Top Banner
Está allí, lo veo, me habla Eliseo Verón Verón, Eliseo. Il est là, je le vois, il me parle, en Communications N°38 “Enonciation et cinéma”, 1983, Paris. Noticiero Televisivo Este trabajo presenta una primera aproximación al dispositivo de enunciación propio de un texto audiovisual bien determinado: el noticiero televisivo. Se trata de explorar un dominio nuevo con todos los riesgos que esto implica: objeto familiar a la experiencia cotidiana de millones de personas, el noticiero televisivo revela una complejidad enorme a partir del momento en que, habiendo atrapado en video algunos ejemplares de su especie (que se encuentra lejos de estar en vía de extinción), se examina su estatuto, su estructura de conjunto, sus modos de construcción y de funcionamiento, sus variantes, la combinatoria específica de las materias significantes y el cruzamiento de géneros discursivos que lo caracterizan. A todo esto se agrega lo difícil de limitarse al estudio de un corpus constituido únicamente por noticieros televisivos. Como sucede siempre en los casos en los que uno se interesa en los discursos sociales, la descripción necesita un decurso comparativo: el análisis trabaja sobre
43

Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Sep 19, 2018

Download

Documents

ngophuc
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Está allí, lo veo, me habla

Eliseo Verón

Verón, Eliseo. Il est là, je le vois, il me parle, en Communications N°38 “Enonciation et

cinéma”, 1983, Paris.

Noticiero Televisivo

Este trabajo presenta una primera aproximación al dispositivo de enunciación propio de

un texto audiovisual bien determinado: el noticiero televisivo. Se trata de explorar un

dominio nuevo con todos los riesgos que esto implica: objeto familiar a la experiencia

cotidiana de millones de personas, el noticiero televisivo revela una complejidad

enorme a partir del momento en que, habiendo atrapado en video algunos ejemplares de

su especie (que se encuentra lejos de estar en vía de extinción), se examina su estatuto,

su estructura de conjunto, sus modos de construcción y de funcionamiento, sus

variantes, la combinatoria específica de las materias significantes y el cruzamiento de

géneros discursivos que lo caracterizan.

A todo esto se agrega lo difícil de limitarse al estudio de un corpus constituido

únicamente por noticieros televisivos. Como sucede siempre en los casos en los que uno

se interesa en los discursos sociales, la descripción necesita un decurso comparativo: el

análisis trabaja sobre los desvíos interdiscursivos, y la economía discursiva propia de un

tipo dado de discurso no es reconocible más que por el estudio de sus invariantes (y de

sus posibles variaciones), definiendo su especificidad y por lo tanto su distancia frente a

otros tipos de discurso1. Si el criterio del trabajo sobre los desvíos se formula aquí como

principio metódico, se impone, me parece, por la naturaleza de los objetos: los discursos

sociales se interdeterminan. Comprender la estructura y el funcionamiento del noticiero

televisivo exige comprender su lugar entre los soportes de la información. Una primera

dimensión de la especificidad del noticiero televisivo es por lo tanto reconocible por el

análisis de las propiedades discursivas que derivan del soporte significante: se puede así

1 Acerca de la noción de les desvíos inter-discursivos, ver mi libro A produçao de sentido, Sao Paulo, Editora Cultrix, 1981.

Page 2: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

comparar, en el universo del discurso de la información, el noticiero televisivo con la

prensa escrita y la radio2.

Pero para avanzar en la determinación más global de sus propiedades, la cuestión del

campo de variaciones posibles es ineludible, y la necesidad de un decurso de orden

transcultural se impone. Debido a esto, las reflexiones que siguen, si bien conciernen

sobre todo a las modalidades de funcionamiento del noticiero televisivo en Francia, se

basan al mismo tiempo sobre un primer análisis comparativo entre los noticieros

televisivos franceses y los noticieros vespertinos nacionales de Brasil, observaciones

(menos sistemáticas) de noticieros de las grandes cadenas americanas y de las cadenas

nacionales de Italia3. Desde este punto de vista, el noticiero plantea algunos problemas

particulares muy diferentes de aquellos que afronta la semiología del cine: a diferencia

de un film que, producido en condiciones económicas, sociales y culturales específicas,

transita luego por el mundo entero, la circulación de noticiero televisivo está

culturalmente clausurada: su producción y su reconocimiento permanecen encerradas en

un mismo contexto nacional.

A estas dos dimensiones concernientes a su especificidad (restricciones significantes del

soporte en el interior del universo discursivo de la información y campo de variaciones

de su estructura a través de los diferentes contextos socioculturales), es necesario

agregar la del tiempo: es evidente que a lo largo de la historia de la televisión en los

países industriales las informaciones televisadas se han transformado profundamente (y

por otra parte estamos en Francia, desde la elección presidencial, en un período de

cambio rápido inducido por la nueva situación política)4.

Estas dimensiones (que no son las únicas en juego) no serán abordadas directamente en

este trabajo, consagrado esencialmente a circunscribir algunas de las operaciones

discursivas que definen el dispositivo de enunciación del noticiero televisivo. Si las

evoco, no es sólo para invitar al lector a una cierta indulgencia en consideración a la

2 Ver mi libro Construire l´événement. Les medias et l’accident de Three Mile Islands, París, Ed. De Minuit, 1981. (Versión española: Construir el acontecimiento. Buenos Aires, Gedisa, 1987)3 El análisis de las informaciones televisivas en Brasil ha sido realizada en Octubre de 1980 en el Departamento de comunicación de la Pontificia Universidade Católica de Río de Janeiro. Agradezco aquí a mis colegas y amigos, el Dr. Cándido Mendes (presidente del Conjunto Universitario Candido Mendes, que ha hecho posible mi viaje), Miguel Pereira (director del Departamento de comunicación) y Roberto Amaral (entonces presidente de la Associaciao Brasileira de Ensino e Pesquisa em Comunicacao). Si bien en el marco de estas reflexiones no se abordará directamente este material, la investigación realizada en Brasil me ha permitido controlar mejor lo que tengo para decir respecto al noticiero televisado en Francia.4 Un primer estudio de la evolución histórica de las informaciones televisadas en Francia ha sido llevado a cabo por Hervé Brusini y Francis James, “Information et Politique: le journalisme de télévision en France”, tesis del tercer ciclo en la Universidad de París I, acompañado de un montaje de video, “Information televisée: l´histoire d´un changement”.

Page 3: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

complejidad del dominio estudiado, sino también para recordarle la estrategia de

aquello que llamo la teoría de los discursos sociales: la descripción de un conjunto de

propiedades discursivas no es pertinente si no es realizada a la luz de hipótesis

(explícitas o implícitas) sobre las condiciones de producción y de consumo de los

discursos (por otra parte, no sabríamos qué describir). El análisis de los discursos

sociales no puede ser de ninguna manera un análisis “inmanente”; por lo tanto, no se

trata en absoluto de una simple transferencia de conceptos ( o de modelos) lingüísticos:

si, como en el caso de los lingüistas, el analista de los discursos habla de enunciación,

será necesariamente, en el curso de su camino, llevado a transformar profundamente el

contenido y el alcance de este concepto. Por otra parte, si quiere ser otra cosa que la

última versión de una lectura intuitivo-interpretativa de los objetos culturales, el análisis

de los discursos no puede fundarse sobre la simple recomposición de un decurso

sociológico cualquiera: si la sociología aporta al análisis de los discursos los útiles para

localizar en el funcionamiento social los objetos discursivos que le interesan,

permanece siempre ajena a los instrumentos indispensables para la descripción de la

producción de sentido. Es inevitablemente en este espacio estrecho, en esta situación

incómoda, en donde una teoría de los discursos sociales (o, si se quiere, una

sociosemiótica) debe trabajarse en este momento5.

