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Resumen este estudio quiere ser un modo de introducir y dilucidar la compleja relación del psicoanalista francés Jacques Lacan con la escritura a través de su teoría de la autonomía del significante. Para ello la atención se centrará, principalmente pero no solamente, en unas lecciones del Seminario XViii –año 1971– titulado “De un dis- curso que no fuera del semblante”, seminario que se coloca en una época, histórica y personal, de fundamental importancia para su autor: los cambios políticos y socia- les no dejan indiferente al psicoanalista francés que el año antes, 1970, se distingue, con un gesto crítico, de sí mismo –se podrá hablar después de este año de un Lacan i y de un Lacan ii–, pero también de Freud en tanto que nombre propio y padre del psicoanálisis. Todo este movimiento lleva el título de un importante seminario: “el reverso del psicoanálisis”, donde se prefigura la noción fundamental de discurso como estructura que constituye la matriz de cualquier acto en el que se toma la pala- bra, una palabra que está rigurosamente constreñida por una estructura que la pre- cede y que son los tipos de enunciación que Lacan llama “discursos”. Los restrin- girá a cuatro: el del amo, el del histérico, el del analista y el discurso de la univer- sidad. Después del importante “Seminario sobre La carta robada” de 1956 y del escrito de 1957 “La instancia de la letra en el inconsciente”, Lacan volverá, cator- ce años después, sobre el tema de la escritura en una época marcada por el cambio: en la sociedad y en su misma doctrina. Palabras clave: escritura, discurso, estructura, significante, amo, histérico, ana- lista, universidad. Escritura e imagen Vol. 8 (2012): 277-299 iSSN: 1885-5687 http://dx.doi.org/10.5209/rev_eSiM.2012.v8.40532 277 La función de la escritura en Lacan The function of writing in Lacan Ruben CaRMiNe F aSOLiNO Universidad Complutense de Madrid [email protected] Recibido: 03/05/2011 aceptado: 20/06/2011
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La función de la escritura en Lacan - core.ac.uk · en Lacan, por otra parte, el significado y el significante coinciden en la que puede ser denominada una “relación fluctuante”

Oct 28, 2018

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  • Resumen

    este estudio quiere ser un modo de introducir y dilucidar la compleja relacindel psicoanalista francs Jacques Lacan con la escritura a travs de su teora de laautonoma del significante. Para ello la atencin se centrar, principalmente pero nosolamente, en unas lecciones del seminario XViii ao 1971 titulado De un dis-curso que no fuera del semblante, seminario que se coloca en una poca, histricay personal, de fundamental importancia para su autor: los cambios polticos y socia-les no dejan indiferente al psicoanalista francs que el ao antes, 1970, se distingue,con un gesto crtico, de s mismo se podr hablar despus de este ao de un Lacani y de un Lacan ii, pero tambin de Freud en tanto que nombre propio y padre delpsicoanlisis. Todo este movimiento lleva el ttulo de un importante seminario: elreverso del psicoanlisis, donde se prefigura la nocin fundamental de discursocomo estructura que constituye la matriz de cualquier acto en el que se toma la pala-bra, una palabra que est rigurosamente constreida por una estructura que la pre-cede y que son los tipos de enunciacin que Lacan llama discursos. Los restrin-gir a cuatro: el del amo, el del histrico, el del analista y el discurso de la univer-sidad. Despus del importante seminario sobre La carta robada de 1956 y delescrito de 1957 La instancia de la letra en el inconsciente, Lacan volver, cator-ce aos despus, sobre el tema de la escritura en una poca marcada por el cambio:en la sociedad y en su misma doctrina.

    Palabras clave: escritura, discurso, estructura, significante, amo, histrico, ana-lista, universidad.

    Escritura e imagenVol. 8 (2012): 277-299

    issn: 1885-5687http://dx.doi.org/10.5209/rev_esim.2012.v8.40532

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    La funcin de la escritura en Lacan

    The function of writing in Lacan

    Ruben CaRmine FasoLino

    Universidad Complutense de [email protected]

    Recibido: 03/05/2011aceptado: 20/06/2011

  • Abstract

    This essay pretends to introduce and elucidate the complex relationship ofFrench psychoanalyst Jacques Lacan with writing through his theory of the auton-omy of the signifier. To reach this goal i will focus primarily, but not only, in somelessons of the seminar XViii-year 1971 titled on a Discourse That Would notBe semblance. This seminar is located in a historical moment of fundamentalimportance to its author: political and social changes do not leave indifferent theFrench psychoanalyst, who the precedent year, 1970, stands with a critical sign ofhimself; after this year we can distinguish between Lacan i and Lacan ii, and wecan also talk about Freud, in a personal way and as founder of psychoanalysis. Thismovement bears the title of an important workshop: The other side of psychoanaly-sis, which shapes the fundamental notion of discourse as a structure that sets thenucleus of any act in which words are involved, words that are severely constrainedof a structure that precedes it and that are called by Lacan discourses .He willresume them in four types: the master, the hysteric, the analyst and the discourse ofthe university. after the important seminar on The Purloined Letter of 1956 andthe text of 1957 The instance of the Letter in the Unconscious, Lacan will return,after fourteen years, to the argument of writing in a period marked by change: insociety and in his doctrine.

    Keywords: writing, discourse, structure, signifier, master, hysterical, analyst,university.

    Sumario

    1. introduccin2. Lacan i, Lacan ii3. La funcin de la escritura

    1. Introduccin

    Lacan, que funcionar de ahora en adelante como nombre propio, designa conla palabra letra el soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje. elescrito, por tanto, se distingue por una prevalencia del texto. Corre el ao 1957, elao del escrito La instancia de la letra en el inconsciente o la razn despus deFreud. es tambin el tiempo de otro escrito clave para Lacan: Funcin y campode la palabra y del lenguaje en psicoanlisis, el informe de Roma pronunciado losdas 26 y 27 de septiembre de 1953 que marc el debut pblico de la enseanza

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  • lacaniana. en medio de estas fechas se sita el famoso seminario sobre La cartarobada de 1956. son los aos del regreso a Freud.

    Del notable material que se sacar de estos escritos y que en este lugar no ten-dremos tiempo de analizar como se merece destacan, en particular, la lectura queLacan hace del automatismo de repeticin (o compulsin de repeticin)(Wiederholungszwang) que encuentra su principio en la cadena significante, cuyaley rige los efectos psicoanalticos determinados por el sujeto: la forclusin o pre-clusin (Verwerfung), la represin (Verdrngung) y la denegacin o renegacin(Verneinung). se aadir que estos efectos siguen servilmente el desplazamiento(Entstellung) del significante. Como no dejar de repetir una y otra vez Lacan, es elorden simblico lo que constituye el sujeto, en cuanto determinado por el recorridode un significante, y querr demostrarlo con el seminario sobre el cuento de Poe, entanto la compulsin a la repeticin siempre se realiza en relacin al mismo signifi-cante.

    La insistencia en el significante que Lacan toma del Curso de lingstica gene-ral de Ferdinand de saussure en lo que se refiere al signo lingstico como la cons-titucin de dos partes denominadas la una significante y la otra significado,quiere demostrar que el inconsciente est estructurado como un lenguaje y que enla cadena significante se refleja no una cadena de significados, sino el sometimien-to del sujeto a la determinacin simblica.1

    el sometimiento al significante que no hay que confundir apresuradamentecon el sometimiento al Logos o a la palabra inspirada (volveremos sobre este asun-to en la tercera parte del artculo) se hace patente desde la perspectiva analtica lacual promueve una distincin fundamental: el yo del sujeto no es idntico a la per-sona que habla.

    antes de continuar habr que fijar lo que Lacan, partiendo de la base saussuria-na, entiende por significante. Como hemos afirmado ms arriba, en la terminolo-ga de saussure el significado y el significante son las componentes del signo, comoapunta el autor ginebrino2. Recordaremos de paso que ya los estoicos distinguancuidadosamente la representacin psquica ( ), la cosa real() y lo decible ().

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    1 Lacan J., Escritos I, Buenos aires, siglo Veintiuno editores, 2008, p. 40. Con palabras del mismoLacan: si lo que Freud descubri y redescubre de manera cada vez ms abrupta tiene un sentido, esque el desplazamiento del significante determina a los sujetos en sus actos, en su destino, en sus recha-zos, en sus cegueras, en sus xitos y en su suerte, a despecho de sus dotes innatas y de su logro social,sin consideracin del carcter o el sexo, y que de buena o mala gana seguir al tren del significantecomo armas y bagajes, todo lo dado de lo psicolgico.2 Todo estudio de una lengua como sistema, es decir, de una morfologa, significa estudiar el uso delas formas o la representacin de las ideas, como se prefiera. Lo que es errneo es pensar que existenformas en parte alguna (que existan por s mismas fuera de su uso) o que existan ideas en parte algu-na (que existan por s mismas fuera de su representacin). saussure F., Escritos sobre lingsticageneral, Barcelona, editorial Gedisa, 2004, p. 36.

