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LA ESPAA METAFSICA
LA
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LA
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FSI
CA
LA ESPAA METAFSICA
IKER Bilduma / Coleccin IKER
IKER 1Euskalarien nazioarteko jardunaldiak / Baskologist
international meetings / Encuen-tros internacionales de vasclogos /
Recontres internationales de bascologues. Euskal-tzaindia, Bilbo,
1981.
IKER 2Piarres Laffite-ri omenaldia / Homenaje a Pierre Lafitte /
Hommage Pierre Lafitte.Euskaltzaindia, Bilbo, 1983.
IKER 3Erizkizundi irukoitza / Triple cuestionario / Triple
questionnaire (euskara 1925). AnaM Echaide Itartek paratua, 2 t.,
Euskaltzaindia, Bilbo, 1984.
IKER 4Resurreccin Maria de Azkue eta Pierre Brossain-en arteko
elkarridazketa / Corres-pondencia entre R.M. de Azkue y P.
Broussain / Corres pondance entre R.M de Azkueet P. Broussain.
(1897-1920). Piarres Chattonck paratua, Euskaltzaindia, Bilbo,
1986.
IKER 5Euskararen batasuna / La unificacin de la lengua vasca /
Lunification de la languebasque. Koldo Zuazo, Euskaltzaindia,
Bilbo, 1988.
IKER 6Luis Villasanteri omenaldia / Homenaje a Luis Villasante /
Hommage Luis Villa-sante. J.A. Arana eta R. Badiolak prestatua,
Euskaltzaindia, Bilbo, 1992.
IKER 7Nazioarteko Dialektologia Bilzarra. Agiriak / Actas del
Congraso Internacional deDialectologa / Actes du Congrs
International de Dialectologie / Proceedings of Inter-national
Congres on Dialectology. G. Aurrekoetxea eta X. Videgainek
prestatua, Eus-kaltzaindia, Bilbo, 1992.
IKER 8Oihenarten laugarren mendeurrena / Cuarto centenario de
Oihenart / Quartime cen-tenaire d Oyhnart. Euskaltzaindia, Bilbo,
1994.
IKER 9Euskararen tratamenduak: erabilera / Uso de los
tratamientos alocutivos en euskara /Emploi des traitements
allocutives en basque. Jabier Alberdi Larizgoitia,Euskaltzaindia,
Bilbo, 1996.
IKER 10Federiko Krutwig-i omenaldia / Homenaje a Federico
krutwig / Hommage FedericoKrutwig. Ricardo Badiola Uriartek
prestatua, Euskaltzaindia, Bilbo, 1997.
IKER 11Vasconiana. Jean Haritschelhar Dualde eta Piarres
Charritton-ek paratua, Euskaltzain-dia, Bilbo, 1999.
IKER 12Jose Ignacio Arana: Egunaria. Patxi Altunak paratua,
Euskaltzaindia, Bilbo, 2000.
IKER 13Euskalkia eta Hezkuntza. Dakigunetik ez dakigunera Euskal
Diglosia Irazian / Dia-lecto y educacin. De lo conocido a lo
desconocido dentro del entramado diglsico deleuskara / Dialecte et
ducation. Du connu vers linconnu dans le tramage dysglosiquede
leuskara (langue basque) / Dialect and education. From the known to
the unknowninside the diglossia interwoven connections of euskara
(basque language). Juan LuisGoikoetxea Arrieta, Euskaltzaindia,
Bilbo, 2003.
IKER 14Euskal gramatika eta literaturari buruzko ikerketak XXI.
mendearen atarian. Euskal-tzaindia, Bilbo, 2003.
IKER 15Euskal atsotitzak eta neurtitzak. Arnaud Oihenart. Patxi
Altuna eta G.M. Mujikakparatua, Euskaltzaindia, Bilbo, 2003.
IKER 16La Espaa Metafsica. Prudencio Garcia, Euskaltzaindia,
Bilbo, 2004.
Prudencio Garca Isasti (Oati, 1964) komunzki Pruden Gartzia
izenarenbidez ezagutzen da euskal munduan, horrela sinatzen baititu
aspaldi-aspalditikbere idazlanak. Historiako ikasketak egin ditu
eta lanbidez bibliotekaria da,gaur egun Euskaltzaindiaren Azkue
Bibliotekaren zuzendaria delarik. Halaber,Udako Euskal
Unibertsitatea (UEU) elkartearen edo Joana Albret Biblioteko-nomia
Mintegiaren kide aktiboa da. Liburu hau bere doktorego tesiaren
bertsiobat da eta, funtsean, honako galdera honi erantzun nahi
lioke: zertaz ari garenespainiar nazionalismoaz ari garenean.
************
Prudencio Garca Isasti (Oati, 1964) es comnmente conocido
comoPruden Gartzia en el entorno vasco, ya que es as como
acostumbra a firmardesde hace tiempo. Realiz estudios de Historia y
es de profesin bibliotecario.En la actualidad es el director de
Azkue Biblioteka, biblioteca de la RealAcademia de la Lengua Vasca
Euskaltzaindia. Asimismo, es miembro activode la asociacin Udako
Euskal Unibertsitatea (UEU) y del seminario de biblio-teconoma
Joana Albret Bibliotekonomia Mintegia. Este libro es una versinde
su tesis doctoral y, bsicamente, pretende responder a esta
pregunta: de quhablamos cuando hablamos de nacionalismo espaol.
-
PRUDENCIO GARCA ISASTI
LA ESPAA METAFSICA
LECTURA CRTICA DEL PENSAMIENTO DERAMN MENNDEZ PIDAL
(1891-1936)
Prlogo de Mercedes Cabrera
IKER-16
EUSKALTZAINDIA2004
-
REAL ACADEMIA DE LA LENGUA VASCA / EUSKALTZAINDIA Plaza
Barria,15. 48005 BILBO
ISBN: 84-95438-15-1Depsito Legal: BI-550-04
Impresin: lkar-mccgraphicsLarrondo Beheko Etorbidea. LOIU
(Bizkaia)
E
-
A Maria Teresa Gonzlez Calbet
-
V
PRLOGO
Hered la direccin de la tesis doctoral de Prudencio Garca Isasti
por un fatdicoacontecimiento: la muerte, prematura e injusta, de M
Teresa Gonzlez Calbet. Profesora deGarca Isasti en la Universidad
Autnoma de Madrid, fue ella, con su inagotable ycontagiosa
capacidad de entusiasmar, quien consigui embarcarle en un proyecto
deinvestigacin que tena mucho que ver con los temas que a Tere le
ocupaban ypreocupaban de nuestra historia contempornea. A ella se
debe, pues, en mayor medida quea lo que yo pude hacer despus, el
que este trabajo exista. No puedo por menos derecordarlo aqu, en
lugar destacado, al tiempo que, una vez ms, lamento la prdida
dequien fue una gran amiga.
Como casi todas las tesis doctorales, sta tambin fue perfilndose
y concretndosea lo largo del tiempo. Lo que inicialmente se plante
Garca Isasti como un trabajo sobre elCentro de Estudios Histricos,
por sabio consejo de Vicente Cacho Vu, termin centradoen la figura
de Ramn Menndez Pidal. El Centro de Estudios Histricos, que Garca
Isasticonoce bien, surgi en la efervescencia intelectual de lo que
ha dado en llamarse la Edad dePlata de la cultura espaola. Creado
en 1910 como organismo dependiente de la Junta paraAmpliacin de
Estudios, naci, como ha escrito Javier Varela, con un afn de
sistemticainvestigacin del pasado nacional y con voluntad de formar
escuela. Se le adjudicarontareas muy amplias, que forzaron su
divisin en distintas secciones. De entre ellas, destacpronto la de
Filologa, dirigida por quien era a la vez presidente del Centro,
RamnMenndez Pidal.
Es difcil exagerar la importancia de los trabajos que se
desarrollaron en un Centroque peregrin por distintas sedes hasta
hallar su acomodo definitivo en 1930, momento enel que alcanz,
adems, su momento de plenitud con la creacin de nuevas secciones y
laedicin de nuevas publicaciones peridicas, la consolidacin y
expansin de sus actividadesde formacin e investigadoras, sus
contactos con centros en el extranjero y de difusin delhispanismo
en Amrica, presidido todo ello por el espritu de austeridad y culto
al trabajo.Luego vino la guerra civil y la trgica y lamentable
dispersin de aquel amplio grupo deinvestigadores e intelectuales.
Pero esa dispersin no fue bice para que el fruto de muchostrabajos
anteriores sentaran ctedra.
A Prudencio Garca Isasti le mova su inters por el anlisis de las
reflexiones quesobre el concepto de Espaa vieron la luz en el
primer tercio del siglo XX, poca de enormerelieve en este tipo de
reflexiones, no slo en Espaa sino en otros muchos pases. Eralgico,
por tanto, que dirigiera su atencin hacia el Centro de Estudios
Histricos. Le
-
VI
interesaba la reflexin intelectual ms que los aspectos polticos
de la cuestin. El excelenteconsejo de Cacho Vu, como ya he dicho,
le llev a abandonar un proyecto demasiadoambicioso y en el que
fcilmente poda haberse perdido. Acept la propuesta y se centr
enMenndez Pidal, y decidi hacerlo mediante una paciente lectura
crtica de su obra. Esaopcin supona un desafo intelectual importante
por la amplitud y variedad de la obra deMenndez Pidal y la
necesidad de embarcarse en un anlisis filolgico para el que
GarcaIsasti no dispona de recursos previamente.
El resultado es un estudio sobre la obra de Menndez Pidal que,
valga en este casoel tpico, viene a llenar un vaco. No puede
decirse que no se hubiera escrito previamentesobre Menndez Pidal.
Hay una bibliografa abundante que Garca Isasti conoce bien.
Peroeste trabajo constituye una aportacin incuestionable. Una
aportacin que, adems de estarsostenida en ese trabajo detenido que
le ha costado muchos aos de esfuerzo y muchotiempo sacado de donde
no era fcil hacerlo, responde al principio ineludible en
todotrabajo acadmico: la claridad en los presupuestos de partida,
la transparencia en el mtodoy en los pasos seguidos y el desembarco
en unas conclusiones. Aqu est el resultado paraque se lea, se
discuta, se acepte o se rebata, en definitiva, para poder seguir
construyendo lareflexin sobre el concepto de Espaa.
Mercedes CabreraEnero, 2004
-
VII
NOTA DEL AUTOR
Este libro es una versin ligeramente corregida de la tesis
doctoral que fue leda enseptiembre de 2002 en el Departamento de
Historia Contempornea de la Facultad deFilosofa y Letras de la
Universidad Autnoma de Madrid. El tribunal estaba constituidopor
Miguel Artola (presidente), Jos Alvarez Junco, Santos Juli, Jos
Portols y JavierPrez Nez, que la calificaron con sobresaliente cum
laude por unanimidad. Deseoexpresar mi gratitud a todos ellos por
las crticas y sugerencias que me hicieron, que mehan sido de gran
utilidad a la hora de abordar esta publicacin.
Mi gratitud se hace extensiva a la directora de la tesis,
Mercedes Cabrera, pormltiples razones que sera prolijo enumerar
pero que se resumen diciendo que a ella sedebe que esta
investigacin culminara en un trabajo acadmico sujeto a las
convencionesuniversitarias. A ello contribuy tambin Manuel Prez
Ledesma, tutor de la tesis, a quientambin debo dar las gracias de
forma expresa, as como a Diego Cataln, que me dio todotipo de
facilidades para realizar mi labor. Mi deuda con Vicente Cacho ya
ha sido citada enel prlogo. Muchas ms deberan ser citadas, pero
prefiero remitirme a la versin originalde la tesis, donde fueron
debidamente reseadas.
