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SENTIDO COMN, TEOLOGA DE LA HISTORIAE HISTORICISMO EN
GIAMBATTISTA VICO*
Fulvio TessitoreEl autor propone nuevamente a discusin el
problema Vico, integrando ensu examen el recorrido del senso
commune, que ubica en la base de la refle-xin viquiana como un gran
descubrimiento gnoseolgico, cuya gnesis seencuentra en el De nostri
y profundizada en el De antiquissima. La necesi-dad de superar el
abismo entre hombre y Dios, a travs del principio verum-factum,
centra en la ecuacin de scire-facere el tema del orden y de
unaconcepcin no teleolgica de la historia (y hace por ello asumible
la viquia-na teologa de la historia) que nos lleva al Diritto
Universale, a la Scienzanuova, y a la vindicacin del sentido del
certo. Se explica as el paso en laobra magna del plano inductivo al
historicista, y de la metafsica a la meta-fsica del gnero humano.
El historicismo viquiano nace del original descu-brimiento de los
lmites de la razn, que no son otros que los lmites de lahistoria;
un historicismo reforzado tras el descubirmiento del concepto
deeventualidad, y que es ubicable en los orgenes del historicismo
crtico yproblemtico (frente a cualquier absolutismo racionalista o
historicista).PALABRAS CLAVE: Vico, sentido comn, teologa de la
historia, historicismo,F. Tessitore, A. Pagliaro, G. Capograssi, P.
Piovani.
The author reassesses Vicos problem, by considering the path of
sensocommune that he places at the basis of Vichian reflection, as
a huge gnoseo-logical discovery, whose genesis is in De Nostri, and
whose development can
be found in De antiquissima. The need to overcome the abyss
between man and God, through the verum-factum principle,centers on
the scire-facere equation the issue of order, and of a non
teleological and therefore assumable by the viquiantheology of
history conception of history, that leads us to the Diritto
Universale and the Scienza Nuova, as well as tothe vindication of
the meaning of the certo. The transit accomplished in this major
work from the inductive to the histo-ricist level, and from
metaphysics to the metaphysics of the human race is thus explained.
Vichian historicism stems fromthe original discovery of the limits
of reason, which are just the limits of history; a kind of
historicism strengthen by thediscovery of the concept of
eventuality, and which is to be found in the origins of critical
and problematic historicism(confronting any kind of rationalist or
historicist absolutism). KEYWORDS: Vico, common sense, theleology
of history, historicism, F. Tessitore, A. Pagliaro, G. Capograssi,
P. Piovani.
1. Existe un problema Vico en la cultura filosfica e histrica
italiana y euro-pea? La pregunta es retrica, en tanto que segura es
la respuesta afirmativa. Tal vez
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)Sevilla (Espaa). ISSN
1130-7498Fulvio Tessitore de la trad. Jos M. Sevillla Fernndez
*Texto publicado originalmente en italiano en el volumen de
homenaje a G. Sasso Storia, filosofia e letteratura. Scitti in
onore di GennaroSasso (a cargo de M. Herling y M. Reale,
Bibliopolis, Npoles, 1999, pp. 413-436) y en el volumen II, pp.
537-570, de las actas del CongresoInternacional (Sevilla, 4-9 de
octubre, 1999) Pensar para el nuevo siglo. Giambattista Vico y la
cultura europea (a cargo de E. Hidalgo-Serna,M. Marassi, J.M.
Sevilla y J. Villalobos [eds.], La Citt del Sole, Npoles, 2001, 3
vols.); a la vez que aparecido como Introduzione al volu-men de
G.B. Vico, Opere (seleccin de F. Tessitore, Istituto Poligrafico e
Zecca dello Stato, Roma, 2000, pp. III-XXV); y recogido por el
autoren sus Nuovi contributi alla storia e alla teoria del
storicismo (Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 2002 [2004 2
reimpr.]). Por la innega-ble importancia y el indudable inters de
este estudio, se ofrece ahora en traduccin espaola (realizada sobre
la base del texto en Pensar parael nuevo siglo), con autorizacin
del autor y de los editores de las actas.
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Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)112
el que Vico viviera en la capital de un reino governato in
provincia, que estaba yafuera o a riesgo de salir definitivamente
del circuito de la gran poltica europoea;quizs su naturaleza huraa,
irasciblemente encerrada entre la modestia del ensayoy la
insatisfaccin por la falta de reconocimiento de una obra apreciada
comogenial; tal vez el sufrimiento de una vida triste vivida en
contacto con la soberbiafastuosidad de los pequeos cambiados por
grandes; o quizs tantas otras cosashan contribuido a crear el
problema Vico de difcil solucin en los esquemas yesquemillas de una
amanerada y escolstica historia de la filosofa, ansiosa por
defi-nir mbitos disciplinares seguros e invalidables, por
individuar casillas conceptua-les capaces de sistematizar en
ordenada teora una galera de magnos espritus.Vico, el modernsimo
filsofo de tradicionalsima cultura, interesado por la poesa,el
derecho, la historia, el lenguaje, las fbulas, los mitos, las
etimologas, las geo-grafas, las cronologas, no poda ser
sistematizado fcilmente en ninguna hornaci-na preconstituida.
Situado entre dos siglos ha escrito con insuperada agudezaFrancesco
De Sanctis en aquel conflicto entre dos mundos que campaban las
lti-mas batallas, no estaba ni con los unos ni con los otros y les
cantaba a ambos dos1.
Tal vez, sin ceder en nada al errado gusto por las
anticipaciones y enfatizacio-nes historiogrficas, la modernidad de
Vico le haca advertir la dificultad de confiar-se a una poco menos
que deseada forma de ciencia general de las primeras causasy le
haca catar la prorrumpiente resolucin del saber general en los
saberes positi-vos, que era la cifra del moderno tan agudamente
advertida por Vico de hacerseencarnizadamente crtico de toda forma
de libertinismo y de sus posibles conclu-siones escpticas,
casuales, pigras, curiosas.
No maravilla por tanto la leyenda historiogrfica de su soledad e
incompren-sin, compensada por la otra opuesta y no menos fantasiosa
de sus anticipaciones,tantas como para poder ser recogidas en la
conviccin de que su pensamiento con-tena en germen todos los siglos
XIX y XX con todas sus contradicciones, luchas,ambigedades. La
historia de la fortuna de Vico est toda en las diversas respuestasa
estas difciles cuestiones o a estas contrapuestas leyendas
historiogrficas, si bien,a veces, de excelente calidad. Tal es sin
duda la interpretacin catlica tradicional2que, absolutizando el
anticartesianismo de Vico, haca de l el portaestandarte deuna
antimodernidad antilibertina y antimodernista capaz de justificar
una retardadacatolicidad, y sin embargo redescubrir el original
platonismo viquiano. Tal es tam-bin la contrapuesta lectura
positivista3, que, al hacer de Vico el anticipador de losesquemas
comteanos, lo refera a una embrionaria sociologa capaz ya de
compren-der el peso de las ciencias sociales y las bondades del
mtodo histrico desde laptica de una progresividad imparable, que la
marcha en espiral de la historia capa-citaba para justificar los
regresos junto a los progresos. Igual que la indudablemen-te grande
y benemrita exgesis neoidealista4 que, al reivindicar la
incomprendidagenialidad del filsofo, con aguerrida escrupulosa y
seversima observancia respec-
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to de todos aquellos que haban desconocido a Vico a pesar de
conocerlo o, peoran, no lo haban conocido aun debiendo conocerlo,
ha suministrado los instrumen-tos tambin ecdticos para entender a
Vico con Vico en el mundo de Vico.
En el fondo, pericia filolgica y textual aparte, no de manera
diferente ha termi-nado por presentarse el nuevo curso de los
estudios sobre Vico en la segunda partedel siglo XX. Las ahora ya
tediosas discusiones entre viquianos devotos e icono-clastas5 no
han hecho sino proponer de nuevo si bien con buena agudizada
meto-dologa historiogrfica el problema del atraso o de la
modernidad de Vico ms omenos dentro de la exgesis nicoliniana por
as decir desdoblada: por una parte elreconocimiento de la
genialidad de Vico a pesar de su viejo y tradicionalista
instru-mentario; por otra parte el a veces azaroso hipotetizar
inexistentes conocimientos eimprobables fuentes viquianas siempre
con objeto de reivindicar la desconocidagrandeza frente a los
modernsimos contemporneos suyos, buenos expertos en cien-cias
nuevas (la matemtica, la fsica, etc.). No casualmente la recepcin
anglosajonaen la segunda mitad del siglo XX ha hablado de un Vico
pionero (e incluso precur-sor), o la contempornea recepcin alemana
ha hablado de un Vico pre-analtico,tanto en un caso como en otro
confusamente6. Apartada entre tantos clamores, perofastidiosamente
presente con su vigilante y moderado discurrir de devotos y
deiconoclastas, la lectura historicista7 del nuevo curso viquiano
se ha concentrado enliberar de toda incrustacin o simplificacin la
pgina viquiana, ardua y magnfica,as como en reconstruir su contexto
histrico, para descubrir las preguntas que,inquietante e
incansablemente, Vico se haba hecho a s mismo y a su mundo,
elpequeo y excntrico mundo de la Npoles de finales del siglo XVII y
principios delXVIII, el gran mundo de la Europa de las ideas entre
cartesianismo e iluminismo.
2. Un motivo parece emerger como determinante en las ms lcidas,
ricas porproblemticas y originales lecturas del nuevo curso
viquiano.
Sea que Piovani8 insista en la humanologa de Vico, apuntando su
muy moder-na intuicin sobre la formacin histrica de las
individualidades que, en la afanosay hasta demasiado rpida
investigacin de su certeza universalizante, se interpretanellas
mismas como universales; sea que Giarrizzo9, dominado por la
renovadora yhasta revolucionaria individuacin de la politicidad
constitutiva de la filosofa deVico, insista sobre la atencin del
filsofo en los incommoda y los anfractuosa vitaedonde estn
radicados el origen, el sentido, la funcin de la auctoritas;
siempre enel fondo de ambas alternativas, y ms que alternativas
recorridos de lectura viquia-na, es tomada lcidamente la
centralidad del dato histrico de la vida de los hom-bres, que no es
posible resumir en la linealidad de los procesos racionales.
