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●Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Juan Manuel Carrascal Arranz ●Título «La cerámica vaccea» ●N.º de Vaccea Anuario 5 ●Año 2012 ●Páginas 34-42 ●ISBN 978-84-7359-705-0 ●URL https://pintiavaccea.es/download.php?file=281.pdf
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«La cerámica vaccea»1. Vaso de dos asas con decoración incisa a punta roma o acanalado. 2. Botella bitroncocónica de cuello largo, decorada con acanalados y motivos plásticos

Jul 22, 2021

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Page 1: «La cerámica vaccea»1. Vaso de dos asas con decoración incisa a punta roma o acanalado. 2. Botella bitroncocónica de cuello largo, decorada con acanalados y motivos plásticos

●Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Juan Manuel Carrascal Arranz

●Título «La cerámica vaccea»

●N.º de Vaccea Anuario 5

●Año 2012

●Páginas 34-42

●ISBN 978-84-7359-705-0

●URL https://pintiavaccea.es/download.php?file=281.pdf

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www.pintiavaccea.es

LOS ASTURESNUESTROS ANCESTROS

CUÉLLARCIUDADES VACCEAS

PINTIA CAMPAÑA XXIIEXCAVACIONES EN LAS RUEDAS Y

EN LOS FOSOS DE LAS QUINTANAS

PRODUCCIONES VACCEASLA CERÁMICA

LOS TESOROS PRERROMANOSDE PALENCIA

PINTIA EN LA SENDADEL DUERO

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EDITACentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”de la Universidad de Valladolid

DIRECTORCarlos Sanz Mínguez

COLABORADORESJuan Manuel Carrascal ArranzCarlos Jimeno Velasco

ILUSTRACIONESCentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” yautores de los trabajos respectivos, salvo indicaciónexpresa.

DISEÑOCentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”

MAQUETACIÓNEva Laguna Escudero

PORTADAReconstrucción del aristócrata sexagenario de latumba 28 de la necrópolis de Las Ruedas de Pintia,por Luis Pascual Repiso - CEVFW

REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y PUBLICIDADCentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”y Asociación Cultural Pintia

IMPRESIÓNOCHOA IMPRESORES / 975 233 827

TIRADA20.000 ejemplares

DEPÓSITO LEGAL: VA 618-2012

ISBN: 978-84-7359-705-0

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Directores:Carlos Sanz Mínguez, Profesor Titular de Prehistoria, Universidad de ValladolidFernando Romero Carnicero, Catedrático de Prehistoria, Universidad de Valladolid

Codirectores Excavación Arqueológica:Roberto De Pablo MartínezCristina Górriz Gañán

CoordinadoraMaría Luisa García Mínguez, Presidenta de la Asociación Cultural Pintia

Becarios adscritos al Proyecto Pintia:Daniel MoralesÁlvaro Sanz García

Personal contratadoFrancisca Maldonado RequenaLuis Pascual Repiso

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Alumnos participantes en la campaña de excavación XXII:

0101 Excavaciones en Pintia. Campaña XXII de excavaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel)

02 Nuestros ancestros. Los Astures

03 Ciudades vacceas. Cuéllar

04 Producciones vacceas. La cerámica

05 Premios recibidos. Un diez para diez

06 Pintia proyecto docente

07 Los animales salvajes en el imaginario vacceo

08 Los tesoros prerromanos de Palencia

09 Pieza del año. Reexcavando la tumba 185

10 Pintia: en la senda del Duero

11 La otra mirada. José Carlos Carballo

12 Noticiario Vacceo

13 Humor Sansón

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PROYECTO PINTIA

Equipo de investigación 2011

Colaboradores:Asociación Cultural Pin�aIgnacio Represa BermejoCarlos SantamarinaCarlos Jimeno VelascoAmador García RivasLuis Alfonso Sanz Díez Elvira Rodríguez Gu�érrez

Voluntariado pin�ano

Michele BittnerAlanna BrownNikolaus CoxKaitlin DanielKirandeep DhaliwalWilliam DoringAudree EspadaMegan Golightly

David HaynesConchi Hernández ManchaAudrey JaksichPatricia MereniukGabrielle MetcalfJason MorrisEthan OrtegaAndrew Robinson

Gustavo RodríguezElvira Rodríguez GutiérrezAlaina SawyerRebecca SextonHayley TravisVictoria WeaverJingyi Zhang

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04 Producciones Vacceas

Entre finales del siglo V y co-mienzos del IV a.C., auncuando en el valle medio

del Duero se mantienen elementos ca-racterísticos de la cultura del Soto, re-presentativa del Primer Hierro, asistimosa la aparición de una serie de novedadesde hondo calado que nos permiten plan-tear que estamos en un nuevo horizontecultural: la generalización de la metalur-gia del hierro, la intensificación del cul-tivo cerealista, la complejización socialcon la consolidación de una aristocraciaguerrera, el crecimiento demográfico yel nacimiento de las primeras ciudades,los cambios de mentalidad en el ámbitofunerario expresados en la aparición decementerios de incineración, o la gene-ralización de la fabricación de recipien-tes mediante el empleo del torno, sonalgunas de las claves de la cultura delpueblo vacceo, vigente durante la se-gunda mitad del Primer Milenio a.C.