Pero ante todo debo manifestar mi gratitud hacia Maria Teresa
Gonzlez Calbet,profesora entraable y primera directora de esta
tesis, a quien sin duda se debe ms que anadie que mis inquietudes
acerca de la identidad espaola se tradujeran en unainvestigacin
seria. A ella est dedicado este libro.
Prudencio Garca IsastiEnero, 2004
-
IX
NDICE GENERAL
I.-INTRODUCCIN 1
II.- INVESTIGACIONES FILOLGICAS E HISTRICAS
II.1.- La forja de un paradigma (1891-1896)
II.1.1.- Los cuentos populares 15II.1.2.- El descubrimiento
22II.1.3.- El concepto de leyenda 25II.1.4.- El mtodo filolgico
28II.1.5.- Historia y Poesa 39II.1.6.- El Romancero y el Teatro
Nacional 47II.1.7.- El renacimiento 52
II.2.- El despliegue del paradigma (1897-1910)
II.2.1.- Las leyendas picas 57II.2.2.- La leyenda del Cid
65II.2.3.- El concepto de Historia y de Filologa 74II.2.4.-
Primeras investigaciones en torno al Romancero 83
II.3.- La primera gran sntesis: La epopeya castellana a travs de
la literaturaespaola (1909)
II.3.1.- Entrada en la madurez 97II.3.2.- El alma nacional
99II.3.3.- Los pueblos superiores 103II.3.4.- Unidad de Espaa y
hegemona castellana 112II.3.5.- Imperio: apogeo y decadencia
121II.3.6.- Una larga resurreccin 130
II.4.- Crisis y reformulacin del paradigma: la teora
tradicionalista (1910-1928)
II.4.1.- La crisis (1910-1916) 141II.4.2.- La ratificacin
(1916-1917) 152II.4.3.- La especificidad del caso espaol
(1916-1921) 159II.4.4.- Romances y juglares (1920-1928) 167II.4.5.-
La leyenda del rey Rodrigo 193
-
X
II.5.- La segunda gran sntesis: La Espaa del Cid (1929)
II.5.1.- Consolidacin definitiva de la Metafsica (1913-1921)
199II.5.2.- La acentuacin del nacionalismo (1926) 211II.5.3.-
Lengua y cultura 219II.5.4.- Algunos axiomas fundamentales de la
Historia de Espaa 227II.5.5.- El Cid 235II.5.6.- El ltimo hroe
249II.5.7.- La idea de la integracin armnica 256II.5.8.- La Espaa
de los Cinco Reinos 258II.5.9.- El Renacimiento en Espaa 266
II.6.- Un universo en expansin (1929-1936)
II.6.1.- Secuelas de La Espaa del Cid (1929) 269II.6.2.- Siempre
la pica 277II.6.3.- La Espaa eterna 288II.6.4.- El eplogo de Lope
de Vega 304
III.- INVESTIGACIONES LINGSTICAS Y SOCIOLINGSTICAS
III.1.- La unidad del idioma (1895-1905)
III.1.1.- El peligro de fragmentacin del idioma 313III.1.2.- Las
lenguas y dialectos de la pennsula 316III.1.3.- El bilingismo
324III.1.4.- La lengua espaola 336III.1.5.- La primera formulacin
del paradigma lingstico 343
III.2.- Hacia una teora unitaria de las lenguas de la pennsula
(1906-1925)
III.2.1.- Asturias y la invencin del leons 359III.2.2.- Aragons,
valenciano, cataln 364III.2.3.- El vasco, una lengua neo-ibrica
372III.2.4.- El espaol en Amrica, la razn definitiva 393
III.3.- Orgenes del espaol (1926)
III.3.1.- La unidad lingstica de la pennsula 413III.3.2.- El
darwinismo lingstico 416III.3.3.- Unidad lingistica y bilingismo
426III.3.4.- El arrinconamiento del euskera 435III.3.5.- El destino
de Castilla 443III.3.6.- Una polmica con Ortega y Gasset 448
-
XI
III.4.- La Espaa de las Autonomas y el bilingismo
(1927-1933)
III.4.1.-Europesmo, americanismo, nacionalismo 453III.4.2.-
Federarnos es algo parecido a divorciarnos (1931c) 458III.4.3.- La
personalidad de las regiones (1931d) 466III.4.4.- Ms sobre la nacin
espaola (1931e) 474III.4.5.- Una llamada a la rebelin 478III.4.6.-
ltimos estudios lingsticos 483
IV.- ENSAYO DE SNTESIS
IV.1.- Interpretacin general
IV.1.1.-Nota introductoria 493IV.1.2.-Vertiente cientfica
494IV.1.3.-Vertiente pblica 504
IV.2.- Evolucin de su pensamiento
IV.2.1.-El paradigma literario 519IV.2.2.-El paradigma lingstico
532IV.2.3.-El paradigma histrico 537
V.- CONCLUSIONES
V.1.- Conclusiones 545
VI.- BIBLIOGRAFA Y APNDICES
VI.1.- Obras de Ramn Menndez Pidal utilizadas en esta
investigacin 553
VI.2.- Bibliografa general 573
VI.3.- Apndice I: Semblanza de Ramn Menndez Pidal 589
VI.4.- Apndice II: Transcripcin del primer ejercicio de oposicin
de Pidal 611
-
I.-INTRODUCCIN
-
3
Mi preocupacin primigenia al iniciar la investigacin sobre lo
que se sustenta estelibro, era analizar las reflexiones sobre el
concepto de Espaa en el primer tercio del sigloXX, no tanto en su
aspecto poltico como en su vertiente intelectual. Para ello me
propuseanalizar detalladamente la obra de un intelectual
emblemtico: Ramn Menndez Pidal. Setrata de una figura unnimemente
reconocida como uno de los ms importantesintelectuales del siglo
XX. Adems, a despecho de la numerosa escuela que cre (o tal vezpor
ello mismo), no existan muchos estudios en profundidad acerca de su
vida y su obra,particularmente desde el ngulo que yo pretenda
enfocar: determinar el concepto deEspaa en Pidal. Partimos,
evidentemente, de la premisa implcita de que ste tuvo unagran
importancia en la gnesis del concepto de Espaa que corrientemente
impera en elsiglo XX, particularmente en los ambientes
intelectuales espaoles, pero sin limitarse aellos, sino que gozando
de una gran aceptacin popular. Mi hiptesis es que se trata de
unacuestin cuya dilucidacin resulta til para abordar una definicin
del nacionalismoespaol, es decir, determinar de qu hablamos cuando
hablamos de nacionalismo espaol.
Este estudio consiste bsicamente en una lectura crtica de la
extensa obra pidalina,enfocada, tal como se ha dicho, a dilucidar
cul es el concepto de Espaa que en ellaaparece. Es importante
subrayar que, por obvias razones, en ningn momento se
pretendediscutir la validez de ninguna de las teoras de Pidal en la
actualidad, cuestin que esabsolutamente irrelevante para el
objetivo de esta investigacin. El estudio se limitar alperiodo
1891-1936 y, salvo excepcin, prescindir de todo aquello que no se
halleexpresamente citado en la obra pidalina (biografa, contexto
intelectual y poltico, fuentesde su pensamiento, etc.). Me propuse
tomar a Pidal solo y dejarle hablar con el menornmero de
interferencias posible. Quise determinar exactamente qu es lo que
dijo nuestroautor acerca de Espaa, y hacerlo exclusivamente dentro
de su propia lgica,independientemente del contexto histrico o las
influencias intelectuales. Para cumplir esteobjetivo la lectura
crtica de los textos de nuestro autor nos basta. Vera con mucho
agradoque los estudios acerca de Pidal se multiplicaran y
contribuyeran a una visin ms ampliade su vida y obra, pero el
objeto de esta investigacin, que es una tesis doctoral,
esexclusivamente el que se ha citado, de ningn modo agotar el tema:
Ramn MenndezPidal es y ser durante mucho tiempo una fuente
prcticamente inagotable para losinvestigadores de la historia
intelectual espaola.
Las razones para esta opcin metodolgica son varias. En primer
lugar, existenpocas investigaciones especficamente dedicadas a
Pidal. Aunque las referencias a su obrason abrumadoras, se trata
por lo general de estudios dedicados a cuestiones concretas, enlos
cuales se cita o analiza la contribucin de este investigador dentro
de un marco generalms amplio. Pero son an pocos los estudios
dedicados a nuestro autor que superan el nivelde cortas reseas
crticas o breves semblanzas generales. Ms adelante examinaremos
denuevo esta cuestin, pero subrayamos ahora que estamos ante un
intelectual con el que sehan prodigado los elogios, homenajes y
ditirambos, pero al que, sorprendentemente, se handedicado pocas
investigaciones. Por lo tanto, creemos que es imprescindible
comenzar porel estudio detallado de su obra antes de abordar la
investigacin de sus fuentesintelectuales, contexto histrico,
influencias, etc.
-
4
Su obra, por otra parte, es de una extensin y variedad enormes.
Pocos espaoleshan escrito tanto sobre un nmero tan variado de temas
y con un nivel de profundidad (deespecializacin) similares. La obra
de Pidal impone respeto al ms arrojado. Por ello,resulta prctico
concentrarnos en una cuestin concreta (el concepto de Espaa) que
nossirva de gua y nos permita sortear sus innumerables remolinos
tcnicos. Repetimos, no meinteresa saber si Pidal tena razn, ni en
trminos generales ni en cuestiones concretas.Tampoco pretendo
resumir o valorar su contribucin cientfica a ninguna de las
variadasdisciplinas acadmicas que cultiv. Mi objetivo es mucho ms
modesto, pero creo que esun paso necesario en el contexto de la
historia intelectual espaola, y es el que mejorresponde a mis
intereses.
La decisin de detener la investigacin en 1936 se debe a razones
de orden terico yprctico. As, por una parte considero que es poco
probable que Pidal cambiararadicalmente su concepto de Espaa a
partir de los sesenta y siete aos, pero, en cualquiercaso, la
magnitud del hecho de la Guerra Civil en la historia intelectual
espaola mehubiera obligado a una larga digresin que desborda lo que
es normalmente exigible en unatesis de doctorado. Por otra parte, a
partir de 1936 el estatus personal de Pidal y su hastaentonces
fluida relacin con los poderes pblicos se complica en sobremanera,
al tiempoque su obra comienza a gozar de una difusin popular
extraordinaria (gracias, sobre todo, ala coleccin Austral, de
Espasa-Calpe), aspectos que alargaran y complicaran en excesoesta
investigacin. En consecuencia, he preferido atenerme a lo esencial,
y realizar unestudio lo ms concreto y coherente posible, a la
espera de que posteriores investigacioneslo convaliden, completen o
rectifiquen.
Soy consciente de que Pidal es una nica persona que escribi una
obra que destacapor una unidad profunda subyacente a una
superficial variedad, tal como ha sido notado porvarios de sus
crticos y podr verificarse en este mismo estudio. En consecuencia,
aspir ensu momento a redactar esta investigacin en base a un nico
hilo conductor, pero ni en laparte expositiva1 ni en la sntesis2 lo
he logrado. En vez de ello, opt por dividir su obra endos grandes
bloques temticos, dentro de cada uno de los cuales se sigue el
hilocronolgico de publicacin de sus obras (sin conseguirlo del todo
en la primera parte). Ellector se puede hallar as con la falsa
impresin de que abordamos el estudio de doscuestiones distintas que
poco tienen que ver entre s, pero creemos que en la sntesis
esteobstculo queda salvado, a pesar de que tampoco aqu hemos
acertado a alumbrar unasntesis nica y compacta, sino diversos
compartimentos mejor o peor enlazados. Laredaccin de una nica (y a
poder ser ms breve) gran obra de sntesis de Pidal es un retoque
debern afrontar otros ms capacitados. Entre tanto, aadir que
tampoco he acertado asintetizar muchas de las reiteraciones que
pueden ser localizadas en este estudio (sobre todoen la primera
parte), fundamentalmente porque creo que es imprescindible que el
estudiosode estas cuestiones se d cuenta cabal de la cantidad de
ocasiones en que Pidal vuelve una yotra vez sobre los mismos temas,
utilizando siempre los mismos argumentos (u otros muyparecidos);
slo as podr acceder a una imagen fiel de nuestro fillogo.
