que ir por ah dicindole a todo el mundo: "Amo la
imagen que de ti me he formado" o "Al quererte a ti me quiero a m
mismo"; podemos seguir usando el lenguaje de siempre y de la manera
de siempre, con tal de que nosotros lo tengamos bien claro y
estemos al tanto de nuestros verdaderos motivos e intenciones. "S
muy bien que al amarte a ti estoy amando a la imagen que nuestra
historia comn ha labrado dentro de m y que otros no comparten";
"Caigo en la cuenta perfectamente de que mi cario hacia ti tiene
una gran parte de egosmo, por la satisfaccin que me proporciona a
m". Esa actitud ayuda a templar emociones y puede contribuir, a la
larga, a que la amistad sea ms sana y ms duradera. La transparencia
interna es condicin esencial de todo contacto humano en
profundidad.
Y ste es ahora el dicho ms duro que jams o yo de labios de Tony,
y que consigno aqu con exactitud y respeto, sin pretender sondear
el fondo y el sentido que esas palabras tuvieron para l cuando las
dijo. Pues s que las dijo en el transcurso de una sesin en medio de
todo el grupo: "He descubierto que yo no he amado a nadie en la
vida." Las pronunci en un tono reflexivo de introspeccin, y
permaneci callado unos instantes antes de pasar a decir otra cosa.
Ni yo ni nadie de los presentes rompi el silencio para preguntarle
qu quera decir exactamente con aquello, y sus palabras se
deslizaron, sin ms, bajo el velo de su misterio personal. Sea lo
que fuere lo que quera decir con ellas, ciertamente no era que l
fuera en manera alguna cerrado, adusto, falto de sentimientos o de
afecto. Saba de cario y conoca la intimidad.
Tena amistad ntima con algunos hombres y mujeres, y trato
cercano y carioso con muchsimos ms. Quiz quera decir -en el
contexto de la ilusin del "yo" que ocupaba el centro de sus
pensamientos aquellos das y que anotar ms adelante- que, mientras
hubiera algn resto del "yo", no poda haber amor verdadero. Quiz
pensaba en la definicin de Krishnamurti que nos cit repetidas veces
aquellos das: "Amar es percibir con claridad y responder con
exactitud." O quiz haba llegado a valorar el aspecto positivo de la
soledad en la vida, de lo cual tambin nos habl con frecuencia en
Lonaula: la soledad por miedo, timidez o debilidad era y segua
siendo negativa; pero la soledad que nace de la plenitud y libertad
propias es positiva y valiosa. Habl encantadoramente de la soledad
del pastor que pasa la vida en los campos sin necesitar conversacin
ni echar de menos la compaa. Yo, por mi parte, creo que, a pesar de
su risa destapada y sus ruidosas bromas, quedaba en l siempre un
fondo sumergido de soledad intacta que nunca afloraba, y que guard
para siempre el secreto ntimo de su vida afectiva. Quiz. En todo
caso, sus palabras, tal como las he trascrito, permanecen.
El colega de Tony, Jos Javier Aizpn, escribi en una sentida nota
necrolgica: "Recordar a Tony, ms que nada, como a un amigo. No he
conocido a muchos que disfrutaran tanto con la amistad como l. Se
senta orgulloso de sus amigos, incluso presuma triunfalmente de
ellos. Comparta de lleno los gozos de sus amigos y, cuando nos
llegbamos a l en momentos de apuro, nos ofreca una comprensin, un
apoyo y un consejo que eran caracterstica y exclusivamente suyos.
Y, sin embargo, para muchos de nosotros, sus amigos, Tony fue y
permaneci un misterio. Era tmido en el fondo? Nos apoybamos tanto
en l como gua y consejero que no, poda sentirse libre y vulnerable
ante sus amigos? El hablaba abiertamente de su vulnerabilidad, pero
rara vez la mostraba. Y eso le haca aparecer distante. S, era
popular, era el centro de la fiesta, era descaradamente divertido,
tena una capacidad increble, casi sobrehumana, de ponerse a
disposicin de los que le necesitaban. Pero, a pesar de todo eso,
uno no poda menos de sentir que con frecuencia l se retiraba a un
fondo privado en el que pocos entraban, si es que alguien lo hizo.
