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UNIVERSIDADDE BARCELONA
ISSN: 0210-0754 Depsito Legal: B.
9.348-1976 Ao IX. Nmero:
49 Enero de 1984
GEOGRAFA SOCIAL Y GEOGRAFA DEL PAISAJE(*)
Alberto Luis Gmez
Nota sobre el autor
Alberto Luis Gmez naci en Bilbao en 1946. Realiz sus estudios de
Geografa en la Universidad deBarcelona, donde obtuvo el grado de
Licenciado en junio de 1979, con una tesis sobre la geografa
socialmuniquesa. Durante dos aos ampli estudios en la R.F.A.,
principalmente en las universidades de Bonn yMunich, con una beca
del Servicio Acadmico Alemn de Intercambio (DAAD). Recientemente
hapresentado su tesis doctoral -La geografa del bachillerato espaol
(1836-1970). Historia de una crisis- enel Departamento de Geografa
de la Universidad de Santander, en donde ejerce como profesor desde
el ao1980. Sus centros de inters son la Geografa Social, y, dentro
de ella, la Geografa del Tiempo Libre, laDidctica de la Geografa as
como la Teora e Historia de la Geografa, habiendo publicado
diversos trabajosrespecto a las dos ltimas reas.
Es Colaborador de Geo-crtica y ha publicado en esta serie cuatro
trabajos, uno de ellos en colaboracincon L. Urteaga Geo-crtica n
14, 25, 38 y 48), y la traduccin de varios textos alemanes
Geo-crtica n14,21,22,24 y 26).
El desarrollo de la geografa social aleja a los gegrafos de las
ciencias naturales... ya que ...a partir del mismo instante en que
lageografa deja de limitarse al estudio de las relaciones entre el
hombre y el medio fsico, es inevitable que el estudio de los
hechoshumanos quede cada vez ms vinculado a las dems disciplinas
sociales. (CLAVAL,1974)
En otro lugar, (Luis, 1983), pusimos de relieve las dificultades
de la geografa tradicional para incluir dentrode sus planteamientos
tericos a lo social como factor conforma dar del paisaje.
Ciertamente, como hanpuesto de relieve los trabajos de Otto,
Claval, Buttimer y otros a los que hicimos referencia en el trabajo
queacabamos de mencionar, lo social -en un sentido genrico- no
estuvo nunca ...ausente de la geografa(Capel, 1983, pg. 19); pero
nuestra disciplina lo abordaba de una manera indirecta.
Pese a la existencia de figuras aisladas que, como A. Ruehl o
Busch-Zantner (1937), reclamaron un autnticoenfoque
cientfico-social en la geografa a la hora de explicar las
relaciones existentes entre el espacio y lasociedad, desde finales
de los aos cuarenta y hasta mediados de los aos sesenta encontramos
tanto enFrancia como, sobre todo, en la R.F.A.(1), un intento
peculiar de combinar una preocupacin por lo social ennuestra
disciplina -dedicando una mayor atencin al estudio de los grupos
humanos y de la sociedad-, ascomo la firme voluntad de realizar
esto de una manera que estuviese dentro de la tradicin clsica
delpensamiento geogrfico, lo cual, de nuevo, permitira salvaguardar
la especificidad de la tarea del gegrafo,
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y, con ello, la supervivencia de la geografa como disciplina
diferenciada; es lo que se ha conocido como lageografa social
paisajstica, cuyos representantes alemanes ms importantes son H.
Bobek, W. Hartke, K.Ruppert y F. Schaffer.(2) En las pginas que
siguen a continuacin -a lo largo de los tres apartados-intentaremos
mostrar cmo, pese a las diferencias. existentes entre las
propuestas de estos autores y a losveinte aos transcurridos entre
los trabajos de Bobek y Ruppert-Schaffer, existen en los mismos una
serie desimilitudes en lo que se refiere a conservar puntos de
vista de la geografa regional en relacin con la teoradel
conocimiento: su aproximacin a lo social volver a ser substancial,
alejndose cada vez ms de laspautas ofrecidas por las ciencias
sociales para explicar el comportamiento espacial de los grupos
humanos.
Hans Bobek o la propuesta de una geografa social paisajstica
Desde finales de los aos cuarenta, se hace patente en la
geografa la necesidad de prestar una mayoratencin al factor humano
como estructurador del paisaje. El primero en apoyar esta
reorientacin social(institucional) de la geografa humana fue el
gegrafo austriaco H. Bobek que, entre 1948 y 1962, formul
ennumerosos trabajos los principios bsicos de una geografa social
como parte integrante de la geografaregional.
Ya Busch-Zantner, en una de sus principales aportaciones
metodolgicas en trabajo publicado en el ao1937, persigui dos
objetivos que estarn en la mente de todos los gegrafos sociales
posteriores: haceroperativa para la investigacin emprica las
conexiones existentes entre el hombre y la naturaleza as comofijar
de nuevo las relaciones entre la sociedad y el espacio. Este autor,
defendiendo una lnea que sermarginal en Alemania y en otros pases
hasta despus de 1970, consideraba a la sociedad como el sujeto y
elobjeto de la geografa, sealando el carcter abstracto de su
anlisis cientfico. Junto a ello, rechaz unconcepto de espacio como
mero marco fsico y propuso una diferenciacin de la sociedad
teniendo en cuentalos criterios que se derivaban de la divisin
social del trabajo as como de las formas resultantes de lavaloracin
social.
Frente a esta propuesta que remita a la sociologa en el caso de
que se quisiesen averiguar las causas de laorganizacin espacial de
la sociedad, la alternativa de H. Bobek es mucho ms continuista,
enlazandoconscientemente con la geografa vida liana francesa y
proponiendo como concepto clave para explicar laorganizacin del
espacio de las sociedades modernas el de Lebensform (gnero de
vida).(3)
En el estudio de las relaciones existentes entre el espacio y la
sociedad, Bobek seala la necesidad de prestaruna mayor atencin a
esta ltima como factor bsico a la hora de modificar el paisaje.
Ahora bien, supropuesta es muy diferente a la defendida por
Busch-Zentner, puesto que su perspectiva geogrfico-social(regional)
le lleva a dirigir su atencin mucho ms hacia el sustrato material
de la sociedad (hacia el espacioen s) que hacia la sociedad en el
espacio. Adems, mientras que para Busch-Zantner la sociedad no
seentenda como la suma de una serie de elementos aislados (la
poblacin clasificada segn variables diversas),por lo que su mero
anlisis no era suficiente para explicar la dinmica interna de lo
social, Bobek, de unamanera substancialista y concreta, la
diferenciaba doblemente: por una parte, los grupos portadores de
lasfunciones antropgenas; por la otra, grupos de seres humanos cuya
caracterstica bsica era la de comportarsede una manera similar en
lo que a sus actuaciones sobre el espacio se refiere.
Otro de los aspectos en donde se pone de manifiesto la
peculiaridad de la geografa social paisajstica es en ladefinicin
del concepto de grupo. A la hora de abordar la formacin de grupos
sociales, Bobek renunciar aanalizar sistemticamente las causas
econmicas, polticas y psicolgico-sociales prestando
solamenteatencin a los valores y a las motivaciones en funcin de su
trascendencia espacial. Por ello, Bobekdistingui tres tipos de
grupos humanos: aquellos que tenan . una influencia similar en la
fisonoma delpaisaje, los grupos de caractersticas
estadstico-sociales -las cuales deban explicar el
comportamientohomogneo del grupo-, y agrupaciones de personas como
componentes que se articulan en complejos msgrandes histrica y
regionalmente delimitados: en sociedades.
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Esta utilizacin de conceptos substanciales, este esencialismo,
trajo como consecuencia que al plantearse lacuestin de localizar
las normas y los valores que originan el similar comportamiento
espacial de los gruposhumanos, Busch-Zantner y Bobek defiendan
alternativas diferentes. Mientras que para el primero
eraimprescindible estudiar la naturaleza social inmaterial y no
substancial de las motivaciones delcomportamiento espacial, el
segundo concretiza -vase Killisch- Thoms (1973, pgs. 8-9 y 17-25)-
lanaturaleza social de las motivaciones del comportamiento
espacial, proponiendo la investigacin de personasaisladas o de
grupos de caractersticas.
