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A I S T H E S I S
32
1999.
I M G E N E S
D E
C R I S T O
E N
E L
A R T E
PALEOCRISTIANO
L u i s
H e r n n
E r r z u r i z
L
E l d a R .
B a l b o n t t n B.
Instituto
de E s t tic a
Pontificia
U n i v e r si d a d Ca tlic a de
Chile
E l
propsito
d e este artculo es investigar acerca
d e
la s i m g e n e s
ms
anti
guas que
se conocen d e
Cristo,
la s
cuales
corresponden
a
lo s primeros
siglos
d e l
perodo
paleocristiano
Ellas
estuvieron
precedidas
por
el em
pleo casi
exclusivo
d e
smbolos
razn por
la cual
se
plantean
algunas
hiptesis
respecto
a
lo s
factores
que
pueden
h a b e r
incidido
en
la
ausencia
d e i m g e n e s
d e l rostro
de
Cr isto.
S o b r e
la
base d e estos antecedentes se
consideran
sus primeras representaciones en la
pintura
abarcando algunas
d e origen
pagano
otras
milagrosas
y
d i v e r s a s
creaciones pictricas
de l arte
paleocristiano
Finalmente,
se
presentan
testimonios literarios
d e
la
poca,
relativos
al tema.
T h e
purpose
of
this
article is to investgate
about
the most ancient i m a g e s
of C h r i s t
ever
known,
which corresponded
to
the first centuries
of the
PaleoChristian period T h e s e i m a g e s were
preceded
by
the
almost
exclusive use
of
symbols
which
is
the
reazon
w h y
we
posed some
h y p o t h e s e s
regarding
the
factors
that might
h a v e
influenced
on the
absence of C h r i st s
face
i m a g e s . O n
the
basis
of these
antecedens we
consider
his
first
representations
in
painting
c o m p r i s i n g
some
of pagan
origin
and
other
miraculous
images,
and d i f f e r e n t
pictorial
creations
from
the PaleoChristian A r t .
Finally,
we prsent
some
literary
testimonies
of
the
age
concerning
this
matter
1
R E P R E S E N T A C I O N E S
D E C R I S T O
1 1
I c o n o g r a f a simblica:
S m b o l o s
cristianos
o
cristianizados
D u r a n t e
lo s
aos de
expansin
d e l
cristianismo
h a s t a fines
d e l siglo
se
g u n d o ,
h a b r a n
existido
i m g e n e s
visuales
o
representaciones
simblicas
pero
no
representaciones
d e l rostro d e
Cristo,
salvo
quizs
algunas
raras
excepciones
consignadas en
textos
hi st ri cos
o
eclesisticos
en siglos
posteriores P o r lo
tanto
en
ese
considerable
perodo
d e
tiempo
se
emplearon
preponderantemente
Este
artculo
corresponde
a
una
parte
d e l
P r o y ect o
d e
Investigacin d e
C r e a c i n
y
Cultur a
Artstica
9 8 /
14
c ,
titulado
Evolucin
de l Rostro
de
Cristo
en la
Pintura,
que
h a sido
patrocinado
por
la
Direccin d e
I n v e s t i g a c i n
d e
la
Pontificia
Universidad
C a t l i c a
d e
Chile
D I P U C ) .
10 5
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N
32
1999.
signos
y/o smbolos
que generalmente proclamaban
la salvacin del
hombre
y
pretendan
motivar al
creyente
a
vivir
la s
enseanzas bblicas.
Algunos
de ellos
provenan
de
modelos mitolgicos
grecorromanos,
pero,
como
veremos
fueron
revestidos
de
un
nuevo
contenido
y
reinterpretados a
fin
de
ensear
la
fe .
As
surge
una
iconografa
cristianizada
que
muestra
por
ejemplo:
Las
decoraciones
y
escenas
pastorales campestres o
de jardines
que
simboli
zan
el
Paraso,
en
respuesta a
la
necesidad
de representar
el
ms all
como
lugar de paz
y
serenidad
El
mito
de
Eros
y
Psyque,
divinizacin
del alma
humana
que se
identificaba
con
la
sed
y
el
amor
al
solo
y
verdadero
Dios.
La
nave que en
distintas
religiones
evocaba el viaje de
la s almas
al
ms
all,
pas a
ser
smbolo
de la Ig lesia
que
conduce el alma a
Dios.
(Ilustracin
Y
KMlAV/CTORA.Qy
EVTXITANNl^
1. La nave guiada por la lu z del
faro:
expresa el
camino
hacia
la
salvacin por
la fe. Epgrafe con
smbolos
Roma,
Museo P o
Cristiano.
La
via
que
ensea el
misterio de
Cristo
y
de
la
Iglesia1.
Y o
soy
la
vid
y
vosotros lo s
s rmientos
(Jo
15
5).
(Ilustracin
2
Tambin
lo s dibujos
y
pinturas
de
algunos
animales
habitualmente
usa
dos
en la sociedad romana
para decorar
diversos
ambientes
paganos
se
convir
tieron
en smbolos cristianos:
La
paloma
representa el
alma
inocente,
o bien
el
Espritu Santo.
(Ilustracin
N3
El
pavo es
smbolo de
la
inmortalidad.
(Ilustracin
4
El
ave
fnix
indica el
renacer
la
resurreccin
y
la
inmortalidad.
fueron:
Tal vez
lo s
smbolos
ms
conocidos
y
quizs
usados con
mayor
frecuencia
Rousseau,
D.
L Icona.
Splendore
de l
tu o
Volto.
Torino:
Paoline
1992
p
27 .
106
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32,
1999.
2 V id entre ramajes
det.):
Yo
soy
la vid
y
vosotros lo s sarmientos .
Roma,
Santa
Constanza
Bveda
anular .
ff
:
i
3. Lpida
sepulcral
de
Alejandra:
Roma,
Museo P o
Cristiano. La
difunta,
al
centro
con lo s
brazos levantados
en la
actitud
del
orante
con
una
paloma que
le ofrece una
corona.
El pez
smbolo de
Cristo
por
el acrstico
ICTUS
pez
Iesus
Christos
Theou
Uios Soter.
El
crismn
o
monograma que corresponde
a
las
dos
primeras
letras
griegas
del
nombre
Cristo:
XP.
Ilustraci n
N
5
El
ancla o ncora que
significaba
la
salvacin.
Ilustracin
N
6
El
cordero
constituy
durante siglos
el smbolo
cristiano
por
excelencia.
Por
su
parte
la s
figuras
humanas
encuentran
su
expresin
principalmen
te
en el Buen
Pastor,
smbolo de
Cristo que
salva
lo s
pecadores
y
de
cuya
representacin
haremos
posteriormente
una
referencia ms
explcita;
en
algunas
figuras
bblicas
y
en
el
Orante,
Siglo
II I
ca 2
representacin del
alma
del
difun-
2
Figura en actitud de
orar
frecuente
en la s pinturas
catacumbales
se
representaba de
pie
con
los
brazos
abiertos
y
la s manos
vueltas
hacia
lo
alto.
107
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AISTHESIS
3
1999.
to recibido
en
la
felicidad
eterna
que
para lo s cristianos se
identificaba
con
la contemplacin
de
Dios
manifesta
da en la inmov ilid ad d e la
persona
y
la
mirada
fija. En
el
s.
