La insurreccin pro-republicana de El Ferrol de Octubre de
1872
La insurreccin pro-republicana de El Ferrol de Octubre de
1872
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Desde un punto de vista de la poltica general del pas, el perodo
comprendido entre los veranos de 1871 y 1872 sera muy complejo y
movido. Junto con el comienzo del ya citado nuevo conflicto
carlista en Navarra y las Vascongadas y la entrada en territorio
espaol del pretendiente don Carlos, se sucedieron, en tan solo once
meses, seis gobiernos radicales, dos de ellos presididos por Manuel
Ruiz Zorrilla (24/7/1871 a 5/10/1871 y 14/6/1872 a 11/2/1873), uno
por el contralmirante Jos Malcampo (5/10/1871 a 21/12/1871), otros
dos por Prxedes Mateo Sagasta (21/12/1871 a 20/2/1872 y 20/2/1872 a
26/5/1872) y otro por el general Francisco Serrano (26/5/1872 a
14/6/1872).
Durante este perodo, y a pesar de los esfuerzos realizados por
Pi y Margall, los republicanos continuaron sin conseguir cerrar la
profunda herida abierta entre sus dos principales sectores y, sobre
todo, a partir de la formacin del segundo gobierno de Manuel Ruiz
Zorrilla a mediados de junio de 1872. Como consecuencia de esto, y
ante el temor de que el nuevo gobierno iniciara una poltica de
recorte de las libertades adquiridas con la Revolucin de 1868, el
sector intransigente de los republicanos convoc a finales del mes
de junio una reunin en el Teatro Circo de Madrid, en la que
claramente propusieron limitar las facultades del Directorio del
partido, y, pocas semanas despus, boicotearon la reapertura de la
Asamblea (15 de julio), mediante el abstencionismo a la misma de
sus representantes, lo cual condujo a que nuevamente se
suspendieran sus sesiones por falta de qurum. La escisin se
completara con la convocatoria de los delegados intransigentes de
una reunin paralela en la redaccin del peridico El Combate (situada
en el nmero 27 de la madrilea calle Len), en la que se plante,
abiertamente, dar inicio a una serie de sublevaciones armadas en
los prximos meses, que daran como resultado los frustrados intentos
insurreccionales de El Ferrol, Andaluca y Murcia.
Los malos resultados obtenidos por el sector intransigente del
republicanismo en las elecciones de agosto de 1872 (debido,
fundamentalmente, a su abstencionismo voluntario), produjo una
nueva situacin de disgusto y de desencanto entre sus dirigentes,
que terminara derivando hacia un agravamiento en su ya antiguo
enfrentamiento con los benvolos y en una campaa de descrdito del
sistema electoral vigente y de denuncia de los tradicionales y ya
comentados manejos y fraudes electorales del gobierno zorrillista
(parcialidad de los gobernadores civiles y alcaldes hacia
determinados candidatos oficialistas, eliminacin de las listas de
electores a previsibles opositores, dificultades a los candidatos y
seguidores republicanos, etc.). Desde esos momentos, su objetivo
primordial no fue otro que justificar la necesidad de la accin
insurreccional, como nica va para conseguir proclamar la repblica y
poner en marcha las reformas polticas y sociales que preconizaban,
e intentar atraer hacia sus planteamientos al sector benvolo del
partido. Enseguida comenzaron a plantearse la posibilidad de
organizar una serie de sublevaciones armadas en diferentes puntos
del pas y, para ello, encargaron a las diferentes "Juntas secretas
de accin revolucionarias" provinciales y locales la preparacin de
nuevos alzamientos armados.
Pero, mientras se llevaban a cabo los primeros contactos
preparatorios, un acontecimiento inesperado se produjo en la ciudad
del Ferrol, adelantndose, en ms de un mes, a la verdadera
insurreccin armada prevista desde Madrid para, al menos, varias
semanas ms tarde. Este acontecimiento, que se produjo, de forma
inesperada y con carcter prcticamente aislado, en el Arsenal Naval
y en la ciudad de Ferrol, el da 11 de octubre de 1872, consisti en
un alzamiento armado de gran envergadura (se vieron implicados
cerca de 2.000 hombres), cuyo origen se debi a diferentes causas
entremezcladas, entre las que cabran destacar los despidos y ceses,
dos aos antes (en junio de 1869), de 812 operarios de la Maestranza
del Arsenal Naval y funcionarios de diferentes organismos pblicos
locales, todos ellos de tendencia republicana, que se haban
producido por negarse a jurar la nueva Constitucin, y que, hasta la
fecha, seguan sin trabajo y sin ningn tipo de solucin a su difcil
situacin econmica, hecho que se vera reforzado, negativamente, con
la reciente visita del monarca Amadeo a dicha ciudad el 17 de
agosto pasado, sin que se hubiera solucionado previamente el
problema de la readmisin de los despedidos.
El citado levantamiento del Ferrol sera dirigido por el coronel
Bartolom Pozas (un militar de dudosa ideologa, al haber
evolucionado, sorprendentemente, y en tan solo unos pocos aos, del
carlismo ms furibundo al republicanismo federal), el teniente
coronel de Caballera Ortega y el capitn de fragata Braulio Montojo,
quienes, tras conseguir sublevar a cerca de 2.000 guardias de
Arsenales, infantes de Marina y personal de la Maestranza de la
Armada, se apoderaron de la ciudad de Ferrol, de su Arsenal Naval y
de varias unidades navales fondeadas en el mismo. La sublevacin
lograra sofocarse pocos das despus, tras el envo de fuerzas
militares del gobierno desde diferentes puntos prximos y no sin que
antes los sublevados consiguieran incendiar la goleta de guerra
Buenaventura y huir hacia Portugal a bordo de diferentes
embarcaciones menores.
El pronunciamiento republicano del 5 de agosto de 1883 en
Badajoz.