Se deba a su entrega incondicional a ser fiel a su propia visin? Se
deba a que su vida fue una bsqueda tan personal que, en ltimo
trmino, slo se poda llevar a cabo en soledad? Para muchos de
nosotros, Tony, adems de ser amigo, era tambin sabio, guru y
profeta.
El senta hondamente la necesidad de compartir su visin. Muchos
alcanzaron algn destello de esa visin, y con ello cobraron nuevas
fuerzas, sentido de la vida y esperanza. Pero sospecho que fueron
pocos los que, de hecho, vieron lo que Tony vea, y en el fondo Tony
lo saba. Sin embargo, nunca apareci amargado o frustrado, y tampoco
adopt nunca una actitud condescendiente, como si l estuviera por
encima de los dems. Lo que s creo es que l no pudo menos de
sentirse con frecuencia solo en su bsqueda. Sigui adelante porque
estaba posedo por una sagrada necesidad de saber y averiguar por s
mismo. Su recompensa fue un sentido excepcional del xtasis de la
vida y, aun antes de morir, tambin del xtasis de la muerte".
Hablando de relaciones mutuas y de cmo tratamos siempre a otros
del mismo modo que nos tratamos a nosotros mismos, Tony, para
ilustrar ese principio, descubri un episodio de su propia biografa
que no quiero pasar por alto aqu. Nos dijo: "Cuando yo era novicio,
el Provincial, que era el Padre Casasayas, nos dio una charla en la
que nos dijo: 'Aqu en el noviciado sois todos vosotros muy
fervorosos y muy santos, pero luego, con los estudios y las
distracciones y los largos aos, muchos pierden el fervor inicial y
descuidan la vida espiritual. Os voy a dar una seal para que,
cuando os llegue ese momento del final de la carrera, despus de
todos esos aos, sepis si habis conservado el fervor inicial o no.
Cuando, acabados los estudios, estis a punto de salir a trabajar y
vayis a ver al Provincial para fijar con l vuestro primer destino,
si le decs entonces que queris qu os enve a las misiones (es decir,
a un puesto de misin en los pueblos, por contraposicin a los
colegios y las universidades en las ciudades), eso querr decir que
habis conservado el fervor; y si no, lo habis perdido.' Esas fueron
las palabras del Provincial, y es curioso que, aunque me olvid de
todo lo dems que dijo en su larga charla, aquello se me qued
grabado; y cuando me lleg el tiempo, al final de la carrera, estaba
yo dispuesto a responder a aquel reto y pasar el examen. El
Provincial era entonces el Padre Mann, y a l me fui a discutir mi
primer destino de sacerdote, y le dije con orgullo y dndome
importancia: 'Quiero ir a las misiones.' Ah estaba la prueba de mi
fervor. El Padre Mann, sin embargo, tena otros planes sobre m y me
mand a Amrica a estudiar psicologa.
Cuando volv, el Provincial era el Padre Correia Afonso, el cual
me dijo, antes de que yo pudiera abrir la boca: 'Veo por los
archivos del Provincial que usted haba pedido ser enviado a las
misiones. Necesito una persona de sus caractersticas en un puesto
de misin, y he decidido enviarlo a usted all.' Aquello me supo
malsimo. Era a m a quien me tocaba pronunciar las palabras sagradas
sobre ser enviado a las misiones, no a l el mandarme por su cuenta.
Me haba robado mi momento de gloria. De todos modos, fui a las
misiones... y no me gustaron en absoluto. Entonces me vengu a mi
manera. Lanc una campaa para que los Padres indios fueran tambin
enviados a puestos de misin, que hasta entonces ocupaban casi
exclusiva y heroicamente jesuitas espaoles. As como yo haba ido a
parar a un puesto de misin, en vez de los ms cmodos colegios o
universidades, as quise ahora hacer que fueran a parar all mis
compaeros indios. Es decir, les estaba haciendo a los dems lo que
me haban hecho a m mismo; y que todos pagasen por mi tontera.
