-
Estudios Pblicos, 80 (primavera 2000).
ENSAYO
LIBERTAD Y DINERO*
G. A. Cohen
G. A. COHEN. Profesor en Souls College, Oxford University.
* Aun cuando soy el autor del argumento central de este trabajo,
as como de sudesarrollo, algunas de las ideas principales, segn
indicar, se las debo a Arnold Zuboff.Asimismo, agradezco a Myles
Burnyeat, Ian Carter, Paula Casal, Bill Child, Ronald Dworkin,Ccile
Fabre, Keith Graham, Henry Hardy, Natalie Jacottet, David Miller,
Michael Otsuka.Derek Parfit, Hillel Steiner, Adam Swift, Peter
Vallentyne, Frank Vandenbroucke y Jo Wolffpor sus crticas a una
versin anterior. El texto del presente artculo fue tema de una
conferen-cia dictada en abril de 1998 en Oxford y en mayo de 1998
en Haifa. El pblico de esasreuniones me permiti enriquecerme con
sus penetrantes juicios.
Traduccin al castellano de Rose Cave.
En estas pginas el profesor Cohen se propone explicar la
controver-sia que sostuvo con Isaiah Berlin sobre la relacin entre
libertad ydinero. Berlin, seala Cohen, pese a ser un
socialdemcrata, suscri-bi y defendi el postulado conceptual de la
derecha acerca de larelacin entre libertad y dinero, aun cuando
rechaz la conclusinnormativa que la derecha suele derivar de esa
premisa conceptual.Cohen argumenta aqu que la pobreza (falta de
dinero) s constituyeuna amenaza para la libertad y, por
consiguiente, la protesta de laizquierda contra la pobreza debe
entenderse como una defensa de lalibertad.
-
52 ESTUDIOS PBLICOS
N unca antes le haba dedicado una conferencia a una
persona.Encontraba presuntuoso hacerlo. Los libros son cosa
importante: lo sufi-cientemente importante como para justificar una
dedicatoria. Pero dedicaruna simple conferencia parece denotar una
poco modesta conviccin departe del conferenciante de que su
proposicin de cincuenta minutos tieneun valor intelectual
especial.
No obstante ello, dedico esta charla a la memoria imperecedera
demi maestro y amigo Isaiah Berlin, siempre presente2. Me he visto
obligadoa apartarme de la prctica acostumbrada, no porque piense
que lo que van aescuchar sea algo realmente extraordinario, sino
por mi sentimiento deprdida y consiguiente desconsuelo. El tema que
examinar en esta oportu-nidad, la libertad, fue el meollo de la
contribucin de Isaiah a nuestroconocimiento de la naturaleza humana
y del mundo social y, a raz de sureciente fallecimiento, me pareci
tan justo como inevitable dedicarle laconferencia.
No obstante que senta gran aprecio por Isaiah, y pese a que
fueextraordinariamente generoso conmigo, no estbamos de acuerdo en
mate-rias de poltica, ni tampoco lo estbamos en aquellas cuestiones
acadmi-cas que a ambos nos importaban, debido a las cuestiones
polticas que ellastocaban. En otra oportunidad me refer a nuestros
desacuerdos, segn yolos concibo, acerca del pensamiento y la
persona de Karl Marx3. Aquexplico una controversia que sostuvimos
acerca de la libertad y, ms con-cretamente, acerca de la relacin
entre libertad y dinero.
Mi principal planteamiento, que contradice importantes ideas
expre-sadas por Isaiah, es que la falta de dinero acarrea falta de
libertad. Natural-mente, la falta de dinero, esto es, la pobreza,
no es la nica circunstanciaque limita la libertad de una persona,
pero es una de ellas y una de las msimportantes. Ahora bien, podra
pensarse que son pocos los pobres a losque habra que convencer de
la verdad de esto, ya que la vida diaria lesproporciona pruebas
suficientes. Sin embargo, como quiera que sea, mu-
[C]uando las ideas son descuidadas por los que de-bieran
preocuparse de ellas es decir, por los quehan sido educados para
pensar en forma crtica deellas, stas adquieren a veces un impulso
incon-trolable y un poder irresistible1.
1 Isaiah Berlin, Two Concepts of Liberty, p. 119 (en su obra
Four Essays onLiberty, Oxford, 1969: todas las citas de Berlin que
figuran ms adelante fueron tomadas deeste volumen).
2 Isaiah Berlin falleci el 5 de noviemhre de 1997.3 Vase G. A.
Cohen, Isaiahs Marx and Mine (1991).
-
G. A. COHEN 53
chos intelectuales que no son pobres han negado tenazmente que
la falta dedinero signifique falta de libertad, y, estoy seguro,
algunos pobres estndispuestos a aceptarlo tambin. Despus de todo,
para las personas adinera-das y para algunos pobres es
reconfortante pensar que los pobres, cuales-quiera que sean sus
dems sufrimientos, no estn privados de libertad: esaerrada impresin
disminuye el sentimiento de culpa que las personas ricaspuedan
creer necesario sentir ante personas menos afortunadas que ellas
y,adems, reduce la sensacin de opresin a la que estn expuestos los
po-bres. (En realidad, no me importa que muchos de ustedes piensen
que esabsurdo perder tiempo demostrando que la falta de dinero
entraa falta delibertad, es decir absurdo porque es una verdad
demasiado evidente comopara tener que demostrarla. Para aquellos
que piensen que es absurdo, lesruego considerar esta charla no como
algo instructivo sino como una diver-sin.)
Lo que planteo aqu aparece con claridad en una discusin
corrientede poltica que discurre de la siguiente manera. Las
personas de derechaexaltan la libertad de que goza todo el mundo en
una sociedad capitalistaliberal. Las de izquierda replican que los
pobres slo disfrutan de unaescasa parte de esa libertad. Pero la
derecha responde que as la izquierdaconfunde libertad con recursos.
Uno es libre de hacer cualquier cosa a laque nadie se va a
interponer, dice la derecha. Si uno no puede darse el lujode hacer
algo, ello no quiere decir que carezca de libertad para
hacerlo,sino simplemente que no tiene los medios y, en
consecuencia, la posibili-dad* de hacerlo. El problema de los
pobres no consiste en carecer delibertad sino en que no siempre
pueden ejercitar la libertad que indudable-mente poseen. Segn la
derecha, cuando la izquierda niega que los pobrestengan libertad
propiamente tal, incurre en un uso tendencioso del lenguaje.
Permtaseme exponer la posicin de la derecha sobre esta materia
enla forma de un argumento que se compone de distintos pasos. En
realidad,el razonamiento de la derecha consta de dos partes, una
conceptual y otranormativa. Por lo que a m respecta, las rechazo
ambas. En cambio Berlin,a mi juicio lamentablemente, acept la
primera: de hecho, hizo ms de loque nadie haya hecho para persuadir
a los filsofos acerca de la sensatez dela primera parte, por mucho
que su conmiseracin por las personas quesufren lo llev a rechazar
categricamente la segunda.
La primera parte del argumento de la derecha discurre de la
siguien-te manera:
* [N. del T.: de aqu en adelante, ability se traduce
indistintamente como posibili-dad o capacidad.]
-
54 ESTUDIOS PBLICOS
(1) La libertad se ve amenazada por la interferencia (de otras
perso-nas4), pero no por la falta de recursos;
(2) Carecer de dinero no es ser objeto de interferencia, sino
estarfalto de medios;
(3) La pobreza (falta de dinero) no entraa falta de libertad.La
conclusin a que llega la primera parte, la proposicin (3), es
una afirmacin conceptual, una afirmacin acerca de la forma en
que algu-nos conceptos se relacionan entre s. Empero, en manos de
la derecha, esaconclusin conceptual se utiliza para prestar apoyo a
una afirmacin nor-mativa acerca de lo que debera hacerse, a la que
se llega en la segundaparte del argumento de la siguiente
manera:
(3) La pobreza (falta de dinero) no entraa falta de libertad;(4)
La principal funcin del gobierno es proteger la libertad;(5) El
alivio de la pobreza no forma parte de la principal funcin del
gobierno.El resto de esta charla se divide en seis secciones. En
la seccin 1,
muestro que la parte conceptual del argumento de la derecha ha
penetradoen un sector del pensamiento acadmico que no podra
llamarse de dere-cha. Isaiah Berlin y John Rawls, en especial, y
sus numerosos seguidores,han defendido la parte conceptual del
argumento de la derecha, que culmi-na en la proposicin (3), pese a
que, debido a que no aceptan la proposi-cin (4), no han respaldado
la conclusin normativa (5).
En la seccin 2, trato de rebatir la proposicin (2). Sostengo
quecarecer de dinero significa, de hecho, ser vctima de
interferencia. Si eseargumento es correcto, quiere decir que la
proposicin (3) es falsa si, comoinsiste la derecha, la proposicin
(1) es verdadera; la falsedad de la propo-sicin (2), unida a la
verdad de la proposicin (1), significa que la proposi-cin (3) es
falsa. Adems, pienso que si mi razonamiento es correcto,tambin
demuestra que la proposicin (3) es falsa, sea o no verdadera
laproposicin (1), porque no me cabe en la mente que alguien que no
creaque la proposicin (2) sea verdadera pueda pensar que la (3) lo
es. En otraspalabras, sostengo que los pobres carecen de libertad
incluso en el sentidoque la derecha, Berlin y Rawls prefieren darle
a la libertad, de acuerdo conel cual la identifican con la falta de
interferencia, y ya sea que esa defini-cin de la libertad sea o no
demasiado restrictiva.