http://historiasdebadajoz.blogspot.com/
Amaneca el 5 de agosto de 1883 para los poco ms de 11.000
habitantes de BadajozLos ms madrugadores de aquel Domingo se
encontraron con la sorpresa de que la plaza de la Constitucin, y
todas las avenidas que dan a ella, estaban tomadas por fuerzas del
ejrcito, y las puertas de la ciudad cerradas sin dejar salir a
nadie.Sobre las siete de la maana empieza a circular la noticia que
a la una de la madrugada se haba insurreccionado la guarnicin,
habiendo preso a las autoridades civiles y militares, apoderndose
del telgrafo y de la lnea frrea.Se estaban desarmando a los
carabineros y guardia civil que se presentaban. Se susurraba que
iba a proclamarse la Repblica y que al frente del movimiento se
haba puesto Don Serafn Asensio Vega, Teniente Coronel de la Reserva
de Caballera.A las ocho la plaza de San Juan estaba ocupada por
grupos de curiosos que comentaban el acontecimiento y la
sorpresa.El regimiento de infantera de Covadonga, el de caballera
de Lanceros de Santiago y la compaa de artillera que guarnecen la
plaza comienzan a formar en columna de paseo en la plaza de Minayo,
quedando la caballera a lo largo de la acera del teatro.Sobre las
ocho y media, las fuerzas se dirigen a la plaza de la Constitucin
por la calle de Moreno Nieto a los acordes de la banda de msica de
Covadonga que tocaba la Marsellesa y el Himno del Riego.Tras
colgarse un emblema de la Repblica en la galera exterior del
edificio consistorial, el teniente coronel Asensio Vega, montado en
su caballo, se adelanta hasta el frente de las casas
consistoriales, donde areng en voz alta a las tropas primero y al
pueblo despus, en breves frases dijo que se haba proclamado la
Repblica espaola de orden, terminando su arenga con vivas a la
Repblica Espaola.Despus regresan las tropas a sus respectivos
cuarteles.La casa del Ayuntamiento es invadida por algunos
exaltados que descolgaron el retrato del rey Alfonso XII, que
estaba en el saln de plenos del Ayuntamiento, y lo arrojaron por el
balcn a la plaza, donde lo hicieron pedazos.Delante del cuartel de
Infantera el teniente coronel Asensio Vega se dirigi a la
muchedumbre y la hizo entender con enrgicas frases que al proclamar
la Repblica quera la libertad con mucho orden; que el vecindario se
dedicara a sus faenas ordinarias; pues los soldados que haban
proclamado la Repblica estaban encargados de mantenerla y de
reprimir cualquier desorden, y concluy manifestando que la tropa
estaba cansada y era preciso dejarla descansar no obligndola a
salir de los cuarteles.La poblacin tom al poco rato su aspecto
ordinario, se retiraron los caones que haba situados en el campo de
San Vicente, frente al cuartel de la Guardia Civil, y los guardias
municipales y de orden pblico no dejaron de estar en las calles,
notndose slo algunos trabajadores del campo en las calles, ya que
era festivo y no les dejaban salir fuera de la poblacin.Qu estaba
ocurriendo?En Barcelona, el 27 de julio, se celebr una reunin para
concretar la fecha de un pronunciamiento militar, donde se acord
que la sublevacin sera el da 5 de agosto a la una de la
madrugada.Era una reunin que perfilaba los ltimos detalles de la
rebelin militar organizada por la Asociacin Republicana Militar
(ARM), una sociedad secreta militar, con fuerte inspiracin e
influencia masnica, fundada el 1 de octubre de 1880 con la
aprobacin de Don Manuel Ruiz Zorrilla, dirigente republicano
exiliado, que mantena incansablemente sus ideas de propiciar
rebeliones militares para volver a intentar la panacea
republicana.Dicha asociacin militar secreta de signo subversivo y
radical, no era ms que la continuacin en el Ejrcito de la tradicin
del mismo signo que se haba iniciado en un sector del Ejrcito
durante la guerra de la Independencia, y que luego se haba
reproducido, en muy diversas circunstancias, hasta el estallido de
la guerra cantonal de 1873.Aunque la Restauracin luch por todos los
medios para reprimir este tipo de actividades extremistas, en
realidad no logr erradicarlas, prueba de ello es que continuaron
durante la Dictadura de Primo de Rivera, en la transicin y
desarrollo de la Segunda Repblica, y en la Guerra Civil de 1936.El
propsito de la ARM era alistar militares de todos los grados, desde
generales hasta sargentos, para dar un golpe de Estado.La penosa
situacin militar constitua de por s un excelente caldo de cultivo
para una asociacin secreta de sus caractersticas, no slo porque
segua vivo el sentimiento republicano en el mbito castrense, sino
porque al trmino de la Guerra de los Diez Aos de Cuba (1868-78) se
haba producido el retorno de oficiales descontentos y permita
contar con sectores jvenes menos inclinados que los generales a
acatar con respeto el poder constituido.El secretario de la ARM era
el capitn Melchor Muoz Epelde, destinado en el Batalln de Reserva
de Badajoz, que consigui incorporar a la organizacin al teniente
Coronel Serafn Asensio Vega y al comandante Pedro Marn de Bernardo,
secretario del Gobierno Militar de Badajoz, que seran los que se
pondran al frente de la insurreccin.En cuanto con la participacin
civil era escasa, se cont con Don Rubn Landa, abogado y periodista,
exdirector del peridico La Crnica.Das antes del pronunciamiento, un
emisario de Madrid, don Ezequiel Snchez, trajo las rdenes con los
ltimos detalles para el movimiento, que deba ejecutarse a la una de
la madrugada del da 5. En este pliego en sobre lacrado vena una
carta de Ruiz Zorrilla para el teniente coronel Asensio Vega, las
contraseas de los asociados y las ordenes para otros puntos de
Extremadura donde haba afiliados que deban secundar el
alzamiento.La contrasea era "libertad y orden" y se decidi que el
lugar de concentracin sera la plaza de Minayo, donde estaba situado
el cuartel de Infantera.Segn el plan de la ARM acordado, la
sublevacin se emprendera de forma simultnea en cuatro ciudades
importantes: Barcelona, Valencia, Zaragoza y Badajoz, aadindose
despus La Rioja.El grito sera:Viva la Repblica espaola!y se
restablecera la Constitucin de 1869.En cuanto a las veintids
guarniciones comprometidas restantes, unas tendran que sumarse al
pronunciamiento desde el primer momento y otras permaneceran a la
espera del triunfo en las principales guarniciones por disponer de
escasos medios.Tras la concentracin del grueso de la guarnicin a la
una y pocos minutos de la madrugada de este 5 de agosto, a las dos
y media de la madrugada fueron simultneamente presos en sus
habitaciones el general Salcedo, los dos subinspectores de
artillera e ingenieros, coroneles de Estado Mayor y caballera,
tenientes coroneles de Estado Mayor, caballera y carabineros,
capitn y oficiales de la compaa de artillera; algunos otros
oficiales y el gobernador civil. Son confinados en el Cuartel de
Ingenieros.Despus del pronunciamiento del teniente coronel Asensio
Vega en la plaza de la Constitucin, siguiendo las instrucciones de
la Junta de Madrid, se intent formar una Junta de guerra Mixta,
compuesta de las diferentes facciones republicanas, pero las
personas de ms significacin de la ciudad se negaron a formar parte
de esta Junta, que qued constituida solamente con los hombres que
hemos ido nombrando como protagonistas en el movimiento.Algunos
elementos de la poblacin civil pidieron armas para defender la
Repblica, pero en ningn momento se accedi a estas demandas ya que
los militares desconfiaban de la utilizacin que de aquellas pudiese
hacer el pueblo.La Junta revolucionaria nombr capitn general al
teniente coronel Asensio Vega y al comandante Marn de Bernardo
general segundo cabo.Rubn Landa, fue elegido gobernador civil.El
trascurrir de este da para los sublevados comenz a ser angustioso
al comprobar que en el resto del pas la tranquilidad era total.