El lento y fatigoso descubrimiento viquiano de la historia se
apoya sobre el con-vencimiento de que la razn no es el principio
creativo de la vida sino su criterio deinterpretacin. Motivo por el
que, con relacin al tradicional enfoque logicista segn
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Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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el cual naturaleza y vida son el producto de la razn, que por
esto es su nico criteriocognoscitivo, Vico opone el proceso gentico
de la realidad humana confiada a lapotencia creadora de la fantasa,
de aquello que no es racional pero no por ello se hallaprivado de
lgica, una propia lgica que la hace capaz de conocimiento, ella
mismaconocimiento y sin embargo no confiado al rgido criterio de la
razn pura sino a laflexibilidad de la creatividad, tanto a la
divina de la naturaleza como a la humana dela vida histrica. En
consecuencia, el proceso del devenir viquiano no puede sernunca,
sea cual sea el esfuerzo del filsofo por construir el orden,
linealmente o rgi-damente monstico. l es constitutivamente dual,
por no poder jams componersecompletamente en la teologa de la
Providencia ordenadora, sino en cambio siemprey solamente en la
sistematizacin de las dificultades y anfractuosidades de la
antro-pologa que se coteja con la teologa. Los descosidos de la
tela providencial, comoha resumido Piovani con potente sntesis
evocadora, reservan residuales zonas libresen las que la historia,
mal alcanzable desde la universalidad providencialista, perma-nece
abierta a la indagacin de la filologa.
En Vico el mundo del hombre tiene tierras mal entreabiertas
porla obra universalizadora de la razn providencial, no porque el
filso-fo no haya puesto en marcha una reforma de la Providencia de
la tra-dicin, sino ms bien porque no ha logrado llevarla a un
definitivocumplimiento, conservando con ello mismo reservas ms
ricas alhallazgo de la filologa10.
Todo ello permite comprender la originaria, constante y
apasionada reflexinviquiana acerca del ingenium como criterio que
no se agota en el scire, sino que sedirige ahora y siempre al
facere. Permite comprender por qu el instrumento cen-tral de la
progrediente capacidad cognoscitiva del hombre no es la razn sino
el sen-tido comn. Siguiendo, aunque sintticamente como ahora es
momento de hacer,el recorrido, quebrado y controvertido, del
sentido comn, es posible utilizar laspropuestas de Piovani y de
Giarrizzo, adelantando las conclusiones del primermaestro y
corrigiendo la drasticidad del segundo, en cuanto que, sin excluir
unaoculta intencionalidad poltica, la base de la reflexin viquiana
descansa en un granhallazgo gnoseolgico, que conjuntamente la hace
prosecutora del humanismorenacentista dentro de la crisis
dieciochesca de la razn cientfico-matemtica einnovadora del
racionalismo renacentista en el que advirti ms de un
elementocontinuador del racionalismo aristotlico.
En la base, en cambio, de la reflexin viquiana (de aqu su nunca
interrumpidointers no nicamente profesional por la elocuencia,
entendida sta no slo comoarte de disertar) est el descubrimiento,
propiciado por aqul otro del universal fan-tstico, de que
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principio de tales orgenes de las lenguas y de las letras se
hallahaber sido que los primeros pueblos de la gentilidad [mundo
gentil],por una demostrada necesidad natural, fueron poetas, los
cuales habla-ron mediante caracteres poticos; descubrimiento que es
la llave maes-tra de esta Ciencia, la cual nos ha costado la
obstinada investigacin decasi toda nuestra vida literaria, puesto
que tal naturaleza potica deaquellos primeros hombres, en estas
naturalezas educadas [ingentilitenature], es casi fcticamente
imposible de imaginar y slo con granesfuerzo nos est permitido
comprender.
Afirmacin programtica no casualmente repetida tras veinte aos de
la formu-lacin de la Scienza Nuova prima.
Pero sobre aquello que desde el principio se ha dicho que
ape-nas es posible entender, y de hecho imposible imaginar, cmo el
hom-bre de Grocio, de Hobbes, de Pufendorf hubiesen no ya pensado,
sinoni siquiera hablado tras veinticinco aos de continuada y dura
medi-tacin, se ha hallado finalmente aquello que es el primer
principio deesta Ciencia, como el alfabeto es el principio de la
gramtica, y comolas formas geomtricas son el principio de la
geometra11.
Por tanto, necesita partir aunque sin embargo sea en una
retrospectivaindagacin gentica del reconocimiento de que no es la
razn lo que est en el ori-gen de la naturaleza del hombre, sino el
lenguaje de las cosas.
[] As como la metafsica razonada ensea que homo intelligen-do
fit omnia, as esta metafsica fantaseada demuestra que homo
nonintelligendo fit omnia; y quizs sea dicho esto con ms verdad
queaquello, porque el hombre al entender despliega su mente y
compren-de las cosas, pero al no entender l hace las cosas a partir
de s y, trans-formndose en ellas, lo hace ser lo que no era12.
Principio fundamental que Pagliaro ha comentado con insuperable
agudeza.
La relacin cognoscitiva, de tal modo, es tomada desde el
planodualista de la naturaleza y de la mente que conoce, y
transferido sobreel plano de lo vivido: hasta que el hombre no
entiende racionalmente,es decir, no aplica a la naturaleza las
formas de su mente como catego-ras, l es uno todo con ella, porque,
mientras que la inviste de s, serealiza y se completa en ella (esto
nos parece a nosotros que significael lapidario lo diventa)13.
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Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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Vayamos entonces a la gnesis de este principio, que flanquea a
la antropologay a la teologa con la dialogicidad constitutiva del
hablar, perseguida por Vico en sugensis y en su evolucin como
criterio del scire y del facere humanos.
Experto desde siempre en la naturaleza del hombre, y convencido
de que notiene gran sentido discutir con logicsimos en cuanto
abstractos silogismos acercade la esencia de esta naturaleza que el
hombre ha recibido, Vico concentra su aten-cin en la prolusin
universitaria de 1708 que cierra la fase germinal de su
inves-tigacin y la abre a la spera y difcil confrontacin con la
cultura del racionalismooccidental desde Platn hasta Descartes
sobre aquello que concierne a la existen-cia del hombre, es decir,
sobre los mtodos que vengan a regular y as a educarla naturaleza
que el hombre se encuentra y de la cual debe apropiarse con la
refle-xin con mente pura, despus de haberla individuado con los
signos del hablar. Porello los mtodos de estudio, y no tanto la
relacin entre las ciencias, son puestos enprimer plano por quien no
se educa para la fsica ni la mecnica, sino que se ins-truye para la
vida pblica14, es decir, para ser hombre consciente de s mismo,
delos propios derechos y deberes para ejercitar los unos y respetar
los otros, tantocomo para no estar turbado en la confrontacin con
la sabidura de los antiguos (utne in summa nostri sint scientiores
antiquis, et nobis sapientiores antiqui: nostriveteriores antiquis,
et nobis eloquentiores antiqui: sed ita sapientia et
eloquentiaaequemus, ut scientia superamus antiquos)15. La
superioridad de la sabidura de losantiguos sobre la ciencia de los
modernos es, en efecto, la consecuencia del msgrave dao que el
nuevo mtodo de la crtica cartesiana acarrea en tanto que indu-ce a
ocuparse ms asiduamente de las ciencias naturales (natura rerum),
descui-dando la moral (hominum natura), especialmente aquella parte
que se ocupa dela naturaleza del espritu humano y de sus pasiones
de forma acomodada a la vidacivil y a la elocuencia, de los rasgos
propios de las virtudes y los vicios de las bue-nas y malas artes,
de las caractersticas morales segn la edad de cada uno, su
sexo,condicin, fortuna, linaje, estado16. Donde la centralidad del
inters viquiano porla vida en su complejidad aparece declarado y,
an ms que declarado, visto cualproblema por afrontar. De modo que
es aqu adonde se dirige la atencin, o sea, alingenium del hombre y
a los medidores y categoras de su funcin y educabilidaddonde
corregir el incommodum maximum de las pasiones incontrolables por
la purarazn. Sirve a este fin la crtica cartesiana, se pregunta
Vico, especialmente cuan-do la decadencia hace visible detrs los
triunfos de una razn tan desplegada comopara que ahora se
recomponga (como en el cartesianismo de la Npoles viquiana)en la
nueva metafsica razonada? La respuesta del filsofo es negativa y
alimenta lapropia negatividad de la conciencia dramtica de la
inminente cada de una socie-dad saciada y complacida de
escepticismo moral que acompaa a las dulcedumbresy bellezas de la
vida material y a las finuras de la razn abstracta. Por ahora la
solu-cin no est en el ricorso, y esto es en el cambio de opinin del
derecho natural17.
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Por ahora la respuesta es buscada en el mtodo de los estudios
que gobierna el inge-nium, mediante la elocuencia, para conseguir
aunadas sapientia y prudentia. La elo-cuencia es officii
persuadendi facultas (la facultad de persuadir al deber)18 y ellose
obtiene si se opera, como slo puede y debe, sobre el nimo humano,
que no sedeja vencer ni aniquilar por sutiles razonamientos19, sino
ms bien por las cor-pulentas mquinas de la oratoria, y, en cambio,
sta no se abandone en la retrica ypor lo tanto no descuide
ciertamente lo verdadero para atenerse a las apariencias, y,sin
embargo, busque la verdad como aparece y persiga la honestidad que
todosaprueban20. Tarea nada fcil, sino ms bien difcil para quien
sabe que en la vidacivil dominan los hechos humanos, los cuales, a
su vez, estn dominados por laocasin y por la eleccin, que son
inciertsimas y adems guiadas por la simula-cin y disimulacin, que
son cosas muy engaosas, donde aquellos que cultivanla verdad pura
difcilmente saben servirse de los medios y con mayor dificultad
con-seguir los fines21. Tngase cuidado de que no slo la prudentia
corra estos riegossi sigue los mtodos de la crtica racional. Ni la
scientia socorre. Ya que aquellosque la siguen persiguen una sola
causa desde la que poder recabar mltiples fen-menos de naturaleza,
mientras que, por el contrario, es necesario investigar cuan-tas ms
causas posibles de un solo hecho para conjeturar la verdadera22.
Vico, porello, sugiere el mtodo diametralmente opuesto a aqul del
de quien parte de lo ver-dadero para llegar al hecho y a sus
causas. De este mtodo es alternativo criterio deconocimiento el
sentido comn, el cual se genera a partir de lo verosmil comolas
ciencias de lo verdadero y el error de lo falso23. Pero el sentido
comn es elintermediario entre lo verdadero y lo falso como lo
verosmil que expresa. Y heaqu el error del racionalismo cartesiano,
apoyado sobre la identificacin de razny realidad.
Y, en primer lugar, en lo que atae a los instrumentos de las
cien-cias, hoy comenzamos los estudios por la crtica: la cual, para
expur-gar su verdad primera no slo de todo lo falso, sino incluso
de la sos-pecha de falso, prescribe que se expulse de la mente las
segundas ver-dades y lo verosmil como si fuesen falsos. Y esto, sin
duda, de formainconveniente: pues los adolescentes deben conformar
cuanto antes elsentido comn, para que, en el transcurso de su vida,
reafirmados porlos aos, no se precipiten hacia lo extraordinario y
lo inslito24.