4 La palabra interferencia siempre significar aqu interferencia
de otra persona.As, por ejemplo, en este caso la cojera no
constituir una interferencia con los esfuerzos deuna persona por
desplazarse en un terreno difcil (ya sea que ponga o no en peligro
su libertadpara abrirse paso en ese terreno, cuestin que se examina
ms adelante, en la seccin 5).
-
G. A. COHEN 55
En la seccin 3 trato de reforzar, pero al mismo tiempo matizar,
miargumento, planteando algunas analogas y desanalogas entre la
libertadque otorga el dinero y la libertad regulada por el
Estado.
En la seccin 4 examino la relacin que tienen algunas tesis
marxis-tas acerca de la diferencia entre la sociedad burguesa y la
preburguesa conel hecho de que generalmente se haya inadvertido que
el dinero otorgalibertad y que la falta de l la restringe;
En la seccin 5 me ocupo de las relaciones entre libertad, medios
ycapacidad. Muestro que los dos ltimos influyen mucho ms en la
libertadque lo que reconocen aquellos a quienes est dirigida esta
charla y, de estamanera, refuto la proposicin (1): demuestro que la
falta de medios efecti-vamente pone en peligro la libertad.
Finalmente (seccin 6) formulo algunas observaciones sobre la
im-portancia del lo semntico que creo desentraar aqu.
1
Los ms importantes filsofos polticos de habla inglesa del
sigloveinte son Isaiah Berlin y John Rawls. Ambos rechazan5 la
conclusin delargumento de la derecha: Berlin fue un socialdemcrata,
en el ampliosentido de la palabra, y Rawls es un liberal segn lo
que los estadouniden-ses entienden por liberal, y, dentro de esas
posiciones polticas, aliviar lapobreza aparece en un lugar
prioritario del programa poltico. En conse-cuencia, tanto Berlin
como Rawls deploran el relativo desinters de laderecha por lo que
ellos llamaran la capacidad de utilizar la libertad, locual, a su
juicio, es lo que les falta a los pobres. Sin embargo, en miopinin,
lamentablemente ambos aceptan al pie de la letra la diferencia
quehace la derecha entre libertad y dinero. Estn de acuerdo con la
afirmacinconceptual de la derecha, por ms que rechacen su conclusin
normativa.
En el prrafo que sigue, Berlin se muestra de acuerdo con la
con-ceptualizacin de la libertad que hace la derecha y, a la vez,
rechaza cate-gricamente la conclusin normativa que la derecha
construye a partir deesa conceptualizacin:
Es importante distinguir entre la libertad y las condiciones de
suejercicio. Si una persona es demasiado pobre o demasiado
ignorante
5 Resulta algo zeugmtico hablar conjuntamente de Berlin y Rawls
en presente, yaque, en su segunda aplicacin, es meramente histrico.
Espero que el lector me perdone estedesatino, que reduce el nmero
de frases u oraciones que debo construir para hacer asignacio-nes
como la que figura ms arriba.
-
56 ESTUDIOS PBLICOS
o demasiado dbil para hacer uso de los derechos que legalmente
lepertenecen, de nada le vale la libertad que esos derechos le
confie-ren, pero no por ello sta desaparece. La obligacin de
promover laeducacin, la salud, la justicia, de mejorar las
condiciones de vida,de dar oportunidades para que se desarrollen
las artes y las cienciasy de impedir medidas sociales, legales o
polticas reaccionarias odesigualdades arbitrarias, no se hace menos
estricta porque no vayadirigida en forma directa a promover la
libertad en s, sino al esta-blecimiento de las condiciones que son
las nicas que hacen posibleque sea valiosa tenerla, o a la promocin
de valores que puede quesean independientes de ella6.
El hecho de que Berlin estuviera de acuerdo con el lado
conceptualde la afirmacin de la derecha queda tambin de manifiesto
en la formalaudatoria en que se expres en 1949 acerca de la
presidencia de FranklinRoosevelt7. Berlin describe el New Deal de
Roosevelt como una granempresa liberal que ciertamente fue la
solucin de transaccin ms cons-tructiva entre la libertad individual
y la seguridad econmica de que hayasido testigo nuestro tiempo8. La
alabanza que le hace Berlin a Rooseveltentraa que la libertad
individual y la seguridad econmica son desiderataopuestos, que, al
menos a veces, ms de una cosa significa menos de la otray que, de
acuerdo con la solucin de transaccin constructiva de Roose-velt, se
perdi algo en una de ellas, o quiz en ambas, en bien de la
otra.Adems, tal vez se pueda afirmar sin temor que, a juicio de
Berlin, en lasolucin de transaccin del New Deal hubo ms sacrificio
de libertad
6 Isaiah Berlin, Four Essays ( 1969), p. liii, subrayado mo.Si
bien estoy cierto de que el texto citado concuerda con el punto de
vista de la
derecha y difiere de l precisamente en la forma en que he
sostenido, no pretendo que eldiscurso de Berlin en esta materia
fuere coherente y careciera de problemas. Sus trabajosacerca de la
libertad fueron tan profundamente originales como influyentes, y en
estos trabajostan novedosos es comn no percatarse de las
distinciones y confundir stas entre s. Para unademostracin de
algunos lapsus importantes del texto de Berlin, vanse el Apndice,
msadelante, y la nota 18.
7 Tuve el privilegio de ver mucho a Isaiah durante sus ltimos
meses de vida, cuandose encontraba en su hogar, invlido. Pocos das
antes de su muerte, me alent (no s por qupensaba que yo tena esta
influencia, pero quiz se remontaba a los das en que nuestrocollege,
All Souls, tena influencia en el mundo real) a que instara al
actual gobierno laboristaa imitar a su hroe, Franklin Roosevelt,
concibiendo un gran programa de obras pblicas quereducira el
desempleo y atraera a la juventud. Se confes incapaz de entender
por qu, ennuestra poca, incluso un gobierno laborista se haba
apartado del uso del Estado para fines deprogreso. Era totalmente
contrario al control estatal total pensaba que las pretensiones de
laplanificacin de tipo socialista eran engaosas, pero era acrrimo
enemigo del thatcherismoy de atribuirle al libre mercado una funcin
ilimitada. Saba que destruye la vida de laspersonas.
8 Isaiah Berlin, Political Ideas in the Twentieth Century, en la
p. 31 de Four Essays.
-
G. A. COHEN 57
individual que de seguridad econmica; que, en general, el New
Deal redu-jo la primera para aumentar la segunda. Segn lo sealado
antes, de acuer-do con Berlin, el New Deal redujo la libertad en s
para aumentar el valorde la libertad restante. Berlin encomiaba a
Roosevelt por haber logrado quela sociedad estadounidense fuese
menos laissez-faire y ms socialdemocr-tica que antes. Roosevelt
introdujo una legislacin sindical que limit lalibertad relacionada
con la propiedad del capital productivo, leyes socialesque
eliminaron la libre disposicin de una parte de los ingresos ganados
yempresas estatales como la Tennessee Valley Authority, que
impidieron ellibre ejercicio del derecho de dominio en ciertos
mbitos.
A juicio de Berlin, esta clase de polticas aumenta la seguridad
node los que adolecen de falta de libertad, sino de los que en las
economasmenos reguladas y ms del tipo de la de Herbert Hoover estn
ms expues-tos a hechos catastrficos. Segn entendi Berlin el New
Deal, las perso-nas relativamente pobres y dbiles adquirieron
seguridad y recursos,mientras que los ricos perdieron algunos
recursos y todos perdieron liber-tad. En definitiva, a juicio de
Berlin, con el New Deal aument la seguri-dad y algunas libertades
se tornaron ms valiosas a expensas(justificadamente) de la libertad
propiamente tal.
Pese a que me complace unirme a Berlin para encomiar el NewDeal,
no concuerdo con los trminos en que lo hace. En el discurso
deBerlin, la libertad y la seguridad econmica son valores distintos
que lospolticos humanitarios deben contrapesar y Franklin Roosevelt
logr unexcelente trmino medio en que se limit la obtencin de la
primera para lamayor materializacin de la segunda. Pero no estoy de
acuerdo en que, endefinitiva, el New Deal haya aumentado la
seguridad econmica a expen-sas de la libertad.
Defiendo este desacuerdo en la seccin 2, pero antes de
hacerloquiero mostrar que, al igual que Berlin, John Rawls tambin
adhiere a laconceptualizacin de la libertad que hace la
derecha:
La imposibilidad de aprovechar los derechos y oportunidades
queuno tiene debido a la pobreza y la ignorancia, y a la falta de
mediosen general, se suele contar entre las limitaciones que
definen lalibertad. Sin embargo, no voy a decir eso, sino que voy a
pensar queestas cosas afectan al valor de la libertad [...] la
libertad no vale lomismo para todos. Algunas personas tienen ms
autoridad y fortunay, en consecuencia, mayores medios para alcanzar
sus fines9.
