Ventana Central: Miradas sobre los jvenes en Brasil Autores:
Juarez Dayrell Ttulo: Juventud, grupos culturales y sociabilidad
JOVENes, Revista de Estudios sobre Juventud Edicin: ao 9, nm. 22
Mxico, DF, enero-junio 2005 pp.118-137
Juarez Dayrell* 118
Juventud, grupos culturales ** y
sociabilidadCOMUNICACIN,SOLIDARIDAD Y DEMOCRACIALa pregunta es:
cuntos aos tienes? Se debera poder responder exactamente esto:Tengo
todas las edades de la vida humana. Edgar Morin.
Resumen Podemos armar que la sociabilidad para los jvenes
responde a sus necesidades de comunicacin, solidaridad, democracia,
autonoma, intercambios afectivos y, principalmente, identidad. Por
tanto, el principal papel del educador consiste en contribuir a la
formacin humana de los alumnos, se vuelve necesario crear medios
para estimularlos en un ejercicio constante de relaciones sociales
de calidad; hacer de la escuela un espacio en el cual ellos puedan
perfeccionar su capacidad individual de entablar relaciones,
ejercer el arte de la convivencia colectiva con sus reglas bsicas,
como la conanza, el respeto y la solidaridad; ver en la
sociabilidad la dimensin educativa central para la formacin humana
de los individuos.* Profesor, doctor de la Facultad de Pedagoga de
la ufmg (Universidad Federal de Minais Gerais) y coordinador del
Observatorio de Juventud en la misma universidad. Correo
electrnico: [email protected]
Abstract It can be stated that to the young, sociability
responds to their needs of communication, solidarity, democracy,
autonomy, affective exchanges and, primarily, identity. So, the
main role of the educator is to contribute to the humane formation
of the students and it is necessary to create means to stimulate
them in a constant exercise of quality social relations; turn the
school into a space in which they are able to perfect their
individual capacity of striking up relationships, to exercise the
art of collective coexistence with its asic rules like condence,
respect and solidarity. See in sociability the main educative
dimension for the humane formation of individuals.
JOVENes
on este trabajo, pretendo discutir la sociabilidad en grupos
culturales juveniles que manejan diversos lenguajes artsticos,
reexionando sobre el peso y signicado que adquiere la sociabilidad
en los procesos de formacin humana de estos grupos juveniles. Esta
discusin se inscribe en un debate ms amplio que se desarrolla en
torno a las pocas de la vida y las posibles relaciones con la
educacin. Es en este sentido que debe entenderse el epgrafe del
texto, parte de un pequeo pero denso texto en el cual Morin1 nos
invita a considerar las relaciones que mantenemos con la edad,
llevndonos a la deliberacin con respecto a los signicados de tener
cierta edad, a las relaciones entre las diferentes pocas de la vida
y principalmente a la forma tan natural con la cual solemos tratar
dicho tema, como si ser nio, joven o viejo fuera solamente un hecho
de naturaleza y no una dimensin simblica. Morin desafa la tendencia
de contemplar la infancia, la juventud, la madurez y la vejez como
etapas rgidas, que se agotan en s mismas, como si el pasaje por
cada uno de estos ciclos implicara la superacin del ciclo anterior.
Segn esta nocin an predominante entre nosotros en cada una de estas
etapas es necesario adecuarse a un conjunto de normas socialmente
denidas que, asociadas a una ideologa social, nos dictaran desde lo
que se debe o no hacer en cada edad hasta cmo vestirnos o incluso
expresarnos. El no seguir estas normas implica quedar en ridculo:
una forma de presionar a los posibles disidentes. As, la edad no es
suya ni ma, es la edad del otro, que al sernos dada nos posee, de
tal forma que nuestro tiempo queda cautivo. Como nos recuerda
Lloret,2 ms que tener una edad, pertenecemos a una edad. Los aos
nos tienen y nos hacen; nos hacen como nios, jvenes, adultos o
viejos. Es esta perspectiva la que nos conduce a construir nuestra
identidad en funcin de parmetros socialmente establecidos,
indicndonos en cambio un repertorio ms o menos denido de las
acciones aceptables en una edad determinada. Polemizando con esta
postura, Morin3 arma que cada ciclo de la vida engloba todos las
dems, vividos hasta este momento:Es ahora, cuando se fusionan el
envejecimiento y rejuvenecimiento, cuando siento en m todas las
edades de la vida. Soy un escenario permanente de un dilogo entre
la infancia, adolescencia, madurez y vejez. He evolucionado y
cambiado siempre siguiendo este dilogo. En m se unen, pero tambin
se oponen, los secretos de la madurez y los de la adolescencia.
C
119
Y termina hacindonos una pregunta provocadora:Qu queda de ti? Te
vuelves poroso, corrodo, escamoso, esponjoso? Te enmudeces, te
endureces, te cierras, te conviertes en polvo? Te has resistido a
la lenta desviacin de la edad? Has descubierto los misterios de la
madurez sin perder aquellos de la adolescencia?**
Este texto no hubiera sido posible sin la participacin del grupo
de becarios que llevaron a cabo la investigacin de campo, a quienes
expreso mis sinceros agradecimientos. Ellos son: Claudineia Coura,
Gustavo Barhuc, Jean Gontijo, Liliane Magalhes, Leonardo Zenha,
Rodrigo Ednilson de Jesus, Maria Zenaide Alves, Simone Meireles y
Leda Rodrigues. 1 Edgar Morin, Meus Demnios, RJ, Bertrand Brasil,
1987, pp. 254-255. 2 Caterina Lloret, As outras idades ou as idades
do outro, en Jorge Larrosa & Nuria Peres de Lara (orgs),
Imagens do Outro, Vozes, Petrpolis, 1998, p. 14. 3 E. Morin, OP.
CIT., p. 255.
JOVENes
120
Es muy comn encontrar educadores y desarrolladores de programas
sociales que nunca se preguntan sobre la especicidad del joven o
las demandas propias de su proceso de formacin humana
En esta forma de reejar los tiempos de la vida y lidiar con
ellos se supera la sucesin lineal y cerrada de cada una de sus
etapas, lo cual signica ver y vivir las experiencias articuladas
con la posibilidad de respuestas mltiples, de modo que una edad no
elimine a otra, sino que la contenga; signica asumir el derecho de
jugar, en cada situacin, con todas y cada una de las cartas de la
experiencia acumulada, sea sta grande o mnima, de tal manera que en
cada trayecto personal el tiempo sea nuestro amigo y no simbolice
una prisin, cosa que permitira una identidad exible y diversicada.4
Estos conceptos intereren directamente en la manera cmo suele
elaborarse una comprensin y denirse una postura frente a la
infancia, juventud y tambin vejez. Por ejemplo, en la visin
predominante de la juventud, la primera postura se maniesta en la
comprensin del joven como un ser cambiante que tiene en el futuro
pasaje a la vida adulta el sentido de sus acciones en el presente.