Por no haber cultivado el sentido comn, ni haber seguido nunca
las verosimi-litudes, creyendo que todo estuviese en orden cuando
se valoran las cosas segnla recta razn adoptando en la prctica de
la vida el mtodo de enjuiciar propio dela ciencia, aquello que se
pierde es propiamente la vida, la sapientia de la vida enla
estupidez de una razn defecata por abstraccin25. Por el contrario,
el sentido
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Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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comn es la regla de la elocuencia, pero tambin de la
prudentia26, o sea, del rectoobrar en la vida civil, que es la vida
de los hombres interagentes e interlocutores.
Ya aqu, por tanto, est definido el problema de Vico, aunque
asimismo estbien lejana la solucin. El problema es lcidamente
planteado en plena concienciade los lmites de la razn, de la
imposibilidad de atribuir todo a la razn que encuanto pensamiento
es ser, el pensamiento del ser y el ser del pensamiento. Estoser
tambin la expresin de una incomprensin del cartesianismo. Pero a
condicinde pensar que la realidad de la historia que Vico viva e
interpretaba estuviese ence-rrada y decidida en la verdad de la
razn cientfica. Lo que en verdad no era as,como pronto habra
demostrado el ments de los hechos. Ciertamente, esto no es
unaspecto del ahistoricismo y del fidesmo de fondo de la filosofa
viquiana, como leparece a Semerari en un ensayo tan notable cuanto
equivocado27. Aquello que, jus-tamente, es verdad, es la conciencia
viquiana de que el razonamiento planteado nohallaba satisfaccin en
la individuacin asimismo lcida del problema: requera laclarificacin
del fundamento lgico del problema definido. Y es el trabajo que
Vicose dispone a emprender con el De Antiquissima.
3. En el De Antiquissima, en coherencia con todo cuanto ha sido
observado ydiscutido en las Orationes Inaugurales y en el De
Ratione, la metafsica que se pre-tende construir es una metafsica
digna de la debilidad humana28. Y es tal porquepara Vico est claro
que la misma ciencia humana ha nacido de un defecto de nues-tra
mente, a saber, su mayscula limitacin29. sta no puede tratar
intilmente deproseguir en lnea recta por los recodos de la vida,
ignorando que en los asuntoshumanos reinan el capricho, la
temeridad, la ocasin y la fortuna30, dice Vico,casi repitiendo
textualmente afirmaciones del De Ratione. Ante esta
historicistacondicin, pretender introducir el mtodo geomtrico en la
vida poltica es comono admitir en el discurso y especialmente el
poltico, en el sentido de reflexindirigida a la polis nada agudo []
ni mostrar nada salvo lo que est situado antetus pies, no dar a los
oyentes nada que llevarse a la boca como si fuesen niossino lo
previamente masticado31. Proceder mediante el mtodo de las ideas
clarasy distintas en un mundo donde no resultan conocidos todos los
muy numerosos ele-mentos y sus conexiones, cuando no se ha
clarificado qu cosa efectivamente sea elmundo de los hombres, ya
que es bien difcil hacerlo describiendo y ordenandotodas las
comparaciones y los nuevos descubrimientos, significa apartar de la
vidade las cosas el mtodo, o lo que es lo mismo, cumplir un vano
ejercicio de lgicasilogstica, incapaz de asegurar la certeza del
conocer (de certa facultate sciendi) ala cual sirve en conjunto la
indagacin (inventio) y el juicio (iudicium)32. Paraobviar estas
carencias, Vico parece retomar, como en parte retoma, la
argumenta-cin del De Ratione, o sea, la doctrina del ingenium
tomado como instrumento aptopara superar la distincin entre la
indagacin y el juicio. Ingenium est, quo homo
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Fulvio Tessitore
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est capax contemplandi ac faciendi similia; aquello que al
hombre le es dado adsciendum seu faciendum33. A mayor abundancia,
tambin en el De Antiquissima elingenium utiliza el sentido comn. Y
por ello en la renovada reflexin viquiana aso-man importantes
novedades.
En el De Antiquissima, el sentido comn nace de la semejanza de
las costum-bres (similitudo morum in nationibus gignit sensum
communem)34. Vale decir quela superposicin de la similitudo del De
Antiquissima a los verosimilia del DeRatione indica la necesidad de
que en adelante sean recordadas las variedades de lascausas del
obrar y del comprender, porque definen el sistema del conocer. Dios
losabe todo, dice Vico porque en S contiene los elementos de los
que lo compo-ne todo35. El hombre, en cambio, conoce mediante la
divisin, por lo que la cien-cia humana parece una suerte de anatoma
de las obras de la naturaleza36. Por elloaqu ingenio es la facultad
de unir en una sola cosas dispersas y diversas37. Unadefinicin que
expresa la tentativa mproba de superar el abismo entre hombre yDios
con base al principio comn del verum ipsum factum. Refugindose en
losorgenes de la lengua latina, Vico sostiene que all
ingenio [ingenium] y naturaleza [natura] es lo mismo para
loslatinos. Quizs porque [para los latinos] el ingenio humano es la
natu-raleza del hombre, pues es propio del ingenio ver las
proporciones delas cosas, qu es apto, qu conveniente, hermoso, feo,
lo que les hasido negado a los brutos? Quizs porque, tal como la
naturalezaengendra los objetos fsicos, as el ingenio humano alumbra
los mec-nicos, de modo que Dios es el artfice de la naturaleza y el
hombre eldios de lo artificial?38
La similitud acerca, casi agrega las verisemejanzas, y de este
modo ennoblece lascosas artificiales en tanto que les otorga la
medida y las hace dignas de ser con-frontadas con lo verdadero.
Sobre todo se presenta en el razonamiento de Vico, siem-pre
dirigido hacia los asuntos de la vida que la abstracta razn no
llega a compren-der (y aqu la palabra es usada en el significado
literal de aquello que coordina y tienedentro de s), un aadido
importante. Un aadido no casualmente ejecutado para ven-cer el
escepticismo que ha quedado al descubierto y volver a asomarse
nuevamentedespus a la refutacin del mtodo cartesiano considerado a
su vez insuficiente paraofrecer la certeza impuesta justamente por
la multiplicidad de los elementos de lascosas de la vida que la
ciencia del hombre no comprende, as como Dios, por el con-trario,
hace con la naturaleza. El aadido consiste en que no existe ninguna
otra vaexpedita, por la que poder arrancar de raz el escepticismo,
salvo que el criterio de loverdadero sea haberlo hecho39. Lo
verdadero est en la certeza de su hacerse. Sloas puede colmarse el
defecto de origen de la ciencia humana en consecuencia con
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 119
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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las deficiencias de la mente humana respecto a Dios. Son las ms
ciertas aquellasciencias que lustran este pecado original y
resultan, en su forma de operar, similaresa la ciencia divina, pues
en ellas lo verdadero y lo hecho son convertibles40.
La conclusin gnoseolgica llega limpia y netamente contrastante
con el racio-nalismo cartesiano, incluso cuando parece poder dar
cuenta solamente de las cien-cias abstractas:
el criterio y la regla de lo verdadero es haberlo hecho: de ah
quenuestra idea clara y distinta de la mente no pueda ser criterio,
no yade las restantes verdades, sino incluso de la propia mente;
pues, mien-tras la mente se conoce, no hace y, puesto que no hace,
desconoce elgnero o la forma en que se conoce41.
La centralidad est ya confiada al facere conjugado con el scire,
tambin si debetratarse del hacer encargado a las construcciones de
la mente. No es casual que ahsegn me parece a m, en la gradacin de
los gneros o ideas que ejemplifican losrecorridos de efectuacin de
la mente que conoce cuanto hace, Vico destaque a loshistoriadores
tiles, que no son aquellos que narran pedestremente los hechos y
lascausas genricas, sino los que persiguen las ltimas
circunstancias de los hechos yrevelan las particularidades de las
causas, hasta el punto de trocar su mente, por asdecir, en sumisa
por el abundate uso de las cosas con objeto de que la mentereciba
las imgenes expresas de las cosas nuevas tal como son en s
mismas.Afirmacin donde aunque sea embrionariamente el historicismo
viquiano fundala ciencia de la historia en la narracin de ea quae
sunt sicut sunt, wie es eigen-tlich gewesen, contra el pragmatismo
de la ejemplaridad: hechos e ideas son msfcilmente percibidas por
quien tiene en la mente ideas simples. Es peligroso juz-gar
mediante ejemplos o deliberar mediante ejemplos, pues nunca, o en
muy conta-das ocasiones, las circunstancias de las cosas coinciden
en todos sus extremos42.
El camino hacia la Scienza Nuova, la va de la Scienza Nuova, es
abierta aqumediante un salto cualitativo teortico de excepcional
profundidad. Cuando las lec-turas de Grocio y de Gronovio hayan
afinado el problema del derecho natural degentes en cuanto
realizacin del aequum bonum que puede dar razn de las
circuns-tancias, tortuosidades, y errores de la vida de aquellas
circunstancias, tortuosida-des y errores que la razn superpuesta a
la vida, en la presuncin de que el ser de lavida sea el pensamiento
racional de la vida, no puede explicar y menos an justifi-car,
entonces podr Vico descubrir tambin el criterio del orden en el
maridaje delvero y del certo, de lo verdadero de la razn y de lo
cierto de las cosas. La durameditacin, que no es ste el lugar para
sealar, aquella que parece alejar al filso-fo de su problema slo
porque toma de ste la vastedad no restringible al mundo dela
pedagoga civil o de la poltica, est bien resumida en la Sinopsi, en
la potente
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)120
Fulvio Tessitore
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sntesis de la imponente reflexin del De Uno y del De Constantia.
Ah recuerdaVico dos definiciones que las obras de 1720-1721 han
consagrado: Una de lo ver-dadero, que es quod rerum ordini
conformatum, la otra de lo cierto, que es cons-cientia dubitandi
secura. Por ello desciende a un primer principio, o sea, a
lademostracin de que del orden, por el orden y en el orden de las
cosas el hombreconoce lo verdadero de stas43.