Pragmática y sociosemiótica

Considerando lo anterior, puede ser útil distinguir el decurso que inspira las reflexiones

de la problemática que se ha desarrollado estos últimos años bajo el nombre de

“pragmática”. Es necesario recordar desde el comienzo que el uso de este término tal

como se ha producido recientemente en Francia6, es el último de una serie de empleos

muy diversificados. Si en algunos de sus usos la problemática que este término recubre

tiene escasa relación con el desarrollo de la lingüística (como, por ejemplo, en la

tradición de la “human communication theory” en los EEUU7 o en el contexto de la

teoría de la “Escuela de Palo Alto” inspirada en los trabajos de Gregory Bateson8), en

5 Cf. A produçao de sentido, op. cit.6 Ver entre las publicaciones recientes: François Recanati, La transparence et l´enonciation. Pour introduire a la pragmatique, París, Seuil, 1979; Oswald Ducrot, “Analyse de textes et linguistique de l´enonciation” en Les mots du discours, París, Minuit, 1980; et les numeros de Communications (“Les acte de discours”, N°32, 1980) et de Langages (“La pragmatique, N°42, mai 1979)7 Un solo ejemplo típico: Alfred G Smith, Communication and culture, New York, Holy,Rinehart & Winston, 1966. Esta antología, que reunió una cincuentena de textos americanos clásicos, está organizada en cuatro secciones: “Theory of human communication”, “Syntactics”, “Semantics” y “Pragmatics”.8 Varias obras de la “Escuela de Palo Alto” existen ya en francés. Ver sobre todo la obra de Gregory Bateson, Vers une ecologie de l´ esprit, 2 vol., París, Seuil, 1977 y 1980; Paul Watzlawick, J. H. Beavin y

Page 4: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

otras, por el contrario (como el caso de Francia), la “pragmática” puede ser considerada

como una suerte de “lingüística expandida”. ( Es por otra parte la vocación primera de

este término, concebido para designar el último tablero de un tríptico en que los dos

primeros (la sintáctica y la semántica) han sido los más reivindicados (excepto por los

lógicos) por los mismos lingüistas.)

Intentemos enumerar las principales diferencias entre lo que llamo aquí una “teoría de

los discursos” o sociosemiótica, y la “pragmática” entendida como “lingüística

expandida”.

La primera diferencia es trivial. Surgida de un decurso de origen lingüístico, esta

pragmática focalizada sobre los “actos del lenguaje” no se interesa más que en la

materia lingüística: es evidente que los problemas de enunciación en la imagen

audiovisual, por ejemplo, no le conciernen, algo que no podría reprochársele. La

sociosemiótica, por el contrario, en la medida en que encuentra su punto de partida en

los discursos sociales tal como se dan a la experiencia, está obligada a afrontar el hecho

de que estos son siempre “paquetes” constituidos por materias significantes

heterogéneas. Desde este punto de vista, la sociosemiótica está más próxima a la

pragmática americana, que se ha interesado desde hace mucho tiempo en los problemas

planteados por las materias translingüísticas: los factores paralingüísticos en la palabra

(parole) (acento, entonación, énfasis, etc.) tanto como los fenómenos de la gestualidad

(en la proxémica y la kinésica, por ejemplo), han sido muy tempranamente asociados

con una concepción anglosajona del objeto de la “pragmática de la comunicación”9.

Las diferencias significativas entre la sociosemiótica y la pragmática de los “actos del

lenguaje” deben por lo tanto ser aquellas que conciernen a la manera de abordar el

campo de estudio que les es común: la materia lingüística.

Así, la pragmática lingüística trabaja (como lo han hecho siempre los lingüistas) sea

sobre los enunciados, sea sobre las frases, que son ejemplos imaginarios, es decir que

han sido producidos por el analista mismo en el ejercicio de su propia competencia

lingüística. Estos enunciados o esas frases son, por consecuencia y por definición,

recortadas de todo contexto discursivo y de todo contexto situacional reales . El

D.D. Jackson, Une logique de la communication, París, Seuil, 1972 (cuyo título original era: “Pragmatic of human communication”, y también Paul Watzlawick y J. Weakland (eds.), Sur l´interaction, Palo Alto 1965-1974, París, Seuil, 1981.9 Los textos de (o sobre la) kinésica y proxémica americanas son raras en francés. Habían sido presentadas hace mucho tiempo por Julia Kristeva y Paolo Fabbri, en un número de Langages (“Pratiques et langages gestuels”, N°10, juin 1968). Ver en La nouvelle communication, París, Seuil, 1972, la presentación de Yves Winklin, los textos de Birdwhistell y de Hall y la abundante bibliografía.

Page 5: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

resultado de este modo de trabajo ha sido reproducir, en el interior de la pragmática, un

fenómeno bien conocido y ampliamente observado en lingüística: para cada ejemplo

cuyo análisis quiere mostrar el carácter improbable o “desviante” de su empleo en tal o

cual circunstancias (y los ejemplos de este tipo son siempre un aspecto importante, de

una manera implícita o explícita, de las demostraciones pragmáticas), se puede imaginar

una situación (o un contexto discursivo) en el que su empleo deviene posible. La

problemática de los análisis de los discursos es extraña a la pregunta de la aceptabilidad,

la improbabilidad o la rareza de una expresión, de un enunciado, de una frase, de un

enunciado conversacional: esta pregunta no se formula, dado que el análisis de los

discursos parte de corpus efectivamente situados10. El objetivo de la sociosemiótica es

rendir cuenta de las condiciones de producción (o de reconocimiento) de esos discursos,

y no de aplicarles un criterio cualquiera de “normalidad” de empleo. A veces, la

pragmática lingüística apela a fragmentos de textos situados, pero esto no parece

cambiar nada en su decurso: el análisis hecho es indiferente a la naturaleza del texto o el

fragmento tomado, y el ejemplo situado ocupa la misma función que los ejemplos

imaginados, a saber: ilustrar los mecanismos pragmáticos independientemente de los

contextos discursivos, de los tipos de discurso y de toda otra consideración “externa”.

Dicho de otra manera: el discurso situado no es abordado sino como un lugar de

manifestación de la pragmática de la lengua en la cual está escrito.

La pragmática lingüística se ha interesado de más en más en la enunciación; ella

formula, al mismo tiempo, hipótesis sobre las situaciones de enunciación que pueden

corresponder a tal o cual empleo de los fragmentos que analiza. Supera así, sin duda, la

problemática de la lingüística clásica. Pero si ésta última imaginaba sus frases, el

pragmático imagina sus fragmentos y las situaciones (o el contexto discursivo

inmediato, por ejemplo: pregunta/respuesta) en las cuales pueden funcionar

razonablemente. Para encuadrar sus fragmentos, el pragmatista es llevado, por una

parte, a imaginar situaciones de enunciación cada vez más complejas (que no son por

tanto menos arbitrarias), y por otra parte a introducir un conjunto de reglas y de

principios de socialidad cuyo estatuto, origen y validez cultural permanecen inciertos.

Es su política de añadiduras, si puede decirse (consecuencia de su estatuto de

prolongación de una problemática que era desde la partida sintáctico-semántica), la que

permite distinguir mejor la pragmática lingüística del análisis de los discursos sociales.

10 N. del T. Ver la definición de discurso situado en Verón, E. Para una semiología de las operaciones translingüísticas.

Page 6: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

La pragmática postula una significación primera (significación “literal” que resulta de

un primer acto “locutorio” o “proposicional”) a la cual vienen a agregarse otros sentidos

como otros tantos niveles adicionales. El movimiento conceptual de la pragmática

lingüística opera así según una línea de fuga que, a partir de la “significación literal”, se

dirige hacia otros sentidos, hacia otros niveles de funcionamiento (hacia lo implícito,

hacia los actos que se han llevado a cabo produciendo tal o cual enunciado, etc.)11. El

movimiento de la sociosemiótica es exactamente el inverso. Parte de los discursos

sociales (discurso político, publicidad, información, literatura, conversaciones en

contextos cotidianos o institucionales determinados, etc.), intenta comprender sus

propiedades y sus modos de funcionamiento en el seno de una sociedad dada, y

considera que su estatuto de objetos sociales sobredetermina los otros niveles de

sentido. Si, para tomar su fuerza teórica, la pragmática parte de una significación literal

que va a superar, para la sociosemiótica las “significaciones literales” son el resultado

(el residuo, podría decirse) de un enorme dispositivo social: la “significación literal” es

aquel sentido que queda cuando se ha logrado neutralizar todos los otros aspectos del

funcionamiento del discurso. El pragmatista constata que “a menudo comunicamos, por

un enunciado, otra cosa que aquella que este significa literalmente”, y se interroga

entonces: “Cómo llegamos a hacerlo?”12. La sociosemiótica pretende que producir un

sentido distinto de aquel que se significa literalmente es el estado natural, si puede

decirse, de la discursividad social, y que un enunciado que no significa sino su sentido

literal es muy probablemente un objeto que no existe más que en condiciones

extremadamente excepcionales y que son, también, sociales. Tomemos el caso de los

enunciados con función asertiva explícita: no es más que en virtud de un contrato social

extremadamente complejo que se puede lograr no hacer, con un enunciado, ninguna otra

cosa que denotar. Y no es seguro que se logre verdaderamente. Las instituciones

especializadas en la tarea de controlar los sentidos distintos de los de la denotación son

aquellos que llamamos instituciones científicas. Y como estas instituciones producen

discursos y no enunciados, su tarea es muy difícil. Es posible que los únicos que logren

producir “significaciones literales” sean los lingüistas: entre los discursos sociales, en

efecto, el de los lingüistas es el único discurso conocido en donde se encuentran

enunciados fuera de contexto.