Finalmente, otra de las cuestiones que se ha prestado a muchas
confusiones ha sido la del pr8tendido enfoquefuncional utilizado en
nuestra disciplina, y pro- puesto por H. Bobek para la geografa
urbana en el ao 1927,con el que habran de evitarse las
insuficiencias de la aproximacin morfolgica al estudio del
paisajecultural.(4) La problemtica planteada por el funcionalismo
en las ciencias sociales en general as como lacoherencia interna de
sus proposiciones cientficas fue abordada por Nagel (1974, pgs.
468-481). Y tantoHarvey (1969, pgs. 433-466) como Hard (1973, pgs.
229 y 287-88) se han ocupado de estudiar suaplicacin en nuestra
ciencia. Sin entrar en detalles, puesto que desbordara con muchos
los lmites denuestro estudio, queremos sealar el hecho de que el
funcionalismo fue un intento de explicar los fenmenossociales
utilizando modelos que procedan de la fisiologa o de las ciencias
naturales en un sentido msamplio, siendo su impacto muy fuerte
tanto en la sociologa como en la antropologa. Y, como ha
indicadoNagel (1974, pgs. 470-473), el trmino anlisis funcional ha
sido empleado por los cientficos sociales demuy diversas
maneras.
En el campo concreto de la geografa, diversos autores han puesto
de relieve durante los ltimos aos laambigedad y la peculiar manera
con la que se han utilizado en nuestra disciplina los trminos
defuncionalismo o anlisis funcional.(5) Harvey (1969, pgs. 440-441)
en su obra fundamental, trasanalizar diversos problemas lgicos de
las explicaciones funciona listas, distingui entre un
funcionalismofilosfico y un funcionalismo metodolgico, radicando la
diferencia fundamental entre los dos en que elprimero parte de
supuestos previos metafsicos, mientras que el segundo se apoya en
proposiciones que, porlo menos en parte, pueden ser evaluadas
empricas y objetivamente. En su opinin (Harvey, 1969, pg. 441),pese
a que en nuestra disciplina no se defendieron explcitamente
filosofas funcionalistas como en lasociologia o en la antropologa,
en la prctica, sin embargo, el trabajo emprico del gegrafo se
hadesarrollado apoyndose en una serie de supuestos que, en su
conjunto, conllevaron una concepcinfilosfica del funcionalismo,
siendo un buen ejemplo de esto la consideracin holista de la
regin.
Y, en la misma direccin que Harvey, Hard (1973, pgs. 287-288)
-al ocuparse del tema del regionalismo ydel historicismo en su
famoso manual- indica la existencia en la geografa de un vago
funcionalismo,detallando las diversas acepciones con las que se han
empleado en nuestra disciplina las expresionesfuncional,
funcionalismo, enfoque funcional y conexin funcional.(6)
Lo expuesto anteriormente pone de manifiesto la dificultad de
combinar coherentemente en la geografa unenfoque cientfico social a
la hora de explicar la organizacin espacial de las sociedades
modernas con elmantenimiento del supuesto bsico de la geografa
humana tradicional: el intento de captar la esencia de losocial-de
la accin social-, como causa de las modificaciones de la estructura
paisajstica, utilizandoconceptos concretos. Y H. Bobek, con su
propuesta de una geografa social funciona lista, es el gegrafoen el
que mejor se evidencian estas contradicciones, puesto que no slo
mantiene como tarea bsica denuestra disciplina la explicacin del
paisaje cultural, sino que -en un tipo de sociedad en la que ya no
existenlas relaciones directas entre el hombre y el medio, y en la
que se ha roto el principio de autoctona, es decir,que la
organizacin espacial de un rea dada puede ser explicada por la
accin de agentes sociales que noradican en la misma sino que actan
a centenares de kilmetros de distancia-, pretende hacerlo
utilizandocategoras tericas que no se han liberado an de su
vinculacin a lo concreto como las de funcin,sociedad o grupo
social.
Precisamente, esta excesiva cosificacin de lo social, este
intento de derivarlo o de aprehender su estructurainterna a partir
del sustrato material en el que se desarrollaba la accin social,
era un problema que invalidaba
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buena parte de los trabajos empricos de nuestra disciplina, con
la consiguiente prdida de prestigio y derelevancia social. Ser
precisamente W. Hartke, junto con diversos autores franceses, el
que, en el ao 1959,propondr el abandono del paisaje como objeto de
estudio central de la geografa.
W. Hartke y el abandono del paisaje como objeto de estudio de la
ciencia geogrfica
Hasta el momento hemos expuesto las dificultades de la geografa
regional clsica para aproximarse a losocial de una manera
indirecta. Y, pese al gran esfuerzo realizado por H. Bobek, al que
Buttimer (1967, pgs.36-37) considera como el constructor de la
geografa social moderna, nuestra disciplina segua sin
utilizarteoras y mtodos elaborados por las ciencias sociales a la
hora de explicar la organizacin espacial de lassociedades
industriales.
Claval, en diversos trabajos (1974, 1967 Y 1970), pero sobre
todo en su libro Prncipes de GographieSociale (1973, pgs. 44 y
ss.), que no ha tenido la difusin que se merece en nuestro pas, ha
dedicadoatencin al problema planteado en la geografa a partir de
los aos treinta del siglo actual, precisamente, porel intento de
querer fundamentar una geografa social sin hacer referencia a una
teora explicativa generalque slo poda venir del mbito de las
ciencias sociales.
Como hemos intentado resaltar (en Luis, 1983), a partir de Vidal
de la Blache -sobre todo-, la evolucin de lageografa es, en cierto
modo, paradjica. Lo cual se debe a que, visto exclusivamente desde
el punto de vistade la argumentacin racional y dejando de lado los
aspectos estratgicos-institucionales de toda nuevaproposicin
cientfica, es contradictoria. Y lo es porque, por un lado, se
reivindica cada vez con ms fuerza lacomponente humana de la
geografa; pero, por el otro, se hacen propuestas que prescinden
conscientementedel anlisis directo de los grupos humanos que son
los agentes transformadores del espacio.
Realmente, no se puede afirmar que en nuestra disciplina no se
haya remarcado la importancia de lo social,pues hasta para O.
Schlter, patrocinador del enfoque morfolgico a la hora de analizar
el paisaje cultural,es la vida en sociedad, la relacin entre el
individuo y la sociedad lo que da el sentido ms profundo a
lageografa urbana.(7) Pero, detrs de estas afirmaciones demasiado
genricas, cuando se investigan laspropuestas concretas de los
gegrafos encontramos que el elemento central de sus investigaciones
es elpaisaje o la regin. Y que, si bien para la explicacin del
mismo era necesario acudir a una serie de grupossociales
relevantes, stos, para no entrar en competencia con otras
disciplinas, eran seleccionadosexclusivamente en funcin de su
relacin con el medio.
Las diferencias entre la geografa y la sociologa en lo que se
refiere a e;ta auestin viene de antao.Buttimer (1980, pgs. 44-51)
ha puesto de manifiesto la distinta concepcin que Ratzel y Durkheim
tenandel grupo social. Mientras que el primero consideraba a los
grupos sociales desde un punto de vista ecolgicocomo clulas
biolgicas relacionadas con su entorno, para el segundo el grupo era
el producto de unaconciencia colectiva que se haba formado dentro
de un marco institucional. y la obra de L. Febvre, de
tantatrascendencia, y para el que -siguiendo a Vidal de la Blache-
la geografa era la ciencia de los lugares y no delos hombres, he
ah, en verdad, el ncora de salvacin, (8) pretendi delimitar
absolutamente el campo dela geografa humana y el de la morfologa
social. Lgicamente, teniendo en cuenta su punto de partida,
anuestra disciplina le correspondera el estudio del paisaje y el de
los grupos sociales con una base territorial,dejando de lado el
anlisis de las ...agrupaciones (sociales) no territoriales..., (9)
puesto que estabanincluidas en los dominios de la sociologa.