Este primer principio viene impuesto por la progresiva y
necesaria concentra-cin de la atencin de Vico en el mundo moral, o
sea, en el de las utilidades huma-nas, cuya ciencia ha aparecido
desde siempre, y especialmente en el DeAntiquissima, menos cierta
que las referidas a la fsica44. Si como estupenda-mente ha sido
dicho por un un agudsimo viquiano el tormento de Vico ha sido elde
descubrir la idea oculta de lo real, el secreto nexo entre idea y
vida dentro de lamisma relacin vital45, tras el descubrimiento
genealgico que definitivamente loha dislocado en un plano diferente
de aqul del moderno racionalismo cartesiano,el problema de Vico es
el de estrechar en una unidad viviente toda la experienciahumana,
que la razn no alcanza completamente a comprender, articulando
estaunidad de la mente que conoce y piensa la experiencia pero
siempre en correspon-dencia continua con las formas originarias,
que son el posse (el acto de afirmacindel ser), el nosse (el acto
con que se conoce la verdad) y el velle (el acto con que sequiere
el ser y la verdad). El nosse, velle y posse del hombre que es un
finitum,quod tendat ad infinitum46. La atencin de Vico, poeta del
alba, no est emperodirigida a la todava naturaleza ntegra del
hombre, es decir, anterior al pecado, por-que de nada servira mirar
a esta condicin ahora rota de la historia y, por ello, dela vida
del hombre. l se halla, precisamente, ante el problema de la
sociedad (o sea,de la ya sobrevenida ruptura de la unidad
originaria), de la cual se trata de definirla verdad, la razn. Pero
ello no puede hacerse sin tener en cuenta la esfera de
lasutilidades, de la cual nace el derecho. Junto a la societas veri
et rationis, hay,potente y prepotente, la societas que es
communicatio utilitatum ex vero et ratio-ne, o sea, la sociedad
donde el hombre toma de las cosas finitas, con su propiaaccin, todo
aquello que sirve para proveer a las necesidades de su accin,
nacidasde ser l un sujeto finito. El proceso del derecho es lo que
regula y vuelve tempe-rado y tutela este mundo de las utilidades y
de las necesidades estas acciones deapropiacin de las cosas. Y esto
es lo que en el De Uno Vico razona mediante lareflexin sobre el
dominio (la prudente destinacin de las cosas), la libertad (el
usotemperado de las cosas) y la tutela (la fuerza recta de la
virtud de la fortaleza). Deeste proceso nace, debe o debera nacer
(sta es la gran cuestin de Vico) la ulteriorrealizacin de la unidad
de la vida, no fundada ya en la inmediatez originaria, sinocomo
producto de la tortuosidad, de las circunstancias, de los errores
de la vida his-trica. De aqu el origen y la funcin de la autoridad,
que siginifica la unidad vidaque deriva de la multiplicidad de las
cosas, del dominio, de la libertad y de la tute-
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 121
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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la, dice Vico, estableciendo as diversa y superior similitud
entre el hombre y Dios.La autoridad, en efecto, la define Vico en
el De Uno nostrae humanae naturaeproprietas47, valga decir la
afirmacin de la personalidad ms que la determina-cin de la
personalidad, en tanto que es la personalidad que llega a ser
verdadera-mente nuestra porque es sustrada a la sujecin de las
cosas exteriores, cuanto parapoder ser equiparada a la libertad,
uso moderado de las cosas, ex qua homo dicitursuus proprius48.
En cuanto todo esto es, he aqu que de ello no puede no ser otro
principio, queel que la Sinopsi aade a los dos primeros hasta aqu
razonados. La autoridad []es la forma de lo cierto, as como la razn
lo es de lo verdadero; de modo que laautoridad es parte de la razn
tanto como lo cierto lo es de lo verdadero49. O lo quees lo mismo,
que la conjuncin de lo cierto y lo verdadero expresa la exigencia
delhombre de superar su propia incapacidad para confiarse slo a lo
verdadero, que sulimitacin no le permite atenerse a la pureza
racional de la vis veri, la cual, portanto, debe certificarse, o
sea, confrontarse con cuanto est en derredor, con cuantola limita y
la condiciona, quiere decirse, la vis faciendi. El sentido comn,
sea laverisemejanza intermedia entre verdadero y falso o la
similitud vislumbrada entrelas cosas finitas, se queda como el
operante criterio de Vico en cuanto que, precisa-mente, advierte
las cosas y las verifica certificndolas. Por ello ste, a la
aparicinsumergida en la profundizacin de la reflexin viquiana en su
escondida y desple-gada originalidad, ha continuado operando
respecto a los lmites y a las limitacio-nes de la razn (que no est
en el origen de la vida del hombre) y emerge de nuevocentral en la
barroca construccin de la Scienza Nuova.
4. No es precisamente una casualidad el que sobre el
descubrimiento gnoseol-gico del De Antiquissima retorne
temticamente la Scienza Nuova terza en la sec-cin conclusiva del
libro primero, donde se trata del mtodo de la investigacindel que
poco antes han sido razonados los principios, conseguidos por va
teri-ca (o sea, clarificando la idea de la obra) y por va histrica
a travs de las ano-taciones eruditas a la tabla cronolgica,
instrumento indispensable de una cienciaque quiere definir e
indagar los principios del gnero humano, la naturalezacomn de las
naciones. Ni es tampoco objeto de sorpresa que este
determinanteretorno flanquee la explcita continuacin del tema del
sentido comn, la apari-cin superada y resuelta del razonado
descubrimiento gnoseolgico, ahora pasadaya a travs de la indagacin
histrica del derecho natural de gentes.
En verdad, Vico no tiene intencin de apartarse de su fundamental
problema queno es otro que el de investigar la participacin del
hombre con todo su propio ser enlas cosas de la vida, variadas,
mltiples, infinitas. Slo que despus de las sperasdificultades que
nos han costado una investigacin de casi veinte aos50 un
temarepetido con martilleante requerimiento, asimismo orgulloso, de
reconocimiento,
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)122
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queda definitivamente claro cmo este convenire no puede servirse
de la inmedia-tez del mundo originario, sea ste el mundo objeto de
la historia sagrada del puebloelegido, en el que no se pone la
distincin entre verdadero y verosmil y no tienesentido la
investigacin de la similitud entre hombre y Dios, ya que la
humanidadno es nunca abandonada por las divinidad, ni tampoco es
todo uno; sea ste elmundo gentil pervertido a causa del acontecido
abandono, donde las humanasnaturalezas, ms que ingentiles, son de
hecho feroces y crueles. La ruptura de lainmediatez, que ha
quebrado la armona originaria porque ha descubierto la varie-dad y
multiplicidad de las cosas, requiere, para que la humanidad halle
un diversoennoblecimiento, la fundacin del orden de este
extraordinario mundo de cosas quea travs de las dificultades y casi
al rescate de ellas ha permitido descubrir las uti-lidades y, por
consiguiente, la socialidad del hombre tambin en la tortuosidad
eincomodidad del mundo moral del cual nace el derecho, l mismo
orden en cuantosistema de cosas, medida, criterio, norma. Por ello
Vico intenta hallar como hahecho en el De Uno el fundamento
universal del derecho.
Ahora bien, este orden, que no enturbia sino que sistematiza la
participacin delhombre en la multiplicidad y variedad de las cosas
descubiertas gracias a las modi-ficaciones de la misma mente
humana, es dado por la posibilidad de admitir unacomn naturaleza de
los hombres, que Vico no niega sino que, al contrario, afirmacon
decisin, tanto como para participar de las doctrinas del derecho
natural: lo queda un particular significado a su original
historicismo bien difcilmente adscribi-ble genealgicamente a esta o
aquella forma terica posterior a l. Vico, de hecho,construye an una
metafsica, pero una metafsica del gnero humano, asignadaa una
filosofa de la mente humana en su desarrollo.
La cual, sin embargo, no se constituye en un superior ente
espiri-tualizado porque viene a poner en guardia contra la reduccin
de lamente de las naciones a un nico, pretendido espritu de todo
elmundo. Las naciones tienen as una naturaleza comn, pero cadauna
de ellas, naciendo distinta, no puede sino seguir un itinerario
pro-pio, que la constituye en su irrepetible individualidad51.
Si es as, para poder hallar tales naturalezas de las cosas
humanas es necesa-rio proceder en torno a las humanas necesidades y
utilidades de la vida social, queson las dos fuentes del derecho
natural de gentes52. Mas ello significa que estainvestigacin se
asigna a una ciencia que es una historia de las ideas
humanas,precedente la metafsica de la mente humana, en cuanto que,
como reina de lasciencias, comenz apenas los primeros hombres
comenzaron a pensar humana-mente y no ya cuando los filsofos
comenzaron a razonar sobre las ideas huma-nas53. O lo que es lo
mismo, cuando nace la metafsica.
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 123
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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Por dicho camino el filsofo debe volver a apelar al vocabulario
de la lenguamental comn a las cosas realizables por el hombre, que
justamente el sentidocomn hace posible en cuanto es conocimiento
sin reflexin, o sea, facultadconstitutiva de la naturaleza humana,
que puede acceder a la historia ideal eterna sinabandonar las cosas
de la vida apuntalndose en una razn abstracta, que ya vendrcuando
sea su momento. En la seccin de las dignidades o axiomas, justo
despusde la definicin del sentido comn como juicio privado de
reflexin54, Vico expli-cita el susodicho razonamiento con la
decimotercera dignidad:
Ideas uniformes nacidas en pueblos enteros entre s
desconocidosdeben tener un fundamento comn de ideas. Esta dignidad
es un granprincipio, que establece que el sentido comn del gnero
humano es elcriterio enseado a las naciones por la providencia
divina para definirlo cierto respecto al derecho natural de gentes,
desde el cual las nacio-nes aciertan a entender las unidades
sustanciales de tal derecho, en lascuales, con diversas
modificaciones, todas coinciden. De donde sale eldiccionario
mental, que da origen a todas las diversas lenguas articula-das,
con el que est concebida la historia ideal eterna, en la que
acae-cen las historias de todas las naciones en el tiempo;
diccionario e his-toria de los que de inmediato se propondrn sus
dignidades propias55.
Poco ms tarde, en la seccin del mtodo, torna el principio
enriquecido por lacaracterstica cientificidad que la historia de
las ideas humanas consigue gracias aluso de un arte crtica, la
cual, adems de perseguir la logicidad cartesiana, deter-mina los
tiempos y los lugares de esta historia, ahora y siempre con el
recurso alsentido comn.
Y para determinar los tiempos y los lugares de esta historia
ashecha, esto es, cundo y dnde nacieron los pensamientos humanos,
yas confirmarla por medio de sus dos propias cronologas y
geografas,por as decir, metafsicas, esta Ciencia usa un arte
crtica, tambinmetafsica, sobre los autores de esas mismas naciones,
entre las cualesdebieron transcurrir mucho ms de mil aos para que
pudiesen apare-cer los escritores, acerca de los que se ha ocupado
hasta hoy la crticafilolgica. Y el criterio del que se sirve, por
una dignidad antes indi-cada, es aqul, enseado por la providencia
divina, comn a todas lasnaciones; que es el sentido comn de ese
gnero humano, determina-do por la necesaria conformidad[*] de las
mismas cosas humanas, queconstituye toda la belleza de este mundo
civil. Por ello reina en talCiencia este tipo de pruebas: que,
puestos tales rdenes por la provi-
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)124
Fulvio Tessitore
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dencia divina, y aunque fuese que desde la eternidad nacieran de
cuan-do en cuando mundos infinitos, lo cual ciertamente es falso de
hecho,las cosas de las naciones debieron, deben y debern ocurrir
tal comoson razonadas por esta Ciencia56.