Ello implica una postura que tiende a enfrentar la juventud en su
negatividad: algo que es pero que an no ha llegado a ser;5 se ana a
una tendencia de denir con los criterios de edad predenidos y
rgidos, delimitando posturas y polticas pblicas que no atienden las
necesidades juveniles. Es muy comn encontrar educadores y
desarrolladores de programas sociales que nunca se preguntan sobre
la especicidad del joven o las demandas propias de su proceso de
formacin humana. De ah surge la importancia de contemplar las pocas
de la vida desde la perspectiva de la pedagoga y establecer el
dilogo con la antropologa. Reexionar sobre las pocas de la vida nos
lleva a formular preguntas sobre nuestra condicin humana, materia
prima de la pedagoga. No se puede olvidar que la educacin est
relacionada con los procesos de construccin del ser humano como tal
para educar y humanizar. As pues, los procesos educativos estn
intrnsecamente ligados a diferentes temporalidades humanas,
exigiendo postura y metodologas propias de cada una de ellas. Al
mismo tiempo, las pocas de la vida son partes constitutivas de la
produccin y reproduccin de la vida social, lo cual signica que en
cualquier sociedad humana existe una forma propia de categorizar
dichas pocas, atribuyendo signicados culturales a cada una de las
etapas biolgicas del desarrollo humano, fenmeno que constituye un
campo de estudios de la antropologa. En este sentido, la manera cmo
cada grupo social enfrenta las pocas de la vida es, en palabras de
LeviStrauss, buena para pensar. Es una clave posible para conocer
su organizacin social y aprender su cultura, lo que se constituye
un campo frtil para el conocimiento de la antropologa. La reexin
sobre las pocas de la vida y, dentro de ella, la juventud, todava
es incipiente en4 5
Caterina Lloret, op. cit. Juarez Dayrell, Escola e culturas
juvenis, en Maria Virginia Freitas, Fernanda de Carvalho Papa
(orgs), Politicas Publicas: a juventude em pauta, Cortez, Ao
Educativa, Fundao Friedrich Ebert, Sao Paulo, 2003; Juarez Dayrell,
Cultura e identidades juveniles, ltima dcada, Via del Mar, Chile,
ao 11, num. 18, 2003, pp. 69-93; Juarez Dayrell, O jovem como
sujeito social, Revista Brasileira de Educao, Ro de Janeiro, nm.
24, sep./ago./nov./dic. 2003, pp. 40-53.
JOVENes
Brasil, tanto en la perspectiva antropolgica como la pedaggica,6
ms aun en el dilogo entre estos dos campos del saber, por lo que
precisa un estudio terico ms profundo. El presente trabajo es una
pequea contribucin al debate mencionado. Denicin de conceptos
Inicialmente, es necesario reconocer las dicultades para delimitar
el propio objeto, es decir, cmo categorizar a la juventud? Debert7
propone algunos conceptos bsicos para la pesquisa antropolgica
sobre las categoras de edad y, aunque se enfoca principalmente en
la vejez, sus ideas pueden resultarnos tiles en nuestra tarea. Un
primer aspecto es la consideracin de que la juventud es una
categora producida socialmente. En la perspectiva antropolgica, es
necesario tener en cuenta que las representaciones sobre la
juventud, la posicin social de los jvenes y el tratamiento que se
les da por parte de la sociedad adquieren rasgos especcos en
contextos histricos, sociales y culturales distintos. La obra de
Margaret Mead, que describe el cuidado y tratamiento de los nios,
as como los papeles sexuales atribuidos a hombres y mujeres en la
vida adulta y los sentimientos y las emociones surgidos en la
experiencia cotidiana de la autora en Samoa, pone en tela de juicio
la tendencia etnocntrica de universalizacin de patrones culturales
propios de un grupo social como expresiones perennes de la
naturaleza humana. La investigacin antropolgica abunda en ejemplos
que demuestran que las etapas biolgicas de la vida se elaboran
simblicamente con rituales que denen fronteras entre edades
especcas de cada grupo social. En este aspecto, tambin se puede
armar que la juventud es una construccin histrica. Diversos
autores8 ya mostraron que la juventud surge como una categora
socialmente sobresaliente en las sociedades industriales modernas,
producto de nuevas condiciones sociales, como los cambios dentro de
la familia, la propagacin de empleos asalariados y el surgimiento
de nuevas instituciones, tales como la escuela. En este proceso,
apareci la tendencia de denir la juventud como una condicin social,
delineada ms all de los criterios de edad o los biolgicos. Sin
embargo, advierte Debert, armar que las categoras de edad son
construcciones culturales y que cambian histricamente no signica
que sean ecaces. Como se apunt al principio del presente
artculo,
En la perspectiva antropolgica, es necesario tener en cuenta que
las representaciones sobre la juventud, la posicin social de los
jvenes y el tratamiento que se les da por parte de la sociedad
adquieren rasgos especcos en contextos histricos, sociales y
culturales distintos
121
6
En el rea de la investigacin educativa, el tema de la juventid
alcanza tan slo 4.4% de la produccin total en el periodo de 1980 a
1998. De este porcentaje, el 47.6% de los estudios hacen nfasis en
las relaciones entre la juventud y la escolaridad, principalmente
en las formas institucionales de los procesos educativos, CFR.
Marlia P. Spsito (org.), Juventude e escolarizao, MEC/INEP/Comped,
Braslia, 2002. 7 Guita Grin Debert, A antropologia e o estudo dos
grupos e das categorias de idade, en Myriam Moraes Lins Barros,
(org.), Velhice ou Terceira Idade: estudos antropolgicos sobre
identidade, memria e poltica, Edl fgv, Rio de Janeiro, 2000 . 8
Entre ellos, se destacan Philipe ries, Histria social da criana e
da famlia, Editora Guanabara, Ro de Janeiro, 1981; Norbert Elias, O
processo civilizador: uma historia dos costumes, Jorge Zahar, Rio
de Janeiro, 1994, Angelina Peralva, O jovem como modelo cultural,
Revista Brasileira de Educao, ANPED, nms. 5/6, Sau Paulo, 1997;
Helena Abramo, Cenas juvenis; punks e darks no espetculo urbano,
Escrita, Sau Paulo, 1994.