Por qu no se haban producido ms levantamientos en el resto del
pas?El 4 de Agosto, a la espera de recibir una importante suma de
dinero, el general Villacampa, presidente de la ARM, haba aplazado
el alzamiento para las dos de la madrugada del da 10 de agosto.El
retraso impuesto por orden de Villacampa resultara fatal para
Badajoz, no sigui el aplazamiento, ya que muy posiblemente Muoz
Epelde no entendi el telegrama que le puso Siffler, pseudnimo del
teniente Miguel Prez, ordenndole que esperara:Maana salgo, esprame,
Agapito.Pues no le esperaron, como hemos visto, y la sublevacin se
produjo.El mando de la plaza lo ostentaba interinamente el Segundo
Cabo de la Capitana General, el General Jos Salcedo Ferrer, por
estar de permiso en Oporto el Capitn General Adolfo Morales de los
Ros.Salcedo estuvo paseando el da antes con el Gobernador Civil
Liborio Garca Bartolom sin sospechar lo ms mnimo los preparativos
de la insurreccin.Al Jefe del Regimiento de Infantera de Covadonga,
el Coronel Peralta, tambin le cogi de permiso, no teniendo Asensio
Vega problemas con este Regimiento ya que se sublevaron el Jefe
interino, teniente coronel Juan Gutirrez de los Ros y los
Comandantes de sus dos Batallones, Comandantes Reboul y Carrasco.Al
Jefe del Regimiento de Caballera de Lanceros de Santiago, el
Coronel Jos Reina, y a su teniente coronel, los tuvieron que
detener, sublevando el Regimiento el Comandante Jos Vlez
Barriga.Una vez controlados estos dos regimientos lo dems fue fcil,
aunque tuvieron que detener tanto al general Salcedo y a su coronel
y teniente coronel de Estado Mayor, como a los dos subinspectores
de artillera e ingenieros, al teniente coronel de carabineros,
capitn y oficiales de la compaa de artillera, algunos otros
oficiales y al gobernador civil Liborio Garca, que fueron todos
detenidos simultneamente sobre las dos y media de la madrugada y
confinados en el Cuartel de Ingenieros.En el xito de la sublevacin
influy de manera significativa la influencia masnica de la ARM, y
en Badajoz particularmente la logia Pax Augusta, a la que
pertenecan tanto Asensio Vega como Marn de Bernardo, los lderes de
la insurreccin.Serafn Asensio-Vega y Muoz (Badajoz 1836- La Parra
1905) era de buena posicin social, de familia distinguida y muy
querido y respetado en Badajoz, con un brillante historial militar,
acreedor de numerosas distinciones y recompensas como la Cruz de
San Fernando y Benemrito de la Patria (1860) por su actuacin en la
guerra de frica y nuevamente Benemrito de la Patria (1876) por su
actuacin en la guerra Carlista. Seguramente se puso a disposicin
del General Lagunero en Barcelona para la intentona golpista
militar fallida promovida por Ruiz Zorrilla de 1877. Precisamente
tras la muerte de este general adopt en su iniciacin masnica el
smbolo de "Lagunero".Tambin pertenecan a la logia otros militares
sublevados como los capitanes Buenaventura Camacho Algaba y Fidel
Guerrero Gutirrez, el teniente Diego Vera Mera, el profesor de
equitacin Jos Luna Flores o el capitn de carabineros Jos Mancebo
Aniegro.Entre los civiles ms destacados que apoyaron la
insurreccin, que tambin pertenecan a la logia, estaban Rubn Landa
Coronado, Narciso Vzquez Lemus, Juan lvarez Panizo, Regino
Izquierdo Rubio o Vicente Martnez Bas.Estos al parecer no supieron
que se iba a realizar el pronunciamiento militar hasta unas horas
antes. El da 3 de agosto fue cuando lleg a Badajoz Ezequiel Snchez
Martnez, reunindose con Melchor Muoz Epelde poco despus de las
siete de la tarde. ste se fue a visitar a Asensio Vega y ambos se
reunieron con Marn de Bernardo, acordando reunirse a las siete de
la maana del da siguiente, 4 de agosto, con el resto de los mandos
militares comprometidos. Asensio Vega puso luego en antecedentes a
Rubn Landa, que acept la participacin, pidiendo a Regino Izquierdo,
teniente de Alcalde y presidente en funciones del Ayuntamiento que
colaborase en la medida de sus posibilidades. Acompa al pelotn
encargado de prender al coronel Reina, del regimiento de
Santiago.Como vimos no quisieron implicarse en la Junta de Guerra
Mixta el resto de republicanos, seguramente por no haberse contado
con ellos en los preparativos, aunque apoyaron y colaboraron en
mayor o menor medida en los primeros momentos del
pronunciamiento.Continuemos con los acontecimientosLas puertas de
la ciudad estuvieron cerradas durante el da, excepto la de Palmas,
que se abra alguna vez para dar salida a los encargados de llevar
vveres a los numerosos braceros que en esta poca se emplean en la
recoleccin.Con el transcurrir del da el silencio de las nuevas
autoridades empezaban a preocupar a la poblacin ya que la ausencia
de algn bando u orden pareca inexplicable.La primera noticia que se
tuvo en Madrid de la rebelin de Badajoz, fue comunicada por el
director de telgrafos de Portugal al cnsul de Elvas.Tropas de la
caballera portuguesa marcharon a cubrir su frontera.Las noticias
comenzaron circular en Madrid de una manera vaga indeterminada al
principio de la tarde.Decase que haba estallado una insurreccin en
Extremadura, sin que se supiera cmo, cundo ni con qu proporciones.
El Gobierno mismo desconoca los pormenores y verdadero carcter del
hecho, por falta de comunicaciones directas con el lugar teatro de
la sublevacin.As se pas hasta las cinco y cuarto de la tarde, a
cuya hora el Gobierno recibi un telegrama de Badajoz suscrito por
la "Junta revolucionaria".Deca el telegrama, que unidos los
republicanos pactistas, los republicanos orgnicos y los
zorrillistas, haban acordado proclamar la "Repblica espaola", que
haba en Badajoz el mayor entusiasmo, que el ejrcito, con sus jefes
la cabeza, fraternizaba con el pueblo, que el movimiento era
secundado en otras poblaciones de Espaa, que se haban dado vivas al
seor Ruiz Zorrilla y que las autoridades estaban detenidas.A ltima
hora de la tarde era ya del dominio pblico, si bien por
incertidumbre y por prudencia nada recogieron los peridicos que
esas horas se confeccionan.Como era de esperar, tras comprobar el
gobierno que en el resto de Espaa la tranquilidad era total,
suspende la garanta constitucional en el distrito de Extremadura y
esa misma noche salieron de Madrid en trenes especiales fuerzas del
ejrcito al mando del Excmo. seor general don Ramn Blanco y Erenas,
nombrado, para resolver la situacin, general en jefe del ejrcito de
Extremadura. Un total de 3.000 hombres.Eran seis batallones de
infantera, caballera y la artillera correspondiente con doce piezas
de nueve centmetros: Dos del regimiento de Granada, otros dos del
de Garellano y los batallones de cazadores de Arapiles y
Puerto-Rico. Junto con el General Blanco iban el general Crdoba y
los brigadieres Castro, Sanfelices y PastorDesde Badajoz se dispuso
rpidamente, esa madrugada, un tren urgente con exploradora, al
mando del capitn Buenaventura Camacho, que lleg hasta el puente de
Aljucn, haciendo ver con telegramas falsos aproximaciones de
fuerzas superiores, para que no se les molestara y poder as cortar
la va sobre dicho puente, lanzando despus una mquina a gran
velocidad, para que descarrilara en el tramo primero, inutilizando
tanto la va como la mquina, regresando enseguida a BadajozEl
general Martnez Campos, ministro de la Guerra, enva por la maana
nuevas tropas al mando del brigadier seor Contreras. Se embarcan en
la estacin de las Delicias el regimiento de infantera de Mallorca,
acantonado en Legans, y el de caballera de la Reina, que se
encontraba en Viclvaro. Con ellas va un convoy sanitarioTodas las
fuerzas deben reunirse en Mrida.En Badajoz amaneci el da 6 con la
calma de costumbre.Desde las primeras horas empez a notarse cierto
movimiento de soldados en la calle que revelaba que las tropas iban
a tomar alguna actitud.Pronto comenzaron a circular diferentes
rumores respecto a la marcha de las tropas: que saldran a tomar
posiciones fuera segn unos, a dividirse en partidas por la