Sauer (1931 ), en un importante trabajo, distingui entre una
geografa humana, que se ocupara de lasrelaciones entre el hombre y
el medio, y una geografa cultural dedicada al estudio de las
transformacionesdel paisaje natural en paisaje cultural debido a la
accin modificadora qel ser humano. Y pese a que estageografa no
haba prestado excesiva atencin al ser humano, sino que ...ms bien
ha dado muestras endeterminados momentos de tendencias excesivas en
sentido contrario, el gegrafo norteamericano era
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tambin partidario de la opinin general segn la cual ...el
hombre, por s mismo... no era objeto ...directode la investigacin
geogrfica.(10)
Ya hemos indicado al comienzo que la elaboracin de una geografa
social paisajstica, la cual intentaballegar a la estructura interna
de la accin social a travs de lo concreto en el paisaje, no se
realiz solamenteen Alemania. Tambin en Francia y en los pases de
habla inglesa encontramos propuestas que son similaresa las de H.
Bobek y que son precursoras del trabajo metdico de W. Hartke
aparecido en el ao 1959, pese aque, conceptualmente, este autor
propugna para la geografa una direccin cualitativa diferente
comoveremos ms adelante.
En Francia, Demangeon (1942) public una de las contribuciones
metodolgicas ms importantes de la pocareferida a los problemas de
la geografa humana, cuya influencia, en opinin de Claval (197O,
pgs. 418-421) se ha dejado sentir hasta hace bien poco en el pas
vecino.(11)
Significativamente titulado Una definicin de la geografa humana,
la aportacin del gegrafo francs estdividida en dos partes que se
ocupan de cuestiones referidas al mtodo y a los problemas
existentes a la horade definir el objeto de nuestra disciplina.
Respecto a lo primero, se propone decididamente el mtodoposibilista
(12) as como la necesidad de no abandonar en nuestro trabajo lo que
hemos venido denominandocomo el concretismo geogrfico.(13) Y, junto
con ello, la defensa del mtodo gentico a la hora de explicar
laimagen del paisaje cultural. El gegrafo, se nos dice, ha de
recurrir a la historia pues muchos de loshechos que, consideramos
en funcin de las condiciones presentes nos parecen fortuitos, se
explican desde elmomento en que se les considera en funcin del
pasado(14)
Pero lo que resulta de mayor inters para el tema que a nosotros
nos ocupa es la delimitacin que se proponepara la geografa humana.
Demangeon analiza en primer lugar los problemas planteados por una
definicinde la geografa segn la cual sta debiera ocuparse del
estudio de las relaciones de los hombres con el mediofsico, o del
estudio de las relaciones de las agrupaciones humanas con el medio
fsico.
Estas dos definiciones le parecen insuficientes, puesto que la
primera tiende a dar un peso excesivo a lainfluencia del medio
sobre el hombre, y la segunda es muy amplia. Debido a ello, propone
considerar a lageografa humana como el estudio de las agrupaciones
humanas en su medio geogrfico. Lo cual tendrapara Demangeon una
doble ventaja: por una parte, la sustitucin de la expresin medio
fsico por la demedio geogrfico hace nfasis en el papel activo del
ser humano como modificador de la naturaleza; por laotra, y esto
tiene una gran importancia puesto que el gegrafo francs aspiraba a
delimitar definitivamente elcampo de la geografa, su propuesta
conceda a nuestra disciplina un objeto de estudio que no era
trabajadopor ninguna otra ciencia, por lo que se garantizaba mejor
su supervivencia.(15)
Vemos pues que la definicin de la geografa humana propuesta por
Demangeon no aporta soluciones alproblema que nos ocupa, siguiendo
las pautas tradicionales segn las cuales en nuestra disciplina,
pese ahablarse constantemente del hombre, de la sociedad y de los
grupos sociales, a la hora de delimitar losmismos se opta por una
perspectiva concreta, territorial. cientfico-natural y no por un
enfoque cientfico-social. La consecuencia de ello es que los grupos
humanos que no tengan una vinculacin territorial, los msimportantes
en las sociedades modernas, no interesan a la geografa.
El paisaje: de objeto de la geografa a mero campo de observacin
de fenmenos sociales.
No cabe duda que una buena parte de las dificultades que
encuentra el gegrafo para explicar los problemasrelacionados con la
organizacin espacial de las sociedades modernas tienen su origen en
su escasaformacin cientfico-social, tanto terica como metdica, como
lo han puesto de manifiesto ya desde hacelargo tiempo autores como
Steinmetz, Ruehl, u otros tan poco sospechosos de heterodoxia
geogrfica comoBroek (1944, pgs. 250-252), Troll (1947, pg. 5) o
Watson (1953, pg. 469 sub. A.L.), el cual se quejaba deque muy
...pocos gegrafos haban tenido algn tipo de preparacin
sociolgica..., por lo que ...muypocos (eran) competentes para
tratar con los factores sociales inmateriales en la escena
geogrfica.
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Ciertamente, hacia los aos cincuenta, gegrafos de diversos pases
se haban dado cuenta de las deficienciasde su paradigma terico para
explicar la organizacin espacial de las sociedades modernas,
debido,precisamente, a una insuficiente consideracin de lo
social.
Ante este dilema surgen dos alternativas diferentes a la hora de
abordar el estudio del comportamiento de losgrupos humanos. Unos,
en la lnea de Bobek, aspirarn a una comprensin intuitiva de la
totalidad de laimagen del paisaje cultural, al que consideran como
un espritu objetivado. A partir de ciertos estilos depaisaje
cultural pretenden deducir el espritu cultural y econmico que ha
originado esa determinadaimpronta del paisaje cultural. Por ello,
su objetivo ltimo est en la lnea de la geografa clsica: interpretar
oexplicar el paisaje. Otros, de los que Hartke es en Alemania el
mejor exponente y quizs R. Brunet enFrancia si seguimos a Claval
(1973, pg. 47), intentan, a travs del paisaje, deducir procesos
sociales consignificacin espacial. El paisaje es para estos autores
slo un campo de observacin. Y mediante ciertosindicadores en el
paisaje (visibles en una primera fase), se pretende explicar
procesos sociales modificadoresdel espacio. La meta ltima de estos
gegrafos no es la de interpretar o explicar el paisaje, sino la
deemplearlo para explicar el comportamiento de los grupos sociales
con significacin espacial.
La conciencia que tenan los gegrafos de este problema se
manifiesta -hasta 1959, y sin tener en cuenta laobra de Bobek a la
que ya hemos hecho referencia-, en la aparicin de diversos trabajos
metodolgicos queabordan el tema desde alguna de las dos posturas:
(16) Chatelein (1946 y 1947), George (1947), Cholley(1948), Sorre
(1948) -que seala la insuficiencia del concepto de modo de vida al
aplicarlo a sociedades noagrarias-, Watson (1953), Chatelein (1953)
-que distingue entre una morfologa social o geogrfica de lasclases
sociales y una geografa de la vida social a la que tambin denomina
geografa sociolgica o delcomportamiento social-, y el importante
libro de Sorre (1957) que retoma desde una postura ms ecunime
elproblema de las relaciones entre la geografa y la sociologa al
que dedic su atencin L. Febvre, defendiendola necesidad de una
mejor colaboracin, y ms estrecha, entre estas dos ciencias.