JOVENes
122
dichas categoras se constituyen en realidades sociales especcas,
que surgen una vez que se realizan recortes en un todo social
estableciendo derechos y obligaciones diferenciales en una
poblacin, deniendo relaciones entre generaciones y distribuyendo
poder y privilegios. En el contexto de esta discusin, no pretend
retomar aqu el debate en torno a la conceptualizacin de la
juventud, ya llevado a cabo en los trabajos anteriores.9 Considero
la categora de juventud no como presa de criterios rgidos, sino
como parte de un proceso de crecimiento ms comn, que adquiere
rasgos especcos en el conjunto de las experiencias vividas por los
individuos en su contexto social. Ello signica no entender la
juventud como una etapa con un n predeterminado y mucho menos como
un periodo de preparacin que ser superado al entrar en la vida
adulta. La juventud constituye un momento determinado, el cual, sin
embargo, no se reduce a un pasaje, asumiendo una importancia en s
mismo como un momento de ejercicio de la insercin social en el que
el individuo va descubriendo y conociendo las posibilidades en
todas las instancias de la vida social, desde la dimensin afectiva
hasta la profesional. Este proceso se ve inuido por el medio social
concreto en el cual se desarrolla, as como por la cualidad de
intercambios que ste proporciona, haciendo que los jvenes
construyan determinados modos de ser joven. Es en este sentido que
hacemos hincapi en el uso de la nocin de juventudes, en plural,
para resaltar la existente diversidad de modos de ser joven.10 Perl
de los grupos culturales juveniles En mi tesis de doctorado,11
analic la hiptesis de que la centralidad de consumo y la produccin
cultural para los jvenes son indicios de nuevos espacios, tiempos y
nuevas formas de produccin y formacin como actores sociales.
Descubr que el mundo de la cultura aparece como un espacio
privilegiado de prcticas, representaciones, smbolos y rituales, en
el cual los jvenes buscan denir una identidad juvenil. Fueron estas
consideraciones las que me motivaron a desarrollar un proyecto de
investigacin y enseanza que forma la base emprica del presente
trabajo. En esta sistematizacin social de los datos disponibles
gracias a la investigacin, pretendo reexionar sobre un determinado
segmento de la juventud, a saber, el de las clases populares,
integran9
Para una discusin sobre la nocin de juventud, ver Jos Machado
Pais, Culturas juvenis, Imprensa Nacional Casa da Moeda, Lisboa,
1993; Marlia P. Sposito, A sociabilidade juvenil e a rua; novos
conitos e ao coletiva na cidade, Tempo Social, revista de
sociologia da USP, vol. 5 nms. 1 y 2, Sao Paulo, 1993, pp. 161-178;
Marlia P. Sposito, Consideraes sobre a tematizao social da
juventude no Brasil, Revista Brasileira de Educao, Juventude e
Contemporaneidade, ANPED, nms. 5/6, Sao Paulo, 1997; Angelina
Peralva, OP. CIT.; Carles Feixa, De jvenes, bandas e tribus. Ariel,
Barcelona, 1998; Juarez Dayrell, Juventude, grupos de estilo e
identidade, Educao em Revista, nm. 30, Belo Horizonte, dic. 1999,
pp. 25-39, Juarez Dayrell, Juventude e escola, en Marilia Sposito,
(org.) Juventude e Escolarizao, op. cit.; Juarez Dayrell, Paulo
Carrano, Jovenes de Brasil: dicultades de nales del siglo y
promesas de un mundo diferente, Jovenes, Revista de estudos sobre
juventud, Mxico, ao 6, nm. 17, jul/dic. 2002. 10 Cabe destacar la
importancia del desarrollo de investigaciones antropolgicas que
pueden hacer visible esta diversidad de modos de vivir y ser en la
juventud brasilea. 11 Juarez Dayrell, A msica entra em cena: o funk
e o rap na socializao da juventude em Belo Horizonte, tesis de
doctorado, Facultad de Pedagoga de la Universidad de San Paulo, San
Paulo, 2001.
JOVENes
tes de grupos culturales juveniles de la zona perifrica de la
regin metropolitana de la ciudad de Belo Horizonte, estudiando la
sociabilidad presente en los grupos y buscando comprender los modos
de ser joven en este segmento poblacional. La investigacin12
titulada Prcticas culturales, juventud e identidad negra se est
llevando a cabo con los grupos juveniles que forman parte del
proyecto Formacin de Agentes Culturales Juveniles, desarrollado por
el Observatorio de Juventud de la Universidad de la UFMG a partir
del 2002.13 El proyecto se sita en el contexto de acciones
armativas, desarrollando un proceso formativo con 35 jvenes de
escasos recursos, cuya edad vara de 15 a 31 aos, divididos en
parejas que pertenecen a 16 grupos culturales de diferentes formas
de expresin artstica, como el teatro, la danza africana y el break,
el rap, el funk, el rock, el grafti, la percusin, el congado14 y la
comunicacin alternativa, ubicados en 15 barrios perifricos de Belo
Horizonte y tres ciudades de la regin metropolitana. A lo largo de
esos dos aos, en el proyecto se pretendi producir contribuciones
tericas y prcticas para vigorizar las acciones culturales que los
jvenes ya haban desarrollado y, al mismo tiempo, motivarlos a
asumir el papel de agentes culturales que contribuyeran a la
creacin o ampliacin de los espacios de encuentro y formacin en las
regiones donde actan. Como resultado de este trabajo educativo, los
jvenes formaron una red de agentes culturales llamada
D.ver-cidade,15 que acta de forma autnoma en la articulacin y
desarrollo de acciones culturales con la juventud de sus barrios y
los movimientos culturales que existen en la periferia.12
123
La investigacin tambin fue coordinada por la Profa. Nilma Lino
Gomes y cuenta con apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Cientco
y Tecnolgico (CNPq, por sus siglas en portugus) y la Fundacin de
Apoyo a la Investigacin del Estado de Minas Gerais (Fapemig). 13 El
Observatorio de Juventud de la UFMG es un programa de enseanza,
investigacin y divulgacin de la Facultad de Pedagoga que cuenta con
apoyo de la Vicerrectora de Divulgacin y del Centro Cultural de la
ufmg; desde el ao 2002 ha realizado actividades de investigacin,
indagacin y divulgacin de datos sobre la situacin juvenil en la
regin metropolitana de Belo Horizonte, adems de fomentar la
capacitacin tanto de jvenes como la de los educadores y alumnos de
posgrado de la UFMG interesados en la problemtica juvenil. El
programa se forma a partir de cuatro ejes centrales que denen su
accin institucional: condicin juvenil; polticas pblicas y acciones
sociales; prcticas culturales y acciones colectivas de la juventud
urbana; por ltimo, la elaboracin de metodologas de trabajo con
jvenes. Los coordinadores del programa son el profesor Juarez
Dayrell y la profesora Nilma Lino Gomes. 14 Baile dramtico, en el
que los danzantes representan, por medio de cantos y danzas, la
coronacin de un rey del Congo (N. DEL T.) 15 Diversidad en espaol
(N. DEL T.)