1 II.- Investigaciones filolgicas e histricas y III.-
Investigaciones lingsticas y sociolingsticas.2 IV.- Ensayo de
sntesis.
-
5
He incluido como apndice una semblanza de Pidal que
originalmente figiraba alinicio de mi tesis. Se trata de una
informacin biogrfica adicional que espero sea deutilidad al lector,
pero que no guarda relacin directa con la investigacin y puede
leerse deforma independiente.
* * * *
No hay muchos estudios dedicados especficamente a Ramn Menndez
Pidal. Eneste aspecto, su carcter de patriarca de la Filologa
espaola le ha perjudicado: lasreferencias a su obra son
innumerables, los estudios pocos, y en la mayora de los
casos,breves y parciales; o bien, ms que generales, genricos.
Demasiado respeto? Vrtigoante el espectculo de su enorme y variada
produccin? Por otra parte, el tono de muchosde ellos hace que, en
ocasiones, se deslicen de la crtica acadmica a la defensa del
autor,acosado por peligros que raramente se especifican. Una
cuestin de matiz difcil deprecisar, indudablemente, pero que
cualquier observador imparcial captar de inmediato y,al menos en mi
caso, percibir con sorpresa. Pero evitaremos especulaciones e
intentaremosanalizar someramente el estado de la cuestin en la
actualidad. Para ello, comenzaremospor prescindir de las
referencias aisladas (imposibles de abarcar), las reseas crticas
deobras concretas (en general se concentran en cuestiones tcnicas
y, por lo tanto, no sonrelevantes para esta investigacin, salvo
casos excepcionales) y las semblanzasexcesivamente genricas o
meramente informativas. Entenderemos por estudiosespecficamente
dedicados a Pidal aquellos que abordan una interpretacin crtica,
global oparcial, de su vida o de su obra, y que superan el nivel de
noticia periodstica sin que, en elotro extremo, se limiten a tratar
cuestiones concretas sin al menos esbozar una crticageneral del
autor.
Podemos dividir a sus crticos (entendido este trmino como
equivalente deestudiosos de su obra) en tres grupos. El primero est
formado por aquellas personasdirectamente relacionadas con l, que
le conocieron personalmente y, en varios casos,trabajaron bajo su
direccin. Situamos en este grupo de veteranos a autores como
DmasoAlonso, Rafael Lapesa, Toms Navarro Toms, Joaqun Prez
Villanueva, Jose AntonioMaravall, Luis G. de Valdeavellano, Maria
Luisa Vzquez de Parga, Carmen Conde,Marcel Bataillon, Pierre Le
Gentil, Jos Mara Jover, Antonio Antelo Iglesias, WalterStarkie,
Julio Caro Baroja, Guillermo Daz-Plaja, Manuel Fernndez Alvarez,
JulinMaras, Pedro Sainz Rodrguez, Alvaro Galms o Diego Cataln. Ni
en este caso ni en lossiguientes hemos hallado ninguna traza de una
comunidad de opiniones y anlisis, pero sresulta palpable el respeto
y el cario que les provoca don Ramn, derivado, qu duda cabe,del
trato personal que con l mantuvieron.
El siguiente grupo est formado por sus crticos jvenes, es decir,
personas que, pormera cuestin generacional, no lo conocieron
personalmente, o lo hicieron de forma muymarginal. Alvaro Galms y
Diego Cataln, por su edad podran incluirse tambin en estegrupo, que
incluye a Brbara Huntley, Francisco Abad Nebot, Jos Portols, Jess
AntonioCid, Jos Ignacio Prez Pascual, Maria Eugenia Lacarra,
Wolf-Dieter Lange, HansMessmer, Manuel Pealver Castillo, Steven
Hess o Harri Meier.
-
6
El tercer grupo est formado por aquellos crticos que han
estudiado a Pidal no tantocomo autor individual sino en el marco de
investigaciones ms amplias acerca de la historiaintelectual
espaola. Situamos en l a Jos Luis Abelln, Jean Bcarud, Evelyne
Lpez-Campillo, Javier Tusell, Genoveva Garca Queipo de Llano, Inman
Fox, Juan Pablo Fusi,Hina Horst, Jos Carlos Mainer, Manuel Tun de
Lara o Javier Varela. Salvo excepcin,tambin podramos situarlos en
el grupo de crticos jvenes.
En nuestra opinin, de entre toda la literatura crtica generada
por estos autores eltexto de Diego Cataln Espaa en su
Historiografa: de objeto a sujeto de la Historia(1982) supera
ampliamente al resto en su aspecto interpretativo (no
descriptivo,evidentemente) y se convierte en la referencia
principal que marca un antes y despus enlos estudios en torno a
Menndez Pidal. No queremos dar a entender, por supuesto, que
losestudios anteriores carecen de valor, pero s que la
interpretacin que Cataln se convierte,de forma explcita o implcita,
en el gran referente de la mayora de los textos que seescriben a
partir de ese momento. Nuestra investigacin misma consiste, en
buena medida,en una generalizacin al conjunto de la obra pidalina
de la tesis que Cataln aplica al msclebre de los textos de Pidal3.
Diego Cataln es asimismo el albacea intelectual de quienfue su
abuelo, y como tal ha supervisado la publicacin pstuma de varias de
sus obras. Setrata, evidentemente, del mximo especialista en la
materia.
Dmaso Alonso y Rafael Lapesa han sido durante muchos aos las
plumas msautorizadas para abordar una interpretacin global de
Menndez Pidal. Son autores devarios artculos y prlogos, muchos de
ellos con ocasin de algn homenaje, y secaracterizan por abordar
visiones de conjunto de la vida y obra de don Ramn, con
quienmantuvieron asimismo una estrecha relacin de amistad. Sus
anlisis son de una granpenetracin y aportan muchsimas noticias
interesantes, pero estn lastrados por el hecho decompartir
prcticamente los mismos puntos de vista que el maestro, lo que da
un escasomargen a la crtica. No hemos intentado ser exhaustivos
recopilando las mltiples ocasionesque glosaron las teoras de Pidal,
sino que hemos seleccionado para la bibliografa losartculos que
hemos considerado especialmente significativos.
Jos Antonio Maravall, Luis G. de Valdeavellano y Jos Mara Jover
han escritosendos ensayos4 en torno al aspecto historiogrfico de
Menndez Pidal, todos ellos muyrigurosos y documentados. Tal vez
cabra reprochar a Maravall una visin excesivamentebenvola de las
teoras de Pidal, que no est muy en consonancia con su propia
evolucinhistoriogrfica posterior. En cambio Jover se muestra ms
crtico, aunque siempre dentro deuna adscripcin fundamentalmente
pidalista. Por su parte, Valdeavellano nos deleita con unresumen
magistral de la relacin de las investigaciones de Pidal con la
Historia delDerecho, que sera muy deseable que se imitara en otras
disciplinas con igual grado deprecisin.
3 Nos referimos, evidentemente a: Los espaoles en la historia:
cimas y depresiones en la curva de su vidapoltica (1947b).4
Maravall (1959), Valdeavellano (1960) y Jover (1992a).
-
7
La bibliografa de Maria Luisa Vzquez de Parga5 es un instrumento
imprescindiblepara cualquier estudioso de la obra pidalina.
Nosotros hemos hecho un uso intensivo de lamisma en nuestra
investigacin sin que apenas hayamos encontrado errores o ausencias.
Sunico defecto consiste en haber sido redactada ni ms ni menos que
en 1966. Resultasencillamente escandaloso que a estas alturas
ninguna institucin oficial se haya decidido aabordar una versin
actualizada de la misma que incorpore tanto los nuevos
avancestcnicos como las publicaciones posteriores a esta fecha.
La tesis de B. Huntley (1977) es el primer intento de hacer un
estudio general dePidal por parte de alguien que no tuvo relacin
personal con l. Escoge un periododeterminado (su juventud, hasta
1910) y lo estudia en su conjunto. Entre sus mayorescontribuciones
est el haber sido la primera en ordenar un conjunto de datos
dispersos ysubrayar su parentesco con la generacin del 98 en
general, y Unamuno en particular (datoste ltimo que nadie ha vuelto
a retomar, y que merecera un estudio atento).
En 1978 se celebra un Coloquio Hispano-Alemn sobre Menndez
Pidal, cuyasactas son publicadas cuatro aos despus6 y en las cuales
se hallan varias artculos muyinteresantes para el objeto de esta
investigacin, a cargo de Alvaro Galms (1978), Wolf-Dieter Lange
(1978) y Hans Messmer (1978), aparte de otros que no
reseamos.Destacamos el artculo de Lange, que a nuestro juicio
demuestra claramente la raigambreromntica del pensamiento pidalino,
que no es incompatible con el positivismo de Taine(sino todo lo
contrario), idea que compartimos y desarrollamos ampliamente en
nuestrainvestigacin, ms all del mbito tcnico en el que la formula
Lange (los romances). Es dedestacar que, lamentablemente, las lneas
de investigacin esbozadas en este coloquio nohan tenido apenas
continuidad, excepto en el crucial ensayo de D. Cataln, en el
quecreemos hallar ecos de las mismas.
El aspecto lingstico de los estudios sobre Menndez Pidal est hoy
dominado pordos autores que a este respecto han tomado el relevo de
Lapesa y D. Alonso. Nos referimosa Francisco Abad y Jos Portols. El
libro de Portols7 es la investigacin ms sistemtica yde mayor calado
que conocemos acerca de la Historia de la Filologa y la Lingstica
enEspaa y, por supuesto, Pidal ocupa un lugar central en el mismo.
Aparece con una imageneminentemente positivista, que no impugnamos,
pero que a nuestro juicio no consigueintegrar toda una serie de
elementos que bajo la etiqueta de prejuicios8 quedan sin unatrabazn
slida con el resto del libro, e incluso de la obra del propio
Pidal. La preocupacinfundamental de Portols es la dilucidacin de
cuestiones del mbito de la Lingstica(fuentes del pensamiento de
cada uno de los fillogos estudiados, influencia de suspropuestas,
novedad y continuidad de las mismas, etc.) que en nuestra
investigacin, encambio, ocupan un lugar secundario, cuando no estn
expresamente proscritas.
La orientacin filolgico-lingstica es tambin notable en las
diversasinvestigaciones de F. Abad Nebot, que comparte el mismo
mbito de preocupaciones de
5 Vzquez de Parga (1966).6 Hempel, Wido; Briesemeister,
Dietrich, ed. (1978).7 Portols (1986).8 Portols (1986:64-83).
-
8
Portols, aunque sus opiniones difieran en varios puntos. Ha
publicado numerosos estudiossobre la cuestin en las ltimas dcadas;
en su ensayo ms importante de acuerdo con losobjetivos de esta
investigacin (1976a), Abad intenta resumir todas las opiniones
emitidasen torno a Pidal y trazar una caracterizacin general de las
fuentes de su mtodo deinvestigacin, que resume destacando ante todo
el positivismo, pero unindolo a dosfuentes intelectuales netamente
espaolas: el krausismo-institucionismo y la generacin del98; remata
su construccin subrayando el nacionalismo liberal de don Ramn9. Con
eltiempo ha ido matizando sus juicios y reconociendo explcitamente
un cierto componenteromntico en el pensamiento de Pidal, as como
profundizando en su vertiente idealista,pero en nuestra opinin su
indudable esfuerzo analtico adolece de una excesiva admiracinpor su
objeto de estudio, que siempre se presenta en trminos
elogiossimos.
