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Actas del I Congreso Internacional de la Bajada de la Virgen (2017) pp. 283-315, ISBN: 978-84-945265-5-8 FIESTA BARROCA: SANTA CRUZ DE LA PALMA Y LA CORTE, CELEBRAR PARA INTEGRAR BAROQUE FESTIVAL: SANTA CRUZ DE LA PALMA AND THE COURT, CELEBRATE TO INTEGRATE JESÚS BRAVO LOZANO* RESUMEN La Bajada de la Virgen lleva a reflexionar sobre la sociedad palmera de mediados del siglo XVII. Apellidos conocidos de propietarios agrícolas y no propietarios. Parte de sus mujeres inte- gra la vida religiosa palmera. En paralelo se atiende a los ceremoniales y ritos de la capilla real de la Corte. La complejidad del ceremonial pretende resaltar el papel integrador social del rey, uno de los contenidos básicos de toda fiesta. Es importante el sustrato cultural en ambos espa- cios. Palabras clave: siglo XVII; apellidos famosos; cofradía del Carmen; Mongibelo; capilla real; ceremonias; celebración del cumpleaños real. ABSTRACT The Bajada de la Virgen leads to reflect on the mid XVII century La Palma society. Surnames of owners of agricultural properties, and no owners. Part of their women integrate religious life as nuns. In parallel it attends the ceremonial and rituals of The Royal Chapel of the Court. The complexity of ceremonials aims to highlight the role of the king as social Integrator, which is one of the basic concerns of every fiesta. Key words: XVII century; famous surnames; El Carmen brotherhood; Mongibelo; Royal Chapel; ceremonies; king’s birthday celebration. Me muevo entre el agradecimiento por haber sido invitado a participar en este Congreso y el temor a defraudar. No sé si sabré encontrar el equilibrio de los palmeros entre sus sentimientos y su trabajo científico. Saben combinar a la perfección su cariño a la isla y a sus tradiciones con una precisa expresión literaria y científica de todo ello. He aceptado —y espero— contribuir a la difusión de la cultura palmera a mi modo. No puedo dedicarme a presentar * Instituto Universitario «La Corte en Europa», Universidad Autónoma de Madrid. Correo electrónico: [email protected].
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Aug 01, 2022

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Actas del I Congreso Internacional de la Bajada de la Virgen (2017)pp. 283-315, ISBN: 978-84-945265-5-8

FIESTA BARROCA: SANTA CRUZ DE LA PALMAY LA CORTE, CELEBRAR PARA INTEGRAR

BAROQUE FESTIVAL: SANTA CRUZ DE LA PALMAAND THE COURT, CELEBRATE TO INTEGRATE

JESÚS BRAVO LOZANO*

RESUMEN

La Bajada de la Virgen lleva a reflexionar sobre la sociedad palmera de mediados del sigloXVII. Apellidos conocidos de propietarios agrícolas y no propietarios. Parte de sus mujeres inte-gra la vida religiosa palmera. En paralelo se atiende a los ceremoniales y ritos de la capilla realde la Corte. La complejidad del ceremonial pretende resaltar el papel integrador social del rey,uno de los contenidos básicos de toda fiesta. Es importante el sustrato cultural en ambos espa-cios.

Palabras clave: siglo XVII; apellidos famosos; cofradía del Carmen; Mongibelo; capilla real;ceremonias; celebración del cumpleaños real.

ABSTRACT

The Bajada de la Virgen leads to reflect on the mid XVII century La Palma society. Surnamesof owners of agricultural properties, and no owners. Part of their women integrate religious lifeas nuns. In parallel it attends the ceremonial and rituals of The Royal Chapel of the Court. Thecomplexity of ceremonials aims to highlight the role of the king as social Integrator, which is oneof the basic concerns of every fiesta.

Key words: XVII century; famous surnames; El Carmen brotherhood; Mongibelo; Royal Chapel;ceremonies; king’s birthday celebration.

Me muevo entre el agradecimiento por haber sido invitado a participar en esteCongreso y el temor a defraudar. No sé si sabré encontrar el equilibrio de lospalmeros entre sus sentimientos y su trabajo científico. Saben combinar a laperfección su cariño a la isla y a sus tradiciones con una precisa expresiónliteraria y científica de todo ello. He aceptado —y espero— contribuir a ladifusión de la cultura palmera a mi modo. No puedo dedicarme a presentar

* Instituto Universitario «La Corte en Europa», Universidad Autónoma de Madrid. Correoelectrónico: [email protected].

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los múltiples aspectos de la Bajada de la Virgen de las Nieves, no porque nolo sienta, sino porque carezco de la finura de análisis y de expresión de lospalmeros que se aprecia en diversos trabajos1. He bajado El Planto, en variasocasiones, inmerso en los sentimientos de amigos y familiares; he subido elbarranco y he sintonizado con los guanches de la cueva y las razones de loscastellanos; he vibrado con el «artillero, a babor, saca la plomada al cañón»...Pero, lo confieso, me siento incapaz de hablar de la Bajada de la Virgen.

Intentaré, entonces, discernir sobre la fiesta barroca y sus múltiples ex-presiones, sus ritos y ceremoniales; porque la Bajada de la Virgen es una fies-ta. Y de ello hablaremos utilizando palabras e imágenes diferentes para decirlo indecible de toda fiesta: que como sentimiento, se expresa mejor en imá-genes y gestos que en palabras. Y, ello, tanto en La Palma como en el Pala-cio Real de Madrid, sin olvidar a los protagonistas y beneficiarios de la fies-ta, cada uno con su fiesta a cuestas —permítaseme la paráfrasis respetuosa—,porque cada uno vive la fiesta de manera muy distinta.

Una pequeña digresión previa, sin ánimo de comparación. Castrotierra dela Valduerna es un pueblo de la provincia de León donde hace algo más dedos siglos se celebra una fiesta mariana como la de La Palma, aunque la tra-dición la hace remontarse al siglo V. Se lleva la Virgen a la catedral de As-torga, donde se celebra un novenario, para volver a traerla a su ermita enmedio de una procesión popular con música, bandas, banderas, estandartes,festejos populares. El origen de todo ello está en pedir la lluvia después deuna sequía de varios años. Parece ser que se celebró por primera vez a me-diados-finales del siglo XVI. La fiesta se repite en teoría cada siete años2. Mellamaron la atención las imágenes y fotografías, y enseguida pensé en LaPalma; según he dicho más arriba: la fiesta es una, pero cada uno la vive deacuerdo a su tradición.

Finalmente, para entender las peculiaridades de la fiesta popular palme-ra, se hablará de fiestas especiales: las fiestas cortesanas. Indudablemente, sonfiestas de un profundo contenido religioso, como la fiesta palmera, aunque conotros objetos de culto. Quiero decir que una fiesta religiosa evoca el mismotipo de sentimientos, sea cual sea el objeto de la celebración: bien sea unaprocesión del Corpus, una misa solemne en el centro del poder político, laCorte de Madrid, una fiesta de exaltación cívico-religiosa como la canoniza-

1 Me refiero, en especial, a uno de los últimos que abordan la cuestión: HERNÁNDEZ CO-RREA, Víctor J.; POGGIO CAPOTE, Manuel. «La Bajada de la Virgen de las Nieves (LaPalma): ritualidad y carácter». En: XVI Simposio sobre Centros Históricos y PatrimonioCultural de Canarias. San Juan de la Rambla: [CICOP España], 2013, pp. 196-208.

2 PÉREZ RUBIO, Leonardo. «La Virgen de Castrotierra: su historia, santuario y romería».Tierras de León: revista de la Diputación Provincial, v. 21, n. 42 (1981), pp. 75-88.

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ción de un santo patrono... No se habla en estos hipotéticos casos directamentede La Palma, sino de unos mecanismos emotivos comunes a los participantesen esa diversidad de manifestaciones.

Pero hablando de fiesta en La Palma, es lícito interrogarse sobre cómoes la sociedad que se constituye en soporte y protagonista de la fiesta; esposible preguntarse qué grupos sociales dan visibilidad a la fiesta de todos.Así que haremos un pequeño sondeo sobre algunos grupos más representati-vos, tal vez tengamos que decir «sobre algunos apellidos» que constituyen porsí solos un núcleo documental. Lo cual no excluye a nadie de la fiesta, por-que nadie se apropia de la fiesta.

1. LA PALMA A MEDIADOS DEL SIGLO XVII

Entre su vocación marinera y su realidad agraria. Pronto la Virgen de lasNieves cubre los dos frentes: los exvotos, los cuadros que adornan el museotestifican que los marinos palmeros acudían a la Virgen en sus momentosdifíciles (al menos, en esos momentos difíciles). Pero la tradición de la Baja-da se origina en la necesidad de lluvias para salvar las cosechas. De todos esconocido el relato oficial3.

Algunos de los documentos que he podido consultar se refieren sobre todoa la relación de los palmeros con la tierra, bien como propietarios, bien comocultivadores directos; en todo caso, como beneficiarios, directa o indirectamen-te, de la producción de los campos. La isla de La Palma se abre al exterior através del comercio y la exportación, y eso le confiere una especial mentalidadabierta; pero a la hora de «gobernar» la isla, predominan los intereses de lospropietarios agrícolas. Cuando aparece ese momento estelar en la historia deSanta Cruz de La Palma —orgullo palmero— de la elección popular de Dioni-sio O’Daly como síndico personero del común, la oposición está representadapor los regidores perpetuos Felipe Manuel Massieu y Vandala, Juan Massieu deVandala, Domingo van de Walle Cervellón, Juan Domingo de Guisla Boot yFélix Poggio de Valcárcel y Lugo, quienes subrayan la condición de mercaderextranjero de O’Daly, y que como tal mercader sólo le interesan sus ganancias—aunque el mundo se trastorne—, porque ése es el espíritu del mercader, lo

3 LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B. Noticias para la historia de La Palma. Estudio introduc-torio, Juan Régulo Pérez; edición e índices, José Eduardo Pérez Hernández. [Santa Cruzde La Palma]: Cabildo Insular de La Palma, 2010, v. I, pp. 10-12. Dotaron la octava deNuestra Señora de las Nieves en su bajada a esta ciudad en cada quinquenio: el licen-ciado Juan Pinto de Guisla, el Dr. Pedro de Guisla Corona, el sargento mayor Diego deGuisla y Castilla, el licenciado Melchor Brier y Monteverde, el sargento mayor AntonioPinto, D. Nicolás Massieu y Rants, D. Juan Fierro y D. Miguel Abreu y Rege.

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que le hace indigno de un cargo político, máxime cuando ha sido votado por«tenderos, sastre portugués y otros de iguales obligaciones que dependen deDionisio para surtir sus tiendas de ropas», a lo que se añade —recalcan— elhecho de que Dionisio controla la Dehesa de El Mocanal4.

Sin pretender ni poder ser exhaustivos, dedicaremos algún espacio a larelación entre apellidos y tierra. No es mi pretensión incidir en estudios desobra conocidos sobre las estructuras sociales: en las sociedades del AntiguoRégimen, la gran propiedad agraria controla la vida política y la cultura. Creoobservar esta perspectiva en monografías recientes sobre La Palma que sigoen este trabajo porque aportan una extraordinaria información, abundante ybien tratada. Me fijo en cuatro casos sintomáticos. En primer lugar, unosapuntes —a mi juicio— inéditos sobre los Ayala Rojas, el conde de La Go-mera y sus hermanos, a finales del siglo XVII. En la misma época, con algu-nos años de diferencia, nos fijamos en los Lugo-Viña Massieu, en los Val-cárcel Lugo y en los Massieu Monteverde; todos ellos, emparentados porsucesivos matrimonios.