provincia segn otros, y a ganar la frontera segn la opinin general,
por tener noticias de que el General Blanco estaba en camino con
gran nmero de fuerzas del Gobierno, y saber los sublevados que el
movimiento no haba sido secundado en ninguna parte.Esto tena visos
de acabar en Portugal como la tentativa zorrillista del singular
Comandante Isidro Villario, que se sublev el 2 de agosto de 1878 en
Navalmoral de la Mata con una veintena de soldados al grito de Viva
la Repblica y abajo los consumos!.A las nueve de la maana, han
pasado por Ciudad-Real las fuerzas al mando del general
Blanco.Cerca de las diez de la maana aproximadamente, comenzaron
efectivamente a evacuar la ciudad, y a las once la mayora de las
tropas ya haban abandonado la poblacin, tomando direccin a la
frontera portuguesa.Con los rebeldes salieron de Badajoz 16
presos.Los guardias que custodiaban a los detenidos del parque de
Ingenieros fueron las ltimas que abandonaron sus puestos
dirigindose igualmente a la Puerta de Palmas. El General Salcedo
sali tras ellos con su ayudante intentando alcanzarlos para
detenerlos, sin que consiguiera otra cosa que ponerlos en
precipitada fuga.Inmediatamente salieron las dems autoridades,
jefes y oficiales detenidos, y con pasmosa rapidez las pequeas
fuerzas de la Guardia Civil y carabineros se apoderaron de los
cuarteles, de la crcel, de la Capitana General, de la tesorera y
dems puestos de importancia.A las once y veinticinco minutos
comunica el General Salcedo a Madrid que acaba de emprender fuga
para Elvas la guarnicin sublevada.Antes de entrar en Portugal los
sublevados, estuvieron acampados en la misma frontera, mientras
negociaban con las autoridades portuguesas, dejando avanzadas en
direccin a Badajoz.De una y media a dos de esta tarde llegan a
Mrida el general Blanco con parte de sus tropas, donde el Tercio de
la guardia civil, que no ha tomado parte en el movimiento, se haba
estado reconcentrando, donde se hallaba su jefe. Interrumpida la
lnea frrea, siguen su marcha por la carretera.A las dos de la tarde
el general Salcedo y el gobernador Liborio Garca se ponen al habla
con el presidente del Consejo y ministro de la Guerra.Alas cinco de
la tarde, consiguieron los sublevados internarse en Portugal, donde
les recogieron sus armas y caballos.Poco despus de las nueve de la
noche entraron en Badajoz unos cien guardias civiles, anuncindose
la entrada de las tropas que enviaba el gobiernoLos soldados
quedaron alojados en los cuarteles de Elvas y los oficiales en casa
de particulares.l gobierno portugus ordena que sean internados en
la plaza militar de Peniche.El da 8 comenzaron a trasladarlos a la
fortaleza de Sacavem, cerca de Lisboa. All fueron trasladados 417,
entre ellos 19 sargentos y 37 msicos. Dos oficiales espaoles
quedaron encargados de ellos para que guardasen la debida
disciplina. Estaban bien atendidos por el Gobierno portugus. Se les
permite salir paseo por los pueblos vecinos. Guardan gran orden.
Componen la mayora de la fuerza extremeos y hay 150 vascongados.
Ninguno se da cuenta de lo ocurrido. Se les haban prometido dos aos
de rebaja en su tiempo de servicioEl resto de los oficiales y
jefes, hasta el nmero de 29, se alojaron en Lisboa. Al llegar
fueron conducidos al gobierno civil, donde almorzaron, y despus,
acompaados de cuatro oficiales portugueses, se presentaron la
autoridad militar. El teniente coronel don Serafn Vega se mostraba
muy contento, los dems preocupados.Los nombres de: los llegados con
Asensio Vega eran: los Comandantes Marn y Cordovilla, los capitanes
Roncero, Zavala, Tirado y Mayoral; los tenientes Silva, Snchez,
Martn, Maraver, Muoz y Rubio, y los alfreces Camacho, Llanos,
Zabalza y Rodrguez; de la reserva de caballera el capitn Pinto, los
tenientes Prado, Alarcn, Zapata, Ferreras, Jimnez, Duran, Muoz,
Cmara, Alonso y el alfrez Goyena.El da 9 quedaban en Elvas unos
cuatrocientos hombres de tropa con sesenta oficiales, que saldrn
esa tarde de Elvas y llegarn a Lisboa sobre las seis de la maana.
Durante esos das fue constante la presentacin de soldados
solicitando indulto en el consulado de Elvas, afirmando que se les
llev engaados al campo de la rebelin. En este convoy llegaron los
emigrados civiles, en nmero de 27, entre ellos Rubn Landa, Ezequiel
Snchez y un profesor de gimnasia. Los restantes eran campesinos.Los
condujeron desde la estacin al vapor "India", fondeado en el Tajo
con los oficiales bordo. El Gobierno les ha manifestado que elijan
el pas donde deseen emigrar. La mayora solicitan ir a Francia
Inglaterra. A bordo del "India" hay 121 jefes y oficiales, algunos
paisanos y dos seoras. No se les permite comunicar con tierra.Los
que prefirieron quedarse en Portugal sern conducidos a las Azores,
y en este caso esperarn la llegada de los vapores de las Mensajeras
para ser trasbordados.A las dos de la tarde lleg el segundo convoy
de soldados.El trasporte de guerra "frica" esper al convoy atracado
junto al muelle del ferrocarril. Los emigrados pasaron del vagn
directamente al buque sin entrar en Lisboa, y fueron conducidos la
fortaleza de Peniche, distante 50 kilmetros de Lisboa.El da 13, los
que se haban quedado en el vapor "India" a la espera de ser
trasladados a Francia o Inglaterra, fueron trasladados al vapor
"frica" zarpando de Lisboa con rumbo Cherburgo, conduciendo 95
jefes y oficiales y 25 paisanos emigrados por los sucesos de
Badajoz, llegando el da 19 mostrndose muy reconocidos a las
autoridades francesas. Rubn Landa, protest ante las autoridades
francesas contra la conducta del Gobierno portugus, antes de
abandonar el buque. El Gobierno francs haba acordado socorrer con
un franco diario todo sublevado que pase la Repblica vecina.Tres
das ms tardes fueron establecidos en Rennes.Por considerrseles
relacionados con el pronunciamiento fueron detenidos, aunque poco
despus se les puso en libertad, al ex-teniente de alcalde Domingo
Gonzlez Cabrera, Jos Moreno Bayln, de Mrida, el farmacutico de
Cabeza del Buey Garrote, Miguel Alcant de Alburquerque y Eduardo
Galvn y Santiago Izquierdo, de Zafra.El Regimiento de Infantera de
Covadonga es disuelto, y ser sustituido en diciembre por el
Regimiento Castilla.El Regimiento de Caballera de Lanceros de
Santiago se intercambia en septiembre por el Regimiento de Lanceros
de Villaviciosa, que estaba en Granada.Las requisitorias para el
Consejo de Guerra comenzaron en Septiembre.A primeros de Octubre
fue detenido fue detenido en Zafra Regino Izquierdo Rubio y en
Noviembre Narciso Vzquez Lemus y Juan lvarez Panizo. Todos ellos
salieron en libertad bajo fianza.A finales de Noviembre se les dio
un plazo de dos meses para acogerse a indulto a todos los cabos y
soldados.En Marzo de 1884 fueron nuevamente detenidos Regino
Izquierdo, Narciso Vzquez y Juan lvarez junto con el oficial
militar Avelino Pinna, ante la noticia de haberse descubierto una
nueva conspiracin en Madrid.El 7 de Abril se inici el Consejo de
Guerra, donde las peticiones del fiscal variaban entre los 4 meses
y cadena perpetua a los presentados, mientras que para los 153
jefes, oficiales y sargentos, 21 soldados y cabos no presentados,
Rubn Landa y Ezequiel Snchez se peda pena de muerte.El 4 de Octubre
fueron puestos en Libertad Narciso Vzquez y Juan lvarez.Regino
Izquierdo fue condenado en Noviembre a 8 aos y 1 da de prisin,
siendo trasladado al presidio de Mlaga, desde donde se fug tres
meses ms tarde, en febrero de 1885. En Mayo de 1885 fue detenido en
Lisboa, a bordo del vapor "Italia", siendo enviado al acorazado
portugus "Vasco de Gama", donde permaneci durante meses, hasta que
pas a Francia.A finales de diciembre de 1885, acogindose al indulto
de Sagasta, regres del exilio Vicente Martnez Bas. En enero y
febrero de 1886 fueron llegando a Badajoz el resto de civiles
exiliados, entre ellos Regino Izquierdo y Rubn Landa.Serafn Asensio
Vega no regresar a Badajoz hasta 1891 despus de su amnista.