Hasta el da de hoy contamos con tres biografas de Menndez Pidal.
La primera,obra de Carmen Conde10, fue til en su da, pero ha
quedado ya desfasada. Contamos, encambio, con dos biografas
recientes, la de Joaqun Prez Villanueva11 y la de Jos IgnacioPrez
Pascual12. Ambas pretenden ofrecer una visin totalizadora de la
vida y obra delbiografiado, pero se cien ante todo a su vida; en
este aspecto, aportan un caudal enorme deinformacin, bastante
desordenado en el caso de Prez Villanueva, y en ambos casos
nosofrecen la imagen de un Pidal liberal, aunque no es probable que
ambos autores otorguenun mismo contenido a este trmino. Pero en lo
referido al anlisis de su obra, creemos queambas son claramente
insuficientes. Por otra parte, el tono exageradamente encomistico
dela primera le resta credibilidad; la segunda se muestra ms
equilibrada, pero en nuestraopinin sigue pecando de una excesiva
veneracin por el maestro, sobre quien norecordamos haber ledo ni la
ms suave crtica.
Podemos hallar aportaciones valiosas sobre cuestiones concretas
de la mano deMaria Eugenia Lacarra13, Jess Antonio Cid14 o Steven
Hess15. Aunque no compartamosmuchas de sus tesis (que por otra
parte, tampoco coinciden en los tres, ya que entre otrascosas se
ocupan de cuestiones distintas), podemos afirmar que se trata de
algunas de lasms agudas contribuciones a la crtica del pensamiento
de Ramn Menndez Pidal desde elpunto de vista que a nosotros nos
interesa en nuestra investigacin.
Por ltimo, resultan muy tiles los juicios de los crticos que
hemos reseado en eltercer grupo, de los que destacaramos ante todo
las panormicas generales de Abelln16,Fox17 y Varela18, as como el
ensayo de Fusi acerca de la identidad nacional espaola19, que
9 Abad (1976a:46-48).10 Conde (1969).11 Prez Villanueva
(1991).12 Prez Pascual (1998).13 Lacarra (1980a) y (1980b).14 Cid
(1991) y (1992).15 Hess (1996). Desafortunadamente, me ha sido
imposible localizar el libro de S. Hess Ramn MenndezPidal, Twayne,
Boston, 1982.16 Abelln (1989).17 Fox (1997).18 Varela (1999).19
Fusi (2000).
-
9
nosotros hemos ledo a la luz de un par de ensayos magistrales de
Joseph Perez20, contrasteque nos ha resultado sumamente
enriquecedor.
rencias a su vida y obra son abundantsimas, prcticamente
inabarcables; nosotros hemosespigado aqullas que han tenido una
influencia especial en la redaccin de este libro.
* * * * * * *
Arqumedes. Siglos ms tarde, Descartes haca un planteamiento
similar en su Discurso delmtodo: ante la inmensidad y exuberancia
del universo, necesitamos un punto de apoyoseguro, al menos uno, si
no queremos naufragar.
Cualquiera que se asome a la obra de Pidal no puede evitar una
sensacin similar: estan inmensa y exuberante que provoca vrtigo.
Parece que nos hallamos ante una de esasraras personalidades
renacentistas, interesadas por todo, ansiosas por conocer, sin que
nadaa su alrededor les resulte pequeo ni lejano. Enamoradas del
universo y entregadasabsolutamente a su indagacin, emprenden las ms
variadas y dispares investigaciones,presas de una insaciable
curiosidad.
Todo eso es cierto para Pidal si hacemos una matizacin
importante: el universo dedon Ramn comienza y termina en Espaa, el
autntico alfa y omega de toda su vida. Porlo que podemos deducir
incluso de una lectura superficial de su obra, nada de lo que
ocurrefuera de all parece interesarle demasiado, si no es como
prolongacin de su patria(Amrica, la Hispanidad en general) o
ilustracin o contrapunto de sus teoras(bsicamente, Francia). Y as,
el objetivo de toda la larga vida intelectual de Don Ramn noser
otro que el de responder a esta nica pregunta: qu es Espaa21.
Esta cuestin tiene un sentido eminentemente ontolgico: no se
trata nicamente deaveriguar la genealoga de tal o cual romance, o
la extensin de determinado fenmenofontico o dialectal, o cuestiones
similares. Todo ello es, evidentemente, muy importantepara Pidal,
que dedicar ingentes esfuerzos a realizar investigaciones concretas
sobre elnmero ms variado de temas. Con los resultados de las mismas
publicar librosmemorables, muchos de los cuales se siguen editando
y no han perdido actualidad. En todocaso, Don Ramn es un obsesivo
corrector de sus teoras, que continuamente matiza y afinaa la luz
de los nuevos descubrimientos; revisa cada nueva edicin de sus
libros yacostumbra a aumentarla y corregirla. Sin embargo, lo
importante es retener que todas estasinvestigaciones sectoriales,
de la ms concreta a la ms general, estn concebidas paraconverger en
una nica cuestin: discernir, determinar, en qu consiste el ser de
Espaa.
20 Prez (1988) y (1999).21 Esta cuestin ha sido enfatizada por
B. Huntley: La obra de Menndez Pidal est gobernada por una
granunidad de idea, que en su esencia es la preocupacin por Espaa y
por sus orgenes. En la recreacin desdeabajo de la Edad Media
espaola, supo pausada y sabiamente esclarecer no solamente la
tradicin pica sinoel mismo ser de Espaa. (Huntley, 1977:2).
La obra de los crticos de Pidal no se agota aqu. Tal como hemos
dicho, las refe-
Dadme un punto de apoyo y mover el mundo. Es una conocida frase
atribuida a
-
10
Este es nuestro punto de apoyo, y sobre l situaremos la palanca
con la que pretendemoshacer una lectura crtica de su obra22.
Postular que Pidal crea en la existencia de un ser de Espaa
supone afirmar que creaque Espaa tena una esencia metafsica
intemporal, hasta cierto punto inmutable, donde seresuma y
sintetizaba la espaolidad. Como iremos viendo a lo largo de esta
investigacin,para Pidal, la historia de Espaa no es sino la sucesin
de manifestaciones de esta esenciametafsica y, por lo tanto,
estudiar la historia de Espaa consiste, bsicamente, enlocalizarlas
a lo largo de la historia. En consecuencia, si queremos saber qu es
Espaa,debemos determinar en qu consiste su esencia intemporal; slo
ella nos dar la claveinterpretativa que nos permitir introducir un
orden racional en el caos de la historia, thesound and the fury, en
frase clsica de Shakespeare recogida por Faulkner23.
En realidad, Pidal concibe esta esencia como un ente mtico, el
alma nacional, unaespecie de espritu, que transmigra de una
generacin a otra, reencarnndose en los hroesnacionales o, ms
corrientemente, en las obras artsticas de los espaoles, en especial
laliteratura (aunque tambin la pintura o la danza). Don Ramn est
firmemente convencidode que mediante el estudio riguroso
(cientfico, positivo) de la literatura espaola(incluyendo la de
transmisin oral), es posible determinar en qu consiste el alma
nacionaly, por lo tanto, llegar a saber positivamente qu es Espaa.
Es por ello por lo que se entregaa esta labor con un entusiasmo y
una dedicacin notables.
La bsqueda de la determinacin de la esencia nacional es, en
realidad, el esfuerzopor explicar el absoluto. Pidal se va dando
cuenta de que un estudio satisfactorio del almanacional exige
abordar nuevos temas que no se hallan en sus previsiones iniciales.
Exige,por ejemplo, el estudio de la propia lengua en la que estn
escritos los poemas picosmedievales, o tambin el estudio histrico
de los personajes que aparecen en ellos. A partirde ah, se genera
una especie de bola de nieve que va deslizndose a travs de una
laderanevada. Cada nuevo estudio complementario trae nuevas
incertidumbres que exigen larealizacin de nuevos estudios. As,
hasta el infinito. La vida intelectual de Pidal setransforma en una
carrera contra el tiempo, en busca de la explicacin absoluta,
total,completa: la plenitud:
Todo lo que hace falta exige plenitud; por tanto, no tratar a
medias los problemas, sino con totalplenitud, abordando los
problemas laterales, ensanchando el campo; y as el concurso sobre
el Cid meexigi tratar las Crnicas, en que el texto est prosificado;
las Crnicas me llevan a los Cantares deGesta; los cantares a los
romances, los cantares y romances a la tradicionalidad, una de
mispreocupaciones. La Gramtica del Cid me lleva a la lengua
preliteraria, Orgenes; y Orgenes, a Leyesfonticas. El texto del
Poema me obliga a localizarlo, [y a la] reconstruccin de la familia
Beni Gmez;los documentos del IX al XII reconstructores de la Espaa
del Cid, del infante Garca, del Imperioleons, de Sancho el Mayor u
otros sectores totalmente desatendidos. El metro del poema me lleva
alestudio del metro irregular. Fernando Arajo Gmez, que concurs
conmigo al certamen de 1892,
22 La tesis del ser de Espaa en Pidal ha sido expuesta por Diego
Cataln en el luminoso ensayo Espaa en suhistoriografa: de objeto a
sujeto de la historia (1982) en el que se inspira en gran medida
nuestra hiptesisinicial. Esta consiste bsicamente en generalizar la
tesis de Cataln acerca de las meditaciones histricas dePidal
(Cataln, 1982:10) al conjunto de la obra pidalina.23
mayores fuentes de inspiracin de esta investigacin. La lectura
de la novela de Faulkner (en la excelente traduccin de Maria
Garikano) ha sido una de las
-
11
public su Gramtica del Poema del Cid, de puro lingstica, sin
ninguno de estos problemaslaterales.24
Sin embargo, acaso se puede explicar el absoluto? No es acaso en
s mismoinexplicable en trminos positivos, cientficos, racionales?
Tras este cuadro que acabamosde pintar no resulta difcil conjeturar
la presencia de un alma sedienta de lo absoluto,sedienta de Dios.
Toda la vida intelectual de Pidal no es sino un denodado esfuerzo
porentrar en comunicacin con Dios, por comprenderlo. Slo que su
Dios es Espaa. A ellatransfiere todos los atributos que los
catlicos dan a su divinidad. A ella consagra su vida.Slo su
perpetua meditacin sobre Espaa le consuela de las mltiples
desdichas que lavida corriente nos depara y le proporciona una
suerte de goce mstico. Tal vez por ello suvida est obsesivamente
dedicada al estudio y la meditacin sobre Espaa.
Nada de lo que hemos dicho debe resultar chocante. Por la misma
poca, uncontemporneo suyo, Emile Durkheim, enunciaba su conocida
explicacin del hechoreligioso: al adorar a Dios, la sociedad se
adora a s misma25. Dando un paso ms,meramente formal, podemos decir
que la sociedad puede adorarse a s misma en forma denacin. Las
evidentes conexiones y paralelismos entre el nacionalismo y la
religin hansido citados en multitud de ocasiones26. Por otra parte,
no resulta difcil pensar que Pidalconceba el absoluto en trminos
bsicamente similares a los que lo hacan sus padres: unaentidad
omnisciente cuya meditacin nos consuela de las desdichas diarias.
Por otra parte,es posible que al perder la fe de sus padres,
sintiera una necesidad inconsciente desustituirla por algo similar.