JOVENes
124
La investigacin se inici en 2003, dando prioridad a un enfoque
etnogrco. En este contexto, la observacin participante, el trabajo
de campo, la realizacin de entrevistas y las anotaciones en el
diario de campo constituyeron los principales procedimientos
metodolgicos. Cada grupo estuvo acompaado de observaciones
cotidianas en los ensayos, estas, espectculos y otras actividades
colectivas. Adems, se realizaron entrevistas colectivas a por lo
menos tres integrantes de cada grupo. En el proceso, se aplicaron
cuestionarios a todos los integrantes de los grupos, lo que hizo
posible una caracterizacin general de los grupos culturales que
forman el universo de la investigacin. El conjunto de los 16 grupos
culturales16 asciende a un total de 156 integrantes, distribuidos
de forma desigual en funcin de su forma de expresin artstica
preferida. Los grupos de percusin y danza africana incluyeron el
mayor nmero de personas, como es el caso de Meninos do Morro con 49
integrantes; los grupos musicales como rap o rock incluyeron un
nmero menor, como los raperos Negros da Unidade Consciente (NUC) o
los rockeros Plos de Cachorro, ambos con cuatro elementos. La edad
tambin vara de acuerdo con la aliacin artstica: si el grupo es
homogneo, esto es, si su estilo es esencialmente juvenil, como en
el caso de los tres grupos de raperos, la edad variaba de 16 a 29
aos; pero en caso de grupos heterogneos, esto es, aquellos que
incluyen a jvenes pero no tienen una clara aliacin a una forma de
expresin artstica juvenil, como es el caso de ambos grupos de danza
africana, capoeira o congado, el grupo de edades era ms amplio,
variando de 10 a 40 aos. Asimismo, podemos armar que la edad de la
mayora (69.3%) de los integrantes se sita entre 15 y 30 aos.17 La
misma tendencia aparece en las cuestiones de gnero. Los grupos de
estilo juvenil (homogneos) tienden a ser principalmente masculinos,
como los de rap, funk, rock y grafti. En los grupos heterogneos se
presenta una composicin de gnero mixto, aunque en su mayora son
femeninos, como el grupo Meninos do Morro, formado principalmente
por mujeres. En total, predominan los varones (56.4%), hecho que
conrma las evidencias, tanto en Brasil como en Europa, de que las
culturas juveniles tienden a ser masculinas. En lo que respecta a
la identidad social, 107 (72.4%) de los integrantes de grupos son
negros. Aunado a esta evidencia, est el hecho de que la gran parte
de las expresiones culturales de los grupos estudiados tienen un
matiz cultural africano,16
Los 16 grupos representan las siguientes aliaciones culturales:
tres grupos de rap, dos de danza africana y percusin, uno de funk,
uno de rock, uno de percusin, uno de capoeira, uno de congado, uno
de grafti, uno de radio comunitario, uno de comunicacin
alternativa; los tres grupos restantes son organizaciones juveniles
en los barrios sin una aliacin cultural especca. 17 Para efectos de
este trabajo, consider el grupo de edades de 15 a 30 aos como
perteneciente a la juventud, lo cual sobrepasa el lmite del grupo
utilizado tradicionalmente en los estudios demogrcos para
caracterizar a la juventud, equivalente a los 24 aos. A pesar de la
presencia de otros grupos de edades en los grupos culturales
estudiados, el objetivo de mi anlisis ser la juventud.
JOVENes
como es el caso de congado, danza africana, percusin, rap e
incluso rock. Dichas evidencias adquieren mayor importancia
considerando que no fueron tomados como requisito en la seleccin de
grupos para participar en el proyecto, lo cual sugiere que parte de
la cultura juvenil presente en las periferias de Belo Horizonte
tiene este matiz, que en Brasil fue recreado y recibi otro
signicado. sta fue una de las evidencias que me motivaron a
realizar esta investigacin. Realizando un anlisis de la relacin
entre las prcticas culturales de estos mismos grupos y la
construccin de identidades negras, Gomes18 arma que los cantos, las
vestimentas, los adornos, el ritmo y el son, el tipo de danza, y
los instrumentos musicales utilizados revelan la presencia de la
cultura negra, aun cuando los mismos integrantes de los grupos no
estn conscientes de ello. Para la autora, la posibilidad de
participar en un grupo cultural que expresa la presencia de las
races africanas por medio de las expresiones culturales interere de
manera positiva en la armacin de la identidad negra de los jvenes,
que empiezan a considerarse como negros y a sentir orgullo por la
cultura de sus antepasados.19 Para complementar el perl de los
integrantes de los grupos estudiados, se puede aunar su condicin de
jvenes y negros a su realidad de pobreza, lo cual revela una triple
condicin que afecta directamente la vida y los signicados
atribuidos a la participacin en los grupos culturales. Los ingresos
familiares de la mayora (55.8%) constituyen de cero a dos salarios
mnimos, mientras que slo 27.6% de las familias sobreviven con
ingresos que equivalen a tres cuatro salarios mnimos. Estos ndices
se ven reforzados al analizar la realidad laboral de los
integrantes de los grupos culturales; 58% de ellos no realizaba
ninguna actividad remunerada al momento de realizar la
investigacin. Estos datos revelan una realidad que es comn para la
gran parte de la juventud brasilea. Segn Pochmann,20 el modelo
econmico predominante implementado a partir de los aos noventa ha
generado un movimiento de desestructuracin del mercado laboral que
afecta los jvenes:El desempleo juvenil, sin precedentes en la
historia nacional, aparece como uno de los problemas ms graves de
la insercin del joven en el mundo laboral. Adems de esto, las
ocupaciones disponibles para los jvenes son, en la mayora de los
casos, los peor pagados, con puestos no asalariados o sin registro
formal, pues las puertas de ingreso a los mejores empleos estn
prcticamente cerradas. El cuadro de la escacez de empleos, en medio
de un excedente elevado de la mano de obra, torna a los jvenes en
uno de los segmentos de la poblacin activa ms
desprotegidos.2118
125
Nilma Lino Gomes, Juventude, prticas culturais e negritude: o
desao de viver mltiplas identidades, 2004, copia facsimilar. 19
Idem., p. 9. 20 Marcio Pochmann, Emprego e desemprego no Brasil: as
transformaes nos anos 90. Campinas, Centro de Estudos Sindicais e
de Economia do Trabalho (cesit), Unicamp, 1998, copia facsimilar.
21 De acuerdo con el autor, las tasas de desempleo juvenil subieron
de 5% en 1989 a casi 14% de la poblacin juvenil econmicamente
activa en 1997, adems de alcanzar una superioridad en relacin con
la tasa de desempleo total. En este periodo, la tasa de desempleo
juvenil en Brasil aument 188.9% (Pochmann, op. cit., p. 20).