11 Ver las fuentes citadas en la nota 6 y también J.-L. Austin, Quand dire c´est faire, París, Seuil, 1970 y John Searle, Les actes de langage, París, Hermann, 1972.12 F. Recanati, “Presentation”, en “Les actes de discurs”, Communications N°32, 1980, p.9.

Page 7: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

La mayoría de los investigadores interesados en los fenómenos discursivos acuerdan

actualmente en que el discurso no es una suma de frases, que no es tampoco reducible al

mecanismo recursivo de la puesta en secuencia de enunciados. La sociosemiótica

pretende que el mismo principio vale para el plano de la enunciación: los discursos

sociales no son una suma de “actos de lenguaje”.

El eje Y-Y: la mirada y el régimen de lo real

El primer período de la historia de las informaciones televisadas en Francia parece

haber sido dominado por una ideología de la inmediatez del acontecimiento tal como es

dado por la imagen: entusiasmo por el directo y el reportaje, en el marco de una

estrategia consistente, para el periodista, en “estar, lo más rápido posible, allí donde las

cosas pasan”. Hacia mediados de los años 60, este periodismo de “terreno” se

transforma y deja poco a poco lugar a una nueva concepción: el “estudio” toma cada

vez más importancia, y con él el comentario y la reflexión sobre los acontecimientos:

hacen su aparición los periodistas especializados. Reportaje y examen son las dos

grandes etapas de la evolución de las informaciones televisadas en Francia, tal como lo

han remarcado Brusini y James 13.

Entre la explosión de la ORTF en 1974 y finales de 1980 asistimos, en el marco de las

prolongaciones de este “periodismo de examen”, a lo que ha sido a menudo llamado la

“personalización” de la información (fenómeno ya bien conocido en los Estados

Unidos, con la figura legendaria de Walter Cronkite): los principales presentadores de

los noticieros televisivos se convierten en “vedettes”: Yves Mourousi (TF1, 13 hs.),

Patrick Poivre d´Arvor (Antenne2, 20 hs.) y sobretodo Roger Gicquel, presentador de la

edición de las 20 hs. de TF1, la de mayor audiencia en el país14.

La llegada, a fines de 1980, de un nuevo director de información a la primera cadena,

Jean-Marie Cavada, produce agitaciones que parecen reanimar la vieja polémica entre el

“periodismo de reportaje” y el “periodismo de examen”. Estando en baja el índice de

audiencia del noticiero de Roger Gicquel, las críticas se multiplican: habla demasiado,

13 H. Brusini y F. James, op. cit.14 No se me acusará de sexismo, espero, por el hecho de que a lo largo de este artículo hablo del presentador del noticiero en masculino. Sobre el plano en el que me sitúo, la descripción me parece válida ya el presentador sea hombre o mujer. Por otra parte, el vedettismo en la información televisada se ha producido principalmente alrededor de figuras masculinas. En la dos grandes cadenas, que una mujer ocupe el lugar de presentador principal de un noticiero es un fenómeno relativamente reciente.

Page 8: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

sería necesario que deje mayor lugar a las imágenes. Habiendo rechazado, se dice,

cambiar su estilo, Roger Gicquel es finalmente apartado.

Su reemplazante, Jean Lefèvre, toma sus funciones el 16 de febrero de 1981. Esa noche,

los telespectadores descubren que los decorados del estudio han sido completamente

transformados para señalar el cambio; Jean-Marie Cavada aparece en el comienzo del

noticiero para introducir al nuevo presentador. Ocupa así, por un breve instante, la

posición correspondiente al presentador del noticiero: hablando para presentar al nuevo

presentador, él me (nos) mira. Esta condición fundamental de su enunciación no es

reproducible en una transcripción escrita de sus palabras. Jean-Marie Cavada mira el ojo

vacío de la cámara, lo que hace que yo, el telespectador, me sienta mirado: él está allí,

lo veo, me habla. El noticiero televisivo ha finalmente optado por constituirse alrededor

de esta operación fundamental, que se ha convertido así en una de las marcas del

género, en tanto que índice del régimen de real que le es propio: los ojos en los ojos 15.

Llamamos a esta operación el eje Y-Y16.

Es necesario subrayar enseguida que este eje no es indispensable para marcar la función

referencial, no ficcional, de un discurso audiovisual17. En la fórmula clásica del film

documental por ejemplo (conjunto de imágenes comentadas por una voz en off, estando

a menudo los temas separados por intertítulos), no existe. Esta fórmula ha sido durante

largo tiempo utilizada para construir las “informaciones cinematográficas” anteriores al

advenimiento de la televisión, y a sido adaptada por esta última en la primera época.

Pero a partir del momento en que la mirada del presentador-enunciador sobre el

telespectador deviene el pivote alrededor del cual se organiza el noticiero televisivo,

toda una serie de operaciones discursivas es posible por medio, precisamente, de los

desvíos en relación con este eje. Estas operaciones estarán por lo tanto marcadas por el

hecho de que el presentador desliza su mirada hacia otra cosa que a mí: en ciertos

momentos, cesa de mirarme. La puesta en suspenso momentáneo del eje de la mirada

adquiere así el estatuto de un conector: ella marcará una transición, una articulación

mayor en la puesta en secuencia del noticiero. En virtud de su posición central, el eje Y-

Y llega a contaminar las imágenes mismas: los momentos en que las imágenes de un

reportaje invaden la totalidad de la pantalla chica borrando el estudio, son los momentos

en los que él no me mira.15 Se mantiene la denominación francesa original “Y-Y”: “les yeux dans les yeux”= “los ojos en los ojos”16 He “robado” el título del artículo de Sylvie Blum en el que abordaba la cuestión: Sylvie Blum, “Les yeux dans les yeux”, en Le Monde diplomatique, mayo, 1981, p. 19.17 Debería decirse: de un discurso audiovisual en imágenes animadas, de tipo corriente. Porque la pantalla telemática y el videotexto plantean problemas semióticos enteramente nuevos.

Page 9: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

El eje Y-Y encuentra su forma acabada cuando el presentador no tiene ya la necesidad

de bajar la mirada hacia sus papeles, ya que el texto desfila delante de sus ojos18: es el

caso de Francia, en la actualidad, de la casi totalidad de los presentadores. En este

contexto, la lectura franca de una hoja de papel se convierte, en cambio, en signo de

excepcionalidad: el presentador nos lee un despacho de último minuto, un despacho

“que acaba de llegar”. Los presentadores de los noticieros televisivos en Italia dan

mucho más la impresión de leer los papeles que tienen sobre la mesa; el eje Y-Y no es

por lo tanto anulado, ya que el movimiento intermitente de la mirada hacia abajo

deviene poco significante: se podría decir que, en este caso, no reenvía más que a sí

mismo: el acto de lectura. En consecuencia, todo deslizamiento de la mirada fuera de

este eje puede tomar a cargo operaciones de transición o de articulación. Dicho esto, es

evidente que la posición de enunciación no es exactamente la misma en un caso que en

el otro. Cuando un texto de la información existe y es significado por los papeles sobre

la mesa (o por los movimientos de la mirada, incluso si los papeles no aparecen en

pantalla), se puede repertoriar toda una serie de variantes que van a modular

diferentemente a la vez la relación con el espectador y la relación con la información.