  • en Lacan, por otra parte, el significado y el significante coinciden en la quepuede ser denominada una relacin fluctuante y no se encuentran ms que enalgunos puntos de anclaje. el significado es bsicamente reprimido y es el signifi-cante lo que determina y representa, tanto a nivel consciente como inconsciente, elsujeto. Ya en Freud, antes que en Lacan, se puede apreciar que el psicoanlisis esuna experiencia de lenguaje, de palabra y que las primeras pacientes histricas soncuradas a travs de la verbalizacin, a saber, pueden por fin decir lo que nuncapudieron enunciar.3

    Para profundizar un poco ms en el mtodo psicoanaltico, proponemos lasiguiente cita tomada del Diccionario del Psicoanlisis dirigido por R. Chemana yB. Vandermersch:

    Desde el momento en que el mtodo psicoanaltico, en efecto, pasa a tomar en cuenta laactualizacin de los conflictos latentes ms que la rememoracin directa de los recuer-dos patgenos, esto lo lleva a interesarse particularmente en las formaciones del incons-ciente, en las que estos conflictos se encuentran representados. Y estos estn reguladospor encadenamientos rigurosos de lenguaje. es el caso del lapsus, del olvido y, en gene-ral, del acto fallido, que puede enunciar un deseo de manera alusiva, metafrica o meto-nmica [] Por ltimo, es el caso del sueo, cuyo relato se lee como un texto comple-jo, que solicita una atencin muy precisa a los trminos mismos que lo componen.4

    ser Lacan quien sistematizar toda la problemtica a travs de la autonoma delsignificante, un significante que, como profundizaremos ms detenidamente en lasegunda parte del artculo, es sin sentido y sin articulacin, un significante no com-prendido, en definitiva, una huella que conmemora la repeticin de un goce perdido.

    Para entender, al menos previamente, la mentada autonoma del significante,recurriremos a unos de los casos clnicos del padre del psicoanlisis:

    [...] el Hombre de las Ratas, en Freud, se ve preso bruscamente de la impulsin de adel-gazar. Pero esta impulsin permanece incomprensible hasta tanto no se haya revelado

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    3 Fue precisamente la paciente anna o. quien determin el tratamiento bajo el lema talking cure. esimportante subrayar que la toma de conciencia no precede la verbalizacin de la cual sta sera laexpresin realizada. el sntoma, de hecho, ocupa el lugar de la verbalizacin que nunca fue presente(en el momento del trauma), y que desaparece el sntoma, cuando por fin se verbaliza el afecto repri-mido a travs del significante perdido. se trata de una significacin con valor retroactivo. es sabidoque a partir de 1892 para Freud, gracias en parte a los estudios realizados con el neurlogo francsJean-martin Charcot en los aos 1885-1886, el sntoma de conversin histrico, lejos de ser una simu-lacin, es la expresin de lo reprimido. Recordaremos, de paso, como el psicoanlisis nace del estu-dio de la histeria, una neurosis marcada por el polimorfismo de sus manifestaciones. es, de hecho,desde esta estructura clnica a la que se aaden la psicosis y la perversin que se funda el movimien-to psicoanaltico.4 Chemana R.; Vandermersch B., Diccionario del Psicoanlisis, Buenos aires madrid, amorrortueditores, 2004, p. 623.

  • que en la lengua que habla, el alemn, gordo se dice dick, y que Dick es tambin elnombre de un rival del que quisiera deshacerse. adelgazar es matar a Dick, el rival. enel lmite, la posibilidad misma del inconsciente est condicionada por el hecho de queun significante puede insistir en el discurso de un sujeto sin ser asociado por ello a la sig-nificacin que podra importar para l. el lenguaje es la condicin del inconsciente5

    De esta manera, concibiendo el significante autnomo respecto a la significa-cin, tomar otra funcin que no ser la de significar, sino la de representar y deter-minar el sujeto. nos hallamos frente al ncleo fundamental del escrito citado msarriba: La instancia de la letra en el inconsciente, o la razn despus de Freud, enel cual Lacan identifica la letra como la estructura esencialmente localizada delsignificante6. en ella la significacin queda incumplida an cuando, pudiendo afir-mar que en la cadena del significante el sentido sigue insistiendo, es patente, a laluz de la experiencia analtica, que ninguno de los elementos de la cadena consisteen la significacin7. Volvemos otra vez al tema, poco antes sealado, del significan-te incomprendido, pero que funciona como un imperativo al goce8; un significante,en definitiva, al cual se obedece ciegamente a travs de la repeticin. en esto con-siste la cadena significante9

    Un significante, una marca, una huella. en definitiva es el inconsciente que sepresenta, a travs de sus representantes, como el captulo de mi historia que estcensurado. La verdad, como nos recuerda Lacan, se puede reencontrar:

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    5 Chemana; Vandermersch 2004, op. cit. (nota 4), p. 624. aclaramos que lo que se reprime en la cade-na de significantes es un significado traumtico, algo molesto que se tiene que excluir de la cons-ciencia, es decir, se reprime por algo, no es aleatorio. Lo traumtico es algo que no se puede tramitara nivel de la conciencia y por ello se reprime. adems, el trauma no tiene por qu ser una escena terri-ble, sino algo que sorprende porque no se le pueden encontrar, en ese momento, recursos simblicos. 6 Lacan 2008, op. cit. (nota 1), p. 469. 7 Ibdem, p. 470.8 La relacin entre el significante y el goce ser tratada en el segundo captulo: Lacan i, Lacan ii.9 Tomemos un ejemplo simple. Un homosexual confiesa de buen grado su gusto por los jvenes decierto estilo y de cierta edad, aquellos que designa perfectamente para l la expresin los soldaditos.el anlisis traer un recuerdo de un entendimiento muy grande con su madre, recuerdo cristalizadoalrededor de la evocacin de aquellas tardes de verano en las que, luego de un largo paseo, ella lo lle-vaba al caf y peda: ah, para l, una sodita [ms homofnico en francs con soldadito]. Tal recuer-do no implica, evidentemente, que, segn el psicoanlisis, todo se aclara en una vida con la evocacinde algunas palabras odas en la infancia. Pero contribuye a caracterizar la funcin del significante parael sujeto humano. La manera en que este hombre nombra al objeto de su deseo, y as determina susrasgos, lo remite a un significante odo en la infancia, que insiste tanto ms cuanto no ha sido recono-cido como tal. segn la frmula de Lacan, un significante es lo que representa al sujeto para otro sig-nificante. Hay que destacar tambin aqu que lo que cuenta en soldado no es su significacin, enrelacin por ejemplo con la vida militar, sino su significancia, o sea, lo que es producido directamen-te por la imagen acstica de la palabra misma. Chemana; Vandermersch 2004, op. cit. (nota 4), p. 625.

  • en los monumentos: y esto es mi cuerpo, es decir, el ncleo histrico de la neurosisdonde el sntoma histrico muestra la estructura de un lenguaje y se descifra comouna inscripcin que, una vez recogida, puede sin prdida grave ser destruida.

    en los documentos de archivo tambin: y son los recuerdos de mi infancia, impene-trables tanto como ellos, cuando no conozco su proveniencia.

    en la evolucin semntica: y esto responde al stock y a las acepciones del vocabula-rio que me es particular, como al estilo de mi vida y a mi carcter.

    en la tradicin tambin, y an en las leyendas que bajo una forma heroificada vehi-culan mi historia.

    en los rastros, finalmente, que conservan inevitablemente sus distorsiones, necesita-das para la conexin del captulo adulterado con los captulos que lo enmarcan, ycuyo sentido restablecer mi exgesis.10

    el significante enigmtico, misterioso, incomprendido, representa al sujeto porotro significante, constituyendo la que se denomina cadena significante, unacadena de huellas que determina el sujeto en su destino ms all de sus actos. en laidentificacin simblica el sujeto se representa por un significante, lo que Lacandesarrollar como s1, signifiant-matre, significante amo. no adelantaremos acon-tecimientos ya que del significante amo trataremos en la segunda parte del artculo,pero s haremos hincapi en un aspecto central del psicoanlisis: el lenguaje es lacondicin misma del inconsciente. Los lapsus, una de las vas privilegiadas alinconsciente, demuestran cmo la polisemia de los significantes traduce (del latntraducere, hacer pasar ms all) no slo un doble sentido de las palabras, sino laverdad (del deseo) frente a la exactitud o certeza de la afirmacin, la cual, muchasveces, est bien lejos de traducir la realidad del ser hablante11