IV
estas
idea
lizadas
figuras se vuelven
realistas
con
rostros expresivos
y
un
nfasis
retratstico
1.2. Iconografa
simblica
Figura
ciones
paganas
atribuidas
a
Cristo
Las
imgenes
y
pinturas que
se
realizaban en
tumbas paganas
espe
cialmente entre
los siglos
II I
y
V
tam
bin
fueron
usadas
en
la s tumbas
de
lo s
creyentes
pero
fueron
cristianiza
d s
en
el
sentido que
la misma
icono
grafa poda
hacer alusin
a
algn
pa
saje del Evangelio.
No
obstante
es
un
hecho
que
la s
representaciones paganas o aque
llas
mitolgicas adquirieron una nue
va connotacin
Interesante
es
el
caso
de
Hermes
Crioforos
una de la s
doce
divinidades
del
Consejo
del
Olimpo
dios de
lo s
pastores
y
protector de
lo s
rebaos.
Se
representaba
como
un
joven
imberbe,
de
cabellos
cortos
vestido con tnica
sobre la
rodilla
que lleva
el
carnero sobre sus hombros. Su
figura se
asocia
con el
Buen
Pastor,
imagen
de
4.
Pavo
real
entre otras
decoraciones det.)
Roma Santa Constanza
Bveda
anular .
5.
Lpida
sepulcral
d e Sebe ru s:
Tiene
el
nombre del
propietario.
Al
centro
el
monograma
acom
paado de la s letras Alfa
y
Omega
principio
y
fin)
y
un
tonel,
que
alude
al
oficio del difunto.
108
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32,
1999.
6.
Epitafio de
Antonia,
Roma,
Catacumba de
Domit i la : El
ancla
smbolo
de
la
cruz
y
dos
peces
smbolo
de Cristo.
Cristo,
del
cual
se
h ic ie ron d ive rsa s
representaciones
Una
de
ellas
encontrada
en la sala de
reunin
de
la Domus
Eclesiae
de
Dura
Europos3,
corresponde
a la
ms
antigua
representacin
pictrica
considerada
cristiana
que se
conoce
y
se
conserva
en
la
actualidad
Pintada sobre
un muro de
fondo
rojo
y
la
figura,
con
un
cordero
sobre
sus
hombros,
avanza
l levando su
rebao
ante
s.
Esta
imagen pone
de relieve
la
accin
salvadora de
Cristo
y
no
puede
ser
considerada
precisamente
como
una
figuracin de
la
persona de
Jess,
sino
ms
bien
como
un
ideograma,
hasta el
punto
que
puede
repetirse
varias
veces
en
el
mismo ambiente
o
en la misma
obra
artstica 4
As,
de
esta
forma,
se
asimila
y
se
mantiene
la
iconografa,
pero
cambia
la
f inal idad: la
vctima
oveja o
carnero
destinada
al
Sacrificio,
se
transmuta
para
los
cristianos
en el
alma
salvada
por el
Pastor
I lustraciones
7
y
8 .
El
tema
mismo tiene
su
origen
en diversos
pasajes
evanglicos
como
por
ejemplo:
Yo
soy
el Buen
astor
Jo
10,
11)
o
la
parbola
de
la
oveja
perdida
Le
15,
4-7. .
El
pastor
es
gua
del
pueblo
cristiano
y
salvacin
para
su
rebao
Caracter izaba
una
estrecha
relacin
entre
el obispo
pastor)
y
lo s
fieles
rebao)
y
constitua la
3
Ciudad pequea a
orillas
del
Eufrates,
en Siria
del
Norte;
fu e
destruida
el ao
256. La
mencio
nada
pintura
fu e
encontrada
en
una casa
cristiana
en
la
l l amada
Sala
Bautismal, dond e la s
pintu
ras
cumplan una
funcin
ilustrativa de lo s
medios
sacramentales
para
el
nefito
4
Di
Bernardino,
A.
Diccionario
Patrstico
y
de
la
Antigedad
Cristiana.
Salamanca:
Ed.
Sigeme,
1991.
Tomo
II,
p.
1706.
109
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1999.
7.
El
Buen Pastor.
Roma,
Catacumbas de
San Calixto.
Cripta
de
Lucina.
expresin
ideal
de las
Primeras
Comuni
dades
Cristianas,
razn por la
cual
tuvo
una amplia
difusin
a
pesar
de
la s
dife
rencias
iconogrficas,
con
o sin
barba
vigilando
el
rebao
acariciando
el
perro
l levando
un cubo
de
leche
vistiendo
t
nica
corta
y
sandalias
de
pie o
sentado
y
un
gran
florecimiento hasta
la
Edad
Me
dia
perodo
en el
que
desapareci
casi
completamente
En
la imagen
del
Mauso
leo de
Gala
Placidia
por
ejemplo
Cristo
imberbe
con una aureola
de gloria
y
con
una
cruz
por
cayado
est
sentado en
un
monte
rodeado
por su
rebao
Este
recurso
de figuraciones
indirec
tas
o
atribuidas podemos encontrarlo
tam
bin
en la figura d e
Orfeo
del
siglo
III
Catacumbas de
Dom itila .
El
mito narra
que
Orfeo
hijo
de una
musa
baja a
los
in
fiernos para
embelesar con
su msica
a
los
monstruos infernales
y
buscar
a
su
esposa
Eurdice. La visin
cristi niz d
vislum
bra la fig ura d e
Cristo
que
desciende
al
S El Buen
Pastor.
Roma,
Catacumbas
d e S an ta
Domitila .
110
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1999.
infierno
a
fin
de
liberar
las almas
pri
sioneras. La
figura
de
Orfeo-Cristo se
convierte
en
smbolo
y
a su
vez
el sm
bolo
comienza
a abrir
el
camino
para
una
representacin
figurativa.
La
figura
de la
hemorrosa
sana
da
por
Cristo
Ilustracin
9 ,
de
fi
nes
del s.
III,
tendra
su
gnesis
en
lo s
orantes
encontrados en
la s
catacumbas
o
cementerios.
Es
probable
que
en
este
caso ,
la
imagen
de
Cristo se haya
inspi
rado
en la
figura
de
un
orante.
Sin
em
bargo,
tambin
podra
pensarse
que la
atribucin
del
milagro
evanglico,
a
di
cha
imagen,
fuera
arbitraria
y
no
co
rrespondiera
efectivamente ni a
la
figu
ra de
Jess,
ni
al
pasaje bblico.
En
otros
casos se
utiliz
la
imagen
de una divinidad
pagana,
conocida
en
la
poca,
para ser
presentada
como
cristia
na:
Cristo-Helios
Necrpolis,
bajo la
ba
slica
vaticana .
La
figura
de
Cristo
apa
rece,
junto
a
cepas de
vias
entrelazadas,
con
los
atributos de
Apolo,
la
cuadriga
y
los
caballos.
Siete
rayos
de
lu z
i luminan
la
nimbada
cabeza
de esa
imagen
simb
lica
que
evoca
manifiestamente
al
redentor
como
sol
verdadero ,
en un
intento
por
oponerse
a
la
difusin
del
culto
del
sol
invictus favorecido
por
los ambientes de
la
corte,
a
mediados del
siglo tercero.
Esto se ve
ratificado
cuando
la
Iglesia se apropia en
cierto
modo,
de sus
mismos
esquemas
conceptuales e
iconogrficos
y
contrapone
al So l
Invic tu s de
origen
pagano)
el
Cristo
Helios,
el
Sol
Salutis
del
culto
cristiano ,
que conduce a
la
salvacin
eterna 5
Un
tema
tradicional del
arte fnebre de muchos pueblos
antiguos,
como
los
etruscos
y
lo s
mismos
romanos,
que
crean
en
la
inmortalidad
del
alma,
asume
en
el
cristianismo
un
valor
especial,
pues
el
rito
de
la
cena
fnebre
se
transform
en
el
banquete
Eucarstico
de
lo s
fieles
Ilustracin
10).