Siempre hacemos lo mismo."
Otro destello sobre el lugar que el amor ocupaba en su vida. El
ao que yo pas en De Nobili College, Poona, haciendo el curso largo
de Sdhana, el 15 de agosto, fiesta de la Asuncin de la Virgen y de
la independencia de la India, Tony presidi la solemne Eucarista
concelebrada ante todo el alumnado y predic una preciosa homila que
muchos de los all presentes recordarn como yo recuerdo. La idea
central fue sta: "Si en los primeros aos de mi carrera espiritual
me hubiesen preguntado qu querra yo que la gente dijera en alabanza
ma, yo hubiera contestado: 'Que digan que soy un santo.' Algunos
aos ms adelante habra contestado, 'Que digan que soy un hombre de
gran corazn.' Y ahora lo que quiero que digan de m es... que soy un
hombre libre." Aquel mismo da me dijo que haba preparado aquella
homila con mucho esmero, y aun la haba ensayado con un compaero
para asegurarse de que las ideas quedaban claras y las expresara
con efecto. Esa progresin de valores de la santidad a la libertad,
pasando por el amor, puede tomarse como resumen aproximado de tres
etapas claras de su vida. Faltaba an entonces la etapa final de
Lonaula, ciertamente distinta, marcada, definitiva, y queda en el
aire imaginar qu nombre hubiera escogido para ella.
Tambin dijo: "El amor es la ausencia del miedo", eco claro de
san Juan: "El amor perfecto destierra el temor". Asimismo: "El amor
es sensibilidad ante la realidad." Explic esto ltimo con el caso de
una alumna de Sdhana que se sinti atrada por uno de los hombres del
grupo y le pidi su amistad. Este le contest delicadamente que ya
tena una amistad especial con otra de las mujeres del grupo, y no
deseaba otra. Ella se sinti rechazada y llor. Pero, cuando volvi al
grupo, tuvo una nueva experiencia que le abri los ojos y la vida:
cay en la cuenta, de repente, de lo bellas y atractivas que eran
todas las personas del grupo, cosa que se le haba escapado hasta
entonces. Al concentrarse exclusivamente en una persona, se haba
cegado al valor de todas las dems.
Quiz lo ms importante que Tony dijo sobre el amor, y que puede
ser la clave para resolver las contradicciones aparentes que aqu he
reflejado, fue que el verdadero amor es posible slo cuando no
existe apego ninguno. Ah va otra buena paradoja (a Tony le gustaba
repetir que "la verdad est en la coincidencia de las cosas
opuestas"), y esa paradoja necesita el contexto del captulo
siguiente para aclararse.
LA FLOR DE LOTO Y EL LAGO
"El mundo est lleno de sufrimiento. La raz del sufrimiento es el
apego a las cosas. El remedio est en dejar caer el apego a las
cosas." No era Buda quien as hablaba, sino Tony de Mello. Conoca
bien el budismo, y usaba con efecto sus conceptos vlidos en sus
libros y charlas. Cuando, al volver de Lonaula, me pregunt un
amigo: "Qu os ha dado Tony en Lonaula?", le contest bromeando: "Un
curso de budismo!" Exageraba, desde luego, pero tambin haba un
elemento de verdad en esa precipitada sinopsis. Tony usaba con
frecuencia citas y cuentos budistas para aclarar ideas o remachar
argumentos. Al hacerlo as, no haca ms que cumplir con la instruccin
del Vaticano II que nos manda "reconocer, aceptar y propagar los
valores espirituales verdaderos de otras religiones". Lo que la
mayor parte de sus oyentes no captaban eran los cambios sutiles que
introduca en las citas. Las palabras que acabo de citar son un buen
ejemplo. Las palabras originales de Buda suelen darse como sigue:
"El mundo est lleno de sufrimiento. La raz del sufrimiento es el
deseo. El remedio est en desarraigar todo deseo." Tony cambiaba