La difusión del empleo deltorno durante la segunda Edad del Hie-rro es, por lo tanto, uno de los aspectosmás destacados, pero debemos señalarque si bien existe un desplazamientoprogresivo de las creaciones manuales,estas no dejaron de elaborarse hasta ladisolución de los vacceos en el mundoromano. Una cuestión que llama la aten-ción habida cuenta la exigencia de unmayor trabajo para su producción y unamenor “calidad” en el resultado, que po-demos explicar, en parte apelando a la

tradición, en parte por la utilización dealgunos de estos vasos en determinadosrituales, así como por su ejecución den-tro del núcleo familiar, frente a un pro-ceso semiindustrial que requiere larealizada a torno.

Las evidencias que avalan la per-sonalidad de las creaciones artesanalesvacceas son numerosas (metalistería, or-febrería, etc.), si bien es la cerámica laproducción que mejor las expresa. Eldesarrollo de un amplio y variado reper-torio, junto con el hallazgo de los restosde varios alfares, que confirman su fa-bricación local, nos permiten hablar deuna identidad propia, con rasgos perfec-tamente diferenciables de la celtibérica.

Analizamos a continuación laextensa tipología de las cerámicas va-cceas, obtenida en el registro arqueoló-gico de las ciudades, hornos, áreas devertederos y, especialmente, necrópolis,agrupada en tres grandes conjuntos: ce-rámica a mano, cerámica a torno y pro-ducciones singulares.

CERÁMICA A MANOLa cerámica realizada a mano, en

cuyo origen se evidencia un claro prota-gonismo de las gentes de la cultura delSoto, ancestros del pueblo vacceo, con-vive durante toda esta etapa con la mo-delada en el torno. Es más, lejos deasistir a un rápido declinar, durante lossiglos IV y III a.C. alcanza su mayor es-plendor.

Nos encontramos ante un grupocon una amplia diversidad en cuanto alas propiedades del material utilizado,los recursos formales empleados y losaspectos decorativos desarrollados. Asídescubrimos numerosas piezas creadascon pastas toscas pero también otras enlas que se usan barros muy depuradosen los que el artesano, con la intenciónde regular la plasticidad, aumentar suporosidad, facilitar el secado y dotar deuna mejor resistencia, añade habitual-mente partículas (desgrasantes), espe-cialmente calizas, en casos inapreciables.

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El tratamiento de la superficie tambiénvaría entre un acabado poco cuidado yel alisado e incluso bruñido (técnica queconsiste en pulir un cuerpo con la ayudade un objeto liso para cerrar los poros ydarla brillo). Incluso para transformar laarcilla en cerámica se emplean distintostipos de cochura, pues aunque la prefe-rida es la del horno reductor (modalidaden la que se provoca una disminución oausencia total de oxígeno dentro de lacámara de cocción, lo que determinaunas coloraciones grises y negras), tam-poco se excluyen las oxidantes. Y lo

mismo hemos de decir sobre las formasbásicas de los recipientes, de las que sehan diferenciado poco más de una do-cena con sus propias variantes, lo que setraduce en una treintena de tipos deperfiles, de los que el cuenco y elcuenco-taza es el más frecuente.

En el abundante conjunto de ma-teriales decorados aparece un amplio re-pertorio de recursos estéticos y detécnicas, que suelen utilizarse de formacombinada, entre las que destaca la in-cisa (simple y a peine) y la impresa (apeine, punta de navaja, ruedecilla, mue-

lle, cazoletas y estampaciones), sin olvi-dar, aunque aparezca de manera más ex-cepcional, la acanalada, la excisa, laplástica de cordones, gallones o tetones,la incrustación de grapas de cobre, la ca-lada o la pintada después de la cocción.Una ornamentación dispuesta en frisoshorizontales, individuales o superpues-tos, alrededor de la vasija, integradospor series repetidas de elementos for-mando fajas, que ocupan la parte mediay superior, dejando libres el borde y lazona inferior, que a veces se decora conesquemas radiales. El modelo de friso

Cerámicas hechas a mano lisas y decoradas, recupera-das en Pintia. En ellas predominan las cocciones reducto-ras (con poco oxígeno) que proporcionan la característicacoloración oscura. 1. Vaso de dos asas con decoración incisa apunta roma o acanalado. 2. Botella bitroncocónica de cuello largo,decorada con acanalados y motivos plásticos de gallones y tetones. 3. Vaso de pie anular, con decoración a peine, plástica y excisa. 4. Taza decorada con im-presiones. 5. Vaso bitroncocónico con decoración impresa y plástica. 6. Catino tronococónico. 7. Olla lisa. 8. Kernos y simpulum, vasos rituales con decoraciónde peine inciso-impresa y plástica. 9. Cuenco con asa horizontal, decorado a peine y estampaciones.