Lectura sostenida, con movimiento de la mirada hacia lo alto, para reencontrar al

telespectador o, por el contrario, mirada sostenida retomando de tiempo en tiempo la

lectura. En un caso como en el otro, el presentador puede significar que sigue su texto, o

bien al contrario, marcar más o menos explícitamente (por la mirada, por un cambio en

su equilibrio postural, por lo gestual y también, más a menudo, por una alteración del

ritmo de emisión de la palabra) que él agrega, en un momento dado, un comentario o

una evaluación que le pertenece, que no están manifiestamente en el texto. Cuando no

hace salidas “fuera” de texto, lo que significa una relación literal con aquello que lee, el

presentador se aproxima a una variante del modelo ventrílocuo, del cual hablaré más

adelante19.

Por supuesto, el eje Y-Y aparece también en los géneros audiovisuales diferentes del

noticiero, pero parece siempre asociado a un movimiento de referenciación, a una

operación destinada de alguna manera a deficcionalizar el discurso. Esto es confirmado

por las consecuencias que su irrupción trae consigo en un film de régimen

explícitamente ficcional. En un film de ficción, en efecto, la mirada de un personaje

18 El dispositivo, llamado “prompteur”, permite el desfile del texto que el presentador tiene que leer, dando la impresión de mirar directo al objetivo de la cámara.19 No hablo por el momento sino acerca del presentador principal. Las relaciones que se instauran en el interior entre este presentador y otros periodistas se tratarán más adelante.

Page 10: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

hacia la cámara (cuando no forma parte, por supuesto, de un encadenamiento

campo/contracampo) produce un desarreglo, una ruptura mayor de la diégesis: el

espectador, sumergido en el voyeurismo cómplice del relato, es sorprendido de golpe

por una mirada proveniente de la imagen20.

Lo que nos autoriza a considerar que el eje Y-Y es una suerte de caución de

referenciación partiendo de que se ha convertido en una marca de identificación del

discurso de la información (y de su figura soporte, el periodista) es su modo de

funcionamiento en otro géneros audiovisuales próximos al noticiero, como, por

ejemplo, los magazines de información. Muy a menudo, una emisión de tipo magazine

es tratada, en su conjunto, como un “tema” y bajo la forma clásica del documental

(imagen+sonido+música+voz en off); sin embargo, es introducida y clausurada por un

presentador que, instalado en el estudio, nos mira y nos habla. Es posible que esta

imagen del estudio, incluso cuando está de hecho registrada, permanezca asociada a la

idea del “directo” (porque el estudio del noticiero televisivo, pertenece al “directo”) y

que por consecuencia esa aperturas y cierres de emisión que, por otra parte, están

construidas bajo una forma ella misma extraña al eje Y-Y, estén allí para dar un “toque

de directo” al magazine. Si esta hipótesis es correcta, el eje Y-Y se habría convertido en

la actualidad en una marca compleja: operación enunciativa, sería al mismo tiempo

meta-operación de identificación de un tipo de discurso por el peso de su movimiento de

deficcionalización: una especie de “prueba” del anclaje del discurso en lo real de la

actualidad.

Existen emisiones que, por su propia naturaleza, son lugares de encuentro de dos juegos

de discursos bien diferentes: la información y la política (como por ejemplo el Gran

Debate y Cartas sobre la mesa, en el curso de la reciente campaña presidencial). El eje

Y-Y funciona entonces, en un primer nivel, como marca de identificación de los roles:

el periodista guarda el privilegio del contacto directo con el telespectador, él da

explicaciones, abre y cierra la emisión mirándonos; el hombre político mira al periodista

a quien se dirige cuando responde a las preguntas. Pero en otro plano, hay momentos

(poco frecuentes) en que el hombre político mira él también directamente a la cámara.

Marca así un cambio importante en su posición de enunciación: lo que tiene para decir

en ese momento es suficientemente importante o grave por lo que rechaza la mediación,

el relevo del periodista: por un corto instante, se dirige directamente a los franceses.

20 Ver el análisis de Jean-Paul Simon, Le filmique et le Comique, París, Albatros, 1979, cap.2 “Sobre el sujeto de la enunciación cinematográfica”

Page 11: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Así, en esta situación de enunciación particular que es el diálogo entre el periodista y el

hombre político, el deslizamiento de la mirada de este último hacia la cámara es un

operador comparable a la itálica en la escritura: subraya la importancia, el “peso de

verdad” atribuido por el enunciador a una cierta frase. Es por lo que este deslizamiento,

en el caso del hombre político, debe ser raro: como la itálica, su pertinencia tiende a la

excepcionalidad de su empleo. El caso del presentador del noticiero es exactamente el

inverso: definiendo el eje Y-Y su posición de enunciación “normal”, no dispone de esta

“itálica visual”: no puede significar más que apartándose del eje. Entonces, estos

desvíos no pueden funcionar, en el caso del periodista, como operadores de énfasis21.

La aparición de los hombres políticos en la televisión pasa la mayor parte del tiempo

por el relevo de los periodistas; se trata casi siempre, por lo tanto, del dispositivo

dialógico del que hablé. En Francia, hay dos excepciones principales: las “alocuciones

del presidente de la República” (muy practicadas por Valéry Giscard D´Estaing), y las

emisiones de lo que se denomina la “campaña oficial” en tiempos de elecciones. El

primer caso plantea problemas que no puedo desarrollar aquí; el enunciador político se

posiciona frente a las instituciones y no directamente en el marco de la lucha política. El

segundo caso (las emisiones de la “campaña oficial”) se caracteriza por el hecho de que,

a menudo, la mediación del periodista ha desaparecido: el candidato se dirige

directamente a los telespectadores, instaurando el eje Y-Y. Se coloca así en una

posición que habitualmente no es la suya, en la posición propia del periodista. Esto

puede explicar el efecto de artificialidad extrema que resulta de esta emisiones

“oficiales” en el contexto de una campaña en la que el hombre político, por otra parte,

está constantemente pasada por el relevo de los periodistas. Esto me parece una prueba

indirecta del funcionamiento del eje Y-Y en el discurso de la información, a la vez

caución de referenciación y operador de identificación de género; si en el movimiento

de énfasis, en el efecto excepcional de la “itálica” conserva aún su valor de anclaje, el

eje Y-Y parece afectar la credibilidad del discurso político cuando el enunciador se

instala en esta posición: el hombre político se pone en posición de informarnos, cuando

nosotros sabemos que nos quiere persuadir.

21 Ejemplo simple, se ve, de una diferencia que señala la frontera entre dos juegos de lenguaje (el discurso político y la información) tal como se practican en lo audiovisual. Llamo aquí “discurso de la información” a aquel discurso de los medios que construye el objeto actualidad. La diferencia (en mi opinión, profunda) entre el discurso político y el discurso de la información, es analizado en un trabajo en preparación, tratando sobre las estrategias discursivas en el curso de la reciente campaña presidencial. Agrego que los medios (en este caso, la televisión) no son un juego de lenguaje, sino un lugar en el que se juegan una variedad de juegos diferentes.

Page 12: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

El eje Y-Y produce su efecto de deficcionalización en otras dos modalidades de su

aparición: los programas de variedades y las transiciones realizadas por las locutoras.

Ciertas emisiones de variedades se encuentran próximas a un régimen puramente

ficcional: cuadros puestos en secuencia por un montaje más o menos clásico. Pero hay

otros que instauran el eje Y-Y, cuando un presentador o animador articula el conjunto y,

con el micrófono en la mano, mira a cámara para anunciar los números, hacer

comentarios o dialogar con tal o cual estrella. Parece que esta segunda variante

contiene, en relación a la primera, un grado menor de ficcionalización, resultado del

empleo del eje Y-Y: este último indica sea que la emisión es en directo, sea que ha sido

registrada en presencia de un “verdadero” público. En un caso como en el otro, en el

“interior del género variedades”, la emisión está marcada como más cercana a lo “real”.