"desarraigar" por "dejar caer", y "deseo" por "apego". El primer
cambio lo notarn y apreciarn enseguida los que recuerden el captulo
anterior y lo que all qued claro sobre la posibilidad y la
naturaleza del cambio. En el terreno espiritual no se consigue nada
con "desarraigar" hbitos por la fuerza (cosa imposible y
contraproducente), sino permitiendo que maduren y sazonen, y as
"dejarlos caer" cuando llegue su tiempo. El segundo cambio es an ms
importante. Si es que de verdad vamos a quedar libres de todo
"deseo", pasaremos a ser totalmente pasivos, neutrales, inertes,
inhumanos. Una persona sin deseos no es un ser humano, y querer
evitar el sufrimiento suprimiendo todos los deseos es como curar
los dolores de cabeza cortndose la cabeza. Remedio efectivo, qu
duda cabe, pero algo demasiado radical. De hecho, yo creo que no
era sa la intencin del propio Buda, y que la palabra que l emple
(trishan = sed, ansia, deseo desordenado) ha sido mal interpretada
y mal traducida. Tony la cambi sencillamente por "apego", y luego
bas en esa cita su doctrina fundamental para la paz y la felicidad
del alma. En castellano clsico tenemos la palabra "asimiento", que
es la que mejor traduce el espritu de esta doctrina tan
importante.
El deseo como pura preferencia es perfectamente aceptable e
incluso necesario para la vida humana. S lo que prefiero, y ejerzo
mis opciones dentro de lmites legales, con lo cual defino mi
carcter y dirijo mi vida.
Escoger es la base misma de la personalidad humana, y el deseo
que lleva a escoger lleva al ser humano a desarrollarse como tal.
Lo que resulta daoso es el deseo como "asimiento", como apego, como
gancho. Ese es el mayor obstculo a la felicidad del hombre. Ese
apego quiere decir: "no puedo pasar sin eso"; o, en el caso de las
relaciones humanas: "no puedo pasar sin ti". Esa actitud lleva a
depender, anhelar, agarrarse, a la ansiedad por 'poseer y al temor
de perder. Mtodo infalible de perder la paz del alma sin remedio.
Tony repeta sin cansarse: "La nica causa del sufrimiento humano
(aparte del dolor puramente fsico) es el apegarse a las cosas y a
las personas. Soltad las amarras y encontraris la paz."
La felicidad no consiste en la satisfaccin de deseo. Satisfacer
el deseo no nos libera de l, sino que engendra un nuevo deseo de
que vuelva a repetirse la experiencia placentera. El ciclo se
repite; la dosis de placer necesaria aumenta cada vez, ya que todo
placer terreno est sujeto a la ley del inters disminuido...; y la
frustracin hace su aparicin. Hay que romper el ciclo, y eso se hace
desprendindose del asimiento. Hay que aprender el arte de disfrutar
de las cosas en libertad: si lo tengo, magnfico; y si no lo
tengo... magnfico tambin! La nica manera de disfrutar de todo es no
agarrarse a nada.
Tony se invent una palabra: "Felicidad es bastantidad." El
sentido de lo "bastante". Saber contentarse con lo que nos llega,
no rechazar nada y no suspirar por nada. El arte de saber encontrar
satisfaccin en la realidad, sea sta de abundancia o de carencia. La
actitud de Pablo, que l mismo describe a los filipenses: "S
disfrutar de una buena comida y s pasar hambre." Una vez ms, esto
es fe en la Providencia, sumisin a 'la voluntad de Dios y amistad
con la creacin. Tomar las cosas como vienen, imitando a los pjaros
del cielo y a los lirios del campo. Aceptar lo que viene y despedir
a lo que se va. Que venga lo que haya de venir, y que se vaya lo
que se ha de ir. El Seor lo dio y el Seor se lo llev. Sea su santo
nombre bendito!