9 John Rawls, A Theory of Justice ( 1971), p. 204, y John Rawls,
Political Liberalism(1993), pp. 325-326.
-
58 ESTUDIOS PBLICOS
No obstante que generalmente se expresa en forma cautelosa y
quela segunda frase del prrafo podra aparecer como si se limitara a
formularuna estipulacin inocente, de hecho aqu Rawls niega que la
pobreza limitela libertad. Porque no se habra decidido (como dice)
a pensar que lapobreza afecta (nicamente) al valor de la libertad
si no creyera que influ-ye en la libertad propiamente tal, y el
mensaje inequvoco que contiene elprrafo de Rawls en su conjunto
(slo parte del cual se presenta msarriba10) es que la pobreza no
afecta a la libertad propiamente tal.
En vista de la posicin que adopta en el prrafo citado,
resultacurioso, y parece dar lugar a una incongruencia, que, ms
adelante, Rawlsargumente a favor del imperio del derecho de la
siguiente manera:
[...] la relacin entre el imperio del derecho y la libertad es
bastanteclara [...] si se viola la norma que dice que no hay delito
sin ley, porejemplo, porque la ley es vaga y poco precisa, lo que
podemoshacer libremente tambin es vago e impreciso. Los lmites de
nues-tra libertad son inciertos. Y en la medida en que ello sea as,
lalibertad est limitada por un razonable temor de su
ejercicio11.
Cuesta concebir la razn por la cual la libertad (en s) deba
verselimitada por el simple temor de su ejercicio y sin embargo no
lo est enabsoluto por la imposibilidad de su ejercicio que (a
juicio de Rawls) asegu-ra la pobreza.
2
La posicin de la derecha, a la que por desgracia adhieren Berlin
yRawls, dice que la pobreza es falta de medios y que, en
consecuencia,entraa falta de capacidad antes que falta de libertad.
Rebatir esa posicinde dos maneras. Primero, en la presente seccin,
la impugno sin cuestionarla diferencia que sta establece entre
medios y capacidad, por una parte, ylibertad, por la otra: sostengo
que la falta de dinero es falta de libertad,cualquiera que sea la
relacin entre capacidad, medios y libertad. En laseccin 5 refuto la
posicin de la derecha (y de Berlin/Rawls) desde otrongulo,
sosteniendo que la diferencia que sta hace entre medios y
capaci-dad, por una parte, y libertad, por la otra, es (de todas
formas) insostenible.
10 No creo que mis comentarios acerca del prrafo de A Theory
sean incompatiblescon la observacin que se hace en Political
Liberalism (1993), p. 326, de que ofrece slo unadefinicin y no
resuelve ninguna cuestin de fondo. En este caso, la frase cuestin
defondo ciertamente quiere decir cuestin normativa de fondo: la
afirmacin conceptual queatribuyo a Rawls sigue en pie.
11 John Rawls, A Theory of Justice, p. 239.
-
G. A. COHEN 59
A mi juicio, la posicin de la derecha se basa en un concepto
mate-rial del dinero. Este concepto es errado porque el dinero no
es como lainteligencia o la fuerza12, ya que, de hecho, una dotacin
esculida de estasltimas no siempre13 perjudica a la libertad, en
tanto la libertad se identifi-que con la falta de interferencia14.
Sostendr que la diferencia entre eldinero y esa otra clase de
recursos entraa que la falta de dinero inducefalta de libertad, por
mucho que aceptemos identificar a la libertad con lafalta de
interferencia. Aun cuando, como negar ms adelante, incapacida-des
como la enfermedad o la ignorancia no limiten la libertad, porque
notiene que haber, por necesidad, interferencia cuando ellas estn
presentes,la pobreza incuestionablemente entraa estar expuesto a
interferencia, y laspersonas de centroizquierda, como Berlin y
Rawls, adhieren innecesaria-mente a la interpretacin equivocada que
la derecha hace de la relacinentre pobreza y libertad cuando tratan
a la primera (como lo hicieronltimamente un grupo de pensadores
laboristas15) no como un dficit delibertad en s sino como una
restriccin a lo que [la gente] puede hacercon su libertad16.
Ahora bien, antes de desarrollar mi argumento, permtaseme
aclararlo que se supone que no debe mostrar. Al demostrar que el
dinero otorgalibertad y que la falta de l significa por lo tanto
carencia de (alguna)libertad, no pretendo probar nada acerca de cul
sociedad es superior aotra, como tampoco que una sociedad que
funciona a partir del dinero seaobjetable porque en ella algunas
personas carecen de algunas libertades.Todas las formas de sociedad
otorgan algunas libertades a las personas ylas privan de otras, y
en consecuencia no se puede condenar a una sociedadpor el solo
hecho de que en ella algunas personas carecen de ciertas
liberta-
12 En consecuencia, la disyuncin que hace Berlin de demasiado
pobre o demasiadoignorante o demasiado dbil (vase la p. 56, supra)
est mal concebida.
13 Digo no siempre en vez de nunca debido a las complejidades
que se examinanen la seccin 5. En otras palabras, la interferencia
exitosa, la que elimina la libertad, entraauna incapacidad
consiguiente de parte de la vctima, pero en general las
incapacidades nollevan envuelta faltas de libertad, desde un punto
de vista basado en la interferencia.
14 Refuto esa definicin en la seccin 5 .15 El Institute for
Public Policy Research.16
Institute for Public Policy Research, The Justice Gap (1993), p.
8, subrayadomo: Lo ms probable es que la gente encare restricciones
en lo que puede hacer con sulibertad y sus derechos si es pobre,
est enferma o carece de [...] instruccin.
Para una evaluacin crtica de ese texto, y otros conexos, vase mi
artculo Back toSocialist Basics (1994), pp. 3-16, reproducido en
Jane Franklin (ed.), Equality (1997), dondele sigue una aguda
rplica (Forward to Basics) de Bernard Williams, a la que
esperoresponder.
El argumento que figura en las pp. 60 y siguientes, infra, es
una versin mejorada delargumento que vincula el dinero con la
libertad en la versin original de Back to SocialistBasics, pp.
15-16.
-
60 ESTUDIOS PBLICOS
des. Pero desde el punto de vista estructural, las sociedades
tienen distintasmaneras de inducir la distribucin de la libertad y,
en una sociedad como lanuestra, en que en gran medida la libertad
se otorga y retiene mediante ladistribucin del dinero, a menudo no
se aprecia debidamente el hecho deque el dinero estructura la
libertad, y se produce la ilusin de que en ella lalibertad es
ilimitada, en vez de estar restringida por la distribucin
deldinero. La presente charla pone al descubierto esa ilusin. Pero
el hecho deque, contrariamente a la ilusin y a lo que otros
sostienen, el dinero sea unaforma de estructurar la libertad no
significa que una sociedad monetizadasea inferior, en general o
incluso respecto a la libertad, a otras formas desociedad. Puede
que ello sea cierto, pero no es lo que estoy sosteniendo enesta
oportunidad.
He aqu, pues, mi argumento respecto a la proposicin de que
lapobreza significa carencia de libertad propiamente tal, en el
sentido quemis contradictores le dan a la palabra libertad, segn el
cual la falta delibertad entraa la presencia de interferencia.
Considrense los bienes y servicios, ya sea proporcionados por
elEstado o por particulares, que no se otorgan gratuitamente a
todos quieneslos solicitan. Algunos de los bienes y servicios
estatales dependen de nor-mas de acceso especiales (uno no
conseguir cama en un hospital pblicosi es considerado persona sana,
ni obtendr plaza en una escuela secunda-ria si tiene cuarenta aos).
Pero los bienes y servicios privados y muchosde los estatales son
inaccesibles salvo a travs del dinero: para obtenerlos,entregar
dinero es a la vez necesario y suficiente. Si uno trata de
conseguir-los sin dinero, estar expuesto a interferencia.
Como ya lo he sostenido ms detenidamente en otra
oportunidadl7,la distribucin de los bienes es una estructura de
interferencia. Pero eldinero sirve para eliminar esa interferencia.
En consecuencia, el dinerootorga libertad y no tan slo la capacidad
de utilizarla, incluso cuando lalibertad se equipara a la falta de
interferencia.
Supngase que una mujer sana sea demasiado pobre como parapoder
visitar a su hermana que vive en Glasgow. De una semana a otra
no
17 El argumento relativo a la propiedad privada apareci por
primera vez en laspp. 11-15 de Capitalism, Freedom and the
Proletariat (1979) y, posteriormente, con ampliasrevisiones, en
David Miller (ed.) Liberty (1991), pp. 167-172. El argumento ha
sido criticado,entre otros, por John Gray, en Marxian Freedom,
Individual Liberty, and the End of Aliena-tion (1986), y en su
trabajo Against Cohen on Proletarian Unfreedom (1989); por
AndrewReeve, Property (1986), pp. 109-110; y por George Brenkert,
en las pp. 29-39 de Self-Ownership, Freedom and Autonomy (1998). Le
respondo a Gray en las pp. 62-65 de Self-Ownership. Freedom and
Equality (1995), y a Reeve y Brenkert en las pp. 79-82 de OnceMore
into the Breach of Self-Ownership: Reply to Narveson and Brenkert
(1998).