En cuanto a la locutora, fenómeno absolutamente desconocido en muchos países, es aún

una figura importante en la televisión francesa (aunque se habla de tiempo en tiempo de

su desaparición). En relación con las propiedades del eje Y-Y, la locutora es un caso

interesante. Ella no forma parte, propiamente hablando, del discurso de la información,

y sin embargo, su posición de enunciación es comparable a la del periodista, excepto

que la actualidad de la que nos habla es aquella de la institución misma: los programas

de la cadena. Entre dos “porciones” de audiovisual, ella produce también, “los ojos en

los ojos”, el enganche del discurso a un cierto real, en este caso, aquél del soporte

mismo, el de la televisión en tanto lugar de producción de discurso.

Podría decirse que el eje Y-Y funciona por lo tanto como un operador de realización

(por oposición a desrealización o a irrealización). Su función es la de neutralizar al

máximo (en el noticiero televisado) o de atenuar (en otros contextos) ese estatuto

ficcional que es el “estado natural” de todo discurso22. El efecto aparentemente opuesto

que el eje Y-Y produce cuando el enunciador político se instala allí no me parece

contradecir esta descripción. Se debe a que el eje posee este valor de caución el hecho

de que en el contexto del discurso político sea descalificado; se debe a que el eje es

reconocido como posición de enunciación referencial de la información el que devenga

incompatible con otras propiedades del juego del discurso político23.

22 “...el lenguaje es, por naturaleza, ficcional; para intentar tornarlo inficcional, es necesario un enorme dispositivo de medidas...”, Roland Barthes, La chambre claire, París, Cahiers du Cínema/Gallimard/Seuil, 1980, p.134.23 Es necesario agregar que este valor de “realización” no es una propiedad natural o intrínseca del eje Y-Y: es el resultado de la evolución histórica del discurso audiovisual, y del hecho de que el eje ha sido privilegiado por el discurso de la información. Una vez que se ha de este modo constituido (se trata de un hecho histórico) produce efectos (en el discurso político, por ejemplo).

Page 13: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

La voz de los hechos

Si la función referencial del noticiero reposa sobre el encuentro insistente de la mirada

del periodista y la del telespectador, ¿qué es lo que viene a organizarse, a tomar forma

alrededor de este eje?

Retornemos al 16 de febrero de 1981 para escuchar lo que esa noche Jean-Marie Cavada

tenía para decirnos, mirándonos, al introducir el nuevo presentador del noticiero:

...algunas palabras para decirles que, en el mundo agitado en el que vivimos, vamos a

aprovecharnos de la confianza que ustedes nos acuerdan para profundizar nuestro

propósito, que hasta este momento no ha resultado tan mal, y para renovar cierta

propuesta de información. Se trate de miembros nuevos de nuestro equipo cuyos rostros

van a ver y con los cuales ustedes van a familiarizarse, o bien de aquellos que han

sabido hasta el momento captar vuestra confianza, los reportajes que verán en nuestros

noticieros o en nuestros magazines les mostrarán sobre todo un mundo concreto, es

decir desembarazado de a priori. Pensamos, en efecto, que es el mejor servicio que

podemos brindarles.

A continuación otro propósito. Pues bien, es el de mostrarles la verdadera vida de los

otros franceses además de ustedes que nos miran, o bien la verdadera vida de los otros

pueblos distintos del francés.

En fin, la información que les ofreceremos debe ser lo más completa posible. Ella se

consagrará por lo tanto a rendirles cuenta de la actualidad a través de reportajes más

numerosos. Cuando los hechos no hablen por sí mismos, pues bien, nuestro equipo

intentará explicarlos analizándolos.

En fin, cuando se debatan opiniones contradictorias acerca de un acontecimiento, las

reproduciremos con el fin de que ustedes lo juzguen por sí mismos.

Si el presentador moderno, como e intentado mostrarlo en otra parte, produce

implícitamente en cada una de sus presentaciones, en cada uno de sus comentarios, una

verdadera teoría acerca de lo real de la actualidad y de la manera en que se debe hablar

de ella, es más raro encontrar, en el interior mismo del noticiero, un discurso

explicitando la ideología que acompaña la práctica de “construir el acontecimiento”24.

Claro está que, como cada vez que nos encontramos frente a un contenido ideológico

24 Ver el análisis de un texto de Roger Giquel, en Construire l´évenement, op. cit., p.77.

Page 14: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

explícito, es necesario cuidarse de imaginar que la ideología refleja correctamente la

práctica. Si los propósitos de Jean-Marie Cavada son interesantes, se debe a que son

sintomáticos.

Se observa enseguida que el fragmento está enteramente organizado, en su enunciación,

alrededor de la pareja nosotros/vosotros, que sirve a la construcción, en la palabra, del

vínculo entre el enunciador y el destinatario. Pero es necesario indicar, en la apertura,

una marca extremadamente importante, debido a que es la huella de una de las reglas

constitutivas del juego de la información. Hay un primer “nosotros” que abarca en una

sola entidad al enunciador y al destinatario, que no van a diferenciarse sino a

continuación. En efecto, no son sólo los periodistas los que viven “en un mundo

agitado”, sino todos nosotros. Por consecuencia, esta primera frase contiene dos

“nosotros” con valor muy diferente, uno que designa “nosotros, los hombres” (que

vivimos en este mundo agitado) y otro que, acotando radicalmente su alcance, designa

al enunciador en tanto representante de una categoría, los periodistas de TF1:

...algunas palabras para decirles (1) que en el mundo agitado en el que vivimos (0),

vamos a aprovecharnos de la confianza que ustedes (1) nos (1) acuerdan...

Nosotros (1) / Vosotros (1) marca la diferenciación entre el enunciador y el destinatario,

en la situación de enunciación dada, y Nosotros (0) subraya, desde el comienzo, que el

enunciador puede producir una entidad que lo incluye, con sus destinatarios, en un

colectivo más global. Si Nosotros (1) es, en la terminología de Benveniste, un “nosotros

exclusivo”, el discurso de la información se caracteriza precisamente por este “acceso

fácil” a un colectivo más amplio, a un “nosotros inclusivo”. No es el caso de otros

juegos de discurso; especialmente no es el caso del discurso político, que podría ser

caracterizado por una gran dificultad de acceso al “Nosotros” inclusivo25. En el discurso

de las informaciones televisadas, este Nosotros (0) es asociado sistemáticamente al

fantasma de “francés medio”. He aquí la aparición explícita de este fantasma (lo que es

raro) en una frase de Roger Giquel en el noticiero de la noche del 10 de diciembre de

1980:

Estamos todos fichados. Ustedes y yo. El francés medio está fichado...

25 Acerca de la distinción entre el “nosotros” inclusivo y el “nosotros” exclusivo ver Emile Benveniste, Problèmes de linguistique générale, París, Gallimard, 1966, en particular el cap. XVIII, p.25 ss.

Page 15: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Este Nosotros (0) es por lo tanto la huella, en el plano de la palabra, de un dispositivo

mucho más amplio que torna posible la identificación del telespectador con la figura del

presentador. Volveré sobre esto.

Debido a que este fragmento tiene el estatuto de un metadiscurso ideológico sobre la

información, encontraremos lo esencial en su contenido. Este último aborda los dos

grandes aspectos del discurso de la información: el enunciado y la enunciación. Jean-

Marie Cavada nos habla, en efecto, de una parte de lo real que el noticiero “nueva

fórmula” nos va a mostrar, y por otra parte de aquellos que nos lo van a mostrar, los

presentadores-enunciadores.

En lo que concierne a lo real de la actualidad, el fragmento responde a una ideología

extremadamente clásica: este real es simplemente definido como un en-sí, como lo real

tal como es; es concreto, desembarazado de a priori, resumiendo: es verdadero, la

“verdadera vida”. Lo que puede ser objeto de discusión son las opiniones y no los

hechos. En este caso, encontrar lo real consiste en mostrarnos todas las posiciones en

conflicto. La información que nos brinda este real, en fin, está caracterizada como un

servicio.

En segundo lugar, lo real nos es brindado esencialmente por la imagen: este real se nos

va a mostrar mediante “reportajes más numerosos”. En el momento de la llegada de

Jean-Marie Cavada a TF1 se había hablado precisamente de un noticiero televisivo “a la

americana”, y es esta ideología la que parece notarse en su propósito.

En tercer lugar, consecuencia del privilegio acordado a las imágenes, el rol de la palabra

es definido como secundario, de alguna manera, como un último recurso: se

interpretará, se buscarán explicaciones, en los casos excepcionales en que los hechos

“no hablen por sí mismos”.