Esto es, que mientras realza la necesidad de las pruebas
teolgicas naturales,escruta tambin en ellas la insuficiencia que
induce a recuperar las pruebas lgi-cas, y, sin embargo, una vez ms,
no en el sentido cartesiano sino ms bien rastre-ndolas en otras dos
dignidades, la decimocuarta y la decimoquinta, que vale lapena
releer aqu porque ellas consiguen el carcter de verdadero
conocimiento cien-tfico para la historia de las ideas humanas.
La naturaleza de las cosas no es otra que el nacimiento de stas
enciertos tiempos y con ciertos modos, los cuales siempre que son
losmismos, de all nacen tales y no otras cosas57.
Las propiedades inseparables de los sujetos deben estar
produci-das por la modificacin o modo con que las cosas han nacido;
por loque nos pueden confirmar que tal y no otra es la naturaleza o
nacimien-to de esas cosas58.
Contestando el reproche que Croce reserv a estas afirmaciones de
Vico, hechoste culpable de falta de distincin entre filosofa,
ciencia emprica, e historia,Pagliaro59, lcidamente, ha retomado aqu
la capacidad de la filosofa viquiana paracomprender la determinacin
concreta, histrica, en que la naturaleza se manifiestacomo hecho,
en el sentido de que, por un lado, Vico pretende eliminar la
contingen-cia de la determinacin histrica de la naturaleza mediante
la repetida identidad delas circunstancias de tiempo, lugares y
modos de manifestarse la naturaleza de lascosas, y con tal motivo
transfiere las variaciones de las cosas a las variaciones queen
tiempos, lugares y modos se verifican, para afirmar que el dato
constante es lanaturaleza como obra en el nacimiento de ellas, pero
sin que esta constancia anulelas modificaciones histricas de las
que las variedades de las cosas son expresintan esencial como para
requerir la conformidad de stas con la accin humana.En otros
trminos, Vico afirma la universalidad de la naturaleza humana,
peroadmite que sta existe, se manifiesta y es cognoscible en las
determinaciones con-cretas de su historicidad, a las cuales socorre
la universalidad del lenguaje comoproyeccin de la universalidad de
la naturaleza humana.
Ello permite comprender cmo, justo tras la retornada referencia
al sentidocomn en cuanto arte crtica de la historia de las ideas
humanas, Vico pueda univer-salizar esta concretizada historia
transformndola (o, mejor, transfirindola) en unahistoria ideal
eterna sobre la cual
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Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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transcurren en el tiempo las historias de todas las naciones en
sussurgimientos, progresos, estados, decadencias y finales. As nos
anticipa-mos a afirmar que en tanto que quien medita esta Ciencia
se narra l a smismo esta historia ideal eterna, en la misma medida
en que habiendosido este mundo de naciones ciertamente hecho por
los hombres (que esel primer principio indudable que se ha afirmado
anteriomente), y por ellodebindose hallar el modo dentro de las
modificaciones de nuestra mismamente humana, en aquella prueba del
debi, debe, deber, l mismo sela hace; porque cuando se da el caso
de que quien hace las cosas es elmismo que las narra, no puede ser
ms cierta la historia60.
Despus de que la argumentacin propia del De Antiquissima retorne
cribadapor la continua, larga y spera meditacin.
As esta Ciencia procede justamente como la geometra [donde
laScienza Nuova Seconda de 1730 haba escrito matemtica]61, la
cual,mientras que sobre sus elementos lo construye o lo contempla,
ellamisma se hace el mundo de las dimensiones; pero con tanta ms
reali-dad cuanto que ms tienen los rdenes en torno a los asuntos de
loshombres, que la que tienen los puntos, las lneas, las
superficies y lasfiguras. Y esto mismo es el argumento de que tales
pruebas son de unaespecie divina y de que deben, oh lector,
proporcionarte un divino pla-cer, puesto que en Dios una misma cosa
es el conocer y el hacer62.
Aqu el comentario de Pagliaro aparece iluminador y
perspicaz.
Entre el vocabulario mental de las cosas humanas y el valor
eti-molgicamente confirmado opera el sentido comn, que, indagando
elnexo entre lo particular y lo universal, por un lado define la
naturalezahumana como filosofa y, por otro, califica lo particular
como historia.En la doctrina de Vico, filosofa, conocer emprico e
historia aparecencomo tres momentos distintos, los cuales convergen
hacia un verdade-ro conocer cientfico. Al sentido comn le es
atribuida una funcinbsica, en cuanto le es confiado el juicio de
legitimidad de la proyec-cin de la naturaleza humana en el tiempo,
afuera de la documentacinconcreta y, en conjunto, el encuadramiento
de lo particular, nacido conciertos modos y en un cierto tiempo y
en un cierto espacio, en esa natu-raleza, que constituye la
universalidad como ser y como filosofa.Considerada en el sector del
lenguaje, la doctrina de Vico no presenta,segn nos parece, confusin
entre filosofa y filologa, si por filosofa
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)126
Fulvio Tessitore
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se entiende la asuncin de la naturaleza humana como valor
universal,metafsico, y por filologa el descubrimiento de tal
naturaleza en lasdeterminaciones histrica con que ella se
revela63.
5. El camino de Vico se hace rpido, lo que no significa gil. Las
pruebas filo-sficas se curvan siempre hacia las pruebas histricas,
que no pueden ser sino lasltimas y gusta destacar a propsito una a
mi parecer querida ambigedadviquiana, que sugiere reconocer estas
pruebas como las determinantes, ya que astas, en cuanto ltimas, les
es confiada la conclusin lgica del discurso, si bien sunivel, lgico
y metodolgico, no es ms que el tercero tras las pruebas teolgicas
ylas pruebas filosficas. Como confirmacin de la complejidad de la
cuestin, estacurvatura propone (o vuelve a proponer) la distincin
entre historia sagrada e histo-ria profana. Vico no lo oculta ni
tampoco niega el paralelismo entre las dos histo-rias. Pero recaba
de ello una ulterior confirmacin de su filosofar en su conseguiday
desconocida originalidad. Releamos esta otra solemne pgina viquiana
colocada,con artificio, en la seccin conjuntamente introductoria y
programtica de la com-pleta Scienza Nuova.
Adems, cuando, segn las definiciones de lo verdadero y de
locierto propuestas ms arriba, durante una larga poca los hombres
noestuvieron capacitados para lo verdadero y para la razn, que es
lafuente de la justicia interna, de la que se satisfacen los
intelectos lacual fue practicada por los hebreos, que, iluminados
por el verdaderoDios, tenan prohibido por su ley divina tener
incluso pensamientosque no fueran justos, de lo cual ninguno de los
legisladores mortalesse preocup nunca (porque los hebreos crean en
un Dios todo menteque espa en el corazn de los hombres, mientras
que los gentiles creanen dioses compuestos de cuerpo y mente que no
podan hacerlo); y[sta] fue luego razonada por los filsofos, los
cuales no aparecieronhasta dos mil aos despus de haber sido
fundadas sus naciones; ymientras tanto se gobernaron con lo cierto
de la autoridad, esto es, conel mismo criterio que usa esta crtica
metafsica, el cual es el sentidocomn del gnero humano (del quel se
ha propuesto ms arriba, en losElementos, la definicin), sobre el
que reposan las conciencias detodas las naciones. De este modo, por
este otro importante punto devista, esta Ciencia viene a ser una
filosofa de la autoridad, que es lafuente de la justicia externa,
como dicen los telogos morales.Autoridad que debieron tener en
cuenta los tres prncipes de la doctri-na en torno al derecho
natural de gentes, y no aquella otra extrada depasajes de los
escritores; de la cual ninguna certeza pudieron haber
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 127
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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tenido los escritores, porque tal autoridad rein entre las
nacionesbastante ms de mil aos antes de que los escritores pudieran
prove-nir. Por lo que Grocio, ms docto y erudito que los otros dos,
casi encada materia particular de tal doctrina combate a los
jurisconsultosromanos; pero todos los golpes caen en el vaco,
porque aqullosestablecieron sus principios de lo justo sobre [la
base de] lo cierto dela autoridad del gnero humano, no sobre la
autoridad de los instrui-dos64.
Las pruebas filolgicas, que histricamente definen a la vez la
regla de lavida social y los confines de la razn humana65, no
sufren el escaque de la sepa-racin de la historia sagrada del
pueblo hebreo, iluminado por el verdadero Dios,ya que el descarte,
antes que negativo, es la consagracin positiva de la crisis detoda
postura totalizante de la filosofa, tambin de aquella que se
expresa en unafilosofa de la historia que sea el necesario
desarrollo de la irrompible correspon-dencia de lo real y lo
racional. Mas esto es la confirmacin de la filosofa de Vico,de sus
pruebas teolgicas y lgicas, confortada por las pruebas
histricas.
La filologa como ciencia filosfica que Vico consigue de talmodo
ha comentado Piovani66 es como la ciencia de los necesariosanlisis
de los hechos: ella discrimina las fbulas, criba y discute afondo
los mitos, corrige las geografas, coteja las cronologas, persi-gue
las etimologas, distingue los lenguajes, humilla las vanidades
delos doctos y de las naciones: aprovecha, con su sentido de lo
particu-lar, la historia universal, es indispensable para la
historia universal.
En cuanto a un intprete catlico de Vico (por tanto un pensador
no sospecho-so de escaso sentido por la providencialidad de la
historia), Giuseppe Capograssi haofrecido la ms lcida
interpretacin.
Si por filosofa de la historia se entiende aquella agustiniana
de undiseo providencial al que la historia obedezca, entonces Vico
no tienenada de filsofo de la historia, antes es la anttesis
diametralmenteopuesta, porque no reconoce a la historia ningn
diseo, ningn fin67.