1.1. Ayala Rojas

Viera y Clavijo recoge la unión del conde de La Gomera y señor de El Hie-rro con los Vandale como la clásica convergencia de intereses entre noblezay burguesía: el conde aporta el prestigio y la respetabilidad y la novia Van-dale, el dinero. Diego de Ayala Guzmán y Castilla casa con María van Daley van de Werbe. Ya don Diego de Herrera, su padre, había enlazado con lanoble casa de Monteverde o Groenenberg, poseedora de los ricos ingenios deTazacorte y Argual. Descollaba en la misma isla otra familia flamenca, alia-da de ésta. Pedro van Dale, quien en su matrimonio con Doña Margarita vande Werbe procreó a doña María van Dale van de Werbe, cuya riqueza y her-mosura la hacían entonces uno de los partidos más importantes de las islas.Tal fue la digna esposa de don Diego de Ayala Guzmán y Castilla, primogé-nito de nuestro conde de La Gomera5. Esta unión queda reflejada en docu-mentación de comienzos del siglo XVIII6, en la que la Administración recla-

4 LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B. Op. cit., pp. 223 y 225. Con el paso del tiempo y losproblemas económicos, Dionisio O’Daly se convirtió en defensor acérrimo de la oligar-quía palmera. Ver: ARBELO GARCÍA, Adolfo. Los Massieu Monteverde de La Palma:familia, relaciones sociales y poder político en Canarias durante el siglo XVIII. [SantaCruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria]: Idea, 2009, p. 303: «en la década delos 80 se transforma —O’Daly— en uno de los más acérrimos defensores de la «terrate-nencia» palmera».

5 Así lo recoge ARBELO GARCÍA, Adolfo. Op. cit., p. 23.6 ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN): Clero, legajo 1846.

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ma a los herederos de los Ayala Rojas atrasos en el pago de algunos impues-tos derivados de sus bienes en relación con los rendimientos del ingenio deTazacorte.

Diego de Guzmán Ayala y Rojas, conde de La Gomera y señor de ElHierro, y su esposa María Vandale y «Vandeverde» tuvieron cinco hijos:Gaspar de Ayala Rojas y Guzmán, conde de La Gomera y señor de El Hie-rro, Diego Xuárez de Castilla Ayala y Rojas, Pedro de Ayala Rojas y Guz-mán, Antonia de Ayala y Rojas y, finalmente, Inés de San Diego y Rojas,monja en el convento de Santa Clara. Los padres, «vesinos que fueron de laysla de la Palma». Parece que en 1658 los tres hermanos (Antonia ha muer-to, dejándoles como herederos, y a Ynés se le asignan unas cantidades ade-cuadas) hacen un reparto de los bienes heredados tanto en La Gomera comoen La Palma para evitar disensiones y reclamaciones. El patrimonio reparti-do en La Palma incluye estas cantidades y conceptos:

—143.000 reales en que se valoró el décimo que correspondió a la ma-dre en el ingenio de Argual, con sus cañaverales, aguas, tierras de pan,las casas principales y las demás anejas.

—18.000 reales, valor de las dos casas de sus padres en La Palma (11.000y 7.000 respectivamente).

—8.800 reales del décimo indiviso del ingenio.—9.500 reales de la venta de una viña en Breña Alta.—38.302 reales que les adeudan varios parientes sobre el décimo de Taza-

corte. Recordamos: D. Pedro de Sotomayor Topete, casado con Geróni-ma Vandale, «nuestros tíos»; Lucas Sotomayor Topete y las hermanas Anay Gerónima Sotomayor, Melchor Monteverde, María Vandale y Monte-verde, Ana de Monteverde y Ana Vandale de Flandes. En algunas canti-dades aparecen como deudores efectivos los hermanos Nicolás y DiegoMassieu y, en otra ocasión, como beneficiarios, los herederos de Juan deGuisla.

—Otras cantidades en monedas, joyas y plata en las casas de La Palma,llegándose a la cantidad final de 513.936 reales y 2 cuartos, de los quese deben rebajar por diversos conceptos 141.035 reales y 6 cuartos, loque finalmente deja a cada uno: 166.334 reales y 6 cuartos. Asumenotras obligaciones; entre ellas, la de pagar cada año 52 ducados cadauno para responder de los 3.170 ducados (un 5%) en que se dotó a suhermana al ingresar en Santa Clara.

Finalmente, se remontan al origen del ingenio y retoman sus contactos conFlandes. Todo ello, en virtud de la «scriptura del caballero Pablo Vandale,nuestro bisabuelo, natural y vecino de Amberes, a favor de Pedro Vandale,nuestro abuelo, muerto en La Palma, de quien procedió Pablo Vandale, señor

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de Lilos en Flandes, y Dña. Ana Vandale y Dña María Vandale nuestra ma-dre, que vino a tener como dicho es la tercia parte sobre los dichos quatroquintos»7.

1.2. Lugo-Viña Massieu

Los apellidos se entremezclan; y las propiedades. Veamos el caso de losLugo-Viña Massieu en el siglo XVIII8, estudiado por Lourdes Arvelo Gil, ala que seguimos en estas líneas. A comienzos del XVII se establece en LaPalma el capitán Nicolás Massieu Donest, natural de Rouen, como apodera-do de Pedro Vandale (Lourdes Arvelo precisa: «afincado en Flandes», mien-tras los hermanos Ayala Rojas —acabamos de verlo en unas líneas más arri-ba— dicen que Pedro Vandale, «nuestro abuelo, muerto en La Palma»), quien«a finales del siglo XVII» se casó con Ana Vandale y Coquiel, hija mayorde su patrón. No se entiende bien esta afirmación, que puede ser un desliz,teniendo en cuenta que Nicolás Massieu Donest vive, según los datos de laautora, entre 1578 y 1650. Este matrimonio es el punto de partida de lafortuna de los Massieu, su ascenso social y político en la isla, ostentandocargos militares, en la política local y en el entramado de poder inquisito-rial. Según la autora, Nicolás Massieu tenía a su merced a los Vandale, suscuñados, dado que había comprado a la Corona la jurisdicción señorial delos lugares de Argual y Tazacorte. Sin más información sobre el particular,sí se sabe que Nicolás y su hermano Diego debían algunas cantidades a losAyala Rojas9.

Un nieto de Nicolás Massieu, nacido en 1671, en los años en que se estápreparando la Bajada de la Virgen, recoge la herencia de los Massieu Vanda-le y la de los Monteverde. Juan Massieu Vandale y Monteverde hace testa-

7 Ver: LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B. Op. cit., pp. 182-183: «Estas haciendas [Argual yTazacorte] vinieron a ser divididas en 10 porciones entre los descendientes de Don Pe-dro Vandala y de su mujer Margarita Vandewerbe (sic) y los de Don Melchor y DonDiego de Monteverde [...]»; de ahí el nombre de décimo. En las pp. 371 y 372, detallael origen, la compra inicial y la partición entre los cinco hijos de Jácome de Monteverdeen agosto de 1531. La transcripción de los apellidos y topónimos de Flandes es muyvariada. Se transcribe tal cual aparece en cada ocasión.

8 ARVELO GIL, Lourdes. «El archivo Lugo-Viña Massieu, fuente para la historia económi-ca y social de La Palma en el siglo XVIII». En: Francisco Morales Padrón (coord.). XV

Coloquio de historia canario-americana. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insularde Gran Canaria, 2002, pp. 1382-1399. En ARBELO GARCÍA, Adolfo. Op. cit., ver losapéndices I, II, III y IV, con la genealogía de las familias Van Dale, Massieu Vandale yMassieu Van Dale Monteverde.

9 Ver arriba la partición que hacen los tres hermanos, tal como se refleja en: AHN: Clero,legajo 1846.

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mento el 9 de octubre de 173010 —que podemos conocer por el minuciosoestudio que de él hace Lourdes Arvelo— pero aún hay donaciones firmadaspor él en fechas posteriores, procedentes, al parecer, del inventario post mor-tem. De él entresacamos estos datos que refuerzan la idea subyacente en estetrabajo: la Bajada de la Virgen, expresión profundamente religiosa, respondea las preocupaciones propias de gentes dedicadas al cultivo de la tierra y alcomercio internacional, profundamente imbricados. Es el agua que no llega yque las plantaciones de caña están pidiendo a gritos, así como los campos decereales y los viñedos.

El testamento de Juan Massieu Vandale y Monteverde es rico en detallessobre la vida familiar, la vida social, el bienestar doméstico, etc. Pero nues-tra perspectiva es otra: la tierra y cuanto la rodea. Posee una importante ha-cienda en la villa de Mazo, pero sus posesiones están por «toda la isla perode forma especial en zona meridional». Refiere casas bodegas, sin concretarubicación, la «bella hacienda de Veloco», reparto del Llano de Argual con losherederos de Pablo Vandale, y las «abundantes tierras de secano repartidas portodo el valle y Tijarafe, dedicadas al cultivo de cereales» para abastecer a losoperarios de los ingenios. Tierras en Tijarafe, en Tacande, una hacienda deviña y frutales en Las Manchas, hacienda en Tamanca, viñas en El Mocanal,La Asomadita y Tigalate. Como símbolo de poder, en la ciudad está la Quin-ta Verde, propiedad de un hijo de Juan Massieu Vandale y Monteverde.

1.3. Valcárcel Lugo

Poseemos información sobre otras familias palmeras en estos momentos dela segunda mitad del XVII e inicios del XVIII con grandes intereses agrícolasy comerciales. Hay un serio estudio sobre la contabilidad de los Valcárcel yLugo11 que refuerza esa imagen que pretendo trasmitir sobre La Palma en losmomentos en que nace nuestra Bajada de la Virgen. Los Valcárcel y Lugo,objeto del estudio, padre e hijo, abarcan un espacio temporal que va de 1607a 1710. Algunos de sus antepasados participaron en la conquista y coloniza-ción de la isla. Este hecho y sus propiedades les proyectan a la vida política

10 La autora expone la extraña situación de Juan, recogido en el convento de San Francis-co durante veintidós años. Todo ello relacionado con el asesinato de Carlos Cart, segúnla información de Juan B. Lorenzo Rodríguez, expuesta detenidamente en: ARBELOGARCÍA, Adolfo. Op. cit., pp. 35-42.

11 RODRÍGUEZ BENÍTEZ, Pedro J. «Gran propiedad y relaciones de producción en La Pal-ma durante la segunda mitad del siglo XVII: la contabilidad de los Valcárcel y Lugo».En: Francisco Morales Padrón (coord.). XIV Coloquio de historia canario-americana. LasPalmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 2000, pp. 582-606. Lo quesigue es un resumen de este importante trabajo.

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local, ejerciendo cargos públicos en el ayuntamiento palmero y títulos decapitán de las milicias. Como no podía ser menos, también estaban integra-dos en cofradías y hermandades, elementos de sociabilidad y representaciónque completaban la imagen pública del individuo en una sociedad de «hono-res» propia del Antiguo Régimen. Los Valcárcel y Lugo, nos dice RodríguezBenítez, hacían sentir su presencia a través de sus casas, compartiendo espa-cio con las casas del Concejo y la parroquia matriz de El Salvador, aparte decapellanías vinculadas a la familia. En resumen: tierras, cargos públicos yvinculación con la Iglesia a través de patronazgo y limosnas.

Según el estudio que resumimos, las tierras de los Valcárcel y Lugo pro-ceden de herencias de los Van de Walle, los Monteverde y los Valcárcel, alas que añadirán nuevas adquisiciones a través de compras. Para llegar aAndrés Valcárcel Lugo tenemos que hacer un recorrido por toda una serie dealianzas matrimoniales en el más puro estilo del Antiguo Régimen. Se iniciacon Andrés Lorenzo El Viejo, casado con Inés Crespo, y su hijo Andrés Lo-renzo Crespo, casado con Beatriz Salgado Monteverde; sigue con AndrésLorenzo Salgado, que contrae matrimonio con Beatriz Monteverde Guisla,quienes tienen por hija a Ana Lorenzo Monteverde, casada con su primoAndrés Valcárcel Lugo. Esta línea recta es el resultado de una serie de ma-trimonios que enlazan a los Vandale y a los Guisla. Por línea paterna, AnaLorenzo Monteverde es nieta de Andrés Lorenzo Crespo y de Beatriz Salga-do Monteverde, y, por línea materna, de Pablo Monteverde y Vandale y deMaría de Guisla y Salgado; y podemos remontarnos a Melchor —todavía—Groenenberg y María Vandale, padres de Pablo Monteverde Vandale. Por otraparte, María Guisla y Salgado es hija de Diego de Guisla van de Walle y deBeatriz Salgado Valenzuela, su cuarta esposa12.