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Al otro lado del río Duero, en el término de Pesquera deDuero, justo frente a la ciudad de Las Quintanas de Padilla deDuero (Valladolid), se localiza el barrio artesanal de Carralaceña.El conocimiento que tenemos del mismo aún es escaso, pero sepueden diferenciar tres áreas funcionales: una zona residencial,con sus basureros correspondientes, de aproximadamente unasocho has; un espacio artesanal dedicado a la actividad alfarera, enel que las excavaciones han puesto al descubierto hasta tres hor-nos de cocción; y, finalmente, un cementerio de incineración, pa-rejo al principal de Las Ruedas en la orilla contraria que, adiferencia de éste, muestra una densidad de tumbas verdadera-mente baja a juzgar por el hallazgo de tan solo dos de ellas ha-lladas en obras de canalización, una de las cuales, por cierto,proporcionó hasta 23 vasos fabricados a torno de cronología baja,sobre el inicio del siglo I a.C., de los que destacan un kernos y va-rios vasos cerámicos de color gris y aspecto céreo que imitanvasos de plata.

Hábitat y cementerio son los espacios menos conocidos,pero las excavaciones realizadas entre 1989 y 1991 en la zona detalleres han proporcionado alguna información interesante. El es-pacio elegido para la ubicación de los hornos fue la plataformainclinada de la terraza más próxima al Duero, por debajo de la te-rraza horizontal superior donde se desenvolvían las casas y el pe-queño camposanto. Su posición venía a coincidir con la existenciade un vado natural que permitiría el contacto con la otra orillasin necesidad de puente o barca la mayor parte del año.

La elección de la orilla derecha para la ubicación de estebarrio artesanal, segregada por tanto del hábitat principal de LasQuintanas, pudo responder a diferentes razones, probablementetodas ellas complementarias y no excluyentes, unas de natura-leza práctica (la proximidad al agua, la accesibilidad de esta orillafrente a la contraria que presentaría entonces un gran desnivel,la mayor presencia de madera, el deliberado alejamiento de estasactividades peligrosas relacionadas con el fuego para casas de es-tructura y techos vegetales, etc.) y otras de tipo social (el surgi-miento de grupos profesionales que por razones de equipamiento,espacio o por poseer un determinado estatus se agruparon en lu-gares propios dentro de la trama urbana).

Las estructuras documentadas son tres, si bien de dos deellas apenas se conocen sus cimientos. La tercera, el llamadohorno núm. 2, aunque ha perdido por completo su parte superiory aérea, lo recuperado permite saber que se trata de un hornode doble cámara y tiro vertical, planta circular de unos cuatro me-tros y medio de diámetro (15,9 m2 de superficie en parrilla) y pa-sillo de acceso o praefernium destacado, semejante a los que enla alfarería tradicional contemporánea se han mantenido con ladenominación de hornos árabes.

Los primeros modelos de estos hornos proceden de lasculturas del Mediterráneo occidental y se conocen en la PenínsulaIbérica a partir del mundo fenicio, pasando al ibérico y de ahí aambas Mesetas.

Un horno de tiro vertical es una estructura sencilla por laque el aire caliente asciende por convección, como en una chi-

menea, y cuece a su paso las cerámicas dispuestas en su interior.Construido en un hoyo, posee en la parte subterránea dos cá-maras de combustión separadas por un muro central, por encimade los cuales se dispone una gruesa “parrilla” de barro en la quese abren más de medio centenar de orificios o “toberas”, a travésde las cuales pasa el calor al llamado “laboratorio”, estructura, yaen superficie, de tapial y forma cilíndrica, donde se encuentranapilados los cacharros a cocer, todo ello dentro de un ambientecerrado que posibilitaría alcanzar temperaturas de entre 800 y900 ºC. En los hornos de esta época, la cámara superior no solíaalcanzar demasiada altura y tal vez ni siquiera estuviera cons-truida de forma permanente, sino que se acondicionara en el mo-mento de cada cocción.

No es fácil determinar por cuanto tiempo estuvieron ope-rativos hornos como el núm. 2; las altas temperaturas alcanza-das probablemente no les hicieran muy perdurables en el tiempo,aunque sí que observamos la existencia de labores de manteni-miento, sobre todo en la cámara interior con la incorporación degruesas capas de barro agregadas sobre las partes dañadas o contramos vitrificados o parcialmente fundidos.