-
G. A. COHEN 61
puede ahorrar lo suficiente como para comprar el pasaje. Por lo
tanto, sitratara de subirse al tren no tendra los medios para
vencer la posibleinterferencia del conductor. Dgase o no que esta
mujer tiene la posibilidadde viajar a Glasgow, no hay nada que le
impida hacerlo independientemen-te de la interferencia que la
afecta. Es plenamente capaz de tomar el metroy cruzar el andn que
debe atravesar para llegar al tren. Pero se encontrarmaterialmente
imposibilitada de cruzar ese andn, o ser fsicamente obli-gada a
bajarse del tren. O bien, considrese el caso de una mujer que
carecede dinero y que desea coger y ponerse un suter que hay en el
mesn de latienda Selfridges. Si logra hacerlo, la detendrn a la
salida de la tienda y lequitarn el suter. En nuestra sociedad, la
nica forma para que a uno no leimpidan obtener y usar las cosas que
cuestan dinero, esto es la mayora delas cosas, es pagando dinero
por ellas.
As pues, carecer de dinero es estar sujeto a interferencia, y
asimilarel dinero a recursos materiales e incluso intelectuales es
caer en un fetichis-mo irreflexivo, en el buen sentido marxista de
que tergiversa las relacionessociales limitadoras y las representa
como personas que carecen de cosas.En otras palabras, el dinero no
es un objeto.
Volvamos a Berlin.Para Berlin, la libertad preferida, aquella en
que no hay interferen-
cia, la que hizo clebre al llamar negativa, la que distingui de
la capacidadde utilizarla, es la oportunidad de actuar (p. xlii),
la ausencia de obst-culos para opciones y actividades posibles
(xxxix). Y la ausencia de esalibertad se debe a que se cierran
[...] puertas o no se logra abrirlas, comoconsecuencia deliberada o
involuntaria de prcticas humanas modificables,del funcionamiento de
agentes humanos (p. xl y p. xlviii). Sin embargo,en contraposicin a
la distincin entre libertad y dinero en que insistiBerlin, es
evidente que la falta de dinero implica falta de libertad
precisa-mente en ese sentido. La mujer cuya pobreza le impidi
viajar a Glasgowtropieza con esa misma puerta cerrada. (En un
sistema de tarjetas inteli-gentes para controlar el acceso a los
trenes, ello ser literalmente cierto enun sentido material.)
Ahora bien, podra sostenerse que he hecho mal uso de la falta
deprecisin con que Berlin define la libertad negativa; que, pese a
que envarias oportunidades dijo que se trataba de puertas no
cerradas, su nocinms meditada era que deba interpretarse en forma
ms restrictiva, comouna cuestin de puertas que no son cerradas,
particularmente por el gobier-no. En efecto, en la p. xliii dice
que mi libertad negativa est determinadapor la respuesta a la
pregunta: En qu mbitos debo obedecer al gobier-no? Podra entonces
sugerirse que, en los prrafos citados, de las pp. xlii,
-
62 ESTUDIOS PBLICOS
xxxix y xl (y en la importantsima nota 1 de la p. 130), Berlin
describeinadecuadamente su propia posicin cuando identifica la
falta de libertadcon cualquier cierre de caminos y no, como en la
p. xliii, nicamente conel cierre de caminos atribuible al
gobierno.
No obstante, no hay duda de que la presin ejercida por la
verdadfue lo que llev a las formulaciones ms amplias: la persona
que se inter-pone a mi paso no necesita vestir uniforme del
gobierno para privarme conello de libertad. Y por lo general, en
una sociedad en que impera el ordenjurdico, el bloqueo que
interponga cualquier persona, uniformada o no,slo tendr xito si el
Estado est dispuesto a apoyarlo. En consecuencia, ladiferencia
entre puertas cerradas por el gobierno y puertas cerradas
porterceros carece de mayor aplicacin: slo tiene importancia cuando
se pro-duce alguna ilicitud.
Berlin ofrece un curioso pronstico respecto a aquellos que
estnobsesionados por la aseveracin de que la libertad negativa poco
vale si nohay condiciones suficientes para ejercitarla activamente.
Dice que sonresponsables de minimizar su importancia, de negarle
incluso el nombre delibertad [...] y finalmente de olvidar que sin
ella la vida humana [...] seextingue (pp. lviii-lix). O: [que] en
su celo por crear las condicionessociales y econmicas en que slo la
libertad tiene verdadero valor, elhombre tiende a olvidar la
libertad propiamente tal (p. liv). Pero cmopodra ser as, puesto que
el propio Berlin reconoci que lo que les obse-siona son
precisamente (algunas formas) valiosas de libertad? Mi impre-sin es
que aqu Berlin se equivoca al describir su preocupacin, la
cualconsiste, ms bien, en que estos paladines de los pobres
terminan porcentrarse tanto en las libertades relacionadas
especficamente con la derrotade la pobreza, con las libertades
asociadas al hecho de tener dinero (ya seaque se piense que el
dinero es necesario para tener propiamente acceso alos bienes o
nicamente por el valor de esa libertad: en lo que realmentepreocupa
a Berlin aqu, esa distincin es ms bien secundaria), en
contra-posicin a las libertades civiles y polticas (tales como la
libertad de expre-sin, de reunin, de asamblea, etc.)18, que llegan
a preocuparse demasiadopoco de las ltimas. Es un gran error, no slo
de Berlin sino tambin (porinferencia) de Rawls, sostener que la
izquierda est dispuesta a sacrificar la
18 El lector atento observar que stas no son libertades respecto
de las cuales el NewDeal podra considerarse razonablemente como una
solucin de transaccin. Pero ste es unnuevo desfase de la posicin de
Berlin, y no, a mi juicio, una razn para sostener que micomentario
acerca de lo que l quiso decir aqu es errado. (Berlin debe pensar
que Rooseveltrestringi el derecho de propiedad pero no puede haber
pretendido incluir precisamente esederecho entre los derechos
legales con los cuales identifica la libertad propiamente tal enel
texto de la nota 7 supra: eso reducira al absurdo la diferencia
(aparente) que figura en esetexto).
-
G. A. COHEN 63
libertad en s en aras de las condiciones que hacen que ella
tenga valor.Distinguir entre la libertad poltica y la libertad del
dinero es totalmentediferente de distinguir entre la libertad en s
y las condiciones que hacenque tenga valor.
Ahora podemos reevaluar la descripcin que hace Berlin del
NewDeal (vase la p. 56, supra). Podemos insistir sin temor en que,
al aumentarla seguridad econmica de una persona, como consecuencia
de ello gene-ralmente se le interponen menos obstculos a las
opciones y actividadesposibles (p. xxxix) y, por lo tanto,
generalmente tiene ms libertad indivi-dual, de acuerdo con el
concepto de libertad de Berlin, en que la libertadequivale a
ausencia de obstculos o a que los terceros no los interponen.
Esposible que el New Deal haya disminuido la libertad individual de
laspersonas que ya gozaban de seguridad econmica, pero, de acuerdo
con supropia definicin de libertad, Berlin no tena derecho a
concluir, como loinsina su referencia a la solucin de transaccin
entre libertad y seguri-dad econmica, que se hubiera reducido la
libertad individual propiamentetal (y no tan slo la de los miembros
de algunas clase)19.
3
El dinero proporciona libertad porque elimina las interferencias
alacceso a bienes y servicios: funciona como un boleto de entrada a
ellos. Acontinuacin reforzar, pero tambin limitar, mi razonamiento,
comparan-do el dinero con los boletos de acceso a bienes y
servicios en una sociedadno monetizada, y sealar las diferencias
entre ellos.
19 (1) No creo que la citada definicin del New Deal sea
compatible con el posteriorreconocimiento de Berlin, en la p. xlvi,
de que la justificacin de la legislacin social o laplanificacin del
Estado benefactor y del socialismo pueda basarse en consideraciones
rela-cionadas con la libertad.
(2) Podra pensarse que Berlin condiciona decididamente su
rechazo a la afirmacinde que la pobreza constituye una falta de
libertad cuando seala ms adelante, en las pp. 122-123, que de
acuerdo con el concepto de libertad como falta de interferencia,
puedo efectiva-mente pensar que soy vctima de coaccin o esclavitud,
si postulo una teora sobre lascausas de la pobreza en virtud de la
cual ella se debe a que otros seres humanos [con o sinla intencin
de hacerlo] han dispuesto de manera que yo, y no otros, me vea
privado deldinero suficiente para pagar por los [bienes]. Lo
planteado por esa teora es tan dbil comopara ser, a mi juicio,
indesmentible, y el propio Berlin insina que es plausible (p. 122).
Sinembargo, podra deducirse que Berlin debe rechazarla para
sostener su afirmacin de que lapobreza no afecta a la libertad sino
tan slo a las condiciones de su ejercicio.
Sin embargo, esa deduccin es errada. El prrafo de las pp.