    La atencin a la palabra, a la asociacin libre, durante la cual el paciente expre-sa todo lo que se le ocurre sin discriminacin, formar lo que se puede denominarcomo una teora psicoanaltica del lenguaje y que tiene su punto de surgimientodurante el tratamiento de pacientes histricas, en las cuales Freud se da cuenta deque el sntoma patente no es el ncleo de la enfermedad por lo cual no basta tratarel sntoma como tal, sino que reenva a un conflicto latente. Como anticipado enla nota tercera, el tratamiento del sntoma emprendido por Freud es radicalmente

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    10 Lacan 2008, op. cit. (nota 1), pp. 251-252. 11 el ejemplo que aqu proponemos ayudar a esclarecer lo anteriormente comentado: Cuando uncaballero que conversa con una dama (Freud, Psicopatologa de la vida cotidiana) le pregunta: Viousted la exposicin de la casa Wertheim? est muy bien descotada, sabemos que debe orse aqu unlapsus. no se trata forzosamente de que el deseo del caballero sea particularmente inconsciente: l haadmitido desde el comienzo el escote de la dama. Pero este ejemplo es interesante para Freud por otrarazn. Huelga decir aade que la palabra exposicin adquiere con este lapsus un doble sentido.en suma, lo que antes del lapsus permita al deseo decirse sin que el propio caballero se percatara, loque el lapsus permite simplemente sealar como tal, es el doble sentido de la palabra exposicin.Chemana; Vandermersch 2004, op. cit. (nota 4), pp. 392-393.

  • distinto al de sus contemporneos: lejos de reenviar a s mismo y, en consecuencia,abordar el sntoma como tal, Freud capta en l su carcter de remisin. esta carac-terstica de remisin del sntoma que se extender paulatinamente a los otros ele-mentos claves del anlisis, es la base sobre la cual el padre del psicoanlisis podredificar su construccin12

    el lenguaje como condicin del inconsciente, o, segn la famosa frmula laca-niana segn la cual el inconsciente est estructurado como un lenguaje, encuen-tra su punto lgido en el momento en que los dos mecanismos primarios a travs delos cuales el inconsciente habla, son retraducidos en las figuras retricas de lametfora y la metonimia, que manifiestan los mecanismos primarios inconscientesen el habla13. el valor del significante nunca es unvoco y no solamente se distin-gue de los otros significantes en virtud de que en la lengua no hay ms que diferen-cias14, sino que se distingue de s mismo15

    Queda patente que en la prctica analtica se le asigna una dimensin significan-te a lo que se oye y esto afecta no solamente los lapsus, sino las repeticiones, losenunciados, etc. ya que el inconsciente habla a travs de una estructura que, redu-cida a los mnimos trminos, es la misma del lenguaje: repeticin y diferencia16.

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    12 Por lmites de espacio y tiempo no nos podemos permitir explayarnos mucho, pero recordaremos losiguiente: es sin embargo con motivo del anlisis de los lapsus, de los actos fallidos y sobre todo delos sueos, de las formaciones del inconsciente, en suma, cuando Freud avanzar ms en lo que cons-tituye una suerte de puesta en accin de una teora psicoanaltica del lenguaje. observemos al respec-to que no es seguro que esta teora en s pueda ser sistematizada, pero el lector atento habr de adver-tir de qu modo trabaja en los anlisis concretos de Freud o de Lacan. el sueo constituye un campoprivilegiado. Fue con relacin al sueo como Freud describi primeramente los mecanismos de con-densacin y desplazamiento, que Lacan iba a vincular a la metonimia y a la metfora. Chemana;Vandermersch 2004, op. cit. (nota 4), pp. 393-394.13 La importancia otorgada a las figuras retricas de la metonimia y de la metfora, acompaan aLacan durante toda su obra. Para esclarecer an ms la motivacin de la eleccin propondremos lasiguiente cita del seminario XViii: La ltima vez articul que, si se consideran las cosas en el puntoen que efectivamente pueden interrogarse, ese que atae al discurso ms comn, si queremos, noempujar a su trmino lo que la lingstica nos indica, sino justamente extrapolarlo, percibimos quenunca nada de lo que el lenguaje nos permite hacer es ms que metfora o bien metonimia. Lo quetoda palabra, sea cual fuere, pretende por un momento nombrar no puede nunca ms que remitir a unaconnotacin. en Lacan J., El Seminario, Libro XVIII, De un discurso que no fuera del semblante,Buenos aires, Paids, 2009, p. 157. 14 saussure F., Curso de lingstica general, Buenos aires, editorial Losada, 2002, pp. 211-218.15 si yo digo: mi abuelo es mi abuelo, abuelo adquiere en cada una de estas dos ocurrencias unvalor especfico. Por ejemplo, el primero puede remitir a un individuo del que acabo de hablar pestes,mientras que el segundo estar ah para reconocer que ese infame individuo sigue siendo el padre demi padre. en Chemana; Vandermersch 2004, op. cit. (nota 4), pp. 395-396.16 La temtica de la repeticin es demasiado amplia para que sea siquiera esbozada en este trabajo.an as apuntaremos que la repeticin (Wiederholung) remite directamente al trauma que no est sim-bolizado y que por ello vuelve a presentarse una y otra vez sin cesar en las conductas, en los discur-sos o en las situaciones del sujeto sin que este lo sepa. el mecanismo de la repeticin, que evolucio-

  • Para ultimar esta introduccin, haremos referencia a los tres registros: real, sim-blico, imaginario, sin los cuales la obra entera de Lacan resultara de difcil inter-pretacin. este conjunto acompaar a Lacan durante toda su obra y ser el objetode uno de sus seminarios ms tardos, titulado R.S.I, del ao 1974-197517. este con-junto se dio a conocer en una conferencia de 1953, Lo simblico, lo imaginario y loreal18, y continuar en el primer seminario en el captulo sptimo: La tpica de loimaginario19. anticiparemos que no es posible tratar de un registro sin tener encuenta los restantes. an as, lo imaginario como la palabra sugiere se relacionacon la imagen y ms exactamente con la identificacin como seuelo/impostura(del francs leurre). Habr que recordar, para esclarecer lo que Lacan entiende porimaginario, el famoso estadio del espejo20, una de las teoras de Lacan msantiguas. esta fase o estadio se sita en los primeros meses de vida del ser humano,ms precisamente entre los seis y los dieciocho. en este momento el infante secaracteriza por la inmadurez del sistema nervioso y se vive como despedazado, enel sentido de que no hace ninguna diferencia entre l y el cuerpo de la madre. Locual significa que, en este momento, tampoco hay diferencia entre l y el mundoexterior. el yo, en Lacan, no es el dato originario de la vida psquica del individuo,sino el resultado de una construccin. es lo que sucede cuando el nio reconoce lapropia imagen en el espejo y se elabora un primer bosquejo del yo, pero a travs delo imaginario, lo cual significa en una relacin dual en la cual se instaura una con-fusin entre s y el otro. esta identificacin se presenta como primaria, matriz detodas las dems, por ejemplo con la madre.21

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    nar en la coercin de repeticin (Wiederholungszwang), est dominado por el principio de placer.segn Lacan este concepto, con los de inconsciente, pulsin y transferencia, constituyen los cuatroconceptos fundamentales del psicoanlisis que sern tratados en el seminario del ao 1964 (Lacan., ElSeminario, Libro XI, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanlisis, Buenos aires, Paids,1987).17 indito.18 Lacan J., De los nombres del Padre, Buenos aires, Paids, 2005.19 Lacan J., El Seminario, Libro I, Los Escritos Tcnicos de Freud, Buenos aires, Paids, 2004, p. 119-166. 20 Lacan 2008, op. cit. (nota 1), pp. 99-105.21 Llevado por su madre [el nio], va a reconocer su imagen en el espejo, anticipando imaginariamen-te la forma total de su cuerpo. Pero el nio se vive y se posiciona en primer lugar como otro, el otrodel espejo en su estructura invertida; as se instaura el desconocimiento de todo ser humano en cuan-to a la verdad de su ser y su profunda alienacin en la imagen que va a dar de s mismo. Chemana;Vandermersch 2004, op. cit. (nota 4), p. 345. es importante subrayar que es en esta identificacin sepuede percibir la impostura a la que se refiere Lacan: Basta para ello entender el estadio de espejocomo una identificacin en el sentido pleno que el anlisis da a este trmino: a saber, la trasformacinproducida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinacin a este efecto de fase est sufi-cientemente indicada por el uso, en la teora, del trmino antiguo imago. el hecho de que su imagenespecular sea asumida jubilosamente por el ser sumido todava en la impotencia motriz y la dependen-cia de la lactancia que es el hombrecito en ese estadio infans, nos parecer por lo tanto que manifies-

  • a lo simblico pertenece el lenguaje, la experiencia de la palabra, la esenciadel intercambio, lo que hace del hombre un ser regido en el sentido ms amplio dela palabra por el lenguaje. esto determina el ser hablante en sus lazos sociales y ensu aspecto sintomtico, gobernado por la disposicin del juego de los significantes.22

    Por un lado encontramos la funcin imaginaria del yo en cuanto unidad del suje-to alienado de s mismo. el yo es entonces aquello en lo cual el sujeto se reconoce,como hemos visto, a un alto precio: alienndose. Por el otro lado lo simblico,aquello en lo cual el sujeto se empea en una relacin propiamente humana y querene tambin: tumbas, grabados murales, tmulos, signos marcados en la piedra,en definitiva: la civilizacin.