Las tierras de los Valcárcel Lugo estaban situadas en Puntallana, SanAndrés y Sauces y Santa Cruz de La Palma, con otras posesiones menoresen Tazacorte y Las Breñas. La hacienda más importante estaba en La Galga,«de mar a cumbre», otras en el barranco del Río y en el de Quintero.

Completa el trabajo el estudio sobre las relaciones con los trabajadores,es decir, los arrendatarios, aparceros y otras personas vinculadas. Se da cuentade la existencia de sesenta y siete medianeros en tierras de trigo y ochenta y

12 Ver: Antepasados de Mayec Rancel Seral. En: Users.skynet.bel/sb275037/rancel/arbol13-esp.html; sobre todo, la cuarta parte, generaciones 12º, 13º y 14º. Todo este campo depen-de básicamente de: FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Francisco. Nobiliario de Canarias. LaLaguna: J. Régulo, 1952-1967, 4 vs. Un resumen escueto, en: ZÁRATE Y CÓLOGAN, Melchorde. Genealogías y heráldicas de apellidos del archipiélago: citados en el «Nobiliario deCanarias». La Orotava: [s. n.], 2003.

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dos en viñas13. El autor deja una ventana abierta: un análisis como éste es unmero indicador; habría que disponer de otras contabilidades de estas u otrasfamilias para obtener una imagen de la sociedad palmera de mediados del sigloXVII, caracterizada por una cierta escasez monetaria y precios estables de lassubsistencias (a excepción del trigo) y de una dependencia de los mercadosinternacionales14.

1.4. Massieu Monteverde

Interesaría conocer detalladamente asimismo las posesiones de los MassieuMonteverde15. Tenemos afirmaciones generales al respecto que confirman lariqueza agraria de esta rama de la familia. Así, se nos dice que a pesar de nohaber sido beneficiados con grandes lotes de tierras y aguas en el reparto deladelantado Fernández de Lugo, supieron acumular un sustancioso patrimonioa través de compras, convirtiéndose en ricos propietarios agrarios, lo que leshace interesarse estrechamente por las incidencias climáticas. En las conclu-siones se insiste en que son grandes propietarios rurales por su participacióny protagonismo en la producción y comercialización de los principales culti-vos de exportación de Canarias. Por eso entendemos su preocupación cuandoen 1721 expresa el temor de que no se cogerá para poder sembrar la tierra,por lo que, en ese año y en otras ocasiones similares, realizan grandes im-portaciones de trigo.

1.5. Otros

Una información adicional se refiere a las particiones de bienes entre loshermanos Sotomayor Massieu el 19 de octubre de 1716. A Juan Agustín deSotomayor Massieu, capitán de caballos y regidor perpetuo de la isla, le hancorrespondido dos fanegas de tierra, que da en arrendamiento. Pero en 1774,Pedro Sotomayor Vandale, heredero, «Señor de Lilos y Suilan [otras grafías:Liloos y Zuilan], Patrono del colegio de San Bernardino de la ciudad de Lo-baina», da en renta a dos vecinos treinta fanegas de tierra de sembrar en LaBarrera (Tigalate)16.

13 Ver nota 3.14 Ver nota 10.15 ARBELO GARCÍA, Adolfo. Op. cit. El libro estudia detenidamente las estrategias matri-

moniales de la familia a fin de mantener el poder político local y dar el salto a institu-ciones superiores. Las referencias a las propiedades agrarias son genéricas, tal como serecoge en el texto, y vienen en las pp. 19, 386, 395-396 y 418.

16 AHN: Clero, legajo 1834, Tributos del convento de Santa Clara.

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1.6. Cofradía del Carmen

Para redondear el tema desde otra perspectiva, la de los «no propietarios» entodas sus fórmulas (de aparcería, medianería u otras), habrá que recurrir a ladocumentación de la cofradía del Carmen de la parroquia de El Salvador,fundada en 165917, que presta dinero a rédito a particulares, tanto en la ciu-dad como en el campo, bajo la fórmula clásica de la constitución de censos.Las actas de la cofradía están llenas de préstamos a favor de cosecheros yagricultores en general, sin que falten los créditos concedidos para otros fi-nes. Los beneficiarios de los créditos los avalan con tierras que poseen ocultivan. Incluso, los mayordomos de la cofradía, los Fierro, que ostentancargos públicos en la ciudad y responsabilidades políticas, sabemos que sonpropietarios y arrendadores. He aquí algunos datos:

—En abril de 1677, Gaspar Lorenzo y su mujer María de la O, vecinosde «Beloco», reciben en préstamo la cantidad de 200 reales, al 5%, ava-lándolos con «tres suertes de tierra [...] en el barranco de la Madera,con sus árboles, ladera de baños. Una suerte heredé, las otras compra-mos a Agustina Rodríguez (vecina de Garafía) nuestra hermana y cu-ñada y la suerte que tocó a Bartolomé Hernández, nuestro suegro».

—En 1687 Juana de Villalobos obtiene de la cofradía un préstamo de 200reales a un interés del 5% anual, avalado por unas «tierras de pan sem-brar» en Puntallana, junto a la Cruz de la Pasión, que limitan por arri-ba con la cumbre, por abajo con el mar, por un lado con tierras delmaestre de campo don Miguel Abreu y Rexe y por otro con un barran-quillo.

—Enumeremos aún: 1689. Juan Domínguez Manrique garantiza un cré-dito de 500 reales con sus tierras de pan sembrar en Los Llanos, «don-de disen Ariana». Juan Domínguez redime pronto este censo y, en 1693,Juan Alcalá Vergara, también de Los Llanos, se beneficia de ello ob-teniendo un préstamo de 300 reales.

—Añadamos: 1698. Otro censo de 25 reales de intereses (calculados a 5%,el prpl es de 500 reales) a nombre de Mathías de Escobar y Roxas.Hipoteca tierras en Buenavista-Los Martos, lindantes con tierras de Juande Guisla Pinto, camino real, tierras de Juan de Ríos y de don Jacobode Brrier (sic, por Brier) y Monteverde. Como testigos figuran el ca-pitán Rafael Smaley, Manuel López Abreu y el capitán Pedro BazarraCamaño.

17 RODRÍGUEZ LORENZO, Juan B. Op. cit., pp. 35-36; aunque parece restarle importancia,reduciéndola poco menos que a alguna fiesta. Sin embargo, desempeñó una función eco-nómico-social de cierta relevancia. Parecida función desempeña, asimismo, la cofradía deJesús Nazareno, del convento de Santo Domingo, fundada en 1667. Ver: IBIDEM, p. 37.

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—En 1702, Pedro Simón, el mozo, obtiene otros 300 reales al 5%, ga-rantizando el pago de los intereses con «tres fanegas de tierra en unsercado con su era en Tacande [...] y por fanega y media que compréa Juan Pérez, para cuyo efecto tomé a tributo estos 300 reales».

—1707: otro censo de 400 reales de principal y 12 de rédito lo solicitael capitán Pablo Lorenzo Monteverde; hipoteca tierras en El Mocanal,lindantes con camino real, tierras de don Francisco Gerónimo de Acu-ña y Guisla, y de Matheo Hernández Camillón, hacienda de MelchorPérez y del capitán Rafael Smalley.

—En 1734 Juan Álvarez Vallejo «compra» a la cofradía 300 reales a cam-bio de un «tributo» anual del 3%18, garantizados por sus tierras en elbarranco de «Aguaciencio», en Breña Alta, con cepas de malvasía yvidueño y con dos cercados en la banda de «Tijuia».

—En 1736, Gaspar Pérez, de Breña Alta, está debiendo a doña MaríaMassieu 250 reales que le ha prestado para «retratar otra tanta canti-dad de tierra a Mateo Álvarez, a quien le vendió María Francisca, mihermana, que todo está incorporado en un sercado». En su testamento,María Massieu cede esta cantidad a la cofradía, a la que deberá seguirpagando intereses Gaspar Álvarez.

—Hay peticiones, en resumen, de Los Llanos (5), Mazo (3), Breña Alta(5), Velhoco (2), Puntagorda, Tijarafe y Puntallana. No sólo para tie-rras de pan sembrar; también para viñas19.

Tales elementos configuraban este tipo de sociedad que dependía del cli-ma y que decidió acudir de una manera muy especial a la Virgen de las Nie-ves; un factor no económico, obviamente, pero de un alto valor social y cul-tural como refuerzo de la identidad de los palmeros. En esos momentos sehabían fusionado los descendientes de los conquistadores con los de Flandes20,Portugal y otros inmigrantes posteriores ingleses e irlandeses. Los apellidosy los nombres lo dicen todo con más claridad que las contabilidades, pero la

18 A partir del 12 de febrero de 1704, el interés ha bajado al 3%: «treinta y tres mil elmillar y un tercio» (AHN: Consejos, libro 1475), anulando la ley 12, título 15 del libro5º de la Nueva Recopilación, que establecía el 5%: «veinte mil el millar».

19 BRAVO LOZANO, J. «Cambio y permanencia: la cofradía del Carmen de la iglesia de SanSalvador en la ciudad de Santa Cruz de La Palma: algunos aspectos de su actividad enlos XVII y XVIII». Revista de historia canaria, t. XXXV, n. 170 (1973-1976), pp. 133-148. A partir de 1718 aún se conceden tres préstamos sobre viñas. Dionisio O’Dalyposeía viñas como otros grandes propietarios. Así pude verlo en AHN: Clero, legajo 1836,dedicado a la ermita de San Sebastián; O’Daly aparece allí como propietario de las vi-ñas que han sido del «ayudante» Juan Machín. El legajo estaba en malas condiciones.

20 VIÑA BRITO, Ana. De Brujas a La Palma: Luis Van de Walle el Viejo y la consolida-ción de un linaje. [Santa Cruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria]: Idea, 2009.Esta monografía presenta bien el modelo de integración de los flamencos, y la tomo comoreferencia en un campo que cuenta con una bibliografía abundantísima.

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Bajada de la Virgen fue un factor de primera calidad para reforzar la identi-dad palmera.

Ahora bien, las tierras, necesitadas de lluvias oportunas y el comercio, tandependiente de coyunturas internacionales, dejaron otras huellas en la socie-dad palmera de la época. Tierras y cargos políticos y militares iban unidos, yqueda bien claro en el caso de los Massieu Monteverde21 y en cualquier otroapellido que escojamos22.

1.7. Vida religiosa femenina

Dejamos de lado los cargos desempeñados por estos apellidos y desviamosnuestra atención a las mujeres. Como el tema es demasiado amplio, haremosun brevísimo recorrido por una clase especial: las monjas. Un trabajo sobreel particular exponía hace poco que el único convento de Las Palmas durantelos primeros cuarenta años «se nutrió preferentemente de hijas de familias quecontrolaban la tierra y el comercio a la par que monopolizaban los órganosde gobierno y los principales cargos militares locales»23. Aun con la escasezde datos para La Palma en este aspecto, creo que se puede aceptar tal puntode vista. He aquí unos listados de monjas palmeras en el convento de SantaÁgueda, profesión de Santa Clara, en 1728-1731, 1766 y 176824. Se trata deextractos de los censos pagados al convento por sus préstamos a particularesy suelen venir firmados por las monjas y un fraile franciscano. En primerlugar, ofrecemos el referido a 1728-1731:

—Beatriz de Sta. Margarita de Acuña y Roxas, abadesa.—Geronima de Sta. Ynés Guisla.—Ana de la Cruz Sotomayor (a veces, «Ana Teresa»).—Margarita Theresa de S. Henrique Spiter (lectura más clara en otros

documentos: «Spice»).—Teresa de San Gerónimo Gabriel Bergara.