122-123 no indica elreconocimiento de que, como insisto, como
quiera que se produzca, la falta de dinero constitu-ye falta de
libertad, sino que la falta de acceso al dinero constituye falta de
libertad, cuandotiene alguna explicacin (lo cual, como acabo de
sugerir, es siempre su explicacin).
-
64 ESTUDIOS PBLICOS
Imaginemos, pues, una sociedad en la que no hay dinero, en la
cual,de partida, el Estado es dueo de todo y donde la legislacin
establece loscursos e accin a los que las personas pueden acceder y
seguir sin interfe-rencia. La ley seala lo que cada clase de
persona e incluso cada individuopuede hacer o no sin interferencia,
y cada persona posee un conjunto deboletos que detallan lo que la
persona puede hacer. As, yo puedo tener unboleto que diga que puedo
arar y sembrar este terreno, y cosechar lo queproduzca; otro que
dice que puedo ir a esa pera, o caminar por ese campo,mientras que
usted tiene boletos diferentes, en que estn anotadas liberta-des
diferentes. (Podra suponerse, adems, que los boletos son
permuta-bles, de tal modo que puedo cambiar algunos de mis permisos
por otrossuyos.)
Imaginemos, ahora, que las opciones anotadas en los boletos
tienenuna estructura ms compleja que la anterior. Ahora, cada
boleto estableceuna disyuncin de conjuntos de vas de accin que
puedo seguir. Esto es,puedo hacer A y B y C y D o bien B y C y D y
E, o E y F y G y A, etc. Sitrato de hacer algo no autorizado en mi
boleto, interviene la fuerza armada.
Por hiptesis, estos boletos sealan cules son las libertades de
lapersona (y, en consecuencia, sus faltas de libertad). Pero una
suma dedinero pudiera ser equivalente a una forma muy generalizada
de esta clasede boletos. Una suma de dinero es una licencia para
realizar una disyun-cin de conjuntos de acciones como, por ejemplo,
visitar a una hermana enGlasgow, o llevarse a casa y ponerse el
suter que estaba en el mesn deSelfridges. (Por lo que respecta a su
libertad de viajar a Glasgow, la mujerque es demasiado pobre como
para tomar el tren se asemeja a la personacuyos boletos en la
economa imaginaria no monetizada no tienen anotadoviaje a
Glasgow20). El hecho de que el dinero constituye este permisoquiz
queda ms en claro cuando se reemplaza la materialidad del dineropor
tarjetas de crdito o por cuentas de crdito que carecen de
expresinmaterial. Para mejorar la analoga, supngase que la economa
estatal noemita boletos materiales y que la autorizacin que tienen
las personas porlo que respecta a su libertad de usar los bienes
slo figura en la pantalla deuna computadora. Acaso las cuentas de
crdito no son precisamente eso y,por lo tanto, nada ms que un
conjunto de libertades?
Hecho este paralelo, sealo sus lmites y, luego, cun modestos
son.Primero los lmites.
20 A dos personas se les impide abordar un avin, a una de ellas
porque no tienepasaporte y a la otra porque no tiene pasaje. Podra
decirse que slo la primera careci delibertad para embarcar?
-
G. A. COHEN 65
Mientras que en la sociedad no monetizada el gobierno es
quienrestringe la libertad de las personas, en la economa
monetizada general-mente no es el gobierno sino el dueo del bien
que desea tener la personaquien en primera instancia limita su
libertad. Lo que hace el gobierno enuna economa monetizada es
imponer la voluntad del poseedor del bien,inter alia, cuando esa
voluntad consista en negar el acceso salvo a cambiode dinero. Y el
papel estratgico de la voluntad del poseedor del biensignifica al
mismo tiempo que el dinero no asegura totalmente el acceso(como lo
hace el boleto emitido por el Estado) y que la falta de dinero
noasegura totalmente la falta de acceso (como lo hace la falta de
un boletootorgado por el Estado). Si Selfridges no quiere vender el
suter (a lomejor slo est en exhibicin) no lo dejarn ir por todo el
oro del mundo.Por el contrario, si Selfridges desea regalar el
suter, el gobierno, lejos deimpedir que el (quiz indigente)
beneficiario de la generosidad de Selfrid-ges lo coja
gratuitamente, proteger esa transaccin de donacin. El dinerono
siempre es necesario para el libre acceso a un bien, puesto que
unvendedor generoso no tiene que exigirlo, pero tampoco es siempre
sufi-ciente, porque el vendedor no est obligado a vender.
Con todo, no hay que exagerar la diferencia entre el dinero y
losboletos otorgados por el Estado, antes indicada. Para apreciarla
cabalmen-te, incorporemos en la especificacin de la sociedad en que
el Estadootorga boletos un nuevo elemento que, en cierta medida,
equipara la com-plejidad de las economas monetizadas aludidas ms
arriba21.
Imaginemos, pues, que, al igual que el dinero, los boletos que
otorgael Estado no son siempre necesarios ni suficientes para
asegurar el acceso alos bienes, porque en alguna medida los
administradores de bienes nom-brados por el Estado pueden permitir
el acceso a personas que no tienenboleto o impedrselo a otras que s
lo tienen: esto podra ser un privilegiodel cargo oficialmente
reconocido, o una prctica ilcita pero eficaz, o unaprctica cuyo
grado de licitud se sita entre ambos extremos. Supongamos,adems,
que los funcionarios tienden a favorecer a algunos ciudadanos
enperjuicio de otros, del mismo modo que lo hacen en la economa
monetiza-da los particulares que poseen bienes. As pues, al igual
que la complejidadintroducida ms arriba en la economa monetizada,
en la economa nomonetizada los boletos ya no aseguran totalmente el
acceso y la falta deellos no asegura totalmente imposibilidad de
acceder. Sigue siendo efecti-vo que la distribucin de boletos
influye marcadamente en la libertad; losboletos sealan lo que uno
es libre o no de hacer, pero ahora, por cierto, nocomo supuso al
comienzo, tout court, sino dentro del conjunto de acciones
21 Arnold Zuboff me sugiri los rudimentos de la complejidad que
introduzco aqu.
-
66 ESTUDIOS PBLICOS
viable establecido por los campos de accin discrecional de los
administra-dores de bienes y sus intenciones particulares. Y en la
economa estatalcorregida, el alcance de estos campos de accin
discrecional nos permiteafirmar que la libertad de acceso se
determina en gran medida por losboletos.
Ahora bien, los particulares que poseen bienes tienen amplia
discre-cionalidad sobre sus posesiones22, mientras que la
discrecionalidad de losadministradores de bienes es slo parcial23,
pero de acuerdo con los su-puestos planteados, esa persistente
desanaloga carece de importancia paralas libertades de que
disfrutan los dems. En efecto, en las economasmonetizadas reales
generalmente no hay gran disposicin ya sea a regalarlas cosas o a
rehusrselas a determinados clientes provistos de dinero24 y,en el
caso paralelo del Estado, la discrecionalidad otorgada a los
adminis-tradores y utilizada por ellos es, por estipulacin,
comparativamente redu-cida. Sin embargo, como se vio, en la economa
estatal, la libertad deacceso se determina en gran medida por los
boletos. Y, haciendo un parale-lo, podramos decir que en una
economa como la nuestra la libertad deacceso a los bienes se
determina en gran medida por el dinero25. En conse-cuencia, puede
decirse que, normalmente, la falta de dinero significa faltade
libertad. Para la mujer que es demasiado pobre para comprar el
pasaje,la perspectiva de tener libertad de viajar a Glasgow no
aumenta mucho porla posibilidad de que la empresa ferroviaria
Virgin Trains le permita viajargratuitamente, porque la
probabilidad de que ello suceda es sumamentereducida. Y, en
general, la discrepancia entre dinero y libertad es
compara-tivamente insignificante.
Obsrvese, adems, que si todos estn dispuestos a vender a
cual-quiera que pueda comprar, y si nadie querr dar nada a cambio
de nada, si
22 Desde el punto de vista de los que no poseen bienes, en
cierto sentido los dueoslegales de los bienes son agentes del
Estado que no llevan uniforme y que tienen ampliadiscrecionalidad
personal.
23 Naturalmente, el Estado tiene la misma discrecionalidad plena
que Selfridges y, enmi historia, sus administradores pueden
compararse con asistentes de venta imaginarios deSelfridges que
disfrutan (de manera muy inusual!) de una discrecionalidad
equiparable. Peroen esta oportunidad no viene al caso completar as
nuestra comparacin.
24 En realidad, como me lo ha sealado Hillel Steiner, una
disposicin demasiadoamplia a rehusarse a posibles clientes
seleccionados equivaldra a anular la condicin deldinero como medio
general de cambio: por lo general, el dinero, por definicin, es
aceptable, yvase la nota siguiente en los sistemas capitalistas
plenamente establecidos es obligatoria-mente aceptable como curso
legal.
25 Obsrvese que cuando se prohbe a los particulares que poseen
bienes no vender aquien tenga el dinero para comprar lo que ofrecen
en venta, el dinero se asemeja ms a unboleto de la primera forma de
economa (aquella en que los administradores carecen
dediscrecionalidad) precisamente porque hay alguna garanta de
derechos civiles: no se puede,ahora, discriminar en forma
tirnica.