El horno núm. 2 de Carralaceña es desde luego, la es-tructura mejor conservada y de mayor tamaño de cuantos hornoscirculares se conocen en la Península Ibérica en la Edad del Hie-rro. Sus dimensiones invitan a pensar en la cocción de un númeroimportante de vasijas de cada vez, difícil de determinar habidacuenta los variados tamaños de la producción vaccea, ya estu-viéramos hablando de las grandes dolia de almacenamiento, yade vasijas de tamaño medio o pequeñas. Algunos estudios de al-farería tradicional nos señalan cocciones de entre 500 y 3000vasos para estructuras que no superan los 2,5 m de diámetro, porlo que es posible pensar que el horno pintiano hubiera tenido ca-pacidad para cocer de cada vez varios miles de recipientes.

La pregunta derivada del riesgo que supone una cocciónde esta magnitud si se malogra —no olvidemos la presencia deespesas escombreras de cerámicas abizcochadas o pasadas decocción existentes junto a los hornos de Carralaceña—, es porqué asumir el mismo y no ir a estructuras de menor tamaño másfácilmente controlables y sobre todo con pérdidas asumibles encaso de una adversidad en el delicado proceso de la cocción. Enel riesgo asumido va implícito el alto desarrollo técnico alcanzadopor estos artesanos del barro, pero probablemente también unademanda cada vez más elevada e incluso, episódicamente, des-bordante. No deja de ser interesante comprobar que la cronolo-gía de este horno remite al siglo I a.C., un momento convulso—con las Guerras Civiles de Sertorio y Pompeyo de telón defondo y sus secuelas, que parecen incidir en la ciudad de LasQuintanas con uno de sus episodios de incendio—; no es difícilimaginar que una vez reconstruida la ciudad, el día a día se fueraabriendo paso, y la demanda masiva de aquellos enseres nece-sarios para seguir organizando el almacenaje y procesado de losalimentos en las casas reconstruidas, determinara la necesidadde producir a mayor escala.

El barrio artesanal de Carralaceña, en Pintia, y el horno núm. 2

Horno número 2 de Carralaceña, Pin�a.

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más empleado es el elaborado con unpeine inciso, con el que se crean trenza-dos, sogueados, ondulaciones, etc., aun-que en la zona sur del territorio vacceoes la técnica del peine impreso la queadquiere mayor relevancia.

La decoración a peine o pectini-forme, que se encuadra dentro de las ce-rámicas incisas o impresas, constituye elgrupo más emblemático, en el que se al-canza un alto grado de complejidad y varie-dad estética. Un procedimiento desarrolladocasi en exclusividad sobre recipientes fabri-cados a mano, para el que se emplea un

instrumento, el peine, que varía en fun-ción de la forma que adquiere su huella,lo que se consigue variando el ángulo deinclinación al aplicarlo, la terminación delas púas y el número de éstas, habitual-mente entre tres y seis.

CERÁMICA A TORNOEn el valle medio del Duero el

afianzamiento de la elaboración local dela cerámica a torno tienen lugar en loscomienzos del siglo IV a.C. El aprendizaje

de este nuevo sistema de producción al-farera —derivado de contactos previoscada vez más intensos con el mundo ibé-rico como atestigua la estratigrafía delcerro de La Mota de Medina delCampo—, constituye un exponente másdel desarrollo urbano que tiene lugar eneste momento, con un crecimiento de-mográfico que consolida una demandaen alza tanto para cubrir las necesidadesdomésticas como para las funerarias vin-culadas al desarrollo de los rituales delcementerio, de manera que se mantiene

Cerámicas hechas a torno, finas y pintadas, en cocción oxidante, recuperadas en Pintia: 1. Gran dolia de almacenaje. 2. Crateriforme, cubilete y copa. 3. Copa.4. Cuenco. 5. Oinocoe o jarro de pico. 6. Taza. 7. Botella. 8. Crátera. 9. Fuente. 10. Cuenco. 11. Embudo.

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un artesanado especializado que vemosse organiza en barrios específicos.

Desconocemos el alcance deestas producciones y aunque las instala-ciones alfareras detectadas nos hablande grandes producciones es muy posibleque sirvieran casi exclusivamente paraatender la demanda interna, aunque ca-bría pensar también en algún tipo de co-mercialización externa. Sea como fuere,es indudable que la especialización enesta materia propició una calidad técnicaque no pasa desapercibida en las pro-ducciones vacceas, con recipientes degran tamaño, torneados de varias vecesy ensamblados de manera magistral, conparedes finas y livianas, con composi-ciones decorativas geométricas de unaabstracción y estética equilibradas, etc.,que no dejan de asombrarnos.

