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Almendros de la Quinta de los Molinos L L a a G G a a t t e e r r a a d d e e l l a a V V i i l l l l a a Ilustra, entretiene y además es ecológica. La primera revista digital sobre Madrid F F o o t t o o g g r r a a f f í í a a : : " " T T o o r r r r e e c c a a m m p p a a n n a a r r i i o o n n o o r r t t e e d d e e S S a a n n C C a a y y e e t t a a n n o o " " A A u u t t o o r r : : M M a a r r i i o o S S á á n n c c h h e e z z C C a a c c h h e e r r o o La torre de Alzapierna ¿localizada? Glosario arquitectónico madrileño: Dintel Los mozos de cuerda Número 16 / Diciembre de 2013 La forza del destino, Verdi en Madridl Edificio del antiguo Banco de Bilbao (dibujo) Calle de Raimundo Lulio
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La Gatera de la Villa nº 16

Jul 13, 2015

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Page 1: La Gatera de la Villa nº 16

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Número 16 / Diciembre de 2013

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nº 16EEll lleevvaannttaammiieennttoo ddeell22 ddee MMaayyoo ddee 11880088El primer libro editado por La Gatera de la Villa.

La amenidad no está reñida con el relato histórico; generalmente se atribuye esacaracterística a todo relato novelado. No obstante, estamos ante un ensayo históricoresultado de la rigurosa y exhaustiva labor recopilatoria y de investigación históricarealizada por su autor. Y la calidad literaria le respalda. El autor nos introducemagistralmente en la epopeya épica y dramática del alzamiento de los madrileñoscontra el ejército ocupante francés, narrando pormenorizadamente los antecedentes.

El libro se puede adquirir tanto en acabado en rústica como en formato electrónicoMás información en:http://www.bubok.es/libros/224776/El­levantamiento­del­2­de­mayo­de­1808

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A pesar de cualquier escasez o racionamiento,siempre ha surgido la chispa de la imaginación poralguna parte. Es lo que tiene ser una aglomeraciónde millones de personas en unos pocos kilómetroscuadrados, masa crítica que tarde o tempranogenera explosiones de inquietud. En plena guerracivil, los habitantes del Madrid sitiado continuaronyendo a los teatros sorteando los cráteres de lasbombas. En las trincheras del otro bando, lugarque tampoco parecía muy apto para la innovación,Miguel Mihura se sacó de la chistera una revistahumorística llamada La Ametralladora, precursorade la mítica La Codorniz. La ciudad que surgió dela escombrera bélica no era, asimismo, un sitiofácil para vivir: hambre, mercado negro, dictadura,éxodo masivo desde la España rural a lossuburbios... Pero no tardaron en llegar los "brotesverdes" intelectuales. Estaba Edgar Neville, estabaEnrique Jardiel Poncela, estaba Julián Marías.Gutiérrez Soto construyó en la plaza de laRepública Argentina el restaurante Commodore, dela santanderina Mayte, llamado a ser uno de loslugares de reunión de los protagonistas de laTransición política. A pocos metros de allí, elgimnasio del colegio Maravillas abría nuevoslenguajes a la arquitectura. Después vino el diarioMadrid, la revista Triunfo...

Los años 70 tampoco fueron una época que enprincipio anunciara un futuro halagüeño:urbanismo salvaje y piquetas demoledoras,aparición del fenómeno terrorista y proliferación delas drogas, crisis del petróleo, incertidumbre anteel tránsito de un régimen político a otro. Pero deese mundo, y en gran parte como reacción a esemundo, aparecieron los que trajeron años más

tarde los Veranos de la Villa, el Festival de Otoño,el Rockódromo o la Capitalidad Cultural Europea.

La situación del invierno 2013­2014 es la quees. Muchos madrileños inocentes han sufrido loincontable. Otros están expatriados. Otros se hanquedado por el camino, y tiempo llegará en que laciudad tendrá que hacerles un monumento comose les hace a los caídos en las guerras. Perotambién parece que se ha acabado, para bastantesaños, la era de los proyectos megalómanos. Seimpone el urbanismo de lo cualitativo, el de saberemplear recursos escasos con paciencia ytranquilidad. No mostrar tanto el orgullo local enmacroconstrucciones sino en el aprovechamientode lo que se tiene.

Es por todo ello que saludamos con alegría lainiciativa Madrid Ciudadanía y Patrimonio. Enmomentos en que parece que va a volver lapiqueta, y en que los estragos de la crisis sirven desubterfugio para justificar una dejadez en materiade patrimonio histórico que ya era dejadez en lostiempos de bonanza, empiezan a venir losprimeros brotes de algo distinto. El nivel culturalde nuestros dirigentes no es el deseable. Tampocoes el de grandes masas de la población, especial ypreocupantemente de las generaciones másrecientes, víctimas tanto de sucesivas reformaseducativas que han marginado los contenidos deHistoria y Humanidades como de programas detelevisión idiotizadores hasta la náusea. Pero comoen el pasado, los focos de innovación y de críticaconstructiva ya se están empezando a poner deacuerdo.

El urbanismo de lo cualitativo

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nº 16

Este año que toca a su fin ha sido para Madrid el del reencuentro con la realidad.La realidad del derrumbe financiero y social, como el dinosaurio del cuento, estabaahí. Desde hace cosa de un lustro. Pero la venda olímpica sobre nuestros ojos,sostenida (salvo honrosas excepciones) por casi todo el estamento político ytelevisivo, quiso prolongar durante unos años más los delirios de grandeza quecaracterizaron el salto del siglo XX al XXI. Ahora no hay que caer en el derrotismo,sino mirar hacia adelante. Tenemos algunos huesos rotos tras habernos dado debruces contra el suelo. Pero estamos vivos, y hemos salido de cosas peores.

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CRÉDITOS

La Gatera de la Villa la forman:

• Director: Juan Antonio Jiménez Torres

• Redactor jefe: Alfonso Martínez García

• Jefe de secciones: Juan Pedro EsteveGarcía

• Redactor: Mario Sánchez Cachero

• Editor: Julio Real González

• Jefe de cierre: Pablo Jesús AguileraConcepción

Diseño y Maquetación:

• Sandra Ruiz Martínez

• Alfonso Martínez García

• Mario Sánchez Cachero

• Juan Antonio Jiménez Torres

Portada

•Torre‐campanario norte de San Cayetano. Foto deMario Sánchez Cachero, contenida en el artículoGlosario arquitéctonico madrileño. Dintel

Contacto

Puedes escribirnos o enviarnos tuscolaboraciones a:

[email protected]

• http://www.fotomadrid.com/gatera‐villa.php

La Gatera de la VillaAño IV, Número 16, DICIEMBRE 2013

ISSN‐1989‐9181

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Editorial nº 16. El urbanismo de locualitativoEl nombre de Madrid ¿en venta?

Una mirada cautiva en La PedrizaNICOLÁS P. RODRIGUEZ MUÑOZ

Por el Madrid del primer franquismoJUAN PEDRO ESTEVE GARCÍA

Almendros de la Quinta de los MolinosJOSÉ MARÍA GARCÍA VALLES

Lugares masónicos en MadridÁNGELA M. VELASCO

La carta. En un Madrid romántico...ADRIANA SÁNCHEZ GARCÉS

La torre de Alzapierna ¿localizada?JOSÉ MANUEL CASTELLANOS OÑATE

Glosario arquitectónico madrileño.DintelJULIO REAL GONZÁLEZ Y MARIO SÁNCHEZ CACHERO

Los mozos de cuerdaALFONSO MARTÍNEZ

Edificio del antiguo Banco de BilbaoJOSÉ SANMARTÍN

Objetivando Madrid (Exposición)ÁNGEL ROLLÓN

El fotogato: La calle del BarquilloÁNGEL ROLLÓN

Nuestro pequeño paraiso en MadridJUAN GREGORIO GARCÍA ALHAMBRA

La forza del destino, Verdi en MadridPABLO JESÚS AGUILERA CONCEPCIÓN

Calle de Raimundo LulioJOSÉ JULIO PERLADO

Publicidad... de hace ya un tiempoALFONSO MARTÍNEZ

La noche de las ranas (Relatos del GrupoAndén) PEDRO UGARTE

Sopa de LetrasGATÓN DE ORO

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Gaceta felina

Una de las mayores preocupaciones quesin duda agobia al Ayuntamiento deMadrid es la fuerte deuda contraída a lolargo de los últimos años, que está

lastrando de manera inexorable el crecimiento dela ciudad e hipotecando de manera grave sufuturo.

Ésta más que comprometida y delicadasituación ha obligado al consistorio madrileño aadoptar medidas poco populares ­como losrecortes en servicios o la paralización de nuevosdesarrollos­ en un intento de enderezar lascuentas y subsanar el grave déficit. Pero estassoluciones se están revelando como insuficientes yno han conseguido más que maquillar un tanto losnúmeros rojos, aparte de disgustar a losmadrileños, quienes cada vez dudan más de lacapacidad de sus regidores para enderezar el

rumbo de su ciudad. Por ello el Ayuntamiento estáestudiando la manera de obtener dineroproviniente de nuevas fuentes de financiación, yuna de ellas, la que con más fuerza parecedestacar, es la esponsorización. En concreto elAyuntamiento tiene sobre la mesa varias ofertasmultimillonarias pertenecientes a empresas queestarían muy interesadas en publicitarse ligando sunombre al de la capital de España, porque opinanque, a pesar del difícil momento que atraviesaMadrid, la ciudad sigue siendo un indudablereferente internacional, tanto a nivel cultural comoturístico.

¿Veremos en breve trocado el nombre deMadrid? ¿Madrid­Samsung…? ¿Madrid­CocaCola…? ¿Y qué pensarán los madrileños de todoesto?

El nombre de Madrid ¿en venta?

Texto: La Gatera de la Villa

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A todos nos gusta viajar; ya lo hacía el hombre prehistórico cuando se esparció porel planeta. A todos nos gusta “coñocer”, como dicen gallegos y asturianos. Hayviajes que te marcan y hay miradas que se quedan atrapadas, cautivas, como la deaquél zagal en pantalón corto, cuando puso por primera vez sus sandalias en lasmárgenes de ese río poco entrado en carnes al que llaman Manzanares, que luegogarabatea por la ciudad capitalina, antes de entregar sus aguas al Jarama.

Texto: Nicolás P. Rodríguez MuñozFotografías: Carlos Albarrán, Ernesto Barcenilla y Nicolás­P.Rodríguez, salvo

indicación de otra fuente

Una mirada cautiva en La Pedriza

Ha pasado ya tiempo desde esa primeraincursión en La Pedriza y luego vinieronotras y otras, que saciaronmomentáneamente el paso fugaz de

una jornada, la necesidad de sentir el aire salvajey libre, como ya la hicieran nuestros antepasados yque mejor lugar que el que ofrece este paraíso delgranito.

Rememoro aquí, dos últimas escapadas a esteparaje, como la que se gestó hace tiempo, porparte de mi amigo el biólogo, quien a menudo medecía: tengo una ruta para ti y tu compañero deandanzas y escrituras, que os va a impactar. Yesta ruta llegó cuando las luces de Manzanares elReal todavía estaban encendidas internándomepor ese paraje ciclópeo. Todavía era de noche yconducía muerto de sueño cuando atravesé lacaseta de acceso al Parque Natural de la Pedriza,tras la cual fui muy atentoante la posibilidad deencontrarme con algún jabalíde regreso a su camada, conalgún lobo pedricerodescarriado, con algún tejónde raya fina o con algúncorzo madrugador, peroquiá, cuando vieran las lucesde mi carro huiríanespantados como alma quelleva el diablo. En fin,después de muchas curvas,formas y sombras, queiluminan la imaginación dequienes las contemplan, mearrodillé oliendo a jara y amadrugada en las mismasfauces del valle del

Manzanares, donde se asienta el campamentobase de este Everest madrileño, que no necesitabombonas de oxígeno y que no tiene sherpas,pero que tiene más laberintos que un parterre. Yallí, junto a los restaurantes sin aperitivo, las“cabañas” de Canto Cochino son el testigo mudode huesudos mochileros, domingueros y ciclo­turistas de pelo en pecho, que vienen de todas laspartes del mundo a disfrutar de este paraíso, únicoe irrepetible.

Hube de esperar al alba, en el fresco CantoCochino, a que llegaran mi compañero, el biólogoy su otra costilla, momentos que aproveché paradesentumecerme, en este lugar donde el rocío aveces combate contra el vaho de algunos cochestaciturnos, que agotan en la noche sus huesosmaltrechos, y a golpes de mazo se aburren endesperezos y bocas abiertas, como las de los

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leones de documentales. Son las de losmontañeros del vivac, las de los escaladores, lasde los senderistas, las de los naturalistas, las deaquellos que han decidido hacer el botellón sinbaile.

Así comenzó nuestra ruta al Puente de losPoyos en una mañana inolvidable de las que dejanhuella, preludio de otras muchas y de otros tantosviajes a este paraje, como el que recientementerealizaba en compañía de otro amigo y “profesortajamareño”, con el ánimo de completar un viajeexpress llegando hacia Manzanares con susesculturas de gato y montañero, con surecompuesto castillo y su embalse de Santillana enel que se miran sus sierras. Llegamos a esteescenario de películas de justicieros, romanos,vaqueros, bandidos y anacoretas, con nombresque resuenan como añoranzas: “Rey de Reyes”,“El Cid”, “La Caída del Imperio Romano”, “LaMuerte tenía un Precio”. La Pedriza hoy, ademásde paraíso del granito, es refugio de montañeros,turistas y especies sin catalogar, reino de lascabras montesas, que durante tiempodesaparecidas, nos observan ahora desde sustorres vigías, mientras entrenan en un equilibrioinhumano sus piruetas funambulescas, viviendo

como dueñas de sí mismas y sin necesidad de huirde lobos y fieras corrupias. ¡Ah, eso sí, huyen delos diablos de dos patas con DNI, quienes dicenque cada cuatro años se duplican, desde quefueran reintroducidas desde Gredos en los años 90después de una década, y que ahora, con casi3.000 ejemplares, se comen los pastos ydesequilibran el ecosistema.

Así que ahí estábamos el tajamareño y yo, enCanto Cochino y con nuestros refrescos, ante elmayor conjunto granítico de Europa, del que dicenque se ve desde Marte, y si no lo dicen, lo digo yo.Y si los marcianos tuvieran que aprender todos lostopónimos que por aquí circulan y que yo leo enlos mapas, jamás nos invadirían, porque en LaPedriza, cada piedra tiene su nombre y si no se loinventa el primero que llega y lo renombra y se loqueda, de esta manera hay quien en unaformación rocosa puede llegar a imaginar laesfinge de Gizeh y otros a un perranco de lapradera. Es lo que tienen las formacionesgraníticas, tan caprichosas, tan suyas ellas.: “ElPajarito”, “Peña el Sirio”, “el Tolmo”, “la Tortuga”…así hasta 1000 millones de nombres; lo que osdigo, ni los marcianos se lo aprenderán cuandollegue el día. No me extraña que la gente se pierda

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y que las cabras se mareen y que los lobos noquieran venir a La Pedriza sin GPS. Así, entresorbo y sorbo, departíamos estos cautivos demirada, diversos chascarrillos y mi amigo asentíacuando le desgranaba flashes de mis excursionesmontañeras descendiendo el Manzanares yascendiendo a La Dehesilla o remontando a talcascada... o coronando el Puente de los Poyos.También le recordé mis andanzas por El Tranco yotros tantos parajes y anécdotas de La Pedriza.¡Qué quejidos, qué lamentos viendo tanta bellezajunta, tanto caos, tanta plenitud! Para ilustrarnos,de cuando en cuando, barríamos con nuestrosojos, y sin cansarnos de mirar, este gran batolito,delimitado por Cuerda Larga y la garganta delManzanares, que el propio Giner de los Ríos,definiera como paisaje de roca pura, como purodesnudo geológico. Formación granítica quetambién ha sido definida por otros estudiosos delXIX, como el propio Bernaldo de Quirós. "En elestío, cuando el sol va declinado, las agujas de LaPedriza semejan, desde Madrid, llamas de unahoguera inmensa, en cuya parte central yeminente, destaca una forma rotunda, donde el solrebrilla como en un espejo en contraste con elagitado flamear de las cresterías circundantes. En

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os días claros de invierno la cúpula del Yelmoostenta la claridad de un color ligeramente tostadoy la suavidad del perfecto pulimento y ante ella sereducen lastimosamente las dimensiones de todaslas cúpulas que la arquitectura humana halevantado hacia el cielo".

Ahora, cuando escribo este relato estáncayendo las primeras hojas y se están produciendolas primeras "berreas" en muchos bosques de lageografía española, ese sonido gutural de loscérvidos que intentan adueñarse del territorio. Esel otoño pidiendo paso para cumplir su ciclo vital y

Francisco Giner de los Ríos.(Fuente: http://museovirtual.csic.es/historia_csic/hh2.htm)

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que en palabras de un poeta sudamericano, cuyonombre desconozco, reflejan ese otoño, ¿por quéno?, en La Pedriza. "Llega el otoño cuando lashojas caen en letargo y mi alma se me desnuda.De un color cobrizo van flotando en el aire hastadesfallecer muertas. El viento va acuñando todaslas hojas del campo agreste y el cielo se me vieneencima de un color celeste. El frío va calando enlas ramas de los árboles y los pájaros songuirnaldas que adornan mis paisajes.". Un otoñoque en La Pedriza se despliega como un cuadroplagado de colores, como una sinfonía a loBeethoven. No es extraño que uno se embobemirando, por ejemplo, el Cancho de los Muertos olas lejanas "Torres", bajo la Cuerda Larga,mientras piensa en toda esa mezcolanza deemociones relacionadas con las películas aquírodadas, con los señores lobos que aquí cazaban,con los escondrijos de los bandoleros muertos ycon los anacoretas que ahora se retiran de lamundana vida. Es el misterio y la vida salvaje deesta sierra, mundo viborero y de apasionadoscaminantes, que con su escueto equipaje, quierenvivirla emulando a románticos exploradores

dispuestos a descubrir los mundos secretos deeste laberinto. A la par, algunos diminutos puntosy las difuminadas siluetas de los forasteros que poraquí transitan, quedarán focalizadas por la miradaexperta de los incansables carroñeros y por laindiferente mirada de los solitarios anacoretas, querecostados nos contemplan desde sus canchalespardos, como si fuéramos hojas muertas. Mepregunto yo: ¿Tan hastiada está esta gente?, ¿Sonsolitarios por nacencia o vocación o acaso es puroesnobismo?, ¿Harán de sus vidas un recogimientode regla y ortodoxia benedictina y monacal o seráun eremitismo de cartón piedra hasta que cierrenel garito cuando vean las orejas al lobo? No lo sé,pero si la época de los maquis ha pasado y tansólo tienen que visitar al médico para la próstata,quizás haya que convenir en una retiradaespiritual, en un comportamiento de sabiduríasuperior que les hace beber en las fuentes de lapureza misma, en la libertad sin reglas. Ahorabien, los animales se relacionan entre sí, estrechanlazos, cazan desnudos y perseveran por la especie.¿Acaso estos anacoretas no acabarán formandoparte de esos "Renglones torcidos de Dios", que

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confunden realidad e imaginación? El tiempo noslo dirá, mientras tanto, si alguna vez te internas enlo más profundo de La Pedriza y no reconocesalgún extraño ruido, tal vez no sea una urraca ouna zorra, quizás sea un zumbeta o un ejemplarevolucionado de la especie humana. O tal vez, porqué no, sea uno de nuestros honrados ermitaños,como el que rescató en 2005 a una pareja: " Peroalguien sí que logró oír sus gritos de socorro: elermitaño. El hombre, que habita temporalmente enuna cueva escondida en la sierra, oyó los gritosjusto cuando había salido de su cueva para fregarunos cacharros. Los dos perdidos vieron cómohacia ellos se acercaba un hombre no muy alto,delgado, mayor, cubierto por un gorro de montañay un plumas. El ermitaño les llevó a su cueva, a surefugio. Allí les dio agua y manzanas. La estanciaestaba iluminada de manera tenue por unas velas.Una estufa de leña donde el hombre iba echandotroncos sirvió para calentar a los jóvenes. Elhombre les contó que la cueva había sidoacondicionada por otro ermitaño y que él pasabaen ella estancias esporádicas. "Nos gustó muchosu modo de vida, su retiro. Estaba muy

preocupado por el medio ambiente y nos contóque en la cueva reciclaba la basura". El hombretelefoneó desde el móvil de la pareja a losservicios de rescate para indicarles que losperdidos estaban en su refugio. Los bomberos yaconocían la existencia de la cueva, así que notuvieron problema en encontrarla. A medianoche,la pareja de excursionistas fue rescatada y puestaa salvo. Los rescatados se despidieron del hombreque les salvó del frío. "Ojalá que volvamos avernos algún día, aunque con lo escondido queestá usted me parece que va a ser imposible", ledijo la rescatada".

Estos anacoretas “buenones” poco tienen quever con los asaltadores de caminos y bandolerosque se refugiaban en La Pedriza, la que utilizaroncomo base y refugio para organizar sus asaltos,fundamentalmente durante el siglo XIX. Es el casode bandidos como Pablo Santos. Léase esta noticiade la época: "10 o 12 hombres perfectamentemontados y equipados, vagan por el sitio llamadoLas Pedrizas, en las inmediaciones de Colmenar yse han dejado ver en los alrededores de El Paular,

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Miraflores y demás pueblos de aquella Sierra. Noshan asegurado, aunque nosotros no respondemosde la exactitud de la noticia, que el sábado últimosalieron los ladrones al camino de Castilla yrobaron unas diligencias, internándose después enLas Pedrizas. Los habitantes de los puebloscercanos se hallan poseídos de un terror pánicode mismo modo que las personas cuyos negociosles obligan a transitar por lugares tansospechosos”. También fue La Pedriza esconditedel famoso secuestro de los hijos del marqués deGaviria y por qué no, también pudo haber sidoescondrijo temporal del más famoso bandido deMadrid, Luis Candelas. En cualquier caso ellaberíntico callejón pedricero, con sus muchascuevas y recovecos, fue sitio goloso paraesconderse la mala calaña, como refiere elespecialista Santiago Martín: "en la tortuosaorografía de las sierras encuentra el bandolero sumedio ideal, allí donde más cómodo se siente".