JOVENes
126
En lo referente a la escolaridad, 68.6% de los integrantes de
los grupos estaba estudiando al momento de realizar la
investigacin, lo cual indica el aumento real de las tasas de
escolarizacin en los ltimos 20 aos.22 De aquellos que han dejado
los estudios, 55.5% lo hizo antes de completar sus estudios de
primaria. Comparando estas cifras con las tasas nacionales, se
puede constatar un cuadro de desigualdad en el acceso a la educacin
y sobre todo en la permanencia en la escuela, cuando tan slo 24.8%
tiene completado el equivalente a primaria o un grado superior. Los
testimonios de los mismos jvenes no dejan lugar a dudas que para la
mayora la escuela es una especie de castigo, un aburrimiento
necesario para obtener el ttulo que tiene un peso relativo en el
mercado laboral. Las experiencias escolares narradas conrman lo que
ya constat en la investigacin anterior: La institucin escolar es
poco ecaz en su intento por enfrentar las condiciones adversas de
la vida en las cuales viven los jvenes y no ayudan para la formacin
de valores en el proceso de construccin como sujetos.23 La situacin
de estos jvenes se ve agravada por la retraccin del Estado de la
esfera pblica, pues ste no ofrece soluciones por medio de polticas
que contemplen a la juventud, fomentando privatizacin y
despolitizacin de las condiciones de vida. Adems de falta de
polticas en las reas bsicas de empleo o salud, se observa la falta
de acceso a los bienes culturales. Por ejemplo, todos arman que no
van al cine con la regularidad con la que les gustara hacerlo, y la
gran parte nunca asisti a obras teatrales. Muchos de ellos
asistieron a funciones de cine o teatro por primera vez slo al
entrar en el proyecto. Todos declaran que les gustara participar en
algn curso de capacitacin relacionado con su aliacin cultural, pero
solamente 37% lo ha hecho por lo menos una vez, mientras que el
resto no lo ha hecho, alegando la falta de recursos nancieros. La
realidad de estos jvenes no diere de la que encontramos en la
investigacin realizada con raperos y funkeiros en 2001.24 En ambas
situaciones, trabajamos con los jvenes pobres que vivan formas
frgiles e insucientes de inclusin en un contexto de una nueva
desigualdad social, aquella que implica el agotamiento de
posibilidades de movilidad social para la mayor parte de la
poblacin. En Brasil, vivimos una situacin paradjica, en la cual la
modernizacin cultural que ha ocurrido en las ltimas dcadas no
estuvo acompaada de una modernizacin social. De esta manera, aunque
hubo una ampliacin del mercado de bienes materiales y simblicos,
tambin se observ una restriccin en el acceso a ellos, lo cual es
uno de los aspectos perversos de una nueva desigualdad. As pues,
dichos jvenes, privados de empleo, limitados en22
Segn Ana Lcia Sabia, Situao educacional dos jovens, en Jovens
acontecendo na trilha das polticas pblicas, CNPD, Braslia, dos
volumes, 1998, los datos de 1995 muestran que una parte importante
de los jvenes nunca tuvo acceso a la escuela (7.2% de los jvenes de
15 a 24 aos) o, si lo tuvo permaneci en la escuela slo durante un
ao, de un total de 28.700 millones de jvenes, 59% no estaba
estudiando. 23 Dayrell, Juventude e escola, op. cit., p. 120. 24
Dayrell, A msica entra em cena... op. cit.
JOVENes
los medios para la participacin efectiva en el mercado de
consumo, en las formas de distraccin, muchos de ellos fuera de la
escuela, sin acceso a una educacin cultural estn, en esencia,
limitados en los derechos de vivir la juventud misma. Es en este
contexto que se debe situar a los grupos culturales y analizar las
formas de sociabilidad creadas. Sociabilidad en Simmel y Giddens En
la convivencia cotidiana con los jvenes en el proyecto de
divulgacin, as como en las observaciones y testimonios recolectados
por la pesquisa hasta este momento, llama la atencin la importancia
que atribuyen los jvenes a las relaciones con sus coetneos. Por
esta razn, opt por hacer este artculo, haciendo nfasis en las
relaciones que los jvenes establecen dentro de sus grupos
culturales, sabiendo de antemano la imposibilidad de hacer un
anlisis profundo del conjunto del material recogido hasta entonces.
Para llevar a cabo dicho anlisis, el primer obstculo es la discusin
del propio concepto. Podemos constatar que en la mayor parte de los
trabajos que abordan este tema, casi siempre la nocin de
sociabilidad se contempla como un dato, sin que haya una discusin
ms profunda sobre ella. Sin pretender realizar una discusin
exhaustiva, vamos a remitirnos al texto clsico de Simmel25
Sociabilidad: un ejemplo de sociologa pura y formal, as como al
anlisis de Giddens26 en torno a la nocin de relacin pura. Podemos
partir del signicado expresado en la denicin de la palabra en los
diccionarios: sociabilidad aparece como la cualidad de sociable
(sociable: que se puede asociar, que disfruta de vivir en una
sociedad, que es dado a la vida social; tendencia a la vida en
sociedad; sociabilidad; costumbres de alguien quien vive en
sociedad). Tal denicin hace el primer nfasis: la tendencia a
asociarse, nfasis aparentemente obvio, pero que se refuerza en el
contexto de una sociedad que tiende a la atomizacin y
despersonalizacin crecientes. Simmel contempla la sociabilidad como
una forma, de entre muchas posibles, de socializar. Sin embargo,
existe un rasgo especco que la vuelve peculiar: se presenta
liberada de los contenidos, nicamente como una forma de convivencia
con el otro o para l. Si cualquier socializacin implica el
agrupamiento en torno a la satisfaccin de intereses, cualquier
nalidad, en la sociabilidad encontramos una relacin en la cual el n
es la relacin misma; lo25
127
Georg Simmel, "Sociabilidade; um exemplo de sociologia pura ou
formal", en Evaristo Morais Filho (org.), Simmel, tica, Sau Paulo,
1983, Coleo Grandes Cientistas Sociais. 26 Anthony Giddens,
Modernidad e identidad del yo; el yo y la sociedad en la poca
contempornea, Ediciones Pennsula, Barcelona, 1995.
JOVENes
128
Exactamente como en el arte y en el juego, dice Simmel, la
sociabilidad demanda cierta simetra y cierto equilibrio, una
relacin entre iguales
que importa es la pura forma y es por medio de sta que se
constituye una unidad. En el campo de la sociabilidad, los
individuos se satisfacen estableciendo lazos, los cuales contienen
en s mismos la razn de ser. Es lo que vemos suceder en las
relaciones que los jvenes estudiados establecen con el grupo de
coetneos, ya sea que stos se inclinen por el hip-hop, el funk o la
capoeira. Simmel considera la sociabilidad como la forma de juego
de socializar. Reexionando sobre esta analoga, Waizbort27 acenta la
dimensin de movimiento presente en la constante aproximacin y
acercamiento. Siguindolo, Simmel, al enfatizar el carcter del juego
de la sociabilidad, al parecer quiere reforzar su dimensin como
dinmica de relaciones. Encontramos un ejemplo en la conversacin. En
las formas de interaccin, dice el autor, los individuos conversan a
causa de algn contenido que quieren comunicar. En la sociabilidad,
el hablar se vuelve el n en s mismo, el asunto es simplemente el
medio para el intercambio vivo de palabras que revelan su encanto.
Es el arte de conversar, con sus leyes artsticas, haciendo de los
salones un espacio de ejercicio de razn comunicativa. Es un juego,
es un juego con. A pesar de estar en otro contexto, la conversacin
asume, para los jvenes, un papel muy importante, convirtindose en
una de las motivaciones principales de sus encuentros. El
intercambio de ideas es, de hecho, un ejercicio de razn
comunicativa, un tanto ms signicativo en cuanto a que se encuentran
pocos espacios de dilogo fuera de los grupos de coetneos.