21 Ver nota 14 y ARBELO GARCÍA, Adolfo. Op. cit.22 El apellido Fierro enlaza con los Massieu, Sotomayor, Van de Walle, Castillo-Olivares

«y otros»; ver: ZÁRATE Y CÓLOGAN, Melchor. Op. cit., p. 36.23 ALEMÁN RUIZ, Esteban. «Grupos de poder, familia e Iglesia en Gran Canaria en el si-

glo XVII». Vector Plus: miscelánea científico cultural, n. 8 (1996); IDEM. «Reflexionessobre la profesión religiosa femenina en Canarias en el Antiguo Régimen». En: Fran-cisco Morales Padrón (coord.). XIV Coloquio... Op. cit. La bibliografía sobre la vida re-ligiosa en la época es inmensa, así que remito a la que aporta este autor. Uno de loscontenidos más abundantes en la documentación del Archivo Histórico de Protocolos deMadrid es, precisamente, el referido a las dotes de religiosas, de las que poseo decenasde fichas.

24 AHN: Clero, legajo 1834.

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—Sor Leonor de S. Phelipe Abreu y Reje (a veces, «Leonor Tereza»).—Theresa de S. Geronimo Masiu (sólo firma el 8 de agosto de 1731).—Sebastiana Ignasia de S. Nicolas.—Manuela de Sta. Maria Obiedo.—Ysabel de San Antonio Roque y Casanova.

Años después, el 11 de octubre de 1766, se enumeran estas monjas:

—Mauricia de S. Rafael Mendes y Pas, abadesa.—Doña Ynes de Sta. Bárbara Pogio.—Luisa de San Joseph Monteverde.—Ysavel de la Encarnacion Spiter.—María de los Ángeles San Jorje Montero.—Petra de S. Alexandro Albertos y Alvares.—Sor Clara de S. Francisco y Felipe «Volcana».—Josepha de Sta. Clara Albertos.—Ana de S. Juan de Jesus Guisla.

Un documento de constitución de censo de 12 de diciembre de 1768 daeste listado de monjas firmantes25:

—Soror Josepha de S. Andrés Pintado, priora.—S. Niculasa de San Simón Cavesola y Salazar, supriora.—S. Leonor de San Florencio Salazar de Frías.—S. Antonia de San Antonio Salazar de Frías.—S. Maria Feliciana de San Mauricio Smaley.—S. Josepha María de Jesus Leria.—S. Maria de San Xptobal Tey, maestra de novicias.—S. Francisca Porcia de San Juan Bautista.—S. Josepha de San Bernardo de Silva.—S. Maria de San Joseph de Silva.—S. Angela de Sta. Ysabel Tey.

En esos momentos, de hecho, en el convento hay tres monjas de apellidoPintado, aparte de la priora: una San Julián Pintado, otra San Antonio Pinta-do y la tercera, Santo Domingo Pintado26. En una carta del convento a lossuperiores de La Laguna para solicitar permiso para comprar dos casas anexasal convento, aparecen otros nombres: soror Francisca del Sacramento Vina-tea, superiora; una soror Quiteria de San Antonio Salazar y Frías (que puede

25 AHN: Clero, legajo 1836 (cuaderno dedicado a la iglesia parroquial de El Salvador).26 Pero, además, el capitán Antonio Julián Pintado tiene al menos cuatro descendientes en

las Indias. Ver: BRAVO LOZANO, J. Op. cit., p. 140.

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ser la que en el listado aparece como «Antonia»), soror Ángela de Santa Isa-bel Tey, que se completa con el «Mendoza», y soror Francisca de San JuanMachín.

Por otra parte, conocemos que en 1641 ha ingresado en Santa Clara Anadel Rosario Guisla, y pocos años después, en 1659, también está en estemonasterio Ynés de San Diego Rojas27. Ana del Rosario es hija del capitándon Diego de Guisla «Bandeval» y de su mujer Beatriz Corona y Castilla,quienes hacen efectivo el importe de la dote, valorada en 1.000 ducados, sien-do testigos, entre otros, don Luis «Vendoval de Servellón y Vrito». Por lo quese refiere a Ynés de San Diego Rojas, ya sabemos que es hija de Diego deGuzmán Ayala y Rojas, conde de La Gomera, y de María Vandale y Van-dewerde, quienes le dejaron 3.170 ducados, por los que cada uno de sus treshermanos se comprometía a pagar 52 ducados de réditos al año.

No podemos hacer lo mismo con las demás monjas del listado, pero losapellidos nos remiten, en conjunto, a familias asentadas en los siglos XVI yXVII. A medida que avanza el Setecientos, se suman nuevos apellidos a lostradicionales. Aparece el apellido Tey, hijas de médico inglés. Pero llama laatención que no haya una sola monja de los Fierro. En otro orden, digamosque, según Viera y Clavijo, el convento de Santa Catalina, de madres domi-nicas, fundado en 162428, contaba hacia 1780 con treinta religiosas29.

2. UNA FIESTA EN LA CORTE: LA CAPILLA REAL DE FELIPE IV, CEREMONIALINTEGRADOR

Abandonamos La Palma, pero no el concepto que nos reúne: la Bajada de laVirgen como núcleo de una fiesta. Nos vamos al Palacio Real de Madrid aobservar ceremoniales y fiestas, entorno que expresa la unión de sentimien-tos y la profesión de unas creencias, religiosas «católicas», es decir, válidasen la Capilla del Palacio Real de Madrid y en la ermita de la Virgen de lasNieves de La Palma. La leyenda de las tablas laterales del oratorio del obis-po Bartolomé García Ximénez, fundador de la Bajada, están redactadas en un

27 AHN: Clero, legajos 1834 y 1846. Aunque ubicado en Clero, este legajo es de contenidopuramente económico y contiene la partición de bienes de los hermanos Ayala Rojas,como se ha dicho más arriba. Me parece adecuado conservar la grafía de los apellidostal como aparecen en la documentación.

28 LORENZO RODRÍGUEZ, J. B. Op. cit., p. 144; la fecha es 1626.29 VIERA Y CLAVIJO, J. Noticias de la historia general de las Islas Canarias. Introducción,

notas e índices a cargo de una junta editora bajo la dirección del Dr. D. Elías SerraRáfols. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1952, v. II, pp. 347-348.

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Anónimo canario. Refugium peccatorum, ca. 1700.Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves

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lenguaje culto, cortesano, como corresponde a las escenas que representan30.Ese Consolatrix Afflictorum, la procesión con el trono de la Virgen al fondo,la ermita en perspectiva y una cortina difuminada como intuida lluvia bené-fica detrás de los hábitos procesionales, sotanas, roquetes y bonetes, se acla-ra con estos versos marcadamente barrocos: «A TU PRESENCIA NEVADO / ELMONGIBELO PALMESE / ZELOS LE DIO AL EXQUILINO / NUEVAS GLORIAS A TUNIEVE». Un lenguaje común en la España de la época que podía oírse, porejemplo, en el teatro de Calderón («Si el Volcán / si el Mongibelo / si elVesubio se opusiera / entrara por todos ellos»; o también: «Qué Etnas, quéMongibelos / qué Vesubios, qué Volcanes»31), por no remontarnos a toda unatradición humanista europea, que cuenta con la traducción que Fr. Luis deLeón hace de la Eneida. En efecto, en el libro tercero de la Eneida, el textolatino cita expresamente las erupciones del Etna, pero fray Luis no duda entraducirlo por «Mongibelo». Así:

Mas suena cerca el Mongibelo con terrible ruido y a las veces humea ha-cia las estrellas. Una nube negra levantada hacia las Estrellas con el negrotorbellino y las pavesas ardiendo, y los montes de llamas que se levantan,no cesan hasta tocar las Estrellas. Otra vez con el resuello despide de síunos peñascos, y con gran ruido arroja de sí a montones las piedras des-hechas y hierve desde el lo más hondo del abismo32.

Y es que muchos palmeros aceptarían esta descripción después de haber vistoel volcán de Tigalate (1646), un Mongibelo propio —no en la lejana Sicilia—,o el de San Antonio en 1677. Por lo demás, es conocida la historia del Esqui-lino, glosada en la otra tabla del altar del obispo: «VENCIÓ EL TIEMPO TU CLE-MENCIA / PARA REFUGIO NUESTRO / DELINEASTE CON TU NIEVE / EN EL EXQUI-LINO UN TEMPLO». Resumiendo: la Bajada de la Virgen se produce en un contextoisleño propio —agricultura, grandes familias, aparceros o arrendatarios, comer-cio marítimo escaso— y también en un mundo cultural barroco, cuya máximaexpresión viene dada por los ceremoniales de Corte.

Presento lo que se vive en la Capilla Real, centro físico y espiritual delPalacio Real de la Corte. Un conjunto de fiestas, ritos y ceremonias en torno

30 No encaja bien que esas tablas correspondan realmente a un altar del obispo BartoloméGarcía Ximénez, porque representan escenas que son consecuencia de la visita; por tan-to, pudieron haber sido pintadas con posterioridad a la institución de la Bajada, reco-giendo en imágenes el contenido de los hechos.

31 IGLESIAS FEIJOO, Luis. «En el texto de Calderón: teatro y crítica textual a propósito deLa vida es sueño». En: www.cervantesvirtual.com, p. 49. El tema del volcán, metáforade la pasión, llena el teatro del Siglo de Oro. Y nunca falta nuestro Mongibelo, biensea en combinaciones binarias o en ternas o en conjuntos de cuatro.

32 Los seis libros primeros de la Eneida de Publio Virgilio Marón traducidos en prosa cas-tellana por el maestro fray Luis de León. Valencia: En la oficina de los Hermanos Orga,1795, t. III, vv. 575 y ss.

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Anónimo canario. Consolatrix aflictorum, ca. 1700.Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves

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a la imagen sacralizada de la realeza, no del rey concreto, el Felipe IV enton-ces reinante. A mi juicio, aunque los escenarios geográficos son diferentes,el sustrato cultural barroco permite este salto, pues nos mantenemos en elámbito conceptual de la fiesta barroca. Si toda fiesta es fiesta en todas partes—valga la redundancia—, cada fiesta es única porque los festejantes la indi-vidualizan y la cargan de sentidos y sentimientos propios individualizados.Pero la fiesta es universal. En el caso particular que ahora exponemos, sonválidas las apreciaciones de Bonet Correa:

En el barroco, con el triunfo del poder absoluto, la fiesta se convierte enun teatro en donde resplandece el triunfo del soberano. En la Roma de losPapas, la España de Felipe IV, la Francia del Rey Sol [...], las celebracio-nes extraordinarias [...], los traslados de reliquias y otros hechos profanosy religiosos [...] daban la ocasión de una gran fiesta33.

En esta línea, aportamos una interesante descripción de algunos ritualesde fiestas en la capilla del Palacio Real de Madrid. Estamos ante un espaciointegrador, según uno de los capellanes reales relativamente conocidos, elportugués Manuel Ribero. La Capilla Real es el corazón de Palacio. Física-mente, por su posición central y, políticamente, por su función integradora delos reinos y territorios que componen la Monarquía Católica. Lo es ademáspor sus meticulosos y solemnes ceremoniales, tanto los que tienen lugar den-tro de la capilla como aquellos otros que expresan su relación con otros tem-plos e instituciones religiosas. La capilla está destinada, como es obvio, parala celebración del culto en Palacio, pero con sus visitas de «cortesía» (comosubraya una y otra vez el cronista Ribero) a los templos madrileños y a lasórdenes o comunidades que los regentan, proclama y pregona al pueblo deMadrid tanto la grandeza del Rey como su magnanimidad y liberalidad34.