La
prioridad
otorgada
al
desarrollo
del
culto
y
la d ifus in de la
doctrina,
permiti
que
en
la mayora
de
las
representaciones
se
hiciera
preeminente
el
contenido
o
finalidad
didctica,
por
sobre la
exaltacin
de
la
forma,
la
cual
hasta
el
siglo
V
aparece como consecuencia
de
un
arte
ms
bien
simple,
esbozada con escasos
trazos
y
poco
diligente.
Resumiendo,
la s
primeras
representaciones
que
aluden a
Cristo corres
ponden
fundamentalmente a
smbolos
o
bien a
imgenes
profanas
que
fueron
cristianizadas
y/o
atribuidas,
de acuerdo
a lo s mitos
y
creencias de
la po ca .
9.
Curacin
de la
hemorrosa.
Roma,
Catacum
bas
de San
Pedro
y
Marcelino.
Ibd.,
p.
1154.
111
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1999.
10.
Banque t e
Eucar s tico . Fractio Pais .
Roma,
Catacumba
de
Prisci la. Capella
reca
1.3.
Escasez
de
representaciones
de C ris to
en
lo s
primeros siglos
El arte
del
retrato
era
comn en
dicha poca
y
parece
haber
sido
empleado
ms
frecuentemente que
en
otros
perodos
histricos
tanto
en Grecia
donde
se
exponan
retratos de magistrados
en
lugares
pblicos-,
como
en
Roma
donde
exis
tan
aquellos
del emperador
representado s
en
efigies
y
monedas ,
de los
altos
dignatarios
y
tambin
de
familiares
realizados sobre
medallones
cuya
imagen
constitua un silencioso recuerdo de la persona
retratada .
Estos
trabajos nos
recuerdan
que
el
retrato
era
una
imagen
esencialmente
conmemorativa 6
Por qu
entonces,
si
existieron
medallones incluso con
la imagen
de
lo s
apstoles,
no
se
ejecutaron
piezas similares
con
la
efigie de
Cristo?7.
Muchos
pueden
ser
lo s factores
que
han
incidido
en
ello.
Algunas
hipte
sis
son las
siguientes:
a)
La
tradicional aversin
juda
a
la
representacin
de
imgenes
sagradas,
de
alguna manera
influy
y
deb i impedir la
divulgacin de un retrato
de
Jesucristo.
Para
lo s cristianos
de la
antigedad,
el
retrato constituye
un pro
blema
moral
de
gran
importancia8.
Ms que
cualquier
otra
imagen,
podra
ser sospechosa
de
exponer a
lo s
cristianos al
peligro
de la idolatra
En
el
Ant iguo Tes tamen to
Lv
26 1;
Deut
4 23;
Deut
5
8
se
expresa claramente
la
prohibicin
de
reducir a
Dios
a un
objeto:
5
Grabar,
A.
Christian
Iconography.
New
Jersey:
Princeton
University
Press
1980
p
64 .
7
En
lo s
Museos Va ti canos
se
encuentra un
medalln
del II
o II I
siglo que
representa a San
Pedro
y
San Pablo.
Cfr.
A.
Grabar,
op.
cit.,
p
66 .
112
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N
32,
1999.
No
tendrs
dolos,
no te hars
figura
alguna
de
la s
cosas
que
hay
arriba
en
el
cielo o
aqu
debajo
en
la
tierra
ni
de
lo que
hay
en
la s
aguas
debajo
de la
tierra.
Ante
ellas
no
te
hincars ni
le s
rendirs
culto;
porque
yo
Yav,
soy
tu
Dios . Deut
5,
8-9.
La
asimilacin
y
continuidad
de
esta
norma
juda
se
manifiesta en
la
expresa
condena
de
algunos
autores
cristianos
como
el
obispo
Eusebio de
Cesrea
n.
265
t
340 ,
que prohibe
representar
imgenes divinas.
En
carta a
Constanza9
a
propsito de una
representacin
de
Jess,
con
tono
decidido
declara idoltr ica la
costumbre de
la
poca
de
representar
la s
divinidades
en
imgenes .
En
general
la
autoridad
eclesistica
de lo s
primeros
siglos
se
opuso
tenaz
mente que se adornasen
la s paredes
de la Igle si a.
Ello
qued
documentado
en el
canon
36
del
concilio
de Elvira
Espaa
del
ao 306:
N os ha
parecido
bien que
en
la s
iglesias
no
deban
haber
pinturas
y
que
no se
deba
pintar
sobre
la s
paredes
aquello
que
se
venera
o
se
adora 1
b
Es
posible
que hayan
existido algunas
imgenes
de Cristo
en
la s iglesias o
lugares
de
reuniones
de
lo s
cristianos
pero
habran
desaparecido junto con
lo s
edificios de
la
poca,
quedando
slo la s
pinturas de los
hipogeos
o ce
menterios bajo
tierra.
c)
En lo s
primeros
aos
del
cristianismo era
muy
fuerte
la creencia
de
lo s
fieles
que confiaban
y
esperaban el
segundo
advenimiento
de
Cristo.
La
convic
cin
de la
inminente
Parusa
pudo
haber
redundado
en
una falta
de
inters
por
conocer
su apariencia
fsica.
d
Por
ltimo,
hay
quienes
postulan
que el
rostro
de
Jess
en
su vida
terrena,
no
deba
aparecer
muy
distinto
de
lo s
rostros
que
sus
discpulos
encontra
ban
habitualmente entre la gente . Quizs
por esta
razn
nadie
en
su
poca
hizo
su
retrato11.
No
obstante estas
hiptesis,
pudo
habe r hab ido algunas representaciones
del
rostro de
Cristo
que
constituiran
la
excepcin
En
efecto
Eusebio
de
Cesrea
da cuenta de
la
existencia
de
im ge nes d e Jess
en
el
siglo
I. Tal
vez
esta
sea
la
primera
imagen de Jess que
se
remonta a su
poca. Habla nd o d e
la
hemorrosa,
sanada
por
Jess
M t
9,
20-23. ,
relata
que
frente a
su
casa en la
ciudad
de
Paneas,
haba un monumento que
recordaba el
hecho:
[...]
Sobre
un
peasco
[...]
se
yergue
la
estatua
de
bronce
de
una
mujer
que dobla
la
rodilla
con
la s
manos
extendidas
en la
actitud de
una
persona que
implora,
de
9
Ep.
II
ad
Const.
Aug .
Citado
por Di
Bernardino,
op.
cit.
p
1154.
10
Cit.
por D.
Rousseau,
op. cit.
p
42 .
11
Bertolone,
V. Una
ricerca
interdisciplinare . II
Volto
de i
Volti:
Cristo. Vol.
I: Istituto
Internazionale
di
Ricerca
sul Volto
d i C ris to . E ditric e
VELAR,
1997,
p
17 .
Segn el
Profesor
Gastn
Soublette,
tambin
se puede
considerar
que la
ausencia
de
retratos de
Jess
se
deba
al
escaso
inters que
la
teologa
de San Pablo
le
atribuye
al
Jess histrico.
Otra
posibilidad
podra
relacionarse
con
el
hecho
de
que
lo s
judos,
en sus
textos,
consignan
lo s
acontecimientos
slo
como
una
derivac in de la
accin
de
Dios en la vida de lo s
hombres,
por
eso sus
descripciones
son
tan
escasas Los
retratos
de Jess
aparecen
cuando los
cristianos
judos
dejan
de
influir
en
la
naciente
Iglesia.