    Habr que hacer un importante inciso: el padre en cuestin no tiene nada de real,que se pueda atestiguar en lo biolgico, sino que encarna la funcin paterna recon-ducida por Lacan al nombre del Padre23 y que, interviniendo para reprimir eldeseo del hijo a quedar subyugado al deseo de la madre, promueve el acceso alorden simblico del lenguaje. es por ello que en el nombre del padre hay que reco-nocer el fundamento de la funcin simblica que, desde los inicios, identifica supersona con la figura de la ley. sin podernos prolongar mucho ms, aadiremos quela entrada en el orden simblico determina una separacin entre el yo consciente yel inconsciente, el cual se define sobre la base de la interiorizacin de la trama delos significantes propios de una determinada sociedad o cultura. La gnesis delinconsciente es as la otra cara del medalln de la constitucin del yo. el yo parapoderse definir necesitar de la palabra, de ese instrumento que le consiente y posi-bilita expresar significantes. el inconsciente es de esta forma el tejido y la trama delos significantes, el sistema de la lengua que permite hablar. entonces el pasaje delanimal al hombre adviene a travs de la conformidad a un orden simblico que llegacomo una ley, un legado. este legado en cuanto trama o encadenamiento de signi-ficantes, estructura el inconsciente mientras asigna al yo una identidad ilusoria,imaginaria y mistificadora. el advenimiento del hombre coincide por tanto con unaescisin (Spaltung) entre el psiquismo inconsciente y la conciencia subjetiva. Laconsecuencia de esta divisin es que el inconsciente se estructura como un lengua-

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    ta, en una situacin ejemplar, la matriz simblica en la que el yo [je] se precipita en una forma primor-dial antes de objetivarse en la dialctica de la identificacin con el otro y antes de que el lenguaje lerestituya en lo universal su funcin de sujeto. Lacan 2008, op. cit. (nota 1), p. 100.22 La temtica ya citada de la identificacin primaria con la madre nos ayudar tambin a caracterizarmejor el registro simblico: es respecto a la relacin especular de los deseos de la madre y del niocomo intercede la figura paterna y con ella la interdiccin del incesto, la primera ley que originara,segn Freud, la civilizacin, en los cuales se instituyen el orden simblico y la ley como fundamen-to de la civilizacin. el padre es la figura de la ley y es, propiamente, una figura simblica. es a tra-vs de este orden, o sea con el lenguaje, como se accede a la sociedad y a la cultura, con todo el males-tar que puede derivarse23 Para aquellos que quieran profundizar la temtica de le Nom du Pre, reenviamos al ttulo: LacanJ., De los nombres del Padre, Buenos aires, Paids, 2005.

  • je, lo cual significa que est completamente subordinado al orden simblico, mien-tras el yo queda prendido en la captacin de la imago, o lo que es lo mismo, del nar-cisismo imaginario.

    antes de abordar el ltimo registro, lo real, no hay que olvidar que los tresregistros se entrecruzan constantemente, estn ligados entre s. Para ello Lacanrecurrir a la imagen del nudo borromeo, un enlace en el cual si se separa uno delos aros, se liberan los restantes. a partir del seminario XXiii del ao 1975-1976,Le sinthome24, Lacan aadir que lo que liga los tres registros entre s es precisa-mente el sinthome, el sntoma, que no sera otra cosa que el padre.

    Volviendo a los tres registros, lo real es siempre algo que choca con una cier-ta violencia: es, por ejemplo, el silencio del analista en una sesin. el definir lo realcomo lo imposible es siempre lo que no se puede simbolizar completamente en lapalabra y, por consiguiente, no cesa de no escribirse. Lo siniestro (UnheimlichkeitGefhl) es otro buen ejemplo de lo que Lacan define como lo real: lo familiar quese vuelve siniestro25. es fcil captar cmo no se puede hablar de lo real sin pre-ver una dimensin imaginaria en la cual siempre estamos sumidos atravesada porlo simblico.

    Durante la continuacin del artculo volveremos una y otra vez sobre los tresregistros lacanianos. Por limitaciones de tiempo y espacio no podremos explayar-nos acerca de otros conceptos fundamentales para el psicoanlisis en general y paraLacan en particular cuales el Falo, el esquema L, el fantasma, etc.26

    en otro lugar habra que tratar como se merece el encuentro/desencuentro entreLacan y Derrida acerca de lo publicado por ste en su Le facteur de la verit27,texto de 1975 que comenta el seminario sobre La carta robada, que, recordmos-lo de paso, es de 1956. ser importante subrayar, y lo haremos en la tercera partedel artculo, las numerosas metforas que tambin utiliza Lacan acerca de la escri-tura y la huella, metforas que tienen mucho en comn con las que Derrida diluci-d en su conferencia pronunciada en el Institut de psychanalyse en marzo de 1966,

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    24 Lacan J., El Seminario, Libro XXIII, El sinthome, Buenos aires, Paids, 2006.25 Precisaremos que lo siniestro ser extendido despus de Freud que lo relacionaba principalmentecon un sentimiento de extraeza y malestar frente a un objeto animado o inanimado antes familiar aaquello que, apareciendo en lo real, recuerda directamente y de forma demasiado brusca, lo ms intimo.26 Del objeto a como causa del deseo y el otro (Autre) trataremos en la segunda parte del artculo:Lacan i, Lacan ii. acerca del Falo aadiremos brevemente que es por un lado el smbolo de la libi-do para los dos sexos y, dicho sea de paso, una de las fases por las que pasa el sujeto, en este casoentre los tres y los seis aos, por otro el significante que designa el conjunto de los efectos del signi-ficante sobre el sujeto y, adentrndonos en lo particular, la prdida ligada a la captura de la sexualidaden el lenguaje. Recordaremos que el Falo en Lacan no tiene ninguna relacin con el rgano anatmi-co: se trata, como hemos dicho, de un significante y ahora aadiremos metafrico, que hace refe-rencia a la falta a ser constitutiva de toda subjetividad. en este sentido, la imagen en la comentadafase del espejo, es flica.27 Derrida J., El concepto de verdad en Lacan, Buenos aires, Homo sapiens, 1977.

  • Freud et la scne de lcriture28, acerca de un artculo de Freud titulado notasobre la Pizarra mgica (Wunderblock)29, donde ste compara la pizarra de celu-loide, que acaba de ser comercializada, denominada pizarra mgica, con el apa-rato psquico. el aspecto significativo, entre otros, que subraya Derrida, es quesobre esta pizarra la escritura puede ser borrada pero la huella de la escritura quedaimpresa30. Quizs ya esta sea una deconstruccin de Lacan ms efectiva que la con-tenida en Le facteur de la verit, pero dejaremos de lado esta cuestin.aadiremos que la objecin central de Derrida es que la letra/carta31 sera en elescrito de Lacan intangible e indestructible.

    Lo que hemos tratado de hacer en esta introduccin es resumir con todo lo quetiene de limitado e injusto esta prctica, y ms tratndose de uno de los pensadoresque han influido mayormente en el siglo XX, los comienzos y las lneas directri-ces de la doctrina lacaniana, lneas que se modificarn significativamente en losaos venideros y que tomarn un giro inesperado y concreto en el seminario del ao1969-1970: el Reverso del Psicoanlisis32.