-
G. A. COHEN 67
en ese sentido la economa est plenamente comercializada*, la
personaque en nuestra sociedad tiene poco dinero se encuentra, en
lo que respectaa la libertad, exactamente en la misma situacin que
la persona que poseepocos boletos en la economa estatal, en la cual
los funcionarios carecen dediscrecionalidad. Basndose en los
supuestos que ordinariamente postulanlos economistas acerca de la
forma en que funciona una economa depropiedad privada y dinero, la
analoga se aplica sin reservas.
Dejando de lado los supuestos de los economistas, el dinero no
esuna forma de libertad, como lo son los boletos en la versin
originalsencilla de la economa basada en boletos otorgados por el
Estado, peroindudablemente da libertad, cuando ello significa falta
de interferencia, yeso basta para rebatir el punto de vista de la
derecha y de Berlin-Rawls.
4
El rasgo del capitalismo que genera la desanaloga entre el
dinero ylos boletos otorgados por el Estado es la separacin que se
da en la civili-zacin capitalista entre el Estado y la sociedad
civil. En realidad, en unaeconoma de mercado, la libertad de
acceder a los bienes no la decide elEstado sino quienes son dueos
de los bienes, cuyas decisiones son respal-dadas por el Estado.
Pero de todas formas, en una economa de mercado, lalibertad de
acceder a los bienes es en gran medida funcin del dinero, pormucho
que la estructura del organismo multipersonal que otorga y rehsaesa
libertad sea ms compleja que en la sociedad en que el Estado
otorgaboletos. En ambas sociedades, los dueos de los bienes (los
propietariosparticulares y/o el Estado) deciden lo que yo puedo
hacer; y en una econo-ma de mercado, el hecho de que los dueos de
los bienes decidan lo quepuedo hacer equivale a que lo haga mi
dinero, ello debido a las inclinacio-nes tpicas que tienen
(sistemticamente26) los propietarios de bienes.
El dinero, y la falta de l, acarrean relaciones sociales de
libertad yfalta de libertad. Naturalmente, la libertad es un
recurso, pero no un recur-so como la fuerza o la inteligencia. Como
dijo Karl Marx, es poder socialen la forma de una cosa27, pero no
es en s una cosa, como un destornilla-
* [N. del T.: fully commodified, en el original en ingls.]26
Vase la nota 24 supra.27 La afirmacin de Marx figura en este
prrafo, que examin en las pp. 124-125 de
mi obra Karl Marxs Theory of History (1978): Mientras menos
poder social tenga el mediode cambio [...] mayor ser el poder de la
comunidad que mantiene unidas a las personas, larelacin patriarcal,
la comunidad de la antigedad, el feudalismo y el sistema de
gremios. [Enla economa de mercado] cada persona tiene poder social
en la forma de una cosa. Si se priva aesta cosa del poder social,
se lo habr dado a personas para que lo ejerzan sobre personas.(The
Grundrisse, Harmondsworth, 1973, pp. 157-158).
-
68 ESTUDIOS PBLICOS
dor o un encendedor, porque el poder social no es una cosa
(tomando lapalabra cosa como un objeto material). Si uno cambia
diez monedas deuna libra por un billete de diez libras, uno tiene
una cosa distinta de la quetena antes, pero la misma cantidad de
dinero. Tiene la misma libertad paraviajar, comprar bienes y
servicios, etc., el mismo derecho a prestacionessociales, las
mismas perspectivas de no interferencia que uno tena antes (ocasi
las mismas: puede ser que el conductor del autobs que est
dispuestoa recibir la moneda de una libra se rehse a cambiar el
billete de diez y leobligue a bajarse del vehculo).
El dinero es un poder social en un sentido diferente del de la
fuerza,por ejemplo. Naturalmente, lo que uno puede hacer con la
fuerza dependede normas sociales y de estructuras materiales
creadas a nivel social talescomo caminos y puertas y escaleras.
Pero, por el contrario, el dinero (encontraposicin al oro) no es
algo material como la fuerza (y el oro) cuyaimportancia asume la
sociedad, sino que es esencialmente social. El dineroni siquiera
necesita adoptar una forma tridimensional: puede consistir
enanotaciones en una computadora (vase la seccin 2 supra) y, en
principio,podra ser aun menos material. Si todo el mundo tuviera
excelente memoriay todos furamos respetuosos de la ley, y la
informacin fluyera rpida-mente de una persona a otra, el dinero
podra adoptar nada ms que laforma de un conocimiento comn de los
derechos de las personas28. Larazn de ser del dinero es vencer la
interferencia en el acceso a los bienesque de lo contrario va a
prevalecer: esto no es efectivo de, por ejemplo, lafuerza, pese a
que, si es mucha, permite acceder a bienes cuando se inte-rrumpe el
orden social.
El hecho de que los boletos definen la estructuracin social de
lalibertad queda de manifiesto en la economa estatal. Lo que
sostengo esque, en una economa basada en la propiedad privada, el
dinero lo hacecasi en la misma medida, aunque en forma menos
manifiesta, puesto que, adiferencia de un boleto de valor
equivalente, mi billete de cinco libras nolleva escritas las
libertades que confiere. Uno de los propsitos de la pre-sente
conferencia es dejar en claro que el dinero otorga casi tanta
libertadcomo esta clase de boleto.
Obsrvese que no he sostenido que una economa sea ms atractivaque
la otra. Muchos preferirn la economa monetizada, basada en la
pro-
28 En consecuencia, discrepo de la afirmacin de John Searle (The
Construction ofSocial Reality, 1995, p. 35) de que el dinero debe
adoptar alguna forma material, salvo, loque dudo, que la basara en
algunas limitaciones de los poderes cognitivos o morales de
laspersonas. (Obsrvese que incluso si los estados mentales fueran
estados intelectuales, en elcaso hipottico esbozado en la frase a
que se agrega esta nota, el dinero no adopta la forma deestados
intelectuales).
-
G. A. COHEN 69
piedad privada, en la que mi libertad no depende de manera tan
inmediatadel Estado sino de las decisiones que adopten otras
personas que cuentancon el respaldo del Estado29. Pero esto no
afecta a mi argumento de que, enla economa monetizada, lo que
depende de esas decisiones es precisamen-te mi libertad.
As pues, lo que quiero decir es que la protesta de la
izquierdacontra la pobreza es30 una defensa de la libertad y, ms
particularmente,una protesta contra la extrema falta de libertad de
los pobres en la sociedadcapitalista y en favor de una distribucin
mucho ms equitativa de lalibertad.
5
Considrese, una vez ms el movimiento conceptual del argumentode
derecha:
(1) Lo que pone en peligro la libertad es la interferencia y no
la faltade medios;
(2) Experimentar interferencia no es carecer de dinero sino
demedios;
(3) La pobreza (falta de medios) no entraa falta de libertad.En
las secciones anteriores de este trabajo creo haber refutado la
segunda premisa de ese argumento al demostrar que carecer de
dinero esser objeto de amplia interferencia. Sin embargo, an no he
impugnado(expresamente) la primera premisa del argumento, lo que
procedo a hacer acontinuacin.
Se puede suponer31 aqu, sin temor a equivocarse, que todos
loscandidatos al cargo de comprometedores de la libertad podran
reducirse aalguna forma de interferencia o alguna forma de falta de
medios. Si separte de ese supuesto, la proposicin (1) equivale al
siguiente conjunto decuatro afirmaciones, y (6) y (7) y (8) y (9)
son, respectivamente, equivalen-
29 A menudo se piensa que las economas capitalistas son
superiores a las economascontroladas por el Estado slo porque en
las primeras hay una mayor dispersin de la propie-dad. Sin embargo,
por la misma razn, una economa de mercado socialista, en que la
disper-sin de la propiedad es mucho mayor y, por lo tanto, en que
hay mayor libertad, es aun mejor.En realidad, todava hay mucho por
decir acerca de ambos lados del argumento: stas son
sloaproximaciones preliminares. Sin embargo, para equilibrar la
discusin, dejo constancia de latesis anticapitalista del socialismo
de mercado, y la planteo junto con la archiconocida
tesiscapitalista contraria al control del Estado.
30 Contrariamente a lo que afirma Berlin en los textos aludidos
en las pp. 56, 61-62,supra.
31 Se puede suponer sin temor a equivocarse: en rigor, el
supuesto puede ser falso porrazones sutiles o complicadas, pero
creo que ello no afectara el fondo de lo que sigue.
-
70 ESTUDIOS PBLICOS
tes entre s, de acuerdo con el supuesto formulado sin temor
(conjuntamen-te con el supuesto incluso ms seguro de que existe
algo llamado falta delibertad!):
(6) Basta que haya interferencia para que falte libertad;(7) No
es necesaria la falta de medios para que no haya libertad;(8) Para
que no haya libertad se requiere interferencia;(9) La falta de
medios no es suficiente para que falte libertad.A continuacin,
redesplegando ideas ya planteadas, demuestro que
la propuesta (7), y por lo tanto la (6), son falsas. A
continuacin centro laatencin en las proposiciones (8) y (9) y las
refuto, pero, como se ver, elresultado es conceptualmente mucho
menos interesante y, desde el puntode vista ideolgico y poltico,
mucho menos importante que el primero.