La ruptura de la idea de historia totalizante que Vico advierte
y razona con anti-cipada originalidad contrastante de los
posteriores planteamientos de tipo idealis-ta o positivista elimina
en el filsofo todo inters por el tema de la finalidad (quees el
fin) de la historia que implica una teologa a la que, no
casualmente, le esopuesta una teologa civil y razonada. A lo que de
nuevo socorre la lectura de
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)128
Fulvio Tessitore
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Capograssi, aunque muy rpida, casi de esencial oraculidad adems
de razonad-sima. La historia, para Vico, no tiene fines. El inters
fundamental de la historiaes precisamente el mundo humano. Vico
parte del individuo, comprendido en lasnecesidades y utilidades de
la vida, en sus pasiones (de las que pocas cosas comoel universal
fantstico saben descubrir el carcter de lo particular vivido),
quelo ponen sobre el plano inclinado de las cadas, respecto al cual
el filsofo ve laexigencia del orden. Un orden que es confiado a y
que se realiza mediante elrecurso [il ricorso] y el uso de las
ideas humanas (la providencia, el pudor, lainmortalidad), las
cuales son descubiertas a travs de un proceso de conocimientoque no
anula la desigualdad [sperequazione] entre individuo e historia,
aun-que andando siempre a la bsqueda de una continua igualacin
[equazione],donde ambos movimientos (el de la ruptura y el de la
armona) den cuenta de losindividuos cuya historia es continuada por
la historia del mundo. Por ello Vicoescribe que la historia la
hacen los hombres (como hemos visto tambin en laspginas citadas ms
arriba) y Capograssi comenta que esta frase hay que enten-derla al
pie de la letra: la historia la hace el hombre, porque, aquello que
el hom-bre pone en ella, es aquello que all halla68, por lo que
nada permite entender estafrase como si dijese la historia la hace
el espritu universal. Ante esta historia laProvidencia no es ni
transcendente ni inmanente, porque es una ley de necesidad,por la
que el individuo debe llegar hasta el extremo de su experiencia,
cualquie-ra que sta sea. Ah se encuentra y se comprende el orden de
la historia, que no esel desarrollo determinante y determinado de
la historia (que contrasta con la inter-pretacin viquiana de
catstrofe y del recurso, anticipadora de la tesis humboldtia-na
sobre la implacabilidad de la historia universal). Si Vico (como
dicen) ha des-cubierto la historia como despliegue, una historia
que se forma desde s misma, dela historia providencial Vico no
tiene nada que decirnos69. Y no tiene nada quedecirnos porque en
verdad sta no es la historia de Vico, como no lo es la idea
dehistoria a la que se confa la inquieta modernidad. En realidad
Vico anticipa unahistoria diferente, una rigurosa antropologa de la
historia, la cual admite que algoquede fuera, como la historia del
pueblo elegido; una antropologa fundante de lahistoria del
individuo, la historia necesaria para el destino del individuo,
aredescubrir en su conformidad con las cosas expresadas por la
conciencia pri-migenia, valga decir la sensitividad, las pasiones y
la fantasa. Ello no ayuda aconseguirlo la lengua cuando sta se
habita a la abstraccin. Justamente sirve lalengua como prueba
filolgica70 porque ella es (o se hace) interpretacin de lahistoria,
en cuanto narra las historias de las cosas que ellas mismas
significan,comenzando por la propiedad de sus orgenes y
prosiguiendo con los naturalesprogresos de sus transferencias segn
el orden de las ideas. Ejemplar resulta unapgina de la Metafsica
Potica, primera seccin del segundo libro de la sabi-dura
potica.
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 129
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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Mas, as como ahora (por la naturaleza de nuestras mentes
huma-nas, que incluso en el mismo vulgo est muy retirada de los
sentidoscon tantas abstracciones cuantas estn llenas las lenguas
con tantosvocablos abstractos, y demasiado sutilizada con el arte
de escribir, ycasi espiritualizada con la prctica de los nmeros,
hasta el caso de quevulgarmente saben hacer cuentas y discurrir)
nos est naturalmentenegado poder formar la vasta imagen de esa
mujer que denominanNatura simpatetica (ya que mientras que con la
boca lo dicen, no tie-nen nada en su mente, puesto que su mente est
en lo falso, que esnada, ni tienen ya el socorro de la fantasa para
poder formar tan falsay vastsima imagen); igualmente ahora nos est
naturalmente negadopoder entrar en la vasta imaginacin de aquellos
primeros hombres,cuyas mentes eran nada abstractas, ni en nada
sutiles, ni nadas espiri-tualizadas, porque estaban completamente
inmersas en los sentidos,totalmente rendidas a las pasiones,
plenamente sepultadas en los cuer-pos: de ah que dijramos ms arriba
que apenas se puede entender, nide hecho es posible imaginar, cmo
pensaron los primeros hombresque fundaron la humanidad
gentilicia71.
6. Mas ahora podemos concluir nuestro pequeo y hasta aqu sumario
razo-namiento.
La razn es reconocida en sus lmites y no en su absoluta y
totalizante raciona-lidad y, por ello, necesita apelar al
conocimiento sin reflexin, donde evitar des-conocer la solemne
admonicin que cierra el captulo sobre el Mtodo: stosdeben ser
proclama Vico los confines de la humana razn. Y quien quiera
salir-se fuera de ellos, vea si no se sale fuera de toda la
humanidad72.
Del mismo modo, la historia no es una realidad absoluta,
totalizante. Ella tiene fuerade s la historia del pueblo de Dios,
que es otra cosa y sin embargo no indica su escaque,as como no
puede absorber la religin en una progresin ascensional del tipo de
los gra-dos del espritu absoluto hegeliano. Junto a la historia
Vico se dirige a la religin paragarantizar a los hombres el orden,
que puede conseguirse slo cuando el hombre se haceuniversal, cuando
halla el fundamento propio en el sentido que rompe la propia
singula-ridad encerrada en la propia empiricidad o particular
utilidad. Eso ciertamente garantizala humanidad como gnero humano,
pero, quizs, no garantiza el individuo singular. Y,todava, a nadie
ofrece Vico la seguridad de la salvacin, ni siquiera completamente
a lahumanidad, porque, si as fuese, se anulara la razn de bsqueda
constante de la equi-paracin entre hombre e historia, y se
resolvera el desequilibrio que impide a la historiael carcter del
determinismo teleolgico, que Vico no desea. La religin de Vico
noencuentra sitio a la salvacin, as como la salvacin no se halla en
la historia, que no esun absoluto, una totalizante identificacin,
sin residuos, entre lo real y lo racional73.
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)130
Fulvio Tessitore
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El historicismo de Vico est en este original descubrimiento de
los lmites de larazn, que son los lmites de la historia, entendida
por ello como posibilidad y nocomo necesidad, como orden ordenador
y no como orden ordenado: la historia deldestino de los individuos
no es una teleologa sino una teologa, una teologa de lahistoria que
busca la respuesta a los incommoda de la vida, quasi viquiana
teodi-cea. En un proceso de este calibre Dios no tiene inters por
el fin de la historia, notiene inters por lo que acontecer a travs
de la historia sino por aquello que la his-toria es gracias al
juicio de la misma, que se da considerando aquello que el hom-bre
es aqu y ahora, en su insalvada e insalvable humanidad. En otros
trminos, Vicocomprende que la teleologa de la historia inserta al
hombre en un orden divino quetanto lo comprende (en el sentido
literal de tenerlo dentro) cuanto lo niega comoindividuo humano,
mientras que, por el contrario, la teologa de la historia, en
cuan-to confrontacin entre orden de Dios y orden del hombre, deja a
ste la condicinantropolgica de libre respecto a Dios, que lo mira
pero no lo condiciona, lo enjui-cia pero no lo oprime, porque al
enjuiciarlo no lo anula en ello sino que exalta en lla
responsabilidad de la accin, que es lo que lo hace merecedor o
desmerecedor dela gracia. La condicin de la condena o de la
salvacin del hombre es el reconoci-miento de su libertad, y no
puede ser su opresin. Y he aqu el historicismo del hom-bre de Vico
a la bsqueda de la propia universalizante afirmacin.
Lo notable de este historicismo es que la Scienza Nuova terza
aspira a dar el sis-tema del orden, o sea, la certeza ms bien que
la verdad del orden. La ltima ScienzaNuova es, por ello, la
conclusin de la construccin de un desrrollo por el cual
lanaturaleza humana se desplaza cada vez ms desde el plano
metafsico al planoinductivo e historicista, en el sentido de que
Dios es verificacin del orden74, mien-tras que el hombre lo
construye (en la continua inventio) y lo acredita con la
propiaresponsabilidad que se sabe de no tener seguridad, y por
aadidura de no tener sal-vacin, excepto en el destino de la
humanidad. Por todo esto, la Scienza Nuova terzano atestigua el
cansancio del filsofo, que, como pocos historiadores contemporne-os
a l, as como posteriores, ha visto la dramtica ambigedad del
moderno (tam-bin aqul de su Npoles tardoseicentesca y
primosetecentista en el difcil traspasode reino governato in
provincia a reino autnomo). La Scienza Nuova no es la con-clusin
pacificante de un proceso de pensamiento que se ha centrado en el
individuobuscando a partir de ste, quizs con excesiva prisa, la
universalizacin, el funda-mento universal que afirme la seguridad
en la insuperabilidad de la condicin huma-na, hecha de sucesos y
avances, pero tambin de decadencias y regresos. Condicintan
incumbente en la inquieta reflexin del filsofo que, para atenuar el
pesimismode la condicin humana, parece dispuesto a desplazarse del
plano de lo singular alplano de la humanidad. Sin embargo, Vico no
cumple jams este paso definitivamen-te, precisamente porque es
demasiado fuerte en l la conviccin de que la historia lahacen los
hombres, los cuales no pueden ser resueltos, sin residuos ni sin
descartes,
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 131
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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en la armnica completud del gnero humano. Piovani75 ha comentado
muy bien, conconceptuosa elegancia, esta idea central entre las de
Vico.
La experiencia que es nuestra, la ciencia que es nuestra, es la
his-toria. El estilo histrico entrena el ingenio de Vico, hacindolo
capazde observar entre lejansimas cosas lazos que en cualquier
razncomn las apretara unidas. Este anlisis verdaderamente
divino,que no ambiciona verdades humanamente inverificables, sino
que estfundado sobre certezas documentables por pruebas
verificadas, nosgua sutilmente hilo a hilo dentro de los ciegos
laberintos del coraznhumano, que puede ofrecer de l no ya los
acertijos de los algebristas,sino la certeza, cuanto humanamente es
lcito, del corazn del hom-bre. A su modo, la divinidad es tal
anlisis humano porque controla ypenetra las acciones en que el
hombre es Dios, sin pretender describiro explicar las ocultas
conformaciones de la naturaleza, ignotas a lafilosofa del hombre,
cognoscibles, en sus individualidades, solamentepor la sobrehumana
voluntad que las ha hecho.