De mis muchas incursiones en estevasto paraje de La Pedriza quedanmomentos inolvidables que le comento ami amigo y que se reviven en mi memoriacada vez que la piso: jornadas familiarescon tíos y abuelos, con mi mujer y mishijos. ¡Qué decir! Son aquellos recuerdosde mi infancia con la familia pasando eldía, a ratos comiendo, a ratos entrecartas, a ratos merodeando por la CharcaVerde y a ratos solazados oyendo elarrullo del agua. ¡Qué buenas estaban lastortillas de mi madre!, ¡qué malas eranlas avispas que nos impedían comercomo gitanos en el campo!, ¡Cómo meacuerdo de sus frases!: “cómo está eltiempo, ¡malegrito el verte bueno!”, ¡Quémalas eran las vacas de los bosquespedriceros que a mi madre la asustabancausándole pavor y miedo! ¡Qué contentoestaba mi padre con sus lebreles!.¡Cómole recuerdo recostado en su silla playeraaferrado a sus gafas con el periódico enlas manos!. ¡Cómo le recuerdo recitandocon pasión sus poesías intensas y lospoemas de su admirado Luis Chamizo,héroe literario de nuestra patria chica, laExtremadura yerta!. "Bruñó los reciosnubarrones pardos la luz del sol ques´agachó en un cerro y las altas cogollasde los árboles d´un coló de naranjas se

tiñeron. A bocanás el aire nos traía los ruídosd´allá lejos y el toque d´oración de las campanasde l´ iglesia el pueblo."/" Corre´l tren retumbandopor los jierros de la vía. Retiemblan los reciosalcornoques qu´esparraman al reor del troncón lashojas secas. Juyen las yuntas cuando´l bichonegro silvando traquetea..”

En fin, muchos momentos felices vistos ahoracon la distancia de que cualquier tiempo pasadofue mejor, pero con la ilusión intacta de acariciar lamisma piedra rosada por la que transita la cabrahispánica una vez vuelta a sus querencias mientrashuye del rececho de algún cazador inoportuno alsitio del que nunca se tuvieron que marchar, el deuna Pedriza que a uno le invita a caminar, aunquele aturda la inseguridad propia de un bebé con suszapatitos nuevos. A fin de cuentas han sidomuchos meses con muletas.

"Asalto al coche". Francisco de Goya, 1787(Fuente: http://es.wikipedia.org)

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• LA SIERRA DE GUADARRAMA. Naturaleza,paisaje y Aire de Madrid. Coordinación.Antonio Sáenz de Miera.1992

• EXCURSIONES AL GUADARRAMA. RealSociedad Española de Alpinismo "Peñalara".1911

• MEMORIAS DEL GUADARRAMA. JulioVías.2001

• NATURALEZA Y SENDERISMO EN LA SIERRADE GUADARRAMA (trilogía:1999/2003 y2012).Nicolás‐P.Rodríguez y José MurilloCastillejo y J.Pedro Pérez Amorós.Tierrade Fuego.

• EL GUADARRAMA, "Una Sinfoníainacabada". Varios. Fundación Canal deIsabel II

• MADRID Y SU COMUNIDAD. FernandoGiménez de Gregorio. Editorial El Avapiés.1986

• DESCRIPCIÓN FÍSICA Y GEOLÓGICA DE LAPROVINCIA DE MADRID. Casiano de Prado.1975

• PARQUE REGIONAL DE LA CUENCA ALTADEL MANZANARES. Varios autores.Comunidad de Madrid.

• CAMINOS DEL GUADARRAMA. JoséC.Rodríguez Lafuente. Ediciones Desnivel.1999

• OBRAS DEL GUADARRAMA. ConstancioBernaldo de Quirós. Real SociedadEspañola de Alpinismo "Peñalara". 1905

• CIENCIA Y MEMORIA DEL GUADARRAMA.Joaquín Mª de Castellarnau. Recogido porla C.Madrid en 2003

• UN NATURALISTA EN EL PARQUE REGIONALDEL MANZANARES. Javier GrijalboCervantes. 1998

FUENTES CONSULTADAS

Fuente: Sociedad Española de Alpinismo

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Ya don Manuel Azaña veía con escepticismo que en España pudiera asentarse unfascismo 100% equivalente al italiano o al alemán. Más bien veía que podría venir“una dictadura militar y eclesiástica de tipo tradicional”, con sables, casullas,desfiles castrenses y homenajes a la Virgen del Pilar. Un fascista de verdad, JoséAntonio Primo de Rivera, también temía que su Falange pudiera acabar convertidaen mero “acompañamiento coreográfico” para que volvieran a tomar las riendas deEspaña los mismos de siempre.

Texto: Juan Pedro Esteve García

Por el Madrid del primer franquismo.

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Nueva dictadura.

Cuando llega a Madrid el nuevo gobiernoespañol, sus ministros saludan brazo en alto, puestodavía tiene presencia muy significativa laFalange en el Estado. De manera similar a lo quepasó para los republicanos, entre los golpistastambién había habido trifulcas fratricidas, y en1937, cuando se unifican todas las fuerzas políticasde la derecha en aquel experimento bautizadocomo “Falange Española Tradicionalista y de lasJONS” (FET­JONS), muchos falangistas rechazaronfusionarse con el tradicionalismo carlista. Segritaban lemas como: "Muera, muera, el neciorequeté, Viva, viva, Falange sin la T"

Y en Salamanca la confrontación llegó a pasarde las palabras a los hechos. Manuel Hedilla, líderde la Falange tras la muerte de José Antonio, esencarcelado por estas disidencias. El fusilamientode José Antonio por los republicanos fueextremadamente útil para Franco, pues por unlado le permitía disponer de un mártir al queexplotar propagandísticamente hasta la saciedad,como un Cristo sacrificado por el bien del país, ypor otro lado, le quitó de encima al principal rivalque podría tener. Si la República hubiese queridoganar la guerra, lo que tendría que haber hechohabría sido soltar a José Antonio en paracaídassobre Burgos, Salamanca u otra ciudad controladapor el “bando nacional”, para que así hubiesensido dos gallos en el mismo gallinero.

Casi llegado al poder Franco, se encuentra conel estallido de la Segunda Guerra Mundial, quetambién le vendrá bien para quitarse militares opolíticos críticos de encima. Franco tiene que pagara Hitler la enorme ayuda que ha tenido deAlemania para ganar la guerra española. Por otra

parte, tampoco le conviene mucho involucrar aEspaña ­que ha quedado ya bastante destrozada­en otro conflicto más. Además, dentro de lasoligarquías tradicionales españolas hay gente queacepta la parte de “mano dura” del fascismo, comolos campos de concentración o el partido único,pero que no acepta la parte de “reformas sociales”que trae este movimiento (seguros obreros,desplazamiento de las élites tradicionales de curasy latifundistas en favor de las nuevas burocraciasestatales). Por ello, opta por un juego a variasbandas.

Para tener contenta a Alemania, se creará laDivisión Azul en 1941, que irá a combatir a lastropas de Stalin en aquel intento suicida de Hitlerde invadir la URSS. Muchos falangistas que puedenser futuras “moscas cojoneras” si el régimenespañol toma otras derivas, serán enviados apegar tiros a treinta grados bajo cero. Unapreocupación menos para Franco.

Para tener contentos a los aliadófilos, Francodice que el país es “no beligerante”. Si losfalangistas quieren ir a matar comunistas a Rusia,no es una decisión del Estado español, sino de laFalange. Las tropas que van a Rusia son, por

Propaganda franquista de apoyo a los regímenes de Hitler,Salazar y Mussolini.

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tanto, “voluntarias”. Con esto, Franco utilizó elmismo argumento que utilizó Mussolini cinco añosantes para mandar tropas a España saltándose losrecelos de las democracias occidentales.

La División Azul partió de Madrid por ferrocarril,con una estación de Príncipe Pío repleta debanderas nazis por todos lados. Muchos de ellosno volverían, o permanecerían encerrados en elGulag hasta la muerte de Stalin. Cuando volvieron,fueron recibidos sobre el papel como héroes, peroa la vez, se habían convertido en personajesincómodos ante la nueva alineación proamericanadel Caudillo.

Los temores de Azaña y de José Antonio sehicieron realidad. Lo que había entrado a gobernarEspaña en 1939 no era un fascismo, sino unaespecie de versión de “serie­B”, un sucedáneo conañadidos bastante provincianos y cutres. Secensura la música, se prohíben ciertos bailes, se

depura al profesorado de las escuelas para que nocontagien estilos de vida “extranjerizantes” a losalumnos. En el diario Arriba del 16 de mayo de1939, José Vicente Puente atacaba a las mujeresque habían militado en la izquierda, a las quecalificaba de pedantes intelectuales, estudiantillasfracasadas, empleadas envidiosas de los jefes ylindezas por el estilo. En el ABC del 28 del mismomes, el escritor Wenceslao Fernández Flórez sepermitía hacer humoradas sobre el “olor marxista”y comparar a los vencidos con “chinches”. Lossueños joseantonianos de crear un nuevo hombre,una nueva sociedad... se iban destiñendo ante elretorno de los elementos más chuscos, clasistas yretrógrados de la nación. Mientras en Nueva Yorkse alzaban futuristas edificios en su ExposiciónMundial de 1939, la World´s Fair, anunciandocomo iba a ser el mundo de los años 50 y 60, aquínos dio por llenar todos los barrios posibles detorres herrerianas y de escorialitos.

Se van llevando a vertederos losescombros de los edificios bombardeados yMadrid va recobrando cierta paz. En 1942fue inaugurado el nuevo Mercado deMaravillas, entre la calle de Bravo Murillo yla plaza de la condesa de Gavia. Granmercado, pero pocos alimentos hay paraabastecerle. Durante toda la década de los40, el hambre fue una constante, tanto porculpa de las destrucciones de la pasadaguerra, como por la situación de guerra quehay ahora en la mayoría de los paísesextranjeros, como por las políticasfalangistas que predican la “autarquía”.

Los años del hambre.

Años muy duros para los madrileños loscomprendidos entre 1939 y 1953. Escasezeconómica, miedo a la entrada en unanueva guerra, boicot por parte de los paísesvencedores. Aun así, se pudieron efectuaralgunas obras de reforma de la ciudad.

Radio Nacional de España, que había sidouna emisora de campaña puesta por losalemanes en Salamanca para emitir haciaMadrid en la guerra, pasa a ser la granempresa de radiodifusión que hoy todavíaes. Ahora la guerra era otra. Conforme los

Entre los publicitarios enseguida surgieron los oportunistas quequerían quedar bien con el nuevo régimen.

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Muchas de las actuaciones urbanísticas del primerfranquismo se basaron en finalizar proyectosdiseñados o iniciados por la República, como los queafectaban a la zona del Hotel del Negro (actual Plazade Castilla): prolongación del Paseo de la Castellanay terminación del nuevo trazado del Canal de Isabel II,o “canal Alto”.(Foto: Boletín de Información delantiguo Ministerio de Obras Públicas.)

Radio Nacional de España empezó como una emisorade campaña en Salamanca destinada a enviarpropaganda franquista al Madrid sitiado. Ya acabada laguerra, ubicó sus antenas estables en las inmediacionesde Arganda del Rey, instalaciones que todavía semantienen para emisiones nocturnas o experimentales.(Foto: Juan Pedro Esteve García.)

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ejércitos del Reich iban perdiendo batallas, losdirigentes franquistas iban metiendo en el cajóndel olvido algunos megalómanos proyectos dereconstrucción de la ciudad hechos bajo evidentespautas hitlerianas. En estos proyectos llegan aparticipar arquitectos como Antonio Palacios, y sonjaleados por escritores de la causa como ErnestoGiménez­Caballero. Pero la “realpolitik” se impone.Hay que ir asegurando pactos con las nacionesque se van perfilando como futuras vencedoras.

Tiempo de sucedáneos. Ante la escasez de café,se fabrican sucedáneos a base de malta oachicoria. Ante la escasez de chocolate, se fabricantabletas a base de vaya usted a saber qué. Ante laescasez de gasolina, los coches tienen queremolcar un pequeño aparato llamado “gasógeno”,que a partir de leña o de carbón genera un gascon el que hacer funcionar los motores, aunquesea con prestaciones muy reducidas. Circulatabaco, pero de calidad ínfima. La electricidad nollega a las casas a todas horas, sino que seinterrumpe a menudo. La radio echa la culpa detodo, hasta de la escasez de agua, a “Inglaterra ylas logias masónicas”. A partir de 1943­44, losmalos siguen siendo los masones y los comunistas,pero por si acaso ya no se lanzan tantas invectivascontra los anglosajones.

La gran evasión contra este panorama tantétrico es el cine, que por muy censurado omanipulado que lo traigan, afortunadamente es unarte que se encuentra en unos grandes momentos.

Está también La Codorniz, revista humorísticafundada por Miguel Mihura y que no se casará connadie. Cuando tiene que dar palos al gobierno, losda, gracias a un humor muy inteligente que sabesaltarse las prescripciones de los censores ­por logeneral, algo cortos de miras­.

A pesar de los escasos recursos disponibles, seconsigue terminar lo que quedaba por hacer de laGran Vía, es decir, el trozo occidental, el máspróximo a la Plaza de España, con el edificio deLos Sótanos y las callecitas transversales como ladel Doctor Carracido. En origen, cada tramo de laGran Vía tenía un nombre, pero ahora se pone alos tres juntos el nombre de Avenida de JoséAntonio. La gente la seguirá llamando, entonces ysiempre, la Gran Vía, ya sean falangistas,monárquicos o apolíticos de nacimiento. Surgeademás, el chiste de los almacenes SEPU(Sociedad Española de Precios Únicos): "LaFalange es como el SEPU, se entra por JoséAntonio, y se sale por Desengaño"

La terminación de la Gran Vía implica, además,otra obra de importancia, cual es la modificaciónde la calle de la Princesa para su enlace con lanueva calle en la Plaza de España. Esta obra serealizará entre 1943 y 1948, y llevará al “recalce”de muchos edificios, en los que lo que hastaentonces era el sótano pasó a ser la planta baja,dado que el nivel de la calle se hizo descendervarios metros.

Cúpula de la Prisión Provincial deCarabanchel, construida por ladictadura para sustituir a ladesaparecida Cárcel Modelo de laplaza de la Moncloa. Alojó adelincuentes comunes y arepresaliados del bando perdedorde la Guerra Civil. (Foto: JuanPedro Esteve García.)

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El parque de la Quinta de los Molinos se encuentra situado entre las calles Alcalá(al sur), Juan Ignacio Luca de Tena (norte), Miami (oeste) y 25 de Septiembre (este)y tiene su acceso principal por la calle Alcalá, entre los números 527 y 531, junto ala entrada de la estación del metro de Suances.

Texto y fotografías: José Manuel García Valles, salvo indicación de otra fuente

Almendros de la Quinta de los Molinos

Es una más de las fincas que hanpermanecido en manos privadas y librede la especulación urbanística hasta muyrecientemente (1982), lo que ha

permitido que, al convertirse en patrimoniomunicipal, podamos disfrutar todos los ciudadanosde un parque único, precioso y preciado en unaurbe como es Madrid.

Su nombre se debe a los molinos para laextracción de agua que se trajeron de EstadosUnidos en 1920 y que aún pueden verse en laactualidad, restaurados y en funcionamiento,aunque con una finalidad exclusivamenteeducativa. Con estos molinos y con la abundanteagua proporcionada por los dos arroyos que la

recorrían (arroyo de los Trancos, al norte, y arroyode la Quinta, al sur) y los pozos y manantialesque se fueron encontrando al crear la finca, sepudo diseñar un espacio donde se alternaba eljardín floral con el bosque y las huertas.

El origen de la quinta está en una pequeña fincajunto al actual estanque, al norte de la vaguadaformada por el arroyo de los Trancos, que supropietario, Don Ildefonso Pérez de Guzmán elBueno y Gordon (1862­1936), IV conde de TorreArias (entre 1871 y 1936), cedió a su amigo elarquitecto César Cort en 1920, a cambio de laconstrucción de su palacio en la calle GeneralMartínez Campos de Madrid.

El gato por las ramas

Entrada al parque por la calle Alcalá.

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Uno de los dos molinos que dio nombre al parque, junto al depósito del agua

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Don César Cort Boti (Alcoy 1893­Alicante 1978)fue un arquitecto especializado en urbanismo,primer catedrático de Urbanismo en la EscuelaSuperior de Arquitectura de Madrid y Académicode la Real Academia de Bellas Artes de SanFernando. Concejal de urbanismo delAyuntamiento de Madrid y amigo y seguidor deArturo Soria, fue el responsable de la elaboracióndel Plan de Extensión de Murcia (1928) y del Plande Ensanche y Reforma Interior de Valladoliddurante la Guerra Civil.

Cort fue ampliando la extensión de la finca eincorporando nuevas parcelas hasta los años 70que llegó casi a las 30 hectáreas, dándole un estilomediterráneo, propio de su lugar de origen. Trassu muerte y algunos años de abandono, susherederos y el Ayuntamiento de Madrid acordaronla incorporación al patrimonio municipal de toda lafinca, excepto una cuarta parte que se destinó auso residencial. A partir de ese momento elAyuntamiento inició un proceso de restauraciónque acabó con la inclusión de la finca en el

catálogo de Parques y Jardines de EspecialProtección en el Plan General de OrdenaciónUrbana de 1997.

Actualmente, nada más atravesar el edificio deentrada, nos encontramos con una larga carretera,asfaltada y flanqueada por plátanos de sombra,que nos conducirá directamente a la zonaedificada de la finca. Pero si nos olvidamos unmomento de ella y nos desviamos a la derecha,accederemos al primer cuartel de almendros, losprotagonistas indiscutibles del parque. Y si nuestravisita se realiza en los meses de febrero/marzo ylos almendros se encuentran en flor, elespectáculo será grandioso.

El nombre científico del almendro es Prunusdulcis aunque también podemos encontrarlo comoPrunus amygdalus o Amygdalus communis. Elnombre genérico, prunus, lo incluye en el grupo delos árboles frutales y el específico, dulcis, hacereferencia a la dulzura de sus frutos en la variedaddulce y distinguirlo así de la amarga.

Calle que conduce desde la entrada a la zona edificada de la finca

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El término castellano almendra procede de unaarabización de mandorla y ésta de la palabra latinaamyndăla, que, por su parte, es una variación deamygdăla. A su vez, el nombre común del árbol,procede de la palabra latina de origen griegoamygdalus, que significa “árbol hermoso”.

Se trata de un árbol que puede llegar a alcanzarlos 8 ó 10 metros de altura (algo inhabitual en loscultivados), con el tronco grueso y retorcido. Lacorteza es de color gris oscuro y muy agrietada en

los árboles maduros. De fuertes raíces, la copa esancha, irregular y muy ramificada. Sus hojas sonalargadas y caducas y aparecen en el árboldespués de las flores.

Las flores son muy numerosas. Fácilmentecubren toda la copa del árbol y proporcionan alcampo de almendros el espectacular aspecto quepodemos presenciar durante algunos días de losúltimos meses del invierno. Cuando caen, tapizanel suelo de blanco y rosa como una suave y dulcenevada.

El infante Don Juan Manuel nos cuenta en sulibro El Conde Lucanor cómo el rey­poeta deCórdoba, al­Mutamid, sorprendió a su favorita, al­Rumaykiya, llorando porque añoraba la nieve;entonces, mandó plantar almendros por toda lasierra para que pudiera tener la impresión de quese encontraba nevada.

El almendro es todo un símbolo. Es el heraldodel final del invierno. Su floración puede iniciarseen el sur en enero (incluso a finales de diciembre),en febrero lo hará en la zona centro, y en marzo

Almendros del la quinta al iniciarse la floración

Flor de almendro

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más al norte. En Escandinavia no florecerá hastajunio. En cualquier caso, la floración del almendroindica que la temperatura diurna del aire es yasuperior a los 8 grados centígrados, aunque lamáxima actividad de floración y la mayor visita deinsectos tendrá lugar entre los 15 y 25 grados.

Su fruto, los almendrucos, nos harán esperar 8ó 9 meses. Son frutos ovalados de color verde quecontienen un núcleo leñoso en el que seencuentran de 1 a 2 semillas (almendras) de colormarrón. Se resquebrajan al madurar y puedenpermanecer largo tiempo en el árbol.

Los griegos, tradicionalmente favorecedores delos procesos naturales, no podían evitarsorprenderse por el hecho de que este árbol secomportase de forma diferente al resto y florecieseantes de que brotasen las hojas. Como a todo loque les intrigaba, le buscaron una explicación através de la mitología. Fílide, princesa tracia,estaba enamorada de Acamante, guerrero enTroya. Tras el fin de la guerra, esperópacientemente su regreso. Pero al pasar los días y

no producirse la llegada, murió de pena creyendoque había muerto. La diosa Atenea,compadeciéndose de ella, la convirtió en almendroy, curiosamente, al día siguiente llegó la nave conAcamante que se tuvo que conformar con acariciarla corteza del árbol. Fílide, ahora almendro,respondió a su amado floreciendo de repente, sinque hubiera dado tiempo a que las hojas brotasen.Y así sería como, año tras año, los almendrosrepiten su precoz floración y los antiguosatenienses aprovechaban para recordar a estosenamorados con fiestas y danzas.