113
7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf
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AISTHESIS
N
32
1999.
frente
a
ella se yergue
otra imagen de
la
misma
materia
que
reproduce un
hom
bre
en
pie que
esplndidamente
envuelto
en un
manto
tiende la
mano a
la
mujer
Se dice que
tal
estatua
retrata
a Jess. Ha
permanecido
hasta
nuestros
das
la hemos
visto
con nuestros
propios
ojos
durante una
estada en
esa
ciu
dad12.
El
mismo
Eusebio
da
cuenta
a travs de
la
Historia
Eclesistica
de
algunas
representaciones de Cristo
y
de lo s
apstoles:
No
hay
que
extraarse
para nada que
los
antiguos paganos hayan
hecho
esto,
porque
hemos visto la s
efigies de
los
apstoles
Pablo
y
Pedro
y
de
Cristo
mismo
conserva
das
sobre
tablas
pintadas
La
cosa
es
bien
natural
porque lo s
antiguos
segn
la
usanza introducida en el
paganismo
solan
honorar as
a
sus salvadores 3
Documentacin
ms
antigua
tambin de
orden
literario,
nos informa
que
en
ambientes
heterodoxos e
incluso paganos
existieron
imgenes de
Cristo.
As
Tertuliano
n .
155
t
222
habla
de
imgenes
del
Buen
Pastor
en el
fondo
dora
do de clices de vidrio En la
biografa
de
Alejandro
Severo
que
rein desde el
ao
222
al
235
tambin
hay
una
mencin
sobre una
imagen
de Cristo:
Todas
la s
maanas
l
e l
emperador
Alejandro
Severo
haca
sus devocio
nes
en
su
larario.
Donde
se
haban
colocado
la s
imgenes
de
lo s
ms dignos
entre lo s emperadores
divinizados
y
de algunos de
lo s
mejores
hombres de
bien,
entre
ellos
Apolonio
d e
Tiana
y
omo
dice
un historiador
de la
poca
la s
imgenes
de
Cristo,
de
Abraham,
de Orfeo
y
de
otros
semejantes
y
final
mente
lo s
retratos
de
sus
propios
antepasados 4
En
sntesis
de
acuerdo
a
la s
fuentes
consultadas
la s
primeras representa
ciones del rostro de
Cristo,
de las cuales se
tiene
informacin
iconogrfica,
se
remontan
al
siglo
III.
No obstante es
posible
que
independientemente de
los
factores que
pueden haber
influido
en
esta
situacin
se
hayan
creado imgenes
de Cris to
contemporneas a su
poca,
de
las
cuales no existen
evidencias
2.
PR IMERAS REPRESENTACIONES DEL
ROSTRO DE
CRISTO
Las
expresiones
figurativas de las
primeras
comunidades
cristianas
no
buscaban,
al
parecer
la
representacin
fisionmica
del
Mesas.
Tal
como
hemos
visto
hubo
ms
bien
inters
en
atribuir
significados
cristianos
a
imgenes
ya
conocidas o utilizadas
en
representaciones
pictricas
de
otra
ndole.
En
Roma,
la s manifestaciones
pictricas
ms
tempranas fueron
encontradas
en ambiente
catacumbal
y
se sitan
en
lo s
primeros
decenios del
siglo
tercero
12
Cesrea,
Eusebio
de. Hist.
Eccl.
7
18 .
Cit.
por
D.
Rousseau
op
cit.,
p 26.
13
Ibd.
14
Historia
Augustae.
Lampridio,
E.
Biografa
de
Alejandro
Severo
cap
XXIX
2.
Cit.
por
A. Grabar.
El Primer Arte Crist iano. M adrid:
Aguilar,
1967 .
114
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AISTHESIS
N
32
1999
Ellas
muestran que
la pintura cristiana
nace
y
se
desarrolla
dentro del
contexto
cultural
de
la
poca
insertndose
en
la
corriente
artstica de la
antigedad
tarda
de
la
cual
tom lo s
caracteres ms cdmunes
y
propios d e dicha
pintura
con
una
veta
popularizante
que
tenda a
privilegiar
el
contenido
y
el
valor
expresivo
de
la
imagen
en
desmedro del
rigor
formal de
la
tradicin
clsica
heredada
de
lo s
griegos
Es
decir
su contenido posee un
significado
religioso
cristiano
pero
la s
formas
de
representacin en
nada difieren
de
aquellas
habitualmente
difundidas
en
el
mundo
romano
el cual a
su
vez
haba
recibido
el
influjo griego
Por
lo
tanto
podemos
suponer
que
muchas de la s
imgenes
pictricas
de
los
primeros
siglos
pueden
ser
atribuidas
a
una determinada
representacin
de
Cristo
pero
no
hay
certeza
de que haya
sido
hecha
con esa
intencin
En
algu
nos
casos
es probable que
haya
existido la in tencin
de representar a
Cristo
para
lo
cual se
emple
una
imagen pagana o
la
iconografa mtica
atribuyndole
un
significado
cristiano
Sin
embargo
paulatinamente
la
imagen
de
Cristo
comenzar
a
perfilarse
A un
cuando la s
representaciones
basadas
en una idealizacin
apolnea
subsis
tirn ms
all del
siglo
VI
ya en el
siglo
III
cerca del
ao
250
encontramos un
Cristo
sentado
con un
rtulo
en
sus
manos
y
que
se
conoce como
El Sermn
de
la
Montaa
en el
hipogeo de
lo s
Aurelio
Este es
quizs uno
de lo s
primeros
intentos
de
representar
a
un
hombre
ms
real
que
lleva
vestimentas propias
de
su
lugar de
origen
con cabellos largos
y
una vaga
impresin
de
barba
Frente
a
l
pasa
un
rebao
de
ovejas
Curiosamente
esta
pintura no
tiene
analoga
con
ninguna
otra de
su poca Tal vez porque
el
repertorio de imgenes
con
el
cual
contamos es
m uy
limitado
o
bien porque siendo una obra
destinada
a un am
biente
no
cristiano
el
artista utiliz en
forma
ms
libre
un
tema
cristiano
Durante
el
perodo paleocristiano
la funcin prevalente de la s imgenes
con
sista
en ser un
instrumento
al
servicio de
la
catequesis
un
medio
para dar a
conocer
las nuevas
ideas
y
por
lo
tanto gravitaban esencialmente
en
torno
a la s enseanzas
de
Cristo
Arno ld Hauser
se
refiere a esta tendencia
en
los
siguientes
trminos:
El
arte cristiano
de
lo s
primeros siglos
es
slo una forma ms
evolucionada
y
hasta
puede
decirse
una derivacin
del
arte
romano
tardo
[ ]
corresponda
ante todo
al
gusto de
la s
clases
inferiores
[ ]
tanto
en
orientacin como
en
calidad
En
particular
la s pinturas
de la s
catacumbas
deben d e
haber sido
en
su
mayor
parte
obra
de
simples
artesanos
aficionados
o
pintores de
brocha
gorda
cuya adecuacin
para
tales
tareas
provena
evidentemente
ms
de
sus
senti
mientos que
de
sus
dotes16
En
otras
palabras
dicho
arte
intentaba
evocar
lo s
f un d am e n to s d e
la
pro
pia
fe a
travs
de un
lengu je
figurado
que
expres r
tales
conceptos
en
forma
clara
y
fcilmente comprensible
para
todos
con
el
objeto
de
iniciar a
lo s
fieles en
el culto
Esta
imaginera
cristiana encuentra sus
orgenes
y
vnculos
profundos
en
dos
grandes
doctrinas: la
helenstica
y
la
hebraica
la s
cuales
propugnan
tesis
15
Que
posee
lo s rasgos
o
caractersticas fsicas de
Apolo
el
ms
bello
de lo s
dioses
romanos
16
Hauser
A
Historia Social
de
la Literatura
y
el
Arte
Madrid:
Guadarrama
1969
Vol
I
Cap
IV 1
p
171
115
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AISTHESIS
N
32
1999.
opuestas en
lo que concierne
a la
representacin
de
lo divino en
forma
sensible,
como
sostiene
G. C.
Argan 7
La
primera
helenstica,
concibe lo divino
en la
evidencia
de
formas
natu
rales
y
antropomrficas;
la
segunda hebraica
excluye
y
condena
como
idolatra
la
representacin
figurativa
de
Dios.