Al rebatir la proposicin (7) demuestro en primer lugar que,
almenos en algunos casos, para que no haya libertad se requiere
realmentefalta de medios. A continuacin generalizo el resultado, a
fin de demostrarque para que no haya libertad siempre es necesaria
la falta de medios.
Ahora bien, el dinero es claramente un medio: si no lo es, qu
esentonces? Sin embargo, como se ha visto, en casi todos los casos
en quealgo se vende, la falta de dinero asegura falta de libertad.
En casi todosestos casos, la disposicin del vendedor a
interponerse, con el respaldo delEstado, al acceso al bien o
servicio pertinente se extingue cuando se ofrecedinero. As pues,
para que no haya libertad se necesita que no haya dinero,porque ste
elimina la (posible) interferencia.
Ahora bien, podra pensarse que el dinero slo contradice la
propo-sicin (7) porque, pese a que es un caso paradigmtico de un
medio, comolo he sostenido en la seccin 4, es un medio muy
diferente de los mediosmateriales tales como los destornilladores o
los encendedores: no es unmedio material sino social. A diferencia
de ellos, su razn de ser es elimi-nar la interferencia32.
En realidad, el dinero es algo muy especial. Su naturaleza
profunda-mente social lo distingue de medios tales como la fuerza o
la belleza, o lainteligencia. Pero los medios materiales y otros
medios asociales tambinproporcionan ejemplos contrarios a las
proposiciones (6) y (7). Al reflexio-nar sobre esos medios se
comprueba que para que no haya libertad nuncabasta con la
interferencia, porque siempre se requiere falta de medios.
32 sa es la razn por la cual el dinero sirve como ejemplo que
neutraliza a la vez lasproposiciones (1) y la (2): es un medio que
tiene por objeto eliminar la interferencia. Enconsecuencia,
destruye la contraposicin entre la falta de medios y la presencia
de interferen-cia: cuando falta este medio, hay interferencia.
Tanto la proposicin (1) como la (2) son falsas,porque ambas se
basan en la falsa contraposicin impugnada por el caso del
dinero.
-
G. A. COHEN 71
Esto es as porque, absolutamente en todos los casos, una
interfe-rencia limita mi libertad de hacer slo si carezco de los
medios paravencer esa interferencia y, por lo tanto, la posibilidad
de hacer x pesea esa interferencia33. Si tengo esa posibilidad, si
puedo vencer la inter-ferencia, entonces puedo hacer libremente x,
incluso existiendo esa interfe-rencia. De modo que para que falte
libertad no basta con que hayainterferencia. Tambin se requiere una
adecuada imposibilidad34.
Permtaseme ilustrar este punto. Primero, considrese el caso de
unreo, esto es, una persona que no puede salir de una crcel de
mximaseguridad. Obsrvese ahora que no es libre de hacerlo porque no
tienefuerza suficiente y, por lo tanto, no puede torcer los
barrotes con que lohan rodeado los agentes de la ley que se
interponen. Su imposibilidad dehacerlo es un requisito necesario de
su falta de libertad: si su capacidadaumentara milagrosamente lo
suficiente, tendra libertad para abandonar ellugar. Segundo,
considrese una sociedad desptica en que, por ejemplo,un tirano
cuyos esbirros imponen eficazmente su voluntad, prohbe lalibertad
de expresin. Los que viven en esa sociedad carecen de
libertadnicamente porque no son capaces de derrocar al tirano.
De lo anterior se desprende que la respuesta de la izquierda a
lacomparacin que hace la derecha entre libertad y capacidad no
deberaconsistir, como suelen decir, en que la capacidad es tan
importante como lalibertad o, como tambin suelen afirmar, en que el
concepto de libertad dela derecha es demasiado restringido y que
tenemos que idear un conceptoms amplio de libertad, sino, ms bien,
en que la capacidad es el ncleomismo de la libertad apreciada por
la derecha. Porque uno de los requisitospara que la interferencia
tenga xito (esto es, elimine la libertad)35 es que lavctima carezca
de posibilidades de vencer esa interferencia. Uno es librede hacer
algo cuando tiene la posibilidad pertinente y no es objeto
deinterferencia, o cuando uno es objeto de interferencia pero tiene
la posibili-dad de vencerla.
33 Debo esta significativa idea a Arnold Zuboff.34 Se me ha
sugerido que el impedimento de A es suficiente para eliminar la
libertad
de B. Pero, si fuera as, ello se debera nicamente a que el
impedimento de A entraa que Bno puede anular cualquier accin o
acciones de A que constituyan ese impedimento. Losubstancial, que
es el hecho de que A no puede eliminar la libertad de B a menos que
B tengala incapacidad pertinente, se mantiene en pie.
35 Obsrvese que la interferencia fallida no es un intento de
interferir que no llega aconstituir interferencia, sino un intento
de interferir cuyo cometido no prospera, el cual,generalmente,
consisten en impedir (en este caso pueden pasarse por alto los
casos pococaractersticos en que la finalidad de la interferencia no
es impedir sino, por ejemplo, molestaro irritar). Si yo trato de
impedirle el paso, pero de hecho no me interpongo en su camino,
enrealidad trato de interferir y no logro hacerlo. Pero si
efectivamente me interpongo en sucamino y usted me hace a un lado,
indudablemente interfiero sin xito.
-
72 ESTUDIOS PBLICOS
No veo cmo la derecha pueda escapar a la conclusin de que,
encasos de interferencia, la falta de capacidad ayuda a generar
falta de liber-tad. Pero la derecha podra insistir en que la falta
de posibilidad no acarreafalta de libertad cuando no hay
interferencia a la vista. La derecha podradecir que alguien no
carece de libertad de caminar simplemente porque sefractur las
piernas, cuando nadie le impedira caminar si no se le
hubiesenquebrado las piernas. Podra decir que si bien la
interferencia no es real-mente suficiente para carecer de libertad,
sigue siendo necesaria para ella:al refutarse las propuestas
(6)/(7), (8)/(9) permanecen inclumes.
Pero la derecha slo puede decir eso haciendo caso omiso de
verda-des ordinarias. Porque prontamente y sin dificultad decimos:
ahora que lesacaron el yeso, puede volver a dar un paseo por el
parque. O bien consid-rese el caso de un automvil que, todos estarn
de acuerdo, es un medio detransporte y que, a diferencia de una
suma de dinero o del derecho a viajar,es un medio material para
trasladarse. Quin sino alguien que hubieseabrazado una teora
filosfica mal concebida negara que el hecho de dis-poner de un
automvil y de saber conducir aumenta mi libertad para des-plazarme
en Londres, y que no tenerlo o no saber conducir la
disminuye?(Cuando el mortal Billy Watson grita Shazam, y de esta
manera se con-vierte en el todopoderoso Capitn Maravilla, de
inmediato tiene a su dispo-sicin un amplio nmero de libertades.) En
consecuencia, basta con quefalte la capacidad para que no haya
libertad: cuando me torno incapaz deconducir porque carezco de los
medios necesarios para realizar esa accin,me veo privado de una
libertad.
Ahora bien, la derecha podra replicar que el hecho de estar
privadode medios me priva de una libertad nicamente si la privacin
de ese medioes ocasionada por una persona. De acuerdo con este
punto de vista, siusted me quita mi llave, me veo privado de una
libertad, pero si nicamen-te la pierdo, no pierdo una libertad. De
tal modo que aun en el caso de quela interferencia no sea
suficiente para que no haya libertad, sigue siendonecesaria: las
proposiciones (8) y (9) son verdaderas. Empero, la
distincinpostulada aqu es extraordinariamente inverosmil. Si pierde
la esperanzade encontrar la llave, no por ello dejar de decir que
ha perdido la libertadde conducir hasta haber comprobado que la
llave le fue robada o hurtada.
As pues, en general, la diferencia entre medios y capacidad,
poruna parte, y libertad, por la otra, es un mito de la derecha. Ya
sea que laizquierda suela o no forzar el uso del lenguaje comn
(vanse las pp. 53 y54, supra), la derecha, y quienes comparten su
insistencia, tergiversan enesta materia el sentido ordinario de las
palabras.
-
G. A. COHEN 73
Se ha objetado que los usos que he invocado ms arriba para
rebatirlas proposiciones (8) y (9) son laxos y que, en rigor, la
falta de auto-mvil (por ejemplo) slo disminuye la capacidad y no
tambin la libertad.Pero no entiendo qu criterio relativo al uso
laxo rechaza como laxo eluso tan difundido de palabras como libre,
libertad, etc.
Naturalmente, aunque la objecin sea correcta y en ausencia
deintervencin humana la falta de capacidad no signifique falta de
libertad,mi tesis principal, de que la pobreza limita la libertad,
sigue siendo aplica-ble: mi defensa original de esa tesis, que
figura en la seccin 2 supra, norefuta las proposiciones (8) y
(9).
6
Los argumentos y conclusiones de esta charla son de carcter
con-ceptual. No se ha defendido ni sostenido ninguna afirmacin
normativa, sibien me he permitido plantear algunas afirmaciones
conceptuales en untono claramente normativo.
Algunas personas responden a esto lamentndose de que, debido asu
carcter puramente conceptual, no se establecen conclusiones
normati-vas. Entonces por qu tiene importancia?