En todo caso, dejando a un lado las hiptesis ms psicologistas,el
estudio de su obra revela claramente que el absoluto de Menndez
Pidal, su Diosomnipotente y consolador, no es el Dios de los
catlicos, ni la Ciencia de los positivistas, nila Diosa Razn de los
ilustrados. Su Dios es Espaa.
Por supuesto, ninguna de las afirmaciones anteriores puede ser
sostenida mediantecitas literales. De hecho, en la obra de Pidal no
hallamos datos que nos permitan afirmarque, en un momento
determinado, decidi que todas sus investigaciones convergieran
eneste nico punto. Por el contrario, desde un primer momento sus
investigaciones se vandiseminando como hijas de una curiosidad
insaciable. Slo una atenta visin de conjuntonos permite constatar
que todas ellas, sin excepcin, apuntan siempre en una nicadireccin.
Ms bien, Pidal parece preso de una lgica implacable que le empuja a
ampliarcada vez ms su campo de visin.
Se trata de un proyecto conscientemente concebido en su primera
juventud o, por elcontrario, de una anhelo inconsciente que le iba
guiando hasta que, en algn momentodeterminado, tom conciencia del
mismo? Personalmente, me inclino por la segundaposibilidad, ya que
encaja mejor con esa especie de fervor mstico por Espaa que se
harms patente segn pasan los aos. En cualquier caso, la respuesta a
esta pregunta va msall del objetivo de esta investigacin. Nosotros
nos limitaremos a una lectura crtica de su
24 Notas personales de Menndez Pidal, sin fecha; citado por Prez
Villanueva (1991:513).25 Durkheim (1912).26 Hayes (1960).
-
12
obra a la luz de la hiptesis descrita, confiados en que,
efectivamente, este punto de apoyonos permita comprender su mundo,
el mundo de Ramn Menndez Pidal.
-
II.-INVESTIGACIONESFILOLGICAS E
HISTRICAS
-
15
II.1.-LA FORJA DE UN PARADIGMA (1891-1896)
II.1.1.-LOS CUENTOS POPULARES
El examen del primer texto escrito de Pidal (1891a) nos descubre
ya la presencia dealgunos de los grandes temas que se repetirn en
toda su obra. Se trata de un artculoperiodstico en el que Pidal
comenta un cuento popular escuchado por l mismo en unaaldea
asturiana. El tema central, por supuesto, es el estudio del alma
popular. No resultadifcil interpretar este hecho como la
continuacin del ambiente intelectual dominado por elromanticismo
catlico en el que se haba desenvuelto la vida del joven Ramn
durante suinfancia y adolescencia1. Pero no es objetivo de esta
investigacin indagar acerca de lasfuentes intelectuales del
pensamiento de Pidal. Concentrmonos, pues, en el texto. Alestudio
del alma popular, el joven Ramn aade dos caractersticas que
modificansustancialmente la herencia intelectual recibida. En
primer lugar, frente a la libre fabulacinliteraria de los
romnticos, contrapone el estudio rigurosamente cientfico y
positivista,completamente teido de evolucionismo. Y, en segundo
lugar, frente a la tendenciacasticista a subrayar las
singularidades nacionales, nuestro novel investigador se esforzaren
situar a Espaa dentro del marco cultural europeo. Por lo tanto,
alma popular,positivismo y europesmo. Vemoslo.
"pedid en la aldea a cualquiera que os cuente un cuento, y,
creyendo que os burlis de l o que estisociosos en saber en qu
gastar el tiempo, os contestar que no sabe ninguno. En fin, los
cuentos sonmirados por casi todos, o como intiles, o como
distraccin indigna de ocupar los ratos serios de lavida. Pero,
contrastando con este desprecio vulgar, est la estima que en que
toda la Europa sabia tiene estaspequeas joyas de la literatura
narrativa del pueblo, el ahnco con que busca por todas partes, y
laansiedad con que trata de salvar del olvido en que las ve
sumergirse, estas venerables reliquias de unasecular y universal
literatura"(1891a:13)
El joven Pidal sabe ya que su tarea principal es ponerse en
contacto directo, sinintermediarios, con el pueblo llano que habita
en las aldeas ("pedid en la aldea") y requerirde su boca los
tesoros ocultos que en su ignorancia desprecia y oculta por
vergenza. Encontraste con este desprecio general de los espaoles
("son mirados por casi todos comointiles") est "la estima de la
Europa sabia" por "estas pequeas joyas de la literaturanarrativa
del pueblo", ya que son "venerables reliquias de una secular y
universalliteratura". No hay ninguna referencia explcita al alma
popular, pero el contexto resultaclaro: un investigador (el joven
Pidal) recorre las ms agrestes montaas asturianas y hallaa una
venerable anciana, que le relata un viejo cuento popular y le canta
unas coplas2que lcopia amorosamente y da a conocer al mundo. Es
evidente que, hasta aqu, nos movemosdentro del ms tpico paradigma
romntico. Pero, por otra parte, la aparicin delpositivismo trae
unos modos y unas perspectivas nuevas, gracias a los cuales el
romntico
1 Vide el apndice I.2 "Uno o, hace ya bastantes das, en las
montaas de Pajares...pues la vieja que me lo cont, tras sus
ltimaspalabras se puso a recitar estas coples muy guapes de "la
Gran Bestia" [...] me decido a presentroslo tal ycual yo lo conoc y
recib por husped de la Ta Rosaura, vecina de Pajares del Puerto"
(1891a:14).
-
16
literato recolector/glosador de la vieja literatura popular va a
ser sustituido por el austerocientfico positivista:
"y como el naturalista y el anticuario interrogan a los mudos
restos que logran recoger sobre la tierra,as el erudito aprende hoy
a or de estos perdidos ecos, la voz de las pasadas civilizaciones,
sus muertascreencias y la marcha de sus corrientes y mutuos
influjos. Y aunque no fuese ms que el instructivoespectculo de la
lenta y penosa evolucin de una pequea idea, de una sencilla
concepcin, hara elestudio de estos cuentos y fbulas, de lo ms
interesante para la historia del pensamientohumano"(1891a:13)
Podemos apreciar que, ya desde su primer trabajo, Pidal se sita
en una posicin depermanente tensin entre el romanticismo (la pasin
por el alma popular) y el positivismo(el conocimiento absoluto
mediante al aplicacin de mtodos cientficos positivos). En miopinin,
ambos ingredientes se hallan ntimamente entrelazados en su obra, de
tal maneraque puede decirse que nunca prescindi absolutamente de
ninguno de los dos, aunque laproporcin en la mezcla vare de unos
textos a otros.
El elemento que acta de puente entre ambos es el europesmo.
Pidal reivindicaEuropa como ideal cientfico que debe ser imitado en
Espaa ("la Europa sabia"), pero estareivindicacin no sera coherente
ni vigorosa si no fuera acompaada de la afirmacin delcarcter
europeo de Espaa. Precisamente, el mensaje de fondo del texto que
estamoscomentando consiste en postular que la aplicacin de los
mtodos cientficos europeos alestudio de la literatura popular
espaola demuestra, irrebatiblemente, el carcter europeo deEspaa. De
nuevo, no nos hallamos ante una afirmacin textual, sino ante el
despliegue deun contexto que, necesariamente, se funda en esa idea.
As, en dos prrafos hace unaexposicin completa de la teora de la
transmisin de los cuentos desde el foco indostnicohasta Europa
(1891a:17), dando por evidente que nacen en la India3 y se
transmiten aEuropa en la Edad Media, en sucesivas reelaboraciones
en las que se va refinando.Seguidamente, resea diversas variantes
de este cuento, citando extensamente la queconsidera primigenia (la
snscrita), y brevemente otras hebrea, griega y latina,mencionando
slo otra castellana del Infante Don Juan Manuel y otra de "el
escritormontas Don Antonio de Trueba y Coso"(1891a:18), es decir,
casi contempornea.
As, implcitamente, Pidal sita a Espaa dentro de la extensa
unidad cultural europea(o indoeuropea, tanto da)4, e incluso se
permite el lujo de insinuar una cierta superioridadcultural
espaola5. Por debajo de estas consideraciones est la idea europea,
es decir, laafirmacin de la existencia de un conjunto de pueblos
arios superiores, de los que losespaoles forman parte, en
contraposicin a la singularidad que otras corrientesintelectuales
subrayaban para Espaa. Dicho en otras palabras, a travs de la
reivindicacinde este sencillo cuento, Pidal pretende romper con el
aislamiento de Espaa y ponerla encontacto con Europa, demostrando
cientficamente que forma parte de una misma granfamilia de pueblos
indoeuropeos6.
3 "el pueblo indio, de todos los de la inmensa familia
indo-europea..." (1891a:17).4 "el mismo cuento lo vemos repetido
desde las orillas del Ganges, hasta las del Tajo, lo mismo por
losdescendientes de los clsicos griegos que por los herederos de
los indomables cntabros" (1891a).5 "el cuento contado en Asturias
es bastante ms perfecto que el contado en Grecia..."(1891a).6
Evidentemente, Pidal parte de la idea de que existe una cierta
unidad y continuidad entre todos los pueblosindoeuropeos, que se
demuestra en el hecho de que el mismo cuento se cuente en lugares
tan apartados. Esto
-
17
Otro aspecto a comentar es el paralelismo que se establece entre
la tarea del eruditoen estos temas y el naturalista, con mencin
expresa a la idea de la evolucin como base deltrabajo a desarrollar
por l mismo7. Asimismo, la idea de la incesante evolucin de
formassimples a otras cada vez ms complejas y perfectas
(superiores?), tan tpica del paradigmadarwiniano, est ya claramente
formulada:
"La preciosa fbula de la lechera que tan sencilla nos parece,
tiene una historia de catorce siglos por lomenos, durante los
cuales se depura y se hace tan delicada como hoy la conocemos. Por
una incesanteelaboracin..." (1891a:14)
De estos testimonios se deduce que Pidal est formulando una
nueva sntesis entre laromntica pasin por el alma popular y el
cientifismo positivista y darwiniano, a travs dela reivindicacin de
la idea europea. El complemento necesario de toda nueva propuesta
es,evidentemente, el intentar marcar distancias respecto al
paradigma anterior. El ataqueintelectual a Trueba corrobora nuestro
anlisis:
"No s por qu Trueba dice en el apndice a sus cuentos: 'Este
cuento es muy conocido con el ttulo deLos tres consejos. No s si
tal como yo lo cuento ser digno de figurar en un libro, pero tal
como elpueblo lo cuenta, de seguro que no lo es'." (1891a:nota
3)
El cambio de paradigma se entrelaza con un cambio generacional.
Ambos, Trueba yPidal, estn haciendo lo mismo: recoger y publicar
viejas historias escuchadas en las aldeas.Pero el enfoque es
radicalmente distinto: Pidal combina su admiracin por el pueblo con
unaltsimo nivel de exigencia cientfica. Trueba es ante todo un
erudito local que se contentacon una genrica loa del alma de un
pueblo al que en el fondo, desprecia. El europesmo dePidal es lo
que marca la diferencia8.
El ao siguiente, el joven Ramn lee su tesis doctoral, titulada
'El conde Lucanor' deDon Juan Manuel (1892a)9. En ella se confirman
todos nuestros asertos anteriores acercade su positivismo y su
europesmo, y aparecen ya nuevos temas importantes: su inters porla
Edad Media, el cambio de rumbo de sus investigaciones de la
cuentstica a la pica y,sobre todo, la aparicin de Castilla como
territorio que acoge preferentemente suspreocupaciones
intelectuales. Al tratarse de la obra personal de un autor
conocido, el almapopular permanece agazapada, pero la mera eleccin
como tema de tesis de una obra con
quiere decir que los espaoles ("los descendientes de los
cntabros") estn directamente emparentados (o sonherederos) con los
indios, los griegos, los hebreos y los romanos, es decir, todos los
pueblos productores degrandes culturas.7 Vide cita 1891a:138
Antonio de Trueba (1819-1898) pertenece a una generacin intelectual
bastante anterior a nuestro autor, quetena treinta aos cuando muri.