Para
lo s
primeros
cristianos
en
principio,
esta
prohibicin permaneca
vlida
no
pudindose
aceptar
que
Dios
infinito
se
manifestara enteramente
en
formas
finitas.
Sin
embargo
Dios
se haba
revelado,
encarnndose
y
en
cuanto
haba asumido fo rma
humana,
Cristo
era
represent ble
Pero
qu modelo de
representacin poda ser
usado
si
de
la
figura asumida
por
Dios
encarnado
Jesucristo,
no
qued ningn
documento
visual ni
descripcin
o testimonio
escrito
de su
poca,
ni
tampoco
hay
referen
cias sobre
su
aspecto fsico
en
lo s
evangelios?
Como
veremos
ms adelante es
posible que
la s
representaciones
del
ros
tro de Cristo hayan
buscado sus
fuentes
en el
mundo
de
la s
imgenes
milagro
sas
y
en
algunos
textos
coetneos
perdidos
con el
tiempo,
pero
descritos
por
autores
medievales
3.
FUENTES VISUALES
DEL
ROSTRO
DE CRISTO EN
LA PINTURA
3.1.
Imgenes
milagrosas
Escasos
son
lo s testimonios visuales
de lo s primeros
siglos que existen
actualmente
por
lo
tanto
no es fcil
determinar
lo s orgenes de la s
representa
ciones
de
Cristo.
Sin
embargo
es
posible
suponer
que esta escasez
iconogrfica
est ligada
al
hecho de
que
hubo
algunas
imgenes milagrosas
de
Cristo,
segn
narran
fuentes
confiables
la s
que se
conocen
con el
nombre
de
aqueropitas ,
que
proviene del griego acheiro poietos
y
significa
representaciones
no
hechas
por mano
humana 18.
Estas
habran
surgido
del
contacto
del
rostro de Cristo
con la
tela
en la cual
qued impresa.
Dichas imgenes
eran
celosamente
cuidadas
se exhiban al
pblico
en
rar
simas
ocasiones
y
se consideraban
reliquias
para ser
veneradas
Slo algunos
pintores
que
eran
expresamente
autorizados
podan
verlas
y
realizar
copias
cindose
a estrictas normas
Por
lo
tanto,
es
muy
probable
que
hayan
constitui
do
una
fuente
iconogrfica
primigenia
de
la
cual
se
fue
produciendo
una
transfe
rencia
gradual
hacia
el
mundo de la pintura
Cualquiera
sea
el
valor
de
esta
hiptesis,
es
un
hecho
que la
difusin
del
rostro de
Cristo
fu e
un
proceso lento.
Las
leyendas
y
la s fuentes
histricas
mencionan
diversas
imgenes
aqueropitas .
Haremos
escueta
referencia
a
dos
de
ellas
que podran
haber
influido de
un
modo determinante
en
la
definicin
de
lo s
rasgos
de Cristo.
17
Cfr.
Argan,
Giulio
Cario.
Storia
dell Arte
Italiana
Firenze:
Sansoni
1970.
Vol.
II
p 184.
18
La
tradicin
de
la
Iglesia
afirma
que
la
primera
imagen
de Cristo
aparece
durante
su
vida
terrena: En
Occidente
toma
el
nombre de
Rostro
Santo
mientras que
en la
Iglesia Oriental es
l l amada
aqueropita ,
es
decir,
imagen
no
hecha
por
mano humana.
Los
estudiosos
del
tema
retienen que
ambas
se remontan
al
rostro
de
hombre
que se
observa en
el
Santo
Sudario.
116
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AISTHESIS
N
32
1999.
La
primera
el
Velo de
la
Vernica,
es la
imagen
del
rostro de
Cristo sobre
una
tela
y
se
crea
que
corresponde
al
autntico
velo de la
Santa
Mujer
que
acompa
al
M aestro
en su
Pasin,
enjugando la
sangre
y
el
sudor
de
su
rostro
el
cual
qued
impreso
en el
pao19
La
otra
imagen
milagrosa
conocida
como
el
Mandylin
que
significa pa
uelo)
se
fundamenta
en
una
leyenda
avalada
por
la
narracin
de
Evagrio
400
ca.)
en la
Historia
Eclesistica20
y
tambin por
San
Juan
Damasceno.
Refiere
que
Abgar
V
rey
de
Edessa
desde
el ao
13
al
50
era
le pro so . M and
l lamar
a
Jess
para
que
le
curase
Como Jes s no
poda
acudir
el
enviado del
rey
intent
realizar
su
retrato
pero no
fu e
posible
a causa
de
la gloria indescr ip t ib le de
su
rostro
Entonces
Jesucristo
tom
el
mismo
el
pao que aplic sobre
su rostro
y
sus
rasgos
se
fijaron
sobre
la tela que
fue
llamada Mandyl in.
Apenas
el monar
ca
mir
la
imagen,
qued
sano de
su mal
y
se convirti al cristianismo
Tanto
la
carta
que
el
rey
envi
a Cristo como
la respuesta
aparecen
citadas
por
Eusebio
de
Cesrea,
quien
atribuye
origen
divino
a la
imagen
estampada en la tela
Posteriormente fu e
llevada a
Constantinopla
el
ao
944
y
expuesta
para
su
veneracin:
Cuando lo s
hijos
del
emperador
la
vieron
quedaron
muy
des
ilusionados,
pues slo se
entrevean
apenas
algunas
huellas
del
r str
2
Desapareci
durante
el
saqueo
de
Constantinopla,
por lo s
Cruzados
el
ao
1204. Segn algunas
fuentes,
durante la
decadencia
del
Imperio
la
imagen
milagrosa
pas a manos de
un
caudillo
genovs
l legando
finalmente
a
la
Iglesia
de
S
Bartolom
de
lo s
Armenios
en Genova.
La
faz que
se
encuentra
en
este
templo
presenta:
tono
rojo
oscuro
casi del
color
del
vino;
la
frente
es
lisa
y
bien
perfilada;
lo s
ojos
aparecen
muy
hundidos
bajo
una cejas que
forman un
amplio
semicrculo;
la
nariz
es
larga
y
fina
el labio
superior
muy
breve
y
la s
comisuras
de la
boca se
pliegan hacia
abajo;
la
barba
escindida
es
larga
y
suave
La
ceja
izquierda
est
algo
mas
elevada
que
la
derecha,
lo que
o torga ms
vitalidad
a un
semblante
austero
y
extraamente
inerte22.
19
Otra
imagen
milagrosa
conocida como la
aqueropita
de
Camulia,
transportada
desde
esta
ciu
dad a Constantinopla
el
ao
574
y
cuyos
rastros
se
pierden
cerca
del
ao 705
coincide
con
la
construccin de una
capilla anexa
a
San
Pedro
en
el
Vaticano,
donde
probablemente se
coloc
el
Velo
de
la
Vernica,
trado
desde
Oriente
y
segn
consta
en
documentos
histricos,
se
exhibi
por
ltima vez
en
el
ao 1600.