Si el arquero tensa el arco para ganar el premio en un concurso,
sus msculos se ponen rgidos, sus nervios se excitan y su mano
tiembla. En cambio, si practica la arquera slo por divertirse, el
arco le parecer ligero, y la flecha volar recta al blanco. El apego
al premio estropea el juego. El apego a la vida estropea la
vida.
Tony le haba tomado verdadero cario a un verso del Gita que
citaba con mucha frecuencia: "Lnzate al centro de la batalla... con
tu corazn siempre junto a los pies de loto del Seor." La batalla
del Bhgavad Gita no fue una batalla cualquiera. Cuando Arjun, hroe
y guerrero, escudria el campo de batalla y ve de lejos las filas
del enemigo, reconoce a sus propios parientes entre sus
adversarios. Sus primos, sus tos, sus amigos se alinean en el campo
contrario y empuan las armas dispuestos a luchar hasta la muerte.
Cmo va a luchar contra su familia? Cmo puede matar a sus hermanos?
Cmo meterse en esa matanza sin sentido? Arjun se desanima, deja
caer su enorme arco, terror de ejrcitos, y se niega a luchar.
Entonces Shri Krishna, Dios hecho auriga para conducir al hombre
por las batallas de la vida, le recuerda su obligacin como
guerrero, la realidad imparcial de la vida y la muerte, la
generosidad de actuar sin reclamar el fruto de la accin, y as lo
conduce a la accin ms dura con el desprendimiento ms absoluto. El
ardor de la batalla... y los pies de loto del Seor.
En la India, la flor de loto es smbolo de belleza, simetra,
blancura y, en especial, de la habilidad que tiene, real y mtica,
de reposar sobre las aguas sin mojarse nunca ella misma. Este
fenmeno de la naturaleza queda bellamente expresado en un compuesto
lingstico que adorna a todas las lenguas indias. En snscrito, la
palabra 'yal' (agua) rima con 'kamal' (loto), y la expresin
'yal-kamal' es el breve resumen y permanente recuerdo, en todo
libro religioso y en todo sermn devoto, de esa actitud fundamental
de desprendimiento en medio de las aguas de la vida. Expresin
potica de lo que nosotros tambin queremos decir con nuestra sabida
frase, "estar en el mundo sin ser del mundo".
La flor de loto, pues, es smbolo de desprendimiento interior; y
cuando se une como adjetivo a los sagrados pies del Seor, realza
poticamente la verdad suprema del desprendimiento total que logra
el alma en comunin ntima con su Dios. Paz del alma en medio de la
batalla de la vida. No es extrao que a Tony le gustara tanto ese
texto.
Tambin le tena Tony especial cario a un proverbio japons que nos
repeta casi a diario, y siempre lo deca despacio, con una pausa en
el medio y con una expresin muy comunicativa en su rostro, que
pareca decir que, si entendamos eso, ya no haba ms que entender. El
proverbio era: "Si las entiendes, las cosas son lo que son; y si no
las entiendes... (pausa)... las cosas son lo que son." No te
alborotes por nada. Las cosas son lo que son, la vida es la que es,
t eres lo que eres, el cielo y la tierra son lo que son, y lo
seguirn siendo, sea cual sea tu opinin sobre el particular. Si te
rebelas y protestas, t sales perdiendo. Eso es "dar coces contra el
aguijn", darte de cabezazos contra la pared, estrellarte contra la
dura roca de la realidad. Mientras que, si entiendes y aceptas la
realidad tal y como es, te pones a tono con la vida, entras en la
corriente, cabalgas sobre la tormenta, te reconcilias con el mundo
entero y, en consecuencia, contigo mismo.
Aqu la palabra clave era "entender". Cuando le preguntamos a
Tony: "Estamos de acuerdo en que son nuestros asimientos los que
nos impiden progresar, y queremos librarnos de ellos, pero cmo
lograrlo?", nos contest: "Entendiendo. Es el nico camino. Nunca
lograris acabar con ningn asimiento a fuerza de trabajo, esfuerzo,
fuerza de voluntad, firmes propsitos o heroicos sacrificios. Eso no
funciona. La nica manera de desentenderse de un asimiento es verlo
como tal, caer en la cuenta de que eso es lo que es, entender que
es un asimiento. No os opongis a l como a un enemigo personal;
sencillamente, dejadlo caer como un peso muerto. Cuando caes en la
cuenta de que lo que t habas tomado por una valiosa joya era una
piedra sin valor, la tiras al instante, sin ms. Eso es todo.