Es precisamente dentro de la tradicin de aquellos autores que,
insatisfechos con la posicin predominanteque se le conceda al
paisaje en la geografa tradicional -a costa de dejar en segundo
trmino a lo social-,intentaron utilizarlo como un campo de
observacin a partir del cual poda obtenerse hiptesis para
explicarel comportamiento espacialmente relevante de los grupos
sociales, donde hay que situar la importantecontribucin metdica de
W. Hartke, que, publicada en el ao 1959, se ha convertido ya en un
clsico de lageografa social alemana.(17)
A lo largo de toda la dcada de los aos cincuenta, este
autor,(18) y discpulos suyos como Ruppert (1955)haban .publicado
numerosos trabajos en los que ya puede comprobarse una estructura
argumental que difieredel enfoque propuesto por Bobek, como seal
claramente D. Bartels tanto en su habilitacin a ctedra-Bartels
(1968, pg. 159)- como en diversos trabajos suyos aparecidos
posteriormente.(19)
El punto de partida era la consideracin del paisaje como el
resultado de la valoracin humana, aspirandosiempre a una explicacin
de fenmenos sociales a travs del mismo. Y, en lo que se refiere a
la concepcindel grupo, Hartke considera totalmente insuficiente su
definicin utilizando solamente sus vinculaciones conun territorio
dado. El grupo es para l una institucin que genera valores (el
gegrafo alemn llega a hablarde la existencia de una coaccin
originada por un grupo), los cuales son la causa del
comportamientohomogneo sobre el espacio de las personas que
pertenecen al mismo.
Dado que una parte del trabajo humano se plasma en el paisaje,
estas huellas pueden ser empleadas comoindicadores para averiguar
la existencia, el radio de accin y los lmites de los espacios en
los que actuan losgrupos con similar comportamiento.
La tarea de la geografa social, y esto supona una innovacin de
gran importancia hacia los aos cincuenta,era la determinacin de
espacios sociales caracterizados por un comportamiento homogneo de
ciertosgrupos sociales. Por ello, el inters del gegrafo se desplaz
hacia la bsqueda de correlaciones entre ciertascaractersticas
sociales y paisajsticas. Es el enfoque de los indicadores o de los
ndices sociales.( 20)
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El espacio geogrfico como espacio psicolgico-social.
Ciertamente, no vamos a caer en el error de considerar que la
segunda fase de geografa social paisajstica, dela que W. Hartke es
uno de sus mximos exponentes, signific una ruptura con la geografa
tradicional ascomo la aceptacin total de los postulados
cientfico-sociales en nuestra disciplina. Buttimer (1967, pg.
38)sealaba hacia finales de los aos sesenta las diferencias
cualitativas existentes entre los enfoques propuestospara la
geografa social por T. Haegerstrand y por W. Hartke: el primero
deductivista en la lnea de lageografa neopositivista, y el segundo
inductivista mucho ms cercano a la tradicin geogrfica clsica. Y
enotro trabajo, la misma autora -Buttimer (1975, pg. 130)- pona
claramente de manifiesto, como tambin loapuntaba Claval (1974, pgs.
169-80), que llamar geografa sociolgica a la investigacin realizada
enMunich -en donde Hartke estuvo de catedrtico- puede inducir a
error.
Pese a ello, no conviene tampoco minusvalorar la importancia del
gegrafo alemn, tanto por lo que supusosu propuesta como por el
impacto que tuvo en Francia -pas con el que Hartke tuvo abundantes
relaciones-.(21)
Sin romper en absoluto con una parte de la tradicin del
pensamiento geogrfico, la alternativa ofrecida a lageografa social
presentaba diversas ventajas para los miembros de nuestra
comunidad, siendo la msimportante en nuestra opinin el haber puesto
en el centro de inters del gegrafo la explicacin de
diversasactividades humanas con significacin paisajstica. El
paisaje, que segua desempeando un importantepapel en la
investigacin geogrfica, puesto que se utilizaba como campo de
observacin, como una placafotogrfica en la que quedaban reflejados
una parte de los procesos sociales -enfoque este que
segualegitimando la especificidad de la tarea del gegrafo-, era el
resultado de la valoracin humana.
Watson (1953, pg. 471), resaltaba el papel desempeado por los
factores subjetivos en la organizacin delespacio, haciendo
referencias a ideas defendidas por Farde y Bowmann en trabajos
aparecidos en el ao1934, que sealaban el hecho de que entre el
medio fsico y la actividad humana transformadora del mismose
interponen siempre una serie de escalas valorativas -pautas
culturales-, que difieren entre los diversosgrupos sociales.
Teniendo en cuenta esto, para Hartke la tarea de la geografa social
era la delimitacin deespacios geogrficos caracterizados por el
comportamiento similar de un grupo social, puesto que era ste
elportador de la valoracin. Y estos espacios, a los que se les
puede designar como geogrfico-sociales, leparecan a Hartke mucho ms
geogrficos y reales que las unidades espaciales que se obtenan
utilizandocomo criterios de delimitacin los geofactores
clsicos.(22) y en lo que respecta al concepto de grupo, en
elgegrafo alemn se encuentra una concepcin que, pese a sus
insuficiencias(23) supone un avance importantecon respecto a las
anteriores. El grupo social se entiende como una cantidad de
personas con similarescaractersticas sociodemogrficas, postulndose
que personas que poseen dichas caractersticas pertenecen aun mismo
grupo y se comportan en el espacio de una manera similar. Al revs
que Bobek, para quien elgrupo econmico-social era el que
determinaba el comportamiento del individuo, Hartke defendi la
tesissegn la cual era la situacin econmica la que explicaba los
comportamientos homogneos de personas en elespacio. Pero, a nivel
de ~stmulo, y esto es tambin lo que convierte a Hartke en un
pionero, en su trabajo seesboza otra concepcin del grupo que va ms
all de la mera cantidad de personas que poseen
similarescaractersticas estadstico-sociales. El grupo social es
concebido como una institucin que genera valores,guiando y
vigilando el comportamiento de sus miembros, por lo que se plantea
aqu una explicacin delcomportamiento humano entendida como algo 'ms
que una mera correlacin del mismo con
caractersticasestadstico-sociales.
No es de extraar que Hartke (1959, pg. 429) ponga de manifiesto
la estrecha relacin que debe existir entrela Geograhie des Menschen
(este es el trmino que emplea) y la sociologa para llevar adelante
su programade trabajo -la bsqueda de indicadores paisajsticos, o de
ndices, a travs de los cuales poder llegar aprocesos sociales con
trascendencia espacial-, mxime si se tiene en cuenta la respuesta
tan poco satisfactoriaque hasta el momento haban dado a esta
cuestin las ciencias sociales.
Con W. Hartke se abri, pues, una va de colaboracin ms intensa de
la geografa con las ciencias
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sociales(24) Las consecuencias para nuestra disciplina sern muy
positivas, como se puso de relieve a finalesde los aos sesenta con
la propuesta de la tercera fase de la geografa social
paisajstica.
La alternativa de Ruppert/Schaffer (1969): acercamiento o
alejamiento de las ciencias sociales?
Durante la dcada de los aos sesenta el problema de la bsqueda de
una fundamentacin terica consistenteseguir preocupando a los
gegrafos de diferentes pases, existiendo numerosos trabajos que se
ocupan deesta cuestin, si bien la mayora de los mismos se sitan
dentro de la tradicin gegrafico-regional clsicaque coloca al
paisaje o a la regin, como objeto a explicar, en el primer pIano y
que sigue propugnando unaaproximacin indirecta a lo social.
A partir del ao 1960 pueden encontrarse aportaciones que
pretenden fijar la posicin de la geografa socialdentro de la
geografa humana, como las de Keunig (1960 Y 1968) o Vries Reilingh
(1973). Este ltimoautor, en el epgrafe titulado Sociografa de la
obra dirigida por R. Koenig y dedicada a los problemas de
lainvestigacin emprica, intenta delimitar lo que l denomina
sociologa geogrfica (o el estudio de ladistribucin espacial de los
fenmenos sociales) de la geografa sociolgica o sociogeografa
(entendidacomo el anlisis de las estructuras y relaciones sociales
relevantes en un rea dada), y de la sociografa,que, para l, es el
estudio del campo total de la vida social desde un punto de vista
geogrfico.