Es destacable este curioso desplazamiento de la función parlante: los periodistas hablan

lo menos posible; son los hechos, es decir las imágenes, quienes se encargan de esto.

Salvo excepciones. Habría imágenes mudas, hechos obstinados en su silencio, que

obligarían a los periodistas, casi a su pesar, a tomar la palabra para hacer aquello que un

hecho digno de ese nombre debe hacer: explicarse, interpretarse a sí mismo. ¿Vuelta

atrás de la ideología, regreso al “periodismo de reportaje” de los años 50 y 60? ¿Habrá

sonado el final para el periodismo reflexivo, que examina e interpreta los

acontecimientos?

Page 16: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Seguramente no, y esto por dos razones. En primer lugar, porque estas declaraciones no

corresponden a un cambio en la práctica de construcción del noticiero: Jean Lefèvre no

hablaba menos que Roger Gicquel, y en el noticiero existen tantos análisis, comentarios

e interpretaciones como antes. En segundo lugar (y esto es lo más importante) porque,

en este fragmento, hay un tercer tema que engloba al conjunto y que se marca por una

cierta insistencia: en dos momentos, en efecto, es cuestión de confianza:

...vamos a aprovecharnos de la confianza que ustedes nos acuerdan para profundizar

nuestro propósito (...) Se trate de miembros nuevos de nuestro equipo cuyos rostros van

a ver y con los cuales ustedes van a familiarizarse, o bien de aquellos que han sabido

hasta el momento captar vuestra confianza...

La confianza aparece así como una suerte de condición previa sobre la que reposa el

funcionamiento del discurso de la información. A continuación del “nosotros” inclusivo

que al comienzo del fragmento nos designa a todos, periodista y telespectadores

confundidos, el “nosotros” de los periodistas se desprende del “vosotros” de los

telespectadores para ser inmediatamente vinculado a la confianza.

Familiaridad de un rostro. Confianza. ¿Pero de dónde viene este tema de la confianza?

¿Por qué será tan importante otorgar confianza a los presentadores del noticiero si los

hechos “hablan por sí mismos”, y aquello que los periodistas tienen para decirnos no es

más que un complemento destinado a suplir, llegado el caso, la elocuencia de los

hechos? En la inestabilidad de una relación, que se demuestra precaria, entre dos temas,

el texto deviene síntoma.

Una cuestión de cuerpo

Observando más de cerca, lo que Jean-Marie Cavada hizo en su presentación fue

proponer una cierta disposición de los tres órdenes fundamentales de la significación

que, trasladados al soporte audiovisual, intervienen en la construcción del noticiero

televisivo.

Page 17: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Estos tres órdenes son exactamente aquellos definidos en la semiótica de Ch. S. Peirce.

La palabra, es decir el lenguaje (el símbolo, en la terminología de Peirce), la imagen, es

decir el orden de la analogía (el icono), y el contacto, es decir, la confianza (el índice)26.

La ideología contenida en el texto de Cavada está sujeta a la jerarquía que establece

entre esos tres órdenes, y al rol enunciativo que atribuye a cada uno. Mediando una

verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial,

denotativa, es reservada a las imágenes: son “los hechos mismos”. La palabra ocupa un

lugar metadiscursivo evaluado como secundario: ella comentará los hechos cuando sea

necesario. Y el soporte del conjunto, el fundamento mismo de la relación entre el

enunciador y el destinatario, es ese contacto que se instaura entre ellos en el eje de la

mirada: la confianza. Si la importancia acordada a las imágenes recuerda una vieja

ideología sobre el discurso de la información, la importancia atribuida a la confianza

muestra bien que el “periodismo de reportaje” en televisión ha concluido, y que Jean-

Marie Cavada habla en 1981.

La cuestión de la confianza concierne a la dimensión del contacto, es una cuestión de

cuerpo. Pone en juego lo que he designado en otro lugar como la capa metonímica de

producción de sentido, cuyo aporte primero es el cuerpo significante27. Metonímica

porque los reenvíos significantes son producidos por relaciones de vecindad: parte/todo,

delante/detrás, fuera/dentro, centro/periferia. Desde el punto de vista genético, esta capa

es la más arcaica en la producción de sentido; es por lo tanto anterior a la emergencia

del principio de analogía, gracias al cual va a construirse el orden de lo imaginario: en el

“estadio del espejo” el niño reunirá los fragmentos de su cuerpo en una imagen28. En

fin, el orden metonímico del cuerpo significante y el orden analógico de los iconos

entran en composición con el principio de la arbitrariedad del leguaje, en el momento de

la emergencia de la palabra. He intentado mostrar que si en esta composición de los tres

órdenes el inconsciente encuentra su estructura, es el cuerpo quien le provee su materia

significante. Si hablo de composición, se debe a que las relaciones entre esos tres

órdenes son complejas y su integración por el sujeto imposible: no existe un “código”

para pasar de uno a otro29. Por lo tanto, la mirada es una bisagra entre el orden

metonímico del cuerpo significante y el orden analógico de la imagen: la mirada es a la

26 Acerca de la distinción icono/índice/símbolo, ver los textos de Peirce traducidos al francés, Écrits sur le signe, Paris, Ed. du Seuil, 1978, y también el número 58 de Langages consagrado a Peirce, junio de 1980.27 Ver mi artículo “Corps signifiant”, en Sexualité et Pouvoir, París, Payot, 1978.28 Jacques Lacan, “Le stade du miroir comme formateur de la fonction du Je”, en Écrits, Paris, Ed du Seuil , 1966, p. 66-100.29 “Corps signifiant”, loc. Cit.

Page 18: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

vez un operador de formas y un operador de desplazamientos. Y para el sujeto

plenamente constituido, soporte del orden simbólico, la imagen de un cuerpo es a la vez

un icono investido por significaciones analógicas y una red de reenvíos metonímicos, un

haz de relaciones que definen el contacto.

Este orden del contacto, propio del cuerpo significante, está hecho de acercamientos y

alejamientos, de proximidades y distancias. En ausencia del lenguaje, esta dimensión

del contacto es la condición fundamental de todo intercambio: aquellos que tienen

relación con perros o gatos lo saben bien. La confianza (o, por el contrario, el temor, la

huida o el ataque) se construye por reenvíos metonímicos que ponen a prueba la

posibilidad del intercambio. En ausencia del lenguaje, los intercambios son

esencialmente encadenamientos complejos de relaciones de simetría y

complementariedad que dibujan las “figuras” de la topología de los contactos30. Existe

una experiencia simple para hacer surgir esta dimensión del trabajo del cuerpo

significante que, en nuestros intercambios ordinarios, raramente traspasa el umbral de la

conciencia: tomen cualquier emisión de televisión en que haya un diálogo entre varias

personas, un debate o una mesa redonda, dejen correr la imagen apagando el sonido: en

la pantalla no queda otra cosa que el ballet de las figuras metonímicas del contacto. Si

miran la emisión en “cámara lenta” con la ayuda de una videograbadora, el efecto será

aún más fuerte.

Poner en movimiento esta dimensión del contacto es esencial al gato para obtener su

leche31, pero también es esencial para construir el noticiero televisivo: esto es lo que nos

ha dicho Jean-Marie Cavada en su presentación.

Es necesario subrayar que en el curso del proceso por el cual la sociedad industrial se ha

mediatizado, la aparición progresiva de los soportes tecnológicos ha permitido el

traspaso de los tres órdenes del sentido en el discurso de la información a escala de la

sociedad entera, pero este traspaso ha tenido lugar en el orden inverso del orden

genético recorrido por el sujeto: la prensa ha producido la mediatización de la letra; han

seguido la imagen y la voz. Y es sólo con el advenimiento de la televisión que se puede

hablar verdaderamente de mediatización del cuerpo significante en la información. Una

modalidad exitosa de esta mediatización ha sido, en Francia, la obra de Roger Gicquel.

30 Los conceptos de “simetría” y de “complementariedad” han sido ampliamente elaboradas por Gregory Bateson; cf. Vers une écologie de l´esprit, op. cit.31 Gregory Bateson y D.D. Jackson “Some varieties of pathogenic organization” en Disorders of communication, vol. 42:270-290 (1964).