Curiosamente, un capellán siciliano de apellido Tortoretti, el portuguésRibero y un sardo de apellido Frasso son quienes nos han descrito el funcio-namiento de la Capilla Real en la etapa de Felipe IV como una metáfora vivade la capacidad integradora de la Capilla, función que cumple toda fiesta.Según las ordenanzas de Felipe IV de 1623, la Capilla contaba con cuarentacapellanes de la Corona de Castilla, catorce de las órdenes militares (cuatrode Santiago, tres de Calatrava, tres de Alcántara, dos de Montesa y dos de

33 BONET CORREA, Antonio. «La fiesta como metáfora». En: La España festejante: el si-glo XVIII. M. Torrione (ed). Málaga: [Servicio de Publicaciones, Centro de Ediciones dela Diputación de Málaga], 2000, pp. 11-14.

34 Son muy interesantes los puntos de vista antropológicos de Lisón Tolosana sobre el pa-pel de la realeza. Ver: LISÓN TOLOSANA, Carmelo. La imagen del rey: monarquía, rea-leza y poder ritual en la casa de los Austrias: Discurso de recepción del académico denúmero Excmo. Sr. D. — y contestación del Excmo. Sr. D. Salustiano del Campo Urba-no. Madrid: Espasa-Calpe, 1991.

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San Juan), catorce de Italia (seis de Sicilia, cuatro de Nápoles y cuatro deMilán) y diez de la Corona de Aragón. Estos datos corroboran esa visión in-tegradora que suma territorios, lenguas y estatutos diferenciados como unescaparate del concepto integrador.

Me voy a fijar en el capellán portugués Manuel Ribero, natural de Alle-greto (en Portugal), por la minuciosidad que utiliza en la descripción de lasfunciones y fiestas de la Capilla Real y, en especial, del último apartado, alque dedicaremos mayor espacio, como es la celebración del cumpleaños delmonarca.

Manuel Ribero —Ribeiro o Riveiro—, portugués, tiene una lejana ascen-dencia castellana, pero en su escrito, con todas las trazas de un borrador,abundan las alusiones a la capilla real portuguesa y expresiones portuguesasespontáneas. Ribero es cristiano viejo, de acuerdo con el testimonio de va-rios vecinos de Portalegre y Alegrete mismo. Pero además está inserto en unared de servicio eclesiástico. Un hermano es canónigo regular de San Agustínen San Vicente de Fora, y buen teólogo. Tenían, además, un tío canónigo enPortalegre, que fue enviado a Roma como agente del obispo, aunque no lle-gó a su destino, pues en el viaje cayó en manos de los turcos y murió en elcautiverio. Manuel Ribero ejerce su cargo entre 1623 y 164035.

El prolijo ceremonial de la Capilla Real tenía un significado político; enfrase de algunos especialistas:

Las fiestas y ceremonias, por debajo de las apariencias, se ordenaban bajoel signo del cálculo político. Por ejemplo, una de las fiestas más renom-bradas y en la que la corte pontificia sacaba a relucir todo su fasto era laEpifanía que, instituida tras el jubileo de 1301, simbolizaba a través de laadoración de los Reyes Magos a Cristo niño, la sumisión de todos lospueblos del mundo al magisterio de la Iglesia36.

Así que la Capilla Real se convierte en el escenario de un gran teatro delmundo en el que se representa la sociedad como debería ser, para lo que seanalizan y se refuerzan los vínculos políticos entre los diversos actores: el

35 ARCHIVO GENERAL DE PALACIO (AGP): Capilla, caja 72, expediente 5: Ceremonial dela Real Capilla compuesto por Don Manuel Rivero, capellán de honor de S. Mgd. ymaestro de Ceremonias de la Real Capilla. El expediente de Manuel Ribero, en: AGP:Capilla Real, Personal, caja 7793, expediente 8. Cuanto sigue es una adaptación resu-mida de un trabajo más amplio publicado en la publicación periódica Libros de la Cor-te, disponible en la página: https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=18785 (Con-sultado el 15 de mayo de 2017).

36 Mi colega Manuel Rivero, profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid, mepasa estos apuntes de trabajos en curso sobre las cortes virreinales italianas.

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papel del rey, el de los actores de reparto, el del gracioso, el del espectador,que, sin saberlo, ha recibido admirado una lección trascendente y atemporaly ha aprendido a ver cómo se resuelven los conflictos y a participar en la vidasocial no creándolos.

Esto nos permite apuntar diversos rituales introduciendo elementos a pri-mera vista anecdóticos, pero con una carga simbólica. Seguimos a Ribero ylo completamos con el desarrollo de los hechos que dan sus otros compañe-ros, Tortoretti y Frasso, capellanes como Ribero.

El rey, por ejemplo, el Jueves Santo, después de comer, recorre siete igle-sias de la Corte, acompañado por el limosnero mayor, y en cada iglesia searrodilla y echa de limosna un escudo de oro; según otra versión, no es elrey quien echa la limosna, sino que se la entrega al limosnero mayor y éstela hace en nombre del monarca. Todo es tan solemne y reglamentado quecuando en 1662 el limosnero se confunde y, en vez del escudo de oro, dejatan sólo un real de a dos de plata en la parroquia de San Juan, el sacristán dela parroquia reclama a palacio y ve cómo se atiende su reclamación: se leentrega el escudo de oro sin reclamársele la devolución del real de a dos deplata.

El ceremonial de la adoración de la Cruz el Viernes Santo es tan sobriocomo poderosamente expresivo. El rey, acompañado por el patriarca de lasIndias como capellán mayor y por el limosnero mayor, hace tres reverenciasa la cruz y se arrodilla para venerarla, depositando un escudo de oro envuel-to en una cinta de seda. En ese momento, el patriarca le entrega un listadocon los presos a los que se pretende indultar y «dice a S. M. que se sirva deperdonar la culpa de aquellos delinquentes, porque le perdone Dios las suyas.S. M. responde: Yo lo perdono»37.

Ribero recoge in extenso la «agenda» del rey. Agenda litúrgica, pero conun alto contenido político de integración —insisto—, uno de los ejes de todafiesta. Recorre las visitas que el rey hace a los conventos e iglesias de la Corte,manteniendo un equilibrio exquisito entre todos ellos. Los desplazamientostienen un sentido integrador y dispensador de la presencia regia, que a su vezha de traducirse en un apoyo incondicional al rey por parte de los beneficia-rios de la visita. Así, el 1 de enero, el rey va a la Compañía de Jesús; el 7 demarzo toca desplazarse a Santo Tomás; el 28 de agosto a San Felipe «El Real»a celebrar la festividad de san Agustín; el 4 de octubre, fiesta de san Francis-co, «va el Rey a su casa»; el día 5, «Sta. Theresa, va el Rey a los carmelitas

37 FRASSO, Matheo. Tratado de la Capilla Real de los Serenísimos Reyes Católicos de Es-paña, nuestros Señores. Ms. Madrid, 1685, 2ª parte, f. 202r.

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descalzos» y el día 8 de diciembre «va el Rey a vísp[eras] y missa a las des-calzas, y lo mismo el día de octava».

Pero la ritualización y la jerarquización, característica de toda fiesta, alcan-za también las relaciones con el arzobispado de Toledo —y no podía ser de otraforma—. Madrid, sede de la Corte, pertenece al arzobispado de Toledo y de-pende del gobernador eclesiástico de la archidiócesis residente en Alcalá; de ahíque en la capilla real se incluyan cinco festividades propias del arzobispado. Elcalendario no olvida otras obligaciones del monarca, padre de todos sus súbdi-tos, rey y señor natural de territorios diversos. El 13 de junio, el rey acude alhospital de los portugueses a festejar a san Antonio, otorgando de esta formaun reconocimiento especial al reino de Portugal. No falta la conexión con Flan-des, que tiene su fiesta litúrgica el 29 y 30 de noviembre, aunque el rey no asistaesos días a la capilla real por hallarse en San Lorenzo del Escorial. Pero comola base de la monarquía son los reinos de España, el calendario recoge dos he-chos «fundacionales». El 2 de enero, «victoria del Reino de Granada», se cele-bra con vísperas, misa y sermón. El 25 de julio, Santiago, cobra una especialrelevancia. Litúrgicamente, es una fiesta de primera clase con octava, que seescenifica celebrándola «en capilla con avisso»38 y misa. Asisten los caballeroscon hábito y sus vestes blancas, y se sientan por su antigüedad. El rey tiene lacortina descubierta y «no assisten embajadores ni grandes». El día 1 de agostose celebra la octava de Santiago, desplazando a san Pedro ad vincula. Todavíauna fiesta más para Santiago, a 30 de diciembre, la traslación del apóstol, conasistencia de los caballeros de hábito, al igual que el 25 de julio39. Por lo de-más, el calendario señala otras presencias inexcusables para el rey. Hay quecelebrar san Isidro «agrícola», fiesta doble con su octava, patrono de Madrid,la villa asiento de la Corte. Otros santos merecen una celebración especial porsu vinculación con la monarquía, como san Isidoro de Sevilla y san Hermene-gildo. Éstas son las festividades —repetimos— a las que el rey asiste y que lepermiten identificarse con los valores de la monarquía, al mismo tiempo que losinculca a sus súbditos.

38 Sugiero sustituir avisso por vísperas, más coherente con la relevancia litúrgica y políti-ca de la fiesta del «patrón de Espanna», como recuerda el mismo Ribero. «Avisso» po-dría ser uno de los múltiples deslices de Ribero en este borrador.

39 Sobre la devoción de Felipe IV a Santiago y la cuestión del Patronato, ver: REY CASTE-LAO, Ofelia. «La disputa del patronazgo de la Monarquía: Santiago o Santa Teresa». En:José Martínez Millán y María Antonieta Visceglia (dirs.). La Monarquía de Felipe III:la casa del Rey. Madrid: Mapfre, 2007, v. I, pp. 227-245. Con un carácter más interpreta-tivo está la obra de: MÁRQUEZ VILLANUEVA, Francisco. Santiago, trayectoria de un mito.Barcelona: Bellaterra, 2004, especialmente, capítulo III (Mitomaquias), parte III, pp. 335-369, con las alternativas del patronazgo, el episodio teresiano y un san Miguel Arcán-gel en la reserva. Por su parte, Jauralde Pou estudia la participación de Quevedo en lapolémica: JAURALDE POU, Pablo. Francisco de Quevedo (1580-1645). Madrid: Castalia,1999, pp. 541-546.

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Ribero da un dato importante sobre la indumentaria real. En las fiestasde Nuestro Señor, Nuestra Señora y los apóstoles, en vísperas y en la misa,«sale el Rey siempre con el Tusón».

Toda fiesta tiene un motivo central, exalta algo o a alguien valiéndose deritos, ceremonias y símbolos variados. La capilla real resalta el carácter sa-cral del monarca a través de ceremonias específicas en días significados. Nosfijamos especialmente en cuatro celebraciones: la fiesta de la Epifanía o Re-yes, la imposición de la Ceniza, el lavatorio de pies del Jueves Santo y la fiestadel cumpleaños real.

2.1. Epifanía: ofrenda de los tres cálices

La fiesta de Reyes, con la ofrenda de los tres cálices, fue instaurada por Car-los V (al menos está en las constituciones de la capilla de 1545). Posiblementesea una apropiación de la festividad que el Sumo Pontífice instaurara en Romaen 1301. En España, Pedro El Ceremonioso introduce una función el 6 deenero en la que, durante la misa, el rey asumía el papel de los Reyes Magosy efectuaba una ofrenda de oro, incienso y mirra en un gesto de soberanareverencia40. Carlos V, que ya había sido identificado como uno de los tresMagos de Oriente en el cuadro de Marco Cardisco Adoración de los Reyes,comenzó a celebrarla como exaltación monárquica, incidiendo en la proximi-dad del rey con el entorno del Niño Dios41.