Es un árbol que se adapta a cualquier tipo desuelo siempre que sea luminoso y seco. Aguantabien el frío, pero las heladas pueden perjudicarle,sobre todo cuando ya ha florecido. Es de rápidocrecimiento y puede llegar a vivir unos ochentaaños.

Se trata de un árbol muy mediterráneo quelleva con nosotros varios milenios. Sin embargo, suorigen y donde se cría de forma silvestre seencuentra en la zona este de este mar y en Asia

Hojas y fruto del almendro

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Central. Es probable que desde allí los fenicios lotrajeran a la Península Ibérica, pero lo que sí escierto es que los romanos lo repartieron por todoel Mediterráneo. En Japón se introdujo en fechasantiguas la costumbre de cultivar almendros, comoelemento decorativo, formando parte, junto conlos cerezos, de sus paisajes más espectaculares ypasando después a identificar toda una escuela depintura típica japonesa, imitada posteriormente

por algunos pintores europeos (impresionistas ypostimpresionistas, especialmente Van Gogh). EnEspaña, Sorolla, el pintor de la luz levantina,también dibujo este árbol en sus cuadros parareflejar el típico paisaje de su tierra de origen.

En nuestro país, segundo productor mundial dealmendras, está presente en cualquier lugar, peroespecialmente en las islas Baleares, Cataluña,Levante, Murcia y Andalucía. Hay enormesextensiones de cultivo en la zona levantina,muchas de ellas, probablemente de origen árabe yse cuentan por cientos las variedades siendo las demayor importancia la marcona, planeta, largueta,mallorca, valencia, amarga, fita y mollar. EnMadrid existen algunos pequeños bosquetes comoéste de los Molinos en el parque del Capricho eincluso en el Retiro (Paseo del Duque FernánGonzález, cerca de la escultura del Ángel Caído,donde estuvo la antigua real Fábrica de Porcelanasdel Buen Retiro) y además hay ejemplares sueltosen multitud de lugares de la ciudad.

Pero si el almendro junto con el olivo y la vidson los tres cultivos tradicionales del mediterráneoes porque, además del placer que percibimos porsu apariencia y su aroma, es fuente de una gran

Ricas almendras listas para comprar en una típica tienda devariantes

Almendros en el Retiro, cerca de la plaza del Ángel Caídogv 22

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Almendros del parque después de lafloración

Almendros en flor.(Foto Ayuntamiento de Madrid)

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variedad de recursos y desde muy antiguo se hautilizado en nuestro beneficio de muchas formas.Veamos algunas.

Ya en algún lugar se hace referencia al báculode Aarón como hecho de la madera del árbol. Y escierto que su madera, dura y pesada, es empleadapor escultores y torneros y resulta un buencombustible.

La goma que a menudo exudan los almendroscomo defensa contra las enfermedades y losgolpes, se ha usado también en la medicinapopular como astringente y como aglutinante enpolvos de farmacia cuando no existían lascápsulas.

Las cáscaras de la almendra trituradas sirvencon frecuencia para falsificar la canela y paratransformar en coñac los vinos blancos añejos y lacubierta verde resulta un buen forraje consumidocon agrado por ovejas y cabras.

De todas formas, el almendro es un árbol frutalpor excelencia y desde muy antiguo es lagastronomía la principal destinataria de éste fruto.En su variedad dulce, además del consumo directocomo aperitivo o complemento dietético, con lasalmendras se elaboran los conocidos mazapanes,turrones, peladillas, etc., típicos de la épocanavideña y forman parte de los variados rellenosde las diferentes carnes preparadas también enese momento del año.

Las almendras son ricas en proteínas y fósforo,tienen mucho aceite, más calcio que la leche ymás hierro que las lentejas. Además son un buenreconstituyente para el sistema nervioso. Con laalmendra triturada, mezclada con azúcar y agua,se prepara una leche alternativa para quienes notoleran la de origen animal.

Sus propiedades como narcótico y calmante seconocen desde muy antiguo y su uso medicinalestaba ya muy extendido en la época medieval.También es habitual el uso de su aceite en

Lago

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Palacio

cosmética. El aceite se extrae por presión en frío yes ideal para la piel y en masajes.

La almendra amarga (almendruco) es necesariomanejarla con precaución ya que contiene unaserie de azúcares que pueden transformarse encianuro y resultar tóxicas si se consumen encantidad. Con ellas puede prepararse aguadestilada, de propiedades antiespasmódicas (apequeñas dosis y con vigilancia médica). Pareceser que ya los sacerdotes de Isis en el AntiguoEgipto fueron quienes descubrieron laspropiedades del cianuro al efectuar la destilaciónde las almendras de las semillas del melocotón.

En cualquier caso, si nuestra visita a la Quintade los Molinos se produce en la época de lafloración, todos estos usos del árbol pasarán asegundo término y será su impresionanteapariencia la que nos dejará deslumbrados. Elespectáculo de contemplar un almendro en flor esgrandioso; cada rama, cada flor, nos permitiráapreciar perfección en las formas y una gama detonalidades espectacular. En el color que nos

deslumbrará. Su fugacidad es otro de los aspectosque lo hace aun más valioso: en función de laclimatología, dispondremos de una o dos semanasal año para disfrutar de él. Será a finales defebrero cuando podremos presenciar esta maravillade la naturaleza, si el clima lo permite y estamosatentos, ya que podría adelantarse o retrasarse.Además, a la corta duración de la floración hemosde sumar el hecho de que si el momento eslluvioso, las flores caerán del árbol antes de loprevisto.

Recuperada la cordura tras el espectáculopresenciado, volvemos a la carretera y nosadentramos en la finca, sabiendo que másadelante volveremos a topar con nuevasplantaciones que nos hará comprender porque seconoce este lugar como el “parque de losalmendros” de nuestra ciudad.

Casi al final de la carretera, atravesado elArroyo de los Trancos, hoy convertido en unavaguada casi seca, llegamos a la parte másantigua de la quinta y en la que encontramos las

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Segundo molino junto a la Casa del Reloj.

Olivos en la finca

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principales construcciones. Terrazas, invernaderos,estanques, y los dos palacetes merecen una visitadetenida. Por supuesto, no podemos dejar decontemplar los dos molinos que dieron nombre ala finca, así como la curiosa pista de tenis quetanto trabajo de movimiento de tierras supusopara su construcción.

El palacete edificado en la zona norte, junto allímite de la finca (hoy calle Juan Ignacio Luca deTena) constituye el núcleo inicial de la Quinta. Suconstrucción se inició en 1925 y es el únicoexponente que se conserva en nuestra ciudad dela conocida como arquitectura racionalistamadrileña del siglo XX. Se trata de un palacio conformas simples, funcionales, que atiendefundamentalmente a las necesidades delurbanismo moderno, en el que destaca la torreque lo remata, formada por cuerpos superpuestoscomo una pirámide. A su derecha, unimpresionante cedro. A su izquierda, uno de losmolinos originales, un depósito de presión pararepartir el agua extraída y una pequeña alberca.Frente al él y a sus lados, los restos de unjardín/rosaleda en los que actualmente las rosasalternan con otro tipo de flores y abundantecésped.

Como el terreno era pendiente, toda la zona seencuentra aterrazada, empezando por la pista detenis que se excavó longitudinalmente sobre lapendiente, manteniendo a sus lados los taludes amodo de gradas.

También se encuentra en esta zona de la fincala Casa del Reloj, que se construyó comoresidencia de verano de la familia Cort. Orientadahacia el sur, próxima a los Estanques Gemelos y alLago de aguas tranquilas y gran belleza. A su lado,el segundo molino original se muestra altanerodestacando sobre las terrazas.

El resto de la finca merece un paseo tranquilo.Los más de 1.500 almendros no son el únicoelemento vegetal digno de admiración: setos deconíferas que se plantaron para aislar del vientolas plantaciones de cultivo y marcar los caminos,olivos (no podían faltar en una fincamediterránea), cipreses, pinos, eucaliptos, cedrosy mimosas, espectaculares mimosas, nos llevaránen cualquier época del año de sorpresa ensorpresa. Con el oído atento, podremos escucharal mirlo, al pájaro carpintero y, por supuesto, a laagresiva cotorra argentina, plaga actual denuestros parques.

Mimosa

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• Árboles Madrileños. AntonioLópez Lillo y Antonio LópezSantalla. Obra Social Cajamadrid(Edición digital).

• Guía de INCAFO de los árboles yarbustos de la Península Ibérica.Ginés López González.

• Más de 100 árboles madrileños.Felipe Castilla Lattke y EmilioBlanco Castro. Ed. La Librería.

• El alma de los árboles. MiguelHerrero Uceda. Elam editores

FUENTES CONSULTADAS

El inicio de la floración heraldo de la primavera.

Y a pocos metros de la Quinta de los Molinos,avanzando por la calle de Alcalá, alejándonos de laciudad, otra impresionante finca: la de Torre Arias.¿Nos suena, verdad? Con razón. Esta fincapertenece a la familia Torre Arias, igual que en sumomento perteneció la de los Molinos, y seencuentra en trámite de incorporación alpatrimonio municipal. Éste fue el deseo de suúltima propietaria y cabeza visible del Condado deTorre Arias, dona Tatiana Pérez de Guzmán elBueno y Seebacher (1923­2012), VIII condesa deTorre Arias (entre 1979 y 2012) y nieta de aquelconde Ildefonso que cediera la Quinta de losMolinos al arquitecto Cort. Así que cuando seresuelva la herencia, podremos asomar nuestroscuriosos ojos a la que es la última finca privada dela nobleza madrileña en las afueras de la ciudad.Pero esa será otra historia.

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Lugares masónicos en Madrid

Texto: Ángela M. Velasco

"El mundo está gobernado por personajes muy distintos a aquellos que se imaginanquienes no están detrás del telón". (Benjamín Disraeli).

La masonería se afianza en España de lamano de la Revolución Francesa.Napoleón no perteneció a la masoneríapero fomentó la orden en su Imperio, y

casi toda su familia estaba integrada en diversaslogias; incluso su hermano José, designado rey deEspaña como José I, era Gran Maestre. Desdeentonces, grandes músicos, políticos, estadistas,abogados y arquitectos han pertenecido ypertenecen a alguna de las logias masónicasexistentes en este país. La existencia de variaslogias ya implica que aunque se basan en losmismos principios constitucionales, persiguenintereses distintos, generando conflictos de podery luchas de enfrentamientos en los más diversoscampos.

Todas las logias realizan los mismos ritos. Susgrados jerárquicos son idénticos y la parafernaliade sus eventos sigue los mismos parámetros.Tanto el grupo de personas que forman el cuerpomasónico, como el lugar donde se reúnen recibenel nombre de logia. Así pues una logia, es el lugardonde los masones se reúnen y trabajan. Cadahermano debe pertenecer a una logia y sometersea sus reglamentos y a las normas generales.

Benito Pérez Galdós escribió uno de susepisodios nacionales sobre la masonería, El GrandeOriente, en 1876; narra cómo esta sociedadsecreta intervino poderosamente en losacontecimientos que agitaron la vida políticaespañola en 1820­1823. La masonería es unasociedad secreta y selecta que en la actualidadpermanece viva y con bastante fuerza.

Ritos Masónicos

El rito masónico es la acción o los gestosgeneralmente simbólicos. En la masonería hay“ritos”. Entre ellos, el que se sigue para la“instalación de una logia”, o sea, la adaptación yconsagración de un local profano para convertirloen logia. Una vez consagrada y preparada, se

llevan a cabo otros ritos específicos queacompañan las ceremonias de “apertura y decierre” o clausura de una logia o reunión; de lasuspensión y de la reanudación de los trabajosmasónicos. Otros ritos describen y realizan lasceremonias llamadas de Iniciación (ingreso deprimer grado), de Pase (segundo grado), deElevación (grado tercero) y Reexaltación (ArcoReal).

Los rituales de los diferentes ritos masónicossuelen contener letra y a veces también música,“cánticos de la masonería”. La pieza musical másimportante, es sin duda, la famosísima La FlautaMágica del genial compositor masón, WolfgangAmadeus Mozart.

Ceremonia de Iniciación:

Se realiza en un salón, llamado de los PasosPerdidos (como en el Congreso de los Diputados),en el que necesariamente deben existir lossiguientes elementos: dos columnas, situadas unaa cada lado, que representan el templo deSalomón y que quieren significar, igualmente, laalianza del cielo con la tierra. El piso es como untablero de ajedrez con 8 baldosas por cada lado,blancas y negras, que significan la luz y laoscuridad. El número total 64, significa la unidadcósmica. Al fondo del salón, entre las columnas, sesitúa el altar, coronado por el triángulo sagradocon la letra G en su interior y enmarcado por el soly la luna, que significa la Eternidad por el paso deldía y la noche.

La mesa del oficiante, el Venerable Maestro, sesitúa delante de estos símbolos y encima, a unlado, el libro sagrado protegido por la escuadra yel compás. En el otro lado, sobre la piedra, unmartillo, un escoplo y un nivel.

La vestimenta, juega un papel importante en lasceremonias. No van iguales, sólo los del mismorango determina la misma, pudiendo ser desde

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unos simples guantes blancos para los aprendiceshasta el mandil, también blanco, con o sinadornos.

La indumentaria más característica de lamasonería es el mandil, que recuerda al quevestían los canteros, albañiles y constructores dela antigüedad. El mandil de Aprendiz es de piel decordero sencilla; el del Compañero se adorna condos rosetas azules en cada esquina inferior; el delMaestro, mucho más complicado, ostentabordados en azul, lleva una doble caída rematadaen plata metálicas como las antiguas armaduras, yse adorna con una tercera roseta. Los demásmaestros, si hay más de un Maestro, lleve el títulode Venerable, portan una T invertida en lugar delas rosetas; la letra T (la tau griega) es de origenpitagórico. Las joyas o emblemas masónicos quefiguran sobre los cojines de los dignatarioscampean también sobre el pecho de cada unocomo colgantes enhebrados a cintas de seda azul.Los dignatarios, y en lo posible todos los miembrosde la logia llevan guantes blancos; el Maestro y losVigilantes se protegen, además, con guanteletesazules. Los guantes eran como el mandil, parte delvestuario profesional de los masones operativos ysimbolizan las manos limpias.

Para la ceremonia iniciática, el VenerableMaestro inicia la sesión con tres golpes de malletey pregunta al iniciado cuál es su nombre masónico,todos tienen un seudónimo, una vez que este lodice, pone en su mano derecha el mallete comosímbolo de la fuerza sometida a la inteligencia.

Tras esto, el Maestro hace las siguientespreguntas al iniciado:

­"¿Qué significa el triángulo?" A lo que ha deresponder que simboliza la fuerza productora de lanaturaleza, la perfección las grandes verdades ylas ideas sublimes y que representa igualmente,una alegoría de las tres verdades fundamentalesde los primeros misterios.

­"¿Qué significan las columnas?" Representanla justicia y la verdad.

­"¿Por qué las columnas están adornadas dehojas de acanto, de rosas, de lirios y de ramos deacacia?" Han de responder que representan lassatisfacciones que nos procuran las ciencias, lasartes y el hallazgo de la verdad, cuando estánencaminadas hacia el bien.

­"¿Cuáles son los adornos de la logia?": Elpavimento de mosaico, el cíngulo entrelazado, laestrella flamígera y la esfera.

El significado de cada uno de estos adornos esel siguiente:

• El mosaico formado por losetas que estánunidas por mortero, y que representan laestrecha unión que debe reinar entre masones,ligados entre si por la sabiduría y la verdad.

• El cíngulo entrelazado es el emblema deladorno externo de la logia, ennoblecida por las

Simbología masónica en el Parquedel Capricho (Tumba del

Ermitaño)

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buenas costumbres de los hermanos que lacomponen.

• La esfera indica que, por medio del estudiode la naturaleza y de la contemplación de lasmaravillas del poder divino, se puede llegar alconocimiento de la verdad.

• La estrella flamígera es el signo dominantedel segundo grado de la masonería. Unaestrella es para el compañero la guía que leimpide perderse en las tinieblas; su luz iluminala justicia y la verdad.

Todas estas descripciones de símbolos yrepresentaciones se pueden encontrar en lascatedrales e iglesias construidas en los siglospasados y que servían, no sólo para expresar unaidea, sino además indicaba quién y cuándo lahabía realizado.

"El Triple Secreto de la Masonería”. Ricardo de la Cierva, Madrid. 1994

“Historia de Masones”. Manuel Ayllón, Madrid. 2001

“Los Masones en el Gobierno de España”. Vicente Alejandro Guillamón, Madrid. 2009

Algunos lugares en Madrid con signosmasónicos

Obelisco en Plaza de Castilla.Ministerio de Agricultura.Puerta Sur (Parque Tierno Galván)Cerro de los Ángeles.Observatorio Astronómico.El Ateneo de Madrid.El Templo de Debod.San Antonio de la Florida.Ermita de Santa Cruz (Hoy Capilla de laBolsa, restaurante)Jardines El Capricho. (Goya era muyamigo de los Duques de Osuna)Hotel Santo Domingo.Cementerio de San Isidro.

FUENTES CONSULTADAS

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Texto e ilustración: Adriana Sánchez Garcés

La Carta.En un Madrid romántico…

La carta había llegado muy de mañana,antes del desayuno, y la dama al notar eltacto aterciopelado del sobre, decidióabrirla más tarde, en la intimidad de su

alcoba, donde podría colocarse sin ningún ruboraquellos monóculos que tanto la avejentaban.

Tras su te con leche y una pizca de bizcocho,se retiró a su aposento y encendió la lamparilla delescritorio, a pesar de la mañana brillante y la luzvigorosa que entraba a través del balcón. Colocólos anteojos sobre su nariz recta y fina, y con unsuspiro, un tanto de añoranza, pensó en el tiempoaquel en que su perfil fue el más perfecto yaplaudido de Madrid, cuando era la reina desalones de baile y resplandecía con luz propia enlas más escogidas tertulias de la capital. Esaépoca aún no estaba tan lejana.

Al verse reflejada en el espejo, un gesto dedesánimo se dibujó en su rostro.

­¡Qué horror! Siempre temí que llegase estemomento.

Estiró la piel desde las sienes, intentandodesdibujar aquellos pequeños surcos que, poco apoco, iban recorriendo su rostro.

­ ¡Patas de gallo dicen! La verdad es que soncomo una araña, sí, eso parece, una piel detelaraña, una red ¡Qué asco!

De nuevo se tensó el rostro. Y por un momentomantuvo la fantasía de una piel tersa, perfecta ylisa.

­Esto ha sido el luto,… demasiado tiempoalejada del mundo, siempre rodeada de colorestristes,…eso envejece…, todo tan negro.

Con resignación se sentó en el escritorio, tomóde nuevo la carta, casi la había olvidado, laobservó con curiosidad.

­ ¿Quién la enviará?, el sobre es bueno… Sí, elluto es el culpable. ¡Dos veces viuda! Eso sólo mepasa a mí, dejarme engañar dos veces…, dossoledades. Siempre de negro.

Buscó el abrecartas en la mesa del escritorio.Despegó el lacre del sobre con cuidado.

­ Me empolvaré un poco la cara, a media luzapenas se nota la maldita tela de araña…¿Cómo…?¿Qué dice?

La dama leyó la carta de arriba abajo.

­ ¡No es posible!

Se levantó del escritorio y acudió a la claridaddel balcón. No había duda, no lo había malinterpretado. Una especie de emoción afloró a surostro, y se embelleció por un segundo,iluminándose con una luz que hacía tiempo lehabía abandonado, pero ella, tan absorta en lalectura, no pudo ver ahora su imagen reflejada enel espejo.

­ ¡Dios mío! Voy a contestar inmediatamente._Una sombra pasó por su mente._ ¡Un momento!No puedo equivocarme ahora, es una granoportunidad, debo obrar con inteligencia.

Buscó en las carpetas de la mesita, eligió unpapel elegante y comenzó a escribir. De vez encuando paraba, para seleccionar la palabraadecuada y justa, pero mientras escribía algo leamonestaba su conciencia.

­Sí todo sale bien…, es por mis hijas, lo hagopor ellas. Al fin y al cabo, soy una pobre viuda,¡dos veces viuda, ni más ni menos!...

Y pensó que sería un descanso no ocuparse denada, ni de las rentas, ni de las deudas…¡Tranquilidad!, ya no sabía qué era eso.

­¡Qué error cometí! Volver a casarme para eso,

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El gato lector

más luto, más negro… y hacerme vieja… Desdeluego esto que me llega es una ocasión…

Los ojos de la dama se cruzaron con los delretrato que sonreía desde la coqueta, envuelto enun romántico marco plateado. Ella le devolvió unamirada de rencor.

­¡Eras tan amable, tan cariñoso con las niñas!...pobre viejo, enfermo ¡Y yo que te acepté por ellas,por su seguridad!...

Le hablaron por primera vez de él las deSalgado. Fue una tarde paseando por el Prado, secruzaron con el caballero que iba en un cochedescubierto, las saludó con un gesto galanteelevando el sombrero.

­Es el viudo más rico y distinguido de todoMadrid ­ dijeron a coro las de Salgado.

Ella le había mirado con disimulo y le parecióatractivo, aunque algo viejo. Pero la dama se hizola desinteresada. ¡Menudas son estas, las deSalgado! Solo faltaba darles un motivo así depequeño, como para tener tema de conversación amis espaldas.

Luego le había vuelto a ver en el teatro.

­Él estaba en un palco, yo iba con unosconocidos, ­ recordó la dama ­ fue en el Real, unanoche memorable de diciembre: Lucía deLamermmoor nada menos que con Gayarre y laPatti, ¡Adelina Patti!...