Pueden sernos tiles estas reflexiones que Pidal dedica a Jos Mara
Pereda(1833-1906), autor cntabro al igual que Trueba: Es que a la
divinizacin del pueblo llevada a cabo por lasgeneraciones
romnticas, suceda una reaccin violenta de que todos participaban.
(1933c:145). Pidal se estrefiriendo aqu a Pereda, pero creemos que
el contexto que describe tambin puede ser vlido para Trueba: asus
veintids aos (en 1891), Pidal se rebela tanto contra los ingenuos
apologetas del pueblo (los romnticostardos como Trueba) como la
primera generacin de crticos positivistas (Pereda): en ambos casos
lesreprocha su falta de rigor cientfico, que oculta su desprecio
hacia el pueblo.9 Se trata de un texto indito del que no guardaba
muy bien recuerdo (Prez Villanueva, 1991:56) dondepredomina el
deseo de mostrar la mxima erudicin posible, lo que le lleva largos
y pesados alardes que, enocasiones, no vienen a cuento del tema a
dilucidar: las fuentes de 'El Conde Lucanor'.
-
18
conexiones tan fuertes con la sabidura popular10 nos revela
cules eran las preocupacionesde fondo del joven Ramn, ms all de
eventuales compromisos acadmicos. De hecho, elcuento que escuch en
las montaas asturianas, objeto de estudio en 1891a, es uno de
losreunidos por Don Juan Manuel. Evidentemente, Pidal poda haber
escogido cualquier otrotexto clsico castellano como tema de tesis,
pero trabaj sobre uno que, a pesar de estarescrito en el siglo XIV,
poda ser escuchado en esos das por boca de los ancianos de
lasaldeas asturianas y cntabras. No creo que fuera casualidad.
Adems, su preocupacin de fondo por el alma popular es la que
explica su abandonode la cuentstica y su deslizamiento hacia la
pica, que ya se puede apreciar claramente eneste texto. Comienza
por subrayar el carcter popular del gnero cuentstico11
para,enseguida, esbozar por primera vez un cuadro que volver a
repetir en multitud deocasiones asociado a la poesa popular:
"El cuento tradicional al pasar del narrador al escritor ste
amplifica el relato recibido por tradicin, ylos ms superficiales de
los que de ellos se hacen cargo emplean su ingenio en engalanar la
formaexterna del relato dotndole de gracias y de encantos de
versificacin, lenguage [sic] y pequeosdetalles de
imaginacin."(1892a)
Por supuesto, el libro de Don Juan Manuel es sita plenamente
dentro de estacategora de cuentos tradicionales que nacieron en la
India y transmigraron hasta Europa,precisamente a travs de Espaa
("A Espaa llegaron antes que a ninguna nacin de Europaestos libros
orientales" (1892a)). Pidal teoriza por primera vez acerca de las
diferenciasentre la literatura tradicional y la culta ("hija de la
inventiva particular"(1892a)), tema sobreel que incidir a lo largo
de toda su vida. Pero lo importante ahora es subrayar que suestudio
de los cuentos como gnero popular que nace en la India y se
transmite hastaEuropa le lleva directamente a interesarse por otros
gneros de caractersticas similares, enespecial la pica o poesa
narrativa. En este mismo texto expone tambin una teora generaldel
nacimiento y transmisin de este gnero literario, que repetir con
escasasmodificaciones durante toda su vida:
"La poesa narrativa tiene, como toda poesa, su primer periodo de
vida espontnea; pero as como losotros gneros slo tienen esta vida
en su estado rudimentario e imperfecto, destacndose en seguida
enellos la figura del autor que escribe, del pblico pasivo que oye,
la narrativa conserva por gran tiemposu vida nacional y popular en
que no hay distincin entre autor y vulgo y en que aquel no aspira a
laoriginalidad ni a la gloria, y en que el pblico es colectivo y
toma parte en la obra artstica, oracantando estrofas corales o
apoyando el montono canto del poema con rtmicos gritos de
entusiasmo,ora interviniendo todos alternativamente en la obra de
exponer el caudal comn de narraciones. Y tanpropio es a este gnero
esta vida popular que si en su rama de narraciones en prosa,
cuentos, leyendas,etc. llega a un periodo de cultivo erudito y
reflexivo y alcanza en este ambiente una vida lozana yexuberante,
la epopeya en cambio slo crece en pocas primitivas que escapan a la
observacin
10 Se trata de una recopilacin de cuentos, gnero que al menos
desde los tiempos de los hermanos Grimmaparece estrechamente unido
al estudio del alma popular.11 "De esta sencillez son los cuentos
de Esopo y Locman [sic], la mayora de los del Panchatantra, Calila,
ySandebad y todos los que corren en boca del pueblo, que su mrito y
el efecto que producen no estriba paranada en el modo de
exponerlos, y que para contarlos no requieren artificio alguno.
Estos cuentos cuyosartstica estructura no necesita otro adorno sino
el de los hechos narrados, difieren esencialmente de loscuentos
anecdticos y de los eruditos o hijos de la inventiva particular
que, en general, nunca llegan a ostentarel profundo y transparente
fondo, ni la extraordinaria concentracin de aquellos ni su brevedad
y concisin,as que su valor est fuertemente ligado al modo y
artificio con que se expongan." (1892a).
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19
histrica. La luz del sol de una civilizacin sorprende al rbol ya
del todo formado y robusto y tan solose puede apreciar el caer y
renovarse de su follaje y an hay rboles que solo nos presentan sus
hojas,secas y por el suelo. Solamente en pocas muy avanzadas es
cuando el cantar de gesta deja de sercantado al frente de los
ejrcitos para encender en ellos la llama del valor, y cuando no se
recita por losjuglares en las romeras ante los conventos de San
Dionisio, Cardea o Arlanza a las turbas que acabande visitar las
reliquias o los sepulcros all custodiados, ni en los patios de los
castillos para ensalzar elantecesor de sus castellanos; slo en
siglos muy recientes es cuando ya los cuentos y patraas dejan deser
recitados al amor de la lumbre por la familia, y de ser aducidos a
manera de ejemplos en losdiscursos de los oradores, en los sermones
de los sacerdotes y en los tratados de los moralistas, y amanera de
fazaas en los fueros de los legisladores. Entonces es cuando sacado
este gnero de laatmsfera en que naci, se desnaturaliza en su alta
misin; y quedan los cantos picos como simplepasto de la imaginacin,
invadindolos el lirismo y lo maravilloso; y las narraciones en
prosa sonmiradas como un mero recreo. Entonces hllase este gnero de
poesa entregado a un pblico ansiosode novedad, y en manos de
ingenios solitarios que por su slo esfuerzo quieren hacer lo que
antes seproduca a manera de aluvin por el trabajo lento y constante
de los tiempos. Entonces el principalmrito apreciado es el que
consiste en inventar hroes, argumentos, tramas, y
situacionesnuevas."(1892a)
Esta largusima cita est destinada a probar que el esqueleto de
la teora pica dePidal estaba ya claramente formulado en 1892a, sin
que durante todo el resto de su vidarenunciara a ninguna de las
proposiciones bsicas expuestas en este texto. Evidentemente,no se
trata de una teora original del joven Ramn, pero nuevamente insisto
en que quedafuera de los objetivos de esta investigacin el estudio
de las fuentes del pensamientopidalino. Por lo tanto, nos basta con
fijar cules son sus puntos fundamentales, los queperdurarn en la
obra de Pidal. Resumir y sistematizar sus argumentos: toda poesa
tieneun primer periodo de vida "espontnea" en que "no hay distincin
entre autor y vulgo, y enque aqul no aspira a la originalidad ni a
la gloria, y en que el pblico es colectivo y tomaparte en la obra
artstica". A este periodo Pidal le denomina, indistintamente,
"nacional" o"popular". Pero as como en otros gneros nunca supera el
estadio "rudimentario eimperfecto, destacndose en seguida [...] la
figura del autor que escribe [y] del pblicopasivo que oye", la
poesa narrativa "conserva por gran tiempo su vida nacional y
popular".Dentro de los gneros literarios de "vida popular" Pidal
distingue las "narraciones en prosa,cuentos, leyendas, etc." y la
"epopeya". Las primeras, tras el periodo de "vida popular"llegan a
"un periodo de cultivo erudito y reflexivo y alcanzan en este
ambiente una vidalozana y exuberante". Una muestra de esto sera el
libro de cuentos de Don Juan Manuel.En cambio, la epopeya "solo
crece en pocas primitivas que escapan a la observacinhistrica", y,
por lo tanto, es un gnero literario muy especial, refractario a
transformarse enun gnero literario de cultivo erudito, Cuando las
personalidades individuales irrumpen enla historia hallan un gnero
absolutamente maduro que no puede ser objeto de
ulterioresdesarrollos: "La luz del sol de una civilizacin sorprende
al rbol [de la epopeya] ya deltodo formado y robusto y tan solo se
puede apreciar el caer y renovarse de su follaje y aunhay rboles
que slo nos presentan sus hojas, secas y por el suelo", ya que este
gnero tienesu nacimiento y apogeo en pocas "que escapan a la
observacin histrica". Es decir, laepopeya surge y se desarrolla en
un periodo histrico especial, que comnmente sueledenominarse edad
heroica.
Pero lo ms importante es subrayar que, segn el joven Pidal, los
cantos picos tienenuna "alta misin" que no se nos especifica, pero
que difiere fundamentalmente de laliteratura concebida como "un
mero recreo", y se identifica con la "vida nacional y
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20
popular". Es la pica un reflejo privilegiado del alma popular o
nacional? En un contextocomo el que hemos descrito, cualquier otra
interpretacin parecera absurda, pero an novemos una afirmacin
explcita de Pidal en este sentido (tal vez la consideraba
obvia?).Pero sigamos: llegados a periodos histricos, en que la
pica, sacada de su natural contexto,pierde su primitiva
misin,"quedan los cantos picos como simple pasto de la
imaginacin,invadindolos el lirismo y lo maravilloso". Entonces
sufren todo tipo de manipulacionestendentes a adaptarlas a los
nuevos gustos del pblico, y con ello van perdiendo poco apoco su
antigua pureza y grandiosidad, su "alta misin".
Como podemos apreciar, la conexin material entre el cuento y la
pica la realizar atravs del estudio de las obras de Don Juan
Manuel. Pero no slo eso: el estudio de esteautor conducir a Pidal a
unas coordenadas espacio-temporales a las que consagrar susmayores
esfuerzos durante dcadas: Castilla en la Edad Media. Es ms, podemos
inclusoimaginar que el estudio de la obra del Infante, entre la que
se incluye un resumen de laCrnica de Alfonso X, fue lo que, tal
vez, le llev a seguir leyendo manuscritos de Crnicasy a realizar un
descubrimiento trascendental del que nos ocuparemos en el
prximocaptulo.
En un recorrido de urgencia por la tesis misma, volvemos a
constatar su afn desubrayar el carcter europeo de la cultura
espaola:
"[Don Juan Manuel] Recibe los rayos del Oriente y refljalos
sobre Europa, dndole a conocer maticeshasta entonces no difundidos
de esas narraciones en que tan rica era la literatura oriental,
teniendo asun valor excepcional como eslabn necesario para la
continuidad de la cadena de introduccin de loscuentos en Europa"
(1892a)
Y llegamos as a una de sus tesis ms queridas, que hallamos ya
claramenteformulada en 1892a: dentro de Europa, Espaa es la nacin a
travs de la cual se establecela conexin con Oriente; adems, utiliza
ya la expresin "eslabn necesario", que tanpopular se har ms tarde
en su obra.