En forma
privada
tenan
acceso a
ella
un
grupo
de
pintores
que
hacan
continuamente copias
para lo s
peregrinos
que
iban
a
Roma.
Sin
embargo
el
ao
1616
el Papa
Paolo
V
repentinamente
prohibi
todas
la s
copias
que
no
fueran
hechas
por
un
cannigo
de la
Baslica
de
San
Pedro
y
desde
entonces
ninguno
pudo
ver de
cerca
el
original
En
la
actualidad
un
estudioso
jesuta,
H.W.
Pfeiffer,
aventura la
hiptesis
de
que
el Velo
de
la
Vernica
fu e
robado
p r
eso la
prohibicin de
hacer
copi s
y
de
hecho,
oficialmente
se
conside
ra
perdido
No
obstante
investigando
otra
imagen
aqueropita
que
existe
en
la
ciudad de
Manoppelo
en
Italia,
que
apareci
en
la
misma
poca
en que
se
habra
perdido
la
Vernica,
Pfeiffer
demuestra
documentadamente que
correspondera
al
velo
presumiblemente
robado
20
Cfr.
Evagrio.
Hist. Eccl.
P6
86 2
2748.
Cit.
por
Rousseau,
op
cit
p
33
21
Cfr.
loan
Ic.
I I
M istero
del Volto
di
Cristo... .
En //
Volto
de i
Volti
p
78
22
Cfr
Paynes,
Robert .
El
Mundo
de l
Arte.
Barcelona:
Martnez
Roca,
1974
pp
210-211.
Este
detalle
de
la
elevacin de la
ceja
izquierda
ser
muy
recurrente en
la s
imgenes
bizantinas
117
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14/20
AISTHESIS
32
1999.
Investigaciones
relativamente
recientes
efectuadas
por
I.
Wilson23
de
muestran en
forma
bastante convincente
que
la
imagen
perdida
en el
siglo XIII
no
es otra
que el
Santo
Sudario,
que segn la tradicin
habra
sido
el
lienzo
que
cubri
el
cuerpo de
Cristo
en
la
tumba,
y
que se encuentra en
Torino.
Por
lo
tanto,
la
imagen
de G enova
sera una
copia
obra
de
un
pintor
sirio
anterior
a
Constantino.
Pintada
sobre fina
tela de
urdimbre
apretada
es un
ejemplo
genui
no de arte
hiertico cristiano.
Debido
a
su
antigedad
siglo
IV?
puede
ser
considerada
una
referencia
iconogrfica para
identificar
los
cambios
que se
han
suscitado en
la s
distintas
representaciones
del
rostro de
Cristo.
El
origen
de
la
representacin iconogrfica
del
rostro de Jess
pareciera,
por
lo
tanto,
estar
estrechamente relacionado
al M andyl in
de
Edessa.
Hasta
la
poca
de
Justiniano
n. 527
1
568
la
diversidad
de
rostros
de
Jess era
enorme
y
desconcertante.
Pero a
partir del
siglo
VI en
coincidencia
con
el
redescubrimiento
de
la
reliqui
se
produce un
cambio
radical
segn
se
aprecia
en el
Cristo
Pantocrator
del
Conven to de Santa
Caterina
del
Sina.
Diversos
estudiosos admiten
que: el
tipo iconogrfico
clsico del
rostro
de
Cristo
es
el
resultado de
la
reelaboracin
grfica
y
colorstica de
aquello
que
se
puede observar
en
el
Santo
Sudario 24
;
La imagen
de Edessa
tuvo
un
rol
decisivo
en
la
iconografa,
donde ser tomada
por el
arquetipo
del
verdadero
retrato
de
Jess,
a quien
se ofrece as
no slo la
legitimidad
de
la veneracin
como
reliquia
sino
tambin
la
autenticidad
y
la
fidelidad
de su
real
rostro
humano 25 .
Basndose
en
esta
imagen,
lo s
pintores
b izantinos habran
creado
un di
bujo
del
rostro
de
Cristo que
despus
fu e
pintado segn
la s
reglas
teolgico
plsticas
transformando la
reliquia en una
imagen
iconogrfica,
que predomin
en
Oriente26.
En
cambio
en
el
mundo occidental
el
modelo tendra
su
origen en
el
Velo
de la Vernica.
3.1.2.
Imgenes
re-creadas.
Es
posible
que
el
hecho
de no disponer
de una
descripcin
fidedigna
de
la
apariencia fsica de
Cristo,
haya
inducido a
crearla
fundamentndose
en la s
tradiciones
existentes. Sin
embargo
ello
ocurre
relativamente
tarde,
segn
las
fuentes
hasta ahora
conocidas
es
decir
hacia
el
siglo
III
d.
de
C,
especialmente
en
lo
que
se
refiere
a
imgenes
pictricas.
Pareciera
ser
que la s
representaciones
de
la
figura
de
Cristo como
joven
imberbe,
datables
antes del
ao
300
traducen
en
parte
la s
costumbres
de
la
23
I.
W ilson
demostraba el
ao
1978
la
identidad
entre el
Mandylin
bizantino
y
el
Santo
Sudario,
planteando una
interpretacin
verosmil
de cmo
la
imagen
milagrosa
de Edessa
resulta de
lo s
dobleces
del
Santo
Sudario,
que
dejaban
visible
slo el
rostro.
A
partir
tal
vez
del siglo
XIII
comenz
nuevamente
a
presentarse
como el
Sudario
mostrando
la
Santa
Sbana
en toda
su
dimen
sin.
24
Cfr.
loan
lea
op.
cit.,
p.
77.
25
Ibd .
26
Ibd.,
p. 78 .
118
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AISTHESIS
N
32
1999.
poca
y
las
imgenes
representativas
que
t radicionalmente
realizaban
lo s
artis
tas
para
temas
no
religiosos
Lo corrobora
Paynes al
decir
que:
Durante
siglos
se
le
represent como
un joven
de
unos
dieciocho
aos ,
cara
re
donda
grandes
ojos
negros
labios
pequeos
con
la
negra
cabellera
cayendo
has
ta
los
hombros
y
peinado
por
delante hasta media
frente. A
veces sus
cabellos son
rojizos
y muy
rizados
tal
como
aparece
en
los
mosaicos
del
siglo V del
Mausoleo
de
Gala
Placidia,
en Rvena27.
Esta
situacin
cambia
radicalmente
bajo
el
reinado
de
Constantino,
cuan
do
el
cristianismo se convierte en la religin oficial del
Imperio,
el
ao
314.
El
joven
y
apolneo
Cristo comienza
a
ser
sustituido
y
por
primera
vez
la
imagen
aparece como
una
figura
majestuosa
revestido de solemnidad
y
grandeza Su
rostro,
de tupida
barba,
manifiesta
una
expresin
de
serenidad
y
fuerza
al
mis
mo t iempo netamente influido
por
la
esplndida
estatua que tall Fidias
para
el
Templo
de Zeus en
Olimpia 28.
U na im agen del rostro de
Cristo
que se
aproxima
a esta descripcin
era
un
mosaico
realizado el
ao
320
ca.,
que se
encontraba en el
bside
de la
cpula
de
San
Juan
de
Letrn,
hoy
demolido
y
del
cual
se conserva
una foto Ilustracin
11).
11
Cristo.
Roma
San
Juan
de
Letrn,
Mosaico
del
bside. Ao
320
ca
foto
tomada
antes
de la
demolicin
de l b sid e ).
27
Paynes
R
op
cit.,
p
214.