… Le descubrí enseguida con mis anteojos deteatro. Allí estaba, tan elegante, tan señor. ¡Quéporte!.. Porque de guapo no ofrecía mucho, peroresultaba apuesto por lo que tenía de caballero.Fue un poco después, cuando en el tercer acto laPattí comenzó con aquel “Il dolce suono mi copli disua voce… ¡Qué virtuosismo! Sentía yo unaemoción, algo así como que se me clavaba unadulzura en el pecho…, no sé por qué, miré enese momento hacia el palco y cruzamos él y yolas miradas. Sería la magia de la música, o suaspecto tan aristócrata, tan prometedor, lo que medecidió, y pensé con determinación:

Ese hombre tiene que ser para mí.

Intenté enviarle algunos mensajes disimuladoscon el abanico, tocaba con el dedo la parte alta delpai, o lo colocaba delante de mi cara con la manoizquierda,…. Con tantas insinuaciones me ibacreciendo dentro un deseo.

Pero nada, ¡Qué hombre! ¡Qué sangre dehorchata!, aunque me miraba embobado, noreaccionó.

Así que días después, tomé yo la iniciativa, y mehice la encontradiza paseando por el Retiro. Yahabía hecho mis cálculos e indagaciones parafavorecer el encuentro, íbamos con las niñas, yolas mías y él la suya, ¡Tan delgadita!, ¡Tan mona!Entonces ya la cosa vino rodada, él nos invitó atomar un vaso de leche recién ordeñada en laCasa de Vacas, allí mismo, frente alembarcadero, todo muy galante, con muchodecoro, las niñas jugaron juntas…, y yo mecegué, no sé bien que me figuraba... siempre conaquellos trajes, con ese apellido…

…¡Quien iba a pensar!... ¡Qué si tenía tanto!¡Qué si ganaba cuanto!, y yo que todo lo hacía pormis hijas... luego no había nada, nada,…la casa,una ruina, un engaño ¡vamos! Cuatro cuartos yencima ella, la niña. ¡Qué decepción!... ¡Y avestirse de negro!,

A pesar de sus quejas la mirada desde elpequeño retrato continuaba sonriendoconciliadora, la dama se ablandó un tanto.

­No digo que no le quisiese pero… ¡Tanto comoaparentaba! Se me muere en dos días este buenhombre y no deja nada, sólo deudas y lamocosa…

Descorrió aún más la cortina del balcón, apartólos visillos, se veía allí mismo la Plaza de Oriente, alo lejos el perfil azul de la Sierra. Unas niñasjugaban al corro frente al palacio:

“A­rro­yo­ cla­ró,fuen­té se­re­ná…”

Miró otra vez el retrato. Aquel caballero debigotes rizados, siempre tenía los ojos risueños, losmismos ojos de la niña. ¿Reprochaban algo?

­¿Perversa? ,¿Opinas eso de mí? ¿Y qué?Defiendo lo mío, nos dejaste sin nada…es laoportunidad para mi futuro y el de mis hijas. ¿Meoyes?

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Y llena de un impulso parecido a la fuerza conque empuja la ira, la dama consiguió llegar hastael final de su misiva. Firmó con trazo decidido.

La señora apagó la lamparilla de aceite, se quitólos anteojos y abandonó la alcoba. Los criadospudieron observar que caminaba con un airegrave, y solemne, llevaba ese halo de heroínaoperística que tanto le gustaba adoptar. Enfática,entregó la carta a un servidor.

­ ¡A palacio! ­ ordenó ­ Rápido, al Palacio deOriente.

La dama volvió a sus quehaceres, luegoavisaría a sus dos hijas para que se compusieranpara el baile. Ella había tomado una dolorosa ydifícil decisión, aquella noche de la fiesta, lahijastra, Cenicienta, quedaría en la cocina.

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En junio de 1990, durante la remodelación de la estación de Ópera, se encontraronen la plaza de Isabel II unos restos que fueron asociados inicialmente con la torre deAlzapierna, perteneciente a la muralla cristiana de Madrid. Se hizo entonces lapreceptiva intervención arqueológica de urgencia, dirigida por Gregorio I. Yáñez, ylo que apresuradamente se había creído muralla y torre resultó ser "la cara externade una estructura de gran envergadura destinada al suministro de agua", que secorrespondía con el paredón y galería de servicio de la fuente de los Caños delPeral.

Texto y fotografia: José Manuel Castellanos Oñate

La torre de Alzapierna, ¿localizada?

Años después, la intervención realizada enla plaza entre 2007 y 2011 recuperódiversos elementos urbanos de lahondonada allí existente en época

medieval, extramuros de la puerta de Valnadú. Losde mayor entidad fueron la propia fuente de losCaños, la alcantarilla del Arenal y el acueducto deAmaniel. También salió a la luz la cimentaciónoriginal de la estatua de Isabel II y unos restos demuro y habitación localizados en el denominadoSondeo 1, al suroeste de la plaza.

En los últimos meses de 2009 la prensa difundióla noticia de que allí se habían encontrado "restosde una muralla cristiana de los siglos XI y XII",situados "a unos seis metros de profundidad, cercadel centro de la plaza", en "un espacio relleno conechadizo y escombro entre el suelo de la plaza yel túnel del ferrocarril"; el supuesto "lienzo de lamuralla" se alineaba "con una atalaya cuyoscimientos quedaron musealizados en elestacionamiento de la plaza de Oriente" y estabaformado por "un tramo de cuatro metros deanchura por siete de longitud y algo menos de unmetro de altura compuesto de pedernal, argamasay mampuesto."

La noticia, plagada de vaguedades, fue prontorelegada a un discreto segundo plano, y elprotagonismo quedó acaparado por los datos quese iban conociendo sobre la fuente, la alcantarilla yel acueducto. De hecho, en la propia Memoria dela intervención, redactada en 2011, no aparecía yala menor referencia al supuesto hallazgo deestructuras defensivas en la plaza.

Sin embargo, no convendría descartar sin másla posibilidad de que aquella intervención

arqueológica sí hubiera afectado a algún elementode la vieja muralla cristiana de Madrid. Lo que serecuperó en el citado Sondeo 1 fue un lienzo demuro (u.e.18) con orientación suroeste­noreste,asentado sobre un cimiento con zarpa (u.e.22).Hacia el norte quedaba el terreno extramuros(u.e.34), pavimentado con grandes losasirregulares de granito. Y hacia el sur seconservaban restos de dos habitaciones (u.e.25­26­31), una de ellas solada con ladrilloscuadrangulares, delimitadas por muros de fábricade ladrillo macizo unido con mortero de cal y dearena (u.e.27­28), con un pie derecho de granito(u.e.29) en el ángulo de ambos. La comunicaciónentre el espacio extramuros y las habitaciones serealizaba a través de un vano (u.e.21) perfiladocon aparejo de ladrillo en la esquina interior ybloques escuadrados de granito en la exterior,añadidos ambos al muro; en la entrada había unescalón (u.e.23) construido con ladrilloscuadrangulares.

Lo más interesante de todo esto era el muro.Estaba construido con mampuestos irregulares,mayoritariamente de caliza y en menor proporciónde pedernal y granito, recibidos con mortero de caly arena; algunos de los más grandes se calzabancon ladrillo macizo. La longitud del lienzo era de 4metros, con un espesor de 60 centímetros y unaaltura máxima conservada de 1,90 metros. El murose apoyada sobre un cimiento de idénticamampostería, con una altura mínima de un metroy una zarpa de 35 centímetros su la cara sureste.

A la vista de sus características y localización,este muro presenta peculiaridades de difíciljustificación. Por una parte, la solidez de su fábricade mampostería (y no de madera, tapial o fábrica

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Plano de situación del Sondeo 1:­ En color granate, los restos hallados.­ Con línea azul, situación hipotética de la torre según J. Ortega Vidal y F. J. Marín Perellón (La Forma de la Villa de Madrid, 2004).­ Con línea verde, situación hipotética de la torre según el autor (Las murallas medievales de Madrid, 2008).­ En trama de color gris, propuesta de reubicación de la torre de acuerdo con los restos hallados.

Plano de detalle del Sondeo 1. Contrama gris, el muro encontrado; elresalte que se observa en la parteinferior derecha de la pared es lazarpa de la cimentación.

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de ladrillo) sugiere que la construccióncorrespondiera a un edificio singular yno a una vivienda, pero en esa exactalocalización sólo conocemos la Casa delPescado que allí se estableció en 1499sobre una antigua tenería, a la que, porlas circunstancias de su establecimiento,hay que imaginar como construcciónhumilde y sin pretensiones deperdurabilidad. Además, el muro seapoya en un cimiento de cierta potencia,un metro como mínimo, excesivotratándose de arquitectura doméstica. Y,por último, la zarpa del cimiento no sedirige hacia la zona exterior del edificio,en la cara noroeste del muro, como seríade esperar, sino hacia el interior de lavivienda, circunstancia poco justificabledesde el punto de vista constructivo.

Durante la elaboración de un estudiosobre la hondonada del Arenal tuvimosque encajar diversos planos de época yactuales sobre los de la propiaintervención arqueológica, y se pudocomprobar que el muro hallado en elSondeo 1 coincidía casi exactamente conla que habría sido pared sureste de la

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Dos vistas generalesdel Sondeo 1

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torre de Alzapierna, suponiéndola localizada en laposición que últimamente se le viene asignando(por ejemplo, en La Forma de la Villa de Madrid de2004 y en Las Murallas Medievales de Madrid de2008): el error no superaba los tres o cuatrometros.

Esta muy probable correspondencia del muroestudiado con el que habría sido frontal sureste dela famosa torre sí justificaría todas laspeculiaridades antes descritas. Constructivamente,la fábrica no es muy distinta a la de los otrosrestos de muralla cristiana encontrados, aunque enéstos predomina el pedernal cuando se trata deparamentos exteriores. El espesor de 60centímetros coincide también con el de las carasvistas de los lienzos de muralla conservados, entrelas cuales se vertía un relleno de mampuestospequeños trabados con abundante argamasa decal y arena; parece razonable que este mismo tipode relleno fuera el que macizara el interior de latorre, al menos en su tramo inferior.

Con respecto a la zarpa, no creemos que hayaque entenderla como cimiento propiamente dichosino como zócalo escalonado que prolongaría lasuperficie de apoyo mejorando así la estabilidad dela torre, que avanzaba sobre la hondonadasiguiendo una línea de máxima pendiente. Deacuerdo con el perfil hipotético que imaginamospara el terreno en ese punto, la base de la zarpase encontraría a una cota de 631­632 metros.

Dispondría de varios escalonamientos, alcanzandouna altura total de dos o tres metros. El muro,finalmente, apoyaría en ella en la cota de 634metros, cinco por debajo de la rasante actual (algomenos de 639 metros), estimación coincidente conlo hallado en el sondeo.

El arrimo de viviendas al paño exterior de lamuralla comenzó en aquel sector noreste delrecinto (que descendía por la calle actual de laEscalinata hasta encontrarse con la torre deAlzapierna) a finales del siglo XV, y pocas décadasdespués, en 1526, todos los solares contiguos almuro habían sido cedidos ya por el concejo; sinduda, el más septentrional de estos solaresquedaría adosado no sólo a la muralla, sinotambién a la pared lateral de la torre, y laedificación que en él se levantó se apoyaría enambos.

Cuando en 1567 se derribó la torre deAlzapierna para mejorar la comunicación entre elinterior de la villa y la zona de los Caños, es desuponer que sólo se desmontaran en su totalidadlos frentes noreste y suroeste de la torre; los otrosdos servían de apoyo lateral a las viviendasadosadas y hubieron de conservarse, al menos ensu parte inferior. De esta forma, la pared surestedel torreón se convertía en muro lateral de lafranja de viviendas; el núcleo central de la torredesaparecía, dejando un paso abierto, y a amboslados de dicha pared sureste la relación interior­

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Detalle de la zarpa del muro

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exterior se invertía: lo que había sido interior de latorre pasaba a ser espacio exterior transitable, y loque antes era terreno exterior se convertía ahoraen suelo interior del edificio, conservando en estelado la zarpa original.

En la intervención arqueológica de 2007­2011se dataron mediante termoluminiscencia los restosde la fuente, la alcantarilla y el acueducto, perodesafortunadamente estos análisis no afectaron almuro y habitaciones del Sondeo 1, y tampocohemos podido saber si se evaluó de alguna otramanera la antigüedad de estos restos. A falta dedicha estimación, lo aquí expuesto ha deentenderse sólo como propuesta, si bienconcuerda de forma razonablemente fiel con loque de aquel paraje ya desaparecido y de suestructura urbana conocemos.

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‐ ARTRA, S.L.: Memoria final de intervenciónarqueológica. Proyecto: “Obras de implantación

de nuevos ascensores en la estación de metro de

Ópera”. 2011. Incluye como anexo el Informe delos Análisis de Termoluminiscencia, realizado porel Laboratorio de Datación y Radioquímica de laUniversidad Autónoma de Madrid.

FUENTES CONSULTADAS

Enlosado al exterior del muro

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Glosario arquitectónico madrileño.DintelLlegamos a la séptima entrada de nuestro querido glosario y, avanzandodecididamente en el alfabeto, damos la bienvenida a la letra “D”. El elementoarquitectónico que vamos a estudiar es primordialmente estructural, aunque puedeser revestido ornamentalmente. Combinado con otros elementos, como las jambas yel umbral, las tres conforman una puerta. Si el dintel y las jambas se combinan en suparte inferior con el alféizar, configuran una ventana. En cualquier caso ambos sonvanos que permiten el acceso y salida de un edificio en el caso de la puerta, y de laluz y el aire si se trata de una ventana.Pero, antes de adentrarnos a través de la puerta al edificio madrileño que vamos avisitar, procedamos a la definición técnica y académica del término “dintel”.

Texto: Julio Real GonzálezFotos: Mario Sánchez Cachero

DINTEL:

(o lintel, del latín limitellus, diminutivo de limes–imitem, “límite”). Elemento arquitectónicohorizontal superior de una puerta o ventana quesoporta una carga y apoya sus extremos sobre lasjambas (Foto 1).

IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MILLÁN YSAN CAYETANO

Una vez clarificado el concepto técnicodel dintel y visualizada la puertaconcreta que hemos seleccionado parasu perfecta comprensión, pasamos a

describir el edificio madrileño en que lo hallamos.

Este templo, asignado a la advocación de SanMillán y San Cayetano, se halla en uno de losbarrios más tradicionalmente castizos de Madrid,como es el de Lavapiés. En estos últimos años seha convertido en referente de la multiculturalidadque enriquece nuestra ciudad con motivo de lainmigración de miríadas de personas procedentesde los cuatro puntos cardinales del planeta. Enconcreto, la iglesia se ubica en el nº 15 de la callede Embajadores, esquina a la calle del Oso. Lasolemnidad, grandeza, antigüedad y, por qué nodecirlo, sus cicatrices, nos hacen preguntarnos porsu origen y devenir hasta el momento actual

Creación y vicisitudes históricas

El impresionante templo parroquial que hoycontemplamos tuvo un origen conventual, comomuchos de los que hoy aún sobreviven en Madridde los siglos XVII y XVIII.

Foto 1. Puerta en la capilla del Santísimo Sacramento.El dintel se prolonga sobre las jambas conformando

estilizadas “orejeras”.

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El original templo de San Cayetano fue fundadopor la Orden de los Teatinos, que se establecieronen Madrid bajo el reinado de Felipe IV, en 1664.Los Teatinos constituían una congregación declérigos regulares italianos, cuya fundación corrió acargo de Cayetano de Thiene (1480­1547), nacidoen la localidad veneciana de Vicenza de una familianoble (su padre fue el Conde Gasparo de Thiene),el cual recibió una esmerada educación, llegando aservir como diplomático del Papa Julio II. Retiradode la vida cortesana, en 1513 fundó su primeracongregación de sacerdotes, denominada elOratorio del Amor Divino; dos años después seordenó de presbítero. En 1524 fundaría, ayudadodel obispo de la localidad de Chieti, Juan PedroCaraffa (1476­1559), futuro Papa Paulo IV, laorden de los Clérigos Regulares o Teatinos (deTheate, nombre latino de la localidad de Chieti).Cayetano sería canonizado el 12 de abril de 1671por el Papa Clemente VII. Y este santo es cotitular,junto con San Millán, del templo que historiamos.

Los teatinos encargaron el trazado de los planos

del templo en 1672 al maestro de obras MarcosLópez, destacado arquitecto del reinado de CarlosII. Sin embargo, como otras muchas iglesiasmadrileñas, ésta estaba condenada a iniciarse enel siglo XVII y no concluirse hasta mediados delsiglo XVIII. Continuaron los trabajos el arquitectomadrileño José Benito de Churriguera (1665­1725)y Pedro de Ribera (1681­1742), vecino del barriocuya casa se situaba frente al templo enconstrucción (foto 2) y del que se conservanplanos firmados en 1722 y 1737. Fallecido Ribera,las obras se concluirían definitivamente en el año1761 bajo la dirección del arquitecto FranciscoMoradillo, muy vinculado a la corte de Fernando VIcon su intervención en el Monasterio de la SalesasReales.

Durante el siglo XIX, concretamente en 1869, eltemplo ampliaría su advocación con la añadidurade la feligresía y titularidad de la iglesia de SanMillán, demolida en ese mismo año.

Al inicio de la guerra civil, en 1936, el templosería asaltado por turbas descontroladas, siendosaqueado de todos sus elementos muebles y,finalmente, incendiado. Las cinco cúpulas querealzaban su arquitectura, se vinieron abajo, y tansólo se salvaron sus fachadas gracias a la labor deapeo efectuado, durante la misma contienda, porel arquitecto Fernando Chueca Goitia (1911­2004).

Tras un largo período de reconstrucción se pudoreinaugurar el templo en 1962 con la presencia delPatriarca de las Indias Occidentales, Monseñor D.Leopoldo Eijo Garay (1878­1963). Y entre los años1980­1991, se logró su completa restauracióninterior bajo la dirección del arquitecto ManuelManzano­Monís, quedando pendientes las torreslaterales y la fachada sur del templo.

Conozcamos el templo

Situados frente a la fachada principal, somosconscientes de la dificultad de su observación enuna calle tan estrecha, que únicamente nospermite apreciar una visión lateral muy escoradade la misma (foto 3).

La gran fachada, de composición rectangularhorizontal, está construida en granito y ladrillo. Laparte inferior se constituye por un basamento

Foto 2. Casa que perteneció a Pedro de Ribera. Comienzosdel siglo XVIII.

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Foto 3. Escorada visión lateral de la fachadaprincipal del templo.

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granítico sobre el que se sitúan ocho grandespilastras cajeadas del mismo material, cuyoscapiteles son de orden compuesto mostrando ensu parte central un pequeño óvalo con una cruzlatina. Estas pilastras segmentan en partes igualesla totalidad de la fachada, en la cual se abren dosniveles o pisos de ventanales rectangulares conmolduras con “orejeras”, culminadas en frontonestriangulares.

Hay que destacar que la fachada ha sidorestaurada en estos últimos años, revocándola enun despiece de ladrillo fingido –conocido comorevoco “a la catalana”­ que ha conseguidoproteger los paramentos originales de ladrillo, muydeteriorados, pero que la ha dotado de unatonalidad rosácea poco ajustada a su concepciónarquitectónica.

En el tercio inferior de la fachada se abren lastres portadas de acceso al templo en arco demedio punto, siendo la central mayor que laslaterales. Se encuentran cerradas por hermosas

rejerías (foto 4), forjadas en torno al año 1730 porel herrero Juan Antonio Fernández, siendo de losescasos elementos muebles del templo quesobrevivieron al saqueo e incendio de 1936.

Sobre las tres portadas se abren sendashornacinas en arco de medio punto, rematadas porflorones y óvalos ciegos los laterales, y abierto elcentral, con hermoso enmarcamiento dedecoración rococó. Las hornacina central muestrauna bella escultura de Nuestra Señora del Favor(foto 5), que recuerda la ermita de estaadvocación que aquí se levantaba hasta laconstrucción del gran templo de los teatinos; y enlas hornacinas laterales se observan las esculturasde San Cayetano de Thiene y de San AndrésAvelino; todas ellas acompañadas de parejas deangelitos. Se atribuye su autoría al escultor Juande Villanueva Barbales (1681­1765), padre delcélebre arquitecto del neoclasicismo.

En los laterales de la fachada se alzan lastorres­campanarios; de los dos cuerpos que

Foto 4. Portada lateral derecha, con rejería forjadaen el año 1730.

Foto 5. Nuestra Señora del Favor –siglo XVIII­ en lahornacina central de la fachada principal.

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planteó Pedro de Ribera en su proyecto de 1722,tan sólo se construyó uno en cada torre con unarco de medio punto en cada cara, donde sealojan las campanas. Los tejados apizarradosrematados en los estilizados chapiteles, tambiéndesaparecieron en el incendio de 1936, y aúnesperan su reconstrucción (foto 6).

Introduciéndonos por cualquiera de las tresportadas, y como ámbito previo al templo,ingresamos al nártex o atrio (foto 7), cuya plantarectangular abarca algo menos de la totalidad dela anchura del interior del templo. Estrecho, perode notable altura muestra bóvedas de cañón conlunetos en sus extremos, y bóveda central dearista en su parte central. Se articula mediantepilastras cajeadas de orden toscano. Ha sido bienrestaurada y muestra un bello aspecto con lastonalidades elegidas en su pintura. A ambosextremos portadas de arco de medio punto quecomunican con antecámaras de acceso a lasescaleras de las torres. Una única gran portadaadintelada de granito, rematada por un levefrontón de arco rebajado, nos permite ingresar alámbito sagrado.

Amplitud barroca luminosa y orientalizante.