La asonada de Santa Coloma de Farners
www.elmundo.es
Parte de la guarnicin militar protagoniz en 1884 un
levantamiento pro republicano / Pese a las clamorosas peticiones de
indulto, los oficiales fueron fusilados
ROGER JIMENEZ
Quince aos despus del fiasco de la I Repblica la situacin en
algunos sectores del estamento militar todava era ventosa y
destemplada. Pero nadie poda abrigar la sospecha de que una
manifestacin de desafecto al rgimen monrquico estallara, en el
verano de 1884, en una villa de la comarca gerundense de la Selva
que lleva por nombre el de una santa de origen italiano.Ante el
estupor general, una parte de la guarnicin militar se declaraba
republicana e iniciaba un levantamiento dirigido por los oficiales
Ferrndiz y Bells, partidarios de Ruiz Zorrilla, fundador del
Partido Republicano y de la Asociacin Republicana Militar, quien
tuvo un papel destacado en distintos pronunciamientos (Badajoz,
1883; Cartagena, 1886; Madrid, 1886, adems de Santa Coloma de
Farners), pero todos ellos fracasaron al carecer de respaldo
civil.
Algunos historiadores han analizado aquellas asonadas como una
guerra civil aplazada pero de signo distinto en sus orgenes.La
documentacin que se conserva en las hemerotecas sobre la de Santa
Coloma es bastante confusa. El Boletn (publicacin oficial) facilit
una escueta nota, que fue ampliada por el diario La Lucha, con la
informacin de que varios oficiales del batalln depsito de Santa
Coloma de Farners haban desaparecido de su destino. Procuramos
enterarnos y, efectivamente, adquirimos la certeza del hecho. Un
jefe, varios oficiales, sargentos y ordenanzas hasta el nmero de 21
han desaparecido sin que se sepa la ruta que emprendieron. Razones
que nuestros lectores comprendern nos obligan a consignar el hecho
tal y como lo conocemos. Debemos slo aadir que de esta plaza acaban
de salir fuerzas de infantera y caballera, y que los desaparecidos
no se han llevado fondo alguno del batalln
Puede que los insurrectos sobredimensionaran sus posibilidades o
que fallara el efecto llamada en aquellos tiempos de precarias
comunicaciones. El caso es que pocos das despus, hambrientos y sin
rumbo, fueron localizados y capturados en tierras de la Garrotxa y
juzgados en consejo de guerra que conden a muerte a los jefes y
oficiales. Los de inferior graduacin fueron recluidos en un
castillo para cumplir penas de arresto. La prensa liberal,
personalidades de la vida cultural y entidades barcelonesas y
gerundenses redoblaron sus esfuerzos para conseguir el indulto.La
soprano Esmeraldina Cervantes despleg una intensa actividad en este
sentido y visit a varias damas de la alta sociedad barcelonesa en
busca de apoyos en favor de los condenados.
Al tener conocimiento de que los militares haban sido puestos en
capilla en Girona, muchos industriales y comerciantes cerraron sus
negocios y pusieron en la puerta este cartel: Cerrado como
manifestacin de luto, y debajo: Perdn para los condenados de Santa
Coloma de Farners! Hubo numerosas movilizaciones y una gran
concentracin en la plaza Reial, desde donde los reunidos se
dirigieron a las Casas Consistoriales. Una comisin presidida por
Riba i Lled fue recibida por el alcalde, Albert Faura, a quien le
pidieron que transmitiese al Gobierno, en nombre de la Barcelona
industrial, ajena a toda mira poltica, la solicitud de indulto en
favor de los militares de Santa Coloma de Farners.El alcalde accedi
y remiti el siguiente telegrama al presidente del Consejo de
Ministros, el conservador Antonio Cnovas del Castillo: Una comisin
de industriales de Barcelona, en nombre de una manifestacin pacfica
por gran nmero de los mismos organizada, me encarga transmita a
V.E. el elocuente deseo de que se sirva inclinar el nimo de Su
Majestad (Alfonso XII) a fin de que se conceda indulto a los
militares que hayan sido condenados a la ltima pena.
Riba i Lled inform de sus gestiones a los congregados en el
exterior, y seguidamente se dirigieron todos hacia el Gobierno
Civil a travs de la Rambla, Dormitori de Sant Francesc, Merc, paseo
de Isabel II y plaza Palau, engrosando la comitiva en cada tramo
hasta convertirse en una manifestacin imponente. Otra comisin subi
para conferenciar con el gobernador en funciones, Zamora y
Caballero, a quien pidieron en nombre del pueblo barcelons que
trasladara a Madrid la peticin de indulto. El gobernador respondi
que el principio de la disciplina militar obligaba al Gobierno a
mantener los trminos de la sentencia y que, una vez explicitado lo
anterior, no consideraba conveniente telegrafiar.Hubo momentos de
tensin cuando la autoridad provincial dijo que no aceptaba
imposiciones, a lo que le respondieron que se trataba de un acto y
de una peticin pacficos en pro de un logro humanitario como era la
conmutacin de la pena de muerte de los oficiales.
El pblico concentrado en la plaza Palau reaccion con indignacin
cuando supo de la actitud del gobernador y se registraron amagos de
violencia, acallados por los dirigentes. La comitiva enfil entonces
hacia la plaza Constituci pasando por las calles Plateria y Jaume
I, donde pudieron verse numerosas colgaduras en los balcones en
seal de luto. Riba i Lled dio las gracias a los manifestantes, a
los que pidi que mantuvieran la compostura y que respetaran a los
escasos comerciantes que haban mantenido las tiendas abiertas.
Pero todo fue en vano, y los directores de los diarios
recibieron para su insercin una nota del gobernador civil: El
Excelentsimo seor presidente del Consejo de Ministros, me ordena
(mediante un telegrama) que participe a usted que la necesidad de
mantener a todo trance la disciplina del ejrcito espaol y su honor
comprometido ante el mundo por hechos de que en ninguna otra parte
hay ejemplo, impiden al Gobierno aconsejar el indulto de los
oficiales condenados por el Consejo Supremo de la Guerra. Cuando se
cumpli la sentencia, la solidaridad con los militares tuvo tambin
sus efectos en la vida de la ciudad, donde se suspendieron las
representaciones teatrales. La cantante Esmeraldina Cervantes hizo
saber a travs del diario La Publicitat que ceda ntegro el producto
que la noche siguiente deba percibir por su actuacin en el teatro
Lrico en beneficio de los hurfanos y viudas de los militares
fusilados. A su vez, los promotores de una becerrada a beneficio
del Asilo Naval, destinaron la tercera parte de los ingresos de la
funcin de toretes al socorro de las familias de los oficiales
fusilados en Girona. Nuevos incidentes se produjeron, esta vez
entre un delegado de la autoridad y los responsables de los casinos
que mostraban colgaduras negras en los balcones. Cada cual en su
casa puede colocar paos del color que le plazca sin que en ello
pueda intervenir la autoridad, por lo menos no estando suspendidas
las garantas constitucionales, fue el comentario de La Vanguardia
bajo el ttulo de Era necesario fusilarlos?