Exactamente como en el arte y en el juego, dice Simmel, la
sociabilidad demanda cierta simetra y cierto equilibrio, una
relacin entre iguales. No obstante las diferencias existentes, que
no son muchas entre los jvenes, una vez que dominan las relaciones
en el mismo estrato social, se hace de cuenta que stas no existen.
Simmel subraya que este hacer de cuenta no es ms mentira que lo son
el arte y el juego, debido a la desviacin de la realidad, desde que
se acordaron sus reglas. Son estos aspectos que apuntan hacia la
naturaleza democrtica de la sociabilidad. Como se trata de un jugar
juntos, de una interaccin en que lo que importa es la relacin, cada
cual debe ofrecer el mximo de s para tambin recibir el mximo del
otro. Es la dimensin del compromiso y de la conanza que cimientan
tales relaciones. Ya que no existe otro inters ms que la propia
relacin, para que ella contine existiendo cada participante debe
sentir que puede contar con el otro y conar en l, respondiendo las
expectativas mutuas. Para asegurar esta naturaleza, existen las
reglas, como las del tacto y la discrecin, que actan como
autorreguladoras de las dimensiones. Al mismo tiempo, existen las
diferentes gradaciones que denen aquellos que son ms cercanos (los
verdaderos amigos) y aquellos que son ms distantes (los colegas).
Cuando se rompen las reglas, el distanciamiento no se deja esperar,
dando lugar a otras relaciones. Esto explica en parte la movilidad
existente entre los diferentes grupos y bolitas. Para Sim27
Leopoldo Waizbort, Vamos ler Georg Simmel? Linhas para uma
interpretao, tesis de doctorado. Facultad de Filosofa, Letras y
Ciencias Humanas de la Universidad de Sao Paulo, Sao Paulo,
1996.
JOVENes
mel, la sociabilidad es la sociedad transformada en arte: en sus
molduras, lo que importa es el juego de sus elementos, las
relaciones que se establecen o se desenvuelven. En una discusin
cercana a Smil (si no inspirada en l), Giddens28 desarrolla la
nocin de relacin pura. Para este autor, la amistad moderna tiende a
no basarse en condiciones externas de la vida econmica y social,
sino en el placer de relacin en s: Un amigo se dene especcamente
como alguien con quien se tiene una relacin producida por todo
menos por las recompensas que ofrece la amistad. Las nicas
recompensas son aquellas que son inherentes slo a la relacin misma.
Lo que cimienta una relacin pura es el grado de compromiso
existente entre los amigos, producto de una retraccin y no una
imposicin. Es el compromiso que hace que uno pueda contar con el
otro en una relacin recproca, en la cual se cree que el otro estara
de su lado en cualquier situacin. Otro aspecto de la relacin pura
para Giddens es la intimidad, una condicin fundamental para una
estabilidad a largo plazo que los grupos pueden establecer. La
intimidad, as como la conanza mutua, es una conquista realizada a
partir de la apertura de uno al otro, haciendo posible el
conocimiento mutuo de la personalidad, conando en lo que dicen y
hacen. La comunicacin se da en la base de la conquista de la
intimidad y la conanza. La amistad, en los trminos de una relacin
pura, es parte fundamental de la vida social, aun ms esencial en el
periodo de la juventud.
129
28
Anthony Giddens, op. cit., pp. 115-127.
JOVENes
130
Los grupos culturales y la sociabilidad Una serie de estudios 29
indica que el grupo de coetneos, la distraccin y la diversin
aparecen como elementos constitutivos de la singularidad de la
condicin juvenil en las clases populares, y es en torno a estas
actividades que se desarrollan predominantemente las relaciones de
sociabilidad y la bsqueda de nuevas referencias en la estructuracin
de identidades individuales y colectivas. De acuerdo con Pais,30
los amigos en un grupo constituyen el espejo de su propia
identidad, un medio a travs del cual establecen similitudes y
diferencias en relacin con otros. Los jvenes que integran los
grupos estudiados conrman este hallazgo. Los testimonios de la
mayor parte de ellos evidencian que los jvenes llegaron a formar un
grupo cultural en la adolescencia, lo cual implica un cierto rito
de iniciacin a la juventud, que coincide con el momento en que se
inicia la ampliacin de las experiencias de vida, principio de
actividades laborales, aumento de autonoma para poder salir de casa
en la noche y escoger formas de diversin. En otras palabras, el
joven se descubre como individuo en bsqueda de un sentido para la
existencia individual. Es en este momento cuando intenta romper con
todo aquello que lo ata al mundo infantil, buscando otras
referencias para la construccin de su identidad fuera de la
familia. Es un momento adecuado para experimentar, descubrir y
probar las posibilidades propias, las exigencias de autonoma que
tornan patentes en el ejercicio de la eleccin. En este proceso, la
compaa de amigos parece desempear un papel fundamental, pues es con
ellos que se realizan programas, intercambian ideas, buscan formas
de armarse frente al mundo adulto, creando un nosotros distintivo.
Como recuerda Morcellini,31[] el grupo de iguales responde a las
necesidades de comunicacin, solidaridad, autonoma, intercambios, el
reconocimiento mutuo y la identidad []. La fuerza atractiva de los
primeros grupos de coetneos favorece la construccin de una autonoma
en relacin con el mundo adulto.
En el caso de aquellos que participan en grupos heterogneos,
algunos comienzan a pertenecer a grupos culturales ms temprana
edad, como es el caso de una joven del grupo de danza africana, que
comenz a bailar desde muy pequea en los ensayos que tenan lugar
cerca de su29
Entre ellos, podemos mencionar a: Maralia Spsito, A
sociabilidade juvenile a rua... op. cit.; Maralia Spsito,
Consideraes sobre a tematizao social da juventude no Brasil..., op.
cit.; Helena Abramo, op. cit.; Teresa Pires Caldeira, A poltica dos
outros:o cotidiano dos moradores da periferia e o que pensam do
poder e dos poderosos, Brasiliense, Sao Paulo, 1984; Maria Ceclia
de Souza Minayo, et al., Fala, galera: juventude, violncia e
cidadania, Garamond, Rio de Janeiro, 1999; Miriam Abromavay, et
al., Gangues, galeras, chegados e rappers; juventude, violncia e
cidadania nas cidades da periferia de Braslia, Garamond, Rio de
Janeiro, 1999. La misma tendencia se observa en los jvenes
portugueses, analizados por Jos Machado Pais, op. cit., o
italianos, estudiados en la investigacin de Cavalli, et al.
(orgs.), Giovani verso il duemila, Il Mulino, Bologna, 1997. 30 Jos
Machado Pais, op. cit., p. 94. 31 Mario Morcellini, Passagio al
futuro; formazione e sociallizzazione tra vecchi e nuovi media,
Franco Angeli, Miln, 1997, p. 188.