Junto a este tipo de trabajos aparecen tambin manuales de tanta
repercusin en Espaa como el de Derruau(1971) en el que SE defienden
puntos de vista muy tradicionales en relacin con el tema que aqu
nos ocupa.(25) y la misma postura de recelo en lo que se refiere a
las relaciones que deben existir entre la geografa y lasociologa se
encuentra tambin, aunque menos dogmtica que la defendida por otros
autores, en Sorre(1967, pg. 179).
Uno de los intentos de buscar una base en la que apoyar la
geografa social, pero combinado con laaceptacin de los postulados
de la geografa tradicional, fue el realizado por P. George, el
cual, influido porun marxismo de tipo economicista, pretenda
explicar los grandes hechos de la geografa humana reduciendolos
fenmenos sociales a fenmenos econmicos -polmica que se desarroll
tambin en Alemania entreBobek (1962b) y Otremba (1962), si bien
desde otros supuestos ideolgicos-.(26)
Mucho ms interesante que la geografa social defendida por P.
George -autor que se ha traducido alcastellano numerosas veces, y
que, como bien indicaba Claval (1974, pg. 168) ya en el ao 1964,
est dehecho mucho ms cerca de la geografa clsica de lo que cabra
presumir, lo cual puede comprobarseanalizando diversos trabajos
suyos(27)- son los trabajos de Rochefort (1961 y 1963) que proponan
ya unageografa social entendida como una geografa del
comportamiento y que recababa una mayor atencin hacialo social en
nuestra disciplina.(28) y lo mismo sucede con las aportaciones de
los socilogos que, comoChombart de Lauwe (1956, pg. 248) (29) haban
mostrado desde hace largo tiempo una preocupacin por elestudio de
los aspectos espaciales de las relaciones sociales, distinguiendo
entre el espacio objetivo y espaciosubjetivo.(30)
A mediados de los aos sesenta nos encontramos con monografas que
se ocupan de la historia delpensamiento geogrfico haciendo especial
nfasis en cuestiones relacionadas con la geografa social, como
latesis doctoral de Buttimer (1964) o el importante estudio de
Claval (1974). y lo mismo sucede con diversosartculos realizados
por Buttimer (1965 Y 1968b), Pahl (1970 Y 1971), Wrigley (1970)
-estos ltimos en lalnea de la nueva geografa anglosajona-, Claval
(1966, pgs. 386-401) y Hadju (1968).
Sin embargo, la mayora de estos trabajos ponen de relieve las
dificultades con las que se encuentra lageografa social as como su
ambiguedad, puesto que ...carece de fronteras establecidas, no
tiene conceptocentral unificador, y ni siquiera se ha llegado a un
acuerdo respecto a su contenido.(31) Wrigley (1970, pg.9) hace
nfasis en el arcaismo que supuso la geografa vidaliana, puesto que
fue, en su momento, ...una
-
visin de cosas pasadas o a punto de pasar y no una visin de
cosas presentes o futuras. Y en estasretrospectivas se pone de
manifiesto que la geografa social paisajstica, aJ igual que la
geografa tradicional,careca de fundamentacin: la mayor parte de los
trabajos iniciales... destacaron ms por su cohesinartstica y por
las descripciones integrativas que por su valor analtico o terico
(Buttimer, 1968, pg. 129).
Pese a todos los esfuerzos realizados, y aunque alrededor de los
aos setenta apareciesen en la geografainternacional obras
innovadoras como las de Bartels (1968 y 1975),(32)
Abler-Adams-Gould (1977) y otras,(33) creemos puede afirmarse con
Claval (1973, pg. 66) que la distancia entre la geografa y las
cienciassociales haba aumentado y no disminuido, puesto que nuestra
disciplina era ms bien reacia a la recepcinde los avances que se
producan en las ciencias vecinas.
La concepcin geogrfico-social de la Escuela de Munich.
En la R.F.A., pas en el que los gegrafos se preocuparon siempre
por la fundamentacin terica de suquehacer prctico, se produjeron en
el umbral de los aos setenta diversas propuestas con el fin de dar
unasolucin al problema de la crisis de la geografa -ya sealada por
Hartke (1960)-, derivada de su escaso pesoespecfico como materia de
enseanza as como de su incapacidad terica para explicar la
organizacinespacial de las sociedades industriales modernas.
Por una parte, la habilitacin a ctedra de Bartels (1968) ofreci
un nuevo tipo de racionalidad para lageografa alemana -la
neopositivista-, definiendo a nuestra disciplina desde un punto de
vista metdico -y node una manera esencialista- como una ciencia que
describe y explica procesos en lo que se refiere a susmuestras de
difusin e interconexin sobre la superficie terrestre. Por otra
parte, la geografa tradicionalalemana se vio sometida a una severa
crtica tanto cientfica como ideolgica por parte estudiantil,
(34)debido a su falta de significacin social as como a la
contradiccin interna de muchas de las proposicionesde la geografa
del paisaje, que, como se sabe, se apoya en una peculiar concepcin
en lo que a la teora delconocimiento se refiere.
Junto a estas dos alternativas a la geografa clsica alemana, que
tuvieron un escaso eco a corto plazo debidoa que no entroncaban ni
cientfica ni ideolgicamente con el pensamiento tradicional, por lo
que fueronsentidas como algo extrao por la comunidad de gegrafos
alemanes -al igual que ocurri con lasimportantes aportaciones de
Hard (1970)-, Ruppert y Schaffer (1979), tomando como base ideas de
la tesisdoctoral de Schaffer (1968), ofrecieron en el ao 1969 una
nueva concepcin de la geografa social comoalternativa a la
desprestigiada geografa del paisaje, la cual alcanz una rapidsima
difusin y un gran xitoen la R.F.A., puesto que pareca solucionar
los problemas de la ciencia geogrfica tanto en el campo de
ladocencia como en el de la investigacin, y, adems, su propuesta
enlazada totalmente con la tradicingeogrfica alemana.
Hemos analizado con ms detalle en otro lugar (Luis, 1979), los
fundamentos bsicos de la nueva concepcingeogrfico-social que
propusieron Ruppert y Schaffer, la cual, por otra parte, haba sido
difundida ya en elao 1966 en un prestigioso diccionario
especializado en cuestiones referidas a la ordenacin del
territorio(Ruppert-Schaffer, 1966).
Entendida como el estudio de las formas de la organizacin
espacial de la sociedad, a las que se explica comoel resultado de
la interaccin entre los grupos humanos al realizar las funciones
vitales,(35) la concepcingeogrfico-social muniquesa, que se cree
heredera de la geografa humana tradicional tal y como sedesprende
de la interpretacin que hacen de la historia del pensamiento
geogrfico, considera tambin elpaisaje como el punto de partida de
su trabajo cientfico.
Al estudiar estas formas de organizacin del espacio por parte de
los grupos humanos, la geografa socialmuniquesa no slo pone nfasis
en la concepcin estructural del espacio sino tambin en la
procesual. En elenfoque estructural del espacio, que era el
determinante en la geografa social clsica, lo fundamental era
laexplicacin de la diferenciacin regional de la sociedad; en el
procesual, por el contrario -y ah vean
-
Ruppert y Schaffer una de sus principales aportaciones sobre
todo en lo que se refiere a la posibilidad deaplicacin de los
resultados del trabajo cientfico de la geografa social-, la atencin
del gegrafo estabadirigida hacia el surgimiento o hacia el cambio
de las estructuras espaciales existentes. De una maneradinmica, el
paisaje se considera aqu como ...un campo de procesos, a partir del
cual (gracias a la actividadde los grupos humanos)... se regeneran,
cristalizan o modifican nuevas estructuras (Ruppert-Schaffer,
1979,pg. 17).
Resumiendo, podemos sealar, pues, que los supuestos bsicos de
esta geografa social son los siguientes: enprimer lugar, el paisaje
cultural no es entendido esttica mente sino dinmicamente, como una
imagencompleja de las funciones vitales de una sociedad en un rea
dada. En segundo lugar, la organizacinespacial de dicha sociedad se
explica como el resultado de la interaccin de los diversos grupos
sociales quela componen al realizar las funciones vitales bsicas.