28
Ibd
p
215.
119
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AISTHESIS
N
32
1999.
En
lo s
in ic io s d el
s IV
fue
el
propio Constantino
n.
270
t
337
quien
encarg a
lo s
artistas
que
afluan
a su
corte
realizar
pinturas
y
mosaicos
que
representaran
el
rostro
de Jesucristo29. Y
a
fin
de
obtener
informaciones
envi
expediciones a
Palestina,
la s
que
trajeron
a
su
regreso
segn
algunos
la
propia
imagen de
Edessa
segn
otros
iconos
sirios
probablemente
obtenidos o
copia
dos
del
Mandylin.
Muy
luego se
hicieron
notar
lo s
distintos
influjos
y
as
el
retrato
de
Zeus
que haba
servido de
modelo
comenz
a
recibir
sutiles
modificaciones
El
sem
blante
adquiere una
mayor
bondad,
lo s labios
son
ms
gruesos
y
los ojos
ms
afables 30
Desde
Persia
se
introduce
el
nimbo o aureola
dorada,
que
denota
la
divinidad
del
personaje
De la
misma
poca
y
con
la s
caractersticas
mencionadas existe un
Busto
de
Cristo
situado en
la s
catacumbas de
Comodila
fresco pintado a
mediados
del
s
IV
Ilustracin
12
y
en el
cual
se puede apreciar la aureola
que
circunda
la
cabeza
de
Cristo
y
las
letras
griegas A
y
W
la s
que
comenzaron
a ser
agregadas a
las
imgenes
como referencia al
versculo 13 del
captulo
22 del
Apocalipsis:
Yo
soy
el
Alfa
y
Omega
el
Primero
y
el
Ultimo,
el
Principio
y
el
in
12.
Busto
de
Cristo.
Roma
Catacumba
de
Comodila.
29
Segn San Juan
Damasceno
que
escribe
en el
siglo
VIII.
Cfr.
Paynes,
op
cit p
215
30
Ibd.
J
>v
120
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AISTHESIS
N
32,
1999.
La
finalidad
era
contrarrestar
la
hereja
de
Arrio,
que
negaba
la
divinidad
de
Cristo
y
que fu e
condenada por el
Concilio
de
Nicea,
el
ao
325.
Pero al
mismo
tiempo
contribuy
al
desarrollo
de una
iconografa
cada vez
ms precisa
y
reglamentada
a travs
de lo s
siglos.
As,
posteriormente
el
segundo
Concilio
de
Nicea
establecer que:
La
composicin
de la s
imgenes
sagradas
no se deja
a
la
inspiracin de
lo s
artistas;
ella
se refiere a
lo s
principios
instaurados
por
la
Iglesia
Catlica
y
por
la tradicin
religiosa 3
3.3.
Fuentes literarias
Tratando
de remontarnos
al origen
de las
imgenes
de
Cristo,
por
la
va
de
las
descripciones
o
testimonios
escritos
encontramos referencias
en
fuentes
de
tradicin antigua
lgun s consideradas
pcrif s
recogidas
en
lo s
manus
critos de San Anselmo
de
Canterbury
en el S.
XII,
lo s cuales contienen
una
descripcin
de
lo s rasgos de Cristo realizada
por
Lentulo,
gobernador
romano
de
Judea
de lo s
tiempos de
Cristo:
Sus
cabellos
son
del
color
del
vino
y
amarillos
como el oro
en
la
raz
lacios
y
sin
lustre,
menos a la altura
de
las
orejas
donde lo tiene
ondulado
y
brillante,
partido
por
la mitad
con
una
raya segn
es costumbre entre
lo s
nazarenos
La frente
es
lisa
y
tersa,
no
hay
en
su rostro
arrugas
o
marcas
y
la tez aparece
l igeramente
sonrosada
Tiene
una
barba
poblada
del
mismo
color
avellana que
el
pelo
no
muy
larga
y
escindida.
Los ojos son
de
un color azul intenso
y
extremadamente
brillante 32
Pero
no
toda
la
tradicin
literaria,
especialmente
de
lo s
primeros
siglos
presenta a
Cristo
como
un hombre
atractivo
de
hermosa
presencia Por
el
con
trario,
los
testimonios
dejados
por
lo s
P adres de
la Iglesia
indican
que
exista
una
notable
disparidad
de
opiniones
y
distintas
descripciones,
que
le
conferan
un
aspecto
manso
sin
apariencia
y
hasta
poco
agraciado
basndose
en la
lectura
mesinica
que deca:
No
tena gracia ni
belleza,
para que nos
fijramos
en
El,
ni
era
simptico
para
que pudiramos
apreciarlo Is
53,2
Despreciado
y
tenido
como
la basura de lo s
hombres,
hombre
de dolores
y
familiarizado
con
el sufrimiento
semejante
a
aquellos a
lo s
que
se le s
vuelve la
cara
estaba
despreciado
y
no hemos hecho caso
de l Is
53,
3
Otra
versin
del
mismo pasaje
bblico
dice:
y
como
el
ltimo de lo s
hombres,
el h omb re d e
dolores
que
conoce el
sufrimiento
y
as
trata de esconder
la
cara
Is
53,
3
31
Concilio
de
Nicea II .
787
Cit.
por:
Magugliani,
Ludovico .
La
Pittura
Bizantina.
M ilano:
Alberto
Peruzzo
Editori,
1968,
p 98.
32
Epstola
Lentuli. Cit. por
Paynes,
op.
cit.,
pp
211-212. La
estudiosa I.
Ic
estima
poco
f idedigna
esta
descripcin,
porque es
considerada
como
un
producto
de
la tarda
l i teratura
del
siglo
XIII
y
rehecha
en
siglos
posteriores
Cfr.
op.
cit.,
p
71 .
121
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AISTHESIS
N
32
1999.
Algunos
tambin
sostenan
que Cristo era
de baja
estatura,
frgil
de tez
oscura,
cuerpo de
fea
deformidad.. . 33. A tal
efecto se alegaba
que
siempre
que
lo rodeaba
una
multitud,
no
se
le
vea
Esta
creencia era
compartida
por
los
Padres
de la Igle sia
Oriental,
acostumbrados
a ver a
santos
y
profetas
aquejados
por
penosas
enfermedades,
del cuerpo
y
del
alma
Segn C lemente d e A lejan dra No
posea
ni
donaire
ni
hermosura,
sino
que
era
de
aspecto
insignificante,
ms feo que
el comn
de lo s
hombres
pobre
mente
vestido
y
hecho
al
trabajo,
que
saba
cmo
soportar
el
dolor 34
Pero,
contra esta
interpretacin reaccionaron
otros autores
cristianos
quienes bajo
el
influjo
de
la idealizada esttica
grecorromana
y
la
lectura
alegrica
y
libre
del
salmo
45
defendieron
la
tesis
contraria
T eres
el
ms hermoso entre
lo s
hombres
en
tus
labios
la
gracia
se
derrama
Sa l
45
3
San J ern imo
en
una carta seala que
la
bsqueda
del
aspecto
del
Seor
va
ms all
de
la
dimensin
puramente
fsica:
Si
Cristo
no hubiese tenido
tambin
en el
rostro
y
en
lo s ojos
algo
de
celestial
quiddam
s iderum)
jams lo s
apstoles
lo habran seguido
al
instante,
ni
aquellos
que
haban
venido
a
arrestarlo
habran cado a tierra
como
muertos
Jo
18
6.)35.
Otro padre
de
la
Iglesia,
Orgenes de
Alejandra t
253
por su
parte,
manifiesta la
extraa opinin
segn la
cual,
Cristo apareca
bello
a
la
gente
buena
y
feo
a
la
gente mala
Pe ro C ris to era
humanamen te
bello?