Hay varias versiones de la celebración de esta fiesta en la capilla real, quecomprende los actos litúrgicos propiamente dichos —canto de las vísperas ymisa— y un conjunto de ritos de alto contenido social y político oficiadosantes y durante la celebración42. En resumen: en el transcurso de la misa, el

40 HERNANDO SOTO, Carlos José. «El Reino de Nápoles de Fernando el Católico a CarlosV (1506-1522)». En: Ernesto Belenguer Cebriá (coord.). De la Unión de Coronas alImperio de Carlos V. Madrid: Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, 2001,v. II, pp. 80-88.

41 IBIDEM.42 ÁLVAREZ-OSSORIO, Antonio. «Ceremonial de la Majestad y protesta aristocrática: la Ca-

pilla Real en la Corte de Carlos II». En: J. J. Carreras y Bernardo J. García García (eds).La Capilla Real de los Austrias: música y ritual de Corte en la Europa Moderna. Ma-drid: Fundación Carlos de Amberes, 2000. El f. 364 recoge la que se contiene en: BN:Ms. 1064, ff. 178-179. El Ms. 14018/1, f. 9, ofrece una redacción, sin duda, anterior(por más breve) pues no menciona el monasterio de San Lorenzo entre los beneficiariosde la limosna real; en cambio aporta algún otro detalle más «institucional», a saber: lascopas las mandaba hacer y pagaba el limosnero mayor «y de ellas no llebaban ningúnderecho los de la Capilla». Ver: Constituciones de la Real Capilla de S. M. reynando elEmperador Carlos Quinto. Ms., 1545. Otra copia, en: BGP: II/2542, ff. 93-94.

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rey ofrece a Dios tres cálices que recibe el celebrante, como los Reyes Ma-gos ofrecieron al Niño Jesús sus tres dones. Para la acción física de la ofren-da, el monarca puede valerse de un personaje intermediario escogido no porsu piedad —que se les supone a todos los asistentes—, sino como medio deexpresar su voluntad política y la conveniencia de contar con uno u otro ges-tor, pues toda elección presupone un rechazo43. El ritual de la Epifanía, si-guiendo a Ribero, comienza con el canto de las vísperas de Pontifical el día5 y, a continuación, «datur simPssuim [sic, obviamente: «simposium»] seucompotatio» un refrigerio. El día 6, antes de la misa, se cantan maitines y, acontinuación, se celebra la misa, durante la cual «fit offertorium» (‘se hacela ofrenda’) de los tres cálices, de un valor aproximado de 100 ducados cadauno; a su vez, en cada uno va una ofrenda: una moneda de oro en el prime-ro, incienso en el segundo y cera en el tercero. Uno de ellos se enviaba lue-go al monasterio de San Lorenzo y los otros dos a las iglesias o monasteriosque el rey ordenaba a consulta del limosnero mayor. Ribero refleja la prácti-ca en su tiempo de esta forma:

El asistente mayor tomará la fuente en q[ue] el Rey a de poner los cálices,los dos diáconos asistentes tomarán los lados del Prelado y el teniente delimosnero traerá los tres cálices de la credence [‘credencia’] en una granfuente, puestos en línea recta oro, incienso, mirra. Estas cosas anssí dispues-tas, el m[aest]ro de ceremonias hará señal al sumiller para abrir la cortina;de la qual como saliere Su Magd., el Prelado se bolverá luego con la patenatomada con ambas manos por la parte inferior [...] entre los dos diáconosasistentes: Acompannan al R[e]y los embaxadores, grandes y mayordomos,y los Bpos [‘obispos’], q estubieren nel banco saldrán hasta la peanna delAltar. El Rei haze a la Reyna cortesía a la ida y venida [...]. Llegando el Reyante las gradas del altar, le haze cortezía y entretanto el maiordomo mayor yen su ausencia el más antiguo de los mayordomos, o el de la semana, ponela almohada con ósculo sobre la grada, y luego tomando el primer cáliz deoro, lo ofrece con demonstración de ósculo hazia el celebrante, levantándoloun poco lo pone en la fuente grande, y el Asistente maior, puesto de rodillasa la parte de la ep[ís]t[o]la, tiene con ambas manos. Luego, ofrecido el pri-mer cáliz, el Prelado aplica la patena, la qual el Rey besa, y el Prelado dice:«centuplum accipias et vitam aeternam possideas» o «sacrificium tuumacceptabile sit omnipotenti Deo» [‘que recibas el ciento por uno y poseas lavida eterna, que tu sacrificio sea acepto al Dios Todopoderoso’] [...] y en lamisma forma offrece los otros dos, y el Prelado dirá [¿dará?] la bendicióncon la Patena haciendo tres cruces; el qual [el Rey] se llevanta y echa cortezíaal Altar, se vuelve a la Cortina haziéndole todos al passar muy complidacortezía. El Prelado, tanto que el Rey dio las espaldas, se buelve con la pa-tena al Altar [...] y se proseguirá la Missa44.

43 M. Frasso recuerda que Felipe III le dijo expresamente al capellán y limosnero mayor,en 1614, que le sirvieran los cálices el Príncipe Vitorio de Saboya y, en 1615, el duquede Lerma; en otro momento rechazó al Nuncio Monti.

44 IBIDEM, capítulo III.

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Ribero insiste en que es competencia del limosnero mayor entregar loscálices al rey. Sin embargo, la etiqueta nunca fue tan rígida, en contra delparecer del maestro de ceremonias que era Ribero. Al margen el autor reco-pila lo sucedido en los siete últimos años:

Anno de 1633 celebró la Missa el Patriarcha don Alonso Pérez de Gusman.El duque de Medina Celi ministró los cálices al Rey tomándolos de lafuente q tuvo el teniente limosnero. Anno de 1634, ministró los cálices alRey el duque de Ariscot. Anno de 1635 los ministró el cardenal Espynola.Anno de 1636, el Almyrante de Castilla, y anno de 1637 el Condestable.El de 1638, el cardenal Borja. Anno de 1639 los dio el Príncipe al Rey.

Los nombres están profundamente relacionados con las opciones de ladiplomacia española del momento, que no nos compete describir aquí ni ahora.

2.2. El rey ensalzado (miércoles de ceniza)

La imagen del rey aparece con más nitidez en otros textos del ceremonial.Nadie puede tocar al rey, el cual solamente se somete a Dios, y únicamenteen nombre de su relación con la religión, alguien puede acceder casi al con-tacto físico. El ceremonial del miércoles de ceniza es toda una lección derefinamiento cortesano. En la capilla real, esta jornada es día de sermón, perotambién de imposición de la ceniza. Una vez la han tomado todos los pre-sentes, llega el momento del rey, que viene siguiendo el ritual protegido poruna cortina. El maestro de ceremonias hace señal al sumiller para abrir lacortina y el monarca sale de ella haciendo las cortesías de rigor a la reina;«embaxadores, grandes y Prelados y maiordomos acompañan al Rey», el ma-yordomo de semana pone la almohada en la grada del altar; «Su Magd searrodilla y con gran modestia y humildad recibe la ceniza, la qual antes delPrelado la tomar besará primero los tres dedos con q la a de tomar, y la pon-drá en la cabeza del Rey en modo de cruz sin tocar con los dedos en la ca-beza diziendo memento, etc., el Rey se llevanta, haze cortesía al Altar y to-dos a el bolverse a su Cortina»45. Al monarca se le aplica la misma fórmulaque a los demás fieles: «Memento homo quia pulvis es, et in pulverem rever-teris» (‘Acuérdate, hombre, de que eres polvo y al polvo has de volver’); peroel ceremonial descrito dice que el rey —mortal— está más allá del alcancedel hombre, es intangible, sagradamente intangible. El rey español no ha sidoungido, como los reyes franceses, pero el ritual de la ceniza demuestra quesolamente le puede tocar el dedo de Dios, no el del hombre46.

45 IBIDEM.46 LISÓN TOLOSANA, C. Op. cit., nota 2. El autor dedica las pp. 59-111 a glosar la sacrali-

zación/divinización del rey a través de las culturas. Queda, a mi juicio, sin resolver la

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Cualquier ocasión es buena para transmitir la grandeza del rey, debajode Dios pero por encima de cualquier hombre. Una vez más, el lenguaje delespacio, el tiempo y la persona adecuada resaltan el papel de la capilla realen la sacralización del rey. Dar el agua bendita al rey a la entrada de unaiglesia tiene su protocolo. Ha de ser un prelado quien se la ofrezca y no otrapersona, porque —arguye Frasso «la razón fundamental [...] es que seme-jante función no se dirige en orden a honrrar a S. M. el que preside en laiglesia a donde va, sino a que S. M. sea servido de la persona más digna quese halla en su presencia». Por ello, Felipe II no entró en el convento de SantaEngracia de Zaragoza en 1585 hasta que no llegó el arzobispo a la puerta adarle el agua bendita. Felipe IV no aceptó al aspersorio del deán a la puertade la catedral de Cuenca el día de Pentecostés de 1641, quien había salido arecibirle con todo el cabildo, mientras el obispo le esperaba en el altar; ensu lugar, fue el sumiller el que recibió el aspersorio47. El ceremonial estáplasmando la intangibilidad del rey: el agua bendita no va de los dedos delprelado a los del rey por contacto; no; hay una intermediación: un instru-mento —el aspersorio— purifica la persona del rey para que pueda entraren el templo de Dios.

2.3. El rey se abaja (Jueves Santo)

Sin embargo, el monarca sí puede tocar y «abajarse» a sus súbditos, especial-mente a los pobres, siempre que ello le represente imitando los gestos deJesucristo, añadiendo, así, un plus de sacralidad a su figura. A esto obedeceel ceremonial del Jueves Santo:

Quando S. M. tenía salud y se hallava en España, dava de comer el JuevesSanto a 13 pobres, y les lavaba los pies, y serbía el mismo a cada uno tre-ce platos de vianda, sin la fruta de principio y postre, y hechava vino ensus copas. El treceno pobre se ponía en una mesa aparte, representando ellugar de Judas, y los otros doce pobres se ponían se ponían (sic) juntos almismo lado en otra mesa, y después que se havían acavado de comer, suMagestad les dava a cada uno, Paño y Lienzo para vestirse, y un escudoen un bolsillo, pero el Rey nro Señor Dn Felipe Segundo (Dios le guar-de), sienta todos trece a una mesa48.

función del lenguaje poético-político de muchos autores que hacen dios al rey, matizando(p. 90) que el rey austriaco no es tan absoluto ni tan divino como el francés. Pero aciertaplenamente al afirmar que las ceremonias de unción y coronación asociaban a la reale-za con la divinidad (p. 95).

47 Ver: nota 45.48 BIBLIOTECA NACIONAL (BN): Constituciones de la Real Capilla de S. M. reynando el Em-

perador Carlos V, 1545, Mss. 14018/1, f. 9v. Este manuscrito es una copia muy cuida-dosa hecha en 1792.

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Frasso descubre las intimidades materiales del ceremonial, no para deva-luar su contenido simbólico, sino, al contrario, ritualizándolo y sacralizándo-lo aún más. En primer lugar, el núcleo de la ceremonia arranca de FernandoIII El Santo, en 1242. Pero a lo largo de los siglos, el ceremonial ha ido en-riqueciéndose, de lo que da buena cuenta la descripción pormenorizada deFrasso49. Se comienza por la selección de los pobres el Martes Santo, trecepara la mesa del rey y otros doce pobres más un niño para la de la reina, queejecuta un ritual paralelo. El Miércoles Santo pasan revisión médica a cargodel galeno de cámara para verificar que no padecen achaques ni transmitencontagios. El Jueves Santo oyen misa, confiesan y comulgan, siendo introdu-cidos por el teniente de limosnero mayor. Una vez que está preparada la mesa,se les introduce en la sala de la comida y se les sienta en un banco, donde seles hacen lavatorios sucesivos: primero, a cargo del boticario mayor, segun-do, a cargo del ayuda de furier, tercero, por el aposentador mayor y, cuarto,por cuenta del limosnero mayor y su teniente; todo ello, «como reverentepreparación de la decencia con que debe hallarlos la humana Majestad en lapiadosa representación de la Divina».