Entiende que el asimiento es asimiento. No es una maravilla, no es
un placer objetivo, no es un encanto. Es, sencilla y puramente,
eso: un apego que tienes a algo y que te hace verlo como una
maravilla. Es un gancho, una atadura, una cadena. Abre los ojos y
ve. Cae en la cuenta. Mira la realidad tal como es. Y no hay ms que
hacer. Eso s, no te enfades, no te avergences, no te impacientes.
No consigues nada con enfadarte y preocuparte y darte prisa. Al
contrario, mira con bondad y comprensin a tus propios apegos, s
amable con ellos, y as vers cmo su importancia disminuye y se hacen
ms tratables y razonables; si los atacas de frente, no harn ms que
crecerse y darte ms guerra. Tmatelos a la ligera. Entindelos con
cario. Y luego los vers despegarse por su cuenta... cuando les
llegue su tiempo."
Su cuento favorito: un monje andariego se encontr, en uno de sus
viajes, una piedra preciosa, y la guard en su talega. Un da se
encontr con un viajero y, al abrir su talega para compartir con l
sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidi. El monje se
la dio sin ms. El viajero le dio las gracias y march lleno de gozo
con aquel regalo inesperado de la piedra preciosa que bastara para
darle riqueza y seguridad todo el resto de sus das. Sin embargo,
pocos das despus volvi en busca del monje mendicante, lo encontr,
le devolvi la joya y le suplic: "Ahora te ruego que me des algo de
mucho ms valor que esta joya, valiosa como es. Dame, por favor, lo
que te permiti drmela a m."
Eso no es tan fcil de dar como la joya. Por eso precisamente
vale ms. No es algo que se pueda dar o tomar, ni siquiera definir o
expresar. Es algo que hay que aprender, aceptar, entender. Es la
mirada de la fe, que ve a travs del valor aparente de las cosas y
descubre su nulidad intrnseca. Es Pablo cayendo en la cuenta de que
todo lo que antes haba valorado tanto era puro estircol. Cuando eso
sucede, el desprendimiento se sigue sin ms. Tony saba tambin ser
perfectamente clsico y acogerse, en lnea con los mejores
predicadores de todos los tiempos, al hecho inevitable de la muerte
y a la luz que arroja sobre la naturaleza perecedera de todas las
cosas de este mundo. Le gustaba repetir: "Es mi esqueleto el que
escucha", y dramatizaba el gesto con efecto: "Estoy acostado en mi
atad, bien sellado y enterrado; han pasado meses desde mi muerte y
soy slo huesos. Alguien llama con los nudillos a la tapa del atad.
Tan, tan! 'Tony, ests ah?' -'S, para servirte.' -'Sabes lo que
andan diciendo de ti por aqu arriba en la tierra?' -'Ni lo s ni me
importa. Djame en paz, por favor. Se est tan bien y tranquilo aqu
abajo! Por favor, no me molestes.' Una vez que es mi esqueleto el
que escucha, el insulto y la alabanza me tienen sin cuidado, y ya
nada me importa nada. Todos los apegos se han despegado de mis
alegres huesos. Si queris adquirir la verdadera sabidura, haceos
amigos de vuestro esqueleto."
Otro de los ejemplos de Tony. El cirujano. Lo llamaba el modelo
perfecto. El cirujano pone en juego toda su habilidad, su poder y
su inters en la operacin que est llevando a cabo, y al mismo tiempo
est tranquilo, sereno, sin emocin, parcialidad o apego, que
precisamente pondran en peligro su trabajo. Cumple con tu deber, y
hazlo con toda calma. As se salvan vidas.