Nada más acceder al interior, advertimos que laplanta de la iglesia es poco usual en nuestraciudad (foto 8). Desde los pies del temploobservamos una alta y ancha nave centralculminada por una cúpula central. Estructuraevidentemente barroca, muy característica denuestro Madrid en los siglos XVII y XVIII. Peroinmediatamente, comprobamos la gran anchura yaltura de las “naves laterales” (foto 9), yconcluimos que no deben definirse como tales.Efectivamente nos hallamos en un templo barrocoestructurado en planta de “cruz griega” inscrita enun gran cuadrado, en cuyos ángulos descuellanotras cuatro cúpulas menores, que orbitan lacentral, situada justo en la intersección de la cruz.Una planta de inspiración bizantina yorientalizante, de la que podemos destacar otroejemplo en Madrid, de finales del siglo XVII, en eltemplo de las Comendadoras de Santiago. Estascúpulas menores (foto 10) muestran unaestructura más compleja y movida con suconfiguración octogonal, y su decoración deestética próxima a la corriente barroca del “rococó”

Foto 6. Torre­campanario norte del templo, pendiente derestauración y de la reconstrucción de su cubierta y chapitel.

Foto 7. Vista general del nártex o atrio de ingreso al templo.

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Foto 8. Vista general de la nave central y presbiterio desdelos pies del templo.

Foto 9. Vista hacia los pies del templo, con la nave central ycúpula principal; a la derecha, parte de la nave del

“evangelio”.

Foto 10. Vista de una de lascuatro cúpulas octogonalesde los ángulos del templo.

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europeo, que la cúpula central. Sus pechinasaparecen ornamentadas por enmarcamientosmoldurados en escayola rematados en volutas,que engloban marcos ovalados circunvalados deguirnaldas y culminadas por motivos aveneradosinvertidos. La cornisa que sustenta estas cúpulasestán ornamentadas por graciosos querubines(foto 11) apoyados sobre ménsulas en cuya baseaparecen tres granadas. Las cúpulas ochavadas sedividen en gajos por pilastras y se culminan porlinternas. No obstante, debemos recordar quetanto las cúpulas laterales como la central que hoydía podemos admirar son reconstrucciones de lasque se vinieron abajo en el incendio de 1936.

La anchurosa nave central culmina enpresbiterio de cabecera plana, en tanto que lasnaves laterales culminan en ábsides semicirculares.Dentro de la concepción decorativa general deltemplo, abundante sobre todo en la cornisa querecorre todo el interior, destacamos las grandespilastras cajeadas, rematadas por capiteles jónicosdecorados con guirnaldas de granadas (foto 12),pareadas en las que ornan los cuatro grandespilares centrales.

Foto 11. Detalle de uno de los querubines que ornamentanlas cornisas de las cúpulas menores.

Foto 12. Vista de los capiteles jónicos que rematan las pilastras cajeadas del templo.

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Retablos e imágenes renovados.

Antes de iniciar la visita pormenorizada,volvemos a hacer hincapié en que esta iglesia fuedestruida hace 77 años, y por tanto su remozadoaspecto arquitectónico interior, así como losretablos, imágenes y pinturas existentes,responden a realizaciones contemporáneas o arestituciones efectuadas con los mínimos restosque sobrevivieron al incendio.

Iniciamos el recorrido por los pies del templo:junto a la cancela de acceso y en su lado epistolar(derecho) observamos un marco­retablo (foto 13)de estilo neobarroco, de madera dorada ypolicromado, con predela, un solo cuerpo y áticode moldura calada flanqueada por pináculos, conpintura contemporánea de la InmaculadaConcepción, copia de la que realizó José de Ribera“el Spagnoleto” para el Monasterio de SantaIsabel, también desaparecida.

La primera capilla de la epístola contiene elretablo de Nuestra Señora del Rocío (foto 14),también contemporáneo, neobarroco, y de madera

dorada y policromada, compuesto de predela, doscuerpos y ático, y dividido en tres calles concolumnas compuestas. En el centro, observamos el“simpecado” de esta hermandad rociera madrileña.Las pinturas que ornan el retablo son copias deartistas del barroco, como Murillo, Alonso Cano,Cabezalero, o Maíno, en los que se representandistintos momento de la vida de la VirgenSantísima: Santa Ana con María niña; laAnunciación; la Visitación de la Virgen a SantaIsabel; la Virgen de la Estrella, con el Niño Jesús;Pentecostés; y la Asunción.

Llegando al crucero, contemplamos el retablode la Virgen del Pilar (foto 15), datado en el sigloXVII, de madera dorada y policromada, compuestode predela imitando mármol, un cuerpo divididoen tres calles flanqueadas por columnas corintias,y ático compuesto de aletones laterales rematadocon frontón rococó, que enmarca curioso calvariocon figuras de vestir del siglo XIX (foto 16) En lahornacina central, imagen contemporánea de latitular, flanqueada por pinturas barrocas de SanFrancisco de Asís, y de Santo Domingo deGuzmán.

Foto 13. Marco­retablo de la Inmaculada Concepción. Copiadel siglo XX.

Foto 14. Retablo neobarroco de la Virgen del Rocío.Siglo XX.

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El siguiente retablo en esta zona epistolar delcrucero es el dedicado a San José (foto 17), decuya antigua estructura del siglo XVIII sobrevivenla predela con ménsulas en los extremos y doscolumnas en madera dorada de orden compuestoy fuste liso enguirnaldado en espiral, queflanquean imagen de San José con el Niño,elaborada por talleres de Olot (Gerona) amediados del siglo XX.

La siguiente capilla de esta nave epistolar estádedicada a San Millán de la Cogolla (473­574,murió centenario), advocación venerada en estetemplo tras la demolición de su sede primitiva en1869. Su retablo (foto 18) es de un barrocoexhuberante, y datado a mediados del siglo XVIII.En madera policromada y dorada, muestra altar,predela, un solo cuerpo con hornacina y áticosemicircular con molduras barrocas. La imagen delsanto titular es también contemporánea,mostrando al ermitaño riojano de Berceo en hábitotalar con báculo y evangeliario.

Alcanzamos, finalmente la capilla absidal deesta epístola, que cobija el retablo del Cristo de la

Victoria o de Serradilla (foto 19). El retablo es demadera policromada y dorada, neobarroco, y secompone de predela, un solo cuerpo flanqueadopor columnas salomónicas del siglo XVIII, restosdel antiguo retablo, y ático con imagen de lapaloma del Espíritu Santo. La imagen titular escopia contemporánea del original realizada por elescultor Víctor González Gil (1912­1992).

Abandonando la zona epistolar, llegamos alpresbiterio, donde contemplamos el retablo mayor(foto 20), neobarroco y contemporáneo, diseñadopor el párroco a finales del siglo XX. Es de maderadorada y policromada, y se compone de predela,dos cuerpos divididos en tres calles por columnassalomónicas corintias, y ático con Crucificado. Laspinturas son copias también modernas de clásicaspinturas sobre la vida de Cristo y de la VirgenMaría, con expositor en su parte inferior, yhornacina central con escultura contemporánea dela Inmaculada Concepción.

Desde el punto en que nos hallamos, alzamos lavista para contemplar la gran cúpula central (foto21), reconstruida en su totalidad al igual que las

Foto 15. Retablo de la Virgen del Pilar. Siglo XVII. Foto 16. Calvario decimonónico, en el retablo de la Virgendel Pilar.

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Foto 17. Restos de retablo del siglo XVIII, con San José conel Niño.

Foto 18. Retablo de San Millán de la Cogolla. Siglo XVIII.

Foto 19. Retablo del Cristo de la Victoria, o de Serradilla. Foto 20. Vista general del retablo mayor. Fines del siglo XX.

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Foto 21. Vista general de la cúpula central.

Foto 22. Retablo del Santísimo Sacramento. Siglo XVIII. Foto 23. Retablo de San Cayetano de Thiene. Siglo XVIII.

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cuatro menores octogonales de los ángulos deltemplo. Sus pechinas vacías nos recuerdandolorosamente las perdidas pinturas realizadas porel madrileño Luis González Velázquez (1715­1763),y que representaban a San Andrés Avelino, SanCayetano, el Papa Paulo V, y el beato Marinoni,todos tan vinculados a la Orden de los Teatinos.

Alcanzamos la capilla absidal que remata lanave del evangelio, en el que se encuentra elretablo del Santísimo Sacramento (foto 22),datado en el siglo XVIII, en madera dorada, ycompuesto de mesa de altar, un solo cuerpoflanqueado por columnas de fuste estriado y ordencorintio, con retropilastras del mismo orden, yático rematado por marco rococó que envuelverepresentación del Santísimo Sacramento, conhornacina que contiene imagen contemporánea devestir del Santo Niño del Remedio. La parte inferiordel retablo es ocupado por el Sagrario y, sobre elmismo, hermoso manifestador.

La siguiente capilla del evangelio es la dedicadaal cotitular del templo, exclusivo hasta 1869, SanCayetano de Thiene. Su retablo (foto 23), demadera dorada, se compone de predela, uncuerpo de una sola calle flanqueada por pares decolumnas y pilastras estriadas de orden corintio, yentablamento que sustenta frontón curvo partidocon estilizados pináculos laterales y central. Elcuerpo central del retablo dispone de hornacinaavenerada rebajada, con escultura contemporáneadel santo titular, que sustituye a la destruida en1936 y que habían traído los sacerdotes teatinosen el año 1670. Todo el conjunto se sitúa sobreescalinata de doble tramo de granito y balaustradade madera para permitir la veneración fluida delsanto por sus devotos.

Llegamos a la ancha capilla del brazo delcrucero, y la primera capillita en que se subdividecontiene el retablo dedicado a San Antonio dePadua (foto 24). Es de estilo barroco y de sabornada académico como obra de un artesanopopular. Datado en 1782 y con el nombre de losdonantes, no refleja la época del neoclasicismo enque se ensambló. Labrado en maderapolicromada, consta de altar­predela, un solocuerpo con gran hornacina trilobulada, flanqueadade pequeñas columnas salomónicas doradas deorden corintio, culminado por ático curvo conimagen en medio de un rompimiento de Gloria

Foto 24. Retablo de San Antonio de Padua. Siglo XVIII.

Foto 25. Retablo de la Virgen del Carmen. Elaborado conrestos de otro anterior del siglo XVIII.

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conteniendo una inusual imagen de Dios­Padre deluenga barba y expresión juvenil que sujeta elOrbe, sobre dos querubines. En la hornacina,imagen contemporánea del santo luso.

El ábside de la capilla del crucero evangeliario,contiene el retablo de Nuestra Señora del Carmen(foto 25), prácticamente idéntico al quecontemplamos en el extremo contrario del cruceroy que estaba dedicado a San José. También es unretablo moderno en madera dorada, elaborado conlos escasos restos de otro anterior del siglo XVIII,del que han sobrevivido la predela con ménsulasen los extremos y querubines, y las dos columnasde fuste liso con guirnaldas en espiral y capitelescompuestos, que flanquean la hornacina en la quese halla la imagen de la titular, elaborada por lostalleres de Olot a mediados del siglo XX.

La capillita siguiente contiene el retablo de SanJuan de Dios (foto 26), prácticamente idéntico alya contemplado de San Antonio. También barrocopopular del siglo XVIII y con nombre de losdonantes, aunque en este no figura el año de suensamblaje; idénticamente, está elaborado enmadera policromada, y se compone de altar­predela, un solo cuerpo delimitado por pequeñascolumnas doradas corintias, de fuste decorado contarjas y querubines, y ático curvo conteniendoenmarcamiento dorado rococó con lirio invertido.La imagen de la hornacina central muestra imagencontemporánea del santo hospitalario granadino.

Y, en este recorrido, llegamos a la capilla de lospies del lado del evangelio. En la misma podemoscontemplar un enorme retablo contemporáneo deestilo neobarroco dedicado de La Piedad (foto 27).También elaborado siguiendo los diseños delpárroco, es de madera dorada y policromada y secompone de predela, un cuerpo dividido en trescalles por cuatro columnas corintias de fusteestriado, y un gran ático que enmarca grancuadro de la Santísima Trinidad, copia fidedignadel pintado por El Greco. La hornacina centralmuestra grupo escultórico de La Piedad, del sigloXIX. A ambos lados, imágenes de los SagradosCorazones de Jesús y de María, contemporáneos.

El muro de los pies del evangelio muestraretablo de Jesús Crucificado (foto 28), neobarrocodel siglo XX, en madera dorada y policromada, ycompuesto por altar­predela, cuerpo central

Foto 26. Retablo de San Juan de Dios. Siglo XVIII.

Foto 27. Retablo de la Piedad. Fines del siglo XX.

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Foto 28. Retablo de Cristo Crucificado. Siglo XX. Foto 29. Vista del coro en alto.

Foto 30. Jesús despojado de sus vestiduras.Vía Crucis del siglo XIX.

Foto 31. Vidriera con la “Adoración de los Pastores”.

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delimitado por pilastras corintias cajeadas,entablamento, y ático con cartela neorococó consímbolos pasionarios, flanqueada de volutas. Laimagen del Cristo es, asimismo, contemporánea.

Próximos a finalizar la visita, alzamos la miradapara contemplar el hermoso balcón del coro enalto (foto 29) con basamento de elegante diseñobarroco y forja moderna imitando el modeloantiguo. Todo ello bajo un amplio arco de mediopunto que conduce nuestra mirada a la bellayesería geométrica barroca de la bóveda de lospies del templo, de las que contemplamos otrosejemplos similares durante la visita que hemosrealizado, y que tan en boga estuvieron en lostemplos madrileños de los siglos XVII y XVIII.

A lo largo del recorrido, hemos podido tambiénadmirar un artístico Vía Crucis del que destacamoscomo ejemplo una de su estaciones (foto 30), deprogenie francesa y elaborado en el siglo XIX, oalguna de sus artísticas vidrieras contemporáneasde estilo clasicista, como la que muestra laAdoración de los Pastores (foto 31).

Constatada la notable labor de restauración yredecoración efectuada en el interior del templo, loabandonamos con la esperanza de que prontopodamos ver la totalidad de sus fachadas y torrescompletamente remozadas.

FUENTES CONSULTADAS

•AA.VV. (2003) “Arquitectura de Madrid.Casco histórico”. Fundación COAM.

•.AA.VV. (1972) Enciclopedia UniversalSopena. Tomo 3. Barcelona.

•.AA.VV. (1989) “Diccionario EnciclopédicoEspasa”. Tomo 4. Espasa‐Calpe, S.A.Madrid.

•.AA.VV. (2002) “Retablos de la Comunidadde Madrid”. Consejería de las Artes de laComunidad de Madrid.

•.FUERTES GARCIA, Miguel A. (2004) “Lasprimitivas iglesias de Madrid” Ed. LaLibrería.

•.GUERRA DE LA VEGA, Ramón (1996)“Iglesias y conventos del antiguo Madrid”.Edición del autor.

•.GUERRA DE LA VEGA, Ramón (1984)“Madrid de los Austrias. Guía deArquitectura”. Edición del autor.

•.HIDALGO MONTEAGUDO, Ramón; RAMOSGUARIDO, Rosalía; REVILLA GONZÁLEZ,Fidel (1992) “Madrid Barroco” Ed. LaLibrería.

•.LÓPEZ CARCELÉN, PEDRO; CASTELLANOSOÑATE, JOSÉ MANUEL; GEA ORTIGASISABEL (2009). “Madrid. Guía visual dearquitectura”. La librería. Madrid.

•.SOBRINO GONZÁLEZ, Miguel (2010)“Catedrales. Las biografías desconocidasde los grandes templos de España”.

Nota:

La Gatera de la Villa desea expresar suagradecimiento al sacristán y responsables dela iglesia parroquial de San Millán y San Caye­tano por las facilidades otorgadas en la reali­zación del reportaje fotográfico.

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Una ciudad es un lugar donde, en constante movimiento, transitan personas,animales, vehículos y cosas, pero lo inanimado no se traslada solo, hay quedesplazarlo. Esta tarea que hoy hacen las empresas de mudanzas, mensajería ysimilares, antes, cuando no se había inventado el vehículo automóvil o todavía eracaro se realizaba por medio de carros, de animales o a lomos de un ser humano. ElMadrid del siglo XIX y principios del XX, una población bastante ajetreada, dondela movilidad ya era un asunto complicado tenía, como todas las poblaciones decierta entidad del mundo, sus mozos de cuerda o cordel.

Texto: Alfonso Martínez

Los mozos de cuerda

Junto a otros colectivos como los aguadoreso los traperos eran imprescindibles para elfuncionamiento de las ciudades. Cargabancon todo tipo de trastos ya fuesen pesados,

voluminosos, delicados, valiosos, imprescindibles…Todo era susceptible de que ellos lo acarreasenincluso, como veremos, los seres humanos. Suorigen, como ocupación remunerada, parece estara fines del XVIII. Podía llegar a ser más económicocontratar a uno o dos mozos que a un carro contracción animal. Obviamente no se les considerabaen lo legal como bestias de carga, perosocialmente la impresión que se percibe muchasveces es que faltaba muy poco para que suscoetáneos los catalogasen así. Como todo trabajoque, en apariencia, sólo precisa de la fuerza físicaera menospreciado y reservado a las capassociales más bajas.

Una regla no escrita hacía que el desempeño delos oficios llevase aparejado, aparte del origensocial, el geográfico. Así los mozos de cuerda deMadrid eran en su gran mayoría gallegos yasturianos. Venían con intención de juntar eldinero suficiente que les permitiese volver algúndía a su pueblo, comprar un terreno y dedicarse ala agricultura o a la ganadería, y llegar al fin desus días con una vida más decente que la que leshabía lanzado a la emigración. Ese ahorro lesobligaba a llevar una vida francamente miserable.Solían vivir en grupos durmiendo varios de ellosjuntos en cuartuchos sin las menores condicionesde higiene.

Lo de cuerda o cordel viene por ser este objetoel que llevaban siempre consigo para poder atar ymanejar los bultos, maletas y baúles. Uno de estos

tipos de baúles, el conocido como “mundo” y queson las más pesados y difíciles de mover sirviópara hacer una cantidad ingente de chistes deltipo: Los mozos son los más desaprensivosporque siempre se echan el mundo a la espalda, oson los más importantes porque cargan el mundosobre sus hombros. Otro chiste facilón era el quevenía en decir que tenían el secreto de la eternajuventud porque independientemente de la edadque tuviesen siempre eran mozos. Aparte de estoscirculaban otros muchos que les achacaban todaslas gracias relativas a los de cortas entendederas,una especie de anticipo de los relativos a leperos.

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Un ejemplo de típico chiste sobre los mozos(Nuevo Mundo 14/09/1917)

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Crónica gatuna

Ayer como hoy el que tiene que mudarsepadece indeciblemente por cómo se tratan susbienes en el traslado y los mozos tenían fama dedestrozones: “Si hay baúles, de seguro los vuelvedel revés, y si ha de transportar la loza la revuelvedentro de una banasta, y casi nunca llega sana alnuevo domicilio” [1]

En la actualidad el trato que se les daba en laprensa sería prácticamente inconcebible, porejemplo, en El Observador de 24/12/1850, acausa de su acento, afirman que rebuznan y en ElHeraldo de 21/07/1849 se dice “Un bestia de ungallego” al narrar un accidente; en La España de

02/07/1854 se les llama pollinos por jugar con suscuerdas y poner en peligro a los viandantes,especialmente a los niños.

Su actividad llegó a estar prolijamente regulada,y su censo e identificación llegó a ser casiobsesivo. La razón era el riesgo de desaparición delas mercancías transportadas. Generalmente seencomiaba su honradez, pero no faltaban casos derobos o de hurtos, algunos de difícil demostraciónporque lo sustraído no era el equipaje entero, sinoparte de lo que supuestamente estaba dentro. Porsí o por no en estos casos lo primero solía ser ladetención del operario[2]

En 1844 se establece un reglamentoque, en síntesis, contiene la esencia delos sucesivos que irían apareciendo. Porél se les obligaba a tener una licenciacondicionada a la aportación de algúnfiador de “garantías y honradez”, quetuviesen entre dieciocho y cincuentaaños y que fuesen robustos. Cumplidoslos requisitos se les inscribía en unregistro y se les proveía de una chapa“de latón ovalada de cuatro dedos deancha y con el mismo número de lalicencia que se llevará siempreasegurada en el sombrero”. Quedabaprohibido el trabajo nocturno sin permisoespecial y el ir por las aceras cuandoestaban cargados. No se les permitíapermanecer en las esquinas de las calles,así como sentarse o tumbarse impidiendoel paso de la gente, debiendoconcentrarse en las plazas a fin de serlocalizados cuando se precisase de suservicio. Estarían organizados encuadrillas con dos capataces, elegidospor los mozos, que serían responsablesde las posibles faltas, siempre y cuandono las hubiesen denunciado o procuradoevitar[3] Más tarde se pasó a cobrarlesuna tasa por la licencia[4]. En 1856 seestipula que tuviesen dos tarjetasidénticas, una para entregarla al clientecontratante y que sería recogida al

[1] El Periódico para todos (03/01/1874)

[2] El Español (20/09/1845)

[3] El Espectador (13/09/1844)

[4] El Eco del Comercio (29/10/1847)

Grabado de El Periódico para Todos (03/01/1874) donde se nos muestraal mozo como uno de los personajes típicos callejeros.

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terminar el servicio. En esta reforma los capatacespasan a ser un cabo primero y otro segundoelegidos por el gobernador y que, además de lastareas que ya realizaban los primeros, pasaban aresponder de la moralidad de los que estaban a sucargo[5]. En 1859 una nueva regulación másminuciosa aún y, esencialmente protectora de losderechos de los clientes, añade la tasación delprecio del servicio por el gobierno provincial sinque los trabajadores puedan pedir ni un céntimomás y aprovecha para añadir a sus obligaciones lade acudir en ayuda siempre que haya un incendioy la de denunciar los alborotos y escándalos deque sean conocedores.