La excepcional profundidad de estas intuiciones (que esclarece
la incansableindagacin de pruebas histricas hasta el punto de
inventarlas, porque han sidoadvertidas en su necesidad, cuando no
logra hallarlas de hecho) justifica las tesis,distintamente
formuladas y no raramente retornantes, sobre el aislamiento de
Vico,sobre el Vico precursor en torno al cual se ha construido y
combatido la larga his-toria de la fortuna del filsofo. En
realidad, la fuerza de este gran ejercicio teorti-co est en el
descubrimiento de la idea de eventualidad76, que la poca
modernaejemplarmente configura cual campo de fuerzas contrastantes
e interagentes endonde lo nuevo innova pero sin embargo no anula lo
viejo tampoco en la prepara-cin del porvenir. En el descubrimiento
de la idea de eventualidad est una filoso-fa de los lmites de la
razn que viene colocada en el origen de aquella minoritariapero
determinante corriente de pensamiento que, desde el siglo XVIII,
desembocaen nuestro siglo XX, ponindose en los orgenes del
historicismo crtico y proble-mtico, contrario a toda absolutez, sea
la del racionalismo cientfico o histrico,sea la del historicismo
absoluto. Tradicin minoritaria que sin embargo convive ydialoga con
la otra (esto es, aquella del historicismo absoluto o idealismo),
ya quecomo sta no es una forma de nihilismo ni de irracionalismo,
segn han sostenidoy pueden sostener nicamente los filsofos
dogmticos o los historiadores obtusos.No es una filosofa defecata,
precisamente en tanto que sabe razonar los lmitesde la razn y no
tacha en ella las debilidades.
[Trad. de Jos M. Sevilla]
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)132
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Notas1. F. De SANCTIS, Storia della letteratura italiana, a
cargo de N. Gallo, en Opere, IX, Einaudi, Turn, 1962,
p. 819. He subrayado el viquismo de fondo en la filosofa de De
Sanctis en muchos trabajos, pero especialmenteen aqul titulado La
filosofia di De Sanctis (editado por primera vez en 1984 y ahora
recogido en el volumen IIIde mis Contributi alla storia e alla
teoria dello storicismo, Edizioni di Storia e Letteratura, Roma,
1997, pp. 37-70), en polmica tanto con la lectura neoidealista que,
todava y de modo particular en las grandes pginas croce-anas, no ha
dejado de realzar la presencia de Vico en el gran historiador de la
literatura como con las lecturas hege-liano-marxianas, que no
siempre han seguido la perspicacia crtica de S. LANDUCCI, Cultura e
ideologia in F. DeSanctis (Feltrinelli, Miln, 1967), prefiriendo
abandonarse a prejuiciosos enfoques ideolgicos fruto de una
esta-cin ahora condenada de nuestra cultura. De ello, por ejemplo,
son documento los escritos de M.T. LANZA (cfr. laintroduccin al
vol. XIV de las citadas Opere desanctisianas, Einaudi, Turn, 1972),
a veces polmicos en mis con-frontaciones (cfr. Il pianeta De
Sanctis, en AA.VV., F. De Sanctis. Recenti ricerche, Quattro venti,
Urbino, 1989,pp. 55-60). Por el contrario, no viene a cuento citar
otros escritos sobre el tema, que no son sino documentos
detosquedad intelectual.
2. Ms que a las lecturas ochocentescas, me refiero aqu a las
contribuciones del tipo de aqullas de F. AMERIO(Introduzione allo
studio di G.B. Vico, SEI, Turn, 1947). Las sucesivas informaciones
bibliogrficas pueden serrecabadas en las bibliografas viquianas a
cargo del Centro di Studi Vichiani del C.N.R., que representan el
ele-mento de documentacin ms seguro existente hoy.
3. Pienso en las pginas de P. Villari, N. Marselli y otros, pero
especialmente en las de G. Cantoni, cuyas indi-caciones pueden ser
fcilmente localizadas en la preciosa Bibliografia vichiana, de B.
CROCE y F. NICOLINI(Ricciardi, Npoles, 1948).
4. La referencia es, obviamente, a las famosas investigaciones
de B. Croce, G. Gentile y F. Nicolini. Sobreellas refiero al menos,
a continuacin, las contribuciones de P. PIOVANI, Il Vico di Gentile
[1976], ahora en La filo-sofia nuova di Vico, a mi cuidado, Morano,
Npoles, 1990, pp. 263-320, y de F. TESSITORE, Qualche
annotazionesugli studi vichiani di F. Nicolini [1995], en Signorie
di parole. Studi offerti a Mario Di Pinto, Fredericiana,Npoles,
1998, pp. 625-637.
5. Cfr. P. ROSSI, Devozioni vichiane, Rivista di Filosofia,
1995, LXXXVI, 2, pp. 173-215, y Devozionivichiane seconde ed
ultime, ibid., 1997, LXXXVIII, 3, pp. 387-428. Las indicaciones de
los importantes estudiosviquianos de Rossi son, obviamente,
localizables en las citadas bibliografas. En esclarecimiento de
aquello que sealude en el texto me permito recordar la nota de G.
CACCIATORE F. TESSITORE, Alcuni storicismi tra devoti eiconoclasti
vichiani, Bollettino del Centro di Studi Vichiani, 1996-1997,
XXVI-XXVII, pp. 219-225.
6. Adems de a las citadas contribuciones del Centro di Studi
Vichiani y a los Avvisatori bibliografici publi-cados en cada nmero
del Bollettino del Centro di Studi Vichiani, envo a A. Battistini,
Le tendenze attuali deglistudi vichiani, en AA.VV., Vico oggi, a
cargo de A. Battistini, Armando Ed., Roma, 1979, pp. 9-68, sobre el
cualpuede verse mi recensin en el Bollettino del Centro di Studi
Vichiani, 1980. X, pp. 205-209.
7. Me refiero a los estudios viquianos de Piovani, recogidos
casi todos hoy da en el ya citado La filosofianuova di Vico, y de
los estudiosos de Piovani recogidos en el Centro di Studi Vichiani,
fundado por l en 1969, ydirigido por m desde 1969 hasta 1995. El
Centro ha promovido la edicin crtica de las obras de Vico, de la
que apartir de 1982 han sido publicados seis volmenes.
8. Cfr. PIOVANI, La filosofia nuova di Vico, cit., y
especialmente los ensayos de 1968 Vico, la filosofia senzanatura y
Vico senza Hegel (ibidem, pp. 55-90; 173-208). Sobre los estudios
viquianos de Piovani vase el ensa-yo de E. NUZZO, Lo studioso di
Vico, en AA.VV., Lopera di P. Piovani, Morano, Npoles, 1991, pp.
207-312.Vase tambin, en el mismo volumen, F. TESSITORE, Lo storico
della filosofia, pp. 167-206.
9. Cfr. G. GIARRIZZO, Vico, la politica e la storia, Guida,
Npoles, 1981, y especialmente La politica di Vico,separata de
Quaderni contemporanei, 1969, n. 2, pp. 53-122. Me permito referir
mi Gli studi vichiani di G.Giarrizzo, Giornale critico della
filosofia italiana, 1983, LXII, 1, pp. 108-117.
10. PIOVANI, Vico senza Hegel, cit.; la primera vez editado en
Omaggio a Vico, Morano, Npoles, 1968, p.584.
11. La primera cita se refiere a la Scienza Nuova terza [1744],
34, siguiendo la edicin de Nicolini, Laterza,Bari, 1953, IV ed.,
vol. I, p. 28. Tales orgenes de las lenguas demuestran que los
primeros pueblos gentiles, poruna demostrada necesidad de
naturaleza, fueron Poetas, que hablaron con caracteres poticos; y
antes hablaroncon caracteres poticos divinos los Poetas telogos,
que vinieron primero; y despus con caracteres poticos heroi-cos
hablaron los Poetas Heroicos, que vinieron luego: sta fue una
manera de pensar de los primeros hombres gen-tiles, como bestias
llegadas a la humanidad. Este Descubrimiento nos ha costado la
obstinada Investigacin de casi
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 133
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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toda nuestra vida literaria, y al hacerla finalmente nos ha dado
los Principios de esta Ciencia: lo que aqu deci-mos para avisarte,
oh Lector, de la gran dificultad que deberis encontrar para
comprender los Principios; la cuallos toma de tal manera de pensar
por caracteres poticos, que ahora es imposible de imaginar. La
segunda citaest recabada de la Scienza Nuova Prima [1725], 261,
siguiendo la edicin de Nicolini (Laterza, Bari, 1931, p.150).
Las sucesivas citaciones en nuestro texto seguirn las ediciones
indicadas en esta nota.12. SNT, 1744, 405 (vol. I, p. 165). Este
fragmento no tiene correspondencia en SNS, 1730.13. Cfr. A.
PAGLIARO, Lingua e poesia secondo G.B. Vico, en Altri saggi di
critica semantica, DAnna,
Messina-Florencia, 1961, p. 307. Este ensayo est, ciertamente,
entre las ms relevantes contribuciones de labibliografa viquiana
del siglo XX, con una valor que excede el tema de la lengua en
Vico.
14. VICO, De nostri temporis studiorum ratione, trad. it. de M.
Di Benedetto en Opere filosofiche, a cargo deP. Cristofolini,
Sansoni, Florencia, 1971, pp. 817 y ss.: Igitur qui neque in
physicum, neque in mechanicum eru-ditur, sed ad rempublicam []
instituitur. En adelante se citar con DSR. [N.T.- Hay trad. esp.
del latn, a cargode Francisco J. Navarro Gmez, en G. VICO, Obras.
Oraciones Inaugurales & La antiqusima sabidura de los
ita-lianos, Ed. Anthropos, Barcelona, 2002. La trad. corresponde a
la p. 98].
15. DSR, p. 817.16. DSR, p. 809: Sed illud incommodum nostrae
studiorum rationis maximum est, quod cum naturalibus doc-
trinis impensissime studeamus, moralem non tanti facimus, et eam
potissimum partem, quae de humani animi inge-nio eiusque
passionibus ad vitam civilem et ad eloquentiam accomodate, de
propriis virtutum ac viciorum notis,de bonis malisque artibus, de
morum characteribus pro cuiusque aetate, sexu, condicione, fortuna,
gente, republi-ca. [N.T.- Cfr. trad. esp. retomada en nuestra
traduccin en op. cit. p. 92].
17. Para este tema remito a mi Vico, la decadenza e il ricorso,
Archivio di storia della cultura, 1999, XII,pp. 3-19.
18. DSR, p. 813.19. DSR, ibidem: Sed quid facias, si non cum
mente, sed cum animo tota eloquantiae res est: mens quidem
tenuibus istis veri retibus capitur, sed animus non nisi his
corpulentioribus machinis contorquetur et expugnatur.20. DSR,
ibidem: verum curare, quod videatur; honestum sequi, quod omnes
probent.21. DSR, p. 811: Et, quod ad prudentiam civilis vitae
attinet, cum rerum humanarum dominae sint occasio
et electio, quae incertissimae sunt, easque, ut plurimum,
simulatio et dissimulatio, res fallacissimae ducant, quiunum verum
curant, difficile media, difficilius fines earum assequuntur.