Finalmente, y como consecuencia de lo anterior, lageografa social
es definida como una geografa de los grupos humanos -grupos que, se
indicaexplcitamente,(36) han de ser distintos a los utilizados por
los socilogos-, a los que se les considera comolos responsables de
los comportamientos espaciales homogneos.
En funcin de lo dicho, han quedado ya esbozadas las ventajas de
carcter racional que la concepcingeogrfico-social muniquesa ofreca
a la comunidad de gegrafos alemanes, en relacin con la
viejaantropogeografa o con la misma geografa social paisajstica
defendida por H. Bobek. Por una parte, unamayor cientificidad, pues
para sus patrocinadores, no dejaba ...de lado los conocimientos de
las cienciassociales modernas... al concebirse como ...una geografa
de los grupos humanos, es decir, una geografasorial, (37) si bien
sobre esta cuestin existan ya por aquel entonces ideas no del todo
coincidentes entre lossocilogos y los gegrafos (38) as como entre
los mismos gegrafos.(39) Adems esta acentuacin delenfoque
geogrfico-social eliminaba de la geograffa el peligro del
determinismo, aunque Hadju (1968, pg.410) sealase la posibilidad de
estar incurriendo en un determinismo de tipo social. Y, junto a
ello, dos cosasan de gran importancia: el carcter afianzador de la
unidad de la geografa del principio geogrfico-social,(40) as como
la mejora de la imagen de nuestra disciplina dadas las nuevas
posibilidades que, como cienciaaplicada, se le abran a la geografa
en el mbito de la planificacin territorial.(41)
El proceso de argumentacin racional y estratgico-institucional
contra la geografa social muniquesa. Eltriunfo de la propuesta de
Ruppert-Schaffer fue fulgurante, difundindose sus ideas con una
enorme rapideztanto en el campo de la investigacin cientfica como
en el rea de la enseanza. Rhode-Juechtner (1975), ensu tesis
doctoral, presenta una lista de preferencias -obtenida mediante
encuesta- de los gegrafos alemanesen relacin con diversos temas
entre los que se encuentra el de la geografa social. De los 25
ttulos citados,10 tienen por autor a K. Ruppert, y a F. Schaffer, a
los dos conjuntamente o, dos trabajos, a K. Ruppert consu discpulo
J. Maier.(42) Y en el campo de la enseanza, otra encuesta realizada
por Hard-Wismann (1973)pone tambin de manifiesto la amplia difusin
de la concepcin geogrfico-social en los diversos niveleseducativos,
as como las esperanzas que tenan los docentes de que, con esta
nueva temtica, se mejorase elpapel de nuestra disciplina en el
currculo.
Pese al xito obtenido por la concepcin geogrfico-social
defendida por Rupprt-Schaffer, que tambin hapasado a ser un clsico
de la bibliografa alemana sobre este tema,(43) tanto la concepcin
de la geografasocial tradicional como la muniquesa recibieron
importantes crticas desde diversos sectores de la
geografaalemana.
No podemos detenernos aqu a exponer con detalle el contenido de
dicha crtica, cosa que, por otra parte,hemos realizado ya en otro
lugar (Luis, 1979, pgs. 97 -163). No obstante, queremos poner de
manifiesto que/a misma, pese a aparecer tempranamente en /a R.F.A.,
como lo demuestran los trabajos de Fuerstenberg(1970), Mueller
(1971) o Buchholz (1972) -dirigida contra la geografa social en la
lnea de H. Bobek-, o laya expresamente orientada a sealar ciertas
insuficiencias de la geografa social muniquesa -Leng
(1973),Birkenhauer (1974), Laschinger-Loetscher (1975) y
Rhode-Juechtner (1975, pgs. 98-153 y 1977)-, fue unacrtica
marginal, es decir, que no fue aceptada por la comunidad de
gegrafos alemanes, por lo menos en sumayor parte, hasta la
importantsima recensin efectuada por Wirth (1977) al manual que
sintetizaba los
-
principios bsicos de la geografa social muniquesa.(44)
Todos estos autores pusieron de manifiesto el carcter
continuista de la alternativa ofrecida por la geografasocial
alemana en la que, pese a las afirmaciones que se hacan en sentido
contrario, no se habansolucionado de una manera satisfactoria ni la
falta de teora cientfico-social ni el empleo de
categorassubstancialistas como las de funcin o grupo de nuestra
disciplina.
Fuerstenberg (1970, pgs. 35-40) seal la contradictoriedad
interna de la geografa social clsica en lo quese refiere a la teora
del conocimiento, puesto que se quiso compaginar el funcionalismo
-tal y como seutilizaba en las ciencias sociales, en donde por
funcin se entienden categoras tericas que no sonaprehensibles
fisonmicamente ni idnticas a los fenmenos mismos- con el
esencialismo epistemolgico dela geografa regional. (45)
Buchholz (1972, pgs. 89-92), socilogo de profesin, apuntaba ya
en el trabajo mencionado -cuyomanuscrito se entreg en 1968, es
decir, cuatro aos antes de su publicacin-, hacia los dos
problemasbsicos de toda la historia de la geografa humana: la
necesidad de buscar enfoques tericos que se liberen dela vinculacin
a lo concreto, al territorio, al paisaje, en las sociedades
industriales, por una parte; y que lateora ha de tener en cuenta
fuerzas sociales que son relevantes espacialmente, por la otra.
Ahora bien, lascausas de esta relevancia espacial no radican para
este autor en el grupo social -al que habra que definirtomando como
punto de partida el criterio de la interaccin social y no
utilizando pautas que ya haban sidorelegadas por los cientficos
sociales desde haca mucho tiempo-,(46) sino que era necesario
analizarlas en elcontexto de procesos sociales globales.
Lo que pudiramos denominar como la segunda fase de las crticas
dirigidas a la geografa social, sta ya deascendencia muniquesa, har
tambin hincapi en similares cuestiones insistiendo en su falta
defundamentacin cientfico-social. Leng (1973, pgs. 124-128) pondr
en duda el que la organizacin espacialrle la sociedad actual pueda
explicarse como el resultado de la interaccin de los grupos humanos
en eldesarrollo de las funciones vitales. Adems, el no aceptar la
pertenencia del concepto de funcin a dossistemas de referencia -al
del espacio cuando se trata de funciones de superficie, y al de la
sociedad, cuandose las considera como actividades del proceso de
pr09uccin y reproduccin de las condiciones necesariaspara la
perpetuacin y reproduccin de las condiciones necesarias para la
perpetuacin de un sistema social-,la concepcin geogrfico-social
muniquesa ser incapaz de explicar el carcter, el tipo de interaccin
y ladependencia cambiante de las funciones. Junto a ello, la
negativa a definir el grupo utilizando criteriossociolgicos -y
hacerlo meramente en funcin de su relevancia espacial o tomando
como punto de referenciasu mejor adaptacin al objeto de estudio-,
dificultar enormemente la explicacin del similar
comportamientoespacial de los seres humanos en las sociedades
modernas.
Finalmente,(47) Rhode Juechtner (1977, pgs. 167-169) puso de
relieve que los gegrafos socialesmuniqueses no jerarquizan la accin
social y la accin individual. Estos gegrafos aceptan la existencia
deuna polaridad entre el individuo y la sociedad, debido al marco
de condiciones que impone el Estado. Laalternativa que presentan
para explicar la organizacin espacial de la sociedad son los grupos
socialesportadores de las funciones y bajo cuya influencia estn los
individuos. Como los gegrafos se interesan porconocer cules son los
grupos sociales espacialmente relevantes -y no por las causas que
hacen que lo sean-,no se preocupan de analizar la relacin jerrquica
existente y entre el individuo, el grupo y la sociedad: paraellos,
la accin social no es cualitativamente diferente a la accin
individual.