Aunque no estaba recogido como tal, entre susfunciones, estaba la de seudocamilleros de heridosy enfermos. Esta competencia en purezacorrespondía al personal adscrito a los hospitales ya las casas de socorro, pero habitualmente eramás rápido y fácil localizar a los mozos. Estoconllevaba abusos de guardias y policías que, enúltima instancia, deberían ser los que tendrían quetransportar al necesitado de socorro pero queforzaban a los mozos a cargar con el “muerto”(nunca mejor dicho en muchos casos). Estoirritaba doblemente a los fornidos maleteros, tantopor no cobrar el servicio como porque ni siquierase les agradecía por ello. En 1854 escriben a LaIberia para hacer pública su protesta: “Profesamosla convicción de que el socorro a la humanidadafligida alcanza obligatoriamente a todos, y quepor consecuencia ha de ser mutuo; empero lo queno se comprende es que sobre los que tenemos ladesgracia de ser mozos de cuerda peseesclusivamente (sic) el servicio de camillas y quehasta se nos trate mal por los dependientes de laautoridad para verificarlo. Yo y alguno de miscompañeros hemos trasladado a San Gerónimomás de ochenta coléricos, resultando de aquí quedurante estos viajes de oficio, hemos perdidomuchos lucrativos, sin que por aquel servicio senos diese las gracias, ni menos se nos exima delpago tributario” [6]

Esta fotografia de 1930 nos muestra un grupo de mozos de cuerda esperando en la calle. No debió de variar mucho la imagendesde el XIX hasta este momento. (La Estampa 13/05/1930)

[5] La Iberia (22/04/1856) [6] La Iberia (14/08/1855)

Anuncio que muestra la competencia con otros sistemas demudanza (Diario Oficial de Avisos de Madrid, 26/03/1857)

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Otras veces eran muy útiles para las fuerzas deorden público, ayudando en detenciones, a separarpeleas, sacar a algún borracho de una fuente[7] eincluso controlar animales sueltos, como el caso deuna vaca que en 1889 se hizo corriendo lasinmediaciones de la calle de Latoneros[8]. A faltade cofrades también servían para sacar en andaslos pasos procesionales[9], eso sí con ropajes queno hiciesen patente su condición laboral.

Uno de los aspectos que más llama la atenciónes la consideración, por parte de la mayoría degentes, de individuos molestos, perturbadores dela tranquilidad de la vía pública que obstaculizabanel paso de los peatones y que representaban unpeligro, tanto cuando estaban trabajando comocuando estaban entregados a sus diversiones, porlos posibles accidentes que podían causar aterceros. Como hemos visto estos aspectosestaban recogidos en su reglamento. Hubomomentos en que las posibles penas sonexcesivas, así en 1804 se podía condenar conhasta seis años en los presidios de África a losasturianos “que se ocupan en ser mozos decuerda, aguadores, apeadores de carbón,sirvientes y en otros exercicios” que se juntenpara bailar con palos y estacas en el prado delCorregidor inmediato a la Fuente de la Teja o encualquier otro lugar. El fundamento de estaprohibición está, al parecer, en que estos bailessolían acabar en pelea[10]. Su forma de pasar elrato no era del común agrado: “…se ejercitan a lavista y participación del público en repartirsebofetadas y coces…” [11] o la queja de La Españasobre que se entretienen tirando una navaja paraclavarla en un melón[12]

Las protestas por caminar cargados por lasaceras eran constantes, aparte de por el riesgo dearrearle a alguien con la carga, porque entemporada de lluvias si se topaban con untranseúnte y este optaba por bajarse se mancharíalos zapatos o los bajos de pantalones o faldas debarro.

Lo de pararse formando grupos en las esquinasse convierte en una obsesión y los plumillas detodo pelaje denunciaban esto constantemente:“Apenas hay esquina en las calles de Madrid en laque no se halle alguno de estos robustos bigardosque tendido a la bartola sobre las duraspiedras…..”[13] “No hay acera donde no seencuentre parada una porción de zánganos conchapa”[14]. Ni que decir tiene que eran dados alanzar piropos, pero de los gruesos, y eso leschirriaba a muchos[15]. También eran noticia porlas peleas entre ellos, las más de las veces con

[7] El Imparcial (12/03/1893)

[8] La Época (09/11/1889)

[9] La Correspondencia de España(24/036/1894)

[10] Diario de Madrid (23/06/1804)

[11] El Clamor Público (16/04/1857)

[12] La España (08/10/1858)

[13] El Español (31/01/1847)

[14] El Clamor Público (23/03/1857)

[15] La Correspondencia de España(13/10/1891)

Mozo de cuerda en plena faena (La Estampa 13/05/1930)

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vino de por medio, y otras por desavenenciaslaborales. Hay que recordar que tenían una buenaarma para la lucha: sus sogas que sabían usar a laperfección.

Por la forma de compartir casa y habitación seconvertían en un potencial peligro sanitario. Lasreclamaciones para que las autoridades sanitariasefectuasen visitas periódicas a sus domicilios a finde controlar el nivel de salubridad y tratar deevitar la propagación de enfermedadescontagiosas eran constantes[16]

La creación en 1871 de los MandaderosPúblicos, encargados de llevar documentos,

ocasiona un malestar entre los mozos que venpeligrar una de sus fuentes de ingresos y les llevaa organizar una manifestación que junta a más dedoscientos y transcurre entre el Paseo del Prado yel Gobierno Provincial, donde se disuelven cuandose les notifica que sus reclamaciones seránatendidas si las hacen llegar por escrito[17].Crearon al igual que las que iban surgiendo enotros gremios, sus asociaciones, futuros embrionessindicales, dando por nombre a la primea de ellasEl Hércules en evidente alusión a su fuerzafísica[18].

Según avanzaban los tiempos les nacíancompetidores. En 1890 abre en Madrid unaempresa innovadora sobre todo en los modos:Continental Express, el equivalente a una firma demensajería actual. En una sociedad sin teléfono elrecadero era algo de suma importancia y elaspecto del portador de la misiva es relevante,sobre todo si es algo delicado como una carta deamor y a nadie se le escapa que para esta funciónno era idóneo un rudo mozo de cuerda. La

Mozo en espera de clientela (El Imparcial 03/03/1928)

Viñeta de Bagaria en La Voz (22/10/1921) con escenta típicadel mundillo de los mozos de cuerda

[16] Estas cuestiones iban parejas a las solicitadas para lascasas de dormir. Ver art. “Las casa de dormir” en LaGatera nº 11, pags. 6­12

[17] La Discusión (14/12/1871)

[18] En esta Sociedad llegó a figurar como presidente dehonor el director de El Imparcial y padre de Ortega yGasset, José Ortega Munilla. (El Imparcial de03/03/1928)

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Continental ponía a disposición de sus clientes lospetits rouges y los petits bleus (dependiendo de lalibrea que llevasen) que eran unos mensajeros deentre doce y quince años, bien vestidos, conguantes y con una flor en la botonadura delropaje. Cumplían a la perfección el papel de criadoparticular o de paje o de los aristócratas, llevabanramos de flores, cartas, cajas de bombones, etc. ya un precio asequible: treinta céntimos el servicio.

Algunos auguraron que este era el principio del finde nuestros mozos de cordel[19], pero su enemigoestaba en los avances científicos como el telégrafo,el teléfono y, sobre todo, el automóvil.

Todavía en 1921, trabajando duro, era unaforma aceptable de ganarse la vida. Llegaban aembolsarse un duro diario y hasta se daban casosde haber conseguido los diez duros, eso sí,

Anuncio precursor de la sustitución del hombrepor la maquina en el transporte de objetos (ElHeraldo de Madrid 22/05/1926)

[19] La Ilustración Ibérica (22/02/1890)

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deslomándose, aunque para aquel entoncesmuchos usaban de un carro manual para ayudarseen la tarea, pero como se queja el entrevistadopor Nilo Fabra en La Voz en 22/10/1921, el pesosobre los riñones al subir y bajar escaleras no se loquitaba carrito alguno, y lo decía una persona quehabía podido levantar ciento ochenta kilos. En esemismo artículo nos cuentan que la ciencia de sutrabajo radica en saber usar el “reloj”, la cuerda ensu argot, y que en el atar los bultos o sujetarlos alcuerpo está el arte de no hacerse daño y sercapaces de manejar grandes pesos y dimensiones.

Una competencia tremenda la representaban lossoguillas. Estos individuos así llamados se hacíanpasar por mozos sin serlo. El nombre les venía porponerse una cuerda para simular el oficio. Muchoseran ladrones y timadores que actuaban con malafe, pero otros eran hombres sin oficio que,desesperados y no pudiendo siquiera llegar a sermozo de cordel, intentaban ganarse algunoscuartos trabajando sin licencia. Eran un productomás de la miseria de la ciudad. Actuabanpreferentemente en las inmediaciones de lasestaciones de tren, siendo los forasteros susprincipales clientes o víctimas, dependiendo delcaso. A veces lo de la soga al hombro solo servíapara llamar la atención de la gente y pedir limosnasin que hubiese la más mínima intención de llevarpeso alguno[20].

El menor nivel de demandade los servicios enconaba lainquina contra los “ilegales” yante la inacción de lasautoridades llegaron a reunirsey manifestarse ante elgobierno civil. A causa de lossoguillas y de la exigencia delos mozos a la autoridad paraque se hiciese cumplir arajatabla el reglamento,eliminando el intrusismo, seoriginó una peculiar polémicacon Ramón Gómez de la Sernaque se erigió en defensor delos primeros, argumentandoque la demanda de los mozosconsiste, en esencia, en pediroposiciones para serlo, algoabsurdo en su parecer ya que

no se puede negar a nadie el uso de su fuerzafísica para obtener un beneficio, llegando a decir“No se puede cerrar el único camino que le quedaal hambriento desesperado”. Los operarios, pormedio de su Sociedad de Socorros, argumentaron

[20] El Día (27/01/1900)

El carro manual era un arma de doble filo porque si bien les servía para trabajar conmenos esfuerzo, tambíen era cierto que podía ser usado por cualquiera y prescindir de

sus servicios. (La Estampa 13/05/1930)

Un soguilla cargando (El Imparcial 03/03/1928)

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que no pedían oposiciones ya que, muy alcontrario, entre otras cosas “son funcionariosgratuitos del Estado, al servicio de la policía”remachando que su única petición es que serespeten los derechos derivados de su licencia[21].

Hacia 1928 es ya un oficio en vías de extinción.El taxi era algo bastante más habitual y un pocomás asequible que en épocas anteriores y lesrepresentó la auténtica puntilla. Si en 1886 segúnla Revista de España (3/1886) había seiscientosocho censados, en 1928 figuraban novecientosregistrados, pero de estos sólo ejercían unosdoscientos, el resto estaban dados de baja pormuerte o invalidez[22] y los que ejercían eran deuna edad considerable y tenían que seguirbregando con los mendicantes soguillas. En 1930

no pasan de cuatrocientos los censados, con losprecios cayendo en picado y sin demanda paratodos[23]. Sólo perduraría el mozo de estación y sutrabajo específico era llevar los bultos desde elandén del tren hasta el taxi o la puerta de salida.

Claro está que como de algo se tiene que vivirhubo algunos que aprovechando la cantidad dehoras que estaban en la calle crearon una especiede ETT o agencia de empleo para asistentas: sialgún ama de casa necesitaba empleada acudía alos instalados en la Puerta del Sol que tenían unconveniente fichero de las que buscabantrabajo[24].

[21] El Sol (17/06/1923) y (19/06/1923)

[22] El Imparcial /03/03/1928)

[23] Estampa (13/05/1930)

[24] Crónica (09/11/1930)

Asistentas consultando en la peculiar oficina de empleo organizada por los mozos de Sol (Crónica 09/01/1930)

Crónica gatuna

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Diario de Madrid23/06/1804

SemanarioPintoresco Español23/12/1838

El Espectador13/09/1844, 01/07/1845,

12/09/1847, 07/10/1848,

El Español20/09/1845, 08/101/45,

17/01/1846, 31/01/1847,

29/07/1847

El Heraldo0/03/1847, 29/05/1847,

21/07/1849

El Clamor Público04/09/1847, 15/10/1847,

27/10/1848, 08/09/1854,

26/02/1857, 16/04/1857,

22/11/1862, 10/03/1864

El Eco delComercio29/10/1847

La Esperanza05/01/1848

La España06/10/1849, 02/07/1854,

23/09/1854, 08/10/1858

El Observador24/12/1850

Diario Oficial deAvisos de Madrid27/09/1853, 26/03/1857,

23/02/1859, 23/03/1867,

14/03/1907

La Iberia14/08/1855, 22/04/1856,

16/12/1871, 19/09/1881

LaCorrespondenciade España02/08/1867, 26/05/1868,

01/09/1875, 18/08/1876,

07/11/1877, 13/10/1891,

24/03/1894, 20/11/1916

La Discusión14/12/1871

Gil Blas17/12/1871

El Periódico paraTodos03/01/1874

El Globo4/03/1883, 19/01/1884,

21/03/1897, 05/02/1903,

25/02/1926

El Liberal10/11/1883, 29/07/1885,

09/10/1887, 12/07/1891,

07/10/1901

El Día11/06/1885, 24/11/1887,

14/02/1898, 27/01/1900

Revista de España03/1886

La Unión06/04/1887

La Época09/11/1889, 16/02/1924,

18/03/1926

La IlustraciónIbérica22/02/1890

El País06/11/1890, 19/06/1908

El Imparcial12/03/1893, 02/02/1901,

03/03/1901, 11/03/1901,

03/03/1928

Las Dominicalesdel LibrePensamiento23/06/1893

El Nuevo Régimen30/11/1895

Alrededor delMundo25/01/1900

La IlustraciónEspañola yAmericana30/01/1901, 08/12/1910

El Heraldo deMadrid16/11/1907, 18/11/1916,

19/07/1923, 22/05/1926,

04/06/1930

El Duende25/01/1914

La LecturaDominical15/05/1915

Nuevo Mundo14/09/1917

El Mentidero25/01/1919

La Voz22/10/1921, 20/10/1922,

26/09/1930

El Sol15/06/1923, 17/06/1923,

19/06/1923

La Acción09/08/1923

Estampa13/05/1930

La Libertad20/09/1930

Crónica09/11/1930

FUENTES CONSULTADAS

Los dos personajes que vemos son los "gerentes de la ETT"de Sol, Paco "El Troncho" y Salvador "El Charlot". Estáncomprobando una de las fichas de sus clientas.(Crónica 09/01/1930)

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Crónica gatuna

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La Ilustración gatuna

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Dibujo y texto: José Sanmartín

Edificio del antiguo Banco de Bilbao

MÁS SOBRE EL AUTOR:

© José Sanmartín – Dibujante Urbano

http://www.dibujanteurbano.es

https://www.facebook.com/dibujanteurbano.es

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La monumentalidad de los edificios del cruce de las callesAlcalá y Sevilla convierte a este céntrico espacio en uno delos rincones más bellos y apetecibles para disfrutardibujando de la ciudad de Madrid. Hacía tiempo que quería

dibujar este lugar, así que una luminosa tarde de junio me acerquéhasta allí y, sentado en los escalones de entrada a la Real Academiade Bellas Artes de San Fernando, me puse a hacer los primerostrazos del imponente edificio del antiguo Banco de Bilbao (el quetodos conocemos por “el de las cuadrigas”).

Lo bueno de dibujar la calle desde la propia calle son laspequeñas historias que van surgiendo mientras uno dibuja: curiososque se acercan a mirar, turistas a los que les inspiras una foto,jubilados castizos que te cuentan lo que aquello fue o personas quese interesan por tu obra e intentan transmitirte ánimo.

El anochecer llegó antes de que yo pudiera acabar el dibujo. Seme ocurrió dejarlo tal cual y presentarlo en una exposición que secelebraba al mes siguiente. Mi sorpresa fue que un dibujoaparentemente inconcluso como éste fue uno de los que más gustóa los asistentes del evento. Espero que a vosotros lectores tambiénos haya gustado.

La Ilustración gatuna

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OBJETIVANDO MADRIDPOR ÁNGEL ROLLÓN

EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA DEL 05/12/2013 AL 15/01/2014

EN BAR CALATRAVA 22

C/ CALATRAVA, 22 – 28005 Madrid

http://angelrollon.es/

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Nací en Madrid en el año 1962 y, si bien lafotografía siempre me resultó atractiva, mi relaciónen serio con la misma comenzó en el año 2004,cuando compré mi primera cámara réflex digital ycon la que di mis primeros pasos en esteapasionante mundo.

Desde que comencé a mirar mi entorno desdedetrás de la cámara, me decanté claramente por lafotografía arquitectónica y urbana. Y esto es así,con toda probabilidad, por el hecho de habernacido, y seguir viviendo, en una ciudad comoMadrid donde tenemos unos edificios, calles yconjuntos arquitectónicos extraordinariamentefotogénicos.

Mi evolución dentro de esta disciplina me hallevado de la fotografía puramente arquitectónica auna suerte de fotografía arquitectónico­social. Hepasado de evitar a la gente en mis fotos a incluir loque, en algunos círculos, se ha dado en llamar el“Factor Humano”: incorporar una o dos personaspara proporcionar vigor, movimiento o sensibilidada la instantánea. Pero sin abandonar mis raícesarquitectónicas puras.

El proyecto Objetivando Madrid nace,directamente, para ser colgado de las paredes quealojarán mi primera exposición fotográfica ensolitario y que se hará realidad gracias al impulso,y apoyo, brindado por la revista La Gatera de laVilla de la que soy habitual colaborador.

El proyecto estará formado por una serie de 25fotografías en las que aparecerá el Madrid másevidente pero, también, un Madrid menosconocido o más difícil de ubicar. Todas tienen encomún el blanco y negro y, en la mayoría de ellas,se hace presente ese “Factor Humano” quemencionaba anteriormente. Estas 25 fotografíasson el fruto de mis paseos por la ciudad en unperíodo de 7 años, aproximadamente, que abarcadesde el año 2006 hasta la actualidad. Y estánrealizadas con las diferentes cámaras que hanpasado por mis manos en estos años: desde laNikon D70 (mi primera réflex digital) hasta miúltima adquisición la Olympus OM­D EM­5.

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En pleno barrio de Chueca, o lo que es lo mismo, en pleno corazón de Madrid, nosencontramos con la calle del Barquillo, cuyo trazado comienza en la calle de Alcaláy finaliza en la calle de Fernando VI.

Fotografia y texto: Ángel Rollón

La calle del Barquillo

Aunque mucha gente pueda pensar que elnombre de esta calle es en honor de esefamoso dulce, típico madrileño, pareceser, aunque también surgen muchas

dudas al respecto, que el nombre le viene dadopor un pequeño barco que tenía la marquesa delas Nieves en su finca, sita en estos parajes.

La calle del Barquillo comenzó a cobrarimportancia en el s. XVIII, principalmente por laconstrucción del Palacio de Buenavista, por obra ygracia de la duquesa de Alba, María del PilarTeresa Cayetana de Silva. En la actualidad, dichopalacio alberga el Cuartel General del Ejército.

Aunque menos conocido que el Circo Price, quetuvo su sede permanente en la Plaza del Rey hastala década de los 70 del siglo pasado, la calle delBarquillo también alojó otro circo, aunque menosconocido, el Circo de Paul, que debe su nombre ala compañía ecuestre de Paul Larribeau, y que fueedificado en 1847.

En el número 24, antiguo 14 duplicado, nosencontramos con el actual Teatro Infanta Isabel,uno de los más antiguos de la capital, quecomenzó su andadura como una barraca deproyecciones –en los inicios de la afición al cine­pasando a denominarse, en febrero de 1907,Cinema Nacional, para a los pocos mesesconvertirse en el Petit Palais, que alternaba lasproyecciones cinematográficas con espectáculosde variedades. Sería en el año 1913 cuandodefinitivamente se convertiría en el Teatro InfantaIsabel, aunque en los años de la II República seríaconocido como Teatro María Isabel y Ascaso.

Algo que mucha gente ignorará es que esquinaa la calle Almirante hubo, en 1845, un presidiomodelo con capacidad para 500 presos, en el quese formaron talleres para la fabricación deterciopelos, vasos y lienzos.

Quién no ha oído alguna vez la popularexpresión la casa de tócame roque con la quequeremos designar aquellas casas, lugar osituación en las que reina la confusión y eldesorden. Pues bien, esta famosa casa estaba enla calle del Barquillo esquina con la calle de Belén.Según cuenta Fernández de los Ríos en su obraGuía de Madrid, la casa perteneció a doshermanos llamados Juan y Roque, eternamente endisputa por una herencia que quedó malredactada, sin saber a ciencia cierta quien de losdos hermanos era finalmente el imputado:“Tócame, Roque”, decía Juan a voz en grito. A loque Roque contestaba: “¡No, no! ¡Tócame a mí”.“¡Que no, que tócame Roque!”…

La calle Barquillo también es conocida como lacalle del sonido ya que, durante años, la mayoríade sus comercios estaban dedicados, yespecializados, en la imagen y el sonido. Todoaquel que quisiera comprar un buen equipo, osimplemente asesorarse, no tenía duda de dóndeacudir. Hoy en día han desaparecido muchos deellos, aunque alguno queda, posiblemente debidoa la aparición de las grandes superficies y del augede las ventas por internet.

El fotogato

Datos técnicosCámara: Olympus EM­5Objetivo: Olympus 12­50mm f/3.5­6.3

Datos exifTiempo de exposición: 1/25Diafragma: f/5.6ISO:200Focal: 22mm (en 35mm = 44mm)

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El fotogato

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Intuyo que este artículo se va a salir un poco de la línea de la revista. He buscadopor todas partes información sobre el parque del Retiro. Hay, eso, muchainformación disponible. Histórica, de horarios de visita, de lugares destacadosdentro del parque. Y no voy a hacer de altavoz de repetición de toda estainformación. Únicamente escribiré lo que siento, sobre ese pulmón que más que unpulmón es un pequeño gigante entre asfalto, cristal y cemento.No pretendo hacer tampoco una perorata al uso, pues quiero, mayormente,mostraros algunas imágenes hechas por mí de este rincón.