La razn de ello es que las afirmaciones conceptuales suelen
serpremisas fundamentales de los argumentos que conducen a
conclusionesnormativas, y el avance de la derecha desde la
proposicin (l) a la (5) esejemplo de ello. Ese importante argumento
cae por tierra cuando se de-muestra que su subconclusin conceptual
decisiva, la proposicin (3), esfalsa, como ha resultado aqu. Y a
menudo esta manera de contrarrestar losargumentos normativos es ms
eficaz que confrontarlos en forma normati-va, lo que con tanta
frecuencia lleva a un punto muerto.
Si los conceptos en s no tuvieran importancia, el otro bando
nuncahabra desarrollado su insistencia a partir de una falsedad
conceptual. Parala autoconfianza de la derecha, y para la deferente
acogida de que disfruta,es muy importante que ella pueda asumir el
papel de defensora de lalibertad humana. Por lo tanto, es
igualmente importante poner al descubier-to, como creo que puede
hacerse, que es un engao. La derecha se procla-ma defensora de un
valor humano universal, la libertad, pero cuando que-dan al
descubierto sus errores conceptuales y sus trucos verbales,
secomprueba que lo que realmente ofrece, en razonamientos tales
como lasproposiciones (1) a (5), es una defensa del derecho de
propiedad privada.Lo nico que defienden aqu es la libertad de los
que poseen bienes.
-
74 ESTUDIOS PBLICOS
Esta conclusin, que he defendido en forma diferente en otra
opor-tunidad36, se refuerza con los argumentos del presente ensayo.
La ideageneral es que la derecha no se opone a la interferencia
como tal: se oponea la interferencia en el derecho de propiedad
privada37, pero apoya lainterferencia en el acceso de los pobres a
esa misma propiedad privada, ypor consiguiente no puede defender el
derecho de propiedad invocando elvalor de la libertad, en el
sentido de no interferencia. Sobre la base de unaaversin de
principio a la interferencia, la derecha no puede defender
lapropiedad privada del agravio que representa la pobreza
recurriendo a laconocida tctica que he procurado desvirtuar
aqu.
S que muchos se quedarn atnitos o se indignarn por lo
queestimarn una osada equiparacin de la interferencia ilcita en la
propiedadprivada (como la violacin de domicilio) con la
interferencia legalmentejustificada en aquellos que la infringen o
violan de alguna manera. Pero,una vez ms, no se trata de un
planteamiento normativo: aqu nada se dicedirectamente de la
moralidad de proteger la propiedad privada en compara-cin con la
moralidad de violar la propiedad privada.
Las palabras como libertad, libre, etc., pueden interpretarse
dedos maneras contrapuestas. De acuerdo con una interpretacin,
puede de-cirse que A carece (provisionalmente) de libertad mientras
B logre interpo-nerse a su accin y, en consecuencia, sean cuales
fueren los derechos deque disfrutan o carecen A y B. Si la libertad
se entiende en un sentidocomo ste, que pasa por alto los derechos,
queda claro como el agua que unfuncionario policial legtimo priva
de libertad al violador de la propiedad.A la inversa, y
contradiciendo abiertamente el lenguaje ordinario, la
inter-ferencia de B en A puede interpretarse en el sentido de que
sta disminuyela libertad slo cuando A tiene derecho a hacer lo que
hace o B no tienederecho a detenerlo. Pero esta interpretacin de la
libertad, tan cargada allado de los derechos, sea o no por lo dems
aceptable38, torna imposibledefender la legitimidad de la propiedad
privada aludiendo a la libertad,puesto que, de acuerdo con este
punto de vista de la derecha que hace tantohincapi en los derechos,
no puede decirse lo que es (lo que podra llamar-
36 Vase la nota 17 supra.37 De hecho, a menudo tambin es
contraria a otras interferencias, como ser en la
seguridad de las personas, la libertad de expresin, etc., pero
estos agregados opcionales delpensamiento de la derecha escapan al
tema del presente documento.
38 Cuando digo ms arriba que es contrario al lenguaje ordinario,
lo que quiero decires que no es aceptable, pero en este caso la
cuestin de la aceptabilidad, sobre esa o cualquierotra base, es
totalmente secundaria: vase G. A. Cohen, Self-Ownership (1995),
captulo 2,seccin 3e.
-
G. A. COHEN 75
se) libertad hasta que se haya establecido (necesariamente
basndose enrazones distintas de la libertad) si la propiedad
privada es o no legtima.
Apndice: Otras imprecisiones de Four Essays on Liberty
Volvamos ahora al texto de Four Essays citado en la p. 56,
supra.Obsrvese la contradiccin entre la segunda y la tercera frase:
mientras queen la segunda se cuestionan los derechos legales, en la
siguiente se con-vierten en la libertad en s. Pero ambas cosas son
muy diferentes, puestoque los derechos legales distan mucho de ser
las puertas abiertas y lasoportunidades abiertas con las que Berlin
(vase la p. 61, supra) identifi-ca plausiblemente la libertad.
Considrese, adems, la defensa de la educacin pblica que
haceBerlin en las pp. liii-liv de Four Essays. Entre sus ventajas,
dice, se cuentaaquella de que satisface la necesidad de
proporcionar oportunidades deelegir libremente al mayor nmero
posible de nios, y supuestamentepretende reiterar ese desidertum
cuando ms adelante se refiere a lanecesidad de crear las
condiciones en que se les dar a aquellos que no latienen, la
posibilidad de ejercitar esos derechos (libertad de elegir)
queposeen legalmente pero que no pueden aprovechar.
Ahora bien, entiendo por ello que si usted tiene oportunidades
deelegir libremente, usted tiene libertad de eleccin, o la tiene
efectivamen-te, la tiene a voluntad: lo nico que necesita hacer
para tenerla es aprove-char las oportunidades de que se trata. En
consecuencia, de acuerdo con loque dice el primer texto citado, la
educacin proporciona por s libertad deeleccin. Pero eso no puede
ser lo que proporciona la educacin de acuer-do con el segundo
texto, que insina que los nios de escasa instruccinefectivamente
tienen libertad de elegir, pero carecen de la posibilidad
deejercitarla. (A menos que, llevando las cosas al extremo, en este
casoposeer legalmente no entrae poseer, sino poseer (tan slo) en
formalegal pero entonces Berlin estara renunciando a distinguir
entre tener(verdaderamente) libertad y ser capaz de
utilizarla.)
El propio ensayo Two Concepts contiene incertidumbres
adicio-nales. As, en las pp. 124-125, Berlin parece combinar
grandes aspiracio-nes humanas (tales como no pasar hambre, estar
vestido, etc.), aspiracionestan apremiantes que resultan
necesidades mayores que la necesidad delibertad, con las
condiciones para utilizar la libertad, que son otra cosa.
-
76 ESTUDIOS PBLICOS
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Berlin, Isaiah. Two Concepts of Liberty. En Four Essays on
Liberty. Oxford: 1969.Berlin, Isaiah. Political Ideas in the
Twentieth Century. Four Essays on Liberty. Oxford:
1969.Berlin, Isaiah. Four Essays on Liberty. Oxford:
1969.Brenkert, George. Self-Ownership, Freedom and Autonomy. The
Journal of Ethics, Vol. 2,
N 1 (1998).Cohen, G. A. Once More into the Breach of
Self-Ownership: Reply to Narveson and
Brenkert. The Journal of Ethics, Vol. 2, N 1 (1998).Cohen, G. A.
Self-Ownership. Freedom and Equality. Cambridge: 1995.Cohen, G. A.
Back to Socialist Basics. New Left Review N 207
(septiembre/octubre, 1994).
[Reproducido en Jane Franklin (ed.), Equality. Londres:
1997.]Cohen, G. A. Isaiahs Marx and Mine. En Avishai Margalit y
Edna Ullmann-Margalit (eds.),
Isaiah Berlin: A Celebration. Londres: 1991.Cohen, G. A.
Capitalism, Freedom and the Proletariat. En Alan Ryan (ed.), The
Idea of
Freedom: Essays in Honour of Isaiah Berlin. Oxford: 1979.
[Reeditado con ampliasrevisiones en David Miller (ed.), Liberty,
Oxford: 1991.]
Cohen, G. A. Karl Marxs Theory of History. Oxford: 1978.Gray,
John. Against Cohen on Proletarian Unfreedom. En Ellen Frankel Paul
et al. (eds.),
Capitalism. Oxford, 1989.Gray, John. Marxian Freedom, Individual
Liberty, and the End of Alienation. En Ellen
Frankel Paul et al. (eds.), Marxism and Liberalism. Oxford:
1986.Institute for Public Policy Research. The Justice Gap.
Londres: 1993.Marx, Karl. The Grundrisse. Harmondsworth,
1973.Rawls, John. Political Liberalism. Nueva York: 1993.Rawls,
John. A Theory of Justice. Oxford: 1971.Reeve, Andrew. Property.
Londres: 1986.Searle, John. The Construction of Social Reality.
Londres: 1995.Williams, Bernard. Forward to Basics. En Jane
Franklin (ed.), Equality. Londres: 1997.