JOVENes
casa: Yo tena cuatro aos Ah empec a bailar, el sonido me atraa y
me gustaba bailar [] Hasta hoy el baile es mi sueo []. (Nivea,
grupo de danza africana). Es interesante destacar el carcter ms
familiar de los grupos heterogneos, que llegan a estimular la
participacin de los nios, cosa que rara vez ocurre en los grupos
homogneos, casi siempre mal vistos por las familias. No obstante,
incluso en estos casos, es a partir de la adolescencia cuando el
grupo adquiere un sentido propio, pues es cuando la gente ya
decide, no! Desde este momento, los grupos tienden a funcionar como
una referencia para la eleccin de amigos, as como de las formas de
pasar el tiempo libre. Hablando de esta eleccin, no podemos
olvidarnos de que el espacio del barrio es uno los factores ms
potentes que inuyen en las posibilidades y limitaciones que
condicionan el encuentro de los amigos y en la construccin de redes
personales y opciones de distraccin. Si la compaa de amigos es una
eleccin, inicialmente sta se lleva a cabo de acuerdo con las
posibilidades que existen en este rato:32La gente se encuentra todo
el tiempo, no? Todo el tiempo. Al n de cuentas, todos vivimos en la
misma calle []. Todo el mundo se rene, todo el mundo est ah [].
(Juliana, grupo de danza africana).
131
Todo el mundo vive en el barrio, todo el mundo se encuentra a
toda hora, no?, a pesar de la escuela y el trabajo [...]. (Russo,
grupo rapero).
Es evidente que para estos jvenes, el lugar donde se vive no se
percibe nicamente como un espacio funcional de residencia o de
socializacin, sino como espacio de interacciones afectivas y
simblicas, un espacio cargado de sentidos. Lo anterior se puede
apreciar en el sentido que se atribuye a la calle, las plazas, que
muchas veces aparecen como escenario para la expresin de la cultura
que producen en una reconsideracin del espacio. Lo mismo sucede en
las letras de las canciones, como las del rap o del funk, que
tienden a realzar el barrio en una forma de rearmacin del lugar
donde estn y donde viven los amigos. Podemos armar que la cultura
juvenil transforma los espacios fsicos en sociales mediante
produccin de estructuras particulares de signicados. Como menciona
Pais,33 las culturas juveniles, aparte de ser socialmente
construidas, cuentan adems con una conguracin espacial. Sin
embargo, vivir en la periferia de Belo Horizonte para estos jvenes
implica tambin32
Jos Guilherme Cantor Magnani, Festa no pedao: cultura popular e
lazer na cidade, Brasiliense, Sao Paulo, 1984. 33 Jos Machado Pais,
op. cit., p. 96.
JOVENes
132
compartir de cierta manera los problemas relacionados con la
carencia de infraestructura bsica, servicios pblicos, entre ellos
el transporte. Vivir en la periferia implic y sigue implicando
convivir con la lgica perversa de la metrpoli que tiende a
segregarlos en los barrios distantes, imponiendo lmites al traslado
mismo, reforzando la existencia de una ciudad partida, adems de
ofrecer opciones muy limitadas de distraccin. Al mismo tiempo, los
testimonios de algunos de los jvenes dejan en claro que vivir en la
periferia siempre ha signicado habitar en un espacio liminar,
ubicado entre dos rdenes sociales diversas: la de la orden
instituida y de las instituciones y la del crimen, cada cual con
valores y reglas propias. Muchos de ellos han convivido y conviven
con el mundo del crimen, con la seduccin de las drogas, con las
promesas del dinero fcil que les hace el narcotrco. Las
experiencias se viven en un espacio, luego en otro, a veces en
ambos al mismo tiempo, en las elecciones que pueden resultar
fatales. En este sentido, todos arman la importancia de las
actividades culturales como uno de los medios de evadir las drogas.
Constituyndose en una adhesin que engloba los sentimientos y
deseos, estas actividades ocupan por completo la vida del joven,
actuando como antdoto a los encantos que ofrece la
marginalidad:Para m, el rap ayud en un resto de cosas, carnal.
Sobreviv hasta hoy, rale! Nunca he matado a nadie, nunca he robado.
En Brasil esto es una chinga, es sper difcil. No entr en eso de las
drogas ni todas esas cosas. No me he metido con los vagos,
entiendes? (Clenio, grupo rapero)
Sin embargo, a medida que uno se va involucrando con el grupo y
comienza a participar en los eventos, ocurre una ampliacin de la
red de relaciones que extrapola el barrio e incluso la ciudad:[...]
Con el grupo, ya sabes, conoces varias personas diferentes, y a ti
tambin te conocen. [...] Yo llegu a una reunin al Palacio de las
Artes y el personal: ah! Eres de Aru! Y ah ya tratan diferente a la
gente []. As fue como conoc Lagoa Santa, cuando fui ah a dar la
clase []. (Nivea, grupo de danza africana).
La adhesin al grupo parece posibilitar una ampliacin de dominio
del espacio urbano adems del barrio. Otra motivacin son las estas y
bailes ligados a los estilos, principalmente para los jvenes
raperos, funkeiros o rockeros, ya sea en el centro de la ciudad o
en una regin ms alejada. Pese a la falta de dinero y la dicultad
para transportarse, estos momentos quedan en la memoria como un
desafo ldico, capaz de brindar placer y alegra. Podemos decir que
estos jvenes producen territorialidades transitorias, armando por
medio de ellas su lugar en una ciudad que los excluye. Y lo hacen
principalmente de noche. Si la cultura juvenil tiene dimensin
espacial, sta est acompaada de una dimensin temporal. La noche es
el tiempo propio de los jvenes, el tiempo cuando sienten una ilusin
liberadora, alejado del tiempo rgido del trabajo o la escuela,
distante del control de los padres, educadores
JOVENes
o profesores. Es cuando crean su cotidianidad, se encuentran,
hacen espectculos, se divierten, deambulan por la ciudad,
reconsiderando el sentido de los espacios urbanos.34 Pero las redes
de relaciones construidas en torno a los grupos culturales parecen
tener densidades diferentes. Como apunta Pedro, a partir del
momento en que t entras en un grupo, tienes que ser por lo menos
amigo o compaero. El hecho de participar en un grupo cultural no
necesariamente implica el mismo grado de conanza entre los
integrantes. Es posible detectar una clasicacin entre las
relaciones ms superuas, entre los compaeros o cuates, y relaciones
ms slidas, en las que se acostumbra usar el trmino familiar de
hermano. Es comn tener un grupo o incluso grupos ms cercanos, como
es el caso actual de D.ver-cidade, que se autodenomina familia,
haciendo evidente una reconstruccin simblica de las relaciones
familiares con otras bases, en la que predomina el principio de
eleccin y relaciones no jerrquicas. El grupo aparece como el
espacio ms privilegiado de inversin emocional y construccin de
relaciones de conanza que la aliacin cultural propiamente dicha.
Las relaciones existentes en los grupos actuales tienden a formar
una compleja trama de conictos y acuerdos en un equilibrio
inestable. En los grupos donde existe el proyecto de tener una
profesin, las relaciones de compromiso con el grupo por lo general
subsumen las diferencias individuales, asegurando la continuidad:La
gente pas por una etapa muy difcil, un desgaste de convivencia [].