A partir de aqu comienza el comentario pormenorizado de las
fuentes de cada uno delos 50 cuentos. Nos detendremos en algunos de
ellos. El cuento 16 es especialmenteinteresante: "Fernn Gonzlez y
Nuo Laynez". Se trata de un cuento basado en fuentesdistintas de
las habituales (que como ya he aclarado, es casi siempre la
cuentstica oriental,sea india, rabe, persa, etc. o bien, lo que es
ms correcto, una mezcla de todas):
"Don Juan acudi sin duda, para su enxemplo a fuentes picas, sea
el Poema del Conde FernnGonzlez, sea a la Crnica de Alfonso X. Mil
hablando del pasage [sic] correspondiente del Poemadice: 'Esta
controversia del Conde y de Nuo Laynez sirve de asunto al captulo
16 del Conde Lucanor(De la poes. her. p. 185)'.Pero, es el Poema
fuente directa del Enxemplo?" (1892a)
Para responder a esta pregunta, por primera vez Pidal echa mano
de la crtica textualde los manuscritos de Crnicas que se hallan en
la Biblioteca Nacional, en concreto el F-42y el F-132, junto con la
edicin de Ocampo, y expone los textos correspondientes en
trescolumnas paralelas para facilitar la crtica textual. Tras
diversos comentarios, y tras hacerrecurso a nuevos manuscritos (el
F-81 y el P-1), concluye:
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21
"Quiz las arengas que tan caractersticas (por lo largas y
retricas) son en el poema de FernnGonzlez actual, no sean
primitivas en su texto, sino una interpolacin de un refundidor,
quiz delclrigo que le dio su ltima mano, y quiz esos discursos
anduviesen rudimentarios en la tradicin oral,o en otra fuente
escrita. Esta duda vemos que es bastante fundada. Pero su resolucin
es imposiblepues no sera ste lugar de hacer un estudio especial
sobre la Crnica de Alfonso X." (1892a)
Vemos como sin lugar a dudas, el estudio de su tesis, le acerc a
los manuscritos deCrnicas, y stos a su vez a la pica. Estamos ante
sus primeros pinitos de crtica textual decrnicas y poemas picos. El
cuento 37 ("Fernn Gonzlez despus de Hacinas") estambin un buen
ejemplo de utilizacin de los manuscritos de Crnicas y de un
poemapico para hacer una crtica textual de las fuentes. El cuento
36 ("La compra de losconsejos") es el que sirvi de base para su
primer artculo periodstico. Su comentarioocupa 10 pginas y es con
diferencia el ms extenso. Se trata de una versin muy ampliadade
1891a, con un alarde erudito muy marcado, pero con la misma lnea de
razonamiento.Nos ilustra acerca de la tendencia de Pidal a poner en
relacin sus estudios de textosmedievales con la literatura popular
que se poda recoger oralmente en las aldeas.
En conclusin, a travs de estos ejemplos comprobamos cmo Pidal
pone en relacinlos cuentos recogidos contemporneamente en las
aldeas con la cuentstica medieval, y stacon la pica y las crnicas
tambin medievales, todo ello en un marco en el que lasreferencias
espaciales son por un lado Europa, y por el otro Castilla. El
comndenominador de todos estos aspectos es su inters por el estudio
del alma popular a travsde la literatura, que, asimismo, es el
factor que le empuja a abandonar sus estudios decuentstica y
sustituirlos por la pica castellana, un gnero mucho ms apropiado
para susobjetivos.
A partir de 1892, Pidal no volver a interesarse por los cuentos,
excepto en unaocasin, con motivo de ingreso en la Academia Espaola,
en la que decide ampliar elestudio de las fuentes del cuento 3: "El
ermitao y el rey Ricardo" (1892a), del que yahaba dicho: "A este
mismo ciclo pertenece el Condenado por Desconfiado [de
Tirso](1892a)". Se trata ahora (1902a) de aprovechar este cuento
para volver a incidir en algunosproblemas de los que ya hemos
hablado (europesmo, literatura popular y culta, etc.) y otrosde los
que nos ocuparemos ms adelante (religin, nacionalismo, etc.). Pidal
vuelve ainsistir en el carcter europeo de Espaa, y por tanto, en
que la literatura espaola debe serexplicada a partir de esquemas
europeos y no espaoles. Es as como debemos interpretar latesis
central de su discurso:
"creo que el drama no puede analizarse sino conforme a un doble
criterio teolgico y tradicional"(1902a:10)
El criterio teolgico, tal como ha insinuado algo ms arriba, es
el intento de explicarel drama de Tirso en el marco de las disputas
teolgicas que tuvieron lugar en la Espaa delSiglo de Oro entre
jesuitas y dominicos, y era la explicacin comnmente admitida hasta
lafecha. Una explicacin que sita esta obra en un contexto
tpicamente espaol, muy alejadodel ambiente europeo. Pidal se rebela
decididamente contra esta tesis, y aunqueformalmente se manifiesta
a favor de un equilibrio ponderado, propone una alternativa
-
22
totalmente distinta12 que entronca directamente con la teora
indoeuropea expuesta en1892a:
"Los grandes dramas no son de la exclusiva invencin de sus
autores, y el Condenado se funda en unaleyenda antiqusima, nacida
en Oriente, que hunde sus races por tierras y siglos muy apartados
hastallegar a el extremo Occidente, donde brot su ms esplndido
retoo en el teatro espaol; nada msnatural me parece que, no admirar
slo esa ltima florescencia como producto artificial y aislado,
sinoconsiderarla unida a las ramas, tronco y races que la hicieron
brotar y le dieron el jugo. Y serinteresante ver cmo una de las ms
admirables producciones del teatro cristiano, que parece creada
deun solo golpe en la mente de un telogo catlico, la que ms en
concreto parece encarnar la exaltacinpiadosa de la Espaa del siglo
XVII, tiene su antecesor remoto en un cuento indio, tan penetrado
comoel drama espaol de reconditeces dogmticas, no tocantes a la
gracia y a la esperanza, sino a latransmigracin de las almas y las
castas brahmnicas; pero que aparte de esta tcnica religiosa, por
susencillez y su suave sentido moral recre e instruy tambin a
judos, musulmanes ycristianos."(1902a:10)
A rengln seguido, Pidal describe las sucesivas etapas del
cuento: india(Mahabharata), persa (lengua pelvi), griega
(cristiana), musulmana, juda, cristiana (enEgipto y desde all,
versiones en latn) para llegar a Tirso por intermedio del infante
DonJuan Manuel (que se inspirara en algunas historias latinas). Nos
hallamos, por lo tanto,ante un texto que, a pesar de haber sido
considerado el fruto exclusivo de la inventiva de unautor
individual, es bsicamente la refundicin de un viejo cuento indio
que ha llegado aEspaa a travs de varias etapas y versiones. Por lo
tanto, un texto que a pesar de lasapariencias, est muy cerca de la
literatura popular, siendo en todo muy parecido a aqulque Pidal
escuch en las montaas de Asturias. A este fenmeno Pidal le
denominatradicin13. Es la primera vez que nos encontramos con esta
palabra, destinada a tener unagran importancia en el pensamiento
pidalino. No resulta difcil darse cuenta que Pidal lapone en una
relacin estrechsima con la teora indoeuropea; de hecho, parece ser
untrmino forjado para referirse a esa teora de forma abreviada.
Con esto, concluimos el anlisis de los cuentos populares. Hemos
localizado yavarios de los temas claves del pensamiento pidalino.
Pero hasta aqu se hallan formuladosslo de forma embrionaria. Veamos
el siguiente captulo.
12 "La interpretacin teolgica planteada por Durn es sin duda
autntica;[...] pero tambin creo que el aspectodogmtico no es el
nico, y que el drama encierra un valor humano general,
independiente delcatolicismo"(1902a:10).13 "un drama, as nacido al
calor de una idea legendaria y de otra teolgica, no puede ser
comprendido sintener en cuenta uno y otro aspecto. Los crticos que
hasta ahora han estudiado mejor el Condenado creyeronque en l haba
slo un drama de tesis, le miraron nada ms que desde el punto de
vista teolgico (y ste malescogido, a mi ver), y no descubrieron en
l sino un argumento propuesto contra el protestantismo. Por esto
hequerido llamar hoy vuestra atencin sobre el aspecto tradicional;
la tradicin dio la trama entera de la obra, lateologa aadi en ella
algunos pormenores, y as el drama tiene, por cima del aspecto
dogmtico ortodoxo ode tal o cual escuela, un valor moral universal
lastimosamente olvidado por los crticos"(1902a:53).
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II.1.2.-EL DESCUBRIMIENTO
Tal como hemos visto, en el curso de la redaccin de su tesis,
Pidal comenz aconsultar los viejos manuscritos de las Crnicas de
Castilla. El hecho de que el Infante donJuan Manuel fuese el autor
de una de ellas es, con toda probabilidad, el nexo que le
condujohacia un revoltijo de legajos que yacan, olvidados, en las
poco frecuentadas salas de laBiblioteca Real, la Biblioteca de El
Escorial, la Nacional, etc14. La consideracindominante en ese
momento era que se trataba de diversas copias y versiones de una
grancrnica madre, atribuida al rey Alfonso X de Castilla, pero al
margen de esta crasageneralidad, absolutamente nadie se haba
preocupado hasta el momento de estudiar eltema seriamente. Un
ejemplo: la ms moderna edicin de dicha crnica, la de Ocampo,databa
de 1541; esto es algo ms que un sntoma del grado de desarrollo de
la filologaespaola, que en ms de un apartado tuvo en Pidal a una
especie de doctor Livingstoneadentrndose en el frica misteriosa e
inexplorada. No es de extraar, por lo tanto, que enel curso de su
carrera nuestro protagonista hiciera varios descubrimientos
trascendentales, asemejanza de los grandes ros, lagos y cordilleras
que aquel esforzado misionero britnicofue que situando en el
mapa15. Este sentimiento de estar descubriendo
territoriosliteralmente inexplorados es el que explica que, en
1894, el joven Ramn escribiera unartculo en el diario La poca
dirigido al estadista ms poderoso de Espaa (Cnovas), quetitulaba
Hallazgo histrico (1894a). Se dira que estaba dando cuenta del
descubrimiento deuna nueva playa, de la que no caba an saber si era
isla o continente, y solicitara algobierno el envo de una
escuadra.
En realidad, como iremos demostrando, se trataba no slo de un
nuevo continentede la filologa espaola, sino de todo un nuevo
mundo. En este artculo Pidal daba cuentade un hallazgo
trascendental: subsumido en la prosa del manuscrito de una antigua
crnicade Historia de Espaa, ha conseguido descifrar los fragmentos
de un viejo poema picocastellano acerca de los Siete Infantes de
Lara. Dicho as, sin ms, puede parecer banal.Para comprender su
importancia hay que tomar en consideracin una serie de datos.
Enprimer lugar, se trata de aadir un nuevo texto pico a los
escassimos conocidos hasta elmomento16, lo cual ya por s mismo tena
un inmenso valor. Pero, en segundo lugar, a
14 Tras calificar su libro sobre los Infantes de Lara como "el
primer ensayo de una edicin crtica de lascrnicas castellanas",
Pidal se quejar de "la especie de oprobio que pesa sobre esta clase
de trabajos, miradospor la mayora de la gente como muy dignos de
castigo" (1896a:xv).15 En enormes cdices manuscritos dorman en las
bibliotecas nuestras antiguas crnicas en lenguacastellana. Si hubo
valientes, no cabe duda de que se arredraron. Nuestra historiografa
de los siglos XIII, XIVy XV era un bosque por el que casi nadie
haba osado penetrar. Se tena por sentado (an el mismo Mil locrea)
que la crnica publicada por Ocampo al ir a mediar el siglo XVI, era
la ordenada por Alfonso el Sabio.Gracias a Menndez Pidal lo que
haba sido un verdadero caos nos ofrece hoy una visin difana: [...]