Page 19: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Para evaluar mejor el alcance de este trabajo sobre el cuerpo que caracteriza la posición

de enunciación de los actuales presentadores del noticiero televisivo, alcanza con

compararla con otra históricamente anterior, pero que aún subsiste en buen número de

países: la modalidad, que llamo del presentador ventrílocuo32. El cuerpo del presentador

está allí, el eje Y-Y también, pero la dimensión del contacto está reducida a la mirada.

La gestualidad está anulada, la postura del cuerpo relativamente rígida (a menudo no se

ven las manos del presentador), la expresión del rostro fijada en una suerte de “grado

cero”. La palabra está despojada de todo operador de modalización: el texto dicho (o

leído) es estrictamente descriptivo (“factual”, como se dice). El espacio que rodea al

presentador es también reducido al mínimo. Así, el presentador es un soporte neutro, un

punto de pasaje del discurso de la información que, de alguna manera, “habla por su

boca”. Es evidente que en el caso del presentador-ventrílocuo lo verosímil de la

información está fundado en aquello que es dicho y aquello que es mostrado: el cuerpo

significante no interviene aún en la producción de lo real de la actualidad.

En el caso del presentador moderno, el encuentro de las miradas se convierte en el eje

que soporta la construcción del cuerpo mediatizado del enunciador. El orden

metonímico se despliega entonces en un sistema gestual complejo. Los operadores de

este sistema son, podría decirse, de doble filo: si por un lado modalizan la palabra, lo

que es dicho, por otro construyen el vínculo con el telespectador. La gestualidad de

Roger Gicquel creaba una distancia frente a aquello que decía, y por eso mismo

establecía el contacto con el espectador. La distancia que él abría con sus gestos en lo

que respecta a su propia palabra, y por lo tanto en lo que respecta a las informaciones

que brindaba (distancia reforzada por numerosos operadores lingüísticos: “se dice

que...”, “no se sabe muy bien...”, “parece...”, etc.), le permitía construirse como lugar de

identificación del espectador. Ya que es esta distancia calculada la que engendra la

confianza, es decir, la creencia. Es esto en lo que era “moderno”, Jean Lefévre y los

otros no han hecho más que seguirlo.

He allí, por lo tanto, aquello de lo que habla entonces el texto de Jean-Marie Cavada: en

el noticiero televisivo actual, la referenciación producida por las imágenes y el

comentario provisto por las palabras se apoyan ambos en una red metonímica: allí se

construye un cuerpo, la mirada nos lo brinda.

La pantalla en la pantalla

32 Esta expresión ha tomado forma en el curso de las discusiones con mis amigos de Río.

Page 20: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Esta distancia calculada tiene consecuencias sobre el sitio que me es reservado a mí,

telespectador. Por esta distancia, en efecto, mi posición frente a la información es

homóloga a la posición del presentador: somos los dos, de alguna manera, los

destinatarios. De igual modo que yo recibo las noticias que me transmite, él las ha

recibido en su momento. Su circunspección me dice el trabajo de interpretación a

emprender y las precauciones a tomar: la actualidad es a menudo compleja, no siempre

se sabe bien; brevemente: es necesario prestar atención. Es evidente que el contacto

encierra esta invitación implícita a hacer como él, lo que automáticamente deja las dos

posiciones (la suya y la mía) comparables: como yo, él intenta comprender. Luego de

una presentación general del acontecimiento, anuncia la llegada de las imágenes, y su

mirada se aleja entonces de la mía: tanto para él como para mí las imágenes van a

aparecer. Él ha captado mi mirada con la suya, y el dispositivo está listo para que yo

termine por tomar su mirada en la mía, y tomarlo por otro-yo: frente a una pantalla

chica, lugar de manifestación de los hechos, víctima de las mismas dificultades y las

mismas preocupaciones que provoca la actualidad (grave) del mundo. Todo está listo,

en suma, para la identificación. O casi.

Porque la puesta en escena del presentador es inseparable de otro aspecto: la

“expansión” del espacio del estudio. Ya lo he dicho: en el modelo ventrílocuo el espacio

que rodea al presentador está reducido al mínimo, la imagen es plana. Es consecuencia,

en ese caso no existe espacio transicional entre la enunciación del presentador y lo real

“exterior” que nos llega con las imágenes; cada vez se produce un “salto” de una a la

otra. El trabajo sobre el cuerpo, por el contrario, es acompañado de una ampliación del

espacio: la imagen adquiere una profundidad, el estudio encuentra una arquitectura, los

movimientos de la cámara se multiplican. La construcción del cuerpo significante y la

dilatación del espacio del estudio van juntas. Hay dos razones para esto; por una parte,

si el cuerpo del presentador deviene significante, necesita un volumen en donde

desplazarse; por otra, este espacio en que los paneles, las mesas, los ángulos se

multiplican, está hecho para ser habitado: asistimos así al fenómeno, ahora común, de

la multiplicación de los periodistas.

Nos hemos habituado, en efecto, a esta proliferación de figuras de enunciación que son

otras tantas “rúbricas” encarnadas: especialistas en política interior, en la actividad

sindical, en la situación internacional, en economía, en ciencia y tecnología, en

deportes, etc. La característica del presentador general (que puede llamarse, por esta

Page 21: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

razón, el metaenuciador) es el de sobrevolar esos títulos: introduce todos los

acontecimientos importantes, toma a cargo las transiciones, hace el cierre con una

reflexión final. Es el dador de la palabra.

Es, pues, este dispositivo el que permite acabar el proceso de identificación. Dado que,

si en esta panoplia de especialistas cada dominio de la realidad encuentra una voz

autorizada, quiere decir que el presentador, siendo un metaenunciador, no es un

especialista. Es por esto que va a plantear a los especialistas, a propósito de cada

acontecimiento importante, las preguntas que se hacen cada uno de los otros: el

metaenunciador es la figura misma de la Doxa. Por eso, él es como yo.

Se ve cuán ilusorio sería querer analizar la enunciación en términos de “actos de

lenguaje” aislados, sin tener en cuenta el tipo de discurso en que aparecen y su contexto

discursivo: una de las propiedades fundamentales de la posición enunciativa del

metaenunciador del noticiero no es producida en su propio discurso, es una repercusión

sobre su enunciación de otros actos de enunciación tomados a cargo por otros

enunciadores. La palabra del metaenunciador, considerada en sí misma, no es ni

especializada ni no especializada: son las otras palabras, especializadas, las que son

dadas por el presentador principal no especializado. No es porque este último realiza el

acto de lenguaje “hacer una pregunta” que se marca como no especializado: los

periodistas especializados pueden naturalmente hacer preguntas a un invitado, por

ejemplo, sin afectar en nada su rol de especialistas.

En el marco que acabo de describir (y sólo en este marco), la recuperación de mi mirada

puede ser verdaderamente acabada. Veamos como:

Plano 1. El metaenunciador, mirándome y solo en la pantalla, me presenta los aspectos

fundamentales de un acontecimiento.

Plano2. El metaenunciador llega a la pregunta que va a formular al especialista: su

mirada se desprende de mí y se desliza hacia este último, que se encuentra fuera de

campo.

Plano 3. El especialista se encuentra solo en la pantalla. No me mira; dirige su mirada

hacia el metaenunciador cuya voz en off se escucha en el momento de formular la

pregunta o de hacer un comentario que “abrirá” el turno de palabra del especialista.

Plano 4. Formulada la pregunta o finalizado el comentario, el especialista se vuelve

hacia la cámara: su mirada va del presentador principal a mí. Y, mirándome, comienza

su respuesta.

Page 22: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Este dispositivo es, podría decirse, el “modelo canónico” de la transición entre el

metaenunciador y el especialista; ha sido ampliamente aplicado, y lo es aún, sobre todo

en TF1. Debido a esto mi mirada, capturada por la del metaenunciador, se pone en

movimiento en el interior del espacio del estudio: de repente, me encuentro en el lugar

del metaenunciador: él le ha formulado al especialista la pregunta que yo le hubiera

hecho, y es a mí a quien este último responde. Confortablemente sentado en el sillón del

presentador, yo puedo escuchar aquello que la voz autorizada tiene para decirme sobre

el acontecimiento. Incluso puedo mirar la realidad de frente, es decir tal como ella se

muestra en la pantalla chica. En este caso, en TF1, una realidad dramática, plena de

suspenso y de repercusiones. Pero no hay de que inquietarse: estoy en el estudio, y el

estudio, lejos de lo real, es el lugar de la reflexión.