Por la cuestin profesional la gente est mejor que as, incluso en la
amistad. (Robert, grupo rockero)
133
La convivencia continua hace del grupo, principalmente de los
menores, un espacio de conanza:[...] Ay, mi hermano, en el grupo
hay discusiones, peleas, pero eso es normal en cualquier lugar,
cualquier grupo; si todo est bien, hay algo raro. Tiene que haber
diferentes opiniones. Y tanto fuera como dentro del grupo la
relacin est en orden, las amistades, la conanza en el otro, uno
intenta abrirse con el otro, entender su opinin. Tambin intenta
ayudar, no slo como grupo, la gente tiene una preocupacin: cmo va
todo en su casa, si el chavo tiene ropa para ponerse, si tiene
calzado, cmo anda su familia, la gente se preocupa por eso, y yo
creo que eso est bien. (Alex, grupo rapero)
34
Micael Herschmann, O funk e o hip hop invadem a cena, Editora
UFRJ, Ro de Janeiro, 2000.
JOVENes
134
Para muchos, el grupo es el espacio donde pueden hablar de ellos
mismos, saben con quin pueden contar. Las relaciones y los conictos
de ideas son instantes en que ejercitan la vivencia colectiva en un
aprendizaje de la vida social. Al mismo tiempo, sirve de espejo
para la construccin de identidades individuales. Como analiza
Melucci,35 la identidad individual es, sobre todo, una relacin
social y, ya que sta es una interaccin, conlleva una tensin
insoluble entre el autorreconocimiento y el heterorreconocimiento.
Parece que ellos no se sienten ligados los unos a los otros slo por
el hecho de compartir intereses, sino porque sta es la condicin
para reconocer el sentido de lo que hacen, dndoles la oportunidad
de rearmarse como sujetos de sus acciones. Es evidente la
importancia de la pertenencia grupal y de sus relaciones solidarias
para el apoyo o la garanta de la identidad individual. As pues,
muchos de los grupos estudiados parecen volver posible la trama
entre el juego del yo y el juego colectivo de representacin de un
nosotros, lo cual no signica que la identidad del grupo sea una
suma lineal de las partes que la integran. En los grupos mayores,
las relaciones ya aparecen ms diluidas. Si bien no se establecen
relaciones ms ntimas, existe solidaridad propia para con quien se
siente parte de una aliacin cultural, sea la danza africana, el
congado o la capoeira, que de alguna forma comparte el mismo
repertorio simblico expresado en la produccin cultural que
realizan, en los sentimientos que comparten, en los objetivos
comunes del grupo. En estos casos, los testimonios rinden cuenta de
la formacin de subgrupos, a partir de elecciones que los harn
amigos de verdad. En suma, para todos ellos aunque sea en grados y
densidades diferentes el grupo parece representar un espacio de
aprendizaje y perfeccionamiento personal:En el grupo, yo cambi
bastante en relacin con la convivencia con otras personas, en
cuestin de escuchar y hablar de lo que pienso con el otro [].
Aprend lo que son respeto y unin Lo que soy ahora son las inuencias
del grupo. (Nivea, grupo de danza africana). Es que ni yo habl (el
grupo): es una experiencia, estoy aprendiendo varias cosas, pas de
una persona que haca el negocio a una persona que est haciendo. Es
que no es una bola de nieve, es un rbol genealgico, no? Yo, a
partir del momento que los conoc, tengo contacto con otros chavos,
otras ideas diferentes, no?, y slo as estoy creciendo, s?, es una
cosa nueva para m, es una experiencia que estoy pasando, y no saba
que los jvenes tenan poder. No slo como persona, sino tambin como
grupo []. (Alex, grupo rapero)
El testimonio de Alex sintetiza bien la relevancia de los grupos
culturales para estos jvenes, pues gracias a ellos, se convierten
de simples consumidores en productores culturales en las aliaciones
culturales a las que pertenecen, situndose en el escenario35
A. Melucci, Il gioco dellio; il cambiamento di s in una societ
global, Feltrinelli, Milano, 1996.
JOVENes
pblico en un grado ms alto y congurando la ciudadana a partir de
otros modelos. Al mismo tiempo, por medio de los eventos,
espectculos y demostraciones, fomentan y posibilitan la ampliacin
de la red de relaciones sociales adems de reforzar su propia
autoestima. La experiencia cotidiana en el grupo y el aprendizaje
colectivo de relacionarse, de lidiar con la diferencia, contribuye
para una mayor sensibilidad en el manejo de lo otro, de lo social.
Todo esto permite que los jvenes descubran que tienen el poder, que
juntos pueden tener poder. Conclusiones En sntesis, podemos armar
que la sociabilidad para estos jvenes parece responder a sus
necesidades de comunicacin, solidaridad, democracia, autonoma,
intercambios afectivos y, principalmente, identidad. En este
aspecto, podemos entender a los grupos culturales como productores
de sociabilidades. Al mismo tiempo, estar en los grupos les permite
disminuir la distancia entre la vida cotidiana y las imgenes que
les ofrece la sociedad, sirviendo de instancia mediadora. Comenc
esta reexin subrayando la relacin entre la antropologa y la
educacin desde la perspectiva de la formacin humana; quiero
nalizarlo retomando estas ideas. En uno de mis textos anteriores,36
propona que la esencia original del individuo humano no se ubica
dentro de l mismo, sino fuera, en una posicin excntrica, en el
mundo de las relaciones sociales. Armar que la esencia humana es
social equivale a decir que el hombre se construy en la relacin con
el otro. Es decir, si estamos de acuerdo en que el principal papel
del educador consiste en contribuir a la formacin humana de los
alumnos, se vuelve necesario crear medios para estimularlos en un
ejercicio constante de relaciones sociales de calidad; hacer de la
escuela un espacio en el cual ellos puedan perfeccionar su
capacidad individual de entablar relaciones, ejercer el arte de la
convivencia colectiva con sus reglas bsicas, como la conanza, el
respeto y la solidaridad; ver en la sociabilidad la dimensin
educativa central para la formacin humana de los individuos. Para
esto, la antropologa tiene mucho que contribuir al trabajo del
educador en el desarrollo de la sensibilidad en relacin con el
otro. Si este otro fuera joven, implica un mirar antropolgico que
contribuyera para contemplar al joven como un individuo que vive un
determinado periodo de su vida con exigencias y necesidades
propias. Si se quiere contribuir a la formacin humana de estos
jvenes y favorecer lo que ya traen en sus experiencias de vida,
debemos enfrentarlos como sujetos que son, que interpretan su
mundo, actan en l y dan sentido a su propia vida. Al igual que
Arroyo, armo que es por medio de este dilogo que se puede hacer de
la escuela un periodo ms humano, humanizador, una esperanza de una
vida menos inhumana.
135
36
Juarez Dayrell, Escola e culturas juvenis... op. cit.
JOVENes
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