Y es esto exactamente lo que el ceremonial transmite: «la humana Ma-jestad en la piadosa representación de la Divina». La «humana majestad» secomporta como Cristo. Primero se abaja, se despoja de su condición, y, porello, es ensalzado y recibe un nombre sobre todo nombre50. El ceremonialpropiamente dicho es una lectura teológica de san Pablo y, por tanto, un en-salzamiento del rey a la esfera divinal. La ceremonia del lavatorio de los piessigue exactamente la narración evangélica. El rey se pone a los pies de docepobres, como Jesucristo. Cristo será exaltado, el rey también. Sin llevar elparalelismo al extremo, hay un rey antes y otro después de la ceremonia. Lacorte, los vasallos, los súbditos... han interiorizado que el rey es más que reyadministrador de justicia, fuente de la gracia y las mercedes. Es alguien quese ha apropiado de la conducta del Dios hecho hombre. Todo ello, a travésde esta secuencia. Entra el monarca en la sala —según el protocolo de rigor—.Se lee solemnemente el evangelio del lavatorio de los pies (san Juan, 13, 1-20) y, al llegar al «deponit vestimenta» (‘Jesús se quita el manto’), el sumi-ller de corps quita al rey la capa, la espada y el sombrero, entregándolos alguardarropa. El limosnero mayor le ciñe una toalla por delante, que el sumi-ller de corps sujeta atándola. El limosnero mayor pone debajo del primer piedel primer pobre una fuente, el nuncio sirve el aguamanil, seguido por elaposentador mayor de palacio, según esta visualización: aposentador-nuncio-rey-limosnero mayor. Su Majestad enjuga el pie con el remate de la toalla que

49 FRASSO, Matheo. Op. cit., 2ª parte, capítulo IV, ff. 198 y ss.50 Ep. ad Filipenses, 2, 6-10. Cito según: Biblia de Jerusalén. Bilbao: Desclée de Brouwer,

1967.

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lleva ceñida y pone la mano izquierda sobre el pie lavado del pobre, de ma-nera que dedos del pie y dedos de la mano real formen una cruz, que elmonarca besa, pasando al pobre siguiente.

La comida que a continuación el rey sirve a los pobres incide en la asi-milación de la conducta regia a la conducta de Jesucristo, de lo que partici-pa, a su vez, el lavatorio paralelo realizado por la reina. En definitiva, a tra-vés del ceremonial religioso, el rey ha sacralizado su figura de cara a todossus súbditos51.

2.4. El cumpleaños real

Presentamos ahora una breve contraposición entre dos formas de celebrar lafiesta de cumpleaños del rey en sendos espacios. La exaltación política a tra-vés de la imagen y la grandiosidad se expresan con mayor intensidad en lafiesta cortesana en Aranjuez. En ella se pueden volcar todos los recursos dela monarquía de una forma ampulosa, ostentosa, complaciente, con orgullo.Frente a ella, la obrita de Ribero culmina la sacralización de la figura del reydesarrollando con magnificencia —no con ostentación— su posición comopadre de sus súbditos y fuente de bienestar. Es el rey «bíblico» justiciero ydefensor de los pobres. Así que el cumpleaños, según Ribero, es un aconteci-miento «doméstico», de la casa del rey, su palacio y su capilla. Al fin y alcabo, él es el paterfamilias por excelencia. Ribero hace una propuesta «ideal»para un príncipe cristiano «ideal», más que una fiel transcripción de los he-chos. ¿Pensaba Ribero que ese príncipe era Felipe IV «El Grande»?

2.4.1. Aranjuez

En efecto, la descripción del cumpleaños de Felipe IV a cargo de Antonio Hur-tado de Mendoza juega con el espacio de Aranjuez, el jardín de la isla escogi-do como escenario por la reina para «el dichoso cumplimiento de los años delRey Nuestro Señor. El diez y siete de su vizarra edad y el segundo de su feli-císimo Reynado»52. La obra narra el desarrollo de la fiesta en el gran teatro quese ha levantado al efecto, para el que se ha traído al capitán Julio César Fonta-na —«ingeniero mayor y superintendente de las fortificaciones del Reyno deNápoles»—, además de las máscaras y bailes de las damas de la corte, carrosalegóricos del Tajo, de Abril y el vuelo del Águila, siguiendo luego la loa y la

51 FRASSO, Matheo. Op. cit., f. 200v.52 HURTADO DE MENDOZA, Antonio. Fiesta que se hizo en Aranjuez a los años del Rey

Nuestro Señor Don Felipe IIII. Madrid: Por Juan de la Cuesta, 1623.

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comedia, cuyo título no da, aunque su contenido es caballeresco (en torno alpersonaje de Amadís y su dama Niquea, «oprimida de las artes de Anastaxar,aborrecido amante de su hermosura»). Todos los actores son mujeres, damas dela corte. Así, doña María de Guevara, de la cámara de la reina, representa alescudero Darinel; doña Ysabel de Aragón cumple con el Amadís y doña Maríade Aragón hace de la Aurora. Los cuatro gigantes son desempeñados por doñaLeonor de Quirós, doña Luisa Ortiz, doña Catalina de Zárate y doña Inés deZornoça. Y aunque se representa una comedia, Mendoza precisa que en palacioa eso se le llama «invención», pues el escenario es una obra de ingeniería condiversos planos para la que se ha contado con un ingeniero militar llegado des-de Nápoles. La «invención» —aclara Mendoza— «no se mide a los precetoscomunes de las farsas, que es una fábula unida; ésta [la invención] se fabricade variedad desatada, en que la vista lleva mejor parte que el oído, y la osten-tación consiste más en lo que se ve que en lo que se oye»53. La exaltación hu-mana y política del rey se complementa con la nueva fiesta que a continuaciónse hace a los años de la reina con la comedia Querer por solo querer (del mis-mo autor y representada por las «señoras meninas»). La loa de la comedia in-cluye este canto —recitado por doña Isabel de Guzmán y doña Isabel de Velas-co— dedicado al joven monarca:

En tanto, o gran Filipe que altamenteDel libro del Reynar, docto estudianteEl aplauso te admira de la genteNo dexando el ser rey solo un instanteMientras yugo a los golfos del Poniente,Mientras ley a las ondas del LevantePone tu mano, y tu valor profundoEs al cielo muralla, y freno al mundo.Mientras, como a tu grande visabueloTe atiende el orbe, y son tus manos solasDel Norte armado en márgenes de yeloMontes de fuego, a sus nevadas olas,Y ambas Germanias, y Africano sueloA tus fuertes vanderas EspañolasTemen, respetan, que en su ardiente lumbreNo es blasón el vencer, sino costumbre.

La loa se cierra con un recitado a coro iniciado por Guzmán:Y a la esperanza universal vezinaSea la causa un Príncipe, que imiteDe su vizarro padre, en Rey y en hombre,Velasco: El Ingenio. Guzmán: El valor,Vel[asco]: La gloria. Guz[mán]: el nombre54.

53 IBIDEM, f. 13.54 IBIDEM.

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2.4.2. Palacio Real

Las celebraciones de la Capilla Real, como es lógico, adquieren otros tonosmenos festivos, —pero no menos solemnes—, con el mismo objetivo de exal-tar la figura del rey y remachar la idea de la realeza como algo sagrado, próxi-mo a la divinidad. A esto obedece el texto de Ribero sobre el cumpleaños real.El maestro de la Real Capilla no simpatiza para nada con el teatro, pero suceremonial insiste en los valores visuales de la función y los ritos. Más aún,los dos textos aquí referidos (comedia-liturgia) y los dos espacios aquí con-templados (Aranjuez-Capilla Real) presentan sendos modelos de rey o, almenos, dos ejemplares que el monarca debe imitar. Uno es el ideal caballe-resco de la defensa de los débiles frente a los poderosos, a través del valor yla espada. A un rey de diecisiete años le sería fácil aceptar esa función. Elotro modelo es el de un rey que es origen del bienestar y de la felicidad, asícomo padre del pueblo. Es lo que se ofrece a Felipe IV cuando ya ha sobre-pasado los treinta años de edad y los diecinueve de reinado.

Pasamos, pues, a presentar el texto de Ribero, traduciéndolo del latín. Notiene ninguna originalidad; al contrario, diríamos que es la lección bien apren-dida de todos los tratadistas políticos católicos sobre la figura y funciones delpríncipe cristiano. Tampoco vamos a ignorar el carácter interesado del textoy del autor, capellán real y maestro de ceremonias, con aspiraciones cortesa-nas. Dejando de lado este aspecto secundario, el texto se caracteriza por unaredacción dubitativa en ocasiones, con fórmulas alternativas, que cumplen conla función de cuidar el estilo, y un hipérbaton clásico calcado del latín másacadémico. A ello hay que atribuirle el uso continuo del potencial (debería oconvendría, etc.), lejos de afirmaciones nítidas. Por lo demás, se trata de unborrador, con sus tachaduras y adiciones, que indican las posibles opcionesde texto, pero que dificultan la transcripción55. La traducción es como sigue:

Capítulo 3º. De los años que cada año cumple el Ínclito Rey Católico, díamuy celebrado en Palacio

Cuando nuestro Rey Católico (a quien Dios Óptimo Máximo guíe felizmen-te tres y cuatro veces por largos siglos [guíe felizmente tres y cuatro vecespor largos y áureos siglos] cumple años, esto es lo que debe hacerse. En

55 AGP: Ceremonial... Op. cit. Aunque el texto lo titula «caput 3º», debería ser 5º. Así, elcapítulo viene encabezado respectivamente: «Annorum quos ynclitus Rex Catholicussingulis annis complet, qui dies apud Palatium habetur celeberrimus» (‘Capítulo 3º. Delos años que cada año cumple el Ínclito Rey Católico. Día muy celebrado en Palacio’),y «Agitur hoc capite de solemnitate quae singulis annis apud Palatium fiet, quando Rexannos complet, qui diez [...]» (‘Este capítulo trata de la solemnidad que todos los añosha de celebrarse en Palacio cuando el Rey cumple años, día [...]’). Para la lectura: encursiva, el texto que Ribero considera alternativo.

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primer lugar, habrá de adornarse regiamente en todos sus espacios la capi-lla real, de manera que en toda ella sólo resplandezca y rezume magnifi-cencia real. El altar estará adornado con manteles preciosos, que esté re-fulgente con el oro y las piedras preciosas [refulgentes]. El Prelado másdigno que entonces esté en la corte celebrará misa de Epifanía, porque setrata de Reyes.

En este día, todos los cortesanos acostumbran a adornarse con vestidosdignos, cadenas de oro, collares de diamantes colgados del cuello y som-breros con cintillas de diversas clases de piedras, de manera que el fulgorde esas gemas esplendorosas provoque la envidia del sol. El Rey irá56 a lacapilla con los maceros y los reyes de armas, adornado con el Tusón, pre-cedido por un numeroso cortejo de grandes de España y seguido de losembajadores de los reyes. Y parece que en este día la Reina, el Príncipe yla mayoría de la familia real habrán de ir a la Capilla —al mismo tiem-po— con el Rey y asistir todos dentro de la cortina a los divinos oficios,para ofrecer a Dios en el ofertorio presentes regios por la salud y la vidadel Rey. En la misa debe decirse una segunda oración por el Rey, despuésde la colecta —una segunda oración por el Rey—. Después del canto delevangelio, el Rey y la Reina besarán el texto57 y el sumiller de turno lopurificará previamente y también lo hará a su tiempo —como se dirá másadelante— con el portapaz58.