Este modelo canónico puede sufrir toda una serie de transformaciones. En Antena 2,

una modalidad diferente ha sido aplicada durante mucho tiempo33. La mirada del

telespectador es también allí captada por el presentador, ya que el noticiero se organiza

alrededor del eje Y-Y; la distancia del presentador frente a las informaciones es también

producida por el trabajo del cuerpo. Pero, en un momento dado, el trayecto se detiene.

Concretamente, el plano4 es diferente: una vez formulada la pregunta del

metaenunciador, el especialista no se vuelve hacia mí, continua mirando al

metaenunciador a lo largo de toda su respuesta o su comentario. Esta modalidad tiene

por efecto mantenerme a distancia: no acabo mi identificación con el metaenunciador;

yo los miro (a ellos, los periodistas) como un espectáculo.

En la actualidad, en que la información televisada atraviesa un período de cambios, el

modo de articulación de las miradas en el interior del espacio del estudio es fluctuante, y

el noticiero de Antenne 2 se ha aproximado en este aspecto a la modalidad habitual de

los noticieros de TF1, y que he llamado “canónica”. Por el contrario, otro aspecto del

dispositivo destinado a construir el sitio reservado al espectador se ha desarrollado y

reforzado, tanto en TF1 como en Antenne 2, es el inicio de una estructura en abismo: la

pantalla en la pantalla.

En TF1, las pantallas se instalan detrás del presentador, como en una cabina de control.

Esto torna posible un nuevo tipo de transición, por el cual el cuerpo mismo del

presentador funciona como el relevo que nos hace pasar del estudio a lo real. He aquí

una secuencia tipo que ha sido producida en numerosas ocasiones en el noticiero de

TF1, cuando Jean-Claude Narcy era su presentador:

33 Ver Construir el acontecimiento, op. cit.

Page 23: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

Plano 1: Situado en el eje Y-Y, el metaenunciador nos habla de un acontecimiento. Nos

explica que está en conexión con otro periodista que se encuentra allí (“en el lugar”) y a

quien va a formularle preguntas. Detrás suyo, el panel con las pantallas donde puede

verse al corresponsal esperando la conexión.

Plano 2: Girando en su asiento, el presentador nos da parcialmente la espalda para

dirigirse a aquel que aparece en las pantallas.

Plano 3: Es sólo entonces que, por agrandamiento progresivo de una de las pequeñas

pantallas o mediante un corte, lo real que estaba “más allá” invade enteramente la

pantalla (la nuestra) y el presentador desaparece.

En este tipo de articulación el cuerpo del metaenunciador se convierte literalmente en el

pivote que nos permite deslizarnos del estudio a lo real: este cuerpo hace un giro de 180

grados y arrastra así mi mirada hacia una pantalla chica que es la duplicación de la mía;

su cuerpo en el acto de mirar una pantalla de televisión es la imagen especular

recuperada de mi propio cuerpo.

En otras modalidades (A2 de mediodía) la red interna de las miradas es mucho más

complicada: varios invitados y periodistas se encuentran simultáneamente presentes

alrededor de una mesa redonda, y la posición del presentador principal se distingue de

las de los demás por el hecho de que tiene detrás un monitor de televisión. Llamemos

E1 a la pantalla en nuestro puesto de telespectadores, y E2 a esa otra pantalla que

aparece en la primera, detrás del metaenunciador, una imagen “en segundo grado”.

Se torna posible de esta manera toda una combinatoria:

E1: Plano próximo del presentador que habla mirándonos (eje Y-

I Y)

E2: Plano general del conjunto de invitados alrededor de la mesa.

E1: Plano aproximado del presentador que habla (eje Y-Y)

II

E2: Primer plano del rostro de un invitado que escucha.

E1: Plano próximo del presentador (fuera del eje Y-Y) que hace

una pregunta a uno de los periodistas especializados que están

Page 24: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

III alrededor de la mesa.

E2: Plano del periodista-destinatario que escucha al presentador.

E1: Plano aproximado del presentador que escucha (fuera del eje

IV Y-Y).

E2: Plano de un invitado, o de un periodista especializado, que le

habla

E1: Plano aproximado del presentador que, mirándonos (eje Y-Y),

Prepara la transición a las imágenes concernientes a un evento

V determinado

E2: Comienzo de las imágenes en cuestión.

E1: Continuación de las imágenes en cuestión.

E1: Plano aproximado del presentador que habla mirándonos (eje

VI Y-Y).

E2: Misma imagen que en E1, multiplicándose en abismo al Infinito.

Mediante estos ejemplos, se ve bien la riqueza de la combinatoria enunciativa que este

dispositivo permite obtener, por la puesta en juego de varios ejes simultáneamente.

Ubicado en el otro extremo del eje Y-Y, estoy en posición de destinatario frente al

metaenunciador, pero veo otros receptores que están fuera de este eje y quienes, de un

momento a otro, pueden devenir destinatario (I y II). Dejado fuera del eje Y-Y, yo miro

el intercambio que se instaura descompuesto en dos imágenes (III y IV). Como en el

ejemplo de articulación que hemos visto en TF1, el presentador puede, en el caso (V),

entablar un diálogo con alguno que se encuentra fuera del estudio, en alguna parte de lo

real, y que aparece en la imagen E2. Pero aquí el presentador no se vuelve a mirar la

pantalla que vemos detrás de suyo: el mira otra pantalla, que tiene delante. En esta

Page 25: Está allí, lo veo, me habla - COMUNICACIÓN Y … · Web viewMediando una verdadera identificación entre el significante y el referente, la función referencial, denotativa, es

modalidad, por consecuencia, el cuerpo del metaenunciador se encuentra en el centro de

un eje cuyas extremidades son dos pantallas: aquella que yo miro “en segundo grado” y

que veo detrás de él, y aquella que él mismo mira, que muestra las mismas imágenes

que la otra y que se encuentra casi donde yo estoy, delante del presentador, ya que el

centro del eje no es otra cosa que la pantalla de mi aparato en la que veo, en “primer

grado”, al presentador. El eje se desvanece cuando las imágenes vienen a situarse en su

centro, es decir cuando invaden E1 y desalojan, de alguna manera, el cuerpo-relevo del

presentador. Y luego se regresa al estudio. Se ve bien hasta qué punto el espacio de este

último, con el cuerpo significante del metaenunciador como pivote, se ha convertido en

el soporte fundamental del discurso: red de líneas de fuerza trazadas por la trayectoria

de las miradas, lo real viene a ocupar puntos determinados de esos ejes, dividido,

cortado en porciones de pantallas chicas. Esta división no se recompone sino en y por el

cuerpo del metaenunciador, constituyendo el eje al otro extremo del cual yo me

constituyo a mí mismo como espectador. El elemento común a estas diferentes

modalidades de puesta en abismo, se ve, es que el dispositivo de enunciación del

noticiero televisivo logra poner ese cuerpo enunciativo que nos dice las informaciones

en relación con lo real, relación homóloga de aquella que mi cuerpo mantiene con el

soporte de ese discurso: en todas sus variantes, el dispositivo nos dice la misma cosa: lo

real para él, presentador, es idéntica a lo que es para mí, para nosotros: una pantalla de

televisión.

Extraordinario logro que muestra al mismo tiempo en qué consiste el trabajo de

producción de real de los medios informativos: el peso de verdad de la imagen se mide

en su capacidad de exhibir las propiedades de su soporte: más que una imagen es una

imagen-televisiva, más resulta creíble. ¿Cuáles son las imágenes más reales, más

verdaderas, más “desembarazadas de a priori”, del aterrizaje de la nave espacial? Son,

seguramente, aquellas que han sido captadas por las numerosas cámaras que la nave

misma tenía sobre la espalda, bajo las alas, por todos lados.

Nosotros somos, todos, cuerpos: nos damos calor los unos a los otros. La realidad tiene

de más en más esta apariencia de pequeña pantalla.

Traducción de Sergio Moyinedo para uso de la cátedra “Comunicación y Cultura”.

Facultad de Periodismo y Comunicación Social. UNLP.