    2. Lacan I, Lacan II

    el final de los aos sesenta y el comienzo de los setenta seala un cambioimportante en la doctrina de Lacan. Los cambios sociales no dejan indiferente alpsicoanalista francs, cambios sociales que marcarn una poca: el aterrizaje en laluna, las revueltas estudiantiles, la des-colonizacin, la guerra de argelia, la mqui-na del capitalismo.

    Todo esto se manifiesta en un seminario, el XVii, el Reverso del Psicoanlisis,empezado a finales de los sesenta y concluido en junio del ao siguiente. aquLacan pone al desnudo el psicoanlisis, a Freud y hasta a s mismo. La figura delpsicoanalista como maestro de la verdad que se poda palpar en los Escritos y enlos seminarios de los aos cincuenta y sesenta, de una verdad (o funcin de la ver-dad) que sera descuidada por los filisteos del saber, ahora, esta verdad, ser deva-luada. aqu, en este seminario, ya no hay lugar para la palabra inspirada, sta lapalabra est rigurosamente constreida por una estructura que la precede y que sonlos tipos de enunciacin que Lacan llama Discursos, los cuales se determinan a

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    28 Derrida J., La escritura y la diferencia, Barcelona, editorial anthropos, 1989, pp. 271-317.29 Freud s., Obras completas vol. XIX, Buenos aires, amorrortu editores, 1979, pp. 239-247.30 Un mecanismo que nos recuerda el palimpsesto (del lat. palimpsestus, y este del gr.pa), una tablilla antigua en la que se poda borrar lo escrito para volver a escribir, y queconservaba las huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.31 en francs lettre indica la carta como la letra.32 Lacan J., El Seminario, Libro XVII, El Reverso del Psicoanlisis, Buenos aires, Paids, 1997.

  • partir de la posicin del sujeto relativa a un cierto nmero de funciones: el lugar delagente o semblante, el lugar del otro (Autre), el lugar de la produccin y el lugar dela verdad:

    La estructura que presentamos es lo que Lacan define un discurso sin palabras:Resulta que el ao pasado distingu, de forma muy insistente, el discurso como unaestructura necesaria que excede con mucho a la palabra, siempre ms o menos oca-sional. Prefiero, dije, incluso lo escrib un da, un discurso sin palabras33. Lacanreduce a cuatro los discursos que se presentan a travs de unos mathemas:

    Cada mathema es un discurso con cuatro trminos que se disponen en un ordenfijo: s1, el significante amo (signifiant-matre), s2, el saber, $, el sujeto y a, el plusde goce (plus-de-juir). La rotacin de un cuarto de giro de la serie s1, s2, $, a, pro-duce una estructura discursiva especfica34 que son los cuatro discursos. Cada lugartiene una funcin especfica:

    el lugar del semblante (o agente) es la posicin que domina el discurso y mspropiamente aquello que hace funcionar el discurso. el semblante se puede definircomo el efecto de una verdad que le es desconocida y por ello el lugar del semblan-te es tambin el de la apariencia35.

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    33 Lacan 1997, op. cit. (nota 32), p. 10. 34 Para quien quiera profundizar la temtica de los discursos lacanianos reenviamos a los siguientestextos: Lacan 1997, op. cit. (nota 32); Lacan J., Radiofona y Televisin, Barcelona, editorialanagrama, 1977; alemn J.; Larriera s., Desde Lacan: Heidegger. Textos reunidos, mlaga, miguelGmez ediciones, 2009. 35 Cimmarelli s, Una lettura introduttiva ai quattro discorsi di Lacan, Attualit lacaniana, (11) 2010,p. 154.

  • el lugar del otro (Autre) en tanto que lugar de la alteridad, es el lugar al cualel discurso se refiere36.

    el lugar de la produccin es a la vez el lugar de una cierta prdida en lo queproduce el discurso37

    el lugar de la verdad est debajo de la barra de la represin y es el lugar quefunda el discurso38, situado debajo del lugar del agente. el vector que se dirigehacia el semblante, indica cmo es la verdad (desconocida) que funda la aparienciadel discurso. Tambin es digno de atencin cmo no hay paso entre el lugar de laverdad y el de la produccin, en cuanto la primera no se determina a partir de otro.al revs, es el lugar de la verdad que decreta en cuanto se dirige los dos lugaresdel discurso manifiesto: el del semblante y del otro.

    Como anunciado ms arriba, los cuatro trminos s1, s2, $, a siguen un ordende sucesin inalterable. obviamente, ms all de lo que cada trmino pueda indicarpor s slo, su propiedad se modificar segn el lugar que ocupe. antes de retradu-cir el discurso que fundamenta los restantes, el discurso del amo (matre), analiza-remos brevemente lo que cada uno de estos trminos indica:

    s1, el significante amo, el significante que representa el sujeto por otro signifi-cante (s2). Lo que Lacan afirma acerca de este significante enigmtico, un signifi-cante que es una marca no articulada sino un rasgo unario, es lo que nos permi-tir centrarnos sobre que aquello que produce un cambio en la doctrina lacaniana,el paso del Lacan i al Lacan ii.

    s2 es el saber o, ms propiamente, aquel significante por el cual s1, la marcaenigmtica, recibe una aclaracin a partir de este segundo significante (s2). es apartir de esta mnima cadena significante s1-s2 que la marca deviene significanteen un funcionamiento de aprs coup (posterioridad) del significante mismo, en elsentido que el primero (el significante amo) en su delinearse en cuanto enigmtico,recibe slo a partir del segundo una aclaracin produciendo de este modo un efec-to de significacin.

    si el primer Lacan puso de manifiesto la evidencia del efecto de sentido y deverdad de la cadena significante en cuanto sometimiento a la misma, el segundoLacan que se anuncia en el seminario XVii aade que al efecto de verdad y sen-tido se suma el efecto de goce (jouissance). el efecto de goce, o como Lacan, paraproducir un malentendido ambiguo, escribe jouis-sens (gozar-sentido o gozar desentido) es lo que indica con la pequea a. es el objeto como falta y como causa deldeseo.

    en todo esto hemos dejado abierta la cuestin del sujeto, un sujeto que es elresultado de la relacin entre s1 el significante que representa el sujeto y s2, el

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    36 Cimmarelli 2010, op. cit. (nota 35), p. 15437Ibdem, p. 154.38 Ibdem, p. 155.

  • otro significante. es un sujeto dividido que deja de ser significante para ser signifi-cado y que nos define el sujeto del psicoanlisis: el sujeto que se modificara a par-tir del significante, o mejor dicho, inscribindolo como efecto de significacin. elsujeto es, en Lacan, un efecto de significacin (de la cadena s1-s2) y la frmula sbarrada ($) es el significante del sujeto. Todo ello se refleja en la matriz de todos losdiscursos, el del amo que aqu presentamos:

    en este discurso la mnima cadena significante s1-s2 es el punto de emergen-cia del sujeto $.39

    La puesta en funcin del discurso matriz se define por una distincin fundamen-tal entre el significante amo y el saber. el resultado es que el (significante) sujeto $se encuentra vinculado con el significante amo mientras que el goce como produc-cin se debe al saber. Pero entre la pequea a y el sujeto del significante no hayposibilidad de encuentro: el goce, en este sentido, se traduce como resto.

    Para apreciar mejor el significado que asume cada trmino segn el lugar queocupe, analizaremos otro discurso, el de la histrica40:

    se puede apreciar en la disposicin de los trminos unas diferencias importan-tes con respecto al discurso del amo. el lugar del semblante est ocupado por elsujeto barrado que encarna el sntoma como divisin en el sujeto (inhibicin, snto-ma, angustia)41. en el lugar del otro el significante amo s1 no inaugura la cade-na significante que producir el goce, sino que representa ese saber reprimido que

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    39 Hay estructuras no podemos designarlas de otro modo para caracterizar lo que se puede obtenerde ese en forma de que el ao pasado me permit acentuar con un uso especfico, es decir, lo que seproduce por la relacin fundamental, tal como la defino, de un significante con otro significante. Deello resulta la emergencia de lo que llamo el sujeto por el significante que, en cada caso, funcionacomo representando a este sujeto ante otro significante. en Lacan 1997, op. cit. (nota 32), p. 10. 40 el trmino francs hystrique indica tanto el gnero masculino como el gnero femenino. en elseminario XVii el texto apunta claramente hacia la figura de la histrica por lo que se ha optado, comoen el mismo seminario, por traducirlo con el adjetivo al femenino histrica.41 es til recordar que en el cuadro freudiano la histeria es una neurosis que se define como unadefensa contra la castracin por fijacin a un escenario edpico; en Chemana; Vandermersch 2004,op. cit. (nota 4), p. 441. aadimos que para Lacan, en la histeria, la cuestin de la identidad sexual escentral: las preguntas son: soy hombre o mujer? y qu es una mujer?