Pasamos a describir las especiali-dades vacceas hechas a torno, siendopreciso señalar que algunas de las for-mas se inspiran claramente en las crea-das a mano.

Cerámica fina anaranjada pintadaSe trata de la producción que

mejor se reconoce como cerámica va-ccea, es la más numerosa, posee unagran variedad de formas y una rica de-coración pintada. A partir de una arcillamuy depurada se confeccionan, enhorno oxidante, piezas de tonos anaran-jados y rojizos uniformes, aunque con-curren también otras amarillentas, ocrestostadas e incluso de tonos grises.

El extenso registro de formas,que podemos agrupar en poco más deveinte tipos básicos, apenas sufre varia-ciones durante la pervivencia de la etniavaccea, salvo en lo referido al grueso delas paredes de algunos diseños, los tiposde bordes o la paulatina desaparición decaracterísticas indígenas. La mayoría delos recipientes poseen una base umbili-cada (hundida en el centro). Los reci-pientes de mayor tamaño o doliapresentan a menudo decoración exclu-sivamente en el tercio superior ya queen las viviendas solían ser encastradosen el suelo para almacenar líquidos ograno. Fuera de estos grandes recipien-tes, predominan los de tamaño medianoo pequeño.

La riqueza decorativa de estetipo de cerámica se manifiesta en el em-pleo de distintas técnicas, como la incisa,la impresa, el calado o la excisión, entreotras, pero es la pictórica la más exten-dida. La pintura se aplica previamente ala cocción, lo que determina una fuerte

adherencia, y se distribuye fundamen-talmente en el tercio o mitad superiorde la vasija. Los principales elementosdecorativos pueden agruparse en geo-métricos, que son los más frecuentes (elesquema más utilizado es el friso de se-micírculos concéntricos que cuelgan deuna banda, pero también hay rombos,triángulos rellenos, entorchados o en-trelazados, etc.), y figurativos (normal-mente se recrean zoomorfos, conausencia de las representaciones huma-nas). En cuanto a los colores empleadosnos encontramos habitualmente con lamonocromía en negro (óxido de manga-neso), aunque no faltan, sobre todo enlos conjuntos más tardíos, la policromía,con tonos vinosos, blancos y ocres com-binados habitualmente de forma binariay nunca más de tres.

Cerámica estampadaDentro de la cerámica fina ana-

ranjada descubrimos un subgrupo concaracterísticas propias, pues si bien com-parte con ella una calidad semejante, lostipos de perfiles y una decoración pin-

tada geométrica, en negro o marrón os-curo, lo cierto es que en algunas ocasio-nes el barro no se encuentra tandepurado, el acabado de la superficieestá menos cuidado y la mayoría es detono gris. Además el repertorio es pocovariado, por cuanto se reduce a cuencossimples y vasos medianos y grandes, conlas bases umbilicadas y los cuerpos enforma globular u ovoide.

La decoración estampada, que seorganiza en frisos localizados en el hom-bro de las vasijas (espacio comprendidoentre la parte más ancha del cuerpo y elcuello o la boca), consiste en la impre-sión frontal, sobre la arcilla todavía hú-meda, de matrices o estampillas con undiseño reducido a círculos, aspas, rose-tas, rectángulos, cuadrados o series.

Cerámica ComúnLa cerámica común o tosca forma

parte, junto con la fina anaranjada, delconjunto básico de la producción va-ccea. Está integrada mayoritariamentepor recipientes de tamaño medio, utili-zados en funciones muy diversas, conpresencia en los ambientes domésticos yen los funerarios, donde se empleancomo urna cineraria al sustituir a lasollas elaboradas a mano, que hasta la se-gunda mitad del s. IV a.C. cumplieron talfin. Su ejecución se lleva a cabo con ba-rros poco decantados, a los que se hanañadido desgrasantes de grano medio ygrueso. La superficie es tosca, áspera altacto y se percibe claramente la huelladel torno ya que no se alisa. El modo decocción más frecuente es el reductor, loque explica una coloración homogéneade tonos grises, negros o parduzcos.

Presenta un alto grado de estan-darización en sus formas, que apenas su-

Cerámica hecha a torno estampada, necrópolis deLas Ruedas, Pintia.

Cerámicas hechas a torno toscas de la tumba 135 de la necrópolis de Las Ruedas, Pintia; por contraste ala derecha pueden verse las características cerámicas finas pintadas.

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peran la docena, con pocas variacionesmorfológicas, concentradas en la ma-nera de ejecutar el borde, y con escasamanifestación de su evolución a lo largode los siglos.

Las piezas carecen de ornamen-tación, salvo excepciones en las que apa-recen rastros de pintura o huellas deimpresión, así como pequeñas moldu-ras, resaltes y acanaladuras, concentra-das en el hombro de la vasija.