As acab la asonada de Santa Coloma de Farners, la milenaria
capital de la comarca de la Selva, que vivi intensamente la guerra
dels Segadors, las guerras carlistas y la invasin de los franceses,
entre otros conflictos cuyo recuerdo conservan las montaas que
rodean su imponente terraza fluvial.
LA LTIMA SUBLEVACIN PRO REPUBLICANA DEL SIGLO: LA DEL GENERAL
VILLACAMPA EN MADRID.
Tras los sucesos de Cartagena de enero de 1886, los republicanos
pusieron todas sus esperanzas en las elecciones del mes de abril
(da 4 al Congreso de los Diputados y da 25 al Senado), a las que
acudieron en coalicin electoral sus tres grupos ms importantes: los
federales de Pi y Margall, los centralistas de Salmern y los
progresistas-demcratas de Ruiz Zorrilla, representados en Espaa por
Montemar y Portuondo.
Los resultados electorales, aunque supusieron un aumento
significativo de la representacin republicana en el Congreso (con
22 diputados) y el Senado, distaban an mucho de lo que esperaban
sus lderes histricos, por lo que Ruiz Zorrilla, con el
consentimiento implcito de muchos republicanos de otros grupos,
decidi ensayar un ltimo intento insurreccional en la capital del
reino.
El nuevo pronunciamiento, que afortunadamente sera el ltimo con
el que se cerrara el siglo -un siglo tristemente marcado por el
signo de los pronunciamientos, y en el que se registraron un total
de 40 en Espaa entre 1814 y 1886-, se inici a las 10 de la noche
del domingo 19 de septiembre de 1886, con la salida a la calle,
desde su acuartelamiento del Cuartel de la Montaa, del capitn
Casero al frente de dos compaas del Regimiento de Garellano, a los
que se unieron, en la explanada de la Estacin de Medioda, 85
hombres del Regimiento de Albuera. All mismo, se le incorporaron el
brigadier (general de brigada) Manuel Villacampa del Castillo, el
capitn de Infantera Prieto Villareal y el teniente de la Guardia
Civil Muoz.
El general Villacampa mont a caballo y areng a las tropas
sublevadas con las siguientes palabras: Haca doce aos que no
montaba a caballo. Y sabis por qu? Porque quera que la primera vez
que lo hiciese fuera para gritar Viva la Repblica!. Ese da, al fin,
ha llegado. Soldados de Albuera. Viva la Repblica!.
Tras no recibir el apoyo de los artilleros del Cuartel de San
Gil, ni de las fuerzas de la guarnicin de Alcal de Henares, ambas
supuestamente comprometidas, y fracasar el capitn Rodrguez
Vidaurreta en su intento de apoderarse del Ministerio de la Guerra,
los sublevados se dispersaron por la carretera de Valencia, no sin
que antes algunos grupos marginales y retrasados sostuvieran un
enfrentamiento armado junto al Parque del Retiro (concretamente en
la calle de Alfonso XII) con varios oficiales leales, del que
resultaron muertos el brigadier Clemente Velarde, jefe de la 1
Brigada de Artillera, el conde de Mirasol, coronel del 4
Regimiento, y el teniente Evaristo Peralta.
Un nuevo enfrentamiento entre los sublevados y los Hsares de
Pava en el trmino municipal de Morata de Tajua, provoc la
desbandada de los primeros y la posterior detencin del brigadier
Villacampa (en el Molino de Aldehuela), de los tenientes de
Infantera Gonzlez y de la Guardia Civil Muoz, as como del sargento
de Albuera Prez.
Juzgados en Consejo de Guerra sumarsimo, el 3 de octubre fueron
sentenciados a muerte el brigadier Villacampa, el teniente Gonzlez
y los sargentos Velzquez, Corts, Bernal y Gallego, mientras que
otros trescientos procesados eran condenados a diferentes penas de
reclusin militar. Dado el correspondiente y necesario placet (el
tradicional enterado) a la sentencia en el Consejo de Ministros del
da siguiente (a pesar de las peticiones de clemencia de costumbre,
a las que se unieron las de Salmern y otros lderes republicanos),
los reos fueron puestos en capilla, aunque en el ltimo momento
fueron indultados in extremis por la reina M Cristina, tras un hbil
ardid del presidente Sagasta, que hizo filtrar en determinados
crculos polticos un falso voto del Consejo de Ministros favorable
al indulto, para animar a la soberana a ejercer su gracia de
indulto.
El brigadier Villacampa y el resto de los condenados fueron
enviados a diferentes prisiones de Melilla y Fernando Poo (caso de
Villacampa), donde fallecera, finalmente, el citado brigadier tres
aos despus. Con l morira tambin la ARM, tras cerca de diez aos de
continuos y fallidos intentos de proclamar la Repblica mediante la
utilizacin de las armas.
El ex presidente de Poder Ejecutivo de la Repblica, Emilio
Castelar, critic duramente la sublevacin de Villacampa y aconsej a
sus seguidores que aceptaran finalmente la Monarqua, a la vez que
comentaba que los pronunciamientos de la dcada pasada haban situado
al pas a la altura de Bulgaria, Hait o El Congo.
El doble fracaso, el electoral de mayo y los insurreccionales de
enero y septiembre de 1886, hicieron entrar en una grave crisis a
la coalicin republicana, que la llevara a su ruptura total. Las
dimisiones de Salmern y de Figuerola en los primeros meses de 1887
y el abandono de la coalicin de Pi y Margall en el mes de agosto,
aboc a que un buen nmero de republicanos abandonaran sus partidos
oficiales y se lanzaran a la bsqueda de iniciativas de unin desde
las bases, con la creacin de numerosos comits de coalicin, que
marcaran los ltimos aos del siglo. Acababa una dcada plagada de
pronunciamientos militares (doce en apenas nueve aos) y daba
comienzo un largo perodo de supremaca del poder civil y de turno
pacfico de los partidos polticos en el gobierno de la nacin, que no
volvera a truncarse hasta 37 aos despus, con el golpe de estado del
general Primo de Rivera de 1923.
SUBLEVACIN DE JACA
www.wikipedia.org
Tras la dimisin el 29 de enero de 1930 de Miguel Primo de
Rivera, el rey Alfonso XIII nombra jefe de gobierno al general
Dmaso Berenguer Fust, jefe de su Casa Militar.
El 30 de enero, juran su cargo los componentes del nuevo
gobierno en el que, adems de la jefatura, Berenguer asume tambin la
cartera de Guerra.Las esperanzas puestas en este gobierno, para la
vuelta a la normalidad constitucional, se desmoronan entre los
partidarios de la Repblica e incluso en los grupos monrquicos que
fueron marginados por la dictadura. stos pretenden una amplia
revisin de la legislacin emanada de la misma, as como la reposicin
en sus cargos de diputados, concejales y catedrticos cesados por
ella.