  • el discurso de la histrica interroga para producir un saber s2 que se configura comoprdida. La verdad en cuanto goce (a) que funda el sujeto del significante en el dis-curso de la histrica es enteramente extraa al sujeto. este discurso es importanteporque es el modelo del discurso con el que el analizando se presenta, un discursotpicamente neurtico. su semblante de sujeto dividido movido por un saber sexualreprimido, interroga desde sus significantes en souffrance42 el otro como sujeto-supuesto-saber (aunque, de hecho, no lo sea) produce un saber que deja un restoirreducible en el lugar de la verdad, ese goce que repite una y otra vez las pregun-tas del sujeto43.

    Para concluir la segunda parte, proponemos una larga cita que ayudar a distin-guir lo que Lacan entiende por sujeto del significante:

    Y ahora viene lo que aporta Lacan. se refiere a esta repeticin, esta identificacin delgoce. En este punto, tomo algo prestado del texto de Freud, dndole un sentido que steno indica, la funcin del rasgo unario, es decir, la forma ms simple de la marca, quees el origen del significante propiamente dicho44. Y aqu les adelanto cosa que no seve en el texto de Freud, pero que el psicoanalista no puede dejar de lado, evitar o recha-zar que todo lo que a nosotros, analistas, nos interesa como saber se origina en el rasgounario.en efecto el psicoanlisis se origina en el vuelco por el cual el saber se purifica (spu-re), si puedo decirlo as, de todo lo que pueda confundirlo con un saber natural tomn-dolo por un no s qu que supuestamente nos guiara en el mundo circundante, con laayuda de no s qu papilas que habra en nosotros y que sabran orientarse de formainnata. no es que no haya nada parecido. Cuando un sabio psiclogo escribe en nues-tros das [...] algo llamado La sensacin, gua de la vida45, no est diciendo nada absur-do, por supuesto. Pero si puedo anunciarlo as, es precisamente porque toda la evolu-cin de una ciencia nos hace ver que no hay ninguna connaturalidad de esta sensacincon respecto de la aprehensin de un pretendido mundo que pueda surgir por medio deella. si la elaboracin propiamente cientfica, la indagacin de los sentidos de la vista,del odo incluso, nos demuestra algo, no es ms algo que debemos recibir tal y como es,exactamente con el mismo coeficiente de facticidad con el que se presenta. entre lasvibraciones luminosas hay un ultravioleta del que no tenemos ninguna percepcin [...]otro tanto ocurre con el odo [...]en realidad, si lo vemos de esta manera, lo nico que puede captarse es que hay filtrosy que nos las arreglamos con estos filtros. La funcin, dicen, crea el rgano. Por el con-trario, nos servimos del rgano como podemos. eso sobre lo que ha querido razonar, en

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    42 este trmino denota tanto el sufrimiento como la espera.43 La interrogacin en el lugar del otro como significante amo, remite a otra frmula lacaniana: eldeseo es el deseo del otro en tanto que el deseo del hombre encuentra su sentido en el deseo del otro,no porque ste detenga las llaves del objeto deseado, sino porque el primer objeto es de ser reconoci-do por el otro. en Lacan 2008, op. cit. (nota 1), p.259.44 subrayado nuestro. Lo aclararemos en la pgina 32.45 Piron H., La sensation, guide de vie, Pars, Gallimard, 1950.

  • relacin con los mecanismos del pensamiento, toda una filosofa tradicional que traba-j en la direccin que ustedes conocen, mediante la descripcin de lo que se produce enel nivel de la abstraccin, de la generalizacin, edificando esto sobre una especie dereduccin, de filtrado, de una sensacin que se considera basal Nihil fuerit in intellec-tu quid, etc., este sujeto, este sujeto deductible como sujeto del conocimiento, estesujeto que se puede construir de una forma que ahora nos parece tan artificial, a travsde aparatos u rganos vitales de los que, en efecto, no se puede prescindir, se trata deesto en la articulacin significante? articulacin en la que pueden empezar a interveniresos primeros trminos que se deletrean, esos que desplegamos aqu, esos trminos, losms elementales, que anudan, como ya he dicho, un significante con otro significante,y que tienen efectos, por el hecho de que en su definicin este significante slo es mane-jable si eso tiene sentido, que representa a un sujeto, un sujeto y ninguna otra cosa, paraotro significante.no, no hay nada en comn entre el sujeto del conocimiento y el sujeto del significante.no hay forma de evitar esta frmula extraordinariamente reducida que dice que debajohay algo. Pero precisamente no podemos designar este algo con ningn trmino. nopuede ser un etwas, es simplemente un debajo, un sujeto, un . incluso a unpensamiento tan aplicado a la contemplacin de las exigencias, primarias y no construi-das, de la idea de conocimiento, me refiero al pensamiento de aristteles, el slo acce-so a la lgica, el hecho de introducirla en el circuito del saber, le impone distinguir seve-ramente de cualquier o en s misma, de cualquier esencia.as, el significante se articula representando a un sujeto ante otro significante. De aques de donde partimos para dar sentido a esa repeticin inaugural en tanto repeticin queapunta al goce.el saber, a cierto nivel, est dominado, articulado por necesidades puramente formales,necesidades de la escritura, lo que en nuestros das conduce a cierto tipo de lgica.ahora bien, este saber al que podemos conceder el apoyo de una experiencia que es lalgica moderna, ante todo manejo de la escritura, este tipo de saber es el mismo que esten juego cuando se trata de medir la incidencia de la repeticin en la clnica analtica.en otros trminos, el saber que ms depurado (pur) nos parece, aunque est bien claroque no podemos obtenerlo de ninguna forma por depuracin (puration) a partir delempirismo, es ese mismo saber el que se encuentra introducido desde el origen46

    3. La funcin de la escritura

    La larga cita con la que hemos concluido la segunda parte del artculo, nos ser-vir para introducirnos en el tema de la funcin de la escritura. no es que hastaahora no se haya hecho, pero la atencin se ha centrado ms en el significante y sucondicin de marca.

    Lacan, a lo largo de su extensa trayectoria, trata en contadas ocasiones el temade la escritura y siempre para subrayar su ser producto, derivacin del lenguaje. en

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    46 Lacan 1997, op. cit. (nota 32), pp. 47-51.

  • el seminario iX, La identificacin (1961-62)47, se encuentra una teora de lagnesis de la escritura, de cmo fue fonetizada en el momento en que las marcassobre las cermicas egipcias se volvieron signos de escritura. sin embargo no es enste seminario y de lo tratado en l donde se centrar nuestra atencin, sino en unaslecciones del seminario XViii De un discurso que no fuera del semblante. Laimportancia de este seminario es, principalmente, la de posicionarse inmediatamen-te despus del seminario ampliamente tratado en la segunda parte del artculo.Despus de haber dilucidado su teora de los cuatro discursos, Lacan se plantea laposibilidad de un discurso que no fuera del semblante. este complejo seminario quetrata de las relaciones entra hombre y mujer y de la sola Bedeutung posible, la delfalo, se adentra en las diferencias entre lo escrito y la palabra, hasta llegar a su lec-cin ms significativa: la clase sobre lituraterra, que es en la que nos centraremos.

    Desde el escrito La instancia de la letra en el inconsciente, o la razn despusde Freud48, la letra se define como el soporte material49 que el discurso toma dellenguaje. Pero es tambin la estructura esencialmente localizada del significan-te50. el significante en Lacan funciona como una marca, una huella51, ste deten-ta una autonoma total respecto al significado. Todo ello deriva de Freud y de losmecanismos de los sueos puestos de manifiesto en la Traumdeutung, donde lasimgenes en la escritura egipcia tienen valor de significante y no de significacin52.es tambin cierto que Freud utiliza varias veces la metfora de la escritura para sig-nificar que unas huellas (mnmicas) resisten a cualquier tipo de borradura. es elcaso de la ya citada obra titulada Nota sobre la pizarra mgica, a travs de la cualFreud puede metaforizar la oposicin entre el sistema percepcin-conciencia y elinconsciente. De ello ya tenemos un ejemplo en la Traumdeutung, donde la posibi-lidad de retener huellas mnmicas duraderas pero no inalterables se deba a dossistemas distintitos del aparato psquico53. Pero es en Ms all del principio de pla-cer donde Freud, en una posicin de jaque respecto al problema de la gnesis de laconciencia, afirma que sta surge en lugar de las huellas duraderas54. este aspectoes sorprendente ya que el origen de la conciencia est ligado a una concatenacinde huellas quizs a una escritura sin descifrar.