Sepuede decir, sin exageracin alguna, que despus de l, en materia
historiogrfica medieval en lenguacastellana, estamos en otra era y
casi en otro mundo que el siglo XIX no pudo ni sospechar. (D.
Alonso,1962:13-14).16 "Ricos tesoros de este gnero gozamos hoy
encerrados en nuestro Romancero, ms los estudios del granMil y
Fontanals nos han enseado que los romances ms antiguos y hermosos
no son sino fragmentosbrillantes y desprendidos restos que recorren
la rbita de ese mundo pico destruido, y que de tal mododesapareci
de nuestra historia literaria, que slo de l nos quedan dos poemas
incompletos y algunasprosificaciones"(1894a).
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24
travs de este texto Pidal cree haber hallado el eslabn perdido
de la cadena que, siguiendolas teoras de Mil y Fontanals, conduce
de los viejos cantares picos a los romances y destos al teatro
nacional17. Y, en tercer lugar, debemos subrayar el hecho mismo de
que eldepsito de este eslabn se halle en las crnicas histricas, lo
cual viene a enlazar laliteratura y la historia nacionales con un
vnculo indisoluble.
Pero es la combinacin de estos tres factores la que tiene unas
consecuenciasexplosivas: por una parte permite la reivindicacin de
la existencia de una pica nacionalespaola, del mismo rango que la
francesa o germnica, y por otra permite la construccinde un nuevo
paradigma interpretativo de la historia de la literatura espaola,
cuya posterioraplicacin a la Historia de la lengua espaola y a la
propia Historia de Espaa tiene unasconsecuencias inmensas. Todo
ello puede ser justamente calificado como autntico girocopernicano
en la Historia Intelectual de Espaa. Efectivamente, Pidal acaba de
dar cuentadel descubrimiento de un nuevo mundo, cuyos ricos
yacimientos aurferos explotarsistemticamente durante todo el resto
de su larga vida.
Al mismo tiempo, conviene no perder nunca de vista un dato
importante:
"Cualquier texto perteneciente a nuestra literatura de la Edad
Media que venga a engrosar elescassimo caudal de los conservados es
bien venido entre los eruditos; pero su valor aumenta sienriquece
nuestra vieja poesa heroico-popular" (1894a)
Por qu? Es en este punto donde, de nuevo, apreciamos
explcitamente la opcin dePidal por la poesa pica en detrimento de
la cuentstica u otros gneros literarios. A partirde ahora, se trata
de una constante en su carrera intelectual: siempre y en todo
lugar, lapica medieval ser su preocupacin preferente, la que dar
una direccin muy determinadaa todo el resto de sus investigaciones
literarias; el Romancero, el teatro, las crnicas, lamisma lrica
incluso, siempre giran en torno a este ncleo fundamental. La obra
que nosdisponemos seguidamente a comentar, La leyenda de los Siete
Infantes de Lara (1896a) esuna buena prueba de este aserto. Pero de
nuevo, no hallaremos en Pidal una justificacinexplcita de esta
opcin, y por lo tanto deberemos articular nuestra explicacin en
funcinde una serie de sntomas y circunstancias generales. La clave,
en nuestra opinin, y talcomo reiterativamente iremos exponiendo en
este trabajo, se halla en el papel que losfillogos romnticos
otorgaban a la pica como manifestacin por excelencia del
almapopular18. Desde este punto de vista, el carcter preferente que
Pidal otorga a sus estudiossobre la pica castellana es un sntoma
evidente de que el autntico objeto de susinvestigaciones era el
estudio del alma popular, y la pica es meramente una vaprivilegiada
para lograrlo.
17 "La inspiracin y la frescura de la pica castellana no pereci
en las ridas prosificaciones de los 'Pliegos decordel', como el
esplendor de la epopeya francesa se apag por completo en los
volmenes de la 'Bibliothquebleue', escritos a jornal para los
impresores de Troyes, sino que sigui viviendo en la forma artstica
y popularde los romances, y aun, posteriormente, transmigr al
teatro" (1894a).18 La consideracin de la poesa pica como la
manifestacin por excelencia del espritu de un pueblo es untpico
durante todo el siglo XIX. Tal vez el ejemplo ms significativo lo
tenemos en Finlandia, en donde lapublicacin del Kalevala (1ed. en
1835, 2 ed. aumentada en 1849) por parte del fillogo y folklorista
EliasLnnrot tuvo un papel decisivo tanto en el renacimiento
cultural de la lengua finesa como en el surgimientodel nacionalismo
fins; el Kalevala fue considerado universalmente como la ms pura
manifestacin delespritu del pueblo finlands.
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25
En este breve artculo periodstico (1894a) Pidal adelanta ya
algunas de sus tesisfundamentales acerca de la historia de la
literatura espaola. En particular, el hecho, para
lincontrovertible, de que las crnicas histricas se inspiraron
abundantemente en antiguoscantares de gesta, que en ocasiones
llegaron a copiar casi literalmente. Tambin laexistencia de una
segunda generacin de cantares de gesta, especie de eslabn perdido
en lahistoria de la literatura espaola, que sirve de enlace entre
los primitivos cantaresaltomedievales y las crnicas y romances
bajomedievales. Y, por ltimo, tambin laconceptualizacin misma de la
historia de la literatura espaola como una serie de
jalonesencadenados (pica - crnicas - romances - teatro). Se trata
de tesis fundamentales a las queno renunciar nunca. Pero todas
ellas sern profusamente explicadas y firmementedesarrolladas en el
libro que se constituye en la autntica forja del paradigma
pidalino: LaLeyenda de los Siete Infantes de Lara (1896a).
II.1.3.-EL CONCEPTO DE LEYENDA
La obra que vamos a comentar en los prximos apartados, tambin va
dedicada "AlExcmo. Sr. D. Antonio Cnovas del Castillo, por tantos
ttulos acreedor al reconocimientode las letras patrias" . Es lgico,
ya que la noticia de su descubrimiento se public en Lapoca como
carta abierta dirigida al propia Cnovas. Como cabe deducir del
ttulo generalde este captulo, considero que es en ella donde Pidal
forja su paradigma, es decir, elconjunto de proposiciones bsicas
sobre las que, en ltimo trmino, se sustenta cada una desus
investigaciones. Por ello, procederemos a un comentario
minucioso.
El libro tiene una especie de prlogo sin ttulo, en quince pginas
numeradas encaracteres romanos, donde se hace una contextualizacin
y repaso general de lasintenciones del autor al escribir esta obra.
Pero hay un concepto a cuya definicin, ensentido estricto, no
dedica ni una lnea pero que, sin embargo, desde mi punto de vista
es deuna importancia crucial: es el propio concepto de leyenda. Lo
que en este momento (y en losucesivo) Pidal entiende por "leyenda"
slo puede ser deducido del contenido mismo deeste libro.
En una primera aproximacin meramente intuitiva, podramos
comenzar por afirmarque una leyenda es, en su acepcin ms amplia, la
narracin de unos hechos19. Pero es unanarracin especial: nadie
calificara como leyenda la mayora de las narraciones de hechosque
conocemos o podemos imaginar, debido a que no estara dispuesto a
otorgar un estatustan elevado a unos sucesos que considerara
banales. Qu es lo que convierte a la narracinde unos determinados
hechos en una "leyenda"? Dicho de otro modo, por qu Pidalcalifica
de "leyenda" al relato de unos acontecimientos supuestamente
acaecidos en laCastilla del siglo X? La lectura del libro nos
proporciona una respuesta implcita: el relatode estos oscuros y
lejanos episodios se va repitiendo en la literatura espaola de una
forma
19 Entre las varias definiciones que podemos hallar en los
diccionarios, recogemos: leyenda. f. Accin deleer. 2 Obra que se
lee. 3 Vida de los santos. 4 Relacin de sucesos ms tradicionales
que histricos. 5Composicin potica en que se narran. El Pequeo
Espasa, Madrid, 1988.
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recurrente, desde el siglo X hasta la actualidad. Este libro es
ante todo el intento de recogery sistematizar orgnicamente todas
las relaciones de estos acontecimientos que puedanhallarse, tanto
orales como escritas. Pero, para una correcta comprensin del
concepto enPidal, es esencial anotar que se trata del relato de
unos sucesos realmente acaecidos, esdecir, el relato de unos
sucesos histricos que, posteriormente, dan lugar a toda una
ampliagama de fabulaciones literarias. Por lo tanto, la
historicidad de los hechos y su aparicinrecurrente en el acervo
literario son las dos grandes caractersticas sobre las que se
asientael concepto de "leyenda" de Pidal. De este modo, el relato
primigenio de los diversosepisodios acaecidos a una familia noble
castellana del siglo X, por razones indeterminadas,se transforma en
una "leyenda", y es el objeto de estudio de este libro.
El esquema de origen y transmisin de esta leyenda, en torno al
cual se vertebra todoel libro, est ya esbozado en la introduccin y,
bsicamente, es el siguiente: la leyenda nace"en manos de obscuros
poetas, que con notable sobriedad y acierto delinearonprimeramente
las figuras de los personajes histrico-tradicionales"(1896a:xi) y
obviamentenace no como una ficcin, sino con el propsito de relatar
hechos recientemente ocurridosy del dominio pblico, que
"conmovieron el nimo de los contemporneos vivsimamente, como no
hay idea en una poca deilustrada madurez; se divulgaron por la
sierra de Burgos hasta los ltimos pueblos del alfoz de Lara,
serepitieron despus por todo el Condado de Castilla, en boca de los
cantores populares, con elentusiasmo rudo y pujante de una edad
semi-brbara, y luego, conforme el pequeo Condado fueensanchando su
influencia y su territorio, llegaron a formar parte del caudal
potico de Espaa entera,y a ser uno de sus recuerdos indelebles,
siempre grato a la memoria, como los de la niez, unatradicin
venerable, robustecedora de la conciencia nacional, conservada a
travs de las ms profundastransformaciones que hubo de experimentar
la patria"(1896a:xi)
Es decir, la transmisin de la leyenda sigue la expansin
"territorial" de Castilla y pormedio de ella se extiende a toda
Espaa (pasa a formar parte "del caudal potico de laEspaa entera").
Tambin es significativo que se aluda al hecho de la existencia de
una"edad semi-brbara", especie de "niez" de Espaa, que es durante
la cual se constituye su"caudal potico" al comps de la expansin de
Castilla. Por lo tanto, tenemos claramenteperfilada la edad heroica
de formacin de la nacionalidad, que corresponde a la etapa
deformacin de la pica nacional, cuyo "caudal potico" pasa a ser "un
recuerdo indeleble,siempre grato a la memoria, como los de la
niez", para posteriormente expandirse a "laEspaa entera" a travs de
la expansin de "influencia y territorio" de Castilla.
De lo anterior se deduce que Pidal imprime a su investigacin un
contenidoeminentemente nacional. Para el joven Ramn, evidentemente,
no se trata de una aspticadisertacin acadmica; determinar el
nacimiento e historia de la leyenda de los Infantes deLara es un
quehacer patritico al que se entrega apasionadamente. Y esto se
debe a que elrelato sobre el que se est discutiendo no es la
narracin de unos hechos banales, sino una"leyenda", es decir, "una
tradicin venerable, robustecedora de la conciencia
nacional,conservada a travs de las ms profundas transformaciones
que hubo de experimentar lapatria"(1896a:xi). Retengamos ante todo
la expresin "robustecedora de la conciencianacional"; ah est la
clav