Con objeto de tranquilizar los nimos, Berenguer afirma que el
nuevo gobierno quiere la pacificacin del pas y la vuelta a la
normalidad constitucional, prometiendo, entre otras cosas, la
convocatoria de elecciones generales.
Como primeras medidas concede una amnista a los condenados por
los delitos de rebelin, sedicin comn o militar y otros delitos de
carcter poltico. Asimismo, enterado de los proyectos de una
sublevacin militar, llama a su lado al general Goded, uno de los
conspiradores ms activos contra la dictadura de Primo de Rivera, al
que supone implicado en estos preparativos, y le hace convencer a
los militares ms exaltados de sus buenas intenciones.En este
sentido, se permite la vuelta a la escala activa a los militares
del arma de Artillera que en su da fueron separados del servicio
por acuerdos del gobierno dictatorial. No obstante, se excluye
expresamente de la misma a los generales Cabanellas, Queipo de
Llano, Lpez Ochoa, Riquelme y La Cerda. Aunque el movimiento queda
aplazado, la exclusin de estos militares de la amnista no va a
contribuir a la calma.
Berenguer no cumple sus promesas, radicalizando la actitud tanto
de civiles como de militares republicanos .
El 17 de agosto se renen en San Sebastin Niceto Alcal-Zamora y
Miguel Maura con los representantes de diversos grupos polticos,
constitucionalistas y republicanos contrarios al Gobierno Berenguer
y la Monarqua, reunin que ser conocida como Pacto de San Sebastin,
en la que se acuerdan una serie de medidas tendentes a la
instauracin de una repblica parlamentaria.De esta reunin sale el
compromiso de formar el llamado Comit Revolucionario Nacional, que
llegado el momento, de acuerdo con una serie de militares adeptos,
promovera un pronunciamiento para el derrocamiento de la Monarqua y
posterior formacin del Gobierno republicano.
En el mes de diciembre de 1930 el levantamiento se considera
inminente. Por fin, el Comit Revolucionario, despus de varias
demoras, acuerda la fecha del lunes 15 de diciembre para el mismo.
La direccin de la sublevacin en Jaca corresponde a Fermn Galn,
capitn del regimiento de Infantera Galicia nmero 19, aunque tambin
cuenta con la colaboracin de los capitanes ngel Garca Hernndez, al
mando de la compaa de ametralladoras del mismo regimiento al que
pertenece Galn, Salvador Sediles y Miguel Gallo del Batalln de
Cazadores de Montaa La Palma nmero 8, Luis Salinas, del arma de
Artillera y en situacin de disponible forzoso, as como la de
diversos oficiales y un cierto nmero de civiles.
Durante el otoo Galn, junto con los oficiales comprometidos y
los paisanos que le han prometido su apoyo, tratan de organizar
todos los detalles de la sublevacin planeada. Por la indiscrecin de
algunos comprometidos, el general Emilio Mola, a la sazn Director
General de Seguridad, que conoce a Galn de los aos de la Guerra de
frica, llega a tener conocimiento de que el capitn del regimiento
Galicia trama algo, por lo que, en atencin a la relativa amistad
que le une con l, enva, el 27 de noviembre, una carta a Galn cuyo
texto dice:
Madrid, 27 de noviembre de 1930
Seor don Fermn Galn JACA
Mi distinguido capitn y amigo:Sin otros ttulos para dirigirme a
usted que el de compaero y el de la amistad que me ofreci en
agradecimiento por mi intervencin en el violento incidente de Cudia
Mahafora, le escribo. Sabe el Gobierno y s yo sus actividades
revolucionarias y sus propsitos de sublevarse con tropas de esa
guarnicin: el asunto es grave y puede acarrearle daos irreparables.
El actual Gobierno no ha asaltado el poder, y a ninguno de sus
miembros puede echrsele en cara haber tomado parte en movimientos
de rebelin: tienen, pues, las manos libres para dejar que se
aplique el Cdigo de Justicia Militar inflexiblemente, sin
remordimiento de haber sido ellos tratados con menor rigor. Eso,
por un lado; por otro, recuerde que nosotros no nos debemos ni a
una ni a otra forma de gobierno, sino a la Patria, y que los
hombres y armas que la Nacin nos ha confiado no debemos emplearlos
ms que en su defensa. Le ruego medite sobre lo que le digo, y, al
resolver, no se deje guiar por un apasionamiento pasajero, sino por
lo que le dicte su conciencia. Si hace algn viaje a Madrid, le
agradecera tuviera la bondad de verme. No es el precio a la defensa
que de usted hice ante el general Serrano, ni menos una orden; es
simplemente el deseo de su buen amigo que le aprecia de veras y le
abraza.
Emilio Mola
Los continuos aplazamientos para fijar la fecha de la
sublevacin, hacen que las relaciones entre Galn y el Comit
Revolucionario empiecen a deteriorarse. A esto se une el hecho de
que Galn ha llegado a saber, por la carta de Mola, que el Gobierno
algo conoce acerca de sus planes. Galn se impacienta, y temeroso,
adems, de que las nieves invernales cierren los puertos
imposibilitando el movimiento de tropas, decide sublevar la
guarnicin el viernes da 12. Ante la imposibilidad de convencer a
Galn para que acepte una nueva moratoria, el Comit revolucionario
dispone que en la madrugada del da 12 viajen a Jaca, desde Madrid,
Casares Quiroga y otros dos delegados del Comit Revolucionario que,
segn su posterior testimonio, llegados a una hora intempestiva,
duermen sin haber hablado con Galn.
Los acontecimientos se precipitan y al alba, la guarnicin de
Jaca se alza contra el Gobierno constituido, toma la ciudad tras
haber apresado a los mandos militares desafectos, y proclama la
Repblica, publicando Galn un bando que manda fijar en las calles de
Jaca y que dice:
Como Delegado del Comit Revolucionario Nacional, a todos los
habitantes de esta Ciudad y Demarcacin hago saber:
Artculo nico: Aquel que se oponga de palabra o por escrito, que
conspire o haga armas contra la Repblica naciente ser fusilado sin
formacin de causa.
Dado en Jaca a 12 de Diciembre de 1930.
Fermn Galn.
Los sublevados y el grupo de paisanos que se les haba unido
preparan la marcha sobre Ayerbe, con el objetivo de seguir hacia
Huesca. Marcharn en dos columnas, una por carretera, al mando de
Galn, y otra, mandada por el capitn Sediles, por ferrocarril. No
obstante, la desorganizacin e imprevisin de los sublevados -que
tardan ms de ocho horas en requisar los camiones que habrn de
transportar a la columna de Galn por carretera, producen una
excesiva demora en la salida de Jaca (ms de nueve horas sobre la
hora prevista). El lamentable estado de muchos de los vehculos
requisados convierte la marcha de la columna de Galn en una lenta y
azarosa peripecia con continuas averas y paradas. La lentitud de la
marcha, el fro y el hambre pronto harn cundir el desnimo entre la
tropa.
El Gobierno, enterado de lo que sucede en Jaca por la alarma
enviada por una empleada del servicio de Telgrafos -cuya lnea han
cortado incompletamente los sublevados-, decide actuar con la mayor
premura y cursa rdenes para que desde la Capitana General de la V
Regin Militar, en Zaragoza, se organice la contraofensiva. El
capitn general de la V Regin Militar, general Fernndez Heredia,
ordena que dos columnas, una desde Huesca y otra desde Zaragoza,
salgan para impedir la entrada de los sublevados en Huesca, las
cuales al atardecer del da 12 se renen con la artillera en las
lomas de Cillas, a 3 km de Huesca. Al mando de esta fuerza est el
general Dolla. Asimismo se cursan rdenes para cortar el ferrocarril
a la entrada de Riglos para impedir el avance de los rebeldes, lo
que obliga a la columna mandada por Sediles, que parti en tren
desde Jaca, a continuar a pie hasta Ayerbe, en donde la columna de
Galn les espera con cierto nerviosismo.