Todas estas ideas, ya lo hemos indicado anteriormente,
alcanzaron un escaso eco en la comunidad degegrafos alemanes. Con
lo cual, no queremos en modo alguno restarles importancia, sino
todo lo contrario.Esta no aceptacin de la crtica a la geografa
social alemana, hasta bien entrada la dcada de los aossetenta, hay
que relacionarla, sin lugar a dudas, con estrategias
disciplinarias. En la R.F.A., la crisis de lageografa regional
-tanto a nivel cientfico como educacional- fue tan fuerte que todos
los esfuerzosinstitucionales se concentraron en rehacer la posicin
de la ciencia geogrfica. Debido a ello -como puedemuy bien
comprobarse en las instrucciones a las recopilaciones de textos
clsicos que aparecen por esa poca
-
en la R.F.A.-, los mismos relevantes de la comunidad de gegrafos
solamente rebatieron las crticas msdestructivas a la geografa del
paisaje, las cuales no provenan de la geografa social en absoluto
sino dela geografa neopositi,'ista (Bartels, Hard...) y de las
ideas defendidas por el activo colectivo estudiantilagrupado en
torno a la revista berlinesa Geografiker.
Solamente cuando la situacin mejor, por medio de E. Wirth, se
institucionalizaron cierto tipo de crticas -yno todas- a la
geografa social muniquesa, las cuales perseguan un doble objetivo:
suministrar a nuestradisciplina un armazn terico que explicara con
mayor consistencia la organizacin espacial de nuestrasociedad as
como reforzar la posicin de la geografa como ciencia diferenciada.
Respecto a la primeracuestin, ya hemos visto que constituye uno de
los problemas bsicos de nuestra disciplina. Algunos autores,como
Nickel (1971, pgs. 26-33), sealan la tradicional aversin que los
gegrafos han sentido siempre porla sociologa as como de una falta
de informacin sobre teoras y mtodos de esa ciencia que
pudieranemplearse con gran fruto en nuestra disciplina. Y Quaini
(1981, pg. 23) consideraba a la geografa humanacomo una ...ciencia
en construccin... que todava debe... (elaborar) gran parte de sus
bases tericas,epistemolgicas....
Precisamente, el trabajo de Wirth -que acaba de insistir sobre
esta misma problemtica, si bien referido aciertas insuficiencias de
la geografa del comportamiento, Wirth (1981 )-, tuvo el mrito de
apuntar en estadireccin resaltando la contradiccin interna de las
propuestas de la geografa social muniquesa. Pues, por unlado,
pretenden haber introducido los conocimientos cientfico-sociales
modernos en la viejaantropogeografa funcional. Pero, por el otro,
siguen utilizando conceptos substanciales como los defuncin, grupo
y sociedad e intentando superar contradicciones tericas empleando
tcnicas cada vezms referidas.
Por lo menos parcialmente, hacia 1980 segua siendo vlida la
afirmacin realizada por Steinmetz acomienzos de la segunda dcada de
nuestro siglo, segn la cual, el problema de la geografa humana era
el deponerse a la altura de las ciencias sociales para no
decepcionar, y en esta direccin -si bien conambigedades- ha
avanzado desde entonces la geografa social muniquesa.(48)
Acabamos de poner de relieve, fijndonos especialmente en la
geografa alemana -aunque bien pudierahacerse igual utilizando como
ejemplos las de otros pases-, los intentos realizados en nuestra
disciplina porrecuperar el atraso cientfico en el que se encontraba
inmersa en relacin con otras ciencias sociales. El cual,junto con
el educacional, y al que no hemos prestado atencin, pese a su
importancia, era el responsable desu prdida de imagen ante la
opinin pblica en general, y se deba a la pervivencia de una
concepcincientfica historicista que la incapacitaba para la
comprensin y explicacin de la problemtica espacial de lassociedades
modernas.
La geografa social, con sus diversas variantes, intent recuperar
ese atraso. Su voluntad de convertirse enciencia aplicada la
condujo a una utilizacin cada vez mayor de teora y mtodos
cientfico-sociales, si bienla necesidad de salvaguardar su
especificidad disciplinaria, hizo que tanto aqulla como stos
fuesenadoptados desde una ptica peculiar no exenta de dificultades,
como hemos tratadode poner de relieve.
Desde finales de los aos sesenta -en la R.F.A., pero mucho antes
en otros pases-, una parte del discursogeogrfico se situar en la
ptica cientfica del neopositivismo, abordndose el problema de la
organizacinespacial de la sociedad desde otros puntos de vista que
aportarn soluciones y plantearn nuevosinterrogantes a las que
esperamos poder prestar atencin en el futuro.
-
NOTAS
* Lo que aqu se presenta. si bien con ligeras modificaciones,
formaba parte de una investigacin ms amplia que, bajo el ttulo La
geografa del bachillerato espaol (1836-1970). Historia de una
crisis y dirigida por el Dr. Horacio Capel Sez, present como tesis
doctoral en el mes de septiembre de 1983 en el Departamento de
Geografa. Facultad de Filosofa y Letras. de la Universidad de
Santander.
1. Nuestro anlisis se concentrar en obras alemanas, pues fue en
este pas en donde se desarroll ms esta propuesta. En relacin con
los intentos franceses en la misma direccin, consltese Claval
(1973, pgs. 44-80). Dejamos de lado la problemtica de la geografa
anglosajona, que, desde los aos sesenta, avanz decididamente en
otra direccin. Vase Pahl ('970) Y Eyles (1974).
2. Entre los trabajos metdicos ms importantes sealamos los de
Bobek ('948); Bobek (' 950); Bobek (1953); Bobek (1961); Bobek
(1962a); Bobek (1962b); Hartke (1959); Ruppert-Schaffer (1979);
Schaffer (1968) Y Maier-Paesler-Ruppert-Schaffer (1977).
3. En relacin con la importancia de la sociedad como factor
modificador del paisaje. vase Bobek (1948, pg. 44); cit. segn
Storkerbaum (1969)~ El tradicionalismo de Bobek fue puesto de
manifiesto por Thomale (1972, pg. 196), al indicarnos que el
gegrafo austraco no prest atencin a los socigrafos -como Steinmetz-
ni a las investigaciones de la Escuela de Chicago.
4. Sobre esta cuestin, vase, entre otros, Troll (1947,
pgs.24-25); Platt (1962, pgs. 39-42); Overbeck (1954, pg. 218);
Steinberg(1967, pg. 13) Y Wrigley (1970, pg. 15)
5. Murcia Navarro (s.f., pgs. 110-112); Harvey (1982, pgs.
77-99); Gmez Mendoza-Muoz Jimnez-Ortega Cantero (1982, pgs. 62-63).
Y referido a la geomorfologa, Capel (1983, pgs. 33 y ss.) ha
mencionado el impacto del funcionalismo en esta ramade la
geografa
6. Este autor distingue cinco usos distintos que no creemos
necesario detallar. El diferente empleo del concepto de funcin en
la sociologa y en la geografa social fue puesto tambin de relieve
por Watson (1953, pg. 475).
7. Schlueter (1906); cit. segn Paffen (1959, pg. 361). Al igual
que otros pasajes, todas las traducciones al castellano son de
A.L.
8. Febvre (1961, pg. 57); vase tambin a este respecto las pgs.
32, 42, 43 Y 57-59. Este autor apoya su concepcin de la geografa
como una ciencia del paisaje en ideas de M. Sorre, en un trabajo
aparecido en 1913 y en el que se afirmaba que toda la geografa se
encontraba en el anlisis del paisaje (pg. 56).
9. Ibidem, pgs. 42-43.
10. Sauer (1931, pgs. 351 y 352). En la traduccin castellana,
pg. 622.
11. Autores del rea anglosajona que trabajaron en la direccin de
una geografa social paisajstica fueron, entre otros, Forde,
Bowmann, Watson, etc.
12. Nada pues -nos dice el gegrafo francs- de determinismo
absoluto sino solamente posibilidades..., Demangeon (1956, pg.
15).
13. La Geografa humana debe trabajar apoyndose sobre una base
territorial, Ibidem (pg. 15 sub. AL).