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    47 indito. 48 Lacan 2008, op. cit. (nota 1), pp. 461-495.49 Ibdem, p. 463.50 Ibdem, p. 469.51 Ver las pginas 7 y 8 del artculo y las relativas notas.52 es necesario matizar: as como ocurre en la escritura jeroglfica en la que la transliteracin de losjeroglficos puede ser biconsonntica y triconsonntica (hay tambin un grupo que contiene ms detres sonidos consonantes), o representar exactamente lo que la figura del jeroglfico expresa, as tam-bin en la actividad onrica las imgenes pueden ser tomadas al pie de la letra o representar algo dis-tinto a lo que son. 53 Freud s., Obras completas vol. V, Buenos aires, amorrortu editores, 1979, p. 53354 Freud s., Obras completas vol. XVIII, Buenos aires, amorrortu editores, 1979, p. 25

  • Lacan, respecto a la escritura y lo escrito que, dicho sea de paso, para l coin-ciden55, se muestra bastante tajante: la funcin de la escritura no es otra que la derepresentar palabras y, tambin, que se fabrica por su referirse al lenguaje. Lo derepresentar palabras es un claro guio a Derrida, que reproducimos por entero:

    Denunciar, como se hizo, dicha presencia como logocntrica, denunciar la idea de lapalabra inspirada, como se dice, porque de la palabra inspirada sin duda podemos rer-nos, cargarle a la palabra toda la tontera en la que se extravi cierto discurso, y condu-cirnos hacia una mtica archiescritura, nicamente constituida, en suma, por lo que sepercibe con sobrada razn como un punto ciego denunciable en todo lo que se meditsobre la escritura todo esto apenas constituye un progreso. nunca se habla sino de otracosa para hablar de la cosa.Lo que yo por mi parte indiqu en su momento sobre la palabra plena no hay que abu-sar, no me lleno la boca con la palabra plena y pienso incluso que la mayora de uste-des no me escuch de ninguna manera valerme de ella, lo que indiqu de la palabraplena es que ella colma son hallazgos del lenguaje, siempre bastante lindos ella cum-ple la funcin de lacosa, que est en el pizarrn56. Dicho de otro modo, la palabra aven-taja siempre al hablador, el hablador es un hablado, que es, de todos modos, lo queenuncio desde hace tiempo57

    el otro aspecto se refiere a que no hay ninguna cuestin lgica sin la escritura,sino, por el contrario, es a partir de sta como se constituye la lgica58. es impor-tante subrayar que Lacan asume con lo escrito tambin una relacin de dependen-cia: es un suplemento del cual se sirve para la creacin de los grafos59, y va msall:

    Ustedes comprenden bien que, si la escritura puede servir para algo, es justamente en lamedida en que se distingue de la palabra de la palabra que puede apoyarse all. Porejemplo, la palabra no se traduce 60

    La palabra y el significante quedan relegados en el registro simblico, mientrasla escritura (y la letra) pueden indicar y representar all donde no hay palabra: en loreal. antes de continuar sobre esta vertiente, volvamos un momento a la funcin dela escritura como representacin de la palabra. Lacan matiza el trmino represen-

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    55 Lacan 2009, op. cit. (nota 13), p. 74.56 se refiere al grafo del deseo (Lacan J., Escritos II, Buenos aires, siglo Veintiuno editores, 2008, p.788).57 Lacan 2009, op. cit. (nota 13), p. 72.58 Ibdem, p. 60.59 La recurrencia a los grafos en la obra de Lacan es numerosa: desde el grafo del deseo hasta los nudosborromeos (otra forma de escritura) pasando por el esquema L y los cuatro discursos entre otros. 60 Lacan 2009, op. cit. (nota 13), p. 75.

  • tacin aadiendo que la escritura no es simple representacin, lo es y a la vez esrepercusin: Tal vez sea la representacin como tal la que hace las palabras61.La temtica del suplemento se hace cada vez ms evidente, un suplemento que nosuple nicamente, sino que se muestra como la posibilidad misma de aquello lapalabra que suplira. sin querer entrar tampoco esta vez en un dialogo entre Lacany Derrida ya avisamos al final de la primera parte que ste no es, por lmites detiempo y espacio, el lugar adecuado, la introduccin de la temtica del suplemen-to nos obliga a llamar en causa al terico de la deconstruccin:

    el suplemento viene en lugar de un desfallecimiento, de un no-significado o de un no-representado, de una no-presencia. no hay ningn presente antes de l, por lo tanto noest precedido ms que por s mismo, es decir por otro suplemento62

    Las repetidas referencias en nuestro artculo a la importancia de la cadena sig-nificante nos sirven para indicar que ya en esos aspectos se da una relacin ambi-gua del psicoanalista francs con la escritura: todo ello encuentra espacio en elseminario XVIII, cuando su autor, en un dialogo no tan velado con Derrida, Clasesobre Lituraterra, sita la escritura en lo real y el significante en lo simblico63.Como ya hemos comentado ms arriba, lo real es aquello que no puede ser comple-tamente simbolizado, que escapara (sin cesar) a la palabra y que no cesa de noescribirse.

    Demos un paso atrs. Lituraterra, esta invencin, es un homenaje a la cosajaponesa, ya que fue a la vuelta de un viaje de Japn cuando Lacan escribi el textoque venimos comentando:

    esta palabra, lituraterra, que invent es legitimada por el ernout y meillet. Tal vez algu-nos de ustedes sepan lo que es. se trata de un diccionario de latn llamado etimolgico.Busquen en lino, litura y despus en lituraruis. se aclara bien que no tiene nada que vercon littera, la letra. a m me importa un bledo que no tenga nada que ver. Yo no mesometo forzosamente a la etimologa cuando me dejo llevar por ese juego de palabrascon el que se hace, llegado el caso, un chiste con el contrepet64, en este caso evidente,vinindome a los labios y la inversin, al odo65

    esta vez Lacan pasa por alto la etimologa y se contenta con un chiste. esteescrito, porque, an perteneciendo a un seminario, Lituraterra fue escrito y ledo

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    61 Ibdem, p. 84.62 Derrida J., De la gramatologa, mxico D. F., siglo Veintiuno editores, 2005, p. 382.63 Lacan 2009, op. cit. (nota 13), p. 114.64 Contrepet: creacin de palabras o frases mediante la inversin de letras o slabas de un conjuntoescogido a fin de crear otras que suelen tener un sentido cmico o picante. La inversin aqu se daentre littrature y lituraterre. [n. de la T.]65 Lacan 2009, op. cit, p. 105.

  • en la clase del 12 de mayo de 1971, quiere ser un punto y final sobre la escritura;sta puede

    [...] considerarse en lo real la erosin del significado, es decir, lo que llovi del sem-blante en la medida en que esto es lo que constituye el significado. La escritura no calcael significante. no se remonta all ms que para nombrarse, pero exactamente de lamisma manera que ocurre con todas las cosas que nombra la batera significante des-pus de haberlas enumerado66

    an inscribindose en lo real67, la escritura la letra no guarda relacin con elsignificante. nada, Lacan es tajante al respecto, permite confundir con el significan-te lo que l inscribe en las formaciones del inconsciente como letras. es ms, esteacercamiento entre la letra y el significante es reconducido por Lacan a la confusindel discurso universitario, o sea como ese saber (s2) que se pone en uso desde elsemblante68. Pero la cuestin va ms all de la estructura a travs de la cual el dis-curso universitario toma la palabra, ya que Lacan de un modo que no pretende servelado est en completo desacuerdo con la metfora de la escritura que Freud pro-pone en el Proyecto (1895)69:

    si hubiera encontrado admisibles los modelos que Freud articula en un Proyecto paradescribir el franqueamiento, la exploracin de rutas impresivas, no habra tomado lametfora de la escritura. Y es justamente en este punto donde no encuentro admisible elProyecto. La escritura no es la impresin, a pesar de todo el blablabl sobre el famosoWunderblock70

    Uno de los posibles destinatarios es, sin duda, Derrida aunque ste, por s slo,advierte claramente del peligro de la metfora de la escritura en el texto freudiano:

    no basta, pues, con hablar de escritura para ser fieles a Freud, se le puede traicionar deesa manera ms que nunca71

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    66 Ibdem, p. 114.67 Vid. supra p. 27. 68 Lacan 2009, op. cit., p. 110. acerca del discurso universitario como el del analista (ver p. 17) nohemos hecho comentario alguno por no desviarnos demasiado de la temtica principal del artculo.Digamos que en el discurso universitario el saber ocupa el lugar del semblante que est orientado,a la vez, por el significante amo, convirtindolo en un discurso de simulacro. es un saber acumuladocomandado por s1 (los significantes amo reconocidos por la ciencia oficial). 69 Freud s., Obras completas vol. III, Buenos aires, amorrortu editores, 1979.70 Lacan 2009, op. cit., p. 110.71 Derrida J., La escritura y la diferencia, Barcelona, editorial anthropos, 1989, p. 290.