Cuando llegan a orillas del ro Gllego, cerca de la localidad de
Anznigo tiene lugar un encuentro con fuerzas de la Guardia Civil,
mandadas por el general Lasheras, gobernador militar de Huesca, que
resulta herido en el intento de detener a los sublevados,
falleciendo das despus a consecuencia de las heridas.
Sobre las 23 horas, la columna de Galn alcanza la localidad de
Ayerbe, donde toman posiciones de defensa, proclaman la Repblica y
son invitados a una frugal cena, compuesta de pan y embutido, en el
Centro Obrero Republicano, mientras esperan la llegada de la
columna de Sediles que viene a pie desde Riglos. Galn se ve
obligado a modificar los planes iniciales, pues habrn de continuar
todos por carretera, con las previsibles dificultades que esta
circunstancia aadir debido al escaso nmero de vehculos con que
cuentan y a su lamentable estado.
De madrugada, abandonan Ayerbe y se dirigen hacia Huesca, pero
en los alrededores del santuario de Cillas, a unos 3 km de Huesca,
se produce el encuentro con el grueso de las tropas del Gobierno.
Tras un infructuoso intento, por parte de los capitanes Garca
Hernndez y Salinas, de atraerse a los oficiales de las tropas
gubernamentales, se produce un tiroteo y ambos capitanes son
detenidos. El general Dolla ordena a la artillera abrir fuego sobre
la columna rebelde, que responde con fuego de ametralladoras y
fusilera. Galn ordena de inmediato a sus hombres el alto el fuego,
mientras las fuerzas gubernamentales continan disparando sobre
ellos. El fuego enemigo causa numerosas bajas a los rebeldes que,
presa del pnico, comienzan a huir en desbandada ante el
desconcierto de Galn que, sin saber qu hacer, permanece inmvil y
sin dar ninguna orden a sus oficiales. Por fin los oficiales de
Galn deciden emprender, tambin, la huida, en tanto que Galn se
niega a escapar. No obstante, sus compaeros lo suben a la fuerza en
uno de los vehculos que emprende la marcha en direccin a
Ayerbe.
Apenas pasados dos kilmetros de Ayerbe, Galn reacciona y ordena
al conductor que detenga el coche junto a un cruce de carretera,
desde el que se dirige a pie, junto con otros dos oficiales que han
decidido acompaarle, al pueblo cercano de Biscarrus, donde se
entrega al alcalde y le solicita avise a la Guardia Civil para que
acuda a detenerlo. Galn, en compaa de los otros dos oficiales, es
conducido al Gobierno Militar de Huesca, donde pocas horas despus,
en la madrugada del doce al trece de diciembre, son juzgados por un
Consejo de guerra sumarsimo, presidido por el general Arturo
Lezcano. El Consejo apenas dura 40 minutos. Los oficiales
procesados mantienen durante todo el proceso una actitud digna y
valiente. Galn asume ante el Consejo de guerra toda la
responsabilidad de lo sucedido, por lo que solicita sean absueltos
de los cargos todos los oficiales que le han secundado. A pesar de
los intentos de Galn por salvar a sus compaeros, el Consejo dicta
senctencia condenando a muerte a Galn y al capitn Garca Hernndez,
que ha sido conducido hasta Huesca por las tropas de Dolla, y
condenando a cadena perpetua al resto de sus compaeros. Ese mismo
da, a las 14 horas, a pesar de ser domingo y ser tradicin no
ejecutar condenas de muerte en ese da de la semana, los condenados
son fusilados en el polvorn de Fornillos, en Huesca; Galn, que ha
declinado el ofrecimiento del auxilio espiritual de un sacerdote
para administrarle confesin -ofrecimiento que s acepta el capitn
Garca Hernndez- da la orden de fuego al pelotn de ejecucin y se
desploma con un grito de Viva la Repblica!.
En la maana de este mismo da, el Comit Revolucionario, que se
haba declarado responsable de la sublevacin el sbado 13, es
detenido, ingresando en la crcel Modelo de Madrid aquellos que
haban sido nombrados ministros, para hacerse cargo del gobierno del
Estado en el caso de triunfo del pronunciamiento.
Las ejecuciones de los capitanes Galn y Garca Hernndez causan
gran conmocin en todo el pas, despertando un sentimiento
antimonrquico que se extiende como la plvora por toda la geografa.
Los ejecutados se convierten, as, en los mrtires de la causa
republicana, lo que precipitar el curso de los acontecimientos con
la llegada, cuatro meses despus, de la II Repblica.Durante toda la
II Repblica los retratos de Galn y de Garca Hernndez se convertirn
en las imgenes de Los mrtires de la repblica.
SUBLEVACIN DE CUATRO VIENTOS
http://usuarios.lycos.es/seuep/capit1.html
El 15 de diciembre, a las 6:00 horas, en el aerdromo de Cuatro
Vientos en Madrid, es tomada dicha instalacin por otro movimiento
revolucionario, en donde participan el ya fugado de la crcel, el
comandante Ramn Franco, el mecnico Rada, y el ex comandante Reyes.
A la tropa del aerdromo le convencen de que ya se proclam la
repblica, y ordenan a un telegrafista que curse a todos los
aerdromos el siguiente despacho: "Proclamada la Repblica en Madrid,
toque diana". A ver Franco que las cosas no le van bien, decide a
las 10:00 horas montarse en un avin y bombardear el Palacio Real,
lo cual, tras estar sobre su objetivo, no hizo por temor a matar
gente inocente que estaba cerca del lugar. Pero las lluvias de
proclamas que anunciaban el triunfo de la repblica decan otra cosa.
Se amenazaba que aquellos que salieran a defender la monarqua en la
calle serian bombardeados, mientras a los soldados se les deca que
"Si no os sometis, vuestro cuartel ser bombardeado dentro de media
hora".
El Gobierno acta rpidamente, y enva fuerzas leales a la toma del
aerdromo, y tras un acuerdo, los sublevados deciden dar todo por
perdido, producindose la fuga de algunos comprometidos va area
rumbo a Portugal. A las 12:30 horas, tras caer los primeros
proyectiles, aparece la bandera blanca.
La intentona subversiva alcanz San Sebastin, en donde un grupo
de agitadores pretendi asaltar el Gobierno Civil, matando a un
sargento se seguridad y hiriendo a otros. En Gijn, la C.N.T. declar
la huelga general, y las turbas invadieron la iglesia de los padres
jesuitas, en la que se cometieron toda clase de profanaciones. En
el resto de Espaa estallaron huelgas generales en Barcelona, La
Corua, Jan, Logroo, Puertollano, Salamanca, Navarra, Santander,
Vizcaya, Zamora y Zaragoza, adquiriendo las de peor cariz la de
Levante.
Ante esta situacin, el Gobierno toma las medidas de ordenar las
detenciones de Fernando de los Ros y Largo Caballero; cerr el
Ateneo, suspendi por un mes las clases en la universidades y decret
la disolucin de los sindicatos de la C.N.T.. Se anunciaba
elecciones generales para el 1 de marzo.