Texto y fotografías: Juan Gregorio García Alhambra

Nuestro pequeño paraíso en Madrid

Al Retiro se va a pasear, a montar enbicicleta, a correr, a tomarse algofresquito. Se va en familia, se va enpareja, se va en soledad. Se va por

deporte, por salud, por costumbre, por inercia.Conozco a poca gente que vaya un día a Madridcon tiempo y no vaya siquiera un rato a ver elEstanque, El Palacio de Cristal, incluso al ÁngelCaído (pues un Paraíso que se precie debetenerlo). Pero esa afirmación es un pocoambiciosa. Madrid es un laberinto hasta para losmadrileños (yo no lo soy pero ¿quién en el mundono es un poco madrileño?) y esta es una de sus

puertas de Salida. Afortunadamente hay muchosparques no los cito todos porque es muy prolijohacerlo: El Capricho, El Parque del Oeste (y suRosaleda), Parque Juan Carlos Primero, Parque deVillaverde, El botánico, etc. Una tarde vienen unosamigos de fuera, pues vamos al Retiro a respiraraire puro. Que los niños están que se suben porlas paredes. Vamos al Retiro a que vean unoscuantos animadores disfrazados de payasos. Ydisfruten en el estanque viendo a los patos y a lospeces que asoman cuando alguien (aunque no esdel todo correcto hacerlo) les echa un poco depan.

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La gente hace asambleas en los costados de suspequeñas colinas. Se indignan ante el poderestablecido. Hacen de un parque que en su origenfue una finca de recreo de los nobles su particular

ágora para discutir, como personas que son, yllegar a conclusiones que deberían entrar a formarparte de la propia legislación española.

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Allí te adivinan el futuro, te echan labuenaventura, hay músicos (y algunosmuy buenos) que, a falta de orquestao en defecto de trabajo en otro sitio,desafían a la acústica del aire libre yexponen su arte. Hay quien se disfraza(hasta hace poco, ahora creo que loestán restringiendo) de formaingeniosa por unas monedas. Y loschicos de la Batuka, que me pareceque reuma, lo que es reuma tienenpoco. Paseas entre mucha, a veces,muchísima gente e imaginas vidasdiferentes e iguales a la tuya. Nodescuides la cartera, pues también(como en todas partes) hay pícarosque andan al acecho.

Bajas el Paseo de Cuba y junto alÁngel Caído, últimamente los chicosdel Skate perfeccionan sus evolucionesen este deporte­entretenimiento. Laúltima vez que fui no vi a los de laCapoeira, pero puede que ahora sereúnan en otra parte. Los teatros detíteres (como no tengo hijos no losvisito a menudo) que se han hecho

Madrid a vista de gato

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estables casi a la entrada por la calle de Alcalá.

Los reyes de España (Reyes Godos y Reyesposteriores) que flanquean al paseante durante sutránsito a otra de las salidas del Parque. Y surosaleda, que huele a flores durante la primavera.

Y el estanque, con el Alfonso XII y su caballoteniendo como base a mil personajes, algunosreales, otros mitológicos. Un pequeño puerto enuna ciudad sin costa, con Sirenas cantando a lasbarcas del estanque.

En el Palacio de Velázquez sus peculiaresesculturas de la entrada nos asustan y nos invitana la vez a visitar alguna de las exposiciones queallí se enseñan.

Hay mil y un rincones en este paraje sin edad.Seguro que pasarán mil años y la ciudad habrácambiado, pero seguirá habiendo parques y memalicio que este del Retiro sobrevivirá al año tresmil.

Madrid a vista de gato

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Madrid a vista de gato

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Este año se celebra el bicentenario del nacimiento del compositor italiano GiussepeVerdi, que nacía el 10 de octubre de 1813, en Le Roncole, una pequeña aldeaperteneciente a la población de Buseto, enclavada en el por entonces ducado deParma. En La Gatera de la Villa hemos querido unirnos al recuerdo de este genio dela música y publicar una líneas para recordar su estancia Madrid, que tuvo lugar en1863 con motivo del estreno en España de su ópera La fuerza del destino, obra quehabía sido estrenada previamente en el Teatro Imperial (hoy Mariinsky) de SanPetersburgo, el 10 de noviembre de 1862.

Texto: Pablo Jesús Aguilera Concepción

La forza del destino, Verdi en Madrid

"El Teatro Real de Madrid esta temporadaestuvo extremadamente favorecido del público, yla razón para ello era, en primer lugar lo muchoque agradaba la prima dona de madame deLagrange y después la venida a Madrid delcompositor italiano Verdi para dirigir los ensayosde su ópera La forza del destino, cuya ópera [sic]se representó muchas veces con granconcurrencia. A mí me costó una butaca para versu primera representación doscientos reales”[1]

La mañana del sábado 10 de enero de 1863llegaba a Madrid el compositor Giuseppe Verdiacompañado de su esposa, Giuseppina Strepponi.El motivo de su visita era dirigir los ensayos de suópera “La fuerza del destino” – La forza deldestino ­en el Teatro Real, cuyo estreno estabaprevisto para el 21 de ese mismo mes de enero.

El matrimonio se hospedó en el hostal CasaNobile Castaldi, que estaba situado en el número 6de la Plaza de Oriente y era residencia habitual delos artistas líricos que contrataba la empresa delTeatro Real.

Ni qué decir tiene que tanto los salones másaristocráticos o aquellos pertenecientes a la altaburguesía se disputaron desde el principio el podercontar con tan famoso artista entre los invitados asus soirées; fueron numerosas las invitaciones queVerdi recibió para asistir a diversos actos sociales yfastuosos homenajes que querían tributarle susmás rendidos admiradores. Pero a diferencia desu estancia en San Petersburgo, donde Verdi habíaalternado en sociedad, en esta ocasión rechazócasi todas las invitaciones, una actitud que le valió

la reputación de ser considerado como un hombrede carácter huraño y reservado. La verdad es queel maestro estaba plenamente centrado en losensayos de su obra, además de atender la habitualcorrespondencia con empresarios, editores yamigos, quienes le informaban, entre otrascuestiones, de los pormenores para la puesta enescena también de La forza en Roma, donde seestrenaría el 7 de febrero bajo el título de “Don

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[1] Recuerdos de Barbieri

Verdi, fotografía por Laurent, quien tenía su estudiofotográfico en la calle Carrera de San Jerónimo, 39

(Fuente: Memoria de Madrid)

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Alvaro”, sin obtener el éxito rotundo que habíacosechado en otras ocasiones.

El libreto de la ópera estaba basada en el dramaescrito por el duque de Rivas, “Don Álvaro o lafuerza del sino”, que Verdi había calificado como“poderoso, singular, vastísimo y fuera de locomún” y sobre el que Piave, el libretista, habíaintroducido algunas modificaciones. Estos cambiosno fueron del agrado del duque de Rivas, y así selo hizo saber, muy disgustado, al propio Verdidurante uno de los ensayos.

El empresario del Teatro Real, Carlos Bagier, haprogramado sagazmente varias representacionesde diversas óperas del italiano durante el tiempoque dura su estancia en Madrid. Así el 14 deenero se pone en escena “Rigoleto”, con lapresencia entre el público de la infanta doñaAmalia y del propio compositor, que es llamadodos veces a saludar en escena. Una semana mástarde, el 21, lo hace “Hernani”, siendo de nuevorequerido a escena el autor, que en esta ocasiónno se encuentra presente; la serie continúa: el 22“Rigoletto”, el 24 “El trovador”, nuevamente“Rigoletto” el 28, el 2 de febrero “Un baile demáscaras”, “La Traviata” el 10, de nuevo“Rigoletto” el 11 y otra vez “La Traviata” el 16.

También se ha lanzado el rumor de que Verdicompondrá una ópera sobre la novela “Salambó”,de Flaubert, para el Teatro Real, encargo que nollegará a concretarse.

Mientras tanto, el 20 de febrero comienzan encasa del compositor los primeros ensayos de laobra con los cantantes. Estos son Anne Lagrange(soprano), Emilie de Méric­Lablache (contralto),Gaetano Fraschini (tenor), Leone Giraldoni(barítono), Antonio Cotogni (barítono) y LucienBouché (bajo).

En realidad los ensayos habían comenzadotiempo antes de que Verdi pisara Madrid, tal ycomo narra en sus memorias el escritor y políticoEmilio Gutiérrez Gamero: “Llegó la partitura con laanticipación conveniente, y tuve el gusto de oírcómo la descifraba el director de orquesta en sucasa y ante un auditorio compuesto de variosamigos, de la Lagrange y de Fraschini, que habíande interpretar los primeros papeles; ella, una tipledramática, voz extensa, muy bien impostada, yademás excelente actriz, y él, aunque algo frío,dueño de las notas altas, vibrantes y a la paremitidas sin el menor esfuerzo. Se repartieron lasparticellas; el maestro Espín entró en funciones; laorquesta empezó a estudiar los respectivospapeles, y todos trabajaron con entusiasmo al

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El Teatro Real en 1898. (Fuente: quecosastienemibarrio.blogspot.com)

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Anne Lagrange.(Fuente: Memoria de Madrid)

Emilie de Meric Lablanche.(Fuente: Royal Academy of Music)

Antonio Cotogni.(Fuente: Memoria de Madrid)

Gaetano Fraschini.(Fuente: Memoria de Madrid)

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objeto de presentar al gran compositor italiano unconjunto que le dejara satisfecho y orgulloso dehaber confiado su obra a tan concienzudosartista”.

El director de la orquesta del Real era JuanDaniel Skoczdopole y el maestro de los coros

Joaquín Espín y Guillén, padre de Julia Espín,cantante de ópera y amor imposible de GustavoAdolfo Bécquer, a quien inspiró algunos de susversos más inspirados.

A pesar de la ilusión y el empeño mostrados porlos músicos los ensayos no convencen a Verdi, quetras el segundo ensayo escribe “Bien Lagrange, elresto es cero o malo”. Y no son sólo lascapacidades vocales o interpretativas de loscantantes las que le disgustan; no le agrada latupida barba que luce Fraschini, y reclamó coninsistencia que se la afeitase, hasta que el tenoracabó accediendo.

El trabajo de Verdi se ve interrumpidoocasionalmente por algunos compromisos queresultan ineludibles. Uno de ellos ocurre el 7 defebrero, cuando la Sociedad de Conciertos[2] lenombra socio honorario ­ hecho que aceptagustoso ­ y otro cuando es invitado por elConservatorio a comprobar “los adelantos que endicho establecimiento se obtienen". Para que elcompositor pueda verificarlos se celebra una fiestalírica el 10 de febrero en el teatrito delconservatorio a la que asiste como invitado dehonor. La función comienza a las ocho y media dela tarde y se extiende hasta las once y media de lanoche. La velada principió con un himno, puestoen música por un alumno del Conservatorio sobreletra de Ventura de la Vega. El texto dice así:

¡Oh! ¡Dios de las artes!¡Oh, númen del canto,que júbilo inspirasque mandas el llanto:tu vida es eterna;tu fuego inmortal!

¡Colgó para siempresu lira Rossini!¡Murió Donizettiy el tierno Bellini!¡Helóse en la tumbasu voz celestial!

Mas solo perecela mano que escribe:con forma diversael genio revive,

De gatos, gatas y otros

[2] No confudir con la sociedad que tres años más tarde fundarían Barbieri, Chueca y Gaztambide.

Leone Giraldoni. (Fuente: Memoria de Madrid)

Juan Daniel Skoczdopole. (Fuente: grabadoantiguo.com)

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y brota en las almasque sienten su ardor.

¡Honor al MAESTRO!¡Al genio que llenade rica armoníala lírica escena!¡Al HUÉSPED ilustrerindamos honor!

De la reunión del domingo 8 de febrero en elpalacio de la condesa de Montijo sí que lograzafarse, para decepción de muchos de losinvitados a la velada, mientras que el conciertoque iba a dar en su obsequio la Sociedad deConciertos el viernes 20 se tiene que suspenderdebido a una indisposición pasajera deGaztambide.

Y es en ese mismo día del 20 de febrero,cuando tiene lugar el ensayo general con trajes ylas decoraciones que Ferri había preparado y quefueron muy elogiadas. Verdi escribe al editorRicordi: “Ayer se hizo el ensayo general. No muybien, de modo que no se puede esperar éxito.Coros, orquesta y decoraciones óptimos, todo lodemás frustrante”.

Pero con La forza la máxima del teatro de que“un mal ensayo general significa un buen estreno”se va a cumplir, y cuando la obra sube por vezprimera a las tablas del Real, el sábado 21, con elpropio autor dirigiendo la orquesta, es ungrandísimo éxito. Once veces es requerido aescena el compositor, quien durante larepresentación, después del tercer acto, ha sidopresentado a SS.MM. por Bagier.

Nadie en Madrid ha querido perderse elacontecimiento de la temporada y entre laspersonalidades presentes aquella noche seencuentran, entre otros, los reyes, el duque deRivas, Pedro Antonio de Alarcón, Rosalía deCastro, y Francisco Barbieri, quien ha intentadoinfructuosamente ponerse en contacto varias vecescon Verdi desde que éste llegara a Madrid. Haacudido a su domicilio, pero entonces el maestrose encontraba ausente y aunque Barbieri hadejado recado de su visita el italiano no ha hechogesto alguno por contactar con él. También ha

asistido a los ensayos de la ópera, pero sinconseguir ser presentado a Verdi. Aún hará unúltimo intento y le envía su sincera felicitación porel éxito cosechado. No habrá respuesta.

Barbieri no olvidará el desaire sufrido y se lohará pagar tres años más tarde al italiano. Verdi,que por entonces estaba componiendo “DonCarlos” andaba buscando música popularespañola donde inspirarse para el ballet inserto enla ópera, y alguien le aconsejó que se dirigiera aBarbieri, eminente musicólogo español.Aprovechando la circunstancia de que Fraschini,amigo común de ambos, visitaría en breve MadridVerdi le hizo el encargo de que se pusiera encontacto con Barbieri para solicitar su ayuda. Dicenque la venganza se sirve fría y la de Barbieri fueun témpano de hielo. Ante el requerimiento deltenor su respuesta fue: “Tengo la satisfacción demanifestar a Vd. amigo Fraschini, que poseo todocuanto Verdi puede apetecer de este género,como ve Vd. aquí. Pero haga el favor de decirleque no me da la gana de facilitarle nada, puescuando estuvo aquí hace tres años yo testimoniérepetidamente mi entusiasmo hacia su laborartística; mas él no se dignó en tener una palabrade cortesía para un compositor, que si bienhumilde, al fin y al cabo era un compañero deprofesión”[3]

De gatos, gatas y otros

[3] Esta anécdota es puesta en duda por varios estudiosos, entre ellos el profesor Casares

Francisco Asenjo Barbieri. (Fuente: blog.bne.es)

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Otro de los asistentes entre el público delestreno, Antonio Espina, ­ por entonces un niño detrece años, pero que con el paso de los añosllegaría a ser académico de número de la RealAcademia Nacional de Medicina además desenador ­, recordaría años después “Fue unanoche en la que diluvió y los asistentes al paraísonos pusimos como chupa de dómine. La obragustó mucho y fue muy bien interpretada”.

De La forza del destino se darán trecefunciones más en la temporada, todas con elteatro lleno.

Pese a ello no goza del aplauso unánime y laobra recibe también críticas adversas, como la quepublica “La Época” el 24 de febrero: “En La forzad’il destino notamos cierta incertidumbre en elgénero que se propone seguir: navega á tientas,ya costeando, los escollos de la música delporvenir, iniciada con harta desgracia por Wagneren su Tanhauser y Loengrin, ya acercándose á lade Meyerbeer, ya queriendo entrar d lleno en elgénero de la ópera francesa; acordándose masde una vez de su primitiva manera de escribir yrecordando finalmente de vez en cuando á sucompatriota Donizetti […] El efecto que haproducido en el público la nueva obra de Verdi esvario: abrigamos la creencia de que lo producirámucho mejor cuanto mas se oiga, sobre todo si secortan escenas innecesarias y se aligeran otrassobrado pesadas. Es un consejo que nosatrevemos a dar de buena fe. Las óperas largasno agradan generalmente a nuestro público”

Dos días después del estreno el matrimonioVerdi abandona Madrid para emprender unapequeña gira por el sur de España, aunque sedirigen en primer lugar a El Escorial, para visitar el

célebre monasterio mandado erigir por Felipe II.La impresión que el monumento causa en elitaliano no es buena “El Escorial no me gusta (quese me perdone la blasfemia). Es unamontonamiento de mármol”, le escribió al condeOpprandino Arrivabene, quien fuera sucorresponsal durante años.

Desde El Escorial marchan a Toledo, paramarchar luego a Andalucía, llegando el 1 demarzo a Sevilla. Su periplo andaluz les lleva porJerez, Cádiz, Málaga, Córdoba y Granada.

De vuelta a Madrid, apenas se detienen unosdías en la ciudad para preparar el regreso a Italia yel día trece, a las ocho de la tarde y tras haberpresentado sus respetos y despedirse de la reina,los Verdi abandonan Madrid. Nunca regresarían aesta ciudad.

Nota:

Verdi recibió por derechos de lasrepresentaciones de “La fuerza del destino” en SanPetersburgo 80.000 francos, Bagier le pagó 15.000francos y Ricordi, el editor, le dio 40.000 por poderdar la ópera en Italia.

Libros:

•“Arriba el telón”, de Augusto Martínez Olmedilla

•“Historia del Teatro Real”, de JoaquínTurina Gómez

•“Francisco Asenjo Barbieri: El hombre y el creador”,de Emilio Casares Rodicio

•“La ópera en Sevilla en el siglo XIX”, de AndrésMoreno Mengíbar

Prensa:

•El Mundo del 10/01/2013

•La Época (febrero y marzo de 1863)

VLa Correspondencia de España (febrero y marzo de1863)

Páginas web:

•Memoria de Madrid:http://www.memoriademadrid.es/

•Todas las óperas de Verdi:http://jbgprada.blogspot.com.es/

FUENTES CONSULTADAS

De gatos, gatas y otros

Semblanza de Verdi (Fuente: La Correspondencia deEspaña diario universal de noticias, 16 de enero de 1863)

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Texto: José Julio Perlado

Calle de Raimundo LulioRecuerdos de mi abuelo José Ortíz de Pinedo

Sentado en este despachito de cortinasazules en el piso de Raimundo Lulio 22,en pleno barrio madrileño de Chamberí,se encuentra este hombre de los lentes

alados sobre la nariz, un hombre menudo, deapenas pelo cano, silencioso, hablando con sunieto, que soy yo. El nieto tiene en esta escena de1956 tan solo 2o años, viene de estudiar estamañana en la Facultad de Filosofía y Letras deMadrid el Primer Curso de especialidad en FilologíaRománica – Tercer Curso entonces de Filosofía yLetras ­ y ha escuchado las lecciones de FranciscoYnduráin Hernández – su gran maestro ­, deRafael Lapesa y de Alonso Zamora Vicente. JoséOrtiz de Pinedo tiene en el mediodía de estaconversación familiar 75 años, el despachito de

cortinas azules es su refugio, y en el silencio de laletra menuda de sus manuscritos y en elrecogimiento de los libros ordenados y alineados,se concentra su vida entera consagrada a lapoesía, al teatro y a la novela, pequeñas novelascomo ésta que ahora – cuando pasa el tiempo y lafantasía en la distancia se desborda – tengo yoaquí, en la mano, porque acabo de extraerla con laimaginación de la estantería de su sencillabiblioteca.

El libro lleva por título ¡…Y la vida se va!, lopublica la Editorial Paez, calle Ecija 6, Madrid,(está dedicado a “Joaquín Aznar, espíritugeneroso – escribe Ortiz de Pinedo en sudedicatoria ­, pluma maestra, con el cariño de

muchos años”) (Joaquín Aznar habíasido Director del periódico La Libertaddesde 1925 a 1931, y fue uno de losíntimos amigos de José Ortiz de Pinedo,junto con Eduardo Haro y EmilioCarrere, al que luego me referiré).

Pero lo importante de esta cortanovela de Ortiz de Pinedo ¡…Y la vidase va! es quizá el título, es decir, cómose va la vida por este pasillo del piso deRaimundo Lulio, cómo se va la vidahacia delante y hacia atrás, hacia la vidaque vivió antes mi abuelo y hacia la vidaque viviré yo más adelante – si Dios meayuda ­, como nieto.

Sí, en verdad se va la vida. Si nosasomamos a este balcón del segundopiso de Raimundo Lulio 22 veremos enel café de la esquina con la calle deSanta Engracia – café hoy desaparecido– cómo mi padre, muy joven, espiaba ami madre – la hija única que tuvo Ortizde Pinedo – cuando aún eran novios,allá por los años 30, y la espiabaenamorado para ver en qué momentosalía ella a saludarle al balcón.

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Recorte de prensa con la foto de Ortíz de Pinedo donde se anuncia laaparición de "¡...Y la vida se va!" (Mundo Gráfico 07/09/1927)

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Porque esta pequeña calle madrileña que bajadesde Santa Engracia hasta la plaza de Olavide ydonde vive José Ortiz de Pinedo es muy literaria.Galdós en Fortunata y Jacinta hace que doña Lupese mude a este barrio del mercadillo de Olavide,entonces unos tenderetes al aire libre, como nos lomuestra un dibujo de la “Guía” de Fernández delos Ríos. La Rubín – personaje galdosiano – va ahabitar a la calle de Raimundo Lulio y el autor deFortunata nos hace creer que la casa debió estarmuy cerca del Paseo de Santa Engracia. PedroOrtiz Armengol, sin duda el mejor especialista enla gran novela de Galdós, señala el número 11 deesa calle de Raimundo Lulio como lugar habitadopor doña Lupe, y repasando el magnífico Plano delMadrid de 1874, se ve que asomaban enRaimundo Lulio solamente dos casas de una plantaya que el resto eran solares y paseo hasta elmercadillo. Pues bien, Galdós coloca a uno de lospersonajes de Fortunata quizá en el número 11 deesa calle y apenas un siglo después, casi enfrente,en el número 22, seguimos teniendo a Ortiz dePinedo, otro personaje – esta vez de la vida ­,sentado en su despachito de cortinas azuleshablando conmigo, que soy su nieto.