22. DSR, ibidem: Atque adeo hoc scientia a prudentia distat,
quod scientia excellunt, qui unam caussam, perquan plurima naturae
effecta perducunt; prudentia vero praestant, qui unius facti quam
plurimas caussas vesti-gant, ut quae sit vera, coniiciant.
23. DSR, p. 797: Ut autem scientia a veris oritu, error a
falsis, ita a verisimilibus gignitur sensus commu-nis. Verisimilia
namque vera inter et falsa sunt quasi media.
24. DSR, ibidem: Et principio, quod ad scientiarum attinet
instrumenta, a critica hodie studia inauguramur:quae, quo suum
primum verum ab omini, non solum falso, sed falsi quoque suspicione
expurget, vera seconda etverisimilia omnia aeque ac falsa mente
exigi iubet. Incommode quidem: nam adolescentibus quam primum
sensuscommunis est conformandus, ne in vita agenda aetate firmati
in mira erumpant et insolentia. [N.T.- La trad. esp.ofrecida en el
texto est tomada de la edicin espaola de F.J. Navarro Gmez, citada,
pp. 81-82].
25. DSR, p. 811: Et cum sensum communem non excoluerint, nec
verisimilia unquam secuti sunt. Nonrecte igitur [] ii faciunt, qui
iudicandi rationem, qua utitur scientia, in prudentiae usum
transferunt. [N.T.- Cfrtrad. esp. en la p. 94 de la ed. a cargo de
Navarro, antes citada].
26. DSR, p. 797: Praeterea sensus communis, ut omnis prudentiae,
ita eloquentiae regula est.27. Cfr. G. SEMERARI, Intorno
allanticartesianesimo di Vico, en Omaggio a Vico, cit., pp.
195-232.28. VICO, De antiquissima italorum sapientia, trad. it. de
P. Cristofolini, en Opere Filosofiche, cit., p. 131:
Habes [] metaphysicam humana imbecillitate dignam. En adelante
se cita con DAIS. [N.T.- Cfr. la trad. esp.de Francisco J. Navarro
Gmez, en Obras de Vico, cit., p. 191 cuya traduccin recogemos aqu,
siempre que enNota se indique su confrontacin].
29. DAIS, p. 69: Cum igitur scientia humana nata sit ex mentis
nostrae vicio. [N.T.- Trad. esp. de F.J.Navarro, cit., pp.
138-139].
30. DAIS, p. 119: et tamquam in rebus humanis non regnarent
libido, temeritas, occasio, fortuna, peranfractus vitae recta
pergas. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 182].
31. DAIS, ibidem: Methodo autem geometrica orationem civilem
disponere, idem est ac nihil oratione acu-tum admittere, nec nisi
ante pedes posita commostrare; auditoribus tamquam pueris nihil
nisi praemansum in os
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)134
Fulvio Tessitore
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ingerere, et, ut uno verbo complectar, in concione pro oratore
doctorem agere. [N.T.- Trad. esp. de F.J. Navarro,cit., p.
182].
32. DAIS, pp. 121; 110.33. DAIS, pp. 123; 131.34. DAIS, p.
123.35. DAIS, p. 65: Deus scit omnia, quia in se continet elementa,
ex quibus omnia componit. [N.T.- Como en
las otras ocasiones indicadas, citamos en espaol por la trad.
esp. de F.J. Navarro, cit., p. 137].36. DAIS, ibidem: homo autem
studet, dividendo, ea scire. Itaque scientia humana naturae operum
ana-
tome quaedam videtur. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro,
cit., p. 137].37. DAIS, p. 117: Ingenium facultas est in unum
dissita, diversa coniungendi. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J.
Navarro, cit., p. 180].38. DAIS, ibidem: Deus sit naturae
artifex, homo artificiorum Deus. [N.T.- Trad. esp. de F.J.
Navarro,
cit., p. 180].39. DAIS, p. 75: Nec ulla sane alia patet via, qua
scepsis re ipsa convelli possit, nisi ut veri criterium sit id
ipsum fecisse. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p.
143].40. DAIS, p. 69: eae certisimae sunt, quae originis vicium
luunt, et operatione scientiae divinae similes
evadunt, utpote in quibus verum et factum convertuntur. [N.T.-
Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 189].41. DAIS, ibidem:
veri criterium ac regulam ipsum esse fecisse: ac proinde nostra
clara ac distincta men-
tis idea, nedum ceterum verorum, sed mentis ipsius criterium
esse non possit: quia, dum se mens cognoscit, nonfacit, et quia non
facit, nescit genus seu modum, quo se cognoscit. [N.T.- Cfr. trad.
esp. de F.J. Navarro, cit., p.139. La cursiva aparece slo en la
trad. ital. de la ed. de Cristofolini, recogida en la cita del
autor].
42. DAIS, p. 79. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit.,
pp. 146 y p. 147]. Soy consciente de cun arbitra-rio es, a nivel
filolgico, aludir aqu a un viquismo de Ranke e incluso reclamar por
asonancia (y quizs no slopor sta) una afirmacin (ea quae sunt sicut
sunt) del tratadito fridericiano De arte venandi cum avibus. E
inclu-so resulta muy fuerte la tentacin de no dejar correr la
atencin sobre esta lcida crtica de Vico a la historiografapragmtica
y ejemplar a favor de una historiografa como comprensin de las
cosas tal como son, hasta el puntode anular (como despus de l
tambin igualmente dir Ranke) el yo del historiador narrador en un
supremo sus-piro de comprensin. Mas, sobre el significado terico e
historiogrfico de todo ello debo remitir, para claridad dela
propuesta cautamente presentada en el texto, a mis estudios sobre
el historicismo y, especialmente, a los escri-tos viquianos y
rankeanos, que actualmente estn recogidos, en su mayor parte, en
los primeros dos volmenes demis Contributi alla storia e alla
teoria dello storicismo (Edizioni di Storia e Letteratura, Roma,
1995, pp. 213-246;373-408; 731-813). [N.T.- A los cinco volmenes I,
II 1995; III, 1997, IV, 1998, V, 2000 han continuado losNuovi
contributi alla storia e alla teoria dello storicismo 2002 y Altri
contributi 2007. Para una aproxima-cin a la idea de historicismo
del autor, el lector hispano puede ver: F. TESSITORE, Interpretacin
del historicismo,Anthropos, Barcelona, 2002].
43. Cfr. G. VICO, Sinopsi del diritto universale [1720], en
Opere giuridiche, a cargo de P. Cristofolini, Sansoni,Florencia,
1974, p. 5. [N.T.- Hay trad. espaola de este texto de Vico en
Cuadernos sobre Vico, n. 9-10, 1998, pp.439-459 (trad. de J.M.
Sevilla); y, ms recientemente, una nueva traduccin a cargo de F.J.
Navarro Gmez juntocon la trad. completa del De Uno y del De
Constantia en G. VICO, El Derecho Universal, en Obras III,
Anthropos,Barcelona, e.p. (2009)].
44. Cfr. DAIS, p. 69. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F. Navarro,
cit., p. 139].45. As G. CAPOGRASSI, Dominio, libert e tutela nel De
Uno (1725), ahora en Opere, vol. IV, Giuffr,
Miln, 1959, p. 12. En el texto sigo las sugerencias de este
ensayo que es, quizs, la ms lcida interpretacin dela gran y
compleja obra viquiana.
46. Sinopsi, p. 5.47. VICO, De Uno, cap. XC (cfr. Opere
giuridiche, cit., p. 107).48. CAPOGRASSI, op. cit., p. 20 y vase el
De Constantia, III, caput IV (cfr. Opere giuridiche, cit., p.
411).49. Sinopsi, p. 6.50. SNT, 1744 (ed. Nicolini, cit., vol. I,
338, p. 123). La citacin siguiente es del mismo pargrafo y a
las
pp. 123-124.51. P. PIOVANI, Esemplarit di Vico (1968), ahora en
La filosofia nuova di Vico, cit., p. 130.52. SNT, 1744, 347, p.
127.53. Ibidem, p. 128.54. SNT, 142, p. 77.55. SNT, 144-145, pp.
77-78.
Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 135
Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico
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56. SNT, 348, p. 128. [*N.T.- convenevolezza: conformidad,
conveniencia, concordancia].57. SNT, 147, p. 78.58. SNT, 148, p.
78.59. PAGLIARO, op. cit., p. 390.60. SNT, 349, pp. 128-129.61.
SNS, 1730.62. SNT, 349, p. 129.63. PAGLIARO, op. cit., pp.
381-382.64. SNT, 1744, 350, pp. 129-130.65. SNT, 1744, 360, p.
131.66. PIOVANI, op. cit., p. 128.67. CAPOGRASSI, Lattualit di Vico
[1943], ahora en Opere, cit., IV, p. 404.68. CAPOGRASSI, op. cit.,
p. 401.69. Ibidem, p. 398.70. Cfr. SNT, 1744, 354, p. 130.71. SNT,
1744, 378, p. 148.72. SNT, 1744, 360, p. 131.73. Sobre el pesimismo
teolgico-moral agustiniano y su incidencia en la religin de Vico ha
escrito agu-
das pginas A. Corsano en el libro Umanesimo e religione in G.B.
Vico (Laterza, bari, 1935, pp. 139 y ss. y 144-150), donde no debe
escaparse una tal vez fugaz alusin al pasaje de la Vita que coloca
la fe agustiniana entremedio de la calvinista y de la pelagiana (p.
172), pgina que podra, quizs, ser desarrollada en la direccin de
uninters de Vico por la solucin calvinista de la gracia. De Corsano
es conocido tambin el bello libro sobre Il pen-siero religioso
italiano dallUmanesimo al giurisdizionalismo (Laterza, Bari, 1937),
donde, en las pginas 98-129,se lee un importante captulo sobre el
pensamiento religioso de Vico.
74. Cfr. PAGLIARO, op. cit., p. 382.75. PIOVANI, op. cit., p.
125.76. He desarrollado esta tesis, en su relevancia historiogrfica
y en su significacin terica para la determina-
cin de un historicismo crtico y problemtico, en varios trabajos,
muchos de los cuales se hallan ahora en los ante-riormente citados
Contributi [N.T.- Cfr. Nota 1 y Nota 42 ms arriba] y en los libros
Introduzione allo storicismo(Laterza, Roma-Bari, 1999, 3 ed.) e
Introduzione a Meinecke (Laterza, Roma-Bari, 1998).
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Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)136
Fulvio Tessitore