Una vez leído el ofertorio, los diáconos asistentes quitan al Prelado quecelebra, con los debidos ósculos, los anillos y los guantes, y al Asistentemayor, el anillo pontifical —el asistente mayor se quita primero el anillopontifical— y, una vez quitados los guantes, se ponen nuevamente losanillos —después de quitarles el anillo y los guantes, se le vuelven a po-ner los anillos al obispo celebrante, que, apartándose del falcistorio, subeal altar con mitra, y lo besa en medio y luego recibe la cruz pequeña,alguna reliquia o imagen sagrada, PERO NO LA PATENA PORQUE ESTÁ PRO-HIBIDO POR PÍO QUINTO—. El Prelado sube al altar con mitra y lo besa enmedio; luego recibe la cruz pequeña, o una reliquia o imagen sagrada, perosi recibe la patena [...]59 y de cara al pueblo entre los diáconos que le asisten—en medio de los diáconos que le asisten—. El asistente mayor está arro-dillado al lado de la epístola y tiene en sus60 manos una gran fuente. En-tonces salen —saldrán— de la cortina el Rey y la Reina y todos los hijos

56 El texto latino dice «precedet» (‘irá delante’), pero el contexto aconseja leer «procedet».57 El texto latino introduce precisiones de estilo: «cantantum evangelium-evangelium canta-

tum; textum illius-illius textum».58 Una nota al margen, difícilmente legible: «Que nadie se admire de tantos besos al libro

del evangelio porque se lee que o uno solamente, o ninguno [...] [muy borroso] [...] elsubdiácono lleva el evangelio en sus manos [...] para que se le bese [...] Hugo de SanVictor, lib. De. Of. C. 21» (tal vez: Liber de officiis, caput 21).

59 Se trata de una lectura difícil por las muchas tachaduras que presente. Parece repetirsey no tiene mucho sentido: «porque está prohibido por Pio quinto...»; de manera que el«si autem» del texto podría ser «sin autem patena (‘pero no la patena’).

60 El texto latino suprime «suis» (‘sus’).

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del rey. Irán delante el Príncipe, a la derecha del Infante, seguirán el Reyy la Reina a su izquierda, acompañándoles —y precediéndoles— los em-bajadores, los próceres del reino y los prelados que estén presentes. Cuan-do lleguen —llegan— a las gradas del altar, el mayordomo mayor61 colo-ca reverentemente sobre las gradas un cojín, después de besarle —elMayordomo mayor y supremo del rey, colocará reverentemente sobre lasgradas un almohadón después de besarlo—, el Rey se inclina primero alaltar y luego la Reina62; luego hinca ambas rodillas sobre el almohadón yel limosnero mayor, después de hacerle una gran reverencia al Rey, ofreceen una gran fuente tantos escudos de oro cuantos son los años del Rey,añadiendo uno como por escolio. Hecho esto, el Rey besará la imagen oreliquia y el Prelado celebrante dirá: «Que tu don sea aceptable a DiosTodopoderoso». Entonces el Rey se levanta y el que le había puesto elalmohadón, lo quita. Enseguida la Reina, hecha una reverencia —al Rey—al altar y al Rey, se arrodillará sobre el cojín63, y antes de besar, el mismolimosnero del Rey echará monedas en la fuente a voluntad de la Reina64

—la cual inmediatamente— e inmediatamente besará la imagen, mientrasel Prelado dice «Tu don &», como antes. La Reina se levanta y junto conel Rey se retiran a la parte del evangelio, mientras el Príncipe y los Infan-tes hacen la ofrenda, en lo que hay que guardar el mismo orden65, y susmayordomos les ponen y quitan los almohadones. Finalmente, cuando yatodos han hecho su ofrenda, todos en pie ante las gradas, en línea recta;el celebrante les da la bendición triple con la señal de la Cruz diciendo:«Que la bendición de Dios Padre Todopoderoso, del Hijo y del EspírituSanto descienda sobre vosotros y permanezca para siempre. Amén». Dichoesto, las personas reales hacen una reverencia al altar y se retiran a la cor-tina, en el mismo orden [en] que vinieron. El Príncipe y los Infantes en-tran en la cortina después del Rey y de la Reina. El celebrante deja laimagen sagrada, se sienta y se lava las manos, quitándose previamente losanillos por medio de los que ya se ha dicho, y después de enjuagárselas,los mismos vuelven a ponérselos, y prosigue la misa como de costumbre,según el orden del ceremonial.

Mientras se está haciendo la ofrenda, el coro canta el ofertorio de la misa,a saber: «Los Reyes de Tarsis y de las Islas, &». Después de haber incen-

61 El portugués Ribero escribe: «mayor mordomus».62 El latín diferencia entre primo (‘en primer lugar’) y prius (‘antes que’); lo que el texto

hace es dar dos versiones que en la traducción hemos unificado.63 Ribero distingue entre pulvinar (‘almohadón, cojín’) y cusino, que reserva para la rei-

na, aunque en el texto corrige y después de «cusino» añade «pulvinar», igualando así alrey y a la reina.

64 Ribero introduce una distinción artificiosa que interpreto en clave política. En una fór-mula dice que las monedas se echarán «ad Reginae arbitrium», matizando luego: «adlibitum Reginae», reservando el arbitrium, con su carga de racionalidad política en latoma de decisiones, para los actos del rey, mientras que la acción de la reina procedede su particular voluntad: libitum.

65 Dos fórmulas, nuevamente, que no añaden nada. Una: «idem servandus est ordo»; la otra:«idem servabitur ordo».

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JESÚS BRAVO LOZANO

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sado el altar, el asistente mayor llevará el incensario a la cortina para en-tregarlo al capellán mayor, que incensará por tres veces al Rey y a laReina. Antes de recibir el incienso, el Rey debe inclinarse ante la Reinapor el honor de ser incensado en primer lugar (ésta es una práctica comúnentre los eclesiásticos). Incensados los reyes y devuelto el incensario alasistente, se retirará el capellán mayor y el asistente incensará doblementeal Príncipe y a los Infantes, quienes se inclinarán mutuamente unos aotros66. Al llegar el asistente al altar, será incensado por el diácono delevangelio, que también incensará a los demás ministros, puestos en pie.Después del Agnus Dei, y tal como se dijo del incensario, el presbíteroasistente lleva el portapaz a la cortina. El capellán mayor presenta el porta-paz al Rey, la Reina, el Príncipe y los Infantes; el asistente, mientras elsumiller va purificando el instrumento (adviértase que por cortesía no de-ben besar el instrumento en el medio, sino en los laterales), debe besar elportapaz después de haberlo recibido del celebrante y nunca debe inclinarseante nadie, ni ante el Rey, antes de dar la paz, sino una vez dada; porqueestas reverencias sólo son debidas a los mayores y no a los menores. Mien-tras el asistente lleva el portapaz a la cortina, el celebrante da la paz a losdiáconos asistentes, diácono y subdiácono, quien la dará al primer cape-llán que está en pie con el báculo, y éste al siguiente, y así sucesivamentehasta el último. Terminada la misa, las personas reales se retiran al pala-cio con el mismo séquito y orden con que habían venido, mientras retum-ba continuamente el órgano, se tocan las chirimías, resuenan las trompe-tas y los atabales redoblan por todos los patios de palacio.

En este día el Rey debería comer en público67, en la sala más grande, conun aparato esplendoroso, y hasta sería correcto, de acuerdo con la magni-ficencia regia, que los próceres y príncipes de sus reinos le acompañasenen el banquete. —Es lo que suelen hacer los grandes príncipes en el díade su cumpleaños, como el Sumo Pontífice, el Emperador, el Rey y loseminentísimos Cardenales banquetean juntos. Los Cardenales comen fre-cuentemente con el Papa el día de su coronación y en las vísperas deNavidad. Estos placeres de los Príncipes no disminuyen su estimación, alcontrario, la aumentan y les atrae un gran amor—. Y para que esto nose tome como un uso pagano, se debe saber que el Papa, el Emperador,los eminentísmos cardenales, han comido juntos en ocasiones, y siguenhaciéndolo los cardenales con el Papa el día de su coronación y en lasvísperas de Navidad.

66 Al margen hay un texto muy confuso que puede decir: «Rex, Regina, Princeps & Infan-tes post acceptam incensationem se [...] pro accepto [...] inclinare reverenter» (‘El rey,la reina, el príncipe y los infantes, después de recibir el incienso [...] por lo recibido[...] inclinarse reverentemente’).

67 Se ha simplificado la traducción: «degustare fercula» (‘degustar los alimentos’, por ‘co-mer’). En realidad, Ribero conoce perfectamente el ceremonial medido y prolijo, carga-do de significados, de la comida pública del rey —a lo que aquí está refiriéndose—,dándole un mayor simbolismo, como corresponde a la fiesta. Sobre la comida públicadel rey, ver: AGP: Etiquetas de Palacio, II/2542, ff. 108r-112v.

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Por la noche, sería muy acertado poner luminarias en todas las ventanasde palacio, para que la noche brillara como el día —salmo 138, feria sex-ta, vísperas—. ¿Es que no se le debe todo esto a tan grande y justo ReyCatólico, báculo de la fe, y a sus santos progenitores? Sería también de-coroso que, en este día, este ínclito Rey hiciera dones regios no sólo a losgrandes del reino, sino que también se mostrara muy liberal y dadivoso consu pueblo, de manera que todo el pueblo elevara sus voces al cielo acla-mando: «Viva el Rey para siempre, y permanezca largo tiempo en mediodel pueblo español» y, si tenemos que valernos de expresiones tristes: «Quetarde mucho en regresar al cielo». Pero aún sería más loable y —super—muy agradable a los ojos de Dios y más beneficioso para la posteridad, elque el Rey, olvidando los banquetes, consagrase a Dios tantas doncellascomo años tiene, entrándolas en religión, y al año siguiente dotase a otrastantas doncellas pobres y honestas para unirlas en matrimonio68, y así sefuese turnando cada año —por todos y cada uno de los años—, lograndode esta forma que todas ellas derramasen continuamente sus oraciones anteDios por el Rey y su reino —mientras vivan, derramen continuamente ora-ciones por el Rey y su reino—. Lo cual sería, con mucha diferencia, unregalo más augusto que todos los demás regalos reales, por magníficos quefueran. No cabe duda de que esto, y otros muchos deberes de piedad pue-den hacerse realidad sólo con que alguien pudiera sugerirlos al Rey, puessólo estos deberes de piedad bastan para alcanzar la felicidad divina yhumana.

3. CONCLUSIONES

Se ha pretendido reflexionar sobre la fiesta observando los personajes quehacen posible el acontecimiento, bien como sujetos activos, bien como me-ros posibles beneficiarios del mismo. Se han recordado las principales fami-lias palmeras interesadas en la agricultura, para las que la lluvia resulta vital.Aunque no sólo los nombres más conocidos, sino también la masa de peque-ños agricultores dependió, como los «grandes propietarios» de la lluvia parala subsistencia. Se ha recordado al rey y a aquellos pobres a los que lava lospies y da de comer, a imitación de Jesucristo. Y así hemos tratado de empa-rentar dos espacios geográficos distantes: el real santuario de Nuestra Señorade las Nieves en Santa Cruz de La Palma y la Capilla del Palacio Real de laCorte. Lo cierto es que la distancia se salva no sólo gracias a la existencia deuna cultura religiosa común, sino también merced a un lenguaje literario ysimbólico reconocido por todos. Como símbolo: el Mongibelo Palmese nom-brado en las tablas del oratorio del obispo García Ximénez, fundador de laquinquenal Bajada de la Virgen.

68 El texto latino ofrece: «matrimonio iungeret» y «iungeret matrimonio», detalle estilísticosin importancia para la traducción.

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