Cerámica gris bruñidaEsta categoría, constituida por un

número reducido de cerámicas, se ca-racteriza por presentar una coloracióngris normalmente homogénea, resul-tado de la cocción en horno reductor,cuyo origen lo encontramos en la culturaibérica.

Son recipientes realizados conpastas muy decantadas y duras, de su-

perficies brillantes, resultado del bru-ñido de las paredes tanto exteriorescomo interiores, además de una porosi-dad muy reducida. Asimismo, documen-tamos un inventario de formas reducido,en el que la mayoría de los vasos se pre-sentan lisos y carentes de decoración.Destaca por su elevada calidad técnica,lo que aporta a estos recipientes unagran resistencia, permitiendo su uso du-rante un largo periodo de tiempo, tal ycomo atestiguan los numerosos roces ygolpes que muestran. Son produccionesque no deben confundirse con el gruposiguiente, de cronología más reciente.

Cerámica gris argénteaLos rasgos distintivos de esta ce-

rámica se refieren al empleo de una arci-lla muy depurada, a la que se incorporandesgrasantes de grano medio y fino,junto con la utilización de una cochura

reductora de gran calidad técnica. A ellose suma una coloración grisácea homo-génea, a veces negruzca, una estructuramuy compacta y poco porosa, que la

Cerámica hecha a torno gris buñida. Tumba 134, necrópolis de Las Ruedas, Pintia.

Reproducir algunos procesos técnicos, reelaborando ce-rámicas al modo vacceo, nos enfrenta directamente a los proble-mas y a la búsqueda de procedimientos para su resolución. Elcaracterístico umbo que cierra por la base la mayoría de las ce-rámicas torneadas no resulta fácil de ejecutar, salvo en un retor-neo posterior. Sin embargo, la exhumación de la tumba 90 de lanecrópolis de Las Ruedas de Pintia, nos ha permitido acceder a untipo de cerámicas-juguetes urdidas o elaboradas a mano que imi-tan los ungüentarios torneados o botellas de boca de seta. Enellas hemos podido comprobar uno de los procedimientos que

utilizaron los vacceos para construir sus vasijas. Estas botellitas,todas ellas de en torno a los 10 cm de altura, mostraban a las cla-ras un modelado a dos o tres tiempos: en primer lugar, se habría

levantado boca abajo el borde, el cuello y el cuerpo de la pieza,pues puede observarse la existencia, como remate de éste úl-timo, de un falso borde; seguidamente, de manera indepen-diente, se habría elaborado el fondo umbilicado; por último, paraterminar, ambaspartes se ha-brían pegado,quedando así lapieza lista parasu cocción. Elhecho de quelas botellas-ju-guete que co-mentamos nofueran cocidas ysolamente seca-das al sol, hapermitido apre-ciar esta particular forma de elaboración invertida. Este procedi-miento ha sido realizado experimentalmente de manera exitosasobre el torno, de la mano del ceramista Juan Carlos Jimeno, pu-diéndose cerrar el fondo umbilicado en el proceso de levantado dela pella, para finalmente retornear el borde una vez dada la vueltaa la pieza.

Algo de arqueología experimental

Algunas botellas hechas a mano y modelotorneado que imitan.

J.C. Jimeno en su taller cerámico.

Cerámica gris de imitación argéntea. Algunos re-cipientes son lisos (inferior) otros muestras ca-

racterísticas decoraciones estampadas.

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otorgan una gran dureza y un sonido casimetálico al ser golpeada, así como unbrillo céreo, resultado de someter a lasuperficie del recipiente, casi siempre ensu cara exterior, a un intenso bruñido.

Se trata de una producción pre-dominantemente lisa, pues de sus doceformas básicas únicamente encontra-mos decoración en tres de ellas, situadapreferentemente en la zona del hombro.Mediante el empleo de incisiones, re-hundidos, acanaladuras y de una ampliacolección de estampillas, habitualmentede forma combinada formando frisos,consiguen la imitación del repujado ca-racterístico de los recipientes metálicos,concretamente de los vasos argénteos.

La singularidad de este productovacceo, que localizamos también fuerade su territorio, y su escaso número pa-recen informar sobre una condición sun-tuosa y quizás simbólica. Su cronologíanos remite a la segunda mitad del siglo IIa.C. e inicios del I a.C., al igual que la si-guiente categoría.

Cerámica negra bruñidaLocalizada en una zona muy re-

ducida al sur del Duero medio, esta es-pecialidad reúne piezas de tamañomediano y pequeño, de gran calidad téc-nica, elaboradas con pastas arcillosasmuy decantadas y duras. Posee paredesdelgadas y homogéneas, de colores os-

curos y brillantes, casi metálicos, en unagama que va del pardo al negro intenso,resultado de una fuerte cocción reduc-tora.