¿Y de qué hablábamos? No recuerdo de quéhablábamos. Los nietos de 20 años no recuerdanmuchas cosas de las que hablan con sus abuelos

de 75, pero sí las esenciales. Hay unascoincidencias de vivencias y de lecturas rodeandoa este pequeño despacho. Galdós prosigue. Estáen la memoria de Ortiz de Pinedo. Si tomamos deesta estantería del despachito otro libro suyo,Viejos retratos amigos publicado siete años antes,en 1949 (y del que hablaré más adelante), apareceGaldós paseando por la madrileña carrera de SanJerónimo y Ortiz de Pinedo detrás de él. Ortiz dePinedo tenía entonces – era cuando había llegadodesde Jaén a Madrid, pasando (según susbiógrafos) por Guadalajara ­ 21 años, casi losmismos que ahora tengo yo sentado ante él eneste despacho. “Don Benito – evoca mi abuelo enese libro de recuerdos – , que caminaba solo,habíase detenido un instante a curiosear elescaparate de Fernando Fe, que brindaba alapetito intelectual las últimas novedadesnacionales y francesas, y paróse luego en ungrupo de amigos a la puerta de Lhardy, cuyoescaparate tentaba otra clase de apetitos. Brevesmomentos nada más conversó Galdós conaquellos señores, continuando su paseo entre lamultitud al anochecer.

Mi curiosidad – sigue Ortiz de Pinedo – no sedaba por satisfecha y fuíme detrás del genialcreador sin perder un solo movimiento suyo, con lailusión del enamorado que sigue a una mujer.

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Entierro de Galdós saliendo del ayuntamiento deMadrid (La Unión Ilustrada 15/01/1920)

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Cuando lo dejé, al fin, en la calle de Hortaleza,donde tenía la administración de sus obras, sentíalgo así como la satisfacción del deber cumplidomediante aquel acto de humilde y anónimohomenaje”.

Son los seguimientos devotos de lectores yadmiradores que han existido siempre en lahistoria de la Literatura, gentes como José Ortiz dePinedo que seguían a Galdós por la calle, gentescomo el yerno de Ortiz de Pinedo – mi padre, JoséPerlado – que seguía a Ramón y Cajal en el Cafédel Prado, en la madrileña calle del Prado, a dospasos del Ateneo, o a Valle Inclán o a Benaventecruzando la Plaza de Santa Ana o paseando por lacalle del Príncipe. Esos seguimientos anónimosdetrás de las figuras de las letras han sido a lolargo del tiempo innumerables y de ellos hanquedado muchos testimonios. Por citar uno deellos, Vicente Aleixandre, en su libro Losencuentros, cuenta cómo todos los personajes conlos que quiso tropezarse en las calles de Madrideran conocidos, menos uno: Antonio Machado.“Pero daba la casualidad – comenta Aleixandre –que los dos teníamos el mismo barbero. Y un díame dijo: “Yo también sirvo a un señor que haceversos. Pero apenas conocido. Se llama Machado”¡Machado” Fíjese usted. Para mí sólo su nombreya era un fulgor… A Galdós – prosigue Aleixandre– le vi una vez, en el “Teatro Infanta Isabel”, el díaque estrenó “Sor Simona”. Yo tenía 17 años. Entréen el camerino – dice Aleixandre .­Galdós, ciego,estaba sentado, ausente. Se sacó un granpañuelo, se secó el sudor. Yo le miraba… Salí sindecir nada”.

Son los 17 años de Vicente Aleixandre, son losveintitantos años de José Ortiz de Pinedo, son los20 años míos. Sentado en aquel despachito decortinas azules yo no sabía que a lo largo de lavida iba también a seguir a muchos personajes.Por mi profesión, he tenido la suerte de vivir enRoma y en París varios años, y en la capitalitaliana, al principio de la década de los sesenta,más que seguir por la calle exactamente, conocímuy de cerca a relevantes personajes del mundode la cultura. A Stravinsky y a Federico Fellini enRoma; a Ezra Pound, a Pier Paolo Pasolini y aGiancarlo Menotti en Spoleto; más tarde, en misaños de París, al filósofo Gabriel Marcel y aldirector de cine Robert Bresson. También Madridfue escenario para mí de conocimientos. Sentado

ante Ortiz de Pinedo, que ahora me sigueobservando en este pequeño despacho rodeado delibros, no podía imaginar que unos años despuésyo charlaría ampliamente con Gerardo Diego en sucasa de la calle Covarrubias, con Dámaso Alonsoen su casa retirada (donde me dedicó su libroPoetas españoles contemporáneos), con eleminente historiador Pedro Sáinz Rodríguez, con elgran cuentista Ignacio Aldecoa, con la poetisaErnestina de Champourcin, con el pintor BenjamínPalencia en su taller de la calle de Sagasta, conLuis Rosales en su habitación de la calle deVallehermoso, con Camilo José Cela en su casa deRios Rosas.

Este nieto de Ortiz de Pinedo que soy yo, nopuede imaginar tampoco, aquí sentado enRaimundo Lulio y en 1956 – año en el queestamos ­, que conocerá y dialogará largamentecon dos grandes escritores argentinos, JulioCortázar y Manuel Mujica Láinez, o con eluruguayo Juan Carlos Onetti. Son charlas queestán en el aire del tiempo, que aún no nos llegandesde este pasillo, porque desde este pasillo y eneste momento lo que nos llega, mientras abuelo ynieto seguimos hablando, es la voz de Julia Valdés,esposa de Ortiz de Pinedo, es decir, la voz de miabuela materna que nos llama a comer. Viene adecirnos que ya tenemos preparados los huevosfritos con el pan cortado y tostado en el cuartitoque hay al fondo del pasillo, muy cerca de lacocina, donde el sol suele dar sobre el tapete de lamesa camilla. Mi abuelo y yo solemos comermuchos días allí, y también desayunar losdomingos un chocolate humeante en el queuntamos puntas de pan crujiente. Es Julia Valdés,mi abuela, la que ahora nos llama y nos mira, ycuando la veo en este pasillo me acuerdo de otraJulia a la que conocí, Julia Guinda Urzanqui, laviuda de Azorín, que unos años después, en 1967,exactamente el 2 de marzo de 1967, me abriría lapuerta de aquella casa de la calle de Zorrilla 21,segundo izquierda (muy cerca de las Cortes) muypocas horas después de que muriera el maestro.“Vemos a Azorín en la lejanía, viviendo en uncuartito silencioso, junto a las campanas delCarmen – leemos otra vez que escribe Ortiz dePinedo en Viejos retratos amigos­. Lo vemosasimismo perderse en la arboleda del Retiro opararse ante un tenderete del Rastro. Un día lovimos – un día de invierno – sentado tras el cristalde un café­cervecería, desaparecido ya, de la

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carrera de San Jerónimo. Años después lo hemosvisto muchas veces en la trastienda de una libreríaselecta, hundido en un sillón, con los ojos mediocerrados”.

Eso es lo que evoca mi abuelo Ortiz de Pinedode Azorín. Pero lo que él no puede imaginar eneste despachito de cortinas azules ­ ni yo tampoco­, es que ese 2 de marzo de 1967 Julia GuindaUrzanqui, la viuda de Azorín, me abrirá la puerta yme hará pasar al saloncito donde está de cuerpopresente el autor de Castilla y de Los Pueblos.”Allíextendido, Azorín – escribiría yo al día siguienteen El Alcázar, un periódico madrileño­ era ya elgran mudo de la pluma, como si tuvieraamordazado los dedos. Me acerqué a él, acababade entrar el Ayuntamiento de Monóvar, seguíanacumulándose coronas, y creo que fue entoncescuando lo vi. Vi su ojo azul. El ojo derecho deAzorín quieto entre el párpado, como si nadie lohubiera querido sellar, como si respetasen ese ojosien tiempo”. Porque estábamos allí los dos solos,la recentísima viuda de Azorín y yo ( eran lascuatro de la tarde y el maestro había fallecidohacía muy pocas horas), ambos en silencio ante elcadáver de quien había escrito Clásicos redivivos y

clásicos futuros o Las confesiones de un pequeñofilósofo.

Sin duda nada podía decirle a mi abuelo Ortizde Pinedo de todo esto porque faltaban once añospara que aquello sucediese. Pero de lo que síhablamos sin duda en aquel despachito es delentierro de Ortega al cual yo había asistido. Unaño antes, el 19 de octubre de 1955 – tenía yoentonces 19 años – había querido ir con varioscompañeros míos de la Facultad hasta la madrileñacalle de Montesquinza – la casa donde habíafallecido Ortega – y desde allí quisimos acompañaral cortejo fúnebre hasta la Sacramental de SanIsidro. Recuerdo que aquel día, entre las muchaspersonalidades asistentes al sepelio, estaba cercade mí Gregorio Marañón y también recuerdo queentre mis compañeros de Facultad de entonces,asistieron conmigo – estudiábamos en el mismoCurso de licenciatura – el gran poeta españolClaudio Rodríguez y el que luego sería Director delMuseo de Prado y gran especialista en pinturabarroca, Alfonso Pérez Sánchez.

José Ortiz de Pinedo trabajaba como Secretariode la Tenencia de Alcaldía del Distrito de Palacio,

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Azorín (Fuente Youtube http://www.youtube.com/watch?v=v5rLcg_9W28)

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en el barrio madrileño llamado popularmente de LaLatina, en la Carrera de San Francisco, antigua yancha calle que desciende desde la Plaza de laCebada hasta la Basílica de San Francisco elGrande. Allí, como todas las mañanas, Ortiz dePinedo tomaba el metro para volver a comer a sucasa del barrio de Chamberí. Como todos losescritores del mundo, me imagino que conformese iba alejando de su despacho oficial delAyuntamiento y se iba acercando, entre pasillos,escaleras y transbordos a su pequeño despacholiterario de la calle de Raimundo Lulio, las figurasde sus invenciones asaltarían poco a poco suimaginación y los personajes de sus novelas seperfilarían alternándose unos con otros, salpicadostambién con brotes de poemas. Paul Valèryrecuerda al hablar de los mecanismos de lainspiración que “el primer verso se nos ha dado”,es decir, es un don, nos es impuesto, no tenemosmás remedio que escribirlo. Luego viene el artistacon toda su elaboración costosa, con la habilidad,la experiencia, el esfuerzo creativo, la acabada y aveces muy ardua perfección. Pero ese primer versode Ortiz de Pinedo – como el queacompaña a tantos poetas delmundo ­ ya viajaba con él en elmetro, se iba desprendiendo en eldesván de su memoria de losexpedientes e informes burocráticosque no había tenido más remedioque resolver el poeta en las oficinasdel Ayuntamiento, y conforme ibadejando atrás los andenes y lasestaciones sin duda ese primerverso prevalecía sobre todos losdemás temas y preocupaciones, secuajaba en primeras líneas depoemas, como así había sucedidoaños atrás en libros suyos depoesía, tales como Dolorosas(publicado en 1903) o Huertohumilde (de 1907).

Y fue sin duda otro primer verso– lo recuerdo muy bien ­ el que hizobrotar otro día – un año antes, en1955 ­una nueva conversaciónentre abuelo y nieto en el silenciode aquel despachito. Ortiz dePinedo se levantó una tarde delsillón, y con el cuidado que él teníapara todas sus cosas, me mostró

con afecto un libro. Era un libro de poemas de PíoBaroja, Canciones del suburbio, publicado porBiblioteca Nueva en 1944. En la dedicatoria sedestacaba con la letra clara y menuda del autor deLa busca: “Al poeta J Ortiz de Pinedo.Cordialmente. Pío Baroja”. Y aquel libro de poesíasde Baroja llevaba también un prólogo firmado porAzorín.

No sé exactamente si la idea fue de mi abuelo ofue mía, pero lo cierto es que en aquel mismo añode 1955 visité a Baroja. Vivía Don Pío en lamadrileña calle Ruiz de Alarcón, en el número 12,a pocos pasos del Museo del Ejército, no lejos dela Academia Española. Recuerdo que me abrió lapuerta el destacado historiador, antropólogo yfolklorista Julio Caro Baroja, sobrino de Don Pío,que entonces tenía 41 años, y él me hizo pasar ala amplia sala de la célebre mesa camillabarojiana, allí donde el autor de tantas novelasmemorables (a pesar de su mala salud, Don Píomoriría en octubre del año siguiente) recibía. TeníaBaroja entonces 83 años, pero recuerdo

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Pío Baroja intervieniendo en la película de Juan de Orduña sobre la novela"Zalacaín el aventurero" (Fuente:

http://www.youtube.com/watch?v=Z6PHDNhJcyQ)

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perfectamente aquella conversación porque fuemuy novelesca. Tras presentarme como nieto deOrtiz de Pinedo le comenté que mi abuelo mehabía enseñado un libro suyo de poemas.Estábamos los dos solos. Baroja cubierto con sufamosa boina, calados los lentes, afable, me miróy me preguntó:

­ ¡Ah, ¿pero yo he escrito poesía?Le contesté que sí.­ ¿Y cómo se llama el libro? – me insistió

con curiosidad.­ Canciones del suburbio ­ contesté.Entonces Don Pío tomó una campanilla que

estaba sobre la mesa, la agitó, y pronto aparecióJulio Caro en la puerta.

­ Julio – le dijo ­, este chico me dice que yohe escrito poesía. Busca el libro. Tráemelo.

Efectivamente, pronto aquellas Cancionesdel suburbio estuvieron sobre la mesa camilla yBaroja las hojeó complacido y asombrado.

Yo sabía que me encontraba esa tarde ante unade las grandes figuras de las letras españolas, ycuando años después leí Gente del 98, el deliciosolibro de Ricardo Baroja, el excelente pintor yescritor, hermano de Don Pío, al evocar misvivencias con Azorín y con Baroja, repasé aquellaescena que Ricardo Baroja evoca sobre los dos

escritores: “Cuando Martínez Ruiz venía a casa –dice Ricardo Baroja ­ se sentaba siempre en la sillacolocada bajo el cuadro de asunto romano. Allípermanecía durante tres cuartos de hora,interviniendo en la conversación con escasosmonosílabos. Martínez Ruiz siempre ha sido parcoen palabras.

Se presentó a mi hermano Pío de la siguientemanera: Martínez Ruiz, que conocía de vista a mihermano, se le acercó y le dijo:

­ ¿Usted es Pío Baroja?­ Sí, señor.­ Yo soy José Martínez Ruiz. Mi seudónimo

es Azorín.Se estrecharon las manos y desde entonces

son amigos”.

Y ahora estaba yo ante ese mismo Baroja comoestaría años después ante el cadáver de Azorín.Son coincidencias – o sin duda búsquedasdeterminadas, meditadas, muchas de ellasprovocadas en mi vida, en Madrid, en Roma, enParís – que me han hecho seguir los senderos dela literatura y del arte, caminar y entrar en lostalleres de poetas y de músicos, de escultores ypintores, también de directores de cine,preguntando, inquiriendo, interesado siempre porlos mecanismos de la creación.

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Plano de los años 40­50con la zona de la plaza

de Olavide.

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... Y la luz se hizo (nuevamente). O sea se inventó la lámpara incandescente, vulgobombilla, y los mortales tuvieron más mecanismos para poder ver cuando el Sol dejade iluminarnos. Thomas Alva Edison, aunque dicen que no fue el padre de lacriatura, sino el primero en patentarla es el responsable más conocido de estaentrega de publicidad antigua, porque es evidente que algo que te saca de lastinieblas y se puede comprar y, encima tiene diferentes fabricantes pugnando entresí, está irremediablemente condenado a ser objeto de publicidad.Hoy en día los anuncios de bombillas no ocupan gran parte ni de nuestro tiempo nide nuestra atención, pero antaño sí. Es lo que tienen las novedades Vamos a veralgunos ejemplos de los primeros tiempos.

Texto y selección de anuncios : Alfonso Martínez

Publicidad... de hace ya un tiempoCuriosidad Gatuna

En 1896 los madrileños podíamos acercarnos ya a la calle Atocha, 45, a la tienda de ManuelGarcía para haceros con este maravilloso invento y los equipamientos necesarios parailuminar el hogar.

Diario Oficial de Avisos de Madrid (07/02/1896)

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Curiosidad Gatuna

Las lámparas marca Budapest, de evidente procedencia magiar, se preciaban de una producción de15.000 al día en el año de 1899 y se podían, encontrar en casa de León Ornstein, donde tambiénpodía uno hacerse con una Osram, fábrica que ya era puntera en la década de 1910 y era capaz dehacer pruebas de duración de sus bombillas, poniendo a pleno funcionamiento ocho de ellas frente al

número 42 de la calle de Alcalá para demostrar que podían durar 3.000 horas, prueba que certificarían losingenieros de minas.

La Época (23/12/1899)

El Liberal (19/03/1906)La Correspondencia de España

(04/08/1911)gv 88

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Curiosidad Gatuna

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La Época (11/02/1910)

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Curiosidad Gatuna

En Barcelona sefabricaban las lámparasZ, que según elloslucían como 1.000 horas

más que las de Osram. Susucursal en Madrid estaba enEncarnación, 12. Esta casa hizoun vals (cómo no, el Z), parapromocionar su producto, que sereglaba con la entrega del cupóndel periódico.

La Época (06/10/1911)

La Correspondencia de España(11/07/1911)

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Las holandesas Philips no necesitanpresentación. Los primeros almacenistas enEspaña fueron Juan Wenzel, Guillermo Stoon, yAdolfo Hielscher (no olvidar nuestra costumbre

de españolizar el nombre)

La Energía Eléctrica (10/01/1909)La Época (28/04/1904)

El Sol (26/03/1920)

La Libertad (28/02/1926)

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El Pensamiento Español (01/01/1920)

La Voz (10/10/1922)

Mundo Gráfico (13/11/1929)

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Curiosidad Gatuna

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Llegando a los años 30 nos encontramos con la alemana Zeiss. Los anuncios son ciertamentemuy precisos, germanos y, en estos dos ejemplos muy de los tiempos que corrían. Su estéticaelimina la individualidad promoviendo la escenografía propia del totalitarismo imperante.

Mundo Gráfico (18/12/1929)

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Curiosidad Gatuna

Precursora de las linternas estaba la lámpara Lot, que daba autonomía de hasta 60 horas enlo que catalogaban como “luz portátil” y definían como pilámpara.

La Época (17/06/1920)

El Sol (23/06/1920)

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Cerramos con unos anunciosde mérito, los de la lámparaMetal de la CompañíaGeneral Española de

Electricidad. Tenían a la mujer (juntoa la luz de la bombilla) como motivocentral y jugaban con motivosorientales y a veces futuristas y casitodos salieron en La Esfera en losprimeros años veinte.

La Esfera (22/02/1919)

Nuevo Mundo (21/12/1917)

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Curiosidad Gatuna

La Esfera (Enero 1919, número extra)

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Curiosidad Gatuna

gv 97La Esfera (01/01/1921)

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Curiosidad Gatuna

gv 98 La Esfera (03/01/1920)

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Otro relato seleccionado del número de septiembre la revista amiga Cuentos para elAndén, del Grupo Andén.

Texto: Pedro Ugarte

La noche de las ranas (Los relatos delGrupo Andén)

Era una madrugada de octubre y, teniendo mucha prisa por llegar a casa, conducía muydespacio: había llegado a esa edad en que la vida se ha convertido en un bien precioso,protegido con madura y sabia avaricia.

Los faros del coche iban desvelando con su haz de luz, metro a metro, el asfalto de la autopista. Habíaunas curiosas manchas sobre la carretera, una especie de archipiélago de pequeños emplastosadheridos. Algunas de aquellas formaciones de materia se movían. ¿Sería el viento?

No, no lo era: tardé algunos minutos en comprenderlo todo. Eran ranas, cientos de irresponsablesranas tratando de cruzar la autopista a base de saltos insignificantes vagando de un lado a otro,resueltas o aturdidas. Me pregunté si aquella extraña migración ocurría todas las noches, o si era unaconducta marcada por algún reloj biológico, no sé, una movilización que abarcaba solo el mes deoctubre. Quizá las ranas de aquel paraje emprendían su absurda peregrinación precisamente un día alaño, un solo día al año, dejando sobre el asfalto el inapreciable tributo de sus vidas.

Pensé en cuántas generaciones de estúpidas ranas tendrían que sucederse para que tomaranconciencia del peligro, de que aquel itinerario las conducía a una masacre. Yo no podía hacer nada porellas. No había mucha circulación, pero los faros daban cuenta de su presencia cuando la reacción eraimposible. Por otra parte, había tantas ranas que cualquier voluntariosa desviación para salvar a una deellas aplastaría irremisiblemente a cualquier otra. Aquella noche acabé con la vida de decenas de ranas.¿Qué podía hacer? Solo se me ocurrió poner la música y concentrarme en el deseo de llegar por fin acasa.

Pero, sobre todo, eran tan pequeñas. Su inteligencia tan elemental. Y seguí conduciendo con elcorazón sobrecogido, envuelto en la falsa protección de la música, temblando.

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SOBRE EL AUTOR:

Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) es autor de una amplia obranarrativa cuyos últimos títulos son Mañana será otro día, Casiinocentes (Premio Lengua de Trapo) El mundo de los CabezasVacias y El país del dinero (Premio Logroño). La noche de lasranas pertenece a su libro de microrrelatos La expedición.

PARA LEER CUENTOS PARA EL ANDÉN:

http://grupoanden.com/14022/index.html

Del Libro: “Mar de pirañas”. Ed. Menoscuarto. 2012.

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Sopa de letrasPasatiempos

Por: Gatón de Oro

Solución al número anterior