14. Ibdem, pg. 16.
15. El que A. Demangeon pretenda que esta delimitacin esencia
lista del objeto de nuestra disciplina garantizase mejor sus status
de ciencia diferenciada, queda muy claro al indicarnos que concebir
y limitar el contenido y el objeto de la Geografa humana no basta.
Son necesarios principios de mtodo, sea para abarcarlo bien, sea
para no salirse de sus lmites. Ibidem, p. 14 (sub. AL).
16. Vase Claval (1974, pgs. 161-180), en un captulo que trata de
las diversas geografas sociales.
17. Como lo demuestra su inclusin en la seleccin de textos
recopilada por Bartels (1970, pgs. 125-129). Lo que aqu aparece
es
-
un resumen del original.
18. Vase a este respecto Thomale (1972, pgs. 37-39) de su
exhaustivo apndice bibliogrfico sobre el tema de la geografa
social.Como paradigmticos del nuevo enfoque que se propone,
consltese Hartke (1953 Y 1956).
19. Bartels (1970a pgs. 31-33; 1907b, pgs. 14 y ss.). Es de
inters la polmica surgida en torno al trabajo de Hadju sobre la
geografa social alemana, Hadju (1968); Bartels- Peucker (1969).
20. Sobre el trabajo de los gegrafos sociales con indicadores no
directamente visibles, los denominados ndices, como la subscripcin
a peridicos, etc., vase Thomale (1972, pgs. 206 y ss.); tambin Hard
(1973, pgs. 190-195) y Claval (1973, pgs. 44-49), el apartado
primero del captulo segundo dedicado al tema de las relaciones
existentes entre el paisaje y la estructura social.
21. Claval (1973, pgs. 47-49). Las ideas de W. Hartke fueron
recogidas aqu en Espaa por M. de Tern en un trabajo que, pese a ser
muy citado, ha sido escasamente comprendido, en nuestra opinin
(Teran, 1964).
22. Vase respecto a estas cuestiones, Hartke (1959, pgs. 427
-428).
23. Sobre este tema, G ruber (1977, pgs. 4-11). Pese a no
haberla podido consultar, existe tambin una tesis doctoral dedicada
al problema de la formacin de grupos en la geografa social, Freist
(1976).
24. Vanse los diferentes enfoques dados en la sociologa y en la
geografa a la cuestin de las relaciones entre el espacio y la
sociedad en Herold (1969).
25. A la geografa humana se la sigue considerando aqu como una
ciencia que ...se interesa por la huella que dejan los grupos
humanos en el suelo: es, pues, una ciencia visual..., aunque al
mismos tiempo estudie lo que no se ve a lo que casi no se ve... en
cuanto que afectan a la vida de los grupos sobre el terreno. Y en
lo que se refiere a las relaciones entre la sociologa y la
geografa, el punto de vista es el de siempre. Nuestra disciplina no
se ocupa de estudiar ...las relaciones del hombre con el hombre...)
sino .../asdelhombre y su sostn territorial, Derruau (1971, pgs.
16-17 y 22-23, sub. AL).
26. Sobre esta polmica, vase Ruppert-Schaffer (1979, pgs.
15-16); tambin, Claval (1973, pg. 52).
27. Como. por citar solo a dos de los ms conocidos. George
(1974), especialmente la introduccin que se ocupa del tema de las
relaciones entre estas dos ciencias, pgs. 5-24; y George
(1973).
28. Sobre esta autora y sus ideas, vase Claval (1974, pgs. 174 y
ss.).
29. Citado segn Thomale (1972, pg. 159).
30. Chombart de Lauwe (1965 y 1976).
31. Buttimer (1968, pg. 131).
32. Este trabajo, con algunas matizaciones, apareci por vez
primera en Alemania en el ao 1970.
33. K. Cox, R.L. Morril, etc. -por no mencionar los trabajos
pioneros de Haegerstrand en Suecia-, que representan la introduccin
del conductismo para explicar comportamientos espaciales en una
geografa social de cuo neopositivista.
34. Vase Luis (1978, pgs. 5-21). La ponencia estudiantil se
encuentra traducida en ese mismo nmero, pgs. 22-42. Este trabajo,
aparecido por primera vez en la revista Geografiker se ha
convertido en un clsico de la geografa al haberse reproducido en un
volumen dedicado a los problemas de la geografa regional, Stewig
(1979).
35. Sobre las funciones vitales, vase Ruppert-Schaffer (1979,
pgs. 12-15).
36. La simple adopcin del concepto del grupo, tal como es
utilizado por los socilogos, no es en absoluto una solucin
satisfactoria, ibidem, pg. 19 (sub. AL).
-
37. Ibidem, pg. 14.
38. De lo cual son buena muestra las intervenciones de R. Koenig
y E. Otremba en el Congreso de Geografa celebrado en Kassel el ao
1968, Koenig (1969); Otremba (1969).
39. Varios autores (1969). El tema de las relaciones entre
espacio y sociedad, y en particular el comportamiento espacial de
los grupos sociales en las sociedades industriales, fue tratado de
un modo interesante por Krysmansky (1967).
40. Ruppert-Schaffer (1979, pgs. 15-16).
41. Ibidem, pg. 21.
42. Ocupan los lugares 1, 3, 6, 7, 11, 14, 21, 22, 23 y 24
43. Reeditado parcialmente en Bartels (1970, pgs. 451 -456).
44. El trabajo de Leng (1973) fue replicado por Ruppert-Schaffer
(1974). De la recensin de Wirth (1977) existe una traduccin
castellana, al igual que del librito realizado por
Maier-Paesler-Ruppert-Schaffer (1977), si bien esta ltima -llevada
a cabo por J. Gutirrez Puebla y Carmen Basno se ha publicado an.
Recientemente, se han vuelto a referir a la polmica de la geografa
social dos autores desde la R.D.A., Neumann-Kroenert (1980).
45. Nos parece de gran inters la idea de este autor segn la cual
en la geografa tradicional se intentaron fusionar tradiciones
(positivistas, historicistas y funciona listas) que se vinculaban a
diferentes teoras del conocimiento. Por aqu pudiramos ampliar
elenfoque pendular con que Capel (1983, pgs. 38 y ss.) analiza la
historia del pensamiento geogrfico. Y la sntesis que nos presenta
Capel en la fig. n 4 (p. 42) se vera enriquecida, puesto que en
todos los autores historicistas que seala existe tambin un
planteamiento funcionalista, si bien combinado con una manera
substancia lista de entender el concepto de funcin.
46. Buchholz (1972, pgs. 89-92). Este autor (pg. 90) indica que
los gegrafos sociales empleaban concepciones de la sociedad
yasuperadas por Pintschovious (1934), que no reduca aquella a un
conglomerado y grupos sociales.
47. Birkenhauer (1974) reconoca al principio de las funciones
vitales un valor heurstico, pero no consideraba que debieran guiar
la elaboracin de los nuevos planes de estudio, puesto que haba
procesos ms importantes -como los de la industrializacin,
urbanizacin, etc.- que se desarrollaban en nuestra sociedad, y en
torno a los cuales debieran centrarse los esfuerzos para la
elaboracin de un nuevo curriculo.
48. Vase Maier (1982, pgs. 160-276). Y tambin una interesante
introduccin a la problemtica de la geografa social, pgs. 1138. Un
punto de vista crtico respecto a las tesis defendidas por la
geografa social muniquesa en el campo de la Geografa del Tiempo
Libre, puede consultarse en Steinecke (1980). En Espaa, el anlisis
geogrfico-social de las actividades de la vida cotidiana est an en
sus comienzos, si bien han empezado a difundirse los puntos de
vista ms tradicionales de la geografa social muniquesa, vase
Gutirrez Puebla (1981). Por cierto, es difcil comprender la razn
por la cual este autor silencia la traduccin al castellano de
varias obras alemanas que menciona.
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Copyright Alberto Luis Gmez 1984 Copyright Geocrtica, 1984
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