Ni apegarse ni rechazar. Dejar que las cosas vengan y dejar que
se marchen. Dejar que corra el agua y que sople el viento. Dejar
que la meloda fluya sin obstculo. Tony era amante de la msica
clsica, y hablaba de ella con inters y sentimiento. "Una sinfona
clsica. La experiencia perfecta. Una sinfona no tiene propsito, no
tiene finalidad, no tiene sentido. No se trata de aferrarse a un
pasaje o de apresurarse a or otro. No hay que esperar al final de
la sinfona para disfrutar el principio, sino que a cada acorde y a
cada nota se la deja llevar y se la deja marcharse para dar paso a
la siguiente sin romper el ritmo. Cualquier intento de parar el
concierto, cualquier "asimiento" a una nota concreta, echara a
perder toda la sinfona. Sabis el cuento de Mulla Nasruddn? Estaba
una vez tocando el violn en la plaza del pueblo, y la gente se
reuni a su alrededor para orlo tocar. Pero l no haca ms que tocar
una sola nota, siempre la misma, sin variar ni parar. Por fin le
hicieron parar y le preguntaron: "Por qu tocas todo el rato una
sola nota? Es que tu violn no da para ms? Para qu quieres las
cuatro cuerdas y todos tus dedos? Mira a esos otros msicos
callejeros; todos ellos le sacan cantidad de notas al violn, y
tocan muchas melodas y tonadas diferentes, lo cual es mucho ms
divertido." Nasruddn contest: "Pobres desgraciados! Todava andan
todos ellos buscando la nota perfecta...; yo ya la encontr!"
Disfrutarais con ese concierto? No es extrao que la gente no
disfrute de la vida.
Esta insistencia en el desprendimiento puede aclarar algo el
concepto que Tony tena del amor, como he anunciado a su tiempo.
Segn l, y una vez ms en plena paradoja, como era su estilo, nadie
puede amar a otra persona mientras sienta apego por ella. Lleg a
definir al amor como el desprenderse de todo apego a la persona.
Slo cuando dejo de necesitarte, de poseerte, de acapararte... puedo
comenzar a amarte. Mientras estaba aferrado a ti, no haca ms que
manifestar en m y fomentar en ti la mutua dependencia, exigencia,
indigencia. Eso es lo opuesto al amor. El amor se basa en la
libertad, y la libertad se pierde en el apego mutuo. Tony, con una
naturalidad caracterstica en l que nunca hera a los oyentes, aun
cuando hablase de cosas personales suyas, explic la situacin con su
propio ejemplo, contando su propia experiencia con su mejor amistad
femenina, que estaba presente en el grupo, y de quien dijo mirndola
a ella y refirindose a ella: "Antes, cuando nos veamos, yo me
preocupaba de que cada reunin fuera un xito ininterrumpido, y al
despedimos senta la necesidad de dejar fijado bien claro cundo y
dnde nos volveramos a ver. Ahora la cosa ha cambiado. Disfruto de
su compaa plenamente cuando nos vemos; pero, al separamos, ni ella
ni yo decimos una palabra sobre cundo nos volveremos a ver.
Contentos si nos vemos, y contentos si nos dejamos de ver. No
dejamos de vernos y estar juntos cuando las circunstancias nos
llevan a ello, pero sin la obligacin y la compulsin de antes.
Cuanto menos apego, ms 'amor." Tambin cont otra experiencia
parecida y emocionante sobre la muerte de su padre. Tony se haba
preocupado mucho de l y de que pasara los ltimos aos de su vida de
la mejor manera posible. Cuando al fin falleci, Tony acept su
partida con una serenidad absoluta, que a algunos incluso les
pareci frialdad: no permiti luto de ninguna clase, y declar
definitiva y cariosamente cerrado un captulo de su vida, importante
como pasado, pero inexistente ya como realidad. Sin cicatrices en
la memoria.
"Es posible desprenderse de todos los asimientos?", le pregunt
alguien durante el curso. "No lo s", contest Tony, "pero cuantos ms
se desprendan, mejor."
EL CEREBRO PRO