En cuanto a las formas pode-mos distinguir una docena de tipos dife-rentes, que presentan un acabadobruñido tanto en el exterior como en elinterior, de tal intensidad que, en oca-siones, se confunde con cerámicas he-chas a mano, al borrar totalmente lashuellas del torno. Sobre esta superficieaparece a menudo una decoración for-mada por acanaladuras o incisiones muytenues, realizadas con un instrumentode punta roma.

Debemos señalar su escasa do-cumentación numérica en el registro ar-queológico, si bien las campañas deexcavación más recientes realizadas enla necrópolis de Las Ruedas han rendidoun número de piezas importante, vincu-lado a contextos de gran riqueza.

PRODUCCIONES SINGULARESAdemás de los productos vascu-

lares, tanto en los poblados como en lasnecrópolis nos encontramos con unaserie de elementos modelados en arci-lla, caracterizados por su singularidadpero igualmente representativos de lacultura material vaccea. Su peculiar mor-

fología plantea serias dudas sobre su uti-lidad funcional, de ahí que su particularsistema de elaboración y la utilización dela técnica excisa, refuerzan la idea de uncarácter simbólico y, quizás, protector.

Dentro de la cerámica singularencontramos diferentes objetos fabrica-dos principalmente a mano a partir deuna pasta bien amasada, muy decantaday con un desgrasante fino. Para su crea-ción se utiliza de forma habitual la exci-sión, que consiste en aplicar el corte abisel y la extracción de barro a punta denavaja no sólo en la decoración, for-mando una confrontación de planos,sino también, en la mayoría de los casos,en el modelado.

CajitasLas cajas, junto con las bolas, son

los elementos más frecuentes de estegrupo cerámico. En ellas se emplean ge-neralmente arcillas muy depuradas. Parasu elaboración el artesano parte gene-ralmente de un bloque rectangular alque somete a sucesivos cortes y vacia-dos que forman la cavidad, el asa y laspatas, lo que explica su gran solidez. Encuanto a la ornamentación la técnicamás habitual es la excisa, que suele lo-calizarse en tres de los laterales, que-dando normalmente libre de decoraciónel correspondiente al asa.

Cerámica negra bruñida. Vasos, copas y botellas son algunas de las formas características de esta producción minoritaria.

Page 12: «La cerámica vaccea»1. Vaso de dos asas con decoración incisa a punta roma o acanalado. 2. Botella bitroncocónica de cuello largo, decorada con acanalados y motivos plásticos

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Al hablar sobre la función quecumplieron estas piezas, que suelen evo-car la figura de un cuadrúpedo a vecesde manera muy explícita al modelarseen el asa cabezas de caballo, carnero otoro, se plantean distintos usos sin quese haya confirmado ninguno de ellos,apuntando su posible empleo como me-didas de capacidad, vasitos de ofrendas,lucernas, urnas cinerarias o pebeterospara quemar cáñamo, si bien los contex-tos recuperados en la necrópolis de LasRuedas de Pintia nos inclinan a pensaren su uso como especieros o saleros.

Bolas de barroConocidas como canicas, son es-

feroides de entre 1,5 y 5 cm en los quese aplican distintas técnicas decorativas,especialmente la impresión puntillada,para crear divisiones en la superficie dela esfera, pero también la incisión, elacanalado, la estampación y la impre-sión.

Las lecturas sobre su funcionali-dad son variadas y abarcan desde lasque otorgan un valor simbólico, repre-sentando el regreso a la vida, o religioso,a otras que las identifican con elemen-tos de juego o proyectiles de honda.

SonajasNos referimos a unos recipientes

huecos en cuyo interior se encierran pie-drecitas o bolitas de barro, que hacenruido al agitarlos. Se fabrican con pastasanaranjadas o grises muy tamizadas,adoptando formas esféricas, cilíndricasy fusiformes.

La ornamentación es impresa yestampada en los ejemplares esféricos,mientras que en los cilíndricos y fusifor-mes predomina la excisión. Este últimométodo, como ya hemos comentado,implica un valor protector y simbólico, alque hay que añadir el ruido generadopor estos instrumentos, que pareceorientado a expulsar a los malos espíri-tus, sin dejar de cumplir su función dejuguete infantil.

FusayolasLas fusayolas son los contrapesos

del huso de hilar, vara para hilar tor-ciendo la hebra y devanando en él lo hi-lado. La masa arcillosa empleada y sutratamiento presentan diferencias nota-bles, abarcando un abanico que vadesde aquellas en las que se aprecia undesgrasante grueso y horneadas en unambiente reductor, hasta otras muy de-

puradas y cocidas en horno oxidante.Respecto a las formas, éstas pueden seranulares, cilíndricas, esféricas y bitron-cocónicas, con la característica comúnen todas ellas de la existencia de un ori-ficio central.