  • La cuestin reside no tanto en la metfora que Freud utiliza, la escritura, sino enaquello que quiere representar a travs de sta: el entramado de huellas en el lugardel cual surgira la conciencia. Volvamos otra vez al texto de Derrida:

    Lminas originarias. Todo empieza con la reproduccin. Ya desde siempre, es decir,depsitos de un sentido que no ha estado nunca presente, cuyo presente significado essiempre reconstituido con retardo, nachtrglich, a destiempo, suplementariamente:nachtrglich quiere decir tambin suplementario. La apelacin al suplemento es aquoriginaria y socava lo que se reconstituye con retardo como el presente. el suplemento,lo que parece aadirse como lo lleno a lo lleno, es tambin lo que suple72

    Lacan, al menos aparentemente, no entra en la lgica del suplemento, pero safirma que no es el signo lo que da apoyo al significante, sino la letra y aade

    Pero como cualquier otra cosa, segn la ley de la metfora, que, como record ltima-mente, constituye la esencia del lenguaje. siempre es en un lugar diferente de aqueldonde est, a saber, respecto al discurso, que el lenguaje atrapa cualquier cosa, y enton-ces tambin la escritura, en la red del significante73

    La letra como soporte material del significante entrara en la esencia del lengua-je, que es metafrica y que Lacan, quizs con otra metfora, indica como la red delsignificante. no habra, pues, otra cosa que el significante (s) y la cadena del signi-ficante (s1-s2), un significante que, recordemos una vez ms la frmula, represen-ta el sujeto ante otro significante. sin embargo, en palabras del mismo Lacan, laescritura en cuanto perteneciente al registro de lo real, escapara por lo menos enun resto que no se deja simbolizar a la palabra. al significante tambin? Parecerahaber una contradiccin, a menos que el significante tal como lo entiende Lacan,trascienda tambin la palabra, lo simblico. el significante, entonces, asumira elcarcter de huella (trace) y la cadena significante constituira un entramado de hue-llas donde el sujeto quedara marcado por un discurso que lo habla en tanto quesujeto del significante. Recordemos que tambin el significante amo, como la escri-tura, escapa a la simbolizacin, pero lo problemtico es que mientras ste pertene-ce a lo simblico, la escritura est en el registro de lo real. an as tienen en comnun resto que escapa sin cesar (de no escribirse) al sentido.

    Lo que aqu hemos tratado tambin de poner de manifiesto con la larga intro-duccin y, sobretodo, con el segundo captulo, es que el momento en que Lacantoma un giro radical en su doctrina es tambin la ocasin para tratar nuevamente yms a fondo la escritura. Desde el seminario de 1971 volver sobre la cuestin en

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    72 Ibdem., p. 291. 73 Lacan 2009, op. cit. (nota 13), p. 116. (Traduccin modificada).

  • ms ocasiones. es el caso del seminario acerca de Joyce de 1975-76, Le sinthome,en el que Lacan se centrar en los nudos borromeos, los tres registros (Rsi) a losque se aade el sinthome que los une entre s el padre, y el sntoma que agujerealo real. Pero el nudo borromeo es, a la vez, la escritura del nudo borromeo, esesoporte que no es slo del significante. La escritura viene de otra parte que del sig-nificante74 y Lacan se interes en ella por primera vez en el seminario indito deLa identificacin, donde recupera el einziger Zug75 freudiano. en tanto que provie-ne de partes distintas en un discurso que aboga por la primaca del significante, laescritura no puede ser ms que intrusiva en tanto que otra76, pero que da soporte alsignificante y representa la precipitacin de este:

    este nudo es apoyo para el pensamiento, pero, curiosamente, para obtener algo de l,hay que escribirlo, mientras que, slo con pensarlo, no es fcil representrselo y verlofuncionar, ni siquiera el ms simple. este nudo, este nudo bo, conlleva que hay queescribirlo para ver cmo funciona.Llamarlo nudo bo recuerda algo que se menciona en alguna parte en Joyce donde enel monte Neubo77 se nos otorg la ley. Una escritura es, pues, un hacer que da sostn alpensamiento78

    Hasta aqu, algo que no sorprende demasiado en el discurso lacaniano, ya quela escritura se presenta nuevamente como un soporte, una representacin tal y comose vislumbr en el Seminario XVIII. Pero lo que sigue es:

    a decir verdad el nudo bo cambia completamente el sentido de la escritura. Confiere adicha escritura una autonoma, tanto ms notable cuanto que hay otra escritura, esa queresulta de la que se podra llamar una precipitacin del significante. en ella insistiDerrida, pero es completamente claro que yo le mostr el camino, como ya lo indicasuficientemente que no he encontrado otra manera de sostener el significante ms quecon la escritura de s mayscula79

    no entraremos, tampoco esta vez, en las alusiones a Derrida por parte de Lacan.s nos parece significativo que ste, an sosteniendo una dependencia del signifi-cante a la escritura una escritura autnoma que resulta precisamente de la precipi-tacin del significante, no trate de la peligrosidad del suplemento. a ello escapa sincesar indicando una y otra vez la distinta procedencia de significante y escritura y,

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    74 Lacan 2006, op. cit. (nota 24), p. 143.75 el rasgo unario.76 Lacan 2006, op. cit. (nota 24), p. 143.77 neubo es homfono de noeud bo (nudo bo). [n. de la T.]78 Lacan 2006, op. cit. (nota 24), p. 142.79 Ibdem, p. 142.

  • cmo no, desmarcndose tambin a travs de la voz y su modulacin que no quedaatrapada en la escritura:

    el significante es lo que queda. Pero lo que se modula en la voz no tiene nada que vercon la escritura. es en todo caso lo que demuestra precisamente mi nudo bo, y esto cam-bia el sentido de la escritura. esto muestra algo a lo que se pueden enganchar signifi-cantes. Y cmo enganchamos estos significantes? Por medio de lo que llamo dit-men-sion80. Lo escribo porque no estoy del todo seguro que no se les haya escapado81

    Con un juego de palabras Lacan posiciona el significante en la mansin deldicho, del decir, algo que, supuestamente, escapa a la escritura. La cuestin defondo es que Lacan quiere reducir todo al rasgo unario y para ello utiliza el sopor-te del nudo borromeo y el de la recta infinita (droite infinie):

    Qu es un elemento? Un elemento es, por un lado, lo que hace uno en otras palabras,el rasgo unario y lo que, por hacer uno, da inicio a la sustitucin. La caracterstica deun elemento es que se proceda a la combinatoria de elementos.Real, imaginario y simblico bien vale la otra triada que, si se escucha la leccin dearistteles, compone al hombre, a saber, nus, psych, soma, o incluso voluntad, inte-ligencia, afectividad82

    La larga nota al final de la segunda parte del artculo, sirvi entre otras cosaspara sealar que el significante proviene del rasgo unario por sustitucin83. no sepuede hablar aqu de lgica del suplemento indicada por Derrida, lgica que Lacanparece no comentar en ningn momento? Pese a sus diferencias, se podra afirmarque tanto Lacan como Derrida no se posicionan tan lejos el uno del otro como puedaparecer, lo que sera un estudio digno y necesario de emprenderse.

    Para concluir, una advertencia: lo escrito hasta ahora no quiere ser ms que unenfoque en la difcil tarea de definir una parte relativamente modesta de la produc-cin lacaniana: el tema de la escritura y su funcin. La funcin, claro est, se refe-rira al psicoanlisis, si bien es cierto que el discurso lacaniano se presta, desde elmomento que se origin al menos en parte desde la universidad, a un comentarioy a una confrontacin acadmica. Con ello no queremos demostrar que Lacan y susteoras puedan ser secularizadas o, cuanto menos, esquematizadas en un marco con-ceptual rgido.

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    80 Dit-mension (dicho-mencin) produce en francs homofona con dimension (dimensin) y con dit-mansion (dicho mansin). este juego de palabras proviene de otro presente en: Lacan 2009, op. cit.(nota 13) p. 26, el de la demansion (neologismo creado con el trmino mansion (mansin) y dimen-sion (dimensin). [n. del T.]81 Lacan 2006, op. cit. (nota 24), p. 142.82 Ibdem, p. 144.83 Vid supra, nota 43.