A l
respecto,
San
Agust n
responde:
S i
Cristo
escondi
su
belleza
que
ciertamente
existe,
se
debe
a su in te nto d e
hacerse
en
todo
similar a
nosotros, deformes,
pero
tambin
al
intento de
volver
bellos lo s
deformes,
mediante su amor 36.
Se supera as
el
problema
de la
belleza
fsica
para preocuparse
por
la
belleza
interior,
que se valora
como
la verdadera
belleza,
capaz de
reflejarse,
de
alguna
manera,
en
nuestro
cuerpo37.
Sin
embargo,
en
relacin al
aspecto
real
de
Jesucristo,
el
mismo
San
Agust n
es
enftico
y
categrico para
afirmar
que
poda
ser
hermoso
para
quien
se
lo
imag ina ra be llo
o
poda
ser
feo
para
sus
detractores,
pero
el
genuino
rostro
de
Cristo
nadie poda saber cmo era
Finalmente,
podemos
precisar
que
lo s
Evangelistas
no
dejaron
ninguna
descripcin
del
semblante de
Jess.
Tan
slo en
dos
oportunidades
se
menciona
el
rostro de Cristo de un
modo
explcito.
El
primero,
en el
momento
de
la
Transfiguracin:
su
rostro
brill
como
el sol
Mt
17
2
transfigurado
por la
luz
33
Cit.
por
Paynes,
op.
cit.,
p. 212.
34
Ibd.
35
Marchesi,
G. II
volto
di
Cristo
nel
NuovoTes tamento . En: II
Volto de i
Volti
op.
cit.,
p.
35.
36
Cfr.
Bertolone,
op.
cit.,
p.
16
cit. 21.
37
Ibd.
122
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AISTHESIS
N
32,
1999.
divina,
la
faz
del
rey
de la gloria
El
segundo,
durante la
Pasin: le
escupieron
en
la
cara
Mt
26,
67
y
est
desfigurado
por
el
odio
y
la
violencia
de
lo s
hombres.
Es
la
faz
del siervo
sufriente,
que
anunciaba
Isaas en el
Antiguo
Testamento:
He
ofrecido
mi espalda
a
lo s
que me
golpeaban
mis
mejillas a
quienes
me
tiraban
la
barba,
y
no
ocult
mi
rostro ante
la s
injurias
y
lo s
escupos Is
50,
6) .
CONCLUSIONES
Cristo ha trado al
mundo no
slo su
palabra
sino
tambin
su
imagen.
Sus
coetneos la
conocieron
pero
no
quedaron
vestigios
visuales
y
pocos
documen
tos sobrevivieron
a
la s
guerras
y
la destruccin.
L lama la
atencin
que
en un
contexto
donde
la
imagen
era relevante
por
cuanto se
retrataban
efigies de personas importantes
en
monedas o
medallones
conmemorat ivos,
sin
embargo
prcticamente
durante lo s dos
primeros
siglos
no haya
habido
especial
inters
por
realizar el
retrato de
Cristo.
Cabe
preguntarse por qu habiendo
sido
una figura
tan determinante
en
la
historia,
no
quedaron
registros
de su
imagen,
de su
cara
de su
apariencia
fsica?
Tal
vez
el
problema moral
que
implicaba c er en la
idolatra,
condenada
explcitamente en
la Sagrada
Escritura
fue
una de las
causas
que
impidi
re
present r
la
divinidad en imgenes . Sin
embargo
como
vimos
en
este
artculo
aunque
se
pueden
plantear
diversas
hiptesis
ninguna
explicacin
resulta
com
pletamente
satisfactoria
de
manera
que
permanece una
sensacin
de
misterio
e
incertidumbre
al
respecto.
Las
primeras
referencias
pictricas
que
se
conocen
del rostro
de
Cristo
constituyen
ms bien
ideogramas que
fueron
hal lados
en la s
catacumbas de
Roma.
Corresponden a
imgenes de
un tipo
rstico
que
suponen un
Cristo
sin
rasgos
fisonmicos
determinados,
en
el
momento
de
realizar
un
milagro
con
la
apariencia
de
pastor
o
de
maestro.
El
prototipo
de
la
imagen
figurativa de
Cristo
parece
encontrarse
en
la s
estatuas
griegas
y
pinturas
cotidianas
y
mitolgicas
de
la
poca,
que
se
revisten
de
un
nuevo
significado El repertorio
pagano
sugiere
una
elaboracin de
im
genes
cristianas
con elementos simblicos
basados
en
la
iconografa
popular
y
de
acuerdo
a
la tradicin
de los textos
sagrados.
Tienen
una
finalidad
esencial
mente
didctica:
su
funcin
es
proclamar
la
salvacin e
indicar
lo s
medios
para
alcanzarla.
Al
indagar
en
la s fuentes
iconogrf icas
hemos
podido
apreciar
que
la
imagen
de
Cristo a
travs
del tiempo se va
construyendo
y
est
necesariamente
referida
al
contexto
cultural
al cual
recurre
aunque
este
no
tenga
un
carcter
religioso.
Cada
momento histrico
crea
una
imagen
de
Cristo
y
de
su
rostro de
acuerdo
a
lo s
modos de
percibir
de
esa
poca,
en
dependencia
directa
de las
necesidades
que
esa
cultura
manifiesta de la
imagen
de
Dios
y
que
de
alguna
manera
quiera
proyectar
o
construir.
Tal
es el
caso
del
Buen
Pastor
que
tuvo
un
extraordinario
f lorecim iento en
el
perodo Paleocr is t iano
y
desaparece
casi
por
completo
en
la
Edad
Media .
123
7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf
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AISTHESIS
3
1999.
Dicha
representacin
de
Cristo
corresponde
en
buena
medida
a
una
imagen
muy
consecuente
con
aquello que
el Mesas fu e
originariamente
es
decir
un
vid
de
tremenda
usterid d
y
al
mismo
t iempo,
m uy
vincul do
a
la
comuni
dad
y
a
la s
imgenes
bblicas.
Hay
un
gr n
fidelidad
entre
la
representacin
y
la vid
misma
de
Cristo
que
reflej n
la s
necesid des iconogrficas
de un
cierto
tipo
de
comunid d
La
coherencia de este Cristo
y
su
entorno
conmueve
pro
fundamente.
Avanzando
en est
lnea
histrica
a fines
del
siglo
tercero
emergen
algunas
caractersticas
que
podr n
constituir
un retrato
ole tivo
basado
en
frmulas
tipolgicas
Es
posible que est tendencia explor tori haya
contribuido al
reco
nocimiento
y
fijacin
de
un
imagen rquetpic del
rostro
de
Cristo
pero
que
de
ninguna
m ner
pretend c ptur r con
exactitud su parecido fsico real
En
el
siglo
cu rto comienza a
fl t rse
un
represent cin
de
Cristo
cuya
provenienci
podr est r
determinada
por la s
imgenes
mil gros s
no he
chas
por
mano
humana),
que segn la tradicin tendran su
origen en
un
impres in
directa
del
rostro de Cristo. Ellas
dieron
origen a un
rostro
con
carac
tersticas
l igeramente semitas: barba
tupida,
c bellos
largos.
Muchos
utores
consider n
el
Cristo de
la s
catacumbas
de C om odila
como
el
retr to
ms
ntiguo
y
cuya
iconografa,
con
la s
caractersticas
propias
que le signen
lo s
distintos
momentos
histricos
perdur r
travs
de
lo s
siglos