Joyas de barroCon esta denominación hacemos

referencia a una serie de objetos (doszarcillos para el pelo, trece colgantes,una fíbula y una arracada) identificadoscomo réplicas en arcilla de piezas metá-licas, que han sido cocidos en el hornocerámico y localizados en la necrópolisde Las Ruedas.

La orfebrería descubierta en lostesorillos prerromanos se vincula a lafortuna del individuo o de la familia, conun valor económico pero también sim-bólico, como manifestación externa deuna elevada posición social. Es muy pro-bable que estos objetos se transmitierande generación en generación y que, enel caso de algunas muertes prematurasse replicaran las mismas en barro, paraacompañarlas en sus tumbas con carác-ter simbólico.

Avanzando en el nivel de lo ex-cepcional debemos mencionar los pies

Producciones singulares: 1. Placa excisa con anillas. 2. Cajitas zoomorfas excisas. 3. Sonajero exciso-impreso. 4. Fusayola. 5. Canicas. 6. Imitaciones de joyas enbarro, de izquierda a derecha: fíbula anular hispánica, zarcillos para el pelo, arracada y abalorios de collar.

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votivos, las barcas, las figuras zoomorfas(predominantemente equinas), los vasosexcisos, las placas colgantes y los idoli-llos cilíndricos, que nos ofrecen unamuestra más de la extensa y heterogé-nea producción cerámica, que permiteacercarnos al conocimiento material ycultural del pueblo vacceo.

Un variado y personalísimoelenco de producciones cerámicas que,aún a falta de un análisis más en pro-fundidad que estudie los repertorios de-corativos y su semiótica, permite hablarde una alfarería específicamente vaccea,de gran calidad técnica y estética, envigor durante más de medio millar deaños desde su formación en el seno dela Cultura del Soto hasta su disolucióncon la Romanización.

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Carlos Sanz MínguezJuan Manuel Carrascal Arranz

Este trabajo se ha realizado en el marco delProyecto de I+D+i Cosmovisión y simbologíavacceas. Nuevas perspectivas de análisis(HAR2010-21745-C03-01), del Ministerio deCiencia e Innovación.

Los diversos soportes cerámicos creados por los vacceosrespondieron a unas necesidades y tradiciones concretas, de ma-nera que unos servirían para almacenar, otros para procesar,otros para consumir y, entre estos, los diferentes tipos de bebidao comida se degustarían en recipientes específicos creados a talfin. Pese a que la comunidad vaccea se encuentra en una zonainterior de la Península Ibérica, marginal con respecto de los in-flujos del mundo mediterráneo, podemos afirmar que se im-pregnaron asimismo de los nuevos usos, muy particularmenteentre sus elites y en los vinculados al consumo del vino, y que,pese a recibir escasas cerámicas fenicias o griegas de importa-ción, reelaboraron localmente algunos de los modelos formalesmás directamente asociados con el vino: copas de esbeltos fustes,

ciatus, cráteras, oi-nocoes o jarros depicos, etc. Una de laspiezas más sorpren-dentes es el ánforade la tumba 128, sín-tesis local de mode-los de inspiraciónfenicia y griega, conuna peculiar tapa-dera de asas hori-zontales que encajaperfectamente en laboca de la vasija,pero que, dada lavuelta, se convierteen “kylix”.

Para poder determinar los contenidos de estos recipien-tes el arqueólogo cuenta con diversos recursos: la recuperaciónde los artefactos dentro de un contexto preciso es el más impor-tante; tal sería el caso de la microtopografía que ofrecen los de-pósitos funerarios en los que documentamos banquetesfunerarios, o, en ámbito doméstico, la detección de espacios den-tro de una vivienda como el que denominamos “la estancia delbanquete”, en la ciudad de Las Quintanas, de Pintia, cuyo nutridolote de vajilla vinculado a la bebida y al banquete permiten vin-cular el mismo a un espacio de comensalidad. Otro recurso es elanálisis de residuos practicado a estas piezas, mediante tres téc-nicas de análisis instrumental —microscopía óptica (OM), visibleo ultravioleta, microscopía electrónica de barrido ambiental(ESEM), con analizador de energía dispersiva de rayos-X (ESEM-EDX) y espectroscopia microRaman (MRS)— que, en el caso dela referida estancia, nos proporcionó restos de tartratos corres-pondientes a vino en un ciatus, así como de cerveza en una jarray de grasa animal en una gran fuente. Pero también se ha podidodeterminar la presencia de derivados lácteos, aceites de oliva,arropes en otros casos.

En busca de lo invisible

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Recreación de la estancia del banquete, Pin�a.Dibujo: Luia Pascual Repiso - CEVFW.

Ánfora-kylix de la tumba 128 de Las Ruedas, Pin�a.